Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Belleza Del Siglo Los Canones Femeninos en El Siglo XX 1 PP 1 197

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 99

r lrilil0l.

llll0S

{ffi.

,düf,rdlfl.

1l{(t
ál
1r, HJ"?1 ;J ¿*

_'¡--'*"i@
"'" ""''r
'?a''


"'.j..-ic';;l;
t AU / /' )
ii:.;\.rlt:¿" lu^_t, / 1!-*."*
/ z- ' 1
,tt"&ffi ,.&§!{}
#-1 . L*¿*:*-
INTRODUCCIÓIT¡ OT DOROTHY SCHEFER FAUX

TÍtulo original: Beauté du siécle NATHALIE CHAHINE


Publicado orig¡nariamente por Éditions Assouline, 2000
CATHERINE ]AZDZEWSKI
Versión castellana: Silvia Senz Bueno MARIE-PIERRE LANNELONCUE
Realización editorial: Naono, S.L.
FRANqOtSE MOHRT
Concepto gráfico de la cubierta: Estudi Coma, S.L.
Fotografía de la cubierta: @ Torkil Cudnason FABIENNE ROUSSO
lconografía: Lola Blanchat y Delphine Pietri FRANCINE VORMESE
Directora de la colección: lnmaculada Urrea

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, la reproducción (electrónica, química, mecá-
nica, óptica, de grabación o de fotocop¡a), distribución, comunicación pública y transformación
rh r:ualquier pade de esta publicación el diseño de la cubierta- sin la previa autoriza-
-incluido
r:ión escrita de los titulares de la propiedad intelectual y de Ia Editorial. La infracción de los dere-
r lros mcncionados puede ser constitutiva de delito cóntra la propiedad intelectual @ns. 2iO y
ri¿iuicntcs del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) vela por el
n,r¡l:lo rlr, lr¡s citados derechos.
l,r Irlilori,rl no se pronuncia, ni expresa ni implícitamente, respecto a la exactitud de la informa-
rlórr r orrlt,nitlir on este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en
r,rrr rll r,rrrlr tr nmisión.

icr lrlill¡,n1 Arroulino, Parfs, 2000


tct ¡l¡, l,¡ 1.¡ll¡ ir'rrr r,rslcllana: Editorial Custavo Cili, SL, Barcelona, 2006

il I I t t tttt
I't lt tl tÍi tlr¡)t t,
l"llN I I 'flll ll,l )tt) )099^9
l',ffN lr) ll'l ;tt) )ttt)t) t)
ítrrorc¡ ,ti.,i,.{Í
,-r;i;;
,

, :;f'

"Se dice a veces que la belleza es completamente superficial. lntroducción


Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el
pensamiento. Para mí, la belleza es la maravilla de las maravillas.
Dorothy Schefer Faux
Las personas superficiales son las únicas que no juzgan por las
apariencias. El verdadero mi¡terio del mundo es lo visible, La belleza a través de la historia
' no lo que no s.e ve..." Fabienne Rousso
Oscnn Wlror, El retrato de Dorian Cray

Las décadas 79
Nathalie Chahine
Marie-Pierre Lannelongue
Franqoise Mohrt

La belleza étnica
Francine Vormese
,i
Los cosméticos
Catherine Jazdzewski

Las revistas
Catherine Jazdzewski

Los perfumes 325


Fabienne Rousso

Anexos
Bibliografía
Créditos fotográficos
Agradecimientos
., ..
fue*i
Wñl

La belleza
lntrod ucción
La beileza
lntrod ucc¡ón
La belleza en el futuro: el ideal femenino en l¡bertad

Una tarde lluviosa de diciembre, unas pocas semanas antes de iniciarse el


nuevo milenio, tuvo lugar un momento histórico en el Metropolitan Mu-
seum of Art de Nueva York. La música de los Rolling Stones resonabá en
las galerías que.custodian los más prec¡osos objetos de todas las épocas,
donde se había reunido laflor y nata de la sociedad actual. Era la gala anual
de beneficencia, la Parfy of the Year, una ceremonia durante la cual el

lnstituto de la lndumentaria del Met rendía homenaje a los artistas del rock

por su contribución al estilo de nuestro tiempo y a las personalidades de la


moda que se inspiraron en ellos. "Sería difícil considerar en su justa medi-
da Ia influencia del rock en el estilo del final del siglo xx -afirmaba Richard
Martin, conservador del lnstituto de la lndumentaria hasta su muerte, pro-
ducida en 1999-. Más que el cine o la industria de la moda, ha tenido un
impacto considerable en el ámbito visual." El mundo de la belleza se lo ha
apropiado: Ios desfiles de alta costura de finales de los años noventa se
orquestan como conciertos de rock, mientras que creadores como Calvin
Cindy Sherman,
Untitled Film Still. Klein eligen a estrellas del rock como maniquíes para su publicidad; los
1977.
colores de las líneas de maquillaje, como las de Tommy Hilfiger y Mac, lle-
I';igina 6:
La condesa van nombres de estrellas del rock, e incluso los estilistas del maquillaje se
de Castiglíone.
A rncnudo vuelven hacia esta música en busca de inspiración. "La música me hace
r orrsirlcrad¡ la
pensar a veces en los colores y me da ideas para crear looks diferentes",
lx'llr.z¡r rk:l siglo por
,,rrr r or rlcrttprlr,tncos,
declara Dick Page, conocido como el pionero del maquillaje minimalista.
ulilizr'r l,r f olo¡irafía
¡r,rr,t crl,tt r:tt t:l ¿Cómo puede el rock ejercer semejante influencia en el estilo y la
r,trrlr'lcro lorl,t sLt
virl,r (ll l. l'ir'¡son, belleza del cambio de siglo? Por sus artistas, ya que su glamour, su diver-
\tl¡t,t to tlt I olli¿,
1U(,1 1lt{,/ ) sidad, su sentido de la provocación y los temas que abordan responden al
tr
\o
.E
espíritu de nuestro tiempo. 5i a una cara le basta con ser bonita para sedu-
u cir, para ser fuerte Ia belleza debe ser algo más que una fachada y simbo-
5
=,
o
lizar algo superior, algo que afecte al alma. La música posee la riqueza de
s
rd las emociones, de los pensamientos y de las pasiones del artista, algo que
gN
o un rostro no puede personificar por sí solo. De ahí los disfraces que copian
(d
J el rock, cuya moda simboliza hasta tal punto nuestro tiempo que fue ver-
daderamente el centro de aguella velada en el Met. Las invitadas eran
emblemas espectaculares de los ideales de la belleza moderna contempo-
ránea: estrellas del mundo de la música, como Liz Phair, Jennifer Lopez,
Whitney Houston y la rapera Lil' Kim; modelos, como Kate Moss, Naomi
Campbell e lman; mujeres de la aristocracia y de la alta burguesía, como
Diane von Furstenberg, la princesa Marie-Chantal de Crecia y Aerin
Lauder; actrices, como Cwyneth Paltrow, Heather Craham y Elizabeth
Hurley, que también es modelo de Estée Lauder. André Leon Talley, el
director de Vogue,le preguntaba a un periodista del New York Times:
"¿Se habría podido imaginar semejante espectáculo? ¿A Annette de la Marlko Mori, Este estilo individual, al 'que se adhieren nuestros §
Mhage.1997 ^§ntemPoráneos' no
Renta con sus elegantes faldas de seda abullonadas y a Lil' Kim con ese se desarrolló hasta los años sesenta. En la actualidao
a veces
biquini Versace? lncluso son la encarnación de la misma velada". t al apabullantes la diversidad de estilos de belleza, uroulto"t"os
y géneros' y el
parecer, la del siglo. extenso abanico de propuestas que es necesario.on¡ttot
'\molar oara satisfa-
A las puertas del nuevo milenio, después de un último medio siglo cereldeseodepárecerúnico,mientrasquecada6.
de la primera
consagrado a la resolución de problemas sociales como el racismo, el puri- mitad del siglo sólo solía generar un único modelo oloca
adoptado
tanismo, los derechos de las mujeres, la pobreza, el machismo, etcétera, por Ia mayoría de tas mujeres. Así, en la década d. lslb"llt:u'
las postrime-
los diversos aspectos revestidos por la belleza nos han servido de espejo. rías de la belle époque, las mujeres se inspiraban ,.,'o' "n
"n fotografías de las
La apariencia, bajo distintas encarnaciones e imágenes extremas, ha refle- damas de ra aristocracia peinadas y vestidas a ta ritür¡l§
\ moda' que enton-
jado los difer,entes procesos de transformación: deconstructivismo, anti- ces consistía en una cintura de avispa y una silueta
'\ S (obtenidas sra-
belleza, look heroína, influencias multiculturales y globales, androginia, cias a un asfixiante corsé de ballenas rígidas), ,¡ rrll J \vul'rrruqJ 6rq-
etcétera, a través de los cuales hemos evolucionado en este clima posmo- cuello esbelto y un amplio sombrero en precario
"ru;:']"uit ,nut"u'' :.n
derno antes de encontrar un nuevo equilibrio: un ideal de belleza que cadas estructuras compuestas de postizos. Al exigirur1-'-::"
::"1.:::l::
t¡l'"tu cietamen-
podrfa ser el de cualquiera de estas fases o algo completamente diferen- te graciosa, pero constreñida y complicada, este .rtilo )
rmpeola a las muje-
te. En la actualidad, como nunca antes, la belleza es plural y se define indi- res los trayectos largos y los trabajos domésticos.
vidualmente. El efecto de esta búsqueda de uno mismo y el trayecto reco- En los años veinte, el cine, que se popularizó a ¡
de la I Guerra
rrido a lo largo del siglo se hacen visibles. ¿Han coniJucido a una revolu- Mundial, se impuso como la clase de distracción p\.un''
ción de la belleza? Quizá. por todos. su desarrollo difundió un nuevo qqf"ildi'.i"i lliil
\ se extendió como
I

"rtito,
un reguero de pólvora, y alcanzó a las mujeres de todas las edades y todos
'6
U
los ambientes. La estrella de cine, belia y adulada, eclipsó a la mujer de
E
mundo. A la radicalidad del medio correspondió la de Ia nueva tendencia:
E
f,J vestidos y cabellos cortos, maquillaje recargado y ropa deportiva. El corte
N
9
a lo paje, los ojos resaltados con kohl, la esbeltez de una silueta ya libre
¡0
J del corsé y el pintalabios negro de actrices como Louise Brool<s y Cloria
Swanson inÍluyeron en una generación de mujeres a quienes era imposi-
ble acceder a la modernidad sin cortarse antes el cabello.
Por estrictos que fueran estos imperativos, los años veinte marcaron el
principio de lo que consideramos como belleza moderna. Y la imagen
emblemática de estas estrellas penetró en Ia sociedad tan profundamente
\u
que no dejó de reaparecer a Io largo del siglo.
Durante treinta años, Hollywood iba a seguir ejerciendo una gran
Helmut Newton
para Votre Beauté
influencia en Ia definición del estilo y Ia belleza. Después de la Cran De-
an 1970. presión de 1929, permitió el sueño y la evasión que Estados Unidos tanto i

Portada de Esqule necesitaba. Nunca el estilo y el glamour habían tenido tal influencia. La
(1968), de Ceorges ¡.

I ois, cólcbre lmage provocadora sensualidad de Marlene Dietrich o de Creta Carbo alcanzó
r¡r¿r/<er clc los años {¿;:.;:r:.rt;f:¡:.

ffi
una notoriedad internacional. 5u mirada lánguida, sus labios claramente i.:.1

perfilados, sus finas cejas arqueadas y su -*


cabello sedoso determinaron el estilo de la
década. Jean Harlow, la primera estrella en
teñirse el pelo de rubio platino, lanzó una
l{irr)¡r'! l¡:;t chanae,
( I lii-, {i¡ir{: he'(i ¡}etter

l,¡r¡k ¡ lr:lrtl)
tendencia que quedaría asociada para \,s tl ...'1
v,,".'8i
r -
\l
.h siempre con Hollywood y que continúa ti.

siendo imitada en la actualidad. Marlene ),


': ,.r:)ítr'
'r^tm.,." , Dietrich, Carole Lombard, Veronica Lake, /I
",@'{..:. Lauren Bacall, Marilyn Monroe, Crace
{XJ'l'" ''
,dry' Kelly, Anita El<berg, Brigitte Bardot, Farrah ñ
Fawcett, Catherine Deneuve y Cwyneth
Paltrow... Todas han querido reproducir
'l-''-"'
l) ese rubio espectacular.
Durante la ll Cuerra Mundial, Hollywood
produjo una vez más reinas de belleza y

" ,ri
,'.* ;

.o elegancia, para insuflar el sentido del deber a Ia población femenina que
U
u
5 permaneció en el país, y para elevar la moral de las tropas. La extrema
T'
o
feminidad de Veronica Lake, de Rita Hayworth y de Lauren Bacall, con su
s
(U
N
espeso cabello, largo y ondulado, su cargado maquillaje, sus ojos rasgados
o
o y sus gruesos labios, las convirtieron en pin-up ideales. Sus poses volup-
-o
G tuosas, la imagen provocadora de sus cortísimos pantalones y sus ceñidas
J

camisas, y su larga cabellera suelta crearon un nuevo símbolo de belleza:


la "bomba". Desde entonces, bombas como Marilyn Monroe, Brigitte
Bardot, cindy crawford y Laetitia Casta no dejan de suscitar la adoración
de los hombres y la emulación de las mujeres.
En todas las épocas, la moda ha impuesto su estilo a la belleza, y vice-

versa. En la actualidad, las revistas de alta costura presentan una versión


de la belleza escandalosamente rica, delgada e inaccesible a la mayoría de
las mujeres. Con todo, a ellas les siguen gustando la dignidad y el ideal
que transmite.l Esta imagen se desarrolló a finales de los años cuarenta y
a principios de los cincuenta,. en la época en que Richard Avedon.e lrving
Penn realizaban las fotografías estilizadas y extraordinariamente elegantes
del new look de Dior. En la Europa desmoralizada de la posguerra, obli- Matthew Barney, chahel tenía otra idea de la belleza y la distinción. para ella, la digni-
CR4: Faerie Field.
gada a reconstruirse con escasos recursos, sólo una persona tan inspirada
1994. dad era espontánea en la mujer, y ésta era libre de expresarla. En su nueva
como Dior supo insuflar de nuevo un poco de esperanza. En su deseo de versión, su elegante indumentaria deportiva de los años veinte no sólo
que la belleza de las mujeres despertara a Francia de sus muertes, creó un devolvió a las mujeres elegantes de mediados de siglo su verdadera silue-
estilo que, como el de la bel le époque, las transformaba en flores que bro- ta y su libertad de movimientos, sino que reactivó una esfera de influencia
taban de las ruinas. El new look, como Dior lo llamaba, era un conjunto en realidad nunca desaparecida: formas naturales, prendas de vestir bási-
que abarcaba el vestidito sin tirantes con cintura de avispa y falda amplia, y
cas ligeras, accesorios simples y belleza sin pintura. La estructura más
el cabello peinado hacia atrás, la cara pintada y la postura exagerada- informal y reservada de sus prendas de vestir influyó a su vez en la belleza
mente erguida. Volvía adar a las mujeres una dignidad estricta y exigen- del momento. El maquillaje y los peinados se hicieron más discretos, al con-
te, y recuperaba múltiples ideas del cambio de siglo sobre la belleza. Les trario de los rostros austeros y muy remarcados, de las cejas arqueadas y
impuso formas en A, H o I en óvalo o en tijera, y una nueva postura que - de los labios oscuros impuestos por Dior. La filosofía de chanel no dejó de
era en realidad lo contrario de la forma en s. Los corsés de ballenas y las inspirar e influir en algunas de las creadoras de imagen más importantes
faldas que obstaculizan los movimientos hicieron de huevo su aparición, del siglo. En Estados Unidos, en los años setenta, Diane von Furstenberg,
reconstruyendo el concepto de laflor inmóvil delabelte époque. Esto pro- descrita por Newsweek como "la mujer de la moda que más ha evolucio-
vocó la ira de Coco Chanel. "Quiere que las mujeres se asemejen a sillo- nado desde Coco Chanel", cambió la forma de vestir de las estadouniden-
nes; les pone fundas", se indignaba. y Coco regresó de su retiro. ses, y muy especialmente de aquellas que ejercían una profesión. Se basó
tr
.o en un único concepto: el vestido tubo (ajustado); simple y femenino, sen-
U
u
taba bien tanto durante el día como por la noche, en Ia oficina o para una
=
E'
o
cena en la ciudad, y proporcionaba un aspecto sexy y elegante sin obsta-
tr
d
N
culizar los movimientos. Diane von Furstenberg quería que las mujeres
o
o impusieran su propio estilo y su propia belleza a Ia prenda de vestir, y no

J al contrario. En los años ochenta y noventa, Donna Karan llevó este esti-
lo un poco más lejos con sus prendas básicas elegantes y fáciles de llevar,
que aportaban una imagen más natural y sexy que la de los trajes mascu-
linos de los hombres poderosos. Como en la época de Chanel, Ia revolu-
ción llegaba de una mujer profesional moderna, que se sentía próxima a
sus colegas y debía dar respuesta a sus necesidades.
En los años cincuenta se desarrollaron fueaas de cambio. Mientras que

las madres pretendían combinar el papel de perfecta ama de casa de iune


Andy Warhol,
Cleaver [la supermamá de la televisión estadounidense], la seducción de Eefore and after.
1 960.

Marilyn Monroe y el estilo Vogue de Lisa Fonssagrives, Suzy Parker o Bettina,


las preferencias de sus hijas las determinaban m¿ás bien su estilo de música nueva generación sedienta de cambios. En Europa, al igual que en Estados
preferido o sus estrellas televisivas favoritas. Sus modelos eran numerosos: los Unidos, los años sesenta fueron un período de grandes transformaciones
El bigote de Dalí vaqueros de Elvis, los ojos destacados con kohl y los pantalones corsario de sociales y de agitación política. Al llegar Kennedy a la Casa Blanca en
fotografiado por
Philippe Halsmann. Audrey Hepburn, los jerséis ceñidos y el rubio cabello de Brigiüe Bardot. 1960, el idealismo, la juventud y el deseo de cambio del presidente sub-
Aunque el estilo de las madres de los años cin- yugaron al mundo entero. t a lo largo de su vida, la elegante moderni-
cuenta nunca regresó, sus ídolos sobreviven. Sandy dad de Jackie Kennedy, su gracia y su imagen fueron fuente de seducción.
Linte¡ una estilista dedicada a crear la imagen La música como fuerza social alcanzó su cenit con la histeria colectiva
facial de muchas estrellas actuales, lo confirma: creada por los Beatles y los Rolling Stones. Todos los menores de treinta
"Cuando maquillo a celebridades, todas me piden años del mundo occidental parecieron entonces adoptar el swing inglés de
parecerse a Madonna o a Audrey Hepburn". Twiggy, Biba y King's Road, las minifaldas, los grandes ojos y las pestañas
Al envejecer, estas jóvenes de los años cin- postizas de Mary Quant, el cabello cardado, el corte a lo chico y el pinta-
J/[fi*Í#§t, (m*.,
16* m\ cuenta, muy identificadas con su generación,
experimentaron un enorme distanciamiento res-
labios pálido. Las prendas de vestir, los peinados y el maquillaje se inspira-
ron en el estilo geométrico del pop art y en el op art de Andy Warhol,
pecto a los valores de sus padres. Cuando Yves Bridget Riley, David Hockney y Frank Stellar.El corte de pelo geométrico a
Saint Laurent se hizo cargo de Dior en 1957 y su lo Vidal Sassoon, los flequillos espesos y largos, el moño, los ojos agran-
¡*,,or," * ",{,¡hn /
beat look mezcló el estilo de las muchachas de la dados por un triángulo de perfilador de ojos, y los labios pálidos y bien
calle con el más distinguido de sus madres, la alta contorneados formaban parte del /ook,1Sin embargo, con el asesinato de
costura se inclinó cada vez más del lado de una John F. Kennedy y la escalada de la guerra de Vietnam, esta moda resultó
E
.o repentinamente frívola. La brecha entre las dos generaciones se ensanchó
U
u y la juventud se sintió implicada en el devenir de las cosas.
f Las protestas
T'
o
contra la guerra, el feminismo, los derechos civiles, el rock, la píldora y la
;
N
q)
liberación sexual llevaron a las mujeres a verse, y a ver su mundo, de
q) manera distinta. El idealismo y el antimaterialismo encontraron su forma
-o
(d
J de expresión en tiendas de ropa de segunda mano, en las melenas des-
greñadas con raya en medio, en el maquillaje natural de Crace Slick y en

el rostro psicodélico de Penelope Tree.


Los años setenta vieron el final de la guerra, el escándalo del caso
Watergate y el agravamiento de la crisis del petróleo. A ello se añadieron
_-§
-*sLTT"- _

las drásticas pero necesarias reformas en política interior que trajeron con-

sigo el feminismo y la defensa de los derechos civiles. Fue un tiempo de


desencanto, incertidumbre y desconfianza hacia la autoridad, que se refle-
jó en todas partes, incluso en la moda. La gente intentó solucionar sus
problemas mediante la práctica de religiones místicas, el seguimiento de
curas de psicoterapia o la adopción de posturas radicales{_El arte había Yvüs Kleln A los excesos de los años setenta les sucedieron cambios igualmente
rllrl¡ilr:ndo la
renunciado aidealizar la belleza y el cuerpo humano, los pintores abstrac- rr¡lll10ción de una excesivos" La aparición de una hornada de nuevos ricos generó un mate-
ñtlrcpornetrla en
tos continuaban rechazando la representación del hombre y los nuevos I n ,rhr¡s sesenta. rialismo desvergonzado y primario: el dinero se exhibfa en los logotipos,
hiperrealistas, como Chuck Close, intentaban aniquilar el idealismo y per- en las marcas y en un elevado tren de vida. Todo era de gran tamaño y se
turbar la mirada del espectador. En los años setenta había que ser alto y llevaba muy alto: el cabello, las hombreras, la cintura, el pecholCon el ini-
delgado, con uñas largas, a menudo postizas. Se llevaban los cortes esca- cio de la moda del ejercicio físico y la obsesión por estar en forma, las
lados, la permanente, las mechas de colores brillantes, el maquillaje inten- mujeres exhibían unos cuerpos delgados y musculosos bajo ceñidas pren-
so, el pintalabios de tonos oscuros y las cejas depiladas, y se remarcaba el das de vestir. Ahora tenían acceso a cargos relevantes en el mercado labo-
contorno de la cara con colorete. ral. Derribaban todas las barreras llevando una ropa que transmitía poder
,{

Fue un tiempo de añoranza de un pasado más simple y más fácil, una y sofisticación, y un maquillaje marcado que destacaba los rasgog ln-
época de evasión en el sueño. La primera tendencia se expresaba con un tentaban también compaginar los distintos aspectos de su vida: familia,
aspecto romántico y un look de gitana de cabello lacio, apermanentado o caffera, casa y estilo de vida. Apareció entonces el término de supervvo-
incluso decorado con plumas, con un maquillaje femenino pero ligero. La man. Luego, el de top model: Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Naomi
segunda, mediante el rock, la música disco y los primeros punks: Bianca Campbell, Linda Evangelista y Christy Turlington fueron símbolos de belle-
)agger, Diana Ross, Debbie Harry y el look bronceado de la iet-set, encar- za a escala planetaria, llevando con acierto las riendas de su carrera y ges-
nada por Cheryl Tiegs, Lauren Hutton y Farrah Fawcett. El multiculturalis- tionando hábilmente su cuenta bancaria. Aparecían en clips musicales, en
mo hizo su aparición con la modelo Beverly Johnson, que rompió la barre- publicidad e incluso en sus propios vídeos de fitness. Aunque era difícil
if,
ra del color en la industria. iit, imitarlas, el poder que habían logrado con su profesión llevó a las muje-
I
E
\o res a decid¡r por sí mismas su belleza. Hacia el final de la década, Donna ellos hasta el punto de adoptar sus ¡deales anticonsumistas. Fue el antído-
U
u
Karan, entre otras personas, llevó la moda a la realidad con sus prendas to perfecto a los años ochenta. La presencia frecuente de heroína en este
!,
o
de vestir simples y básicas; fue también una de las primeras en mostrar a medio influyó en los fotógrafos de moda. Estos crearon el took " colgado" ,

;
N
mujeres mayores de cincuenta años en sus campañas de publicidad y en que recreaba a los consumidores de absenta y a los op¡ómanqs de los años
o
o las pasarelas. El maquillaje dio también un giro hacia lo natural bajo el ve¡nte, a las Chelsea girls y a una parte de la juventud del momento. Con
-o
rd
J impulso de la estilista Bobbi Brown, que lánzó unos colores neutros y su cabello rizado, sus ojos perfilados en negro, su cuerpo esquelético y sus
mates que pretendían dar la impresión de ausencia de maquillaje. Del vestidos adornados con perlas, las top models posaban en actitudes som-
mismo modo, por primera vez, el maquillaje de prestigio se hizo más per- brías, trágicas y, con todo, seductoras.
sonalizado y se adaptó al tono particular de cada uno. La modelo emblemática por excelencia de este look "colgado" era
El materialismo de los años ochenta comenzó a tener mala prensa. Se Kate Moss. A muchos les horrorizaba aquel pequeño cuerpo, frágil y des-
'
juzgaron de mal gusto las muestras de riqueza demasiado evidentes, que carnado, que percibieron como una publicidad para la anorexia y un obje-
Man Ray, La Résille.
1931. "Una se condenaron por contravenir la ética. Las top models seguían marcando
solución, no para
to del deseo pederasta. A otros les pareció liberador, ya que Kate Moss no
disimula¡ sino para la tónica, pero en una línea minimalista, preocupada por las proporciones respondía a las normas de la maniquí del momento: con apenas metro
subrayar la belleza
de la modelo." naturales del cuerpo. Calvin Klein, el minimalista, y Helmut Lang, el cons- sesenta y ocho de estatura, no hacía gimnasia y se habfa negado a relle-
tructivista, orientaron la moda narse los senos con silicona. A menudo fotografiada sin maquillaje, impo-
hacia lo natural: maquillaje y nía un look antimaniquí característico de la época: belleza natural, mirada
peinado simples, líneas depu- I
soñadora, cuerpo y estilo reducidos al mínimo. Con aspecto de chico, al
radas y prendas de vestir infor- estilo de los modelos masculinos cuya fama iba en aumento y que pare-
males, para la vida diaria pero cían querer feminizar su imagen con melenas largas y una silueta estiliza-
elegantes. No obstante, la in- da, personificaba el espíritu de la época. El ideal pasó a ser el mismo para
fluencia más importante en la hombres y mujeres, las definiciones se confundfan y, como en los años
aparición de la nueva concien- veinte, la androginia se convirtió en el estilo predominante.
cia y la nueva actitud continúa Los niños de los años cincuenta, alimentados con rock y televisión, no
siendo la música. El look grun- necesitaron mucho tiempo para demoler los lfmites del pasado y hacernos
ge de los grupos emergentes pasar de la época industrial a la era informática. Hoy, con el comienzo de
de Seattle (cabello hirsuto, au- un nuevo siglo, no siempre sabemos delimitar el papel de la tecnología en
sencia casi completa de ma- nuestra vida. Lo que se temió como un "mundo feliz" terrorifico se con-
quillaje y capas superpuestas virtió en un medio de posibilidades infinitas. El contraste agudo que exis-
de ropa de segunda mano te entre la frialdad del microprocesador y la expansión lo más individual
combinada con botas milita- posible de uno mismo queda marcado en el concepto de belleza. El acce-
res) influyó en la alta costura, so fácil a todo tipo de información y la posibilidad de comunicación inme-
mientras que la juventud de diata por lnternet permiten, más allá de todas las fronteras, físicas, eco-
todo el mundo se reconoció en nómicas o culturales, revelar la belleza de una voz o una imagen nueva.

