MUSICAS P E N T A T O N I C A S E N SUDAMERICA

por Isabel Aretz.

El uso de la escala pentatnica en Sudamrica, con precisin

entre los quechuas, fu sealada en Francia por Frderic Lacroix,
en 1843, cufiando escribi la f r a s e tantas veces reproducida: "Ajou-
tons que les Pruviens ne connaissent pas les demi-tons" (12). E n
realidad, el Inca Garcilaso, en la Primera parte de sus Comentarios
Reales, publicados por vez primera en 1609, alude ya a la carencia
de semitonos (*) en los toques de los "Indios enseados p a r a dar
Msica al Rey, y a los Seores de Vasallos", cuando dice: "No supie-
ron echar glosa con puntos diminuidos, todos eran enteros de un
comps" ( 8 ) . Por aquella poca, y an en nuestros das entre los
msicos viejos, se llamaba puntos a los tonos.
Pero la discriminacin exacta de la escala pentatnica de los
Incas, se debe a un msico cuzqueo, don Jos Castro, quien escribe
en 1897 una Monografa intitulada "Sistema Pentatnico en la m-
sica Indgena Precolonial" que el jurado de la Exposicin Departa-
mental del Cuzco, de ese ao, considera acreedora a una medalla de
oro y diploma. Castro descubre que la msica de los indios puede
ejecutarse "Exclusivamente en las teclas negras del pianoforte", las
cuales concuerdan precisamente con la escala pentatnica. Y llega
a la conclusin de que esta gama se f o r m a con las cinco primeras
notas del crculo armnico de quintas. ( 5 ) .
Desde el descubrimiento de Castro, diferentes estudiosos se preo-
cuparon por ahondar las caractersticas del sistema pentatnico de
los Incas. E n t r e todos, se destacaron los investigadores franceses,

(*) El musiclogo argentino Carlos Vega es el primero- segn creo, que inter-
preta esta cita del Inca.
 t; . .>rrz

esposos I>. Harcourt, <;u- trabajar..n en P.-r-'i y Emiador. aillos y

(Jo-'-.piU'.s de la i: a-rra <i- i .oro . ] 'ich'.:; istia' - anotaron nume-
rosos cantos indgenas, y por medio del anlisis de los mismos pu-
dieron establecer los cinco r odos de la escala pentatnica. Estos
modos se forman tomando por base sucesivamente cada una de las
cinco notas de la escala, la cual puede construirse sobre cualquiera
de las docu notas riel sistema temperado. Designaron a cada modo con
una letra, de A hasta E, y escribieron las escalas en forma descenden-
te para coincidir con una particularidad del canto indgena. Lla-
maron entonces Modo A, al que muestra entre su primero y segundo
grados un intervalo de un tono lo mismo que entre la segunda y ter-
cera nota, un tono y medio entre tercera y cuarta, y nuevamente un
tono entre cuarta y quinta. Luego denominaron Modo B, al que
parte do la nota inmediata inferior; es decir, aqul cuyas notas
muestran intervalos de un tono y medio - un tono - un tono y medio.
Y as integraron sucesivamente los cinco modos que se pueden ob-
servar en el esquema No. 1. Una, varias, o las cinco notas, pueden
aparecer duplicadas en el registro grave o en el agudo, en cualquier
toque o cancin, pero el modo se a f i r m a por el juego de las notas y
sobre todo por las cadencias. Las melodas pentatnicas finalizan
siempre sobre la. "tnica o nota bsica del modo.
En rigor, una escala pentatnica puede estar constituida de mu-
chas otras maneras a condicin de que tenga solo cinco notas, pero los
1* **ca!a pentatnica y us cinco modos.

