Tema 48: El Ecosistema en Acción. Estructura, Funcionamiento Y Autorregulación Del Ecosistema 1. Introducción
Tema 48: El Ecosistema en Acción. Estructura, Funcionamiento Y Autorregulación Del Ecosistema 1. Introducción
Tema 48: El Ecosistema en Acción. Estructura, Funcionamiento Y Autorregulación Del Ecosistema 1. Introducción
ESTRUCTURA, FUNCIONAMIENTO Y
AUTORREGULACIÓN DEL ECOSISTEMA
1. INTRODUCCIÓN
El término ecología fue introducido el pasado siglo por el zoólogo alemán Haeckel, quien definió la
ecología como la relación del animal con su medio tanto orgánico como inorgánico. Thoreau fue el
primero en utilizar el término de ecología en el sentido descrito anteriormente. Se atribuye a
Clemens la divulgación en los foros científicos del término ecología, para consolidar su expansión y
difusión con la creación en 1.913 del primer journal of ecology. Hacia 1.935 Tansley acuña el
término de ecosistema comenzando la era de la ecología moderna. En España la primera cátedra de
ecología se creó en 1.967 con ecología marina, y la segunda fue ocupada por Bernaldez de Quirós
que se centró en los estudios del paisaje.
La ecología en su concepción actual, se define como una ciencia de síntesis, que estudia el conjunto
de las relaciones que se establecen entre los seres vivos o entre éstos y el ambiente que les rodea,
constituyendo el ecosistema.
Desde este punto de vista, no tiene mucho sentido el afrontar los problemas ecológicos desde
aspectos parciales o limitados, puesto que es el conjunto lo que interesa como sistema integrado. No
obstante, conceptos como el de ecología vegetal u otros similares son utilizados con bastante
frecuencia y probablemente lo seguirán siendo. Estos términos resultan más aceptables si se
consideran a la ecología como una ciencia que ha venido sufriendo una paulatina integración de
conocimientos pertenecientes a diferentes disciplinas y que solo en tiempos relativamente recientes
ha sido capaz de dar un enfoque general y teórico de los problemas ecológicos.
De esta manera, los primeros estudios de ecología se realizan con enfoques que tienden al estudio
parcial, bien de los distintos factores físico-químicos del medio, bien del comportamiento o
adaptación de los diferentes organismos frente a estos factores del medio. De la misma forma, los
estudios ecológicos clásicos tienden a compartimentar la naturaleza, diferenciándose de esta manera
entre una ecología de los medios acuáticos y de los medio terrestres o entre una ecología vegetal o
animal.
2. CONCEPTO DE ECOSISTEMA
Sistema complejo en el que interactúan los seres vivos entre sí con el conjunto de factores físicos
que forman el ambiente: temperatura, sustancias químicas presentes, clima, características
geológicas, etc.
El ecosistema es el concepto ecológico que comprende el biotopos y la biocenosis o comunidad, es
un nivel de organización de la naturaleza superior a la comunidad.
5.2. Ritmos
Son cambios periódicos, diferenciados claramente de las fluctuaciones, originados por cambios
también periódicos de algunas de las características ambientales. La sucesión día-noche, significa la
variación periódica de gran parte de los factores externos de interés ecológico y, como
consecuencia, aparecen ritmos en el ecosistema que no afectan tanto al número de individuos, como
a su localización, distribución o actividad. Otros ejemplos de variaciones cíclicas que determinan
ritmos pueden ser: oscilaciones mareales, periodicidad estacional.
5.3. Sucesiones
Podemos definir una sucesión como una tendencia, observada en los ecosistemas, hacia la
adquisición de una serie de estados sucesivamente más estables. Este cambio, y esta es una
diferencia respecto a fluctuaciones y ritmos, ocurre a lo largo de amplios períodos de tiempo.
Aparte de esta diferencia temporal con ritmos y fluctuaciones, existe otra fundamental: mientras que
en las fluctuaciones y ritmos el ecosistema retorna a situaciones semejantes a las iniciales, en las
sucesiones se llega a estados irreversibles, que suponen la maduración del ecosistema con el
transcurso del tiempo.
A medida que progresa esta maduración, las demás variaciones del ecosistema van sufriendo una
atenuación en su amplitud, debido a la aparición de mecanismos más eficientes de regulación en
relación con una situación de mayor complejidad.
El fenómeno de la sucesión esta ligado también a la ocupación progresiva de un espacio natural. El
suelo desnudo, ya sea en la tierra o bajo el agua, raramente se mantendrá así por mucho tiempo, ya
que la vegetación y los animales lo invaden rápidamente, se puede hablar en este caso de sucesión
primaria. Pero en otros casos, y esto ocurre cuando de alguna manera se alteran las condiciones
ambientales, se produce la pérdida de muchos organismos e incluso de poblaciones enteras, que
obliga al ecosistema a la realización de una serie de ajustes y reorganizaciones que suelen llevar
mucho tiempo. En este proceso de reorganización juegan un importante papel las relaciones
interespecíficas, sobre todo las relaciones depredador-presa o las relaciones de competencia, que
tienen como consecuencia la sustitución de unas especies por otras dentro de un mismo nicho
ecológico. Este tipo de sucesiones más complejas reciben el nombre de sucesiones secundarias.
