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Ritual de Bautismo PDF

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RITU AL

DEL
BAU TISM O DE NIÑO S
REFORMADO SEGÚN LOS DECRETOS DEL CONCILIO VATICANO 11,
YPROMULGA DO POR MANDATO DEL PAPA PABLO VI,
APROBADO POR EL EPISCOPADO ESPAÑOL
Y CONFIRMAD O POR
LA SAGRADA CONGREGAC IÓN PARA EL CULTO DIVINO

PRIMERA EDICION
REIMPRESION 2009

f)
LIBRO S
LITÚRGIC OS
Conferencia Episcopal Española
S3:1:VliO~SVd
Á
S3:1:VNili~::>Oa
S3:NOI::>V~N3:Ill0
INTRO DUCC IÓN

Los sacrame ntos de la iniciaci ón cristian a


l. Por los sacrame ntos de la iniciació n cristiana , los hombres , «libres
del poder de las tinieblas , muertos , sepultad os y resucita dos con Cristo,
reciben el Espíritu de los hijos de adopció n y celebran con todo el pueblo
de Dios el memori al de la muerte y resurrec ción del Señor» 1 •
2. En efecto, incorpo rados a Cristo por el Bautism o, constitu yen el pue-
blo de Dios, reciben el perdón de todos sus pecados y pasan de la con di-
ción humana en que nacen como hijos del primer Adán al estado de los
hijos adoptivo s 2 , converti dos en nueva criatura por el agua y el Espíritu
Santo. Por esto se llaman y son hijos de Dios 3 •
Marcado s luego en la Confirm ación por el don del Espíritu , son más
perfecta mente configur ados al Señor y llenos del Espíritu Santo, a fin de
que, dando testimon io de él ante el mundo, coopere n «a la expansi ón y di-
latación del Cuerpo de Cristo para llevarlo cuanto antes a su plenitud » 4 •
Finalme nte, particip ando en la asamble a eucaríst ica, comen la carne
del Hijo del hombre y beben su sangre, a fin de recibir la vida eterna 5 y
expresar la unidad del pueblo de Dios; y, ofrecién dose a sí mismos con
Cristo, contribu yen al sacrificio universa l, en el cual se ofrece a Dios, a
través del Sumo Sacerdo te, toda la ciudad redimid a 6 ; y piden que, por una
efusión más plena del Espíritu Santo, «llegue todo el género humano a la
unidad de la familia de Dios» 7 •
Por tanto, los tres sacrame ntos de la iniciació n cristiana se ordenan
entre sí para llevar a su pleno desarrol lo a los fieles, que «ejercen la misión
de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo» 8 •

l. CoN C. VAT. II, Decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia,


n . 14.
2. Rm 8, 15; Gal 4, 5; cf. Conc. Trid., Sesión VI, Decreto sobre la justificación, cap., 4;
Denz-Scho n. 296
(1524).
3. Cf. 1 Jn 3, l.
4. Cf. CONC. VAT. II, Decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia, n .
36.
5. Cf. Jn 6, 55.
6. S. AGUSTÍN, De Civitate Dei, X, 6: PL, 41 , 284; Conc. Vat. II, Constitució n dogmática
Lumen gen -
tium, sobre la Iglesia, n . 11; Decreto Presbyterorum ordinis, sobre el ministerio y vida
de los presbí-
teros, n. 2.
7. Cf. CoNC. VAT. II, Constitució n dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, n. 28.
8. Cf. Ibíd., n. 31.
10- ÜRIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

I
DIGNIDAD DEL BAUTISMO

El Bautismo, sacramento de la fe
3. El Bautismo, puerta de la vida y del reino, es el primer sacramento de
la nueva ley, que Cristo propuso a todos para que tuvieran la vida eterna 9 y
que después confió a su Iglesia juntamente con su Evangelio, cuando man-
dó a los Apóstoles: «Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándo -
los en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» 10 • Por ello el
Bautismo es, en primer lugar, el sacramento de la fe con que los hombres,
iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de
Cristo. Así, pues, no hay nada que la Iglesia estime tanto ni hay tarea que
ella considere tan suya como reavivar en los catecúmenos, o en los padres
y padrinos de los niños que se van a bautizar, una fe activa, por la cual,
uniéndose a Cristo, entren en el pacto de la nueva alianza o la ratifiquen.
A esto se ordenan, en definitiva, tanto el catecumenado y la preparación
de padres y padrinos como la celebración de la Palabra de Dios y la profe-
sión de fe en el rito bautismal.

El Bautismo, incorporación a la Iglesia


4. El Bautismo es, además, el sacramento por el que los hombres son in -
corporados a la Iglesia, «integrándose en su construcción para ser morada
de Dios, por el Espíritu» 11 , «raza elegida, sacerdocio real» 12 ; es también
vínculo sacramental de la unidad que existe entre todos los que son mar-
cados con él 13 • Este efecto indeleble, expresado por la liturgia latina en la
misma celebración con la crismación de los bautizados en presencia del
pueblo de Dios, hace que el rito del Bautismo merezca el sumo respeto de
todos los cristianos y no esté permitida su repetición cuando se ha cele-
brado válidamente, aun por hermanos separados.

El Bautismo, nacimiento a la vida de Dios


5. El Bautismo, baño del agua en la palabra de vida 1\ hace a los hombres
partícipes de la naturaleza divina 15 e hijos de Dios 16 • En efecto, el Bautismo,
como lo proclaman las oraciones de bendición del agua, es un «baño de re-
9. Cf. Jn 3, 5.
10. Mt 28, 19.
11. Ef2, 22.
12. 1 p 2, 9.
13. CoNc. VAT. II, Decreto Unitatis redintegratio, sobre ecumenismo, n. 22.
14. Ef5, 26.
15. 2 p 1, 4.
16. Cf. Rm 8, 15; Gal4, 5.
IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DE NIÑOS - 11

generación» 17 por el que nacen hijos de Dios de lo alto. La invocación de la


Santísima Trinidad sobre los bautizados hace que los que son marcados con
su nombre le sean consagrados y entren en la comunión con el Padre, y el
Hijo, y el Espíritu Santo. Las lecturas bíblicas, la oración de los fieles y la tri-
ple profesión de fe están encaminadas a preparar este momento culminante.
El Bautismo, participación en el misterio pascual
6. Estos efectos, muy superiores a las purificaciones de la antigua ley, los
realiza el Bautismo por la fuerza del misterio de la Pasión y Resurrección del
Señor. Los bautizados, que «han unido su existencia con la de Cristo en una
muerte como la suya y han sido sepultados con él en la muerte» 18 , «son tam-
bién juntamente con él vivificados y resucitados» 19 • El Bautismo, en efecto,
conmemora y actualiza el misterio pascual, haciendo pasar a los hombres
de la muerte del pecado a la vida. Por tanto, en su celebración debe brillar
la alegría de la resurrección, principalmente cuando tiene lugar en la Vigili
pascual o en domingo.