¡0
E
.o Los individuos disponen de más posibilidades de expresión gracias a una

f
.E'
elección más extensa de ideas y aspectos. Madonna es el ejemplo tipo de
o
la belleza moderna, en continua reinvención de sí misma, inspirándose en
;N
fuentes tan diversas como la belleza india o la de las estrellas de Holly-
o
o wood de los años treinta y cuarenta.
-o
d Fue necesario un siglo para ampliar el abanico de Ia belleza hasta ser
J

lo que es hoy en día. En el momento en que ésta llega a lnternet, el flujo


global de ideas, de información y de debate debería reducir el tiempo
necesario para un progreso exponencial. Podemos constatar ya desde
ahora los resultados en el ámbito de la imagen: menos criterios unilatera-
les y discriminatorios con respecto a la talla, la forma y la cultura, como lo
certifican en el cambio de siglo modelos tan variados como Madonna,
Lauryn Hill, Cwyneth Paltrow, Jennifer Lopez, Lauren Hutton o Lucy Liu,
por citar sólo algunos. La belleza ha adquirido un rostro más natural, indi-
vidual, relajado y confiado. La dignidad se adquiere, no se impone. Todas
las mujeres de comienzos del siglo xxr pueden imitar a las top models de
los años ochenta y tomar ellas mismas las riendas de su belleza. El nuevo

milenio y la era de los nuevos medios de comunicación corresponden a


una nueva edad de la belleza, a un "mundo feliz" propio.
Es magnífico.
DOROTHY SCHEFFER FAUX

La belleza vista por David Seidner, 1988


La belleza
a través de la historia
La belleza
La Antigüedad

¿Quién no ha cerrado por un momento los ojos para ver pasar en una
maravillosa comitiva a Cleopatra y Semíramis, a Balkis de Saba y Betsabé
de lsrael, a Jezabel y Nefertiti, unidas en la noche del universo por un
esplendor del que realmente no sabremos nunca nada? Sus nombres gol-
Pelucas trenzadas, pean el muro del tiempo como el eco mismo de la belleza.
r cj,rs y ojos
rrrrquillados de las ¿Qué mujer no ha soñado, en el Louvre o en el British Museum, ante
cgipcias. (Bajorrelieve
rk: la tumba de las espléndidas copas de ungüentos, cucharas de pinturas, paletas de pig-
Ir ncnem inet,
r. 1335 a. de C.) mentos y estiletes de kohl, tallados en marfil o ébano, en hueso o alabas-

La legendaria
tro, de cristal soplado, o modelados con terracota o loza?
Nefert¡ti. Muy
Diosas, faraonas, sacerdotisas, reinas, esclavas... Por med¡o de sus mu-
lrliliz¿da, el
rr,rclrrillaje con kohl jeres y sus vestigios, el Oriente antiguo nos habla de belleza en una len-
y i on pigmentos es
I rrlrr vrsible en esta gua cuya simplicidad afecta a nuestra modernidad más allá de los milenios.
,,rlrz¡ cle madera
roll r onta. La Biblia menciona la práctica del maquillaje, y las primeras paletas
¡
-
que sirven para moler polvos de color t¡enen diez mil años de anti-
güedad; pero hasta el 5OOO a. de C. no se empieza a datar una gran
cantidad de instrumentos de maquillaje, jarras y tarros que con-
tienen todavía sus productos casi intactos. Las investigaciones
arqueológicas revelaron los secretos conservados en estos
frascos misteriosos y permitieron recrear, en sus gestos coti-
dianos, un aseo casi ritual, cuya minuciosidad no tenía
' nada que envidiar al nuestro.
En el año 1372 a. de C., en el momento en que
Nefertiti se casó con Amenofis lV, que tomó el nombre de
Al<cnatón, la egipcia tomaba un baño completo todas las
r', ( ()r irgua mezclada con carbonato de cal natural, y se
-;d frotaba el cuerpo con una pasta de arcilla procedente de los limos del Nilo.
o
Estamos en un paÍs muy cálido, y los cuidados deben combatir los estra- ll
s
G r¡Áli'lri'
gos del clima y, sobre todo, del sol. Pies y codos se frotan frecuentemen-
o
T
te con una piedra de grano muy fino que sirve también para la exfoliación
.o
rú regular del cuerpo. El baño va seguido de un masaje con aceite vegetal,
d de palma, oliva o nuez, perfumado con una mezcla de hierbas aromáticas
N
o que tienen la triple virtud de suavizar la piel, protegerla del sol y ahuyen-
o
o
d tar los mosquitos. A veces se aplica una máscara de huevo de avestruz
J
batido con leche, arcilla y aceite, y espesada con harina y resina. Por últi-
Las mujeres de
la Crecia arca¡ca mo, se aplica el maquillaje corporal y facial. La preparación de las pintu-
sr: rnaquillaban
y ongalanaban ras, siempre perfumadas, originalmente monopolio de los sacerdotes y
su ntuosamente.
(Partenón, siglo vinculada a los ritos mortuorios, pasó a manos de una sociedad laica, que
vr a. de C.)
guardaba celosamente sus fórmulas y vendía a alto precio sus innumera-
Afrodita, llamada
Vt:nus de Arles. bles productos. La piel se cubre con una preparación de ocre amarillento
Canon absoluto de
la belleza antigua,
que, a la luz, adquiere reflejos dorados. Las mejillas se realzan con ocre
r:l "perfil griego"
rojizo, y las venas de las sienes y del busto se resaltan con azul. Pero, como
fue idealizado por
los cscultores de muestran las estatuas y los frescos, sobre todo son los ojos los que *--,,rl*,,&+1,{t1
se
l¡r Crecia clásica.
(Copia realizada maquillan sistemáticamente. Aunque en una sociedad estrictamente jerar-
¡»r Praxíteles,
r. 160 a. de C.) quizada las abluciones y los cuidados diarios son privilegio de las clases
nobles, los esclavos llevan también los ojos pinta-
dos. Se comienza por aplicar el polvo de kohl en
la línea interior del párpado inferior, lo que los
protegerá de las agresiones del viento y la arena.
Por otra parte, en los tarros de pintura de ojos se
encontraron las fechas de fabricación y caducidad,
lo que hace pensar que contenían hierbas medici-
nales que prevenían las oftalmias. Los párpados
superiores se sombrean con colores intensos: aun-
que el color más popular es el verde profundo del
moszimit (malaquita machacada procedente de Si-
ria), también son muy apreciados el polvo de tur-
quesa y las arcillas rojas, marrones o violeta, puras
o mezcladas con óxidos de cobre o hierro para
obtener nuevos matices. Cuando la ocasión se presta a ello, se sofistica
más aún, coloreando el párpado inferior con un tono distinto; asÍ lo hará
siglos más tarde la última reina, la legendaria Cleopatra, cuyos colores pre-
feridos eran el azul marino para el párpado superior y el vcrdc agua para
el inferior. El kohl, humedecido, servirá tamb¡én para delineírr cl contorno
del ojo con un largo y grueso trazo, y para alargar y cspcsirr las cejas, a
menos que se haya decidido afeitarlas para red¡bujarlas rlcs¡rucs. Las pes-
tañas se untan con una pasta de kohl y grasa. Un toc¡uc <lt: rojo nrineral

avivará los labios. Las uñas de manos y p¡es se liman y.r rrrcnrrclo sc tiñen

con alheña. Como suprema coquetería, a veces sc rr;rt¡rrill;rn los pechos


con un polvo dorado.
Una pesada peluca con flequillo, de seda o cr¡n, n(llir,¡ o,rzul rnarino,
y en ocasiones iluminada con hilos de oro, cubrc cl cr,inco,rft'it.rclo o los
cabellos considerados demasiado finos. En un prinr('r rnornt'¡rlo hirsuto,
este cabello post¡zo se hará más largo y evolucionirr;i h,rti,r rizos o nrulti-
tud de apretadas trenzas, distribuidas asimétricanronlo o ron rrr,r raya en
medio. Al atardecery para las fiestas, se f¡ja en lir rr¡rr¡nill,r rll l,r ¡rllrrc.r un

pequeño cono lleno de cera perfumada, quL', Lon l,r ,ryu<l,r tlt'l r.ilor, go-
teará a lo fargo del cabello para perfumar y rcf rr'.,t,rr cl t rrcr¡ro.
Aceites esenciales, aromaterapia, cxfoli.rr.ion, ,rrr ill,r, ,rllrcn,r... Con el
mestizaje de culturas, nuestra belleza tlaw ,ti!'.,olrrcvrrll,r ',i1ilo., rlt' igno-
rancia,y a menudo de suciedad, para incorl)or,rr',t',r l,rrlt'l,r Arrli¡iLicdad...
En la naciente Crecia, la del Uliscs dc los rrril vi,rjcs y r:l irrrpr:luoso
Aquiles, la de la bella Helena y la horriblc Mcrlr',r, rr¡,rrrrlr¡ lo., rlioscs tra-
vestidos descienden del Olimpo para amar ¡ l,rs nrorl.rk's nrit'nlr¡s los pas-
tores deciden quién es la diosa más hcrrnosa, la br:lkrz¿ cs, sobrc [odo,
armonía en las proporciones. Aunquc los mitos fundadorcs y la cpopeya
homérica nos hablan de las prácticas dc higiene de los griegos de los siglos
L, ¡r,rr.lisa Safo.
,r {r,,r,yt0manas
xr al vu¡ a. de C. (baños y aceites perfumados), y la estatuaria clásica nos
, l, rr y,r lcnacillas muestra formas ideales (cánones, idénticamente reproducidos, de Fidias o
I I, ilr ) l)¿ra
,,, l,l.r¡,,r' r.l cabello
Praxíteles), sólo los escritores nos suministran alguna pizca de realidad.
, ,,l,r.r r'',l,tlua de
'.rll r,lr.los Rubia o pelirroja, con la tez clara, preservada por ia vida en el interior del
Ll,lr¡,', r'tl
I , r,,rl lrrrr ) gineceo, la ciudadana de Atenas y Esparta (ciudad donde, por otra parte,

31
el maquillaje estuvo durante un tiempo oficialmente prohibido) reserva la

o
pintura para las cortesanas. Según las normas de Ia cosmética -cuya eti-
E

mología nos revela que se trata, en buena lógica helénica, del arte del
iu
!l ornamento en la medida en que se ponen en armonioso orden diversos
\o
tú elementos-, se presta en primer lugar un cuidado particular a la higiene,
rd interna y externa, siguiendo los consejos de Hipócrates, que recomienda
d
N
o el ayuno regular, el ejercicio físico y los baños frecuentes' Se cepillan los
o
-o

dientes, se lava el cabello y, tras el baño, se frota el cuerpo con una rae-
J
dera especial, la estrígila, para retirar el sob'rante de aceite de oliva, almen-
dra o sésamo que sirvió para lavarlo, así como para activar la circulación.
Toda clase de ungüentos aromáticos protegen la piel y combaten la trans-
piración. Hasta el siglo ttt a. de C. no se maquillan o apenas lo hacen,
excepto quizá las cejas, que, para ser bonitas, deben retocarse y dibujar
un arco único, como las de la amante de Anacreonte, a las que éste dedi-
có un poema. Esta característica persiste a lo largo de los siglos, ya quer
aproximadamente trescientos años más tarde, el poeta Teócrito da tam-
bién testimonio de ello. ¡Algunas mujeres utilizan incluso postizos para las
cejas demasiado clarasl

Con todo, poco a poco, pinturas y perfumes traídos por.los bárbaros


de Egipto y Asia Menor y vendidos por los buhoneros a las puertas de los
gineceos, pueden más que la sensatez. La bella Aspasia, esposa de Pe-
ricles, que dominó Atenas en el siglo v a. de C., escribirá dos obras so- lr¡vort <,on estilete. mente los orificios del cuerpo y la cara, se exfolian la piel con pastas
I rr Ir,, lrr,rros de
bre el arte de maquillarse. Se descubre el venenoso albayalde de plomo, l'r'rrl )r,y,r, l,r l¡cllcza hechas de aceite y arenar que rascan con la estrÍgila, y se cepillan y se fro-
, lr, rtn tr¡,,ltr¡ t Ltya

con el que se cubre la cara para darle un aspecto más blanquecino y cuyos rrrlrl¡ rrrirl,trl tan a conciencia antes de someterse a una depilación completa. Luego les
ll ltctrtpo.
toca el turno a los perfumes; a las hierbas, que se mastican para eliminar
.rl r,rvlr.,,,r
estragos denunciará Caleno. En el siglo ll a. de C. se dará colorete a las
rnejillas conraíz de onoquiles, con mora o con higo aplastado, y se usará el mal aliento, y finalmente al maquillaje y al peinado, que moviliza a una

kohl o incluso hollín para ennegrecer, lo que dará lugar a feroces sátiras tropa de esclavas, cada una de las cuales tiene la pesada responsabilidad

sobre las devastaciones que produce el sudor en estas caras de "monas", de una tareao de una parte del cuerpo concreta.

de las que se burlará Aristófanes. A partir del siglo lr a. de c., con la afirmación progresiva del cristia-
Roma no le anda alazaga. Al igual que en Atenas, las patricias del ini- nismo, innumerables escritos de retÓricos y poetas saliricos -como los
panfletos de Luciano, los Epigramas de Marcial y las sátiras de Juve-
cio del lmperio se maquillan y se lavan aún más. Provistas de un estuche
de aseo, acuden a los baños, donde permanecen horas charlando entre nal- ridiculizan estas falsas caras maquilladas que parecen esmaltadas, los

¡migas; mientras, con la ayuda de sus esclavas, se limpian meticulosa- falsos dientes de marfil y los cabellos postizos; los castaños proceden de la
ñ
lndia, y los rubios, de Cermania. No obstante, tampoco faltan los consg-
o
.D jos: Caleno, que escribe en el siglo r de nuestra era, encuentra sus fuen-
t
d
tes en el Tratado de cosmética, suma de los conocimientos dermatológi-
o
!
cos y estéticos, escrito por Critón al menos tres siglos antes, y, en el siglo
.o
(d tv a. de C., Ovidio se divierte componiendo un código de la coquetería:
d De los cosméticos femeninos. En versos espirituales y tiernos, prodiga
d
N
o consejos de belleza y recetas de pomadas, como una mascarilla exfolian-
o
§ te compuesta de todo tipo de ingredientes, entre ellos asta de ciervo tri-
jd
turada, miel, cebollas de narciso machacadas y crema compuesta de péta-
Ios de rosa para eliminar la rojez de las pieles delicadas; sin olvidarse de
añadir: "Que su amante no la sorprenda con sus tarros esparcidos sobre
la mesa: el arte sólo embellece lafigura si no se muestra".

La europea. Este retrato de una muchacha, procedente de Antinópolis (c. 117-138),


es el reflejo de una sociedad romana instalada en Oriente, que adoptó las influencias
de los estilos griegos y egipcios. Aseo, maquillaje, peinado y ornamento
son objeto de una larga preparación todas las mañanas-
I

i
,l
;
La belleza )

La Edad Media ,-! f

Eva y María. Eva o María. Toda la imaginería de la mujer de la Edad Media

se refleja en estos dos nombres. En el universo medieval, la que subió al


cielo y la que fue expulsada de él son irremediablemente antagónicas,
como lo son el infierno y el paraíso.
Tentadora por ser bella -y, si no, ¿por qué?-, irresistible e incapaz de
resistirse al pecado, Eva, cuya belleza corruptora condujo al hombre a su
perdición, acarrea la falta y la marca del pecado original. En pleno cristia-
nismo conquistador, dominado por el mundo monástico, Eva, siempre
condenable y para siempre condenada, es la encarnación del mal absolu-
to, y su belleza falsa es la máscara del diablo, reproducida hasta el infini-
to en todas las mujeres.
En el extremo opuesto de esta belleza demoníaca se alza la Virgen,
madre del que redimió los pecados de una humanidad corrompida por la
primera mujer. Pero si Cristo salvó al hombre, María no redime a Eva. Ma-
dre aun siendo virgen, destaca por la pureza de su carne, y puede ser bella
en toda la serenidad de su cuerpo intacto.
En el arte, al igual que en la literatura, la tensión entre estos dos polos

acentúa y fundamenta las representaciones de la mujer medieval.


Religioso, didáctico, edificante y vinculado a Ia arquitectura, el arte
pictórico y escultural románico no posee aún una existencia independien-
te; más moral que físico, más abstracto que real, participa plenamente de
la dicotomía entre lo carnal y lo espiritual que marca la Edad Media hasta
el final del siglo xrv.
El retrato individual no existe, y las caras de vírgenes, de santas o de fie-
', 1'rrIrl,l
rlll,,, ) lcs, pintadas sobre todo al fresco y próximas aún al icono bizantino aunque
d Engañosa es la belleza que disfraza la naturaleza culpable de las mujeres,
o
.3
diabólico es el maquillaje, subterfugio que disimula el horror y la hedion-
(, dez reales de su cuerpo y su alma, si es que la tienen. Afortunadamente,
ll,
T' san Miguel vela.
\o
§,
El día del Juicio final Dios no reconocerá como criaturas suyas a estas
(, mujeres maquilladas, y serán enviadas derechas a arder en las llamas de su
rd
N
I satánico cómplice.
o
o La coquetería y la seducción conducen al vicio, a la luiuria, al debilita-
(d
J
miento del hombre y a la derrota de sus empresas.
Sólo un color puede dar la gracia a las mujeres: es el rojo del pudor,
"el rojo del decoro [...i, que tiñe la frente de vfrgenes y casadas" (san

Cregorio Nacianceno). El rojo del pudor es un color natural, provocado


por una reacción incontrolable, que no miente, sino que, al contrario, sirve
Agnés 5orel, como confesión: revela el rastro indeleble del pecado consanguÍneo a la
favorita de Carlos
Vll de Francia, a condición femenina, del que la mujer honesta -que, por fue rza, va a arras-
quien dio tres h|os,
sirvió de modelo trar al hombre- no puede sino sentir vergüenza.
para esta madona.
(La V¡rgen con el El rojo del pudor destaca sobre el blanco de la pureza, el ideal, el de la
Nrño, tabla que
forma parte del lnmaculada. La única belleza digna de contemplarse es, en radical oposi-
Dfptico de Melun,
de Jean Fouquet, ción con la belleza del diablo, aquella que, transfigurada por el amor de
c. 145O.)
Cristo, eleva al hombre hacia el amor de Dios. lnés, virgen mártir del siglo

más expresivas, no se representan a partir de modelos vivos, sino según rv y la primera santa de Ia historia del catolicismo, constituye el ejemplo de

convenciones simbólicas. Lejos de una búsqueda de la forma pura, de la esta mujer intocable que, incluso en la hoguera, intenta disimular su des-

reproducción de la belleza por sí misma, estas caras -en un principio com- nudez con su larga cabellera. Otro ejemplo de redención del cuerpo es

pletamente impasibles, y luego impregnadas poco a poco de sufrimiento, María Magdalena, pecadora de inocencia recuperada, que puede mostrar

resignación, fe y beatitud, aureoladas de oro y envueltas en largos man- una desnudez que el perdón de Jesús vuelve inofensiva, como la de esas

tos- traducen los preceptos de la fe cristiana. Deshonrado por la religión, resucitadas cuyos desnudos, muy neutros, comienzan a aparecer en los

que predica contra la carne y llama a su mortificación, el cuerpo, excepto tímpanos de las catedrales.

el de Cristo, queda desterrado del campo de la representación. Se cubre y Mascarones de proa de un mundo fracturado entre el cielo y el infier-

se oculta bajo las casullas y las túnicas. El ademán señala la forma; la pose no, los estereotipos del imaginario cristiano no nos dicen nada sobre el

congela los movimientos. Sólo los condenados aparecen desnudos. aspecto de las mujeres reales. En una época en la que la representación

Desde sus púlpitos, los grandes predicadores fustigan el espejo, "puer- pictórica está completamente influida por lo sagrado, la literatura profana

ta del infierno", y maldicen la pintura sacrílega que permite a la infame, a cs la que trazalas características de la belleza de las mujeres según los gus-

semejanza del dragón, fabricarse múltiples rostros para traicionar mejor. tos de la Edad Media.

Ít
r
lt,
La belleza de la dama, al igual que la de la Virgen, es dulce y pura, y rubia que, junto a lsolda, con cabellos de oro, a numerosas heroínas se las
o
6 fue loada por los cantares de gesta, los fabliaux y los chantefaáles' de los llama simplemente "Rubiá" (Roman de la rose, Lancelot, Perceval). No
§ trovadores. A imagen de la Virgen, eleva al hombre por medio del amor obstante, Ias frentes altas y la cabellera dorada tenfan un precio: sulfuro
(,
!t que le inspira y le invita a superarse.
6 de arsénico, cal viva, ungüentos hechos con ceniza de erizo, sangre de
r(,r

(t La heroína que conquista el corazón de los caballeros tiene la piel murciélago, alas de abejas, mercurio y baba de babosa para depilar, pulir
(, "blanca como la flor de lis, la leche o el espino blanco"; aún adolescente y blanquear, y decocciones de lagartos verdes en aceite de nuez, azufre y

N
I o, en cualquier caso, muy joven, como certifica "la firme redondez de sus ruibarbo para blanquear. Para potenciar su efecto, todas estas recetas se
6
-o senos", está dotada de un cuerpo virginal y delicado, esbelto y grácil, con preparaban el viernes, día de Venus. ¡Las princesas de los cuentos de

J
hombros ligeramente caídos, busto estilizado, extremidades largas, cade- hadas sacaban de las calderas de las brujas con qué sufrir para presumirl
ras estrechas, riñones arqueados y vientre redondo y prominente bajo un Desde las baladas hasta la novela cortés, desde Alaln de Lille hasta
talle delgado. El talle de Nicolette, tan apreciado por Aucassin, es "tan Jean de Meung, desde Adam de la Halle hasta Chrétlen de Troyes, se ofre-
juncal, que habría podido abarcarlo con las dos manos". Un detalle curio- cen criterios muy estrictos que conforman un retrato robot del ideal feme-
so: los pies grandes son también muy apreciados. nino que, desde el siglo xt hasta el xv, dibuJa,lnvarlablemente la misma
En un rostro liso, de rasgos regulares, se observa sobre todo su alta silueta en S, sinuosa y ligera, rematada por la misma pequeña cabeza, oval
frente alabeada, "lisa como el mármol", que amplía la mirada bajo el arco y ligeramente inclinada, sobre un largo y delgado cuello, que se volverá a
de las cejas, "delicadas y finas", hechas de "sedas finas y raras pegadas a encontrar, idéntico, en los primeros verdaderos retratos de mujeres, desde
la piel"; el espacio entre los ojos debe ser amplio, equivalente a la anchu- los primitivos flamencos hasta Las muy ricas horas del duque de Berry.
ra de un ojo; los párpados son abombados como la frente, transparentes Las mismas características aparecen en ltalia, en las pinturas y las

y diáfanos, y albergan ojos cuyo iris, salpicado de varios colores, recuerda esculturas del arte gótico, desde el momento en que los artistas posterio-
las joyas esmaltadas tan en boga en la época. Por último, la boca, " peque- res a Ciotto y Duccio empiezan a inspirarse en la realidad, a reproducir la
ñay rojiza" , se entreabre sobre "dientes tallados en marfil" por encima de singularidad de rostros y cuerpos verdaderos, por tanto sensuales, y ya no
una barbilla hendida por un hoyuelo. Coronando el conjunto, la rubia lineales ni codificados, aunque los sentimientos expresados continúan sir-
cabellera, tan larga que llega a "besar el suelo" o cuyas trenzas dan "cua- viendo a los fines pedagógicos de la lglesia. El arte gótico, al tiempo que
tro veces la vuelta ala cabeza", resplandece de tal manera que "apenas libera la escultura de la masa de piedra en la que lo ínmovilizaba el arte
se puede distinguir el oro del peine del oro del cabello". románico, permite a los pintores expresar una humanidad más real. Los
En compara'ción con la campesina renegrida, la "villana", esta noble pintores y los escultores se van emancipando poco a poco de la lglesia,
dama de tez clara es, desde Flandes hasta ltalia, tan imperativamente que vive momentos de crisis en una Europa cuyas continuas guerras redis-

tribuyen los poderes; pr¡mero en Flandes, con Van Eyck, y luego en ltalla

1. El fabliau es un tipo de relato breve, picante o claramente obsceno, por lo general de 300 o
y Francia, tratarán progresivamente la belleza femenina en los temas reli-
400 versos escritos en octosílabos, y compuestos y recitados por los trovadores. Fue muy popu-
giosos, tanto en la persona de Eva como en la de María.
lar en Francia entre mediados del siglo xil y mediados del xv; ofrece descripciones realistas y
minuciosas, parodia las debilidades humanas y arremete contra toda autoridad. El chantefable
es la denominación francesa de una forma literaria medieval, el posimetrum, que se caracteri-
zapor la alternancia de verso y prosa, y es de temática variada (narrativo, didáctico, religioso
o cortés, como Aucassin et Nicolette, el más notable de los chantefables franceses, de finales
del siglo xrr o principios delx¡t). (N. de laT.)
I-a t¡e11ez¿i
El Renacimiento

En la explosión del Renacimiento italiano, surgiendo del Olimpo como


\itnonetta Vespucci. antaño de los mares, Venus rompe el cÍrculo vicioso que, entre Eva y Maria,
I,r ll,rli.r rcnacentista
rrrrr'.,lr,t stt gusto apris¡ona la visión de la belleza femenina y Ia libertad de celebrarla.
¡ror l,r Ircntes
r,r,,rr,rdas y los Italia, en la cumbre de su prosperidad económica y donde prolife-
,,rlrcllos rubios,
irl¡z,tdos con ran las cortes principescas, regresa a sus orígenes; en la época de los
I)(),,1rlos y cargados
,1, ¡rcrlrcrÍa y de grandes descubrimientos geográficos, el descubrimiento intelectual del
r,r l,rs. (P di
¡
( o',irno, c. 1480.) mundo antiguo reconcil¡ará el cielo y la tierra. La primera traducción de

t v¿. I ,r s lueta en 5
las obras de Platón, en particular El banquete, por el gran erudito
,,rr,rr lcristica de la
Marsilio Ficino, del círculo próximo a Lorenzo de Médicis, da al honor
I rl,rrl Mcdia sigue
¡,tr",t tllr: en las una visión en la que belleza, bondad y verdad conforman un todo. "No
r,,¡ rr i.,,irn t.tciones
rlll lli.n¿cimiento podemos ver el alma, no podemos ver su belleza, pero vemos el cuerpo,
ll,rnrcnco. (L.
( r,in,rllt, c. 1528.) que es nube y sombra del alma", dice Ficino. Por la belleza del mundo
y de los seres, Dios se vuelve sens¡ble a la humanidad; el amor que se

ext¡ende entre los hombres no es otro que el amor divino, el amor de la


pareja es amor de Dios, y por med¡o de la belleza de Ia mujer el hombre
es llamado a é1. Siguiendo las tesis de Platón, Ficino afirma que el arque-
tipo de esta belleza alavez carnal y celestial es, por supuesto, Venus, a r, , lr,lil

quien atribuye generosamente todas las virtudes y que simboliza la per-


, l',
fecta unión del alma y el cuerpo. De regreso a las fuentes clásicas, se
il

),1'

exhibe el cuerpo espléndido y desnudo de una mujer glorificada como 1iiil

el ser más bello de la creación. Adiós al diablo y a sus mañas. No sólo la


belleza ha dejado de ser sinónimo de traición, sino que la mujer, para
cumplir plenamente la vocación que Dios le ha asignado, tiene el deber
clc ser hermosa y atractiva. Exaltación de la belleza y el amor, bodas mís-

lic¿rs del mundo esp¡ritual y el mundo natural, culto de la criatura más


.
d

o
que del Creador, que recibe la bendición papal. Por medio del neoplato-

g
nismo, el catolicismo devora las viandas terrestres.
d "Humanismo" es Ia palabra clave de este Renacimiento en el que los
o
'u
sentidos renacen por todas partes. El conocimiento creciente de una tierra
d abierta a los intercambios a través de las grandes rutas comerc¡ales pone
el mundo al alcance del hombre, pero también a su medida. Al igual que
I!
I los científicos y los filósofos, el pintor observa y da cuenta de lo que ve,
ó
o
no de lo que se imagina. Los descubrimientos arqueológicos,la actualiza-
l
ción del clasicismo antiguo y la búsqueda de la perfección de las formas
mediante la armonía de las proporciones llevan, como en la Antigüedad,
a fijar normas de anatomía. EI arte se hace filosofía, se teoriza sobre la
práctica y Ia búsqueda de arquitectos, pintores y escultores, los cuales, en
la efervescencia y la proliferación de centros de estudio y academias, se
intelectualizan en contacto con poetas y eruditos.
La plástica de la mujer se sistemat¡za. Agnolo Firenzuola, autor del
Tratado de la belleza de las damas (1540), conceptualiza la belleza como
una "concordia bien ordenada", como una armonía de las proporciones,
e ilustra su observación con un dibujo que inscribe al hombre en un cua-
drado y a Ia mujer en un círculo, cuyo centro es el sexo. Se clasifican las
distintas bellezas del cuerpo. Se distinguen en pr¡mer lugar siete, Iuego
dieciocho y después treinta, en tres grupos. En 1539, Augusto Nifo dedi- ,i,

ca a )uana de Aragón La belleza y el amor, donde define criterios muy


,hh
estrictos, inspirados por su legendaria belleza: la longitud de la nariz debe
ser igual a la de los labios; la suma de las dos orejas debe ocupar la misma
superficie que la boca abierta, y la altura del cuerpo ha de contener ocho
veces la de la cabeza. No debe marcarse ningún hueso en el ancho pecho,
i-'
cuyos senos han de tener la forma de una pera invertida; la mujer ideal {fil' ,lll

será alta sin la ayuda de los tacones, ancha de hombros, estrecha de cin-
tura, con caderas anchas y redondeadas, manos carnosas aunque con
dedos alargados, piernas rotundas y pies menudos.
Para todos estos teóricos, los cánones del rostro exigen que se alce
sobre un largo cuello, que sea estilizado y ovalado, y con rasgos regulares.
La frente debe ser alta; la nariz, rectilínea y fina, y la boca, pequeña. En este
conjunto, tres cosas son obligatoriamente negras: Ios ojos, las pestañas y
las cejas, que deben describir un arco en perfecto semicírculo a ambos la-

,t dos de un entrecejo amplio; y tres cosas deben ser obligatoriamente blan-


1D
o
cas: las manos, los dientes, siempre pequeños, y la piel, tan transparente
"que deje ver el vino deslizándose por la garganta" cuando la bella bebe.
Por último, labios, mejillas y uñas han de ser rojos. Todo el mundo opina
rl
1! sobre el tema, incluso Maquiavelo, que asegura que la mano de una mujer
(l
sólo es hermosa si es " larga, veteada de venillas claras y acabada en dedos
j
alargados". Por supuesto, todo ello ha de estar inevitablemente glorifica-
do por una expresión dulce y coronado por un cabello "delicado y rubio,
similar tanto al oro como a la miel, brillante como los rayos del sol, encres-
pado, grueso y largo, repartido en largas ondas que caen en cascada sobre
los hombros". Para las sensuales italianas de piel mate y dorada, con aca-
riciantes ojos negros, el cabello rubio que impera desde el sur de ltalia
hasta el norte de Holanda sólo puede serlo artificialmente.
Para obtener su famoso rubio preservando al mismo tiempo su tez, las

venecianas pasan dÍas enteros al sol, envueltas en velos. En la cabeza lle-


van un amplio sombrero sin casquete, del que sobresale el cabello cubier-
to con una mezcla decolorante compuesta de azafrán y limón. La popula-
ridad de las cortesanas, que practican la seducción como artistas recono-
cidas e imitadas, trae consigo un recrudecimiento del uso desenfrenado de
pinturas, ungüentos y perfumes almizclados. Les van a la zaga las muje- t t'\
i r.'r
r

res poderosas, desde Catalina de Médicis, que lanza la moda en Francia, '¡ti'i
hasta lsabel I de lnglaterra. i

Aunque las mujeres emancipadas pr:r el Renacimiento son más libres ,'ri,r".ll
de recurrir a ellas, las recetas de belleza, tomadas de las fuentes antiguas,
,).)r.

