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26 Japón Siglo XXI PDF

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JAPÓN

Una visión jurídica y geopolítica en el siglo XXI


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS
Serie Versiones de Autor, núm. 16

COORDINACIÓN EDITORIAL

Lic. Raúl Márquez Romero


Secretario Técnico

Mtra. Wendy Vanesa Rocha Cacho


Jefa del Departamento de Publicaciones

Edna María López García


Diana Luján Verón
Apoyo editorial y formación en computadora

Carlos Martín Aguilera Ortiz


Elaboración de original digital de cubierta
Una visión jurídica y geopolítica
en el siglo XXI

Arturo Oropeza García


Coordinador

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS
CHUO UNIVERSITY
México, 2019
La serie “Versiones de autor”, a la que pertenece el presente volumen, reproduce las versiones
originales de los autores, por lo que no se efectuó corrección ortotipográfica alguna.

Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad


Nacional Autónoma de México.

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio


sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Primera edición: 17 de septiembre 2019

DR © 2019. Universidad Nacional Autónoma de México

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS


Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n
Ciudad de la Investigación en Humanidades
Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510 Ciudad de México

Impreso y hecho en México

ISBN 978-607-30-2188-3
El Japón ha dejado de ser una curiosidad
artística y cultural: es (¿fue?) otra visión del
mundo, distinta a la nuestra pero no mejor
ni peor: no es un espejo sino una ventana
que nos muestra otra imagen del hombre,
otra posibilidad de ser.

Octavio Paz
CONTENIDO

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Pedro Salazar Ugarte
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII
Hisaei Ito
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Arturo Oropeza García

Capítulo I
Historia y naturaleza
del derecho en Japón

Historia y naturaleza jurídica del derecho japonés. . . . . . . . . . . . . . . . 13


Hikaru Mori

Visión histórica cultural del derecho japonés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33


Taku Okabe

Capítulo II
El marco constitucional japonés

Visión general de la Constitución política en Japón . . . . . . . . . . . . . . . 61


Nobuyuki Sato

Comentarios al ensayo sobre la Constitución de Japón del Dr. Nobu-


yuki Sato. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
José María Serna de la Garza

VII
VIII CONTENIDO

Capítulo III
Principales disciplinas del derecho japonés

El derecho administrativo de Japón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103


Tadasu Watari

La Ley Civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131


Marc Dernauer

Introducción al derecho penal japonés y algunos problemas particu-


lares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
Makoto Tadaki

Código de Procedimientos Penales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201


Yoshinori Nakanome
Shigeki Yanagawa

Ley de Sociedades Mercantiles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235


Hiroshi Noda

El Código de Procedimientos Civiles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267


Takashi Inomata

Breves apuntes en torno al derecho japonés y el derecho mexicano. . . 301


Daniel Márquez

Capítulo IV
Desarrollo del derecho japonés
en el marco global

Leyes sobre la propiedad intelectual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321


Aiko Horie

Derecho internacional y diplomacia de Japón: historia y antecedentes. 353


Shuichiro Megata

La Ley de Refugiados y la práctica en Japón: una visión crítica. . . . . . 373


Yasuzo Kitamura
CONTENIDO IX

Derechos sociales y justiciabilidad: consideraciones en torno al artículo


25 de la Constitución japonesa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 405
Fernando Villaseñor Rodríguez

Capítulo V
Japón y su circunstancia geopolítica
en el siglo XXI

Japón y la importancia de su papel en el encuentro entre Oriente y


Occidente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 423
Arturo Oropeza García

Geopolítica y el poder naval en las relaciones de Japón con México. . . 453


Carlos Uscanga

Una mirada a las relaciones económicas entre México y Japón y el


influjo de los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483
Alfredo Román Zavala

La seguridad japonesa en su política exterior. Una revisión . . . . . . . . . 505


María Elena Romero

Alianza económica México-Japón. Retos y oportunidades. . . . . . . . . . 521


Melba Falck Reyes
Dalia Blando

Acerca de los autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 555


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PRESENTACIÓN

El Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Au-


tónoma de México (UNAM) nace hace 79 años bajo una vocación académi-
ca de Derecho Comparado.
Con el nombre precisamente de Instituto de Derecho Comparado, inicia
sus trabajos en el año de 1940 con la participación de notables juristas mexi-
canos y extranjeros, donde la influencia de una camada de especialistas no-
tables del exilio español, como los Profesores Sánchez Román y Gallifa, Raúl
Carrancá y Trujillo, Francisco Elola Fernández y otros, dio como resultado
que de una manera visionaria, la disciplina del Derecho en México fuera do-
tada del análisis comparado, como parte imprescindible de la investigación
jurídica, sumando para ello, entre múltiples alternativas y prácticas, con un
Boletín Mexicano de Derecho Comparado que desde 1948 no ha dejado de
editarse de manera ininterrumpida.
La conciencia de ayer, al paso del tiempo, se ha convertido en la exigen-
cia de hoy, ante la profundidad y velocidad de los cambios que se han estado
presentando en el mundo desde la segunda mitad del siglo XX hasta nues-
tros días. Los avances tecnológicos, la interacción de los procesos económi-
cos, el aumento del comercio global, etc., son parte de una realidad más
conectada en la que participa la mayoría de los países de mundo y que exige
de las diversas disciplinas, en este caso del Derecho, de su actualización en
concordancia con la práctica de países afines y disciplinas interconectadas.
Desde esta perspectiva, a nuestro Instituto no le ha pasado desapercibi-
do el importante cambio geopolítico, geoeconómico y geojurídico que se ha
estado presentando en la región de Asia del Este, como una de las zonas de
mayor dinamismo del mundo, por lo que desde principios de siglo amplió
sus investigaciones sobre esa importante región del mundo, entre otras, la ti-
tulada como “Culturas y Sistemas Jurídicos Comparados”, la cual ha tenido
como objetivo tener contacto directo con una región que no solo presenta
temas jurídicos fundamentales, si no que contiene en si misma a la mayor
parte de las civilizaciones vigentes del mundo.
En el marco de esta preocupación se han generado diversas publicacio-
nes, de manera especial las obras: México-China: culturas y sistemas jurídicos com-

XI
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XII PRESENTACIÓN

parados, México-India: culturas y sistemas jurídicos comparados, México-Rusia: culturas


y sistemas jurídicos comparados, México-Brasil: culturas y sistemas jurídicos comparados,
y, en esta ocasión, el libro Japón. Una visión jurídica y geopolítica en el siglo XXI.
La relación México-Japón, distante en la geografía, en el tiempo ha sido
significada por sus importantes encuentros históricos a lo largo de cuatro
siglos. Múltiples son las visitas y los intercambios entre ambas naciones, des-
tacando por su importancia la famosa misión diplomática del Embajador
Hasekura Tsunenaga en el siglo XVII y el importante Convenio de Amis-
tad, Comercio y Navegación de 1888 entre México y Japón, el cual es el
primer acuerdo internacional firmado por Japón, en términos de igualdad,
al inicio de la Dinastía Meiji.
Por ello, para el Instituto de Investigaciones Jurídicas, es un verdadero
gusto la publicación de la presente obra, que se identifica por ser una de
las primeras ediciones en español sobre el sistema jurídico japonés tanto en
México como en América Latina, la cual se presenta, como las obras que le
han antecedido en esta línea de investigación, con un marco geopolítico y
económico de Japón, a fin de lograr una percepción más amplia de la rea-
lidad japonesa.
Agradecemos sinceramente la colaboración para la realización de este
trabajo al Instituto de Derecho Comparado de la Universidad de Chuo,
Japón, en especial a su Director, el Dr. Hisaei Ito, y al Señor Embajador
Shuichiro Megata, por su importante apoyo y amistad para llevar a buen
término este trabajo conjunto, esperando sea el inicio de un mayor número
de colaboraciones académicas en la materia, en beneficio de nuestras insti-
tuciones y nuestros países.

Pedro Salazar Ugarte


Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la Universidad Nacional Autónoma de México

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PRÓLOGO

Me complace que este libro sea publicado como una primera etapa de los es-
tudios comparativos entre la cultura y el sistema judicial de Japón y México,
lo que coincide con la celebración del 130vo aniversario del establecimiento
de las relaciones diplomáticas entre Japón y México.
Históricamente, el intercambio entre nuestros dos países comenzó hace
más de 400 años y tenemos lazos especiales en términos de relaciones bila-
terales. México fue el país que concluyó el primer tratado equitativo de co-
mercio y navegación con Japón y también el país en el que se establecieron
los primeros inmigrantes japoneses organizados en Latinoamérica. Actual-
mente, Japón es el único país con el que México ha concluido el Acuerdo de
Asociación Económica de Asia y uno de los dos países más entusiastas en la
promoción del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico
(CPTPP) por sus siglas en inglés.
Las relaciones comerciales entre los dos países se han incrementado
desde la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Económica, el cual
ha sido respaldado por una relación muy amistosa entre las dos naciones.
Además, debido a la importancia geoeconómica de México, las inversiones
japonesas han aumentado significativamente en los últimos años y ahora
más de 1,000 compañías japonesas están establecidas en México.
Junto con el aumento de las relaciones comerciales, también los inter-
cambios académicos y turísticos se han visto favorecidos, por lo que es im-
portante profundizar en todos los campos de la relación bilateral, el enten-
dimiento mutuo entre los dos pueblos, incluyendo los estudios jurídicos.
En este contexto, esta iniciativa auspiciada por el Dr. Arturo Oropeza
del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autó-
noma de México (UNAM), para compilar este libro como un proyecto con-
junto con el Instituto de Derecho Comparado de Japón, fue muy oportuna,
significativa y es sumamente apreciada.
Para este proyecto participaron 11 investigadores de la Universidad de
Chuo, que fue establecida como una universidad especializada en leyes des-
de 1885. De la Facultad de Derecho de esta universidad se han graduado

XIII
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XIV PRÓLOGO

muchos abogados, ejecutivos de negocios, miembros del Parlamento, diplo-


máticos y funcionarios de alto rango.
A pesar de que la cultura legal japonesa se inspiró en el sistema judi-
cial alemán y francés durante la era Meiji y fue influenciada por el sistema
estadounidense después de la guerra, pudo establecer un sistema jurídico
adecuado y japonés, el cual está vigente hoy en día. Por lo que resulta inte-
resante establecer su similitud con el sistema legal propiamente mexicano y
la influencia española o europea y estadounidense.
Realmente espero que este libro sea el inicio del desarrollo de una ma-
yor cooperación en las diferentes áreas especializadas o el estudio compa-
rativo del derecho entre las dos universidades, lo que puede contribuir a
profundizar la comprensión mutua y fortalecer aún más las relaciones amis-
tosas de nuestros dos países.

Hisaei Ito
Director del Instituto de Estudios Comparados
de la Universidad de Chuo

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INTRODUCCIÓN

Es un lugar común decir que la primera


impresión que produce cualquier contac-
to —aún el más distraído y casual— con la
cultura de Japón es la extrañeza. Solo que,
contra lo que se piensa generalmente, este
encuentro no proviene tanto de sentirnos
frente a un mundo distinto como del dar-
nos cuenta de que estamos ante un univer-
so autosuficiente y cerrado sobre sí mismo.
Organismo al que nada le falta, como esas
plantas del desierto que secretan sus pro-
pios alimentos, el Japón vive de su propia
substancia.

Octavio Paz
(Asiain, Japón en Octavio Paz, 2014)

I.

Extrañeza y suficiencia son dos palabras con las que Paz intenta atrapar al Ja-
pón del siglo XX, y que a pesar del tiempo transcurrido, sus categorías siguen
estando presentes en la esencia de una nación que ha sabido ser moderna sin
perder en el camino la naturaleza de su milenarismo.
Japón en el siglo XIX es el primer país de Asia del Este en establecer un
contacto directo con el mundo occidental, causando un efecto recíproco de
nuevas impresiones entre ambas partes. Un juego de espejos donde se obser-
van con detalle por primera vez dos culturas que por diversas razones no ha-
bían tenido la oportunidad de platicar y compartir sus mutuas impresiones.
A pesar del siglo y medio transcurrido de la apertura japonesa frente a
sus referentes occidentales, no es exagerado o inoportuno hablar del otro; de
esa extrañeza respecto a otra visión de las cosas. De ese otro mundo que sus-
1
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2 INTRODUCCIÓN

tenta Jaspers; o de ese complemento del que habla Leys; de esa fascinación que
Occidente y Oriente sienten el uno por el otro sin que a la fecha terminen
por descubrirse totalmente.
No obstante de haber sido el primer país de Asia del Este en iniciar el
camino de la occidentalización, Japón nunca ha renunciado a las raíces de un
largo tiempo histórico que lo presentan como un jugador global con carac-
terísticas propias. Como una cultura única y singular, que forma parte de una
cuenca civilizatoria junto con China, Corea, etc., cuya trascendencia hoy
las presenta como una región vigente de largos trazos milenarios.
El derecho en este sentido —como en cualquier sociedad— es un pro-
ducto de su cultura y de su idiosincrasia que responde a las necesidades de su
tiempo; y las importantes diferencias de las culturas de Occidente y de Asia
del Este, en este caso Japón, reflejan históricamente caminos diversos que
obedecieron a visiones distintas del mundo, de la vida y del orden social.
Al respecto comenta Beatriz Chapoy:

Se parte del supuesto que la base ideológica de las distintas culturas es lo que
determina la estructura y el sentido de los diferentes sistemas normativos de
organización de la vida social, y no hay modo de explorar, describir y explicar
el complicado sistema de gobierno japonés, sin comprender las premisas im-
puestas por los antecedentes confucianos, budistas y shintoistas de su cultura,
porque a diferencia de la civilización europea basada en la culpa —castiga-
da por autoridades civiles o religiosas—, en la cultura ancestral japonesa es
la vergüenza así como la sanción psicológica de quedar deshonrado ante la
comunidad —familia, distrito, ciudad, nación— lo que obliga a actuar con-
forme a lo prescrito.

Y agrega,

Reconociendo y respetando la otredad de la cultura japonesa, se analiza el


desarrollo de su historia y el de las estructuras que organizaban a la sociedad,
partiendo de ellas mismas, sin caer en la tentación de reducir por comodidad
lo que resulta extraño a nociones conocidas, para no convertir el orden estu-
diado en un mal remedio de las instituciones europeas y estadounidenses, es
decir, sin caer en la deshonestidad de transferir conceptos de una cultura a
otra radicalmente ajena, por no poder ver más allá de los prejuicios que deli-
mitan el propio horizonte cultural (Chapoy, 2010, p. XVII).

Jurídicamente hablando, Japón desde hace más de dos milenios formó


parte de un circuito cultural heredero de una temprana reflexión filosófica,
confuciana, donde se estimaba que un pueblo que aprecia la moralidad no

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INTRODUCCIÓN 3

necesita contar con leyes o castigos. “Si se utilizan las órdenes —dice Con-
fucio— para guiar al pueblo y las condenas para educarlo, este acabará por
apartarse y perder la vergüenza. Si se utiliza la virtud para guiar al pueblo y
la formalidad para educarlo, entonces mantendrá la vergüenza y permane-
cerá dentro de las buenas formas” (Schleichert y Roetz, 2013, p. 43). Bauer
agrega al respecto que

La filosofía del legalismo (en chino fajia, escuela de la ley) opera a primera vista
dentro de la historia del pensamiento chino —agregaríamos por referencia
que también del pensamiento japonés— como un fenómeno aislado: fue una
ideología aceptada en toda China solo durante la tristemente célebre dinastía
Qin (221-206 a. C.), después del dramático hundimiento de esta dinastía, se
convirtió en una no filosofía universalmente proscrita (Bauer, 2009, p. 123).

Se dice con frecuencia que la ausencia de un orden jurídico en Asia del


Este, con características occidentales, es reflejo de un atraso y una de las
causas que contribuyeron en el triunfo de la hegemonía occidental sobre
los países orientales en el siglo XIX. Sin embargo, como se aprecia de lo
anterior, el no generar una sistematización jurídica de corte occidental en
el caso de Asia del Este, es el resultado de una reflexión filosófica temprana
que optó por un Estado Moral, en lugar de un Estado de Derecho, lo cual
correspondió a una decisión política que trató de ser congruente con una
diferente concepción de la vida y de su orden social.
Taku Okabe comenta, derivado de lo anterior, que el concepto derecho
subjetivo fue un término totalmente nuevo para los japoneses. Que la palabra
derecho se integra a su patrón cultural a partir de la Dinastía Meiji (1868)
(Okabe Taku, en Oropeza, 2019). Chapoy coincidiendo con esta afirmación
abunda que “la sociedad japonesa no conoció el concepto de derecho sino
hasta el fin del siglo XIX” (Chapoy, 2010, p. 22). La Dinastía Meiji funda
la primera escuela de abogados sistematizando la abogacía a partir de 1876
(Mori Hikaru, en Oropeza, 2019). Con una mirada más profunda Taku
Okabe enfatiza respecto a la diferencia conceptual entre el modelo asiático
y occidental

…que uno de los secretos que representa la alta efectividad económica que
tiene la sociedad japonesa resulta de los elementos tradicionales y no occiden-
tales, los cuales no son compatibles con la simple legalización (Aomi, 1991,
p. 131). Es decir, la propia cultura jurídica o el clima tradicional de Japón
subsiste a pesar de la sucesión del derecho moderno occidental, lo cual hace
funcionar la sociedad o la economía japonesa flexiblemente.

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4 INTRODUCCIÓN

Respecto a la idea de que “los japoneses tienen una baja conciencia


sobre el derecho”, Okabe aclara que son las características culturales las
que generan una respuesta diferente frente al derecho, donde prevalece una
moralidad y un respeto a la sociedad sobre los intereses individuales, Que
en los países occidentales es sumamente correcto que las personas diriman
sus propios derechos mientras en Japón suele ser criticado por considerarse
como un acto egoísta de romper la paz y/o recurrir a la autoridad. Que:

…mientras el concepto del contrato en los países occidentales es el fin de la ar-


dua negociación, para los japoneses la concertación de un contrato es la partida
para una buena relación para el futuro en lugar de ser una conclusión. En otras
palabras, al momento de la contratación, las partes han llegado a una relación
amistosa y se sienten obligados fuertemente.

Concluye esta explicación sobre las diferencias fundamentales entre es-


tas dos visiones del ordenamiento social que a través de la modernización
del derecho japonés en la era Meiji se adoptó el sistema jurídico europeo-
occidental; sin embargo las características típicas de Japón han impactado
en su conciencia sobre el derecho, formando una “disciplina social” propia
de su cultura y que para profundizar en el entendimiento del derecho japo-
nés o su cultura jurídica , es necesario tomar en cuenta estas características
propias (Okabe Taku, en Oropeza, 2019). Sobre todo lo anterior Mori agre-
ga que: “los esfuerzos de los investigadores jurídicos (japoneses), acerca de
cómo incorporar los sistemas jurídicos occidentales, se han convertido en
un modelo para los países asiáticos” (Mori Hikaru, en Oropeza, 2019). A
esto último podríamos agregar que en esta herencia se incluye también, de
manera importante, el Modelo Asiático de Desarrollo Japonés.

II.

Hiroshi Oda apunta que la influencia jurídica extranjera en Japón se presenta


en tres etapas diferentes: la primera que va del siglo VII al XVIII, cuando el
país importó de China su sistema legal y político. La segunda que se produce
ante la caída del shogunato Tokugawa, incluyendo la primera mitad del siglo
XX, cuando fue completada la industrialización del país. Y la tercera, que
comienza después de la Segunda Guerra Mundial y que continúa durante la
presencia de las fuerzas aliadas en Japón, cuya influencia se mantiene hasta
la fecha (Oda, 2012, p. 13).

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INTRODUCCIÓN 5

La primera etapa del derecho japonés presenta la fuerte influencia del


aporte chino, que derivado de los debates filosóficos en el tiempo entre Con-
fucio, Mencio, Modi, Xun Zi, Shang Yang, Hang Feizi y Lao Tse, entre
otros, derivaron en la construcción de un orden político y social con carac-
terísticas asiáticas, que por su profundidad han permanecido hasta la fecha
bajo la modulación de su propio tiempo y circunstancia.
Los registros escritos refieren una relación Japón-China desde la Dinas-
tía Han, en 57 d. C., donde el emperador chino entregó un sello de oro a
un rey japonés, incrementándose el intercambio cultural entre las dos civi-
lizaciones. La entrada del confucianismo a Japón, vía Corea, data desde el
siglo II y III de nuestra era. Como otro antecedente de la influencia china
en la construcción del Derecho japonés destaca por su importancia la Cons-
titución de los “Diecisiete Artículos” promulgada en 604 por el Príncipe
Shōtoku, la cual con amplio contenido confuciano jugó un papel central so-
bre la organización del poder y los deberes del pueblo con el soberano. Los
códigos Ritsu-Ryo en el siglo VIII, fueron creados basándose en el sistema
legal de la dinastía Tang. El código Ritsu —indica Mori— que estableció el
derecho penal, no tuvo diferencias importantes respecto a su ley de origen.
El código Ryo (de naturaleza administrativa), si tuvo cambios significativos
para ajustarlo a las circunstancias de Japón. Al respecto, apunta Chapoy,

Esta codificación, siguiendo el modelo chino dio la máxima importancia a la


organización de los poderes estatales y al castigo de la conducta indeseada;
fue la práctica de estas actividades la que hizo que el ámbito de las leyes se
desarrollara. Los preceptos de esta época tenían un carácter fuertemente mo-
ral, pues siguiendo los principios confucianos tenían como propósito desde un
aspecto positivo incitar a hacer el bien, y desde un aspecto negativo castigar el
mal cometido. Su fin último era educar a los ignorantes para dirigirlos hacia
el ideal confuciano (Chapoy, p. 12).

Las leyes Daijoo, en el año 700, fueron un abultado compendio de once


volúmenes de normas administrativas y seis de preceptos penales que resul-
taron de la actualización del Omi Ritsu Ryo. A finales del siglo XVIII se
creó el código Ryukyu Karitsu tomando como modelo el código chino Ritsu
(Mori Hikaru, en Oropeza, 2019).
La segunda etapa de influencia jurídica para Japón se da en el llamado
siglo de los tratados en Asia del Este del siglo XIX, que se produce con la
llegada de los ingleses a China en 1839 y los norteamericanos a Japón en
1854. A través de este hecho, Japón se ve obligado a hacer frente a la lle-
gada occidental que lo forza a firmar tratados comerciales internacionales

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6 INTRODUCCIÓN

con una buena parte de los países europeos, al propio tiempo que a gene-
rar un sistematización jurídica de corte occidental a fin de obtener mejores
resultados en sus negociaciones. Derivado de ello se genera en un primer
momento la proto-constitución Meiji de 1868, también conocida como la
Constitución de las “Cinco Cláusulas”, la cual fue una respuesta jurídica
con características propias tanto para la vida interna de Japón como para la
comunidad internacional. En un segundo plano destaca la Constitución de
1889,que viene a constituir el antecedente jurídico moderno más represen-
tativo del Japón, la cual en su intento de mostrar una formalidad jurídica
occidental, deviene en un documento que mezcla por primera vez la idio-
sincrasia de dos culturas con visiones diferentes, con un amplio remedo de
las culturas jurídicas alemana y francesa.
La tercera etapa, que inicia con la derrota de Japón en 1945 y de la pre-
sencia norteamericana en el país, deriva en la construcción de una amplia
sistematización jurídica que parte de la Constitución de 1947 a nuestros
días. En esta tercera fase, Japón ha vivido un amplio proceso de mezcla de
culturas, que como ya señalaron Chapoy, Mori y Okabe, no ha concluido,
en la medida que el documento constitucional nace de una imposición mili-
tar y cultural que no termina de asentarse, sin que esto haya ido en perjuicio
de una participación de Japón en el orden jurídico global.
Japón se presenta hoy frente al mundo como un sistema jurídico moder-
no con aportaciones tanto del civil law como del modelo consuetudinario, en
razón a sus influencias surgidas del Derecho Francés y Alemán principal-
mente durante la dinastía Meiji, como por la presencia norteamericana de
posguerra. No obstante, a través de la Ley de las Reglas Generales sobre la
aplicación del Derecho, a la costumbre se le sigue dando un papel principal
en las diferentes disciplinas, siempre que no vaya en contrasentido de esti-
pulación expresa. Sobre el tema Chapoy nos recuerda que

En gran parte el pueblo ha seguido rigiendo su vida no por los principios


del derecho legislado, sino por los que tradicionalmente ha practicado. Los
controles sociales continúan teniendo fuerza, lo que reduce los casos en los
que es necesario recurrir a la autoridad de la ley para dirimir conflictos; y la
familia y el vecindario —y después cada institución a la que se pertenece—
establecen sus propios preceptos que sus miembros respetan para no quedar
desacreditados ante la sociedad.
Asimismo, la conciliación como medio de resolver disputas sigue vigente,
oficialmente reconocida por la ley: anexas al poder judicial hay comisiones
componedoras a las que pueden acudir las partes en vez de recurrir a un
litigio, y aún iniciando éste, los jueces pueden remitir el caso a mediación si
lo consideran pertinente, y existen instituciones tanto privadas como oficiales

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INTRODUCCIÓN 7

especializadas en arreglar conflictos por avenencia. Por otra parte, la orien-


tación que la burocracia da a través de las doctrinas administrativas, es una
forma de obligar a las partes a que zanjen de común acuerdo sus diferencias.
Innegablemente en el régimen jurídico japonés han ocurrido cambios, em-
pero, persiste mucho de lo que ha sido la forma japonesa de la convivencia y
de gobernar. Si en la época Meiji los japoneses adaptaron el derecho recibido
a su carácter, en la etapa de posguerra han infiltrado su idiosincrasia en las
normas que les fueron impuestas (Chapoy, p. 345).

Dice Paz que las culturas son realidades que resisten con inmensa vi-
talidad a los accidentes de la historia y del tiempo. Será interesante seguir
observando, en este caso en el terreno jurídico, la transformación de Japón
en la segunda mitad del siglo XXI.

III.

Japón vive la levedad de un tiempo sin prisa, la confusión de un éxito eco-


nómico que se estanca pero no desaparece y la idea cada vez más evidente
de que algo no anda bien con su futuro, aunque a ciencia cierta no se acabe
de definir, ni dentro ni fuera de Japón, cual es la razón de ello; cual es su si-
tuación política y económica actual y sus posibilidades para las décadas por
venir.
Si bien permanece en el horizonte global el recuerdo de una economía
pujante que de los cincuenta a los ochenta del siglo pasado se le mencionó
incluso como una de las posibles hegemonías en el siglo XXI, junto con
ello, el mundo observa desde la década de los noventa la desaceleración de
un proyecto que no atina como volver a encender el motor de una sociedad
que aunque todavía colmada en lo económico, en el marco de su confort va
perdiendo progresivamente el gusto por su porvenir.
Ajeno en algunos momentos a la estresante dinámica global que vive el
mundo, sobre todo en lo que se refiere a la zona del Atlántico y del Pacífico,
donde Japón ocupa un lugar de bisagra y privilegio, parece no ejercer a ple-
nitud ese activo civilizatorio y geográfico, mientras junto a él, de Este a Oes-
te, China y Estados Unidos escenifican la gran contienda por los liderazgos
de las próximas décadas.
En medio de este cambio global, Japón no pierde su sello de ser una
civilización orgullosa, segura de sí misma, bajo el manto de una identidad
cultural que le ha ganado respeto a lo largo de los siglos.

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8 INTRODUCCIÓN

En los inicios de un nuevo orden global, de hegemonías y regiones de-


clinantes como Estados Unidos y Occidente y de actores en ascenso como
China y Asia del Este, comprender el papel de un país central como Japón,
con las particularidades y condiciones que le caracterizan, por lo menos
desde el siglo XIX, resulta de la mayor importancia para comprender la
nueva conformación geopolítica del mundo.
Ante esta necesidad, el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en coordinación con
la Universidad de Chuo, Japón, desde 2017 iniciaron un proyecto de inves-
tigación sobre el tema de culturas y sistemas jurídicos comparados México-
Japón, a fin de avanzar en el mutuo conocimiento de dos realidades que en
su trazo jurídico reflejan los cambios de un proyecto civilizatorio milenario
que guarda vigencia en el nuevo entorno global.
Bajo esta iniciativa, a través del honroso liderazgo del Ex Embajador de
Japón en México, y ahora académico de la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad de Chuo, el Profesor Shuichiro Megata, se iniciaron los trabajos
del sistema jurídico japonés con la participación de los profesores de la Uni-
versidad de Chuo, Hikaru Mori, Nobuyuki Sato, Tadasu Watari, Marc Der-
nauer, Makoto Tadaki, Yoshinori Nakanome, Shigeki Yanagawa, Hiroshi
Noda, Takashi Inomata, Aiko Horie, Suichiro Megata y Yasuzo Kitamura.
A esta importante plataforma intelectual del Derecho japonés se sumaron
los trabajos del Profesor Taku Okabe, de la Universidad de Guadalajara en
México y del Profesor Fernando Villaseñor Rodríguez de la Escuela Libre
de Derecho.
Por la parte de México se contó con la importante participación de los
profesores José María Serna de la Garza y Daniel Márquez Gómez del Ins-
tituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
En la traducción de la obra, el trabajo incansable del Dr. Héctor Fix-
Fierro, Ex Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, jugó un papel
relevante para la oportuna conclusión de la obra.
En el segundo capítulo del libro, sobre temas geopolíticos complemen-
tarios de Japón, la visión jurídica del libro se enriquece con las aportaciones
de Arturo Oropeza García del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, Carlos Uscanga de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de
la UNAM, Alfredo Román Zavala de El Colegio de México, María Elena
Romero Ortiz de la Universidad de Colima, Melba Falck Reyes de la Uni-
versidad de Guadalajara y Dalia Blando de la misma institución.
El libro contó para su prólogo y presentación con la participación del
Director del Instituto de Estudios Comparados de la Universidad de Chuo,

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INTRODUCCIÓN 9

Japón, el Dr. Hisaei Ito, y por parte del Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM, el Dr. Pedro Salazar Ugarte.
A todos los participantes que hicieron posible la realización de esta
obra, les brindamos nuestro mayor reconocimiento y gratitud. De manera
especial a los colegas de la Universidad de Chuo y su coordinador, el Ex
Embajador Shuichiro Megata, por haber permitido acortar las distancias
de la geografía a través de la confianza y el trabajo conjunto.
Estamos seguros que esta obra, en su dimensión y contenido, vendrá a
sumarse a todos aquellos importantes trabajos que los académicos de ambos
países han venido realizando de manera anticipada, en beneficio de una
mejor comprensión y relación bilateral.
La presente obra rinde también un sensible tributo a la memoria de la
estimada colega Beatriz Chapoy Bonifaz, que en el 2010, a través del Institu-
to de Investigaciones Jurídicas, publicó la excelente obra sobre Japón titulada
“Evolución del concepto de Derecho en Japón”, como uno de los primeros
antecedentes en la materia.
Las grandes civilizaciones han sido hechas a través del diálogo entre
distintas culturas. Esperamos que este nuevo diálogo entre México y Japón
sobre culturas y sistemas jurídicos comparados redunde en un mejor enten-
dimiento entre nuestros dos grandes países.

Arturo Oropeza García


Verano de 2019

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CAPÍTULO I

HISTORIA Y NATURALEZA DEL DERECHO EN JAPÓN

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA


DEL DERECHO JAPONÉS

Hikaru Mori*

Sumario: I. Yamato premoderno. II. El pueblo Ryukyu premoderno.


III. El pueblo Ainu premoderno. IV. Tiempos modernos (desde finales del
siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial). V. Después de la Segunda
Guerra Mundial. VI. Naturaleza de la historia jurídica japonesa. VII.
Bibliografía.

El país descrito en este documento es conocido internacionalmente como


Japón. Este nombre deriva de “La Description du Monde” de Marco Polo. A fi-
nales del siglo XIII viajó de Venecia a China, y al regresar a su país de origen
Rustichello da Pisa compiló sus observaciones. En este libro se dice que hay una
isla rebosante de oro al Este de China llamada Cipang. La palabra Japón se
deriva de esta palabra.
De esta manera, el nombre Japón fue dado por los europeos. En cam-
bio, los japoneses llaman a su país Nihon o Nippon. Este nombre significa
donde sale el sol y se empezó a usar alrededor del siglo VIII durante las
relaciones diplomáticas con China.
Los territorios que conforman el Japón moderno están formados por las
islas japonesas situadas al este de la península de Eurasia, que juntas forman
un arco (principalmente Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu), así como las islas
Ryukyu situadas hacia el sur y otras islas cercanas. En estas regiones conviven
tres etnías: Yamato, Ryukyu y Ainu. Hasta la modernización, que ocurrió a me-
diados del siglo XIX, exisitían tres historias diferentes en Japón, las cuales
correspondían a cada una de estas etnías. En el curso de esta moderniza-
ción, la nación moderna se formó con el pueblo Yamato como etnía central,
los otros dos pueblos se incorporaron posteriormente como minorías.
*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo.

13
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14 HIKARU MORI

I. Yamato premoderno

1. Yamato

Se ha confirmado que hace alrededor de 20,000 años había ya seres huma-


nos en las islas japonesas, basándose en investigaciones arqueológicas de ins-
trumentos de piedra y restos humanos. Desde hace aproximadamente unos
15,000 años hasta hace unos 2,300 años la gente de estas islas vivió en peque-
ñas tribus y su estilo de vida fue de cazadores-recolectores. También hicieron
utensilios de barro para cocinar, cuyas superficies adornaban con diseños
con motivos de marcas de cuerda. Estos utensilios simbolizaban la cultura de
estas personas y a esta era se le llamó la Era Jomon, de la palabra Jōmon, que
se refiere precisamente a estos diseños.
Se cree que la gente de esta época fue una de las raíces de las etnías Ya-
mato, Ryukyu y Ainu. Sin embargo, actualmente no se ha llegado a ninguna
conclusión respecto a esta suposición.
Hace aproximadamente 2,300 años la tecnología para la producción de
arroz fue traída a Japón de China y la península coreana, junto con muchas
personas que emigraron de estos lugares a las islas japonesas. Los cultivos
de arroz se esparcieron por todo Japón y esto resultó en la formación de
grandes tribus. También aumentaron los conflictos sobre los productos y el
territorio, y en respuesta a esto muchos grupos de tribus empezaron a for-
mar reinos.

2. La formación de una nación unificada centrada


en torno a un emperador

La información sobre los primeros reinos de las islas japonesas ha sido


transmitida por los libros de historia chinos. Los registros más antiguos se
encuentran en el Libro de Han, según el cual el Emperador de China le
confirió un sello de oro a un rey japonés en el año 57 d. C. Esto conllevaba
el significado de que el Emperador de China reconocía a este rey como uno
de sus vasallos. Este sello de oro descrito en los registros todavía existe, fue
descubierto en el norte de Kyushu en el siglo XVIII.
También se afirma que 50 años después de esto, otro rey le regaló al em-
perador 160 esclavos. Además, según el Libro de Wei, a mediados del siglo
III había un reino en las islas japonesas llamado Yamatai que fue gobernado
por una reina Himiko.

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 15

Las investigaciones arqueológicas también han confirmado que en el


siglo IV en el centro de las islas japonesas donde actualmente se encuentran
Kyoto, Osaka y Nara se formó un reino muy poderoso llamado Yamato. El
líder de este reino está conectado con lo que se convertiría en el Emperador
(Tenno) en épocas posteriores, y fue también alrededor de este reino que se
formó la etnía del pueblo Yamato.
El líder del Reino de Yamato comenzó a ser llamado Emperador (lla-
mado Tenno en japonés) alrededor del siglo VII. Este título significa “Empe-
rador de los Cielos” e implicó que el Tenno se considerara a sí mismo como
un par del emperador de China. Desde esta era el Reino de Yamato comenzó
a actuar como una nación independiente en lugar de un vasallo de China.
En Asia del Este era raro que un país tomara tal actitud hacia China.

3. Un sistema legal centrado en el emperador


(el sistema Ritsu-Ryo)

El Reino de Yamato estableció gradualmente un sistema de gobierno


centralizado alrededor del Emperador. Esta forma de gobierno fue creada a
comienzos del siglo VIII. En ese momento se comenzó a formar un sistema
legal tomando como referencia el código legal de la Dinastía T’ang de China
conocido como Ritsu-Ryo.
Los códigos conocidos como Ritsu-Ryo estaban compuestos por Ritsu, que
establecía el derecho penal, y Ryo, que establecía diversas disposiciones rela-
cionadas con la administración. No había disposiciones relativas a la posición
o autoridad del Emperador. El Emperador era considerado todopoderoso y
no estaba limitado por las leyes. Todas las regiones de las islas japonesas,
aparte de Hokkaido, cayeron bajo el dominio del Emperador para establecer
un Estado centralizado que concentró el poder en esta figura.
El Código Ritsu, que establecía el derecho penal, contenía en el primer
capítulo disposiciones comúnmente aplicadas a diversos delitos y en los ca-
pítulos siguientes disposiciones aplicadas específicamente a cada uno de los
delitos.
El Código de Ryo estableció qué tipo de funcionarios existirían como
agentes de la nación, cuáles serían sus funciones y su jerarquía. También
se estableció un sistema territorial y un sistema tributario para gobernar al
pueblo. De acuerdo con este, todas las tierras pertenecían a la nación, la tie-
rra era asignada a las personas por la administración y se requería que las
personas pagaran impuestos.

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16 HIKARU MORI

Los Códigos de Ritsu-Ryo fueron modelados basándose en el sistema


legal de la dinastía china T’ang. El Código Ritsu, que estableció el derecho
penal, no tuvo diferencias importantes con respecto a la ley T’ang. Sin em-
bargo, se hicieron cambios importantes al Código Ryo para que se ajustara a
las circunstancias de Japón. En éste se encuentra una variedad de funciona-
rios del gobierno que no existían en la dinastía T’ang. Notablemente, uno de
los funcionarios de más alto rango en el gobierno era el puesto de Jingikan,
que administraba los servicios religiosos. El Código Ryo incorporó muchos
sistemas de gobierno de tipo chino, sin embargo se puede ver que perma-
neció la tradición de colocar a la religión en una posición central dentro del
gobierno.
El Emperador tuvo autoridad política real hasta el siglo XII, posterior-
mente dejó de tener un poder substancial aunque él continuó existiendo.
Después del siglo XII, la recién creada posición de Bushi (o Samurai) llegó a
tener el poder real del gobierno. El Bushi, que fue creado alrededor del siglo
X, estaba formado por gente cuya función era la guerra. Originalmente
servían a los aristócratas de los gobiernos centrales y regionales, pero gra-
dualmente se les reconoció un estatus excepcionalmente alto tanto en el
gobierno como en la sociedad.

A. Sistema jurídico centrado alrededor de la posición de Shogun

Esta clase Bushi se apoderó del poder del gobierno en Yamato desde
mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX. Durante este perio-
do hubieron 3 dinastías Bushi: la dinastía Genji permaneció desde el siglo
XII hasta el XIV; la dinastía Ashikaga desde el siglo XIV hasta el XVI; y la
dinastía Tokugawa desde el siglo XVII hasta el XIX. En todas estas, el líder
de los Bushi era nombrado Seii-dai-syogun (o simplemente Syogun) por el em-
perador. Formalmente, esta posición significaba Comandante Supremo de
los Ejércitos, pero en realidad se le permitía llevar a cabo la administración
del gobierno en lugar del emperador. Que la clase Bushi alcanzara esta posi-
ción significó una reducción substancial de la autoridad real del Emperador.
Las dinastías Kamakura, Muromachi y Tokugawa poseían sus propios sis-
temas jurídicos únicos. Sin embargo, como sería demasiado largo discutir
todos éstos, me gustaría echarle un vistazo al sistema legal de la dinastía
Tokugawa, que fue la última de las tres.
El sistema legal de esta se caracterizó por un estricto sistema de clases que
se dividía en 3: Bushi, agricultores y comerciantes. El sistema de control de
la clase Bushi, la cual estaba en la cima, se sostenía a través del control de las

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 17

tierras agrícolas. Sin embargo, esto no significa que los propios Bushi poseye-
ran tierras agrícolas. Los agricultores fueron quienes poseían y cultivaban la
tierra, mientras que los Bushi tenían derecho a recolectar, como impuesto, una
porción de los productos de estas tierras. El derecho a recaudar los impuestos
de todas las tierras agrícolas de Japón descansó en el Shogun, y estos derechos
fueron cedidos en primer lugar a los señores de los clanes. Los señores enton-
ces, a su vez, asignaron los derechos dados a los Bushi que eran sus propios
vasallos. Este fue el método con el que se controló toda la tierra de Japón. El
sistema jurídico no protegía a los comerciantes adecuadamente. Por ejem-
plo, con respecto a los préstamos otorgados por los comerciantes a los Bushi,
frecuentemente el gobierno tomaba medidas para absolver a los Bushi de la
obligación de pagar sus deudas.
El Shogun tenía la autoridad completa, en lugar del emperador, en ac-
tividades militares y de gobierno. El Shogun también manejó asuntos diplo-
máticos como la ejecución de tratados. La porción de Japón que el propio
Shogun gobernó directamente fue solo de alrededor de una cuarta parte del
total de las islas japonesas, excluyendo Hokkaido. Las áreas restantes estaban
separadas por una variedad de clanes (Hans), a los cuales se les permitía
autogobernarse internamente. Sin embargo, el gobierno central controlaba
fuertemente a los Hans y a veces también podía abolirlos.

II. El pueblo Ryukyu premoderno

En el archipiélago de Okinawa también los Jomon vivían un estilo de vida


de cazadores-recolectores al igual que en las islas japonesas. Hasta esta Era,
no se puede discutir su historia separadamente de la del pueblo Yamato. Sin
embargo, aunque en las islas japonesas el cultivo de arroz comenzó a. C., éste
comenzó hasta el siglo XI en el archipiélago de Okinawa.
Debido al inicio de los cultivos de arroz en el siglo XI, se comenzaron a
formar colectivos parecidos a naciones en Okinawa, al principio pequeñas
naciones. Fue hasta alrededor del siglo XV que estas pequeñas naciones se
unieron para formar una nación unificada.
La unificación del Ryukyus en una sola nación continuó desde el siglo
XV hasta el XIX. Aquí existieron 3 dinastías. Los reyes de estas dinastías lle-
varon tributos a China, quien les otorgó el estatus de “reyes”. Por otra parte,
desde aproximadamente el inicio del siglo XVII estuvo también bajo el go-
bierno de Satsuma-Han, uno del Hans Yamato. Esto colocó al Reino Ryukyu en
la situación de tener relaciones internacionales principalmente con China,

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18 HIKARU MORI

posicionándolo como una de las naciones que pertenecían a China mientras


que también eran súbditos del gobierno de Yamato.
En Ryukyu también la posición social estaba separada en Bushi y agri-
cultores, y el gobierno era administrado por el estrato superior de los Bushi
que incluía al rey. Los agricultores tenían prohibido mudarse de sus tierras,
más de la mitad de su producción era incautada como impuestos y además
estaban obligados a realizar labores para el gobierno. En términos de su
sistema penal, a finales del siglo XVIII se creó el código legal Ryukyu Karitsu
tomando como modelo el código chino Ritsu, mientras que también se hace
referencia al Código Penal de Yamato.

III. El pueblo Ainu premoderno

Las raíces del pueblo Ainu también se encuentran en el pueblo Jomon. Sin
embargo, el pueblo Ainu continuó su estilo de vida de cazador-recolector en
lugar de participar en la agricultura como lo hicieron los pueblos Yamato y
Ryukyu. El pueblo Ainu también estuvo presente en la región norte de la isla
Honshu; sin embargo, alrededor del siglo VI su presencia estaba limitada a la
isla de Hokkaido.
El pueblo Ainu creó pequeños asentamientos para cada tribu y vivió de
la caza y la recolección. A veces las tribus se unían para luchar contra las
invasiones extranjeras, pero nunca crearon naciones. Por lo tanto, es difícil
hablar sobre el sistema legal del pueblo Ainu premoderno.
El pueblo Yamato avanzó dentro de Hokkaido desde el siglo XVI, aproxima-
damente. Sin embargo, la tierra controlada por Yamato estuvo limitada a la re-
gión meridional de Hokkaido y el estilo de vida de los Ainu permaneció en gran
parte sin cambios hasta la creación de la nación moderna en el siglo XIX.

IV. Tiempos modernos (desde finales del siglo XIX


hasta la Segunda Guerra Mundial)

1. Interacciones con los europeos y la creación de una nueva nación

Los europeos llegaron a Japón comenzando con España, Portugal y los Países
Bajos desde el siglo XVI hasta el XVII. España era especialmente entusiasta
con el proselitismo cristiano. Sin embargo, a inicios del siglo XVII se prohi-
bió estrictamente el proselitismo cristiano, y también se prohibió el comercio
con España y Portugal. Más adelante, los Países Bajos fue el único país que

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 19

tuvo relaciones con Japón. Todavía hubo países que enviaron barcos a Japón
deseando comerciar, pero Japón los rechazó continuamente. La llegada de
una flota liderada por el almirante norteamericano Matthew Perry cambió
esta situación. Perry llegó a Japón con una flota de 4 acorazados y exigió
comerciar con Japón.
Precipitado por la llegada de la flota americana, el poder del shoguna-
to Tokugawa disminuyó y en 1867 se derrumbó el shogunato Edo, que había
durado por más de 250 años. El Emperador, que había perdido la autoridad
real durante varios siglos, vio restaurado su poder y se instaló como el núcleo
del gobierno. Sin embargo, en términos de las instituciones nacionales, en
lugar de volver a la era Ritsu-Ryo, el objetivo fue crear algo nuevo y europeo.
Ante la amenaza de ser colonizados por Occidente, el asunto urgente
del gobierno (gobierno Meiji) fue crear una nación que pudiera competir
con Occidente en igualdad de condiciones. Con este fin, necesitaron refor-
zar sus armamentos, establecer una fortaleza económica y crear un sistema
jurídico occidental.

2. Construcción de un gobierno nacional centrado


en la separación de poderes

Primero veremos el proceso de modernización del gobierno Meiji des-


de el punto de vista de la creación de una estructura gubernamental. Los
prerrequisitos generales para que un país sea llamado nación moderna son
que tenga una dieta o parlamento y separación de poderes para asegurar el
ejercicio justo de la autoridad del gobierno. Veamos cómo se formaron los
sistemas jurídicos occidentales.
Se puede decir que el periodo Edo tuvo un sistema de gobierno dual
que tenía tanto al Emperador como al Shogun, pero en términos de gobier-
no el Shogun se había apoderado de toda la autoridad real. Sin embargo, en
1867 el régimen de Tokugawa (que había durado unos 300 años) llegó a su
fin, y el sistema de gobierno de los Bushi que había persistido desde el siglo
XII también se derrumbó. La serie de reformas que comenzaron a partir
de este punto son conocidas como la Restauración Meiji.

A. Órgano administrativo

Inicialmente, la Restauración Meiji tuvo como objetivo restaurar el siste-


ma de gobierno antiguo del siglo VIII, trayendo de vuelta 2 cargos, el Jingikan
y el Dajyokan. El Jingikan sería abolido inmediatamente, pero el Dajyokan per-

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20 HIKARU MORI

duraría por algún tiempo. Al principio, este Dajyokan se apoderó de 3 formas


de poder político: la legislación, la administración de justicia y la administra-
ción del gobierno.
Sin embargo, en 1875, cuando el Emperador transmitió un edicto im-
perial, que tenía como objetivo crear un gobierno constitucional, se esta-
bleció un Senado para servir como cuerpo legislativo así como una Cor-
te Suprema (Daishin-en) para servir como cuerpo judicial. Naturalmente, el
Senado (Genro-in) fue colocado bajo el Gran Ministro (Dajyokan). La Corte
Suprema también fue colocada bajo el Ministerio de Justicia, un órgano
administrativo, resultando en una situación que ciertamente no podría lla-
marse separación de poderes. Posteriormente hubo políticos que pidieron
la pronta creación de un sistema parlamentario al estilo Británico y una
Dieta Nacional, pero en 1881 estos políticos fueron removidos del gobierno
central. Después de esto, Hirobumi Ito se hizo de un poder gubernamental
sustantivo y trabajó hacia el establecimiento de la Constitución siguiendo el
modelo de Prusia. Al hacerlo, abolió el Dajyokan y en el año 1885, estableció
los ministerios de gobierno, y fue designado como el primer Primer Minis-
tro. Este Primer Ministro debía ser nombrado por el Emperador, y la Dieta
no podía tomar parte en este nombramiento.

B. Legislatura

En las naciones occidentales, una Dieta es responsable de la legislación.


En las Ciudades-Estado de Roma y Grecia antigua las asambleas popula-
res, cuyos miembros eran todos los ciudadanos, se reunían para deliberar
y votar sobre los asuntos de importancia para la nación. En los países me-
dievales de Europa Occidental, para decidir los asuntos de importancia, los
representantes de varios Estados, como los aristócratas y clérigos, se reunían
para celebrar congresos basados en el sistema de clases. Entrando en tiem-
pos modernos, se crearon congresos, que estaban formados por represen-
tantes de los ciudadanos, que eran los gobernantes soberanos de sus propios
países y se difundió la idea de que las decisiones de estos congresos eran la
voluntad del pueblo. No existían tales congresos en el Japón premoderno.
Aparecieron por primera vez en la historia de Japón en 1890 con la Consti-
tución del Imperio de Japón. La legislación durante el periodo Edo fue con-
ducida por los Shogun y en cada Hans por los señores de los clanes. Incluso
después de que comenzó la era Meiji, esta estructura básica permaneció sin
cambios por un tiempo, el derecho a legislar descansaba en el Dajyokan.

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 21

Una de las cosas que sirvió de impulso para el establecimiento de un


Congreso de este tipo en Japón fue el Movimiento por la Libertad y los
Derechos del Pueblo, que ocurrió justo después de la Restauración Meiji.
Teniendo en cuenta que era urgente la creación de un estado centraliza-
do que rivalizara con los países occidentales, el gobierno Meiji llevó a cabo
una serie de reformas decisivas mediante un método de arriba hacia abajo.
Las personas que no estaban satisfechas fueron ampliamente alentadas por
las ideas de Jean-Jacques Rousseau, e iniciaron un movimiento que exigía el
establecimiento de una constitución y un congreso. El gobierno tampoco
se opuso al establecimiento de un sistema legislativo, y comenzó a moverse
gradualmente hacia éste. Primeramente, en 1875 se instaló el Senado. Sin
embargo, éste no era un lugar donde los representantes electos se reunían,
puesto que el poder legislativo simplemente descansaba en el Dajyokan.
El sistema legislativo fue creado en 1890 a través del establecimiento de la
Constitución del Imperio de Japón. Esta Constitución estableció el derecho al
voto para los varones de 25 años de edad y mayores que pagaban una cierta
cantidad de impuestos, así como un congreso que constaba con una asamblea
de representantes de los ciudadanos. Sin embargo, se consideró que el dere-
cho a legislar descansaba en el Emperador, a quien se le permitía promulgar
leyes, sin pasar por el congreso, a través de un Edicto Imperial.
Este punto es una de las características del sistema legislativo que se
creó a través de la Constitución del Imperio de Japón. En otras palabras,
aunque la Constitución del Imperio de Japón incorporó la separación de
poderes, en gran parte la autoridad del Emperador todavía permaneció.
A partir de este punto, esta Constitución fusionaría el sistema monárquico
tradicional (Imperial) para legislar, en lugar de adoptar completamente la
idea —proveniente del exterior— de legislar a través del congreso.

C. Judicatura

En Japón existían tribunales aún antes del periodo Edo. Sin embargo, no
tenían una jurisdicción separada de la administración y la legislación. Las
sentencias se llevaban a cabo simplemente como parte de la administración
y no existía el concepto del derecho de acceso a la corte.
Después de la Restauración Meiji hubo un movimiento hacia un estilo
occidental llamado “separación de poderes” que separaría la administra-
ción de justicia de la legislación y la administración. Este movimiento fue
inspirado por el sistema legal europeo. En 1872, el primer Ministro de Justi-

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22 HIKARU MORI

cia designado (Shiho-kyo) Shinpei Eto intentó establecer un cuerpo judicial in-
dependiente del cuerpo administrativo con la “separación de la justicia y la
administración” y la “unificación de la jurisdicción” como reglas generales.
Anteriormente (en el periodo Edo) el poder judicial y la administración no
estaban separados, los juicios eran manejados por los señores de los clanes
en cada clan. Después de la Restauración Meiji los funcionarios del gobier-
no local (funcionarios en cada prefectura) tomaron este papel, pero la con-
ducción de los juicios a mano de los funcionarios enviados por el Ministerio
de Justicia pretendió centralizar la jurisdicción en este órgano. Además, du-
rante el periodo Edo los organismos judiciales combinaron organismos de
investigación y procesos judiciales, pero después de la Restauración Meiji se
instauraron jueces y fiscales públicos para intentar separarlos. Sin embargo,
estas reformas no fueron realizadas inmediatamente.
En 1875 se estableció la Corte Suprema y junto con ella se promulgó
la forma judicial. Durante este periodo, fueron instaurados tribunales ubi-
cados en cada región como tribunales de primera instancia, con tribuna-
les en las principales ciudades siendo tribunales de segunda instancia y la
Corte Suprema siendo el tribunal de instancia final. En otras palabras, en
este punto había un sistema judicial de 3 niveles. Además, el Ministerio de
Justicia, que administraba la justicia, y la Corte Suprema, que ejercía juris-
dicción, estaban explícitamente separados.
Con el establecimiento de la Constitución del Imperio de Japón, se
completó la creación de un sistema de justicia. En el Artículo 57 de la Cons-
titución se establece que “La Judicatura será ejercida por los Tribunales de
Justicia según la ley, en nombre del Emperador”. Esto significaba que la
jurisdicción descansaba en el Emperador, y los tribunales ejercían esta juris-
dicción en su nombre. Bajo esta Constitución, el Emperador tenía el poder
ejecutivo, el cual era ejecutado por el Gabinete en su nombre, y también
el poder legislativo, el cual era ejecutado por el Congreso en su nombre. El
significado de esto era que mientras el Emperador tenía formalmente toda
la autoridad, en realidad el Gabinete, el Congreso y las cortes poseían ex-
clusivamente esta autoridad. Y así, de este modo, el establecimiento de la
Constitución hizo realidad la separación de poderes. Sin embargo, un asun-
to digno de notar es que los tribunales administrativos fueron removidos del
ámbito de la jurisdicción, otorgándoseles una jurisdicción especial en lugar
de los tribunales ordinarios. Además, el Ministerio de Justicia retuvo el po-
der de nombrar jueces. De este modo, existen puntos en los que la jurisdic-
ción todavía no es completamente independiente.

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 23

3. Codificación

A continuación, veamos la creación de áreas jurídicas importantes. Con


el propósito de crear la apariencia de una nación moderna, el gobierno Meiji
planeó redactar los códigos legislativos para los campos del derecho consti-
tucional, derecho civil, derecho penal, derecho mercantil, derecho procesal
penal y, derecho procesal civil. Sin embargo, en Japón no había personas
capacitadas para ocuparse de esto. Algunas personas podían leer el holan-
dés puesto que las interacciones con los Países bajos habían estado en curso
desde el periodo Edo. Sin embargo, los sistemas legislativos occidentales eran
muy diferentes a los de Asia, y el hecho de leer una lengua extranjera no
significaba que se tenía la capacidad de entender el contenido. Por lo tanto,
el gobierno Meiji invitó a abogados de ultramar para trabajar en la creación
de un código de ley. Una figura central entre los invitados fue Gustave Emile
Boissonade de Fontarabie (1825-1910), un francés que llegó a Japón en 1873.
Éste, primero redactó el código penal y el código de procedimientos pe-
nales. En 1880, éstos fueron anunciados formalmente con los respectivos
nombres de “Código Penal” y “Código de Procedimientos Penales”. Ambos
fueron creados traduciendo borradores, que él había escrito al japonés, y
no hace falta decir que estaban fuertemente influenciados por la legislación
francesa. Posteriormente, en 1907 se reescribió completamente el Código
Penal que Boissonade había creado. Este código penal sigue en uso hoy en día.
El código de procedimientos penales fue reformulado nuevamente en 1890
y de nuevo en 1922. Este código legal fue reescrito en gran parte en 1948
después de la guerra bajo la influencia de la legislación americana.
No dejaron la redacción del Código Constitucional a los extranjeros.
Con el Movimiento por la Libertad y los Derechos del Pueblo y bajo la
influencia de pensadores franceses, se exigió de nuevo el establecimiento
de un Código Constitucional. Aunque, el político Hirofumi Ito se oponía a
tales movimientos, reconoció la necesidad de promulgar una Constitución
y él mismo viajó a Europa donde adquirió conocimientos sobre el dere-
cho público. Basándose en esta experiencia, procedió a redactar un Código
Constitucional, el cual se anunció en 1889. Asimismo, esta Constitución fue
revisada drásticamente después de la Segunda Guerra Mundial.
El borrador del Código Civil fue inicialmente comisionado a Boissonade.
En 1890, éste entregó el borrador que desarrolló. Sin embargo, inmedia-
tamente después surgió una discusión vehemente sobre si debía, o no, ser
implementado. En el mundo legal japonés contemporáneo habían dos gru-
pos: uno que había aprendido derecho en francés bajo Boissonade, y uno que

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24 HIKARU MORI

había estudiado derecho en inglés en el Instituto Para el Estudio de Libros


Occidentales que había sido establecido por el shogunato. Los abogados de
este último grupo se opusieron rotundamente a la aplicación del Código
Civil redactado por Boissonade, que estaba fuertemente influenciado por la
legislación francesa, mientras que el primer grupo presionó enérgicamente
para que se adoptaran medidas decisivas para su aplicación. Al final, esta
disputa terminó con el último grupo como ganador, y se decidió que abo-
gados japoneses (incluyendo la participación de ambos grupos) revisarían
drásticamente el código civil de Boissonade. Al hacerlo, hicieron referencia al
Código Civil Alemán que estaba en proceso de redacción (1. BGB-borra-
dor), y su estilo fue influenciado fuertemente por el derecho alemán. De este
modo, en 1896 se anunció el Volumen 1 (Reglas Generales), el Volumen 2
(Ley de Propiedad) y el Volumen 3 (Demandas) del Código Civil así revisa-
do, seguido por el Volumen 4 (Parientes Familiares) y el Volumen 5 (Heren-
cia) en 1898 y, de su promulgación en 1898. Los Volúmenes 1 al 3 siguen en
uso hasta el día de hoy.
En abril de 1881, el Ministerio de Asuntos Exteriores le encargó la re-
dacción del Código Mercantil a Friedrich Hermann Roesler (1834-1894), erudito
legal y financiero alemán. Éste redactó un Código Mercantil basado en el de-
recho mercantil alemán. Este código debía ser promulgado en enero del año
siguiente, pero estalló un conflicto con respecto a éste junto con el Código
Civil, así que su promulgación se retrasó. Y después de la disputa, el Códi-
go Mercantil fue reescrito por abogados japoneses basándose en el derecho
mercantil alemán de la misma manera que lo habían hecho con el Código
Civil. De esta manera, en 1899 se promulgó un Código Mercantil de nueva
construcción, formando la base del actual Código Mercantil. Posteriormente
se han realizado muchas revisiones, la más grande de las cuales incluye una
revisión masiva en 1911 y revisiones después de la guerra en 1948 y 1950.
En especial, estas revisiones de la posguerra implicaron la incorporación a
gran escala del sistema legal americano en el sistema comercial, el cual era
totalmente diferente del derecho mercantil alemán que había sido utilizado
como modelo original.
En 1890 se estableció el primer Código de Procedimientos Civiles de
Japón. Este se basó en un borrador del abogado alemán Eduard Hermann
Roberto Techow (1838-1909). Posteriormente, en 1926 fue revisado, en gran
parte, con influencia del Código de Procedimientos Civiles Austríacos. Por
otra parte, este Código se utilizó subsecuentemente durante casi 70 años
antes de ser revisado por completo en 1996.

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 25

4. Creación de un sistema para la formación de abogados

En Japón nació un sistema legal de estilo occidental mediante la crea-


ción de códigos legales. Para ello, el gobierno tuvo que emplear abogados
que poseyeran conocimientos especializados y destrezas como la de juez y
fiscal. Además, los sistemas jurídicos occidentales presuponían la existen-
cia de la profesión de abogado, lo que significaba que los abogados, que
podían competir de manera equivalente con los abogados del gobierno,
necesitaban existir también fuera del gobierno. En Europa, como se indicó
anteriormente, las escuelas de derecho eran responsables de la formación
de los abogados. Sin embargo, en Japón, donde no existían ni facultades de
derecho ni abogados, este método no fue posible.
La primera medida que tomó el gobierno Meiji fue crear una escuela
dentro del Ministerio de Justicia e intentó entrenar recursos humanos para
convertirlos en jueces y fiscales. En el Ministerio de Justicia, jóvenes a la mi-
tad de su adolescencia (la mayoría de los cuales eran hijos de los Bushi de va-
rios Hans alrededor del país) fueron reunidos en una escuela, donde primero
se les enseñó francés y luego estudiaron derecho en francés. Los estudiantes
más prometedores fueron enviados a Francia para estudiar. Sin embargo, el
número de personas que podían ser entrenadas usando este método era li-
mitado. La clase inaugural de 1876 fue de 20 estudiantes, y la segunda clase
8 años después produjo sólo 37 graduados. También se estableció un curso
de aprendizaje rápido dentro del Ministerio, donde se estudió la ley en poco
tiempo y en japonés. Este curso produjo 47 graduados en la clase inaugu-
ral de 1879 y 101 en la 2ª clase en 1883. Sin embargo, esto todavía no fue
suficiente para satisfacer la demanda de funcionarios para los tribunales de
ese entonces. De este modo, no tuvieron más remedio que contratar como
funcionarios de los tribunales a personas que no habían estudiado derecho.
Para mejorar esta situación el gobierno tomó dos medidas. La prime-
ra fue fusionar la Facultad de Derecho de la Universidad de Tokio con la
Facultad de Derecho del Ministerio de Justicia, expandiendo el número de
estudiantes y promulgando reformas para permitir que los graduados pue-
dan ser contratados no sólo como funcionarios administrativos sino también
como funcionarios de los tribunales. El otro fue un sistema, para nombrar
funcionarios, basado en exámenes. A partir de 1884 se inició el sistema de
exámenes, donde se administraron exámenes para comprobar el conoci-
miento de la ley. En ese momento, se establecieron muchas escuelas pri-
vadas de derecho, y los graduados de estas escuelas se convirtieron en los
candidatos de este examen.

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26 HIKARU MORI

Desde 1876 se sistematizó a la abogacía. En ese año se promulgaron


reglamentos con respecto a los abogados, donde cada tribunal debía emitir
licencias a los solicitantes. En otras palabras, cada corte regional confirió las
calificaciones. Estas licencias requerían ser renovadas cada año, y sólo eran
válidas en el tribunal que las emitía. Sin embargo, es comprensible que el
escrutinio para la emisión de licencias no fuera basado en el conocimiento
de la ley de estilo occidental sino más bien por la calidad de la conducta y
la historia personal. No fue sino hasta 1880 cuando el sistema de abogados
fue creado completamente. Durante ese año se decidió que los exámenes
para convertirse en abogado serían llevados a cabo por el gobierno central.
Además, los que pasaban este examen estarían calificados para trabajar en
los tribunales de todo Japón. Los exámenes fueron impartidos por el Minis-
terio de Justicia y los candidatos sometidos a pruebas en materia de derecho
civil, derecho penal, procedimientos contenciosos y juicios. Esta reforma al
sistema dio lugar al aumento del número de abogados. En el país había 149
abogados en 1879, 799 en 1880, 818 en 1881, y 1015 en 1882.
El progreso favorable de occidentalización del sistema legal por parte
del gobierno Meiji fue respaldado por su enfoque de cultivar recursos huma-
nos desde las etapas iniciales. Al mismo tiempo que invitaba a los extranje-
ros a redactar códigos legales, el gobierno Meiji también comenzaba a tra-
bajar en el cultivo de abogados japoneses. Una de ellas fue la mencionada
Escuela de Derecho del Ministerio de Justicia, y la otra fue la Escuela Kaisei
(rebautizada Universidad de Tokio en 1877). Ambos reclutaron a mucha-
chos cuyos antepasados eran samuráis, el primero enseñó derecho en fran-
cés y el segundo en inglés. Al principio la mayoría de los profesores eran ex-
tranjeros. Los estudiantes y los graduados de estas escuelas fueron enviados
a Francia, América, Gran Bretaña y Alemania. Los estudiantes regresaron
uno a uno de 1877 a 1887 y comenzaron a entrenar a los más jóvenes.
Como se mencionó anteriormente, la Facultad de Derecho de la Universi-
dad de Tokio y la Escuela de Derecho del Ministerio de Justicia se fusionaron para
convertirse en la Facultad de Derecho de la Universidad Imperial. La mayoría de
los maestros de esta escuela eran los estudiantes que habían regresado del
extranjero. Ellos también formaron varias otras escuelas de derecho y es-
tuvieron profundamente involucradas en su administración. Las escuelas
de derecho de esta época se convertirían posteriormente en Universidades.
Los graduados de estas escuelas pasarían a tomar el examen antes men-
cionado para convertirse en funcionarios de la corte y abogados. Además,
los instructores de estas escuelas iniciarían actividades como investigadores
jurídicos.

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 27

5. Avances en el estudio del derecho

Al entrar en el siglo XX, Japón estaba experimentando una revolución


industrial y atestiguando la llegada del crecimiento económico, así como mo-
vimientos laborales y sociales, además de cambios en la estructura familiar,
etc. El sistema legal, que se había construido apresuradamente después de la
Restauración Meiji, fue incapaz de responder adecuadamente a estos cam-
bios. Por lo tanto, fue necesario aplicar varias reformas al sistema jurídico.
A diferencia de lo que sucedió inmediatamente después de la Restaura-
ción Meiji, esta vez no siguieron el método de utilizar solamente el sistema
de otro país como modelo. Para responder los problemas que estaban ocu-
rriendo en realidad, necesitaron comparar los sistemas de varios países y
llegar a sus propias ideas y mecanismos.
Con el fin de satisfacer esta demanda, se empezó a avanzar en la investi-
gación para adaptar lentamente el sistema jurídico a la realidad a través de
la investigación de los precedentes judiciales. Estas fueron conducidas prin-
cipalmente por instructores universitarios y jueces. La investigación durante
este periodo heredó conceptos jurídicos de América, Francia y Alemania,
pero en lugar de adherirse ciegamente a ellos observó de cerca las realida-
des de la sociedad japonesa para buscar un método para resolver adecuada-
mente las disputas que en realidad estaban teniendo lugar. Estos esfuerzos
llevaron al establecimiento de la metodología que actualmente se utiliza en
el estudio del derecho. Especialmente en el caso de la creación de la legisla-
ción laboral anteriormente mencionada y la reforma del derecho familiar,
realizada después de la Segunda Guerra Mundial. Los expertos legales de
este periodo llevaron a cabo una importante labor preliminar.

6. La modernización de los pueblos Ainu y Ryukyu

La restauración y modernización de las instituciones Meiji se llevó a cabo


principalmente en torno del pueblo Yamato, los pueblos Ainu y Ryukyu no par-
ticiparon activamente sino que fueron sometidos e incorporados a ella.
En 1879, el Reino Ryukyu fue clasificado como una de las prefecturas de
Japón y fue suprimido el sistema legal independiente que el Reino Ryukyu ha-
bía tenido originalmente. Esto quiere decir que el dominio del Reino Ryukyu
vendría a ser conocido como la Prefectura de Okinawa. Originalmente, el
Reino Ryukyu también había sido súbdito de China, y el Satsuma-Han, quien
gobernó el Reino, aprobó incluso este sistema dual de gobierno. Sin embar-

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28 HIKARU MORI

go, a partir de este momento, Japón concibió que Okinawa estaba exclusi-
vamente bajo el gobierno de Japón, rechazando el dominio de China.
Después de la Restauración Meiji, el pueblo Yamato emigró en gran nú-
mero a la isla de Hokkaido, donde el pueblo Ainu residía practicando la agri-
cultura. Esto causó que el pueblo Ainu, que vivía fundamentalmente como
cazador-recolector, perdiera gran parte de la tierra donde vivía. Además, a
medida que el gobierno avanzaba con disposiciones para asimilar al pueblo
Ainu en el pueblo Yamato, los Ainu gradualmente perdieron su propia consis-
tencia racial.

V. Después de la Segunda Guerra Mundial

Después de la Restauración Meiji, Japón empezó a construir una nación de


estilo occidental pero al mismo tiempo comenzó a agredir a otras naciones.
Japón intentó avanzar en la península coreana y entró en conflicto con China
estallando la Guerra Sino-Japonesa. Después de ganar esta guerra, Japón
tomó el control de Taiwán de China y también tomó el control real de la penín-
sula de Corea, mientras que también avanzaba hacia el noreste de China. Esto
los llevó a enfrentarse con Rusia, comenzando la Guerra Ruso-Japonesa. Des-
pués de haber ganado esta guerra también, Japón además adquirió intereses
en el noreste de China y Sakhalin (una isla al este de Hokkaido). Asimismo, Japón
tenía como objetivo avanzar hacia el norte de China, y a partir de 1933, una
vez más, se desató una guerra entre Japón y China. Entonces, en la Segunda
Guerra Mundial, tuvieron que luchar contra las naciones aliadas que apoya-
ron a China. Al final, Japón perdió esta guerra, así como todo el territorio
de ultramar que había capturado después de la Restauración Meiji. Y bajo la
ocupación, por el Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas (CSFA), su
sistema legal estuvo sujeto a una variedad de reformas.
La ocupación de las islas japonesas por el CSFA terminó con la ejecu-
ción del Tratado de Paz con Japón en 1951. Este permitió a Japón recu-
perar la soberanía sobre la mayoría de su territorio. Sin embargo Okinawa
permaneció bajo la ocupación americana. Este territorio sería devuelto a
Japón hasta 1972.

1. Establecimiento de la Constitución de Japón

Después de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón estuvo


bajo el gobierno del Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas (CSFA).

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El CSFA también presidió varias reformas del sistema legal. En primer lu-
gar, veamos a la Constitución.
Según el Artículo 4 de la Constitución del Imperio de Japón, el Empe-
rador está “combinando en sí mismo los derechos de soberanía” y está en
posesión de todos los derechos legislativos, administrativos y judiciales. Sin
embargo, el establecimiento de la Constitución de Japón eliminó esto, situan-
do al Emperador como “el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo”.
El Emperador tampoco poseería autoridad alguna en materia legislativa, ju-
dicial o, administrativa. El Emperador anunciaría públicamente leyes, nom-
braría Primeros Ministros, nombraría al Presidente de la Suprema Corte, y
convocaría a la Dieta para que se reúna, pero deberá llevar a cabo estas fun-
ciones constitucionales bajo la ayuda y el consejo del Gabinete.
El sistema de gobierno establecido en la Constitución del Imperio del
Japón tenía algunas partes incoherentes con respecto al control del gobier-
no por el pueblo. Por ejemplo, no había ninguna disposición que indica-
ra quién seleccionaría al Primer Ministro, y en realidad era el Empera-
dor quien lo hacía. La jurisdicción era independiente teóricamente, pero
la jurisdicción no abarcaba asuntos relacionados con la administración. En
cuanto al poder legislativo, se le permitía al Emperador crear leyes en forma
de edictos imperiales. Estos problemas fueron corregidos en la Constitución
del Japón. El Artículo 67 establece que “el Primer Ministro deberá ser de-
signado de entre los miembros de la Dieta mediante una resolución de la
Dieta”. También, con respecto a la administración, se le requeriría que se
someta a las resoluciones del Ministerio de Justicia. Con respecto a la legis-
lación, se confirmó que un congreso llamado Dieta Nacional sería “el único
órgano legislativo del Estado”.

2. Creación de un sistema de derecho laboral

Antes de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de leyes en el cam-


po laboral fue escaso. Los movimientos laborales eran ilegales y los están-
dares laborales estaban mal regulados forzando a los trabajadores a traba-
jar en condiciones duras. Esta situación cambió drásticamente después de
la guerra.
En diciembre de 1945 se promulgó la Ley de Sindicatos. Ésta les conce-
dió a los trabajadores el derecho a organizarse, el derecho a la negociación
colectiva, y otros derechos como movimientos laborales organizados. En
1947 se promulgó la Ley de Normas de Trabajo, creando condiciones para
un sistema diurno de 8 horas de trabajo, igualdad salarial de género y horas

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extras para mujeres y menores. Éstas fueron promulgadas bajo la influencia


de la ley americana, pero no se hizo solamente como resultado de la presión
externa, sino que fue precisamente resultado de los preparativos que se ha-
bían hecho anteriormente durante el estudio de la legislación.

3. Revisión del derecho familiar

La ley de familia japonesa promulgada después de la Restauración Meiji


se centró alrededor de la familia extendida, siendo el linaje masculino el que
establecía la línea de sangre. Esta ley colocó a la esposa en un estatus inferior
donde los géneros eran desiguales. Sin embargo, la Constitución del Japón re-
quirió la construcción de un sistema legal para la familia basada en el Artículo
24, Cláusula 2, “la perspectiva de la dignidad individual y la igualdad esencial
de los sexos”. Reconociendo esto, en diciembre de 1947 se revisaron los Vo-
lúmenes Parientes/Herencia del Código Civil. En virtud de esto, de acuerdo
con la ley de familia, las familias serian familias pequeñas constituidas por un
esposo, una esposa y, sus hijos. También se reconoció la igualdad de género.

VI. Naturaleza de la historia jurídica japonesa

Al final de nuestra breve reseña de la historia del sistema jurídico japonés, nos
gustaría resumir el carácter del derecho japonés.
En el núcleo del sistema legal japonés está el sistema imperial japonés,
que tiene aproximadamente 1,500 años de historia. El Emperador actual
es el 125vo Emperador (empero, históricamente se disputa la existencia de
algunos emperadores en los periodos iniciales). Durante este periodo hubo
casos en los que se incorporó el sistema legal chino, pero no hubo cambios
en su carácter esencial. Asimismo, aunque hubo un largo periodo durante
el cual los Bushi se apropiaron del poder real, eso no implicó que este siste-
ma hubiera terminado. Una razón determinante para esta continuidad es
que las Islas Japonesas existieron de forma ininterrumpida sin que fueran
gobernadas por otros países. En la edad antigua, el pueblo Yamato formó un
país independiente de China. Esto marcó una clara diferencia con respecto
a otros países de Asia oriental. Incluso después de la Era de los descubri-
miento, después del siglo XV, cuando los europeos invadieron tierras en
todo el mundo, el hecho de que Japón logró mantener de forma continua su
independencia es una característica importante de Japón Esta característica
también ha sido un elemento de su sistema legal.

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HISTORIA Y NATURALEZA JURÍDICA DEL DERECHO JAPONÉS 31

Las Islas Japonesas están ubicadas en el extremo oriental del continente


Eurasiático, y desde tiempos remotos muchos pueblos y razas han llegado
hasta aquí. Y las personas que viven en esta tierra han incorporado y adop-
tado como propios las razas y productos culturales de estos recién llegados.
Debido a que este flujo de productos culturales no fue algo que sucedió en
una rápida sucesión durante un corto periodo de tiempo, fueron capaces
de adoptar lentamente nuevas ideas y religiones y, hacerlas suyas. Por esa
razón, en lugar del desarrollo de conflictos violentos entre las ideas tradicio-
nales y las nuevas o, la compartamentalización de los mismos, fueron capa-
ces de crear un modo unificado y global, incluso con algunas incoherencias.
Esto también se ve en el ámbito del sistema jurídico. Como lo transmitido
desde hace mucho tiempo por el pueblo Yamato, las cosas fueron traídas de
China y asimiladas, y en los últimos años, lo mismo ha sucedido con lo traí-
do de Occidente.
En los últimos 150 años, Japón ha estado en un camino de occidenta-
lización. Japón no ha estado sujeto a un gobierno colonial por ningún país
occidental. Sin embargo, al comienzo de la Restauración Meiji, los políticos
y los abogados japoneses crearon una nación moderna que incorporaba el
derecho francés y alemán para estar en igualdad de condiciones con los paí-
ses occidentales. Ciertamente, esta adopción de leyes extranjeras no es algo
que se haya hecho de forma pasiva. En lugar de adoptar solamente leyes
extranjeras textualmente, lo hicieron de una forma que encaja con las tradi-
ciones japonesas. Además, después de la Segunda Guerra Mundial, la occi-
dentalización del sistema legal dio otro paso bajo la fuerte influencia de los
Estados Unidos de América. Sin embargo, este desarrollo tampoco fue algo
que solamente fue aceptado pasivamente debido a la ocupación, sino que
fue algo que encajaba con los deseos de los abogados japoneses que querían
la occidentalización tal y como lo habían estado trabajando desde antes.
Durante la globalización que le siguió, la tendencia a seguir alineando nues-
tro sistema legal con el de Occidente (especialmente Estados Unidos en los
últimos tiempos) se ha fortalecido. Esta evolución se está llevando a cabo
una vez más a través de esfuerzos autónomos de los abogados japoneses.
Los esfuerzos de los investigadores jurídicos japoneses, acerca de cómo
incorporar los sistemas jurídicos occidentales, se han convertido en un mo-
delo para los países asiáticos. Esto se evidencia en el hecho de que muchos
estudiantes extranjeros de Asia llegaron a las facultades de derecho japone-
sas durante la segunda mitad del siglo XX. En otras palabras, la forma en
que el derecho japonés ha creado un puente entre la ley occidental y la tra-
dición asiática es muy reconocida, especialmente en Asia. Sin embargo, aún
no hemos llegado a la etapa donde compartamos los resultados de nuestra

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32 HIKARU MORI

propia ley con el resto del mundo para contribuir a la creación de la paz y
la estabilidad. Se puede decir que para el mundo del derecho japonés este
es un tema para el futuro.

VII. Bibliografía

S. Honma, Nihon Hosei-shi (Japanese Legal History), 2 ed., Tokio 2011.


F. Gomi/Y. Toriumi (ed.), Nihon-shi (Japanese History), Tokio 2017.
T. Shinjyo, Ryukyu-Okinawa-shi (History of Ryukyu and Okinawa), Okinawa 2014.
K. Namikawa, Ainu-Minzoku no Kiseki (The Truck of Ainu-people), Tokio 2004.
K. Nagai (ed.), Hogaku Nyumon (An Introduction to Legal Studies), 2a. ed.,
Tokio 2017.

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL


DEL DERECHO JAPONÉS

Taku Okabe*

Sumario: I. Introducción. II. Modernización del derecho japonés. III. Dere-


cho japonés contemporáneo. VI. Percepción sobre el derecho en Japón. V. Con-
clusión. VI. Referencias.

I. Introducción

Actualmente el vínculo México-Japón está estrechándose. Si bien la inversión


japonesa activada hacia México en los 70 se había retirado a causa de la rece-
sión económica en los 80 y del viraje de las políticas exteriores de los 90 que
tomó México, con el arribo del presente siglo, México y Japón entraron en las
negociaciones para concertar un convenio económico, lo cual fue motivado
también por el cambio de la estrategia japonesa del comercio multilateral, y
finalmente firmaron el Acuerdo de Asociación Económica México-Japón en
2004 que entró en vigor a partir de 2005 (Carrillo et al., 2011). A través de
este acuerdo, se reactivó la inversión japonesa hacia México, que en 2016
ascendió a más de 1000 empresas japonesas y a más de 10,000 residentes
japoneses en México.
El año 2018 es el 130 aniversario diplomático entre México y Japón.
Como se describirá más adelante, en los años 1860 Japón que procuraba
la modernización se obligó a concertar convenios desiguales con los países

*
Profesor-investigador,Departamento de Estudios Regionales-INESER, Centro Uni-
versitario de Ciencias Económico Administrativas, Universidad de Guadalajara/Coordina-
dor del Programa de Estudios México-Japón. Doctor en derecho por la Universidad de Seijo,
Tokio, Japón/Maestro en derecho por la Universidad de Guadalajara.

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imperialistas, pero fue en 1888 cuando México concertó el primer convenio


en término de igualdad con Japón (Okabe, 2004a: p. 104).
Tomando en cuenta el vínculo histórico y actual entre México y Japón,
se están activando los estudios sobre la relación de ambos países en el cam-
po de ciencias sociales, en particular, económico y socio-cultural (Okabe
y Carrillo, 2014).1 Por otra parte, es sumamente escaso el estudio sobre el
derecho entre México y Japón, y solo se observan algunas investigaciones
fragmentarias sin sistematización y desde el punto de vista práctico.2
El presente trabajo abordará el desarrollo histórico y cultural del dere-
cho japonés. Como se observará más adelante, el sistema jurídico japonés
pertenece a la tradición civil por su trayectoria histórica (Zárate, 1997) (Sir-
vent, 2000) (Okabe, 2004b) (Okabe, 2007). Esto proviene del hecho de que
Japón adoptó la tradición del derecho francés y alemán en el siglo XIX por
su modernización jurídica. Desde luego, el derecho es parte de las discipli-
nas sociales y existe una cultura jurídica típica de Japón, que frecuentemen-
te se desconoce en México.
Aunado a lo anterior, el presente trabajo analizará el desarrollo históri-
co-cultural del derecho japonés en el siguiente orden. Por cuestión del espa-
cio, no alcanzará a observar el derecho japonés antiguo3 por lo que primero
se analizará el desarrollo de la sucesión del derecho occidental de mediados
del siglo XIX que fue cuando Japón comenzó la modernización jurídica.
En segundo lugar, observará la modificación del sistema jurídico japonés
modernizado en la posguerra. En tercer lugar, profundizará en la cultura
jurídica de Japón (conciencia de la ley o del derecho) bajo la cual se desa-
rrolló el derecho japonés, y finalmente concluirá recapitulando los aspectos
observados e indicando la actualidad del derecho japonés. De esta manera,
tendrá por objeto hacer servir de base este pobre trabajo presentando la
cultura jurídica japonesa para el futuro estudio del tema más sistematizado
en México.

1 Se ha creado el Programa de Estudios México-Japón (Promej) en 2008 en el Centro

Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara con


motivo de la concertación del convenio económico entre México y Japón en 2004. El Promej
es un grupo de investigadores que realiza las actividades académicas y de investigación con
el enfoque interdisciplinario con la triple dimensión (económica, socio-cultural y jurídica).
Véase: http://promej.cucea.udg.mx.
2 He planteado la necesidad de estudios sobre derecho con motivo del convenio regional
de comercio: véase: Okabe, 2013.
3 Respecto al sistema jurídico antiguo de Japón, consúltese: Aomi, 1987: pp. 29-49.

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 35

II. Modernización del derecho japonés

1. Prehistoria de la modernización del derecho japonés

El derecho japonés moderno pertenece al sistema jurídico romanista. Esto


fue debido a que en la modernización de Japón a partir de los mediados del
siglo XIX realizaron la codificación nacional imitando el sistema legal de los
países europeo-occidentales, en particular, Alemania y Francia.
El derecho típico de Japón ha sido desarrollado en forma diferente que
el occidental. Se afirma que no había sido establecido un Estado centraliza-
do predominante en todo el territorio nipones a través del sistema jurídico
primitivo de Japón, llamado Ritsuryo (aplicado del final del siglo VII al X),4
sino que existieron distintas autarquías, las cuales crecieron en la era medie-
val y tuvieron una relación contractual entre sí de forma moderada, lo cual
llegó a formar una comunidad japonesa parecida a la sociedad medieval de
los países occidentales (Ito and Kato, 1964: pp. 188 y 189).5
Contra estos poderes de autarquías, el gobierno central asignó a estas
autoridades como oficiales ejecutivos delegándoles la gobernación local, lo
que posibilitó mejorar la productividad agrícola de Japón y uniformar el
país (Ito ando Kato, 1964: p. 189). Aquí nació el gobierno (militar) feudal
de shogunato en Japón.
A pesar de lo anterior, durante el periodo de los siglos XIII y XIV la
base gubernamental había sido inestable, lo cual provocó varias guerras
internas. Una de las causas fue la carencia del sistema jurídico estable. Los
siglos XV y XVI fueron el periodo de los estados en guerra sin derecho.
El periodo caótico termina con el inicio de la era Edo que comenzó en
1603. Se estableció un gobierno centralizado feudal de shogunato potente,
que marcó la apertura de los tiempos modernos de Japón. Lo importante de
esta era fue que el gobierno tomó las políticas del aislamiento del país restrin-
giendo la entrada y salida de los japoneses y los países contrapartes del comer-
cio durante el periodo de 1639 a 1854.6 Mediante esta política del aislamiento
y el fuerte gobierno centralizado, Japón logró la paz dentro del país durante
la era Edo que duró 260 años.

4 El sistema Ritsuryo es una forma de administración centralizada, basada en el sistema


antiguo de China, con Ritsu (corresponde al derecho penal) y el Ryo (equivale al derecho
administrativo). En 701 se promulgó Taiho-Ritsuryo que era primer código de Ritsuryo me-
diante el cual se estableció oficialmente el sistema Ritsuryo en Japón.
5 Respecto al desarrollo político de Japón de esta época, véase: Sato, 2001.
6 En cuanto a las políticas del aislamiento de Japón, véase: Yamaguchi, 2006.

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Durante este periodo, en el derecho japonés, igual que el derecho eu-


ropeo antes de su modernización, no existió el concepto de garantizar el
derecho individual ni la libertad, y en particular, en el campo del derecho
privado, el gobierno no tuvo la obligación de realizar juicio contra los con-
flictos entre particulares, sino recomendaba la reconciliación llamada Naisai
(asentamiento privado) (Toshitani, 1985: pp. 6 y 195). Como caso concreto,
se estableció un código llamado Kujikata Osadamegaki en 1742, que era
la legislación policial y penal solo aplicada a los funcionarios-oficiales por
lo que era un código secreto. Esta ley inclusive disponía la pena de muerte
para algunos crímenes leves, así que fue una ley sumamente severa (Aomi,
1991: p. 20). En esta época, los principales sujetos de la ley o de juicios se
entendían como asuntos de relaciones policiales y administrativas por lo
cual no se consideraban importantes el derecho individual y la libertad de
los particulares (Aomi, 1987: p. 53).
Las características de este sistema jurídico pre-moderno se basaron en
las siguientes creencias: 1) En la sociedad humana originalmente no existían
conflictos o controversias, y los pensamientos y credos de los humanos eran
iguales; y 2) La aplicación práctica de la ley había sido flexible conforme a las
circunstancias sociales a pesar de las letras de la ley (Aomi, 1987: pp. 58 y 59).
De esta manera, durante el aislamiento del país que duró más de 200
años, se cultivó el clima legal típico de Japón, y además en el ambiente pa-
cífico de esta temporada se logró una alta tasa de alfabetización no sola-
mente de oficiales ejecutivos sino también del pueblo en general. Junto a
dichos elementos, el gobierno centralizado sirvió afirmativamente para la
modernización posterior a la re-apertura del país de 1854. No obstante, este
sistema jurídico pre-moderno no tuvo el gran impacto en la modernización
del derecho japonés que ocurrió posteriormente (Aomi, 1991: p. 22). Desde
luego, debe tomarse en cuenta que las partes sobre familias y herencias en el
derecho civil han conservado el régimen tradicional japonés hasta mediados
del siglo XX como se verá más adelante. A continuación, se observará el de-
sarrollo del derecho japonés moderno tras la re-apertura del país.

2. Codificación en la era Meiji

El aislamiento de Japón terminó con la llegada de los buques de guerra


estadounidense en 1853. Posteriormente Japón tuvo que concertar conve-
nios desiguales con los principales países imperialistas reconociéndoles la
extraterritorialidad y la jurisdicción consular. Son representativos los con-

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 37

venios de esta naturaleza pactados con Estados Unidos, Imperio Ruso, Ho-
landa, Inglaterra y Francia en 1858.
Japón, para mantener su estatus entre los países imperialistas y modi-
ficar los convenios desiguales, comenzó a realizar una serie de reformas a
partir de la era Meiji que inició en 1868. De esta forma, tuvo que demostrar
que Japón era un país moderno hacia el mundo, estableciendo los funda-
mentos para la modernización nacional a través del desarrollo capitalista.
Así, Japón no había desarrollado el sistema jurídico unificado para el desen-
volvimiento del capitalismo, por lo que la reforma legal requirió la sucesión
del derecho civil europeo-occidental (Ito and Kato, 1964: p. 190). En par-
ticular, fue una tarea urgente adoptar el régimen jurídico de Francia y de
Alemania para suprimir los convenios desiguales. Por ello, a diferencia de la
codificación de Francia que era el producto de la revolución, Japón procuró
modernizarse heredando los sistemas jurídicos occidentales, lo cual fue la
razón por la que el derecho japonés pertenece a la tradición civil.

Disputa de los códigos

Entrando en la era Meiji, el gobierno japonés comenzó los proyectos de


la compilación de códigos tan pronto como fuera posible. Los códigos que
fueron redactados apresuradamente eran las principales leyes públicas y pri-
vadas, es decir, constitución política, código civil, código comercial, código
penal, código de procedimiento civil y código de procedimiento penal. A
continuación, se describirá la trayectoria de la codificación civil y comercial
que son los principales códigos privados.
En 1890 la primera y la segunda parte del código civil fueron publica-
das. Para el mismo código el gobierno japonés contrató a un jurista francés,
Gustave Boissonade quien redactó la parte de “bienes” conforme al Código
de Napoleón de 1804, y los comisionados japoneses elaboraron las partes de
personas y de familias. Este código consistía en 1762 artículos en total y ha-
bía de entrar en vigor a partir de 1893.
El código comercial también fue publicado en 1890 e iba a estar vigente
desde 1891. En la elaboración del mismo código participó el jurista alemán
Hermann Roesler quien emuló el código comercial de Francia. El código
comercial japonés contenía 1064 artículos en total partiendo de las disposi-
ciones generales, comercio marítimo hasta quiebra. Este código elaborado
por Roesler prestó la atención a la universalidad y la internacionalidad del
derecho mercantil sin considerar la costumbre comercial de Japón (Yama-
naka, 2010: p. 28).

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La apresurada codificación y su contenido provocaron disputas entre


los oficiales ejecutivos del gobierno. Esto se debió a que estos códigos fueron
inapropiados a la costumbre de Japón, aparte de las características de la
constitución política que se publicó en 1898 (ver más adelante) (Yamanaka,
2010: pp. 32 y 33).
Por lo anterior, en 1893 empezaron la investigación y la modificación
al código civil referido en la cual se decidió adaptar, en lugar del sistema de
institutiones conforme al derecho francés, al sistema pandectista del que Frie-
drich Carl von Savigny inició la escuela Pandektistik de Alemania en el siglo
XIX. El nuevo código civil, es decir, el Código Civil de Meiji consistió final-
mente en 1146 artículos formados por 5 tomos. Se estableció el reglamento
sobre “bienes” apropiado para la sociedad capitalista y al mismo tiempo la
adecuación al régimen de familia tradicional de Japón (“Ie”)7 y fue publica-
do y entrado en vigor en 1898.
Por otra parte, la modificación al código comercial inició a partir de
1896. En el año anterior (1895) se consultó a la cámara de comercio de To-
kio sobre la costumbre mercantil de Japón. Tras recibir la respuesta de di-
cha cámara e incorporarla, se realizó el trabajo de modificación. En 1899 se
aprobó el proyecto en el congreso y se publicó y entró en vigor. Este Código
de Comercio de Meiji consistió en 5 tomos (disposiciones generales, socie-
dades mercantiles, actos de comercio, títulos de crédito, comercio marítimo)
con 689 artículos en total, adaptándose a la estructura del código comercial
alemán del cual se difiere la ley japonesa al incorporar el reglamento del
título de crédito en el propio código mercantil.
La publicación de los nuevos códigos civil y comercial de Meiji en 1898
y 1899 concuerda con la modificación a los convenios desiguales referidos
anteriormente.
En 1894, el gobierno japonés logró la firma del convenio modificado
con Inglaterra suprimiendo la jurisdicción consular. El convenio revisado

7 El sistema Ie fue reconocido y legalizado por el Código Civil de Meiji (1898) basado
en el sistema familiar desarrollado en la era Edo (1603-1868) que era el régimen patriarcal
cuyo origen se dio en Roma antiguo. En la época antigua la población no tenía apellido, sino
fue a partir de 1876 cuando se obligó utilizar el apellido. La cabeza de Ie que era el líder de
los miembros del mismo Ie. El que venía en la cabeza en el registro (llamado Koseki) era el
jefe del hogar (literalmente se traduce a Ie) y los demás que venían en la parte inferior son los
miembros del hogar. En esa época el jefe del hogar tenía determinadas atribuciones según
el Código Civil de Meiji: a) permitir el matrimonio y adopción de los miembros del hogar,
b) permitir el ingreso y abandono del hogar de los miembros, c) decidir el domicilio de la
residencia de los miembros, d) expulsar a los miembros desde el hogar, entre otras. El jefe del
hogar tenía la obligación plena de la alimentación de los miembros. Asimismo, según el Có-
digo Civil de Meiji, los cónyuges “entran” en el mismo registro civil (Koseki) donde utilizan
el mismo apellido de dicho Ie, es decir el del jefe del hogar.

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 39

había de entrar en vigor cinco años después, mientras consiguió nuevos


pactos en los convenios con otros países con las mismas condiciones. En el
anexo del convenio modificado, se estableció la regla de que el gobierno ja-
ponés debiera notificárselo con anterioridad de un año y hasta ese momento
tuviera que estar vigente el código civil.
De esta manera, Japón inició la formación de la cultura jurídica emu-
lando el derecho occidental a mediados de la era Meiji, en particular, de
Alemania. Desde luego, el Código Civil de Meiji tuvo un gran impacto por
el derecho francés.8 A través de esto, Japón logró identificarse como un país
moderno ante los países imperialistas con los que había concertado los con-
venios desiguales.

3. Constitución política de Meiji

Con la finalidad de fortalecer el país y la fuerza militar logrando la res-


tauración y la revisión de los tratados desiguales, Japón emuló los sistemas
jurídicos europeo-occidentales, y comenzó a elaborar la constitución políti-
ca a partir de 1882.
Los juristas incluyendo a Roesler, quien participó en la elaboración del
Código de Comercio referido arriba, llevaron a cabo el proyecto y se pu-
blicó la Constitución Política del Imperio del Japón (en adelante CPIJ) en
1889. El modelo fue, en lugar del derecho francés, el régimen jurídico del
Imperio Alemán que recientemente (en 1871) había establecido el Segun-
do Imperio uniformando los Estados. De esta manera, se deseaba lograr
una ley suprema bajo el constitucionalismo que fortaleciera la prerrogativa
real como la Constitución del Reino de Prusia (Aomi, 1991: p. 24).
La CPIJ era una constitución que fue otorgada por el Emperador. Esta
característica se difiere a la Constitución Política de Japón vigente redac-
tada democráticamente que se mencionará más adelante. La CPIJ, como
la ley suprema bajo constitucionalismo estableció la división de poderes, y
aparte de ello, otorgó al Emperador el poder supremo como comando de
las fuerzas militares. Por esta característica, los derechos humanos se consi-
deraron dados por el Emperador por lo que habían sido garantizados sólo
dentro de las leyes. De esta manera el Emperador era jefe de la nación con-
tando con el poder general de la gobernanza.

8 Anteriormente ha sido predominante la teoría de que el impacto del derecho civil ale-
mán era fuerte en el Código Civil de Meiji al adaptarse al sistema pandectista. Sin embargo, se
ha aclarado positivamente que dicha teoría carecía de los fundamentos. Véase: Hoshino, 1970.

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Lo anterior fue un impedimento al llevar a cabo el Código Civil de Mei-


ji que postulaba el derecho natural bajo el individualismo y la democracia,
lo cual era un concepto contrario a la filosofía de la CPIJ.
Hay pros y contras en la evaluación de la CPIJ. Por una parte, si no se hu-
biera establecido la CPIJ, hubiera sido inevitable la colonización de Japón por
los países imperialistas sin que pudiera lograr la rápida modernización en cor-
to tiempo. Además, sirvió para desarrollar aceleradamente el capitalismo de
Japón tras las guerras Sino-Japonesa (1894) y Ruso-Japonesa (1904).9 Por otra
parte, la prerrogativa real de la CPIJ permitió el abuso del poder general de la
gobernanza del Emperador por los elementos militares que, a su vez, instiga-
ban al pueblo japonés a las posteriores guerras imprudentes e incongruentes.

III. Derecho japonés contemporáneo

1. Transición del derecho japonés moderno al contemporáneo

La era Meiji iniciada en 1868 fue un periodo transitorio de Japón hacia la


modernización con diversas reformas. Posteriormente, en 1912 se cambió el
Emperador y entró en la era Taisho. El Emperador de Taisho tuvo una vida
corta e inició la era Showa con el Emperador reconocido como Hirohito a
partir de 1926.
Durante las eras Meiji y Taisho, Japón logró desarrollar el capitalismo,
lo cual llevó consigo el engrandecimiento del capital y el aumento de los
trabajadores que necesariamente indujeron problemas sociales y laborales.
Además, la agricultura se convirtió en un ramo desventajoso económica-
mente que provocó conflictos entre los propietarios y los campesinos.
Aun en esta circunstancia, Japón ganó en la guerra Sino-Japonesa y
sucesivamente en la guerra Ruso-Japonesa mediante lo cual obtuvo la po-

9 La guerra Sino-Japonesa fue provocada por la incursión de los militares japoneses a Co-
rea bajo el concepto de proteger a los residentes nipones de los conflictos internos ocurridos
cuando éste país recurrió el apoyo a Sino para resolverlos. Japón estuvo activo para invadir
a Asia mientras Sino consideraba a Corea como país vasallo. En 1895 Sino se rindió y reco-
noció la independencia de Corea y cedió la posesión de Taiwan y otros territorios a Japón.
Por este hecho, Japón se reconoció como un gran país de Asia a nivel internacional, a lo cual
Rusia tuvo insatisfacción. Tanto Inglaterra como Estados Unidos estaban interesados en Asia,
si bien, mantenían una relación relativamente amistosa con Japón. En 1900 Japón concertó
una alianza con Inglaterra y declaró la guerra contra Rusia en 1904 para evitar la invasión de
este país en Asia. Así inició la guerra Ruso-Japonesa y Japón ganó por un estrecho margen.
Fue monumental en el sentido de que era la primera guerra donde un país de raza coloreada
venció a otro de raza blanca.

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 41

sesión de Taiwán y Corea respectivamente, e intentó expandirse en China.


Esto provocó una tensión a nivel internacional. Los políticos japoneses man-
tenían el régimen nacional utilizando el amplio poder político del Empera-
dor de Meiji fundamentado por la CPIJ, pero después de su fallecimiento se
levantó la voz pública por un país más liberal y democrático que indujo a
distintas actividades políticas (llamada democracia Taisho de 1910-1920).
Contra este movimiento civil, las organizaciones políticas y militares
intentaron reformar y fortalecer el régimen jurídico de la estructura gu-
bernamental, lo cual requirió adaptarse a dicho movimiento democrático
Taisho en cierto sentido y al mismo tiempo a las políticas expansionistas del
militarismo por el Imperio del Japón que había comenzado con motivo de
la primera guerra mundial. De esta manera, procuraron establecer las polí-
ticas para “integrar el pueblo” para la segunda guerra mundial.
Los ejes de esta reestructuración fueron la Ley General para la Elección
(reconoció el sufragio para la población masculina de mayor edad de 25
años) y la Ley de Preservación de Seguridad Pública.10 Es decir, intentaron
acabar la serie de actividades políticas de la democracia Taisho otorgando
el derecho a votar con la finalidad de lograr una mayor integración nacio-
nal, lo cual posibilitaba la mejora de la conciencia del derecho de trabaja-
dores y de campesinos e incluso el incremento de las actividades disidentes
contra el gobierno. Para ello, se estableció la Ley de Preservación de Se-
guridad Pública para reprimir estos movimientos. A través de dicha ley, se
llevaron a cabo diversas medidas para mantener el régimen nacional contra
manifestaciones rurales y laborales y también movimientos comunistas.
En el campo de la ciencia jurídica de este periodo, se desarrolló el estu-
dio desde la perspectiva sociológica en el derecho civil, que procuró lograr la
interpretación apropiada a la realidad social, o bien estudiar las disciplinas
observadas en la sociedad viva, es decir, estudio sobre el derecho que existe y
debe existir (Zain y Sollen) (Toshitani, 1985: p. 38 y ss.) (Ooki, 1992: p. 60).
Con el arribo de la era Showa iniciada en 1926, se activaron más los mo-
vimientos rural-laborales contra el gobierno tras la crisis financiera y econó-
mica a nivel mundial. En 1937 cuando Japón inició la guerra contra China,
el gobierno promulgó la Ley Nacional de Movilización General que era el eje
del sistema legal fascista. Dicha ley reconoció a la autoridad ejecutiva el poder

10
La Ley de Preservación de Seguridad Pública tuvo por objeto sancionar la organi-
zación y el ingreso de las asociaciones que procuraban el cambio del sistema nacional y la
propiedad privada, y además regular las actividades que indujeran la independencia tanto de
Corea como de Taiwan y otras socialistas y laborales, y restringir la libertad de pensamiento,
educación y expresión.

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general de utilizar recursos humanos y naturales, así fortaleció legalmente las


facultades tanto del gobierno como de la fuerza militar en el sistema fascista.
La Ley Nacional de Movilización General se convirtió en un símbolo
de la “disolución del derecho moderno o legalismo”. Es decir, se negaron
todos los principios y derechos constitucionales durante la segunda guerra
mundial (estado sin constitución). La derrota de Japón en la guerra marcó
el fin del sistema legal del imperialismo japonés y al mismo tiempo el de la
historia del derecho japonés moderno. En la posguerra, Japón tuvo que re-
construir su sistema jurídico contemporáneo desde esta circunstancia (Wa-
tanabe et al., 1976: p. 14).

2. Constitución democrática bajo la dominación


de la fuerza militar estadounidense

En 1945 se le acabó la guerra del pacífico a Japón y aceptó la Decla-


ración de Potsdam por lo cual Japón fue ocupado por las fuerzas aliadas
durante 7 años. Sustancialmente fue controlado por el Cuartel General del
Comandante Aliado de Estados Unidos (en siglas en inglés, GHQ).11 A di-
ferencia con Alemania en donde las fuerzas aliadas realizaron el control
directo, Japón fue administrado por el gobierno formado por los propios
japoneses bajo la supervisión de GHQ , es decir fue un control indirecto.
Desde la era Meiji hasta la derrota de la segunda guerra mundial, Ja-
pón había sido una nación militarista y autoritaria, y antes y durante dicha
guerra, los derechos individuales (en particular, libertad de expresión y de
pensamiento) fueron restringidos estrictamente. Esto se debió a la vigencia
de la Ley de Preservación de Seguridad Pública promulgada en 1925 y otras
leyes restrictivas. En la posguerra, el GHQ estableció diversas medidas, bajo
el lema de “democratización japonesa”, para desarmar las fuerzas militares,
expulsar a los líderes de la guerra de los cargos públicos, suprimir las “leyes
malas” tales como Ley de Preservación de Seguridad Pública y Ley General
de Movilización Nacional, congelar los activos de las camarillas capitalistas
y desmantelar los grupos económicos.12 La más importante fue la elabora-
ción de una nueva constitución política democrática.
En 1946 el GHQ ordenó al gobierno japonés la reforma constitucional
con las siguientes condiciones: 1) Modificación del estatus del Emperador;
2) Renuncia de armamentos y guerra; y 3) Supresión del sistema feudal de

11
Respecto
a las políticas que estableció el GHQ , véase: Takemae, 2002.
12
En
cuanto al desmantelamiento de las camarillas capitalistas y grupos económicos,
véase: Okabe, 2009: pp. 26 y ss.

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 43

Japón.13 La reforma constitucional ni siguiera requirió un año del trabajo


modificatorio. En 3 de noviembre de 1946 se promulgó la Constitución Po-
lítica de Japón (CPJ) y entró en vigor a partir de 3 de mayo de 1947.14
Respecto al 1), la CPJ establece en su art. 1 que el Emperador es el símbo-
lo de la integración nacional y su estatus se basa en el consenso del pueblo con
soberanía. Así mismo establece la división de poderes igual que el régimen
adoptado en la CPIJ en la cual se le reconoció al Emperador un poder general
no restringido ante dichos poderes y además le otorgaba el poder militar. Este
poder general convirtió a Japón en la nación militarista e indujo a distintas
guerras terminando ser derrotado en la segunda guerra mundial, que le obli-
gó al pueblo japonés pasar por muchas dificultades.
En lo que respecta al 3), tanto la CPJ como el GHQ alzaron el lema de
“realización de la verdadera democracia en Japón”, y la misma constitución
política en su Capítulo III “Derechos y obligaciones del pueblo” plasma la
gobernación para el pueblo. A través del 1), el Emperador se convirtió en el
símbolo del pueblo mientras el jefe del poder ejecutivo es elegido y supervisa-
do por el congreso, es decir, se ha adoptado el sistema del gabinete parlamen-
tario. Para que esto funcione, deberá estar garantizada la libertad de pensa-
miento, conciencia y expresión de forma efectiva (arts. 19, 20 y 21 de la CPJ).
Además, se reconocieron los principios fundamentales tales como el respeto
a los individuos, el derecho a la libertad y a la consecución de felicidad (art.
13), igualdad bajo la ley (art. 14), igualdad de género (art. 24) y el art. 25 que
obliga al Estado garantizar el bienestar social y la salud pública.
Acerca del 2), la CPJ dispone otro principio importante, que es el pacifis-
mo que se plasma claramente en el preámbulo y el art. 9. La renuncia de la
guerra (art. 9) es una encarnación de la paz que deseó el pueblo japonés tras
la amarga experiencia en el militarismo y al mismo tiempo una de las caracte-
rísticas que hace típica a la CPJ entre otras constituciones políticas del mundo.

3. Reforma rural y laboral

Reforma rural: Antes de las guerras, Japón ha sido básicamente un país


agrícola. A través de la inclinación al militarismo a partir de los 1930, las in-

13
El proyecto de la reforma constitucional que presentó el gobierno japonés en la pos-
guerra no pretendió modificar el contenido de la CPIJ por lo que el GHQ se lo rechazó
y entregó su propio proyecto ante el gobierno amenazando que iba a planteárselo ante el
pueblo directamente si no lo hubiera aceptado (Yamanaka, 2010: p. 8).
14 Respecto a la CPJ vigente y su desarrollo histórico posterior, véase: Miyazawa, 1973;
Sato, 2011; Ashibe, 2015; Tomatsu, 201, y Tsujimira, 2016.

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44 TAKU OKABE

dustrias de acero y de construcción naval (industrias de municiones) y otros


sectores secundarios ocuparon un gran peso en el producto interno bruto y
aumentaron la mano de obra. No obstante, a causa de las tierras arrasadas
de las ciudades industriales, el desmantelamiento de los militares y el cre-
cimiento poblacional por la desmovilización de los soldados del extranjero
en la posguerra, se requirió el aumento de la producción alimentaria que
provocó el incremento temporal de la población en el campo rural.
La reforma rural, incluyendo el sistema antiguo feudal que causaba la
discriminación de clases sociales en Japón, había sido requerida desde antes
de la guerra. A pesar de ello, bajo el esquema feudal los campesinos fueron
fuente de ser los trabajadores con bajo sueldo e incluso los soldados por lo
que no podía realizarse la reforma hasta la posguerra.
Por lo anterior, la reforma rural se realizó como parte del desmantela-
miento del sistema antiguo bajo la dirección del GHQ. La Ley de Ajuste de
Tierras Agrícolas en 1945 y la Ley de Medidas Especiales para el Estableci-
miento de los Agricultores Rurales en 1946 fueron la clave para la reforma
(Yanamaka, 2010: p. 9). Mediante estas leyes, la posesión de los propietarios
existentes de la tierra se limitó en 1000 m2 al máximo y las partes excedentes
fueron adquiridas forzosamente por el Estado y vendidos a los agricultores.
Esta reforma rural mejoró la voluntad productiva de los agricultores, lo
que propició la mejora de la productividad (mecanización de la agricultura,
invención y aumento del uso de fertilizantes químicos) y resultó servir para
el proceso de recuperación de la industria secundaria. De esta manera, se
logró la ecualización de las clases sociales tanto en las ciudades metropolita-
nas como en el campo rural (Aomi, 1991: p. 33).

Reforma laboral: Se consideraba que el nivel bajo salarial y el mercado


interno relativamente pequeño de Japón antes de la guerra provocaban una
injusta competitividad internacional, la expansión de las empresas y final-
mente el acometimiento de la fuerza militar, por lo que se requirió la refor-
ma laboral en la posguerra. Para mejorar el estado social y económico de los
trabajadores rurales y también proteger a los trabajadores que se dedicaban
a las industrias secundaria y terciaria, se promulgó la Ley de Sindicatos en
1945 para garantizar el derecho de asociación y de negociación colectiva.
En 1946 se publicó la Ley de Ajuste de las Relaciones Laborales que esta-
bleció los fundamentos para llevar a cabo la solución de conflictos laborales,
el arbitraje y la conciliación, y el siguiente año en 1947 se creó la Ley Básica
de Trabajo que implantó el reglamento de las relaciones entre patrones y
trabajadores y de las condiciones laborales (Yamanaka, 2010: pp. 9 y 10).

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 45

Otras reformas: Las reformas rurales y laborales fueron temas sumamente


urgentes para la democratización y la recuperación de Japón en la posgue-
rra, por lo que se llevaron a cabo antes de la elaboración de la CPJ.
Mientras se avanzó en el establecimiento de la democracia y la elabora-
ción de la CPJ, se reformó la Ley Electoral de la Cámara de Representantes
en 1945 para otorgar el sufragio y el derecho a votar a la población femeni-
na. Además, bajo los derechos fundamentales constitucionales plasmados en
los arts. 14 (igualdad bajo la ley) y 24 (matrimonio bajo el mutuo acuerdo de
ambos sexos y la igualdad de cónyuges) se requirió modificar el régimen de la
familia “Ie” reconocido por el Código Civil de Meiji, lo cual permitió refor-
mar los capítulos relativos a la familia y herencia de dicho código en 1947 y
finalmente derogó el régimen de “Ie”. Esta reforma civil fue una encarnación
de la filosofía constitucional a través de la ley. De tal manera, aparecieron no
solamente los derechos que garantizaban la libertad o la igualdad formalmen-
te, sino también las leyes que los amparaban sustancialmente. Ahí se les dio
origen a los “derechos sociales” (Ozawa, 2000: p. 3).

IV. Percepción sobre el derecho en Japón

Japón es una pequeña isla ubicada al extremo oriente de los países occiden-
tales. Heredó el sistema de Ritsuryo referido arriba en el siglo VII para con-
solidar el país, y en el final del siglo XII se estableció el gobierno feudal de
shogunato, sistema típico de Japón. Durante los tres siglos posteriores en que
se cambiaban los líderes de poder y entraron en el periodo de los estados en
guerra hasta el siglo XVI, la seguridad pública de Japón se volvió caótica.
Con el arribo del siglo XVII, el clan Tokugawa llegó a predominar todo el
territorio de Japón y comenzó la era Edo donde tomó las políticas del aisla-
miento del país y durante los 260 años el intercambio con los países extran-
jeros había sido restringido.
En el aislamiento Japón había sido integrado por el gobierno centrali-
zado feudal de shogunato, y además, por la característica geográfica pudo
evitar la invasión y la colonización de los países extranjeros, mientras lo-
graron un alto nivel educativo de todo el pueblo. Todos estos elementos
posibilitaron la rápida modernización de Japón a partir de 1868 cuando se
disolvió el estado de aislamiento bajo la presión de los países imperialistas.
La modernización jurídica mencionada anteriormente también inició en
este proceso.
Dicha modernización jurídica se realizó a través de la sucesión del de-
recho europeo-occidental del que se difería la cultura jurídica tradicional

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46 TAKU OKABE

de Japón. No obstante, algunos elementos tradicionales habían sido incor-


porados. Por ello, aunque el régimen jurídico o el concepto legal heredado
fueran occidentales y modernos, hubo casos en que su aplicación había sido
sumamente al estilo japonés.15
¿Cuál es la conciencia de los japoneses sobre el derecho que se observa
en la “aplicación del derecho al estilo japonés” y/o la “cultura jurídica típi-
ca de Japón”? A continuación, se analizará cómo dicha conciencia ha sido
mutada al heredar el derecho occidental o sigue vigente.

1. Percepción de “derecho” y “ley”

El orden social nace de la conducta humana que se sujeta a alguna dis-


ciplina. En este sentido, mientras existe el orden en la sociedad, nunca des-
aparecerán el derecho ni disciplina social en donde los humanos se obligan
a cumplir con ellos. Desde luego, esta disciplina social incluye la moralidad
o la religión en sentido amplio de las cuales no siempre las leyes pueden se-
pararse claramente.
En Japón, existió la disciplina social del sentido mencionado desde la
época antigua (ver más adelante). Como se refirió arriba, Japón adoptó los
derechos occidentales en un corto tiempo relativamente a partir de 1880, y
con la serie de reformas realizadas en la posguerra, actualmente cuenta con
un derecho moderno-contemporáneo de forma completa en el ámbito de la
formalidad de las leyes escritas.
El concepto del “derecho” del que se trata aquí comenzó a usarse des-
de que se adoptaron los derechos europeos. En aquel momento, los juristas
japoneses, que se dedicaron a traducir los conceptos jurídicos occidentales,
lograron encontrar la perfecta traducción de la palabra “derecho (ley)”, si
bien, les fue difícil encontrar la de “derecho”, concepto subjetivo que se
contrapone al derecho en sentido objetivo, y tuvieron que inventarla (Aomi,
1991: pp. 130 y 131). Los japoneses carecían de la conceptuación del “de-

15
Por la trayectoria de la adopción del derecho europeo, en la educación jurídica de
Japón se establece el estudio de la jurisprudencia de conceptos que proviene de la escuela
pandectista alemana, en donde procuran encontrar la garantía de la previsibilidad en la
sociedad civil moderna para que propicie el desarrollo del capitalismo. Posteriormente intro-
dujeron el aprendizaje del derecho anglosajón tras el estudio tradicional del derecho europeo
por lo que los tratadistas japoneses tienden a realizar el estudio del derecho extranjero y el
derecho comparado. En las facultades del derecho en las principales universidades, ofrecen
frecuentemente el plan de estudio sobre alguno de los derechos extranjeros (Aomi, 1987: pp.
22 y 24) (Aomi, 1991: p. 138) (Toshitani, 1985: pp. 28-30) (Ooki, 1992: p. 60) (Kawashima,
1967: p. 41).

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 47

recho” utilizado comúnmente en el derecho occidental que tiene dos signi-


ficados en diferentes ángulos, es decir, el concepto “derecho” subjetivo fue
un término totalmente nuevo para los japoneses.
La palabra “derecho” que en nuestros días es utilizada ampliamente
habiendo sido un término oficial desde la era Meiji cuyo concepto no se
encontraba en Japón hasta la época de codificación de Meiji. La razón por
la que no existió dicha palabra o concepto fue que “simplemente no era ne-
cesario utilizarla” (Kawashima, 1967: p. 16). En suma, otra disciplina social
funcionaba independientemente del concepto “derecho” en Japón.
En el derecho occidental, el derecho (objetivo=la ley) y el derecho (sub-
jetivo) comparten el mismo término. Como se mencionó anteriormente,
estas dos palabras muestran el mismo fenómeno social desde las diferentes
esferas. Es decir, por una parte, el derecho (objetivo) es un criterio para
juzgar la conducta humana mediante el cual determinan o solucionan (en
un juicio, por ejemplo) e involucra un “proceso social” en donde las auto-
ridades competentes ejercen las soluciones determinadas. Por otra parte, el
derecho (subjetivo) es un beneficio de los humanos que está garantizado en
dicho criterio o el proceso social o bien ese estado (Kawashima, 1967: pp.
25, 28 y 30).
En los códigos modernos heredados en la era Meiji, en particular, el Có-
digo Civil ha estado compuesto por este derecho (subjetivo) mediante el cual
los juristas resolvían los problemas legales. En los países occidentales es suma-
mente correcto que las personas defiendan sus propios derechos mientras en
Japón suele ser criticado por considerarse como un acto egoísta, de romper la
paz y/o recurrir injustamente a la autoridad la salvación.16 Las causas de esta
afirmación se observarán más adelante, y en todo caso Japón o los japoneses
tienen su propia conciencia sobre el derecho, que proviene del modo de pen-
samiento tradicional.

16
El caso representativo es el llamado “juicio de vecinos” de 1983: El hijo de una pareja
que se fueron de compras falleció ahogado en un depósito agrícola y se les demandó a los
padres-vecinos cuyo hijo jugaba con el fallecido. En la sentencia de la primera instancia local
reconoció la responsabilidad civil en el acto ilícito de los padres-vecinos que “tuvieran una
obligación en general como padres tomando medidas preventivas para que los niños no se
fueran a un lugar peligroso”. Asimismo reconoció que la supervisión de los niños de parte
de los vecinos fue voluntaria y la educación de los padres del fallecido fue insuficiente por
lo que se compensara la responsabilidad (70% de la de los padres contra 30% de la de los
vecinos). En los siguientes días desde que se sentenció en 25 de febrero de 1983, hubo varias
llamadas y cartas para criticar a los padres del fallecido y finalmente retiraron la demanda.
Los vecinos apelaron contra lo cual hubo la voz de crítica cuestionando si “¿todavía quieren
seguir peleando?” por lo que también retiraron la apelación. De esta forma, la sentencia de
la primera instancia pasó como si no hubiera existido.

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48 TAKU OKABE

Relacionado con lo dicho, originalmente el disciplinar las relaciones hu-


manas a través del derecho en forma universalista, uniforme y rígida tiene
límites. Por lo tanto, debe considerarse otra alternativa basada en otro prin-
cipio. Al respecto, se afirma que uno de los secretos que representa la alta
efectividad económica que tiene la sociedad japonesa se oculta en los ele-
mentos tradicionales y no occidentales, los cuales no son compatibles con la
simple legalización (Aomi, 1991: p. 131). Es decir, la propia cultura jurídica
o el clima tradicional de Japón subsiste a pesar de la sucesión del derecho
moderno occidental, lo cual hace funcionar la sociedad o la economía japo-
nesa flexiblemente.
No obstante, existe la oposición por tal “teoría del derecho japonés es-
pecial-único”. Lo dicho en párrafos anteriores, en suma, significa que “Ja-
pón ignora el derecho (objetivo), cesa la lucha por la ley y el derecho (sub-
jetivo), y respeta a ambas partes que se encuentran en un conflicto”. Esto
finalmente permite interpretar que “los japoneses tienen baja conciencia
sobre los derechos (objetivo y subjetivo)”.
Según el Prof. Ooki, en Japón desde la era medieval hubo varias luchas
por expandir el territorio por parte de los samuráis (gobernantes locales),
reclamos de parte de campesinos y ciudadanos contra el gobierno central, y
además las actividades liberal-democráticas en la era Meiji (Ooki, 1992: pp.
65 y 66). Esto fue el resultado de que los japoneses buscaban sus beneficios
subjetivos, aunque no existía la palabra “derecho”.
Asimismo, afirma que la percepción de la baja conciencia de los japone-
ses sobre el derecho puede sustituirse por la “atrofia de la conciencia sobre
el derecho”. Esto proviene del sistema del Estado autoritario ocurrido en la
era Meiji después de haber adoptado el derecho occidental. Como se refirió
anteriormente, a través de la Ley de Preservación de Seguridad Pública de
1925 y la Ley Nacional de Movilización General durante la segunda guerra
mundial, hubo la presión y la intervención de parte de las organizaciones
gubernamentales por las cuales estuvieron estrictamente restringidos los jui-
cios y las actividades políticas en que el pueblo se peleara mutuamente bajo
el estado en guerra. En tal circunstancia, las personas no tuvieron la opor-
tunidad de defender sus propios derechos (Ooki, 1992: p. 69).
De esta manera, la conciencia de los japoneses sobre el derecho no es
baja a comparación con la de los occidentales, sino el desarrollo de las “he-
rramientas” gubernamental-legales había embotado la lucha por los dere-
chos. En suma, la teoría de que “los japoneses tienen una baja conciencia
sobre el derecho” innecesariamente cambia el escenario conectando la con-
ciencia sobre el derecho con la étnica y el carácter racial como si se hubie-
ran cultivado desde tiempos remotos (Ooki, 1992: p. 64).

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 49

2. Percepción de “contratos”

La conciencia de los japoneses sobre el derecho (bajo teoría corriente)


se presenta en diversas ocasiones. Por ejemplo, en el contrato, los occiden-
tales suelen pensar que su contenido se establezca lo más completo posible
previendo de antemano la solución en caso de controversia con la finalidad
de evitar posibles conflictos posteriores. Por lo tanto, el escrito del contrato
puede ser muy largo. Por otra parte, en Japón prefieren que el escrito sea
sencillo. Tienden a pensar que podrá resolverse por la “discusión” en caso
que haya problemas. Por ello, en el escrito del contrato se inserta frecuen-
temente una cláusula tal como “en caso que surjan problemas del presente
contrato, ambas partes negociarán de buena fe”. Este convenio no tendrá
sentido ni efecto alguno legalmente. Si bien, demuestra la conciencia de los
japoneses sobre el contrato.
Los japoneses suelen tener ansiedad si se determina el contenido del
contrato detalladamente con anticipación. Más bien, pueden estar tranqui-
los con un esquema contractual en que puede modificarse o agregarse se-
gún la necesidad que ocurra estableciendo así un espacio “adaptable”.
Conforme al estilo occidental o bien a lo legal, lo importante en el con-
trato es “si está establecido o no”, es decir, no hay el punto intermedio.
Antes y después del contrato, los derechos y las obligaciones de las partes
surgen de acuerdo al contenido del contrato.
Por otra parte, en Japón se reconoce que ambas partes del contrato
tienen una obligación general de actuar de buena fe y de considerar los
sentimientos y beneficios mutuamente, la cual no será cambiable antes y
después del contrato. Por ello, tienden a pensar que si es confiable la con-
traparte (alta confianza), el contenido del contrato no necesita ser tan claro
y que se resuelva “hablando” en caso que haya problemas (Aomi, 1991: p.
135) (Nakao, 1994: p. 174). Si la (contra)parte no cumple con lo prometido,
será expulsado de la comunidad, perderá la confianza y tendrá vergüenza,
por lo tanto, procura cumplir con su obligación. Esto es la conciencia de
los japoneses sobre el contrato que proviene de su propia moralidad, ética
e incluso lógica.
En este sentido, mientras el concepto del contrato en los países occiden-
tales es el fin de la ardua negociación, para los japoneses la concertación de
un contrato es la partida para una buena relación para el futuro en lugar
de ser una conclusión. En otras palabras, al momento de la contratación,
las partes han llegado a una relación amistosa y se sienten obligados fuerte-
mente. Si bien, esa obligación es considerablemente flexible (Hoshino, 1982).

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Esto explicaría perfectamente el porqué del cumplimiento exacto de la entre-


ga de mercancías por las empresas japonesas, por ejemplo.
Esta presunta confianza y mutuo entendimiento se ha mantenido en la
sociedad japonesa. Desde el punto de vista de que esta moralidad o ética
puede evitar el costo social necesario para elaborar un contrato redundan-
te, será una parte de la conciencia de los japoneses sobre el derecho que es
especial y sobresaliente.

3. “Armonía” y “juicios”

La conciencia de los japoneses sobre el derecho y el contrato se refle-


ja en la percepción de juicios. Los japoneses suelen evitar los juicios para
determinar la relación de derechos y solucionar los conflictos. Esta tenden-
cia se observa en el hecho de que la mayor parte de los casos, aun después
de haber procedido el juicio, ha terminado en reconciliación. Por ejemplo,
según la estadística judicial de 2016, entre 148 mil casos procedidos en la
primera instancia de los tribuales civiles locales, el número de reconciliación
ascendió a 53 mil casos. Si le suma el número del retiro de juicios (24 mil
casos: se supone que haya sido el resultado reconciliatorio extrajudicial),
más de la mitad de los casos procedidos ha terminado en la modalidad de
reconciliación (Corts in Japan, 2016).
La razón por la que los japoneses prefieren la reconciliación serán dos
aspectos: conciencia y racionalidad sobre el juicio. Respecto a la conciencia
tradicional sobre el derecho, como se mencionó en repetidas veces, los japo-
neses tienen la conciencia sobre el derecho diferente a la de los occidentales.
Esta conciencia, que debe ser universal, la tienen baja los individuos de Ja-
pón. En la sociedad japonesa en donde se establece por la confianza y en-
tendimiento mutuo, tienden a evitar determinar “cuál parte es negro”. De
esta manera, como se refiere un dicho de “se necesitan dos personas para
hacer una pelea”, se consideran poder lograr la armonía, el reconocimiento
amplio y la concordancia de valores entre las personas que debe haber ori-
ginal y moralmente.
En lo que respecta a la conciencia de los japoneses sobre el contrato, el
llegar a un convenio significa que se concertó una relación amistosa entre
los particulares en donde las partes deben actuar para el fin común y resol-
ver interno-amistosamente en caso que ocurra problema.
Respecto a la racionalidad, tomando en cuenta el costo y el tiempo para
llevar a cabo juicios, los japoneses suelen pensar que la reconciliación es
benéfica más que continuarlos para obtener la sentencia, ya que la recon-
ciliación, según las condiciones que se establecen, será ventajosa (o desven-

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 51

tajosa) para ambas partes. Desde luego, en esta discusión debe incluirse la
reflexión sobre la insuficiente infraestructura para realizar juicios (trámites
redundantes, retraso en litigios, etc.) (Aomi, 1991: pp. 136 y 137).

4. Fuentes de la percepción sobre el derecho en Japón

En las páginas precedentes, se observó la conciencia de los japoneses


sobre el derecho en distintas ocasiones. A continuación, se analizará el cli-
ma típico de Japón del que proviene y cómo se estableció dicha conciencia.
Es común decir que hay disciplina donde hay sociedad. Entonces ¿cómo
se establece una disciplina social? Se afirma ampliamente que uno de los ele-
mentos para determinar la disciplina social es el carácter racial (Sawaki, 1978:
p. 3). El clima también es un elemento importante, ya que la vida varía entre
la región tropical y la gélida, e impacta al carácter racial de la población que
radica y al mismo tiempo a las condiciones económicas. Asimismo, la religión
y la ética no pueden ignorarse. En fin, puede decirse que la disciplina social
también es una de las culturas que se establecen en una sociedad. Entonces,
¿cuáles son las condiciones territoriales o el clima típico de Japón?
Japón se ubica al este del Continente Eurasia donde pertenece a la zona
asiática geográfico-culturalmente. Una de las características de este país es
que es una isla cuyo territorio principal está rodeado del mar donde hay una
distancia de 200 km entre la parte de Japón y cualquier otro continente más
cercano, de lo cual se difiere Inglaterra a la que se puede llegar nadando
desde el continente europeo. De hecho, Japón recibió la invasión de enemi-
gos extranjeros solo dos veces en su historia, por el Imperio de Mongolia
(que predominaba el continente chino en aquel entonces) del siglo XIII y en
la segunda guerra mundial.17 A pesar de esta característica de ser un país no
invasivo, se le han estado transmitiendo las culturas extranjeras continua-
mente según la era, es decir, nunca fue un país totalmente aislado.
Respecto a las condiciones económicas, la isla nipona pertenece a la
zona de ricicultura (cultivo de arroz) y ha sido desarrollada la agricultura de
arroz en el campo de regadío desde hace 2000 años en todo el país. En base
al crecimiento de la ricicultura, se fundó la Administración Yamato18 en el
17 En caso de una isla totalmente aislada, no hay invasión ni transmisión de las culturas,
y puede ser colonizada de repente: Filipinas invadida por España en el siglo XVI es un caso
representativo (Nakao, 1994: pp. 1 y 2).
18 La Administración Yamato fue un poder político o una organización política formada
por clanes poderosos conjuntamente cuyo núcleo fue el rey de Japón del periodo Kohun
(significa “túmulos funerarios”) que comenzó a partir del siglo III. En cuanto a las políticas
de este periodo, véase: Ueda, 1995, y Yoshimura, 2010.

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siglo VII. Posteriormente se amplió la dimensión de los campos regados por


el desarrollo tecnológico de la abstracción artificial del agua.
El agua de riego para el cultivo de arroz requería la abstracción del
agua desde ríos y lagunas, y además la agricultura en sí necesitaba la coo-
peración y el apoyo entre los agricultores, por lo cual los campesinos no po-
dían realizar la producción e incluso vivir aislado-independientemente, sino
formaban un grupo y/o una comunidad (Nakao, 1994: p. 2).
Esta comunidad se convirtió en un pueblo como unidad agrícola, y se-
gún la época, los agricultores-miembros de dicha comunidad pagaban la
contribución anual (impuestos) a los propietarios-gobernantes a los que fue
otorgada la autoridad por parte del gobierno central, e incluso bajo la res-
ponsabilidad solidaria en caso que hubiera miembro que no podía cumplir
con dicha obligación. Además, solían radicarse en el mismo territorio rea-
lizando la agricultura generación tras generación a diferencia de la tribu
nómada o la cazadora.
A estas condiciones se agrega el clima. En Japón la distinción de las cua-
tro estaciones es muy clara por lo que la vida y/o las actividades de los cam-
pesinos estaban fijas según la temporada. Los miembros de la comunidad
debían realizar diversas actividades en forma colectiva desde el corte de ma-
leza, arado del suelo, siembra y cosecha. De no hacerlas conjuntamente rea-
lizándolas por separado, hubiera provocado la maleza o bichos perjudicables
a terrenos de otros.
En el Japón antiguo como país agrícola, la gente no tuvo tanta oportu-
nidad de contactar a las tribus nómadas por ser una isla y por la limitación
territorial. Los pueblos de la mayoría de los países desarrollados habían
tenido ese contacto con las tribus nómadas y ocasionalmente fueron con-
quistados e influenciados por culturas ajenas mientras Japón no tuvo esa
experiencia.19
Estas condiciones territoriales de Japón cultivaron la cultura colectiva
racial, la cual, a su vez, generó la conciencia sobre el derecho o la cultura
jurídica diferente al concepto del derecho europeo moderno fundamentado
en el individualismo.
Según el Prof. Nakao, los elementos típicos de la costumbre jurídica de
los japoneses que tienen el carácter racial arriba mencionado pueden resu-
mirse en la siguiente forma (Nakao, 1994: pp. 7 y 8):

19 También fue una característica típica de Japón que los japoneses no tenían una vida
pastoral. Sí tenían ganado, pero lo utilizaban como herramientas de cultivo o motor para la
agricultura o transporte, no como alimento. Consumían la proteína animal mayormente del
pescado (Nakao, 1994: p. 7).

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 53

1) Un grupo tiene su propia presencia y actúa como un ente social


2) Suelen pensar y actuar como miembros de un grupo careciendo así
de la autonomía
3) Para mantener el grupo, encuentran el valor máximo en la “armo-
nía” y evitan la autoafirmación
4) El colectivismo japonés no representa el totalitarismo ni anti-indivi-
dualismo, sino el igualitarismo esencialmente

Relacionando con lo anterior, en la Administración Yamato que fue una


organización principal para establecer el Estado nipones en el periodo del
siglo IV al VII, un oficial ejecutivo de alto rango, Shotoku-Taishi redactó la
“Constitución Política de los 17 artículos” en los inicios del siglo VII y un
artículo disponía “que la armonía sea el valor supremo”. Dicha constitución
política era totalmente diferente a la moderna ya que simplemente contenía
los reglamentos morales, pero como muestra este artículo, la armonía ha
sido un valor importante desde aquella época en Japón.
A pesar de lo anterior, no en todas las épocas Japón había sido un país
pacífico-armónico. Esto es muy evidente al observar el militarismo ante-
riormente mencionado a partir de la era Meiji. Sin embargo, aunque hubo
guerras en las limitadas regiones, fue en pocas ocasiones relativamente en
que hubo una gran masacre en Japón. Los que participaban en las guerras
internas habían sido principalmente los soldados profesionales (samuráis),
no hubo casos en que todos los campesinos-agricultores habían sido reclu-
tados a las guerras.
Desde luego, hubo varios reclamos de parte del pueblo ante las auto-
ridades, pero dentro de la comunidad la vida había sido pacífica general-
mente. Esto provenía de la virtud de que se mantuviera la armonía en la
comunidad, y según el Prof. Watanabe, existieron los siguientes reglamentos
(Watanabe, 1993: p. 145):

1) No mates
2) No robes
3) No levantes fuego
4) No demandes

Los reglamentos de 1 a 3 son obvios moralmente. El fuego puede exten-


derse perjudicando a las casas de otros. Si bien, para los países occidentales,
el reglamento 4 parece ser extraño. Esto significa que respeten la armonía,
y al mismo tiempo, que no divulguen la vergüenza familiar (Nakao, 1994: p.
9). Al tomar en cuenta este carácter racial, es entendible que los japoneses

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tiendan a evitar los pleitos sino recurrir la reconciliación basada en la con-


ciencia tradicional sobre el derecho.
Aunado a lo anterior, los japoneses suelen actuar colectivamente. Si
bien, dicho colectivismo no impone la inmersión ni la esclavitud de los
miembros. En este sentido, no representa el totalitarismo ni anti-individua-
lismo, sino que los japoneses tienen la conciencia de que el actuar colecti-
vamente con los demás miembros y socializarse activamente con el grupo
finalmente propiciará para el beneficio individual.
Cabe señalar que Japón es una isla, pero no puede considerarse que se
haya cultivado una raza singular-pura totalmente aislada del mundo ex-
terno racial-culturalmente. La cultura de una sociedad desarrollada en un
continente o en una isla vasalla podrá ser modificada al contactarse a otras
culturas, en este sentido, tiene una mayor oportunidad de ser mezclada en
donde la gente tiende a autoafirmarse fuertemente. Por ejemplo, los con-
quistadores hacen resaltar que son diferentes a los conquistados, así se iden-
tifican como clase dominadora e incluso imponen sus propios idiomas. Por
otra parte, en Japón que es una isla aislada donde no ha tenido la misma
situación de ser conquistada como en el continente americano, los japone-
ses tienen una obsesión de que “deben asimilarse o acostumbrarse entre sí”
aunque sean diferentes en realidad (Sawaki, 1978: pp. 10 y 11).
En suma, aparte de las condiciones territoriales, los japoneses conviven
en un territorio limitado por lo que tienen una restricción en el traslado, a
diferencia con un país de continente cuando es invadido por un elemento
ajeno. En este caso, los japoneses suelen asimilarse (finalmente cooperarse)
a él en lugar de autoafirmarse a través de una lucha. Esto, bajo un lema de
la “armonía”, generó la conducta humana por el colectivismo o igualitaris-
mo desde tiempos remotos en Japón.
A través de la modernización del derecho japonés en la era Meiji, se
adoptó el sistema jurídico europeo-occidental. Si bien, como se mencionó
arriba, las características típicas de Japón han impactado en su conciencia
sobre el derecho, de la que se difiere la occidental, mediante la cual se ha
formado la disciplina social especial en Japón. Al considerar que la discipli-
na social es parte del fenómeno cultural, es sumamente difícil implantarla
totalmente en otro país que tiene un clima diferente como si exportara una
mercancía. Para profundizar el entendimiento del derecho japonés o su cul-
tura jurídica, o bien negociar o intercambiarse con los japoneses, es necesa-
rio tomar en cuenta lo descrito anteriormente.

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VISIÓN HISTÓRICA CULTURAL DEL DERECHO JAPONÉS 55

V. Conclusión

El presente trabajo ha analizado los elementos históricos y culturales del de-


recho japonés. A continuación, se concluirá recapitulando los aspectos ob-
servados:
Japón cuenta con sus propias condiciones territoriales y sociales me-
diante las cuales se han establecido sus valores y conceptos originales, que
funcionan como parte de la disciplina social en ciertas ocasiones a la fecha.
Fue a partir de la época de la modernización japonesa en los 1860 cuando
apareció un cambio en el criterio tradicional de la conducta humana.
La modernización de Japón se llevó a cabo por la presión de los países
imperialistas de forma apresurada. En 1889 se promulgó la CPIJ que insti-
tuyó el sistema constitucionalista. Hasta los 1890 se han publicado los có-
digos civil y mercantil con los cuales ha sido establecido el sistema jurídico
moderno en Japón.
Esta construcción del derecho moderno se realizó en corto tiempo, a lo
cual propiciaron la preexistencia del fuerte gobierno centralizado antes de
entrar a la era Meiji y el desarrollo pacífico del país durante la política de ais-
lamiento que había generado una alta tasa de alfabetización en todo el pue-
blo nipones, los cuales eran la base favorable para la modernización del país.
Originalmente, el sistema jurídico como parte de la disciplina social es
formado y desarrollado según la estructura social del país. Si bien, el derecho
japonés moderno no ha sido construido por el resultado de la vida del pueblo,
sino por separado de ella y como una medida en las políticas públicas para
crear una nueva relación social. Ahí la conciencia típica sobre el derecho y la
disciplina social estuvieron ocultas, las cuales siguen vigentes a la fecha en el
sentido tanto positivo como negativo, es decir: un dualismo de la vida cotidia-
na y el derecho.
En el derecho comparado, el derecho japonés que contiene estas carac-
terísticas ha sido estudiado frecuentemente desde el punto de vista subjetivo
de la conciencia de los japoneses sobre el derecho, como se desarrolló en
el presente trabajo, que representa la tipicidad u originalidad del derecho
japonés o bien de Japón en sí. Por ello, el estudio del derecho japonés desde
el punto de vista objetivo o universalista, “considerando el derecho japonés
como un derecho”, no ha sido desarrollado tan sistemáticamente debido a
que el sistema jurídico nipones ha adoptado la tradición civil.
El estudio desde esta perspectiva será el tema pendiente para el futuro
esperando que haya una mayor sistematización de la investigación jurídica
entre México y Japón y que el presente trabajo sirva de base para ello.

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56 TAKU OKABE

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CAPÍTULO II

EL MARCO CONSTITUCIONAL JAPONÉS

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VISIÓN GENERAL
DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN

Nobuyuki Sato*

Sumario: I. Descripción general de la Constitución de Japón. II. Proble-


mas de la Constitución de Japón. III. Anexo 1. IV. Anexo 2.

I. Descripción general
de la Constitución de Japón

1. Introducción. Promulgación de la Constitución de Japón

El 3 de mayo de 1947 entró en vigor la Constitución del Japón, que es la


Constitución actual. Desde entonces, este documento mantiene su estatus de
ley suprema de la nación y no ha tenido ninguna enmienda por más de 70
años. En esta sección nos gustaría explorar la estructura básica y las funciones
de la misma, enfocándonos en su historia y desarrollos interpretativos.
Como se mencionó en el Capítulo I de este libro, el sistema legal mo-
derno de Japón comenzó a finales del siglo XIX. En 1889, el gobierno in-
trodujo la primera Constitución moderna y escrita titulada Constitución del
Imperio de Japón1 (llamada generalmente Constitución Meiji). A diferencia
de la Constitución de los Estados Unidos de América o de las leyes consti-
tucionales francesas de 1875 (Leyes Constitucionales de 1875), la Constitu-
ción Meiji rechazó el concepto de República e intentó formar un estado au-
toritario. Bajo la Constitución Meiji, el poder soberano residía en el Ten’no2
*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.
1
Promulgada el 11 de febrero de 1889.
2 El artículo 1 dice “El Imperio del Japón será regido y gobernado por una línea de
Emperadores ininterrumpida a través de los siglos”. Traducido al inglés por el Sr. Miyoji Ito,
quien fue uno de los redactores de la Constitución Meiji.

61
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62 NOBUYUKI SATO

(el Emperador),3 y la Dieta (parlamento) sólo tenía poderes limitados sobre


la legislación, el presupuesto, o la aprobación de las decisiones del Ten’no.
Además, debido a que el poder del Ten’no como comandante supremo del
ejército y la marina era respaldado directamente por el personal del coman-
do supremo (el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y el Presiden-
te del Estado Mayor de la Marina), ni la Dieta, ni el Gabinete eran capaces
de controlar efectivamente al ejército y la marina.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Japón fue ocupado por las
Fuerzas Aliadas hasta el 28 de abril de 1952, las cuales estuvieron formadas
predominantemente por los Estados Unidos de América. En octubre de
1945, el Cuartel General (CG) de las Fuerzas Aliadas ordenó al gobierno
japonés revisar la Constitución Meiji.
Si bien, el gobierno japonés planeó hacer revisiones menores, el CG no
estuvo de acuerdo con este plan y redactó por su cuenta una versión com-
pletamente revisada. El 13 de febrero de 1946, el CG entregó su borrador,
con 102 artículos escritos en inglés, al gobierno japonés. Basándose en este
borrador, el gobierno japonés y la contraparte oficial del CG se apresura-
ron a revisarlo, y el 5 de marzo la versión revisada fue aprobada durante
una reunión del Gabinete. Luego, de conformidad con el artículo 73 de la
Constitución Meiji, el gobierno propuso su revisión. Después de los debates
en la Dieta y en el Consejo Privado4 que condujeron a varios cambios en el
borrador, la nueva Constitución con el nuevo nombre oficial de Nihonkoku
Kenpo (Constitución de Japón) fue promulgada el 3 de noviembre de 1946 y
entró en vigor el 3 de mayo de 1947.
Ésta consta de un preámbulo y 103 artículos en 11 capítulos. Consulte
el Anexo 1 para la tabla de contenidos y el resumen rápido de la misma.

2. Principios básicos de la Constitución de Japón

Como se vio en la sección anterior, formalmente la Constitución de


Japón es la Constitución Meiji revisada; sin embargo se puede decir que se
trata de un nuevo documento constitucional reformulado exhaustivamente.
La mayoría de los investigadores y abogados constitucionalistas coinciden
en que la Constitución de Japón está basada en tres principios básicos y va-
rios principios complementarios.
3 La traducción al Inglés de la Constitución Meiji puede encontrarse en la página web
de la Biblioteca Nacional de la dieta de Japón: http://www.ndl.go.jp/constitution/e/etc/c02.html.
4 El Consejo Privado de Japón fue un consejo asesor del Ten’no que fue establecido por
un decreto imperial en 1888 y abolido en 1947.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 63

A. Principio básico 1: Soberanía popular

La Constitución de Japón no abolió el sistema del Ten’no, sino que cambió


la condición jurídica y las funciones del Ten’no. El artículo 1 de ésta dice “el
Emperador será el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo, derivando
su posición de la voluntad del pueblo en quien reside el poder soberano”.5 La
Constitución de Japón está basada en el principio de la soberanía popular, a
diferencia de la Constitución Meiji. El Ten’no será el símbolo del Estado y de la
unidad del pueblo, y NO tendrá poderes relacionados con el gobierno.6

B. Principio básico 2: Respeto de los derechos humanos fundamentales

La acogida del concepto de los derechos humanos fundamentales de la


tradición jurídica occidental es una característica notable de la Constitución
de Japón. Aunque en la Constitución Meiji habían varias disposiciones re-
lacionadas con los derechos de los súbditos,7 estos derechos estaban restringidos
por leyes promulgadas por la Dieta o por edictos imperiales. Por ejemplo,
el artículo 29 de la Constitución Meiji dice “los súbditos japoneses, dentro
de los límites de la ley, gozarán de la libertad de expresión, escritura, publi-
cación, reunión pública y asociación” (Énfasis añadido por el autor). Bajo
esta disposición, la Dieta gozó de un poder discrecional muy amplio para
restringir estos derechos debido a que el concepto de derechos de los súbditos no
está respaldado por la teoría de la ley natural u otra noción legal suprema.
Además, debido a que la Constitución Meiji no otorgaba a los tribunales
judiciales ningún poder para revisar y determinar la constitucionalidad de
los estatutos de la Dieta, su poder discrecional era casi ilimitado. En reali-
dad, en 1925, el gobierno introdujo a la Dieta un proyecto de ley titulado
Ley de Preservación de la Seguridad Pública el cual entró en vigor el mismo año.8
Este estatuto amenazó totalmente los derechos de asociación, expresión o
conciencia al prohibir la organización de un asociación per se para cambiar
la política nacional o para la demolición del sistema de propiedad privada.

5 La traducción al inglés de las leyes japonesas incluyendo la Constitución de Japón


pueden ser consultadas en la página gubernamental de Japanese Law Translation: http://www.
japaneselawtranslation.go.jp.
6 El artículo 4(1) de la Constitución de Japón dice “El Emperador realizará únicamente
los actos de Estado previstos en esta Constitución y no tendrá otras facultades de gobierno”.
7 Bajo la Constitución Meiji, las personas que tenían la nacionalidad japonesa eran lla-
madas “súbditos” porque eran personas que estaban sujetas al poder soberano del Ten’no.
8 Chian iji ho, Ley #54 de 1941. Abrogada en 1945.

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64 NOBUYUKI SATO

Por el contrario, la Constitución del Japón introdujo el concepto del respeto


de los derechos humanos fundamentales en consonancia con las tradiciones jurídicas
occidentales avaladas por la teoría del contrato social y la teoría del derecho
natural moderno. Por ejemplo, los artículos 11, 13 y 97 dicen lo siguiente:

Artículo 11. No se podrá impedir al pueblo el goce de ninguno de los dere-


chos humanos fundamentales. Estos derechos humanos fundamentales, ga-
rantizados al pueblo por la Constitución, serán conferidos al pueblo de ésta y
de las futuras generaciones como derechos eternos e inviolables.
Artículo 13. Todos los ciudadanos serán respetados como personas individuales.
Su derecho a la vida, a la libertad y al logro de la felicidad, será, en tanto que no in-
terfiera con el bienestar público, el objetivo supremo de la legislación y de los
demás actos de gobierno.
Artículo 97. Los derechos humanos fundamentales garantizados por esta
Constitución al pueblo de Japón, son el fruto de la antigua lucha del hombre por la
libertad; han sobrevivido a numerosas pruebas severas a través del tiempo, y se
confían a ésta y a las futuras generaciones para que los custodien permanentemente en forma
inviolable (Énfasis añadido por el autor).

Las frases con el énfasis añadido por el autor muestran la fuerte influencia
de la teoría del contrato social o de la teoría modera de la ley natural. Bajo
estas disposiciones, la Dieta podría promulgar leyes que restrinjan los dere-
chos humanos fundamentales sólo si hay razones que cumplan con los valores
constitucionales. Por supuesto, la Dieta puede esgrimir su poder discrecional
para legislar y su poder discrecional puede ser más amplio en el caso de le-
yes para promover el desarrollo social y/o económico. Pero, debido a que la
Constitución de Japón otorga a los tribunales judiciales el poder de revisión
constitucional sobre las legislaciones de la Dieta, el poder discrecional de la
Dieta estará controlado por los tribunales.

C. Principio básico 3: pacifismo

El pacifismo es una característica distintiva de la Constitución de Japón.


En el texto de la Constitución fuimos capaces de encontrar muchos postu-
lados sobre el pacifismo.

• Primera frase del Preámbulo:

Nosotros, el pueblo japonés, actuando por intermedio de los representases


debidamente elegidos de la Dieta Nacional, determinados a asegurar para
nosotros y para nuestra posteridad los frutos de la cooperación pacífica con

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 65

todas las naciones y los beneficios de la libertad para toda nuestra tierra, y
resueltos a evitar los horrores de una nueva guerra como resultado de la ac-
ción del gobierno, proclamamos que el poder soberano reside en el pueblo y
establecemos firmemente esta Constitución.

• Segundo párrafo del Preámbulo:

Nosotros, el pueblo japonés, deseamos una paz duradera y, profundamente


conscientes de los altos ideales que controlan las relaciones humanas, hemos
resuelto preservar nuestra seguridad y existencia, confiados en la justicia y la
buena fe de los pueblos amantes de la paz. Deseamos ocupar un lugar digno
en la sociedad internacional que lucha por la preservación de la paz y por la
abolición definitiva en el mundo de la tiranía y la esclavitud, de la opresión
y la intolerancia. Reconocemos que todos los pueblos de la tierra tienen el
derecho de vivir en paz, libres de temor y de necesidades.

• Artículo 9:

(1) Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y


el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho
soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de
solución en disputas internacionales.
(2) Con el objeto de llevar a cabo el deseo expresado en el párrafo preceden-
te, no se mantendrán en lo sucesivo fuerzas de tierra, mar o aire como tampoco
otro potencial bélico. El derecho de beligerancia del estado no será reconocido.

Sin embargo, estas disposiciones han sido verdaderamente difíciles de


interpretar y aplicar en la era de transición de los entornos internaciona-
les. No hace falta decir que estas disposiciones sobre el pacifismo fueron
introducidas justo después del final de la Segunda Guerra Mundial. En ese
momento, prevalecía en el país la esperanza de paz y la mayoría de los japo-
neses, incluidos los políticos del partido gobernante, apoyaron plenamente
las nuevas disposiciones sobre el pacifismo. Por ejemplo, en 1946 durante el
debate constitucional en la Dieta, el primer ministro Shigeru Yoshida afir-
mó que las disposiciones sobre el pacifismo donde renunciaban a la guerra,
también deberían interpretarse como que prohibían la guerra en defensa
propia.9
9
El Primer Ministro Shigeru Yoshida respondió a una pregunta relacionada con el
significado de renuncia a la guerra. Él afirmo que “la guerra basada en el derecho a la defensa
propia de la nación debería justificarse, sin embargo, creo que el reconocimiento de tal con-
cepto (de una guerra defensiva) en sí mismo es perjudicial”, sesión plenaria de la 90va Dieta
del 28 de junio de 1946. Relatado en Kanpo (Gogai), 29 de Junio de 1946 en 14.

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66 NOBUYUKI SATO

Pero la Guerra Fría en Asia y la Guerra de Corea cambiaron el entorno


internacional que rodeaba a Japón. El CG y el gobierno de Japón comenza-
ron el rearme de Japón en 1950. Ahora existen las Fuerzas de Autodefensa
de Japón (FADJ) con aproximadamente 250,000 personas, y las fuerzas de
Estados Unidos en Japón (USFJ) están estacionadas en muchas bases den-
tro de Japón bajo el Tratado de la Cooperación Mutua y Seguridad entre los Estados
Unidos y Japón.10
El 8 de julio de 1950, justo después del estallido de la Guerra de Corea,
el General MacArthur, que era el Comandante Supremo de las Potencias
Aliadas, dirigió una disposición al PM Yoshida donde aprobaba, en Japón, la
creación de la Reserva Nacional de Policía11 con 75,000 personas. El 10 de
agosto, el gobierno japonés promulgó y puso en vigencia el Mandato de la Re-
serva de Policía.12 Este fue el primer paso para el rearme de Japón. En 1951
los países aliados y Japón firmaron el Tratado de San Francisco,13 que restauraría
la soberanía formal de Japón al año siguiente. Al mismo tiempo, los Estados
Unidos y Japón firmaron el Tratado de Seguridad entre Estados Unidos y Japón,14 el
cual estableció una alianza de seguridad entre los dos países. En 1952, justo
después de que Japón recuperó su independencia, las USJF comenzaron a
estacionarse en Japón y el gobierno reorganizó la Reserva Nacional de Policía
como la Fuerza Nacional de Seguridad.15 Finalmente, la Fuerza Nacional de
Seguridad fue transformada en las Fuerzas de Autodefensa de Japón (FADJ)
en 1954.16 Ahora, las FADJ incluyen la Fuerza de Autodefensa Terrestre con
aproximadamente 150,000 elementos activos, la Fuerza Marítima de Auto-
defensa con aproximadamente 50,000 elementos, y la Fuerza de Autodefensa
Aérea con aproximadamente 50,000 elementos.
Muchos académicos constitucionalistas17 han argumentado que las
FADJ violan el artículo 9 porque las disposiciones deberían prohibir el man-

10 Tratado de Cooperación Mutua y Seguridad entre los Estados Unidos y Japón, Trat-
ado #6 de 1960.
11 Keisatsu Yobitai.
12 Keisatu Yobitai Rei, Orden de Gabinete #206 de 1950. Ésta fue una de las “Ordenes de
Potsdam” que tuvo un efecto especial para hacer cumplir los comandos o el memorándum
emitido por el CG. La Orden de Potsdam fue emitida por el Gabinete y tuvo el mismo efecto
que un estatuto de la Dieta.
13 Tratado #5 de 1952. Su nombre oficial en español es “Tratado de Paz con Japón”.
14 Tratado #6 de 1952. Este tratado fue revisado y reemplazado por el Tratado de Cooper-
ación Mutua y Seguridad entre Los Estados Unidos y Japón (Tratado #6 de 1960) en 1960.
15 Hoantai ho, Ley #265 de 1952.
16 Jieitai ho, Ley #165 de 1954.
17 Tradicionalmente, los académicos más constitucionalistas argumentan que las FADJ
son inconstitucionales. Por ejemplo ver Nobuyoshi Ashibe, “Kenpou gaku I Kenpou soron”

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 67

tenimiento de fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, así como cualquier otro


potencial bélico incluyendo fuerzas de Autodefensa. Por otra parte, el go-
bierno y la Oficina Legislativa del Gabinete han explicado que el artículo 9
prohíbe la guerra incluyendo la guerra de autodefensa pero no prohíbe un
acto de autodefensa. No infringe la Constitución el llevar a cabo deberes de
autodefensa y, con este propósito, crear una fuerza necesaria limitada como
las Fuerzas de Autodefensa.18
Como se ha visto anteriormente, han habido intensos debates sobre las
disposiciones pacifistas de la Constitución de Japón. Por otra parte, tenemos
que reconocer el importante hecho de que Japón nunca ha participado en una
guerra desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que las FADJ nunca
han participado en una guerra desde su creación. Se podría decir que el co-
razón del pacifismo ya está arraigado en la tradición constitucional de Japón.

3. Otros principios y disposiciones sobre la estructura del gobierno

A. Separación de poderes

La Constitución de Japón estableció un gobierno nacional con tres ra-


mas bajo el principio básico de la soberanía popular y un principio adi-
cional de separación de poderes. Las tres ramas son: la Dieta (Parlamento
Nacional) como el poder legislativo, el Gabinete como el poder ejecutivo, y
la Corte Suprema y otros tribunales inferiores como el poder judicial. Este
es un sistema gubernamental mixto, entre el sistema parlamentario de Ga-
binete como el sistema de Westminster en el Reino Unido y, el sistema judi-
cial al estilo de los EU en donde el poder judicial de los tribunales incluye el
poder de revisión constitucional.
Las ramas del gobierno se organizan por los siguiente proceso:

—— El primer proceso son las elecciones para formar la Dieta. El pueblo


japonés elige a todos los miembros de la Dieta (Parlamento Nacio-
nal) mediante el sufragio universal de los adultos. Debido a que la

en 270, Yuhikaku publishing, 1992. Incluso ahora, muchos, pero no la mayoría, argumentan
que las FADJ son inconstitucionales. Por ejemplo, la encuesta de opinión entre académicos
constitucionalistas del periódico Asahi Shimbun mostró que 50 de 122 contestaron que las
FADJ son inconstitucionales, y 27 de 122 contestaron que las FADJ podrían ser inconstitu-
cionales: http://www.asahi.com/topics/word/ .html.
18 Por ejemplo, ver la explicación del Ministro de Defensa Jyoji Omura en El Comité de
Presupuesto de la Cámara de Representantes del 22 de diciembre de 1954: http://kokkai.nd
l.go.jp/SENTAKU/syugiin/021/0514/02112220514002.pdf.

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68 NOBUYUKI SATO

Dieta consiste de dos cámaras electas, que son la Cámara de Repre-


sentantes (cámara baja) y la Cámara de Consejeros (cámara alta),
las personas tienen el derecho de elegir a los miembros de ambas
casas. El período de los miembros de la Cámara de Consejeros es
de seis años. Sin embargo, cada tres años se lleva a cabo la elec-
ción de la mitad de los miembros de la Cámara de Consejeros.19 El
mandato de los miembros de la Cámara de Representantes es de
cuatro años, pero este período terminará antes de que se termine el
plazo completo cuando la Cámara de Representantes es disuelta.20
La Constitución no define ni el número de ambas cámaras ni pro-
porciona ningún sistema electoral específico. En lugar de ello, la Ley
Electoral de Funcionarios Públicos21 estipula estas cuestiones. A partir del
21 de junio de 2017, la Cámara de Representantes consiste de 465
miembros (289 de distritos electorales de un solo escaño y 176 de
distritos de representación proporcional) y la Cámara de Consejeros
está formada por 242 miembros (96 de distritos de representación
proporcional y 146 de distritos de uno o varios escaños).
—— En el segundo proceso se nombra al Primer Ministro mediante la
celebración de una sesión especial de la Dieta después de la elec-
ción de la Cámara de Representantes. El artículo 67(1) dice “El Pri-
mer Ministro será designado por resolución de la Dieta, de entre
los miembros de la misma”. Después de la resolución, él o ella será
nombrado Primer Ministro por el Ten’no.22 Generalmente, es elegido
como candidato a Primer Ministro en ambas cámaras un líder del
partido político mayoritario que tiene su escaño en la cámara baja.
Sin embargo, en el caso de que la mayoría de la cámara alta este
ocupada por un partido de oposición o alianza de partidos de oposi-
ción, las dos cámaras elegirían a un candidato diferente para Primer
Ministro. En este caso, se elegiría el elegido por la cámara baja.23

19
Art.46
de la Const.
20
Art.45
de la Const.
Koshoku senkyo ho, Ley #100 de 1950.
21
22
Art. 6(1) de la Const. “El Emperador nombrará al Primer Ministro, conforme a la
designación de la Dieta”.
23
Art. 67(2) de la Const. “Si la Cámara de Representantes y de Consejeros no llegan a
un acuerdo, y si aun mediante la intervención de un comité conjunto de ambas Cámaras,
como establece la ley, no puede alcanzarse dicho acuerdo, o si la Cámara de Consejeros no
toma una decisión dentro de los diez días después de que la Cámara de Representantes haya
hecho su elección, excluyendo el período de receso, se considerará que la decisión de esta
última Cámara es la decisión de la Dieta”.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 69

A su discreción, el Primer Ministro puede nombrar y despedir a


otros ministros del Estado, es decir, no necesita la aprobación por
la Dieta. Aunque se requiere24 que el Ten’no certifique los nombra-
mientos y despidos de los ministros del Estado, éste no tiene poder
de veto sobre las certificaciones.25 El Primer Ministro y otros minis-
tros del Estado organizan el Gabinete26 en el que se depositará27 el
poder ejecutivo. Cabe señalar que el Primer Ministro será el jefe del
Gabinete pero, a diferencia del Presidente de los Estados Unidos o
de otros países, el poder ejecutivo permanece en el Gabinete.
El artículo 66(3) dice “El Gabinete, en ejercicio del poder ejecuti-
vo, será responsable colectivamente ante la Dieta”. Esta disposición
estableció un sistema parlamentario de gabinete al Estilo Westminter.
Un partido mayoritario o, una alianza mayoritaria de partidos en la
Dieta, (para ser más exactos, de la Cámara de Representantes) for-
man un Gabinete que será responsable ante la Dieta. Por lo tanto, en
casos normales, cuando no existe una disputa política entre el Gabi-
nete y la Dieta, el partido mayoritario puede mantener a su gobierno
hasta la próxima elección general de la Cámara de Representantes.
En este sentido, el significado real o político de la responsabilidad ante
la Dieta del Gabinete es rendir cuentas a las minorías de la Dieta. Sin em-
bargo, cuando el Gabinete, es decir, los líderes políticos actuales del
partido gobernante (o los partidos), pierden la confianza de la mayo-
ría, la responsabilidad ante la Dieta cambiará su significado. El artículo
69 dice que “Si la Cámara de Representantes aprueba una moción
de censura o rechaza un voto de confianza, el Gabinete renuncia-
rá en pleno, a menos que dicha Cámara sea disuelta dentro de los
diez días”.28 En caso de que pase una moción de censura (o que no
se apruebe la resolución de confianza) en la Cámara de Represen-
tantes, el Gabinete tiene dos opciones. La primera opción es dimitir
inmediatamente y en masa sin la disolución de la Cámara de Repre-

24
Art. 7 de la Const.
25
En algunos países, entre ellos el Reino Unido, Canadá, Australia y otros países de la
Mancomunidad de Naciones, a pesar de que no podría ocurrir en la política real, el Rey
(Reina, o su representante tal como el Gobernador General), por su voluntad, puede rechazar
legalmente las certificaciones. Por otro lado, el Ten’no no tiene autoridad legal para hacerlo.
26 Art. 66(1) de la Const.
27 Art. 65 de la Const.
28 Bajo las disposiciones del Art. 7, la disolución de la Cámara de Representantes será re-
alizada por el Ten’no con el consejo y la aprobación del Gabinete. El Ten’no no tiene autoridad
legal para disolver la Cámara de Representantes sin una decisión del Gabinete, y/o rechazar
la disolución que el Gabinete decidió.