II
IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS

7. Por «párvulos» o «niños» se entiende aquellos que, por no haber lle -


gado todavía a la edad de la discreción, no pueden tener ni expresar una fe
personal.
8. La Iglesia, que recibió la misión de evangelizar y de bautizar, bautizó
ya desde los primeros siglos, no solamente a los adultos, sino también a los
niños. En aquellas palabras del Señor: «El que no nazca de agua y de Espíritu,
no puede entrar en el reino de Dios» 20 , siempre entendió la Iglesia que no ha-
bía de privar del Bautismo a los niños, porque consideró que son bautizados
en la fe de la misma Iglesia, proclamada por los padres, padrinos y demás
presentes. Ellos representan tanto a la Iglesia local como a la comunidad uní-
versal de los santos y de los fieles; es decir, «a la Madre Iglesia», que «toda
ella, en la totalidad de sus miembros, engendra a todos y a cada uno» 21 •
9. Ahora bien, para completar la verdad del sacramento conviene que
los niños sean educados después en la fe en que han sido bautizados. El
mismo sacramento recibido será el fundamento y la fuente de esta educa-

17. Cf. Tt 3, 5.
18. Rm 6, 4-5.
19. Cf.Ef2,6.
20. Jn 3, 5.
21. S. AGUSTÍN, Epist. 98, 5: PL, 33, 362.
12- ÜRIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

ción. Porque la educación en la fe, que en justicia se les debe a los niños,
tiende a llevarles gradualmente a comprender y asimilar el plan de Dios en
Cristo, para que finalmente ellos mismos puedan libremente ratificar la fe
en que han sido bautizados.

III
FUNCIONES Y MINISTERIOS

10. La celebración del Bautismo es el momento culminante de toda una


acción pastoral prolongada y compleja, que supone la colaboración de mu-
chos responsables y se desarrolla en varias etapas sucesivas.

El pueblo de Dios
11. La preparación al Bautismo y la formación cristiana es tarea que in-
cumbe muy seriamente al pueblo de Dios, es decir, a la Iglesia, que trans-
mite y alimenta la fe recibida de los Apóstoles. A través del ministerio de
la Iglesia, los adultos son llamados al Evangelio por el Espíritu Santo, y los
niños son bautizados y educados en la fe de la Iglesia.
Es, pues, muy importante que los catequistas y otros laicos presten su cola-
boración a los sacerdotes y a los diáconos ya desde la preparación del Bautis-
mo. Conviene, además, que en la celebración del Bautismo tome parte activa el
pueblo de Dios, representado no solamente por los padrinos, padres y parien-
tes, sino también, en cuanto sea posible, por sus amigos, familiares y vecinos,
y por algunos miembros de la Iglesia local, para que se manifieste la fe y se
exprese la alegría de todos al acoger en la Iglesia a los recién bautizados.
12. La comunidad cristiana, viva representación de la Iglesia madre,
debe sentirse solidariamente responsable del crecimiento de la Iglesia,
considerando como misión de todos el comunicar por los sacramentos la
vida de Cristo a nuevos miembros, y el ayudarles luego a alcanzar lama-
durez y plenitud de esa vida.
Este sentido de corresponsabilidad debe mover tanto a los que celebran
el sacramento como a los miembros más activos de nuestras comunidades,
sobre todo a los educadores, ya sean religiosos o seglares.
13. El niño, en efecto, tiene derecho al amor y la solicitud de la comu-
nidad, tanto antes como después de la celebración del sacramento. Dentro
del mismo rito, además de lo dicho anteriormente (n. 11 ), la comunidad
ejercita su propio oficio litúrgico dando su asentimiento, juntamente con
el celebrante, después de la profesión de fe de los padres y padrinos. La fe
en que son bautizados los niños se manifiesta así como un tesoro, no sólo
de la familia, sino de toda la Iglesia de Cristo.
fUNCI ONES Y MINIS TERIO S - 13

14. Toda la comu nidad , reuni da para la celebración del Bauti


smo, cum-
ple un verda dero oficio litúrgico con sus interv encio nes
en los mom entos
señal ados en el rito. Se ha de procu rar por todos los medi
os que todos los
asistentes asum an la respo nsabi lidad que les corre spond
e en la celebración.
Los padre s
15. Por el mism o orden natur al, el minis terio y las
funci ones de los pa-
dres en el Bauti smo de los niños está muy por encim
a del minis terio y
funci ones de los padri nos.
a) Es muy impo rtante que antes de la celeb ración
del sacra ment o los pa-
dres, movi dos por su propi a fe o ayuda dos por amigos
u otros miem bros
de la comu nidad , se prepa ren a una celebración consciente,
recur riend o
a medi os adecu ados, como pued en ser libros, folletos,
circulares y ca-
tecismos. Procu re el párro co tener conta cto con ellos,
perso nalm ente
o por otros, incluso reuni endo a varias familias, para
prepa rarles a la
próxi ma celebración con reflexiones pastorales y oraci
ón en comú n.
b) Es igual ment e impo rtante que los padre s del niño
asista n a la celeb ra-
ción en la que su hijo renac erá del agua y del Espír itu
Santo.
e) Los padre s del niño ejerce n un minis terio verda
deram ente propi o en
la celeb ració n del Bauti smo. En efecto, adem ás de escuc
har las m o ni-
done s del celeb rante y de orar junta ment e con la asam
blea, desem pe-
ñan un verda dero minis terio:
- cuand o piden públi came nte que sea bauti zado el niño;
- cuand o lo signa n en la frente, despu és del celeb rante;
- cuand o hacen la renun cia a Satan ás y pronu ncian la
profe sión de fe;
- cuand o llevan el niño a la fuent e bauti smal (func ión
que corre spon-
de princ ipalm ente a la madr e);
- cuand o encie nden el cirio;
- cuand o recib en la bend ición especial, desti nada a las
madr es y a los
padre s .
d) Si acaso algun o no pudie ra, en conci encia , hacer
la profe sión de fe
-por ejemplo, por no ser catól ico-, pued e guard ar
silencio. En este
caso, sólo se le pide que cuand o prese nte su hijo al Bauti
smo garan tice
o, por lo meno s, perm ita que el niño sea educa do en
la fe bauti smal.
e) Desp ués de confe rido el Bauti smo, los padre s, por
gratit ud a Dios y por
fideli dad a la misió n recib ida, deben cond ucir al niño
al conoc imien to
de Dios, del cual ha sido hecho hijo adopt ivo, así como
prepa rarle a
la Conf irmac ión y a la Eucar istía. En esta tarea el párro
co les prest ará
ayuda con medi os adecu ados.
14- ORIE NTA CION ES DOC TRIN ALES
Y PAST ORA LES