"'dfd,;L
apenas son más apetecibles que las de la Edad Media, a juzgar por el
Tratado de afeites y confituras de Nostradamus. Se frotan los dientes con
una mezcla hecha con sangre de dragón, polvo de coral rojo y tártaro de
vino blanco; se blanquean con albayalde y sublimado, soluciones tóxicas
compuestas de plomo y mercurio; se enrojecen con minio...
Cantados por los poetas y celebrados por los pintores, Ios nombres de
cstas beldades han atravesado majestuosamente el tiempo. lmágenes
ñ (,\l,l l)rospccción. Del simbolismo y la imagen icónica se pasa al individua-
o
.! licrno, a la proyección del valor personal, y cada benefactor encarga su
(,
rr,lr,rlo y cl dc su favorita.
o I
1'
.o
l'or,u.r ¡roco, cl idcal mctaffsico, quc ltitbfa cnc:¡tbczado la liberación
(, rlt,rrrr ¡rcrrsirrrricnlo ¡rurilicado dc los dctnrtnlos tlc l,t l<l,t«l Media, se esfu-
ur,r ,urlr, l,t rc,tlitlirtJ ffsicn y cslóllt:it, l<lc¡tllr,ttl¡t l),lI,l y lx)r sf ¡rrisma. La
(d
rd
N
g
rnrlltl,r¡4ttr,z rlr'l,t virlit, clc sus ¡rl,tretr.r y rle rlt,' tk¡ttt'z,ts,tlxorl¡c krda refe-
o
-o
r§ t¡ilr l,l ttt0t¿tl o tt.ll¡¡krr,t, A ¡lrlilr (1.' lrl', lR¡l( t Irtte', vkrlntll,tc rI' S¡vc¡narola
J
r¡lrt., ,rrrle,, rlr. r¡tterllt ron,,unrlrlo \u ( urttl¡r) ¡rnt lits ll,tttt,t,,, ltizo quemar
ntt l,tl "ltrt¡lttet,lc tln l¡ vnltlrlnrl" l¡'. ollt¡', tl¡ llrr t rl( ( lo y l)ttlra.rca, y

llilillrltor,t¡.llllt¡,. ttl¡e"lt¡l rln ¡rlttlilto., atte¡rnttlkIr", r'tlltr. r'lkl', lklllicelli-,


nl atrrnt ¡xrt la lrrllerrt y ¡rnt nl ¡4rrrn lnlnl, ntt kt',,t',¡tetlo', ttt,1s volu¡ltuo-
qr,9, lltvárlF el tl¡.¡hr rvt ltt llaht, t rtttr",ltrttttln ri Vrttrr l,t, rtr lt,lrl(:iil, a la
r rrrle rlrr hrq Vehrlc
Madona-
El Renacimiento
A la llplle¡a ltattr¡ttlle y rrtgtlllrrra rlr l¡: tttnrIrtt,t" rll l{,tf,tr'l sttccden,
glorifica en sus
ctt ttlt rleqlrltrlgtttleltlrr rlt lttlo y rr¡¡rntr:nlor, l¡',..etntt,t',',t'tt''tt,tlirlitrlcs de
madonas los rasgos
sensuales de ll#ldttr I ¡ llellera fptttpttlttq rcr te¡rtn..nttla r rrtt lotltt,t', tt'rkrttrlr',ul,ts y cur-
bellezas reales.
(Detalle; Fra Filippo vnt ¡rletut, r rtll llll r ilhhr r il[rt ttlllhr, I illl | íllllr", ',olllt¡',,ttl,t', y rltrr;trlas. La
Ltppi, 1465.)
nlrprlrl*rl pe crtlrrttr s'c cFñel rlr or Ir¡lrlarl, rle rr¡rttlrttr l,t. lrt¡tttllto',, brazos,
alegóricas, mitológicas y religiosas adoptan como modelos a mujeres rea- rllf{itll 'rt.p,llll l,t (.x¡ltr",it5rt dc la
cEfilrq y r ¿rlef aq g¡' ¡ellell,'ttt Y tr: tillrttrr
les. Simonetta Vespucci, esposa de Julián de Médicis, fue inmortalizada Éllrr ¡, lrr llpllu¡:l ps "rtl rlrttla", Ir.. '.r,lrrtt \r rxlx)tt('n y t'l ¡lcztln se
por Botticelli, que la convirtió en su Venus y su Flora en la alegoría de ta lll.ltlllllld ¡l¡r ¡illr r

primavera. Su ataúd fue paseado abierto por las calles de Florencia para I rll¡ar r dttrtrt,, y r rttitl rltth r", rlllrttl,rtt l,t', rllft'tlttr i,t', ',t'xtt,tlcs tlcce-
que los habitantes de la ciudad pudieran admirar sus rasgos por última t:+tllrlt
ltrll:1 ltdt ¡t lt¡r t,l .,1 illlltll
vez. Cuando en 1511 murió repentinamente lmperia, modelo de Rafael y ( on lr¡llrrl,,rrr l,',r¡ittlrln ¡rut lttrlr¡ttl ll, ll,tnti,r rt'ittr;ot¡lora al Re-
esposa del banquero Chigi, toda Roma llevó luto por ella. Lucrecia Borgia, l¡r lrrrlrnlo rl Ionl,rlrrr.lrlr,rr¡ ArIrr,rrl,r,, (onlo rlior,t,,, l,ts ,tttt¡nlcs roales,
por su parte, fue representada como santa Catalina en los frescos del rlr,,,rlr,l ll¡lt,r rlr.l'olllt,t,, lt,t,,l,t (,,tlrttr,lk,rl'l,,lti'r,,,, tt,vt'l¡n, llajo vclos arác-
Pinturicchio, en los apartamentos pontificales del Vaticano. ur.o\, ru,r rlt,,,rtrrrlt,¡ llr,i,, r,,,lili¡,rrl,r, rtr,'rs rlcl¡i,trl;t qttc lit dc las italianas,
A los artistas del Renacimiento les apasiona tanto la forma como la 1rno,, ¡rllo,, y rr.tIrlrlo,, (()nl() nrrul/¡ur(r1,, nlusl()s trlrncarJos, y nalgas y
fisonomía y la psicología.fontrariamente a lo que ocurre en la Edad vlrttlte., terlr¡tttlr.,trlo,, y ¡rticlo,,.
Media, ya no se trata de fundir lo particular en lo universal, sino de explo- Irr lorl,r Irrro¡r,r, l),rl,r(io\ y citslilkrs son lu¡1arcs dc placer y de sober-
rar, en la infinita variedad del mundo y de los rostros, el aspecto singular lrl.r ll,urror ¡ror l,r lrclk'z,r f flir:;r lo inv¿rdr: lodr¡: líncas clásticas, gracia juve-
que toma la universal belleza; el retrato se convertirá en el instrumento de nll, ro,,lro,, ¡rrrro,,, r'x¡rrr,.,iorrcs,rlc¿1rcs y púcJicas, cabellos rubios que flotan
,! sobre los hombros, ensortijados a la antigua o esculpidos en pesados
o
.o trenzados adornados con perlas y piedras, redecillas o mantillas.

Clorificado por los pintores y los escultores, el cuerpo es también obje-
o
T' to de culto para los poetas franceses, no sólo en su totalidad, sino tam-
.o
(, bién en cada una de sus partes: en los blason§ del cuerpo femenino, con
(! Clément Marot como iniciadol se alaban y enumeran las maravillas exclu-
d
N
o sivas de la ceja, del ojo, de la mejilla, de la boca, del ombligo, del hermo-
ñ
-o so pecho, del trasero...
rd
J
La pintura barroca exagera aún más esta profusa imagen de la belleza
ideal, y las iglesias rebosan de alegorías cebadas como codornices, robus-
tas y rollizas, desbordantes de carnes. Senos plenos y muslos gruesos,
caderas generosas y flancos anchos hablan ahora de maternidad, y .el

doble mentón añade encanto a estas mujeres, que antetodo vuelven a ser
esposas y madres, mensajeras de una náturaleza fértil, creadas para hacer
brotar el amor y germinar la vida.
Rubens es el maestro absoluto, que ha dejado, en forma de aforismos,
un tratado sobre la teoría de la figura humana: "En la figura de la mujer es
necesario observar que los rasgos y los contornos de sus músculos, la mane-
ra de estar de pie, de caminar, de sentarse, todos sus movimientos y accio-
nes estén representados de modo que no se perciba nada que recuerde al

hombre, sino que, de acuerdo con su elemento primitivo, que es el círculo,


sea enteramente redonda, delicada, flexible y completamente opuesta a la
forma robusta y viril"; su carne debe ser "sólida, firme y blanca, teñida de
un rojo pálido, como el color que resulta de la leche y la sangre [...]".

Dulzura y rubicundez marcan el estilo de una feminidad "renaciente", que continuará


seduciendoaciertosp¡ntores't):;!'íi:'t";::;?ffi
jíi::,?fl
:¿1 ;::.il::i.%i

2.Un blason es un poema breve, de moda en el siglo xvr, que, en forma de elogio o de sátira,
pretende no describir, sino sugerir un órgano, una cualidad, un objeto, un color, una noción.
Para ello, el poeta enumera sus atributos, a veces con la ayuda de metáforas, en forma de leta-
nía. En el caso de los b/asons llamados "anatómicos", la mayoría "despedazan" el cuerpo des-
crito, de forma que sus partes (la frente, la ceja, el olo,lanariz,la mejilla, la boca, los dientes,
el cuello, el pezón, el corazón, la mano, el vientre, el sexo, la pierna, la rodilla, el pie) adquie-
ren una ¡magen absoluta e ideal con la ayuda de una acumulac¡ón de epítetos y de metáforas,
a menudo mitológ¡cas. (N. de la T.)
La belleza
La Reform a y la Contrarreforma

La exuberancia del Renacimiento es combatida por la Reforma y la

Contrarreforma. España gana por la mano a ltalia, la rigidez a la toleran-


cia, la razón a los sentidos, el espíritu al alma. Protestantes y católicos,
reformistas y contrarreformistas, jesuitas y jansenistas impondrán durante
un tiempo, por cam¡nos diferentes, el conformismo y la contención. El

humanismo devoto se opone al ascetismo moral jansenista, pero ambos se


proponen reformar las costumbres relajadas y disolutas de una cristiandad
y de una sociedad decadentes.
5e estigmatizan los vicios, se vitupera la molicie social, se reprueba la
carne. La prohibición pesa de nuevo sobre el cuerpo y, en los lugares reli-
giosos o públicos, taparrabos y túnicas cubren púdicamente estatuas y

cuadros de desnudos. La coquetería y la indecencia se condenan al fuego


del infierno. Es el reino del pudor, apoyado por la hipocresía, como denun-
cia Moliére en el Taftufo. Se oculta ese seno que no podrían ver, y la
lglesia condena los escotes, que se convierten en un grave pecado que
sólo puede absolver el obispo. El escote resiste, pero se oculta el resto del
cuerpo, a menudo incluso los pies, bajo montones de capas de ropa, al
tiempo que se atrae la vista sobre lo prohibido por medio de toda clase de
accesorios que acentúan las formas. La cabellera desaparece en un moño
que se luce plano en la nuca; el color se apaga bajo el uniforme negro bor-
deado de encajes blancos; la única joya tolerada es la perla; la delgadez
regresa. La belleza debe ser majestuosa, digna, solemne.
I rrr,rlr.,, y ¡rr.rl.ts ron
lil., ilII I r" ,I ltlt( t{)1 La reacción será francesa y vendrá en gran parte de Ia mano de las
,l, l,r lrr,llr,.,,r ,,r.vcl,r
¡ |ilrl¡¡rr.rrlI rlr'l mujeres, esas bellezas cuyos defectos ridiculiza Moliére, pero que, dirigi-
',lill,, "\,il (/il/.r/r/i,,
r\ ', t r,¡'l[,, I'rl'r ) das por la marquesa de Rambouillet, ilustran y defienden la libertad del
d
a
o
,o
s
ñ
o
!
.o

d

t!
o
ó
o
d
J

Muier en su
tocador. La loctra
de los lunares y de
las "construcciones"
capilares se apodera
del final del siglo
xvrr. (Crabado de
linales del siglo xvr.)

La infanta María espíritu, la exigencia del refinamiento y de las buenas manerasr del buen
Ieresa. Dignidad,
pode r y solemnidad tono y el buen gusto. Bellas e inteligentes, libertinas e independientes, a
son las palabras
r:l¿vc de la imagen de Ninon de Lenclos, son las anfitr¡onas de salones culturales que
rrrajostuosa belleza
rlc un siglo xvrr congregan a la élite de la época, coleccionan amantes hasta el fin de su
ri¡irrroso y puritano.
(l tr.lallc, Velázquez,
vida y anotan en su carte du tendre (cartilla de los afectos) los complica-
tr'lr .)
I 1
dos giros de sus amores galantes. Coquetas en el más ampl¡o sentido de
la palabra, maquillando la realidad bajo extravagantes metáforas, prote-
gen su p¡el "nenúfar" a fin de evitar "que la nieve del rostro empiece a
fundirse" y consultan a cada momento el indispensable espejo, convert¡-
do en "consejero de las gracias", para arreglar sus lunares de tafetán
negro, sin los cuales no salen a la calle. Su diccionario nos revela sus secre-
tos: "el apasionado" se coloca bajo la ceja, "el ladrón" disimula un grano,
"el descarado" adorna la punta de la nariz y "el besucón" acentúa la
comisura de la boca.
En 'l 635 se abre en París la primera peluquería para damas, que lleva
el nombre de Champagne. Se peina á la hurluberlu (a lo loco), cortan-
do el cabello sobre la frente para obtener bucles ligeros, o al estilo de la
duquesa de Fontanges, favorita de Luis XIV en una estructurade rizosy
cintas. Se empolva el conjunto con un tono rubio o castaño, y se aplica
tanto maquillaje que el ensayista y moralista Jean de la Bruyére ironiza'. "Si
tuvieran la cara tan encendida y tan plomiza como se Ia vuelven el colo-
rete y las pinturas con las que se maquillan, se quedarían desoladas". El

blanco y el rojo las hacen tan horribles y desagradables que el poeta


Nicolas Boileau-Despréaux aconseja al marido que espere por la noche a
que su mujer "haya recostado su tez sobre su cofia y, en cuatro pañuelos
de su belleza manchados, envíe al lavandero sus rosas y sus lirios".
Además, el sublimado, el blanco de albayalde y el colorete de España se
fabrican con productos tóxicos que corroen la piel día tras día. Sin embar-
go, da igual, y el reino de Luis XIV será el del "bermellón terrible", según
la expresión de Diderot.

lsabel l. Con peluca flameante, blanco de albayalde y bermellón, aparece


como un icono sobrecargado de brocados y pedrerías. (N. Hilliard, 1547-1619.)
La belleza
El siglo xvul y el lmperio

De la frente al talón, del violáceo al rosa pálido, del grancé al anaranjado,


Ia corte del Rey 5ol estalla en todas las gamas del rojo que, desde la ado-

lescencia hasta la muerte, invade las caras hasta los ojos como un fuego

artificial. Versalles es un teatro en el que la realeza se escenifica según un


código tiránico al que resulta inadmisible sustraerse. El peluquero precede
a la modista, creando sobre las cabezas monumentos capilares atestados
de accesorios, supuestos reflejos de los sentimientos o ilustraciones de la
actualidad. Hacia 1778,la duquesa de Chartres lleva en su peluca, entre
la gasa y las cintas, un muñeco que representa a su hijo en brazos de su
muñeca-nodriza, ¡observado por un loro vigilado por un negrito! Estas
damas han de viajar de rodillas en sus carrozas; es la única manera de que
quepan sus desproporcionados peinados. Nadie se atrevería a aparecer sin
pintura en la corte; se maquillan hasta para dormir, y la marquesa de
Pompadour, amante de Luis XV, se aplicará colorete en las mejillas antes
de dar su último suspiro. Colmo del ridículo, lo natural está desterrado, y
el colorete, que se aplica espeso, pasa a ser objeto de un consumo tan
enorme que se plantea Ia posibilidad de gravar con un impuesto cada tarro
vendido, a fin de recaudar fondos paracrear pens¡ones "en favor de las
viudas pobres de los oficiales".
Si bien Francia es el país de todos los, excesos, como lo prueban las car-
tas burlonas o escandalizadas de observadores ingleses o alemanes, la
Ma¡la¡¡¡¡, de
moda del maquillaje se extiende por Cran Bretaña hasta tal punto que el
I'rnn¡>adour. Viv<t
rlnrr¡rir rlr, l,r Parlamento vota una ley que penaliza con las mismas sanciones que el cri-
illr,¡i,rrrr Lr r,,l)ltll[,ll
y trlltrarl,r rlcl men de brujería la seducción obtenida mediante la utilización de cosméti-
rt¡.ir "vrl (l)r,l,rllr',
I lirttr lrn, 1,/'r') ) cos, perfumes, dientes y cabello artificiales, etcétera. ¿Acaso el conde de

Cagliostro y su mujer no habían abierto en Londres, en 1776, una tienda
o
de belleza donde se vendía un batiburrillo de pinturas, pociones afrodisía-
E
r1 cas y estimulantes sexuales? Por supuesto, esta ley será papel mojado, y las
o
E
gacetas femeninas, como el Lady's Magazlne, aprovecharán para publicar
.o
d incontables ensayos históricos en defensa e ilustración del arte de maqui-
16
llarse. En la misma época invade Nueva York el colorete vegetal de Circasia
ti
q (región del norte del Cáucaso), considerado el más natural y resistente. Allí
0
()
se encuentra con los tarros de colorete francés, italiano, bávaro y español,
j

ya muy valorados entre las bellas pioneras de las colonias americanas.


Impregnados por la fealdad, la mojigatería y la mugre, los devotos
arremeten contra la corte, el adulterio real y ese rojo infernal impuesto por
la marquesa de Montespan, amante de Luis XlV, anunciador de la cólera
divina. No obstante, será la furia atea y revolucionaria la que ahogará a la
aristocracia en el rojo de su propia sangre.
Maria Anton¡eta,
quc no lleva Antes, la belleza ha tenido tiempo de volver a humanizarse y, en algu-
rrraquillaje y no
sc tiñe el cabello, nos años, de sembrar las semillas que eclosionarán en el siglo xrx: las de la
naturalmente rubio, Lt lc¡nme du
t,ttts-culotte- El
rn¡rca la tónica al sensibilidad, la espiritualidad y la intimidad. Con Ia influencia de Rousseau,
f in,rl del siglo. (F.-R.
llr vr ¡r rr:volucionario

l)rouais, c. 1770.) Diderot, Beaumarchais, Marivaux y Milton, el siglo de las luces, desde ',rr',lrluye el rojo
lr,lrr rlroso en las
Versalles hasta Venecia y Londres, evacuará, en un gran suspiro rrr,.¡rll,rs de las
, l¡fl,l(latnas.
liberador, el dogmatismo académ¡co, la etiqueta tan rígida
como el corsé, y la monótona e impersonal majestad de alcobas, carnes lánguidas dispuestas a todas l,rr volu¡rltro,,rtl,rrk,,,. S,rlcncs

la pompa. Espiritual y ligero, galante y burlón, sensual fluidos y musel¡nas vaporosas, con visos torn¿rsol;rrlos o rlt,ulr lono cnr:ar-
y relozón, el final del siglo xvu sólo se apasiona por nadino, cubren gargantas que surgen sobrt: t¿rlkrs rIr,rvis¡r,t, r¡ sc r.rrrr¡llirn
la agradable senc¡llez, la emoción delicada, las gra- alrededor de una pantorrilla rolliza, de un fino lobillo y rlr,rrrr ¡ril nrcnudo
cias naturales y los sentimientos verdaderos. que juguetea con su chinela. Rollizas y risueñas, nl,rkivol,rr y lilrr,rlirr;rs, l;rs

Cuerpo rollizo, rostro dulce y fino con nariz mujeres de Boucher, Fragonard o Tiépolo tiencn l¿r r:;rr,r y t'l nt(,rl)() (ons-
corta, boca de piñón y barbilla puntiaguda, mirada telados de hoyuelos y pliegues delicados. El cabclkr, ,rrirr cnr¡»olv;rdo y
negra y viva, tez de porcelana... La belleza ya no es ensortijado, reaparece pronto en mechas sabiamentc rlcs¡rcirr,r«1,r,,, cn un
sino soñadora, pícara y fresca. Aunque las mujeres estilo "elegantemente descuidado" lanzado por la cspk"rrtlitlir Vigée-Le-
se maquillan mucho menos, cintas, perlas y flores, brun, pintora y amiga de María Antonieta, cuyo rrrir¡irrilit,o rubio ceniza
linones y organdÍes azul Nattier y "rosa du Barry" -los causa furor. Desde San Petersburgo h.asta las p«rr¡ucii,rs r.ortes alemanas,

colores preferidos de Luis XV- engalanan la desnudez Europa sigue todos los movimientos dc Franc.i,r cn ln,rteria de belleza y

nacarada y rosada que deja sorprendel en el secreto de las moda. Los monumentos capilares, que cn ln¡il,rlr:rr;r fueron el hazmerreír
6
de panfletarios y caricaturistas, se desmoronan para dejar paso a la cinta
o
.6 o a la simple pluma prendida sobre un mechón. La,belleza pertenece al
c
d movimiento, a todo lo que, a raíz de un gesto involuntario, revela la sin-
o
.E'
ceridad del instinto. Para ser bella no es tan necesario poseer rasgos regu-
\0
d lares como viveza de cuerpo y espíritu, una alegría móvil, un aire "agra-
d dable y pícaro" -
(d
N
o Por primera vez, el retrato se libera de una representación codifica-
¡o
nd
da para poner en carne viva la expresión sensible de los rostros. "Emo-
J
cióname, asómbrame, desgárrame, hazme temblar, llorar, estremecer,
indignarme." Ésta es la prescripción de Diderot a los pintores. Y de Wat-
teau a La Tour, de Reynolds a Carriera, los retratos de beldades de la
época captan la ironia de una mirada, la cólera de un fruncimiento de
nariz, el estremecimiento de una sonrisa, delimitando la sensibilidad hasta

el impudor de un Creuze, que hurta a las muchachas más jóvenes la alar-


ma de una mirada ahogada, la ingenuidad de un desnudo evanescente
bajo una sábana arrugada.
Aunque en Francia la belleza femenina es la menor de las preocupa-
ciones de Ia Revolución, la vuelta a lo natural, a la primacía de la perso-
nalidad sobre un ideal codificado, es irreversible. Será reforzada por una
corriente higienista que permite a la burguesía emergente afirmar,
mediante la pulcritud, su superioridad sobre el campesinado y la novísima
clase obrera. Un nuevo tipo de belleza nace de los pinceles de lngres y
David. La neoclásica mujer del Consulado y del Primer lmperio tiene la
simplicidad fría y pertecta de la razón, no la lasciva y desordenada de una
+'l':¡'t' "
sensibilidad egoísta, castigada con la guillotina. Castaña más que rubia, l#al¡,É lf,o''

Madame Récam¡eL lleva el cabello recogido hacia arriba, desde donde se derrama de nuevo
( on cl cabello
r orl¿do en rizos
en rizos cortos, y sigue teniendo la piel muy blanca y muy fresca gracias a
rlr.rt.rridados y
rr.r r¡iirlos, para
una nueva generación de cosméticos y aguas de colonia. No obstante,
l,rrnr,rr ttn peinado
más que su rostro, es su silueta la que la define: porte de cabeza muy
ll.rnl,rlo "cstilo
Itlr,", y cl ¡x:chtr erguido; el hombro y elbrazo desnudos, muy torneados; el pecho, alto y
,tlln, n¡rtttttúlo por
r¡r¡ vr.lllrLr lo¡i,t, pequeño, y las piernas, largas y visibles bajo los finos velos de los vestidos
lr,rrl,urrl llir,tttticl
rr",tlrll ll r-,llki toga, inspirados en la estatuaria griega. Madame Récamier simboliza evi-
r rrilr l,i,,tr o (l )r,l,tlk.
I I I r,rvlrl, lll,r{r ) dentemente la belleza de su tiempo.
Labelleza
El romanticismo

