Lógica y Lenguaje
Lógica y Lenguaje
Lógica y Lenguaje
OBJETIVO
Diferenciar la lógica como ciencia general de la Lógica Jurídica como rama del Derecho; así
mismo, reconocer, dentro de diversas posibilidades de comunicación, el lenguaje de la lógica,
a través del estudio de las funciones básicas del lenguaje y de las formas del discurso.
TEMA 1. LOGICA JURIDICA
En este tema se desarrolla la lógica jurídica y se establece la importancia de la misma.
Kalinowski (1973)
Considera como tal aquella rama del Derecho que se encarga de estudiar la coherencia
lingüística de los diversos actos de la vida jurídica, como son:
• La creación de la norma, en la cual se estudia la coherencia del lenguaje de la norma o
lenguaje primario contenido en el sistema jurídico en la cual se inserta.
• La interpretación de la norma, estudiando en este caso el lenguaje de los juristas en
sentido amplio, es decir, de todo aquel especialista o aun lego que exprese su pensamiento
en el contexto jurídico.
• La aplicación de la norma, al analizar el raciocinio jurídico de aquel llamado a decidir la
situación o controversia planteada, en virtud de la competencia que su cargo le confiere.
Por lo tanto, la Lógica Jurídica es una rama imprescindible dentro de la ciencia del Derecho,
pues le transmite coherencia a todo contenido expresado dentro de su contexto. Cualquier
acto oral o escrito que se genere en la orbita jurídica, exige coherencia entre el Derecho que
se esgrime y los hechos que se ventilan; por ello, la trascendental importancia de vigilar que
todo aquel contenido lingüístico expresado dentro de este contexto normativo esté orientado
por los requisitos de forma y estructura establecidos en la lógica general.
• Función descriptiva
El lenguaje se utiliza de forma unívoca, sin intención posterior, cuando se da a conocer la
realidad, es decir, los hechos ocurridos o los que se proyectan hacia el futuro. Los contenidos
informativos se caracterizan por ser verdaderos o falsos, por ello conforman el lenguaje de la
lógica. Esta función es de especial interés en la realización de análisis.
Ejemplo
a. El accidente ocurrió a las 2:00 PM en la avenida 8 con calle 77.
b. Dentro de los cinco primero días del mes de diciembre se presentará en Maracaibo el
cantautor venezolano Simón Díaz.
c. Ningún Oso es azul.
d. El juez sentenció el caso a favor de la parte demandante.
e. Maracaibo es una ciudad fría.
• Función prescriptiva
Cuando se expresa una orden, un mandato o una motivación con la obvia finalidad de dirigir
al receptor hacia determinada conducta o comportamiento, se está en presencia de la
función prescriptiva. A diferencia de la anterior no puede ser considerada como verdadera o
falsa, porque persigue una función intrínseca para el emisor, puede considerarse, más bien,
como pertinente o impertinente. La función prescriptiva, al formular un mandato,
corresponde al lenguaje de la norma jurídica, pues presenta el “deber ser” como verbo o
cópula que impone una determinada conducta al destinatario de la misma.
La función prescriptiva, será importante reconocer en el análisis de la falacia.
Ejemplo
a. Debe estar en el Tribunal a las 3:00 PM de la tarde.
b. Estudia una hora todos los días y entenderás mejor la materia.
c. Te recomiendo que comas vegetales.
d. Los hijos de Petra son muy considerados con su madre.
e. Qué bueno es tener amigos sinceros (falacia de énfasis)
•Función Expresiva
En esta función el emisor expresa sus sentimientos, da a conocer sus emociones; para ello
cuenta con el abanico ilimitado de posibilidades que comprende desde la sorpresa, agrado,
desagrado, admiración, alegría, impaciencia, nostalgia, felicidad, miedo, hasta el terror,
entre otras. En esta función, la carga subjetiva del lenguaje circunscribe el análisis a la
valoración de la sinceridad o insinceridad de los contenidos expresados.
Ejemplo
a. ¡Este cafetín siempre está lleno!
b. Los días nublados me recuerdan lo bien que pasé mis vacaciones en Mérida.
c. A los marabinos nos gusta la temperatura de nuestra ciudad.
d. Las películas de terror son estresantes.
Ejemplo
“Los 80 años muy bien bailaos de Oscar Yánez y la irreverencia humorística de Claudio Nazca
forman la poderosa dupla del humor que mañana a las 5.00 de la tarde hará estallar de risa a
los asistentes de Así son las cosas, 80 años de humor y amor, show que presentará en el
Centro de Bellas Artes una fusión entre la cordura y la locura”.
Idea descriptiva:
En sus 80años, Oscar Yánez se presentará junto con el humorista Claudio Nazca mañana a las
5.00 de la tarde en el Centro de Bellas Artes con el show Así son las cosas, 80 años de humor
y amor.
La redacción de la idea descriptiva puede presentar diferencias de estilo entre una persona y
otra, lo cual, es perfectamente aceptable siempre y cuando se mantenga el sentido de los
hechos presentes en el contenido analizado.
• Discurso Declarativo
Es el discurso que espejea la realidad, es decir, el que habla del mundo; del pasado, presente
o futuro; de lo que en él sucede o se proyecta en el tiempo. La forma declarativa del discurso
marcha en sintonía con la función descriptiva pues al expresar la realidad prescinde del
elemento subjetivo, en aras de la objetividad. La función descriptiva del lenguaje y el
discurso declarativo conforman en el lenguaje de la lógica.
