Ritual de Bautismo PDF
Ritual de Bautismo PDF
Ritual de Bautismo PDF
DEL
BAU TISM O DE NIÑO S
REFORMADO SEGÚN LOS DECRETOS DEL CONCILIO VATICANO 11,
YPROMULGA DO POR MANDATO DEL PAPA PABLO VI,
APROBADO POR EL EPISCOPADO ESPAÑOL
Y CONFIRMAD O POR
LA SAGRADA CONGREGAC IÓN PARA EL CULTO DIVINO
PRIMERA EDICION
REIMPRESION 2009
f)
LIBRO S
LITÚRGIC OS
Conferencia Episcopal Española
S3:1:VliO~SVd
Á
S3:1:VNili~::>Oa
S3:NOI::>V~N3:Ill0
INTRO DUCC IÓN
I
DIGNIDAD DEL BAUTISMO
El Bautismo, sacramento de la fe
3. El Bautismo, puerta de la vida y del reino, es el primer sacramento de
la nueva ley, que Cristo propuso a todos para que tuvieran la vida eterna 9 y
que después confió a su Iglesia juntamente con su Evangelio, cuando man-
dó a los Apóstoles: «Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándo -
los en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» 10 • Por ello el
Bautismo es, en primer lugar, el sacramento de la fe con que los hombres,
iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de
Cristo. Así, pues, no hay nada que la Iglesia estime tanto ni hay tarea que
ella considere tan suya como reavivar en los catecúmenos, o en los padres
y padrinos de los niños que se van a bautizar, una fe activa, por la cual,
uniéndose a Cristo, entren en el pacto de la nueva alianza o la ratifiquen.
A esto se ordenan, en definitiva, tanto el catecumenado y la preparación
de padres y padrinos como la celebración de la Palabra de Dios y la profe-
sión de fe en el rito bautismal.
II
IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS
17. Cf. Tt 3, 5.
18. Rm 6, 4-5.
19. Cf.Ef2,6.
20. Jn 3, 5.
21. S. AGUSTÍN, Epist. 98, 5: PL, 33, 362.
12- ÜRIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES
ción. Porque la educación en la fe, que en justicia se les debe a los niños,
tiende a llevarles gradualmente a comprender y asimilar el plan de Dios en
Cristo, para que finalmente ellos mismos puedan libremente ratificar la fe
en que han sido bautizados.
III
FUNCIONES Y MINISTERIOS
El pueblo de Dios
11. La preparación al Bautismo y la formación cristiana es tarea que in-
cumbe muy seriamente al pueblo de Dios, es decir, a la Iglesia, que trans-
mite y alimenta la fe recibida de los Apóstoles. A través del ministerio de
la Iglesia, los adultos son llamados al Evangelio por el Espíritu Santo, y los
niños son bautizados y educados en la fe de la Iglesia.
Es, pues, muy importante que los catequistas y otros laicos presten su cola-
boración a los sacerdotes y a los diáconos ya desde la preparación del Bautis-
mo. Conviene, además, que en la celebración del Bautismo tome parte activa el
pueblo de Dios, representado no solamente por los padrinos, padres y parien-
tes, sino también, en cuanto sea posible, por sus amigos, familiares y vecinos,
y por algunos miembros de la Iglesia local, para que se manifieste la fe y se
exprese la alegría de todos al acoger en la Iglesia a los recién bautizados.
12. La comunidad cristiana, viva representación de la Iglesia madre,
debe sentirse solidariamente responsable del crecimiento de la Iglesia,
considerando como misión de todos el comunicar por los sacramentos la
vida de Cristo a nuevos miembros, y el ayudarles luego a alcanzar lama-
durez y plenitud de esa vida.
Este sentido de corresponsabilidad debe mover tanto a los que celebran
el sacramento como a los miembros más activos de nuestras comunidades,
sobre todo a los educadores, ya sean religiosos o seglares.