En toda sucesión ecológica primaria o secundaria se van sucediendo una serie de comunidades de
duración transitoria y progresiva especialización, hasta que se llega a un tipo de comunidad en
equilibrio estable con el ambiente. En este estado se dice que el ecosistema ha alcanzado su clímax.
Este concepto es un poco relativo y ha sido muy exagerado en algunos estudios ecológicos, ya que
no todos los ecosistemas llegan a alcanzar este estado de desarrollo. Por esto, sería mucho más
correcto hablar de clímax en relación al factor ambiental que limita el punto final de la sucesión, o
considerar simplemente el grado de madurez de un ecosistema, pero sin postular una situación
teórica final.
Características estructurales y funcionales de las sucesiones
Podemos resumir de manera general los fenómenos que ocurren a lo largo de una sucesión
ecológica en los siguientes casos:
Aumento de la diversidad de especies: la estabilidad de un ecosistema en estado de madurez
depende en gran manera de la diversidad de especies que los componen, de tal forma que esta
madurez puede también definirse como el estado de mayor diversidad. El aumento de la diversidad
va acompañado de un cambio en la composición de especie, de tal modo que algunas especies solo
aparecen en estadios avanzados de la evolución del ecosistema. La relación entre madurez y
diversidad hay que buscarla en una mayor disponibilidad de nichos ecológicos, de tal manera que
cualquier cambio importante no va a afectar al ecosistema como a un todo. Por ejemplo, si
suponemos un ecosistema donde existen muchos tipos diferentes de productores, todos
superponiéndose en mayor o menor grado, según su capacidad respectiva para utilizar distintas
longitudes de inda e intensidades de luz, una variación en la calidad o cantidad del espectro, tenderá
a afectar a algunos de estos productores, pero no a todos. El ecosistema, por tanto, será capaz de
seguir productores, pero no a todos. El ecosistema, por tanto, será capaz de seguir funcionando con
una perturbación mínima, es decir, con mayor estabilidad.
Aumento de la complejidad estructural. El aumento de la diversidad de los ecosistemas lleva
parejo un aumento de la complejidad estructural. Aumenta el número de niveles tróficos, y las
cadenas tróficas se alargan y se hacen más complejas, aparece una mayor estructuración vertical.
También se hacen más frecuentes las relaciones específicas del parasitismo, comensalismo y
simbiosis. En general, aumenta el número de tipos biológicos representados, por lo que a medida
que progresa la sucesión, el número de especies eliminadas por unidad de tiempo va decreciendo
con regularidad. Igualmente se observa una tendencia a la desaparición de especies dominantes que,
con frecuencia, forman una parte muy importante de la biomasa en las primeras etapas. La adición
de nuevos niveles tróficos más altos contribuye a enriquecer la diversidad de los restantes niveles y
del conjunto de la comunidad.
Aumento de la materia orgánica: posiblemente el criterio de sucesión más aceptado es el que se
refiere al aumento paulatino de la biomasa total del ecosistema a medida que progresa la sucesión.
Este aumento de la biomasa se manifiesta, sobre todos, en las porciones menos activas, es decir, en
aquellos organismos o partes de organismos con metabolismo bajo y tasa de renovación muy lenta.
Este aumento de la biomasa total suele significar, en la mayoría de los casos, un aumento de la
producción primaria, lo cual no debe ser confundido con una mayor eficiencia desde el punto de
vista de la explotación humana, pues el rendimiento que el hombre puede extraer de un ecosistema
es mayor en determinadas etapas que no coinciden con el clímax.
Tendencia hacia la estabilidad metabólica: Odum ha propuesto una clasificación de los
ecosistemas basada en el metabolismo de la comunidad, esto es, basada en la proporción existente
entre la fotosíntesis y la respiración. de acuerdo con esto, un sistema en el cual la fotosíntesis
excede a la respiración, se considera autótrofo y la relación entre fotosíntesis y respiración es mayor
a 1 cuando ocurre lo contrario, es decir, la fotosíntesis está por debajo de la respiración con lo cual
el cociente es menor a 1, el sistema se considera heterótrofo. Un ecosistema se considera
estabilizado cuando la relación es igual a 1 en el sistema autótrofo la fertilidad biológica se basa en
la producción actual, mientras que en uno heterótrofo se basa en la producción pasada y acumulada.
A lo largo de una sucesión ecológica se observa una tendencia al logro de la estabilidad metabólica.
Como la producción primaria aumenta a lo largo de la sucesión, según se ha visto anteriormente, la
creciente demanda respiratoria tiende a igualarse con la actividad fotosintética, lo cual se logra al
final de la sucesión.