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70 NOBUYUKI SATO

sentantes, y la segunda opción es la renuncia en masa después de la


elección general de los miembros de la Cámara de Representantes
convocada por la disolución de la misma. Desde la implementación
de la Constitución de Japón hasta el 31 de diciembre de 2017, se han
introducido 193 mociones de censura (que incluyen 3 mociones de
confianza), sin embargo sólo 4 mociones29 han sido aprobadas.
—— El tercer proceso es formar los tribunales. En Japón existe un sis-
tema judicial único pero de cuatro niveles, que incluye la Corte
Suprema de Japón y los tribunales inferiores de tres niveles.
La Corte Suprema es el tribunal más alto de Japón con 15 magis-
trados incluyendo al Presidente de la Corte Suprema y 14 Magistra-
dos.30 En Japón, no hay un Tribunal Constitucional independiente
como el Tribunal Constitucional en España, das Bundesverfassungsgeri-
cht en Alemania u otras contrapartes en muchas jurisdicciones. En
cambio, “la Corte Suprema es el tribunal de última instancia con
poder para determinar la constitucionalidad de cualquier ley, or-
den, reglamento o acto oficial”.31 El problema relacionado con la
revisión constitucional será discutido más adelante.
Los tribunales inferiores son: tribunales superiores, tribunales de dis-
trito, tribunales familiares y tribunales sumarios. En estos tribunales,
los tribunales de distrito son los tribunales de primera instancia que
tienen jurisdicción general sobre los casos civiles, penales y admi-
nistrativos, con excepción de los casos de los tribunales familiares o
los tribunales sumarios, los cuales tienen jurisdicción exclusiva como
tribunales de primera instancia.32 Los tribunales familiares tienen ju-
risdicción sobre casos familiares, estos incluyen los casos de divor-
cio, herencia, etc., y de menores.33 Los tribunales sumarios son los

29 La Cámara de Representantes fue disuelta en los 4 casos. (1) 23 de diciembre de 1947.


El partido Mayoritario y Minoritario acordaron la disolución antes de introducir la moción.
(2) 14 de marzo de 1953. Una parte del partido gobernante que era miembro de una fac-
ción contraria a la corriente dominante aceptó la moción de no-confianza. (3) 19 de mayo
de 1980. Una parte del partido gobernante que era miembro de la facción contraria a la
corriente dominante no asistió a una sesión plenaria en la que se introdujo una moción de
no-confianza. (4) 18 de junio de 1993. Una parte del partido gobernante que era miembro
de la facción contraria a la corriente dominante aceptó la moción de no-confianza.
30 El número de jueces de la Corte Suprema no está definido en la Constitución. Basán-
dose en la Ley de Tribunales (Ley #19 de 1947), están en funciones 15 magistrados incluyendo
su presidente.
31 Art. 81 de la Const.
32 Ley de Tribunales. Art. 24 y 25.
33 Ley de Tribunales. Art. 31-3.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 71

tribunales más bajos y son inferiores a los tribunales de distrito. És-


tos tienen jurisdicción en demandas cuya cuantía es pequeña y los
casos penales con responsabilidad pecuniaria.34 Las apelaciones de
los tribunales sumarios usualmente son manejadas por los tribunales
de distrito. Las cortes superiores son tribunal de apelaciones que tie-
nen una jurisdicción general intermedia de apelación sobre los casos
decididos por los tribunales de distrito y los tribunales familiares.35
También tienen jurisdicción final de apelación sobre los casos que
los tribunales de distrito deciden como corte de apelaciones.
El estatus de los magistrados de la Corte Suprema y el de los jue-
ces de los tribunales inferiores está protegido constitucionalmen-
te. El artículo 76(3) dice que “Todos los jueces serán independien-
tes en el uso de su conciencia y estarán limitados solamente por
esta Constitución y la ley”36 y, el artículo 78 dice: “Los jueces serán
inamovibles, excepto mediante juicio público, salvo que sean ju-
dicialmente declarados incapacitados mental o físicamente para el
desempeño de sus funciones. Ningún órgano o agencia del poder
ejecutivo adoptará medidas disciplinarias en contra de los jueces.”
Los magistrados de la Corte Suprema y los jueces de los tribunales
inferiores serán nombrados bajo el sistema de edad de jubilación,37
y los jueces de los tribunales inferiores estarán sujetos a un mandato
de 10 años y tienen el privilegio de la renovación.38
El Gabinete designa a un candidato para Presidente de la Corte Su-
prema, el cual será nombrado por el Ten’no.39 Los magistrados de la
Corte Suprema, a excepción del Presidente de la Corte Suprema,
serán nombrados por el Gabinete con la certificación de Ten’no.40 Los
jueces de los tribunales inferiores serán designados por el Tribunal

34
Ley de Tribunales. Art. 33 y 34.
35
Ley de Tribunales. Art. 16 y 17.
36 En la traducción oficial de la Constitución de Japón, la palabra jueces incluye jueces
de tribunales inferiores y magistrados de la Corte Suprema. Sin embargo, por lo general, los
jueces de la Corte Suprema son llamados magistrados.
37 La edad de jubilación no está establecida por la Constitución. El artículo 50 de la Ley
de Tribunales (Ley #19 de 1947) dice “los Magistrados de la Corte Suprema se retirarán al
cumplir los 70 años de edad. Los jueces de los tribunales superiores, tribunales de distrito o
tribunales familiares se jubilarán al alcanzar los 65 años de edad. Los jueces de los tribunales
sumarios se jubilarán al cumplir los 70 años de edad”.
38 Los jueces de los tribunales inferiores estarán sujetos a un mandato de 10 años, tam-
bién tienen el privilegio de la renovación. Art. 80(1) de la Const.
39 Art. 6(2) de la Const.
40 Art. 79(1) de la Const.

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72 NOBUYUKI SATO

Supremo y nombrados por el Gabinete.41 Según la Constitución, la


Dieta no tiene autoridad para intervenir en ningún proceso de selec-
ción de los Magistrados de la Corte Suprema y de los jueces de los tri-
bunales inferiores. El poder del Gabinete para nombrar jueces para
los tribunales inferiores es sustancialmente limitado porque la Corte
Suprema hace una lista de candidatos a jueces siguiendo la recomen-
dación del Comité Consultivo para la Nominación de Jueces de Tribunales In-
feriores que consiste de 11 jueces, fiscales, abogados y académicos.42
Por otra parte, no existe un proceso para la nominación de los magis-
trados de la Corte Suprema, esto a veces es criticado por abogados y
académicos. Este problema se analizará más adelante.

En resumen, la Constitución proporciona el sistema mediante el cual se


deben organizar las ramas del gobierno por medio de un proceso racional
que comienza desde la gente y va a los tribunales vía la Dieta y el Gabinete.
Éste no es un sistema tradicional de separación de poderes sino de separación de
poderes bajo la soberanía popular.

B. Gobierno local

Japón no es una federación como los tres países del continente Nortea-
mericano que son Canadá, los Estados Unidos de América y los Estados
Unidos Mexicanos, sino un Estado unitario. Aunque antes de la Constitu-
ción de Japón, había prevalecido en Japón un sistema fuertemente centra-
lizado de gobierno, la Constitución instaló un sistema de gobiernos locales
bajo el principio del Estado unitario.
Japón tiene un sistema de gobierno local de dos niveles, que consiste de
aproximadamente 1,700 municipios fundamentales y 47 prefecturas. Los go-
biernos locales tienen jurisdicción sobre asuntos locales y asuntos específicos
estipulados por las leyes de la Dieta o mandatos del Gabinete.43 Los munici-
pios fundamentales incluyen ciudades, pueblos y aldeas y tienen jurisdicción
general excepto sobre los que están sujetos a las prefecturas. En realidad, éstas
son proveedoras de servicios comunitarios primarios para las necesidades dia-
rias. Por ejemplo, en principio están a cargo de los municipios fundamentales
la operación de las escuelas primarias y secundarias, la recolección de basura,

41
Art.
80(1) de la Const.
42
Reglamento del Comité Consultivo para la Nominación de Jueces de Tribunales Infe-
riores, Reglamento de la Corte Suprema #6 de 2003.
43 Ley de Autonomía Local, Ley #67 de 1947. Art. 2(2).

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 73

la planificación urbana de áreas pequeñas y, el servicio de bomberos y ambu-


lancias. Las prefecturas, como gobierno local de un área extensa, tienen juris-
dicción sobre asuntos que deben ser manejados en un área extensa, asuntos
relacionados con la coordinación entre municipios fundamentales, y asun-
tos que en términos de su escala o naturaleza se consideran inapropiados para
que sean manejados por los municipios fundamentales.44
El artículo 92 de la Constitución dice “Las cuestiones concernientes a
la organización y funcionamiento de las entidades públicas locales serán es-
tablecidas por la ley sobre la base del principio de la autonomía local”. Sin
embargo, no existe una definición de principio de la autonomía local en ninguna
de las disposiciones de la Constitución. La mayoría de los académicos consti-
tucionalistas convienen que este principio consiste de dos sub-principios.
El primero es la autonomía de las entidades públicas locales (municipios
y prefecturas). El artículo 94 de la Constitución establece que “Las entida-
des públicas locales tendrán el derecho de manejar sus bienes, asuntos y
administración y de dictar sus propias reglamentaciones dentro de los már-
genes de la ley”. En esta disposición, ley significa los estatutos promulgados
por la Dieta y los mandatos del Gabinete en virtud de los estatutos. Debido
a que la Constitución adopta un sistema de gobierno local bajo el principio
del Estado unitario, el poder legislativo de los gobiernos locales está limita-
do dentro del marco legislativo nacional. Por ejemplo, se ha mantenido un
sistema tributario local uniforme bajo la Ley de Impuestos Locales45 el cual es
un estatuto de la Dieta. A los gobiernos locales sólo se les permite cambiar
los detalles de la misma y añadir algunos impuestos con el consentimiento
del Ministro de Asuntos Internos y Comunicaciones.46
Se ha ampliado gradualmente la autoridad de los gobiernos locales de-
bido a que el gobierno japonés ha adoptado una política de descentraliza-
ción desde 1990. Particularmente, la Ley Ómnibus de Descentralización, que
modificó 475 estatutos para promover la descentralización, fue promulgada
en 1999 y entró en vigor en 2000. Sin embargo, como Japón no es un Esta-
do federal sino un Estado unitario, los gobiernos locales no tienen derecho
a anular las políticas y leyes nacionales.
La segunda es la autonomía de los residentes. Los residentes de las enti-
dades locales, como soberanos, tienen el derecho de participar políticamen-
te en sus propios gobiernos locales. A diferencia del estilo de Westminster
que es un gobierno central, cada entidad local está equipada con un jefe del

44
Ley de Autonomía Local, art. 2(5).
45
Ley de Impuestos Locales, Ley #226 de 1950.
46
Ley de Impuestos Locales, art. 259 y 731.

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74 NOBUYUKI SATO

ejecutivo local (alcaldes de los municipios y gobernadores de las prefecturas)


que es elegido directamente por sus residentes, y una legislatura local que
consiste en una asamblea electa.

C. Revisión judicial y revisión constitucional

Como se mencionó en párrafos anteriores, en Japón no existe ningún


tribunal constitucional independiente. Sin embargo, todos los tribunales ju-
diciales pueden revisar la constitucionalidad de cualquier ley, mandato, re-
glamento o acto oficial bajo el concepto de poder judicial del artículo 76.
La Constitución de Japón importó el concepto de poder judicial de la
Constitución de los EU y sus experiencias, incluyendo una decisión históri-
ca de Marbury v. Madison.47
La pregunta de quién debe tener el poder final para interpretar la Cons-
titución es verdaderamente difícil. Tradicionalmente, el parlamento nacio-
nal bajo la soberanía popular ha sido considerado como una institución
adecuada para este propósito porque éste puede representar la voluntad del
pueblo. Bajo esta idea, la constitucionalidad de los estatutos promulgados
por el parlamento nacional no deberá ser revisada por ninguna otra institu-
ción, incluyendo los tribunales. El concepto de soberanía parlamentaria o supre-
macía parlamentaria en Inglaterra es la expresión típica de esta idea. También,
en la Francia moderna, la legislatura nacional disfrutó de este poder hasta
la introducción de la Constitución de la 5ª República que instaló el Consejo
Constitucional (le Conseil Constitutionnel).
Aunque la Constitución Meiji no estaba basada en el principio de la so-
beranía popular, ésta adoptó un mecanismo similar. Siguiendo la tradición
alemana del momento, los tribunales judiciales no estaban autorizados para
revisar la constitucionalidad de los estatutos de la Dieta.
Sin embargo, la Corte Suprema de los Estados Unidos, en Marbury v.
Madison, decretó que los tribunales judiciales deberán tener el poder de de-
cidir la constitucionalidad de los estatutos porque esto es una parte del po-
der judicial, por las razones que se exponen a continuación.

Sin lugar a dudas, la competencia y la obligación del Poder Judicial es decidir


qué es la ley. Los que aplican las normas a casos particulares por necesidad
deben exponer e interpretar esta norma. Si dos leyes entran en conflicto entre
sí el tribunal debe decidir acerca de la validez y aplicabilidad de cada una.

47
1 Cranch (5 EE. UU.) 137, 1803.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 75

Del mismo modo cuando una ley está en conflicto con la Constitución y am-
bas, la ley y la Constitución, son aplicables a un caso particular, de modo que la
Corte debe decidir conforme a la ley desechando la Constitución, o conforme a
la Constitución desechando la ley, la Corte debe determinar cuál de las normas
en conflicto gobierna el caso. Ésta es la esencia misma del deber judicial.
Luego, si los tribunales deben tener en cuenta la Constitución y, la Constitu-
ción es superior a cualquier ley ordinaria de la Legislatura, es la Constitución y
no la ley ordinaria la que debe regir el caso al cual ambas normas se refieren.48

En resumen, la decisión dice que la noción de poder judicial incluye el


poder de revisión constitucional en la forma de revisión judicial. La mayoría
de los académicos constitucionalistas han aceptado que la Constitución de
Japón sigue esta noción de poder judicial y revisión judicial en los artículos
76 y 81. El artículo 76 dice que “todo el Poder Judicial será ejercido exclu-
sivamente por la Corte Suprema y los tribunales inferiores, de acuerdo con
lo establecido por la ley” y el artículo 81 dice que “La Corte Suprema es el
tribunal definitivo para determinar la constitucionalidad de cualquier ley,
ordenanza, reglamentación o disposición oficial”.
Poco después de la implementación de la Constitución, la Corte Supre-
ma también aceptó este argumento. El 7 de julio de 1948, el Gran Tribunal
de la Corte Suprema declaró lo siguiente:

Ahora, generalmente se dice que el poder de revisión constitucional está ga-


rantizado por el artículo 81 de la Constitución. Pero desde un punto de vista
más fundamental, incluso si no existiera tal disposición, el poder de revisión
constitucional podría ser derivada completamente de la cláusula de suprema-
cía del artículo 98, el artículo 76, o de las disposiciones en el artículo 99, sobre
la obligación de los jueces de cumplir con la Constitución.
En la Constitución de los EE. UU. no existe ninguna disposición equiva-
lente al artículo 81 mencionado anteriormente; sin embargo, basándose en la
Cláusula de Supremacía y la obligación del juez de cumplir con la Constitu-
ción, se ha establecido el poder de Revisión Constitucional mediante la inter-
pretación de muchos precedentes desde la sentencia de Marbury v. Madison en
1803. Una característica del artículo 81 de la Constitución de Japón es que
declara explícitamente el poder de revisión constitucional, el cual se desarro-
lló como la interpretación de la Constitución de los EE. UU.49

La sentencia es notable porque cita explícitamente a Marbury v. Madison


como la ley madre del artículo 81 de la Constitución de Japón. Sin embar-
48
5 EE. UU. 137, en 177.
49
Sentencia del Gran Tribunal del la Suprema Corte, 7 de julio de 1948. 2(8) Keishu 801.

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76 NOBUYUKI SATO

go, en un caso de 1952 surgió una pregunta adicional. ¿En ausencia de un


caso concreto, puede, o no, la Corte Suprema ejercer su autoridad para
determinar en abstracto la constitucionalidad de cualquier ley o similar?
En 1952, un demandante se querelló contra el gobierno argumentando que
la Reserva Nacional de Policía y las leyes relacionadas con ella violaban el
Artículo 9 de la Constitución.
En este caso, el

...demandante sostiene que la Corte Suprema, si bien tiene el carácter de un


tribunal judicial, también tiene un carácter adicional a través del cual ejerce
una autoridad extrajudicial especial cuya naturaleza no es ni legislativa, ni
ejecutiva, consistiendo en el poder de determinar, como tribunal de primera
y última instancia, la constitucionalidad de una ley, ordenanza, reglamento
o acto oficial en abstracto, en ausencia de cualquier disputa legal concreta.50

Este argumento se basa en una interpretación del artículo 76 y 81 de


la Constitución, i.e., el artículo 76 autoriza a todos los tribunales judiciales
el poder de revisión constitucional como parte de la revisión judicial, y el
artículo 81 proporciona un poder de revisión constitucional adicional sólo
a la Corte Suprema fuera del poder de revisión judicial. La Corte Suprema
rechazó este enfoque declarando lo siguiente:

No obstante la autoridad que ha sido investida en nuestros tribunales bajo el


sistema que está actualmente en vigor consiste en la autoridad para ejercer
el poder judicial, y para que el poder judicial sea invocado debe presentarse
ante los tribunales una disputa legal concreta. Nuestros tribunales no pueden
ejercer un poder mediante el cual, a falta de un litigio jurídico concreto, hagan
un juicio abstracto anticipando el futuro y refiriéndose a un asunto dudoso
o controversial relativo a la interpretación de la Constitución u otra ley, or-
denanza, o similar. En realidad, la Corte Suprema posee el poder de revisar
la constitucionalidad de las leyes, ordenanzas y similares, pero esa autoridad
sólo puede ser ejercida dentro de los límites del poder judicial; a este respecto,
la Corte Suprema no es diferente de los tribunales inferiores (cf. artículo 76,
párrafo 1 de la Constitución). El Demandante basa su demanda en el artículo
81 de la Constitución; sin embargo, el artículo 81, que estipula que la Corte
Suprema es el tribunal de última instancia para los casos que impliquen a la
Constitución, no permite inferir que la Corte tiene un poder propio para re-
visar la constitucionalidad de manera abstracta, ni que ésta tenga jurisdicción
exclusiva (esto es, jurisdicción como tribunal de primera y última instancia)
sobre tales casos.

50
Sentencia del Gran Tribunal de la Suprema Corte, 8 de octubre de 1952. 6(9) Minshu 783.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 77

En efecto, la mayoría de los académicos constitucionalistas y la Corte Su-


prema entienden que la Constitución de Japón prohíbe, a todos los tribunales,
ejercer el poder de revisión constitucional fuera de la revisión judicial. Pero,
incluso ahora, todavía existe un problema difícil con respecto a este asunto.
La ley de Japón autoriza a las personas algunos derechos estatuarios de
actuar aun cuando no se les hayan infringido sus intereses legales y persona-
les. Dos derechos estatuarios de actuar son importantes. La Ley Electoral de
Funcionarios Públicos51 le da a cualquier votante, que tiene una queja sobre
el resultado de la elección, el derecho estatuario de actuar para reclamar la
nulificación del resultado de la elección ante el consejo electoral.52 La ley de
autonomía local le da a cualquier residente que encuentre un gasto ilegal
de dinero público, etc., el derecho estatutario de actuar para entablar una
demanda pidiendo una orden judicial para suspender este gasto. Ésta tam-
bién le da a cualquier residente el derecho estatutario de actuar para enta-
blar una demanda pidiendo una orden de la corte para que los funcionarios
públicos recuperen el dinero de la persona que hizo el gasto.53
Esta expansión de los derechos estatutarios de actuar podría ser incons-
titucional desde el estricto punto de vista de la revisión judicial. Sin embar-
go, por otro lado, desde el punto de vista del imperio de la ley, esta expansión
es necesarias en los estados administrativos. Por ejemplo, las cuestiones re-
lativas al principio de la separación de la religión y el estado exponen un caso
importante. El artículo 20(3) de la Constitución dice “El Estado y sus orga-
nismos se abstendrán de intervenir en la educación religiosa y en cualquier
otra actividad religiosa”, y el artículo 89 dice “Los fondos u otros bienes
públicos no serán utilizados o aplicados para uso, beneficio o mantenimien-
to de instituciones o asociaciones religiosas, o para empresas de caridad,
educacionales o humanitarias, que no estén bajo el control de la autoridad
pública”. Estas disposiciones reflejan la experiencia con el Sintoísmo, la re-
ligión politeísta tradicional de Japón. Antes del final de la Segunda Guerra
Mundial el gobierno abusó de ésta como una herramienta para el control
social. Por lo tanto, la mayoría de los académicos constitucionalistas han in-
terpretado estrictamente estas disposiciones desde su implementación.
En la década de 1980, el gobernador de la prefectura de Ehime gastó
dinero público en algunos santuarios sintoístas incluyendo el santuario de Ya-
sukuni, en Tokio. Sin embargo, debido a que el gasto público en este caso no
infringía el interés personal de ninguna persona, nadie pudo reivindicar su de-

51
Ley Electoral de Funcionarios Públicos, Ley #100 de 1950.
52
Ley Electoral de Funcionarios Públicos, art. 203 et seq.
53
Ley de Autonomía Local, art. 242-2.

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78 NOBUYUKI SATO

recho personal de actuar para interponer un recurso de inconstitucionalidad.


Consecuentemente, en 1983,54 un grupo de residentes de Ehime interpuso
una demanda contra el gobernador solicitando la restitución del dinero públi-
co a la prefectura de Ehime. Los demandantes hicieron valer exitosamente su
derecho estatuario de actuar autorizado en la Ley de Autonomía Local.55 En
1989, el Tribunal del Distrito de Matsuyama lo encontró inconstitucional,56
pero el Tribunal Superior de Takamatsu revocó la sentencia del Tribunal de
Distrito de Matsuyama porque el gasto público, en este caso, estaba dentro
del ámbito de los rituales sociales57 y no violó el artículo 20(3) y 89 del Consti-
tución. Los demandantes apelaron ante la Corte Suprema. En 1997, la Corte
Suprema determinó que, en este caso, el gasto público era inconstitucional y
que violaba los artículos 20(3) y 89 de la Constitución.58
En este caso, los demandantes no afirmaron su derecho personal de ac-
tuar porque el gasto público del gobernador no infringió ningún derecho o
interés personal de ellos. Aunque algunos de los demandantes eran monjes
budistas fue difícil decir que el gasto público violaba sus derechos religiosos
personales. Por otra parte, en este caso, el jefe del ejecutivo de la prefectura
de Ehime gastó el dinero público. Esto significa que si el tribunal no interve-
nía en este asunto, la rama administrativa del gobierno podría ser el último
intérprete de este importante principio constitucional. Desde el punto de
vista del estado de derecho y/o el constitucionalismo, la situación no podía ser
ignorada. Ésta es la razón sustantiva por la que el sistema del derecho esta-
tuario de actuar debe ser constitucional.

4. Descripción general de la Carta de Derechos

A. Generalidades

La Constitución del Japón contiene una Carta de Derechos enriqueci-


da en su capítulo 3 (artículo 10 al 40). La Carta de Derechos de la Consti-
tución de Japón incluye derechos sociales, así como, derechos y libertades

54
Los
demandantes interpusieron varias demandas porque el gobernador de la prefec-
tura de Ehime gastó dinero público desde 1981 hasta 1986.
55 Sentencia del Tribunal Superior de Takamatsu, 12 de mayo de 1992. 43(5) Gyoshu 717.
56 Caso Ehime Yasukuni. Sentencia del Tribunal de Distrito de Matsuyama, 17 de marzo
de 1989. 40(3) Gyoshu 188.
57 Sentencia del Tribunal Superior de Takamatsu, 12 de mayo de 1992. 43(5) Gyoshu 717.
58 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 2 de abril de 1997. 51(4) Minshu
1673.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 79

tradicionales. Los académicos constitucionalistas han propuesto algunos


modelos de clasificación para explicar la estructura de la Carta de Dere-
chos. Muchos de ellos están influenciados por la teoría del abogado consti-
tucionalista alemán Georg Jellinek.59
Éste clasificó los derechos y deberes de los ciudadanos, en relación al
estado o al gobierno, en cuatro tipos de estatus jurídico, es decir, 1) Status
negativus que conduce a ser libre del Estado, 2) Status positivus que conduce a
peticiones al Estado, 3) Estatus activus que conduce al derecho a participar
en el Estado, y 4) Estatus subiectionis que conduce a los deberes. El Anexo 2
muestra un ejemplo de la clasificación de los derechos y deberes enumera-
dos en el Capítulo 3 de la Constitución de Japón.
Sin embargo, reflejando la evolución de las teorías de los derechos hu-
manos, la Constitución de Japón añadió los llamados derechos sociales, in-
cluyendo el derecho a mantener estándares mínimos para una vida sana y
culta (art. 25), el derecho a la educación (art. 26), el derecho al trabajo (art.
27), y los derechos laborales (sindicato, negociación colectiva, acción colec-
tiva) (art. 28). La mayoría de ellas son también reivindicaciones al Estado,
sin embargo, éstas son diferentes a las reivindicaciones tradicionales, e.g. el
derecho al acceso a los tribunales. Estas reivindicaciones están basadas en la
noción del estado de bienestar social.

B. Derechos comprehensivos

La Constitución de Japón tiene algunas disposiciones sobre derechos


comprehensivos, así como muchas disposiciones de derechos específicos. Es-
tas disposiciones sobre derechos comprehensivos son importantes porque
podrían ser fundamentales para establecer nuevos derechos constitucionales
y protecciones mediante interpretaciones judiciales. Aunque la Constitu-
ción de Japón tiene una lista enriquecida de derechos y libertades especí-
ficas, se han requerido algunos nuevos derechos junto con el desarrollo o
cambio de la sociedad.
Con éste fin, la disposición que se utiliza más frecuentemente es el artícu-
lo 13, el cual describe el derecho a la vida, la libertad y al logro de la felicidad (general-
mente llamado derecho al logro de la felicidad). Los tribunales pueden interpretar
este derecho con una amplia gama de discrecionalidades para establecer nue-
vos derechos constitucionales debido a que el derecho a la búsqueda de la felicidad

Georg Jellinek, System der subjektiven öffentlichen Rechte, Freiburg im Breisgau 1892. J. C.
59

B. Mohr.

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80 NOBUYUKI SATO

es un derecho comprehensivo que no está definido en el texto de la Constitu-


ción. Por ejemplo, desde la década de 1960, los tribunales han desarrollado el
derecho a la privacidad como parte del derecho al logro de la felicidad.
En 1964, el Tribunal del Distrito de Tokio sostuvo que

La idea de dignidad individual, que es uno de los principios fundamentales


de la ley moderna y sobre la cual se basa la Constitución de Japón, podría
ser garantizada con firmeza respetando la personalidad de cada uno mutua-
mente y protegiendo nuestro ego de interferencia injusta. Con este fin, no
está permitido revelar los asuntos personales de otras personas sin una razón
justificada… Se entiende que el llamado derecho a la privacidad es la garan-
tía legal o el derecho a que la vida privada no sea revelada mezquinamente.60

En Japón, ésta fue la primera decisión judicial que protege el derecho


a la privacidad entre particulares. Puesto que éste fue un caso civil entre
particulares, solamente se usó la Constitución de Japón para explicar este
valor básico de nuestra sociedad, no obstante en otro caso en 1969, la Corte
Suprema utilizó el artículo 13 directamente para proteger el derecho a que el
rostro o el aspecto no sea fotografiado sin consentimiento o una buena razón. La Corte
Suprema sostuvo que “independientemente de si a este derecho se le puede
denominar derecho de retrato, debe decirse al menos que si un oficial de
policía, sin una buena razón, fotografía el rostro o la apariencia de un ciu-
dadano, tal acto debe ser considerado como una violación a la intención del
artículo 13 de la Constitución y por lo tanto es inadmisible”.61 Actualmente,
el derecho a la privacidad es reconocido como uno de los derechos constitu-
cionales protegidos por el artículo 13.
Otra disposición importante es el artículo 14 que estipula la igualdad de
derechos. La Corte Suprema ha utilizado el artículo 14 principalmente para
dos propósitos: (1) para eliminar los patrimonios feudales del ordenamiento
jurídico y (2) corregir la distribución deficiente de los escaños. Más adelante
se discutirá este último caso.
El 4 de abril de 1973, la Corte Suprema dictó su primera sentencia de
inconstitucionalidad.62 La corte sostuvo que el artículo 200 del Código Pe-
nal (asesinato de un ancestro) violaba el artículo 14. En ese momento, en
el Código Penal63 existían dos disposiciones sobre los asesinatos: 1) art. 199

Caso Utageno ato. Sentencia del Tribunal de Distrito, 28 de septiembre, 1964, 15(9)
60

Kaminshu 2317.
61 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 24 de diciembre, 1969. 23(12)
Keishu 162.
62 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 4 de abril, 1973, 27(3) Keishu 265.
63 La Dieta abrogó el artículo 200 en 1995.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 81

“una persona que mate a otra será castigada con la pena de muerte o el
encarcelamiento con trabajo de por vida o por un término definido de no
menos de 3 años”; 2) art. 200 “una persona que mate a su antepasado di-
recto o cónyuge será castigada con la pena de muerte o cadena perpetua”.
La Corte Suprema declaró que el artículo 200 era inconstitucional por
catorce a uno. Los catorce magistrados se dividieron en dos grupos. La ma-
yoría de la Corte (ocho magistrados) argumentó que el régimen de sentencia
definido en el artículo 200 era excesivamente severo y violaba la cláusula de
igualdad del artículo 14 de la Constitución. Hay que decir que, aprobaron el
propósito legislativo de la disposición, el cual era pagar respeto a los antepasados.
Por otra parte, seis magistrados estuvieron de acuerdo con la opinión mayo-
ritaria, pero argumentaron que el artículo 200 debería ser inconstitucional
porque esta disposición conducía a una discriminación irrazonable basada
en la vieja noción feudal de antepasado (víctima)-descendiente (ofensor), relación
basada en el sistema IE (familia). El sistema IE (familia) era una parte crucial
de la antigua ley de familia bajo la Constitución Meiji. Ésta estableció una
relación semi-feudal entre los miembros de la familia basada en la edad y un
régimen dominado por los hombres. Seis magistrados rechazaron la finali-
dad legislativa perseguida en sí porque era una herencia del viejo sistema IE.
En este caso, sies magistrados no constituyen la mayoría de la Corte. Sin
embargo, ahora el entorno está cambiando. Por ejemplo, en 2013, la Corte
Suprema declaró por unanimidad que el artículo 900 del Código Civil era
inconstitucional. La disposición estipulaba que la porción de la herencia de
los hijos nacidos fuera del matrimonio sería la mitad de la porción de la he-
rencia de los niños nacidos dentro del matrimonio. 64

C. Derechos específicos

El capítulo 3 de la Constitución de Japón proporciona una lista enri-


quecida de derechos y libertades específicas. Algunos derechos y libertades
importantes, que son útiles para entender las características de los valores
constitucionales japoneses desde el punto de vista del derecho comparado,
son los siguientes:
En primer lugar, en el ámbito de las libertades, i.e., los derechos a ser
libres del estado, 1) la libertad de pensamiento y expresión, 2) el derechos
de propiedad y las libertades relacionadas con las actividades económicas, y

64 Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 4 de septiembre de 2013, 67(6)


Keishu 1320.

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82 NOBUYUKI SATO

3) la libertad o derechos personales están garantizados, incluyendo los dere-


chos de los presuntos delincuentes.
La libertad religiosa y la separación de la religión y el Estado están pro-
tegidos por los artículos 20 y 89. Japón es un Estado secular bajo el principio
de la separación de la religión y estado. Los artículos 22 y 29 proveen el fun-
damento del sistema económico capitalista de Japón. El artículo 31 estipula
el debido proceso legal el cual vino de la tradición legal anglo-americana. Bajo
la Constitución Meiji, el procedimiento penal fue diseñado basándose en el
sistema inquisitivo que viene de la tradición del derecho civil continental.
Sin embargo, la Constitución de Japón cambió totalmente su procedimien-
to penal mediante la adopción de los conceptos anglo-americanos del siste-
ma acusatorio y el debido proceso legal.
En segundo lugar, en el ámbito de las reivindicaciones al Estado, están
garantizados tanto 1) las reivindicaciones tradicionales al estado como el
derecho de acceso a los tribunales como 2) los derechos sociales.
El sistema de bienestar y de seguridad social fue introducido a la constitu-
ción mediante el artículo 25. El artículo 25(1) dice “todas las personas tendrán
el derecho de mantener un nivel mínimo de vida saludable y cultural” y el
25(2) dice “en todos los órdenes de la vida, el Estado conducirá sus esfuerzos
hacia la promoción y acrecentamiento del bienestar y la seguridad social y la
salud pública”. Sin embargo, existe un debate enorme sobre cómo interpre-
tar estas disposiciones. Aunque el artículo 25(1) protege el derecho de mantener un
nivel mínimo de vida saludable y cultural, el poder judicial no puede ser responsable
de las cuestiones financieras de la nación. Por lo tanto, algunos académicos
han argumentado que el artículo 25 debe interpretarse como una disposición
del programa el cual establece un programa de política nacional llevado a cabo
por la Dieta y el Gabinete y no por el poder judicial.65 Desde este punto de
vista, el artículo 25 no puede ser aplicado judicialmente. Por otra parte, hay
dos interpretaciones que reconocen la autoridad vinculante sobre el poder ju-
dicial. La teoría del derecho concreto explica que esta disposición protege un
derecho constitucional concreto para reclamar servicios de bienestar social en
la corte. Por ejemplo, cuando el gobierno no proporciona una cantidad sufi-
ciente de medios de subsistencia, entonces el beneficiario puede presentar un
caso para solicitar pagos adicionales haciendo valer su derecho constitucio-
nal.66 La teoría del derecho abstracto argumenta que el beneficiario no puede
pedir pagos adicionales haciendo valer su derecho constitucional, pero podría
alegar la inconstitucionalidad de una legislación que no cumpliera con un

65
Ver, Ito Masami, “Kenpo Nyumon (New ed.)”, 1979, Yuhikaku Publishing, Tokio.
66
Ver, Hideki Shibuya, “Kenpo (2a ed.)”, 2013, Yuhikaku Publishing, Tokio.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 83

nivel mínimo de vida saludable y cultural.67 La Corte Suprema básicamente


ha aceptado, en algunos casos, la teoría del derecho abstracto.68 Sin embargo,
aunque la Corte también le ha dado a la Dieta una discreción my amplia, es
difícil tener un remedio judicial reivindicando estos derechos. Los esfuerzos
para establecer nuevas normas judiciales sobre este tema continúan.
En tercer lugar, en el ámbito de los derechos políticos, la Constitución
establece el derecho al voto del pueblo de Japón. En relación con este de-
recho, se han argumentado dos cuestiones importantes. Uno de ellos es la
distribución deficiente de los escaños el cual viola la cláusula de igualdad,
y otra es el derecho al voto de los residentes extranjeros. Estas cuestiones
serán discutidas más adelante.

D. Obligaciones

En la Constitución de Japón, sólo hay tres disposiciones sobre obligacio-


nes. En Japón, el servicio militar no es una obligación.
El artículo 26(1) dice “Todos los ciudadanos están obligados a que los
niños y niñas que se encuentren bajo su protección, reciban la educación
común según lo establece la ley. Esta educación obligatoria será gratuita.”
En virtud de esta disposición, los niños tienen el derecho a recibir una edu-
cación. La educación obligatoria consiste de nueve años de educación (6 a
15 años) en la escuela primaria y secundaria.
El artículo 27 dice “Todos los ciudadanos tendrán el derecho y la obli-
gación de trabajar”. Debido a que la Constitución de Japón adoptó un sis-
tema de economía capitalista, la obligación de trabajar tiene una función
limitada. Por ejemplo, el gobierno no puede ordenar a una persona a que
trabaje. En cambio, muchos académicos constitucionalistas concuerdan en
que esta obligación podría ser una razón para limitar el derecho a recibir
beneficios de seguridad social.69 El gobierno podría rechazar el seguro social
cuando una persona que no trabaja solicita éste mientras tiene la capacidad
y oportunidad para trabajar.
El artículo 30 dice “Los ciudadanos estarán sujetos a los impuestos que
determinan las leyes”. Tradicionalmente, el gobierno ha utilizado los im-

67
Ver, Toshihiko Nonaka et al., “Kenpo I (5a ed.)”, 2012, Yuhikaku Publishing, Tokio.
68
Dos sentencias de la Corte Suprema son importantes. La sentencia del Gran Tribunal
de la Corte Suprema, 24 de mayo de 1967. 21(5) Minshu 1043 (Caso Asahi); La sentencia del
Gran Tribunal de la Corte Suprema, 7 de julio de 1982. 36(7) Minshu 1235 (Caso Horiki ).
69 Por ejemplo, ver Yoichi Higuchi et al. eds., “Kenpo 2 (Tyukai horitsugaku zenshu)”,
1997, Seirin Shoin Publishing, Tokio.

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84 NOBUYUKI SATO

puestos directos incluyendo el impuesto sobre la renta como base de la po-


lítica fiscal. Incluso en 2017, la tasa de impuesto al consumo, que es un
impuesto general indirecto, fue del 8%.

II. Problemas de la Constitución de Japón

1. Generalidades

En la sección anterior, describimos de manera general la Constitución de


Japón. En esta sección, analizaremos algunos problemas actuales de la Cons-
titución. Éstos son 1) distribución deficiente de los escaños, 2) derecho al voto
de extranjeros residentes, 3) separación de la religión y el estado.

2. Problema de la distribución deficiente de los escaños

En 1950, cuando se promulgó la Ley Electoral de Funcionarios Públicos,


los escaños de los miembros de la Dieta fueron distribuidos entre los distritos
electorales siguiendo el censo nacional de 1946 con una razón de divergencia
de 1:2. Sin embargo, debido al rápido crecimiento económico, la gente se
trasladó de las comunidades rurales a las zonas urbanas y, a finales de la dé-
cada de 1950 se produjo el problema de la mala distribución de los escaños.
Actualmente, bajo la Ley Electoral de Funcionarios Públicos, en los dis-
tritos coexisten dos sistemas electorales para la elección de los miembros
de la Dieta, los cuales son el sistema de distritos de un solo escaño y el sistema de
distritos de representación proporcional. Antes de 1994, se usó el sistema de distri-
tos con múltiples escaños. El problema de la deficiente distribución de los
escaños se produce principalmente en el sistema distrital de un solo escaño
y en el sistema distrital de múltiples escaños debido a la desproporción del
número de electores (o escaños) entre los distritos.
El primer caso en el cual la Corte Suprema encontró que era inconsti-
tucionalidad la deficiente distribución de los escaños en la ley Electoral de
Funcionarios Públicos se dictó en 1976.70 La Corte Suprema sostuvo que

Considerando que estas disposiciones [relativas a los derechos de voto; añadi-


do por el autor] son el resultado del desarrollo histórico antes mencionado del
principio de igualdad del derecho al voto, se entiende correctamente que la

70
Sentencia del gran tribunal de la Suprema Corte, 14 de abril de 1976. 30(3) Minshu 223.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 85

igualdad bajo la ley apunta, en relación con el derecho al voto, a una completa
igualación del valor político de cada ciudadano, y que estas disposiciones de
la Constitución no solo prohíben cualquier discriminación de requisitos de un
elector como se lee literalmente sino que también requieren de la igualdad de
la substancia del derecho al voto, es decir, la igualdad del peso de cada voto.

En este caso, fue declarada inconstitucional la desproporción de 1:4.99


entre dos distritos con múltiples escaños con motivo de la elección general
de la Cámara de Representantes de 1971.
Sin embargo, la Corte no anuló la validez de estas elecciones bajo este
acto de inconstitucionalidad porque era necesario evitar los problemas que
ocurrirían al celebrar elecciones debido a la anulación. Ésta sostuvo que

En cambio, dicha celebración acarrearía como resultado la descalificación re-


troactiva de todos los representantes elegidos por las elecciones y cuestionaría
la validez de las promulgaciones aprobadas por la Cámara de Representantes
compuesta por estos representantes. Además, haría que la Cámara fuera no
solo incapaz de funcionar, sino incluso de modificar la disposición de prorra-
teo en cuestión a fin de ajustarse a la Constitución.

Desde esta decisión, la Corte Suprema ha emitido varias sentencias de


inconstitucionalidad.71 Pero nunca ha declarado la anulación de la validez
de las elecciones.
En Japón, la cuestión de la deficiente distribución de escaños es un pro-
blema entre las zonas rurales y las urbanas. Incluso antes de convertirse en
una sociedad envejecida, las áreas rurales habían perdido población debido
a la migración hacia las áreas urbanas. Ahora, la población ha comenzado a
reducirse debido a una sociedad envejecida y a una tasa de natalidad en de-
clive por todo Japón, especialmente en las zonas rurales, donde la población
está disminuyendo rápidamente.
Así, las áreas rurales han reivindicado escaños de sobrerrepresentación
para que su voz sea escuchada en la Dieta. Tradicionalmente, la Corte Supre-
ma ha estado de acuerdo, al menos en parte, con este argumento. Por ejem-
71 Hasta el 31 de diciembre de 2017, la Corte Suprema ha emitido diez casos de incon-
stitucionalidad. Éstos son las sentencias del 14 de abril de 1976 (Cámara de Representantes,
elección de 1971, 1:4.99 desproporción), del 7 de noviembre de 1983 (C.R., elección de 1980,
1:3.94), del 17 de julio de 1985 (C.R., elección de 1983, 1:4.40), del 20 de enero de 1993
(C.R., elección de 1990,1:3.18), del 11 de septiembre de 1996 (Cámara de Consejeros, elec-
ción de 1993, 1:6.59), del 23 de marzo de 2011 (C.R., elección de 2009, 1:2.304), del 17 de
octubre de 2012 (C.C., elección de 2010, 1:5.00), del 20 de noviembre de 2013 (C.R., elección
de 2012, 1:2.425), del 26 de noviembre de 2014 (C.C., elección de 2013, 1:4.77), y del 25 de
noviembre de 2015 (C.R., elección de 2014, 1:2.129).

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86 NOBUYUKI SATO

plo, un año después de la primera sentencia de inconstitucional de 1976, se


celebró una elección para la Cámara de Consejeros con una razón de diver-
gencia de 1:5.26. En 1983, la Corte Suprema sostuvo que esto no era incons-
titucional. Ésta enfatizó la función del gobierno local de la siguiente manera:

...a la luz del hecho de que tanto históricamente como políticamente, econó-
micamente y socialmente, las prefecturas To, Do, Fu y Ken [prefecturas] poseen
una importancia y personalidad única y pueden ser consideradas como una
de las unidades que tienen un grupo político, la ley Electoral de Funcionarios
Públicos intentó agregar la importancia o la función de reflejar intensamente
los deseos de las personas que componen este grupo.72

Sin embargo, en 2012, la Corte Suprema cambió su enfoque diciendo


lo siguiente:

Se puede hallar que el uso inflexible de una prefectura como una unidad de
circunscripción ha causado prolongadamente una gran desigualdad con res-
pecto al valor de los votos como resultado de las crecientes diferencias entre
la población de las prefecturas. En esta situación, dicho mecanismo por sí solo
necesita ser reformado. Dicha sentencia declara que, a la luz de las disposi-
ciones de la Constitución en relación con la Cámara de Consejeros, es per-
misible como política legislativa fijar el reparto de escaños para los miembros
de la Cámara de Consejeros por un período de tiempo más largo que para
los miembros de la Cámara de Representantes. Este argumento ya no puede
ser considerado como una razón legítima para dejar una gran disparidad en
el valor de los votos, lo que no ha sido abordado durante decenas de años a
pesar de la constante afluencia de población a las zonas urbanas.73

En este caso, la Corte Suprema encontró inconstitucional una razón de


divergencia de 1:5.00. Después de esta decisión, en 2015 la Dieta modificó
la ley Electoral de Funcionarios Públicos. Estableció dos distritos electorales
enormes para la elección de la Cámara de Concejeros los cuales consisten
de dos prefecturas cada uno.
En 2017, el Partido Liberal Democrático, un partido conservador de
Japón, comenzó a defender una enmienda a la Constitución para proteger
los intereses de las zonas rurales. Ellos están planeando agregar una disposi-
ción para que cada prefectura en calidad de distrito electoral pueda elegir a
por lo menos a un miembro de la Cámara de Consejeros en cada elección.

72
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema del 27 de abril de 1983. 37(3) Minshu 345.
73 Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema del 27 de abril de 2012. 66(10) Min-
shu 3357.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 87

3. Problema del derecho al voto de extranjeros residentes

En Japón, los extranjeros residentes no son elegibles para votar. Sin em-
bargo, existe una discusión intensa sobre este tema. Antes de presentar la de-
cisión de la Corte Suprema, es necesario ver los antecedentes de este asunto.
Actualmente, en Japón viven aproximadamente un millón de residentes
permanentes que no tienen la nacionalidad japonesa. Entre ellos, 330,000
tienen el estatus de residente permanente especial por razón histórica. La
península coreana y Taiwán eran colonias del Imperio de Japón, y los resi-
dentes de estas áreas tuvieron la nacionalidad japonesa hasta la ejecución
del Tratado de San Francisco. El gobierno japonés les concedió a las per-
sonas que eligieron vivir en Japón y a sus descendientes lineales nacidos en
Japón el estatus de residente permanente especial. Desde 1970, la Unión de
Coreanos Residentes en Japón ha argumentado que deberían ser elegibles
para tener el derecho al voto debido a su estatus histórico.
Por otra parte, el número de residentes permanentes no especiales ha
aumentado drásticamente. A finales de la década de 1990, sólo 70,000 resi-
dentes permanentes vivían en Japón. Actualmente, más de 700,000 viven en
Japón. Algunos de ellos también reclaman su derecho al voto.
La Corte Suprema74 decidió en 1993 el primer caso en el que un resi-
dente extranjero reclamó su derecho al voto. En este caso, la Corte Supre-
ma rechazó el argumento de un residente británico en Japón para reclamar
su derecho al voto para la elección de la Dieta.
Sin embargo, en 1995 la Corte Suprema admitió la posibilidad de otor-
gar el derecho al voto a residentes extranjeros en las elecciones del gobierno
autónomo local. En este caso, algunos residentes coreanos pidieron su dere-
cho al voto. La Corte Suprema decidió que los artículos 11 y 18 de la Ley de
Autonomía Local y el artículo 9(2) de la Ley Electoral de Funcionarios Públicos, la
cual estipula que sólo los residentes con nacionalidad japonesa tienen el de-
recho a votar por los miembros de los consejos locales y el jefe del ejecutivo
del gobierno autónomo local, no contradicen los artículos 15(1), y 93(2), de la
Constitución. Sin embargo, en obiter dicta, ésta también sostuvo que

...a la luz de la importancia del autogobierno local en una sociedad demo-


crática, las disposiciones sobre el gobierno autónomo local acomodadas en el
capítulo ocho de la Constitución están diseñadas para garantizar institucional-
mente una sistema político en el que la administración pública, la cual está es-

74
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema del 26 de febrero de 1993. 167 Shu-
min 579.

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88 NOBUYUKI SATO

trechamente relacionada con la vida cotidiana de los habitantes, sea manejada


por el gobierno autónomo local del territorio basado en la voluntad de los ha-
bitantes. Por lo tanto, en lo que respecta a los extranjeros que residen en Japón,
es razonable concebir que la Constitución no prohíbe que se tomen medidas
para concederles el derechos al voto a los residentes permanentes y a otros que
hayan llegado a tener una relación especialmente estrecha con el gobierno au-
tónomo local en el área de residencia en las elecciones para el jefe ejecutivo del
gobierno autónomo local, miembros de la asamblea local, y otros funcionarios
de derecho. No obstante, el hecho de que dichas medidas deban adoptarse o
no es un asunto exclusivo de la política legislativa del Estado, e incluso, si no se
tomaran estas medidas, no sería un caso de inconstitucionalidad.75

Incluso ahora, esta decisión es controversial. En primer lugar, la de-


cisión diferenció el derecho al voto en las elecciones nacionales y en las
elecciones locales porque la administración pública del gobierno autónomo
local está estrechamente relacionada con la vida diaria de los habitantes. En
segundo lugar, la Corte Suprema rechazó que los residentes extranjeros deban
ser incluidos en la noción de habitantes en el sentido del artículo 93(3). La
Corte subrayó que habitantes en el artículo 93(3) solamente significa habi-
tantes que tienen nacionalidad japonesa. Este fue un punto clave, la Corte
Suprema pudo haber autorizado un poder discrecional a la Dieta para que
le otorgue a los extranjeros el derecho al voto local, porque si los residentes
extranjeros estuvieran incluidos como habitantes en el artículo 93(3), la Die-
ta debe concederles el derecho al voto.
Desde el punto de vista legal el mensaje de esta sentencia es muy claro.
La Dieta puede disfrutar de su poder discrecional para decidir si concede,
o no, el derecho al voto local a los residentes extranjeros. Aunque algunos
argumentan que la Dieta DEBE otorgarles el derecho al voto local porque
la Corte Suprema mencionó explícitamente un poder potencial de la Dieta,
esto representa una dependencia excesiva en la sentencia. Desde luego, los
sistemas electorales deben desarrollarse en un contexto global. Sin embar-
go, tenemos que considerar cuidadosamente el papel y las funciones de las
ramas políticas del gobierno y la del poder judicial.

4. El tema de la separación de la religión y el Estado

Como se mencionó anteriormente, la separación de la religión y el Es-


tado es el principio fundamental de la Constitución de Japón. Sin embargo,
75
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema, 28 de febrero de 1995. 49(2) Minshu
639.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 89

es verdaderamente difícil hacer cumplir este principio porque la religión


está inextricablemente ligada a las costumbres sociales o tradiciones. Sobre
todo, debido a que el Sintoísmo es una religión nativa y tradicional que está
basada en el culto a la naturaleza, es realmente difícil establecer un muro
entre el Sintoísmo y otras costumbres sociales. Además, bajo la Constitu-
ción Meiji, el gobierno utilizó el Sintoísmo como herramienta de control
social (Estado Sintoísta). Los santuarios del Estado Sintoísta fueron tratados
como instituciones públicas en lugar de religiosas. El Estado Sintoísta estuvo
fusionado con el militarismo y se convirtió en un medio para logar la hege-
monía durante la guerra. Estas características e historia del Estado Sintoísta
causan problemas incluso en el siglo XXI.
En 1977 se produjo la primera sentencia histórica sobre el principio de
separación de la religión y el estado.76 En 1965, la ciudad de Tsu celebró
una ceremonia para inaugurar el gimnasio de la ciudad mediante un ritual
sintoísta. Puesto que la ceremonia fue celebrada por sacerdotes sintoístas y
el alcalde de la ciudad de Tsu pagó 7,663 yenes del dinero público al santua-
rio, un miembro del consejo de la ciudad entabló una demanda contra el al-
calde pidiendo que reembolsara el dinero alegando la inconstitucionalidad
del gasto público el cual violaba los artículos 20(1), 20(3) y 89.77 La Corte
Suprema sostuvo estos tres puntos:

1) El principio constitucional de separación de la religión y el Estado


exige que el Estado sea religiosamente neutral, pero no prohíbe toda
conexión del Estado con la religión. Más bien, prohíbe la conexión
del Estado con la religión cuando se considera, tomando en conside-
ración las condiciones sociales y culturales de Japón y el propósito y
los efectos de la actividad del Estado, que excede un estándar razo-
nable consonante con el objetivo fundamental del sistema, a saber, la
garantía de la libertad religiosa.
2) La actividad religiosa en virtud del artículo 20, párrafo 3 de la Consti-
tución no quiere decir toda conducta del Estado y sus órganos que

76 Caso Tsu Jitinsai. Sentencia del Gran Tribunal de la Corte Suprema, 3 de julio de
1977. 31(4) Minshu 533.
77 Artículo 20(1): “Se garantiza la libertad universal de culto. Ninguna organización reli-
giosa recibirá privilegios del Estado ni tampoco ejercerá autoridad política”.
Artículo 20(3): “El Estado y sus organismos se abstendrán de intervenir en la educación
religiosa y en cualquier otra actividad religiosa”.
Artículo 89: “Los fondos u otros bienes públicos no serán utilizados o aplicados para uso,
beneficio o mantenimiento de instituciones o asociaciones religiosas, o para empresas de
caridad, educacionales o humanitarias, que no estén bajo el control de la autoridad pública”.

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90 NOBUYUKI SATO

estén relacionados con la religión, sino la conducta cuyo propósito


tenga un significado religioso y cuyo efecto sea subvencionar, promo-
ver o, por el contrario, suprimir o interferir con la religión.
3) Una ceremonia de inauguración de un gimnasio municipal patrocina-
da por la ciudad y llevada a cabo bajo ritos sintoístas esta innegable-
mente conectada con la religión. Sin embargo, cuando se consideran
todas las circunstancias que se enuncian en la sentencia, se conside-
ra que la ceremonia tiene el propósito totalmente secular de marcar
el inicio de la construcción mediante un rito realizado de acuerdo
con la costumbre social general de orar por unos cimientos sólidos
para el edificio y un trabajo de construcción sin accidentes, y no se
considera que sus efectos subvencionan o promueven el Sintoísmo, o,
por el contrario, suprimen o interfieren con cualquier otra religión,
y no constituyen una actividad religiosa en el sentido del párrafo 3 del
artículo 20 de la Constitución.

Esta decisión introdujo la llamada prueba del propósito-efecto la cual estuvo


influenciada por la teoría constitucional americana de la prueba de Lemon de-
sarrollada en Lemon v. Kurtzman.78 Esta prueba triple es como sigue:

1) El estatuto debe tener un propósito legislativo secular.


2) El efecto principal o primario del estatuto no debe fomentar ni inhi-
bir la religión.
3) El estatuto no debe resultar en un involucramiento excesivo del gobierno
con la religión.

Se considerará que la acción del gobierno es inconstitucional si alguna


parte de la prueba es violada.
Sin embargo, la prueba del propósito-efecto es una prueba más débil que la
prueba de Lemon. “La conducta cuyo propósito tenga un significado reli-
gioso y cuyo efecto sea subvencionar, promover o, por el contrario, reprimir
o interferir con la religión” deberá ser prohibida y la Corte aplicará a los
hechos la prueba de propósito-efecto de manera holística o integral. Por lo tanto,
en este caso, el tribunal encontró que el propósito secular podría cancelar
el ritual Sintoísta.
Desde el caso Tsu Jitinsai, la Corte Suprema ha usado la prueba del propósito-
efecto a favor de las actividades del gobierno que tocan la religión o las activi-
dades religiosas. Por ejemplo, el superintendente de una junta de educación

78
403 U.S. 602 (1971).

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 91

puede asistir a un servicio conmemorativo79 celebrado con un ritual Sintoísta,


una ciudad puede pagar el costo para mover un monumento Sintoísta.80 Este
enfoque ha sido ampliamente criticado por académicos y abogados.
Sin embargo, en el caso81 Yasukuni mencionado previamente, la Corte
Suprema adoptó un enfoque más estricto que la prueba del propósito-efecto y en-
contró que el gasto público en el santuario de Yasukuni era inconstitucional.
La Corte ratificó esta prueba:

Conforme a la importancia del principio de separación del estado y la re-


ligión, actividad religiosa en el artículo 20(3) no debe interpretarse como una
prohibición de todas las actividades religiosas en las que pudiera participar el
Estado o la autoridad estatal. Más bien, sólo deben prohibirse las actividades
que excedan tales límites razonables, cuyo propósito tenga algún significado
religioso y cuyo efecto sea apoyar, promover o, adversamente, oponerse o
interferir con la religión. Y al determinar si un determinado acto religio-
so constituye una actividad religiosa prohibida o no, deben considerarse como
factores, no sólo los aspectos externos de la conducta, sino también el lugar
de la conducta, la comprensión religiosa de la persona promedio hacia la
conducta, la existencia o extensión de la intención religiosa, propósito, o co-
nocimiento del actor durante la celebración de la ceremonia, y el efecto o la
influencia en la persona promedio. Y en ese momento, es necesario el juicio
objetivo basado en ideas socialmente aceptadas.

Y la corte aplicó cuidadosamente esta prueba a los hechos. El punto


más importante es la evaluación del efecto o influencia en la persona promedio. El
tribunal sostuvo que:

En este caso las donaciones difícilmente pueden ser consideradas solamente


como una cortesía social secular por una persona promedio. Por lo tanto,
más o menos, los donantes de tales dádivas como el tamagushiryo [dinero] por
lo general piensan que tiene algún significado religioso, y también lo hacen
los apelados en este caso. Y en este caso, no puede negarse el hecho de que
la prefectura se involucró intencionalmente con estos grupos religiosos es-
pecíficos, ya que la prefectura nunca había hecho donaciones a esta misma
clase de ritos celebrados por otros grupos religiosos. Según estos análisis, si
un gobierno local tiene una participación especial con un grupo religioso
específico como en este caso, la persona promedio tendrá la impresión de
que la prefectura apoya especialmente a este grupo religioso específico y que

79
Sentencia del 3er panel de la Corte Suprema, 16 de febrero de 1993. 47(3) Minshu 1687.
Ibid.
80
81
Sentencia del gran tribunal de la Corte Suprema, 2 de abril de 1997. 51(4) Minshu 1673.

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92 NOBUYUKI SATO

este grupo religioso es especial y diferente de otros grupos religiosos. Como


un efecto de estas improntas, se verá estimulado el interés en esta religión
específica.

Desde entonces, se dice que la Corte Suprema sigue utilizando un enfo-


que más estricto. Por ejemplo, en el caso del Santuario de Sorachi buto, la Corte
Suprema sostuvo que el arrendamiento de tierras públicas al Santuario lo-
cal sin costo alguno viola los artículos 20(1) y 89.

III. Anexo 1

Preámbulo: 4 párrafos.
Capítulo 1: El Emperador (Ten’no): art. 1-8.
Ten’no como símbolo del Estado y de la unidad del pueblo.
El poder soberano reside en el pueblo.
Capítulo 2: Renuncia a la guerra: art. 9.
Renuncia a la guerra, renuncia al potencial bélico y el no reconocimien-
to del derecho de beligerancia.
Capítulo 3: Derechos y deberes del pueblo: art. 10-40.
Declaración de derechos basados en un sistema económico capitalista y
el principio de un estado secular.
Capítulo 4: La Dieta: art. 41-64.
La Dieta está formada por dos cámaras electas.
Sistema de gobierno parlamentario-Gabinete.
Capítulo 5: El Gabinete: art. 65-75.
Sistema de gobierno parlamentario-Gabinete.
Capítulo 6: El poder judicial: art. 76-82.
Cortes con el poder de revisión judicial.
Capítulo 7: Finanzas: art. 83-91.
Sistema presupuestario anual.
Control parlamentario sobre el presupuesto.
Capítulo 8: Autonomías locales: art. 93-95.
Estado unitario con un sistema de autonomía local.
Capítulo 9: Enmiendas: art. 96.
Constitución rígida.
Enmienda de dos pasos.

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VISIÓN GENERAL DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN JAPÓN 93

(1) Un voto concurrente de dos tercios o más de todos los miembros de


cada cámara.
(2) Voto mayoritario de todos los votos en un referéndum nacional.
Capítulo 10: Ley Suprema: art. 97-99.
La Constitución es la Ley Suprema de Japón.
Todos los funcionarios públicos tienen la obligación de respetar y defen-
der la Constitución.
Capítulo 11: Disposiciones Suplementarias: art. 100-103.
Procedimiento de transición.

IV. Anexo 2

(1) Derechos generales o comprehensivos.


(a) Derecho de vivir en paz, libres de temor y de necesidades (preámbulo).
(b) Derecho a la vida, a la libertad y al logro de la felicidad (art. 13).
(c) Igualdad ante la ley (art. 14).

(2) Derechos específicos.


(a) Libertades (derechos para ser libres del Estado).
(a-1) Libertad de pensamiento y expresión.
(i) Libertad de pensamiento y conciencia (art. 19).
(ii) Libertad religiosa (art. 20).
(iii) Libertad de palabra, de prensa y toda otra forma de expresión
(art. 21).
(iv) Libertad de reunión y asociación (art. 21).
(v) Libertad académica (art. 23).
(a-2) Derechos de propiedad y derechos relacionados con actividades
económicas.
(i) Libertad de elegir su ocupación (art. 22).
(ii) Derechos de propiedad (art. 29).
(a-3) Libertad personal/derechos.
(i) Libertad de la esclavitud y servidumbre involuntaria (art. 18).
(ii) Libertad de elegir y cambiar su residencia (art. 22).
(iii) Libertad para trasladarse a un país extranjero y expatriación.

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94 NOBUYUKI SATO

(iv) Debido proceso de ley (art. 31).


(v) Derechos del presunto criminal o acusado (art. 32-39)
(b) Reclamaciones al Estado.
(b-1) Reclamaciones tradicionales al Estado.
(i) Derecho de acudir a los tribunales (art. 32).
(ii) Derecho a demandar por reparaciones al Estado (art. 17).
(iii) Derecho a demandar al Estado por daños y perjuicios en caso
de que una persona sea absuelta (art. 40).

(b-2) Derechos sociales.


(i) Derecho de mantener un nivel mínimo de vida saludable y cul-
tural (art. 25).
(ii) Derecho a la educación (art. 26).
(iii) Derecho al trabajo (art. 27).
(iv) Derechos laborales (sindicato, negociación colectiva, acción co-
lectiva) (art. 28).
(c) Derechos políticos.
(i) Derecho a elegir y destituir autoridades públicas/derecho al voto
(art. 15).
(ii) Derecho de petición (art. 16).

(3) Deberes.
(i) Obligación de los padres de que todos los niños que se encuen-
tren bajo su protección reciban la educación común (art. 26).
(ii) Obligación de trabajar (art. 27).
(iii) Obligación de pagar impuestos (art. 30).

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COMENTARIOS AL ENSAYO SOBRE LA CONSTITUCIÓN


DE JAPÓN DEL DR. NOBUYUKI SATO

José María Serna de la Garza*

La Constitución de Japón, vigente a partir del 3 de mayo de 1947, es un


producto directo de la experiencia traumática de la derrota de dicho país por
parte de las fuerzas aliadas en 1945, dándose con ello fin a la Segunda Gue-
rra Mundial. En este sentido, nos explica el Dr. Nobuyuki Sato que el Cuartel
General de las Fuerzas Aliadas, mismas que ocuparon Japón hasta el 28 de
abril de 1952, ordenaron al gobierno de ese país la revisión de la constitución
anterior, es decir, la Constitución del Imperio de Japón (generalmente cono-
cida como la Constitución Meiji de 1889). Sin embargo, eventualmente más que
revisión de la anterior, lo que surgió de este proceso fue una nueva constitu-
ción, elaborada y aprobada con base en un proyecto de norma fundamental
escrito en inglés por parte del mencionado Cuartel General. Con algunos
cambios introducidos por la Dieta (es decir por el parlamento japonés) y por
el Consejo Privado del Emperador (órgano que fue abolido en 1947), ese
proyecto se convirtió en la Constitución de Japón, misma que hasta la fecha
no ha tenido ninguna modificación, adición o enmienda.
Este contexto es lo que explica algunas de las normas contenidas en la
Constitución de Japón, que le dan una identidad particular y distinta res-
pecto de las constituciones de otros Estados. Nos referimos en específico a
lo que el Dr. Nobuyuki Sato identifica como uno de los principios básicos de
dicha constitución: el pacifismo.
En efecto, los dos primeros párrafos del preámbulo de la Constitución
de Japón se refieren a este principio, renunciando el pueblo japonés por
siempre a los horrores de la guerra a través de acciones de gobierno (primer
párrafo); y expresando su deseo de paz para todos los tiempos, y la determi-
nación de preservar su seguridad y existencia por medio de la confianza en
la justicia y la fe en los pueblos pacíficos del mundo, y reconociendo además

*
Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM.

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96 JOSÉ MARÍA SERNA DE LA GARZA

que todos los pueblos del mundo tienen el derecho a vivir en paz (segundo
párrafo).
Por su parte el artículo 9 de la Constitución de Japón establece en su
primer párrafo que, aspirando a la paz internacional basada en la justicia y
el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como un dere-
cho soberano de la nación y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio
para resolver disputas internacionales. Además, el segundo párrafo de ese
mismo artículo dispone que jamás se mantendrán por parte de Japón, fuer-
zas armadas de tierra, mar o aire, ni otra fuerza con potencial guerrero, es-
pecificándose que el derecho de beligerancia del Estado no será reconocido.
Cabe aclarar, como lo hace el Dr. Nobuyuki Sato, que si bien en un ini-
cio estas disposiciones fueron entendidas en un sentido muy estricto, en el
contexto de la Guerra Fría y de la Guerra de Corea, la interpretación de las
mismas se flexibilizó, al punto de permitir que Japón pudiera comenzar a
tener primero una Policía Nacional de Reserva, y posteriormente un verdadero
ejército, marina y fuerza aérea con fines de auto-defensa (en el marco del
Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua entre Estados Unidos y Japón
de 1960). Este cambio de interpretación no ha dejado de dar lugar a acalo-
rados debates.
Otro de los principios básicos que el Dr. Nobuyuki Sato identifica en la
Constitución de Japón, es el del respeto por los derechos humanos fundamentales.
Así, se desprende de los artículos 11, 13 y 97 de dicha norma fundamental.
De esta manera, el artículo 11 establece que “El pueblo no será impedido de
gozar de ninguno de los derechos humanos fundamentales. Estos derechos
humanos fundamentales garantizados para el pueblo por esta Constitución
se confieren al pueblo de la presente y de las futuras generaciones como
derechos eternos e inviolables”. Por su parte, el artículo 13 establece que
“Todas las personas serán respetadas como individuos. Su derecho a la vida,
a la libertad, a la búsqueda de la felicidad será, en la medida que no inter-
fiera con el bienestar público, la consideración suprema en la legislación y
en otros asuntos gubernamentales”.
En el tema de los derechos, y desde una perspectiva de derecho consti-
tucional comparado, podemos decir que la Constitución de Japón sigue los
cánones del Estado social y democrático de Derecho. Es decir, en sus dispo-
siciones se pueden apreciar los derechos civiles y políticos de corte liberal
(derecho a la vida, a la igualdad, libertad de pensamiento, de expresión y de
imprenta, libertad de religión, libertad de reunión y de asociación, derecho
de propiedad, entre otros). A la vez que se encuentran previstos derechos
sociales (como el derecho a mantener estándares mínimos de bienestar, de-
recho a la educación, derecho al trabajo, derechos laborales, entre otros).

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COMENTARIOS AL ENSAYO SOBRE LA CONSTITUCIÓN DE JAPÓN... 97

Asimismo, destacan los deberes que la Constitución establece, tales como el


deber de los padres de dar educación a todos los hijos bajo su protección, la
obligación de trabajar y la obligación de pagar impuestos.
De manera importante, señala el Dr. Nobuyuki Sato, en una afirmación
que nos recuerda el juicio de proporcionalidad tal y como se le entiende en
nuestras latitudes, que la Dieta puede aprobar leyes que establezcan restric-
ciones a los derechos fundamentales, pero solamente si esas restricciones
se encuentran sustentadas en razones que vayan acordes con valores cons-
titucionales. Al final del día, y como sucede con el judicial review de Estados
Unidos de América o el amparo contra normas generales en México, la
propia Constitución de Japón otorga a los tribunales el poder revisar las
leyes aprobadas por la Dieta. O en otras palabras, el poder discrecional de
aprobar leyes por parte de este último órgano se encuentra controlado por
los tribunales.
Como sucede en las democracias modernas, la base de la organización
de poder en Japón es el principio de la soberanía popular, el cual es iden-
tificado por el Dr. Nobuyuki Sato como otro de los principios básicos de la
Constitución de ese país. A diferencia de la constitución anterior que decla-
raba la soberanía del Emperador, la actual norma fundamental determina
en su artículo 1º que: “El Emperador será el símbolo del Estado y de la
unidad del pueblo, y deriva su posición de la voluntad del pueblo en quien
reside el poder soberano”.
Por lo que toca a la organización de los poderes en sí, los trazos gene-
rales de la Constitución de Japón son perfectamente reconocibles para un
auditorio no japonés, puesto que se corresponden con categorías, conceptos
e instituciones del constitucionalismo occidental y del derecho constitucio-
nal comparado.
De esta manera, podemos observar que la Constitución de Japón ha
establecido una monarquía constitucional, en la cual el Emperador es Jefe
de Estado, pero no ejerce funciones de gobierno, tal y como se dispone en
el artículo 4(1) de dicha norma fundamental. Asimismo, nos encontramos
ante un sistema parlamentario, puesto que el gobierno surge a partir de una
mayoría parlamentaria o bien de una alianza de partidos que logran inte-
grar una mayoría en el parlamento, denominado Dieta.
En su explicación relativa a la separación de poderes, el Dr. Nobuyuki
Sato nos explica cuáles son las etapas para la formación de un gobierno,
según se prevé en la Constitución de Japón. Así, la primera etapa es la rela-
tiva a las elecciones para la integración de la Dieta, por sufragio universal
y directo de todos los adultos. Dicho órgano, cabe destacar, está integra-
do por dos cámaras, es decir, estamos ante un poder legislativo bicamaral,

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98 JOSÉ MARÍA SERNA DE LA GARZA

compuesto por la Cámara de Representantes (cámara baja) y la Cámara de


Consejeros (cámara alta). Los representantes duran en su cargo cuatro años
en general (salvo que se de la hipótesis de la disolución de dicha cámara, lo
cual es otro mecanismo típico de los sistemas parlamentarios); mientras que
el de los consejeros es de seis años (si bien en esta cámara se da una renova-
ción por mitad).
La segunda etapa consiste en una sesión especial de la Cámara de Re-
presentantes para la nominación del Primer Ministro. Como lo disponen
los artículo 6(1) y 67(1) de la Constitución de Japón, la resolución relativa a
la determinación de quién será Primer Ministro corresponde a la referida
cámara, pero la designación solemne corresponde al Emperador. Asimis-
mo, el Primer Ministro tiene la facultad de nombrar y remover a todos los
miembros de su gabinete, para lo cual no requiere de aprobación por parte
de la Dieta. Es cierto, además, que el artículo 7 de la Constitución de Japón
requiere que el Emperador de su confirmación para la designación de los
miembros del gabinete, pero por otro lado, nos explica el Dr. Nobuyuki Sato
que a diferencia de lo que ocurre en el Reino Unido, Canadá o Australia, el
Emperador no está facultado para rechazar los nombramientos de miem-
bros del gabinete que haga el Primer Ministro.
El gabinete, órgano al que corresponde el ejercicio del poder ejecutivo,
es responsable colectivamente ante la Dieta (artículo 66(3) de la Constitu-
ción de Japón). Con esto, nos aclara el Dr. Nobuyuki Sato, estamos ante un
sistema de gobierno de gabinete tipo Westminster, lo cual se conecta con los
mecanismos de responsabilidad previstos en el artículo 69 de dicha norma
fundamental: si la Cámara de Representantes aprueba un voto de no con-
fianza, o si rechaza un voto de confianza, el gabinete debe renunciar en mas-
se, a menos de que la Cámara de Representantes sea disuelta dentro de diez
días. Como especifica el Dr. Nobuyuki Sato, desde el inicio de la vigencia
de la Constitución de Japón hasta el 31 de diciembre de 2017, se han pre-
sentado 197 votos de no confianza (incluyendo 3 votos de confianza), de las
cuales solamente cuatro fueron aprobadas.
En cuanto al sistema de tribunales, existe en Japón una estructura de
cuatro niveles, es decir, una Corte Suprema de Justicia y tres niveles de tribu-
nales jerárquicamente por debajo de ésta, compuesta por las Cortes Superio-
res (tribunales de apelación), Cortes de Distrito (primera instancia en materia
civil, penal y administrativa) y un tercer nivel compuesto por Cortes de lo
familiar y Cortes sumarias (con competencia en asuntos civiles de cuantía
menor y respecto de faltas administrativas).
La Corte Suprema de Justicia se integra con 14 magistrados y un magis-
trado presidente. Sin embargo, el Doctor Nobuyuki Sato nos aclara que la

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COMENTARIOS AL ENSAYO SOBRE LA CONSTITUCIÓN DE JAPÓN... 99

Constitución de Japón no determina el número de magistrados de la Corte


Suprema, sino que dicho número proviene de una disposición de la Ley de
Tribunales (Court Act) de 1947. Esta Corte tiene la facultad de determinar la
inconstitucionalidad de cualquier ley, orden, reglamento o acto oficial.
Por último, nos explica el Dr. Nobuyuki Sato que desde la perspectiva
de la organización territorial del poder, la Constitución de Japón establece
un Estado unitario, que a la vez permite cierto grado de descentralización
administrativa a través de un sistema de gobierno local en dos niveles: los
municipios (aproximadamente 1,700) y la prefecturas (47). Los primeros tie-
nen competencia sobre asuntos locales y específicos según sean definidos
por una ley de la Dieta o por órdenes del gabinete; mientras que las segun-
das corresponden a áreas más amplias de gobierno local, y tienen compe-
tencias sobre materias que deben ser atendidas en áreas más amplias, asun-
tos relativos a la coordinación entre municipios y asuntos que en razón de su
escala o naturaleza, se considera no deben ser atendidos por los municipios.
Con la Constitución de 1947, aprobada en circunstancias enteramente
atípicas, Japón ha logrado no solamente sobreponerse al duro trauma de
derrota en la Segunda Guerra Mundial y de la ocupación, sino sentar las
bases políticas y éticas de un nuevo Estado, que le ha permitido ocupar un
espacio digno en la comunidad internacional, y competir con éxito en la
economía global, enarbolando la bandera de la paz y la concordia entre las
naciones.

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CAPÍTULO III

PRINCIPALES DISCIPLINAS DEL DERECHO JAPONÉS

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN

Tadasu Watari*

Sumario: I. Transformación histórica del derecho administrativo de Ja-


pón. II. El estado de derecho en Japón. III. La doctrina sobre los actos de la
administración. IV. El control judicial de las acciones administrativas. V. La
responsabilidad administrativa.

I. Transformación histórica
del derecho administrativo de Japón

La Constitución anterior, la de 1889, instituyó un Tribunal Administrativo


en Tokio, que era una jurisdicción administrativa con una instancia única
y última y existió hasta el 3 de mayo de 1946, fecha de la aplicación de la
Constitución de 1946 que fue establecida justo después de la derrota del Im-
perio Japonés en la Segunda Guerra Mundial. La nueva constitución de 1946
estableció la independencia del poder judicial y le dio no solamente las com-
petencias jurisdiccionales civiles y penales, sino también le dio la competen-
cia jurisdiccional administrativa. Japón adoptó así el sistema jurisdiccional,
en el cual los jueces que pertenecen a la misma organización judicial no se
ocupan solamente de asuntos civiles y penales sino también de asuntos admi-
nistrativos. Al Estado que adopta esta manera de distribuir las competencias
jurisdiccionales a menudo se le denomina en el mundo del derecho adminis-
trativo japonés, “el régimen jurídico”.
En cuanto al procedimiento contencioso administrativo, la ley de 1962
sobre los asuntos contenciosos administrativos adoptó una serie de recursos
contenciosos propios de los asuntos administrativos. De acuerdo con estos
recursos contenciosos administrativos, se puede recurrir al juez contencioso

*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad Chuo, Japón.

103
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104 TADASU WATARI

para cancelar actos administrativos, declararlos nulos, obligar a las autori-


dades administrativas a realizar actos apropiados y prevenir actos ilegales,
etc. Por lo tanto, podríamos decir que el derecho administrativo japonés
adopta el régimen jurídico en cuanto a la competencia jurisdiccional, mien-
tras que adopta los recursos y procesos contenciosos propios de los asuntos
contencioso-administrativos que son más o menos diferentes del procedi-
miento contencioso civil. En este sentido, podríamos considerar que el de-
recho administrativo japonés fue fundado sobre un sistema contencioso-
administrativo híbrido.

II. El estado de derecho en Japón

1. Los principios de la legalidad administrativa

Para el derecho administrativo japonés, la legalidad administrativa es el más


fundamental de los diferentes elementos del estado del derecho. Los concep-
tos de la legalidad administrativa fueron importados a Japón hace más de
110 años a través de la publicación de la traducción al japonés de la primera
edición de derecho administrativo alemán de Otto Mayer en 1903 (Deutches
Verwaltungsrecht, ersten Auflage, 1895). Es verdaderamente asombroso que
la traducción al japonés haya sido publicada sólo ocho años después de la
publicación de la obra original en Alemania. Se considera que la legalidad
administrativa está compuesta de tres principios secundarios: el principio del
efecto normativo general de la ley, el principio de la necesidad de fundamen-
tar una disposición legal para el ejercicio del poder público y el principio
de la primacía del efecto jurídico de la ley sobre todos los demás actos de la
administración, incluso los reglamentarios.

2. Reglamentos administrativos basados


en la delegación del poder de legislar de la ley

Por otro lado, el legislador podrá delegar una parte de su poder legisla-
tivo a la autoridad administrativa a través de una disposición legal explícita
mediante la cual el legislador expresa su intención de establecer disposicio-
nes más detalladas determinadas por la autoridad administrativa. De esta
forma, hay muchos decretos legislados por el gobierno y muchas órdenes
ministeriales legisladas por los ministros que establecen disposiciones más
detalladas que se consideran necesarias para implementar las leyes.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 105

En cuanto a la legalidad de este tipo de reglamentos administrativos, de-


bemos hacer dos preguntas. ¿Por una parte, en qué medida el legislador pue-
de delegarle su poder legislativo a la autoridad administrativa y cuáles condi-
ciones debe satisfacer la disposición de la ley para delegar su poder legislativo?
Por otro lado, el gobierno, los ministros y las otras autoridades adminis-
trativas deben observar la intención y los límites del objeto de la delegación
del poder de legislar. ¿En cuáles situaciones los reglamentos administrativos
serán vistos como ilegales con respecto a las disposiciones de las leyes? En
cuanto a esta pregunta tenemos algunas decisiones jurisprudenciales de la
Corte Suprema de Japón. Trataré el control de la legalidad de los reglamen-
tos en relación a las disposiciones legales citando dos decisiones jurispru-
denciales de la Corte Suprema, una juzgó una disposición del reglamento
conforme a una disposición de la ley, y por lo tanto, legal; la otra no confor-
me con una disposición de la ley, y por lo tanto, ilegal.

A. El caso del “El sable japonés y el sable occidental”.


Un ejemplo de una sentencia sobre ilegalidad

En Japón, después de la derrota de la Segunda Guerra Mundial nadie


puede poseer un sable o una espada salvo cuando estén autorizados por la
Comisión Departamental de Seguridad Pública con tal de que la Comisión
Departamental de Educación considere que el sable o la espada tienen un
valor artístico o artesanal. Con respecto a la delegación de una disposición
de la ley, un reglamento del Ministro de Educación Nacional estableció al-
gunos criterios detallados para estimar el valor artístico de cada sable o es-
pada. De acuerdo con uno de estos criterios detallados, la autorización que
una persona puede obtener para poseer sables o espadas está limitada a los,
“nihontôs”, sables tradicionales japoneses. De modo que los sables chinos,
los sables y espadas occidentales y todos los otros sables y espadas extranjeras
estarían excluidos de los objetos que pueden ser autorizados por la Comisión
Departamental de la Seguridad Pública. Sin embargo, ¿puede El Ministro de
Educación Nacional añadir una nueva condición para estrechar las limita-
ciones para los sables y espadas que pueden ser objeto de autorización para
su posesión, aunque la ley misma no determina limitación alguna sobre los
sables o las espadas que pueden ser objeto de esta autorización?
Con respecto a esta cuestión, la Corte Suprema juzgó1 que la disposi-
ción del reglamento esta en conformidad a lo dispuesto en la ley, y por lo

1
Corte Suprema, 1° de febrero 1990, Mînshû, vol. 44-2, pp. 369 et al.

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106 TADASU WATARI

tanto es legal, puesto que la disposición del reglamento es apropiada tenien-


do en cuenta los motivos y el contexto histórico de la legislación. En efecto,
la disposición de la ley que permitió poseer los sables y las espadas bajo
ciertas condiciones se legisló para darles a los aficionados de los, “nihontôs”,
la posibilidad de seguir tendiéndolos incluso después de la derrota de la Se-
gunda Guerra Mundial.

B. El caso de la prohibición de la venta por Internet y el envío


de paquetes con medicamentos por reglamento ministerial.
Un ejemplo de una sentencia sobre legalidad

Cuando las disposiciones de la ley sobre un caso de medicamentos, la


ley que regula la fabricación y venta medicamentos, fueron revisadas en su
mayor parte en 2006, algunas disposiciones nuevas obligaban a los propie-
tarios de las farmacias a vender los medicamentos y comunicar la informa-
ción mediante farmacéuticos o vendedores similares. Bajo la delegación del
poder de legislar mediante una disposición de la ley, el Ministro de Asuntos
de Salud Pública y de Protección Social añadió mediante un reglamento mi-
nisterial algunas disposiciones para obligar a los propietarios de las farmacias
a vender los medicamentos mediante farmacéuticos o vendedores similares
en una oficina de la farmacia y cara a cara con los compradores y una dis-
posición para prohibir la venta de medicamentos por Internet y el envío de
paquetes. Sin embargo, ¿puede el Ministro de Salud Pública y de Protección
Social añadir nuevas condiciones para restringir o prohibir la venta de me-
dicamentos por Internet y así restringir la posibilidad de ejercer la libertad
de emprendimiento y comercio, aunque la ley misma sólo estableció la venta
mediante farmacéuticos o vendedores similares, pero no estableció disposi-
ción alguna para vender los medicamentos en una oficina de la farmacia y
cara a cara con los compradores, ni disposición alguna para prohibir su ven-
ta por Internet y el envío de paquetes?
Con respecto a esta cuestión, la Corte Suprema juzgó2 que eran ilegales
las disposiciones del reglamento ministerial debido a que no se había enuncia-
do ninguna intención de imponer la venta de medicamentos cara a cara con
los compradores, ni ninguna intención de prohibir la venta por Internet. Se-
gún la Corte Suprema, para restringir regularmente el ejercicio de la libertad
de emprendimiento y comercio de las empresas, que ya han estado operando
durante algunos años, para vender medicamentos por Internet, el legislador

2
Corte Suprema, 11 de enero 2013, Mînshû, vol. 67-1, pp. 1 et al.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 107

debería haber expresado su intención de hacerlo mediante una disposición


explícita en la ley misma, o bien mediante los debates, los documentos y todos
los otros hechos que han sido publicados durante el procedimiento legislativo.
No obstante, en el caso en cuestión, el Ministro estableció mediante el regla-
mento obligar a las empresas a vender los medicamentos cara a cara con los
compradores, y prohibió la venta de medicamentos por Internet aunque la
ley misma no expresaba ninguna intención parecida. Es por esto que la Corte
Suprema juzgó ilegales las disposiciones del reglamento ministerial.

3. Derechos fundamentales y los principios generales del derecho

Existe una tendencia de modernización del derecho administrativo de-


bido al aumento y la diversificación de las normas del derecho que rigen las
acciones administrativas como al menos una de las causas de esta moder-
nización.
En primer lugar, debemos acudir a las normas del derecho constitucio-
nal, en particular la protección de los derechos a la vida del individuo y su
personalidad, derechos de propiedad, libertad religiosa y de consciencia,
libertad de expresión y otros derechos fundamentales. Los jueces ponen en
relieve la superioridad de los efectos de la garantía constitucional de los de-
rechos fundamentales para intensificar el control jurisdiccional del ejercicio
del poder discrecional de la administración.
Entonces se puede poner en relieve algunas reglas generales del derecho
que se pueden llamar, “principios generales del derecho”. Se puede invo-
car, como ejemplos de los principios generales del derecho, el principio de
igualdad, el principio de proporcionalidad, la defensa de los abusos de los
derechos y la regla de la buena fe, que provienen del derecho constitucional,
del derecho civil y de otros dominios del derecho.

4. La descentralización territorial garantizada por la Constitución


y el poder legislativo de las entidades locales

La Constitución de 1946 garantiza a las entidades territoriales locales


poderes autónomos. El territorio japonés se divide en 47 prefecturas y 1,078
entidades fundamentales (791 ciudades grandes y medianas, 744 pueblos y
173 villas). Tokio es al mismo tiempo la ciudad capital de Japón y una pre-
fectura que se compone de 23 distritos, 26 ciudades medianas, 5 pueblos y 8
villas. La autoridad de cada prefectura se compone de un gobernador y de

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108 TADASU WATARI

una asamblea de la prefectura, ambos elegidos por elección popular directa


de todos los habitantes mayores de 18 años de edad. La autoridad de cada
una de las entidades locales básicas está compuesta de un alcalde y de una
asamblea municipal, ambos elegidos en la misma elección.
Todas las prefecturas y todas las entidades locales básicas (ciudades gran-
des y medianas, pueblos y villas) pueden legislar leyes locales mediante la
deliberación de la asamblea de la prefectura o la municipal. De acuerdo a
las disposiciones de la Constitución de 1946, los asuntos relacionados con la
organización y gobierno de las entidades territoriales serían determinados
por la ley, por una parte, de acuerdo a las propias ideas de la autonomía local,
y por la otra (art. 92 de la Constitución), las entidades territoriales podrían
legislar las leyes locales dentro de los límites de las leyes (art. 94 de la Cons-
titución). La ley de autonomía local de 1947, la cual es la ley fundamental
sobre la organización y el gobierno de las entidades territoriales, se estableció
bajo la dirección de la disposición del artículo 92 de la Constitución arriba
mencionado. Según el párrafo 2 del artículo 14 de esta ley, las prefecturas y
las entidades locales básicas pueden establecer leyes locales con tal de que sus
disposiciones no sean contrarias a las disposiciones de las leyes. De esta forma,
resulta que las entidades territoriales pueden establecer leyes locales sobre to-
dos temas relacionados con los asuntos locales de cada entidad local.

III. La doctrina sobre los actos


de la administración

1. Actos del poder público y actos sin el poder público

De acuerdo con la teoría general del derecho administrativo de Japón, los


actos de la administración se dividen en los actos del poder público, en otras
palabras, los actos de autoridad, y los actos sin el poder público. Los actos
administrativos unilaterales y las ejecuciones forzadas por los órganos admi-
nistrativos son considerados como típicos del poder público, mientras que
los contratos administrativos y los actos de consulta son considerados como
típicos de los actos sin el poder público.

2. Los actos unilaterales y los contratos administrativos

En Japón, la doctrina de la teoría de los actos administrativos se desa-


rrolló, y todavía se articula, alrededor de los actos administrativos unilate-

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 109

rales. Pero no se ha desarrollado suficientemente la teoría de los contratos


administrativos, con la excepción de los contratos públicos y los convenios,
que se celebran entre las entidades locales y las empresas para evitar la pro-
ducción de contaminación, por una parte

3. Las acciones administrativas informales:


acciones normativas sin poder público

Por otra parte, el análisis teórico de las acciones administrativas infor-


males se desarrolló y profundizó debido a los actos de negociación, actos de
consulta y otras acciones normativas sin poder público que fueron puestas
en vigor por las autoridades administrativas en los años 1960 y 1970 para
acelerar el rápido desarrollo de la economía japonesa. Para evitar y contro-
lar la intervención excesivas de las autoridades administrativas en las activi-
dades económicas o civiles por medio de las acciones normativas sin poder
público, la jurisprudencia administrativa de los años 1980 y la ley de 1993
sobre el procedimiento administrativo no contencioso establecieron muchas
de las normas procesales sustantivas y del procedimiento previo que se apli-
can a estas acciones administrativas informales.

A. El control judicial de las acciones administrativas

a. Condiciones preestablecidas. Supresión de la Jurisdicción


administrativa y garantía del derecho de recurrir
a la justicia sobre el contencioso administrativo

Como ya señale al principio de este capítulo, en Japón las disputas


administrativas en este momento pertenecen a la jurisdicción de los tri-
bunales judiciales, que son al mismo tiempo tribunales para casos civiles y
penales. Pero por otro lado, en Japón las disputas administrativas se llevan
a cabo según las formas de la acción contenciosa y los procedimientos de
litigio propios de los asuntos administrativos.
A causa de esta característica híbrida del contencioso administrativo,
los jueces que son responsables de la implementación del contencioso ad-
ministrativo están siempre expuestos a dos fundamentos opuestos entre sí
—por un lado, para ampliar y fortalecer las funciones efectivas de la revisión
judicial sobre las actividades administrativas, y por el otro, para moderar y
restringir la capacidad efectiva de la revisión judicial sobre las actividades

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110 TADASU WATARI

administrativas­—. En cuanto a los temas típicos alrededor de los cuales estos


dos fundamentos se oponen entre sí, consideraremos primero la cuestión de
saber cuáles son los actos administrativos cuya anulación puede ser solicita-
da mediante el ejercicio de la acción contenciosa administrativa; después, el
interés de actuar en los contenciosos administrativos; y finalmente, las situa-
ciones actual de la revisión judicial sobre el ejercicio del poder discrecional
de las autoridades administrativas.

b. ¿Cuáles son los actos administrativos cuya anulación puede


ser solicitada mediante la acción contenciosa administrativa?

De acuerdo a la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema, los actos


administrativos cuya anulación puede ser demandada ante los tribunales
por los demandantes en el ejercicio de la acción contenciosa deben de ser
actos realizados por las autoridades administrativas del estado o de entida-
des públicas como titulares del poder público y que tienen el fin directo y
concreto de crear o modificar los vínculos o las situaciones jurídicos de los
administrados o de determinar el contenido de las situaciones jurídicas de
los administrados. Es decir, las tres condiciones deben satisfacerse para que
un acto administrativo pueda ser atacado por la acción contenciosa de anu-
lación:

—— En primer lugar, el acto administrativo del que se trata debe ser


hecho como un ejercicio del poder público;
—— En segundo lugar, debe producir una creación o una modificación
de los relaciones o situaciones jurídicas o una determinación del
contenido de las relaciones o situaciones jurídicos;
—— En tercer lugar, debe de tener la característica directa y concreta de
crear o modificar las relaciones o situaciones jurídicas o de determi-
nar el contenido de las relaciones o situaciones jurídicas.
Por lo tanto, algunas de las categorías de actos administrativos que
figuran a continuación se encuentran fuera de los límites de los ac-
tos que podrían ser atacados por una acción contenciosa de anula-
ción;
—— Los actos administrativos que no tienen ningún efecto jurídico, di-
cho de otro modo, los actos de facto de la administración;
—— Las instrucciones, comunicados y otras medidas cuyo destino son
los órganos subordinados al interior de la organización administra-
tiva;

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 111

—— Los consejos, comunicación de pretensiones, sugerencias, persua-


siones, recomendaciones y otras medidas de coordinación o de con-
certación;
—— Los contratos o convenios administrativos y todos los actos que se
realizan en el proceso de conclusión o de ejecución de contratos o
de convenios administrativos;
—— Los decretos del gobierno, órdenes del Gabinete del Primer Minis-
tro, órdenes ministeriales y todos los otros reglamentos administra-
tivos;
—— Las leyes locales deliberadas por las asambleas de las entidades loca-
les y promulgadas por los gobernadores o los alcaldes;
—— Los documentos de planificación urbana que tienen el propósito de
determinar la zonificación y de restringir la utilización de terrenos
en cada zona urbana.

c. Interés de actuar en acciones contenciosas administrativas

De acuerdo a la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema, el de-


mandante debe ser titular de un derecho subjetivo o de un interés personal
que está protegido por la disposición legal sobre cuyo fundamento se hizo
el acto administrativo cuya anulación es solicitada al juez. Si el demandante
subraya la pertinencia de un interés que es sólo parte de un interés público
o de un interés general y que sería absorbido y disuelto en el interés públi-
co o general, sería considerado como una persona que no tiene un interés
protegido por la ley. De esta forma, su recurso sería denegado sin realizar
ningún examen de los meritos de la ley.

IV. El control judicial


de las acciones administrativas

De acuerdo con la disposición del artículo 30 de la ley sobre los procesos con-
tenciosos de casos administrativos, cuando se hayan producido los actos admi-
nistrativos unilaterales mediante el ejercicio del poder discrecional, los jueces
sólo podrán anularlos si se considera que las autoridades administrativas que
las hayan realizado han excedido los límites del ejercicio del poder discre-
cional o incluso abusado de su poder discrecional. Cuando las autoridades
administrativas ejercen este poder discrecional, los jueces tienden a restringir
su control judicial al mínimo de la ley. Los jueces además reconocen el poder
discrecional ampliamente cuando no existen disposiciones definidas de mane-

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112 TADASU WATARI

ra precisa, y en particular cuando las actividades administrativas en cuestión


pertenecen a los ámbitos administrativos que requieren de conocimientos es-
pecializados o políticos.
Mostraremos a continuación un caso contencioso célebre que a menu-
do se llama caso “Odakyû”.

Control judicial de la utilidad pública en Japón3

A. El caso Compañía privada de ferrocarriles “Odakyû” a Tokio

En Japón, el control judicial de la utilidad pública puede enfrentarse


con dos grandes problemáticas del contencioso administrativo: la de la ad-
misibilidad de los recursos judiciales de terceros y la de la intensidad del
control del juez administrativo sobre la legalidad interna de la decisión para
adoptar el proyecto de desarrollo.4
En lo que respecta a la admisibilidad de los recursos de terceros, hasta la
fecha la jurisprudencia se había negado a reconocer el interés de actuar de
las personas cuyos hogares estaban ubicados alrededor de la infraestructura
pública proyectada, por ejemplo, una autopista o una vía de ferrocarril, y
esto, a pesar de los perjuicios que esta futura infraestructura podrían cau-
sar en el vecindario. Por el contrario, se admitió el interés de actuar de los
propietarios y de otros titulares de derechos reales sobre los terrenos reser-
vados para la ubicación de la infraestructura proyectada. Esta concepción
jurisprudencial clásica fue recientemente cuestionada en el caso llamado
“Odakyû”.
En cuanto a la legalidad interna de la decisión para aprobar un proyec-
to de desarrollo, surge la pregunta de si un juez puede tomar en cuenta los
daños ambientales que probablemente sean ocasionados por la infraestruc-
tura pública proyectada —ruido, vibración y atmosféricas— para cuestio-
nar la utilidad pública de un proyecto. También, se trata de determinar si
los resultados del estudio de impacto, que debe realizarse antes de la apro-

3 Las líneas que siguen fueron tomadas de una parte importante de mi artículo titulado,
“L’Étude d’impact et le contrôle juridictionnel de l’utilité publique au Japon” (“El estudio del
impacto y el control judicial de la utilidad pública en Japón”), que fue publicado en “Études
offertes à professeur René Hostiou” (Estudios ofrecidos al profesor René Hostiou). Litec,
2008, pp. 547 à 556.
4 Ver Tadasu WATARI, “Définition de l’utilité publique, la «théorie du bilan» au Ja-
pon” (Definición de utilidad pública, la «teoría del balance» en Japón)” Études foncières, No.
117, 2005, pp. 34 et al.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 113

bación de un proyecto por el planificador público o privado en asociación


con las autoridades administrativas correspondientes —el gobernador de
la prefectura, los alcaldes de las entidades— así como de todas las personas
interesadas en la protección del medio ambiente, sólo pueden legitimar
el proyecto —reduciendo de esta forma la intensidad del control del juez
sobre la utilidad pública— o si por el contrario, el juez también puede
examinar y controlar él mismo la legalidad interna del proyecto y, por lo
tanto, suplir sus propias apreciaciones sobre los resultados del estudio de
impacto que se realizó. Estas interrogantes sobre la intensidad del control
judicial sobre la utilidad pública, que se refieren al problema clásico de la
frontera entre la legalidad interna y la legalidad externa, también debe de
replantearse hoy. El caso “Odakyû” nuevamente nos brinda la oportunidad
de reflexionar una vez más sobre esta problemática.

B. El resultado del caso Compañía privada de ferrocarriles “Odakyû” en Tokio

En este caso el gobernador de la provincia-ciudad de Tokio5 había


adoptado un plan de desarrollo urbano y de renovación. Éste debía ser
implementado por la compañía “Odakyû” una empresa privada de ferro-
carriles, para triplicar las vías férreas existentes y crear una red ferroviaria
aérea. El expediente de las obras que se llevarían a cabo en el marco de la
realización de este proyecto de desarrollo urbano y de renovación fue ela-
borado por la provincia-ciudad de Tokio, y después presentado al ministro
de infraestructura pública, quien lo aprobó.
Aquí, el proyecto de renovación del ferrocarril urbano tenía el objetivo
de, por una parte, responder al aumento predecible de pasajeros en la línea y,
por otra parte, resolver los problemas planteados por los numerosos e impor-
tantes embotellamientos en las calles situadas alrededor de un paso a nivel.
Cuando este proyecto de renovación se decidió, en el marco del plan local
de desarrollo urbano, esta línea, que atravesaba colonias residenciales metro-
politanas de Tokio, ya provocaba importantes perjuicios sonoros a los vecinos.
Llamado a emitir un fallo sobre la legalidad del acto que declara la
utilidad pública del proyecto impugnado, el Tribunal de Tokio, tribunal de

5 La ciudad de Tokio tiene la función de una metrópolis como la capital de Japón y al

mismo tiempo la función de una provincia. Como en una provincia, en los suburbios existen
muchos municipios muy diversos en población y superficie próximos al centro de la ciudad,
en la cual hay veintitrés distritos que se consideran a sí mismos como entidades locales se-
miautónomas en las cuales los alcaldes y las asambleas son elegidos por votación popular
directa, aunque sus atribuciones son un poco limitadas.

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114 TADASU WATARI

primera instancia, estimó en el fallo del 3 de octubre de 2001, que la compa-


ñía “Odakyû” y la ciudad de Tokio no habían tomado en cuenta de manera
suficiente los perjuicios sonoros y acústicos en el transcurso de la elabora-
ción y adopción del proyecto. El tribunal de primera instancia se apoyó en
estas razones para en anular la decisión que autorizaba el proyecto.6 Esta
sentencia es muy importante, no solamente porque, por primera vez, un
juez censuró, por falta de utilidad pública, una decisión administrativa que
autoriza un proyecto de construcción ferroviaria, pero también porque el
juez, en este caso, demandó incidentalmente a la administración a tomar en
cuenta, en primer lugar, los perjuicios sonoros que serían generados por el
futuro desarrollo urbano.
No obstante, esta sentencia fue anulada por el Tribunal de Apelacio-
nes de Tokio. En un sentencia, con fecha del 18 de diciembre de 2003, el
Tribunal censuró de esta forma la decisión de primera instancia, debido a
que los vecinos de la futura línea a renovar, el origen del recurso, no tenían
aquí un interés protegido por la ley y, en consecuencia, no tenían autoridad
para interponer un recurso judicial contra el acto impugnado.7 Por lo tan-
to, esta decisión se refiere a la cuestión del interés de actuar de terceros, es
decir, en el caso estudiado, de los futuros vecinos de la línea renovada. Y, en
consecuencia, no tenían legitimidad para ejercer un recurso judicial contra
el acto impugnado. Por lo tanto, esta decisión se refiere a la cuestión del in-
terés de terceros, es decir, en el caso estudiado, a los futuros residentes de la
línea renovada.8
Sin embargo, esta sentencia del Tribunal de Apelaciones de Tokio pos-
teriormente fue anulada por una decisión del 7 de diciembre del 2005 de la
Corte Suprema.9 Esta jurisdicción, en sesión plenaria, en efecto reconoció,
el interés de actuar de los futuros vecinos de la línea ferroviaria renovada y,
como resultado, declaró su petición admisible.
No obstante, con respecto a la cuestión jurídica, la primera cámara de
la Corte Suprema, con una sentencia con fecha del 2 de noviembre del
2006, rechazó la demanda de los vecinos de la línea, al considerar que la

6 Tribunal de primera instancia de Tokio, 3 de octubre del 2001, Hannrei-Jiho, No

1764, pp. 3 et al. Sobre esta sentencia sobre el caso “Odakyu” y otras sentencias adversas en
Japón, véase Tadasu WATARI, ob. cit. Études foncières, No 117, 2005, pp. 36 a 38.
7 Tribunal de Apelaciones de Tokio, 18 diciembre de 2003, Minnshu, Vol. 59-10, pp.

2758 et al.
8 Tribunal de Apelaciones de Tokio, 18 diciembre de 2003, Minnshu, Vol. 59-10, pp.

2758 et al.
9 Corte Suprema, sesión plenaria, 7 de diciembre del 2005, Minnshu, Vol. 59-10, pp.
2645 et al.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 115

decisión del gobernador de Tokio y la del ministro que aprobó las obras del
proyecto eran correctas.10 En otras palabras, si bien la Corte Suprema falló
a favor de los vecinos de la línea que presentaron la demanda, en lo que se
refiere a la admisibilidad de su demanda, ésta por el contrario, rechazó las
conclusiones de los demandantes encaminada a la anulación, por falta de
utilidad pública, del proyecto en litigio.
Ahora es necesario analizar, para cada uno de los temas en litigio, el
fundamento de las soluciones adoptadas por los tribunales que fueron lla-
mados a emitir un fallo sobre este caso. Con este propósito, llamaré a la
primera sentencia de la Corte Suprema, “fallo A,” y a la segunda sentencia
de la Corte Suprema, “fallo B”.

C. Admisibilidad los de recursos de los habitantes vecinos


de la línea ferroviaria renovada

Hasta la fecha, durante la aplicación de la jurisprudencia tradicional de


la Corte Suprema, a los vecinos propietarios de terrenos situados alrededor
de una nueva línea o de una nueva vía de carreteras no se les reconocían el
interés para ejercer acciones legales contra un acto que declara de utilidad
pública estos proyectos de desarrollo. La Corte Suprema, en una sentencia
del 25 de noviembre del 1999 sobre el caso del la “Autopista Periférica Me-
tropolitana n° 6” rechazó por lo tanto la demanda de los futuros vecinos
de la nueva autopista, debido a que ellos no tenían el interés para ejercer
acciones legales en contra del proyecto.11
El caso “Odakyû” marca una evolución de esta jurisprudencia. De hecho,
de entre los demandantes que originaron la sentencia, “Odakyû”, ninguno era
propietario de los terrenos reservados al desarrollo de la nueva línea ferrovia-
ria. También, aplicando las reglas de la jurisprudencia tradicional, el Tribunal
de Tokio y el Tribunal de Apelaciones de Tokio desestimaron los argumentos de
los demandantes, según los cuales ellos tenían el interés de actuar en este caso,
porque ellos corrían el peligro de sufrir los perjuicios sonoros provocados por
la línea renovada. No obstante, el juez de primera instancia reconoció el inte-
rés de actuar de los demandantes, puesto que éstos últimos eran los propietarios
de los sitios reservados para la construcción de las calles laterales de la línea
ferroviaria. En este caso, el juez consideró que en efecto existía una relación
10 Corte Suprema, primera cámara, 2 de noviembre del 2006, Minnshu, Vol. 60-9, pp.
3249 et al.
11 Corte Suprema, primera cámara, 25 noviembre del 1999, Hannrei-Jiho, No. 1698, pp.
66 et al.

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116 TADASU WATARI

muy estrecha entre, el proyecto principal para renovar la línea ferroviaria por
una parte, y el proyecto de construcción de calles anexas por la otra y, como
resultado reconoció a los propietarios de estos emplazamientos el derecho de
impugnar en los tribunales el proyecto de desarrollo principal. Después, este
razonamiento le permitió censurar la decisión de aprobar el proyecto.
El Tribunal de Apelación, tomó una posición diferente, éste desestimó
el recurso por falta del interés de actuar de los demandantes, incluyendo a
aquellos que eran propietarios de los emplazamientos de las calles anexas.
Por una parte, el Tribunal de Apelación negó el interés de actuar de los ve-
cinos que podían ser víctimas del ruido. Por otra parte, se negó de recono-
cer una “inseparabilidad jurídica” entre el proyecto principal y el proyecto
anexo.
Finalmente, la Corte Suprema, en su sentencia A, emprendió una ter-
cera vía, diferente de las tomadas por el Tribunal de Tokio y por el Tri-
bunal de Apelaciones de Tokio. La Corte Suprema, en efecto, afirmó el
interés de actuar y, por lo tanto, reconoció el derecho a demandar de los
vecinos del proyecto, vecinos que podían ser víctimas de cantidades impor-
tantes de ruido.
Los motivos de esta solución son de dos órdenes.
En primer lugar, se precisa que las personas que residen alrededor de
los emplazamientos del proyecto pueden sufrir daños sensibles en lo que
concierne a su salud o sus condiciones de vida como consecuencia de los
ruidos, vibraciones y otros perjuicios que resultarán de la ejecución de la
construcción en litigio. Por ese motivo, según la Corte Suprema, debe de
ser reconocido el derecho del demandante. En otras palabras, estos vecinos,
como consecuencia de estos perjuicios que pueden sufrir, tienen el interés
legal de anular la decisión que aprobó el proyecto, y esto, para impedir la
ejecución de los trabajos contemplados.
Entonces, se decidió que los habitantes de las zonas circundantes a los
emplazamientos del proyecto deben tener igualmente el derecho de actuar
contra la decisión que aprobó el proyecto a condición de que estos últimos
residan en las zonas delimitadas por el gobernador de Tokio como circuns-
cripciones en las cuales dicho proyecto será objeto del estudio de impacto,
en aplicación de la legislación autónoma de la provincia-ciudad de Tokio.
En otras palabras, cuando el gobernador delimitó y tomó en consideración
las zonas en las cuales la construcción proyectada puede provocar repercu-
siones ambientales importantes, los habitantes de estas zonas recibieron el
interés de actuar contra la decisión que aprobó el proyecto.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 117

Sin embargo, las razones para la sentencia de la Corte Suprema no es-


tán exentas de ambigüedades. Esto se debe a que esta jurisdicción parece
restringir el interés de actuar sólo los habitantes de las circunscripciones
que entran en el ámbito del estudio de impacto, cuando en realidad, como
primer paso, la Corte había declarado que debía de reconocerse este interés
de actuar a todas las personas que viven alrededor del emplazamiento del
proyecto, ya que es probable que estos últimos fueran susceptibles de sufrir
importantes daños a causa de ruidos, vibraciones y otros perjuicios que pue-
den producirse una vez que la construcción haya sido realizada.
Aquí encontramos, entonces, dos vectores en el razonamiento del juez.
Uno tiende a extender el interés de ejercer acciones legales desde un pun-
to de vista material, es decir, de los intereses lesionados. En cuanto al otro,
tiende a considerar el interés de actuar desde un punto de vista “procesal”,
el del alcance geográfico cubierto por el estudio de impacto.

D. La Legalidad del proyecto de renovación de la línea ferroviaria

El enfoque adoptado por el tribunal de primera instancia para evaluar


la legalidad interna de las decisiones que aprobaron el proyecto de renova-
ción de la línea ferroviaria, y los trabajos de ejecución de esta línea, difieren
también del que adoptó la Corte Suprema.
En cuanto al tribunal de primera instancia, mismo que juzgó de ilegal la
decisión del gobernador de Tokio, la cual adopta el proyecto de desarrollo
urbano, sobre la base de que la compañía “Odakyû” y la provincia-ciudad de
Tokio no habían tomado bajo suficiente consideración los perjuicios debi-
dos al ruido y las molestas acústicos durante la elaboración y la adopción del
proyecto de desarrollo urbano. Sin embargo, se demostró que los perjuicios
provocados por la línea existente ya superaban, de una manera significativa,
el umbral de tolerancia. Por lo tanto, este fallo está basado, en mi opinión,
en la idea de que la protección de la vida y la salud de los habitantes re-
presenta un valor esencial que el poder público debe tomar bajo conside-
ración, cuando contempla establecer o modificar un proyecto de desarrollo
urbano. De todas maneras, en mi opinión, esta idea, que podría llamarse,
“idea anti-contaminación,” en Japón tiene su origen en las numerosas deci-
siones de la jurisprudencia que han otorgado el pago de daños y perjuicios
a las víctimas de contaminaciones atmosférica, contaminaciones del agua
y de medios acuáticos, o aún de perjuicios acústicos provocados por fábri-

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118 TADASU WATARI

cas, carreteras, o trenes de alta velocidad.12 Esta misma jurisprudencia ha


impuesto también, pero más raramente, restricciones al funcionamiento de
estas instalaciones.13 Me parece que la decisión del Tribunal de Tokio de-
muestra así una característica particularmente japonesa del control judicial
de la utilidad pública.
Con respecto a la Corte Suprema, en su sentencia B, ésta, a diferencia
del Tribunal de Tokio, consideró que la evaluación realizada por el gober-
nador sobre el proyecto, no había excedido los límites del ejercicio del poder
discrecional, que él disponía, sobre la evaluación de la utilidad pública del
proyecto cuando tomó la decisión de aprobar el proyecto de renovación de
la línea ferroviaria por una red aérea. También, esta jurisdicción consideró
legal la decisión del gobernador de autorizar este proyecto.
Existen a las menos cuatro grandes diferencias entre los motivos de la
sentencia del tribunal de primera instancia de Tokio y los de la Corte Su-
prema. La primera concierne al problema de los perjuicios debidos al ruido.
La sentencia de primera instancia, en el presente caso, dio mucha im-
portancia al hecho de que, ya, al momento de la elaboración y adopción
del proyecto de desarrollo urbano, los perjuicios sonoros provocados por la
línea ferroviaria existente eran muy graves: estos superaban el umbral de to-
lerancia, más allá del cual, el emisor de dicho ruido ambiental esta, en prin-
cipio, obligado a indemnizar a las víctimas de dichos perjuicios. Por lo tan-
to, el sentido común requería que el gobernador de Tokio tomara en cuenta
el hecho de que la operación de la nueva línea de “Odakyû” provocaría per-

12
En comparación con muchas sentencias sobre responsabilidad civil de los años 1960 y
1970 en las cuales los jueces condenaron a las empresas privadas a indemnizar a los víctimas
de los perjuicios provocados por la contaminación extremadamente grave, existen algunas
sentencias sobre la responsabilidad administrativa a partir de los años 1980 en las cuales los
jueces condenaron al Estado a indemnizar a las víctimas de la contaminación atmosférica, y
de perjuicios debidos al ruido, que fueron provocados por la puesta en marcha del servicio de
carreteras o de trenes de alta velocidad. En particular, como la sentencia de la Corte Suprema
que reconoció la petición de daños y perjuicios de los habitantes vecinos de la carretera nacio-
nal y la autopista, ob. cit. Corte Suprema, segunda cámara, 7 de julio de 1995, Minnshu, Vol.
49-7, pp. 1870 et al.
13 Hasta la fecha, sólo hay dos sentencias de tribunales de primera instancia que no sólo
condenaron a personas públicas —el Estado encargado de la puesta en servicio de una carre-
tera nacional nociva y un establecimiento público encargado de la puesta en servicio de una
autopista nociva— a indemnizar por daños a las víctimas, pero que también mandaron a que
reduzcan, en la puesta en servicio de una carretera nacional o de una autopista, la emisión
de ciertos contaminantes atmosféricos hasta al menos un cierto nivel de contaminación. Ver
Tribunal de Primera Instancia de Kobé, 31 de enero de 2000, Hannrei-Jiho, No. 1726, pp.
20 et al., y Tribunal de Primera Instancia de Nagoya, 27 de noviembre de 2000, Hannrei-
Jiho, No 1746, pp. 3 et al.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 119

juicios adicionales que superarían, una vez más, el umbral de tolerancia


admitido, en una superficie muy extensa. De acuerdo con esta jurisdicción,
correspondía al gobernador, entonces, tomar en consideración estos per-
juicios como un problema prioritario a resolver, cuando decidió adoptar
el proyecto de desarrollo urbano impugnado. Correspondía igualmente al
gobernador definir la naturaleza de las medidas para reducir los perjuicios
sonoros y, si éstas fueran insuficientes, de elaborar un nuevo proyecto de
desarrollo urbano y de renovación que no provocara tales perjuicios. No
obstante, no se tomó en consideración estos riesgos de perjuicios sonoros ni
la necesidad de reducirlos. Absteniéndose así de tomar en cuenta de manera
suficiente los problemas ambientales, el gobernador, según la sentencia de
primera instancia, cometió un error de evaluación durante la elaboración y
adopción del nuevo proyecto de desarrollo urbano.
En cuanto a la primera cámara de la Corte Suprema, para rechazar el
recurso de los demandantes, se basó en el hecho de que los perjuicios sono-
ros no aumentan, sino que más bien disminuyen parcialmente, a la altura de
120 cm. del suelo, debido a las nuevas medidas promulgadas para prevenir
este problema. Según el juez de la Corte Suprema, la existencia de estos
perjuicios que superaban el umbral de tolerancia no era, por lo tanto, de tal
índole que ponga en cuestión la utilidad pública y por tanto, la legalidad del
nuevo proyecto de desarrollo urbano y de renovación de la línea ferroviaria.
La segunda diferencia se refiere al punto de referencia del estudio de
los perjuicios debidos al ruido. La sentencia de primera instancia escogió,
como punto de referencia, una altura de 650 cm. del suelo, la altura total
de las vías ferroviarias y de las barreras anti-ruidos. Concluyó al respecto,
que los perjuicios sonoros continuarían superando el umbral de tolerancia
después de la puesta en servicio de la línea ferroviaria renovada. Por otra
parte, la Corte Suprema escogió la altura de 120 cm del suelo, ya que esta
altura era el punto de referencia oficial en la fecha de adopción del proyec-
to. Concluyó al respecto, que los perjuicios sonoros previsibles, después de
la puesta en marcha del servicio renovado, serían casi de la misma intensi-
dad e incluso inferiores.
La tercera diferencia concierne a la consideración de los resultados del
estudio de impacto realizado por la provincia-ciudad de Tokio en aplicación
de la legislación de la provincia.
La sentencia del tribunal de primera instancia tomó en cuenta los re-
sultados de este estudio de impacto solo marginalmente, a saber, cuando los
elementos contenidos en este estudio le permitían reforzar su razonamiento
sobre los perjuicios sonoros susceptibles de producirse en el transcurso de
la puesta en marcha de la nueva línea. Al contrario, la Corte Suprema se

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120 TADASU WATARI

apoyó casi completamente en los resultados de este estudio y, de esta forma,


constató que estos perjuicios no aumentarían después de la puesta en servi-
cio de la línea renovada e incluso eran susceptibles a disminuir parcialmente
a una altura de 120 cm del suelo. Para descartar los argumentos de los de-
mandantes, la Corte Suprema también argumento que el proyecto de desa-
rrollo urbano decidido por el gobernador de Tokio había tomado en cuenta
los resultados del estudio de impacto y que el proyecto impugnado cumplía
con el plan local “anti-contaminación,” de la provincia-ciudad de Tokio.
La cuarta diferencia se refiere a la consideración de los proyectos alter-
nativos propuestos por los demandantes. En el presente caso, para limitar
los problemas ambientales, se trataba de sustituir la red aérea propuesta por
un túnel subterráneo.
Aun cuando esta propuesta había sido rechazada por el gobernador
de Tokio, ya que este último se había negado a adoptarla, puesto que la
construcción del túnel subterráneo costaría más de una y media veces más
que la red aérea, el tribunal de primera instancia, por su parte, aceptó el
argumento de los demandantes, y, de esta forma, recalcó que el proyecto al-
ternativo era más apropiado que el proyecto de la red aérea desde el punto
de vista de la protección contra los perjuicios. Esta sentencia, además, con-
firmó que el gobernador de Tokio no había considerado suficientemente los
efectos favorables del proyecto alternativo y que había exagerado los costos
de construcción del túnel subterráneo.
Por el contrario, la Corte Suprema se limitó a valorar la legalidad del
proyecto de la red ferroviaria aérea, en sí misma, sin verificar la existencia de
soluciones alternativas con respecto al proyecto declarado de utilidad pública.

V. La responsabilidad administrativa

Hasta antes del establecimiento y la implementación de la Constitución ac-


tual después de la derrota cruel y trágica de la Segunda Guerra Mundial, no
se reconocía la responsabilidad administrativa del Estado y de las entidades
públicas cuando se consideraba que habían ejercido sus poderes de autori-
dad pública. Este principio de la no-responsabilidad del Estado en calidad de
titular del poder público era considerado una expresión de la soberanía del
Emperador japonés.
La Constitución actual de 1946 establece en el artículo 17 que cual-
quier persona que haya sufrido daños por las actividades ilegales de los
funcionarios o de los servidores públicos puede reclamar daños y perjuicios
al Estado o a las entidades públicas de conformidad con las disposiciones

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 121

de la ley. Se estableció una ley sobre la responsabilidad administrativa del


Estado o de las entidades públicas, y a la par, entró en vigor en el mes de
octubre de 1947, poco más de cinco meses después de que entrara en vigor
la Constitución.
En consecuencia esta ley determina el principio de la responsabilidad
administrativa por los daños causados mediante el ejercicio ilegal del poder
público por los funcionarios o los servidores públicos mediante las disposi-
ciones siguientes:

—— Cuando funcionarios o servidores públicos hayan causado ilegal-


mente y con intención o por un error daños a terceros durante el
ejercicio de su función pública, el Estado y las entidades públicas
están obligados a indemnizarlos (art. 1, primer párrafo).
—— El Estado o las entidades públicas pueden pedirle a los funcionarios
o servidores públicos que reembolsen los daños y perjuicios si se
considera que han causado los daños con intención o por un error
grave (art. 1, segundo párrafo).
La misma ley también establece el principio de la responsabilidad
administrativa por los daños causados por una falta o un defecto en
la construcción o la gestión de la infraestructura pública mediante
las disposiciones siguientes:
—— Cuando los daños a terceros se produjeron a causa de una falta o un
defecto en el construcción o la gestión de vías públicas, ríos, u otra
infraestructura o algo público, el Estado y las entidades públicos
están obligados a indemnizarlos (art. 2, primer párrafo).
—— Si existen otras personas responsables de la producción de los da-
ños, el Estados o las entidades públicas pueden hacer el reembolso
de los daños y perjuicios por ellas (art. 2, segundo párrafo).

(1) Una nueva corriente del derecho administrativo japonés-Socavar la distinción


entre los intereses públicos y los intereses privados

Desde 1980, se han producido muchos cambios en la situación social,


económica e internacional que rodean el derecho administrativo. El dere-
cho administrativo también se encuentra como todos los otros dominios
jurídicos frente a transformaciones muy variadas. Por una parte, está la
privatización de la compañía nacional de ferrocarriles, la privatización de
carreteras, la privatización de guarderías públicas, de hospicios públicos,
de teatros públicos y las otras privatizaciones de servicios públicos o de in-

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122 TADASU WATARI

fraestructura pública. Ha habido una tendencia hacia la diversificación de


aquellos que se ocupan de implementar los servicios de interese público. Por
otra parte, hay empresas privadas que quieren hacerse cargo de la imple-
mentación de los servicios públicos y la mejora de la infraestructura pública.
De esta forma, los límites de la distinción entre los intereses públicos y los
intereses privados tienen una tendencia de desaparecer. Las autoridades ad-
ministrativas, las empresas privadas y los ciudadanos que se en encuentran
frente a los cambios de la sociedad civil están contribuyendo a la transfor-
mación del derecho administrativo y a la formación de un nuevo tipo de
derecho administrativo el cual se describirá abajo.

Sobre las problemáticas de la alianza pública-privada en Japón14

A. Algunas leyes han sido establecidas bajo la influencia de la teoría del PPP

Bajo los enormes déficits de las finanzas del Estado y la depresión econó-
mica que se prolongo durante la década de 1990 después del estallido de la
burbuja económica de la segunda mitad de las década de 1980, el gobierno
adoptó muchas leyes para desregular las acciones económicas por una parte
y, por otra parte, para ampliar las oportunidades de negocio de las empresas
privadas. En nombre de una parte fundamental de este tipo de medidas le-
gislativas, el gobierno propuso y adoptó varias leyes que pretenden, al mismo
tiempo, mejorar la calidad de los servicios públicos, asegurar la eficacia de las
acciones administrativas y procurar nuevas oportunidades de negocio para
las empresas. Entre este tipo de leyes, mencionaré aquí las tres siguientes: la
Ley de Asistencia Social para la Tercera Edad de 1997, la Ley de la IFP (Ini-
ciativa de Financiamiento Privado) de 1999 en su versión japonesa y la ley
de 2006 que tiene el propósito de someter los servicios públicos a la prueba
del mercado competitivo.

a. Ley de Asistencia Social para la Tercera Edad de 1997

El gobierno japonés inició, desde la segunda mitad de la década de


1990, algunas reformas serias del sistema jurídico de seguridad social y en

14
Las líneas que siguen fueron tomadas de una parte importante de mi artículo titu-
lado «Les problématiques du partenariat public-privé au Japon dans la perspective de la
métamorphose de l’intérêt général», que fue publicado en “L’intérêt général au Japon et en
France”, Dalloz, 2008, pp. 61-72.

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 123

1997 introdujo una ley sobre el seguros social para las personas de la terce-
ra edad. Esta ley sustituyó la entrega de dinero en efectivo para el pago de
los beneficios en especie para cuidar a las personas de la tercera edad por
parte de empresas privadas e introdujo, para garantizar la calidad de las
empresas proveedoras de los servicios para la atención de las personas de
tercera edad, el régimen jurídico de aprobación por parte de la autoridad
administrativa. De acuerdo con la ley de 1997, la relación jurídica entre las
empresas proveedoras de servicios y los usuarios de la tercera edad serían
considerados como una relación contractual de derecho privado con res-
pecto al consumo de los servicios.

b. La Ley de la IFP (Iniciativa de Financiamiento Privado)


de 1999 en su versión japonesa

La ley de la IFP en su versión japonesa de 1999 tiene por objeto encomen-


dar a empresas del sector privado la planificación y gestión de la infraestruc-
tura pública y la prestación de servicios públicos utilizando la infraestructura
pública en cuestión. La IFP provee de características mucho más variadas que
otras formas más tradicionales para la privatización de la infraestructura pú-
blica o servicio público. Destacaré cuatro características del sistema japonés
de la IFP.

1) Amplia gama de proyectos que pueden ser objeto


del esquema de la IFP

De acuerdo con la ley de 1999, muchos tipos de proyectos de infraestructu-


ra pública puede ser objeto del esquema de la IFP. Entre estas infraestructuras
están las vías públicas, puertos, agua potable, alcantarillas, estacionamientos
públicos, locales de escuelas públicas y otras infraestructuras públicas, encon-
tramos algunas que nunca podrían ser objeto de la privatización tradicional
(art. 2, párr.1).

2) Característica global de la privatización


de la infraestructura pública

El esquema de la IFP puede asignarle a una empresa del sector privado


todo el proceso con relación a una infraestructura pública, a partir de la
concepción y desarrollo del proyecto de construcción hasta la gestión y ope-
ración después de la puesta en servicio de la infraestructura construida (art.

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124 TADASU WATARI

2, párr. 2). En este sentido, el esquema de la IFP pretende la privatización


de toda la operación de una infraestructura pública.

3) Aclaración de las relaciones jurídicas mediante


la adopción del enfoque contractual

Mediante la adopción del enfoque contractual, la ley de 1999 busca


acordar de la manera más precisa posible los derechos y las obligaciones
de las dos partes en el contrato, la autoridad administrativa y la empresa
privada, y establecer de la manera más clara posible los límites de riesgos y
las responsabilidades que asumirá cada parte en el contrato. La originalidad
del IFP consiste en garantizar la objetividad y la caridad de la relación jurí-
dica entre la administración y la empresa.

4) Desarrollo del carácter del derecho privado de las relaciones


contractuales entre la empresa privada y los usuarios

Las empresas privadas, que se encargan de la gestión de la infraestructu-


ra pública bajo el esquema de la IFP, operarían la infraestructura con mucha
más autonomía, en comparación con otros sistemas de privatización, que han
sido utilizados desde hace mucho tiempo en Japón como son los contratos
de empresas de obras públicas, las empresas privadas de economía mixta,
etc. Especialmente ahora, que aumenta la autonomía de las empresas en su
calidad de gestoras y operadoras de infraestructura pública, se desarrollaría
alguna relación jurídica entre las empresas privadas y los usuarios de la in-
fraestructura, mucho más inmediata que bajo otros sistemas de privatización.
Y esta relación jurídica es tratada como una relación contractual del derecho
privado.
Las características que acabo de mencionar aquí sobre la IFP estableci-
das por la ley de 1999, se resaltarán más explícitamente en la ley de 2006.

c. La Ley de 2006 tiene como objetivo someter los servicios públicos


a la prueba de la competencia del mercado (es decir, la Ley
para la reforma de los servicios públicos)

La ley de 2006, llamada, “Ley para someter los servicios públicos a la


prueba del mercado” (en otras palabras la Ley para la reforma de los servi-
cios públicos), fue establecida para valorar los espíritus creativos e inventi-
vos de las empresas privadas al elegir servicios en bloque para someterlos a

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 125

licitación competitiva entre los sujetos públicos y privados o entre los sujetos
privados, para que el gobierno pueda poner en práctica una reforma de los
servicios públicos para mantener y mejorar su calidad, al mismo tiempo que
pueda reducir los gastos (art. 1). Bajo esta meta legislativa, la ley de 2006
adoptó un tipo de privatización de la cual resumiré las ideas principales:

1) Privatización global, es decir la delegación en bloque de los ne-


gocios de un servicio público

La ley de 2006 tiene como objetivo confiar a una empresa del sector pri-
vado, todos “los negocios en bloque” (art. 1) de un servicio público, a partir
de su concepción hasta su ejecución y operación. Esto se considera como
una condición indispensable para asegurar una operación eficiente y renta-
ble debido a la naturaleza global de los negocios cuya gestión y operación
deben ser confiadas a una empresa privada.

2) La revisión continua de del servicio público y la reserva de la


supresión del servicio público

La ley de 2006 exige que las autoridades administrativas y las entidades


locales retomen siempre en su totalidad los servicios públicos de los que son
responsables de su operación. Cuando un servicio público, según esta revi-
sión, resulta ser demasiado inútil o superfluo para ser prestado por el Estado
o la entidad local, éste debe ser suprimido (art. 3). De acuerdo a esta idea
fundamental, cada servicio público debería ser objeto de una selección en-
tre la supresión y la licitación para determinar el sujeto de ejecución.

3) El desarrollo de la competencia, en otras palabras dos tipos de


licitación pública competitiva

Cuando la autoridad administrativa decide no suprimir un servicio pú-


blico, sino de mantenerlo, ésta debe recurrir a un proceso de licitación, el
cual debe de ser seleccionado de entre dos tipos de licitación: la licitación
competitiva entre la autoridad administrativa y las empresas privadas y la
de competencia solamente entre las empresas privadas, con la exclusión de
la autoridad administrativa (art. 1, art. 2, arts, 6 y 7, art. 4). Encuentro que
este sistema de selección del sujeto de ejecución de un servicio público ex-
presa claramente la concepción del legislador, que trata de acelerar la com-

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126 TADASU WATARI

petencia para incrementar la eficiencia del servicio público al mismo tiempo


que aumenta las oportunidades de negocios para las empresas privadas.

4) Restricción al mínimo de las intervenciones administrativas

En cuanto a las intervenciones de la autoridad administrativa sobre


las actividades de una empresa del sector privado que se encuentra en-
cargada de una infraestructura pública o de un servicio público, la ley de
2006 trata de obligarla a restringir al mínimo el ejercicio de control. De
esta manera exige, de acuerdo con el artículo 4 párrafo 1 y el artículo 5,
que las autoridades administrativas y de las entidades locales “restrinjan
sus intervenciones y otras regulaciones al mínimo necesario de tal manera
que el espíritu creativo e inventivo de una empresa privada puedan mani-
festarse en las ejecuciones del servicio público del cual dicha empresa es
responsable.

5) Adopción del enfoque contractual

De acuerdo al plan de ejecución del servicio público, por parte de una


empresa privada que fue seleccionada por licitación pública, la ley de 2006
da la primacía al enfoque contractual. El adjudicatario esta obligado a eje-
cutar el servicio público según el contrato celebrado entre él y la autoridad
administrativa (arts. 20 y 24).

d. ¿Se puede garantizar la calidad del servicio público?

Desde la perspectiva del conjunto de leyes que acabo de presentar, hay


que destacar de nuevo que para sus fines legislativos la ley de 1999 invoca
explícitamente, de acuerdo con su primer artículo, “garantizar la prestación
de servicios baratos y de buena calidad”, al mismo tiempo que, “desarrolla
infraestructura social de manera eficaz y productiva”. Sobre las metas legis-
lativas, la ley de 2006 menciona también, en su primer artículo, el manteni-
miento y la mejora de la calidad de los servicios públicos y la reducción de los
gastos. Es decir, las dos leyes invocan los dos valores primordiales paralelos,
la calidad y la eficacia del servicio público.
Y entonces, de acuerdo con las leyes de 1999 y de 2006, ¿cómo se reali-
zarían estos dos objetivos? Con respecto a los medios para alcanzar la efica-
cia del servicio público, la concepción de la ley de 2006 es totalmente clara.
Debido a que para lograr la eficacia como un objetivo legislativo, la ley de

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 127

2006 organiza las licitaciones públicas y otros sistemas concretos que solici-
tan y acentúan la competencia entre el sector público y el sector privado o
la competencia entre sí de las empresas del sector privado.
En cambio, respecto a las medidas para lograr la calidad del servicio
público, la Ley de 2006 no determina suficientemente las disposiciones. La
Ley no establece la posibilidad de modificar y rescindir el contrato de dele-
gación del servicio público (arts. 21 y 22) y establece algunas facultades de
supervisión por la autoridad administrativa como, por ejemplo, la exigencia
del reporte de la empresa, la visita y la revisión de los archivos pertinentes
in situ, las instrucciones de las medidas necesarias para garantizar la correc-
ta ejecución del servicio público, etc. (arts. 26 a 28). Y, sin embargo, faltan
sistemas jurídicos para permitir a los usuarios demandar a la autoridad ad-
ministrativa el ejercicio de sus poderes de supervisión para proteger los de-
rechos de los usuarios.

B. ¿Cómo reconstruir el interés general en la época del PPP?

a. El retroceso de la idea del interés general

Pienso que desde hace mucho tiempo el interés general es una idea fun-
dadora de todas las instituciones públicas al mismo tiempo que una idea
técnica para resolver cada problema del derecho público al asociarse con la
idea del servicio público. Esta idea clave del derecho público, en particular
del derecho administrativo, está actualmente en crisis bajo los efectos de dos
tipos de presiones.15
Primero, la idea del interés general está evolucionando de una idea mo-
nista a una pluralista. Originariamente, lo que es de interés general podía
ser determinado por el Estado de manera autoritaria y unilateral excluyen-
do la intervención de otros intereses públicos y privados. Pero, el contenido
de lo que es de interés general y la manera de determinarlo está transfor-
mándose. De acuerdo al plan básico, la cuestión de saber cuál decisión esta-
ría de acuerdo con al interés general, a menudo puede resolverse teniendo
en cuenta los diferentes intereses públicos, sociales y privados que casi siem-
pre se oponen entre sí. También, en términos de procedimiento, que es del
interés general, éste a menudo no puede ser determinado sin garantizar la

15 Ver Tadasu WATARI, Kôshi kinô buntan no henyô to gyôsei hô no riron (La meta-
morfosis del reparto de las funciones públicas y privadas y la teoría del derecho administra-
tivo), Kôhô kenkyû (Revista del derecho público), No. 65, 2003, pp. 188 et al.

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128 TADASU WATARI

participación por parte de los usuarios, habitantes, consumidores y otros ad-


ministrados. Efectivamente, la utilidad pública del proyecto de expropiación
debe ser determinada actualmente con la consideración y coordinación de
los muy variados intereses públicos, sociales y privados, como lo demuestra
la doctrina jurisprudencial del balance costo-beneficio en Francia y Japón.
En cuanto al procedimiento, la utilidad pública debe ser determinada me-
diante el diálogo, consulta pública, y otros procesos de participación de los
particulares y de las asociaciones.
Entonces, el ámbito de los objetos de interés general se está reducien-
do por la privatización de las empresas públicas y por la delegación de los
servicios públicos. Estos fenómenos pueden generar la reducción y erosión
de la esfera del interés general. Pero, por otra parte, para explicar y valorar
este retroceso de la idea del interés general, a menudo se invoca actualmen-
te la idea de la alianza pública-privada. Al nivel de la técnica administra-
tiva, la idea de la alianza pública-privada con frecuencia se sirve del con-
trato. De esta manera, la idea de la alianza pública-privada y el enfoque
contractual suelen ir de la mano.

b. Una estrategia propuesta por P. Rosenvallon


para superar la crisis del Estado de bienestar

Sin embargo, según Pierre Rosenvallon, “El Estado de bienestar debe


primero ser entendido como una radicalización, es decir, un extensión y una
profundización del Estado-protector, clásico”,16 y la crisis del Estado de bien-
estar significa, por lo tanto, la crisis del Estado-protector, el protector de la
sociedad. ¿Qué implica esta duda sobre el Estado de bienestar? De acuerdo
a P. Rosenvallon, “No es solamente la extensión del Estado o el peso de los
gastos sociales”, sino, “esta duda manifiesta una sacudida mucho más pro-
funda: éstas son las relaciones de la sociedad con el Estado las que son obje-
to de cuestionamientos. Si es que hay una crisis, es en este sentido”.17 Para
volver al Estado de bienestar y para buscar su alternativa, entonces, hay que
hacerse la pregunta: ¿qué nuevas relaciones de la sociedad con el Estado de-
berían sustituir al Estado-protector? ¿Cuál receta propone P. Rosenvallon?
“Hacer lo social más legible, la sociedad más visible a sí misma, es… per-
mitir la formación de relaciones más reales de la solidaridad, incluso si los
procesos que las regulan deben ser más conflictivos”.18 Es decir, podríamos

16
P. Rosenvallon, La crise de l’État-providence (La crisis del Estado de bienestar), p. 23.
Ibid.,
17 p. 31.
Ibid., pp. 125 y 126.
18

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EL DERECHO ADMINISTRATIVO DE JAPÓN 129

recuperar la solidaridad social por medio del restablecimiento de una socie-


dad más visible y más conflictiva. Esta propuesta más o menos paradójica
pretende reconstruir la solidaridad social que, “no solo puede basarse en
reglas y procedimientos”, sino que, “también debe tener una dimensión vo-
luntaria”, y profundizar la democracia mediante el desarrollo de la solida-
ridad de, “algunas redes de «gente cercana»”. Según P. Rosenvallon, “decir
conflicto y decir que la sociedad es la misma cosa” e, “incrementar la visi-
bilidad social y desarrollar la democracia van de la mano en este sentido”.19
La estrategia propuesta por P. Rosenvallon, que pretende reconstruir la
solidaridad social y desarrollar la democracia mediante el establecimiento
de una sociedad más visible y más conflictiva, es sugestiva e inspiradora
cuando consideramos reconstruir, “el interés general,” en esta época don-
de la privatización de la infraestructura pública y la delegación del servicio
público a nombre del PPP se generaliza y se acelera con un alcance mucho
más grande que nunca.

c. Los puntos débiles del derecho japonés

Para recobrar la solidaridad y la socialdemocracia, que creo que consti-


tuyen por sí mismas las bases del interés general, inspirado en las ideas de P.
Resenvallon, creo que habría que garantizar la visibilidad y la contestabilidad
del proceso de ejecución de cualquier servicio público. Por lo tanto, cuando
una infraestructura pública o un servicio público es confiado a una empre-
sa del sector privado, hay que garantiza la visibilidad y la contestabilidad
en todos los aspectos de las relaciones del triángulo formado entre estos tres
personajes, la autoridad administrativa, las empresas privadas y los usuarios.
Sin embargo, en Japón, hasta ahora no está suficientemente garantizada ni la
visibilidad ni la contestabilidad, para las relaciones de estos tres personajes.20
En primer lugar, en el aspecto de la celebración del contrato o convenio,
las empresas distintas al adjudicatario, no pueden impugnar, mediante el
recurso contencioso, la decisión de terminar el contrato entre la autoridad
administrativa y la empresa adjudicataria.
En segundo lugar, en lo que respecta a la utilización de la infraestructu-
ra pública o de la prestación del servicio público, todas las relaciones entre

Ibid.,
19 pp. 127 y 128.
20
Ver Tadasu WATARI, Gyôseijô no meirei, kyôsei, shidô : shakaiteki gôi ron no shiten
karano tenbô (Órden, coerción e incitación de la administración), Kôza Gendai no hô (Serie El
derecho contemporáneo), Vol. 4: Seisaku to hô ( La política y el derecho), Librairie Iwanami Shoten,
1998, pp. 245 et al.

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130 TADASU WATARI

la empresa y los usuarios se determinan y regulan conforme a las normas


contractuales del derecho privado.
En tercer lugar, sobre el aspecto del ejercicio del poder de supervisión
de la autoridad administrativa sobre las actividades de la empresa del sec-
tor privado, los usuarios del servicio no pueden abordar un error u omisión
por parte de la empresa para ejercer los derechos de supervisión por parte
de la autoridad administrativa. Porque, de acuerdo con las presuposiciones
doctrinales del derecho administrativo japonés, en principio, se considera
limitada a estas dos partes la relación jurídica de supervisión de la autoridad
administrativa sobre la empresa del sector privado, y por lo tanto, no tiene
ninguna importancia jurídica con respecto a los usuarios.
Pienso que con esta construcción doctrinal no pueden protegerse el de-
recho a utilizar la infraestructura pública o de disfrutar los servicios públicos
por parte de los usuarios. Y el interés general no puede tampoco garanti-
zarse en estos ámbitos del derecho administrativo. Estos puntos débiles del
derecho japonés se expresan también en las leyes recientes, de las cuales ya
di un panorama y describí algunas de sus características.

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LA LEY CIVIL*

Marc Dernauer**

Sumario: I. Estructura y evolución histórica. II. Libro Primero: disposi-


ciones generales (artículos 1 a 174 LC). III. Libro Segundo: derechos reales.
IV. Libro Tercero: derechos personales (artículos 399 a 724-2 LC, n.v.).
V. Libro Cuarto: parentesco (artículos 725 a 881 LC). VI. Libro Quinto:
sucesiones (artículos 882 a 1044 LC).

I. Estructura y evolución histórica

La Ley Civil (LC, Minpō)1 contiene las disposiciones del derecho civil japonés
y constituye, por tanto, el núcleo del derecho privado japonés actual. Con-
siste de cinco partes que están armonizadas entre sí, y sigue de este modo
en lo fundamental el sistema de las pandectas de los proyectos de Código
Civil alemán de los años 1887 y 1893. Estas partes se denominan también
libros. Los primeros tres libros, que contienen las disposiciones introductorias
y el derecho del patrimonio (disposiciones generales, bienes y obligaciones)
se expidieron como unidad en 1896, mientras que los libros cuarto (derecho
de familia) y quinto (sucesiones) les siguieron en 1898.2 En ese mismo año

*
Traducción del alemán por Héctor Fix-Fierro.
**
LLM, Universidad de Tohoku, Sendai, Japón. Dr. Jur., Universidad de Friburgo, Ale-
mania. Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.
1 Ley núm. 89/1896.
2 Sobre las particularidades en los antecedentes de la Ley Civil japonesa (en lenguas oc-
cidentales), Rahn, G., Rechtsdenken und Rechtsauffassung in Japan, München, 1990, pp. 80-113;
Kitagawa, Z., Rezeption und Rechtsfortbildung des europäischen Zivilrechts in Japan, Frankfurt-Berlin,
1970, pp. 30-43; Frank, R., “Civil Code-General Provisions”, en Röhl (ed.), History of Law
in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 169-188; Schenk, P.-C., Der deutsche Anteil an
der Gestaltung des modernen japanischen Rechts-und Verfassungswesens, Stuttgart, 1997, pp. 302-317;
Noda, Y., Introduction to Japanese Law, Tōkyō, 1976, pp. 43-54.
131
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132 MARC DERNAUER

entraron en vigor ambas partes como Ley Civil. En contraste con el Código
Civil alemán, la secuencia de los libros sobre las obligaciones y los bienes está
invertida. Primero viene el derecho relativo a los bienes en el Libro Segundo,
y luego las disposiciones sobre las obligaciones en el Tercero. En Japón esto se
consideró como una secuencia más natural, la que también adoptó el Código
Civil del Reino de Sajonia del año de 1865. El sistema de las pandectas se
desarrolló en Alemania en el siglo XIX por la llamada Escuela Histórica del
Derecho, iniciada principalmente por el jurista alemán Friedrich Carl von
Savigny (1779-1861).
Desde el punto de vista de su contenido, la Ley Civil recibió la influen-
cia de los citados proyectos de Código Civil alemán, así como del derecho
francés de la época. El derecho de las obligaciones sigue de manera más
cercana el modelo alemán, mientras que el derecho de los bienes se asemeja
más al modelo francés. Además de las anteriores, se recurrió a más de trein-
ta legislaciones civiles extranjeras.3 En el derecho de familia y de sucesiones
se incorporaron numerosas tradiciones jurídicas japonesas (en parte prove-
nientes del derecho consuetudinario), mientras que tales tradiciones tienen
un papel muy reducido en las primeras tres partes, correspondientes a las
disposiciones generales, sobre obligaciones y sobre bienes.
En virtud de la influencia europea, subyace a la Ley Civil, como a mu-
chas codificaciones europeas del siglo XIX, un modelo liberal y humanista,
al menos en lo relativo al derecho patrimonial. Conforme a dicho modelo, la
sociedad está formada esencialmente de individuos libres e iguales en dere-
chos, que están en condiciones, y legitimados, para regular autónomamente
sus propios asuntos en sus relaciones con otros seres humanos. En cambio,
el derecho de familia y sucesiones se apoyaba inicialmente en un modelo
de sociedad autoritario-patriarcal, tradicional del Japón. Así, se concedió al
jefe de una familia —del “hogar”— (la llamada directiva del hogar, koshu) y,
en general, a los varones, diversos privilegios frente a las mujeres, particu-
larmente respecto de la esposa y en relación con los asuntos domésticos.4 La

3 Rahn, op. cit., supra nota 2; en la nota de pie de página 25 de esa obra se ofrece una serie
de ejemplos.
4 El derecho de familia y de sucesiones a la entrada en vigor de la Ley Civil estuvo
marcado sobre todo por el sistema doméstico (ie seido), para el cual lo principal era la con-
tinuidad de la familia extensa (todas las generaciones con vida, así como los antecesores y
los descendientes) y menos importantes los derechos del individuo. Sobre este sistema véase
Schmidt, P., “Civil Code-Family Law”, en Röhl, op. cit., supra nota 1, pp. 262 y siguientes, 305
y ss.; Marutschke, H.-P., “Haussystem und Adoptionsrechts-zu den Bestimmungsfaktoren
der modernen japanischen Gesellschaft aus rechtshistorischer Sicht”, Zeitschrift für Japanisches
Recht/Journal of Japanese Law, vol. 2, núm. 3, 1997, pp. 22 y ss.

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LA LEY CIVIL 133

esposa carecía en general de capacidad jurídica. De este modo el concepto


de autonomía privada se convirtió en pilar del derecho privado japonés,
aunque inicialmente sólo era aplicable a los hombres. Así, en el derecho
de las obligaciones y los contratos del libro tercero, particularmente, no se
encuentran casi preceptos imperativos que impongan límites a la libre dis-
posición por las partes. La pregunta es hasta qué punto estaban conscientes
de ello los creadores de la Ley Civil. Más tarde los juristas japoneses em-
pezaron a criticar esto, por diversos motivos, afirmando, por ejemplo, que
esta concepción fundamental de tipo liberal y europeo nunca había sido
adecuada para el Japón, de modo que fue sometida después a numerosas
restricciones a través de teorías jurídicas, leyes especiales y la jurisprudencia.
Anteriormente había ya un proyecto de Ley Civil que se apoyaba esen-
cialmente en la colaboración del jurista francés Gustave Émile Boissonade
de Fontarabie con la comisión legislativa competente. Este proyecto se co-
noce como “antigua” Ley Civil (kyū minpō) y estaba muy influido por el Có-
digo Civil francés de la época. El proyecto se publicó en 1890 y debía entrar
en vigor en 1893. Sin embargo, la publicación se produjo en una época de
fuertes debates entre juristas, políticos y funcionarios de la administración,
sobre la orientación básica de la renovación del derecho y el Estado japo-
neses. En la llamada controversia de la codificación (hōten ronso) participaron
representantes de la llamada escuelas francesa e inglesa del derecho, más
tarde también los partidarios del derecho alemán como modelo, y especial-
mente grupos de interés de tendencia nacionalista.5 El resultado fue una
reorientación fundamental hacia el modelo alemán de Estado, que después
del diferimiento de la entrada en vigor del proyecto de Boissonade trajo
consigo el establecimiento de una nueva comisión para su revisión. Los pro-
fesores de la Universidad de Tōkyō Yatsuka Hozumi y Masaaki Tomii, dos
de los tres presidentes de la comisión, fueron los responsables de la profunda
reconfiguración del proyecto de Boissonade.
La Ley Civil del año 1898 se mantuvo en vigor sin grandes modifica-
ciones casi cincuenta años, hasta fines de la Segunda Guerra Mundial. La
jurisprudencia y la teoría del derecho recibieron al principio sobre todo la
influencia del derecho alemán (aproximadamente hasta 1920). En los años
veinte hubo crisis y problemas sociales que condujeron a numerosas refor-
mas a la ley, las que se tradujeron principalmente en la creación de leyes
especiales de derecho privado. Terminada la Segunda Guerra Mundial, se
puso en vigor primeramente la todavía vigente Constitución del Japón (Ni-
honkoku Kenpō) el 3 de mayo de 1947. Con este fundamento se renovaron
5 Los detalles al respecto en Rahn, op. cit., supra nota 2, pp. 91-106; Sokolowski, Ch., Der
so gennante Kodifikationenstreit in Japan, München, 2010.

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134 MARC DERNAUER

radicalmente el derecho de familia y de sucesiones de los libros cuarto y


quinto. En lo particular se suprimió el sistema doméstico y se eliminaron
las disposiciones que discriminaban a la mujer. Sin embargo, el orden sis-
temático de la Ley no se modificó y las reformas tuvieron solamente escasa
influencia sobre el contenido de los tres primeros libros de la Ley Civil.
Las primeras reformas que afectaron esencialmente los tres libros ini-
ciales de la Ley Civil se realizaron poco antes y poco después del año 2000.
En 1999 se reformó el derecho de tutela, así como las disposiciones com-
plementarias sobre la capacidad jurídica de las personas con capacidad de
comprensión disminuida. Además, entre 1998 y 2006 se crearon, mediante
ley especial, numerosas formas nuevas de corporaciones privadas, lo que
trajo consigo la derogación de una buena parte de las disposiciones sobre
personas jurídicas en el Libro Primero de la Ley Civil. En 2004 se redactó
nuevamente la Ley Civil en japonés moderno y con tal motivo se empren-
dieron algunas pequeñas modificaciones de contenido.
En 2006, la doctrina echó a andar una gran reforma del derecho de
las obligaciones, particularmente de los contratos. Un grupo considerable
de juristas se reunió para elaborar una propuesta de reforma. Las distintas
áreas fueron trabajadas a través de numerosos subgrupos, y los resultados
de estos trabajos se discutieron posteriormente en un círculo más amplio.
De este modo surgió paulatinamente un proyecto conjunto que se publicó el
31 de marzo de 2009 como “Lineamientos fundamentales para la reforma
del derecho de las obligaciones” (Saiken-hō kaisei no kihon hōshin). Con base en
esta propuesta de reforma, el Ministerio de Justicia estableció finalmente una
comisión oficial para la reforma del derecho de las obligaciones. Después
de dos anteproyectos, en 2015 se introdujo una iniciativa de ley en el Parla-
mento, la cual fue aprobada6 en junio de 2017 y posteriormente publicada,
aunque todavía no está resuelto en qué momento entrará en vigor, lo que
debe ocurrir por decreto del gobierno. La ley misma prevé como término
último para la entrada en vigor el 2 de junio de 2020. A través de la refor-
ma se modifican de manera amplia sobre todo las disposiciones de los libros
primero (disposiciones generales) y tercero (derecho de las obligaciones).7 Sin

6 Ley núm. 44/2017 del 2 de junio de 2016 (Ley que modifica una parte de la Ley Civil,
Minpō no ichibu wo kaisei suru hōritsu).
7 Sobre la reforma en lenguas occidentales hasta el momento: Kano, “Reform of the
Japanese Civil Code-The Interim Draft Proposal of 2013”, Zeitschrift für Japanisches Recht/
Journal of Japanese Law, vol. 18, núm. 36, 2013, pp. 249-262; Okuda, M., “Gegenwärtiger
Stand der Schuldrechtsreform in Japan und Überblick über die Reformvorschläge”, Zeit-
schrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 20, núm. 39, 2015, pp. 3-33; Dernauer,
M., “Der Schuldrechtsreform-Entwurf: Eine Bewertung”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Jour-
nal of Japanese Law, vol. 20, núm. 39, 2015, pp. 35-72.

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LA LEY CIVIL 135

embargo, se conserva su estructura básica. Muchas de las modificaciones son


pequeñas. Por ejemplo, varias definiciones generalmente reconocidas se fijan
ahora en la ley. Muchos preceptos se modifican sólo en el sentido de incor-
porar la jurisprudencia consolidada del Tribunal Supremo (Saikō Saibansho),
lo que no implica jurídicamente un cambio. En lo que sigue se hará ocasio-
nalmente referencia a estas modificaciones al derecho de las obligaciones, in-
dicando solamente las disposiciones nuevas o modificadas mediante las siglas
“n.v.” (nueva versión).

II. Libro Primero: disposiciones generales


(artículos 1 a 174 LC)

Una característica del sistema de las pandectas es que las disposiciones ge-
nerales, que resultan aplicables en distintos contextos, son reunidas en un
apartado central previo. Este principio se reconoce a lo largo de toda la Ley
Civil, pero resulta especialmente evidente en el Libro Primero. Este libro8
contiene las disposiciones de carácter más general de la Ley Civil, e incluso
éstas pueden considerarse como las más generales de todo el derecho privado
japonés.9

1. Principios generales

En el artículo 1 LC se encuentran reglas básicas centrales sobre la ad-


quisición y ejercicio de derechos privados. Estos derechos son protegidos por
el orden jurídico solamente cuando están conformes con el bien común (ar-
tículo 1, inciso 1 LC). Además, el ejercicio de derechos y el cumplimiento de
obligaciones debe realizarse de buena fe (principio de buena fe, shingi seijitsu
no gensoku) (artículo 1, inciso 2 LC)10 y el ejercicio de derechos no debe ser
abusivo (artículo 1, inciso 2 LC).11 El principio de buena fe, en particular, en-

8
Sobre el Libro Primero en conjunto véase también Frank, op. cit., supra nota 2.
9
Sobre las disposiciones generales en el Libro Primero véase también Marutschke, H.-
P., Einführung in das japanische Recht, 2ª ed., München, 2010, pp. 98-120.
10 Al respecto Jaluzot, B. La bonne foi dans les contracts. Études comparatives de droit français, al-
lemand et japonais, Paris, 2001; Förster, Ch., “Shingi seijitsu no gensoku: Das Prinzip von Treu
und Glauben im japanischen Schuldrecht”, Rabels Zeitschrift für ausländisches und internationales
Privatrecht, vol. 73, 2009, pp. 78-99.
11 Sono, K./Y. Fujioka, “The Role of the Abuse of Right Doctrine in Japan”, Louisiana
Law Review, vol. 35, 1975, pp. 1037-1057; Yasunaga, M., “Die Entwicklung der Lehre vom
Rechtsmißbrauch in Japan”, en Recht in Japan, vol. 7, 1998, pp. 7-28.

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136 MARC DERNAUER

cuentra aplicación en numerosas constelaciones, no solamente en el ejercicio


y cumplimiento de obligaciones, sino también cuando se trata de su creación,
como por ejemplo, al establecerse obligaciones secundarias de tipo contrac-
tual, obligaciones precontractuales u obligaciones relevantes desde el pun-
to de vista de la responsabilidad civil. Adicionalmente, el artículo 2 dispone
que la Ley Civil debe interpretarse conforme a la dignidad del individuo y la
igualdad entre los sexos.
A estos principios generales pertenece además la disposición del artí-
culo 90 LC que, si bien se ubica en otra parte, podría vincularse funcio-
nalmente con los principios arriba citados. De acuerdo con dicho artículo,
son nulos todos los negocios jurídicos que sean contrarios al orden público
y las buenas costumbres.12 También pertenecen a los principios básicos la
garantía de la autonomía privada (shiteki jichi), que la Ley Civil da por senta-
da. Conforme a ella, los individuos tienen facultad para regular de manera
independiente sus asuntos a través de negocios jurídicos, siempre que éstos
no sean contrarios al orden público o las buenas costumbres ya citados, y en
particular, que no violen disposiciones legales imperativas (kyōkō hōki), que
son parte integrante del orden público (artículos 90, 91 LC).

A. Capacidad jurídica

En los artículos 3 a 20 y 34 LC se encuentran disposiciones sobre la ca-


pacidad de las personas físicas y jurídicas. En principio, las personas físicas
pueden ser titulares de derechos y obligaciones a partir del nacimiento, las
personas jurídicas desde su creación (kenri nōryoku). La capacidad de obligar-
se, es decir, de realizar actos eficaces en el tráfico jurídico (negocios jurídicos,
hōritsu kōi), la tienen en principio todas las personas mayores de edad, a partir
de los veinte años (kōi nōryoku, artículo 4 LC), en tanto dispongan también en
el caso particular del entendimiento necesario para realizar el negocio jurí-
dico, la así llamada capacidad volitiva (ishi nōryoku, definida en el artículo 3-2
LC n.v.), lo que excepcionalmente podría no ocurrir, por ejemplo, cuando ha
habido consumo excesivo de alcohol.
Para las personas con capacidad disminuida (seigen kōi nōryoku-sha), entre
las que se encuentran los menores de edad y quienes están sujetos a tutela o
curatela, la posibilidad de realizar eficazmente negocios jurídicos está limi-
12 Al respecto Hotz, S., “Wider die öffentliche Ordnung und die guten Sitten. Eine An-
näherung an die japanische Generalklausel aus europäischer Perspektive”, Zeitschrift für Ja-
panisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 13, núm. 25, 2008, pp. 105-129; Dernauer, M.,
Verbraucherschutz und Vertragsfreiheit im japanischen Recht, Tübingen, 2006, pp. 156-180.

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LA LEY CIVIL 137

tada en diversa medida (artículos 5 a 21). La tutela para menores de edad


se encuentra regulada, de manera complementaria, en los artículos 838 y
siguientes LC, en el derecho de familia. En parte se requiere el consenti-
miento de otra persona, por ejemplo, el representante legal en el caso de los
menores. Cuando dicho consentimiento no se encuentra presente, a pesar
de ser requerido, el negocio jurídico es impugnable.13
Respecto de las personas jurídicas, la LC contiene apenas unas cuantas
disposiciones generales más (artículos 34 a 37) sobre sus fines posibles y su
registro. Todas las múltiples especies de corporaciones de derecho privado
reconocidas en Japón se encuentran reguladas en leyes especiales. De parti-
cular significado en el derecho civil son la asociación y la fundación genera-
les, conforme a la Ley sobre Corporaciones Generales14 (como corporación
general de utilidad común), la organización sin fines de lucro conforme a la
Ley para la Promoción de Actividades No Lucrativas15 y la corporación de
semi-utilidad común conforme a la Ley de Corporaciones Intermedias.16, 17
En el ámbito comercial existe la posibilidad de crear sociedades mercantiles
conforme a la Ley de Sociedades.18 La Ley de Sociedades conoce diversas
formas de sociedades por partes sociales (mochibun kaisha) y por acciones (ka-
bushi kaisha). La mayoría de las corporaciones son formas especiales de la
asociación común. De acuerdo con la Ley de Sociedades, las sociedades por
partes sociales son, por el contrario, formas especiales de la sociedad civil
regulada en los artículos 667 y siguientes de la Ley Civil. Sin embargo, a
diferencia de la sociedad por partes sociales, la sociedad de derecho civil no
es persona jurídica.

B. Negocios jurídicos y declaraciones de voluntad

Las personas físicas y jurídicas pueden arreglar sus asuntos a través de


distintas clases de negocios jurídicos. Si bien la Ley Civil no contiene una
definición general del negocio jurídico; éste se concibe comúnmente como
un acto jurídicamente reconocido que contiene, cuando menos, una decla-
ración de voluntad (ishi hyōji) y que está determinado por tal contenido. En

13
Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 140-152.
Ippan
14 shadan hōjin oyobi ippan zaidan hōjin ni kansuru hōritsu, Ley núm. 48/2006.
15 Tokutei hi-eiri katsudō sokushin-hō, Ley núm. 7/1998.
16 Chūkan hōjin-hō, Ley núm. 49/2001.
17 Al respecto Schuh, S., Gemeinnützige Rechtsträger in Japan und Deutschland, Tübingen,
2014.
18 Kaisha-hō, Ley núm. 86/2005.

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138 MARC DERNAUER

este sentido se distingue entre negocios jurídicos bilaterales, multilaterales


(por ejemplo, un contrato) y unilaterales (por ejemplo, la redacción de un
testamento).
En la Ley Civil tampoco se definen las declaraciones de voluntad. En
general se consideran como manifestación de la voluntad de lograr un re-
sultado de derecho civil, como por ejemplo, la celebración de un negocio
jurídico. Pero también la terminación de negocios jurídicos, a través de de-
sistimiento, rescisión o impugnación, se realiza a través de la correspondien-
te declaración de voluntad.
En los artículos 90 a 137 LC se encuentran disposiciones generales sobre
negocios jurídicos. Los artículos 93 a 98-2 LC contienen (de manera incom-
pleta) algunos preceptos generales sobre la declaración de voluntad, relativos,
particularmente, al tratamiento de una reserva secreta (artículo 93), de un
negocio simulado (artículo 94), del error (artículo 95) y de la manifestación de
voluntad bajo la influencia de engaño o amenaza (artículo 96).
Tratándose del error, la persona afectada por él puede invocar actual-
mente la nulidad de la respectiva declaración de voluntad, pero después
de la reforma del derecho de las obligaciones esto puede ser objeto de im-
pugnación (artículos 95, inciso 1 LC n.v.). Sin embargo, se discute en qué
consiste un error relevante. Hasta ahora, los errores se dividen en errores
respecto de la declaración y errores de motivación. De acuerdo con la juris-
prudencia, estos últimos son jurídicamente relevantes en casos excepciona-
les: cuando el motivo de una persona para intervenir en el negocio jurídico
se convierte en contenido del mismo,19 cuando es comunicado a los demás
participantes como supuesto subjetivo del negocio jurídico,20 o cuando di-
cho motivo fuera reconocible por esos otros participantes como supuesto
del negocio jurídico.21 La nueva versión del artículo 95 LC renuncia a esta
distinción de los errores jurídicamente relevantes. Sin embargo, según con-
sideración general, los errores relativos a la declaración seguirán estando
comprendidos en el artículo 95, inciso 1, núm. 1 LC n.v., mientras que los
errores de motivación lo estarán solamente bajo ciertas condiciones, cuando
sean dados a conocer como fundamento de un negocio jurídico (artículo 94,
inciso 1 núm. 2 LC n.v.). De este modo, en lo futuro un error de motivación
será relevante bajo condiciones más estrictas de las actualmente vigentes e

Por ejemplo, sentencia del Tribunal Supremo del 25 de diciembre de 1962, Shōmu
19

Geppō, núm. 9, 1963, p. 38.


Por ejemplo, sentencia del Tribunal Supremo del 26 de marzo de 1963, Hanrei Jihō
20

núm. 331, p. 21.


Por ejemplo, sentencia del Tribunal Supremo del 14 de septiembre de 1989, Hanrei
21

Jihō núm. 1336, p. 93.

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LA LEY CIVIL 139

impugnable en esos términos. Si el error se suscitó por negligencia grave de


la persona afectada por él, no es posible invocarlo ni impugnarlo, a menos
que existan condiciones especiales adicionales (reguladas en adelante por
el artículo 95, inciso 3 LC n.v.). La consecuencia jurídica del error no es
oponible a un tercero que no haya tenido conocimiento de él o no lo haya
tenido por negligencia.
Tratándose de un engaño doloso o amenaza, la víctima puede impug-
nar la declaración de voluntad fundada en ellos (artículo 96 LC). Si el enga-
ño proviene de un tercero, todo depende de que la otra parte en el negocio
jurídico haya tenido conocimiento del engaño (o haya podido tenerlo, ar-
tículo 96, inciso 2 LC n.v.). Para oponer el efecto de una impugnación por
engaño a terceros está vinculado a determinadas condiciones (artículo 96,
inciso 3 LC).
Las consecuencias jurídicas de la nulidad y de la impugnación están re-
guladas de manera general en los artículos 119 a 126 LC. Estas disposicio-
nes son aplicables en principio no solamente a la nulidad o impugnabilidad
con fundamento en los preceptos del Libro Primero LC, sino también en
otros casos, siempre que no existan reglas especiales respecto de ellos. La
nulidad o la impugnación tienen por efecto considerar que el negocio jurí-
dico respectivo no surgió de manera eficaz desde un inicio.

C. Representación

En los artículos 99 y siguientes LC se encuentran las reglas sobre la


representación (dairi). De acuerdo con el artículo 99, una persona puede,
como representante de otra (el representado), hacer y recibir una declara-
ción de voluntad y, de este modo, realizar un negocio jurídico con efectos
solamente para esa otra persona, por ejemplo, un contrato del representado
con una tercera persona. Esto requiere una declaración propia de voluntad
del representante, la manifestación de que la declaración de voluntad no
se hace en nombre propio sino en el del representado, y el correspondiente
poder para realizar la declaración de voluntad.22
El poder puede otorgarse (voluntad de otorgar un poder pleno, nin’i
dairi-ken) o darse con fundamento en la ley (poder legal, hōtei dairi-ken), por
ejemplo, del titular de la patria potestad —por lo regular a cargo de ambos
22 Sobre la representación, véase, por ejemplo, Shimizu, Ch., “Das Recht der Stellver-
tretung nach dem japanischen BGB”, Risshō Hōgaku Ronshū, 1990, pp. 1-59; Tōda, S., “Stell-
vertretung kraft Willkür und Rechtsscheins im japanischen BG”, Recht in Japan, vol. 5, 1984,
pp. 7-29.