ra."A ffis

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1

tu. p

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 MSICAS IT-'NT A T N I C A S KN S I D A MRICA E

musiclogos han convenido en dar este nombre a i; seala que nos ocu-
pa, y que constituye un sistema de dispersin nv idial. En Europa,
se encuentra en ciertos cantos espaoles, en ot os escandinavos, ir-
landeses, glicos y escoceses; y aparece tambi- u en cantos gregoria-
nos, tal como escribe Hugo Riemann en 1916 (18). En Africa apa-
rece profusamente en los cantos negros. En el extremo Oriente
resuena en el Asia meridional y oriental, al punto que la primera ex-
posicin terica del sistema se debe a China. En la Oceana, en los
pases situados al sudeste del Asia, segn Robert Lachmann, aunque
no existe una teora de escalas, por la observacin prctica se des-
cubre la pentatona en melodas y toques instrumentales javaneses y
siameses (13).
/
En el Nuevo continente, la pentatona f u sealada en sus tres
Amricas. En lo que respecta a la nuestra, fu circunscrita a la re-
gin de influencia incaica, primero por los esposos D'Harcourt y
luego por Carlos Vega, quien en su. libro "Panorama de la Msica
Popular Argentina" traza un mapa de dispersin que abarca "no muy
ancha f r a n j a serrana de Ecuador, Per, Bolivia, norte de Chile" y
en lo que respecta a la Argentina, la sita "entre los paralelos 22
y 24 (norte de J u j u y , de Salta y de la gobernacin de los Andes)".
Estos ltimos territorios ocupados por un "estrato arcaico" ( 2 1 ) .
El musiclogo argentino sienta las bases de un vasto "Cancio-
nero Pentatnico" en funcin de la msica incaica, porque considera
que "situados en Sudamrica y hablando de la msica argentina el
rtulo adoptado es inequvoco". Nuestros estudios realizados con
posteridad a dicha afirmacin, nos permiten ampliar considerable-
mente el panorama sudamericano de la pentatona y someter a la
consideracin de los estudiosos de la msica, la existencia de dife-
rentes agrupaciones musicales - cancioneros - que muestran la gama
pentatnica en gran nmero de composiciones vocales o instrumen-
tales. Por esta razn, en reciente publicacin hablamos de msica
Pentatnica incaica, cuando nos referamos al cancionero Pentat-
nico descripto por Vega, ya que la msica a que se refiere correspon-
de a los pueblos que estuvieron sujetos a la hegemona incsica. Y
sealamos adems la pentatona en la msica Andina primitiva y
en la Andina nortea, un grupo de formacin posteolonial, lo mismo
que en la Europea antigua silbica. (2). Escapaba a los lmites de
dicho trabajo el estudio de la msica indgena de los pueblos no "ci-
vilizados", que an resuena "en alejados rincones de Argentina y que
tambin usufructan la pentatona.
 fi ISAliL AP.!.T7,

En el presente artculo, destinado al estudio de este sistema en

la msica sudamericana en general, corresponde la inclusin de los
diferentes conglomerados humanos que la utilizan. Pero antes de
avanzar en la presentacin de dicha msica, quiero destacar que por
encima de la unidad escalstica, hay ritmos y sobre todo giros mel-
dicos y formas de expresin que diferencian esencialmente a los gru-
pos musicales que estudiamos. Por lo general en ellos, la pentato-
ma es una de las bases escalsticas, pues a su lado aparece la tetra-
fona (pentatoma defectiva a veces?) y an la tritona, an ms

L*-lm Quin me lava? Gui-rin. Pennsula de

Paria. Venezuela.
Colectores: F. Carreo y A. Vamitjana.

A y

I P
K.

m m
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 MUSICAS I T NT ATNICAS EN SUDAMRICA

primitivas, o la pentafonia con grados adicionales, que no alteran el

sentido primitivo. Se distingue ia intromisin de nuevos grados en
la escala pentatnica, de ia aparicin de escalas con semitonos como
parte integrante del sistema, en que en el primer caso, las notas agre-
gadas tienen carcter pasajero y pueden ser suprimidas o reempla-
zadas por una nota de la escala pentatnica sin que s u f r a el sentido.
<Je la meloda. Cuando las notas forman parte del sistema, son en
cambio difcilmente reemplazables.

Alabanza de la* nima*. Zunivnco. La Rioja. Argentina.

Canto: Bo<ju Q u e v e d o . Colectora: Isabel Aretx.

