26 Japón Siglo XXI PDF
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COORDINACIÓN EDITORIAL
ISBN 978-607-30-2188-3
El Japón ha dejado de ser una curiosidad
artística y cultural: es (¿fue?) otra visión del
mundo, distinta a la nuestra pero no mejor
ni peor: no es un espejo sino una ventana
que nos muestra otra imagen del hombre,
otra posibilidad de ser.
Octavio Paz
CONTENIDO
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Pedro Salazar Ugarte
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII
Hisaei Ito
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Arturo Oropeza García
Capítulo I
Historia y naturaleza
del derecho en Japón
Capítulo II
El marco constitucional japonés
VII
VIII CONTENIDO
Capítulo III
Principales disciplinas del derecho japonés
Capítulo IV
Desarrollo del derecho japonés
en el marco global
Capítulo V
Japón y su circunstancia geopolítica
en el siglo XXI
PRESENTACIÓN
XI
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XII PRESENTACIÓN
PRÓLOGO
Me complace que este libro sea publicado como una primera etapa de los es-
tudios comparativos entre la cultura y el sistema judicial de Japón y México,
lo que coincide con la celebración del 130vo aniversario del establecimiento
de las relaciones diplomáticas entre Japón y México.
Históricamente, el intercambio entre nuestros dos países comenzó hace
más de 400 años y tenemos lazos especiales en términos de relaciones bila-
terales. México fue el país que concluyó el primer tratado equitativo de co-
mercio y navegación con Japón y también el país en el que se establecieron
los primeros inmigrantes japoneses organizados en Latinoamérica. Actual-
mente, Japón es el único país con el que México ha concluido el Acuerdo de
Asociación Económica de Asia y uno de los dos países más entusiastas en la
promoción del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico
(CPTPP) por sus siglas en inglés.
Las relaciones comerciales entre los dos países se han incrementado
desde la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Económica, el cual
ha sido respaldado por una relación muy amistosa entre las dos naciones.
Además, debido a la importancia geoeconómica de México, las inversiones
japonesas han aumentado significativamente en los últimos años y ahora
más de 1,000 compañías japonesas están establecidas en México.
Junto con el aumento de las relaciones comerciales, también los inter-
cambios académicos y turísticos se han visto favorecidos, por lo que es im-
portante profundizar en todos los campos de la relación bilateral, el enten-
dimiento mutuo entre los dos pueblos, incluyendo los estudios jurídicos.
En este contexto, esta iniciativa auspiciada por el Dr. Arturo Oropeza
del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autó-
noma de México (UNAM), para compilar este libro como un proyecto con-
junto con el Instituto de Derecho Comparado de Japón, fue muy oportuna,
significativa y es sumamente apreciada.
Para este proyecto participaron 11 investigadores de la Universidad de
Chuo, que fue establecida como una universidad especializada en leyes des-
de 1885. De la Facultad de Derecho de esta universidad se han graduado
XIII
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XIV PRÓLOGO
Hisaei Ito
Director del Instituto de Estudios Comparados
de la Universidad de Chuo
INTRODUCCIÓN
Octavio Paz
(Asiain, Japón en Octavio Paz, 2014)
I.
Extrañeza y suficiencia son dos palabras con las que Paz intenta atrapar al Ja-
pón del siglo XX, y que a pesar del tiempo transcurrido, sus categorías siguen
estando presentes en la esencia de una nación que ha sabido ser moderna sin
perder en el camino la naturaleza de su milenarismo.
Japón en el siglo XIX es el primer país de Asia del Este en establecer un
contacto directo con el mundo occidental, causando un efecto recíproco de
nuevas impresiones entre ambas partes. Un juego de espejos donde se obser-
van con detalle por primera vez dos culturas que por diversas razones no ha-
bían tenido la oportunidad de platicar y compartir sus mutuas impresiones.
A pesar del siglo y medio transcurrido de la apertura japonesa frente a
sus referentes occidentales, no es exagerado o inoportuno hablar del otro; de
esa extrañeza respecto a otra visión de las cosas. De ese otro mundo que sus-
1
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2 INTRODUCCIÓN
tenta Jaspers; o de ese complemento del que habla Leys; de esa fascinación que
Occidente y Oriente sienten el uno por el otro sin que a la fecha terminen
por descubrirse totalmente.
No obstante de haber sido el primer país de Asia del Este en iniciar el
camino de la occidentalización, Japón nunca ha renunciado a las raíces de un
largo tiempo histórico que lo presentan como un jugador global con carac-
terísticas propias. Como una cultura única y singular, que forma parte de una
cuenca civilizatoria junto con China, Corea, etc., cuya trascendencia hoy
las presenta como una región vigente de largos trazos milenarios.
El derecho en este sentido —como en cualquier sociedad— es un pro-
ducto de su cultura y de su idiosincrasia que responde a las necesidades de su
tiempo; y las importantes diferencias de las culturas de Occidente y de Asia
del Este, en este caso Japón, reflejan históricamente caminos diversos que
obedecieron a visiones distintas del mundo, de la vida y del orden social.
Al respecto comenta Beatriz Chapoy:
Se parte del supuesto que la base ideológica de las distintas culturas es lo que
determina la estructura y el sentido de los diferentes sistemas normativos de
organización de la vida social, y no hay modo de explorar, describir y explicar
el complicado sistema de gobierno japonés, sin comprender las premisas im-
puestas por los antecedentes confucianos, budistas y shintoistas de su cultura,
porque a diferencia de la civilización europea basada en la culpa —castiga-
da por autoridades civiles o religiosas—, en la cultura ancestral japonesa es
la vergüenza así como la sanción psicológica de quedar deshonrado ante la
comunidad —familia, distrito, ciudad, nación— lo que obliga a actuar con-
forme a lo prescrito.
Y agrega,
INTRODUCCIÓN 3
necesita contar con leyes o castigos. “Si se utilizan las órdenes —dice Con-
fucio— para guiar al pueblo y las condenas para educarlo, este acabará por
apartarse y perder la vergüenza. Si se utiliza la virtud para guiar al pueblo y
la formalidad para educarlo, entonces mantendrá la vergüenza y permane-
cerá dentro de las buenas formas” (Schleichert y Roetz, 2013, p. 43). Bauer
agrega al respecto que
La filosofía del legalismo (en chino fajia, escuela de la ley) opera a primera vista
dentro de la historia del pensamiento chino —agregaríamos por referencia
que también del pensamiento japonés— como un fenómeno aislado: fue una
ideología aceptada en toda China solo durante la tristemente célebre dinastía
Qin (221-206 a. C.), después del dramático hundimiento de esta dinastía, se
convirtió en una no filosofía universalmente proscrita (Bauer, 2009, p. 123).
…que uno de los secretos que representa la alta efectividad económica que
tiene la sociedad japonesa resulta de los elementos tradicionales y no occiden-
tales, los cuales no son compatibles con la simple legalización (Aomi, 1991,
p. 131). Es decir, la propia cultura jurídica o el clima tradicional de Japón
subsiste a pesar de la sucesión del derecho moderno occidental, lo cual hace
funcionar la sociedad o la economía japonesa flexiblemente.
4 INTRODUCCIÓN
II.
INTRODUCCIÓN 5
6 INTRODUCCIÓN
con una buena parte de los países europeos, al propio tiempo que a gene-
rar un sistematización jurídica de corte occidental a fin de obtener mejores
resultados en sus negociaciones. Derivado de ello se genera en un primer
momento la proto-constitución Meiji de 1868, también conocida como la
Constitución de las “Cinco Cláusulas”, la cual fue una respuesta jurídica
con características propias tanto para la vida interna de Japón como para la
comunidad internacional. En un segundo plano destaca la Constitución de
1889,que viene a constituir el antecedente jurídico moderno más represen-
tativo del Japón, la cual en su intento de mostrar una formalidad jurídica
occidental, deviene en un documento que mezcla por primera vez la idio-
sincrasia de dos culturas con visiones diferentes, con un amplio remedo de
las culturas jurídicas alemana y francesa.
La tercera etapa, que inicia con la derrota de Japón en 1945 y de la pre-
sencia norteamericana en el país, deriva en la construcción de una amplia
sistematización jurídica que parte de la Constitución de 1947 a nuestros
días. En esta tercera fase, Japón ha vivido un amplio proceso de mezcla de
culturas, que como ya señalaron Chapoy, Mori y Okabe, no ha concluido,
en la medida que el documento constitucional nace de una imposición mili-
tar y cultural que no termina de asentarse, sin que esto haya ido en perjuicio
de una participación de Japón en el orden jurídico global.
Japón se presenta hoy frente al mundo como un sistema jurídico moder-
no con aportaciones tanto del civil law como del modelo consuetudinario, en
razón a sus influencias surgidas del Derecho Francés y Alemán principal-
mente durante la dinastía Meiji, como por la presencia norteamericana de
posguerra. No obstante, a través de la Ley de las Reglas Generales sobre la
aplicación del Derecho, a la costumbre se le sigue dando un papel principal
en las diferentes disciplinas, siempre que no vaya en contrasentido de esti-
pulación expresa. Sobre el tema Chapoy nos recuerda que
INTRODUCCIÓN 7
Dice Paz que las culturas son realidades que resisten con inmensa vi-
talidad a los accidentes de la historia y del tiempo. Será interesante seguir
observando, en este caso en el terreno jurídico, la transformación de Japón
en la segunda mitad del siglo XXI.
III.
8 INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN 9
Japón, el Dr. Hisaei Ito, y por parte del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM, el Dr. Pedro Salazar Ugarte.
A todos los participantes que hicieron posible la realización de esta
obra, les brindamos nuestro mayor reconocimiento y gratitud. De manera
especial a los colegas de la Universidad de Chuo y su coordinador, el Ex
Embajador Shuichiro Megata, por haber permitido acortar las distancias
de la geografía a través de la confianza y el trabajo conjunto.
Estamos seguros que esta obra, en su dimensión y contenido, vendrá a
sumarse a todos aquellos importantes trabajos que los académicos de ambos
países han venido realizando de manera anticipada, en beneficio de una
mejor comprensión y relación bilateral.
La presente obra rinde también un sensible tributo a la memoria de la
estimada colega Beatriz Chapoy Bonifaz, que en el 2010, a través del Institu-
to de Investigaciones Jurídicas, publicó la excelente obra sobre Japón titulada
“Evolución del concepto de Derecho en Japón”, como uno de los primeros
antecedentes en la materia.
Las grandes civilizaciones han sido hechas a través del diálogo entre
distintas culturas. Esperamos que este nuevo diálogo entre México y Japón
sobre culturas y sistemas jurídicos comparados redunde en un mejor enten-
dimiento entre nuestros dos grandes países.
CAPÍTULO I
Hikaru Mori*
13
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14 HIKARU MORI
I. Yamato premoderno
1. Yamato
16 HIKARU MORI
Esta clase Bushi se apoderó del poder del gobierno en Yamato desde
mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX. Durante este perio-
do hubieron 3 dinastías Bushi: la dinastía Genji permaneció desde el siglo
XII hasta el XIV; la dinastía Ashikaga desde el siglo XIV hasta el XVI; y la
dinastía Tokugawa desde el siglo XVII hasta el XIX. En todas estas, el líder
de los Bushi era nombrado Seii-dai-syogun (o simplemente Syogun) por el em-
perador. Formalmente, esta posición significaba Comandante Supremo de
los Ejércitos, pero en realidad se le permitía llevar a cabo la administración
del gobierno en lugar del emperador. Que la clase Bushi alcanzara esta posi-
ción significó una reducción substancial de la autoridad real del Emperador.
Las dinastías Kamakura, Muromachi y Tokugawa poseían sus propios sis-
temas jurídicos únicos. Sin embargo, como sería demasiado largo discutir
todos éstos, me gustaría echarle un vistazo al sistema legal de la dinastía
Tokugawa, que fue la última de las tres.
El sistema legal de esta se caracterizó por un estricto sistema de clases que
se dividía en 3: Bushi, agricultores y comerciantes. El sistema de control de
la clase Bushi, la cual estaba en la cima, se sostenía a través del control de las
tierras agrícolas. Sin embargo, esto no significa que los propios Bushi poseye-
ran tierras agrícolas. Los agricultores fueron quienes poseían y cultivaban la
tierra, mientras que los Bushi tenían derecho a recolectar, como impuesto, una
porción de los productos de estas tierras. El derecho a recaudar los impuestos
de todas las tierras agrícolas de Japón descansó en el Shogun, y estos derechos
fueron cedidos en primer lugar a los señores de los clanes. Los señores enton-
ces, a su vez, asignaron los derechos dados a los Bushi que eran sus propios
vasallos. Este fue el método con el que se controló toda la tierra de Japón. El
sistema jurídico no protegía a los comerciantes adecuadamente. Por ejem-
plo, con respecto a los préstamos otorgados por los comerciantes a los Bushi,
frecuentemente el gobierno tomaba medidas para absolver a los Bushi de la
obligación de pagar sus deudas.
El Shogun tenía la autoridad completa, en lugar del emperador, en ac-
tividades militares y de gobierno. El Shogun también manejó asuntos diplo-
máticos como la ejecución de tratados. La porción de Japón que el propio
Shogun gobernó directamente fue solo de alrededor de una cuarta parte del
total de las islas japonesas, excluyendo Hokkaido. Las áreas restantes estaban
separadas por una variedad de clanes (Hans), a los cuales se les permitía
autogobernarse internamente. Sin embargo, el gobierno central controlaba
fuertemente a los Hans y a veces también podía abolirlos.
18 HIKARU MORI
Las raíces del pueblo Ainu también se encuentran en el pueblo Jomon. Sin
embargo, el pueblo Ainu continuó su estilo de vida de cazador-recolector en
lugar de participar en la agricultura como lo hicieron los pueblos Yamato y
Ryukyu. El pueblo Ainu también estuvo presente en la región norte de la isla
Honshu; sin embargo, alrededor del siglo VI su presencia estaba limitada a la
isla de Hokkaido.
El pueblo Ainu creó pequeños asentamientos para cada tribu y vivió de
la caza y la recolección. A veces las tribus se unían para luchar contra las
invasiones extranjeras, pero nunca crearon naciones. Por lo tanto, es difícil
hablar sobre el sistema legal del pueblo Ainu premoderno.
El pueblo Yamato avanzó dentro de Hokkaido desde el siglo XVI, aproxima-
damente. Sin embargo, la tierra controlada por Yamato estuvo limitada a la re-
gión meridional de Hokkaido y el estilo de vida de los Ainu permaneció en gran
parte sin cambios hasta la creación de la nación moderna en el siglo XIX.
Los europeos llegaron a Japón comenzando con España, Portugal y los Países
Bajos desde el siglo XVI hasta el XVII. España era especialmente entusiasta
con el proselitismo cristiano. Sin embargo, a inicios del siglo XVII se prohi-
bió estrictamente el proselitismo cristiano, y también se prohibió el comercio
con España y Portugal. Más adelante, los Países Bajos fue el único país que
tuvo relaciones con Japón. Todavía hubo países que enviaron barcos a Japón
deseando comerciar, pero Japón los rechazó continuamente. La llegada de
una flota liderada por el almirante norteamericano Matthew Perry cambió
esta situación. Perry llegó a Japón con una flota de 4 acorazados y exigió
comerciar con Japón.
Precipitado por la llegada de la flota americana, el poder del shoguna-
to Tokugawa disminuyó y en 1867 se derrumbó el shogunato Edo, que había
durado por más de 250 años. El Emperador, que había perdido la autoridad
real durante varios siglos, vio restaurado su poder y se instaló como el núcleo
del gobierno. Sin embargo, en términos de las instituciones nacionales, en
lugar de volver a la era Ritsu-Ryo, el objetivo fue crear algo nuevo y europeo.
Ante la amenaza de ser colonizados por Occidente, el asunto urgente
del gobierno (gobierno Meiji) fue crear una nación que pudiera competir
con Occidente en igualdad de condiciones. Con este fin, necesitaron refor-
zar sus armamentos, establecer una fortaleza económica y crear un sistema
jurídico occidental.
A. Órgano administrativo
20 HIKARU MORI
B. Legislatura
C. Judicatura
En Japón existían tribunales aún antes del periodo Edo. Sin embargo, no
tenían una jurisdicción separada de la administración y la legislación. Las
sentencias se llevaban a cabo simplemente como parte de la administración
y no existía el concepto del derecho de acceso a la corte.
Después de la Restauración Meiji hubo un movimiento hacia un estilo
occidental llamado “separación de poderes” que separaría la administra-
ción de justicia de la legislación y la administración. Este movimiento fue
inspirado por el sistema legal europeo. En 1872, el primer Ministro de Justi-
22 HIKARU MORI
cia designado (Shiho-kyo) Shinpei Eto intentó establecer un cuerpo judicial in-
dependiente del cuerpo administrativo con la “separación de la justicia y la
administración” y la “unificación de la jurisdicción” como reglas generales.
Anteriormente (en el periodo Edo) el poder judicial y la administración no
estaban separados, los juicios eran manejados por los señores de los clanes
en cada clan. Después de la Restauración Meiji los funcionarios del gobier-
no local (funcionarios en cada prefectura) tomaron este papel, pero la con-
ducción de los juicios a mano de los funcionarios enviados por el Ministerio
de Justicia pretendió centralizar la jurisdicción en este órgano. Además, du-
rante el periodo Edo los organismos judiciales combinaron organismos de
investigación y procesos judiciales, pero después de la Restauración Meiji se
instauraron jueces y fiscales públicos para intentar separarlos. Sin embargo,
estas reformas no fueron realizadas inmediatamente.
En 1875 se estableció la Corte Suprema y junto con ella se promulgó
la forma judicial. Durante este periodo, fueron instaurados tribunales ubi-
cados en cada región como tribunales de primera instancia, con tribuna-
les en las principales ciudades siendo tribunales de segunda instancia y la
Corte Suprema siendo el tribunal de instancia final. En otras palabras, en
este punto había un sistema judicial de 3 niveles. Además, el Ministerio de
Justicia, que administraba la justicia, y la Corte Suprema, que ejercía juris-
dicción, estaban explícitamente separados.
Con el establecimiento de la Constitución del Imperio de Japón, se
completó la creación de un sistema de justicia. En el Artículo 57 de la Cons-
titución se establece que “La Judicatura será ejercida por los Tribunales de
Justicia según la ley, en nombre del Emperador”. Esto significaba que la
jurisdicción descansaba en el Emperador, y los tribunales ejercían esta juris-
dicción en su nombre. Bajo esta Constitución, el Emperador tenía el poder
ejecutivo, el cual era ejecutado por el Gabinete en su nombre, y también
el poder legislativo, el cual era ejecutado por el Congreso en su nombre. El
significado de esto era que mientras el Emperador tenía formalmente toda
la autoridad, en realidad el Gabinete, el Congreso y las cortes poseían ex-
clusivamente esta autoridad. Y así, de este modo, el establecimiento de la
Constitución hizo realidad la separación de poderes. Sin embargo, un asun-
to digno de notar es que los tribunales administrativos fueron removidos del
ámbito de la jurisdicción, otorgándoseles una jurisdicción especial en lugar
de los tribunales ordinarios. Además, el Ministerio de Justicia retuvo el po-
der de nombrar jueces. De este modo, existen puntos en los que la jurisdic-
ción todavía no es completamente independiente.
3. Codificación
24 HIKARU MORI
26 HIKARU MORI
28 HIKARU MORI
go, a partir de este momento, Japón concibió que Okinawa estaba exclusi-
vamente bajo el gobierno de Japón, rechazando el dominio de China.
Después de la Restauración Meiji, el pueblo Yamato emigró en gran nú-
mero a la isla de Hokkaido, donde el pueblo Ainu residía practicando la agri-
cultura. Esto causó que el pueblo Ainu, que vivía fundamentalmente como
cazador-recolector, perdiera gran parte de la tierra donde vivía. Además, a
medida que el gobierno avanzaba con disposiciones para asimilar al pueblo
Ainu en el pueblo Yamato, los Ainu gradualmente perdieron su propia consis-
tencia racial.
El CSFA también presidió varias reformas del sistema legal. En primer lu-
gar, veamos a la Constitución.
Según el Artículo 4 de la Constitución del Imperio de Japón, el Empe-
rador está “combinando en sí mismo los derechos de soberanía” y está en
posesión de todos los derechos legislativos, administrativos y judiciales. Sin
embargo, el establecimiento de la Constitución de Japón eliminó esto, situan-
do al Emperador como “el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo”.
El Emperador tampoco poseería autoridad alguna en materia legislativa, ju-
dicial o, administrativa. El Emperador anunciaría públicamente leyes, nom-
braría Primeros Ministros, nombraría al Presidente de la Suprema Corte, y
convocaría a la Dieta para que se reúna, pero deberá llevar a cabo estas fun-
ciones constitucionales bajo la ayuda y el consejo del Gabinete.
El sistema de gobierno establecido en la Constitución del Imperio del
Japón tenía algunas partes incoherentes con respecto al control del gobier-
no por el pueblo. Por ejemplo, no había ninguna disposición que indica-
ra quién seleccionaría al Primer Ministro, y en realidad era el Empera-
dor quien lo hacía. La jurisdicción era independiente teóricamente, pero
la jurisdicción no abarcaba asuntos relacionados con la administración. En
cuanto al poder legislativo, se le permitía al Emperador crear leyes en forma
de edictos imperiales. Estos problemas fueron corregidos en la Constitución
del Japón. El Artículo 67 establece que “el Primer Ministro deberá ser de-
signado de entre los miembros de la Dieta mediante una resolución de la
Dieta”. También, con respecto a la administración, se le requeriría que se
someta a las resoluciones del Ministerio de Justicia. Con respecto a la legis-
lación, se confirmó que un congreso llamado Dieta Nacional sería “el único
órgano legislativo del Estado”.
30 HIKARU MORI
Al final de nuestra breve reseña de la historia del sistema jurídico japonés, nos
gustaría resumir el carácter del derecho japonés.
En el núcleo del sistema legal japonés está el sistema imperial japonés,
que tiene aproximadamente 1,500 años de historia. El Emperador actual
es el 125vo Emperador (empero, históricamente se disputa la existencia de
algunos emperadores en los periodos iniciales). Durante este periodo hubo
casos en los que se incorporó el sistema legal chino, pero no hubo cambios
en su carácter esencial. Asimismo, aunque hubo un largo periodo durante
el cual los Bushi se apropiaron del poder real, eso no implicó que este siste-
ma hubiera terminado. Una razón determinante para esta continuidad es
que las Islas Japonesas existieron de forma ininterrumpida sin que fueran
gobernadas por otros países. En la edad antigua, el pueblo Yamato formó un
país independiente de China. Esto marcó una clara diferencia con respecto
a otros países de Asia oriental. Incluso después de la Era de los descubri-
miento, después del siglo XV, cuando los europeos invadieron tierras en
todo el mundo, el hecho de que Japón logró mantener de forma continua su
independencia es una característica importante de Japón Esta característica
también ha sido un elemento de su sistema legal.
32 HIKARU MORI
propia ley con el resto del mundo para contribuir a la creación de la paz y
la estabilidad. Se puede decir que para el mundo del derecho japonés este
es un tema para el futuro.
VII. Bibliografía
Taku Okabe*
I. Introducción
*
Profesor-investigador,Departamento de Estudios Regionales-INESER, Centro Uni-
versitario de Ciencias Económico Administrativas, Universidad de Guadalajara/Coordina-
dor del Programa de Estudios México-Japón. Doctor en derecho por la Universidad de Seijo,
Tokio, Japón/Maestro en derecho por la Universidad de Guadalajara.
33
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34 TAKU OKABE
36 TAKU OKABE
venios de esta naturaleza pactados con Estados Unidos, Imperio Ruso, Ho-
landa, Inglaterra y Francia en 1858.
Japón, para mantener su estatus entre los países imperialistas y modi-
ficar los convenios desiguales, comenzó a realizar una serie de reformas a
partir de la era Meiji que inició en 1868. De esta forma, tuvo que demostrar
que Japón era un país moderno hacia el mundo, estableciendo los funda-
mentos para la modernización nacional a través del desarrollo capitalista.
Así, Japón no había desarrollado el sistema jurídico unificado para el desen-
volvimiento del capitalismo, por lo que la reforma legal requirió la sucesión
del derecho civil europeo-occidental (Ito and Kato, 1964: p. 190). En par-
ticular, fue una tarea urgente adoptar el régimen jurídico de Francia y de
Alemania para suprimir los convenios desiguales. Por ello, a diferencia de la
codificación de Francia que era el producto de la revolución, Japón procuró
modernizarse heredando los sistemas jurídicos occidentales, lo cual fue la
razón por la que el derecho japonés pertenece a la tradición civil.
38 TAKU OKABE
7 El sistema Ie fue reconocido y legalizado por el Código Civil de Meiji (1898) basado
en el sistema familiar desarrollado en la era Edo (1603-1868) que era el régimen patriarcal
cuyo origen se dio en Roma antiguo. En la época antigua la población no tenía apellido, sino
fue a partir de 1876 cuando se obligó utilizar el apellido. La cabeza de Ie que era el líder de
los miembros del mismo Ie. El que venía en la cabeza en el registro (llamado Koseki) era el
jefe del hogar (literalmente se traduce a Ie) y los demás que venían en la parte inferior son los
miembros del hogar. En esa época el jefe del hogar tenía determinadas atribuciones según
el Código Civil de Meiji: a) permitir el matrimonio y adopción de los miembros del hogar,
b) permitir el ingreso y abandono del hogar de los miembros, c) decidir el domicilio de la
residencia de los miembros, d) expulsar a los miembros desde el hogar, entre otras. El jefe del
hogar tenía la obligación plena de la alimentación de los miembros. Asimismo, según el Có-
digo Civil de Meiji, los cónyuges “entran” en el mismo registro civil (Koseki) donde utilizan
el mismo apellido de dicho Ie, es decir el del jefe del hogar.
8 Anteriormente ha sido predominante la teoría de que el impacto del derecho civil ale-
mán era fuerte en el Código Civil de Meiji al adaptarse al sistema pandectista. Sin embargo, se
ha aclarado positivamente que dicha teoría carecía de los fundamentos. Véase: Hoshino, 1970.
40 TAKU OKABE
9 La guerra Sino-Japonesa fue provocada por la incursión de los militares japoneses a Co-
rea bajo el concepto de proteger a los residentes nipones de los conflictos internos ocurridos
cuando éste país recurrió el apoyo a Sino para resolverlos. Japón estuvo activo para invadir
a Asia mientras Sino consideraba a Corea como país vasallo. En 1895 Sino se rindió y reco-
noció la independencia de Corea y cedió la posesión de Taiwan y otros territorios a Japón.
Por este hecho, Japón se reconoció como un gran país de Asia a nivel internacional, a lo cual
Rusia tuvo insatisfacción. Tanto Inglaterra como Estados Unidos estaban interesados en Asia,
si bien, mantenían una relación relativamente amistosa con Japón. En 1900 Japón concertó
una alianza con Inglaterra y declaró la guerra contra Rusia en 1904 para evitar la invasión de
este país en Asia. Así inició la guerra Ruso-Japonesa y Japón ganó por un estrecho margen.
Fue monumental en el sentido de que era la primera guerra donde un país de raza coloreada
venció a otro de raza blanca.
10
La Ley de Preservación de Seguridad Pública tuvo por objeto sancionar la organi-
zación y el ingreso de las asociaciones que procuraban el cambio del sistema nacional y la
propiedad privada, y además regular las actividades que indujeran la independencia tanto de
Corea como de Taiwan y otras socialistas y laborales, y restringir la libertad de pensamiento,
educación y expresión.
42 TAKU OKABE
11
Respecto
a las políticas que estableció el GHQ , véase: Takemae, 2002.
12
En
cuanto al desmantelamiento de las camarillas capitalistas y grupos económicos,
véase: Okabe, 2009: pp. 26 y ss.
13
El proyecto de la reforma constitucional que presentó el gobierno japonés en la pos-
guerra no pretendió modificar el contenido de la CPIJ por lo que el GHQ se lo rechazó
y entregó su propio proyecto ante el gobierno amenazando que iba a planteárselo ante el
pueblo directamente si no lo hubiera aceptado (Yamanaka, 2010: p. 8).
14 Respecto a la CPJ vigente y su desarrollo histórico posterior, véase: Miyazawa, 1973;
Sato, 2011; Ashibe, 2015; Tomatsu, 201, y Tsujimira, 2016.
44 TAKU OKABE
Japón es una pequeña isla ubicada al extremo oriente de los países occiden-
tales. Heredó el sistema de Ritsuryo referido arriba en el siglo VII para con-
solidar el país, y en el final del siglo XII se estableció el gobierno feudal de
shogunato, sistema típico de Japón. Durante los tres siglos posteriores en que
se cambiaban los líderes de poder y entraron en el periodo de los estados en
guerra hasta el siglo XVI, la seguridad pública de Japón se volvió caótica.
Con el arribo del siglo XVII, el clan Tokugawa llegó a predominar todo el
territorio de Japón y comenzó la era Edo donde tomó las políticas del aisla-
miento del país y durante los 260 años el intercambio con los países extran-
jeros había sido restringido.
En el aislamiento Japón había sido integrado por el gobierno centrali-
zado feudal de shogunato, y además, por la característica geográfica pudo
evitar la invasión y la colonización de los países extranjeros, mientras lo-
graron un alto nivel educativo de todo el pueblo. Todos estos elementos
posibilitaron la rápida modernización de Japón a partir de 1868 cuando se
disolvió el estado de aislamiento bajo la presión de los países imperialistas.
La modernización jurídica mencionada anteriormente también inició en
este proceso.
Dicha modernización jurídica se realizó a través de la sucesión del de-
recho europeo-occidental del que se difería la cultura jurídica tradicional
46 TAKU OKABE
15
Por la trayectoria de la adopción del derecho europeo, en la educación jurídica de
Japón se establece el estudio de la jurisprudencia de conceptos que proviene de la escuela
pandectista alemana, en donde procuran encontrar la garantía de la previsibilidad en la
sociedad civil moderna para que propicie el desarrollo del capitalismo. Posteriormente intro-
dujeron el aprendizaje del derecho anglosajón tras el estudio tradicional del derecho europeo
por lo que los tratadistas japoneses tienden a realizar el estudio del derecho extranjero y el
derecho comparado. En las facultades del derecho en las principales universidades, ofrecen
frecuentemente el plan de estudio sobre alguno de los derechos extranjeros (Aomi, 1987: pp.
22 y 24) (Aomi, 1991: p. 138) (Toshitani, 1985: pp. 28-30) (Ooki, 1992: p. 60) (Kawashima,
1967: p. 41).
16
El caso representativo es el llamado “juicio de vecinos” de 1983: El hijo de una pareja
que se fueron de compras falleció ahogado en un depósito agrícola y se les demandó a los
padres-vecinos cuyo hijo jugaba con el fallecido. En la sentencia de la primera instancia local
reconoció la responsabilidad civil en el acto ilícito de los padres-vecinos que “tuvieran una
obligación en general como padres tomando medidas preventivas para que los niños no se
fueran a un lugar peligroso”. Asimismo reconoció que la supervisión de los niños de parte
de los vecinos fue voluntaria y la educación de los padres del fallecido fue insuficiente por
lo que se compensara la responsabilidad (70% de la de los padres contra 30% de la de los
vecinos). En los siguientes días desde que se sentenció en 25 de febrero de 1983, hubo varias
llamadas y cartas para criticar a los padres del fallecido y finalmente retiraron la demanda.
Los vecinos apelaron contra lo cual hubo la voz de crítica cuestionando si “¿todavía quieren
seguir peleando?” por lo que también retiraron la apelación. De esta forma, la sentencia de
la primera instancia pasó como si no hubiera existido.
48 TAKU OKABE
2. Percepción de “contratos”
50 TAKU OKABE
3. “Armonía” y “juicios”
tajosa) para ambas partes. Desde luego, en esta discusión debe incluirse la
reflexión sobre la insuficiente infraestructura para realizar juicios (trámites
redundantes, retraso en litigios, etc.) (Aomi, 1991: pp. 136 y 137).
52 TAKU OKABE
19 También fue una característica típica de Japón que los japoneses no tenían una vida
pastoral. Sí tenían ganado, pero lo utilizaban como herramientas de cultivo o motor para la
agricultura o transporte, no como alimento. Consumían la proteína animal mayormente del
pescado (Nakao, 1994: p. 7).
