UNICEF UCB - Aportes Al Codigo Nina Nino y Adolescente Ley 548
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UNICEF UCB - Aportes Al Codigo Nina Nino y Adolescente Ley 548
NIA, NIO Y
ADOLESCENTE
LEY 548
Cochabamba 2016
ISSN 2413-7804
Direccin Calle M. Mrquez esquina Parque Jorge Trigo Andia, Tupuraya
Telfono (591) 4 - 4293100
Fax (591) 4 - 4291145
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E-mail: dazam@ucbcba.edu.bo
Pg
2
ISSN 2413-7804
NDICE
4-5 Autores
6 - 14 Presentacin
15 - 30 El Nuevo Cdigo Nia, Nio y Ado-
lescente. Reflejo de la Conven-
cin sobre Derechos del Nio?
Mara G. Morais de Ramrez
31 - 40 El Cdigo Nia, Nio y Adoles-
cente: El derecho a cambiar la his-
toria de los derechos
Yuri Buaiz Valera
41 - 74 Reduccin de la discrecionalidad a-
busiva en la evaluacin y apli-
cacin del inters superior del nio:
Tcnicas normativas y argumen-
tacin.
Farith Simon Campaa
75 - 92 Hacia dnde van los derechos de
la infancia en Amrica Latina? La
responsabilidad penal juvenil en la
encrucijada.
Emilio Garca Mndez
93 - 110 A propsito de las sanciones apli-
cables a las y los adolescentes en
conflicto con la ley penal. Especial
referencia al Cdigo Nia, Nio y
Adolescente Boliviano.
Mara G. Morais de Ramrez
111 - 124 Percepcin sobre el funcionamien-
to del Sistema Penal para Adoles-
centes.
Los Diplomantes
125 - 134 Apndice
Sun- Ah Kim Suh;
Mara G. Morais de Ramrez
Stephanie Alisson Montao Soria
Pg
3
Pg
6
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PRESENTACIN
Uno de los principios fundamentales de la Doctrina de
Proteccin Integral, que se desprende del artculo 5 de la
Convencin sobre los Derechos del Nio (CDN), acogido y
desarrollado en el Cdigo Nia, Nio y Adolescente (CNNA
- Ley 548) de Bolivia, en sus artculos 8.III. y 12. h) es el de
la Corresponsabilidad. Segn este principio, la responsabili-
dad de garantizar el goce y ejercicio de los derechos huma-
nos de nias, nios y adolescentes (NNA) es concurrente
para el Estado, las familias y la sociedad. El Estado est obli-
gado a tomar todas las medidas legislativas, administrativas,
educativas y de cualquier otra ndole para dar efectividad a
los derechos de esa poblacin (artculo 4 de la Convencin);
es obligacin primordial del Estado, en todos sus niveles, ga-
rantizar el ejercicio pleno de los derechos de NNA (artculo 8.
II del CNNA) correspondindole generar, a travs de polticas
pblicas, las condiciones necesarias para garantizar el des-
arrollo integral de NNA, principalmente las dirigidas a las fa-
milias, para que estas puedan cumplir su rol fundamental,
prioritario e indeclinable respecto a la crianza y desarrollo de
los hijos.
Por su lado, la sociedad tambin se erige, de muchas
maneras y desde sus ms diversos mbitos de actuacin en
garantes de los derechos de NNA. En este sentido se ex-
presa el artculo 8. III: es funcin y obligacin de la familia y
sociedad asegurar a las nias, nios y adolescentes opor-
tunidades que garanticen su desarrollo integral en condicio-
nes de igualdad y equidad (destacado nuestro). Las univer-
sidades, instituciones donde se produce y difunde el
conocimiento, son parte integrante y fundamental de la so-
ciedad. Los estudiantes, figura esencial del proceso de en-
seanza-aprendizaje, tambin lo son.
No dudamos en afirmar que conocimiento es poder, en
este caso el poder de contribuir con la garanta de derechos,
en los trminos del artculo citado en lneas anteriores. El co-
nocimiento, la formacin y la capacitacin son instrumentos
esenciales para lograr dicha garanta, y brindarla es la forma
ideal de ejercer la corresponsabilidad, desde la sociedad. Y
as lo entendi la Universidad Catlica Boliviana San Pablo Pg
-Unidad Acadmica Cochabamba- cuando asumi el reto de 7
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Presentacin
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Presentacin
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EL NUEVO CDIGO NIA, NIO Y ADOLESCENTE. RE-
FLEJO DE LA CONVENCIN SOBRE LOS DERECHOS DEL
NIO?
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Mara G. Morais de Ramrez
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EL CDIGO NIA, NIO Y ADOLESCENTE: EL DERECHO A
CAMBIAR LA HISTORIA DE LOS DERECHOS
Yuri Emilio Buaiz Valera
Acerca del cambio paradigmtico que trajo consigo la Conven-
cin sobre los Derechos del Nio, desde su proclamacin por parte
de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviem-
bre de 1989, mucho se ha (y hemos) dicho. Sin embargo, no es bas-
tante ni suficiente para lo que hace falta conquistar, en trminos
siempre de las transformaciones reales que se expresen en digni-
dad, equidad y justicia para la niez y adolescencia.
Si bien la Convencin sobre Derechos del Nio -CDN- y la lucha
de ms de 25 aos en las trincheras de avanzada social ha tenido
saltos cualitativos que se expresan en determinadas providencias le-
gislativas e institucionales, con nfasis en un nuevo marco de leyes
que, algunas ms y otras menos, desarrollan los principios, postu-
lados y normas de aquel instrumento internacional de derechos hu-
manos, tambin es cierto que la pugna entre la cultura generalizada
de la situacin irregular y el impulso ideal de la doctrina de protec-
cin integral de los derechos de la niez, se encuentra hoy da en
pleno auge.