Jt3sfn*. ^

l . Jb A,

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 8 l.SAHr.l, AK.TZ

P'.to entremos detalles. Vamos a comenzar nuestra expo-

sicin con dos ejemplos de melodas que conservan neto el sello de
la msica europea, que, en lo que atae a la pentatona, aparece ge-
neralmente asimilada a cantos infantiles y religiosos. As, vase el
La-l venezolano, ejemplo No. 2 ) , de la coleccin Carroo-Vallmit-
j a n a ( 4 ) , intitulado Quin me lava? (**). Esta meloda, aunque
haya podido s u r g i r en Venezuela, carece del aire de las melodas in-
dgenas y de las negras que conocemos. Se asimila a un modo menor
sin segundo ni sexto grados, y ms exactamente a un plagal, en
cuanto presenta la tnica en el centro. Originariamente f u escrita
en comps de 2x4, pero nosotros preferimos presentarla en 2x8, pues
as se destacan m e j o r sus pequeos motivos (***).

Vidalita andina. Cerro Negro. Catamarca.

Argentina. "
Canto y tambor: Josefa Luna. Colectora:
Isabel A ret.

)t10tfrt*.

Atomf- /73 /. tU. _

w m m g ^
Jr -

^ li y i ^ g i

...
(*) P a r a facilitar su comparacin hemos transportado todas las composicio-
nes a un tor.o uniforme, de acuerdo con las escalas presentadas en el ejem-
plo No. 1. La alteracin entre parntesis no tiene ms objeto que dar la
referencia del tono europeo de Fa o de su relativo, para ubicar tonalmente
as escalas. !
(***) Ln nuestros trabajos musieolg-icos, las lneas divisorias enmarcan los pe-
queos pensamientos musicales en dos compases, uno capital, que contiene
e cuerpo de la frase, y otro caudal, con la terminacin o cauda. Estos
co mu ases pueden ser de ijrual o diferente medida. (20).
 9

La meloda del ejemplo No. 3, que recogimos en la provincia a

gentina de La Rioja y se canta en parte del noroeste argn* ino, de
tro de s pentatona habla de una curiosa mezcla de modal gregori:
no (en sus dos primeras frases) y de msica andina, con-todos si
ligados caractersticos. Casi amensural, al punto de obligarnos
usar una serie de signos adicionales para la fijacin de los valor
que di el cantor, muestra sin embargo cierta periodicidad en la r
peticin de los motivos, que justifica el fraseo; pero la libertad <
comps, nos impulsa a utilizar slo el 8 como cifra indicadora de qi
la corchea es unidad simple.
El cancionero que en reciente publicacin he llamado Andii
porque se da en las regiones prximas a los Andes de mi pas nat
incluye numerosas melodas pentatnicas, en medio de otras tetr
fnicas y sobre todo tritnicas, con modalidades muy p a r t i c u l a r
diferentes totalmente de las que caracterizan a la msica pentatni
que veremos despus.
En el ejemplo No. 4 se aprecia una de estas canciones, una \
dalita que lleva acompaamiento de caja o tambor y ' q u e se entoi
sobre todo durante los carnavales o "chaya" en el idioma de los p
bladores autctonos.
El ejemplo No. 5 corresponde a otra Vidalita, muy conocida
la misma provincia argentina. A su lado presento una meloda c<
carcter similar, procedente de Panam (No. 6). Se t r a t a de i
canto de vaqueros, publicado por don Narciso Garay, entre un co
junto de melodas criollas de su pas TJ. Como se ve, se compo;
de dos motivos, uno a cargo del solo y otro entonado por el coi
Este ltimo finaliza en el do, nota terminal dej modo D, pero el p
queo fnotivo que le precede posee mucho ms fuerza a causa de
cuarta, sol-re, al punto que g a r a nuestro odo el fa-la-do final sue:.
como un agregado. Sera muyTtereSflTlt poder llegar a saber
la analoga entre estos cantos es circunstancial, o si es que estam
ante un cancionero con antigua y extensa rea de dispersin.
En cuanto al cancionero Pentatnico incaico, se caracteriza, cor
escribi Carlos Vega, por "el uso exclusivo del pie binario", es dec
por 1a agrupacin de las unidades simples de a dos - dos corcheas
nuestros ejemplos-, pero con diferentes frmulas equivalentes - ce
chea con punto - semicorchea, corchea - dos semicorcheas, semicc
chea - corchea - semicorchea, etc. etc. - que hacen su rtmica variac
en contraposicin con la ms llana de la msica Andina que vim
antes.
 10 ISAfiF.L AKETZ

