Historia Del Autorretrato
Historia Del Autorretrato
Historia Del Autorretrato
Contenidos
Resumen (2)
Abstract (2), Palabras clave (2), Keywords (2)
Disquisiciones filosóficas (3)
Concepto de arte (3), Pero eso de la estética ¿qué es? (4), Forma, la envoltura del arte
(5), Creatividad (7), Mímesis (8), Experiencia estética (9), Retrato (11), Autorretrato o
self-portrait (12), El mito de Narciso (13).
Autorretrato. La engañosa historia del espejo (14)
El ocre el primer estrato (17), La osadía de los antiguos (18), El mal gusto de los
clásicos (19), La idolatría medieval (20), Renacimiento, exaltación del YO (21),
Modernizando el autorretrato (22), Romántico (24), El siglo pasado, pero si fue ayer
(25), El momento actual. Algo más que la autorrepresentación (27).
Autorretrato sin espejo. La fotografía (28)
Pero, ¿eso de la fotografía, es arte? (29), El retrato fotográfico (31), El autorretrato
fotográfico (32), El selfie, si Durero levantará la cabeza (33).
Reflexiones finales sobre el autorretrato (36)
Bibliografía – Webgrafía (38)
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Resumen
El trabajo actual trata de analizar las conexiones existentes entre creación artística y
desarrollo de identidad. Para ello se ha llevado a cabo un repaso histórico sobre la
evolución del autorretrato a lo largo de la historia del arte. La utilización del cuerpo en
el arte y su relación con el entorno sociocultural en el que se enmarca se convierte en
el principal punto de interés del presente trabajo. El autorretrato como punto de partida
nos aporta una información de gran interés para el campo de estudio en torno a la
identidad del artista y su personalidad. A lo largo de la historia del arte se puede
observar cómo el artista ha dejado, en mayor o menor medida, un legado personal de
su existencia a través de su obra. El ser humano sigue sintiendo la necesidad de dejar
huellas en el mundo, dejar una parte de sí mismo, transitarle a través de su mirada y
rendir, a través de su mano y de su cuerpo, el resultado de la operación de ver,
conocer y sentir.
Desde hace mucho tiempo he sentido una gran fascinación por el retrato, sobre todo
en el campo de la fotografía. Una de las principales motivaciones para abordar este
trabajo ha sido el interés personal por analizar la clase de autorretrato y como las
nuevas tecnologías y la masificación que llevan implícitas, pueden cambiar la
evolución de esta expresión artística ancestral, como seña de identidad y
autoafirmación del autor.
Abstract
The current work tries to analyze the existing connections between artistic creation and
identity development. To this end, a historical review of the evolution of the self-portrait
has been carried out throughout the history of art. The use of the body in art and its
relationship with the cultural environment becomes the main point of this work. The
self-portrait as a baseline gives us information of great interest for the field of study
around the identity of the artist and his personality. Throughout the history of art you
can see how the artist has left, to a greater or lesser extent, a personal legacy of his
existence through his work. The human being continues to feel the necessity to leave
traces in the world, to leave a part of himself, to walk through his eyes and to
surrender, through his hand and his body, the result of the process of seeing, knowing
and feeling.
For a long time, I have been fascinated by portrait, especially in the field of
photography. One of the main motivations to approach this work has been the personal
interest to analyze the self-portrait class and how the new technologies and the
overpopulation that they imply, can change the evolution of this ancestral artistic
expression, as a sign of identity and self-affirmation of the author .
Palabras clave:
Estética, narcisismo, espejo, mimetismo, retrato, autorretrato, fotografía, obra de arte
Keywords:
Aesthetics, narcissism, mirror, mimicry, portrait, self-portrait, photography, piece of art
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Disquisiciones filosóficas
Leyendo a Tatarkiewicz y su Historia de seis ideas, vamos a analizar brevemente los
conceptos de arte, estética como estudio de la belleza, forma, creatividad y mímesis, a
través de la historia, con el fin de centrar los conceptos que se utilizaran a lo largo de
este trabajo. Se abordaran los conceptos de retrato y autorretrato, tema que nos
ocupa, y haremos referencia al mito de Narciso como origen etimológico del
autoanálisis artístico de la imagen del ser humano.
Concepto de arte
El arte en la Antigüedad y en la Edad Media comprendía, no solo las bellas artes, sino
cualquier oficio manual. De hecho, nunca dividieron las artes en bellas artes y
artesanía, la división era según el esfuerzo necesario para su ejecución: mental o
físico, es decir, artes liberales y artes vulgares.
En el Renacimiento se comenzó a valorar más las producciones de pintores,
escultores y arquitectos, por lo que comenzaron a separarse y estos no deseaban ser
identificados como artesanos, aunque su trabajo fuera manual. Una nueva división
denominó a la pintura, escultura y arquitectura como artes visuales, y Francesco da
Hollanda en el siglo XVI las denominó bellas artes. Término que volvió a utilizar
Charles Batteux en 1747. François Blondel en 1765 incluyó la poesía, la elocuencia, la
comedia y más tarde la música y la danza.