Ejemplo
a. Este mes de diciembre será de bajas temperaturas en la ciudad de Maracaibo.
b. La hora de inicio del acto conciliatorio fue a las nueve de la mañana.
c. El expediente tiene 400 folios.
•Discurso Imperativo
Este discurso, contiene órdenes o mandatos expresos dirigidos al cumplimiento de
determinadas conductas o comportamientos. Se acerca a la forma prescriptiva del lenguaje
pero con la diferencia de no considerar la motivación porque ésta depende de la voluntad del
receptor, posibilidad que no contempla esta forma de discurso. Esta es la forma discursiva de
la norma jurídica.
Ejemplo
a. Los abogados deben entrar en la sala del Tribunal con corbata.
b. Solo se permitirá ver el libro de registro inmobiliario por la ventanilla, con la presencia del
funcionario.
c. Preséntese a las tres de la tarde en la sede del seguro.
Discurso Exclamativo
El discurso exclamativo presenta una carga subjetiva que lo identifica con la función
expresiva, por la carga emocional que conlleva; como su nombre lo indica, expresa
admiración, sorpresa, duda, alegría, pena, indignación, cólera, asombro o cualquier otro
afecto por parte de quien lo formula.
Ejemplo
a. ¡Qué amplio es el local!
b. ¡Mira lo bonita que quedó la nueva imagen!
c. ¡No puedo creer lo que me estás contando!
Ejemplo
“Con un importante despliegue logístico se realizó la reinauguración de Extra Motors,
reconocido concesionario de la Fortum perteneciente al grupo Arit. De manos de dos
directivos cayó la cinta dando oficial apertura a la impresionante sede, diseñada para la total
comodidad del cliente. Culminado el evento los invitados disfrutaron de un emotivo brindis y
del agradable ambiente de la velada.”
Las notas que aquí presento refieren aquella etapa que describe la necesaria
experiencia previa con la cual tienen y deben contar los legisladores como
miembros y representantes de una comunidad político social, y su estrecha
vinculación con los actuales y vigentes procedimientos, tanto formales como
informales, que se siguen en el interior de las Cámaras del Congreso Federal,
para preparar, iniciar, dictaminar, discutir y aprobar las iniciativas de ley para
convertirlas en norma jurídica vigente. Actividades, todas ellas, que requieren
conocimientos previos y aplicación de técnicas que tienen reglas y principios,
dentro de un orden y procedimiento lógico.
Este ensayo tiene como principal objetivo divulgar el conjunto de conocimientos
que un legislador puede poner en práctica cuando asume la trascendental tarea
de iniciar o participar en el proceso constitutivo de las normas del Derecho.
El texto organiza una explicación sobre los principios y la lógica que usan los
legisladores para construir el lenguaje de la ley. Se parte de la idea de que el
legislador aplica, porque conoce, una lógica propia del proceso parlamentario.
Que otra es la lógica del Derecho, que abarca las operaciones fundamentales
del concepto, juicio y raciocinio con clara y plena aplicación en el campo del
deber; y otra más, complementaria, es la aplicación de la lógica general
entendida como una ciencia aplicable en sus dos aspectos: a) el normativo, que
da las normas o reglas, para saber si algo está bien o mal hecho; y b) la de
ciencia aplicada, arte o técnica, que señala el procedimiento pertinente y
apropiado para realizar algo.
Uno de los objetivos que se persiguen es proponer una reflexión que vincule
los diversos tipos de reglas que rigen el orden jurídico parlamentario y las
reglas de carácter lógico que debe seguir el legislador para llevar a cabo
apropiada, pertinente y eficazmente su función legislativa. Entre ellas
destacaremos el análisis lógico lingüístico de las proposiciones jurídicas por
construir y construidas, para explicitar la posible existencia de esta nueva
rama de la lógica: la lógica parlamentaria.
Al plantear y delinear, únicamente, la existencia de un fenómeno del
pensamiento cuya función es generar normas de carácter jurídico, se
persigue bosquejar un plano provisional de un campo de conocimiento aún
inexplorado.
Pero en el curso del trabajo he creído llegar más lejos. Estimo que la lógica
parlamentaria, como una rama aplicada de la lógica general, tiene grande
importancia para ordenar, comprender, formar, explicar y desentrañar el
aparente misterio de unas reglas (aún ignoradas) que se contienen en los
métodos de creación normativa. Además, existen las determinantes lógicas
del lenguaje jurídico que atienden tanto al contenido como a la forma de los
preceptos de las leyes.
Todo esto tiene un sólido fundamento ya que el pensamiento discurre a
través de las palabras que para formar un conocimiento sea particular o
universal, requieren de la organización y estructura que les proporciona la
aplicación de ciertos y propios postulados lógicos.
Esta clase de lógica aplicada, que toma fundamentos de la lógica formal y
principios y métodos que le proporcionan otras lógicas aplicadas, ni
encasilla ni encierra la actividad del legislador a los rígidos moldes de un
pensamiento estricto. Por el contrario, la lógica parlamentaria permite que
las normas se redacten en forma correcta, justa, posible, con la precisión de
un lenguaje flexible y asequible a los derechos y responsabilidades que
contiene, conveniente al tiempo y al lugar en que se expide, necesaria, útil
y clara para que nadie caiga en engaño por su oscuridad o defecto en su
redacción.