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140 MARC DERNAUER

padres de manera conjunta (artículos 818 y 819 LC) o del tutor (artículos
857 y siguientes LC). El poder de representación orgánica (daihyō) en el caso
de las personas jurídicas constituye un caso especial del poder legal. Tratán-
dose de poderes otorgados, el acto de otorgamiento23 debe distinguirse de
cualquier otra relación jurídica (por ejemplo, el contrato de realización del
negocio) entre el representante y el representado. Existe además una forma
tipificada del mandato en el derecho mercantil (artículos 20 y siguientes de
la Ley de Comercio),24 por ejemplo, la procuración conforme al artículo 20.
La actuación del representante sin un poder suficiente no obliga al repre-
sentado, por lo que entonces el representante actúa como mandatario sin
representación (muken dairi), según los artículos 113 y siguientes LC, pero el
representado puede autorizar el negocio (artículos 113, inciso 1, 116 LC).
Si existen los supuestos de un pleno poder aparente (hyōken dairi) conforme
a los artículos 109, 110 o 112 LC, entonces el representado quedará excep-
cionalmente obligado por el negocio jurídico.25
No es necesario manifestar que se actúa a favor del representado cuan-
do el mandato se refiere a la realización de negocios jurídicos (artículo 504
de la LC). Conviene delimitar la representación frente a la mensajería, la
representación mediata y el poder de disposición.

D. Otras cuestiones

Además de lo anterior, en el Libro Primero se encuentran las reglas para


la prescripción adquisitiva de derechos y la prescripción negativa de deudas
y obligaciones26 (artículos 162 y siguientes, 144 y siguientes, 166 y siguientes
LC); reglas sobre las condiciones y tiempos de los negocios jurídicos (artículos
127 y siguientes LC); sobre el cómputo de plazos y términos (artículos 138 y
siguientes); sobre el domicilio y demás de las personas (artículos 22 a 24 LC);
sobre la administración patrimonial de los ausentes (artículos 25 y siguientes)
y las definiciones relacionadas con los bienes (artículos 85 y siguientes).

23 Es debatido si el otorgamiento de poderes es un negocio jurídico unilateral o si, como


contrato de representación, implica un acuerdo entre representante y representado. El otor-
gamiento de poderes puede ser parte del negocio principal.
24 Shōhō, Ley núm. 48/1989.
25 Sobre el poder aparente véase, por ejemplo, Ebihara, A., “Abstrakte Vollmachtsertei-
lung und Scheinvollmacht: Ein Beitrag zur Rezeptionsgeschichte der deutschem Stellvertre-
tungslehre in Japan”, en Recht in Japan, vol. 9, 1993, pp. 7-25.
26 Al respecto Nagata, Y., Die Verjährung im japanischen Zivilrecht und ihre Reform, Tübingen
2017.

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LA LEY CIVIL 141

III. Libro Segundo: derechos reales

1. Generalidades

El Libro Segundo27 contiene la mayor parte del derecho japonés de los bie-
nes. Los principios más importantes son el carácter absoluto (bukken no zettai-
sei) y exclusivo (bukken no haitasei) de los derechos reales, la determinación de
tales derechos solamente con fundamento en la ley (numerus clausus, artículo
175 LC) y la necesidad de la determinación del bien como objeto de un de-
recho real. Pueden ser objeto de los derechos reales los bienes muebles (dōsan)
e inmuebles (fudōsan).28 Los bienes inmuebles son terrenos y edificios, los que,
en el derecho japonés, son inmuebles independientes.
Los bienes inmuebles en la Ley Civil se subdividen en el derecho ple-
no de propiedad (shoyū-ken), los derechos reales limitados (seigen bukken) y la
posesión (senyū-ken). Además de los anteriores hay algunos cuantos derechos
reales reconocidos de manera consuetudinaria y que no están regulados
expresamente en la ley. Entre ellos se encuentran particularmente el tras-
paso y la cesión en garantía (jōto tanpo-ken) como derechos reales atípicos de
garantía, y los derechos de uso exclusivo de aguas termales (onsen senyō-ken) y
aguas corrientes (ryūsui shiyō-ken).

2. Derecho de propiedad

El derecho de propiedad es el derecho pleno sobre una cosa. El propieta-


rio puede hacer lo que desee con dicha cosa, usarla, aprovecharla o disponer
sobre ella (artículo 206 LC). Este derecho comprende también un derecho
real (bukken-teki seikyū-ken) a la devolución de la cosa contra un poseedor no
autorizado, pero se debate si también comprende un derecho a la omisión y
eliminación de molestias o interferencias con la propiedad. En parte se niega
que exista tal derecho contra quienes ocasionen la molestia y solamente se
reconoce éste conforme a los supuestos de la responsabilidad civil.29

27 Sobre el derecho de los bienes en el Libre Segundo en su conjunto, véase también Ma-
rutschke, H.-P., “Civil Code – Property Law–Real Rights”, en Röhl (ed.), History of Law in Japan
since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 205-226; Marutschke, op. cit., supra nota 9, pp. 121-141.
28 Sobre el derecho inmobiliario, véase Kaiser, A., “§ 6 Immobilienrecht”, en Baum/
Bälz (eds.), Handbuch Japanisches Handels- und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 687-744.
29 Véase al respecto Nemoto, H., “Grundlagen des zivilrechtlichen Beseitigungs- und
Unterlassungsanspruchs in Japan”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol.
20, núm. 40, 2015, pp. 193-209.

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142 MARC DERNAUER

La adquisición, mediante negocio jurídico, de la propiedad de bienes


muebles o inmuebles30 se realiza exclusivamente a través de declaraciones de
voluntad coincidentes en cuanto a la cosa por parte de quien enajena y del
adquirente (artículo 176 LC). De acuerdo con la opinión predominante, esta
coincidencia debe separarse de la obligación contractual subyacente (prin-
cipio de separación, bunri gensoku), pero la separación no tiene el alcance de
abstraer mutuamente el negocio jurídico real de la obligación personal, como
sucede, por ejemplo, conforme al principio de abstracción en el derecho ale-
mán de las obligaciones. Una posible impugnación, un error o cualquier otra
causa de nulidad comprende, conforme a la teoría y la práctica jurídicas ja-
ponesas, a ambos negocios jurídicos.
El adquirente de bienes muebles puede oponer a terceros la transferen-
cia de la propiedad solamente una vez que se ha realizado la entrega31 (ar-
tículo 178 LC); tratándose de bienes inmuebles, esto requiere la inscripción
del adquirente como propietario en el registro de la propiedad 32 (artículo
177 LC). En consecuencia, puede haber problemas jurídicos en relación
con la asignación de la propiedad cuando se hace una nueva transferencia
del derecho de propiedad antes de la entrega o de la inscripción. Un pro-
blema similar surge también en otras constelaciones de adquisición de una
cosa por personas que carecen de derecho. En el caso de bienes muebles,
la entrega inmediata de la cosa, habiendo buena fe sobre la propiedad o el
derecho de disposición del vendedor, genera una protección de la buena
fe a favor del adquirente (artículo 192 LC), pero no existe una protección
equivalente en el caso de bienes inmuebles. En aplicación análoga del ar-
tículo 94, inciso 2 LC, la jurisprudencia protege, bajo ciertos supuestos, la

30 Sobre el adquisición mediante negocio jurídico de la propiedad y otros derechos re-


ales véase Marutschke, H.-P., Übertragung dinglicher Recht und gutgläubiger Erwerb im japanischen
Immobiliarsachenrecht, Tübingen, 1997; Marutschke, H.-P., “Eigentumsübertragung und gut-
gläubiger Erwerb im japanischen Recht”, Ritsumeikan Law Review, 1997, pp. 91-98; Ono,
S., “A Transfer of Property Right in Japanese Civil Law on Comparative Perpsective: A
Comparative Study on Property Rights in Japanese Civil Law”, Hitotsubashi Journal of Law
and Politics, vol. 31, 2003, pp. 1-22 (1) y vol. 32, 2004, pp. 1-18 (2); Yokoyama, “Le transfer de
la proprieté immobilière et son opposabilité en droit civil japonais”, Revue internationale de droit
comparé, vol. 48, 1996, pp. 886-902.
31 En el caso de adquisición de bienes muebles por personas jurídicas, la entrega puede
ser sustituida por la inscripción de la adquisición en el registro de bienes muebles y obliga-
ciones. Esto está regulado por la Ley especial de la LC sobre los Requisitos de Oponibilidad
de la Transmisión de Bienes Muebles y Obligaciones (Dōsan oyobi saiken no jōto no taikō yōken ni
kansuru Minpō no tokurei-tō ni kansuru hōritsu), Ley núm. 104/2008.
32 La inscripción de en el registro inmobiliario (de terrenos y edificios) se regula en la ley
sobre la inscripción respecto de cosas inmuebles (Fudōsan tōki-hō), Ley núm. 123/2004.

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LA LEY CIVIL 143

adquisición de buena fe de la propiedad de manos del vendedor inscrito en


el registro pero no autorizado.33
Los artículos 209 y siguientes LC regulan la relación entre los propieta-
rios de terrenos vecinos. Los artículos 239 y siguientes se ocupan de diversos
casos de adquisición de la propiedad por medios no contractuales, como
por ejemplo, la confusión, mezcla o elaboración de cosas. Los artículos 249
y siguientes regulan la copropiedad de varias personas sobre las cosas. Apar-
te hay disposiciones especiales sobre la relación de varios propietarios de
viviendas en un edificio.34 El derecho japonés conoce también el instrumen-
to de la reserva de dominio (shoyū-ken ryūho),35 pero la Ley Civil no contiene
disposiciones en relación con ello. En el artículo 7 de la Ley de Negocios de
Pago a Plazos36 se determina que en la venta a plazos se presume el acuerdo
sobre la reserva de dominio.

3. Posesión

Los artículos 180 y siguientes LC regulan los derechos derivados de la


posesión voluntaria (derecho de posesión, artículo 180 LC). Se trata de la ad-
quisición de la posesión (por ejemplo, a través de la transmisión voluntaria y
la entrega inmediata, artículo 182, inciso 1 LC), los efectos y la extinción del
derecho de posesión. Entre los efectos se encuentran determinados derechos
del poseedor frente a personas que hayan adquirido ilícitamente la posesión
o que interfieran con ella, así como derechos frente al propietario o frente a
poseedores con derechos preferentes.

4. Derechos reales limitados

El derecho japonés de los bienes conoce como derechos reales limitados


determinados derechos de aprovechamiento o usufructo (yōeki bukken) y ga-
rantía (tanpo bukken). Entre los primeros, la Ley Civil regula el derecho de su-
33 Véase al respecto Zufall, F., “Das Abstraktionsprinzip im japanischen Zivilrecht”,
Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 15, núm. 29, 2010, pp. 202 y ss.,
207 y ss., 212 y ss.
34 Ley sobre la propiedad en condominio de edificios (Tatemono no kubun shoyū-tō ni kansuru
hōritsu), Ley núm. 69/1962. Al respecto Fujimaki, A., “Die Gemeinschaft der Wohnungsei-
gentümer im Rechtsverkehr nach dem japanischen WEG”, Zeitschrift für Wohunungseigentum,
2006, pp. 425-431.
35 Al respecto Sugishita, T., Der Eigentumsvorbehalt im japanischen Recht, Heidelberg, 2008.
36 Kappu hanbai-hō, Ley núm. 159/1961.

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144 MARC DERNAUER

perficie (chijō-ken) en los artículos 265 y siguientes, la enfiteusis (eikosaku-ken)


en los artículos 270 y siguientes, la servidumbre (chieki-ken) en los artículos
280 y siguientes, y los derechos comunales (iriai-ken) en el artículo 294 (por
ejemplo, para el aprovechamiento de un terreno por todos los habitantes
de un pueblo). Entre los segundos prevé la Ley Civil el derecho de retención
(ryūchi-ken) en los artículos 295 y siguientes, el derecho real de prelación (sa-
kidori tokken) en los artículos 303 y siguientes, la prenda sobre bienes muebles
e inmuebles, así como sobre derechos (shichi-ken) en los artículos 342 y si-
guiente, y la hipoteca (teitō-ken) sobre bienes inmuebles, así como derechos de
superficie y enfiteusis, en los artículos 369 y siguientes.37 En su mayoría, los
derechos reales solamente se pueden crearse y transferirse mediante declara-
ciones de voluntad de las partes (acuerdo) (artículo 176 LC). Estos derechos
son oponibles a terceros solamente después de la entrega (tratándose de de-
rechos sobre bienes muebles, artículo 178 LC) o la inscripción en el registro
(si se trata de derechos sobre inmuebles, artículo 177 LC). Se trata, pues, de
las mismas reglas aplicables a la transmisión de la propiedad. Los derechos
de retención y prelación son, sin embargo, derechos de garantía creados por
la ley, es decir, que surgen en presencia de determinados supuestos legal-
mente determinados y no por acuerdo de las partes. Los derechos de garan-
tía son, en principio, accesorios, es decir, que su surgimiento y permanencia
depende de la existencia de una obligación garantizada. En caso de cesión
de la obligación se transfieren al nuevo acreedor.
El derecho de superficie autoriza al titular del derecho a aprovechar
el terreno de otro para edificar, plantar bambú o árboles de su propiedad
(artículo 265 LC). Además de la adquisición contractual de este derecho, el
derecho japonés conoce la adquisición del mismo conforme al artículo 388
LC, en el caso de la subasta del terreno o de la edificación para la liqui-
dación de una hipoteca, así como en los casos del artículo 81 de la Ley de
Ejecución Civil38 y del artículo 88 de la Ley sobre la Renovación Urbana.39
La duración del derecho de superficie puede determinarse por acuerdo de
las partes. Se trata de un derecho real sobre un terreno y por ello puede ser
inscrito en el registro de la propiedad inmueble.
La enfiteusis otorga al titular del derecho a utilizar el terreno de otro
para cultivo o ganadería contra el pago de un precio (artículo 270 LC). Es
también un derecho susceptible de inscripción en el registro de la propiedad
inmueble. Su duración mínima es de veinte años y la máxima de cincuenta.

37
Sobre los derechos de garantía véase Matsuoka, H., “§ 14 Dingliche Kreditsicherhei-
ten”, en Baum/Bälz, Handbuch Japanisches Handels- und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 605-680.
38 Minji shikkō-hō, Ley núm. 4/1979.
39 Toshi sai-kaihatsu-hō, Ley núm. 38/1969.

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LA LEY CIVIL 145

La servidumbre es un derecho real que autoriza a su titular aprovechar


el terreno de otros para un fin determinado, en beneficio de un terreno
propio (artículo 280 LC). Es también un derecho que puede inscribirse en
el registro de la propiedad inmueble. En cambio, los derechos comunales,
como forma especial de derecho real de aprovechamiento, no son suscepti-
bles de inscripción, por lo que pueden oponerse a terceros sin que se hayan
registrado.
El derecho real de retención otorga a una persona que se encuentra en
posesión de una cosa ajena y respecto de la cual tiene un crédito, negarse a
devolver la cosa hasta que se satisfaga esa obligación (artículo 295). Tiene
efectos también frente a terceros que no sean propietarios. El derecho de
retención otorga a su titular también un derecho de preferencia en el cum-
plimiento de la obligación a través del usufructo y la subasta de la cosa.
El derecho real de prelación otorga al titular, por diversas causas, un de-
recho a la satisfacción preferente de una obligación a partir de un bien pa-
trimonial determinado (artículo 303 LC). Existen tres clases de derechos de
prelación: 1. el derecho general de prelación respecto del patrimonio total
del deudor, derivado de obligaciones por aprovechamiento común, de rela-
ciones de trabajo, de costos funerarios o de entrega de bienes de consumo
cotidiano (artículo 306 LC); 2. el derecho de prelación sobre determinados
bienes muebles del deudor en diversos casos (por ejemplo, obligaciones de-
rivadas del hospedaje, artículo 311 LC), y 3. el derecho de prelación sobre
determinados bienes inmuebles del deudor, como las obligaciones derivadas
del cultivo agrario o la edificación de inmuebles, según el artículo 325 LC.
La prenda es una garantía que se puede establecer contractualmente y
que otorga al titular un derecho a la posesión de una cosa y a la satisfacción
preferente que dicha cosa asegura respecto de una determinada obliga-
ción (artículo 343 LC). La prenda sobre bienes inmuebles puede inscribirse
en el registro de la propiedad inmueble; la relativa a algunos otros dere-
chos, en el registro correspondiente (por ejemplo, sobre una patente, en el
registro de patentes conforme al artículo 98, inciso 1, núm. 3 de la Ley de
Patentes).40
La hipoteca es una garantía de carácter contractual, conforme a la cual
el titular tiene derecho, en el caso de incumplimiento de una determinada
obligación, a disponer del bien dado en garantía de manera preferente para
satisfacer la obligación (bienes inmuebles, derechos de superficie, enfiteusis)
(artículo 369 LC). A diferencia de la prenda, el titular del bien otorgado en
garantía se mantiene en posesión del mismo. Además de la hipoteca común,

Tokkyo-hō,
40 Ley núm. 121/1959.

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146 MARC DERNAUER

que asegura una determinada obligación, existe también la hipoteca de


monto máximo (ne-teitō-ken), que sirve para garantizar obligaciones indeter-
minadas. Cuando se establece una hipoteca tanto sobre un terreno así como
sobre una edificación en él, es decir, dos inmuebles vinculados, se habla de
una hipoteca conjunta (kyōdō teitō-ken). Con base en leyes especiales es posible
establecer hipotecas sobre numerosos bienes muebles, inmuebles y totalida-
des reales y masas patrimoniales. Como ejemplos puede mencionarse la hi-
poteca empresarial41 sobre el patrimonio completo de una sociedad por ac-
ciones para garantizar los títulos emitidos por ésta; la hipoteca de un barco,42
la autohipoteca,43 la hipoteca de una aeronave,44 la hipoteca de madera en
pie,45 la hipoteca de una fábrica,46 y la hipoteca de instalaciones turísticas.47,48
Además del mencionado traspaso y cesión de la garantía, existe otra ga-
rantía real atípica, originalmente no regulada en la ley, la inscripción previa
(kari-tōki tanpo). Esta garantía asegura una deuda de dinero. En el acuerdo de
garantía se determina que, en caso de incumplimiento de la deuda, deberá
pasar al acreedor la propiedad sobre una determinada cosa u otro derecho,
y este derecho de transmisión se asegura mediante la inscripción provisional
en el registro respectivo.

IV. Libro Tercero: derechos personales


(artículos 399 a 724-2 LC, n.v.)

El Libro Tercero49 contiene disposiciones generales sobre los derechos per-


sonales (saiken) (artículos 399 a 520-20 LC n.v.), es decir, derechos relativos,
así como los preceptos más importantes sobre la fuente y el contenido de
tales derechos de derivación contractual (keiyaku) (artículos 521 a 696 LC), así
como de los de fuente legal, derivados de hecho ilícito (fuhō kōi), de enriqueci-

41
Artículo 1 de la Ley sobre Hipotecas Empresariales (Kigyō tanpo-hō), Ley núm.
106/1958.
42 Artículo 848 de la Ley de Comercio.
43 Artículo 4 de la Ley de Autohipotecas (Jidōsha teitō-hō), Ley núm. 187/1951.
44 Artículo 4 de la Ley de Hipotecas de Aeronaves (Kōkūki teitō-hō), Ley núm. 66/1953.
45 Artículo 4 de la Ley sobre Madera en Pie (Ryūboku ni kansuru hōritsu), Ley núm. 22/1909.
46 Artículo 2 de la Ley de Hipotecas sobre Fábricas (Kōjō teitō-hō), Ley núm. 54/1905.
47 Artículo 3 de la Ley relativa a la Hipoteca sobre la Unidad Patrimonial de una Insta-
lación Turística (Kankō shisetsu zaidan teitō-hō), Ley núm. 91/1968.
48 Sobre la hipoteca véase Nakayama, T., “Neue Entwicklungen im japanischen Hy-
pothekenrecht”, en Recht in Japan, vol. 14, 2006, pp. 7-19.
49 Al respecto en conjunto Frank, R., “Civil Code-Law of Obligations”, en Röhl (ed.),
History of Law in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 227-261.

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LA LEY CIVIL 147

miento ilegítimo (futō ritoku) y de gestión de negocios (jimu kanri) (artículos 697
a 724-2 LC n.v.). Por tanto, este libro regula una buena parte del derecho de
las obligaciones.

1. Contenido de algunos derechos personales

A diferencia de los derechos reales, los derechos personales (como las


obligaciones) pueden tener cualquier contenido. El contenido se determina
conforme al fundamento del derecho. Los derechos derivados de contrato
se rigen por el contenido del acuerdo contractual entre las partes; el de los
derechos de fundamento legal, por la disposición legislativa concreta que
les da origen.
Los artículos 399 a 411 LC, así como los artículos 483 a 487, se refieren
a determinadas especies de derechos personales, con independencia de su
fuente o fundamento, de modo que ahí se determinan de manera general
(por ejemplo, en relación con el lugar de cumplimiento) las deudas sobre
bienes fungibles o no fungibles, las deudas de dinero, las obligaciones alter-
nativas.

2. El derecho de los obstáculos al cumplimiento

El derecho de los obstáculos al cumplimiento está regulado de manera


un tanto dispersa en el Libro Tercero. La parte más importante está cons-
tituida por el derecho de la responsabilidad del deudor por incumplimien-
to (derecho del incumplimiento). Cuando el deudor es responsable de no
cumplir las obligaciones derivadas de la deuda, está obligado a indemnizar
con dinero al acreedor (artículos 415, 417 LC). Al respecto se imputan al
deudor los actos culposos de sus agentes en relación con el cumplimiento.
Los supuestos concretos y el contenido de la indemnización se deducen de
los artículos 412 y siguientes LC, en particular del artículo 415. Tratándose
del incumplimiento de una deuda contractual, el acreedor puede adicional-
mente, bajo determinadas condiciones, renunciar al contrato (regulado en
los artículos 541 a 543). Los artículos 547 y 548 LC fijan las causas por las
cuales, excepcionalmente, está excluida la renuncia del acreedor. Finalmen-
te, la deuda primaria y la obligación de cumplir se mantienen en lo esencial,
es decir, que el acreedor puede exigir todavía el cumplimiento de la obli-
gación, inclusive de manera coactiva con auxilio del tribunal (artículo 414
LC), excepto en el caso de que la prestación sea de imposible cumplimiento,

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148 MARC DERNAUER

en cuyo caso se extingue la deuda. La carga de la prueba sobre la culpa co-


rresponde al deudor.
Se consideran como violaciones de la obligación de cumplimiento la no
prestación (particularmente bajo de la forma de imposibilidad del cumpli-
miento y de mora del deudor), el cumplimiento defectuoso de las obligacio-
nes principal y secundarias, así como la violación en el cumplimiento de las
obligaciones secundarias, en particular la obligación de protección (anzen
hairyō gimu) en relación con los derechos y los bienes jurídicos del acreedor.
De acuerdo con el derecho vigente, la responsabilidad por incumplimiento
presupone, además de la violación de la obligación, la responsabilidad del
deudor, lo que por regla general supone dolo o negligencia. Sin embargo, es
posible determinar otro criterio de responsabilidad a través de una disposi-
ción legal o una cláusula contractual especiales. Una vez que entre en vigor
la reforma del derecho de las obligaciones, la responsabilidad del deudor ya
no será un presupuesto para el derecho de renuncia por el acreedor.
El alcance del deber de indemnizar es fijado de manera más precisa por
los artículos 416 a 419 LC. Las consecuencias jurídicas de la renuncia están
reguladas en los artículos 545 y 546 LC; en particular, debe asegurarse la
devolución de las prestaciones. A través del contrato pueden modificarse
los supuestos y el contenido de la responsabilidad por incumplimiento. Sin
embargo, esta posibilidad de modificación está limitada, tratándose de con-
tratos de consumo, por leyes especiales.50
Entre los obstáculos al cumplimiento se cuenta también la mora del
acreedor, cuyos supuestos y consecuencias jurídicas se encuentran regula-
dos actualmente, de manera insuficiente, en el artículo 413 LC. La mora del
acreedor supone, esencialmente, que éste se niegue a aceptar la prestación
debida por ofrecimiento del deudor o no se encuentren en condiciones de
aceptar la prestación. Según opinión general, la mora del acreedor tiene por
consecuencia que el acreedor tenga la obligación de compensar al deudor los
gastos adicionales que éste haga, así como la reducción del criterio de cul-
pa por incumplimiento de la prestación mientras dure la mora.51 Cuando la
aceptación constituya una obligación secundaria independiente del acreedor,
al serle imputable el incumplimiento se genera la responsabilidad del mismo
(que ahora se convierte en deudor) de indemnizar, conforme al artículo 415

50
Particularmente a través de la Ley del Contrato de Consumo (véase nota 60).
51
Al respecto resulta controvertido si la responsabilidad del deudor está limitada a la cul-
pa grave o el dolo o a la responsabilidad en asuntos propios, en analogía con el artículo 659
LC (ahora así también la disposición en el artículo 413 LC n.v. respecto de la responsabilidad
por cosa determinada).

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LA LEY CIVIL 149

LC, o el derecho a la renuncia de la contraparte. La nueva versión del artículo


413, por efecto de la reforma del derecho de las obligaciones, regula ahora de
manera expresa las consecuencias mencionadas. Adicionalmente, la introduc-
ción del artículo 413-2 LC n.v. dispone la responsabilidad objetiva del deudor
por imposibilidad en la mora del deudor y del acreedor durante la mora de
este último.
Forma también parte del derecho relativo a los obstáculos del cumpli-
miento la asunción del riesgo conforme a los artículos 534 a 536 LC. Por
riesgo se entiende aquí el derivado de la contraprestación o contra-obliga-
ción en los contratos bilaterales. El derecho de la asunción del riesgo es apli-
cable en el caso de la imposibilidad plena o parcial de incumplimiento no
imputable al deudor en los contratos bilaterales. En tales casos no es apli-
cable el derecho del incumplimiento y entonces se plantea la cuestión de si
el acreedor, a pesar de que no puede exigir la prestación, o no de manera
completa, está obligado, por su parte, a dar cumplimiento pleno a su propia
obligación. Esta cuestión la responde el derecho de la asunción del riesgo.
Conforme al derecho vigente, cuando hay imposibilidad en el cumplimiento
de la prestación se extingue en lo fundamental la contraprestación (artículo
536 LC), es decir, que el deudor asume el riesgo, a menos que se trate de la
obligación de dar una cosa determinada, o bien, que una deuda de entregar
un bien fungible se haya concretizado en una cosa determinada; en ese caso
se mantiene la contraprestación, es decir, que es el acreedor quien asume el
riesgo (artículo 534 LC). Una vez que entre en vigor la reforma del derecho
de las obligaciones, se modificará también el derecho de la asunción del ries-
go en virtud de los cambios al derecho de renuncia. En lo futuro, en todos los
casos de imposibilidad será el deudor el que asuma principalmente el riesgo
por la contraprestación y, por ello, el acreedor, si hay imposibilidad en el
cumplimiento, podrá negarse a realizar la contraprestación (a menos que le
sea imputable también el incumplimiento). Por tanto, el acreedor tendrá un
derecho permanente a negarse a la prestación conforme al artículo 536, in-
ciso 1 LC n.v. (además de su derecho a la renuncia). En algunos tipos de con-
tratos hay en la LC una regulación particular sobre la asunción del riesgo.

3. Mancomunidad de deudores y acreedores

En los artículos 427 a 465 LC se regulan diversas formas de mancomu-


nidad de deudores y acreedores. De especial importancia es aquí la deuda
mancomunada (rentai samu), regulada en los artículos 432 y siguientes LC, la
cual puede derivarse de un contrato o de la ley, así por ejemplo en los casos

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150 MARC DERNAUER

en los cuales varias personas son responsables de los mismos daños por he-
cho ilícito. En este apartado se regula también, como otro caso, el contrato
de fianza (artículos 446 y siguientes LC), el cual requiere de forma escrita
para su validez, conforme a una reforma legal de 2004. La reforma del de-
recho de las obligaciones modificará aún más, y de manera considerable,
el derecho de la fianza, y en lo particular se elevará la protección al fiador.

4. Cesión de derechos y subrogación de deudas

Los artículos 466 y siguientes LC regulan la cesión de derechos perso-


nales o deudas, aunque dichas disposiciones se modificarán de manera con-
siderable por la reforma del derecho de las obligaciones. Ahora, igual que
antes, se encuentra en lugar central el equilibrio entre la negociabilidad de
las deudas y la protección del deudor frente a un nuevo acreedor. La refor-
ma citada conduce también a la introducción de disposiciones legales sobre
la adición de deudores, sobre la sustitución de deudor (artículos 470 a 472-4
LC n.v.) y sobre la subrogación de contratos (artículo 539-2 LC n.v.). A fin
de hacer más negociables las deudas para las empresas, en el año de 1998
se introdujo, por ley especial, un registro de obligaciones.52 Una sección
introducida por la reforma del derecho de las obligaciones regulará próxi-
mamente, de manera general, el manejo jurídico-civil de los títulos-valor
(artículos 520-2 a 502-20 LC n.v.).

5. Extinción de los derechos personales

En los artículos 474 (473 n.v.) a 520 regula la Ley Civil las causas princi-
pales de extinción de los derechos personales, obligaciones y deudas. En lo
particular se trata del cumplimiento (artículos 474 y siguientes LC, bensai),
la consignación (artículos 494 y siguientes LC), la compensación (artículos
505 y siguientes LC), la novación (artículos 513 y siguientes LC), el perdón
o remisión de deuda (artículo 519 LC) y la confusión (artículo 520 LC). Ade-
más, la imposibilidad del cumplimiento y la compensación recíproca, regu-
lada en la Ley de Comercio, conducen a la extinción de las obligaciones.
En relación con la principal causa de extinción de los derechos persona-
les, el cumplimiento, se encuentran disposiciones especiales sobre el cumpli-
52
Ley Especial de la Ley Civil sobre los Requisitos de Oponibilidad de la Transmisión de
Bienes Muebles y Obligaciones (supra nota 31). La inscripción de la transmisión de la obliga-
ción o de la prenda en este registro sustituye de manera especial el aviso habitual al deudor
conforme a la Ley Civil.

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LA LEY CIVIL 151

miento a través de terceros y sobre la posibilidad de subrogación de acree-


dores bajo determinados supuestos (artículos 499 a 504 LC, bensai ni yoru
dai’i), así como sobre la prestación a favor de terceros que no son acreedores
y que tampoco están autorizados a aceptar el cumplimiento. De particular
significado, en este último caso, es el artículo 478 LC, el cual dispone que el
pago a un tercero no autorizado a recibirlo tendrá el efecto de extinguir la
obligación, cuando este tercero dé la apariencia, conforme a las circunstan-
cias externas, de estar autorizado a ello y el pago se haya hecho de buena fe
y sin incurrir en negligencia. Esta disposición ha ocasionado una rica juris-
prudencia, particularmente en relación con los actos de pago de un banco a
presuntos clientes. Sin embargo, existe una ley especial sobre el uso de tar-
jetas bancarias robadas o falsificadas en los cajeros automáticos.53 Además,
se encuentran reguladas parcialmente los efectos jurídicos del ofrecimiento
de pago (artículos 492, 493 LC, bensai no teikyō) y la dación en pago (artículo
482 LC). La naturaleza jurídica del cumplimiento es debatida, pero es con-
siderada predominantemente como un negocio jurídico unilateral o un acto
similar al negocio jurídico.
Sobre la consignación existen reglas especiales para los negocios mer-
cantiles en la Ley de Comercio.54 Además, la relación entre acreedor, deu-
dor (y consignador) y la oficina de consignación es regulada por la Ley de
Consignaciones.55
La novación, la cual extingue la obligación a través de la alteración
del contenido o de la persona del deudor o del acreedor, surgiendo una
nueva obligación, debe distinguirse de la mera modificación del contenido
de una obligación o de un contrato por acuerdo de voluntades, lo que es
posible en virtud del principio de la libertad contractual y por el cual se
mantiene la obligación o el contrato de que se trate, recibiendo simple-
mente un nuevo contenido. La compensación conforme a los artículos 695
y 696 LC constituye un contrato especial de este tipo.

6. Derechos de garantía para el acreedor

Los artículos 423 y 424 y siguientes LC contienen disposiciones de-


terminadas con el fin de asegurar la masa patrimonial del deudor para el
53 Ley para la Protección de Titulares de Cuentas Corrientes y de Ahorro (abreviada)
(Gizō kādo-tō oyobi tōnan kādo-tō wo mochiite okonawareru fusei na kikai-shiki yochokin haraimodshi-tō
kara no yochokin-sha no hogo-tō ni kansuru hōritsu), Ley núm. 94/2005.
54 Ver supra nota 24.
55 Kyōtaku-hō, Ley núm. 15/1899.

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152 MARC DERNAUER

cumplimiento de ciertas obligaciones. Al respecto, en algunos casos recibe el


acreedor derechos especiales, como el derecho de impugnar determinados
negocios jurídicos del deudor (artículo 424 LC).

7. El derecho de los contratos

A. Generalidades

Las disposiciones contenidas en los artículos 521 a 696 LC constituyen el


núcleo del derecho japonés de los contratos.56 Hasta ahora, la LC no define lo
que es un contrato (keiyaku); sin embargo, hay consenso de que un contrato es
un negocio jurídico bilateral que nace de la coincidencia en el contenido de al
menos dos declaraciones de voluntad recíprocas, una de las cuales se denomi-
na “oferta” y la otra “aceptación”. Esta definición aparece ahora en la nueva
disposición del artículo 522, inciso LC n.v. Sigue siendo debatido, sin embar-
go, si la creación de personas jurídicas o de otras sociedades debe considerar-
se como contrato o como negocio jurídico colectivo (gōdō kōi), al cual pueden
aplicarse, en lo conducente, las disposiciones del derecho de los contratos.
El derecho japonés de los contratos está marcado por el principio de la
libertad contractual (keiyaku no jiyū). Esto es válido, sobre todo, para el dere-
cho de los contratos en la Ley Civil. Los trece tipos de contratos regulados
en la sección correspondiente (contratos “típicos”, tenkei keiyaku), como por
ejemplo los contratos de compraventa o de arrendamiento, son regulados
por preceptos dispositivos, es decir, renunciables por acuerdo especial entre
las partes. Las partes pueden celebrar también tipos totalmente distintos
de contrato, así como realizar contratos típicos de la Ley Civil a través de
una regulación distinta a la prevista en ella. Una excepción es el contrato
de fianza, el cual se regula en parte mediante preceptos imperativos en el

56 Al respecto en conjunto: Yamamoto, K., “§ 10 Vertragsrecht”, en Baum/Bälz, Handbu-


ch Japanisches Handels-und Wirthschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 461-520; Chino, M. C./Noboru,
K./Okada, A., “Contract and Tort”, en McAlinn (ed.), Japanese Business Law, Alphen aan den
Rijn, 2007, pp. 173-204; Kato, M., “Contract Law”, en Nottage (ed.), CCH Japan-Business
Law in Japan, Tokyo, 2008, pp. 77-173; Haley, J. O., “Rethinking Contract Practice and Law
in Japan”, Journal of East Asia and International Law, vol. 1, 2008, pp. 47-70; Kato, M., “One
Phase of Japanese Contract Law: Although Western, It Is a Little Different”, en Stürner/
Kawano (eds.), International Contract Litigation, Arbitration, and Judicial Responsibility in Transna-
tional Disputes, Tübingen, 2011, pp. 12-21; Uchida, T./Taylor, V., “Japan’s Era of Contract”,
en Foote (ed.), Law in Japan: A Turning Point, Seattle, 2007, pp. 454-482; Nottage, L., “Con-
tract Law and Practice in Japan: An Antipodean Perspective”, en Baum (ed.), Japan: Economic
Success and Legal System, Berlin, 1997, pp. 197-223.

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LA LEY CIVIL 153

apartado sobre el derecho general de las obligaciones, debido a la necesidad


de otorgar protección particular al fiador. Por lo demás, las disposiciones
generales de la Ley Civil que son aplicables a los contratos imponen ciertos
límites a la libertad contractual (artículo 90 LC, moral y buenas costumbres;
artículo 1, inciso 2, principio de la buena fe; artículo 96, engaño y amena-
zas). Hasta ahora, el principio de la libertad contractual no se encuentra
fijado expresamente en la Ley Civil, pero cuenta con reconocimiento consti-
tucional57 y puede invocarse fácilmente, por vía de la interpretación, a partir
del artículo 91 LC. A través de la reforma del derecho de las obligaciones,
el principio de la libertad contractual será reconocido expresamente por la
Ley Civil en sus manifestaciones esenciales (libertades de celebración, de
contenido, de forma) (artículos 521, 522, inciso 2 LC n.v.). También se reco-
noce como manifestación de la libertad contractual el efecto vinculante de
los contratos (keiyaku no kōsokuryoku) en relación con las partes.
Algunos importantes contratos entre comerciantes se regulan en la Ley
de Comercio. En la medida en que las disposiciones de esta Ley consti-
tuyen preceptos especiales en relación con la Ley Civil, tienen aplicación
preferente. Esto es aplicable, por ejemplo, a las disposiciones generales so-
bre contratos entre comerciantes en los artículos 504 y siguientes de la Ley
de Comercio, así como sobre la compraventa mercantil (artículos 524 y si-
guientes de la Ley de Comercio). Los preceptos de la Ley de Comercio son
regularmente de naturaleza dispositiva.
Existen numerosas leyes especiales respecto de tipos particulares de con-
tratos o de acuerdos contractuales bajo condiciones particulares, las cuales,
en su mayoría, protegen a una de las partes y por ello contienen principal-
mente normas imperativas. Es el caso, por ejemplo, de la Ley de Seguros y
sus disposiciones sobre el contrato de seguro. En lo que sigue se hará refe-
rencia a otras importantes leyes especiales, particularmente las relativas a la
protección del consumidor.
Tratándose de los contratos recíprocos, en los cuales la prestación y la
contraprestación se basan en una relación de intercambio, son aplicables dis-
posiciones especiales, ya mencionadas anteriormente, respecto de los obstácu-
los al cumplimiento. Además de lo anterior, el artículo 533 LC prevé a favor
de las partes, en el caso de contratos recíprocos, una excepción para el cum-
plimiento, una a una, de las prestaciones recíprocas, en tanto las prestaciones
resulten exigibles de manera simultánea. El derecho japonés conoce además
los contratos a favor de terceros conforme a los artículos 537 y siguientes, así
como los contratos (no regulados) con efectos protectores a favor de terceros.

Sentencia del Tribunal Supremo del 12 de diciembre de 1973, Minshū 27-11, p. 1536
57

(caso Mitsubishi Jūshi).

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154 MARC DERNAUER

B. La celebración del contrato

La coincidencia entre contenido de la oferta (mōshikomi) y aceptación


(shōdaku) como presupuesto para la celebración del contrato se deriva de la
definición general del mismo. Los artículos 521 y siguientes LC (artículos
523 y siguientes n.v.) contienen otras disposiciones sobre la formación del
contrato entre ausentes, es decir, situaciones en las que el intercambio de las
declaraciones de voluntad se realiza mediante el empleo de medios de tele-
comunicación, ya que las partes se encuentran separadas entre sí en diversas
locaciones. Una excepción al respecto es la comunicación vía teléfono, vi-
deotelefonía y técnicas similares, en virtud de que las partes pueden respon-
der mutuamente, sin lapso temporal de por medio, como si se encontraran
en el mismo sitio. La separación temporal en el intercambio de declaracio-
nes de voluntad genera cuestiones jurídicas particulares, especialmente la
de cuánto tiempo debe considerarse al oferente vinculado por su oferta, así
como la de hasta cuándo puede la otra parte aceptar la oferta. Tratándose
de declaraciones de voluntad que requieren recepción, como la oferta y la
aceptación, se considera regularmente que surten efectos al momento de su
recepción por la otra parte (artículo 97, inciso 1 LC). Por tanto, es posible
retirar una declaración de voluntad antes de su recepción.
Enseguida distingue la ley entre la situación en la que el oferente fija a la
otra parte un plazo para aceptar la oferta, de la en que esto no sucede. En el
primer supuesto, la oferta se mantiene en principio válida mientras no expi-
re el plazo fijado, salvo que el oferente se reserve la posibilidad de retirarla
anticipadamente. Hasta ese momento es posible aceptar la oferta. En el
caso de que no se haya fijado plazo, la oferta surtirá efectos hasta el momen-
to en que pudiera esperarse la recepción de una declaración de aceptación
en el caso concreto conforme a las circunstancias habituales (también aquí
subsiste la posibilidad de reservarse el retiro anticipado). Después de ello es
posible retirar libremente la oferta. En este segundo caso el derecho vigente
supone que la aceptación surte excepcionalmente efectos al momento de su
envío (artículo 526, inciso 1 LC), pero la reforma del derecho de las obliga-
ciones suprime esta excepción.
En general, las declaraciones de voluntad no requieren una manifesta-
ción expresa de naturaleza verbal o escrita. Cualquier otro comportamiento
que comunique un contenido concreto de la voluntad es suficiente. Cuando
no sea necesaria una declaración de aceptación, conforme al contenido de la
oferta o de la costumbre, es posible que la aceptación surta efectos al ocurrir
una circunstancia que permita conocer la voluntad de aceptación de otro

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LA LEY CIVIL 155

modo (artículo 526, inciso 2 LC). Solamente el silencio no se considera en


absoluto como declaración o manifestación de voluntad y, por tanto, no es
suficiente tampoco en este caso. Una excepción subsiste solamente para el
silencio hacia una oferta hecha a un comerciante, cuando la oferta contrac-
tual constituye un negocio habitual de dicho comerciante en el marco de las
relaciones de negocios corrientes con el oferente (artículo 509 de la Ley de
Comercio). La no aceptación de una oferta impide esencialmente la forma-
ción del contrato, pero si dicha no aceptación implica una modificación de la
oferta, entonces se considera como nueva oferta (artículo 528 LC).
En la Ley Civil no se encuentran disposiciones sobre la formación de
los contratos entre presentes, es decir, quienes se encuentran en un mismo
lugar. A los comerciantes se les aplica el artículo 507 de la Ley de Comer-
cio, conforme al cual una oferta solamente se puede aceptar de manera
inmediata, es decir, mientras no sea retirada por el oferente o las partes
no se retiren del lugar de las negociaciones. De acuerdo con una opinión
mayoritaria, esta disposición es aplicable a otros casos de manera analógi-
ca (una regulación futura similar en el artículo 525, inciso 2 LC n.v.). Sin
embargo, también es posible la fijación de un plazo para la aceptación
en la negociación contractual entre presentes. En este caso, el oferente
queda vinculado a su oferta hasta que haya transcurrido el plazo para la
aceptación. El artículo 528 de la LC debe considerarse como aplicable de
manera general.
Los artículos 529 y siguientes LC contienen además disposiciones sobre
el ofrecimiento de recompensas.

C. Condiciones generales de contratación

Las condiciones generales de contratación58 (torihiki yakkan) también están


extendidas en el tráfico jurídico en Japón. En la Ley Civil vigente, sin em-
bargo, no hay disposiciones especiales sobre la materia. En la jurisprudencia
rara vez se examinan estas condiciones como un problema particular.

58
Sobre el derecho de las condiciones generales de contratación conforme al dere-
cho vigente: Dernauer, M., “§ 11 Allgemeine Geschäftsbedingungen”, en Baum/Bälz,
Handbuch Japanisches Handels-und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 521-532; Karaiskos, A.,
“Regulation of Unfair Contract Terms in Japan”, Waseda Bulletin of Comparative Law,
vol. 28, 2010, pp. 13-44; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 409-432; Döring, H., “Das
Recht der Allgemeinen Geschäftsbedingungen im Rahmen der japanischen Schuldrechts-
reform”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 19, núm. 37, 2014, pp.
203-249.

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156 MARC DERNAUER

En principio es posible incluir las condiciones generales de contrata-


ción como parte del contenido del contrato a través de un acuerdo confor-
me al derecho contractual normal. De acuerdo con la jurisprudencia, las
condiciones generales de contratación se convierten en parte del contenido
del contrato cuando la otra parte no se oponga expresamente a la incor-
poración de tales condiciones del usuario en el contrato. Esto es aplicable
inclusive en los casos en los que la otra parte no tuviera conocimiento del
contenido de las condiciones generales de contratación de su contraparte en
el contrato, y aún cuando la otra parte no haya sabido que su contraparte
aplicara tales condiciones en ese tipo de negocios. De acuerdo con la juris-
prudencia, hay una presunción de que tales condiciones son incorporadas
en el contrato por voluntad de ambas partes.59
En los casos en los que las condiciones generales de contratación o una
parte de ellas sean contrarias a las buenas costumbres o contradigan el prin-
cipio de buena fe, pueden resultar nulas o no ser aplicables, pero los fallos
judiciales en tal sentido son raros.
Con la entrada en vigor de la reforma del derecho de las obligaciones
se adicionan a la Ley Civil disposiciones para el control de la incorporación
y la adecuación del contenido de las condiciones generales de contratación.
Algunas partes de tales condiciones que, por ser contrarias al principio de
buena fe, limiten excesivamente a la contraparte del usuario de las mismas
o que le impongan obligaciones y por tanto lo perjudiquen unilateralmen-
te, se consideran como no puestas contractualmente (artículo 548-2, inciso
2 LC. n.v.). Las condiciones generales de contratación son mencionadas y
definidas de manera particular (teikei yakkan) (artículo 548-2, inciso 1 LC.
n.v.).
Adicionalmente, es posible en principio la modificación de las condicio-
nes generales de contratación después de la celebración del contrato, pero
se regula de manera similar a la incorporación del contenido de las condi-
ciones generales (artículo 548-4 LC, n.v.).
Además del control de derecho privado que realizan los tribunales con
base en las cláusulas generales de la Ley Civil, en algunas ramas se con-
trola también el contenido de las condiciones generales de contratación
a través de una autoridad administrativa, con fundamento en el derecho
público.

59 De acuerdo con la llamada teoría de la voluntad presunta (ishi suitei setsu). Tribunal del
Imperio, 24 de diciembre de 1915, Minroku 71, p. 2182; Tribunal Supremo, 24 de octubre
de 1967, Saibanshū 88, p. 741; Tribunal Supremo, 8 de mayo de 1980, Hanrei Taimuzu 417, p.
83.

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LA LEY CIVIL 157

D. Contratos de consumo

La celebración y el contenido de los contratos de consumo son regula-


dos de manera especial por la Ley sobre el Contrato de Consumo (LCC).60
Esta ley prohíbe de manera imperativa algunos actos, ahí definidos, de inde-
bida influencia sobre los consumidores por el proveedor y otorga al consu-
midor un derecho especial de impugnación en caso de una violación a la ley
en ese sentido (artículo 4 LCC). Además, la ley declara nulas las condiciones
contractuales que perjudiquen de manera inconveniente al consumidor (ar-
tículos 8-10 LCC).
Además de la Ley general sobre el Contrato de Consumo, existen varias
otras leyes especiales de protección del consumidor, que contienen dispo-
siciones protectoras tanto de derecho privado como público. En el primer
caso, tales leyes comprenden, sobre todo, derechos de impugnación, de res-
cisión, de retiro y de renuncia, así como reglas imperativas sobre el conte-
nido del contrato.

E. Contratos típicos

En los artículos 549 a 696 LC regula esta ley los siguientes tipos con-
tractuales: la donación (artículos 549 y siguientes), la compraventa (artículos
555 y siguientes), la permuta (artículos 586 y siguientes), el crédito (artículos
587 y siguientes), el préstamo (artículos 593 y siguientes), el arrendamien-
to (artículo 601 y siguientes), la prestación de servicios (artículos 623 y si-
guientes), la obra (artículos 657 y siguientes), el mandato (artículos 643 y
siguientes), el depósito (artículos 657 y siguientes), el contrato de sociedad
(artículos 667 y siguientes), la renta vitalicia (artículos 689 y siguientes) y la
transacción (artículos 695 y siguientes). Las partes pueden acordar, en bue-
na medida, no aplicar la reglamentación de estos contratos y sustituirla me-
diante otras cláusulas contractuales. Para varios de estos contratos existen
leyes especiales que tienen aplicación preferente en ciertas constelaciones y
que en muchos casos contienen disposiciones imperativas.
La LC prevé, respecto de varios de estos tipos contractuales, una regla-
mentación especial de la responsabilidad por entrega de cosas defectuosas,

60 Shōhisha keiyaku-hō, Ley núm. 61/2000. Al respecto, Yamamoto, K., “Das Verbrau-
chervertragsgesetz in Japan und die Modernisierung des Zivilrechts”, en Becker/Hilty (ed.),
Festschrift für Manfred Rehbinder, Bern, 2002, pp. 819-836; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp.
245-268.

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158 MARC DERNAUER

por ejemplo, en la compraventa (artículos 561 a 572) y en el contrato de obra


(artículos 634 a 640). Esta responsabilidad por garantía (kashi tanpo sekinin) es in-
terpretada, en su mayor parte, como incumplimiento. Las partes pueden con-
venir la desaplicación de estas disposiciones; no obstante, la Ley sobre el Con-
trato de Consumo impone algunas restricciones en los contratos respectivos.
En el caso del contrato de compraventa, hay que tomar en considera-
ción, como leyes especiales, la Ley sobre Negocios a Plazos,61 la Ley sobre
Negocios Mercantiles Especiales62 y la Ley sobre el Comercio de Productos
Financieros,63 las cuales afectan determinados negocios de consumo.64
En el caso del crédito en dinero son especialmente aplicables, como le-
yes especiales, la Ley de Limitación de los Intereses,65 la Ley sobre el Nego-
cio de Préstamos en Dinero66 y la Ley de Inversiones de Capital.67
El arrendamiento de inmuebles para fines de habitación (terrenos, edifi-
cios o partes de ellos, etcétera) está principalmente reglamentado, de forma
especial, por la Ley de Arrendamiento Inmobiliario,68 en cuyo ámbito de apli-
cación quedan desplazadas diversas disposiciones de la Ley Civil en la materia.
El contrato de prestación de servicios comprende casi exclusivamente
contratos laborales, a los cuales se aplican principalmente las leyes labora-
les, en particular la Ley sobre el Contrato de Trabajo.69

F. La responsabilidad precontractual

La LC no regula expresamente la responsabilidad por la violación de


obligaciones precontractuales, por ejemplo, la violación de las obligaciones

Kappu
61 hanbai-hō, Ley núm. 59/1961.
Tokutei
62 shō-torihiki ni kansuru hōritsu, Ley núm. 57/1976.
63 Kin’yū shōhin no hanbai-tō ni kansuru hōritsu, Ley núm. 101/2000.
64 Al respecto Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 298-300, 301-325, 396-408.
65 Risoku seigen-hō, Ley núm. 100/1954.
66 Kashikin-gyō no kisei-tō ni kansuru hōritsu, Ley núm. 32/1983.
67 Shusshi no ukeire, azukari-kin oyobi kinri-tō no torishimari ni kansuru hōritsu, Ley núm.
195/1954.
68 Shakuchi shakuya-hō, Ley núm. 90/1991. Al respecto Dernauer, op. cit., supra nota 12,
pp. 270-287; Haley, J. O., “Japan’s New Land and House Lease Law”, en Haley/Yamamura
(eds.), Land Issues in Japan: A Policy Failure, Seattle, 1992, pp. 149-174.
69 Rōdō keiyaku-hō, Ley núm. 128/2007. Sobre el derecho laboral y el contrato de trabajo,
véase Nishitani, S./Marutschke, H.-P., “§ 9 Arbeitsrecht, Sozialversicherung, Geschäftstäti-
gkeit von Ausländern in Japan”, en Baum/Bälz, Handbuch Japanisches Handels-und Wirthschafts-
recht, Köln, 2011, pp. 403-443; Hanami, T. A./Komiya, F./Yamakawa, R., Labour Law in
Japan, 2ª ed., Alphen aan den Rijn, 2015.

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LA LEY CIVIL 159

de información o la ruptura injusta de negociaciones contractuales, y esta


situación no cambiará por la reforma del derecho de las obligaciones. Sin
embargo, en determinados casos la jurisprudencia reconoce una obligación
de indemnizar por hechos ilícitos.70 Una parte de la doctrina japonesa ha
caracterizado esto como culpa in contrahendo.71

8. Actos ilícitos

El derecho de los actos ilícitos (fuhō kōi-hō)72 está regulado en gran parte
en la Ley Civil, en los artículos 709 a 724 (724-2 LC n.v.). Estos preceptos
contienen varias normas de responsabilidad autónomas, así como disposi-
ciones complementarias. Es necesario hacer la distinción entre la norma
general de responsabilidad por actos ilícitos en el artículo 709 LC de las
normas de responsabilidad especiales en los artículos 714 (responsabilidad
de un supervisor), 715 (responsabilidad por operarios o dependientes), 716
(responsabilidad de dueños de obra), 717 (responsabilidad por ruina de edi-
ficios), artículo 718 (responsabilidad de los dueños de animales) y artículos
719 (responsabilidad solidaria). El artículo 709 LC prevé una responsabili-
dad normal por culpa, mientras que la mayoría de las normas de responsa-
bilidad especiales presumen dicha culpa.

A. Responsabilidad conforme al artículo 709 LC

La norma general de responsabilidad por actos ilícitos del artículo 709


LC prevé, como supuestos de la obligación de una persona a indemnizar, la
afectación de un derecho o interés protegido (1), el acto de la persona res-
70 Dernauer, M., “Vorvertragliche Aufklärungspflichten im japanischen Vertragsrecht”,
en Coester-Walten/Lipp/Waters (eds.), Liber Amicorum Makoto Arai, Baden-Baden, 2015, pp.
210-237; Förster, Ch., “Haftung für vorvertragliche Aufklärungspflichtverletzungen im ja-
panischen Recht”, Recht der internationalen Wirtschaft, 2013, pp. 44-54; Dernauer, M., “Case
No. 7: Civil Law-Tort Law/Contract Law-Liability for Breach of Pre-contractual, Contrac-
tual and Non-contractual Information Duties-Liability of Experts-Claim for Damages”, en
Bälz/Dernauer/Heath/Petersen-Padberg (eds.), Business Law in Japan – Cases and Comments
(Writings in Honour of Harald Baum), Kluwer Law International, 2012, pp. 65-76.
71 Véase también Yamamoto, K., “Basic Questions of Tort Law from a Japanese Per-
spective”, en Koziol (ed.), Basic Questions of Tort Law from a Comparative Perspective, Wien, 2015,
pp. 515 y ss., 556-562.
72 Al respecto en conjunto Yamamoto, op. cit., supra nota 71, pp. 515-681; Ono, S., The
Law of Torts and the Japanese Civil Law”, Hitotsubashi Journal of Law and Politics, vol. 26,
1998, pp. 43-62, vol. 27, 1999, pp. 9-27.

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160 MARC DERNAUER

pectiva (primera causalidad) (2), la antijuridicidad del acto (3), el dolo o cul-
pa respecto de la afectación del derecho, es decir, la culpa en sentido amplio
(4), la realización de un daño que afecta a otra persona (5), y la producción
del daño por la violación del derecho o interés (segunda causalidad) (6).73
El artículo 709 LC no está circunscrito a bienes protegidos determi-
nados y concretos, sino que está protegida toda clase de derechos, bienes
jurídicos o intereses que sean considerados dignos de protección de acuerdo
con las concepciones sociales dominantes en cada momento. Los “bienes
jurídicos” no son mencionados expresamente como bienes protegidos por
la disposición, sino que son considerados como parte de los derechos que es
posible proteger. La amplitud de la posible responsabilidad por hecho ilícito
que provoca la ausencia de una especificación legal de los derechos, bienes
jurídicos e intereses protegidos en lo individual, se ve limitada por el requi-
sito de la antijuridicidad. Por tanto, la presunta antijuridicidad permite con-
siderar la afectación de bienes protegidos como el derecho de autodetermi-
nación (jiko kettei-ken), la expectativa justificada (kitai-ken) y el interés respecto
de la relación conyugal como acto ilícito. Inclusive derechos e intereses tan
difusos como el interés económico (keizaiteki rieki) o el interés de negocios
(torihiki rieki) son discutidos como posibles bienes protegidos. Un acto dañino
puede consistir también en una omisión indebida.
Desde hace tiempo se debate cómo ha de determinarse la antijuridicidad.
El artículo 709 LC ni siquiera la menciona; sin embargo, hay actualmente
consenso de que se trata de un elemento inmanente del supuesto de hecho.
Para determinar la antijuridicidad del hecho dañino se recurre principalmen-
te a la teoría de la interacción (sōkan kankei-ron), elaborada por el conocido es-
tudioso japonés Sakae Wagatsuma. Conforme a esta teoría, la antijuridicidad
del acto dañino tiene que determinarse, en el caso concreto, mediante una
valoración de la importancia del derecho o el interés infringidos (ilicitud del
resultado) y del contenido del acto dañino (ilicitud del acto), en correlación
la una con el otro. En este sentido, hay diversos criterios que podrían ser re-
levantes (disposiciones jurídicas concretas, concepciones sociales generales,
etcétera). Si el interés afectado tiene gran importancia (por ejemplo, la pro-
piedad, la salud, la integridad personal, la libertad, el honor o el renombre
de una persona), entonces es suficiente un reducido contenido de ilicitud del
acto dañino (y viceversa). Debido a que la ilicitud del acto se toma en cuenta

73 Véase al respecto Nottage, L., “§ 12 Deliktsrecht und Produkthaftung”, en Baum/


Bälz (eds.), Handbuch Japanisches Handels-und Wirtschaftsrecht, Köln, 2011, pp. 544, 536 y ss.;
Marutschke, op. cit., supra nota 9, pp. 166 y ss.; Chino/Noboru/Okada, op. cit., supra nota 56,
pp. 205 y ss.; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 185-205.

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LA LEY CIVIL 161

como elemento de la antijuridicidad en el supuesto de hecho, se produce un


cierto traslape entre afectación del derecho o interés, antijuridicidad y culpa
como elementos de dicho supuesto. En la jurisprudencia reciente pueden ob-
servarse cada vez más sentencias en las que la antijuridicidad se fundamenta
en otros criterios, por ejemplo, en casos de daño al medio ambiente confor-
me a un presunto umbral de tolerancia (junin gendo) de tales afectaciones. En
numerosos casos se realiza también, para tales propósitos, una ponderación
abierta de intereses o una mera decisión de equidad. Con frecuencia se habla
sencillamente de deberes que pueden apoyarse en normas jurídicas concretas
o también en el principio de buena fe u otros criterios de equidad. Además
de lo anterior, al examinar la antijuridicidad como elemento del supuesto de
hecho también se comprueba la presencia de causas de justificación (como,
por ejemplo, la legítima defensa, artículo 720, inciso 1 LC).
Al determinar si en la afectación de derechos o intereses ha habido ne-
gligencia, se examinan habitualmente los aspectos de la posibilidad que te-
nía el causante del daño de conocer y evitar dicha afectación. En este caso,
el juicio se apoya, en tanto no sean claramente identificables y relevantes las
habilidades subjetivas concretas del autor del daño, en un estándar objeti-
vado respecto de las capacidades que deben presuponerse, por ejemplo, las
capacidades habituales en un médico cuando el daño está relacionado con
el ejercicio de una profesión.
La presencia de la relación causal entre el acto y la afectación del de-
recho o interés (primera causalidad) es evaluada primeramente conforme a
la teoría de la equivalencia (conditio sine qua non). Además de lo anterior, se
toman en cuenta criterios valorativos conforme a la doctrina de la adecua-
ción (“adecuación respecto de la afirmación de la responsabilidad”). Sin
embargo, esta teoría es controvertida, ya que los elementos valorativos ya
pueden ser tomados en cuenta en el marco del examen de los elementos del
supuesto de hecho como la culpa (“previsibilidad”) y la antijuridicidad.
Los daños pueden ser patrimoniales (materiales) o inmateriales. Los da-
ños inmateriales pueden consistir en sufrimiento corporal o psicológico y
son compensados, con fundamento en el artículo 710 LC, mediante indem-
nización reparatoria (isharyō). La imposición del deber de pagar isharyō tie-
ne, sin embargo, algunas otras funciones.74 El reconocimiento del derecho
al pago de isharyō puede implicar, por ejemplo, una cierta función punitiva
o una compensación por las dificultades en la determinación del alcance

74 Véase al respecto Gruber, A., “Die Ergänzungsfunktion des isharyo (Schmerzensgel-


des) im japanischen Zivilrecht”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 5,
núm. 9, 2000, pp. 81-96.

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162 MARC DERNAUER

y el monto de los daños patrimoniales. El derecho a isharyō es otorgado en


diversas constelaciones de hecho. En lo particular, el otorgamiento de una
compensación no está limitado a los casos, expresamente señalados en el
artículo 710, del daño al cuerpo, la libertad, el honor o un derecho patrimo-
nial o en la provocación de la muerte de un familiar cercano (los hijos, por
ejemplo). Como daño patrimonial ilícito se considera con frecuencia una
parte de los gastos y honorarios de los abogados (algo distinto sucede con
otras causas de responsabilidad), cuyo monto se calcula casi siempre, de ma-
nera global, en un 10 por ciento de los demás daños patrimoniales. Además,
se reconoce un daño por la mora en el pago de la indemnización, a una tasa
anual del 5 por ciento, a partir del momento en que se causa el daño, y se
calcula sobre la base de la disposición sobre mora en el artículo 412 LC.
La causalidad entre la afectación del derecho y el daño producido se
examina, en principio, también con base en la teoría de la equivalencia.
Adicionalmente, es debatido si también es aplicable la teoría de la adecua-
ción, con el propósito de limitar la responsabilidad por razones valorativas.
Esto en realidad no es necesario, ya que el artículo 416 LC no contiene una
disposición sobre el valor de los daños a indemnizar en el caso de responsa-
bilidad por incumplimiento que pudiera aplicarse analógicamente aquí, y
distingue al respecto entre daños comunes y daños extraordinarios.
En principio es la víctima del daño la que tiene la carga de la prueba
respecto de todos los hechos que podrían fundamentar la presencia de los
elementos del supuesto de hecho, particularmente en relación con la culpa
del autor del daño. La jurisprudencia ha facilitado la prueba en determina-
dos casos (por ejemplo, responsabilidad médica).75
En principio la indemnización debe pagarse en dinero (artículos 722, in-
ciso 1, 417 LC). Solamente en casos especiales se prevé otras formas de indem-
nización. Así, por ejemplo, la reparación por daños al honor (artículo 723 LC)
o en casos similares puede exigirse a través de medidas adicionales adecuadas,
como la rectificación pública de hechos o para fines de disculpa (shazai kōkoku).
Un aviso o anuncio de disculpa es común en Japón en otros casos, como la
infracción de una patente. En casos de excepción la jurisprudencia reconoce
también un derecho a exigir la omisión de futuros actos ilícitos.
En los casos en que un tercero compensa el daño de la víctima, se
acepta ocasionalmente, por razones de equidad, el derecho de ese tercero
frente al autor del daño, cuando la compensación constituye un transfe-
rencia común del daño o era previsible por el autor del daño. También es

75 Véase al respecto Schü ler-Langeheine, D., Beweiserleichterungen im japanischen Schadenser-


satzproz , Göttingen, 2004.

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LA LEY CIVIL 163

posible presumir un daño normativo en estos casos, en los cuales el dere-


cho a exigir indemnización permanece con la víctima original del daño.
En el derecho de los seguros se prevé en parte la cesión legal en favor de la
compañía aseguradora. Adicionalmente, al sufrir los familiares cercanos
las consecuencias típicas del daño en virtud del acto ilícito, se reconoce un
derecho independiente de éstas a recibir indemnización (por ejemplo, por
los costos incurridos por visitar a la víctima en el hospital).

B. Excepciones contra un derecho derivado de acto ilícito

Como excepciones contra la responsabilidad por acto ilícito puede el


autor del daño oponer la ausencia de capacidad conforme al artículo 713
LC (como menor de edad de acuerdo con el artículo 712 LC). Además
existe la posibilidad de hacer valer una disminución de la culpa conforme
al artículo 722, inciso 2, LC, cuando la víctima tuvo participación, por su
conducta, en la provocación o el incremento de los daños causados. En al-
gunos casos puede el autor del daño exigir a la víctima tomar en cuenta la
compensación de una ventaja, es decir, una reducción del monto de la in-
demnización a pagar, como consecuencia de que la víctima haya logrado al
mismo tiempo, en virtud del daño, una ventaja patrimonial. Finalmente, el
autor del daño también puede invocar la prescripción en caso de que estar
presentes los presupuesto del artículo 724 LC (724-2 LC n.v.).

C. Responsabilidad por dependientes conforme al artículo 715 LC


y de órganos de personas jurídicas

El artículo 715 LC prevé un fundamento autónomo de la responsabili-


dad por acto ilícito del dueño de un negocio por los daños causados por un
dependiente designado por él en la realización de determinadas activida-
des.76 La responsabilidad del dependiente se deduce en estos casos princi-
palmente del artículo 709 LC. La jurisprudencia interpreta el artículo 715
LC en el sentido de que en tales casos el dueño del negocio es responsable
también de los daños ocasionados, es decir, se imputa directamente el acto
dañino del dependiente al dueño del negocio. Esta imputación se produce,
por tanto, del mismo modo que respecto del dependiente. Según el texto de
76 Véase al respecto Eubel, P., Die Haftung des Geschäftsherrn für den Gehilfen nach deutschem und
japanischem Recht, Frankfurt am Main, 1981; Chino/Noboru/Okada, op. cit., supra nota 56, pp.
216 y siguiente; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 207 y siguiente.

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164 MARC DERNAUER

la norma, el dueño del negocio es en realidad responsable únicamente por


culpa propia en relación con la designación y vigilancia del dependiente.
Por lo regular, los actos de órganos de personas morales también se im-
putan directamente a dichas personas, conforme a las leyes especiales apli-
cables (por ejemplo, en el caso de las sociedades mercantiles, conforme a los
artículos 350 y 600 de la Ley de Sociedades).

D. Responsabilidad conforme al artículo 719 LC

El artículo 719 LC contiene un fundamento independiente de la res-


ponsabilidad para varios participantes en un acto ilícito, es decir, para la
participación de coautores, instigadores o colaboradores (artículo 719, in-
cisos 1 y 2, LC9.77 En este caso se imputa recíprocamente la contribución
de los participantes de acuerdo con determinados criterios en interés de la
protección de la víctima. Instigador es aquel que induce a otro a realizar
un acto ilícito. Los colaboradores y coautores intervienen en la planeación
y realización, con niveles distintos de participación, junto con un autor adi-
cional. La participación no requiere necesariamente la colaboración pla-
neada y dolosa, sino que es suficiente que haya una liga objetiva y una culpa
respecto de los diversos grados de participación de los demás en el acto.
Adicionalmente, el artículo 719, inciso 1, LC prevé la responsabilidad
de varios individuos, cuando el daño concreto hay sido causado con seguri-
dad por el acto ilícito de uno de los participantes, pero no pueda aclararse
cuál de los actos lo ha ocasionado.
Los participantes conforme al artículo 719 LC son responsables soli-
dariamente frente a la víctima. Tratándose de la responsabilidad de varias
personas derivada de otras normas sobre responsabilidad por actos ilícitos
(por ejemplo, por un lado, del artículo 709 LC y, por el otro, del artículo
715 LC) se presume una “responsabilidad solidaria impropia”, a la cual se
aplican por analogía las reglas de la responsabilidad solidaria.

E. Leyes especiales

Un buen número de leyes especiales prevén supuestos especiales de res-


ponsabilidad por actos ilícitos. Estas normas especiales están diseñadas fre-

77 Véase al respecto Nomi, Y., “Mittäterschaft und Mehrtäterschaft im japanischen De-


liktsrecht”, en Recht in Japan, vol. 6, 1986, pp. 53-70; Chino/Noboru/Okada, op. cit., supra
nota 56, pp. 219 y siguiente; Dernauer, op. cit., supra nota 12, pp. 209 y ss.

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LA LEY CIVIL 165

cuentemente, a diferencia de las normas sobre responsabilidad de la Ley


Civil, como responsabilidad por peligro u objetiva, es decir, como respon-
sabilidad sin culpa. Como ejemplos podemos citar la responsabilidad del
fabricante e importador por productos defectuosos de acuerdo con la Ley
de Responsabilidad por el Producto,78 la responsabilidad del operador de
un reactor nuclear por los daños que ocasione el funcionamiento de estas
instalaciones,79 y la responsabilidad del operador de vehículos automotores
de acuerdo con la Ley para Asegurar la Responsabilidad de la Compensa-
ción de Daños por Vehículos Automotores.80

9. El derecho del enriquecimiento ilegítimo

El derecho general del enriquecimiento ilegítimo está regulado en los


artículos 703 a 708 LC. Consiste de un fundamento general del derecho a
reclamar el enriquecimiento ilegítimo en el artículo 703 LC, de acuerdo
con el cual, en determinados supuestos puede exigirse la entrega de una
cosa adquirida indebidamente (futō ritoku); del artículo 704 LC, que regula
el alcance de la obligación de restitución en el caso de mala fe respecto de
la adquisición o de la situación de enriquecimiento, por lo que modifica el
derecho derivado del artículo 703 por el lado de las consecuencias jurídicas;
además, los artículos 705 a 708 LC prevén diversas causas de exclusión del
derecho a exigir la restitución derivado del artículo 703 LC.

A. Requisitos y contenido del derecho de restitución

El artículo 703 LC prevé en lo particular, para el surgimiento de un de-


recho a exigir la entrega, que alguien haya obtenido una ventaja patrimo-
nial (1), que, en relación causal y específica con lo anterior, otro haya sufrido

78 Seizōbutsu sekinin-hō, Ley núm. 85/1994. Véase al respecto Nottage, L., Product Safety and
Liability in Japan: From Minamata to Mad Cows, London, 2004; Nottage, L./Kano, H., “Japan”,
en Kellam (ed.), Product Liability in Asia-Pacific, Sydney, 2009, pp. 218-240; Nottage, L., “Prod-
uct Liability and Safecty Regulation”, en McAlinn (ed.), Japanese Business Law, Alphen aan
den Rijn, 2007, pp. 221-262; Nottage, op. cit., supra nota 73, pp. 544 y ss.
79 Conforme a la Ley para la Compensación de Daños Nucleares (Genshiryoku songai no
baishō ni kansuru hōritsu), Ley núm. 146/1961. Véase al respecto Weitzdörfer, J., “Die Haftung
für Nuklearschäden nach japanischem Atomrecht-Rechtsprobleme der Reaktorkatastrophe
von Fukushima I”, Zeitschrift für Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 16, núm. 31,
2011, pp. 61-115.
80 Jidōsha songai baishō hoshō-hō, Ley núm. 97/1955.

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166 MARC DERNAUER

una desventaja o pérdida patrimonial (2), y que no exista un fundamento


jurídico particular para la conservación de la ventaja patrimonial por parte
del enriquecido (3). En el derecho del enriquecimiento ilegítimo se trata de
la reversión de transferencias patrimoniales jurídicamente no deseadas.
La obtención de la ventaja patrimonial puede deberse a una prestación
(por ejemplo, cuando se obtiene una cosa por efecto del cumplimiento de
una deuda contractual) o a otras causas (por ejemplo, la adquisición de una
ventaja por uso efectivo de una cosa ajena), pero ello no tiene ninguna im-
portancia. La adquisición de la ventaja patrimonial tiene que estar vincula-
da de manera específica con el surgimiento de un detrimento patrimonial
de otra persona. Finalmente, el enriquecido no puede tener razón jurídica
para conservar la ventaja obtenida (por ejemplo, cuando es nulo un con-
trato con base en el cual se haya realizado la prestación, o el uso de la cosa
ajena no fue autorizado por el titular).
Aun cuando la causa de la ventaja patrimonial no tiene importancia en
principio, en Japón se distingue entre reclamaciones por prestación y recla-
maciones por otras causas. Esta distinción tiene importancia sobre todo en
dos casos: 1. tratándose de la cuestión de la concurrencia con otros funda-
mentos jurídicos del derecho a la entrega, y 2. en casos de transferencias
patrimoniales, en las cuales participan tres o más personas.
Las reclamaciones por prestación (kyūfu ritoku henkan seikyū) se refieren
particularmente a los casos de un fallido intercambio de prestaciones con
base en un contrato. En este caso, las partes ejecutan las prestaciones con-
tractualmente debidas, a pesar de que el contrato no existió o no existe ya
(por ejemplo, nulidad del contrato por infracción a las buenas costumbres o
impugnación de una de las declaraciones de voluntad por engaño conforme
al artículo 96 LC). Cada una de las partes puede exigir de la otra la devolu-
ción de los objetos recibidos por prestación. En estos casos de prestación de
cosa (por ejemplo, en una compraventa) hay concurrencia con el derecho a
exigir la devolución de una propiedad. De acuerdo con el derecho japonés
de los bienes, el derecho de propiedad revierte automáticamente al propie-
tario original cuando desaparece el contrato. De acuerdo con la opinión
preponderante, en estos casos se produce una adaptación del derecho a
exigir la devolución con base en la propiedad al contenido del derecho de-
rivado del enriquecimiento. Esto tiene importancia sobre todo en los casos
en los que la reclamación del enriquecimiento no comprende la prestación
completa, porque el objeto de la misma ha desparecido o su valor ha dismi-
nuido (por uso o daño). En los casos en que participan tres o más personas
y en los que el enriquecimiento se produce respecto de una persona por
prestación y respecto de otra por una causa distinta a una prestación, la de-

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LA LEY CIVIL 167

volución se produce preferentemente en la relación entre las personas que


participan en la relación prestacional.
Los casos de reclamación no basados en prestación son diversos. Sin
embargo, hay tres casos principales de aplicación. Primero, la reclama-
ción por afectación (shingai ritoku henkan seikyū). Se trata de casos en los que
alguien utiliza o se apropia sin derecho de un bien ajeno y obtiene por
esta vía una ventaja patrimonial, por ejemplo, cuando una persona utiliza
un terreno ajeno. En este grupo de casos el derecho del enriquecimiento
ilegítimo complementa el de los actos ilícitos. Segundo, la reclamación
por utilización (hiyō ritoku henkan seikyū). Aquí se trata de casos en los que
alguien realiza gastos en relación con un bien ajeno y el titular obtiene
por esta vía una ventaja patrimonial. En este conjunto de casos el derecho
del enriquecimiento ilegítimo solamente se aplica de manera subsidiaria,
ya que existe una serie de fundamentos preferentes de un derecho a la de-
volución de los gastos realizados; por ejemplo, un contrato, la gestión de
negocios (artículo 702, incisos, 2, 3, artículo 650, inciso 2 LC), derechos
derivados de la relación de propiedad o posesión (artículo 196 LC) u otros
supuestos de los que derivan derechos personales legales. Tercero, la re-
clamación en regreso (kyūshō ritoku henkan seikyū). Se trata de los casos en los
que alguien paga una deuda ajena y el deudor obtiene de esta modo una
ventaja, consistente en la liberación de la deuda. También en este grupo
de casos es subsidiario el derecho del enriquecimiento ilegítimo, respec-
to, por ejemplo, de derechos de origen contractual, gestión de negocios u
otros fundamentos especiales.

B. Empobrecimiento y mala fe

Si el enriquecimiento del enriquecido originariamente llegara a desapa-


recer mientras tanto, entonces desaparece el derecho a exigir la entrega del
objeto del enriquecimiento (artículo 703 LC al final). En la liquidación de
contratos recíprocos y de acuerdo con una opinión extendida, el empobre-
cimiento en relación con un objeto de prestación tiene un efecto reductor
sobre el derecho de devolución de una contraprestación.
Existe una excepción conforme al artículo 704 LC en los casos de mala
fe respecto de la justificación en la obtención de la ventaja patrimonial (co-
nocimiento de la inexistencia de la justificación) y en los casos en los que el
empobrecimiento se produce después del posterior conocimiento en rela-
ción con la no justificación.

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168 MARC DERNAUER

10. Gestión de negocios

Una importante causa más para el surgimiento de derechos personales


es la gestión de negocios regulada en los artículos 697 a 702 LC (negotiorum
gestio, jimu kanri en japonés). El nacimiento de la obligación legal en la ges-
tión de negocios presupone que alguien (el gestor) se encarga de un asunto
de otro (el dueño del negocio) (1); que no hay obligación derivada de alguna
otra causa jurídica (por ejemplo, contrato u obligación legal específica) (2);
que hay voluntad del gestor de encargarse del negocio del dueño del nego-
cio, y que la gestión no se haga en abierta contradicción con la voluntad de
éste o que no sea evidente que le cause una desventaja (4). Estos requisitos
pueden desprenderse en parte del artículo 697 y en parte resultan de las
subsiguientes disposiciones por vía de la interpretación.
Depende del caso particular cuál sea el contenido de los derechos que
el dueño del negocio y el gestor pueden oponerse recíprocamente y, de ma-
nera principal, de los amplios supuestos de hecho que se encuentran en
diversos preceptos y a cuyo cumplimiento las normas respectivas otorgan
determinados derechos como consecuencia jurídica. Del lado del gestor se
plantean derechos frente al dueño del negocio, consistentes en la devolución
de gastos en relación con el asunto (artículo 702 inciso 1 LC), así como a la
satisfacción de los derechos de terceros que hayan realizado el negocio por
encargo del gestor (artículos 702, inciso 2 y 650, inciso 2 LC). De acuerdo
con una opinión, y cumplidos ciertos requisitos, a lo anterior se agrega el
derecho al pago de un honorario por la gestión, así como, conforme a un
punto de vista extendido, a la compensación de daños que haya sufrido el
gestor a causa del asunto (analógicamente artículo 650, inciso 3 LC). Como
derechos del dueño del negocio frente al gestor se consideran los de infor-
mación (artículos 701, 645 LC), a la entrega de lo obtenido por la gestión
(artículos 701, 646 LC), a la conclusión del negocio (artículo 700 LC), así
como a la indemnización de daños debido a la mala gestión del negocio (ar-
tículos 415, 697, 701, 647 LC).
Son casos típicos de aplicación de la gestión de negocios los de auxilio
en situaciones de emergencia, cuando el dueño del negocio no se encuen-
tre en condiciones de resolver por sí mismo la situación de peligro, así
como la reclamación de gastos en los casos de posible cumplimiento de
una obligación del dueño del negocio por un tercero como gestor.
La gestión de negocios constituye una causa de justificación para la in-
tervención en los asuntos del dueño del negocio. Cuando los requisitos de
la misma no están presentes, entonces la gestión de negocios se convierte

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LA LEY CIVIL 169

sobre todo en una gestión no autorizada que trae como consecuencia una
responsabilidad del gestor por acto ilícito o, cuando menos, la modificación
de los derechos que derivan de la gestión de negocios.

V. Libro Cuarto: parentesco


(artículos 725 a 881 LC)

El Libro Cuarto contiene una buena parte del derecho sustantivo de fami-
lia.81 En lo particular, este libro está subdividido en las secciones relativas a
disposiciones generales (artículos 725 a 730), en las que se define el paren-
tesco; al matrimonio (artículos 731 a 771), a la relación de los padres con
los hijos propios o adoptados en general (artículos 772 a 817-11), a la patria
potestad (artículos 818 a 837), a la tutela (artículos 838 a 875), a la curatela
y asistencia (artículos 876 a 876-10), así como a las obligaciones familiares
(artículos 877 a 881).

1. El matrimonio

Las disposiciones en los artículos 731 y siguientes LC regulan la celebra-


ción, los efectos y la disolución del matrimonio. El matrimonio es una unión
familiar de un hombre con una mujer (artículo 24, inciso 1, de la Constitu-
ción de Japón). Por tanto, en Japón no es posible el matrimonio entre dos
personas del mismo sexo, así como tampoco entre varias personas (artículo
732 LC). Las comunidades análogas (naien) son tratadas en parte de manera
similar al matrimonio.
Son requisitos para el matrimonio la voluntad de las personas de con-
traerlo, el aviso al registro familiar y la ausencia de impedimentos. Son im-
pedimentos, en lo esencial, la falta de edad para contraer nupcias (artículo
731 LC: 18 años para los hombres y 16 para las mujeres), la ausencia del
consentimiento para el matrimonio en el caso de personas menores de edad
(artículo 737 LC), el matrimonio entre parientes cercanos (artículos 734 a
736 LC), la prohibición de contraer nuevo matrimonio dentro de los cien
días siguientes a la terminación de un matrimonio anterior (artículo 733
LC), así como la subsistencia del matrimonio con otra persona. El aviso se

81 Sobre el conjunto Koziol, G./Kimura, A., “Japan”, en Bergmann/Ferid/Henrich,


Internationales Ehe-und Kindschaftsrecht (entrega núm. 198, 2012, Frankfurt); Schmidt, P., “Civil
Code-Family Law”, en Röhl (ed.), History of Law in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp.
262-304.

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170 MARC DERNAUER

realiza mediante una declaración verbal o escrita ante la oficina competen-


te de la comunidad, como del testimonio de dos testigos mayores de edad
(artículo 739 LC). El matrimonio se da por celebrado con la aceptación del
aviso que haga la autoridad y la consiguiente inscripción en el registro fami-
liar. La violación de algunas de las disposiciones antes mencionados produce
la nulidad (artículo 742 LC) o la anulabilidad del matrimonio (artículos 743
a 749 LC). Esta impugnación es posible también en los casos de engaño y
amenazas (artículo 747 LC).
Los efectos personales del matrimonio están regulados en los artículos
750 a 753 LC. Entre ellos se encuentran la obligación de llevar un solo ape-
llido familiar (artículo 750 LC), la obligación de cohabitación, de apoyo mu-
tuo y de fidelidad conyugal. El artículo 750 ha sido declarado expresamente
como constitucional por una reciente sentencia del Tribunal Supremo,82
de modo que en Japón los cónyuges no pueden llevar apellidos diferentes.
Una excepción se da en la práctica administrativa en el caso de matrimonios
con un extranjero. El régimen patrimonial del matrimonio puede regularse
contractualmente previamente a la inscripción del matrimonio (artículo 756
LC); en caso contrario se aplica el régimen de separación de bienes (artículo
762 LC), complementado con reglas sobre la distribución de los gastos para
la vida en común, así como respecto de la mancomunidad de deudas resul-
tantes de los negocios domésticos de la vida cotidiana (artículos 760, 761
LC). En relación con estos negocios existe, de acuerdo con la jurisprudencia,
la representación legal recíproca de los cónyuges.
El matrimonio se disuelve ya sea por la muerte de uno de los cónyuges
o por divorcio. De acuerdo con la Ley Civil, el divorcio83 puede producirse
de mutuo acuerdo (artículo 763 LC) o por fallo judicial (artículo 770 LC).
Adicionalmente, el legislador ha previsto, a través de disposiciones proce-
sales, la posibilidad del divorcio a través de la conciliación, la conciliación
forzosa, el allanamiento a una demanda o la transacción judicial. El tribu-
nal de lo familiar es competente para todos los procedimientos contenciosos
o conciliatorios. En Japón el divorcio se concede principalmente por mutuo
acuerdo o en el marco de un procedimiento de conciliación. El artículo 770

82 Tribunal Supremo, sentencia del 16 de diciembre de 2015, Hanrei Jihō 2284, 2016,
pp. 43 y ss. Véase al respecto también Koziol, G., “Befristetes Wiederverheiratungsverbot
für Frauen und Verbot der Führung getrennter Nachnamen für Ehepartner. Zu zwei neuen
verfassungsrechtlichen Entscheidungen des Obersten Gerichtshofes in Japan”, Zeitschrift für
Japanisches Recht/Journal of Japanese Law, vol. 22, núm. 43, 2017, pp. 51 y ss., 63 y ss.
83 Al respecto Urano, Y., “Das japanische Scheidungsrecht”, Zeitschrift für das gesamte Fami-
lienrecht, 2004, pp. 1252-1254; Tsuneoka, F., “The Economic Consequence of Divorce in
Japan”, en Verschragen (ed.), Family Finances, Wien, 2015, pp. 683-694.

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LA LEY CIVIL 171

prevé cuatro causales concretas de divorcio: la infidelidad, el abandono do-


loso, la incertidumbre de al menos tres años sobre si el cónyuge se encuentra
todavía con vida, y una enfermedad mental incurable. Adicionalmente, el
artículo 770, inciso 1, numeral 5 LC contiene una cláusula general respec-
to de otras causales graves, entre las que se encuentran, por ejemplo, casos
de malos tratos o de prodigalidad, pero también supuestos más generales,
como la incompatibilidad de caracteres. En casos especiales puede el tribu-
nal rechazar una petición de divorcio, no obstante la presencia de alguna
de las causales respectivas (artículo 770, inciso 2 LC). En el caso de divorcio
surge el derecho a la división del patrimonio, ya sea conforme a las capitu-
laciones matrimoniales, al acuerdo voluntario que celebren los cónyuges o a
la ley (artículo 768 LC). Si bien el régimen patrimonial establecido por la ley
es la separación de bienes, en el caso de haber litigio sobre éstos se procura
un cierto equilibrio patrimonial, con independencia de quien sea poseedor
o dueño de determinados bienes. Además se produce también se realiza
una compensación respecto de los derechos adquiridos en materia de jubi-
lación y otras pensiones. En caso de necesidad es posible exigir alimentos
una vez disuelto el matrimonio, siempre que la otra parte se encuentre en
condiciones económicas para otorgarlos. Finalmente, es posible exigir al
cónyuge culpable la indemnización de daños causados por el divorcio, entre
los cuales pueden incluirse daños morales o inmateriales, los cuales pueden
traducirse en un monto adicional a considerar en la división del patrimonio.

2. La relación entre padres e hijos/alimentos

En una serie de casos existen todavía diferencias jurídicas entre los hijos
del matrimonio y los nacidos fuera de él. En el caso de los hijos concebidos
dentro del matrimonio o dentro de los trescientos días siguientes a su disolu-
ción, se aplica la presunción de ser producto del matrimonio, la cual puede
ser impugnada por el padre (artículos 772 y siguientes LC). En los demás
casos es posible reconocer a un hijo nacido fuera del matrimonio (artículos
779 y siguientes LC), o bien, la paternidad será determinada por el tribunal
(artículo 773 LC). Los requisitos para el reconocimiento de un hijo no bioló-
gico como propio (adopción) están regulados en los artículos 792 y siguien-
tes LC, haciéndose una distinción entre la adopción regular, que no termina
con la relación de parentesco hacia los padres biológicos (por lo común se
trata de adopciones de adultos con el propósito de la continuación de la fa-
milia) y las adopciones especiales, en las cuales sí se extingue el parentesco.

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172 MARC DERNAUER

Tratándose de hijos del matrimonio menores de edad, los padres ejer-


cen conjuntamente la patria potestad y son al mismo tiempo sus represen-
tantes legales (artículo 818, incisos 1, 3 LC). Sobre el divorcio y otras si-
tuaciones hay disposiciones especiales. En el caso de hijos habidos fuera de
matrimonio, esta función es ejercida en principio por la madre; cuando hay
reconocimiento por el padre se aplican reglas especiales (artículo 819 LC).
En el caso de adopción, esta función corresponde al adoptante (artículo
818, inciso 2). Si los padres no se encuentran en condiciones de ejercer la
patria potestad, se nombra a un tutor (artículo 838, numeral 1 LC). Adicio-
nalmente existe la posibilidad de nombrar un tutor (artículo 843 LC), un
curador (artículo 876 LC) o un asistente (artículo 876-6 LC) para los adultos
que presenten capacidad reducida por perturbación psicológica o mental.
La obligación de dar alimentos corresponde en principio a los cónyu-
ges, a los parientes consanguíneos en línea recta y a los hermanos (artículos
752, 877, inciso 1 LC), en la medida que existe necesidad en el deudor y el
acreedor esté realmente en condiciones de cumplir con la obligación. Por
lo que se refiere al alcance de la obligación, el tipo de parentesco determina
las diferencias.

VI. Libro Quinto: sucesiones


(artículos 882 a 1044 LC)

El Libro Quinto regula el derecho de las sucesiones.84 Se encuentra dividido en


los apartados sobre disposiciones generales (artículos 882 a 885 LC), herederos
(artículos 886 a 895 LC), efectos de la sucesión (artículos 896 a 914 LC), acep-
tación y repudio de la herencia (artículos 915 a 940 LC), los legados (artículos
941 a 950 LC), la ausencia de herederos (artículos 951 a 959 LC), el testamento
(artículos 960 a 1027) y la parte legítima (artículos 1028 a 1044 LC).
La sucesión y la distribución del patrimonio de una persona fallecida
(herencia) se rige en principio por el testamento presente (artículos 960 y
siguientes LC). Cuando el autor de la herencia no haya dejado testamen-
to, se abre entonces la sucesión legítima (artículos 887 y siguientes LC). El
testamento es un negocio jurídico unilateral y formal. Se reconocen el tes-
tamento ológrafo (artículo 968 LC), el testamento notarial (artículos 969,

84
Al respecto en conjunto Sato, F., “Japan”, en Ferid/Firsching-Dörner/Hausmann
(eds.), Internationales Erbrecht, München, 2001; Schmidt, P., “Civil Code-Law of Succession”,
en Röhl (ed.), History of Law in Japan since 1868, Leiden-Boston, 2005, pp. 305-329; Schmidt,
P., “Grundzüge des japanischen Erbrechts”, Zeitschrift für Erbrecht und Vermögensnachfolge, 1996,
pp. 290-295.

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LA LEY CIVIL 173

969-2 LC) y el testamento cerrado (mediante entrega de un documento en


sobre cerrado a un notario, artículo 970 LC). Junto a estas formas ordina-
rias existen otras extraordinarias para casos de excepción (artículo 976 y
siguientes LC).
En el testamento el autor de la herencia puede determinar a los here-
deros (artículo 990 LC), así como las partes de la herencia correspondientes
a cada uno de ellos (incluyendo la exclusión de herencia). Adicionalmente
puede regular la división de la herencia entre los herederos, así como dejar
como legado determinados objetos patrimoniales a personas que no sean
herederas. Los herederos y legatarios adquieren conjuntamente a título uni-
versal la herencia (artículos 986, 990 LC) y se constituyen en copropietarios
o coposeedores de los bienes que conforman dicho patrimonio en tanto no
se realice la división (artículo 989 LC, comunidad de herederos).
El legado tiene consecuencias para los bienes. Además, el testador
puede nombrar un albacea. Los testamentos ológrafos y los cerrados son
ejecutados a través de la validación del tribunal de lo familiar, los testa-
mentos notariados simplemente mediante transferencia. Si a través del
testamento la herencia de un heredero se ve afectada de modo que recibi-
ría menos de la parte obligatoria que le corresponde (artículo 1028 LC),
dicho heredero podrá reclamar esa parte mediante impugnación, es decir,
la parte que le corresponda dentro de la parte legítima de la herencia (la
mitad de la herencia en el caso de hijos o parejas como herederos, un ter-
cio en el caso de que sólo sean herederos los ascendientes).
De acuerdo con la sucesión legítima, son herederos los cónyuges e hijos
del autor de la herencia. Si los hijos ya han fallecido al producirse la suce-
sión, se convierten en herederos sus hijos (los nietos y sus descendientes) por
estirpes. Si los descendientes de una estirpe han fallecido todos, entonces
heredan los ascendientes. Si no hay ascendientes, heredan los hermanos del
autor de la herencia o sus hijos (artículos 886 y siguientes LC). En lo esen-
cial, las partes de la herencia legítima se determinan del siguiente modo (ar-
tículos 900 y siguientes LC): cuando sobrevive el cónyuge y hay hijos, aquél
recibe la mitad de la herencia y la otra corresponde a los hijos en común.
Cuando sobreviven al autor de la herencia el cónyuge y los nietos u otros
descendientes subordinados, entonces el cónyuge hereda dos tercios y un
tercio los descendientes. Si sólo hay hijos, cada uno de hereda a partes igua-
les; las cargas y obligaciones derivadas de la herencia se distribuyen también
por igual (artículo 899 LC).
La división de los bienes correspondientes a la masa patrimonial entre
los herederos se produce de acuerdo con las instrucciones del testador o
por acuerdo de los herederos. En caso de no lograrse tal acuerdo, cada uno

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174 MARC DERNAUER

de los herederos puede solicitar la división ante el tribunal de lo familiar


(artículo 907 LC). Los herederos y los legatarios pueden repudiar la heren-
cia o el legado dentro de un plazo determinado (artículos 915 y siguientes,
986 y siguientes LC) o aceptarlos de manera condicional (artículo 922 LC).
En el caso de la aceptación condicional, la sucesión en las deudas está li-
mitada a la masa hereditaria. En caso contrario, cada uno de los herederos
es responsable de manera ilimitada por las deudas de la sucesión con su
patrimonio propio (artículo 920 LC).

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS


Y ALGUNOS PROBLEMAS PARTICULARES*

Makoto Tadaki**

Sumario: I. Introducción. II. Problemas particulares.

I. Introducción

La Ley Penal japonesa fue promulgada el 24 de abril de 1907 y entró en vigor


el 1º de octubre de 1908. Los artículos 1 a 76 comprenden la parte general;
los artículos 77 a 264 corresponden a la parte especial. El derecho penal ja-
ponés se elaboró bajo la considerable influencia del derecho penal europeo,
particularmente del francés y el alemán. Si bien la Ley Penal japonesa ya ha
cumplido ciento diez años, no ha habido desde entonces modificaciones sus-
tanciales. Una razón del fracaso de la reforma han sido los agudos conflictos
entre la visión liberal y la conservadora.
Por lo que se refiere a los elementos característicos del derecho penal
japonés, el tipo y el concepto del delito son muy abstractos y amplios. El
marco penal, por tanto, se presenta también como de amplio alcance y, por
ello mismo, lo es también el margen de interpretación de la ley y de la indi-
vidualización de la pena por el juez.
En relación con los presupuestos del delito, se ha tomado el modelo
de tres elementos, es decir, la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad.
Cuando el hecho cumple estos tres requisitos, entonces es punible. El dere-
cho penal japonés regula, como formas de manifestación del delito, la ten-
tativa, la participación y la concurrencia.

* Traducción del alemán de Héctor Fix-Fierro.


** Profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chuo, Japón.

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176 MAKOTO TADAKI

En cuanto a las penas, el derecho penal japonés regula, como princi-


pales, las penas de muerte, privativa de la libertad, de arresto y detención,
pecuniaria y multa, y como pena secundaria la confiscación. En la parte
especial, que contiene los tipos penales particulares como los de homicidio,
robo o incendio provocado, se determina si es punible o no la tentativa en
estos delitos. En la parte especial, los delitos se distinguen dependiendo si el
afectado es un bien jurídico individual, social o del Estado.

II. Problemas particulares

En lo que sigue examino algunos temas que ofrecen muy buenos ejemplos del
derecho penal japonés y que son característicos del orden jurídico de Japón:
el principio de legalidad y la eutanasia.

1. El principio de legalidad

A. El caso Otsu y el caso del robo de electricidad

El principio de legalidad constituye uno de los principios más impor-


tantes del derecho penal en cualquier país. Cómo se aplicó este principio en
los primeros tiempos de la Ley Penal japonesa lo muestran dos ejemplos: el
caso Otsu y el caso del robo de electricidad. Aquí veremos cuál ha sido la
importancia de estos casos para la jurisprudencia posterior.

a. El caso Otsu

Debido a que el caso Otsu representa un caso especialmente interesante


a la luz de la modernización de Japón, resulta conveniente presentar algunos
de los hechos. Se trata de una tentativa de atentado, en la que el príncipe
heredero de Rusia y futuro zar Nicolás II, fue atacado y lesionado por el po-
licía japonés Sanzo Tsuda. A pesar de la intromisión del gobierno, que temía
una represalia militar por parte de la gran potencia que era Rusia, la justicia
pudo mantener su independencia y extender así la conciencia de la división
de poderes.
En 1891, en ruta hacia Vladivostok, el príncipe Nicolás visitó Japón,
acompañado de un escuadrón de la marina de guerra. El grupo tocó tie-
rra en Kobe y siguió su camino hacia Kyoto, mientras que el gobierno y
el pueblo de este pequeño país saludaban con entusiasmo la visita. En la

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 177

mañana del 11 de mayo, cuando Nicolás, después de concluir su estancia


en Kyoto, atravesaba un lugar llamado Otsu, de pronto un policía llamado
Sanzo Tsuda, encargado de la seguridad, desenvainó su sable y, antes de que
pudiera ser sometido, le infirió en la cabeza al príncipe heredero una herida
de nueve centímetros de largo que, sin embargo, no era mortal. Tsuda tenía
antipatía personal contra Rusia, a causa de los obstinados intentos de este
país por penetrar en las islas del norte de Japón, pero no tenía intención
evidente de cometer homicidio.
Debido a que la situación amenazaba con convertirse en un grave pro-
blema de política exterior, el responsable japonés de la visita notificó de
inmediato, mediante telegrama, al emperador Meiji en Tokyo, solicitándole
su pronta presencia en Kyoto para mostrar a los rusos su rectitud. El em-
perador estuvo de acuerdo y tomó al día siguiente el ferrocarril a Kyoto, a
donde llegó un día después, para encontrarse con Nicolás el 13 de mayo y
acompañarlo de regreso a Kobe.
Aunque en aquel entonces no era una colonia occidental, Japón era
todavía un país débil que temía las represalias rusas —indemnización, pre-
tensiones territoriales o incluso un ataque militar—, hasta el punto de que
se extendió una especie de pánico hacia Rusia. En señal de arrepentimien-
to se cerraron las escuelas, en los santuarios, templos e iglesias se pronun-
ciaron oraciones por la recuperación del príncipe, en algunos lados se pro-
hibieron los nombres Tsuda y Sanzo e incluso una mujer se quitó la vida
con una navaja.
El gobierno sostenía la opinión de que, como Nicolás era miembro de
la familia imperial rusa, el acusado debía ser ejecutado conforme al artícu-
lo 116 del antiguo Código Penal japonés, como alguien que había dañado,
o intentado dañar, al emperador o a su familia; es decir, pretendía que se
aplicara de manera analógica, en relación con la familia imperial rusa, el
tipo de lesa majestad, que era el delito más grave en Japón. Conforme a la
entonces predominante de que la justicia era asunto del Estado, se intentó
inducir a los jueces competentes a dictar sentencia de muerte contra Tsu-
da. Diversas autoridades del país adoptaron el punto de vista de que debía
emplearse cualquier medio, inclusive un atentado, para privar de la vida a
Tsuda. Por otro lado, otros, como Hirobumi Ito, el primer jefe de gobier-
no que tuvo Japón, insistía en que no había que olvidar que el país era un
Estado de derecho (Ito había estudiado derecho alemán, por encargo del
emperador, con Rudolf Hermann Friedrich von Gneist, Albert Mosse y
Lorenz von Stein, y fue el principal redactor de la Constitución del Impe-
rio japonés).

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178 MAKOTO TADAKI

Se suscitó así el difícil dilema de tener que decidir entre el Estado y el


derecho. Iken Kojima, en aquel entonces presidente del Tribunal del Impe-
rio japonés (y uno de los fundadores del Kansai daigaku), se opuso a la presión
del gobierno; en su opinión, los poderes políticos del Estado debían obede-
cer la ley, porque el Código Penal japonés no se refería a ninguna familia
imperial extranjera, y explicó a cada uno de los jueces competentes que,
desde el punto de vista del principio de legalidad, el acto de Tsuda no se
ajustaba al delito de lesa majestad.
Dieciséis días después de los hechos, el 27 de mayo, el tribunal falló en el
sentido de una tentativa de homicidio contra un particular (artículo 292 del
antiguo Código Penal), no del delito de lesa majestad, y Tsuda fue condena-
do a cadena perpetua. El embajador ruso, quien había intentado intimidar
al ministro de relaciones exteriores Shuzo Aoki (quien había sido enviado
durante muchos años a Alemania y había presentado a Ito con sus maestros
Gneist y Stein) e imponer una sentencia de muerte contra Tsuda, reaccio-
nó al fallo diciendo que habría consecuencias, y también el zar Alejandro
III exigió indirectamente la pena de muerte, pero al final no hubo ninguna
reclamación de daños ni represalia militar. Tampoco parece que Nicolás II
haya mantenido una especial aversión al país a causa del atentado.
Debido a que gracias a la sentencia del caso Otsu se logró la indepen-
dencia de la justicia, desde entonces se extendió la conciencia de la división
de poderes dentro del Imperio japonés. Sin embargo, como durante el pro-
ceso se debatió sobre el ámbito de aplicación y contenido del delito de lesa
majestad, el Tribunal Supremo atrajo, sin seguir el procedimiento legal, un
asunto que correspondía en realidad al tribunal regional de Otsu. En segun-
do lugar, si bien había preservado la independencia de la justicia frente a los
poderes políticos del legislativo y el gobierno, y a la intromisión externa, por
el otro lado Kojima intervino en el asunto de diversas maneras, y aunque no
tenía que ver directamente con el procedimiento, había tratado de influir en
los jueces en lo individual, creando un problema debido a que ello lesionaba
su independencia en el dictado del fallo.
Los intentos de Kojima para persuadir a los jueces provocaron opinio-
nes encontradas, ya fuera que se les considerara como completamente líci-
tos y aceptables en el marco de una situación de emergencia, o como abuso
del cargo. Un punto de visto influyente en ese sentido fue el de Keiichi Ya-
manaka, quien opinó que no estaban justificados los intentos de persuasión,
pero debido a que no había exceso, tampoco había culpabilidad, y en el Ja-
pón de entonces la protección de la independencia del Poder Judicial tenía
preeminencia frente a la independencia judicial interna.

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 179

En el extranjero se habló del caso como de un signo de la moderniza-


ción de Japón; se incrementó la confianza internacional en que la justicia
de Japón, como Estado soberano, aplicaba leyes modernas, y ello, a su vez,
introdujo una dinámica positiva en la principal preocupación de política
exterior del país, los llamados tratados inequitativos, pues la práctica en la
época era que, debido a su debilidad, los convenios internacionales le impo-
nían particulares cargas a Japón.

b. El caso del robo de electricidad

Otro caso importante en relación con el principio de legalidad en Japón


es el llamado caso del robo de electricidad.
La cuestión de si la electricidad puede ser objeto de robo se discutió
hace unos cien años en varios países. Así, por ejemplo, una sentencia de
casación italiana del 13 de julio de 1898 declaró que, de conformidad
con el artículo 420 del Código Penal italiano, se encontraba protegida la
posesión de toda clase de bienes muebles, incluida la energía eléctrica.
Todas las cosas tangibles, semovientes o transportables, debían conside-
rarse como muebles, aún si se tratara de bienes inmateriales cuyo peso no
pudiera medirse.
En Francia, un acusado de robo de electricidad de una central eléctrica
a favor de su empresa alegó que no se satisfacían los requisitos básicos del
robo, es decir, que alguien se apoderara de un bien ajeno contra la voluntad
de su dueño. En 1912, la Corte de Casación declaró culpable al acusado,
ya que la corriente eléctrica, con base en un transporte materialmente com-
probable, pasa del productor a la posesión de la contraparte contractual y,
por ello, es objeto de control fáctico (appréhension) conforme al artículo 379
del Código Penal; esta sentencia se sostiene hasta la fecha. Entre los doctri-
narios también ejerce alguna influencia la opinión contraria, conforme a la
cual la electricidad constituye una fuerza inmaterial que no es objeto de po-
sesión, aunque en general se considera que los muebles son objeto de robo
y que su movimiento de un lugar a otro, su aprehensión y retención pueden
ser objeto de la acción de robo.
En sentido contrario, la jurisprudencia alemana negó que la electrici-
dad fuera susceptible de apropiación. De acuerdo con el derecho civil co-
mún de la época (allgemeines Landrecht), el concepto de “cosa” se definía de
tal modo que la movilidad y la corporeidad eran requisitos necesarios. En
consecuencia, el Tribunal del Reich se pronunció, el 20 de octubre de 1896,
en un caso en el que se había desviado y aprovechado la energía eléctrica

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180 MAKOTO TADAKI

antes de que pasara por el medidor, en el sentido de que la palabra “cosa”


(Ding), tal como se empleaba en la definición de robo del artículo 242 del
Código Penal alemán, se refería únicamente a objetos corporales, por lo que
los derechos, los pensamientos, la fuerza mecánica y otros bienes inmateria-
les no podían ser objeto de robo. Evidentemente, el Tribunal consideraba a
la electricidad como una especie de energía pura. Una disposición en la ley
del 9 de abril de 1900 hizo punible el robo de electricidad.
Siete años después del caso alemán, el Tribunal Supremo de Japón re-
vocó, el 21 de mayo de 1903, la sentencia absolutoria de la instancia pre-
via en un caso de robo de electricidad —puesto que en el derecho civil la
propiedad era sinónimo de propiedad material, el concepto de propiedad
en el artículo 366 del antiguo Código Penal se encontraba delimitado en
consecuencia— y declaró culpable al acusado. El Tribunal había concluido
que lo que es perceptible con los cinco sentidos, que puede guardarse en
envases y, por ello, es susceptible de posesión, y que puede controlarse en su
movimiento local, es mueble y administrable, puede ser objetivo de un robo.
Poco después, en 1907, se dictó una disposición —el artículo 245— que
considera a la electricidad como bien.
Esta sentencia suscita tanto aceptación como rechazo. Los profesores
Yamanaka e Ida la rechazan, pues consideran que solamente los objetos cor-
porales son cosas. Esta opinión negativa considera problemático que el Tri-
bunal del Imperio, sin examinar directamente el concepto de bien y enfati-
zando únicamente la punibilidad del robo de electricidad, haya evadido el
concepto de propiedad como objeto de robo y, para efectos de la interpreta-
ción, se haya concentrado en el concepto de desposesión como acción típica.

c. Valoración

En los dos casos expuestos se puede observar, primero, la resistencia


contra la influencia gubernamental en el procedimiento penal y, luego, la
satisfacción de la necesidad de sanción gracias a la interpretación flexible
de la ley por los jueces penales. A consecuencia del primer caso se puede
constatar que la presión externa sobre los tribunales prácticamente desapa-
reció conforme se extendió la idea de Estado de derecho. Pero, ¿qué sucede
con el segundo? ¿No está todavía presente la inclinación a complementar
la ausencia de leyes mediante la interpretación, no obstante que el juez no
puede apartarse del texto literal de la ley al aplicarla?
En la segunda parte de este apartado deseo examinar la cuestión de si
no se legisla en los hechos a través de la interpretación judicial de la ley.

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 181

B. Legislación de hecho en virtud de la “libre” interpretación judicial de las leyes


penales en Japón

En el proceso el juez debe ser imparcial en primer término; su sen-


tencia está sujeta únicamente a la ley y su propia conciencia. Si el juez es
absuelto de la sujeción a la ley y, en consecuencia, puede aplicarla a través
de la libre interpretación de su significado, desprendido de su sentido origi-
nal, estamos entonces frente a una especie de nueva legislación dictada por
el juez, es decir, de un acto contrario a la división de los tres poderes. Lo
que sigue, que pretende ilustrar la práctica del momento y su concepción
respecto de la interpretación jurídica, se propone transmitir, mediante un
examen detallado de la jurisprudencia de los últimos cincuenta años, una
impresión de hasta qué punto se refleja en la jurisprudencia japonesa la
problemática de la legislación que es producto de la libre interpretación de
la ley por los jueces.

a. No hay culpabilidad ni castigo sin ley (previa)

El principio de legalidad, conocido bajo el apotegma “nullum crimen, nu-


lla poena sine lege”, se remonta al ilustre penalista Paul Johann Anselm Feuer-
bach (1775-1833). Significa que no puede haber delito ni pena si esto no ha
sido determinado así, de manera unívoca, antes de la realización del hecho,
en una disposición legal. El fundamento de este principio se encuentra, pri-
meramente, en la idea de Montesquieu sobre la división de la autoridad del
Estado en tres poderes, y conforme a la cual los órganos judiciales deben
sencillamente aplicar las leyes previamente establecidas por los órganos le-
gislativos y, para evitar la arbitrariedad, sujetarse estrictamente a la ley, así
como a la doctrina de Feuerbach sobre la coacción psicológica que ejercen
las leyes penales y que pueden disuadir al delincuente.
Para la operacionalización jurídica práctica del espíritu del apotegma
citado, se reconocen los siguientes mandatos y corolarios: I. prohibición
de sanciones retroactivas; II. exclusión del derecho penal consuetudinario;
III. prohibición de la interpretación analógica; IV. prohibición absoluta de
penas irregulares; V. precisión de las leyes penales, y VI. razonabilidad del
contenido de las leyes y reglamentos penales. Por lo que se refiere al prin-
cipio mismo de legalidad, en 1880, el gobierno japonés, bajo el influjo del
derecho penal europeo, lo incorporó en el artículo 2 del antiguo Código
Penal. La Ley Penal vigente, de 1907, renuncia a la correspondiente norma,
puesto que ya está consagrada en el artículo 31 de la Ley Constitucional de

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182 MAKOTO TADAKI

1889. Esta supremacía normativa muestra que el principio cuenta con un


peso importante en Japón, y no sólo en el plano doctrinal sino también en
el práctico.

b. Prohibición de la analogía y “creación de la ley”


por la jurisprudencia

Uno de los principios que pueden derivarse del de legalidad es la prohi-


bición de la aplicación analógica de las leyes penales. Esta prohibición signi-
fica que, al valorar la existencia y alcance de la punibilidad, está prohibida
la aplicación analógica de la ley en perjuicio del acusado. Analogía quiere
decir, en este contexto, permitir que los conceptos sobre el ámbito realmen-
te previsto de la ley (el del posible significado literal) se extiendan a casos
similares que no sean aquellos a los que se pretendía aplicar originalmente
la ley. La aplicación analógica amplía el ámbito de validez de una norma
jurídica a constelaciones de casos todavía no reguladas. En contraposición
se encuentra la interpretación extensiva del ámbito previsto por la ley, sola-
mente que entonces los conceptos se entienden de manera más comprehen-
siva que en el sentido tradicional.
Para ilustrar esta distinción se pueden aducir los siguientes ejemplos.
Habría analogía en tanto se suponga que, de conformidad con su respectivo
modo de vida, que hay que agregar la tortuga a los anfibios, la ballena a
los peces, las enfermeras a los médicos como sujetos del secreto profesional,
las informaciones a la propiedad como objeto de robo, los omnibuses a los
vagones de ferrocarril como objeto de descarrilamiento. Sin embargo, el
contenido y la extensión de los conceptos legales son variables y, por tanto,
no es fácil distinguir la aplicación analógica (prohibida) de la aplicación ex-
tensiva (permitida). En el caso de que no sea fácilmente reconocible cuándo
está presente una interpretación que excede indebidamente el “sentido li-
teral posible”, entonces el límite entre analogía y aplicación extensiva será
determinado por el juicio fáctico de valor en que se apoya la interpretación,
o por la concepción sobre el fallo judicial que se esconde detrás de la misma.
La analogía y la interpretación extensiva son conceptos fundamentales
que marcan al derecho penal. Por tanto, ya desde los tiempos del Tribunal
Imperial se declaró 1) que la energía eléctrica era susceptible de apropiación
y, por tanto, se reconoció como objeto adecuado del delito de robo; 2) que
orinar en una sartén de sukiyaki debe considerarse como daño del recipiente;
3) que liberar una carpa de un criadero debe considerarse como lesión al
animal; 4) que la volcadura de un vehículo de gasolina se reconoce como el

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 183

de un ferrocarril. Todos estos casos de interpretación del ámbito del “sen-


tido literal posible” (conforme al entendimiento del Tribunal Imperial) son
ejemplos de interpretación extensiva.
Ya en la época del Tribunal Supremo y especialmente desde mediados
de los años cincuenta hasta mitad de los setenta, llama la atención la pruden-
te interpretación de este tribunal. Esto queda de manifiesto, por ejemplo, en
los siguientes fallos: 5) una navaja de alpinista con una hoja de aproximada-
mente 15 centímetros de largo no cae bajo el concepto de arma de fuego o de
arma punzante; 6) un cóctel Molotov no es un objeto explosivo; 7) para san-
cionar a una persona jurídica se requiere atribuir al órgano o representante
respectivo al menos culpa en el ejercicio de sus facultades o en la vigilancia;
8) no es constitucional castigar el homicidio calificado de un ascendiente de
manera más severa que un homicidio calificado ordinario; 9) no constituye
un daño al honor que el autor del delito haya actuado bajo supuestos falsos,
aunque pudiera haberlos tomado de manera justificada. En conjunto, se tra-
ta de una larga serie de casos en los que el Tribunal Supremo rechazó, con
base en una interpretación restrictiva de las leyes penales, la infracción de la
ley que estaba en cuestión.
Más tarde, los fallos tienden hacia una interpretación menos estricta de
la ley: 10) un tiro de arco para la caza de un ánade real debe calificarse como
captura (consumada) aunque no se haya herido a ningún ánade; 11) cubrir
la bandera nacional con un escudo de chapa de madera constituye su su-
presión; 12) la fotocopia de un documento escrito cae bajo el concepto de
falsificación de documentos oficiales; 13) cuando, en el marco de una activi-
dad profesional, el embrión sufre un daño que conduce a su muerte después
del nacimiento, entonces debe aplicarse un criterio de culpa más estricto, a
fin de poder fundamentar un homicidio culposo; 14) si varios edificios están
vinculados entre sí, entre otros, por pasillos, se puede considerar que hubo
incendio intencional aun cuando el lugar donde éste se inició y el espacio ha-
bitado se encuentran separados por más de doscientos metros de distancia;
15) aun cuando el tutor y el pupilo tengan parentesco, no se puede evadir la
pena por “robo entre parientes” en el caso de defraudación; 16) fotografiar
el trasero de una mujer cubierto por un pantalón cae bajo el concepto de
“comportamiento grosero” conforme al Reglamento sobre Acoso.
Cuando es posible conocer de manera suficiente la intención del legisla-
dor, en virtud de que no ha transcurrido mucho tiempo desde la expedición
de la ley y la realidad en que ésta se apoya tampoco se ha modificado, al
interpretar la ley los tribunales deben orientarse por los propósitos del le-
gislador. Por ello es posible considerar que la copia de archivos electrónicos
con pornografía infantil cumple con el tipo de producción de pornografía

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184 MAKOTO TADAKI

infantil. Por otro lado, 17) se determinó la no culpabilidad de funcionarios


de vigilancia no acusados, ya que no era “procedente el reproche de abuso
culpable de autoridad contra un acto de escucha de un funcionario de poli-
cía que simuló no ser tal”. En contrapartida, hay penalistas influyentes que,
junto con la opinión pública, insisten en que el policía era culpable.
El debate sobre la interpretación de las leyes penales mediante analogía
o sobre la presencia de una interpretación legal meramente extensiva de-
riva, quizá, del principio mencionado de “nullum crimen…”, así como de la
idea que tenga el juez de cuáles sean los tipos permitidos de interpretación.
Aquí se dan varias posibilidades: se puede permanecer leal al concepto es-
tricto de “nullum crimen…” (interpretación formal) y considerar que el obje-
tivo de la interpretación de la ley es únicamente la investigación del signifi-
cado que el legislador parlamentario haya perseguido en su momento con
el proyecto del texto de la ley. Esto implica una interpretación subjetiva que
dirige la mirada a las normas de conducta jurídico-penales y que enfatiza
la previsibilidad de los comportamientos punibles por parte del ciudadano
(función de garantía de la libertad). Desde esta perspectiva, el controverti-
do caso de si constituye una exposición pública de obscenidad convertir los
archivos de imágenes en el disco duro de un proveedor en un formato que
es accesible a un número indeterminado de personas, debe resolverse en el
sentido de que no se trata de la publicación de tales archivos, ya que para
tener acceso a ellos por parte del receptor se requiere su descarga y otras
medidas técnicas. Sobre el fallo que se dictó en el sentido de que no se había
cometido el delito se pronunciaron algunas voces que exigían un debate en
el poder legislativo y la intervención del legislador. Este es un ejemplo típico
del llamado “pase del balón” entre la justicia y el legislador.
Por el contrario, el criterio de la interpretación objetiva, el cual promue-
ve una perspectiva moderna del principio “nullum crimen…”, permite una
interpretación dinámica de la ley (interpretación fáctica) y tiene el propó-
sito de captar el sentido de una norma a través de la lectura “objetiva” del
momento en que se produce la interpretación. Para este punto de vista es
importante la normatividad de la sentencia, al tiempo que se promueve la
función protectora de bienes jurídicos por el derecho penal. Si bien en este
caso la ley constituye un límite para la interpretación, se permite la consi-
deración de las transformaciones sociales después de la expedición de la ley
penal como medio para determinar la sentencia.
De este modo, la “creación legislativa a través de la interpretación” por
el tribunal resulta aceptable en cierta medida. Desde este punto de vista,
en el caso arriba citado debía haberse tomado en cuenta la facilidad con la
que podía tenerse acceso a las imágenes obscenas, por lo cual tendrían que

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 185

considerarse las conductas respectivas como actos de publicación de las fo-


tografías. Esta perspectiva fundamenta la necesidad de una interpretación
dinámica en las dificultades que enfrenta el legislador para reformar la ley.
Contra esto aducen los representantes de la interpretación formal (subjeti-
va) que la interpretación dinámica reduciría precisamente la disposición a
una nueva intervención legislativa.
Como se deduce de los casos citados, la jurisprudencia japonesa actual
se inclina al modelo de la “justicia activa”. Sin embargo, debería perseguirse
el modelo de una “justicia prudente”, la cual podría hacer uso de la interpre-
tación objetiva. También para la dogmática penal es variable el contenido
de las leyes expedidas y la interpretación objetiva relevante, ya que hay que
ajustarse a las transformaciones sociales. Dado que es posible hacer justicia
de manera flexible a los cambios sociales a través de una “creación legisla-
tiva” basada en decisiones jurídicas desvinculadas de la ley, resulta también
lógica la opinión que apoya la interpretación dinámica de la ley. Sin embar-
go, es necesario señalar el peligro del abuso de autoridad por la justicia. Un
requisito imperativo de tales interpretaciones consiste en no exceder el ám-
bito del “sentido literal posible”. Como señala Von Liszt, en las reflexiones
sobre política criminal, es necesario recordar el sentido del principio “nullum
crimen…”, cuya función es la de controlar el sentimiento penal. Además, hay
que considerar también que en la actualidad, la que en Japón se ha denomi-
nado “era de la activación de la legislación penal”, la reforma o la expedición
de nuevas disposiciones penales no es en realidad tan difícil. Por otra parte,
la interpretación fáctica, aun cuando no se realice una interpretación sub-
jetiva, debe circunscribirse a los casos en los que la intención legislativa sea
imprecisa o haya sido superada en el tiempo, y la reglamentación anterior ya
no se ajuste al presente o existan respecto de ella precedentes firmes.

c. Tareas pendientes

Irokawa Kotaro, al examinar las sentencias del Tribunal Supremo en las


que se aborda la justificación del ejercicio del poder público, se ha mostrado
comprensivo hacia la opinión conforme a la cual el Tribunal se inclina a le-
gitimar con relativa facilidad las resoluciones y los actos del Estado. Hirano
Ryuchi sostiene, ante el hecho de que la tasa de sentencias absolutorias en
los procesos penales es apenas superior al 0.1 por ciento (lo que se atribuye
a la precisión de la justicia), la opinión de que los tribunales no deciden so-
bre culpabilidad o inocencia, sino que solamente confirman la sentencia de
culpabilidad, de modo que en Japón los procesos son asuntos sin esperanza.

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186 MAKOTO TADAKI

Más arriba se ha mostrado de qué modo en Japón, si después de ejer-


cerse una estricta interpretación y aplicación de la ley todavía se considera
necesario castigar un determinado hecho, se actúa sobre el legislador para
que intervenga mediante la expedición de nuevas normas legales. Esta ha-
bía sido la práctica habitual de la justicia hasta los años cincuenta. Estaba
surgiendo así un plano ideal de comunicación sobre el cual el poder legisla-
tivo intentaba resolver, a través de la legislación, las tareas que el Tribunal
Supremo le encomendaba. Por el contrario, desde entonces se han produ-
cido casos en los que la solución debía en realidad provenir del legislador,
pero que, por su inactividad o deficiente intervención, la justicia ha preferi-
do apoyarse en la interpretación dinámica de la ley.
Haciendo notar que quizá aquí el péndulo se ha ido a un extremo, se ha
discutido en numerosas ocasiones cómo debe entenderse esta característica
del Tribunal Supremo y en dónde haya que buscar la causa de la misma.
Con frecuencia se ha dicho que los fallos transitoriamente estrictos que se
dictaron después de la guerra eran más bien una excepción y que solamente
estaban motivados por la autocrítica frente a su actuación antes del con-
flicto bélico. Una razón más residiría en la incapacidad del legislador de
reaccionar rápidamente frente a las transformaciones y los cambios en la
sociedad, por lo cual surgió en primer término la interpretación dinámica a
través de los fallos judiciales. Por último, también había indicios de tenden-
cias conservadoras en los largos periodos de gobiernos estables, así como
de la crisis de la justicia en los años setenta que impulsaron la tendencia a
poner buena cara ante un mal juego.
En todo caso, la serie de ejemplos citados sobre la interpretación ana-
lógica, aunque se trataba de actos altamente punibles, suscitan la duda, en
conjunto, de si la interpretación del Tribunal se encontraba todavía dentro
del “sentido literal posible”. Esta característica típica del Japón se vuelve to-
davía más marcada en la comparación con Alemania, donde hay tanto una
interpretación estricta como una legislación enérgica, así como con Francia,
en donde a los grupos moderados se les opone una legislación penal audaz
y hostil y donde la justicia pusilánime se considera típica.
Al respecto Mibuchi Tadahiko ha reiterado la tesis de Roscoe Pound:
lo esencial para un tribunal es la realización de la justicia y la igualdad, y
más esencial aún es que el pueblo se lo crea. En el momento actual, en el
que un sistema de jueces legos está tomando carta de ciudadanía, debemos
recordar nuevamente el sentido de la sujeción del juez a la ley: es objetivo
de este sistema, a través de la participación de los ciudadanos, incorporar su
sentir vital y su razón en el proceso, con lo cual se elevará su comprensión y
su confianza en la justicia.

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 187

d. Conclusión

Hace cien años se consideró en Japón que la electricidad era una forma
de propiedad y por ello se le reconoció como objeto susceptible de robo, de
modo que los acusados podían ser sancionados mediante la aplicación del
tipo correspondiente. Pero al mismo tiempo, el Tribunal del Imperio ale-
mán se negó a castigar como delito la sustracción de energía eléctrica ajena,
porque la corriente eléctrica no era una cosa susceptible de apropiación. En
consecuencia, el legislador en Alemania creó subsecuentemente un nuevo
tipo penal bajo el cual podían subsumirse en lo sucesivo los actos respectivos
(cfr. el artículo 248c del Código Penal alemán). La creación de esta norma
puede verse como ejemplo de un exitoso diálogo entre la judicatura y el le-
gislador. En última instancia se podría ver este proceso como consecuencia
de la prohibición de la aplicación analógica de la ley penal. Solamente en
virtud de la fijación expresa del tipo se podía hacer justicia a este principio
penal y solamente por esta vía se podía lograr que los ciudadanos pudieran
estimar mejor las consecuencias de su conducta.
En principio considero esta suposición como razonable y correcta, pero,
por otro lado, soy también de la opinión de que hay que reconocer el méto-
do objetivo de interpretación en Japón. Una razón de ello es, como ya lo he
apuntado, que si bien la ley representa el límite de la interpretación, tam-
bién está permitida la consideración de las transformaciones sociales des-
pués de la expedición de la ley penal como medio para la determinación de
la sentencia. Naturalmente debemos tener cuidado de que la interpretación
no se desborde. Muchos de los casos citados más arriba han sido objeto de
crítica en relación con la prohibición de la analogía, pero igualmente podría
sostenerse que las interpretaciones adoptadas se han mantenido dentro de
los límites permitidos.

2. Eutanasia e interrupción del tratamiento en Japón

A. Introducción

Los progresos en el transporte y las comunicaciones han provocado la


rápida reducción de las distancias entre los países, y el mundo se vuelve más
homogéneo. No obstante: mientras que en Japón al final del año se celebra
animadamente la Navidad y en el Año Nuevo el sonido de las campanas
hace pensar en la paz que borra los deseos terrenales, en Europa se conme-
mora en silencio la Navidad y, en cambio, se festeja vivamente el comienzo

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188 MAKOTO TADAKI

del año, con fuegos artificiales y petardos. Del mismo modo, y dependiendo
de la religión y la cultura, son diversos el comportamiento y la mentalidad,
pero también la conciencia jurídica. En todo caso, las distintas concepcio-
nes sobre el comienzo y el fin de la vida humana se reflejan fuertemente en
la orientación de los sistemas jurídicos a ellas vinculados.
En Europa se considera ya la muerte cerebral como fin de la vida hu-
mana, es decir, como muerte de un ser humano. En Japón, sin que hubiera
una definición previa sobre el fin de la vida, se aprobó en 1997 una Ley
sobre Trasplante de Órganos (LTO), a través de la cual se reconoció, como
supuesto firme, que tanto la muerte cerebral como el paro cardiaco cons-
tituyen la muerte de un ser humano. Esta decisión de compromiso tiene su
origen en el carácter extremadamente emocional de las concepciones de los
japoneses sobre la muerte, esto es, sobre el fin de la vida humana.
Por el otro lado, en Japón el interés y la conciencia frente al comienzo
de una vida humana no son particularmente fuertes. El debate social sobre
la protección de embriones en el diagnóstico preimplantacional (DPI) no
progresa y los abortos prohibidos por el derecho penal japonés se realizan
incluso, sin limitaciones, conforme a la Ley para la Protección Materna.
Al mismo tiempo avanza rápidamente en Japón el envejecimiento de la
sociedad y se vuelven cada vez más urgentes los problemas del cuidado de
las personas mayores junto con la atención médica paliativa a los enfermos
terminales. Hasta el momento se han planteado ante un tribunal ocho casos
de eutanasia y todos han sido sentenciados como homicidio o como homi-
cidio a petición, pero todas las penas fueron suspendidas de manera condi-
cional. La sentencia de Nagoya del 22 de diciembre de 1962 (Nagoya-kôhan
kôkeishû 22.12.1962, p. 674) contiene decisiones sobre las condiciones bajo
las cuales es admisible la eutanasia, y la sentencia sobre el caso de eutanasia
de Tôkai-Daigaku de 1995 (Yokohama-chihan 28.3.1995, hanji núm. 1530, p.
28) aporta cuatro lineamientos más. Ambos han servido en muchos luga-
res como guía sobre la admisibilidad de la eutanasia, pero debido a que las
condiciones son muy estrictas, se ha hablado también de que en la terapia
paliativa se oculta la eutanasia de facto.
Desde la sentencia de Nagoya, pasando por la sentencia del caso de
Tôkai-Daigaku, hasta la sentencia en el caso del hospital Kawasaki-kyôdô-byôin
del 7 de diciembre de 2009 (Saiketsu 7.12.2009, keishû vol. 63, núm. 11, p.
1899) se ha desplazado el problema central del debate japonés de la eutana-
sia al de la muerte digna.
En esta situación, el médico que aplica terapia paliativa a enfermos
terminales o realiza primeros auxilios, lleva a cabo día a día sus acciones
terapéuticas acompañado de la idea de un posible castigo penal y se siente

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 189

inseguro sobre las condiciones en que aquéllas están autorizadas. Por un


lado, en nombre de la práctica se exige urgentemente el establecimiento de
reglas y lineamientos legislativos, pero, por el otro, tanto los pacientes como
sus familiares están muy preocupados de que tales reglas y lineamientos los
sometan a una presión indebida.
Puesto que el tema de la eutanasia y la muerte con dignidad implica el
importante bien jurídico de la vida humana, los juristas enfrentan la dificul-
tad de encontrar respuesta a cuestiones fundamentales como el respeto al
derecho de autodeterminación del individuo y sobre cómo asegurar la liber-
tad de la voluntad, o de si no hay que incluir en dicho derecho de entrada
la elección de la muerte propia. Esta es la situación actual.

B. La situación jurídica en Japón

En Japón no existe la regulación jurídica respecto de la eutanasia, así


como tampoco la hay en Alemania. Por tanto, todos los tipos de eutanasia
—eutanasia indirecta, pasiva y activa— son tratados conforme a la legis-
lación penal general (Código Penal). Enseguida me ocuparé de las reglas
respectivas. Lo característico es que en Japón, como en Alemania, no está
penado el suicidio, pero a diferencia de Alemania, sí puede ser perseguida
penalmente la participación en el suicidio.1
Por lo que se refiere al tratamiento médico: si se le reconoce al enfermo
el derecho de rechazar el tratamiento médico que prolongaría inútilmente su
vida, entonces resulta necesario reconocer con más vigor la interrupción de
dicho tratamiento de lo que ha ocurrido en la práctica médica hasta la fecha.
Esto es lo que se constata, por ejemplo, en el informe del Comité Especial del
Consejo Japonés de Investigación sobre la Muerte y el Tratamiento Médico
del año de 1994. Frente a este trasfondo, tanto el “Informe sobre cómo de-

1
Son normas relevantes las siguientes:
Artículo 35 del Código Penal japonés (CPJ) [actos legales o profesionales]: “No será san-
cionado el acto que corresponda a las leyes o las reglas de una profesión”.
Artículo 199 CPJ [homicidio simple o calificado]: “Quien prive de la vida a otro ser huma-
no, será castigado con pena de muerte o privativa de libertad de tres años a cadena perpetua”.
Artículo 202 CPJ [participación en el suicidio de otro, homicidio consentido]: “Quien ins-
tigue a otro al suicidio o le auxilie en él, o quien prive de la vida a otro a petición suya o con
su consentimiento, será castigado con pena privativa de libertad entre seis meses y siete años”.
Artículo 2918 CPJ [omisión de auxilio por garante]: “Cuando el responsable omita auxi-
liar conforme a su deber a una persona mayor, a un infante, a una persona con discapacidad
o a un enfermo, ya sea que abandone a la persona o no intervenga cuando haya peligro de
muerte, será castigado con pena privativa de libertad entre tres meses y cinco años”.

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190 MAKOTO TADAKI

ben comportarse los médicos al otorgar auxilio a la hora del fallecimiento”,


de 1992, así como en el “Informe sobre la muerte con dignidad”, de 1994,
confirman que hay que respetar la autodeterminación del paciente, para lo
cual es suficiente el consentimiento de la familia cuando el enfermo no puede
ratificar su voluntad. En todo caso, ninguno de ambos informes reconoce la
eutanasia activa. Esta posición es congruente con los principios de la Cáma-
ra Federal alemana de Médicos de 1998, conforme a la cual solamente se
reconoce la eutanasia pasiva o indirecta, pero no la activa.

C. Los fallos sobre la eutanasia en Japón

Hasta la fecha ha habido en Japón ocho fallos sobre la eutanasia. En


todos los casos se trata de eutanasia activa, los cuales fueron sancionados
como homicidio culposo o como homicidio por petición, con suspensión
condicional de la pena.
En el caso de 1962 en Nagoya, el hijo de un padre que se había colap-
sado y paralizado a consecuencia de un derrame cerebral, consintió en de-
jarlo morir a petición suya. En el fallo de entonces se fijaron los siguientes
criterios respecto de la eutanasia activa:

• El paciente sufre de una enfermedad incurable y la muerte es in-


minente.
• Los dolores corporales del paciente deben ser de tal naturaleza que
las demás personas no puedan tolerar contemplarlos.
• El acto debe tener el objetivo principal de aminorar el sufrimiento
del enfermo.
• En tanto el enfermo pueda manifestar de manera clara su volun-
tad, el acto debe realizarse a petición o con consentimiento serio
de aquél.
• La medida debe ser llevada a cabo en principio por un médico, y
cuando esto no sea posible, debe haber circunstancias especiales de
consideración.
• El método para consumar la muerte debe parecer adecuado confor-
me al sentimiento moral general.

En este caso se impuso una pena conforme al artículo 202 del Código
Penal japonés, argumentando que los últimos dos criterios no se habían sa-
tisfecho.

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 191

En el caso de Tôkai-Daigaku de 1995, un médico que tenía bajo su cui-


dado a un paciente inconsciente con múltiples tumores en la médula de los
huesos, apagó el aparato respirador ante las insistentes peticiones de la fami-
lia, le inyectó un medicamento, y cuando el estado del paciente no cambió,
ante el fuerte apremio del hijo le administró varios medicamentos más (clo-
ruro de potasio), causando de este modo la muerte. Este caso causó revuelo,
porque por primera vez se discutió en Japón la intervención de un médico
en la eutanasia.
La fiscalía acusó al médico de homicidio y el tribunal lo sentenció a
una pena privativa de libertad de dos años, con suspensión condicional del
mismo tiempo. El tribunal adujo las siguientes cuatro condiciones bajo las
cuales son lícitos los actos de un médico como forma de eutanasia activa:

• El paciente debe sufrir dolores corporales fuertes e insoportables.


• La muerte es inevitable e inminente.
• Se han agotado todos los medios para suprimir o reducir los dolores
del paciente y no existen medidas alternativas de tratamiento.
• El paciente ha expresado de manera clara su voluntad de que se
apliquen medidas para abreviar su vida.

En este caso, el paciente ya había perdido la conciencia y no podía decir


nada sobre los dolores corporales. Por tanto, se consideró que no se habían
cumplido las dos últimas condiciones (inexistencia de medidas alternativas
de tratamiento, manifestación clara de la voluntad del enfermo).
Por lo que se refiere a la primera condición, la presencia y la intensidad
del sufrimiento psíquico solamente pueden determinarse a partir de quejas
subjetivas y por ello se han excluido de las condiciones de la eutanasia activa.
La segunda condición exige que exista una situación mucho más crítica
que la que demanda la eutanasia indirecta.
La tercera condición indica que la eutanasia exige, como fundamento,
el principio de estado de necesidad y el derecho de autodeterminación del
paciente.
Según la cuarta condición se considera como eutanasia pasiva la inte-
rrupción de las medidas de atención médica. La eutanasia indirecta corres-
ponde al ámbito del tratamiento médico y requiere como fundamento el
derecho de autodeterminación del paciente, y como forma parte de dicho
tratamiento, es suficiente para tal efecto la voluntad presunta del paciente.
En el caso de Nagoya se exigió que las acciones para llevar a cabo la
eutanasia activa sean realizadas fundamentalmente por un médico, pero en
la sentencia de Tôkai-Daigaku, en cambio, esta condición fue sustituida por

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192 MAKOTO TADAKI

la tercera. La tercera y la sexta condiciones del caso de Nagoya se juzgan


como lógicas y superfluas, ya que el médico es el sujeto del acto. Como ra-
zones que justifican la eutanasia activa se consideran las siguientes: el prin-
cipio legal del estado de necesidad, el cual, ya que no existe una alternativa
de tratamiento para eliminar los dolores, hace lícito el sacrificio de la vida,
así como la teoría de la autodeterminación del paciente, conforme a la cual
se deja la decisión a la autonomía de este último.
En el caso del hospital de Kawasaki, que se trataba menos de eutanasia y
más de la interrupción de un tratamiento terapéutico, el Tribunal Superior
dictó en 2007 el siguiente fallo (Tôkyô-kohan 28.2.2007, Hanrei Times núm.
1237, p. 153). Aquí, una médico retiró a un paciente que se hallaba en coma
la intubación traqueal, con el propósito de provocar la muerte natural, inyec-
tándole luego un relajante muscular que causó la muerte. Que la legalidad
de la interrupción del tratamiento se apoyara en cuáles límites sean los im-
puestos al derecho de autodeterminación del paciente y el deber terapéutico
del médico, no podía llevar a una solución en este caso, porque, por un lado,
el paciente no había expresado claramente su voluntad respecto de la inte-
rrupción del tratamiento, y por el otro no se había confirmado que la muerte
fuera inminente, es decir, no era posible examinar también los límites de la
obligación terapéutica. No era el caso, pues, que “la muerte fuera definitiva-
mente inevitable” y por ello se tomó el marco de la sentencia de la instancia
inferior, en el sentido de que no había una voluntad clara de que se interrum-
piera el tratamiento. Esta primera instancia, es decir, la sentencia del tribunal
regional de Yokohama de 2005 (Yokohama chisai 25.3.2005, Han’yû núm. 1185,
p. 114) había quedado pendiente del fundamento teórico de la sentencia dic-
tada por el mismo tribunal en el caso de Tôkai-Daigaku. En 2009, el Tribunal
Supremo no se apoyó ni en la primera instancia, la cual había considerado
como precondición de la licitud de la interrupción del tratamiento, precisa-
mente como en el caso de Tôkai-Daigaku, el derecho de autodeterminación
del paciente y los límites de la obligación terapéutica del médico, ni en lo
resuelto en la instancia superior, la cual había juzgado que estos criterios no
estaban reconocidos de manera general. Puesto que, sin un examen previo
detenido, 1) al momento del retiro de la intubación no había sido posible
un juicio suficiente sobre la capacidad de recuperación y el tiempo de vida
que quedaba al paciente, y 2) la intubación se había retirado a petición de
la familia, pero, por otro lado, esta petición no se había fundado —dadas las
circunstancias— en la comunicación de informaciones adecuadas sobre el
estado de salud de la víctima y, por tanto, el retiro no se había producido con
base en la voluntad presunta de la misma, el acusado fue declarado culpable,
como en la primera y la segunda instancias.

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 193

D. Crítica y examen de los fallos

a. Eutanasia

La sentencia en el caso de Tôkai-Daigaku trasladó el derecho de autode-


terminación del paciente al centro de la cuestión de la eutanasia; en conse-
cuencia, el problema de la muerte con dignidad y el de la eutanasia fueron
examinados de manera profunda, se tomó en cuenta el punto de vista del
paciente, de la familia y del médico, y se establecieron criterios conforme a
los cuales es lícita la eutanasia. El tribunal llegó a la conclusión de que en el
caso no se habían satisfecho esos criterios.
Primero: la sentencia considera, conforme a la cuarta condición, que
el derecho de autodeterminación del paciente es una causa de justificación,
pero en ello se aparta del caso de Nagoya, porque exige para la eutanasia
una clara manifestación de voluntad. En Japón se considera que esta con-
dición es indispensable, con el fin de proteger al individuo de actos que vul-
neren la intangibilidad de la vida, y para evitar el abuso y una aplicación
irregular de la eutanasia, así como para preservar la confianza de los ciu-
dadanos en la atención médica al final de la existencia. Sin ella, y solamen-
te con un consentimiento presunto, no se configura el delito de homicidio
conforme al artículo 2002 del Código Penal japonés, pero sí conforme al
artículo 202, y la justificación se vuelve más difícil.
Segundo: conforme a la primera condición, esta sentencia excluye el su-
frimiento psíquico de las condiciones para el reconocimiento de la eutanasia
y lo restringe a los dolores corporales; esto parece incontestable. Si bien los
sufrimientos psíquicos tampoco son fácilmente soportables para el paciente,
si se permitiera que fueran suficientes se vulneraría la seguridad jurídica,
como lo muestra la sentencia.
Tercero: esta sentencia introdujo correcciones a las condiciones quinta y
sexta del fallo de Nagoya —realización de la eutanasia por un médico e ido-
neidad moral del método de muerte—, al sustituirlas con la condición de que
no haya perspectivas de un tratamiento alternativo. Sin embargo, se suscita
la cuestión de hasta dónde son lícitos los actos del médico y de sí es admisible
cualquier método, o de si no es superflua la condición de que sea un médico
quien lo lleve a cabo. En vista de los progresos de los tratamientos analgésicos,
pronto podría haber “métodos alternativos de tratamiento”. En Japón ya se
ha manifestado la crítica correspondiente.
Cuarto: la sentencia del caso de Tôkai-Daigaku examina primero el sen-
tido y la condición de la muerte con dignidad y luego distingue y analiza

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194 MAKOTO TADAKI

estas tres especies de eutanasia. Sin embargo, surge la cuestión de si es po-


sible en absoluto separar los casos de eutanasia pasiva, es decir, la muerte
del paciente por interrupción del tratamiento médico, de los casos en los
que la dosis del medicamento para la supresión del dolor va aumentando
paulatinamente y en algún momento supera el umbral de la dosis mortal,
o de aquellos en los que el tratamiento analgésico provoca la pérdida irre-
cuperable de la conciencia del paciente y el fallecimiento se produce a los
pocos días. Si aceptamos que entre estos casos no hay una diferencia esen-
cial, entonces el reconocimiento de las declaraciones previas de voluntad
del paciente tiene un papel mucho más importante, incluso en el caso de la
eutanasia activa.
Por último, en cuanto a la fundamentación de la justificación de la
eutanasia. Esta sentencia presenta como causas de licitud de la eutanasia
activa, cuando “se han agotado todos los medios posibles para la supresión
o reducción del dolor del paciente y no hay posibilidades alternativas de
tratamiento”, el principio del estado de necesidad, conforme al cual es lí-
cito escoger el sacrificio de la vida (decidirse a favor de la vida como bien
jurídico protegido), y el derecho de autodeterminación, según el cual esta
elección le corresponde a la autonomía del paciente. En Japón, (I) confor-
me al artículo 35 del Código Penal y las causas de justificación supralegales
se remite mayoritariamente a las causas de justificación. En contra se ma-
nifiestan las opiniones de que (II) la eutanasia es antijurídica en todo caso, y
cuando falta la exigibilidad de otra conducta, la eutanasia debe entenderse
como causa de exclusión de la culpabilidad. Pero si, por el contrario, se re-
conoce el derecho de autodeterminación por encima de la vida, entonces
(III) la eutanasia se justifica como ejercicio del derecho al suicidio, así como
por la teoría del espacio no reglado jurídicamente, lo que implica dar im-
portancia a la voluntad del paciente.
Frente a la opinión (III) se aduce la crítica de que la Constitución con-
tiene un “derecho a la vida”, pero que el “derecho a morir” no existe y que
el homicidio para evitar el dolor es una paradoja teórica. Tampoco la sen-
tencia del caso de Tôkai-Daigaku va tan lejos como para reconocer un “de-
recho a morir”, sino a una “forma de salir al encuentro con la muerte”, un
“derecho a escoger el curso que conduce a la muerte”. Además, se plantean
dudas sobre la opinión (I), por ejemplo, a causa de la problemática de la
elección libre en la autodeterminación, del peligro del abuso, de la frecuente
mención de la “ruptura de las compuertas”, del “plano inclinado” o de la
“espiral descendente”, del descuido en la atención médica en la etapa final
de la vida, de la vulneración de la concepción que tienen de sí mismos los
médicos, o porque el derecho de autodeterminación se ejerce desde la débil

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 195

posición del paciente (frente a la más fuerte del médico), y porque, a pesar
de todas las razones, la interrupción de la vida es ilegal. Los actos que vulne-
ran la vida, que constituye un valor absoluto, son ya en sí mismos inevitable
y simbólicamente antijurídicos. Conforme a esta idea, solamente quedaría
la exclusión de la culpabilidad como única posibilidad, pero en Japón el
tribunal no reconoció esencialmente, por consideraciones de exigibilidad,
dicha exclusión. Por consiguiente son inevitables las dudas de cómo pueda
hacerse valer esa concepción en los hechos de un proceso.

b. Interrupción del tratamiento

En el caso de Tôkai-Daigaku, la interrupción del tratamiento se apoyaba


en la teoría del derecho de autodeterminación y en los límites de la obliga-
ción terapéutica del médico, siendo las condiciones previas las siguientes:
1) un estadio terminal en el que es inevitable el fallecimiento del afectado
por una enfermedad incurable y sin perspectivas de recuperación; 2) en el
momento de la interrupción del tratamiento existe la voluntad del afectado,
quien solicita tal interrupción (siendo suficiente, a falta de una manifesta-
ción clara, la voluntad presunta, la cual puede deducirse de previas mani-
festaciones escritas o de la voluntad de la familia).
Como se señaló anteriormente, el Tribunal Supremo, en el caso Kawa-
saki, recurrió, por un lado, a ambas condiciones de la pérdida de la vida
restante y de la posibilidad de recuperación, y por el otro, de la voluntad
presunta del paciente, para justificar la interrupción del tratamiento. Sin
embargo, no reconoció esta interrupción, puesto que no era claro que la
muerte hubiera sido verdaderamente inminente y que efectivamente no ha-
bía posibilidad de recuperación, concluyendo que tampoco debía recono-
cerse la voluntad presunta, ya que para ella se requería que las peticiones de
la familia se apoyaran en explicaciones adecuadas sobre el estado de la en-
fermedad. En todo caso no resultaba claro en qué relación se encontraban
ambas condiciones entre sí, es decir, si una ya era suficiente para la justifica-
ción y cuál de ellas lo era. En relación con la primera condición no estaba
claro en cuál etapa podría decirse que no podía prolongarse la vida o que no
había posibilidad de recuperación, o si era posible interrumpir las medidas
terapéuticas cuando todavía había medidas posibles, y a final de cuentas, si
debía regularse el artículo 202 del Código Penal japonés, conforme al cual
es punible la participación aún en caso de ejercicio del derecho de autode-
terminación. Respecto de la segunda, en los precedentes se había aceptado
que la voluntad presunta no se apoyaba, sustitutivamente, en la voluntad de

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196 MAKOTO TADAKI

la familia, sino en la voluntad presunta del afectado mismo, pero entonces


era necesario aclarar sus contenidos concretos, excluir la voluntad arbitraria
de la familia y fijar qué extensión debía darse al concepto mismo de familia.

E. Perspectivas y tareas para el futuro

En mi país, el Japón, se piensa mucho en la calidad de vida, se da im-


portancia al cumplimiento del tratamiento médico al final de la vida, y una
fuerte opinión pública demanda la eutanasia. En correspondencia con esta
corriente fue que se pronunció la sentencia en el caso de Tôkai-Daigaku.
Debido a que las condiciones para el reconocimiento de la eutanasia eran
demasiado estrictas en el caso de Nagoya, podemos inferir que, en la prácti-
ca, la sentencia negó la solicitud de la eutanasia. ¿Qué pasa entonces con la
sentencia del caso de Tôkai-Daigaku? También hay críticas a este fallo, como
se ha dicho, debido a los problemas con el tratamiento del dolor, por lo que,
si bien permite teóricamente la eutanasia activa e incluso la indirecta, las
niega en la práctica. Se dice inclusive: “Esta sentencia desplaza al margen
la eutanasia en los cuidados médicos al final de la vida. En última instancia
se piensa solamente en la muerte con dignidad”. Por tanto, ¿son entonces
inadecuadas estas dos sentencias que rechazan la eutanasia activa?
En últimos tiempos se ha manifestado visiblemente un movimiento que
trata de justificar la eutanasia a partir del derecho de autodeterminación del
paciente que se deduce del artículo 13 de la Constitución.2 En el caso de
Tôkai-Daigaku se estableció un fundamento jurídico para la suspensión del au-
xilio médico, que afecta el punto de la teoría de la autodeterminación del pa-
ciente y el límite de la obligación del tratamiento médico, a saber, la opinión
de que no constituye un deber la prolongación, sin sentido, de un tratamiento.
Obviamente la autonomía se toma como punto de partida de la discusión, sin
ninguna labor de definición o aclaración. Aquí quisiera anunciar mis dudas y
reservas, cuando se trata de la justificación de una determinada acción. Ten-
go la sensación de que no existe ningún campo ni ningún supuesto en que
el derecho a la decisión propia sea posible en absoluto. Desafortunadamen-
te, cuando de todos modos se permite el uso de la autonomía y el derecho,
cuando esto se afirma sin más, entonces todas las acciones se convertirían en
resultados causales de decisiones propias, de modo que los pacientes tendrían

2 “Todos los ciudadanos son respetados como individuos. Su derecho a la vida, la liber-
tad y la búsqueda de la felicidad, en tanto no interfiera con el bienestar público, merecen la
máxima consideración por la legislación y las otras administraciones del Estado”.

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 197

una posición todavía más débil ante los médicos. Los derechos del paciente
en Japón son en todo caso más débiles que en comparación con Europa, y las
posibles injusticias tienen que ser soportadas. En muchas situaciones insistir
en que el paciente debe decidir significa, en último término, coaccionar gro-
seramente la obligación de decidir. Esto sería una forma de la injusticia. En
ocasiones se impone la obligación de la autodeterminación cuando se exige la
autonomía del paciente.
En relación con la interrupción del tratamiento, el Tribunal Supremo
determinó, en la sentencia Kawasaki, que era necesario hacer exámenes cui-
dadosos y evaluar con precisión la vida restante y las posibilidades de recu-
peración. Bajo estos supuestos había que informar a la familia, ésta tendría
que consentir presuntamente y solamente entonces sería jurídicamente ad-
misible la interrupción del tratamiento. Esto es muy significativo, pero no
están claras sus bases teóricas.
Existen dos enfoques para solucionar el problema de la interrupción
del tratamiento: 1. con base en el derecho de autodeterminación del afec-
tado (o de la voluntad de la familia en virtud de la presunta voluntad del
afectado) debe considerarse como legal la interrupción del tratamiento. La
sentencia del caso Kawasaki del Tribunal se apoya también en este funda-
mento cuando reconoce que la interrupción del tratamiento con base en la
voluntad presunta del enfermo, que quedara en evidencia conforme a las
peticiones de la familia, podría ser lícito legalmente; 2. en el sentido de los
límites de la obligación terapéutica, una interrupción del tratamiento que
los excediera no sería contraria a derecho; sobre esta base se confirmaría
la legalidad de la interrupción del tratamiento. Sin resolver quedan aquí,
sin embargo, los problemas 1) de cómo captar la voluntad del paciente que
ya no se encuentra plenamente consciente y de si la voluntad de la familia
podría representar verdaderamente a aquélla, y 2) los casos que exceden los
límites, y si declarar una terapia como inútil no conduciría a declarar como
inútil una vida.
Secundariamente se pone atención a la cuestión de si se han ejecu-
tado los procedimientos hasta la interrupción del tratamiento. Esto sig-
nifica, para los procedimientos en las decisiones importantes de cuidado
y acompañamiento de pacientes terminales, hacer depender la toma de
las decisiones de la práctica, por ejemplo, de las reglas objetivadas que es-
tán contenidas en los lineamientos para el acompañamiento de pacientes
terminales elaborados previamente por el Ministerio. Al seguir los linea-
mientos el médico estaría escapando a la persecución penal, lo que tiene
muchos defensores. Debido a la preocupación de que los métodos basados
en estos lineamientos no siempre conduzcan a la no punibilidad del médi-

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198 MAKOTO TADAKI

co, se propone también una definición legal de la muerte con dignidad. Sin
embargo, resulta difícil definir los supuestos detallados en vista del estado,
muy variable en lo particular, de los enfermos. Más realista para la práctica
médica parece ser, como en Inglaterra y Suiza, la adopción de lineamien-
tos en los cuales se puede incorporar diversos conocimientos.
Mientras que por un lado es importante evitar, al menos, mediante la
observancia de los lineamientos, la persecución jurídica de las acciones te-
rapéuticas y tomar en consideración los dos supuestos mencionados —la
autodeterminación del enfermo y la limitación de la obligación terapéutica
como base para justificar la interrupción del tratamiento—, parece igual-
mente importante hacer de algún modo evidente en Japón, donde, a dife-
rencia de Alemania, no hay una tradición fuerte de declaración de voluntad
anticipada, la conveniencia de difundir ampliamente dicha declaración, de
modo que ésta logre un respeto general en la práctica médica.
Puesto que la eutanasia indirecta —que puede justificarse suficiente-
mente a través de la voluntad presunta— está reconocida de manera gene-
ral en Japón y la mayoría de los problemas alrededor de la muerte consisten
en la eutanasia pasiva por conducto del auxilio médico, se utiliza, respecto
de la asistencia al suicidio, el tipo de “asistencia pasiva al suicidio”, lo que
equivale a la omisión pasiva de auxilio, y en la valoración sobre su antiju-
ridicidad se deja espacio a la justificación o se hace necesaria una ley que
clarifique la asistencia permitida al suicidio por el médico. De acuerdo con
esta última opinión, la omisión o la interrupción de la terapia encaminada
a prolongar la vida debe considerarse en cierto modo como suicidio, al que
presta asistencia el médico, cuando es juzgado como correspondiente a la
acción independiente del afectado.
Existe todavía la opinión de que en Japón existe una tolerancia bastante
amplia frente a la omisión de terapia encaminada a la prolongación de la
vida, pero que se está demasiado dominado por el temor de que la interrup-
ción del tratamiento o de la adopción de tales medidas, una vez iniciadas,
pueda constituir un homicidio calificado. De este modo se deja al final en el
abandono a los pacientes que podrían ser salvados. Esto podría resolverse
si se presupone —sobre la base de la voluntad del paciente— que dentro
de la autodeterminación existe una autodeterminación a la protección de
uno mismo, no limitada por el artículo 202 del Código Penal. Esto signifi-
caría, concretamente, adoptar una construcción como la influyente “acción
por omisión” en Alemania, y la omisión de acciones terapéuticas desde el
comienzo (withhold) se pondría en un mismo nivel con la interrupción de la
terapia iniciada (withdraw). De acuerdo con esta perspectiva, quedarían en
un mismo plano jurídico el no conectar a un paciente al aparato respirador

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INTRODUCCIÓN AL DERECHO PENAL JAPONÉS... 199

como el desconectarlo una vez que se ha conectado. La desconexión de un


órgano artificial de respiración es igual a la acción pasiva de retirar la te-
rapia seguida hasta el momento y la renuncia a asegurar artificialmente la
situación actual. Se trataría de una acción contraria a la norma que exige
la continuación de la terapia y, por tanto, debe clasificarse como omisión.
De acuerdo con esta opinión, sería imaginable la justificación de la acción
positiva —la extubación en el caso Kawasaki—, pero si bien son numerosas
las valoraciones positivas al respecto, sigue siendo una tarea inconclusa lo-
grar una mayor concretización y precisión de esta teoría.
Para concluir, permítaseme citar algunas voces de la práctica. Aquí no
se considera como fallecimiento la muerte cerebral de un ser humano, sino
que no se considera muerto el cuerpo sino hasta la ausencia definitiva de
pulso cardiaco mientras todavía se encuentra caliente. Cuando, por ejem-
plo, el retiro del aparato respirador de una persona con muerte cerebral
que no puede respirar de manera independiente provoca un estrechamien-
to visible de las vías respiratorias y dificultades respiratorias, no se retira la
intubación traqueal del enfermo. Aun cuando exista una declaración de
voluntad anticipada y la familia está de acuerdo, y aún cuando a causa de la
muerte cerebral ocurrida la ley y los lineamientos lo permitan, no se conclu-
ye inmediatamente con las medidas terapéuticas. En lo general se ponderan
la apariencia y la constitución del enfermo, los desvelos de la familia, los
daños para todos los interesados; se consulta con la familia y, por último, se
decide por la interrupción de la terapia. Como se dice: la labor del médico
consiste —siempre respetando la voluntad del paciente mismo— y a partir
de la perspectiva de dejarlo a las fuerzas del enfermo mismo, crear un en-
torno en el cual se puede aguardar la muerte natural.
No está a la vista el final de este debate sobre muerte cerebral y estadio
terminal. La obstinación frente al final de la vida es mucho más profunda,
en comparación con Europa y los Estados Unidos, que en relación con su
comienzo. En el problema de la interrupción de medidas terapéuticas y en
la manera como se afronta la muerte se reflejan también, de manera espe-
cial, las circunstancias de Japón. No obstante, el debate busca el punto de
coincidencia mutua entre este y oeste en relación con el acompañamiento
de la muerte, incluso hasta la imitación de la situación europea. En Japón
está penetrando también la mentalidad de la autodeterminación y la volun-
tad anticipada, y en ese sentido se reduce la distancia entre nosotros, y si en
el futuro se lograra llegar a un consenso sobre la base de las convicciones
jurídicas de nuestros pueblos, entonces quizá se pueda alguna vez recono-
cer al paciente en estadio terminal la opción del suicidio como un derecho.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES

Yoshinori Nakanome
Shigeki Yanagawa*

Sumario: I. Historia y perspectiva general. II. Investigación. III. Proce-


samiento. IV. Un procedimiento de preparación previa al juicio. V. Juicios.
VI. Pruebas.

I. Historia y perspectiva general

1. Historia del procedimiento penal de Japón

En 1882, Japón introdujo el sistema legal occidental incluyendo el derecho y


procedimiento penal. La razón por la que decidió introducir el sistema legal
occidental fue rectificar el desequilibrio que le fue impuesto en los tratados
celebrados durante el gobierno de Edo entre Japón y las naciones occiden-
tales. Éste perdió la jurisdicción penal y el poder de imponer impuestos a las
mercancías importadas de países extranjeros.
Con el fin de rectificar este desequilibrio, el gobierno Meiji decidió in-
troducir el sistema legal occidental para argumentar, ante las naciones oc-
cidentales, que era un país civilizado como las naciones occidentales. Japón
comenzó la occidentalización de su nación en un corto periodo de tiempo.
El primer sistema legal occidental que fue introducido a Japón fue el
francés. En ese momento Francia estaba completando la “codificación” de
sus leyes, lo que fue conveniente para que Japón codificara las suyas en un
corto periodo de tiempo. El primer procedimiento penal con derecho penal
fue codificado siguiendo el modelo francés.
* Profesores en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón. El profesor Yo-
shinori Nakanome escribió los capítulos Ⅰ y Ⅱ. El profesor Shigeki Yanagawa escribió los
capítulos Ⅲ , IV y Ⅴ.

201
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202 NAKANOME / YANAGAWA

Sin embargo, el modelo francés dejó de usarse como modelo porque


el pueblo japonés se opuso a la introducción del código civil siguiendo este
modelo, ya que no era acorde con la cultura japonesa, entonces se introdujo
una nueva Constitución siguiendo el modelo alemán (Prusia).1 Después de
esto, el modelo del derecho japonés se basó primordialmente en el derecho
alemán. En ese momento Alemania ya había completado o casi completado
la “codificación” de sus leyes. El derecho penal y los procedimientos penales
de Japón cambiaron el modelo francés por el alemán, aunque ambos siste-
mas pertenecen a los “países de derecho civil”.
Sin embargo, Japón fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, y los
Estados Unidos de América comenzaron la ocupación de Japón. Estados
Unidos comenzó la reforma del sistema jurídico de Japón y trató de eliminar
las causas que condujeron a la guerra. La reforma del sistema jurídico fue
una de las reformas más importantes. Especialmente la Constitución Meiji,
la cual concentraba demasiado poder en el emperador, y que fue abusada
por la gente que lo rodeaba, los cuales habían ejercido el poder real. La
Constitución Meiji fue enmendada y se promulgó una nueva Constitución
de Japón. La nueva Constitución de Japón cambió la posición del emperador
al “símbolo” de la unidad del pueblo japonés, declaró la importancia del va-
lor del individuo y basó la forma del gobierno en los principios republicanos.
Con el fin de evitar el abuso del poder gubernamental, se dividió el poder del
gobierno en tres ramas, a saber, la Dieta, el Gabinete y el Poder Judicial, las
tres ramas se controlan entre sí y se supone que se debe alcanzar un equili-
brio entre ellas. Se introdujo el sistema de “revisión Judicial”.2
En virtud del cambio constitucional, también se modificaron fundamen-
talmente los procedimientos penales y su modelo cambió del sistema de de-
recho civil al sistema tipo anglo-americano de procedimientos que protegen
plenamente el valor individual en la administración de la justicia penal y los
juicios. Se estableció como principio fundamental de la justicia penal la jus-
ticia basada en la importancia del valor individual, la libertad del individuo
y la igualdad entre el pueblo.

2. Característica del procedimiento penal de Japón

Bajo el nuevo código de procedimiento penal, se abolió el sistema de


“juez de instrucción” y se prescribió que tanto la policía como la fiscalía tie-

1
Constitución Meiji (Constitución del Imperio de Japón) Promulgada en 1899 y aplica-
da en 1890.
2 Artículo 81 de la Constitución de Japón.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 203

nen el poder y la responsabilidad de la investigación, y que ambas autorida-


des tienen una relación de cooperación,3 aunque el fiscal tiene la autoridad
para mandar a la policía durante la investigación.4 La decisión y la discreción
de los organismos encargados de hacer cumplir la ley para arrestar, detener
después del arresto, y el registro e incautación son básicamente revisadas
por un juez a través del sistema de órdenes judiciales, excepto en los casos
de emergencia. En este contexto funciona el sistema de control y equilibrio
durante la etapa de investigación.
En el año 2016, las fuerzas policiales contaban con aproximadamente
290,000 elementos y por otra parte el número de fiscales era de casi 2,750,
incluyendo los fiscales (1,855) y los fiscales adjuntos (899).
Las fuerzas policiales consisten de la agencia nacional de policía y las
agencias de policía local (de las prefecturas). La ANP básicamente no tiene
fuerzas del orden como en el caso de la fuerza de policía local. Sin embargo,
los oficiales de la ANP son enviados a las agencias de policía locales y tienen
una relación cercana.
El fiscal no sólo decide si enjuicia o no, usando su discreción, sino tam-
bién investiga la delincuencia por sí mismo. En Japón no se ha adoptado
el sistema de enjuiciamiento obligatorio. En algunos casos, una fiscalía se
especializa en casos como el soborno y la violación de la Ley de Control de
Fondos Políticos.
Cada fiscal tiene autoridad propia para decidir si acusa judicialmente o
no. Su decisión es revisada por su superior. El superior puede manejar el caso
personalmente o asignarlo a otro fiscal si no está satisfecho con la decisión
del fiscal de enjuiciar o no.5 En este sentido, los fiscales actúan bajo la misma
pauta. Por otra parte, el Ministro de Justicia, en su propia capacidad, puede
pedirle al Fiscal General que es el jefe de la Fiscalía de Japón que cumpla
con su instrucción.6 Aun si el Fiscal General rechazara la orden o solicitud
del Ministro, éste todavía puede conservar su posición como Fiscal General.7
El proceso sólo puede ser ejercido por un fiscal con algunas excepcio-
nes. No se adoptó en Japón el sistema de procesamiento privado. Una de
estas excepciones es un sistema cuasi-judicial en los casos de abuso de poder
por parte de funcionarios públicos8 y el procesamiento obligatorio ordenado

3
Artículo 192.
4
Artículo 193.
5
Ley de la Oficina del Fiscal, Sección 12.
6
Ley de la Oficina del Fiscal, Sección 14.
7
Ley de la Oficina del Fiscal, Sección 25.
8
Artículo 262(1).

