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Separata Neurología

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SEPARATA Nº 12

BASES NEUROLÓGICAS DE LAS EMOCIONES: EMOCIONES Y


SENTIMIENTOS. PROPUESTA NEUROPEDAGÓGICA PARA DESARROLLAR
LA EDUCACIÓN EMOCIONAL.

LAS EMOCIONES

Las emociones son reacciones que todos experimentamos: alegría, tristeza, miedo,
ira… Son conocidas por todos nosotros pero no por ello dejan de tener complejidad.
Aunque todos hemos sentido la ansiedad o el nerviosismo, no todos somos
conscientes de que un mal manejo de estas emociones puede acarrear un bloqueo o
incluso la enfermedad.

Estas son algunas de las situaciones y reacciones fácilmente identificables que se


producen habitualmente en los seres humanos:

 Temor a perder la vida o amenaza de un resultado negativo. Reaccionamos


luchando, huyendo, manteniendo la situación de alerta o paralizándonos.
 Confrontación de intereses son nuestros semejantes. Reaccionamos con ira o
enojo.
 Pérdida de un ser querido. Reaccionamos con tristeza y empatizamos con las
personas que nos apoyan.
 Celebración de un éxito o enamoramiento. Reaccionamos con exaltación.
 Esfuerzo ante un desafío. Reaccionamos con satisfacción y alegría.
 Ante personas que necesitan nuestra ayuda. Reaccionamos de manera rápida
y altruista aún a riesgo de nuestra seguridad.
 …
En todos los casos estas reacciones nos ayudan a afrontar mejor esas situaciones.

Para explicar más profundamente los cambios que experimentamos, vamos a


centrarnos en el miedo que por ejemplo sentimos ante una situación de peligro en la
que puede estar en juego nuestra propia vida.

A nivel cognitivo, es decir, en lo que concierte a nuestra capacidad de comprensión,


juicio, memorización y razonamiento, el miedo puede hacernos perder la capacidad de
controlar nuestra conducta haciendo que reaccionemos de manera similar a otras
especies menos evolucionadas como los reptiles. Es decir, reaccionaremos tratando
de decidir si tenemos más posibilidades de sobrevivir luchando, huyendo o
quedándonos paralizados. Esta manera de reaccionar, este “programa”, reside en la
amígdala, en la parte más profunda de nuestro cerebro. En este órgano “emocional”
no tenemos conciencia ni capacidad de decisión y además en él quedan registrados
los sucesos que hemos vivido y las sensaciones que hemos percibido lo que hace que
no nos olvidemos de lo que nos ha pasado y tratemos de evitarlo en un futuro.

En lo que se refiere al nivel fisiológico y dependiendo de la conducta que vayamos a


desarrollar ante la situación, se activarán una serie de respuestas procedentes de
diferentes sistemas: tensión muscular, presión arterial, ritmo respiratorio, temperatura
periférica, sequedad en la boca etc. que nos prepararán de diferente manera según la
respuesta.

A nivel subjetivo, es decir, dependiendo totalmente del individuo, experimentaremos


una serie de sensaciones físicas, intensas, desagradables y descontroladas que junto
con los cambios cognitivos y algunos pensamientos sobre el peligro y sus
consecuencias harán que tengamos una experiencia de terror única e imborrable.

Ya hemos analizado cada una de las tres respuestas que se producen. La suma de
todas ellas es lo que provocará nuestro comportamiento, ya sea lucha, huida o
paralización, en las mejores condiciones para salvar la vida e intentar no volver a
vernos en una situación similar de peligro.

Por otra parte, hay reacciones emocionales que se producen ante situaciones que no
hemos vivido todavía, es decir, cuando las anticipamos o las imaginamos. Un claro
ejemplo es lo que sentimos cuando vemos alguna escena en alguna película, leemos
algún texto o recordamos o pensamos en algún suceso.

El tono hedónico, es decir, el placer que experimentamos o la sensación agradable o


desagradable son “la sal de la vida”. Es algo esencial para la memoria, para la toma de
decisiones, para nuestros juicios y razonamientos, para nuestra conducta, nuestras
relaciones sociales y nuestro bienestar ya que:

 Las experiencias emocionales son las más valoradas. Como curiosidad,


existen más de 15.000 palabras en inglés para definir estados emocionales.
 Los recuerdos que conservamos son mayoritariamente emocionales.
 Necesitamos tensión emocional para decidir.
 Decidimos muchas veces de manera emocional.
 Las emociones nos preparan, nos motivan y nos guían.

