Resu
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Si bien siempre la ciencia ha aspirado a la precisión, en la actualidad esa precisión se ha
trasformado un requisito indispensable. Así, podría decirse que la ciencia tiende
naturalmente a la búsqueda un lenguaje unívoco.
8) Pretensión de la objetividad. Suele afirmarse que el conocimiento científico es, o
pretende ser, objetivo. Por objetividad debe entenderse la capacidad del sujeto de elevarse
por sobre todo condicionamiento histórico y subjetivo y tomar la distancia suficiente
respecto del objeto a conocer, como para adoptar el punto de vista de un observador
neutral.
Cuando se trata de clasificar las ciencias se toma como referencia cuatro criterios: el objeto
de estudio, los métodos, la clase de enunciados y el tipo de verdad.
Al hablar de objeto de estudio, nos referimos al sector o ámbito de la realidad estudiada.
Los métodos se relacionan con los distintos procedimientos, tanto para el logro de
conocimientos como para su justificación y puesta a prueba. El tipo de enunciados alude
a la diferencia entre proposiciones analíticas. Y acerca del criterio referido al tipo de verdad
involucrado en estos enunciados, diremos que a una ciencia le corresponde una verdad
necesaria y formal, en el caso de otra ciencia le corresponde una verdad contingente y
fáctica.
Las ciencias se dividen en fácticas y formales.
Las ciencias formales son las matemáticas y la lógica, pues su objeto de estudio se
caracteriza porque sólo tiene existencia ideal, no existe en la realidad espacio - temporal.
Los enunciados son analíticos, el método es la demostración lógica: deducir un enunciado
de otros por inferencias lógicas.
Las ciencias fácticas son las que informan acerca de la realidad extralingüística, tienen
como objeto de estudio entes materiales (hechos, procesos), y se refieren a la realidad
empírica. Sus enunciados son proposiciones sintéticas y su método se basa en la
contrastación empírica para constatar si estos enunciados son verdaderos o falsos y de
ellos siempre resulta una verdad contingente o fáctica. Dentro de las ciencias fácticas
suele trazarse una subdivisión entre dos tipos de ciencias: las naturales y las sociales.
1.3 El tipo de conocimiento que describimos antes con ciertos requisitos, es un sentido
acotado o restringido de ciencia, ya que la cientificidad se reduce a su significado actual.
Sin embargo, el término ciencia alberga también un sentido más amplio, de mayor
extensión. Es el que nos permite hablar, por ejemplo, de "ciencia antigua" o de "ciencia
medieval". La pregunta "qué es ciencia?" es una pregunta cuya respuesta varía
históricamente. Por eso, puede hablarse de tres grandes modelos epocales o paradigmas,
en cuanto al modo de comprender el conocimiento científico:
- Un paradigma pre moderno, que abarca la antigüedad y la Edad Media.
- Un paradigma moderno, surgido a partir de la revolución científica de los siglos XVI y
XVII y que se extiende hasta principios del siglo XX.
- Un paradigma actual, que se constituye en el siglo XX.
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2. Paradigmas y revoluciones científicas.
2.1 Paradigma pre moderno.
Aquí el primer concepto clave es el de logos. Podemos afirmar que en el concepto de logos
tuvo lugar el origen remoto de nuestra cultura científica. El significado que los griegos
daban al concepto de logos aludía a la idea de un "discurso explicativo y demostrativo".
Existe también otro origen remoto de nuestro actual concepto de "ciencia" y es el que tiene
lugar entre doxa y episteme. Esta era la diferencia entre la mera opinión y el saber
científico.
El término episteme refiere a la pura racionalidad, a un conocimiento exento de todo
componente empírico en su fundamentación.
Frente a este modo de comprender la realidad y el conocimiento - centrado en los
conceptos de logos y de episteme - el mundo de la Edad Media aposta a nuestra tradición,
básicamente, todo lo derivado de la concepción cristiana de la vida. Por ejemplo, la
subordinación de la razón a la fe. O, lo que es aun más importante, la comprensión del
mundo en términos de un orden divino. De este modo, la prioridad dada al sentimiento
religioso y a la fe, por sobre las evidencias de la racionalidad lógica y epistémica, se funda
no tanto en un rapto de oscurantismo o de irracionalidad sino más bien en que el orden a
partir del cual es "leída" o interpretada la realidad era esencialmente "divino" y no
"racional".
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Y además, conlleva el supuesto de que todo proceso de innovación en ciencia es en sí
mismo, bueno.
- El proyecto racionalista moderno, a diferencia del pre moderno, incluye como un
elemento fundamental el carácter empírico y experimental del conocimiento científico. Con
la sola razón no hay conocimiento.
Esas son las diferencias entre pre modernidad y modernidad, pero aún falta dar la
condición de posibilidad de todos estos cambios: los fundamentos filosóficos de la
ciencia moderna.
En el lapso que va desde los siglos XIV hasta el XIX, se fue forjando un concepto de razón
y una concepción del conocimiento que caracterizan lo hoy en día entendemos por ciencia.
Lo moderno se funda en un programa de racionalización plena de la realidad, tanto en lo
que hace a la realidad natural como a la social.
La esencia del proyecto científico de la modernidad se encuentra en el a priori matemático
de su comprensión de la realidad. Básicamente que aquello que fundamenta y dota de
significado a las características aludidas es que la ciencia moderna se funda en una pre
comprensión del sentido de la realidad en términos de "aquello que puede ser calculado y
medido". Lo real será "lo calculable".
Esta comprensión de lo real en sentido matemático conlleva tanto una forma de relación
con la naturaleza como una idea de razón y de hombre.
En primer lugar, hay que agregar que a la ciencia moderna le es inherente una
consideración de la naturaleza al modo de un objeto de cálculo. Así, el proyecto moderno
de una racionalización total de la realidad deviene un programa de dominio tecnológico de
la misma.
En segundo término, la conversión del hombre en sujeto de dicho proceso y de la
naturaleza en "objeto". Esto significa que el supuesto de la objetividad es el que sostiene
la ambición de racionalidad plena que se expresa en la modernidad. La posibilidad de
determinar racionalmente la estructura de la realidad en leyes descansa en la suposición
de esa capacidad del científico de separarse del objeto a conocer.
Por último, la razón moderna pretende extenderse también al ámbito de la ética y la moral.
Con esto simplemente se quiere decir que el proyecto de razón propio de la modernidad
conlleva una idea de racionalidad ligada a la posibilidad de determinar las conductas
éticamente buenas.
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y contingentes". En la posmodernidad hay cierto relativimo cognoscitivo, es decir, una idea
débil de verdad.
- Crítica y rechazo de los ideales éticos y del progreso social inherente a la modernidad.
Otra manera de caracterizar la modernidad tardía es sostener que en ella adviene el "fin
de las utopías o de las ideologías". Si el proyecto filosófico de la modernidad era un
programa cultural orientado fundamentalmente al futuro y a lo nuevo, una de las tesis
esenciales de la posmodernidad es "no hay futuro".
- Algunos cuestionamientos a la ciencia y al cientificismo. Finalmente en la
posmodernidad, aparecen ciertas críticas tanto al desarrollo absolutamente ilimitado de la
ciencia, cuanto a la desmesurada adoración a ésta, lo que da lugar a una reducción de la
razón a mera racionalidad científica.
Capítulo 2.
En la filosofía de la ciencia, a lo largo del siglo XX, ha mantenido una posición dominante
una corriente de pensamiento de origen anglosajón, que suele denominarse "concepción
heredada" de la ciencia. En realidad, no se trata de una corriente propiamente dicha sino
de varias que convergen en torno a ciertos ejes. Dentro de esta línea filosófica cabe
distinguir dos momentos o subcorrientes: el empirismo lógico, que metodológicamente
derivará en lo que llamaremos "concepción inductivista", y el racionalismo crítico o
falsacionismo, cuyo fundador y principal representante ha sido Karl Popper. Bajo el
empirismo lógico ubicamos al Círculo de Viena.
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problemática del método científico, como instancia de salvaguarda de la universalidad y
de la validez de los productos de la ciencia.
La segunda problemática tiene que ver con la responsabilidad que tiene la ciencia con
respecto a su impacto social. Aquí la resolución de los problemas de la dimensión práctica
de la ciencia, se juega la manera de pensar la relación entre ciencia, tecnología, política y
sociedad.
¿Cómo sostener el carácter objetivo del conocimiento científico sin negar la obvia
influencia de los contextos históricos en la constitución de todo saber? La concepción
heredada planteó, para ello, una distinción clave: una cosa es el contexto de
descubrimiento de una idea científica y otra su contexto de justificación.
Hans Reichenbach sostiene una distinción conceptual, es la discriminación entre dos
contextos: El de descubrimiento y el de justificación. En el primero importa el hallazgo, la
producción, sea de una hipótesis o de una teoría; corresponde por tanto al ámbito de la
génesis histórica. Aquí entran en juego todas las circunstancias sociales, políticas o
económicas que influyen o determinan la aparición o gestación de un descubrimiento.
En contraste con éste existiría otro contexto que no tendría que ver con lo histórico sino
con todos aquellos elementos que hacen a la validación de una teoría y su posterior puesta
a prueba. Es el contexto de justificación. Por supuesto, para la concepción heredada éste
será el único contexto relevante y propiamente científico, ya que en él se juega lo que
realmente importa: la verdad.
Lo que garantiza la objetividad del saber científico es precisamente la justificación, en tanto
proceso que cualquier sujeto puede reproducir debiendo llegar al mismo producto. La
objetividad estaría del lado de la justificación y la subjetividad del lado del descubrimiento.
Por estas razones "el problema del método" suele ser reducido al problema de la validación
o justificación de hipótesis.
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Las teorías científicas son concebidas como un conjunto de enunciados de distinto nivel:
- Enunciados de nivel 1: Afirmaciones empíricas particulares.
- Enunciados de nivel 2: Afirmaciones empíricas generales.
- Enunciados de nivel 3: Un enunciado teórico es aquel que contiene al menos un término
que remite a alguna entidad postulada por la teoría, pero de la cual, en principio no
tenemos experiencia.
Una teoría científica sería un conjunto de enunciados de distinto nivel: empíricos
particulares, empíricos generales o teóricos.
En primer lugar, porque no hay observaciones puras, entendiendo por "pura" a una
observación que no esté mediada por algún condicionamiento teórico. No existen las
percepciones sin teorías. Toda percepción está, en parte, condicionada por factores
teóricos, por sentidos previos. La observación nunca es puro, es siempre una
construcción.
En segundo lugar, la respuesta inductivista es absurda porque una recolección de datos
sin una hipótesis previa sería lisa y llanamente impracticable. Sin una hipótesis una
investigación científica no puede dar ningún paso. Es a partir de las hipótesis como los
datos adquieren sentido.
Finalmente, una última objeción tiene que ver con e problema de los enunciados de nivel
3, esto es, con la cuestión de las leyes teóricas. El método inductivo reduce la ciencia a
enunciados de nivel 1 y 2, y por lo tanto, dejaría fuera del ámbito científico aquellas teorías
que incluyeran entre sus hipótesis enunciados de nivel 3.
Estas tres críticas descubren problemas irresolubles desde la perspectiva inductivista. El
modo de concebir la relación entre lo empírico y lo teórico que plantea el método inductivo
no sólo no logra explicar el punto de partida de una investigación científica sino tampoco
como surgen las hipótesis.
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Estos problemas llevaron a la metodología al planteamiento de otra concepción para
explicar cómo se desarrolla una investigación científica: el método hipotético deductivo.
Antes de definir esta concepción nos resta dar cuenta de qué significa ser inductivista en
la cuestión de la justificación.
Ser inductivista en la justificación implica básicamente las siguientes tres afirmaciones:
1) Las hipótesis científicas deben validarse constatándolas empíricamente mediante
predicciones verificables implicadas en ella; se deben poner a prueba a través de
consecuencias observacionales que predigan qué deberíamos observar si la hipótesis en
cuestión fuese verdadera. Seamos inductivistas o hipotéticos deductivistas, está claro que
el método científico en lo que hace a la validación de hipótesis, debe recurrir a la
contrastación empírica. Y para ello, es preciso formular predicciones verificables, es decir,
enunciados de nivel 1 (empíricos particulares) que estén lógicamente implicadas en la
hipótesis, que es un enunciado de nivel 2 (empírico particular). Hasta aquí, entonces, si
para el inductivismo la ciencia comienza por el nivel 1 y de ahí, por inducción, se llega a
formulación de hipótesis generales, de nivel 2, a la hora de la justificación hay que volver
al nivel 1, mediante la deducción de enunciados empíricos particulares que puedan ser
contrastados empíricamente.