Ya en el XVIII, y de ahí en adelante, se calificaron los oficios manuales de oficios y no
artes. Y las denominadas bellas artes pasaron a ser denominas como artes, surgió un
nuevo concepto de arte. Está terminología, como es lógico, no fue aceptada de
inmediato, sino que fue a lo largo del silgo XIX.
En la teoría de las bellas artes se afirmaba que todas ellas imitaban la realidad, eran
miméticas. A lo largo de este periodo (1500-1750) el arte era una producción sujeta a
reglas. A partir de 1750 entró en escena la estética y el arte pasó a ser considerado
como productor de belleza.
En el siglo XIX aparecieron nuevos temas de confrontación en el campo del arte.
Podía la fotografía ser incluida en el concepto de arte. Esta respuesta será analizada
en profundidad a lo largo de este trabajo. Igual paso con la cinematografía.
Esto llevó a los teóricos del arte a asumir que el concepto era bastante etéreo y que
además de la belleza, era necesario considerar contenidos de pensamiento,
expresión, grado de seriedad, rectitud moral, individualidad y el propósito no comercial.
Aunque muchos de estos requisitos y escrúpulos se han abandonado en la actualidad,
pues los límites hoy día son muy confusos.
El significado del concepto de arte es más extenso hoy día que ha sido nunca. Aunque
se acepta la definición de arte como productor de belleza e imitador de la naturaleza,
no satisfacen totalmente a la sociedad actual que busca nuevas y mejores
definiciones.
Un enfoque bastante acertado es el del carácter variado de lo que se entiende por
arte. Adopta formas diferentes según las épocas países y culturas, desempañando
también funciones diferentes. Surge de motivos diferentes y satisface necesidades
diferentes. Puede representar cosas existentes y construir cosas inexistentes. Mira
dentro y fuera del hombre, estimula la vida interior del artista y la del espectador. Al
receptor le puede emocionar, provocar, impresionar o producir un choque.
Todo esto nos da pie para intentar una definición propia, que será la utilizada en
adelante. El arte es lo que produce un artista. “Bien”, Kant al lado del que escribe esto
es un don nadie. Vayamos por partes. Para que haya arte debe de haber un ser
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racional que lo produce, no hay un ser irracional que produzca arte, ni la Naturaleza
produce arte.
Esta afirmación da lugar a otra conjetura: ¿Quién es un artista? Artista es la persona
que produce arte, pero para que el artista además de producir, produzca arte son
necesario dos condiciones: que esta obra sea observada por un espectador, y que
éste la considere arte. Es ahí donde reside el concepto de arte, en la valoración que
realiza el espectador de la obra de arte. Lo que para unos espectadores puede ser
arte para otros puede no ser arte. La producción puede ser la misma pero es valorada
de forma diferente. Y es esa diversidad donde reside el concepto de arte.
Podemos rehacer la afirmación inicial diciendo que arte es lo que produce un ser
humano y es valorado por el espectador como arte, debido al choque (sentimientos,
emociones) que en él produce la producción.
El cómo y el qué produce el artista es indiferente, la forma es indiferente; pero sea lo
que sea, debe llegar al receptor mediante sus sentidos, es la forma de comunicación
que se establece entre el origen y el destinatario de la forma: los sentidos. Y todo lo
demás sobra. Es una definición amplia, quizás no muy exhaustiva, pero valida. No
pretende ser ortodoxa ni heterodoxa. Y lo es a la vez, ya que no condiciona el entorno,
solo analiza la intencionalidad y su resultado.
El arte ha existido y existirá, no sólo donde se encuentra su nombre. El arte existirá
donde la gente, imitando lo que siente construya formas que expresen simbólicamente
sus sentimientos. Desde Altamira, hasta el selfie que se hará alguien en la próxima
cena de Nochebuena para colgarlo en Instagram.
Pero eso de la estética, ¿qué es?
Es lo que estudia la belleza. Estética es la rama de la filosofía que estudia la esencia y
la percepción de la belleza. En sentido más amplio sería el estudio de los juicios y
experiencias que realizamos y sentimos al juzgar lo bello, feo, sublime o elegante.
Aunque aquí la utilizaremos como sinónimo de filosofía del arte, juicios y experiencias
estéticas se pueden encontrar fuera del arte, en la naturaleza que nos rodea.
Haciendo un poco de historia podemos decir la estética como la conocemos hoy en
día nació en el siglo XVIII. Esto quiere decir que antes no había estética. No
exactamente, para explicar esto repasemos la historia de la estética según
Tatarkiewicz.