Hay otra serie de términos y conceptos muy relacionados con este tema como por
ejemplo, los sentimientos. Éstos son más duraderos que las emociones, que son
temporales y están más vinculados a la reflexión. No suelen estar relacionados con
sensaciones físicas intensas, son más suaves y no ponen en marcha comportamientos
de manera inmediata. Para comprenderlo mejor, podemos hablar de la reacción
emocional de miedo ante una serpiente que hemos visto en el campo mientras que
hablaríamos de sentimiento de miedo hacia las serpientes, algo más general y no
vinculado a una situación determinada.

LAS EMOCIONES PRIMARIAS

Existen diferentes teorías sobre cuáles son las emociones primarias señalando en
algunos casos cinco o en otros siete dependiendo del autor. No obstante, cada
emoción provoca un conjunto de reacciones, y a continuación veremos las más
evidentes:

Miedo

La sangre se reparte en lugares imprescindibles para tomar una actitud


evasiva. Puede ocurrir que nuestro organismo se paralice antes de tomar una salida
acertada, pero el cuerpo se encuentra sometido a un estado de máxima alerta. Se
asocia al nerviosismo, ansiedad, preocupación, inquietud y, en un nivel mas grave, con
la fobia y el pánico.

Ira

Nuestro cuerpo reacciona enviando sangre hacia las manos, favoreciendo el empleo
de armas o haciendo que la persona esté preparada para golpear de manera
contundente. Se acelera la frecuencia cardíaca y se elevan hormonas (adrenalina) que
predisponen nuestro organismo para emprender la acción. Se asocia con la hostilidad
la furia, la indignación y, en casos extremos, con el odio patológico.

Amor

Sentimientos de ternura y complacencia sexual generan un estado general de calma,


relajación y satisfacción, predisponiendo todo nuestro organismo al entendimiento
mutuo. Se asocia a la simpatía, amabilidad, afinidad y adoración. Pero en ocasiones
patológicas puede conducir a dependencia extrema.

La forma más aceptada de entender este concepto es desde una dimensión amplia,
donde el proceso afectivo y el cognitivo se rozan y complementan. En este desarrollo
participan varios elementos: concientización subjetiva (los sentimientos propiamente
dichos),cambios fisiológicos (determinadas reacciones corporales que son movidas
por esos sentimientos, para predisponer al organismo a enfrentarse a la nueva
experiencia), estímulos motores internos (cambios internos que provocan una actitud
determinada) y dimensión cognitiva (proceso mental a través del cual la persona
entiende lo que le está ocurriendo). Por todo esto, nos es imposible analizar las
emociones completamente separadas del aspecto racional, ya que para conseguir
comprenderlas utilizamos los métodos cognitivos de los que disponemos.

Ejemplo para comprender el desarrollo de una emoción: El miedo es un sentimiento


que puede producir cambios fisiológicos como aumento de la frecuencia cardíaca,
dilatación de las pupilas, tensión en los músculos y segregación de adrenalina; a su
vez produce una reacción interna que se refleja en expresiones faciales, movimientos
bruscos o específicos y cambio en la entonación. En lo cognitivo, esas respuestas son
analizadas en un contexto socio-cultural para poder comprenderlas y ubicarlas en el
lugar adecuado. “La expresión emocional cambia así como lo hace el desarrollo
ontogenético del individuo”. De igual modo, es el proceso cognitivo el que nos
permite inhibir ciertas emociones, cuando culturalmente no son consideradas como
adecuadas. Por ejemplo, cuando nos sentimos atraídos por una persona que no puede
correspondernos (por hallarse casada o simplemente no estar enamorada de
nosotros) o cuando estamos frente a nuestro jefe y sentimos deseos de matarlo
(sabemos que dar rienda suelta a este sentimiento no podría traernos más que
problemas, y no sólo el de quedarnos sin trabajo).