2) Lo más propio de la concepción inductivista en la validación de hipótesis consiste en
suponer que las sucesivas contrastaciones exitosas de una hipótesis (esto es, la
verificación reiterada de las predicciones deducidas de ella) aumentan la probabilidad de
que sea verdadera. El razonamiento sería el siguiente: sabemos que una hipótesis
general, de nivel 2, en la medida en que incluye infinitos casos posibles nunca puede ser
verificada, es decir, nunca sabremos con certeza absoluta si es verdadera. Ahora bien,
cuando todos los enunciados predictivos de nivel 1 que podemos formular desde la
hipótesis se cumplen, podemos suponer que hay gran probabilidad de que la hipótesis ser
verdadera. Y cuántas más veces la corroboremos, más aumentará, su probabilidad de
verdad. En síntesis, se trata de aplicar la inferencia inductiva en la justificación: de muchas
premisas particulares verdaderas (predicciones de nivel 1) llegamos a la conclusión
general (hipótesis de nivel 2) probablemente verdadera.
3) Finalmente, si el método inductivo concibe la ciencia como un conjunto de hipótesis
generales formuladas a partir de observaciones (descubrimientos) cree, además, que su
objetivo es acercarse a la verdad acumulando conocimiento confirmado. Dicho de otro
modo, la ciencia progresa, se acerca a la verdad, a través del perfeccionamiento de sus
leyes, acumulando nuevo conocimiento resultante de las sucesivas contrastaciones
positivas. Éste es un proceso continuo, inacabado y siempre perfectible.
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hablamos de “hipótesis” nos referimos a enunciados generales, es decir que contemplan
infinitos casos, el aumento de casos particulares en la contrastación no puede nunca
aumentar su probabilidad de verdad: si los casos son infinitos, la probabilidad de verdad
se mantendrá siempre igual a cero.
2) La inducción supone un círculo vicioso. Porque solamente podemos operar una
generalización inductiva si suponemos una suerte de continuidad entre la experiencia
pasada, la presente y la futura. Dicho de otro modo, la generalización de datos, la
formulación de una ley general a partir de casos particulares, implica la creencia en
regularidades permanentes. La inducción se basa en la continuidad de la experiencia y
ésta, a su vez, en inducción. Esto es lo que se denomina “círculo vicioso de la inducción”
3) El progreso científico no es por acumulación de conocimento corroborado. No hay tal
aumento de la probabilidad de verdad, como sostienen los inductivistas, si no es cierto que
las hipótesis corroboradas se van acercando más a la verdad en la medida en que se van
verificando sus predicciones, entonces, tampoco es correcta la creencia en un progreso
por acumulación de conocimientos. Dirá Popper, si afirmamos que existe el progreso
científico, debemos pensarlo como un proceso de corroboración no por acumulación de
corroboraciones sino por descarte de hipótesis falsadas.
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es la hipótesis. Una hipótesis, entonces, es un enunciado que se propone como base para
por qué o cómo se produce un fenómeno. Por lo tanto, si el problema es la pregunta, el
interrogante o dificultad que abre la investigación la hipótesis es la respuesta conjetural a
partir de la cual podemos comenzar a investigar.
3) Deducción de las leyes empíricas y de las consecuencias observacionales. Una vez
formuladas las hipótesis principales habrá que contrastarlas empíricamente, para poner a
prueba su valor. Sin embargo, si partimos de leyes teóricas hay dos elementos que hacen
sea imposible constrastarlas directamente: los enunciados de nivel 3 son teóricos y
universales. Hay que deducir un enunciado de nivel 2, empírico y universal (ley empírica).
Recapitulando, el método es hipotético-deductivo se parte de hipótesis principales, que
guían la investigación y que se constrastan empíricamente mediante consecuencias
observacionales deducidas de ellas.
4) Contrastación empírica. Una vez obtenidas las consecuencias observacionalesse
procede a contrastarlas empíricamente, es decir, compararlas con los hechos para ver si
se verifican o no. Hay dos posibilidades: que las consecuencias se cumplan o no, que la
predicción resulta verdadera o falsa. En el primer caso, diremos que la hipótesis, que
estamos sometiendo a prueba a partir de sus predicciones de nivel 1, ha sido corrroborada,
de lo que se sigue que la aceptaremos provisionalmente e intentaremos volver a someterla
a prueba. Si la consecuencia observacional no se cumpliera, la hipótesis habrá quedado
refutada y deberemos, entonces, corregir nuestras conjeturas y proponer nuevas
hipótesis.
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No debemos olvidar que esta concepción sigue siendo hipotético deductivista aunque, y
en estos estriba su especificidad, ante los inconvenientes recién referidos intenta una
variación metodológica para sortearlos.
La asimetría de la contrastación nos enseñó que es imposible verificar una hipótesis
universal, aun cuando la cantidad de consecuencias observacionales cumplidas sea
grande. Sin embrago, observa Popper, si bien nunca podemos estar lógicamente seguros
de la verdad de una hipótesis, la asimetría nos muestra que sí podemos estarlo de su
falsedad, cuando resultan falsadas sus consecuencias observacionales. Por lo tanto, las
teorías científicas serán aceptadas mientras no se consiga refutarlas. Popper va a enfocar
la cuestión metodológica desde la única perspectiva que puede garantizar la certeza
lógica: la refutación.
Este nuevo hincapié, puesto ahora en la refutación en lugar de la confirmación, como
hacían los inductivistas, cambia el sentido y la orientación de la investigación científica: ya
no se tratará, en ciencia, de buscar la corroboración de la hipótesis a toda costa, sino de
intentar “tirarla abajo”, refutarla.
Las corroboraciones tendrán valor sólo si son el resultado de los intentos infructuosos de
refutar una hipótesis. EL método científico debe estar orientado a la refutación, a que solo
ésta nos garantiza la posibilidad de perfeccionar una teoría y de acercarnos, de alguna
manera, a la verdad. El criterio del progreso científico nos estará dado, desde la óptica
falsacionista, por el descarte de teorías refutadas, lo que posibilitará la formulación de
otras mejores.
Tenemos hasta aquí las siguientes tesis falsacionistas:
1) En concordancia con el hipotético-deductivismo, la sinvestigaciones científicas parten de
problemas y son guiadas por hipótesis, generalmente creadas y no inferidas
inductivamente a partir de datos.
2) En una contrastación, el único caso que garantiza la necesidad lógica es la refutación.
3) EL método científico debe estar orientado, entonces, no a la corroboración sino a la
refutación de las hipótesis.
4) La ciencia progresa por refutaciones, a partir del error, no por la acumulación de
conocimientos corroborados.
5) Las hipótesis que hayas resultado falsadas deberán ser abandonadas y las corroboradas
de aceptarán provisoriamente.
¿Qué sería una hipótesis infalsable o irrefutable? ¿Por qué, según Popper, la astrologpia
no es una ciencia, ya que sus hipótesis no son falsables? Porque no prohíben nada,
porque no podrían ser falsadas bajo ningún hecho, porque resultarían corroboradas
suceda un acontecimiento o no.
Tipos de hipótesis infalsables:
1) Las hipótesis metafísicas. Aquellas que no pueden ser “empirizadas”, bajadas de nivel,
y de las cuales, por lo tanto, no se puede deducir ninguna consecuencia observacional.
2) Las hipótesis anunciadas en términos vagos o ambiguos. La múltiple significación o
la imprecisión podrían convertir cualquier hipótesis en irrefutable, pero no porque sea
buena, sino porque no es científica.
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3) Las hipótesis tautológicas. Por supuesto, no tendría sentido formular enunciados
tautológicos en el ámbito de las ciencias fácticas. Como se explicó al abordar la temática
de la clasificación de las ciencias, las tautologías sólo tienen valor en las ciencias formales.
4) Las hipótesis que son blindadas por auxiliares ad hoc. Ya dijimos que siempre es
posible salvar una hipótesis de una refutación introduciendo una corrección ad hoc, que
se trata de incorporar más y más axiliares correctivas conforme se produzcan falsaciones
de una hipótesis. Obviamente, ninguna teoría podría ser definitivamente refutada, porque
siempre existiría la posibilidad de introducir hipótesis ad hoc salvadoras.
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Tal vez este “problema” del falsacionismo sea extendible a la concepción heredada toda
y, por ello, en realidad Popper, crítico de esa posición, no consigue salir del todo de ella.
Conclusión
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Popper: "La ciencia: conjeturas y refutaciones"
Introducción a T. Kuhn.
Kuhn, en unos de sus trabajos, da cuenta que las concepciones tradicionales de la ciencia,
ya fueran inductivista o falsacionista, no resistían a una comparación con las pruebas
históricas. Posteriormente, la teoría de la ciencia de Kuhn se desarrolló como un intento
de proporcionar una teoría de la ciencia que estuviera más de acuerdo con la situación
histórica.
Un rasgo característico de su teoría es la importancia atribuida al carácter revolucionario
del progreso científico, en el que una revolución supone el abandono de una estructura
teórica y su reemplazo por otra.
Esquema de como progresa una ciencia, según Kuhn:
Pre ciencia - ciencia normal - crisis - revolución - nueva ciencia normal - nueva crisis
La desorganizada y diversa actividad que precede a la formación de una ciencia se
estructura y dirige finalmente cuando una comunidad científica se adhiere a un solo
paradigma. Un paradigma está constituido por los supuestos teóricos generales, las leyes
y las técnicas para su aplicación, que adoptan los miembros de una determinada
comunidad científica. Los que trabajan dentro un paradigma, practican lo que Kuhn
denomina ciencia normal.
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La ciencia normal articulará y desarrollará el paradigma en su intento por explicar y
acomodar algunos aspectos del mundo real, al hacerlo se encontrará con dificultades que
si se desarrollan esas dificultades se llega un estado de crisis.
La crisis se resuelve cuando surge un paradigma nuevo que se gana la adhesión de un
número de científicos cada vez mayor hasta que finalmente se abandona el paradigma
actual.
La ciencia moderna está regida por un solo paradigma. El paradigma establece las normas
necesarias para legitimar el trabajo dentro de la ciencia que rige. La característica que
distingue la ciencia de la que no es ciencia, según Kuhn, es la existencia de un paradigma.
La ciencia normal debe presuponer que un paradigma proporciona los medios adecuados
para resolver los problemas que en él se plantean. Se considera que un fracaso en la
resolución de un problema es un fracaso del científico, más que una insuficiencia del
paradigma. Los problemas que se resisten a ser solucionados son considerados como
anomalía, más que falsaciones de un paradigma. Kuhn reconoce que todos los
paradigmas tendrán algunas anomalías.
Lo que distingue a la ciencia normal, madura, de la actividad desorganizada del pre ciencia
es la falta de desacuerdo en lo fundamental.
En la medida que Kuhn reconoce el papel desempeñado por un paradigma como guía de
la investigación y la interpretación de los fenómenos observables, da cabida al sentido con
el que se puede decir que la observación y el experimento dependen de la teoría.
Crisis y revolución:
Los científicos normales trabajan confiadamente dentro de un área bien definida, regida
por un paradigma. La mera existencia dentro de un paradigma de problemas sin resolver
no constituye una crisis. Siempre habrá anomalías, pero solamente en condiciones
especiales, las anomalías se pueden desarrollar de tan manera que socaven la confianza
en el paradigma. Se considerará que una anomalía es grave si afecta los propios
fundamentos de un paradigma.
Cuando llega a considerarse que las anomalías plantean al paradigma serios problemas,
comienza un periodo de "inseguridad profesional marcada", donde progresivamente se
van debilitando las reglas establecidas por el paradigma. Una vez que el paradigma ha
sido debilitado hasta el punto de que sus defensores pierden su confianza en el, ha llegado
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el momento de la revolución. La gravedad de una crisis aumenta cuando hace su aparición
un paradigma rival. El paradigma nuevo será muy diferente del viejo e incompatible con
él.
No existe ningún argumento lógico que demuestre la superioridad de un paradigma sobre
otro y que, por tanto, impulse a cambiar de paradigma a un científico. No hay un criterio
único por el que un científico pueda juzgar el mérito o porvenir de un paradigma. El
propósito de los argumentos y discusiones entre defensores de paradigmas debe ser
persuadir y no coaccionar. Kuhn afirma que los paradigmas son inconmensurables.
