Viaje Alrededor de Un Vaso de Agua - Formas Del Agua, Naufragios de La Forma en Muerte Sin Fin y en El Poema Extenso
Viaje Alrededor de Un Vaso de Agua - Formas Del Agua, Naufragios de La Forma en Muerte Sin Fin y en El Poema Extenso
Viaje Alrededor de Un Vaso de Agua - Formas Del Agua, Naufragios de La Forma en Muerte Sin Fin y en El Poema Extenso
Introduccin
*
Investigador en Literatura espaola, Instituto Universitario de Lenguas Modernas,
Miln, Italia; e-mail: <francesco.fava@iulm.it>.
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Jos Gorostiza, Muerte sin fin, Mxico, Loera y Chvez, 1939. Para las citas se
hace referencia a Jos Gorostiza, Poesa y potica, Edelmira Ramrez, ed. crtica, Madrid,
ALLCA XX, 1988 (Coleccin Archivos).
Francesco Fava
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Octavio Paz, Muerte sin fin, en id., Las peras del olmo (1957), Barcelona, Seix
Barral, 1971, pp. 84-91, p. 91.
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En la sucesin argumentativa se pasa de la identificacin entre yo y agua a la
definicin de la figura del vaso de agua y a su ontologa, al sueo de la forma de parte del
agua/sustancia, a la inteligencia suspendida entre el vaso y el agua.
constituye una norma en el resto del poema. Sin embargo, las dos
composiciones presentan repeticiones internas muy marcadas de acuer-
do con los gneros de la tradicin lrica popular a los que hacen refe-
rencia: la recurrencia de una estructura mtrica y estrfica regular (au-
sente en los otros ocho cantos), la presencia de un estribillo repetido
con variaciones en tres ocasiones (en el Canto V), o de la estruc-
tura de un verso que se repropone al principio de cada estrofa (en el
Canto X).
Aunque de modo diverso, tambin se atestigua la recurrencia in-
terna en los otros cantos, sobre todo en aqullos cuya extensin se
acerca o supera el centenar de versos y que estn organizados en
estrofas, aunque de medida irregular.
En el Canto IX la divisin estrfica marca el procedimiento de esa
composicin en siete partes. Tras el verso inicial, lo que indica tal divi-
sin es sobre todo adems del rengln en blanco la recurrencia
mediante la repeticin de una misma palabra (porque) en correspon-
dencia con el verso de apertura de cada miniseccin:
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Cf. Mnica Mansour, El diablo y la poesa contra el tiempo, en Gorostiza,
Poesa y potica [n. 1], pp. 221-254.
cho, la segunda estrofa de esa composicin est formada por tres pe-
riodos muy extensos, el primero abierto por el citado verso 46, los
otros dos siguientes por los versos:
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Respectivamente y el malsano crepsculo de herrumbre, y la febril estrella, lis
de calosfro, y el rojo cliz del pezn macizo, y la mandrgora del sueo amigo, y
el bello amor que la concierta toda. Tambin en este caso el ltimo verso asume un valor
de recapitulacin de la serie, mediante toda. Un procedimiento anlogo a los que
acabamos de examinar se encuentra en el Canto II, con la sucesin de tres en donde
coordinados en los vv. 21, 24 y 27.
A este fin, adems de las recurrencias que se han definido como na-
rrativas, y las que podramos llamar sintcticas, es tambin de gran
importancia otro tipo de repeticiones que podramos clasificar como
temticas. Pasando de la forma de la expresin a la forma del conte-
Cuadernos Americanos 138 (Mxico, 2011/4), pp. 127-153. 135
Francesco Fava
Adems del doble e irnico aleluya que cierra ambas poesas,9 salta
a la vista la presencia en los dos pasos de la palabra y de la sangre.
Mientras que en los versos del Canto IV la protagonista es la inteligen-
cia el ansia de forma de la conciencia humana que ve naufragar en la
muerte su principal herramienta expresiva y de conocimiento, la pala-
bra, en los versos conclusivos del Canto IX se trata de un autntico
naufragio: el Dios espritu puro (y por ello forma pura, como dice
Gorostiza), que sopla sobre las aguas en el momento de la creacin
(Gensis, I, 2), aparece aqu como si estuviera a punto de ahogarse
mientras flota con dificultad en el mar de la descreacin. Y es preci-
samente en la cumbre de la disolucin, producida paulatinamente a lo
largo del Canto IX, cuando Dios ve cmo se ahoga su misma palabra
sangrienta, es decir, su propio Verbo que se haba hecho carne. As,
por medio de los dos trminos aparecidos ya en el cierre del Canto IV
se forma dentro del poema un paralelismo en el discurso de la concien-
cia humana y en el de la divina.