Es necesario comentar que en las últimas teorías cognitivas que se han hecho sobre
el proceso emocional, se ha enfatizado de forma fundamentalista en lo cognitivo,
objetando que el mundo no es de una determinada forma, sino que depende de con
qué ojos se mire; por eso una misma experiencia para dos personas diferentes para
una puede resultar traumática y para otra ser más posible de enfrentar y resolver. De
todas formas, si bien esta teoría tiene muchos adeptos, sobre todo en las corrientes
relativistas, muchos especialistas se niegan a aprobar esta manera tan aleatoria de
entender los sentimientos y el mundo en general.

¿Cómo podemos aprender a regular nuestras emociones?

Las habilidades básicas para un adecuado control emocional son:

 Percepción, comprensión y análisis de las emociones.

 Dotar de información y estrategias para identificar las emociones y comprendan


las relaciones entre las emociones y las situaciones en las que se producen.

 Expresión emocional.

 Aprender habilidades para expresar los sentimientos y las necesidades asociadas


a los mismos.

 Regulación emocional.

 Dotar de pautas para aceptar los estados emocionales positivos y negativos y


proporcionar técnicas de control emocional para regular las emociones sin
exagerarlas o evitarlas.

¿Por qué es necesaria la educación emocional en la familia y en la escuela?

Las experiencias realizadas con programas de educación emocional en el ámbito


educativo y familiar han conseguido resultados prometedores en:

 La reducción del consumo de sustancias adictivas, entre ellas tabaco y alcohol.

 El descenso de comportamientos agresivos en clase.

 Un menor porcentaje de conductas autodestructivas y antisociales.

¿Es posible enseñar a los niños a regular sus emociones?


La mayor parte de las conductas se aprenden, sobre todo de los padres, de los
profesores y de las personas que rodean al niño. Para conseguir que el niño aprenda a
manejar adecuadamente sus emociones es necesario que los padres y profesores
cuenten con la suficiente información como para poder regular y controlar sus estados
emocionales y facilitar que los niños los aprendan y desarrollen.

¿Cómo se puede desarrollar la educación emocional en los niños?

Algunos aspectos generales que resultan de vital importancia en el aprendizaje


emocional son:

 Los niños se irán formando a medida que los adultos les enseñen y practiquen
con ellos. Dichas habilidades se pueden aprender aprovechando cada momento
cotidiano en el hogar o en el aula.

 Enseñar a controlar las emociones es diferente a reprimirlas. Es importante que el


niño aprenda a expresarlas de acuerdo con el momento, la situación y las
personas presentes.

 Reforzar la idea de que todas las emociones son necesarias. No existen


emociones buenas y malas.

 Transmitir al niño que todos podemos aprender muchas cosas que nos ayuden a
guiar y expresar nuestras emociones.

 Aclarar que no podemos evitar las emociones.

 Todos tenemos derecho a todos nuestros sentimientos, incluso los de temor.

La importancia de las emociones.

Por mucho tiempo, las sociedades humanas negaron o desconocieron la importancia


de aquellas emociones complejas mencionadas en el párrafo anterior. No fue hasta
fines del siglo XIX y principios del siglo XX que las emociones, con el desarrollo de las
teorías de la psicología, comenzarían a ser reconocidas como parte fundamental de la
persona como individuo pero también de la persona como ser social que convive con
otros y que está inserto en un medio que lo rodea y lo determina.

De este modo, gracias al desarrollo de la psicología y las ciencias que estudian la


mente humana se pudo comprender que las emociones son centrales para
comprender el comportamiento, la manera de pensar y de actuar de una persona. En
esto influyen un sinfín de elementos como la historia familiar, la región donde se vive,
la realidad económica que la persona vive, el acceso a una vida social plena o no, etc.
Todos estos elementos delimitan las emociones básicas y complejas de una persona y
la hacen única frente al resto por lo cual terminan convirtiéndose ellas en un elemento
importantísimo de nuestras identidades.
SENTIMIENTOS

Se entiende por sentimiento la acción y el efecto de sentir o sentirse, es una palabra


que proviene del latín, y que está compuesta de la siguiente manera “sentire” que
significa “oír” aunque también responde al significado de las percepciones táctiles y
gustativas, y el sufijo “miento” que quiere decir instrumento, medio o resultado.
Cuando se habla de sentimiento se refiere a un estado expresivo del ánimo que se
produce gracias a la impresión de un acto o situación, y estos estados pueden ser
alegres, felices, tristes y dolorosos.