Una revolución científica corresponde al abandono de un paradigma y a la adopción de
otro nuevo, no por parte de un científico aislado sino por toda la comunidad científica.
Según Kuhn, la ciencia normal y las revoluciones desempeñan funciones necesarias. Los
periodos de ciencia normal proporcionan la oportunidad de que los científicos desarrollen
los detalles esotéricos de una teoría.
Es necesario que la ciencia normal sea en gran medida acrítica. Si todos los científicos
criticaran todo el tiempo todas las partes conceptual en el que trabajan, no se llevaría a
cabo ningún trabajo. Si todos los científicos fueran y siguieran siendo científicos normales,
una determinada ciencia se vería atrapada en un solo paradigma, y nunca progresaría
más allá de el. Desde el punto de vista de Kuhn, eso sería un defeco.
Pero no hay ninguna razón a priori para esperar que un paradigma sea perfecto o que sea
el mejor de los que ya existen. La ciencia debe tener dentro de sí la manera de pasar de
un paradigma a otro mejor. Ésta es la función que cumplen las revoluciones. El progreso
se da a través de las revoluciones.
Kuhn utilizó la noción de revolución con el fin de subrayar la naturaleza no acumulativa del
avance de la ciencia.
Popper subrayó que el progreso científico implica el abandono crítico de teorías y su
reemplazo por otras alternativas. Pero, mientras que el reemplazo de una teoría por otras
es para Popper simplemente la sustitución de un conjunto de afirmaciones por otro
distintos, desde el punto de vista de Kuhn hay mucho más en una revolución científica.
Una revolución no implica una mera modificación de las leyes generales, sino también un
cambio en la manera de percibir el mundo y un cambio en las normas en que se apoya
una teoría.
Kuhn sostiene que el trabajo científico implica resolver problemas dentro de un sistema
que no se cuestiona lo fundamental. No es probable que haga progresos importantes una
disciplina en la que los fundamentos sean cuestionados, como la caracterizada por el
método de Popper.
Si comparamos los intentos de Kuhn y de Popper por captar el sentido en el que la
astrología se distingue de la ciencia, la concepción de Kuhn es más convincente. Desde
una perspectiva popperiana, se puede diagnosticar que la astrología no es una ciencia
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porque no es infalsable, falsable y se puede demostrar que es falsa. Según Kuhn, no es
suficiente para negar a la astrología la cualificación de ciencia. La respuesta de Kuhn
consiste en la sugerencia de que la diferencia entre la astrología y la astronomía radica en
que los astrónomos están en posición de aprender de los fallos de sus predicciones y los
astrólogos no.
Kuhn afirma que el desarrollo de la ciencia es una secuencia histórica en la cual, a través
de revoluciones científicas, los paradigmas se sustituyen por otros "mejores". Pero si los
paradigmas son inconmensurables, ¿cómo sabremos que el nuevo paradigma resuelve el
mismo problema que el anterior no podía resolver?
Kuhn afirma que no se puede hablar de "progreso científico" en términos absolutos, es
decir, como indicación de que la ciencia avanza en cierta dirección privilegiada hacia un
mayor conocimiento del mundo. Los paradigmas se sustituyen unos a otros a través de la
historia, pero no tiene sentido creer que cada uno de ellos supone una mayor aproximación
a la "verdad".
Kuhn señala que cada revolución científica es una suerte de adaptación a dificultades que
eran irresolubles en el paradigma anterior pero que ahora ya no lo son.
Lakatos.
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el núcleo duro sea refutado. Lakatos llama "heurística positiva" a la estrategia pro la cual
se inventan, de antemano, hipótesis auxiliares protectoras del núcleo, y "heurística
negativa" a la decisión metodológica de proteger la teoría central por medio de oportunas
hipótesis de esa naturaleza.
Lakatos describe al motor del cambio de programa desde una perspectiva diferente de la
de Popper. Supone la ocurrencia de una situación competitiva en la que hay dos
programas en disputa y entonces resulta que uno de ellos se muestra más eficaz para
resolver problemas que rival. Aquí no se presenta la dificultad kuhniana de que los
problemas sólo pueden ser contemplados internamente dentro de cada paradigma, pues
Lakatos, en este punto, se halla más cerca de la posición popperiana: acepta que hay un
lenguaje ordinario con el cual nos comunicamos independientemente del programa
elegido, y por tanto podemos discutir acerca de conveniencia de escoger entre uno u otro.
En síntesis, los programas para Lakatos NO son inconmensurables.
La cuestión de decidir entre programas de investigación es según la eficacia y la
conveniencia. El programa más ventajoso para Lakatos se denomina "programa
progresivo", mientras que el otro, menos eficaz, se denomina "regresivo" o "degenerado".
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entre los miembros de una comunidad científica. No se trata de un salto holístico, sino de
una decisión tomada.
Tanto para Lakatos como para Kuhn, la historia de la ciencia tiene un valor especial, ya
que ambos reconocen que el pasado es una suerte de "base empírica".
A diferencia de Popper, la epistemología de Lakatos tiene un carácter más descriptivo que
normativo, lo cual lo asimila a Kuhn. Por otra parte, Lakatos propone una peculiar manera
de concebir a la historia de la ciencia para realizar la tarea epistemológica, basada en su
distinción entre lo que llama historia interna e historia externa de la ciencia.
La historia interna de una disciplina incluye aquellas variables que se declaran pertinentes
para el análisis de las cuestiones metodológicas vinculadas, por ejemplo, a un cambio de
teoría en un momento determinado.
También hay otros factores que no provienen del mundo específico de la ciencia y que,
sin embargo, pueden promover o impedir el cambio de teoría, esto es llamado: historia
externa. A este ámbito pertenecerían las ideologías, los prejuicios, factores culturales,
económicos y sociales.
La neutralidad es uno de los problemas más ricos de reflexión. Desde el punto de vista del
conocimiento, la neutralidad de la ciencia está asociada al carácter de objetividad; desde
el punto de vista ético, la neutralidad está referida, en cambio, al grado y tipo de
responsabilidad del hombre de ciencia.
La razón científica pertenece a lo histórico y no puede ser analizada de forma aislada,
como si esta pertenencia no existiera. Sin embargo, es común dar con la creencia de que
el conocimiento científico es un tipo de saber neutral, originario, sin mezcla de
componentes ajenos a la racionalidad científica.
La ciencia es neutral, se rife por parámetros objetivos, es decir, en tanto cumple los pasos
de un método no sospechado de subjetividad ni arbitrariedad.
Quienes sostienen la neutralidad del conocimiento científico podrían explicar que la ciencia
también puede estar al servicio de intereses totalitarios y que, si bien el conocimiento
científico está más allá de las cuestiones políticas, es susceptible, sin embargo, de ser
empleado para fines erróneos. El conocimiento puede convertirse en una mercancía más
o en la tecnología de los intereses dominantes.
Las construcciones teórico-científicas serían, en efecto, neutrales si no modificasen nada
en absoluto, o bien si no fueran parte comprometida con algún proyecto político, social o
económico. Hay dos dimensiones que convergen en la tarea científica, las que
corresponden al "saber" y al "hacer", al nivel teórico y al nivel práctico. Para estas
perspectivas (aquellas que piensan que las ciencias son neutrales) lo teórico y lo práctico
constituyen contextos separados.
Puesto que las concepciones que defienden la neutralidad ponen el acento sólo en la
dimensión del uso o aplicación de las teorías, no consideran el problema de la técnica en
toda su amplitud. Estas posiciones parten de un supuesto subjetivista, que dice que la
técnica es sólo un plan que el hombre proyecta pero que, finalmente, termina
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imponiéndose al hombre y lo fuerza a decidir entre convertirse en esclavo de su propio
plan o en quedar como su señor.
UNIDAD N° 2
¿Qué es la modernidad?
La modernidad se define por el hecho de que da fundamentos no sociales a los hechos
sociales, impone la sumisión de la sociedad a principios o valores que, en sí mismos, no
son sociales.
Esta definición de modernidad, nos conduce en una dirección diferente de la que es
anunciada por la palabra “sociedad”. Las sociedades autoproducidas, definidas por sus
instrumentos y sus obras, no apelaban a ningún principio no social en su análisis ni en su
acción. Pero este análisis interno debe ser completado por otra caracterización. Porque,
¿cómo una sociedad, que es creadora y conflictiva a la vez, se forma en oposición a otros
sistemas sociales, las comunidades, que sí se basan en principios no sociales, ya sean de
tipo religioso, de tipo tradicional, o ambos? ¿Cómo se da ese salto a la utilización de
principios sociales?
Es que la modernidad, además de definirse por dar fundamentos no sociales a los hechos
sociales, introdujo principios anti-comunitarios.
Así, una sociedad está basada en dos principios que no son de naturaleza social. La plena
modernidad no puede ser más que lo opuesto del modelo comunitario.
Así definida, la modernidad no es ya una vida social, sino el par de fuerzas opuestas y
complementarias que dan a una sociedad un completo control de sí misma: todo aquí es,
de un lado, creación, acción, trabajo y del otro, libertad sin límites y rechazo de toda
“moralización” de la vida pública que coarte esta libertad.
20
Estos dos principios, rechazan todo orden social que no sea creado por sus propias
fuerzas y que esté subordinado, por ejemplo, a una revelación divina. La idea de laicismo
es inseparable de la de los derechos del individuo, pues si las religiones proclaman
creencias y una revelación de alcance universal, no definen de ningún modo los derechos
del individuo como tales, sino la sumisión legal de todos los individuos a un voluntad divina
o a una sabiduría revelada.
¿Cuál es la relación de la modernidad con el modo de modernización occidental?
(Dado que no es el único modo de modernización). El modelo social occidental de
modernización, puesto que se organiza alrededor de la idea de una sociedad autocreada,
surge de los principios de la modernidad. Cree en el uso de la razón y respeta la verdad
verificable, transmisible y aplicable, y piensa mejorar así, no su grado de integración, sino
las posibilidades de vida, de acción y de satisfacción de las necesidades de todos los
miembros de la sociedad.
Pero ninguna sociedad, ni siquiera la más avanzada tecnológicamente, podría ser
identificada con la modernidad. Lo que opone las dos nociones es que la sociedad, por
opuesta que sea a la lógica comunitaria, tiende también a su propio reforzamiento. Da
preferencia al interés general y por tanto a los deberes de cada uno, sobre los derechos
individuales.
La racionalidad instrumental, que busca la eficacia en la obtención de resultados, no
podría, tampoco, ser confundida con la modernidad.
Inversamente, una modernización, cualquiera que sea, no es condición necesaria y
suficiente la llegar a la modernidad. La marcha hacia la modernidad se opera llevando
sobre sí muchos elementos procedentes de otras sociedades. Nunca lo nuevo se hace
completamente de lo nuevo, se hace también con lo viejo. La modernidad es una creación
que excede todos sus campos de aplicación, todos aquellos ámbitos modernizados,
porque estos tienen otra cara, que es la reinterpretación de lo premoderno.
● La idea de sociedad está siempre centrada en sí misma, tanto por aquellos que tratan de
las funciones y de la utilidad de las conductas como por quienes ven por todas partes los
instrumentos y efectos de una dominación.
● La idea de modernidad, al contrario, lleva en sí una tensión insuperable entre la razón y
los derechos de los individuos de un lado, y el interés colectivo, del otro. La ciudadanía,
los derechos cívicos, son también una expresión política de la racionalidad, pero que se
opone a la integración y al reforzamiento de la sociedad como los derechos se oponen a
los deberes.
Además, los dos principios de la modernidad se pueden poner en competencia uno con
otro. La acción racional no siempre es conforme a los derechos individuales, y éstos se
ejercen no menos frecuentemente contra el pensamiento racional.
La victoria de la modernidad…
Las relaciones entre la idea de sociedad y la de modernidad aparecen más claramente
todavía cuando se evalúa la evolución de las sociedades ligadas a la modernidad:
1. ¿Se refuerzan hasta el punto de que la modernidad se encuentra identificada con el
reino de los intereses?
21
Esta respuesta a la evolución de las sociedades ligadas a la modernidad es la que mejor
satisface el pesimismo de los realistas, que están convencidos de que el interés prima
siempre sobre los derechos y sobre los principios, y que la interdependencia de los
elementos de la vida social llega a ser tan grande que no deja lugar a la apertura que
representa la modernidad: debemos evitar los ataques demasiado brutales al pensamiento
racional y a los derechos humanos, pero debemos también adaptarnos a situaciones mal
definidas, cambiantes y que no controlamos.
