La Constitución Subjetiva Del Niño. Mariana Karol
La Constitución Subjetiva Del Niño. Mariana Karol
La Constitución Subjetiva Del Niño. Mariana Karol
AMUCHÁSTEGUI,
CAPíTULO 3:
LA CONSTITUCIÓN SUBJETIVA DEL NIÑO
Mariana Karol
"La sociabilidad no es ni un accidente ni una contingencia; es la definición mis-ma de la
condición humana" (Tzvetan Todorov).
Este trabajo recupera algunos conceptos básicos elaborados desde el psicoaná-lisis
sobre la constitución subjetiva del niño, que nos permiten entender lo que está en juego
en cada niño y el importante lugar que ocupa la escuela. No se tra-ta de hacer una
transposición de conceptos que pertenecen a un ámbito teórico específico, sino de
"ponerlos a trabajar" para dar cuenta de una realidad com-pleja como la escuela, que
requiere una mirada múltiple. Sabemos de la dificul-tad que significa aproximarse a un
"lenguaje" propio de un cuerpo teórico, en el cual los conceptos adquieren una
significación distinta de la que les damos en el uso cotidiano, pero pensamos que
debemos hacer el esfuerzo de encontrarles sentido dentro de su propia trama teórica y
que eso puede enriquecer nuestro análisis sobre las instituciones educativas.
La idea que recorre el desarrollo de este capítulo es que la escuela es una institución
fundamental en la vida de los niños que da cuenta del pasaje del mundo de lo privado
al de lo público. En ese pasaje se ponen en juego aspectos de la constitución psíquica
del niño y de la continuidad de lo social. Para que este pa-saje constituyente se vea
facilitado, la escuela no debe ubicarse como repro-ducción de lo que los niños traen -
familia de origen-, ni como algo totalmente ajeno a lo que hasta ese entonces es su
bagaje. Es en este difícil margen donde la escuela debe cumplir una de sus funciones
específicas, asegurando el tránsi-to de un mundo endogámico a un mundo exogámico.
Trabajaremos sobre las condiciones mínimas y necesarias que permiten la
cons-titución subjetiva de un niño: función materna, función paterna y función del
campo social. Una vez presentados estos conceptos, propondremos algunas
re-flexiones en relación con la institución escolar y la tarea de educar.
El “salvaje de Aveyron”: ¿qué nos hace sujetos?
"El hombre es un animal loco y radicalmente inepto para la vida" (Cornelius
Cas-toriadis).
Glosario[46]
Aparato psíquico. También llamado por Freud "aparato anímico", es un modelo para
dar cuenta del funcionamiento psíquico o, como dirá en La interpre-tación de los
sueños, de las "operaciones del alma". En la primera formulación realizada por Freud,
este aparato psíquico se compone de dos sistemas que po-seen características y
legalidades diferentes: el sistema preconsciente-cons-cientey el sistema inconsciente.
Entre los sistemas existen relaciones de comercio, contradicción y cooperación: En la
segunda formulación Freud plantea como instancias del aparato el ello, el yo y el
superyó.
Inconsciente. Designa uno de los sistemas definidos por Freud en su primera
formulación del aparato psíquico. En el inconsciente no hay tiempo, espacio, principio
de realidad, negación ni contradicción; no hay una verdad oculta que debe ser
develada. Sólo hay marcas, huellas de lo histórico vivencial, huellas mnémicas. Se rige
por la legalidad del proceso primario y se regula por el princi-pio de placer-displacer. El
inconsciente no es "otra conciencia" sino un sistema psíquico distinto, con procesos y
mecanismos específicos. Sabemos de él a tra-vés de sus efectos: sueños, lapsus,
fallidos...
Libido. En latín significa deseo, ganas. Freud se refiere a la energía de la pul-sión
sexual que se puede desplazar en cuanto al objeto o en cuanto al fin, por ejemplo, en la
sublimación. "Libidinizar" objetos públicos o "deslibidinizarlos" compromete más que un
hecho de interés; son movimientos estructurantes en la constitución psíquica.
Principio de placer-displacer. "Freud postula una equivalencia entre la ex-periencia
de displacer y el incremento de la tensión, por un lado, y la experien-cia de placer y una
disminución de la tensión, por el otro. La psique, para Freud, funciona con arreglo a
evitar el displacer, y el placer, tal como ha sido indica-do, se comprende en términos de
la sensación de descarga."[47] Subrayemos que el aparato psíquico se rige por el
principio de constancia por el cual se trata de mantener la excitación tan baja y
constante como sea posible.
Represión. Cabe distinguir la represión originaria de la represión propiamente dicha.
La primera tiene una acción fundante para el aparato psíquico, en tanto lo cliva y lo
divide en sistemas. No permite que ciertas representaciones pasen a la conciencia; allí
se forma lo "reprimido originario", lo que no podrá devenir consciente, lo que queda
fijado al inconsciente. El proceso de la represión pro-piamente dicha no elimina o
aniquila representaciones, sino que intenta impe-dir que se vuelvan conscientes.
Simbolización. Modos de representación indirecta y figurada de una idea, conflicto o
un deseo. El concepto de simbolización nos lleva al de sustitución, en tanto es lo que
permite la mediatización de los conflictos. El hecho de que un niño comience a realizar
un "juego simbólico" indica un grado de complejización importante de su psiquismo.
Las enfermedades psicosomáticas implican un grado significativo de fracaso en los
procesos de simbolización, en tanto se instalan en el cuerpo sin encontrar vías de
elaboración simbólica.
Representación. "Término utilizado clásicamente en filosofía y psicología para
designar lo que uno se representa, lo que forma el contenido concreto de un acto de
pensamiento."·[48] Para Piera Aulagnier, la actividad de representación es sinónimo de
actividad de interpretación y plantea, ya en el yo, una analogía entre actividad de
representación y actividad cognitiva. Propone, como metáfora, homologar la actividad
de representación con la actividad de metaboliza-ción de la vida orgánica, función
mediante la cual se rechaza un elemento hete-rogéneo a la estructura celular o se lo
transforma en una materia homogénea con la estructura misma.