Vidalita andina. A- nn, La Itioja. Ar-

". lir.a. ti Panatt*: "Canto.""
Colector: Narciso Caray.
Car.lo y tambor: Josefa Luna. Colectora:
tab- At'.

lo
3 A-

m r n m

Ademas, la msica Incaica muestra pequesimos motivos o f r a -

i, de uno o dos pies, que se enhebran en perodos, tambin breves,
tanto la Andina prefiere el f r a s e o amplio. Con el Nj7 ofrece-
un Huaino vocal tpico, que fonograbamos en Per, d u r a n t e nues-
v i a j e de 1942. La meloda presenta pequeas variantes en el
>rso de la ejecucin, pues se repite al infinito. Como se ve, t r a n s -
i r r e en el modo B, y t e r m i n a como es de rigor en esta msica, ba-
|ndo del tercer grado (segunda nota de la escala) al primero. El
inferior es simple duplicacin del do agudo, pues como dijimos al
rincipio, la serie de cinco notas se puede repetir ntegra o parcial-
mente, tanto al grave como al agudo. Este modo B es el preferido
amplia zona que va de J u j u y (Argentina) hasta Per. E n Ecua-
3r, en cambio, sobre todo en la regin de Cuenca, hay predileccin
;r e! ms extrao modo D, segn escribe M a r g a r i t a D'Harcourt. As,
la danza cantada que transcribimos del libro de dicha investiga-
ra. (Vertimos su meloda originariamente escrita en 2x4, al
 MSICAS PF.VTATNICAS F.N SUDAMRICA 11

H'Jirn. l'nno. TVr. Knrlkln. Cueiic, Ecuador.

thrnt: Mm* I'. Cnto 7 tambor: Hme P. Rivtt. Cclwtor.
res: P- M I>nrcc.urt R. r M DHarcourl.
J.96
m

p.c.

SIS m
^Ff
 12 SM'K!. AP.F.TZ

al comps de 2x8, por st el que evidentemente le corresponde si

se qui* ren destacar pequeos motivos tpicos de este cancionero).
Con el N 9 ofrecemos otra meloda, esta vez en modo C, con
el objeto de mostrar otro tipo de fraseo, mixto, muy comn tambin
en esta msica. Se t r a t a de un toque de quena con acompaamiento
de tambor, ejecutado por un indio de la lejana aldea de Huaillamaiv
del departamento de Oruro, en IJolivia.
El cancionero Pentatnico incaico ha ganado numerosos indios
de cultura inferior, que hoy poseen en su haber musical, junto a m-
sicas ms primitivas, melodas tpicas de los pueblos llamados "civi-
lizados". As, los guajibos venezolanos, que, junto a msicas con
mc-dios tonos y otras atemperadas, de pronto brindan melodas como
las que ofrecemos con los nmeros 10 y 11. Una cancin para el baile,
la primera, en cuya ejecucin vocal alterna el solista con el coro.
Un toque de flauta de Pan de una hilera de caas, la segunda, que
muestra por cierto mayor primitivismo. Ambas melodas fueron
fonograbadas por mi esposo y por m, en 1947, y escritas para la
Revista Venezolana de Folklore (17). El canto 10 aparece en modo E.

Huaino. HuatUamarcft, Oruro, Rolivia.

