01-El Ente Físico (Esquema)
01-El Ente Físico (Esquema)
01-El Ente Físico (Esquema)
Esquema
Seminario de Síntesis, 2 de marzo de 2017
Problemática General:
El inicio de la filosofía se encuentra en la admiración (experiencia) por la naturaleza. Después de una
explicación mítica del mundo, la filosofía antigua presocrática buscaba el arché de toda la realidad. A partir del
dualismo de Platón (sensible-inteligible) Aristóteles identifica con la Física el estudio de la realidad material
(cantidad y movimiento) y de la estructura ontológica del ente físico (hilemorfismo).
En la línea de sus predecesores, Santo Tomás hace una distinción en su estudio del ente físico: 1. Investigación
de principios y causas (resolutio); 2. Análisis del movimiento (espacio, tiempo); 3. Búsqueda del primer motor
y causa última. Posteriormente se dará un mayor desarrollo de la física por las ciencias galileianas, la
matematización cartesiana y la revolución trascendental kantiana, que pone en crisis la filosofía de la natura en
cuanto posibilidad de una ciencia superior a las ciencias físicas. La física actual supera la concepción cuantitativa
del mundo con una concepción cualitativa de la natura.
Problemáticas Particulares:
El punto de partida de la filosofía se da desde la experiencia. No podemos hablar del hombre en “abstracto” si
primero no se conoce “este” hombre viviente, así como no podemos hablar del “ente en cuanto ente” si no
conocemos primero el “ente sensible en cuanto sensible”. En esta línea se ha desarrollado en la historia del
pensamiento múltiples formas de comprender el mundo que nos rodea.
Como datos de experiencia encontramos en el ente físico las propiedades de cantidad y espacio-lugar,
evidentes en sí e indemostrables, que a su vez manifiestan una cierta unidad dentro de una multiplicidad de
individuos. En base a esto percibimos que en el mundo físico este ente sensible se muestra a veces existiendo de
un modo u otro, o simplemente no existiendo; esto es, el ente cuanto muta-cambia, ya sea en sí mismo (cambio
sustancial-accidental) o en relación a otros entes (cambio espacio-tiempo). Para poder explicar esto, nos
preguntamos sobre la constitución-composición de este ente sensible de experiencia que cambia-permanece,
del cual se darán múltiples respuestas (archai presocráticos, dualismo platónico, hilemorfismo aristotélico, dualismo
cartesiano, materialismo fisicista, dualismo idealista…). Una vez comprendido la composición del ente cuanto y
su realidad mutable, se presenta la necesidad de entender el orden del mundo, por lo que se busca entender las
leyes de la natura ya sea desde una visión mecanicista, idealista, relativista-relativa o simplemente negando todo
tipo de causalidad en la materia. Por último, la filosofía de la ciencia-natura busca una relación adecuada con las
ciencias físicas como base sólida para la auténtica comprensión del mundo, y abre la posibilidad de un estudio del
ente no sólo en relación a la materia, sino en el horizonte de totalidad del ente en cuanto ente.
1.-Datos de experiencia: cantidad y lugar, Unidad y multiplicidad
El primer problema que se debe afrontar resalta el objeto formal de la ciencia física: ¿qué es el ente sensible en
cuanto sensible?, es decir, ¿en qué sentido digo “este ente es este ente”? Los datos de nuestra experiencia sensible,
previa a todo conocimiento reflexivo, nos desvelan un manifestarse de realidades naturales. Esta “natura” designa
el conjunto de los seres y procesos naturales que vienen identificados con lo corpóreo o natural. Y esta realidad
se presenta a nuestros sentidos según una cierta medida, límite y referencia. A su vez, percibimos en la natura una
multiplicidad de individuos, es decir, una pluralidad de cosas que dentro de sus diferencias particulares mantienen
una cierta semejanza específica (dentro de la especie).
Las propiedades esenciales del ente cuanto son: la cantidad, en cuanto a la magnitud de algo; y el lugar, como
la relación entre las dimensiones de los cuerpos. Al tratarse de principios evidentes en sí por la experiencia, no
admiten una argumentación lógica, sino simplemente una mostración. Sin embargo, un paso más allá se da en la
percepción de la unidad y la multiplicidad de las cosas como fundamento de la realidad sensible: ¿por qué este
objeto es esto? ¿qué es el movimiento? ¿qué permanece y qué cambia al mutar el ente? ¿qué es el tiempo en relación
a los entes físicos?