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204 NAKANOME / YANAGAWA

por el comité para la revisión de la facultad discrecional del fiscal, el cual


está formado por legos.9
Los juicios se basan en el principio del sistema acusatorio10 y del siste-
ma contencioso.11 Bajo el sistema acusatorio, los fiscales tienen la carga de la
prueba más allá de una duda razonable. El acusado tiene el privilegio frente a
la autoinculpación.12 El acusado tiene el derecho de ser notificado sobre el de-
lito del que se le acusa. Tiene derecho a un juicio público, derecho a contrain-
terrogar a los testigos, derecho a llamar a un testigo en su favor, derecho a un
abogado, incluido a un abogado de oficio, así como a contratar a un abogado.
Recientemente, se introdujo un sistema de descubrimiento recíproco en
el que tanto la fiscalía como la defensa tienen el derecho de hacer una peti-
ción de descubrimiento, aunque al principio la fiscalía tiene el deber de reve-
lar una lista de pruebas, incluyendo no sólo las pruebas que utilizará durante
el proceso sino también la evidencia que no usará durante el proceso.13 El
sistema de descubrimiento es necesario para la preparación de un juicio jus-
to, efectivo y eficiente, y está precedido de una consulta previa al juicio14 para
que las cuestiones centrales sean impugnadas durante el juicio.
Actualmente, han habido nuevos desarrollos en los juicios de Japón.
Mientras que en muchos casos los juicios son celebrados como juicios tradi-
cionales de juez, Japón introdujo el sistema Saiban-in.15 El sistema Saiban-in
es diferente del sistema de jurado y del sistema Shaeffengericht adoptado
en Alemania. El juicio Saiban-in es obligatorio por delitos específicos y se
celebra ante legos y jueces o un juez, y éstos juzgan y sentencian. El juicio
Saiban-in es seleccionado caso por caso.
Si bien la sentencia puede ser revisada por un tribunal superior, y esta
revisión no es inconsistente con respecto al umbral de la doble incrimina-
ción, la sentencia misma, incluida la exoneración sólo puede ser revocada
en el caso de que la sentencia emitida por un tribunal de primera instancia
9
Ley sobre el Comité para la Investigación de la Fiscalía. Cuando por segunda vez
se toma la decisión de solicitar que un caso sea procesado, después de que el fiscal negó la
primera solicitud de procesamiento, esta segunda decisión es obligatoria.
En Japón no se adoptó el sistema de jurado indagatorio. El Comité no tiene autoridad
para investigar un caso por iniciativa propia como es el caso del gran jurado de los Estados
Unidos.
10
Constitución de Japón, artículo 38.1.
11
Constitución de Japón, artículo 37.
12
La prerrogativa establecida por el Código de Procedimiento Penal, artículo 311, así
como por el artículo 38.1 de la Constitución de Japón.
13
Artículo 316-14 ~ 316-27.
14
Artículo 316-2 ~ 316-12.
Ley sobre Juicios Penales con la Participación de Saiban-in.
15

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 205

sea inconsistente con respecto a una inferencia válida basada en la expe-


riencia y el pensamiento lógico.16 A pesar de que el gobierno puede apelar
la exoneración, debido a que una vez que la incriminación se ha dado ésta
no expira y continúa hasta que la apelación gubernamental se ha agotado,17
debe aplicar la regla sobre la revocación, y como resultado, el gobierno no
puede apelar con éxito una exoneración sin esta violación. El tribunal de
apelaciones no puede revertir la sentencia de exoneración basándose en
su propia opinión sobre el caso sin tener en cuenta esta violación de una
inferencia y pensamiento lógico y, por lo tanto, la revisión por el tribunal
de apelaciones no es un juicio de novo (por segunda vez). En este sentido, la
restricción de la revisión por el tribunal de apelaciones limita realmente el
recurso gubernamental para apelar la exoneración bajo la continuación de
la teoría de la doble incriminación.
Después de que se agotó la apelación, el único recurso para el acusa-
do es el recurso de revisión pos-condenatoria,18 salvo el perdón. El recurso
de revisión pos-condenatoria puede ser invocado basándose en pruebas re-
cientemente descubiertas, lo que crea “explícitamente” una duda razona-
ble sobre la convicción cuando se consideran juntas la “evidencia recién
descubierta” y la evidencia que ya fue introducida durante el juicio.19 Para
excluir la doble incriminación, el gobierno no puede buscar un recurso post
exoneración. En Japón, se ha hecho mucho énfasis en la integridad de la
investigación durante el recurso de revisión pos-condenatoria.

3. Características de la administración de la justicia penal en Japón

El número de delitos que ocurren en Japón es mucho menor que en


otros países occidentales, incluido los Estados Unidos. La mayor parte de
los delitos están formados por el hurto y el número de asesinatos es menor a
2,000 por año, aunque el crimen organizado y los delitos relacionados con
las drogas es una preocupación seria.
16
Por ejemplo, Keishu, Vol. 66, No. 4, en 482 (2012.2.13).
17
La Corte Suprema adoptó una teoría de continuación del peligro de doble incrimi-
nación. Sin embargo, la apelación gubernamental ha sido restringida en lo que respecta
a preservar la integridad de la determinación de los hechos de los juicios Saiban-in. Si un
tribunal de apelaciones pudiera revertir la determinación de los hechos de un juicio Saiban-in
basándose en su propia opinión de los hechos, sin tener en cuenta la violación de normas
razonables sobre la inferencia y la lógica, el significado de la determinación de los hechos
mediante los juicios Saiban-in se perdería o se reduciría bastante.
18
Artículo 435.
19
Keishu, Vol. 29 No. 5, en 177 (1975.5.20).

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206 NAKANOME / YANAGAWA

Recientemente, el número de delitos se redujo dramáticamente de más


de 3,690,000 en 2002 a casi 1,000,000 en 2016. Se ha observado una re-
ducción significativa.
Después de una detención, casi todos los casos con excepción de un pe-
queño número de casos de ofensas de menor importancia que es manejado
solamente por la policía, deben ser enviados a un fiscal, el cual decide si
inicia un proceso, o no.
El fiscal, después de tomar en cuenta todas las circunstancias necesarias,
incluyendo, el perdón de la víctima, la indemnización, la mediación entre el
delincuente y la víctima, y el efecto adverso al orden público, decide si inicia
el proceso, o no. Cerca del 60% de los casos se sobreseen sin que se inicie un
proceso. Sólo se procesan cerca de 90,000 casos. Casi el 70% de los casos
son de hurto. Por otra parte, la tasa de procesamiento es de casi 80% en los
casos que violan la ley que regula los estimulantes, y donde está involucrado
el crimen organizado.
En este sentido, una de las características de la administración de justi-
cia penal de Japón es un gran número de procesos suspendidos y un núme-
ro limitado de procesos, en contraste con la de los Estados Unidos, donde
muchos casos son enviados a prisión través del sistema de declaración de
culpabilidad.
Con el consentimiento del demandado y en un procedimiento suma-
rio antes del juicio, un caso puede ser decidido por un tribunal mediante
la revisión de los documentos presentados ante un juez por un fiscal, este
procedimiento no se lleva a cabo en público.20 El procedimiento sumario
ocupa una parte bastante grande de los casos procesados (80% de 90,000
casos procesados). Bajo el procedimiento sumario sólo se pueden imponer
penas menores de tres años y/o multas, cuando es posible la suspensión de
la pena. En este procedimiento, el demandado podrá solicitar un juicio or-
dinario si no está satisfecho con el resultado,21 entonces se iniciará un nuevo
juicio sin tener en cuenta el procedimiento sumario previo.22
Más del 99% de los casos procesados resultan en una condena. La razón
de la alta tasa de fallos condenatorios radica en que la mayoría de los casos
procesados son casos donde el demandado ha confesado. Un fiscal sólo en-
juicia cuando no tiene otra opción que la de iniciar un proceso. La acusación
misma tiene efectos nocivos devastadores y duraderos sobre la vida del acu-
sado y su familia. El fiscal toma en cuenta seriamente la reintegración de los
acusados en la sociedad cuando decide iniciar un proceso, o no.
20
Artículo 461.
21
Artículo 465.
22
Artículo 468.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 207

Más del 60% de los casos procesados que resultan con una condena
terminan con una sentencia suspendida, lo cual es posible si la sentencia es
inferior a tres años. El número de acusados en prisión es inferior a 60,000.
Hace algún tiempo, la población carcelaria llegó a ser más de 60,000, aho-
ra, en el año 2016, la población carcelaria es de 58,497. Actualmente, el tri-
bunal puede imponer prisión donde una parte de la cual puede ser suspen-
dida.23 La tasa de encarcelamiento es mucho menor que la de los Estados
Unidos, donde la población carcelaria excede 1.5 millones.
Por lo tanto, los casos son sobreseídos a la discreción del fiscal, la tasa
de población carcelaria es reducida por la suspensión de las sentencias, aun-
que la cuestión de la reincidencia existe como en otros países. Con el fin de
reducir la reincidencia, se promulgó un nuevo estatuto para ayudar a los
delincuentes a reintegrarse a la sociedad.24

II. Investigación

1. Aprehensión

La aprehensión está prescrita por la Constitución de Japón bajo el artículo 3325


y el Código de Procedimiento Penal,26 que básicamente requiere de una causa
probable para creer que se cometió, o está siendo cometido, un delito y si la per-
sona no es aprehendida, él o ella huirían o destruirían la evidencia del crimen.
Existen tres categorías de aprehensión.

1) Arresto con orden de aprehensión27


Un funcionario (fiscal, asistente del fiscal o funcionario de la policía
judicial u otro funcionario designado) puede aprehender a un delin-

23
Ley sobre la Suspensión de Parte de la Pena para los Reclusos por Abuso de Drogas.
24
Ley para la Promoción de la Prevención de la Reincidencia (2016).
25 Artículo 33. No se aprehenderá a ninguna persona salvo que se dicte una orden de
aprehensión emitida por un funcionario competente que especifique el delito con el que se
imputa a la persona, a menos que sea aprehendido cuando el delito está siendo cometido.
Bajo la Constitución de Japón, el “registro e incautación” y la “aprehensión” están pres-
critas por diferentes disposiciones constitucionales.
26 La aprehensión esta prevista en el Código de Procedimiento Penal, Sección 199 ~ 217
y la disposición para la detención posterior al aprehensión, Sección 207, se refiere a la Sección
60 del Código de Procedimiento Penal el cual requiere la posibilidad de huir y/o la destruc-
ción de pruebas, así como la causa probable para la detención después de la aprehensión. Los
mismos requisitos son aplicados para la aprehensión.
27 Artículo 199.

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208 NAKANOME / YANAGAWA

cuente mediante una orden de aprehensión emitida por adelantado.


Los requisitos sustantivos básicos para la aprehensión son a) causa
probable para creer que el detenido cometió, o está cometiendo,
el delito, b) el detenido podría huir o destruir las pruebas sin no es
aprehendido y, la orden de aprehensión es un requisito de procedi-
miento la cual puede ser omitida si no hay forma de obtener la or-
den de aprehensión por adelantado. No se permite la aprehensión
para llevar a cabo una interrogación, aunque la policía puede inte-
rrogar al detenido durante una detención que satisfaga los requisitos
mencionados.
2) Arresto sin orden de aprehensión por delito flagrante28
Bajo el Código de Procedimiento Penal, artículo 212(1), se define
como un infractor flagrante la persona que se encuentra en el mero
acto de cometer, o acaba de cometer, un delito. Cualquier persona
puede aprehender al delincuente. Además de esto, la llamada ofensa
cuasi-flagrante está prescrita en el artículo 212(2).29
3) Arresto en caso de urgencia sin orden de aprehensión
En caso de urgencia, teniendo suficientes razones para creer que
cierto delito serio, con más de tres años de prisión, ha sido cometido,
o está siendo cometiendo, se permite el arresto sin orden de aprehen-
sión, pero es necesario solicitar una orden de aprehensión inmedia-
tamente después del arresto.30
Este tipo de aprehensión no está expresamente prescrito en la Cons-
titución, pero fue declarada constitucional por la Corte Suprema.31

28
Artículo 212.
29
Cualquier persona que esté a) bajo persecución en caliente, b) que lleve consigo los
bienes obtenidos a través de un delito contra la propiedad o un arma peligrosa u otras cosas
que se consideren manifiestamente fueron utilizadas durante la comisión de un acto delicti-
vo, c) con rastros visibles del delito en su cuerpo, y/o d) intenta huir cuando se le cuestiona,
se considerará claramente que ha cometido un delito poco tiempo antes y se le considerará
un delincuente flagrante y puede ser aprehendido sin orden judicial.
30 Artículo 210. El artículo 210 establece que, cuando existan motivos suficientes para
sospechar la comisión de un delito punible con la muerte, o prisión perpetua, con o sin
trabajo, o por un periodo máximo de tres años o más, y además, debido a la urgencia, no
es posible obtener una orden de aprehensión de un juez, un fiscal, un asistente de fiscal o
un funcionario de la policía judicial, pueden aprehender al sospechoso después de notificar
al sospechoso las razones, por consiguiente, y en tales casos, se seguirá inmediatamente el
procedimiento para obtener una orden de aprehensión de un juez y cuando no se emita una
orden de aprehensión, el sospechoso será liberado inmediatamente.
31 Keishu, Vol. 9, No. 13, en 2760 (1955.12.14).

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 209

Detención posterior a la aprehensión

Si es necesario prolongar la detención después de la aprehensión, que


básicamente puede continuar durante 72 horas, el caso debe ser enviado
a un fiscal, el cual puede pedirle a un juez que emita una orden de apre-
hensión para una detención adicional después de la aprehensión. Esta de-
tención puede durar hasta por 10 días y puede ser renovada por otros 10
días. En caso de delitos especiales tal como la insurgencia, se permite otra
renovación de 5 días de detención con orden de aprehensión. La detención
posterior a la aprehensión debe de estar basada en una orden de aprehen-
sión, y el arresto debe de preceder a la detención posterior a la aprehensión.
Durante estos 20 días, el fiscal debe decidir si lo va a imputar o no. Si
el fiscal no procesa al delincuente, la detención debe cesar y el sospechoso
debe ser liberado.
Si él o ella fueran procesados, continuará otra prolongación automática
de la detención por 2 meses a menos salga libre bajo fianza. Después de los
2 meses, un tribunal hará una revisión periódica una vez al mes y renovará
la detención continuada a menos que la liberación sea obligatoria bajo las
disposiciones de fianza.32
Si un sospechoso está bajo sospecha de varios delitos, el periodo de de-
tención puede durar más de 20 días. La autoridad encargada de hacer cum-
plir la ley no puede utilizar un delito como pretexto para hacer una inves-
tigación cuyo propósito real este orientado a investigar otro delito cuando
carezca de los requisitos sustantivos para el delito mencionado, para la apre-

32 En Japón, la fianza está disponible sólo después del proceso y no está disponible en la
etapa de investigación.
El Código de Procedimiento Penal, artículo 89 prevé la fianza de la siguiente manera.
La solicitud de fianza será concedida, excepto cuando:
(i) El acusado presuntamente cometió un delito punible con la pena de muerte, cadena
perpetua, con o sin trabajo, o una pena de prisión, con o sin trabajo, cuyo plazo mínimo de
prisión sea de un año o más;
(ii) El acusado fue previamente declarado culpable de un delito punible con la pena de
muerte, cadena perpetua, con o sin trabajo, o pena de prisión, con o sin trabajo, cuyo plazo
máximo de prisión es superior a diez años;
(iii) El acusado presuntamente cometió habitualmente un delito punible con pena de pri-
sión, con o sin trabajo, cuyo plazo máximo de prisión es superior a tres años;
(iv) Existe una causa probable para sospechar que el acusado puede ocultar o destruir
pruebas;
(v) Existe una causa probable para sospechar que el acusado puede dañar o amenazar la
integridad o la propiedad de la víctima o a cualquier otra persona que considere tiene un
conocimiento esencial para el juicio de la causa o los familiares de dichas personas;
(vi) El nombre o residencia del acusado es desconocido.

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210 NAKANOME / YANAGAWA

hensión o la detención posterior a la aprehensión, y utilizar esta aprehen-


sión y el periodo de detención exclusivamente dirigido a otro delito. Esto es
una especie de aprehensión y detención posterior a la aprehensión con ob-
jeto de interrogación. La policía no puede aprehender a una persona para
ser interrogada, aunque la policía puede interrogar al sospechoso después
de una aprehensión legal basado en una causa probable bajo la protección
del derecho al silencio. En un caso en el que el delincuente aprehendido es-
tuviera estrechamente relacionado con otros delitos objeto de investigación,
la Corte Suprema de Japón sostuvo que la policía y el fiscal pueden interro-
garlo sobre el otro delito durante la custodia por la que fue aprehendido y
puesto bajo detención posterior a la aprehensión.33

2. Interrogatorio

La policía y el fiscal tienen la autoridad para interrogar a los sospechosos


durante la detención, o sin aprehensión, y durante la detención posterior a
la aprehensión.34 Si bien existe la necesidad de interrogar a los sospechosos
y obtener la información necesaria para resolver los crímenes, los sospecho-
sos tienen derecho al silencio, a saber, el derecho a elegir entre hablar y el
silencio, lo cual elegirán voluntariamente. El derecho al silencio está prescri-
to en el artículo 198(2) del Código de Procedimiento Penal y la notificación
de este derecho debe preceder al interrogatorio, especialmente en caso de
interrogatorio bajo custodia. El ambiente de la custodia inherentemente
ejerce presión para que el sospechoso hable en contra de su voluntad, lo que
puede llevar a una convicción errónea y vulnera la integridad humana. La
voluntariedad de la confesión regula el interrogatorio en forma indirecta.
En un caso, el abogado de un acusado consultó con el fiscal quien le co-
municó que era posible suspender el proceso si los sospechosos confesaban su
culpabilidad. El acusado confesó después de oír las palabras del fiscal que le
fueron notificadas por su abogado, pero más tarde se descubrió que el acusa-
do ya había utilizado el dinero recibido para un soborno y fue procesado. La
Corte Suprema sostuvo que la confesión fue involuntaria e inadmisible.35 Esta
forma de obtener una confesión puede conducir a una convicción injusta.
Otro caso implicó una manera engañosa de obtener la confesión. Se
sospechaba que el esposo y la esposa habían conspirado para poseer un

33
Keishu, Vol. 31, No. 5, en 821 (1977.8.9).
34
Artículo197-198.
35
Keishu, Vol. 20, No. 6, en 537 (1966.7.1).

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 211

arma, pero ambos negaron la conspiración. Sin embargo, el fiscal que in-
terrogó al esposo le dijo que su esposa confesó la conspiración a pesar del
hecho de que ella no lo había confesado. Después de oír la “confesión” de su
esposa, éste confesó la conspiración. Entonces el fiscal le dijo a ella que su es-
poso había confesado y entonces, ésta confirmó su confesión. El fiscal otra vez
le dijo al acusado de la confesión de ella, y entonces, éste confirmó su confe-
sión nuevamente. La Corte Suprema sostuvo que la confesión fue involun-
taria e inadmisible.36 La manera de obtener la confesión no sólo conduce
a convicciones erróneas sino que también es inaceptable para la dignidad
humana, al negar la elección voluntaria del acusado.
Se puede decir que la Corte Suprema, cuando decide el carácter “vo-
luntario” de una confesión, ha tomado en cuenta tanto la necesidad de
evitar una confesión ilícita como la prohibición de los interrogatorios que
son inaceptables para la dignidad humana. La regla del carácter volunta-
riado regula los interrogatorios, pero ésta es una regulación de las pruebas,
una mayor regulación directa es necesaria. Después de sufrir casos de fallos
condenatorios ilícitos, la policía introdujo la inspección aleatoria de los inte-
rrogatorios mediante un funcionario calificado para la revisión de la policía.
El derecho a un abogado durante e la aprehensión y después de la apre-
hensión es muy importante para proteger el derecho de los sospechosos y evi-
tar la denegación de la justicia. Un sospechoso tiene derecho a contratar con
un abogado y en caso de que el sospechoso sea indigente tienen derecho a un
abogado de oficio durante la etapa de investigación, así como en el juicio.37
Aunque se ha mantenido que cuando los sospechosos son interrogados,
el interrogatorio precede a la reunión del sospechoso con su abogado, la
Corte Suprema sostuvo que la policía debe de dar una oportunidad para
que haya esta “primera reunión” entre los sospechosos con su abogado in-
cluso durante el interrogatorio mediante su interrupción.38 La primera reu-
nión es importante para recibir consejos de su propio abogado.
La presión indebida podría conducir a una confesión involuntaria. Con
el fin de evitar una presión excesiva y asegurar la elección voluntaria de los
sospechosos, recientemente se introdujo la videograbación de los interroga-
torios de ciertos casos graves y, sobre todo, se prevé que la videograbación es
obligatoria en los casos de delitos que serán procesados mediante un juicio
Saiban-in.

36
Keishu, Vol. 24, No. 12, en 1670 (1970.11.25).
37
El abogado de oficio para el juicio está establecido en la Constitución de Japón, Artí-
culo 37(3) y el Código de Procedimiento Penal, Sección 37-2.
38 Minshu, Vol. 54, No. 5, en 1635 (2000.6.13.)

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212 NAKANOME / YANAGAWA

3. Registro e incautación

A. Principio del registro e incautación

El artículo 35 de la Constitución de Japón prohíbe el registro e incauta-


ción exploratoria.39 El propósito básico de esta disposición es prohibir el regis-
tro e incautación exploratoria a través de requisitos sustantivos para el registro
e incautación, y la revisión judicial mediante la orden judicial.
El registro e incautación deben satisfacer los “requisitos sustantivos” y
“un requerimiento de procedimiento (orden judicial)”. El registro e incau-
tación deben estar basados en causas probables para creer que se cometió,
o se está cometiendo, un delito. Se debe satisfacer el requisito de “especifi-
cidad” sobre el lugar u objetos que se buscan. El lugar de la búsqueda debe
estar relacionado con la causa probable, y debe de existir la probabilidad
de que la evidencia buscada presumiblemente se encuentra en el lugar de la
búsqueda. El registro e incautación basados en requisitos sustantivos deben
ser ejecutados con una orden judicial que permita el registro e incautación,
salvo en circunstancias urgentes en las que no hay margen de maniobra
para obtener la orden por adelantado. La orden de registro y/o incautación
sólo puede ser emitida por un juez.

B. Registro e incautación mediante orden judicial

La orden de registro e incautación es para evitar juicios a posteriori. Los


funcionarios encargados de hacer cumplir la ley se dedican a comprobar
crímenes y pueden carecer de un juicio neutral y objetivo sobre los requisi-
tos sustantivos, lo que puede llevar a un registro e incautación exploratoria.
Sólo un juez puede emitir una orden de registro e incautación.
De aquí en adelante se describirán algunas jurisprudencias de registro e
incautación mediante orden judicial.

39 Artículo 35. “El derecho de todas las personas a estar seguras en sus hogares, docu-
mentos y efectos contra los cateos, registros, e incautaciones no quedará conculcado salvo
que se dicte una orden judicial emitida por una causa adecuada y, en particular, se describirá
el lugar de la búsqueda y las cosas que deberán ser incautadas, o salvo lo dispuesto en el
artículo 33.
Cada registro o incautación deberá hacerse con una orden judicial separada emitida por
un funcionario judicial competente”.
Ver, también, Código de Procedimiento Penal, artículo 218-220.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 213

1) El registro de la habitación bajo la orden judicial fue considerado


válido cuando durante la ejecución de la orden judicial el sujeto de
la orden ya se ha trasladado a otro lugar, pero el nuevo ocupante del
espacio le dijo a la policía que éste había dejado unos paquetes en la
habitación.40
2) La Corte Suprema sostuvo que cuando se emitió una orden de regis-
tro para la casa de una mujer, y un hombre que vivía con ella tenía su
equipaje en la casa, la policía podía registrar el equipaje basándose
en la orden de registro.41
3) Durante el cateo de una habitación bajo orden de registro, un pa-
quete fue entregado a un acusado, el cual fue enviado por él mismo.
Se permitió el registro del paquete basándose en esta orden.42 El juez
que emitió la orden judicial no pudo haber previsto esta situación.
Sin embargo, los requisitos sustantivos para la búsqueda existen y no
hubo margen de maniobra para obtener por adelantado la orden de
registro para el paquete.
4) Es una regla general llamar y anunciarse antes de ejecutar una or-
den de registro, pero si hay el peligro de destrucción de pruebas, se
permite mostrar la orden después de haber tomado medidas preven-
tivas.43

C. Incautación de evidencia de otro delito

Aun si el objeto que fue incautado no estaba expresamente señalado en


la orden de registro, se permite su incautación si la evidencia de otro crimen
está conectada con el delito que originó el registro. Por ejemplo, durante
un registro para buscar evidencias de extorsión económica, encontraron
pruebas de un delito diferente, el de juego ilegal, y se determinó que la in-
cautación de éste nuevo delito fue legal.44 Se sostuvo que la evidencia del
nuevo delito era necesaria para establecer la naturaleza del delito cometido
por la mafia criminal (miembros de un boryoku-dan). Aunque la “doctrina
de a plena vista” no ha sido admitida expresamente por la Corte Suprema,
en un estatuto de intervención telefónicas45 se establece que la evidencia de
40
Saibanshu-Keiji, No. 242, en 285 (1986.3.12).
41
Keishu, Vol. 48, No. 6, en 263 (1994.9.8).
42
Keishu, Vol. 61, No. 1, en 1 (2007.2.8).
43
Keishu, Vol. 56, No. 8, en 507 (2002.10.4).
44
Saibanshu-Keiji, No. 202, en 379 (1976.11.18).
45
Ley sobre Intervención Telefónica para Investigaciones Criminales.

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214 NAKANOME / YANAGAWA

un nuevo delito es admisible cuando se escucha la discusión de otro delito


durante una intervención telefónica legítima.46

D. Registro corporal por anfetaminas

Está permitido, mediante orden judicial, el registro e incautación de


pruebas de anfetaminas existentes dentro del cuerpo.47 Existía una causa
probable para creer que un acusado usaba metanfetaminas y era muy pro-
bable que se estableciera el delito extrayendo una muestra de su orina. El
acusado no dio su consentimiento para obtener la muestra de orina. Ante
tales circunstancias, se permitió el registro e incautación para obtener la
muestra de orina usando un catéter bajo una orden de registro e incauta-
ción. Para evitar lesiones corporales innecesarias, se sostuvo que deberían
tomarse las medidas médicas apropiadas para la extracción de la muestra
de orina.

E. Registro e incautación incidental

En el artículo 35 de la Constitución de Japón y en la Sección 220 del


Código de Procedimiento Penal se permite el registro e incautación inciden-
tal durante la aprehensión.48
Si bien, en los casos ordinarios la aprehensión precede al registro e in-
cautación incidental, en algunos casos de registro “incidental”, la búsqueda
en sí comienza debido a la expectativa de que la persona que va a ser apre-
hendida regresará a su casa, donde el registro e incautación ya se ha inicia-
do como resultado de esta anticipación. En tal caso, se permite el registro e
incautación a modo de registro e incautación “incidental” en la medida en
que la aprehensión y el registro estén estrechamente relacionados en térmi-

46
Ley sobre Intervención Telefónica para Investigaciones Criminales, Sección 14.
47
Keishu, Vol. 34, No. 5, en 300 (1980.10.23).
48 Sobre la disposición constitucional, véase la nota anterior.

El artículo 220 establece lo siguiente. “(1) Cuando un fiscal, un funcionario asistente del
fiscal o un funcionario de la policía judicial aprehenden a un sospechoso de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 199 o aprehenden a un infractor en flagrancia, podrán, en caso de
ser necesario, tomar las medidas siguientes. Lo mismo se aplicará, si fuere necesario, en los ca-
sos donde el sospechoso sea aprehendido de conformidad con lo dispuesto en el artículo 210:
(i) Entrar a la residencia de otra persona, o locales, edificios o embarcaciones custodiadas
por otra persona para buscar al sospechoso;
(ii) Registrar, incautar o inspeccionar en el lugar de la aprehensión.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 215

nos de tiempo y lugar.49 Aun si la aprehensión se hace después, se ha soste-


nido que es legal como registro e incautación incidental. En tal caso, existen
requisitos sustantivos para el registro e incautación, y no hay margen de
maniobra para obtener una orden de registro e incautación por adelantado.
El área de registro e incautación incidental no está restringido a la ve-
cindad de “su control inmediato”. Japón no adoptó el sistema de “embar-
go”. Bajo el sistema de “embargo” se puede requerir que la gente que está
dentro de una casa que va a ser registrada salga de ésta antes de que sea
ejecutado el registro bajo una orden de registro, o la policía puede restringir
el movimiento dentro de la casa para evitar la destrucción de pruebas antes
que se ejecute el registro con la orden judicial que se va a obtener. Con el fin
de evitar la destrucción de pruebas, Japón permite un área más amplia que
el área de su control inmediato.

F. Registro e incautación de conversaciones

Constitucionalmente, las conversaciones pueden estar sujetas a regis-


tro e incautación. La interpretación del Código de Procedimiento Penal es
que las disposiciones sobre el registro y la incautación cubren el registro e
incautación de bienes “tangibles” y la incautación de conversaciones cae en
la categoría de “Kensho” (“inspección” para preservar la prueba de un cri-
men para el juicio).50 Se puede decir que “Kensho” es una forma de registro
e incautación en el sentido constitucional. Sin embargo, bajo el Código de
Procedimiento Penal, las intervenciones telefónicas están controladas bajo
la categoría “Kensho (inspección)”, la cual requiere una orden judicial para
las intervenciones telefónicas.
Bajo las disposiciones actuales de la ley de intervenciones telefónicas,51
debe de haber una causa probable para creer que es posible que se cometa
el delito descrito durante una conversación, y la escucha telefónica debe de
ser un último recurso de la investigación, y debe ser hecha con una orden
judicial de intervención telefónica emitida por un juez competente. Bási-
camente, la duración de la orden judicial es de 10 días, la que puede ser
renovada por periodos de 10 días y debe terminar en un plazo de 30 días.
Los delitos originalmente combatidos estaban limitados al crimen orga-
nizado, el contrabando de drogas, el contrabando de armas, el contrabando

49
Keishu, No. 15, No. 6, en 915 (1961.6.7).
50
Keishu, Vol. 53, No. 9, en 1327 (1999.12.16). En ese momento no había ninguna
disposición expresa para las intervenciones telefónicas.
51
Ley sobre Intervención Telefónica para Investigaciones Criminales.

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216 NAKANOME / YANAGAWA

de seres humanos y, recientemente, se amplió esta gama de delitos para in-


cluir crímenes tales como el fraude cometido por la vía de una conspiración.

G. Inspección de equipaje con rayos X y fotografías

La Corte Suprema de Japón requiere de la orden judicial de Kensho (ins-


pección) para la inspección de los equipajes con rayos X.52 Ésta sostuvo que
la inspección podría inmiscuirse seriamente en la intimidad del remitente
o del consignatario del equipaje y que la inspección debería llevarse a cabo
con una orden judicial, aunque no hubiera una disposición explicita que
requiriera esta orden.
El movimiento de un sospechoso en las calles, donde sus movimientos
pueden ser vistos por todos, podría ser fotografiado o videograbado. En
los lugares públicos la gente no tendría ninguna expectativa de privacidad
o tendría expectativas de privacidad bastante disminuidas en términos de
que sus movimientos no serán observados. Se permite este tipo de foto-
grafía o videograbación sin una orden judicial cuando existe una sospecha
razonable.53
52 Keishu, Vol. 63, No. 7, at 868 (2009.9.28). Ésta sostuvo lo siguiente. “Las Inspeccio-
nes de Rayos X, que apuntaron a los paquetes que habían sido puestos en el proceso de
transporte del agente para su entrega a petición de los remitentes, fueron conducidas por
las autoridades de investigación con el objetivo de lograr su propósito de investigación, sin
obtener el consentimiento de los remitentes o los consignatarios, irradiando estos paquetes
con Rayos X desde el exterior y observando las proyecciones de los artículos contenidos en
el mismo. Mediante la visualización de estas proyecciones, es posible averiguar la forma o el
material del contenido de los paquetes, y también es posible identificar la descripción, etc.
del contenido específico en un grado considerable, dependiendo del tipo de contenido. En
este sentido, dichas inspecciones infringen gravemente la intimidad, etc. de los remitentes o
los consignatarios en relación con el contenido de los paquetes” (extractos de la página web
en inglés de la Corte Suprema).
53 Keihu, Vol. 62, No. 5, en 1398 (2008.4.15). La Corte Suprema sostuvo lo siguiente.
“L(l)as autoridades de investigación tenían motivos razonables para sospechar que el acusa-
do era el delincuente. Además, las operaciones de videograbación descritas anteriormente
fueron conducidas durante el proceso de investigación de un caso de homicidio en el lugar
de un robo, etc., con el propósito de obtener pruebas materiales necesarias para determinar
una cuestión importante para identificar al delincuente, e.i. si la apariencia, el físico, etc.
de la persona captada por la cámara de video de seguridad son idénticas a la apariencia,
físico, etc. del acusado, y estas operaciones fueron conducidas para, en la medida necesaria
para este propósito, grabando el apariencia, etc. del acusado caminando por la vía pública o
videograbando la apariencia, etc. del acusado dentro de la sala de pachinko donde muchas
personas no especificadas visitan. En otras palabras, las operaciones de videograbado fueron
conducidas en lugares donde las personas usualmente tienen que soportar ser observadas por
otros por su apariencia, etc.” (extractos de la página web en inglés de la Corte Suprema).

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 217

Por lo tanto, la Corte Suprema ha tomado en cuenta el grado de ex-


pectativa de privacidad al decidir si es necesaria, o no, una orden de Kensho
(inspección).

H. Incautación de la información almacenada en un disco


de computadora o en un servidor remoto tal como en la Nube

Bajo Código de Procedimiento Penal actual de Japón, un ordenador o


disco donde se almacene información necesaria es objeto de registro e in-
cautación.
Se permite la incautación sin que la información sea seleccionada cuan-
do la selección necesaria toma demasiado tiempo durante el cual es proba-
ble que la información objeto de la investigación sea destruida.54
El tribunal puede ordenar que la información almacenada en un servi-
dor o en la Nube perteneciente a un Proveedor de Servicios de Internet sea
transferida a un medio, el cual es objeto de incautación.55 Cuando un ser-
vidor remoto donde está almacena la información que se necesita está co-
nectado a una computadora local, la policía debe descargar la información
a una computadora local o medio en el lugar del registro e incautación y,
embargar el objeto tangible.56 En este sentido, el Código de Procedimiento
Penal da énfasis a la incautación de objetos tangibles donde esta almace-
nada la información que se necesita. En un caso, un tribunal inferior negó
la autoridad de la policía para acceder directamente a un servidor remoto
mediante el uso de una computadora de la policía después de que la incau-
tación de la computadora había terminado, en parte porque la presente ley
requiere descargar la información necesaria a un equipo local, el cual es
sujeto a incautación.57 La descarga en sí fue hecha bajo la orden de Kensho
(inspección) emitida por un juez, pero el tribunal inferior negó la admisibi-
lidad de las pruebas obtenidas debido al acceso remoto. En este sentido, el
registro e incautación bajo el Código de Procedimiento Penal todavía tiende
a interpretarse en términos de registro e incautación de objetos tangibles.
Sigue habiendo una discrepancia entre el concepto constitucional de regis-

54
Keishu, Vol. 52, No. 4, en 275 (1998.5.1).
55
El artículo 219(1) del Código de Procedimiento Penal prescribe la orden para grabar
(por ejemplo, una orden para grabar que requiere que un PI grabe la información específica
en un disco) y la incautación del objeto grabado.
56 El artículo 219(2) prescribe la descarga de información de un servidor remoto a una
computadora o disco local, el cual debe de ser incautado.
57 Sentencia del Tribunal de Distrito de Yokohama, (2016.03.17).

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218 NAKANOME / YANAGAWA

tro e incautación y, las disposiciones para el registro e incautación del Códi-


go de Procedimiento Penal.

I. Dispositivo GPS de rastreo

La Corte Suprema de Japón sostuvo que el uso del dispositivo de rastreo


GPS debe ser realizado bajo una orden de “Kensho (inspección)”, aunque
debe de hacerse en virtud de una nueva disposición estipulada por la legis-
latura. El método de investigación no fue claramente estipulado y la Corte
Suprema interpretó la condición58 de la sección 197.1 como el requerimien-
to de una estipulación expresa para el uso de este dispositivo de rastreo.59

J. Intrusión menor-detención e interrogación y actividades


de la policía relacionadas

Cuando un oficial de policía tiene una sospecha razonable, este oficial


puede requerir que la persona sospechosa se detenga y puede interrogarla
bajo la “Ley de Ejecución de los Deberes Policiales”. Esto es para la preven-
ción de la delincuencia y la búsqueda de culpables lo más rápido posible y,
poco después de que un crimen ha sido cometido. Esto no es una aprehen-
sión, sino una restricción menor. Esta autoridad es necesaria especialmente
en una sociedad urbanizada. La gente vive en una situación en la que no
se conocen (situación anónima) y la gente se mueve y cambia su lugar de
residencia de un lugar a otro con bastante frecuencia, en esta situación la
detección del crimen es más difícil que en una sociedad rural donde la gente
se conoce. En una sociedad urbanizada, la protección de la infraestructura
que forma la base de la sociedad urbanizada es especialmente importante,
donde la prevención es más importante que la convicción posterior del cul-
pable. La policía necesita la autoridad para detener e interrogar a la gente
cuando existe una sospecha razonable.
Se permite la detención para aclarar una sospecha razonable y con res-
pecto a su duración no puede equivaler a la aprehensión.

58
Sentencia de la Corte Suprema (caso GPS) (2017.03.15).
59
Artículo 197(1). En lo que respecta a una investigación, podrá realizarse el examen
que sea necesario para alcanzar su objetivo; siempre que, no obstante, esas disposiciones
obligatorias no se apliquen, a menos que disposiciones especiales hayan sido establecidas en
este Código. La investigación que usa el dispositivo GPS fue interpretada como pertenecien-
tes a la “disposición obligatoria”.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 219

Se sostuvo que está permitido bajo la “Ley de Policía” detener a un coche


para detectar a un conductor en estado de embriaguez, la cual estipula explí-
citamente que uno de sus propósitos es regular el tráfico en los caminos, aun-
que la ley en sí misma provee legislación sobre la organización de la policía.
Si la persona que fue detenida e interrogada no responde a las pregun-
tas y no se pude disipar la sospecha, la policía puede requerir además la
apertura de su equipaje. En el caso de un robo bancario, la Corte Suprema
de Japón sostuvo que un oficial de policía que actuó con una sospecha ra-
zonable de robo bancario y abrió un equipaje, que no tenia candado, y sin
el consentimiento de la persona detenida, y examinó su interior lo cual con-
dujo a encontrar pruebas del robo bancario, fue legal, aunque no hubiera
una disposición expresa que ordenara la inspección del equipaje sin consen-
timiento.60 En este caso, si bien la policía tenía sospechas razonables de que
ellos eran ladrones de bancos, las personas detenidas no respondieron a las
preguntas y continuaron negándose a abrir su equipaje. La Corte Suprema
sostuvo que la inspección del equipaje es permisible en la medida en que la
inspección está estrechamente relacionada con una sospecha razonable, y es
necesaria y efectiva para determinar la sospecha.61
Se permite la inspección de armas o materiales peligrosos como bom-
bas62 Esto es necesario para proteger a los funcionarios que ejercen la auto-
ridad para detener e interrogar.
60
Caso del robo del banco Yonago, Keishu, Vol. 32, No. 4, en 670 (1978.06.20).
61
La Corte Suprema además sostuvo lo siguiente (extractos de la página web en inglés de
la Corte Suprema) “Sin embargo, a la luz del hecho de que el cuestionamiento e inspección
de las pertenencias por parte de la policía son medidas policiales administrativas para prevenir
y reprimir la delincuencia y la policía administrativa es responsable de responder pronta y
adecuadamente y tratar con varias circunstancias policiales fluidas, no es razonable entender
que no se permitiría en absoluto la inspección de las pertenencias sin el consentimiento del
propietario, y la inspección policial de las pertenencias [sin el consentimiento del propietario]
debe considerarse permisible si no alcanza el nivel de un registro y no es forzado. Aunque
generalmente es difícil definir el límite permisible para la inspección policial de pertenencias,
porque esto puede realizarse de varias maneras, es una cuestión de rutina que la inspección
de pertenencias [sin el consentimiento del propietario] no debe considerarse siempre per-
misible, independientemente de las circunstancias, sobre la base de que el artículo 35 de la
Constitución garantiza el derecho contra el registro e incautación de bienes, y la inspección
de las pertenencias menoscabarían este derecho incluso si no alcanza el nivel de registro. Por
lo tanto, la inspección de pertenencias [sin el consentimiento del propietario] se considerará
admisible en casos limitados, al límite de que la inspección se considere razonable en circuns-
tancias concretas a la luz de la necesidad y urgencia de la inspección, así como del equilibrio
entre el interés jurídico del individuo que se vería perjudicado por la inspección y el interés
del público a ser protegido”.
62 Sentencia del Tribunal Superior de Tokio (1972.11.30); Sentencia del Tribunal Supe-
rior de Tokio (1976.2.9).

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220 NAKANOME / YANAGAWA

III. Procesamiento

1. Principios procesales

En el Procedimiento Penal Japonés, el principio del procesamiento es el siste-


ma acusatorio. De esta manera, un juicio no comienza hasta que el fiscal pre-
senta, ante el tribunal, una acusación por un delito. Y, cuando un fiscal inicia
un proceso, él/ella sólo puede presentar al tribunal el documento acusatorio.
Está prohibido hacerse cargo de las pruebas o del expediente de la agencia de
investigación o, de un fiscal público ante el tribunal (artículo 256[6]).63
Sólo los fiscales públicos tienen el poder de procesamiento (artículo
247).64 Un particular no puede iniciar un proceso. Nosotros no adoptamos
un sistema de procesamiento privado. Tampoco tenemos un sistema de ju-
rado indagatorio como en los Estados Unidos de América.

2. El sistema de tribunales

Como fórmula de procesamiento se adoptó un sistema de tribunales.


Se requiere que un fiscal describa los hechos imputados en un documento
acusatorio (artículo 256[2][ii]),65 y los hechos imputados se describirán con
cargos claros. Para aclarar un cargo, se debe especificar en la medida de lo
posible el tiempo, lugar y método del delito (artículo 256[3]).66 Al adoptar
un sistema de tribunales, se le informa al acusado de la naturaleza y causa
de la acusación a fin de proceder con un juicio en el sistema contencioso.
A petición del fiscal, un cargo o los estatutos penales aplicables señala-
dos en el documento acusatorio pueden ser añadidos, retirados o alterados
en la medida en que esto no modifique la identidad de los hechos imputa-
dos. (artículo 312[1]).67 La Corte Suprema de Japón no ha declarado expre-
samente lo que significa identidad de los hechos imputados. La modifica-
63 Artículo 256(6) Ningún documento u otro artículo que pueda prejuiciar al juez debe
ser adjuntado o referido en el documento acusatorio.
64 Artículo 247 El proceso debe ser instituido por un Fiscal.
65 Artículo 256(2) El documento acusatorio debe de contener:
(ii) Los hechos de la imputación.
66 Artículo 256(3) Los hechos de imputados deberán describirse con cargos claros. Para

aclarar el cargo, el tiempo, lugar y método del delito deben de ser especificados en la medida
de lo posible.
67 Artículo 312(1) El Tribunal, a petición del fiscal, permitirá la adición, retirada o alte-
ración de los cargos o de los estatutos penales aplicables en el documento acusatorio, en la
medida en que esto no modifique la identidad de los hechos imputados.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 221

ción de un cargo, sin embargo, no se permitiría si perjudica el papel de la


notificación justa del cargo original.

3. Discreción del fiscal

El fiscal tiene una amplia discreción para iniciar un proceso, o no. Tie-
ne el poder de suspender el proceso. Entonces, cuando la fiscalía considera
que el proceso es innecesario debido al carácter o edad del sospechoso, el
medio ambiente o la gravedad de la ofensa, o circunstancias o la situación
después de la ofensa, a un fiscal público se le permite no iniciar un proceso,
incluso si él/ella cree que tiene suficiente evidencia para probar la culpabi-
lidad del sospechoso (artículo 248).68 Cada año, los fiscales suspenden más
de la mitad de los casos que toman.
La suspensión del proceso es una de las formas para desviar los casos
del proceso penal formal. Se espera que la suspensión del proceso ayude a
la rehabilitación del delincuente.

4. Restricciones de la discreción del fiscal

(1) Para restringir el abuso de la discreción del fiscal, tenemos dos siste-
mas. Uno es el Comité para la Indagación de los Procesos, y el otro es un
Procedimiento de Cuasi-procesamiento. Ambos sistemas impiden que el fis-
cal abandone los casos que son apropiados para procesamiento.

A. Comité para la Indagación de los Procesos

Conforme a la Ley del Comité para la Indagación de los Procesos, el


Comité para la Indagación de los Procesos revisa la disposición del fiscal
para no iniciar un proceso, a petición de la persona que presentó la queja,
acusación o demanda, o víctima o su afligida familia.
El Comité está compuesto por once legos seleccionados por sorteos en-
tre las personas que tienen derecho a votar por los miembros de la Cámara
de Representantes.
Si el Comité decide que es apropiado iniciar un proceso en relación con el
caso por ocho o más votos, el fiscal que decidió no iniciar el proceso tiene que

68 Artículo 248 No es necesario instituir un proceso cuando el proceso es considerado


innecesario debido al carácter, edad, medio ambiente, gravedad de la ofensa, circunstancias
o la situación después del delito.

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222 NAKANOME / YANAGAWA

considerar de nuevo si debe iniciar el proceso, o no. Sin embargo, esta decisión
es de carácter consultivo. Por lo tanto, el fiscal no tiene que iniciar el proceso
después de esta decisión. Pero, cuando el fiscal, otra vez, decide no iniciar pro-
ceso, y los miembros del Comité deciden otra vez que el fiscal debe iniciarlo
por ocho o más votos, el tribunal designará a un abogado para que inicie el
proceso. Este abogado iniciará el proceso inmediatamente.

B. Procedimiento de cuasi-procesamiento

Cuando una persona que ha presentado una denuncia, una acusación


sobre una delito como el de abuso de autoridad por un funcionario públi-
co, asalto y crueldad por funcionarios públicos Especiales, una violación de
la Ley para la Prevención de Actividades Subversivas, o una violación de la
Ley para la Regulación de Organizaciones que han Cometido Indiscrimi-
nadamente Asesinatos en Masa, no está satisfecha con la intención de un
fiscal de no iniciar proceso, esta persona puede solicitarle a un tribunal de
distrito que asigne el caso a un tribunal para su juicio (artículo 262[1]).69
A petición de esta persona y cuando la solicitud está bien fundamentada,
el tribunal dictará la sentencia de que el caso sea asignado al tribunal de
distrito para juicio, (artículo 266).70
Se considerará que se ha iniciado el proceso en relación con el caso
cuando la decisión ha sido emitida (artículo 267).71 Cuando un caso ha sido
destinado para juicio, el tribunal designará a un abogado, entre los aboga-
dos, quien llevará el proceso de dicho caso (artículo 268[1]).72

69 Artículo 262
(1) Cuando una persona que haya presentado una denuncia o acusación en relación con un
delito establecido en los artículos 193 a 196 del Código Penal, el artículo 45 de la Ley para la
Prevención de Actividades Subversivas (Ley No. 240 de 1952), o el artículo 42 o 43 de la Ley
para la Regulación de Organizaciones que han Cometido Indiscriminadamente Asesinatos en
Masa (Ley No. 147 de 1999) no está satisfecha con la decisión de un fiscal de no instituir proce-
so, el querellante o acusador puede solicitar al tribunal de distrito, que tiene jurisdicción sobre
la ubicación de la fiscalía a la que pertenece el fiscal, que lleve el caso a un tribunal para juicio.
70 Artículo 266 Un tribunal dictará una resolución según las siguientes clasificaciones
cuando reciba una demanda establecida en el artículo 266:
(ii) Cuando la solicitud esté bien fundamentada, el caso se llevará al tribunal de distrito
competente para juicio.
71 Artículo 267 Se considerará que el proceso en relación con el caso se ha iniciado
cuando se haya dictado la decisión enunciada en el párrafo (2) del artículo anterior.
72 Artículo 268(1) cuando un caso se haya destinado a juicio en virtud de la disposición
del ítem (ii) del artículo 266, el tribunal designará a un abogado que mantendrá el proceso
de dicho caso de entre los abogados.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 223

(2) No existe un sistema especial que impida a un fiscal procesar a un


acusado por un caso donde no es apropiado iniciar un proceso. Un tribunal
puede desestimar el caso debido al abuso de la discreción del fiscal, pero la
Corte Suprema de Japón sostuvo que esto está limitado al caso extremo en
el que el inicio del proceso constituye un delito de responsabilidad.73

IV. Un procedimiento de preparación


previa al juicio

1. Objetivos del procedimiento de preparación previa al juicio

Si el tribunal lo considera necesario, después de que el fiscal inicia el proceso


y antes de la primera fecha del juicio, se realizará un procedimiento de pre-
paración previa al juicio para realizar diligencias productivas del juicio de
forma consecutiva, sistemática y rápida. El procedimiento de preparación
previa al juicio es un procedimiento de preparación para el juicio para prepa-
ra las cuestiones y pruebas del caso (artículo 316-2[1]).74 Descubrimiento es el
principal procedimiento. El descubrimiento juega un papel muy importante
para implementar el juicio acusatorio.
Con respecto a los casos que son juzgados mediante el sistema Saiban-
in, es obligatorio realizar un procedimiento de preparación previo al juicio
(artículo 49 de la Ley Saiban-in).75

2. Descubrimiento

Las pruebas que el fiscal revela al acusado se dividen en tres tipos: ⅰ) las
pruebas que el fiscal solicitó que sean examinadas (artículo 316-14[1]),76

73
Keishu, Vol. 34, No. 7, en 672 (1980.12.17).
74
Artículo 316-2(1) Cuando el tribunal estime necesario realizar procedimientos pro-
ductivos de un juicio de forma consecutiva, sistemática y rápida, el tribunal podrá, a peti-
ción del fiscal, el acusado o su abogado, o mediante la autoridad del tribunal, antes de la
primera fecha del juicio, dictaminar que el caso sea sujeto a un procedimiento de prepa-
ración previo al juicio como una preparación para el juicio para preparar las cuestiones y
pruebas del caso.
75 Artículo 49 Los tribunales deben hacer los Casos en Cuestión sujetos a el procedimien-
to de conferencia previo al juicio antes de la primera fecha del juicio.
76 Artículo 316-14(1) El fiscal deberá revelar con prontitud las pruebas que haya solicita-
do que sean examinadas (en lo sucesivo, “las pruebas para examen solicitadas por el fiscal”)
al acusado o a su abogado por los siguientes medios de acuerdo a cada categoría.

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224 NAKANOME / YANAGAWA

ⅱ) las pruebas que se consideran importantes para juzgar la credibilidad


de pruebas particulares cuyo examen fue solicitada por el fiscal (artículo
316-15),77 ⅲ) evidencia que se considera conectada a la declaración de los

(i) En el caso de las pruebas documentales o artículos, se dará la oportunidad de ins-


peccionar (inspeccionar y copiar para el abogado defensor) las pruebas documentales o los
artículos.
(ii) En el caso de un testigo, perito, intérprete o traductor, se dará la oportunidad de
conocer sus nombres y direcciones e inspeccionar (inspeccionar y copiar para el abogado
defensor) sus documentos de declaración grabados (“documento de declaración grabado”
significa un declaración escrita, o una declaración que ha sido grabada y tomada por escrito
y que tiene la firma o sello de la persona que hace la declaración o un medio de grabación
que es capaz de grabar imágenes o sonido y en el cual la declaración ha sido grabada; lo
mismo aplicará en lo sucesivo), que revelen el contenido de lo que se supone que ellos deben
declarar en el juicio (documentos que contienen una esencia de los contenidos que se supone
que ellos deben declarar en el juicio cuando no existen dichos documentos de declaración
grabados o cuando tales materiales son considerados inapropiados para inspección).
77 Artículo 316-15(1) En lo que se refiere a pruebas distintas de las que se hayan revelado
en virtud de la disposición del artículo anterior, que pertenezcan a cualquier categoría de
prueba proporcionada en los puntos siguientes y que se considere importante para juzgar
la credibilidad de una prueba particular a ser examinada a solicitud del fiscal, el fiscal, a
petición de su revelación por el demandado o su abogado, lo revelará oportunamente por los
medios prescritos en el punto (i) del mismo artículo cuando lo estime oportuno considerando
el grado de importancia, otras necesidades para la revelación con el fin preparar la defensa
del acusado, y contenidos, y magnitud de posibles efectos nocivos de la revelación. En este
caso, el fiscal podrá, cuando lo estime necesario, designar el tiempo o método de revelación
o establecer condiciones apropiadas para la revelación.
(i) Artículos de prueba
(ii) Documentos que describen los resultados de la inspección por el tribunal o juez pres-
crito en el párrafo (2) del artículo 321
(iii) Documentos prescritos en el párrafo (3) del artículo 321 o documentos equivalentes
(iv) Documentos prescritos en el párrafo (4) del artículo 321 o documentos relacionados
(v) Documentos de declaración grabados de:
(a) Cualquier persona que el fiscal haya solicitado para ser interrogada como testigo
(b) Cualquier persona que haya hecho una declaración en los documentos de declaración
grabados, que el fiscal solicitó para ser interrogado, y que el fiscal tiene la intención de solici-
tar que sea interrogado como testigo si no se consiente el examen prescrito en el artículo 326
de los documentos de declaración grabados
(vi) Además de los previstos en los puntos anteriores, los documentos de declaración gra-
bados de una persona que no sea el acusado que contiene una declaración relativa a la
existencia de un hecho que el fiscal tiene previsto probar directamente mediante una prueba
particular que va a ser examinada a solicitud del fiscal
(vii) Documentos de declaración grabados del acusado
(viii) Un documento que un fiscal, un funcionario asistente del fiscal o un funcionario de la
policía judicial está obligado a hacer oficialmente de conformidad con las normas relativas a
los registros de los interrogatorios y que contiene la fecha, hora, lugar y otros detalles de el in-
terrogatorio de la persona en custodia (limitada a las que están relacionadas con el acusado).

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 225

hechos que el acusado planea probar u otros hechos o los alegatos legales
que el acusado tiene intención de formular en el juicio (artículo 316-20).78
Las pruebas de tipo ⅱ) deben pertenecer a cualquier categoría de prue-
bas previstas en el artículo 316-15.
En cuanto a el descubrimiento de pruebas de tipo ⅲ), el Código de
Procedimiento Penal adopta el principio de reciprocidad. Para que este tipo
de evidencia sea divulgada, el acusado debe revelar los hechos que él/ella
planea probar u otras declaraciones de hechos o legales que él/ella tiene
intención de formular en el juicio, y solicitar el examen de las pruebas para
su uso para probar los hechos (artículo 316-17[1][2]).79
Además de las pruebas antes mencionadas, un fiscal debe entregar la
lista de las pruebas que tiene al demandado o a su abogado cuando él/ella
lo solicite (artículo 316-14[2]).80

V. Juicios

1. Principios de los juicios

En el Procedimiento Penal Japonés, los principios del juicio son el sistema


acusatorio y el sistema contencioso.
78 Artículo 316-20(1) Con respecto a pruebas distintas de las que se hayan revelado de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 316-14 y en el párrafo (1) del artículo 316-15 y que
se consideren vinculadas al alegato previsto en el párrafo (1) del artículo 316-17, el fiscal,
ante una petición de revelación del demandado o de su abogado, lo revelará prontamente
por los medios prescritos en el punto (i) del artículo 316-14 cuando lo estime oportuno con-
siderando el grado de conexión, otras necesidades para la revelación con el fin de preparar
la defensa del acusado, y los contenidos, y la magnitud de los posibles efectos nocivos de la
divulgación. En este caso, el fiscal podrá, cuando lo estime necesario, designar el tiempo o
método de revelación o establecer las condiciones apropiadas para la revelación.
79 Artículo 316-17(1) Cuando el acusado o su abogado recibe los documentos prescritos en
el párrafo (1) del artículo 316-13 y reciben la revelación de las pruebas que deban revelarse de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 316-14 y párrafo (1) del artículo 316-15 y cuando él/
ella tenga hechos que planea probar u otros alegatos de hechos o legales que tenga intención
de formular en el juicio, él/ella los deberán revelar claramente. En este caso, la disposición de
la segunda frase del párrafo (1) del artículo 316-13 se aplicará mutatis mutandis.
(2) Cuando el acusado o su abogado tenga hechos que planea probar como se prescribe
en el párrafo anterior, él/ella deberá solicitar el examen de las pruebas para que sean usados
para probar los hechos. En este caso, la disposición del párrafo (3) del artículo 316-13 deberá
aplicarse mutatis mutandis.
80 Artículo 316-14(2) El fiscal deberá entregar la lista de pruebas que él/ella posea al
demandado o a su abogado con prontitud cuando lo solicite, esto después de las pruebas
reveladas de conformidad con la sub-sección anterior de este artículo.

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226 NAKANOME / YANAGAWA

La Constitución del Japón garantiza al acusado el derecho a no declarar


contra sí mismo (artículo 38[1] de la Constitución).81 Por lo tanto, un acusa-
do no tiene la obligación de cooperar con el fiscal para demostrar su culpabi-
lidad. El fiscal tiene la obligación de comprobar que un acusado es culpable.
Se presume que un acusado es inocente, y no es condenado hasta que un
fiscal demuestre, fuera de toda duda razonable, que es culpable.
La Constitución de Japón también garantiza al acusado el derecho a te-
ner un proceso obligatorio para obtener testigos de descargo, el derecho a
contrainterrogar a los testigos de cargo (artículo 37[2] de la Constitución),82 y
el derecho a contratar a un abogado y a un defensor de oficio (artículo 37[3]
de la Constitución).83 Además, la Corte Suprema de Japón sostuvo que el ar-
tículo 37(1) de la Constitución (cláusula del debido proceso)84 garantiza que el
acusado sea informado de la naturaleza y causa de la acusación. De esta ma-
nera, la Constitución de Japón le da al acusado la oportunidad de impugnar
los alegatos y las pruebas del fiscal.
Asimismo, la Constitución de Japón garantiza al acusado el derecho a
un juicio rápido y público por un tribunal imparcial (artículo 37[1] de la
Constitución).

2. Características para la resolución de los casos

No existe un procedimiento de declaración de culpabilidad en el proce-


dimiento penal japonés. En lugar de eso, hay algunos procedimientos sim-
ples para disponer de los casos. Los procedimientos principales son, como
se describen a continuación, un procedimiento para un juicio rápido y los
procedimientos sumarios.
Alrededor del 75% de los procesos iniciados por los fiscales son resuel-
tos con procedimientos sumarios. De esta manera, el 25% de los casos son
resueltos en juicios formales.

81
Artículo 38 Ninguna persona deberá ser obligada a declarar contra sí mismo.
82
Artículo 37(2) Se le deberá permitir al acusado la plena oportunidad de interrogar a
todos los testigos, y deberá tener el derecho a un proceso obligatorio para obtener testigos de
descargo a expensas del público.
83 Artículo 37(3) En todo momento el acusado deberá tener la asistencia de un abogado
competente quien deberá, si el acusado no es capaz de asegurar el mismo por sus propios
esfuerzos, ser asignado para su empleo por el estado.
84 Artículo 31 Ninguna persona deberá ser privada de la vida o libertad, ni ninguna otra
sanción penal deberá ser impuesta, excepto de conformidad con el procedimiento estableci-
do por la ley.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 227

La tasa de culpabilidad es de alrededor del 99.9% (incluyendo los casos


que son resueltos mediante procedimientos sumarios). Se dice que esto se
debe a que los fiscales seleccionan los casos con severidad, es decir, ellos no
inician un proceso a menos que estén absolutamente seguros de que pueden
demostrar el caso fuera de toda duda razonable.

3. Juicio Saiban-in

Algunos delitos graves (los casos de delitos punibles con la pena de


muerte o prisión perpetua o prisión perpetua sin trabajo, y los casos que
impliquen delitos que provocaron la muerte de una víctima por actos de-
lictivos intencionales) son juzgados mediante el juicio Saiban-in, esto es, un
sistema de peritos legos. Los otros casos son juzgados solamente por jueces
profesionales. El juicio Saiban-in fue puesto en operación en mayo de 2009.

A. Composición del panel (tribunal mixto)

En el juicio Saiban-in, el panel del tribunal consiste de tres jueces profe-


sionales y seis Saiban-in (miembros legos), uno de estos jueces es el juez que
preside; excepcionalmente, en los casos en que el acusado no disputa la acu-
sación, el grupo puede estar formado de un juez y cuatro Saiban-in, donde
este juez es el juez presidente (artículo 2[2] de la ley de Saiban-in). 85

B. La forma en que son nombrados los Saiban-in

El Saiban-in es designado entre las personas que tienen el derecho a


votar por los miembros de la Cámara de Representantes (artículo 13 de la
Ley de Saiban-in).86 En Japón, los ciudadanos adquieren el derecho al voto
cuando cumplen los dieciocho años de edad. Así que los ciudadanos que
tienen dieciocho años de edad o más pueden ser candidatos para Saiban-in.

85 Artículo 2(2) El panel, de conformidad con el párrafo anterior consta de tres jueces y
seis Saiban-in, y uno de los jueces es el juez que preside; no obstante, a condición de que si un
fallo es dictado bajo el siguiente párrafo, el panel se compone de un juez y cuatro Saiban-in,
y dicho juez es el juez que preside.
86 Artículo 13 El Saiban-in se designa entre las personas que tienen el derecho a votar por los
miembros de la Cámara de Representantes de acuerdo con las disposiciones de esta sección.

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228 NAKANOME / YANAGAWA

Los Saiban-in son seleccionados por sorteo del padrón electoral en cada caso
(artículo 37[1] de la Ley Saiban).87

C. La autoridad del Saiban-in

El Saiban-in tiene la autoridad para determinar las cuestiones de he-


cho, para aplicar las disposiciones de las leyes penales y los reglamentos
al caso, y para condenar a los acusados (artículo 6[1] de la Ley Saiban-
in).88 Sólo los jueces profesionales pueden interpretar las disposiciones de
las leyes y reglamentos penales y decidir las cuestiones de procedimiento
(artículo 6[2] de la Ley Saiban-in). Los saiban y los jueces profesionales de-
liberan juntos sobre la culpabilidad y la sentencia.89

D. La forma para determinar el veredicto y la sentencia

El veredicto y la sentencia se deciden por mayoría simple, no por una-


nimidad. Pero esta mayoría debe incluir, al menos, un saiban-in (un miembro
lego) y un juez profesional (artículo 67[1]).90

87 Artículo 37(1) De conformidad con los procedimientos, que incluyen los sorteos u
otros métodos tales como los estipulados en las Normas de la Corte Suprema que no hayan
sido forzados, los tribunales deben dictar una sentencia para nombrar el saiban-in.
88 Artículo 6(1) Cuando un caso es manejado por un panel bajo el párrafo 1 del artículo 2,
una sentencia para sancionar de conformidad a lo dispuesto en el artículo 333 del Código de
Procedimiento Penal, una sentencia de exculpación del acusado de conformidad a lo dispuesto
en el artículo 334 del Código o una sentencia de absolución de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 336 del Código o la decisión de un tribunal relativo a una sentencia para el traslado a
un tribunal de familia de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 55 de la Ley de Menores
(Ley No. 168 of 1948) (excluyendo las decisiones enumeradas en los puntos (i) y (ii) del párrafo
siguiente) que se relaciona con lo siguiente (en lo sucesivo denominado “Decisión con Parti-
cipación de Saiban-in”) es entregado por la conferencia de jueces (en lo sucesivo denominado
“Jueces Miembros”) y el Saiban-in que es miembros del panel bajo el artículo 2, párrafo (1):
(i) la investigación;
(ii) la aplicación de las leyes y regulaciones; y
(iii) la sentencia.
89 Artículo 6(2) En los casos previstos en el párrafo anterior, las siguientes decisiones de
un tribunal son presentadas mediante la consulta de los Jueces Miembros:
(i) decisiones sobre la interpretación de leyes y regulaciones;
(ii) decisiones sobre procedimientos del tribunal (que excluye la resolución bajo el artículo
55 de la Ley de Menores); y
(iii) decisiones distintas a las Decisiones con Participación de Saiban-in.
90 Artículo 67(1) La Decisión con Participación de Saiban-in en las deliberaciones bajo el
párrafo 1 del Artículo anterior es hecha por la opinión mayoritaria del número de personas

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 229

E. Los objetivos del sistema Saiban-in

El objetivo último del sistema Saiban-in es mejorar la confianza del pú-


blico en el sistema de justicia penal. Este propósito se lograría a través de
ⅰ) mejorar las decisiones judiciales reflejando sobre ellas el sentido común
popular, y ⅱ) promover la comprensión del público del sistema judicial.

F. La naturaleza básica del sistema Saiban-in

Para entender las características del sistema que tiene participación


de legos, es importante tomar nota de los poderes que tienen éstos parti-
cipantes, y el proceso para determinar el veredicto y la sentencia. Desde
este punto de vista, el sistema Saiban-in es más similar al tribunal mixto de
los países de derecho civil que al sistema de jurados en los países de dere-
cho común.

4. Procedimientos simples

A. Un procedimiento de juicio rápido

El procedimiento de juicio rápido es un procedimiento para un juicio


en el que, en la medida de lo posible, un tribunal dictará la sentencia en el
plazo de un día (artículo 350-13),91 y cuando la sentencia dicte una pena de
cárcel un tribunal emitirá una suspensión para la ejecución de la sentencia,
(artículo 350-14).92
Cuando un fiscal lo considera oportuno, y este considerando un caso
en el cual él/ella tiene la intención de iniciar un proceso el cual será claro y
menor y, cuando se espera que el examen de las pruebas se complete pun-
tualmente, así como otras circunstancias, él/ella puede pedir por escrito un

que constituyen el panel, que incluye tanto las opiniones de los Jueces Miembros como del
saiban-in no obstante lo dispuesto en el Artículo 77 de la Ley de Tribunales.
91 Artículo 350-13 En lo que se refiere a los casos en que se haya formulado la sentencia
prevista en el artículo 350-8, el tribunal deberá dictar una sentencia, en la medida de lo
posible, en el plazo de un día. artículo 350-14 Cuando un tribunal dicte una sentencia de
encarcelamiento en un procedimiento de juicio rápido, éste deberá suspender la ejecución
de la sentencia.
92 Artículo 350-14 Cuando un tribunal dicte una sentencia de encarcelamiento en un
procedimiento de juicio rápido, éste deberá suspender la ejecución de la sentencia.

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230 NAKANOME / YANAGAWA

procedimiento de juicio rápido, con excepción de los casos punibles con la


pena de muerte, cadena perpetua o el encarcelamiento con o sin trabajo por
una duración no menor a un año (artículo 350-2[1]). 93
En los procedimientos de juicio rápido no se aplica la regla de los tes-
timonios de oídas. Sin embargo, no se aplicará esta excepción si el fiscal, el
acusado o el abogado presenta una objeción contra esta requisito (artículo
350-12).94

B. Procedimientos Sumarios

En cuanto a los casos que pueden decidirse con una multa, o multa
menor no mayor a 1 millón de yenes, el tribunal sumario podrá juzgar el
caso, a petición del fiscal y con el consentimiento del sospechoso, y podrá
imponer estas sentencias con una orden sumarial (artículo 461).95 El tri-
bunal sumario decide los casos tomando en cuenta solamente el material
presentado por el fiscal. No se adoptó el procedimiento contencioso, por
lo que a los procedimientos sumarios no se les aplica la regla de los tes-
timonios de oídas. No está prohibido hacerse cargo de las pruebas de un
fiscal ante un tribunal.
La persona que reciba la orden sumarial o el fiscal puede, dentro los
catorce días a partir de la fecha de recepción de la notificación de la orden
sumarial, solicitar un juicio formal (artículo 465[1]).96

93
Artículo 350-2(1) Cuando un fiscal lo estime oportuno, y este considerando un caso
en el que tenga la intención de instituir un proceso claro y de menor importancia y en el
que se espera que el examen de las pruebas se complete con prontitud, así como otras cir-
cunstancias, él/ella puede hacer una petición por escrito para un procedimiento de juicio
rápido; sin embargo, siempre que, no obstante, no se aplique a los casos punibles con la
pena de muerte, cadena perpetua o el encarcelamiento con o sin trabajo por un tiempo no
menor a un año.
94 Artículo 350-12 La disposición del párrafo 1 del artículo 320 no deberá ser aplicada a
las pruebas en los casos en que se haya formulado la resolución prevista en el artículo 350-8;
no obstante, siempre y cuando esto no se aplique cuando el fiscal, el acusado o el abogado
presenten objeciones contra este requisito.
95 Artículo 461 A petición del fiscal y basándose en una orden sumaria, el tribunal suma-
rio podrá imponer una multa o una multa pequeña de no más de 1 millón de yenes antes del
juicio, para los casos bajo su jurisdicción. En este caso, el tribunal sumario puede suspender
la sentencia, ordenar una confiscación o tomar otras medidas suplementarias.
96 Artículo 465 (1) La persona que reciba la orden sumarial o el fiscal puede, dentro de
catorce días a partir de la fecha de la recepción de la notificación, solicitar un juicio formal.

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 231

VI. Pruebas

1. Explicación general

Conforme a la tradición del derecho anglo-americano, la Constitución de


Japón y el Código del Procedimiento Penal proporcionan detalladamente
la ley de pruebas. La norma para las confesiones se establece en el artículo
38(2) de la Constitución97 y en el artículo 319(1)98 del Código de Procedi-
miento Penal, la regla de corroboración se establece en el artículo 38(3)99 de
la Constitución y en el artículo 319(2)100 del Código de Procedimiento Penal,
y la regla de los testimonios de oídas está provisto en el artículo 320(1)101 del
Código de Procedimiento Penal.
La norma de exclusión no está especificada en el Código de Procedi-
miento Penal, pero la jurisprudencia ha admitido esta regla desde 1978.102

2. Normas de confesión

La referencia para la admisibilidad de una confesión es voluntariedad.


La admisibilidad de una confesión es determinada a la luz de la totalidad de
las circunstancias en torno al interrogatorio (análisis de voluntariedad, aná-
lisis de la totalidad de las circunstancias). Sin embargo, la Corte Suprema de
Japón parece considerar que es más importante la confiabilidad de la con-
fesión. Categóricamente, rechaza la admisibilidad de la confesión cuando la
confesión fue obtenida por un método que haga probable la adquisición de
una confesión falsa, e.g. medios fraudulentos.103

97 Artículo 38(2) La confesión hecha bajo coacción, tortura o amenaza, o después de un


arresto o detención prolongado no deberá ser admitido como evidencia.
98 Artículo 319(1) La confesión hecha bajo coacción, tortura, amenaza, después de una
detención indebidamente prolongada o cuando hay duda de que fue voluntaria no puede ser
admitida como prueba.
99 Artículo 38(3) Ninguna persona será sentenciada o condenada en los casos en que la
única prueba contra él sea su propia confesión.
100 Artículo 319(2) El acusado no deberá ser condenado cuando la confesión, se haya
hecho en audiencia pública o no, es la única pieza de evidencia incriminatoria.
101 Artículo 320(1) Ningún documento ni declaración de otra persona hecha fuera del
juicio podrá utilizarse como prueba en lugar de una declaración hecha en el juicio, a menos
que se estipule lo contrario en los artículos 321 a 328.
102 Ver Keishu, Vol. 32, No. 6, en 1672 (1978.09.07).
103 Ver Keishu, Vol. 20, No. 6, en 537 (1966.07.01); Keishu, Vol. 24, No. 12, en 1670
(1970.11.25).

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232 NAKANOME / YANAGAWA

3. Normas de corroboración

La evaluación del valor de probatorio se deja a la discreción de los jue-


ces (artículo 318),104 pero la norma relativa a la corroboración prohíbe que
los jueces condenen a los acusados sin pruebas corroborativas, incluso si
creen que la confesión por sí sola puede probar, más allá de una duda razo-
nable, el delito de la los acusados.
La norma de corroboración es aplicada durante la confesión en audien-
cia pública (artículo 319[2]), sin embargo, la Suprema Corte sostuvo que el
artículo 38(3) de Constitución no requiere esto.105

4. Testimonio de oídas

Como la declaración de los testigos puede contener falsedades, es nece-


sario el contrainterrogatorio de la parte opuesta para examinar la fiabilidad
de esta declaración. Por lo tanto, el Código de Procedimiento Penal adopta
la norma de admisibilidad del testimonio de oídas. Pero hay varias excep-
ciones a esta regla. Las excepciones principales son las siguientes.
i) Declaración hecha por un testigo que no está disponible en el juicio:
Un documento que contenga una declaración hecha ante un juez, un
fiscal o a una persona distinta de estos podrá ser utilizado como prue-
ba cuando el testigo no esté disponible y la declaración se haya hecho
en circunstancias que ofrezcan una credibilidad especial. Se considera
que una declaración hecha ante un juez o un fiscal se hace en estas
circunstancias (artículo 321[1]).106

104
Artículo 318 El valor probatorio de las pruebas deberá dejarse a la libre discreción del
juez.
105
Keishu, Vol. 2, No. 9, en 1012 (1948.07.29).
106
Artículo 321(1) Una declaración escrita hecha por una persona que no sea el acusado,
o una declaración escrita que registre la declaración de esa persona y firmada o sellada por
esa persona puede ser utilizada como prueba solamente en las siguientes circunstancias:
(i) Con respecto a un documento que contenga una declaración dada ante un juez (inclui-
dos los métodos prescritos en el artículo 157-4), cuando la persona que haya formulado dicha
declaración no pueda testificar en el juicio o en la preparación del juicio, debido a muerte,
enfermedad física o mental, es non est o está fuera del país, o cuando la persona dio un tes-
timonio en el juicio o en la preparación del juicio que es inconsistente con una declaración
anterior.
(ii) Con respecto a un documento que contenga una declaración dada ante un fiscal, cuan-
do la persona que haya formulado dicha declaración no pueda testificar en el juicio o en la
preparación del juicio, debido a muerte, enfermedad física o mental, es non est o está fuera

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CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES 233

ii) Declaración previa inconsistente:


Pueden ser utilizada como prueba una declaración previa hecha ante
un juez que es inconsistente con el testimonio hecho durante el juicio
o la preparación del juicio, y una declaración hecha ante un fiscal que
tiene conflictos o difiere sustancialmente con el testimonio dado en el
juicio o en la preparación del juicio. En cuanto a la declaración ante
un fiscal, se requiere que la declaración previa se hiciera en circuns-
tancias que ofrezcan una mayor credibilidad que el testimonio dado
durante el juicio o la preparación del juicio (artículo 321[1]).
iii) Acta de inspección y testimonio escrito de peritos:
El acta de inspección y la declaración escrita de un perito podrán ser
utilizados como pruebas si el inspector o perito asiste al juicio como
testigo y verifica la autenticidad del documento que fue preparado
(artículo 321[3][4]).107

5. Norma de exclusión

En 1978 la Corte Suprema sostuvo que pruebas genuinas obtenidas


ilegalmente no podían ser admitidas cuando el proceso para obtener o em-
bargar éstas fue seriamente ilegal, en la medida en que esto anularía el sig-
nificado del principio de la orden judicial estipulado en las disposiciones de
la Constitución y el Código de Procedimiento Penal que rigen el registro e
incautación, y no parece ser razonable desde la perspectiva de impedir que

del país, o cuando la persona dio un testimonio en el juicio o en la preparación del juicio que
está en conflicto o difiere sustancialmente de una declaración previa; no obstante, siempre
que esto deba de estar limitado a los casos en que la declaración previa fue hecha en circuns-
tancias que ofrezcan una declaración más creíble que el testimonio dado en el juicio o en la
preparación del juicio.
(iii) Con respecto a un documento distinto de los prescritos en los dos puntos anteriores,
cuando la persona que dio la declaración no pueda testificar en el juicio o en la preparación
del juicio, debido a muerte, enfermedad mental o física, es no est o está fuera del país, y la
declaración es esencial para probar o refutar los hechos del crimen; no obstante, siempre que
esto deba de estar limitado a los casos en que la declaración previa fue hecha en circunstan-
cias que ofrezcan credibilidad especial.
107 Artículo 321(3) Un documento que contenga los resultados de una inspección realiza-
da por un fiscal, un funcionario asistente de un fiscal o un funcionario de la policía judicial
podrá ser utilizado como prueba a pesar de la disposición del primer párrafo, si el inspector
asiste al juicio como testigo y verifica la autenticidad del documento que se preparó.
(4)La disposición del párrafo anterior deberá ser aplicado a un documento elaborado por
un perito el cual describa el proceso y la conclusión del examen pericial.

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234 NAKANOME / YANAGAWA

investigaciones ilegales en el futuro admitan estas pruebas genuinas.108 Sin


embargo, la actitud de la Corte Suprema para la exclusión de pruebas ha
sido muy negativa. Existen muchos casos en los cuales los tribunales inferio-
res han negado la admisibilidad de pruebas debido a la norma de exclusión,
pero hasta ahora la Corte Suprema lo ha hecho en un solo caso.109

108
Keishu, Vol. 32, No. 6, en 1672 (1978.09.07).
109
Keishu, Vol. 57, No. 2, en 121 (2003.02.14).

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES

Hiroshi Noda*

Sumario: I. El camino hacia la Ley de Sociedades Mercantiles de


2005 y sus secuelas. II. Tipos de sociedades y composición de la Ley de
Sociedades Mercantiles. III. Clasificación de las sociedades por accio-
nes. IV. Emisión de acciones y enajenación de acciones propias en cartera.
V. Opciones sobre acciones. VI. Bonos. VII. Asamblea de accionistas.
VIII. Directores y junta directiva. IX. Auditor de la sociedad. X. Ex-
pansión de las opciones relativas al diseño organizacional; sociedades que
utilizan los directores externos. XI. Cambios fundamentales.

I. El camino hacia la Ley de Sociedades Mercantiles


de 2005 y sus secuelas

Las normas y reglamentos básicos para las sociedades mercantiles en Japón


están codificadas en la Ley de Sociedades Mercantiles. Esta ley, que fue legislada
en 2005, consistió de 979 artículos, la mayoría de los cuales fueron promul-
gados el 1 de mayo de 2006 (únicamente los artículos que prevén flexibilidad
en los tipos de consideraciones que se prestarán a los accionistas de las socie-
dades absorbidas fueron promulgados un año después, el 1 de mayo de 2007).
Antes de esta legislación las normas y reglamentos básicos estaban codifica-
das en múltiples leyes, incluyendo la “Parte 2: Corporaciones” del Código de
Comercio (promulgada en 1899) y la Ley de Sociedades Limitadas (promulgada en
1938). Los puntos incluidos en estas leyes se consolidaron en la Ley de Socieda-
des Mercantiles de 2005. La “Parte 2: Corporaciones” fue eliminada del Código
de Comercio y la Ley de Sociedades Limitadas fue derogada.
Los detalles de la Ley de Sociedades Mercantiles están establecidos en or-
denanzas administrativas emitidas por el Ministerio de Justicia. Específi-
*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.

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236 HIROSHI NODA

camente, éstas incluyen la “Ordenanza para la Ejecución de la Ley de Sociedades


Mercantiles”, las “Normas para la Contabilidad Corporativa” y las “Normas para la
Notificación Pública por medios Electrónicos”. Éstas mantienen una fuerza vincu-
lante equivalente a la Ley de Sociedades Mercantiles.
Con el fin de abordar diversos problemas que surgieron después de la
promulgación de la Ley de Sociedades Mercantiles de 2005, la Dieta legisló una re-
visión parcial de la Ley de Sociedades Mercantiles en junio de 2014 y la promulgó
el 1 de mayo de 2015. El gobierno corporativo fue uno de los componentes
clave de esta revisión, también fueron publicados el 27 de febrero de 2014 los
“Principios para la Inversión Responsable: Código Administrativo de Japón”. Además,
el “Proyecto del Código de Gobierno Corporativo” fue elaborado el 5 de marzo de
2015 y su implementación comenzó en la Bolsa de Tokio el 1 de junio. La
reglamentación de las sociedades cotizadas en el mercado abierto a través de
esta “ley indicativa” es cada vez más importante.
Este capítulo examina la Ley de Sociedades Mercantiles, en particular las re-
glas y reglamentos que gobiernan las Kabushiki Kaisha (sociedades por accio-
nes) con una referencia a las tendencias recientes en el gobierno corporativo
de las sociedades cotizadas en el mercado abierto. En el apartado II se hará
una breve referencia a otros tipos de sociedades.

II. Tipos de sociedades y composición


de la Ley de Sociedades Mercantiles

1. Tipos de sociedades mercantiles

La Ley de Sociedades Mercantiles existente (2005) prevé la Kabushiki Kaisha (socie-


dad por acciones), la Gômei Kaisha (sociedad general), la Gôshi Kaisha (sociedad
comanditaria) y la Gôdô Kaisha (sociedad de responsabilidad limitada). La Yûgen
Kaisha (sociedad limitada), que fue establecida antes de la promulgación de la
Ley de Sociedades Mercantiles de 2005, está autorizada a continuar sus operacio-
nes en el futuro previsible (se espera que sea durante un período prolongado
de tiempo. Es posible que esta categoría de sociedad se transforme en una so-
ciedad por acciones bajo la Ley de Sociedades Mercantiles modificando sus estatu-
tos constitutivos.) Hasta el 31 de octubre de 2016 existían en Japón 1,812,000
sociedades por acciones, 1,597 sociedades limitadas, 18,000 sociedades gene-
rales, 79,000 sociedades comanditarias y 125,000 sociedades de responsabili-
dad limitada. La Ley de Sociedades Mercantiles clasifica a la sociedad general, la
sociedad comanditaria y la sociedad de responsabilidad limitada en una sola
categoría: la de sociedad filial (Ley de Sociedades Mercantiles, artículo 575.1).

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 237

La Gômei Kaisha (sociedad general) es equivalente a la “offene handelsgesells-


haft” de Alemania, la “société en nom collectif” de Francia y la “general partnership”
del Reino Unido y los Estados Unidos. Ésta está constituida de socios gene-
rales quienes asumen colectivamente una responsabilidad ilimitada. La Gôshi
Kaisha (sociedad comanditaria) es equivalente a la “kommanditgesellshaft” de
Alemania, la “société en commandite simple” de Francia, y la “limited partnerhip”
del Reino Unido y los Estados Unidos. Se compone de socios limitados e ili-
mitados. Los asuntos internos de Gômei Kaisha y Gôshi Kaisha están regidos por
las normas de la asociación. Por ejemplo, cada socio puede ejecutar operacio-
nes de la sociedad y representar a la sociedad, sin embargo un sistema dife-
rente de reglas podría ser establecido a través de los estatutos constitutivos. En
Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos esta categoría de sociedades
está generalmente exenta de impuestos corporativos. En Japón, sin embargo,
tanto Gômei Kaisha como Gôshi Kaisha son consideradas personas jurídicas (Ley
de Sociedades Mercantiles, artículo 3) y por lo tanto son gravables.
La Gôdô Kaisha (sociedad de responsabilidad limitada) es un nuevo tipo
de sociedad creada en el marco de la Ley de Sociedades Mercantiles de 2005. Los
asuntos internos de la Gôdô Kaisha, como de la Gômei y Gôshi Kaisha, están regi-
dos por las normas de la asociación, pero todos los socios tienen una respon-
sabilidad limitada con respecto a los acreedores de la sociedad. La Gôdô Kaisha
fue creada siguiendo el modelo de la SRL (sociedad de responsabilidad limita-
da), la cual fue instituida primero en el estado de Wyoming en 1977. Este tipo
de sociedad se extendió por todo los Estados Unidos en los años subsecuentes.
Es difícil imaginar que el número de Gômei y Gôshi Kaisha se incremente
bruscamente en el futuro. Por otra parte, en el pasado reciente el número de
Gôdô Kaisha ha aumentado en cerca de 10,000 al año. Sin embargo, en gran
parte esto parece estar limitado a 1) pequeñas sociedades que desean minimi-
zar los costos de apertura durante la transición de negocios personales a corpo-
raciones; 2) filiales de capital extranjero; 3) sociedades de propósito especial uti-
lizadas para la bursatilización (adquisición de activos de liquidez). La mayoría
de estas sociedades sólo tienen un miembro. La intención original para crear la
Gôdô Kaisha como categoría era promover el emprendimiento conjunto de em-
presas nuevas pero, en realidad, generalmente no se utiliza con este propósito.

2. Composición de la Ley de Sociedades Mercantiles

La Ley de Sociedades Mercantiles1 está formada de ocho partes.

1  La traducción al inglés de la Ley de Sociedades Mercantiles está disponible en el siguiente

sitio web: www.japaneselawtranslation.go.jp/law/?re=01.

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238 HIROSHI NODA

• Parte I. Disposiciones generales: artículos 1 al 24.


• Parte II. Sociedad por acciones: artículos 25 al 574.
• Parte III. Sociedad filial-sociedades sin acciones: artículos 575 al
675.
• Parte IV. Bonos: artículos 676 al 742.
• Parte V. Conversión de sociedades, fusión, división de sociedades,
canje de acciones y transferencia de acciones: artículos 743 al 816.
• Parte VI. Sociedades extranjeras: artículos 817 al 823.
• Parte VII. Disposiciones diversas: artículos 823 al 959.
• Parte VIII. Disposiciones del panel: artículos 960 al 979.

La Parte II de la Ley de Sociedades Mercantiles establece las normas y regla-


mentos relativos a las sociedades por acciones y la Parte III cubre la socie-
dad filial. Antes de la promulgación de la Ley de Sociedades Mercantiles de 2005
sólo las sociedades por acciones podían emitir bonos. Desde entonces la Ley
de Sociedades Mercantiles de 2005 prevé la emisión de bonos por parte de las
sociedades filiales. A la “Parte IV: Bonos” le sigue la “Parte II: Sociedad por
acciones” y la “Parte III: Sociedad filial”. Los cambios fundamentales pre-
vistos en la Parte V abarcan la sociedad por acciones y la sociedad filial. En
otras palabras, las sociedades por acciones pueden convertirse en sociedad
filial y viceversa. En principio, las fusiones están permitidas entre los cuatro
tipos de sociedades (sociedades por acciones, general, comanditaria y de
responsabilidad limitada). La “Parte I: Disposiciones generales”, la Parte IV
y las siguientes partes se aplican tanto a las sociedades como a las sociedades
filiales. Las normas y reglamentos relativos a la revocación de una resolu-
ción de la junta de accionistas y las demandas de los accionistas se cubren
en la parte “VII: Disposiciones diversas”.

III. Clasificación de las sociedades


por acciones

Como se mencionó anteriormente, antes de la promulgación de la Ley de So-


ciedades Mercantiles de 2005, las normas y reglamentos relativos a la sociedad
por acciones estaban integradas en la “Parte II: Corporaciones” del Código de

Ley de Sociedades Mercantiles (Parte I a Parte VI) www.japaneselawtranslation.go.jp/law/detail/?id


=2455&vm=04&re=01&new=1.
Ley de Sociedades Mercantiles (Parte V a Parte VIII) www.japaneselawtranslation.go.jp/law/detail/?i
d=2456&vm=04&re=0&new=1.

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 239

Comercio. También existían leyes relativas a la Yûgen Kaisha. La presencia de es-


tas leyes sugiere que las sociedades por acciones estaban concebidas como un
camino hacia las sociedades que cotizan en el mercado bursátil. En otras pala-
bras, es posible entender las leyes que conciernen a las sociedades por acciones
como las leyes que rigen a las sociedades públicas de gran tamaño y la Ley de
Sociedades Limitadas era una versión simplificada de la misma. Sin embargo, en
realidad las sociedades cerradas y las pequeñas acabaron tomando la forma
de sociedades por acciones. Con el fin de reflejar esta realidad, antes de la
promulgación de la Ley de Sociedades Mercantiles de 2005 se instituyó una serie de
revisiones, las cuales proveen, como una excepción, las normas y reglamentos
aplicables a las sociedades cerradas por acciones. La sociedad limitada como
categoría fue eliminada bajo la Ley de Sociedades Mercantiles de 2005. Práctica-
mente consolidó la sociedad cerrada por acciones y la sociedad limitada, en
efecto idénticas entre sí, en una sola categoría (sociedad por acciones) para
quedar bajo una regulación con un régimen unificado. Dicho de otra manera,
la Ley de Sociedades Mercantiles de 2005 permitió formar sociedades por acciones,
independientemente de la magnitud de los activos y de la apertura. De este
modo, la categoría de sociedad por acciones subsume a sociedades cerradas
pequeñas y sociedades públicas de gran escala.
Evidentemente no es posible que ningún reglamento uniforme pueda
cubrir todo tipo de sociedades que pudieran estar bajo el paraguas de la
clasificación de sociedad por acciones. En función del tamaño y apertura de
las sociedades serán necesarias diferentes reglas y reglamentos. La Ley de So-
ciedades Mercantiles clasifica a las sociedades por acciones según el tamaño de
los activos y la transferibilidad de las acciones. Las sociedades con un capital
declarado de al menos 500 millones de yenes o pasivos de al menos 20 mil
millones de yenes se clasifican como “sociedad grande” (artículo 2.ⅵ). Las
sociedades que no tienen limitaciones en la transferibilidad de sus acciones se
clasifican como “sociedad pública” (artículo 2.v). Se puede autorizar que las
sociedades cuyos estatutos constitutivos prevén la emisión de múltiples tipos
de acciones puedan estipular si se restringirá, o no, la transferencia de cada
clase de acciones. Aun cuando un solo tipo de acción a emitir sea transferible
libremente, la sociedad es clasificada como “sociedad pública”. Según esta
definición, las sociedades que no hayan inscrito sus acciones en la bolsa de
valores pueden ser clasificadas como sociedades públicas.
El tipo de sociedad y los estatutos constitutivos determinan la estructura
que se establecerá en cada sociedad. Todas las sociedades por acciones deben
celebrar asambleas de accionistas y tener al menos un director. Además de la
asamblea de accionistas y de los directores, una sociedad puede tener una jun-
ta directiva, un auditor de la sociedad, una junta de auditores de la sociedad,

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240 HIROSHI NODA

un asesor contable y un auditor contable. En Europa y Norteamérica rara vez


se ven los sistemas de auditores y asesores contables en las sociedades.
Las sociedades por acciones que por su naturaleza no son sociedades
grandes ni públicas pueden decidir con bastante libertad la estructura que
establecerán mediante sus estatutos constitutivos. En cambio, la elección
del diseño estructural de las sociedades grandes y públicas está limitada.
El diseño estructural de toda sociedad que es a la vez grande y públi-
ca sólo tiene tres opciones: “sociedad con junta de auditores”, “sociedad
con comisión postuladora, etc.” o “sociedad con comité de auditoría y
de vigilancia”. También deben contar con auditores contables que sean
contadores públicos certificados o una corporación auditora. En Japón,
recientemente empezó a existir la “sociedad con comisión postuladora,
etc.” y la “sociedad con comité de auditoría y vigilancia”. Las categorías
previas de sociedades fueron incorporadas a la ley durante la revisión de
2002 en relación con las prácticas empresariales de las sociedades coti-
zadas en los Estados Unidos. El comité de auditores, la comisión postu-
ladora y el comité de compensaciones fueron constituidos como parte de
la junta directiva y de directores externos y desempeñan un papel central
en la supervisión gerencial. Sin embargo, este sistema no echó raíces en
Japón. Cuando la ley fue revisada en 2014, ésta alentó fuertemente a las
sociedades públicas a adoptar directores externos, estableciendo así un
nuevo tipo de sociedad (sociedad con comité de auditoría y de vigilancia)
como una opción. Este tipo de sociedades no mantienen auditores en la
sociedad, sino que el comité de auditores se establece en la junta directiva,
la mayoría de los cuales deben ser directores externos. Hasta finales de
2016, más de 700 sociedades han cambiado o planificado su transición a
sociedad con comité de auditoría y de vigilancia.

1. Normas jurídicas de las sociedades por acciones

A. Principios generales

a. La doctrina Ultra-Vires

Una persona jurídica sólo tiene derechos y asume deberes únicamen-


te en la medida de los fines prescritos en los estatutos constitutivos (Código
Civil, artículo 34). Esta disposición es aplicada a las sociedades (Código Civil,
artículo 33). Sin embargo, en realidad no ha habido precedente de cono-

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 241

cimiento público, desde la Segunda Guerra Mundial, que sostenga que las
acciones de una sociedad no son válidas porque sus actividades están fuera
de sus propósitos. En parte esto se debe a que la Corte Suprema construye
ampliamente la competencia de los propósitos de las sociedades, como se ve
en opiniones tales como

...incluso si las actuaciones en cuestión no estuvieran comprendidas entre los


propósitos enumerados en los estatutos constitutivos, si éstas son necesarias
para alcanzar los propósitos.... pueden considerarse como que caen dentro de
la competencia de los propósitos de una sociedad, y si las acciones son nece-
sarias para lograr los propósitos... deben ser determinadas sobre la base de si
son objetiva y abstractamente necesarias en vista de las declaraciones reales
en los estatutos constitutivos (15 de febrero de 1952, Minshu Vol. 6 No. 2: 77).

Esta interpretación ha impedido que las sociedades se exoneraran a sí


mismas argumentando que sus acciones (las cuales no resultaron ventajosas
para ellas mismas) no fueron válidas porque se encontraban fuera de sus
propósitos.
En el mismo sentido, la Corte Suprema sostuvo que las donaciones mo-
netarias a los partidos políticos hechas por las sociedades por acciones son
consideradas acciones de responsabilidad social, rechazando el argumento
de que se encuentran fuera de la capacidad jurídica de la sociedad o consti-
tuyen acciones que violan el orden público (24 de junio de 1970, Minshu Vol.
24 No. 6:625). En cuanto a las donaciones políticas, la Ley para la Reglamenta-
ción de Fondos Políticos prohíbe a las sociedades y sindicatos hacer donaciones
monetarias para las actividades políticas de individuos y grupos distintos de
los partidos políticos y organizaciones de gestión de activos.

b. Levantando el velo corporativo

Como en los Estados Unidos y Alemania, en Japón se estableció el prin-


cipio de levantar el velo corporativo. En 1969, la Corte Suprema declaró
que “es necesario levantar el velo corporativo en los casos en que la per-
sonalidad jurídica de una sociedad no es más que un mero caparazón, o
donde se utiliza indebidamente para eludir la aplicación de la ley” (27 de
febrero de 1969, Minshu Vol. 23 No. 2:511). Este fallo marca la introducción
del principio de levantar el velo corporativo en Japón. La gran mayoría de
los casos a los que se ha aplicado este principio implican pequeñas socieda-
des administradas como sociedad por acciones y muy pocas implican casos
de matrices y subsidiarias.

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242 HIROSHI NODA

B. Constitución

a. Resumen general

Existen dos formas de constitución. En la “constitucón suscrita total-


mente” el accionista se suscribe a todas las acciones que se emitan en el mo-
mento de la consitutción. En la “constitcuión de oferta de acciones”, el ac-
cionista sólo se suscribe a una parte de las acciones emitidas en el momento
de la constitcuión siendo el resto suscrito por terceros. Este último método
conlleva procedimientos complicados dirigidos a proteger a los suscriptores
de acciones, que no sean el accionista. De este modo, en la práctica, en la
mayoría de los casos se utiliza la primera forma. La exégesis siguiente está
basada en la constitución suscrita totalmente.

b. Procedimientos para la constitución suscrita totalmente;


la preparación de los estatutos constitutivos
y el aseguramiento de contribuciones

La constitución de una sociedad por acciones supone de un proceso con


múltiples etapas consistente en la preparación de los estatutos constitutivos,
la determinación de los detalles específicos de las acciones en el momento
de la constitución, la designación de directores y otros funcionarios, el ase-
guramiento de contribuciones y el registro de la constitución.
Los estatutos constitutivos son preparados por los socios, todos los cua-
les deben firmar el documento (Ley de Sociedades Mercantiles, artículo 26.1).
Los estatutos del acta constitutiva registran 1) los propósitos de la sociedad;
2) nombre comercial; 3) ubicación de la matriz; 4) valor de la propiedad a
contribuir en el momento de la constitución o la cuantía mínima de la mis-
ma; 5) los nombres y direcciones de los accionistas; 6) el número total de las
acciones a emitir (artículos 27, 37.1). Los estatutos deben estar certificados
por un notario público (artículo 30). No se requiere (6) en el momento de la
certificación por un notario público y puede ser determinado por consenso
entre todos los accionistas en el momento de la constitución.
Los datos específicos sobre las acciones emitidas tras la constitución pue-
den ser determinados con el voto mayoritario de los accionistas. Las excepcio-
nes a esta regla general son 1) el número de acciones asignadas a los accionis-
tas; 2) la cantidad de efectivo depositado a cambio de las acciones asignadas;
3) el valor del capital declarado y de la reserva de capital después de la consti-
tución. Estas cuestiones deben ser determinadas con el consentimiento unáni-

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 243

me de los accionistas (artículo 32.1). Cada accionista cuenta con un voto para
nombrar directores y otros oficiales elegidos por mayoría simple.
Los accionistas deben asegurar sus contribuciones por las acciones suscri-
tas. Si la contribución se hace en forma monetaria, ésta debe depositarse en
una cuenta bancaria designada (artículo 34.2) (a este banco se le denomina
“institución de pagos”). El pago debe hacerse íntegramente (artículo 34.1), a
este requisito se le denomina “regla de pago total”. El registro de la constitu-
ción requiere de la presentación de la prueba del depósito en efectivo en una
cuenta bancaria (tal como una copia del libro de depósitos del banco).
Las contribuciones pueden hacerse con bienes que no sean dinero (con-
tribuciones en especie). En este caso, es necesario que se indique en los esta-
tutos constitutivos el nombre de la(s) persona(s) que aportan los bienes que
no sean dinero, el contenido y el valor de la propiedad aportada y el número
de acciones que se le asignará a la(s) persona(s) (artículo 28.i). También es
necesario que sean inspeccionadas por el inspector designado por el tribunal
(artículo 33.1-6). El objetivo de estos requisitos es evitar la sobrevaluación de
la propiedad aportada. En los casos que impliquen contribuciones de cantida-
des pequeñas y bienes cuyos valores puedan determinarse objetivamente, se
puede dispensar esta inspección (artículo 33.10). En el caso de que el tribunal
juzgara en base a la evaluación del inspector que los activos fueron sobreva-
luados, éste ordenará a la sociedad reducir el valor de los bienes registrados
en los estatutos constitutivos (artículo 33.7). Del mismo modo, es necesario re-
gistrar información sobre asuntos específicos y someterse a inspección por un
inspector en caso de que se prometiera a la sociedad la adquisición de bienes
después de la constitución (adquisición de propiedad) y la sociedad es respon-
sable de pagar los gastos necesarios para la constitución, como el alquiler de
la oficina de consitución y el salario del personal de la oficina de constitución
(gastos de constitución) (artículo 28). Estos casos también son considerados
para contener los riesgos de acumulación de activos de la sociedad. Sin em-
bargo, en la práctica estas inspecciones implican costos y prolongan indebi-
damente el proceso, de manera que estos eventos (contribuciones en especie,
adquisición de bienes y gastos de constitución) ocurren en raras ocasiones
excepto en los casos en que la inspección está exenta como una excepción.
Existen casos en donde los accionistas, sin capital, fabrican la apariencia
de pago y constituyen una sociedad. Por ejemplo, uno puede pedir dinero
prestado a un tercero, depositar el dinero en la cuenta bancaria designada
por los accionistas, retirar el dinero tras la constitución de la sociedad y de-
volver el dinero a su dueño. En cuanto a la cuestión de que si este tipo de
acto constituye un pago válido, la Corte Suprema ya juzgó que es inválido
(6 de diciembre de 1863, Minshu Vol. 17 No. 12:1633).

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244 HIROSHI NODA

Las disposiciones para penalizar la falsificación de la apariencia de pago


fueron agregadas a la Ley durante la enmienda de 2014. Bajo estos térmi-
nos, los defraudadores deben pagar las cantidades equivalentes a la socie-
dad después de la constitución (artículo 52-2.1). Tanto los accionistas invo-
lucrados en la fabricación de la apariencia de pago como los directores en el
momento de la constitución son responsables del pago a menos que puedan
probar que no fueron negligentes como supervisores.

C. Acciones

a. Perspectiva general

Los contribuyentes de una sociedad por acciones se llaman accionistas.


Los accionistas asumen una responsabilidad limitada que no excede el precio
de suscripción de las acciones a las que se suscribieron (responsabilidad limita-
da de los accionistas: artículo 104). Cada acción representa una unidad com-
partamentalizada de capital. No está permitido subdividir una acción indivi-
dual. Se permite la copropiedad de acciones entre múltiples herederos como
resultado de una herencia (copropietarios). En tales casos, los copropietarios
deben designar a uno de ellos como su representante y notificar a la sociedad
de esta persona para que ejerza sus derechos como accionistas (artículo 106).
En caso de que los copropietarios no se pongan de acuerdo en cuanto a quién
debe ser nombrado como representante, el asunto se decidirá de acuerdo a
la opinión de la mayoría de las acciones de copropiedad de los copropietarios
(Corte Suprema, 29 de enero de 1997, Hanrei Jiho No. 1599:139). Es posible
que una sociedad acepte el ejercicio de los derechos de los accionistas en
ausencia de un representante convenido de los copropietarios (artículo 106,
Disposición). Esto, sin embargo, no significa que dicho ejercicio de los dere-
chos de los accionistas, por los copropietarios, se consideró en vigor en base al
consentimiento de la sociedad, cuando esto fue hecho en violación de las dis-
posiciones del Código Civil (artículos 251, 252) que rigen la copropiedad (Corte
Suprema, 19 febrero 215, Minshu Vol. 69 No. 1:25).

b. Contenido de las acciones

La Ley de Sociedades Mercantiles sostiene el principio de que el contenido


de los derechos inherentes a todas las acciones es idéntico. Es posible, sin
embargo, emitir múltiples clases de acciones estableciéndolas en los estatu-
tos constitutivos. También es posible establecer excepciones en relación a

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 245

la totalidad de las acciones incluyendo éstas en los estatutos constitutivos.


Tales excepciones incluyen 1) que la transferencia de acciones requiera la
aprobación de la sociedad (Acciones con Restricción de Transferencia: Ley
de Sociedades Mercantiles, artículo 2.X.vii); 2) que los accionistas tengan opción
de venta con respecto de la sociedad (Acciones con opción de venta: artículo
2.X.viii); y 3) que la sociedad tenga opción de compra con respecto a los
accionistas (Acciones sujetas a compra: artículo 2.X.ix). Es posible estable-
cer hasta nueve excepciones (incluyendo de la 1 a la 3 enumeradas arriba)
durante la emisión de múltiples clases de acciones (artículo 108).
En Japón solía ser rara la emisión de múltiples clases de acciones, sin em-
bargo esto se ha incrementado en los últimos años. Tomemos como ejemplo
el caso de Cyberdine, Co. La sociedad cotizaba en la Bolsa de Tokio en marzo de
2014. Ésta fijó 100 acciones Tipo A como una “acción unitaria”, y 10 accio-
nes Tipo B como una “acción unitaria”. El accionista retuvo acciones Tipo B
(contabilizando el 87.7 por ciento del total de los derechos de voto) al tiempo
que ofreció al público acciones Tipo A (que representan el 12.3 por ciento del
total de los derechos de voto). La existencia de varios tipos de acciones con
derecho a voto no está permitida en Japón. Este caso representa un intento
para alcanzar un efecto equivalente mediante el uso del sistema de “acción
unitaria”. El sistema de “acción unitaria” fija un cierto número de acciones (el
número no puede exceder 1000. Tampoco puede exceder un 200avo del nú-
mero total de acciones emitidas) como una “acción unitaria” y a cada unidad
se le adscribe el derecho a un voto (artículo 2.X.x, 188.1). En el caso anterior,
el derecho de voto de las acciones Tipo B pesan diez veces más que el de las
acciones Tipo A. En junio de 2015 Toyota. Co. decidió en la asamblea general
de accionistas emitir las siguientes acciones de clase múltiple y suscitó una
gran atención pública. Estas acciones tuvieron un dividendo del 0.5 por cien-
to en el primer año, aumentando un 0.5 porciento anualmente hasta alcanzar
un dividendo anual de 2.5 por ciento después de cinco años. La transferen-
cia de acciones estuvo restringida durante un período de cinco años. Como
queda claro a partir de estas características, el propósito de la emisión de este
tipo de acciones de clase múltiple fue aumentar el número de inversionistas
individuales que mantienen acciones en el largo plazo.

c. Doctrina de la igualdad de los accionistas

Según la Ley de Sociedades Mercantiles, la sociedad debe tratar a todos los


accionistas de igual manera de acuerdo al número y contenido de las ac-
ciones que posean (artículo 109.1). Este requisito significa que, en la medi-
da en que el contenido de cada acción sea idéntico, sus titulares deben ser

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246 HIROSHI NODA

tratados igualmente. De esta forma, la Ley de Sociedades Mercantiles sostiene


explícitamente el principio de igualdad de trato de los accionistas, pero tam-
bién prevé casos en los que se permite a las sociedades que no son públicas
incluir en sus estatutos constitutivos disposiciones para el trato diferenciado
de accionistas (artículo 109.2).

d. Transferencia de acciones y registro de accionistas

En Japón, hasta la revisión de la Ley en 2004 se requería la expedición de


los títulos de las acciones. La Ley de Sociedades Mercantiles como tal sólo requiere
la emisión de títulos de acciones cuando está previsto en los estatutos consti-
tutivos. A estas sociedades se les denomina “Sociedad que emite títulos de ac-
ciones” (artículo 117.7) y la transferencia de acciones se realiza a través de
la entrega física de los títulos de las acciones (artículo 128.1). Para facilitar la
transferencia de acciones se exigía la emisión de los títulos de las acciones. En
el caso de las sociedades cotizadas grandes donde la transferencia de acciones
es voluminosa y frecuente, la entrega física de los títulos de las acciones en el
momento de la transferencia complica indebidamente el proceso obstaculizan-
do la movilidad de las acciones. Con respecto a las sociedades por acciones pe-
queñas y medianas, la transferencia de acciones sólo tiene lugar con poca fre-
cuencia. Estas circunstancias se combinaron para detener la práctica de emitir
títulos físicos de acciones en el marco de la Ley de Sociedades Mercantiles vigentes.
A partir de enero de 2009 se instauró la transferencia electrónica de acciones
para las sociedades públicas que cotizan acciones. Bajo este sistema, que está
regido por la Ley sobre el Libro de Registro de Bonos Corporativos y Acciones, el comer-
cio de acciones es registrado numéricamente entre las cuentas involucradas.
Es importante resaltar el registro de accionistas como un componente im-
portante del sistema de transferencia de acciones. Las sociedades por acciones
están obligadas a preparar un registro de accionistas registrando los nombres,
direcciones y otra información relevante sobre los accionistas (artículo 121).
Una persona que adquiere acciones puede solicitar que la sociedad cambie
el nombre, en el registro de accionistas, al nombre de esta persona (artículo
133.1). La persona que adquirió las acciones debe asegurarse de que su nom-
bre y dirección estén especificados en el registro de accionistas para poder
reivindicar la titularidad de dichas acciones frente a la sociedad (artículo 130).

e. Restricciones para la transferencia de acciones

Como principio general, los accionistas pueden transferir a voluntad las


acciones que posean (artículo 127). En el caso de que se hayan establecido

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 247

restricciones para la transferencia de acciones en los estatutos constitutivos


(artículo 2.X.VII), las acciones con restricciones de transferencia no podrán
ser transferidas sin la aprobación de la sociedad. La Ley de Sociedades Mercantiles
incluye espacio para tales restricciones a través de los estatutos constitutivos
con el fin de satisfacer las necesidades de las sociedades cerradas. Al mismo
tiempo, es necesario garantizar que los titulares de estas acciones restringidas
tengan la posibilidad de venderlas. El procedimiento para estas ventas se es-
tablece en el artículo 136 ff de la Ley de Sociedades Mercantiles. Bajo este sistema,
los accionistas que deseen vender sus acciones podrán solicitar a la sociedad
la aprobación de la transferencia. Sus compradores también pueden hacer la
misma solicitud. En el caso de que la sociedad se niegue a proporcionar dicha
aprobación, estos accionistas o sus compradores podrán solicitar que la socie-
dad designe un comprador alternativo. El comprador designado puede ser un
tercero o la misma sociedad. En el caso de que la sociedad designe un compra-
dor alternativo, el precio de venta de las acciones se determinará mediante la
deliberación entre las partes involucradas (el accionista que solicita la aproba-
ción y el comprador designado). Si ambas partes no llegan a un acuerdo sobre
el precio, éstas pueden solicitar al tribunal que determine un precio de venta
apropiado. El tribunal determinará el precio de venta tomando en cuenta to-
das las circunstancias relevantes incluyendo pero, no limitándose, a los activos
de la sociedad. Es difícil evaluar el valor de las acciones de una sociedad que
no cotiza públicamente, los casos recientes indican que los tribunales tienen la
tendencia a utilizar múltiples métodos de evaluación y a enfatizar “el enfoque
basado en los ingresos” (una fórmula de evaluación basada en la premisa de
que la sociedad seguirá existiendo) en los casos en que exista una alta posibili-
dad de que la sociedad continúe en el futuro habida cuenta de sus condiciones
de rentabilidad, tamaño y activos (por ejemplo, la sentencia del Tribunal de
Distrito de Osaka del 31 de enero de 2013, Henrei Jiho No. 2185:142).

f. Adquisición de acciones propias en cartera

Las acciones de sí misma que mantiene una sociedad se denominan


“acciones propias en cartera” (artículo 113.4). En Japón, como regla ge-
neral, la adquisición de acciones propias en cartera solía estar prohibido.
La revisión de la Ley en junio de 2001 introdujo un cambio importante a
esta restricción, liberando como norma general la adquisición y retención
de acciones propias en cartera, al tiempo que detalla los requisitos relativos
al procedimiento y al importe monetario máximo para estas adquisiciones.
En principio, para que una sociedad adquiera acciones propias en car-
tera es necesario que una resolución de una asamblea de accionistas estipule

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248 HIROSHI NODA

el número máximo y la cantidad monetaria de acciones a adquirir. La reso-


lución deberá estipular el periodo de validez (hasta un año) durante el cual
la adquisición podrá realizarse (artículo 156). Al proceder a la adquisición
de acciones propias en cartera, la sociedad debe notificar a los accionistas
(si la sociedad es una sociedad pública, ésta puede ser una notificación pú-
blica) y ofrecer la compra a todos los accionistas que deseen vender (artículo
157) (si la oferta de venta excede el objetivo de la adquisición, la sociedad
puede adoptar el sistema de prorrateado) o realizar compras de mercado o
una oferta pública de adquisición prescrita por la Ley de Productos Financieros
y de Cambios (artículo 165.1). En el caso de las sociedades cotizadas, la mayo-
ría de las adquisiciones de acciones propias en cartera se realizan mediante
compras de mercado u ofertas públicas.
En contraste, cuando una sociedad busca comprar acciones propias en
cartera de accionistas específicos, se aplican reglas estrictas para asegurar la
equidad de la oportunidad de vender (artículo 160). Para las excepciones a
estas reglas ver artículos 161-164.
Las adquisiciones de acciones propias en cartera realizadas en violación
a este procedimiento son consideradas inválidas (Corte Suprema, 5 de sep-
tiembre de 1968, Minshu Vol. 22 No. 9:1846).
En cuanto al importe monetario máximo permitido para la adquisición
de acciones propias en cartera, la Ley sostiene que no podrá excederse el
monto distribuible como en el caso de los dividendos (artículo 461).

IV. Emisión de acciones y enajenación


de acciones propias en cartera

1. Concepto

La Ley de Sociedades Mercantiles llama a la emisión de acciones y a la enajena-


ción de acciones propias en cartera “Aspectos de las Acciones de Suscripción”
y aplica las mismas disposiciones (artículo 199 ff) a ambas. La siguiente narra-
tiva se refiere a la emisión de acciones.

2. Emisión de acciones

Las sociedades por acciones deben proporcionar el número total de ac-


ciones autorizadas en sus estatutos constitutivos. En el caso de las sociedades
públicas, como norma general, la junta directiva toma las decisiones relativas

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 249

a la emisión de acciones, en la medida en que la emisión de las acciones se


produzca dentro de los límites fijados por el número total de acciones autori-
zadas (artículo 201). En los casos en que el precio de emisión es muy ventajo-
so para el comprador (cuando el precio es desventajoso para el accionista ac-
tual), no obstante, la emisión de acciones requiere de una resolución especial
de una asamblea de accionistas. La ley también prevé de requisitos especiales
para las sociedades públicas en términos de la emisión de acciones y la emi-
sión de opciones sobre acciones que impliquen el cambio de los accionistas
dominantes. En los casos que conducen al cambio de los accionistas domi-
nantes, si el 10 por ciento o más de los accionistas que votaron se oponen y
así lo notifican a la sociedad, la emisión de acciones requerirá ser aprobada
por una resolución general de una asamblea de accionistas (artículo 199).
La emisión de acciones tiene efecto en la fecha designada de pago y los
suscriptores de las acciones que efectuaron el pago se convierten en accio-
nistas (artículo 209). Los suscriptores de acciones que no hicieron el pago
pierden su derecho a convertirse en accionistas (artículo 208.5).

3. Asistencia para los accionistas existentes

La Ley de Sociedades Mercantiles provee de diversas protecciones para los


accionistas existentes frente a los posibles costos negativos de la emisión
de acciones. Además de los requisitos de procedimiento, como los des-
critos en el inciso b. de este artículo, la Ley prevé maneras en las que los
accionistas existentes pueden impugnar una emisión ilegal e injusta, real
o potencial. Por ejemplo, los accionistas existentes pueden demandar un
interdicto contra la emisión de acciones, siempre y cuando ésta sea ante-
rior a la fecha en que la emisión entre en vigor (artículo 210) o, incluso
después de esa fecha, éstos pueden presentar una demanda para invalidar
la emisión (artículo 828.1.II), y pueden demandar a las partes implicadas
(tales como los directores) para una reparación pecuniaria (artículo 212
a 213-3). Ahora bien, los tribunales han tomado una visión estrecha de
cuándo pueden invalidar una emisión de acciones en aras de salvaguardar
la estabilidad jurídica (por ejemplo, Corte Suprema, 14 de julio de 1994,
Hanrei Jiho No. 1512:178, Corte Suprema 28 de enero de 1997, Minshu
Vol. 51 No. 1:71). La principal medida de asistencia ha sido exigir un in-
terdicto sobre la emisión de acciones debido a la variedad de restricciones
colocadas en las medidas correctivas ex post facto. La siguiente discusión
sólo cubrirá interdictos contra la emisión de acciones. Estos interdictos
típicamente son ejercidos mediante disposiciones provisionales (orden de
restricción temporal) bajo la Ley de Medidas Civiles Provisionales.

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250 HIROSHI NODA

Los accionistas pueden demandar un interdicto contra la emisión de ac-


ciones en el caso de que la emisión se haya realizado en violación de la ley o
de los estatutos constitutivos, o efectuado “mediante un método extremada-
mente injusto”, resultando en situaciones desventajosas para los accionistas.
Un ejemplo de una emisión que viola la ley es cuando la emisión se hace sin
una resolución especial de una asamblea de accionistas, aún cuando el pre-
cio de las acciones emitidas se establezca con una ventaja distintiva para los
suscriptores de las acciones. La emisión que se hace mediante un método que
es extremadamente injusto se llama “emisión injusta”. Esto se aplica a los
casos en los que los directores le asignan a una persona seleccionada un gran
número de acciones nuevas, aunque no haya necesidad de recaudar capital.
En bastantes casos se ha litigado el precio correcto de la nueva emisión.
La decisión del Tribunal de Distrito de Tokio de junio de 2004 (Hanrei Jiho
No. 1873:159) es un ejemplo reciente de los casos que involucran a una
sociedad cotizada. La sentencia de la Corte Suprema del 19 de febrero de
2015 (Minshu Vol. 69 No. 1:51) es el ejemplo más reciente que involucra a
una sociedad no cotizada en bolsa (Minshu Vol. 69 No. 1:51).
A menudo se solicitan interdictos contra la emisión de acciones por mo-
tivos de “emisión injusta” en los casos en que la administración de una socie-
dad, que enfrenta una oferta hostil de compra, emite acciones nuevas a un
tercero amistoso. La posición básica de los tribunales de Japón es considerar
si el objetivo principal es aumentar el capital o mantener el control de gestión.
El tribunal solamente concede un interdicto cuando el objetivo primordial es
mantener el control de gestión. Alrededor de 1990, la corte frecuentemente
rechazaba las demandas de interdictos alegando que el aumento de capital
era el objetivo primario, salvo de un puñado de excepciones tales como la sen-
tencia del Tribunal de Distrito de Tokio del 25 de julio 1989 (Hanrei Jiho No.
1317:28). Sin embargo, la corte ha aprobado interdictos en un número cada
vez mayor de casos. Esto después de la decisión del Tribunal Superior de To-
kio del 23 de marzo de 2005 (Hanrei Jiho No. 1899:56) que concedió un inter-
dicto contra la asignación, a terceros específicos, de opciones sobre acciones.
En los últimos años, en los casos impugnados, el criterio que generalmente
utilizan los tribunales se ha desplazado hacia la presunción de que el objetivo
primario para la emisión focalizada de acciones a terceros por una resolución
de la junta directiva es la necesidad de mantener el control de gestión.

V. Opciones sobre acciones

“Opción sobre acciones” significa cualquier derecho que autorice al titular


la adquisición de acciones de una sociedad por acciones mediante el ejer-

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 251

cicio de este derecho contra dicha sociedad por acciones (artículo 2.XXI).
Hasta la revisión de la Ley en 2001, Japón solamente había permitido el uso
de las opciones sobre acciones como un tipo de paquete de compensación
con incentivos para los administradores y el personal clave (denominada
opción de compra) o como un tipo de producto financiero emitido en com-
binación con bonos (bonos convertibles). Después de esta revisión, se elimi-
naron estas restricciones. En otras palabras, no hay restricciones sobre los
propósitos para los cuales pueden ser emitidas las opciones sobre acciones.
Además de los usos mencionados arriba, en los últimos años se ha visto un
uso diverso de las opciones sobre acciones, por ejemplo su emisión como
defensa contra una oferta hostil de compra similar a la píldora de veneno
usada en los Estados Unidos.
El artículo 236, sección 1 de la Ley de Sociedades Mercantiles, provee los asun-
tos que una sociedad debe determinar en relación al contenido de los dere-
chos relativos a las opciones sobre acciones. Una sociedad también puede
establecer condiciones para el ejercicio de las opciones sobre acciones (artícu-
lo 238.a-i). En los casos en que las opciones sobre acciones se utilicen como
defensa contra una oferta hostil de compra, una sociedad podría intentar re-
ducir el control adquirido por accionistas específicos (por ejemplo, 20 por
ciento) al permitir que otros titulares ejerzan su opción. La decisión de la
Corte Suprema del 7 de agosto de 2007 (Minshu Vol. 61 No. 5:2215) sostuvo
que tales condiciones discriminatorias pueden establecerse siempre y cuando
la adquisición del control de gestión por ciertos accionistas perjudique el valor
de la sociedad y se preserve la racionalidad como medida. La corte también
dictaminó que la cuestión de si el valor de la sociedad está amenazado, debe
ser determinada por una asamblea de accionistas.
La emisión de opciones sobre acciones está regulada de manera simi-
lar a las que están en efecto para la emisión de acciones (artículos 238-240,
246, 247).

VI. Bonos

El atributo legal de los bonos reside en reclamaciones pecuniarias como en el


caso de los préstamos de un banco. Sin embargo, la Ley de Sociedades Mercantiles
de Japón establece disposiciones especiales para los bonos (artículos 676 a
742) en contraste con el Reino Unido y los Estados Unidos.
La Ley de Sociedades Mercantiles permite la emisión de bonos a todo tipo de
sociedad que se encuentre bajo el ámbito de esta ley. La emisión de bonos
por las sociedades por acciones con junta directiva debe de estar acompa-

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252 HIROSHI NODA

ñada con una resolución de la junta directiva (artículo 362.4) (Como ex-
cepciones a esta regla tenemos que, cuando una “sociedad con comisión
postuladora, etc.” emite bonos, los funcionarios ejecutivos pueden decidir la
emisión de los bonos, y cuando una “sociedad con comité de auditoría y de
vigilancia” emite bonos, los directores pueden hacer lo mismo si se cumplen
ciertas condiciones).
Los tenedores de bonos adquieren los bonos basándose en la confianza
sobre las condiciones originales bajo las cuales se emitieron éstos. Por con-
siguiente es necesario proteger a los tenedores de bonos como colectividad.
Por lo tanto, la sociedad está obligada a mantener a gerentes de bonos y a
encargarles la gestión de éstos para salvaguardar los intereses de los tenedo-
res (artículo 702). También existe la asamblea de tenedores de bonos como
un sistema para que los tenedores de bonos protejan sus propios intereses
(artículo 715). Además de estas disposiciones, la Ley de Sociedades Mercantiles
también prevé el registro de bonos (artículo 681 ff), el certificado de bonos y
la cesión de bonos (artículo 687 ff).

VII. Asamblea de accionistas

El ejercicio social de la mayoría de las sociedades por acciones japonesas,


que cotizan en bolsa, comienza el 1 de abril y termina el 31 de marzo del
año siguiente. En la mayoría de los casos se permite que los accionistas, que
están incluidos en el registro de accionistas a partir del 31 de marzo, ejerzan
su derecho de voto concerniente al ejercicio social en su asamblea anual de
accionistas. La fecha de corte para ejercer este derecho es, en consecuencia,
el 31 de marzo, a partir del cual este derecho permanece vigente hasta por 3
meses (artículo 124.2). Es por esto que muchas sociedades tienden a celebrar
su asamblea de accionistas en junio.
Hay dos tipos de asamblea de accionistas: una es la asamblea anual de
accionistas, la cual es celebrada típicamente en junio por las sociedades que
cierran su ejercicio social a finales de marzo. La otra es la asamblea extraor-
dinaria de accionistas que se celebra cuando es necesario. En principio, en
los casos de las sociedades con junta directiva, el poder de la asamblea de
accionistas está limitado a las cuestiones previstas en la Ley de Sociedades Mer-
cantiles para garantizar una gestión racional de la sociedad (artículo 295.2).
Todos los demás asuntos se remiten a la junta directiva. La Ley también
permite a las sociedades con junta directiva, en particular aquellas de me-
nor tamaño, ampliar el poder en los estatutos constitutivos de la asamblea
de accionista.

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 253

En principio, la junta directiva convoca a la asamblea de accionistas (ar-


tículo 298) y envía a los accionistas un anuncio de la convocatoria que inclu-
ye la fecha, el lugar, y la agenda de la reunión (artículo 299). Las sociedades
con 1000 o más accionistas con derecho a voto deben circular con antelación
los documentos de referencia relativos a los temas programados y los formu-
larios de votación junto con el anuncio de la convocatoria (artículo 301.1).
Los accionistas pueden ejercer su derecho a voto por escrito en lugar de
asistir a la reunión. En la era actual de las tecnologías de la información, se
ha hecho posible proporcionar a los accionistas los documentos requeridos a
través del sitio web de la sociedad o que los accionistas ejerzan sus derechos
de voto electrónicamente.
Los accionistas que tienen un determinado número de acciones pueden
presentar propuestas en la asamblea de accionistas. En términos concretos,
pueden solicitar por escrito, hasta con 8 semanas previas a la fecha de la
asamblea, que se añadan ciertos temas a la agenda (artículo 303) o hacer
propuestas alternativas relativas a un tema del programa fijado por la so-
ciedad (por ejemplo, cuando la sociedad elige un determinado candidato
para el puesto de director, el accionista podría proponer a otro candidato)
y solicitar que su propuesta alternativa y su fundamento se incluyan en el
anuncio de la convocatoria (artículo 305).
La asamblea de accionistas usa la regla de la mayoritaria de votos, pero
aplica diferentes reglas relativas al quórum y a la definición de mayoría a los
diferentes temas del programa (artículo 309). La Ley de Sociedades Mercantiles
prevé la acción que busca revocar una resolución de la asamblea de accio-
nistas (artículo 831) y el fallo declaratorio de ausencia, o la nulidad de una
resolución de una asamblea de accionistas (artículo 830) para abordar la posi-
bilidad de deficiencias procedimentales y/o sustantivos en una resolución. Se
ha acumulado una cantidad significativa de jurisprudencias que involucran a
este sistema, pero esto va más allá del alcance de este artículo.

VIII. Directores y junta directiva

1. Directores

Los directores son seleccionados en la asamblea de accionistas (artículo 329).


La selección de directores está sujeta a ciertas restricciones, tales como prohi-
bir a las personas jurídicas asumir esta posición (artículo 331.1). Las socieda-
des con junta directiva deben tener a lo menos tres directores (artículo 331.5).
El periodo de los directores es de dos años (artículo 332.1). Con carácter

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254 HIROSHI NODA

excepcional, las sociedades que no son públicas pueden prorrogar el periodo


de los directores hasta por diez años, siempre y cuando lo estipulen en los es-
tatutos constitutivos (artículo 332.2). En algunos casos, el periodo sólo puede
ser de un año (artículo 332.3 a 6). Esto aplica a los directores de las “socieda-
des con comisión postuladora, etc.” y los directores que no son miembros del
comité de auditoría y vigilancia en las “sociedades con comité de auditoría
y de vigilancia” (el periodo de los directores que también son miembros del
comité de auditoría y de vigilancia en las “sociedades con comité de audito-
ría y de vigilancia” es de dos años). Los directores pueden ser despedidos en
cualquier momento con una resolución de la asamblea de accionistas. Si éste
es despedido sin causa, el director despedido puede presentar una demanda
por daños a la sociedad (artículo 339).
En las sociedades sin junta directiva, en principio los directores tienen
autoridad para ejecutar operaciones y representar a la sociedad (artículos
348 y 349). En cambio, en las sociedades con junta directiva, sólo los directo-
res elegidos por la junta directiva tienen la facultad de ejecutar operaciones
y representar a la sociedad (artículos 362.3 y 363.1). Más adelante, en este
artículo, se discutirán las obligaciones y responsabilidades de los directores.

2. Directores externos

La Ley de Sociedades Mercantiles destaca como requisito para ser director


externo lo siguiente: que 1) no deben ser directores o empleados de la so-
ciedad o su subsidiaria (la ausencia de relación de empleo o similares); 2) no
deben ser directores o empleados de la sociedad matriz o similares (la au-
sencia de relaciones con una sociedad matriz); y 3) no deben ser parientes
de directores o empleados clave de la sociedad (la ausencia de ciertas rela-
ciones de parentesco). Antes de asumir el puesto, los directores externos no
deben haber estado en las relaciones enumeradas arriba por un mínimo de
diez años (artículo 2.X.v). Además, en general se espera que los directores
externos no tengan relaciones comerciales con la sociedad para garantizar
su independencia. La Ley de Sociedades Mercantiles no requiere este punto
explícitamente. Bajo el sistema de “funcionarios independientes” de las so-
ciedades cotizadas, según lo estipula el reglamento de cotización de la bol-
sa de valores, se requiere que las sociedades cotizadas tengan funcionarios
independientes que cumplan con los requisitos enumerados anteriormente
y que registre los nombres de estos funcionarios.
“Las sociedades con junta de auditores” (que representan a la mayoría
de las sociedades cotizadas en Japón) no están obligadas bajo la Ley de Socie-

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 255

dades Mercantiles a tener directores externos. Sin embargo, como resultado


de la revisión de 2014, la Ley ahora requiere que este tipo de sociedades
cotizadas, provean reportes financieros anuales para explicar a la asamblea
anual de accionistas el por qué es apropiado no tener directores externos
(si éste es el caso) (artículo 327-2). Esto se alinea con el principio reglamen-
tario de “cumplir o explicar”, reflejando el firme respaldo de la Ley a la
práctica de tener directores externos.

3. Junta directiva

La Ley de Sociedades Mercantiles prevé tres funciones de la junta directiva.


Éstas Incluyen 1) la determinación de la ejecución de las operaciones; 2) la
supervisión de la ejecución de las operaciones por los directores; y 3) el nom-
bramiento y remoción del representante de la junta directiva (artículo 362.2).
La junta directiva vota por mayoría y el quórum está formado con la parti-
cipación de más de la mitad de sus miembros (artículo 369.1). Los directores
con intereses especiales en relación con el contenido de una resolución no
pueden participar en la votación (artículo 369.2).
La Ley de Sociedades Mercantiles prevé cuestiones relativas a las operaciones
que deben ser determinadas por la junta directiva (artículo 362.2). Ciertos
asuntos enumerados vienen bajo estas disposiciones, tales como la venta y
compra de activos importantes y préstamos a gran escala. La junta directiva
también debe determinar la “ejecución de otras operaciones importantes”
que no estuviera cubierto por los asuntos enumerados. Se requiere que las
sociedades grandes con junta directiva establezcan el denominado sistema
de control interno (artículo 362.5). El proceso para la toma de decisiones
sobre este tema no puede ser encargado a directores individuales. La junta
directiva de las “sociedades con comisión postuladora, etc.” tiene sólo una
gama limitada de asuntos a determinar (artículo 416.1 y 4). La junta direc-
tiva de las “sociedades con comité de auditoría y de vigilancia” pueden co-
misionar una amplia gama de temas a directores ejecutivos individuales, re-
lativos a la determinación de la ejecución de las operaciones, si se cumplen
ciertas condiciones (como en los casos en los que la mayoría de los miem-
bros de la junta directiva son directores externos) (artículo 399-13.5 y 6).

4. Obligaciones de los directores

Los directores tienen la obligación de gestionar el negocio de la so-


ciedad con el debido cuidado de un gestor prudente (Ley de Sociedades Mer-

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256 HIROSHI NODA

cantiles artículo 330, Código Civil artículo 644; en lo sucesivo citado como
obligación de diligencia debida) y la obligación de lealtad (artículo 355).
La Ley de Sociedades Mercantiles define estas obligaciones como deberes ge-
nerales en su relación con la sociedad. Estas obligaciones están basadas en
los intereses de la sociedad y como tales, no son enteramente idénticos a
las obligaciones fiduciarias que los directores de las sociedades americanas
y británicas les deben a sus accionistas. En cuanto a la obligación de dili-
gencia debida del director, la jurisprudencia ha adoptado la regla denomi-
nada criterio empresarial. Por ejemplo, la sentencia de la Corte Suprema
del 15 de julio de 2010 (Hanrei Jiho No. 2091:90) sostiene que una acción
de un director no infringe su deber de diligencia debida, en la medida
que 1) la acción en cuestión se refiera a un asunto que es dejado al juicio
gerencial experto; 2) el proceso de toma de decisiones no refleja una falta
extrema de racionalidad; y 3) el contenido de la toma de decisiones no
refleja una falta extrema de racionalidad. La regla de criterio empresarial
que fue adoptada por los tribunales de Japón se caracteriza por el hecho
de que los tribunales toman en consideración el contenido del proceso de-
cisorio en todos los aspectos relacionados con la cuestión. En este sentido,
éste es distinto de la jurisprudencia americana.
Además de los deberes generales mencionados anteriormente, la Ley de
Sociedades Mercantiles prevé procedimientos previos especiales relativos a po-
sibles conflictos de intereses entre los directores y la sociedad, en particular
transacciones que compiten, transacciones conflictivas y remuneraciones.
Cuando un director busca seguir una línea de negocio similar a la de la so-
ciedad, para él mismo o para un tercero, éste debe revelar la información
pertinente y obtener la aprobación de la junta directiva (para las socieda-
des que no tienen una junta directiva, la asamblea de accionistas) (artículos
356.1.i y 365.1). El mismo procedimiento se requiere cuando el director lleva
a cabo un negocio con la sociedad, para él mismo o para un tercero (artícu-
los 356.1.II y 365.1). Esta regulación es aplicada aun cuando una persona
aparte de un director lleva a cabo una transacción con la sociedad, donde
la transacción es de tal naturaleza que los intereses del director y aquellos
de la sociedad pueden entrar en conflicto (por ejemplo, cuando la sociedad
garantiza un préstamo bancario tomado por el director, en cuyo caso, éste
se convierte en un contrato entre el banco y la sociedad) (artículos 356.1.III
y 365.I). Las remuneraciones de los directores deberán ser determinadas a
través de los estatutos constitutivos o mediante una resolución de la asamblea
de accionistas (artículo 361). Las remuneraciones de los directores en las “so-
ciedades con comisión postuladora, etc.” están determinadas por el comité
de remuneraciones (artículos 404.3 y 409).

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 257

5. Responsabilidades de los directores

La Ley de Sociedades Mercantiles establece dos categorías para las responsa-


bilidades de los directores: la primera es la responsabilidad ante la sociedad
y la segunda es la responsabilidad ante un tercero.
Cuando un director descuida sus obligaciones (en otras palabras, actúa
en violación de las obligaciones discutidas en el apartado d), a éste se le
considera responsable de indemnizar a la sociedad por las pérdidas incurri-
das por la sociedad como resultado de esta negligencia (artículo 423.1). Al
director al que se le atribuye la acción es responsable de las pérdidas, pero
cuando la acción fue tomada con base a una resolución de la junta directiva,
los directores que apoyaron esta resolución también son responsables ante
la sociedad por las pérdidas que surjan como resultado de ella. Si hubiere
varios directores responsables de las pérdidas, éstos se vuelven responsables
colectivamente. En los casos que implican transacciones concurrentes y/o
conflictivas, se dispone de reglas especiales para reducir la carga probato-
ria durante la búsqueda de responsabilidad por daños (artículos 423.2-3 y
428.1). Por ejemplo, cuando un director participa en una transacción con-
currente sin obtener la aprobación de la junta directiva, se infiere que las
ganancias obtenidas por el director son la cantidad de pérdidas generadas
a la sociedad.
Existe un sistema para la demanda derivada de los accionistas (artículo
847 ff) en relación a la responsabilidad que un director tiene con respecto
a su sociedad. Bajo ciertas condiciones, los accionistas individuales pueden
reivindicar la responsabilidad de los directores a nombre de la sociedad con
respecto a pérdidas que los directores sean responsables frente a la sociedad
(además de daños, ésta incluye la responsabilidad del director ante la socie-
dad con respecto a un deuda transaccional. Corte Suprema, 10 de marzo
de 2009, Minshu Vol. 63 No. 3:361). En los últimos años ha aumentado el
número de este tipo de demandas, generando preocupación por sofocar la
acción gerencial de los directores. Ésta es una de las razones por las que se
estableció la regla del criterio empresarial en la jurisprudencia. En princi-
pio, no se puede dispensar la responsabilidad de los directores ante la so-
ciedad en ausencia del consentimiento unánime de los accionistas (artículo
424). Sin embargo, la revisión de 2001 estableció un sistema mediante el
cual se puede dispensar en parte la responsabilidad de un director si se cum-
plen ciertas condiciones (artículos 425 a 427).
Sólo los accionistas de la sociedad pueden iniciar una demanda deriva-
da de accionistas. Aunque la revisión de 2014 estableció un sistema median-

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258 HIROSHI NODA

te el cual los accionistas de una sociedad matriz pueden iniciar una deman-
da contra los directores de su subsidiaria dentro de parámetros específicos
(artículo 847-3). Éste se llama demanda derivada múltiple. Éste se introdujo
con el fin de hacer frente al problema de los directores de una sociedad ma-
triz que no hayan responsabilizado debidamente a los directores de su subsi-
diaria por las pérdidas incurridas por la sociedad matriz como consecuencia
de la negligencia por parte de los directores de la subsidiaria.
Con respecto a la responsabilidad de los directores frente a terceros
cuando éste descuida sus obligaciones, dicho director sólo es responsable
por las pérdidas en relación con la sociedad. La Ley de Sociedades Mercantiles
prevé la responsabilidad especial de un director frente a un tercero distin-
to de la sociedad (artículo 429.1) en los casos en que el director actúe con
conocimiento o negligencia grave en el desempeño de sus funciones. Los
acreedores de sociedades pequeñas y medianas que son financieramente
frágiles utilizan ampliamente esta disposición como un medio para cobrar
deudas al apuntar a los activos personales de los directores cuando la so-
ciedad quiebra. Este sistema es novedoso desde la perspectiva del derecho
comparado. La sentencia de la Corte Suprema del 26 de noviembre de
1969 (Minshu Vol. 23 No. 11:2150) emitió un criterio importante con respec-
to al propósito de este sistema.

IX. Auditor de la sociedad

Los auditores de la sociedad auditan la ejecución de las obligaciones de los di-


rectores (artículo 381.1) y son elegidos por una asamblea de accionistas junto
con los directores (artículo 329.1). Con el fin de garantizar su independencia,
sirven por un periodo de cuatro años, el cual es más extenso que el periodo
de los directores (artículo 336.1). Los requisitos son similares a los requeridos
para los directores (artículo 335.1). Asimismo, un auditor de la sociedad no
puede actuar concurrentemente como director o empleado de la sociedad o
de su subsidiaria a fin de garantizar su independencia (artículo 335.2). Los
auditores contables que auditan los estados financieros de la sociedad y pre-
paran los informes contables de la auditoría deben ser Contadores Públicos
Certificados o firmas contables (artículo 337.1). Los auditores de la sociedad
están exentos de este requisito.
Los auditores de la sociedad auditan toda la gama de operaciones de la
sociedad, incluyendo la auditoría de su contabilidad financiera. La audito-
ría conlleva la verificación del cumplimiento de las leyes y de los estatutos
constitutivos y la formulación de recomendaciones para los mismos. Los

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 259

auditores de la sociedad tienen autoridad para solicitar reportes sobre las


operaciones de la sociedad a los directores y empleados y para iniciar una
investigación de las operaciones y condiciones financieras de la sociedad
(artículo 381.2). Para expresar sus recomendaciones, los auditores de la
sociedad preparan un reporte de auditoría una vez al año (artículo 381.1),
asisten a las reuniones de la junta directiva y expresan sus recomendacio-
nes cuando es necesario (artículo 383.1). Además, los auditores de la socie-
dad tienen autoridad para prohibir una acción del director en el caso de
que esta acción pudiera violar las leyes (artículo 385.1). La opinión de los
expertos está dividida sobre la cuestión de si los auditores de la sociedad
tienen autoridad para comprobar la idoneidad de los criterios empresa-
riales y las acciones tomadas por los directores, y no sólo su legalidad. La
opinión de la mayoría está en contra (ésta sostiene que tal función supervi-
sora recae en la junta directiva). Los auditores de la sociedad difieren de los
directores externos en este sentido. También son diferentes del “Mitglieder
der Aufsichtsrat” bajo el sistema alemán.
Cuando una sociedad tiene múltiples auditores, cada auditor ejerce su
auditoría individualmente. Las sociedades cotizadas y las sociedades por
acciones grandes, excluyendo las que utilizan a directores externos (como
se discutirá en la siguiente sección) deben mantener una junta de auditores
(artículo 328.1). La existencia de una junta de auditores no afecta al princi-
pio de que cada auditor ejerce su autoridad individualmente. Una junta de
auditores debe incluir al menos tres miembros y al menos la mitad deben
ser auditores externos (artículo 2.X-VI) (artículo 335.3).
El sistema de auditores en las sociedades mercantiles ha sufrido innu-
merables cambios en cuanto a su autoridad desde la promulgación del Có-
digo de Comercio en 1899. Se ha convertido en un sistema altamente complejo
que varía ampliamente dependiendo de su escala. Éste es un sistema único
cuando es comparado con los sistemas de otros países. La mayoría de las
sociedades cotizadas han optado por retener auditores en la sociedad.

X. Expansión de las opciones relativas


al diseño organizacional; sociedades que utilizan
los directores externos

La revisión de la Ley de Sociedades Mercantiles de 2002 amplió las opciones para


el diseño organizacional por parte de las sociedades cotizadas y de las socie-
dades por acciones de gran tamaño introduciendo las categorías de “sociedad
con comisión postuladora, etc.” además de la “sociedad con junta de audito-

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260 HIROSHI NODA

res de la sociedad”. Como se mencionó anteriormente, este sistema fue adop-


tado como modelo en la práctica del gobierno corporativo por las sociedades
cotizadas en los Estados Unidos. En este sistema, los directores externos jue-
gan un papel central en la supervisión de las operaciones de la sociedad. Este
sistema no se arraigó fácilmente en Japón y sólo unas 70 sociedades cotizadas
son “sociedad con comisión postuladora, etc.” (hasta diciembre de 2016).
La revisión de 2014 introdujo un nuevo tipo de diseño organizacional (la
“sociedad con comité de auditoría y de vigilancia”) con el fin de aumentar el
número de sociedades cotizadas con directores externos. La “sociedad con
comité de auditoría y de vigilancia” no retiene a los auditores de la sociedad,
sino que establece un comité de auditoría y de vigilancia en la junta directi-
va. Al menos la mitad de los directores que también pertenecen al comité de
auditoría y de vigilancia deben ser directores externos. El rol del comité es
comparable con el rol de los auditores de la sociedad (de las “sociedades con
junta de auditores en la sociedad”), y ofrecen sus recomendaciones sobre la
elección, remoción, renuncia y remuneraciones de los directores que no per-
tenecen al comité de auditoría y de vigilancia en la asamblea de accionistas.
Una de las principales características de las “sociedades con comité de
auditoría y de vigilancia” es la amplia gama de opciones disponibles que
tienen. Mientras que la junta directiva puede asumir la responsabilidad de
tomar la mayor parte de las decisiones importantes relativas a las opera-
ciones de la sociedad, es posible que se le encargue a los directores ejecu-
tivos individuales la toma de decisiones sobre las operaciones de la socie-
dad, esto generalmente se da en los casos cuando los directores externos
ocupan la mayor parte de las posiciones en la junta directiva (artículo 399
13.5). Si la sociedad opta por el primer sistema, esto es casi equivalente a
sustituir a los auditores de la sociedad por el comité de auditoría y de vigi-
lancia. Si se elige el segundo, el papel clave de la junta directiva se vuelve
a funciones de supervisión, por lo que se acerca al modelo de vigilancia.

XI. Cambios fundamentales

1. Establecimiento y racionalización del sistema japonés

Los cambios fundamentales de las sociedades solían limitarse a: 1) cambios


en los estatutos constitutivos; 2) disolución; 3) liquidación; 4) conversión de
entidades y 5) asignación de los negocios; 6) fusión de tipo absorción; y 7)
fusión de tipo consolidación (los tres últimos se utilizan como método de

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 261

combinación o división de sociedades). La revisión de 1997, que estuvo enca-


minada a racionalizar y simplificar los procedimientos de fusión, marcó una
ola de nuevos sistemas comenzando con la introducción en 1999 de 8) el in-
tercambio de acciones y 9) la transferencia de acciones (procedimientos para
transformar completamente una sociedad por acciones en una subsidiaria).
Adicionalmente, en 2000 se introdujo 10) la división de tipo absorción de
una sociedad (un procedimiento para “transferir todo o parte del negocio
de una sociedad” [actualmente “todo o parte de los derechos y responsabili-
dades que una sociedad tiene con respecto a su negocio”] a otra sociedad) y
11) la división tipo consolidación de sociedades (en lo sucesivo a los métodos
5 a 11 se les denominará “fusiones y similares”). El objetivo de la institu-
cionalización legal de estas fusiones y similares fue facilitar a las sociedades
mejorar la eficiencia de su gestión y la efectividad del gobierno corporativo a
través de una reorganización flexible. Detrás de tal ímpetu estaba la recesión
prolongada que siguió al estallido de la burbuja económica de los años 90s y
el aumento de la competencia internacional que enfrentaban las sociedades
japonesas. Tomemos por ejemplo, la introducción del sistema para la división
de las sociedades. En la década de 1990, muchas sociedades japonesas tuvie-
ron que cargar con deudas colosales y activos excedentes. Para deshacerse de
estos legados negativos resultado de la burbuja económica de los años ochen-
ta, las sociedades encontraron que era esencial concentrar sus actividades en
las fortalezas existentes y retirarse de las áreas débiles (llamado selección y
concentración). Los cambios en las revisiones de 2005 y 2014 también estu-
vieron dirigidos a racionalizar el sistema existente y a reforzar las regulacio-
nes consideradas deficientes.

2. Esquema del procedimiento para las fusiones y similares

Es necesaria una breve explicación de los procedimientos para las fu-


siones. Las fusiones pueden tener lugar entre todo tipo de sociedad (artículo
2.i), aunque la explicación que sigue es relevante principalmente para la
fusión de sociedades por acciones.
La fusión de tipo absorción conlleva la firma de un acuerdo de fusión en-
tre una sociedad sobreviviente y una sociedad absorbida (artículo 748). Este
acuerdo debe enumerar 1) la identidad de las sociedades involucradas; 2) in-
formación sobre la retribución que la sociedad sobreviviente ofrecerá a los
accionistas de la sociedad absorbida; 3) el cociente de fusión; 4) información
sobre las opciones sobre acciones, o pagos en efectivo, que la sociedad super-
viviente ofrecerá a los titulares de las opciones de la sociedad absorbida; 5) la

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262 HIROSHI NODA

fecha en que entra en vigor la fusión de tipo absorción (artículo 749.1). Si no


se logran determinar estas cuestiones la fusión puede ser invalidada.
La revisión de 2005 hizo posible que una sociedad sobreviviente ofrezca
dinero en efectivo, y otra forma de propiedad, en lugar de acciones de la so-
ciedad superviviente. En la práctica real, con frecuencia se ofrecen acciones
de la sociedad sobreviviente, acciones de la sociedad matriz de la sociedad
superviviente y efectivo. Mediante el uso de efectivo como retribución, se
volvió posible excluir a los pequeños accionistas (fusión de efectivo). La “fu-
sión triangular” es cuando una sociedad sobreviviente entrega acciones de
su sociedad matriz en lugar de sus propias acciones. Al permitir este tipo
de fusiones, la Ley supuestamente facilitó las fusiones y adquisiciones trans-
fronterizas.
El acuerdo de fusión de tipo de absorción debe hacerse público bajo el
procedimiento de divulgación previo (artículos 782(1) y 794). Ambas partes
de una fusión de tipo absorción deben obtener la aprobación del acuerdo de
fusión, de sus respectivos accionistas, un día antes de la fecha en que la fu-
sión tenga efecto (artículos 783.1 y 795.1). En principio, la aprobación debe
venir en la forma de una resolución especial (artículo 309.2 xii).
La Ley de Sociedades Mercantiles prevé casos en los que la resolución de la
asamblea de accionistas no es necesaria: fusiones simplificadas y las fusiones
abreviadas. En la primera, no es necesaria una resolución de la asamblea de
accionistas ya que el impacto de la fusión en los accionistas es mínimo. En
Japón, una sociedad sobreviviente no tiene que obtener una resolución de su
asamblea de accionistas cuando el monto evaluado de la fusión no excede el
20 por ciento de los activos netos totales de la sociedad sobreviviente (artícu-
lo 796.2). En los casos de fusión abreviada, cuando se produce una fusión
entre sociedades controladoras y subordinadas, y la proporción de acciones
en poder de los accionistas de control es tan grande que se vuelve innece-
sario proponer una resolución de la asamblea de accionistas ya que sería
inútil (i.e., el resultado es evidente). Este sistema se instituyó en Japón como
parte de la revisión de 2005. Las sociedades controladoras-subordinadas se
definen como en las que el 90 por ciento de los derechos de voto están en
poder de una de las partes de la fusión (artículos 796.1). Tanto las acciones
en propiedad directa como las acciones poseídas a través de una subsidiaria
de propiedad absoluta se incluyen en este cálculo.
Las fusiones de tipo absorción entran en vigor en la fecha especificada
en el acuerdo de fusión siempre y cuando se hayan completado debidamen-
te los procedimientos para satisfacer el derecho de evalúo de los accionistas
disidentes y los procedimientos para la protección de los acreedores.

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 263

3. Protección de los accionistas minoritarios y acreedores

Aquellos accionistas que hayan notificado a la sociedad que se está fu-


sionando, antes de la asamblea de accionistas, que disienten de la fusión
de tipo absorción, y votaron en contra de la fusión en la asamblea, pueden
exigir que la sociedad compre sus acciones a un “precio justo” (artículo
785.1). En el caso hipotético de una fusión en efectivo donde los accionistas
disidentes fueron excluidos pagándoles en efectivo, y en la cual las sinergias
generan efectos positivos como resultado de la fusión, los accionistas mino-
ritarios de la sociedad absorbida (accionistas excluidos) no pueden ser com-
pensados adecuadamente simplemente comprándoles sus acciones al que
sería un “precio justo” antes de la fusión (al precio que las acciones habrían
alcanzado si la fusión no se hubiera llevado a cabo). La revisión de la Ley
en 2005 hizo posible que estos accionistas minoritarios reciban un precio de
compra que refleje también los efectos positivos de la sinergia de la fusión
(si la hubiere) además del precio justo estimado en ausencia de la fusión. En
los últimos años se ha producido un aumento de los casos en los cuales los
accionistas minoritarios afectados por la fusión de sociedades cotizadas han
ejercido este derecho y el tribunal ha determinado un “precio justo”. Así,
el derecho a que las acciones sean compradas a un precio justo (derecho de
valuación) se ha convertido en Japón en un instrumento clave para la pro-
tección de los accionistas minoritarios.
Otro instrumento para la protección de los accionistas es la interdic-
ción de la fusión y similares. En los casos de fusión abreviada, la revisión de
2005 de la Ley estableció un procedimiento para la interdicción a nombre
de los accionistas minoritarios de una sociedad subordinada para compensar
la ausencia de una resolución de la asamblea de accionistas. La interdicción
es emitida cuando la consideración de una fusión abreviada es extremada-
mente impropia a la luz de las condiciones financieras de las sociedades a
fusionar y de otras consideraciones. La revisión de 2014 también amplió sus
instrumentos de protección más allá de los casos de fusión de forma corta
para incluir todos los casos de fusión y similares hechos en violación de las
leyes y estatutos constitutivos (artículos 784.2 y 796.2).
Además, los accionistas y otros pueden presentar una demanda para
invalidar una fusión en las fusiones efectuadas con procedimientos ilegales
(artículos 828.1 vii; viii). Una vez que la demanda es ratificada se cancelan
los efectos futuros de la fusión (artículo 843). La Ley no especifica cuáles
son los factores que invalidan una fusión. En general, se interpreta que
incluyen graves violaciones de procedimiento, como cuando el acuerdo de

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264 HIROSHI NODA

fusión se vuelve inválido o es revocado por un error, fraude o coacción,


ausencia de una resolución de la asamblea de accionistas o, cuando no se
siguieron los procedimientos para la protección de los acreedores. Ade-
más, la interpretación general sostiene que un cociente de fusión injusto no
constituye un factor para invalidar la fusión (Tribunal Superior de Tokio,
31 de enero de 1990, Shiryoban Shoji Homu No. 77:193).
También existe un instrumento de protección para los acreedores de
las sociedades a través del cual pueden recibir pagos después de plantear
objeciones. Cada sociedad debe notificar a los acreedores a través de un
boletín oficial que tienen derecho a plantear objeciones a la fusión dentro
de un período de tiempo especificado. La sociedad también debe notificar
a los acreedores individuales cuya existencia es conocida (se permite una
notificación electrónica pública) (artículos 789.5 y 799.5). La sociedad está
obligada a proporcionar un pago a los acreedores que tienen objeciones,
una seguridad razonable o encomendar una propiedad equivalente a una
compañía fiduciaria, a menos que no exista el riesgo de que los acreedores
que objetaron la fusión acumulen daños (artículo 789.5/799.5).
En los últimos años, un número cada vez mayor de casos de división
fraudulenta de sociedades se ha vuelto un motivo de preocupación en cuanto
a la cuestión de cómo proteger los intereses de los acreedores. En concreto,
una empresa cuyas condiciones de negocio se están deteriorando podría
transferir parte de sus activos con un buen desempeño junto con una parte
de sus pasivos a otra sociedad durante una división de la sociedad, dejando
a la sociedad original sólo con el negocio que está produciendo el déficit.
Los acreedores restantes de la sociedad original no están bajo la compe-
tencia del procedimiento de protección bajo revisión. Históricamente, los
tribunales han intentado proteger a los acreedores restantes invocando di-
versos estatutos y doctrinas jurídicas existentes. Por ejemplo, la sentencia de
la Corte Suprema del 12 de octubre de 2012 (Minshu Vol. 66 No. 103:3311)
dictaminó que la división de una sociedad puede estar bajo la competencia
del derecho a exigir la rescisión de un acto fraudulento bajo el Código Civil.
La revisión de 2014 de la Ley, recientemente proporcionó procedimientos
mediante los cuales los acreedores de la sociedad original restantes pueden
solicitar el pago de deudas a la sociedad a la que los activos fueron transfe-
ridos. Este recurso está disponible en los casos donde la división corpora-
tiva se llevó a cabo con el pleno conocimiento de que los intereses de estos
acreedores restantes se verían perjudicados. La cuantía de la reparación
puede alcanzar hasta el valor de los activos transferidos (artículos 759.4 a
7; 764.4 a 7).

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LEY DE SOCIEDADES MERCANTILES 265

4. Avances en el derecho indicativo

Como se discutió en (1), Japón instituyó su propio Código Administrativo


en 2014 y el Código de Gobierno Corporativo en 2015. El primero fue prepara-
do por una junta de expertos designada por la Agencia Financiera sobre la
base de la Estrategia de Revitalización de Japón adoptada por el Gabinete
en junio de 2013. La segunda fue redactada por otra junta de expertos de-
signada por la Agencia Financiera basándose en la revisión de la Estrategia
de Revitalización de Japón y adoptada por el Gabinete en junio de 2014. El
Código de Gobierno Corporativo está incorporado en la lista de regulaciones de
la Bolsa de Valores de Tokio. Se han creado foros para darle seguimiento a
los debates sobre este Código por parte de los expertos para continuar con
las deliberaciones y evaluaciones sobre su implementación, lo que refleja un
énfasis cambiante desde las formalidades a la sustancia. En 2017 se realizó
una revisión del Código Administrativo japonés.
El Código de Administrativo del Reino Unido proporcionó un modelo para
la versión japonesa. El texto principal del código consiste de siete “prin-
cipios”, cada uno acompañado de directrices detalladas que explican su
contenido. Este código no es una ley legalmente vinculante; se espera que
funcione como un tipo de ley indicativa en la que aquellos inversionistas
institucionales que apoyan los objetivos de este código publiciten esa posi-
ción en sus sitios web. Este Código busca regular mediante la llamada re-
gla de cumplimiento o explicación. Los inversionistas institucionales que la
apoyan, no necesitan implementar los principios en masse, pero según sea el
caso, se espera que expliquen el por qué eligieron no implementar ciertos
principios. Aunque los principios incluidos en el código son similares a los
del Reino Unido, existen algunas diferencias. Por ejemplo, el Principio 5 del
Código del Reino Unido (que fomenta la acción colectiva de los inversio-
nistas institucionales) no existe en la versión japonesa. En cambio, el código
japonés incluye el Principio 7 que pide a los inversionistas institucionales
“nutrir la fortaleza” y otras variaciones que reflejan las condiciones de Ja-
pón. Este código adopta un enfoque basado en principios y, como tal, insta
a los inversionistas institucionales que aceptaron el código a emitir juicios
racionales sobre si sus actividades y prácticas están alineadas con los objeti-
vos y el espíritu de cada principio incluido en el código
En los debates previos a la compilación del Código de Gobierno Corpora-
tivo se utilizaron como modelo los Principios para el Gobierno Corporativo de la
OCDE. El documento de la OCDE enumera los principios y la filosofía de-
trás de ellos en relación a 1) los derechos de los accionistas; 2) la igualdad

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266 HIROSHI NODA

de trato de los accionistas; 3) el papel de las partes interesadas que no son


accionistas; 4) difusión y transparencia; 5) las responsabilidades de la junta
directiva. La versión japonesa condensó estos contenidos temáticos en cua-
tro capítulos (combinando 1 y 2 en un solo capítulo) y establece un capítulo
separado sobre el diálogo con los accionistas. El código completo consta de
cinco principios generales, 30 principios y 38 principios suplementarios. Las
sociedades que cotizan en la bolsa de valores de Tokio (tanto la categorías 1
como la 2) están obligadas a implementar todos estos 73 principios o a expli-
car, en su informe anual sobre el gobierno corporativo, por qué decidieron
no implementar todo o parte del mismo. Al igual que el Código Administrativo,
este código regula basándose en la regla de cumplimiento o explicación y
adopta un enfoque basado en principios.
Como ha quedado claro, los métodos reglamentarios, además de las leyes
formales, han venido atrayendo la atención y, de hecho, han empezado a des-
empeñar un papel clave en el gobierno corporativo de las empresas cotizadas
de Japón. En cuanto a la selección de directores externos, el Código de Gobierno
Corporativo establece el principio de que las empresas cotizadas deben incluir al
menos a dos directores externos en su junta directiva. Esta directriz del dere-
cho indicativo complementa la Ley revisada de 2014 la cual fue discutida an-
teriormente en este artículo. Un resultado de esto es el aumento sustancial del
número de las sociedades que cotizan en la Bolsa de Valores de Tokio (catego-
ría 1), que optaron por tener directores externos, del 31.5 por ciento en 2010
al 97.1 por ciento en 2016 (datos obtenidos de la Bolsa de Valores de Tokio).
Adicionalmente, ahora casi el 80 por ciento de todas las sociedades cotizadas
tienen directores externos de conformidad con este código, indicando su alta
tasa de cumplimiento. En la actualidad, la atención está centrada en si esta
alta tasa de cumplimiento por sí sola es lo suficientemente buena. ¿Es suficien-
te el cumplimiento formal? ¿Qué tal la calidad de aclaraciones? ¿Participan
los inversionistas institucionales y las sociedades en un diálogo constructivo?
También se está debatiendo sobre el papel de la junta directiva como premisa
para una regulación efectiva: ¿Es mejor el modelo de gestión o el modelo de
supervisión? ¿O es más efectivo un modelo híbrido?

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES

Takashi Inomata*

Sumario: I. Introducción. II. Tribunales. III. Las partes. IV. Procedi-


mientos procesales en primera instancia. V. Apelaciones. VI. Nuevo juicio.
VII. Procedimiento para las demandas de menor cuantía. VIII. Múltiples
partes interesadas.

I. Introducción

1. El Código de Procedimientos Civiles de Japón1

A. Promulgación

El primer Código de Procedimientos Civiles moderno de Japón fue promul-


gado en 1890 y entró en vigor en 1891, como parte de la modernización legal
durante la llamada Restauración Meiji. El Código de Procedimientos Civiles
de 1890 en principio estaba basado en el Código de Procedimientos Civi-
les alemán de 1877.
Para responder a las necesidades sociales, en 1926 el Código de Proce-
dimientos Civiles de 1890 fue enmendado, introduciendo el nuevo Código
de Procedimientos Civiles austríaco de 1895.
Después de la segunda guerra mundial se efectuó otra enmienda im-
portante al procedimiento civil, pues la ley americana fue trasplantada en

*
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.
1
En lo que se refiere a la versión en inglés del “Código de Procedimientos Civiles de Japón”
que ocupa a este artículo, se hace referencia al Japanese Law Translation Database System
(http://www.japaneselawtranslation.go.jp/law/detail/?id=2834&vm=04&re=01&new=1 [28 de ju-
lio de 2017, última visita]). Las otras leyes pueden encontrarse del mismo modo.

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268 TAKASHI INOMATA

varios campos del derecho, particularmente en la nueva Constitución y el


procedimiento penal. Algunos elementos de los procedimientos de Estados
Unidos fueron introducidos en el Código de Procedimientos Civiles de 1947,
aunque todavía permaneció el marco básico del sistema alemán-austríaco.
Por ejemplo, se introdujo el sistema acusatorio en relación con el reparto del
poder entre la corte y las partes, el contrainterrogatorio de testigos por parte
de las partes interesadas sustituyó al interrogatorio de los testigos por el juez
que preside.
La necesidad de una reforma integral ya había sido señalada anterior-
mente a lo largo de varios años. En primer lugar, aunque se habían produ-
cido cambios sociales y económicos notables, el Código había permanecido
sustancialmente sin cambios desde 1926, y no era adecuado para hacer fren-
te a las condiciones actuales y complejas. En segundo lugar, la justicia civil de
Japón había sufrido serios problemas como las largas demoras y altos costos
de los litigios. Se dio por sentado que esto había alejado a los ciudadanos
japoneses de la justicia civil. En tercer lugar, la posibilidad de mejorar el
sistema de justicia civil mediante los esfuerzos de los tribunales, los colegios
de abogados y los abogados tenía limitaciones. Consecuentemente, se buscó
promulgar una ley como una medida para facilitar el acceso a la justicia.

B. Puntos principales del nuevo Código de 1996

El Código de Procedimientos Civiles fue enmendado completamente


en 1996 y entró en vigor en 1998. El objetivo de esta reforma integral fue
lograr procedimientos civiles que fueran fáciles de comprender y accesibles
por parte de los ciudadanos.
Los principales puntos del nuevo Código de 1996 son los siguientes: i) el
mejoramiento de los procedimientos para concretar cuestiones y pruebas; ii)
la ampliación del alcance de la obligación de presentar documentos; iii) la
introducción de un procedimiento especial sobre las demandas de menor
cuantía; y iv) la restricción de las apelaciones ante la Corte Suprema.

2. Marco para la solución de controversias en Japón

A. Descripción general

Parece que en Japón existe la tendencia de considerar las demandas


como el último recurso. Cuando se tiene una disputa, y después de que las

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 269

partes intentan negociar y fracasan, la disputa usualmente es llevada a con-


ciliación antes de que se presente una demanda.