Sin embargo, las recurrencias temticas no se limitan a esos dos
sustantivos sino que subrayan otros momentos de evolucin, as como
Por este motivo Mansour define los cantos IV y IX como antisalmos compuestos
9
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Es lo que ya indic en su magistral artculo Anthony Stanton, Muerte sin fin en
la estela del Sueo, en id., Inventores de tradicin: ensayos sobre poesa mexicana
moderna, Mxico, El Colegio de Mxico, 1998, pp. 63-89. Del mismo autor vase
tambin, Los Contemporneos y el debate en torno a la poesa pura, en Rafael Olea
Franco y Anthony Stanton, coords., Los Contemporneos en el laberinto de la crtica,
Mxico, El Colegio de Mxico, 1994, pp. 27-44.
Otra vez, por una parte un reflejo ntido, por otra, un agua poseda
que no implica nada ms que la condensacin de una mscara. La
dinmica hasta aqu descrita encuentra su expresin ms precisa en el
Canto VII, en esa dinmica las imgenes de nitidez ofuscada se multi-
plican. En los vv. 3-5l el vaso est asociado a una triste claridad a
ciegas que esconde, y tambin a una tentaleante lucidez. Siempre
refirindose al vaso de agua se lee luego al final de la poesa como su
sobrio dibujo se le nubla y como el reflejo aparece embozado. La
forma pura del vaso produce, es verdad, una transparencia, pero dicha
transparencia est inevitablemente comprometida por la irreducible
opacidad de la sustancia.
Lo mismo ocurre en el Canto VIII, en donde la luminosidad de los
sustantivos diamante, sol y brillo est sistemticamente velada
en el primer caso, a la piedra preciosa ms refulgente se le atribuye
una hosca mano; turbio sol de podre es el sintagma que aparece en
el v. 14, mientras que en el siguiente se lee el esmerado brillo que lo
embosca.
En estos dos cantos se completa una idea que, ya esbozada en
modo recurrente en los lugares citados en las primeras composiciones,
se desarrolla aqu en su plenitud y se pone explcitamente en relacin
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El adjetivo frondoso presupone, en este caso, una tupida vegetacin que impide la
mirada. Las implicaciones metaliterarias de este paso se reproponen, siempre en relacin
con el tema transparencia/opacidad, incluso en el v. 40 del canto VI, de estas limpias
metforas.
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El protagonista de esta composicin es el sueo, e incluso en la dimensin onrica
luz y sombra van de la mano: es un sueo que ocurre en pleno sol, y por ello en un
momento de mxima luminosidad, pero cuyo objeto son oscuros pretritos de moho.
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Imagen que a su vez puede conectar con el tema de Narciso por ello con un
reflejo del agua y que tal vez llega a Gorostiza mediante la lectura de Paul Valry. El
poeta francs recurri en varias ocasiones a la figura de Narciso, ya en Narcisse parle
del Album de vers anciens, y luego en Fragments du Narcisse de La jeune parque y en
el libreto en versos Cantate du Narcisse.
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En este ojo en almendra, referido a Dios, puede entreverse la imagen del ojo
divino incrustado en un tringulo, figura de variadas lecturas e interpretaciones, relaciona-
das en su mayora con las tradiciones esotricas. Tampoco se libra la almendra de las
referencias simblicas e iconogrficas: matriz originaria, principio en el que todo est
seminalmente encerrado; en el arte medieval, la almendra se convierte en el lugar en el que
se aloja la representacin de la figura sagrada. La asociacin simblica, sobre todo de corte
semtico, entre ojo y almendra aparece tambin en los tratados medievales. Un eco lejano
de esta sugestiva conexin simblica aparece muchos siglos despus en una poesa del
judo-rumano-alemn Paul Celan. La referencia contextual es totalmente diferente (se
trata de una reflexin sobre la Shoah), pero la asociacin entre el ojo, la almendra y la nada
resulta muy atractiva al relacionarla con el fragmento de nuestro texto: En la almendra
qu hay en la almendra? / La Nada. / La Nada est en la almendra. / All est, est. // En
la Nada quin est? El Rey. / All est el Rey, el Rey. / All est, est. // [] Y tu ojo
dnde est tu ojo? / Tu ojo est frente a la almendra. / Tu ojo frente a la Nada est,
Paul Celan, Mandorla, en Jos ngel Valente, trad., Lectura de Paul Celan: fragmen-
tos, Barcelona, La Rosa Cbica, 1995 (col. La forma de la luz, nm. 4).
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En este anlisis nos concentramos en los fenmenos recurrentes que tienen que ver
con lo especfico de la forma del poema corto, dejando a un lado otras modalidades de
paralelismo que al aparecer en cualquier texto potico estn presentes tambin en Muerte
sin fin pero no inciden significativamente ni en la estructura ni en la composicin del
poema extenso.
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Hablando de estrofas en lugar de cantos, un mecanismo anlogo puede observarse
por ejemplo en el poema largo de Jorge Cuesta, amigo y contemporneo de Gorostiza.
As, en la mayora de las estrofas de su poema el verso inicial contiene referencias a la
estrofa anterior mediante precisas repeticiones de sintagmas. Para consultar el texto de
Canto a un dios mineral, vase la monumental edicin a cargo de Alberto Prez-Amador
Adam, La sumisin a lo imaginario: nueva edicin, estudio y comento de Canto a un dios
mineral de Jorge Cuesta, Madrid/Frankfurt, Vervuert/Iberoamericana, 2001.