1) No mates
2) No robes
3) No levantes fuego
4) No demandes
54 TAKU OKABE
V. Conclusión
56 TAKU OKABE
VI. Referencias
CAPÍTULO II
VISIÓN GENERAL
DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN
Nobuyuki Sato*
I. Descripción general
de la Constitución de Japón
61
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62 NOBUYUKI SATO
64 NOBUYUKI SATO
Las frases con el énfasis añadido por el autor muestran la fuerte influencia
de la teoría del contrato social o de la teoría modera de la ley natural. Bajo
estas disposiciones, la Dieta podría promulgar leyes que restrinjan los dere-
chos humanos fundamentales sólo si hay razones que cumplan con los valores
constitucionales. Por supuesto, la Dieta puede esgrimir su poder discrecional
para legislar y su poder discrecional puede ser más amplio en el caso de le-
yes para promover el desarrollo social y/o económico. Pero, debido a que la
Constitución de Japón otorga a los tribunales judiciales el poder de revisión
constitucional sobre las legislaciones de la Dieta, el poder discrecional de la
Dieta estará controlado por los tribunales.
todas las naciones y los beneficios de la libertad para toda nuestra tierra, y
resueltos a evitar los horrores de una nueva guerra como resultado de la ac-
ción del gobierno, proclamamos que el poder soberano reside en el pueblo y
establecemos firmemente esta Constitución.
• Artículo 9:
66 NOBUYUKI SATO
10 Tratado de Cooperación Mutua y Seguridad entre los Estados Unidos y Japón, Trat-
ado #6 de 1960.
11 Keisatsu Yobitai.
12 Keisatu Yobitai Rei, Orden de Gabinete #206 de 1950. Ésta fue una de las “Ordenes de
Potsdam” que tuvo un efecto especial para hacer cumplir los comandos o el memorándum
emitido por el CG. La Orden de Potsdam fue emitida por el Gabinete y tuvo el mismo efecto
que un estatuto de la Dieta.
13 Tratado #5 de 1952. Su nombre oficial en español es “Tratado de Paz con Japón”.
14 Tratado #6 de 1952. Este tratado fue revisado y reemplazado por el Tratado de Cooper-
ación Mutua y Seguridad entre Los Estados Unidos y Japón (Tratado #6 de 1960) en 1960.
15 Hoantai ho, Ley #265 de 1952.
16 Jieitai ho, Ley #165 de 1954.
17 Tradicionalmente, los académicos más constitucionalistas argumentan que las FADJ
son inconstitucionales. Por ejemplo ver Nobuyoshi Ashibe, “Kenpou gaku I Kenpou soron”
A. Separación de poderes
en 270, Yuhikaku publishing, 1992. Incluso ahora, muchos, pero no la mayoría, argumentan
que las FADJ son inconstitucionales. Por ejemplo, la encuesta de opinión entre académicos
constitucionalistas del periódico Asahi Shimbun mostró que 50 de 122 contestaron que las
FADJ son inconstitucionales, y 27 de 122 contestaron que las FADJ podrían ser inconstitu-
cionales: http://www.asahi.com/topics/word/ .html.
18 Por ejemplo, ver la explicación del Ministro de Defensa Jyoji Omura en El Comité de
Presupuesto de la Cámara de Representantes del 22 de diciembre de 1954: http://kokkai.nd
l.go.jp/SENTAKU/syugiin/021/0514/02112220514002.pdf.
68 NOBUYUKI SATO
19
Art.46
de la Const.
20
Art.45
de la Const.
Koshoku senkyo ho, Ley #100 de 1950.
21
22
Art. 6(1) de la Const. “El Emperador nombrará al Primer Ministro, conforme a la
designación de la Dieta”.
23
Art. 67(2) de la Const. “Si la Cámara de Representantes y de Consejeros no llegan a
un acuerdo, y si aun mediante la intervención de un comité conjunto de ambas Cámaras,
como establece la ley, no puede alcanzarse dicho acuerdo, o si la Cámara de Consejeros no
toma una decisión dentro de los diez días después de que la Cámara de Representantes haya
hecho su elección, excluyendo el período de receso, se considerará que la decisión de esta
última Cámara es la decisión de la Dieta”.
24
Art. 7 de la Const.
25
En algunos países, entre ellos el Reino Unido, Canadá, Australia y otros países de la
Mancomunidad de Naciones, a pesar de que no podría ocurrir en la política real, el Rey
(Reina, o su representante tal como el Gobernador General), por su voluntad, puede rechazar
legalmente las certificaciones. Por otro lado, el Ten’no no tiene autoridad legal para hacerlo.
26 Art. 66(1) de la Const.
27 Art. 65 de la Const.
28 Bajo las disposiciones del Art. 7, la disolución de la Cámara de Representantes será re-
alizada por el Ten’no con el consejo y la aprobación del Gabinete. El Ten’no no tiene autoridad
legal para disolver la Cámara de Representantes sin una decisión del Gabinete, y/o rechazar
la disolución que el Gabinete decidió.
70 NOBUYUKI SATO
34
Ley de Tribunales. Art. 33 y 34.
35
Ley de Tribunales. Art. 16 y 17.
36 En la traducción oficial de la Constitución de Japón, la palabra jueces incluye jueces
de tribunales inferiores y magistrados de la Corte Suprema. Sin embargo, por lo general, los
jueces de la Corte Suprema son llamados magistrados.
37 La edad de jubilación no está establecida por la Constitución. El artículo 50 de la Ley
de Tribunales (Ley #19 de 1947) dice “los Magistrados de la Corte Suprema se retirarán al
cumplir los 70 años de edad. Los jueces de los tribunales superiores, tribunales de distrito o
tribunales familiares se jubilarán al alcanzar los 65 años de edad. Los jueces de los tribunales
sumarios se jubilarán al cumplir los 70 años de edad”.
38 Los jueces de los tribunales inferiores estarán sujetos a un mandato de 10 años, tam-
bién tienen el privilegio de la renovación. Art. 80(1) de la Const.
39 Art. 6(2) de la Const.
40 Art. 79(1) de la Const.
72 NOBUYUKI SATO
B. Gobierno local
Japón no es una federación como los tres países del continente Nortea-
mericano que son Canadá, los Estados Unidos de América y los Estados
Unidos Mexicanos, sino un Estado unitario. Aunque antes de la Constitu-
ción de Japón, había prevalecido en Japón un sistema fuertemente centra-
lizado de gobierno, la Constitución instaló un sistema de gobiernos locales
bajo el principio del Estado unitario.
Japón tiene un sistema de gobierno local de dos niveles, que consiste de
aproximadamente 1,700 municipios fundamentales y 47 prefecturas. Los go-
biernos locales tienen jurisdicción sobre asuntos locales y asuntos específicos
estipulados por las leyes de la Dieta o mandatos del Gabinete.43 Los munici-
pios fundamentales incluyen ciudades, pueblos y aldeas y tienen jurisdicción
general excepto sobre los que están sujetos a las prefecturas. En realidad, éstas
son proveedoras de servicios comunitarios primarios para las necesidades dia-
rias. Por ejemplo, en principio están a cargo de los municipios fundamentales
la operación de las escuelas primarias y secundarias, la recolección de basura,
41
Art.
80(1) de la Const.
42
Reglamento del Comité Consultivo para la Nominación de Jueces de Tribunales Infe-
riores, Reglamento de la Corte Suprema #6 de 2003.
43 Ley de Autonomía Local, Ley #67 de 1947. Art. 2(2).
44
Ley de Autonomía Local, art. 2(5).
45
Ley de Impuestos Locales, Ley #226 de 1950.
46
Ley de Impuestos Locales, art. 259 y 731.
74 NOBUYUKI SATO
47
1 Cranch (5 EE. UU.) 137, 1803.
Del mismo modo cuando una ley está en conflicto con la Constitución y am-
bas, la ley y la Constitución, son aplicables a un caso particular, de modo que la
Corte debe decidir conforme a la ley desechando la Constitución, o conforme a
la Constitución desechando la ley, la Corte debe determinar cuál de las normas
en conflicto gobierna el caso. Ésta es la esencia misma del deber judicial.
Luego, si los tribunales deben tener en cuenta la Constitución y, la Constitu-
ción es superior a cualquier ley ordinaria de la Legislatura, es la Constitución y
no la ley ordinaria la que debe regir el caso al cual ambas normas se refieren.48
76 NOBUYUKI SATO
50
Sentencia del Gran Tribunal de la Suprema Corte, 8 de octubre de 1952. 6(9) Minshu 783.
51
Ley Electoral de Funcionarios Públicos, Ley #100 de 1950.
52
Ley Electoral de Funcionarios Públicos, art. 203 et seq.
53
Ley de Autonomía Local, art. 242-2.
78 NOBUYUKI SATO
A. Generalidades
54
Los
demandantes interpusieron varias demandas porque el gobernador de la prefec-
tura de Ehime gastó dinero público desde 1981 hasta 1986.
55 Sentencia del Tribunal Superior de Takamatsu, 12 de mayo de 1992. 43(5) Gyoshu 717.
56 Caso Ehime Yasukuni. Sentencia del Tribunal de Distrito de Matsuyama, 17 de marzo
de 1989. 40(3) Gyoshu 188.
57 Sentencia del Tribunal Superior de Takamatsu, 12 de mayo de 1992. 43(5) Gyoshu 717.
58 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 2 de abril de 1997. 51(4) Minshu
1673.
B. Derechos comprehensivos
Georg Jellinek, System der subjektiven öffentlichen Rechte, Freiburg im Breisgau 1892. J. C.
59
B. Mohr.
80 NOBUYUKI SATO
Caso Utageno ato. Sentencia del Tribunal de Distrito, 28 de septiembre, 1964, 15(9)
60
Kaminshu 2317.
61 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 24 de diciembre, 1969. 23(12)
Keishu 162.
62 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 4 de abril, 1973, 27(3) Keishu 265.
63 La Dieta abrogó el artículo 200 en 1995.
“una persona que mate a otra será castigada con la pena de muerte o el
encarcelamiento con trabajo de por vida o por un término definido de no
menos de 3 años”; 2) art. 200 “una persona que mate a su antepasado di-
recto o cónyuge será castigada con la pena de muerte o cadena perpetua”.
La Corte Suprema declaró que el artículo 200 era inconstitucional por
catorce a uno. Los catorce magistrados se dividieron en dos grupos. La ma-
yoría de la Corte (ocho magistrados) argumentó que el régimen de sentencia
definido en el artículo 200 era excesivamente severo y violaba la cláusula de
igualdad del artículo 14 de la Constitución. Hay que decir que, aprobaron el
propósito legislativo de la disposición, el cual era pagar respeto a los antepasados.
Por otra parte, seis magistrados estuvieron de acuerdo con la opinión mayo-
ritaria, pero argumentaron que el artículo 200 debería ser inconstitucional
porque esta disposición conducía a una discriminación irrazonable basada
en la vieja noción feudal de antepasado (víctima)-descendiente (ofensor), relación
basada en el sistema IE (familia). El sistema IE (familia) era una parte crucial
de la antigua ley de familia bajo la Constitución Meiji. Ésta estableció una
relación semi-feudal entre los miembros de la familia basada en la edad y un
régimen dominado por los hombres. Seis magistrados rechazaron la finali-
dad legislativa perseguida en sí porque era una herencia del viejo sistema IE.
En este caso, sies magistrados no constituyen la mayoría de la Corte. Sin
embargo, ahora el entorno está cambiando. Por ejemplo, en 2013, la Corte
Suprema declaró por unanimidad que el artículo 900 del Código Civil era
inconstitucional. La disposición estipulaba que la porción de la herencia de
los hijos nacidos fuera del matrimonio sería la mitad de la porción de la he-
rencia de los niños nacidos dentro del matrimonio. 64
C. Derechos específicos
82 NOBUYUKI SATO
65
Ver, Ito Masami, “Kenpo Nyumon (New ed.)”, 1979, Yuhikaku Publishing, Tokio.
66
Ver, Hideki Shibuya, “Kenpo (2a ed.)”, 2013, Yuhikaku Publishing, Tokio.
D. Obligaciones
67
Ver, Toshihiko Nonaka et al., “Kenpo I (5a ed.)”, 2012, Yuhikaku Publishing, Tokio.
68
Dos sentencias de la Corte Suprema son importantes. La sentencia del Gran Tribunal
de la Corte Suprema, 24 de mayo de 1967. 21(5) Minshu 1043 (Caso Asahi); La sentencia del
Gran Tribunal de la Corte Suprema, 7 de julio de 1982. 36(7) Minshu 1235 (Caso Horiki ).
69 Por ejemplo, ver Yoichi Higuchi et al. eds., “Kenpo 2 (Tyukai horitsugaku zenshu)”,
1997, Seirin Shoin Publishing, Tokio.
84 NOBUYUKI SATO
1. Generalidades
70
Sentencia del gran tribunal de la Suprema Corte, 14 de abril de 1976. 30(3) Minshu 223.
igualdad bajo la ley apunta, en relación con el derecho al voto, a una completa
igualación del valor político de cada ciudadano, y que estas disposiciones de
la Constitución no solo prohíben cualquier discriminación de requisitos de un
elector como se lee literalmente sino que también requieren de la igualdad de
la substancia del derecho al voto, es decir, la igualdad del peso de cada voto.
86 NOBUYUKI SATO
...a la luz del hecho de que tanto históricamente como políticamente, econó-
micamente y socialmente, las prefecturas To, Do, Fu y Ken [prefecturas] poseen
una importancia y personalidad única y pueden ser consideradas como una
de las unidades que tienen un grupo político, la ley Electoral de Funcionarios
Públicos intentó agregar la importancia o la función de reflejar intensamente
los deseos de las personas que componen este grupo.72
Se puede hallar que el uso inflexible de una prefectura como una unidad de
circunscripción ha causado prolongadamente una gran desigualdad con res-
pecto al valor de los votos como resultado de las crecientes diferencias entre
la población de las prefecturas. En esta situación, dicho mecanismo por sí solo
necesita ser reformado. Dicha sentencia declara que, a la luz de las disposi-
ciones de la Constitución en relación con la Cámara de Consejeros, es per-
misible como política legislativa fijar el reparto de escaños para los miembros
de la Cámara de Consejeros por un período de tiempo más largo que para
los miembros de la Cámara de Representantes. Este argumento ya no puede
ser considerado como una razón legítima para dejar una gran disparidad en
el valor de los votos, lo que no ha sido abordado durante decenas de años a
pesar de la constante afluencia de población a las zonas urbanas.73
72
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema del 27 de abril de 1983. 37(3) Minshu 345.
73 Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema del 27 de abril de 2012. 66(10) Min-
shu 3357.
En Japón, los extranjeros residentes no son elegibles para votar. Sin em-
bargo, existe una discusión intensa sobre este tema. Antes de presentar la de-
cisión de la Corte Suprema, es necesario ver los antecedentes de este asunto.
Actualmente, en Japón viven aproximadamente un millón de residentes
permanentes que no tienen la nacionalidad japonesa. Entre ellos, 330,000
tienen el estatus de residente permanente especial por razón histórica. La
península coreana y Taiwán eran colonias del Imperio de Japón, y los resi-
dentes de estas áreas tuvieron la nacionalidad japonesa hasta la ejecución
del Tratado de San Francisco. El gobierno japonés les concedió a las per-
sonas que eligieron vivir en Japón y a sus descendientes lineales nacidos en
Japón el estatus de residente permanente especial. Desde 1970, la Unión de
Coreanos Residentes en Japón ha argumentado que deberían ser elegibles
para tener el derecho al voto debido a su estatus histórico.
Por otra parte, el número de residentes permanentes no especiales ha
aumentado drásticamente. A finales de la década de 1990, sólo 70,000 resi-
dentes permanentes vivían en Japón. Actualmente, más de 700,000 viven en
Japón. Algunos de ellos también reclaman su derecho al voto.
La Corte Suprema74 decidió en 1993 el primer caso en el que un resi-
dente extranjero reclamó su derecho al voto. En este caso, la Corte Supre-
ma rechazó el argumento de un residente británico en Japón para reclamar
su derecho al voto para la elección de la Dieta.
Sin embargo, en 1995 la Corte Suprema admitió la posibilidad de otor-
gar el derecho al voto a residentes extranjeros en las elecciones del gobierno
autónomo local. En este caso, algunos residentes coreanos pidieron su dere-
cho al voto. La Corte Suprema decidió que los artículos 11 y 18 de la Ley de
Autonomía Local y el artículo 9(2) de la Ley Electoral de Funcionarios Públicos, la
cual estipula que sólo los residentes con nacionalidad japonesa tienen el de-
recho a votar por los miembros de los consejos locales y el jefe del ejecutivo
del gobierno autónomo local, no contradicen los artículos 15(1), y 93(2), de la
Constitución. Sin embargo, en obiter dicta, ésta también sostuvo que
74
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema del 26 de febrero de 1993. 167 Shu-
min 579.
88 NOBUYUKI SATO
76 Caso Tsu Jitinsai. Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 3 de julio de
1977. 31(4) Minshu 533.
77 Artículo 20(1): “Se garantiza la libertad universal de culto. Ninguna organización reli-
giosa recibirá privilegios del Estado ni tampoco ejercerá autoridad política”.
Artículo 20(3): “El Estado y sus organismos se abstendrán de intervenir en la educación
religiosa y en cualquier otra actividad religiosa”.
Artículo 89: “Los fondos u otros bienes públicos no serán utilizados o aplicados para uso,
beneficio o mantenimiento de instituciones o asociaciones religiosas, o para empresas de
caridad, educacionales o humanitarias, que no estén bajo el control de la autoridad pública”.
90 NOBUYUKI SATO
78
403 U.S. 602 (1971).
79
Sentencia del 3er panel de la Corte Suprema, 16 de febrero de 1993. 47(3) Minshu 1687.
Ibid.
80
81
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema, 2 de abril de 1997. 51(4) Minshu 1673.
92 NOBUYUKI SATO
III. Anexo 1
Preámbulo: 4 párrafos.
Capítulo 1: El Emperador (Ten’no): art. 1-8.
Ten’no como símbolo del Estado y de la unidad del pueblo.
El poder soberano reside en el pueblo.
Capítulo 2: Renuncia a la guerra: art. 9.
Renuncia a la guerra, renuncia al potencial bélico y el no reconocimien-
to del derecho de beligerancia.
Capítulo 3: Derechos y deberes del pueblo: art. 10-40.
Declaración de derechos basados en un sistema económico capitalista y
el principio de un estado secular.
Capítulo 4: La Dieta: art. 41-64.
La Dieta está formada por dos cámaras electas.
Sistema de gobierno parlamentario-Gabinete.
Capítulo 5: El Gabinete: art. 65-75.
Sistema de gobierno parlamentario-Gabinete.
Capítulo 6: El poder judicial: art. 76-82.
Cortes con el poder de revisión judicial.
Capítulo 7: Finanzas: art. 83-91.
Sistema presupuestario anual.
Control parlamentario sobre el presupuesto.
Capítulo 8: Autonomías locales: art. 93-95.
Estado unitario con un sistema de autonomía local.
Capítulo 9: Enmiendas: art. 96.
Constitución rígida.
Enmienda de dos pasos.
IV. Anexo 2
94 NOBUYUKI SATO
(3) Deberes.
(i) Obligación de los padres de que todos los niños que se encuen-
tren bajo su protección reciban la educación común (art. 26).
(ii) Obligación de trabajar (art. 27).
(iii) Obligación de pagar impuestos (art. 30).
*
Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM.
95
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que todos los pueblos del mundo tienen el derecho a vivir en paz (segundo
párrafo).
Por su parte el artículo 9 de la Constitución de Japón establece en su
primer párrafo que, aspirando a la paz internacional basada en la justicia y
el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como un dere-
cho soberano de la nación y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio
para resolver disputas internacionales. Además, el segundo párrafo de ese
mismo artículo dispone que jamás se mantendrán por parte de Japón, fuer-
zas armadas de tierra, mar o aire, ni otra fuerza con potencial guerrero, es-
pecificándose que el derecho de beligerancia del Estado no será reconocido.
Cabe aclarar, como lo hace el Dr. Nobuyuki Sato, que si bien en un ini-
cio estas disposiciones fueron entendidas en un sentido muy estricto, en el
contexto de la Guerra Fría y de la Guerra de Corea, la interpretación de las
mismas se flexibilizó, al punto de permitir que Japón pudiera comenzar a
tener primero una Policía Nacional de Reserva, y posteriormente un verdadero
ejército, marina y fuerza aérea con fines de auto-defensa (en el marco del
Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua entre Estados Unidos y Japón
de 1960). Este cambio de interpretación no ha dejado de dar lugar a acalo-
rados debates.
Otro de los principios básicos que el Dr. Nobuyuki Sato identifica en la
Constitución de Japón, es el del respeto por los derechos humanos fundamentales.
Así, se desprende de los artículos 11, 13 y 97 de dicha norma fundamental.
De esta manera, el artículo 11 establece que “El pueblo no será impedido de
gozar de ninguno de los derechos humanos fundamentales. Estos derechos
humanos fundamentales garantizados para el pueblo por esta Constitución
se confieren al pueblo de la presente y de las futuras generaciones como
derechos eternos e inviolables”. Por su parte, el artículo 13 establece que
“Todas las personas serán respetadas como individuos. Su derecho a la vida,
a la libertad, a la búsqueda de la felicidad será, en la medida que no inter-
fiera con el bienestar público, la consideración suprema en la legislación y
en otros asuntos gubernamentales”.
En el tema de los derechos, y desde una perspectiva de derecho consti-
tucional comparado, podemos decir que la Constitución de Japón sigue los
cánones del Estado social y democrático de Derecho. Es decir, en sus dispo-
siciones se pueden apreciar los derechos civiles y políticos de corte liberal
(derecho a la vida, a la igualdad, libertad de pensamiento, de expresión y de
imprenta, libertad de religión, libertad de reunión y de asociación, derecho
de propiedad, entre otros). A la vez que se encuentran previstos derechos
sociales (como el derecho a mantener estándares mínimos de bienestar, de-
recho a la educación, derecho al trabajo, derechos laborales, entre otros).
CAPÍTULO III
Tadasu Watari*
I. Transformación histórica
del derecho administrativo de Japón
*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad Chuo, Japón.
103
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
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Por otro lado, el legislador podrá delegar una parte de su poder legisla-
tivo a la autoridad administrativa a través de una disposición legal explícita
mediante la cual el legislador expresa su intención de establecer disposicio-
nes más detalladas determinadas por la autoridad administrativa. De esta
forma, hay muchos decretos legislados por el gobierno y muchas órdenes
ministeriales legisladas por los ministros que establecen disposiciones más
detalladas que se consideran necesarias para implementar las leyes.
1
Corte Suprema, 1° de febrero 1990, Mînshû, vol. 44-2, pp. 369 et al.
2
Corte Suprema, 11 de enero 2013, Mînshû, vol. 67-1, pp. 1 et al.
De acuerdo con la disposición del artículo 30 de la ley sobre los procesos con-
tenciosos de casos administrativos, cuando se hayan producido los actos admi-
nistrativos unilaterales mediante el ejercicio del poder discrecional, los jueces
sólo podrán anularlos si se considera que las autoridades administrativas que
las hayan realizado han excedido los límites del ejercicio del poder discre-
cional o incluso abusado de su poder discrecional. Cuando las autoridades
administrativas ejercen este poder discrecional, los jueces tienden a restringir
su control judicial al mínimo de la ley. Los jueces además reconocen el poder
discrecional ampliamente cuando no existen disposiciones definidas de mane-
3 Las líneas que siguen fueron tomadas de una parte importante de mi artículo titulado,
“L’Étude d’impact et le contrôle juridictionnel de l’utilité publique au Japon” (“El estudio del
impacto y el control judicial de la utilidad pública en Japón”), que fue publicado en “Études
offertes à professeur René Hostiou” (Estudios ofrecidos al profesor René Hostiou). Litec,
2008, pp. 547 à 556.
4 Ver Tadasu WATARI, “Définition de l’utilité publique, la «théorie du bilan» au Ja-
pon” (Definición de utilidad pública, la «teoría del balance» en Japón)” Études foncières, No.
117, 2005, pp. 34 et al.
mismo tiempo la función de una provincia. Como en una provincia, en los suburbios existen
muchos municipios muy diversos en población y superficie próximos al centro de la ciudad,
en la cual hay veintitrés distritos que se consideran a sí mismos como entidades locales se-
miautónomas en las cuales los alcaldes y las asambleas son elegidos por votación popular
directa, aunque sus atribuciones son un poco limitadas.
1764, pp. 3 et al. Sobre esta sentencia sobre el caso “Odakyu” y otras sentencias adversas en
Japón, véase Tadasu WATARI, ob. cit. Études foncières, No 117, 2005, pp. 36 a 38.
7 Tribunal de Apelaciones de Tokio, 18 diciembre de 2003, Minnshu, Vol. 59-10, pp.
2758 et al.
8 Tribunal de Apelaciones de Tokio, 18 diciembre de 2003, Minnshu, Vol. 59-10, pp.
2758 et al.
9 Corte Suprema, sesión plenaria, 7 de diciembre del 2005, Minnshu, Vol. 59-10, pp.
2645 et al.
decisión del gobernador de Tokio y la del ministro que aprobó las obras del
proyecto eran correctas.10 En otras palabras, si bien la Corte Suprema falló
a favor de los vecinos de la línea que presentaron la demanda, en lo que se
refiere a la admisibilidad de su demanda, ésta por el contrario, rechazó las
conclusiones de los demandantes encaminada a la anulación, por falta de
utilidad pública, del proyecto en litigio.
Ahora es necesario analizar, para cada uno de los temas en litigio, el
fundamento de las soluciones adoptadas por los tribunales que fueron lla-
mados a emitir un fallo sobre este caso. Con este propósito, llamaré a la
primera sentencia de la Corte Suprema, “fallo A,” y a la segunda sentencia
de la Corte Suprema, “fallo B”.
muy estrecha entre, el proyecto principal para renovar la línea ferroviaria por
una parte, y el proyecto de construcción de calles anexas por la otra y, como
resultado reconoció a los propietarios de estos emplazamientos el derecho de
impugnar en los tribunales el proyecto de desarrollo principal. Después, este
razonamiento le permitió censurar la decisión de aprobar el proyecto.
El Tribunal de Apelación, tomó una posición diferente, éste desestimó
el recurso por falta del interés de actuar de los demandantes, incluyendo a
aquellos que eran propietarios de los emplazamientos de las calles anexas.
Por una parte, el Tribunal de Apelación negó el interés de actuar de los ve-
cinos que podían ser víctimas del ruido. Por otra parte, se negó de recono-
cer una “inseparabilidad jurídica” entre el proyecto principal y el proyecto
anexo.
Finalmente, la Corte Suprema, en su sentencia A, emprendió una ter-
cera vía, diferente de las tomadas por el Tribunal de Tokio y por el Tri-
bunal de Apelaciones de Tokio. La Corte Suprema, en efecto, afirmó el
interés de actuar y, por lo tanto, reconoció el derecho a demandar de los
vecinos del proyecto, vecinos que podían ser víctimas de cantidades impor-
tantes de ruido.
Los motivos de esta solución son de dos órdenes.
En primer lugar, se precisa que las personas que residen alrededor de
los emplazamientos del proyecto pueden sufrir daños sensibles en lo que
concierne a su salud o sus condiciones de vida como consecuencia de los
ruidos, vibraciones y otros perjuicios que resultarán de la ejecución de la
construcción en litigio. Por ese motivo, según la Corte Suprema, debe de
ser reconocido el derecho del demandante. En otras palabras, estos vecinos,
como consecuencia de estos perjuicios que pueden sufrir, tienen el interés
legal de anular la decisión que aprobó el proyecto, y esto, para impedir la
ejecución de los trabajos contemplados.
Entonces, se decidió que los habitantes de las zonas circundantes a los
emplazamientos del proyecto deben tener igualmente el derecho de actuar
contra la decisión que aprobó el proyecto a condición de que estos últimos
residan en las zonas delimitadas por el gobernador de Tokio como circuns-
cripciones en las cuales dicho proyecto será objeto del estudio de impacto,
en aplicación de la legislación autónoma de la provincia-ciudad de Tokio.
En otras palabras, cuando el gobernador delimitó y tomó en consideración
las zonas en las cuales la construcción proyectada puede provocar repercu-
siones ambientales importantes, los habitantes de estas zonas recibieron el
interés de actuar contra la decisión que aprobó el proyecto.
12
En comparación con muchas sentencias sobre responsabilidad civil de los años 1960 y
1970 en las cuales los jueces condenaron a las empresas privadas a indemnizar a los víctimas
de los perjuicios provocados por la contaminación extremadamente grave, existen algunas
sentencias sobre la responsabilidad administrativa a partir de los años 1980 en las cuales los
jueces condenaron al Estado a indemnizar a las víctimas de la contaminación atmosférica, y
de perjuicios debidos al ruido, que fueron provocados por la puesta en marcha del servicio de
carreteras o de trenes de alta velocidad. En particular, como la sentencia de la Corte Suprema
que reconoció la petición de daños y perjuicios de los habitantes vecinos de la carretera nacio-
nal y la autopista, ob. cit. Corte Suprema, segunda cámara, 7 de julio de 1995, Minnshu, Vol.
49-7, pp. 1870 et al.
13 Hasta la fecha, sólo hay dos sentencias de tribunales de primera instancia que no sólo
condenaron a personas públicas —el Estado encargado de la puesta en servicio de una carre-
tera nacional nociva y un establecimiento público encargado de la puesta en servicio de una
autopista nociva— a indemnizar por daños a las víctimas, pero que también mandaron a que
reduzcan, en la puesta en servicio de una carretera nacional o de una autopista, la emisión
de ciertos contaminantes atmosféricos hasta al menos un cierto nivel de contaminación. Ver
Tribunal de Primera Instancia de Kobé, 31 de enero de 2000, Hannrei-Jiho, No. 1726, pp.
20 et al., y Tribunal de Primera Instancia de Nagoya, 27 de noviembre de 2000, Hannrei-
Jiho, No 1746, pp. 3 et al.
V. La responsabilidad administrativa
A. Algunas leyes han sido establecidas bajo la influencia de la teoría del PPP
Bajo los enormes déficits de las finanzas del Estado y la depresión econó-
mica que se prolongo durante la década de 1990 después del estallido de la
burbuja económica de la segunda mitad de las década de 1980, el gobierno
adoptó muchas leyes para desregular las acciones económicas por una parte
y, por otra parte, para ampliar las oportunidades de negocio de las empresas
privadas. En nombre de una parte fundamental de este tipo de medidas le-
gislativas, el gobierno propuso y adoptó varias leyes que pretenden, al mismo
tiempo, mejorar la calidad de los servicios públicos, asegurar la eficacia de las
acciones administrativas y procurar nuevas oportunidades de negocio para
las empresas. Entre este tipo de leyes, mencionaré aquí las tres siguientes: la
Ley de Asistencia Social para la Tercera Edad de 1997, la Ley de la IFP (Ini-
ciativa de Financiamiento Privado) de 1999 en su versión japonesa y la ley
de 2006 que tiene el propósito de someter los servicios públicos a la prueba
del mercado competitivo.
14
Las líneas que siguen fueron tomadas de una parte importante de mi artículo titu-
lado «Les problématiques du partenariat public-privé au Japon dans la perspective de la
métamorphose de l’intérêt général», que fue publicado en “L’intérêt général au Japon et en
France”, Dalloz, 2008, pp. 61-72.
1997 introdujo una ley sobre el seguros social para las personas de la terce-
ra edad. Esta ley sustituyó la entrega de dinero en efectivo para el pago de
los beneficios en especie para cuidar a las personas de la tercera edad por
parte de empresas privadas e introdujo, para garantizar la calidad de las
empresas proveedoras de los servicios para la atención de las personas de
tercera edad, el régimen jurídico de aprobación por parte de la autoridad
administrativa. De acuerdo con la ley de 1997, la relación jurídica entre las
empresas proveedoras de servicios y los usuarios de la tercera edad serían
considerados como una relación contractual de derecho privado con res-
pecto al consumo de los servicios.
licitación competitiva entre los sujetos públicos y privados o entre los sujetos
privados, para que el gobierno pueda poner en práctica una reforma de los
servicios públicos para mantener y mejorar su calidad, al mismo tiempo que
pueda reducir los gastos (art. 1). Bajo esta meta legislativa, la ley de 2006
adoptó un tipo de privatización de la cual resumiré las ideas principales:
La ley de 2006 tiene como objetivo confiar a una empresa del sector pri-
vado, todos “los negocios en bloque” (art. 1) de un servicio público, a partir
de su concepción hasta su ejecución y operación. Esto se considera como
una condición indispensable para asegurar una operación eficiente y renta-
ble debido a la naturaleza global de los negocios cuya gestión y operación
deben ser confiadas a una empresa privada.