Los pad rino s


16. Seg ún cost umb re anti quís ima de la
Iglesia, no se adm ite a un adul to
al Bau tism o sin un pad rino , tom ado de
entr e los mie mbr os de la com u-
nida d cris tian a. Este pad rino le hab rá ayu
dad o al men os en la últim a fase
de prep arac ión al sacr ame nto y, desp ués
de baut izad o, con trib uirá a su
pers ever anci a en la fe y en la vida cris tian
a.
En el Bau tism o de un niño debe hab er
tam bién un pad rino : repr esen ta
a la familia, com o exte nsió n espi ritua l
de la mis ma, y a la Iglesia mad re, y,
cuan do sea nece sario , ayu da a los pad res
para que el niño lleg ue a prof esar
la fe y a expr esar la en su vida .
17. El pad rino inte rvie ne en la cele brac
ión del Bau tism o para profesar,
junt ame nte con los padr es, la fe de la Igle
sia en la cual es baut izad o el niño .
18. Por tant o, es conv enie nte que el pad rino
eleg ido por la fam ilia reú-
na, a juic io de los past ores , las cual idad
es requ erid as para que pue da rea-
lizar los ritos que le corr espo nde n, a sabe
r:
a) que teng a la mad urez nece sari a para
cum plir con esta func ión;
b) que haya reci bido los tres sacr ame
ntos de la inic iaci ón cris tian a: Bau -
tism o, Con firm ació n y Euc arist ía;
e) que pert enez ca a la Iglesia cató lica
y no esté inca paci tado , por el dere -
cho, para el ejer cicio de la func ión de pad
rino .
Sin emb argo , cuan do así lo dese en los
padr es, se pue de adm itir com o
pad rino o testi go cris tian o del Bau tism
o a un bau tiza do que pert enez ca
a una Iglesia o com unid ad sepa rada , siem
pre que lo sea junt ame nte con
un pad rino cató lico o una mad rina cató
lica. En cada caso, se tend rán en
cuen ta las norm as esta blec idas en mat eria
ecum énic a.
19. Cad a niño pue de tene r pad rino y mad
rina , o sola men te pad rino o
mad rina . La pala bra «pad rino », en el ritua
l, incl uye los tres casos.
20. Los pad res han de tom ar en seri o la
elec ción de bue nos pad rino s
para sus hijos, a fin de que el pad rina zgo
no se con vier ta en una inst itu-
ción de puro trám ite y form alism o . No
deb en deja rse guia r únic ame nte
por razo nes de pare ntes co, ami stad o
pres tigio social, sino por un dese o
sinc ero de aseg urar a sus hijo s uno s pad
rino s que, por su edad , prox imi-
dad, form ació n y vida cris tian as, sean
capa ces de influir, en su día, eficaz-
men te en la edu caci ón cris tian a de aque
llos.
Los min istr os
21. Es min istro ordi nari o del Bau tism o el Obi spo, el pres bíte ro y el diá-
cono . Siem pre que cele bren este sacr ame
nto recu erde n que actú an com o
FUNCIONES Y MINISTERIOS - 15

Iglesia, en nombre de Cristo y por la fuerza del Espíritu Santo. Sean, pues,
diligentes en administrar la Palabra de Dios y en la forma de realizar el
sacramento. Eviten también todo lo que pueda ser interpretado razonable-
mente por los fieles como una discriminación de personas 22 •
22. Por ser los obispos «los principales administradores de los misterios
de Dios, así como también moderadores de toda la vida litúrgica en la Iglesia
que les ha sido confiada» 23 , corresponde a ellos «regular la administración
del Bautismo, por medio del cual se concede la participación en el sacer-
docio real de Cristo» 24 • Por tanto, no dejen de celebrar ellos mismos el Bau-
tismo, principalmente en la Vigilia pascual y en la visita pastoral (cf. n. 48 ).
23. Incumbe a los párrocos, valiéndose de la colaboración de catequis-
tas y otros seglares idóneos, preparar y ayudar con medios pastorales ap-
tos a los padres y padrinos de los niños que van a ser bautizados, así como
conferir el Bautismo a estos niños.
24. Los demás presbíteros y diáconos, por ser los colaboradores del
Obispo y de los párrocos en su ministerio, preparan al Bautismo y lo con-
fieren también, de acuerdo con el Obispo o el párroco.
25. Pueden ayudar al celebrante otros presbíteros o diáconos, y también
los laicos, en las funciones que les correspondan, tal como se prevé en las
respectivas partes del rito, sobre todo si el número de los bautizandos es
muy grande.
26. No habiendo sacerdote ni diácono, en caso de peligro inminente de
muerte, cualquier fiel, y aun cualquier hombre que tenga la intención re-
querida, puede, y algunas veces hasta debe, conferir el Bautismo. Pero si no
es tan inmediata la muerte, el sacramento debe ser conferido, en lo posible,
por un fiel y según el rito abreviado que se describe más adelante (nn. 161 -
168). Es muy importante que, aun en este caso, esté presente una comuni-
dad reducida o, al menos, que haya, si es posible, uno o dos testigos.
27. Todos los laicos, como miembros que son de un pueblo sacerdotal,
especialmente los padres y, por razón de su oficio, los catequistas, las co-
madronas, las asistentes sociales, las enfermeras, los médicos y los ciruja-
nos, deben tener interés por conocer bien, cada cual según su capacidad,
el modo correcto de bautizar en caso de urgencia.
Corresponde a los presbíteros, diáconos y catequistas el instruirles.

22. Cf. CoN c . VAT. Il, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia, n. 32; Constitu-
ción pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, n. 29.
23. CoNC. VAT. Il, Decreto Christus Dominus, sobre el ministerio pastoral de los obispos, n. 15.
24. CoN c. VAT. Il, Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, n. 26.
16 - ÜRIENTACIO NES DOCTRINALE S Y PASTORALES

28. El que preside la celebración del Bautismo no actúa sólo como mi-
nistro del sacramento , sino también en función o en nombre del presiden-
te de la comunidad a la que se agrega un nuevo miembro. Se tendrá esto
en cuenta especialme nte cuando, por razones de tipo familiar o social, ha
de presidir un presbítero o diácono distinto de los presbíteros o diáconos
de la comunidad .
29. No ha de olvidar el presidente que él no es el único ministro en la
celebración . El lector, el cantor y el pueblo también tienen su función pro-
pia, que no debe absorber el que preside.
30. Aunque de suyo la elección de algunos elementos de la celebración
sea tarea del presidente, éste procurará hacerlo de común acuerdo con los
miembros más interesados de la asamblea.

Coordinac ión a nivel diocesano y local


31. Por razón de su ministerio, correspond e al Obispo y a los sacerdo-
tes en general, promover, estimular, orientar y coordinar la actividad de
todos aquellos que, de una manera directa o indirecta, intervienen en la
pastoral del Bautismo.
Es de sumo interés que en cada diócesis, oídos el Consejo del Presbite-
rio y el Consejo Pastoral, se elabore, dentro de una pastoral orgánica, un
programa detallado de acción conjunta, con metas y criterios comunes de
actuación, para concretar y prolongar las orientacion es pastorales que aquí
se dan, adaptándol as a la situación particular de cada diócesis. Una pasto-
ral renovada del Bautismo exige, además, la creación de nuevas estructuras ,
institucione s y cursos de formación a nivel diocesano o interparroq uial.
Especialme nte interesa que los obispos, a nivel diocesano o de Confe-
rencia regional, estudien el modo de concretar los puntos siguientes:
a) la convenienc ia de una dilación mayor del Bautismo, bien para prepa-
rar a los padres, bien para destacar las tradicional es fiestas bautismale s
del calendario litúrgico;
b) dar normas acerca del modo de preparar a las familias a la celebración
del Bautismo;
e) la supresión total de Bautismo en las clínicas;
d) estudiar la oportunida d de la supresión del rito del «effetá»;
e) sugerir un repertorio de cantos bautismales .
32. Al promover la pastoral del Bautismo en los territorios a ellos en-
comendado s, los párrocos procurarán coordinar sus esfuerzos con los
de otros organismos diocesanos que de alguna manera se relacionan con
REQUI SITOS PARA CELEB RAR EL BAUTI SMO -
17

dicha pastor al. Al mism o tiemp o, consc ientes de no ser ellos


los único s
respon sables de esta acción pastor al en sus parroq uias, busca
rán la cola-
borac ión de todas aquellas institu cione s que tienen algo que
ver con esa
acción , como son las casas de religiosos, las clínicas, los centro
s de ense-
ñanza , los movim ientos de espiri tualid ad y aposto lado famili
ar, etc.