En efecto, como afirma Rodolfo Pagano los ejemplos de “mala” redacción
legislativa están a la vista de todos. Sus características son muy variadas:
ambigüedad sintáctica y semántica, antinomias, redundancias, abuso de las
remisiones, frecuencia de citas no textuales, referencias a normas
abrogadas o no pertinentes, abrogaciones innominadas, derogaciones
tácitas, normas intrusas, disposiciones manifiesto, incoherencia entre los
fines declarados y las disposiciones normativas, fragmentación de la
normativa en lugar de una disciplina orgánica, estratificación de las normas
en lugar de un texto nuevo, confusión o ignorancia de vocablos que tienen
un preciso significado técnicojurídico, permisibilidad de derogar
disposiciones de segundo orden normativo mediante la aplicación de
acuerdos administrativos del Ejecutivo, por sólo citar algunos de los casos
más comunes.
La aplicación de la lógica reduce discrepancias de la realidad con la idea,
precisa la importancia de los conceptos y fundamenta en el juicio de la ley
el silogismo de la hipótesis normativa. Igualmente abre causes para integrar
en un sólo haz de voluntad, todas las características que reúnen los
legisladores para hacer la ley: conocimiento directo del problema real,
competencia en la materia objeto de la norma, sensibilidad y evaluación
política de los intereses en juego, nociones o conocimientos explícitos de
orden jurídico, habilidad para sintetizar y reducir el cuerpo y los elementos
de los problemas o negocios puestos a su conocimiento y, por último,
facilidad y claridad al redactar el lenguaje normativo.
Bajo esta óptica, los temas propuestos constituyen un rico filón para el
análisis de las cuestiones parlamentarias. La falta de literatura
especializada, justifica plenamente la necesidad de realizar estudios de
exploración sobre algunos de los tópicos hoy ausentes del trabajo e
investigación jurídica como es la lógica y el lenguaje que emplea el
Legislador para crear normas jurídicas. Hay una exigencia latente en el
propio medio parlamentario, con el propósito de documentar y trasmitir la
riqueza de la experiencia histórica, referida a los aspectos esenciales de la
operación normativa de los órganos generadores del Derecho. De igual
forma, urge la afirmación y ordenación científica de la existencia de un
conjunto de reglas lógicas que norman la actividad de producción intelectual
jurídica de los miembros de las Cámaras.
Deseo, con estas reflexiones, aportar un nuevo enfoque de discusión para
que, dentro del campo de la doctrina, se pueda configurar la lógica
legislativa que ordena la metodología del proceso legislativo. Además,
exponer la existencia de reglas de naturaleza lógica, aún no develadas por
el investigador parlamentario.
No obstante que el tema que se aborda ahora es de suyo complejo,
considero que también en este texto -aunque en forma elemental-, se
plantean de manera didáctica diferentes problemas teóricos y prácticos de
la lógica parlamentaria o legislativa (como se acepte) que sirven para
fundar y regir el pensamiento y el conocimiento jurídico legislativo.
4. El uso de la lógica
Los legisladores aplican la lógica. Su trabajo no puede desarrollarse sin esta
importante herramienta. Hoy en día, puede afirmarse que la lógica estudia
las leyes generales del cambio, tal como operan en la totalidad del universo.
Por otra parte, tal como se descubre con la observación más somera, el
hombre reflexiona antes de actuar, primero traza los planes de su actividad
y sólo después los pone en ejecución práctica. Sobre todo, cuando quiere
actuar con éxito, tiene que pensar; debe conocer las condiciones y las
posibilidades de su acción, antes de ejecutarla. Por lo tanto, la lógica es
aplicada por el hombre en la realización de sus actividades fructuosas,
porque en ella se resumen los resultados del conocimiento y por ella se
advierten los medios de su aplicación.
En consecuencia, la lógica no es únicamente el instrumento empleado para
elaborar la ciencia, sino que constituye la expresión activa de la entraña
misma de los procesos naturales y sociales y es, ante todo, el instrumento
para la actuación práctica del hombre en el mundo.
Aplicando sus principios acceden al conocimiento político de la realidad
social, de sus complejas interrelaciones de intereses, al entramado de las
cuestiones económicas, los problemas que viven las comunidades, y
participan de la voluntad colectiva de transformación democrática de las
formas de gobierno y de la convivencia comunitaria. Hoy en día, el mandato
representativo del legislador tiene nuevos contenidos y perfiles; es más
tecnificado porque así lo exigen las nuevas leyes; difiere, radicalmente, de
la concepción tradicional del mismo.
Por diversas razones, que no corresponde analizar en el presente trabajo, al
igual que los partidos políticos la sociedad civil está tomando un curso de
acciones razonablemente más agresivas, más incisivas, de mayor presencia
y determinación. Por primera vez en muchos años, una parte considerable
del poder político, atribuido al Estado o a los titulares de los órganos de
gobierno, se encuentra en un acelerado proceso democratizador que se ha
ido desplazando hacia los grupos organizados con vocación gestionaria para
que lo ejerzan corresponsablemente tanto en la conducción gubernamental
como y en forma paralela a la acción pública de la prestación de los
servicios públicos, particularmente en los procesos y asuntos electorales.