2006 organiza las licitaciones públicas y otros sistemas concretos que solici-
tan y acentúan la competencia entre el sector público y el sector privado o
la competencia entre sí de las empresas del sector privado.
En cambio, respecto a las medidas para lograr la calidad del servicio
público, la Ley de 2006 no determina suficientemente las disposiciones. La
Ley no establece la posibilidad de modificar y rescindir el contrato de dele-
gación del servicio público (arts. 21 y 22) y establece algunas facultades de
supervisión por la autoridad administrativa como, por ejemplo, la exigencia
del reporte de la empresa, la visita y la revisión de los archivos pertinentes
in situ, las instrucciones de las medidas necesarias para garantizar la correc-
ta ejecución del servicio público, etc. (arts. 26 a 28). Y, sin embargo, faltan
sistemas jurídicos para permitir a los usuarios demandar a la autoridad ad-
ministrativa el ejercicio de sus poderes de supervisión para proteger los de-
rechos de los usuarios.
Pienso que desde hace mucho tiempo el interés general es una idea fun-
dadora de todas las instituciones públicas al mismo tiempo que una idea
técnica para resolver cada problema del derecho público al asociarse con la
idea del servicio público. Esta idea clave del derecho público, en particular
del derecho administrativo, está actualmente en crisis bajo los efectos de dos
tipos de presiones.15
Primero, la idea del interés general está evolucionando de una idea mo-
nista a una pluralista. Originariamente, lo que es de interés general podía
ser determinado por el Estado de manera autoritaria y unilateral excluyen-
do la intervención de otros intereses públicos y privados. Pero, el contenido
de lo que es de interés general y la manera de determinarlo está transfor-
mándose. De acuerdo al plan básico, la cuestión de saber cuál decisión esta-
ría de acuerdo con al interés general, a menudo puede resolverse teniendo
en cuenta los diferentes intereses públicos, sociales y privados que casi siem-
pre se oponen entre sí. También, en términos de procedimiento, que es del
interés general, éste a menudo no puede ser determinado sin garantizar la
15 Ver Tadasu WATARI, Kôshi kinô buntan no henyô to gyôsei hô no riron (La meta-
morfosis del reparto de las funciones públicas y privadas y la teoría del derecho administra-
tivo), Kôhô kenkyû (Revista del derecho público), No. 65, 2003, pp. 188 et al.
16
P. Rosenvallon, La crise de l’État-providence (La crisis del Estado de bienestar), p. 23.
Ibid.,
17 p. 31.
Ibid., pp. 125 y 126.
18
Ibid.,
19 pp. 127 y 128.
20
Ver Tadasu WATARI, Gyôseijô no meirei, kyôsei, shidô : shakaiteki gôi ron no shiten
karano tenbô (Órden, coerción e incitación de la administración), Kôza Gendai no hô (Serie El
derecho contemporáneo), Vol. 4: Seisaku to hô ( La política y el derecho), Librairie Iwanami Shoten,
1998, pp. 245 et al.
LA LEY CIVIL*
Marc Dernauer**
La Ley Civil (LC, Minpō)1 contiene las disposiciones del derecho civil japonés
y constituye, por tanto, el núcleo del derecho privado japonés actual. Con-
siste de cinco partes que están armonizadas entre sí, y sigue de este modo
en lo fundamental el sistema de las pandectas de los proyectos de Código
Civil alemán de los años 1887 y 1893. Estas partes se denominan también
libros. Los primeros tres libros, que contienen las disposiciones introductorias
y el derecho del patrimonio (disposiciones generales, bienes y obligaciones)
se expidieron como unidad en 1896, mientras que los libros cuarto (derecho
de familia) y quinto (sucesiones) les siguieron en 1898.2 En ese mismo año
*
Traducción del alemán por Héctor Fix-Fierro.
**
LLM, Universidad de Tohoku, Sendai, Japón. Dr. Jur., Universidad de Friburgo, Ale-
mania. Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.
1 Ley núm. 89/1896.
2 Sobre las particularidades en los antecedentes de la Ley Civil japonesa (en lenguas oc-
cidentales), Rahn, G., Rechtsdenken und Rechtsauffassung in Japan, München, 1990, pp. 80-113;
Kitagawa, Z., Rezeption und Rechtsfortbildung des europäischen Zivilrechts in Japan, Frankfurt-Berlin,
1970, pp. 30-43; Frank, R., “Civil Code-General Provisions”, en Röhl (ed.), History of Law
in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 169-188; Schenk, P.-C., Der deutsche Anteil an
der Gestaltung des modernen japanischen Rechts-und Verfassungswesens, Stuttgart, 1997, pp. 302-317;
Noda, Y., Introduction to Japanese Law, Tōkyō, 1976, pp. 43-54.
131
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entraron en vigor ambas partes como Ley Civil. En contraste con el Código
Civil alemán, la secuencia de los libros sobre las obligaciones y los bienes está
invertida. Primero viene el derecho relativo a los bienes en el Libro Segundo,
y luego las disposiciones sobre las obligaciones en el Tercero. En Japón esto se
consideró como una secuencia más natural, la que también adoptó el Código
Civil del Reino de Sajonia del año de 1865. El sistema de las pandectas se
desarrolló en Alemania en el siglo XIX por la llamada Escuela Histórica del
Derecho, iniciada principalmente por el jurista alemán Friedrich Carl von
Savigny (1779-1861).
Desde el punto de vista de su contenido, la Ley Civil recibió la influen-
cia de los citados proyectos de Código Civil alemán, así como del derecho
francés de la época. El derecho de las obligaciones sigue de manera más
cercana el modelo alemán, mientras que el derecho de los bienes se asemeja
más al modelo francés. Además de las anteriores, se recurrió a más de trein-
ta legislaciones civiles extranjeras.3 En el derecho de familia y de sucesiones
se incorporaron numerosas tradiciones jurídicas japonesas (en parte prove-
nientes del derecho consuetudinario), mientras que tales tradiciones tienen
un papel muy reducido en las primeras tres partes, correspondientes a las
disposiciones generales, sobre obligaciones y sobre bienes.
En virtud de la influencia europea, subyace a la Ley Civil, como a mu-
chas codificaciones europeas del siglo XIX, un modelo liberal y humanista,
al menos en lo relativo al derecho patrimonial. Conforme a dicho modelo, la
sociedad está formada esencialmente de individuos libres e iguales en dere-
chos, que están en condiciones, y legitimados, para regular autónomamente
sus propios asuntos en sus relaciones con otros seres humanos. En cambio,
el derecho de familia y sucesiones se apoyaba inicialmente en un modelo
de sociedad autoritario-patriarcal, tradicional del Japón. Así, se concedió al
jefe de una familia —del “hogar”— (la llamada directiva del hogar, koshu) y,
en general, a los varones, diversos privilegios frente a las mujeres, particu-
larmente respecto de la esposa y en relación con los asuntos domésticos.4 La
3 Rahn, op. cit., supra nota 2; en la nota de pie de página 25 de esa obra se ofrece una serie
de ejemplos.
4 El derecho de familia y de sucesiones a la entrada en vigor de la Ley Civil estuvo
marcado sobre todo por el sistema doméstico (ie seido), para el cual lo principal era la con-
tinuidad de la familia extensa (todas las generaciones con vida, así como los antecesores y
los descendientes) y menos importantes los derechos del individuo. Sobre este sistema véase
Schmidt, P., “Civil Code-Family Law”, en Röhl, op. cit., supra nota 1, pp. 262 y siguientes, 305
y ss.; Marutschke, H.-P., “Haussystem und Adoptionsrechts-zu den Bestimmungsfaktoren
der modernen japanischen Gesellschaft aus rechtshistorischer Sicht”, Zeitschrift für Japanisches
Recht/Journal of Japanese Law, vol. 2, núm. 3, 1997, pp. 22 y ss.
6 Ley núm. 44/2017 del 2 de junio de 2016 (Ley que modifica una parte de la Ley Civil,
Minpō no ichibu wo kaisei suru hōritsu).
7 Sobre la reforma en lenguas occidentales hasta el momento: Kano, “Reform of the
Japanese Civil Code-The Interim Draft Proposal of 2013”, Zeitschrift für Japanisches Recht/
Journal of Japanese Law, vol. 18, núm. 36, 2013, pp. 249-262; Okuda, M., “Gegenwärtiger
Stand der Schuldrechtsreform in Japan und Überblick über die Reformvorschläge”, Zeit-
schrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 20, núm. 39, 2015, pp. 3-33; Dernauer,
M., “Der Schuldrechtsreform-Entwurf: Eine Bewertung”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Jour-
nal of Japanese Law, vol. 20, núm. 39, 2015, pp. 35-72.
Una característica del sistema de las pandectas es que las disposiciones ge-
nerales, que resultan aplicables en distintos contextos, son reunidas en un
apartado central previo. Este principio se reconoce a lo largo de toda la Ley
Civil, pero resulta especialmente evidente en el Libro Primero. Este libro8
contiene las disposiciones de carácter más general de la Ley Civil, e incluso
éstas pueden considerarse como las más generales de todo el derecho privado
japonés.9
1. Principios generales
8
Sobre el Libro Primero en conjunto véase también Frank, op. cit., supra nota 2.
9
Sobre las disposiciones generales en el Libro Primero véase también Marutschke, H.-
P., Einführung in das japanische Recht, 2ª ed., München, 2010, pp. 98-120.
10 Al respecto Jaluzot, B. La bonne foi dans les contracts. Études comparatives de droit français, al-
lemand et japonais, Paris, 2001; Förster, Ch., “Shingi seijitsu no gensoku: Das Prinzip von Treu
und Glauben im japanischen Schuldrecht”, Rabels Zeitschrift für ausländisches und internationales
Privatrecht, vol. 73, 2009, pp. 78-99.
11 Sono, K./Y. Fujioka, “The Role of the Abuse of Right Doctrine in Japan”, Louisiana
Law Review, vol. 35, 1975, pp. 1037-1057; Yasunaga, M., “Die Entwicklung der Lehre vom
Rechtsmißbrauch in Japan”, en Recht in Japan, vol. 7, 1998, pp. 7-28.
A. Capacidad jurídica
13
Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 140-152.
Ippan
14 shadan hōjin oyobi ippan zaidan hōjin ni kansuru hōritsu, Ley núm. 48/2006.
15 Tokutei hi-eiri katsudō sokushin-hō, Ley núm. 7/1998.
16 Chūkan hōjin-hō, Ley núm. 49/2001.
17 Al respecto Schuh, S., Gemeinnützige Rechtsträger in Japan und Deutschland, Tübingen,
2014.
18 Kaisha-hō, Ley núm. 86/2005.
Por ejemplo, sentencia del Tribunal Supremo del 25 de diciembre de 1962, Shōmu
19
C. Representación
padres de manera conjunta (artículos 818 y 819 LC) o del tutor (artículos
857 y siguientes LC). El poder de representación orgánica (daihyō) en el caso
de las personas jurídicas constituye un caso especial del poder legal. Tratán-
dose de poderes otorgados, el acto de otorgamiento23 debe distinguirse de
cualquier otra relación jurídica (por ejemplo, el contrato de realización del
negocio) entre el representante y el representado. Existe además una forma
tipificada del mandato en el derecho mercantil (artículos 20 y siguientes de
la Ley de Comercio),24 por ejemplo, la procuración conforme al artículo 20.
La actuación del representante sin un poder suficiente no obliga al repre-
sentado, por lo que entonces el representante actúa como mandatario sin
representación (muken dairi), según los artículos 113 y siguientes LC, pero el
representado puede autorizar el negocio (artículos 113, inciso 1, 116 LC).
Si existen los supuestos de un pleno poder aparente (hyōken dairi) conforme
a los artículos 109, 110 o 112 LC, entonces el representado quedará excep-
cionalmente obligado por el negocio jurídico.25
No es necesario manifestar que se actúa a favor del representado cuan-
do el mandato se refiere a la realización de negocios jurídicos (artículo 504
de la LC). Conviene delimitar la representación frente a la mensajería, la
representación mediata y el poder de disposición.
D. Otras cuestiones
1. Generalidades
El Libro Segundo27 contiene la mayor parte del derecho japonés de los bie-
nes. Los principios más importantes son el carácter absoluto (bukken no zettai-
sei) y exclusivo (bukken no haitasei) de los derechos reales, la determinación de
tales derechos solamente con fundamento en la ley (numerus clausus, artículo
175 LC) y la necesidad de la determinación del bien como objeto de un de-
recho real. Pueden ser objeto de los derechos reales los bienes muebles (dōsan)
e inmuebles (fudōsan).28 Los bienes inmuebles son terrenos y edificios, los que,
en el derecho japonés, son inmuebles independientes.
Los bienes inmuebles en la Ley Civil se subdividen en el derecho ple-
no de propiedad (shoyū-ken), los derechos reales limitados (seigen bukken) y la
posesión (senyū-ken). Además de los anteriores hay algunos cuantos derechos
reales reconocidos de manera consuetudinaria y que no están regulados
expresamente en la ley. Entre ellos se encuentran particularmente el tras-
paso y la cesión en garantía (jōto tanpo-ken) como derechos reales atípicos de
garantía, y los derechos de uso exclusivo de aguas termales (onsen senyō-ken) y
aguas corrientes (ryūsui shiyō-ken).
2. Derecho de propiedad
27 Sobre el derecho de los bienes en el Libre Segundo en su conjunto, véase también Ma-
rutschke, H.-P., “Civil Code – Property Law–Real Rights”, en Röhl (ed.), History of Law in Japan
since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 205-226; Marutschke, op. cit., supra nota 9, pp. 121-141.
28 Sobre el derecho inmobiliario, véase Kaiser, A., “§ 6 Immobilienrecht”, en Baum/
Bälz (eds.), Handbuch Japanisches Handels- und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 687-744.
29 Véase al respecto Nemoto, H., “Grundlagen des zivilrechtlichen Beseitigungs- und
Unterlassungsanspruchs in Japan”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol.
20, núm. 40, 2015, pp. 193-209.
3. Posesión
37
Sobre los derechos de garantía véase Matsuoka, H., “§ 14 Dingliche Kreditsicherhei-
ten”, en Baum/Bälz, Handbuch Japanisches Handels- und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 605-680.
38 Minji shikkō-hō, Ley núm. 4/1979.
39 Toshi sai-kaihatsu-hō, Ley núm. 38/1969.
Tokkyo-hō,
40 Ley núm. 121/1959.
41
Artículo 1 de la Ley sobre Hipotecas Empresariales (Kigyō tanpo-hō), Ley núm.
106/1958.
42 Artículo 848 de la Ley de Comercio.
43 Artículo 4 de la Ley de Autohipotecas (Jidōsha teitō-hō), Ley núm. 187/1951.
44 Artículo 4 de la Ley de Hipotecas de Aeronaves (Kōkūki teitō-hō), Ley núm. 66/1953.
45 Artículo 4 de la Ley sobre Madera en Pie (Ryūboku ni kansuru hōritsu), Ley núm. 22/1909.
46 Artículo 2 de la Ley de Hipotecas sobre Fábricas (Kōjō teitō-hō), Ley núm. 54/1905.
47 Artículo 3 de la Ley relativa a la Hipoteca sobre la Unidad Patrimonial de una Insta-
lación Turística (Kankō shisetsu zaidan teitō-hō), Ley núm. 91/1968.
48 Sobre la hipoteca véase Nakayama, T., “Neue Entwicklungen im japanischen Hy-
pothekenrecht”, en Recht in Japan, vol. 14, 2006, pp. 7-19.
49 Al respecto en conjunto Frank, R., “Civil Code-Law of Obligations”, en Röhl (ed.),
History of Law in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 227-261.
miento ilegítimo (futō ritoku) y de gestión de negocios (jimu kanri) (artículos 697
a 724-2 LC n.v.). Por tanto, este libro regula una buena parte del derecho de
las obligaciones.
50
Particularmente a través de la Ley del Contrato de Consumo (véase nota 60).
51
Al respecto resulta controvertido si la responsabilidad del deudor está limitada a la cul-
pa grave o el dolo o a la responsabilidad en asuntos propios, en analogía con el artículo 659
LC (ahora así también la disposición en el artículo 413 LC n.v. respecto de la responsabilidad
por cosa determinada).
en los cuales varias personas son responsables de los mismos daños por he-
cho ilícito. En este apartado se regula también, como otro caso, el contrato
de fianza (artículos 446 y siguientes LC), el cual requiere de forma escrita
para su validez, conforme a una reforma legal de 2004. La reforma del de-
recho de las obligaciones modificará aún más, y de manera considerable,
el derecho de la fianza, y en lo particular se elevará la protección al fiador.
En los artículos 474 (473 n.v.) a 520 regula la Ley Civil las causas princi-
pales de extinción de los derechos personales, obligaciones y deudas. En lo
particular se trata del cumplimiento (artículos 474 y siguientes LC, bensai),
la consignación (artículos 494 y siguientes LC), la compensación (artículos
505 y siguientes LC), la novación (artículos 513 y siguientes LC), el perdón
o remisión de deuda (artículo 519 LC) y la confusión (artículo 520 LC). Ade-
más, la imposibilidad del cumplimiento y la compensación recíproca, regu-
lada en la Ley de Comercio, conducen a la extinción de las obligaciones.
En relación con la principal causa de extinción de los derechos persona-
les, el cumplimiento, se encuentran disposiciones especiales sobre el cumpli-
52
Ley Especial de la Ley Civil sobre los Requisitos de Oponibilidad de la Transmisión de
Bienes Muebles y Obligaciones (supra nota 31). La inscripción de la transmisión de la obliga-
ción o de la prenda en este registro sustituye de manera especial el aviso habitual al deudor
conforme a la Ley Civil.
A. Generalidades
Sentencia del Tribunal Supremo del 12 de diciembre de 1973, Minshū 27-11, p. 1536
57
58
Sobre el derecho de las condiciones generales de contratación conforme al dere-
cho vigente: Dernauer, M., “§ 11 Allgemeine Geschäftsbedingungen”, en Baum/Bälz,
Handbuch Japanisches Handels-und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 521-532; Karaiskos, A.,
“Regulation of Unfair Contract Terms in Japan”, Waseda Bulletin of Comparative Law,
vol. 28, 2010, pp. 13-44; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 409-432; Döring, H., “Das
Recht der Allgemeinen Geschäftsbedingungen im Rahmen der japanischen Schuldrechts-
reform”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 19, núm. 37, 2014, pp.
203-249.
59 De acuerdo con la llamada teoría de la voluntad presunta (ishi suitei setsu). Tribunal del
Imperio, 24 de diciembre de 1915, Minroku 71, p. 2182; Tribunal Supremo, 24 de octubre
de 1967, Saibanshū 88, p. 741; Tribunal Supremo, 8 de mayo de 1980, Hanrei Taimuzu 417, p.
83.
D. Contratos de consumo
E. Contratos típicos
En los artículos 549 a 696 LC regula esta ley los siguientes tipos con-
tractuales: la donación (artículos 549 y siguientes), la compraventa (artículos
555 y siguientes), la permuta (artículos 586 y siguientes), el crédito (artículos
587 y siguientes), el préstamo (artículos 593 y siguientes), el arrendamien-
to (artículo 601 y siguientes), la prestación de servicios (artículos 623 y si-
guientes), la obra (artículos 657 y siguientes), el mandato (artículos 643 y
siguientes), el depósito (artículos 657 y siguientes), el contrato de sociedad
(artículos 667 y siguientes), la renta vitalicia (artículos 689 y siguientes) y la
transacción (artículos 695 y siguientes). Las partes pueden acordar, en bue-
na medida, no aplicar la reglamentación de estos contratos y sustituirla me-
diante otras cláusulas contractuales. Para varios de estos contratos existen
leyes especiales que tienen aplicación preferente en ciertas constelaciones y
que en muchos casos contienen disposiciones imperativas.
La LC prevé, respecto de varios de estos tipos contractuales, una regla-
mentación especial de la responsabilidad por entrega de cosas defectuosas,
60 Shōhisha keiyaku-hō, Ley núm. 61/2000. Al respecto, Yamamoto, K., “Das Verbrau-
chervertragsgesetz in Japan und die Modernisierung des Zivilrechts”, en Becker/Hilty (ed.),
Festschrift für Manfred Rehbinder, Bern, 2002, pp. 819-836; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp.
245-268.
F. La responsabilidad precontractual
Kappu
61 hanbai-hō, Ley núm. 59/1961.
Tokutei
62 shō-torihiki ni kansuru hōritsu, Ley núm. 57/1976.
63 Kin’yū shōhin no hanbai-tō ni kansuru hōritsu, Ley núm. 101/2000.
64 Al respecto Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 298-300, 301-325, 396-408.
65 Risoku seigen-hō, Ley núm. 100/1954.
66 Kashikin-gyō no kisei-tō ni kansuru hōritsu, Ley núm. 32/1983.
67 Shusshi no ukeire, azukari-kin oyobi kinri-tō no torishimari ni kansuru hōritsu, Ley núm.
195/1954.
68 Shakuchi shakuya-hō, Ley núm. 90/1991. Al respecto Dernauer, op. cit., supra nota 12,
pp. 270-287; Haley, J. O., “Japan’s New Land and House Lease Law”, en Haley/Yamamura
(eds.), Land Issues in Japan: A Policy Failure, Seattle, 1992, pp. 149-174.
69 Rōdō keiyaku-hō, Ley núm. 128/2007. Sobre el derecho laboral y el contrato de trabajo,
véase Nishitani, S./Marutschke, H.-P., “§ 9 Arbeitsrecht, Sozialversicherung, Geschäftstäti-
gkeit von Ausländern in Japan”, en Baum/Bälz, Handbuch Japanisches Handels-und Wirthschafts-
recht, Köln, 2011, pp. 403-443; Hanami, T. A./Komiya, F./Yamakawa, R., Labour Law in
Japan, 2ª ed., Alphen aan den Rijn, 2015.
8. Actos ilícitos
El derecho de los actos ilícitos (fuhō kōi-hō)72 está regulado en gran parte
en la Ley Civil, en los artículos 709 a 724 (724-2 LC n.v.). Estos preceptos
contienen varias normas de responsabilidad autónomas, así como disposi-
ciones complementarias. Es necesario hacer la distinción entre la norma
general de responsabilidad por actos ilícitos en el artículo 709 LC de las
normas de responsabilidad especiales en los artículos 714 (responsabilidad
de un supervisor), 715 (responsabilidad por operarios o dependientes), 716
(responsabilidad de dueños de obra), 717 (responsabilidad por ruina de edi-
ficios), artículo 718 (responsabilidad de los dueños de animales) y artículos
719 (responsabilidad solidaria). El artículo 709 LC prevé una responsabili-
dad normal por culpa, mientras que la mayoría de las normas de responsa-
bilidad especiales presumen dicha culpa.
pectiva (primera causalidad) (2), la antijuridicidad del acto (3), el dolo o cul-
pa respecto de la afectación del derecho, es decir, la culpa en sentido amplio
(4), la realización de un daño que afecta a otra persona (5), y la producción
del daño por la violación del derecho o interés (segunda causalidad) (6).73
El artículo 709 LC no está circunscrito a bienes protegidos determi-
nados y concretos, sino que está protegida toda clase de derechos, bienes
jurídicos o intereses que sean considerados dignos de protección de acuerdo
con las concepciones sociales dominantes en cada momento. Los “bienes
jurídicos” no son mencionados expresamente como bienes protegidos por
la disposición, sino que son considerados como parte de los derechos que es
posible proteger. La amplitud de la posible responsabilidad por hecho ilícito
que provoca la ausencia de una especificación legal de los derechos, bienes
jurídicos e intereses protegidos en lo individual, se ve limitada por el requi-
sito de la antijuridicidad. Por tanto, la presunta antijuridicidad permite con-
siderar la afectación de bienes protegidos como el derecho de autodetermi-
nación (jiko kettei-ken), la expectativa justificada (kitai-ken) y el interés respecto
de la relación conyugal como acto ilícito. Inclusive derechos e intereses tan
difusos como el interés económico (keizaiteki rieki) o el interés de negocios
(torihiki rieki) son discutidos como posibles bienes protegidos. Un acto dañino
puede consistir también en una omisión indebida.
Desde hace tiempo se debate cómo ha de determinarse la antijuridicidad.
El artículo 709 LC ni siquiera la menciona; sin embargo, hay actualmente
consenso de que se trata de un elemento inmanente del supuesto de hecho.
Para determinar la antijuridicidad del hecho dañino se recurre principalmen-
te a la teoría de la interacción (sōkan kankei-ron), elaborada por el conocido es-
tudioso japonés Sakae Wagatsuma. Conforme a esta teoría, la antijuridicidad
del acto dañino tiene que determinarse, en el caso concreto, mediante una
valoración de la importancia del derecho o el interés infringidos (ilicitud del
resultado) y del contenido del acto dañino (ilicitud del acto), en correlación
la una con el otro. En este sentido, hay diversos criterios que podrían ser re-
levantes (disposiciones jurídicas concretas, concepciones sociales generales,
etcétera). Si el interés afectado tiene gran importancia (por ejemplo, la pro-
piedad, la salud, la integridad personal, la libertad, el honor o el renombre
de una persona), entonces es suficiente un reducido contenido de ilicitud del
acto dañino (y viceversa). Debido a que la ilicitud del acto se toma en cuenta
E. Leyes especiales
78 Seizōbutsu sekinin-hō, Ley núm. 85/1994. Véase al respecto Nottage, L., Product Safety and
Liability in Japan: From Minamata to Mad Cows, London, 2004; Nottage, L./Kano, H., “Japan”,
en Kellam (ed.), Product Liability in Asia-Pacific, Sydney, 2009, pp. 218-240; Nottage, L., “Prod-
uct Liability and Safecty Regulation”, en McAlinn (ed.), Japanese Business Law, Alphen aan
den Rijn, 2007, pp. 221-262; Nottage, op. cit., supra nota 73, pp. 544 y ss.
79 Conforme a la Ley para la Compensación de Daños Nucleares (Genshiryoku songai no
baishō ni kansuru hōritsu), Ley núm. 146/1961. Véase al respecto Weitzdörfer, J., “Die Haftung
für Nuklearschäden nach japanischem Atomrecht-Rechtsprobleme der Reaktorkatastrophe
von Fukushima I”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 16, núm. 31,
2011, pp. 61-115.
80 Jidōsha songai baishō hoshō-hō, Ley núm. 97/1955.
B. Empobrecimiento y mala fe
sobre todo en una gestión no autorizada que trae como consecuencia una
responsabilidad del gestor por acto ilícito o, cuando menos, la modificación
de los derechos que derivan de la gestión de negocios.
El Libro Cuarto contiene una buena parte del derecho sustantivo de fami-
lia.81 En lo particular, este libro está subdividido en las secciones relativas a
disposiciones generales (artículos 725 a 730), en las que se define el paren-
tesco; al matrimonio (artículos 731 a 771), a la relación de los padres con
los hijos propios o adoptados en general (artículos 772 a 817-11), a la patria
potestad (artículos 818 a 837), a la tutela (artículos 838 a 875), a la curatela
y asistencia (artículos 876 a 876-10), así como a las obligaciones familiares
(artículos 877 a 881).
1. El matrimonio
82 Tribunal Supremo, sentencia del 16 de diciembre de 2015, Hanrei Jihō 2284, 2016,
pp. 43 y ss. Véase al respecto también Koziol, G., “Befristetes Wiederverheiratungsverbot
für Frauen und Verbot der Führung getrennter Nachnamen für Ehepartner. Zu zwei neuen
verfassungsrechtlichen Entscheidungen des Obersten Gerichtshofes in Japan”, Zeitschrift für
Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 22, núm. 43, 2017, pp. 51 y ss., 63 y ss.
83 Al respecto Urano, Y., “Das japanische Scheidungsrecht”, Zeitschrift für das gesamte Fami-
lienrecht, 2004, pp. 1252-1254; Tsuneoka, F., “The Economic Consequence of Divorce in
Japan”, en Verschragen (ed.), Family Finances, Wien, 2015, pp. 683-694.
En una serie de casos existen todavía diferencias jurídicas entre los hijos
del matrimonio y los nacidos fuera de él. En el caso de los hijos concebidos
dentro del matrimonio o dentro de los trescientos días siguientes a su disolu-
ción, se aplica la presunción de ser producto del matrimonio, la cual puede
ser impugnada por el padre (artículos 772 y siguientes LC). En los demás
casos es posible reconocer a un hijo nacido fuera del matrimonio (artículos
779 y siguientes LC), o bien, la paternidad será determinada por el tribunal
(artículo 773 LC). Los requisitos para el reconocimiento de un hijo no bioló-
gico como propio (adopción) están regulados en los artículos 792 y siguien-
tes LC, haciéndose una distinción entre la adopción regular, que no termina
con la relación de parentesco hacia los padres biológicos (por lo común se
trata de adopciones de adultos con el propósito de la continuación de la fa-
milia) y las adopciones especiales, en las cuales sí se extingue el parentesco.
84
Al respecto en conjunto Sato, F., “Japan”, en Ferid/Firsching-Dörner/Hausmann
(eds.), Internationales Erbrecht, München, 2001; Schmidt, P., “Civil Code-Law of Succession”,
en Röhl (ed.), History of Law in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 305-329; Schmidt,
P., “Grundzüge des japanischen Erbrechts”, Zeitschrift für Erbrecht und Vermögensnachfolge, 1996,
pp. 290-295.
Makoto Tadaki**
I. Introducción
175
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En lo que sigue examino algunos temas que ofrecen muy buenos ejemplos del
derecho penal japonés y que son característicos del orden jurídico de Japón:
el principio de legalidad y la eutanasia.
1. El principio de legalidad
a. El caso Otsu
c. Valoración
c. Tareas pendientes
d. Conclusión
Hace cien años se consideró en Japón que la electricidad era una forma
de propiedad y por ello se le reconoció como objeto susceptible de robo, de
modo que los acusados podían ser sancionados mediante la aplicación del
tipo correspondiente. Pero al mismo tiempo, el Tribunal del Imperio ale-
mán se negó a castigar como delito la sustracción de energía eléctrica ajena,
porque la corriente eléctrica no era una cosa susceptible de apropiación. En
consecuencia, el legislador en Alemania creó subsecuentemente un nuevo
tipo penal bajo el cual podían subsumirse en lo sucesivo los actos respectivos
(cfr. el artículo 248c del Código Penal alemán). La creación de esta norma
puede verse como ejemplo de un exitoso diálogo entre la judicatura y el le-
gislador. En última instancia se podría ver este proceso como consecuencia
de la prohibición de la aplicación analógica de la ley penal. Solamente en
virtud de la fijación expresa del tipo se podía hacer justicia a este principio
penal y solamente por esta vía se podía lograr que los ciudadanos pudieran
estimar mejor las consecuencias de su conducta.
En principio considero esta suposición como razonable y correcta, pero,
por otro lado, soy también de la opinión de que hay que reconocer el méto-
do objetivo de interpretación en Japón. Una razón de ello es, como ya lo he
apuntado, que si bien la ley representa el límite de la interpretación, tam-
bién está permitida la consideración de las transformaciones sociales des-
pués de la expedición de la ley penal como medio para la determinación de
la sentencia. Naturalmente debemos tener cuidado de que la interpretación
no se desborde. Muchos de los casos citados más arriba han sido objeto de
crítica en relación con la prohibición de la analogía, pero igualmente podría
sostenerse que las interpretaciones adoptadas se han mantenido dentro de
los límites permitidos.
A. Introducción
del año, con fuegos artificiales y petardos. Del mismo modo, y dependiendo
de la religión y la cultura, son diversos el comportamiento y la mentalidad,
pero también la conciencia jurídica. En todo caso, las distintas concepcio-
nes sobre el comienzo y el fin de la vida humana se reflejan fuertemente en
la orientación de los sistemas jurídicos a ellas vinculados.
En Europa se considera ya la muerte cerebral como fin de la vida hu-
mana, es decir, como muerte de un ser humano. En Japón, sin que hubiera
una definición previa sobre el fin de la vida, se aprobó en 1997 una Ley
sobre Trasplante de Órganos (LTO), a través de la cual se reconoció, como
supuesto firme, que tanto la muerte cerebral como el paro cardiaco cons-
tituyen la muerte de un ser humano. Esta decisión de compromiso tiene su
origen en el carácter extremadamente emocional de las concepciones de los
japoneses sobre la muerte, esto es, sobre el fin de la vida humana.