13. El niño, en efecto, tiene derecho al amor y la solicitud de la comu-
nidad, tanto antes como después de la celebración del sacramento. Dentro
del mismo rito, además de lo dicho anteriormente (n. 11 ), la comunidad
ejercita su propio oficio litúrgico dando su asentimiento, juntamente con
el celebrante, después de la profesión de fe de los padres y padrinos. La fe
en que son bautizados los niños se manifiesta así como un tesoro, no sólo
de la familia, sino de toda la Iglesia de Cristo.
fUNCI ONES Y MINIS TERIO S - 13
Iglesia, en nombre de Cristo y por la fuerza del Espíritu Santo. Sean, pues,
diligentes en administrar la Palabra de Dios y en la forma de realizar el
sacramento. Eviten también todo lo que pueda ser interpretado razonable-
mente por los fieles como una discriminación de personas 22 •
22. Por ser los obispos «los principales administradores de los misterios
de Dios, así como también moderadores de toda la vida litúrgica en la Iglesia
que les ha sido confiada» 23 , corresponde a ellos «regular la administración
del Bautismo, por medio del cual se concede la participación en el sacer-
docio real de Cristo» 24 • Por tanto, no dejen de celebrar ellos mismos el Bau-
tismo, principalmente en la Vigilia pascual y en la visita pastoral (cf. n. 48 ).
23. Incumbe a los párrocos, valiéndose de la colaboración de catequis-
tas y otros seglares idóneos, preparar y ayudar con medios pastorales ap-
tos a los padres y padrinos de los niños que van a ser bautizados, así como
conferir el Bautismo a estos niños.
24. Los demás presbíteros y diáconos, por ser los colaboradores del
Obispo y de los párrocos en su ministerio, preparan al Bautismo y lo con-
fieren también, de acuerdo con el Obispo o el párroco.
25. Pueden ayudar al celebrante otros presbíteros o diáconos, y también
los laicos, en las funciones que les correspondan, tal como se prevé en las
respectivas partes del rito, sobre todo si el número de los bautizandos es
muy grande.
26. No habiendo sacerdote ni diácono, en caso de peligro inminente de
muerte, cualquier fiel, y aun cualquier hombre que tenga la intención re-
querida, puede, y algunas veces hasta debe, conferir el Bautismo. Pero si no
es tan inmediata la muerte, el sacramento debe ser conferido, en lo posible,
por un fiel y según el rito abreviado que se describe más adelante (nn. 161 -
168). Es muy importante que, aun en este caso, esté presente una comuni-
dad reducida o, al menos, que haya, si es posible, uno o dos testigos.
27. Todos los laicos, como miembros que son de un pueblo sacerdotal,
especialmente los padres y, por razón de su oficio, los catequistas, las co-
madronas, las asistentes sociales, las enfermeras, los médicos y los ciruja-
nos, deben tener interés por conocer bien, cada cual según su capacidad,
el modo correcto de bautizar en caso de urgencia.
Corresponde a los presbíteros, diáconos y catequistas el instruirles.
22. Cf. CoN c . VAT. Il, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia, n. 32; Constitu-
ción pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, n. 29.
23. CoNC. VAT. Il, Decreto Christus Dominus, sobre el ministerio pastoral de los obispos, n. 15.
24. CoN c. VAT. Il, Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, n. 26.
16 - ÜRIENTACIO NES DOCTRINALE S Y PASTORALES
28. El que preside la celebración del Bautismo no actúa sólo como mi-
nistro del sacramento , sino también en función o en nombre del presiden-
te de la comunidad a la que se agrega un nuevo miembro. Se tendrá esto
en cuenta especialme nte cuando, por razones de tipo familiar o social, ha
de presidir un presbítero o diácono distinto de los presbíteros o diáconos
de la comunidad .
29. No ha de olvidar el presidente que él no es el único ministro en la
celebración . El lector, el cantor y el pueblo también tienen su función pro-
pia, que no debe absorber el que preside.
30. Aunque de suyo la elección de algunos elementos de la celebración
sea tarea del presidente, éste procurará hacerlo de común acuerdo con los
miembros más interesados de la asamblea.
IV
REQU ISITO S PARA CELE BRAR EL BAUT ISMO
33. El agua del Bauti smo debe ser agua natura l y limpia
, para manif es-
tar la verda d del signo y hasta por razon es de higien e.
34. La fuente bautis mal o el recipi ente en que se prepa ra el agua
cuan-
do, en algun os casos, se celebr a el sacram ento en el presbi terio,
deben dis-
tingui rse por su limpie za y estética.
35. Según las neces idades locales, prové ase a la posib ilidad
de calent ar
el agua.