IV
REQU ISITO S PARA CELE BRAR EL BAUT ISMO

33. El agua del Bauti smo debe ser agua natura l y limpia
, para manif es-
tar la verda d del signo y hasta por razon es de higien e.
34. La fuente bautis mal o el recipi ente en que se prepa ra el agua
cuan-
do, en algun os casos, se celebr a el sacram ento en el presbi terio,
deben dis-
tingui rse por su limpie za y estética.
35. Según las neces idades locales, prové ase a la posib ilidad
de calent ar
el agua.
36. A no ser en caso de neces idad, el sacerd ote y el diáco no no
deben
bautiz ar sino con agua bende cida a este fin. El agua consa
grada en la Vi-
gilia pascu al consé rvese, en lo posible, duran te todo el tiemp
o pascu al, y
emplé ese para afirm ar con más clarid ad la conex ión de este
sacram ento
con el miste rio pascu al.
Pero, fuera del tiemp o pascual, se bendi ce el agua en cada una
de las cele-
braciones; de este modo , las misma s palabras de la bendi ción
del agua decla-
ran abiert ament e el mister io reden tor que conm emora y procla
ma la Iglesia.
Si el baptis terio está const ruido de mane ra que se utilice una
fuente de
agua viva, se bende cirá la corrie nte de agua.
3 7. Tanto el rito de la inmer sión -que es más apto para
signif icar la
muert e y resurr ección de Crist o- como el rito de la infusi
ón, puede n uti-
lizarse con todo derech o.
38. Las palabr as en las cuales se confiere el Bautismo en
la Iglesia latina
son: «Yo te bautiz o en el nomb re del Padre, y del Hijo, y del Espíri
tu Santo».
39. Dispó ngase un lugar adecu ado para la celebr ación de la Liturg
ia de
la Palab ra, bien en el baptis terio, bien en otro lugar del templ
o.
40. El baptis terio -es decir, el lugar donde brota el agua de
la fuente
bautis mal o, simpl ement e, está coloc ada perma nente mente
la pila- debe
estar reserv ado al sacram ento del Bautis mo, y ser verda deram
ente digno ,
de mane ra que aparez ca con clarid ad que allí los cristia nos
renac en del
agua y del Espíri tu Santo. Bien sea que esté situad o en algun
a capilla den-
18 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

tro o fuera del templo, bien esté colocado en cualquier parte de la Iglesia a
la vista de los fieles, debe estar ordenado de tal manera que permita la có-
moda participación de una asamblea numerosa. Una vez concluido el tiem-
po de Pascua, conviene que el cirio pascual se conserve dignamente en el
baptisterio; durante la celebración del Bautismo debe estar encendido, para
que con facilidad se puedan encender en él los cirios de los bautizados.
41. Aquellos ritos que, en la celebración del Bautismo, se hacen fuera
del baptisterio, deben realizarse en los distintos lugares del templo que res-
pondan más adecuadamente tanto al número de los asistentes como a las
distintas partes de la liturgia bautismal. En cuanto a aquellos ritos que sue-
len hacerse en el baptisterio, se pueden elegir también otros lugares más
aptos, si la capilla del baptisterio no es capaz para todos los asistentes.
42. Todos los niños nacidos recientemente serán bautizados, a ser posi-
ble, en común en el mismo día. Y, si no es por justa causa, nunca se celebre
dos veces el sacramento en el mismo día y en la misma iglesia.
43. Los párrocos deben anotar, cuidadosamente y sin demora, en el libro
de bautismos los nombres de los bautizados, haciendo mención también
del ministro, de los padres y padrinos, del lugar y del día del Bautismo.

V
TIEMPO Y LUGAR DEL BAUTISMO DE NIÑOS

Tiempo
44. Por lo que se refiere al tiempo de conferir el Bautismo, es necesario
tener en cuenta, en primer lugar, la salvación del niño, a fin de que no sea
privado del beneficio del sacramento; después, el estado de salud de lama-
dre, para que, en lo posible, pueda estar presente también ella; finalmente,
la necesidad pastoral, o sea, el tiempo suficiente de preparar a los padres y
de organizar la ceremonia de tal manera que la índole del rito se manifies-
te adecuadamente.
En consecuencia:
a) Si un niño se encuentra en peligro de muerte, se le bautizará sin demo-
ra, del modo establecido más adelante (nn. 161-168).
b) En los demás casos, los padres comunicarán lo antes posible al párroco su
intención de bautizar al niño -inclusive antes de su nacimiento- para
que la celebración del sacramento pueda prepararse adecuadamente.
e) El Bautismo debe celebrarse dentro de las primeras semanas siguientes
al nacimiento del niño. No obstante, el Ordinario del lugar o la Confe-
TIEMP O Y LUGAR DEL BAUTI SMO DE NIÑOS
- 19

rencia region al puede , por razon es serias de orden pastor al,


establ ecer
un interv alo de tiemp o más largo.
d) Es incum benci a del párroc o, tenien do en cuent a las
norma s vigen tes
en cada región , establ ecer el tiemp o en que han de ser bautiz
ados aque-
llos niños cuyos padre s todav ía no estén sufici entem ente prepa
rados a
profes ar la fe ni acepta r la respo nsabil idad de educa r a sus
niños en la
fe cristia na.
45. Allí donde haya much os bautiz os, para no multip
licar excesiva-
mente las celebr acione s, y para que la comu nidad parro quial
pueda estar
presen te, convi ene fijar un calend ario de «días bautis males
».
46. Para manif estar la índole pascu al del Bautis mo, se encare
ce la cele-
bració n del sacram ento en la Vigilia pascu al o en domin go,
día en que la
Iglesia conm emora la Resur recció n del Señor. El domin go
puede celebr ar-
se el Bautis mo dentro de la Misa, para que sea posibl e la asiste
ncia de toda
la comu nidad y se manif ieste más claram ente la relaci ón del
Bauti smo con
la Eucar istía. Esto, sin embar go, no se haga con dema siada
frecue ncia.
Más adelan te se propo nen norma s para celebr ar el Bautis mo
en la Vigilia
pascu al (n. 78) o dentro de la Misa domin ical (nn. 79-81 ).
47. Por ser la Cuare sma un tiemp o de prepa ración al Bauti smo
de los
catecú meno s y de renov ación de la conci encia bautis mal de
los fieles, pa-
rece oport uno que duran te la mism a no se celebre dicho sacram
ento, pre-
cisam ente para que la Vigilia pascu al y el día de la Resur recció
n apare zcan
como el «día bautis mal» por excelencia.
48. El caráct er «pastoral» de la visita del Obisp o dioce sano a
sus co-
munid ades locales adqui ere su pleno significado, destac ando
esta fecha
tambi én como «día bautis mal», en el que el pasto r de la dióces
is, conce le-
brand o con sus presbí teros, agrega nuevo s hijos a la Iglesia
(n. 22).
Lugar
49. Para que el Bauti smo aparez ca como el sacram ento de la
fe de la
Iglesia y de la agreg ación al puebl o de Dios, norma lment e
debe celebr arse
en el templ o parroq uial, que debe tener su fuente bautis mal.
50. Es comp etenci a del Obisp o, despu és de haber escuc
hado el parec er
del párro co del lugar, permi tir o mand ar que haya una fuente
bautis mal
tambi én en otra iglesia u orator io públic o dentro del territo
rio de la mis-
ma parroq uia. Aun en este lugar perten ece tambi én, norma
lment e, al pá-
rroco celebr ar el Bautis mo.
20 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

51. En las casas particulares no se celebre el Bautismo, fuera del caso de


peligro de muerte.
52. A no ser que el Obispo haya determinado otra cosa (cf. nn. 31 y 50 ),
en las clínicas no se celebre el Bautismo salvo en caso de necesidad. Pero
cuídese siempre comunicarlo al párroco y preparar a los padres previa-
mente.
53. Mientras se celebra la Liturgia de la Palabra, si los niños dificultan
el recogimiento necesario para la escucha de la Palabra de Dios, y si existe
un lugar, es conveniente que los niños sean llevados a dicho lugar aparte.
No obstante, hay que procurar que las madres y madrinas asistan a la Li-
turgia de la Palabra; por tanto, encomiéndense los niños a otras mujeres.