"Mi futura esposa será verde como un limón, y tendrá la ceja arqueada de

la manera más salvaje posible, los párpados orientales, lanarizhebraica, la


boca fina y orgullosa, y el cabello a juego con el color de la piel", declara
Rodolphe, el héroe de Théophile Gautier en Celle-ci et Celle-lá ou la Jeune
France passionnée. Brumas de lnglaterra en las noches estrelladas de ltalia,

bosques de Alemania con jardines de la dulce Francia... Éste es el retrato


robot de la musa romántica que, en la primera mitad del siglo xrx, inspira
invencibles pasiones a sus pretendientes con ojos anegados de añor'anzay
mejillas macilentas, "borrachos de poesía y de amor", "arrastrando la vida

como un reo arrastra su cadena" (Cérard de Nerval). Para imitarla, para )

obtener ese rostro "esculpido en mármol, marcado por un sello fatal, de dfl'
una palidez verdosa y mortecina que resalta sobre las cintas negras", que
admira Barbey d'Aurevilly, se untan la cara con decocciones azafranadas o
teñidas de tinta azul. No dudan en beber vinagre, tomar gran cantidad de
limones y ayunar hasta el desfallecimiento para lograr una salud deplorable
y alcanzar cuanto antes la suprema distinción, que sólo confiere la aparien-

cia espectral de los tísicos agonizantes. Cuando se las invita a almorzar,


comen expresando su desdén por los goces materiales y chupetean una
alita de pollo con Ia comisura de los labios o mordisquean una fruta. No se
les ofrecerá gran cosa más, puesto quer como dice Balzac en su Nueya teo-
ría del almuerzo, el menú elegante consta de huevos, ensaladas y fresas
acompañadas de muffins y soda, importados de esa lnglaterra cuyos mis- ,rf'
l,¡¡l¡el rk: Austrla.
,,( )ttlr"il ilr(,lor (lr.t(l teriosos jardines sembrados de ruinas góticas se adoran.
',lrrl lrr xlt l,r r,n(,1Illitr
l,t r rolrll lrr'llr'¿,i Como la tumultuosa y rebelde princesa de Belgiojoso, que rechaza a I
rilrrr,ltrllr,t,'(l X.
WlillIrlr,rllIr, I tl('4.) Alfred de Musset, estas beldades tenebrosas, cuyo cuello de cisne se dobla ,"/
penosamente bajo la pesada masa de su larga cabellera de ébano, obser-
van el mundo con un ademán lánguido e inconsolable, con grandes ojos
melancólicos, negros o azul ultramar, pero siempre hÚmedos y con ojeras
violeta, con una mirada oscura y abrasadora, cargada de fiebres enfermi-
zas. Sin arrugar sus finas cejas apenas delineadas, llegan a tomar venenos
tan virulentos como la belladona, la atropina y la datura, que les confie-
ren esa fijezaextraña, esa profundidad mística de la pupila, ese resplandor
que pone de relieve su alma ardiente y apasionada, "abrasada
por la llama interior, bajo el reflejo de la muerte que pasa",
como escribe Arséne Houssaye.
Si caminan, pasan como una sombra. De una "dia-
fanidad cristalina", evadidas de los limbos, con la fle-
xibilidad de una liana y oñdulaciones aéreas, recuer-
dan "el vuelo fluido de los querubines", descrito por
Le Fláneur parisien, un periódico de la época. "Co-
madrejas" o "libélulas", según las expresiones del
momento, tienen un talle de avispa, un cuerpo flexi-
ble y ahusado, y una fragilidad seráfica, acentuada por
las vaporosas muselinas blancas cuya moda acaba de
lanzar la bailarina de origen italiano María Taglioni, que
triunfa en Ia Ópera de París. Cuando se mueven, Io hacen evi-
tando cualquier movimiento enérgico que podría traicionar una invo-
luntaria e instintiva alegría, o más bien no se mueven: se estremecen, con
un tormento siempre contenido. La belleza de las surrealistas llega a ser
convulsiva. La de las románticas es estremecedora. Al mismo tiempo sílfi-
des e hijas del fuego, las mujeres, bajo un tinte de alabastro en el que pal-
pita el entramado azul de las venas, dejan traslucir el encanto sutil de una
embrujadora perversidad. El romanticismo recupera también de la Edad
Media, pero reunida en la misma mujer, Ia dualidad ángel/demonio, que
volvemos a encontrar exaltada en todos los dandis, de Coethe a Musset
y de l(eats a Baudelaire: ingenuas pero fatales, atractivas y peligrosas, sus
dientes de tigresa asoman bajo los accesos de tos, y su inmaterialidad fan-
lrsnragórica desprende una neblina de perdición. ¡Qué importal A partir

de Byron, los amantes de la melancolía saben que nada les sienta mejor
o
que la apariencia de desesperación.
t
(,
Fosforescente, ardiente, asfixiante, aniquiladora, volcánica, satánica,
o
E faraónica, fulminante, babilónica, piramidal, gótica... Los calificativos de la
.o
(ú jerga romántica hablan por sí solos de los misterios de esas bellezas eva-
d nescentes vestidas con matices "agua del Nilo, primera aurora, pensa-
N
o miento salvaje, lava del Vesubio, ratón asustado, pulga soñadora, sapo
o
o enamorado, araña urdiendo un crimen"..., que se oscurecerán en "humo
d
J
'*:l'
de infierno, ala de cuervo, negro marengo, culo de botella o hábito de :flt;

La condesa de monje capuchino". Cardado, ondulado, alborotado, recogido en moños


Cast¡tl¡one, amante
dc Napoleón lll, altos, con algunos bucles sueltos enmarcando el rostro, el cabello, que los
inmortalizó su
lcgendaria belleza ingleses recomiendan lavar al menos cada dos meses, se cubre en invier-
grac¡as a la naciente
fotografía. (Elvira
no con una toca con encajes, como lo exige el entusiasmo por la legen-
ante el espe¡o,
daria Edad Media. En verano, Louise Colet, poetisa y musa romántica que
P L. Pierson, 1861.)
hacia 1838 lleva el "Correo de la moda" en el Monde illustré, aconseja
Nana. El éxito de
las mujeres galantes usar un sombrero de paja de ltalia de alas anchas con mosquitera, forra-
favorece el uso del
maquillaje en la do de seda y adornado con una profusión de bandas de gasa arrugada,
sociedad burguesa.
(É. Manet, 1877.) c¡ntas y encajes. Como subraya alegremente un periodista de Ia época:
"Aún está permitido soñar con un sombrero azul
cielo, pero está prohibido llorar con un sombrero
rosa". Un poco más tarde, siguiendo el ejemplo
de la actriz Marie Dorval, intérprete y amante de
Alfred de Vigny y luego de Alejandro Dumas, se

adoptan unas sencillas cintas lisas que cubren las


orejas, anudadas en un pesado moño bajo con
azucenas y rosas prendidas, y se espesan las cejas,
que se llevan ahora claramente dibujadas, a ima-
gen de las andaluzas y napolitanas de tez de un
mate muy oriental, de un Oriente que comienza
en Cranada y termina en las obras de Delacroix e
lngres. Si Francia sueña con Oriente y odaliscas,
lnglaterra se refugia en un pasado ideal, tejido
sobre la leyenda del rey Arturo, la búsqueda del

,,,y,,i1.'l tll ;:;;Y¡;i,


:i¡r..tri. ||l.: . 'r:rrl'
{i\l
: r: : i:l.r:'it |1:):,L
.-,ir: llaliili:iaiil:tüili|ili
'ú santo Crial, Ia Mesa Redonda y la perfección estética del Renacimiento.
ó
Mientras que la era victoriana y puritana predica una belleza modesta,
s.3
d estricta y sin maquillaje, las beldades pintadas por los prerrafaelistas dejan
o
T'
flotar su espesa cabellera ondulada, pelirroja o castaña, a imagen de Jane
.o
(ú Morris, la musa de Dante Cabriel Rossetti, con labios carnosos.y rojos,
d nariz marcaday profunda mirada trágica. Delgadas pero altas y escultura-
N
O les, Iánguidas y abandonadas o ariscas y altaneras, pueblan un universo
o
n más alegórico que real. Mitad ángeles, mitad diosas, mitad mujeres en
ñJ
J
flor, mitad flores del mal, más que formar parte del prosaico entorno coti-
diano, surgen del imaginario de artistas transportados por los éxtasis de
paraísos a menudo artificiales.

El aire romántico se borrará detrás de Ia realidad, monárquica o repu-


blicana pero siempre burguesa, industrial, higienista y conformista. Sin

embargo, el impulso vital insuflado a toda Europa por la liberación de las


sensibilidades seguirá siendo considerable.
Como cualquier fenómeno sociológico, la polémica en torno al maqui-
llaje traduce la tensión entre los valores conservadores de la burguesÍa
triunfal y las tendencias liberales que la combaten. Sin duda como una
reacción ante los excesos del siglo xvu, el xrx es el período en que menos
se usa el maquillaje, aunque sin desecharlo por completo. La belleza bur-
guesa es opulenta y presenta un aspecto de satisfacción; tiene la espalda
gruesa, los hombros caídos y los brazos celulíticos de las caricaturas de

Daumier y de la madame Homais de Flaubert, y el seno generoso de la


mujer decente y la buena madre. El maquillaje se reserya para las prosti-
tutas y las actrices, y sólo cuando están en escena. La excepción la cons-
tituyen los polvos de blanquear. Los mejores, al alcance sólo de los más
ricos, se obtienen mediante la disolución de perlas finas; otros, más eco-
nómicos, a partir del nácar, y los más corrientes, del bismuto.
Tanto en Francia como en lnglaterra y Estados Unidos, se da impor-
I n l¡rrllcr¿r tancia a la higiene y a los cuidados. Las revistas de moda están repletas de
¡rrnrrnlrollsta sr:
l[1Ilr,t,t l,t v(,/ (]Il anuncios que elogian toda clase de preparaciones, cuyos exóticos nom-
r.l l(r.r,r lIri(.il1o y
rlr r¡l,r lrl,rrl Mr,rli¿ bres orientales siguen la moda, y de artículos que van desde las recetas
rlr lrycrrrl,r (Atrr,/l;t,
I ) (, l(r,,,1(.llr, lfl()i.) de las mujeres de mundo y de las grandes actrices hasta los consejos de
lll
médicos especializados. Éstos alertan contra los peligros de los cosméticos
o
industriales, que a menudo incorporan sustancias tóxicas como el plomo.
rl Por primera vez, en Europa y Estados Unidos se publican libros entera-
t¡,
E mente consagrados al aseo y a los métodos para mantener una belleza
,(,
rÉ natural, traducidos a varios idiomas. La escandalosa Lola Montes entra en
(t
rd
vereda y, salvo los polvos de arroz y una pizcade carmín aplicado de tal
N
g modo que parezca natural, proscribe el uso del maquillaje en la obra E/
6
-o arte de la belleza o el secreto del cuidado personal, publicada en Nueva
rd
J
York en 1858 y en París en 1879. A semejanza de las anglosajonas más
encopetadas, insiste en el uso del agua y el jabón, los baños de salvado,
las aguas de flores de azahar o jazmín y las friegas; desconfía de las cre-
mas fabricadas en ser¡e y recomienda preparaciones caseras y mascarillas
de clara de huevo para conservar una tez fresca y tersa, libre de arrugas.
La resistencia a los productos patentados, como la crema Pond's, comer-
cializada en Estados Unidos desde 1846, es todavía fuerte y, ante la per- L¡s muchachas
rlguen siendo
sistencia de las mujeres en utilizar maquillaje aun pretendiendo lo contra- rroturales, como
le gustan a Proust.
rio, algunos autores prefieren guiarlas en lugar de dejar que se envenenen. (Muchacha con
nmbrero negro,
A finales del siglo son ya incontables las publicaciones sobre este tema. P, Helleu, segunda
mltad del siglo xtx.)
Aunque a partir de '1828 Cuerlain fabrica un bálsamo coloreado para los
labios, de buena calidad;. en 1866 se descubre la posibilidad de obtener un dose a parecer mágica y sobrenatural [...]. Poco importa que el truco y el
colorete inofensivo a partir del óxido de cinc, y se popularizan en Occi- artificio sean conocidos por todos, si el éxito es seguro, y el efecto, siem-
dente los polvos de arrozque se utilizan en Japón, siguen proliferando los pre irresistible". Simbolistas, naturalistas, realistas e impresionistas, escri-
charlatanes que abren salones de maquillaje. Las mujeres salen de ellos tores o pintores, introducen poco a poco en el mundo de las mujeres de
con auténticas máscaras y una maleta llena de productos que no sólo se pleno derecho a esas criaturas repudiadas por las burguesas y deseadas
agrietan y desprenden, sino que además dañan irreversiblemente la piel. por sus maridos: cortesanas, mantenidas, mujeres galantes, bailarinas y
A pesar de la ofensiva encarnizada de la mojigatería internacional, la ten- otras "grandes horizontales", como las llama Flaubert, Venus venales a
tación es demasiado fuerte y los progresos de la química traen consigo cuyo apogeo asistirá el final del siglo, con las reinas del mundo que serán
productos que permiten embellecerse sin arriesgar la piel a las cada vez Liane de Pougy, Eve Lavalliére, Cléo de Mérode y la Bella Otero. En el
más numerosas mujeres que desean ser tan seductoras como esas corte- extremo opuesto de Ia escala social, las manufactureras, las grisettes, esas
sanas no por denostadas menos envidiadas. modistillas y artesanas que deben su nombre al grueso tejido de color gris
lncluso Baudelaire publicó en 1863 en Le Figaro un "Elogio del de su vestido, las lavanderas y demás Mimi Pinson, sensibles a la bohe-
maquillaje", al mismo tiempo defensa e ilustración del artificio: "La mujer mia, ven sus gracias plebeyas ennoblecidas por artistas como Zola o
está en todo su derecho e incluso cumple una especie de deber aplicán- Toulouse-Lautrec.
'.(l Las pesadas crinolinas y los mantones de cachemira, embutiendo y
o
.9 ocultando un cuerpo despreciado por el puritanismo, desaparecen como
s
ñ por ensalmo ante el regreso de la silueta reloj de arena que esculpe el
o
"o
corsé, Ios polisones y las innumerables e increíbles prótesis, como los senos
.0
(ú de caucho perfumado provistos de un resorte que les permite palpitar. Sin
d embargo, estos falsos cuerpos de heroínas proustianas, vestidas de pies a
ú
t!
o cabeza, enguantadas y embalsamadas por la pintura académica, ya no tie-
O
_o
nen el patrimonio de la belleza, que, al margen de cualquier coartada
I
mitológica, les plantó en pleno corazón Ia carne desnuda y generosa de E/
almuerzo sobre la hierba. Se abrió de par en par la puerta a los talles relle-
nitos, los muslos rollizos, los pechos abundantes de las Olympias y las

Majas, los cuellos poderosos, las manos fuertes y la bondad de las robus-
tas muchachas de campo pintadas por Manet.
Permitiendo fijar hasta el infinito las múltiples manifestaciones, sor-
prendidas entre una muchedumbre de seres anónimos, la fotografía com-
pletará esta democratización de la imagen de la belleza femenina.
FRat¡NI.tr Rousso

El arte del retrato. La fotografía, más accesible, democratizará el retrato, sustituyendo poco
a poco a la pintura. Ginette Lantelme, fotografiada por Reutlinger.
Labelleza
Las décadas
La belleza
La década de 1900

El siglo xx se retrasa aún un poco, pero no por mucho más tiempo. En


Europa, una revolución económica, industrial y artística, procedente de
lnglaterra, está ya en marcha y modificará las condiciones de vida a una
velocidad sin precedentes. La belleza de las mujeresr su manera de sedu-
cir y el arte de realzarse evolucionarán al mismo ritmo.
París, cuya Exposición Universal atrae visitantes de toda Europa, es la
capital indiscutible del refinamiento y la elegancia. En la belle époque rei-
nan grandes actrices, bailarinas y mujeres de mundo, a imagen de Eve

Lavalliére, Cécile Sorel, Sarah Bernhardt, Cléo de Mérode, la Bella Otero,


Émilienne d'AlenEon y Liane de Pougy. Todas ellas rivalizan en una carre-
ra por la belleza y el lujo, echando por tierra las cabezas coro,nadas y ocu- $J,

pando con sus escandalosas excentricidades la crónica mundana. 1'rl I

tl
í(ffi
Apodada "la mujer más bella del siglo" por Edmond de Concourt, mode-
lo de Proust para su Odette de Crécy y descrita incluso como "la ideal
enamorada con ojos de pensativa amatista" por un cronista de la revista
Cil Blas, Liane de Pougy escandaliza en una velada a la que acude casi

desnuda, con un vestido de muselina blanco, y seguida por su doncella,


que lleva uno de sus vestidos cubierto de joyas. ¡Causó furorl Mientras
Émilienne d'AlenEon y la Bella Otero, esplendorosas castañas de tez páli-

da y formas voluptuosas, evocan las bellezas orientales de- moda en el

momento, Liane de Pougy impone una silueta longilínea y un rostro frá-


gil, aureolado por una asombrosa cabellera clara realzada en un casco r ",1, I

lliil'iifr t¡,
I l¡[I' (lr' l'oufly, uni] espumoso. No obstante, ya sean castañas o rubias, la tez debe seguir sien-
rll 1,r,, rrr,r'. r r'k,lrrcl
r ot lr,,,lr1,r,. l',lt,,lt,l5, do blanca y transparente... Diáfana, como se denominan los polvos de
lrlri rt l,rlt/,r(l,l l)()r
tLr¡Lrr r.rr Ill()/r arroz (Diaphane), cuyo anuncio afirma que son los preferidos de la gran

t,,Uortr,.t,,.:Wi
[,{i' ' ;

rd
-o fin todos los medios, incluso los más sorprendentes. Superad vuestra aver-
d
u sión". Las páginas de las revistas están tapizadas de anuncios que elogian
'tu
T'
d
l' : ¡:i atropelladamente las virtudes de los productos de belleza y los métodos
J

N
iril l mecánicos. Contra los estragos del paso del tiempo, ¿por qué no aplicar
t? l'lir'i
ü las maravillosas tiras revoluclonarias impregnadas de antiarrugas o la más-
.o
rd
J cara de goma untada de pomada...? Las que sufren de doble mentón pue-

den recurrir a la babera, mientras que otros aparatos prometen rectificar,


afilar o reducir la nariz poco agraciada. Para los cuidados cotidianos, aun-
que la cold cream sigue siendo el gran clásico, la loción compuesta de
pepino y mascarilla de escalope de ternera sujeta con vendas y manteni-
da una noche entera prometen garantizar a la tez un resplandor incom-
parable. Escasamente fiables y de aspecto poco alentador, el empleo de
estas mezclas presenta riesgos y efectos secundarios.
Poco importa: se sacrifica lo que sea por una picl rcsplandcciente, que
( lf{) (k! Mórode,
es la principal preocupación de las mujeres y que debe scg,uir siendo blan-
lr,rll.rrtrr,r y
Virginia Woolf. ,ill,,lr'¡ t.rl,r, ,t l,t ca sonrosada, similar a la de las jovencitas. Los polvos sc¡n el cosmético
La gracia atípica de r¡rrr. r.l "lrxlo I',rrís"
la célebre escritora , ,,rr,.t,lr,r,rlr,r l,r nrrrjr:r más utilizado; después de la famosa tiza de Briangon, los polvos de arroz
británica sólo puede Ir,i,, ltr.llo,,,l rk' lu
cquipararse con su llrrlllr0 ( lllrl/l) y los talcos, perfumados con aceite de rosa o lavanda, sc cncargan de
modernidad (1902).
garantizar una palidez de jovenzucla. Para rectifi-

Sarah Bernhardt, la cual, al igual que todas estas beldades, posa ante los car latez, se arranca una hoja dc papel empolva-
primeros fotógrafos para anunciar distintos cosméticos, principalmente do Java de su estuche-libro dc salón. Dcstacar las
polvos. Todas ellas son ¡gualmente solicitadas por revistas como La Mode venillas superficiales del entorno dr:l ojo con un
pourtous, Le Petit Écho de la mode o Les Mode:s, cuyo primer número delicado trazo de lápiz azulado es urr truco bien
sale en 1904. Revelan sus secretos de belleza, ya que, a excepción de la conocido por las mujeres bellas. Por su parte, el

Créme Simon, las aguas florales y las preparaciones de Cuerlain para sua- carmín, aunque considerado unánimomcnte vul-
vizar la piel, el cosmético sigue siendo aún doméstico y proliferan las rece- gar, empieza a emplearse en secreto. Las obras de

tas arriesgadas. Se intercambian fórmulas de cataplasmas y vinagres de belleza en boga muestran su interés por esta
plantas para hacer desaparecer arrugas y manchas de viruela o rosácea. nueva tendencia y rivalizan en consejos para
En el cambio de siglo, al menos una docena de aristócratas prodigan emplearlo, en forma líquida, compacta o seca y de
con éxito sus consejos en obras de belleza. Autora de un Breviario de la la manera más invisible, una misión que se torna
mu jer, manual de belleza aparecido en 1902, y famosa enseguida tanto muy difícil. Las más intrépidas se atreven, alaluz
en París como en Nueva York, la condesa de Tramar declara: "Queridas, de las velas, a probar el nuevo lápiz de labios pro-
nuestro único objetivo debe ser la conquista del hombre. Utilizad para este cedente de ParÍs. Si las cejas no son lo bastante

:,if rfL.fr{,,r;r, ,,
G pobladas y gruesas (no se depilan bajo ningún concepto), un trazo de
!
'l,
\(, lápiz sustituye al antiguo clavo de especia chamuscado. Se admite sonro-
E
sar las orejas con una pizca de cochinilla.
_5
r! Por lo que respecta a la silueta, labelle époque asiste al triunfo de Ia
gN
q) mujer flor, mujer juncal, delgada y esbelta, pero muy mujer, constreñida
o
rd
J por un corsé que oprime el talle y realza los senos y el trasero, que no se

duda en reforzar con postizos si es necesario. El punto fuerte de esta silue-


ta reloj de arena es la cintura de avispa (¡42 centímetros en el caso de la
cantante Polaire, amiga de Colette!). Algunas recurren incluso al bisturí
para desplazar o incluso extirpar algunas costillas, y ciñen tan fuerte el
corsé que llegan al desmayo.
Esta silueta artificial, inmortalizada por los pintores, tanto académicos
como impresionistas, se remata con el inevitable moño, provisto de posti-
zos confeccionados con crin o cuerda, si es necesario. El conjunto se ador-

na con alfileres y peinetas de cuerno, o con brillantes en el caso de las más

afortunadas, que pueden permitirse las magníficas piezas art nouveau que
Lalique decora con anémonas e insectos. Se ponen en manos de los pelu-
queros o se peinan en casa. De día, las mujeres salen a Ia calle cubiertas
5rr¡h Bornhardt al ción de la ópera Manon para el cine mudo, también fue famosa por su
Colette. Fue una con un inmenso sombrero de velo, sobrecargado de encajes, flores y plu- Illl( k) (ifl su carrera
de las primeras en y rrr lu cumbre de su gran belleza y por su fabulosa riqueza obtenida en sucesivos matrimonios
cortarse el pelo. mas, símbolo de su posición social (sólo las obreras salen "a pelo"). Al ¡1[ rr l,r, f«rb¡¡rafiada
¡xrr Nrrrlirr, en Estados Unidos. No se limita a revelar sus secretos de belleza en un
atardecer, una nube de polvos plateados o dorados Iibro de trescientas diecisiete páginas, publicado en 1914, sino que unos
aureola las magníficas cabelleras, que brillan a Ia luz de
años más tarde abrirá en París un instituto de belleza y lanzará una línea
Ios candelabros o del muy reciente alumbrado de gas.
de cosméticos y maquillaje.
La Bella Otero, Anna de Noailles y Sarah Bernhardt
Sin embargo, belleza y seducción no riman aún con higiene. El mante-
trl', .,1¡'1ltltttt I cs:
confían su cabello a Antoine, un brillante peluquero I'r1¡1lt
A la lrr¡rrlr,rrl,r: nimiento de la cabellera se limita a lo sumo al pe¡ne empapado en aceite
polaco, de apenas veinte años, convertido en el no va Fl lrta dol posado.
I d llil rrl¡t ltll)on(: perfumado. Los champúes apenas han dado unos tímidos primeros pasos
más del todo París. Algunas mujeres se atreven a pro- ¡r lllr¡rlel
rlll lril Irtl /ll lil',, en lnglaterra y Estados Unidos. Fabricados en un principio con jabón negro
bar el nuevo peinado lanzado por la bailarina Cléo de relrt,tr h r,, orrrlrtl¡rdos
¡

y rrilillrflo\ (lr,Iclil hervido y cristales de sosa, presentan el inconveniente de dejar desagra-


Mérode, que sienta muy bien a los rasgos clásicos de su I'I)r))
A l¡ rlrtrr lr,t: Lln¿
dables depósitos en el cabello. En 1904 se conciben las fórmulas de jabón
rostro: raya en medio y lazos planos ocultando las ore- ( Év.lllad ( lrX)tl).
de potasa que asocian aceite de copra y de oliva, aún bastante agresivos.
I rrntlrletnrl¡ tttt,t dc
jas; su extraordinarla belleza le vale el privilegio de ser lnr 6trtrrrinl lrr.lrlrtrics Desde el final de la Edad Media, y con el cierre de los baños públicos,
rlp nl llFnlpo, l¡l
la mujer más fotografiada de esos años. La cantante rllvd Ildll,rlr dl)rlr,1 sospechosos de favorecer la propagación de las grandes epidemias de
rtrÁs lalrln rrn
romana Lina Cavallieri, que interpretará una adapta-
Ittslllttlr¡ rh lrflllc¡,t. peste, la higiene corporal se juzga peligrosa para la salud. A comienzos del
l

rd siglo xx, la gente se lava muy poco. En París, la Academia de Medicina


E
d
\o reconoce los méritos "de las aguas", tras poner en guardia contra Ia higie-
-E'

(, ne regular, susceptible "de dilatar las carnes, decolorar Ia piel, producir


J

esterilidad y ensombrecer el humor". En Estados Unidos, el uso de la
qN
o
.o
bañera está prohibido por ley en numerosos estados. En los cuartos de
)
d
aseo de las mujeres elegantes reinan el tocador, el lavabo para las ablu-
ciones y a veces, disimulado detrás de una mampara, un bidé. El aseo se
hace con pars¡monia, de pie ante el lavabo, con el cuerpo lo menos des-
vestido posible y raramente durante el invierno. 5ólo algunos ambientes
vanguardistas y afortunados de París y Londres, que disponen de residen-

cias provistas de cuartos de aseo y de criados para transportar el agua,

Anuncio. Los t¡ntes pueden gozar delas alegrías del baño. Está de moda el baño turco portá-
dc pelo, limitados
hasta entonces til: una cacerola de agua hirviendo en una tina que desprende vapores
a los productos
cosméticos, se
benefactores. Tras un largo purgatorio, el uso del baño volverá a adquirir
benefician del
carta de nobleza en lnglaterra. La tienda de El concepto de flexibilidad se instala poco ir poco flrilc¡¿rs al desarrollo
progreso de la
comestibles y
química y se
¿Es necesario lavarse la cara o no? El tema es objeto de debate: algu- droguería de Hans de la bicicleta y a un movimiento de fondo quc sacudc cl rnundo de la
democrat¡zan.
(Cartel publicitario
Schwaakopf en
nos especialistas sostienen que alternar guantes de aseo empapados en Berlín. Durante moda: la llegada del modisto Paul Poiret. Antes quc Madclcinc Vionnet,
dibujado por Jules
Chéret, 1 899.) agua caliente y luego en agua fría produce un efecto astringente.
rnedio siglo, la
industria capilar declarará la guerra al corsé, y creará la primera ropa ajustada simplemen-
cstará dominada
lnclinarse sobre un lavabo dilata las carnes, obje- por Alemania.
te con cordones y que muestra los tobillos de las damas. Aprovechando
tan otros. El jabón, excepto el de Niza, r¡co en estos nuevos aires, empieza a utilizarse un accesori«¡ dc loncería revolu-
aceite de oliva, reseca la piel, afirma la estadouni- cionario, inventado en 1889 por la corsetera Hermin¡c Cadollc y quc figu-
dense Harriet Hubbard Ayer, Ia pr¡mera en tomar- raya en 1904 en el diccionario Larousse: el sostén"
se en serio la cosmética. Se prefieren los copos de Las primeras en cortarse la melena, por requerimientos dc l;r cscena, son
almendras suaves o¡ en todo caso, la Créme Si- las actrices, como Eve Lavalliére o Sarah Bernhardt en Ll a¡¡uiluc.lro, a las que
mon, aplicada generosamente y luego enjugada se une la joven y provocadora Colette, que da la campanada cuando decide

con un paño empapado en tónico de lavanda. cortarse su melena rizadaa ras de la nuca, vestirse como un hombre, exhi-
Cracias al impulso de mujeres como Harriet birse en compañía de mujeres y divorciarse de su mentor, Willy" Sin embar-

Hubbard Ayer, pronto seguida por Elizabeth Ar- go, aunque actrices, bailarinas, cantantes o escritoras vang,uardistas, como
den y Helena Rubinstein, y gracias igualmente a Loi'e Füller o lsadora Duncan, se atreven a romper abiertamente con las
Ios progresos de la química y a la audacia de reglas del buen tono y la feminidad en vigor, será necesario esperar a 1920
mujeres de vanguardia, los cuidados del cuerpo, para que la mujer de la calle consienta en sacrificar ese ornamento histórico.
la cara y el cabello inician una evolución que ya Por otra parte, a partir de 1909, con la aparición del champú Roja, se
t ¡t t ft ¡ ¡, 0 t 6 U F SQ U I N. I 12, Ru e dr Cherch e' llidi. P¡ arc
no cesará. puede flnalmente lavar el pelo con facilidad. Para secarlo, acaba de entrar
en las peluquerías un aparato revolucionar¡o: el secador, una enorme
máquina parecida a una fábrica portátil. En 1907, otra revolución conmo-
t
ciona el mundo de la peluquería: el joven ingeniero químico Eugéne
J
rl Schueller inventa la primera coloración capilar de síntesis, de la que deri-

f)
van los tintes modernos. Su principio consiste en dar al cabello el matiz
deseado mediante una oxidación de los colorantes con un agente alcali-
no. La gama de tintes obtenida ofrece enseguida un abanico de matices
bastante completo, que va del rubio nórdico al negro intenso. Eugéne
Schueller, creador de fórmulas por la noche y vendedor de día a peluque-
ros, fundó tres años más tarde la Sociedad Francesa de Tintes lnofensivos
para el Cabello, que adoptará más tarde el nombre de L'Oréal y tendrá el

futuro impresionante que conocemos. El mismo año, la revista Vogue des-


La toilette. El agua
(orr¡ente se instala taca un nuevo producto que permite dar brillo a las uñas: un líquido trans-
cn las residencias
acomodadas. El parente aplicado con pincel, que debe pulirse a continuación con una
baño es aún un lujo.
(A. Cuillaume, gamuza para revelar el tan preciado tono rosado. 5e concede a las manos
1909.)
más cuidados que a la cara y, tras la estela de los grandes salones de mani-
El cuarto de baño:
cura, se forman las primeras esteticistas, Harriet Hubbard Ayer en cabeza. "q%,
cn el tocado¡ tarros J'flH#d,r
,.,
de cold cream y de El período de la prehistoria está a punto de concluir: la gran epopeya
vinagre de flores,
polvos de arroz y de los cuidados de belleza comienza. Elizabeth Arden y Helena Rubinstein
sus correspondientes
borlas. abren salones de belleza en 1908 y 1909 respectivamente, y expulsan los
. :....:1,:)
cosméticos de las cacerolas del ama de casa. Bajo la
.ilr
)
',:..;l'
tutela de estas pioneras de la industria cosmética, tam- I'ltk illi

bién el maquillaje sale de las sombras.