B. Conciliación

La conciliación es uno de los procedimientos para la SAC (Solución Al-


ternativa de Controversias) más popular en Japón. La conciliación está re-
gulada por la Ley de Conciliación Civil de 1951, y puede incluir cualquier
tipo de disputa civil bajo un tribunal sumario, excepto las que impliquen
relaciones domésticas. Los conflictos son mediados por una junta de conci-
liación formada por un juez y dos conciliadores elegidos, en muchos casos,
entre abogados practicantes. Cuando se alcanza un acuerdo entre las partes,
éste se registra y se vuelve ejecutable de la misma manera que una sentencia
de un tribunal.
También existen procedimientos estatutarios de conciliación para dispu-
tas concretas. Por ejemplo, los conflictos entre sindicatos y administradores
están bajo la Ley de Sindicatos de 1949 y la Ley de Ajuste de Relaciones
Laborales de 1946; las disputas entre la industria y las víctimas de la conta-
minación están bajo la Ley para la Resolución de Controversias sobre Con-
taminación Ambiental de 1940; y las controversias derivadas de contratos de
construcción están bajo la Ley de Negocios de Construcción de 1949.
Además de estos procedimientos para la SAC, hay un procedimiento
especial llamado “tribunal laboral” para los conflictos laborales entre em-
pleados individuales y un patrón, que esta regulado por la Ley del Tribunal
Laboral de 2004, en la cual expertos laborales y el juez atienden el caso.
Por otra parte, también son considerados eficaces los procedimientos
para la SAC mediante organizaciones privadas, estos fueron introducidos
por la Ley para la Promoción del Uso de la Solución Alternativa de Con-
troversias de 2004.

C. Arbitraje

Además de los litigios y la SAC, incluyendo la conciliación, el arbitraje


es reconocido como un medio legítimo para la solución de disputas. El ar-
bitraje no es un método muy popular para la solución de disputas en Japón.
En el ámbito de las transacciones internacionales y marítimas, la Asociación
Japonesa de Arbitraje Comercial y la Bolsa Japonesa de Transporte son res-
pectivamente instituciones de arbitraje permanentes.

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270 TAKASHI INOMATA

La ley de arbitraje de Japón fue promulgada en 2003 y en su mayoría


cumple con la Ley Modelo de la CNUDMI sobre Arbitraje Comercial In-
ternacional, la cual ha sido adoptada ampliamente en el mundo.
Cuando el arbitraje se efectúa en Japón se aplica la Ley de Arbitraje
de Japón. Una sentencia arbitral tiene el mismo efecto que una sentencia
judicial. Se reconocen y aplican las resoluciones arbitrales del extranjero
de la misma manera que las resoluciones nacionales, lo cual está sujeto a la
Convención de Nueva York sobre el Reconocimiento y la Ejecución de las
Sentencias Arbitrales Extranjeras de 1958.

II. Tribunales

1. Clasificación y organización de los tribunales

La Corte Suprema es el tribunal más alto de Japón. Bajo la Corte Supre-


ma, como tribunales inferiores, están los tribunales superiores, tribunales de
distrito, tribunales familiares y tribunales sumarios. Los tribunales familiares
sólo manejan los casos de menores de edad y otros casos que no impliquen
litigios y no pueden juzgar una demanda, por lo que no están sujetos al Có-
digo de Procedimientos Civiles.
La Corte Suprema está constituida por un juez presidente y otros ca-
torce magistrados. El gran tribunal está formado por los quince magistra-
dos de la Corte Suprema. La Corte Suprema tiene tres tribunales menores,
cada uno de estos tribunales menores tiene cinco magistrados de la Corte
Suprema.
Normalmente, los casos de la Corte Suprema son juzgados por un pa-
nel de tres jueces. Por lo regular, los casos de los tribunales de distrito son
juzgados por un solo juez, pero en casos específicos son juzgados por un
panel de tres jueces. Los casos de los tribunales sumarios son juzgados por
un solo juez.

2. Jurisdicción de los tribunales japoneses

Los tribunales japoneses ejercitan su jurisdicción sobre los ciudadanos


extranjeros y las corporaciones de acuerdo a las normas japonesas de juris-
dicción internacional. El Código de Procedimientos Civiles de Japón, en-
mendado en 2011, prevé la jurisdicción de los tribunales sobre los ciudada-
nos y empresas extranjeras (artículo 3.2 a 3.12).

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 271

Los tribunales japoneses tienen jurisdicción sobre una acción que se


interponga: contra una persona domiciliada en Japón; contra una persona
sin un domicilio o sin domicilio conocido cuya residencia este en Japón;
contra una persona sin residencia o de residencia desconocida, que estuvo
domiciliada en Japón antes de que la acción fuera presentada, a menos que
la persona haya estado domiciliada en un país extranjero después de haber
estado domiciliada en Japón (artículo 3.2, párr. 1); contra una corporación
o cualquier otra asociación o fundación cuya sede principal u oficina de
negocios este localizada en Japón; contra una corporación, asociación, o
fundación sin una oficina de negocio u otra oficina, o con una oficina de
negocio u otra oficina de localización desconocida cuyo representante u
otra persona principalmente responsable de su negocio esté domiciliada en
Japón (artículo 3.2, párr. 3).
La Ley sobre la Jurisdicción Civil de Japón con respecto a un Estado
extranjero fue promulgada en 2009, y entró en vigor en 2010.

3. Jurisdicción y transferencia de litigios

El Código de Procedimientos Civiles prevé un foro general y un foro es-


pecial (artículos 4 a 7). Una sola demanda tiene generalmente varios foros.
Estos no se contradicen entre sí, por lo que el demandante puede elegir el
más adecuado y deseable.
El foro general para una acción en contra de una persona física está de-
terminado por el domicilio de la persona; por la residencia de la persona, si
la persona no está domiciliada en Japón o su domicilio es desconocido; o por
el último domicilio de la persona en Japón, si la persona no tiene residencia
en Japón o su residencia es desconocida (artículo 4, párr. 2). Por otro lado, el
foro especial es como sigue: el lugar de la ejecución de la obligación de una
acción que implique un derecho de propiedad; el lugar donde se llevó a cabo
el perjuicio para una acción por un perjuicio; la ubicación del bien raíz para
una acción relacionada con bienes inmuebles; y así sucesivamente (artículo 5).
El Código de Procedimientos Civiles, enmendado en 2003, prescribe
foros especiales en los casos que implican derechos de patentes, derechos
de modelo de utilidad, derechos de explotación del diseño del trazado de
circuitos integrados, o los derechos de autor sobre programas de computa-
doras. Los tribunales de distrito de Tokio y Osaka tienen jurisdicción exclu-
siva en tales casos (artículo 6, párr. 1). Una apelación al tribunal de segunda
instancia contra la sentencia de estos tribunales está bajo la jurisdicción
exclusiva del tribunal superior de propiedad intelectual (artículo 6, párr. 3),

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272 TAKASHI INOMATA

que es una división especial del tribunal superior de Tokio. En los casos que
implican derechos sobre diseños, derechos de marcas, derechos de autor
(excepto los derechos de autor de los programas de computadora), derechos
editoriales y así sucesivamente, los tribunales de distrito de Tokio y Osaka
tienen jurisdicción concurrente (artículo 6.2).
En primera instancia, los casos civiles son juzgados ya sea por uno de
los tribunales sumarios o por uno de los tribunales de distrito. Los tribunales
sumarios tienen jurisdicción sobre los casos que suponen que el valor de la
materia de litigio no es mayor a 1.4 millones de yenes (Ley de Tribunales de
1947, artículo 33, párr. 1). El valor de la materia de litigio se calcula sobre
la base de los intereses alegados en la acción (artículo 8, párr. 1), cuando es
imposible o extremadamente difícil calcular este valor, se considera que el
valor excede los 1.4 millones de yenes (artículo 8, párr. 2).
Solamente en primera instancia y por mutuo acuerdo las partes podrán
determinar el tribunal de jurisdicción (artículo 11, párr. 1), y, si un deman-
dado presenta un argumento oral sobre el fondo del caso sin que haya obje-
ción, ese tribunal tiene jurisdicción (artículo 12).
Si el Tribunal considera que el litigio no está sujeto a su jurisdicción,
éste puede transferir el litigio, previa petición, o sua sponte, al tribunal de
jurisdicción (artículo 16, párr. 1). Incluso si el litigio está sujeto a su ju-
risdicción, el tribunal de primera instancia, a petición, o sua sponte, puede
transferir el litigio a la jurisdicción de otro tribunal si encuentra que esto es
necesario para evitar un retraso sustancial en el litigio o para asegurar la
equidad entre las partes, en consideración del domicilio de cada parte y de
los testigos que deban ser interrogados, la ubicación de cualquier objeto que
deba ser inspeccionado y cualquier otra circunstancia (artículo 17).

4. Descalificando o impugnando a un oficial de la Corte

En casos específicos un juez no está calificado para desempeñar los de-


beres de juez. Los motivos para la descalificación son los siguientes: cuando
un juez tiene, o tuvo, una relación específica con una de las partes del caso;
cuando un juez se ha convertido en testigo o experto en el caso; y así suce-
sivamente (artículo 23, párr. 1, ítems 1 a 6). Si existe alguno de los motivos
para la descalificación, el tribunal, a petición, o sua sponte, extenderá una
resolución judicial de descalificación (artículo 23, párr. 2).
Si existen circunstancias que involucran a un juez, que podrían menos-
cabar la imparcialidad de una resolución judicial, cualquiera de las partes
podrá impugnar al juez (artículo 24, párr. 1).

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 273

Si se presenta una petición para descalificar o impugnar, el litigio será


suspendido hasta que el fallo sobre la petición sea definitivo y vinculante
(artículo 26). Estas disposiciones se aplican mutatis mutandis a los secretarios
de los juzgados (artículo 27).

III. Las partes

1. Capacidad para ser parte interesada

A. Capacidad

Uno debe tener la capacidad de ser parte en un litigio. La disposición del


artículo 28 del Código de Procedimientos Civiles prevé que, en general, la
capacidad de ser parte está regida por el Código Civil. Por lo tanto, los in-
dividuos y las personas morales pueden ser parte de un litigio civil. Además,
las asociaciones o fundaciones sin personalidad jurídica, que tienen un repre-
sentante y un administrador, pueden demandar y ser demandadas bajo su
propio nombre (artículo 29), a causa de sus actividades en la vida real.
Se considera que los extranjeros tienen la capacidad de ser parte si tal es
el caso de conformidad con la legislación japonesa, aunque no tengan esta
capacidad conforme a la ley de su país de origen (artículo 33).
Todas las personas pueden ser parte en un litigio, pero no todas tienen
el derecho a realizar actos procesales. Por ejemplo, un menor de edad y un
adulto bajo tutela no pueden realizar ningún acto procesal excepto a través
de un agente estatutario (artículo 31). Esta capacidad es denominada capa-
cidad de litigar. Un acto procesal realizado por una persona que no tiene
capacidad de litigar es nulo y sin valor, pero se vuelve valido, y es retroactivo
al momento de este acto, una vez que es ratificado por una de las partes o
un agente estatutario que ha satisfecho tales requisitos (artículo 34, párr. 2).

B. Derecho de actuar

El derecho de actuar es la elegibilidad para obtener un juicio final ba-


sado en los méritos. Éste se determina en relación con la materia específica
de la demanda, independientemente de que se admita o no este derecho.
En general, éste se le concede a quienes impugnan derechos bajo el derecho
sustantivo. Cuando el tribunal considera que la parte no tiene el derecho de
actuar éste desestimará la demanda sin perjuicio alguno.

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274 TAKASHI INOMATA

2. Representantes legales y asistentes en la corte

A. Representantes legales

En Japón, el Código de Procedimientos Civiles permite a las partes pro-


ceder, por sí mismos, con los litigios. Se ha sugerido, pero no se ha logrado
que Japón adopte el principio de que un litigio pueda proceder solamente
con abogados que representen a las partes. Por lo tanto, no son inusuales
en Japón los litigios sin abogados, no sólo a nivel de los tribunales sumarios,
sino también a nivel de los tribunales de distrito.
Hay dos categorías de representantes legales: la primera es una persona
cuya autoridad no está basada en la intención de una de las partes, i.e., un
agente estatutario; la segunda es una persona cuya autoridad esta basada en
un contrato con una de las partes.
La primera es una persona que se basa en el derecho sustantivo, o
una persona que es designada por el tribunal basándose en el Código de
Procedimientos Civiles. El alcance de la autoridad de un representante
estatutario está gobernado y regido por el Código Civil y otras leyes y re-
glamentos.
En el segundo caso, una de las partes debe solicitar un abogado como
representante legal, con excepción de los tribunales sumarios (artículo 54,
párr. 1). La existencia y el alcance de la autoridad del representante legal
deben ser demostrados con documentos. Con respecto a un caso, un repre-
sentante legal puede llevar a cabo todos los actos procesales involucrados
en una contrademanda, como interventor, en una ejecución forzosa, en una
incautación provisional o disposición provisional (artículo 55, párr. 1). Sin
embargo, debido a la importancia de sus efectos, un representante legal de-
berá estar expresamente designado para realizar lo siguiente: presentar una
contrademanda; retirar una acción, llegar a un acuerdo, renunciar o reco-
nocer una demanda; presentar una apelación ante un tribunal de segunda
instancia, presentar una apelación definitiva o retirar dicha apelación; nom-
brar a un representante (artículo 55, párr. 2).

B. Asistentes en la Corte

Una de las partes o un representante legal, con el permiso de la corte,


puede presentarse con un asistente ante el tribunal (artículo 60, párr. 1). El
asistente en la corte es una estrategia usada cuando una de las partes no

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 275

puede presentar correctamente sus argumentos por sí mismo debido a una


dificultad del habla y así sucesivamente.

IV. Procedimientos procesales


en primera instancia

1. Comienzo del litigio

A. Formalidades para la presentación de una acción

En general, una demanda comienza mediante la presentación de una denun-


cia escrita ante un tribunal (artículo 133, párr. 1). Sin embargo, una demanda
puede presentarse oralmente ante un tribunal sumario (artículo 271).
El Código de Procedimientos Civiles prescribe los temas que deberán
ser expuestos en una denuncia escrita, estos son: i) las partes, y los agen-
tes estatutarios, si existiera alguno; y ii) la sentencia específica exigida y el
fundamento de la demanda (artículo 133, párr. 2). Un papel básico de una
denuncia escrita es especificar los alegatos del demandante; bajo el nuevo
Código de 1966, se espera que describa otros hechos suplementarios, he-
chos importantes y relevantes, además del conjunto concreto de hechos so-
bre los alegatos de la demanda y las evidencias que serán probadas (Código
de Procedimientos Civiles, artículo 53, párr. 1), con el fin de revelar todos
los hechos y evidencias importantes y de llevar a cabo el procedimiento de
manera más eficiente.
Si el juez que preside encuentra que la denuncia escrita es inadecuada,
deberá especificar un plazo razonable y ordenar que el defecto sea corregi-
do dentro de este plazo (artículo 137, párr. 1). Si la corrección no es hecha
dentro de este plazo, el juez que preside emitirá una orden que desestimará
la denuncia escrita (artículo 137, párr. 2).
Si el juez que preside encuentra que la denuncia escrita es apropiada, el
tribunal entregará personalmente la denuncia por escrito al acusado (artículo
138, párr. 1). Además, el juez que preside designará una fecha para los argu-
mentos orales y convocará a las partes para que se presenten (artículo 139).

B. Tipos de acción procesal

Los tipos de acción procesal dependen de la reclamación del deman-


dante, los tres tipos básicos de acción son los siguientes:

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276 TAKASHI INOMATA

i) Una acción de cumplimiento, en la cual el demandante busca una


sentencia que ordene el cumplimiento por parte del demandado,
por ejemplo, una acción para el pago de dinero, una acción para un
acto específico, o no-acto, por parte del demandado, y así sucesiva-
mente;
ii) Una acción de confirmación, en la que el demandante busca una
sentencia que confirme y declare la existencia o inexistencia de un
derecho especifico vigente y una relación jurídica específica; y
iii) Una acción de creación, en la que el demandante busca una sentencia
que establezca un cambio en una relación jurídica específica la cual
es requerida por algunas leyes antes de alterar una relación jurídica,
por ejemplo, una acción para la anulación del establecimiento de una
sociedad, una medida para el divorcio, etcétera.

C. Derecho de demanda

El demandante debe tener el derecho de demanda para conseguir un


juicio final basado en los méritos. Se reconoce el derecho de demanda cuan-
do existe una necesidad real y de eficiencia para dictar una sentencia defi-
nitiva basada en los méritos.
En principio, actualmente el derecho de demanda está reconocido en
una acción procesal de cumplimiento. Sin embargo, el derecho de deman-
da solamente es reconocido en casos limitados para acciones de cumpli-
miento en el futuro, i.e., sólo si es necesario demandar esto por adelantado
(artículo 135).
En una acción de confirmación, el derecho de demanda es más crítico
que en una acción de cumplimiento. Se reconoce el derecho de demanda
en una acción de confirmación cuando la confirmación del asunto del li-
tigio conduce a una resolución adecuada y efectiva de esta disputa, dado
que una sentencia de confirmación no tiene fuerza ejecutoria, y es menos
efectiva. Por lo tanto, en una acción de confirmación, en principio, el objeto
del litigio está restringido a derechos específicos o a una relación jurídica,
sin embargo se puede presentar una acción para la confirmación de la au-
tenticidad de un documento que certifique una relación jurídica (artículo
134). En una acción de confirmación, el derecho de demanda y el derecho
de actuar están estrechamente conectados entre sí, la persona que tiene el
derecho de demanda también tiene el derecho de actuar.
En una acción de creación, el demandante tiene el derecho de demanda
y el derecho de actuar cuando así lo estipula la ley.

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 277

D. Efecto de la interposición
de una acción procesal

Una relación procesal se forma entre la corte y ambas partes cuando


se le entrega una denuncia escrita al demandado. Esta situación se le llama
litigio pendiente.
Está prohibido que una de las partes en un caso pendiente ante un tri-
bunal presente otra acción sobre el caso (artículo 142). Por lo tanto, si una
acción pendiente y una acción presentada posteriormente son las mismas,
la última acción se desestimará sin perjuicio debido a la violación de esta
prohibición contra la presentación de acciones duplicadas. Además, en el
contexto de un litigio pendiente, son posibles algunos actos procesales, tales
como la intervención de un tercero en el litigio (artículos 42, 47 y 52).
Por otra parte, efectos jurídicos sustantivos, tales como la interrupción
de la prescripción, surgen mediante la presentación de una acción (Código
Civil, artículo 147).

2. El juicio del litigio

A. Perspectiva general

En la primera sesión de las audiencias, el tribunal clasifica el caso


teniendo en cuenta la respuesta del demandado. En primer lugar, el de-
mandante expone sus alegatos basándose en una denuncia, y luego el
acusado admite o niega los alegatos del demandante, y presenta sus de-
fensas afirmativas. Cuando no existe una disputa real entre las partes, la
corte termina los procedimientos y designa una fecha para dictar la sen-
tencia. En caso de que haya una disputa y las cuestiones esten claras, el
tribunal lleva a cabo intensas deliberaciones para examinar las pruebas.
O, cuando las cuestiones no están claras, el tribunal lleva a cabo un pro-
cedimiento preliminar con el fin de precisar las cuestiones y clasificar las
pruebas, y luego el tribunal realiza intensas deliberaciones para el exa-
men de las pruebas.
Las audiencias se llevarán a cabo a discreción del juez que preside, y
el tribunal tiene la autoridad para dirigir los procedimientos judiciales. Por
otra parte, las partes en los litigios tienen la responsabilidad y la autoridad
para comenzar y terminar el litigio, establecer el asunto del litigio, y recopi-
lar los hechos y pruebas, y someterlos a la corte.

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278 TAKASHI INOMATA

B. Papel de las partes en el litigio

Las partes en el litigio son responsables de presentar los hechos y las prue-
bas. En síntesis, este principio es el reconocimiento de la iniciativa de las par-
tes en la audiencia. Es razonable que las partes sean responsables de recopilar
y presentar los hechos y las pruebas, ya que es necesario resolver una disputa
civil solamente en la medida en que las partes deseen que se resuelva, y bá-
sicamente las partes tienen libertad para eliminar su demanda. Por lo tanto,
si el hecho que apoya o niega una demanda que es objeto del litigio no es
presentado por las partes en ninguna sesión de las audiencias, el tribunal no
puede tener en cuenta tal hecho al dictar la sentencia. Además, los hechos
admitidos por ambas partes en el tribunal no necesitan ser probados, y el tri-
bunal está obligado por tales hechos aún si duda si son o no verdaderos.
Por el contrario, en casos excepcionales el propio tribunal puede tener
derecho a recopilar hechos y evidencias, tales como cuando una sentencia
afecta a terceros o cuando una sentencia involucra el interés público.
De todos modos, el principio de la iniciativa de las partes en las audien-
cias esta basado en la igualdad del estatus entre las partes en litigio. Por lo
tanto, cuando se niega esta premisa, se puede esperar que el tribunal desem-
peñe un papel más activo en los procedimientos procesales.

C. El papel del tribunal

El juez que preside conduce las audiencias en una audiencia pública. La


fecha de la audiencia es designada por el juez que preside, previa petición
o sua sponte (artículo 93). El juez que preside dirige las audiencias y puede
permitir que una persona hable o, prohibir que hable una persona que no
cumpla con las órdenes del juez (artículo 148). Ésta es la autoridad del juez
que preside para controlar los procedimientos procesales. Además, el tribu-
nal podrá ordenar la restricción, separación o consolidación de los argu-
mentos orales, o revocar dicha orden (artículo 152, párr. 1), y podrá ordenar
la reanudación de los argumentos orales que hayan concluido (artículo 153).
Por otra parte, el derecho a objetar se refiere al derecho de las partes a
objetar una violación de las disposiciones relativas a los procedimientos pro-
cesales, pero esto no se aplica a un derecho que involucre el interés público
(ver artículo 90).
Parece reconocerse que los jueces son más activos en Japón que en las
jurisdicciones de derecho común. El juez que preside, en una sesión de las au-

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 279

diencias, puede hacer preguntas a una de las partes o pedir a una de las partes
que presente pruebas con respecto a cuestiones objetivas o jurídicas (artículo
149). Se debe esperar que el juez ejerza esta autoridad justamente. A veces, se
puede interpretar que ejercer esta autoridad es obligatorio. Por lo tanto, pue-
de ser motivo de apelación si el tribunal no ejerze esta autoridad.

3. Procedimientos preliminares

A. Perspectiva general

Uno de los objetivos del nuevo Código de 1996 fue revitalizar las au-
diencias, ya que en la práctica las audiencias bajo el Código anterior eran
extremadamente nominales, y los documentos eran simplemente intercam-
biados sin discusión en cada sesión de audiencias. Por este motivo, el nuevo
Código de 1996 introdujo y mejoró algunas estrategias.

B. Escrito preparatorio

Los argumentos orales serán preparados por escrito (artículo 161, párr.
1). De este modo, cada parte debe prepararse para las audiencias orales por
medio de escritos preparatorios, estos escritos incluyen: alegatos y pruebas; y
declaraciones sobre la demanda de la parte contraria y los alegatos y pruebas
(artículo 161, párr. 2). Si una de las partes niega los hechos afirmados por la
parte contraria en el escrito preparatorio, esta parte debe describir la razón
de la denegación (Normas de Procedimiento Civil, artículo 79, párr. 3).
Con antelación suficiente, cada una de las partes deberá presentar estos
escritos al tribunal y a la parte opuesta antes de la sesión de la audiencia
oral, o el juez que preside podrá especificar un plazo para presentar una
respuesta escrita o un escrito preparatorio (artículo 162).

C. Indagación por una parte interesada

Cada una de las partes puede presentar una indagación escrita a la par-
te contraria, mientras el litigio esté pendiente, y pedirle que responda en un
documento a las preguntas que sean necesarias para preparar los alegatos o
las pruebas (artículo 163). Éste es un sistema similar al interrogatorio, una
de las estrategias para el descubrimiento en los Estados Unidos, que tiene

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280 TAKASHI INOMATA

el objetivo de permitir a las partes obtener información que posee la parte


contraria y que es necesaria para la preparación del caso. La parte contraria
está obligada a responder de acuerdo con el principio de buena fe y confian-
za, pero no hay una sanción si no responde.
Por lo tanto, el éxito de este sistema depende en gran parte de la coo-
peración sincera de las partes en litigio. Además, este sistema sólo puede
ser utilizado después de que se presentó una acción; se dice que este siste-
ma es insuficiente. Por consiguiente, el nuevo Código de 1996 introdujo,
en su forma enmendada de 2003, el nuevo procedimiento para un sistema
de indagación antes de la presentación de una acción (artículo 132-2). El
demandante prospectivo tiene derecho a presentar una indagación escrita
al demandado prospectivo sobre los asuntos que son necesarios para la
discusión del caso. El demandado prospectivo tiene igualmente derecho a
presentar una indagación escrita, siempre y cuando el demandado prospecti-
vo haya respondido por escrito a la indagación del demandante prospectivo
(artículo 132-3).

D. Procedimiento para concretar


cuestiones y pruebas

Bajo el código anterior, las audiencias eran celebradas aproximadamen-


te una o dos veces al mes, este retraso grave fue uno de los principales proble-
mas de la justicia civil, y se debió en parte a la ausencia de un procedimiento
apropiado para identificar cuestiones y pruebas en los casos. Para resolver
este problema, el nuevo Código introdujo tres opciones para concretar las
cuestiones disputadas y clasificar las pruebas.
El nuevo Código de 1996 establece tres tipos de procedimientos preli-
minares para concretar cuestiones y pruebas, éstos son los siguientes: i) ar-
gumentos orales preliminares (artículos 164 a 167); ii) procedimientos pre-
paratorios (artículos 168 a 174); y iii) procedimiento preparatorio escrito
(artículos 175 a 178).
Primero, en el caso de los argumentos orales preliminares, el tribunal
podrá celebrar argumentos orales preliminares si éste lo considera necesario
para concertar cuestiones y pruebas (artículo 164).
Segundo, en el caso de los procedimientos preparatorios, después de ha-
ber escuchado las opiniones de las partes, el tribunal podrá remitir un caso a
un procedimiento preparatorio si éste lo considera necesario para concertar
cuestiones y pruebas (artículo 168). En la práctica, de los tres procedimien-
tos éste es el que se utiliza más comúnmente.

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 281

Tercero, en el caso de un procedimiento preparatorio escrito, si una


parte reside en un lugar distante, o si el tribunal lo considera apropiado
por cualquier otra razón, y después de escuchar las opiniones de las partes,
el tribunal podrá remitir un caso a un procedimiento preparatorio escrito
(artículo 175). En este procedimiento, la concreción de las cuestiones y las
pruebas se lleva a cabo a través de la presentación de escritos y así sucesiva-
mente, sin la comparecencia de las partes.
Un requisito común de los tres procedimientos preliminares es que al
inicio de estos procedimientos el tribunal debe dejar claro qué hechos deben
ser probados, y no ser probados, durante el examen posterior de las prue-
bas. Sin embargo, este efecto no es de gran peso. La parte contraria podrá
formular preguntas y, a continuación, la parte explicará las razones por las
que no pudo presentar los alegatos o pruebas antes del cierre de los procedi-
mientos preliminares (artículos 167 y 174, también 178), aunque el derecho
de la parte a presentar cuestiones y pruebas no queda descartado.
Sin embargo, el nuevo Código de 1996 prescribe que los alegatos y
pruebas se presentarán en el momento oportuno, de conformidad con el
estado de avance del litigio (artículo 156). Por lo tanto, si los alegatos o
pruebas son presentados después del momento que debe hacerlo, intencio-
nalmente o por negligencia grave, y el tribunal considera que tales alegatos
o pruebas retrasarán la conclusión del proceso, incluyendo los casos del final
de los procedimientos preliminares, el tribunal podrá desestimarlos sin per-
juicio alguno, previa petición o sua sponte (artículo 157, párr. 1).
El nuevo Código de 1996, enmendado en 2003, introdujo los juicios
planeados. Con el fin de lograr un juicio justo y rápido, el tribunal y las
partes se esforzarán por cumplir el progreso previsto en los procedimientos
de litigio (artículo 147-2). El tribunal consultará a ambas partes y formulará
un plan de enjuiciamiento debido a las complejidades o al gran número de
datos que deban examinarse (artículos 147-3, párr. 1).

4. Evidencias y pruebas

A. Determinación de los hechos

El Tribunal debe determinar si la declaración de los hechos está bien


fundamentada, a fin de aplicar la ley al caso. No es necesario demostrarlo si
las partes no están de acuerdo sobre la aplicación de una ley al caso.
Si durante las audiencias, una de las partes no establece con claridad
que la parte niega un hecho declarado por la parte contraria, se considera

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282 TAKASHI INOMATA

que esta parte admitió este hecho, y si una de las partes declara que él o
ella no tiene conocimiento de un hecho declarado por la parte contraria,
se presume que él o ella negó este hecho (artículo 159). Los hechos admiti-
dos por una de las partes en el tribunal y los hechos obvios no necesitan ser
probados (artículo 179). Los hechos obvios, como los desastres y las guerras,
no necesitan ser probados debido a que son conocimientos del dominio
público.
Consecuentemente, con excepción de los hechos en los cuales no hay un
conflicto entre las partes y los hechos obvios, el tribunal decide si la denun-
cia de un hecho es verdadera basándose en la libertad de sus convicciones
personales, a la luz del contenido total de las audiencias y el resultado del la
revisión de las pruebas (artículo 247). En otras palabras, en Japón se acepta
el principio de la libre valoración de las pruebas, en contraposición al prin-
cipio de la prueba estatutaria. Las reglas probatorias en Japón no son muy
complejas. No hay restricción alguna sobre las pruebas, la admisibilidad de
las pruebas, incluyendo los rumores o pruebas recolectadas ilegalmente, ge-
neralmente están a la discreción de la corte.
Bajo este principio probatorio, en Japón se reconoce que el criterio para
determinar un hecho es la prueba con un alto grado de probabilidad, es de-
cir, la prueba más allá de una duda razonable; no es suficiente el criterio de
preponderancia de la evidencia.
Por eso, el nuevo Código de 1996 introdujo un nuevo mecanismo para
remediar la dificultad de probar la cantidad de los perjuicios. Si se com-
prueba que se ha producido algún perjuicio, pero, debido a la naturaleza
del daño, es extremadamente difícil para la parte probar la cantidad del
perjuicio, el tribunal puede llegar a una conclusión razonable sobre la can-
tidad de los perjuicios basándose en el contenido total de las audiencias y
los resultados de la revisión de las pruebas (artículo 248). La intención de
esta disposición es permitir que el tribunal dicte una sentencia ajustando la
carga de las prueba en razón de la realidad.

B. La carga de la prueba

Cuando no hay pruebas sobre los hechos impugnados o las evidencias


no logran convencer al tribunal, el que tiene la carga de la prueba puede lle-
gar a perder. A este riesgo de no-persuasión se le llama carga de la prueba.
La carga de la prueba se adjudica a una de las partes en litigio con
respecto a cada uno de los hechos que directamente dan lugar al efecto
jurídico, impiden a que dé lugar el efecto jurídico y alteran o extinguen el

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 283

efecto jurídico. Los hechos que dan lugar al efecto jurídico, los hechos que
lo previenen, y los hechos que lo alteran o extinguen, depende de la inter-
pretación del derecho sustantivo.
Sin embargo, en algunos casos se puede modificar la carga de la prue-
ba. Puesto que si la ley sustantiva siempre aplica la regla de adjudicación
de la carga de la prueba, sería bastante difícil para el demandante, en casos
tan específicos como exigir daños por contaminación ambiental o respon-
sabilidad de producto, demostrar la culpa del acusado o la relación causal.
Existen los siguientes mecanismos para reducir la carga de la prueba: pre-
sunción del hecho; conversión de la carga de la prueba; y la presunción de
ley (e.g., el Código Civil, artículo 186, párr. 1, y artículo 188).

C. Examen de las pruebas

a. Observaciones generales

La revisión de las pruebas se iniciará depues de que las partes las pre-
senten. El interrogatorio de los testigos y de las partes se llevará a cabo de
la manera más concreta posible, después de que se hayan concretado las
cuestiones y las pruebas (artículo 182). Este sistema concentrado de revisión
fue introducido explícita y formalmente por el nuevo Código de 1996. El
examen de las pruebas documentales podrá realizarse a partir de la etapa
del procedimiento preparatorio (artículo 170, párr. 2).

b. Interrogación de los testigos

Un testigo tiene la obligación de comparecer ante el tribunal (ver artícu-


los 192, 193 y 194) y hacer un juramento (artículo 201). Un testigo también
tiene la obligación de declarar ante el tribunal, pero puede negarse a testi-
ficar (artículos 196 y 197), mediante la exposición de motivos o denegación
prima facie (artículo 198).
La interrogación de testigos es conducida mediante el contrainterro-
gatorio de las partes. Este sistema recíproco de revisión durante el inte-
rrogatorio de los testigos fue introducido originalmente en el Código de
Procedimientos Civiles de 1948, enmendado parcialmente después de la
Segunda Guerra Mundial.
El nuevo Código de 1996 conserva este sistema recíproco a pesar de
las críticas, y permite al juez que preside, si lo considera oportuno, cambiar

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284 TAKASHI INOMATA

el orden del interrogatorio después de escuchar las opiniones de las partes


(artículo 202, párr. 2).
El nuevo Código de 1996 introdujo el sistema de tele-conferencia para
interrogar a los testigos. Cuando un testigo que reside en un lugar distante
es interrogado, el tribunal puede interrogar al testigo de una manera que
permita a las personas comunicarse percatándose mutuamente de la con-
dición de cada uno, a través de transmisiones audiovisuales (artículo 204).
Además, el Nuevo Código de 1996, en su enmienda de 2007, introdu-
jo nuevos mecanismos para proteger los intereses de los testigos. El tribu-
nal puede permitir la asistencia de un tercero cuando el testigo sea menor
de edad, y así sucesivamente; durante el interrogatorio de un testigo para
reducir el desasosiego o el estrés de éste (artículo 203.2). El tribunal tam-
bién puede tomar medidas para resguardar la integridad del testigo, cuando
un testigo es víctima de un delito, y así sucesivamente, para impedir que el
testigo sea amenazado por las partes o sus representantes legales (artículo
203.3).

c. El interrogatorio de las partes

Cuando lo considere oportuno y después de escuchar las opiniones de


las partes, el tribunal puede interrogar primero a la parte en cuestión, aun-
que, cuando el tribunal interroga tanto a un testigo como a una de las par-
tes, en principio, éste primero interroga al testigo (artículo 207, párr. 2). En
general, las disposiciones sobre el interrogatorio de los testigos se aplican
mutatis mutandis al interrogatorio de las partes (artículo 210).

d. Testimonio de peritos

Se supone que un experto es neutral. El tribunal, y no una de las partes,


designa a un perito (artículo 213), y es posible que las partes lo impugnen, si
hay circunstancias en las que el perito está involucrado que podrían impedir
que su testimonio sea dado de buena fe (artículo 214, párr. 1). Una práctica
común es el caso en el que una de las partes solicita, de manera privada, la
opinión de un perito y somete su opinión escrita. Esta opinión privada no es
un testimonio pericial sino un tipo de evidencia documental.
El juez que preside puede hacer que un perito exprese un dictamen
por escrito u oralmente (artículo 215, párr. 1). Si el tribunal hace que el
perito exprese el dictamen oralmente, el tribunal podrá formularle pre-
guntas después de que éste haya dado su dictamen (artículo 215-2, párr.

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 285

1), y las preguntas hayan sido formuladas por el juez que preside, la parte
que solicitó el testimonio pericial, y la otra parte, en este orden (artículo
215-2, párr. 2).
En general, las disposiciones sobre el interrogatorio de testigos son apli-
cadas mutatis mutandis al testimonio de los peritos (artículo 216). El examen
de los hechos que un perito estudió basado en sus conocimientos y expe-
riencia especial está regido por las disposiciones relativas al interrogatorio
de testigos (artículo 217).

e. Prueba documental

La disposición relativa a la prueba documental es una de las reformas


más importantes del nuevo Código de 1996. El alcance de la obligación de
presentar las pruebas documentales que el tribunal pudiera ordenar puede
ser el factor decisivo para el resultado de un litigio, puesto que en la mayoría
de los casos la prueba documental es la que está distribuida más desigual-
mente.
Una de las principales deficiencias del Código de Procedimientos Civi-
les anterior fue la dificultad para obtener pruebas documentales de la parte
contraria, ya que el código anterior prescribió que la obligación de presen-
tar pruebas documentales estaba limitaba a unas pocas condiciones especi-
ficadas (artículo 220, ítems 1 a 3).
Por consiguiente, el nuevo Código de 1966, enmendado en 2001, busca
ampliar el alcance de la obligación de presentar pruebas documentales y
prescribe que esto es una obligación general (artículo 220, ítem 4).
Los motivos de la obligación de presentar pruebas documentales son
los siguientes:
i) Si una parte está personalmente en posesión de un documento que la
parte ha citado en el litigio (artículo 220, ítem 1);
ii) Si es permisible para la parte que ofrecerá las pruebas solicitar a la
persona que está en posesión del documento que lo entregue o permi-
ta que sea inspeccionado (artículo 220, ítem 2);
iii) Si el documento fue preparado en interés de la parte que ofrecerá la
prueba o en relación con las relaciones jurídicas entre la parte que
ofrecerá la prueba y la persona en posesión del documento (artículo
220, ítem 3); y
iv) En los casos distintos a los enumerados en los tres ítems anteriores,
si el documento no está comprendido en ninguna de las siguientes
categorías: tales como documentos que podrían violar el derecho

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286 TAKASHI INOMATA

contra la autoincriminación, documentos que incluyen secretos ofi-


ciales de un funcionario del gobierno, documentos que conllevan
las comunicaciones privilegiadas de abogados o doctores, documentos
que involucran secretos técnicos o comerciales, documentos hechos
exclusivamente para el uso del poseedor, o documentos que consis-
ten de expedientes de procedimientos criminales o juveniles (artícu-
lo 220, ítem 4).
El nuevo Código de 1996 introdujo no sólo la obligación general de
presentar documentos, sino también nuevos mecanismos de procedimien-
to para mitigar las dificultades durante la presentación de una petición
para obtener una orden judicial para que un documento sea presentado.
En primer lugar, el nuevo Código de 1996 estipula que si el título y el
contenido del documento son extremadamente difíciles de especificar, es
suficiente que un peticionario aclare los hechos por los cuales la persona
en posesión del documento puede identificar el documento al cual la pe-
tición se refiere, y en tal caso, el peticionario deberá solicitar al tribunal
que solicite a la persona en posesión del documento que aclare el título y
el contenido del documento (artículo 222, párr. 1).
En segundo lugar, el nuevo Código de 1996 introdujo el procedimiento
de inspección in camera. Si el tribunal considera que es necesario, para deter-
minar si desea o no ordenar la presentación de un documento como el que
puede implicar secretos oficiales o secretos técnicos o comerciales, el tribu-
nal puede requerir que la persona en posesión del documento lo muestre al
tribunal in camera, por lo tanto, en tal caso, ninguna persona puede solicitar
que le sea revelado el documento así presentado (artículo 223, párr. 6). En
tercer lugar, si se determina que el documento contiene alguna parte que no
es necesario revisar o que no está sujeta a la obligación de ser presentada, el
tribunal puede ordenar que se presente el documento excluyendo dicha par-
te (artículo 223, párr. 1). Estas disposiciones son para resolver las dudas que
quedaron en el Código anterior.
Si una parte no cumple con la orden de presentar un documento, el
tribunal puede determinar que los alegatos de la parte contraria, relativas a
los detalles de dicho documento, son verdaderas (artículo 224, párr. 1). Esto
mismo se aplica si una parte, para prevenir el uso del documento por la
parte contraria, causa que, el documento sobre el que existe una obligación
de presentar, se pierda o de otra manera se vuelva inutilizable (artículo 224,
párr. 2). Si un tercero no cumple con la orden de presentar un documento,
el tribunal dictará una sentencia que condena al tercero a una multa civil de
no más de 200,000 yenes (artículo 225, párr. 1).

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 287

f. Inspección de pruebas

La obligación de presentar las pruebas requeridas para inspección es


una obligación general. En general, las disposiciones sobre las pruebas do-
cumentales se aplican mutatis mutandis a la inspección de pruebas (artículo
232).

g. Preservación de pruebas

El tribunal, previa petición, puede llevar a cabo la revisión de las prue-


bas, si considera que las circunstancias son tales que sería difícil utilizar las
pruebas a menos que la revisión de éstas se lleve a cabo por adelantado
(artículo 234). La posibilidad de destrucción o alteración de las pruebas
documentales, como los registros clínicos, puede ser fundamento para esta
reserva. Una de las partes puede pedirle al tribunal que revise las pruebas
antes de presentar una queja ante el tribunal (ver artículo 235, párr. 2). Si
el tribunal lo considera necesario y mientras que el litigio este pendiente, el
tribunal puede revisar las pruebas sua sponte (artículo 237).
No existe una disposición comprehensiva para el descubrimiento en el
nuevo Código de Japón. Por consiguiente, es posible que la función de esta
preservación de pruebas pueda ser extendida al interpretar estas disposicio-
nes para el propósito de descubrimiento en los Estados Unidos.

5. Conclusión del litigio

A. Perspectiva general

El litigio puede terminar con la emisión de una sentencia. El tribu-


nal dicta una sentencia cuando el litigio se ha desarrollado suficientemente
como para permitir que el tribunal llegue a un fallo judicial (artículo 243).
Se necesita una acción de reclamación para cumplir los requisitos procesa-
les para dictar una sentencia sobre los méritos. Si no se cumplen uno o más
requisitos procesales, la acción es desestimada sin prejuicio. Los requisitos
procesales incluyen asuntos de la corte, asuntos de las partes y asuntos de
la materia.
Por otro lado, las partes tienen la libertad de disponer de la denuncia, el
litigio puede ser terminado sin que se dicte un fallo final: por la retirada de
la denuncia; por dispensa o reconocimiento de una reclamación; por acuer-

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288 TAKASHI INOMATA

do dentro o fuera del tribunal; y por los términos de un acuerdo establecidos


por la corte.

B. Sentencia

a. Forma de una sentencia

El tribunal puede no llegar a una sentencia sobre cualquier asunto que


no fue especificado por las partes (artículo 246). El tribunal dicta la senten-
cia basándose en el original de un documento de sentencia (artículo 252).
Una sentencia debe estar por escrito y debe incluir un documento de sen-
tencia: el texto principal de la sentencia; los hechos; los motivos; la fecha de
conclusión de las audiencias; las partes y agentes estatutarios; y el tribunal
(artículo 253, párr. 1, ítems 1 a 6).
El documento de sentencia deberá ser entregado personalmente a las
partes (artículo 255, párr. 1).

b. Efecto de una sentencia

Una sentencia entra en vigor por pronunciamiento (artículo 250). Ge-


neralmente, el efecto de este pronunciamiento es que el tribunal que dictó
la sentencia está obligado y no puede cambiar esta sentencia. Sin embargo,
en cualquier momento, el tribunal podrá emitir una resolución correctiva,
previa petición o sua sponte, cuando en una sentencia hay un error de cálculo
o un fallo administrativo (artículo 257, párr. 1). Además, si el tribunal descu-
bre una violación de la ley en una sentencia, este tribunal puede modificarla
emitiendo una nueva sentencia, sin embargo esto sólo es posible dentro de
una semana después de que se dictó la sentencia. Esto no aplica si la senten-
cia se ha vuelto definitiva y vinculante o cuando para modificar la sentencia
son necesarios argumentos orales adicionales del caso (artículo 256, párr. 1).
Si no hay posibilidad de apelar, una sentencia será definitiva y vincu-
lante para las partes de un litigio y el tribunal. Esto se llama el efecto de res
judicata. Cuando una sentencia se vuelve definitiva y vinculante, las partes
del litigio no pueden impugnar la misma demanda que se determinó en
el juicio previo, y el tribunal no puede emitir una sentencia contradictoria
con respecto al juicio previo. Además, si una sentencia es favorable para el
demandante, la sentencia tiene un efecto ejecutable con una acción de cum-
plimiento, y el efecto de crear una relación legal específica con una acción
de creación.

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 289

La presentacion o entrega de hechos que existían antes de la conclu-


sión de las audiencias está excluida por el efecto de res judicata después de la
conclusión de las audiencias (ver Ley de Ejecución Civil, artículo 35, párr.
2). Una relación legal determinada en una sentencia puede cambiar con el
paso del tiempo, por lo que es necesaria que este claro la duración del efecto
de res judicata.
El alcance de res judicata está limitado únicamente a los contenidos in-
cluidos en el texto principal de una sentencia (artículo 114, párr. 1). Esta es
la materia del litigio.
Puesto que una sentencia está basada en los alegatos y pruebas presen-
tadas por las partes, básicamente, sólo las partes en litigio están vinculadas
por esta sentencia, efecto de res judicata. Sin embargo, además de las partes
en litigio, existen casos en los que un tercero está obligado por una senten-
cia, esto es con el fin de asegurar la eficiencia de la resolución del conflicto
del litigio, de la manera que sigue: una persona a la que una de las partes
haya presentado una notificación judicial ya sea como demandante o de-
mandado; un sucesor de la persona que ganó la demanda después de la con-
clusión de las audiencias; y una persona que está en posesión de la materia
del conflicto a nombre de alguna persona (artículo 115, párr. 1, ítems 2 a 4).
En el caso de una sentencia, que ordena una indemnización mediante
pagos periódicos por los daños que surgieron antes de la conclusión de las
audiencias, se podrá presentar una acción para modificar esta sentencia so-
licitando la revisión de los pagos futuros, si se ha producido algún cambio
significativo en los términos de la severidad de la incapacidad residual o de
las normas salariales y, así sucesivamente, que se utilizaron como base para
el cálculo de la cuantía de los daños después de la conclusión de las audien-
cias (artículo 117). Esta disposición es un mecanismo que el nuevo Código
de 1996 introdujo para que el efecto de la sentencia se ajuste a las transfor-
maciones futuras de los bienes raíces.

C. Conclusión del litigio distinta de la decisión judicial

a. Retiro de una acción

Una acción puede ser retirada antes de que la sentencia sea definitiva y
vinculante (artículo 261, párr. 1). El demandante es quien retira la acción ma-
nifestando esto ante el tribunal. En la práctica, el retiro de una acción se hace,
generalmente, después de que las partes en litigio han llegado a un acuerdo
fuera de la corte.

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290 TAKASHI INOMATA

Cuando se retira una acción, se considera que el litigio nunca estuvo


pendiente ante el tribunal (artículo 262, párr. 1). La interrupción causada
por la presentación de una acción cesa cuando se retira una acción (Código
Civil, artículo 149). Además, no se podrá presentar una misma acción cuan-
do ésta se retira después de que se haya alcanzado una sentencia definitiva
sobre los méritos (artículo 262, párr. 2).

b. Desistimiento o admisión
de una demanda. Arreglo

El desistimiento de una demanda es la manifestación del demandante


ante el tribunal admitiendo que su demanda no está bien fundamentada,
y la admisión de una demanda es la manifestación del demandado ante el
tribunal admitiendo que la demanda del demandante está bien fundamen-
tada. El desistimiento o la admisión de una demanda se realizan en una
sesión durante las audiencias (artículo 266, párr. 1). El litigio se termina
basándose en la intención de desistimiento o admisión de una demanda por
parte de las partes.
El arreglo en el tribunal es un acuerdo de compromiso alcanzado por
las partes en litigio. Independientemente del grado en que haya progresado
el litigio, el tribunal podrá intentar concertar un acuerdo (artículo 89). Asi-
mismo, se puede concertar un acuerdo de compromiso antes de iniciar el
litigio en un tribunal sumario (artículo 275).
Ambas partes en un litigio deben presentarse ante el tribunal y acordar
los términos del acuerdo ante éste. Un acuerdo en un tribunal no puede ser
válido si alguna de las partes en litigio no aparece ante el tribunal. Por este
motivo, el nuevo Código de 1996 introdujo un nuevo mecanismo como una
tipo de acuerdo ante el tribunal. Se considera que se ha alcanzado un acuer-
do entre las partes, cuando es difícil que una de las partes aparezca ante
el tribunal debido a que esta parte reside en un lugar distante y, esta parte
presenta un documento escrito indicando la aceptación de los términos del
acuerdo propuestos, los cuales fueron presentados por adelantado al tribu-
nal, y la otra parte aparece en la fecha de la audiencia y acepta los términos
del acuerdo propuestos (artículo 264).
Además, a petición conjunta de las partes y para resolver el caso, el
tribunal puede establecer condiciones apropiadas para el acuerdo (artículo
265, párr. 1). Los términos del acuerdo se establecen mediante una notifica-
ción. Se considera que las partes han llegado a un acuerdo cuando ambas
partes han sido notificadas (artículo 265, párr. 5). Esta forma de establecer
un acuerdo judicial es un cuasi arbitraje gestionado por la corte. Es diferen-

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 291

te de un arbitraje contractual, puesto que no existe un acuerdo para llevar


a cabo el arbitraje entre las partes en litigio.
Cuando se lleva a cabo un acuerdo en el tribunal, el desistimiento o la
admisión de la demanda es consignada en el expediente judicial, este registro
tiene el mismo efecto que una sentencia final y vinculante (artículo 267). Sin
embargo es discutible si el expediente judicial del acuerdo en el tribunal, el
desistimiento, o la admisión de una demanda, tienen el efecto de res judicata.

V. Apelaciones

1. Apelaciones al tribunal de segunda instancia

Se puede presentar una apelación contra una sentencia final que un tribunal de
distrito ha consignado como tribunal de primera instancia, o contra una sen-
tencia final consignada por un tribunal sumario (artículo 281, párr. 1). El tribu-
nal de apelación es o bien el tribunal superior si el caso se inició en un tribunal
de distrito o el tribunal de distrito si el caso se inició en un tribunal sumario. La
apelación se presentará en el plazo de dos semanas a partir del día en que el
documento escrito de la sentencia sea presentado (artículo 285).
Cualquier acto procesal que se realice en primera instancia también está
en vigor en segunda instancia (artículo 298, párr. 1). Por lo tanto, el tribu-
nal de apelaciones continúa las audiencias de los hechos, y las partes pueden
producir nuevas pruebas. Los argumentos orales se llevan a cabo solamente
dentro de los límites establecidos por la modificación de la sentencia, en pri-
mera instancia, que la parte busca (artículo 296, párr. 1), y por lo tanto una
sentencia en primera instancia solamente puede ser revertida o modificada
dentro de los límites de la objeción que se presentó contra ésta (artículo 304).

2. Apelación definitiva

Una apelación definitiva, i.e., una segunda apelación, puede ser presen-
tada ante la Corte Suprema contra una sentencia de un tribunal superior, y
puede ser presentada ante un tribunal superior contra una sentencia de un
tribunal de distrito (artículo 311, párr. 1). El tribunal de apelación definitiva
examinará únicamente las cuestiones de ley basado en los motivos de la ape-
lación definitiva (artículo 320), aunque las conclusiones legales de los hechos
de una sentencia de una instancia previa son vinculantes para el tribunal de
apelación definitiva (artículo 321, párr. 1).

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292 TAKASHI INOMATA

El nuevo Código de 1996 introdujo un nuevo sistema de peticiones a la


Corte Suprema, usando como modelo el mandato de certiorari del derecho
americano. La Corte Suprema no ha podido concentrarse en cuestiones
relativas a la interpretación de la Constitución y a la estandarización para
la interpretación de las leyes debido a su excesiva carga de casos. Por este
motivo, se buscó una medida para reducir la carga de la Corte Suprema y
se introdujo el sistema de apelación discrecional.
Se puede presentar una apelación definitiva alegando que la sentencia
refleja un error en la interpretación de la Constitución o que es de otra ma-
nera inconstitucional (artículo 312, párr. 1).
También se podrá presentar una apelación definitiva alegando que es-
tán presentes cualquiera de las siguientes circunstancias: el tribunal que dic-
tó la sentencia no estuvo formado de conformidad con la ley; faltaba la
autorización del represente legal, la autoridad para la representación en el
litigio, o la delegación de poderes que un representante necesita para reali-
zar los actos procesales; y así sucesivamente (artículo 312, párr. 2).
Además, la apelación definitiva a la Corte Suprema también puede ser
presentada basándose en la violación de la ley o reglamento que claramente
influyó en la sentencia (artículo 312, párr. 3).
Con el nuevo sistema, la Corte Suprema puede dictaminar, previa pe-
tición, que acepta como tribunal definitivo un caso donde una sentencia de
una instancia previa refleje una resolución que está en conflicto con un pre-
cedente de la Corte Suprema o, aceptar cualquier otro caso que implique
asuntos de importancia material para la interpretación de las leyes y regla-
mentos (artículo 318, párr. 1).

3. Recurso de apelación contra una sentencia

Se puede presentar un recurso de apelación, sin que se lleven a cabo


los argumentos orales y sin perjuicio, contra una sentencia u orden, para
sobreseer una petición que está implicada en el procedimiento de un liti-
gio (artículos 328, párr. 1). Se puede presentar un nuevo recurso de ape-
lación contra una sentencia de un tribunal encargado de un recurso de
apelación, en contra una sentencia, pero sólo cuando esta sentencia refleja
un error en la interpretación de la Constitución o es de otra manera in-
constitucional, o cuando una violación de la ley o reglamento claramente
influye en la sentencia (artículo 330), y no se podrá apelar nuevamente una
sentencia u orden de un tribunal superior.
Por consiguiente, se puede presentar un recurso de apelación especial
contra una sentencia ante la Corte Suprema contra cualquier sentencia u

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 293

orden de un tribunal de distrito o un tribunal sumario contra los cuales no


se pueda presentar ninguna objeción o, con respecto a la sentencia u orden
de un tribunal superior, basándose en que la sentencia u orden refleja un
error en la interpretación de la Constitución o que de otra manera es in-
constitucional (artículo 336, párr. 1).
Además, se puede presentar un recurso de apelación especial ante la Cor-
te Suprema contra una sentencia u orden del tribunal superior, sólo si el tri-
bunal superior lo permite (artículo 337, párr. 1) y previa petición; el tribunal
superior dictará un fallo para permitir una apelación contra una sentencia
con respecto a la decisión judicial, si se piensa que una decisión es incompa-
tible con un precedente de la Corte Suprema o, si de otro modo se constata
que trata de asuntos de importancia material para la interpretación de leyes
y reglamentos (artículo 337, párr. 2). Este nuevo sistema de apelación con
permiso, tal y como se introdujo en el nuevo Código de 1996, contribuirá a
generar coherencia en la aplicación y la interpretación de la ley.

VI. Nuevo juicio

Incluso después de que una sentencia se volvió definitiva y vinculante, ésta


puede ser invalidada. Una de las partes puede objetar una sentencia que se
ha vuelto definitiva y vinculante a través de la demanda de un nuevo juicio
cuando hay algún defecto grave en los procedimientos que conducen a la
sentencia. Sin embargo, la parte no puede protestar si declaró estas circuns-
tancias al presentar la apelación ante el tribunal de segunda instancia o de
última instancia o, las conocía pero no las declaró (artículo 338, párr. 1).
A continuación se proporcionan y limitan los motivos para un nuevo
juicio:
i) El tribunal que dictó la sentencia no estuvo formado conforme a la
ley;
ii) Un juez que, por ley, no está autorizado a participar en el juicio, par-
ticipó en el juicio;
iii) Faltó la autorización del represente legal, la autoridad para la repre-
sentación en el litigio, o la delegación de poderes que un representan-
te necesita para realizar actos procesales;
iv) Un juez que participó en el juicio cometió un delito en relación con
los deberes del juez en el caso;
v) Un acto penalmente punible de otra persona provocó que la parte
admita o impida que la parte presente alegatos o pruebas que habrían
influido en el juicio;

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294 TAKASHI INOMATA

vi) Los documentos o cualesquier otro objeto usado como evidencia para
la sentencia fueron falsificados o alterados;
vii) Declaraciones falsas de un testigo, perito, o intérprete, o por una de las
partes o un agente estatutario juramentado, fueron utilizadas como
evidencia para la sentencia;
viii) El fallo civil o penal u otra decisión judicial, o la disposición adminis-
trativa, sobre la cual se basó la sentencia en cuestión, fue modificada
por una decisión judicial o disposición administrativa posterior;
ix) Hubo una omisión que implica una decisión con respecto a una cues-
tión de importancia material que habría influido en la sentencia; y
x) La sentencia que es objeto de la protesta está en conflicto con una sen-
tencia anterior que se ha vuelto definitiva y vinculante (artículo 338,
párr. 1, ítems 1 a 10).
Las disposiciones sobre los procedimientos procesales en sus respectivas
instancias, a menos que sean contrarias a su naturaleza, se aplicarán mutatis
mutandis a los procedimientos procesales en un nuevo juicio (artículo 341).
Se exigirá un nuevo juicio en un plazo de 30 días a partir del día en que una
de las partes haya tenido conocimiento de los motivos para el nuevo juicio,
después de que la sentencia se haya vuelto definitiva y vinculante (artículo
342, párr. 1).
Una de las partes podrá exigir un nuevo juicio sobre una sentencia u
orden que se haya vuelto definitiva y vinculante y contra la que se pueda
presentar una protesta mediante la presentación de un recurso de apelación
inmediato (artículo 349, párr. 1). Las disposiciones del artículo 338 se apli-
carán mutatis mutandis a la demanda a la que se hizo referencia en el párrafo
anterior (artículo 349, párr. 2).

VII. Procedimiento para las demandas


de menor cuantía

1. Disposiciones espaciales sobre los procedimientos


procesales en el tribunal sumario

Los tribunales sumarios tienen jurisdicción sobre los casos en que el valor
de la materia de litigio no es superior a 1,400,000 yenes (Ley de Tribunales de
1947, artículo 33, párr. 1). Se supone que los tribunales sumarios, ubicados
en muchos lugares de todo Japón, son accesibles a los ciudadanos.
Por este motivo, en el tribunal sumario las controversias se resuelven pron-
tamente mediante procedimientos simplificados (artículo 270). Por ejemplo,

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 295

una acción puede presentarse oralmente (artículo 271), y es suficiente aclarar


los puntos principales de la disputa, en lugar de proporcionar una declaración
de agravios (artículo 272). No se exige que los argumentos orales sean prepar-
dos por escrito (artículo 276, párr. 1), la disposición del artículo 158, i.e., las
declaraciones constructivas de la demanda, se aplican mutatis mutandis en una
nueva fecha para los argumentos orales.
En una acción cuya materia es una demanda para el pago de dinero,
el tribunal puede emitir una sentencia después de escuchar la opinión del
demandante, si el demandado no niega los hechos alegados por el deman-
dante en los argumentos orales o, no adelanta ningún alegato o prueba, y el
tribunal considera que es apropiado en consideración de los recursos finan-
cieros del demandado y cualquier otra circunstancia (artículo 275-2, párr.
1). Tal y como lo estipula el Código, enmendado en 2003, éste es un sistema
de sentencias que sustituye el acuerdo. La sentencia deja de ser efectiva, si
se presenta una objeción dentro de un plazo de dos semanas a partir del
día en que la parte recibe la notificación de dicha sentencia (artículo 275-2,
párr. 4), pero si no se presenta ninguna objeción, la sentencia tiene el mismo
efecto que un acuerdo judicial (artículo 275-2, párr. 5).

2. Acción de demandas de menor cuantía

La acción de demanda de menor cuantía es un mecanismo procesal es-


pecial introducido por el nuevo Código de 1996 (artículo 368). Al principio,
en ese momento, una acción de demanda de menor cuantía con respecto
a una demanda por el pago de dinero estaba limitada a los casos donde el
valor de la materia del litigio no era superior a los 300,000 yenes, pero en la
actualidad el valor no es superior a 600,000 yenes, tal y como lo estipula el
Código de Procedimientos Civiles enmendado en 2003.
En el momento de interponer esta acción, se presentará una declara-
ción indicando que se busca un juicio y una resolución judicial mediante
una acción de demanda de menor cuantía (artículo 368, párr. 2), aunque
dicha acción no podrá presentarse en un mismo tribunal sumario con una
frecuencia mayor a diez veces durante un mismo año (artículo 368, párr. 1).
A menos que existan circunstancias especiales, el juicio de una acción de de-
manda de menor cuantía se completará en la primera fecha de argumentos
orales (artículo 370, párr. 1), por lo tanto, la presentación de una contrade-
manda está prohibida (artículo 369), y el examen de las pruebas está limi-
tado a las pruebas que pueden ser examinadas de inmediato (artículo 371).
A petición del demandado, una acción de demanda de menor cuantía
será transferida a un procedimiento ordinario, pero esta solicitud puede

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296 TAKASHI INOMATA

hacerse hasta que el demandado haya presentado argumentos orales en la


primera fecha de los argumentos orales o, si ya pasó esta fecha de la corte
(artículo 373, párr. 1).
Se debe dictar una sentencia inmediatamente después de la conclusión
de los argumentos orales, a menos que el tribunal lo considere inapropiado
(artículo 374, párr. 1), y en este caso el tribunal podrá emitir su fallo sin ba-
sarlo en el original del documento de sentencia (artículo 374, párr. 2). Si el
tribunal dicta una sentencia considerando válida una reclamación y conside-
ra que es particularmente necesario, en consideración a los recursos finan-
cieros del demandado y de cualquier otra circunstancia, este tribunal podrá
estipular el plazo para el pago del dinero bajo la reclamación que ha sido
considerada válida o estipular pagos periódicos para el pago de dicho dine-
ro, los cuales en ambos casos serán dentro de un plazo de tres años a partir
de la fecha en que se dictó la sentencia, y podrá estipular simultáneamente
que si el demandado paga de acuerdo con las estipulaciones en este plazo o
paga puntualmente, conforme a la disposición del párrafo siguiente, tendrá
el beneficio del tiempo estipulado para los pagos periódicos, y el demandado
quedará exento de la obligación de pagar algún cargo por impago que sea
devengado después de la presentación de la acción (artículo 375, párr. 1).
No se permite apelar ante un tribunal de distrito contra una senten-
cia definitiva de una acción de demanda de menor cuantía (artículo 377),
aunque dentro de un plazo de dos semanas a partir del día en que se
entregó la sentencia escrita, se puede presentar una objeción ante el tri-
bunal que registró esta sentencia (artículo 378, párr. 1). Si se registra una
objeción legal, el litigio regresa a la etapa en que se encontraba antes de
la conclusión de los argumentos orales y, en tal caso, se realiza un juicio, y
se llega a una resolución judicial mediante procedimientos ordinarios (ar-
tículo 379, párr. 1). No está permitido apelar ante un tribunal de distrito
contra una sentencia definitiva después de que se registró una objeción
(artículo 380, párr. 1). Por lo tanto, la política jurídica de este sistema pa-
rece ser que una acción de demanda de menor cuantía debe ser tratada y
finalizada en el tribunal de primera instancia.

VIII. Múltiples partes interesadas

1. Descripción general

Existen tres tipos de litigios donde intervienen múltiples partes interesadas,


las cuales se incorporan al inicio del litigio: i) litigios conjuntos permisivos

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 297

(artículo 38); ii) litigios conjuntos obligatorios (artículo 40); y iii) litigios con-
juntos que implican una solicitud simultánea para un juicio y una resolución
(artículo 41).
Es posible la intervención de una persona que originalmente no fue parte
interesada del litigio para: i) intervenir en apoyo de una de las partes (artículo
42); ii) intervenir como parte independiente (artículo 47); iii) intervenir como
parte conjunta (artículo 52); y iv) que el sucesor de una obligación se haga car-
go del litigio o, que intervenga el sucesor de una obligación y que el cesionario
de un derecho se haga cargo del litigio (artículos 50 y 51).
Están restringidos en Japón las clases de litigios con múltiples partes
interesadas. De todos modos, en la práctica, se afirma que existen muchas
dificultades para manejar los litigios con múltiples partes; un ejemplo, es la
demora causada para la organización de los horarios entre las partes, sus
representantes legales, si los hubiere, y la corte.

2. Disposiciones especiales
para litigios a gran escala

Los litigios a gran escala son los casos donde están involucrados un nú-
mero significativamente grande de partes interesadas y donde deberá exa-
minarse un número significativamente grande de testigos o de las partes
interesadas (ver artículo 268).
Frente a la realidad de los litigios a gran escala relacionados con la con-
taminación ambiental o a los sufrimientos inducidos por las drogas, el tribu-
nal ha manejado este tipo de litigios recurriendo a litigios modelo. Sin em-
bargo, es necesario un mecanismo estatuario más eficiente para los litigios a
gran escala, por lo que el nuevo Código de 1996 introdujo las disposiciones
especiales relativas a los litigios a gran escala.
En los tribunales de distrito, un panel de cinco jueces puede dictaminar
que éstos llevarán a cabo un juicio y llegarán a una decisión judicial sobre
un caso de litigio de gran escala (artículo 269, párr. 1). En el caso de los li-
tigios de gran escala, en ningún momento el panel podrá tener tres o más
jueces asistentes, y ningún juez asistente podrá actuar como el juez que pre-
side (artículo 269, párr. 2). El tribunal puede hacer que un juez autorizado
interrogue a los testigos o a las partes mismas dentro de la corte, si las partes
no tienen objeciones (artículo 268).
La corte y las partes en los litigios de gran escala deben tener una reu-
nión para hacer un programa de audiencias para el juicio del litigio de gran
escala (Reglas de Procedimiento Civil, artículo 165).

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298 TAKASHI INOMATA

3. Sistema de designación de partes interesadas

El sistema de designación de parte interesada es un mecanismo para


evitar un litigio conjunto, y para simplificar un litigio con múltiples partes,
el cual se cree que se originó en el derecho inglés. Las personas que compar-
ten un interés común pueden designar a una o más personas de entre ellos
para actuar como demandante o demandado a nombre de todos (artículo
30, párr. 1).
En el nuevo Código de 1996, se amplió el sistema de designación de
partes interesadas. Una persona que comparte un interés común con el de-
mandante o el demandado en un litigio pendiente, pero que no es parte
en el litigio, puede nombrar a este demandante o demandado para que
también actúe como demandante o demandado a nombre de esta persona
(artículo 30, párr. 3).
Como no existe la acción colectiva, se espera, que en el sistema judicial
japonés el sistema de designación de parte interesada sea utilizado en las
acciones de los consumidores. Sin embargo, existe la opinión de que hay
algunos problemas en el uso del sistema de designación de parte interesada,
debido a que depende de que cada parte haga un nombramiento afirmativo
de aquellos que van a actuar como demandante o el demandado.

4. Un sistema de demanda colectiva de Japón

A. Ley de Contratos del Consumidor

Se ha señalado que existen algunos problemas en las acciones de los


consumidores, por ejemplo, los consumidores a menudo sienten dificultades
debido a la disparidad en la calidad y la cantidad de información y el poder
de negociación entre los consumidores y las empresas.
Por este motivo, la Ley de Contratos del Consumidor de 2000, enmen-
dada en 2006, tiene una disposición que introduce en Japón una especie de
sistema de acción colectiva. Las Organizaciones de Consumidores Califi-
cadas pueden presentar una demanda contra un Operador de un Negocio
para exigir que el Operador del Negocio detenga o prevenga tales actos
como tergiversación de un asunto importante, proporcionar evaluaciones
concluyentes de precios futuros y etcetera, al solicitar a muchos consumido-
res no especificados que ejecuten Contratos de Consumo (Ley de Contratos
del Consumidor, artículo 12). En este caso, las Organizaciones de Consumi-

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EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES 299

dores Calificadas deben ser certificadas por el Primer Ministro por iniciativa
propia bajo los requisitos prescritos por la ley Consumo (Ley de Contratos
del Consumidor, artículo 13).

B. Ley sobre Medidas Especiales Relativas a los Procedimientos


del Tribunal Civil para la Compensación Colectiva del Daño
Patrimonial Incurrido por los Consumidores

Posteriormente, la Ley sobre Medidas Especiales Relativas a los Pro-


cedimientos del Tribunal Civil para la Compensación Colectiva del Daño
Patrimonial Incurrido por los Consumidores fue promulgada en 2013 y en-
tró en vigor en 2016. El propósito de esta ley es proteger los intereses de
los consumidores al permitirles recuperar los daños colectivamente de una
manera sencilla.
Bajo este nuevo sistema, el objetivo de la denuncia es una reclamación
por un pago de dinero contra la empresa, donde se incurrió en un daño
patrimonial en relación con los Contratos de Consumo celebrados entre
un consumidor y la empresa, y el consumidor al que se destinó el producto
es el consumidor que celebra la denuncia. Este nuevo sistema es llamado
sistema de acción colectiva de Japón.
Este sistema consta de dos etapas. La primera etapa es una acción de
sentencia declarativa sobre las obligaciones comunes, y la segunda etapa es
un procedimiento de determinación simple.
El propósito de la primera etapa es la emisión de una sentencia declaran-
do que la compañía tiene una obligación de pagar dinero a los consumidores
basándose en causas objetivas y legales comunes a los consumidores, y que
esta acción sólo puede ser presentada por una organización de consumidores
calificada especifica. La organización de consumidores calificada especifica
se refiere a una corporación certificada por el Primer Ministro que tiene las
calificaciones necesarias para llevar a cabo este procedimiento judicial para
la compensación de los daños.
Si la organización de consumidores calificada especifica tiene éxito en la
primera etapa, se iniciará un procedimiento de determinación simple para
determinar la cantidad que se le debe pagar a cada consumidor. Para llevar
a cabo un procedimiento de determinación simple para una organización
de consumidores calificada especifica, debe de haberse obtenido una dele-
gación de poderes por parte de los consumidores, es decir, los consumidores
ejercerán la moción de adhesión para obtener una orden de pago. Por lo
tanto, cuando el tribunal emite una orden de inicio de un procedimiento de

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300 TAKASHI INOMATA

determinación simple, éste debe dar aviso público; la organización de con-


sumidores calificada especifica debe notificar por escrito o por medios elec-
trónicos y dar aviso público; y además, el oponente debe hacerlo público.
Esta nueva acción en Japón es similar a la acción colectiva americana, y
los efectos del juicio para el demandante se extendiende a los consumidores
al margen de la acción de la primera etapa. Sin embargo, a diferencia de la
acción colectiva americana la sentencia contra el demandante no compro-
mete a los consumidores. Por este motivo, los consumidores no necesitan
adherirse al procedimiento desde la primera etapa.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO


JAPONÉS Y EL DERECHO MEXICANO

Daniel Márquez*

Sumario: I. Legislación civil japonesa y mexicana. II. Legislación procesal


civil. III. Legislación mercantil. IV. Legislación penal japonesa y mexicana.
V. Legislación procesal penal japonesa y mexicana. VI. Derecho administra-
tivo japonés y mexicano.

I. Legislación civil japonesa y mexicana

Marc Dernauer destaca el proceso histórico que lleva a la emisión del de-
recho civil japonés, y el impacto de la Escuela Histórica del Derecho en ese
proceso, a través de los Códigos Civiles alemanes de los años 1887 y 1895,
del Código Civil para el Reino de Sajonia de 1865, el Código Civil francés
y “más de treinta leyes civiles extranjeras”. Como parte de ese proceso, nos
informa que el kyū Minpô, o el Código Civil Japonés Antiguo, se promulgó en
1890, y debería entrar en vigor en 1893, sin embargo, su contradicción con
la tradición sobre los temas de familia, moral y bellas maneras (jumpu bizoku),
lleva a la Hoten Ronso, o la disputa sobre la codificación, entre 1887 y 1892.
En este contexto, a través de la Ley 9/1898 de 21 de junio de 1898, se
promulga el Código Civil del Japón, que entra en vigor el 16 de julio de
1898, el Código tiene cinco libros: 1) Parte general; 2) De la propiedad y
los derechos reales; 3) De las obligaciones; 4) De la familia; y 5) De las su-
cesiones, con influencias del Código Civil francés, el Derecho anglosajón,
el Código de las Obligaciones suizo de 1881, del Código Civil español de
1889, del Revised Civil Code of the State of Lousiana de 1870, del Code civil dus
Bas Canada de 1866 y del Code Civil du Québec. Después de la Segunda Guerra

* Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM.

301
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302 DANIEL MÁRQUEZ

Mundial, el desarrollo de la codificación civil en Japón parte de la Nihonkoku


Kenpō o Constitución japonesa de 3 de mayo de 1947, que realizó cambios
en derecho de familia y sobre las mujeres; después surgen las reformas al
Código Civil en 1999, las adiciones en materia de personas jurídicas de en-
tre 1998 y 2006, y su re-escritura en japonés moderno en 2004.

1. El Código Civil Federal mexicano1

El proceso histórico de la legislación civil mexicana, en el México Colo-


nial muestra que la legislación civil se encuentra dispersa en diversos orde-
namientos emitidos por la metrópoli española. Durante la Independencia,
la Junta Superior Gubernativa del Imperio Mexicano forma una comisión
para redactar un proyecto de código civil, que no tiene éxito. Durante la
vigencia de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de
1824, entre 1827 y 1829, se promulga el Código Civil de Oaxaca, con in-
fluencia del Code Civil des Français; en 1829 Zacatecas publica un proyecto de
código civil y en 1833 Jalisco también publica la primera parte de su pro-
yecto de código civil.
En el artículo 187 de la Bases Orgánicas de 1843 se establece que los
códigos civil, criminal y de comercio “serán unos mismos para toda la na-
ción”. Además, surgen iniciativas, como la Vicente Gonzáles de Castro y su
obra Redacción del Código Civil de México, que se contiene en las leyes españolas y de-
más vigentes en nuestra República. Escrito bajo orden y método que proporcione claridad
y brevedad, a fin de hacer inteligible el derecho a todas las clases del pueblo mexicano de
1839, las Pandectas Hispano-Mejicanas de Juan N. Rodríguez de San Miguel, y
en 1845 Mariano Riva Palacio organiza un concurso para premiar al mejor
proyecto de código civil, después crea una comisión para redactar un código
de la materia.
En 1846 se retoma la vigencia de la Constitución federal de 1824, lo
que permite a los Estados legislar en materia civil. En 1853 Oaxaca pone
en vigor un nuevo Código Civil, que se abroga con la dictadura de Antonio
López de Santa Anna. La Revolución de Ayutla de 1854 pone fin al perio-
do santanista, y durante la vigencia de la Constitución de 1857 se otorga la
facultad a los Estados para legislar en materia civil. Además, Benito Juárez
encomienda a Justo Sierra preparar un proyecto de código civil.
Justo Sierra se inspira en el Código napoleónico de 1805 y en el Có-
digo Civil español de Florencio García Goyena; se intenta que los Estados
1 Publicado en el Diario Oficial de la Federación en cuatro partes los días 26 de mayo, 14 de
julio, 3 y 31 de agosto de 1928, con reformas al 9 de marzo de 2018.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 303

adopten ese proyecto, pero sólo Veracruz emite un código civil apoyado en
su contenido el 5 de diciembre de 1861. También, en 1862, el ministro de
justicia Jesús Terán, integra una comisión para revisar el proyecto de Justo
Sierra. Durante el Segundo Imperio, el gobierno de Maximiliano de Habs-
burgo crea una comisión que en 1865 promulga dos libros de un Código
Civil del Imperio.
Después de la derrota del Segundo Imperio en México, Veracruz y
Zacatecas expiden sus códigos civiles en 1868; el Estado de México emi-
te el propio en 1870. A nivel federal en 1868 se forma una comisión que
crea el Código Civil para el Distrito y el Territorio de la Baja California
en 1870, donde se instituye una polémica sucesión “legítima”. Este código
tiene influencias del proyecto de Justo Sierra, del Código Civil del Imperio,
del Código Portugués y de la Ley Hipotecaria Española de 1869. El 31 de
marzo de 1884 se expide un nuevo Código Civil, muy similar al de 1870,
que deroga la sucesión “legítima” e instituye el divorcio por mutuo consen-
timiento, “sin disolver el vínculo matrimonial”, de lo que se advierte, que la
codificación civil surge en México en el siglo XIX.
En 1914 se expide la Ley de Divorcio Vincular que establece que el
divorcio también disuelve el vínculo matrimonial. En 1917 la Ley de Rela-
ciones Familiares deroga el derecho de familia de ese código. Durante el go-
bierno de Plutarco Elías Calles se revisa el Código Civil de 1884, se integra
una Comisión que presenta un proyecto en 1928 y ese mismo año se expide
el Código Civil para el Distrito y Territorios Federales en Materia Común
y para toda la República en Materia Federal, que entra en vigor el 1° de
octubre de 1932. En el Código Civil Federal mexicano se pueden advertir
la influencia de sus similares suizo, español, alemán, francés, ruso, chileno,
argentino, brasileño, guatemalteco y uruguayo.
El Código Civil Federal, contiene 3074 artículos, y se divide en un apar-
tado de disposiciones generales, que en sus a. 1° al 21, contiene los principios
y ámbitos de validez. Además, contiene cuatro libros, el libro primero (a. 22
a 746) regula el derecho de las personas, el libro segundo (a. 747 a 1180) con-
tiene lo relacionado con los bienes, el libro tercero (a. 1281 a 1791) se refiere
a las sucesiones, y el libro cuarto (a. 1792 a 3074) a las obligaciones, estos
libros a su vez se subdividen en títulos y capítulos.
El Código Civil Federal de 1928, todavía en vigor, contiene reformas de
1933 en materia de derecho del consumidor; 1994 en cuestiones de notaria-
do y de responsabilidad; 1996 en materia crediticia e inversión extranjera;
1997, 1998 en materia de adopciones; en el año 2000 en aspectos relaciona-
dos con la protección al consumidor; en 2004 para derogar el artículo 1927

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304 DANIEL MÁRQUEZ

en materia de responsabilidad patrimonial del Estado; en 2007 para adicio-


nar temas en materia de responsabilidad; en 2010 para reformar el a. 1661;
en 2011 en materia de competencia económica; en 2012 para eliminar la
mención a los departamentos administrativos; en 2013 en materia de adop-
ción y para reformar y adecuar diversos preceptos; en 2018 en materia de
responsabilidad; y su última reforma es del 9 de marzo de 2018, en materia
de actas del registro civil, entre otros aspectos.

2. Legislación civil estadual

También es importante mencionar que, además del Código Civil Fede-


ral, y como consecuencia de la estructura federal de país, cada entidad fe-
derativa cuenta con su propia legislación civil. Por lo que existen 32 códigos
civiles adicionales. Así, México tiene un total de 33 códigos civiles.

II. Legislación procesal civil

En los argumentos de Takashi Inomata se advierte que el Código de Proce-


dimientos Civiles de Japón, se emite en el periodo de la restauración Meiji,
que tiene como base el Código de Procedimientos Civiles Alemán de 1877.
El Código fue promulgado en 1890 y entró en vigor en 1891. Destaca tam-
bién la reforma de 1926 apoyada en el nuevo Código de Procedimiento Civil
Austriaco de 1895. Además, aunque después de la Segunda Guerra Mundial
se trasladó el derecho norteamericano a Japón, sostiene que en materia de
procedimiento civil el marco básico es germano-austriaco, con algunos ele-
mentos del procedimiento de los Estados Unidos, como el sistema adversa-
rial, y el interrogatorio y contra-interrogatorio a los testigos por las partes en
lugar del juez.
Además, en 1996 se modificó en su totalidad el Código de Procedimien-
to Civil, que entró en vigor en 1998. La reforma se encamina a realizar
procedimientos civiles comprensibles y accesibles para los ciudadanos. Los
principales puntos de nuevo Código son: i) mejora de los procedimientos de
resolución de conflictos y pruebas; ii) aumenta el alcance de la obligación
de presentar documentos; iii) introduce un procedimiento especial para de-
mandas de menor cuantía; y iv) limita la apelación ante el Tribunal Supre-
mo. Menciona también la reforma de 2003 para establecer un foro especial
en Tokio y Osaka materia de patentes, modelos de utilidad, circuitos inte-
grados, y derechos de autor en programas de computación.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 305

Destaca que el litigio es el último recurso en Japón, por lo que antes de


acudir al litigio, las partes deben conciliar sus problemas en términos de la
Civil Conciliation Act of 1951, sostiene que la conciliación y el arbitraje son
los medios alternativos de solución de disputas (ADR) más populares en
Japón.
En materia de organización judicial en Japón existe la Suprema Corte
y los tribunales inferiores, como son los tribunales superiores, los tribunales
de distrito, los tribunales familiares, y los tribunales sumarios. Además, des-
taca aspectos como el foro general y especial, inelegibilidad de tribunales, la
capacidad de las partes, su derecho, representación y asistencia en el litigio,
la primera instancia, las clases de acciones jurídicas, el juicio, el papel de las
partes y del tribunal, pruebas, conclusión del juicio, apelación en la segunda
instancia, apelación final y nuevo proceso. Cierra con los juicios de menor
cuantía y las accione colectivas.

1. Legislación procesal civil mexicana

En México la redacción del Código Procesal Civil se encomendó a una


comisión integrada por José María Lafragua, Mariano Yañez, Luis Mén-
dez, Pablo Zayas y Manuel Dublán. El 13 de agosto de 1872 se expidió el
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y el Territorio de
Baja California, en vigor desde el 15 de septiembre de 1872, y contaba con
20 títulos y 2326 artículos.
El 9 de abril de 1875 se formó una comisión para reformarlo, y en 1880
se expidió el nuevo Código de Procedimientos Civiles, también se expidió la
Ley de Organización de Tribunales del Distrito Federal y Baja California.
En 1882 Manuel González nombra una comisión que revise los Códigos
Civil y de Procedimientos Civiles y el 15 de mayo de 1884 se promulgó el
nuevo Código de Procedimientos Civiles del Distrito Federal y Territorio de
Baja California, que entró en vigor el 1° de junio de 1885. El 25 de septiem-
bre de 1896 se promulgó el Código Federal de Procedimientos Civiles, en
vigor a partir del 1° de enero de 1897, el 5 de febrero de 1909 se aprobó el
nuevo Código Federal de Procedimientos Civiles, por último, el 24 de febre-
ro de 1943 se emitió el Código Federal de Procedimientos Civiles en vigor.
El Código Federal de Procedimientos Civiles2 tiene dos libros, el prime-
ro (a. 1° a 321) se relaciona con las disposiciones generales, el segundo (a.

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de febrero de 1943, con reformas al 9


2

de marzo de 2012.

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306 DANIEL MÁRQUEZ

322 a 503), se refiere a la contención, el tercero (a. 504 a 577), regula los
procedimientos especiales, el quinto (a. 578 a 626), agregado el 30 de agosto
de 2011, contiene las acciones colectivas y otros temas. En el código, para
iniciar un procedimiento se requiere un interés y un interés contrario; la re-
presentación se otorga a las partes o a sus representantes o apoderados, ex-
cepto en las acciones colectivas; las obligaciones y responsabilidades de las
partes; la competencia de su autoridad judicial; las facultades y obligaciones
de los juzgadores, los secretarios, y los ministros ejecutores; también regula
el litigio, las pruebas (confesión, documentos, dictámenes periciales, reco-
nocimiento o inspección judicial, testigos, fotografías, escritos y notas taqui-
gráficas, y los elementos aportados por los descubrimientos de la ciencia y
las presunciones), la carga de las partes en materia probatoria, la valoración
de las pruebas, las resoluciones judiciales (decretos, autos o sentencias), los
recursos (revocación, apelación y revisión forzosa, denegada apelación), las
formalidades judiciales, el tiempo y lugar de los actos judiciales, las no-
tificaciones a las partes, el juicio (demanda, emplazamiento, contestación
de la demanda, término probatorio, audiencia y sentencia), procedimientos
especiales (concursos, sucesión, y apeo o deslinde), jurisdicción voluntaria,
cooperación procesal internacional, y acciones colectivas para defensa y
protección de los derechos e intereses colectivos.

2. Los medios alternativos


y la legislación civil estadual

Aunque ya existían medios alternativos como la conciliación y el ar-


bitraje en la legislación procesal civil y mercantil mexicana, el 18 de junio
de 2008 se incorporaron en materia penal en el a. 17 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, el 29 de diciembre de 2014 se
emitió la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución de Contro-
versias en materia penal, que establece a la mediación, la conciliación y la
junta restaurativa como medios alternativos. Recientemente, el 27 de abril
de 2018, la Cámara de Diputados aprobó la Ley General de Mecanismos
Alternativos de Solución de Controversias que contiene mecanismos auto-
compositivos para las materias civil, familiar y administrativa.
También es importante mencionar que, además del Código Federal de
Procedimientos Civiles, y atendiendo a que el Estado mexicano es una fe-
deración, cada entidad federativa cuenta con su propia legislación procesal
civil, por lo que existen 32 códigos civiles adjetivos adicionales. Así, México
tiene 33 códigos adjetivos civiles.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 307

III. Legislación mercantil3

En su colaboración Hiroshi Noda diserta sobre la Ley de las Empresas o


Ley de Sociedades de 2005, de Japón, promulgada el 1° de mayo de 2007,
que la legislación aplicable a las empresas se encontraba en el Código de
Comercio de 1899 y la Ley de Sociedades Anónimas de 1938, además,
afirma que detalles de esa Ley de Sociedades se encuentran en ordenanzas
administrativas emitidas por el Ministerio de Justicia, como la Ordenanza
para la Aplicación de la Ley de Sociedades, las Reglas de Contabilidad
Corporativa y las Reglas de Aviso Público Electrónico, que permite al pú-
blico acceder a la información de las empresas. Los tipos de compañías que
se regulan son: Kabushiki Kaisha (compañía por acciones), Gômei Kaisha (so-
ciedad en nombre colectivo), Gôshi Kaisha (sociedad limitada) and Gôdô
Kaisha (compañía de responsabilidad limitada). Yûgen Kaisha (compañía
limitada). La Ley de Sociedades regula a sus integrantes, a las compañías por
acciones y sin participación, las acciones y los bonos, la asamblea de accionis-
tas, su conversión, intercambio y transferencia de acciones, y a las compañías
extranjeras, entre otras cuestiones.
También destaca en el caso de compañías por acciones la doctrina “Ul-
tra-Vires” que se refiere a los actos que realizan las empresas más allá del
objeto plasmado en su escritura constitutiva. También destaca el Código
de Gobierno o Administración (Stewardship Code) de 2017 que, aunque no es
vinculante, se espera que funciones como soft law,4 porque los inversionistas
que respaldan los objetivos del código hacen publica su posición en sus sitios
electrónicos.

1. Los comerciantes
en el derecho mexicano

El Código de Comercio de 1889,5 rige a los actos de comercio, según


ese código son comerciantes las personas que hacen del comercio su ocupa-
ción ordinaria, las sociedades constituidas con arreglo a las leyes mercan-
3 Publicado en el Diario Oficial de la Federación del 7 de octubre al 13 de diciembre de
1889, última reforma publicada el 28 de marzo de 2018.
4 Término atribuido a Lord McNair, para diferenciar entre normas de lege lata (ley
existente) y lege ferenda (derecho ideal). Alude a normas que carecen de fuerza vinculante,
pero que tienen consecuencias jurídicas.
5 Código publicado en Diario Oficial de la Federación del 7 de octubre al 13 de diciembre
de 1889, con reformas al 25 de enero de 2017.

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308 DANIEL MÁRQUEZ

tiles, las sociedades extranjeras o sus agencias y sucursales que dentro del
territorio nacional ejerzan actos de comercio (a. 3°); además, destaca como
actos de comercio, a las empresas de abastecimientos y suministros, las em-
presas de construcciones y trabajos públicos y privados, las empresas de fá-
bricas y manufacturas, las empresas de trasportes de personas o cosas, por
tierra o por agua; y las empresas de turismo, las librerías, y las empresas
editoriales y tipográficas las empresas de comisiones, de agencias, de ofici-
nas de negocios comerciales, y las casas de empeño y establecimientos de
ventas en pública almoneda, las empresas de espectáculos públicos (a. 75).

2. La Ley General de Sociedades Mercantiles6

La Ley General de Sociedades Mercantiles tiene XIV capítulos, 273


artículos y, en su versión original, 4 transitorios. A partir de 1996 ha tenido
reformas en su a. 251, el 28 de junio de 2006 en sus a. 89 y 251, el 2 de junio
de 2009 a sus a. 177 y 194, el 15 de diciembre de 2011 en los a. 6°, 62 y 89,
el 13 de junio de 2014 se emite una “miscelánea mercantil”, que impacta en
los artículos 4°, 5°, 6°, 7°, 8°, 9°, 90, 91, 99, 113, 119; 125, 132; 136, 157;
163, 166, 170, 177; 186; 194, 198, 199; 201, 205, 223; 228, 243, 247, 251,
de esta ley; el 14 de marzo de 2016 se incorpora a la ley lo relacionado con
la “sociedad por acciones simplificada”, por último, el 24 de enero de 2018
se reforman y adicionan los a. 229, 232, 236, 237, 238, 240, 241, 242, 245,
246, 247, 249 Bis y 249 Bis 1.
La Ley regula a las sociedades en nombre colectivo, comandita simple,
de responsabilidad limitada, anónima, en comandita por acciones, coope-
rativa y por acciones simplificada. Prescribe que las sociedades mercantiles
inscritas en el Registro Público de Comercio, tienen personalidad jurídica
distinta de la de los socios. También establece el contenido de la escritura o
póliza constitutiva de la sociedad; los bonos de fundador, las acciones como
títulos nominativos que sirven para acreditar y transmitir la calidad y los
derechos de socio, y los certificados; la vigilancia de la sociedad, su infor-
mación financiera, la asamblea de accionistas, la fusión, transformación, y
escisión de las sociedades, su disolución y liquidación, las sociedades extran-
jeras, y la sociedad por acciones simplificada es aquella que se constituye
con una o más personas físicas que solamente están obligadas al pago de sus
aportaciones representadas en acciones.

6 Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 4 de agosto de 1934, con reformas al 24


de enero de 2018.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 309

IV. Legislación penal japonesa y mexicana

1. Derecho penal japonés

En su escrito Makoto Tadaki destaca que la Ley penal japonesa se aprobó el


24 de abril de 1907 y entró en vigor el 1 de octubre de 1908. Sobre su con-
tenido menciona que la parte I, a. 1 a 72, contiene las provisiones generales,
y que la parte II, a. 77 a 264, se refiere a los delitos. Destaca la influencia del
derecho penal europeo, del derecho penal francés y alemán, en Japón. Sostie-
ne que, aunque el derecho penal japonés existe desde hace más de 110 años,
no ha tenido cambios significativos, porque la reforma legal ha fracasado por
los conflictos entre liberales y conservadores.
Sobre las características del derecho penal japonés, establece que el de-
lito o la definición del delito es muy abstracto y exhaustivo, que las sancio-
nes son amplias y extensas, por lo que el alcance de las interpretaciones y
la sentencia del juez son amplias y variadas. Alude al modelo de tres pasos
para configurar el delito: 1ª los hechos constitutivos, 2ª ilegalidad y 3ª cul-
pabilidad. Si se cumple con estos tres requisitos, el acto o hecho es punible.
Como manifestaciones del crimen, la ley penal japonesa regula la tentativa,
la participación y la competencia.
En materia de sanciones, el derecho penal japonés establece la pena ca-
pital, el encarcelamiento, el arresto, la multa. El encarcelamiento y las mul-
tas son las principales penas, también aplica la confiscación (o incautación).
Los tipos de delitos como homicidios, robos e incendios están regulados en
una sección especial. También se distingue entre los delitos que afectan a
la propiedad individual, los delitos contra la propiedad social y los delitos
contra la propiedad estatal.

2. La legislación sustantiva penal federal mexicana

Antes de la Independencia se aplicaba en México en materia penal las


Siete Partidas de 1265. Con la Independencia, a partir del Acta Constitu-
tiva de la Federación, del 31 de enero de 1824, se otorga a los estados la
facultad de expedir sus propias leyes. El 28 de abril de 1835 se promulga el
Código Penal para el estado de Veracruz, con influencia en el Código Penal
español de 1822. Mediante circular del 20 de septiembre de 1838 se declara
que en nuestro país continuarán aplicándose las Siete Partidas y los decretos
de las cortes españolas.

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310 DANIEL MÁRQUEZ

El 5 de febrero de 1857 se jura la Constitución Federa de los Estados


Unidos Mexicano, vigente a partir del 11 de marzo de ese año. Ese docu-
mento contiene diversas disposiciones de orden penal, como son: establecer
que la prisión se impone por delito que merezca pena corporal (a. 18), que
ninguna detención puede exceder de tres días, sin que se justifique con un
auto motivado de prisión (a. 19), y las garantías en un juicio criminal (a. 20),
entre otras. El 6 de octubre de 1862 se integra una comisión para elaborar
un proyecto de Código Penal para el Distrito Federal y el Territorio de la
Baja California, sin embargo, como nuestro país se encontraba en guerra
contra el Segundo Imperio, se suspenden sus trabajos.
Maximiliano de Habsburgo, nombra a una comisión integrada por
Teodosio Lares, Urbano Fonseca y Juan B. Herrera, miembros del Consejo
de Estado del Imperio, para que redacten el Código Penal y de Procedi-
mientos Penales del Imperio.
Ante el fracaso de esos intentos, el 15 de junio de 1869 se emite la Ley
de Jurados en materia Criminal, aplicable a la investigación, al proceso y
sentencia penal; el 7 de diciembre de 1871, Benito Juárez promulga el Có-
digo Penal de 15 de marzo de 1871, obra de Antonio Martínez de Castro,
que entra en vigor el 1° de abril de 187; este código se inspira en la Escuela
Clásica del Derecho Penal y en el Código Español de 1870, tomando como
base el vocablo de “tipicidad”. Ese código sufrió diversas reformas, entre
ellas podemos mencionar: la de 26 de mayo de 1884; la de 22 de mayo de
1894; la de 6 de junio de 1896; la de 5 de septiembre de 1896; la 8 de di-
ciembre de 1897; y la de 13 diciembre de 1897.
Alfonso Teja Zabre entregó un proyecto en 1931, que se publicó el 14
de agosto de 1931 como Código Penal para el Distrito Federal en materia
común, y para toda la República en materia de fuero federal, mismo que
entró en vigor el 17 de septiembre de 1931, y abrogó los códigos penales de
7 de diciembre de 1871 y 15 de diciembre de 1929. Este código se sustenta
en la idea de que “no hay delincuentes, sino hombres”, y en los desarrollos
de la Escuela Positiva del Derecho Penal.
El Código Penal Federal7 vigente cuenta con dos libros, el primero con
un título preliminar y seis adicionales (el relacionado con los menores está
derogado), el segundo con veintisiete títulos (uno es “bis” y el vigésimo
está derogado), cada título se subdivide en capítulos y tiene 429 artículos,
en su versión original contaba con tres transitorios. En el código penal
destaca su aplicación a los delitos del orden federal y en ciertos casos a los

Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de agosto de 1931, con reformas al 9


7

de marzo de 2018.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 311

cometidos en el extranjero, y cometidos en consulados o contra su perso-


nal; en materia de responsabilidad penal destaca que el delito es el “acto
u omisión que sancionan las leyes penales”, menciona también los delitos
de resultado material, además, que el delito es instantáneo, permanente o
continuo, y continuado. Además, prescribe los delitos pueden ser actos u
omisiones dolosas o culposas; también regula la tentativa punible. Destaca
la autoría intelectual, al autor material, a los coparticipes, los instigadores,
y los cómplices, y la participación eventual. Regula las causas de exclusión
del delito; contiene un amplio catálogo de las penas y medias de seguri-
dad (prisión, tratamiento en libertad, semilibertad y trabajo en favor de
la comunidad, internamiento o tratamiento en libertad de inimputables y
de quienes tengan el hábito o la necesidad de consumir estupefacientes o
psicotrópicos, confinamiento, prohibición de ir a lugar determinado, san-
ción pecuniaria, decomiso de instrumentos, objetos y productos del delito,
amonestación, apercibimiento, caución de no ofender, suspensión o priva-
ción de derechos, inhabilitación, destitución o suspensión de funciones o
empleos, publicación especial de sentencia, vigilancia de la autoridad, sus-
pensión o disolución de sociedades, medidas tutelares para menores, deco-
miso de bienes correspondientes al enriquecimiento ilícito, y la colocación
de dispositivos de localización y vigilancia). Además, contiene reglas para
la aplicación de las sanciones diferenciadas para el caso de delitos dolosos
y culposos, en el caso de tentativa punible, concurso, delito continuado,
complicidad, reincidencia y error vencible. En el Libro segundo regula los
diversos delitos, entre ellos, el terrorismo, contra la autoridad, y por actos
de corrupción, entre otros.

V. Legislación procesal penal


japonesa y mexicana

1. Legislación adjetiva japonesa

En la aportación de Yoshinori Nakanome y Shigeki Yanagawa, destaca que,


en 1882, durante el gobierno Meiji, Japón introdujo el sistema legal occiden-
tal, incluido el derecho y el procedimiento penales. Los autores sostienen que
la ley penal y el procedimiento penal en Japón cambiaron su modelo a países
del derecho civil como del francés y después al alemán.
La policía y la fiscalía tienen el poder y la responsabilidad de investi-
gar. El fiscal tiene autoridad para ordenar a la policía que investigue. Cada
fiscal tiene su propia autoridad para decidir enjuiciar o no, sin embargo,

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312 DANIEL MÁRQUEZ

esa determinación la revisa su superior, que puede manejar solo o asignar


el caso a otro fiscal. El juicio se basa en el principio del sistema acusatorio
y el sistema adversarial. El fiscal tiene la carga de la prueba más allá de
toda duda razonable. El acusado tiene el derecho de no auto inculparse.
También tiene derecho a ser notificado de la acusación. Recientemen-
te, se introdujo un sistema de investigación recíproca, donde tanto el fiscal
como la defensa tienen derecho a solicitar las pruebas, además, el fiscal tie-
ne el deber de divulgar una lista de pruebas, que incluye no solo pruebas
para ser procesadas, sino también pruebas utilizadas para el enjuiciamiento.
Otros temas son la investigación, el arresto, el interrogatorio, las órdenes
de búsqueda y captura, y la incautación de pruebas. Los principios del
enjuiciamiento y el juicio son acusatorio y adversarial; además, regula el
procedimiento de prueba rápida, en materia de evidencia se excluye la
prueba ilegal.

2. Legislación adjetiva mexicana

Además de los antecedentes destacados en el análisis del Código Penal


Federal, podemos mencionar el Código de procedimientos penales para el
Distrito Federal y Territorio de la Baja California de 26 de octubre de 1880,
donde surge el Ministerio Público, como auxiliar de la justicia y represen-
tante de la parte acusadora; también los Códigos de Procedimientos Penales
de 1880 de 15 de septiembre de 1880, vigente a partir de 1° de noviembre
de ese año, y 1894. El 12 de diciembre de 1903 se emite la Ley Orgánica del
Ministerio Público, después el Código Federal de Procedimientos Penales de
1908, en vigor a partir de 5 de febrero de 1909.
En 1929, la comisión presidida por José Almaraz terminó el nuevo Có-
digo Penal, el cual fue severamente criticado por los penalistas de su tiem-
po, por lo que el presidente de la República (en pleno Maximato) ordenó la
creación de una nueva comisión redactora del Código Penal. El 30 de agos-
to de 1934 se publicó en el Diario Oficial de la Federación Código Federal
de Procedimientos Penales, vigente a partir del 1° de octubre de 1934, que
abroga al Código Federal de Procedimientos Penales de dieciséis de diciem-
bre de 1928.
El 18 de junio de 2008 la gran Reforma al Sistema de Justicia Penal y,
por último, el 5 de marzo de 2014 se publicó el Código Nacional de Pro-
cedimientos Penales en vigor. Ese código nacional cuenta con dos libros, el
primero con seis títulos y el segundo con trece títulos, además de diversos
capítulos cada uno, con un total de 490 artículos.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 313

El Código se aplica en toda la República, por lo que se otorga com-


petencia para aplicarlo a los órganos jurisdiccionales federales y locales.
Establece las normas para la investigación, el procesamiento y la sanción
de los delitos. Además, contiene un “glosario” para interpretar su conte-
nido. Plasma los principios y derechos en el procedimiento, entre los primeros
destaca que el proceso penal es acusatorio y oral, donde se observarán
los principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad e
inmediación y los previstos en la constitución, tratados internacionales y
las leyes, sin embargo, se establecen excepciones a esos principios. Otros
principios son: igualdad ante la ley, igualdad entre las partes, juicio previo
y debido proceso, presunción de inocencia, prohibición de doble enjuicia-
miento o non bis in ídem, en materia de derechos, prescribe los de intimidad
y privacidad, justicia pronta, defensa y asesoría jurídica adecuada e inme-
diata, la garantía de ser informado de sus derechos, y respeto a la libertad
personal.
El código destaca que las resoluciones son sentencias y autos. Estable-
ce la colaboración procesal, el uso de oficios, exhortos y requisitorias. La
notificación y citaciones, y su nulidad. Los sujetos del procedimiento penal
son la víctima u ofendido, el asesor jurídico, el imputado, el defensor, el
ministerio público, la policía, el órgano jurisdiccional, y la autoridad de
supervisión de medidas cautelares y de la suspensión condicional del pro-
ceso. También contiene los derechos de la víctima y el imputado, regula
la queja a los auxiliares de las partes. Las medidas cautelares, las pruebas
para la imposición, revisión, sustitución, modificación o cese de la prisión
preventiva, los tipos de garantía (depósito, fianza, hipoteca, prenda, fidei-
comiso, o cualquiera a criterio del Juez de control). También establece la
solución alterna del procedimiento (acuerdo reparatorio y la suspensión
condicional del proceso), el procedimiento abreviado y sus etapas (la de
investigación, dividida en inicial y complementaria, y sus formas de ter-
minación; intermedia o de preparación del juicio, y juicio), las pruebas,
la audiencia inicial, el auto de vinculación a proceso y el auto de no vin-
culación del imputado a proceso, la audiencia intermedia y papel del juez
de control; define al juicio como la etapa de decisión de las cuestiones
esenciales del proceso; también regula la deliberación, fallo y sentencia
(absolutoria y condenatoria), el procedimiento para inimputables, la ac-
ción penal por particulares y la asistencia penal internacional. Los re-
cursos son: de la víctima u ofendido, revocación, apelación, adhesión, y
reconocimiento de inocencia del sentenciado y anulación de sentencia, e
indemnización.

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314 DANIEL MÁRQUEZ

VI. Derecho administrativo


japonés y mexicano

1. Derecho administrativo japonés

En la aportación de Tadasu Watari encontramos que la Constitución ante-


rior a 1889 estableció el Tribunal Administrativo en Tokio, como la única ju-
risdicción administrativa de una sola instancia y vigente hasta el 3 de mayo de
1947, cuando se aplicó la Constitución de 1946. Afirma que la nueva consti-
tución de 1946 estableció la independencia del poder judicial y le dio poderes
jurisdiccionales civiles y penales, sino también la competencia jurisdiccional
administrativa. Menciona que, en materia de procedimiento contencioso ad-
ministrativo, la Ley de Enjuiciamiento Administrativo de 1962 adoptó una
serie de recursos contenciosos relacionados con casos administrativos.
Afirma que, para el derecho administrativo japonés, la legalidad de la
administración es el más fundamental de los diversos elementos del esta-
do de derecho. Sobre la facultad reglamentaria, destaca que la legislatura
puede delegar parte de su poder legislativo a la autoridad administrativa
a través de una disposición legal expresa. Menciona el caso “la espada ja-
ponesa y la espada occidental” como un ejemplo de juicio a la ilegalidad.
Analiza también el caso de la prohibición de vender a través de la red de
Internet y la parcelación de medicamentos por reglamento ministerial,
como un ejemplo de juicio a la legalidad.
También aborda los temas de los derechos fundamentales y los princi-
pios generales de derecho, como parte de la tendencia hacia la moderniza-
ción del derecho administrativo japonés. Menciona que la descentralización
territorial está garantizada por la Constitución y el poder legislativo de las
autoridades locales. En torno a la doctrina sobre los actos de la adminis-
tración, alude a los actos de autoridad pública y actos de la autoridad no
pública. Los actos administrativos unilaterales y las ejecuciones forzadas por
parte de los órganos administrativos se consideran típicos de los actos de la
autoridad pública, mientras que los contratos administrativos y los actos de
consulta se consideran típicos de los actos de la autoridad no pública.
Además regula las acciones administrativas informales, el control juris-
diccional de acciones administrativas, que se otorga a los solicitantes en el
ejercicio de la acción contenciosa de anulación cuando los actos son realiza-
dos por las autoridades administrativas del Estado o por autoridades públi-
cas como titulares de la autoridad pública, cuyo efecto directo y concreto es
crear o modificar los informes o situaciones legales de los ciudadanos o de-

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 315

terminar el contenido de las situaciones legales de los ciudadanos. En lo que


se refiere al interés para solicitar acciones contenciosas administrativas, des-
taca que debe ser un derecho o interés subjetivo protegido personalmente
por la disposición legal. Menciona le tema del control judicial del ejercicio
de poderes discrecionales, y en dos casos, alude al control judicial de utili-
dad pública en Japón a través del caso Private Railway Company “Odakyu”
en Tokio, y sobre el tema de la asociación público-privada en Japón.

2. Derecho administrativo mexicano

En el artículo 110, fracción XX, de la Constitución de 1824 se aludía


a un tribunal que conociera las causas contra la administración pública.
Otro antecedente del derecho administrativo mexicano es la Ley para el
Arreglo de los Contencioso Administrativo de 25 de mayo de 1853. A par-
tir de 1917, se creó en 1924 la Junta Revisora del Impuesto sobre la Renta,
el 10 de febrero de 1927 se plasmó el juicio de oposición en la Ley de Teso-
rería de la Federación, el 27 de agosto de 1936 se expidió la Ley de Justicia
Fiscal, que entró en vigor el 1° de enero de 1937; el 30 de diciembre de 1938
se expidió el Código Fiscal de la Federación. El 30 de diciembre de 1946 se
reforma el artículo 104, fracción I, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, para plasmar que las leyes establecerán recursos ante
la Suprema Corte de Justicia contra las sentencias de segunda instancia de
o contra las de tribunales administrativos dotados de plena autonomía. El
19 de enero de 1967 se publican el Código Fiscal de la Federación, vigente
a partir del 1° de abril de 1967, y la Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la
Federación. El 25 de octubre de 1967 se reforma el artículo 104, fracción
I, de la constitución federal, para establecer que las leyes federales podrán
instituir tribunales de lo contencioso-administrativo dotados de plena au-
tonomía, además instituye el recurso de revisión en contra de las senten-
cias de esos tribunales administrativos. En 1978 se regionaliza el Tribunal
Fiscal de la Federación. El 30 de diciembre de 1981 se emite el Código Fis-
cal de la Federación para sustituir al anterior, mismo que entra en vigor el
1° de enero de 1983. El 10 de agosto de 1987 se reforman de nuevo la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en sus artículos 104,
fracción I, y se incluye en el artículo 73 la fracción XXIX-H, la facultad
del Congreso de la Unión para emitir normas que instituyan tribunales
de lo contencioso-administrativo dotados de plena autonomía. En 1996 se
expide una nueva Ley Orgánica del Tribunal Fiscal de la Federación. El
31 de diciembre de 2000 se emite la Ley Orgánica del Tribunal Federal de

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316 DANIEL MÁRQUEZ

Justicia Fiscal y Administrativa, y el 18 de julio de 2016 se publicó la Ley


Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
En las materias que se ocupa el artículo de Tadasu Watari adquieren
relevancia las siguientes normas: la Ley Federal de Procedimiento Admi-
nistrativo8 que contiene los elementos y requisitos del acto administrativo
(competencia, legalidad, objeto, interés público, escrito, fundamentación y
motivación, debido proceso, objeto legal y posible, que carezca de error,
notificación, plasmar los recursos y exhaustividad), su nulidad y anulabili-
dad, aunque la distinción carece de consecuencias prácticas, su eficacia, el
procedimiento administrativo, y el recurso de revisión en sede administra-
tiva, entre otras cuestiones.
La Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo9 que re-
gula el juicio contencioso administrativo federal o juicio en la vía tradicional,
al que define como el que se substancia recibiendo las promociones y demás
documentales en manuscrito o impresos en papel, y formando un expedien-
te, y el juicio en línea que se substancia y resuelve a través del Sistema de
Justicia en Línea. Este juicio procede en contra de las resoluciones adminis-
trativas definitivas, contra los actos administrativos, Decretos y Acuerdos de
carácter general, diversos a los Reglamentos, cuando sean autoaplicativos o
cuando el interesado los controvierta en unión del primer acto de aplicación
y, por las autoridades, en caso de lesividad. Las partes son: el demandante,
los demandados, y la autoridad. El juicio se inicia con una demanda y su
contestación, se puede pedir como medida cautelar la suspensión del acto
impugnado, si se alega un derecho subjetivo el actor tiene la carga de la prue-
ba, desahogadas las pruebas se decreta el cierre de instrucción y se emite la
sentencia. Cuando se impugnan resoluciones de autoridades administrativas
cuyo monto no exceda de quince veces el salario mínimo vigente en la Ciu-
dad de México, el juicio se puede seguir en la vía sumaria. También se regula
un juicio de resolución exclusiva del fondo relacionado con las facultades de
comprobación de las autoridades fiscales. Los recursos son reclamación y
revisión, además, el tribunal puede emitir jurisprudencia.
En la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa se
destaca la competencia de ese órgano jurisdiccional contra diversas “reso-
luciones definitivas, actos administrativos y procedimientos”, además, de las
“responsabilidades administrativas de los servidores públicos y particulares
vinculados con faltas graves”, ese órgano jurisdiccional se organiza en una
8 Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 4 de agosto de 1994, con reformas al 2
de mayo de 2017.
9 Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1º de diciembre de 2005, con reformas al
27 de enero de 2017.

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BREVES APUNTES EN TORNO AL DERECHO JAPONÉS... 317

sala superior (integrada por 16 magistrados), funcionando con un pleno


general, un pleno jurisdiccional y tres secciones, las dos primeras con com-
petencia fiscal y administrativa y la tercera con competencia en materia de
responsabilidades de servidores públicos y particulares; la junta de gobierno
y administración y salas regionales.
Por último, en la Ley de Asociaciones Público Privadas10 destaca que
los proyectos de asociación público-privada son aquellos que se realizan con
cualquier esquema para establecer una relación contractual de largo plazo,
entre instancias del sector público y del sector privado, para la prestación de
servicios al sector público, mayoristas, intermediarios o al usuario final y en
los que se utilice infraestructura proporcionada total o parcialmente por el
sector privado, o los que se realicen para desarrollar proyectos de inversión
productiva, investigación aplicada y/o de innovación tecnológica.
Por supuesto, el derecho administrativo federal mexicano no se agota en
estos ordenamientos, como ejemplo, están la Ley Orgánica de la Adminis-
tración Pública Federal y la Ley Federal de las Entidades Paraestatales; ade-
más, las normas administrativas las aplican el Poder Legislativo y el Judicial,
los órganos autónomos constitucionales, y también las entidades federativas
y los municipios.

10 Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 16 de enero de 2012, con reformas al 21


de abril de 2016.

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CAPÍTULO IV

DESARROLLO DEL DERECHO JAPONÉS EN EL MARCO GLOBAL

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL*

Aiko Horie**

Sumario: I. Panorama. II. Derecho de autor. III. Derecho de patentes.


IV. Derecho de los modelos de utilidad. V. Derecho de los modelos estéticos.
VI. Derecho de marcas. VII. Ley contra la competencia desleal.

I. Panorama

La Ley Básica sobre la Propiedad Intelectual determina, en su artículo 2,


fracción I, lo que es la propiedad intelectual:

• Lo que es creado por la actividad humana, como las invenciones,


las variedades vegetales, el patrón, la obra, etcétera.
• Lo que indica el origen de la mercancía o los servicios, como la
marca, el nombre comercial, etcétera.
• Los datos técnicos o comerciales que son de utilidad para la empre-
sa, como el secreto comercial.
El mismo artículo, en su fracción II, dispone que los derechos de pro-
piedad intelectual, los derechos relacionados con ésta y los que protegen le-
galmente su uso, son los derechos de patente, el modelo de utilidad, el de las
nuevas variedades vegetales, el de diseño, el derecho de autor y el derecho de
marcas, etcétera. Pero la Ley Básica no regula directamente los derechos so-
bre estas formas de la propiedad intelectual.
Las leyes sobre la propiedad intelectual son la Ley de Patentes, la Ley de
Modelos de Utilidad, la Ley sobre Diseños, la Ley de Marcas y la Ley contra
la Competencia Desleal; esta última protege el secreto industrial y comercial.

*
Traducción del alemán por Héctor Fix-Fierro.
**
Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón.

321
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322 AIKO HORIE

Además del derecho de autor, regulado en la ley respectiva, hay una ley sobre
variedades vegetales y otra sobre semiconductores.
En lo que sigue se presenta un panorama sobre el derecho de autor y la
protección jurídica de la propiedad intelectual.

II. Derecho de autor

1. Naturaleza y objeto del derecho de autor

A. Generalidades

El derecho de autor es un derecho de exclusividad y se ubica en el ámbito


cultural. De acuerdo con el artículo 1 de la Ley del Derecho de Autor (LDA),
el objeto de la misma es la definición legal y la protección de los derechos de
los autores sobre obras, espectáculos, grabaciones y emisiones, sean o no a
través de cable, así como de los derechos afines, bajo consideración de su uso
debido, para contribuir al desarrollo de la cultura.
El ámbito de validez del derecho de autor se regula en el artículo 6 de
la LDA. La obra protegida por la ley japonesa es, en primer término, la pro-
ducida por los nacionales del Japón (inciso 1), la obra editada primeramente
en el país (inciso 2) y la obra a cuya protección se obligue el Japón. Japón es,
desde luego, parte en el Convenio de Berna, aunque el Tribunal Supremo
ha resuelto que dicha protección no incluye a Corea del Norte, a la cual Ja-
pón no reconoce la calidad de Estado.

B. La obra

Objeto del derecho de autor es la obra. El artículo 2, fracción I, inciso 1


LDA define el concepto de “obra” como objeto del derecho de autor. Obra
es lo que expresa una idea o sentimiento creativos en el ámbito de la litera-
tura, la ciencia, el arte o la música.
La “idea” o el “sentimiento” no son objeto directo de la protección
por el derecho de autor. Esto muestra que las obras deben ser creaciones
intelectuales personales, lo que significa que deben apoyarse en la acti-
vidad creadora de un ser humano, de una persona física. La protección
comprende solamente la expresión, por lo que una idea abstracta como
tal no goza de ella.

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 323

La creatividad no exige un cierto nivel, sino, sencillamente, no ser una


mera imitación, por lo que la obra debe reflejar la individualidad de su au-
tor. Las expresiones de la vida cotidiana no tienen acceso a la protección del
derecho de autor. En cambio, una obra sí goza de tal protección cuando es
ilícita pero creativa.
El artículo 10, fracción I LDA enumera los tipos de obra, pero sólo de
manera ejemplar y no exhaustiva. No obstante, en ocasiones resulta im-
portante conocer el tipo de obra de que se trate, porque existen algunas
disposiciones especiales que son aplicables a las obras artísticas, visuales y
filmográficas:

1) Obras literarias, como novelas, guiones, tratados, discursos, etcétera.


2) Obras musicales.
3) Pantomimas y obras coreográficas.
4) Obras plásticas, como pinturas, grabado en madera o metal, escul-
tura, etcétera.
5) Obras arquitectónicas.
6) Mapas o proyectos, tablas y esbozos científicos.
7) Obras cinematográficas y fotográficas.
8) Programas de computadora.

La caligrafía japonesa con pincel es protegida como obra de arte, pero


también como material publicitario, al igual que los caracteres tipográficos.
Por el contrario, hay una serie de caracteres tipográficos que no se encuen-
tran protegidos. El Tribunal Supremo ha determinado que estos caracteres
no constituyen arte. De acuerdo con las leyes japonesas, una serie de carac-
teres tipográficos no es una obra protegida por la LDA, ni tampoco objeto
de la Ley sobre Diseños.
Las artes aplicadas son también objeto del derecho de autor, por lo
que gozan de una doble protección, pues también se les aplica la Ley sobre
Diseños. El artículo 2, fracción II LDA incluye el arte comercial dentro de
las obras de arte, pero es debatido si comprende también la configuración
de productos de fabricación masiva, así como también si un objeto de uso
está protegido por el derecho de autor.
La reelaboración de obras originales, como la traducción o la drama-
tización, está protegida como obra independiente, en la medida en que re-
presentan una creación intelectual personal, y el derecho de autor surge
incluso sin la autorización del autor. Pero la obra reelaborada solamente
puede ser publicada o utilizada con el consentimiento del autor de la obra
original.

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324 AIKO HORIE

También las obras colectivas son protegidas como obras independien-


tes (artículo 12 LDA). Se trata de colecciones de obras, datos y otros ele-
mentos independientes que, en virtud de su selección o del orden de los
mismos constituyen una creación intelectual personal. Eventualmente pue-
de haber derechos de autor sobre algunos de los elementos particulares
incorporados en la obra colectiva. Ejemplos de este tipo de obra son los
diccionarios, enciclopedias o los directorios industriales y comerciales.
Una especie de obra colectiva son los bancos de datos. De acuerdo con
el artículo 12-2 LDA, se trata de una obra colectiva que conforma una crea-
ción intelectual personal en virtud de la selección o el orden sistemático de
las informaciones.

C. El autor

Para contestar la pregunta de a quién debe atribuirse la obra, la ley si-


gue el principio de autoría. De acuerdo con el artículo 2, fracción I, inciso 2,
es autor de la obra su creador, que solamente puede ser una persona física.
Si una obra ha sido creada conjuntamente por varias personas sin que
pueda determinarse separadamente las partes que les corresponden a cada
una, entonces se habla de colaboradores de la obra. Lo decisivo en la crea-
ción común de una obra es la colaboración que conduce a su surgimiento.
Al respecto se distingue la autoría de la elaboración. La característica distin-
tiva es la existencia de la voluntad de creación en común.
No se considera autor a quien meramente induce a la creación. Quien
solamente ha dado impulsos, por ejemplo a través de su vida y obra, aunque
sean determinantes para el contenido de la obra de otro, quien solamente
apunta a una idea determinada u ofrece una orientación en cierta direc-
ción, no es creador de la obra, como tampoco lo es un asistente.
Las personas jurídicas no pueden actuar por sí mismas, sino que lo ha-
cen a través de sus órganos. Sin embargo, el artículo 15 LDA prevé que una
persona jurídica pueda ser autora original, lo que ocurre cuando sus cola-
boradores, en cumplimiento de sus obligaciones derivadas del contrato de
trabajo, crean una obra; en este caso, los empleadores se consideran autores
de esas obras.
Muchas obras cinematográficas se crean en colaboración, bajo la coau-
toría de varias personas. El artículo 16 limita la extensión de la coautoría
de quien participa creativamente respecto del conjunto de la obra, como
el director. Adicionalmente, existe la disposición particular del artículo 29
LDA, conforme a la cual el productor de la cinta adquiere el derecho de au-

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 325

toría cuando el autor se compromete frente al productor a participar en la


obra. Es suficiente para ello que el autor entienda la función del productor
como tal.

D. Los derechos del autor

A través de la creación de la obra adquiere el autor diversos derechos.


El artículo 17 LDA los enumera. El derecho de autor protege dos clases de
derechos: el derecho moral del autor y el derecho de autor como derecho
patrimonial.
El derecho moral del autor no es hereditario ni transferible (artículo 59
LDA). Este derecho se extingue con la muerte del autor, pero después de
ella se protege el interés moral (artículo 60 LDA). Los sucesores del autor
pueden demandar la cesación de la violación al derecho de autor, así como
una indemnización. Por tanto, en la realidad no se extingue el derecho per-
sonal del autor.
De este derecho personal del autor se deriva el derecho de publicación.
El autor tiene derecho a determinar si se publica su obra y de qué modo (ar-
tículo 18, fracción I LDA). Si la obra o su contenido esencial no se publican
con su consentimiento, solamente el autor tiene la facultad de comunicar
públicamente su contenido. Cuando el derecho de autor se transfiere al do-
minio público, se presume el consentimiento de la colectividad (artículo 18,
fracción II).
El autor tiene derecho al reconocimiento de su autoría mediante la
mención de su nombre (artículo 19, fracción I LDA). Por virtud de este de-
recho puede exigir a cualquiera que dé publicidad a su obra ser mencionado
como su autor. Igualmente puede determinar si y cuál es la denominación
del autor que debe agregarse a la obra, es decir, si lo es bajo su propio nom-
bre, bajo un seudónimo o de manera anónima. Quien pretenda utilizar la
obra puede mencionar el nombre del autor al principio o al final, en tanto
no exista una manifestación de voluntad distinta del autor (artículo 19, frac-
ción II LDA).
El autor posee el derecho al mantenimiento de la identidad de la obra,
es decir, a prohibir su desfiguración o cualquier otro perjuicio a la misma
(artículo 20, fracción I LDA). La desfiguración no sólo implica el daño al
honor del autor, sino también a la oposición del autor. El derecho japonés
otorga al autor una protección mayor que la del Convenio de Berna.
El artículo 20, fracción II LDA prescribe las excepciones, pero el crite-
rio para determinar si la excepción se aplica a la actividad del usuario es

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326 AIKO HORIE

muy estricto. En los demás casos es aplicable el derecho moral del autor.
La violación al honor del autor sin desfiguración de la obra se conside-
ra como violación del derecho moral del autor (artículo 113, fracción VI
LDA). Cuando el contenido de la obra ya no corresponde a las convicciones
del autor, éste puede solicitar al editor que la obra sea retirada del mercado
(artículo 84, fracción III LDA).
Por lo que se refiere a los derechos de carácter patrimonial, los artículos
21 a 28 LDA protegen los intereses materiales del autor. Estas disposiciones
han sido configuradas como derecho excluyente, de modo que son oponi-
bles a todos. La reglamentación también es exhaustiva. Las disposiciones
determinan las actividades que corresponden exclusivamente al titular de
los derechos respecto del uso de la obra. En esencia, los derechos patrimo-
niales de autor son el derecho de prohibición y el derecho de cesión. Estos
derechos son hereditarios y transferibles (artículo 61, fracción I LDA). La
transferencia del derecho de elaboración por el autor requiere asentarse
expresamente en una cláusula contractual (artículo 61, fracción II LDA).
El derecho de copia consiste en la facultad de hacer copias de la obra, sin
importar el procedimiento ni el número (artículo 21 LDA). La característica
de la copia es que el copista utilice la obra para producirla. La igualdad ac-
cidental no implica la violación del derecho de copia.
El derecho de ejecución es la facultad de hacer escuchar públicamente
una obra de música o de representar en escenario una obra dramatúrgica
(artículo 22 LDA). La reproducción de la obra en concierto no sólo com-
prende la reproducción instrumental sino también la cantada. El derecho
de ejecución comprende el derecho de reproducir públicamente las obras
fuera del espacio donde son ejecutadas, a través de pantallas, altavoces o
instalaciones técnicas equivalentes; también comprende la reproducción a
través de soportes de sonido e imágenes.
El derecho de presentación es la facultad de presentar públicamente una
obra (artículo 22-2 LDA); así, por ejemplo, la presentación de una película,
la proyección de imágenes. La proyección de una obra del lenguaje en la
pantalla pertenece también a la ejecución.
Los derechos de la transmisión pública (artículo 23 LDA) comprenden
en derecho de emisión y el derecho de acceso público.
El derecho de emisión es la facultad de hacer accesible la obra al públi-
ca, ya sea a través o no de un cable. Por ejemplo: la radio y la televisión, la
transmisión vía satélite o por cable. El objeto es la emisión pública, de modo
que la misma obra sea recibida al mismo tiempo.
El derecho de acceso público es la facultad de hacer accesible al público
la obra, ya sea de manera alámbrica o inalámbrica, de tal modo que esté

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 327

accesible a los miembros de ese público en los lugares y los momentos de su


elección. Este es el derecho que se refiere a la Internet y a los problemas que
ahí se presentan relativos a la reproducción sin control de obras.
El derecho de exposición verbal es la facultad de exponer públicamente,
de manera oral, una obra del literaria. La ejecución de un drama radiofó-
nico o la recitación de un poema no son objeto de este derecho, sino del
derecho de presentación.
El derecho de exhibición es la facultad de exponer públicamente el ori-
ginal o la copia de una obra de arte plástico o de una obra fotográfica inédita
(artículo 25 LDA).
El derecho de distribución es la facultad de difundir las copias de una
obra cinematográfica, con o sin cesión de los derechos, a cambio de una com-
pensación (artículo 26 LDA). Este derecho presupone el sistema mediante el
cual se distribuyen las películas a los cines. En los casos en que las copias se
distribuyen en juegos bajo la forma de DVD o CD-ROM, se agota el derecho
de distribución y se permite su difusión posterior.
El derecho de transmisión es la facultad de ofrecer al público o poner en
circulación el original o las copias de la obra (con excepción de las cinema-
tográficas)(artículo 26-2 fracción I LDA). Una vez que el original o la copia
se han vendido, el autor ha recibido una compensación con lo cual quedan
habitualmente satisfechos sus intereses materiales y éstos se agotan. Por ello,
el artículo 26-2, fracción II, incisos 1, 4 y 5 LDA dispone que en los casos
en que el original o las copias han sido puestos en circulación con consenti-
miento del autor a través de compraventa, se admite la ulterior distribución
de las obras.
El derecho de licencia es la facultad de licenciar al público las copias de
la obra (con excepción de las obras cinematográficas) (artículo 26-3 LDA).
Pero el derecho está limitado conforme al artículo 38, fracción IV. Cuan-
do la copia es licenciada gratuitamente sin fines de lucro, esta actividad no
viola el derecho. El derecho de licencia es en verdad un derecho de alquiler.
El derecho de elaboración es la facultad de traducir una obra literaria,
de arreglar una obra de música, de reconfigurar o revisar una obra, como
la dramatización o una filmación, etcétera (artículo 27 LDA). El elaborador
adquiere el derecho de autor sobre la elaboración, pero el autor de la obra
original adquiere la clase de derechos de prohibición que corresponden al
autor de la elaboración (artículo 28 LDA). Por ejemplo, cuando se filma
una novela, el autor de la obra original puede prohibir al autor de la obra
cinematográfica copiar la cinta, reproducirla, distribuirla o hacer su presen-
tación pública. El autor de la obra original puede prohibir a terceros, con
independencia del autor de la obra cinematográfica, utilizar ésta, de modo

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328 AIKO HORIE

que para hacer uso de ella siempre se requiere el consentimiento del autor
de la obra original.

E. Límites al ámbito protector del derecho de autor

El derecho de autor está sujeta a determinadas restricciones a favor de


ciertos intereses privados y generales. Las disposiciones sobre tales límites
son exhaustivas, es decir, que se requiere la revisión frecuente de la LDA
para incorporar las medidas necesarias. La LDA regula, en los artículos 30
al 47-10, las restricciones, de las cuales se señalan aquí las más importantes.
Los particulares tienen derecho a producir copias individuales de una
obra para el uso privado (artículo 30, fracción I LDA), el cual se halla pre-
sente cuando se hace uso de las copias dentro del ámbito privado, esto es,
en el de quien hace la copia y de las personas ligadas personalmente a él,
como familiares y amigos. Esto no incluye el uso de carácter profesional o
comercial.
Las copias producidas lícitamente no pueden ser distribuidas ni utiliza-
das para difusión de carácter público (artículo 49, fracción I, inciso 1 LDA).
Son excepciones a esta limitación las copias que sean hechas a través de
máquinas copiadoras automáticas de acceso público (artículo 30, fracción
I, inciso 1 LDA), las que sean hechas anulando los seguros contra copiado
(inciso 2) o la descarga de obras que hayan sido ilícitamente subidas a la
Internet (inciso 3).
El artículo 30, fracción II LDA, regula los derechos al pago de una com-
pensación adecuada a favor de los autores, de cuyas obras pueda esperarse
una copia digital. Estas derechos se dirigen contra el copiador al cual no tenga
acceso directo o indirecto el autor. El artículo 104-5 impone al fabricante de
máquinas y soportes de memoria la colaboración para lograr el pago. La ofi-
cina de cultura determina cuáles son las máquinas y soportes de memoria que
son objeto de esta obligación. El fabricante, en su calidad de representante del
copiador, hace el pago a la sociedad administradora y ésta lo distribuye entre
los autores. Como sociedades administradoras se crearon la SARAH para las
grabaciones de sonido y la SARVH para las de imagen, pero esta última se
disolvió en 2015.
La biblioteca pública puede entregar a los usuarios copia de una parte
de las obras bajo su resguardo, en tres casos:

• Que el usuario desee realizar la copia del material para una inves-
tigación o estudio.

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 329

• Que se hagan solamente las copias necesarias, para preservar el


material resguardado.
• Que la copia sea de difícil adquisición para otra biblioteca pública.

Las obras publicadas pueden ser citadas (artículo 32, fracción I LDA).
El alcance del uso de la obra debe estar justificado, de acuerdo con las
prácticas habituales, por los fines particulares de la cita. Los tribunales han
resuelto que la obra citada debe distinguirse de la obra que la contiene; que
la obra que contiene la obra debe ser independiente y principal, y que debe
indicarse claramente la fuente de la obra citada (artículo 48 LDA).
La obra publicada puede ser copiada por el editor de libros educativos
(artículo 33 LDA). Es lícito hacer copias para el uso propio, es decir, para
propósitos de la clase y los exámenes, en el número requerido conforme a
los participantes en el curso o en los exámenes (artículos 35, 36 LDA). La
extensión material de la libertad de copiado está restringida, ya que sola-
mente es lícita la copia de partes reducidas de la obra. El curso no debe ser
comercial y si la prueba lo es, entonces el autor debe ser compensado.
De acuerdo con el artículo 38, fracción I LDA, el derecho de presen-
tación y ejecución está limitado. Cuando se trata de una reproducción sin
fines de lucro o sin pago es posible la ejecución o presentación pública de la
obra sin compensación para el autor.

2. Plazo de protección del derecho de autor

La protección del derecho de autor comienza con la creación de la


obra (artículo 51, fracción I LDA). En principio, el derecho de autor se ex-
tingue a los cincuenta años de la muerte del autor (artículo 51, fracción II
LDA). Este plazo empieza al concluir el año calendario en que haya falle-
cido el autor (artículo 57 LDA). Cuando la obra es anónima o seudónima
(artículo 52 LDA) o cuando el autor sea una persona jurídica (artículo 53
LDA), el plazo se inicia después de la publicación. El derecho de autor so-
bre obras fílmicas se extingue a los setenta años de la publicación (artículo
54 LDA).
Tratándose de las obras que aparecen periódicamente, como las revis-
tas, el plazo se inicia con cada edición. En el caso de obras que aparecen en
partes, el plazo comienza con la última parte publicada (artículo 56 LDA).
El derecho de autor se extingue cuando el autor no tenga sucesores (ar-
tículo 62 LDA). Una vez extinguido ese derecho, la obra pasa al dominio
público.

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330 AIKO HORIE

3. Transferencia y licencia
del derecho de autor

El derecho de autor es transferible. Cuando el contrato de transferencia


carezca de una cláusula especial sobre el derecho de elaboración y sobre el
derecho del autor sobre las elaboraciones de su obra, se presume la reserva
de tales derechos (artículo 61, fracción II LDA).
Cuando haya varios titulares del derecho de autor, resulta indispen-
sable el consentimiento de los cotitulares para la transferencia de su parte
(artículo 61, fracción II LDA), y dichos cotitulares no pueden negarse a la
transferencia de su parte sin una causa legítima (artículo 65, fracción III
LDA).
El autor puede, además, conceder a otros la utilización de la obra, en
relación con uno o varios tipos de uso (artículo 63, fracción I LDA). Es
posible que el autor confiera todos los derechos de uso a un tercero, sin li-
mitaciones de tiempo ni espacio, pero el derecho de uso se puede conceder
bajo restricciones de tiempo, espacio y contenido. Es igualmente posible
conferir a otros los derechos de uso que se deriven de los diversos derechos
de explotación, pero el autor puede otorgar licencias por cada uno de estos
derechos.
En principio, las licencias por derechos de autor crean obligaciones per-
sonales y no exclusivas. La única excepción es el derecho de edición, que es
un derecho real. El supuesto es que el contrato de licencia es simple y que
existen varios licenciatarios, es decir, que hay una pluralidad de titulares
de derechos, cada uno de los cuales puede explotar la obra en los términos
acordados. Cuando hay una infracción al derecho de autor, lo normal es
que el licenciatario no pueda exigir la cesación de la infracción ni una in-
demnización.
Conforme al contrato “exclusivo” de uso, que es celebrado con un li-
cenciatario único, éste puede exigir solamente una indemnización. El con-
trato lo autoriza a hacer uso de la obra de manera exclusiva, en la forma
acordada. En cambio, todavía se debate la cuestión si es posible conferir a
futuro derechos sobre usos que no son conocidos en la actualidad.
Los derechos de uso son transferibles, pero solamente con consentimien-
to del autor (artículo 63, fracción III LDA). Cuando haya varios titulares del
derecho de autor, resulta indispensable el consentimiento de los cotitulares
para el otorgamiento de la licencia de uso (artículo 61, fracción II LDA), y
dichos cotitulares no pueden negarse al otorgamiento sin una causa legítima
(artículo 65, fracción III LDA).

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 331

4. Derecho de edición

El autor puede celebrar con el editor un contrato de transferencia, de


manera simple o exclusiva. El derecho real y exclusivo de uso se conoce
como derecho de edición. Con fundamento en este derecho, la editorial tie-
ne la facultad de reproducir y difundir la obra (artículo 80 LDA). El editor
está obligado a reproducir y difundir la obra (artículo 81 LDA). En el caso
de la reproducción o copia, el autor tiene derecho a mejorar, aumentar o
reducir la obra (artículo 82, fracción II LDA).
El derecho de edición se extingue con la terminación de la relación con-
tractual (artículo 84, fracción I LDA). Si no hay cláusula sobre dicha termi-
nación, el derecho se extingue pasados tres años de la primera publicación
(artículo 83, fracción II LDA).
El autor puede dar por terminado el derecho de edición cuando el edi-
tor contravenga sus obligaciones (artículo 84, fracciones I y II LDA), o cuan-
do el contenido de la obra ya no corresponda a la convicción del autor, en
cuyo caso debe indemnizar al editor por la terminación (artículo 84, infrac-
ción III LDA).

5. Derecho de protección afines

Con frecuencia requiere la obra un intermediario para hacerla accesi-


ble a la comunidadl La Ley del Derecho de Autor japonesa prevé cuatro es-
pecies de derechos de protección afines (artículo 89 LDA): el derecho de los
artistas ejecutantes, el derecho de los productores de fonogramas, el derecho
de la empresa radiodifusora y el derecho de la empresa de cable.

A. El derecho de los artistas

Artista es la persona que presenta, canta, ejecuta o presenta de otro


modo una obra o forma de expresión del arte popular o participa de ma-
nera artística en tal presentación (artículo 2, fracción I, incisos 3 y 4 LDA).
Entre ellos se cuentan, particularmente, los actores, cantantes, músicos, bai-
larines, y como participantes el director de orquesta y el director de escena
en el teatro.
Además de la protección de sus derechos morales, el artista tiene dere-
cho al reconocimiento en relación con su participación en la presentación
de la obra (artículo 90-2 LDA). Conforme al artículo 90-3 LDA, el artista

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332 AIKO HORIE

tiene derecho también a oponerse a la deformación o cualquier otro daño a


su ejecución que sea adecuado para afectar su prestigio e imagen.
Entre los derechos de explotación se confieren al artista determina-
dos derechos de exclusividad, a saber, el derecho de grabación (artículo 91
LDA), el derecho de emisión (artículo 92 LDA), el derecho a hacer accesible
públicamente la presentación de la obra (artículo 92-2 LDA), el derecho de
difusión (artículo 95-2 LDA), el derecho de alquiler (artículo 95-3 LDA) y la
compensación por la transmisión de fonogramas (artículo 95 LDA).
Los actores de una obra fílmica tienen una sola oportunidad de ejercer
su derecho de grabación en la presentación de la obra (artículo 91, fracción
II LDA). Una vez que consiente en la grabación, ya no puede oponerse a la
reproducción, distribución y emisión de la misma.
El derecho de alquiler es un derecho exclusivo hasta cierto plazo y luego
se transforma en derecho a una compensación. El derecho de exclusividad
del artista se inicia con la ejecución y se extingue a los cincuenta años de
realizada ésta (artículo 101, fracción II, inciso 1 LDA).
Las infracciones a los derechos de la personalidad y de exclusividad de
los artistas pueden combatirse exigiendo la suspensión del daño, la omisión
y la indemnización.

B. El derecho de los productores de fonogramas

Los productores de CD, cintas de grabación y otros soportes auditivos tie-


nen derecho a una protección particular. El productor de un fonograma tiene
el derecho exclusivo a reproducirlo (artículo 96 LDA), a hacerlo accesible al
público (artículo 96-2 LDA), a difundirlo (artículo 97-2 LDA) y a alquilarlo
(artículo 97-3 LDA).
El derecho de alquiler del productor es similar al mismo derecho de
los artistas. El derecho se extingue a los cincuenta años de la publicación
de los fonogramas (artículo 101, fracción II, inciso 2 LDA).

C. Protección de las empresas radiodifusora


y de emisión por cable

Las empresas de radiodifusión tienen el derecho exclusivo de

• Grabar sus emisiones en soportes de imagen y sonido y de reprodu-


cir fotografías (artículo 98 LDA).

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 333

• Hacer accesibles al público sus emisiones (artículo 99-2 LDA).

La empresa de emisión por cable tiene los mismos derechos (artículos


100-2 y 100-4 LDA), así como el de emitir su señal y conducirla a través de
cable (artículo 100-3 LDA).

6. Infracciones y consecuencias jurídicas

A. Infracciones

Cuando se realiza un acto contrario al derecho de la personalidad del


autor o al derecho de autor, ocurre una infracción al derecho autor. Cuando
dicho acto se dirige contra el derecho del editor o algún derecho de protec-
ción afín, se viola el derecho del editor, del artista, del productor de fono-
gramas, de la empresa emisora o de cable. La característica que define si se
ha producido una violación del derecho de autor depende de si se ha hecho
uso de la obra protegida y de si existe el consentimiento por parte del titular
del derecho de autor.
El artículo 113 LDA regula algunas otras actividades que se consi-
deran violatorias. La ley considera como infracciones no sólo las viola-
ciones directas del derecho de autor y del derecho moral del autor, sino
también los efectos de la infracción. Por ejemplo, la importación de edi-
ciones pirata (artículo 113, fracción I, inciso 1 LDA), el uso comercial
de programas de computadora copiados de manera ilegal (artículo 113,
fracción II LDA), el daño a la imagen o el prestigio del autor (artículo
113, fracción VI LDA).

B. Derecho a exigir la eliminación


del perjuicio y a la omisión

Cuando se viola el derecho del autor se puede exigir la eliminación del


perjuicio (artículo 112, fracción I LDA). Si hay riesgo de repetición, se pue-
de exigir al infractor omitir la conducta infractora. Adicionalmente, la vícti-
ma de la infracción puede exigir al infractor la entrega de las copias que se
hayan producido o distribuido ilegalmente y que se encuentren en posesión
o propiedad del infractor (artículo 112, fracción II LDA). Estas acciones
pueden dirigirse también contra terceros inocentes.

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334 AIKO HORIE

C. Derecho a indemnización

Quien realice la infracción del derecho de autor de manera dolosa o


culposa tiene obligación de indemnizar a la víctima por el daño que haya
sufrido (artículo 709 de la Ley Civil).
Debido a que con frecuencia es difícil determinar el monto de la indem-
nización, la ley regula el modo y la forma de calcularla. De acuerdo con las
fracciones I y II del artículo 114 LDA, para la determinación del monto de
la indemnización se puede tomar en cuenta la ganancia que haya obtenido el
infractor con motivo de la infracción. Además, la indemnización puede cal-
cularse también con base en el monto de la remuneración que le haya corres-
pondido al infractor (artículo 113, fracción III LDA). El titular del derecho
puede exigir al infractor un monto mayor del que hubiera correspondido por
el otorgamiento de una licencia legítima. La víctima de violación del derecho
de autor puede también exigir indemnización en dinero por los daños no pa-
trimoniales que sufra (artículo 115 LDA).

D. Penas

La violación del artículo 119 LDA se castiga con pena privativa de liber-
tad hasta por diez años, además o alternativamente a una multa de hasta 10
millones de yenes. Quien viole también lo dispuesto en los artículos 120-2,
121, 121-2 o 122-2 LDA, es castigado con pena de prisión o con multa. La
tentativa no es punible. Para castigar la infracción de los artículos 119, 120-
2, incisos 3 y 4, 121-2 o 122-2, fracción I LDA, se requiere querella (artículo
123 LDA).
Cuando la infracción la comete un trabajador por instrucciones del em-
pleador, se impone sanción tanto al infractor como al empleador (artículo
124 LDA), el cual puede ser sentenciado a una multa de hasta 300 millones
de yenes.

III. Derecho de patentes

1. Objeto de la patente

La Ley de Patentes protege el derecho de patente, que es un derecho exclu-


sivo. Su objeto es la invención, la cual debe ser nueva, significar un avance
y ser comercialmente utilizable para poder ser patentada. Aquí se plantea la

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 335

cuestión de si existe una invención y si ésta debe cumplir determinados requi-


sitos para ser protegida por la patente.

2. La invención

A. Objeto

El artículo 2, fracción I de la Ley japonesa de Patentes (LPat) contiene


el concepto de invención, la cual consiste en una idea superior por la cual se
crea una regla técnica conforme a la naturaleza.
La invención corresponde a un principio ya presente previamente en la
naturaleza. El principio natural —ya sea una ley física, química o biológi-
caz— tiene que ser explotado por la invención. Las creaciones intelectuales,
como la teoría económica o las reglas del deporte, no pueden ser objeto de
una invención. Las fuerzas naturales no solamente deben ser aprovechadas
en parte, sino que tienen que dominar toda la invención.
La invención se refiere al campo de la técnica, pero no es la técnica
como tal, sino la idea técnica. En cuanto indicación para la acción técni-
ca, una invención ofrece solamente una solución hecha cuando un espe-
cialista es capaz de ejecutarla conforme a las instrucciones del inventor, es
decir, que puede repetirlas de manera indefinida con el mismo resultado.
Un resultado técnico obtenido una única vez nunca puede ser objeto de
una invención. Pero no es necesaria la repetición, sino solamente una cier-
ta posibilidad de repetición.
La invención no implica un mero descubrimiento, sino una creación
técnica. Cuando se descubre el uso novedoso de una cosa, como un pro-
ducto químico, dicho descubrimiento puede ser patentado como inven-
ción.
El nivel de la invención es lo que determina la diferencia entre los obje-
tos de la patente y del modelo de utilidad. De acuerdo con su objeto, existe
la distinción entre la invención de producto y la de procedimiento. La pri-
mera se refiere a una cosa determinada que posee una particular caracte-
rística técnica. Los programas de computadora están comprendidos en las
invenciones de producto (artículo 2, fracción III, inciso 1 LPat). La inven-
ción de procedimiento se refiere a una determinada serie temporal de pasos
a través de los cuales se logra el resultado técnico. Entre estas invenciones se
encuentra las de procedimientos de trabajo (artículo 2, fracción III, inciso 2
LPat) y de fabricación (artículo 2, fracción III, inciso 3 LPat).

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336 AIKO HORIE

B. Requisitos

Por lo que se refiere a la novedad, el artículo 29, fracción I, inciso 3 LPat


define los casos en los que no existe tal novedad. De acuerdo con esa dispo-
sición, una invención se considera nueva cuando, antes de una determinada
fecha, dicha invención no era conocida a través de una descripción escrita u
oral, no había sido utilizada de manera pública o no se había hecho accesi-
ble al público de alguna otra manera, independientemente de si ello ocurre
en el país o en el extranjero (concepto de novedad absoluta). La fecha es la
del día previsto dentro del plazo del registro; en Japón, se trata por lo regu-
lar del día del registro en la Oficina de Patentes.
La invención puede ser tratada como nueva después de su publicación
(artículo 30 LPat), con independencia de si dicha publicación se hizo de ma-
nera deliberada. En todo caso, el registro debe producirse en el plazo de seis
meses contados a partir de la publicación. La fecha determinante es la del
día de la publicación.
De acuerdo con el artículo 29, fracción I, incisos 1 a 3 LPat, la inven-
ción no sólo debe ser nueva, sino implicar un avance. La invención no puede
ser patentada si, antes de una fecha determinada, un especialista medio en
el campo técnico de que se trate posee los conocimientos técnicos para lo-
grar fácilmente la invención (artículo 29, fracción I, incisos 1 a 3 LPat).
De acuerdo con el artículo 29, fracción I LPat, una invención tiene uso
comercial si su objeto puede ser utilizado en cualquier campo comercial.
De acuerdo con el tribunal, el tratamiento médico en relación con el cuerpo
humano no forma parte de un campo comercial. Sin embargo, las técnicas
médicas, como el cultivo de piel o la multiplicación celular para los implan-
tes, son patentables.
De acuerdo con el artículo 32 LPat, una invención no puede ser paten-
tada cuando sea contraria al orden público o a las buenas costumbres; sería
el caso, por ejemplo, de la máquina falsificadora de billetes de banco o de
un aparato para la inhalación de opio.

3. El inventor

Se considera como inventor aquel que haya encontrado una solución


para un problema técnico con medios técnicos, es decir, quien haya desarro-
llado la regla técnica. Cuando una invención es desarrollada conjuntamente
por varias personas, de modo que cada una haya hecho una contribución in-
telectual esencial para lograr el resultado, se consideran como co-inventores.

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 337

No se considera como inventor a quien sólo haya inducido la invención,


como por ejemplo, quien simplemente plantea una tarea o da una indica-
ción, como sucede a menudo con el empleador o el jefe. Tampoco lo es el
asistente, que es quien participa en la invención, pero sin una contribución
intelectual esencial a la misma. Solamente las personas físicas pueden ser
inventoras. Las personas morales únicamente pueden actuar a través de sus
órganos.
Una vez concluida la invención, el inventor adquiere el derecho de pa-
tentarla. Si varias personas han obtenido una invención independientemen-
te unas de las otras, obtendrá la patente quien haya registrado la patente
primero en la Oficina de Patentes (artículo 39 LPat).
El derecho de patente es transferible (artículo 33, fracción I LPat),
pues se trata de una especie de derecho patrimonial. Cuando el titular
del derecho transfiere una parte de él, se requiere el consentimiento del
cotitular (artículo 33, fracción III LPat). El titular puede también puede
retirar la patente cuando la otra parte la haya registrado ilícitamente (ar-
tículo 74 LPat).
La mayoría de las invenciones son hechas por personas en relaciones
de trabajo dependiente. Cuando un trabajador hace una invención en su
empleo actual o anterior, se trata de una invención de servicio (artículo 35,
fracción I LPat). Estas invenciones son las que se encuentra en una relación
de causa-efecto con el servicio prestado. Tanto las invenciones de servicio
como las invenciones libres otorgan el derecho de patente a la persona del
trabajador que las haya desarrollado. Cuando la invención es patentada por
el trabajador o por a quien se transfiere, el empleador adquiere un derecho
simple de explotación a título gratuito.
El empleador no puede celebrar un contrato de transferencia con el tra-
bajador antes de la creación de la invención (artículo 35, fracción II LPat).
Las invenciones de servicio pueden transferirse no solamente a través de
contratos particulares, sino también conforme al reglamento de trabajo. A
través de los contratos de transferencia, el derecho de patente se otorga al
empleador. Excepcionalmente puede éste especificar en el reglamento de
trabajo que dicho derecho le corresponda desde el inicio (artículo 35, frac-
ción III LPat).
Una vez que se ha transferido la invención de servicio al empleador, el
trabajador tiene derecho a una compensación adecuada o a la satisfacción
de otros intereses (artículo 35, fracción IV LPat). El tipo y el monto de la
compensación se definen a través del contrato de transferencia que cele-
bren el empleador y el trabajador. Cuando no se celebre dicho contrato,
entonces el empleador tiene la obligación de determinar unilateralmente la

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338 AIKO HORIE

compensación o el interés y hacer los pagos correspondientes. Las cláusulas


del acuerdo que celebren el empleador y el trabajador deben ser razonables
(artículo 35, fracción V LPat). El derecho del inventor está limitado al de-
recho de sucesión de quien se haya manifestado en la denominación de la
invención.

4. Surgimiento de la patente

A. Procedimiento de registro y revisión preliminar

El procedimiento para el otorgamiento de una patente se inicia con la


solicitud escrito ante la Oficina japonesa de Patentes. En la solicitud deben
asentarse el nombre y el domicilio o lugar de trabajo de quien hace el regis-
tro, así como el nombre, domicilio o lugar de trabajo del inventor (artículo
36, fracción I LPat). En el formato prescrito de registro que se entregue
debe contenerse la exposición de la solicitud, la pretensión, los dibujos ne-
cesarios y una síntesis (artículo 36, fracción II LPat).
En la parte expositiva debe contenerse el nombre de la invención, la
descripción simple de los dibujos y la descripción exhaustiva de la invención
(artículo 36, fracción III LPat). La descripción de la invención debe ser clara
y completa, de tal manera que un especialista pueda reproducirla (artículo
26, fracción IV, inciso 1 LPat). El solicitante debe presentar a la Oficina de
Patentes una solicitud de investigación, a fin de que la Oficina de Patentes
pueda tener noticia de las invenciones conocidas públicamente (artículo 36,
fracción IV, inciso 2 LPat). Con base en ella, la Oficina de Patentes investiga
el estado de la técnica que debe tomarse en cuenta para evaluar la patenta-
bilidad de la invención registrada.
En la pretensión debe especificarse qué es lo que debe ser objeto de
protección (artículo 36, fracción V LPat), lo que es de importancia decisiva,
ya que el ámbito protector de la patente se determina por el contenido de
la pretensión de una patente (artículo 70 LPat). La invención señalada en la
pretensión debe estar comprendida en la descripción de la misma. La deci-
sión temprana o tardía sobre el otorgamiento de la patente está fundamen-
tada en la invención que se señala en la pretensión. Cuando se presenta una
pretensión posterior de patente antes de la publicación del registro anterior,
la cual no se encuentra en la parte de la pretensión, sino solamente en la des-
cripción de la invención, no es posible patentar el registro solicitado (artículo
29-2 LPat).

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 339

En la parte de la pretensión pueden estar contenidas una o varias pre-


tensiones de protección, en las cuales se indique que objeto susceptible de
protección debe recibirla. Las invenciones deben estar relacionadas entre sí,
esto es, debe haber unidad entre las pretensiones de protección (artículo 37
LPat). Cuando el registro comprende dos pretensiones de patente, se pue-
den separar en dos registros independientes, siempre que cada uno tenga
unidad propia (artículo 44 LPat).
Al registro hay que agregar una síntesis, que tiene el propósito exclu-
sivo de una manifestación técnica y que se publica al darse a conocer la
solicitud de registro.
Cuando la solicitud no está redactada en lengua japonesa, el solicitante
tiene que proveer una traducción japonesa en el plazo de 16 meses a partir
de la presentación de la solicitud (artículo 36-2, fracción II LPat).
La Oficina de Patentes hace primeramente una revisión preliminar. La
oficina respectiva determina, de oficio, la existencia de deficiencias eviden-
tes de carácter formal o material. Cuando esto ocurre, se previene al solici-
tante para su corrección.
Una vez transcurridos 18 meses desde la presentación de la solicitud,
se avisa en la Gaceta de Patentes sobre la posibilidad de consulta del expe-
diente respectivo (artículo 64 LPat). Antes del transcurso de este plazo, el
solicitante puede permitir que la Oficina de Patentes publique la solicitud
(artículo 62-2 LPat). Luego de la publicación, el solicitante puede obligar a
quien utilice su invención a omitir tal conducta si lo hace con fines comer-
ciales y sin consentimiento del inventor (artículo 65 LPat). Una vez patenta-
da la invención, el titular de la patente tiene derecho a una compensación.

B. Procedimiento de revisión y otorgamiento de la patente

El procedimiento de revisión es realizado por los especialistas técnicos


de la oficina correspondiente de la Oficina de Patentes. Aquí se examina si
la solicitud cumple los requisitos conforme a los artículos 36 a 39 LPat y si el
objeto de la pretensión es patentable conforme a los artículos 2, fracción I,
29, 29-2 y32 LPat. Sin embargo, esta oficina sólo actúa a petición de parte.
En el plazo de tres años a partir del registro, cualquier persona puede soli-
citar la revisión del mismo (artículo 48-3, fracción I LPat). Si nadie hace la
solicitud, se revoca el registro.
Cuando la solicitud satisface los requisitos formales y materiales seña-
lados, entonces la oficina de revisión acuerda el otorgamiento de la paten-
te (artículo 51 LPat). La patente comienza su vigencia con el pago de los

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340 AIKO HORIE

derechos correspondientes hasta el plazo de tres años (artículo 66 LPat) y


entonces se publica en la Gaceta de Patentes el otorgamiento de la patente.
Cuando no cumple con los requisitos, la solicitud se desecha (artículo
49 LPat). Antes del desechamiento, la oficina de revisión debe comunicar-
le al solicitante cuáles son los requisitos que el registro cumple de manera
deficiente, dándole oportunidad de corregirlos (artículo 50 LPat). Si la co-
rrección no logra subsanar las deficiencias, entonces la oficina determinará
el desechamiento.
Contra la resolución de desechamiento puede el solicitante interponer
recurso ante la oficina correspondiente de la Oficina de Patentes, la cual
ejerce en esta materia funciones jurisdiccionales. Contra la resolución de
esta oficina, el solicitante puede apelar al Tribunal Superior de la Propiedad
Intelectual. Contra la sentencia de este Tribunal procede todavía la revisión.

C. Procedimiento de impugnación

El otorgamiento de la patente no es definitivo. Cualquier interesado pue-


de interponer, dentro del plazo de seis meses después de la publicación en la
Gaceta de Patentes, un recurso por escrito contra dicho acto (artículo 113
LPat), el cual debe estar fundamentado (artículo 118). Cuando la patente
haya sido otorgada de manera indebida, existe la posibilidad, con funda-
mento en el recurso interpuesto oportunamente, a revisar el error respectivo.
Con fundamento en el recurso, la oficina de patentes resuelve si la pa-
tente se mantiene o se revoca (artículo 114, fracción II LPat). La revocación
debe publicarse en la Gaceta de Patentes (artículo 120-6 LPat). En caso de
revocación, se considera que la patente no produjo efectos desde el princi-
pio (artículo 114, fracción III LPat).

5. Efectos de la patente

A. Los derechos del titular de la patente

El artículo 68 LPat determina el efecto de la patente, en el sentido de


que solamente su titular está facultado para hacer uso comercial de la in-
vención patentada y no los terceros. Pero los terceros pueden hacer uso de
una invención patentada en el ámbito privado y para fines no lucrativos. El
ámbito protector de la patente se determina por el contenido de la preten-
sión de la patente (artículo 70 LPat).

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 341

Las prohibiciones concretas de uso por terceros, conforme al artículo 2,


fracción III LPat, dependen de si se trata de una patente de producto o de
procedimiento. Cuando un producto es objeto de una patente, los terceros tie-
nen prohibido, sin consentimiento del titular de la patente, fabricar el produc-
to, utilizarlo, introducirlo en el comercio, importarlo o exportarlo u ofrecerlo
en venta (artículo 2, fracción III, inciso 1 LPat). Cuando un procedimiento
es objeto de la patente, entonces los terceros tienen prohibido utilizar dicho
procedimiento (artículo 2, fracción III, inciso 2 LPat). Además, tampoco se les
autoriza a utilizar, introducir en el comercio, importar o exportar, u ofrecer en
venta, un producto fabricado directamente a través de un procedimiento que
sea objeto de la patente (artículo 2, fracción III, inciso 3 LPat).
El artículo 2, fracción III, inciso 1 LPat prohíbe a los terceros la venta
del producto. Pero la primera venta agota el derecho de patente. Una vez
que el titular de la patente, o un tercero autorizado por él, ponen un produc-
to patentado o el producto de un procedimiento patentado en circulación,
queda agotado el derecho de patente respectivo. El adquirente del producto
puede utilizarlo y aprovecharlo sin limitaciones. Este efecto se produce no
solamente por la venta interna sino también en el exterior.
La reparación de un producto patentado implica en ocasiones una es-
pecie de fabricación, por lo que la reparación y recuperación de la parte
principal patentada se considera como violación de la patente.

B. Violaciones y consecuencias jurídicas

La patente es objeto de violación cuando alguien la utiliza comercial-


mente sin consentimiento de su titular. La existencia de la violación se de-
termina conforme a las pretensiones de patente. En principio, el contenido
de la pretensión de patente se interpreta de manera literal. Adicionalmente
se consideran como violaciones:

• La modificación de una parte no principal de la pretensión.


• Pero los efectos son iguales.
• Y un especialista promedio en el campo respectivo puede determi-
nar la diferencia fácilmente.

La ley prevé también las violaciones indirectas (artículo 101 LPat). Se


trata de la violación de una patente que consiste en fabricar o introducir en
el comercio productos para cuya fabricación o utilización se recurra a la
patente (artículo 101, incisos 1 y 5 LPat). Ningún tercero puede fabricar o

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342 AIKO HORIE

introducir en el comercio los productos para cuya fabricación o utilización


se utilice la invención cuando conozca la prohibición de uso (artículo 101,
incisos 2 y 5 LPat).
Las consecuencias jurídicas de la violación de una patente correspon-
den frecuentemente a las de la violación de un derecho de autor. Cuando
existe una violación directa o indirecta, el titular de la patente puede exigir
al infractor la eliminación de la afectación (artículo 100 LPat). En caso de
peligro de repetición, se le puede exigir al infractor la omisión.
La violación dolosa o culposa de la patente obliga a indemnizar a la vícti-
ma del daño (artículo 709 Ley Civil). Pero en el caso de la violación de patente
existe la presunción de dolo o culpa por parte del infractor (artículo 103 LPat).
Por lo que se refiere a la fijación del monto de los daños (artículo 104 LPat), es
aplicable lo relativo al derecho de autor.
Quien viole el artículo 68 de la LPat será castigado con pena privativa
de libertad hasta por diez años o con multa de hasta 10 millones de yenes
(artículo 196 LPat). La tentativa no es punible. Cuando la violación se pro-
duzca por orden del empleador, éste será castigado con multa de hasta 300
millones de yenes (artículo 201 LPat).

C. Limitaciones al ámbito protector de la patente

El alcance de la protección de la patente está sujeto a diversas limitacio-


nes. Una invención patentada puede ser utilizada por terceros para fines de
experimentación o evaluación en relación con la invención misma (artículo
69, fracción I LPat).
La patente no tiene efectos frente a quien, al momento del registro, ya
haya utilizado la invención o haya hecho los arreglos respectivos en el país
(artículo 69, fracción II LPat).
La patente está limitada también para la preparación directa e indivi-
dual de medicamentos en las farmacias con base en una prescripción médi-
ca (artículo 69, fracción II LPat).
Cuando alguien esté utilizando comercialmente la invención o haga
preparativos para su uso en Japón hasta el día del registro, podrá continuar
dicho uso a título gratuito (artículo 79 LPat).

D. Transmisión de la patente

La patente es heredable, en cuanto se considera como objeto del patri-


monio y se transfiere conjuntamente con éste al o los herederos.

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 343

Por lo que se refiere a su transmisión contractual, el inventor puede utili-


zar su propia patente o transmitirla a terceros, a fin de obtener de ello una ven-
taja financiera. En el caso de que la patente sea transmitida sin limitaciones,
el adquirente de la patente puede solicitar el registro de la transmisión en el
rol de patentes. El adquirente está legitimado ante la Oficina de Patentes sola-
mente hasta que sea registrado en el rol (artículo 98, fracción I, inciso 2 LPat).
En cuanto a las licencias, la ley prevé dos tipos de la mismas: la licencia
exclusiva (artículo 77 LPat) y la licencia no exclusiva (artículo 78 LPat).
La licencia exclusiva confiere al licenciatario el derecho único de explota-
ción de la invención objeto de la licencia en relación con el objeto acordado
y para el territorio acordado. Se trata de un derecho real de uso y confiere al
licenciatario el derecho de proceder contra cualquier violación del derecho
protegido, no sólo contra terceros sino contra el titular mismo de la patente. A
solicitud del titular de la patente o del licenciatario, la Oficina de Patentes ins-
cribirá la licencia exclusiva en el rol de patentes. Sin dicho registro no tendrá
efectos la licencia exclusiva (artículo 98, fracción I, inciso 2 LPat).
La licencia no exclusiva confiere al licenciatario el derecho a utilizar
la invención al lado de otros usuarios. Se trata de un derecho personal de
uso que solamente da lugar a derechos y obligaciones entre el titular de la
patente y el licenciatario. El licenciatario no exclusivo no puede hacer valer
un derecho de omisión contra el infractor de la patente como lo tiene el li-
cenciatario de un derecho de autor.

6. Terminación de la patente

El plazo máximo de protección de la patente es de 30 años a partir del


registro (artículo 67, fracción I LPat). La patente puede ser prorrogada por
un máximo de cinco años (artículo 67, fracción II LPat) y se extingue a más
tardar al concluir este plazo. Cuando el titular de la patente no cuente con
sucesores, la patente se extinguirá a la muerte de aquél (artículo 76 LPat) y
la invención pasa al dominio público.
La patente se extingue también cuando no se cubran los derechos de su
mantenimiento (artículo 112, fracción IV LPat). Cada patente requiere el
pago de unos derechos anuales crecientes al tercer año y de manera anual
después (artículo 107, fracción I LPat).
La patente puede ser revocada por la oficina de patentes con fundamen-
to en determinadas causas y en virtud de la impugnación que se interpon-
ga en el plazo de seis meses a partir de la publicación (artículos 113, 114,
fracción II LPat). La revocación deja insubsistentes los efectos de la patente
desde el inicio (artículo 114, fracción III LPat).