Para los griegos el concepto de belleza era más amplio que le nuestro, comprendiendo
no solo cosas bellas, sino también los pensamientos y costumbres bellas. Los sofistas
de Atenas definieron belleza como “lo que resulta agradable a la vista o al oído”,
separándola claramente de lo bueno. Por su parte los estoicos propusieron una
definición que tendría más proyección temporal, al definir la belleza como “aquello que
posee una proporción apropiada y un color atractivo”.
Lo que Tatarkiewicz llama “la gran teoría” se formuló en tiempos antiguos y
consideraba la belleza como la proporción de las partes y el ordenamiento de estas y
sus interrelaciones.
La estética medieval asumieron parte de la Gran Teoría pero incorporo los argumentos
de Plotino al afirmar un seguidor suyo del siglo V, Pseudo-Dionisio, que la belleza
consiste en “proporción y esplendor. San Agustín también apoyo la Gran Teoría al
afirmar que “Sólo la belleza agrada; y en la belleza, las formas; y en las formas, las
proporciones; y en las proporciones, los números”. El gran tratado del siglo XIII
conocido como la Summa Alexandri continuó su teoría al afirmar que algo es bello
cuando tiene medida, forma y orden.
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Creatividad
Los conceptos de artista y creador se han vinculado recientemente. Los griegos no
tuvieron palabras para los términos crear y creador. El arte se definía como la
fabricación de cosas según unas normas. El artista no crea, sino que imita y se rige
por leyes, no por su libertad. La actitud de los antiguos puede expresarse así: el arte
no contiene ningún tipo de creatividad; es más si así fuese sería perjudicial. No solo es
imposible, sino indeseable, ya que el arte es una destreza y ésta supone el
conocimiento de las normas y su aplicación. Quien las conoce y sabe aplicarlas es un
artista. Solo la poesía, para los griegos era algo excepcional, no asociaron al poeta
con los artistas.
En Roma, estos conceptos griegos se alteraron en parte, no sólo los poetas, sino
también los pintores tenían derecho al privilegio de atreverse a lo que quisieran. El
latín fue más rico que el griego, tenía un término para crear (creatio) y dos expresiones
para creador (facere y creare).
En el periodo cristiano se produjo un cambio fundamental, la expresión creatio llegó a
designar el acto que Dios realiza creando a partir de la nada. Junto a esta nueva
interpretación religiosa, debe haber persistido la antigua idea de que el arte no forma
parte de la creatividad. San Agustín declara que el objetivo del artista es ir
“coleccionando los rastros de la belleza”.
Todo esto cambió en los tiempos modernos, los hombres del Renacimientos fueron
conscientes de su independencia, libertad y creatividad propias. Este sentimiento se
manifestó sobre todo en el terreno del arte.
Hacia el siglo XVIII, el concepto de creatividad fue apareciendo con mayor frecuencia
en teoría del arte, iba unido al concepto de imaginación. En el XIX, al arte se le
reconoció la creatividad, reconociendo como “creador” al artista. Cuando en el siglo
XX, comenzó la polémica sobe la creatividad en las ciencias, la gente en general
pensó que se trataba de la transferencia a las ciencias y a la naturaleza de los
conceptos propios del arte.
En resumen, el arte tiene lemas: ley y creatividad, reglas o libertad, destreza e
imaginación. A lo largo de la historia el primer concepto fue predominante. Ello indica
que el trabajo de un artista es diverso, que ha sido tratado de diferentes modos a
través de los tiempos: mientras que unos artistas persigue la autonomía y la
creatividad, otros buscan encontrar las leyes que gobiernan el arte para someterse a
ellas.
El concepto de creatividad entró en la cultura europea tarde y con esfuerzo. Ante la
aceptación final del concepto, se da un paralelismo entre el término, el concepto y la
teoría. La historia del término ha pasado por cuatro fases:
- Durante casi mil años, el concepto de creatividad no existía, en filosofía, ni en
teología, ni en el arte europeo. El término de creador era un término del
lenguaje coloquial, sinónimo de padre.
- Durante los siguientes mil años, el término se utilizó, pero exclusivamente en
teología: creador era un sinónimo de Dios.
- En el siglo XIX el término creador se incorpora al lenguaje del arte.
- En el siglo XX, la expresión creador empezó a aplicarse a toda la cultura
humana, se comenzó a hablar de la creatividad en las ciencias, de políticos
creativos, de creadores de nuevas tecnologías. Hay muchas variantes: creador,
crear, creativo, creatividad. Siendo está ultima la principal; se usa para
designar un proceso que tiene lugar en la mente del creador, y también para el
producto de ese proceso.
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• Atención en el objeto,
• Sentimiento de libertad,
• Distanciamiento de los afectos,
• Descubrimiento activo,
• Sensación de integración.
