Doctrinas Economicas
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ANTIGÜEDAD
BABILONIA
CHINA
El espíritu económico de este país ha permanecido casi sin variaciones hasta nuestros
días. Su célebre muralla refleja de forma inequívoca la idiosincrasia de este pueblo. Ha
conservado sus usos y costumbres, y ha demostrado a la humanidad su laboriosidad.
Los comerciantes chinos estaban organizados, aun lo están, en corporaciones
reguladas con tanta seriedad que los engaños eran raros entre ellos.
Antes de la era cristiana se conocía ya el papel moneda. Cada billete era firmado por
varios funcionarios a fin de garantizar su autenticidad; también existieron monedas de
cobre que tenían un valor muy pequeño; la cantidad de monedas de oro y plata era
restringida pues los gobernantes consideraban ficticias estas riquezas y temían que la
población abandonara la fuente de bienestar -la tierra- por el atesoramiento
desmesurado de metales preciosos.
INDIA
Su comercio con los países extranjeros fue en la antigüedad bastante amplio, pero el
mayor enemigo para su desenvolvimiento económico lo encontramos en la rigurosa
división de la población en castas que se erigió en una valla constante para su
progreso.
GRECIA
Resulta rara la relativa debilidad de las doctrinas económicas griegas cuando se piensa
en el brillante desarrollo económico de los helenos en el terreno de la filosofía. En su
época los estudios económicos son incompletos y rudimentarios, vinculados siempre a
la política y a la moral. ¿Por qué este atraso?. Unos autores lo atribuyen a que su
atención y estudios especiales los dedicaban exclusivamente al Estado; otros
economistas sostienen que los fenómenos relativos a nuestra materia eran para los
griegos poco visibles.
Los autores griegos que trataron algunos temas económicos con bastante claridad son
Platón y Aristóteles. La tendencia de ambos es ecléctica, conservadora y socialista a la
vez. Conservadores, porque temen el progreso económico; su ideal es una economía
modesta; su predilección, entre las formas de actividad económica, es para la
agricultura; son hostiles al comercio, al crédito y a la navegación. Tienen ideas bastante
claras en materia de moneda. La concepción helénica sobre la producción y circulación,
tan mediocre, avanza repentinamente con ideas precisas al estudiar el reparto. Plantón
y Aristóteles regulan la distribución de riquezas con criterio socialista, criterio que se
afirma con energía decreciente a medida que se pasa de "LA REPUBLICA" (obra
correspondiente a la juventud de Platón), a "LAS LEYES" (obra de su vejez) y de "LAS
LEYES" a "LA POLITICA" (Aristóteles).
Platón nos ofrece, en primer término, un Estado equilibrado y armónico. Para realizar su
ideal concibe la división de trabajo creando castas casi cerradas. En "LA REPUBLICA"
-uno de sus Diálogos- hay tres clases: dos superiores (magistrados y guerreros) y otra
inferior (la de los trabajadores manuales). Las primeras castas se sacrifican por el
interés del Estado; desde la infancia viven en comunidad, sin familia y sin bienes.
Analizando el socialismo platónico comprobamos que no le inspiran miras económicas,
puesto que su propósito no es el de que exista una mayor comodidad entre los
comunistas; por el contrario, su propósito es aliviarles de todas las preocupaciones
familiares y patrimoniales para que puedan dedicarse por entero a las austeras
funciones públicas. He aquí una diferencia notable con las ideas del socialismo
moderno que persigue el máximo bienestar para todos los individuos.
TUCÍDIDES
ROMA
Marco Poncio Catón, llamado el Censor (234-149 a. C.); autor del tratado sobre
agricultura titulado "De re rústica"; ensalza la superioridad de la agricultura e indica los
inconvenientes del comercio, pero su obra guarda poca relación con nuestra materia,
puesto que en ella se encuentra un tratado sistemático de economía rural.
Lucio Junio Moderato Columela, español de la época romana que vivió en el primer
siglo de la era cristiana, fue autor de un tratado también titulado "De re rústica". Es él
más científico de todos los escritores latinos aunque, lo mismo que los demás, trata con
preferencia los temas rurales.
EDAD MEDIA
Cristianismo
Sostienen superficialmente algunos autores que a los fines de nuestros estudios la vida
medieval no aporta datos interesantes hasta los siglos XII y XIII.