También le atribuyen dicha palabra al estado de ánimo quebrantado o afligido por un


hecho triste o doloroso. Los sentimiento en el contexto social, son el resultado de las
relaciones, vivencias y/o experiencias de la forma de actuar del ser humano, y de allí
derivan emociones que aparecen ante una situación repentina. Por otra parte los
sentimientos están relacionados a la dinámica cerebral, por ende estos influyen en el
comportamiento de un individuo ante diferentes eventos o situaciones, ya sean
positivas o negativas.

Los sentimientos son las impresiones que causan a un nivel espiritual determinadas
cosas o situaciones y a partir de las cuales, es decir, del sentir que estas nos producen
internamente, los seres humanos actuamos. Es por esto que si por ejemplo nuestra
vida es una sucesión de desgracias y feas situaciones, nuestros sentimientos no serán
de lo más positivos, buenos y armoniosos, por el contrario, el resentimiento, a veces
llegando hasta el odio, se convertirán en la medida de nuestros actos. En tanto, una
persona que se topa recurrentemente con buenas experiencias es casi seguro que
tenderá a producir en su interior buenos y nobles sentimientos.

Lo peor que puede hacer una persona ante un sentimiento es ocultarlo, inhibirlo,
porque esto es lo mismo a fomentar un deseo irrefrenable que luego adquirirá
inevitablemente la forma de frustración, la peor aliada que puede conseguirse una
persona en su desarrollo como tal. Por ejemplo, una mujer que se oculta a sí misma y
al resto, el amor que siente por un hombre, ya sea que este esté o no comprometido,
seguramente, deberá lidiar con una existencia frustrada, producto de ese ocultamiento.
Si bien los seres humanos experimentarán varios sentimientos a lo largo de su vida,
hay dos sentimientos bien contrapuestos entre sí y que son los que mayor publicidad
han recibido a lo largo de la historia de la humanidad, estos son por un lado el amor
que está ampliamente vinculado al goce, lo placentero, la armonía, el estado ideal que
cualquier persona aspira a alcanzar en relación con las personas y porque no también
con algunas cosas materiales sobre las cuales se depositan cargas emotivas positivas
e importantes por estar relacionadas con alguien. El amor es el sentimiento
fundamental por el cual se unen las parejas, nacen los hijos, los nietos, etc.

Y del otro lado del ring tenemos el odio, que claro, observa entre sus características
todo aquello que se opone al amor, siendo lo negativo, lo violento, el disgusto, el
desprecio sus principales componentes.

Diferencia entre emociones y sentimientos

Algunos de vosotros os habréis preguntado qué diferencia a una emoción de un


sentimiento. Pues bien, para entender esta diferencia podemos extraer un fragmento
del libro “El error de Descartes” de Antonio Damasio. El autor es un investigador que
ha prestado mucha importancia a las emociones y los sentimientos en el
comportamiento social e incluso en el razonamiento.

Para Damasio: “Cuando experimentas una emoción, por ejemplo la emoción de miedo,
hay un estímulo que tiene la capacidad de desencadenar una reacción automática. Y
esta reacción, por supuesto, empieza en el cerebro, pero luego pasa a reflejarse en el
cuerpo, ya sea en el cuerpo real o en nuestra simulación interna del cuerpo. Y
entonces tenemos la posibilidad de proyectar esa reacción concreta con varias ideas
que se relacionan con esas reacciones y con el objeto que ha causado la reacción.
Cuando percibimos todo eso es cuando tenemos un sentimiento.”
Un ejemplo sobre emociones y sentimientos

En pocas palabras, la emoción sería la primera reacción que experimentamos frente a


un estímulo y que tiene que ver con el sistema límbico. Y el sentimiento sería el
resultado de una emoción, y tiene su origen en el neocórtex, concretamente en el
lóbulo frontal. La respuesta a un sentimiento puede ser física y/o mental, y está
mediada por neurotransmisores como la dopamina, noradrenalina y la serotonina.
Asimismo, los sentimientos duran más que la emoción, pues su duración proporcional
al tiempo en que pensamos en ellos.

En nuestra vida cotidiana, los sentimientos se manifiestan todo el tiempo, por ejemplo:
Estamos en el trabajo, se acerca nuestro jefe y nos dice le acompañemos a la oficina.
Allí, nos comunica que desde la dirección no les gusta nuestro trabajo y nos despiden.
Casi constantemente el miedo se apodera de nosotros, lo que sería la emoción.