Quena: Francisco Tankara. Colectora: Isabel
A ret

AtV^mt*
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A(o-mfj. y *<.
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ztzar
 MSICAS PENT AT NICAS EN StDAMKICA 13

u e 11 e n modo A. En lo que respecta a este ltimo cabe decir

i la flauta en la cual fu ejecutado - llamada Jiba-, est construida
cinco caitas -carrizos- que producen precisamente la escala pen-
&nica.
Casi al lado de este tipo de msicas, hemos recogido en Bohvia,
i y noroeste argentino, otro grupo de melodas pentatnicas, con
ctersticas rtmicas muy diferentes, que subraya el uso del pie
ario - agrupacin de tres corcheas o su equivalente, si se toma
vez esta figura por unidad simple. Sin entrar a considerar por
si el pie ternario f u conocido por estos indios con antelacin

Coporo. Carito guajibo para bailar. 1 To-

tumo, G u rico. Venezuela.
C a n t o , solo y c o r r o . Colectores: Isabel Areti
y L. F. E&mn y Rivera.

- t t J f l ^EE
Cofc
-ft-i- 2 *- 1
J
-10

= 3 = 1 =

i - t
1L iJ-J H

V
* ,
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conquista del espaol, nos limitamos a sealar este hecho, que

lotra parte ha sido ya suficientemente ejemplificado por anterio-
finvestigadores. Estas melodas ternarias se comportan sin duda
ina manera particular, que obliga a reuniras en un solo mazo.
Jue presentamos con el No. 12 es buen ejemplo y puede parango-
con la argentina No. 13, perteneciente a la especie denominada
1. La boliviana corresponde al modo B y c-n este caso la tnica
arriba, sin que esto sea imposicin del cancionero. La argenti-
nuestra claro modo A con terminacin muy tpica.
14 ISAREF. ARF.TZ

Toque dt Y lauta de Pan. jnra bailar. F.l

Totumo, Guarico, Venezuela.
Colectores: Isubel Aretx y L. F. Iiamon
y Rivera.

J 63

T H 3 T 7

p . } | n

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 MSICAS rENTATNICAS EN SUDAMRICA 15

Melodas semejantes, tetrafnicas unas, con semitonos otras,

muchas veces con cuarta aumentada, sobre escala bimodal gran nu-
mero de ellas, y en paralelo de terceras, se recogen con abundancia
en Argentina, sobre todo en la especie denominada Vidala. No po-

Vidala. Ro Chico, Tucumn. Arirentina

Uos.no. Tinkipaya. Potos. Bolivia.
Canto 7 Caja: Jess Fuensalida. Colector:
en: Justo Fernndez. Colectora: Isabel Isabel A ret.
Are*.

f-

demos a f i r m a r hoy, si la escala pentatnica le llega en prstamo,

pero en todo caso debe sealarse la existencia de un vasto nmero
ue me rtdia
' s sobre esta escala y con esta particularidad rtmica en
 10 ISAIKL ARETZ

.jx tensa zona de Bovia y Per, y muy especialmente entre los indio-i
avmaras, y regiones adyacentes a su zona de dispersin. Adems,
-oseemos algn ejemplo similar tomado por nosotros entre los indios
araucanos de Chile.
Dentro de este mismo ritmo, pero con lincamientos musicales dis-
tintos, en cuanto proceden preferentemente por saltos de cuarta o de
tercera, hallamos ciertas composiciones, que en algn caso se sirven de
la gama pentatnica sin ser la suya exclusiva. Me refiero a cierta
msica de los indios goajiros ( E j . N- 14) que guarda corresponden-
cia con la Marcha para Santos, que recogimos en Tucumn, Argen-
tina .y que ofrecemos tambin ( E j . No. 15). La cancin No. 14, que
Cancin "Imposibilidad de casarse con un
rrimo". Indios de la tribu El Torito, Pe-
nnsula Goajira, Colectores: Servicio de Cul-
tura Obrera del Ministerio del Trabajo.
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Ti u n
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3E3E m
 MSICAS FENTATNICAS EN SUDAM 17

t r a n s c r i t a por m i esposo (15), muestra giros muy particulares,

ella alternan pequeas frases sobre las notas del acorde perfecto
ror en posicin le sexta (la'-do-fa), con la cuarta sol-re, con el
egado a veces do la nota intermedia fa. La composicin descan-
lobre el do, por lo que puede considerarse como modo C. La bor-
ura inicial que va desde el mi natural al sol, no altera el carc-
pentatnico de la composicin. En cuanto a la Marcha tucumana,
sealamos sus caractersticas principales en nuestro cancionero
Marcha para Sanio. Concepcin. Tucumn.
Argentina

nauta de caa y cera: Manuel V. Cervin.

