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De La Zamacueca A La Zamba Resumen PDF

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De la Zamacueca a la Zamba.

Existen varios recopiladores y autores que sostienen que hay una relación de influencia
directa entre el grupo de danzas “picarescas” europeas y las americanas. El baile europeo que
en cuestión habría dado lugar, luego de su acriollamiento, en Lima a la Zamacueca es el
Fandango: éste aparece en América hacia las primeras décadas de 1700.

Este Fandango, luego de tomar el recurso del pañuelo, pasa a ser en Lima, la Zamacueca;
probablemente antes de 1824, ya que en ese año ya está viajando hacia Santiago de Chile.

Las danzas, estas expresiones culturales y populares, aparecen y se sostienen en el tiempo


para satisfacer ciertas necesidades sociales, que van a depender de la época o momento de
que se trate. La Zamacueca aparece en el Perú sobre las últimas batallas de la guerra
independentista: se constituye como una expresión del proceso libertario.

Santiago de Chile es una suerte de subfoco radial; por allí pasan las danzas (o, mejor dicho, los
cuerpos que danzan) que salen de Lima y viajan hacia Buenos Aires, entrando al territorio
Argentino por Cuyo. Esta vía tiene importancia entre 1600 y 1810. Otro camino
complementario y más lento por el cual llegó la Zamacueca a nuestro territorio es a través de
Lima, pasando por Bolivia y Tucumán. Después de 1810, junto con los ejércitos libertadores, el
camino que recorren las danzas es el inverso. La Zamacueca, danza nacida al calor de la
Independencia peruana, desanda el camino de los libertadores para llegar a nuestro territorio.

Esta danza de casi doscientos años de edad, podría haber renacido con cada bautismo. Sin
embargo, los nombres que ha tenido (Zamacueca, Zambacueca, Zamba-Clueca, Sambanica,
Zanguaraña, Moza Mala, Maisito, Ecuador, Chilena, Marinera, Cueca, Zamba, entre otros.) han
incluso convivido en tiempo y espacio, y, más allá de las variantes, nunca dejaron de referirse
a una misma forma musical, coreográfica y poética: la métrica de la copla, las características
rítmicas, y la coreografía con vueltas y medias vueltas, con asedio amoroso y juego de
pañuelos. Esta danza que hoy se conoce en nuestro país con los nombres de Cueca y Zamba,
con una raíz echada en aquella tierra peruana, son resultado de un proceso de transformación
tan profundo en su significación, que no podía sino afectar a su nombre.

Un recorrido por los espacios. Las transformaciones. El devenir.

Nuestra América es mestiza. Desde que el hombre europeo pisó este suelo, los hombres de la
tierra de acá, tomaron y dejaron para poder sobrevivir. Trenzaron con su cultura a aquellas
que llegaban para sobrevivir en lo nuevo. La Zamacueca, danza de América, nació mestiza:
devenido el Fandango en ella, acogida por el criollo que se liberaba, fue bailada por cuanto
hombre y mujer se animara (incluso sacerdotes), cantada con la voz nasal africana, tocada por
la vigüela y con cajón de los negros. Una primera imagen aquí para simbolizar un sentir
colectivo: “Una danza en que dos bailan por todos; en que la muchedumbre de espectadores
vocifera su danzar invisible; en que la pareja, núcleo de fuego, parece lo de menos, y el clamor
general, liberador, lo esencial y recóndito”. Aparece el espectador, uno participante. No aún lo
espectacular escénicamente hablando, sino el espectáculo del encuentro amoroso, del juego
que ocurre cada vez que se baila la zamacueca, en el ámbito que sea.

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