VI
PREPARACIÓN DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS

A) Preparación remota
Finalidad de esta preparación
54. Para que el pueblo de Dios sea consciente de su misión, tanto en la
celebración del Bautismo como en su preparación y cuidado posterior, es
necesario desarrollar una adecuada y constante catequesis sobre el Bautis-
mo y sus exigencias, según se explica en los nn. 3 al 6.

Momentos de esta catequesis


55. Como momentos especialmente aptos para esta catequesis, señala-
dos por el mismo ritmo de la vida cristiana, cabe destacar los siguientes:
a) La Cuaresma, que «prepara a los fieles para que celebren el misterio
pascual; sobre todo mediante el recuerdo o la preparación del Bautis-
mo» 2s.
b) Los días -especialmente domingos- cuya Liturgia de la Palabra haga
referencia al Bautismo.
e) Siempre que se celebre otro sacramento de la iniciación cristiana.
d) En ocasiones extraordinarias tales como misiones populares, ejerci-
cios espirituales, cursillos, etc., donde se renueva la conciencia bautis-
mal del cristiano.
e) El mejor complemento de la catequesis será siempre una buena cele-
bración del Bautismo, preparada y participada por todos.
25. CoNc. VAT. II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia, n. 109.
PREPA RACIÓ N DEL BAUTI SMO DE LOS NIÑOS
- 21

Form ación prem atrim onial


56. En la prepa ració n al matri moni o o en los cursil los prem
atrim onia-
les no pued e faltar el tema del Bauti smo, porqu e, al acept
ar el sacra ment o
del amor de Crist o a su Iglesia, los contr ayent es asum
en la misió n mater -
nal de la Iglesia.

B) Preparación próx ima de padres y padr inos


Diálo go preba utism al
57. Para prepa rar adecu adam ente a los padre s y padri nos
para el cum-
plimi ento de su misió n, es neces ario que a la celeb
ració n del Bauti smo
prece da el diálo go con un sacer dote o con otras perso
nas respo nsabi liza-
das en la pasto ral bauti smal.
Este diálo go prete nde:
a) hacer les reflex ionar sobre las motiv acion es de
la petic ión del Bauti s-
mo, ayudá ndole s a que esta petic ión sea un verda dero
ejerci cio de fe;
b) prepa rar el rito, expli cando las interv encio nes
de los padre s y padri nos
y su signif icado , para que se asegu re la verac idad de
sus respu estas;
e) en much os casos, realiz ar una eleme ntal cateq
uesis del sacra ment o;
d) en otros , inclu so una cateq uesis gener al que busca
una educa ción de la
fe y no sólo una mera instru cción sobre la fe;
e) algun a vez, con padre s descr istian izado s, evang
elizar en sentid o pleno
o sensi biliza r para una poste rior evang elizac ión.
Cursillos para futur os padre s
58. Allí dond e el núme ro de nacim iento s sea abund
ante, será conve -
nient e organ izar cursil los o confe renci as, a nivel parro
quial o de zona,
para padre s que esper an un hijo.

Petic ión del Baut ismo


59. Como concl usión del diálo go preba utism al, los
padre s solici tarán
el Bauti smo para su hijo o se comp rome terán a cump
lir las exige ncias del
mism o. Esto, si se hace por escrit o, es un docu ment o
que acred ita el dere-
cho del niño a ser educa do en cristi ano.

Gara ntías
60. En el caso de padre s descr istian izado s (nn. 15
d y 44 d), si se retras a
la fecha del Bauti smo será para conce der un tiemp o prude
ncial a su prepa -
ració n, evita ndo que esa dilata ción apare zca como castig
o o como cerra r
22 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

las puertas de la Iglesia a los que de manera ruda o torpemente piden su


entrada. Asimismo, se ha de evitar el bautizar sin una garantía suficiente
de educación cristiana del niño.

VII
LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE NIÑOS

A) Aspecto comunitario de la celebración


61. La naturaleza de este sacramento y la misma estructura del rito exi-
gen una celebración comunitaria, que no se define solamente por el mayor
o menor número de los bautizandos, sino, sobre todo, por la participa-
ción activa de la comunidad local. Una celebración sin comunidad deberá
constituir siempre una excepción.
62. La comunidad parroquial, por tanto, debe estar interesada en los
bautismos que se celebren en la parroquia, significando con su presencia
la Iglesia madre. Los padres y padrinos, con los familiares y amigos, de-
ben tomar conciencia de que son parte integrante de esta comunidad. Con
más razón habrá de estar presente y participar la comunidad presbiteral.
63. El lugar de la celebración del Bautismo es aquel donde los padres
viven normalmente su vida cristiana, esto es, la comunidad parroquial.
Con esto no se trata tanto de afirmar un derecho cuanto destacar la índole
del Bautismo como agregación a una comunidad viva. Por esto, fuera del
caso de estricta necesidad, no se celebre ni en las clínicas ni en las casas
particulares (cf. nn. 51 y 52).
64. El canto enriquece en gran manera la celebración del Bautismo:
aviva la unanimidad de los asistentes, fomenta la oración comunitaria y,
finalmente, expresa la alegría pascual que debe manifestar este rito. Por
consiguiente, se recomienda vivamente su uso. Además de los cantos in di-
cados en el rito, se podrán emplear otros cantos populares apropiados.
65. Según las exigencias del rito bautismal, adáptense los lugares de la
celebración, teniendo en cuenta la dignidad del sacramento, la dinámica
del rito y el respeto a los valores artísticos del templo.

B) Dinámica del rito


66. El rito del Bautismo consta de cuatro partes, íntimamente ordena-
das entre sí, formando una unidad de celebración con un ritmo progresi-
vo, que culmina en el sacramento propiamente dicho y que es necesario
respetar, para que la misma dinámica de la celebración ayude a los fieles a
una fructuosa y activa participación.
LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE NIÑOS - 23

Rito de acogida
67. Comienza el rito por la recepción de los niños. En él se expresa la
voluntad de los padres y padrinos, y la intención de la Iglesia de celebrar el
Bautismo: esto se manifiesta por medio de la signación en la frente de los
niños, hecha por los padres y por el celebrante.
68. La finalidad del rito de acogida es lograr que los fieles reunidos
constituyan una comunidad y se dispongan a oír como conviene la Pala-
bra de Dios y a celebrar dignamente el sacramento.
El tono cordial, afectuoso y humano con que el celebrante va acogiendo
a los fieles, lo mismo que la ejecución de un canto apropiado, contribuirá a
crear un ambiente de celebración comunitaria y favorecerá la integración
de los fieles a la misma.
Tanto la petición del Bautismo por los padres, como la aceptación de
las responsabilidades que lleva anejas, deben aparecer como una verdade-
ra profesión de fe ante la comunidad reunida.