Por el otro lado, en Japón el interés y la conciencia frente al comienzo
de una vida humana no son particularmente fuertes. El debate social sobre
la protección de embriones en el diagnóstico preimplantacional (DPI) no
progresa y los abortos prohibidos por el derecho penal japonés se realizan
incluso, sin limitaciones, conforme a la Ley para la Protección Materna.
Al mismo tiempo avanza rápidamente en Japón el envejecimiento de la
sociedad y se vuelven cada vez más urgentes los problemas del cuidado de
las personas mayores junto con la atención médica paliativa a los enfermos
terminales. Hasta el momento se han planteado ante un tribunal ocho casos
de eutanasia y todos han sido sentenciados como homicidio o como homi-
cidio a petición, pero todas las penas fueron suspendidas de manera condi-
cional. La sentencia de Nagoya del 22 de diciembre de 1962 (Nagoya-kôhan
kôkeishû 22.12.1962, p. 674) contiene decisiones sobre las condiciones bajo
las cuales es admisible la eutanasia, y la sentencia sobre el caso de eutanasia
de Tôkai-Daigaku de 1995 (Yokohama-chihan 28.3.1995, hanji núm. 1530, p.
28) aporta cuatro lineamientos más. Ambos han servido en muchos luga-
res como guía sobre la admisibilidad de la eutanasia, pero debido a que las
condiciones son muy estrictas, se ha hablado también de que en la terapia
paliativa se oculta la eutanasia de facto.
Desde la sentencia de Nagoya, pasando por la sentencia del caso de
Tôkai-Daigaku, hasta la sentencia en el caso del hospital Kawasaki-kyôdô-byôin
del 7 de diciembre de 2009 (Saiketsu 7.12.2009, keishû vol. 63, núm. 11, p.
1899) se ha desplazado el problema central del debate japonés de la eutana-
sia al de la muerte digna.
En esta situación, el médico que aplica terapia paliativa a enfermos
terminales o realiza primeros auxilios, lleva a cabo día a día sus acciones
terapéuticas acompañado de la idea de un posible castigo penal y se siente
1
Son normas relevantes las siguientes:
Artículo 35 del Código Penal japonés (CPJ) [actos legales o profesionales]: “No será san-
cionado el acto que corresponda a las leyes o las reglas de una profesión”.
Artículo 199 CPJ [homicidio simple o calificado]: “Quien prive de la vida a otro ser huma-
no, será castigado con pena de muerte o privativa de libertad de tres años a cadena perpetua”.
Artículo 202 CPJ [participación en el suicidio de otro, homicidio consentido]: “Quien ins-
tigue a otro al suicidio o le auxilie en él, o quien prive de la vida a otro a petición suya o con
su consentimiento, será castigado con pena privativa de libertad entre seis meses y siete años”.
Artículo 2918 CPJ [omisión de auxilio por garante]: “Cuando el responsable omita auxi-
liar conforme a su deber a una persona mayor, a un infante, a una persona con discapacidad
o a un enfermo, ya sea que abandone a la persona o no intervenga cuando haya peligro de
muerte, será castigado con pena privativa de libertad entre tres meses y cinco años”.
En este caso se impuso una pena conforme al artículo 202 del Código
Penal japonés, argumentando que los últimos dos criterios no se habían sa-
tisfecho.
a. Eutanasia
posición del paciente (frente a la más fuerte del médico), y porque, a pesar
de todas las razones, la interrupción de la vida es ilegal. Los actos que vulne-
ran la vida, que constituye un valor absoluto, son ya en sí mismos inevitable
y simbólicamente antijurídicos. Conforme a esta idea, solamente quedaría
la exclusión de la culpabilidad como única posibilidad, pero en Japón el
tribunal no reconoció esencialmente, por consideraciones de exigibilidad,
dicha exclusión. Por consiguiente son inevitables las dudas de cómo pueda
hacerse valer esa concepción en los hechos de un proceso.
2 “Todos los ciudadanos son respetados como individuos. Su derecho a la vida, la liber-
tad y la búsqueda de la felicidad, en tanto no interfiera con el bienestar público, merecen la
máxima consideración por la legislación y las otras administraciones del Estado”.
una posición todavía más débil ante los médicos. Los derechos del paciente
en Japón son en todo caso más débiles que en comparación con Europa, y las
posibles injusticias tienen que ser soportadas. En muchas situaciones insistir
en que el paciente debe decidir significa, en último término, coaccionar gro-
seramente la obligación de decidir. Esto sería una forma de la injusticia. En
ocasiones se impone la obligación de la autodeterminación cuando se exige la
autonomía del paciente.
En relación con la interrupción del tratamiento, el Tribunal Supremo
determinó, en la sentencia Kawasaki, que era necesario hacer exámenes cui-
dadosos y evaluar con precisión la vida restante y las posibilidades de recu-
peración. Bajo estos supuestos había que informar a la familia, ésta tendría
que consentir presuntamente y solamente entonces sería jurídicamente ad-
misible la interrupción del tratamiento. Esto es muy significativo, pero no
están claras sus bases teóricas.
Existen dos enfoques para solucionar el problema de la interrupción
del tratamiento: 1. con base en el derecho de autodeterminación del afec-
tado (o de la voluntad de la familia en virtud de la presunta voluntad del
afectado) debe considerarse como legal la interrupción del tratamiento. La
sentencia del caso Kawasaki del Tribunal se apoya también en este funda-
mento cuando reconoce que la interrupción del tratamiento con base en la
voluntad presunta del enfermo, que quedara en evidencia conforme a las
peticiones de la familia, podría ser lícito legalmente; 2. en el sentido de los
límites de la obligación terapéutica, una interrupción del tratamiento que
los excediera no sería contraria a derecho; sobre esta base se confirmaría
la legalidad de la interrupción del tratamiento. Sin resolver quedan aquí,
sin embargo, los problemas 1) de cómo captar la voluntad del paciente que
ya no se encuentra plenamente consciente y de si la voluntad de la familia
podría representar verdaderamente a aquélla, y 2) los casos que exceden los
límites, y si declarar una terapia como inútil no conduciría a declarar como
inútil una vida.
Secundariamente se pone atención a la cuestión de si se han ejecu-
tado los procedimientos hasta la interrupción del tratamiento. Esto sig-
nifica, para los procedimientos en las decisiones importantes de cuidado
y acompañamiento de pacientes terminales, hacer depender la toma de
las decisiones de la práctica, por ejemplo, de las reglas objetivadas que es-
tán contenidas en los lineamientos para el acompañamiento de pacientes
terminales elaborados previamente por el Ministerio. Al seguir los linea-
mientos el médico estaría escapando a la persecución penal, lo que tiene
muchos defensores. Debido a la preocupación de que los métodos basados
en estos lineamientos no siempre conduzcan a la no punibilidad del médi-
co, se propone también una definición legal de la muerte con dignidad. Sin
embargo, resulta difícil definir los supuestos detallados en vista del estado,
muy variable en lo particular, de los enfermos. Más realista para la práctica
médica parece ser, como en Inglaterra y Suiza, la adopción de lineamien-
tos en los cuales se puede incorporar diversos conocimientos.
Mientras que por un lado es importante evitar, al menos, mediante la
observancia de los lineamientos, la persecución jurídica de las acciones te-
rapéuticas y tomar en consideración los dos supuestos mencionados —la
autodeterminación del enfermo y la limitación de la obligación terapéutica
como base para justificar la interrupción del tratamiento—, parece igual-
mente importante hacer de algún modo evidente en Japón, donde, a dife-
rencia de Alemania, no hay una tradición fuerte de declaración de voluntad
anticipada, la conveniencia de difundir ampliamente dicha declaración, de
modo que ésta logre un respeto general en la práctica médica.
Puesto que la eutanasia indirecta —que puede justificarse suficiente-
mente a través de la voluntad presunta— está reconocida de manera gene-
ral en Japón y la mayoría de los problemas alrededor de la muerte consisten
en la eutanasia pasiva por conducto del auxilio médico, se utiliza, respecto
de la asistencia al suicidio, el tipo de “asistencia pasiva al suicidio”, lo que
equivale a la omisión pasiva de auxilio, y en la valoración sobre su antiju-
ridicidad se deja espacio a la justificación o se hace necesaria una ley que
clarifique la asistencia permitida al suicidio por el médico. De acuerdo con
esta última opinión, la omisión o la interrupción de la terapia encaminada
a prolongar la vida debe considerarse en cierto modo como suicidio, al que
presta asistencia el médico, cuando es juzgado como correspondiente a la
acción independiente del afectado.
Existe todavía la opinión de que en Japón existe una tolerancia bastante
amplia frente a la omisión de terapia encaminada a la prolongación de la
vida, pero que se está demasiado dominado por el temor de que la interrup-
ción del tratamiento o de la adopción de tales medidas, una vez iniciadas,
pueda constituir un homicidio calificado. De este modo se deja al final en el
abandono a los pacientes que podrían ser salvados. Esto podría resolverse
si se presupone —sobre la base de la voluntad del paciente— que dentro
de la autodeterminación existe una autodeterminación a la protección de
uno mismo, no limitada por el artículo 202 del Código Penal. Esto signifi-
caría, concretamente, adoptar una construcción como la influyente “acción
por omisión” en Alemania, y la omisión de acciones terapéuticas desde el
comienzo (withhold) se pondría en un mismo nivel con la interrupción de la
terapia iniciada (withdraw). De acuerdo con esta perspectiva, quedarían en
un mismo plano jurídico el no conectar a un paciente al aparato respirador
Yoshinori Nakanome
Shigeki Yanagawa*
201
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1
Constitución Meiji (Constitución del Imperio de Japón) Promulgada en 1899 y aplica-
da en 1890.
2 Artículo 81 de la Constitución de Japón.
3
Artículo 192.
4
Artículo 193.
5
Ley de la Oficina del Fiscal, Sección 12.
6
Ley de la Oficina del Fiscal, Sección 14.
7
Ley de la Oficina del Fiscal, Sección 25.
8
Artículo 262(1).
Más del 60% de los casos procesados que resultan con una condena
terminan con una sentencia suspendida, lo cual es posible si la sentencia es
inferior a tres años. El número de acusados en prisión es inferior a 60,000.
Hace algún tiempo, la población carcelaria llegó a ser más de 60,000, aho-
ra, en el año 2016, la población carcelaria es de 58,497. Actualmente, el tri-
bunal puede imponer prisión donde una parte de la cual puede ser suspen-
dida.23 La tasa de encarcelamiento es mucho menor que la de los Estados
Unidos, donde la población carcelaria excede 1.5 millones.
Por lo tanto, los casos son sobreseídos a la discreción del fiscal, la tasa
de población carcelaria es reducida por la suspensión de las sentencias, aun-
que la cuestión de la reincidencia existe como en otros países. Con el fin de
reducir la reincidencia, se promulgó un nuevo estatuto para ayudar a los
delincuentes a reintegrarse a la sociedad.24
II. Investigación
1. Aprehensión
23
Ley sobre la Suspensión de Parte de la Pena para los Reclusos por Abuso de Drogas.
24
Ley para la Promoción de la Prevención de la Reincidencia (2016).
25 Artículo 33. No se aprehenderá a ninguna persona salvo que se dicte una orden de
aprehensión emitida por un funcionario competente que especifique el delito con el que se
imputa a la persona, a menos que sea aprehendido cuando el delito está siendo cometido.
Bajo la Constitución de Japón, el “registro e incautación” y la “aprehensión” están pres-
critas por diferentes disposiciones constitucionales.
26 La aprehensión esta prevista en el Código de Procedimiento Penal, Sección 199 ~ 217
y la disposición para la detención posterior al aprehensión, Sección 207, se refiere a la Sección
60 del Código de Procedimiento Penal el cual requiere la posibilidad de huir y/o la destruc-
ción de pruebas, así como la causa probable para la detención después de la aprehensión. Los
mismos requisitos son aplicados para la aprehensión.
27 Artículo 199.
28
Artículo 212.
29
Cualquier persona que esté a) bajo persecución en caliente, b) que lleve consigo los
bienes obtenidos a través de un delito contra la propiedad o un arma peligrosa u otras cosas
que se consideren manifiestamente fueron utilizadas durante la comisión de un acto delicti-
vo, c) con rastros visibles del delito en su cuerpo, y/o d) intenta huir cuando se le cuestiona,
se considerará claramente que ha cometido un delito poco tiempo antes y se le considerará
un delincuente flagrante y puede ser aprehendido sin orden judicial.
30 Artículo 210. El artículo 210 establece que, cuando existan motivos suficientes para
sospechar la comisión de un delito punible con la muerte, o prisión perpetua, con o sin
trabajo, o por un periodo máximo de tres años o más, y además, debido a la urgencia, no
es posible obtener una orden de aprehensión de un juez, un fiscal, un asistente de fiscal o
un funcionario de la policía judicial, pueden aprehender al sospechoso después de notificar
al sospechoso las razones, por consiguiente, y en tales casos, se seguirá inmediatamente el
procedimiento para obtener una orden de aprehensión de un juez y cuando no se emita una
orden de aprehensión, el sospechoso será liberado inmediatamente.
31 Keishu, Vol. 9, No. 13, en 2760 (1955.12.14).
32 En Japón, la fianza está disponible sólo después del proceso y no está disponible en la
etapa de investigación.
El Código de Procedimiento Penal, artículo 89 prevé la fianza de la siguiente manera.
La solicitud de fianza será concedida, excepto cuando:
(i) El acusado presuntamente cometió un delito punible con la pena de muerte, cadena
perpetua, con o sin trabajo, o una pena de prisión, con o sin trabajo, cuyo plazo mínimo de
prisión sea de un año o más;
(ii) El acusado fue previamente declarado culpable de un delito punible con la pena de
muerte, cadena perpetua, con o sin trabajo, o pena de prisión, con o sin trabajo, cuyo plazo
máximo de prisión es superior a diez años;
(iii) El acusado presuntamente cometió habitualmente un delito punible con pena de pri-
sión, con o sin trabajo, cuyo plazo máximo de prisión es superior a tres años;
(iv) Existe una causa probable para sospechar que el acusado puede ocultar o destruir
pruebas;
(v) Existe una causa probable para sospechar que el acusado puede dañar o amenazar la
integridad o la propiedad de la víctima o a cualquier otra persona que considere tiene un
conocimiento esencial para el juicio de la causa o los familiares de dichas personas;
(vi) El nombre o residencia del acusado es desconocido.
2. Interrogatorio
33
Keishu, Vol. 31, No. 5, en 821 (1977.8.9).
34
Artículo197-198.
35
Keishu, Vol. 20, No. 6, en 537 (1966.7.1).
arma, pero ambos negaron la conspiración. Sin embargo, el fiscal que in-
terrogó al esposo le dijo que su esposa confesó la conspiración a pesar del
hecho de que ella no lo había confesado. Después de oír la “confesión” de su
esposa, éste confesó la conspiración. Entonces el fiscal le dijo a ella que su es-
poso había confesado y entonces, ésta confirmó su confesión. El fiscal otra vez
le dijo al acusado de la confesión de ella, y entonces, éste confirmó su confe-
sión nuevamente. La Corte Suprema sostuvo que la confesión fue involun-
taria e inadmisible.36 La manera de obtener la confesión no sólo conduce
a convicciones erróneas sino que también es inaceptable para la dignidad
humana, al negar la elección voluntaria del acusado.
Se puede decir que la Corte Suprema, cuando decide el carácter “vo-
luntario” de una confesión, ha tomado en cuenta tanto la necesidad de
evitar una confesión ilícita como la prohibición de los interrogatorios que
son inaceptables para la dignidad humana. La regla del carácter volunta-
riado regula los interrogatorios, pero ésta es una regulación de las pruebas,
una mayor regulación directa es necesaria. Después de sufrir casos de fallos
condenatorios ilícitos, la policía introdujo la inspección aleatoria de los inte-
rrogatorios mediante un funcionario calificado para la revisión de la policía.
El derecho a un abogado durante e la aprehensión y después de la apre-
hensión es muy importante para proteger el derecho de los sospechosos y evi-
tar la denegación de la justicia. Un sospechoso tiene derecho a contratar con
un abogado y en caso de que el sospechoso sea indigente tienen derecho a un
abogado de oficio durante la etapa de investigación, así como en el juicio.37
Aunque se ha mantenido que cuando los sospechosos son interrogados,
el interrogatorio precede a la reunión del sospechoso con su abogado, la
Corte Suprema sostuvo que la policía debe de dar una oportunidad para
que haya esta “primera reunión” entre los sospechosos con su abogado in-
cluso durante el interrogatorio mediante su interrupción.38 La primera reu-
nión es importante para recibir consejos de su propio abogado.
La presión indebida podría conducir a una confesión involuntaria. Con
el fin de evitar una presión excesiva y asegurar la elección voluntaria de los
sospechosos, recientemente se introdujo la videograbación de los interroga-
torios de ciertos casos graves y, sobre todo, se prevé que la videograbación es
obligatoria en los casos de delitos que serán procesados mediante un juicio
Saiban-in.
36
Keishu, Vol. 24, No. 12, en 1670 (1970.11.25).
37
El abogado de oficio para el juicio está establecido en la Constitución de Japón, Artí-
culo 37(3) y el Código de Procedimiento Penal, Sección 37-2.
38 Minshu, Vol. 54, No. 5, en 1635 (2000.6.13.)
3. Registro e incautación
39 Artículo 35. “El derecho de todas las personas a estar seguras en sus hogares, docu-
mentos y efectos contra los cateos, registros, e incautaciones no quedará conculcado salvo
que se dicte una orden judicial emitida por una causa adecuada y, en particular, se describirá
el lugar de la búsqueda y las cosas que deberán ser incautadas, o salvo lo dispuesto en el
artículo 33.
Cada registro o incautación deberá hacerse con una orden judicial separada emitida por
un funcionario judicial competente”.
Ver, también, Código de Procedimiento Penal, artículo 218-220.
46
Ley sobre Intervención Telefónica para Investigaciones Criminales, Sección 14.
47
Keishu, Vol. 34, No. 5, en 300 (1980.10.23).
48 Sobre la disposición constitucional, véase la nota anterior.
El artículo 220 establece lo siguiente. “(1) Cuando un fiscal, un funcionario asistente del
fiscal o un funcionario de la policía judicial aprehenden a un sospechoso de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 199 o aprehenden a un infractor en flagrancia, podrán, en caso de
ser necesario, tomar las medidas siguientes. Lo mismo se aplicará, si fuere necesario, en los ca-
sos donde el sospechoso sea aprehendido de conformidad con lo dispuesto en el artículo 210:
(i) Entrar a la residencia de otra persona, o locales, edificios o embarcaciones custodiadas
por otra persona para buscar al sospechoso;
(ii) Registrar, incautar o inspeccionar en el lugar de la aprehensión.
49
Keishu, No. 15, No. 6, en 915 (1961.6.7).
50
Keishu, Vol. 53, No. 9, en 1327 (1999.12.16). En ese momento no había ninguna
disposición expresa para las intervenciones telefónicas.
51
Ley sobre Intervención Telefónica para Investigaciones Criminales.
54
Keishu, Vol. 52, No. 4, en 275 (1998.5.1).
55
El artículo 219(1) del Código de Procedimiento Penal prescribe la orden para grabar
(por ejemplo, una orden para grabar que requiere que un PI grabe la información específica
en un disco) y la incautación del objeto grabado.
56 El artículo 219(2) prescribe la descarga de información de un servidor remoto a una
computadora o disco local, el cual debe de ser incautado.
57 Sentencia del Tribunal de Distrito de Yokohama, (2016.03.17).
58
Sentencia de la Corte Suprema (caso GPS) (2017.03.15).
59
Artículo 197(1). En lo que respecta a una investigación, podrá realizarse el examen
que sea necesario para alcanzar su objetivo; siempre que, no obstante, esas disposiciones
obligatorias no se apliquen, a menos que disposiciones especiales hayan sido establecidas en
este Código. La investigación que usa el dispositivo GPS fue interpretada como pertenecien-
tes a la “disposición obligatoria”.
III. Procesamiento
1. Principios procesales
2. El sistema de tribunales
aclarar el cargo, el tiempo, lugar y método del delito deben de ser especificados en la medida
de lo posible.
67 Artículo 312(1) El Tribunal, a petición del fiscal, permitirá la adición, retirada o alte-
ración de los cargos o de los estatutos penales aplicables en el documento acusatorio, en la
medida en que esto no modifique la identidad de los hechos imputados.
El fiscal tiene una amplia discreción para iniciar un proceso, o no. Tie-
ne el poder de suspender el proceso. Entonces, cuando la fiscalía considera
que el proceso es innecesario debido al carácter o edad del sospechoso, el
medio ambiente o la gravedad de la ofensa, o circunstancias o la situación
después de la ofensa, a un fiscal público se le permite no iniciar un proceso,
incluso si él/ella cree que tiene suficiente evidencia para probar la culpabi-
lidad del sospechoso (artículo 248).68 Cada año, los fiscales suspenden más
de la mitad de los casos que toman.
La suspensión del proceso es una de las formas para desviar los casos
del proceso penal formal. Se espera que la suspensión del proceso ayude a
la rehabilitación del delincuente.
(1) Para restringir el abuso de la discreción del fiscal, tenemos dos siste-
mas. Uno es el Comité para la Indagación de los Procesos, y el otro es un
Procedimiento de Cuasi-procesamiento. Ambos sistemas impiden que el fis-
cal abandone los casos que son apropiados para procesamiento.
considerar de nuevo si debe iniciar el proceso, o no. Sin embargo, esta decisión
es de carácter consultivo. Por lo tanto, el fiscal no tiene que iniciar el proceso
después de esta decisión. Pero, cuando el fiscal, otra vez, decide no iniciar pro-
ceso, y los miembros del Comité deciden otra vez que el fiscal debe iniciarlo
por ocho o más votos, el tribunal designará a un abogado para que inicie el
proceso. Este abogado iniciará el proceso inmediatamente.
B. Procedimiento de cuasi-procesamiento
69 Artículo 262
(1) Cuando una persona que haya presentado una denuncia o acusación en relación con un
delito establecido en los artículos 193 a 196 del Código Penal, el artículo 45 de la Ley para la
Prevención de Actividades Subversivas (Ley No. 240 de 1952), o el artículo 42 o 43 de la Ley
para la Regulación de Organizaciones que han Cometido Indiscriminadamente Asesinatos en
Masa (Ley No. 147 de 1999) no está satisfecha con la decisión de un fiscal de no instituir proce-
so, el querellante o acusador puede solicitar al tribunal de distrito, que tiene jurisdicción sobre
la ubicación de la fiscalía a la que pertenece el fiscal, que lleve el caso a un tribunal para juicio.
70 Artículo 266 Un tribunal dictará una resolución según las siguientes clasificaciones
cuando reciba una demanda establecida en el artículo 266:
(ii) Cuando la solicitud esté bien fundamentada, el caso se llevará al tribunal de distrito
competente para juicio.
71 Artículo 267 Se considerará que el proceso en relación con el caso se ha iniciado
cuando se haya dictado la decisión enunciada en el párrafo (2) del artículo anterior.
72 Artículo 268(1) cuando un caso se haya destinado a juicio en virtud de la disposición
del ítem (ii) del artículo 266, el tribunal designará a un abogado que mantendrá el proceso
de dicho caso de entre los abogados.
2. Descubrimiento
Las pruebas que el fiscal revela al acusado se dividen en tres tipos: ⅰ) las
pruebas que el fiscal solicitó que sean examinadas (artículo 316-14[1]),76
73
Keishu, Vol. 34, No. 7, en 672 (1980.12.17).
74
Artículo 316-2(1) Cuando el tribunal estime necesario realizar procedimientos pro-
ductivos de un juicio de forma consecutiva, sistemática y rápida, el tribunal podrá, a peti-
ción del fiscal, el acusado o su abogado, o mediante la autoridad del tribunal, antes de la
primera fecha del juicio, dictaminar que el caso sea sujeto a un procedimiento de prepa-
ración previo al juicio como una preparación para el juicio para preparar las cuestiones y
pruebas del caso.
75 Artículo 49 Los tribunales deben hacer los Casos en Cuestión sujetos a el procedimien-
to de conferencia previo al juicio antes de la primera fecha del juicio.
76 Artículo 316-14(1) El fiscal deberá revelar con prontitud las pruebas que haya solicita-
do que sean examinadas (en lo sucesivo, “las pruebas para examen solicitadas por el fiscal”)
al acusado o a su abogado por los siguientes medios de acuerdo a cada categoría.
hechos que el acusado planea probar u otros hechos o los alegatos legales
que el acusado tiene intención de formular en el juicio (artículo 316-20).78
Las pruebas de tipo ⅱ) deben pertenecer a cualquier categoría de prue-
bas previstas en el artículo 316-15.
En cuanto a el descubrimiento de pruebas de tipo ⅲ), el Código de
Procedimiento Penal adopta el principio de reciprocidad. Para que este tipo
de evidencia sea divulgada, el acusado debe revelar los hechos que él/ella
planea probar u otras declaraciones de hechos o legales que él/ella tiene
intención de formular en el juicio, y solicitar el examen de las pruebas para
su uso para probar los hechos (artículo 316-17[1][2]).79
Además de las pruebas antes mencionadas, un fiscal debe entregar la
lista de las pruebas que tiene al demandado o a su abogado cuando él/ella
lo solicite (artículo 316-14[2]).80
V. Juicios
81
Artículo 38 Ninguna persona deberá ser obligada a declarar contra sí mismo.
82
Artículo 37(2) Se le deberá permitir al acusado la plena oportunidad de interrogar a
todos los testigos, y deberá tener el derecho a un proceso obligatorio para obtener testigos de
descargo a expensas del público.
83 Artículo 37(3) En todo momento el acusado deberá tener la asistencia de un abogado
competente quien deberá, si el acusado no es capaz de asegurar el mismo por sus propios
esfuerzos, ser asignado para su empleo por el estado.
84 Artículo 31 Ninguna persona deberá ser privada de la vida o libertad, ni ninguna otra
sanción penal deberá ser impuesta, excepto de conformidad con el procedimiento estableci-
do por la ley.
3. Juicio Saiban-in
85 Artículo 2(2) El panel, de conformidad con el párrafo anterior consta de tres jueces y
seis Saiban-in, y uno de los jueces es el juez que preside; no obstante, a condición de que si un
fallo es dictado bajo el siguiente párrafo, el panel se compone de un juez y cuatro Saiban-in,
y dicho juez es el juez que preside.
86 Artículo 13 El Saiban-in se designa entre las personas que tienen el derecho a votar por los
miembros de la Cámara de Representantes de acuerdo con las disposiciones de esta sección.
Los Saiban-in son seleccionados por sorteo del padrón electoral en cada caso
(artículo 37[1] de la Ley Saiban).87
87 Artículo 37(1) De conformidad con los procedimientos, que incluyen los sorteos u
otros métodos tales como los estipulados en las Normas de la Corte Suprema que no hayan
sido forzados, los tribunales deben dictar una sentencia para nombrar el saiban-in.
88 Artículo 6(1) Cuando un caso es manejado por un panel bajo el párrafo 1 del artículo 2,
una sentencia para sancionar de conformidad a lo dispuesto en el artículo 333 del Código de
Procedimiento Penal, una sentencia de exculpación del acusado de conformidad a lo dispuesto
en el artículo 334 del Código o una sentencia de absolución de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 336 del Código o la decisión de un tribunal relativo a una sentencia para el traslado a
un tribunal de familia de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 55 de la Ley de Menores
(Ley No. 168 of 1948) (excluyendo las decisiones enumeradas en los puntos (i) y (ii) del párrafo
siguiente) que se relaciona con lo siguiente (en lo sucesivo denominado “Decisión con Parti-
cipación de Saiban-in”) es entregado por la conferencia de jueces (en lo sucesivo denominado
“Jueces Miembros”) y el Saiban-in que es miembros del panel bajo el artículo 2, párrafo (1):
(i) la investigación;
(ii) la aplicación de las leyes y regulaciones; y
(iii) la sentencia.
89 Artículo 6(2) En los casos previstos en el párrafo anterior, las siguientes decisiones de
un tribunal son presentadas mediante la consulta de los Jueces Miembros:
(i) decisiones sobre la interpretación de leyes y regulaciones;
(ii) decisiones sobre procedimientos del tribunal (que excluye la resolución bajo el artículo
55 de la Ley de Menores); y
(iii) decisiones distintas a las Decisiones con Participación de Saiban-in.
90 Artículo 67(1) La Decisión con Participación de Saiban-in en las deliberaciones bajo el
párrafo 1 del Artículo anterior es hecha por la opinión mayoritaria del número de personas
4. Procedimientos simples
que constituyen el panel, que incluye tanto las opiniones de los Jueces Miembros como del
saiban-in no obstante lo dispuesto en el Artículo 77 de la Ley de Tribunales.
91 Artículo 350-13 En lo que se refiere a los casos en que se haya formulado la sentencia
prevista en el artículo 350-8, el tribunal deberá dictar una sentencia, en la medida de lo
posible, en el plazo de un día. artículo 350-14 Cuando un tribunal dicte una sentencia de
encarcelamiento en un procedimiento de juicio rápido, éste deberá suspender la ejecución
de la sentencia.
92 Artículo 350-14 Cuando un tribunal dicte una sentencia de encarcelamiento en un
procedimiento de juicio rápido, éste deberá suspender la ejecución de la sentencia.
B. Procedimientos Sumarios
En cuanto a los casos que pueden decidirse con una multa, o multa
menor no mayor a 1 millón de yenes, el tribunal sumario podrá juzgar el
caso, a petición del fiscal y con el consentimiento del sospechoso, y podrá
imponer estas sentencias con una orden sumarial (artículo 461).95 El tri-
bunal sumario decide los casos tomando en cuenta solamente el material
presentado por el fiscal. No se adoptó el procedimiento contencioso, por
lo que a los procedimientos sumarios no se les aplica la regla de los tes-
timonios de oídas. No está prohibido hacerse cargo de las pruebas de un
fiscal ante un tribunal.
La persona que reciba la orden sumarial o el fiscal puede, dentro los
catorce días a partir de la fecha de recepción de la notificación de la orden
sumarial, solicitar un juicio formal (artículo 465[1]).96
93
Artículo 350-2(1) Cuando un fiscal lo estime oportuno, y este considerando un caso
en el que tenga la intención de instituir un proceso claro y de menor importancia y en el
que se espera que el examen de las pruebas se complete con prontitud, así como otras cir-
cunstancias, él/ella puede hacer una petición por escrito para un procedimiento de juicio
rápido; sin embargo, siempre que, no obstante, no se aplique a los casos punibles con la
pena de muerte, cadena perpetua o el encarcelamiento con o sin trabajo por un tiempo no
menor a un año.
94 Artículo 350-12 La disposición del párrafo 1 del artículo 320 no deberá ser aplicada a
las pruebas en los casos en que se haya formulado la resolución prevista en el artículo 350-8;
no obstante, siempre y cuando esto no se aplique cuando el fiscal, el acusado o el abogado
presenten objeciones contra este requisito.
95 Artículo 461 A petición del fiscal y basándose en una orden sumaria, el tribunal suma-
rio podrá imponer una multa o una multa pequeña de no más de 1 millón de yenes antes del
juicio, para los casos bajo su jurisdicción. En este caso, el tribunal sumario puede suspender
la sentencia, ordenar una confiscación o tomar otras medidas suplementarias.
96 Artículo 465 (1) La persona que reciba la orden sumarial o el fiscal puede, dentro de
catorce días a partir de la fecha de la recepción de la notificación, solicitar un juicio formal.
VI. Pruebas
1. Explicación general
2. Normas de confesión
3. Normas de corroboración
4. Testimonio de oídas
104
Artículo 318 El valor probatorio de las pruebas deberá dejarse a la libre discreción del
juez.
105
Keishu, Vol. 2, No. 9, en 1012 (1948.07.29).
106
Artículo 321(1) Una declaración escrita hecha por una persona que no sea el acusado,
o una declaración escrita que registre la declaración de esa persona y firmada o sellada por
esa persona puede ser utilizada como prueba solamente en las siguientes circunstancias:
(i) Con respecto a un documento que contenga una declaración dada ante un juez (inclui-
dos los métodos prescritos en el artículo 157-4), cuando la persona que haya formulado dicha
declaración no pueda testificar en el juicio o en la preparación del juicio, debido a muerte,
enfermedad física o mental, es non est o está fuera del país, o cuando la persona dio un tes-
timonio en el juicio o en la preparación del juicio que es inconsistente con una declaración
anterior.