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344 AIKO HORIE

La patente puede ser anulada no sólo en virtud del procedimiento de


impugnación sino también por el de declaración de nulidad (artículo 123
LPat). El artículo 123, fracción I LPat prevé las causas de nulidad, las cua-
les coinciden en lo esencial con las causas de revocación, pero hay algunas
que son particulares, como las relativas a la co-invención. Quien tenga in-
terés en la patente puede iniciar el procedimiento de anulación. Cuando el
objeto de la patente no sea patentable, entonces la patente se ha otorgado
indebidamente y si bien existe la posibilidad de corregir este defecto poste-
riormente, ello sólo ocurre mediante demanda ante la Oficina de Patentes.
La declaración de nulidad deja insubsistentes los efectos de la patente desde
el inicio (artículo 125 LPat).
Nadie, excepto la Oficina de Patentes, tiene facultad para declarar la
nulidad de una patente, pero en un procedimiento contra la violación de
una patente, el tribunal puede declarar la nulidad relativa (artículo 104-3
LPat), lo cual significa que la patente se declara nula solamente entre el de-
mandante y el demandado.

IV. Derecho de los modelos


de utilidad

Este apartado explica la diferencia entre la patente y el modelo de utilidad.


El objeto de un modelo de utilidad es una invención, lo que significa que
hablamos del mismo concepto que tratándose de las patentes, pero por lo
que toca al nivel de la invención, los requisitos para el modelo de utilidad son
menores que para la patente (artículo 2, fracción I de la Ley de Modelos de
Utilidad, LMU).
Son objeto de protección como modelos de utilidad las figuras, estructu-
ras y combinaciones del producto (artículo 1 LMU). Las invenciones de ma-
teriales, como las sustancias químicas, no son susceptibles de esa protección.
Las variedades vegetales y animales tampoco son susceptibles de protec-
ción. Los modelos de utilidad no implican la protección del procedimiento,
es decir, no hay procedimientos en los modelos de utilidad.

1. Creación del modelo de utilidad

El procedimiento para la obtener la protección de un modelo de utili-


dad se inicia con el registro por escrito ante la unidad correspondiente de la
Oficina de Patentes.

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 345

El registro implica la entrega del formato respectivo, el cual, conforme


al artículo 5 LMU, debe contener:

• La solicitud de registro del modelo de utilidad.


• La descripción del objeto del modelo de utilidad.
• Una o varias pretensiones de protección, en las cuales se indique
cuáles son los objetos para los cuales se solicita protección.
• Los dibujos a los que se refieren las citadas pretensiones.

Además hay que cubrir los derechos de registro y del modelo de utilidad
hasta el tercer año (artículo 32 LMU).

A. Procedimiento de registro

El modelo de utilidad implica una revisión limitada, la cual consiste en


que la unidad respectiva de la Oficina de Patentes determine que

• El objeto de la solicitud es susceptible de protección a través del


modelo de utilidad (artículo 6-2, inciso 1 LMU).
• No existen causas de exclusión (artículo 6-2, inciso 2 LMU).
• Las pretensiones son unitarias (artículo 6-2, inciso 3 LMU).
• Se cumplen los requisitos formales del registro (artículo 6-2, inciso
4 LMU).

Además de los requisitos formales se examina los llamados requisitos


absolutos de protección. En relación con los requisitos relativo, a saber, no-
vedad, avance y aplicación comercial, no se realiza ningún examen de fon-
do, el cual queda reservado al procedimiento de infracción o de extinción
del modelo de utilidad.
Cuando la solicitud satisface los requisitos mencionados, entonces la Ofi-
cina de Patentes dispone su inclusión en el registro de modelos de utilidad
(artículo 14 LMU). Esta inclusión da nacimiento al modelo de utilidad. Ense-
guida se produce la publicación en la Gaceta de Patentes, la cual únicamente
tiene efectos declarativos. No existe un procedimiento de impugnación con-
tra los modelos de utilidad. El plazo de protección es de diez años a partir del
registro (artículo 15 LMU).
Al igual que la patente, el modelo de utilidad puede ser revocado confor-
me a un procedimiento de nulidad, pero a diferencia de aquélla, cualquier
tercero puede solicitar dicho procedimiento, y la nulidad será declarada cuan-
do estén presentes las causales a que se refiere el artículo 37, fracción I LMU.

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346 AIKO HORIE

B. El modelo de utilidad en el procedimiento de infracción

Solamente el titular del modelo de utilidad, y no los terceros, tiene la


facultad de emplear el objeto del modelo de utilidad. Quien invada los de-
rechos reservados exclusivamente a dicho titular, puede reclamar la omisión
y, en caso de culpa, una indemnización.
Antes del proceso, el titular del modelo de utilidad tiene que hacer que
la Oficina de Patentes examine los requisitos relativos de protección. A tra-
vés de la hoja de evaluación el titular puede hacer una advertencia al infrac-
tor. Sin embargo, dicha hoja no garantiza al modelo de utilidad, porque la
Oficina de Patentes no examina todos los requisitos relativos de protección.
Así, es posible que el tribunal determine, por ejemplo, que el modelo de uti-
lidad registrado no satisfacía el requisito de novedad, lo que implica que el
titular del modelo de utilidad pierda el proceso.

C. Registro de patentes basadas en modelos de utilidad

El inventor tiene la posibilidad de iniciar primero el registro de un mo-


delo de utilidad y de convertirlo más adelante en registro de patente (artículo
46, fracción I LPat). En la realidad no hay suficiente tiempo para la conver-
sión, porque la mayoría de los modelos de utilidad son registrados dentro de
los seis meses siguientes a la solicitud. Por tanto, el titular del modelo de utili-
dad puede solicitar el registro de la patente con base en el modelo de utilidad
(artículo 46-2 LPat). De este modo se conserva para la patente el derecho
de prioridad solicitado para el modelo de utilidad, hasta por el plazo de tres
años después del registro del modelo de utilidad.

V. Derecho de los modelos estéticos

Este apartado explica la diferencia entre la patente y los modelos estéticos. El


objeto del modelo estético es el diseño de un producto o artículo. Conforme
al artículo 2, fracción I de la Ley sobre Diseños (LD), el objeto consiste en la
configuración estética, el patrón o el color del producto o su combinación.
Los diseños son formas de presentación de un producto o de una parte del
mismo, incluyendo la superficie gráfica o en pantalla que se requieran para
la operación del producto.
Conforme al artículo 3, fracción I LD, el producto debe ser un obje-
to o artículo industrial. El diseño debe ser novedoso, lo cual significa que,
hasta la fecha del registro, no se haya conocido públicamente uno idéntico

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 347

o similar (artículo 3, fracción I, incisos 1 a 3 LD). Un diseño es público


cuando se hace accesible al público. La fecha determinante de la novedad
es la fecha de la solicitud de registro. Una excepción al respecto es la que
hace el artículo 4 de la LMU. El diseño puede ser considerado como nuevo
en la solicitud antes del transcurso de seis meses después de que se haya
hecho público.
El diseño requiere un cierto grado de creatividad (artículo 3, fracción II
LD). El diseño no puede ser registrado como modelo estético si, antes de la
fecha de solicitud, un técnico promedio en el campo respectivo pudo haber
creado fácilmente el diseño hecho público.
Conforme al artículo 5 LD, los diseños no pueden ser registrados como
modelos estéticos si son contrarios al orden público o las buenas costum-
bres (inciso 1), cuando pueda confundirse con el producto de un tercero
(inciso 2) o cuando esté condicionado exclusivamente por su función téc-
nica (inciso 3).

Creación del modelo estético (diseño)

El procedimiento para el registro de un modelo estético o diseño se


inicia con la solicitud por escrito ante la Oficina de Patentes del Japón. En
la solicitud deben figurar el nombre, domicilio particular o laboral del so-
licitante, así como los nombres y domicilios particulares o laborales de los
diseñadores (artículo 6, fracción I, incisos 1 y 2 LD). Adicionalmente, la so-
licitud debe contener los elementos del producto al cual se refiere el modelo
estético que se desea registrar (artículo 6, fracción I, inciso 3 LD).
El dibujo del diseño o modelo estético consiste en su representación grá-
fica y puede consistir también en una fotografía, modelo o patrón (artículo
6, fracción II LD). Cuando la forma de un producto, como una tijera, pueda
modificarse en cuanto a su función y ambas configuraciones sean registradas,
el solicitante deberá especificar en la solicitud la explicación de la función
(artículo 6, fracción IV LD).
La Oficina de Patentes examina no sólo los requisitos formales sino
también los materiales de la solicitud, es decir, la novedad, creatividad y
aplicación industrial.
El contenido de la solicitud no se hace público hasta el registro. Además,
el titular del modelo estético o diseño puede mantener en secreto el contenido
hasta tres años después del registro (artículo 14 LD). El plazo de protección
es de veinte años a partir del registro (artículo 21 LD). El derecho comprende
no sólo a los diseños idénticos sino también a los similares (artículo 23 LD).

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348 AIKO HORIE

No existe un procedimiento de impugnación contra el registro. Los pro-


cedimientos por reclamación y nulidad son iguales a los aplicables a las
patentes; lo mismo sucede con el procedimiento por infracciones, pero en
el caso del modelo estético o diseño, la acción debe demostrar dolo o culpa
(artículo 40 LD).

VI. Derecho de marcas

La marca confiere un derecho exclusivo y absoluto. La Ley de Marcas


(LMarc) protege las marcas, ya sean individuales, colectivas o regional-co-
lectivas (artículo 7-2 LMarc). Aquí se explica la diferencia entre las patentes
y las marcas individuales.

Objeto del derecho de marcas

Objeto de la marca es un signo. De acuerdo con el artículo 2, fracción


I LMarc, pueden protegerse a través de una marca los signos que pueden
ser distinguidos por los órganos humanos de los sentidos y ser utilizados de
manera comercial en mercancías o servicios de una empresa, para distin-
guirlos de los de otra.
La ley menciona algunos ejemplos de signos susceptibles de protección
a través de una marca, como letras, números, imágenes, símbolos, figuras
tridimensionales, colores y combinaciones de colores, y signos auditivos.
Esta enumeración no es exhaustiva; de acuerdo con un decreto ministerial
pueden agregarse otros signos, como los hologramas, la ubicación de los sig-
nos, signos animados. Los signos de olor no son susceptibles de protección
a través de marca. La forma del artículo o su empaque, los colores y combi-
naciones de colores, los signos auditivos, su ubicación y los signos animados
pueden ser registrados como marcas, cuando el signo sea utilizado en los
negocios y sean conocidos universalmente.

A. Funciones de la marca

La marca tiene tres funciones: indicar el origen, la garantía y la publici-


dad. La función esencial de la marca es la de distinguir. Por ello, la identifi-
cación del origen es la función clásica de la marca.
La marca identifica a un producto conforme a determinadas caracte-
rísticas; puede ofrecer garantía de la posición alcanzada en el mercado, por

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 349

ejemplo, en relación con la capacidad crediticia, la calidad uniforme o me-


jorada (función de garantía), la imagen o el prestigio. Finalmente, la marca
es un instrumento importante para la comunicación entre los participantes
en el mercado, lo que se manifiesta particularmente en la función de pu-
blicidad que tiene para los compradores. La afectación de estas funciones
puede constituir una infracción de la marca.

B. Obstáculos a la protección

La protección de la marca se obtiene mediante su registro. La LMarc


indica en sus artículos 3 y 4 los requisitos para el registro de una marca. El
artículo 3 exige que la marca sea distinguible de manera absoluta, mientras
que el artículo 4 dispone la susceptibilidad de distinción, enumerando las
causales de exclusión de la protección.
De acuerdo con el artículo 3, fracción I LMarc, la marca puede regis-
trarse para distinguir los productos o servicios de una empresa de los de
otra. Sin embargo, los incisos 1 a 6 excluyen del registro de marca aquellos
productos o servicios que no puedan distinguirse de otros.
El inciso 1 se refiere a designaciones genéricas o de aquellos signos que
sean de uso habitual en el comercio para caracterizar a productos o servi-
cios de cierta especie.
De acuerdo con el inciso 3, no se registrará la marca que consista única-
mente de indicaciones de origen geográfico, lugar de adquisición, calidad,
materia prima, efecto, configuración, modo, tiempo u otras características
de la fabricación o uso, de la cantidad o del valor. Los elementos gráficos y
adornos sencillos no son suficientes para superar el requisito de distinguibi-
lidad del inciso 3.
Además de las exclusiones anteriores, tampoco son registrables las de-
nominaciones cuando a través de ellas el adquirente no sea capaz de distin-
guir los productos o servicios (inciso 6).
Los incisos 1 a 6 son aplicables a marcas únicas. Todos los signos pue-
den ser considerados como marcas si son idóneos para lograr una distinción
abstracta. Tratándose de la denominación de características de los produc-
tos hay una necesidad de mantenerlas libres, en virtud del interés general
que existe en la utilización libre de datos descriptivos.
Los obstáculos a la inscripción de datos descriptivos y usuales no sus-
ceptibles de distinción, conforme a los incisos 3 a 5, pueden ser superados
cuando se generalizan en el tráfico jurídico. El registro de los signos mencio-
nados es lícito cuando se generalizan en los círculos comerciales respectivos,

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350 AIKO HORIE

como consecuencia de su utilización para mercancías y servicios, siendo


distinguibles por los adquirentes.
El artículo 4 LMarc determina las causales excluyentes de protección.
Cuando un registro no cae en los supuestos del artículo 3, incisos 1 a 4, pue-
de estar excluido conforme a la fracción I del artículo 4 LMarc. Las causales
están definidas en función del interés público y del privado.
De acuerdo con los incisos 1 a 6, no pueden registrarse los signos (símbo-
los) soberanos. Por ejemplo, las banderas nacionales del país y del extranjero
(inciso 1), los escudos de armas y los de los miembros del Convenio de
París (inciso 2), los símbolos de las organizaciones intergubernamentales (in-
ciso 3), la Cruz Roja (inciso 4), los símbolos oficiales de evaluación y garantía
(inciso 6), los símbolos conocidos de comunidades locales (inciso 6). Cuando
el signo es igual o similar al premio otorgado en una exhibición local o inter-
nacional, no es registrable (inciso 9). Conforme al inciso 16, están excluidos
del registro aquellos signos susceptibles de engañar al público sobre el tipo
y las características, así como el origen geográfico, de los bienes y servicios.
Cuando la denominación solamente caracteriza las características o el
empaque de las mercancías, no es registrable (inciso 18). Las marcas tam-
poco se registran si son contrarias al orden público o las buenas costumbres
(inciso 7).
De acuerdo con el inciso 8, no son registrables las denominaciones que
son imagen o imitación de otra, incluyendo la razón social, los nombres ar-
tísticos o literarios, o sus abreviaturas conocidas. La excepción depende del
consentimiento de otro.
El inciso 17 prohíbe que se registre otro nombre que el determinado
como origen de los vinos y licores. También está excluida del registro una
marca que sea idéntica o semejante a otra marca conocida y utilizada para
caracterizar a mercancías o servicios similares (inciso 10). Conocimiento de
la marca significa que sea conocida en el comercio a nivel de prefectura.
Una marca no es registrable cuando sea idéntica o similar a una marca re-
gistrada y que se emplee para bienes o servicios idénticos o similares (inciso 11).
Conforme al inciso 15, está excluida la marca que ofrezca el riesgo de
confusión al público. Por tales ha interpretado el Tribunal los siguientes:
• Identidad o semejanza de la nueva marca con una más antigua.
• Falta de semejanza de los bienes y servicios de la nueva marca con
los de la marca más antigua.
• La marca más antigua es conocida nacionalmente.
• La utilización de la marca más reciente podría perjudicar la capa-
cidad de distinción o el valor de la marca conocida, sin causa de
justificación y de manera ilícita.

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LEYES SOBRE LA PROPIEDAD INTELECTUAL 351

Conforme al inciso 19, una marca que no corresponda a las señaladas


hasta el inciso 18, no es registrable cuando sea idéntica o semejante a una
marca conocida nacional o internacionalmente y que sea utilizada para un
fin ilícito. La marca ha sido registrada de mala fe. Se trata especialmente
de aquellos registros que deben ser calificados como abusivos del derecho o
contrarios a la moral.

C. Surgimiento del derecho de marca

El procedimiento se inicia con el aviso por escrito de la marca, el cual


debe presentarse por escrito en el formulario prescrito por la Oficina de
Patentes. Para tal fin se requiere señalar el nombre y el domicilio o lugar
de trabajo del solicitante, una reproducción de la marca y un índice de los
bienes o servicios respecto de los cuales se solicita el registro (artículo 5, frac-
ción I LMarc). Una vez presentada la solicitud, la Oficina de Patentes debe
hacerla pública tan pronto sea posible (artículo 12-2 LMarc).
La oficina respectiva revisa no solamente el cumplimiento de los re-
quisitos formales de la solicitud, sino también los obstáculos a la protec-
ción arriba mencionados. Si el evaluador no encuentra motivo de objeción
conforme a dichos criterios, se resuelve entonces incorporar la marca en el
registro a cargo de la Oficina de Patentes. El registro se publica en la Gace-
ta de Marcas de la Oficina, con lo cual surge la protección de la marca. El
plazo de protección es de diez años y puede renovarse (artículo 19 LMarc).
Cualquiera puede iniciar el procedimiento de impugnación en el plazo
de dos meses después de la publicación en la Gaceta (artículo 43-2). Los
procedimientos de reclamación y de nulidad contra una marca son iguales
a los relativos a una patente. Hay revocación de la marca, la cual puede ser
invocada cuando una marca no sea utilizada comercialmente en Japón du-
rante más de tres años (artículo 50 LMarc), cuando el titular o el licenciata-
rio utilicen dolosamente una marca susceptible de confusión (artículos 51,
53 LMarc), cuando la marca se utiliza parcialmente o se licencia con fines
ilícitos una marca idéntica o similar (artículo 52-2). Cuando una marca ex-
tranjera sea registrada sin justificación por el representante, el titular de la
marca en el extranjero puede solicitar la revocación (artículo 53-2 LMarc).
La ley otorga protección absoluta de la marca cuando se trata de de-
signaciones idénticas o de bienes o servicios idénticos (artículo 25 LMarc).
También hay protección para signos idénticos o similares para bienes o ser-
vicios idénticos o similares (artículo 37, inciso 1 LMarc). La marca goza
también de protección contra lo que favorezca o implique preparación de
una infracción (artículo 37, incisos 2 a 8 LMarc).

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352 AIKO HORIE

Las marcas no tienen efecto respecto de la imagen o el nombre propio,


los nombres genéricos o signos usuales, la denominación simple de bienes
o servicios (artículo 26, fracción I LMarc). Tampoco tiene efectos la marca
que no es utilizada como tal (artículo 26, fracción I, inciso 6 LMarc). Cuan-
do se esté utilizando en Japón al día de la solicitud una marca conocida
idéntica o similar, el titular conocido del signo puede seguir utilizándolo
(artículo 32 LMarc).

VII. Ley contra la competencia desleal

La Ley contra la Competencia Desleal no otorga derechos, sino que asegura


los intereses de las empresas. El empresario cuyo interés económico se vea
afectado puede exigir la omisión (artículo 3 LCompD) o indemnización (ar-
tículo LCompD).
La Ley determina los supuestos de competencia desleal (artículo 2, frac-
ción I LCompD), la cual es exhaustiva:

• La utilización de un signo idéntico o similar al de otra empresa,


como el nombre, las marcas, los signos, el empaque de la mercan-
cía, etcétera, con el riesgo de confusión (inciso 1).
• El uso de un signo notoriamente idéntico o similar de otra empresa
(inciso 2).
• La imitación de la configuración de una mercancía de otra empresa
en el plazo de tres años a partir de su venta en Japón (inciso 3).
• El robo, uso o difusión de un secreto comercial (incisos 4 a 10).
• La distribución en el comercio de un aparato o programa que cuen-
te con protecciones para copia o utilización que hayan sido desha-
bilitados (incisos 11 y 12).
• La obtención, mantenimiento o utilización, con fines ilícitos, de un
dominio cuyo nombre sea igual al de otra empresa (inciso 13).
• El uso de un signo que genere confusión sobre el origen, la calidad,
el contenido, el procedimiento de fabricación, el uso o la cantidad
de bienes o servicios (inciso 14).
• La difamación o la publicidad fraudulenta contra una empresa
competidora (inciso 15).
• La utilización del representante de las marcas extranjeras (inciso 16).

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DERECHO INTERNACIONAL
Y DIPLOMACIA DE JAPÓN:
HISTORIA Y ANTECEDENTES

Shuichiro Megata*

Sumario: I. Introducción. II. Japón encuentra el derecho internacional.


III. Principio del pacifismo y cooperación internacional de Japón. IV. La
Constitución de Japón y la contribución de Japón a la paz internacional.
V. Conclusiones. VI. Bibliografía.

I. Introducción

Este capítulo se compone de tres partes. La primera parte aborda la histo-


ria de Japón tras encontrar el derecho internacional, explica la razón de la
actitud positiva de Japón para aceptar el derecho internacional dominado
por Occidente, y llama la atención sobre el vínculo especial con México en
este contexto.
La segunda parte considera el marco general de la relación entre el de-
recho internacional y el sistema jurídico japonés.
La parte final describe el dilema entre la intención de Japón de contri-
buir a la paz y las limitaciones derivadas de su constitución pacifista. En
resumen, este capítulo proporciona el antecedente general de la diploma-
cia japonesa contemporánea y explica sus logros. El caso de Japón cons-
tituye un buen ejemplo de la interacción entre el derecho internacional y
la diplomacia.

* Profesor en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo, Japón. Coordinador de la


participación de los académicos japoneses.

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354 SHUICHIRO MEGATA

II. Japón encuentra el derecho internacional

1. Contactos históricos ente Japón


y la civilización occidental

El primer encuentro entre la civilización europea y Japón se remonta a la


llegada de los portugueses, trayendo sus arcabuces, a la isla de Tanegashima
a mediados del siglo XVI. A los portugueses le siguieron los españoles, entre
ellos Francisco Xavier, quien llegó a Japón en 1549. A comienzos del siglo
XVII, el shogun, Ieyasu Tokugawa, tenía la idea general de establecer una nue-
va ruta comercial que conectara Asia y Europa a través de la Nueva España.
El shogun también estaba interesado en la tecnología española de la minería
de plata y la navegación. El lado español estaba interesado en las potenciales
minas de oro y plata de Japón, y quería utilizar libremente los puertos japo-
neses. También solicitó permiso para expandir el Catolicismo en Japón. Se
celebraron algunas negociaciones con respecto a un acuerdo (Capitulaciones)
para ese propósito entre el Shogunato Tokugawa y Rodrigo de Vivero, el go-
bernador ad interim de Manila, quien fue arrastrado por las corrientes hacia la
costa de Japón en 1609. Además, en 1613 el terrateniente de Sendai, Masa-
mune Date, quien siguió con la idea, envió una misión dirigida por el Samurai
Tsunenaga Hasekura a la Nueva España y luego a España para negociar un
acuerdo comercial. Esta misión también visitó Roma para presentarle al Papa
una petición para apoyar la idea.
Sin embargo, la iniciativa para la ruta comercial Trans-Pacífico entre
Sendai y Acapulco conectando Asia y Europa a través de México nunca se
realizó. Más bien, se eliminó completamente de la historia debido a la pro-
hibición general del Cristianismo en Japón y la política de aislamiento del
país bajo el Shogunato Tokugawa. Finalmente, 400 años después, se realizó
un imponente plan para activar el comercio Trans-Pacífico al concluir el
Acuerdo de Asociación Económica Japón-México en 2004.

2. México abre el horizonte del derecho


internacional de Japón

El encuentro de Japón con el derecho internacional moderno se pro-


dujo en los últimos años del Shogunato Edo a mediados del siglo XIX. Los
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Rusia competían para avanzar
hacia el este de Asia, y recurrieron al poder militar para abrir por la fuer-
za los puertos y los mercados del Shogunato Tokugawa. También suscribie-

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DERECHO INTERNACIONAL Y DIPLOMACIA DE JAPÓN... 355

ron tratados de comercio y navegación de manera desigual, incluyendo el


reconocimiento unilateral de la jurisdicción judicial consular y la falta de
autonomía arancelaria para parte de Japón. El primero de este tipo fue el
Tratado de Amistad y Comercio entre Japón y Estados Unidos de 1858.
Los líderes del nuevo gobierno de restauración del gobierno imperial
en 1867 estaban plenamente conscientes de las diferencias de los niveles de
desarrollo entre los países occidentales y los asiáticos, lo que incluía a Ja-
pón. También estaban impresionados del hecho de que los países europeos
y americanos establecieran sus relaciones como miembros de una comuni-
dad civilizada basados en el orden del derecho internacional. Los líderes
rápidamente dirigieron el país hacia la dirección de la modernización con-
virtiéndolo en un miembro de esta comunidad. Por lo tanto, el gobierno de
Restauración Meiji estaba convencido de que el aprendizaje y el respeto del
derecho internacional era esencial para un Japón modernizado.
La revisión de las disposiciones desventajosas de los tratados de comer-
cio y navegación se convirtió en un símbolo y en una evidencia de que Ja-
pón era reconocido como miembro del mundo civilizado. Sin embargo, las
negociaciones no fueron fáciles y el progreso de las revisiones del tratado
fue muy lento. Por otra parte, el gobierno mexicano estaba fuertemente
interesado en la concertación de un tratado de comercio y navegación con
Japón, influenciado por la recomendación de Díaz Cobarrubias, entonces
Secretario General del Ministerio de Fomento quien visitó Japón en 1874
para una misión de observación astronómica.
Japón primero solicitó el cese de las conversaciones hasta que se revisaran
los tratados existentes. Pero, el gobierno mexicano fue persistente y estaba lis-
to para concluir un tratado sobre una base completamente igualitaria. De este
modo, el primer tratado de comercio y navegación de Japón fuera de Asia se
concluyó con México en noviembre de 1888. Esto provocó negociaciones con
otros estados para revisar sus tratados. De esta manera, México se convirtió
en el país que abrió un horizonte de derecho internacional para Japón.

3. El derecho internacional como un medio para promover


los intereses nacionales de Japón

Japón pronto llegó a considerar al derecho internacional como un medio


de persuasión para proteger y expandir sus intereses nacionales. Por ejemplo,
en 1917 Japón hizo uso del tratado con México para concluir la Convención
Relativa al Libre Ejercicio de la Profesión Médica. Anteriormente, en 1897, el
primer grupo de inmigrantes organizados llegó a Chiapas, a la provincia más

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356 SHUICHIRO MEGATA

meridional de México. A ésta le siguieron miles de japoneses, quienes no sólo


viajaron a México sino a Perú y Brasil. El gobierno japonés propuso a Méxi-
co, Brasil y Perú un proyecto de acuerdo para que cinco profesiones fueran
reconocidas mutuamente y que pudieran llevar a cabo sus servicios libremen-
te en el otro país con la traducción oficial de su licencia nacional. Estas pro-
fesiones fueron doctores en medicina, dentistas, farmacéuticos, comadronas
y veterinarios. Se entendía que los inmigrantes japoneses serían responsables
de su propio bienestar. Brasil rechazó esta propuesta y Perú no respondió,
pero México aceptó. El acuerdo entró en vigor en 1917, originalmente con
una validez de diez años y con una opción de prórroga. Al final del periodo
inicial, un gran número de médicos y dentistas japoneses habían abierto clí-
nicas en México, mientras que ningún médico mexicano se había establecido
en Japón. México notificó su intención de abrogar el acuerdo argumentando
que el tratado unilateralmente favorecía a Japón. Sin embargo, la parte japo-
nesa solicitó a México que autorizara y retuviera a los doctores y dentistas que
ya estaban ofreciendo sus servicios en México para que pudieran continuar
practicándolo después de la terminación del acuerdo. Se piensa que muchos
de los hijos e hijas de estos doctores japoneses reemplazaron a sus padres en la
profesión, por esta razón hay un número considerable de doctores y dentistas
japoneses-mexicanos hoy en día. Estas disposiciones, que permiten el libre
ejercicio de las profesiones médicas son en cierto sentido una liberalización
muy radical de los servicios comerciales, que no puede incluirse incluso en los
acuerdos de libre comercio más avanzados de la actualidad.

4. Experiencia japonesa de los tribunales internacionales

El incidente del María Luz se convirtió en la primera experiencia de


Japón con respecto a la resolución de conflictos jurídicos a través de tribuna-
les internacionales. El 9 de julio de 1872, el María Luz, un buque peruano
en ruta de Macao a Callao, Perú, que llevaba trabajadores chinos para las
plantaciones peruanas, pasó por el puerto de Yokohama. Un chino a bordo
escapó y se quejó de un trato inhumano a bordo de la nave. Éste pidió la
protección de los otros 231 chinos a bordo que sufrían del mismo destino. El
Ministro de justicia, Shinpei Eto, tomó medidas para impedir que el María
Luz abandonara el puerto, y llevó el caso a la corte de Yokohama, que más
tarde dictaminó que el capitán y contratista peruano violó el derecho inter-
nacional y ordenó además que todos los chinos a bordo fueran liberados.
El gobierno chino de la Dinastía Qing emitió una carta oficial agradecien-
do al gobierno de japón por su firme posición y la asistencia prestada a los

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súbditos chinos. Sin embargo, la mayoría de las naciones europeas perma-


necieron insatisfechas con la decisión del tribunal y apoyaron las protestas
diplomáticas oficiales por parte del gobierno peruano. En junio de 1873,
Japón y Perú acordaron que el Zar Alejandro II de Rusia arbitrara el caso
como parte neutral, y en 1875 éste confirmó la posición de Japón.

5. Abogados internacionales japoneses

Basándose en tales experiencias, Japón desarrolló el interés de contri-


buir al desarrollo del derecho internacional. En la Corte Permanente de
Justicia Internacional, que inició funciones en 1922, fueron elegidos con-
secutivamente tres jueces japoneses. Entre ellos estaba el juez Mineichiro
Adachi, que actuó como Presidente de la corte de 1931 a 1934.
En tiempos de guerra y hasta la guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) el
gobierno japonés mayormente cumplió con el derecho internacional. El
Ejército y la Armada incorporaban Asesores de derecho internacional. Por
ejemplo, un asesor jurídico internacional, Nagao Ariga, que estuvo incor-
porado durante la guerra Ruso-Japonesa, publicó un libro en francés sobre
la forma en que Japón observó el derecho internacional. Por esta razón, fue
nombrado candidato al Premio Nobel de la Paz.
De esta manera y hasta un cierto periodo antes de la guerra, el go-
bierno de Japón estaba claramente interesado en observar los tratados y el
derecho internacional e hizo uso de éstos diplomáticamente. Sin embargo,
desde la Primera Guerra Mundial, cuando las guerras empezaron a asumir
un carácter de guerra total, y las autoridades militares ganaron un control
sustancial del gobierno de Japón, el respeto y la insistencia de cumplir con el
derecho internacional se debilitaron y dejaron de ser una prioridad. Como
resultado, a la luz del derecho internacional, Japón entró en un periodo os-
curo de su historia.

III. Principio del pacifismo y cooperación


internacional de Japón

1. Constitución de Japón

Después de la rendición de Japón mediante la aceptación de la Declaración


de Potsdam, el ejército de los Estados Unidos ocupó Japón. Éste, impulsó
la democratización de las instituciones políticas y del sistema económico,

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y destruyó el poderío militar de Japón para que nunca pudiera recurrir a


la guerra contra los Estados Unidos. En octubre de 1945 el Comandante
Supremo de las Fuerzas Aliadas (CSFA), el general MacArthur, instó al
gobierno de Japón a enmendar la Constitución Imperial de 1899. Sin em-
bargo, el proyecto discutido en el interior del gobierno y filtrado por uno de
los principales periódicos, quedó muy por debajo de los cambios solicitados
por el general MacArthur. Como resultado, el 3 de febrero de 1946, éste
dirigió a su personal para que redactara la nueva Constitución de Japón,
ordenando tres puntos básicos, entre ellos la “renuncia a la guerra”. El 13
de febrero, el Cuartel General del CSFA rechazó formalmente el proyecto
preparado por el gobierno de Japón y en su lugar proporcionó su propio
borrador, y obligó al gobierno de Japón a someterlo a la recién elegida
Dieta Imperial para su aprobación. En noviembre del mismo año, la Dieta
deliberó y la aprobó con ligeras modificaciones, y la nueva Constitución
entró en vigor el 3 de mayo de 1947, cuando Japón todavía estaba bajo la
ocupación militar.
Los ciudadanos japoneses ordinarios acogieron con beneplácito esta
nueva Constitución, ya que estaban deprimidos por las atrocidades y el te-
rrible desastre de la guerra. El público resintió la guerra y tenía una fuerte
antipatía contra la arrogancia y la irresponsabilidad de los líderes militares.
En el Preámbulo de la nueva Constitución se enfatiza el espíritu de
cooperación internacional y la aspiración por la paz. El artículo 9 decla-
ra: “el pueblo japonés renuncian para siempre a la guerra como derecho
soberano de la nación, y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio
de solución en disputas internacionales”. La nueva Constitución se conoce
como la Constitución Pacifista, por su Preámbulo y por el artículo 9.

2. Cooperación internacional

Para el Japón de la posguerra, los objetivos nacionales imperativos eran


restablecer la independencia y volver a la comunidad internacional lo antes
posible. México fue uno de los países amistosos que apoyaron activamente
la entrada en vigor temprana del Tratado de Paz de San Francisco firmado
en 1951 y la adhesión de Japón a las Naciones Unidas, que finalmente se
realizó en 1956.
Japón participó activamente en organizaciones internacionales, como
el FMI, el Banco Mundial y otros organismos especializados afiliados a la
ONU, seguidos de otras organizaciones, como el GATT y la OCDE en los
años sesenta. Después de su notable crecimiento económico en los años

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sesenta y setenta, entre los años 70 y 90 Japón se convirtió en un miembro


importante de foros como la Cumbre Económica del G7, APEC y G20.
Además, Japón ratificó o se adhirió a acuerdos multilaterales en esferas tales
como los derechos humanos, el desarme y el medio ambiente. Japón tam-
bién participó activamente en los esfuerzos de la cooperación internacional
para el desarrollo, proporcionando recursos financieros y humanos. Japón
comenzó a prestar asistencia oficial para el desarrollo (AOD) a los países en
desarrollo en 1954 y se convirtió en el principal donante mundial de AOD
en 1989.
Con respecto al comercio, Japón promovió un marco comercial multila-
teral y participó activamente en las negociaciones de la Ronda de Uruguay
para establecer la OMC. Sobre la base bilateral, desde los años 90, Japón ha
reconocido la importancia de los acuerdos comerciales bilaterales y, hasta
septiembre de 2017, ha concluido acuerdos de asociación económica (AAE)
con 12 países y la ASEAN. Entre ellos, el Acuerdo de Asociación Econó-
mica con México fue el segundo AAE de Japón, y fue el primer caso que
incluye el área de agricultura.
Japón también ha estado haciendo esfuerzos para contribuir a la gober-
nanza internacional. En 2016, Japón fue elegido como miembro no per-
manente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por 11va vez.
Además, ciudadanos japoneses han asumido la dirección de organizaciones
internacionales tales como la OMS, la UNESCO, la ACNUR y el OIEA.
En el área del derecho internacional, tres jueces japoneses han sido
nombrados en la Corte Internacional de Justicia, y el Juez Hisashi Owada
actuó como presidente de la corte de 2009 a 2012. Además, un juez japo-
nés es miembro del Tribunal Internacional del Derecho del Mar, así como
de la Corte Penal Internacional. Un japonés siempre ha sido miembro del
Comité de Derecho Internacional desde 1957. El multilateralismo basado
en la cooperación y la coordinación internacional ha sido uno de los pilares
de la diplomacia de la posguerra de Japón.

3. Jurisdicción del Ministerio de Asuntos Exteriores


y la Oficina Legislativa de la Dieta

El principio de la cooperación internacional fue enfatizado en el Preám-


bulo de la Constitución de Japón y el cumplimiento del derecho internacional
fue específicamente referenciado en el artículo 98. La concertación y apli-
cación de los tratados es responsabilidad del Gabinete (artículo 72,2) enca-
bezado por el Primer Ministro. En el sistema de división del trabajo entre

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360 SHUICHIRO MEGATA

los ministerios, la aplicación e interpretación del derecho internacional fue


asignada a la jurisdicción del Ministerio de Asuntos Exteriores como parte de
sus funciones diplomáticas en el marco de la ley para el establecimiento del
Ministerio de Relaciones Exteriores. Este es un aspecto muy importante desde
el punto de vista de la coherencia y la integridad diplomática.
Por otra parte, la Oficina Legislativa del Gabinete, que reporta direc-
tamente al Primer Ministro, se encarga de dar asesoramiento Jurídico al
Primer Ministro. Con respecto a los tratados, antes de que los tratados sean
sometidos a la Dieta para su aprobación, esta Oficina tiene la responsabili-
dad de certificar si existen las leyes y reglamentos nacionales necesarios para
la plena aplicación de los tratados, así como si las traducciones son precisas
y perfectas, cuando el texto original se encuentra en un idioma extranjero.

4. El efecto y aplicación del derecho internacional


en el sistema jurídico interno

El artículo 98 de la Constitución, párrafo 2, estipula que “los tratados


concluidos por Japón y el derecho internacional establecido serán fielmen-
te observados”. Se entiende que esta cláusula tiene como objetivo subrayar
el espíritu de ser una nación respetuosa de la ley, así como indicar un siste-
ma que incorpora el derecho internacional en el sistema legal interno. En
otras palabras, a diferencia de los países cuyas leyes se basan en el derecho
común, Japón no requiere de ninguna legislación para transformar los tra-
tados en derecho interno. Los tratados tienen efecto legal una vez que son
debidamente promulgados. Se considera que el derecho consuetudinario
internacional automáticamente entra en efecto en el ordenamiento jurídi-
co interno.
Sin embargo, esto no significa que un tratado pueda ser aplicado di-
rectamente en procedimientos administrativos o judiciales. Para que un
Tratado sea aplicado directamente en los procedimientos administrativos
y judiciales, las disposiciones del tratado deberán ser suficientemente con-
cretas y claras para regular las relaciones jurídicas sin hacer referencia a
ninguna ley y reglamento nacional. Para citar ejemplos de la aplicación di-
recta del derecho consuetudinario internacional, han habido casos que in-
vocaron directamente las normas pertinentes a la plataforma continental y
la inmunidad del estado ante la jurisdicción judicial. Asimismo, han habido
casos que se refirieron a la interpretación de los acuerdos internacionales
para sustentar la interpretación del derecho interno. Estos se consideran
una aplicación indirecta del derecho internacional.

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5. Procedimiento para concretar tratados

El artículo 73 enumera las funciones del Gabinete. El tercer punto


estipulado en este artículo es: para “Concluir tratados. Sin embargo, pre-
viamente, o de acuerdo con las circunstancias, con posterioridad, deberá
obtener la aprobación de la Dieta”. Sin embargo, no todos los tratados de-
finidos por la Convención de Viena sobre El Derecho de los Tratados ne-
cesariamente necesitan la aprobación de la Dieta. Según la interpretación
de la Constitución, algunos tratados necesitan la aprobación de la Dieta,
mientras que otros tratados no la necesitan, cualesquiera que sea su desig-
nación. La propia Constitución no tiene una disposición clara. Sin embar-
go, en 1974, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Ohira, testificó
ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes
sobre el alcance de los tratados que requieren de la aprobación de la Die-
ta. Desde entonces, esto no ha sido impugnado por ningún miembro de la
Dieta y, por lo tanto, se considera como una regla establecida. La regla se
llama “Tres Principios de Ohira”, bajo el cual los tratados que satisfacen
cualquiera de las tres calificaciones siguientes necesitan la aprobación de
la Dieta:
i) Tratados que contengan las llamadas “cuestiones jurídicas”. En otras
palabras, necesita la aprobación de la Dieta, cualquier tratado que
exija que una ley nacional implemente la obligación en él establecida.
Esto se debe a que la Dieta debe aceptar la obligación de hacer una
nueva legislación o de mantener la legislación vigente para garantizar
la aplicación de dicho Tratado.
ii) Tratados que contengan las llamadas “cuestiones financieras”. Esto
abarca cualquier cláusula que imponga una obligación financiera
multianual o una obligación financiera que vaya más allá de la parti-
da anual ya aprobada por la Dieta.
iii) Tratados de “importancia política” que están diseñados para regular
las relaciones fundamentales con otros estados. Para ilustrar esta im-
portancia política, dichos tratados deben someterse al procedimiento
de “ratificación” como medio de confirmación definitiva de la inten-
ción de convertirse en parte en ese tratado. Es natural pensar que
la Dieta debe estar involucrada durante el proceso de concretar un
tratado que es políticamente importante. Un instrumento de “ratifi-
cación” es considerado la forma más alta de confirmación final para
concretar un tratado.

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362 SHUICHIRO MEGATA

Otros tratados, que no cumplen con ninguna de las tres calificaciones,


pueden ser concluidos por decisión del Gabinete bajo un “acuerdo admi-
nistrativo”. En el caso de los acuerdos administrativos, a menudo se utilizan
frases tales como “de conformidad con las leyes y reglamentos pertinentes”
o “dentro de la dotación presupuestaria”, a fin de dejar claro su condición
de acuerdo administrativo.

6. El rango del derecho internacional


en el sistema jurídico japonés

Dependiendo de la construcción constitucional, el rango del efecto le-


gal del derecho internacional dentro del ordenamiento jurídico interno es
diferente de un país a otro. En Japón, generalmente se concibe que los tra-
tados tengan supremacía sobre la ley debido al principio de cooperación
internacional que subyace en la Constitución, así como a lo estipulado en
el párrafo 2 del artículo 98 que subraya el imperativo del cumplimiento
del derecho internacional. En cuanto a la relación entre la Constitución
y el derecho internacional, hay tres puntos de vista: 1) La Teoría de la
supremacía de la Constitución; 2) La Teoría de la supremacía del dere-
cho internacional; y 3) La Supremacía de la Constitución con algunas
excepciones. Actualmente, la Teoría de la supremacía de la Constitución
prevalece entre los constitucionalistas por tres razones. En primer lugar, el
procedimiento para concluir un tratado es más sencillo y fácil que el de la
enmienda constitucional. Segundo, los tratados están sujetos a la revisión
judicial de la Suprema Corte como lo estipula el párrafo 1 del artículo
98 y confirmado mediante la jurisprudencia del caso Sunagawa en 1958.
Tercero, la Constitución en sí misma provee el fundamento para el efecto
interno del derecho internacional. Por consiguiente, es lógico pensar que
la Constitución tiene supremacía sobre el derecho internacional.
La Teoría de la supremacía del derecho internacional fue influyente en
los años que le siguieron a la Segunda Guerra Mundial debido a la reflexión
amarga sobre la ignorancia sobre el derecho internacional, antes y durante
la guerra. Algunos investigadores y constitucionalistas internacionales im-
portantes alguna vez abogaron por la Teoría de la supremacía del derecho
internacional. El párrafo 2 del artículo 98 de la Constitución y el interna-
cionalismo destacado en el Preámbulo de la Constitución proporcionan los
fundamentos jurídicos para ello.
Después de finales de 1950, la Teoría de la supremacía de la Consti-
tución se volvió convincente cuando la constitucionalidad del Tratado de

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DERECHO INTERNACIONAL Y DIPLOMACIA DE JAPÓN... 363

Seguridad Japón-US fue cuestionada por los partidos de izquierda. En el


caso Sunagawa, que estableció un precedente, la Suprema Corte no recha-
zó la revisión judicial del Tratado de Seguridad Japón-US en términos de
la Constitución. Se considera que esto es evidencia de la supremacía de la
Constitución sobre los tratados.
El tercer punto de vista es que, aunque en general, la Constitución tiene
supremacía, hay ciertas leyes internacionales que tienen una supremacía ex-
cepcional sobre la Constitución. Esta es la opinión del gobierno de Japón. En
una declaración hecha en la Dieta, el Director de la Oficina Legislativa del
Gabinete explicó que generalmente la Constitución tiene supremacía sobre
los tratados, pero le dio prioridad a tratados particulares, tales como instru-
mentos de capitulación o tratados de paz porque pueden afectar el destino
o el marco fundamental del Estado. Además, agregó que la Constitución
está sustancialmente vinculada con el derecho internacional consuetudina-
rio, debido a su carácter de derecho natural (Declaración del Director de la
Oficina Legislativa del Gabinete del 17 de noviembre de 1959 en el Comité
Presupuestario de la Cámara de Consejeros).
Bajo el derecho internacional, se considera que los tratados y el derecho
internacional consuetudinario son iguales en términos de la modificación
de medidas, a excepción del principio jus cogens. Por lo tanto, es razonable
pensar que sólo este principio “jus cogens” tiene supremacía sobre la Cons-
titución. El resto del derecho internacional consuetudinario tiene suprema-
cía sobre la ley, pero está subordinado a la Constitución.

IV. La Constitución de Japón y la contribución


de Japón a la paz internacional

1. Historia legislativa del artículo 9 y cambio de interpretación

El artículo 9 de la Constitución de Japón es considerado un símbolo del pa-


cifismo de Japón. Sin embargo, ha habido una ambigüedad crucial de in-
terpretación y una brecha entre la idea y realidad, lo que ha causado varias
dificultades.
El artículo 9 está compuesto de los dos párrafos siguientes:

1) Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y el


orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho
soberano de la nación y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio de
solución en disputas internacionales.

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2) Con el objeto de llevar a cabo el deseo expresado en el párrafo prece-


dente, no se mantendrán en lo sucesivo fuerzas de tierra, mar o aire como
tampoco otro potencial bélico. El derecho de beligerancia del estado no será
reconocido.

En la interpretación original explicada durante el debate legislativo, el


“uso de la fuerza” al que renunció el pueblo japonés incluía el ejercicio del
derecho de legítima defensa. Sin embargo, esta interpretación fue modifi-
cada por el Primer Ministro Yoshida para no excluir el derecho de legítima
defensa por las siguientes dos razones. Primero, es un derecho inherente
de un estado soberano defender su paz y seguridad. Segundo, depender de
las Naciones Unidas para asegurar la seguridad de Japón resultó ser una
ilusión resultado de la guerra fría. Sin embargo, la interpretación original
fue aceptada completamente por el público en general debido al cansancio
de la guerra y a la reflexión amarga sobre las experiencias y las consecuen-
cias desastrosas de la Segunda Guerra Mundial, así como la fuerte crítica
y el resentimiento entre los japoneses del militarismo del tiempo de guerra.
Para aquellos que priorizaron la reintegración de los japoneses a la sociedad
mundial, este artículo confirmó que Japón nació de nuevo como un país
amante de la paz.
Las fuerzas de ocupación estadounidenses aceleraron el proceso de pro-
mulgación de la nueva Constitución después de que se estableciera la “Co-
misión del Lejano Oriente” en diciembre de 1945, compuesto por 11 países
aliados, entre ellos la Unión Soviética, el Reino Unido y Australia. Se espera-
ba que estos países intervinieran en la política de ocupación del ejército de los
Estados Unidos, reclamando en particular 1) la responsabilidad del Empera-
dor; 2) la posibilidad de su enjuiciamiento por crímenes de guerra en un Tri-
bunal Militar; y 3) la abolición del Sistema Imperial. El general MacArthur
estaba plenamente consciente y convencido de que garantizar el estatus del
Emperador y mantener la Familia Imperial era vital para que él tuviera éxito
en la política de ocupación, aunque los otros países aliados no entendían o
ignoraban estos hechos. La renuncia a la guerra estipulada en el artículo 9
era totalmente aceptable para la mayoría de los japoneses ordinarios, ya que
estaban físicamente y mentalmente cansados de la guerra, y creían que la se-
guridad nacional estaría asegurada por el sistema de seguridad colectiva de
las Naciones Unidas administrado por el Consejo de Seguridad. Incluso, la
neutralidad no armada fue considerada alguna vez como una opción política
para un futuro Japón.
Sin embargo, el gobierno de un país ocupado no tuvo elección, sino
la de aceptar las instrucciones de las fuerzas de ocupación. Sin embargo,

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en poco tiempo la situación internacional se vio enmarcada por la Guerra


Fría. El general MacArthur cambió de opinión completamente y le ordenó
al gobierno de Japón que se rearmara para compartir la carga de la defen-
sa de Japón. A pesar del artículo 9 de la Constitución de Japón, que puede
interpretarse como pacifismo no armado, Japón estableció la Reserva Na-
cional de Policía en 1950, que posteriormente se convirtió en las Fuerzas de
Autodefensa, las cuales poseían potencial militar de facto. Sin embargo, el
gobierno explicó que el derecho a la legítima defensa es un derecho inhe-
rente derivado de la ley natural y, por lo tanto, lógicamente no está prohi-
bido por el artículo 9. Éste argumentó que la fuerza de autodefensa es una
fuerza sin el potencial militar prohibido por este artículo. Muchos japoneses
consideraban el pacifismo como “pacifismo pasivo” o “pacifismo unilate-
ral”, lo que significa que Japón no se convertiría en una potencia militar
mayor, no adoptaría una postura agresiva hacia algún país extranjero, y
no participaría en ningún conflicto internacional ni siquiera en actividades
de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Esta política pacifista
segregó a Japón de cualquier tipo de conflicto armado por más de cuarenta
años. Esta política y el Tratado de Seguridad Japón-US mantuvieron la paz
y la seguridad de Japón. Durante este periodo, Japón disfrutó de un notable
desarrollo económico con un gasto militar moderado y contribuyó a la paz
y la estabilidad de la región de manera pasiva.

2. La Guerra del Golfo y su implicación


en el pacifismo de Japón

Cuando estalló la guerra del Golfo, Japón se encontró en una situación


bastante incómoda. Por un lado, Japón dependía del petróleo importado de
la cuenca del Golfo para casi el 70% de su energía, y se vería gravemente
afectado una vez que se bloqueara el estrecho del Golfo. Por otra parte, la
contribución de Japón a las medidas colectivas autorizadas por el Consejo
de Seguridad se limitaba al apoyo financiero. Japón había aumentado pau-
latinamente sus contribuciones financieras como si respondiera a la presión
del Congreso de los Estados Unidos, que inicialmente criticó a Japón por
contribuir “demasiado poco demasiado tarde”. En última instancia, las con-
tribuciones financieras totales superaron los 13 mil millones de US dólares.
Sin embargo, cuando el gobierno de Kuwait expresó su agradecimiento a los
países que participaron y apoyaron su liberalización a través de un anuncio de
una página completa en los periódicos de los Estados Unidos, no mencionó a
Japón en la lista de países contribuyentes. El gobierno de Kuwait lo justificó

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como un error de descuido, pero el gobierno de Japón estuvo consternado y lo


consideró como una derrota diplomática de Japón. Debido a este trauma, Ja-
pón se convenció de que necesitaba contribuir más activamente a la creación
y el mantenimiento de la paz, especialmente a través de la contribución de
personal. Incluso, durante la guerra del Golfo, el gobierno de Japón presentó
a la Dieta un proyecto de ley que permitiría a las FAD de Japón participar en
1) el apoyo logístico de las fuerzas de la coalición; 2) ciertas actividades de la
ONU para el mantenimiento de la paz; y 3) asistencia humanitaria. Pero, de-
bido a la falta de preparación del gobierno y a las fuertes objeciones, desde el
punto de vista constitucional, planteadas por los partidos de oposición, el par-
tido gobernante renunció a la aprobación del proyecto de ley después de un
acalorado debate de tres semanas. Sin embargo, por primera vez se discutió
seriamente entre los partidos sobre cuándo y cómo la Constitución permitía a
Japón hacer tales contribuciones a la paz.

3. Ley de Cooperación Internacional


para la Paz de 1992

Al año siguiente, una “Ley de Cooperación Internacional para la Paz”


fue presentada a la Dieta. Este nuevo proyecto de ley se concentró en la
participación en las actividades de las OP de la ONU y la asistencia huma-
nitaria. A pesar de las persistentes objeciones de los partidos de izquierda de
oposición, el proyecto de ley fue aprobado con las dos condiciones siguien-
tes: Primero, la participación en las “fuerzas para el mantenimiento de la
paz de la ONU” se suspenderían hasta que la Dieta pasara otra ley que las
permitiera en el futuro. Segundo, se establecieron 5 principios como direc-
trices básicas para la participación del Japón en las OP. En cuanto a la pri-
mera condición, el término “fuerzas de mantenimiento de paz de la ONU”
no es una terminología oficial ni un vocabulario común. Sin embargo, en
japonés, se refiere a algunas unidades militares que llevan armas pequeñas
y que se dedican a actividades tales como la vigilancia del cese al fuego, la
patrulla de zonas de seguridad, y la inspección de salidas y entradas en las
fronteras. No sorprende que los partidos de oposición cuestionaran la cons-
titucionalidad del uso de las armas por las FAD en relación con el artículo 9
de la Constitución. El artículo 9 ha sido interpretado como una prohibición
para el envío del personal del las FAD a cualquier misión que pudiera en-
trañar el uso de la fuerza. La segunda condición se incorporó en el proyecto
de ley para exigir que se cumplan los 5 principios siguientes para la partici-
pación en las OP.

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1) Deberá haberse alcanzado un acuerdo de cese al fuego entre las par-


tes del conflicto armado.
2) Deberá haberse obtenido del país anfitrión, así como de las partes en
conflicto armado, el consentimiento para la realización de las ope-
raciones para el mantenimiento de la paz de la ONU así como de la
participación de Japón en dichas operaciones.
3) Las operaciones deberán mantener estrictamente la imparcialidad y
no favorecer a ninguna de las partes en el conflicto armado.
4) Si alguno de los requisitos de los principios antes mencionados dejan
de ser satisfechos, y a menos que estos requisitos se cumplan de nuevo
rápidamente, el gobierno de Japón podrá rescindir el envío del per-
sonal comprometido en las Asignaciones Internacionales de Coope-
ración para la Paz.
5) El uso de las armas se limitará al mínimo necesario para proteger la
vida del personal.

4. Uso de la fuerza y uso de las armas

Los redactores del gobierno concluyeron que el uso de armas para la au-
todefensa, por los miembros japoneses del personal encargado de mantener la
paz, no constituía un uso de la fuerza prohibido por la Constitución. El prin-
cipio No. 4 era esencial para evitar cualquier posibilidad de ser involucrado
en los conflictos armados, en los que el uso de armas, por los miembros de las
fuerzas de paz, podría escalar más allá de la autodefensa permitida bajo el ar-
tículo 9. La decisión de un país participante de retirar su contingente, por pro-
pia iniciativa, es considerada posible debido al hecho de que se han producido
varios casos donde los países que aportaron contingentes retiraron sus tropas
por una razón u otra. En el acuerdo modelo preparado por la ONU, se re-
quiere del previo aviso antes de retirar un contingente. El principio 5 relativo
a las condiciones para el uso de las armas ha sido revisado tres veces, amplian-
do gradualmente su alcance para permitir a las fuerzas de paz el uso legal de
sus armas. Sin embargo, la Oficina Legislativa del Gabinete siempre ha ar-
gumentado que bajo la Constitución, el uso de armas está justificado sólo en
el caso de legítima defensa y en el ámbito de necesidad análoga al concepto
jurídico del uso de armas por parte de la policía. El uso de las armas está justi-
ficado sólo para salvar la vida de los propios miembros de las fuerzas paz y de
otras personas bajo su protección. Estos casos están justificados basándose en
la teoría de la auto-preservación derivada de la ley natural y no se consideran
como un uso de la fuerza en contra una entidad estatal o semi-estatal.

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368 SHUICHIRO MEGATA

Desde la promulgación de la Ley de Cooperación Internacional para


la Paz, Japón ha participado en 27 misiones de las OP de la ONU, de las
cuales 11 incluyeron el envío de unidades de las FAD. Sin embargo, éstas
siempre han sido unidades de ingeniería dedicadas a la construcción de
carreteras y otras infraestructuras o unidades encargadas del transporte,
y nunca se han dedicado a la vigilancia del cese del fuego, la vigilancia de
zonas de seguridad, la inspección de salidas o entradas fronterizas, la reco-
lección de armas, o la protección del personal de la ONU o de civiles. El
concepto de las OP de la ONU ha evolucionado y la autodefensa, dentro
las reglas de combate de las Naciones Unidas, también ha evolucionado a
lo largo de los años. La autodefensa de las fuerzas de paz se limitó inicial-
mente a la autodefensa de sí mismos, pero más tarde comenzó a incluir la
“defensa de la misión”, ampliando la noción de autodefensa basándose en
el concepto de auto-preservación, el cual se encuentra en la ley natural.
Con el mandato de las OP después de la Guerra Fría y, especialmente desde
el informe Brahimi de 2001, a las OP se les ha encomendado la misión de
mantener la paz en virtud del Capítulo 7 de la Carta de las Naciones Uni-
das, dotadas de armas de fuego pesadas, y autorizadas a utilizar la fuerza
si es necesario. Japón ha revisado tres veces su Ley de Cooperación In-
ternacional para la Paz, en 1998, 2001 y 2015. La revisión más reciente
fue realizada como parte de una revisión integral de la Legislación para
la Paz y Seguridad, la que permitió el uso de armas a las FAD asociadas
con el llamado “kaketsuke-keigo” (llegando a la ayuda de una unidad o
personal geográficamente distante bajo ataque) y el “uso de armas para
el propósito de ejecución de misiones” en actividades internacionales de
cooperación para la paz que no invocan “el uso de la fuerza”. Sin embar-
go, este uso de armas por las FAD siempre ha sido considerado sujeto a
las limitaciones inherentes al estricto principio de proporcionalidad, que
es similar al principio de proporcionalidad policial. No se utilizarán armas
contra “un estado o una organización cuasi-estatal” debido a los Princi-
pios 1 y 2 de los 5 principios. Por lo tanto, no se considera como un “uso
de la fuerza” prohibido por el artículo 9 de la Constitución.

5. Operaciones de paz de Japón, distintas a las actividades


para el mantenimiento de la paz de la ONU

Japón acumuló experiencia en actividades para el mantenimiento de la


paz bajo los auspicios de la ONU, comenzando en Camboya y Mozambi-
que, y las actividades de las FAD obtuvieron apoyo del público. Sin embar-

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DERECHO INTERNACIONAL Y DIPLOMACIA DE JAPÓN... 369

go, a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre y los consecuentes


ataques de la coalición contra Afganistán, el primer ministro Junichi Koizu-
mi adoptó una serie de medidas para permitir que Japón contribuyera más
activamente en los esfuerzos internacionales contra la luchar del terroris-
mo. La Ley de Medidas Especiales contra el Terrorismo de 2001 permitió
al gobierno despachar Fuerzas de Autodefensa Marítimas para apoyar los
buques de la fuerza naval de la coalición que operan en el Océano Índi-
co. Estas proporcionaron varios aprovisionamientos y servicios de 2001 a
2007, principalmente combustible, y solamente proporcionaron combusti-
ble y agua de 2008 a 2010. Esta ley expiró y no ha sido renovada durante
el tiempo que ha transcurrido desde que el partido demócrata estableció un
nuevo gobierno en 2010,
Otra contribución importante de Japón a los esfuerzos internacionales
para la paz y la estabilidad fue el envío de unidades de las FAD a Iraq du-
rante el periodo posterior al conflicto. Las FAD fueron despachadas bajo la
ley de OP existente para participar en el transporte de ayuda alimentaria
a Irak en respuesta al PMA. Además, las unidades aéreas y terrestres de las
FAD fueron enviadas para ayuda humanitaria y apoyo para la reconstruc-
ción en el marco de la nueva “Ley de Medidas Especiales para la Ayuda
Humanitaria y la Reconstrucción de Irak”, en respuesta a la Resolución
1483 del Consejo de Seguridad. Una unidad de 600 hombres de las Fuerzas
Terrestres de las FAD se estacionó en el Sur de Irak desde enero de 2004
hasta 2006, y se involucró en diversas actividades humanitarias y de recons-
trucción apoyadas por buques y aviones de las FAD.
Estas actividades que fueron posibles gracias a las dos leyes menciona-
das anteriormente estuvieron limitadas a extender apoyo logístico a fuerzas
armadas extranjeras y a ayudar a las poblaciones locales afectadas por los
conflictos armados. Pero éstas eran inconcebibles en los días de la Crisis del
Golfo debido a los largos años de pacifismo unilateral que se dio por senta-
do, y a la reacción casi alérgica del público a la guerra. Sin embargo desde
entonces la opinión pública se ha vuelto más receptiva al despliegue en el
extranjero de las FAD.
En cuanto al uso de armas por parte de las unidades de las FAD, a éstas
se les permitió “utilizar proporcionalmente las armas cuando exista una causa
inevitable y razonable para el uso de armas para proteger sus vidas y cuerpos,
la de otros miembros de las FAD que estén con ellos en la escena y que estén
bajo su control”. Estas disposiciones son muy restrictivas, limitadas por el ar-
tículo 9, como fue el caso de la Ley de OP de 1992.
Durante el proceso de redacción de estas leyes, los redactores del go-
bierno desarrollaron su propio concepto de la “Teoría Ittaika” (asimilación

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370 SHUICHIRO MEGATA

a las principales actividades del uso de la fuerza) como concepto jurídico


clave para mantener la coherencia con su interpretación del artículo 9. La
Oficina Legislativa insistió en que, si bien Japón está obligado a apoyar a
las fuerzas de la coalición en virtud del CS de la ONU, las FAD deben abs-
tenerse de realizar cualquier actividad que otros países puedan considerar
como una “parte integral” del “uso de la fuerza”, o “Ittaika”, porque cual-
quier uso de la fuerza está prohibido por el artículo 9. Para ello, la Oficina
creó otro concepto legal de “Zona Trasera” o denominado “Zona de No-
Combate” para limitar el área de actividad de las FAD para prevenir el
riesgo de Ittaika. Sin embargo, el concepto de Área Trasera es simplemente
virtual y carece de significado práctico bajo el derecho internacional.
En la Legislación comprehensiva para la Paz y Seguridad de 2015, se
promulgó una legislación permanente y general, la “Ley para el apoyo de la
paz internacional” para las actividades de apoyo a las fuerzas armadas de
países extranjeros en situaciones en las que la comunidad internacional está
abordando colectivamente la paz y la seguridad internacional. En esta legis-
lación, el concepto de “Zona de No-Combate” fue sustituido por la siguiente
expresión: “en el área donde las actividades de combate no se están llevando
a cabo en el momento y en las áreas en las que las FAD pueden proporcionar
sin problemas y de manera segura apoyo logístico”. El concepto de Ittaika
sigue siendo la base fundamental para el criterio de constitucionalidad. Sin
embargo, en cualquier evaluación legal bajo el derecho internacional, el apo-
yo logístico se evalúa en función de si constituye directamente un uso de la
fuerza, y por lo tanto no incorpora el concepto de Ittaika.

6. El derecho de autodefensa
y la posición de Japón

En la Legislación para la Paz y Seguridad de 2015, el gobierno modificó


ligeramente su interpretación de la Constitución con respecto al derecho a la
legítima defensa colectiva. La interpretación previa era que, aunque Japón
tenía el derecho a la autodefensa colectiva estipulado en el artículo 51 de la
Carta de las Naciones Unidas, el artículo 9 de la Constitución le prohibía
el ejercicio de este derecho porque iba más allá de la necesidad mínima de
defensa propia reconocida por la ley natural. Pero, en virtud de la nueva
interpretación, el artículo 9 permite el derecho de defensa de la nación “en
los casos en que otro país que tiene una estrecha conexión con Japón es ata-
cado y, en consecuencia, la existencia de Japón está amenazada y la vida del
pueblo japonés y las libertades y el derecho a buscar la felicidad se ven ame-

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DERECHO INTERNACIONAL Y DIPLOMACIA DE JAPÓN... 371

nazados de una manera profunda”. El 19 de septiembre de 2015 se aprobó


una nueva ley para revisar la ley de las FAD con este propósito. Las encuestas
mostraron que la tasa de apoyo al Gabinete de Abe se desplomó durante y
después de la probación del proyecto de ley debido a la fuerte oposición y re-
sistencia de los partidos de oposición. Sin embargo, pronto su apoyo alcanzó
los niveles previos.

V. Conclusiones

Japón encontró el derecho internacional al comienzo de su modernización.


Los líderes políticos en ese tiempo estuvieron plenamente conscientes de su
importancia y rápidamente entendieron que era una condición para ser re-
conocido como un miembro del mundo civilizado. Japón hizo esfuerzos para
cumplir con el orden establecido por el derecho internacional de orienta-
ción occidental e intentó aprovecharlo para su diplomacia y la expansión
de su influencia internacional. Sin embargo, mientras Japón se preparaba
para la guerra total bajo la dominación política de los militares, el derecho
internacional fue descuidado, invitando al final a una catástrofe nacional. En
parte, esto fue posible porque, para los japoneses de la pre-guerra, el derecho
internacional fue adoptado de la cultura occidental por conveniencia y no
estaba propiamente arraigado en la cultura japonesa. Pero, la experiencia y
la reflexión sobre la Segunda Guerra Mundial establecieron los principios de
observancia imperativa y fiel del derecho internacional. Al mismo tiempo,
las brechas entre los otros principios de Japón, el pacifismo y sus respon-
sabilidades acordes con su crecimiento económico, y las expectativas de la
comunidad internacional, parecen haberse ampliado, especialmente después
del final de la Guerra Fría. Esto constituye el principal trasfondo del dilema
que enfrenta Japón.
Este tipo de problemas quedarían resueltos si la renuncia a la guerra y la
prohibición del uso de la fuerza estipulada en el artículo 9 de la Constitución
fuera interpretado de la misma manera que la renuncia a la guerra del Pacto
Kellog-Brian y el uso de la fuerza estipulado en el artículo 2, párrafo 4 de la
Carta de las Naciones Unidas, que no prohíbe el derecho a la legítima defensa
y el uso de la fuerza como medida colectiva en el capítulo 7, o el uso de armas
por las unidades de las OP de las Naciones Unidas. Sin embargo, este es el
punto de vista de algún abogado internacional influyente y no es compartido
por la mayoría de los constitucionalistas y la opinión pública.
A pesar de las limitaciones históricas, el gobierno de Japón se ha esfor-
zado mucho para superar esta brecha.

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372 SHUICHIRO MEGATA

Además, la promoción del estado de derecho en sus relaciones inter-


nacionales es actualmente uno de los pilares de la diplomacia japonesa, así
como la intención de Japón de contribuir más activamente a la paz mundial
basándose en su pacifismo tradicional y el énfasis en la cooperación inter-
nacional. Promover el estado de derecho para la paz y la seguridad en las
relaciones internacionales como un valor arraigado en la cultura de la pos-
guerra de Japón será la base esencial para superar la cada vez más inestable
e impredecible situación internacional del siglo XXI. Es de esperar que esta
posición sea compartida más ampliamente con otras naciones y el mundo
entero, y que Japón pueda encontrar su nuevo rol en la promoción de este
valor en la comunidad internacional.

VI. Bibliografía

Embajada de México en Japón (2008): Del Tratado Al Tratado: 120 Años de


relaciones diplomáticas entre México y Japón: 1888-2008.
Ijyutsu Jiyu-kaigyo ni kansuru Nichi-Boku Kyotei no Shinsa Houkoku (Japan
Center for Asian Historical Records, National Archives of Japan, Referen-
ce code: A03033370900).
Kokusai-ho-gakkai (2001): Kokusaishakai no Ho to Seiji (Nihon to Koku-
sai-ho no100 nen vol. 1) (Sanseindo 2001).
Iokibe Makoto (2014), Sengo Nihon Gaaikoshi, Dai 3 pan (Yuhikaku).
Fukunaga Fumio (2014), Nihon-Senryoshi 1945-1952 (Chuko-shinsho).
Komatsu Ichiro, Jissen Kokusiai-ho 2nd Edition (Shinzansha 2015).
Takano Yuichi (1999), Shudan-anpo to Jieiken (Collective Security and the
Right of Self-Defence) (Toshinndo).
Murase Shinya (2009), Kokuren-Anpori no Kinohenka (Changing Functions
of the UN Security Council) (Toshinndo).

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA


EN JAPÓN: UNA VISIÓN CRÍTICA

Yasuzo Kitamura*

Sumario: I. Introducción. II. Ley de Japón para el reconocimiento del


estatus de refugiado. III. Definición limitada del estatus de refugiado en la
legislación y la práctica de Japón. IV. La pesada carga de prueba. V. Política
de aceptación de refugiados en Japón. VI. Conclusión.

I. Introducción

Recientemente, la avalancha de refugiados y solicitantes de asilo provenientes


de situaciones muy devastadoras causaron una grave crisis humanitaria y au-
mentaron las tensiones no sólo con los países vecinos, sino también en todos
los rincones del mundo. En 2017 la oficina del Alto Comisionado de las Na-
ciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunció que la población mun-
dial de refugiados alcanzó los 60 millones y sigue manteniendo un nivel alto.1
Inherentemente, el apoyo de los refugiados y solicitantes de asilo que
enfrentan situaciones catastróficas es la problemática mundial actual.2 Pro-

* Profesor de Derecho internacional en la Facultad de Derecho, Universidad de Chuo.


El autor se desempeña como Consejero para la Revisión del Estatus de Refugiado en el
Ministerio de Justicia desde marzo de 2015. Cualquier contacto debe dirigirse a: yasuzo.kita
mura@gmail.com.
1 La población mundial de personas desplazadas por la fuerza creció de 33.9 millones
en 1997 a 65.6 millones en 2016. ACNUR. Global Trend 2016.
2 Los solicitantes de asilo son personas que atraviesan las fronteras en busca de protec-
ción, pero que no pueden cumplir con los estrictos criterios establecidos por la Convención
de 1951. “Refugiado” en este contexto significa un solicitante de asilo cuya solicitud ha te-
nido éxito. Las personas desplazadas internamente son las personas que fueron desplazadas
por la fuerza o que perdieron su hogar, pero que permanecen dentro de su país de origen.
Los migrantes son personas que quieren buscar condiciones económicas más favorables en

373
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374 YASUZO KITAMURA

tegerlos y darles cobijo es la obligación humanitaria compartida de cada


país comprometido a observar las normas internacionales de los derechos
humanos.3 Cada Estado debe comprometerse de alguna manera para ayu-
dar y resolver este problema. No obstante, si observamos la actitud de cada
Estado hacia la aceptación de refugiados, podemos ver amplias discrepan-
cias entre ellos.4 En comparación con otros Estados que aceptan refugiados,
el número y proporción de refugiados aceptados en Japón es extremada-
mente pequeño.5 Este hecho refleja las deficiencias de la ley japonesa para
el reconocimiento de refugiado y de sus procedimientos, como resultado
de esto Japón es criticado por los organismos de derechos humanos de la
ONU o por organizaciones no gubernamentales de derechos humanos por
no cumplir adecuadamente con la obligación compartida de resolver el pro-
blema global de los refugiados.6
La razón por la que Japón acepta muy pocos refugiados se resumirán
en varios puntos.7 Para empezar, partiendo de las condiciones geográficas,
según las autoridades de inmigración, no existen muchos solicitantes que

otro país, pero algunas veces se disfrazan de refugiados para evadir la legislación sobre res-
tricciones migratorias.
3 Para el análisis general de la Convención de refugiados de 1951 ver Andreas Zim-
mermann, ed., Jonas Dorshner, Felix Machats, Editores Asistentes, The 1951 Convention
relation to the Status of Refugees and its 1967 Protocol, Oxford. Guy S. Goodwin-Gill y Jane
McAdam, the Refugee in International Law, 3a. edición, Oxford, 2007. James C. Hathaway
y Michelle Foster, the Law of Refugee Status, 2a. edición, Cambridge, 2014.
4 El propósito del gobierno japonés es que, además de la aceptación de los refugia-
dos, también sea importante la contribución presupuestaria para los problemas de los
refugiados. La contribución de Japón al programa de refugiados de OACNUDH fue de
164,726,114 USD en 2016. Éste es el quinto mayor estado contribuyente durante el año
2016-17. EC/68/SC/CRP.9. Sin embargo, esto no es tan significativo y no compensa el
menor número de refugiados aceptados.
5 Como se muestra en el cuadro infra, el número total de refugiados aprobados en Ja-
pón fue muy bajo. Además, la tasa de aceptación es inferior al 1%. Ver la página web de
la Asociación Japonesa para los Refugiados, disponible en: https://www.refugee.or.jp/jar/report
/2017/09/10-0000.shtml.
6 Por ejemplo, en la sesión del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos
Humanos de la ONU, Amnistía Internacional instó a Japón a garantizar que el proceso para
determinar el estatus de los refugiados se llevara a cabo de manera justa, eficaz y transpa-
rente en consonancia con las Ley y normas internacionales, incluida la Convención sobre el
Estatus de los Refugiados. Resumen de las presentaciones de los participantes en Japón, A/
HRC/WG.6/28/JPN/3, 23 de agosto de 2017.
7 Para el análisis jurídico de la ley de refugiados de Japón, ver los siguientes artículos:
Shuichi Furuya, Implementing International Refugee Law through a National Legal System:
Practice in Japan, Japanese Annual of International Law, vol. 47, pp. 1-33 (2004). Osamu Ara-
kaki, Refugee Status in Japan: Change of Judicial Practice in the Democratic State, Victoria
University Wellington Law Review, vol. 38-2, pp. 281-298 (2007).

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 375

sean originarios de los países más gravemente devastados, y la mayoría


de los solicitantes proceden de países que generalmente no son conocidos
como los principales países en donde se originan los refugiados.8 Debido
a esto, la Agencia de Inmigración del Ministerio de Justicia considera que
la mayoría de los solicitantes del estatus de refugiado en Japón son sim-
plemente inmigrantes ilegales y abusan de las aplicaciones. No deben ser
tratados como refugiados. Hasta cierto punto, esto es aceptable.9 Sin em-
bargo, el presente autor cree que Japón puede admitir más refugiados si se
aplican las normas internacionales aceptadas comúnmente para el reco-
nocimiento de refugiados.10 Además, se puede señalar que los estándares
de prueba injustificadamente altos bajo el procedimiento para reconocer
el estatus de refugiado podrían ser una barrera para los solicitantes del
estatus de refugiado en Japón. Además, al observar el trasfondo sociopo-
lítico, la obstinada persistencia de una política migratoria que se niega a
aceptar trabajadores migrantes no calificados cobra relevancia en la ac-
titud negativa hacia la flexibilidad para aceptar refugiados.11 Todos estos
puntos plantean dudas sobre la legitimidad de la ley de refugiados japo-
nesa al mirarla desde el marco de los derechos humanos internacionales
y los principios, apoyados por el ACNUR, para la aplicación de la ley de
refugiados.
Teniendo en cuenta la responsabilidad compartida para resolver la cri-
sis mundial de refugiados, el autor intenta presentar algunas observaciones
críticas sobre la ley y la práctica en Japón y, sugerir una reforma de la es-
trategia legal dirigida hacia una aceptación más benevolente de éstos, la
cual está basada en la correcta interpretación de ley internacional de re-
fugiados. Con este fin, este artículo está estructurado en las tres secciones

8
Según la Agencia de Inmigración de Japón, el número total de solicitantes para el esta-
tus de refugiado fue de 10,901 en 2016. Éste fue un aumento de 3,315 solicitudes en número
y un aumento de 41,5% con respecto al año anterior. Los números y las nacionalidades de
los solicitantes del estatus de refugiado en 2016 fueron los siguientes; Indonesia (1829), Nepal
(1451), Filipinas (1412), Turquía (1143), Vietnam (1072), Sri Lanka (938), Myanmar (650),
India (470), Camboya (318), Pakistán (289). En Japón sólo hay unos pocos solicitantes para
el estatus de refugiado procedentes de Siria, Irak o países africanos.
9 Periódico The Japan Times, Migrants Exploiting Refugee Applicant Loophole to Work in Labor-
Scarce Japan, 22 de feb., 2017.
10 Esta opinión no es estrictamente personal, sino que otros especialistas de la ley y el
problema de los refugiados, como el Sr. Saburo Takizawa, ex representante de Japón en el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, comparten esta opinión. The Japan
Times, ibid.
11 Atushi Kondo, Migration and Law in Japan, Asia & the Pacific Policy Studies, vol. 2, no.1,
2015, pp. 155-168.

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376 YASUZO KITAMURA

siguientes. Al principio, el autor resumirá el procedimiento para reconocer


a los refugiados y señalará algunos defectos bajo la Ley actual de Japón.12 A
continuación, en la segunda parte, la discusión se centrará en los obstáculos
relativos a la definición restrictiva del término “refugiados” bajo la ley de
inmigración japonesa y la práctica actual. Entonces se analizará críticamen-
te el alto nivel requerido de pruebas, en la ley japonesa, para la aceptación
del refugiado. Por último, el artículo buscará reexaminar la ley de inmigra-
ción japonesa de larga data que excluye a los trabajadores extranjeros no
calificados de Japón y, sugiere una política más flexible hacia una sociedad
multicultural. A este respecto, el concepto de pro homiene,13 que se desarrolló
como base interpretativa de la ley de derechos humanos entre los Estados
Latinoamericanos, sirve de referencia para la aplicación de la ley de refu-
giados de Japón.

II. Ley de Japón para el reconocimiento


del estatus de refugiado

1. Adhesión a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados


de 1951 y su Protocolo de 1967

Originalmente la ley de refugiados estuvo matizada por un carácter euro-


céntrico. Japón como una nación del Lejano Oriente no participó en el pro-
ceso legislativo temprano sobre el derecho internacional de los refugiados.
Durante el periodo entreguerras (1918-1939), el problema de los refugiados
provocó la preocupación internacional y fue debatido bajo los auspicios de la
Liga de las Naciones.14

12 El resumen del procedimiento japonés para el reconocimiento de los refugiados pue-


de encontrarse en algunos idiomas extranjeros, incluyendo el español, Guía para el Proce-
dimiento de Reconocimiento de Estatus de Refugiado, disponible en: http://www.rhq.gr.jp/
english/info/info01.htm.
13 La “doctrina pro homiene” significa que la ley debe ser interpretada de la manera
más ventajosa para los seres humanos. Valerio de Oliveira Mazzuoli y Dilton Ribeiro, The
Japanese Legal System and the Pro Homine Principle in Human Rights Treaties, Anuario
Mexicano de Derecho Internacional, vol. 15, pp. 239-282, 2015.
14 En 1922, con la iniciativa del explorador y diplomático noruego Fridtjof Nansen, se
estableció la Oficina Internacional de Nansen para los Refugiados para ayudar a los refu-
giados rusos desplazados por el miedo a la persecución bajo el régimen bolchevique. Para
facilitarles el viaje a un lugar seguro se emitieron los Pasaportes de Nansen como documento
de viaje. Entonces la Liga de las Naciones 1931, la Oficina Internacional de Nansen para
los Refugiados, refugiados rusos y armenios. En 1933 fue adoptada la primera Convención

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 377

Sin embargo, en ese tiempo el problema fue debatido principalmente


por los países europeos,15 Japón no participó en esas negociaciones y no es-
taba dispuesto a establecer ningún sistema jurídico concreto para aceptar
refugiados, salvo en algunos casos ocasionales.16 Esta tendencia continuó
después de la Segunda Guerra Mundial cuando los países debatieron las
cuestiones relativas a los refugiados y adoptaron la Convención de las Na-
ciones Unidas Sobre el Estatuto de los Refugiados en 1951 en Ginebra. En
aquel momento Japón todavía estaba bajo ocupación de las Fuerzas Aliadas
(1945-1952) y no participó en las negociaciones de 1951.
En términos generales, Japón se consideró ajeno al problema inter-
nacional de los refugiados y no se hizo responsable de ellos hasta el final
de la guerra de Vietnam, a finales de los años setenta del siglo XX. Entonces,
la situación de la posguerra en la región de Indochina creó una avalan-
cha de gente que escapaba de esos países en barcas, i.e., Vietnam, Laos
y Camboya. Estas personas trataron de escapar del régimen comunista
como refugiados y tomaron la ruta marítima a través del mar de la China
Meridional. Unos miles de gentes llegaron a Japón en humildes barcas de
madera o fueron rescatados en el mar por buques petroleros o de carga
que se dirigían a los puertos japoneses. Sin embargo, aun si estos barcos
hubieran llegado a Japón, Japón no disponía de un sistema oficial para
la recepción de refugiados. En ese momento, Japón todavía no había ra-
tificado la Convención Sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y no
disponía de bases jurídicas domesticas para aceptarlos como refugiados.
Por lo tanto, el problema de los barqueros dio lugar a que la opinión pú-
blica de Japón los aceptara como refugiados basándose en los estándares
internacionales según lo estipulado por la Convención.
Empujado por la opinión pública, en 1981, el Gobierno de Japón ra-
tificó la Convención Sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su

Sobre el Estatuto de los Refugiados bajo la Liga de Naciones para proteger a los refugiados
que huían de Rusia y Armenia.
15 El concepto de refugiado en el derecho internacional se desarrolló gradualmente
después de la Primera Guerra Mundial. Entonces en 1922 se estableció la Oficina Inter-
nacional de Nansen para los Refugiados para ayudar principalmente a los refugiados rusos
que huían de Rusia sin pasaporte. Se emitió el Pasaporte de Nansen, para los refugiados,
como documento de viaje a países seguros principalmente a países europeos.
16 Justo antes de la Segunda Guerra Mundial, un Cónsul Japonés en Kaunas, Lituania,
llamado Sr. Chiune Sugihara, emitió visas de tránsito a unos seis mil judíos solicitantes de
asilo que escaparon de la Polonia ocupada por Alemania, a pesar de la instrucción en contra
del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su acción no fue apreciada en Japón sino hasta después
de que el gobierno de Israel le confiriera una decoración en 1985 por sus acciones humani-
tarias para rescatar a muchos judíos de la persecución de los Nazis.

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378 YASUZO KITAMURA

Protocolo de 1967, los cuales entraron en vigor el 1 de enero de 1982.17


Al mismo tiempo, Japón modificó la Orden de Control de Inmigración e
introdujo la Ley sobre el Control de Inmigración y Reconocimiento de la
Categoría de Refugiados (LCIRCR) y se preparó para recibir a los refu-
giados. Desde entonces Japón ha aceptado a unos 11,000 refugiados de
estos tres países (principalmente de Vietnam) bajo el Programa Especial
para el Asentamiento de los Refugiados de Indochina de las Naciones
Unidas.18 Éstos no son los llamados refugiados de la Convención tal y
como se discuten en este artículo. Se concede el estatus de refugiado a los
solicitantes de refugio que huyen de estos países si se establece claramente
que intentan escapar de estos países aun cuando no puedan producir prue-
bas sólidas como los refugiados de la Convención.19 Desde aquel entonces,
el número total de refugiados de la Convención aceptados por Japón era
bastante pequeño comparado con los otros países en Europa o Norteamé-
rica.20 A pesar del rápido aumento del número de solicitantes del estatus
de refugiado en los últimos años, los refugiados admitidos por Japón no
sólo es pequeño, sino más bien están decreciendo.

2. Procedimiento para el reconocimiento


del estatus de refugiado bajo la LCIRCR

A. Tramitación de la solicitud

Bajo la LCIRCR actual, los solicitantes del estatus de refugiado de-


berán presentar su solicitud a la oficina de inmigración cuando llegan a

17
En Japón, el Gabinete somete el proyecto de ley de ratificación de un tratado a la Dieta
(Parlamento). Después de la aprobación de la Dieta (Cámara de representantes y Cámara de
Consejeros) el tratado es aprobado por el Emperador. Los Estados Parte de la Convención
de 1951 son presentados en la página web del ACNUR, disponible en: http://www.refworld.org
/docid/51d3dad24.html.
18 Para los detalles del plan, ver ACNUR, A Report on the Local Integration of Indo-Chinese
Refugees and Displaced Persons in Japan, disponible en: http://www.unhcr.org/jp/wp-content/uploads
/sites/34/protect/IndoChineseReport.pdf.
19 Shamsul Bari, Refugee Status Determination under the Comprehensive Plan of Ac-
tion (CPA): A Personal Assessment, International Refugee Law Journal, vol. 4, p. 487 (1992).
20 El número total de “Refugiados de la Convención” aceptados por Japón durante
los últimos 32 años es 688. El número a los que se les concedió el permiso especial para
permanecer por razones humanitarias fue de 2543. Los datos están disponibles en la pá-
gina web la Oficina de Inmigración del Ministerio de Justicia, http://www.moj.go.jp/content
/001221347.pdf.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 379

Japón, o después de su llegada a Japón, o pueden someterla cuando sepan


los motivos para obtener el estatus de refugiado después de su entrada a
Japón.21 Bajo las disposiciones de la Ley original se prescribía que éstos
debían presentar su solicitud dentro de un plazo de 60 días después de su
entrada a Japón, pero esta disposición fue abolida porque hubo críticas
contra el límite de 60 días. En Japón, el formato de solicitud para el esta-
tus de refugiado puede ser bajado libremente del Internet. Pueden utilizar
idiomas extranjeros a su elección. El gasto publico paga la traducción
al japonés de los formatos de solicitud escritos en un idioma extranjero.
Conforme a la revisión de la LCIRCR, los solicitantes del estatus de re-
fugiado que presenten su solicitud dentro de los días efectivos de su visa-
do, pueden ser admitidos tomando como base una solicitud de permiso
especial. Esto significa que en Japón una persona que busca el estatus de
refugiado puede empezar a trabajar seis meses después de presentar su so-
licitud. La revisión ha alentado a miles de migrantes extranjeros a solicitar
el estatus de refugiado y permanecer durante mucho tiempo hasta que la
decisión sea tomada.22
Los solicitantes del estatus de refugiado que no tienen una visa válida
de Japón pueden ser detenidos en los centros de detención de inmigración
u otros centros de detención. Bajo las disposiciones originales de la Ley,
los solicitantes que no tienen una visa válida podían ser deportados por la
fuerza incluso antes de la finalización del procedimiento de investigación
del estatus de refugiado. En 2004 se enmendó esta disposición y aquellos
solicitantes, cuya decisión está pendiente, no pueden ser deportados por la
fuerza antes de que se finalice su solicitud para obtener el estatus de refugia-
do. Sin embargo, en Japón todavía hay un número sustancial de extranjeros
ilegales que son deportados por fuerza.23 El texto original de la LCIRCR
estipulaba que todos los solicitantes del estatus de refugiado serían dete-
nidos en un centro de detención de inmigración mientras sus solicitudes

21
El artículo 61-2 (1) estipula que “el Ministro de Justicia podrá, si un extranjero somete
en Japón una solicitud de conformidad con los procedimientos previstos por una ordenanza
del Ministerio de Justicia, reconocer a dicha persona como refugiado (en lo sucesivo denomi-
nado «reconocimiento de estatus de refugiado») basándose en los datos presentados”. Para la
traducción al inglés de la Ley ver el siguiente sitio web: http://www.japaneselawtranslation.go.jp/
law/detail/?id=2647&vm=02&re=.
22
Recientemente, el Ministerio de Justicia previó enmendar las disposiciones para ma-
nejar rápidamente los procedimientos de revisión de las solicitudes para obtener el estatus
de refugiado que son aparentemente abusivas. Ver Japan Times, Refugee Applicants Face
Preliminary Screenings to Weed out those using Asylum Loophole to Work, 19 de nov. de
2017.
23
En el año 2016, se emitieron 7241 órdenes de deportación. En 2015, fueron 6589.

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380 YASUZO KITAMURA

estuvieran siendo revisadas.24 Sin embargo, esta disposición fue criticada


porque la detención de todos los solicitantes del estatus de refugiado sin
darles la oportunidad de obtener su libertad es demasiado inhumano y
degradante.25 Por lo tanto, se enmendó esta parte de la ley para otorgarles
la residencia provisional. Se le concederá a los solicitantes del estatus de
refugiado la residencia provisional mientras su solicitud este bajo conside-
ración. Los solicitantes del estatus de refugiado que sometan su solicitud
dentro de un plazo de 6 meses después de su entrada a Japón, o quienes
hayan ingresado directamente del país de donde enfrentan el temor a la
persecución, no serán detenidos y pueden recibir permisos de trabajo.26 Sin
embargo, generalmente la tasa de autorización de la residencia provisional
es muy baja.27
Los extranjeros ilegales que no tienen visas válidas pueden ser deteni-
dos en los centros de control de inmigración, a veces durante años.28 En
2007, en sus observaciones finales que estuvieron basadas en la evaluación
del Reporte del Gobierno de Japón,29 el Comité de las Naciones Unidas
contra la Tortura (CAT) criticó el sistema de detención de inmigración ja-
ponés porque no hay órganos independientes para la atención de las quejas
de los detenidos. Teniendo en cuenta esto, el gobierno japonés modificó la
LCIRCR y recientemente, en 2010, puso en marcha el Comité de Visitas
de Centros de Detención de Inmigración.30 El Comité está compuesto por
20 especialistas nombrados por el Ministro de justicia. Éste está separado
en dos grupos, los cuales visitan las instalaciones de inmigración y reciben
quejas de las personas detenidas sobre las condiciones o el trato que reciben.
Todavía existen dudas sobre si el Comité está funcionando adecuadamente
para vigilar los derechos de los detenidos en las instalaciones de inmigra-
ción, porque en 2014 hubo 3 casos en donde murieron los detenidos en los

24
Art. 39 y art. 52 del LCIRCR.
25
En la actualidad, en Japón hay dos centros de detención de inmigración, uno en Ushiku,
en la Prefectura de Ibaragi, y el otro en Omura en la Prefectura de Nagasaki.
26 Art. 61-2-4-(2) de la LCIRCR.
27 La Oficina de Inmigración comunicó que hubieron 930 solicitudes de residencia pro-
visional en 2016, pero solamente 58 fueron aprobadas: http://www.moj.go.jp/nyuukokukanri/
kouhou/nyuukokukanri03_00122.html.
28 Hay tres centros de control de inmigración de gran tamaño en Japón y otros 20 centros
de detención de inmigración regionales, incluyendo el Centro de Control de Inmigración de
Tokio en Shinagawa, Tokio.
29 Conclusiones y recomendaciones del Comité contra la Tortura, JAPAN, CAT/C/
JPN/CO/1, para. 14. 3 Agosto 2007.
30 Artículo 61-7-2 de la LCIRCR.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 381

centros de inmigración de Japón.31 Nuevamente en 2014 el Comité de De-


rechos Humanos de la ONU criticó la práctica de “los prolongados perio-
dos de detención administrativa sin la debida justificación y sin una revisión
independiente de la decisión de detención”.32 Especialmente, es necesario
un sistema de cuidados médicos, adecuado y rápido.

B. Procedimiento de revisión: sinopsis

La Oficina de Inmigración del Ministerio de Justicia evalúa las solicitu-


des para obtener el estatus de refugiado mediante un procedimiento de dos
etapas. La primera etapa de revisión es llevada a cabo por inspectores que
revisan el estatus de refugiado dentro de la Oficina de Inmigración. Basán-
dose en las pruebas presentadas y en las entrevistas con el solicitante, éstos
investigan y evalúan la elegibilidad de cada solicitante en cuanto a si dieron,
o no, un buen motivo para ser admitidos como refugiados.33 Los solicitantes
deben mostrar todas las pruebas pertinentes para probar sus argumentos
para ser considerados como refugiados. La investigación es muy minuciosa
y estricta, y la tasa de éxito de las solicitudes es menor al 1%.34
En el caso de que la solicitud sea rechazada en la primera etapa del
proceso de revisión, se notificará a los solicitantes el resultado. En este caso,
se les entregará la orden de deportación y se les deportará por la fuerza a
menos que se les pueda conceder un permiso especial para quedarse. Si no
están satisfechos con el rechazo, éstos pueden presentar objeciones para
que la solicitud sea revisada por el panel de Consejero para la Revisión del
Estatus de Refugiado (CRERs, Nanmin Sanyo-in). Éste es un organismo esta-
blecido como órgano consultivo que actúa como tercera parte interesada.35

31 Immigrant detention centers under scrutiny in Japan after fourth death, Japan Times
Newspaper, 3 de diciembre de 2014.
32 Comité de Derechos Humanos, Observaciones Finales, párrafo 19, CCPR/C/JPN/
CO/6.
33 Para el proceso de redacción e interpretación temprana de la LCIRCR, ver Susumu
Yamagami, Determination of Refugee Status in Japan, International Journal of Refugee Law, vol. 7,
p. 60 (1995). Opiniones críticas sobre la interpretación durante las etapas iniciales, ver Amnis-
tía Internacional, Japón: Inadequate Protection for Refugees and Asylum-Seekers, International
Journal of Refugee Law, vol.5, p. 205 (1993).
34 Las cifras estadísticas de las solicitudes del estatus de refugiado y el número de refugia-
dos aceptados se muestran en la gráfica.
35 Originalmente, la segunda etapa de revisión era llevada a cabo por los oficiales de
inmigración en la Oficina de Inmigración. Sin embargo, debido a que en 2004 el proceso
de revisión fue criticado por ser injusto, los artículos pertinentes de la LCIRCR fueron en-

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382 YASUZO KITAMURA

El Ministro de Justicia nombra a los CRERs entre personas que tienen un


buen conocimiento de la ley o expertos en asuntos internacionales. Los con-
sejeros pueden tener un conocimiento profundo y una amplia experiencia
en sus campos. Éstos son principalmente académicos, ex fiscales o jueces
de alto rango, o ex embajadores, pero no son necesariamente especialistas
en las leyes y los problemas de los refugiados.36 Algunas instituciones como
la Federación de Colegios de Abogados de Japón y la oficina del Alto Co-
misionado de la ONU para los Refugiados pueden recomendar a algunos
candidatos de consejero para la revisión del estatus de refugiado. Inicialmen-
te, cuando se estableció el sistema de paneles de los CRERs, sólo había 19
consejeros, pero en la actualidad los CRERs han alcanzado los 80 miembros.
Éstos se reúnen y están presentes en las entrevistas con los solicitantes del
estatus de refugiado en grupos de tres consejeros. Existen 20 grupos de tres
consejeros en Tokio, 3 en Nagoya y 2 en Osaka.
El papel del CRER es juzgar si la persona que presenta la objeción cae,
o no, dentro de los temas que son objeto de protección como refugiado. El
CRER escucha los casos de los solicitantes directamente y una vez finalizada
la entrevista, éste somete su dictamen sobre la cuestión de si el objetor tiene
una buena razón para que la primera decisión sea revocada en base a los
documentos presentados y las entrevistas. Aunque su opinión no tiene fuer-
za legal vinculante, ésta debe ser respetada por el Ministro de Justicia.37 Sin
embargo, el Ministro de Justicia no siempre se ha adherido a su opinión. Re-
cientemente se divulgó que ha habido casos en los que el Ministro de Justicia
rechazó definitivamente la opinión positiva del CRER.38 Claramente, esto
parece indicar que el CRER no es un órgano independiente, lo que significa
que no está desvinculado del Ministerio de Justicia, sino que es un órgano
consultivo propuesto por y para el Ministerio de Justicia. Este es uno de los

mendados para establecer el sistema de paneles de Consejeros para la Revisión del Estatus
de Refugiado.
36 Por lo tanto, éstos son necesarios para tener algún tipo de programa especial de
entrenamiento. Las conferencias son organizadas por la Oficina de Inmigración del Mi-
nisterio de Justicia dos veces al año para intercambiar información y opiniones entre el
Ministerio de Justicia y los consejeros, pero el propósito de la conferencia no es de entre-
namiento.
37 El artículo 61-2-9 (3) de la AICRE establece que “Al tomar una decisión en la objeción
establecida en el párrafo (1), el Ministro de Justicia deberá, por Ordenanza del Ministerio de
Justicia, consultar con el refugiado consejeros de exanimación”.
38 El Ministro de Justicia otorgó el estatus de refugiado a todos los 84 casos que el CRER
aprobó de 2005 a 2012. Sin embargo, el Ministro rechazó el estatus de refugiado de 13 casos,
aunque el CRER aprobó estos 13 casos durante cuatro años de 2013 a 2016. Tokyo Shinbun
Newspaper, 11 de junio, 2017.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 383

defectos fundamentales de este organismo. En la 6a evaluación del Reporte


del Estado Japonés en 2014, el Comité de Derechos Humanos expresó su
preocupación por “la falta de un mecanismo de apelación independiente
con efecto suspensivo contra las decisiones que rechazan el asilo”.39 Hasta
ahora el Ministerio no ha propuesto un plan concreto para la reorganización
del sistema CRER. De todos modos, el procedimiento administrativo para
el reconocimiento de los refugiados termina con la decisión del Ministro de
Justicia. El Ministerio anunció restricciones a las peticiones reiteradas sin
fundamento.

C. Permiso especial de residencia

Aun cuando la solicitud, para el estatus de refugiado de los solicitan-


tes, haya sido rechazada por alguna razón durante los procedimientos
administrativos, pueden solicitar un permiso especial de residencia y el
Ministro de Justicia les puede conceder un permiso especial de residencia
(art. 50-1). Esto es en cierto sentido un mecanismo similar a la protección
subsidiaria bajo la Directiva de la UE.40 De acuerdo con la directriz publi-
cada por el MdJ, se anunciaron públicamente algunos elementos positivos
y negativos para decidir este permiso.41 En términos generales, los solici-
tantes son evaluados favorablemente si tienen lazos familiares cercanos (ej.
un cónyuge de nacionalidad japonesa) o parentesco con ciudadanos japo-
neses o residentes permanentes extranjeros en Japón. Sin embargo, son
evaluados desfavorablemente si tienen antecedentes penales o han traba-
jado ilegalmente sin visa durante mucho tiempo. No existe transparencia
con respecto a que bases utiliza el Ministro para admitir o rechazar este
estatus puesto que éstos son solamente lineamientos para la determina-
ción de este estatus.42
Por lo tanto, el papel de los CRERs no se extiende a establecer si a los
solicitantes del estatus de refugiado se les debe conceder este permiso espe-
cial. En realidad, pueden dar opiniones sobre esta cuestión, pero la decisión

Supra
39 nota 30.
40
Art. 2 (f) y 15 de la Directiva de la UE 2011/95/EU establece los requisitos para la
protección subsidiaria.
41 El texto en inglés de los lineamientos está disponible en: http://www.moj.go.jp/content
/000048156.pdf.
42 El número de personas que recibieron este permiso fue de más de 500 en 2009, sin
embargo éste declinó por debajo de 79 en 2017, a pesar del número total cada vez mayor de
solicitudes del estatus de refugiado.

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384 YASUZO KITAMURA

sobre ésta está confiada únicamente a la discreción del Ministro de Justicia.


En Japón, recientemente se hizo pública una propuesta para introducir el
sistema de protección subsidiaria.43 Sin embargo, a esta propuesta aún no se
le ha dado suficiente consideración.
Si los solicitantes del estatus de refugiado fueron rechazados durante el
procedimiento administrativo, como último recurso pueden presentar una
demanda contra el estado de Japón. Sin embargo, puesto que la demanda
frecuentemente dura mucho y deja al solicitante en un estado de inseguri-
dad, no hace falta decir que implica una gran carga financiera. Es más de-
seable decidir apropiadamente sus solicitudes mediante un procedimiento
administrativo expedito y justo.

3. Relación con el ACNUR

El artículo 35 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de


1951 establece que

…los estados Firmantes se comprometen a cooperar con la Oficina del Alto


Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, o cualquier otro
organismo de las Naciones Unidas que pueda sucederlo en el ejercicio de sus
funciones y, en particular, facilitará su deber de supervisar la aplicación de las
disposiciones del presente Convenio.

Sin embargo, el Ministerio de Justicia de Japón no tiene relaciones ope-


rativas o como organización con la oficina de Tokio de la ACNUR sobre
la política de acogida de refugiados o asesoramiento legal. Básicamente, el
gobierno de Japón quiere mantener el problema de los refugiados dentro del
ámbito de los asuntos soberanos del gobierno japonés. La labor de la ACNUR
se extiende a las personas reconocidas como refugiadas por la ACNUR que
actúan bajo la autoridad de su estatuto y las resoluciones pertinentes de la
Asamblea General de la ONU. Como resultado, el mandato que la ACNUR
tiene acerca de los refugiados no es el mismo que la definición limitada de
refugiado bajo la Convención o, los refugiados que son reconocidos bajo la
legislación japonesa.

43
Comité Especial sobre el Sistema Japonés para el Reconocimiento de Refugiados,
Nanmin-ninntei-seido no Minaosi no Houkousei ni Kansuru Kentou-kekka (Resultado de
la evaluación hacia la Revisión del Reconocimiento de Refugiados), Ministerio de Justicia,
Dec. 2014. El documento de la propuesta está disponible en: http://www.moj.go.jp/content
/001130133.pdf.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 385

III. Definición limitada del estatus de refugiado


en la legislación y la práctica de Japón

1. La definición de refugiado bajo la ley de Japón

Durante los últimos cien años, la definición de refugiado en el derecho in-


ternacional se ha ido modelando gradualmente desde el trato original de los
refugiados bajo el programa internacional durante el periodo de entregue-
rras. La primera Convención de Refugiados fue adoptada en 1933, pero su
efecto estuvo restringido a sólo ocho países de Europa. Después de la segunda
guerra mundial, en 1951, se adoptó la Convención sobre el Estatuto de los
Refugiados de las Naciones Unidas para hacer frente al flujo masivo de refu-
giados originarios de los países europeos de la posguerra. De acuerdo con el
artículo 1 A(2) de la Convención de Refugiados de 1951, refugiado significa

…una persona que está fuera del país de su nacionalidad debido a un te-
mor fundado de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad,
pertenencia a un determinado grupo social u opinión política y es incapaz
o, debido a tal miedo, esta poco dispuesto a beneficiarse de la protección
de ese país.44

Esta definición de refugiado bajo la Convención de la ONU original-


mente estuvo limitada a aquellos refugiados y solicitantes de asilo originados
geográficamente en Europa y provisionalmente a la situación anterior al 1 de
enero de 1951.45 Sin embargo, con la introducción del Protocolo de 1967 a la
Convención, esta restricción fue abolida, y hoy en día cuando nos referimos
a la definición de refugiado de la Convención, ésta no tiene las limitaciones
temporales ni geográficas originales.46
Bajo la LCIRCR de Japón, la definición de refugiado es la misma que
la definición de refugiado de la Convención de 1951 y de su Protocolo de
1967. Sin embargo, ésta no aclara cuál es el significado sustantivo del térmi-
no “refugiado” en la interpretación de la Convención de 1951. En primer
lugar porque esta definición de refugiado, bajo la Convención 1951, puede
interpretarse de manera estrecha o amplia. Por un lado, si adoptamos la in-
terpretación exclusiva o limitada, el estatus de refugiado podría ser otorga-
44 Para una interpretación detallada de cada artículo de la Convención de Refugiados de
1951, ver A. Zimmermann, ed., supra nota 9, p. 75.
45 A. Zimmermann, ed., supra nota 9.
46 Gilbert Jager, On the History of the International Protection of Refugees, International
Review of the Red Cross, vol. 83, pp. 727-737, septiembre de 2001.

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386 YASUZO KITAMURA

do exclusivamente a “refugiados políticos” que no están dispuestos o que no


pueden permanecer en su país de origen debido a la persecución política.
Por otra parte, una interpretación inclusiva o más amplia permitiría incluir
a los llamados “refugiados de fact”, que no son reconocidos como refugiados
(en el sentido del art. 1A de la Convención de Ginebra de 1951 y del Proto-
colo de 1967) y que no pueden o no quieren volver a su país de origen por
razones válidas como un conflicto interno o la violación sistemática de los
derechos humanos fundamentales.
En Japón el estatus de refugiado es absolutamente inútil para los refugia-
dos y los solicitantes de asilo que huyen de una situación general de guerra, o
de situaciones parecidas a la guerra, puesto que éste está estrictamente limi-
tado a los “refugiados políticos”. En consecuencia, se plantea la cuestión de
si es legítimo interpretar el término “refugiado” bajo la Convención exclusi-
vamente de una manera limitada, prestando la debida atención al principio
de la interpretación de los tratados en virtud de la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados (CVDT).47
Ciertamente, la definición de refugiado bajo la Convención derivó y se
adaptó a la situación que Europa vivía en ese momento, después del final de
la Segunda Guerra Mundial. Ésta principalmente protegía a los refugiados
políticos que intentaban escapar del territorio de los países del bloque so-
viético. Éstas son las personas que escapan de situaciones devastadoras tales
como guerra interna y conflictos armados. Sin embargo, como se sugiere,
esta interpretación es un mito creado de 1970 a 1980.48 Teniendo en cuen-
ta el objetivo y el propósito de la Convención de Refugiados de 1951, sería
dudoso restringir el estatus de refugiado a sólo los refugiados políticos. Para
descubrir cuál definición, excluyente o incluyente, es apropiada, es necesario
interpretar el significado de la palabra “refugiado” de la manera autorizada
por el principio de interpretación de los tratados bajo la CVDT. Aunque el
espacio no permite una revisión exhaustiva de la interpretación de la CVDT,
en esencia, los tratados deben ser interpretados “de buena fe, de acuerdo
con el significado ordinario que se le debe dar a los términos del tratado
en su contexto y a la luz de su objetivo y propósito (Art 31 de la CVDT)”.
En consecuencia, éstos son elegibles como refugiados o, al menos, merecen
protección por razones humanitarias, si consideramos el objetivo y el propó-
sito de la Convención, de conformidad con el espíritu de la Convención con-
tenida en el Preámbulo, que manda ampliar la protección de la comunidad
47 La CVDT fue adoptada el 23 de mayo de 1969 y abierta a firmas el 23 de mayo de 1969,
entró en vigor el 27 de enero de 1980. Japón se adhirió a la CVDT el 1 de agosto de 1980. El
ACNUR.
48 Ver supra nota, p. 68.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 387

internacional a los refugiados y asegurar a “los refugiados el ejercicio más


amplio posible de los derechos y libertades fundamentales.49
Además, los travaux preparatoire que condujeron a la adopción de la Con-
vención de 1951 apoyaron un enfoque inclusivo de la definición de refu-
giado.50 El comentario del Prof. Zimmerman y sus colegas, sobre la Con-
vención de Refugiados de 1951, reconoce que “en términos generales, los
redactores consideraron que la substancia de la definición era amplia y apli-
cable a casi todas las categorías o grupos de refugiados conocidos”.51
Las prácticas subsecuentes concernientes a la aplicación de tratados
entre los Estados Participantes también refuerzan este razonamiento. En
1969 los Estados Africanos adoptaron la Convención de la OUA por la
que Regulan los Aspectos Específicos de los Problemas de los Refugiados
en África,52 que define el término “refugiados” tal y como aparece en el
art. 1 (A) de la Convención de la ONU para los Refugiados. Un aspecto
significativo de la Convención de Refugiados de la OUA es que, en la ca-
tegoría de refugiado, incluye

…a toda persona que, a causa de una agresión exterior, una ocupación o una
dominación extranjera, o de acontecimientos que perturben gravemente el
orden público en una parte o en la totalidad de su país de origen, o del país
de su nacionalidad, está obligada a abandonar su residencia habitual para
buscar refugio en otro lugar fuera de su país de origen o del país de su nacio-
nalidad.53

Además, en noviembre de 1984 los Estados de Centroamérica adop-


taron la declaración de Cartagena sobre los Refugiados para incluir a las
personas que buscan asilo debido a la “violación masiva de los derechos
humanos u otras circunstancias que han perturbado gravemente el orden
público”.54 La definición de refugiados en la Declaración está reflejada en
49 Isabelle R. Gunning, Expanding the International Definition of Refugee: A Multicul-
tural View, 13 Fordam International Law Journal, vol. 35, pp. 35-85 (1989).
50 Bajo la CVDT, se pueden utilizar los documentos sobre la negociación, discusión y
redacción del texto final de un tratado para complementar la interpretación de éste, cuando
al leer el tratado por sí solo, el significado es ambiguo u oscuro (Art. 32 de la CVDT).
51 Zimmermann, et al., eds., supra nota 7, en 66.
52 Adoptado el 10 de septiembre de 1969 por la Asamblea de Jefes de Estado y de Go-
bierno. CAB/LEG/24.3. Entró en vigor el 20 de junio de 1974.
53 Art. 1. “El término «refugiado» también deberá ser aplicado «a toda persona que, a
causa de una agresión exterior, ocupación o dominación extranjera, o de acontecimientos
que perturben gravemente el orden público…»”.
54 Este es un instrumento no vinculante aprobado por el Coloquio sobre la Protección
Internacional de Refugiados en América Latina, México y Panamá, celebrado en Cartage-

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388 YASUZO KITAMURA

el derecho interno de 11 países de América Latina y fue seguida por desa-


rrollos posteriores como el Plan de Acción de México adoptado en 2004.55
En Europa, la gama protectora de la Directiva de Requisitos56 de la UE
abarca tanto al refugiado de la Convención como a aquellos a quienes se les
otorga el “estatus de protección subsidiaria”. La elegibilidad para la protec-
ción subsidiaria se extiende a aquellas personas que no cumplen con los requi-
sitos de refugiado, se extiende a los casos en los que “han demostrado motivos
sustanciales para creer que el interesado, si es devuelto a su país de origen, o
en el caso de una persona apátrida, a su país de residencia habitual previa, se
enfrentaría a un riesgo real de sufrir daños graves (art. 2 f)”. Además, “daño
grave” en este caso significa a) pena de muerte o ejecución; o b) torturas o,
tratos o penas inhumanas o degradantes del solicitante en su país de origen; o
entre otras cosas c) amenaza grave e individual a la vida de un civil o persona
por causa de violencia indiscriminada en situaciones de conflicto armado in-
ternacional o interno (art. 15).
En resumen, el objetivo y propósito, de los travaux preparatoire, y las prác-
ticas posteriores del estado apoyan la definición inclusiva de refugiado bajo
la Convenció.57 Estos conceptos más amplios de refugiado son concedidos
mediante acuerdos regionales y prácticas estatales o, el derecho internacio-
nal consuetudinario basado en la opinión juris entre los países.58 Se ha pro-
bado que la Convención de Refugiados de 1951 incluye tanto a refugiados
políticos como a otros tipos de refugiados, que huyen de una situación simi-
lar a una guerra interna o, a casos de violación devastadora de los derechos
fundamentales. En estas circunstancias, en diciembre de 2014, el panel pro-
fesional sobre la reforma del sistema de reconocimiento de refugiados de
Japón propuso un plan de reforma del sistema de refugiados japonés.59 El

na, Colombia, noviembre de 1984. Ver The Refugee Situation in Latin America: Protection
and Solutions Based on the Pragmatic Approach of the Cartagena Declaration on Refugees
of 1984, Discussion Document, UNHCR, noviembre de 2004, 18 International Journal of
Refugee Law, p. 252 (2006).
55 “Declaración y Plan de Acción de México Para Fortalecer la Protección Internacional
de los Refugiados en América Latina”, Ciudad de México, 16 de noviembre del 2004.
56 Directiva 2011/95/EU, 13 de diciembre de 2011.
57 Paul Weis, The Refugee Convention, 1951: The Travaux Préparatoires Analysed, with a Commen-
tary, disponible en la página web del ACNUR.
58 David J. Cantor Diana Trimiño Mora, ¿Una solución simple para los refugiados que
huyen de la guerra? La definición ampliada de América Latina y su relación con el derecho
internacional humanitario/A Simple Solution to War Refugees? Anuario Mexicano de Derecho
Internacional, vol. 15, pp. 165-194, 2015.
59 El panel estuvo integrado por 11 miembros formado por académicos, abogados y miem-
bros de organizaciones no gubernamentales, que fueron nombrados por el Ministerio de Justi-
cia. Su reporte está disponible sólo en japonés: http://www.moj.go.jp/content/001130133.pdf.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 389

reporte de su trabajo contenía una propuesta para clarificar la gama protec-


tora del procedimiento para el reconocimiento de los refugiados e introdu-
cir un sistema similar a la protección subsidiaria.
Los llamados “Refugiados del Mandato” del ACNUR no son reconoci-
dos como refugiados en el marco del procedimiento de reconocimiento de
refugiados de Japón. El Tribunal Superior de Tokio dijo una vez que había
diferencias de objetivos y propósitos, del sistema para el reconocimiento de
refugiados, entre los refugiados del mandato del ACNUR y el otorgado por
el Estado contratante. Hay discrepancias entre el ACNUR y la interpreta-
ción del estatus de refugiado por parte de Japón.60

2. Orientación sexual y miembros


de un grupo social particular

Las personas que pertenecen a la categoría de LGBT (Lesbianas,


Gays, Bisexuales o Transexuales) nunca han sido reconocidas como re-
fugiadas bajo el procedimiento para el reconocimiento de refugiados de
Japón. En otras palabras, bajo la ley, y la práctica, de refugiados de Japón,
la solicitud basada solamente tomando como base la orientación sexual
y/o la identidad de género del solicitante no está clasificada como ele-
gible para ser considerado como refugiado de la Convención, incluso en
los caso en los que las leyes de sodomía del país de origen prescriban un
castigo severo.61 El problema aquí es ¿es correcto considerar la crimina-
lización basada en la orientación sexual y la identidad de género? ¿Es la
persecución basada en la pertenencia a un determinado grupo base para
la admisión como refugiados?62 El ACNUR recomienda que éstos deben
ser clasificados como “miembros de un grupo social particular” en el texto
del artículo 1 A (2) de la Convención sobre refugiados de 1951. Parece que
es una práctica general reconocerles el estatus de refugiado.63 Además,
la Directiva de Requisitos de la UE amplía la aplicación del principio de
60
Sentencia del Tribunal Superior de Tokio, 20 de enero de 2005.
61
ACNUR (2004) Advisory Opinion by UNHCR to the Tokyo Bar Association Regard-
ing Refugee Claims Based on Sexual Orientation, Representación Regional de Japón del
ACNUR, disponible en: http://www.unhcr.org/refworld/docid/4551c0d04.html, p. 1.
62 Janna We els, Sexual Orientation in Refugee Status Determination, Refugee Studies
Centre Working Paper Series No. 73, Oxford University, 2011, disponible en: http://www.
refworld.org/pdfid/4ebb93182.pdf (accesado el 2 de enero de 2018).
63 Ver ACNUR, Guidelines on International Protection No. 9: Claims to Refugee Status based on
Sexual Orientation and/or Gender Identity within the Context of Article 1A(2) of the 1951 Convention
and/or its 1967 Protocol relating to the Status of Refugees, 2012.

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390 YASUZO KITAMURA

non-refoulement a los miembros del grupo basado en la característica co-


mún de la orientación sexual.64
Generalmente, sin embargo, para los inspectores es muy difícil deter-
minar si le deben conceder el estatus de refugiado al solicitante que alega
ser homosexual porque es siempre difícil determinar “la existencia de una
amenaza real” o “el miedo fundado” a la persecución. Un ejemplo es el
caso de un varón iraní que estaba ilegalmente en Japón y que solicitó el es-
tatus de refugiado ocho años después, afirmando que si era deportado por la
fuerza a Irán, estaría en riesgo de persecución mediante la pena de muerte
debido a su comportamientos homosexual. El Ministro de Justicia decidió
que no tenía derecho al estatus de refugiado bajo el artículo 1 (A) de la
Convención porque a pesar de las palabras, sin tener en cuenta el “sexo”,
no había ninguna razón para que a un homosexual le fuera concedido
el estatus de refugiado. Rechazado bajo el procedimiento administrativo
para el reconocimiento de los refugiados, reclamó su condición de refu-
giado ante el poder judicial, alegando que el comportamiento homosexual
era enjuiciado como un delito punible con la pena de muerte bajo la dura
ley de sodomía de Irán y que si regresaba se enfrentaría a una amenaza de
persecución verdadera o incluso la pena de muerte.
La sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio rechazó su afirmación
porque, teniendo en cuenta los modales, las costumbres y la situación social
del país en cuestión, depende de la sensación de valor que la gente tiene sobre
qué tipo de castigo debe imponerse a esta expresión de conducta sexual.65 En
otras palabras, la sentencia se basó en la doctrina relativista del derecho pe-
nal y consideró que ésta sería dejada a la discreción soberana del estado con
respecto a la pena que puede ser impuesta a cada comportamiento criminal.
Por lo tanto, aun si la expresión sexual elegida por el solicitante está prohibida
severamente, esto no impide al tribunal rechazarla como una razón clara de
persecución bajo la Convención de refugiados de 1951. El solicitante perdió
el caso y no se le otorgó el permiso especial de residencia por razones huma-
nitarias en Japón. Sin embargo, al final tuvo la oportunidad de ser admitido
como refugiado en Canadá. El solicitante de este caso merecía el estatus de
64 El artículo 10(1)(d) de la Directiva de Requisitos incluye “En función de las circunstan-
cias imperantes en el país de origen, podrá incluirse en el concepto de grupo social particular un grupo
basado en una característica común de orientación sexual. No podrá entenderse la orientación sexual
en un sentido que comporte actos considerados delictivos por la legislación nacional de los Es-
tados miembros. Podrán tenerse en cuenta aspectos relacionados con el sexo de la persona, sin
que ellos por si solos puedan dar lugar a la presunción de aplicabilidad del presente artículo”.
65 Sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio, 25 de febrero de 2004. Japanese Annual
of International Law, vol. 48, pp. 16-164.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 391

refugiado del ACNUR y debería haber sido elegible para el estatus de refu-
giado en Japón o algún estatus similar al estatus de protección subsidiaria de
la Directiva de la UE.

3. Sujeto de persecución y amenazas por parte de una entidad privada

En términos generales, un perseguidor político debe ser un órgano es-


tatal o cualquier otro organismo público, tales como miembros de organi-
zaciones militares, policiales o de otros organismos gubernamentales. Los
particulares no son considerados como perseguidores políticos en los casos
de refugiados, a menos que su conducta sea fomentada, aprobada o consen-
tida por los órganos del estado, o estén bajo control efectivo de cualquier
otro Estado u organismo público. A pesar de esto, hay una cantidad de so-
licitantes del estatus de refugiado alegando que fueron amenazados por un
miembro de un partido político hostil, o por otro miembro de su familia.66
En tales casos, se decide de manera individual y caso por caso si el soli-
citante enfrenta, o no, un temor verdadero a la persecución. En Japón, por
consiguiente, durante el procedimiento normal, la situación general de los
países de origen no puede considerarse como elemento persuasivo. Deben
presentar una prueba concreta que muestre directamente el miedo a la per-
secución basada en “raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determi-
nado grupo social u opinión política”. Por supuesto, el perseguidor político
debe ser un estado u otro órgano apoyado por el gobierno del estado intere-
sado. Por lo tanto, los perseguidos por parte de personas privadas no están
considerados como sujeto de persecución, sino en los casos excepcionales en
los que los órganos del estado, a sabiendas, descuidan o alientan la persecu-
ción por parte de una entidad privada. Sin embargo, recientemente se han
incrementado los casos que alegan persecución por parte entidades privadas.
A este respecto, la sentencia del Tribunal Superior de Nagoya del 13 de
septiembre de 2016 merece ser mencionada.67 El recurrente (solicitante), en
este caso, fue un varón nepalí que alegó, que si era regresado por la fuerza
a su país, se enfrentaría a un riesgo real de persecución política por parte de
miembros del Partido Maoísta de Nepal.68 El Tribunal, teniendo en cuenta
66 Por ejemplo, hay muchas solicitudes que alegan amenazas de muerte por parte de
partidos políticos de países de Asia Meridional como Nepal, Sri Lanka o Bangladesh.
67 Sentencia del Tribunal Superior de Nagoya, 13 de julio de 2016.
68 El Partido Maoísta fue fundado en 1994 como uno de los partidos comunistas de
Nepal. Durante los años de la guerra civil (1996-2006) el ala de combate del partido fue
sumamente belicoso.

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392 YASUZO KITAMURA

la situación general en Nepal, aceptó la credibilidad básica de su alegato,


de que fue amenazado por miembros de este grupo Maoísta, porque ha-
bía una repetición abierta y generalizada de amenazas por parte de este
grupo tanto en el momento de su entrada a Japón como cuando su caso
fue rechazado por el Ministro de justicia. El tribunal también admitió que
el recurrente tenía la firme opinión política de no adherirse al Partido
Maoísta así que fue amenazado por sus miembros. Esta sentencia debería
ser muy apreciada como modelo para la aplicación de la ley y la práctica
para el reconocimiento de refugiados en Japón, porque adoptó un están-
dar de prueba más generoso por el bien del recurrente, al referirse a la
parte del Manual del ACNUR donde se menciona el principio “del bene-
ficio de la duda”.
Sin embargo, parece que la sentencia creó resentimientos dentro del Ser-
vicio de Inmigración. El Ministerio de Justicia se negó a reconocer al recu-
rrente como refugiado indicando que la situación política de Nepal había
cambiado y que ya no existía una amenaza real de persecución por parte del
Partido Maoísta puesto que este partido había acordado cesar sus actividades
militares y, desarmarse totalmente en 2012 y, que la policía mantiene bajo
control el país. Aunque el Ministerio no explicó la razón del rechazo, parece
que estuvo basado en el artículo 1 C (5) de la Convención de 1951: ésta esta-
blece que el estatus de refugiado puede dejar de existir cuando “las circuns-
tancias en relación con las que ha sido reconocido el estatus de refugiado han
cesado de existir”.69 Aunque la sentencia no se refiere a la situación reciente
en Nepal, después de 2011, la decisión del Ministerio debe ser criticada pues-
to que todavía existen algunos informes objetivos sobre la existencia, en Ne-
pal, de un cierto nivel de peligro.

IV. La pesada carga de prueba

1. Criterio del alto nivel de probabilidad

El solicitante del estatus de refugiado debe probar un “temor fundado a la


persecución” para ser elegible como refugiado bajo la Convención de 1951.
Comúnmente se acepta que un solicitante del estatus de refugiado debe de

69 El Manual del ANUR establece que “En principio, la condición de refugiado no de-
bería estar sujeta a frecuentes revisiones en detrimento del sentimiento de seguridad que le
ha de proporcionar la protección internacional”. ACNUR, Manual de Procedimientos y
Criterios para Determinar la Condición de Refugiado.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 393

dar pruebas subjetivas y objetivas para satisfacer el criterio de miedo bien


fundado.70
En Japón, un solicitante del estatus de refugiado debe alcanzar un alto
nivel de prueba para demostrar que tienen derecho al estatus de refugiado
bajo el procedimiento para el reconocimiento de los refugiados. En otras
palabras, los solicitantes deben presentar un alto nivel de prueba para ser
elegible. No basta con que los solicitantes demuestren miedo a la perse-
cución simplemente exponiendo subjetivamente esta persecución. Es más,
deben explicar su experiencia recurriendo a evidencia específica de perse-
cución contra ellos, puesto que para verificar este miedo, no es suficiente
referirse a la situación general de su país de origen.
Explicando con más detalle esta posición, la opinión dominante de la
oficina de inmigración y el poder judicial de Japón tiende a considerar que
un solicitante del estatus de refugiado debe presentar pruebas que puedan
demostrar “un alto nivel de probabilidad de persecución más allá de una
duda razonable”, ya que el procedimiento para el reconocimiento de los
refugiados es una medida que beneficia al solicitante, esto de una manera
similar a como se requiere comúnmente durante el procedimiento civil nor-
mal.71 Además, para alcanzar el estándar de un alto nivel de probabilidad,
también es necesario que el demandante sea “una figura especialmente no-
toria para atraer la preocupación del gobierno de su país de origen”.72
Sin embargo, en la medida en que el procedimiento para el reconocimien-
to de refugiados se refiere a una cuestión de vida o muerte para el demandante
y, puesto que normalmente resulta muy difícil presentar pruebas objetivas, es
bastante irrazonable exigir un alto nivel de prueba durante los procedimientos
para el reconocimiento de refugiados. Éste no es un procedimiento civil nor-
mal, sino que es un asunto serio de vida o muerte para el solicitante.
El manual del ACNUR especifica que el temor a la persecución de un
solicitante debe considerarse fundado si “puede establecer, en un grado razo-
nable, que su permanencia en su país de origen se ha vuelto intolerable”.73 De

70
Oficina de Inmigración del Ministerio de Justicia, “A Guide to the Procedure for Re-
cognition of Refugee Status”, 2016, disponible en: http://www.immi-moj.go.jp/tetuduki/nanmin/
pdf/english.pdf.
71 Por ejemplo, ver Sentencia del Tribunal de Distrito de Nagoya, 28 de enero de 2016,
y 11 de noviembre de 2015. También ver Sentencia del Tribunal de Distrito de Tokio, 15 de
abril de 2014.
72 Sentencia del Tribunal de Distrito de Nagoya, 28 de enero de 2016.
73 Handbook and Guidelines on Procedures and Criteria for Determining Refugee Sta-
tus under the 1951 Convention and the 1967 Protocol Relating to the Status of Refugees,
HCR/1P/4/enG/Rev. 3, párr. 42.

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394 YASUZO KITAMURA

hecho, ningún país que acepta refugiados en un número importante requiere


un nivel de prueba tan alto como el que se necesita en Japón. La Corte Su-
prema de los Estados Unidos una vez dijo que una interpretación moderada
de la norma del “miedo fundado” indicaría “que, siempre y cuando la evi-
dencia establezca una situación objetiva, no es necesario demostrar que la
situación probablemente resultará en persecución, pero es suficiente que
la persecución sea una posibilidad razonable”.74 Otros Estados como Canadá,
Reino Unido o Alemania adoptan básicamente un estándar flexible o están-
dar de prueba bajo en los procedimientos de los refugiados.
Otro punto difícil en Japón durante los procedimientos para el reco-
nocimiento de los refugiados es que a menudo se requiere que los solici-
tantes, por sí mismos, produzcan y presenten la carga de prueba. En prin-
cipio, esto ciertamente recae sobre el solicitante. Sin embargo, como establece
el Manual del ACNUR, tanto el solicitante como el inspector comparten el
deber de determinar y evaluar todos los hechos pertinentes. De hecho,
en algunos casos, puede ser que el inspector utilice todos los medios a su
alcance para producir las pruebas necesarias en apoyo a la solicitud. Sin
embargo, incluso esta investigación independiente no siempre puede tener
éxito y también pueden haber declaraciones que no son susceptibles de
prueba. En tales casos, si el relato del solicitante parece creíble, se le debe,
a menos que existan buenas razones para lo contrario, dar “el beneficio de
la duda”,75 que “reconoce que, en ciertas circunstancias, los hechos ma-
teriales declarados pueden ser aceptados como creíbles, aunque no sean
confirmados o apoyados por otras pruebas”. Por lo tanto, se dice que la
declaración del solicitante por sí sola puede ser suficiente para cruzar el
umbral de credibilidad.76
En la jurisprudencia japonesa, existen algunos casos que hacen una re-
ferencia negativa a la importancia del estándar flexible de prueba avalado
por el ACNUR. Por ejemplo, el Tribunal Superior de Osaka manifestó una
vez que “no es necesario basarse en la norma de prueba que establece el
ACNUR para determinar el nivel de prueba presentado por los solicitantes
del estatus de refugiado”.77
74 I.N.S. v. Cardoza-Fonseca, Suprema Corte de los Estados Unidos, 9 de marzo de 1987,
480 U.S. 421 107 S.Ct. 1207.
75 Manual del ACNUR, supra nota 73, párr. 203 y 204.
76 Beyond Proof; Credibility Assessment in EU Asylum System, 2013.
77 El 20 de febrero de 2004, el Tribunal Superior de Osaka rechazó la denuncia indicando
que, aunque el solicitante había sido admitido como refugiado del mandato en Afganistán, el
estatus de refugiado del mandato es diferente del estatus de los refugiados de la Convención de
1951 y que esto no prueba su estatus de refugiado. Soshogeppo, vol. 51-1, p. 80.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 395

En cuanto al Manual del ACNUR sobre la determinación del estatus


de refugiado,78 a pesar de las aseveraciones de los demandantes de que debe
respetarse este Manual al decidir los casos de los refugiados, en general, los
tribunales de Japón no lo reconocen ni como referencia durante la interpre-
tación de la definición de refugiado bajo la Convención de 1951. Particular-
mente, la tendencia general de los responsables administrativos y judiciales
japoneses es no aceptar la norma “del beneficio de la duda” recomendada
por el ACNUR. Por ejemplo, según otra sentencia del Tribunal Superior de
Osaka, “dado que el Manual del ACNUR está compilado para dar orienta-
ción a los gobiernos y no tiene fuerza jurídica vinculante, no es posible que
este tribunal reconozca la doctrina del beneficio de la duda como el están-
dar de prueba”.79
Sin embargo, existen algunas excepciones recientes en las sentencias de
los tribunales. Por ejemplo, la sentencia del Tribunal Superior de Nagoya
revocó una decisión de primera instancia, refiriéndose directamente a la
norma de “el beneficio de la duda” del Manual indicando lo siguiente:

La protección de los refugiados no es simplemente un beneficio, sino que se


le exige a los Estados Firmantes como un acto humanitario basado en los
derechos universales. Dado que por lo general, los solicitantes del estatus de
refugiado están situados en circunstancias adversas, debe evitarse provocar
circunstancias que hagan que un refugiado no sea protegido estableciendo un
estándar de prueba indebidamente estricto.80

El razonamiento de esta sentencia demuestra que hay un pequeño nú-


mero de jueces, en el poder judicial japonés, que tienen una visión profunda
de la ley internacional de refugiados. Esta línea de razonamiento sugiere
que, aunque el Manual no es una fuerza legalmente vinculante, éste po-
dría ser una fuente confiable para interpretar la ley de refugiados y está en
consonancia con las prácticas encontradas en otros países.81 Si esta actitud
se convirtiera en una tendencia general en las decisiones judiciales, habría
un gran cambio en los registros de aceptación de refugiados en Japón. Sin
embargo, este es un caso raro y no representa la tendencia general de la
jurisprudencia.
78
ACNUR, Handbook and Guidelines on Procedures and Criteria Determining Refugee Status, párr.
203 y 204, 2011.
79 Sentencia del Tribunal Superior de Osaka, 22 de septiembre de 2005.
80 Sentencia del Tribunal Superior de Nagoya, 13 de julio de 2016.
81 En Canadá se admite el Manual, “autoridad altamente persuasiva, aunque no vincu-
lante”, y en los Estados Unidos de América, “ayuda interpretativa útil”, ver Zimmermann,
ed., supra nota, p. 111.

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396 YASUZO KITAMURA

2. Principio de non-refoulement

El principio de non-refoulment es el estándar de la ley de refugiados que


prohíbe enviar refugiados o solicitantes de asilo a los lugares donde tendrían
la posibilidad de enfrentarse con algún riesgo de persecución. El artículo 33
de la Convención de Refugiados prescribe que “Ningún Estado Firmante
expulsará o devolverá («refouled») a un refugiado en modo alguno a las
fronteras de los territorios donde su vida o su libertad se verían amenazadas
por su raza, religión, nacionalidad, membrecía a un grupo social en parti-
cular u opinión política”.
Este principio no es sólo uno de los principios fundamentales de la Con-
vención de Refugiados de 1951, sino que también es un principio del dere-
cho de los tratados internacionales de derechos humanos que prohíbe la tor-
tura y otros tratos o penas inhumanas y degradantes (ej. art.7 PIDCP, art.3
CEDH, art. 22-8 CADH, art. 3 CCT). Por lo tanto, este principio tiene el
carácter de derecho internacional consuetudinario, o incluso, éste parece
ser un ejemplo típico de jus cogens del derecho internacional.82 Originalmen-
te la Ley de Inmigración de Japón de 1981 no estipulaba este principio. Por
lo tanto, al decidir casos de extradición, podían surgir algunos problemas y
dudas. Por ejemplo, tenemos el caso de un ciudadano chino que secuestró
un avión de pasajeros chino en ruta a los Ángeles en diciembre de 1989. El
sospechoso fue arrestado por la policía japonesa después de que el avión
aterrizó de manera segura en el aeropuerto de Fukuoka, al suroeste de Ja-
pón.83 Éste suplicó que le otorgaran asilo en Japón, o en cualquier otro país,
alegando que se enfrentaría a un riesgo real de persecución y castigo severo
por su participación en el incidente de la Plaza Tiananmen ocurrido medio
año antes. Esto provocó una disputa acalorada sobre si éste debería ser ex-
traditado a China o ser aceptado como refugiado político en Japón. Sin em-
bargo, durante el procedimiento de extradición en el Tribunal Superior de
Tokio, se decidió que éste debía ser extraditado a China con la condición
de que no se enfrentara al riesgo de ser procesado por motivos políticos
sino solamente por el delito de interrupción del tráfico. Retrospectivamen-

82 Jean Allain, The Jus Cogens Nature of the Non-Refoulement, International Journal of
Refugee Law, vol. 13, p. 533, 2001. David Weissbrodt e Isabel Hdrtreite, The Principle of
Non-Refoulement: Article 3 of the Convention Against Torture and Other Cruel, Inhuman
or Degrading Treatment or Punishmentin Comparison with the Non-Refoulement Provi-
sions of Other International Human Rights Treaties, Buffalo Human Rights Law Review,
vol. 5, 1999.
83 El incidente Chan Chen Hai.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 397

te, el resultado de esta decisión no fue tan grave,84 sin embargo, fue obvio
que, en la legislación vigente, Japón no tenía un estándar claro del princi-
pio de non-refoulement.
En 2007, el Comité Contra la Tortura de la ONU instó a Japón a adop-
tar una cláusula estatutaria que prohibiría las deportaciones, la extradición
u otro método de expulsión de una persona al territorio donde existiera la
posibilidad de tortura o trato inhumano o degradante o malos tratos. Pos-
teriormente, en 2009 la LCIRCR fue enmendada para incluir claramente
el principio de non-refoulement y prohibió deportar, expulsar o extraditar a
un refugiado u otra persona a los países o regiones donde existe miedo a la
tortura (art. 53-3-(1), (2), (3)). Sin embargo, en 2014, en la evaluación del
reporte del estado de Japón, el Comité de Derechos Humanos observó que
“a pesar de la enmienda a la Ley sobre el Control de Inmigración y Reco-
nocimiento de la Categoría de Refugiados, en la práctica, el principio de
non-refoulement no era aplicado efectivamente.85
La sentencia del Tribunal Superior de Osaka es interesante con res-
pecto a la aplicación de este principio a la Ley de Inmigración. Este fue el
caso de un ciudadano iraní que asesinó a otro iraní que residía en Japón y
fue condenado a 10 años de prisión con trabajos forzados por un tribunal
de Japón. Cuando salió de prisión al terminar su condena, el Ministro de
Justicia ordenó su deportación a Irán. Sin embargo, él argumentó que si lo
deportaban a Irán se enfrentaría al riesgo real de que lo condenaran a la
pena de muerte, que sería colgado públicamente por su caso de asesinato
en Japón, y que ya había cumplió la condena, y solicitó no ser deportado
a Irán. Él reivindicó el principio Ne bis in idem86 del derecho continental o
el principio de doble incriminación del derecho anglo-americano. El Tri-
bunal de Distrito de Osaka (el tribunal de primera instancia) rechazó su
petición, pero en noviembre pasado el tribunal de apelaciones admitió la
parte de su petición que solicitaba no ser deportado a Irán ya que no se
puede negar la posibilidad de que el recurrente sea ejecutado por ahorca-
miento público si es deportado a Irán.87 Este es el primer caso en el que
el poder judicial japonés aplicó el principio de non-refoulement en una
demanda legal. Éste principio debería aplicarse a los casos de los refugia-
dos en Japón.
84 Él no fue perseguido políticamente en China. En el proceso penal celebrado en China
fue sentenciado a 7 años de prisión con trabajos forzados.
85 CCPR/C/JPN/CO/6, párr. 19.
86 Esto significa que ninguna acción legal puede ser iniciada dos veces por la misma
causa o acción.
87 Sentencia del Tribunal Superior de Osaka, 27 de noviembre de 2015.

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398 YASUZO KITAMURA

V. Política de aceptación
de refugiados en Japón

Una de las características recientes del problema de los refugiados en Japón


es que el número de refugiados aceptados es más bien decreciente, a pesar
del creciente número de solicitantes. Esto se debe a que, se cree que la mayo-
ría de los solicitantes no están buscando el estatus de refugiado debido a un
miedo real a la persecución, sino que son trabajadores migrantes que desean
quedarse en Japón solamente por los salarios. Ciertamente, en 2016, el nú-
mero de refugiados aceptados fue de sólo 28 (0.3%) y a 97 se les otorgó un
permiso especial de residencia. Puede ser sorprendente que el número esté
disminuyendo en relación a hace una década; en 2008, se aceptaron 57 solici-
tudes (3.5%) de refugiados y a 501 solicitantes (31%) se les otorgó un permiso
especial de residencia frente a un número total de 1599.

1. Política hacia los trabajadores migratorios y practicantes técnicos

Se pueden señalar dos elementos en relación a las tendencias recientes


de las solicitudes de los refugiados en Japón; por un lado las características de
los solicitantes están cambiando y por otro lado están las influencias políticas.
Actualmente, un gran número de solicitantes del estatus de refugiado proce-
den de países asiáticos en los que se han mitigaron los requisitos para obtener
la visa para visitar Japón.88 Como resultado la gente viene y visitar Japón fá-
cilmente de paseo o cualquier otro propósito. No pocas personas que tienen
“visa de turista” de estos países asiáticos solicitan el estatus de refugiado con
el deseo de residir y trabajar en Japón. Otro fenómeno detrás del creciente
número de refugiados es el defecto sistemático del programa de practicantes
técnicos o prácticas técnicas de Japón.89 Los practicantes técnicos de países
principalmente asiáticos son aceptados en Japón bajo el programa de pasan-
tías técnicas organizados entre una organización japonesa y una organización
del estado que los envía (principalmente países asiáticos), que están autoriza-
do por el gobierno japonés.90 Éste se introdujo en 1993 como un programa
88 En 2014, el programa de exención de visas entró en vigor entre Japón e Indonesia,
Tailandia y Malasia.
89 Para detalles del programa de pasantías técnicas, ver la página de la Organización In-
ternacional del Japón sobre Cooperación para la Capacitación, disponible en: https://www.
jitco.or.jp/english/overview/itp/index.html.
90 Aproximadamente 250,000 practicantes técnicos fueron aceptados bajo este progra-
ma en 2016. Los números más grandes provienen de Vietnam, China y Filipinas.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 399

para las prácticas técnicas, su propósito es proporcionar capacitación téc-


nica a jóvenes de países en desarrollo y ayudarles a convertirse en recursos
humanos para el desarrollo económico e industrial en sus países de origen.
Sin embargo, en contraste con este propósito oficial, el verdadero objetivo
de este esquema es contrarrestar la escasez de mano de obra en el merca-
do laboral japonés con trabajadores baratos de países en desarrollo. Por lo
tanto, en algunos casos no se les da la oportunidad de adquirir habilidades
técnicas, en cambio se ven forzados a trabajar duro por largos periodos de
tiempo con el salario más bajo.91
Como resultado, éstos huyen de situaciones de esclavitud en los cen-
tros de formación designados, para buscar otro trabajo con la esperanza
de librarse de la deportación y permanecer mucho tiempo, mientras que
solicitan el estatus de refugiado.92 Los órganos de derechos humanos y la
Relatora Especial de la ONU han reiteraron una preocupación especial por
la explotación abusiva de los practicantes técnicos.93 A pesar de las repetidas
enmiendas del plan para aliviar estas situaciones y evitar el maltrato,94 no se
ha logrado una reforma drástica de la política migratoria, porque la contra-
dicción fundamental del programa sigue siendo la misma y prudentemente
no ha sido tocada: el hecho de que se introdujo como un plan para sustituir
la aceptación formal de trabajadores extranjeros para satisfacer la escasez
de mano de obra en Japón. Hay varias razones por las que Japón se mues-
tra reacio a aceptar a los trabajadores migrantes extranjeros. Una de las
91 Éstos son aceptados en una gran variedad de lugares, agricultura e industria pesquera,
u otras industrias manufactureras, industria de la construcción y hotelería, etcétera.
92 Más de 6,000 practicantes técnicos escaparon en 6 meses, entre enero y junio de 2017.
Periódico Asahi Shinbun, 13 de diciembre de 2017. La mayoría de las solicitudes de los ex-
practicantes que huyen son rechazadas, pero si éstos presentan una solicitud después del re-
chazo inicial, pueden permanecer más tiempo hasta que la decisión final sea tomada. Pasan
muchos años antes de que ésta sea tomada, mientras tanto se les permite quedarse y trabajar.
En septiembre de 2015, el Ministerio de Justicia adoptó la política de que serían eliminadas
rápidamente estas peticiones repetitivas sin ningún fundamento sólido.
93 El Comité de Derechos Humanos observó con preocupación que, a pesar de la en-
mienda legislativa que amplía la protección, en la legislación laboral, para los practicantes
extranjeros y los pasantes técnicos, todavía hay un gran número de reportes sobre abuso
sexual, muertes relacionadas con el trabajo y condiciones que podrían ser equivalentes a
trabajos forzados. Jorge Bustamante, Relator Especial de la ONU sobre los derechos huma-
nos de los migrantes, criticó el sistema de practicantes como “esclavitud”. Periódico Japan
Times, 1 de abril de 2010.
94 Ver observaciones finales del Comité de Derechos Humanos, supra nota, párr. 16. Uno
de los puntos críticos del programa de pasantías técnicas era que se les permitía permanecer
en Japón sólo durante tres años porque es demasiado corto para adquirir habilidades técni-
cas. Mediante la enmienda efectuada en noviembre de 2017 se les permite permanecer hasta
por 5 años.

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400 YASUZO KITAMURA

razones es reducir el costo de la seguridad social y las medidas de integra-


ción social mediante la aceptación oficial de trabajadores extranjeros. Esto
obviamente no es justificado. Otra razón que se escucha a menudo es un
temor sin fundamento del aumento del crimen causado por la aceptación
de un gran número de trabajadores migratorios y refugiados. En resumen,
éstos deterioran la imagen de un país seguro. Sin embargo, esto también es
infundado, como lo muestran las estadísticas de la justicia penal.

2. Argumentos a favor y en contra


de aceptar trabajadores extranjeros

Además de los prejuicios negativos contra los refugiados y trabajadores


migrantes, si observamos la situación en un contexto más amplio, encontra-
ríamos un problema profundamente arraigado en un elemento sociocultu-
ral japonés.95 Eso es, en definitiva, la visión conservadora de preservar una
sociedad mono-cultural: Japón como una nación insular desde hace mucho
tiempo ha estado separado del otro mundo y ha desarrollado su propio es-
tilo cultural durante siglos. Estas personas alegan, cuando se oponen a los
refugiados o a los trabajadores migrantes, que la aceptación de los refugia-
dos y los migrantes sin una debida consideración, deteriorarían, o incluso
provocarían la desaparición de los valores fundamentales de la cultura ja-
ponesa, y afirman que los países que están a favor de aceptar refugiados
son países de inmigrantes. Según una encuesta de opinión pública llevada a
cabo por un grupo de expertos privado, el 48.3% de los encuestados están
de acuerdo con la política actual de cautela hacia la aceptación de trabaja-
dores migrantes, y el 33.5% favorece el incremento en su admisión, aunque
sólo el 6.4% favorece la reducción de trabajadores extranjeros.96
Por otra parte, está claro que el futuro prospecto poblacional de Japón
es muy sombrío si continuamos con la actual política negativa para la acep-
tación de trabajadores migrantes. En 40 años, después, o apenas después de
la mitad de este siglo, la población japonesa caerá al nivel de 100 millones y,
50 años después caerá a 80 millones (la población actual en Japón es de 127
millones); entonces Japón se enfrentará con una muy grave escasez de mano
de obra. La población anciana jubilada de más de 65 años de edad ocupará
95 Para una discusión inicial sobre el estatus de los trabajadores migrantes en Japón, ver
Yasuzo Kitamura, Recent Developments in Japanese Immigration Policy and the United
Nations Convention on Migrant Workers, University of British Columbia Law Review, vol. 27,
no. 1, pp. 113-132 (1993).
96 Una encuesta realizada por el Instituto de Investigación Life-Design en 2002.

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 401

aproximadamente la mitad de la población total. Sin comparación, Japón


está condenado a ser una sociedad envejecida. El Sr. Hidenori Sakanaka,
que es un ex funcionario de alto rango de la oficina de inmigración de Ja-
pón, subraya que Japón debe aceptar a 10 millones de migrantes de países
extranjeros con el fin de mantener nuestra prosperidad, y añade, entre ellos
debemos aceptar medio millón de refugiados.97 Existe una gran discrepan-
cia entre esta propuesta y la política del gobierno actual; la de aceptar tra-
bajadores migrantes excepcionalmente basándose en practicantes de corto
plazo.
De cualquier manera, incluso los inmigrantes ilegales que solicitan el esta-
tus de refugiado están teniendo una contribución positiva en la sociedad japo-
nesa al satisfacer la escasez de mano de obra. Sin éstos, muchos sectores de la
industria no podrían sostener su condición actual. Los problemas planteados
por los trabajadores refugiados y migrantes tienen similitudes y se entremez-
clan entre sí (temas como el racismo, la xenofobia y la trata de personas, etc.).
Sus personajes están grabados en ambos lados de la moneda y no pueden ser
separados. Las Naciones Unidas adoptaron La Declaración de Nueva York
para los Refugiados y los Migrantes el 19 de septiembre de 2016, que tiene
por objeto respetar los derechos humanos de los refugiados y los migrantes y
apoyar a los países que los acogen.98 La contribución de Japón en respuesta a
estos problemas ha sido cuestionable en el pasado. No obstante, el papel y la
responsabilidad de Japón serán muy importantes.

VI. Conclusión

Ciertamente, como se señaló, la ley para el reconocimiento de refugiados de


Japón tiene muchos defectos. Recientemente se ha hecho una revisión y una
propuesta de revisión. No obstante, estas revisiones se han centrado principal-
mente en la aceleración del proceso de revisión de los refugiados a fin de excluir
las aplicaciones manifiestamente maliciosas o mal fundamentadas.99 Más bien,
para rescatar de su difícil situación a los verdaderos solicitantes del estatus de
refugiado, el gobierno debería introducir enmiendas para manejar rápidamen-
te los casos más probables en consonancia con las normas internacionalmente
97 Hidenori Sakanaka, Japan as a Nation for Immigrants: A Proposal for a Global Community of
Humankind, 2014, disponible en: http://jipi.or.jp/category/sblog/.
98 La declaración (resolución 71/1) fue adoptada por una Cumbre de alto nivel para los
Refugiados y Migrantes auspiciada por la Asamblea General de la ONU.
99 Oficina de Inmigración, Ministerio de Justicia, Outline of the Revisions for Operation
of the Refugee Recognition System, disponible en: http://www.moj.go.jp/content/001166543.pdf.

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402 YASUZO KITAMURA

reconocidas. El manual del ACNUR debería ser una fuente confiable para
la toma de decisiones a fin de responder a estas demandas, a continuación se
señalan éstas.
En primer lugar, no se puede sostener una interpretación limitada de
refugiado en una era en la que se exige una respuesta integral al problema
de los refugiados.100 La definición de refugiado en virtud de la Convención
no estaba restringida a los llamados “refugiados políticos” en vista de los
objetivos y propósitos de la Convención de Refugiados 1951.
En segundo lugar, las prácticas subsecuentes de muchos países apoyan
la ampliación de la definición de refugiado para incluir a los solicitantes
de asilo que huyen de situaciones tan devastadoras como la guerra, guerra
interna y violación sistemática de los derechos humanos fundamentales.101
Estos solicitantes de asilo tienen una buena razón para recibir por lo menos
la residencia por razones humanitarias. A este respecto, el sistema de pro-
tección subsidiaria de la Directiva de la UE será un buen modelo para una
futura enmienda en Japón. Además, la solicitud de refugiado basada en la
orientación sexual o identidad de género debe ser tratada apropiadamente
como la de un “miembro de un grupo especial”.
En tercer lugar, en relación con el procedimiento para el reconocimien-
to de los refugiados, en Japón, también debe considerarse sinceramente el
beneficio de la duda como el estándar de prueba.
En cuarto lugar, en relación con las condiciones sociopolíticas, Japón
debe reemplazar la imagen etno-céntrica de nuestra nación para adoptar y
promover una imagen multicultural, porque, para mantener a Japón como
una democracia próspera en la era de las poblaciones menguantes, no se
puede evitar la adopción de una política más liberal hacia los trabajadores
migrantes, incluidos los practicantes técnicos. Ésta es la única manera para
que Japón aspire a tener una relación armoniosa con otras naciones del
mundo.
En quinto lugar, para responder a las recomendaciones o a los órganos
creados bajo los tratados internacionales de derechos humanos, se han in-
troducido algunos cambios menores en la legislación y las prácticas de inmi-

100 El 19 de septiembre de 2016, la Asamblea General de la ONU adoptó el Marco de


Respuesta Integral para los Refugiados. Su objetivo es que cada estado tome medidas hacia
una política inclusiva de refugiados. La ONU prevé adoptar un pacto mundial sobre los re-
fugiados en 2018. Para los detalles, ver http://www.unhcr.org/comprehensive-refugee-response-frame
work-crrf.html.
101 Valerio de Oliveira Mazzuoli, y Dilton Riberio, The Pro Homine Principle as an En-
shrined Feature of International Human Rights Law, Indonesian Journal of International and
Comparative Law, vol. 3, 77 (2016).

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LA LEY DE REFUGIADOS Y LA PRÁCTICA EN JAPÓN... 403

gración de Japón. Sin embargo, hasta el momento, esto no es suficiente. El


gobierno debería examinar cuidadosamente sus estatutos para satisfacer las
medidas exigidas por estos organismos, así como continuar con el diálogo
en los procedimientos de seguimiento.102
Por último, dado que el problema de los refugiados es un problema
mundial y regional, debe de haber tanto cooperación mundial como re-
gional. Encontramos el desarrollo de la cooperación regional durante la
solución del problema de los refugiados entre los países de la UE, África y
América Latina. Sin embargo, a diferencia de estas regiones, Asia carece
de estas políticas y programas de asistencia regional para los refugiados,
probablemente porque en Asia hay una brecha en el entorno cultural, eco-
nómico, social y político. Por lo tanto, debido a los diferentes entornos
políticos de Asia puede ser inapropiado aplicar estas normas, solamente
tomando prestado de otros continentes. Japón siempre ha contribuido al
programa de asistencia para los refugiados en Asia mediante la coopera-
ción económica. No obstante, la cooperación de Japón no ha sido evaluada
adecuadamente. Hay razones suficientes para que Japón adopte medidas
concretas para construir un sistema único de cooperación regional entre
los países asiáticos. Japón está en un momento decisivo para seleccionar
su camino futuro; o selecciona el camino que contribuye a una obligación
internacional compartida y toma una política más benévola hacia la acep-
tación de los refugiados o, persiste en el camino de una nación hipócrita
en deterioro.

Número de refugiados aceptados, y personas


a las que se les concedió el permiso especial
de residencia en Japón (2005-2016)

Aplicaciones Permiso especial Refugiados


Año
totales de residencia aceptados
2005 384 97 46
2006 954 53 34
2007 816 88 41
2008 1599 360 57

102
Para la admisión futura de refugiados por parte de Japón, sin duda merece atención la
experiencia de México que introdujo el principio pro homine en el derecho interno. Ver Carlos
Cerda Dueñas, Incorporating International Human Rights Standards in the Wake of the
2011 Reform of the Mexican Constitution, International Journal on Human Rights, 19.

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404 YASUZO KITAMURA

Aplicaciones Permiso especial Refugiados


Año
totales de residencia aceptados
2009 1388 501 30
2010 1202 363 39
2011 1867 248 21
2012 2545 112 18
2013 3260 151 6
2014 5000 110 11
2015 7586 79 28
2016 10901 97 28

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD:


CONSIDERACIONES EN TORNO AL ARTÍCULO
25 DE LA CONSTITUCIÓN JAPONESA

Fernando Villaseñor Rodríguez*

Sumario: I. Introducción. II. Derecho internacional y derechos sociales.


III. Derechos sociales en la Constitución de Japón. IV. El artículo 25 como
ejemplo de la justiciabilidad de los derechos sociales. V. Teorías de interpreta-
ción del artículo 25. VI. Conclusiones. VII. Referencias.

I. Introducción

Después del famoso artículo 9 que establece la renuncia permanente a la


guerra, el artículo 25 de la Constitución japonesa es quizás el más distintivo
por su progresividad y vanguardismo dentro de los derechos sociales. Co-
nocido como el “derecho a un nivel mínimo de vida” su texto, válido y sin
modificaciones desde 1947, establece que: “Todos los ciudadanos tendrán el
derecho de mantener un nivel mínimo de vida saludable y cultural. En todos
los órdenes de la vida humana, el Estado conducirá sus esfuerzos a la promo-
ción y acrecentamiento del bienestar y la seguridad social y la salud pública”
(Const., 1947, art. 25).
Dentro del contexto de la Posguerra y apenas iniciando la reconstruc-
ción nacional, el artículo 25 de la Constitución japonesa precedió por casi
dos décadas al Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Cul-
turales (PIDESC) y su propia regulación de este derecho.
No obstante, Japón no ha desarrollado significativamente este dere-
cho ni en su doctrina ni en su jurisprudencia sobre derechos humanos.

* Investigador en la Escuela Libre de Derecho y profesor en el Centro de Estudios de


Asia y África de El Colegio de México. Correo electrónico: fvillasenor@eld.edu.mx y fvillasenor@
colmex.mx.

405
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406 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

Más bien por el contrario, lo ha vuelto un referente limitado y pocas ve-


ces protegido por legisladores, funcionarios públicos y la propia Suprema
Corte de Japón (SCJ). Para entender la falta de congruencia entre el texto
y la práctica respecto de este derecho (que a su vez es representativo de la
situación sobre los derechos sociales en Japón), es necesario analizar tres
relaciones esenciales: la relación entre el derecho internacional y el dere-
cho interno; la relación entre el derecho constitucional y la justiciabilidad
y; la relación entre los derechos justiciables y la jurisprudencia y teorías de
interpretación constitucional.

II. Derecho internacional


y derechos sociales

Es importante recordar que cuando se creó la ONU, Japón todavía era una
“potencia enemiga” y por lo tanto, no participó en la redacción de la De-
claración Universal de los Derechos Humanos y tampoco fue uno de los 35
estados iniciales que ratificaron el PIDESC. Ya que se incorporó a la ONU
hasta 1956, y ratificó el PIDESC hasta 1978, tuvo varias décadas de retraso
con relación a otros países para reconocer e integrar la teoría, argumentación
y jurisprudencia del derecho internacional de los derechos humanos a su
derecho interno.
Además, respecto de los derechos sociales, formuló reservas al PIDESC
que afectaron su desarrollo. A manera de ejemplo, colocó una reserva es-
pecial sobre el artículo 8, que implicaba la negación del derecho de sindi-
calización y huelga a los trabajadores del sector público, así como una limi-
tación de estos derechos para los trabajadores del sector privado. Aún más
importante, expresó una reserva general en el sentido de que los derechos
sociales estarían limitados de acuerdo a las circunstancias y las necesidades
más urgentes para el bienestar nacional (Sasanuma, 2010).
Asimismo, los derechos reconocidos en el Pacto se vieron directamente
afectados por la teoría japonesa sobre la incorporación de los tratados inter-
nacionales en el derecho interno (Sloss, 2011). Shigenori Matsui, comenta
que “en Japón, generalmente se cree que un tratado internacional puede
ser aplicado directamente por los tribunales nacionales sólo cuando lo reconocen
como autoejecutable” (Matsui, 2006, p. 125). Como resultado, algunos de los
derechos protegidos por estos tratados, pactos y convenciones son directa-
mente aplicables en Japón, pero otros no. Como se explicará más adelante,
esta disparidad de criterios ha afectado particularmente la interpretación de
convenios y pactos sobre derechos sociales.

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD... 407

Consecuente con lo anterior, y aunque la Constitución japonesa establece


que “los tratados firmados por Japón y el derecho internacional establecido
serán fielmente observados” (Const., 1947, art. 98), en la práctica la validez
del derecho internacional de los derechos humanos varía considerablemente.
Es posible sintetizar tres razones principales para dicha variación.
En primer lugar, la burocracia, la Dieta1 y los tribunales tienen opinio-
nes muy diferentes con respecto a la validez del derecho internacional de los
derechos humanos. Para el Poder Ejecutivo, la mayoría de las agencias gu-
bernamentales circunscriben sus actos a la regulación nacional y no deben
tomar en consideración la regulación internacional. Para el Poder Legislati-
vo, el derecho internacional generalmente se ve como un modelo que puede
servir de inspiración, pero no debe aplicarse directamente ya que “todavía
carece de las particularidades del contexto japonés que solo pueden otorgar
los representantes de la Dieta” (Webster, 2010, 241). Para el Poder Judicial,
el derecho internacional de los derechos humanos es aplicable en limitadas
ocasiones y aun en estos casos “los tribunales ajustan el lenguaje del tratado
con el derecho interno, ya sea combinando los dos, o interpretando el tra-
tado para evitar un conflicto directo con la ley nacional, dándole siempre
primacía a ésta última” (Webster, 2010, 245).
En segundo lugar, con respecto a los derechos establecidos en el PIDESC,
es muy poco probable que sirvan para revertir las leyes nacionales o actos de
autoridad. Según Timothy Webster, el consenso entre legisladores y jueces
es que el lenguaje del PIDESC es “demasiado vago” y, por lo tanto, “desde
principios de la década de 1980, los tribunales han mantenido de manera
uniforme que no tiene un efecto directo en Japón” (Webster, 2010, 251). La
Suprema Corte de Japón incluso ha argumentado que, “dado que el Pacto
indica que sus derechos deben cumplirse de manera progresiva y dependien-
te de los recursos disponibles de cada país, no son de ejecución automática
y tampoco pueden aplicarse directamente” (Pleno de la Suprema Corte de
Japón, 2 de marzo, 1989, 36 Hanreijihou [caso Shiomi]). Por lo tanto, el len-
guaje programático del PIDESC se ha usado de manera rutinaria como una
excusa para negar el cumplimiento de los derechos y deberes que establece.
En tercer lugar, estratégicamente hablando, los demandantes rara vez
invocan disposiciones de derecho internacional para excluir, modificar o
suspender actos y leyes de derecho interno. Los pocos litigantes que han
llegado a invocar tratados internacionales en juicio tienden a ser recha-
zados con el argumento de especificidad constitucional. En este sentido,
los tribunales han interpretado consistentemente que “la Constitución Ja-
1
Denominación que se le da al Poder Legislativo en Japón.

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408 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

ponesa contiene una regulación más específica y completa que el derecho


internacional” (Satoh, 2008, p. 603). Por esta razón, el Poder Judicial se ha
resistido a aplicar convenios y pactos internacionales para invalidar actos de
autoridad, así como la legislación nacional.
En resumen, los demandantes japoneses rara vez son capaces de hacer
valer los derechos sociales generados a partir de un pacto internacional. Las
razones de ello tienen que ver tanto con el reconocimiento que el Estado
japonés ha dado al derecho internacional, como con las interpretaciones
específicas que los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial han hecho sobre
el mismo. Empero, aunque los derechos sociales basados en el derecho in-
ternacional han tenido poca influencia en este sistema jurídico, es necesario
evaluar también el papel de aquellos otros que tienen base constitucional.
En la siguiente sección se procederá a dicha evaluación.

III. Derechos sociales


en la Constitución de Japón

Si bien en 1890 hubo una Constitución del Imperio de Japón2 mediante la cual el
Emperador Meiji “regalaba” derechos a los “súbditos”, la narración clásica
de los derechos humanos tiende a comenzar con el Ejército de Ocupación de
la Posguerra y con la Constitución de Japón.3 En octubre de 1945, el general
Douglas MacArthur notificó al entonces primer ministro, Kijuro Sidehara
que, de conformidad con la Declaración de Potsdam, era imperativo realizar
una reforma integral a la Constitución del Imperio de Japón, ya que contenía re-
gulaciones antidemocráticas y militaristas. “Desde entonces y hasta febrero
de 1946, el gobierno japonés desarrolló varios proyectos para cumplir con
las órdenes del Ejército de Ocupación... Sin embargo, el general MacArthur
y sus asesores consideraron que los proyectos propuestos por los japoneses
seguían siendo muy similares a la antigua constitución” (Maki, 1968, p. 9).
2 Para una historia pormenorizada de la Constitución Meiji (1890-1947). Cfr. Ishii-
Chambliss, R. & William, J. (1958) Japanese Legislation in the Meiji Era, Tokyo, Japan: Pan-
Pacific Press; así como Villaseñor, F. (2010). La importancia del derecho occidental en la
creación del Estado Japonés. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 4:127, 297-321.
3 Aunque para efectos narrativos y por las limitaciones de espacio empezamos a situar
el discurso de los derechos humanos en Japón a partir de la posguerra, hay amplias fuentes
y discusiones que desarrollan una historia nacional propia y anterior a la Segunda Guerra
Mundial. Una buena recopilación de estos argumentos se puede encontrar en: Esselstrom,
E. (2008) The Life and Memory of Hasegawa Teru: Contextualizing Human Rights, Trans/
Nationalism, and the Antiwar Movement in Modern Japan. Radical History Review 101, 145-
170; así como: Von Mehren, A. (1963). Law in Japan: The Legal Order in a Changing Society.
Cambridge, USA: Harvard University Press.