36. A no ser en caso de neces idad, el sacerd ote y el diáco no no
deben
bautiz ar sino con agua bende cida a este fin. El agua consa
grada en la Vi-
gilia pascu al consé rvese, en lo posible, duran te todo el tiemp
o pascu al, y
emplé ese para afirm ar con más clarid ad la conex ión de este
sacram ento
con el miste rio pascu al.
Pero, fuera del tiemp o pascual, se bendi ce el agua en cada una
de las cele-
braciones; de este modo , las misma s palabras de la bendi ción
del agua decla-
ran abiert ament e el mister io reden tor que conm emora y procla
ma la Iglesia.
Si el baptis terio está const ruido de mane ra que se utilice una
fuente de
agua viva, se bende cirá la corrie nte de agua.
3 7. Tanto el rito de la inmer sión -que es más apto para
signif icar la
muert e y resurr ección de Crist o- como el rito de la infusi
ón, puede n uti-
lizarse con todo derech o.
38. Las palabr as en las cuales se confiere el Bautismo en
la Iglesia latina
son: «Yo te bautiz o en el nomb re del Padre, y del Hijo, y del Espíri
tu Santo».
39. Dispó ngase un lugar adecu ado para la celebr ación de la Liturg
ia de
la Palab ra, bien en el baptis terio, bien en otro lugar del templ
o.
40. El baptis terio -es decir, el lugar donde brota el agua de
la fuente
bautis mal o, simpl ement e, está coloc ada perma nente mente
la pila- debe
estar reserv ado al sacram ento del Bautis mo, y ser verda deram
ente digno ,
de mane ra que aparez ca con clarid ad que allí los cristia nos
renac en del
agua y del Espíri tu Santo. Bien sea que esté situad o en algun
a capilla den-
18 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES
tro o fuera del templo, bien esté colocado en cualquier parte de la Iglesia a
la vista de los fieles, debe estar ordenado de tal manera que permita la có-
moda participación de una asamblea numerosa. Una vez concluido el tiem-
po de Pascua, conviene que el cirio pascual se conserve dignamente en el
baptisterio; durante la celebración del Bautismo debe estar encendido, para
que con facilidad se puedan encender en él los cirios de los bautizados.
41. Aquellos ritos que, en la celebración del Bautismo, se hacen fuera
del baptisterio, deben realizarse en los distintos lugares del templo que res-
pondan más adecuadamente tanto al número de los asistentes como a las
distintas partes de la liturgia bautismal. En cuanto a aquellos ritos que sue-
len hacerse en el baptisterio, se pueden elegir también otros lugares más
aptos, si la capilla del baptisterio no es capaz para todos los asistentes.
42. Todos los niños nacidos recientemente serán bautizados, a ser posi-
ble, en común en el mismo día. Y, si no es por justa causa, nunca se celebre
dos veces el sacramento en el mismo día y en la misma iglesia.
43. Los párrocos deben anotar, cuidadosamente y sin demora, en el libro
de bautismos los nombres de los bautizados, haciendo mención también
del ministro, de los padres y padrinos, del lugar y del día del Bautismo.
V
TIEMPO Y LUGAR DEL BAUTISMO DE NIÑOS
Tiempo
44. Por lo que se refiere al tiempo de conferir el Bautismo, es necesario
tener en cuenta, en primer lugar, la salvación del niño, a fin de que no sea
privado del beneficio del sacramento; después, el estado de salud de lama-
dre, para que, en lo posible, pueda estar presente también ella; finalmente,
la necesidad pastoral, o sea, el tiempo suficiente de preparar a los padres y
de organizar la ceremonia de tal manera que la índole del rito se manifies-
te adecuadamente.
En consecuencia:
a) Si un niño se encuentra en peligro de muerte, se le bautizará sin demo-
ra, del modo establecido más adelante (nn. 161-168).
b) En los demás casos, los padres comunicarán lo antes posible al párroco su
intención de bautizar al niño -inclusive antes de su nacimiento- para
que la celebración del sacramento pueda prepararse adecuadamente.
e) El Bautismo debe celebrarse dentro de las primeras semanas siguientes
al nacimiento del niño. No obstante, el Ordinario del lugar o la Confe-
TIEMP O Y LUGAR DEL BAUTI SMO DE NIÑOS
- 19
VI
PREPARACIÓN DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS
A) Preparación remota
Finalidad de esta preparación
54. Para que el pueblo de Dios sea consciente de su misión, tanto en la
celebración del Bautismo como en su preparación y cuidado posterior, es
necesario desarrollar una adecuada y constante catequesis sobre el Bautis-
mo y sus exigencias, según se explica en los nn. 3 al 6.