Dos hechos históricos rigen la Edad Media: la expansión del cristianismo y la invasión
de los bárbaros.
EL MERCANTILISMO
Los países que, como Francia e Inglaterra, contemplaban a España sacar tesoros de
sus minas del Nuevo Mundo, se preguntaban por qué medios podrían proporcionarse
ellos también oro y plata. Creyeron encontrarlos vendiendo al extranjero productos
manufacturados y, para ello, se esforzaron en desarrollar el comercio exterior y la
industria manufacturera mediante todo un sistema complicado y artificial de
reglamentación. Es lo que se denominó sistema mercantilista.
1º ) Superioridad de los metales preciosos sobre los demás bienes, tanto desde el
punto de vista de la riqueza individual, como de la colectiva
El mercantilismo presenta algunas variantes según los países en los que se llevó a la
práctica. En Francia tuvo como representante a Colbert. Su actuación fue extraordinaria
motivando que al mercantilismo se le conozca también con el nombre de
COLBERTISMO.
Colbert, ministro de Luis XIV, después de haber logrado la abolición parcial de las
barreras provinciales que dificultaban el comercio interno de su país, aplico elevados
impuestos a la importación de artículos manufacturados, en tanto que favoreció la
introducción de materias primas. Al proteger de este modo la industria francesa,
provocó su gran desarrollo, lo que unido al abandono parcial de la agricultura, hizo que
al mercantilismo francés se le llame igualmente industrialismo.
El mercantilismo ingles difiere del francés desde varios puntos de vista. Protegió la
agricultura y el comercio, siendo ejemplos típicos de esto último las Actas de
Navegación de Cromwell (1651) y la elaboración de un sistema muy especial de política
colonial con sus famosas Compañías de las Indias Orientales. De ahí que al
mercantilismo ingles se les designe con el nombre de comercialismo.
El mercantilismo tuvo en España resultados menos felices que en las naciones antes
nombradas. Concretó esta nación su política mercantilista en disposiciones
gubernativas tendentes a retener el oro proveniente de América. Esta orientación
produjo un empobrecimiento general, ya que la industria y la agricultura se hallaban en
él más completo abandono, lo que trajo como consecuencia una miseria tal que en
poco tiempo diezmó la población.
Fue a principios del siglo XVII cuando un mercantilista (autor del llamado Tratado de
Economía Política) ANTONIO DE MONTCHRETIEN, utilizo para nuestra ciencia su
denominación actual, vinculando el concepto económico al calificativo social o político.
A esta concepción se la tilda de optimista por proclamar que esas leyes naturales son
las mejores.
Del mismo modo y como consecuencia de lo expuesto, afirman los individualistas que la
intervención del Estado en materia económica debe reducirse a un mínimo
indispensable para la seguridad de cada uno o, lo que es lo mismo, debe dejarse
libertad de acción en lo económico. Las mismas sociedades primitivas no demuestran
que en toda época ha sido imposible prescindir de la autoridad gubernativa, puesto que
si bien esta debe dirigirse a garantizar la libertad individual, debe, también,
precisamente por ello, asegurar su ejercicio efectivo en beneficio de todos y no de unos
pocos.
Las ideas fundamentales de los fisiócratas pueden reducirse a dos principios básicos:
La agricultura multiplica los productos y los valores. La industria no hace más que
"sumar" los valores de los productos que consume para crear otros nuevos.
"El cultivador -afirma Quesnay- produce por generación, por aumento efectivo de los
productos. El artesano sólo produce por adición".
La industria no crea nada nuevo, sólo transforma lo que ya está hecho; el comercio se
reduce a un cambio de bienes ya existentes; ambos carecen de importancia para los
fisiócratas.
Entraña la afirmación de que dicho orden rige todos los fenómenos, por cuya
circunstancia rechazan la intervención del Estado que resulta inútil y que solo puede
alterar el libre juego de las fuerzas naturales en prejuicio del bienestar de la humanidad.
Las cosas deben, pues, seguir su curso, principio que sintetizan en el célebre tema:
Laisser Faire, Laisser Passer (dejar hacer, dejar pasar). Por ello y en oposición al
mercantilismo, establecen la libertad del trabajo suprimiendo las corporaciones de
oficios y la libertad del comercio exterior aconsejando la abolición de las trabas
aduaneras.