A su vez, H.R. Jauss (Pequeña apología de la experiencia estética) señala tres
categorías de experiencia estética básicas:
• Poiesis: el placer producido por las propias producciones,
• Aisthesis: el placer producido por la obra de otros,
• Catarsis: el placer en las propias emociones, derivadas del encuentro
estético, que es capaz de conducirnos a un cambio en las convicciones o a la
liberación del ánimo.
Durante los últimos años la respuesta humana a la belleza y al arte se ha denominado
como experiencia estética. Realmente se ha considerado el principal problema de la
estética, pensando que los demás son problemas ilusorios. Existe belleza en el
mundo, y para percibirla solo se necesitan los sentidos y utilizarlos, se debe ser capaz
de percibir la belleza y actuar de un modo adecuado.
Hasta principios del siglo XIX habían sido clasificados como estéticos una serie de
estados mentales, experiencias y respuestas emotivas al arte y la belleza. La
experiencia denominada desde el siglo XVIII como estética, se había definido
anteriormente como percepción de la belleza. Incluso hoy día se tiene a pensar que la
experiencia estética y la experiencia de la belleza es lo mismo.
La antigua noción de percibir y observar de los griegos tenía un extenso ámbito, el
conocimiento de la belleza se origina en los sentidos. Había sido ya presentada en
Grecia por Aristóteles, es cierto que no utilizó el término de experiencia estética, pero
sí que describió lo que hoy se entiende por ese nombre. En la teoría de Aristóteles
pueden encontrarse seis rasgos de la sensación que experimentamos con el rol de
espectador:
• Se trata de la experiencia de un placer intenso,
• Produce la suspensión de la voluntad,
• Resultando a veces excesiva, sin que por ello nadie la encuentre repugnante,
• Es característica del ser humano, únicamente,
• La experiencia se origina en los sentidos, aunque no depende de su
agudeza,
• Este tipo de placer se origina en las mismas sensaciones.
Anterior a Aristóteles, Platón estableció una facultad especial del alma para percibir la
belleza. Si Aristóteles describió la actitud estética, Platón describió la facultad de la
mente necesaria para experimentar emociones estéticas.
En la Edad Media no disminuyó el interés por el problema de la experiencia estética,
aunque se aportaron pocas ideas. Tomás de Aquino aceptó y desarrolló la teoría
aristotélica de una experiencia estética especial. Los escritores medievales buscaron
en el hombre la facultad particular que le capacita para percibir la belleza.
Los teóricos del Renacimiento conservaron la actitud según la cual para la experiencia
estética se necesita no sólo la belleza de un objeto, sino también la facultad mental
especial del sujeto, es decir, la actitud adecuada, bien de forma activa o pasiva.
En la Antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento trataron la experiencia estética,
pero se investigó poco sobre ella. La definición se simplificó bastante: la experiencia
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En la Enciclopedia del Arte Garzanti, se dice del retrato, entre otras cosas: que un
retrato es un término que designa la representación de personas copiadas del natural
o representada a partir de la memoria o a través de documentos figurativos ya
existentes; la verosimilitud fisonómica debe ser tal que la obra sea una copia de los
sujetos retratados o que los presente de forma reconocible, pudiendo incluso ser un
testimonio de su carácter o de su espiritualidad. Se puede obtener por cualquier medio
artístico; pudiendo ser de cuerpo entero o parcial, de pareja o grupo, naturalista o
idealizado, alegórico, alusivo o caricaturesco; puede tener finalidad documental,
propagandística, mágico-religiosa, funeraria. El retrato pude ser el fin principal de una
obra de arte en tal caso es un género artístico autónomo. Desde el punto de vista
histórico coincide con la historia de la mimesis, por lo que no se desarrolla en aquellos
periodos históricos en que no se tiende a la representación el mundo, mientras que se
afirma y triunfa en coincidencia con las fases del naturalismo.
El retrato es aquella producción artística que trasmite la sensibilidad humana del
personaje representado. Refundiendo todas las definiciones el retrato puede ser: la
imagen, la evocación o descripción de un ser humano particular, tanto de su figura
como de su carácter o ciertos aspectos vistos y representado por otro ser humano.
El retrato puede ser objetivo, imagen con rasgos reconocibles en un contexto
determinado, o subjetivo, cuando hay una relación entre el pintor y el modelo que
transciende formal y psicológicamente.
La función del retrato es la de dejar constancia de la presencia. Los factores que
intervienen en la realización de un retrato son muy diversas: las exigencias del cliente,
su destino público o privado, el lugar concreto de su colocación. El parecido es en
principio un rasgo fundamental en su valoración, pero no es la única cuestión a tener
en cuenta. Aunque no es una cualidad fija, ya que la noción de parecido del Barroco
tiene poco que ver con la actual.
