Derecho A Sobreelevar
Derecho A Sobreelevar
Derecho A Sobreelevar
Derecho a sobreelevar*
Leandro Posteraro Sánchez
María Celeste Yacopino
* El presente estudio obtuvo el primer premio otorgado por el jurado en el XV Encuentro Nacional del
Notariado Novel, realizado en Tandil, entre el 1 y el 3 de mayo de 2003.
CONCEPTO
por ejemplo el espacio aéreo) y otros no (art. 3°, ley 13.512: “...Los derechos
de cada propietario sobre los bienes comunes son inseparables del dominio,
uso y goce de su respectivo departamento o piso”). De manera que un pro-
pietario no puede ceder su derecho a usar las cosas comunes, si no es en
ocasión de transferencia, gravamen o embargo de su unidad. El derecho de
sobreelevar, como derecho a utilizar el espacio aéreo para elevar la edifi-
cación, es reservado por nuestra ley, en principio, como un derecho comunal,
del cual puede disponerse solamente por acuerdo unánime de los copropie-
tarios. No puede concebirse como separado del derecho al espacio aéreo.
Además, podríamos decir que el espacio aéreo podría considerarse “cosa”
desde el punto de vista de su valoración económica ya que, por ejemplo, si
puede pagarse una suma de dinero por la cesión del derecho a sobreelevar o
por el alquiler del espacio aéreo para ubicar carteles publicitarios, es obvio
que el mismo tiene un valor económico. Si bien se le reconoce el carácter de
cosa al espacio aéreo, se trata, en el régimen de la P.H.. de una cosa que no
es autónoma del edificio sobre el que se encuentra; y por ende no puede ser
objeto de un derecho real de dominio.
NATURALEZA JURÍDICA
Como todo derecho real puede adquirirse y transmitirse por actos entre
vivos y mortis causa.
(es decir los casos de edificios de varias plantas o pisos en los cuales las
unidades tienen entrada común) es necesario que el edificio en construcción
tenga concluidos los servicios y partes comunes necesarios e indispensables
para el buen funcionamiento y habitabilidad del mismo. Estas condiciones
deben ser corroboradas por una constancia de hecho de un profesional (agri-
mensor o ingeniero civil) que indique si la unidad de dominio exclusivo está
“a construir”, “en construcción” o está habitada.
Distinto es el tratamiento para los inmuebles de la Capital Federal. En este
caso, con relación a las unidades en construcción o por construir sólo se per-
mite trabar medidas precautorias, pero no se permite transmitir ni constituir
derechos reales hasta tanto no estén habilitadas. La habilitación se realizará
mediante la modificación del reglamento otorgado por todos los propieta-
rios de las unidades ya existentes o por quien tenga poder al respecto otor-
gado por los mismos. De manera que en Capital Federal no se podrán trans-
mitir derechos sobre las unidades en construcción o a construir originadas en
el derecho de sobreelevar.
derecho a exigir la demolición. Por otro lado, el art. 2588 prevé el caso en el que
quien edifica de buena fe tiene derecho a la indemnización correspondiente por
parte del propietario del terreno que hace suya la obra. La buena fe de quien
realiza una sobreelevación en un edificio sin la correspondiente autorización
no es un caso fácil de hallar, sin embargo podría resultar aplicable esta norma
cuando desde el punto de vista del dueño del terreno, es decir el conjunto de
propietarios, existe -como lo describe el art. 2590- mala fe por haberse efec-
tuado la obra a su ciencia y vista y sin oposición de ninguno de los propie-
tarios. Este art. 2590 ordena aplicar según lo dispuesto para el edificante de
buena fe cuando haya habido mala fe del edificante y también del dueño del
terreno.
Ahora bien, analizando cada caso en concreto, podemos decir que si se
tratare de una obra que no afecta la solidez del edificio, que no modifica el
aspecto arquitectónico exterior o interior, que no altera la funcionalidad de
las partes comunes y que no produce gran desvalorización de las unidades,
podría eximirse de la demolición. Si bien debe otorgarse prioridad al
cumplimiento del art. 7°, esta norma debe adecuarse a las circunstancias del
caso. La mera violación de la unanimidad es en principio suficiente para
ordenar la destrucción, pero este art. 7° no reviste carácter de orden público
ni está dotado de una inflexibilidad total que impida la valoración de los
motivos que aconsejan el mantenimiento de la obra. Se debe aplicar la norma
en función del daño que produce cada conducta determinada (conforme
autos “Consorcio Juan B. Alberdi 320/6 c/ Gavassa, Oscar y otro” Cámara
Nacional Civil, Sala A, 27-5-1996, publicado en LL. 25-8-1997, fallo 39.740).