En otras oportunidades, sobre este punto me he permitido indi-
car que, si bien en las adecuaciones legislativas ulteriores a la
CDN, llevadas a cabo en la mayora de los pases de Amrica La-
tina y El Caribe se desarrolla una nueva institucionalidad, repre-
sentada en la mayora de los casos por estructuras orgnicas y di-
nmicas de naturaleza pblica que se concretan en Sistemas
Nacionales de Proteccin, estos, por s mismos, no necesariamente
expresan, ni representan los cambios que se derivaran de una fiel
expresin y aplicacin poltica de los derechos humanos de los ni-
os, puesto que an no llegan a entraar una transformacin sus-
tancial de los modelos de Estado. El dilema est entre los proyec-
tos de transformacin que encarnan la mayora de las legislaciones
protectoras de derechos humanos de los nios y que disean una
nueva estructura dinmica, crtica, de avanzada poltica, con la pre-
tensin de insertarla en un modelo de Estado viejo.
Pg
Ciertamente, en la Regin de Amrica Latina y El Caribe se re- 31
portan avances significativos en la adaptacin de las leyes internas
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Yuri Emilio Buaiz Valera
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Yuri Emilio Buaiz Valera
rechos del Nio, sus protocolos ratificados por el pas, y dems instru-
mentos sobre derechos de la niez.
La experiencia de la Regin de Amrica Latina y El Caribe, como an-
tes se ha escrito, marcada por la pugna entre los derechos y conti-
nuismo de la prctica tutelar, ha escrito una historia en donde a veces
se retrocede, alardeando que se avanza o, en palabras ms sencillas,
huyendo hacia las balas. Esta historia reciente impone cambiar mto-
dos, planes y estrategias en la avanzada por la conquista de los dere-
chos humanos de la niez y adolescencia. Impone cambiar la historia
de los derechos sin titubeos, con claridad del rol y esencia transfor-
madora que imprime la Convencin sobre Derechos del Nio, revisando
el idealismo romntico sin perder el mpetu, reactivando la organizacin
y movilizacin de amplias capas y sectores sociales, y en particular de
los propios nios, nias y adolescentes, y de la juventud, pero cercando
con suficiente claridad y absoluta conviccin los intereses corporati-
vistas y retomando las formas y mecanismos de contralora y partici-
pacin social.
A Bolivia le corresponde gran parte de esta tarea inaplazable de
transformar la historia de los derechos de los nios, pues en definitiva
est frente a un doble desafo histrico para cambiar la realidad social
de la niez. En primer lugar, porque la implementacin del Cdigo Nia,
Nio y Adolescente no es posible sin transformar estructuralmente la
institucionalidad y las polticas pblicas, dejando a un lado la atencin
reactiva y el control social represivo, para dar paso a la proteccin so-
cial integral de orden activo, a travs de la garanta sustancial de los
derechos humanos de nias, nios y adolescentes, mediante la crea-
cin y funcionamiento del Sistema Plurinacional de Proteccin Integral.
El segundo desafo, aparejado al camino de transformaciones estruc-
turales, se plantea porque Bolivia est frente a la oportunidad (y segu-
ramente la obligacin) de aprehender toda la experiencia del resto de
pases de la regin de Amrica Latina y El Caribe, desarrollando ese
Sistema de Proteccin Integral para que responda a la garanta efec-
tiva de derechos humanos, observando de forma crtica y combatiendo
de manera decidida las tendencias de una nueva categora pragmtica
de tratamiento de la niez, vestido de piedad por los pobres, para que
al final sigan siendo excluidos. As, se neutralizara el riesgo del rena-
Pg cimiento de las diversas formas de dominacin de los seres humanos,
40 desde su niez, o quizs antes de haber nacido.
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REDUCCIN DE LA DISCRECIONALIDAD ABUSIVA EN LA
EVALUACIN Y APLICACIN DEL INTERS SUPERIOR DEL
NIO: TCNICAS NORMATIVAS Y ARGUMENTACIN
Farith Simon Campaa
1.- Algunos antecedentes.
La importancia del inters superior del nio, es indiscutible,
ocupa un lugar central en la legislacin, jurisprudencia y la doctrina
contempornea referida al derecho de familia y a los derechos de
los nios, nias y adolescentes.
El acuerdo generalizado sobre la importancia del inters supe-
rior contrasta con las discrepancias sobre su contenido, alcance y
forma de aplicacin1. Buena parte de la literatura especializada
considera que esto -en parte- se debe a su condicin de concepto
jurdico indeterminado y por tanto con una formulacin abierta que
da origen a las dificultades de aplicacin en casos concretos.
Varios autores consideran que la indeterminacin es una ventaja,
es de utilidad para brindar soluciones a la diversidad de casos que
se presentan, atendiendo a la multiplicidad, circunstancias y con-
textos2, algunos vinculados con las diferencias culturales del papel
1. DURN AYAGO, A., La proteccin internacional del menor desamparado: rgimen jurdico, Editorial
COLEX, Madrid, 2004, p. 87. En igual sentido TORRES PEREA sostiene que el inters superior del menor
se ha configurado como un autntico eje del Derecho de familia. TORRES PEREA, J.M., Inters del
Menor y Derecho de Familia: una perspectiva multidisciplinar, Iuestel, Madrid, 2009, p. 17.