(ii) Con respecto a un documento que contenga una declaración dada ante un fiscal, cuan-
do la persona que haya formulado dicha declaración no pueda testificar en el juicio o en la
preparación del juicio, debido a muerte, enfermedad física o mental, es non est o está fuera
5. Norma de exclusión
del país, o cuando la persona dio un testimonio en el juicio o en la preparación del juicio que
está en conflicto o difiere sustancialmente de una declaración previa; no obstante, siempre
que esto deba de estar limitado a los casos en que la declaración previa fue hecha en circuns-
tancias que ofrezcan una declaración más creíble que el testimonio dado en el juicio o en la
preparación del juicio.
(iii) Con respecto a un documento distinto de los prescritos en los dos puntos anteriores,
cuando la persona que dio la declaración no pueda testificar en el juicio o en la preparación
del juicio, debido a muerte, enfermedad mental o física, es no est o está fuera del país, y la
declaración es esencial para probar o refutar los hechos del crimen; no obstante, siempre que
esto deba de estar limitado a los casos en que la declaración previa fue hecha en circunstan-
cias que ofrezcan credibilidad especial.
107 Artículo 321(3) Un documento que contenga los resultados de una inspección realiza-
da por un fiscal, un funcionario asistente de un fiscal o un funcionario de la policía judicial
podrá ser utilizado como prueba a pesar de la disposición del primer párrafo, si el inspector
asiste al juicio como testigo y verifica la autenticidad del documento que se preparó.
(4)La disposición del párrafo anterior deberá ser aplicado a un documento elaborado por
un perito el cual describa el proceso y la conclusión del examen pericial.
108
Keishu, Vol. 32, No. 6, en 1672 (1978.09.07).
109
Keishu, Vol. 57, No. 2, en 121 (2003.02.14).
Hiroshi Noda*
235
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
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A. Principios generales
a. La doctrina Ultra-Vires
cimiento público, desde la Segunda Guerra Mundial, que sostenga que las
acciones de una sociedad no son válidas porque sus actividades están fuera
de sus propósitos. En parte esto se debe a que la Corte Suprema construye
ampliamente la competencia de los propósitos de las sociedades, como se ve
en opiniones tales como
B. Constitución
a. Resumen general
me de los accionistas (artículo 32.1). Cada accionista cuenta con un voto para
nombrar directores y otros oficiales elegidos por mayoría simple.
Los accionistas deben asegurar sus contribuciones por las acciones suscri-
tas. Si la contribución se hace en forma monetaria, ésta debe depositarse en
una cuenta bancaria designada (artículo 34.2) (a este banco se le denomina
“institución de pagos”). El pago debe hacerse íntegramente (artículo 34.1), a
este requisito se le denomina “regla de pago total”. El registro de la constitu-
ción requiere de la presentación de la prueba del depósito en efectivo en una
cuenta bancaria (tal como una copia del libro de depósitos del banco).
Las contribuciones pueden hacerse con bienes que no sean dinero (con-
tribuciones en especie). En este caso, es necesario que se indique en los esta-
tutos constitutivos el nombre de la(s) persona(s) que aportan los bienes que
no sean dinero, el contenido y el valor de la propiedad aportada y el número
de acciones que se le asignará a la(s) persona(s) (artículo 28.i). También es
necesario que sean inspeccionadas por el inspector designado por el tribunal
(artículo 33.1-6). El objetivo de estos requisitos es evitar la sobrevaluación de
la propiedad aportada. En los casos que impliquen contribuciones de cantida-
des pequeñas y bienes cuyos valores puedan determinarse objetivamente, se
puede dispensar esta inspección (artículo 33.10). En el caso de que el tribunal
juzgara en base a la evaluación del inspector que los activos fueron sobreva-
luados, éste ordenará a la sociedad reducir el valor de los bienes registrados
en los estatutos constitutivos (artículo 33.7). Del mismo modo, es necesario re-
gistrar información sobre asuntos específicos y someterse a inspección por un
inspector en caso de que se prometiera a la sociedad la adquisición de bienes
después de la constitución (adquisición de propiedad) y la sociedad es respon-
sable de pagar los gastos necesarios para la constitución, como el alquiler de
la oficina de consitución y el salario del personal de la oficina de constitución
(gastos de constitución) (artículo 28). Estos casos también son considerados
para contener los riesgos de acumulación de activos de la sociedad. Sin em-
bargo, en la práctica estas inspecciones implican costos y prolongan indebi-
damente el proceso, de manera que estos eventos (contribuciones en especie,
adquisición de bienes y gastos de constitución) ocurren en raras ocasiones
excepto en los casos en que la inspección está exenta como una excepción.
Existen casos en donde los accionistas, sin capital, fabrican la apariencia
de pago y constituyen una sociedad. Por ejemplo, uno puede pedir dinero
prestado a un tercero, depositar el dinero en la cuenta bancaria designada
por los accionistas, retirar el dinero tras la constitución de la sociedad y de-
volver el dinero a su dueño. En cuanto a la cuestión de que si este tipo de
acto constituye un pago válido, la Corte Suprema ya juzgó que es inválido
(6 de diciembre de 1863, Minshu Vol. 17 No. 12:1633).
C. Acciones
a. Perspectiva general
1. Concepto
2. Emisión de acciones
cicio de este derecho contra dicha sociedad por acciones (artículo 2.XXI).
Hasta la revisión de la Ley en 2001, Japón solamente había permitido el uso
de las opciones sobre acciones como un tipo de paquete de compensación
con incentivos para los administradores y el personal clave (denominada
opción de compra) o como un tipo de producto financiero emitido en com-
binación con bonos (bonos convertibles). Después de esta revisión, se elimi-
naron estas restricciones. En otras palabras, no hay restricciones sobre los
propósitos para los cuales pueden ser emitidas las opciones sobre acciones.
Además de los usos mencionados arriba, en los últimos años se ha visto un
uso diverso de las opciones sobre acciones, por ejemplo su emisión como
defensa contra una oferta hostil de compra similar a la píldora de veneno
usada en los Estados Unidos.
El artículo 236, sección 1 de la Ley de Sociedades Mercantiles, provee los asun-
tos que una sociedad debe determinar en relación al contenido de los dere-
chos relativos a las opciones sobre acciones. Una sociedad también puede
establecer condiciones para el ejercicio de las opciones sobre acciones (artícu-
lo 238.a-i). En los casos en que las opciones sobre acciones se utilicen como
defensa contra una oferta hostil de compra, una sociedad podría intentar re-
ducir el control adquirido por accionistas específicos (por ejemplo, 20 por
ciento) al permitir que otros titulares ejerzan su opción. La decisión de la
Corte Suprema del 7 de agosto de 2007 (Minshu Vol. 61 No. 5:2215) sostuvo
que tales condiciones discriminatorias pueden establecerse siempre y cuando
la adquisición del control de gestión por ciertos accionistas perjudique el valor
de la sociedad y se preserve la racionalidad como medida. La corte también
dictaminó que la cuestión de si el valor de la sociedad está amenazado, debe
ser determinada por una asamblea de accionistas.
La emisión de opciones sobre acciones está regulada de manera simi-
lar a las que están en efecto para la emisión de acciones (artículos 238-240,
246, 247).
VI. Bonos
ñada con una resolución de la junta directiva (artículo 362.4) (Como ex-
cepciones a esta regla tenemos que, cuando una “sociedad con comisión
postuladora, etc.” emite bonos, los funcionarios ejecutivos pueden decidir la
emisión de los bonos, y cuando una “sociedad con comité de auditoría y de
vigilancia” emite bonos, los directores pueden hacer lo mismo si se cumplen
ciertas condiciones).
Los tenedores de bonos adquieren los bonos basándose en la confianza
sobre las condiciones originales bajo las cuales se emitieron éstos. Por con-
siguiente es necesario proteger a los tenedores de bonos como colectividad.
Por lo tanto, la sociedad está obligada a mantener a gerentes de bonos y a
encargarles la gestión de éstos para salvaguardar los intereses de los tenedo-
res (artículo 702). También existe la asamblea de tenedores de bonos como
un sistema para que los tenedores de bonos protejan sus propios intereses
(artículo 715). Además de estas disposiciones, la Ley de Sociedades Mercantiles
también prevé el registro de bonos (artículo 681 ff), el certificado de bonos y
la cesión de bonos (artículo 687 ff).
1. Directores
2. Directores externos
3. Junta directiva
cantiles artículo 330, Código Civil artículo 644; en lo sucesivo citado como
obligación de diligencia debida) y la obligación de lealtad (artículo 355).
La Ley de Sociedades Mercantiles define estas obligaciones como deberes ge-
nerales en su relación con la sociedad. Estas obligaciones están basadas en
los intereses de la sociedad y como tales, no son enteramente idénticos a
las obligaciones fiduciarias que los directores de las sociedades americanas
y británicas les deben a sus accionistas. En cuanto a la obligación de dili-
gencia debida del director, la jurisprudencia ha adoptado la regla denomi-
nada criterio empresarial. Por ejemplo, la sentencia de la Corte Suprema
del 15 de julio de 2010 (Hanrei Jiho No. 2091:90) sostiene que una acción
de un director no infringe su deber de diligencia debida, en la medida
que 1) la acción en cuestión se refiera a un asunto que es dejado al juicio
gerencial experto; 2) el proceso de toma de decisiones no refleja una falta
extrema de racionalidad; y 3) el contenido de la toma de decisiones no
refleja una falta extrema de racionalidad. La regla de criterio empresarial
que fue adoptada por los tribunales de Japón se caracteriza por el hecho
de que los tribunales toman en consideración el contenido del proceso de-
cisorio en todos los aspectos relacionados con la cuestión. En este sentido,
éste es distinto de la jurisprudencia americana.
Además de los deberes generales mencionados anteriormente, la Ley de
Sociedades Mercantiles prevé procedimientos previos especiales relativos a po-
sibles conflictos de intereses entre los directores y la sociedad, en particular
transacciones que compiten, transacciones conflictivas y remuneraciones.
Cuando un director busca seguir una línea de negocio similar a la de la so-
ciedad, para él mismo o para un tercero, éste debe revelar la información
pertinente y obtener la aprobación de la junta directiva (para las socieda-
des que no tienen una junta directiva, la asamblea de accionistas) (artículos
356.1.i y 365.1). El mismo procedimiento se requiere cuando el director lleva
a cabo un negocio con la sociedad, para él mismo o para un tercero (artícu-
los 356.1.II y 365.1). Esta regulación es aplicada aun cuando una persona
aparte de un director lleva a cabo una transacción con la sociedad, donde
la transacción es de tal naturaleza que los intereses del director y aquellos
de la sociedad pueden entrar en conflicto (por ejemplo, cuando la sociedad
garantiza un préstamo bancario tomado por el director, en cuyo caso, éste
se convierte en un contrato entre el banco y la sociedad) (artículos 356.1.III
y 365.I). Las remuneraciones de los directores deberán ser determinadas a
través de los estatutos constitutivos o mediante una resolución de la asamblea
de accionistas (artículo 361). Las remuneraciones de los directores en las “so-
ciedades con comisión postuladora, etc.” están determinadas por el comité
de remuneraciones (artículos 404.3 y 409).
te el cual los accionistas de una sociedad matriz pueden iniciar una deman-
da contra los directores de su subsidiaria dentro de parámetros específicos
(artículo 847-3). Éste se llama demanda derivada múltiple. Éste se introdujo
con el fin de hacer frente al problema de los directores de una sociedad ma-
triz que no hayan responsabilizado debidamente a los directores de su subsi-
diaria por las pérdidas incurridas por la sociedad matriz como consecuencia
de la negligencia por parte de los directores de la subsidiaria.
Con respecto a la responsabilidad de los directores frente a terceros
cuando éste descuida sus obligaciones, dicho director sólo es responsable
por las pérdidas en relación con la sociedad. La Ley de Sociedades Mercantiles
prevé la responsabilidad especial de un director frente a un tercero distin-
to de la sociedad (artículo 429.1) en los casos en que el director actúe con
conocimiento o negligencia grave en el desempeño de sus funciones. Los
acreedores de sociedades pequeñas y medianas que son financieramente
frágiles utilizan ampliamente esta disposición como un medio para cobrar
deudas al apuntar a los activos personales de los directores cuando la so-
ciedad quiebra. Este sistema es novedoso desde la perspectiva del derecho
comparado. La sentencia de la Corte Suprema del 26 de noviembre de
1969 (Minshu Vol. 23 No. 11:2150) emitió un criterio importante con respec-
to al propósito de este sistema.
Takashi Inomata*
I. Introducción
A. Promulgación
*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.
1
En lo que se refiere a la versión en inglés del “Código de Procedimientos Civiles de Japón”
que ocupa a este artículo, se hace referencia al Japanese Law Translation Database System
(http://www.japaneselawtranslation.go.jp/law/detail/?id=2834&vm=04&re=01&new=1 [28 de ju-
lio de 2017, última visita]). Las otras leyes pueden encontrarse del mismo modo.
267
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A. Descripción general
B. Conciliación
C. Arbitraje
II. Tribunales
que es una división especial del tribunal superior de Tokio. En los casos que
implican derechos sobre diseños, derechos de marcas, derechos de autor
(excepto los derechos de autor de los programas de computadora), derechos
editoriales y así sucesivamente, los tribunales de distrito de Tokio y Osaka
tienen jurisdicción concurrente (artículo 6.2).
En primera instancia, los casos civiles son juzgados ya sea por uno de
los tribunales sumarios o por uno de los tribunales de distrito. Los tribunales
sumarios tienen jurisdicción sobre los casos que suponen que el valor de la
materia de litigio no es mayor a 1.4 millones de yenes (Ley de Tribunales de
1947, artículo 33, párr. 1). El valor de la materia de litigio se calcula sobre
la base de los intereses alegados en la acción (artículo 8, párr. 1), cuando es
imposible o extremadamente difícil calcular este valor, se considera que el
valor excede los 1.4 millones de yenes (artículo 8, párr. 2).
Solamente en primera instancia y por mutuo acuerdo las partes podrán
determinar el tribunal de jurisdicción (artículo 11, párr. 1), y, si un deman-
dado presenta un argumento oral sobre el fondo del caso sin que haya obje-
ción, ese tribunal tiene jurisdicción (artículo 12).
Si el Tribunal considera que el litigio no está sujeto a su jurisdicción,
éste puede transferir el litigio, previa petición, o sua sponte, al tribunal de
jurisdicción (artículo 16, párr. 1). Incluso si el litigio está sujeto a su ju-
risdicción, el tribunal de primera instancia, a petición, o sua sponte, puede
transferir el litigio a la jurisdicción de otro tribunal si encuentra que esto es
necesario para evitar un retraso sustancial en el litigio o para asegurar la
equidad entre las partes, en consideración del domicilio de cada parte y de
los testigos que deban ser interrogados, la ubicación de cualquier objeto que
deba ser inspeccionado y cualquier otra circunstancia (artículo 17).
A. Capacidad
B. Derecho de actuar
A. Representantes legales
B. Asistentes en la Corte
C. Derecho de demanda
D. Efecto de la interposición
de una acción procesal
A. Perspectiva general
Las partes en el litigio son responsables de presentar los hechos y las prue-
bas. En síntesis, este principio es el reconocimiento de la iniciativa de las par-
tes en la audiencia. Es razonable que las partes sean responsables de recopilar
y presentar los hechos y las pruebas, ya que es necesario resolver una disputa
civil solamente en la medida en que las partes deseen que se resuelva, y bá-
sicamente las partes tienen libertad para eliminar su demanda. Por lo tanto,
si el hecho que apoya o niega una demanda que es objeto del litigio no es
presentado por las partes en ninguna sesión de las audiencias, el tribunal no
puede tener en cuenta tal hecho al dictar la sentencia. Además, los hechos
admitidos por ambas partes en el tribunal no necesitan ser probados, y el tri-
bunal está obligado por tales hechos aún si duda si son o no verdaderos.
Por el contrario, en casos excepcionales el propio tribunal puede tener
derecho a recopilar hechos y evidencias, tales como cuando una sentencia
afecta a terceros o cuando una sentencia involucra el interés público.
De todos modos, el principio de la iniciativa de las partes en las audien-
cias esta basado en la igualdad del estatus entre las partes en litigio. Por lo
tanto, cuando se niega esta premisa, se puede esperar que el tribunal desem-
peñe un papel más activo en los procedimientos procesales.
diencias, puede hacer preguntas a una de las partes o pedir a una de las partes
que presente pruebas con respecto a cuestiones objetivas o jurídicas (artículo
149). Se debe esperar que el juez ejerza esta autoridad justamente. A veces, se
puede interpretar que ejercer esta autoridad es obligatorio. Por lo tanto, pue-
de ser motivo de apelación si el tribunal no ejerze esta autoridad.
3. Procedimientos preliminares
A. Perspectiva general
Uno de los objetivos del nuevo Código de 1996 fue revitalizar las au-
diencias, ya que en la práctica las audiencias bajo el Código anterior eran
extremadamente nominales, y los documentos eran simplemente intercam-
biados sin discusión en cada sesión de audiencias. Por este motivo, el nuevo
Código de 1996 introdujo y mejoró algunas estrategias.
B. Escrito preparatorio
Los argumentos orales serán preparados por escrito (artículo 161, párr.
1). De este modo, cada parte debe prepararse para las audiencias orales por
medio de escritos preparatorios, estos escritos incluyen: alegatos y pruebas; y
declaraciones sobre la demanda de la parte contraria y los alegatos y pruebas
(artículo 161, párr. 2). Si una de las partes niega los hechos afirmados por la
parte contraria en el escrito preparatorio, esta parte debe describir la razón
de la denegación (Normas de Procedimiento Civil, artículo 79, párr. 3).
Con antelación suficiente, cada una de las partes deberá presentar estos
escritos al tribunal y a la parte opuesta antes de la sesión de la audiencia
oral, o el juez que preside podrá especificar un plazo para presentar una
respuesta escrita o un escrito preparatorio (artículo 162).
Cada una de las partes puede presentar una indagación escrita a la par-
te contraria, mientras el litigio esté pendiente, y pedirle que responda en un
documento a las preguntas que sean necesarias para preparar los alegatos o
las pruebas (artículo 163). Éste es un sistema similar al interrogatorio, una
de las estrategias para el descubrimiento en los Estados Unidos, que tiene
4. Evidencias y pruebas
que esta parte admitió este hecho, y si una de las partes declara que él o
ella no tiene conocimiento de un hecho declarado por la parte contraria,
se presume que él o ella negó este hecho (artículo 159). Los hechos admiti-
dos por una de las partes en el tribunal y los hechos obvios no necesitan ser
probados (artículo 179). Los hechos obvios, como los desastres y las guerras,
no necesitan ser probados debido a que son conocimientos del dominio
público.
Consecuentemente, con excepción de los hechos en los cuales no hay un
conflicto entre las partes y los hechos obvios, el tribunal decide si la denun-
cia de un hecho es verdadera basándose en la libertad de sus convicciones
personales, a la luz del contenido total de las audiencias y el resultado del la
revisión de las pruebas (artículo 247). En otras palabras, en Japón se acepta
el principio de la libre valoración de las pruebas, en contraposición al prin-
cipio de la prueba estatutaria. Las reglas probatorias en Japón no son muy
complejas. No hay restricción alguna sobre las pruebas, la admisibilidad de
las pruebas, incluyendo los rumores o pruebas recolectadas ilegalmente, ge-
neralmente están a la discreción de la corte.
Bajo este principio probatorio, en Japón se reconoce que el criterio para
determinar un hecho es la prueba con un alto grado de probabilidad, es de-
cir, la prueba más allá de una duda razonable; no es suficiente el criterio de
preponderancia de la evidencia.
Por eso, el nuevo Código de 1996 introdujo un nuevo mecanismo para
remediar la dificultad de probar la cantidad de los perjuicios. Si se com-
prueba que se ha producido algún perjuicio, pero, debido a la naturaleza
del daño, es extremadamente difícil para la parte probar la cantidad del
perjuicio, el tribunal puede llegar a una conclusión razonable sobre la can-
tidad de los perjuicios basándose en el contenido total de las audiencias y
los resultados de la revisión de las pruebas (artículo 248). La intención de
esta disposición es permitir que el tribunal dicte una sentencia ajustando la
carga de las prueba en razón de la realidad.
B. La carga de la prueba
efecto jurídico. Los hechos que dan lugar al efecto jurídico, los hechos que
lo previenen, y los hechos que lo alteran o extinguen, depende de la inter-
pretación del derecho sustantivo.
Sin embargo, en algunos casos se puede modificar la carga de la prue-
ba. Puesto que si la ley sustantiva siempre aplica la regla de adjudicación
de la carga de la prueba, sería bastante difícil para el demandante, en casos
tan específicos como exigir daños por contaminación ambiental o respon-
sabilidad de producto, demostrar la culpa del acusado o la relación causal.
Existen los siguientes mecanismos para reducir la carga de la prueba: pre-
sunción del hecho; conversión de la carga de la prueba; y la presunción de
ley (e.g., el Código Civil, artículo 186, párr. 1, y artículo 188).
a. Observaciones generales
La revisión de las pruebas se iniciará depues de que las partes las pre-
senten. El interrogatorio de los testigos y de las partes se llevará a cabo de
la manera más concreta posible, después de que se hayan concretado las
cuestiones y las pruebas (artículo 182). Este sistema concentrado de revisión
fue introducido explícita y formalmente por el nuevo Código de 1996. El
examen de las pruebas documentales podrá realizarse a partir de la etapa
del procedimiento preparatorio (artículo 170, párr. 2).
d. Testimonio de peritos
1), y las preguntas hayan sido formuladas por el juez que preside, la parte
que solicitó el testimonio pericial, y la otra parte, en este orden (artículo
215-2, párr. 2).
En general, las disposiciones sobre el interrogatorio de testigos son apli-
cadas mutatis mutandis al testimonio de los peritos (artículo 216). El examen
de los hechos que un perito estudió basado en sus conocimientos y expe-
riencia especial está regido por las disposiciones relativas al interrogatorio
de testigos (artículo 217).
e. Prueba documental
f. Inspección de pruebas
g. Preservación de pruebas
A. Perspectiva general
B. Sentencia
Una acción puede ser retirada antes de que la sentencia sea definitiva y
vinculante (artículo 261, párr. 1). El demandante es quien retira la acción ma-
nifestando esto ante el tribunal. En la práctica, el retiro de una acción se hace,
generalmente, después de que las partes en litigio han llegado a un acuerdo
fuera de la corte.
b. Desistimiento o admisión
de una demanda. Arreglo
V. Apelaciones
Se puede presentar una apelación contra una sentencia final que un tribunal de
distrito ha consignado como tribunal de primera instancia, o contra una sen-
tencia final consignada por un tribunal sumario (artículo 281, párr. 1). El tribu-
nal de apelación es o bien el tribunal superior si el caso se inició en un tribunal
de distrito o el tribunal de distrito si el caso se inició en un tribunal sumario. La
apelación se presentará en el plazo de dos semanas a partir del día en que el
documento escrito de la sentencia sea presentado (artículo 285).
Cualquier acto procesal que se realice en primera instancia también está
en vigor en segunda instancia (artículo 298, párr. 1). Por lo tanto, el tribu-
nal de apelaciones continúa las audiencias de los hechos, y las partes pueden
producir nuevas pruebas. Los argumentos orales se llevan a cabo solamente
dentro de los límites establecidos por la modificación de la sentencia, en pri-
mera instancia, que la parte busca (artículo 296, párr. 1), y por lo tanto una
sentencia en primera instancia solamente puede ser revertida o modificada
dentro de los límites de la objeción que se presentó contra ésta (artículo 304).
2. Apelación definitiva
Una apelación definitiva, i.e., una segunda apelación, puede ser presen-
tada ante la Corte Suprema contra una sentencia de un tribunal superior, y
puede ser presentada ante un tribunal superior contra una sentencia de un
tribunal de distrito (artículo 311, párr. 1). El tribunal de apelación definitiva
examinará únicamente las cuestiones de ley basado en los motivos de la ape-
lación definitiva (artículo 320), aunque las conclusiones legales de los hechos
de una sentencia de una instancia previa son vinculantes para el tribunal de
apelación definitiva (artículo 321, párr. 1).
vi) Los documentos o cualesquier otro objeto usado como evidencia para
la sentencia fueron falsificados o alterados;
vii) Declaraciones falsas de un testigo, perito, o intérprete, o por una de las
partes o un agente estatutario juramentado, fueron utilizadas como
evidencia para la sentencia;
viii) El fallo civil o penal u otra decisión judicial, o la disposición adminis-
trativa, sobre la cual se basó la sentencia en cuestión, fue modificada
por una decisión judicial o disposición administrativa posterior;
ix) Hubo una omisión que implica una decisión con respecto a una cues-
tión de importancia material que habría influido en la sentencia; y
x) La sentencia que es objeto de la protesta está en conflicto con una sen-
tencia anterior que se ha vuelto definitiva y vinculante (artículo 338,
párr. 1, ítems 1 a 10).
Las disposiciones sobre los procedimientos procesales en sus respectivas
instancias, a menos que sean contrarias a su naturaleza, se aplicarán mutatis
mutandis a los procedimientos procesales en un nuevo juicio (artículo 341).
Se exigirá un nuevo juicio en un plazo de 30 días a partir del día en que una
de las partes haya tenido conocimiento de los motivos para el nuevo juicio,
después de que la sentencia se haya vuelto definitiva y vinculante (artículo
342, párr. 1).
Una de las partes podrá exigir un nuevo juicio sobre una sentencia u
orden que se haya vuelto definitiva y vinculante y contra la que se pueda
presentar una protesta mediante la presentación de un recurso de apelación
inmediato (artículo 349, párr. 1). Las disposiciones del artículo 338 se apli-
carán mutatis mutandis a la demanda a la que se hizo referencia en el párrafo
anterior (artículo 349, párr. 2).
Los tribunales sumarios tienen jurisdicción sobre los casos en que el valor
de la materia de litigio no es superior a 1,400,000 yenes (Ley de Tribunales de
1947, artículo 33, párr. 1). Se supone que los tribunales sumarios, ubicados
en muchos lugares de todo Japón, son accesibles a los ciudadanos.
Por este motivo, en el tribunal sumario las controversias se resuelven pron-
tamente mediante procedimientos simplificados (artículo 270). Por ejemplo,
1. Descripción general
(artículo 38); ii) litigios conjuntos obligatorios (artículo 40); y iii) litigios con-
juntos que implican una solicitud simultánea para un juicio y una resolución
(artículo 41).
Es posible la intervención de una persona que originalmente no fue parte
interesada del litigio para: i) intervenir en apoyo de una de las partes (artículo
42); ii) intervenir como parte independiente (artículo 47); iii) intervenir como
parte conjunta (artículo 52); y iv) que el sucesor de una obligación se haga car-
go del litigio o, que intervenga el sucesor de una obligación y que el cesionario
de un derecho se haga cargo del litigio (artículos 50 y 51).
Están restringidos en Japón las clases de litigios con múltiples partes
interesadas. De todos modos, en la práctica, se afirma que existen muchas
dificultades para manejar los litigios con múltiples partes; un ejemplo, es la
demora causada para la organización de los horarios entre las partes, sus
representantes legales, si los hubiere, y la corte.
2. Disposiciones especiales
para litigios a gran escala
Los litigios a gran escala son los casos donde están involucrados un nú-
mero significativamente grande de partes interesadas y donde deberá exa-
minarse un número significativamente grande de testigos o de las partes
interesadas (ver artículo 268).
Frente a la realidad de los litigios a gran escala relacionados con la con-
taminación ambiental o a los sufrimientos inducidos por las drogas, el tribu-
nal ha manejado este tipo de litigios recurriendo a litigios modelo. Sin em-
bargo, es necesario un mecanismo estatuario más eficiente para los litigios a
gran escala, por lo que el nuevo Código de 1996 introdujo las disposiciones
especiales relativas a los litigios a gran escala.
En los tribunales de distrito, un panel de cinco jueces puede dictaminar
que éstos llevarán a cabo un juicio y llegarán a una decisión judicial sobre
un caso de litigio de gran escala (artículo 269, párr. 1). En el caso de los li-
tigios de gran escala, en ningún momento el panel podrá tener tres o más
jueces asistentes, y ningún juez asistente podrá actuar como el juez que pre-
side (artículo 269, párr. 2). El tribunal puede hacer que un juez autorizado
interrogue a los testigos o a las partes mismas dentro de la corte, si las partes
no tienen objeciones (artículo 268).
La corte y las partes en los litigios de gran escala deben tener una reu-
nión para hacer un programa de audiencias para el juicio del litigio de gran
escala (Reglas de Procedimiento Civil, artículo 165).
dores Calificadas deben ser certificadas por el Primer Ministro por iniciativa
propia bajo los requisitos prescritos por la ley Consumo (Ley de Contratos
del Consumidor, artículo 13).
Daniel Márquez*
Marc Dernauer destaca el proceso histórico que lleva a la emisión del de-
recho civil japonés, y el impacto de la Escuela Histórica del Derecho en ese
proceso, a través de los Códigos Civiles alemanes de los años 1887 y 1895,
del Código Civil para el Reino de Sajonia de 1865, el Código Civil francés
y “más de treinta leyes civiles extranjeras”. Como parte de ese proceso, nos
informa que el kyū Minpô, o el Código Civil Japonés Antiguo, se promulgó en
1890, y debería entrar en vigor en 1893, sin embargo, su contradicción con
la tradición sobre los temas de familia, moral y bellas maneras (jumpu bizoku),
lleva a la Hoten Ronso, o la disputa sobre la codificación, entre 1887 y 1892.
En este contexto, a través de la Ley 9/1898 de 21 de junio de 1898, se
promulga el Código Civil del Japón, que entra en vigor el 16 de julio de
1898, el Código tiene cinco libros: 1) Parte general; 2) De la propiedad y
los derechos reales; 3) De las obligaciones; 4) De la familia; y 5) De las su-
cesiones, con influencias del Código Civil francés, el Derecho anglosajón,
el Código de las Obligaciones suizo de 1881, del Código Civil español de
1889, del Revised Civil Code of the State of Lousiana de 1870, del Code civil dus
Bas Canada de 1866 y del Code Civil du Québec. Después de la Segunda Guerra
301
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adopten ese proyecto, pero sólo Veracruz emite un código civil apoyado en
su contenido el 5 de diciembre de 1861. También, en 1862, el ministro de
justicia Jesús Terán, integra una comisión para revisar el proyecto de Justo
Sierra. Durante el Segundo Imperio, el gobierno de Maximiliano de Habs-
burgo crea una comisión que en 1865 promulga dos libros de un Código
Civil del Imperio.
Después de la derrota del Segundo Imperio en México, Veracruz y
Zacatecas expiden sus códigos civiles en 1868; el Estado de México emi-
te el propio en 1870. A nivel federal en 1868 se forma una comisión que
crea el Código Civil para el Distrito y el Territorio de la Baja California
en 1870, donde se instituye una polémica sucesión “legítima”. Este código
tiene influencias del proyecto de Justo Sierra, del Código Civil del Imperio,
del Código Portugués y de la Ley Hipotecaria Española de 1869. El 31 de
marzo de 1884 se expide un nuevo Código Civil, muy similar al de 1870,
que deroga la sucesión “legítima” e instituye el divorcio por mutuo consen-
timiento, “sin disolver el vínculo matrimonial”, de lo que se advierte, que la
codificación civil surge en México en el siglo XIX.
En 1914 se expide la Ley de Divorcio Vincular que establece que el
divorcio también disuelve el vínculo matrimonial. En 1917 la Ley de Rela-
ciones Familiares deroga el derecho de familia de ese código. Durante el go-
bierno de Plutarco Elías Calles se revisa el Código Civil de 1884, se integra
una Comisión que presenta un proyecto en 1928 y ese mismo año se expide
el Código Civil para el Distrito y Territorios Federales en Materia Común
y para toda la República en Materia Federal, que entra en vigor el 1° de
octubre de 1932. En el Código Civil Federal mexicano se pueden advertir
la influencia de sus similares suizo, español, alemán, francés, ruso, chileno,
argentino, brasileño, guatemalteco y uruguayo.
El Código Civil Federal, contiene 3074 artículos, y se divide en un apar-
tado de disposiciones generales, que en sus a. 1° al 21, contiene los principios
y ámbitos de validez. Además, contiene cuatro libros, el libro primero (a. 22
a 746) regula el derecho de las personas, el libro segundo (a. 747 a 1180) con-
tiene lo relacionado con los bienes, el libro tercero (a. 1281 a 1791) se refiere
a las sucesiones, y el libro cuarto (a. 1792 a 3074) a las obligaciones, estos
libros a su vez se subdividen en títulos y capítulos.