2. Contrario a lo anterior, ¿La organización social se disuelve en una modernidad que
impone cambios permanentes?
Esta solución atrae solo a aquellos que dan a la modernidad un sentido elemental, el del
cambio permanente, que está muy alejado del que autor respalda. La idea de que los
problemas generales y durables se disuelven en un presente fragmentado por cambios
incesantes está muy alejada de nuestra experiencia vivida, puesto que nos planteamos
cada vez más problemas a largo plazo y fundamentales sobre la democracia, el encuentre
entre culturas, derechos de intervención sobre la vida humana, etc.
3. ¿Los dos órdenes de realidad, modernidad y sociedad, se separan cada vez más en
un movimiento que protege la secularización y el laicismo?
Equivale simplemente a la separación de la vida pública y la vida privada. Es defendida
por aquellos que quieren limitar la religión a la esfera privada y consideran la escuela como
un santuario donde el enseñante no debe reconocer más que al individuo racional e ignorar
la situación cultural, social y psicológica de cada uno de sus alumnos.
Alan Touraine, sostiene otra postura. Mientras que con frecuencia se nos anuncia, el
triunfo del interés y del cálculo, del cambio acelerado y de la diversificación del consumo,
de tal forma que las sociedades más desarrolladas serían también las más modernas,
Touraine defiende la idea, no de que la lógica interna de las sociedades devora la
modernidad y la transforma en racionalización y en individualismo instrumental, sino a la
inversa: que el modelo de la sociedad se descompone bajo nuestros ojos, mientras que
los principios de la modernidad tratan de imponerse más directamente. Sobre las ruinas
de la sociedad avanzan en efecto, de un lado, fuerzas no controladas, las del mercado, la
guerra y la violencia, y de otro, la modernidad, de la que son elementos centrales el
racionalismo y la preocupación por los derechos humanos universales.
Nuestro mundo está cada vez más dominado por la fuerza, pero está también cada vez
más preocupado por opciones morales que ocupan en adelante un lugar central en la vida
política. Durante varias décadas, tras el agotamiento de la sociología conservadora, que
veía en la sociedad un sistema capaz de regular sus funciones y adaptar a quienes en ella
viven a las necesidades de los sistemas, hemos sido asediados por el pensamiento que
reducía todos los aspectos de la vida social a la defensa y reproducción de una
dominación.
A decir verdad, desde el comienzo del nuevo siglo, el éxito de este pensamiento se ha
reducido, pero sigue siendo muy fuerte, apoyado en la denuncia de la violencia y la
arbitrariedad. El pensamiento neoliberal, propone un hedonismo1 empírico, que tiene la
1
Doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida
22
ventaja de no contrariar nuestros deseos pero que no aporta ninguna garantía de libertad
de elección a quienes están influidos por la mercadotecnia. Este hedonismo está también
muy alejado de lo que nuestro autor llama modernidad.
Es preciso, dice Touraine, romper completamente con todos los pensamientos ligados a
la defensa del sistema social, a la vez capaz de elaborar e imponer valores, normas,
formas de autoridad, una definición de los estatus y los papeles.
Lo que vivimos es la destrucción de la sociedad, es decir, de la visión social de la vida
social. Vemos hundirse a nuestro alrededor sociedades de producción y luchas sociales
cuyo dinamismo nos ha dado varios siglos de adelanto sobre el resto del mundo. Es normal
que muchos no vean más que las ruinas de una construcción tan grandiosa. Ha triunfado
el mercado sobre el trabajo y la creación.
Lejos de estar sumergidos en un mundo donde no subsistirían más que el interés y el
placer, estamos cada vez más claramente ante nuestras propias responsabilidades de
seres libres. Sobre las ruinas de los sistemas sociales aparecen, cada vez más
manifiestas, dos fuerzas que no son ni una ni otra sociales: las fuerzas naturalizadas del
mercado, de la violencia y de la guerra, por un lado, y la apelación igualmente no social,
porque absoluta y universal, a los derechos y la razón, por otro.
23
instituciones que no estarán al servicio de la sociedad, sino al de la libertad creadora de
cada individuo.
24
ARQUETIPO: Modelo, mandato. Si le decís que sí, al mandato, construís una relación
vertical, jerárquica, mostrás debilidad
ARQUETIPO (es sagrado)
Cuando uno dice que no al mandato, construye una relación horizontal, de igualdad.
ARQUETIPO
La HISTORIA ARGENTINA sigue una LINEALIDAD VERTICAL. Donde pareciera que hay
gente que hace cosas y uno desde abajo observa (arquetipo: cabildo. El arquetipo sale al
balcón a hablarle al pueblo)
● POS modernidad (El nombre genera sus controversias, pero nadie duda de que es muy
distinto lo que está pasando hoy con lo que pasaba ante)
25
También se puede hablar de distintos tipos (T) de razón:
● RAZÓN ESTRATEGICA. Se manifiesta cuando uno razona teniendo en cuenta qué
decisiones puede llegar a tomar un oponente racional.
● RAZÓN INSTRUMENTAL (R I) O LA INSTRUMENTABILIDAD DE LA RAZÓN. Es la que
une medios con fines. Determina cual es el medio indicado para lograr un fin determinado.
Aunque se puede también hacer hincapié en el fin y que no interesen cuáles son los medios (En
una empresa el fin es la maximización de beneficios y la minimización de costos. Los
medios no importan)
● RAZON NORMATIVA (R N). Es la solución de tareas prácticas con principios éticos (como
Kant con su imperativo categórico). Se pone de manifiesto cuando se elabora algún tipo
de norma que tiene como fin el bien común. Por ejemplo “El hombre es un fin en sí mismo,
el hombre no es un medio”. Pero, ¿a quién se considera hombre? … Se contradice con la
instrumental
● RAZÓN LÓGICA. Opera con la deducción
– SECULARIZACIÓN (Sec).
Lo secular es todo aquello alejado de la órbita de lo religioso. No tiene que ver con dejar
de creer, si no con que la religión deja de afectar el ámbito público, pasando a la esfera
de lo privado (Ejemplo: Separación iglesia – registro civil). Pero ciertas modalidades de las
sociedades tradicionales perviven (vivimos en un mundo secularizado que endiosa a
ciertos personajes o historias)
– DESENCANTAMIENTO (DES).
El mundo medieval estaba encantado (alquimistas). A la modernidad se la define, entre
otras cosas, por su “desencantamiento”. Pero si yo me desencanto de la modernidad, me
desencanto entonces del desencantamiento y vuelvo a estar encantado, empezando a
influenciar en mí pulsiones medievales.
Se desencanta el mundo porque la naturaleza deja de ser un lugar mágico, porque la razón
opera sobre ella al encontrar regularidades en sus movimientos que pueden cifrarse en
términos matemáticos (esto en las ciencias naturales).
Si algo es regular, puede ser matematizado. Esto se puede ver claramente en los MAPAS:
los de la edad media tienen sirenas, tesoros, piratas, islas; en la modernidad están
marcados por meridianos y líneas rectas. La rectitud es avance de la modernidad y la
razón.
SUBJETIVIZACIÓN.
Proceso mediante el cual un individuo se convierte en sujeto, en actor social (agente
transformador de la sociedad).
El sujeto está animado por el principio de libertad, por lo que no quiere ser coaccionado
por ciertas reglas.
Definición de sujeto:
26
Termino latino, sub: debajo; ectum: yacer. Es lo que “yace debajo”. Lo que yace debajo es
el fundamento de algo, es la base teórica. Entonces, la modernidad tiene como
fundamento, como base, al sujeto, al individuo.
El modo de acción que tiene el sujeto es transformador y difiere de unos a otros.
27
Naturaleza: ley natural La sociedad y la naturaleza están regidas
por leyes naturales
Tiempo circular – eterno retorno de la Tiempo lineal – Progreso
historia
Identidad de autoridad (monarquía) Autoridad vinculada al cargo (república)
Ser = hacer Hacer = ser
28
de una sociología positivista y se llamó en sus orígenes “FISICA SOCIAL”. Buscó
parecerse a las ciencias naturales, y utilizó conceptos y teorías de la física y la biología
para definir y desarrollarse. Ejemplos: “la familia es la célula básica social”
Rasgos distintivos:
Occidente vivió y concibió la modernidad como revolución.
1) ILUSTRACIÓN. Sus aspectos principales son:
Racionalización: Es el agente de la modernización. Hace “tabla rasa” de las creencias y
formas de organización sociales y políticas q no descansen en una demostración científica.
Al hacer tabla rasa del pasado, los seres humanos quedan liberados de las desigualdades
transmitidas, de los miedos irracionales y de la ignorancia.
La razón rige todos los aspectos de la vida y concibe a un hombre nuevo, solo sometido
a las leyes naturales. Ni la sociedad ni la historia ni la vida individual, sostienen los
modernistas, están sometidas a la voluntad de un ser supremo a la que habría que
obedecer en la cual se podría influir mediante la magia.
Pero esta imagen revolucionar y liberadora de la modernidad no puede bastar, debe
completarse con la imagen positiva de un mundo regido por la razón.
29
Para los filósofos de la Ilustración del siglo XVIII había que reemplazar la arbitrariedad de
la moral religiosa por el conocimiento de las leyes de la naturaleza. Y había que mostrar
que el sometimiento a ese orden natural de las cosas procura placer y corresponde a las
reglas del gusto. Esta demostración debía llevarse a cabo tanto en orden estético como
en el orden moral.
La idea de que la sociedad es fuente de valores, de que el bien se lo útil a la sociedad y
el mal, lo que perjudica su integración y eficacia, es un elemento esencial de la ideología
clásica del a modernidad.
Este orden social dependía de la sustitución de la fe de la comunidad por el interés de la
colectividad. Maquiavelo funda este nuevo pensamiento de lo político. El Renacimiento y
los siglos siguientes recurren con frecuencia a los ejemplos tomados de la antigüedad
griega y romana porque esa antigüedad exaltó la moral CIVICA y reconoció la ciudadanía
en un estado libre como el bien supremo.
La formación de un nuevo pensamiento político y social es el complemento indispensable
de la idea clásica de modernidad asociada a la de secularización. La ciencia social nace
como ciencia política. Pero nace sobre todo por la voluntad de Maquiavelo de juzgar las
acciones y las instituciones políticas sin recurrir a un juicio moral o religioso. Luego se
desarrolla por la idea común a Hobbes y a Rousseau de que el orden social se crea por
una libre decisión humana de someterse ya sea al Leviatán, a una voluntad general, a un
soberano etc., pero no a un orden establecido por Dios, que se expresa en el contrato
social. Hace que se manifiesto un soberano que es a la vez la sociedad misma, que
constituye un cuerpo social con la condición de ser de pequeñas dimensiones, y la razón.
Secularización:
– Se reemplaza a Dios por la ciencia.
– Se considera que no hay fines últimos de la historia (como concretar el plan divino de la
salvación del hombre), se rompe con el finalismo del espíritu religioso.
– Se separa la esfera religiosa de los demás ámbitos de la sociedad: política, económica,
etc.
30
en la Reforma y en la idea calvinista de predestinación que reemplaza el ascetismo fuera
del mundo por el ascetismo en el mundo. El capitalista es aquel que lo sacrifica todo, no
por dinero, sino por su vocación, su profesión, su trabajo. Weber pensaba en el capitalista
que está enteramente inmerso en la actividad económica, cuya capacidad de invertir
depende de sus ahorros personales, que no se siente atraídpo por las especulaciones ni
por el lujo y que cree que el ahorro es dignificador del hombre y no un pecado como lo
creía el cristianismo ortodoxo.
El capitalismo fue la forma racional de organizar la economía, independientemente de los
poderes políticos y religiosos, de las tradiciones y privilegios, con una actividad económica
no sometida a ningún control.
31
Este intento de concebir una sociedad racionalizada ha fracasado. La idea de una
administración racional de las cosas ha fracasado porque la vida social, q se imaginaba
transparente y regida por decisiones racionales, se manifestó como una vida llena de
poderes y conflictos, en tanto que la modernización misma se revelaba cada vez menos
endógena y cada vez mas estimulada por una voluntad nacional o por revoluciones
sociales. La sociedad civil se ha separado del Estado; pero si el nacimiento de la sociedad
industrial señaló el triunfo de la sociedad civil, es el Estado quien en el siglo XIX se reveló
como el caballero armado de la modernización nacional.