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD... 409

Tras un año de propuestas rechazadas, se impuso un proyecto del Ejér-


cito de Ocupación. Este proyecto, aunque contaba con aportaciones japo-
nesas, había sido elaborado principalmente por los norteamericanos.4 De-
bido a esta imposición, se le indicó a la Dieta que lo aprobara y publicara
como propio con el fin de establecer la ficción de que la constitución había
sido escrita por y para los japoneses (Tanaka, 1976, p. 120). El Emperador
reforzó tal ficción y le dio legitimidad al promulgar la Constitución de Japón
el 3 de noviembre de 1946, misma que entró en vigor el 3 de mayo de 1947
(Sato, 1994, p. 64).
Por lo que hace a los derechos sociales, el Comité Especial para Re-
dactar la Constitución de Japón había estado fuertemente influenciado por
los ideales de bienestar social de los New Dealers y del Presidente Franklin
D. Roosevelt. Conforme con ello, la Constitución japonesa incluye dere-
chos de igualdad, libertades negativas, libertades positivas, protecciones
procesales y derechos socioeconómicos. En palabras de Kenzo Takaya-
nagi, el Capítulo III constitucional (denominado Derechos y Deberes del
Pueblo), “incluye todos los elementos de una clásica Bill of Rights y tam-
bién otorga el estatus de derechos fundamentales a los derechos sociales y económicos”
(Takayanagi, 1963, p. 24).
Concretamente, se reconocen como fundamentales los derechos so-
ciales a un nivel mínimo de vida (Const., 1947, art. 25), a la educación
(Const., 1947, art.26), al trabajo (Const., 1947, art. 27) y a condiciones la-
borales básicas (Const., 1947, art. 28). Pero a pesar de este reconocimien-
to constitucional, algunos académicos japoneses afirmaron que resultaba
impropio denominar como derechos humanos a los derechos sociales, ya
que no anteceden al Estado y, por tanto, no son inherentes ni universales
para la humanidad. No obstante, estos argumentos que corresponden a la
teoría Occidental no necesariamente conforman la base de los derechos
sociales en Japón. De hecho, han existido múltiples enfoques para justifi-
car estos derechos incluso antes de la Constitución de 1947 (Matsui, 2011,
p. 125).
Un ejemplo de ello es el proporcionado por Tatsuo Morito, miembro del
partido socialista y del Comité Especial para Redactar la Constitución de Ja-
pón. Morito defendió los derechos sociales sin apelar a su universalidad o a la
dignidad humana, sino con base en su utilidad para reducir las desigualdades
que se generan con el capitalismo. Morito llevó sus ideas a la práctica y fue
uno de los pocos japoneses en dejar su impronta en la Constitución japonesa
al introducir directamente las frases “el derecho y deber del trabajo” en el
4
De ahí que también se le conozca a este proyecto como la Constitución MacArthur.

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410 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

artículo 27, y “el derecho a mantener un nivel mínimo de vida” en el artículo


25 (Sasanuma, 2010, p. 58).
En todo caso, durante los primeros años del nuevo constitucionalismo
parecía existir un reconocimiento general hacia los derechos sociales como
derechos humanos fundamentales. Sin embargo, después de que los movi-
mientos de izquierda fueron reprimidos en “la vía de regreso”,5 muy pocas
demandas sobre derechos sociales han obtenido resoluciones favorables por
los tribunales nacionales. Incluso aunque en los años 60s los movimientos
por los derechos humanos, “reivindicaron el derecho a la seguridad social,
el derecho a la asistencia pública y a un trabajo bien remunerado” (Sasanu-
ma, 2010, p. 201), fue hasta fines del Siglo XX, que Japón inició formal-
mente una jurisprudencia sobre estos derechos.

IV. El artículo 25 como ejemplo


de la justiciabilidad de los derechos sociales

Aunque la Constitución japonesa reconoce otros derechos sociales clásicos, el


derecho a un nivel mínimo de vida, regulado en el artículo 25 constitucional,
presenta un ejemplo especialmente atractivo para estudiar la justiciabilidad
de los derechos sociales.
Primero, como ya se mencionó en la Introducción, este derecho fue re-
conocido constitucionalmente incluso antes de su formulación internacional
en el PIDESC, por lo cual tuvo un desarrollo a nivel nacional paralelo al in-
ternacional. Segundo, la interpretación que los tribunales y la SCJ han hecho
del artículo 25 permite identificar las doctrinas jurisprudenciales que se han
aplicado a los casos de violaciones de derechos sociales en general. Por último,
el número limitado de casos resueltos por la SCJ6 permiten mostrar de ma-
nera objetiva y amplia los patrones comunes sobre justiciabilidad, deferencia
con los demás Poderes y contención judicial en torno a los derechos sociales.
De conformidad con estos razonamientos, en esta sección se analizarán
los tres casos más recientes que resuelven sobre la interpretación constitu-
cional del derecho a un nivel mínimo de vida.

5 Título con el que se le conoce al distanciamiento radical respecto a la postura inclu-


yente y promotora de los movimientos sociales que en un principio tuvo el Ejército de Ocu-
pación (1947-1949), para “girar” a una postura anti-comunista y represora de los derechos
sociales (incluidos los de sindicalización del sector público y limitación de la huelga) (1949-
1952). Dower, J. (1999), Embracing defeat: Japan in the wake of World War Two, London, England:
Penguin Press.
6 Solamente cinco desde 1947 a la fecha.

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD... 411

1. Caso de Asistencia Social de Horiki (1982)

En este caso, la demandante (la Sra. Horiki) era una mujer ciega quien
recibía una pensión por su condición de discapacidad. Siendo madre solte-
ra, la demandante se había ocupado de su hijo desde 1955 y en 1970 solicitó
un subsidio público de manutención infantil. El Gobierno de la Prefectura
de Hyogo rechazó su solicitud, señalando que la Ley para la Manutención
Infantil (Ley para la Manutención Infantil, Ley No. 238, 1961, art. 3 y 4)
prohibía el pago de subsidios a una persona que ya recibía asistencia social
por otro medio.
Ante tal respuesta, la demandante argumentó en la Corte de Distrito de
Kobe que la prohibición de pagos concurrentes era inconstitucional confor-
me al principio de igualdad del artículo 14 constitucional.7 Asimismo, alegó
la violación a su derecho a un nivel mínimo de vida conforme al artículo
25 (Corte de Distrito de Kobe, 20 de septiembre, 1972, 23 Gyoshu, p. 711).
Aunque la Sra. Horiki ganó en la primera instancia, perdió la apelación
que hiciera la Prefectura de Hyogo (Tribunal Superior de Osaka, 10 de no-
viembre de 1975, 26 Gyoshu, p. 1268). Finalmente, doce años después de su
primera demanda, la discusión llegó hasta la SCJ.
En su sentencia definitiva, la SCJ examinó primeramente si la Ley para
la Manutención Infantil se había aplicado adecuadamente por el gobierno
de la Prefectura de Hyogo. La SCJ determinó que, en efecto, la Ley había
sido aplicada adecuadamente ya que:

Al considerar su aplicación, [la autoridad] no debe pasar por alto las condi-
ciones financieras de la nación, y debe hacer juicios particulares sobre las po-
líticas públicas y asignaciones específicas a la luz de una variedad de factores
complejos y altamente técnicos en varios campos. Por otro lado, la selección de
medidas legislativas concretas para cumplir con el objetivo del artículo 25 de la
Constitución se deja a la amplia discreción de la legislatura y no está sujeta a
revisión judicial, excepto en casos obviamente irrazonables o que denotan un
claro abuso por parte de la autoridad (Pleno de la Suprema Corte de Japón, 7
de julio, 1982, 36 Minshu, p. 1235 [caso Horiki]).

A continuación, la SCJ examinó el argumento acerca de la discrimina-


ción por haber homologado el estatus de la demandante como madre sol-
tera y como persona en condición de discapacidad. Confrontando el acto
7 Todos los ciudadanos son iguales ante la ley y no existirá discriminación política,

económica o social por razones de raza, credo, sexo, condición social o linaje (Const., 1947,
art. 14).

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412 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

de autoridad contra la Ley y el artículo 14 constitucional, la SCJ conside-


ró que la disposición que prohibía los pagos múltiples no era arbitraria ni
irracional. Asimismo, como la propia Ley reconocía un margen de discre-
cionalidad en su aplicación por parte de las autoridades, el gobierno de la
Prefectura de Hyogo había actuado dentro de sus facultades.
Finalmente, la SCJ desestimó la demanda de la Sra. Horiki y sentó un
precedente sobre la implementación de normas sobre derechos sociales re-
conociendo “la discrecionalidad operativa de las autoridades”, así como una
“amplia discreción legislativa”. En este caso también resulta relevante que la
SCJ no entró al fondo del argumento relacionado con la violación al derecho
de igualdad y solamente se pronunció sobre la racionalidad de la norma.

2. Caso del Seguro de Salud del Municipio


de Asahikawa (2006)

En este caso, una persona en estado de indigencia demandó a las auto-


ridades del municipio de Asahikawa por exigirle el pago de primas para el
Seguro Nacional de Salud sin tomar en cuenta las excepciones contempla-
das por la Ley. En este sentido, aunque la Ley del Seguro Nacional de Salud
(LSNS) (Ley No. 192, del 27 de diciembre de 1958, reformada el 10 de di-
ciembre de 1980) exigía el pago de primas para lograr una cobertura uni-
versal, también reconocía que se debían hacer excepciones para personas
en circunstancias especialmente vulnerables. No obstante, ya que a partir
del Siglo XXI hubo una descentralización de la seguridad social y la asisten-
cia pública, la regulación detallada y la aplicación de las excepciones de la
LSNS quedó en manos de las autoridades municipales (Peng, 2001, p. 191).
En consecuencia, el reglamento municipal de Asahikawa solo permitía
exenciones de pago y reducciones anuales si la vida de los asegurados “ha-
bía sido afectada por desastres naturales o cuando sus ingresos se habían
reducido significativamente en ese año en particular”. Cuando el demandante
pidió una exención de pago, las autoridades recaudadoras del municipio
de Asahikawa se la negaron. El razonamiento de las autoridades fue que el
demandante no se ubicaba en el supuesto de “una reducción significativa
del ingreso en ese año en particular”, sino que se encontraba en un estado de
“pobreza continua y permanente”.
La SCJ validó este razonamiento y confirmó que las excepciones con-
tenidas en el reglamento municipal no le eran aplicables al demandante. La
SCJ también avaló que las autoridades recaudadoras de Asahikawa cum-
plieron con el artículo 25 (a pesar de forzar al demandante a cubrir las pri-

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD... 413

mas de seguro, junto con sus multas y actualizaciones), ya que estaba den-
tro de sus facultades discrecionales el evaluar la aplicación del reglamento
municipal atendiendo a cada caso concreto (Pleno de la Suprema Corte de
Japón, 1 de marzo, 2006, 60 Minshu, p. 587 [Caso Asahikawa]).
En suma, la SCJ desestimó definitivamente todas las pretensiones del
demandante y privilegió nuevamente la discrecionalidad de las autoridades
y de la reglamentación municipal por encima de los fines del artículo 25
constitucional.

3. Caso de Subvenciones Adicionales


para la Vejez (2012)

En este caso, los demandantes eran unos ancianos residentes de la ciu-


dad de Tokio, quienes recibían una pensión para la vejez en virtud de la
Ley de Asistencia Pública (LAP) (Ley de Asistencia Pública decreto 158
del Ministerio del Trabajo y Bienestar Social, 1963), y subvenciones adi-
cionales otorgadas por el gobierno de la ciudad para personas con más de
70 años de edad. A principios de 2009, los demandantes recibieron una
notificación de que el monto total de asistencia pública que recibían se re-
duciría a partir del siguiente año fiscal (marzo de 2010). Esta reducción se
debía concretamente a una reforma a la LAP del 2004 que permitía a los
gobiernos locales la cancelación de subvenciones adicionales para la vejez.
Los demandantes argumentaron que tal cancelación violaba el artículo
25, párrafo 1ero de la Constitución. También argumentaron que dicho acto
de autoridad iba en contra de la LAP por restringir diversos medios que
garantizaban el derecho a un nivel mínimo de vida. Por último, argumen-
taron que la cancelación discriminaba a las personas mayores de 70 años y
por tanto era contraria al artículo 14 constitucional. Conforme a estos ar-
gumentos, los demandantes exigieron la revocación del acto que cancelaba
las subvenciones adicionales para la vejez.
En su sentencia de febrero de 2012, la SCJ estableció tres importantes
puntos de referencia.
En primer lugar, la SCJ cuestionó la capacidad de las autoridades locales
para determinar el nivel mínimo de vida y puso en duda que pudiera simple-
mente dejarse a su discreción administrativa. En este caso, la SCJ obligó al
gobierno de Tokio a justificar, con extensos informes de un comité de exper-
tos, que el nivel mínimo de vida para las personas mayores de 70 años no re-
quería de subvenciones adicionales a los subsidios que ya recibían conforme
con la LAP (3era Sala de la Suprema Corte de Japón, 28 de febrero, 2012,

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414 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

66 Minshu, p. 27 [Caso de Subvenciones Adicionales para la Vejez]). Esto es


relevante porque, como se explicó en los casos anteriores, la SCJ no había
cuestionado los actos de autoridad, sino que les concedía, por principio, una
amplia discrecionalidad. Este fue el primer caso en donde se rompió con tal
interpretación ya que se exigieron justificaciones técnicas y precisas para ac-
tos de autoridad que limitaban derechos sociales.
En segundo lugar, la SCJ realizó una revisión judicial de facto de la LAP
al afirmar que sus disposiciones, incluso después de la reforma, incorpora-
ban el espíritu del artículo 25 de la constitución. Estas razones se basaron
en el artículo 9 de la LAP el cuál en ambas versiones, original y reforma-
da, establecía que “una decisión de reducción o supresión de subvenciones
adicionales se debe tomar con base en la determinación de la existencia o
ausencia de cualquier necesidad especial entre las personas mayores, misma
que debe quedar justificada desde una perspectiva especializada y técnica”
(Ley de Asistencia Pública decreto 158 del Ministerio del Trabajo y Bienes-
tar Social, 1963). Dado que tanto la perspectiva especializada como la téc-
nica estaban suficientemente probadas, la SCJ estimó que la cancelación de
las subvenciones adicionales se hizo de conformidad con la Ley.
En tercer y último lugar, la SCJ analizó detenidamente la denuncia de
presunta discriminación contra personas mayores de 70 años. La SCJ negó
tal reclamo sobre la base de que la reducción de la asistencia social no era
un acto de discriminación sino, por el contrario, un acto para evitar la dis-
criminación. De hecho, la SCJ afirmó que la reforma del sistema de sub-
venciones adicionales se promulgó precisamente para mantener la igualdad
entre las personas mayores de 70 años y las personas menores de 70 años.
En resumen, en este, el caso más reciente sobre el derecho a un nivel
mínimo de vida, la SCJ realizó por primera vez un examen detallado y de
fondo sobre la finalidad, alcances y razonabilidad de tal derecho social. No
obstante, la interpretación judicial siguió siendo restrictiva y no sirvió para
concretar el derecho que se supone está garantizado por el artículo 25. Aun-
que en este último caso pareciera haber un freno a las discrecionalidades de
los Poderes Ejecutivo y Legislativo, la deferencia que les sigue teniendo el
Poder Judicial Japonés sigue siendo significativa.

V. Teorías de interpretación del artículo 25

Con la limitada jurisprudencia estudiada en la sección anterior, así como es-


tudios de derecho comparado, Akira Osuka ha identificado las siguientes tres
teorías sobre la interpretación del artículo 25.

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD... 415

1. Teoría sobre el artículo 25


como norma programática

La teoría más comúnmente invocada afirma que el artículo 25 de la


Constitución japonesa impone una mera obligación moral al Poder Legisla-
tivo. Bajo esta teoría, no se reconoce judicialmente ningún derecho contra
el Estado, ni se establece una sanción o un mandato en caso de que éste no
cumpla con sus obligaciones de proteger y garantizar el derecho a un nivel
mínimo de vida. El razonamiento para la teoría de la norma programática
es el siguiente:

El Artículo 25 por sí mismo no otorga ningún derecho concreto a los indivi-


duos. Solo después de la promulgación de legislación para implementar los
objetivos prescritos en el Artículo 25 se puede argumentar la existencia del
derecho a un nivel mínimo de vida. Sin embargo, la decisión de promulgar tal
legislación es completamente una cuestión de la política legislativa del estado
(Osuka, 1990, p. 73).

La sentencia en el caso del seguro médico de Asahikawa del 2006, es


un claro ejemplo donde la SCJ interpretó al artículo 25 como norma pro-
gramática.

2. Teoría sobre el artículo 25


como derecho abstracto

Esta segunda teoría critica a la anterior y afirma que el artículo 25 ga-


rantiza:

1) El “derecho legal” mediante el cual es posible exigir que la Dieta promul-


gue las leyes necesarias para garantizar “un nivel mínimo de vida” y, 2) la
“obligación legal” para que el estado establezca dichas leyes aún sin el reclamo
de la gente. Esta teoría es más garantista que la anterior, y reduce la discrecio-
nalidad legislativa y de las autoridades (Osuka, 1990, p. 71).

No obstante, conforme con esta teoría, los tribunales solo pueden de-
clarar que no se ha garantizado el nivel mínimo de vida, sin considerar me-
didas concretas para subsanar esta violación u omisión (de ahí su denomi-
nación como derecho abstracto). Esta teoría puede verificarse únicamente
en el caso más reciente sobre la interpretación del artículo 25; el caso de
Subvenciones Adicionales para la Vejez (2012).

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416 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

3. Teoría sobre el artículo 25


como derecho concreto

La tercera teoría afirma que:

Dado el principio conforme al cual todos los actos de autoridad deben estar
fundados en la ley, y aunque el párrafo 1 del artículo 25 de la Constitución no
es tan detallado como una ley reglamentaria, sí es suficientemente claro en
sus fines como para obligar directamente a los tres poderes y sus representan-
tes. De ahí que el derecho a un nivel mínimo de vida sea un derecho concreto
cuya garantía y cumplimiento corresponde al Estado Japonés en su conjunto
(Osuka, 1990, p. 78).

En esta teoría, el derecho a un nivel mínimo de vida es un derecho


concreto mediante el cual las personas pueden exigir a las autoridades su
garantía y cumplimiento. Esto incluye su debida concreción mediante leyes
emanadas por el Poder Legislativo (de ahí su denominación como derecho
concreto). Si el tribunal ordena a las autoridades cumplir con estas obliga-
ciones y no lo hacen, el pueblo tiene el derecho de obtener una declaración
judicial de que tales violaciones, incluidas las omisiones o deficiencias legis-
lativas, son inconstitucionales. Pero aún más, y de forma muy importante,
con la declaratoria de inconstitucionalidad se incluye una determinación
sobre la forma y tiempo en que tales irregularidades deben corregirse. Es
decir, de acuerdo con esta teoría la sentencia no sólo tiene efectos declara-
tivos sino también prescriptivos para todas las autoridades. En la jurispru-
dencia japonesa aún no ha habido un caso que se resuelva conforme con
esta teoría.

4. Las teorías vs. la realidad

Después de haber presentado las tres teorías anteriores, es importante


señalar que, en la práctica, diferentes grupos relacionados con la interpreta-
ción del artículo 25 apoyan diferentes teorías con respecto al derecho a un
nivel mínimo de vida.
Por ejemplo, la mayoría de académicos especializados en derecho cons-
titucional japonés apoyan la teoría de los derechos abstractos (ya que consi-
deran que la teoría de los derechos concretos es extrema e interfiere con el
principio de separación de poderes). El Poder Judicial Japonés, por otro lado,
defiende y mantiene casi por unanimidad la teoría del artículo 25 como nor-

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DERECHOS SOCIALES Y JUSTICIABILIDAD... 417

ma programática. Algunos autores contemporáneos e incluso algunos legis-


ladores defienden la teoría del derecho concreto y argumentan que, aun sin
una regulación secundaria, el derecho a un nivel mínimo de vida es exigible
simplemente con la redacción actual del artículo 25.
Sin embargo, y a pesar de estas teorías y sus defensores, en su aplicación
cotidiana el derecho social a un nivel mínimo de vida se actualiza mediante
políticas públicas (tales como programas de asistencia social y subvencio-
nes), y su justiciabilidad tiene poca relevancia. En virtud de ello, los pro-
blemas de discriminación sistemática, parcialidad, manipulación política y
falta de fondos, son más reales que las consideraciones teóricas de los tribu-
nales y de la propia SCJ.
Por supuesto, el artículo 25 sigue siendo la base constitucional (y el fun-
damento legal más importante) para el derecho a un nivel mínimo de vida y
hasta para la seguridad social y asistencia pública. Sin embargo, su impor-
tancia es secundaria con relación a la praxis del sistema de seguridad social y
los programas asistenciales, que lejos de discusiones legislativas y judiciales,
son diseñados y aplicados por los ministerios de Estado y su burocracia.

VI. Conclusiones

Cuando el artículo 25 se incluyó en la Constitución de Japón, ofrecía una


visión progresiva y vanguardista sobre los derechos sociales, pero ésta pron-
to se desvaneció. Si bien la Constitución japonesa podría actualizarse y dar
concreción al derecho a un nivel mínimo de vida mediante la interpretación
judicial, los tribunales en general y la SCJ en particular, permanecen pasivos
y reactivos a las líneas trazadas por la Dieta y la burocracia.
Hasta muy recientemente, la SCJ ha sido extremadamente deferente
con los otros dos Poderes, dando lugar a una amplia discreción legislativa
y operativa para las autoridades japonesas. De esta manera el artículo 25,
revolucionario en la constitución, se ha subordinado a los cambios en las
políticas públicas y a los intereses de cada nuevo gobierno. Al privilegiar
la teoría programática y abstracta, los tribunales han vuelto al derecho a
un nivel mínimo de vida una mera aspiración, socavando su fundamento
constitucional.
Además, aunque ha habido un número reducido de casos en que se ha
invocado este derecho constitucional (lo que lo hace formalmente justicia-
ble), en todos esos casos la interpretación resultó más restrictiva y contra-
producente para los demandantes. Aunque la última resolución de la SCJ
puede marcar un nuevo estándar de limitación a la autoridad, parece ser

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418 FERNANDO VILLASEÑOR RODRÍGUEZ

que las mejoras en el bienestar en Japón están relacionadas con otras varia-
bles no judiciales, como pueden ser las políticas, sociales y económicas, que
exceden el alcance de este análisis.
Para concluir, la praxis del derecho a un nivel mínimo de vida en Japón
tiene poco que ver con su justiciabilidad y es más bien desarrollado por los
ministerios y agencias administrativas que implementan sus leyes y progra-
mas. Sin embargo, de la interpretación y análisis que ha hecho el Poder Ju-
dicial sobre este derecho, podemos inferir patrones que comunes respecto de
los derechos sociales en su conjunto. Estudios posteriores podrían ahondar
en cómo es que esos patrones se particularizan o confirman en los demás
derechos sociales a fin de elaborar una teoría general sobre su justiciabilidad
en Japón.

VII. Referencias

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CAPÍTULO V

JAPÓN Y SU CIRCUNSTANCIA GEOPOLÍTICA EN EL SIGLO XXI

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL


EN EL ENCUENTRO ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE

Arturo Oropeza García*

Sumario: I. Introducción. II. Japón y el choque de civilizaciones


del siglo XIX. III. Japón y el modelo asiático de desarrollo. IV. Reflexiones
finales. V. Bibliografía.

I. Introducción

El siglo XXI se ha caracterizado a lo largo de dos décadas por evidenciar


de múltiples maneras las consecuencias del encuentro, choque, diálogo, etc.,
entre dos culturas-civilizaciones, que a partir del siglo XIX han batallado
por el reconocimiento de su trascendencia dentro de un nuevo orden global,
después de una lejanía histórica arropada por la dificultad de su geografía
y la comodidad de un auto-confinamiento geopolítico asiático que ya an-
ticipaba, ante un posible cambio, el desorden de lo sucedido en su tiempo
milenario.
La llegada de Inglaterra a China en 1839 y de Estados Unidos a Japón
en 1954, bajo una embajada beligerante y amenazadora, es lo que provoca
el primer encuentro de dos civilizaciones milenarias1 que se habían evitado
por diversas razones, pero que a partir de ese momento, su convivencia se
produce de manera ininterrumpida, llena de retos y temas pendientes que
siguen en espera de una solución sustentable.

* Doctor en Derecho e investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la


Universidad Nacional Autónoma de México. Vicepresidente del Instituto para el Desarrollo
Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
1 Para los efectos prácticos de este trabajo, en Asia del Este se reconoce la existencia de
las civilizaciones china, japonesa y musulmana, en convivencia directa con la rusa y la india.
Por civilización occidental se entiende la suma de Estados Unidos y la Unión Europea.

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424 ARTURO OROPEZA GARCÍA

La relación Oriente-Occidente es tan antigua como el hombre mismo,


pero la intensidad de lo sucedido a partir de la guerra del opio entre Gran
Bretaña y China y poco después por la llegada violenta del Commodoro
Perry a Japón, marcan un antes y un después entre dos civilizaciones, dos
regiones que hasta ese momento marchaban por caminos geopolíticos y
geoeconómicos distintos.
En ese sentido Japón y China son las piezas culminantes de un proceso
civilizatorio de integración global que si bien siempre estuvo presente, las
circunstancias y las condiciones que le rodean lo muestran como la etapa
geopolítica central de un dialogo inacabado, de un primer choque de civi-
lizaciones entre Asia del Este y las naciones Occidentales herederas de la
Primera Revolución Industrial.
Lo anterior cobra relevancia ante el crecimiento de un debate mundial
que ya habla de un traslado político y económico del Atlántico al Pacífico,
donde las diferentes vertientes empiezan a construir un nuevo relato que in-
tenta explicar las razones o impedimentos de una inevitabilidad asiática, don-
de la derrota de ayer se traduciría en un regreso exitoso donde no se sabe a
ciencia cierta el nivel o la naturaleza del mismo.
Dentro de esta larga jornada que ya abarca más de siglo y medio, apa-
rece Japón como un país de la región de Asia del Este que desde el primer
momento de este encuentro ha jugado un papel relevante por haber sido el
primer eslabón entre dos universos.
A Japón, en el marco de su circunstancia le toca vivir el reto de ser el pri-
mer país de Asia del Este en enfrentar la experiencia del choque occidental.
También le corresponde bajo una reacción acertada convertir este reto en la
oportunidad de convertirse, primero, en una nación industrial, luego en una
potencia y de manera general en una economía exitosa que desde finales del
siglo XIX hasta la fecha, bajo diferentes formas y condiciones la mantienen
como la tercera economía del mundo.
No obstante, la naturaleza de su respuesta económica y política tanto en
el siglo XIX como en el siglo XX, sigue conservando tal vigencia que la ma-
yoría de los países de Asia del Este, con sus propias condiciones y tiempos, la
han venido reproduciendo con tal éxito que está dando lugar a lo que hoy ya
se reconoce como un segundo encuentro o choque de civilizaciones en el mar-
co del cual China, como lo hizo Japón en su momento, convoca nuevamente
a la configuración de un nuevo orden global con características asiáticas.
La dimensión de las preguntas que se hacen hoy respecto a esta pro-
puesta obligan a buscar dentro de sus primeras explicaciones sobre el origen
de un modelo asiático del desarrollo, de un Estado Desarrollador, que con
gran éxito se ha venido desempeñando desde el siglo XIX hasta nuestros

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 425

días. En ese sentido, lo sucedido en Japón en sus experiencias con Occiden-


te, no obstante el tiempo transcurrido y la literatura generada sobre el tema,
se representa como una pregunta de previo pronunciamiento, tanto por los
logros nacionales obtenidos como por los efectos heredados a su región.
Japón es parte de una civilización oriental que con su gestión en el pri-
mer choque de civilizaciones del siglo XIX generó una estrategia económi-
ca y política con características propias, la cual se ha venido reproduciendo
exitosamente por la mayoría de las naciones del Este de Asia, de manera
especial por la Republica Popular China.
En los siguientes apartados se tratará de abordar la naturaleza de esta
participación y su relevancia, como un principio de explicación de las con-
secuencias económicas y políticas que se siguen desprendiendo del primer
choque de civilizaciones del siglo XIX, ahora en el siglo XXI.

II. Japón y el choque de civilizaciones


del siglo XIX

Mucho se habla de China. Del milagro chino, de su posible hegemonía en el


siglo XXI. Junto con ello también se agrega el ascenso económico y político
de Asia del Este desde la segunda mitad del siglo XX, al mismo tiempo que
se observa el declinamiento de una buena parte de las economías europeas y
la problemática de los Estados Unidos.
Se discute de cambio de épocas y de eras y del traslado del centro global
del Atlántico al Pacífico. De una nueva reconfiguración del orden establecido
y del ocaso de un tiempo Brettoniano que no cumple más con su papel de
ordenador razonable del flujo mundial.
Muchas son las razones que se comentan para que esto suceda, pero
lo que destaca de ello en esta etapa de la inevitabilidad asiática e incluso de
la inevitabilidad china, es que de ninguna manera es un proceso nuevo y más
bien se remonta al tiempo donde se sucede el primer choque de civilizacio-
nes —en sentido inverso al planteamiento de Huntington— donde la gran
fuerza civilizatoria de Occidente del siglo XV al XX, choca de frente con
las debilitadas civilizaciones de Asia (con China y Japón a partir del siglo
XIX) y escenifican un primer encuentro militar, económico, político y cul-
tural, cuyas consecuencias en el tiempo no han terminado, dada la profun-
didad y vigencia de sus culturas.2

2 El mundo fue transformado de forma radical en el siglo XIX por los titánicos nue-
vos poderes desencadenados por la Revolución industrial y la revolución científica. Los

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426 ARTURO OROPEZA GARCÍA

Japón, como una de las civilizaciones destacadas de Asia del Este, en


el siglo XIX jugó un papel central en la historia de este encuentro. Desde
luego no fue la primera civilización asiática en resentir la llegada del bro-
te preindustrial-renacentista que empezó a tomar posiciones globales en
Asia desde finales del siglo XV. Sin embargo, la forma como enfrenta la
llegada de las hegemonías; su manera de administrar el reto; la rapidez de
su reordenamiento político; su asimilación oriental de la cultura occidental
y sobre todo, su manera de construir un modelo de desarrollo económico-
político con características asiáticas, son parte de una realidad que sigue
explicando en gran medida el cambio que se vive en esta primera mitad
del siglo XXI.
En la amplia geografía civilizatoria de Asia, como ya se indicó, su parte
centro-oriental destaca por albergar a cinco de sus más grandes exponentes
que son las civilizaciones China, India, Rusa, Musulmana y Japonesa, de
las cuales la última sobresale por haber iniciado en la segunda parte del si-
glo XIX el camino de la reivindicación regional, después de que la mayoría
de ellas, en diferentes tiempos y de diversos modos, fueron coptadas por el
ciclo hegemónico occidental a partir de la mitad del segundo milenio de
nuestra era.
Las civilizaciones de Asia del Este, de manera especial China, India y Ja-
pón, vivieron durante muchos siglos el privilegio de la distancia que las alejó
de un clima en extremo beligerante que caracterizó el devenir de las prime-
ras sociedades occidentales y de Asia Menor. La distancia, la geografía, los
obstáculos naturales y la falta de tecnología ocasionaron que los encuentros
de Asia del Este con Occidente fueran excepcionales, y si bien se asumían en
sus respectivas antípodas, su comunicación y contacto solo empezó a mul-

transportes modernos y las tecnologías de la comunicación, como el buque de vapor, el


ferrocarril y el telégrafo (el primer enlace telegráfico entre China y Europa se estableció en
1871), conectaron al planeta como nunca antes. Las nuevas tecnologías militares, incluyen-
do acorazados de guerra vapor y metralletas, dieron a los países industrializados una supe-
rioridad militar sin precedentes sobre los pueblos no industrializados. El poder y la riqueza
también convirtieron a estos países industrializados en modelos muy atractivos, aunque se
produjo un periodo de retraso perceptible antes de que muchos pueblos, fuera del núcleo
de temprana industrialización, percibieran el carácter aparentemente irresistible de la mo-
dernización, y muchos de ellos nunca le dieron la bienvenida. “De 1860 a 1914, la red de
acero [los ferrocarriles] se extendió por todo el mundo, y lo mismo sucedió con las técnicas
políticas, financieras y de ingeniería que se desarrollaron junto con ella”, no obstante que
“entre los pueblos no occidentales sólo los japoneses mostraron un entusiasmo real por los
ferrocarriles” y que, incluso en Japón, el primer tramo de 29 kilómetros de línea férrea no
se instaló sino hasta 1872. En China, la primera línea de ferrocarril corta fue construida por
una compañía británica en 1876, pero luego fue adquirida por el gobierno chino para ser
desmantelada al año siguiente (Holcombe, 2016, p. 253).

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 427

tiplicarse de manera evidente hasta que la tecnología y la voluntad europea


irrumpieron en los mares y los territorios desconocidos de su época.3
La primera generación de la innovación preindustrial, en especial el
transporte marítimo y la nueva tecnología de la guerra, ocasionan que las
distancias se reduzcan y las barreras caigan. Y que poco apoco y una a
una estas civilizaciones asiáticas fueran cediendo progresivamente ante la
superioridad bélica occidental. Primero India, con la llegada de los portu-
gueses a la actual Kerala (1498) y poco después con los ingleses a través de
la Compañía Británica de las Indias Orientales, que por cerca de 350 años
dominaría bajo diferentes figuras políticas y económicas al país.
A China, después de múltiples intentos, en 1839 durante la guerra del
Opio la superioridad inglesa sin doblarla la vence y la obliga a abrirse al
comercio y a los intereses ingleses y junto con ellos a los de los principales
países europeos. Japón, que también había gozado del privilegio de una po-
lítica de aislamiento o Sakoku, como medio de defensa regional y desde lue-
go global, 13 años después de la derrota China recibe la llegada de una flota
norteamericana que le dice que su etapa de aislamiento había terminado y
que junto con sus vecinos regionales, a partir de ese momento ya era parte
de un ajedrez global que desde entonces ha escenificado diferentes reaco-
modos. Que el mundo, como dice Thomas Friedman, se había hecho plano
y más complejo.
India vive su circunstancia hasta su independencia en 1947. China en-
frenta la suya a través de un pedregoso camino interno y externo que la
recuperan parcialmente hasta 1949. Japón, a diferencia de sus vecinos re-
gionales, a través de una diplomacia pragmática y eficiente y una traduc-
ción acertada del momento histórico que vive, logra el increíble salto de
una transformación exitosa, que todavía en la actualidad sigue siendo tema
de debate sobre el tipo de atributos y grado de participación de los mismos
para lograrlo. De lo que no hay duda es que con el éxito de su incorporación
a la sociedad occidental de su tiempo, Japón construyó un puente político,
económico y cultural de múltiples dimensiones entre dos regiones del mun-
do cuyo dialogo está lejos de concluir.
Este encuentro o choque como sugiere Huntington de manera desfasada,
de cara al siglo XXI; o fusión como trata Mahbubani de suavizar, que se

3 El alcance y la calidad de la información sobre distintas partes de Asia dependían en

gran medida de los europeos. En el siglo XVIII, a diferencia de la segunda mitad del siglo
XIX, muchos gobiernos asiáticos aún estaban en condiciones de regular la entrada y movi-
mientos de los extranjeros. Los informes de los viajeros de todas las provincias del país (China)
solo estuvieron disponibles alrededor de 1900. Ningún otro Estado asiático practicó una polí-
tica exterior tan inflexible como Japón, Corea y China (Osterhammel, 2018, p. 113 y 117).

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428 ARTURO OROPEZA GARCÍA

sucede frontalmente entre Occidente y Oriente del siglo XV al XIX, en


detrimento de las naciones asiáticas, no ha concluido, y en una era del Pa-
cífico que poco a poco se va instalando a cambio del declinamiento de una
era del Atlántico, pone nuevamente sobre la mesa el tema de una confron-
tación de dos regiones-civilizaciones que están obligadas a encontrar en el
marco de sus diferencias, la fórmula de una convivencia global sustentable
y armoniosa.

III. Japón y el modelo asiático


de desarrollo

1. La construcción política

La incorporación de China y Japón en este choque de civilizaciones ocasiona


un sinnúmero de efectos para dos universos civilizatorios que poco habían
dialogado y que poco habían compartido. En primer lugar, la fuerza de su
oleaje genera entre otros efectos la interrupción de la inercia civilizatoria de
una región de más de dos milenios de antigüedad, al propio tiempo que abre
por primera vez la posibilidad de una convivencia plena entre dos mundos
de visiones diferentes.
Este encuentro deja en la inmediatez de su primer contacto un saldo
coyuntural de ganadores y perdedores, así como una lectura fácil de civili-
zaciones superiores e inferiores que se produce con el humo de la pólvora
de los cañones que no permitieron ver en su momento más allá de los resul-
tados económicos de una superioridad militar.
A Japón su choque con Occidente lo ejemplifica el arribo de la flota del
Comodoro Matthew C. Perry, que en 1854 lo obliga a firmar un tratado
(Kanagawa) por el cual se compromete a romper su aislamiento por medio
de la apertura de los puertos de Nagasaki, Shimoda y Hakodate; al cual
siguió otro tratado en 1858 en el que se incluyó una cláusula de extraterri-
torialidad, la cual significó el fin de una era milenaria de cultivo interno,
huraña a todo tipo de relacionamiento exterior.
Japón como China , a partir de estos primeros acuerdos internacio-
nales vive lo que se llamó “el siglo de los tratados” en Asia del Este, los
cuales fueron la llave que abrió la puerta para que después tanto China
como Japón tuvieran que firmar tratados similares con otros países como
Rusia, Holanda, Inglaterra, Francia, etc. La era del Sakoku había concluido
para Japón, igual que la del Reino del Medio para China y su tradicional
aislamiento.

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 429

En este primer choque de civilizaciones los poderes asiáticos tuvieron


que amoldarse y ceder de múltiples maneras a la hegemonía occidental,
debido entre otras razones al agotamiento de sus ciclos civilizatorios que en
su atraso, frente a la industrialización del Atlántico, los expuso fácilmente al
dominio de los poderes marítimos de la segunda mitad del milenio.
China administraba con gran dificultad el declinamiento de una dinas-
tía (Qing), la cual a la postre vería su fin en 1911. Japón, con fuertes convul-
siones, también presenciaba el fin no solo de una etapa de su Estado Moder-
no Temprano en la egida del Shogunato Tokugawa, sino que también vivía
las postrimerías de un orden político normado principalmente por el poder
de la espada y el Shōgun en turno, así como por una presencia imperial de
naturaleza simbólica.
En enero de 1869, catorce años después de la firma de Japón de su
primer acto de apertura con el exterior, esta situación cambia radicalmen-
te ante la declaración de la Dinastía Meiji de iniciar una nueva etapa de
gobierno con base en la restauración de la monarquía, como un primer paso
para reordenar las inercias del pasado y de manera importante, para hacer
frente a las amenazas del exterior.
El proceso no fue terso ni rápido. Reorientar una realidad política,
económica y militar que había prevalecido por lo menos los últimos 400
años no fue una tarea sencilla. Sin embargo, Japón operó de manera ágil y
eficiente y de vivir en lo interno una fragmentación feudal y en lo externo
una nación mayormente tributaria de China, en 1894, 26 años después de
su restauración, invade por primera vez al gigante asiático, convirtiéndose
en la nación dominante de Asia del Este al derrotar en 1905 también a
Rusia.
Japón practica durante dos milenios una estrategia inteligente de de-
sarrollo interno, al propio tiempo que una convivencia de aprendizaje y
equilibrio con la nación económica más poderosa de su tiempo, la cual
había inaugurado su Estado moderno desde el 221 a. C. De este modo, el
aprendizaje y el pragmatismo se convierten para Japón en instrumentos
de sobrevivencia que a partir del siglo VI le dan las pautas de un camino
con características propias, pero siempre bajo la presencia de una civili-
zación exuberante que lo mismo enriquece su patrimonio cultural que lo
limita en su desarrollo interno y regional.4
4
Pocos pueblos han creado un estilo de vida tan inconfundible. Y sin embargo, muchas
de las instituciones japonesas son de origen extranjero. La moral y la filosofía política de
Confucio, la mística de Chuang-tsé, la etiqueta y la caligrafía, la poesía de Po Chü-i y el Libro
de la piedad filial, la arquitectura, la escultura y la pintura de los Tang y los Sung modelaron
durante siglos a los japoneses. Gracias a esta influencia china, Japón conoció también las es-

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430 ARTURO OROPEZA GARCÍA

Del siglo VI al XIX Japón recorre un largo camino en el que va cons-


truyendo una civilización propia; explorando diferentes formas de orga-
nización política donde pasa por un Estado Antiguo donde se da la apari-
ción de sus primeros Estados y un Estado Central Unificado (siglo III-siglo
XII); un Estado Medieval donde los Shogunatos rivalizan con el poder
central y la figura del Emperador (siglo XIII-siglo XVI); un Estado Mo-
derno Temprano, en el que el Shogunato Tokugawa genera mayor orden
y estabilidad (siglo XVII-siglo XIX) hasta el momento de la Restauración
Meiji en 1868.
En 1221 con el Shogunato Kamakura, en 1392 con el Shogunato Mu-
romachi y en 1680 con el Tokugawa principalmente, Japón administró una
era de poder político medieval y de un Estado moderno temprano a través de
la figura principal de un Shōgun, que en apariencia regia junto a la figura
de un Emperador, además de múltiples señores feudales y un amplio gabi-
nete y aparato administrativo. Sin embargo,

De hecho con apenas algunas excepciones de corta duración, desde finales del
siglo IX por lo menos, el emperador japonés no gobernaba, sino que meramen-
te reinaba. Cuando el Shōgun Tokugawa asumió el control político en el siglo
XVII, tuvieron dificultades para mantener la idea de que estaban gobernando
en nombre del emperador, afirmando que simplemente estaban atendiendo los
asuntos mundanos que no eran dignos de su augusta majestad (Heisig, Kasulis,
Maraldo, Bouso, 2016).

A pesar de ello, de la suspensión de la figura imperial como centro del


poder por casi mil años, Japón no duda en el siglo XIX de retornarle al em-
perador su poder central a fin de aglutinar a los diferentes actores internos
alrededor de su imagen nuclear y sagrada, tanto para orquestar su defensa
como para dar inicio a su respuesta ante un orden desconocido.
¿Japón fue una civilización asiática en convivencia exitosa con un
orden occidental? ¿Huyó hacia Occidente? ¿Se convirtió en un Estado
capitalista industrial, o se mantuvo como un Estado asiático totalitario
(Absolutismo Meiji)?, o ¿inauguró un modelo pragmático-ecléctico, entre
la asimilación y puesta en marcha de lo mejor de dos realidades y dos mo-
delos de Estado?
Lo cierto es que Japón ante el arribo occidental, logra transformar una
larga etapa de Shogunatos plagada de señores feudales (Daimyō) y de cien-
tos de miles de Samuráis, a través de la restauración de la figura del Em-

peculaciones de Nagarjuna y otros grandes metafísicos del budismo Mahayana y las técnicas
de meditación de los hindúes (Paz, Octavio en Asiain, 2014, p. 59).

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 431

perador (Tennō). Con la llegada del Emperador Meiji Tennō (Mutsuhito)


(1867-1912) y una nueva organización del poder político, Japón da respues-
ta a la presencia occidental que a la postre, más que una irrupción en su
vida interna, le sirve de catapulta para ascender a lugares geoeconómicos y
geopolíticos que no había tenido antes.
Llegar a un principio de estabilidad política frente a Occidente a China
le tomó más de 100 años (1840-1949), y de un principio de recuperación
económica más de 130 años (1840-1978). A India, del año 1600, fecha que
se concede el permiso para ejercer el comercio exclusivo a la Compañía
Británica de las Indias Orientales, pasando por sus diversas expresiones de
control y dominio hasta su independencia en 1947, le llevó casi tres siglos y
medio liberarse del dominio occidental. A Japón, como ya se indicó, le lleva
menos de 20 años su replanteamiento institucional (1854-1868).
El modus liberal exigido a Japón por Occidente, como un requisito para
reanudar negociaciones comerciales más amplias y justas, fue la historia de
un primer encuentro de dos culturas en la que una de ellas, en el ejercicio
de su hegemonía, exigió a la segunda su total asimilación a un lenguaje
jurídico, económico y comercial que era ajeno a su costumbre y a su idio-
sincrasia.
Para resolver estos retos Japón decide construir un puente de integración
occidental con características asiáticas. Bajo esta preocupación no fueron po-
cas las misiones que envió a los diversos países europeos con el fin de conocer
al otro, saber del otro. Conocer sus culturas y aprender sus secretos de una
revolución industrial que estaba definiendo el éxito y el atraso de las regiones.
Va a Francia y Alemania a aprender los modelos jurídico-políticos, a Estados
Unidos e Inglaterra los industriales, Alemania y Estados Unidos los militares,
etc., en un pragmatismo acelerado por dominar los secretos de las naciones
dominantes. Sin embargo, en esta dinámica etapa de cambio, en este primer
diálogo entre Asia y Occidente, lo que no hace Japón es olvidarse de los ac-
tivos de una etnicidad y de una cultura del poder diferente a la occidental.

2. El cambio político y la etnicidad

Lo que sucede en este primer choque es la aproximación de dos civi-


lizaciones con cosmogonías diferentes, a las cuales las reúne y las enfrenta
el aplanamiento global, donde la asimilación de Japón al orden occidental es
la relatoría de un encuentro de dos culturas que día a día debaten sobre el
grado de su asimilación en una dimensión que hoy sabemos no es solo eco-
nómica o política, sino también civilizatoria. Es el experimento de un diálogo

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432 ARTURO OROPEZA GARCÍA

formado entre un país asiático milenario y complejo, que como lo señalaba


el Príncipe Shōtoku desde el siglo VII, como un gran árbol tenía las raíces
sintoístas, el tronco confuciano y los frutos budistas.
Por ello, si bien la dinastía Meiji promulga una proto-Constitución en
1868 de 5 cláusulas y aprueba una primera constitución en 1889 para ace-
lerar su dialogo con Occidente, nunca olvidó que sus fuentes confucianas y
sintoístas le hablaban de un gobierno nacional fuerte, capaz de controlar a
su sociedad, a sus señores feudales y negociar con fortaleza con el extranjero.
Que si bien requería de un Estado moderno, este no debería perder los atri-
butos ancestrales de un control absoluto que reconociera claramente la más
completa reverencia y lealtad al emperador (Heisig, et al., 2016, p. 1042).
Al respecto comenta Tanaka “…la constitución bien podría ser la prue-
ba de un avance progresista, pero en realidad, con ella, la aristocracia no
sólo había derrotado al liberalismo, sino también había ignorado el princi-
pio verdadero de las instituciones representativas”. Agregando que

Los poderes del emperador fueron definidos por ley en la constitución, y


como ésta había sido promulgada por el emperador mismo, solo él tenía la
capacidad de iniciar enmiendas y cambios, además la constitución misma
estaba por encima de críticas, pues a nadie le estaba permitido criticar al em-
perador; su palabra era sagrada e inviolable (Tanaka, 2011, pp. 202 y 207).

Con la asimilación jurídica, política y económica de Japón al modelo


liberal de la época, se da un primer encuentro entre dos concepciones que
tienen diferentes visiones del mundo y de la vida y por lo tanto de la ma-
nera de vivirla y de resolverla; dilema que como señala Mishra, está lejos
de resolverse ante la obsesión de Occidente, desde entonces, de imponer
al mundo, en este caso a Asia del Este, la religión del Western Model (Mishra,
2017, p. 37).
Esta primera etapa de occidentalización de Japón, vale la pena subra-
yar, no ocurre como un acto voluntario de cambio en la copia del otro. Se
da en primer lugar como una necesidad de sobrevivencia ante la amenaza
externa. Asimismo, su aparición se ve auspiciada por la conveniencia de
escapar de un ciclo endógeno agotado y de una dependencia regional tribu-
taria. Se da con prisas y bajo los términos de un contrato externo de adhe-
sión que no da espacio a negociar sus cláusulas. Por eso, desde un principio
la parte asiática en turno recurre a la asimilación como una estrategia de
simulación, que si bien intenta ceñirse al clausulado occidental, en el fondo
opera la adaptación asiática que más le acomoda, ya sea en la forma política,
jurídica o en la estrategia económica.

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 433

Así, por ejemplo, en los Cinco Principios del emperador Meiji (1868),
además de emitir un mensaje tranquilizador hacia los actores políticos in-
ternos recién disueltos de inclusión y participación (señores feudales y sa-
muráis), también define el fortalecimiento del gobierno imperial. De igual
modo, en la constitución de 1889, después de enviar diversas misiones de
aprendizaje a Occidente y de diseñar un sistema jurídico semejante a sus
contrapartes occidentales, el emperador Mutsuhito en el artículo 4° se co-
loca como la “cabeza del imperio, reuniendo en si mismo los derechos de
soberanía y los ejercita de acuerdo con las provisiones de la presente Cons-
titución”. Para no dejar dudas a lo anterior, en el articulo 5° aclara que “El
emperador ejercita el poder legislativo con el consentimiento de la Dieta
imperial”. Y si había dudas sobre su poder omnipresente en el artículo 6° se
establece con contundencia que “El emperador dicta y ordena las leyes para
que se promulguen y ejecuten” (The Constitution of the Empire of Japan
[1889], Harvard University).
En este primer choque Japón toma el liderazgo asiático de la reivindi-
cación bajo una estrategia de integración acotada, forzada por el peso de
una hegemonía del Atlántico que dejaba poco espacio para la negociación.
Sin embargo, con especial sensibilidad da la impresión de abandonar Asia
y huir hacia Occidente con un manejo diplomático que satisface a las na-
ciones industriales, las cuales lo ponen como un ejemplo de éxito para toda
Asia. China en este primer choque se queda desfasada, primero, porque las
invasiones occidentales multinacionales dentro de su territorio se siguieron
unas a otras a lo largo del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, ante
su negativa de renunciar a su jetatura de centro del mundo. También por-
que sus grandes diferencias internas, a diferencia de Japón, no pudieron
resolverse rápida ni pragmáticamente. El frondoso árbol de la civilización
china requirió de más décadas para renovar su follaje, aunque nunca dejó
de observar y de seguir de cerca todo lo que Japón hacia en su acercamiento
con Occidente, lo cual hasta la fecha ha venido usando a su favor desde su
primera apertura de 1978.
En esta huida hacia Occidente,5 Japón como país milenario, como
miembro de una región rica en desarrollo civilizatorio, recurre a su cultura
5 Entre los más populares y fervientes occidentalitas de la época estaba Fukuzawa Yu-
kichi (1835-1901), quien llegó a opinar en 1885 que Japón debería “abandonar Asia” cul-
turalmente y distanciarse de sus vecinos más atrasados. “Es mejor que dejemos las filas de
las naciones asiáticas y echemos nuestra suerte con las naciones civilizadas de Occidente”,
escribió Fukuzawa.
H. M. Hopper, Fukuzawa Yukichi: From Samurai to Capitalist, Pearson Longman, Nueva York,
2005, pp. 121-122 (Holcombe, 2016, p. 291).

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434 ARTURO OROPEZA GARCÍA

ancestral, a sus creencias, a sus formas de ordenar el poder, al Estado y a


la sociedad, para construir un nuevo perfil. Esta historia de mito, leyenda y
realidad que reconstruyeron los reformadores Meiji, apunta Martínez Le-
gorreta, lograron la lealtad de las masas hacia la institución imperial y su
persona.

En ese momento histórico —agrega— le dieron a Japón una unidad que tal
vez no habría alcanzado de otra forma, al mismo tiempo que un sentido de
unicidad que le habría de servir no solo para contrarrestar las ideologías ex-
tranjeras, sino para, años más tarde, y bajo nuevas circunstancias, impulsar y
llevar a cabo su propio proyecto nacional, hegemónico y expansionista en el
Este de Asia (Legorreta Omar, en Tanaka [comp.], 2011, p. 208).

Agrega el mismo autor que en la historia moderna ninguna otra na-


ción cambió tan drásticamente su sociedad, sus costumbres, prácticas eco-
nómicas, y estructura política para crear una Estado moderno como Japón;
aunque agrega que esto se dio sin que perdiera su identidad cultural en el
proceso (Legorreta, Omar en Tanaka [comp.], 2011, p. 186).
Otros autores como Hajime Tanabe, con diferentes matices pero coinci-
diendo en esta asimilación cultural, explican al Japón de la era Meiji como
una mezcla antigua de budismo y confucianismo, en convivencia y asimila-
ción con la cultura técnica y científica de Occidente (Heisig, et al., 2016, p.
1049). Heisig, Maraldo y otros, también comentan que lo que se presenta
en Japón en la primera mitad del siglo XX se parece más a un caleidoscopio
de fuentes orientales y occidentales dando tumbos y reflejándose de una u otra
manera sobre las cuestiones que han marcado la búsqueda de la sabiduría
durante siglos (Heisig, et al., 2016, p. 823).
En su diversidad, las diferentes opiniones nos hablan de un encuentro-
choque-asimilación de civilizaciones, de un proceso no agotado donde a
pesar del gran cambio que vive Japón en las postrimerías del siglo XIX y
primera mitad del siglo XX, aparece de manera constante la identidad de
una civilización milenaria, de una región asiática rica en contenido cultural,
en un dialogo con las civilizaciones desarrolladas del momento, que ahora
vemos con claridad que se ha prolongado hasta nuestros días. Apreciamos
también la presencia de dos visiones que a la fecha siguen dando tumbos, en
un reacomodo que no acaba de concluir y que por el contrario, en la prime-
ra mitad del siglo XXI parece más vivo que nunca ante el ascenso de China
y sus características asiáticas a la escena global.
Japón en su contacto-choque-fusión con Occidente no se presenta solo.
Junto con él asiste toda la producción cultural que la región del Este de Asia

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 435

había generado los dos o tres milenios antes de este primer encuentro. De
manera especial, a su interlocución se agrega toda la influencia de la pode-
rosa cultura China, de la que Japón junto con Corea y los demás países de
la zona desde siempre fueron beneficiados.6
Desde el 404, por ejemplo (la tradición señala 284), a través de Corea
recibe las ideas políticas y sociales de un confucianismo que poco a poco
se va sumando al andamiaje de una etnicidad nipona en construcción
que a la postre se convertiría en el tronco del árbol. Al respecto comenta
Smith que la primera prueba que se tiene sobre la utilización y adopción
de las prácticas confucianas sobre ética y principios políticos es cuando el
Príncipe Shōtoku (572-621) promulgó la famosa constitución de los “Die-
cisiete Artículos” en 604, en la cual el confucianismo jugó un papel cen-
tral sobre la organización vertical del poder y los deberes del pueblo con
el soberano. Que está tendencia de adoptar la línea confuciana para su
organización caracterizó la actitud japonesa desde los primeros tiempos
(Smith, 1959, p. 6).
El pensamiento confucianista ha sido parte de la realidad política y so-
cial del país del sol naciente a lo largo de su historia. A partir de su docu-
mento fundacional, la constitución de Shōtoku ya aceptaba en su artículo
segundo las formas del poder vertical de naturaleza confuciana y la moral
como elemento fundamental del Estado. Que los superiores actúen y que
los inferiores obedezcan, que se respete el rito, la justicia, la confianza, la
armonía. Que se castigue la maldad, la injusticia, son criterios de un docu-
mento central de la historia de Japón marcado por influencias confucianas.
En la época de los Shogunatos, en especial en la era Tokugawa, el confu-
cianismo bajo la reinterpretación principal de Zhu Xi y Wang Yangming,
vive una etapa de especial reconocimiento en la vida social y política del
país ayudando a orientar el orden familiar, al gobierno e incluso a las clases
militares (Samuráis). En esta etapa política, como en China, se pedía que
los niños respetaran a sus padres, los sirvientes a sus maestros, las esposas a
sus maridos; los hermanos y hermanas que vivan en armonía; que el joven
respete al mayor, que la gente se comporte rectamente. Toda una tradición
filosófica confuciana puede rastrearse a lo largo de la construcción del relato
japonés. Fujiwara Seika, Nakae Tōju, Yamasaki Ansai, Asami Keisai, Ogyū

6 Estas paradojas insinúan que también China fue diversa en otros tiempos, como lo
siguen siendo las restantes naciones muy pobladas. China sólo se diferencia en que fue uni-
ficada mucho antes. Su “chinificación” supuso la homogeneización drástica de una inmensa
región en un antiguo crisol de pueblos, la población china del Asia sudoriental tropical y una
masiva influencia en Japón, Corea e incluso posiblemente en India. Así pues, la historia de
China constituye la clave de toda la historia de Asia Oriental (Diamond, 2010, p. 371).

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436 ARTURO OROPEZA GARCÍA

Sorai, Baien y Sontoku, son algunos de los pensadores confucianos japone-


ses relevantes de la era Tokugawa.7

7 El debate sobre el confucianismo tiene dos milenios y medio. Con las novedades e in-
quietudes de cada momento se polemiza de manera periódica sobre su existencia, su naturale-
za, su contenido, sus alcances, etc..En pleno siglo XXI el confucianismo no pierde esta vigencia
y su realidad, defectos y atributos siguen siendo parte de una discusión entre Occidente y Asia
del Este, entre los diferentes países del Asia oriental e incluso dentro de la propia China. En el
caso de Japón, como ya se señaló, el confucianismo se introduce al país desde los primeros si-
glos de la nueva era, “junto con la inserción del lenguaje chino escrito”. “Con el paso del
tiempo, las nociones confucianas tuvieron una influencia decisiva en una parte significativa de
la cultura japonesa, incluidos los nombres imperiales, los títulos de poder y el primer intento
de articular una estructura constitucional para el orden político”. Con la expansión del neo
confucianismo, especialmente a partir de la sistematización de Zhu Xi (1130-1200), el confu-
cianismo vivió un segundo auge en el país nipón ante la subordinación del budismo durante
la Dinastía Song. Al propio tiempo, el dominio Tokugawa a partir de 1600 permitió el desarro-
llo de una base cultural para que se diera el siglo de oro de la filosofía confuciana en Japón.
“Durante este periodo, los filósofos confucianos fueron frecuentemente respaldados por los
miembros de la élite Samurái o ya eran parte de la clase guerrera. Pero aún durante esta era de
divisiones hereditarias entre los samuráis, los campesinos, los artesanos y los mercaderes … los
filósofos confucianos se dirigían al mundo desde una perspectiva inclusiva y que a priori tenía
como intención no tanto omitir o marginalizar, sino más bien comprender holísticamente”. La
clara influencia del confucianismo en Japón, a pesar del destierro que intenta la era Meiji, se
refleja en la primera construcción de la palabra “filosofía” que surge en este periodo, al formar-
se con un neologismo que incluía “distinciones sutiles” derivadas del confucianismo antiguo y
moderno. “Sin embargo, mucho más influyente que el hecho de que la nueva palabra «Tetsu-
gaku» catapultase el confucianismo a la vanguardia de la filosofía japonesa, fue la impresionan-
te obra producida por el primer japonés que obtuvo un puesto académico en el área de filosofía
en la Universidad Imperial de Tokio, Inoue Tetsujiro (1855-1944). Inoue identificó dentro de
la filosofía japonesa tradicional diversas escuelas del confucianismo japonés temprano. En su
monumental trilogía, Inoue revela que mucho antes de que la filosofía occidental hubiese lle-
gado a Japón, los pensadores confucianos de la era Tokugawa (1600-1868) produjeron un co-
pioso volumen de literatura filosófica. «Los estudios de Inoue persuadieron a muchos japoneses
y eruditos occidentales de que el confucianismo había sido un elemento de vital importancia
dentro de la tradición japonesa»” (Heisig, Kasulis y otros, pp. 315-317). Sin embargo, el confu-
cianismo y su influencia en Japón sigue a debate con las categorías y los cambios inherentes al
siglo XXI. Novedosos autores como Kang Xiaoguang, Jiang Qing o Kiri Paramore, estructu-
ran nuevas confrontaciones y realidades frente al “leninismo del Partido Comunista Chino”, en
su comparativo con China; como el laissez faire, laissez passer neoliberal o el nacionalismo cultu-
ral conservador, entre otros. Nuevos movimientos confucianos en Taiwán, Hong Kong, Singa-
pur, China, etc., son parte de un debate interminable. En el caso de Japón, desde la era Meiji
y la segunda parte del siglo XX, el tema ha tratado de ser relegado ante la construcción de una
historia cultural única, llegando incluso de manera generalizada a ser parte de un tabú en los
medios intelectuales y políticos. No obstante, académicos como Abe Yoshio, Watanabe Hiros-
hi, Kojima Yasunori, etc., son parte de una nueva ola de especialistas sobre el estudio del con-
fucianismo en Japón y el resto de Asia. Aunque junto con ellos, académicos como Yonaha Jun
(El Significado de Japón), académico de gran brillo y respeto en el Japón de hoy, de manera
irreverente y erudita reconstruye el paso histórico del confucianismo en Japón como parte de un

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 437

Sin embargo, en el siglo XVIII y sobre todo en el XIX, la necesidad de


contar con un nacionalismo fuerte ante las amenazas externas en ebullición,

evento huntingtoneano de choque de civilizaciones entre la civilización china y la civilización


japonesa, en el marco hipotético de los acuerdos de Westfalia. Maruyama Masao, por su parte,
a partir de 1945 inspira la “regla Maruyama”, la cual consiste en hablar del confucianismo
evitando mencionar su nombre. Actualmente, como señala Paramore, del tabú de hablar de las
formas culturales compartidas en el Este de Asia, se ha transitado a una limitación del tema
derivada de los retos que ambos países enfrentan en el siglo XXI (Paramore, 2016, pp. 173-
182). La intención de este trabajo está lejos de pretender abundar en un tema de idiosincrasias
y rivalidades regionales. Busca más bien encontrar claves que permitan desde una óptica occi-
dental establecer las constantes de la construcción del poder de una región vasta en producción
civilizatoria, cuyas estrategias han derivado en políticas comunes de naturaleza económica que
las han catapultado a ser las naciones con mayor desarrollo y mejora social de una sociedad
global que no se presenta con los mismos resultados. En este sentido, como ya se subrayó, las
líneas políticas y económicas de Japón en los siglos XIX y XX resultan por demás sugerentes
para entender las estrategias seguidas por la mayoría de los países de la zona en el siglo XX y
XXI. Incluso la política económica de Japón de postguerra, se presenta como una prolonga-
ción de lo intentado a partir de 1868. Desde luego la imposición militar y hegemónica de Esta-
dos Unidos a partir de 1945 cambia de manera forzada el análisis, aunque en el terreno econó-
mico el poder del Estado Desarrollador japonés nunca se mostró vencido y al contrario,
perfeccionó su participación para lograr su segundo milagro económico. También resulta claro
que en la primera mitad del siglo XXI, ante el desarrollo económico logrado (40 mil dólares
pércapita, 2018) y después de siglo y medio de convivir de manera estrecha con Occidente, el
tema de Japón no puede tratarse bajo la misma línea de análisis. Sin embargo, basta estar en
Japón y ver el permanente compromiso entre política y economía, sentir su neo nacionalismo,
la vigencia de los valores asiáticos, etc., para establecer que una ontología sintoísta, confuciana
y budista conviven de manera preponderante sobre una cultura occidental. El tema del resul-
tado del mestizaje “euroasiático” de Japón y Hong Kong, por ejemplo, son una asignatura
pendiente en este tiempo de cambio de eras. Mientras tanto el debate sobre el confucianismo
seguirá abierto en Asia del Este para establecer si ha sido un nacionalismo xenofóbico, si ha
solapado un conservadurismo radical, si ha prohijado los fascismos nacionalistas, si ha sido un
obstáculo para la promoción de la diversidad, del pensamiento crítico, del activismo crítico,
etc., o si ha sido una pieza clave de un modelo socio político que ha contribuido a sostener
tanto la vigencia de la civilización de Asia del Este por dos milenios, como su hegemonía eco-
nómica mundial por el 90% de esa vigencia. Mientras se resuelven de manera suficiente estos
enigmas asiáticos, Confucio sigue enseñando que “en la naturaleza del cielo y de la tierra, el
hombre es la más digna de todas las criaturas; de la conducta de los humanos, ninguna es tan
grande (moralmente) como la piedad filial”. Que la piedad filial incluye cinco relaciones bási-
cas de naturaleza familiar, social y política: padre e hijo, esposo y esposa, hermano mayor y
hermano menor, soberano y súbdito, amigo y amigo, las cuales aún son parte fundamental de
la sociedad y el Estado asiático. A lo anterior Flora Botton nos dice que en estudios recientes
en China (agregaríamos a Japón y a otras naciones del Este de Asia), resulta “importante la
sobrevivencia de actitudes confucianas, que ponen énfasis sobre el deber hacia los padres,
la armonía y el bien común que hacen ver a la familia como centro de apoyo emocional y
material en épocas de crisis [y que] A pesar de las opiniones divergentes existe consenso
entre los estudiosos de que los lazos entre los miembros de la familia permanecen vivos y
fuertes” (Botton Beja, 2019, p. 367).

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438 ARTURO OROPEZA GARCÍA

junto con la decadencia de la figura del shogunato, da lugar a un tiempo


llamado de “Estudios Nacionales” donde se practica la reconstrucción de
un relato propio a través de la veneración del pasado, la cual lleva a que en
1890 se declarara dentro de la inauguración de la restauración Meiji al sin-
toísmo como la ideología nacional del Estado, a lo cual podría sumarse que
en 1940 el Primer Ministro Fumimaro también lo reconoce como la única
religión del país.
No obstante, a pesar de este hecho importante de la identidad japonesa,
en plena época Meiji el Ministro de Educación Fukuoka Takachika no pue-
de evitar declarar a pesar de la nueva ideología sintoísta, que “en materia de
disciplina nosotros debemos promover el único pensamiento moral de este
imperio, que se refiere al seguimiento de las doctrinas del confucianismo”
(Smith, 1959, p. 47). Sin desatender la importancia que guarda el sintoísmo
para la vida política y social de Japón, como reconoce Smith, el nacionalis-
mo sintoísta y el confucianismo se comunican y se consultan desde su naci-
miento de manera permanente, a partir de una ética confuciana de valores
comunes y de un orden político y social de naturaleza vertical en todos los
niveles. De un principio confuciano de piedad filial como punto de parti-
da para organizar al Estado y la máxima lealtad y devoción al Emperador,
como el poder central establecido (Smith, 1959, p. 237).
La visión confuciana de la construcción del poder que comparten bajo
su propia circunstancia tanto China como Japón, parte como ya se dijo de
la idea de un Estado fuerte, poderoso, sin limitaciones, operando bajo un
verticalismo del poder basado en el principio de la piedad filial.8 Bajo esta

8 Ahora los líderes de la corte japonesa estaban tratando conscientemente de construir


un poderoso Estado centralizado, algo parecido al modelo utilizado por China en las dinas-
tías Sui y Tang. Los monjes japoneses que habían sido enviados a China para estudiar, junto
con las primeras misiones diplomáticas, comenzaron a regresar a casa en la década de 630,
trayendo consigo conocimiento directo de las condiciones imperantes en la dinastía Tang. En
torno al príncipe Naka no Ōe (quién gobernó más tarde como el emperador Tenji, r. 662-
671), se formó una coalición con algunos de los maestros que habían estudiado en China y
éstos fueron guiados por un hombre llamado Nakatomi Kamatari (614-669). De acuerdo con
la tradición, Nakatomi Kamatari avaluó con sumo cuidado las habilidades de todos los prín-
cipes reales y determinó que Naka no Ōe era la persona más adecuada para llevar a cabo su
anhelado proyecto de establecer un gobierno centralizado. (Holcombe, 2016, p. 155).
Los esfuerzos por fortalecer el Estado japonés en este momento de crisis incluyeron una
acelerada adopción de las instituciones imperiales de corte chino, que entonces constituían
simplemente el modelo administrativo más impresionante que existía, y el cual es probable
que se haya introducido sobre todo de manera indirecta en esta época a través de la media-
ción de Silla, en Corea, más que directamente a través de la China de la dinastía Tang. H.
Ooms, Imperial Politics and Symbolic in Ancient Japan: The Tenmu Dynasty, 650-800, University of
Hawaiʻi Press, Honolulu, 2009, p. 51 (Holcombe, 2016, pp. 156 y 157).

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 439

idea central convergen bajo diversas formas, pero con la misma esencia, la
mayoría de los estados antiguos de Asia del Este. Por ello, lo que enfren-
ta, lo que choca con el orden político occidental en ese primer encuentro
del siglo XIX no es solo la idiosincrasia de una nación que en lo industrial
debatía sus fortalezas y debilidades políticas y económicas con el poder del
momento, sino que en lo general era la suma del acervo civilizatorio de
toda una región que en este primer momento tuvo que reacomodar su
realidad para preservar sus intereses y su futuro, pero que no claudicó de
su etnicidad, de su cultura, ni renuncio desde ese momento a la impor-
tancia de su papel en la nueva era global. Como lo declarara en 1905 el
periodista Tokutomi Shoho cuando la flota japonesa derrotó en el estrecho
de Tsushima a la fuerza naval rusa, “Nosotros hemos destruido el mito de
inferioridad de las razas no blancas. Con nuestro poder estamos forzando
nuestra aceptación como miembros de las grandes potencias mundiales”
(Mishra, 2012, p. 3).

3. El cambio económico y la etnicidad

El Estado asiático —el Estado chino como fundador del modelo pero en
este caso el Estado japonés como país tributario— en su acepción política
y económica nacen juntos, aprenden juntos, viven juntos y son consustan-
ciales en su origen. De igual modo, sus atribuciones económicas esenciales
nacen en el mismo parto a manera de modalidades primarias que poco
han variado, porque son parte de la construcción de un poder que se pen-
só como un padre responsable para satisfacer las necesidades materiales y
económicas de su pueblo; de un pueblo educado no a tener, sino a ser, en la
frugalidad de su moralismo confuciano. De un padre (Estado) imperial uni-
personal, que no está acostumbrado a compartir su poder ni su responsabi-
lidad porque nunca lo ha hecho. Porque nunca ha estado sujeto a limitacio-
nes (checks and balances); que está acostumbrado desde siempre a actuar de
manera autoritaria, bajo la responsabilidad moral y virtuosa de su origen, sujeto
al resultado de la satisfacción de sus gobernados (hijos). A organizarse de ma-
nera vertical como un padre a su familia, con una sola voz y mando de arriba
hacia abajo, donde prevalece la lealtad ilimitada de cada uno de los miem-
bros de la familia hacia su gobernante (Estado), en una relación vertical sin
atisbos democráticos reales, porque nunca han sido parte de su cosmogo-
nía de Estado. De un Estado que para garantizar sus buenos resultados se
rodea de una organización civil de carrera milenaria, meritocratica, de un
gobierno de los mejores; dinámica, actualizada, disciplinada y pragmática,

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440 ARTURO OROPEZA GARCÍA

como un ejército burocrático que por milenios administró primero la tierra,


el siglo pasado la industria y ahora los servicios de la inteligencia.9
En el terreno económico Japón, como la región de Asia del Este en su
conjunto, desde un principio reconocieron que la diferencia principal con
Occidente era el grado de desarrollo industrial entre unas y otras. Que el
poder de las potencias militares emanaba de una revolución industrial a la
cual no habían asistido y que ahora la forma de alcanzar y luego competir
con estas naciones era generar un desarrollo industrial acelerado propio.
En una era donde el liberalismo de mercado se imponía militarmente
en toda Asia, la articulación de la respuesta política y sobre ella la estrategia
económica llevada a cabo por Japón en el siglo XIX es lo que puede defi-
nirse como el antecedente más relevante del ahora exitoso modelo asiático
de desarrollo o “Estado Desarrollador” como lo calificó Chalmers Johnson
en el siglo XX.
En los ochenta del siglo pasado, bajo la nueva cauda de éxitos econó-
micos de Japón y ante la observación de los atributos de un modelo asiáti-
co con características propias, Johnson declaraba con sensibilidad que “El
Estado Desarrollador existe y está en el proceso de cambiar el balance del
poder mundial, ya sea que lo reconozca o no, el establishment académico
y periodístico angloamericano” (Woo-Cumings, 1999, p. 33). Al respecto
Francks, sobre las características propuestas agregaba “En el mundo de Asia
del Este que describe (Chalmers) Johnson, las elites gobernantes y los minis-
terios económicos estratégicos despliegan todo el arsenal que está a su dis-
posición como normas, regulaciones, subsidios, protección comercial, res-
tricciones a la inversión extranjera, para guiar a sus empresas nacionales en
dirección al desarrollo que ellos estimaran necesario” (Franks, 2015, p. 17).
Este compromiso del Estado asiático con su economía y con sus resul-
tados, tanto en China como en Japón, Corea, etc., lo ha practicado desde
siempre y va mucho más allá de escoger ganadores (Picking Winners) o
administrar fallas del mercado (market failures). La idea de un Estado in-

9 En su artículo “Formación y desarrollo del capitalismo en la modernización del Este


de Asia”, Kyong Dong Kim comenta que a pesar de no intentar meterse en el rol cultural del
desarrollo económico de Japón, China y Corea a partir de la Segunda Guerra Mundial, el
foco de su análisis lo lleva en su descripción al papel que jugó el Estado en el proceso del desa-
rrollo capitalista de esos tres países. Que su investigación reconoce que existe un antecedente
en este sentido desde el siglo XIX, que se va desarrollando con diferentes características en
cada uno de estos países. Sin embargo, en los tres se da una influencia confuciana que traducida
en el papel desempeñado por el Estado con sus actores económicos privados, contribuye a sus
impresionantes resultados económicos de su periodo respectivo, a lo cual sin precisarlo, no
deja de señalarlo como un “capitalismo confuciano” del Este de Asia (Hyun-Chin Lim, Jan
Nevederveen Pieterse, Suk-Man Hwang, 2018).

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 441

terventor responsable de la suerte de sus súbditos, nace con Confucio y sus


seguidores y se implementa bajo diferentes circunstancias a lo largo de dos
milenios. La creación del primer Estado moderno por parte de China desde
el siglo III a. C. y su influencia tributaria con toda su zona de influencia es
lo que determina la naturaleza política y económica de un Estado asiático
que siempre tuvo un compromiso con su economía y sus gobernados. La
interpretación acertada que ofrece Johnson para el Japón del siglo XX, en-
cuentra su origen en la etnicidad milenaria de una región que a través de
esta característica ha sabido detentar el liderazgo económico del 90% del
tiempo moderno de la humanidad.
Japón frente a su reto económico, construyó una respuesta política de
forma occidental pero de naturaleza asiática, donde el poder del emperador y
su equipo de restauración no tuvieron limites para la ordenación del aparato
del Estado de 1868 a 1926 con los emperadores Mutsuhito y Yoshihito; e
incluso, aunque bajo un esquema diferente, durante la democracia Taisho y el
Régimen de Guerra (1931-1945). A partir de 1945 repite la estrategia eco-
nómica bajo la circunstancia americana.
El resultado de ello, en materia política, fue un parlamentarismo ja-
ponés con características asiáticas o un Absolutismo Meiji con particularidades
occidentales, del cual nació un modelo económico-industrial japonés que en
el tiempo se convirtió en el modelo asiático de desarrollo, el cual, del siglo
XIX al XXI lo han repetido bajo sus propias condiciones Taiwán, Corea,
Malasia, Hong Kong, Singapur, etc., y de manera especial la República Po-
pular China.
En materia económica la Dinastía Meiji construyó toda una estructu-
ra que ha sido catalogada por algunos especialistas como sui géneris (Flath,
2014). El capitalismo japonés —subraya Martínez Legorreta— no se de-
sarrolló como un capitalismo estatal ni tampoco como el resultado de la
empresa privada, sino como una mezcla de ambos (Legorreta Omar, en Ta-
naka (Comp.), 2013, p. 208).En los setenta del siglo XX, durante la apertura
China, Deng Xiaoping traduciría lo anterior señalando que “Actualmente
hay dos modelos de desarrollo productivo. En la medida que cada uno de
ellos sirva a nuestros propósitos, nosotros haremos uso de él. Si el socialismo
nos es útil, las medidas serán socialistas; si el capitalismo nos es útil las me-
didas serán capitalistas”. “No existen contradicciones fundamentales —re-
sumía Deng de manera pragmática— entre el socialismo y la economía de
mercado” (Oropeza, 2008, p. 450). Tampoco las hubo entre el capitalismo
liberal de la era Meiji y el nuevo Estado Desarrollador japonés.
El pragmatismo económico en Occidente lo inaugura Japón junto a su en-
trada al orden liberal de su tiempo en un afán de integrarse al círculo de

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442 ARTURO OROPEZA GARCÍA

ganadores, pero sin obviar su ADN asiático, más como una parte consubs-
tancial del mismo que como una estrategia deliberada del momento. De
este modo, la administración Meiji construye un poder político-jurídico a
modo de formas occidentales, pero centralista en su ejecución. En lo eco-
nómico, este mismo poder, reflejado ahora en la imagen de un Estado De-
sarrollador Moderno dirige la industrialización del país empezando por la
nueva infraestructura, banca, telégrafo, ferrocarriles, sistema monetario,
etc., al propio tiempo que asume de inmediato el papel de siempre, de ser
un Estado proteccionista, inyectando capital al sector privado, creando
empresas, promoviendo empresas públicas y privadas, abasteciendo con
ventaja el suministro de insumos, materias primas y distribuyendo en ge-
neral todo tipo de estímulos, subsidios, o protección que contribuyera a
la conformación de una economía industrial que pudiera competir y ganar
con las empresas occidentales.
Su relación con el sector privado, sin importar su tamaño, es de sumi-
sión y dependencia, al propio tiempo que de oportunidad de manejar políti-
camente a una clase samurái desplazada, que en el nuevo orden económico
y político encuentra un lugar al frente de las nuevas empresas del Estado.
Esta característica de Japón es la que explica en gran medida el nacimiento
de los zaibatsus10 o grandes conglomerados económicos del país, a los cuales
por razones estratégicas y políticas el imperio les proporciona un apoyo des-
medido en sectores estratégicos, creando campeones mundiales en la indus-
tria pesada, en la de bienes de capital, automotriz, etc. .Empresas y familias
como Mitsui, Mitsubishi, Sumitomo, Kawasaki, etc., son todavía ejemplo
de esta política que viene del siglo XIX. Esta relación Estado-sector priva-
do, por la naturaleza de su origen, genera un motor del desarrollo diferen-
ciado no fácil de entender en otras regiones del mundo, pero que implican
en síntesis, desde siempre, el compromiso por parte del Estado con su desa-
rrollo económico y sobre todo con sus resultados. Esta estrategia económica
que da inicio en Japón en su versión moderna desde la restauración, continúa
hoy en día con las modulaciones del caso. “Aun cuando el proceso de in-
dustrialización se cumplió y llevó a Japón a una nueva etapa de desarrollo”
(Legorreta Omar, en Tanaka [comp.], 2011, p. 229).
A las circunstancias asiáticas se les ha tratado de diferenciar desde siem-
pre. En algunos casos se habla de “Orientación administrativa japonesa”
(Woo-Cumings en Aoki [comp.], 2000, p. 434); en otras del “espíritu Sa-
10 En Corea esta figura dará lugar a la creación de los chaebols industriales después del
fin de la guerra de 1950, y en China se desbordará con las grandes empresas de Estado o
SOES, así como la creación de zonas económicas especiales.

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 443

murái” (Francks, 2015), etc., lo cual nos habla que desde su incorporación
las diferencias japonesas-asiáticas ya demandaban una distinción dentro del
análisis económico-político occidental. A lo anterior puede añadirse el sen-
tido de respeto y lealtad de los obreros, empleados y funcionarios japoneses,
que impactó y sigue impactando a Occidente y que ahora podría generali-
zarse hacia la mayoría de los países del Este asiático inspirados más en el na-
cionalismo, la lealtad y el merito que en las utilidades. A lo anterior Francks
fundamenta “Sobre el éxito logrado en las nuevas empresas —japonesas—
debe destacarse en primer lugar un compromiso patriótico y de responsabi-
lidad social, más que una acumulación privada de la riqueza. Un fenómeno
no conocido —en Occidente— pero fiel a una tradición confuciana y a una
sociedad todavía en contacto con su pasado feudal” (Francks, 2015, p. 57).
La aportación que hace Japón a la región del Este Asiático es un fenó-
meno de la mayor relevancia cuyas consecuencias se siguen esparciendo en
tal magnitud, que se identifican ahora como una de las causas principales
del cambio del centro económico del Atlántico al Pacífico. Sin embargo, la
interpretación del éxito económico de la asimilación japonesa con Occi-
dente tanto en el siglo XIX como en el siglo XX sigue siendo un tema con-
trovertido que se discute periódicamente pero que no acaba de resolverse.
La corriente occidental predominante (Banco Mundial, Fondo Mone-
tario Internacional, 1991, etc.) sigue explicando el éxito económico Meiji y
su réplica a partir de la segunda mitad del siglo XX, como resultado de la
adopción del modelo de economía abierta y de libre mercado, agregando en
el aspecto político su adopción del Estado de Derecho y modelo democráti-
co, o sea el Western Model. Otra corriente importante asume el éxito japonés
a partir de la adopción de las enseñanzas occidentales de teóricos como
Hamilton, Thomas Jefferson, Bismarck, etc., o de especialistas económicos
como Lizt, Smith, etc., los cuales la motivaron a la adopción de un modelo
desarrollista industrial para después comportarse como una economía de
mercado. Stiglitz y Wolfson por su lado, destacan en primer lugar algunas
de las contribuciones propias del “milagro del Este asiático”, entre otras: el
logro de un mejor funcionamiento de la sociedad; la flexibilidad de las po-
líticas públicas; la relación entre el Estado y los mercados; la acumulación
de capital físico y humano; modificaciones de la asignación de los recursos;
apoyo oficial a la inversión, etc. Pero no convencidos del todo de sus propias
conclusiones comentan

Quizás el verdadero milagro del Este asiático haya sido político más que eco-
nómico ¿Por qué —se pregunta sin responder— emprendieron los gobiernos
estas políticas?.¿Por qué los políticos o funcionarios no las tergiversaron en

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444 ARTURO OROPEZA GARCÍA

beneficio personal? —agregando— también en este punto la experiencia del


Este asiático tiene muchas enseñanzas para compartirnos, en lo particular en
lo tocante al uso de los incentivos y del diseño del sector público tendiente a
encontrar la eficiencia y reducir la posibilidad de la corrupción (Stiglitz, Wol-
fson, 1997, p. 347).

Otra corriente conocida como “Análisis Institucional Comparado”


(World Bank, 1993), se presenta como una alternativa que rompe con el re-
duccionismo economicista sobre la procedencia o grado de participación de
la ecuación Estado-Mercado. Esta postura muestra un avance al incluir el
estudio del comportamiento científico de ambas teorías, pero al señalar que
“…el crecimiento económico de Asia Oriental no está culturalmente deter-
minado, sino que ha surgido de un contexto regional particular de desarro-
llo tardío, un lugar particular llamado Noreste Asiático en un momento par-
ticular llamado guerra fría” (Woo-Cumings en Aoki [comp.], 2000, p. 434)
primero, como el resto de las teorías, desconocen a la región como cuna
de las civilizaciones vigentes más antiguas del planeta y segundo, obvian
la influencia de China, desde siempre, como el centro cultural-civilizatorio
de una zona tributaria poderosa y compleja, ante la seducción de un posi-
tivismo económico que se niega a analizar la influencia ontológica de una
región milenariamente vigente, que las diferencias entre Estado y Mercado
las debatió filosóficamente hace más de 2000 años y que su Estado Moral y
Vertical sin limitaciones también lo decidieron siglos atrás.11
Japón irrumpe a la escena global y con sus características asiáticas logra
hacerse imperio y nación desarrollada de 1870 a 1949. De 1950 a 1990, Ja-
pón repite la experiencia y ajustando lo ajustable, vuelve a colocarse como
la segunda potencia económica hasta fines del siglo XX. Taiwán, Corea,
Hong Kong, Singapur, etc. siguen el modelo asiático de desarrollo mostrado
por Japón y en una mezcla afortunada de Estado- Mercado (Estado desa-
rrollista asiático) consiguen el éxito económico. A partir de 1978, una China
en banca rota, emulando la experiencia regional ganadora, con característi-
cas chinas y 900 millones de seres humanos se coloca a partir de 2010 como
la segunda economía del mundo.
11
Asia es una. La cordillera del Himalaya separa, solo para destacarlas, dos grandes ci-
vilizaciones: por un lado, la china del comunitarismo confuciano, y por el otro, la india del
individualismo védico, Sin embargo, ni siquiera las barreras nevadas pueden detener esa gran
expansión de amor por lo definitivo y lo universal que constituyen el legado y el pensamiento
comunes de los pueblos de Asia, que han posibilitado la gestación de todas las grandes religio-
nes del mundo y que además los diferencia de los pueblos marítimos del Mediterráneo y del
Báltico, que adoran concentrarse en lo particular y en la búsqueda del significado de la vida,
y no en su propósito (Okakura, 2018, p. 39).

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 445

El modelo asiático de desarrollo existe y las categorías occidentales no


terminan de descifrarlo.
Será importante, primero, que Occidente acepte que existe una cultura
diferente a la suya con dimensiones históricas vigentes. Que a las categorías
occidentales en debate: Estado- Mercado, Asia del Este les imprime otra
interpretación y resultado. Que la dimensión del Estado Moderno asiático
con 2200 años de antigüedad, es una entidad llena de contenidos, muchos
de ellos con una ontología alejada de la idea occidental. Que Japón es una
cultura individual al propio tiempo que tributaria, igual que Corea, Taiwán,
Singapur, etc., y por lo tanto el análisis de categorías para descifrar al mo-
delo japonés o modelo asiático de desarrollo no es suficiente que parta de
la mitad del siglo XX o de la restauración de la Dinastía Meiji, ni tampoco
del siglo VII de la Constitución de Shōtoku. Es menester acudir a los deba-
tes por el Estado y sus funciones del siglo V al I a. C., sucedidos en China;
a las ideas y los escritos de Confucio, Mencio, Lao Tse, Zhu Xi, etc., para
entender el verticalismo asiático y sus formas de construcción del poder y
su participación directa, desde siempre, en el desarrollo económico. A la
piedad filial confuciana y su cultura ancestral al respeto al poder y a los
valores sociales; a su forma de crear burocracias aristocráticas desde hace
2000 años y a su apego a una sociedad orientada al Estado de la Moral y no
al Estado de Derecho.
¿Estado intervencionista eficaz? ¿Capitalismo burocrático? ¿Absolutis-
mo Meiji? ¿Paternalismo autocrático? ¿Estado centralizado? ¿Estado De-
sarrollista? ¿Socialismo de Mercado? ¿Democracia y Estado de Derecho
con características asiáticas? ¿Una formula de Estado ancestral vigente en
permanente movimiento? He ahí el reto.

IV. Reflexiones finales

Actualmente Occidente se sigue preguntando que ha pasado con esa etapa


sin dudas dominada por él, en la que en el marco de una fuerza sin obstáculos
descubrió nuevos continentes, le dio la vuelta al mundo, inauguró una Revo-
lución Industrial, conquistó los grandes imperios de su tiempo y en el siglo
XX, en el ámbito de una contienda global, instauró una nueva institucionali-
dad para un futuro que se pensó interminable. El fin de la historia, se dijo, en
una conversación íntima donde todo funcionaba bien, donde todo estaba bajo
control y adivinaba un siglo XXI de hegemonía occidental.
Toda esta percepción cambió y en un laberinto con muchas dudas y
pocas respuestas, Occidente observa con preocupación cómo avanza una

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446 ARTURO OROPEZA GARCÍA

transformación global donde poco a poco va perdiendo su control y su do-


minio y camina de manera inexorable hacia una nueva normalidad que no
sabe cuál es pero en la que aparece la presencia progresiva de un actor
asiático de mil caras, que de manera directa ya participa en los temas de su
futuro y de su presente.
El estudio del fenómeno asiático en general, pero de Asia del Este en
particular, desde su revelación moderna a cargo de los misioneros cristianos del
siglo XVI y XVII12 ha padecido, en términos generales, de la ausencia de
un análisis que este a la altura de la profundidad y riqueza de las diferentes
civilizaciones que la habitan. Ignorancia, desprecio, olvido, supremacía, son
algunas de las razones que al día de hoy han evitado que Occidente tenga
una percepción más clara de sus contrapartes asiáticas.
Ante la pregunta hoy cada vez más repetida de si este será un siglo occi-
dental o uno asiático, o euroasiático, la necesidad de contar con una relatoría
más creíble de su encuentro moderno se convierte en una urgente necesidad si
es que Occidente pretende salvaguardar los términos de su futuro y abonar
hacia la construcción de un nuevo orden más sustentable.
La vigencia de las civilizaciones de esta región asiática impiden las con-
clusiones apresuradas. Obviarlas no es opción si lo que se pretende es cons-
truir un relato solido de sus categorías políticas y en consecuencia de sus
derivaciones económicas y sociales. Verlas también a la luz de los resultados
de sus últimos lustros o años, se presenta como una trampa muy propicia al
autoengaño. Finalmente, dividirlas, explorarlas únicamente en la línea de su
individualidad, es olvidar la interrelación de una región que los dos últimos
milenios operó, más allá de sus propias voluntades, como una cuenca cultu-
ral y civilizatoria de innumerables contagios.
Japón, en este sentido, surge como uno de los actores relevantes de Asia
del Este que por más de dos mil años ha contribuido y ha participado en
la producción civilizatoria de la región. Por ello, su papel en el escenario
económico mundial en el siglo XIX no puede analizarse solo como una de-
cisión atinada de la restauración del momento. De 1868 a 1945 el recorrido
económico de Japón lleva con él una serie de atributos regionales propios y
compartidos, que han operado con todo éxito dentro de una realidad polí-
12 Los jesuitas continuaron informando desde China en el siglo XVIII. La posición de
los Padres en la Corte, entre los eruditos burócratas, y su calibre científico puedo haberse
disminuido desde el siglo anterior. Varias descripciones del país, basadas en viajes extensos a
través de algunas provincias, se habían producido anteriormente, en particular los libros de
Álvarez Semedo (1642) y Gabriel de Magalhães (1688). Sin embargo, no fue hasta la llegada
de los primeros jesuitas franceses a Pekín en febrero de 1688, cuando la literatura sobre Chi-
na comenzó a inundar el mercado europeo (Osterhammel, 2018, p. 115).

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JAPÓN Y LA IMPORTANCIA DE SU PAPEL EN EL ENCUENTRO... 447

tica y económica occidental. De 1945 a 1990, en lo económico recupera la


experiencia del siglo XIX y a pesar de su nueva realidad política, de 1946
a 1975 crece al 9.3% anual promedio y de 1976 a 1995 al 3.7% anual pro-
medio, logrando ubicarse después de su derrota militar como la segunda
economía del mundo.
Es cierto que para lograrlo Japón recurre técnicamente primero al Key-
nesianismo para la recuperación de la derrota; al Plan de Estabilización
Económica del Ministro Tanzan; al periodo del Rápido Crecimiento de
1951 a 1960; al Plan para Doblar el Ingreso Nacional de 1961 a 1970; al
Plan de Crecimiento Estable a partir de 1971, hasta la década de los no-
venta donde el país entra a una etapa de estancamiento que no ha podido
superar. No obstante, durante la recuperación económica japonesa de la
segunda parte del siglo XX la presencia nuevamente de un Estado Desarro-
llista de estilo asiático vuelve a hacerse presente.
Holcombe confirma lo anterior al identificar a Japón al igual que Jo-
hnson, como el Estado Desarrollista original de Asia oriental, al que los pro-
pios japoneses calificaban en la década de los setenta como economía de mercado
orientada a la planificación. Holcombe al igual que muchos otros, recurre a no-
ciones nativas de explicación al indicar que las altas tasas de ahorro con las
que se financió buena parte del milagro japonés estaban relacionadas con la tesis
controvertida de la cultura confuciana. Y aunque reconoce que esto es debatible,
acepta como un “hecho que los altos índices de ahorro han sido una caracte-
rística común en toda la Asia Oriental moderna”. Y a manera de síntesis, a fi-
nales de los ochenta reconoce que “…el excepcional éxito económico japonés
se debía precisamente a su carácter nacional único”. Aceptando la diferencia
étnica del país, aunque obviando, como se repite en muchas ocasiones, su
vinculación civilizatoria milenaria con el resto de su región (Holcombe, 2016,
pp. 276-382).
La trayectoria política y económica seguida por Japón por más de siglo
y medio, a pesar del tiempo transcurrido sigue siendo la piedra filosofal, el
caso de estudio de un encuentro político-económico del cual Occidente no ha
encontrado a la fecha la interpretación adecuada. Japón junto con China, en
un sentido amplio, guardan la respuesta de la mejor identificación del Estado
Desarrollista Asiático.
A pesar de la occidentalización de Japón en pleno siglo XXI, de su demo-
cracia parlamentaria cuasi unipartidista con características asiáticas; de su neo
nacionalismo sintoísta en lo político y de su estancamiento económico, si bien
ha dejado de ser el mejor ejemplo de la aplicación del modelo asiático, a tra-
vés de las hendiduras de su tiempo nuevo asoman en lo económico, lo político
y lo social, la raigambre de una sociedad sintoísta, confuciana y budista.

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448 ARTURO OROPEZA GARCÍA

Occidente, al inicio de la tercera década del siglo XXI y en el marco


de una nueva era del Pacífico, tiene que decidir si los grandes contrastes
económicos, políticos y sociales que prevalecen con los países del Asia
del Este son resultado de una ecuación Jasperiana de la era axial, o sim-
plemente son el desfase de dos regiones donde la parte conquistada está
superando al maestro.13
Finalmente, estos dos mundos en coalición tendrán que asumir su respon-
sabilidad de contribuir, a través de su mutua aceptación y reconocimiento, a
que el siglo XXI sea un tiempo de todos.

V. Bibliografía

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Flath, David (2014), The Japanese Economy, Third edition, Oxford University
Press.
13 China es el terreno más fascinante, un sitio para explorar una civilización rica y
complicada. Pero me atrajo el estudio de la lengua china por otra razón más especulativa.
Debido a que el chino se encuentra fuera de los grandes grupos lingüísticos indoeuropeos y
utiliza otra forma de escritura (ideográfica, no fonética), y porque la civilización china, que
es una de las más antiguas (y se registró en los textos en etapas tempranas), se desarrolló sin
ningún tipo de préstamo o influencia de Europa Occidental durante mucho tiempo, China
presenta un estudio de caso a través del cual se puede contemplar el pensamiento occidental
desde el exterior y, de esta manera, sacarnos de nuestro atavismo. No estoy afirmando que
China sea totalmente extranjera, pero al menos es otra. Al principio, nada parece conciliar:
fuera de su elemento, el pensamiento tiene dificultades para orientarse. Pero esa incomodi-
dad presenta una oportunidad; esa desorientación puede ser benéfica. Cuando comencé a
estudiar filosofía griega, tuve una extraña sensación debido a que esa forma de pensar me
era familiar, nunca esperé conocerla (si es que logré identificarla). Tan diferente como es el
pensamiento griego, todo lo que vincula a los occidentales implícitamente con el riesgo de
evitar que veamos su originalidad, desde la medición de su inventiva. Para romper los lazos
de parentesco, tendremos que romper con la familia. Por eso es necesario dar un paso atrás.
Un distanciamiento teórico es deseable, y esto es exactamente lo que ofrece China (Jullien,
2000, p. 9).

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450 ARTURO OROPEZA GARCÍA

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES


DE JAPÓN CON MÉXICO

Carlos Uscanga*

Sumario: I. Introducción. II. ¿La Armada Imperial más allá de Mahan?


III. Reflexiones finales. IV. Bibliografía.

I. Introducción

El triunfo de Japón en la guerra con Rusia en 1905, derivó en su reconoci-


miento como potencia emergente en la región del Este de Asia con grandes
capacidades militares; y sobre todo, la evidencia que el naciente imperio ja-
ponés contaba con una armada que había logrado su desarrollo no sólo en lo
tecnológico sino también en sus estrategias de batalla. Lo anterior, indudable-
mente modificaba la balanza de poder sustentada en las acciones desplegadas
por la Casa Blanca a fin de inhibir bajo los medios políticos, económicos
y diplomáticos para que Tokio asumiera una posición preponderante en el
sistema de hegemonía en el Pacífico (Levy, J. & Thompson, W., 2010, p. 12).
Las frecuentes resistencias y el no reconocimiento de Japón como un jugador
relevante marcaron una ruta inevitable contra los Estados Unidos, misma
que se expresó en Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.
Dentro de esa nueva ecuación dentro de la pizarra geopolítica de inicios
del siglo XX, México sería una variable presente y permanente en las déca-
das que precedieron al comienzo de la Guerra del Pacífico. Tanto para los
gobiernos de Porfirio Díaz, Francisco I.
Madero y Victoriano Huerta, Japón fue una pieza clave es sus estrate-
gias de política exterior con la aspiración de que fuera un contrapeso frente
a Washington.
* Profesor titular en el Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, UNAM.

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454 CARLOS USCANGA

En ese contexto, la prensa sensacionalista de Estados Unidos avizoraba


el peligro de la creciente presencia japonesa en el territorio nacional y la
firma de tratados secretos con el gobierno japonés. Mientras en México, las
editoriales de los periódicos remarcaban el anhelo para que la alianza con
un actor extra regional (Japón) diera mejores dividendos para contener la
constante amenaza a su soberanía por parte de Estados Unidos. En medio
de ese ambiente, se realiza la visita de los buques Asama e Izumo a México.
Ambos llegaron y fueron recibidos con altos honores y entusiasmo por parte
de sus anfitriones, pero también fueron testigos del desmoronamiento tanto
del gobierno porfirista como del huertista.
El presente capítulo busca marcar una ruta de análisis para compren-
der la intersección de la óptica geopolítica con el poder marítimo de Japón
usando como casos de estudio a México. En lo particular, se realizará una
breve mención sobre el papel de Alfred Thayer Mahan en el pensamiento
estratégico naval en Japón, para después hacer una crónica de la llegada del
Asama e Izumo, y sus implicaciones que derivó su visita al territorio nacional
en el ámbito político.

II. ¿La Armada Imperial más allá de Mahan?

El arribo del escuadrón de buques (black ships) comandados por el comodoro


Matthew Calbraith Perry a la bahía de Uraga en el verano de 1853, no sólo
marcó la posterior apertura de Japón al mundo sino también puso en eviden-
cia el retraso tecnológico de ese país asiático frente a las naciones que habían
sido parte de la revolución industrial. Ante la caída del erosionado shogunato
Tokugawa y el ascenso de la era Meiji, los esfuerzos hacia la modernización
fueron el eje central que marcaron las últimas décadas del siglo XIX y el
inicio del siglo XX.
El fortalecimiento de sus capacidades militares y navales fue una prio-
ridad para Japón. En 1883, inició los planes para la compra y construcción
de buques de guerra cuya primera prueba fue en el conflicto bélico con
China (1894-1895). Las estrategias y tácticas basadas en tener un control
inmediato de los mares y de sus puntos estratégicos, así como crear el esce-
nario para orillar al enemigo para enfrentarlo en batallas decisivas (Naoko
Sajima & Kyoichi Tachikawa, 2009, p. 37) funcionaron logrando al final, el
control del mar Amarillo y el mar de Bohai que derivó posteriormente a la
capitulación de las autoridades Qing.
En la guerra con Rusia en 1905, las mismas acciones fueron implemen-
tadas por la armada imperial. De igual forma, el anticipar el control de los

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 455

mares ubicándose en los principales puntos estratégico, el proteger sus líneas


marítimas claves, para después neutralizar a los buques del régimen zarista.
Moscú pensaba, un tanto de manera reluctante y con cierto menosprecio,
en las opciones que ofrecía el diálogo diplomático, Tokio se preparaba de
manera intensa para la guerra. Al mantener las rutas marítimas estratégicas,
el desplazamiento y arribo a tierra de las tropas japonesas estaba asegurada.
La toma de Puerto Arturo y el hundimiento del buque Sevastopol en 1904
y su triunfo frente a la flota rusa (comandada por el Zinovi Petróvich Ro-
zhéstvenski) en la batalla de Tsushima, un año después, coronó la estrategia
implementada por el almirante Heihachiro Togo ( ) (Tayler, S.
2009, pp. 402-419).

Foto 1
Buques japoneses en Puerto Arturo
desplazándose hacia el área de “Tiger Tail”

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://www.loc.gov/pictures/resource/ppmsca.07967/.

Después del triunfo contra Rusia, el pensamiento estratégico marítimo


de Japón a inicios del siglo XX, estuvo sustentado no sólo en las tácticas de
batalla sino también en el fortalecimiento de sus capacidades navales. Bajo
el principio de “big ships, big guns” se implementó a inicios del siglo XX,
la fórmula de la “flota 8-8”, con “ocho modernos buques de guerra y ocho
acorazados” como el epicentro de su estrategia de defensa en los mares
(Naoko Sajima & Kyoichi Tachikawa, 2009, p. 37).

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456 CARLOS USCANGA

A Japón le quedaba claro que los océanos era el espacio prioritario para
contender por la hegemonía en el Pacífico. En ese contexto, de manera in-
dependiente al debate surgido sobre el grado de influencia del pensamiento
geopolítico de Alfred Thayer Mahan en las tácticas y estrategias de la Ar-
mada imperial, es un hecho innegable que su obra clásica “The Influence
of Sea Power upon History, 1660-1783” y sus posteriores libros como, “The
Influence of Sea Power upon the French Revolution and Empire, 1793-
1812”; así como, sus diversos ensayos fueron traducidos y minuciosamente
estudiados en Japón.
Los tres pilares del pensamiento geopolítico de Mahan tales como la
necesidad de que se tenga una flota para controlar los puntos clave de su
entorno marítimo, el mantener presencia en dominar los puertos o puntos
geográficos de apoyo claves para el mantenimiento y abastecimiento de su
flota mercante y naval, en la que el control de esos espacios generan bene-
ficios en su poder nacional y economía, lo que permite el flujo de recursos
para la manutención y desarrollo de sus capacidades navales. Esos princi-
pios eran, para Mahan, claves para la proyección de los Estados Unidos
como potencia marítima global (González, A. & Aznar, F., 2013, p. 345), lo
que daría la posibilidad de refrendar sus capacidades en la región del Este
de Asia, y en particular en el manteniendo del flujo de comercio con China
(Toshi Yoshihara & James R. Holmes, 2006, pp. 25-26). Lo anterior sería el
fundamento de las tensiones con Japón imperial a lo largo del periodo de
entreguerras.
En ese sentido, frente a la línea de interpretación de que el pensamiento
naval japonés tuvo una influencia unidireccional de Mahan, se antepone
a la perspectiva implementada por los líderes Meiji para fomentar la in-
tegración de experiencias, tomando en cuenta elementos derivados de su
particular geografía, su trayectoria histórica naval, su idiosincrasia, la capa-
cidad de sus institucionales nacionales y otros elementos de tipo político y
económico ante las necesidades de revertir la percepción, de menosprecio e
inclusive xenofóbicas, de las grandes potencias. A Japón no era considerado
como miembro de las grandes ligas del poder mundial, limitando su recono-
cimiento como un actor de influencia a nivel regional con escasos recursos.
El personaje clave fue Tetsutaro Sato ( ), considerado como el
padre del pensamiento estratégico naval, que parte de algunos principios
básicos del pensamiento mahaniano como la fórmula ternaria: fortaleza
naval-comercio marítimo-poder mundial. No obstante, Sato lo replanteó
con base en su doctrina de defensa naval riko o sake, umi o susumu (evitando el
continente y avanzando en los mares) (Toshi Yoshihara & James R. Holmes,
2006, p. 29) principio desarrollado en sus libros History of Naval Defense de

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 457

1907, History of the Empire’s Defense de 1908, además de otros escritos en los


que apuntaba que la línea de defensa de Japón estaba en el mar ( y no en
una visión estática de contención o defensa desde tierra), donde se tendría
que derrotar a los potenciales enemigos fuera de la proximidad de sus lito-
rales. Es decir, en el escenario del Océano Pacífico (Evans, D. & Peattie, M.
2012, p. 136) en una suerte de determinismo neo-mahaniano, Sato visualizó
posteriormente el inevitable conflicto por la supremacía naval entre Estados
Unidos y Japón (Asada, S. 2006, p. 37).

Foto 2
El emperador Yoshihito en el buque corbeta, Tsukuba

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://www.loc.gov/pictures/resource/ggbain.20865/.

Más allá del navalismo mahaniano sustentado en su desempeño para


asegurar una posición territorial estratégica, el uso eficiente de los recur-
sos humanos y materiales como sustentos del poder naval (Azada, S. 2006,
p. 44). La perspectiva de Tokio, incluiría otros elementos desde la visión
de una potencia emergente que buscaba su reconocimiento. Es decir, no
sólo identificaba los aspectos duros del poder sino también lo que Jos-
hep S. Nye identificó como poder de difusión (Villanueva, C., 2017, pp.
169-171) dentro de los “suaves”. Lo anterior se visualizó en la flota de la
armada imperial, misma que desplegó varias funciones: Las propiamen-

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458 CARLOS USCANGA

te derivadas en un escenario de guerra, tales como el traslado de tropas


o de batallas navales, pero también en la diplomacia naval, la protección
de japoneses en ultramar y actividades de inteligencia. Además de otras
que posteriormente se adicionaron como la promoción de los valores e
ideología imperialista; así como, la difusión de la cultura japonesa (Naoko
Sajima & Kyoichi Tachikawa, 2009, p. 37) mismas que se reflejaron, y en
particular las tres últimas (salvaguarda de sus ciudadanos, inteligencia y
promoción), en la llegada y las actividades desarrolladas por los oficiales
y marinos de los buques Asama en 1910-1911 e Izumo en 1913-1914 a Mé-
xico.
Una reflexión necesaria es saber cómo se expresaban ese poder de difu-
sión que (si bien Nye lo refiere a la actual revolución de la información) para
el inicio del siglo XX, con el desarrollo de las telecomunicaciones, marca-
ban una nueva forma de transmisión de los hechos y sucesos a nivel masivo.
Sin embargo, otro elemento fue la nueva era de la transportación marítima
de gran volumen que confirmaban el hecho de que los océanos representa-
ban medios no sólo para la movilidad de las personas sino también el inter-
cambio de valores, culturas y conocimientos como se había hecho desde la
antigüedad.
En ese sentido, Japón con las visitas de los buques-escuelas, los viajes
navales de cortesía o para alguna misión en particular. El común denomina-
dor era que los altos mandos de la armada imperial habían sido instruidos
en el extranjero, manejaban otros idiomas, y en algún momento tenían la
experiencia como agregados navales en las representaciones diplomáticas
de Japón en el exterior. Es decir, eran parte de la élite de la sociedad japone-
sa con un profundo patriotismo y absoluta lealtad al proceso de expansión
imperial.
Los buques japoneses llamaban mucho la atención en los lugares de
arribo, debido que la mayoría habían participado tanto en la guerra sino-
japonesa como en el conflicto con Rusia en el 1905. Los marinos realizaban
diversos programas de exhibición artística y deportiva. Es decir, las bandas
de guerra de cada buque ofrecían conciertos, animaban las recepciones que
ofrecía la oficialidad de la marina japonesa e incluso tocaban piezas musicales
populares de los países que visitaban, lo cual ganaban gran empatía con su
audiencia. Las artes marciales tenían un papel relevante, el kendo, jiu jitsu,
posteriormente se introdujo el karate como parte de la formación de los cade-
tes de la armada japonesa y otras artes marciales. Asimismo, los nombres de
los buques en sí mismos representaban a un Japón con tradiciones ancestrales
pero también como un país moderno y pujante en su desarrollo económico
y tecnológico.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 459

1. Asama ( )

El contralmirante Rokuro Yashiro ( ) nació en Inuyama, en la


prefectura de Aichi. Se graduó en 1881 de la Academia Naval Imperial de
Japón, luego fue agregado naval en Moscú previo a la guerra sino-japonesa
participando en la batalla del rio Yalu en 1894 y fue comandante del crucero
protegido Azuma en el conflicto bélico con Rusia. Fue director del Colegio
Naval de Guerra, posteriormente estuvo por un tiempo a cargo del Ministe-
rio de Marina, para después ser responsable de la segunda flota de la armada
imperial japonesa. En 1918, obtuvo el rango de almirante y un año después
fue dado de baja hasta su fallecimiento el 30 de junio de 1930.

Foto 3
El crucero protegido Azuma

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://www.loc.gov/pictures/resource/ggbain.23956/.

Yashiro fue el responsable del escuadrón de instrucción compuesto por


el crucero acorazado Asama bajo el mando del capitán Kazuyoshi Yamaji
(con una capacidad de desplazamiento de nueve mil quinientas toneladas)
y el crucero protegido Kasagi ( ) a cargo de Morihide Tanaka. La escua-
dra-escuela de la armada imperial de Japón zarpó del puerto de Yokosuka

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460 CARLOS USCANGA

el 16 de octubre de 1910 arribando a San Francisco1 el 23 de noviembre,


para proseguir su viaje hacia México y Panamá. La noticia de su llegaba a
Acapulco el 17 de noviembre de 1910, tuvo gran expectación porque ambos
buques habían participado en la guerra ruso-japonesa de 1905.2
Es más el mismo contralmirante estaba al mando del Asama durante la
batalla de Tsushima, quien fue alcanzado por una explosión. A pesar de sus
heridas en la cabeza y sus afectaciones en el oído, se mantuvo, reportaba la
prensa, “de manera gallarda en el puente de mando”.3
El enviado especial del Diario realizó varias crónicas sobre las actividades
del contralmirante y lo calificó como un “ un hombre inteligentísimo” y de
gran respeto. Por su trayectoria había sido acreedor de varios reconocimien-
tos como la condecoración de la cruz de Santa Ana de Rusia, la cruz de León
de Baden, la de la Legión de Honor de Francia, la del Águila Roja de Prusia,
y otras más recibidas en Japón.4

Foto 4
El contralmirante Rokuro Yashiro

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://www.loc.gov/pictures/resource/ggbain.16762/.

1 “Guns Roar Welcome to Two Japanese Cruiser in Bay”, The San Francisco Call, Novem-
ber, 23th, 1910, p. 9.
2 “Los barcos japoneses de guerra”, El Tiempo, 19 de diciembre de 1910, p. 3.
3 “En la Había de Salina Cruz han anclado los buques japoneses”, El Diario, 23 de
diciembre de 1910, p. 1.
4 Ibidem, p. 1 y 3.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 461

El primer puerto de contacto fue Manzanillo el 17 de diciembre de 1910.


A su llegada, el buque “Guerrero” procedió al saludo de ordenanzas al Asama
y Kasagi. Asimismo, fueron recibidos por los miembros del Estado Mayor, el
mayor Estanislao González Salas y el mayor Enrique Hurtado, que fueron
comisionados por el presidente Porfirio Díaz. Después del encuentro oficial,
el contralmirante Yashiro invitó a los representantes del gobierno central y
al gobernador de Colima, Enrique O. Lamadrid, y a los representantes del
gobierno porfirista a una recepción en el Asama.
Al arribo a la bahía de Acapulco, se procedió realizar la salutación con
21 cañonazos, misma que fue respondida en tierra desde el fuerte de San
Diego. Al desembarcar la comitiva presidida por el contralmirante Yashiro,
su llegada al puerto tuvo una gran recepción donde se encontró una valla de
niños que le lanzaban flores. En el zócalo de la ciudad hubo un concierto a
cargo de la banda de música del Asama y en la noche se realizó un baile. Al
día siguiente se procedió a otro festejo en el mismo buque a los que fueron
invitados las autoridades y personalidades de la ciudad.5

Foto 5
El crucero protegido Kasagi

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://www.loc.gov/pictures/resource/det.4a16289/.

5
“Los marinos japoneses en Acapulco”, El Tiempo, 20 de diciembre de 1910, p. 3.

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462 CARLOS USCANGA

El periódico El Tiempo realizó una detalla crónica de la recepción:

La fiesta inició con juegos de sport, y terminó con un baile al que asistieron
las principales familias acapulquenses. Hubo actos de prestidigitación a la
alta escuela, juegos malabares, y ejercicios de equilibrio; una lucha de jiujitsu
y esgrima de sable, etc. Estos actos fueron desempeñados por los marinos en
presencia de centenares de personas que fueron conducidas a bordo del bar-
co, en botes del mismo. El Asama estaba engalonado con banderillas japone-
sas y mexicanas enlazadas, y con farolillos venecianos.6

La llegada al puerto de Salina Cruz de los barcos de la armada impe-


rial, el 22 de diciembre, cumplió con todos los protocolos y los honores que
habían sido objeto los marinos japoneses en Manzanillo y Acapulco. El pe-
riódico El Tiempo que le dio una amplia cobertura, narró el arribo de la flota
japonesa, refiriéndolo así:

El barco insignia, a cuyo abordo viaja el contralmirante Yashiro, fue visi-


tado por las autoridades del puerto, con objeto de dar éstas la bienvenida
al distinguido marino nipón… A las ocho anclaron los barcos en la bahía.
Después de la visita sanitaria subieron abordo los señores capitán de navío
Manuel Azueta y su ayudante abanderado Ascorbe, quienes anunciaron
la visita que deseaba hacer al contralmirante el general Merodio, jefe de la
zona militar.7

En efecto, el general brigadier Telésforo Merodio, jefe de la novena


zona militar, se embarcó en el barco remolcador “Ramón Corral” para dar
la entrada a los buques japoneses (“Salina Cruz en espera de los japoneses”,
22 de diciembre de 1910, El Diario, p. 1)8 de notarse que los miembros del
Estado Mayor tuvieron una grata impresión de las atenciones recibidas por
parte de los miembros de la armada imperial durante su travesía de Man-
zanillo hasta Salina Cruz. El mayor Salas y Hurtado, comentó a El Diario,
lo siguiente:

…la disciplina de los japoneses es admirable por el grandísimo respeto que


tienen a sus superiores. Mucho nos honra ser compañeros de un hombre
como el Almirante que es todo un caballero, habla varios idiomas; es un hom-

“Los marinos japoneses serán saludos con lluvia de Flores”, El Tiempo, 21 de diciembre
6

de 1910, p. 3.
“El Asama y el Kasaghi arribaron a Salina Cruz”, El Tiempo, 23 de diciembre de 1910,
7

p. 3.
“Salina Cruz en espera de los japoneses”, El Diario, 22 de diciembre de 1910, p. 1.
8

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 463

bre ilustrado, que cuando se le trata demuestra los muchos conocimientos que
posee; de la guerra ruso-japonesas guarda muchas recompensas… Seguimos
nuestro viaje a Salina Cruz y después de cumplir nuestra comisión, nos será
imborrable la grata impresión que hemos recibido.9

Foto 6
El contralmirante Rokuro Yashiro en el Asama

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://cdn.loc.gov/service/pnp/ggbain/21000/21071v.jpg.

El general Merodio ofreció una comida en el hotel Salina Cruz al con-


tralmirante Yashiro y sus oficiales, posteriormente acompañados por el ca-
pitán Manuel Azueta, director de la Escuela Naval, tomaron el tren especial
con cuatro vagones de primera y un pullman rumbo a la ciudad de México,
llegando a la estación de Buenavista donde fueron recibidos por oficiales
designados por la Secretaría de Guerra y Marina a cargo del general José
Legorreta, por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, estuvo Luis
S. Carmona y Manuel Martínez del Campo, además de un contingente del
Colegio Militar y también el teniente coronel Porfirio Díaz, jefe del Estado

9 “Zarparon rumbo a Salina Cruz los barcos japoneses”, El Diario, 21 de diciembre de


1910, p. 1.

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464 CARLOS USCANGA

Mayor. También estaba en la espera del arribo del tren, el encargado de ne-
gocios de la Legación de Japón en México, Kumaichi Horiguchi y su esposa
Stina de Horiguchi.10
La fábrica de cigarros “El Buen Tono” envió un contingente de tra-
bajadoras vestían con kimono japonés y también alguna de ellas portaban
prendas al estilo andaluz. Ellas se sumaban a los diversos grupos, como los
de la comunidad japonesas, apostados en las inmediaciones de la estación
del tren. La prensa hacía la siguiente crónica:

Destacaban, como de los más atrayentes entre los grupos reunidos dentro y
fuera de la estación, dos de ellos: el de las obreras de una fábrica de cigarros
y otro de los obreros. Las primeras vestían indumentaria nipona, consistente
en kimonos de legítima tela japonesa y corte irreprochable. Diez eran las se-
ñoritas operarias y empleadas de esa fábrica que vestían a la japonesa, e igual
número de la misma fábrica iban ataviadas a la española, cubriendo el tocado
con la clásica mantilla sevillana.11

El contralmirante Yashiro y sus oficiales se hospedaron en el hotel Gé-


nova y los 144 cadetes en el Colegio Militar y su banda de música, en parti-
cular la del buque Kasagi, ofreció un concierto en el quiosco ubicado en unas
de las glorietas de la avenida reforma. El Tiempo lo atestiguó, de la manera
siguiente:

La concurrencia fue numerosa. Las damas, desde sus automóviles agitaban


sus pañuelos, saludando a los filarmónicos japoneses. A la una terminó el
concierto y los marinos ocuparon los carruajes en los que habían llegado. En
su trayecto quedaron sumamente complacidos al observar que en varias de
nuestras calles principales se ostentaban insignias de su nación.12

Al día siguiente, los marinos japoneses hicieron los honores en el monu-


mento a los niños héroes, se realizaron diversos pronunciamientos sobre el
significado de su visita destinada a refrendar los lazos de amistad y simpatía
entre el pueblo japonés y mexicano. Yashiro hizo mención del ejemplo de
patriotismo observado por los niños héroes; y lo refirió como un ejemplo
para los jóvenes cadetes de la armada imperial para que aprendieran “como
se muere defendiendo la patria”.

10
“Cómo han sido agasajados los marinos japoneses desde que arribaron a la capital”,
El Tiempo, 26 de diciembre de 1910, p. 1.
Idem.
11

Ibidem, p. 3.
12

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 465

Asimismo, Yashiro ofreció una recepción de gala en el Colegio Militar


de Chapultepec, misma a la que fueron invitadas las mejores familias de la
ciudad de México. Asimismo, los marinos realizaron una visita al Palacio de
las Bellas Artes, en su recorrido fueron guiados por su director, el arquitecto
Antonio Rivas Mercado.
El 26 de diciembre una comitiva de oficiales precedida por el contral-
minate Yashiro fue recibida por el presidente Porfirio Díaz en el salón verde
del Palacio Nacional.13 En la reunión estuvieron Enrique C. Creel, Secre-
tario de Relaciones Exteriores, y también Horiguchi. En las respectivas in-
tervenciones del ejecutivo mexicano y el representante de la delegación de
marinos, hubo expresiones de agradecimiento por las atenciones recibidas y
de admiración a la valentía del pueblo japonés. En ese sentido del contral-
mirante, se refirió así:

…las palabras de su excelencia me complacen ampliamente, y por mi parte


pienso que, dada las mismas características de nuestros pueblos, las relaciones
han sido cultivadas y se fortalecerán cada día. El principio que Japón profesa
es de paz, establecida y duradera, y por lo que hemos visto de la política en
México, está dirigida en el mismo canal por su excelencia.14

La respuesta del presidente Díaz fue que ambos países eran amigos
porque ciertamente tenían mucho en común. El comentario del contralmi-
rante, más allá de la cortesía y las expresiones protocolarias, no reflejaban
la situación del país y del movimiento de los “revoltosos” como la prensa
calificaba al movimiento encabezado por Francisco I. Madero después del
fraude electoral que derivó a la reelección del dictador.
De hecho, Yashiro había hecho algunas declaraciones sutiles que defi-
nían el estado de insurrección que se vivía con las primeras etapas del movi-
miento maderista. En Veracruz, se refirió al sentido de la guerra; y la prensa
la interpretó como una expresión de la tensión y quebranto de la paz en el
movimiento formalmente iniciado el 20 de noviembre de 1910, escasos días
previos a la notificación de la llegada del escuadrón de instrucción de la ar-
mada imperial de Japón al país. En la sección del editorial del Imparcial lo
expresaban de la manera siguiente:

Se debe ir a la guerra por abnegación, bien que ella es cruel y tal como la llama
Eligio Root: se debe ir, “llegando el caso”, según frase del almirante Yashiro…

“Recibió ayer el Sr. Presidente a los bravos marinos japoneses”, El Diario, 27 de di-
13

ciembre de 1910, p. 1.
“Visiting Naval men Presented to President”, The Mexican Herald, December, 27th,
14

1910, p. 1.

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466 CARLOS USCANGA

Queda, empero, la guerra civil, la asonada, el motín. Aquí el sacrificio es más


doloroso. A esto se refería el marino japonés, a los hombres merodean, a los
que introducen la discordia entre hermanos… Los maderistas iniciaron el fatal
camino. Fueron los primeros en derramar la sangre de hermanos.15

El camino para la abrupta erosión del régimen porfirista estaba marca-


do. El 25 de mayo de 1911, el presidente Díaz presenta su renuncia formal-
mente ante la Cámara de Diputados. La ruta sin retorno del exilio estaba
definida. Otro ángulo de la visita de los marinos japoneses fue la esperanza
de contar con naciones amigas que pudiera auxiliar a México ante la ame-
naza de naciones poderosas, que claramente era una alusión directa a Es-
tados Unidos.

Japón no se ha encerrado en su torre de marfil, no se ha rodeado de con una


gran muralla para que no penetren los adelantos del extranjero. Por el contra-
rio: los japoneses se han diseminado por el mundo haciendo observaciones,
estudiando los progresos de cada país y llevando al suyo aquello que les pa-
rece bueno y adaptándolo a sus necesidades, a su carácter, a su idiosincrasia.
El japonés, ante todo, es patriota hasta el fanatismo y al igual sacrifica su vida
en una lucha sangrienta que en el estudio, siempre que sea para el bien del
Imperio… Quizá, quizá también, con la intuición popular vean a los súbdi-
tos del Mikado a los que un día más o menos remoto, por la comunidad de
intereses, salga a la defensa de los pueblos débiles que vieran amenazada su
nacionalidad; tal vez prevea que, en épocas ventas, el pequeño Japón sea el
sostén de una nación incapaz de valerse contra los instintos de rapiña de una
potencia ambiciosa…16

En un régimen en agonía, derramando la sangre de sus ciudadanos,


fueron los hechos que el contralmirante Yashiro pudo observar y obtener
información de primera mano, a través de las conversaciones con Horiguchi
y su equipo de trabajo de la Legación de Japón, siendo un personaje central
Kinta Arai referido, por los servicios de inteligencia estadounidenses como
el arquitecto de la red de espionaje en América Latina (Bisher, J., 2016, pp.
255-258).
El recorrido, en su recta final, continuó por la ciudad de México e in-
cluyó a la fábrica “El Buen Tono”, cuyas trabajadoras habían sido enviadas
a la estación de Buenavista a darle la bienvenida al contralmirante Yashiro.
El responsable de ese negocio, Ernesto Pugibert, los recibió y les ofreció un
15
“El Almirante Yashiro y los revoltosos”, El Imparcial, 4 de enero de 1911, p. 3.
16
“México y Japón. Significativas de manifestaciones de aprecio internacional”, El Dia-
rio, 27 de diciembre de 1910, p. 1.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 467

recorrido por las instalaciones de su empresa. Al finalizar se organizó un


brindis en el que el dueño de la cigarrera se refería que su visita demostraba
los sentimientos de amistad y simpatía hacia México… “tantas semejanzas,
casi me lleva afirmar que en el pueblo japonés y en el mexicano corre la
misma sangre”.17
En las subsecuentes y frecuentes recepciones a la comitiva de la arma-
da imperial, se realizaban expresiones sobre las profundas simulitudes de
los dos pueblos no sólo en las simpatía que ambos profesaban entre sí, sino
también en las aparentes convergencias fenotípicas de sus pueblos. Fue una
argumentación usualmente utilizada a lo largo de las primeras décadas del
siglo XX, Yashiro lo expresaba de la siguiente forma:

En la visita que hicimos al señor Ministro de Guerra, el señor Cosío, noté que
existe una semejanza entre los guerreros japoneses y mexicanos, desde los je-
fes hasta los soldados; nos hizo notar el capitán del “Asama” sin su uniforme
japonés, parecía hasta equivocarse, mexicano. Nos dijo también que un co-
ronel de la armada de México, se parece mucho a mí. Yo estoy por completo
acuerdo con él; y afirmo que tal semejanza no sólo existe en las facciones,
pero en el alma de los dos pueblos.18

El 28 de diciembre en la noche tomaron de nuevo el tren especial hacia


Salina Cruz, en la que hicieron paradas intermedias en Veracruz recibiendo
los mismos entusiastas recepciones por parte de las autoridades y población
del lugar.19 Después de la partida el 31 de diciembre, con dirección a Pana-
má de la flota-escuela de la armada imperial de Japón se recibieron notas de
agradecimiento por parte del Ministerio de Asuntos Extranjeros en la que
expresaba el aprecio al gobierno y pueblo mexicano por la cálida recepción
a los marinos japoneses, catalogándola como el “testimonio verdadero de
los lazos de cordial amistad que unen a las dos naciones”.20

2. Izumo ( )

El capitán Keizaburo Moriyama ( ) nació en 18 de julio de


1870 en la actual prefectura de Saga en el tercer año de la Era Meji, a los

17
“Recibió ayer el Sr. Presidente…”, op. cit., p. 5.
Idem.
18
19
“Canciller que regresa”, El Tiempo, 3 de enero de 1911, p. 3.
20
“Mensajes de Gracias del Gobierno del Japón y del Contralmirante Yashiro”, El Dia-
rio, 6 de enero de 1911, p. 1.

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468 CARLOS USCANGA

20 años de graduó de la Academia Naval. En 1892, fue ascendido a capitán


después de su participación en la guerra sino-japonesa . Estuvo acreditado
en la Embajada de Japón en Francia, por su conocimiento de ese país y su
lengua al haber realizado ahí sus estudios. En junio de 1902, le fue otorgada
la legión de Honor, con el grado de Chevalier (Caballero) y otros recono-
cimientos como la del mérito naval de España. En el conflicto bélico ruso-
japonés de 1905, participó en la batalla de Chemulpo y en abril de 1923, a
los 53 años de edad, fue retirado con el grado de Vicealmirante y puesto en
la reserva de la armada japonesa. Sin embargo, su visita y su trabajo reali-
zado en México sería de tal importancia que posteriormente fue fundador
y presidente de la Sociedad México-Japonesa, misma que fue muy activa
durante el periodo de entreguerras.
¿Por qué la llegada del acorazado Izumo? Ante el clima de insurrec-
ción interna por la imposición de la dictadura de Victoriano Huerta y su
ausencia de legitimidad que le había generado retener su reconocimiento
por parte de Washington y otros países, el gobierno Taisho decidió man-
dar a uno de sus mejores navíos de guerra. La misión encomendada su-
peraba a una visita de cortesía, en realidad, era un trabajo de diagnóstico
e inteligencia de la situación política interna que el ministro Mineichiro
Adachi ( ) consideraba como delicada y que, de acuerdo con
sus reportes, ponía en riesgo a las comunidades de inmigrantes japoneses,
en particular las del noroeste de la República mexicana.
A pesar de que Japón no había expresado su reconocimiento oficial al
régimen huertista mantenía, de manera pragmática, nexos diplomáticos y
una estrecha cercanía promovida por Adachi que había llegado a México
en el verano del 1913, siendo objeto de reiteradas manifestaciones de júbilo
por parte del “pueblo” mexicano.21
Ante la decisión de despachar al Izumo, el ministro Adachi notificó
oficialmente al gobierno mexicano a través de Querido Moheno y Taba-
res, Secretario de Relaciones Exteriores. El motivo de la visita inicialmente
se expresó, de acuerdo con los funcionarios diplomáticos japoneses, como
la retribución al envío de la embajada especial encabezada por Francisco
León de la Barra a Tokio para agradecer al gobierno del Japón su participa-
ción en las fiestas del centenario en 1910, la cual fue altamente publicitada
por los diarios japoneses y fue objeto de diversas atenciones por parte del
gobierno japonés.22
21
Esclaro que esas expresiones iban más allá de expresiones espontáneas del pueblo
mexicano, eran organizadas por autoridades del gobierno huertista.
22 “Festejos en Honor a los marinos del Itzumo”, El País, 20 de enero de 1914, p. 1.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 469

Sin embargo, Washington mostró preocupación por la llegada a las cos-


tas mexicanas del Izumo y posteriormente funcionarios de la Legación ja-
ponesa en México revelaron el motivo de la visita. Kinta Arai indicaba a
la prensa que también tenía la misión de atender a la comunidad japonesa
ubicada en el noreste del país, particularmente en Sinaloa, Sonora y Chi-
huahua, por las condiciones que a travesaba el país. Pero matizaba que tam-
poco venía el Izumo para salvaguardar sus garantías ya que “los japoneses…
las tenemos más que suficientes en esta tierra, en la que somos considerados
como si fuéramos mexicanos”.23
En la prensa mexicana también se informaba del despacho por parte
del Ministerio de Asuntos Extranjeros de Masanao Hanihara ( )24
en el Izumo, con el fin recabar información, debido a que las noticias que
“llegan al Japón sumamente exageradas y se ignora la verdad de cuanto ha
ocurrido aquí en los últimos meses”.25 No obstante, el diplomático japonés
tenía una doble misión: Por un lado, reportar la situación de México en el
clima de la insurgencia contra el dictador Huerta; por el otro, discutir con
los funcionarios del Departamento de Estado la situación del clima anti-
japonés en California.
Hanihara era un experimentado diplomático (Misuzu Hanihara
Chow & Kiyofuku Chuma, 2016, p. 82) que había estado acreditado en
Washington y era una persona de confianza del Ministro Nobuaki Maki-
no, y no tardó en darse cuenta de la delicada situación interna en el país
que, de hecho, era un aspecto que tanto Japón y Estados Unidos compar-
tían ante el crecimiento de la oposición al régimen huertista. Asimismo,
las discrepancias con las recomendaciones y estrategias diplomáticas de
Adachi afloraron de manera inmediata (Iyo Kunimoto, 1975, pp. 179 y
180).
A la llegada el Izumo, se comisionó al capitán de fragata, Denzo Mori,26
y al subteniente, Nakamura, para que se desplazaran a la ciudad de Méxi-
co donde se reunieron con Adachi con el fin de entregarle personalmente

23
“El crucero japonés Yzumo viene al Pto. De Salina Cruz”, El Diario, 14 de noviembre
de 1913, p. 8.
24 “Salió Yokosuca el Izumo para México”, El Diario, 22 de noviembre de 1914, p. 1.
25 “Se da cuenta oficial de la llegada del Itzumo”, El País, 16 de diciembre de 1913, p. 5.
26 Mori hablaba español, francés, inglés, alemán e italiano, a sus 33 años de edad había
participado en la guerra ruso-japonesa, de manera meticulosa realizó en varias partes del
país inspecciones de la infraestructura del gobierno huertista, mismas que autorizaron su la-
bor de inteligencia ante hipotético apoyo militar de Japón. Véase Fiedrich E. Schuler, Secret
Wars and Secret Policies in the Americas, 1842-1929, University of New Mexico press, pp.
76-81.

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470 CARLOS USCANGA

“algunos documentos de importancia, que se refieren al viaje del barco y


a su misión”.27A su arribo, el 29 de diciembre de 1913, a la ciudad fueron
ovacionados en la estación del ferrocarril de Buenavista provenientes de
Manzanillo. Era claro que ambos emisarios no se limitaban a la entrega
de documentos, sino que eran parte de una visita de prospección y de in-
teligencia que llevó Mori a regresar después a la ciudad de México y visitar
otras partes del país.

Foto 7
El crucero acorazado Izumo

Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Japanese_cruiser
_Izumo#/media/File:Japanese_cruiser_Izumo.jpg.

En 6 de enero de 1914, el Izumo fondeó en la bahía de Mazatlán, prove-


niente de Guaymas, realizando los saludos respectivos de ordenanzas proto-
colarias. El capitán Moriyama desembarcó para saludar al general Alberto
T. Rasgado, Gobernador de Sinaloa, siendo recibido con mucha expecta-
ción por parte de los ciudadanos y la comunidad japonesa. En reciprocidad,
el capitán Moriyama invitó a las autoridades sinaloenses al acorazado en
la que tuvieron una comida, durante el respectivo intercambio de brindis,
27 “Fueron ayer Calurosamente Aclamados al llegar a esta Cap. los marinos japoneses”,
El País, 30 de diciembre de 1913, p. 1.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 471

se hizo referencia a la prosperidad del país haciendo votos para el retorno


a la “calma”. También, se hicieron retirados cumplidos a Hanihara con la
presencia ya de Adachi que se había desplazado a ese puerto del Pacífico
mexicano.28
Después de Mazatlán, el se dirigió a Manzanillo donde arribó el 18 de
enero. En esa ciudad se encontraron con la comitiva designada por par-
te de la Secretaría de Relaciones Exteriores (Luis Felipe Pulido y Enrique
Santibañez) y de la Secretaría de Guerra presidida por el capitán de navío
Antonio Ortega y Medina29 para acompañarlos en su viaje a la capital de la
República. Asimismo, los marinos japoneses se encontraron también con el
general Santiago F. Rivero, jefe de la columna militar que estaba en Man-
zanillo y que se dirigía a Mazatlán ante el incremento de las acciones de los
insurrectos al gobierno de Huerta.30
Iyo Kunimoto explica con detalle las tensiones entre Adachi y Haniha-
ra, el primero insistía en la necesidad del viaje de una comitiva del Izumo a
la ciudad de México bajo el mando de Moriyama (Iyo Kunimoto, 1975, p.
181).
En la óptica del ministro japonés, las posibilidades de negociar con un
régimen políticamente endeble en México (urgido de fortalecer sus capaci-
dades de defensa) ante la rebelión interna en la que la promesa de la venta
de armas y ayuda financiara de Tokio sirvieron como activos a favor de su
capacidad de interlocución, para garantizar sus intereses estratégicos y ser-
vir como un elemento de negociación frente a Washington.
El interesante el juego de declaraciones y la estrategia mediática del go-
bierno de Huerta se observó en la noticia publicada por el periódico El País,
referida al anuncio acreditado al ministro mexicano en Japón, Luis G. Pardo,
de que cincuenta militares japoneses —previa naturalización como mexi-
canos— se podrían incorporar al ejército ante las amenazas del coloso del
Norte.31 La noticia fue previa a la llegada de los marinos japoneses a la ciu-
dad de México y posteriormente no se volvió a abordar el tema en la prensa
escrita mexicana.

28 “El Acorazado Itzumo fue agasajado por las autoridades mexicanas en el Puerto de
Mazatlán”, El Diario, 12 de enero de 1914, pp. 1 y 2.
29 A esas dos comisiones, se sumó en Guadalajada la enviada por el jefe de la División de
Occidente, integrada por el teniente coronel Edmundo Bravo, mayor Pedro Martínez, y los
capitanes Prieto y López Portillo.
30 “El Gral. Santiano F. Rivero y su Estado Mayor recibieron a los marinos del Izumo en

la Aduana de manzanillo”, El Diario, 18 de enero de 1914, pp. 1 y 7.


31 “Cincuenta oficiales del Imperio del Sol Naciente solicitan prestar sus servicio servi-
cios en las filas del ejercito mejicano”, El País, 27 de diciembre de 1913, p. 1 y 8.

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472 CARLOS USCANGA

En este contexto, resalta el anuncio de que Moriyama no iría a la ca-


pital con la comisión designada y, en cambio, se desplazaría a Colima y
Guadalajara. Al final Adachi ganó la partida y Moriyama acompañó a los
oficiales del Izumo ante la oposición de Hanihara, mismo que decidió asu-
mir un trabajo de más bajo perfil, se entrevistó en capital con el encargado
de negocios de Estados Unidos, Nelson O’ Shaughnessy, y posteriormente
elaboró diversos reportes a la Cancillería japonesa sobre la acciones “poco
cuidadosas” de Adachi (Iyo Kunimoto, 1975, pp. 181 y 182).
El gran escenario estaba ya puesto por parte de Adachi y de las autori-
dades huertistas. Ambos se esforzaron en garantizar una cobertura comple-
ta y detallada por la prensa mexicana, así como de organizar reiterados ac-
tos de apoyo popular para recibir a los distinguidos invitados de Japón. Un
aspecto interesante fue que la programación de las actividades semejantes a
las organizadas a la tripulación del Asama, un par de años antes. Al arribar
el 26 de enero, al medio día, a la ciudad de México, el capitán Moriyama
expresó lo siguiente a la prensa:

Estoy conmovido … por la acogida tan entusiasta de que hemos sido objeto
desde que pisamos tierra mejicana, y sólo tengo motivos de agradecimiento
para los habitantes de este país, por estas demostraciones de simpatía. Donde
quiera que he estado, he sido objeto de grandes agasajos, tanto de parte de las
autoridades, como el pueblo mejicano. Al llegar a esta capital, nuevamente
he sido objeto de finas atenciones, tanto del señor presidente de la República
como del noble pueblo de Méjico. Esas demostraciones de simpatía han deja-
do en mí una impresión que no se borrará nunca.32

En el Hotel Metropolitano, donde se hospedaron, se organizó una re-


cepción por parte de comisiones de la Secretaría de Relaciones Exteriores
y Secretaría de Guerra que habían acompañado en su travesía desde Man-
zanillo hasta la capital, misma que fue una más de las frecuentes reuniones
que se organizaron para los marinos japoneses donde no se escatimaron
recursos para su organización.
El capitán Moriyama fue a la Legación de Japón en México para des-
pués acudir a una visita33 de cortesía para saludar al Secretario Moheno y

32
“Los marinos del Itzumo, hoy huéspedes de Méjico, fueron recibidos con gran entu-
siasmo”, El País, 27 de enero de 1914, p. 4.
33
La comitiva fue encabezada por el capitán Moriyama, el teniente mayor D. Mori,
primer teniente, T. Yamagata, primer teniente maquinista, Y Nakazano, primer teniente,
S Miyoshi, primer teniente S. Miyoshi, primer teniente médico K. Nakamura, segundos
tenientes, T. Yamanouchi, Y Hosoya, K Kishimoto y K Nakamura; segundo teniente maqui-

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 473

Tabares, para después dirigirse a la Secretaría de Guerra donde se encon-


traron con el general Aureliano Blanquet.

Foto 8
El capitán Moriyama con algunos
miembros de la comitiva mexicana

Fuente: Librería del Congreso de los Estados Unidos,


http://hdl.loc.gov/loc.pnp/ggbain.15507.34

Asimismo, Huerta les organizó en Palacio Nacional una faustuosa re-


cepción el 27 de enero, en su alocución Moriyama reiteró su agradecimien-
to por las atenciones expresadas a “la marina de guerra japonesa. En segui-

nista Y. Tokuda, segundo teniente pagador S. Yoshimochi, subtenientes T. Taga y A. Hashi-


moto; subteniente maquinista K. Hanaki, subteniente médico T. Yonohara, warrant officer
T. Uchigashina.
34 Un aspecto interesante, es la fotografía en la que se observa a Moriyama con parte de
la comitiva naval japonesa y algunos militares mexicanos, la misma fue publicada original-
mente en el periódico El País que hizo un seguimiento detallado de la visita de la tripulación
del Izumo. Se puede inferir que la persona sentado a la derecha de Moriyama es el capitán
de navío Antonio Ortega y Medina. Ahora es parte del acervo digital de la Librería del
Congreso de los Estados Unidos. La pregunta es: ¿Cómo llegó ese negativo a Estados Uni-
dos? La respuesta es simplemente que los agentes de inteligencia estadounidenses dieron un
seguimiento puntual a las actividades de los marinos del Izumo en su estancia en México.

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474 CARLOS USCANGA

da hizo hincapié en el cariño que a Méjico se tiene en el Japón, que aseguró


desea ver a esta República libre de bandolerismo”.35
Las visitas continuaron a lo largo de los días de su estancia en la ciu-
dad de México, los marinos japoneses fueron al Castillo de Chapultepec,
las oficinas del Correo, ofrecieron una ofrenda floral a la tumba de Benito
Juárez, fueron también a Teotihuacán y a la fábrica de cigarros “El Buen
Tono”. Asimismo, acudieron a diversas instalaciones militares, al museo de
Artillería, la fábrica nacional de cartuchos, donde les dispensaron todas las
atenciones por parte de los militares mexicanos.
La comunidad japonesa, presidida por Makoto Suzuki, organizó en los
jardines del Tívoli del Liceo una recepción para el capitán Moriyama y su
comitiva, la prensa realizó una crónica detallada del festejo. El Imparcial lo
refería de la siguiente manera:

Fue una fiesta japonesa por excelencia. Por un momento desapareció todo
aquello que hubiera podido hacer pensar que nos hallábamos en México; y se
hubiera creído que en torno de la mesa, rodeada de exóticos… y por encima
de la cual colgaban innumerables farolillos de papel, los samurayes se habían
dado… para celebrar algún rito solemne. Y que el ambiente, transformado
de súbito, tenía auras de Nipón, y olor a crisantemos y trasunto de épicas le-
yendas. Parecía como, si a través de las ventanas del salón preparado para la
merienda, en el Tivoli del Eliseo, fuera a surgir de pronto la testa nevada des-
lumbradora del Fushi-Yama. Fue una fiesta japonesa. Y en ella cobraron, al
par que los ecos formidables de los banzai, el entusiasmo de la raza sacudida
por la emoción de las nostalgias: esa emoción que la visita de los marinos trajo
a sus compatriotas residentes en México. El sake perfumado y transparente
llevó a los labios de los presentes el agradable sabor de la tierra lejana e hizo
acudir a los ojos el brillo del regocijo.36

También en el “lunch-champagne” hubo una exhibición por parte de


los marinos japoneses de ken jitsu y jiu jitsu ante el entusiasmo de los asis-
tentes, Moriyama apuntó, con un toque de humor, que: “Nunca he estado
tan ronco. Ni aun cuando, desde el puente de mi buque, he dirigido una
difícil maniobra después de dos días de tempestad. Estoy muy ronco: ronco
de gritar: Viva México”.37

35 “El Sr. presidente de la República ofreció un banquete a los marinos del Itzumo”, El
país, 28 de enero de 1914, p. 4.
36 “Los Marinos nipones visitaron los establecimientos militares”, El Imparcial, 29 de ene-
ro de 1914, p. 2.
37 Idem.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 475

Nemesio García Naranjo, Secretario de Instrucción Pública, acompañó


a los marinos japoneses a Teotihuacán, en la recepción que se organizó, ex-
presó las siguientes palabras:

Los viejos castellanos, cada vez que tenían un huésped, para significarle una
prueba de gran homenaje, lo llevaban a los salones donde guardaban las ar-
mas y los retratos de sus antepasados; pues bien, señores, marinos, nosotros
para demostrar a ustedes nuestro afecto y nuestra simpatía, les hemos traído a
este rincón de la Patria, donde guardamos las reliquias de nuestros antepasa-
dos, mostrándoles la opulencia de nuestra pasada civilización. A la nación de
ustedes se le llama Imperio de Oriente, y a la nuestra, mas que a ningún otra,
le corresponde el nombre de Imperio del Sol Naciente. A ustedes, señores
mejicanos, os invito a que brindemos por la salud del Emperador del Japón y
los por bravos marinos que aquí nos acompañan.38

En sus últimos días en la ciudad de México, fueron recibido por el Se-


cretario de Comunicaciones y Obras Públicas, José María Lozano, donde
visitaron las obras del desagüe de la capital. Por último, el capitán Moriya-
ma ofreció una recepción para agradecer las atenciones recibidas por las
autoridades y la prensa mexicana. En su discurso dijo lo siguiente:

Después de haber sido recibido tan bien, como jamás lo hemos sido en otra
parte del mundo, nosotros impresionados, verdaderamente conmovidos, nos
encontramos palabras con qué expresar nuestros sentimientos de profunda
gratitud por la cordialísima acogida que se nos ha dispensado. Hemos queri-
do corresponder a cada una de las atenciones que nos ha dispensado durante
nuestra estancia en esta República, pero hemos dispuesto de tan poco tiempo,
por causas de nuestro encargo, que ya veis que no nos ha sido posible. Qui-
simos con esta reunión corresponder a las altísimas bondades del Gobierno
y del pueblo de Méjico, pero esta manifestación nuestra no es más que una
manifestación del sentimiento que nos embarga.39

La visita a la ciudad de México había cumplido su objetivo. Por un lado,


más allá de las recepciones y visitas protocolarias, Adachi logró su meta de
llevar a Moriyama con Huerta para endosar el respaldo de Japón a su go-
bierno. Por el otro, avanzar en las negociaciones de compra de armas con la
zaibatsu Mitsui, ya el primer contrato por 50 mil rifles de 7 mm, calibre 38,
se había realizado el 13 de marzo de 1913.

38
“En San Juan Teotihuacán, los marinos japoneses admiran nuestra civilización”, El
País, 30 de enero de 1914, p. 4.
39 “Anoche regresaron los marinos a Manzanillo”, El País, 31 de enero de 1914, p. 4

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476 CARLOS USCANGA

El tren especial de regreso partió en la noche del 30 de enero rumbo a


Manzanillo donde los esperaba el resto de la tripulación del Izumo. Durante
su parada en Guadalajara, los recibimientos masivos continuaron para ar-
mada japonesa. El gobernador José López Portillo y Rojas fue a recibirlos
en persona en la estación del tren y después en el Hotel Fénix, la comunidad
japonesa tapatía organizó una recepción para los distinguidos visitantes.40
Lo mismo sucedió a su llegada a Colima donde fueron atendidos fastuosa-
mente por las autoridades locales y por el gobernador del Estado, general
Antonio Delgadillo.41
Al regreso del capitán Moriyama a Manzanillo se embarcaron en el
Izumo para navegar a varios puertos mexicanos. El acorazado visitó de nue-
vo Mazatlán, Guaymas, se dirigió a La Paz y después a Salina Cruz. La
prensa dio seguimiento al recorrido del acorazado japonés, filtrando noti-
cias que Moriyama se había reunido con los “rebeldes” (Ramón F. Iturbe42
y Eduardo Hay43) en el puerto de Altata44 o incluso con un representante
de Carranza, noticas que después la prensa desmintió.45 Sin embargo, es
altamente probable la realización de esos encuentros con los “bandoleros”,
como él mismo los había referido, a fin de poder tener la información del
grupo opositor al dictador Huerta.
Mientras tanto, Denzo Mori, siguió en su labor de información e inteli-
gencia.46 El 4 de junio sale de la capital para incorporarse temporalmente47
a la tripulación del Izumo en compañía del ministro Adachi.48 Se informó
que el ministro japonés no se dirigiría a Salina Cruz, como se había infor-
mado al inicio, y tuvo un trayecto accidentado de regreso a la ciudad de
México vía férrea por el ataque de los “rebeldes”, estando en Sayula, la
prensa le cuestionó si a causa de la insurgencia en el país sería motivo para

40
“Los marinos del Itzumo en Guadalajara”, El País, 3 de Febrero de 1914, p. 7.
41
“Arribo de los marinos del Itzumo”, El País, 4 de febrero de 1914, p. 7.
42 Ramón F. Iturbe se encontrará de nuevo con el capitán Moriyama en Tokio cuando
fue nombrado agregado militar en la Legación mexicana de Japón.
43 Eduardo Hay fue nombrado enviado extraordinadio y ministro plenipotenciario de
México en Japón del 17 de mayo al 23 de diciembre de 1923, donde volvió a encontrarse
con el capitán Moriyama.
44 “El Capitán Moriyama no recibió a los Delegados Rebeldes”, El Imparcial, 15 de abril
de 1914, p. 7.
45 “El Ing. Takasiki no fue enviado por Carranza”, El País, 27 de febrero de 1914, p. 3.
46 “El Sr. Denzo Mori visitó la Cámara”, El País, 20 de febrero de 1914, p. 8.
47 Se reportó por la presenta de Mori a la ciudad de México acompañado por dos tenien-
tes y 10 marinos. Véase “Están en México varios Tripulantes del Itzumo”, El Imparcial, 17 de
junio de 1914, p. 4.
48 “Salió para Colima el Sr. Ministro del Japón”, El Imparcial, 5 de junio de 1914, p. 1.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 477

la salida de los inmigrantes japoneses del territorio nacional. El diplomáti-


co respondió lo siguiente: “México es una nación hermosa y grande muy
semejante en sentimiento al Japón, Mi país siente un gran cariño por esta
República. Y en vez de retirarse de aquí los súbditos japoneses, seguirán
viniendo más”.49 Al final, el ministro japonés retornó a la capital escoltado
de nuevo por Mori (Moriyama lo mandó para asegurar su protección) y los
marinos comisados del Izumo. Después de su encomienda de proteger al
ministro japonés, ellos se dirigieron a Salina Cruz para llegar vía marítima
a Manzanillo, evitando así el traslado vía terrestre hacia Colima.
Ese hecho, fue significativo para que Adachi reconociera que Huerta
tenía los días contados ya que las noticias de la inminente caída del dictador
eran parte de los frecuentes comentarios en la esfera diplomática. No tardó
mucho tiempo, para que el diplomático japonés junto con el capitán Mori-
yama fueran testigos de la renuncia de Victoriano Huerta el 15 de julio de
1914. Antes del regreso del Izumo a Japón en agosto de 1914, pudieron en-
terarse de la entrada triunfal de Venustiano Carranza a la ciudad de México
el 20 de ese mes. La misión del capitán Moriyama y su inusitada estancia de
nueve meses en México había terminado.
Un poco menos de una década después Moriyama obtuvo su retiro,
fue parte y presidente de un partido político de derecha y carácter de na-
cionalista50 y fundó la Sociedad México Japonesa que fue un enlace muy
importante para difundir el conocimiento de México en ese país asiático
que se enfilaba en desarrollar su estrategia de expansión imperial en el Este
y sudeste de Asia. Moriyama fallece en 1944, tres años después del inicio de
la Guerra del Pacífico.

III. Reflexiones finales

Para el pensamiento geopolítico de Japón en las primeras cuatro décadas del


siglo XX, México fue pieza clave en el interjuego de estrategias frente a los
Estados Unidos. Tokio usó, de manera eficiente, el sólido vínculo de amistad
forjado entre los dos países después de la firma del Tratado de Amistad, Co-
mercio y Navegación de 1888 con los sentimientos anti-estadounidenses de
un sector importante de la élite y el pueblo mexicano (Schuler, F., 2010, pp.
56 y 57) para mandar señales a Washington (quien era vigilante de los mo-
vimientos de los diplomáticos y de los miembros de la comunidad japonesa
49
“Ya no va a Salina Cruz el Ministro del Japón”, El Imparcial, 10 de Junio de 1914, p. 5.
50

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478 CARLOS USCANGA

en México y en América Latina en lo general) de la capacidad de incidencia


de Japón en su área de influencia directa, siendo una afrenta a la doctrina
Monroe.
Desde la perspectiva de la defensa de Estados Unidos, México era (y
sigue siendo) un eslabón endeble. Diferentes factores como los geográficos
al compartir una frontera de 3,185 kilómetros y sobre todo su porosidad, ge-
neraba preocupaciones constantes. El uso de los vastos litorales mexicanos
y de sus puertos como potenciales puntos de control y abastecimiento de la
armada imperial, dentro de un hipotético escenario de conflicto, eran as-
pectos que advertían constantemente no sólo la prensa sensacionalista sino
también los servicios de inteligencia de la Casa Blanca.
En ese contexto, la visita del Asama e Izumo convergen en ser testigos am-
bos de la descomposición acelerada tanto de la dictadura porfirista como la
huertista, con la diferencia de que el barco al mando de Moriyama su agen-
da superaba la visita de cortesía teniendo una agenda clara de inteligencia
y de apoyo tanto logístico (venta de armas) como financiero al presidente
Huerta, sin que lo anterior implicara que era su única opción (la entrevista
con líderes carrancistas fue indicativo que Tokio buscaba explorar las de-
mandas de los “rebeldes”) como Adachi se empeñaba en hacerlo.
Asimismo, diversas versiones se derivaron después de la visita del con-
tralmirante Yashiro sobre la negociación de un tratado secreto entre Méxi-
co y Japón. Friedrich Katz explica que el servicio secreto alemán afirmaba
que tenía una copia del mismo y que había sido sustraído de las oficinas de
José Yves Limantur, Secretario de Hacienda, en la que México le otorgaba
algunos derechos sobre en el Istmo de Tehuantepec, concesiones para el
reabastecimiento de carbón para sus acorazados en el Pacífico mexicano a
cambio de apoyar “por mar y tierra” al gobierno ante un conflicto contra
un tercer país (Katz, F., 1982, pp. 100 y 101).
Si bien no hubo evidencias de la existencia de ese documento, tampoco
puede descartarse que no hubiera sido del interés del gobierno mexicano
pretender tener un aliado como Japón en un hipotético conflicto con Esta-
dos Unidos.
Tokio supo jugar también con esos recurrentes rumores e implementó un
acercamiento pragmático en los años volátiles que durante y después de la
culminación del movimiento revolucionario. La idea de la protección de las
comunidades japonesas en el territorio nacional le permitió activar los pro-
tocolos de inspección e inteligencia, teniendo a la armada imperial un brazo
operativo en la materialización de sus tácticas y estrategias diplomáticas, lo
cual de nuevo generó reacciones de Washington.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 479

Por último, el papel de la marina japonesa en la promoción de los valores,


ideología imperialista y la cultura japonesa tuvo altos dividendos en lograr
simpatías y consensos entorno a la necesidad de que Japón fuera reconocido
como potencia emergente en el Pacífico, por haber llegado a ser una nación
moderna, pujante en su despegue económico y en sus capacidades navales y
militares.

IV. Bibliografía

Asada, S. (2006), From Mahan to Pearl Harbor. The imperial Japanese Navy and the
United States, Naval Institute Press.
Bisher, J. (2016), The Intelligence War in Latin America 1914-1922, Mc Farland.
Evans, David C. y Peattie, M. (2012), Strategy, Tactics and Technology in the Impe-
rial Japanese Navy 1887-1941, Naval Institute Press.
González, Martín Andrés, Aznar, Fernández-Montesinos, Federico (2013),
Mahan y la Geopolítica, Geopolítica(s), Revista de Estudios Sobre Espacio y
Poder, vol. 4, núm. 2.
Iyo Kunimoto (1975), Mexico and Japan, 1888-1917, Thesis P.h. D. University
of Texas.
Katz, F., (1982), La Guerra Secreta en México Vol. I, Editorial Era.
Levy, J., Thompson W. (Verano 2010), Balancing on Land and Sea. Do the
States Ally against the Leading Global Power, International Security, vol. 35,
núm. 1.
Misuzu Hanihara Chow y Kiyofuku Chuma (2016), The Turning Point in US-
Japan Relations: Hanihara’s Cherry Blossom Diplomacy 1920-1930, Palgrave
Macmillan.
Naoko Sajima y Kyoichi Tachikawa (2009), Japanese Sea Power, Foundation of
International Thinking on Sea Power, vol. 2, Camberra.
Schuler, Friedrich E. (2010), Secret Wars and Secrets Policies in the Americas 1842-
1929, University of New Mexico Press.
Tayler, Sydney (2009), The Japan-Russia war: An Illustrated history of the war in the
Far East, The Lancer International Inc., New Delhi.
Toshi Yoshihara y James R. Holmes (verano 2006), Japanese Maritime
Though: if not Mahan, Who, War College Review, vol. 59, núm. 3.
Villanueva, C. (sep-dic 2017), El Poder en el Siglo XXI. Entrevista con Jose-
ph S. Nye, Jr., Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 111.

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480 CARLOS USCANGA

Notas periodísticas

Guns Roar Welcome to Two Japanese Cruiser in Bay (13 de noviembre de


1910), The San Francisco Call.
Los barcos japoneses de guerra (19 de diciembre de 1910), El Tiempo.
En la bahía de Salina Cruz han anclado los buques japoneses (23 de diciem-
bre de 1910), El Diario.
Los marinos japoneses en Acapulco (20 de diciembre de 1910), El Tiempo.
Los marinos japoneses serán saludos con lluvia de Flores (21 de diciembre de
1910), El Tiempo.
El Asama y el Kasaghi arribaron a Salina Cruz (23 de diciembre de 1910),
El Tiempo.
Salina Cruz en espera de los japoneses (22 de diciembre de 1910), El Diario.
Zarparon rumbo a Salina Cruz los barcos japoneses (21 de diciembre de
1910), El Diario.
Cómo han sido agasajados los marinos japoneses desde que arribaron a la
capital (26 de diciembre de 1910), El Tiempo.
Recibió ayer el Sr. Presidente a los bravos marinos japoneses (27 de diciembre
de 1910), El Diario.
Visiting Naval men Presented to President (27 de diciembre de 1910), The
Mexican Herald.
El Almirante Yashiro y los revoltosos (4 de enero de 1911), El Imparcial.
México y Japón. Significativas de manifestaciones de aprecio internacional
(27 de diciembre de 1910), El Diario.
Canciller que regresa (3 de enero de 1911), El Tiempo.
Mensajes de Gracias del Gobierno del Japón y del Contralmirante Yashiro (6
de enero de 1911), El Diario.
Festejos en Honor a los marinos del Itzumo (20 de enero de 1914), El País.
El crucero japonés Yzumo viene al Pto. De Salina Cruz (14 de noviembre de
1913), El Diario.
Salió Yokosuc el Izumo para México (22 de Noviembre de 1914), El Diario.
Se da cuenta oficial de la llegada del Itzumo (16 de diciembre de 1913), El
País.
Fueron ayer Calurosamente Aclamados al llegar a esta Cap. Los marinos
japoneses (30 de diciembre de 1913), El País.
El Acorazado Itzumo fue agasajado por las autoridades mexicanas en el
Puerto de Mazatlán ( 12 de enero de 1914), El Diario.

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GEOPOLÍTICA Y EL PODER NAVAL EN LAS RELACIONES DE JAPÓN... 481

El Gral. Santiano F. Rivero y su Estado Mayor recibieron a los marinos del


Izumo en la Aduana de manzanillo ( 18 de enero de 1914), El Diario.
Cincuenta oficiales del Imperio del Sol Naciente solicitan prestar sus servicio
servicios en las filas del ejército mejicano (27 de diciembre de 1913), El
País.
Los marinos del Itzumo, hoy huéspedes de Méjico, fueron recibidos con gran
entusiasmo (27 de enero de 1914), El País.
El Sr. presidente de la República ofreció un banquete a los marinos del Itzu-
mo (28 de enero de 1914), El País.
Los Marinos nipones visitaron los establecimientos militares ( 29 de enero de
1914), El Imparcial.
En San Juan Teotihuacán, los marinos japoneses admiran nuestra civiliza-
ción ( 30 de enero de 1914), El País.
Anoche regresaron los marinos a Manzanillo ( 31 de enero de 1914), El País.
Los marinos del Itzumo en Guadalajara ( 3 de Febrero de 1914), El País.
Arribo de los marinos del Itzumo (4 de febrero de 1914), El País.
El Capitán Moriyama no recibió a los Delegados Rebeldes (15 de abril de
1914), El Imparcial.
El Ing. Takasiki no fue enviado por Carranza (27 de febrero de 1914), El País.
El Sr. Denzo Mori visitó la Cámara (20 de febrero de 1914), El País.
Salió para Colima el Sr. Ministro del Japón (5 de junio de 1914), El Imparcial.
Ya no va a Salina Cruz el Ministro del Japón (10 de Junio de 1914), El Im-
parcial.

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS


ENTRE MÉXICO Y JAPÓN Y EL INFLUJO
DE LOS ESTADOS UNIDOS

Alfredo Román Zavala*

Sumario: I. Introducción. II. La migración japonesa y su incidencia en


la economía mexicana. III. Las relaciones en la posguerra. IV. Los años
setenta: turbulencia y complejidad. V. Una “luna de miel” con el Acuerdo de
Asociación Económica. VI. Conclusiones. VII. Bibliografía.

I. Introducción

A más de 400 años de haberse llevado a cabo los primeros contactos en las
relaciones entre Japón y México, y a 130 años de reconocérseles de manera
oficial como “relaciones de amistad”, conviene situar y actualizar el proceso
histórico de esas relaciones en un plano que interprete los alcances econó-
micos de esa amistad. Muchas de las percepciones, por cierto, acerca de las
relaciones se han enmarcado en anecdotarios personales o diplomáticos, pero
poco sustanciosos en manifestaciones que reflejen hechos concretos deriva-
dos de esas relaciones.
El presente artículo se propone, justamente, situar el pasado, el presente
y el devenir de las relaciones México-Japón a través de sus relaciones eco-
nómicas. Aun así, siendo la economía un aspecto imposible de confinar a
su propio ámbito, a lo largo de este escrito se relatarán acontecimientos de
otra índole (política, migración), que interesan al desarrollo del discurso.
Conforme sea el avance en la lectura de este artículo, se encontrará un hilo
conductor altamente ostensible que define la relación entre los países que
aquí se estudian y que lo seguirá haciendo en el futuro; ese hilo conductor

*
Profesor-investigador en El Colegio de México.

483
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484 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

se llama Estados Unidos y funge como “tercio predominante” que modula


y afecta la relación.