Por último, dividen la sociedad humana en dos grupos: Clase productora y Clase estéril.
La primera está formada por el soberano, los propietarios de tierras y los agricultores.
Es la clase que hace renacer por el cultivo del territorio las riquezas anuales del país.
Si bien es cierto que los nobles no cultivaban ellos mismos sus tierras, las ceden en
arrendamiento, favoreciendo el desarrollo de la agricultura. Los colonos son una clase
verdaderamente útil y provechosa ya que con su profesión aumentan la riqueza
colectiva.
La clase estéril comprende a todas las personas que se ocupan en otros servicios y
trabajos de los agrícolas. Respecto a la población, son contrarios a que el Estado
propicie su aumento, sosteniendo que ella debe crecer normalmente.
Fue precursor de esta escuela VAUBAN, siendo su jefe y fundador el célebre médico de
Luis XV Quesnay, autor del Cuadro Económico. Sus discípulos fueron: GOURNAY,
DUPONT DE NEMOURS, etc.
Turgot procuro, en su calidad de ministro de Luis XVI, llevar a la práctica los principios
sustentados por los fisiócratas y consagrados posteriormente por la Revolución
Francesa.
Tiene como núcleo ideológico los trabajos de A. Smith. Las ideas de Smith fueron
desarrolladas y formalizadas por David Ricardo, quien desarrolló el método de análisis
propiamente económico: la elaboración de modelos que permitieran extraer los
elementos esenciales de los problemas bajo estudio y examinar las interacciones entre
sus partes.
Dentro de la propia escuela clásica hay una serie de autores que, si bien de forma
genuina se sitúan en esta escuela de pensamiento, en realidad fueron sus críticos. En
este sentido, cabe destacar los trabajos de Malthus y de J. B. Say.
Comentaremos brevemente los trabajos de esta escuela por haber desarrollado "LA
LEY DE LOS MERCADOS", que ha sido profundamente empleada por los
monetaristas, los cuales, como seguidamente veremos, son en la actualidad defensores
de las ideas clásicas.
ADAM SMITH
ADAM SMITH: (1723- 1790), nació en Escocia. Estudió Ciencias Morales y Políticas y
Lenguas en Oxford. Se le considera como el fundador de la escuela clásica. En 1759
apareció su Teoría de Sentimientos Morales, dedicándose más a partir de ese momento
a la jurisprudencia y a la economía que a las doctrinas morales.
En 1776 publicó la Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las
Naciones. Su fama fue inmediata, y la reputación de Smith quedó establecida para
siempre.
Poco antes de su muerte fueron destruidos la mayoría de sus manuscritos por expreso
deseo suyo y sin que mediara explicación alguna.
La mano invisible del mercado no sólo asigna las tareas, sino que también dirige a las
personas en la elección de su ocupación y hace que se tenga en cuenta las
necesidades de la sociedad. De la misma manera, el mercado regula cuales son las
mercancías que han de producirse. La esencia de la economía del mercado es que en
ella todo se convierte en mercancías con un precio, y que la oferta de éstas es sensible
a los cambios en los precios. El mercado es un mecanismo que se autorregula, y el
sistema de precios organiza el comportamiento de los individuos de forma automática.
Hay que tener una idea clara de la importancia revolucionaria de esa doctrina. El
mercado es impersonal y no conoce favoritos; con él se acabaron las prerrogativas de
la nobleza. Esta idea debe ser contratada con los sistemas anteriores de organizar la
sociedad, en los que cada uno tenía asignado su lugar y en él permanecía.
Smith fue el gran defensor del "Laissez Faire" es decir, de la no-intervención del
gobierno en los asuntos económicos. A su juicio, los gobiernos son derrochadores,
fáciles de corromper, ineficaces e inclinados a otorgar privilegios en detrimento de la
sociedad en su conjunto. Para promover el bienestar, los mejores medios son el
estímulo del propio interés y el desarrollo de la competencia.
Según Smith, uno de los factores fundamentales del crecimiento económico descansa
en el concepto de la división del trabajo que incrementa la producción por tres razones:
1º) Aumenta la destreza de cada operario, pues éste realiza repetidamente una tarea
sencilla.
2º) se ahorra tiempo, ya que el trabajador no necesita cambiar de una clase de trabajo a
otra.
3º) Se puede inventar maquinaria para incrementar la productividad una vez que las
tareas se han simplificado y convertido en rutinarias.