La distancia así creada entre modernidad y modernización, entre capitalismo y
nacionalismo, determinó la ruina del sueño de una sociedad moderna, definida por el
triunfo de la razón.
Hoy solo queda de la ideología modernista una crítica, que solo la conserva mientras
persista la resistencia del pasado. Ha perdido la voluntad de construir un mundo nuevo y
para recuperarla se debe volver al grito del Renacimiento y a los comienzos de la
modernidad.
32
ciencias, serán “ciencias” pero en un segundo grado, vale decir “blando”. ¿Es posible
repensar las ciencias desde otro punto de partida, desde otro esquema epistemológico?
¿Habrá que anteponer a la objetividad otro principio que haga justicia?
La concepción naturalista-empirista
Según el proyecto filosófico de la modernidad debe procurarse trasladar ese progreso tan
vertiginoso que han experimentado las ciencias naturales desde la revolución científica de
los siglos XVI y XVII al ámbito del conocimiento y control del mundo social. Se trata de
aplicar el modelo de las modernas ciencias naturales –representadas por la ciencia físico-
matemática- a esas nuevas disciplinas científicas que estaban siendo concebidas.
¿En qué consistía básicamente ese arquetipo de ciencia a partir del cual se construye la
concepción naturalista de las ciencias sociales? CIENCIA MODERNA:
● Una de las características principales y diferencias de la ciencia moderna respecto de la
anterior es la de su conciencia metodológica: el pensamiento moderno tiende a
identificar el conocimiento con lo comprobable empíricamente, y, por tanto, la verdad con
la certeza. Esto es lo que posibilita la reducción de la verdad a método. Así, un cuerpo de
conocimientos, para que sea considerado “científico” debe seguir necesariamente cierto
procedimiento, cierto método¸ que será establecido por la comunidad científica.
● A su vez, esa conciencia metodológica prescribe que el quehacer propio de toda ciencia
ha de ser el de explicar la realidad, lo que sería dar cuenta de fenómenos particulares
mediante leyes universales derivadas de la observación. Sólo será cumplimentable en la
medida en que pueda seguirse puntillosamente otra norma ineludible del método científico,
a saber, la de la objetividad.
● Podría agregarse que el conocimiento científico, bajo el paradigma de la modernidad, es
a la vez exigencia matemática, tiene una inclinación casi inexorable a cuantificar todo
cuanto se suponga que es objeto de ciencia. Tanto es así que algunos llegan a creer que
a mayor matematización o cuantificación de variables, más cientificidad.
33
En ella podemos distingues tres etapas o períodos, todos comandados por la filosofía
anglosajona2:
1. El positivismo fundado por Auguste Comte
2. El empirismo lógico, surgido del círculo de Viena
3. La “concepción estándar” o “consenso ortodoxo” sobre las ciencias sociales, con autores
como Nagel y Popper
2
Ver a continuación “La problemática valorativo-metodológica en las ciencias sociales” de la autora Susana
de Luque, quien desarrolla cada una de estas posturas
34
a cuestionarnos la verdad de aquellos que hemos tomado como puntos de partida de la
teoría.
En contrastación con lo que proponen autores no empiristas, como Kuhn o Gadamer, los
enunciados tendrían un significado autónomo, independiente de los demás
7. Objetividad. Por objetividad debe entenderse la capacidad del sujeto de elevarse por sobre
todo condicionamiento histórico y subjetivo y tomar la distancia suficiente respecto del
objeto a conocer, como para adoptar el punto de vista de un observador neutral. Desde
ya, en torno de este concepto se erigen las discusiones más profundas en cuanto a su
posibilidad y aun en cuanto a su sentido. Podría decirse que éste es el supuesto más
básico, más esencial ya que está en la base de todos los otros.
La reacción comprensivita
Desde las postrimerías mismas del siglo XIX comienza a tejerse un debate que va a dar
color y a estigmatizar toda la centuria siguiente: las discusiones sobre el estatus
epistemológico de las ciencias sociales bajo la forma de una oposición entre “explicar” y
“comprender”.
Hacia fines del siglo XIX, y sobre todo dentro de la tradición de la filosofía alemana que
arranca con el romanticismo y continúa con la Escuela Histórica3, hace su aparición en el
ámbito teórico de las ciencias sociales un elemento determinante: la subjetividad. Resulta
imposible seguir ocultando y pasando por alto la influencia ineludible del sujeto de
conocimiento en el proceso cognoscitivo mismo. Tampoco cabe plantear la posibilidad de
entender el mundo histórico social sin descifrar los “sentidos” que en él van creando sus
propios constructores, los actores sociales. Así, sólo puede accederse al conocimiento de
lo social si primero “comprendemos” sus significados. A partir de autores como Droysen,
Dilthey, Weber, Collingwood (que conformaron la tradición alemana de las ciencias del
espíritu), el objetivo de las ciencias sociales no es tanto “explicar”, sino más bien
“comprender”. Mientras las ciencias naturales explican lo natural, las sociales comprenden
lo social. Características esenciales del comprensivismo:
1. Especificidad de lo social. El comprensivismo defiende una visión de la sociedad como un
objeto específico e irreductible a los hechos naturales. Su esencia simbólica e histórica,
constituida por valores y sentidos lingüísticos, impide un abordaje reduccionista.
2. Dualismo metodológico. Afirman la existencia de un hiato epistemológico entre las ciencias
naturales y las sociales, reivindicando para estas últimas una especificidad irreductible. No
es aplicable el método de las ciencias naturales en ciencias sociales; no hay un
continuidad, sino más bien una radical discontinuidad en las ciencias
3. El conocimiento de las ciencias sociales como comprensión. De las dos características
anteriores se sigue una tercera: “conocer” en ciencias sociales ya no será subsumir
fenómenos particulares mediante leyes (explicar) sino comprender: esto es, desocultar
significados, alcanzar, desde la propia subjetividad del intérprete, la subjetividad del actor
social. El conocimiento de las ciencias sociales posee un ineludible componente de
empatía: se trata de desentrañar los propósitos o intenciones del otro; algo así como
acceder al su alma.
3
Ver a continuación “La problemática valorativo-metodológica en las ciencias sociales” de la autora Susana
de Luque – desarrolla esta postura
35
Las críticas más profundas al comprensivismo tienen que ver con este último punto. Si la
concepción estándar peca de reduccionismo, la comprensivista lo hace de psicologismo
y, por ende, de subjetivismo. En la medida en que la comprensión es concebida como
empatía, como acceso al pensamiento o mente del autor, no es controlable
científicamente.
La superación a este debate supondrá el desarrollo de lo que muchos autores llaman “giro
lingüístico”, esto es, la aparición de otro elemento determinante, además de la
subjetividad, en la comprensión de las ciencias sociales: El lenguaje. Lo que nos traslada
al escenario posnaturalista.
36
comprensión ya no girará en torno de un milagroso proceso de empatía entre autor e
intérprete sino que toda comprensión será siempre lingüística.
37
1. El giro lingüístico. El lenguaje como “materia prima del mundo social”, como horizonte
ultimo de la inteligibilidad de los procesos históricos y sociales. Las acciones humanas
tienen un carácter esencialmente lingüístico.
2. Una concepción mas amplia de la razón y la ciencia. No cabría limitar la razón a ciencia y
esta a método. La crítica gadameriana sugiere la necesidad de ampliar la idea de razón
que el proyecto filosófico de la modernidad y el éxito tecnológico de las ciencias naturales
acotaron sólo a su expresión técnico-instrumental. La praxis humana, el ámbito de la
comunicación intersubjetiva, contiene más racionalidad que la referida al cálculo de
medios a fines; la ética, el arte o incluso la política no pueden ser sopesados solamente
desde una lógica de la eficacia, contienen más que eso.
3. La comprensión-interpretación como modo de ser del hombre. “Comprender” en tanto
recrear, interpretar un horizonte previo de sentido que nos viene de nuestra pertenencia a
una tradición, constituye la tarea propia de la razón humana.
4. Supuesto hermenéutico. Ruptura con el supuesto empirista que estaba en la base de la
visión naturalista. Este plural escenario posnaturalista y posempirista pone el acento en la
inevitable carga teórica de los enunciados científicos. Y específicamente en ciencias
sociales la situación es compleja, ya que el mundo social, es ya un mundo interpretado;
vale decir, la tarea de las ciencias sociales es interpretar una realidad que ya ha sido
interpretada por otros, a saber, por los actores sociales (doble hermenéutica)
5. Dimensión interpretativa e intersubjetiva de la verdad. Frente a la concepción tradicional
de la verdad como adecuación a un enunciado a la realidad (observable), comienza a
abrirse un amplio abanico de intentos por construir una idea de verdad alternativa. Algunas
de las corrientes del escenario posnaturalista en torno a esto:
-Concepción hermenéutico interpretativa: verdad como recreación de una tradición a través de
interpretaciones que hacemos de ella.
-Teorías que priorizan la dimensión histórica o pragmática de la verdad: verdad como eficacia
práctica
-Teorías consensuales al modo de los “paradigmas” de Kuhn
-Teoría de la acción comunicativa de Habermas: verdad como consenso racionalmente motivado
Todas ellas, si bien diferentes comparten un rasgo común: su disconformidad para con la teoría
tradicional de la verdad y la intención de proponer otras lecturas que hagan justicia a la
dimensión intersubjetiva, léase historicidad, linguisticidad, efectos prácticos, acuerdos
previos o consensos futuros.
6. Teoría científica como estructura enunciativa. Las teorías científicas no están compuestas
en realidad como enunciados autónomos sino que, sobre todo desde Kuhn, en realidad el
significado de un enunciado depende de la conexión con el resto de los enunciados. Esto
constituiría una visión holística o contextualista de las teorías científicas, ya que el uso
de los términos dependería entonces del contexto.
7. Pertenencia del intérprete a una tradición. Siempre comprendemos desde nuestra
pertenencia a un mundo en el cual estamos ya siendo y que posee siempre ya un sentido.
A modo de conclusión…
El desafío de las ciencias sociales es el de construcción permanente de su propia
identidad y de su singular cientificidad.
38
Quiza el principal error conceptual de quienes procuran concebir el quehacer de estas
disciplinas sólo a la sombra de las ciencias naturales consista en el olvido de su origen
más remoto, el que nos ha sido legado por la antigüedad clásica. Tal vez sea justamente
por este irrenunciable doble origen que las ciencias sociales deban estar constantemente
dando cuenta de su cientificidad; porque no pueden ser aprehendidas solo desde su
costado moderno.
Debemos tener siempre presente a las ciencias sociales como ciencias modernas, pero
también como herederas de las viejas humanidades griegas. Si priorizamos el primer
origen, las transformamos en un híbrido que reduce la investigación social a mera
estadística. Pero si damos rienda suelta a la segunda, la convertimos en filosofía y huimos
del ámbito de ciencia propiamente dicha. Es precisamente en ese “entre” donde se juega
el desafío de las ciencias sociales.
¿Y cuál es la función de las ciencias sociales a comienzos del siglo XXI? La función propia
en nuestra época, signada por excesos cientificistas y tecnológicos es fundamentalmente
ética y compensatoria. Señalar que la actitud científica es un camino válido, pero sólo uno,
puesto que la verdad seguramente es algo mucho más amplia que una ecuación
matemática, y la razón algo más que el mero cálculo. Y, en segundo lugar, reivindicar
frente a la vorágine irrefrenable de innovaciones tecnológicas, no la pretensión romántica
de volver a un pasado mítico, pero sí la moderación.
39
¿Cómo pensar la diversidad de perspectivas en las Ciencias sociales?
SEGÚN EL MÉTODO
Son dos ejes para entender porque los desacuerdos, porque la diversidad de perspectivas
en ciencias sociales. En ciencias sociales los desacuerdos se presentan incluso en sus
aspectos más básicos, hay modos distintos de abordar las problemáticas sociales, de
40
acuerdo a cada una de estas tres perspectivas (positivismo, historicismo y materialismo
histórico).
41
La objetividad o neutralidad valorativa constituye otro de los requisitos fundamentales que
(según el positivismo) debe tener el conocimiento científico. Las proposiciones científicas
deben estar exentas de valores.
El positivismo de Comte pretendió que las ciencias sociales formaban parte de las físico-
naturales. El propuso una organización jerárquica de las ciencias donde su “Física social”
(la palabra “sociología” no existía) es la ciencia que estudia los fenómenos más complejos
y la última en desarrollarse históricamente.