Las respuestas a estas preguntas abren la puerta al análisis filosófico, sea del ente sensible como del ente en
cuanto ente. Las múltiples discusiones al inicio de la filosofía se centran precisamente en entender el devenir
(Heráclito) en relación con la unidad (Parménides), la objetividad del mundo con la diversa manera de percepción
del hombre. Los fenómenos que se presentan a nuestra sensibilidad son objetivos o sólo mantienen un
fundamento en la subjetividad. De aquí podemos analizar el ente, sea desde el modo de acceder a él (gnosceología),
su constitución ontológica (metafísica) o el obrar del ente racional (ética). En este tema se estudia el ente sensible
en cuanto sensible.
2.-Mutación – Movimiento en el mundo físico
Desde el incio del pensamiento filosófico el problema afrontado se refiere al movimiento que percibimos en la
natura. Para Parménides y Zenón el movimiento era sólo apariencia y sostenían la inmutabilidad del Ser. Por su
parte, Heráclito afirmaba que la sustancia del ser era el Devenir, puesto que todas las cosas estarían sujetas al
tiempo y a la transformación. De aquí se deducen los temas que deberán ser resueltos por la filosofía: ¿cómo
explicar la relación entre el espacio-tiempo?, ¿Qué permite individuar a los entes que cambian?, ¿Hay una estructura
interna a los entes físicos que no caiga en la mutación?, ¿Existe una regularidad en el movimiento? Es el problema
del continuo y el discontinuo.
Podemos afirmar que el movimiento es una de las propiedades más generales, fundamentales y simples del
mundo físico. Se le puede entender como movimiento local, cuantitativo, cualitativo y sustancial. Ya
Aristóteles, con la teoría del acto y la potencia pone un inicio de solución al problema planteado por el
movimiento: existen tres principios propuestos en la Física (materia, privación y forma) que se relacionan entre
ellos a traves de los conceptos de acto-potencia. El ente está compuesto de estos dos principios realmente distintos
en el orden del ser; no pueden existir separadas in se, como “entes” simplemente, sino son principios del ente
mediante los cuales el ente existe (entia quibus ens simpliciter est). En un sentido más metafísico, se puede entender el
movimiento como “el acto del ente en potencia en cuanto tal [en potencia]” (cf. Física, III, 1). Se trata de una
perfección o determinación, que forma parte de un sujeto capaz de movimiento, el cual se encuentra imperfecto
o no totalmente actuado, que está actuando en cuanto potencia.
Otra cuestión íntimamente relacionada con el problema del devenir se refiere no sólo al devenir físico-material,
sino al tiempo como medida del movimiento. ¿Cuál es la realidad del tiempo?, ¿una estructura a priori, un absoluto
o un esquema subjetivo? Hay que decir que esta noción se construye a partir de la experiencia, referido a la
regularidad uniforme de un movimiento desde el cual se toman unas unidades aplicables a cualquier otro
movimiento. En general, se trata en un concepto abstracto, por lo que sólo existe el tiempo presente, pues el
pasado ya no existe y el futuro aún no es. En nuestro pensamiento (alma, para San Agustín) podemos considerar
el pasado y el futuro, que pueden tener repercusiones en el presente, pero no pueden existir independientemente
de la consideración mental. Por tanto, el tiempo no corresponde a una entidad real, pues es la “medida
(número) del movimiento según el antes y el después” (Física, VI, 11). Frente a los que han objetado un tiempo
absoluto es preciso aclarar que es imposible concebirlo fuera de un espacio absoluto. Ahora bien, el espacio no
puede ser entendido como absoluto ya que se el espacio se funda sobre el conjunto de cuerpos y sus correlaciones
dimensionales (si no hubiera cuerpos no podríamos hablar de espacio, pues faltaría cualquier punto de referencia
dimensional en la realidad sobre el cual fundarlo); de la misma manera el tiempo no es un absoluto ya que el
tiempo real-presente se constituye por el conjunto de eventos y movimientos reales y sus correlaciones de
anterioridad, simultaneidad y posterioridad. También se ha hablado del espacio-tiempo como formas a priori de
la sensibilidad, en cuanto que la objetividad de la experiencia sensorial de extensión y duración no puede caer en
el objeto sino en unas formas subjetivas de la intuición sensible. De esta manera, las formas de dicha razón pura
“espacializan” y “temporalizan” el contenido de la experiencia caótica, puesto que lo real conocido (fenómeno) es
conocido por la estructuración qu le impone el sujeto. Sin embargo, como hemos analizado, el espacio-tiempo se
dicen siempre en relación a los cuerpos físicos realmente, mientras que el intelecto los coge como ente de razón y
existe en el entendimiento que lo piensa, no como a priori, sino como objeto de él.