Mediante el retrato también nos podemos referir a una sensibilidad específica y a un
modo de mediar con el mundo, pues el gesto y la actitud, la movilidad o la inmovilidad,
la indumentario, el color, la mayor o menor complejidad o la moda, son elementos que
sirven de mediación entre la persona y su entorno. A través de ellos, el retratado
afirma su estar en el mundo.
Autorretrato o self-portrait
El termino autorretrato no comenzó a utilizarse hasta el siglo XIX, aunque como hemos
visto hasta ahora con otros conceptos que existían antes que la palabra que
actualmente los designa, el concepto ya existía desde siglos atrás como
documentaremos más adelante.
Se puede decir que autorretrato es un retrato de una persona hecho por ella misma,
una representación del rostro, cuerpo, indumentaria, etc. que una persona hace de sí
misma, es decir, el modelo y el autor son la misma persona.
Esta auto-representación aparece ligada a la presencia de un objeto que refleje la
imagen, un espejo en sentido formal materializado de diferentes formas, aunque hay
excepciones. Pues autorretratarse puede ser presentarse a los demás como uno se ve
o como quiere que lo vean, también puede ser la representación de una forma de estar
con uno mismo. Puede convertirse en un acto exterior hacia el mundo o personas
concretas o puede ser un acto interior, hacia uno mismo.
Algunos artistas se han autorretratado para evidenciar el paso del tiempo sobre sí
mismos, como Rembrandt, a quien le conocemos en casi todas las edades y etapas
de su vida. La relación del autor con el tiempo en los autorretratos se vincula a la
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vida y la curiosidad por el propio cuerpo se mantendrá toda la vida. Si para la mayoría
el espejo y la reflexión son los únicos medios posibles, para el dotado de facultades
técnicas de expresión el representarse es una fuerte tentación. Esta es una de las
fuentes del autorretrato, hoy día la más fuerte como veremos más adelante, donde la
imagen muestra su apariencia física con numerosos matices y objetivos, desde la
ostentación al narcisismo, autoafirmación de la personalidad, relaciones con los otros,
aspiraciones sociales, satisfacción de fantasías, etc.
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hubiese querido transmitir parte de sí mismo, se podría afirmar que esa representación
es un autorretrato.
No podemos saber lo que el artista pensaba, pero lo que si podemos afirmar, y
lógicamente, nadie nos lo va a rebatir, es que en algunas de estas primeras
representaciones figurativas el modelo fue el mismo autor, o autora. El caso de las
manos nos lo confirma. Si estos artistas dejaron sus manos impresas en la pared esas
pinturas nos trasmiten un lejano mensaje sobre la humanidad. Nos trasmiten su
mensaje, a través de la representación de ellos mismos.
Mano en negativa, ocre rojo, Panel de las Manos en el Autorretrato, Jesús Ruiz, Bilbao,2016
techo de la cueva de El Castillo, Puente Viejo,
Cantabria, 37.000 BP
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La estela Naos, en la que se le ve con su esposa Taheri, tiene gran interés artístico y
arqueológico, ya que es uno de los pocos retratos existentes de la época de Amarna
en el que no figura ningún miembro de la familia real. Bek está representado en el
mismo estilo realista que Akenaton. Está ampliamente aceptado que la estela es obra
suya, con lo que sería el más antiguo autorretrato documentado.
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Atenea Parthenos, que mantenía unidas las piezas de la estatua desmontable de oro y
marfil. En algunas copias que nos han llegado se ve una cabeza masculina de perfil;
pero si era la de Fidias se debió a la amistad y protección política de Pericles. Pese a
ello la tradición afirma que le acusaron de impío por esta licencia.
Los etruscos son la única civilización, que junto con Egipto, ha dejado un arte funerario
conservado bajo tierra. Las pinturas etruscas que han llegado a los tiempos modernos
son, en su mayor parte, frescos murales de tumbas. Retrataban escenas mitológicas y
funerarias, como los banquetes funerarios que hacen de las fiestas un tema común en
los frescos de las tumbas etruscas. A veces se representaban escenas de la vida
cotidiana, con danzantes, músicos o jinetes. Pero no se encuentran retratos por lo que
es difícil hablar de autorretrato en esta cultura.
Durante el dominio de Alejandro Magno (359-149 a.C.), todo el Medio Oriente se vio
bajo el influjo de las tendencias helenistas. En el terreno artístico comenzaron a
proliferar los retratos, sobre todo, esculpidos, como forma en la que los hombres
dejaban marcado su poder para toda la eternidad. Por eso, un orador anónimo del
siglo I d.C. destacaba la función original de las estatuas: “Los hombres necesitan
coronas, estatuas, asientos de preferencia para ser recordados. Muchos, desde luego,
han llegado a morir por esto, para lograr una estatua y una inscripción, u otra honra
parecida, y para dejar a la posteridad una fama ilustre y una imagen de su persona”.