Colectora: Isabel Aretx.

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 ISARl.l, ARKT7.

dedicado al ( -ludio exhaustivo de la msica de aquella provincia (3)

entre ellas, su curiosa terminacin en modo E.
Cantos pcntatnicos muy distintos a todos los observados, apa
receu entre los indios chaquenses de Argentina y Paraguay. Tar
pronto pcntatnicos y an ms a menudo tetrafnicos, los hemos !<
cogido sobro todo entre los indios del grupo mascoi: sanaparux, <jua
n, angait y lengua, y tambin entre los macc y los matacos
Aparte la gama, todos tienen en comn determinados giros y sobr<
todo su expresin. Por los ejemplos 1G a 20 puede observarse cm
Canto de Ronda. Kilmetro 40, Chaco para-
guayo.

Corro de indios sanapan. Colectores: Isabel

Arets y Carlos Vega.

*"T*n 'L
-4- :
a a c ti <--

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^ tw+ t, Ut t-Ct

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o* c, e t t c

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el ritmo inicial se repite con uniformidad. Adems, las melod;

proceden casi siempre por grados conjuntos, desde el registro ag
do al grave. (Es necesario destacar cmo en general, todos l
cantos aborgenes, sean indios o negros, se explayan en forma de
cendente, sin que sto venga a resultar una caracterstica exclusiva, <
cuanto existe mucha msica folklrica europea, que procede de
misma manera). Todos los cantos chaquenses se entonan golpea
 MSICAS TKNTATMCA3 EN SUDA M R I C A 1'.

P'.erto Sastre. Cba.ro para- Canto da ronda. Puerto Pinaftco, Chaco p*-
Car-c ronda.
e-jayo. ravrjnyt,.
Corro de indio* angait. Colectores: Iaalx'l
( cini. Colector: Iaabel
Aretx y Carlos Vfp.
^ dC ' t u r Cari. Vera

J tii *
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 O,-) ISAHEI, ARETZ

do cada nota y liga-do al mismo tiempo dos o ms grados, lo que le:,

confiere un carcter anhelante, casi angustioso, a ello se agreda
una voz robusta como la de dichos indios, y su percutir vigoroso y
constante con la maraca, se tendr idea aproximada de la individua-
lidad de esta msica. Cuatro de las cinco melodas que ofrecemos
aparecen en modo B y una, la No. 17 sobre el A. Pero los restantes
modos concurren en varias de las melodas que registramos a estos
indios, sobre todo el C, del cual poseemos diferentes ejemplos. En
C a n t o de c a z a . P u e r t o S a s t r e . C h a c o paraguayo.

Corro de indios ruan. Colectores: Isabel Aretz y Carlos Vega

o, aX Ut clC a- "

M ^ f ^ j ^ i i t j h ' \ n r r m
 MSICAS nE N T A T N I C A S EN SUDAM.R1CA 21

todas ellas es muy interesante oir cmo el cambio de vocal da color

nuevo a las notas repetidas.
Estas composiciones, vocales por lo general, se reproducen con
sus mismos giros en algunos toques instrumentales; as en la N ' 20
de los macc, que fu ejecutada en un violn rstico construido por
el propio ejecutante.
Carcter semejante ofrecen ciertos cantos pentatnicos del grupo
amaznico de los caribes, que anot el musiclogo alemn Erich M.
von Hornbostel, de los fonogramas obtenidos por Koch-Grnberg,

Aira de Vloliu rnico. Chaco asunceo. Vlolfn rstico: Mtapuc (Indio* maci).
Colectores: Isabel A reta y Carlos Vesr. i