Gara ntías
60. En el caso de padre s descr istian izado s (nn. 15
d y 44 d), si se retras a
la fecha del Bauti smo será para conce der un tiemp o prude
ncial a su prepa -
ració n, evita ndo que esa dilata ción apare zca como castig
o o como cerra r
22 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES
VII
LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE NIÑOS
Rito de acogida
67. Comienza el rito por la recepción de los niños. En él se expresa la
voluntad de los padres y padrinos, y la intención de la Iglesia de celebrar el
Bautismo: esto se manifiesta por medio de la signación en la frente de los
niños, hecha por los padres y por el celebrante.
68. La finalidad del rito de acogida es lograr que los fieles reunidos
constituyan una comunidad y se dispongan a oír como conviene la Pala-
bra de Dios y a celebrar dignamente el sacramento.
El tono cordial, afectuoso y humano con que el celebrante va acogiendo
a los fieles, lo mismo que la ejecución de un canto apropiado, contribuirá a
crear un ambiente de celebración comunitaria y favorecerá la integración
de los fieles a la misma.
Tanto la petición del Bautismo por los padres, como la aceptación de
las responsabilidades que lleva anejas, deben aparecer como una verdade-
ra profesión de fe ante la comunidad reunida.
Liturgia de la Palabra
69. La celebración de la Palabra de Dios se ordena a que, antes de rea-
lizar el sacramento, se avive la fe de los padres y padrinos y de todos los
presentes, y se ruegue en la oración común por el fruto del sacramento.
Esta celebración consta de la lectura de uno o varios textos de la Sagrada
Escritura; de la homilía, juntamente con un tiempo de silencio; de la ora -
ción de los fieles, que concluye con una oración en forma de exorcismo, y
a su vez introduce la unción con el óleo de los catecúmenos o la imposi-
ción de manos.
70. Para que la Liturgia de la Palabra sirva realmente para avivar la fe
de los padres, padrinos y demás asistentes antes de realizar el sacramento,
es necesario:
a) que sea cuidadosamente preparada y realizada en todas sus partes
-lecturas, homilía, silencio, oración de los fieles-, atendiendo al ni -
vel de cultura y de fe de los asistentes;
b) que se elija el lugar más apto que reúna las condiciones necesarias de
acústica y recogimiento; éste será ordinariamente el que se utiliza para
la Liturgia de la Palabra en la Misa.
71. De la conveniente elección de las lecturas depende en gran parte el
fruto de esta celebración de la Palabra. La brevedad o el gusto personal del
celebrante no han de ser el criterio decisivo, sino el interés pastoral de la
comunidad.
24 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES
Ritos conclusivos
77. Después de una monición del celebrante, para prefigurar la futura
participación en la Eucaristía, se dice ante el altar la oración dominical, en
la cual los hijos de Dios se dirigen al Padre que está en los cielos. Final-
mente, para que la gracia de Dios descienda sobre todos, se bendice a las
madres, a los padres y a todos los asistentes.
les que sea posible, como se indica en los formularios previstos para estos
casos.
VIII
LA EDUCACIÓN DE LA FE DE LOS BAUTIZADOS
A) Principios generales
87. Aunque el don del Bautismo es pleno por parte de Dios, sin embar-
go, por parte del hombre requiere respuesta y conversión; esto es: fe per-
sonal, cuando el hombre sea capaz de ello. Lo que en los adultos es requi-
sito previo al Bautismo, en los niños es exigencia posterior, de tal manera
que si esta exigencia no se cumple, el Bautismo queda, de alguna manera,
infructuoso. Lo que al niño le salvó en promesa no le será suficiente de
adulto si no se cumple esa promesa viviendo la fe de la Iglesia, en la que ha
sido bautizado.