(Carlos García Cual, 2004, p. 22). Por ello es difícil que alguno de estos retratos sea
en realidad un autorretrato helénico.
Si el retrato escultórico romano alcanzó una de las cumbres universales del género, no
se extendió al autorretrato la regulación legal del jus imagenes, reservado a familias
privilegiadas, y no alcanzaba a los artistas socialmente inferiores, un signo de función
política, religiosa e imperial.
La idolatría medieval
El Cristianismo no mejoró esta situación. Ya desde Patón existía una corriente moral
que despreciaba el cuerpo como cárcel del alma. San Agustín, Orígenes y demás
padres de la Iglesia lo convirtieron en odioso receptáculo del pecado, con muy
negativa repercusión en las artes, la ciencia y la cultura en general. La conquista del
poder por la nueva fe hizo retroceder el retrato, que se reservó a los últimos
emperadores romanos y a los bizantinos por la supuesta fuente divina de su autoridad.
No se podía ni soñar en el autorretrato.
Hay que esperar a las miniaturas medievales algo tardías par tropezar con algún
ejemplo escaso y relativo. Aunque discutible, pasa por el primer autorretrato medieval
el de Eadwine, monje e ilustrador del siglo XII que trazó el suyo, de memoria y sin
espejo en una copia inglesa del Salterio de Utrecht. No está claro quién era Eadwine y
qué papel desempeñó en la creación del manuscrito. La inscripción alrededor del
retrato declara que él es scriptorum princeps, "príncipe de los escribas" (o "el primero
entre los escribas"), por lo que probablemente fue uno de los muchos escribas que
trabajaron en el manuscrito, pero probablemente también jugaron el papel importante
en la decisión de los contenidos y la organización del trabajo.
En el mismo siglo, y en otro monasterio en Centroeuropa, la hermana Guda se
autorretrata sobre un pergamino en el que estaba escribiendo e ilustrando por encargo
el Libro de Homilías de San Bartolomé. Según la inscripción de la letra capitular D,
donde se autorretrato, sentía que había incurrido en un gesto de vanidad, por el que
pedía perdón a Dios, aunque se sentía orgullosa de su trabajo; no pudiendo reprimir el
dejar constancia de su esfuerzo y su talento. Era la forma de recordar al mundo quien
era esa joven que se encerró en los muros de aquel frio monasterio desde muy joven.
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Inscripción dentro de la letra: “Guda, pecatrix mulier scriptit & pinxit hoc libris”, Guda,
mujer pecadora, escribió y pintó este libro.
Renacimiento, exaltación del Yo
Durante la Edad Media hubo arquitectos de catedrales que “firmaron” sus obras con
pequeños autorretratos esculpidos en sitios semiescondidos de la arquitectura. Así
puede apreciarse, por ejemplo, en las catedrales de Santiago de Compostela y de
Praga. Para el Renacimiento, el reconocimiento al artista se elevó a alturas
desconocidas hasta entonces y esto hizo común la práctica de autorretratos, en los
cuales el artista se mostraba a sí mismo como creador y profesionista dotado de
estatus social. Se considera que el primer autorretrato elaborado con esta conciencia
es el de Jean Fouquet, de 1470.
El género del autorretrato nació, como no podía ser de otra manera, en el
Renacimiento, cuando la Historia del Arte comenzó a ser la Historia de los Artistas, y el
hombre recupera el protagonismo como primer objeto artístico. De una manera
explícita o camuflada en medio de una escena, los artistas convierten su propia
imagen en modelo para sus pinturas. El aparente narcisismo de esta acción encierra
en la mayoría de los casos unos motivos mucho más profundos, y en ocasiones
incluso dramáticos, que han convertido los autorretratos en uno de los géneros más
ricos y fascinantes de la historia de la pintura.
El autorretrato evolucionó de forma significativa en el norte de Italia a finales del
Renacimiento. Esta forma de expresión se extendió gracias al desarrollo del concepto
humanista del individuo y a la aparición de nuevas técnicas pictóricas, como la pintura
al óleo y la perspectiva. Según la tradición grecorromana, el hombre es la obra más
perfecta de Dios. Se recupera el retrato y la naturalidad sin el hieratismo de la nueva
burguesía.
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El espejo como imagen del alma, como objeto a través del cual el reflejo visible se
debería transformar en una reflexión mental, en un concepto muy vivo ya desde la
Antigüedad. Sócrates les decía a sus discípulos que trataran de conocerse a sí
mismos contemplándose en un espejo.
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Con los grandes maestros de la pintura, en las primeras etapas, como Leonardo Da
Vinci, Sandro Botticelli, Rogier van der Weyden, Alberto Durero, Peter Paul Rubens,
Johannes Vermeer van Delft, las piezas están más relacionadas con la fotografía y
muchos están acompañados de la aristocracia, pero conforme avanza la Edad
Moderna se va observando que en los autorretratos las pinceladas se integran al
cuadro y comunican.