El aspecto negativo de la división del trabajo es que puede atrofiar la mente del
trabajador y tener efectos nocivos sobre su personalidad.
Debe señalarse que, si bien la división del trabajo es la base del progreso, ésta
depende de la magnitud del mercado. Por ello, Smith defendió la libertad de mercado
como pieza fundamental de su pensamiento económico.
Para Smith, el valor era independiente de los caprichos del mercado. Los precios
nominales podrían fluctuar, pero el valor permanecería constante. Pero si el valor era
distinto del precio, ¿cómo se establecía entonces? Smith afirmó que el trabajo era la
medida del valor. En particular, admitió que, cuando se trataba de una sociedad
primitiva, el valor del bien dependía de la cantidad de trabajo necesaria para producirlo.
TEORÍA DE LA ACUMULACIÓN
Los capitalistas eran los agentes principales a través de los cuales la renta se
convertiría en acumulación. La cantidad de beneficios podía considerarse como el
determinante básico del ritmo de la acumulación y, a su vez, de la tasa de expansión
económica.
En ese sentido, Smith destacó los efectos de la acumulación, y a su vez, de la tasa de
expansión económica.
En ese sentido, Smith destacó los efectos de la acumulación de los beneficios de los
empresarios, pues se reinvertirían en maquinaria, permitiendo una mayor división del
trabajo y aumento de la productividad, y en generando, por lo tanto, una mayor riqueza.
Por ello, Smith veía en la acumulación de los beneficios el motor que pone en
movimiento la mejora de la sociedad.
DAVID RICARDO
Si bien Smith fundó la escuela clásica, Ricardo fue la figura más destacada en cuanto al
posterior desarrollo de las ideas de los clásicos, debido en parte a que demostró las
posibilidades del método abstracto.
LA RENTA ECONÓMICA
LEY DE LA DISTRIBUCIÓN
Según Ricardo, la ley de la distribución era uno de los temas más importantes de la
teoría económica. Al analizar la distribución de la renta nacional entre las tres clases
sociales más importantes (trabajadores, capitalistas y terratenientes) destacó que la
renta total estaba limitada por los rendimientos decrecientes. En consecuencia, los
incrementos en la renta alcanzados por una clase social tienen que lograrse a costa de
arrebatárselos a otro grupo social.
En una perspectiva dinámica, Ricardo pensaba que el crecimiento de la población
acompañaba a la expansión económica, y que esta expansión llevaría consigo un
aumento de las necesidades de alimentos que, debido a la ley de los rendimientos
decrecientes, solo podrían satisfacer a costos más altos.
Con el fin de mantener los salarios reales a su nivel anterior, serían necesarios salarios
monetarios más altos, lo cual haría disminuir la participación de los beneficios en el
producto.
Dada esta línea argumental, Ricardo señaló que el proceso de expansión económica
podía minar sus propios cimientos, es decir, la acumulación de capital a partir de los
beneficios, emergería el estado estacionario, en el que ya no habría acumulación neta.
Suponía que la economía tiende siempre a una situación de equilibrio con pleno
empleo, y, en tal sentido, elaboró una teoría que alcanzó en general difusión con el
nombre de "Ley de los mercados" de Say. Esta ley es una pieza básica, pues
fundamenta la supuesta propiedad de ajuste automático de los mercados defendida por
los economistas clásicos.
En la segunda afirmación Say sostenía que la demanda de bienes está constituida por
otros bienes. Interpretaba que el acto de producir generaba renta suficiente para
comprar el producto. Defendía que si se establecía la correcta combinación de
mercancías, todo se vendería, porque la producción estaba proyectada para la compra,
o, simplemente porque la oferta crea su propia demanda. Esta proposición se refería a
la economía en su conjunto y no a la situación de empresas o industrias individuales.
Dado que, según los supuestos introducidos, nunca podría existir una deficiencia de la
demanda agregada, se descartaba la posibilidad de una superproducción general. La
conclusión anterior descansaba en una importante hipótesis: la de que todos los
ingresos se gastaban y nada se atesoraba.
Según la ley de Say, la oferta crea su propia demanda, de forma que se descarta la
posibilidad de una superproducción general.
THOMAS R. MALTHUS
Economista inglés (1766- 1834), estudió matemáticas, fue clérigo, escritor y profesor de
Historia y Economía Política.