Esta clasificación de las ciencias se vincula con la enunciación comteana de la ley de los
tres estados la cual explica el devenir humano desde una perspectiva evolucionista
consustanciada con el ideal de progreso dominante en aquel momento histórico. De
acuerdo con ella, el individuo pasa sucesivamente por tres estados diferentes,
caracterizados por tres momentos teóricos que se excluyen mutuamente:
1. El primero es el estado teológico, en el que las explicaciones remiten a las voluntades
arbitrarias de seres sobrenaturales.
2. El segundo es el metafísico, donde todo se explica por entidades abstractas (ideas,
conceptos sin referencia empírica)
3. El tercero es el estado positivo (o científico) y se caracteriza por la enunciación de leyes.
En él toda explicación se reduce a los hechos y a las relaciones necesarias que se
establecen entre ellos. Se establecen las bases de único conocimiento verdadero para los
positivistas: el racional, basado en observación y medición.
Durkheim es el heredero más importante del método y la filosofía de Comte. Sin embargo,
él mismo se encarga de señalar la distancia que lo separaba de la “metafísica positiva de
Comte y Spencer”. Durkheim se llama a sí mismo y a la corriente en la que se inscribe
“racionalista”. Su principal objetivo fue aplicar el racionalismo científico al estudio de los
hechos sociales estableciendo relaciones de causa y efecto.
El aporte metodológico de este autor es de fundamental importancia. Reflexionó
sistemáticamente acerca del conocimiento de lo social y de las condiciones de posibilidad
de su status científico, con principal atención a la OBJETIVIDAD.
En “Las reglas del método sociológico” Durkheim plantea los preceptos metodológicos
necesarios para obtener el conocimiento objetivo buscado:
– Cuestión ontológica. Tiene que ver con la definición del objeto de estudio de la sociología,
es decir, los hechos sociales. ¿Qué son? La primera de las reglas es “tomar a los hechos
sociales como cosas”. Los hechos sociales deben ser tomados desde su exterioridad y no
desde lo que el investigador cree que son.
Durkheim reivindica para el hecho social una naturaleza propia y distintiva (la social) que lo
diferencia del objeto de estudio de otras disciplinas, como la psicología, que estudia
hechos individuales.
Las características centrales de estos hechos son que ellos existen fuera de la conciencia de los
individuos y se poseen un poder de coerción en virtud del cual se imponen.
– Estos hechos sociales deben ser abordados a partir del principios de que se ignora lo que
ellos son, cuáles son sus características y cuáles sus causas y funciones. Es necesaria la
“eliminación sistemática de las prenociones”. EL investigador debe prohibirse la utilización
42
de conceptos que no han sido producidos científicamente, sino que provengan del
conocimiento vulgar.
– Para Durkheim, la explicación en sociología consiste en establecer relaciones de
causalidad. El descubrimiento de estas relaciones se logra a través de la utilización del
método comparativo. La explicación de un fenómeno social debe buscar siempre en un
hecho social y nunca en un fenómeno extrasocial.
43
Problemas metodológicos específicos de las ciencias sociales
Quienes piensan que los sistemas explicativos y los métodos lógicos de las ciencias
naturales deben ser traspuestos a las sociales se basan en que, en éstas, no se han
podido acordar criterios válidos respecto de cuáles son los hechos establecidos, cuáles
las explicaciones satisfactorias y cuáles los procedimientos válidos.
Las posiciones más extremas cuestionan el status epistemológico de las ciencias sociales.
Les niegan rango científico por su imposibilidad de suministrar leyes universales acerca
de fenómenos sociales. También porque no logran producir un conocimiento que sea
objetivo: carecen la posibilidad de explicar y predecir, dirán estas posturas.
Otras posiciones, como la Ernest Nagel, no le niegan su posibilidad de ser ciencias. Sin
embargo, desde su perspectiva, las ciencias sociales no disponen de un cuerpo de leyes
generales, consensuado por la comunidad científica y comparable con las ciencias
naturales (en cuanto a poder explicativo y predictivo). Por lo tanto, subsistirían en estas
ciencias profundas diferencias sobre cuestiones metodológicas y de contenido.
Nagel realiza un análisis detallado de estos problemas y platea argumentos que intentan
sostener (aunque débilmente) la posibilidad de que estas disciplinas se desarrolle y
alcancen los objetivos propuestos (por los neopositivistas) para todas las ciencias.4
En la mayoría de los casos, Nagel evalúa las posibilidades lógicas para el desarrollo de
las ciencias sociales. Sus argumentos son superficiales en la medida en que no pueden
liberarse del estrecho margen que arroja una comparación sistemática con la metodología
de las ciencias naturales. Esta posición epistemológica ha dejado de lado la particularidad
irreductible del objeto de estudio de las ciencias del hombre. No es un olvido menor. A
partir de él, más que generar un crecimiento autónomo de estas disciplinas, las condena
a quedar en desventaja, a no poder llegar nunca a igualar a sus antecesoras, las ciencias
naturales.
El Historicismo
A fines del siglo XVIII y a partir del pensamiento kantiano comienza a producir la división
conceptual entre ciencia y cultura, entre naturaleza y humanidad. La escuela historicista
intentó dar una respuesta no positivista a este problema. Se produce lo que se conoce
como “La reacción antipositivista”, sus ideas se difunde en el imperio astro húngaro. Esta
escuela surgió en Alemania a fines del siglo pasado y está asociada a los nombres de
filósofos alemanes como Wilhelm Windelbland, Wilhelm Dilthey y Heinrich Rickert, que
no solo estudiaban hechos históricos, también la lengua, el arte, la música y todos los
aspectos que hagan a las identidades culturales, lo que implica hablar de pertenencia,
pertenencia desde un devenir histórico.
La escuela historicista se opuso al positivismo en tanto este proponía la unicidad metódica,
la aplicabilidad universal de las leyes científicas y la neutralidad valorativa. Para el
historicismo esto significaba desconocer las características particulares e irreductibles del
objeto de estudio de las disciplinas del hombre. Implicaba, asimismo, aislarlo de aquello
que le era propio: su historicidad y su cultura.
4
Las propuestas de Nagel al respecto están desarrolladas junto con lo expuesto por Klimovsky en “Las
desventuras del conocimiento científico”
44
– Dilthey propone la diferenciación entre:
● ciencias del espíritu. El sujeto es parte del objeto estudiado. El objeto de estudio es
permanentemente construido por los mismos hombres y los mismos sujetos. En las
ciencias del espíritu hay que entender la dimensión histórica y cultural de las ciencias del
espíritu. Deberán basar su método en la comprensión.
● ciencias de la naturaleza. El objeto de estudio es exterior al sujeto, el sujeto estudia lo que
les dado. Las ciencias de la naturaleza buscarán explicar relaciones de causalidad.
– Windelbland, acepta esta distinción y agrega otra:
● ciencias nomotéticas (naturales), procuran el establecimiento de leyes universales
● ciencias ideográficas (sociales). Se orientan a captar fenómenos de su especificidad.
– Rickert, señala que la diferencia entre las ciencias de la naturaleza y de la cultura residen
en que en estas últimas se estudia el conjunto de valores que diferencian la realidad social
de la natural. Las primeras, en cambio, no atienden a los valores. El método de las
ciencias del espíritu, entonces, se centrará en la comprensión del significado de los
elementos de la cultura.
45
comprensión significa poder captar la conexión de sentido en la se incluye la acción. Las
acciones sociales están provistas de un significado y esto es lo que las hace inteligibles y
susceptibles de ser comprendidas.
Weber decía que la sociología no debía ser solo ideográfica para diferenciarse de las
ciencias “duras”, sino también generalizadora. Y esto lo lograría a través de una
metodología basada en la construcción de tipos ideales para captar lo específico de un
fenómeno histórico social. Se trata de construcciones racionales y abstractas que realiza
el investigador, en las que acentúa o resalta determinados rasgos previamente
seleccionados. La mayoría de las veces, estas construcciones no aparecen en la realidad
tal como son definidas por el tipo ideal. Éste no es un promedio ni tampoco es el resultado
de una generalización empírica en forma exclusiva, pues, si bien para su construcción se
utilizan generalizaciones empíricas, el tipo ideal representa un instrumento conceptual y
no una realidad. A partir de la comparación del tipo ideal con la situación real, ésta puede
ser comprendida en su especificidad. Ejemplos de tipos ideales son los tipos de
dominación social (tradicional, carismática y racional) o los tipos de acción social (racional
con arreglo a fines, con arreglo a valores, afectiva y tradicional). Los tipos ideales han sido
utilizados para enunciar leyes económicas. En ellas se expone como se desarrollaría una
conducta humana si fuera totalmente racional, sin perturbación de errores ni afectos.
El sentido del comprensivismo es la dimensión intencional, hay que rescatar las
intenciones del devenir histórico. Un comprensivista trata de entender algo material, en los
términos de la mentalidad de los sujetos sociales que lo idearon. De hecho Weber
relaciona el desarrollo del capitalismo con una cuestión abstracta: la religión. El desarrollo
del capitalismo tiene que ver con los valores introducidos en la sociedad por el Calvinismo.
Aunque esta postura teórica ha sido objeto de muchas críticas, no se le puede dejar de
reconocer, por un parte, el haber marcado rumbos en la separación de las ciencias
sociales respecto de las naturales y, por otra parte, haber sido una de las condiciones de
posibilidad de la hermenéutica contemporánea.
Son varios los elementos que hacen al marxismo profundamente distinto de las corrientes
de pensamiento analizadas hasta el momento. Uno de estos elementos los constituye su
46
método materialista, que se propone entender la naturaleza humana en su carácter
concreto-histórico. Por eso, no se trata de sentar leyes semejantes a las de la naturaleza
sino de comprender los mecanismos de la formación de las sociedades y los cambios que
tienen lugar en estas. Estos cambios son de naturaleza dialéctica, en el sentido de que en
las sociedades se producen conflictos que se resuelven por medio de transformaciones
fundamentales en la estructura económico-social.
Marx revaloriza el aporte de los iluministas franceses, llamados los “socialistas utópicos”.
Toma de ellos lo que Comte clausura, es decir, el criticismo. Marx reivindica el potencial
revolucionario de estos filósofos pre revolución francesa (Saint Simon, Rousseau, etc.) y
él mismo se va a llamar como un continuador de esta tarea revolucionaria, pero
superándola.
Desde esta base quiere construir una nueva teoría social que llamará “socialismo
científico”. Para Marx la misión de las ciencias sociales era aportar herramientas científicas
para la transformación, para el cambio.
47
la sociedad obedecería a una especie de orden preestablecido. La economía clásica
privilegiaba el equilibrio por sobre los elementos en conflicto. No le interesaba el análisis
de las diferencias sociales generadas a partir de una distribución inequitativa de la riqueza.
Simplemente entendía que este proceso era parte de un mecanismo a partir del cual el
mercado regularía automáticamente la asignación de recursos a los distintos factores de
producción.
Analiza mucho dentro del conflicto productivo, la posición del trabajador y la idea de trabajo
enajenado.
Marx no cree en una ciencia social libre de valores, pues resultaría imposible desvincular
las condiciones histórico sociales en las que se produce el conocimiento del conocimiento
mismo; lo que quiere es aportar herramientas teóricas para el cambio y a partir de allí
DEVELAR LA IDEOLOGICA (sacarle el velo a la ideología), para que la clase tome
conciencia de clase y salga de la dominación.
¿Cuál es la posición del autor? Él mismo dice, yo “simpatizo con las posturas naturalistas”,
aunque es considerado un naturalista no duro o moderado. Aun reconociendo la
complejidad intrínseca que presentan las distintas ciencias, no encuentra razón para
hablar de un “salto metodológico” significativo al pasar de unas a otras.
Fue discípulo de Popper y adscribe a su tradición epistemológica, por lo que el “problema
de la demarcación” está entre sus preocupaciones.
También se interesa por indagar si es el método hipotético deductivo realmente aplicable
a disciplinas como la sociología, la antropología, la psicología social, la economía,
etcétera, o si su alcance se limita a las ciencias naturales.
Su respuesta es que el método sí se puede aplicar a ellas, siempre y cuando se hagan
algunos ajustes, habida cuenta de algunas dificultades con las que se enfrenta tal
aplicación ante la presencia, en ciencia, de las leyes probabilísticas o estadísticas a las
que están ligadas estas ciencias.
Klimovsky propone hablar de un “método hipotético inferencial” y no de un “método
hipotético deductivo” para estas ciencias. La inferencia estadística se establecería como
una nueva posibilidad metodológica, lo que implica cierta alteración en algunas
concepciones deductivista.