Las Meninas, detalle, Diego Velázquez, 1656, Museo del Prado, Madrid
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Iluminando el siglo
En el siglo XVIII predomina un fuerte deseo de independencia del artista que se
materializa con una autonomía de las arte. Se desarrolla la idea del genio liberado y
libre en su pintura, surgiendo un debate sobre el retrato, donde lo que se pretende es
darle al autorretrato toda la importancia que tiene y no como un género secundario. El
autorretrato es comprendido no solo como la representación de un mero dibujo del
rostro, sino como algo que exige que el alma de esa persona dé vida a la imagen
pintada.
Sin embargo, en el Siglo de las Luces, las mujeres eran aún excluidas de los cursos
impartidos por las Academias, las instituciones artística preeminentes, y no porque no
tuvieran meritos para ello, sino porque no se las consideraba con derecho a entrar en
el mundo del arte. Un ejemplo puede ser el de Elisabeth Louise Vigée Le Brun., suyo
es el famoso retrato de María Antonieta con una rosa.
Autorretrato. Elisabeth Louise Vigée Le Brun, 1790. Gallería María Antonieta con una rosa,
de los Uffizi, Florencia Vigée-Le Brun, 1783. Palacio
de Versalles, Francia
Romántico
El Romanticismo, ese movimiento al que abrieron las puertas el desengaño, la
desconfianza hacia la razón como única orientación de las artes y la atracción hacia
factores como lo mágico, lo oculto o lo onírico, introduce una nueva actitud hacia el
arte y la vida que dará un nuevo rumbo al pensamiento. Por romántico se entendió el
término con el que el alemán Friedrich Schlegel definió la nueva poesía para
diferenciarla de la de origen clásico. Vino a sustituir el adjetivo moderno con el que se
había calificado a los nuevos artistas, porque ésta no diferenciaba a los modernos de
los propiamente románticos.
Con el Romanticismo nace la idea del genio liberado y libre en su pintura. Los
autorretratos se fueron adaptando a las modas sucesivas: romanticismo, eclecticismo
o las primera vanguardias, se dejaron sentir en la manera en la que le artista reflejaba
su realidad.
El género del autorretrato había sido siempre un vehículo de autoafirmación, de
exhibición del prestigió profesional y de relevancia social. El autor deseaba ante todo
mostrar su condición social que consideraba estaba por encima de la de un puro
artesano, es por ello que prefiere aparecer formando parte de un tema alegórico. No
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esencial en la obra. Así los artistas tendrán que volver a replantearse la manera de
captar la propia imagen, el resultado de la introspección, de la mirada interior. Una vez
la fotografía se impuso como medio mimético por excelencia, el autorretrato pictórico
se puso en busca de la expresión, la abstracción y la metáfora. Artistas como Chagall
o Picasso abrieron su imaginación en este aspecto. Con el Modernismo y las
Vanguardias se abrió una enorme riqueza en términos formales y conceptuales.
En el siglo XX, parece que el interés para la verosimilitud con respecto al modelo, sea
éste vivo o no, no es tan importante. El autorretrato moderno se inscribe en un
contexto de crisis, rompe con nociones elementales, a veces no se puede reconocer al
modelo enseguida. Los artistas tienen nuevas motivaciones, el autorretrato ya no es
más que un pretexto, un soporte para la imaginación. El artista inflige, pues,
transformaciones al rostro humano que se convierte en nuevo elemento de
experimentación. Está motivado por una voluntad artística de cambios permanentes,
de intentos para multiplicar las posibilidades de la creación artística. El resultado de un
estudio tan profundo pero nunca limitado es la representación trastornada del hombre.
Además de reproducir la simple individualidad del modelo, cuando hace un
autorretrato, el artista intenta ilustrar su propia actitud ante el mundo exterior y el arte.
Importa ahora en la época moderna la inserción del artista en la sociedad en la que
crea, porque no puede contentarse con quedarse en el estudio. Las relaciones con las
otras formas de arte, con el público y con los media conduce al artista a tener una
mirada más social y no sólo orientada hacia su obra.
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sociedad acostumbrada a ver, pero no a fijarse en las imágenes que están a nuestro
alrededor. Miguel Oriola dice en su web: “La fotografía es hoy el arte. Y como el arte,
libre. El artista construye imágenes lentas que se oponen a la estética de la
instantánea. […] La fotografía pasa a ser el soporte donde el autor expresa su discurso
y no el objeto de adoración por sus gamas de grises y otros alardes técnicos o
compositivos”.
Es decir, en la fotografía como en todo arte, el concepto y la coherencia del discurso
toman una importancia relevante a la hora de realizar la fotografía, de crearla.