Dentro de la escuela clásica, representa la actitud más pesimista respecto al futuro del
mundo. Argumentaba que la raza humana tendía a multiplicarse a un ritmo muy rápido,
y que la tierra, a diferencia de la población, no puede multiplicarse. La consecuencia de
esto era que el número de habitantes tarde o temprano dejaría atrás a la cantidad de
alimentos necesarios para mantenerlos. Las guerras, las epidemias y las plagas
resultaban necesarias para regular la población: "el hambre parece ser el último y más
temible recurso de la naturaleza", observaba Malthus.
Pero eso no es todo. Además de la perspectiva sombría creada por la teoría sobre la
población, Malthus concibió una idea económica que también fue motivo de inquietud.
Malthus vivía preocupado por la posibilidad de lo que él llamaba un "atascamiento
general", esto es, una inundación de mercancías sin posibles compradores.
Malthus, para defender sus posiciones, señalaba que existían dos categorías de
productos: esenciales y no esenciales. Con los bienes esenciales, que son básicamente
los alimentos, nunca habría problemas de saturación, pues una mayor disponibilidad de
los mismos automáticamente creaba su propia demanda en forma de una aumento de
población. En el caso de los bienes no esenciales, el problema era diferente, pues el
equilibrio de los mercados de este tipo de bienes dependía de los gustos de quienes
gozaban de rentas suficientemente altas para adquirirlos y capitalistas. En este sentido,
Malthus argumentaba que las necesidades y los gustos de los potenciales compradores
de bienes no esenciales eran tales que no absorbían la oferta para remediar tales
estancamientos. Malthus sostuvo que lo más prudente era estimular los gastos por
parte de los ricos y del Estado. En particular señaló que una estrategia adecuada podría
consistir en construir carreteras y en realizar otras obras públicas, en que los
terratenientes y otras personas con medios contratasen trabajadores para construir,
mejorar y embellecer sus terrenos y sus propiedades. Por ello sostuvo que un remedio
a la superproducción podría consistir en mantener los ingresos de los terratenientes,
pues éstos desempeñaban la función socialmente deseable de gastar sus rentas en un
consumo suntuario, ya que, al obrar así contribuían a mantener el nivel de la demanda
agregada.
Según Mill, de los dos tipos de leyes mencionadas, unas eran inmutables- pues venían
fijadas por la naturaleza y la tecnología- y gobernaban la producción. Los hombres sólo
podían ajustarse a estas leyes, pues eran impotentes para cambiarlas.
Otro tipo distinto de leyes eran las que gobernaban la distribución del producto social.
Las consecuencias de estas leyes estaban socialmente determinadas y quedaban
sujetas al control humano, de forma que la distribución existente de la renta podía ser
alterada.
Por otro lado, Mill, se sentía preocupado por la tendencia hacia la inestabilidad, que
probablemente coincidiría con la aproximación al estado estacionario, y con las tasas
de beneficio decreciente. Creía que con la llegada del estado estacionario algunos
empresarios se sentirían inclinados a rechazar las tasas de beneficios corrientes y a
buscar negocios altamente arriesgados, con la esperanza de cosechar beneficios
superiores a la media.
Una posible solución a estos problemas sería que el Estado recogiera, por medio de
impuestos, una parte creciente de los fondos potencialmente beneficiosos. De este
modo disminuiría la caída de las tasas de beneficios sobre el capital privado y se
reduciría la volatilidad del sistema.
ECONOMÍA MARXISTA
KARL MARX
Filósofo y economista alemán (1818- 1883). Estudió historia, Derecho y Filosofía en las
Universidades de Bonn y Berlín, doctorándose en Filosofía a los veintitrés años.
Cerrado el camino hacia la docencia universitaria debido a su radicalismo, se dedicó al
periodismo.
En 1848, junto con Engels, redactó El Manifiesto del Partido Comunista. En 1867
publicó el primer volumen de su obra magna EL CAPITAL. Después de su muerte,
Engels publicó buena parte de sus manuscritos y los volúmenes II y III de EL CAPITAL.
- lo que se produce;
- como se produce;
Según esta concepción, las causas últimas de todos los cambios sociales y de todas las
revoluciones políticas hay que buscarlas no en las mentes de los hombres, sino en las
mutaciones experimentadas por los métodos de producción y de intercambio. La fuerza
básica en la historia es, para Marx, la estructura económica de la sociedad. Esto no
excluye el impacto de las ideas, sino que sostiene que las ideas son un reflejo de la
sociedad que las alienta.