2. En este sentido TORRES PEREA se refiere a la posicin de la doctrina alemana que no aporta una defi-
nicin de este concepto sino que lo contempla como un instrumento adecuado para dar solucin a los dis-
tintos conflictos de intereses que pueden afectar al menor, TORRES PEREA J. M., Tratamiento del inters
del menor en el Derecho Alemn, publicado en la Revista Anuario de Derecho Civil, Tomo LIX, Fascculo
II, Abril-Junio 2006, Madrid, p. 684. El autor respalda esto afirmando que no podemos intentar redu-
cir a un mero concepto el inters del menor, o dotarle de un contenido rgido (precisamente porque se trata
de una clusula general), lo importante es su funcin de contrapeso (para proteger al menor en tanto parte
ms dbil en sus relaciones sociales) y de control (ante todo peligro o amenaza que afecte al menor), y su
utilidad como criterio para resolver los conflictos de intereses que le afecten, TORRES PEREA J. M., In-
ters del menor y, Ob. Cit., p. 26 ; LZARO GONZLEZ, I. (coordinadora), Los menores en el Derecho
espaol, Editorial Tecnos, Madrid, 2002, p. 107; ROCA TRIAS se pronuncia por la ventajas de un sistema
as, sin dejar de advertir que la interpretacin correcta del inters superior est centrada en el respeto de
sus derechos fundamentales, en sus palabras Otros sistemas provocan o pueden provocar una rigidez pe-
ligrosa, ya que una construccin jurdica que tenga como base la previsin de todas y cada una de las si-
tuaciones en que puede encontrarse el menor, es peligrosa, en tanto que puede dejar fuera situaciones im-
pensables en el momento en que se redacte la norma. La rigidez de la normativa sobre principios frente a
la normativa casustica, que admite vlvulas de escape cuando la situacin no est absolutamente prevista
en la lista, hace que para obtener una mejor proteccin de los derechos fundamentales de un colectivo d-
bil, me incline por un sistema abierto como el espaol, aun y conociendo que ello deja abierta la puerta al
arbitrio judicial, ya que el Juez debe apreciar en cada momento si se producen o no situaciones especia-
les que obliguen una proteccin concreta del inters del menor, ROCA TRIAS, E., Familia y cambio social Pg
(De la casa a la persona), Editorial Civitas, Madrid, 1999, pp. 217 y ss. La catedrtica ALEGRIA BORRS 41
tambin se pronuncia en ste sentido, al referirse a la incorporacin del inters superior del nio
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Farith Simon Campaa
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childs parent or parents, the childs siblings, and any other person
who may significantly affect the childs best interest; (d) the childs
adjustment to home, school, and community; and (e) the mental and
physical health of all individuals involved26.
un caso interesante se puede encontrar en el Estado de arizona,
en el que -adems de todos los criterios anteriores- considera como
necesarios evaluar la medidas de coaccin o coercin que el pro-
genitor hayan usado para obtener un acuerdo de custodia, el que ha-
yan participado en un curso, organizado por la Corte del Estado, so-
bre el impacto del divorcio en adultos y nios y si se han hecho
denuncias falsas, por parte de los padres, sobre abuso o negligen-
cia27.
26.American Bar Association, National Child Welfare Center,
http://apps.americanbar.org/abanet/child/catmaterials/allcip.cfm#c16, consultado el 20 de junio del 2012.
27.Statute Arizona, Title 25, Marital and Domestic Relations:
25-403. Custody; best interests of child
A. The court shall determine custody, either originally or on petition for modification, in accordance with
the best interests of the child. The court shall consider all relevant factors, including:
1. The wishes of the childs parent or parents as to custody.
2. The wishes of the child as to the custodian.
3. The interaction and interrelationship of the child with the childs parent or parents, the childs siblings
and any other person who may significantly affect the childs best interest.
4. The childs adjustment to home, school and community.
5. The mental and physical health of all individuals involved.
6. Which parent is more likely to allow the child frequent and meaningful continuing contact with the other
parent. This paragraph does not apply if the court determines that a parent is acting in good faith to
protect the child from witnessing an act of domestic violence or being a victim of domestic violence or
child abuse.7. Whether one parent, both parents or neither parent has provided primary care of the
child.
8. The nature and extent of coercion or duress used by a parent in obtaining an agreement regarding cus-
tody.
9. Whether a parent has complied with chapter 3, article 5 of this title.
10. Whether either parent was convicted of an act of false reporting of child abuse or neglect under sec-
tion 13-2907.02.
11. Whether there has been domestic violence or child abuse as defined in section 25-403.03.
B. In a contested custody case, the court shall make specific findings on the record about all relevant fac-
tors and the reasons for which the decision is in the best interests of the child.
Chapter 3, article 5 :25-351. Domestic relations education; plan; administration
A. The superior court in each county shall adopt and implement an educational program for the purpose
of educating persons about the impact of divorce on adults and children.
B. The supreme court shall adopt minimum standards for educational programs. The presiding judge of
the superior court in each county shall submit an educational program plan to the supreme court for
approval. The plan shall be consistent with the minimum standards that are adopted by the supreme
court, including the length and nature of the program, the qualifications of program providers and the
means by which the program will be evaluated and maintained. Beginning January 1, 2013, these stan-
dards shall require that educational programs at a minimum include instruction related to all of the fo-
llowing:
1. The emotional, psychological, financial, physical and other short-term and long-term effects of divorce
on adults and children.
2. Options available as alternatives to divorce.
3. Resources available to improve or strengthen marriage.
4. The legal process of divorce and options available for mediation.
5. Resources available after divorce.
C. Each program shall also include information regarding the notification requirements of section Pg
25-403.05, subsection B.
D. The presiding judge of the superior court or a judge who is designated by the presiding judge shall ad- 49
minister the program in each county and may provide or contract with political subdivisions in this state
or private entities to provide the program to participants who are required to attend.. Consultado en
http://www.azleg.gov/arizonarevisedstatutes.asp?LinkType=doc&Title=25 .
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31.BAINHAM, A., Children: the modern law, Jordan Publishing, Bristol, 2005, p. 41
32.Ibd., p. 41.
33.CRC, Observacin General No. 14, Ob. Cit., prrafo 50 y ss.
34.Esta Ley derog la 8/1995, dictada por el mismo Parlamento de Catalua, que ya estableca los cri-
terios recogidos en la Ley 14/2010. En la nueva normativa se aade reglas para que el inters su-
perior sea aplicado en varios mbitos, ms all de la resolucin de conflictos o controversias en los
que se encuentre un menor de edad, as se afirma, en la Exposicin de Motivos, que este principio
debe ser el principio inspirador de las actuaciones pblicas y de las decisiones y las actuaciones
que les conciernen adoptadas y llevadas a cabo por los padres, tutores o guardadores, por las insti- Pg
tuciones pblicas o privadas encargadas de protegerlos y de asistirlos o por la autoridad judicial o
administrativa. 51
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aplican esta tcnica es evidente que esto no era suficiente para dis-
minuir los riesgos asociados a la discrecionalidad abusiva, por ello
son fundamentales las reglas de interpretacin y las exigencias de
motivacin, como medios idneos para disminuir los riesgos de la
indeterminacin del inters superior del nio.