Justo después, analizamos la situación y nos planteamos una serie de cuestiones:


“¿Por qué yo? ¿Qué habré hecho mal?” y comenzamos a experimentar tristeza y
lástima por tener que abandonar el puesto de trabajo, enfado, inferioridad,
incertidumbre por el futuro, etc. Esta segunda reacción modificada por nuestros
pensamientos conscientes, sería un sentimiento.

Son muchos los sentimientos que experimentamos los seres humanos. A continuación
Presentamos una lista con 16 sentimientos muy frecuentes:

Sentimientos positivos:

1. Euforia: Este sentimiento nos hace sentir en subidón y nuestra percepción de la vida
es magnífica.

2. Admiración: cuando contemplamos a algo o alguien de forma positiva.

3. Afecto: Es una sensación placentera al conectar con alguien.

4. Optimismo: Percibimos la vida de manera positiva y sin miedo a hacerle frente.

5. Gratitud: Sentimos agradecimiento por alguien.

6. Satisfacción: Una sensación de bienestar por algo que ha ocurrido.

7. Amor: Un sentimiento complejo que expresa lo mejor de nosotros mismos.

8. Agrado: Algo nos produce gusto.

Sentimientos negativos:

Son sentimientos que experimentamos de forma desagradable:

9. Enfado: Es un sentimiento de disgusto o mala disposición hacia alguien o algo

10. Odio: Un fuerte sentimiento de repulsa hacia una persona

11. Tristeza: Un estado negativo que provoca malestar con tendencia al llanto

12. Indignación: Malestar ante algo que se considera injusto

13. Impaciencia: Sentimiento de necesitar algo ahora.

14. Envidia: Sentimiento que se produce al desear algo que no se tiene y que posee
otra persona.

15. Venganza: Ganas de hacer venganza, pero no necesariamente hay que llevarla a
cabo.
16. Celos: sentimiento que surge al pensar que va a perder a alguien que ama.

PROPUESTA NEUROPEDAGÓGICA PARA DESARROLLAR LA EDUCACIÓN


EMOCIONAL.

La información que tenemos sobre el cerebro humano, órgano responsable del


aprendizaje, se ha visto claramente incrementada debido al desarrollo de las nuevas
técnicas de visualización cerebral. Como consecuencia de estas investigaciones
recientes, aparece una nueva disciplina en la que confluyen los
conocimientos generados por la neurociencia, la educación y la psicología que nos
pueden aportar información significativa sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje.
La neuroeducación consiste en aprovechar los conocimientos sobre el funcionamiento
cerebral para enseñar y aprender mejor.

En el siguiente artículo mostramos ocho estrategias fundamentales basadas en el


funcionamiento del cerebro que tienen un soporte experimental definido y que resultan
imprescindibles en la práctica educativa. En cada una de ellas hemos seleccionado un
artículo de investigación relevante que constituye una evidencia empírica sólida y
aportamos una serie de sugerencias prácticas fáciles de aplicar.

NUESTRO CEREBRO CAMBIA Y ES ÚNICO

El cerebro humano es extraordinariamente plástico, pudiéndose adaptar su actividad y


cambiar su estructura de forma significativa a lo largo de la vida, aunque es más
eficiente en los primeros años de desarrollo (periodos sensibles para el aprendizaje).
La experiencia modifica nuestro cerebro continuamente fortaleciendo o debilitando las
sinapsis que conectan las neuronas, generando así el aprendizaje que es favorecido
por el proceso de regeneración neuronal llamado neurogénesis. Desde la perspectiva
educativa, esta plasticidad cerebral resulta trascendental porque posibilita la mejora de
cualquier alumno y, en concreto, puede actuar como mecanismo compensatorio en
trastornos del aprendizaje como la dislexia y el TDAH.