Según Marx, el valor del uso o utilidad de una mercancía constituye la sustancia de
toda riqueza.
Además de un valor de uso, una mercancía tiene un valor cambio, que se conoce
abreviadamente como "valor". Este valor viene determinado por el tiempo socialmente
necesario incorporado a ella, considerando unas condiciones normales de producción y
la especialización e intensidad medias del trabajo en ese momento. El tiempo de trabajo
socialmente necesario incluye tanto el trabajo directo de producción de la mercancía
como el trabajo incorporado en forma de maquinaria y materias primas utilizadas y el
valor transferido a la mercancía durante el proceso de la producción.
LA TEORÍA DE LA EXPLOTACIÓN
Lo relevante es que, según Marx, el empresario paga al trabajador una cantidad igual al
valor de su fuerza de trabajo, pero este pago equivale sólo a una parte de la producción
diaria del trabajador y, por lo tanto, sólo a una parte del valor que éste produce. En el
mundo teórico de Marx, todo se vendía por su valor, y el valor de la mano de obra es la
cantidad de trabajo que se necesita para "crear" dicha mano de obra, es decir, un
salario de subsistencia.
A juicio de Marx, le causa del decrecimiento de la tasa de beneficio hay que buscarla en
el aumento de la proporción entre capital constante y capital variable. Marx creía que
esta ley demostraba que la producción capitalista tropezaba con barreras internas en
cuanto a su expansión indefinida. El proceso de mecanización crea un "ejercito
industrial de reserva" de personas sin trabajo, que tiende a empobrecer aún más al
proletariado, al forzar los salarios a la baja.
Marx criticó la ley de los mercados de Say, señalando que, incluso en el ámbito de la
producción simple de mercancías, existe la posibilidad de crisis. Según Marx, la
circulación de mercancías implica necesariamente un equilibrio de ventas y compras,
queriendo significar con ello que el número de las ventas realizadas es iguales al de las
compras. Nadie puede vender a menos que otro compre. Pero nadie está obligado a
comprar de inmediato, solo porque anteriormente acaba de vender. Si el intervalo de
tiempo entre la venta y la compra se hace demasiado prolongado, tiene lugar una crisis.
En la producción capitalista a gran escala, los capitalistas compiten todos entre sí, y
procuran acumular capital a un fuerte ritmo, esto es, recurren a procesos intensivos en
capital, a fin de ensanchar las escalas de su producción a expensas de sus
competidores. En este sentido, Marx señala que una de las consecuencias de esta
tendencia es la concentración de capital en unas pocas manos. Resulta, sin embargo,
que la expansión requiere más trabajadores, y, para obtenerlos, los capitalistas tienen
que competir entre ellos. Los salarios tienden, pues, a subir, y los beneficios a bajar.
Según, Marx, la disminución de los beneficios se pretende contrarrestar sustituyendo
obreros por máquinas, pero al mecanizar la producción, el margen de beneficios se
reduce, porque hay menos trabajadores de quienes extraer plusvalía. Por el contrario,
el nivel de los salarios se eleva constantemente y los beneficios descienden. Por
cualquier camino que se elija, la tendencia a largo plazo lleva a una tasa descendente
de los beneficios y hacia una serie de crisis cada vez más graves.
Para llevar a cabo un nuevo tipo de análisis se formularon modelos abstractos del
comportamiento de la economía. Se prestó gran atención al uso de las matemáticas en
el análisis económico, elevándose el rigor de la discusión económica, aun a costa, a
veces, de una pérdida de contacto con los problemas reales.
ALFRED MARSHALL
Ocupo puestos académicos. Muchas de sus ideas fueron elaboradas muchos años
antes de que aparecieran en la primera edición de sus Principios de Economía, de
1890.
No obstante, la demanda, por si misma, sólo explica una parte de la formulación del
precio.
Tan importante como ella eran las condiciones en que los productores estaban
dispuestos a vender sus bienes y servicios. Del mismo modo que los consumidores
obtenían a través del mercado una utilidad marginal decreciente, los productores, al
ofrecer sus servicios, sufrían una des utilidad creciente marginal, pues la producción
llevaba consigo costos y sacrificios que, en la mayoría de los casos, aumentarían
conforme creciera la cantidad ofrecida.