El Código Civil Federal de 1928, todavía en vigor, contiene reformas de
1933 en materia de derecho del consumidor; 1994 en cuestiones de notaria-
do y de responsabilidad; 1996 en materia crediticia e inversión extranjera;
1997, 1998 en materia de adopciones; en el año 2000 en aspectos relaciona-
dos con la protección al consumidor; en 2004 para derogar el artículo 1927
de marzo de 2012.
322 a 503), se refiere a la contención, el tercero (a. 504 a 577), regula los
procedimientos especiales, el quinto (a. 578 a 626), agregado el 30 de agosto
de 2011, contiene las acciones colectivas y otros temas. En el código, para
iniciar un procedimiento se requiere un interés y un interés contrario; la re-
presentación se otorga a las partes o a sus representantes o apoderados, ex-
cepto en las acciones colectivas; las obligaciones y responsabilidades de las
partes; la competencia de su autoridad judicial; las facultades y obligaciones
de los juzgadores, los secretarios, y los ministros ejecutores; también regula
el litigio, las pruebas (confesión, documentos, dictámenes periciales, reco-
nocimiento o inspección judicial, testigos, fotografías, escritos y notas taqui-
gráficas, y los elementos aportados por los descubrimientos de la ciencia y
las presunciones), la carga de las partes en materia probatoria, la valoración
de las pruebas, las resoluciones judiciales (decretos, autos o sentencias), los
recursos (revocación, apelación y revisión forzosa, denegada apelación), las
formalidades judiciales, el tiempo y lugar de los actos judiciales, las no-
tificaciones a las partes, el juicio (demanda, emplazamiento, contestación
de la demanda, término probatorio, audiencia y sentencia), procedimientos
especiales (concursos, sucesión, y apeo o deslinde), jurisdicción voluntaria,
cooperación procesal internacional, y acciones colectivas para defensa y
protección de los derechos e intereses colectivos.
1. Los comerciantes
en el derecho mexicano
tiles, las sociedades extranjeras o sus agencias y sucursales que dentro del
territorio nacional ejerzan actos de comercio (a. 3°); además, destaca como
actos de comercio, a las empresas de abastecimientos y suministros, las em-
presas de construcciones y trabajos públicos y privados, las empresas de fá-
bricas y manufacturas, las empresas de trasportes de personas o cosas, por
tierra o por agua; y las empresas de turismo, las librerías, y las empresas
editoriales y tipográficas las empresas de comisiones, de agencias, de ofici-
nas de negocios comerciales, y las casas de empeño y establecimientos de
ventas en pública almoneda, las empresas de espectáculos públicos (a. 75).
de marzo de 2018.
CAPÍTULO IV
Aiko Horie**
I. Panorama
*
Traducción del alemán por Héctor Fix-Fierro.
**
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.
321
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Además del derecho de autor, regulado en la ley respectiva, hay una ley sobre
variedades vegetales y otra sobre semiconductores.
En lo que sigue se presenta un panorama sobre el derecho de autor y la
protección jurídica de la propiedad intelectual.
A. Generalidades
B. La obra
C. El autor
muy estricto. En los demás casos es aplicable el derecho moral del autor.
La violación al honor del autor sin desfiguración de la obra se conside-
ra como violación del derecho moral del autor (artículo 113, fracción VI
LDA). Cuando el contenido de la obra ya no corresponde a las convicciones
del autor, éste puede solicitar al editor que la obra sea retirada del mercado
(artículo 84, fracción III LDA).
Por lo que se refiere a los derechos de carácter patrimonial, los artículos
21 a 28 LDA protegen los intereses materiales del autor. Estas disposiciones
han sido configuradas como derecho excluyente, de modo que son oponi-
bles a todos. La reglamentación también es exhaustiva. Las disposiciones
determinan las actividades que corresponden exclusivamente al titular de
los derechos respecto del uso de la obra. En esencia, los derechos patrimo-
niales de autor son el derecho de prohibición y el derecho de cesión. Estos
derechos son hereditarios y transferibles (artículo 61, fracción I LDA). La
transferencia del derecho de elaboración por el autor requiere asentarse
expresamente en una cláusula contractual (artículo 61, fracción II LDA).
El derecho de copia consiste en la facultad de hacer copias de la obra, sin
importar el procedimiento ni el número (artículo 21 LDA). La característica
de la copia es que el copista utilice la obra para producirla. La igualdad ac-
cidental no implica la violación del derecho de copia.
El derecho de ejecución es la facultad de hacer escuchar públicamente
una obra de música o de representar en escenario una obra dramatúrgica
(artículo 22 LDA). La reproducción de la obra en concierto no sólo com-
prende la reproducción instrumental sino también la cantada. El derecho
de ejecución comprende el derecho de reproducir públicamente las obras
fuera del espacio donde son ejecutadas, a través de pantallas, altavoces o
instalaciones técnicas equivalentes; también comprende la reproducción a
través de soportes de sonido e imágenes.
El derecho de presentación es la facultad de presentar públicamente una
obra (artículo 22-2 LDA); así, por ejemplo, la presentación de una película,
la proyección de imágenes. La proyección de una obra del lenguaje en la
pantalla pertenece también a la ejecución.
Los derechos de la transmisión pública (artículo 23 LDA) comprenden
en derecho de emisión y el derecho de acceso público.
El derecho de emisión es la facultad de hacer accesible la obra al públi-
ca, ya sea a través o no de un cable. Por ejemplo: la radio y la televisión, la
transmisión vía satélite o por cable. El objeto es la emisión pública, de modo
que la misma obra sea recibida al mismo tiempo.
El derecho de acceso público es la facultad de hacer accesible al público
la obra, ya sea de manera alámbrica o inalámbrica, de tal modo que esté
que para hacer uso de ella siempre se requiere el consentimiento del autor
de la obra original.
• Que el usuario desee realizar la copia del material para una inves-
tigación o estudio.
Las obras publicadas pueden ser citadas (artículo 32, fracción I LDA).
El alcance del uso de la obra debe estar justificado, de acuerdo con las
prácticas habituales, por los fines particulares de la cita. Los tribunales han
resuelto que la obra citada debe distinguirse de la obra que la contiene; que
la obra que contiene la obra debe ser independiente y principal, y que debe
indicarse claramente la fuente de la obra citada (artículo 48 LDA).
La obra publicada puede ser copiada por el editor de libros educativos
(artículo 33 LDA). Es lícito hacer copias para el uso propio, es decir, para
propósitos de la clase y los exámenes, en el número requerido conforme a
los participantes en el curso o en los exámenes (artículos 35, 36 LDA). La
extensión material de la libertad de copiado está restringida, ya que sola-
mente es lícita la copia de partes reducidas de la obra. El curso no debe ser
comercial y si la prueba lo es, entonces el autor debe ser compensado.
De acuerdo con el artículo 38, fracción I LDA, el derecho de presen-
tación y ejecución está limitado. Cuando se trata de una reproducción sin
fines de lucro o sin pago es posible la ejecución o presentación pública de la
obra sin compensación para el autor.
3. Transferencia y licencia
del derecho de autor
4. Derecho de edición
A. Infracciones
C. Derecho a indemnización
D. Penas
La violación del artículo 119 LDA se castiga con pena privativa de liber-
tad hasta por diez años, además o alternativamente a una multa de hasta 10
millones de yenes. Quien viole también lo dispuesto en los artículos 120-2,
121, 121-2 o 122-2 LDA, es castigado con pena de prisión o con multa. La
tentativa no es punible. Para castigar la infracción de los artículos 119, 120-
2, incisos 3 y 4, 121-2 o 122-2, fracción I LDA, se requiere querella (artículo
123 LDA).
Cuando la infracción la comete un trabajador por instrucciones del em-
pleador, se impone sanción tanto al infractor como al empleador (artículo
124 LDA), el cual puede ser sentenciado a una multa de hasta 300 millones
de yenes.
1. Objeto de la patente
2. La invención
A. Objeto
B. Requisitos
3. El inventor
4. Surgimiento de la patente
C. Procedimiento de impugnación
5. Efectos de la patente
D. Transmisión de la patente
6. Terminación de la patente
Además hay que cubrir los derechos de registro y del modelo de utilidad
hasta el tercer año (artículo 32 LMU).
A. Procedimiento de registro
A. Funciones de la marca
B. Obstáculos a la protección
DERECHO INTERNACIONAL
Y DIPLOMACIA DE JAPÓN:
HISTORIA Y ANTECEDENTES
Shuichiro Megata*
I. Introducción
353
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1. Constitución de Japón
2. Cooperación internacional
Los redactores del gobierno concluyeron que el uso de armas para la au-
todefensa, por los miembros japoneses del personal encargado de mantener la
paz, no constituía un uso de la fuerza prohibido por la Constitución. El prin-
cipio No. 4 era esencial para evitar cualquier posibilidad de ser involucrado
en los conflictos armados, en los que el uso de armas, por los miembros de las
fuerzas de paz, podría escalar más allá de la autodefensa permitida bajo el ar-
tículo 9. La decisión de un país participante de retirar su contingente, por pro-
pia iniciativa, es considerada posible debido al hecho de que se han producido
varios casos donde los países que aportaron contingentes retiraron sus tropas
por una razón u otra. En el acuerdo modelo preparado por la ONU, se re-
quiere del previo aviso antes de retirar un contingente. El principio 5 relativo
a las condiciones para el uso de las armas ha sido revisado tres veces, amplian-
do gradualmente su alcance para permitir a las fuerzas de paz el uso legal de
sus armas. Sin embargo, la Oficina Legislativa del Gabinete siempre ha ar-
gumentado que bajo la Constitución, el uso de armas está justificado sólo en
el caso de legítima defensa y en el ámbito de necesidad análoga al concepto
jurídico del uso de armas por parte de la policía. El uso de las armas está justi-
ficado sólo para salvar la vida de los propios miembros de las fuerzas paz y de
otras personas bajo su protección. Estos casos están justificados basándose en
la teoría de la auto-preservación derivada de la ley natural y no se consideran
como un uso de la fuerza en contra una entidad estatal o semi-estatal.
6. El derecho de autodefensa
y la posición de Japón
V. Conclusiones
VI. Bibliografía
Yasuzo Kitamura*
I. Introducción
373
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otro país, pero algunas veces se disfrazan de refugiados para evadir la legislación sobre res-
tricciones migratorias.
3 Para el análisis general de la Convención de refugiados de 1951 ver Andreas Zim-
mermann, ed., Jonas Dorshner, Felix Machats, Editores Asistentes, The 1951 Convention
relation to the Status of Refugees and its 1967 Protocol, Oxford. Guy S. Goodwin-Gill y Jane
McAdam, the Refugee in International Law, 3a. edición, Oxford, 2007. James C. Hathaway
y Michelle Foster, the Law of Refugee Status, 2a. edición, Cambridge, 2014.
4 El propósito del gobierno japonés es que, además de la aceptación de los refugia-
dos, también sea importante la contribución presupuestaria para los problemas de los
refugiados. La contribución de Japón al programa de refugiados de OACNUDH fue de
164,726,114 USD en 2016. Éste es el quinto mayor estado contribuyente durante el año
2016-17. EC/68/SC/CRP.9. Sin embargo, esto no es tan significativo y no compensa el
menor número de refugiados aceptados.
5 Como se muestra en el cuadro infra, el número total de refugiados aprobados en Ja-
pón fue muy bajo. Además, la tasa de aceptación es inferior al 1%. Ver la página web de
la Asociación Japonesa para los Refugiados, disponible en: https://www.refugee.or.jp/jar/report
/2017/09/10-0000.shtml.
6 Por ejemplo, en la sesión del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos
Humanos de la ONU, Amnistía Internacional instó a Japón a garantizar que el proceso para
determinar el estatus de los refugiados se llevara a cabo de manera justa, eficaz y transpa-
rente en consonancia con las Ley y normas internacionales, incluida la Convención sobre el
Estatus de los Refugiados. Resumen de las presentaciones de los participantes en Japón, A/
HRC/WG.6/28/JPN/3, 23 de agosto de 2017.
7 Para el análisis jurídico de la ley de refugiados de Japón, ver los siguientes artículos:
Shuichi Furuya, Implementing International Refugee Law through a National Legal System:
Practice in Japan, Japanese Annual of International Law, vol. 47, pp. 1-33 (2004). Osamu Ara-
kaki, Refugee Status in Japan: Change of Judicial Practice in the Democratic State, Victoria
University Wellington Law Review, vol. 38-2, pp. 281-298 (2007).
8
Según la Agencia de Inmigración de Japón, el número total de solicitantes para el esta-
tus de refugiado fue de 10,901 en 2016. Éste fue un aumento de 3,315 solicitudes en número
y un aumento de 41,5% con respecto al año anterior. Los números y las nacionalidades de
los solicitantes del estatus de refugiado en 2016 fueron los siguientes; Indonesia (1829), Nepal
(1451), Filipinas (1412), Turquía (1143), Vietnam (1072), Sri Lanka (938), Myanmar (650),
India (470), Camboya (318), Pakistán (289). En Japón sólo hay unos pocos solicitantes para
el estatus de refugiado procedentes de Siria, Irak o países africanos.
9 Periódico The Japan Times, Migrants Exploiting Refugee Applicant Loophole to Work in Labor-
Scarce Japan, 22 de feb., 2017.
10 Esta opinión no es estrictamente personal, sino que otros especialistas de la ley y el
problema de los refugiados, como el Sr. Saburo Takizawa, ex representante de Japón en el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, comparten esta opinión. The Japan
Times, ibid.
11 Atushi Kondo, Migration and Law in Japan, Asia & the Pacific Policy Studies, vol. 2, no.1,
2015, pp. 155-168.
Sobre el Estatuto de los Refugiados bajo la Liga de Naciones para proteger a los refugiados
que huían de Rusia y Armenia.
15 El concepto de refugiado en el derecho internacional se desarrolló gradualmente
después de la Primera Guerra Mundial. Entonces en 1922 se estableció la Oficina Inter-
nacional de Nansen para los Refugiados para ayudar principalmente a los refugiados rusos
que huían de Rusia sin pasaporte. Se emitió el Pasaporte de Nansen, para los refugiados,
como documento de viaje a países seguros principalmente a países europeos.
16 Justo antes de la Segunda Guerra Mundial, un Cónsul Japonés en Kaunas, Lituania,
llamado Sr. Chiune Sugihara, emitió visas de tránsito a unos seis mil judíos solicitantes de
asilo que escaparon de la Polonia ocupada por Alemania, a pesar de la instrucción en contra
del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su acción no fue apreciada en Japón sino hasta después
de que el gobierno de Israel le confiriera una decoración en 1985 por sus acciones humani-
tarias para rescatar a muchos judíos de la persecución de los Nazis.
A. Tramitación de la solicitud
17
En Japón, el Gabinete somete el proyecto de ley de ratificación de un tratado a la Dieta
(Parlamento). Después de la aprobación de la Dieta (Cámara de representantes y Cámara de
Consejeros) el tratado es aprobado por el Emperador. Los Estados Parte de la Convención
de 1951 son presentados en la página web del ACNUR, disponible en: http://www.refworld.org
/docid/51d3dad24.html.
18 Para los detalles del plan, ver ACNUR, A Report on the Local Integration of Indo-Chinese
Refugees and Displaced Persons in Japan, disponible en: http://www.unhcr.org/jp/wp-content/uploads
/sites/34/protect/IndoChineseReport.pdf.
19 Shamsul Bari, Refugee Status Determination under the Comprehensive Plan of Ac-
tion (CPA): A Personal Assessment, International Refugee Law Journal, vol. 4, p. 487 (1992).
20 El número total de “Refugiados de la Convención” aceptados por Japón durante
los últimos 32 años es 688. El número a los que se les concedió el permiso especial para
permanecer por razones humanitarias fue de 2543. Los datos están disponibles en la pá-
gina web la Oficina de Inmigración del Ministerio de Justicia, http://www.moj.go.jp/content
/001221347.pdf.
21
El artículo 61-2 (1) estipula que “el Ministro de Justicia podrá, si un extranjero somete
en Japón una solicitud de conformidad con los procedimientos previstos por una ordenanza
del Ministerio de Justicia, reconocer a dicha persona como refugiado (en lo sucesivo denomi-
nado «reconocimiento de estatus de refugiado») basándose en los datos presentados”. Para la
traducción al inglés de la Ley ver el siguiente sitio web: http://www.japaneselawtranslation.go.jp/
law/detail/?id=2647&vm=02&re=.
22
Recientemente, el Ministerio de Justicia previó enmendar las disposiciones para ma-
nejar rápidamente los procedimientos de revisión de las solicitudes para obtener el estatus
de refugiado que son aparentemente abusivas. Ver Japan Times, Refugee Applicants Face
Preliminary Screenings to Weed out those using Asylum Loophole to Work, 19 de nov. de
2017.
23
En el año 2016, se emitieron 7241 órdenes de deportación. En 2015, fueron 6589.
24
Art. 39 y art. 52 del LCIRCR.
25
En la actualidad, en Japón hay dos centros de detención de inmigración, uno en Ushiku,
en la Prefectura de Ibaragi, y el otro en Omura en la Prefectura de Nagasaki.
26 Art. 61-2-4-(2) de la LCIRCR.
27 La Oficina de Inmigración comunicó que hubieron 930 solicitudes de residencia pro-
visional en 2016, pero solamente 58 fueron aprobadas: http://www.moj.go.jp/nyuukokukanri/
kouhou/nyuukokukanri03_00122.html.
28 Hay tres centros de control de inmigración de gran tamaño en Japón y otros 20 centros
de detención de inmigración regionales, incluyendo el Centro de Control de Inmigración de
Tokio en Shinagawa, Tokio.
29 Conclusiones y recomendaciones del Comité contra la Tortura, JAPAN, CAT/C/
JPN/CO/1, para. 14. 3 Agosto 2007.
30 Artículo 61-7-2 de la LCIRCR.
31 Immigrant detention centers under scrutiny in Japan after fourth death, Japan Times
Newspaper, 3 de diciembre de 2014.
32 Comité de Derechos Humanos, Observaciones Finales, párrafo 19, CCPR/C/JPN/
CO/6.
33 Para el proceso de redacción e interpretación temprana de la LCIRCR, ver Susumu
Yamagami, Determination of Refugee Status in Japan, International Journal of Refugee Law, vol. 7,
p. 60 (1995). Opiniones críticas sobre la interpretación durante las etapas iniciales, ver Amnis-
tía Internacional, Japón: Inadequate Protection for Refugees and Asylum-Seekers, International
Journal of Refugee Law, vol.5, p. 205 (1993).
34 Las cifras estadísticas de las solicitudes del estatus de refugiado y el número de refugia-
dos aceptados se muestran en la gráfica.
35 Originalmente, la segunda etapa de revisión era llevada a cabo por los oficiales de
inmigración en la Oficina de Inmigración. Sin embargo, debido a que en 2004 el proceso
de revisión fue criticado por ser injusto, los artículos pertinentes de la LCIRCR fueron en-
mendados para establecer el sistema de paneles de Consejeros para la Revisión del Estatus
de Refugiado.
36 Por lo tanto, éstos son necesarios para tener algún tipo de programa especial de
entrenamiento. Las conferencias son organizadas por la Oficina de Inmigración del Mi-
nisterio de Justicia dos veces al año para intercambiar información y opiniones entre el
Ministerio de Justicia y los consejeros, pero el propósito de la conferencia no es de entre-
namiento.
37 El artículo 61-2-9 (3) de la AICRE establece que “Al tomar una decisión en la objeción
establecida en el párrafo (1), el Ministro de Justicia deberá, por Ordenanza del Ministerio de
Justicia, consultar con el refugiado consejeros de exanimación”.
38 El Ministro de Justicia otorgó el estatus de refugiado a todos los 84 casos que el CRER
aprobó de 2005 a 2012. Sin embargo, el Ministro rechazó el estatus de refugiado de 13 casos,
aunque el CRER aprobó estos 13 casos durante cuatro años de 2013 a 2016. Tokyo Shinbun
Newspaper, 11 de junio, 2017.
Supra
39 nota 30.
40
Art. 2 (f) y 15 de la Directiva de la UE 2011/95/EU establece los requisitos para la
protección subsidiaria.
41 El texto en inglés de los lineamientos está disponible en: http://www.moj.go.jp/content
/000048156.pdf.
42 El número de personas que recibieron este permiso fue de más de 500 en 2009, sin
embargo éste declinó por debajo de 79 en 2017, a pesar del número total cada vez mayor de
solicitudes del estatus de refugiado.
43
Comité Especial sobre el Sistema Japonés para el Reconocimiento de Refugiados,
Nanmin-ninntei-seido no Minaosi no Houkousei ni Kansuru Kentou-kekka (Resultado de
la evaluación hacia la Revisión del Reconocimiento de Refugiados), Ministerio de Justicia,
Dec. 2014. El documento de la propuesta está disponible en: http://www.moj.go.jp/content
/001130133.pdf.
…una persona que está fuera del país de su nacionalidad debido a un te-
mor fundado de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad,
pertenencia a un determinado grupo social u opinión política y es incapaz
o, debido a tal miedo, esta poco dispuesto a beneficiarse de la protección
de ese país.44
…a toda persona que, a causa de una agresión exterior, una ocupación o una
dominación extranjera, o de acontecimientos que perturben gravemente el
orden público en una parte o en la totalidad de su país de origen, o del país
de su nacionalidad, está obligada a abandonar su residencia habitual para
buscar refugio en otro lugar fuera de su país de origen o del país de su nacio-
nalidad.53
na, Colombia, noviembre de 1984. Ver The Refugee Situation in Latin America: Protection
and Solutions Based on the Pragmatic Approach of the Cartagena Declaration on Refugees
of 1984, Discussion Document, UNHCR, noviembre de 2004, 18 International Journal of
Refugee Law, p. 252 (2006).
55 “Declaración y Plan de Acción de México Para Fortalecer la Protección Internacional
de los Refugiados en América Latina”, Ciudad de México, 16 de noviembre del 2004.
56 Directiva 2011/95/EU, 13 de diciembre de 2011.
57 Paul Weis, The Refugee Convention, 1951: The Travaux Préparatoires Analysed, with a Commen-
tary, disponible en la página web del ACNUR.
58 David J. Cantor Diana Trimiño Mora, ¿Una solución simple para los refugiados que
huyen de la guerra? La definición ampliada de América Latina y su relación con el derecho
internacional humanitario/A Simple Solution to War Refugees? Anuario Mexicano de Derecho
Internacional, vol. 15, pp. 165-194, 2015.
59 El panel estuvo integrado por 11 miembros formado por académicos, abogados y miem-
bros de organizaciones no gubernamentales, que fueron nombrados por el Ministerio de Justi-
cia. Su reporte está disponible sólo en japonés: http://www.moj.go.jp/content/001130133.pdf.
refugiado del ACNUR y debería haber sido elegible para el estatus de refu-
giado en Japón o algún estatus similar al estatus de protección subsidiaria de
la Directiva de la UE.
69 El Manual del ANUR establece que “En principio, la condición de refugiado no de-
bería estar sujeta a frecuentes revisiones en detrimento del sentimiento de seguridad que le
ha de proporcionar la protección internacional”. ACNUR, Manual de Procedimientos y
Criterios para Determinar la Condición de Refugiado.
70
Oficina de Inmigración del Ministerio de Justicia, “A Guide to the Procedure for Re-
cognition of Refugee Status”, 2016, disponible en: http://www.immi-moj.go.jp/tetuduki/nanmin/
pdf/english.pdf.
71 Por ejemplo, ver Sentencia del Tribunal de Distrito de Nagoya, 28 de enero de 2016,
y 11 de noviembre de 2015. También ver Sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio, 15 de
abril de 2014.
72 Sentencia del Tribunal de Distrito de Nagoya, 28 de enero de 2016.
73 Handbook and Guidelines on Procedures and Criteria for Determining Refugee Sta-
tus under the 1951 Convention and the 1967 Protocol Relating to the Status of Refugees,
HCR/1P/4/enG/Rev. 3, párr. 42.
2. Principio de non-refoulement
82 Jean Allain, The Jus Cogens Nature of the Non-Refoulement, International Journal of
Refugee Law, vol. 13, p. 533, 2001. David Weissbrodt e Isabel Hdrtreite, The Principle of
Non-Refoulement: Article 3 of the Convention Against Torture and Other Cruel, Inhuman
or Degrading Treatment or Punishmentin Comparison with the Non-Refoulement Provi-
sions of Other International Human Rights Treaties, Buffalo Human Rights Law Review,
vol. 5, 1999.
83 El incidente Chan Chen Hai.
te, el resultado de esta decisión no fue tan grave,84 sin embargo, fue obvio
que, en la legislación vigente, Japón no tenía un estándar claro del princi-
pio de non-refoulement.
En 2007, el Comité Contra la Tortura de la ONU instó a Japón a adop-
tar una cláusula estatutaria que prohibiría las deportaciones, la extradición
u otro método de expulsión de una persona al territorio donde existiera la
posibilidad de tortura o trato inhumano o degradante o malos tratos. Pos-
teriormente, en 2009 la LCIRCR fue enmendada para incluir claramente
el principio de non-refoulement y prohibió deportar, expulsar o extraditar a
un refugiado u otra persona a los países o regiones donde existe miedo a la
tortura (art. 53-3-(1), (2), (3)). Sin embargo, en 2014, en la evaluación del
reporte del estado de Japón, el Comité de Derechos Humanos observó que
“a pesar de la enmienda a la Ley sobre el Control de Inmigración y Reco-
nocimiento de la Categoría de Refugiados, en la práctica, el principio de
non-refoulement no era aplicado efectivamente.85
La sentencia del Tribunal Superior de Osaka es interesante con res-
pecto a la aplicación de este principio a la Ley de Inmigración. Este fue el
caso de un ciudadano iraní que asesinó a otro iraní que residía en Japón y
fue condenado a 10 años de prisión con trabajos forzados por un tribunal
de Japón. Cuando salió de prisión al terminar su condena, el Ministro de
Justicia ordenó su deportación a Irán. Sin embargo, él argumentó que si lo
deportaban a Irán se enfrentaría al riesgo real de que lo condenaran a la
pena de muerte, que sería colgado públicamente por su caso de asesinato
en Japón, y que ya había cumplió la condena, y solicitó no ser deportado
a Irán. Él reivindicó el principio Ne bis in idem86 del derecho continental o
el principio de doble incriminación del derecho anglo-americano. El Tri-
bunal de Distrito de Osaka (el tribunal de primera instancia) rechazó su
petición, pero en noviembre pasado el tribunal de apelaciones admitió la
parte de su petición que solicitaba no ser deportado a Irán ya que no se
puede negar la posibilidad de que el recurrente sea ejecutado por ahorca-
miento público si es deportado a Irán.87 Este es el primer caso en el que
el poder judicial japonés aplicó el principio de non-refoulement en una
demanda legal. Éste principio debería aplicarse a los casos de los refugia-
dos en Japón.
84 Él no fue perseguido políticamente en China. En el proceso penal celebrado en China
fue sentenciado a 7 años de prisión con trabajos forzados.
85 CCPR/C/JPN/CO/6, párr. 19.
86 Esto significa que ninguna acción legal puede ser iniciada dos veces por la misma
causa o acción.
87 Sentencia del Tribunal Superior de Osaka, 27 de noviembre de 2015.
V. Política de aceptación
de refugiados en Japón
VI. Conclusión
reconocidas. El manual del ACNUR debería ser una fuente confiable para
la toma de decisiones a fin de responder a estas demandas, a continuación se
señalan éstas.
En primer lugar, no se puede sostener una interpretación limitada de
refugiado en una era en la que se exige una respuesta integral al problema
de los refugiados.100 La definición de refugiado en virtud de la Convención
no estaba restringida a los llamados “refugiados políticos” en vista de los
objetivos y propósitos de la Convención de Refugiados 1951.
En segundo lugar, las prácticas subsecuentes de muchos países apoyan
la ampliación de la definición de refugiado para incluir a los solicitantes
de asilo que huyen de situaciones tan devastadoras como la guerra, guerra
interna y violación sistemática de los derechos humanos fundamentales.101
Estos solicitantes de asilo tienen una buena razón para recibir por lo menos
la residencia por razones humanitarias. A este respecto, el sistema de pro-
tección subsidiaria de la Directiva de la UE será un buen modelo para una
futura enmienda en Japón. Además, la solicitud de refugiado basada en la
orientación sexual o identidad de género debe ser tratada apropiadamente
como la de un “miembro de un grupo especial”.
En tercer lugar, en relación con el procedimiento para el reconocimien-
to de los refugiados, en Japón, también debe considerarse sinceramente el
beneficio de la duda como el estándar de prueba.
En cuarto lugar, en relación con las condiciones sociopolíticas, Japón
debe reemplazar la imagen etno-céntrica de nuestra nación para adoptar y
promover una imagen multicultural, porque, para mantener a Japón como
una democracia próspera en la era de las poblaciones menguantes, no se
puede evitar la adopción de una política más liberal hacia los trabajadores
migrantes, incluidos los practicantes técnicos. Ésta es la única manera para
que Japón aspire a tener una relación armoniosa con otras naciones del
mundo.
En quinto lugar, para responder a las recomendaciones o a los órganos
creados bajo los tratados internacionales de derechos humanos, se han in-
troducido algunos cambios menores en la legislación y las prácticas de inmi-
102
Para la admisión futura de refugiados por parte de Japón, sin duda merece atención la
experiencia de México que introdujo el principio pro homine en el derecho interno. Ver Carlos
Cerda Dueñas, Incorporating International Human Rights Standards in the Wake of the
2011 Reform of the Mexican Constitution, International Journal on Human Rights, 19.
I. Introducción
405
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Es importante recordar que cuando se creó la ONU, Japón todavía era una
“potencia enemiga” y por lo tanto, no participó en la redacción de la De-
claración Universal de los Derechos Humanos y tampoco fue uno de los 35
estados iniciales que ratificaron el PIDESC. Ya que se incorporó a la ONU
hasta 1956, y ratificó el PIDESC hasta 1978, tuvo varias décadas de retraso
con relación a otros países para reconocer e integrar la teoría, argumentación
y jurisprudencia del derecho internacional de los derechos humanos a su
derecho interno.
Además, respecto de los derechos sociales, formuló reservas al PIDESC
que afectaron su desarrollo. A manera de ejemplo, colocó una reserva es-
pecial sobre el artículo 8, que implicaba la negación del derecho de sindi-
calización y huelga a los trabajadores del sector público, así como una limi-
tación de estos derechos para los trabajadores del sector privado. Aún más
importante, expresó una reserva general en el sentido de que los derechos
sociales estarían limitados de acuerdo a las circunstancias y las necesidades
más urgentes para el bienestar nacional (Sasanuma, 2010).
Asimismo, los derechos reconocidos en el Pacto se vieron directamente
afectados por la teoría japonesa sobre la incorporación de los tratados inter-
nacionales en el derecho interno (Sloss, 2011). Shigenori Matsui, comenta
que “en Japón, generalmente se cree que un tratado internacional puede
ser aplicado directamente por los tribunales nacionales sólo cuando lo reconocen
como autoejecutable” (Matsui, 2006, p. 125). Como resultado, algunos de los
derechos protegidos por estos tratados, pactos y convenciones son directa-
mente aplicables en Japón, pero otros no. Como se explicará más adelante,
esta disparidad de criterios ha afectado particularmente la interpretación de
convenios y pactos sobre derechos sociales.
Si bien en 1890 hubo una Constitución del Imperio de Japón2 mediante la cual el
Emperador Meiji “regalaba” derechos a los “súbditos”, la narración clásica
de los derechos humanos tiende a comenzar con el Ejército de Ocupación de
la Posguerra y con la Constitución de Japón.3 En octubre de 1945, el general
Douglas MacArthur notificó al entonces primer ministro, Kijuro Sidehara
que, de conformidad con la Declaración de Potsdam, era imperativo realizar
una reforma integral a la Constitución del Imperio de Japón, ya que contenía re-
gulaciones antidemocráticas y militaristas. “Desde entonces y hasta febrero
de 1946, el gobierno japonés desarrolló varios proyectos para cumplir con
las órdenes del Ejército de Ocupación... Sin embargo, el general MacArthur
y sus asesores consideraron que los proyectos propuestos por los japoneses
seguían siendo muy similares a la antigua constitución” (Maki, 1968, p. 9).