En este entorno, se desempeñan los legisladores. Tienen necesidad de
conocer el rumbo que quiere la sociedad y el peso específico de los grupos
políticos activistas, para contrastarlo con la realidad a fin de encontrar un
equilibrio entre todo ello y las posibilidades reales de organizar por medio
de leyes democrática, justas y eficaces los recursos materiales, económicos,
financieros y humanos, a fin de redistribuirlos más equitativamente por la
vía de la prestación de servicios o la creación de oportunidades, con el fin
de concretar objetivos tangibles, de acuerdo a los principios y postulados de
la ideología por la cual luchan.
Comprender cabalmente este complejo mundo de fenómenos exige la
aplicación de métodos eficaces de conocimiento. No es suficiente con tratar
de aplicar el llamado sentido común ni expresar el deseo manifiesto de
servir o tratar de solucionar empíricamente los problemas. Se requiere el
empleo de las imprescindibles reglas de la lógica para razonar en forma
correcta y poder tomar conciencia cierta del entorno, prever el curso del
tiempo, deslindar los campos y planos circunstanciales de los valores en
juego y su relación con el espacio objetivo, atribuir el correcto significado a
los hechos, identificar la voluntad social diferenciándola de la voluntad
política de los grupos, y singularizar los factores y los actores reales de
poder, para definir los alcances de su intervención.
Se puede decir que el legislador concibe al hombre como ser
eminentemente social, como el principio y fin de su acción y poder político,
como destinatario final de toda cultura y civilización; en suma: como la
medida del supremo valor de justicia que postula el derecho.
De igual manera el legislador usa dos tipos de lógica: aquella que se ha
definido como la suma de varias lógicas cuyos principios conoce o infiere,
que permiten aplicar “razonablemente” ciertas reglas de criterio para
orientar su pensamiento en forma correcta y verdadera, tanto en sus
dimensiones de formal e informal; también aplica la lógica del derecho.
Cada una opera en momentos diferentes; no obstante al interactuar hay
interferencias, superposiciones y combinaciones entre ambas.
La aplicación de la lógica permite al legislador desentrañar el verdadero
significado de los problemas que analiza, en tanto que la utilización de los
principios generales del derecho, así como los especiales de la lógica
jurídica, le permitirán construir una proposición legislativa factible de
convertirse en ley; es decir, puede transformar su deseo y expectativa de
legislar en cierta materia o asunto, en una concreta realidad jurídica.
La técnica del razonamiento utilizando el método de las ciencias, se
complementa con el uso de la técnica y la lógica del razonamiento legal. Sin
olvidar que la norma jurídica que se producirá es un trozo de vida y
conducta humana objetivada, en la cual se encarna y establece un tipo de
acción humana que, después de haber sido vivida o pensada por el
legislador, queda como plan que se convierte en pauta normativa para las
personas y cuyo valor de aplicación se apoya en el poder jurídico del Estado.
La importancia de emplear un método de trabajo y la determinación formal
de ceñir la actividad del conocimiento y del pensamiento a ciertas reglas
instrumentales, permiten al legislador organizar y ordenar su trabajo
científico. Los métodos de la ciencia de empleo más común y que por su
eficacia se recomiendan para el trabajo legislativo son, entre otros: a)
Método deductivo, b) Método inductivo, c) Método analítico, d) Método
sintético, e) Método estadístico y f) Método analógico.
Cualquiera resulta apropiado para la investigación del legislador ya que,
cada uno por su composición instrumental, le permitirá abordar los
fenómenos que estudie desde una visión esquemática integral, para
describir tanto su perspectiva general como cada uno de los elementos
específicos que les sean comunes. Por consecuencia, del necesario proceso
de abstracción de los fenómenos investigados, deviene la validez del
método científico seleccionado que debe reunir, básicamente, las
características de objetividad, racionalidad y sistematicidad.
En este punto es conveniente recordar la definición del conocimiento para
evitar, hasta donde sea posible, la confusión que se presenta entre
conocimiento y pensamiento, derivada de la existencia de dos tipos de
representaciones internas, muy diferentes las unas de las otras y
completamente irreductibles.
Unas son las representaciones sensibles y otras las representaciones
intelectuales.
Las primeras son singulares, captadas por medios de los sentidos, reciben el
nombre de imágenes y no son objeto de estudio directo de la lógica; las
segundas, son universales, es decir, aplicables a los objetos que presentan
características iguales, se captan por un proceso intelectivo, se llaman
pensamientos y constituyen el objeto material de la lógica.
El conocimiento es la operación por la cual el legislador obtiene
representaciones internas de un objeto, por lo tanto, tiene cuatro
elementos: a) el sujeto, que es la persona que conoce, que a través de los
sentidos capta y se posesiona de las características de un objeto o
fenómeno de la realidad; b) el objeto, que es la cosa que se conoce por el
sujeto; c) la representación, que es el contenido captado en la facultad
cognoscitiva y que se refiere a un objeto; y, d) la llamada operación, que
consiste en el acto mismo del conocer.
El pensamiento en general, tiene tres operaciones típicas: la idea, el juicio y
el raciocinio. Y tres expresiones con las que se concreta: el término o
palabra, la composición y la argumentación; o, explicado de otra manera, el
término es la expresión externa ya sea oral o escrita de una idea. La
proposición, de igual manera, es la expresión de un juicio. En tanto que, la
argumentación, resulta ser la expresión de un raciocinio o razonamiento.