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7.- Argumentacin.
La revisin del tratamiento normativo del inters del nio -en los
pases materia del estudio- y las decisiones judiciales que lo aplican
me ha llevado a concluir que la tcnica de regulacin seleccionada
cumple un rol importante, pero no excluyente, en la bsqueda de
una aplicacin racional de ese inters, es decir en la reduccin de
discrecionalidad abusiva de parte de los jueces, cuando toman una
decisin en nombre del inters del nio.
Parto de reconocer que no es posible evitar los riegos asociados
a la aplicacin discrecional de un concepto indeterminado como el
inters del nio, su vaguedad traslada la atencin al momento de la
aplicacin del principio.
Es en la aplicacin a un caso particular cuando podra alcanzarse
un grado mayor de seguridad, siempre que se responda a exigen-
cias concretas de motivacin40 de las decisiones, obligando a los jue-
40. Vid. AGUIL REGLA, J., Teora general de las fuentes del Derecho (y el orden jurdico), Ariel, Barcelona, 2012,
pp. 159 y 160. La visin estndar del Derecho tiende a presentarlo como compuesto por dos grandes momentos
o procedimientos normativos: el de la creacin de normas generales y el de la aplicacin de esas mismas normas Pg
para la solucin de los casos particulares. Vistos desde la perspectiva de las autoridades jurdicas, esos dos 55
momentos cuentan con dos grandes protagonistas: el legislador y el juez, donde el primero crea (tiene poder para
dictar normas generales) y el segundo aplica (tiene poder para resolver casos particulares usando esas mismas
normas generales).
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Es una obviedad decir que los jueces deben justificar sus deci-
siones, deben expresar claramente las razones por las que la toman,
esas razones siempre deberan ser normativas y fcticas (y ob-
viamente valorativas47 cuando se aplican conceptos jurdicos inde-
terminados como el inters superior).
cativa del Derecho a un caso concreto y, por tanto, que pretende in-
ferirse de una premisa normativa y de una premisa fctica52.
El Comit de los Derechos del nio considera que una de las sal-
vaguardas que deben establecerse para asegurar y demostrar que
se ha respetado el inters superior es una correcta argumentacin
jurdica, para ello cualquier decisin sobre el nio o los nios debe
estar motivada, justificada y explicada54.
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74. A propsito de este tema he usado dos trabajos que tratan ampliamente este tema. El primero es el trabajo ya citado
de SCAR DAZ MUOZ, El Derecho constitucional de la libertad religiosa del menor. Familia, escuela y
tratamientos mdicos, Ob. Cit.; y, VZQUEZ-PASTOR JIMNEZ, L., La construccin de la ciudadana del menor de
edad, Tirant lo Blanch, Valencia, 2009. En ste ltimo libro se pueden encontrar otros supuestos en los que los
derechos del propio nio estaran enfrentados: derecho del menor a recibir informacin (en el que existe varias
hipotesis en las que se enfrenta los derechos del menor de edad con sus tutores o guardadores); derecho a la libertad
ideolgica del menor que incluye: libertad religiosa, oposicin del menor a la educacin conforme a las convicciones
de sus progenitores o tutor, tratamientos mdicos; derecho de asociacin; y, derecho de participacin poltica.
75. Este caso, un adolescente de 13 aos luego de sufrir un accidente sangra de manera repetida, es trasladado a un hos-
pital en el que deciden realizarle una transfusin sangunea, urgente, por los riesgos de hemorragia. Los padres la
rechazan por ser testigos de Jehov; se les informa que no existe otro tratamiento disponible y solicitan que se le
de alta voluntaria para buscar otro hospital. Esto es negado por los riesgos asociados al traslado; el hospital solicita
autorizacin judicial para realizar la transfusin debido a la gravedad de la urgencia, esta es concedida y los padres
no la rechazan. El menor de edad la rechaza y los mdicos deciden no forzarle debido a los riesgos de hemorragia
cerebral y por considerar que sedarlo, o algo similar, era incorrecto mdica y ticamente. Los mdicos solicitan que
los padres traten de convencer a su hijo que reciba el tratamiento, luego de fracasar en sus pedidos, lo padres no lo
hacen alegando que va contra de las creencias religiosas. Debido a esto se les concede el alta voluntaria, en el nuevo
centro hospitalario confirman que se requiere la transfusin sangunea urgentemente (se le diagnstica un sndrome
de pancetopenia grave producto de una aplaxia medular o una infiltracin leucmica). En este centro el menor de
edad se niega nuevamente al tratamiento por lo que se les concede el alta voluntaria, siguen los padres buscando
alternativas; en un centro mdico privado les confirman la necesidad de la transfusin la que rechazan nuevamente,
el menor muri.
Los progenitores son acusados del delito de homicidio por omisin (artculos 11 y 138 del Cdigo Penal vigente en
1995). La Audiencia Provincial de Huesca les absuelve, el 20 noviembre de 1996, en primera instancia. Posterior-
mente el Tribunal Supremo Sala Penal- dicta dos sentencias el 27 de junio de 1997, anulando la sentencia de la
Audiencia Provincial, la segunda condenndoles como responsables del delito de homicidio por omisin (se con-
sidero las atenuantes de obcecacin o estado pasional), condenndoles a una pena de dos aos y seis meses.
Pg Presentaron un amparo ante el Tribunal Constitucional contra las dos sentencias, el TSE nicamente se pronunci
sobre los derechos a la libertad religiosa de los padres, sin embargo realiz una amplia argumentacin sobre la ne-
66 gativa del menor de edad a la transfusin.