2 Para una historia pormenorizada de la Constitución Meiji (1890-1947). Cfr. Ishii-
Chambliss, R. & William, J. (1958) Japanese Legislation in the Meiji Era, Tokyo, Japan: Pan-
Pacific Press; así como Villaseñor, F. (2010). La importancia del derecho occidental en la
creación del Estado Japonés. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 4:127, 297-321.
3 Aunque para efectos narrativos y por las limitaciones de espacio empezamos a situar
el discurso de los derechos humanos en Japón a partir de la posguerra, hay amplias fuentes
y discusiones que desarrollan una historia nacional propia y anterior a la Segunda Guerra
Mundial. Una buena recopilación de estos argumentos se puede encontrar en: Esselstrom,
E. (2008) The Life and Memory of Hasegawa Teru: Contextualizing Human Rights, Trans/
Nationalism, and the Antiwar Movement in Modern Japan. Radical History Review 101, 145-
170; así como: Von Mehren, A. (1963). Law in Japan: The Legal Order in a Changing Society.
Cambridge, USA: Harvard University Press.
En este caso, la demandante (la Sra. Horiki) era una mujer ciega quien
recibía una pensión por su condición de discapacidad. Siendo madre solte-
ra, la demandante se había ocupado de su hijo desde 1955 y en 1970 solicitó
un subsidio público de manutención infantil. El Gobierno de la Prefectura
de Hyogo rechazó su solicitud, señalando que la Ley para la Manutención
Infantil (Ley para la Manutención Infantil, Ley No. 238, 1961, art. 3 y 4)
prohibía el pago de subsidios a una persona que ya recibía asistencia social
por otro medio.
Ante tal respuesta, la demandante argumentó en la Corte de Distrito de
Kobe que la prohibición de pagos concurrentes era inconstitucional confor-
me al principio de igualdad del artículo 14 constitucional.7 Asimismo, alegó
la violación a su derecho a un nivel mínimo de vida conforme al artículo
25 (Corte de Distrito de Kobe, 20 de septiembre, 1972, 23 Gyoshu, p. 711).
Aunque la Sra. Horiki ganó en la primera instancia, perdió la apelación
que hiciera la Prefectura de Hyogo (Tribunal Superior de Osaka, 10 de no-
viembre de 1975, 26 Gyoshu, p. 1268). Finalmente, doce años después de su
primera demanda, la discusión llegó hasta la SCJ.
En su sentencia definitiva, la SCJ examinó primeramente si la Ley para
la Manutención Infantil se había aplicado adecuadamente por el gobierno
de la Prefectura de Hyogo. La SCJ determinó que, en efecto, la Ley había
sido aplicada adecuadamente ya que:
Al considerar su aplicación, [la autoridad] no debe pasar por alto las condi-
ciones financieras de la nación, y debe hacer juicios particulares sobre las po-
líticas públicas y asignaciones específicas a la luz de una variedad de factores
complejos y altamente técnicos en varios campos. Por otro lado, la selección de
medidas legislativas concretas para cumplir con el objetivo del artículo 25 de la
Constitución se deja a la amplia discreción de la legislatura y no está sujeta a
revisión judicial, excepto en casos obviamente irrazonables o que denotan un
claro abuso por parte de la autoridad (Pleno de la Suprema Corte de Japón, 7
de julio, 1982, 36 Minshu, p. 1235 [caso Horiki]).
económica o social por razones de raza, credo, sexo, condición social o linaje (Const., 1947,
art. 14).
mas de seguro, junto con sus multas y actualizaciones), ya que estaba den-
tro de sus facultades discrecionales el evaluar la aplicación del reglamento
municipal atendiendo a cada caso concreto (Pleno de la Suprema Corte de
Japón, 1 de marzo, 2006, 60 Minshu, p. 587 [Caso Asahikawa]).
En suma, la SCJ desestimó definitivamente todas las pretensiones del
demandante y privilegió nuevamente la discrecionalidad de las autoridades
y de la reglamentación municipal por encima de los fines del artículo 25
constitucional.
No obstante, conforme con esta teoría, los tribunales solo pueden de-
clarar que no se ha garantizado el nivel mínimo de vida, sin considerar me-
didas concretas para subsanar esta violación u omisión (de ahí su denomi-
nación como derecho abstracto). Esta teoría puede verificarse únicamente
en el caso más reciente sobre la interpretación del artículo 25; el caso de
Subvenciones Adicionales para la Vejez (2012).
Dado el principio conforme al cual todos los actos de autoridad deben estar
fundados en la ley, y aunque el párrafo 1 del artículo 25 de la Constitución no
es tan detallado como una ley reglamentaria, sí es suficientemente claro en
sus fines como para obligar directamente a los tres poderes y sus representan-
tes. De ahí que el derecho a un nivel mínimo de vida sea un derecho concreto
cuya garantía y cumplimiento corresponde al Estado Japonés en su conjunto
(Osuka, 1990, p. 78).
VI. Conclusiones
que las mejoras en el bienestar en Japón están relacionadas con otras varia-
bles no judiciales, como pueden ser las políticas, sociales y económicas, que
exceden el alcance de este análisis.
Para concluir, la praxis del derecho a un nivel mínimo de vida en Japón
tiene poco que ver con su justiciabilidad y es más bien desarrollado por los
ministerios y agencias administrativas que implementan sus leyes y progra-
mas. Sin embargo, de la interpretación y análisis que ha hecho el Poder Ju-
dicial sobre este derecho, podemos inferir patrones que comunes respecto de
los derechos sociales en su conjunto. Estudios posteriores podrían ahondar
en cómo es que esos patrones se particularizan o confirman en los demás
derechos sociales a fin de elaborar una teoría general sobre su justiciabilidad
en Japón.
VII. Referencias
CAPÍTULO V
I. Introducción
423
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2 El mundo fue transformado de forma radical en el siglo XIX por los titánicos nue-
vos poderes desencadenados por la Revolución industrial y la revolución científica. Los
gran medida de los europeos. En el siglo XVIII, a diferencia de la segunda mitad del siglo
XIX, muchos gobiernos asiáticos aún estaban en condiciones de regular la entrada y movi-
mientos de los extranjeros. Los informes de los viajeros de todas las provincias del país (China)
solo estuvieron disponibles alrededor de 1900. Ningún otro Estado asiático practicó una polí-
tica exterior tan inflexible como Japón, Corea y China (Osterhammel, 2018, p. 113 y 117).
1. La construcción política
De hecho con apenas algunas excepciones de corta duración, desde finales del
siglo IX por lo menos, el emperador japonés no gobernaba, sino que meramen-
te reinaba. Cuando el Shōgun Tokugawa asumió el control político en el siglo
XVII, tuvieron dificultades para mantener la idea de que estaban gobernando
en nombre del emperador, afirmando que simplemente estaban atendiendo los
asuntos mundanos que no eran dignos de su augusta majestad (Heisig, Kasulis,
Maraldo, Bouso, 2016).
peculaciones de Nagarjuna y otros grandes metafísicos del budismo Mahayana y las técnicas
de meditación de los hindúes (Paz, Octavio en Asiain, 2014, p. 59).
Así, por ejemplo, en los Cinco Principios del emperador Meiji (1868),
además de emitir un mensaje tranquilizador hacia los actores políticos in-
ternos recién disueltos de inclusión y participación (señores feudales y sa-
muráis), también define el fortalecimiento del gobierno imperial. De igual
modo, en la constitución de 1889, después de enviar diversas misiones de
aprendizaje a Occidente y de diseñar un sistema jurídico semejante a sus
contrapartes occidentales, el emperador Mutsuhito en el artículo 4° se co-
loca como la “cabeza del imperio, reuniendo en si mismo los derechos de
soberanía y los ejercita de acuerdo con las provisiones de la presente Cons-
titución”. Para no dejar dudas a lo anterior, en el articulo 5° aclara que “El
emperador ejercita el poder legislativo con el consentimiento de la Dieta
imperial”. Y si había dudas sobre su poder omnipresente en el artículo 6° se
establece con contundencia que “El emperador dicta y ordena las leyes para
que se promulguen y ejecuten” (The Constitution of the Empire of Japan
[1889], Harvard University).
En este primer choque Japón toma el liderazgo asiático de la reivindi-
cación bajo una estrategia de integración acotada, forzada por el peso de
una hegemonía del Atlántico que dejaba poco espacio para la negociación.
Sin embargo, con especial sensibilidad da la impresión de abandonar Asia
y huir hacia Occidente con un manejo diplomático que satisface a las na-
ciones industriales, las cuales lo ponen como un ejemplo de éxito para toda
Asia. China en este primer choque se queda desfasada, primero, porque las
invasiones occidentales multinacionales dentro de su territorio se siguieron
unas a otras a lo largo del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, ante
su negativa de renunciar a su jetatura de centro del mundo. También por-
que sus grandes diferencias internas, a diferencia de Japón, no pudieron
resolverse rápida ni pragmáticamente. El frondoso árbol de la civilización
china requirió de más décadas para renovar su follaje, aunque nunca dejó
de observar y de seguir de cerca todo lo que Japón hacia en su acercamiento
con Occidente, lo cual hasta la fecha ha venido usando a su favor desde su
primera apertura de 1978.
En esta huida hacia Occidente,5 Japón como país milenario, como
miembro de una región rica en desarrollo civilizatorio, recurre a su cultura
5 Entre los más populares y fervientes occidentalitas de la época estaba Fukuzawa Yu-
kichi (1835-1901), quien llegó a opinar en 1885 que Japón debería “abandonar Asia” cul-
turalmente y distanciarse de sus vecinos más atrasados. “Es mejor que dejemos las filas de
las naciones asiáticas y echemos nuestra suerte con las naciones civilizadas de Occidente”,
escribió Fukuzawa.
H. M. Hopper, Fukuzawa Yukichi: From Samurai to Capitalist, Pearson Longman, Nueva York,
2005, pp. 121-122 (Holcombe, 2016, p. 291).
En ese momento histórico —agrega— le dieron a Japón una unidad que tal
vez no habría alcanzado de otra forma, al mismo tiempo que un sentido de
unicidad que le habría de servir no solo para contrarrestar las ideologías ex-
tranjeras, sino para, años más tarde, y bajo nuevas circunstancias, impulsar y
llevar a cabo su propio proyecto nacional, hegemónico y expansionista en el
Este de Asia (Legorreta Omar, en Tanaka [comp.], 2011, p. 208).
había generado los dos o tres milenios antes de este primer encuentro. De
manera especial, a su interlocución se agrega toda la influencia de la pode-
rosa cultura China, de la que Japón junto con Corea y los demás países de
la zona desde siempre fueron beneficiados.6
Desde el 404, por ejemplo (la tradición señala 284), a través de Corea
recibe las ideas políticas y sociales de un confucianismo que poco a poco
se va sumando al andamiaje de una etnicidad nipona en construcción
que a la postre se convertiría en el tronco del árbol. Al respecto comenta
Smith que la primera prueba que se tiene sobre la utilización y adopción
de las prácticas confucianas sobre ética y principios políticos es cuando el
Príncipe Shōtoku (572-621) promulgó la famosa constitución de los “Die-
cisiete Artículos” en 604, en la cual el confucianismo jugó un papel cen-
tral sobre la organización vertical del poder y los deberes del pueblo con
el soberano. Que está tendencia de adoptar la línea confuciana para su
organización caracterizó la actitud japonesa desde los primeros tiempos
(Smith, 1959, p. 6).
El pensamiento confucianista ha sido parte de la realidad política y so-
cial del país del sol naciente a lo largo de su historia. A partir de su docu-
mento fundacional, la constitución de Shōtoku ya aceptaba en su artículo
segundo las formas del poder vertical de naturaleza confuciana y la moral
como elemento fundamental del Estado. Que los superiores actúen y que
los inferiores obedezcan, que se respete el rito, la justicia, la confianza, la
armonía. Que se castigue la maldad, la injusticia, son criterios de un docu-
mento central de la historia de Japón marcado por influencias confucianas.
En la época de los Shogunatos, en especial en la era Tokugawa, el confu-
cianismo bajo la reinterpretación principal de Zhu Xi y Wang Yangming,
vive una etapa de especial reconocimiento en la vida social y política del
país ayudando a orientar el orden familiar, al gobierno e incluso a las clases
militares (Samuráis). En esta etapa política, como en China, se pedía que
los niños respetaran a sus padres, los sirvientes a sus maestros, las esposas a
sus maridos; los hermanos y hermanas que vivan en armonía; que el joven
respete al mayor, que la gente se comporte rectamente. Toda una tradición
filosófica confuciana puede rastrearse a lo largo de la construcción del relato
japonés. Fujiwara Seika, Nakae Tōju, Yamasaki Ansai, Asami Keisai, Ogyū
6 Estas paradojas insinúan que también China fue diversa en otros tiempos, como lo
siguen siendo las restantes naciones muy pobladas. China sólo se diferencia en que fue uni-
ficada mucho antes. Su “chinificación” supuso la homogeneización drástica de una inmensa
región en un antiguo crisol de pueblos, la población china del Asia sudoriental tropical y una
masiva influencia en Japón, Corea e incluso posiblemente en India. Así pues, la historia de
China constituye la clave de toda la historia de Asia Oriental (Diamond, 2010, p. 371).
7 El debate sobre el confucianismo tiene dos milenios y medio. Con las novedades e in-
quietudes de cada momento se polemiza de manera periódica sobre su existencia, su naturale-
za, su contenido, sus alcances, etc..En pleno siglo XXI el confucianismo no pierde esta vigencia
y su realidad, defectos y atributos siguen siendo parte de una discusión entre Occidente y Asia
del Este, entre los diferentes países del Asia oriental e incluso dentro de la propia China. En el
caso de Japón, como ya se señaló, el confucianismo se introduce al país desde los primeros si-
glos de la nueva era, “junto con la inserción del lenguaje chino escrito”. “Con el paso del
tiempo, las nociones confucianas tuvieron una influencia decisiva en una parte significativa de
la cultura japonesa, incluidos los nombres imperiales, los títulos de poder y el primer intento
de articular una estructura constitucional para el orden político”. Con la expansión del neo
confucianismo, especialmente a partir de la sistematización de Zhu Xi (1130-1200), el confu-
cianismo vivió un segundo auge en el país nipón ante la subordinación del budismo durante
la Dinastía Song. Al propio tiempo, el dominio Tokugawa a partir de 1600 permitió el desarro-
llo de una base cultural para que se diera el siglo de oro de la filosofía confuciana en Japón.
“Durante este periodo, los filósofos confucianos fueron frecuentemente respaldados por los
miembros de la élite Samurái o ya eran parte de la clase guerrera. Pero aún durante esta era de
divisiones hereditarias entre los samuráis, los campesinos, los artesanos y los mercaderes … los
filósofos confucianos se dirigían al mundo desde una perspectiva inclusiva y que a priori tenía
como intención no tanto omitir o marginalizar, sino más bien comprender holísticamente”. La
clara influencia del confucianismo en Japón, a pesar del destierro que intenta la era Meiji, se
refleja en la primera construcción de la palabra “filosofía” que surge en este periodo, al formar-
se con un neologismo que incluía “distinciones sutiles” derivadas del confucianismo antiguo y
moderno. “Sin embargo, mucho más influyente que el hecho de que la nueva palabra «Tetsu-
gaku» catapultase el confucianismo a la vanguardia de la filosofía japonesa, fue la impresionan-
te obra producida por el primer japonés que obtuvo un puesto académico en el área de filosofía
en la Universidad Imperial de Tokio, Inoue Tetsujiro (1855-1944). Inoue identificó dentro de
la filosofía japonesa tradicional diversas escuelas del confucianismo japonés temprano. En su
monumental trilogía, Inoue revela que mucho antes de que la filosofía occidental hubiese lle-
gado a Japón, los pensadores confucianos de la era Tokugawa (1600-1868) produjeron un co-
pioso volumen de literatura filosófica. «Los estudios de Inoue persuadieron a muchos japoneses
y eruditos occidentales de que el confucianismo había sido un elemento de vital importancia
dentro de la tradición japonesa»” (Heisig, Kasulis y otros, pp. 315-317). Sin embargo, el confu-
cianismo y su influencia en Japón sigue a debate con las categorías y los cambios inherentes al
siglo XXI. Novedosos autores como Kang Xiaoguang, Jiang Qing o Kiri Paramore, estructu-
ran nuevas confrontaciones y realidades frente al “leninismo del Partido Comunista Chino”, en
su comparativo con China; como el laissez faire, laissez passer neoliberal o el nacionalismo cultu-
ral conservador, entre otros. Nuevos movimientos confucianos en Taiwán, Hong Kong, Singa-
pur, China, etc., son parte de un debate interminable. En el caso de Japón, desde la era Meiji
y la segunda parte del siglo XX, el tema ha tratado de ser relegado ante la construcción de una
historia cultural única, llegando incluso de manera generalizada a ser parte de un tabú en los
medios intelectuales y políticos. No obstante, académicos como Abe Yoshio, Watanabe Hiros-
hi, Kojima Yasunori, etc., son parte de una nueva ola de especialistas sobre el estudio del con-
fucianismo en Japón y el resto de Asia. Aunque junto con ellos, académicos como Yonaha Jun
(El Significado de Japón), académico de gran brillo y respeto en el Japón de hoy, de manera
irreverente y erudita reconstruye el paso histórico del confucianismo en Japón como parte de un
idea central convergen bajo diversas formas, pero con la misma esencia, la
mayoría de los estados antiguos de Asia del Este. Por ello, lo que enfren-
ta, lo que choca con el orden político occidental en ese primer encuentro
del siglo XIX no es solo la idiosincrasia de una nación que en lo industrial
debatía sus fortalezas y debilidades políticas y económicas con el poder del
momento, sino que en lo general era la suma del acervo civilizatorio de
toda una región que en este primer momento tuvo que reacomodar su
realidad para preservar sus intereses y su futuro, pero que no claudicó de
su etnicidad, de su cultura, ni renuncio desde ese momento a la impor-
tancia de su papel en la nueva era global. Como lo declarara en 1905 el
periodista Tokutomi Shoho cuando la flota japonesa derrotó en el estrecho
de Tsushima a la fuerza naval rusa, “Nosotros hemos destruido el mito de
inferioridad de las razas no blancas. Con nuestro poder estamos forzando
nuestra aceptación como miembros de las grandes potencias mundiales”
(Mishra, 2012, p. 3).
El Estado asiático —el Estado chino como fundador del modelo pero en
este caso el Estado japonés como país tributario— en su acepción política
y económica nacen juntos, aprenden juntos, viven juntos y son consustan-
ciales en su origen. De igual modo, sus atribuciones económicas esenciales
nacen en el mismo parto a manera de modalidades primarias que poco
han variado, porque son parte de la construcción de un poder que se pen-
só como un padre responsable para satisfacer las necesidades materiales y
económicas de su pueblo; de un pueblo educado no a tener, sino a ser, en la
frugalidad de su moralismo confuciano. De un padre (Estado) imperial uni-
personal, que no está acostumbrado a compartir su poder ni su responsabi-
lidad porque nunca lo ha hecho. Porque nunca ha estado sujeto a limitacio-
nes (checks and balances); que está acostumbrado desde siempre a actuar de
manera autoritaria, bajo la responsabilidad moral y virtuosa de su origen, sujeto
al resultado de la satisfacción de sus gobernados (hijos). A organizarse de ma-
nera vertical como un padre a su familia, con una sola voz y mando de arriba
hacia abajo, donde prevalece la lealtad ilimitada de cada uno de los miem-
bros de la familia hacia su gobernante (Estado), en una relación vertical sin
atisbos democráticos reales, porque nunca han sido parte de su cosmogo-
nía de Estado. De un Estado que para garantizar sus buenos resultados se
rodea de una organización civil de carrera milenaria, meritocratica, de un
gobierno de los mejores; dinámica, actualizada, disciplinada y pragmática,
ganadores, pero sin obviar su ADN asiático, más como una parte consubs-
tancial del mismo que como una estrategia deliberada del momento. De
este modo, la administración Meiji construye un poder político-jurídico a
modo de formas occidentales, pero centralista en su ejecución. En lo eco-
nómico, este mismo poder, reflejado ahora en la imagen de un Estado De-
sarrollador Moderno dirige la industrialización del país empezando por la
nueva infraestructura, banca, telégrafo, ferrocarriles, sistema monetario,
etc., al propio tiempo que asume de inmediato el papel de siempre, de ser
un Estado proteccionista, inyectando capital al sector privado, creando
empresas, promoviendo empresas públicas y privadas, abasteciendo con
ventaja el suministro de insumos, materias primas y distribuyendo en ge-
neral todo tipo de estímulos, subsidios, o protección que contribuyera a
la conformación de una economía industrial que pudiera competir y ganar
con las empresas occidentales.
Su relación con el sector privado, sin importar su tamaño, es de sumi-
sión y dependencia, al propio tiempo que de oportunidad de manejar políti-
camente a una clase samurái desplazada, que en el nuevo orden económico
y político encuentra un lugar al frente de las nuevas empresas del Estado.
Esta característica de Japón es la que explica en gran medida el nacimiento
de los zaibatsus10 o grandes conglomerados económicos del país, a los cuales
por razones estratégicas y políticas el imperio les proporciona un apoyo des-
medido en sectores estratégicos, creando campeones mundiales en la indus-
tria pesada, en la de bienes de capital, automotriz, etc. .Empresas y familias
como Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo, Kawasaki, etc., son todavía ejemplo
de esta política que viene del siglo XIX. Esta relación Estado-sector priva-
do, por la naturaleza de su origen, genera un motor del desarrollo diferen-
ciado no fácil de entender en otras regiones del mundo, pero que implican
en síntesis, desde siempre, el compromiso por parte del Estado con su desa-
rrollo económico y sobre todo con sus resultados. Esta estrategia económica
que da inicio en Japón en su versión moderna desde la restauración, continúa
hoy en día con las modulaciones del caso. “Aun cuando el proceso de in-
dustrialización se cumplió y llevó a Japón a una nueva etapa de desarrollo”
(Legorreta Omar, en Tanaka [comp.], 2011, p. 229).
A las circunstancias asiáticas se les ha tratado de diferenciar desde siem-
pre. En algunos casos se habla de “Orientación administrativa japonesa”
(Woo-Cumings en Aoki [comp.], 2000, p. 434); en otras del “espíritu Sa-
10 En Corea esta figura dará lugar a la creación de los chaebols industriales después del
fin de la guerra de 1950, y en China se desbordará con las grandes empresas de Estado o
SOES, así como la creación de zonas económicas especiales.
murái” (Francks, 2015), etc., lo cual nos habla que desde su incorporación
las diferencias japonesas-asiáticas ya demandaban una distinción dentro del
análisis económico-político occidental. A lo anterior puede añadirse el sen-
tido de respeto y lealtad de los obreros, empleados y funcionarios japoneses,
que impactó y sigue impactando a Occidente y que ahora podría generali-
zarse hacia la mayoría de los países del Este asiático inspirados más en el na-
cionalismo, la lealtad y el merito que en las utilidades. A lo anterior Francks
fundamenta “Sobre el éxito logrado en las nuevas empresas —japonesas—
debe destacarse en primer lugar un compromiso patriótico y de responsabi-
lidad social, más que una acumulación privada de la riqueza. Un fenómeno
no conocido —en Occidente— pero fiel a una tradición confuciana y a una
sociedad todavía en contacto con su pasado feudal” (Francks, 2015, p. 57).
La aportación que hace Japón a la región del Este Asiático es un fenó-
meno de la mayor relevancia cuyas consecuencias se siguen esparciendo en
tal magnitud, que se identifican ahora como una de las causas principales
del cambio del centro económico del Atlántico al Pacífico. Sin embargo, la
interpretación del éxito económico de la asimilación japonesa con Occi-
dente tanto en el siglo XIX como en el siglo XX sigue siendo un tema con-
trovertido que se discute periódicamente pero que no acaba de resolverse.
La corriente occidental predominante (Banco Mundial, Fondo Mone-
tario Internacional, 1991, etc.) sigue explicando el éxito económico Meiji y
su réplica a partir de la segunda mitad del siglo XX, como resultado de la
adopción del modelo de economía abierta y de libre mercado, agregando en
el aspecto político su adopción del Estado de Derecho y modelo democráti-
co, o sea el Western Model. Otra corriente importante asume el éxito japonés
a partir de la adopción de las enseñanzas occidentales de teóricos como
Hamilton, Thomas Jefferson, Bismarck, etc., o de especialistas económicos
como Lizt, Smith, etc., los cuales la motivaron a la adopción de un modelo
desarrollista industrial para después comportarse como una economía de
mercado. Stiglitz y Wolfson por su lado, destacan en primer lugar algunas
de las contribuciones propias del “milagro del Este asiático”, entre otras: el
logro de un mejor funcionamiento de la sociedad; la flexibilidad de las po-
líticas públicas; la relación entre el Estado y los mercados; la acumulación
de capital físico y humano; modificaciones de la asignación de los recursos;
apoyo oficial a la inversión, etc. Pero no convencidos del todo de sus propias
conclusiones comentan
Quizás el verdadero milagro del Este asiático haya sido político más que eco-
nómico ¿Por qué —se pregunta sin responder— emprendieron los gobiernos
estas políticas?.¿Por qué los políticos o funcionarios no las tergiversaron en
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Carlos Uscanga*
I. Introducción
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Foto 1
Buques japoneses en Puerto Arturo
desplazándose hacia el área de “Tiger Tail”
A Japón le quedaba claro que los océanos era el espacio prioritario para
contender por la hegemonía en el Pacífico. En ese contexto, de manera in-
dependiente al debate surgido sobre el grado de influencia del pensamiento
geopolítico de Alfred Thayer Mahan en las tácticas y estrategias de la Ar-
mada imperial, es un hecho innegable que su obra clásica “The Influence
of Sea Power upon History, 1660-1783” y sus posteriores libros como, “The
Influence of Sea Power upon the French Revolution and Empire, 1793-
1812”; así como, sus diversos ensayos fueron traducidos y minuciosamente
estudiados en Japón.
Los tres pilares del pensamiento geopolítico de Mahan tales como la
necesidad de que se tenga una flota para controlar los puntos clave de su
entorno marítimo, el mantener presencia en dominar los puertos o puntos
geográficos de apoyo claves para el mantenimiento y abastecimiento de su
flota mercante y naval, en la que el control de esos espacios generan bene-
ficios en su poder nacional y economía, lo que permite el flujo de recursos
para la manutención y desarrollo de sus capacidades navales. Esos princi-
pios eran, para Mahan, claves para la proyección de los Estados Unidos
como potencia marítima global (González, A. & Aznar, F., 2013, p. 345), lo
que daría la posibilidad de refrendar sus capacidades en la región del Este
de Asia, y en particular en el manteniendo del flujo de comercio con China
(Toshi Yoshihara & James R. Holmes, 2006, pp. 25-26). Lo anterior sería el
fundamento de las tensiones con Japón imperial a lo largo del periodo de
entreguerras.
En ese sentido, frente a la línea de interpretación de que el pensamiento
naval japonés tuvo una influencia unidireccional de Mahan, se antepone
a la perspectiva implementada por los líderes Meiji para fomentar la in-
tegración de experiencias, tomando en cuenta elementos derivados de su
particular geografía, su trayectoria histórica naval, su idiosincrasia, la capa-
cidad de sus institucionales nacionales y otros elementos de tipo político y
económico ante las necesidades de revertir la percepción, de menosprecio e
inclusive xenofóbicas, de las grandes potencias. A Japón no era considerado
como miembro de las grandes ligas del poder mundial, limitando su recono-
cimiento como un actor de influencia a nivel regional con escasos recursos.
El personaje clave fue Tetsutaro Sato ( ), considerado como el
padre del pensamiento estratégico naval, que parte de algunos principios
básicos del pensamiento mahaniano como la fórmula ternaria: fortaleza
naval-comercio marítimo-poder mundial. No obstante, Sato lo replanteó
con base en su doctrina de defensa naval riko o sake, umi o susumu (evitando el
continente y avanzando en los mares) (Toshi Yoshihara & James R. Holmes,
2006, p. 29) principio desarrollado en sus libros History of Naval Defense de
Foto 2
El emperador Yoshihito en el buque corbeta, Tsukuba
1. Asama ( )
Foto 3
El crucero protegido Azuma
Foto 4
El contralmirante Rokuro Yashiro
1 “Guns Roar Welcome to Two Japanese Cruiser in Bay”, The San Francisco Call, Novem-
ber, 23th, 1910, p. 9.
2 “Los barcos japoneses de guerra”, El Tiempo, 19 de diciembre de 1910, p. 3.
3 “En la Había de Salina Cruz han anclado los buques japoneses”, El Diario, 23 de
diciembre de 1910, p. 1.
4 Ibidem, p. 1 y 3.
Foto 5
El crucero protegido Kasagi
5
“Los marinos japoneses en Acapulco”, El Tiempo, 20 de diciembre de 1910, p. 3.
La fiesta inició con juegos de sport, y terminó con un baile al que asistieron
las principales familias acapulquenses. Hubo actos de prestidigitación a la
alta escuela, juegos malabares, y ejercicios de equilibrio; una lucha de jiujitsu
y esgrima de sable, etc. Estos actos fueron desempeñados por los marinos en
presencia de centenares de personas que fueron conducidas a bordo del bar-
co, en botes del mismo. El Asama estaba engalonado con banderillas japone-
sas y mexicanas enlazadas, y con farolillos venecianos.6
“Los marinos japoneses serán saludos con lluvia de Flores”, El Tiempo, 21 de diciembre
6
de 1910, p. 3.
“El Asama y el Kasaghi arribaron a Salina Cruz”, El Tiempo, 23 de diciembre de 1910,
7
p. 3.
“Salina Cruz en espera de los japoneses”, El Diario, 22 de diciembre de 1910, p. 1.
8
bre ilustrado, que cuando se le trata demuestra los muchos conocimientos que
posee; de la guerra ruso-japonesas guarda muchas recompensas… Seguimos
nuestro viaje a Salina Cruz y después de cumplir nuestra comisión, nos será
imborrable la grata impresión que hemos recibido.9
Foto 6
El contralmirante Rokuro Yashiro en el Asama
Mayor. También estaba en la espera del arribo del tren, el encargado de ne-
gocios de la Legación de Japón en México, Kumaichi Horiguchi y su esposa
Stina de Horiguchi.10
La fábrica de cigarros “El Buen Tono” envió un contingente de tra-
bajadoras vestían con kimono japonés y también alguna de ellas portaban
prendas al estilo andaluz. Ellas se sumaban a los diversos grupos, como los
de la comunidad japonesas, apostados en las inmediaciones de la estación
del tren. La prensa hacía la siguiente crónica:
Destacaban, como de los más atrayentes entre los grupos reunidos dentro y
fuera de la estación, dos de ellos: el de las obreras de una fábrica de cigarros
y otro de los obreros. Las primeras vestían indumentaria nipona, consistente
en kimonos de legítima tela japonesa y corte irreprochable. Diez eran las se-
ñoritas operarias y empleadas de esa fábrica que vestían a la japonesa, e igual
número de la misma fábrica iban ataviadas a la española, cubriendo el tocado
con la clásica mantilla sevillana.11
10
“Cómo han sido agasajados los marinos japoneses desde que arribaron a la capital”,
El Tiempo, 26 de diciembre de 1910, p. 1.
Idem.
11
Ibidem, p. 3.
12
La respuesta del presidente Díaz fue que ambos países eran amigos
porque ciertamente tenían mucho en común. El comentario del contralmi-
rante, más allá de la cortesía y las expresiones protocolarias, no reflejaban
la situación del país y del movimiento de los “revoltosos” como la prensa
calificaba al movimiento encabezado por Francisco I. Madero después del
fraude electoral que derivó a la reelección del dictador.
De hecho, Yashiro había hecho algunas declaraciones sutiles que defi-
nían el estado de insurrección que se vivía con las primeras etapas del movi-
miento maderista. En Veracruz, se refirió al sentido de la guerra; y la prensa
la interpretó como una expresión de la tensión y quebranto de la paz en el
movimiento formalmente iniciado el 20 de noviembre de 1910, escasos días
previos a la notificación de la llegada del escuadrón de instrucción de la ar-
mada imperial de Japón al país. En la sección del editorial del Imparcial lo
expresaban de la manera siguiente:
Se debe ir a la guerra por abnegación, bien que ella es cruel y tal como la llama
Eligio Root: se debe ir, “llegando el caso”, según frase del almirante Yashiro…
“Recibió ayer el Sr. Presidente a los bravos marinos japoneses”, El Diario, 27 de di-
13
ciembre de 1910, p. 1.