88. Porque «quienes fueron incorporados a la Iglesia por el Bautismo
recibido en la infancia están llamados a desarrollar la fe que se les infundió,
28 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES
de modo que lleguen a ser conscientes de lo que significa haber sido elegí-
dos para asociarse a Cristo por el sacramento del agua y del Espíritu» 27 •
89. Desde la más corta edad se debe iniciar la educación cristiana, la
cual «no persigue solamente la madurez de la persona humana, sino que
busca, sobre todo, que los bautizados se hagan conscientes cada día del
don de fe recibido, mientras son iniciados gradualmente en el conocimien-
to del misterio de la salvación; aprendan a adorar a Dios Padre en espíritu
y verdad, ante todo en la acción litúrgica, adaptándose a vivir según el
hombre nuevo, en justicia y santidad verdaderas, y así lleguen al hombre
perfecto, a la edad de la plenitud de Cristo y contribuyan al crecimiento
del Cuerpo Místico» 28 •
90. La maternidad de la Iglesia se ejerce, en el caso de los niños, no sólo
por haberlos engendrado hijos de Dios por el Bautismo, sino también por el
cuidado, educación y desarrollo de esa fe que en él recibieron y que, de al-
gún modo, es un germen o promesa de vida cristiana que ha de crecer hasta
alcanzar la talla de la edad de Cristo. La catequesis tiene como fin hacer cre-
cer la vida de fe por el conocimiento de la Palabra de Dios. «La fe necesita la
enseñanza de la Iglesia para que pueda nutrirse, crecer y dar fruto» 29 •
91. La fe es don de Dios y como tal ha sido recibida en el Bautismo; pero
para que ese don no quede estéril requiere respuesta del hombre, y es obra
de la catequesis posterior disponer el corazón para acoger el don del Espí-
ritu y seguir sus llamadas.
92. La fe también es conocimiento, y por eso la catequesis posterior al
Bautismo ayudará a penetrar cada vez más en el Misterio divino, a la par
que el niño crece, se desarrolla y «va adquiriendo el conocimiento del
mundo, de la vida y del hombre» 30 •
93. La fe, sobre todo, es conversión, que empieza cuando se descubre
y se acepta a Cristo como salvación de Dios, y termina con el encuen-
tro último y definitivo del Señor. Será obra de una constante y cuidadosa
atención al niño ayudarle a enfrentarse con Dios que le llama, le invita
y le responsabiliza. La fe compromete a todo el hombre; su desarrollo le
hace más hombre y no se podrá lograr una educación integral del mismo
omitiendo o relegando a segundo plano la educación de la fe. Pero nunca
La familia
95. La familia es llama da «Iglesia domé stica, y en ella
los padre s han
de ser para con sus hijos los prime ros predi cador es de
la fe, tanto con su
palab ra como con su ejemp lo» 32 • Es en la familia en
dond e «los cónyu ges
tiene n su propi a vocac ión para que ellos, entre sí y sus
hijos, sean testig os
de la fe y del amor de Cristo » 33 •
96. A esto se comp rome ten los padre s al pedir el Bauti
smo para sus
hijos: a «educ arlos en la fe, para que, guard ando los mand
amie ntos, amen
al Seño r y al prójim o como Crist o nos enseñ a en el
Evangelio» (n. 112).
Y esto es lo que prom eten al renov ar las prom esas de
su propi o Bauti smo:
esforz arse «en educa rlos en la fe de tal mane ra que esta
vida divin a quede
prese rvada del pecad o y crezc a en ellos de día en día»
(n. 124). Y cuand o
se les entre ga el cirio pascu al con la luz de Cristo , el celeb
rante les recue r-
da: «A vosot ros, padre s y padri nos, se os confí a acrec
entar esta luz. Que
vuest ros hijos, ilumi nado s por Cristo , cami nen siemp
re como hijos de la
luz. Y perse veran do en la fe, pued an salir con todos los
Santos al encue n-
tro del Señor» (n. 131). Y, por últim o, en la bend ición
de despe dida, reci-
ben graci a espec ial para ser «los prime ros que, de palab
ra y de obra, den
testim onio de la fe ante sus hijos, en Jesucristo nuest ro
Señor» (n. 135).
97. «La educa ción de la fe en el ambi ente famil iar se realiz
a, ante todo,
por el testim onio de vida cristi ana de los padre s. Para
la educa ción de la fe
31. CoNC. VAT. II, Constit ución dogmát ica Lumen gentium
, sobre la Iglesia, n. 17.