NATHALIE CHAHINE
La belleza I

I l" ae.rda de 1s1o

En 1910, la compañía de ros Bailets rusos de serguéi Diáguirev


ilega a
París. "Es casi imposible dar cuepta del impacto que tuvo este grupo
teatral sobre la moda en Europa", resumía años más tarde el fotógrafo
cecil Beaton. En una época dominada por un esteticismo académico, er
público descubre un mundo hecho de colores inverosímiles. Helena
Ru-
binstein lo rememora en su autobi ografía: "La combinación eléctrica
de oro y púrpura me excitó más de ro imaginabre. Eran corores cáridos,
apasionados, muy distantes de mis blancos virginales y mis verdes
impersonales. Tras el ballet, fui a mi sarón de belleza y descolgué ras
cor-
tinas de brocado blanco. Di órdenes de que fueran sustituidas de inme-
diato por los motivos brillantes y coloreados de los que acababa literal-
mente de enamorarme".
Sin embargo, la guerra frena en seco este impulso, que deberá espe_
rar a los "años locos" para expresarse. Mientras, el Este inspira Ia moda
y la publicidad, y Europa se abre a las magias del Cran Sur. Vogue
desta_
caen1911 el atractivo que ejercen las culturas lejanas: ,,Las mujeres tur-
cas emplean alheña para perfilarse los ojos. Entre los bereberes, las
muje_
res se ennegrecen el rabillo del ojo con un polvo negro y luego
trazan con
Mary Pickford,
una de las primeras él una línea que contornea er ojo, con er fin de que parezcamás grande".
estrellas de
Hollywood, aquí cine mudo explota alegremente los resortes novelescos de este exotis-
El
en 1918. Con cara ,L il¡

de ángel y rizos
mo. Las beldades del desierto, sensuales y tórridas, inspiran la imagen de +rl 'l

dorados, debe su ;
lavamp (diminutivo de vampiresa), seductora narcisista y despiadada con ,,N1"'
tri,ii ,
rlliir
imagen al primer
maquillador del sus pretendientes. En Estados Unidos, la primera es Theda Bara,
-*-l
séptimo arte, que apa_ ,
,.,
Max Factor. rece en A fool there was (Frank powell, 1915) en poses lascivas, como
que se
fd una criatura lívida de ojos carbonosos y ombligo perlado, sobrecargada
o

.o de accesorios de sacerdotisa salvaje. En Dinamarca, Asta Nielsenr more-
E
.d na altanera de ojos negros que resaltan sobre una piel de alabastro, se
J
¡l
'rl convertlrá en "la vampiresa del norte". Durante quince años reina en el
!D
ql
o
cine alemán; representa por primera vez en la pantalla los papeles de
(i
._¡ Mata Hari, la espía ejecutada en 1917, y de Lulú, unos años antes que
Louise Brooks. Su gran rival es la polaca Pola Negri, cuyo ardiente estilo
muestra Ernst Lubitsch en dos películas que la convertirán en una estrella
internacional. Conocida por sus papeles de hechicera de harén, esta belle-
za morena de labios finos ribeteados de rojo oscuro, y de mirada enne-
grecida conlápiz de kohl, desencadenará oleadas de suicidios.
En un registro completamente distinto se sitúan Lillian Cish y Mary
Pickford, las vírgenes vesiales de larga melena y rostro inocente. Su ima-
gen, que apenas variaba de una película a otra, estaba cuidadosamente
Pola Negri en 1916.
La actriz polaca planificada para satisfacer el gusto del público por las criaturas prerrafae-
cultivaba el
contraste entre listas: rostro como una máscara blanca y empolvada, boca de piñón (se
una cabellera de
azabache y una aplicaba carmín en el interior del contorno de los labios) y párpados lige-
lez de una palidez
extrema. ramente sombreados con espesas pestañas postizas. I ¡ rr ltlr llrrllrrl Illttt', y ¡r,rtllrl¡rrt llt lr'llll,ttltr¡¡t",, rott lu r¡ttr'l),1',,1,l (xlll),lr tln
r c l{ r lut t t t lr lpt te
rlr' l'rlO',r'rrrrrlli¡rlican
t

También en ltalia el cine lanza a sus divas. De I herla Hara, I¡¡1irr nrrrltrlrrll rtr ¡l rl¡¡ ll¡rll;trro ltr l¡r rlÉr¡rl,t
,rl'r'rl'ril,r'l,r \/,urlr"
este modo se crean nuevas divinidades: la can- i rr I l,rllywr,r,rl ',ltr lnr ¡rl¡rllr,., fr,ntr,ttltrn',1,¡¡ l,¡', ¡rrlI ttl,t',, y 'tl¡irttl,l', lr',vrllr", ,lt lltt t'r,trlr¡ttit:-
,lr¡l,r l¡ lrtllr¡,t,t
tante y la actriz. Ellas aportan al cine artificios dis-
lrtt¡,.t l,rl,tl 'lr L lrt. t¡¡ ¡¡ ¡¡r'v¡ r,,,1;tltl'-, r'l,l¡ r",lr¡ll,t', l,t'. l¡vl"l,t',',r'rlltltr,ltt ,t ,ttltllll,lr 5u

tintos de los del teatro y señalan la transición lrlrr¡1t,rIla V ¡rtrlrllr rlll ll llll|rrrtlr rlr",tt', r,tr ltí",
entre un siglo afectado y la era de las garqonnes. I tt rj,ir,,.lltri, ltttlrtr", lllrt'l,ttl',tt t llrll)r) rll
lir', l,t', rllr l,rtltll,t', tk'l ¡.r;tsir-

Los melodramas mundanos y postsimbolistas se rlil f'il||(,], \/lrriltrrl y r lt,tltr'l l¡',,tlrtt'tt llll (,llllilll, r¡ttl. r'ttl¡ttt'ttrlt't,itt ¡ltlco

llenan de mujeres fatales con vestidos extrava- ,r lr* l,r l,rl,l,r l,,tttl,t[',tt, lo', vr",lirlo', lttlro y l,r', lrlrr',,r', t"'tol,ttl¡s se

gantes, en posturas Iánguidas o con ondulaciones ;,r,rrr,r,rll..,lr | | r rr¡'.r", rlr",lltt,trlo ¡r,,t I't tttorl,t lrt¡.itctrr',1,t, r", strstiltlirltl pau-
convulsivas, siempre perseguidas por una desgra- l,rlll,lrr,rrlr'¡rlt l,t l,tl,t l'rrrvl',1,t rL'lr,tllltr,t',,,tlrolotl,lrl,t ¡ror rltllirnte y
cia que deben expiar. | ¡lrrlr'¡rl¡ lrlr¡ l,r'.,,t,1¡t,t', l,,tt,t "l)tolx)l( i()ll,ll () (oll',('lv,ll l,r línrla norrnal

Francesca Bertini es la más notable de estas rl,,l,r trrttlr,r ", l,r l,t¡,r ',r' ,tlr¡i¡t,tt,i ,t ltlr'tlltl,r r¡tt¡ l,ts ttlLtjt't¡s l¡ tornen gusto
divas. Morena, con rasgos finos, baja estatura ,rl rrr¡rvlrrrtlrll l,r', ¡rtttttlt,t',, ll,tr l,t l') I l, llt'v,lrl t'l llotltbrt'dc un baile que

-como marcan las preferencias de la época- y r,nt..,l lltrt r'l l,ttt¡io


cuerpo ágil a pesar del corsé, tiene el encanto de 1,,,,.r rnrlrrr,r(,',',r'rrtlr¡tt'tt (ott lrortlcstlobl.tdoshaciaarriba,decora-
las modelos de Custav Klimt. En 1919 funda la rlr',.rr ¡rlrtttt,t', y lx'rr,r(lto',, trllltcn t.'tl«liir¡s vclluminosos que se llevan
o
d bajos, en la nuca, durante el día y más altos por la noche, con la frente y
T'
ñ
epidermis con el fin de eliminar cicatrices o dar un
u
r0, las orejas cubiertas de mechones en tirabuzón.
! aspecto de frescura a la piel. Según recoge en
tú En Hamburgo, un farmacéutico prepara una crema que bautiza con el
J 1908 el diario inglés Ladies Home Journal , actores

nombre de Nivea (del latín nivis, "blanco como la nieve,,). Verdadera
N
q) y actrices de principios del siglo frecuentan regu-
q.)
revolución económica, ya que es Ia primera crema asequible, Nivea marca
-o larmente las cabinas de pelage. Otra técnica con-

J también un giro en la técnica: es la primera emulsión ,,de agua en aceite,,,
siste en inyectar parafina para rellenar las mejillas
una composición ciertamente un poco grasa pero, tal como siguen afir-
y los párpados. No obstante, los verdaderos pro-
mando los dermatólogos, capaz por sí sola de frenar el proceso de evapo-
gresos de la cirugía reparadora se producen sobre
ración del agua de la epidermis. Asistimos al nacimiento de un nuevo con-
todo durante la guerra, al experimentarse en los
cepto: el de "hidratación". En un primer momento, la crema Nivea se pre-
soldados heridos. Una vez finalizado el conflicto,
senta en una caja redonda, amarilla, decorada con motivos inspirados en
el mayor dominio de estas técnicas quirúrgicas
el art nouveau.
Ileva a un número cada vez mayor de mujeres a
Con todo, la incipiente industria de los cosméticos se ve ensombreci-
hacerse rectificar la nariz, reducir un mentón pro-
da por las estafas. Algunas cremas supuestamente nutritivas sólo contie-
minente o eliminar las arrugas.
nen en realidad vaselina perfumada, y un gran número de aclaradores de
El maquillaje sigue los mismos pasos. Salido
la piel, que prometen "penetrarafondo en la piel',, limitan sus ingredien-
definitivamente del oprobio y readmitido en el
tes a una solución de bórax y agua de azahar. Algunos, francamente peli- uso cotidiano, estalla en colores e invenciones. La
grosos, están llenos de plomo y pueden desencadenar una grave enfer-
palidez rosada, símbolo de buena salud, continúa
medad: el saturnismo. Los descubrimientos de la química, en particular los
siendo el principal objetivo del maquillaje. Los
Nivea en 1911,
de Berthelot sobre la síntesis de los cuerpos orgánicos; los progresos de la
en su primera caja, colores de los polvos se adaptan cada vez mej, ,

inspirada en el ari higlene y la medicina, y la prohibición del albayalde en 1913 lograrán a los distintos tipos de tez: al rosa, al blanco y al
nouveau. Primeros
pasos del cosmét¡co poco a poco sanear la producción y la permitirán desarrollarse sobre nue-
fabricado de manera famoso color Rachel, de un beige intenso, se aña-
industrial. vas bases. Los productos se modernizan y las empresas incremen-
den el malva, el ocre y el naranja. Aunque cada
tan cada vez más este sector de mercado. La venta de cos- país tiene sus marcas, que compiten en anuncios,
méticos comienza su ascensión espectacular: en Estados y
las francesas Coty Caron siguen siendo las
Unidos, por ejemplo, el volumen de negocio de los mejores y las más valoradas desde Estados
productos de belleza, calculado en varios centenares Unidos hasta la Rusia aún imperial. Beneficiario
de miles de dólares en 1910, se eleva, diez años más de un proceso exclusivo que le confiere una finu-
tarde, a centenares de millones. ra inigualada, el Air Spun -los polvos sueltos de
Otros comienzos prometedores son los de la ciru- lu+ltlh ll lt | ( oly- causa furor al otro lado del Atlántico, Se comercializa en numero-
gía estética. Desde 886 se practica el pelage, antepa- ¡¡¡lr-llr lrlttl
1
qitttlrrllilr rlp rlrrl ,,ol y colores, y se presenta en una magnífica y resistente caja
¡rcrfumes
sado del peeling'. mediante una asociación de ácidos y Élnil É (( rilqldv
hli|ltl, lBlltr )
rlr r:¿rrtón estampada con borlas doradas sobre un fondo anaranjado.
corrientes eléctricas, se desprenden las capas superiores de la
ll¡rr.l,l 1914, momento en que aparecén los primeros polvos prensados,
I
i,i:

l'ii
qLre se venden en pequeñas polveras de metal provistas de un espelito
ii.',
incorporado a la tapa y de una borla, Coty vende treinta mil unidades al
,11'r
día de la versión compacta del Air Spun. Líquido, cremoso o presentado ,, l l
i,;1, rl'i}l
en hojas, el colorete también se vuelve compacto. En 1912, el francés , ; ''ir

Bourjois es el primero en envasar un colorete en polvo seco, el Fard


. rl,i '
Pastel, presentado en forma prensada en una cajita redonda, disponible ,jllt'

en una gama de una decena de colores; uno de ellos, "Cendres de rose",


sigue aún hoy a laventa. Salen alaluzellápiz de ojos y el rojo de labios
,riiiiii trrl

de barra. En 1915 aparecen en los tocadores de las mujeres estadouni-


denses los primeros carm¡nes, barras fijadas en una base de metal dora-
do y protegidas por un capuchón. Por primera vez, polvos y carmín se

lrene Castle. envasan en el mismo recipiente. Se crean "estuches de viaje" para las
( ,rrrljdaLa de Vanity
/,/r l)ara el gran baile mujeres elegantes que conducen por carretera: son de cuero negro, y
tlt '19'19, encarna por
,,rr irrriolente beileza contienen las cremas, los colirios y los cosméticos necesarios para hacer
y ,,rr gusto por la
,,of isLicación el mejor
frente al viento y al polvo sin sufrir daño.
lrlilo de cstos años. En 1914,|a guerra acaba con la belle époque. Obligadas a llevar las
Air Spun" Polvos riendas de la vida cotidiana, familiar y económica, Ias mujeres se ponen
.,Lrr,llos de Franqois
( r)ty. Su proceso a trabqar. Manejan la maquinaria en las fábricas de guerra, conducen
r'xr lrr:ivo le confiere .*'W'
rrn,r f inura inigualada. tranvías o cosechan los campos. Estas nuevas condiciones de vida las

t,,",t,'::'; ..,,::i:;:.|i|;.i
ayudarán a liberarse de los últimos obstáculos que [w{$$$MM
,.,:::
,:':::,,:;$i limitaban sus movimientos. En el apogeo de la gue-
rra, en lnglaterra y Francia, desaparece definitiva-
mente el corsé; las faldas se ensanchan en corola
para facilitar la marcha y al mismo tiempo se acor-
tan, dada la escasez de tejido. El traje sastre oscuro
se impone para las mujeres, como símbolo de su

entrada en un mundo hasta entonces reservado a los


hombres. Balo la camisa se lleva un sujetador, más
cómodo que la faja. Y para sujetar las medias se usa
un nuevo accesorio muy práctico: el liguero. En

cambio, el escote explora profundidades nunca al-


,,u.i
canzadas, hasta el punto de que dan pie a la humo-
rm\
I,fi,fqryrffi r+,1,?'{i,"n'r"'
*M,
rd rada: "El escote Foch, es decir, hasta el borde... del Rin", comenta el
E(,
.o periodista Paul )arry.
!,
(, Para los cuidados de la piel vale también la austeridad. La patata,
J
rd
N cruda o cocida, en pasta o rallada, o incluso mezclada con almendras,
.9
o hace las veces de leche de tocador, de pasta de blanquear o de pomada
!
fd
J suavizante contra pruritos, arrugas, estrías.". Se anima a las patriotas a
regresar al jabón dentíf rico, esa pastilla de color marrón, con olor a ácido
fénico, que sustituye al Eau de Botot. Cellé, primer fabricante de dentí-
fricos de Francia, no duda en sacar partido de Ia crisis y, en anuncios
concebidos sobre todo para los soldados, elogia el dentífrico "que
defiende victoriosamente los dientes". El concepto de higiene progresa
año tras año; se debe en gran medida a los "ángeles blancos", esas

mujeres de la alta burguesía que visten la blusa blanca y lalarga capa de


laCruz Roja para vendar las heridas de los soldados y preconizar las vir-
Pr¡meros auténticos
tudes de la asepsia.
tintes capilares
creados por fOréal En la nueva Rusia, se confía a la señora Molótov -la esposa del gene-
en 1908. Una
especialidad con ral que dio su nombre a la bomba incendiaria- el Departamento de
la que la casa hizo
fortuna. Asuntos Femeninos, que produce y vende a millones de mujeres los per-
ll0rl¡r nlilildana en antepasada de la actual, nace de la asociación de dos pcluqucros, Caston
fumes con los dulces nombres de La Estrella ld ¡ll¡r,¡ocl()dad
rrroyor r¡ul na Boudou (Callia) y Eugéne Sutter (Eugéne). Este último dcsarrollará una
roia emergente o Expreso polar. ( l,r lo) l,,lr,t l,l!
lrr t¡, rr.,, r.k'¡l,tttlt:';, larga carrera y, aproximadamente veinte años más tardc, ocupará el más
En Francia, las mujeres piden cita al pelu- ¡,l,llr. rlr. lr¡, lnottos
,,',¡,rrrrro.,o., y rlt, l,t alto rango mundial entre los fabricantes de productos capilares. Mientras
quero para seguir la modalanzada por Ca- lr.rrrl.rt,t
tanto, ¡sitio alas garqonnesl
brielle Chanel: un año antes, el gran Antoine NAI HAI II. CIIAI IINE

le cortó el cabello muy corto; a él se dirigirán

también las enfermeras estadounidenses lle-


gadas a Francia con el cuerpo expediciona-
rio, obligadas a cortarse el cabello no por
coquetería, sino para combatir los piojos. En

la cima de la elegancia están unos nuevos


aparatos para rizar la cabellera. ¡Se acabaron
las tenacillas que queman el pelo, los envol-
torios de papel y otros bucles de permanen-
cia efímera! La permanente de Ia época,
,,,$iffi
e8!ri§¡&!§x .,
rl, f úr r[ rtr t.$i- tue
r4#!¡ rrr¡4rúrMtt
¡,L ¡trd,f!,q¡úrban&:
, ,,il.¡"- , §1.4 ,r*. a4r
, ,-,. ¡ ¡.n¡rEr[sndtry,.;

'á*- -*" r*r


§; ll, ," \
La belleza
La década de 1920

¡Por fin la paz! Tras la muerte y el duelo, una especie de vivacidad urgen-
te se apodera de los gestos y las formas. Se inicia una década caracteriza-
da por la audacia, la búsqueda de la embriaguez y la emancipación de las
mujeres. Se extiende una necesidad de vivir más intensa y rápidamente, la
magia de la aviación, la música de jazz, la locura del charlestón y los bóli-
dos descapotables. André Breton publica el Manifiesto del surrealismo e
introduce el sueño y el inconsciente en el arte. El espíritu'art déco impreg-
na tanto la ebanistería y la orfebrería como la joyería y la moda.
En 1922 escandaliza un libro, punta de lanza de la nueva libertad: [a
gargonne, de Victor Margueritte. Esta novela será durante mucho tiempo
el símbolo de un nuevo tipo de mujer, que lleva el pelo corto y fuma en
público. La heroína, que aspira a la independencia y se siente decepcio:
nada por los hombres, lleva su vida prescindiendo de ellos, sin preocupar-
le el respeto por las buenas costumbres. Esta obra, que no brilla sin embar-

go por su calidad literaria, será un verdadero superventas.


La actriz estadounidense Louise Brooks personifica este ideal tanto en
la pantalla como en la vida. Peinada alo gargon, con el cabello estilo paje
y un flequillo corto que enmarca un rostro de aire adolescente, Louise
Brooks es descubierta por Howard Hawks en 1928, y al año siguiente se
convierte en una estrella internacional gracias a La caja de Pandora (Lulú),
de Ceorg Wilhelm Pabst. En esta película encarna a una seductora andró-
gina a la que ninguno de los dos sexos se le resiste. Tras rodar unos vein-
Solnngo Davld,
ftrlo¡ir,rll,rtlir por ticinco filmes, su espíritu descontento y su negativa a doblegarse al yugo
l,tr r¡rrr,r I krnri
IrIllHt¡(', 1929. de Hollywood la apartarán del star system.
.U El jazz revoluciona Estados Unidos y agita Europa. Louis Armstrong
«J
.o graba su primer disco y, entre los nuevos bailes, la gente se rinde al char-
E
6 lestón. A partir de 1925, en el music hall, )oséphine Baker, la "Venus de
J
ébano", cautiva al público con su erotismo exót¡co. Procedente del sur de
1rl
U
O
Estados Unidos y menospreciada por el público neoyorquino, la primera
estrella negra conocerá el triunfo en París con su Reylsta negra y desper-
tará un nuevo interés por el arte africano. Ataviada con un cinturón de
auténticos plátanos, con los labios maquillados de negror y el cabello muy
corto y engominado según la creación del peluquero Antoine, su danzay
su estilo salvaje y ambiguo la convierten en pocos días en una gran vedet-
te. Rompiendo con los personajes tradicionales del vodevil "negro", Ba-

Louise Brooks, la ker, musa de fotógrafos y pintores, se empolva la cara de beige y se enne-
insolente tulú de
Pabst, lanza la
grece el contorno de los párpados con un trazo de kohl. Cuando viaja,
moda del peinado
"recibe a sus invitados rodeada de sus dos perros, Fifi y Bebe, en medio
a lo gargon.
de quince baúles que contienen 196 pares de zapatos, 1.367 trajes sastre,
Joséphine Baker, la
"Venus de ébano" una amplia variedad de abrigos de piel, innumerables vestidos y 64 kilos
estadounidense y
primera estrella de polvos", informa su biógrafo, que añade que los polvos faciales han
negra, hace carrera
en París. sido fabricados para su uso exclus¡vo.
En 1921 se elige en Estados Unidos a la pri-
mera Miss América y de allí llega una nueva
moda: la de los concursos de belleza. Seis años
más tarde, Roberte Cusey, Miss Francia 1927,
colabora en su difusión exhibiendo su espléndido
rostro de efigie griega apenas maquillado. La

moda de las mises se extiende como un reguero


de pólvora, reflejando los sueños de ascenso

social. En 1930, el matrimonio de Ia reina de belle-


zafrancesa Yvette Labrousse con el Aga Kan man-
tendrá el mito. Estos concursos permiten a las

jóvenes entrar en el universo de la moda como


maniquíes. Antiguas bailarinas y actrices sin futu-
ro se lanzan entonces a una vida aventurera,
mimadas y mucho más libres, aunque los cachés
Bajo el flequillo
esculpido y gráfico,
que contornea el
arco ciliar, el
maquillaje de los
ojos y de la boca
da una carga teatral
al rostro. Viena,
h¿rcia 1930.

l(ik¡ de sean aún muy modestos. Un gran número de ellas son aristócratas rusas
Montparnasse,
nrusa de pintores, expulsadas por la Revolución. En los salones de Chanel, que empleaba a
fotografiada por
Man Ray en 1926. muchas condesas y baronesas defenestradas, sonaba tanto el acento ruso
como el francés. La influencia eslava originará el maquillaje "perlado",
arte consistente en depositar una gota de cera líquida en el extremo de
cada pestaña hasta formar una hilera de perlas. Carreras, concursos auto-
movilísticos, cruceros principescos, desfiles en las casas de los modistos y
fotografías parala prensa: las primeras maniquíes tienen como cometido
representar a una casa de costura o animar una velada, pero la imagen
libertina de su vida privada las separa todavía demasiado de la mujer de la
calle para hacerla soñar. En 1923, )ohn Robert Powers funda la primera
agencia de maniquíes: paulatinamente, la "modelo" deja de ser objeto de
oprobio y pasa a convertirse en objeto de deseo.
Las parisinas despliegan todo su ingenio para seguir la moda sin gastar
mucho: se cortan y cosen ellas mismas sus elegantes prendas de vestir.