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HACIA DONDE VAN LOS DERECHOS DE LA INFANCIA EN
AMERICA LATINA?: LA RESPONSABILIDAD PENAL JUVE-
NIL EN LA ENCRUCIJADA.
Emilio Garca Mndez.
1.- Premisa
Han pasado casi diez aos desde la ltima edicin de infancia:
de los derechos y de la justicia1. Reunir hoy artculos dispersos, pu-
blicados en diversos tipos de medios durante el lapso posterior de
ese tiempo hasta el presente es ya una forma de balance sobre el
estado de los derechos de la infancia en Amrica Latina. Tambin
lo he hecho en forma explcita2.
Tengo la impresin, que bajo la marea arrolladora de lo polti-
camente correcto, tambin la cuestin de la infancia ha perdido es-
pesor y densidad. En el contexto de las reflexiones sobre la infan-
cia, los discursos laudatorios de ocasin han adquirido una cierta
exclusividad y parecen en vas de convertirse en culturalmente he-
gemnicos.
La condicin jurdica de la infancia no solo est amenazada por
las condiciones materiales, tambin lo est por la banalidad de los
enfoques predominantes. Hasta la dcada de los 80, esta tarea es-
tuvo en manos del menorismo tradicional. Hoy, de su continuacin
jurdico-cultural: el neomenorismo en sus mltiples versiones.
Es decir, de aquellos que, despus de la Convencin de los De-
rechos del Nio (CIDN), piensan que se ha ido demasiado lejos o
demasiado rpido en considerar a los nios como sujetos de dere-
chos y han contribuido notablemente a la superficialidad, tanto de
las prcticas, cuanto de los estudios sobre la infancia.
Conceptos vacos o mejor dicho, abstractamente pertinentes
pero vaciados de cualquier potencialidad explicativa, tienden a sus-
tituir a las reflexiones ms serias.
El uso de expresiones que, parafraseando un texto de Borges,
no convencen a nadie, aunque no admiten ninguna rplica, est
a la orden del da.
La superficialidad que se esconde tras uno de los conceptos pre-
Pg
75
feridos de lo polticamente correcto, cual es el concepto de equidad
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Notas
1. cfr. Emilio Garca Mndez, Infancia, De los derechos y de la justicia, Ed. Del Puerto, Buenos Aires,
2014.
2. El ltimo texto que he escrito con estas caractersticas de balance, est incluido en este libro, se trata
de, De las relaciones pblicas al neomenorismo: 20 aos de Convencin Internacional de los
Derechos del Nio en Amrica Latina (1989-2009).
3. La mejor reflexin sobre el tema que, a pesar del paso del tiempo no ha perdido un pice de su
vitalidad explicativa lo constituye el texto de Antonio Carlos Gomes da Costa, Vida pasin y muerte
de los nios de la calle, Editado por la oficina de Unicef Argentina, Buenos Aires, julio de 1997.
4. Los textos pioneros de Edson Seda y Antonio Carlos Gomes da Costa del Brasil de dicho periodo y
fcilmente ubicables en internet, constituyen una notable excepcin a lo que aqu se afirma. Por todos
ellos, cfr. Especialmente, Edson Seda, Evolucin del derecho brasileo del nio y el adolescente y
Antonio Carlos Gomes da Costa, Del menor al ciudadano nio y al ciudadano adolescente, en,
Del Revs al Derecho. La condicin jurdica de la infancia en Amrica Latina, Editorial Galerna,
Buenos Aires 1992 (Emilio Garca Mndez y Elas Carranza organizadores, pp 115-130 y pp 131-153
respectivamente).
5. Esta frase es de Eduardo Bustelo, recientemente fallecido. Sola emplearla con una cierta frecuencia
en nuestras conversaciones sobre estos temas.
6. Estos datos han sido proporcionados en forma oficial por el Ministerio de Seguridad de la Provincia
de Santa Fe. En relacin a informacin cuantitativa sobre adolescentes privados de libertad en la
Argentina, vase particularmente la nota 9 de este texto.
7 El Uruguay en esta materia se caracteriza justamente por la existencia, ms all de las polmicas, de
esfuerzos notables en torno a la dimensin cuantitativa de los privados de libertad, tanto por parte del
gobierno, cuanto por parte de la sociedad civil. Para el periodo mencionado, la cifra exacta era de 553.
Las fuentes que pueden consultarse son:
Observatorio de Justicia Penal Juvenil, Fundacin Justicia y Derecho UNICEF.
http://observatoriojudicial.org.uy/contacto/fundacion-justicia-y-derecho/
Poder Judicial.http://www.poderjudicial.gub.uy/estadisticas/134-estadisticas/272-juzgados.html
Instituto del Nio y el Adolescente, INAU. http//www.portalsipi.gub.uy
8. Para una informacin detallada es importante indicar que, segn el Instituto Nacional de Estadsticas
Pg y Censos de Costa Rica (INEC), para el ao 2000 la poblacin de Costa Rica era de 3.810.179
88 habitantes y para el ao 2011, 4.301.712 habitantes (ver http://www.inec.go.cr/).
Mientras que la poblacin privada de libertad menor de edad, es decir entre 12 y menos de 18 aos
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Emilio Garca Mndez
de edad, segn las estadsticas oficiales del Ministerio de Justicia y Paz para el ao 2001 eran (35),
en el 2002 (42), en el 2003 (38), en el 2004 (42), en el 2005 (39), en el 2006 (30), en el 2007 (31),
en el 2008 (40), en el 2009 (54). A partir de este ao se inicia una tendencia de crecimiento; para el
ao 2010 (88), para el ao 2011 (68), mientras que para julio del 2012 (95). El ltimo trimestre del
2013 el promedio es de (70) y para mayo del 2014 (64) (ver
http://www.mjp.go.cr/Informacion/Estadistica.aspx#info).
9. Es de dominio pblico que desde hace varios aos el sistema nacional de estadsticas est seriamente
comprometido en la Argentina. La poca informacin disponible en este tema, refleja esta situacin.