Liturgia de la Palabra
69. La celebración de la Palabra de Dios se ordena a que, antes de rea-
lizar el sacramento, se avive la fe de los padres y padrinos y de todos los
presentes, y se ruegue en la oración común por el fruto del sacramento.
Esta celebración consta de la lectura de uno o varios textos de la Sagrada
Escritura; de la homilía, juntamente con un tiempo de silencio; de la ora -
ción de los fieles, que concluye con una oración en forma de exorcismo, y
a su vez introduce la unción con el óleo de los catecúmenos o la imposi-
ción de manos.
70. Para que la Liturgia de la Palabra sirva realmente para avivar la fe
de los padres, padrinos y demás asistentes antes de realizar el sacramento,
es necesario:
a) que sea cuidadosamente preparada y realizada en todas sus partes
-lecturas, homilía, silencio, oración de los fieles-, atendiendo al ni -
vel de cultura y de fe de los asistentes;
b) que se elija el lugar más apto que reúna las condiciones necesarias de
acústica y recogimiento; éste será ordinariamente el que se utiliza para
la Liturgia de la Palabra en la Misa.
71. De la conveniente elección de las lecturas depende en gran parte el
fruto de esta celebración de la Palabra. La brevedad o el gusto personal del
celebrante no han de ser el criterio decisivo, sino el interés pastoral de la
comunidad.
24 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

72. La homilía, como parte integrante del rito, dentro de su brevedad,


tiende a explicar las lecturas y a llevar a los presentes a un conocimiento
más profundo del Bautismo y a la aceptación de las responsabilidades que
nacen del mismo, sobre todo para los padres y padrinos 26 •

Celebración del Sacramento


73. La celebración del Bautismo comprende:
a) Una preparación próxima, que consiste:
- en una oración solemne del celebrante, que, recordando la historia
de la salvación e invocando a Dios, bendice el agua del Bautismo o
recuerda su bendición;
- en la renuncia de los padres y padrinos a Satanás, y en la profesión
de fe, a la cual se añade el asentimiento del celebrante y de la comu-
nidad; y en la última interrogación a los padres y padrinos.
b) El rito de la ablución con el agua, que puede hacerse por inmersión o
por infusión, invocando a la Santísima Trinidad.
e) Finalmente, los ritos complementarios: como la crismación, por la que
se significan el sacerdocio real del bautizado y su agregación al pueblo
de Dios, la vestidura blanca, el cirio encendido y el «effetá» propuesto
ad libitum.
7 4. Se ha de procurar que la celebración del sacramento aparezca como
la parte culminante del rito, a la cual están ordenadas todas las demás.
Mantener la participación activa de todos debe ser el criterio principal a la
hora de determinar el lugar de la celebración.
75. Hay que hacer caer en la cuenta de que las renuncias y la profesión
de fe de padres y padrinos, y el asentimiento de la comunidad, son una ac-
tualización de su propio Bautismo y expresan la fe de la Iglesia, en la cual
es bautizado el niño. La utilización de otros formularios más explícitos,
que figuran en el apéndice, puede contribuir a evitar que la renuncia sea
un acto rutinario.
76. Se recomienda, por razón de su significado, que el «vestido blanco»
sea un auténtico vestido, y que sea traído por la propia familia del bauti-
zando. Tanto el vestido como el cirio pueden servir más adelante, sobre
todo en ocasiones especiales, para recordar el Bautismo recibido.

26. Cf. Ritual del Bautismo, n . 116.


LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE NIÑOS - 25

Ritos conclusivos
77. Después de una monición del celebrante, para prefigurar la futura
participación en la Eucaristía, se dice ante el altar la oración dominical, en
la cual los hijos de Dios se dirigen al Padre que está en los cielos. Final-
mente, para que la gracia de Dios descienda sobre todos, se bendice a las
madres, a los padres y a todos los asistentes.

C) Celebración en la Vigilia pascual


78. Cuando el Bautismo de los niños se celebra dentro de la Vigilia pas-
cual, ordénese el rito de la siguiente manera:
a) Antes de la Vigilia pascual, en tiempo y lugar convenientes se celebra
el rito de la recepción de los niños; al final, omitiendo, si se cree opor-
tuno, la Liturgia de la Palabra, se hace la oración del exorcismo y la
unción con el óleo de los catecúmenos.
b) La celebración del sacramento propiamente dicho tiene lugar después
de la bendición del agua, tal como se indica en el rito mismo de la Vi-
gilia pascual.
e) Se omite el asentimiento del celebrante y de la comunidad (n. 127 ), la
entrega del cirio encendido (n. 131 ) y el rito del «effetá» (n. 132).
d) Se omiten los ritos conclusivos (nn. 133-135 ).

D) Celebración dentro de la Misa


79. Cuando el Bautismo se confiere dentro de la Misa dominical, se
dice la Misa del domingo y la celebración se ordena como sigue:
a) El rito de la recepción de los niños (nn. 109-114) se hace al principio
de la Misa; se omiten, por tanto, el saludo y el acto penitencial.
b) En la Liturgia de la Palabra:
- las lecturas se toman de la Misa del domingo; sin embargo, cuando
hay razones especiales para ello, se pueden tomar de entre las que se
proponen en el Ritual del Bautismo;
- la homilía debe basarse en el texto sagrado, pero teniendo en cuenta
el Bautismo que se va a celebrar;
- no se recita el Credo, que se sustituye por la profesión de fe que hará
toda la comunidad más adelante, antes del Bautismo;
- la oración universal se toma de entre las que figuran en el Ritual del
Bautismo (nn. 117-118 ). Pero al final, antes de las invocaciones de
los Santos, se añaden unas peticiones por la Iglesia universal y por
las necesidades del mundo.
26 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

e) Prosigue la celebración del Bautismo con la oración del exorcismo, la


unción y demás ritos que se indican en el Ritual (nn. 119-132).
d) Una vez terminada la celebración del Bautismo, continúa la Misa,
como de costumbre, con el ofertorio.
e) Al final de la Misa, para la bendición, el sacerdote puede emplear una
de las fórmulas previstas en el rito del Bautismo (n. 135).
80. Cuando el Bautismo se celebra dentro de la Misa en un día entre
semana, se sigue, en general, el mismo orden que los domingos. Sin em-
bargo, las lecturas para la Liturgia de la Palabra pueden tomarse de entre
las propuestas para el rito del Bautismo.
81. La celebración del Bautismo dentro de la Misa no es una manera
de dar más solemnidad externa al acto, sino un modo mejor de significar,
en medio de la comunidad reunida, el carácter eclesial del Bautismo y su
relación con la Eucaristía.