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Casi ningn poema largo se libra de este dispositivo, cuyas variantes van de la
repeticin de la estructura de un refrn al uso de una imagen recurrente modulada median-
te cambios, al recurso insistente a la anfora o a estructuras sintcticas paralelas.
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Entre los varios ejemplos posibles proponemos el poema largo Hospital Britnico
(1986), del argentino Hctor Viel Temperley, en Obra completa, Buenos Aires, Dock,
2003, en el que esta funcin la asume una postal que representa la imagen del Cristo
Pantocrtor. Para un estudio del poema y del valor de este motivo recurrente vase el
ensayo de Mara Cecilia Graa, Hospital Britnico de Hctor Viel Temperley: la reunin
de los bloques errticos, en id., ed., La suma que es el todo y que no cesa: el poema largo
en la modernidad hispanoamericana, Rosario, Beatriz Viterbo, 2006, pp. 149-174.
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En este prrafo retomo los resultados de un ensayo dedicado al tema del paralelis-
mo en Piedra de Sol, Mxico, FCE, 1957. Para un examen ms detallado vase mi trabajo
que contiene tambin, in nuce, algunas reflexiones ms generales sobre el tema de la
recurrencia en el poema largo: Si un mismo ro riega todo lo viviente. Piedra de Sol,
poema de confluencias, en Graa, ed., La suma que es el todo y que no cesa [n. 18], luego
incluido en Hugo Verani, ed., Lecturas de Piedra de Sol, Mxico, FCE, 2007, pp. 141-169.
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La fluidez del paralelismo en Piedra de Sol deriva de la tendencia de Octavio Paz
a difuminar los contornos de dicho paralelismo en ese texto mediante formas de asimetra
en la disposicin de los miembros, as como en la creacin de series paralelas en suce-
sin en las que el primer paralelismo desemboca en un segundo y a su vez en un tercero
mediante una transicin de contornos indefinidos.
Bajada I descend
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Vase a este respecto la repeticin de las aes y de las es en los primeros dos
versos, y en los ltimos tres, del Canto VII. La sucesin de estas dos vocales se produce
repetidamente dentro del canto, en los vv. 14, 31, 39 y no faltan otras recurrencias
sonoras, como el ameno Tralal / Lali lal de los vv. 3-4 retomado en los vv. 7, 10, 12, 18,
26 y luego reformulado con otras variantes.
cas y las diversas intenciones expresivas de cada texto, pero sin duda
alguna se determinan tambin dos constantes: la centralidad irrenuncia-
ble del sistema de las repeticiones en la edificacin de la estructura
unitaria del texto, por una parte; por otra, el papel decisivo que dicho
sistema ejerce en el desarrollo del tema principal del poema. Tenga la
forma de un ro urboro, de subida fluctuosa o cada vertiginosa o de
vaso de agua, es necesario, en todo caso, centrarse en el sistema de las
repeticiones para entender cmo est formado un poema largo.
Es famosa la desconfianza de Edgar Allan Poe en la posible exis-
tencia de un long poem. Sin embargo, en cierto sentido, fue el mismo
Poe quien aport una valiosa sugerencia a los autores que podran
contradecir, con sus obras, su tesis. En sus reflexiones sobre el uso del
estribillo nevermore en The raven, Poe explica este particular tipo de
repetition que l mismo utiliza en esa composicin. Una recurrencia
en la que juegan juntas identity y variation,23 binomio retomado luego
por Paz al referirse a la accin conjunta, en el poema largo, de sor-
presa y recurrencia.24 Comparndolo con una poesa breve, en un
poema de gran extensin la red de las repeticiones y de las variaciones
se ramifica, se hace ms difcil seguirla, determina lo que se podra
definir una filosofa de la composicin especfica del gnero. Sin ese
juego de repeticiones y variaciones, es muy difcil que la pluralidad
temtica y discursiva del poema largo no sucumba al naufragio y pueda
encontrar una forma propia.
23
The pleasure is deduced solely from the sense of identity-of repetition []
I determined to produce continuously novel effects, by the variation of the application of
the refrain-the refrain itself remaining, for the most part, unvaried, Edgar Allan Poe,
The philosophy of composition (1846), en G.R. Thompson, ed., Essays and Reviews,
Nueva York, Library of America, 1984, p. 17.
24
Octavio Paz, Contar y cantar: sobre el poema extenso (1976), en id., La otra
voz: poesa y fin de siglo, Barcelona, Seix Barral, 1990, pp. 11-30.
RESUMEN
ABSTRACT
This article focuses on the analysis of the long poem Muerte sin fin by Jos
Gorostiza, setting out to identify stylistic resources (rhetoric, parallelisms, network
of repetitions) that acquire a structural function in the discursive organization of
the text. In addition, the author tests his reading model by applying it to the
interpretation of the most important 20th-Century Hispanic-American long poems
by authors such as Vicente Huidobro, Pablo Neruda and Octavio Paz.