LAS EMOCIONES SÍ IMPORTAN


Las emociones son reacciones inconscientes que la naturaleza ha ideado para
garantizar la supervivencia y que, por nuestro propio beneficio, hemos de aprender a
gestionar (no erradicar). La neurociencia ha demostrado que las emociones mantienen
la curiosidad, nos sirven para comunicarnos y son imprescindibles en los procesos de
razonamiento y toma de decisiones, es decir, los procesos emocionales y los
cognitivos son inseparables (Damasio, 1994). Además, las emociones positivas
facilitan la memoria y el aprendizaje (Erk, 2003; ver figura 2), mientras que en el estrés
crónico la amígdala (una de las regiones cerebrales clave del sistema límbico o
“cerebro emocional”) dificulta el paso de información del hipocampo a la corteza
prefrontal, sede de las funciones ejecutivas.
Si entendemos la educación como un proceso de aprendizaje para la vida, la
educación emocional resulta imprescindible porque contribuye al bienestar personal y
social.
Fig.2 Activación de distintas regiones cerebrales, en un contexto emocional positivo, que facilitan la
memoria. Son los giros derechos: lingual (GL), hipocampal posterior (pGH), hipocampal anterior
(aGH) y fusiforme (GF).
.

IMPLICACIONES EDUCATIVAS

Los docentes hemos de generar climas emocionales positivos que faciliten el


aprendizaje y la seguridad de los alumnos. Para ello hemos de mostrarles respeto,
escucharles e interesarnos (no sólo por las cuestiones académicas). La empatía es
fundamental para educar desde la comprensión.

Aunque hay muchas actividades en las que se pueden fomentar las competencias
emocionales a través de un proceso continuo (se pueden utilizar diferentes recursos
didácticos para suscitar la conciencia emocional como videos, fotografías, noticias,
canciones, etc.), proponemos una relacionada con la lectura (Filella, 2010): se dedica
un tiempo semanal en el aula a la lectura individual de textos que el alumno ha elegido
según su propio interés (con el paso del tiempo se puede orientar hacia textos
específicos). La lectura ha de ser en silencio y, posteriormente, se han de proponer
actividades como resúmenes, dibujos, esquemas,… relacionados con la misma. Una
forma sencilla de mejorar la atención, la comprensión, el aprendizaje y de fomentar
emociones positivas en el alumnado.

EL EJERCICIO FÍSICO MEJORA EL APRENDIZAJE

La práctica regular de la actividad física (principalmente el ejercicio aeróbico)


promueve la neuroplasticidad y la neurogénesis en el hipocampo, facilitando la
memoria de largo plazo y un aprendizaje más eficiente. Además, no sólo aporta
oxígeno al cerebro optimizando su funcionamiento, sino que genera una respuesta de
los neurotransmisores noradrenalina y dopamina que intervienen en los procesos
atencionales. El ejercicio físico mejora el estado de ánimo (la dopamina interviene en
los procesos de gratificación) y reduce el temido estrés crónico que repercute tan
negativamente en el proceso de aprendizaje.

LA PRÁCTICA CONTINUA PERMITE PROGRESAR

El cerebro conecta la nueva información con la ya conocida, por lo que aprendemos


mejor y más rápidamente cuando relacionamos la información novedosa con los
conocimientos ya adquiridos. Para optimizar el aprendizaje, el cerebro necesita la
repetición de todo aquello que tiene que asimilar. Es mediante la adquisición de toda
una serie de automatismos como memorizamos, pero ello requiere tiempo. La
automatización de los procesos mentales hace que se consuma poco espacio de la
memoria de trabajo (asociada a la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas)
y sabemos que los alumnos que tienen más espacio en la memoria de trabajo están
más dotados para reflexionar (Willingham, 2011).

EL ARTE MEJORA EL CEREBRO


La neurociencia está demostrando que las actividades artísticas (involucran a
diferentes regiones cerebrales; ver figura 5), en particular la musical, promueven el
desarrollo de procesos cognitivos.

Fig.5
.
La instrucción musical en jóvenes mejora la capacidad intelectual como consecuencia
de la plasticidad cerebral, sobre todo en aquellos con mayor interés y motivación hacia
las actividades artísticas (Posner, 2008). Además, en algunos niños, aparecen
correlaciones entre la práctica musical y la mejora en geometría o las capacidades
espaciales cuando el entrenamiento es intenso. Por otra parte, el teatro o el baile
desarrollan habilidades socioemocionales como la empatía y son beneficiosos para la
memoria semántica. Por ejemplo, al hablar en público se genera noradrenalina, una
sustancia que se sabe que interviene en los procesos relacionados con la atención, la
memoria de trabajo o el autocontrol.

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