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entre los indios makuschi y wapischana, en la extensa zona que va

del Roraima al Orinoco. Con el No. 21 ofrecemos un canto para el
baile de ios hombres Muru, que, hablando musicalmente transcurre
en el modo E. y con el No. 22 damos otro del Muari, en modo
C. Hornbostel escribe que "A pesar de la libertad que reina
en los compases, los cantos son rigurosamente rtmicos. De esto
cuida la constancia del "tempo", que no slo es severamente obser-
vado dentro de un canto (exceptuando la primera parte de los cantos
curativos), sino que se conserva igual entre una ejecucin y su re-
 22 ISAHM. AKETZ

peticin". Esto observa muy bien en el car.to No. 21, (XVI de

la coleccin de Iv.Kh-Grnborg), el cual se parece bastante a loa can-
tos chaquenses en su proceder por grados conjuntos y por su regula-
ridad rtmica, al punto que la primera parte del mismo podra escri-
birse en 2 x p a r a separar el comps capital del caudal, de acuerdo
con el mtodo de Carlos Vega que seguimos en todos nuestros traba-
jos musicolgicos cuando se t r a t a de escribir la msica mensural.
En cuanto a los tres ltimos compases, contienen dos frases con capi-
tal doble, bastante escondidas por la escritura tradicional, que llena
compases de igual duracin. Este defecto terico, lo he subsanado
en parte en la escritura de la meloda No. 22, en cuanto su verdade-
r a estructura apareca escondida dentro del comps de compasillo
binario. As, liberada de la divisin rigurosa, creo que sus frases se
distinguen mejor. (Las lneas negras figuran en el original, las pun-
teadas las agregu yo suprimiendo otras lneas negras).
E n la Amazonia colombiana, segn los ejemplos musicales pu-
blicados en t r a b a j o de F r a y Francisco de Igualada, aparecen me-
lodas pentatnicas, de ritmo muy sencillo, semejantes a las chaquen-
ses y a la primera que ofrecimos de Koch-Grnberg. Corresponden
a los grupos indgenas denominados carijonas, huitotos, sibundoyes y
coreguajes, y pueden consultarse en la obra que ofrecemos en la lista
bibliogrfica (10).
Distinta modalidad presentan los cantos pentatnicos y tetraf-
nicos que hemos hallado entre los indios araucanos. En general,
su msica se diferencia fundamentalmente de la de otros aborgenes
sudamericanos. E n primer trmino, por el empleo que hace el a-
raucano de la variacin. La otra, an ms importante, es por el uso
inequvoco de pequeos arrastres y apoyaturas, que ejecutan con gran
rapidez, por salto muchas veces, y en forma casi imperceptible las
ms. La cancin No. 23 puede servir de ejemplo. Como es fcil
observar, en esta meloda no existen dos frases semejantes; y ni
siquiera la tnica se precisa con exactitud.
Curiosamente, la f r a s e inicial de" esta composicin guarda cierta
relacin ccn la correspondiente de la danza que vimos antes (No. 22).
Aqu, como en todos los canto3 de estos indios, la meloda se entona
sin respirar, hasta que se le acaba el aliento al cantor. El texto
anotado corresponde a lo que se oye del disco, lo mismo que en
los cantos que ofrecimos del Chaco paraguayo. Lo anotamos sola-
mente como gua para los ligados, pues el desconocimiento del idioma
indgena nos impide controlar la exactitud de lo escrito.
 MSICAS PENTATNICAS FV SUDAMRICA 23
Canto para I baile d lo, homhrv. Viaje del Roraima al Orrx-y

Indio naiiuwhl T wapiacSana. Colector: T. Koch-Griinbcrar.

J s /joo
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Vi4 V * : i

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C a n t o p a r a e) b a i l e de loa S o m b r e a , M i n a r i. V i a j e del R e r a i m a al O r i n o c o . Indio m a i o a -

rfcl 7 "apiachana. Colector: T. Koch-Crfln berz.

j p - W tl^ . r ^

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T
 21

Otro captulo sumamente interesante es <>1 que se refiere a la

pentatoma negra, bien conocida en Africa y sealada en los.Estado.-
Unidos on numerosos Negro Spirituals. que a pesar de su mesti-
z a j e con corales protestantes, poseen en muchos casos la vena mel-
dica africana.
Cancin "Versada para el pingo Tordillo". Lago I>acar, Neuqun. Argentina. Canto:

Carmen Aranio (india araucana). Colectores: IsuM A r e t l y Carlos Veza.