En el derecho comparado podemos citar la regulación que efectúa el
Código Civil italiano en su art. 1127 cuando dispone que el propietario del
último piso puede elevar nuevos pisos salvo que su título se lo impida. La
sobreelevación no es admitida si las condiciones de los cimientos del edificio
no la permiten, o si perjudica el aspecto arquitectónico del mismo. En estos
casos, el edificante debe pagar una indemnización a los propietarios del edi-
ficio. Nótese que la norma no establece específicamente la demolición de lo
construido salvo los casos de peligro en la solidez o afectación a la estética
del edificio; de otra manera dispone el pago indemnizatorio para mantener la
obra. Determina, a contrario de lo que dispone la norma de nuestra ley de
P.H., el principio de que se otorga permiso para efectuar sobreelevaciones al
propietario del último piso mientras su título no lo prohíba expresamente.
TRATAMIENTO REGISTRAL
mediante la afectación del espacio aéreo al régimen de la ley 19.724 para las
‘unidades a construir’ y por ende, efectuar el registro de afectaciones y
promesas de venta conforme regulan las normas de tales figuras... Artículo
3°: Las relaciones jurídicas derivadas del comercio de unidades a construir o
del derecho de construir o sobreelevar no serán objeto de inscripción hasta la
configuración jurídica definitiva de la cosa inmueble conforme artículo 6° del
decreto 2489/63...”.
Como la DTR lo indica (dice “será inscribible” y no “deberá inscribirse”),
es facultad y no obligación de quien somete un inmueble al régimen de P.H.
inscribir la existencia del derecho de sobreelevar. Ahora bien, con respecto al
artículo 3° de la citada normativa, para poder ser objeto del comercio o del
derecho a construir o sobreelevar, las unidades a construir deben reunir la
“configuración jurídica de la cosa inmueble” según lo dispuesto en el artícu-
lo 6° del decreto 2489/63. Remitiéndonos a dicho decreto se podrán trans-
ferir, constituir, modificar o extinguir derechos reales sobre las unidades en
construcción o a construir objetos del ejercicio de un derecho a sobreelevar,
si las mismas tienen independencia constructiva, o si, no teniéndola, forman
parte de un edificio que tenga concluidos los servicios y partes comunes
necesarias para habitar la unidad. En este caso, para transferir dichas
unidades en construcción o a construir, se aplica el criterio de venta de cosa
futura, permitido por el artículo 1327 del C.C.
c) DTR. 32/1993 Pcia. Bs. As.: “Artículo 1°: La calificación de escrituras de
modificación de reglamento de copropiedad y administración, en cuanto a
las mayorías necesarias se limitará a las que establece la ley o el reglamento;
no pudiendo en este supuesto, ser inferior al tope legal (dos tercios, artículo
9° de la ley 13.512). Artículo 2°: Será también motivo de calificación dentro
de la mayoría legal (dos terceras partes o más) la comparecencia de los titu-
lares de las unidades funcionales que se modifican, así como también de
aquellos que sufrieren variaciones en la proporción del derecho de
copropiedad, en las cosas comunes...”. Esta DTR. se aplica para la modifi-
cación del reglamento de copropiedad y administración que se hace nece-
saria a fin de darle el alta a las nuevas unidades edificadas en virtud del ejer-
cicio de un derecho de sobreelevar. Por lo cual, al originar dicha modificación
un cambio en las proporciones del derecho de copropiedad sobre las cosas
comunes del edificio, será necesaria la comparecencia de los titulares de
todas las unidades ya existentes o que los mismos ya hubiesen autorizado al
otorgamiento de la escritura de modificación del reglamento mediante el
respectivo poder. Volvemos a reiterar en este tema que estimamos que no es
suficiente que se haya autorizado a edificar y a otorgar luego la modificación
del reglamento por una asamblea de copropietarios, aunque haya unanimi-
dad en la decisión.
PONENCIAS
BIBLIOGRAFIA