Podríamos decir que está visión de la fotografía como arte viene heredada de la
década de los 60 cuando los artistas parecían más preocupados por el concepto y la
idea que en la propia materialización de la obra.
Hay artistas que hacen uso de la fotografía para expresar sus emociones. Muchas de
está fotografías a lo mejor no son muy brillantes ni estética ni técnicamente, pero
tienen un concepto muy potente, tal es la fuerza en la idea que hay detrás del trabajo
que consigue eclipsar las carencias estéticas de la imagen. Por otro lado nos
encontramos imágenes realizadas por fotógrafos artísticos que son de tal belleza que
se convierten en arte por si solas, por su hermosura y su perfecta realización a la hora
de tomar la foto. Pero seamos realistas, una fotografía artística sólo será aquella que
cumpla los dos requisitos, aquella que puede ser evaluada tanto por su realización
como por el concepto que quiere transmitirnos.
En la actualidad hay artistas que utilizan la fotografía como instrumento de trabajo.
John Baldessari, el arte de la apropiación, mezcla en sus trabajos fotografías propias
con aquellas imágenes procedente de diversas fuentes consiguiendo, mediante
collage de imágenes, dotar a las fotografías de un nuevo significado, en algún caso
ayudado por los textos que inserta en sus obras, creando de esta manera, un
metalenguaje dentro de la obra. Arnulf Rainer, el arte del intervencionismo, el austriaco
comenzó su obra más característica influenciado por las ideas del automatismo
surrealista, bajo estas ideas comenzó a finales de los 60 a intervenir sus histriónicos
autorretratos de fotomatón con tachones, garabatos y pinturas; en estas
intervenciones juega con el doble sentido acentuado muchas veces por el título, así
como con la idea de la muerte, transgrediendo las modernas teorías sobre que es el
arte y que es la fotografía.
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como desde el conceptual Las corrientes artísticas surgidas durante las Vanguardias
afectarán a todos los géneros artísticos sin excepción. El autorretrato se convierte en
un excelente lugar de investigación de la forma, el color, la emoción y la técnica.
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con los grandes artistas del pincel: “Ni Rembrandt ni Van Gogh tuvieron Facebook a su
disposición”.
¿Pero dónde radica el punto artístico de estirar el brazo, atusarse el pelo, sonreír,
disparar, descartar, volver a estirar el brazo, atusarse el pelo, sonreír y... descartar?
“Desde una perspectiva estrictamente fotográfica, en los selfies hay tanta
espontaneidad que se producen muchos accidentes visuales y el error es uno de los
elementos que más implementa la creatividad”, analiza Fontcuberta. En su opinión, lo
importante no es el selfie en sí, sino lo que representa, su contexto: “Desde otras
perspectivas, como la cultura o la política, los selfies nos hablan de la experimentación
con la identidad, con la puesta en escena del yo, con narrativas personales, con la
autoexploración, con la transgresión de la privacidad, con nuevos rituales de
pertenencia, con la generación de vínculos comunitarios... Mucha gente lo banaliza,
pero si somos receptivos a lo que refleja, el selfie nos dice mucho de nuestra sociedad
y de nuestro tiempo”. Junto a los autorretratos de Rembrandt, Cindy Sherman, Tracy
Emin o Velázquez, en la gran muestra de la Saatchi se expusieron también las
autofotos de los que quisieron participara a través de las redes, el concurso desafió a
artistas, fotógrafos y entusiastas de todo el mundo a presentar sus selfies más
creativos. Según la organización “La calidad y la creatividad de los envíos, ha sido
verdaderamente inspiradora”.
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Teóricos como Martín Prada han hecho referencia al papel creciente de la producción
amateur en las redes sociales, destacando que, estadísticamente, ese tipo de
creaciones forman ya una parte considerable de los contenidos disponibles on line,
aunque se caractericen en su mayoría por la repetición y la imitación, por su falta de
singularidad. Dato incuestionable, pero que podría aplicarse, igualmente, al conjunto
de obras que suelen exponerse en las grandes ferias internacionales de arte, donde es
fácil encontrar estilos y tendencias repetitivas, que reproducen los procedimientos,
estrategias y puntos de vista desarrollados en la época de las vanguardias históricas.
A fin de cuentas, sabemos que en la estética postmoderna, dominante en la escena
internacional desde los 70, es común el uso indiscriminado de la cita, la referencia
intertextual, la apropiación, el revisionismo histórico y la mezcla deliberada de estilos,
según se aprecia en la fotografía de Cindy Sherman o Yasumasa Morimura. Señalaba,
en cualquier caso, Martín Prada que “la tarea esperable de la creación artística sería,
por tanto, la construcción, en las dinámicas transfronterizas de presencias humanas en
los entornos de redes, de flujos de valor y sentido independientes de las lógicas de los
mercados y de los intereses corporativos”.
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