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 MSICAS rr.NTATNICAS EN SUDAMRICA 2>

En Centro Amrica, se conservan cantos afros mucho ms

puros, segn pudimos observar en la coleccin quf" valoriza la obra
de don Fernando Ortiz "Los Bailes y el Teatro de los Negros en el
Folklore de Cuba".
En Sudamrica, los cantos negros aparecen tambin con toda
pureza en Brasil (al lado, desde luego, de otros mestizados). En
Venezuela, en cambio, donde los ritos religiosos negros se han per-
C o r r o y t a m b o r * * neKToa. Colectores: M. r
Kata para Oshosl. Baha. Brasil.
etvti F. Herxkowlts.

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dido, su folklore musical recibe la influencia de diversas corrientes

musicales, y gana en venezolanidad a medida que se diluye su as-
cendiente africano. Esto no ocurre en cambio con los meros toques
tambor, sin equivalente-dentro del mundo folklrico criollo o
europeo.
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La pc-ntatona apenas se supiere hasta ahora en algunos can .os

negros de Venezuela, impuros todos. En Brasil, en cambio, aparece
con prolusin. (No sabemos an qu ocurre en las costas del Paci-
fico, donde urge una recopilacin musical entre los negros y sus des-
cendientes ms o menos puros).
La pentatona negra brasilera (lo mismo que la cubana), que
alterna muchas veces tambin con la tetrafona como entre ciertos
aborgenes que estudiamos antes, muestra diferentes vetas meldi-
cas. Creo que-un estudio ms profundo, sobre mayor nmero de
composiciones, puede llevar al reconocimiento de dos o ms cancio-
neros negros tetra-pentatnicos. Por ahora, me limitar a ofrece
un par de melodas de Baha, que difieren por su ritmo y espritu
Ambas fueron fonograbadas por los espqsos Herzcowitz, dos estu-
diosos norteamericanos, y escritas por mi esposo, de los discos pu-
blicados (9). La primera de ellas No. 24, en modo A, muestra rit-
mo preciso, a base de agrupaciones binarias, similar al que se obser-
va en ciertas melodas aborgenes, sobre todo en las que caracterizar
al cancionero Pentatnico incaico. Pero existe una diferencia fun-
damental que no se percibe en la simple escritura de los cantos, y es
que, mientras los incaicos se ejecutan en un instrumento (quena por
lo comn) o se cantan siempre al unsono con acompaamiento de
un membranfono, en los cantos negros participa un solista y un
coro en forma alternada, y se superpone el percutir polirrtmico de
una batera de tambores que con el calor de la ejecucin, llega a ocu-
p a r el primer puesto' dentro del conjunto. Esto, sin hablar de la
forma de expresin de los cantores en s, que es tambin muy
diferente.

El segundo ejemplo (No. 25), un Ket p a r a Nan, es muestra

elocuente de un tipo de cantos rtmicamente muy libres* por su es-
pritu difiere totalmente del anterior, a pesar: de que la meloda des-
cansa otra vez con periodicidad sobre el do (Modo A ) .
Varios ejemplos ms de pentatona negra, pueden observarse en
la interesante obra de Oneyda Alvarenga, dedicada a la msica popu-
lar de su pas (1), en donde adems se pueden apreciar muchos cantos
mestizos.
En general, pensamos que con las melodas transcriptas y las
mencionadas, queda bosquejada la dispersin de la pentatona en
Sudamrica, y sobre todo, sealada la existencia de diversos cancio-
neros que usufructan el sistema, sea con exclusividad o en combi-
 MSICAS r r . N T A T N I C A S EN SUUAMfiKICA 27

nacin con la tetrafona - que sera objeto de prximo trabajo - e in-

clusive la tritna que alterna en algn caso con aqullos. Por razo-
nes obvias, no consideramos aqu y slo mencionamos al pasar, la
msica mestiza que lleva base pentatnica con el agregado circuns-
tancial de medios tonos, que en muchos'casos da erigen a nuevas fa-
milias rhusicales.
Ket para Nan. Baha, Braail. Corro y tamborea negrea. Colcctorw: M. y F. HerekowlU.

Plodem.
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