Particularmente, desde el ao 2003 en adelante y hasta la fecha, se observa un aumento de la
manipulacin de las cifras as como la total oscuridad en los procesos de construccin de las mismas.
Segn una publicacin oficial del ao 2008 el nmero de menores de edad privados de libertad en la
Argentina era de 1.799. En dicha publicacin, sin embargo, no se estableca ninguna desagregacin
por provincia ni se tomaba en cuenta el hecho de que se tratara de menores de 16 aos, considerados
normativamente como inimputables y no punibles o de mayores de 16, considerados relativamente
imputables. Estos datos se encuentran en,Adolescentes en el sistema penal. Situacin actual y
propuestas para un proceso de transformacin, se trata de una publicacin del Ministerio de
Desarrollo Social, la Universidad Tres de Febrero y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia
(Unicef),Buenos Aires,2008.
La siguiente publicacin oficial sobre el tema, en un contexto de aumento poblacional, de la
conflictividad social y de notables incrementos del nmero de los privados de libertad teniendo en
cuenta informacin fragmentaria y parcial, pero altamente confiable de algunos distritos judiciales de
la Provincia de Buenos Aires, consigna un -inslito- descenso del nmero total de privados de libertad.
As segn una publicacin oficial del ao 2014, el nmero de los privados de libertad menores de edad
haba descendido a un total de 1.508, de los cuales 142 eran menores de 16 aos. Cfr. Nios, nias
y adolescentes en conflicto con la ley penal. Ed. Infojus, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos,
Buenos Aires, 2012.
10.Ya en la Poltica, Aristteles distingue la Ciudad digna de este nombre de la Ciudad de las meras
palabras. As, la ciudad de las meras palabras es la ciudad de la demagogia. Este paso est citado
y esta observacin realizada en, Luciano Violante, Il dovere di avere doveri, Ed.Einaudi, Torino,
2014, pp.96-97.
11.Sujeto de castigos. Hacia una sociologa del sistema penal (Ed. Homo Sapiens, Rosario, Argentina,
2012), con la coordinacin editorial de Alcira Daroqui, Ana Laura Lpez y Roberto F. Cipriano
Garca, en co-autora con Mara del Rosario Bouilly, Julia Pasin, Jimena Andersen, Silvia
Guemureman y Agustina Suarez. Un ttulo que es ya todo un programa en la torpe lectura de la
normativa constitucional. Se trata de una publicacin altamente representativa de posiciones que
mientras se autoperciben como progresistas y critican ferozmente cualquier intento de establecer
verdaderos sistemas de responsabilidad penal juvenil, conviven sin problemas con la prisin ilegal y
sistemtica de los menores de 16 aos en la Argentina.
12.Para el caso concreto de Brasil, cfr. Joao Batista Costa Saraiva, Compendio de Direito Penal Juvenil.
Adolescente e Ato Infracional, Ed. Livraria do Advogado, Porto Alegre, 2010 (p.220). Costa Saraiva
se refiere aqu muy particularmente a la utilizacin de la normativa garantista del Estatuto con fines
discrecionales y tutelares.
13.cfr. La doble crisis del ECA: la seguridad ciudadana y el debate actual sobre el tipo de
responsabilidad de los adolescentes, captulo. de este volumen.
14.El Rgimen Penal de la Minoridad vigente en la Argentina est contenido en el Decreto 22.278 de
1980. Se trata de una norma emanada por la dictadura militar argentina que lleva la firma del genocida
Jorge Rafael Videla. Para una informacin detallada consltese el mencionado decreto. A grandes
rasgos, el mismo dispone una distincin jurdica entre los mayores de 16 aos y menores de 18 a los
que considera relativamente imputables y los menores de 16 aos a los que considera, totalmente
inimputables y no punibles.
En el primer caso, la imputabilidad est supeditada al xito o fracaso (medido segn la
discrecionalidad judicial absoluta) de un nebuloso tratamiento tutelar. Este tratamiento,
misteriosamente fracasa sistemticamente para todos los jvenes de los sectores socialmente ms
vulnerables los que invariablemente son juzgados como adultos, mientras resulta invariablemente
exitoso para los infractores, aun graves, pertenecientes a los sectores medios y altos.
Para el caso de los menores de 16 aos, a pesar del carcter de inimputables y no punibles que poseen
segn el decreto mencionado, los mismos son privados de libertad, tal como lo reconoce la propia
estadstica del ltimo informe oficial, cuando pertenecen a los sectores sociales ms vulnerables.
15.Este es el texto completo que fue plebiscitado y no obtuvo los votos suficientes para ser incorporado
en la Constitucin Nacional del Uruguay.
Disposiciones Transitorias y Especiales
Agrguese lo siguiente:
Artculo 1. Sustituyese el artculo 43 y la disposicin transitoria y especial B de la Constitucin de
la Repblica, que quedarn redactados en la siguiente forma:
Artculo 43. La ley establecer como prioridad la proteccin de las vctimas del delito.
Las personas mayores de diecisis y menores de dieciocho aos sern penalmente responsables y
sern castigados de conformidad con las disposiciones del Cdigo Penal (Ley 9.155 de 4 de diciembre Pg
de 1933 y sus modificativas), por la comisin intencional de los delitos de homicidio, homicidio 89
especialmente agravado, homicidio muy especialmente agravado, lesiones graves, lesiones
gravsimas, rapia, rapia con privacin de libertad (copamiento), extorsin, secuestro y violacin,
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sentido de aclarar que la vigilancia de las instituciones encargadas de ejecutar las sanciones de los
adolescentes no es solamente para garantizar la seguridad de los nios, nias y adolescentes, sino
tambin para evitar su fuga. Igualmente este numeral se adiciona para facultar a la Polica de Infancia
y Adolescencia, de manera excepcional y a solicitud del operador, de la autoridad judicial o
administrativa para realizar control interno en los casos de inminente riesgo en la integridad fsica y
personal de los adolescentes o de los encargados de su cuidado personal. El numeral 17 es modificado
para indicar que la logstica que presta la Polica Nacional para el traslado de los adolescentes
infractores de la ley penal se har cuando as lo dispongan las autoridades judiciales y administrativas.