Debería comprenderse el desarrollo de una teoría como una serie de pasos en los que,
por deducción o por inferencia probabilística, se producen nuevas hipótesis, pero éstas no
queda explicadas necesariamente al modo nomológico deductivo por las anteriores.
El método hipótetico deductivo parece corresponder a un modelo estricto en el que, fijado
el punto de partida, todo el resto de la teoría está potencialmente dado, y lo único que
queda es el trabajo lógico y matemático de extraer los tesoros que, de alguna manera, ya
se hallaban ocultos. No es tan así en el caso de que aceptemos la inferencia estadística,
donde las regularidades o leyes se expresan de forma particular: hay un componente de
creatividad y de libre elección en el camino en que se desarrolla la estructura inferencial.
48
A pesar de esto nuestro autor no niega que resulte mucho más conveniente a la hora de
hacer una modelización de la realidad comenzar con una modelización determinística, es
decir sin admitir aspectos probabilísticos, aún cuando solo pueda ser aproximadamente
adecuada, porque el manejo de la deducción lógica es mucho más seguro, fructífero y
rápido (dice el autor) que el de la teoría de las probabilidades y la estadística. Recién
cuando la “distancia” entre sus predicciones y la realidad sea muy manifiesta será
procedente abandonarlos para sumergirse en las complejidades de la teoría probabilística.
49
Luque desarrolla la postura de Nagel en relación a la capacidad predictiva. Desde la
perspectiva de Nagel, la capacidad predictiva de las ciencias sociales se encuentra
seriamente cuestionada. La característica del objeto de estudio de estas disciplinas
(impredecibilidad de la conducta humana) determina que no sea posible elaborar datos en
sistemas cerrados que permitan la predicción a largo plazo. En las ciencias naturales
también se da este problema, no ya por el factor “libertad” sino por el azar o la
indeterminación. Por lo tanto, a pesar de no poder garantizar predicciones a largo plazo,
la posibilidad de establecer leyes en ciencias sociales no quedaría invalidada.
Uno de los elementos específicos que, en ciencias sociales atenta contra la enunciación
de leyes generales y de predicciones es el conocimiento de los sujetos sociales –que son
seres libres y por lo tanto impredecibles-. Esta es considerada también una variable social
que puede incidir en los resultados de las investigaciones.
A partir de este tema Nagel expone dos posibles situaciones en las que se involucra la
capacidad predictiva de la ciencia social por la incidencia de la variable “conocimiento de
los fenómenos sociales”.
El primer caso es el de la predicción suicida. El Conocimiento público de una predicción
actúa determinando variaciones en las conductas sociales de los agentes. A causa de ello,
la predicción no se cumpliría. Supongamos el caso en que se predice una recesión
económica. Esta información, al tomar estado público, se transforma casi en una
advertencia. Los agentes económicos, entonces, pueden adelantarse a la recesión y
rebajar los precios para mantener el nivel de actividad económica. Estas conductas,
motivadas por el conocimiento de la predicción, la aniquilan.
El segundo caso es el de la profecía autorrealizada, la estructura es inversa respecto del
caso anterior. Las predicciones no son ciertas en el momento en el que se realizan. Pero
el conocimiento público de una realidad futura orienta las conductas, provocando la
autorrealización de lo que se predijo. Por ejemplo, se anuncia que un banco quebrará, la
disponibilidad de esta información actúa sobre los clientes del banco que se apresuran a
retirar sus depósitos; así cumplen, en definitiva, la predicción falsa que se había dado a
conocer.
50
Sin embargo, dice Klimovsky, esto se halla desmentido por la propia práctica de aquellos
sociólogos que se han interesado en las técnicas de investigación que ofrecen tanto la
estadística como la modelística. Como vimos, la conjunción de muchos libres albedríos
permite reconocer una conducta estadística promedio.
Si bien es real que los hechos históricos son irrepetibles y únicos, se puede buscar si
dentro de cada hecho social parecido hay determinadas variables o cuestiones de las
cuales se desprendan patrones de comportamiento. Estos patrones permitirían crear algún
clima interpretativo de los hechos históricos.
Vemos como para la sociología, Klimovsky toma la teoría del estructural funcionalismo de
Parsons. Es un modelo muy abstracto para estudiar las sociedades; las entiende como
un gran sistema dividido en subsistemas, y busca observar y determinar las relaciones
entre los sistemas (por eso “estructura de los sistemas”) y las relaciones de equilibrio entre
ellos.
Dicho esto, si admitimos que existe alguna forma de sortear los problemas que la
variabilidad empírica presenta a la hora de aplicar el método hipotético deductivo en
ciencias sociales, cabe preguntarnos ahora si podemos experimentar en ellas. Algunos
autores sostienen que hay una suerte de experimentación acotada en trabajos de campo,
es decir que los experimentos son posibles pero en campos acotados.
51
La experimentación controlada que utilizan las Ciencias Naturales como método,
caracterizada por la manipulación a voluntad de variables que se supone son condiciones
para el surgimiento de fenómenos que se pretende estudiar, acarrea dos consecuencias
si se pretende traspolarla a las ciencias sociales:
– Por un lado, el ejercicio del poder para modificar variables sociales actúa, en sí mismo,
como una variable que puede modificar los resultados de la investigación
– Por otro lado, una vez alteradas las condiciones iniciales por la introducción de cambios,
se hace imposible repetir el experimento (no se puede volver a las condiciones iniciales).
El margen de las ciencias sociales para realizar este tipo de experiencias es, entonces,
excesivamente estrecho. Nagel alega que la experimentación controlada tampoco es
posible en ciencias como la astronomía y la embriología, no obstante se han desarrollado
satisfactoriamente para los empiristas.
Este autor sostiene que las ciencias sociales existen otras investigaciones empíricas que
pueden ser muy útiles.
Las investigaciones empíricas más utilizadas por las ciencias sociales serían las que Nagel
denomina “experimentos naturales”. En ellos se trata de establecer relaciones de
causalidad entre determinados fenómenos sociales.
Nagel también considera lo que se denomina “el problema del error experimental” en las
ciencias sociales. En la entrevista y la encuesta, dos de los instrumentos más utilizados,
pueden generarse distorsiones en los datos, tanto por impericia de quien las realiza como
por la influencia que la propia situación de investigación pueda tener sobre las respuestas
dadas por la persona entrevistada o encuestada. Sin embargo, Nagel argumenta que el
error experimental no es exclusivo de las ciencias sociales. Éstas pueden resolver ese
problema, como lo han resuelto las ciencias naturales: desarrollando teorías que permitan
medir las perturbaciones que los instrumentos acarrean sobre los resultados de las
investigaciones.
La experimentación es posible, pero en campos acotados.
De Luque también trata la postura de Nagel en relación a “la historicidad y las leyes
sociales”. En este punto, la pregunta es si es posible establecer leyes generales de validez
universal, en la medida en que los fenómenos sociales varían de acuerdo con las
circunstancias histórico culturales en las que se producen.
Nagel piensa que la posibilidad de la ciencia social de establecer leyes generales existe,
aunque es muy restringida.
Esta otra objeción está también a cargo de los interpretativistas que, si bien no invalida la
posibilidad de emplear el método hipotético deductivo, dice Klimovsky, exige toda una
serie de aclaraciones de índole metodológica: se relaciona con el carácter de “código
semiótico” que tiene la conducta social y el hecho de que cada acción o situación en una
comunidad tienen su significado, como lo tiene un enunciado expresado en el lenguaje
ordinario.
52
En distintos medios culturales el signo podría ser interpretado de manera distinta, y lo
mismo acontece con gran cantidad de gestos y conductas destinadas a la comunicación
o expresión de actitudes y emociones.
El problema que se plantea es que para aplicar el método hipotético deductivo y, en
particular, referirse a una base empírica y tomar datos observables que sirvieran para
hacer inducciones o contrastar teorías, deberíamos considerar acontecimientos o estado
de cosas en los cuales hay implícito un código, un significado, una serie de sentidos de
muy diversa naturaleza y no solo el aspecto objetivo en su exterioridad.
Estos deben ser tomados en cuenta, pero, dado que son relativos a una cultura y a un
sistema de costumbres, no tendríamos una base empírica invariante, independiente del
ámbito cultural y social. Si esto fuese así, la corroboración o contrastación de una teoría
sobre la base de datos implicaría una labor de interpretación, tesis sostenida por los
interpretativistas.
Entonces, hay que tener en cuenta que las propias leyes sociológicas no dejarían de hacer
alusión, no tanto a los hechos, sino a sus significaciones. No cabe duda de que esto es
una seria dificultad, aunque no implica, dice Klimovsky, un argumento avasallador contra
la pertinencia del método hipotético deductivo en sociología.
La posibilidad de aplicar el método implica una captación previa del código que
corresponde a la sociedad estudiada, pero no por eso nos alejamos del campo de la
epistemología. Un código es, en el fondo, una estructura a la cual se adecúan las
conductas de los individuos y es posible, para quien no lo conoce, tratar de captarlo por
medio del método hipotético deductivo: conjeturar acerca de cuáles son las reglas de los
usuarios del lenguaje, del sistema de signos y significaciones que emplean los miembros
de una comunidad.
Por último cabe reconocer que la función que desempeñan el sentido, la significación y el
código en una sociedad lo único que señala es el hecho obvio de que todas las disciplinas
tienen sus peculiaridades en cuanto a la aplicación del método hipotético deductivo. Así
como la física tiene que extraer datos a través de mediciones.
Quien estudie una comunidad desde el punto de vista de las ciencias sociales tienen un
problema específico: revelar el código y el sistema de reglas de conducta. Pero, a medida
que esto se logra, el científico se coloca gradualmente en condiciones adecuadas para
contar con una base empírica metodológica y recién ahí se hallará en condiciones de
contrastar hipótesis y teorías acerca de la sociedad.
4. La tesis de la incomensurabilidad
Con frecuencia se alude a la inconmensurabilidad, en palabras de Kuhn, de las culturas
entre sí.
¿Es posible o no acceder a un conocimiento social unificado, válido para todas las culturas,
o hay que resignarse a admitir que dicho conocimiento es privativo de los usuarios de una
cultura, o sea, es inherente a ella y está vedad a quienes pertenecen a otra? Se ha
afirmando, en base a la segunda alternativa, que sólo será posible, para cada cultura,
enunciar reglas o leyes cuyo significado, alcance y validez son “internos” a ella y
carecerían de sentido para las demás.
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Gibson indica que ello se traduciría en una limitación de alcance y la construcción de las
leyes, pero, de cualquier manera, en el seno de una cultura, sería posible construir y
contrastar teorías al más puro modo hipotético deductivo.
Este autor era un metodólogo de las ciencias sociales. Planteaba que el tipo de teorías
que las ciencias sociales pueden construir son teorías de alcance medio, no de
universalidad total, válidas para determinados contextos culturales con ciertos niveles de
homogeneidad.
Sin embargo, refuta Klimovsky, no está claro que las limitaciones que señala este autor
sean inevitables: es cierta que la cultura A tiene su lenguaje y otra, B, tiene el suyo, y
también es verdad que mientras no hay un “diccionario bilingüe” que permita la
comunicación, ésta no existirá porque el usuario de A no entenderá al de B y éste no
entenderá al de A. Pero es posible, a través del aprendizaje, que los usuarios de A
aprendan a interpretar el lenguaje de B y viceversa. Esto es lo común en la civilización
contemporánea.
Klimovsky insiste en que esta “problemática” no crea realmente una objeción en contra del
método hipotético deductivo, sino que a lo sumo señalaría, una vez más, que en cada
disciplina los problemas metodológicos toman, a veces, características propias y que,
naturalmente, no deben confundirse las dificultades que se encuentran en un tipo de
disciplina con las que se encuentran en otra.
54
Si esto no atenta contra la objetividad de las ciencias naturales, tampoco atentaría contra
ella en las ciencias sociales.
b) El contenido de las conclusiones. Las ideas que el investigador tiene acerca de lo bueno
y lo malo, lo deseable y lo que no lo es, es decir, su modelo de sociedad ideal, pueden
inducirlo a falsas conclusiones. De esto modo, una teoría que debería explicar la realidad
se puede transformar en un conjunto de políticas para lograr una sociedad deseada. Nagel
responde que es posible lograr una asepsia valorativa y superar este obstáculo
distinguiendo entre valores y hechos. Estos últimos serán los que otorguen la validez
teórica necesaria para las conclusiones.
c) Valoraciones que intervienen en la estimación de los elementos de juicio. Según Nagel,
en las ciencias sociales se plantean dos situaciones respecto a esto: la primera es la que
concierne a la decisión que debe tomar el investigador de aceptar o rechazar una hipótesis
estadística que expresa una probabilidad. Esta situación es similar a la que ocurre en
otras ciencias por lo que no constituiría un obstáculo específico para las ciencias sociales.