La idea o concepto es la representación de un objeto en el plano del
pensamiento, sin afirmar ni negar nada acerca de él. El juicio es la
afirmación o negación de una idea respecto a otra, es decir, una operación
intelectiva, por la cual se afirma o se niega un predicado de un sujeto. El
raciocinio es la obtención de un nuevo conocimiento a partir de otros ya
establecidos.
7. La idea
Para construir la estructura del conocimiento, el primer elemento resulta ser
la palabra y el contenido que encierra. El conjunto de palabras forman
trozos de lenguaje. Oraciones conteniendo conceptos, productos del
comportamiento lingüístico ya que, en esencia, los lenguajes resultan ser
formas convencionales de comunicación entre los hombres, que cobran
plena expresión cuando interactúan como medios abstractos de intercambio
lingüístico.
La palabra es la clave para representar los conceptos. En sí mismas, las
palabras no son conceptos, porque su integración se realiza mediante
fonemas o se objetiva a través de rasgos escritos o tipográficos
convencionales; en tanto que, los conceptos pertenecen al ámbito de la
abstracción, no tienen presencia física. Por esta razón, puede haber
conceptos sin que exista la palabra pertinente para expresarlos.
La creación constante de conceptos, la variación técnica y su uso
diversificado y la atribución de diferentes significados, obliga a distinguir
entre conceptos y palabras, aún cuando muchas veces la palabra sirva para
expresar al concepto. La oración, como conjunto de palabras con que se
expresa el concepto, es la envoltura lingüística de la significación judicativa,
el medio de que nos valemos para transmitir un pensamiento.
La palabra, por su parte, es el molde verbal del concepto. Los elementos de
las oraciones no se confunden ni deben confundirse con los elementos
componentes del juicio. Existen diversas palabras que pueden expresar un
mismo concepto, y una misma palabra puede expresar diversos conceptos.
Tal afirmación nos lleva al estudio de la significación de las palabras, es
decir del contenido conceptual que encierra. La significación produce
palabras u oraciones sinónimas, equívocas o equivalentes. En el caso de las
sinónimas, deben distinguirse diferentes formas con iguales significados; en
los equívocos, expresiones iguales con diferentes sentidos; y, por último, en
las equivalentes, distintos significados que aluden a un mismo objeto. Estos
mismos fenómenos se producen en el plano del trabajo ontológico cuando
las expresiones judicativas se refieren al objeto y cuando las no judicativas
se refieren a la situación que describen. Estos aspectos pueden ser tratados
en detalle al desarrollar el tema de la interpretación de las expresiones o de
la hermenéutica.
Los conceptos existen en forma independiente de las palabras o de los
objetos que representan. El concepto “respeto a los padres” existe por sí
mismo, sin vinculación directa a que los padres de una persona vivan o que
su conducta se ciña a respetarles, puesto que las variaciones de los objetos
del concepto pueden, en el mundo de la realidad, determinar que quien
deba respetar a sus padres, no los respete porque sean o no sean sus
padres, o que estén vivos o muertos. El concepto, pues, existe como tal, en
forma abstracta, intemporal, como la representación de un objeto en el
plano del pensamiento, sin afirmar o negar su imbricación existencial con la
realidad.
Los conceptos se establecen y se desarrollan en el curso de la evolución
histórica del conocimiento y con fundamento en la práctica social de la
ciencia. El Derecho, producto final de la actividad del legislador, constituye
una ciencia basada en la realidad. Por eso, sus normas componentes no son
simples productos de la creación o de la imaginación racional de un órgano
legislativo, sino que representan la simbiosis entre realidad y capacidad de
normarla, que se acredita mediante características objetivas de los procesos
de reconstrucción racional fundada en los datos conocidos en la experiencia
y su formulación en hipótesis normativas del acontecer social.
Al estudiar la composición del lenguaje proposicional empleado para la
formulación de las iniciativas de ley, se comprenderá que sus conceptos no
los forma el legislador arbitrariamente, si no que en ellos refleja las
conexiones y las interacciones objetivas u subjetivas que existen y se
producen en el campo social.
Es imperioso afirmar, en relación y con cada concepto, el efecto positivo de
la connotación jurídica convenida, para cimentar la necesaria precisión de
los otros conceptos que integrarán el supuesto del deber establecido por la
norma, frente a la conducta descrita en el campo de la ontología.
Conviene al legislador, en el proceso de investigación social y jurídica –que
realiza en la etapa previa a la formulación de la ley–, utilizar un método
lógico que se funde estrictamente en las técnicas experimentales, las
operaciones lógicas y la imaginación racional, y que pueda desarrollarse
mediante aproximaciones sucesivas; se compruebe reiteradamente en la
práctica y se afine mediante la conjugación de la reflexión comprensiva y el
contacto directo con la realidad objetiva.
8. El método de investigación
9. El concepto
10. El juicio
La palabra juicio, deriva del verbo latino judicare que significa juzgar. El
legislador, cuando conoce un fenómeno o un objeto, que a su vez lo sea de
una proposición de iniciativa, debe reunir los elementos que lo componen,
analizar sus notas o propiedades, comparar las cualidades con el objeto,
percibir que cualidad conviene o no al objeto y, por último, determinar
afirmando o negando que el predicado convenga al sujeto, es decir produce
una determinación que se expresa mediante una proposición.