LA TEORÍA DE LA PRODUCCIÓN
En cualquier caso, Marshall creía que, por lo general, las ventas de cada empresa
están limitadas al mercado particular lenta y costosamente adquirido, y, aunque la
producción aumentase muy rápidamente, no ocurriría lo mismo con las ventas.
Además, la expansión de la empresa más allá de sus límites naturales la expondría
también a la competencia de sus rivales. Por ello, Marshall opinaba que era improbable
que las economías de escala presentaran un serio desafío al mantenimiento del orden
competitivo.
Según la teoría cuantitativa del dinero existe una relación directa y estable entre el
volumen de dinero y el nivel de precios.
De esta forma se reforzaba la condición esencial de la ley de Say: que toda la renta
seria gastada. La posibilidad de que se filtrara parte de ella hacia saldos estériles podía,
prácticamente, ignorarse.
LEÓN WALRAS
Walras estaba interesado en probar que los resultados de la libre competencia eran
beneficiosos y ventajosos. Para ello, era necesario, por un lado, conocer exactamente
cuáles eran las leyes necesarias de un régimen de competencia perfecta. Según
Walras, los economistas habían extendido a menudo el principio de la libre competencia
más allá de los límites de la verdadera aplicabilidad, lo que probaba que el principio no
había sido demostrado.
Walras pretendía diseñar el modo mediante el cual podía alcanzar una solución de
equilibrio simultáneamente en todos los mercados.
REVOLUCIÓN KEYNESIANA
Fue un alegato contra la economía clásica. Los aspectos más destacados pueden
concretarse en los siguientes puntos:
LA SÍNTESIS NEOCLÁSICA
Realmente, en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, lo que tuvo lugar fue una
reconciliación de las corrientes de pensamiento neoclásico y keynesiano, dando lugar a
la denominada "síntesis neoclásica". La rehabilitación y reformulación del modelo
neoclásico supuso, de hecho, que el esquema keynesiano quedase englobado en el
mismo como un caso especial.
Así, la síntesis neoclásica ofrece un modelo con una estructura común, en el que uno
de los posibles resultados podía caracterizarse como keynesiano, en el sentido de que
el sistema daba lugar a un equilibrio con desempleo.
LA CONTRARREVOLUCIÓN MONETARIA
Una tradición, en buena media oral, que arrancaría de Irving Fisher y que,
posteriormente, se cimentaría en la obra del Premio Nobel Milton Friedman- llevaba a
cabo en el seno de la Universidad de Chicago-, y en la que algunos otros autores, entre
los que cabe destacar a Friedrich Hayek, ha ido elaborando los elementos analíticos e
ideológicos de la llamada escuela monetaria.
Existencia de una tasa natural de desempleo, que depende solo de factores reales que
únicamente se puede reducir a largo plazo.
Los monetaristas también sostienen que el Estado despilfarra los recursos que utiliza.
Gasta no sólo lo que recauda, sino que incurre permanentemente en un déficit
presupuestario, asignando, además, las distintas partidas de gasto de forma ineficiente
por las presiones que recibe de los distintos grupos sociales.
Desde una perspectiva monetarista, las autoridades no pueden fijar como objeto de su
política la reducción de la tasa de desempleo a corto plazo, dato que depende de
factores reales que sólo es posible modificar en el largo plazo. Rigideces institucionales,
ineficacia del mercado de trabajo, etc., son los factores que determinan el nivel de
empleo y la tasa natural de paro.
Con esta concepción del funcionamiento del sistema económico, los monetaristas
afirman que las autoridades económicas sólo deben proveer a la economía de una
cantidad de dinero que crezca a una tasa constante (compatible con el crecimiento
esperado de la actividad), reducir el tamaño del sector público cuando sea posible y
suprimir las regulaciones administrativas que encorsetan el funcionamiento de las
fuerzas libres del mercado.
IRVING FISHER
La teoría cuantitativa del dinero tal vez le deba a Fisher más que a ningún otro
economista por la profundidad de su análisis. Es también autor de un plan para
estabilizar el dólar, según el cual debía ajustarse periódicamente la cantidad de oro
representada por el dólar, a fin de mantener el poder adquisitivo de la unidad monetaria
a un nivel constante.