Igualmente adiciona el texto para indicar que el cumplimiento de este numeral no excluye la
responsabilidad de los entes territoriales. El numeral 18 nuevo, faculta a los Comandantes de Estacin
para ordenar el cierre temporal de los establecimientos abiertos al pblico que permitan el ingreso de
nias, nios y adolescentes a sitios de diversin destinados al consumo de bebidas alcohlicas,
cigarrillos, a la explotacin sexual o espectculos no aptos para nios, nias y adolescentes, salas de
juego y azar, o lugares pblicos o privados que ofrezcan alto riesgo para su integridad fsica o moral.
El artculo 88 de la ley 1453 del 2011 modifica el artculo 190 del Cdigo de Infancia y Adolescencia
sobre definicin de privacin de libertad para adicionarle que se entiende por privacin de libertad
toda forma de internacin en establecimiento pblico o privado, con personal adecuado, instalaciones
suficientes, medios idneos y experiencia probada, ordenada por autoridad judicial, del que no se
permita salir al adolescente por su propia voluntad. La modificacin consisti en la caracterizacin
que se le dio al sitio de internacin que debe tener personal adecuado, instalaciones suficientes, medios
idneos y experiencia probada. Igualmente el artculo 88 introduce un inciso nuevo al artculo 190 de
la ley de Infancia y Adolescencia, segn el cual, los centros deben cumplir con las condiciones de
seguridad para evitar la evasin. Si el adolescente se evade, el juez deber de manera inmediata ordenar
su aprehensin y la revisin de la sancin.
El artculo 89 de la ley 1453 del 2011 modifica el artculo 177 de la ley de Infancia y Adolescencia sobre
sanciones a los adolescentes infractores a la ley penal. El artculo 89 conserva las mismas sanciones y
solo agrega un pargrafo, el 3, segn el cual los centros de atencin especializada debern cumplir lo
establecido en los artculos 50 y 141 de la ley de Infancia y Adolescencia. El artculo 50 define lo que
se entiende por restablecimiento de los derechos de los nios, nias y adolescentes y el artculo 141
establece que los principios consagrados en la Constitucin Poltica, en los instrumentos internacionales
de derechos humanos y en la ley de infancia y adolescencia se aplicarn en el sistema de responsabilidad
penal para adolescentes.
El artculo 90 de la ley 1453 del 2011 modific el artculo 187 de la ley de Infancia y Adolescencia,
sobre privacin de la libertad en la siguiente forma: a-. El artculo 187 de la ley de Infancia y
Adolescencia en su versin original contemplaba privacin de libertad en centro de atencin
especializado para los adolescentes mayores de 16 y menores de 18 aos, cuando fueran declarados
responsables de delitos que contemplaran una pena mnima de 6 aos o ms de privacin de libertad
en el Cdigo Penal. En estos casos, su duracin estara entre 1 y 5 aos. Igualmente estableca privacin
de libertad en centro especializado para adolescentes mayores de 14 y menores de 18 aos hallados
responsables de delitos de homicidio doloso, secuestro y extorsin en todas sus modalidades. En estos
casos, la duracin de la medid estaba entre 2 y 8 aos. El artculo 90 de la ley 1453 adiciona la privacin
de la libertad para adolescentes mayores de 14 y menores de 18 aos cuando son declarados
responsables de delitos agravados contra la libertad, integridad y formacin sexuales. b-.El artculo 90
de la ley 1453 adiciona que en los casos de menores de 14 y mayores de 18 aos condenados por
homicidio doloso, secuestro, extorsin en todas sus formas y delitos agravados con la libertad,
integridad y formacin sexuales el cumplimiento de la sancin ser total, sin lugar a beneficios para
redimir penas. c-. El artculo 90 de la ley 1453 adiciona un inciso al artculo 187 de la ley de Infancia
y Adolescencia que establece que en los casos en que el adolescente haya sido vctima del delito de
constreimiento de menores o de reclutamiento ilcito, no se aplicar privacin de libertad. d-. La
versin original del artculo 187, inciso 3 de la ley de Infancia y Adolescencia estableca que parte de
la sancin impuesta podr ser sustituida por presentaciones peridicas, servicios a la comunidad, por
el compromiso de no volver a delinquir y guardar buen comportamiento por el tiempo que fije el juez.
El artculo 90 de la ley 1453 de 2011 modifica esta parte para disponer que la sustitucin de la privacin
de la libertad se podr hacer con cualquiera de las otras sanciones previstas en el artculo 177 del
Cdigo de la Infancia y Adolescencia, por el tiempo que fije el juez. Igualmente el artculo 90 de la ley
1453 de 2011 establece que en ningn caso la nueva sancin puede ser mayor que el tiempo de privacin
de libertad inicialmente previsto. e-. La versin original del artculo 187 del Cdigo de Infancia y
Adolescencia dispona que en caso de incumplimiento de los compromisos sustitutivos de la privacin
de la de libertad se perdan los beneficios y el cumplimiento del resto de la sancin inicialmente
impuesta se hara bajo privacin de libertad. El artculo 90 de la ley 1453 modifica la versin original
para disponer que en caso de incumplimiento de la sancin sustitutiva se podr aplicar la privacin de
la libertad inicialmente impuesta o la aplicacin de otra medida. f-. La versin original del pargrafo
del artculo 187 de la ley de Infancia y Adolescencia estableca que si estando vigente la sancin de
privacin de libertad el adolescente cumpla 18 aos, sta podra continuar hasta que cumpliera 21
aos. El artculo 90 de la ley 1453, en este aspecto, establece que si estando vigente la sancin de
privacin de la libertad, el adolescente cumple 18 aos, continuar cumpliendo hasta su terminacin Pg
en el centro de atencin especializada de acuerdo a las finalidades protectora, educativa y restaurativa
previstas en la ley de Infancia y Adolescencia. Adiciona igualmente que adems de la separacin fsica 91
con los menores de 18 aos, la atencin diferenciada deber contener las garantas contenidas en la
Pg
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A PROPSITO DE LAS SANCIONES APLICABLES A LAS Y LOS
ADOLESCENTES EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL. ESPE-
CIAL REFERENCIA AL CDIGO NIA, NIO Y ADOLESCENTE
BOLIVIANO
Mara G. Morais de Ramrez.