-o La ropa se hace más funcional, menos decorativa y, en consecuencia, más

.ú fácil de reproducir. En la revista Modes et Travaux encuentran incluso
!
(d patrones para confeccionarse sombreros. El "hágalo usted misma", pro-
J
G
N movido después de la guerra tanto por la escasez como por las ansias de
eo
§ consumir, adquiere un impulso que conocerá su apogeo inmediatamente

J después de la Il Cuerra Mundial. Las faldas se acortan hasta la rodilla.
Vuelve la silueta andrógina al vestido, suelto y caracterizado por un talle
bajo. A esta libertad se asocia una nueva dificultad: la de la línea rectilí-
nea. Las fajas enteras comprimen las caderas y los "aplanadores de
senos", creados en París por la nieta de Herminie Cadolle, intentan borrar
el pecho. En todas partes, las mujeres elegantes mártirizan sus curvas a
fuerza de comprimirlas con vendajes. Diez años más tarde, con los senos
definitivamente reducidos y aplastados como manoplas, un gran número
de maniquíes y coquetas lamentarán amargamente su sometimiento a la
moda del momento.
Coco Chanel en ondulado del
vanguardia. Ya en En los años veinte, la libertad consiste en parecerse un poco al hom- cabello con vapor
1917 se cortaba el (l ondres, 1929).
pelo. En 1925 lanza bre. Menos costoso que la prenda de vestir, el peinado es el primero en I os salones de
en Deaúville la moda uería
x: uq
I
¡
del bronceado. cambiar completamente el orden establecido. "La suerte está echada. ¡rroponen los
¡rrimeros marcados
Peluqueros, ¡hay que cortarl ", titula en 1924 la
revista La Coiffure de Paris. Siguiendo el ejemplo pana) pequeños bucles logrados con los primeros marcados. Léon

del peluquero Antoine -que había lanzado el corle Agostini cubre Ia frente con una amplia onda que se repliega de nuevo en
alo gargon y había descubierto la nuca de Coco arabesco hacia la oreja; el método de permanente en caliente, creado por
Chanel ya en 1917-, todas las melenas pasan por el peluquero londinense Karl Nestlé, dibuja ondas en la superficie del pelo.
las tijeras, incluso las de las chiquillas, adoptando, Con la moda del pelo corto, que dura mucho tiempo, el oficio de pelu-
como Louise Brooks, el corte al estilo paje y con el quero cambia y adquiere un auge sin precedentes. Entre 1920 y 1930 se
flequillo recto, justamente sobre la línea de las abren veintic¡nco mil salones en Francia. A su amparo se desarrolla una
cejas, que se ha convertido en un clásico. En las industria próxima: Ia de los productos de cuidados capilares. Los hermanos
revistas profesionales, los dibujos de peinados Stróher, que poseen las patentes de los aparatos para hacer la permanen-
muestran el pelo engominado hacia atrás con la te y son los fundadores de la sociedad Wella, fabrican también productos
nuca casi rasurada. Al año siguiente, algunas para el mantenimiento del cabello y para prolongar i¿ duración de los rizos.
adaptaciones suavizan el corte: René Rambaud En cuanto a la casa competidora, Eugéne, especialista en liquidos para las
hace caer sobre Ia mejilla un caracol o deja sobre- permanentes, crea en las grandes ciudades los clubes Eugéne, vinculados
salir por debajo de los sombreros cloché (de cam- por contrato con la casa madre. En 1927, Eugéne lanza la primera crema
tl de tratamiento capirar, Bioréne, cuyo anuncio promete ,,cabeilos
E de seda.
ñ
.0 como a los dieciséis años". El coror se popurariza: foréar
E lanza er primer
16 tinte para cabello cano, y er peruquero sigue siendo er responsabre
! de su

N delicada alquimia.
o
§o "Actualmente se ha vuerto casi imperativo para cuarquier
mujer como
)rd
es debido controlar er buen uso de ros porvos faciares, pero
también der
carmín", indica en 1921 la revista Vogue, que prosigue con
consejos de
maquillaje; después de la aplicación de una base de maquillaje,
unos pol_
vos oscuros en la parte alta del rostro iluminan los ojos;
desde las mejillas
hasta Ia barbilla se aplican porvos craros; en las mejiilas
se da un toque de
colorete, que se difumina con un pincel de pelo de camello;
luego se cepi_
llan las pestañas y las cejas. El primer rizapestañas, el Kurlash,
Valentine's Kiss,
causa furor
hacia 192O. a pesar de su elevado precio y la complejidad de su manipulación.
El erotlsmo admite
al fin los labios EI cine influirá constantemente en ras tendencias der
maquiilaje y er
pintados.
peinado. ceorge westmore, en sus inicios peruquero
de ros estudios de
Los primeros
lápices de labios
Hollywood y especialista en perucas, se convierte en uno de ros pioneros
y su estuche
del maquillaje cinematográfico e impone ra presencia continua
metálico. El carmín de un
Ne m'oublie pas maquillador mientras se efectúan ras tomas de pranos. Le
de Cuerlain, nacido suceden sus
en 1920. cinco hijos, quienes dirigirán ros servicios de maquiilaje y ejercerán
has-
ta la ll Cuerra Mundial un impacto considerable en los criterios
de la belleza de Hollywood.
A mediados de la década, el maquillaje se vuelve más
audaz, sobre todo el de los ojos, tal como ocurre con las
heroí_
nas de Ia gran pantalla. para destacar las pestañas
se recurre a
una máscara en pasta o en crema, que se aplica con ayuda
de
un pequeño cepillo y que se produce inclu_
so en versión waterproof . El rabillo del ojo
se adorna con un toque de lápiz, que se
estira a continuación con el dedo. Se usa
también sombra de ojos, coordinada al
principio con el color de los ojos y luego
con el de las prendas de vestir. La boca,
hasta entonces ligeramente destacada, se k*
t wsM
***
b-* n@_
'o
rÚ p¡nta con colores oscuros y marcados. Los progresos de la industria quÍ,
d
mica alemana, asociados al estuche metálico ideado por el estadouni-
!
dense Maurice Levy, permitieron, una vez finalizadala guerra, la demo-
J
LJ cratización de la barra de labios. Se prefiere brillante, con perfume de
!l
o cereza. Paul Baudecroux crea en 1927 el primer carmín indeleble, el
j Rouge Baiser; este producto, sin embargo, no conocerá la gloria hasta
quince años después, con el trazo del lápiz de Cruau. Diez años más
tarde, el carmín Cuitare copia Ia fórmula y la catapulta con el siguiente
eslogan: «Los besos que traicionan ya no existen. El carmín Cuitare per-
dura y no deja rastro».
Morena, rubia
o pelirroja. Los La dictadura de la tez pálida se ve amenazada. En Estados Unidos, a
labricantes de tintes
juegan con la partir de 1919, el entusiasmo por el deporte admite un ligero bronceado
ligereza de la época
y convieden el color durante el verano. Se le reconoce el mérito de embellecer la piel y de resal-
en una moda
cfímera, al igual
tar el resplandor de los ojos y los dientes. pero que nadie se alarme: algu-
que la del vestido.
nos polvos permiten atenuarlo y, en caso necesario, las máscaras o cremas
La mansión de los
Westmore, dinastía
decolorantes eliminan definitivamente el excesivo oscurecimiento. En
de grandes Francia, Coco Chanel y Jean Patou lanzan en i925 la moda del broncea-
maquilladores
de Hollywood. do, una moda seguida por la élite afortunada, que pasa sus vacaciones en
Deauville o en la Costa Azul" Recorren las playas
ataviados con jersey de punto y pantalones
anchos y sueltos, y en el bolso llevan el traje de
baño de rayas de Chanel y el Huile de Chatdée
de Patou, primer producto solar. En cuanto al

embellecimiento de la cara, hacia 1928 se pro-


ducirá un regreso a lo natural. El maquillaje vuel-
ve a ser discreto de día, no tanto por puritanis-
mo como por un deseo de parecer libre y sana.
Por la noche, en cambio, están permitidas todas
las excentricidades.

NATHALIE CHAHINE

lllffi[
d\

\,
\
¡. ,'rb:

mffinlrMANlA 1931 MISS INGLATERRA 1929

MISS EUROPA 1929

MISS ITAL1A 1929 MISS ARGFNTINA 1932 MISS YUGOSLAVIA 1930


I'l'
' ,ri,

.r"0
i|.,

(
La belleza
La década de 1930

Los vientos de libertad que soplaban en los años veinte cesan de repente.

En los albores de los años treinta, Europa vive la escalada del fascismo.
Estados Unidos atraviesa su gran cr¡sis económi ca de 1929, persiguiendo la

conquista del séptimo arte, apenas frenada por los acontecimientos políti-
co-económicos. Para el público, que v¡ve entonces una época sombría, las
vedettes cinematográficas ofrecen la evasión de los cuentos de hadas. En

1931 , en plena emergencia del cine sonoro, el gran acontecimiento es una

voz profunda y sensual: la de Creta Carbo en Anna Christie.


Con un estilo sobrio y una elegancia natural, Carbo, al contrario que
sus colegas, prescinde del esmalte y el carmín, y se maquilla ella misma
hábilmente los párpados. Si luce en la pantalla un sombrero ladeado sobre
un ojo, las mujeres la imitan al instante. Si se la fotografía con una boina,
millones de cabezas las lucen a partir de entonces. Secreta y discreta, la
Divina será la que cautive con más fuerzalaimaginación de sus contem-
poráneas. Otra heroína procedente también del norte de Europa, Marlene
Dietrich, se convierte en manos de su marido, Josef von Sternberg, en el
arquetipo de Ia mujer fatal: la frente despejada por medio de la depilación,
Jean HarloW el cabello aclarado, las cejas muy depiladas y arqueadas sobre dos ojos
la "rubia platino"
lanzada a la fama inmensos, las pestañas sabiamente curvadas, Ias hundidas mejillas acen-
por la película
I t jaula de oro, de
tuadas por la extracción expresa de las muelas del juicio, la figura someti-
lr;rnk Capra. Con
l,rr r cjas totalmente
da a una dieta adelgazante, la indolente languidez y lavoz profunda con-
rk'¡rilirdas y
vierten a la sinuosa cantante de El ángel azul en una aparic¡ón que corta
rt,rlibuj;rdas, y el
r,rlrr.lkr oxi¡ienado, el aliento, envuelta en sus suntuosos vest¡dos tubo. Las dos estrellas del
¡xr¡rrrl,rriza una
It,ttrlr,rrr.i;r quc será norte de Europa contribuyen en gran medida a hacer perdurar el mito de
r,lirrkl,r t,rr las dos
rll,r,rrl,rl ri¡¡uicntes. la mujer fatal de los años ve¡nte. Otra beldad de fuerte personalidad es
T
.o
T

d).

r(" *IAf
o
C)

)
m
$dlf

f
m

La actriz francesa
fr un
Arletty. El gracelo
parisrno y la gracia ,lL¡.ritii
de un rostro que
inmortalizaron en la
pantalla Ios talentos
conjugados de
Prévert y de Carné.

Colette en su salón Joan Crawford, "la mujer más imitada" de 1932, que debe su aura de sex-
de belleza parisino
el día de la symbol a dos hallazgos.' un marcado maquillaje del labio superior y una cha-
inaugu ración,
en 1932. Una queta con hombreras entallada, destínada a disimular unas caderas dema-
experiencia
que no sobrevivirá siado anchas. Esta moda causará furor hasta finales de los años cuarenta.

/vY\ i-n
a la guerra.
Por lo que respecta a Jean Harlow, Ia "rubia platino', lanzada en la ¡.C J
película La jaula de oro de Frank Capra, inicia una tendencia que culmi-

narátreinta años después con Marilyn Monroe. Entre 1930 y 1936 (muere
al año s¡guiente de uremia), la rubiafavorita de Hollywood, de labios rojo
sangre y cejas completamente depiladas y redibujadas, impone un nuevo \qm
f;lr
estilo de seductora de belleza sofisticada y provocadora. para imitar a
estas irreales hadas rubias, las mujeres sacrifican la calidad de su pelo, que-

mándolo con drásticas decoloraciones, y sufren el martir¡o de depilarse por


completo las cejas. Las revistas femeninas rebosan de consejos para tratar
la sequedad del cabello y proponen un taponcito de éter para atenuar el
dolor causado por la depilación. Habrá que esperar a 1938 para que Hedy
ñ
-u Lamarr lance su contraofensiva: modelo perfecto de la morena ardiente,
ag

.o revierte la tendencia y lleva incluso a algunas rubias a oscurecerse el pelo.


1'
rd En Europa todavía no se habla de las sfars, pero algunas vedettes
J
rd
N emergentes, como Michéle Morgan y Arletty, se convierten en modelo de
q)

o la mayoría de las mujeres, desde entonces influidas por la gran pantalla.


-o

f Las estrellas de cine marcan la moda: se lleva el traje sastre de Katharine
Hepburn o el pantalón ancho de Carole Lombard. Cortes limpios y tejidos
lisos favorecen las siluetas longilíneas: la ropa es sencilla, lujosa y enorme-
mente femenina. Bajo el guante de cabritilla coordinado para el derby o los
zapatos de tacón Luis XV para el hipódromo, se descubren unas uñas
esmaltadas de rojo sangre, rematadas por una sombra plateada.
Las medias melenas lisas y los flequillos han desaparecido. En 1932, el
Marlene D¡etrich
peluquero par¡s¡no Henry Coumi difunde la moda de las "cabecitas" con fue creada para
competir con Creta
peinado ondulado, suavizado con brillantina. En las veladas parisinas se Carbo. Realzada por
el modisto Travis
abre paso cierto manierismo inspirado en la Crecia clásica: se lleva el cabe- Banton, se convirtió
en 1934 en "la
Greta Garbo, "la llo ondulado, apartado del rostro y recogido en la nuca para destacar el mujer más ¡mitada
Divina", a quien el del mundo".
fotógrafo Cecil escote de la espalda. Por su parte, el peluquero Cuillaume se insp¡ra en la
Beaton colocó en la
cima de la elegancia. pintura italiana: su "peinado a lo ángel" aureola los cabellos lisos con azulados o malvas. Una pulverización de "cristal" Aurcol,r cl r.¡bcllo dc oro
pequeños bucles alrededor de la cabeza. Las o plata, o sencillamente lo hace brillar a la vez quc fija cl pcinirckl. La pcr-
melenas se llevan más largas y con rizos cayendo manente también progresa con los aparatos dc tugirrtc, l']crrnir y Gallia:
en medio de la frente y ribeteando la nuca; éste Ios rizos, más duraderos y asequibles, seducen a una clicnlcl;r m¿is modcs-

será el peinado más habitual durante una decena ta, influida por la prensa femenina. El sombrero alcanza col¡s nráxinras de
de años. El color rubio platino popularizado por elegancia. Verdaderas creaciones gráficas, monocromils, clc lírrcirs dcpura-
Jean Harlow, muy controvertido en la calle, des- das, adornan la cabeza con una elegancia inigualablc. L¿r rcrr«rvad¿r boina
pierta la imaginación de los fabricantes de tintes, se convierte en un accesorio femenino" El sombrcro dc rnujcr cs c-ada vcz
con l-Oréal alacabeza. La publicidad que se hace más pequeño, hasta convertirse en piezas de fieltro dccoradas con una
en 1932 para el tinte L'Oréd Blanc reza'. "Prefie- pluma de garza, que cubren ligeramente la lÍnea de la I'rcnkr" Para la playa
ren las rubias y se casan con ellas... ¿Por qué será? causan furor los sombreros de paja de ala ancha, a modo do sclmbrillas.
Los sentimientos que inspiran son profundos y la El bronceado, hasta hace poco reservado a los privilegiados, pasa a ser
admiración duradera". Los progresos de los tintes un lujo accesible. Sinónimo de ociosidad, placer y olvido de las dificultades
químicos permiten también fantasías nocturnas. cotidianas, inicia una dilatada carrera. Un producto acompaña a la demo-
Con una ampolla de Coloral se puede "alegrar el cratización del moreno: Ambre solaire, creado por Eugéne Schueller
pelo durante unas horas" con matices dorados, (l-Oréal). Originario de Alsacia, Schueller no soportaba el sol de Bretaña,
rd donde solía practicar la vela. El aire libre del Atlántico inspira también las
t(,
I
\(, primeras gafas de sol. La idea procede del teniente estadounidense Mac
¡c,

tú Cready, que cruza el océano en globo a finales de los años veinte. para
(d
N soportar mejor la reverberación, el viento y la niebla, encarga que se le
I
6 fabriquen una gafas protectoras. De las investigaciones llevadas a cabo
-o

J por Bausch y Lomb para los pilotos del ejército del aire nace el primer cris-
tal... verde, que filtra los rayos ultravioleta respetando al mismo tiempo los
colores. La marca Ray Ban comercializa en 1937 estos cristales entre el
público de Estados Unidos. Aparecen las primeras monturas femeninas en
las pantallas de Hollywood . La Ray Ban Myth y la Ray Ban Sun Cay, mon-
turas gruesas, afiladas hacia arriba y con cristales muy oscuros, cultivan el
misterio de la miradade las nacientes estrellas. El aire libre y el movimien-
to físico se ponen de moda tanto en Europa como en Estados Unidos. En

Alemania gana numerosos adeptos el nudismo, preconizado por John-Carl


Las primeras
Flügel como "la etapa de un avance hacia una cultura superior,,. Las cam- cabinas de rayos
UVA. No hay nada
peonas de tenis Suzanne Lenglen y Helen Willis, y la patinadora noruega más chic que
broncearse.
Sonja Henie, llenan las portadas de las revistas. Amelia Earhart es la pri-
Ambre solaire nace mera mujer que atraviesa sola el Atlántico en avión; entrevistada después imagen de lujo y ser¡edad, Helena Rubinstein y Elizabeth Arden reinan
en'1935, pocos
meses antes de las de su hazaña, manifiesta un único pesar: la ausencia de un tocador de sobre el universo de los productos de belleza. Entre los más vendidos de
pr¡meras vacaciones
pagadas- señoras donde empolvarse. ¡Los aviones deberán rediseñarse en eJ futuro la década en Estados Unidos figuran dos barras de labios Arden y, en el
para ofrecer más comodidadl Las tendencias de la belleza se dictan entre salón de Helena Rubinstein, una caja de plata que contiene colorete y pol-
Paris y Nueva York. Aunque París sigue siendo un símbolo de refina- vos, así como una gama de sombras de ojos, La manera de concebir estos
miento, prestigio y vanguardia, Nueva York va adquiriendo poco a productos también evoluciona. A mediados de los años treinta, raras son
poco ascendiente, imponiendo una imagen de seducción muy las creaciones comercializadas que no han pasado pruebas previas; cremas

moderna gracias a las estrellas de cine. Mientras que Black, Star y lociones solares cubriendo la espalda bajo lámparas ultravioleta, cremas
& Frost lanzala polvera de oro con cierre de diamante, Van Cleef que se mantienen porturnos en el horno o en la nevera, o pruebas en vivo
& Arpels crea un estuche que reúne polvera, espejo, lápiz de de nuevos esmaltes de uñas. Las primeras candidatas a estos ensayos son
labios y cigarrera. Estos nuevos ornamentos, accesorios y ¡oyas a menudo las propias empleadas de las fábricas, aunque estos tests se rea-
a la vez, constituyen un símbolo. Como muestra de un entu- lizan posteriormente con un número creciente de voluntarios.
siasmo sin precedentes por los productos de belleza, que Estrella absoluta del rostro de los años treinta, la mirada, descubierta
adquieren carta de nobleza y derecho de ciudadanía, las muje- por la pequeñez de los sombreros, es objeto de todos los cuidados. La

res de la época se maquillan sin complejos y en público. Los i atención se centra en las cejas, que se depilan, tiñen o redibujan alápiz.
salones de belleza se multiplican. Apoyándose en una sólida La paleta de artificios aumenta. Las sombras de ojos en polvo explotan
ft
-o

\o
'o

J

N

l!
-o
!

Lección de todos los matices, desde los marrones hasta los grises e incluso hasta el
maquillaje a cargo
de la starlefte June negro para la noche. Las primeras sombras, en crema, en tarritos o en
Vlasek (1934). El
cabello se marca stlcks, se extienden con el dedo hasta el arco ciliar, acentuando la curva-
con el peine y se
fija con brillantina. tura del párpado, que debe adquirir una aparienc¡a melancólica. Las pes-

Renée Ciboure. tañas se arquean con tenacillas y se aumenta su volumen con rímel, dis-
Esposa y musa
de Jacques-Henri
ponible ya en líquido y en colores azul y azul verdoso, aunque se sigue
Lartigue, encarna prefiriendo el marrón, con un toque de negro en los extremos. para garan-
la qu¡ntaesencia
de la elegancia de tizar el efecto de mujer fatal, se imita a Marlene o a la Carbo llevando pes-
los años treinta.
tañas postizas muy largas, entornando los ojos y echando la cabeza hacia
atrás. Para evitar cualquier exceso cons¡derado vulgar, el maquillaje de la
boca se vuelve más discreto. Se desechan los rojos púrpura y azulados en
favor de los rojos anaranjados y rosas pálidos, que imitan el tono natural.
Para resaltar el labio superior y proporcionarle la mueca sexy llamada ,,de
picadura de abeja", se recom¡enda pellizcarlo vigorosamente con el pul-
gar y el índice antes del maquillaje. Los discos desmaquilladores
-los mejo-
res se encuentran en la casa Pond's- eliminan el menor rastro de carmín,
Páginas siguientes: dejando al mismo tlempo los labios sedosos. La gran novedad es s¡n duda
Joan Crawford,
,rrr[cs y después de el Pan-Cake, de Max Factor. Concebido para Hollywood, la primera base
rcr rctocada. Las
rrn¡rcrfecciones de de maquillaje conocerá una gloria cons¡derable. Unifica el tono de la tez,
l,r ¡ricl, las sombras
y r.l rolor del cabello que se matiza luego con polvos. En las mejillas se aplica un leve toque de
',r'lr,rrr ¡rrrlido en el
colorete beige o marrón muy claro. Se trabaja en tr¡ángulo desde la mitad
ilr./i,rlivo.
I olo¡it,rfi,rs rlc
t,r'otlic I lttrrr:ll
de la mejilla hasta la sien para acentuar el pómulo y dar a la cara una
( l" t_r) intensidad dramática.

NATHALIE CHAHINE
AMBRE N'1 p.- i,hr d.n, d hr"'*
AMBRá N' 2 p"- b6t Í.".ü d dd'
AMBRE ROSE,o. 16ñk..f .^,P6tr1
La belleza
La década de 1940

Europa penetra en las tinieblas. Numerosos artistas huyen del nazismo y


se instalan en Nueva York, que se convierte de esta manera en la nueva
capital europea. Otros se refugian en zona aún libre, en el sur de Francia,
y el exilio alimenta su creatividad. En Niza, Marcel Carné y Jacques Prévert

crean en 1942 una de sus grandes obras maestras, Los visitantes de la


noche, una alegoría poética de la opresión alemana sobre un trasfondo de
fábula medieval. ,.¡,t;;il,..i1lli,
:'i:lwllitii:t'
r,

En París y Londres se reciclan las viejas prendas de vestir: los vestidos


se acortan o se les hacen aberturas para adaptarlos a los movimientos de -..,,,,-t,llr-qffifh-
riii,l.l:l.i 'r'
la bicicleta, y los abrigos se estrechan. Ante Ia escasez de cuero, los zapa- ¡:'.:.' t
tos llevan suelas, plataformas y cuñas de madera. No hay medias: las

mujeres salen a la calle con las piernas desnudas. Para crear la ilusión, se
las tiñen con achicoria, té o nogalina, y dibujan cuidadosamente Ia costu-
ra con lápiz marrón. En Francia se utiliza también Ambre solaire y, en el Mi
otro lado del Atlántico, el fabuloso producto inventado por Elizabeth I
riii '"
Arden, el Fin 200, una loción que da la apariencia de media, no mancha
la ropa y resiste el agua. i

El agua corriente ha dejado de ser una rarczay las mujeres acomoda-


das disponen de cuarto de baño. Se produce una auténtica revolución en
los champúes: los industriales adaptan al cabello subproductos del refina-
do del petróleo (los tensioactivos lavan y forman espuma; los amonios
l,rur:r¡ Bacall.
cuaternarios desenredan). En Francia, el pelo se lava con Dop, el primer
l',,¡rrrl.rrrz,r r'l
¡r,,ttr,rrIr r¡rtr. llcva
.,rr nor¡rlrrr,
champú de gran consumo sin jabón. Con é1, Eugéne Schueller anima a la
r,tlrcllo
trr,r¡r,trlo r r¡t¡ higiene recurriendo a Ia comunicación de masas. Durante treinta años será
¡rl,rrrr lr,t y llolrl,,rrlo
r,rr rtrl,,,. el producto favorito de las familias francesas. En lnglaterra, las líneas de
iú baño de Yardley penetran en todos los hogares. En Estados Unidos es fre-
T'
t
\c, cuente el uso de desodorantes en forma de pulverizadores de agua de
!
tú colonia, pero hasta el final de la guerra no son adoptados eh Europa.
J
(d
N Las mujeres son cada vez más delgadas. Ya no preocupa adelgazar,
g
q) sino no perder peso. Las revistas femeninas, con Votre Beauté a la cabe-
!
d
J za, rebosan de consejos sobre el arte de preparar salsifíes, colinabos o,
mejor aún, ortigas, zanahorias silvestres, onagras y cardos. La revista, pla-
taforma de la doctrina del mariscal Pétain "trabajo, familia y patria", pre-
senta al tenista Jean Borotra y su "doctrina nacional de educación física",
cuyo objetivo es "formar muchachas con una salud robusta y un carácter
enérgico, gracias a un entrenamiento generalizado, y preparar mujeres
fuertes y alavez graciosas, que se convertirán en el encanto de un hogar
fértil". La belleza, sinónimo de salud, se erige en deber nacional. "Las preo-

cupaciones, las restricciones y la angustia amenazan más que nunca vues-


tra belleza. Ahora, más que nunca, vuestro deber es manteneros en for- Marcados, El sombrero se libra de la austeridad y se convierte en el refugio de
permanentes y
ma, sanas, robustas y pulcras", escribe en septiembre de 1942 el redactor manicura en una todas las extravagancias, sacando partido de los recortes inutilizables para
Votre Beauté,
nac¡da en '1933,
peluquería parisina
jefe de la revista. en 1944. cualquier otro uso. Suelen ser de tela, pero también los hay de papel, tul,
es la primera revista
francesa dedicada En toda Europa, las mujeres se enfrentan al reto a su manera. ¿Escasean virutas de madera o piel de conejo. Pauline Adam es la estrella de estos
enteramente a Ia
belleza. las leches limpiadoras y las cremas de día? La mantequilla, la leche, la mar- tiempos revueltos. Última gran creadora antes de que el sombrero caiga
garina.o cualquier sustancia grasa presente en la en desuso, inventa el turbante, del que no se separará ya Simone de
YOTRE - cocina son también útiles. Para eliminar el Beauvoir, y será la reina del sombrero de señora hasta los años sesenta.
sobrante ya no hay algodón, así que se sustituye Bajo los sombreros, el pelo se alarga. Apenas se va ya a la peluquería y el
por papel de seda o secante. En ausencia de estos cabello se lava con jabón negro. El pelo se seca sacudiéndolo delante del
dos productos, las revistas sugieren un buen horno abierto, con la cabeza inclinada, de manera que quede bien espon-
truco, eficaz y muy económico: cubrirse la cara joso. Para rizarlo se utilizan trozos de papel a manera de papillotes, que
con grasa, coger un abrecartas o un cuchillo y sustituyen a los rulos. Pocas mujeres podrán beneficiarse antes del final de
pasarlo por el rostro a modo de cuchilla de afei- la guerra de un invento crucial, fechado en 1942: para fijar la permanen-
tar. En lnglaterra, la grasa limpiabotas sirve de te ya no se calienta el cabello, sino que se empapa con una solución de
mascarilla; el carbón, de sombra de ojos, y la cera amoníaco y se enrollan los mechones con bigudÍes conectados por medio
de calzado, de tinte para las cejas. Los pétalos de de cables a un aparato eléctrico.
rosa remojados en alcohol proporcionan un colo- Con París alslada, Nueva York se afirma" Aquí también llegan los efec-
rete lÍquido digno de la época victoriana. Los pol- tos de la guerra, pero en mucho menor grado. Ciertamente escasean las
vos son lo único que no falta. materias primas necesarias para la fabricación de los perfumes y los
o
cosméticos, y el plástico y el papel sustituyen al metal de las polveras y las

J
o
E
barras de labios. Sin embargo, estas carencias no merman en realidad el
desarrollo estadounidense. El gobierno, que en 1942 eliminó los cosméti-
l ,t tN()t lt
t-t cos de la lista de "productos esenciales", reconsidera pronto esta decisión, tl{\ tilt.tl,t .i' ,,:u
() dadas las desastrosas consecuencias sobre la moral de las reclutas que par-
()

ticipan en el esfuerzo de guerra. Las ventas siguen, pues, progresando.


Esta otra batalla, la comercial, hará perder a París su liderazgo en la indus-

tria del cosmético y el perfume, y a Alemania su lugar puntero en el sec-


tor químico y como experto mundial en tintes. En 1941, según informa el
New York T¡mes, se venden en Estados Unidos barras de labios por valor
El peinado de la de veinte millones de dólares, una cifra en constante aumento a lo lar-
década: raya al lado
y melena marcada y go de la guerra. Una enfermera de la marina estadounidense no sale de
ondulada con
rizos suaves y un submarino sin su lápiz de labios. Este cosmético ya era entonces lo
voluminosos, que
cubren los hombros.
mismo que hoy: el producto de maquillaje más utilizado.
Aquí, un anuncio
Fábrica de sueños, el star system de Hollywood inicia la época dorada
de tintes LOréal.
de su historia. Se fomenta la actividad cinematográfica para elevar la
Párpados y labios
pintados: los moral de las tropas y el pueblo. Las estrellas femeninas interpretan perso-
maniquíes adopian
el estilo de Ia época. najes fuertes; abordan los temas de Ia guerra, del valor y de la dedicación
,lrLil
sobre el trasfondo de un romance. En You're in the rili '':
Army Now, Janet Wyman da a su soldado uno de
*fryr''
los besos más largos de la historia del cine. Algunas
actrices se implican también en campaña. Marlene
Dietrich, una feroz antinazi, visita a los soldados
del frente y organiza espectáculos para ellos. Max
\. TD
Factor hijo, llamado a colaborar, adapta sus pro-
ductos al ejército y transforma sus bases de maqui-
llaje en pintura de camuflaje para los soldados
estadounidenses. Revlon fabrica botiquines de pri-
meros auxilios. Helena Rubinstein recibe el apoyo

del presidente Roosevelt: embellecerse forma


r. tll\
parte del esfuerzo de guerra.
A lo largo del conflicto, las estrellas llevan el pelo
más bien largo, una manera de expresar su femi-

lncxnrü,
ñi
,ü/r
yiilrl

\,ll

I
st

l{ff6

,,/"
!'/
.i
d
"o
d
.o
T
d
J

N
I
¡
U

d
J

Hél¿ne Rochas.
Esposa y musa
de Marcel Rochas,
rechazará
propuestas
cinematográficas,
pero tomará las
riendas del negocio
de perfumes de su
marido tras su
m u erte.