Juzgar y haber captado una relación de ideas o conceptos, no es lo mismo
que afirmar o negar algo. La operación que realiza el legislador es el acto de
juzgar, el pensamiento que resulta de la misma es propiamente el juicio
(juicio a secas, o juicio lógico, si se quiere aclarar), y la expresión externa se
llama proposición o enunciación. El juicio es la estructura lógica fundamental
y a él se supedita en diferentes maneras, todo lo que la lógica estudia.
La estructura del juicio se compone de tres elementos: sujeto, predicado y
cópula. El sujeto es la idea o materia del conocimiento de la cual se afirma o
niega algo, es decir el objeto del juicio; el concepto predicado es lo que se
afirma o se niega acerca del objeto; y la cópula une al sujeto con el
predicado, es decir, establece que lo pensado en el predicado es propio o no
es propio del objeto del juicio.
En el juicio, “el derecho a la información será garantizado por el Estado”, el
sujeto es el derecho a la información y el predicado la garantía del Estado,
el elemento copulativo, presenta al verbo ser en tiempo futuro, para denotar
el cumplimiento de una obligación o de una abstención del Estado, frente a
la garantía social que el propio derecho a la información constituye.
Todo juicio se expresa mediante proposiciones, pues éstas constituyen su
vehículo fáctico ya que, la proposición consta y se representa gráficamente
con palabras, orales o escritas, en tanto que el juicio consta de conceptos
que, como ya hemos afirmado al revisar las ideas, son representaciones
internas que forman el conocimiento lógico.
Se ha dicho que el juicio es un instrumento intelectivo que permite, al pasar
de lo conocido a lo desconocido, descubrir nuevos conceptos de las cosas,
porque en el juicio se establece una correlación de síntesis y análisis.
En efecto, el juicio no es una mera conexión de los datos necesarios o los
elementos esenciales que contienen los conceptos, sino que, como
pensamiento, es la afirmación, ya realizada, de la relación entre dos ideas y
la proposición resultante, es la expresión externa del juicio.
El juicio expresa un pensamiento plenamente deliberado que conduce a
pensar con propiedad para producir pensamientos adecuados a la materia a
que se refieren y, de este modo, llegar al conocimiento verdadero de las
cosas o de los hechos para saber lo que de esas cosas o hechos le interesa
al hombre o es reclamado por éste.
El juicio o razonamiento, equivale al proceso por el cual el pensamiento
llega a una verdad lógica. En todo juicio se encuentran referidas las cuatro
dimensiones categoriales del pensamiento: En el sujeto la cantidad; en el
predicado, la cualidad, en la forma como se articula el sujeto y el predicado,
la relación; y la modalidad en el grado de verdad que enuncia el juicio.
El juicio, en el proceso de partir de lo conocido para arribar a lo
desconocido, plantea la existencia de nuevos predicados, con mando en un
proceso dialéctico, el proceso de síntesis ya que cada nuevo predicado,
agrega una nota al contenido anterior, suma un nuevo carácter al conjunto
de propiedades, es decir, ejecuta una labor de síntesis, de reunión de los
elementos de la cosa.
En su correlación con el análisis, la función analítica del juicio se produce
con la aportación de nuevas y progresivas adquisiciones de notas,
características o particularidades, de los objetos materia del pensamiento
lógico que acrecientan la riqueza del conocimiento de la ciencia.
El juicio se formula, como ha señalado Elí de Gortari, considerando la
importancia del juicio dentro del conjunto de pensamientos, porque aquel es
un pensamiento completo con propia autonomía. Además, dependiendo de
la medida en que se comprueba la concordancia entre un conocimiento y la
realidad objetiva expresada en dicho conocimiento dentro de las catorce
formas del juicio. Dado que un juicio verdadero, en lo que en él se afirma, es
realmente propio de aquello que se trata, y lo que se niega no lo es,
entonces se puede afirmar que en los juicios, cuando son conformes con la
realidad, se encuentra el depósito de la verdad lógica o, dicho de otra
manera, como lo expresaron los idealistas “la verdad es la conformidad del
conocimiento con el objeto para determinar si nuestros juicios son
verdaderos o falsos”.
La expresión del juicio es una proposición susceptible de ser modificada,
que se formula justamente para ser sometida a la prueba del experimento.
Y sólo después, mediante su comprobación necesaria y suficiente, es como
el juicio científico se eleva al rango de ser la expresión de un conocimiento
objetivo.
Además, cuando el juicio queda comprobado, puede servir de base para
iniciar nuevas investigaciones, cuyos resultados conducirán a la formulación
de otros juicios.
El juicio se formula, sigue diciendo dicho autor, para iniciar, precisar o
ampliar la determinación de las propiedades, aspectos o conexiones de un
proceso o de un grupo de procesos, cuyas características se expresan por
medio de un concepto. Entonces, en el juicio se establece la relación que
dicho concepto tiene o es posible que tenga con otro concepto, para
avanzar en su determinación.
Así, en el juicio se expresa la función que liga a dichos conceptos.
Finalmente, el legislador hace propia la afirmación de Pfaender, en el
sentido de que el juicio se refiere necesariamente a objetos. Y no hay
ninguna categoría ni clase de objetos a que no puede referirse el juicio. No
sólo las cosas, materias, personas, sino también estados, estructuras,
procesos, actividades, relaciones y proporciones pueden ser objetos de
juicio.