“Visiting Naval men Presented to President”, The Mexican Herald, December, 27th,
14
1910, p. 1.
En la visita que hicimos al señor Ministro de Guerra, el señor Cosío, noté que
existe una semejanza entre los guerreros japoneses y mexicanos, desde los je-
fes hasta los soldados; nos hizo notar el capitán del “Asama” sin su uniforme
japonés, parecía hasta equivocarse, mexicano. Nos dijo también que un co-
ronel de la armada de México, se parece mucho a mí. Yo estoy por completo
acuerdo con él; y afirmo que tal semejanza no sólo existe en las facciones,
pero en el alma de los dos pueblos.18
2. Izumo ( )
17
“Recibió ayer el Sr. Presidente…”, op. cit., p. 5.
Idem.
18
19
“Canciller que regresa”, El Tiempo, 3 de enero de 1911, p. 3.
20
“Mensajes de Gracias del Gobierno del Japón y del Contralmirante Yashiro”, El Dia-
rio, 6 de enero de 1911, p. 1.
23
“El crucero japonés Yzumo viene al Pto. De Salina Cruz”, El Diario, 14 de noviembre
de 1913, p. 8.
24 “Salió Yokosuca el Izumo para México”, El Diario, 22 de noviembre de 1914, p. 1.
25 “Se da cuenta oficial de la llegada del Itzumo”, El País, 16 de diciembre de 1913, p. 5.
26 Mori hablaba español, francés, inglés, alemán e italiano, a sus 33 años de edad había
participado en la guerra ruso-japonesa, de manera meticulosa realizó en varias partes del
país inspecciones de la infraestructura del gobierno huertista, mismas que autorizaron su la-
bor de inteligencia ante hipotético apoyo militar de Japón. Véase Fiedrich E. Schuler, Secret
Wars and Secret Policies in the Americas, 1842-1929, University of New Mexico press, pp.
76-81.
Foto 7
El crucero acorazado Izumo
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Japanese_cruiser
_Izumo#/media/File:Japanese_cruiser_Izumo.jpg.
28 “El Acorazado Itzumo fue agasajado por las autoridades mexicanas en el Puerto de
Mazatlán”, El Diario, 12 de enero de 1914, pp. 1 y 2.
29 A esas dos comisiones, se sumó en Guadalajada la enviada por el jefe de la División de
Occidente, integrada por el teniente coronel Edmundo Bravo, mayor Pedro Martínez, y los
capitanes Prieto y López Portillo.
30 “El Gral. Santiano F. Rivero y su Estado Mayor recibieron a los marinos del Izumo en
Estoy conmovido … por la acogida tan entusiasta de que hemos sido objeto
desde que pisamos tierra mejicana, y sólo tengo motivos de agradecimiento
para los habitantes de este país, por estas demostraciones de simpatía. Donde
quiera que he estado, he sido objeto de grandes agasajos, tanto de parte de las
autoridades, como el pueblo mejicano. Al llegar a esta capital, nuevamente
he sido objeto de finas atenciones, tanto del señor presidente de la República
como del noble pueblo de Méjico. Esas demostraciones de simpatía han deja-
do en mí una impresión que no se borrará nunca.32
32
“Los marinos del Itzumo, hoy huéspedes de Méjico, fueron recibidos con gran entu-
siasmo”, El País, 27 de enero de 1914, p. 4.
33
La comitiva fue encabezada por el capitán Moriyama, el teniente mayor D. Mori,
primer teniente, T. Yamagata, primer teniente maquinista, Y Nakazano, primer teniente,
S Miyoshi, primer teniente S. Miyoshi, primer teniente médico K. Nakamura, segundos
tenientes, T. Yamanouchi, Y Hosoya, K Kishimoto y K Nakamura; segundo teniente maqui-
Foto 8
El capitán Moriyama con algunos
miembros de la comitiva mexicana
Fue una fiesta japonesa por excelencia. Por un momento desapareció todo
aquello que hubiera podido hacer pensar que nos hallábamos en México; y se
hubiera creído que en torno de la mesa, rodeada de exóticos… y por encima
de la cual colgaban innumerables farolillos de papel, los samurayes se habían
dado… para celebrar algún rito solemne. Y que el ambiente, transformado
de súbito, tenía auras de Nipón, y olor a crisantemos y trasunto de épicas le-
yendas. Parecía como, si a través de las ventanas del salón preparado para la
merienda, en el Tivoli del Eliseo, fuera a surgir de pronto la testa nevada des-
lumbradora del Fushi-Yama. Fue una fiesta japonesa. Y en ella cobraron, al
par que los ecos formidables de los banzai, el entusiasmo de la raza sacudida
por la emoción de las nostalgias: esa emoción que la visita de los marinos trajo
a sus compatriotas residentes en México. El sake perfumado y transparente
llevó a los labios de los presentes el agradable sabor de la tierra lejana e hizo
acudir a los ojos el brillo del regocijo.36
35 “El Sr. presidente de la República ofreció un banquete a los marinos del Itzumo”, El
país, 28 de enero de 1914, p. 4.
36 “Los Marinos nipones visitaron los establecimientos militares”, El Imparcial, 29 de ene-
ro de 1914, p. 2.
37 Idem.
Los viejos castellanos, cada vez que tenían un huésped, para significarle una
prueba de gran homenaje, lo llevaban a los salones donde guardaban las ar-
mas y los retratos de sus antepasados; pues bien, señores, marinos, nosotros
para demostrar a ustedes nuestro afecto y nuestra simpatía, les hemos traído a
este rincón de la Patria, donde guardamos las reliquias de nuestros antepasa-
dos, mostrándoles la opulencia de nuestra pasada civilización. A la nación de
ustedes se le llama Imperio de Oriente, y a la nuestra, mas que a ningún otra,
le corresponde el nombre de Imperio del Sol Naciente. A ustedes, señores
mejicanos, os invito a que brindemos por la salud del Emperador del Japón y
los por bravos marinos que aquí nos acompañan.38
Después de haber sido recibido tan bien, como jamás lo hemos sido en otra
parte del mundo, nosotros impresionados, verdaderamente conmovidos, nos
encontramos palabras con qué expresar nuestros sentimientos de profunda
gratitud por la cordialísima acogida que se nos ha dispensado. Hemos queri-
do corresponder a cada una de las atenciones que nos ha dispensado durante
nuestra estancia en esta República, pero hemos dispuesto de tan poco tiempo,
por causas de nuestro encargo, que ya veis que no nos ha sido posible. Qui-
simos con esta reunión corresponder a las altísimas bondades del Gobierno
y del pueblo de Méjico, pero esta manifestación nuestra no es más que una
manifestación del sentimiento que nos embarga.39
38
“En San Juan Teotihuacán, los marinos japoneses admiran nuestra civilización”, El
País, 30 de enero de 1914, p. 4.
39 “Anoche regresaron los marinos a Manzanillo”, El País, 31 de enero de 1914, p. 4
40
“Los marinos del Itzumo en Guadalajara”, El País, 3 de Febrero de 1914, p. 7.
41
“Arribo de los marinos del Itzumo”, El País, 4 de febrero de 1914, p. 7.
42 Ramón F. Iturbe se encontrará de nuevo con el capitán Moriyama en Tokio cuando
fue nombrado agregado militar en la Legación mexicana de Japón.
43 Eduardo Hay fue nombrado enviado extraordinadio y ministro plenipotenciario de
México en Japón del 17 de mayo al 23 de diciembre de 1923, donde volvió a encontrarse
con el capitán Moriyama.
44 “El Capitán Moriyama no recibió a los Delegados Rebeldes”, El Imparcial, 15 de abril
de 1914, p. 7.
45 “El Ing. Takasiki no fue enviado por Carranza”, El País, 27 de febrero de 1914, p. 3.
46 “El Sr. Denzo Mori visitó la Cámara”, El País, 20 de febrero de 1914, p. 8.
47 Se reportó por la presenta de Mori a la ciudad de México acompañado por dos tenien-
tes y 10 marinos. Véase “Están en México varios Tripulantes del Itzumo”, El Imparcial, 17 de
junio de 1914, p. 4.
48 “Salió para Colima el Sr. Ministro del Japón”, El Imparcial, 5 de junio de 1914, p. 1.
IV. Bibliografía
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Notas periodísticas
I. Introducción
A más de 400 años de haberse llevado a cabo los primeros contactos en las
relaciones entre Japón y México, y a 130 años de reconocérseles de manera
oficial como “relaciones de amistad”, conviene situar y actualizar el proceso
histórico de esas relaciones en un plano que interprete los alcances econó-
micos de esa amistad. Muchas de las percepciones, por cierto, acerca de las
relaciones se han enmarcado en anecdotarios personales o diplomáticos, pero
poco sustanciosos en manifestaciones que reflejen hechos concretos deriva-
dos de esas relaciones.
El presente artículo se propone, justamente, situar el pasado, el presente
y el devenir de las relaciones México-Japón a través de sus relaciones eco-
nómicas. Aun así, siendo la economía un aspecto imposible de confinar a
su propio ámbito, a lo largo de este escrito se relatarán acontecimientos de
otra índole (política, migración), que interesan al desarrollo del discurso.
Conforme sea el avance en la lectura de este artículo, se encontrará un hilo
conductor altamente ostensible que define la relación entre los países que
aquí se estudian y que lo seguirá haciendo en el futuro; ese hilo conductor
*
Profesor-investigador en El Colegio de México.
483
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expectativas muy altas para el gobierno mexicano. Se decía que con ella
empezaba en México “la era de la modernización de la industria textil”, y
sería un ejemplo para el resto de la industria textil. No se proponía sin em-
bargo transmitir sus tecnologías a ningún mexicano, pues todo su cuerpo de
técnicos y superiores era japonés.5
Resultaría poco práctico tratar de enlistar aquí el caudal de inversiones
japonesas en México, sin embargo, cabe señalar que Japón se convirtió, en
unas cuantas décadas, en el segundo socio comercial de México en el mun-
do apenas detrás de los Estados Unidos. Por el lado de los descendientes de
la primera colonia japonesa nacidos ya en México, tanto la segunda gene-
ración (Nissei) como la tercera (Sansei), llegaron a destacar modestamente en
la economía del país. En ese sentido los mexicanos Matsumoto, Kimura o
Sekiguchi, entre otras tantas, fueron familias que se enraizaron fuertemente
en la actividad económica mexicana. Conviene apuntar que la relación en-
tre ambos países adquirió otras características y otras dimensiones a raíz de
las transformaciones económicas internacionales.
Sin embargo, durante la segunda mitad de los años setenta, ante una
de las crisis más agudas presentadas para México en la cual se escenificó
un proceso constante de fuga de capitales que obligó al gobierno del Presi-
dente Echeverría a devaluar el peso, se hizo público el descubrimiento de
yacimientos petroleros de enorme cuantía en el sureste del país. Esto, apar-
te de proporcionar al país la autosuficiencia petrolera y detener en parte
la descapitalización, le daba un mayor poder de negociación y cambiaba
radicalmente la perspectiva comercial en torno a la diversificación de su
dependencia.
Para Japón fue particularmente oportuno el hecho de que México se con-
virtiera en un productor importante de hidrocarburos, toda vez que la cons-
trucción de su política de diversificación de la oferta de materias primas en
energía estaba aún inconclusa y la aparición de México en el mercado mun-
dial de hidrocarburos facilitaba la apropiación y suministro de petróleo para
la industria japonesa. Así pues, con renovados bríos y teniendo como factor
común el petróleo mexicano, las relaciones comerciales entre Japón y México
se estrecharon un poco más en el momento en que Japón conoció la impor-
tancia estratégica que representaba México para sus necesidades energéticas.
Según el relato de Ruíz Cabañas, Japón buscaba
japonés, el fondo se constituyó por seis empresas importantes entre las que
se encontraban, Toshiba, Ishikawarima Harima Juko, Shin Nittetsu Tokyo Ginko y
la Confederación Japonesa de la Industria Siderúrgica a fin de coordinar las
inversiones acordadas.8
En agosto de 1979, el Japanese Export Import Bank otorgó un préstamo
anticipado al gobierno de México a través de su empresa petrolera nacional
(Pemex) por la cantidad de 500 millones de dólares en combinación con 22
bancos japoneses a fin de concertar un contrato para el establecimiento a
largo plazo de la compra de petróleo crudo. El contrato contempló la com-
pra de 100,000 barriles diarios de petróleo a partir de 1980 y el volumen
sería negociable para los años subsecuentes dependiendo de los avances lo-
grados en la cooperación económica entre ambos países y de las condicio-
nes del mercado mundial de hidrocarburos.
Acaso los precios del petróleo y la petrolización de la economía mexi-
cana fue la trampa más grande y compleja en la que cayó México en todo
lo largo de su historia. Los préstamos para proyectos de exploración y
explotación de yacimientos petrolíferos se convirtieron en deudas prác-
ticamente impagables para el gobierno de México en la medida en que
mientras más petróleo se extraía, esa extracción impactaba a la baja en los
precios del mercado de los hidrocarburos. Si a eso se agrega el abandono
mundial de la paridad fija de las monedas en relación con el dólar nortea-
mericano a partir del “Nixon Shock” de 1971 y la subsecuente “flotación”
del dólar, se explica, en buena parte, la crisis de la deuda mexicana de los
años ochenta.
En el caso de la relación entre México y Japón ese problema tiene una
explicación similar. En el periodo comprendido de 1978 a 1981, por ejem-
plo, se cuadriplicaron las exportaciones mexicanas a Japón, mientras que
las importaciones se triplicaron. Las inversiones también se cuadriplicaron,
pero no sólo ocurrió eso, la deuda pública con la nación asiática, establecida
en 1,237 millones de dólares en 1977, alcanzó 5,410 millones en 1980 (un
crecimiento de 430%); Japón se convirtió rápidamente en el segundo acree-
dor de México, sólo después de Estados Unidos.9 Hacia 1987,29 bancos
japoneses habían otorgado créditos por 16,118 millones, igual al 15% del
total de la deuda externa. A continuación, podemos observar algunos ban-
cos prestamistas y las cantidades otorgadas al gobierno mexicano.
8 Uscanga, Carlos (2016), México y Japón en los años setenta: Los dilemas de la expansión e insti-
tucionalización de las relaciones bilaterales, Kioto, Japón, Universidad de Lenguas Extranjeras de
Kioto, p. 74.
9 Sergio González Gálvez y Victor Kerber Palma, “Una década en la relación México
Japón”, Foro Internacional, El Colegio de México, núm. 300, p. 543.
10 Katada, Saori. Banking on Stability: Japan and the Cross-Pacific Dynamics of International
Financial Crisis Management. Michigan, U. S. A., University of Michigan Press, 2001, p. 67.
Tabla 1
Exportaciones de petróleo a Japón (1978-2004)
11
Gonzalez Galves y Kerber, Victor, op. cit., p. 543.
Nota: Las cifras de 1988 a 2004 corresponden a petróleo crudo. Los datos de 1978 a
1987 son aproximación, puesto que incluyen aceites de petróleo y petróleo obtenido
de minerales, bituminoso, crudo.
Fuente: Tomado de Ruiz Cabañas, p. 573. Elaborado a su vez con información del
Ministerio de Finanzas de Japón.
La década de los años noventa trajo consigo un rápido avance hacia la inte-
gración de mercados de tipo regional que se dieran en concordancia con los
principios de liberalización comercial planteados tanto por el Acuerdo General
de Aranceles y Comercio (GATT) como por la Organización Mundial del Co-
mercio (OMC). Esa tendencia al regionalismo se intensificó al grado de que, a
mediados de los años noventa, existían más de 140 acuerdos de comercio regio-
nal en el mundo y de que cerca del 60% del comercio mundial se encontraba
bajo la influencia de acuerdos comerciales de tipo regional.
12
Un “Tratado de Amistad y Comercio” fue firmado por los gobiernos de los Estados
Unidos y Japón el 29 de julio de 1858 en el cual se permitió, entre otras cosas, la apertura
de cinco puertos al comercio estadounidense y garantizó la extraterritorialidad a los ex-
tranjeros. Ese tratado de “amistad” fue seguido por otros similares firmados en las semanas
siguientes con otras potencias. El tratado redujo, en mucho, la soberanía y reveló la debili-
dad japonesa ante el avance de la expansión de las potencias de occidente. Japón recuperó
justamente su estatus de país soberano cuando concretó la firma del Tratado de Amistad,
comercio y navegación firmado con México en 1888.
13
MITI informe trimestral, mayo del 2000.
VI. Conclusiones
VII. Bibliografía
Ruíz Cabañas, Miguel, “Una relación estratégica de larga distancia: Las rela-
ciones entre México y Japón”, en Torres, Blanca y Vega, Gustavo (coords.),
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Yamada, Matsuo, “Perfil histórico y visión retrospectiva. Alcances y perspec-
tivas de las relaciones entre México y Japón”, Simposio de las Relaciones
México Japón de la Posguerra en los Años 80, El Colegio de México, 16-
18 marzo, 1983.
I. Introducción
505
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iniciaba sus vínculos multilaterales. En 1953 pudo recibir tres créditos del
Banco Mundial, recursos que fueron utilizados para adquirir generadores
para plantas eléctricas y para impulsar la industria del acero, ambos secto-
res básicos en su industrialización.
Después de 1957, el Banco Mundial flexibilizó los términos de los crédi-
tos y los extendió a Japón, quien se convirtió en el segundo país receptor de
créditos (el primero era la India). Los créditos del Banco Mundial se dirigie-
ron exclusivamente a la Corporación de Carreteras Públicas y Ferrocarriles
Nacionales de Japón con el fin de construir supercarreteras y el sistema de
tren de alta velocidad.
Pronto Japón flexibilizó sus leyes para poder ser aceptado en organis-
mos como el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade, hoy Organi-
zación Mundial del Comercio (OMC) en los años cincuenta y en la OCDE
(Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo) en los años
sesenta.
Con los recursos recibidos y la rápida recuperación económica, Japón
pudo iniciar una activa política exterior con sus vecinos del sudeste asiático
a través de sus estrategias de cooperación. Japón se estrenó como donador
prácticamente diez años después de haber sido derrotado en la Segunda
Guerra Mundial. Japón firmó su primer acuerdo de pago por daños de
guerra con Birmania en 1954, país que junto con Filipinas, Indonesia y
Vietnam del Sur fueron las cuatro naciones que reclamaron pagos por repa-
raciones de guerra, aunque sólo con Filipinas y Vietnam del Sur se firma-
ron convenios bilaterales en el marco del Tratado de Paz de San Francisco.
Japón consideró estos pagos como cooperación económica y vio en este
recurso un medio estratégico para consolidar sus vínculos con sus vecinos
asiáticos. Así, sus nexos con Estados Unidos y la cooperación internacional
se convertían en sus primeras estrategias de política exterior.
Aunque no por completo Japón puede considerarse un free rider, la si-
tuación favoreció significativamente el reposicionamiento japonés en el es-
cenario internacional y supo aprovecharla. Desde el realismo estructural,
Japón no implementó una política ni militar que persiguiera una ganancia
clara, el incremento de poder o el establecimiento de una política decisiva
en contra de la Unión Soviética; la Guerra Fría ubicó a Japón como aliado
de Occidente y como una pieza importante en Asia Pacífico para contener
el avance soviético en la región (Heginbotham y Samuels, 1998). Lo cierto
es que Japón ha sido visto por Estados Unidos como un aliado importante
para mantener su presencia en la región y sus acciones pronto lo ubicaron
como una potencia económica. Por un lado, Japón se convertía en el aliado
desarrollado capaz de mantener el equilibro en la región y sumar votos a
(Trillion yen)
30
Social Security
25
National
Debt Services
20
Local Allocation
Tax Grands, etc.
15
Public Works
Other
10 Expenditures
Education
5
& Science
National Defense
0 FY1960 FY1970 FY1980 FY1990 FY2000 FY2013
V. Conclusiones
VI. Bibliografía
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I. Introducción
521
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Gráfica 1
México: evolución del comercio con Japón
(en millones de dólares)
Millones de dólares Importaciones Exportaciones
$25,000
$20,000
$15,000
$10,000
$5,000
$-
20 1
20 1
19 8
99
20 0
20 5
20 9
10
12
20 3
14
20 3
20 8
19 5
96
19 7
02
04
06
20 7
15
0
1
9
1
0
0
9
20
20
20
20
20
19
19
20
20
Las importaciones por otra parte, también han mostrado una tendencia
ascendente y actualmente estas alcanzan los 17 mil millones de dólares. El
componente más importante en estas son los bienes intermedios utilizados
en procesos de producción llevados a cabo por las compañías japonesas que
han invertido en México. El resultado de esta evolución del comercio es un
déficit crónico para México, que en el periodo post-AAEMJ se ha manteni-
do en un rango entre 10 mil a 13 mil millones de dólares anuales.
Gráfica 2
Balanza comercial de México
por principales regiones, 2016
Millones de dólares
$150,000
Norteamérica
$100,000
$50,000
-$50,000
-$100,000
Cuando se negoció el AAEMJ, uno de los sectores clave para México fue el
sector agroalimentario por las ventajas comparativas que representaba para
el país. Esto porque la estructura del sector agrícola japonés le imponía, y
lo sigue haciendo, altos costos de producción.1 Una mirada a los principales
indicadores de producción agrícola en Japón en los últimos años permite
apreciar las razones de la falta de competitividad del sector.
Como puede observarse en el Cuadro 1, el número de unidades produc-
toras agrícolas en Japón se ha reducido notablemente al pasar de 2.3 millo-
nes de unidades en el 2000 a 1.3 millones en 2015. Más aún, el 67% de esas
unidades obtienen la mayor de su ingreso de actividades no relacionadas
con la agricultura. Es decir, solo en una tercera parte de las unidades agríco-
las de Japón sus miembros se dedican de tiempo completo a la agricultura.
A esto hay que añadir que la escala de producción de las unidades agrícolas
es muy pequeña, el 80% de las mismas tiene menos de dos hectáreas, lo
cual está relacionado con la escasez relativa de tierra agrícola en Japón que
representa 14% del territorio nacional, el que a su vez es una quinta parte
del territorio mexicano.
Cuadro 1
Características de las unidades productoras agrícolas
en Japón, 2005-2015 (años seleccionados)
Gráfica 3
Exportaciones agroalimentarias de México a Japón,
2005-2016 (millones de dólares)
1,200
1,000
800
600
Total
400
200
0
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
Gráfica 4
Estructura de las exportaciones agroalimentarias
de México a Japón, 2005-2016 (con base en datos en yenes)
100%
90% Solubles
80%
Azúcar y miel
70%
Verduras
60%
50% Frutas
40% Cereales
30%
Pescado
20%
Lácteos y huevos
10%
0% Cárnicos
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2005 61.7 0.0 0.0 3.3 18.7 0.0 - 70.4 0.0 0.0
2006 48.1 20.0 0.0 2.9 19.7 0.0 - 36.9 0.0 0.0
2007 50.9 96.7 0.0 18.1 24.2 26.5 - 47.7 0.0 0.0
2008 61.2 87.3 0.0 31.3 29.6 0.0 - 85.2 0.0 0.0
2009 45.3 94.6 0.0 15.5 21.7 0.5 - 75.2 0.0 0.0
2010 47.4 99.7 2.6 28.3 17.3 0.0 - 64.3 0.0 0.0
2011 52.3 93.0 3.5 48.3 15.2 0.0 - 76.2 0.0 0.0
2012 52.1 86.3 0.0 31.7 14.3 0.0 80.0 74.7 2.0 0.0
2013 70.6 87.8 0.0 26.1 15.2 0.0 100.0 86.8 0.0 0.0
2014 70.4 90.6 0.0 35.0 15.6 0.0 97.1 84.1 0.0 0.0
Fuente: Elaboración propia con datos de Secretaría de Economía y Proméxico (2015), Diez Años 2005-2015. Acuerdo para el Forta-
lecimiento de la Asociación Económica entre México y Japón, México, pp. 22-32.
Gráfica 5
Evolución de la inversión japonesa en México 1999-2016.
Valores acumulados (millones de dólares)
$16,000
$14,000
$12,000
$10,000
$8,000
$6,000
$4,000
$2,000
$-
Millones
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
de dólares
Gráfica 6
México: evolución de las exportaciones e importaciones
del sector de equipo de transporte con Asia del Este
y América del Norte, 1994-2015. Por fases de producción
(miles de dólares)
$25,000.00
$20,000.00
$15,000.00
$10,000.00
$5,000.00
$-
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Panel B: Bienes finales
$60,000.00
$50,000.00
$40,000.00
$20,000.00
$10,000.00
$-
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Fuente: Elaboración propia con información de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Encuesta Mensual de la
Industria Manufacturera, http://www.inegi.org.mx/.
México, son todavía bajas. Dos aspectos cabe mencionar al respecto. Por
un lado los salarios en México en los últimos años han mostrado un lento
crecimiento en términos reales y por otro lado, la abundancia relativa de
la mano de obra en México comparada a las escasez relativa de este factor
en socios como Estados Unidos y Japón, hacen que este recurso sea más
barato en México.
Es de esperar, como ha sucedido con otros países desarrollados, que
ha medida que los sectores eleven su productividad, combinando mayores
niveles de capital con trabajo, los salarios tiendan a crecer. Esto sucedió
en Japón en las décadas de los años sesenta y setenta. Ha medida que la
manufactura crecía a tasas elevadas, la mayor demanda de trabajo com-
binada con más altos niveles de capital, incidió en un incremento en los
salarios y en el crecimiento de la clase media, el llamado “milagro econó-
mico de Japón” (Falck Reyes 2012: 260-266).
Gráfica 7
Remuneraciones promedio anual en el sector de equipo
de transporte relativas a otros sectores de la actividad
manufacturera sobre la base de dólares por hora
en la manufactura (periodo 2007-2015)
2.0 Alimentaria
1.8 Textiles
1.6 Muebles, colchones y persianas
Productos metálicos
1.4 Otras industrias manufactureras
1.2 Bebidas y tabaco
1.0 Equipo de computación y electrónicos
0.8 Promedio manufactura
0.6 Equipo de energía eléctrica
Maquinaria y equipo
0.4 Metales básicos
0.2 Industria química
0.0 Derivados del petróleo
Diagrama 1
México: estructura del sector automotriz
20 0EMs
350 proveedores
Tier 1 (600 plantas)
400 compañías
(25 a 35% mexicanas)
Tier 2
2,290 proveedores
de autopartes (mexicanas)
Tier 3
Fuente: Elaboración propia con información de APEC Policy Support Unit (2017),
Supporting Industry Promotion Policies in APEC. Case Study Mexico. Singapore:
Asia-Pacific Economic Cooperation Secretariat.
Fuentes: Japan International Cooperation Agency: “La cooperación de JICA en México”, Presentación por Alejandro Ríos en el
Primer Seminario Internacional de Estudios Japoneses, CEJA, Guadalajara, Jalisco, 7 de noviembre de 2017 y Secretaría de Eco-
nomía y Proméxico (2015), Diez Años 2005-2015. Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica entre México y Japón, pp. 48 y 49.
Nota: 5S se refiere al entorno y mejora del trabajo relativo a orden, limpieza y educación: Seiri, Seiton, Seisou, Seiketsu, Shitsuke.
Kaizen, mejora continua en el trabajo.
4
El sistema japonés KOSEN de enseñanza se refiere a los estudios de bachillerato por 5
años para la formación de estudiantes en el área vinculada a las ingenierías y tecnología. Es
un sistema educativo que aboga por una educación “completa” que facilita a los egresados
incorporarse al mercado de trabajo. KOSEN es una palabra que se deriva de Koto Senmo
Gakko, que se refiere al periodo de estudio de 5 años.
Gráfica 8
México: crecimiento promedio del PIB
real nacional y entidades seleccionadas
receptoras de inversión japonesa
(tasas de crecimiento promedio 2003-2014.
Basado en PIB real 2008=100)
6.0
5.4
5.0 4.8
4.2
4.0
3.5 3.4
3.0 3.1
2.6
2.0 2.1
1.0
0.0
ro o a
ta tes ón at
o
os
í
lisc na
l ni
er
é en Le ju ot Ja cio lif
or
ali vo na sP a
Q
u
asc ue ua Lu
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gu N G ta ja
A San To Ba
Gráfica 9
México: crecimiento promedio del empleo
a nivel nacional y en entidades seleccionadas
receptoras de inversión japonesa
(tasas de crecimiento promedio 2005-2015)
3.0
2.6
2.5
2.5
2.1
2.0 1.9 1.9 1.8 1.8
1.6
1.5
1.0
0.5
0.0
a o ón o
tes ni at na
l
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í
ta
ro
en or ju Le cio Ja ot é
ali lif na vo sP er
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a al Lu Q
Agu B aja G N
To
t
an
S
Gráfica 10
México: ventaja Comparativa Revelada (VCR)
en el sector de Equipo de Transporte
(promedio anual del indicador de la VCR 2004-2014)
7.0 6.6
6.0 2.5
2.5
2.2
5.0 2.0
4.0 1.5 1.5 1.4
X. Conclusiones
tante, México ha mantenido un déficit crónico con Japón, pues por un lado
se partió de un nivel de importaciones superior al de las exportaciones y por
otro, la inversión japonesa también ha estado ligada a mayores importaciones
de bienes intermedios desde Japón. Sin embargo, el déficit debe analizarse en
un contexto más amplio considerando las relaciones de México con la región
América del Norte.
Por el lado de las exportaciones, destacan las exportaciones agroalimen-
tarias que se han más que duplicado en el periodo post-AAEMJ y que re-
presentan una cuarta parte de las exportaciones totales de México a ese
país. Considerando que Japón ha mantenido una política proteccionista con
respecto a su sector agrícola, las oportunidades que abrió a México en el
marco del acuerdo, han sido aprovechadas por productores y exportadores
mexicanos en productos cárnicos y en frutas y hortalizas, productos intensi-
vos en el uso de mano de obra, lo que permite a México mantener una ven-
taja comparativa con respecto a Japón y a otros competidores en el mercado
nipón. El reto que enfrenta México en este sector es aprovechar los cupos
que Japón ha otorgado en varios productos. El conocimiento del mercado
alimentario japonés, de los sistemas de distribución en Japón y de los cam-
bios demográficos son tres aspectos que inciden actualmente en la demanda
alimentaria de Japón y que merecen estudios detallados así como la iden-
tificación de productores con potencial exportador y el acompañamiento a
estos por parte de los hacedores y ejecutores de las políticas públicas.
Por el lado de la inversión, Japón ha destacado en el sector de ET, convir-
tiéndose en el segundo mayor inversionista extranjero en el sector. Como tal
ha contribuido a fortalecer las redes de producción con Norteamérica, donde
la presencia de filiales japonesas es importante. Así, Japón es un actor impor-
tante en la generación del superávit que México mantiene con esa región. La
IED japonesa ha contribuido a la generación de empleo y al crecimiento de
las entidades receptoras de la inversión. No obstante, todavía es escasa la par-
ticipación de proveeduría local-nacional en los niveles Tier 2 y Tier 1 de la es-
tructura productiva del sector ET. El reto es ¿cómo incorporar más empresas
medianas y pequeñas mexicanas a las cadenas globales de producción? Japón
ha apoyado a través de la cooperación de JETRO y JICA promoviendo el de-
sarrollo de proveeduría y capacitación de la fuerza de trabajo. Sin embargo,
estos esfuerzos no son suficientes como lo demuestra que la mayoría de los
proveedores locales-nacionales están en el nivel 3 de la cadena de producción.
Se requiere de un esfuerzo conjunto de empresas, gobiernos locales y sector
educativo para impulsar el desarrollo de proveeduría local. El seguimiento
a los proyectos desarrollados por JICA y JETRO pueden servir de modelos
para establecer políticas públicas con un impacto más amplio.
XI. Bibliografía
Artículos periodísticos
Juárez, Pilar (2017), “Cada año llegan 100 empresas japonesas de México”,
Milenio.com, Negocios.16/05/2017, recuperado de http://www.milenio.co
m/negocios/empresas_japonesas-mexico-japon-jetro-ina-guanajuato-queretaro-jalisco-
milenio_0_957504505.html.
Dalia Blando
Marc Dernauer
555
DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Jurídicas
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv Libro completo en:
https://tinyurl.com/y5gfx65m
Aiko Horie
Takashi Inomata
Yasuzo Kitamura
Daniel Márquez
Shuichiro Megata
Hikaru Mori
Yoshinori Nakanome
Hiroshi Noda
Taku Okabe
Nobuyuki Sato
Makoto Tadaki
Carlos Uscanga
Tadasu Watari
Shigeki Yanagawa