Coca, trenza, tuir- nidad en una época en la que muchos otros medios ya no son accesibles.
nalda invertida...
El peinado marca Los rizos de Bette Davis, el moño de bucles de Betty Crable, el brillante
la imagen.
ondulado de Rita Hayworth o, en Francia, lalarga melena rub¡a de Ma-
deleine Sologne en El eterno regreso encuentran inmediatamente segui-
doras. No obstante, el estilo Veronika Lake es el que causará mayor con-
moción: el mechón que le cubre un ojo será tan imitado que la Com¡sión
de Relaciones Humanas de Cuerra de Estados Unidos se verá obllgada a
pedirle que cambie de peinado antes de que cause graves accidentes entre
l',iP,¡nas anter¡ores:
Rita Hayworth. Con
sus millares de admiradoras al mando de Ia maquinaria de las fábricas. "Si
t ,r/rlr, inaugura la
una chica lleva el pelo sobre un ojo, es idiota. Yo sólo lo llevo así en las
cr,t dcl ¡ilarnour.
L¡ts pin-up... PaÍa pclículas", replicó.
r orrt¡x'rts,tt las
Irr¡,.lr,rt io¡lt's, Para compensar las frustraciones, durante los años de la contienda flo-
rlr¡r,rrll lor ¡trios de
l,r ¡lrrr.rr,r lkrtrtcn recen las pin-up. El primer "prototipo" aparece en 1943 cuando Howard
r.,,l,t', lrlllcz,ts
r.,.r ullrtr,tllr Hughes diseña un sujetador con copas punt¡agudas para la actriz )ane
T(,
fú Russell. Betty Crable, admirada por sus piernas "de un millón de dólares",

'o es la más famosa de todas. En cuanto a Lana Turner, que suele posar con
!
d un jersey ceñido, dará alas a la industria del punto.
J
(, Rita Hayworth, llamada "la diosa del amor del siglo xx" y ya famosa
N
o
0
5
durante la guerra, se convierte en una verdadera leyenda después del
d
J rodaje de Cilda en 1946. Ese mismo año lanza el primer biquini, ideado
por Louis Réard (que toma el nombre de un atolón oceánico en el que el

ejército estadoun¡dense realiza pruebas atómicas). A finales de la guerra


nace en Estados Unidos una nueva clase de vampiresa. En la esfera del cine

negro, esta nueva seductora, insumisa y terriblemente cautivadora, inicia


la era del glamour y crea un modelo femenino que no deja de imitarse y
sobrepasará con creces los años cuarenta. EI estilo de belleza fatal de Rita
Hayworth en Cilda, de Lauren Bacall en Tener y no tener, de Cene Tierney

Veronica Lake y su
en Laura y de Lana Turner en El cartero siempre llama dos yeces contri-
I

famoso mechón que tú


buye a crear un nuevo tipo de mujer. Al finalizar la guerra, en el renacien-
cubre un ojo.
te cine europeo aparecen beldades pícaras o dramáticas, nuevas estrellas
Michéle Morgan.
Tenía dieciocho que se desmarcarán naturalmente del estilo de Hollywood. Esos nuevos
años en El muelle
de las brumas... Los rostros son los de Arletty, Michéle Morgan, María Casares, Micheline t
ojos más bellos del
cine francés. Presle y Simone Signoret, entre muchos otros. En ltalia surgen las "vampi- t
resas del país". Bellezas morenas, carnales, "natu-
rales", con muslos turgentes y senos generosos, a
menudo marcados por prendas de vestir pobres o
mojadas, como Anna Magnani o Silvana Mangano

en Arroz amargo, personificarán el gran perÍodo


del realismo italiano de Ia posguerra.
En París, Christian Dior crea en 1947 el new
look, que supone un regreso nostálgico a una
feminidad discreta. Para digerir la guerra se nece-
sita dulzura. La moda y la belleza se emplean a
fondo: Helena Rubinstein lanza un sofisticado
maquillaje elaborado minuciosamente con fibras
de seda; lsabelle Lancray inaugura su salón con un
bonito lema: "La belleza es una alegría que se
t
Anna Magnan¡
en 1951. I I

r r(\ )t I (,, I li.,t I l( ) .r¡ryO


il,rli,rlr¡ lL.v,r,r l,r

¡r,utl,rll,r,r r,,,lrlll.r.,
(l[(',n, (,il( rr.illl.Ut
r,tr 1,r,,,rrrll¡rrrl,r,.
rlr' 1,r,, Irr.llllr.r,, rlr.
IkrllywrrrI

Itlllcllr' (rll.r u r()tttll,ttlr'", (,r'ot¡ir'l r('l)r()(1il((,(()n I,t,, iltr'(lt,l,, r.l r,fr,tl() rlr,l,,r¡l sobfe el
'rr'rlllr r loil i/1,,,/r, ll
',,rrl ( r|ilI.tlil rl(.1 r,rlrr,llo, y M,trr ll
lior lr,r,, ( tr,,t l),u,t ,,u l)l,r t(),r,t (,,,1)(),,,t un lx.t lllntc,ll que
l'tt,,,, l,r r,lll,lrll
ltvltl.r llr r",lrl,r lr,rullz,t r r)n r.l nr)lll)t. tlt,l t,t¡ttttt' l',rr,rlr,l,¡lrrr,rrlt',t (',,1,t "lrr,lntos,t tttrrjcr-
r¡ur,,,r,t.i,rrlr r¡rl,rrl, r
(tl,t" ((,tt ()l()', t,t',ll,trl()',,,/,tl),tlo,r t[,vr,,,lil y,,()¡tl)t(,t¡l(), (llt('I),¡1,o¿t SU
¡rrr¡ lrr.,,.r.¡itltrllrr..,
rlr.l r.xl.,lr,llr l,tlt.,ill,,
lu(,v,1 ,,tlu(.1,t l)()r l,t ()till,t rk,¡t,r lr,l rlr,l,r r,r¡ril,rl l),u¡,,in,t,
llt,t iLtv(fnlu(l.trlis
llr,r c rnllllr lrr,tl, ¡rcr,,orrifi(,t(l,l l)ot Silnont'rlt, llt',ruvoir, (on \lt ins(,[).tra-
lr['lrrrlr,rrrlr,, y lrtr,lio l)()t Jul¡(.ll(] Crt'rct¡, vcslirl,t contl)l('l,lnl(,nl(] (lc ncgro,
Ilr1ir,',,rrrrl (,(.lilt,tiil tlt.s-l)rcs p¿tra oxprcsar sUs i(l(),1s, r'l CsltÍritLr y cl est¡-
Io rll r¡ll,r nu{'v,l ll(,n('t,l(.ión.
NAII IAI IL C¡.IAHINE
)
rt ¡ t t¡
¡' f f,'s¡,il\C*'WAWXY @Ú ilW'ffiffi
M"m.n*.@P"M#e-hffitr
vous orr "Une slor ne Peul
se perrrrettre de
négliger son teint..."
! ú{}J NON ¡'i.tr\',. (sr!, l.i ror,
rilt.r L, lasr.. tr,i8 'r r¡i' r,ir' l)."
i,. ."" s.''t sr ¡¡«¡:¡. L,¡rti., ,r
Jour ¡t, rou, +at,r.r
1,,'. il"" r",.,tr" f( ,1-! " "'11'
'¡rl ,'"" i"u¡",'' ".,. I-".
POUiQUOI TU{ ] PA¡C¡ QUTL TJT ¡LAN¡'

\¡r(i i¡ {!.il rór. !h,,11¡ trl¡»,'.


*r ¡¡t(tttrrt ,¡¡:1,¡¡¡ I
'{-:

r r d.e3-J/- dr#dw .Áoar


,$t*ryfú ffffi W{#ffi& effiffi,"::I.:jl;,'
,.' ú,n !,rr,aú¡a rlrl

tprüYEZ Lux S0tuBtE A t'EA[l rR0l

/dÉ.i{¡¡$d

t
:rd

I)r'lrloltgt'ttl : ('()ul) rlt lirrlrlrr'


lx)llt. Ir'. ltr)r¡\
('ittt\
La belleza
La década de 1950

¡La elegancia ante todol En la época de incertidumbre que sigue a la gue-

rra, la tradición y los valores conservadores regresan triunfalmente. Las

privaciones y la ausencia de comodidad hacen deseables las alegrías del


hogar, del esposo reencontrado. La gente se casa enseguida y engendra
hijos rápidamente; a mediados de los años cincuenta, la tasa de naci-
mientos en Estados Unidos supera a la de la lndia. Esposa y madre mode-
lo, la mujer tiene como principal preocupación agradar a su marido y lle-
var bien la casa. En ella han aparecido la lavadora y el asplrador, mal que
les pese a las feministas, que, profundamente influidas por El segundo
sexo de Simone de Beauvoir, publicado en 1949, ven en el gusto por la
felicidad doméstica una enojosa regresión. Las faldas, alargadas una dece-
na de centímetros por Christian Dior, son objeto de sus ataques, pero sin
gran éxito. Paralograr una cintura de avispa y senos al estilo de las pin-
up estadounidenses, se adopta el corsé creado por Marcel Rochas, versión
moderna del victoriano. Calzada con los tacones de aguja de Roger Vivier,
Ia mujer camina a pasitos cortos.
En 1949 están de moda los ojos rasgados, modelados por la sombra y
ellápiz de ojos, el rímel y, sobre todo, el perfilador de ojos. Esta moda per-
durará unos quince años. La importancia del maquillaje de los ojos condu-
ce a un diluvio de creaciones y de reformulaciones de productos. El maqui-

Ilaje incide'en la palidez de la piel y la intensidad de los labios; el colorete,


Bettlna, mítica en las antípodas del /ook "falal" , desaparece. Los polvos sueltos dominan
ilr,lniquí de la
rlór,rrl¿, slnrbolo del el tocador, mientras que los compactos se llevan en el bolso. Rimmel crea
rrlw krok. Sc peina
y rc tnitrluilla sola una paleta de colores para labios, que incluye espejo y un pequeño cepillo,
l),ll,] l,l5 scsioncs
fol o¿irl I icas. y Cala, un fabricante de maquillaje neoyorquino, presenta como novedad
§lÉti unión del presidente de Estados Unidos, .lohn Fitzgerald Kennedy, y
U
,(,
!t Jacqueline Bouvier, son parte de los acontecimientos mágicos que harán

5 soñar a las modistillas de los años cincuenta. Como consecuencia de ello,



N modistos, peluqueros y pronto maquilladores conocerán una gloria sin
g
ru
-o precedentes. El salón Alexandre de París, que cuenta entre su clientela con

J Marie-Héléne de Rothschild , LizTaylor y Jacqueline de Ribes, siempre está
a rebosar. El fular Hermés anudado al pelo de Audrey Hepburn, el N'5
que perfuma las noches de Marilyn y labarra de lablos Coronation Pink,
creada por Helena Rubinstein con motivo de la coronaclón de la reina de
lnglaterra, se convierten en símbolos de elegancia. El arte de ser bella y
tener la piel perfecta simbolizan evidentemente el éxlto. ¿Acaso la duque-
sa de Windsor no hizo repintar las paredes de su resldencla parisina con
un tono a juego con sus polvos de maquillaje?
Se asiste al nacimiento de nuevas musas. Bajo el objetivo de los más

Ojos rasgados:
importantes fotógrafos de moda -encabezados por Richard Avedon, lr-
el
perfilador de ojos
Las uñas se llevan
ving Penn y William Klein-, maniquíes sublimes se convlerten en verda-
y el rímel participan
en la sofisticación largas y rojas, deras estrellas. Bettina, quintaesencia de la elegancia parislna; las exube-
del rostro new look. una tendencia
procedente de rantes hermanas Parker y Barbara Britton, modelos favorltas de Revlon;
Estados Unidos.
el Thick and Thin, dos lápices de labios unidos por una cadena. Como Aquí, un cartel Dovima, musa de Avedon, y Lisa Fonssagrives son las pioneras de las
publicitario
antes de la guerra, los colores del maquillaje se coordinan con las prendas de Peggy Sage. actuales top models. Detrás de las fotos de moda no slempre hay un
de vestir. Esta práctica, criticada por los maquilladores de Hollywood, se maquillador o un peluquero. Las maniqufes suelen
debe en gran parte a Ia francesa Cermaine Monteil. Cansada de no encon- crearse su propia imagen. Como Bettina, que recuerda
trar sombra de ojos o barra de labios a juego con su vestuario, es la primera de este período: "Otras maniqufes me enseñaron a
modista que se lanza a la fabricación de cosméticos. La empresa tiene tanto maquillarme, siempre según el estilo de las prendas de
éxito que pronto abandona la costura. vestir. Sin embargo, a algunos modistos les gustaba
Los años cincuenta asisten a la aparición de la iet-set, que vive rodea- que los sorprendiéramos; a Jacques Fath, por ejemplo,
da de lujo, placer y elegancia. Este estilo de vida comienza a seguirse en le encantaba la innovación por encima de todo y nos
directo gracias al televisor, que en adelante retransmitirá a diario los gran- dejaba completa libertad". Reuniendo en sus salones
des y pequeños acontecimientos del mundo. En 1947, el matrimonio de la de la avenida Matignon a los grandes modistos y a la
princesa lsabel y el duque de Edimburgo abre una década de bodas dig- prensar Cuillaume, un antiguo alumno de René
nas de los cuentos de hadas. Los matrimonios del príncipe Rainiero de Rambaud, presenta, al final de la guerra, sus peinados
Mónaco y Crace Kelly, del sha de Persia y Soraya, del Aga Kan y Rita en un desfile de maniquíes. La fórmula, inédita, causa
Hayworth, del rey Balduino.de Bélgica y Fabiola, sin olvidar la magnífica furor. Dos años después, Christian Dior piensa en él
para sus primeras colecc¡ones. Asociado al modisto durante dieciséis años,
Cuillaume crea todos los peinados de sus desfiles. Despeja la frente y
depura el peinado, llevando al máximo refinamiento el arte de los moños
Renacimiento o Versalles.
En esta época había pocos maqu¡lladores para las scsiones fotográfi-
cas de las revistas. "Las maniquíes se llevaban su esluche de maquillaje y

lo hacían todo ellas mismas. Eran grandes profcsionalcs. Chicas como


Sunny Harnett o Joan Patchett sabían instintivarrc'nlc c¡uc rrrirqr-rillaje uti-
lizar y cómo", señala Eileen Ford, que abrió su aflcnciir <:n 1946. A falta
La actr¡z Crace
l(elly demuestra de peluquero, a menudo la redactora de moda acat¡;r cr.lriurtl() uriA r1'tano.
r¡ue la rubia puede
scr discreta y que Se llevan los moños y las colas de caballo, como l,rs cic ltriliillc B¡rdot en
seducción puede
rimar con distinción. sus in¡c¡os. 5i se lleva el pelo corto, se remata con pill¡ll,r\ (lu('c,r('n sobre
Crea el estilo «rubia
clcgante,.
las mejillas. La coloración empieza a popularizarsc cnlrt: r'l ¡ir,rrr ¡rriblico -el
número de adeptas pasa de quinientas mil a dos millorrr.s y ,ll)arecen
Ava Gardner.
Su extraord¡nar¡a Iociones que desenredan y fijan el cabello. Vuelve cl ller¡rrilkr ron cl /ool<
perfección física
y su sentido de la "jovencita" de Audrey Hepburn. Charles Revson, prcsick'lrlt' rh llttvlon,
provocación le han
otorgado el primer anuncia: "La nueva belleza estadounidense es tcntador;r y ¡;rovot.adora,
lugar entre las
¡rorenas mÍticas. dinámica y púdica. Para los hombres, es la mujer más scxy dcl nrrrndo".
Las marcas de cosméticos declic,rn prcslr¡ruestos

crecientes a la promoción dc slrs ¡rrorlut krs. Para


lanzar su nuevo perfume l'lt:¡tvt:tt .Srcl/, Hclcna
Rubinstein inunda la Quinta Avenida rlc Nu«rv¡ Yorl<
de globos azul cielo. No obstantc, l{cvson, .t quien
la temible Rubinstein apodó " Nail M.rn ", so irnpone
como el maestro de la década cn artifir.ios lrasta la
punta de las uñas, que se llevan rojas, rntry rojas.
Estée Lauder, que prueba fortuna en cl rrt:rcado de

los productos de belleza con su línc¿r "Youth Dew",


se hace millonaria creando la crcma más cara del
mundo: Re-Nutriv. Al negarse a reunirse con su rival

-al igual que Elizabeth Arden y llelena Rubinstein


treinta años antes-, Revson habría espetado: "No
me c¡to con la competencia. La aplasto".
',::i

1
'!
iB

ri,¡
rd En Europa aparecen discretamente nuevas marcas. En 1950, Roc lanza
! ,.]d

tt

rH
'o la primera línea de cosméticos hipoalergénicos; dos años más tarde, der- ]jü:
E
i:{
d matólogos de Molitg-les-Bains crean Biotherm, una línea de cremas com-
J

N
0
puestas de plancton; en 1954, Clarins crea su gama de productos de belle-
t
,o
ó za fabricados a partir de plantas. Son los primeros pasos de una tendencia
* ffi
rs
rú ,ffi
l que irá acentuándose en los años siguientes. :riil
frt
El rostro de la época, de una palidez creada con esmero por el maqui- 1§
l$ ü§
Iiii
llaje, con rasgos gráficamente subrayados, perpetúa la imagen de una I ü§
.st
rl\s
mujer diosa del hogar, mujer objeto estilizada e impecable. En 1958, Time :ns
$
Magazine describe así el ritual del embellecimiento: "Son las 6.45 y su
#$
fi&
marido duerme aún, pero Ia bonita señora de James Locke se sienta delan- ffi
Audrey Hepburn.
Tanto en la pantalla te de su tocador en su vivienda de tres habitaciones de San Francisco, con ,Xr|:'

como en la vida
cotidiana, crea el
Ia cabellera rubia cubierta con una redecilla de nailon. En medio de una
"estilo Audrey",
multitud de frascos aromáticos, lápices y tubos, trabaja como una alqui-
que la sobrevivirá.
mista. Se retira la crema de noche, se humedece la piel con agua helada
Arquetipo de los
años cincuenta. y, durante un breve instante, muestra su verdadero rostro. Luego comien-
Marcado, cabello
cardado y fijado con za la metamorfosis: en primer lugar, se aplica una base de maquillaje por
laca, perfilador de
oios y uñas rojas. toda ia cara, creando una máscara pálida e inexpresiva; después, una nube
de polvos de color carne y, a continuación, sombra
turquesa en los párpados y una gota de perfume
i{rilitttur,,
detrás de las orejas, en las sienes, en las muñecas
y en los codos. Con un lápiz oscuro vuelve a dibu-
jarse las cejas en un marcado arco, y se aplica rímel

en las pestañas. Veinte minutos más tarde llega el


toque final: labarra de labios anaranjada, a juego
con el esmalte que cubre sus largas uñas". Lista
para enfrentarse el mundo, se va a la oficina. Las
señoras Locke, sobre todo las que trabajan, se gas- ¡ ,.i*

taron en 1957 cuatro mil millones de dólares en su


"ritual de belleza".
Popularizado por el cine y las revistas de moda,
en particular Elle, de Héléne Cordon-Lazareff, se

va afirmando al mismo tiempo un estilo diferente:


s
el de las ingenuas. Personificadas en su versión elegante por Crace Kelly,
Vivien Leigh y Audrey Hepburn, aparecen en su vers¡ón "vecinita de al

lado" con los rasgos de June Allyson o Debbie Reynolds. 5u arma: la fres-
cura y lo natural. Con las cejas apenas destacadas, los labios claros y el
cabello enmarcando el rostro, este modelo de belleza coexistirá con su
opuesto, muy de carne y fuego, encarnado por Rita Hayworth, Ava Gard-
ner y Cina Lollobrigida.
Sin embargo, estos dos estereotipos opuestos se un¡rán en la figura de

Marilyn Monroe. Estrella entre las estrellas, personificará el slmbolo sexual


universal de la década, aportando, con una provocirción in¡Eenua, un ero-
tismo devastador y liberador. Su maqulllaje, muy tlstudiado, más natural
'
que el de las fatales sirenas pero más intenso que el de las "vocinitas de al
Marilyn Monroe
durante el roda.je
lado", es el resultado de tres horas de trabalo. Maquillalc de fondo, pol-
<le Niágara, en
vos, sombra de ojos, rfmel, pestañas postizas, pcrfilador clc oios y carmín
1952.
rojo cubierto de vaselina para dar ¡ la boca una rcdondez voluptuosa crea-
Brlgitte Bardot.
Crea el recogido rán una imagen inigualable. En Francia, en cs[c mismo mom(lnto, gna
"nido de pájaro",
r¡ediante una joven actriz descubierta por lloger Vadim en Y l)ios creó a la muior (1956)
superposición de
mechones cardados. se convierte a su vez en el sfmbolo scxual de la ddlcada cc¡n la misma dua-
lidad entre ingenuidad y sensualidad. Es Brigitte
Bardot, prototipo de la adolesccntc. Ticne diecio-
cho años y no intenta aparentar trcinta. El rostro
de la belleza cambia bajo el empuje dc un culto
que germinó en los cafés de Saint-Cermain-des-
Prés y en los talleres de Creenwich Village: el culto

a la juventud.
NATHAI IE (:HAHINI:
,)
La belleza
La década de 1960

Londres reina en los swinging sixties y dicta las tendencias en todos los
ámbitos, desde la belleza hasta la moda. Descubierta por el fotógrafo
inglés David Bailey, Jean Shrimpton, apodada "la Shrimp" (la gamba) y
que en 1965 apareceráen más de treinta portadas de revistas, es la viva
estampa del estilo de las Chelsea girls: silueta adolescente, minifalda, lar-
gas piernas, cabello largo con flequillo y ojos muy maquillados. Entre las
Chelsea girls se encuentran también Julie Christie, Patti Hansen, Penelope
Tree, Cynthia Hampton y luego Jane Birkin, FranEoise Hard¡ FranEoise

Dorléac y Catherine Deneuve, que se casará con David Bailey. 'ru\


Tras firmar un contrato con Yardley, la Shrimp refresca de forma dura-
dera la imagen de esta venerable marca. Renueva su popularidad..., aun-
que, "vestida con una falda por encima de la rodilla, sin sombrero y sin
guantes", conmociona Melbourne durante una estancia publicitaria orga-
nizada por una marca de tejidos. En cuanto a Twiggy, a la que Times des-
cribe como "evocadora de Carbo y Carole Lombard", genera una verda-
dera revolución en el mundo de la belleza y Ia moda. Con su corte a lo
chico creado poi Léonard, que se convertirá en el peluquero estrella del
swinging London,los ojos muy realzados mediante la adopción de la téc-
nica de la "banana" ,' las pestañas inferiores pintadas con perfilador de
ojos (eye-liner) y su pose de colegiala, de la mano de su boy-friend y
mentor Justin de Villeneuve, seduce a una generación entera. "¿Chico o
fwl88y. f'nlsamente
chica?" , se pregunta Paris-Match titulando la fotografía de Twiggy en la
trr¡it,rrrr,r: lloca
r,'irrrlirl,r, lroyuelos
rL.ilrl1,r, lx'slnñas
¡rr,,lrz,r y pinladas '1. Técnica de maquillaje que consiste en apl¡car sobre el párpado superior una sombra más

¡rrr,r,r¡ir,rrrrl,rr krs oscura, empezando por el lagrimal y siguiendo hasta el final del ojo. Después se difumina con
{ rl( r¡, un pincel. (N. de laT.)
p portada de la revista. "This is the face
of 66 -declara a toda página
.o Deirdre McSharry, redactora de moda del Daily Express-. ¡Hace tres
"o
d semanas que dejó la escuela y ya está ganando cien libras a la semanal "
J

N En el establecimiento de Raymond, un peluquero de moda en el


o
o
()
Londres de los años sesenta, empieza a trablar el que se convertirá en
J el más famoso: Vidal Sassoon. The shape, de Vidal Sassoon, es un corte
estructurado, de líneas asimétricas, intransigente: "Si no están contentas,
que se vayan". Una vez instalado en su propio salón, en Bond Street,
impone la nuca despejada y los mechones sobre la cara para dibujar todos
sus ángulos. Peggy Moffit, la musa de Rudi Ceinreich, contribuirá a su

popularización, en particular con su aparición, junto a otras maniquíes, en


la famosa escena op art de maquillaje de la película de William Klein
cQuién eres tú, Polly Maggoo?
Jean Shrimpton.
5u estilo será En 1963, Vidal Sassoon lanza el corte Bob, que Mary Quant adopta
seguido por una
generación de
inmediatamente. Ésta crea para las Chelsea girls una moda unisex, demo-
muchachas
crática e internacional. En sus tiendas se encuentran prendas de vestir idea-
fascinadas por
el Chelsea look. das para las adolescentes, con precios asequibles para sus bolsillos: mini-
Penelope Tree posa faldas, suéteres poor boy , botas altas y, a partir de 1965, una línea de cos-
para la campaña
publicitaria de los méticos fabricados por Cala, que por primera vez tiene en cuenta los gus-
cosméticos Mary
Quant. tos y deseos específicos de las chicas.
Mary Quant revolucionará el aspecto de los

estuches y embalajes -cajas y estuches de plástico


negro, estampados con la famosa flor blanca- y
renovará el lenguaje publicitario. El éxito es

inmenso: doce millones de dólares en exporta-


ción. Mary Quant resucita el uso de los lápices de
color Caran d'Ache; inventa nombres divertidos,
como el de Come Clean Cleanser, y añade una
Paint Box, un estuche negro cuadrado que con-
tiene lápices, polvo, barra de labios y un cepillo.
En 1970 irá aún más lejos: su nueva línea de publi-
i |ti'iil: i.:"1,:'' -'
A cidad mundial se articula en torno a un make-up
tlAsrrl]il{r [J "para hacer el amor". Es una nueva revolución

-o

a
.o
'c)

J
d
N
o
§o

J

1960. Los
colorantes de
síntesis permiten
obtener tintes
cap¡lares, como en La moda fotografiada
esta publicidad del por Milton Creene
champú Belle Color. en los años sesenta.

soc¡al. "Queremos lanzar productos con los cuales una chica pueda amar Sedgwick, la musa de Warhol, se convierte en la ima6,cn de una joven
a su chico sin temer por el mantenimiento del maquillaje en la cama", dice generación underground de inconformistas. En esta ó¡roca, l¿r rcvista
Sue Stewart, ayudante de creación de Mary Quant. Los colores son ¡nten- Clamour revoluciona los comportamientos; dirigida a los adr¡lcsct:ntes,
sosr puros, auténticos: rosa vivo, dorado, verde, v¡oleta o anaranjado para enseña a los jóvenes provinc¡anos a adaptarse al look slxlies. El peluque-
el Day Clo. Utiliza lápices en cualquier parte de la can, dibuja flores alre- ro Kenneth innova con el swinging hair (ahuecado) y Ciorg,io Sant'Angelo
dedor de los ojos y sustituye los polvos por gel para no obturar los poros crea una moda nueva e iconoclasta. Ali Mac Craw hacc llor¿rr al mundo
de la piel. Todos estos objetos inéditos y asequibles integran el vocabula- entero con Love Story y pasa a ser la actriz fetiche de los años sosenta.
rio del nuevo lenguaje pop. En Francla, el fenomenal éxito de la emisión de Daniel Filipacchi Salut

Estados Unidos, como el resto del mundo occidental, no puede resis- les copains, en Europe 1, lanza la nueva consigna: "Sitio a los jóvenes",
tirse al encanto de este impulso británico tan increíblemente productivo. amplificada por el papel cada vez más activo de los medios de comunica-
El éxito se convierte en delirio con Ia llegada de los Beatles y de Twiggy ción. Una generación entera tiene como fuente de inspiración el pop,
a ese país, en el que triunfan los Beach Boys y Elvis Presley. Con sus pan- resultante de la cultura rock llegada de Estados Unidos. Shella canta
tis negros, su corte Sassoon y sus ojos redondos y oscurecidos, Eddie L'école est finie; FranEoise Hardy, Tous les gargons et les filles, y Sylvie
«, Vartan se convierte en La plus belle pour aller danser. Se hojea con un
!,
rn
I deleite irreverente la nueva revista inglesa Honey, que desacraliza deter-
\(,
.o
(ü minado maquillaje, demasiado discreto y convencional, en el inicio de su
(d
N decadencia, y se copia todo lo que realza los ojos con pestañas postizas
3
o
-o ¡dobles y hasta triplesl El fotógrafo de moda Cuy Bourdin llega incluso a
rd
J pegar en torno a los ojos de las maniquíes alas de mosca transparentes,
pintadas a continuación con eye-liner para añadir nuevas sombras.
Jean-Luc Godard descubre a Jean Seberg en Al final de la escapada.
Fresca, franca, rubia y con el pelo muy corto, tiene un efecto rompedor en

la moda, al que se une Mia Farrow algún tiempo después desde el otro
lado delAtlántico.
En el extremo opuesto, pero igualmente libre y deliberadamente sexy,
el personal estilo de Brigitte Bardot, que se encuentra en su cenit, personi-
fica la otra cara de la época. Las jóvenes intentan imitar su cabellera larga
Op añ para Paco y lisa, de aire salvaje, o su generoso recogido "nido de palaro", creado por
Rabanne: peluca
cortada en ángulo Jean Berroyer, peluquero de Dessange. En una entrevista concedida a la
y ojos maquillados
hasta las cejas, revista E//e, declara que ha adoptado los champúes secos y la barra de
imitando el estilo
de los pendientes. labios de colores pálidos. "Me maquillo en cinco minutos. Tres toques de lá- ¿Quién eres tú, Bailey, lrving Penn y Richard Avedon, e inmortalizadaen 1967 por Mi-
Polly Maggoo?
pices, pif, paf, y listos..." En realidad, como para la Camerino de chelangelo Antonioni en la película Blow-Up, introduce, con un arte con-
maniquíes en
mayoría de las jóvenes de esos años, lo más impor- la película de sumado y una notable habilidad para transformarse, un toque teatral que
William Klein.
tante del make-up consiste en el maquillaje de los convierte cada una de sus fotografías en un acontecimiento único.
ojos. La Bardot utiliza un lápiz negro para dibujar Veruschka se multiplica en las portadas de todas las revistas, y sus

una "banana" bajo el arco ciliar, y extiende a con- metamorfosis fascinan, especialmente cuando opta por una belleza felina
tinuación la sombra de ojos con los dedos. Otras bautizada como iungle /ook. Utilizando siempre bases de maquillaje para
recurren a las pestañas postizas o se repasan las homogeneizar la piel, concede una importancia particular a las cejas, en
pestañas con perfilador de ojos. El ojo tiene que ser las que fija pestañas postizas suplementarias con un pegamento aplicado
grande... ¡y negrol De ahí el éxito, a partir de con un cepillo de dientes. La creativa Veruschka no se detendrá ahÍ y pro-
1964, de la Long Lash Waterproof Mascara,lanza- seguirá sus investigaciones sobre el maquillaje camuflaje con el body pain-

da por Helena Rubinstein. ting, que consiste en cubrirse todo el cuerpo con una mezcla de polvo de
Quien llevará todavía más lejos el arte del oro y parafina.
make-up es la maniquí alemana Veruschka (que Se asiste a uno de los giros más importantes de la sociedad de consu-

mide '1 ,83 m), nacida condesa Vera Cottlieb von mo, con la llegada masiva de nuevos productos cosméticos cada vez más
Lehndorff. Fotografiada por Rubartelli, David punteros y diversificados, renovados sin cesar Sracias al impulso del genio
creativo de tres brillantes mujeres de negocios y monstruos sagraclos d('l,r
bclleza: Helena Rubinstein, Elizabeth Arden y Estée Lauder. Con ellas, r'l
cosmético se conv¡erte en una verdadera industria, que pafticipa compl('
tamente en la economía de mercado.
Las marcas de belleza comienzan a contratar a jóvenes maqu¡lladores,

que se revelarán alo largo de la década siguiente. La casa Christian Dior


selecciona en 1968 al talentoso Serge Lutens para crear su imagen. Jac-
ques Clemente, maquillador estrella en Elizabeth Arden entre 1978 y
1982, es muy solicitado por Peter Knapp, director artístico de la revista
Elle. Tyen, maquillador de Revlon, compone, desde los labios hasta las
uñas, una paleta que haráde esta marca la líder mundial de las barras de

Jean Seberg,1961. labios y el esmalte.