E) Ritual breve del Bautismo


82. El ritual breve para bautizar a un niño en peligro de muerte, ausen-
te el ministro ordinario, presenta dos formas:
a) In articulo mortis, o sea, cuando la muerte es inminente y el tiempo
urge, el ministro, omitido todo lo demás, vierte sobre la cabeza del
niño agua, aunque no esté bendecida, siempre que sea natural, pro-
nunciando la fórmula habitual.
b) Pero si prudentemente se juzga que hay tiempo suficiente, congréguen-
se algunos fieles y, si hay entre ellos alguno que pueda dirigir una breve
oración, utilícese el siguiente rito: se tiene una monición del ministro
y una breve oración universal, la profesión de fe de los padres o sola-
mente del padrino, y la infusión del agua con las palabras acostumbra-
das. Cuando los presentes sean poco instruidos, el ministro, después
de haber recitado en alta voz el símbolo de la fe, bautice según el rito
indicado para el caso de peligro de muerte inminente.
83. También el sacerdote y el diácono pueden utilizar, en caso de peligro
de muerte, este rito breve. El párroco u otro sacerdote que tenga potestad
equivalente, si tiene a mano el Santo Crisma y queda tiempo suficiente, no
deje de administrar la Confirmación después del Bautismo, omitiendo en
este caso la crismación postbautismal.
84. En los casos de urgencia, no se atienda únicamente a asegurar la
validez del sacramento, sino que se deben salvar todos los valores pastora-
LA EDUCACIÓN DE LA FE DE LOS BAUTIZADOS - 27

les que sea posible, como se indica en los formularios previstos para estos
casos.

F) Acomodaciones que competen al ministro


85. Haga uso el ministro, gustosa y oportunamente, de las opciones que
le ofrece el rito, según las circunstancias, necesidades particulares y de-
seos de los fieles.
86. Según esto, el ministro puede introducir en el rito algunas acomo-
daciones exigidas por las circunstancias. Por ejemplo:
a) Si la madre del niño ha fallecido de parto, esta circunstancia deberá te-
nerse en cuenta en la monición inicial (nn. 109 y 136), en la oración uni-
versal (nn. 117-118 y 143-144) y en la bendición final (nn. 135 y 160).
b) En el diálogo con los padres (nn. 110-111 ) hay que fijarse en las res-
puestas que dan; si en vez de responder: «El Bautismo», contestan «La
gracia de Cristo», o «La entrada en la Iglesia», o «La vida eterna», el
ministro no debe empezar la frase siguiente por: «El Bautismo que pe-
dís para vuestros hijos ... », sino ajustándose a la respuesta de los pa-
dres: «La gracia de Cristo», etc.
e) El rito para presentar a la Iglesia un niño ya bautizado (nn. 169-183)
no prevé más que el caso de un niño bautizado en peligro de muer-
te, pero se puede adaptar también a otras circunstancias; por ejemplo,
cuando unos niños han sido bautizados en tiempo de persecución re-
ligiosa o durante un desacuerdo pasajero entre los padres, etc.

VIII
LA EDUCACIÓN DE LA FE DE LOS BAUTIZADOS

A) Principios generales
87. Aunque el don del Bautismo es pleno por parte de Dios, sin embar-
go, por parte del hombre requiere respuesta y conversión; esto es: fe per-
sonal, cuando el hombre sea capaz de ello. Lo que en los adultos es requi-
sito previo al Bautismo, en los niños es exigencia posterior, de tal manera
que si esta exigencia no se cumple, el Bautismo queda, de alguna manera,
infructuoso. Lo que al niño le salvó en promesa no le será suficiente de
adulto si no se cumple esa promesa viviendo la fe de la Iglesia, en la que ha
sido bautizado.
88. Porque «quienes fueron incorporados a la Iglesia por el Bautismo
recibido en la infancia están llamados a desarrollar la fe que se les infundió,
28 - ORIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

de modo que lleguen a ser conscientes de lo que significa haber sido elegí-
dos para asociarse a Cristo por el sacramento del agua y del Espíritu» 27 •
89. Desde la más corta edad se debe iniciar la educación cristiana, la
cual «no persigue solamente la madurez de la persona humana, sino que
busca, sobre todo, que los bautizados se hagan conscientes cada día del
don de fe recibido, mientras son iniciados gradualmente en el conocimien-
to del misterio de la salvación; aprendan a adorar a Dios Padre en espíritu
y verdad, ante todo en la acción litúrgica, adaptándose a vivir según el
hombre nuevo, en justicia y santidad verdaderas, y así lleguen al hombre
perfecto, a la edad de la plenitud de Cristo y contribuyan al crecimiento
del Cuerpo Místico» 28 •
90. La maternidad de la Iglesia se ejerce, en el caso de los niños, no sólo
por haberlos engendrado hijos de Dios por el Bautismo, sino también por el
cuidado, educación y desarrollo de esa fe que en él recibieron y que, de al-
gún modo, es un germen o promesa de vida cristiana que ha de crecer hasta
alcanzar la talla de la edad de Cristo. La catequesis tiene como fin hacer cre-
cer la vida de fe por el conocimiento de la Palabra de Dios. «La fe necesita la
enseñanza de la Iglesia para que pueda nutrirse, crecer y dar fruto» 29 •
91. La fe es don de Dios y como tal ha sido recibida en el Bautismo; pero
para que ese don no quede estéril requiere respuesta del hombre, y es obra
de la catequesis posterior disponer el corazón para acoger el don del Espí-
ritu y seguir sus llamadas.
92. La fe también es conocimiento, y por eso la catequesis posterior al
Bautismo ayudará a penetrar cada vez más en el Misterio divino, a la par
que el niño crece, se desarrolla y «va adquiriendo el conocimiento del
mundo, de la vida y del hombre» 30 •
93. La fe, sobre todo, es conversión, que empieza cuando se descubre
y se acepta a Cristo como salvación de Dios, y termina con el encuen-
tro último y definitivo del Señor. Será obra de una constante y cuidadosa
atención al niño ayudarle a enfrentarse con Dios que le llama, le invita
y le responsabiliza. La fe compromete a todo el hombre; su desarrollo le
hace más hombre y no se podrá lograr una educación integral del mismo
omitiendo o relegando a segundo plano la educación de la fe. Pero nunca

27. Comisión Episcopal de Enseñanza, La Iglesia y la educación en España hoy, n. 10.


28. CoNc. VAT. II, Declaración Gravissimum educationis momentum, sobre la educación cristiana de la
juventud, n. 2.
29. S. Pío X, Ene. Acerbo nimis, n. 13.
30. CONC. VAT. II, Declaración Gravissimum educationis momentum, sobre la educación cristiana de la
juventud, n. 8.
LA EDUCA CIÓN DE LA FE DE LOS BAUTI ZADOS
- 29
hay que confu ndir educa r la fe del niño como sinón imo
de una mera ins-
trucc ión de un «credo» o de una cultu ra religiosa; es
ayuda rle a dar una
respu esta de adhes ión libre y consc iente a la Palab ra de
Dios.
B) Los respo nsab les de la educ ación de la fe
94. «Sobre todos los discíp ulos de Crist o pesa la oblig ación
de propa gar
la fe según su propi a cond ición de vida» 3 1• Pero aunq
ue todos solid aria-
ment e son respo nsabl es del creci mien to de la Iglesia,
no lo son por igual
ante todos los homb res.
En lo que respe cta a los bauti zados de niños , lo serán
de una mane ra
direc ta los respo nsabl es de las tres instit ucion es en las
que el niño ha de
ser educa do: la Familia, la Parro quia y la Escuela. En
la Fami lia se inclu -
yen los padre s y padri nos; en la Parro quia, los sacer dotes
y los cateq uistas ,
y en la Escuela, los maes tros.

