La Apostilla
La Apostilla
La Apostilla
Situación en Guatemala
Debido a que Guatemala no es parte del Convenio, los documentos deben
someterse a un largo proceso de certificación en cadena, en donde hay que acudir
ante distintas autoridades para que se verifique la autenticidad de los mismos. La
República de Guatemala, hasta la fecha en que se realiza la presente
investigación, no es parte del Convenio de la Apostilla, implicando ello que no
tienen validez en el territorio de la República, aquellos documentos que no
cumplan con la cadena de legalizaciones establecidas en la Ley del Organismo
Judicial, de la misma forma que los documentos emitidos en Guatemala, que
tengan que ser utilizados en el extranjero, debido a que los mismos deben de
poseer la legalización diplomática o consular para su validez.
De conformidad con la legislación guatemalteca, para que un documento
proveniente del extranjero tenga validez, deberá cumplir con los requisitos
establecidos en la Ley del Organismo Judicial de Guatemala, Decreto 2-89 del
Congreso de la República, donde se indica que para que sean admisibles los
documentos provenientes del extranjero que deban surtir efectos en Guatemala,
deben cumplir con todos los pases de ley.
Es importante indicar, que la Ley del Organismo Judicial de Guatemala, Decreto 2-
89 del Congreso de la República en su artículo 43, previendo que en innumerables
casos, podrían producirse importantes dificultades para obtener las legalizaciones
de los documentos provenientes del extranjero, para que los mismos surtan
efectos en la República de Guatemala, en el tiempo requerido, debido a la serie de
legalizaciones necesarias para cumplir con dicho cometido; establece un
procedimiento alternativo. El mismo logra reducir los plazos y minimizar el tiempo
para la obtención de dichos documentos. El procedimiento consiste en que los
funcionarios diplomáticos o consulares guatemaltecos, cuando sean notarios,
están facultados para hacer constar hechos que presencien y circunstancias que
les consten y autorizar actos y contratos en el extranjero que hayan de surtir
efectos en Guatemala, lo cual permite eficacia y celeridad en la obtención de los
documentos. Pero nos encontramos con la problemática, que para que se puedan
legalizar los documentos por dichos diplomáticos o funcionarios, es necesario que
los mismos sean notarios debidamente graduados y registrados en la República
de Guatemala, lo que en la mayoría de los casos no sucede; además, se dificulta
más la situación, si se toma en cuenta que Guatemala, tiene reducidas oficinas
consulares o diplomáticas alrededor del mundo.
Igualmente, al momento de necesitar que un documento proveniente del
extranjero que debe surtir efectos en la República de Guatemala, y no se tiene el
tiempo para que los mismos cumplan con la cadena de legalizaciones
establecidas por la legislación interna, les es permitido a los notarios
guatemaltecos que en el extranjero puedan hacer constar hechos que presencien
y circunstancias que les consten y autorizar actos y contratos, que hayan de surtir
efectos en Guatemala, y que los mismos tengan validez a partir de la fecha en que
fueren protocolizados en Guatemala. Este procedimiento en muchos casos logra
cumplir con su cometido; es decir, acortar los plazos y permitir que en menor
tiempo un documento pueda tener validez en la República de Guatemala. Pero
dicho procedimiento tiene un costo más alto, debido a que es necesario enviar al
extranjero a un notario público guatemalteco, con los gastos que ello implica. Esta
situación lo que genera es que en la mayoría de los casos se opte por esperar a
que los documentos vengan con la cadena de legalizaciones, lo que implica un
costo comercial, pérdida de oportunidades comerciales y en muchos casos de
oportunidad muy alto.
Los costos que requiere la prosecución de este trámite son elevados, tanto para el
interesado individualmente como para el país en general. Primero, el interesado
debe pagar y debe sacrificar como mínimo cinco horas laborales (sin tomar en
cuenta el tiempo que se utiliza en el país receptor del documento). El país pierde,
en cambio, el tiempo productivo que está desperdiciándose en viajes, colas y
esperas, pierde el bienestar de muchos habitantes que deben someterse a este
incómodo trámite burocrático y pierde indirectamente los recursos que los usuarios
deben pagar a entes estatales ajenos al país, y en otros casos los interesados
optan por la contratación de un notario o especialista en la materia, quien cobra
honorarios por la legalización de dicho trámite, logrando el interesado utilizar su
tiempo en otras cosas de su interés, pero implica un costo elevado, como ya se ha
recalcado.
Los procedimientos anteriores hacen ineficiente la obtención de documentos y el
hecho de que la República de Guatemala, no sea parte del Convenio de la
Apostilla, coloca a la misma (en lo referente a comercio e industria) en una
posición de desventaja, en lo que en materia de competitividad se refiere, con el
resto de la región, ya que países como El Salvador y Panamá, que al ser parte del
Convenio, se benefician con las bondades del mismo, logran tener una mayor
apertura y facilidad en los procedimientos, para los inversionistas nacionales y
extranjeros, y para las operaciones comerciales e industriales que en dichos
países se lleven a cabo.