5L¡ corte a lo chico
cn la pefícula Es la época de las fotografías con glamour que dan renombre a las
Al final de la
ascapada, de
revistas de moda, cuyos autores tienen como único objetivo sublimar la
lcan Luc Codard,
belleza. Entre las francesas se desencadena un verdadero frenesí por el
rompe esquemas.
consumo" Los productos de maquillaje se convierten en la punta de lanza
Mia Farrow, 1968.
Con Vidal Sassoon de las distintas marcas y asientan a Io largo de los años dos grandes ten-
cncuentra "su"
propio /ook. dencias: por una parte, productos para dar ala piel la ilusión de la perfec-

ción natural; por otra, pinturas preciosistas, gra-


cias a pigmentos de una extrema sofisticación. En

1965, la minifalda y los vestidos Mondrian de


Yves Saint Laurent entran de manera espectacular

en la alta costura, al tiempo que Johnny Hailyday


debuta en el Olympia de París. Courréges surte
sus prendas de vestir de una auténtica panoplia
estética" "Utilizo pelucas de color de dynel como
make-up, y resalto su carácter artificial con formas
geométricas y un maquillaje de ojos exagerado."
La casa Leclabart, que produce diez mil postizos y

pelucas al año, no da abasto" Se añaden pelucas

fabricadas con una nueva fibra sintética, el kane-


l<alon, de las que se sumrnistran diez mil al mes.
En 1966, el fotógrafo y cineasta estadounidense \1
t\
if.r,i¡ [iBietgüil
l,; r,, .tÍrada por sl
ri,,i r|.iriJ Berry paía 'Eü,
i,r.,,,,¡,r,{1970)
, ,,rr r .",.'r ¡dU'aCa
i,,rr lLriio; los
i, rir¡1r tÍos, inicia
, r,rr rriLr una

. Ii,,rr:rl0siáÍica
, i.r rir¡no de
lr i rr,-io \lis«tnti

Williar¡ l(lein rueda un 5al1/aje reirato del Lrasfondo de la moda titulado


¿Quién eres tú, Polly lt4aggoal, que continúa siendo el testimonio más
pÉnetrante y exacto de la época.
Los años sesenta constituyen sotrre todo una toma de conciencia de
la juventud; en ellos no falta¡r la insolencia, la procacidad y la libertad. El

prograrrra de teler¡isión Dim Dan¡ Do,,r, producido por Daisy de Calard,


mueslra perÍectamente el talánte del final de esta década, que adopta la
mada kippy y los maqiriliales psicodÉl¡cos, de colores vivos. Los movi-
mientos rnarg¡nales de los años 186A"197ú generan nuevús conceptos de
i ii i.
lreiieza y orig¡nan la moda étnica, el body art, el pop art y el flower
püwer" Foco a pcjco, la imagen de la adolescente cori¡enza a pasar de
.noda" i-a generación de los setenta, más comprometida y menos frívola,
li
f'>tá en narcha.

FR,¿\NqOISE A4OFIRT ir l'


La t¡elleza
La década de 1970

La comedia musical Hair anuncia triunfalmente la Ilegada de los años


setenta, que romperán todos los tabúes y permitirán todas las libertades.
El cabello será el símbolo, portavoz de una nueva generación en busca de
cambio y reconocimiento; largo en los hombres y afro para los blacks, el
cabello ha de llevarse sobre todo suelto. Aunque se siguen escuchando en
la radio los anuncios de "Dop, Dop, Dop", champúes coloreados, crea-
dos por Vasarely, aparecen nuevas técnicas de peluquería. Los marcados
con rulos de crin de tamaño variable permiten peinados con volumen y
cardados llamados "de alcachofa" en el cabello mojado. Ahora se seca el
cabello manualmente, con cepillo y secador, como en las peluquerías
masculinas, lo que permite esponjar, alisar, rizar... Esta nueva vuelta de
tuerca, bautizada como brushing por la casa Lorca, dará la vuelta al

mundo aprovechando el éxito internacional de la película Champú, de


1975, en la que Warren Beatty interpreta Ia vida disoluta de un peluque-
ro de Hollywood, inspirado, según algunos, en su contemporáneo Cene
Chacove. En la misma época se reafirma la influencia de Vidal Sassoon.
fras lanzar la moda de los cortes a cepillo y crea( verdaderas esculturas
capilares (Jean Seberg, Zizi )eanmaie), no dejará de innovar y en los años
setenta permanecerá en primera línea de la escena. Aparecen jóvenes
peluqueros, que presentan /ooks audaces y técnicas de corte minuciosas,
casi de cabello a cabello. 5e llaman Maniatis, Harlow o Jean-Louis David,
inauguran sus propios salones y cuentan con muchos seguidores.
Cohabitan las melenas voluminosas con los looks geométricos unisex. Los
productos capilares se multiplican. La laca se llama Elnett, y Ia loción
liI
,olll)(l ll trtr¡). Petrole Hahn, ideada por un farmacéutico ginebrino y un droguero lionés,
(,
T'

\(.¡
.t,
rl
J
rd
N
o
(,
-o
(d
J

Karen Graham,
1970, fotografiada
por V¡ctor
Skrebneski.
De 1970 a 1983
crearán juntos
algunas de las más
Cartel de la película bellas imágenes
Hair, de C. Mac publicitarias de
Dermot (1969). Estée Lauder.

se sigue aplicando tanto en cráneos rasurados como en. melenas. En de adelgazamiento o a ejercicios de musculación. En adelante, es necesa-
Francia, Patrick Alés crea en 1974 Phytoplage, la primera línea solar capi- rio prestar al cuerpo los mismos cuidados que se dispensaban a la cara, el
lar. En los años setenta se apodera de las mujeres una inexorable locura cuello y el escote. Los productos se especializan, se diversifican: jalea real,
por el bronceado, sin tener en cuenta las consecuencias dañinas que la ginseng, gónadas de erizos de mar... También se aprcndc a utilizarlos. Se

ausenc¡a de protección puede tener en la piel. La moda de los senos des- descubre que el aspecto anímico y psicológico no debe descuidarse; que la
nudos en la playa se asienta lentamente. En torno a 1964 comienzan a ansiedad, la inquietud y el nerviosismo desencadenan trastornos cutáneos,
mostrarse los topless en la playa Pampelonne, en Saint-Tropez. M¡entras, y que existen métodos de relajación benefactores para la piel. Se adquiere
en Los Ángeles, el diseñador de origen vienés Rudi Cernreich lanza el conc¡enc¡a de la contaminación, que se compara a un "lento suicidio colec-
monoquini, que sucede al biquini de los años cincuenta. Consta de una tivo". "Descubra sus colores, su estilo, sea usted y no otra. No hay muje-
simple braga y el busto queda al aire. La liberación del cuerpo, más que res feas; sólo hay mujeres que no se conocen", afirma la princesa italiana
una moda, es una actitud que simboliza el poder de una nueva feminidad. Marcella Borghese, socia de Charles Revson, que acaba de crear una gama
"Cultivad vuestro cuerpo" se convierte en el nuevo lema que permite lle- de veinticuatro colores de barra de labios, vivos y luminosos. Se asiste a un
var sin complejos los senos desnudos bajo las blusas de muselina de Yves verdadero movimiento que incita a las mujeres a reconciliarse consigo mis-
Saint Laurent. En las revistas proliferan los artículos dedicados a regímenes mas y a embellecer su propia imagen, cada una según su individualidad.
rü El cuerpo tiene sus razones, de Thérése Bertherat, es algo más que un
!
d
.o libro de consejos: es una disciplina para aprender a liberar la energía des-
E
(É perdiciada. El cuerpo escarnecido, de Alexandre Lowen, que encabeza
J

N
una nueva escuela de expertos estadounidenses en bioenergética, y A la
o
búsqueda del cuerpo perdido, de Jane Howard, una brillante periodista y
¡
O

)
OJ
redactora de Life -"relato de mi odisea a través del movimiento nacido en *,
.,,1,

California y destinado a encontrar la verdadera vida"-, constituyen ilus-


.W
traciones de este gran impulso hacia la libertad, personificado en 1974 por
la aparición de una nueva imagen de belleza a través de la publicidad para

el perfume Charlie, de Revlon. La silueta joven y llena de energía, en traje


pantalón, se convierte en el emblema de la joven de los años setenta. Por
primera vez en Ia evolución de la belleza, hombres y mujeres pueden ele-
gir su look según su estilo de vida personal, sin tener que limitarse a obe-
decer los dictados de la moda. El make-up se convierte en el medio de
,t$
Lauren Hutton.
expresar su elección. Las fotografías de belleza son pretextos para exaltar
Estrella ineludible
de los años setenta,
una actitud, un estilo de vida y una historia, reflejos de Ia sociedad. El arte
es famosa en todas
las revistas, Esquire y la moda se unen para frjar lo efímero, como bien comprendió Andy
incluida, célebre por
sus creaciones de Warhol, que retrata a las beldades más famosas de su tiempo: Marilyn,
portada (diciembre
de 196ü. Jackie Kennedy o Héléne Rochas. Se crea una cultura que asocia moda y
movimientos sociales. lulie Christie y de las células frescas (La Prairie) y causa asombro saber que los huevos de
Warren Beatty en
Se asiste a los trascendentes inicios de la fito- la película Champú, caviar tienen un efecto estimulante (lngrid Millet, Perles de caviar). La
de Hal Ashby, 1975.
terapia. Francia, cuyo territorio meridional es rico línea "Varese" de Stendhal, probada a 8.000 metros de altitud por Lionel

en plantas aromáticas, adquiere la supremacía en ferrey,lanzadaen 1976, y compuesta de aceite de coco y extractos de flo-
el terreno de la aromaterapia, después de haber res, genera en la piel una barrera de protección. La crema Re-Nutriv ultra-

dominado la perfumería. Se duda entre los baños ligera de Estée Lauder se impone contra los efectos del sol gracias a su

de algas (Marinea), el germen de trigo (Léonor pantalla solar indetectable bajo el maquillaje (1978). Al mismo tiempo que

Creyl) o el suero de lúpulo y la base de maquilla- los cuidados botánicos de Sisley, entre los cuales destaca la famosa más-

¡e de lirio (Sisley). En junio de 1976 se celebra por carafríaal tilo, sale al mercado una línea de belleza solar de Lancaster, que
primera vez en Francia un simposio internacional incluye una decena de productos.

dedicado a los cuidados del busto. Los productos El concepto más innovador de cuidado de la piel llega de Estados

de Clarins son la estrella principal. Se descubren el Unidos y desvela las mismas imágenes de pureza y rigor que Courréges,

colágeno y la silicona. La cirugía estética se demo- un poco antes, con su moda blanca: una gama de cosméticos simplificada

cratiza... Se estudian las virtudes rejuvenecedoras al extremo (siete productos solamente), utilizables por todas las mujeres,
p incluso por las alérgicas, las extremadamente sensibles y las frágiles.
'o Resultado de estudios dermatológicos estadounidenses muy avanzados,
u
G esta línea lleva un nombre muy estricto y con connotaciones médicas:
J
N Clinique. Un "baremo de belleza" permite realizar un chequeo de la piel

o
de cada mujer, que determina sus características particulares. Detrás de
.d
J esta marca, que inspirará múltiples imitaciones, se oculta el inagotable
olfato y la curiosidad incansable de Estée Lauder, que innova una vez más
en el empleo de nuevas moléculas.
Es también la edad de oro de las maniquíes de fuerte personalidad. A
Veruschka la sucederán Marisa Berenson, Lauren Hutton, Margaux He-
mingway, y luego Cheryl Tiegs y Christie Brinkley, que personificaren h
Cortes y pe¡nados belleza saludable y deportiva, arquetipo de la América conquistadora.
de los años setenta,
entre ellos una Revlon paga 175.OOO dólares a Lauren Hutton en 1972 por publicitar su
versión del célebre
corte "a lo Stone",
Iínea "Ultima ll", y Estée Lauder pone su mirada en 1970 en la elegante
en Votre Beauté.
Karen Craham, fotografiada por Victor Skrebneski. En Francia, los grandes
1975. La laca Elnett modistos se lanzan al mercado de los cosméticos con gran despliegue
fue considerada al
principio como una publicitario. Si desde 1968 Dior confía la creación de sus líneas de maqui- \. I
herramienta
profesional. Ilaje y su imagen de belleza a Serge Lutens, la casa Chanel lanza en 1975

*p"- su primera línea de maquillaje, con veintiséis colo-


res de barra de labios. La sigue en 1978 la marca
fl* #d--4
J'$ Yves Saint Laurent, con los colores más sensuales y

,';
arrebatadores vistos hasta entonces. El interés se
centra en los materiales de la barra de labios. Se

buscan más consistentes y cremosos, y aparecen


Ios primeros brillos (g/oss). Terry, creativa de los
productos y de la paleta de Yves Saint Laurent, que
en esta época estaba aún en Carita, toma como
referencia el brillo N" '19, un extravagante fucsia,
el Brillant á lévres éclat doré de Estée Lauder y el
Face Cleamer Colden Clory de Revlon.
,;
La pasta brillante se obtenía con glicéridos de '\
il

germen de trigo y ace¡te de sésamo, y se reforza-


ba con un filtro solar protector. Marisa Berenson
,t'.-.:.
.!l{{.
.:
¡f.
: r ..:il¡iÍ I

iffi

Jackie Onassis era una fiel consumidora de una nueva línea de maquillaje llegada de
y el fotógrafo John
Calella. Con sus Estados Unidos, "On Stage", la única que ofrece en una especie de fras-
famosas gafas negras,
crea el look natural co sunstrocke4 ni gel ni crema coloreada, sino unas perlas doradas en sus-
pero elegante.
pensión que se aplican en los brazos o en el escote para obtener un efec-
Mariel y Margaux
Hemingway.
to brillante cobrizo. Todo el mundo probaba nuevos polvos: opalescentes,
Margaux firma en muy irisados, con p¡gmentos nacarados. Cabello suelto y sano, piel bron-
1975 un contrato de
run millón de dólares ceada o irisada, labios brillantes con g/oss: la belleza de los años setenta
para promover los
cosméticos BaLre. es inevitablemente resplandec¡ente, a ¡magen de la que mejor simbol¡za
esta década: Farrah Fawcett. La exuberancia de estos años tocará a su fin
con la aparición de un nuevo fenómeno de juventud: el movimiento punk.
Los punks rompen con la sociedad y muestran una voluntad delibera-

da de impactar y provocar. Su lema es No future (No hay futuro). Mediante


su premeditado mal gusto y su panoplia iconoclasta, desean poner de
manifiesto que no creen en nada. Su estilo es muy vistoso: crestas y pei-
nados a lo puerco espín, teñidos de azul, rojo o verde fluorescente;
Bo Derek en la cráneos afeitados y tatuados, y maqu¡llaie o(,1)('( l,r( rrl,rr ( )rrrlr('rr ',('r vul
película Diez,
l;t muier perfecta. gares y llevan pulseras o collares de cucro l,lrltotl,ttlo t rrrr¡rcrtlilrlcs a
I anza la moda del
r:abello trenzado. modo de pendientes. Asociados a una corr¡('lll('llrrr',r(,rl Ilrr¡y vtolt'lrl¡, sc

Romy Schneider.
identifican con los Sex Pistols y La narania tttt't,itttt,t rL",l,tttk'y l(trllril<.
Los franceses la
ESte movimientO radiCal Se exportacon rapidcz,l lorlo r'l tttt¡tttlo t.rt-c-iclcn-
postulan como
Ia mujer más bella
tal y señala definitivamente el final de un pcríorlo Vrvicrrtrt' Wt'slwood,
del siglo en una
i:ncuesta de 1 999 marginal en esos años, ejercerá una influenciil t'virlcrllr",,rlrtl lo'; ( orlr[)ot
cn el Figaro.
tamientos de la década de los ochenta, ya cn ttr.ttt lr,t
r tiA¡.t( ( )t',1 M( )l ili I
W
La belleza
La década de 1980

Los años ochenta arrancan con un contoneo. Son los últimos días de la
música disco y la juventud dorada, o más b¡en de lentejuelas; se menea el

esqueleto en el Palace de París o en el Studio 54 de Nueva York. Bajo las


bolas reflectantes, las heroínas de la noche se maquillan para la escena: los
labios son extremadamente rojos, los ojos están ribeteados de azul eléc-
trico y los pómulos destacan con un colorete de color ladrillo. Las nuevas
amazonas, Bianca Jagger, Diane von Furstenberg o Jerry Hall, reinan en el
eje París-Nueva York. Pronto, Crace Jones conocerá a Jean-Paul Coude,
su Pigmalión, que la remodelará: pómulos, caderas, nariz y ojos. Se con-
vierte en una supermujer.
Por otra parte, la mujer de los años ochenta también pasa por ser una
superwoman. Subida a unos zapatos de tacón, ceñida en un traje sastre
gris similar al de los hombres de negocios y con una manicura impecable,
toma al asalto el mundo del trabajo. De los pasillos de Wall Street a los
platós de los talk-shows, la consigna es s¡empre la misma: no hay sitio
para lo relajado, lo natural, las medias tintas. La era del exceso ha empe-
zado. El lema es maquillarse o morir. En'1983, en Estados Unidos, Eli-
zabeth Arden logra una de las mayores ventas de su historia con Lip-Fix,
un gel milagroso que permite mantener el pintalabios más tiempo. El /ip-
stick es escarlata, pero pronto será marrón o más bien chocolate. Cadavez
más, los códigos de belleza cambian de temporada en temporada. Los
lman y Jerry Hall maquilladores, que se han convertido en directores de estilismo de las
folo¡irafiadas por
I lor,,l. Ias f.op grandes casas -Thibault Vabre en Lancóme, Terry en Saint Laurent, Heidi
nrrrrlr'/s dc los años
rx lrr,nl¿ son Morawetz en Chanel, Tyen en Dior-, llevan la voz cantante. Se descubre
l,rtlrlril'n rcin¡s
tlr. lit ltrx;hc. el brillo y luego los colores irisados o incluso metalizados. La sombra de
ñ ojos pasa del marrón al violeta y se degrada en arco iris o en camafeo. Las
T'

U pestañas se alargan con una máscara waterproof , verde césped o azul pis-
\o
ro
rü cina. Es un toque de color-en un mundo negro, blanco y gris, con decora-
J
(d
N ción metálica, industrial y fría. "ln" , rectifican las revistas.
3
o En los sótanos de los /ofts de hormigón que hacen soñar a los urbani-
-o
rd
J tas, los punks gritan "No future!".Sacuden París, Londres y Nueva York.
Ellas imponen el cuero, la lencería de los sex-shops, el lápiz de labios vio-

leta, el pelo desgreñado y el humor negro. Pronto, la cantante Siouxsie


Sue, de tez lívida y ojos carbonosos, y ataviada como una sacerdotisa góti-
ca, pasa a ser la heroína de la generación cold wave... Sin embargo, en la
cumbre de las listas de éxitos triunfa Madonna. Ya cante llke a Virgin o
represente Buscando a Susan desesperadamente, es too much. Madonna,
Crace Jones. Tras
dedicarse a la moda,
con sus párpados maquillados, su cabello rubio con raíces negras, sus col-
la musa de Jean-
gantes y sus mitones, tiene agallas. Aficionada a reinventarse y a remo-
Paul Coude se lanza
a la publicidad, el delar su cuerpo con cada nuevo lanzamiento mediante el bisturí de un
cine y la canción.
cirujano estético, sabe que no da la talla.
Método en vídeo de
.lane Fonda. Hay La belleza ha pasado a ser una competición. Son años de culto a la ima-
que sufrir para ser
bella..., muy bella. gen y al cuidado de la apariencia. El cuerpo debe ser perfecto. "l want mus-

cles", canta Diana Ross, y Jane Fonda se conv¡erte


en la sacerdotisa del aeróbic. Sus cintas de gimna-
sia arrasan. "Y uno, y dos y tres..." Enfundada en
un body fucsia, la estrella enseña a las mujeres a
esculpirse un cuerpo de ensueño. Es decir, de
acero. El otro deporte que hay que practicar a altas
dosis es el iogging. En Central Park, en Hyde Park
y a lo largo del Sena se corre a zancadas cortas, con

el walkman encasquetado para no perder el ritmo.


Prohibido desfallecer: hay que sufrir para ser bella.
Y sobre todo hay que ser bella de pies a cabeza.
Para el cabello también es la década de la
puesta a punto. En Francia, Jacques Dessange y
luego Jean-Louis David, que lanzará el iust a cut,
crean cortes estándar e inventan el prét-á-coiffer.
pómulos perfectamente estilizados. ¿Verdadero o falso? La cuestión sigue
siendo tabú.
En los mostradores de las perfumerías todo sirve para hacer lo verda-
dero más bonito que natural. Es la década de los autobronceadores.
Cuerlain triunfa con el Terracotta, lanzado en 1984. Los polvos solares se
aplican en la frente, las mejillas o el canalillo. Hay que lucir buena cara,
-frcs
incluso en pleno mes de diciembrc. añc¡s tlris litrd«r, Cucrlain repite

con los Météorites, unas b<¡las mtLllicokrrcs quc dclrcn rrtczclarse para
obtener un efecto óptimo: ntalva para tnitlizitr, lll;tttro para r:l brillo y
verde contra las rojcccs. L¿rs crct-ttin cotnl¡,tlr'¡l ,tltor,t l;'n,lrrtlllas y cl exce-

so de grasa. La mayoria dc lits trtujcrcs ltilrt tottt¡lrrttlrl ,tl lrrcttos una vez
en su vida un tratam¡enlo <:onlr¡l l;t rclulilis. l'tr 19flu, t'rr C.l;trins, sc cele-
bra la llegada dcl g,cl multitcnsor tlcl lrttslo (titt,r lrlonrul¡tr:itin dc un pro-
ducto lanzado an 1976), cuya f tttt«;it1tt t'r lt'v,tttl,tr lo" ¡rct.ltrls, ¿rl menos

aparentemente. Llega cn cl rn«ri«lr rt)rlrttonltt, yit (ltl('vttt'lvctl a estar de


Lypsinka, drag- moda los senos generosos. Roscmary Mt.(,rollr,r, l,t rrsl;ttlourli<.lonse con
queen y pertormer,
fotografiado por ojos violeta, exhibe en todos los pubs Dirn su vcrli¡littoso csr:olc. Hace
Roxanne Lowit.
Los travestidos soñar a los hombres y también a las tnujcrcs. Itl l,ts s«rrr:iotlcs do lencería
pasan a primera fila
Pat Cleveland, Las maniquíes, de plástico indudablemente magnífico, comienzan a de la escena ('1989). de los grandes almacenes empiezan a vcndcrsc suicl,itclorcs quc dcjan ver
Mar¡e Helvin y
Sayoko tras un hacerse un nombre. No se habla más que de Elle... Elle Mac Pherson. La ampliamente la partc supurior dcl pccho. Las via-
desfile de Mugler...
La moda ama el belleza australiana luce en todas las revistas sus firmes senos, sus larguísi- jeras regresan de Londrcs con cl Wond«rrbra, lan-
exceso.
mas piernas, su l¡so vientre y su piel bronceada. Elle es "The Body" (El zado en los años setenta. l.os divicrl.e el eslogan
Cuerpo), que es tanto como decir la perfección, joven y musculosa. Todas "Say goodbye to your fects" (Di rclit)s a tus pies).

las mujeres sueñan con ella, tanto más cuando, sin piedad con los miche- Habrá que esperar un poco hasta que cruce el

lines, la moda las embute en los bodys y las mallas de Lycra de Azzedine canal de la Mancha... Subrepticiamcntr:, las gordi-

Alaih. Como la gimnasia no basta, se descubre que la belleza se encuen- tas eclipsan alas superwomen de hombreras agre-

tra a veces en el bisturí. La cirugía estética comienza su irresistible ascen- sivas, talle fino y maquillaje de geisha. Jean-Paul

sión. En 1988, el número de intervenciones aumenta en Estados Unidos Caultier rinde homenaje a las rollizas con corsés
un 63"A. Los consultorios de estos nuevos magos están siempre llenos. Se de la abuela y base de maquillaje rosado. El fotó-
practica la liposucción, se inyecta colágeno en los labios, se rectifica la grafo Jean-Baptiste Mondino y el maquillador
nariz, se reducen las bolsas de los ojos, se vuelven a hinchar los senos. En Topolino renuevan el look de la época con imáge-
las páginas de crónica social de las revistas, las bocas de las estrellas son nes llenas de vida, humor y poesía. Mujer maripo-
extraord¡nariamente carnosas, los pechos realmente impertinentes y los sa y aires retro: la estética se relaja.

También podría gustarte