32. Ibíd., n. 11.
33. Ibíd., n. 35.
30 - ÜRIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES
de los niños nada tiene tanto valor como una vida familiar honrada, sin-
cera, que ama la justicia, que respeta la opinión ajena y fomenta el diálogo
amistoso, que es iluminada por los criterios evangélicos de pobreza, de
amor fraterno, de perdón cristiano, y que alimenta una fe que se expresa
tanto en los momentos difíciles de la vida como en los días de júbilo, que
tiene su ritmo de oración comunitaria, familiar y litúrgica, y que, en todo
momento, mira hacia Jesucristo como luz, camino, verdad y vida.
La experiencia del amor incondicional con que los niños deben ser
amados por sus padres, y del amor profundo con que estos se aman entre
sí, es para los niños un signo vivo del amor de Dios Padre.
Los padres están, además, llamados, según su capacidad, a dar una ins-
trucción religiosa, generalmente de carácter ocasional o no sistemático. Par-
tiendo de la realidad de los acontecimientos de la vida familiar, de las fiestas
del año litúrgico, de la actividad que los niños realizan en el ambiente esco -
lar, en la parroquia, en las agrupaciones, etc., los padres van descubriendo a
los hijos la presencia del misterio de Cristo Salvador en el mundo» 34 •
98. De una manera especial han de estar presentes los padres en las
etapas sacramentales que, como hitos, van desarrollando la iniciación a la
vida cristiana que empezó en el Bautismo, como son la Confirmación y la
Primera Comunión, así como las del desarrollo humano del niño: entrada
en la escolaridad, edad de razón, despertar de la vida, adolescencia, entra-
da en el mundo de los estudios, etc.
Todo esto reclama una acción pastoral que ilumine la fe de los padres y
que les oriente en el cumplimiento de su misión educadora.
La escuela
99. Tanto el documento conciliar sobre la educación cristiana de la ju-
ventud (Gravissimum educationis momentum), como el de la Comisión
Episcopal de Enseñanza antes citado, dan valiosas normas sobre los obje-
tivos, los métodos y los agentes de la educación en la Escuela Católica, que
no se repiten, pero han de tenerse en cuenta en este momento.
La parroquia
100. Porque el bautizado va madurando en la vida de fe en la medida
en que se va incorporando, de una manera consciente, a la vida concreta
del pueblo de Dios, es necesario ayudar a los niños a incorporarse, paso a
paso, a formas de vida comunitaria, y entre éstas ocupa un lugar preemi-
nente la parroquia.
34. Comisión Episcopal de Enseñan za, La Iglesia y la edu cación en España hoy, n. 23.
ACTU ALIZA CIÓN DEL BAUT ISMO A LO
LARG O DE LA VIDA DEL CRIST IANO
- 31
IX
ACT UAL IZAC IÓN DEL BAU TISM O A
LO LAR GO DE LA VIDA DEL
CRIS TIAN O
104. Si el Baut ismo cons tituy e el fund amen to de la vida
cristi ana, justo
es que sea evoc ado frecu entem ente y que sea actua
lizad o, sobre todo en
mom entos y circu nstan cias en las que la vida cristi
ana crece o se afianza o
se cualifica con una voca ción parti cular dentr o del
pueb lo de Dios .
105. Cuan do se celeb ran los otros dos sacra ment os que,
con el Baut ismo ,
cons tituy en la inici ación sacra ment al a la vida cristi
ana -es decir, la Con-
firma ción y la Prim era Com unió n-, para que
apare zca más clara ment e
su íntim a relac ión conv iene que prece da la renov
ación de las prom esas del
Baut ismo 35 • El mom ento más opor tuno es desp ués
de la homi lía, igual que
se hace en la Vigilia pascu al.
106. De una mane ra espec ial se ha de renov ar el Baut
ismo en la cele-
braci ón anua l de la Pascu a, prece dida por la Cuar esma ,
como tiem po en
el que la Iglesia prep ara el Baut ismo de los catec
úmen os y recue rda el de
todo s los fieles.
107. Y siem pre que en la Iglesia el cristi ano tome una
nuev a respo nsa-
bilid ad, de algún mod o cualifica su Baut ismo o
lo actua liza, como ocur re
en el caso de los padre s ante el Baut ismo de sus
hijos, y lo mism o en el
matr imon io, la profe sión relig iosa o el orde n sacer
dotal .
35. Cf. CoNc. VAT. II, Consti tución Sacrosanctum Concili um, sobre la
Sagrad a Liturgia, n. 7 1.
32 - ORIENTA CIONES DOCTRIN ALES Y PASTORA LES