10.1 Clasificación de los juicios
Los juicios se clasifican de diversa manera, atendiendo las distintas
posiciones que los autores mantienen en relación a la lógica que postulan;
por ello se ha enriquecido la clasificación, de la siguiente manera:
A. Por su cualidad, los juicios pueden ser afirmativos y negativos.
1. El juicio afirmativo expresa la conveniente correspondencia y unión del
predicado al sujeto, p.e.: México es una República.
2. El juicio negativo separa ambos elementos, expresando la no
conveniencia del predicado al sujeto; p. e: el Distrito Federal no es un
Estado Federado.
B. Por su cantidad, es decir, atendiendo a la extensión del sujeto, los juicios
son: singulares, particulares y universales.
3. El juicio singular es aquel cuyo sujeto señala o comprende un solo objeto.
Lo que se afirma o se niega se refiere siempre al objeto del juicio tomado en
su conjunto; por ejemplo: la Asamblea aprobó la Ley de Metrología. En este
caso, lo que se afirma se refiere al objeto Asamblea, como la organización
colegiada en su conjunto, y no relaciona a cada uno de sus integrantes.
4. El juicio particular es aquel que comprende varios objetos o que cuyo
sujeto es un concepto particularizado. Generalmente se caracteriza por la
utilización del adjetivo “algunos” antepuesto al sujeto; por ejemplo, algunos
diputados son de representación proporcional.
5. Juicio universal es aquel que comprende una totalidad o cuyo sujeto y
predicado son conceptos explícitamente universales. En este juicio, el
carácter concedido el de predicado se afirma o se niega de cada uno de los
objetos de la clase comprendida en el sujeto; por ejemplo, todos los
diputados son representantes populares.
C. Según su relación, es decir, los juicios que reúnen o sintetizan a sus
elementos de distinta manera, atendiendo a la forma del pensamiento que
expresan, son: categóricos, hipotéticos y disyuntivos.
6. Juicio categórico, es aquel cuyo carácter atributivo no está sujeto a
condición y la cualidad que expresa resulta claramente compatible o
incompatible con el sujeto debido a que la relación entre estos resulta ser
una relación incondicional, natural, mediante la cual el pensamiento refiere
una verdad que se corresponde y reconoce racionalmente entre los
elementos del juicio; por ejemplo, el Presidente de Debates es la máxima
autoridad de la Asamblea de Diputados.
7. Juicio hipotético, es aquel que establece una relación condicionada, de
dependencia, en la cual el sujeto es causa del predicado, o a la inversa. La
realización de la condición extrínseca de causalidad, tiene relevancia sobre
todo en la expresión de aquellos conocimientos referidos a los fenómenos
naturales; p. e., la suspensión parcial de las garantías individuales procede
en caso de graves desastres naturales que afecten una región.
La condición que encierra la enunciación del juicio hipotético, puede ser
positiva o negativa y, si se combinan estas cualidades con las del propio
juicio hipotético, se obtienen los llamados modos del juicio hipotético.
8. Juicio disyuntivo, es aquel cuya verdad está sujeta a una condición
intrínseca, porque en su forma aparente, el juicio tienen dos o tres
predicados, uno de los cuales necesariamente es verdadero y el otro, o los
otros, son falsos. Al producirse la relación de reciprocidad, se asegura la
adecuada correspondencia entre el sujeto y el predicado verdadero,
despejándose la posible duda planteada al intentar el conocimiento; por
ejemplo: Este diputado es de mayoría relativa o de representación
proporcional.
D. Por su materia o propiedad fundamental, es decir su adecuación o
inadecuación a la realidad, los juicios son: verdaderos y falsos.
9. Juicio verdadero, es aquel que por su fiel correspondencia está de
acuerdo con la realidad; por ejemplo, el Congreso General decreta las leyes.
10. Cuando no existe correspondencia del juicio con la realidad, entonces se
trata de un juicio falso; por ejemplo: el Poder Judicial decreta las leyes.
E. Por su cualidad, es decir, según se afirme o se niegue algo, los juicios se
dividen en afirmativos y negativos. Ambos tipos de juicios pueden ser
universales, particulares, particulares determinados y singulares, lo cual
permite distinguir las siguientes especies:
a. Singular afirmativo (el Distrito Federal es la capital de la República);
b. Singular negativo (Jalisco no tiene Senado local);
c. Particular afirmativo (algunos Gobernadores pertenecen a partidos de
oposición);
d. Particular negativo (algunos Estados de la República no tienen límites
marítimos);
e. Particular afirmativo determinado (solo algunos Municipios son
autosuficientes);
f. Particular negativo determinado (algunos servidores públicos no son
sujetos de juicio político);
g. Universal afirmativo (todos los Senadores son servidores públicos);
h. Universal negativo (los Diputados y Senadores no son miembros del Poder
Judicial).
Las cuatro especies de juicio arriba indicadas, tienen una notación simbólica
convencional, para agruparlos y distinguirlos, A, Juicio Universal Afirmativo;
E, Universal Negativo; I, Particular Afirmativo; O, Particular Negativo.
Para simplificar la comprensión de la clasificación anotada, las letras A, I, E,
O, están tomadas de las palabras latinas “affirmo” y “nego”, que las
incluyen.
Por eso es fácil distinguir por medio de las letras que los juicios positivos se
encuentran en afirmo y los negativos, en niego.