II. La migración japonesa y su incidencia


en la economía mexicana

Adicionalmente al impresionante auge industrial y económico que Japón ex-


perimentó desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial y de haberse
convertido en casi un símbolo para muchos de los países en vías de desarrollo
en lo que concierne al modelo económico que lo llevó a ese nivel, la relación
con México se ha dado con intensidad y ha forjado lazos históricos que, al
paso del tiempo, han servido para enlazar aún más las sociedades japonesa y
mexicana. Empero, el contexto en el que se inscribe esta relación es mucho
más amplio e involucra a la relación que Japón también ha tenido, a lo largo
de su historia, con América Latina. Con seis generaciones de japoneses naci-
dos en latino américa, el número de personas con esa ascendencia se aproxi-
ma, hoy en día, a cerca de dos millones de descendientes de origen japonés.
La migración japonesa ha constituido el aspecto más importante de las
relaciones entre Japón y latino américa hasta los años sesenta del siglo XX
en que la explosión del comercio mundial y la inversión extranjera le dieron
otra connotación. Las comunidades japonesas han sido un elemento signifi-
cativo fungiendo, en muchos de los casos, como intermediarios de empresas
japonesas y esa presencia ha contribuido también a tender mayores lazos de
afinidad entre Japón y América Latina.
Para el caso de México, si bien se puede rastrear el contacto entre am-
bos países desde la época novohispana, no es sino hasta el periodo denomi-
nado “Porfiriato” (1876-1911) cuando se buscó de manera representativa
y concreta el establecimiento de relaciones comerciales y diplomáticas con
Japón. Este interés incluyó, desde luego, la promoción de la migración ja-
ponesa, dado que se consideraba a los japoneses como un pueblo trabaja-
dor, emprendedor y con un gran empuje para modernizar a su sociedad e
insertarse en la economía mundial. Así pues, las postrimerías del siglo XIX
tuvieron como contexto fundamental la escasez de población en México y,
por lo tanto, la necesidad de una mano de obra que permitiera iniciar el
desarrollo del país.
La base para el desarrollo económico, bajo el gobierno del presidente
Porfirio Díaz Mori, consistió en la explotación de los recursos naturales y en
la utilización de la fuerza de trabajo que la hiciera posible. Con la necesidad
de satisfacer la demanda de mano de obra y a fin de mantener la produc-

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 485

ción agrícola, la explotación minera y muchas otras actividades vinculadas


al sistema económico internacional, el gobierno mexicano favoreció la en-
trada de migrantes provenientes no únicamente de Japón sino también de
China.
Además de la voluntad gubernamental del gobierno de Díaz, existie-
ron factores y circunstancias alternas que influyeron para el ingreso de los
migrantes hacia México. Destaca, sobre todo, un aspecto que contribuyó a
alimentar la migración desde Japón: los episodios bélicos en los que Japón
se vio envuelto a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. Las guerras
con China en 1894-1895 y con la Rusia zarista en 1904-1905, afectaron
de manera indirecta para que muchos migrantes japoneses buscaran nue-
vas oportunidades en otras tierras. Asimismo, el gobierno japonés propició
esas migraciones1 a fin de solucionar dos problemas básicos: aumentar las
divisas extranjeras que entraran a su territorio por conducto de las remesas
que los migrantes enviaran a Japón y con ello financiar la industrialización
del país y disminuir la presión demográfica en sus zonas rurales.
Otro factor que contribuyó al proceso migratorio hacia México, fueron
las continuas prohibiciones para el ingreso de migrantes chinos y japoneses
que, en los inicios del siglo XX, se dieron en el país que representaba la ma-
yor atracción en materia migratoria para Japón: los Estados Unidos. Esas
acciones del gobierno norteamericano para limitar el número de migran-
tes se habían dado ya con anterioridad en 1874 y en 1888 cuando se había
prohibido en su totalidad el ingreso de inmigrantes chinos y japoneses. Con
la limitación de principios el siglo, en el así denominado “Gentlemen Agre-
ement” de 1907,2 se provocó el desvío del destino original, Estados Unidos,
hacia destinos secundarios alternos, México y otros países latinoamericanos.
De esa manera, en los primeros años del siglo, Brasil, Chile Perú, Argentina
y México fueron importantes receptores de esos flujos migratorios.
En el plano de la realidad mexicana, aparte de las racionalidades eco-
nómicas que promovieron el ingreso de migrantes, se creó también una
legislación para darle cauce legal. En 1888, México fue el primer país occi-
1 La creación del Departamento de Migración en 1891 y la Ley de Protección al Mi-
grante de 1894 fueron sólo dos ejemplos del fomento del gobierno japonés a la migración.
También hubo subsidios directos para fomentar la migración y entre ellos se cuenta el pago
del pasaje a quienes emigraban hacia Hawái y hacia Brasil.
2 Con ese acuerdo, Japón decidía suspender el envío de ciudadanos japoneses hacia los
Estados Unidos. A partir de esas legislaciones restrictivas y algunas acciones anti-japonesas
en Estados Unidos, México se llegó a convertir en un punto intermedio entre Estados Unidos
y otros países de América del Sur. McCullough, Kenneth B., America’s Back Door: Indirect
International Immigration via Mexico to the United States from 1875 to 1940, tesis doctoral,
The University of Texas A&M, 1992, p. 45.

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486 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

dental con el que el Japón estableció relaciones consulares, de reciprocidad


jurídica y de igualdad soberana. Ese fue, sin duda, el paso más trascenden-
te en la relación entre ambos países y fue también un acontecimiento que
marcó y repercutió, por igual, en las causas que motivaron las migraciones
japonesas hacia México. Como consecuencia, en 1891, con Fujito Toshiro
a la cabeza, Japón estableció su representación consular en México y tres
años después, en 1894, se promulgó la Ley sobre la Colonización que, entre
otros efectos, favorecía el ingreso legal de los migrantes japoneses al país.
Las costas del Océano Pacífico, Chiapas en particular, fueron las pri-
meras tierras de asentamiento colonizador para los inmigrantes japoneses.
Desde 1892 el municipio de Escuintla en la zona del Soconusco fue selec-
cionado para ello, pero no fue sino hasta el 10 de mayo de 1897 cuando el
primer grupo de colonos capitaneado por Kusakado Toraji, arribó a Puerto
Madero después de una travesía de 47 días desde Yokohama. El 18 de mayo,
del mismo año, los colonos japoneses tomaron posesión de sus tierras y fija-
ron como fecha de fundación de la colonia a la que denominaron “Enomoto
Takeaki”, el 19 de mayo de 1897.
Los resultados económicos de la Colonia “Enomoto”, aunque por cau-
sas físicas diversas dejaron mucho que desear en cuanto a sus propósitos ini-
ciales de mantenimiento de la comunidad y de retribuir las ganancias hacia
Japón, incidieron en la conformación de posteriores pero efímeras empresas
conjuntas mexicano-japonesas.
Las “Compañía Japonesa-mexicana” y la “Sociedad Cooperativa-Ni-
chiboku Kyodo Gaisha” fueron empresas que buscaron continuar el trabajo
de los primeros colonos en labores agrícolas, farmacéuticas y textiles pero
su suerte no se vio favorecida en gran parte debido al surgimiento de la
Revolución Mexicana de 1910. Esa experiencia, no obstante, tuvo la virtud
de arraigar a muchos de los primeros inmigrantes japoneses (Issei o primera
generación) en el sureste del país. Los migrantes japoneses, si bien habían
ingresado al país con ciertas limitaciones y éstas se habían acentuado más
con la Ley de Inmigración de 1926, podían hacer llegar al territorio nacio-
nal a sus ascendientes, descendientes, familiares, cercanos o lejanos, siempre
y cuando se comprobara el parentesco de manera legal.
A partir del inicio del siglo, los migrantes habían ya incursionado en las
industrias minera, de la construcción y de plantación de caña lo que hacía
suponer el traslado a otros centros de desarrollo promovidos por el gobier-
no mexicano. En ese sentido, la migración hacia la parte norte del país hizo
posible el establecimiento de núcleos alternos a lo largo, y en las cercanías,
de la frontera con los Estados Unidos. Los pequeños grupos japoneses en
Mexicali, Ensenada, Sinaloa, Ciudad Juárez, Coahuila, Chihuahua y So-

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 487

nora evidenciaron el inicio de un arraigo más definido de los migrantes ja-


poneses una vez que, al estallido de la Segunda Guerra Mundial, el acceso
legal e ilegal hacia los Estados Unidos se había hecho no sólo difícil sino
excesivamente riesgoso.3

III. Las relaciones en la posguerra

Al finalizar la Segunda Guerra y en años posteriores, el clima de seguridad


que México ofreció a la inversión extranjera se reflejó en los grandes volúme-
nes de participación. Por razones que parecerían obvias, Estados Unidos fue
el contribuyente más destacado y ese esquema continuó hasta la década de
los años setentas. Sin embargo, Japón había reiniciado exitosamente su cami-
no al desarrollo económico y nuevamente se había despertado el interés de su
gobierno por relacionarse, en comercio y en inversión, con América Latina.
México y Japón empezaron a recuperar una historia de muchos años
cuando México fue uno de los primeros países en ratificar el Tratado de
San Francisco en 1952. Con la llegada de la Datsun Motor Company en los
años sesenta, y su afamado Datsun Bluebird, se vio incrementada la inversión
japonesa en México de una manera modesta, aunque se le fue sumando
un número indeterminado de inversionistas en distintas ramas económi-
cas. Algunos años antes, en mayo de 1953, se había inaugurado la empresa
Toyoda de México, S. A., con un capital inicial de 35 millones 500 mil pe-
sos. La empresa japonesa Toyoda Automatic Loom Works había aportado
esa cantidad, en tanto que Nacional Financiera había hecho lo propio con
$18.639,000, y un grupo de accionistas de Japón y de México $5.800,000.
El objetivo inicial consistió en instalar una fundición de hierro y acero y
una planta para fabricar maquinaria textil. La noticia se difundió hasta los
inicios de 1954, cuando el embajador japonés anunció la instalación de
una planta para construir máquinas de las llamadas hiladoras automáticas
Toyoda, que permitiría “la modernización de gran parte de la industria tex-
til mexicana a un costo relativamente bajo”.4 El proyecto Toyoda planteó
3 Muchos de los inmigrantes perdieron incluso lo que habían llegado a construir, pro-
piedades, posición y vínculos sociales. Durante la guerra y después de ella, la mayor parte
decidió quedarse permanentemente en el lugar donde vivía abandonando su aspiración de
ingresar a Estados Unidos o regresar a Japón. Kunimoto Iyo, “La Emigración japonesa
a América Latina”, Japón, los Estados Unidos y la América Latina, Stallings, Barbara y
Székely, Gabriel (comp.), FCE, México, 1994, p. 128.
4 Villaseñor, 1976, vol. II, p. 263. Excélsior, 26-I-1954. Citado por Leticia Gamboa Oje-
da en “Toyoda y Sidena. Fracaso de dos empresas de bienes de capital para la industria textil
mexicana”, mimeógrafo, Universidad Autónoma de Puebla.

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488 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

expectativas muy altas para el gobierno mexicano. Se decía que con ella
empezaba en México “la era de la modernización de la industria textil”, y
sería un ejemplo para el resto de la industria textil. No se proponía sin em-
bargo transmitir sus tecnologías a ningún mexicano, pues todo su cuerpo de
técnicos y superiores era japonés.5
Resultaría poco práctico tratar de enlistar aquí el caudal de inversiones
japonesas en México, sin embargo, cabe señalar que Japón se convirtió, en
unas cuantas décadas, en el segundo socio comercial de México en el mun-
do apenas detrás de los Estados Unidos. Por el lado de los descendientes de
la primera colonia japonesa nacidos ya en México, tanto la segunda gene-
ración (Nissei) como la tercera (Sansei), llegaron a destacar modestamente en
la economía del país. En ese sentido los mexicanos Matsumoto, Kimura o
Sekiguchi, entre otras tantas, fueron familias que se enraizaron fuertemente
en la actividad económica mexicana. Conviene apuntar que la relación en-
tre ambos países adquirió otras características y otras dimensiones a raíz de
las transformaciones económicas internacionales.

IV. Los años setenta:


turbulencia y complejidad

La migración japonesa hacia América latina constituyó el aspecto más im-


portante de las relaciones entre Japón y latino América hasta los años se-
sentas y setentas del siglo XX en la que la explosión del comercio mundial,
las crisis petroleras y la inversión extranjera le dieron otra connotación a la
misma. Esos años fueron turbulentos para ambos países.
El gobierno japonés además de implementar políticas que se encamina-
ban a la disminución del consumo de energía esencial para mantener a sus
industrias funcionando con la dinámica que le exigía su “milagro económi-
co” y de iniciar, por los canales más propicios, una sustitución a largo plazo
de este consumo energético que, a corto plazo, pudiera solventar sus urgen-
tes necesidades de petróleo, se prodigó en numerosas políticas públicas no
sólo para disminuir su dependencia respecto del petróleo sino también para
diversificarla geográficamente.
La consideración de que la carencia de recursos naturales traía graves
consecuencias a la economía japonesa se había ya percibido en el transcurso
del siglo XIX y aparecía en continuas reiteraciones a lo largo del milagroso
proceso económico de la segunda posguerra. La tendencia del crecimien-
5
Del Rosal, 1965, p. 4. Villaseñor, 1979, vol. II, pp. 264 y 298. Citado por Gamboa
Ojeda, op. cit., p. 11.

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 489

to económico acelerado y sostenido con el milagro económico, acentuó la


necesidad de una mayor participación del gobierno japonés para buscar
recursos naturales en el mundo entero que intentaba asegurar los abasteci-
mientos adecuados de materias primas a través de inversiones japonesas en
países proveedores. Los recursos naturales de energía hasta entonces, pre-
sentaban un solo defecto: se concentraban en una sola región geográfica, es
decir, en el Oriente Medio.
A partir de las crisis del petróleo de los años setenta, la cooperación en
el campo de la energía con otros países no miembros de la Organización
de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se hizo mucho más notoria.
El gobierno japonés y sus compañías privadas hicieron grandes cantidades
de préstamos a países productores de petróleo no miembros de la OPEP
y formularon distintos esquemas de financiamiento para poder asegurarse
abastos futuros. Proyectos de infraestructura, proyectos exploratorios, in-
dustriales, programas conjuntos con empresas nacionales y otra gran varie-
dad de formas cimentaron las relaciones japonesas con países que tuvieran
las capacidades para producir petróleo.
El establecimiento de los programas de Asistencia Oficial al Desarrollo
social japonesa fue la extensión de una política de seguridad energética que
encuadraba en su política exterior. A finales de los años setenta, el gobierno
japonés tomó la iniciativa de expandir rápidamente su gasto en la Asistencia
o ayuda Oficial al exterior en gran parte motivado por el deseo de desha-
cerse de los cuantiosos montos derivados del reflujo de capitales petroleros.
Esa tendencia continuó a lo largo de la década de los ochentas y alcanzó los
años noventa. En ese periodo la explicación del gobierno japonés para el
aumento en proporción de la ayuda al exterior consistió en que Japón debía
cumplir un papel internacional responsable que correspondiera al poderío
económico de una potencia avanzada.
Muchos de los proyectos más ambiciosos se centraron en países que
albergaron a inmigrantes japoneses como Brasil, Argentina y Perú. A ellos
se sumaron otros tantos como Paraguay, Bolivia y República Dominicana
que habían aceptado flujos migratorios al terminar la guerra, pero también
se interesaron en aquellos que ofrecían la ventaja de la cercanía geográfica
con el mercado de los Estados Unidos. La búsqueda de países producto-
res de los cuales pudiera obtener las materias energéticas indispensables
para su desarrollo económico, llevaron al gobierno japonés a extender sus
vínculos más allá de su tradicional esfera de influencia, el sudeste asiático,
y mucho más allá de los confines del Medio Oriente. El gobierno japonés
redescubrió el potencial de los países de Oceanía tales como Australia y Ma-

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490 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

lasia e imprimió opciones diplomáticas para acrecentar sus relaciones con


países latinoamericanos, como México.
En este caso particular, como consecuencia de la incesante búsqueda
de nuevas fuentes geográficas de energía, ambos países exhibieron aspectos
similares y confluyentes en cuanto a las políticas de diversificación especial-
mente en lo que se refiere a la dependencia hacia un solo país o una sola re-
gión. Mientras que Japón dependía de los países productores de petróleo del
Medio Oriente, México dependía de los Estados Unidos. Así como México
era importante para Japón en sus temas de política de diversificación de la
oferta energética, Japón figuraba como un país susceptible de conformar
una anhelada diversificación de la dependencia económica de México para
con los Estados Unidos.
En efecto, hacía ya tiempo que México había iniciado un proceso de
desarrollo basado en sustituir importaciones protegiendo a la industria na-
cional por medio de distintos y variados estímulos fiscales; esos estímulos
atraían una mayor cantidad de inversiones extranjeras en su mayoría nor-
teamericanas, que, adentrándose en los sectores claves de la economía na-
cional, acabaron por integrarla a los intereses económicos de los Estados
Unidos y la hicieron depender de éstos en una escala considerable.
De tal forma a principios de la década de los años setenta se colum-
bró, con mayor evidencia, la crisis que aquejaba a las bases económicas y
políticas donde se fincaba el modelo de desarrollo económico de México.
De ahí, la política exterior de México adquirió un mayor impulso, se vol-
vió más activa y se vio la posibilidad de expandir el comercio exterior del
país para diversificar la dependencia de un solo mercado y replantear las
relaciones con Japón. No obstante, a pesar de acontecimientos de relativa
importancia derivada de una mayor actividad de la política exterior mexi-
cana que afectaran positivamente en la relación entre ambos países (la visita
del presidente Luis Echeverría Japón en 1972, distintos programas de inter-
cambio académico y la aceptación del ingreso al país por parte de las líneas
aéreas, entre otros), el intercambio comercial no se incrementaba significa-
tivamente. Una de las causas que provocaba el estancamiento, fue la mejor
oportunidad que representaba, para los industriales japoneses, el mercado
brasileño como la fuente de recursos naturales más importante en América
Latina.6 Visto de esa manera, era de comprenderse la falta de interés real
por parte de Japón para incrementar sus relaciones económicas y comercia-
les con México.

6 Yamada, Matsuo, “Perfil histórico y visión retrospectiva. Alcances y perspectivas de las


relaciones entre México y Japón”, Simposio de las Relaciones México Japón de la Posguerra
en los Años 80, El Colegio de México, 16-18 marzo, 1983, p. 3.

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 491

Sin embargo, durante la segunda mitad de los años setenta, ante una
de las crisis más agudas presentadas para México en la cual se escenificó
un proceso constante de fuga de capitales que obligó al gobierno del Presi-
dente Echeverría a devaluar el peso, se hizo público el descubrimiento de
yacimientos petroleros de enorme cuantía en el sureste del país. Esto, apar-
te de proporcionar al país la autosuficiencia petrolera y detener en parte
la descapitalización, le daba un mayor poder de negociación y cambiaba
radicalmente la perspectiva comercial en torno a la diversificación de su
dependencia.
Para Japón fue particularmente oportuno el hecho de que México se con-
virtiera en un productor importante de hidrocarburos, toda vez que la cons-
trucción de su política de diversificación de la oferta de materias primas en
energía estaba aún inconclusa y la aparición de México en el mercado mun-
dial de hidrocarburos facilitaba la apropiación y suministro de petróleo para
la industria japonesa. Así pues, con renovados bríos y teniendo como factor
común el petróleo mexicano, las relaciones comerciales entre Japón y México
se estrecharon un poco más en el momento en que Japón conoció la impor-
tancia estratégica que representaba México para sus necesidades energéticas.
Según el relato de Ruíz Cabañas, Japón buscaba

...fomentar las relaciones económicas, desarrollar el comercio y… hacer in-


versiones en sectores que le garantizaran acceso seguro a materias primas
fundamentales, como el petróleo, o materiales estratégicos para su industria,
como el manganeso, o bien inversiones en sectores en los que la industria ja-
ponesa fuera líder.7

El impulso de las relaciones alcanzadas durante el gobierno de José


López Portillo en México vislumbró el establecimiento relaciones económi-
cas más cordiales e intensas. A pesar de algunos desacuerdos iniciales en el
precio del hidrocarburo, se acordó la promoción de inversiones japonesas
en la rama siderúrgica de México, así como en distintos puertos del país
a los que se buscaba proveer de una infraestructura moderna y funcional.
En 1978, las relaciones entraron en una nueva fase al constituirse el Fondo
Japón-México de coinversiones con la participación de NAFINSA, Nippon
Kogyo Ginko con lo que se formó, por parte de México, el Comité de los
cuatro que incluía a la Secretaría de Patrimonio y Fomento Industrial, a
Petróleos Mexicanos, a la Siderúrgica Mexicana y a NAFINSA. Por el lado
7 Ruíz Cabañas, M. Una relación estratégica de larga distancia: Las relaciones entre
México y Japón. En Torres, Blanca y Vega, Gustavo (coords.), Los grandes problemas de México.
XII Relaciones Internacionales, El Colegio de México, México, 2010, p. 566.

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492 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

japonés, el fondo se constituyó por seis empresas importantes entre las que
se encontraban, Toshiba, Ishikawarima Harima Juko, Shin Nittetsu Tokyo Ginko y
la Confederación Japonesa de la Industria Siderúrgica a fin de coordinar las
inversiones acordadas.8
En agosto de 1979, el Japanese Export Import Bank otorgó un préstamo
anticipado al gobierno de México a través de su empresa petrolera nacional
(Pemex) por la cantidad de 500 millones de dólares en combinación con 22
bancos japoneses a fin de concertar un contrato para el establecimiento a
largo plazo de la compra de petróleo crudo. El contrato contempló la com-
pra de 100,000 barriles diarios de petróleo a partir de 1980 y el volumen
sería negociable para los años subsecuentes dependiendo de los avances lo-
grados en la cooperación económica entre ambos países y de las condicio-
nes del mercado mundial de hidrocarburos.
Acaso los precios del petróleo y la petrolización de la economía mexi-
cana fue la trampa más grande y compleja en la que cayó México en todo
lo largo de su historia. Los préstamos para proyectos de exploración y
explotación de yacimientos petrolíferos se convirtieron en deudas prác-
ticamente impagables para el gobierno de México en la medida en que
mientras más petróleo se extraía, esa extracción impactaba a la baja en los
precios del mercado de los hidrocarburos. Si a eso se agrega el abandono
mundial de la paridad fija de las monedas en relación con el dólar nortea-
mericano a partir del “Nixon Shock” de 1971 y la subsecuente “flotación”
del dólar, se explica, en buena parte, la crisis de la deuda mexicana de los
años ochenta.
En el caso de la relación entre México y Japón ese problema tiene una
explicación similar. En el periodo comprendido de 1978 a 1981, por ejem-
plo, se cuadriplicaron las exportaciones mexicanas a Japón, mientras que
las importaciones se triplicaron. Las inversiones también se cuadriplicaron,
pero no sólo ocurrió eso, la deuda pública con la nación asiática, establecida
en 1,237 millones de dólares en 1977, alcanzó 5,410 millones en 1980 (un
crecimiento de 430%); Japón se convirtió rápidamente en el segundo acree-
dor de México, sólo después de Estados Unidos.9 Hacia 1987,29 bancos
japoneses habían otorgado créditos por 16,118 millones, igual al 15% del
total de la deuda externa. A continuación, podemos observar algunos ban-
cos prestamistas y las cantidades otorgadas al gobierno mexicano.
8 Uscanga, Carlos (2016), México y Japón en los años setenta: Los dilemas de la expansión e insti-
tucionalización de las relaciones bilaterales, Kioto, Japón, Universidad de Lenguas Extranjeras de
Kioto, p. 74.
9 Sergio González Gálvez y Victor Kerber Palma, “Una década en la relación México
Japón”, Foro Internacional, El Colegio de México, núm. 300, p. 543.

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En 1982 la crisis de la deuda mexicana alcanzó un nivel muy complicado


lo que provocó su estallido y, a ella, le siguieron años de grandes dificultades
para la economía nacional. En la secuela, por mandato del Fondo Mone-
tario Internacional, se liberalizaron amplios sectores de la estructura pro-
ductiva mexicana y se implementaron severos programas de privatizaciones.
La orientación del gobierno japonés hacia el establecimiento de fábricas en
países intensivos en mano de obra como México, se reflejó en el aumento de
las inversiones en el país, ya fuera mediante la inversión extranjera directa
o a través de préstamos. Esas tácticas japonesas intensificaron las relaciones
y le dieron a Japón una buena posición para negociar con los mexicanos en
materia de inversiones en el país. Además, era necesaria la estabilidad que
asegurase el pago de retorno para los bancos privados involucrados en prés-
tamos. El significado de la intervención japonesa en la solución de la crisis
de deuda, no sólo para México, sino para toda América Latina se explica de
la siguiente manera:

El gobierno japonés se involucró activamente en la solución de la crisis lati-


noamericana de deuda porque sus acciones en América Latina lograrían re-
compensas privadas directa o indirectamente. Sus acciones podrían proteger
al sistema financiero japonés y permitir a los bancos japoneses zafarse gradual-
mente, sin grandes perturbaciones ni críticas, de los deudores latinoamerica-
nos. Su participación activa también apoyó a los Estados Unidos, mejorando
probablemente la relación bilateral económica y política más importante de
Japón, y hacer más fácil el realce de su poder e influencia en las IFIs [institu-
ciones financieras internacionales]. Finalmente, los vínculos institucionales es-
trechos entre bancos transnacionales aseguraban la satisfacción de las necesi-
dades del sector privado mediante el suministro activo, por parte del gobierno
japonés, de recursos financieros oficiales a la región.10

Créditos otorgados por bancos japoneses


hasta 1988 (dólares)

Bank of Tokyo 1,441,116,000


Sumitomo Bank 1,186,007,000
Sanwa Bank 1,028,001,000
Dai-Ichi Kangyo Bank 898,313,000
Mitsubishi Bank 830,016,000

10 Katada, Saori. Banking on Stability: Japan and the Cross-Pacific Dynamics of International
Financial Crisis Management. Michigan, U. S. A., University of Michigan Press, 2001, p. 67.

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494 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

Tokai Bank 797,652,000


IBJ 795,187,000
LTCB 750,057,000
Fuji Bank 670,097,000
Taiyo Kobe Bank 662,482,000
Yokohama Bank 447,372,000
Mitsubishi Trust 427,513,000
Yasuda Trust 418,815,000
Mitsui Bank 399,777,000
Mitsui Trust 391,721,000
Nippon Credit Bank 367,317,000
Daiwa Bank 342,663,000
Hokkaido Takushoku Bank 335,048,000
Kyowa Bank 310,299,000
Saitama Bank 304,587,000
Sumitomo Trust 264,608,000
Toyo Trust 243,666,000
Chuo Trust 112,324,000
Hokukiru Trust 89,478,000
Nippon Trust 22,845,000
Shizuoka Bank 3,807,000
Ashikaga Bank 1,903,000
Joyo Bank 1,903,000
Total 13,544,574,000

Fuente: González y Kerber, 1990: 552.

A principios de la década de los ochenta, Japón, que había acordado


fabricar en el territorio nacional turbogeneradores para la industria eléctri-
ca, así como carros contenedores de ferrocarril y un oleoducto decidió sus-
pender o posponer esos proyectos a raíz de la crisis crediticia mexicana. Las
exportaciones del petróleo por un lado y el aumento de la deuda por el otro
constituyeron dos de los factores más significativos que le dieron sustancia

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a la relación entre ambos países caracterizada por lo que se conoce como


“complementariedad dinámica” y de beneficio mutuo.11
En la tabla 1 se observa el comportamiento de las ventas petroleras.
Hacia los primeros años de la década de los ochenta, este recurso era res-
ponsable de casi el 70% de las exportaciones mexicanas. El punto máximo
se alcanzó en 1987, cuando el energético mexicano era responsable de pro-
veer el 5.72%.

Tabla 1
Exportaciones de petróleo a Japón (1978-2004)

Valor en millones Participación en el mercado


Año
de dólares japonés (porcentaje)
1978 3.94 0.02
1980 143.00 0.40
1981 924.85 1.78
1982 1,139.99 2.53
1983 1,453.07 3.67
1984 1,787.56 4.60
1985 1,454.81 4.23
1986 1,106.22 5.58
1987 1,161.85 5.72
1988 938.76 4.99
1989 957.95 4.46
1990 1,153.91 3.74
1991 998.34 3.32
1992 704.49 2.34
1993 465.79 1.65
1994 501.48 1.81
1995 498.37 1.66
1996 638.66 1.91
1997 423.71 1.22

11
Gonzalez Galves y Kerber, Victor, op. cit., p. 543.

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Valor en millones Participación en el mercado


Año
de dólares japonés (porcentaje)
1998 195.96 0.88
1999 202.38 0.76
2000 396.25 0.89
2001 174.95 0.45
2002 78.73 0.22
2003 61.79 0.13
2004 54.79 0.10

Nota: Las cifras de 1988 a 2004 corresponden a petróleo crudo. Los datos de 1978 a
1987 son aproximación, puesto que incluyen aceites de petróleo y petróleo obtenido
de minerales, bituminoso, crudo.
Fuente: Tomado de Ruiz Cabañas, p. 573. Elaborado a su vez con información del
Ministerio de Finanzas de Japón.

Los flujos comerciales se fueron modificando a partir de las prioridades


de ambos países y de acuerdo a las circunstancias del momento. Por ejem-
plo y a grandes rasgos, de 1950 a 1974 Japón demandaba principalmente
materias primas, ocasionando que la balanza comercial fuera superavitaria
para México. En cambio, de 1975 a 1981, con la profundización de las in-
versiones y la limitada capacidad exportadora mexicana el comercio se hizo
deficitario. En los años dentro del periodo 1982 a 1987, México, aunque
aquejado por un severo endeudamiento, tenía un lugar reconocido como
exportador petrolero (fuera de los esquemas políticos que representaba en-
tonces la OPEP), que le permitía mantener una situación superavitaria. A
partir de la apertura económica mexicana hacia 1988, sin embargo, el co-
mercio comenzó una escalada deficitaria debido a la mayor presencia de las
inversiones japonesas asentadas en el país con miras a la exportación hacia
los Estados Unidos.
Después de cambios en la estructura de ambas naciones, Japón aumen-
tó la exportación de capitales, y México decidió recibir inversiones extran-
jeras con miras a actividades productivas de exportación. En términos ge-
nerales, la inversión japonesa en el exterior pasó de promediar anualmente
unos 18,338 millones de dólares de 1983 a 1989 a unos 24,667 millones en
el periodo 1990-1999.
A finales de la década de los ochentas, las compañías electrónicas ja-
ponesas operaban en México principalmente en el esquema de maquila,

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 497

aprovechando las ventajas ofrecidas, como exención de impuestos, mano


de obra barata, la cercanía al mercado estadounidense y la posibilidad de
operar en ambos lados de la frontera.
En el periodo 1985 a 1993 el promedio anual de IED era 97.1 mi-
llones de dólares, más adelante, entre 1994 a 1998 alcanzarían los 275.9
millones. El tipo de empresas que se ubicó en la franja fronteriza estuvo
compuesto principalmente de productoras de equipos electrónicos, ropa,
plásticos, aparatos eléctricos y auto partes. Todos esos productos tuvieron,
por regla general, al mercado de los Estados Unidos como el principal
destino con un casi 90% del total de las exportaciones. Así, atraídos por
los bajos costos y por la cercanía del mercado estadounidense, una gran
cantidad de empresas japonesas se asentaron en el país para aprovechar
las ventajas comparativas que se ofrecían y como respuesta al encareci-
miento del Yen, de los altos costos para producir en Japón y de la devalua-
ción del dólar. En los años ochenta, la creación de empleos en el ámbito
nacional dio un salto mayúsculo y llegó a los 430 mil en 1989.
Es significativo señalar la presencia de algunas de las más importan-
tes empresas integradoras de negocios o comercializadoras japonesas (Sogo
Sosha) ya para la década de los años cincuenta. Por ejemplo, Marubeni se
instaló en 1954, Mitsui un año después, Itochu en 1956 hasta, algunos años
más adelante, se incorpora Mitsubishi (1962) y Sumitomo (1967). Hasta la
crisis de los precios del petróleo a inicios de la década de los setentas, las
comercializadoras japonesas se encargaban de promover las exportaciones,
no exclusivamente desde México, de materias primas como madera, pulpas
y papel, algodón, plata, hierro, manganeso, tungsteno, petróleo, gas o car-
bón para sus manufacturas que eran por entonces automóviles, maquinaria,
equipo, herramienta, artículos eléctricos y electrónicos.

V. Una “luna de miel” con el Acuerdo


de Asociación Económica

La década de los años noventa trajo consigo un rápido avance hacia la inte-
gración de mercados de tipo regional que se dieran en concordancia con los
principios de liberalización comercial planteados tanto por el Acuerdo General
de Aranceles y Comercio (GATT) como por la Organización Mundial del Co-
mercio (OMC). Esa tendencia al regionalismo se intensificó al grado de que, a
mediados de los años noventa, existían más de 140 acuerdos de comercio regio-
nal en el mundo y de que cerca del 60% del comercio mundial se encontraba
bajo la influencia de acuerdos comerciales de tipo regional.

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498 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

De esa manera, la idea entre los sectores público y empresarial en Japón


se encauzó hacia la firma de acuerdos bilaterales que expandieran las reglas
de la OMC. La génesis de la transformación del comercio japonés tuvo a
la recesión económica y al incierto futuro del comercio mundial como sus
principales fundamentos. El fracaso de las negociaciones comerciales en el
seno de la Organización Mundial del Comercio en la ciudad de Seattle,
produjo una transformación sustancial en la tradicional posición japonesa
frente a los acuerdos de libre comercio y redundó también en la necesidad
de recomponer su estructura industrial al interior del país.
En ese contexto, en el año de 1994 se firmó el Acuerdo de Libre Comer-
cio para América del Norte que incluía a los Estados Unidos y Canadá y en
el cual se eliminó una gran cantidad de tarifas para el comercio interno de
los países miembros. Seis años después, México concluyó un Acuerdo que
liberalizó el comercio con la Unión Europea y el flujo de compañías euro-
peas que encontró oportunidades para incrementar sus ventas en Estados
Unidos se incrementó al igual que lo hizo la demanda para equipo de capi-
tal. Nuevamente, el atractivo principal para esas empresas fue el bajo costo
laboral, exenciones de impuestos y el acceso al mercado consumidor más
grande del mundo, el de los Estados Unidos.
Ante la firma de ambos Acuerdos, a mediados del mes de junio de 2003,
el presidente de la Cámara de Comercio México-Japón, le envió una carta
al entonces Ministro de Economía, Heizo Takanaka, apremiándolo para
concluir un Acuerdo con México lo antes posible porque las compañías
japonesas que operaban en el país se estaban viendo seriamente dañadas
ante esas nuevas amenazas externas. Las presiones del empresariado japo-
nés hacia México estuvieron también encaminadas a la consecución de un
acuerdo que pusiera fin a las pérdidas y les diera igualdad en la competencia
económica. En ese esquema y en distintos sentidos, presionaron al gobierno
de México con la amenaza de abandonar al país bajo el argumento de que
la inseguridad interna podría obligarlos a migrar a otros países.
No era para menos la urgencia. Las exportaciones europeas hacia Mé-
xico en materia automotriz habían crecido, de 20 mil vehículos en 1999, a
110 mil en el 2002 como consecuencia del Acuerdo de libre comercio fir-
mado entre la Unión Europea y México. La proporción del mercado, que
incluía automóviles producidos en el interior de la República mexicana, se
situó en 23% y esa cifra se acercaba a las pertenecientes a la producción
estadounidense a cuyas importaciones para “maquilar” y exportar tampoco
se les imponía tarifa alguna.
Los importadores japoneses, por el contrario, que no tenían un acuerdo
de libre comercio con México, habían ya padecido la imposición de tarifas

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cercanas al 50% en esos conceptos. La falta de un acuerdo había provoca-


do la pérdida de aproximadamente 400 mil millones de yenes en oportu-
nidades anualmente para las industrias japonesas, así como la pérdida de
32 mil empleos. El TLCAN podría ser considerado como el primer gran
desafío económico que tuvo que enfrentar el sector empresarial japonés en
los albores del siglo XXI en una muy lejana reminiscencia a los “tratados
desiguales” del siglo XIX.12
Para el Japón de esos años, la política de no pertenecer a ningún acuer-
do de libre comercio desde la Segunda Guerra Mundial no le había sido
favorable e iba en pos de consolidar un esquema de colaboraciones de ca-
rácter bilateral que le permitiera superar también la recesión económica
por la que atravesaba desde fines de los ochenta. Japón buscó revertir esa
situación mediante una integración en inversión y comercio con un número
determinado de países (Corea del Sur, Singapur). De acuerdo con el Minis-
terio de Industria y Comercio Internacional de Japón, era “sumamente útil
considerar la integración regional con aquellos países con niveles de ingreso
y estructuras industriales similares a los de Japón”.13
Con esos antecedentes, en septiembre del 2004, el presidente de Mé-
xico y el Primer Ministro japonés firmaron el Acuerdo económico bilate-
ral que tenía como premisa básica un Acuerdo de Asociación Económica
(AFAEMJ) que se ampliaría hacia distintos rangos de colaboración mutua
incluyendo al comercio mismo, la inversión, los derechos de propiedad in-
telectual y el flujo de personas. El acuerdo permitió también una mayor
incursión de los productos agrícolas mexicanos en el mercado japonés y los
productores de autos japoneses igualaron a sus contrapartes europeos y
norteamericanos.
La inversión japonesa directa en México se incrementó aceleradamen-
te en los años siguientes, debido a que se simplificaron los procedimientos
para aprobar nuevas inversiones, los bajos costos de la mano de obra y ante
la posibilidad de aprovechar las ventajas del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte. México continuó siendo un importante receptor de

12
Un “Tratado de Amistad y Comercio” fue firmado por los gobiernos de los Estados
Unidos y Japón el 29 de julio de 1858 en el cual se permitió, entre otras cosas, la apertura
de cinco puertos al comercio estadounidense y garantizó la extraterritorialidad a los ex-
tranjeros. Ese tratado de “amistad” fue seguido por otros similares firmados en las semanas
siguientes con otras potencias. El tratado redujo, en mucho, la soberanía y reveló la debili-
dad japonesa ante el avance de la expansión de las potencias de occidente. Japón recuperó
justamente su estatus de país soberano cuando concretó la firma del Tratado de Amistad,
comercio y navegación firmado con México en 1888.
13
MITI informe trimestral, mayo del 2000.

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500 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

inversiones japonesas que evolucionaron hasta convertirse en una fuente


importante de ingresos para su economía.
Durante el periodo que comprende esa “luna de miel” entre México y
Japón a partir de los años de la entrada en vigor del AFAEMJ, el comercio
también creció en una tasa anual del 6%, aunque con algunos retrocesos
en los años 2009 como resultado de la crisis financiera global y en el 2013
debido a la contracción por la reducción de la demanda en algunos secto-
res. En 2014 el comercio reportó un valor ligeramente superior a los 21.5
mil millones dólares, es decir, casi el doble de lo registrado en el último año
antes del acuerdo (11.7 mil millones en 2004).
Hay que reconocer, no obstante, que la balanza comercial para México
se hizo abiertamente deficitaria debido a la triangulación de la producción de
exportación hacia los Estados Unidos: las empresas japonesas establecidas en
México demandan una cantidad considerable de insumos especializados para
realizar el ensamblado de bienes de consumo final destinados al mercado
exterior. Ese déficit comercial se tradujo, por el contrario, en un superávit en
el intercambio con los Estados Unidos. Todo el eslabonamiento posicionó a
México como el principal exportador de vehículos para el transporte de mer-
cancías, pantallas planas, tracto-camiones, televisiones, resistencias eléctricas
para aeronaves, refrigeradores, refrigerados y congeladores y computadoras.

Balanza comercial de México


con Japón, 1993-2016

Valores en miles de dólares


Comercio Balanza
Año Exportaciones Importaciones
Total Comercial
1993 706,551 3,928,743 4,635,294 -3,222,192
1994 1,007,042 4,780,541 5,787,583 -3,773,499
1995 979,312 3,952,099 4,931,411 -2,972,787
1996 1,393,404 4,132,093 5,525,497 -2,738,689
1997 1,156,428 4,333,619 5,490,047 -3,177,191
1999 776,093 5,083,124 5,859,217 -4,307,031
2000 930,535 6,465,683 7,396,218 -5,535,148
2001 620,550 8,085,693 8,706,243 -7,465,143
2002 1,194,206 9,348,549 10,542,755 -8,154,343

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 501

Valores en miles de dólares


Comercio Balanza
Año Exportaciones Importaciones
Total Comercial
2006 1,594,038 15,295,157 16,889,195 -13,701,119
2007 1,912,637 16,342,979 18,255,616 -14,430,342
2008 2,046,035 16,282,450 18,328,485 -14,236,415
2009 1,600,591 11,397,105 12,997,696 -9,796,514
2010 1,925,554 15,014,685 16,940,239 -13,089,131
2011 2,252,287 16,493,493 18,745,780 -14,241,206
2012 2,610,742 17,655,200 20,265,942 -15,044,458
2013 2,244,050 17,076,109 19,320,159 -14,832,059
2014 2,608,476 17,544,572 20,153,048 -14,936,096
2015 3,017,502 17,368,168 20,385,670 -14,350,666
2016 3,778,849 17,751,100 21,529,949 -13,972,251

Fuente: SAT, SE, BANXICO, INEGI. Balanza Comercial de Mercancías de Méxi-


co (1993-2017). SNIEG. Información de Interés Nacional.
Nota 1: Las estadísticas están sujetas a cambio, en particular las más recientes.
Nota 2: Las exportaciones de 1993 a 2001 la atribución de país sigue el criterio de
país comprador. A partir de 2002 el criterio utilizado es el de país destino.

Japón se convirtió en el principal inversionista asiático en México y el


sexto a nivel mundial. En el 2015, la Inversión Directa japonesa equivalió
al 62% de la inversión proveniente de Asia. En la distribución sectorial, el
84% (más de seis mil millones de dólares) han terminado en la industria ma-
nufacturera de diversos productos. Geográficamente, la inversión se centró
en un 56% en los estados de Aguascalientes y Guanajuato; en Nuevo León,
entre 2005 y 2014, el 17% de la IED total recibida ha sido japonesa; en Ja-
lisco esa proporción asciende a 26.2%, 30.3% para el caso de Guanajuato,
65.6 en Zacatecas, y 74.8% en Aguascalientes.14
Por otro lado, los 3.7 mil millones de dólares en exportaciones mexica-
nas hacia Japón han situado a la nación latinoamericana en el tercer lugar
entre los principales proveedores del país asiático en la región, sólo después
de Brasil y Chile. El AFAEMJ se convirtió en un instrumento que generó
14 Secretaría de Economía (2017), Diez años del Acuerdo de Asociación Económica México-Japón.
Logros, retos y oportunidades, México: ProMéxico.

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502 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

una gran cantidad de beneficios para ambos países desde su inauguración y


ha estado sujeto a monitoreo y modificaciones periódicas por acuerdo entre
las partes.
Finalmente basta señalar que a lo largo de las últimas dos décadas y
mediante programas de cooperación económica, las relaciones bilaterales
entre Japón y México han seguido en aumento, resaltando proyectos como
la dotación de equipo de investigación arqueológica al Instituto Nacional de
Antropología e Historia en 1982, la creación del Centro Nacional de Pre-
vención de Desastres en 1988, el financiamiento para establecer un centro
de investigación para el aprovechamiento de la energía geotérmica anuncia-
do por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en 2006,
la donación de 505,000 dólares para impulsar proyectos de energía reno-
vable en el campo mexicano en 2007, además del constante intercambio
de personas entre ambos países mediante estudios de grado y de posgrado.

VI. Conclusiones

Más allá del recuento casi pormenorizado del proceso de intercambio en la


relación entre ambos países, merece la pena observar con detenimiento las
tendencias globales y regionales para anticipar los escenarios en los cuales la
relación México-Japón puede rendir beneficios o sufrir quebrantos en el cor-
to y en el mediano plazo. Es claro que, para México y Japón, la experiencia
de un Acuerdo de Asociación económica ha rubricado un proceso de inter-
cambio económico y de amistad que, a través de su corta, pero significativa,
historia, ha sido satisfactorio en lo general. Resalta también el hecho de que,
en ese entramado de circunstancias que han vestido a sus relaciones, se des-
cubre la omnipresencia de los intereses económicos —y políticos—, de los
Estados Unidos, no sólo como un gran eslabón que los ha entrelazado sino
como el gran polo que los atrae de manera irreparable a través de una gran
variedad de coyunturas y contextos.
Racionalmente hablando, el mejor atractivo que ofrece México a los
inversionistas extranjeros consiste en una frontera de alrededor de tres mil
kilómetros colindante con el mercado de los Estados Unidos. Japón no esca-
pa a esa atracción y, de ahí, se desprende toda esa gama de intereses relata-
dos en las páginas precedentes. A eso, se suma otro hecho incontrovertible,
no geográfico, sino histórico: el vínculo tutelar que asumieron los Estados
Unidos en la segunda posguerra en relación con Japón después de su capi-
tulación. Desde el fin de la segunda guerra y hasta los años que corren en
las primeras décadas del siglo XXI, Japón ha sido considerado como un

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UNA MIRADA A LAS RELACIONES ECONÓMICAS ENTRE MÉXICO Y JAPÓN... 503

bastión estratégico, económico, político y militar, de los Estados Unidos en


el Este de Asia y, como tal, ha cumplido con creces esa encomienda, aun a
costa del ejercicio pleno de su soberanía.
México y Japón han tenido, hasta ahora, una relación histórica en la
cual Estados Unidos ha desempeñado un papel de tercio predominante,
pero en donde caben beneficios para los tres países. El Acuerdo de Asocia-
ción Económica entre México y Japón tuvo, y tiene, ese carácter. No obstan-
te, si hay algo que define al mundo global de hoy en día es la volatilidad con
la que ésta se despliega y la incertidumbre que genera. Las cuantificaciones
de las relaciones entre México y Japón a lo largo de su historia contemporá-
nea tienen como foco, para bien y para mal, a los Estados Unidos y esa es su
realidad. Por lo tanto, el futuro de las relaciones entre ambos, basadas úni-
camente en las dimensiones del Acuerdo firmado, será una riesgosa apuesta
ante la eventualidad de un retraimiento táctico de la mayor potencia mun-
dial: los Estados Unidos.

VII. Bibliografía

Gamboa Ojeda, Leticia, “Toyoda y Sidena. El fracaso de dos empresas de


bienes de capital para la industria textil mexicana”, mimeógrafo, Univer-
sidad Autónoma de Puebla, 2001.
González Sergio y Kerber, Victor. Una década en la relación México-Japón.
Foro Internacional 300 (3), El Colegio de México, 1990.
Katada, Saori, Banking on Stability: Japan and the Cross-Pacific Dynamics of Inter-
national Financial Crisis Management. Michigan, U. S. A., University of Mi-
chigan Press, 2001.
Kunimoto Iyo, “La Emigración japonesa a América Latina”, en Japón, los
Estados Unidos y la América Latina, Stallings, Barbara y Székely, Gabriel
(comps.), Fondo de Cultura Económica, México, 1994.
McCullough, Kenneth B., America’s Back Door: Indirect International Im-
migration via Mexico to the United States from 1875 to 1940, tesis docto-
ral, The University of Texas A&M, 1992.
Manger, M. (2005), Competition and Bilateralism in trade policy: The case
of Japan’s free trade agreements, Review of international political economy, 12
(5).
Reporte Final (2002), Informe final del Grupo de Estudio México-Japón so-
bre el Fortalecimiento de las Relaciones Económicas Bilaterales, julio de
2002.

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504 ALFREDO ROMÁN ZAVALA

Ruíz Cabañas, Miguel, “Una relación estratégica de larga distancia: Las rela-
ciones entre México y Japón”, en Torres, Blanca y Vega, Gustavo (coords.),
Los grandes problemas de México. XII Relaciones Internacionales, México, El Cole-
gio de México, 2010.
Secretaría de Economía, Diez años del Acuerdo de Asociación Económica México-
Japón. Logros, retos y oportunidades, México: ProMéxico, 2017.
TLCAN (1994), Tratado de Libre Comercio de América del Norte, disponi-
ble en: http://www.sice.oas.org/Trade/nafta_s/Indice1.asp.
Uscanga, Carlos. México y Japón en los años setenta: Los dilemas de la expansión e
institucionalización de las relaciones bilaterales, Kioto: Universidad de Lenguas
Extranjeras de Kioto, Japón, 2016.
Yamada, Matsuo, “Perfil histórico y visión retrospectiva. Alcances y perspec-
tivas de las relaciones entre México y Japón”, Simposio de las Relaciones
México Japón de la Posguerra en los Años 80, El Colegio de México, 16-
18 marzo, 1983.

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR.


UNA REVISIÓN

María Elena Romero*

Sumario: I. Introducción. II. La política exterior japonesa. Retos y es-


trategias realistas. III. Evolución y principios de la política exterior japo-
nesa. IV. La política exterior en la posguerra fría. Nuevos y viejos desafíos.
V. Conclusiones. VI. Bibliografía.

I. Introducción

Japón es un Estado que conjuga eficientemente los factores económicos, eco-


nómicos y comerciales con el asunto de seguridad. Posterior a la Segunda
Guerra Mundial, Japón quedo militarmente restringido en su Constitución.
Una Constitución otorgada y pacifista que preveía que Japón no reiniciase
una escalada expansionista. La influencia de Estados Unidos en la región
Asia Pacífico definió los pasos que Japón seguiría durante el periodo de la
Guerra Fría como aliado de la potencia hegemónica occidental y como líder
industrial en la región y posteriormente en el mundo. Desde entonces su es-
trategia de vinculación internacional no descansó en la fuerza militar. Japón
finca su fortaleza y por ende su política exterior en las acciones económicas,
siendo especialmente sensible ante las ganancias que permita ganar a sus
socios, especialmente a aquellos que representan riesgos para su posición, o
bien sean considerados posibles aliados en el logro de objetivos estratégicos.
El asunto estriba entonces en cómo el poder económico japonés, y más re-
cientemente militar tiene efectos en la política de otros países, especialmente
en aquellos que esperan una gran contribución económica de este país para
estabilizar el sistema internacional.
* Profesora-investigadora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la Universidad de Colima.

505
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506 MARÍA ELENA ROMERO

El diseño y planeación de la política exterior japonesa ha sido cuestio-


nada constantemente, calificado como un país reactivo más que proactivo
o dinámico y propositivo en la comunidad internacional; responde y sus ac-
ciones lo encaminan a escenarios de éxito o fracaso. Japón enfrenta disyun-
tivas tales como: ¿en qué momento fortalecer más las relaciones bilaterales
o ser más proactivos en un foro multilateral?; ¿cómo atender sus intereses
regionales sin desatender los asuntos globales, particularmente sus compro-
misos con Estados Unidos?; ¿cuándo y cómo virar el enfoque de su política
exterior de estrategias básicamente económicas a unas con características
militares sin violentar sus vínculos internacionales?; etc., cual sea la res-
puesta a estas interrogantes, las acciones que ha emprendido se relacionan
intrínsecamente a sus estrategias de aseguramiento de recursos, al reforza-
miento de sus nichos comerciales, a sus nexos con Estados Unidos y más
recientemente a la inestabilidad que representa la situación de la península
coreana y, por supuesto, el reto que representa el ascenso de China como
potencia regional.
Así, aquí se propone la revisión y análisis de la política exterior japonesa
utilizando como marco de referencia la propuesta analítica del realismo es-
tructural. El trabajo se divide en tres apartados: el primero hace una breve
revisión de las primeras acciones de la política exterior de Japón en el marco
del enfoque del realismo estructural, sus actores y factores; posteriormente
se analiza la política exterior, su desarrollo y condicionantes posterior a la
Segunda Guerra Mundial, en el tercer apartado se analiza la política ex-
terior actual en el marco de sus relaciones con la península coreana, con
China y las recientes reformas que ubican a la seguridad más en términos
militares. Finalmente se presentan conclusiones parciales, sobre todo por-
que la reciente reelección de Abe para un nuevo periodo definirá muchas de
las acciones que se iniciaron en su anterior periodo.

II. La política exterior japonesa.


Retos y estrategias realistas

Desde la perspectiva realista la guerra es una cuestión de alta política. El que-


hacer del Estado-Nación está enfocado al mantenimiento del interés nacional
entendido en términos de poder. En este sentido, los Estados, particularmen-
te los poderosos definen sus estrategias en función del logro de este objetivo;
en la medida que tengan la capacidad de contrarrestar los retos que implican
las relaciones con otros Estados, éstos se abocaran a mantener un balance en-
tre las acciones militares y la negociación. La guerra es entonces una acción

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 507

que define el poder de los Estados. En el escenario internacional la balanza


del poder está íntimamente relacionada con la ubicación geográfica del Esta-
do y su capacidad interna sustentada en los recursos con los que cuenta, tanto
naturales como tecnológicos.
Kenneth Waltz (1979: 134) afirma que “en términos generales, en la me-
dida que un Estado sea más débil sigue la tendencia de la mayoría más que a
buscar el balance, lo cual ocurre porque un Estado débil no tiene la capaci-
dad para fortalecer coaliciones defensivas…”. Siendo el tema de la guerra, el
poder y la alta política las premisas básicas del quehacer del Estado, el tema
económico queda en segundo lugar, como un soporte para financiar acciones
que incrementen o mantengan el poder del Estado. En este sentido, Japón es
un Estado que ha configurado su poder regional e internacional en términos
económicos, pero sin descuidar su seguridad. Su estrategia no descansa en
la fuerza militar. Japón finca su fortaleza y sus estrategias de vinculación in-
ternacional en las acciones económicas, siendo especialmente sensible ante
las ganancias que otros países puedan obtener para mantenerlos como alia-
dos, proveedores, compradores o apoyos en iniciativas presentadas en foros
multilaterales. El asunto estriba en cómo el poder japonés, económico y más
recientemente militar tiene efectos en la política de otros países, cómo éstos
reaccionan, sobre todo cuando esperan una contribución económica para
estabilizar el sistema internacional, pero es la presión externa gaiatsu ejerci-
da sobre Japón por otros actores la que juega un papel importante para que
la acción japonesa sea conmensurada y acorde a sus condiciones internas y
externas (Drifte, 1998: 3).
Quienes han estado a cargo de la planeación económica y de las relacio-
nes exteriores de Japón se han enfrentado a diversos cuestionamientos, de
cuya respuesta ha dependido el éxito o fracaso de las acciones emprendidas;
por ejemplo, a las preguntas: ¿en qué momento fortalecer más las relaciones
bilaterales o bien favorecer los vínculos multilaterales?; ¿en qué momento
fortalecer los nexos regionales o sumarse más a las causas globales?; ¿cuán-
do y de qué forma dejar la política exterior pasiva y emprender una más ac-
tiva?; ¿qué enfoque debe pesar más en sus planes de desarrollo y vinculación
externa, el militar o el económico?, etc., las respuestas están íntimamente
vinculadas a sus estrategias de aseguramiento de recursos, el reforzamiento
de los nichos para sus productos y a los fuertes nexos que mantiene con Es-
tados Unidos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
En este contexto es que la política exterior japonesa se sustentó en
tres pilares básicos: poderosos actores nacionales, la alianza con Estados
Unidos incluyendo un imperativo económico que sostendría sus relacio-
nes comerciales y una constitución pacífica (Inoguchi y Purnendra, 2000:

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508 MARÍA ELENA ROMERO

xi-xii). No obstante el fin del siglo XX significó cambios, entre ellos: el


contexto internacional y las limitaciones japonesas; los vínculos con Es-
tados Unidos y sus intereses en Asia y el peso del tratado de seguridad
con Estados Unidos, así como la volatilidad de la península coreana y el
ascenso de China.
El segundo periodo (2012) del primer ministro, Shinzo Abe ha dado
elementos para replantear sus vínculos internacionales. Con un discurso
nacionalista alcanzó el poder político comprometiendo a recuperar el lugar
que Japón debía tener en el escenario internacional. Así, las reformas dise-
ñadas por Abe, mismas que incluyen temas económicos, políticas y financie-
ros han despertado preocupación, particularmente en China y la península
coreana.
El incremento del presupuesto en materia de defensa, la creación del
Consejo Nacional de Seguridad y la Estrategia de Seguridad en 2013, así
como la flexibilización de las restricciones para la exportación de armas en
abril de 2014, y la reinterpretación de la cláusula de paz de la Constitución
en julio de 2014 marcan un cambio radical en la política de seguridad de
Japón y por ende en su política exterior (Sakaki, 2015). Mientras que en
el siglo XX, la cuestión de seguridad tuvo un marcado acento económico
impactado por tres acontecimientos históricos: la guerra de quince años en
Asia Pacífico (1931-1945), el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki y la pro-
hibición constitucional de uso de la fuerza militar. Lo anterior hizo que Ja-
pón orientara sus esfuerzos a su recuperación económica y al aseguramien-
to de los recursos naturales, materia prima y nichos comerciales necesarios
para lograr un vertiginoso desarrollo, dejando de lado el tema militar que
fue atendido por Estados Unidos.

III. Evolución y principios


de la política exterior japonesa

Posterior a la Segunda Guerra Mundial, Japón vio limitada su participación


militar y sus deseos expansionistas al asumir una Constitución pacifista, limi-
tada a tener Fuerzas de Autodefensa, sin capacidad de rearmarse. Entonces,
sus estrategias se enfocarían a trabajar en su industrialización y desarrollo
tecnológico, para ello requería asegurar fuentes de recursos naturales y socios
regionales que le permitiesen tener acceso al mercado y posteriormente a
mano de obra barata; de manera que la asistencia para el desarrollo se volve-
ría, en el corto plazo uno de los programas estratégicos que mayor presencia
le redituaría a Japón en el ámbito regional e internacional.

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 509

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Japón fue derrotado y consti-


tucionalmente limitado para tener un ejército que defendiese su seguridad y
su interés nacional. El artículo 9 de la Constitución japonesa establece que
las aspiraciones de paz basadas en la justicia y orden hacen que el pueblo
japonés renuncie a la guerra como un derecho soberano y para lograr tal
objetivo no mantendrá fuerzas terrestres, navales o aéreas y renuncian al
derecho de beligerancia. Así Japón, un país destruido, aniquilado por dos
bombas atómicas y ocupado por el comando aliado liderado por Estados
Unidos tuvo pocas opciones para establecer sus estrategias de política ex-
terior.
Ante la rendición de Japón a los Aliados, aceptó los términos acordados
en la Declaración de Potsdam. Japón fue sometido al control del Comando
Supremo de las Fuerzas Aliadas (SCAP, por sus siglas en inglés), especial-
mente de Estados Unidos, mismo que continuó hasta la firma del Tratado
de Paz de San Francisco el 28 de abril de 1952, cuando Japón recobró su
soberanía política, aunque económica y militarmente siguió bajo la tutela
de Estados Unidos.1
Se estima que durante la Guerra, Japón perdió aproximadamente 40%
de su riqueza nacional, su actividad manufacturera disminuyó 10% en tan
sólo dos años (1935-1937) y la inflación se incrementó en términos alarman-
tes alcanzando cifras de hasta 130%.
Asimismo, los primeros acontecimientos en Asia Pacífico que caracte-
rizaron la Guerra Fría tuvieron impacto en el desarrollo de Japón. La con-
frontación de dos bloques, llevó a Estados Unidos a proporcionar recursos
para apoyar la recuperación de Japón con el fin de que éste fuera un baluar-
te en la región para evitar el avance del comunismo. Japón fue el principal
receptor de ayuda externa en Asia. Estados Unidos donó un total de 5 mil
millones de dólares para su reconstrucción entre 1946 y 1951. Del Banco
Mundial recibió 34 créditos para proyectos específicos, el último de estos
proyectos concluyó en 1966 y lo terminó de pagar en julio de 1990. Los
montos de asistencia recibida definieron en Japón una estrategia fundamen-
tal en sus vínculos internacionales, la asistencia oficial para el desarrollo
como una forma de ganar socios, aliados y mercados.
1 Aunque no es el propósito de este trabajo profundizar en la conceptualización de la
soberanía japonesa, es importante anotar que el desempeño político, económico y militar
de Japón no fue del todo autónomo, por su misma situación económica y sus vínculos con
Estados Unidos las acciones japonesas se encaminaron a recobrar su economía, dejando en
manos de Estados Unidos las cuestiones de seguridad. El general Douglas MacArthur cali-
ficó a Japón como un estado semi-soberano, como un niño de 12 años dependiente de una
familia (ver Inoguchi, Takashi 1996: 249-254).

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510 MARÍA ELENA ROMERO

Desde el punto de vista político-militar, la Alianza Japón-Estados Uni-


dos proporcionó una plataforma para las bases militares estadounidenses en
Asia Pacífico. Bajo el Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua alrede-
dor de 53 mil soldados fueron ubicados en Japón. Esta Alianza ha tenido
altibajos. Convirtió a Japón en el aliado más relevante de Estados Unidos
y en la base de operaciones para contener el avance del comunismo en la
región; hizo que los vecinos asiáticos de Japón lo miraran como un miembro
del club de Occidente y lo trataran con recelo por sus nexos tan cercados
con la potencia hegemónica americana, pero al mismo tiempo le abrió las
puertas al mercado estadounidense y consiguió descansar su seguridad en el
escudo norteamericano.
La Alianza fue compatible con los intereses y objetivos del primer mi-
nistro Shigeru Yoshida, reconocido como uno de los Primeros Ministros
con mayor tiempo en el cargo (1946-1947 y 1948-1954). Su objetivo de
reconstruir la economía japonesa al amparo de la sombrilla de protec-
ción que Estados Unidos le brindaba un importante espacio de manio-
bra. “Dentro de la Alianza Japón no tendría que mantener una completa
capacidad o ejército autónomo y poco tendría que hacer para contribuir
militarmente con los esfuerzos de Occidente para equilibrar el poder so-
viético” (Heginbotham y Samuels, 1998). Su atención se enfocaría total-
mente a la reconstrucción del país.
Cuando John Foster Dulles, negociador del tratado de paz y seguridad
en los años 1951-52 presionó a Japón para que expandiera su Fuerza de Se-
guridad Nacional de 110,000 a 350,000 tropas, Yoshida se reusó temiendo
que esta acción sirviese de excusa a Estados Unidos para presionar a Japón
para enviar fuerzas a Corea (Heginbotham y Samuels, 1998).
Durante los primeros años del programa de apoyo para la recuperación
japonesa, Estados Unidos limitó su asistencia a programas de salud y orden
social. Pero en 1947 Estados Unidos amplió sus programas a los de Gobier-
no y Ayuda para Áreas Ocupadas (GARIOA, por sus siglas en inglés), cuyos
fondos fueron usados para proporcionar alimentos, petróleo, fertilizantes
y medicinas y en 1949 se creó el programa de Rehabilitación Económica
de Áreas Ocupadas (EROA, por sus siglas en inglés) mediante el cual se
proporcionó materia prima y maquinaria para la rehabilitación industrial
(Takagi, 1995: 6). Japón hizo un productivo uso de todos estos apoyos, re-
activando rápidamente su economía a partir una planificación controlada.
Rápidamente Japón pudo unirse a la comunidad financiera interna-
cional e ingresar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial,
lo cual le proporcionó el ambiente propicio para ser reconocido como un
país con una sólida estrategia de desarrollo y ser sujeto de crédito. Japón

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 511

iniciaba sus vínculos multilaterales. En 1953 pudo recibir tres créditos del
Banco Mundial, recursos que fueron utilizados para adquirir generadores
para plantas eléctricas y para impulsar la industria del acero, ambos secto-
res básicos en su industrialización.
Después de 1957, el Banco Mundial flexibilizó los términos de los crédi-
tos y los extendió a Japón, quien se convirtió en el segundo país receptor de
créditos (el primero era la India). Los créditos del Banco Mundial se dirigie-
ron exclusivamente a la Corporación de Carreteras Públicas y Ferrocarriles
Nacionales de Japón con el fin de construir supercarreteras y el sistema de
tren de alta velocidad.
Pronto Japón flexibilizó sus leyes para poder ser aceptado en organis-
mos como el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade, hoy Organi-
zación Mundial del Comercio (OMC) en los años cincuenta y en la OCDE
(Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo) en los años
sesenta.
Con los recursos recibidos y la rápida recuperación económica, Japón
pudo iniciar una activa política exterior con sus vecinos del sudeste asiático
a través de sus estrategias de cooperación. Japón se estrenó como donador
prácticamente diez años después de haber sido derrotado en la Segunda
Guerra Mundial. Japón firmó su primer acuerdo de pago por daños de
guerra con Birmania en 1954, país que junto con Filipinas, Indonesia y
Vietnam del Sur fueron las cuatro naciones que reclamaron pagos por repa-
raciones de guerra, aunque sólo con Filipinas y Vietnam del Sur se firma-
ron convenios bilaterales en el marco del Tratado de Paz de San Francisco.
Japón consideró estos pagos como cooperación económica y vio en este
recurso un medio estratégico para consolidar sus vínculos con sus vecinos
asiáticos. Así, sus nexos con Estados Unidos y la cooperación internacional
se convertían en sus primeras estrategias de política exterior.
Aunque no por completo Japón puede considerarse un free rider, la si-
tuación favoreció significativamente el reposicionamiento japonés en el es-
cenario internacional y supo aprovecharla. Desde el realismo estructural,
Japón no implementó una política ni militar que persiguiera una ganancia
clara, el incremento de poder o el establecimiento de una política decisiva
en contra de la Unión Soviética; la Guerra Fría ubicó a Japón como aliado
de Occidente y como una pieza importante en Asia Pacífico para contener
el avance soviético en la región (Heginbotham y Samuels, 1998). Lo cierto
es que Japón ha sido visto por Estados Unidos como un aliado importante
para mantener su presencia en la región y sus acciones pronto lo ubicaron
como una potencia económica. Por un lado, Japón se convertía en el aliado
desarrollado capaz de mantener el equilibro en la región y sumar votos a

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512 MARÍA ELENA ROMERO

su causa de promover los ideales de libertad y democracia en Asia Pacífico


que debilitaran movimientos o deseos comunistas en la región y, por otro
lado, Japón podía utilizar su alianza con Estados Unidos para promover sus
intereses comerciales en Occidente.
A pesar de no ser un país potencialmente militar Japón supo jugar muy
bien sus cartas para desarrollarse y llegar a ser en poco tiempo la segunda
economía mundial. Ya en la década de los setenta la economía japonesa ha-
bía superado a la de muchos países, incluyendo a la de la Unión Soviética,
sin embargo, mantenía una capacidad militar limitada. En la gráfica no.1
se puede apreciar la vocación de Japón, el gasto dirigido a sectores que le
interesaba impulsar, destacan seguridad social que ha ido en constante in-
cremento, la construcción de infraestructura pública y el tema de educación
y ciencia que se mantenido estable. Conjugados hicieron de Japón un país
reconocido por su industrialización, tecnología y bienestar de su población.

Gasto japonés por sector


(varios años)

(Trillion yen)
30
Social Security

25
National
Debt Services
20
Local Allocation
Tax Grands, etc.
15
Public Works
Other
10 Expenditures
Education
5
& Science
National Defense
0 FY1960 FY1970 FY1980 FY1990 FY2000 FY2013

Fuente: Ministerio de Finanzas de Japón, recuperado de Tenebarum, Peter (2013).


Japan-Worrisome Trends in Government Spending, disponible en: http://www.acting-
man.com/?p=23599.

En este sentido es importante decir que Japón mantuvo un perfil militar


bajo como resultado de una política planificada, estructurada en el marco
de su estrategia de recuperación económica. Su política exterior entonces
estaría fundamentada en acciones más de tipo económico que militar. Como

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 513

se apuntó, el pilar de la política exterior japonesa se ubicó desde finales de


la Segunda Guerra Mundial en su política de cooperación económica. Una
diplomacia de bolsillo revistió las actividades internacionales de Japón. En
aquellos países importantes por el suministro de recursos naturales, como el
petróleo fue importante el financiamiento de proyectos que se asociaban a
su programa de asistencia para el desarrollo.
Su objetivo económico-comercial, así como su política de cooperación
económica poco cambió durante el periodo de la Guerra Fría, sirviendo
ambos de telón de fondo de su política exterior. Sin embargo, su mismo po-
tencial económico brinda a Japón otras opciones.
El fin de la Guerra Fría ha cuestionado la política exterior japonesa en
varios sentidos. Sus vínculos con Estados Unidos siguen siendo la base de
sus acciones y el paraguas de su seguridad; sin embargo, se han dado altiba-
jos que hacen pensar en una política exterior japonesa más activa y menos
dependiente de los intereses estadounidenses; la estrategia de cooperación
cambió, dando un giro a sus acciones impregnándolas de un enfoque más
humano y menos económico y más recientemente utilizando los principios
de cooperación económica para sustentar sus estrategias de seguridad y fi-
nalmente el debilitamiento económico y financiero japonés ha sumido a este
país en una prolongada crisis que replantea sus estrategias internacionales.

IV. La política exterior en la posguerra fría.


Nuevos y viejos desafíos

El desmoronamiento de la Unión Soviética replanteó los objetivos de polí-


tica exterior estadounidense, Estados Unidos se quedó sin el enemigo que
le permitió emprender acciones justificado en sus principios de libertad y
democracia. Lo anterior hizo que Estados Unidos replanteara sus propósitos
en el marco de las alianzas que construyó al término de la Segunda Guerra
Mundial. Así, temas como el terrorismo y la existencia de países considerados
en el Eje del Mal se convirtieron en su nueva encomienda. Interesantemente,
Japón constituía aun una pieza clave para estas nuevas acciones, su cercanía
con Corea del Norte lo ubicada en una posición geopolíticamente estratégica
para diseñar estrategias de contención frente a las amenazas norcoreanas.
De igual manera, el ascenso de China se convirtió en una pieza clave para
repensar las acciones en materia de política exterior para Japón.
Las relaciones de Japón con la península coreana han sido complejas. El
legado de la ocupación en Corea del Sur y las diferencias políticas e ideoló-
gicas con Corea del Norte favorece una “política para dos coreas” en Japón.

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514 MARÍA ELENA ROMERO

El contexto de la Guerra Fría se mantiene en esta zona de la región y fomen-


ta una influencia combinada por las cuestiones ideológicas y los vínculos en
materia de seguridad de Estados Unidos y Japón. Durante la Guerra Fría,
las relaciones de Japón con Corea del Norte fueron permeadas por el apoyo
japonés a la política de contención estadounidense creando insondables ba-
rreras; en el caso de las relaciones de Japón con Corea del Sur se alimentaron
por el sistema de alianzas promovido por Estados Unidos en la región (Hook,
G. et al., 2001: 173).
Es particularmente relevante la política exterior japonesa hacia Corea del
Norte. En septiembre de 1990 se iniciaron las pláticas para la normalización
de las relaciones entre ambos países en el marco de la misión conformada por
representantes del Partido Liberal Demócrata y el Partido Social Demócrata
de Japón de cuya visita surgió la declaración conjunta en la que se establecía
que Japón no solo se disculparía por el periodo de colonización si no también
otorgaría una compensación apropiada, Corea del Norte presionó por una
cantidad que el Ministerio de Asuntos Exteriores japonés se negó a pagar, lo
cual llevó al fracaso de las negociaciones (Hook, G. et al., 2001: 181). Lo ante-
rior aunado a la escalada nuclear norcoreana ha dificultado cualquier arreglo
en las relaciones.
Tres factores han agravado la relación: la prueba de los misiles Taepo-
dong sobre Japón en 1998, la reciente intromisión de embarcaciones nor-
coreanas en aguas territoriales japonesas y la creciente frustración sobre el
asunto sin resolver de los secuestros (Kawashima, 2003: 83).
La llegada al poder de Kim Jong-un marcó el inicio de una difícil etapa
de confrontación. Mientras Kim Jong-il, anterior líder norcoreano, mantu-
vo una política más conciliadora y con interés en el diálogo, su sucesor Kim
Jong-un ha destacado por múltiples acciones de confrontación que ponen
en riesgo la estabilidad de la región.
Constantes declaraciones y pruebas de misiles alertan a Japón y ge-
neran una estresante rutina para quienes habitan ese país. La mayoría de
las veces las pruebas de misiles norcoreanos caían en el Mar de Japón, en
ocasiones en las cercanía de la costa, sin embargo, en septiembre de este
año 2017 un mísil norcoreano sobrevoló la isla de Hokkaido en el norte de
Japón, siendo la primera vez que Pyongyang lanza un mísil directo a terri-
torio japonés, encendiendo el sistema de aleta conocido como J-Alert system
en las 12 prefecturas japonesas. El primer ministro Shinzo Abe declaró que
esta prueba era un reto sin precedente, serio y grave que ponía en riesgo
significativamente la seguridad de la región (Penn, 2017). No obstante, las
declaraciones sobre la gravedad de la situación, Japón permanece atento,
pero sin recurrir a acciones precisas. Las amenazas norcoreanas acercan

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 515

más a Japón con Estados Unidos, el escudo de protección estadounidense


en la región deberá funcionar en un momento de crisis. Asimismo, se ha
incrementado la presión para que Naciones Unidas actúe.
El primer ministro, Abe declaró el 23 de diciembre que Japón aprecia la
resolución 2379 tomada en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas que apoyan las sanciones en contra de Corea del Norte en respuesta
al lanzamiento de lo que parece ser un nuevo tipo de misiles. Lo anterior,
afirmó Abe, da cuenta de que la comunidad internacional no permitirá
amenazas y la presencia de una Corea del Norte armada. Se trabaja en el
marco de objetivos comunes

…para alcanzar una desnuclearización completa, verificable e irreversible de


la península coreana, Japón, como miembro del Consejo de Seguridad de Na-
ciones Unidas continuara trabajando cercanamente con la comunidad inter-
nacional, incluyendo a Estados Unidos, la República de Corea y por supuesto
con China y Rusia y otros países para hacer un fuerte llamado a los miembros
de Naciones Unidas para implementar las resoluciones del Consejo (MAE,
2017).

Esta situación se mira aún más compleja en el marco de las relaciones


que Japón mantiene con Corea del Sur. Las relaciones entre estos dos paí-
ses no han sido fáciles. Desde la ocupación japonesa, el sentimiento de los
coreanos hacia los japoneses está permeado por el rencor y el resentimiento
del periodo de ocupación, además de las cuestiones no resueltas sobre el do-
minio de las islas Takeshima. Dados estos temas la política exterior japonesa
respecto a la península coreana se vuelve más incierta.
Lo cierto es que la política exterior japonesa en la región ha estado
alimentada por los temas económicos y comerciales que han dejado ganan-
cias relativas a ambas partes. Mientras Japón logra mantener su presencia
en esta zona, los países, sobre todo del sudeste asiático se benefician de las
inversiones japonesas, pero las rencillas se mantienen. Una encuesta que se
realizó en 7 de las más importantes ciudades de Asia del Este mostró que
en Bangkok, Manila, Singapur y Yakarta hubo una opinión favorable sobre
Japón; mientras que en Seúl, Beijing y Shanghai persiste la desconfianza
(Asahi Shimbun, agosto 13, 1995 citado en Heginbotham y Samuels, 1998).
Lo anterior deja de manifiesto que la relación de Japón con sus vecinos cer-
canos es compleja y hace que temas como la agresión norcoreana acerquen
a Japón a Estados Unidos.
Mientras la volátil situación de la península coreana reta la capacidad
de negociación y diplomacia japonesa, el ascendente poder chino represen-
ta para Japón un reto en cuanto al liderazgo en la región.

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516 MARÍA ELENA ROMERO

Los esfuerzos chinos por consolidar su posición regional e internacional


a partir del uso de símbolos nacionalistas y propaganda incluyen la percep-
ción de Japón como una potencia inclinada a la hegemonía regional con el
respaldo de los Estados Unidos (Heginbotham y Samuels, 1998). El desa-
rrollo de las relaciones entre Japón y China desde el final de la Guerra Fría
muestra continuidad y cambio, es volátil, es pragmática; lo cierto es que
evidencia que su acercamiento a China y sus estrategias de negociación es-
tán permeadas por el papel central que Estados Unidos juega en la política
japonesa (Kamiya, 2000: 237).
La compleja relación entre Japón y China se ha caracterizado por al-
tos y bajos. El rápido ascenso chino ha incentivado una política exterior
japonesa más asertiva con sus vecinos a fin de evitar confrontaciones. No
obstante, mucho ha cambiado en el balance de las relaciones económicas
y militares entre ambos países desde 2007. Aunque el comercio entre am-
bas naciones sigue incrementándose, las tensiones políticas empeoran, por
ejemplo en relación con la disputa de las islas Senkaku, ambas naciones se
han replegado a sus “esquinas diplomáticas” dando poco espacio para la
negociación (Hemmings y Kuroki, 2013: 9).
Sin duda, los temas de Corea del Norte y China son centrales en la po-
lítica exterior japonesa, así como en su política de seguridad.
Las acciones del primer ministro Abe hacen el ambiente más tenso; su
discurso basado en valores como la democracia, el estado de derecho y los
derechos humanos despiertan sospechas en Beijing de que Japón persigue
una estrategia de contención, así las cosas, sin una relación constructiva y
de confianza con China, Japón no podrá mejorar de manera sostenible la
situación de seguridad en el este de Asia (Sakaki, 2015).
Con estos temas en mente, Japón, ha trabajado para fortalecer su pre-
sencia y lograr decisiones más autónomas. Desde la perspectiva del realismo
estructural, Japón asegura su capacidad militar a través de la revisión del
Artículo 9 constitucional. Ya el primer ministro Junichiro Koizumi afirmó
alguna vez que: “veo las fuerzas de autodefensa del Japón esencialmente
como fuerzas militares. No es natural que no nos permitamos admitirlo”
(citado por Takao, 2007: 28 y 29). Así, Abe, en diciembre de 2013, lanzó el
programa de seguridad nacional, que recupera las acciones de cooperación
internacional en términos económicos, humanitarios, tecnológicos y contra
el terrorismo, como una estrategia útil para apuntalar la seguridad japonesa
(NSS, 2013).
En el marco de la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas
en inglés) el gobierno japonés enfatiza el factor “China” como elemento
para reconsiderar sus estrategias de seguridad y cooperación.

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 517

La publicación de la NSS significa el término de una controvertida eta-


pa de reinterpretación de las estrategias de seguridad que guían a Japón y
replantea el significado de su pacifismo. Implica también un cambio en sus
principios de política exterior, particularmente en los temas que son más
sensibles: la península coreana y su relación con China. La adopción de
esta Estrategia deja establecidos los principios que guiaran a Japón en los
próximos años tanto en política interna como externa. El ambiente que
rodea actualmente a Japón está lleno de retos y ello implica respuestas más
contundentes.
La nueva Iniciativa de Defensa de Japón promueve actividades vincula-
das con el apoyo para la construcción de capacidades, del control de armas,
desarme y no proliferación de armas, a fin de asegurar la paz (IDJ, 2014:
264 y 265). Aunque con una posición pacifista, la publicación de esta Inicia-
tiva ha causado resquemor en los medios internacionales, ya que se consi-
dera que está diseñada en función de dos objetivos: a) cooperar con Estados
Unidos de una manera más activa, y b) estar preparados ante una posible
escalada regional de China (Romero y Uscanga, 2016: 65).
Sin duda, el escenario internacional ha cambiado. Dado el dinamismo
geopolítico en Asia del Este y el arribo de China como una variable clave en
el sistema internacional, fuerza a Japón a responder a una política de poder
asimétrico en el que China cava su propia esfera de influencia eclipsando a
Japón (Hughes, 2015). Estrategias chinas como la Iniciativa Belt & Road pla-
tean un nuevo modelo de relaciones en Asia Pacífico al que Japón se debe
ajustar. El tema central es si con la política exterior basada en la idea de
pacifismo proactivo, del primer ministro Abe, podrá responder adecuada-
mente a los retos que impone el contexto actual con una política sustentada
en una militarización que despierta el recelo y desconfianza de sus vecinos.
Además ¿podrá esta estrategia ser sustentable? Hay un alto riesgo, el daño
colateral puede ser mayor a los beneficios que le reditúe en su reposiciona-
miento internacional dando paso a un ejemplo del realismo resentido más
que del realismo estructural (Hughes, 2015). Ese realismo que articula ac-
ciones de la política exterior japonesa en función de los retos que impone
China, de la desconfianza que actualmente representan sus vínculos con
Estados Unidos por el gobierno que lo representa y sus aspiraciones para
recuperar el orgullo nacional.
Actualmente, la política exterior de Abe se define en función de tres
pilares permeados por las cuestiones de seguridad: la capacidad japonesa
para comprometerse en misiones de mantenimiento de la paz, la alianza
con Estados Unidos y las estrategias de cooperación con otros países. Estas
tres vertientes están en concordancia con las estrategias seguidas por sus

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518 MARÍA ELENA ROMERO

antecesores, sin embargo, Abe ha sido más enfático en su acciones especial-


mente en su compromiso con la cooperación y la forma de asumirla (Sakaki,
2015). Solo que estos compromisos están fuertemente atados a la capacidad
de recuperación económica que logre superar el estancamiento económico
y financiero de Japón en el marco de retos de política interna complejos,
como el desempleo, las implicaciones de una población envejecida y la po-
breza relativa.

V. Conclusiones

La política exterior japonesa ha sido analizada desde diversas perspectivas,


no obstante, es evidente que ésta se sustenta en dos factores que la condicio-
nan: los efectos de la Segunda Guerra Mundial y el paraguas de seguridad
que se tejió alrededor de ella haciendo de sus relaciones con Estados Unidos
un vínculo complejo y riesgoso y, sus propias características limitadas en el
sentido militar y natural.
Así, Japón inició con un política exterior reactiva, respondiendo a cir-
cunstancias particulares en la medida de sus posibilidades y sin dejar nunca
de atender los temas de seguridad. En este sentido, la seguridad fue, en un
principio de tintes económicos, pero hoy deja ver el renacimiento de una
estrategia militar que se fortalece, al menos institucional y normativamente.
Desde la perspectiva económica, el periodo de recuperación y recons-
trucción implicó dejar en manos estadounidenses el tema de la seguridad,
sobre todo considerando el contexto de la Guerra Fría, mientras que los
recursos propios se enfocaban a fortalecer las actividades económicas. La
recuperación fue rápida, en 1954, a partir del Plan Colombo, Japón inicia-
ría con una las actividades que han sido fundamentales en sus estrategias de
política exterior: la cooperación internacional para el desarrollo.
Hoy en día, los temas de la agenda en materia de política exterior están
vinculados con su contexto regional. El rápido ascenso de China como po-
tencia regional, y la tensión con la península coreana marcan los acciones
japonesas. A fin de responder a estos retos, el primer ministro, Shinzo Abe,
ha planteado la necesidad de finalmente reinterpretar el artículo 9 cons-
titucional y con ello brindar a Japón una mayor libertad para emprender
acciones militares que favorezcan su posición y contribuyan al logro de la
estabilidad. Sin embargo, la creación de una agenda específica en materia
de seguridad y la renovación de su Carta de Cooperación Económica que
le permite atender asuntos con tintes militares han levantado sospechas en
sus vecinos.

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LA SEGURIDAD JAPONESA EN SU POLÍTICA EXTERIOR... 519

El reto está en la capacidad que Japón tenga para recuperar su econo-


mía, salir de la etapa de estancamiento y mantener una política de seguri-
dad en el largo plaza que lo haga menos dependiente de Estados Unidos, si-
tuación que se mira desde ahora muy compleja y riesgosa. Hasta ahora Abe
ha sido lo suficientemente hábil para mantener fuera del debate interno los
temas de seguridad y política exterior, desviando la atención al reposiciona-
miento internacional japonés con un discurso que recupera el sentimiento
de orgullo nacional y el trabajo por la calidad de vida de los japoneses.

VI. Bibliografía

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520 MARÍA ELENA ROMERO

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN.


RETOS Y OPORTUNIDADES*

Melba Falck Reyes**


Dalia Blando***

Sumario: I. Introducción. II. El comercio México-Japón post-AAEMJ.


III. El comercio agroalimentario post-AAEMJ. IV. Los retos en el comer-
cio agroalimentario: baja utilización de cupos. V. El auge de la inversión
japonesa en el sector automotriz mexicano. VI. La inversión japonesa y los
flujos de comercio en México. VII. Inversión japonesa, empleo y proveedu-
ría. VIII. Retos para la inversión extranjera directa japonesa: la proveeduría
local-nacional. IX. La inversión japonesa y la competitividad en los estados
receptores. X. Conclusiones. XI. Bibliografía.

I. Introducción

En 2004, Japón y México signaron el Acuerdo de Asociación Económica


(AAEMJ), considerado un acuerdo de segunda generación al incluir además de
la promoción del comercio y de la inversión, la cooperación entre los dos países.
Para México, que ya contaba en su haber con 10 acuerdos o tratados de libre
comercio, este fue el primer acuerdo con un país de Asia y lo sigue siendo aún
hoy. Japón en ese entonces contaba solamente con el acuerdo de libre comercio
con Singapur; así, México se constituía en el primer socio de Japón en Occi-
dente. Con el AAEMJ, los dos países se proponían mejorar su posición de com-
petitividad global aprovechando la complementariedad de ambas economías.
A partir de que entró en vigor el AAEMJ en 2005, los flujos de comercio
e inversión entre los dos países se incrementaron sustancialmente al tiempo

* Ligia Ibarra González y Esteban Alcalá colaboraron en la investigación estadística.


** Profesora-investigadora en la Universidad de Guadalajara.

*** Maestra en Desarrollo económico local en la Universidad Autónoma de Nayarit.

521
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522 FALCK / BLANDO

que se profundizaron las actividades de cooperación. El comercio experi-


mentó un importante dinamismo en sectores como el agro-industrial y el de
autopartes. Más aún, en el último lustro, la inversión japonesa en México ha
mostrado un auge considerable siendo el sector automotriz uno de los mayo-
res beneficiados. Esos flujos de inversión han tenido un impacto importante
en el comercio exterior de México no solo con Japón, sino con otros países de
Asia y con Norte América. Japón se ha convertido en un actor importante en
la formación de redes de producción en Norte América al participar activa-
mente en las exportaciones de México hacia Estados Unidos, en especial las
vinculadas al sector automotriz, al tiempo que ha impulsado las importacio-
nes de autopartes desde Asia. Por otra parte, los flujos de inversión japonesa
han promovido el empleo y el crecimiento económico en las entidades loca-
les receptoras, dado el creciente número de empresas japonesas que están
participando en la red automotriz. A esto hay que añadir los proyectos de
cooperación relacionados con la formación de recursos humanos e impulso
a empresas mexicanas, para incorporarse a las redes de producción que han
tenido importantes derramas económicas en los factores productivos benefi-
ciados, convirtiendo a Japón en un socio estratégico para México.
En este capítulo abordamos dos sectores claves en las relaciones econó-
micas de México con Japón: el sector agroindustrial y el sector automotriz
desde el punto de vista de las oportunidades que han brindado y de los retos
que enfrentan. La primera sección presenta la evolución del comercio post-
AAEMJ entre los dos países. La segunda analiza la relación en el ámbito
agro-industrial, mientras la siguiente se centra en el desenvolvimiento de los
flujos de inversión japonesa y el impacto que estos han tenido sobre los flu-
jos de comercio exterior de México. Una cuarta sección aborda la influencia
de la inversión en los niveles de empleo y salarios, mientras la última está
destinada a analizar el impacto de la inversión en las localidades receptoras.
Las conclusiones cierran el capítulo.

II. El comercio México-Japón post-AAEMJ

En la relación bilateral entre México y Japón, el aumento en el comercio total


muestra la creciente importancia de Japón en los flujos de comercio de México,
al haberse cuadruplicado en el periodo 1995-2015 (Gráfica 1). Más aún, en el
periodo post-AAEJM, las exportaciones crecieron a una tasa superior (6.8%
promedio anual) al de las importaciones (3.6%). Es importante señalar que en
2005, primer año de implementación del AAEJM, las importaciones ascendían
a 12.8 mil millones de dólares, 5 veces el nivel de las exportaciones. Es decir, las

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 523

exportaciones han mostrado una tasa favorable de crecimiento, pero se partió


de una base con nivel bajo. Actualmente México exporta a Japón cerca de
cinco mil millones de dólares, el doble de lo exportado en 2005, convirtiéndose
así en el tercer país proveedor más importante en América Latina para Japón.
Cabe señalar un cambio importante en la estructura de las exportaciones de
México a Japón, por un lado la mayor participación de las exportaciones agro-
alimentarias, que ahora representan 20% del total y por otro lado, el incremen-
to de las exportaciones con mayor contenido tecnológico, tales como las de
autopartes, motores de vehículos, teléfonos celulares, televisores, entre otros
de alta tecnología (Secretaría de Economía y Proméxico 2016: 19-22).

Gráfica 1
México: evolución del comercio con Japón
(en millones de dólares)
Millones de dólares Importaciones Exportaciones

$25,000

$20,000

$15,000

$10,000

$5,000

$-
20 1

20 1
19 8
99

20 0

20 5

20 9
10

12

20 3
14
20 3

20 8
19 5
96

19 7

02

04

06
20 7

15
0

1
9

1
0

0
9

20
20

20

20
20
19

19

20

20

Fuente: Elaboración propia con información de la Secretaría de Economía, México


y Jetro México con información del Ministerio de Finanzas de Japón, https://www.gob.
mx/se/ https://www.jetro.go.jp/mexico/.

Las importaciones por otra parte, también han mostrado una tendencia
ascendente y actualmente estas alcanzan los 17 mil millones de dólares. El
componente más importante en estas son los bienes intermedios utilizados
en procesos de producción llevados a cabo por las compañías japonesas que
han invertido en México. El resultado de esta evolución del comercio es un
déficit crónico para México, que en el periodo post-AAEMJ se ha manteni-
do en un rango entre 10 mil a 13 mil millones de dólares anuales.

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524 FALCK / BLANDO

Sin embargo, esta es una visión parcial de la relación económica entre


México y Japón. Actualmente los flujos de comercio se ven influidos por las
cadenas globales de producción, en sus decisiones de producción y por ello
el enfoque bilateral no es el adecuado para evaluar la relación entre dos paí-
ses. Es necesario hacerlo desde una perspectiva global. La Gráfica 2 nos da
un panorama más completo. En ella podemos observar la balanza comer-
cial de México por principales regiones: América del Norte, Europa y Asia
del Este. Con la primera, México ha mantenido un superávit creciente, que
tendió a incrementarse a tasas aceleradas a partir de inicios de este siglo,
para llegar a 123 mil millones de dólares en 2016. En cambio, con Asia
del Este el déficit se ha acelerado a partir del 2004, ascendiendo a 84 mil
millones de dólares en 2016. Con la Unión Europea, el déficit se sitúa en
23 mil millones de dólares en 2016. Prácticamente el déficit con estas dos
regiones se compensa con el superávit con Norte América.

Gráfica 2
Balanza comercial de México
por principales regiones, 2016

Millones de dólares
$150,000
Norteamérica
$100,000

$50,000

$0 Asia del Este Unión Europea

-$50,000

-$100,000

Fuente: Elaboración propia con cifras de la Secretaría de Economía, México, https://


www.gob.mx/se/.

Con esta perspectiva, pasamos a analizar las oportunidades y los retos


que ofrecen los dos sectores más destacados en la relación entre México y
Japón: las exportaciones agroalimentarias de México a Japón y la inver-
sión japonesa en el sector de Equipo de Transporte (ET) y su impacto en
los flujos de inversión y las redes de producción.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 525

III. El comercio agroalimentario


post-AAEMJ

Cuando se negoció el AAEMJ, uno de los sectores clave para México fue el
sector agroalimentario por las ventajas comparativas que representaba para
el país. Esto porque la estructura del sector agrícola japonés le imponía, y
lo sigue haciendo, altos costos de producción.1 Una mirada a los principales
indicadores de producción agrícola en Japón en los últimos años permite
apreciar las razones de la falta de competitividad del sector.
Como puede observarse en el Cuadro 1, el número de unidades produc-
toras agrícolas en Japón se ha reducido notablemente al pasar de 2.3 millo-
nes de unidades en el 2000 a 1.3 millones en 2015. Más aún, el 67% de esas
unidades obtienen la mayor de su ingreso de actividades no relacionadas
con la agricultura. Es decir, solo en una tercera parte de las unidades agríco-
las de Japón sus miembros se dedican de tiempo completo a la agricultura.
A esto hay que añadir que la escala de producción de las unidades agrícolas
es muy pequeña, el 80% de las mismas tiene menos de dos hectáreas, lo
cual está relacionado con la escasez relativa de tierra agrícola en Japón que
representa 14% del territorio nacional, el que a su vez es una quinta parte
del territorio mexicano.

Cuadro 1
Características de las unidades productoras agrícolas
en Japón, 2005-2015 (años seleccionados)

2000 2005 2010 2011 2012 2013 2014 2015


Número de uni-
2,274 1,911 1,631 1,561 1,504 1,455 1,412 1,329
dades (miles)
Unidades por
grado de aprove- 100 100 100 100 100 100 100 100
chamiento (%)
Tiempo com-
18.2 22.6 27.7 28.1 28.1 28.5 28.8 33.3
pleto
Tiempo parcial 81.8 77.4 72.3 71.9 71.9 71.5 71.2 66.7

1 Para un análisis de las condiciones de producción y de la política agrícola en Japón


en la posguerra véase Falck, Melba (2006), Del proteccionismo a la liberalización agrícola en Japón,
Corea del Sur y Taiwán. Oportunidades para México. Un enfoque de economía política, Instituto Matías
Romero: México.

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526 FALCK / BLANDO

2000 2005 2010 2011 2012 2013 2014 2015


Unidades por
escala de produc- 100 100 100 100 100 100 100 100
ción (%)
<1 58.4 56.7 55.2 55.3 55.3 54.9 53.6 53.6
1.0-2.0 25.4 25.4 25.4 25.2 24.9 24.5 25.1 26.6
>2.0 16.3 17.9 19.5 19.5 19.8 20.5 21.2 19.7
Fuerza de tra-
bajo en la agri- 6,856 5,562 4,536 4,207 3,995 3,849 3,692 3,399
cultura (miles)
Fuerza de tra-
bajo agrícola 2,400 2,241 2,051 1,862 1,778 1,742 1,679 1,753
nuclear*
Fuerza de tra-
bajo nuclear/
35.0 40.3 45.2 44.3 44.5 45.3 45.5 51.6
fuerza de trabajo
agrícola (%)
Fuerza de trabajo
agrícola por gru- 100 100 100 100 100 100 100 100
pos de edad (%)
15-49 38.2 31.5 27.6 26.4 25.3 24.7 23.6 -
50-59 18.2 21.4 21.0 20.6 19.9 19.3 19.0 -
60> 43.6 47.1 51.4 53.1 54.8 56.0 57.4 -

Fuente: Blando, 2017 con datos de MAFF, en http://www.maff.go.jp/e/data/stat/index.


html.
Nota: estructura del cuadro tomada de Falck, 2006.
*
La fuerza de trabajo nuclear se refiere a las personas se dedican de tiempo completo
a la agricultura.
- No hay registro de datos para 2015.

Con respecto a la fuerza de trabajo empleada en la agricultura, esta ha


disminuido en alrededor de 50% al pasar de 6.9 millones de agricultores
a 3.4 millones entre 2005 y 2015. De estos, solo la mitad están dedicados
de tiempo completo a la agricultura. La escasez de trabajadores en la agri-
cultura, tiene que ver con el problema demográfico que enfrenta Japón en
general y que es más acucioso en la agricultura. De esta manera, el 57% de
la fuerza de trabajo agrícola en Japón es mayor a 60 años y esta proporción
se ha incrementado notablemente en el periodo analizado.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 527

Así, la agricultura en Japón se caracteriza por la disminución de las uni-


dades agrícolas, por la prevalencia de la agricultura de tiempo parcial, por la
pequeña escala de producción y por el envejecimiento de la fuerza de trabajo.
Bajo esas condiciones los costos de producción agrícola en Japón son elevados
y la dependencia de las importaciones agroalimentarias se ha mantenido alta.
La tasa de autosuficiencia alimentaria en Japón es de 43%, es decir, los japo-
neses importan el 53% de las calorías que consumen, lo que ha convertido a
Japón en uno de los mercados agroalimentarios más importantes del mundo.
En este entorno, el AAEJM abrió una ventana de oportunidad a Méxi-
co, primer país al que Japón abrió su mercado agroalimentario.
Así en el periodo post-AAEMJ las exportaciones agroalimentarias entre
México y Japón han mostrado una tendencia creciente a partir de la firma del
acuerdo, al pasar de 578 millones en 2005 a 1,054 millones de dólares en 2016,
lo que respresenta un incremento de 82% en el periodo, con una tasa de creci-
miento promedio anual de 6%. Cuatro grupos de productos destacan como los
de mayor acceso al mercado nipón: los cárnicos que participan con 49% del
total, las frutas con una participación de 26%, el pescado con 13% y las verdu-
ras con 9.3% (gráficas 3 y 4). De estos, con excepción del grupo de productos
marinos, todos presentan tasas de crecimiento estables en el periodo.

Gráfica 3
Exportaciones agroalimentarias de México a Japón,
2005-2016 (millones de dólares)
1,200

1,000

800

600

Total
400

200

0
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016

Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Finanzas de Japón, en


http://www.customs.go.jp/toukei/info/index_e.htm.

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528 FALCK / BLANDO

Gráfica 4
Estructura de las exportaciones agroalimentarias
de México a Japón, 2005-2016 (con base en datos en yenes)

100%
90% Solubles
80%
Azúcar y miel
70%
Verduras
60%
50% Frutas
40% Cereales
30%
Pescado
20%
Lácteos y huevos
10%
0% Cárnicos
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016

Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Finanzas de Japón, en


http://www.customs.go.jp/toukei/srch/indexe.htm?M=79&P=0.
Nota: los productos cárnicos incluyen carne de cerdo, aves y res. Los productos
solubles incluyen café, té, cocoa y otras especias.

En el caso de los productos cárnicos, México destaca en las exportaciones


de carne de cerdo, ocupando el cuarto lugar entre los proveedores más impor-
tantes, después de Estados Unidos, Dinamarca y Canadá (Ministry of Finance).
En relación a las frutas y hortalizas, hemos identificado 18 productos en los
que México tiene un acceso importante en el mercado nipón de productos
importados, al figurar en los primeros cinco lugares como proveedor (Cuadro
2). Así, el país destaca en primer lugar como proveedor en cuatro productos:
espárragos, aguacates, limas y melones. En este grupo sobresalen las expor-
taciones de aguacate mexicano que son muy superiores al resto de los países
proveedores y la lima mexicana que ha mantenido una tendencia ascendente
en el periodo post-AAEMJ. En este grupo de productos, los principales com-
petidores en el mercado nipón son Estados Unidos, Nueva Zelanda y Aus-
tralia. En 2015, en los cuatro productos México mantuvo un precio relativo
menor al promedio de los otros principales proveedores. Sigue a este grupo
la calabaza, el mango y la frambuesa, productos en los que México ocupa el
segundo lugar como proveedor, siendo sus principales competidores Nueva
Zelanda, Filipinas y Estados Unidos. México figura como el cuarto proveedor
más importante en col, endivia, uva, fresa y arándano. En la mayoría de estos
productos Estados Unidos destaca como el primer proveedor. Finalmente,
México ocupa la quinta y sexta posición en tomate, limón, plátano y naranja.

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Cuadro 2
México: productos hortofrutícolas
en el mercado japonés, 2000-2015
(productos seleccionados)

Precio promedio Free on Precios relativos de México


Lugar de
Producto Board (yenes por kilo) con relación al promedio de los Principales competidores
México
2015 principales proveedores. 2015

Australia (2), Estados Unidos (3), Filipinas (4),


Espárrago 1° 1111.1 -31% Tailandia (5), Perú (6), Nueva Zelanda (7), China(8),
Francia (9), Países Bajos (10)
Aguacate 1° 347.2 -8% Estados Unidos (2), Nueva Zelanda (3), Chile (4)
Lima 1° 850.0 -36% Nueva Zelanda (2)
Estados Unidos (2), Corea del Sur (3), Nueva Ze-
Melón 1° 323.2 -66%
landa (4), China (5)
Nueva Zelanda (1), Tonga (3), Nueva Caledonia (4),
Calabaza 2° 116.3 9%
Estados Unidos (5), Corea del Sur (6)
Filipinas (1), Tailandia (3), Taiwán (4), Brasil (5),
Mango 2° 702.6 -38%
Australia (6), Estados Unidos (7)
Fram-
2° 2482.0 -21% Estados Unidos (1), Chile (3)
buesa
Sandía 3° 132 -11% Corea del Sur (1), Estados Unidos (2)
Col 4° 576.7 13% Australia (1), Taiwán (2), Países Bajos (3)

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Precio promedio Free on Precios relativos de México


Lugar de
Producto Board (yenes por kilo, con relación al promedio de los Principales competidores
México
2015) principales proveedores. 2015
Repollo 4° 474.3 71% Estados Unidos (1), Taiwán (2), Corea del Sur (3)
Endivia 4° 594.0 -23% Bélgica (1), Estados Unidos (2), Países Bajos (3)
Chile (1), Estados Unidos (2), Australia (3), Taiwán
Uva 4° 1057.8 -61%
(5), Nueva Zelanda (6)
Estados Unidos (1), Corea del Sur (2), Países Bajos
Fresa* 4° 1590.0 -26%
(3)
Estados Unidos (1), Chile (2), Australia (3), Nueva
Arándano 4° 1591.0 16%
Zelanda (5)
Corea del Sur (1), Estados Unidos (2), Nueva Ze-
Tomate 5° 487.4 72%
landa (3), Canadá (4)
Estados Unidos (1), Chile (2), Sudáfrica (3), Nueva
Limón 5° 211.0 -17%
Zelanda (4)
Filipinas (1), Ecuador (2), Taiwán (3), Perú (4), Gua-
Plátano 6° 126.8 -4%
temala (5), Colombia (7), Tailandia (8), China (9)
Estados Unidos (1), Australia (2), Sudáfrica (3), Chile
Naranja 6° 141.0 -17%
(4), Nueva Zelanda (5)

Fuente: Blando, 2017 con datos de MOF, en http://www.customs.go.jp/toukei/srch/indexe.htm?M=13&P=0.


*
El precio tomado en cuenta para calcular el precio relativo de la fresa fue el del año 2014. Signo negativo indica menor precio
relativo de México con respecto al promedio de precios de los principales proveedores.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 531

En el marco del AAEMJ, 9 de los 18 productos considerados aquí, son


de nuevo acceso en el mercado nipón: la lima, la frambuesa y el arándano,
el tomate, la col, el limón, la fresa y la endivia. Los demás aunque ya eran
exportados antes del acuerdo, se vieron impulsados por este. Por otra parte
en 2015, en la mayoría de los productos (72%), México mantuvo un precio
competitivo, que en términos relativos fue inferior al precio promedio de sus
principales competidores.
Con base en la evidencia empírica presentada, podemos decir que en
los últimos 12 años de vigencia del AAEMJ, las exportaciones agroalimen-
tarias mexicanas han logrado un importante acceso al mercado nipón y han
contribuido al dinamismo de las exportaciones de México a Japón.

IV. Los retos en el comercio agroalimentario:


baja utilización de cupos

No obstante el anterior desempeño favorable de las exportaciones agroa-


limentarias a Japón, la ventana que se abrió con el AAEJM en este sector,
no ha sido aprovechada plenamente por los productores y exportadores
mexicanos.
Así, de los cupos otorgados por Japón, en tres productos: cátsup, jugo de
tomate y tomates procesados para producir cátsup, el cupo no fue utilizado
en ningún año del periodo 2005 al 2014, y en el caso de la carne de pollo y
la naranja, los cupos fueron utilizados solo en dos años del periodo (Cuadro
3). Siguen a esto, el plátano y la miel de abeja, cuya utilización de cupo fluc-
tuó entre 3 y 48% en el periodo.
Cuatro productos tuvieron un mejor desempeño, carne de cerdo cuya
utilización de cupo fluctuó entre 45% y 70% en los últimos dos años; la carne
de res que a partir del 2007 ha mostrado elevadas utilizaciones de cupo, al
igual que el jugo de naranja concentrado y el jarabe de agave, cuyo cupo fue
autorizado recientemente.
Así, el reto para los hacedores y ejecutores de las políticas públicas
vinculadas al sector es no solo difundir entre exportadores potenciales los
beneficios de la utilización de los cupos otorgados por Japón sino al mismo
tiempo promover talleres para conocer más a fondo el funcionamiento del
mercado alimentario nipón y aprovechar los apoyos que brinda la Agen-
cia de Cooperación Internacional Japonesa (JICA) en materia de asesoría
técnica para que los productos exportados se ajusten a los requerimientos
fitozoosanitarios y a las características particulares de la demanda en este
mercado que es de los más exigentes en el mundo.

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Cuadro 3

Carne Carne Carne Jarabe Jugo de naranja Tomates procesados


Periodo Miel Plátano Naranja Cátsup
de cerdo de res de pollo de agave congelado para producir salsas

2005 61.7 0.0 0.0 3.3 18.7 0.0 - 70.4 0.0 0.0

2006 48.1 20.0 0.0 2.9 19.7 0.0 - 36.9 0.0 0.0

2007 50.9 96.7 0.0 18.1 24.2 26.5 - 47.7 0.0 0.0

2008 61.2 87.3 0.0 31.3 29.6 0.0 - 85.2 0.0 0.0

2009 45.3 94.6 0.0 15.5 21.7 0.5 - 75.2 0.0 0.0

2010 47.4 99.7 2.6 28.3 17.3 0.0 - 64.3 0.0 0.0

2011 52.3 93.0 3.5 48.3 15.2 0.0 - 76.2 0.0 0.0

2012 52.1 86.3 0.0 31.7 14.3 0.0 80.0 74.7 2.0 0.0

2013 70.6 87.8 0.0 26.1 15.2 0.0 100.0 86.8 0.0 0.0

2014 70.4 90.6 0.0 35.0 15.6 0.0 97.1 84.1 0.0 0.0

Fuente: Elaboración propia con datos de Secretaría de Economía y Proméxico (2015), Diez Años 2005-2015. Acuerdo para el Forta-
lecimiento de la Asociación Económica entre México y Japón, México, pp. 22-32.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 533

V. El auge de la inversión japonesa


en el sector automotriz mexicano

La inversión japonesa en México inicia en 1966 con la llegada de Nissan a


Cuernavaca, que fue la primera planta de esa compañía nipona en estable-
cerse fuera de Japón (Secretaría de Economía y Proméxico 2015: 52-55). En
1982, Nissan inició operaciones con su segunda planta en Aguascalientes y la
tercera en esa misma entidad fue inaugurada en 2013. Honda, fue la segunda
armadora japonesa en establecerse en México y tiene plantas en Jalisco (1995)
y en Guanajuato (2014). Toyota por su parte, estableció una planta en Baja
California en 2002 y en 2015 otra en Guanajuato y Mazda estableció la pri-
mera planta en Guanajuato en 2011 en alianza con Sumitomo Corporation.
Así las principales armadoras japonesas tienen presencia en México y todas
cuentan con una importante red de proveedores y de distribución en el país.
La firma del Acuerdo del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN) en 1994, constituyó un poderoso atractivo para los inver-
sionistas japoneses que en ese momento consideraban a México como una
plataforma para exportar al mercado norteamericano. Por otra parte, Japón
ya tenía una importante presencia en el mercado estadounidense. En efecto,
en la segunda mitad de los años ochenta la política proteccionista de Estados
Unidos con respecto a las importaciones de automóviles desde Japón, provo-
caron que las automotrices japonesas establecieran plantas de producción en
este último país. Simultáneamente, dada la revaluación del yen y los altos cos-
tos internos, las compañías japonesas salieron a invertir en Asia, convirtiendo
a esta región en una importante red de producción en el sector automotriz
(Falck Reyes 2015: 57-65). Actualmente la red de producción global nipona
está compuesta por 25,233 filiales produciendo en el exterior, de esas 66%
operan en Asia con cerca de 8 mil en China. En América del Norte (Estados
Unidos y Canadá) se han establecido 3,268 filiales niponas (METI, 2016) y en
México, de acuerdo con información de JETRO, operan 1,111 filiales (Mile-
nio, 2017). El resultado de estas tendencias ha sido que el 39% de la produc-
ción de las compañías japonesas con filiales en el exterior se realice fuera del
país. Y esta tendencia es más acentuada en el sector de equipo de transporte
en el que la tasa de producción en el exterior es de 48.8%. Entre los factores
citados por las empresas japonesas para establecer sus plantas de producción
en el exterior, destacan cuatro factores de localización, que en orden de im-
portancia son: fuerte demanda local del producto o potencial de desarrollo
del mercado receptor; otras empresas japonesas ya se encuentran establecidas
en el mercado receptor, incluyendo distribución a mercados vecinos; existe
una fuerte demanda en terceros países cercanos al mercado receptor o un po-

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534 FALCK / BLANDO

tencial de desarrollo de esos mercados y una mano de obra calificada y barata


en el mercado receptor (METI, 2016).

Gráfica 5
Evolución de la inversión japonesa en México 1999-2016.
Valores acumulados (millones de dólares)
$16,000
$14,000
$12,000
$10,000
$8,000
$6,000
$4,000
$2,000
$-
Millones
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
de dólares

Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Economía, México. Infor-


me estadístico sobre el comportamiento de la inversión extranjera directa en México,
https://www.gob.mx/se/.

En México, el número de empresas japonesas operando en el territorio


nacional es de 1,111 (Milenio, 2017), habiéndose triplicado en el periodo
post-AAEMJ. Como puede apreciarse en la Gráfica 5, la inversión extranje-
ra directa proveniente de Japón entre 1999 y 2016 muestra un monto acu-
mulado de 14 mil millones de dólares, que se acelera a partir de 2006. La
mayor parte de esta inversión se ha concentrado en el sector de Equipo de
Transporte (ET), que incluye la producción de autopartes y de automóviles.
De acuerdo con la Secretaría de Economía, Japón se ha convertido en el se-
gundo mayor inversor extranjero en el sector ET (Secretaría de Economía
y Proméxico 2015: 38-39).
En cuanto a los estados receptores de esa inversión, destacan siete en-
tidades, que en orden descendente son: Aguascalientes, Guanajuato, Baja
California, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro y Jalisco (fDimarkets.
com).2 Así, la región del Bajío mexicano se ha constituido en uno de los
clusters más importantes de la industria automotriz en el país. En el norte,
Baja California y Nuevo León han constituido polos de atracción para la in-
2 Las cifras de esta fuente se refieren a los proyectos de inversión anunciada por las
compañías japonesas.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 535

versión japonesa. Las armadoras globales japonesas como Nissan, Mazda,


Toyota y Honda, han sido seguidas por un importante número de proveedo-
res de autopartes y han ido conformando importantes redes de producción.
Este panorama de la inversión japonesa en México, nos muestra tres
tendencias: la inversión japonesa ha experimentado un auge muy importan-
te en el periodo post-AAEMJ que se aceleró en los últimos 7 años, el sector
que ha concentrado los flujos de inversión ha sido el de ET y la inversión
ha tendido a formar aglomeraciones regionales en el centro y norte del país.

VI. La inversión japonesa y los flujos


de comercio en México

En las últimas décadas, la organización de la producción por parte de las


compañías multinacionales (MN) se ha visto fuertemente influenciada por los
avances en las comunicaciones y en las tecnologías de la información. Desde
la década de los años noventa, esos avances han permitido que las compañías
puedan separar sus procesos de producción entre varias plantas y países. Esto
ha resultado en la llamada “fragmentación de la producción” y en la forma-
ción de las cadenas globales de producción (Yamashita, 2010 y Baldwin y
Okubo, 2012). Las MN que invierten en el extranjero, se enfrentan a varias
opciones con respecto a los mercados de venta y de proveeduría. El sector de
ET es uno de los más representativos de estas tendencias.
Una MN establecida en el exterior puede elegir entre vender su producto
(en el caso del sector de ET, automóviles y/o autopartes), en el mercado local
receptor o en el extranjero. Y en este último, en mercados en la misma región
de localización del mercado receptor o en otras regiones. En el caso de la pro-
veeduría, la MN puede acudir al mercado local y en este puede ser abastecida
por proveedores locales nacionales o proveedores locales extranjeros estable-
cidos en el mercado receptor. La otra opción es el mercado exterior ubicado
en la misma región del país receptor o bien, interregionalmente. Todas estas
decisiones tendrán un impacto importante en los flujos y la estructura de las
exportaciones y de las importaciones del país receptor de la inversión. Así
surge, en las últimas décadas, una nueva faceta del comercio mundial que se
manifiesta en la intensidad de los flujos de comercio de bienes intermedios,
el cual se ha incrementado sustancialmente superando a los flujos de bienes
finales y este resultado está estrechamente ligado a los flujos de inversión. Bajo
esta perspectiva, en México el auge de la inversión japonesa en el sector de
ET ha tenido un impacto importante en los flujos de exportaciones e impor-
taciones del país.

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536 FALCK / BLANDO

¿Cómo participa Japón en estos flujos comerciales regionales de México?


Por el lado de las exportaciones, Japón es un importante actor, sobre todo en
el sector automotriz, uno de los sectores clave de las exportaciones mexicanas.
De cada tres vehículos exportados por México a Estados Unidos, uno es de
manufactura japonesa. Es decir, las empresas japonesas establecidas en Méxi-
co participan en la generación del superávit que México mantiene con Amé-
rica del Norte. Esto compensa las importaciones que realizan las compañías
japonesas de bienes intermedios no solo desde Japón, sino también de otros
países de Asia, como China y Corea del Sur, dada la red de producción de
Japón en Asia. Así, Nissan-México, puede importar partes y componentes
de sus filiales en Nissan-China, por ejemplo. Por otra parte, las filiales japone-
sas establecidas en México, pueden realizar transacciones intra-firma o inter-
firma con filiales establecidas en Estados Unidos.
Desafortunadamente las estadísticas comerciales no desglosan los mo-
vimientos de comercio entre firmas por país de origen. Sin embargo, se
puede hacer una aproximación a través del comercio de bienes intermedios
y bienes finales en el sector ET.3 En el Panel A de la Gráfica 6 se presenta
la evolución de las exportaciones y las importaciones de bienes intermedios
(partes y componentes) en el sector de ET de México con América del Norte
y con Asia del Este desde 1994, año de la firma del TLCAN, hasta 2015.
En el caso de América del Norte la tendencia es creciente para ambas va-
riables. Las exportaciones de bienes intermedios en ET se multiplicaron 8
veces, para alcanzar un nivel de 25 mil millones de dólares (mmd) en 2015
y las importaciones, con un monto de 17 mmd, se multiplicaron por 14 ve-
ces, arrojando un superávit para México de 8 mmd en 2015. En la relación
con Asia del Este, se presenta un déficit en bienes intermedios de ET con un
nivel de importaciones de 5.4 mmd, 5 veces el nivel de exportaciones. Con-
siderando que Japón es el segundo inversor en el sector de ET en México y
que más de 400 empresas niponas participan como proveedores en el sector,
se puede inferir que Japón tiene una alta participación tanto en las expor-
taciones como en las importaciones de bienes intermedios con Asia y con
América del Norte. Hay que recordar que en esta última región operan más
de tres mil filiales japonesas que tienen vínculos con sus pares en México.
3 En las estadísticas relativas al comercio, utilizamos la base de datos RIETI-TID del
Instituto de Investigación sobre Economía, Comercio e Industria de Japón (RIETI por sus
siglas en inglés). Esta base de datos tiene la ventaja que clasifica los flujos de comercio por
las fases de la producción: bienes primarios, bienes intermedios y bienes finales. Los bienes
intermedios incluyen partes y componentes y los bienes finales, incluyen bienes de consumo
y bienes de capital. Esta información se presenta además por sectores y países. Véase RIETI
2015, http://www.rieti-tid.com/.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 537

Gráfica 6
México: evolución de las exportaciones e importaciones
del sector de equipo de transporte con Asia del Este
y América del Norte, 1994-2015. Por fases de producción
(miles de dólares)

Panel A: Bienes intermedios

Asia del Este Exportaciones Asia del Este Importaciones


América del Norte Exportaciones América del Norte Importaciones
$30,000.00

$25,000.00

$20,000.00

$15,000.00

$10,000.00

$5,000.00

$-
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Panel B: Bienes finales

Asia del Este Exportaciones Asia del Este Importaciones


América del Norte Exportaciones América del Norte Importaciones
$70,000.00

$60,000.00

$50,000.00

$40,000.00

$20,000.00

$10,000.00

$-
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015

Fuente: RIETI 2015, http://www.rieti-tid.com/.

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538 FALCK / BLANDO

En el Panel B de la Gráfica 6, se presenta la evolución de las expor-


taciones e importaciones de bienes finales (automóviles) con América del
Norte y Asia del Este. Desde que se firmó el TLCAN, las exportaciones de
bienes finales del sector de ET se multiplicaron por 10 veces, para llegar
a un monto de 59.4 mmd, mientras que las importaciones alcanzan 5.2
mmd. El resultado es un superávit creciente en este segmento del sector ET
y Japón participa con un 30% de las unidades de automóviles exportadas
a esta región. En el caso de Asia del Este, en bienes finales del sector ET,
existe un déficit creciente, aunque los valores son mucho menores compa-
rados al comercio con América del Norte. Por el lado de las importaciones,
Japón es el principal proveedor y aumentó su participación con el AAEMJ.
Recientemente ha entrado Corea del Sur al mercado. Las exportaciones
de bienes finales también han mostrado un avance a partir de la firma del
AAEMJ.
En total, el superávit del sector de ET con América del Norte (bienes
intermedios y bienes finales), es de 53 mmd, lo cual representa la mitad del
superávit que México tiene con esa región. Mientras que con Asia del Este,
el país tiene un déficit de 4 mmd en el sector de ET, que representa 5.2%
del déficit total con Asia del Este.
En conclusión, el entramado de la producción automotriz en la región
de América del Norte se ha profundizado y en esas redes de producción
Japón, como inversor en México, ha desempeñado un papel clave en la na-
turaleza de los flujos de exportaciones e importaciones. Contribuyendo por
un lado a aumentar las importaciones desde Asia, pero al mismo tiempo a
aumentar las exportaciones a América del Norte.

VII. Inversión japonesa,


empleo y proveeduría

En 2016, el sector de ET mexicano empleó a 814 mil personas que repre-


sentan el 34% del total del empleo en la manufactura. Del total de personal
empleado en el sector, 78% corresponde a empleos directos y la diferencia
corresponde a personal subcontratado (Cuadro 4). El empleo directo, entre
2007 y 2016 se incrementó en 52%, mostrando el dinamismo del sector. Del
total del personal contratado directamente, 88% corresponde a obreros y
técnicos y el resto a personal administrativo. Del total de empleo, 90% corres-
ponde al sub-sector de autopartes y el resto a la industria terminal (Secretaría
de Economía y Proméxico 2016: 64).

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Cuadro 4
México: empleo en el sector de Equipo de Transporte
por principales categorías 2007-2016
(número de personas y porcentajes)

Personal Ocupado Equipo de transporte


Obreros y téc- Administrati-
Subcontratados/ Subcontratado Administrativos
Contratado nicos/ vos/
Año Total personal obreros/ subcontratados/
ET ET% directamente contratado direc- contratados
nacional ocupado subcontratado subcontratados
ET tamente directamente
ET ET ET
ET ET
2007 1,929,204 506,065 26% 419,248 364,117 55,131 86,818 68,334 18,483
2008 1,867,828 481,384 26% 390,646 336,826 53,820 90,738 70,634 20,104
2009 1,617,651 387,962 24% 308,267 262,459 45,808 79,695 61,125 18,570
2010 1,770,315 447,702 25% 340,911 295,280 45,631 106,791 85,688 21,103
2011 1,859,884 512,253 28% 382,179 332,734 49,445 130,074 106,445 23,629
2012 1,970,677 582,376 30% 435,195 381,298 53,897 147,181 119,666 27,516
2013 2,095,940 648,820 31% 490,913 429,857 61,056 157,907 127,641 30,266
2014 2,193,434 697,766 32% 529,286 463,855 65,431 168,480 137,902 30,578
2015 2,319,350 764,419 33% 588,511 515,840 72,671 175,908 143,669 32,239
2016 2,401,192 814,406 34% 638,652 561,058 77,594 175,754 141,922 33,833

Fuente: Elaboración propia con información de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Encuesta Mensual de la
Industria Manufacturera, http://www.inegi.org.mx/.

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540 FALCK / BLANDO

¿Qué participación tiene la inversión japonesa en este crecimiento del


empleo en el sector de ET? De acuerdo con los proyectos de inversión anun-
ciados por las compañías japonesas entre 2003 y 2017 y reportados por
fDiMarkets, se estima que en el sector de ET se crearán 99,140 empleos, lo
que representa el 78% del total de empleos anunciados por las compañías
japonesas (fDiMarkets.com, 2017).
Como sucede a nivel de sector, la mayor parte de los empleos corres-
pondería al sector de autopartes. A estos habría que agregar los empleos
generados en el sector servicios por parte las distribuidoras de automóvi-
les. Si se considera el empleo total generado por el sector de ET, los em-
pleos anunciados por las compañías japonesas corresponderían a un 13%
del total.
En relación a las remuneraciones devengadas por los empleados en
el sector de ET, utilizamos la base de datos del Inegi con información para el
periodo 2007-2015, la cual se basa en los promedios anuales de las remune-
raciones (sueldos y salarios) medidas en dólares por hora en la manufactura e
incluye a doce sectores de actividad manufacturera (Grafica 5).
A nivel nacional, las remuneraciones percibidas por los empleados en el
sector de ET son relativamente más altas que el promedio de la manufac-
tura en 20%.
Al comparar el sector de ET con las doce ramas de producción de la
manufactura, se percibe que en 9 de ellas las remuneraciones pagadas en
el sector de ET son superiores entre 10 y 90%. Las mayores diferencias se
dan con los sectores intensivos en el uso mano de obra como la industria
alimentaria, la textil y la mueblera en las que las remuneraciones relativas
del sector ET son entre 70 y 90% más altas. Mientras que en tres sectores,
las remuneraciones recibidas en el sector de ET son relativamente menores:
en derivados de petróleo las remuneraciones ET representan 40% del nivel
pagado en ese sector, siguen industria química con 60% y metales básicos
con 80%.
En general, en el sector el nivel de remuneraciones ha sido superior al
promedio de la manufactura en los últimos 8 años, que coincide también
con el mayor auge de la industria automotriz y la inversión proveniente de
otros países, incluido Japón. Con base en este análisis de las remuneraciones
en el sector de ET, podemos suponer que las compañías japonesas siguen las
tendencias del sector en material salarial, al no haber barreras a la movili-
dad de factores entre sectores y entre compañías.
Por otro lado, es importante destacar que las diferencias en las remu-
neraciones pagadas por el sector comparadas con los principales socios de

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 541

México, son todavía bajas. Dos aspectos cabe mencionar al respecto. Por
un lado los salarios en México en los últimos años han mostrado un lento
crecimiento en términos reales y por otro lado, la abundancia relativa de
la mano de obra en México comparada a las escasez relativa de este factor
en socios como Estados Unidos y Japón, hacen que este recurso sea más
barato en México.
Es de esperar, como ha sucedido con otros países desarrollados, que
ha medida que los sectores eleven su productividad, combinando mayores
niveles de capital con trabajo, los salarios tiendan a crecer. Esto sucedió
en Japón en las décadas de los años sesenta y setenta. Ha medida que la
manufactura crecía a tasas elevadas, la mayor demanda de trabajo com-
binada con más altos niveles de capital, incidió en un incremento en los
salarios y en el crecimiento de la clase media, el llamado “milagro econó-
mico de Japón” (Falck Reyes 2012: 260-266).

Gráfica 7
Remuneraciones promedio anual en el sector de equipo
de transporte relativas a otros sectores de la actividad
manufacturera sobre la base de dólares por hora
en la manufactura (periodo 2007-2015)

2.0 Alimentaria
1.8 Textiles
1.6 Muebles, colchones y persianas
Productos metálicos
1.4 Otras industrias manufactureras
1.2 Bebidas y tabaco
1.0 Equipo de computación y electrónicos
0.8 Promedio manufactura
0.6 Equipo de energía eléctrica
Maquinaria y equipo
0.4 Metales básicos
0.2 Industria química
0.0 Derivados del petróleo

Fuente: Elaboración propia con información del Inegi. Encuesta Mensual de la


Industria Manufacturera, http://www.inegi.org.mx/.

En conclusión, la inversión japonesa está teniendo una participación


activa en el sector de ET mexicano al participar en las exportaciones del
país hacia América del Norte, en la generación de empleo y suponiendo
libre movilidad de la mano de obra entre sectores, en el pago de remunera-
ciones por arriba del promedio de la manufactura.

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542 FALCK / BLANDO

VIII. Retos para la inversión extranjera directa japonesa:


la proveeduría local-nacional

La estructura de proveeduría del sector de ET mexicano se presenta en el Dia-


grama 1. En la cúspide están las 20 armadoras, todas de origen extranjero y en
las cuales participan 7 armadoras japonesas. La proveeduría por empresas está
dividida en tres niveles: Tier 1, Tier 2 y Tier 3, que representan respectivamen-
te niveles más complejos de procesos y productos (APEC 2017). El nivel Tier
1 de empresas trabaja directamente con las armadoras y está constituido por
350 proveedores, todos de origen extranjero. En el nivel Tier 2, se ubican 400
compañías, con una participación de compañías mexicanas de 30%. Juntos
estos dos niveles suman 750 compañías y de estas alrededor de 400 son japone-
sas. Finalmente, en el nivel Tier 3, participan 2,290 proveedores de autopartes
y servicios con menor complejidad. Estas empresas son mexicanas. El reto es
incorporar a las PYMES mexicanas a los niveles más altos de la cadena de
producción. Para ello se requiere de políticas públicas de acompañamiento a
las empresas apoyándolas en sus procesos de certificación y en la mejora en la
calidad de sus productos, al tiempo de vincularlas con las empresas extranjeras
que operan en el país.
Al respecto y de acuerdo a una reciente encuesta de JETRO (2016) para
dar seguimiento a las filiales japonesas operando en Latinoamérica, en el
apartado correspondiente a México se señala que las empresas japonesas
establecidas en el país se abastecen de materias primas y piezas desde Japón
(29%), de México (27%) y desde Estados Unidos (22%). En cuanto al abas-
tecimiento local, 48% son empresas locales y 39% son empresas japonesas.
De acuerdo a JETRO, “para las ensambladoras de vehículos (OEM) y fa-
bricantes de autopartes (Tier 1 y Tier 2) japonesas en México, en muchos
casos es difícil surtirse de materias primas y piezas en las empresas locales,
por lo que la tasa de abastecimiento local no llega a los niveles alcanzados
en Asia”. Dos aspectos cabe destacar de estos resultados de la encuesta:
primero, la mitad del abastecimiento de las empresas japonesas en México
proviene de la región de norteamérica y esto tiene que ver con la presencia
de filiales japonesas en Estados Unidos. De hecho el 32% de las empresas
japonesas encuestadas, reportaron que su centro de control se ubica en Es-
tados Unidos y el resto en Japón. En segundo lugar, en el abastecimiento
local las empresas mexicanas tienen una participación de 48%. De allí la
importancia de emprender una política industrial orientada a apoyar a las
PyMES mexicanas a incorporarse a niveles más altos de la cadena de pro-
ducción automotriz.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 543

Diagrama 1
México: estructura del sector automotriz

20 0EMs

350 proveedores
Tier 1 (600 plantas)

400 compañías
(25 a 35% mexicanas)
Tier 2

2,290 proveedores
de autopartes (mexicanas)
Tier 3

Fuente: Elaboración propia con información de APEC Policy Support Unit (2017),
Supporting Industry Promotion Policies in APEC. Case Study Mexico. Singapore:
Asia-Pacific Economic Cooperation Secretariat.

En este aspecto, cabe resaltar el papel de Japón en México para promo-


ver, a través de diferentes proyectos, tanto la incorporación de las PyMES
mexicanas a las cadenas de producción como a la capacitación de la mano
de obra. Desde el 2001, en que comenzaron los estudios para promover el
AAEMJ, tanto JETRO como JICA han trabajado para desarrollar la pro-
veeduría mexicana y capacitar recursos humanos. En el caso de JICA des-
tacan 4 proyectos para desarrollo de proveeduría y 7 proyectos enfocados en
la formación de recursos humanos (Cuadro 5).
El proyecto más reciente (2017-2022), está centrado en el fortalecimiento
de las capacidades de los gobiernos estatales y los clústers automotrices para
brindar asistencia a empresas mexicanas en el ámbito técnico y organizacio-
nal: metodologías 5S, Kaizen, forja y estampado. Participan en este proyecto la
Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEX-
CID), ProMéxico y los clústers automotrices y gobiernos locales de Aguasca-
lientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí. Entre 2012 y 2015, se desa-
rrolló otro proyecto de apoyo al desarrollo de la Cadena de Proveeduría en el
Sector Automotriz en el que participaron los gobiernos de Guanajuato, Que-
rétaro y Nuevo León y 27 empresas mexicanas de nivel Tier 2 participaron
con empresas japonesas Tier I. Como resultado, en Guanajuato, las empresas
beneficiadas conformaron el grupo kaizen para dar seguimiento al proyecto.

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Cuadro 5
Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA):
proyectos de cooperación con México por principales categorías

Duración del proyecto Objetivo del proyecto Participantes


Promoción de clústers
Agencia Mexicana de Cooperación Inter-
Fortalecer las capacidades de los gobiernos estatales
nacional para el Desarrollo (AMEXCID),
y los clúster automotrices para brindar asistencia a
1 2017-2022. Cinco años ProMéxico, clústers automotrices y gobier-
empresas mexicanas en el ámbito técnico y organiza-
nos estatales de Aguascalientes, Guanajua-
cional: metodologías 5S, Kaizen, forja y estampado.
to, Querétaro y San Luis Potosí.
Fortalecimiento de la cadena de proveeduría en el ProMéxico, gobiernos de Guanajuato, Que-
2 2012-2015 sector automotriz de México. Calidad, entrega a rétaro y Nuevo León. Expertos japoneses y
tiempo y reducción de costos. empresas japonesas.
Fortalecimiento del Sistema Nacional de Formación
3 2010-2011 Secretaría de Economía.
y Certificación de Consultores PyMES.
Transferencia de tecnología para la industria de so- Centro de Ingeniería y Desarrollode la In-
4 2006-2009
porte en troquelado y estampado. dustria de Conacyt, CIDESI.
Formación de recursos humanos
Dirección General de Educación Técnica
Industrial (DGETI), CBTI de Córdoba, Ve-
Curso Internacional de Automatización Industrial
racruz, y especialistas japoneses de Kyushu.
1 2014-2016 con Enfoque en Control Numérico. Capacitación a
Países participantes: Costa Rica, Colombia,
terceros países. Sede: Aguascalientes.
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nica-
ragua, Panamá y República Dominicana.

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Duración del proyecto Objetivo del proyecto Participantes
Universidad Tecnológica de San Juan del
Río: laboratorio de manufactura avanzada
Envío de voluntarios especialistas en desarrollo in-
2 2017-2019 con la colaboración de Mitsubishi Electric
dustrial a instituciones educativas.
de México y JICA. En la Universidad de
Guanajuato acercamiento con Mazda.
Formación de Recursos Humanos para la Industria
Automotriz en el Bajío mexicano. Formar profe-
Planteles: Aguascalientes II, Irapuato, Cela-
sionales técnicos en Aguascalientes, Guanajuato y
Septiembre 2015- ya y San Juan del Río. 14 docentes núcleo
3 Querétaro.
enero 2020 participaron en capacitación en Nissan y
Participan 36 docentes núcleo de cuatro planteles mo-
Mazda en Japón (septiembre de 2017).
delo de esos estados que serán entrenados en México
y Japón para convertirse en docentes especializados.
Fortalecimiento de Recursos Humanos en Tecno-
4 2010-2014 logía de Inyección de Plásticos para la Industria de CNAD.
Soporte.
Formación de Recursos Humanos para la Industria SEP-DGETI, Gob. Baja California y la Ja-
5 2010-2012
Electrónica en Baja California. pan Maquiladora Association.
Estudio para el desarrollo de recursos humanos para
6 2008-2010 Secretaría de Economía.
las PyMES.
Formación de Recursos Humanos en la Tecnología SEP-DGETI, Tamaulipas, Ciudad de Mé-
7 nd
de Transformación de Plásticos. xico y Baja California.
Proyectos de asociación público-privado (APP)
Estudio básico sobre la tecnología japonesa de esta-
1 2016-2017 Relations Co., LTD.
cionamientos en México.

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Duración del proyecto Objetivo del proyecto Participantes
Programa de colaboración con el sector privado
2 2016-2017 para diseminar la tecnología japonesa para la crea- NEC.
ción de infraestructura por el desarrollo espacial.
Encuesta de factibilidad sobre la tecnología de em-
pacado japonesa para la logística automovilística de
3 nd KANEPACKAGE Co., LTD.
partes para fortalecer la infraestructura industrial en
México.
Encuesta de factibilidad para la utilización de la re-
4 nd generación de combustible de desecho de la manu- HOKURIKU TECHNO Co., LTD.
factura de aluminio.
1) Company Wide Quality & Productivity Manage-
ment. 2) Intellectural Property Rights. 3) Computer.
4) Information Science and Engineering. 5) Modern
Cursos en el marco Design and Traditional Craftsmanship. 6) Electron-
de AAE ic Circuit, Measurement and Control. 7) Establish-
ment of the Recurring Innovation System thorough
a Framework of Industry-Academica-Government
Partnership.

Fuentes: Japan International Cooperation Agency: “La cooperación de JICA en México”, Presentación por Alejandro Ríos en el
Primer Seminario Internacional de Estudios Japoneses, CEJA, Guadalajara, Jalisco, 7 de noviembre de 2017 y Secretaría de Eco-
nomía y Proméxico (2015), Diez Años 2005-2015. Acuerdo para el Fortalecimiento de la Asociación Económica entre México y Japón, pp. 48 y 49.
Nota: 5S se refiere al entorno y mejora del trabajo relativo a orden, limpieza y educación: Seiri, Seiton, Seisou, Seiketsu, Shitsuke.
Kaizen, mejora continua en el trabajo.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 547

En formación de recursos humanos para la industria automotriz, JICA


ha desarrollado siete proyectos entre los que destaca el proyecto vigente
2015-2020, orientado a formar profesionales-técnicos en Aguascalientes,
Guanajuato y Querétaro. En este proyecto participan 36 docentes núcleo
de cuatro planteles modelo que serán entrenados en México y Japón, para
convertirse a su vez en docentes especializados. Otros proyectos tienen que
ver con la impartición de talleres de inyección de plásticos para la indus-
tria de soporte 2010-2014 y programas de inserción de egresados de las
instituciones educativas al sector empresarial a través del Centro Nacional
de Actualización Docente (CNAD), además de promover un curso inter-
nacional de automatización industrial con Enfoque de Control numérico
2014-2016.
En términos de cooperación academia-empresa se estableció el primer
bachillerato tecnológico con sistema japonés KOSEN4 y perfil internacional
en la Universidad de Guanajuato. Por otra parte, las universidades mexica-
nas han firmado 26 convenios con universidades japonesas, impulsando los
programas de intercambio entre los dos países (Embajada de Japón en Mé-
xico). En Aguascalientes, destaca el proyecto de Escuelas Nissan-Conalep,
en el que se abren oportunidades para los estudiantes de Conalep para rea-
lizar prácticas en la planta. Esto para citar solo algunos ejemplos de las ac-
tividades de cooperación entre Japón y México.
En conclusión, Japón ha tenido un papel en el auge del sector auto-
motriz generando empleos y promoviendo el desarrollo de la proveeduría
mexicana y la formación de recursos humanos y pueden servir de ejemplo
para que las instancias gubernamentales correspondientes los replicaran a
mayor escala. Las políticas públicas, tanto a nivel federal como estatal, de-
ben diseñar mecanismos que faciliten y profundicen esta cooperación.

IX. La inversión japonesa y la competitividad


en los estados receptores

Como ya se señaló, por los montos de la inversión japonesa anunciada en el


sector automotriz mexicano, destacan 7 estados ubicados en el Bajío mexica-

4
El sistema japonés KOSEN de enseñanza se refiere a los estudios de bachillerato por 5
años para la formación de estudiantes en el área vinculada a las ingenierías y tecnología. Es
un sistema educativo que aboga por una educación “completa” que facilita a los egresados
incorporarse al mercado de trabajo. KOSEN es una palabra que se deriva de Koto Senmo
Gakko, que se refiere al periodo de estudio de 5 años.

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548 FALCK / BLANDO

no y en el norte del país: Querétaro, Aguascalientes, Nuevo León, Guanajua-


to, San Luis Potosí, Jalisco y Baja California. ¿Cuál ha sido la importancia de
la inversión en los estados receptores? Utilizamos tres variables para evaluar,
aunque de manera indirecta, ese impacto: crecimiento del PIB real, creci-
miento del empleo y ventaja comparativa revelada en el sector automotriz en
los estados receptores señalados.

Gráfica 8
México: crecimiento promedio del PIB
real nacional y entidades seleccionadas
receptoras de inversión japonesa
(tasas de crecimiento promedio 2003-2014.
Basado en PIB real 2008=100)
6.0
5.4
5.0 4.8
4.2
4.0
3.5 3.4
3.0 3.1
2.6
2.0 2.1

1.0

0.0
ro o a
ta tes ón at
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or
ali vo na sP a
Q
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asc ue ua Lu
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gu N G ta ja
A San To Ba

Fuente: Elaboración propia con información del Atlas de Complejidad Económica,


http://complejidad.datos.gob.mx/.

La Gráfica 8 muestra las tasas de crecimiento promedio del PIB real en


el periodo 2003-2014 en las entidades seleccionadas comparadas con el PIB
nacional. Con excepción de Baja California, las otras 6 entidades muestran
tasas de crecimiento superiores al promedio nacional, que fue en ese perio-
do de 2.6%.
Tres estados, Querétaro, Aguascalientes y Nuevo León, arrojaron ta-
sas de crecimiento superiores a 4%; mientras Guanajuato, San Luis Potosí
y Jalisco, presentan tasas entre 3.1 y 3.5% promedio anual, por arriba del
promedio.

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 549

Gráfica 9
México: crecimiento promedio del empleo
a nivel nacional y en entidades seleccionadas
receptoras de inversión japonesa
(tasas de crecimiento promedio 2005-2015)
3.0
2.6
2.5
2.5
2.1
2.0 1.9 1.9 1.8 1.8
1.6
1.5

1.0

0.5

0.0
a o ón o
tes ni at na
l
lisc os
í
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ro
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ali lif na vo sP er
sc Ca ua ue na i u
a al Lu Q
Agu B aja G N
To
t
an
S

Fuente: Atlas de Complejidad Económica, http://complejidad.datos.gob.mx/.

En cuanto al empleo, mientras el crecimiento promedio a nivel nacio-


nal en el periodo fue de 1.9% entre 2005-2015, cuatro entidades tienen un
crecimiento igual o superior, destacando tres estados: Aguascalientes, Baja
California y Guanajuato. En tanto Jalisco, San Luis Potosí y Querétaro pre-
sentan tasas ligeramente inferiores que fluctúan entre 1.6 y 1.8%.
Finalmente, respecto a las Ventajas Comparativas Reveladas (VCR)5 del
sector automotriz en los estados considerados y de acuerdo con el índice
promedio en el periodo 2004-2014, este es superior a la media del país en
cinco estados receptores de inversión japonesa en el subsector de autopar-
tes, en el caso de los automóviles, los estados que presentan VCR mayor a
1, son dos y Aguascalientes destaca por mucho.
En resumen, en general los estados que han recibido fuertes flujos de
inversión extranjera directa japonesa muestran tasas de crecimiento mayor
5 El VCR mide las exportaciones por producto y por entidad federativa ponderadas por
las exportaciones mundiales del producto con respecto a las exportaciones totales de la enti-
dad ponderadas por su participación en las exportaciones mundiales de todos los productos.
Si el índice es mayor a la unidad significa que en ese producto específico la entidad posee una
ventaja comparativa mayor a los de los otros productos exportados por esa entidad. Véase
Métodos de cálculo de los indicadores de complejidad en Atlas de Complejidad Económica,
http://complejidad.datos.gob.mx/.

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550 FALCK / BLANDO

a la media nacional, en la generación del empleo destacan cuatro estados


con crecimientos promedio anual igual o por arriba del promedio nacional,
mientras que en la VCR, esta es mayor en el subsector de autopartes que en
el de automóviles. Dos estados sobresalen por el elevado nivel de las tres va-
riables de impacto: Aguascalientes y Guanajuato. La relación entre la IED
japonesa y el desarrollo de los estados receptores de la inversión es un tema
que requiere de mayor investigación que permita informar a los tomadores
de decisiones y promueva el mejor diseño de políticas públicas.

Gráfica 10
México: ventaja Comparativa Revelada (VCR)
en el sector de Equipo de Transporte
(promedio anual del indicador de la VCR 2004-2014)

Ventaja comparativa revelada en la fabricación Ventaja comparativa revelada en fabricación


de automóviles y camiones de partes para vehículos automotores
(promedios anuales por entidad y nacional) (promedios anuales por entidad y nacional)

7.0 6.6
6.0 2.5
2.5
2.2
5.0 2.0
4.0 1.5 1.5 1.4

3.0 1.0 0.9


0.7 0.6
2.0 1.8 1.7 0.5
0.2
1.0 0.9 0.7 0.6 0
0.5 0.5
tes ar
o sí to ón ico cia o
0.0 en rét to j ua
Le éx iforn Jalis
to osí ia ón co ro li Po a
tes ico
n x ajua Pot forn Le alis réta sca ue uis uan uevo M al
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i e é li evo ua Q L G
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sc
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u a u C a
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n Ba
ua G an L aja N
Ag S B

Fuente: Elaboración propia con información de Atlas de Complejidad Económica,


http://complejidad.datos.gob.mx/.

X. Conclusiones

En base a la evidencia empírica presentada, en general se puede afirmar que


los objetivos del AAEMJ de fomentar el comercio, la inversión y la coope-
ración entre los dos países, han sido alcanzados. El nivel del comercio más
que se cuadruplicó en el periodo post-AAEMJ (2005-2016), tanto las expor-
taciones como las importaciones se han incrementado y las primeras lo han
hecho a una tasa de crecimiento superior al de las importaciones. No obs-

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ALIANZA ECONÓMICA MÉXICO-JAPÓN. RETOS Y OPORTUNIDADES 551

tante, México ha mantenido un déficit crónico con Japón, pues por un lado
se partió de un nivel de importaciones superior al de las exportaciones y por
otro, la inversión japonesa también ha estado ligada a mayores importaciones
de bienes intermedios desde Japón. Sin embargo, el déficit debe analizarse en
un contexto más amplio considerando las relaciones de México con la región
América del Norte.
Por el lado de las exportaciones, destacan las exportaciones agroalimen-
tarias que se han más que duplicado en el periodo post-AAEMJ y que re-
presentan una cuarta parte de las exportaciones totales de México a ese
país. Considerando que Japón ha mantenido una política proteccionista con
respecto a su sector agrícola, las oportunidades que abrió a México en el
marco del acuerdo, han sido aprovechadas por productores y exportadores
mexicanos en productos cárnicos y en frutas y hortalizas, productos intensi-
vos en el uso de mano de obra, lo que permite a México mantener una ven-
taja comparativa con respecto a Japón y a otros competidores en el mercado
nipón. El reto que enfrenta México en este sector es aprovechar los cupos
que Japón ha otorgado en varios productos. El conocimiento del mercado
alimentario japonés, de los sistemas de distribución en Japón y de los cam-
bios demográficos son tres aspectos que inciden actualmente en la demanda
alimentaria de Japón y que merecen estudios detallados así como la iden-
tificación de productores con potencial exportador y el acompañamiento a
estos por parte de los hacedores y ejecutores de las políticas públicas.
Por el lado de la inversión, Japón ha destacado en el sector de ET, convir-
tiéndose en el segundo mayor inversionista extranjero en el sector. Como tal
ha contribuido a fortalecer las redes de producción con Norteamérica, donde
la presencia de filiales japonesas es importante. Así, Japón es un actor impor-
tante en la generación del superávit que México mantiene con esa región. La
IED japonesa ha contribuido a la generación de empleo y al crecimiento de
las entidades receptoras de la inversión. No obstante, todavía es escasa la par-
ticipación de proveeduría local-nacional en los niveles Tier 2 y Tier 1 de la es-
tructura productiva del sector ET. El reto es ¿cómo incorporar más empresas
medianas y pequeñas mexicanas a las cadenas globales de producción? Japón
ha apoyado a través de la cooperación de JETRO y JICA promoviendo el de-
sarrollo de proveeduría y capacitación de la fuerza de trabajo. Sin embargo,
estos esfuerzos no son suficientes como lo demuestra que la mayoría de los
proveedores locales-nacionales están en el nivel 3 de la cadena de producción.
Se requiere de un esfuerzo conjunto de empresas, gobiernos locales y sector
educativo para impulsar el desarrollo de proveeduría local. El seguimiento
a los proyectos desarrollados por JICA y JETRO pueden servir de modelos
para establecer políticas públicas con un impacto más amplio.

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552 FALCK / BLANDO

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Falck Reyes, Melba (2012), “La exitosa estrategia de desarrollo de Japón.
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mx/se/.

Artículos periodísticos

Juárez, Pilar (2017), “Cada año llegan 100 empresas japonesas de México”,
Milenio.com, Negocios.16/05/2017, recuperado de http://www.milenio.co
m/negocios/empresas_japonesas-mexico-japon-jetro-ina-guanajuato-queretaro-jalisco-
milenio_0_957504505.html.

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ACERCA DE LOS AUTORES

Dalia Blando

Licenciada en Economía y Maestra en Desarrollo Económico Local por


la Universidad Autónoma de Nayarit. Primer lugar en el Área de Ciencias
Económico- Administrativas, con el proyecto: “Política Social y Necesidades
Básicas Insatisfechas”. Co-autora del artículo “Exportaciones mexicanas al
mercado hortofrutícola en fresco de Japón y las posibilidades de detonar un
proceso de innovación inducida en el marco del CPTTP”, publicado por
el Centro Universitario de Estudios e Investigaciones sobre la Cuenca del
Pacífico-Centro de Estudios APEC, Universidad de Colima. Ha participado
en diversos Foros y Seminarios, entre otros : el V Encuentro Internacional en
Desarrollo Local; IX Seminario Internacional de Desarrollo Local y Migra-
ción, etc.

Marc Dernauer

Profesor asociado de la Universidad de Chūō (Facultad de Derecho), en don-


de imparte las clases de derecho civil, derecho de la propiedad intelectual y
derecho alemán .Su investigación también se extiende a otras áreas de dere-
cho privado, tales como el derecho mercantil y corporativo, así como la legis-
lación comparativa en general. Algunas de sus publicaciones incluyen el libro
“protección al consumidor y libertad de contrato en la ley japonesa” (Mohr
Siebeck 2006) y el libro “derecho mercantil en Japón-casos y comentarios”
(Wolters Kluwer 2012), publicado y escrito con otros abogados. Es editor del
Journal of Japanese Law. El profesor Dernauer estudió derecho y estudios
japoneses en Alemania. Ha realizado sus estudios en derecho en la Albert-
Ludwigs-Universität Freiburg , en la Universidad de Tōhoku en Japón. Es
especialista en propiedad intelectual.

555
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556 ACERCA DE LOS AUTORES

Melba Falck Reyes

Profesora-investigadora del Departamento de Estudios del Pacífico del Cen-


tro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de
Guadalajara desde 1989. Es Doctora en Relaciones Internacionales Trans-
pacíficas por la Universidad de Colima; candidata a Doctor en economía y
Maestra en economía por la Universidad de Colorado en Boulder. Sus áreas
de interés son economía internacional y relaciones económicas México-Ja-
pón. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacio-
nal de Ciencia y Tecnología. Es fundadora y editora de la revista México y la
Cuenca del Pacífico. Participó en el grupo de estudio bi- nacional para estrechar
las relaciones entre México y Japón. Ha sido profesora- visitante en el Center
for Integrated Area Studies (CIAS) de la Universidad de Kioto y en el Institute of
Developing Economies de Japón. En 2016 recibió de la Cancillería Japone-
sa, el Reconocimiento por Promover el Entendimiento entre Japón y México.

Aiko Horie

Es profesora de Derecho en la Universidad de Chuo. La investigación de la


profesora Horie se centra en el derecho de la propiedad intelectual. Realizó
su LL.B. y LL.M en la Tokyo Metropolitan University. Desde 2015, es miem-
bro de la rama internacional, la subdivisión de derechos de autor del Consejo
Cultural en la Agencia de Asuntos Culturales de Japón.

Takashi Inomata

Profesor de Derecho en la Universidad de Chuo.Las líneas de investigación


del profesor Inomata incluyen el procedimiento civil y la resolución alter-
nativa de conflictos (Alternative Dispute Resolution, ADR); Mediación y/o
Arbitraje. Se ha desempeñado como miembro de la Junta de Derecho de la
Sociedad de Arbitraje y ADR (2004-2007), es Miembro Preliminar del Co-
mité Disciplinario del Colegio de Abogados de Tokio Dai-ni (2008-presente),
Decano de la División de Educación a Distancia de la Universidad de Chuo
(2013- 2017), y Consejero de la Universidad de Chuo (2015-presente). Rea-
lizó sus estudios en Derecho, LL.B. (1983) y LL.M. (1985) de la Universidad
de Chuo.

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ACERCA DE LOS AUTORES 557

Yasuzo Kitamura

Profesor de Derecho, Universidad de Chuo. LLM (Chuo U.), y Doctor en De-


recho (Chuo U.) El profesor Kitamura es especialista en Derecho Internacio-
nal, especialmente en el campo de la protección internacional de los derechos
humanos. Actualmente es miembro de la Asociación de Derecho Internacional
(Londres), miembro de la Sociedad Asiática de Derecho Internacional (Singa-
pur), Consejero de la Sociedad Japonesa de Derecho Internacional (Tokio), y
su interés académico abarca la implementación de tratados de derechos hu-
manos en Japón, el derecho de los refugiados, y la interpretación del derecho
europeo de los derechos humanos, etc. Después de concluir la Escuela Superior
de Derecho en la Universidad de Chuo en 1982, obtuvo el puesto de profesor
en la facultad de derecho de la Universidad de Kumamoto, y posteriormente
fue promovido a profesor asociado en 1984, y profesor en 1992. Se incorporó
a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chuo en 2004. También estudió
en el King’s College de Londres durante 1987-88 como miembro del British
Council y fue profesor visitante en la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Australia (Canberra, Australia) de febrero a marzo de 2012. Ha
estado actuando como Consejero de Examen de Refugiados en la Oficina de
Inmigración del Ministerio de Justicia desde 2015 y miembro de la Asociación
Internacional de Jueces de Refugiados y Migración.

Daniel Márquez

Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad


Nacional Autónoma de México (UNAM). Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores Nivel II. Investigador titular “A” de tiempo completo, Nivel
PRIDE: B Defensor Adjunto en la Defensoría de los Derechos Universitarios
Sistema Nacional de Investigadores. Sus principales líneas de investigación
son rendición de cuentas y combate a la corrupción, Derecho Administrativo
y Administración Pública con especialidad en Energía , Derecho yFilosofía.

Shuichiro Megata

Profesor, Facultad de Derecho, Universidad de Chuo. El Profesor Megata na-


ció en las cercanías de Tokio en 1950 y se graduó de la Facultad de Derecho de
la Universidad de Tokio en 1974. Se incorporó al Ministerio de Asuntos Exte-
riores de Japón en 1974 y estudió en la Universidad de Toulouse en Francia en

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558 ACERCA DE LOS AUTORES

1975-76. En el Ministerio, se desempeñó en la Oficina de Asuntos de Oriente


Medio y África, la Oficina de Tratados y la Oficina de Asuntos Asiáticos antes
de asumir la responsabilidad de Consejero, en la Oficina de Legislación del
Gabinete; Luego regresó al Ministerio y asumió sucesivamente la Dirección de
Cooperación para el Desarrollo, Cooperación Técnica y Política de Ayuda
de la Oficina de Cooperación Económica; Viceministro Adjunto (Asuntos Par-
lamentarios) y Director General de Asuntos del África Subsahariana en 2007.
Se desempeñó en las Embajadas de Japón en el Líbano, en Canadá como se-
cretario, en Indonesia como consejero, y en la Embajada en China y Delega-
ción Permanente de Japón ante la OCDE como ministro. Luego fue nombrado
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en Perú desde 2008 y en México
desde 2011. Se retiró del ministerio en 2014 y asumió su puesto actual como
profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chuo en 2015.

Hikaru Mori

Profesor de Derecho, Universidad de Chuo. Sus líneas de investigación inclu-


yen el derecho romano y el derecho comparado. Ha sido profesor visitante
en la Universidad de Tübingen. Mori recibió su LL.B., LL.M y LL. D de la
Universidad de Chuo.

Yoshinori Nakanome

Profesor de Derecho, Universidad de Chuo. Las áreas de investigación del pro-


fesor Nakanome incluyen el derecho penal, el procedimiento penal y la política
de seguridad social. Ha sido profesor visitante en Tulane Law School, Austra-
lian National University y Boston University. Es autor de “Double Jeopardy”
(Chuo University Press) y coautor de “Tendencia de jurisprudencia de la Corte
Suprema de Estados Unidos,(Chuo University Press).Es el presidente de la
Asociación para el Estudio de las Ciencias de la Seguridad. Recibió su L.L.B.
de la Universidad de chuo.

Hiroshi Noda

Profesor de Derecho, Universidad de Chuo. Sus líneas de investigación in-


cluyen derecho comercial, derecho de sociedades, regulación de valores, go-
bierno corporativo y Soft Law. Fue profesor de derecho en la Universidad

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ACERCA DE LOS AUTORES 559

de Hitotsubashi hasta 2016. También fue profesor adjunto en la Universi-


dad de Comercio de Otaru hasta 1992. Es autor de “Ciencias sociales de
respuesta de emergencia: estudio conjunto en jurisprudencia y economía”
(Yuhikaku, 2016, con Makoto Saito (eds.), en japonés) y numerosos artícu-
los sobre derecho de sociedades y gobierno corporativo. Se ha desempeña-
do como miembro de la Junta de Relaciones Laborales de Tokyo Metropo-
lis, el Grupo de Estudio sobre la Regulación de M&A en el Reino Unido
y la Unión Europea, los Institutos de Investigación de Valores de Japón, el
Comité de Exámenes de Abogados, el Ministerio de Justicia, el Comité de
Especialistas en el Examen de Reclutamiento de Empleados Públicos Na-
cionales, Autoridad Nacional de Personal y como instructor de la Agencia
Nacional de Impuestos y el Ministerio de Asuntos Internos y Comunica-
ción. El profesor Noda recibió su L.L.B. de la Universidad de Chuo, y su
L.L.M. de la universidad de Hitotsubashi.

Taku Okabe

Profesor-investigador, Departamento de Estudios Regionales-INESER, Cen-


tro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, Universidad de
Guadalajara. Coordinador del Programa de Estudios México-Japón. Doctor
en derecho por la Universidad de Seijo, Tokio, Japón. Maestro en derecho
por la Universidad de Guadalajara.

Arturo Oropeza García

Doctor en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México


(UNAM), e Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de esa mis-
ma institución (IIJ, UNAM). Vicepresidente del Instituto para el Desarrollo
Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).Es Investigador Nacional del
Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Árbitro de Solución de Contro-
versias por parte de Brasil dentro del mecanismo del Mercosur. Especialista
en temas globales, de integración y comercio internacional. Autor y Coor-
dinador de más de 30 obras en la materia, con especialidad en los temas de
Asia del este, China y Latinoamérica. Conferencista y profesor invitado en
diversas Universidades de América del Norte, Asia, Latinoamérica, Europa
y África. Articulista en diversos periódicos y revistas y miembro del Consejo
Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).

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560 ACERCA DE LOS AUTORES

Alfredo Román Zavala

Profesor-investigador en el Centro de Estudios de Asia y áfrica de El Co-


legio de México. Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad
Nacional Autónoma de México. Maestría en Estudios de Asia y África.
Especialidad: Japón, Centro de Estudios de Asia y África (CEAA), El Cole-
gio de México y Doctorado en Ciencias. Área Relaciones Internacionales,
Universidad de Colima, México. Sus Líneas de investigación son historia
económica, política interna y externa de Japón, cooperación económica en
el Asia Pacífico.

María Elena Romero

Profesora investigadora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Polí-


ticas y Sociales de la Universidad de Colima. Líneas de investigación: Política
internacional y Cooperación internacional para el desarrollo.

Nobuyuki Sato

Profesor de Derecho, Universidad de Chuo. Se unió a Chuo Law School


(Chuo University Professional Graduate School of Law) en 2006. Desde
entonces, ha estado impartiendo varios cursos, entre ellos Introducción
a la Ley Angloamericana, Introducción a la Ley Canadiense, Ley de In-
formación, Investigación Jurídica, Ley Constitucional Comparada, y Ley
Constitucional de Japón en CLS y otros departamentos de educación legal
en la Universidad de Chuo. Ha dado conferencias en el extranjero como
profesor visitante en la Facultad de Derecho de la ANU (2016) y como pro-
fesor visitante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Hong Kong
(2018). Se ha desempeñado como Presidente de la Asociación Japonesa de
Estudios Canadienses (2018-), Vicepresidente de la Universidad de Chuo
(2011-2014), miembro del Comité de Medidas Disciplinarias para Aboga-
dos Extranjeros Registrados (2013-) y Presidente de la Comisión de Divul-
gación de Información y Protección de Información Personal, Ciudad de
Itabashi (2009-). También ha trabajado para varias instituciones sociales o
académicas. El profesor Sato recibió su LL.B. (1985), LL.M. (1988), y Ph.D.
en Derecho (2000) de la Universidad de Chuo.

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ACERCA DE LOS AUTORES 561

José María Serna de la Garza

Licenciado y Doctor en Derecho por la UNAM. Maestro y Doctor en Go-


bierno por la Universidad de Essex. Investigador titular B en el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM (Área de derecho constitucional) Te-
mas: sistema federal y globalización y derecho constitucional. Presidente de la
sección mexicana del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional,
desde abril de 2002, y Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, des-
de2004.

Makoto Tadaki

Profesor de Derecho Penal y Procedimiento, Facultad de Derecho, Uni-


versidad de Chuo, así como en la Escuela de Derecho de Chuo. Fue galar-
donado con el título de Doctor en Derecho (de la Universidad de Chuo)
después de trabajar como profesor en la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad de Dokkyo. Desde noviembre de 2008 a noviembre de 2014, fue
Director del Instituto de Derecho Comparado de Japón. Miembro del Co-
mité Correction Policy of the Correction Bureau, y del Tender Oversight
Committee, asi como del Committee on Comprehensive Evaluation del
Minsiterio de Justicia. Miembro del comité de expertos del Consejo Central
de Educación del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y
Tecnología, miembro del Comité de Puntuación para el Nuevo Examen de
Abogados, miembro asociado del Consejo de Ciencia de Japón y director
exclusivo de la Sociedad de Derecho Penal de Japón. Su campo de espe-
cialización es el derecho y procedimiento penal, centrándose en las teorías
sobre la interpretación del derecho penal. La investigación sobre teorías
del número de delitos (edición revisada y ampliada,2009), publicado por
Seibundoh) y Desafíos contemporáneos en el estudio del derecho penal y
la procuración (2009, publicado por Chuo University Press) se encuentran
entre sus principales trabajos de investigación.

Carlos Uscanga

Es licenciado en Relaciones Internacionales (FCPyS-UNAM), Maestro en


Ciencia Política Internacional (Universidad de Ejime, Japón) y Doctor en Coo-
peración Internacional por la Universidad de Nagoya, Japón. Profesor Titu-
lar nivel “C” de T. C del Centro de Relaciones Internacionales de la FCPyS.

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562 ACERCA DE LOS AUTORES

Fue Miembro del Grupo de Estudio para el Fortalecimiento de las Relaciones


Económicas de México y Japón; y del Grupo de Expertos para el Fortaleci-
miento de la Asociación Económica entre México y Corea del Sur (SEGOB).
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II. Fue Becario por
la Japan Foundation (2002) y por la fundación Olof Palme (2004). Ha sido
Investigador Visitante en Japón, en Suecia, en España y en Estados Unidos.
Tiene diversas publicaciones sobre relaciones económicas y diplomáticas entre
México y Japón, mecanismos de cooperación regional en el Pacífico Asiático y
sobre cooperación internacional.

Fernando Villaseñor Rodríguez

Investigador en la Escuela Libre de Derecho. Doctor en Derecho por la Uni-


versity of British Columbia, con la tesis “The Constitutionalization of the
Right to Social Security: A Comparative Analysis Between Japan and Mexi-
co”. Maestro en Estudios de Asia con especialidad en Japón por El Colegio de
México. Abogado por la Escuela Libre de Derecho. Sus temas de análisis se
refieren a la intersección entre sociedad, política y derecho en Asia Oriental.

Tadasu Watari

Profesor de Derecho Público, Universidad de Chuo. Sus líneas de investiga-


ción incluyen Derecho Administrativo, Derecho Urbanístico y Derecho Am-
biental. Fue profesor en la Universidad Ritsumeikan, de la Universidad de
Kanazawa y la Universidad de Hokkaido. Ha publicado “Introducción a la
ley administrativa” (tercera Edición, 2015), “Interés público y control judicial
de las acciones administrativas” (2004), “Ley administrativa en áreas parti-
culares” (2013) y muchos artículos en japonés y varios artículos en francés.

Shigeki Yanagawa

Profesor de Derecho, Universidad de Chuo. Las áreas de investigación del


profesor Yanagawa incluyen el derecho penal y el procedimiento penal. Ha
sido profesor visitante en la Universidad Nacional de Australia. Es coautor
de “Tendencia de jurisprudencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos
(Chuo University Press). Es el vicepresidente de la Asociación para el Estudio
de las Ciencias de la Seguridad. Recibió su L. L. B. de la universidad de Chuo.

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Japón. Una visión jurídica y geopolítica en el siglo XXI,
editado por el Instituto de Investigaciones Jurídi-
cas de la UNAM, se terminó de imprimir el 17 de
septiembre de 2019 en los talleres de Ultradigital
Press, S. A. de C. V., Centeno 195, Valle del Sur,
Iztapalapa 09819 Ciudad de México, tel. 55 5445
0470, ext. 364. Se utilizó tipo Baskerville en 8, 9, 10
y 11 puntos y MS Mincho en 8 y 10 puntos. En esta
edición se empleó papel holmen book de 70 x 95 de
55 gramos para los interiores y cartulina couché
de 250 gramos para los forros. Consta de 300 ejem-
plares (impresión digital).

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