3.-Constitución - Composición del ente cuanto
Al mismo tiempo que hablamos de la mutabilidad del ente físico, ésta no se puede entender sin haber clarificado
la razón del cambio-permanencia en dicho ente. Y, desarrollando más ampliamente la teoría del acto-potencia,
Aristóteles afirma la composición hilemórmica de la sustancia natural, integrada por dos principios realmente
distintos: la materia prima y la forma sustancial. Son conceptos correlativos (uno hace referencia al otro) como
la que se da entre potencia y acto; funcionales (no expresan cosas sino “funciones”); y contextuales (algo puede
funcionar como materia/forma en diversos contextos o niveles de análisis). El modo de ser esencial se refiere a
unas determinaciones formales [forma sustancial] que existen en condiciones materiales [materia prima], y los modos
de ser accidentales se refieren a determinaciones formales [formas accidentales] que afectan a una sustancia [materia
segunda], pero la sustancia con sus accidentes es un todo unitario. Aplicando la estructura de acto-potencia, la
materia con relación a la forma que es su determinación es pura potencialidad, mientras que la forma en oposición a
la materia es lo que determina, lo que hace que el ente real sea tal ente; esto explica también los diferentes niveles
ontológicos del ente y explica la razón de los diversos tipos de movimiento. Estos conceptos no vienen por la
experiencia, sino que son demostrados por el intelecto como la raíz de inteligibilidad de los datos de la experiencia
sensible. La composición hilemórfica se conoce mediante el análisis filosófico de dos hechos: los cambios
substanciales (la materia/ppo. indeterminado permanece, la forma/ppo. de determinación cambia) y la
multiplicidad de individuos en una misma especie (la forma/ppo. de perfección específica común es limitada
por la materia/ppo. de individuación y multiplicidad). Con esta teoría se rechaza la concepción unívoca del ente
por la aceptación del principio de analogía del ente mismo, lo cual permite distinguir entre el ente actual y
potencial (concebidos directamente en la reflexión sobre el devenir) del acto y potencia del ente (entendidos
como principios intrínsecos del ente).
Con el análisis expuesto se evita caer en un hilemorfismo universal que en la línea de Avicena, del agustinismo
franciscano y posteriormente de Scoto, afirmaba la composición materia-forma en todas las sustancias, sean
sensibles o espirituales. Santo Tomás critica esta postura arguyendo la distinción materia-forma de acto-potencia,
por lo que en las sustancias espirituales no exite la materia, pero en cuanto creadas poseen una dimensión de
potencialidad actualizada por el Creador. También se cuestionaba la unidad de la forma sustancial, pues se
pensaba que había una pluralidad de formas sustanciales en el cuerpo natural (lógica y físicamente). Sin embargo
Santo Tomás
Sin embargo,
1-3) Dios posee la eternidad y todo lo sabe. Pide luz para comprender la Sagrada Escritura “In principio creavit
Deus caelum et terram”.
4-9) La naturaleza clama sumus quia facti sumus y refleja la bondad y belleza del Hacedor. Pero ¿cómo y en dónde
los creó? Los creó, no una palabra creada, sino en su Palabra eterna, en su Poder, su Sabiduría y su Verdad.
10-13) Quien pregunta: ¿qué hacía Dios antes de crear el cielo y la tierra? Considera la eternidad como tiempo;
antes de que Dios hiciera el cielo y la tierra no hacía cosa alguna, pues de lo contrario, lo que hiciera sería creatura.
Antes de la creación no había tiempo, Dios precede todos los siglos; Dios es siempre.
14-15) ¿Qué es el tiempo? El pasado ya no es y el futuro todavía no es y si el presente fuera siempre, ya no sería
tiempo, sino eternidad; ningún tiempo es breve o largo, sino lo fue o lo será. Si se concibe un punto de tiempo
indivisible, sólo este sería el presente.
16-20) El pasado y el futuro no existen, sino en el alma; tenemos memoria del pasado, visión del
presente y expectación del futuro.
21-25) El movimiento de los cuerpos (i.e. del sol y la luna) no es el tiempo, pues el movimiento se mide por el
tiempo y, aunque esos movimientos no existieran o variaran, percibiríamos el flujo del tiempo.
26-29) El tiempo parece ser una distención; ¿de qué? No lo sé; y maravilla será si no es de la misma alma.
Lo que se mide es un intervalo desde su principio a su fin y es en el alma que medimos los tiempos que ya
no son o que fluyen.
30) Dios es el creador de los tiempos y ningún tiempo es coeterno con Él.
Santo Tomás: De veritate q.2, a.12 c. Si Dios conoce los futuros contingentes.
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