La familia
95. La familia es llama da «Iglesia domé stica, y en ella
los padre s han
de ser para con sus hijos los prime ros predi cador es de
la fe, tanto con su
palab ra como con su ejemp lo» 32 • Es en la familia en
dond e «los cónyu ges
tiene n su propi a vocac ión para que ellos, entre sí y sus
hijos, sean testig os
de la fe y del amor de Cristo » 33 •
96. A esto se comp rome ten los padre s al pedir el Bauti
smo para sus
hijos: a «educ arlos en la fe, para que, guard ando los mand
amie ntos, amen
al Seño r y al prójim o como Crist o nos enseñ a en el
Evangelio» (n. 112).
Y esto es lo que prom eten al renov ar las prom esas de
su propi o Bauti smo:
esforz arse «en educa rlos en la fe de tal mane ra que esta
vida divin a quede
prese rvada del pecad o y crezc a en ellos de día en día»
(n. 124). Y cuand o
se les entre ga el cirio pascu al con la luz de Cristo , el celeb
rante les recue r-
da: «A vosot ros, padre s y padri nos, se os confí a acrec
entar esta luz. Que
vuest ros hijos, ilumi nado s por Cristo , cami nen siemp
re como hijos de la
luz. Y perse veran do en la fe, pued an salir con todos los
Santos al encue n-
tro del Señor» (n. 131). Y, por últim o, en la bend ición
de despe dida, reci-
ben graci a espec ial para ser «los prime ros que, de palab
ra y de obra, den
testim onio de la fe ante sus hijos, en Jesucristo nuest ro
Señor» (n. 135).
97. «La educa ción de la fe en el ambi ente famil iar se realiz
a, ante todo,
por el testim onio de vida cristi ana de los padre s. Para
la educa ción de la fe
31. CoNC. VAT. II, Constit ución dogmát ica Lumen gentium
, sobre la Iglesia, n. 17.
32. Ibíd., n. 11.
33. Ibíd., n. 35.
30 - ÜRIENTACIONES DOCTRINALES Y PASTORALES

de los niños nada tiene tanto valor como una vida familiar honrada, sin-
cera, que ama la justicia, que respeta la opinión ajena y fomenta el diálogo
amistoso, que es iluminada por los criterios evangélicos de pobreza, de
amor fraterno, de perdón cristiano, y que alimenta una fe que se expresa
tanto en los momentos difíciles de la vida como en los días de júbilo, que
tiene su ritmo de oración comunitaria, familiar y litúrgica, y que, en todo
momento, mira hacia Jesucristo como luz, camino, verdad y vida.
La experiencia del amor incondicional con que los niños deben ser
amados por sus padres, y del amor profundo con que estos se aman entre
sí, es para los niños un signo vivo del amor de Dios Padre.
Los padres están, además, llamados, según su capacidad, a dar una ins-
trucción religiosa, generalmente de carácter ocasional o no sistemático. Par-
tiendo de la realidad de los acontecimientos de la vida familiar, de las fiestas
del año litúrgico, de la actividad que los niños realizan en el ambiente esco -
lar, en la parroquia, en las agrupaciones, etc., los padres van descubriendo a
los hijos la presencia del misterio de Cristo Salvador en el mundo» 34 •
98. De una manera especial han de estar presentes los padres en las
etapas sacramentales que, como hitos, van desarrollando la iniciación a la
vida cristiana que empezó en el Bautismo, como son la Confirmación y la
Primera Comunión, así como las del desarrollo humano del niño: entrada
en la escolaridad, edad de razón, despertar de la vida, adolescencia, entra-
da en el mundo de los estudios, etc.
Todo esto reclama una acción pastoral que ilumine la fe de los padres y
que les oriente en el cumplimiento de su misión educadora.

La escuela
99. Tanto el documento conciliar sobre la educación cristiana de la ju-
ventud (Gravissimum educationis momentum), como el de la Comisión
Episcopal de Enseñanza antes citado, dan valiosas normas sobre los obje-
tivos, los métodos y los agentes de la educación en la Escuela Católica, que
no se repiten, pero han de tenerse en cuenta en este momento.

La parroquia
100. Porque el bautizado va madurando en la vida de fe en la medida
en que se va incorporando, de una manera consciente, a la vida concreta
del pueblo de Dios, es necesario ayudar a los niños a incorporarse, paso a
paso, a formas de vida comunitaria, y entre éstas ocupa un lugar preemi-
nente la parroquia.

34. Comisión Episcopal de Enseñan za, La Iglesia y la edu cación en España hoy, n. 23.
ACTU ALIZA CIÓN DEL BAUT ISMO A LO
LARG O DE LA VIDA DEL CRIST IANO
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1Ol. Si la finalidad de la escuela es la sistem atiza ción vital


de todo el con-
tenid o religioso, y la de la familia prefe rente ment
e una catequesis ambi en-
tal, el acent o cateq uizad or de la parro quia hay que
pone rlo más en la vida
conc reta cristi ana, que se alime nta en los sacra ment
os, parti cipa en la Litur -
gia y se mani fiesta en una comu nidad dinám ica de
carid ad y apos tolad o.
102. Le corre spon de tamb ién a la parro quia una misió
n de suple ncia en
el caso de que las otras instit ucion es educ ativa s
no realic en su misió n, y
siem pre habr á de ser elem ento coor dinad or de las
mism as.
103. La parro quia ha de estar en conta cto estre cho
y en actit ud de ser-
vicio con los padr es y con los maes tros en todo
mom ento, pero de una
mane ra espec ial cuan do se ha de realiz ar la cateq
uesis de la inici ación a la
vida, la Prim era Com unió n, la Conf irma ción, la
salid a de escol arida d, la
entra da en el mun do de los adult os, etc.

IX
ACT UAL IZAC IÓN DEL BAU TISM O A
LO LAR GO DE LA VIDA DEL
CRIS TIAN O
104. Si el Baut ismo cons tituy e el fund amen to de la vida
cristi ana, justo
es que sea evoc ado frecu entem ente y que sea actua
lizad o, sobre todo en
mom entos y circu nstan cias en las que la vida cristi
ana crece o se afianza o
se cualifica con una voca ción parti cular dentr o del
pueb lo de Dios .
105. Cuan do se celeb ran los otros dos sacra ment os que,
con el Baut ismo ,
cons tituy en la inici ación sacra ment al a la vida cristi
ana -es decir, la Con-
firma ción y la Prim era Com unió n-, para que
apare zca más clara ment e
su íntim a relac ión conv iene que prece da la renov
ación de las prom esas del
Baut ismo 35 • El mom ento más opor tuno es desp ués
de la homi lía, igual que
se hace en la Vigilia pascu al.
106. De una mane ra espec ial se ha de renov ar el Baut
ismo en la cele-
braci ón anua l de la Pascu a, prece dida por la Cuar esma ,
como tiem po en
el que la Iglesia prep ara el Baut ismo de los catec
úmen os y recue rda el de
todo s los fieles.
107. Y siem pre que en la Iglesia el cristi ano tome una
nuev a respo nsa-
bilid ad, de algún mod o cualifica su Baut ismo o
lo actua liza, como ocur re
en el caso de los padre s ante el Baut ismo de sus
hijos, y lo mism o en el
matr imon io, la profe sión relig iosa o el orde n sacer
dotal .
35. Cf. CoNc. VAT. II, Consti tución Sacrosanctum Concili um, sobre la
Sagrad a Liturgia, n. 7 1.
32 - ORIENTA CIONES DOCTRIN ALES Y PASTORA LES

108. Por último, hay un nuevo modo de actualiz ar el Bautism o, que es


por medio de conmem oracione s o celebrac iones de la Palabra en circuns-
tancias especiales: aniversa rio del Bautism o, ejercicio s espiritua les, jorna-
das de estudio, etc.

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