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Mara G. Morais de Ramrez
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6. Considero que denominar las sanciones penales aplicables a los adolescentes de medidas socio-
educativas, adems de ser un eufemismo propio del paradigma tutelar es un error, porque las
sanciones no son socio-educativas en s mismas, sino que tiene finalidad educativa, para que una vez
cumplidas, el adolescente pueda convivir con xito en la sociedad.
7. La sancin penal aplicada al adolescente, aspira, entonces, lograr la prevencin especial o secundaria
de la delincuencia, la cual pretende evitar la comisin de nuevos delitos mediante la aplicacin de
varias estrategias resocializadoras.
8. En varios pases de nuestro continente las leyes incluyen, entre las garantas fundamentales de los
adolescentes en conflicto con la ley penal, la de tener un juicio educativo. Al respecto, y por ejemplo,
el artculo 543 de la Ley Orgnica para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes (LOPNNA) de
Venezuela establece que las y los adolescentes deben ser informados de manera clara y precisa por el
rgano investigador y por el tribunal, sobre el significado de cada una de las actuaciones procesales
Pg que se desarrollen en su presencia, del contenido y de las razones legales y tico sociales de las
decisiones que se produzcan.
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12.La Doctrina Procesal ensea que la Ejecucin es la ltima fase del proceso, es decir que este no
concluye al momento de dictar la sentencia sino que se extiende hasta el cumplimiento de la sancin
impuesta. Siendo la ejecucin una fase del proceso, rige para ella los mismos principios y garantas
procesales presentes en las fases anteriores -investigacin y juicio- participando tambin los mismos
actores Fiscal, Juez(a) y Defensor(a). Pg
13.MORAIS, Mara G. La Pena. Su ejecucin en el Cdigo Orgnico Procesal Penal. 3era edicin. 103
Vadell hermanos. Caracas, 2007, p. 126.
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procede su aplicacin para actos muy graves tal como dispone el ar-
tculo 268 II. ejusdem. Pero la excepcionalidad solo se concretar
si existen programas idneos para el cumplimiento de las otras me-
didas alternativas a la privativa de libertad. De nada servira que el
CNNA las haya contemplado si no hay donde cumplirlas.
17.MORAIS, Mara G. Sobre la ejecucin de las medidas sancionatorias previstas en la Ley Orgnica
para la Proteccin de Nios, Nias y Adolescentes, una vez ms, en El Derecho Venezolano Hoy:
Pg Visiones Crticas. Universidad Catlica Andrs Bello. Caracas, 2010, p.147 ss.
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18.MORAIS, Mara G. La Pena. Su ejecucin en el Cdigo Orgnico Procesal Penal. 3era edicin.
Vadell hermanos. Caracas, 2007, p. 96.
Pg
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PERCEPCION SOBRE EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA
PENAL PARA ADOLESCENTES.
Los Diplomantes*
En Bolivia, recientemente, y tras la aprobacin de la nueva
Constitucin Poltica del Estado, que regula todo el sistema legal bo-
liviano, se han venido incorporando varias leyes a nivel nacional,
normas ciertamente unas ms importantes que otras, entre las que
se encuentra el Cdigo Nia, Nio y Adolescente (CNNA), ley 548
que fue promulgada en fecha 17 de julio de 2014.
Esta nueva normativa para la niez se halla inspirada en un sis-
tema legal internacional que recoge la Doctrina de la Proteccin In-
tegral, mecanismos garantistas de los derechos humanos de las ni-
as, nios y adolescentes, rompiendo, as, con el anterior Cdigo
Nio, Nia y Adolescente boliviano, Ley N 2022 de 1999, inspirado
en la superada Doctrina de la Situacin Irregular o Doctrina Tutelar.
Obviamente, nos hallamos frente a un nuevo paradigma que
viene de la mano de la incorporacin en la legislacin boliviana de
otras normas de mayor jerarqua, como la Convencin Internacio-
nal sobre los Derechos del Nio, que buscan la efectividad de sus
derechos.
Entonces, en Bolivia, el Cdigo Nia, Nio y Adolescente es el
inspirador de una ideologa de transformacin, persiguiendo el cam-
bio en las estructuras polticas, jurdicas y sociales del Estado Plu-
rinacional, cuya trascendencia es lograr que nuestra sociedad sea
ms justa, equitativa y con ello se posibilite el efectivo cumplimiento
de los derechos de las nias, nios y adolescentes.
Los diplomantes, a partir de los conocimientos obtenidos durante
el curso realizado, entendemos que muchos institutos que se hallan
incorporados en el Cdigo son de vanguardia, pero que hasta el mo-
mento no han dejado de ser simples enunciados, en virtud del in-
cumplimiento institucional, especficamente de los Ministerios invo-
lucrados en su puesta en marcha, entes jurisdiccionales,
gobernaciones y los municipios. Asimismo la sociedad, hasta hoy,
*. Este artculo es producto del trabajo colectivo de las y los alumnos del Diplomado en Derechos Pg
Humanos de Nias, Nios y Adolescentes, pero la redaccin final corri a cargo del diplomante 111
Juan Carlos Tern.
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APNDICE
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125
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Sun- Ah Kim Suh
Bolivia busca no slo estar mejor, pero estar bien, tal como se
enuncia en su visin del Vivir Bien. El indicador ms claro de que un
pas est bien, es cuando sus nias y nios estn bien.
Muchas gracias.
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128
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Mara G. Morais de Ramrez
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Mara G. Morais de Ramrez
Pg
132
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Stephanie Alisson Montao Soria
Muchas Gracias.
Pg
134
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