La regla didáctica anterior conviene ser recordada, especialmente cuando
se examinan las relaciones entre las distintas especies de juicios afirmativos
y negativos, entre las cuales destacan:
i. Las de contradicción, que comprende proposiciones opuestas que difieren
en cantidad y en cualidad, de allí que las proposiciones A y O son
contradictorias entre sí, como a su vez lo son la E y la I.
ii. Las de contrariedad, que trata las proposiciones opuestas que son
contrarias y difieren en cualidad, siendo ambas de orden universal. Tal es el
caso que se da entre A frente a E.
iii. Las de subcontrariedad, que se produce cuando las proposiciones que
son contrarias u opuestas, difieren en cualidad, siendo ambas de carácter
particular.
Es el caso entre la I con la O.
iiii. Las de subordinación, que se refiere a las proposiciones opuestas que
siendo ambas afirmativas o negativas, difieren en cantidad. Por ejemplo, la
proposición tipo I está subordinada de la A; la proposición del tipo O queda
subordinada de la E; y en sentido contrario, también puede afirmarse que
las proposiciones A y E, resultan subordinadas a la I y a la O resultan
subordinadas de las primeras, respectivamente.
F. Por su modalidad, es decir en razón de que no todos los juicios tienen el
mismo grado de veracidad, porque expresan diversos contenidos de certeza
en el pensamiento que enuncian. La verdad científica se expresa en tres
grados o niveles de perfección: La verdad probable, la verdad real y la
verdad evidente, y cada una de ellas se enuncia en los juicios asertóticos,
problemáticos y apodícticos.
11. Se considera juicio asertótico, aquel que tiene plena validez de hecho
porque enuncia una verdad natural, real, que identifica con propiedad el
sujeto y el predicado o, en su expresión negativa, se demuestra mediante la
clara incompatibilidad de ambos; por ejemplo: El Diario Oficial publica la
reforma constitucional.
12. Se denomina juicio problemático aquel cuya validez está sujeta a una
posibilidad de realización o que ofrece como predicado un atributo que
puede coincidir con la naturaleza del sujeto, o ser ajeno a ésta; por ejemplo:
La sesión empezará a las 12:00 si se reúne el quórum legal.
13. Por juicio apodíctico se entiende aquel que tiene validez necesaria,
porque expresa una verdad evidente e irrefutable ya que los conceptos o los
elementos que la refieren tienen como fundamento o antecedente otra
verdad; por ejemplo: 256 Diputados integran la mayoría relativa en la
Cámara Federal.
G. Por su contenido, es decir atendiendo a las características del predicado,
los juicios son analíticos y sintéticos.
14. Es juicio analítico aquel que sólo es explicativo y cuyo predicado se
encuentra contenido en el concepto sujeto. El predicado se obtiene
mediante el análisis del sujeto, siendo un desarrollo del mismo; por ejemplo,
el presidente de la República es ciudadano mexicano, lo cual significa que
las ideas de ciudadanía y mexicanidad, se encuentran implícitas en el
concepto presidente de la República.
15. En el juicio sintético el predicado no se considera nota esencial del
sujeto, es decir, resulta extraño al concepto expresado en el sujeto, ya que
el predicado no surge necesariamente del análisis del sujeto; por ejemplo:
Este diputado es viejo. En el caso, en el concepto diputado no se encuentra
el predicado viejo.
H. Por su pertenencia, es decir, en los juicios en los que se afirma o se niega
que un carácter determinado pertenece ya a un objeto de cierta clase, sin
referir si tal carácter pertenece también a otros objetos o si es exclusivo del
objeto dado, estos son inclusivos y exclusivos.
16. El juicio inclusivo expresa que el carácter indicado en él es propio o no
es propio, no sólo del objeto del juicio dado; por ejemplo: el derecho es una
ciencia.
17. En el juicio exclusivo se enuncia cierta particularidad del objeto o de los
objetos, que lo diferencia de los otros objetos de la clase indicada en el
juicio, es decir, se trata de un carácter que pertenece o no pertenece
únicamente al objeto del juicio dado.
Esta especie, se divide a su vez, en juicio exclusivo singular (Morelos es el
autor de los Sentimientos a la Nación); juicio exclusivo particular (algunos
ciudadanos son diputados federales y sólo los diputados federales tienen
derecho de iniciar leyes federales); juicio exclusivo particular determinado
(sólo algunos ciudadanos, y sólo los ciudadanos, son servidores públicos);
juicio exclusivo universal (sólo las Comisiones Ordinarias de Dictamen
Legislativo pueden formular dictámenes legislativos).
La extensión del trabajo limita la exploración de otras muchas más
cuestiones relacionadas, tales como el análisis de las formas simples del
juicio, los problemas de la implicación que estudia la relación que existe
entre la significación real y la implicación lógica; la operación del
razonamiento que es considerada como la más trascendente de la
inteligencia y que funda la racionalidad del Derecho y del conjunto de las
normas que lo integran, entre otros muchos items.
Por ahora, me queda agradecer cumplidamente la amable invitación
extendida por los promotores de esta magnífica iniciativa, de reunir varios
trabajos de distintos autores, dejando constancia de insatisfacción por
presentar estos apuntes tan limitados en los que he tratado de acreditar la
necesidad de estudiar la propuesta de estructurar una disciplina nueva
denominada lógica parlamentaria, o si se quiere lógica de la legislación, en
la cual confluyen casi todas las lógicas por ahora vigentes en el
pensamiento occidental; y, en especial la lógica que regula el procedimiento
parlamentario.