La segunda cuestión es la planteada por filosofías que destacan el carácter histórico relativo del
pensamiento social. Sostienen que la producción del conocimiento está ligada a la
posición social del investigador, por lo tanto, la influencia de los valores a los cuales éste
adhiere no es eliminable. Pues los conceptos interpretativos y los cánones lógicos
utilizados son determinados históricamente. La posición de Nagel respecto de este punto
es que no se ha probado suficientemente la vinculación entre intereses dominantes ene
se contexto histórico (que pudieran incidir en el investigador) y producción teórica.
55
Las ciencias sociales no han logrado aún consolidar un paradigma, ni establecer entre sus
diferentes escuelas una matriz disciplinar común.
Es una ciencia inmadura, dirá Kuhn. Una ciencia que está en la adolescencia de su
desarrollo, no ha sobrevenido aún un Darwin, un Newton, que unifique la dispersión. Kuhn
no puede escapar a su propio paradigma disciplinar.
Este autor fue duramente criticado por su visión respecto a las Ciencias sociales. Sin
embargo, Sí se concuerda con él en que en ellas no hay consenso, que hay distintas
escuelas y distintas matrices disciplinares, que en algunos puntos se autoexcluyen y
oponen. No hay acuerdo incluso en cuestiones BÁSICAS, no hay fundamentos
subyacentes a todas, pueden disentir desde la definición, hasta los temas a estudiar, los
métodos y las perspectivas de análisis (características muy alejadas de lo que es un
paradigma para Kuhn)
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existencia de un campo mínimo común de comprensión sobre lo social, es lo que implica
inexistencia de paradigma en las ciencias que lo estudian (distinto a lo que sucede en las
ciencias naturales, donde hay supuestos básicos compartidos); la especificidad de lo
relación en relación a esto es que en ciencias sociales no puede llegarse si quiera a
“Acuerdos momentáneos”: El desacuerdo es mayoritariamente sucesivo en disciplinas
físico naturales, pero resulta permanentemente simultáneo en las ciencias sociales.
Pero hay algo más, dice Follari: sostener que en las ciencias sociales hay paradigmas
implica desconocer un aspecto importantísimo de la teoría Kuhniana. A saber, Kuhn se
ocupó del modo en que los estudiantes adquieren sus conocimientos científicos: lo hacen
a través de manuales. Manuales que impiden tanto captar los presupuestos conceptuales
propios del actual momento histórico de la disciplina, como establecer su relación con los
que ha habido en otros momentos epocales. La noción de Kuhn explica convincentemente
como se ha “naturalizado” la interpretación a partir de supuestos que se comparten y que
se cristalizan en los manuales, los cuales aparecen como absolutamente indiscutidos.
Parece como si la realidad hablara directamente en los términos del actual paradigma, y
por tanto este no se hace asequible a quienes están “ya” dentro de él. Ello lleva a la
creencia inadvertida de que en el pasado los mismos presupuestos fueron los que siempre
funcionaron, el paradigma se presenta a-histórico.
Este conocimiento aceptado en común no existe en ciencias sociales. Y por lo tanto, que
en ellas no se produce para nada el “Efecto paradigma”, que es la existencia de ciencia
normal.
Lo dicho advierte cuanto de distorsión aparece en el difundido uso de la noción de
“paradigma” dentro de las ciencias sociales. La categoría allí pierde toda su especificidad.
De todos modos, las ciencias sociales son a-paradigmáticas y no “pre-paradigmáticas”.
No están preparándose los científicos sociales para una madurez que aún no hubieran
logrado. Nunca habrá acuerdo entre las distintas teorías en ciencias sociales, simplemente
porque no puede haberlo, es un desacuerdo inevitable. Y que por ello es erróneo atribuir
la falta de acuerdo a una falta de madurez.
La falta de acuerdo insoslayable y simultáneo en ciencias sociales se debe
mayoritariamente a su carácter ideológico. La perspectiva del investigador social es
ideológica en sentido amplio.
En Tanto las ideologías importan modelos de aquello deseable como sociedad, están
ancladas en las condiciones sociales materiales variadas en que se encuentran los
sujetos, por las cuales las valoraciones sociales se hacen diferenciales entre sí. Las
matrices teóricas y metodológicas dentro de las ciencias sociales son mutuamente
diferentes, porque parten de modelos de sociedad distintos y hasta antagónicos.
Si agregamos el supuesto de que la ideología es constituyente del punto de vista teórico,
estaremos implicando que la existencia de ideologías diferentes hace imposible el acuerdo
inter-teórico.
Esto no quiere decir que en ciencias físico-naturales lo ideológico carezca de influencia:
baste pensar en la elección de temas, y en la instrumentación operativa de los resultados
de las investigaciones. Pero sin duda que hay allí más mediación entre ideología y
57
conocimiento, al punto de que se puede compartir un paradigma sin por ello compartir
criterios ideológicos.
De modo que las ciencias sociales serán esperablemente a-paradigmáticas en su
desarrollo, salvo que la compulsión desde el poder o cualquier otro factor logre una
homogeneización forzosa de las ideologías.
58
Vasilachis propone que la coexistencia de paradigmas podría explicarse aceptando el
supuesto de la “teoría de la acción comunicativa” (Habermas), para la cual existen tres
mundos. Para esta concepción, el hablante, al ejecutar un acto de habla, entabla una
relación pragmática con algo en el mundo objetivo o bien con algo en el mundo social o
bien con algo en el mundo subjetivo.
Independientemente de que los presupuestos de la teoría de la acción comunicativa sean
aceptados como fundamentos de una teoría general de la acción social, considera nuestra
autora que la copresencia de mundos hace por demás evidente la complejidad de los
fenómenos sociales y la dificultad de analizarlos a partir de la perspectiva de un solo
paradigma
MUNDOS:
1. Un mundo objetivo y externo. Es lo visible de lo social. Esto mundo sería análogo a una
de las perspectivas o tradiciones de las que habla Vasilachis que es el positivismo. Esta
tradición plantea a los hechos como cosas, dice que los hechos sociales son verificables,
puesto que están documentados, tienen una base empírica de datos.
2. Un mundo subjetivo, orientado a todo lo relativo a los sentidos, los significados y no a lo
que visible y puramente material. Significados que son asignados por los mismos sujetos
sociales que se están estudiando.
La agenda para estudiar este punto de vista interno, como no es visible, debe ofrecer otra
estrategia metodológica, que en ciencias sociales son los MÉTODOS CUALITATIVOS DE
INVESTIGACION.
En esta corriente hay otra tradición teórica de las Ciencias Sociales, dirá Vasilachis, que
es el interpretativismo, hermenéutica o comprensivismo. Es una tradición que tiende a
estudiar lo social desde los propios sujetos que producen los fenómenos sociales. No se
estudia el hecho social, sino la acción social, el sentido que el sujeto le asigna a sus
manifestaciones (exponente: Weber)
3. Un mundo social. Es el mundo de la interacción, de la reciprocidad, del juego; se lo puede
abordar desde una dimensión objetiva externa, pero también desde una dimensión
subjetiva. En este mundo coexisten fenómenos objetivos y subjetivos. Su tradición análoga
es el Materialismo histórico.
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Vasilachis también desafía el tema de la inconmensurabilidad de los paradigmas
propuesto por Kuhn, al decir que puede existir incluso una convergencia paradigmática
en algunos aspectos a analizar.
UNIDAD 3
Saborido, Jorge. El concepto de Ideología
El término ideología fue introducido en el lenguaje filosófico a fines del siglo XVIII –más
precisamente en 1796- por el pensador francés Antoiné Destutt de Tracy, quien lo utilizó
para designar a la “ciencia de las ideologías en general”. Este pensador defendía la
concepción de que todas las ideas derivaban de una última instancia de sensaciones.
Pero, además, este alineamiento empirista, existía otro plano en el programa teórico de lo
“ideólogo”: la aspiración de dirigir, según principios –científicos- el curso de la evolución
social.
Esta primera utilización del término ideología se vincula con las que consideramos una de
las dos tendencias generales de significados atribuidos a la palabra: la que define a las
“ideologías” como sistemas de creencias explícitas, integradas y coherentes que justifican
el ejercicio del poder, explican y juzgan los acontecimientos históricos, identifican lo que
está bien y lo que está mal en política, y suministran una guía para la acción. Esta
tendencia es la que Bobbio ha propuesto denominar, significado débil de la expresión
ideología.
Retomando el rastreo histórico de la palabra, nos encontramos con que fueron Marx y
Engels quienes la utilizaron como elemento clave de sus análisis socio-históricos. En ellos,
la ideología aparece para definir las formas de la conciencia social, surgidas a partir de
determinadas condiciones materiales de existencia.
60
conocimiento de la sociedad. En este terreno es que reaparece la idea de falsedad de la
ideología.
Por una parte, se cuestiona la validez de las ideologías porque brindan una imagen
sesgada de la sociedad, y por la otra, se llega a sostener que ellas distorsionan la realidad
en aras de la búsqueda del apoyo incondicional de quienes van a actuar para tratar de
imponer su programa político.
Es pertinente preguntarse desde cuando existen las ideologías. Karl Dietrich Bracher
afirma que puede hablarse de una era de las ideologías, que él ubica en el siglo XX, en la
que adquieren preponderancia las ideologías que han ido madurando desde el siglo XVIII.
Los elementos novedosos de esta era son tres:
61
en las creencias de las personas; en ambos casos, la génesis social de la ideología
desaparece por completo.
Engels definió ideología de modo que permite aproximarnos al problema que estamos
abordando: “la ideología es un proceso realizado por el llamado pensador de modo
consciente, pero con una falsa conciencia. Los motivos reales que lo impulsan
permanecen desconocidos; de otro modo no se trataría de un proceso ideológico. Por lo
tanto, él se imagina motivos falsos o aparentes.”
Esa “representación ilusoria o mítica de la realidad” tiene una naturaleza social, dada que
comprende los comportamientos colectivos (no los individuales) y, específicamente, los
comportamientos colectivos que se establecen en una situación de poder.
A Modo de Resumen
Los sistemas educativos, las normas sociales, las representaciones religiosas, filosóficas,
estéticas, constituyen ideologías en el sentido definido en el segundo término, en tanto
cumplen la función de contribuir a la adaptación a la realidad de los miembros de una
sociedad, haciéndoles asumir como justas y naturales las relaciones socioeconómicas
existentes. La existencia eventual de construcciones ideológicas alternativas implica el
surgimiento de opciones que se opongan a las ideas y representaciones dominantes en
todos los terrenos.
62
Bobbio, Norberto. Diccionario de Política
Hegemonía
Uso Gramsciano
63
clase que lo componen. La hegemonía de una clase, o de una fracción, sobre las demás
que componen el bloque de poder dominante, determina que cada una renuncia a los
intereses propios inmediatos, económico-corporativos, en favor del interés político común
por la explotación y el dominio sobre las clases sub alternas. La hegemonía actúa como
principio de unificación de los grupos dominantes y, contextualmente, de disfraz del
dominio de clase.
2. La cuestión del lenguaje. La cultura rural, cultura del silencio. Propuestas para la
enseñanza
Para entender el contexto meridional, se apela a la película Padre Padrone, que describe
una vida con muchos puntos de contacto con la de Gramsci, aunque no urbana. Un niño
rural de nueve años es obligado a abandonar la escuela. Como pastor de ovejas sufre la
soledad, el miedo y la brutalidad del padre. A los veinte años no sabe ni leer ni escribir. Es
enviado al servicio militar por decisión del padre, y así, se alfabetiza y se inicia en
conocimientos tecnológicos. Luego, cursa estudios universitarios de lengua y filosofía.
Años después escribe la novela autobiográfica en que se basa el film. En la película
aparece una y otra vez el tema de la escolaridad: interrumpida, ausente, retomada y
coronada por los estudios superiores. La película muestra un ambiente escolar
conformado por decenas de niños en las mismas condiciones y a la espera del mismo
porvenir, la impotencia de la maestra frente al medio y al padre.
Retoma una y otra vez la importancia de la lengua y la relación entre la lengua y los
dialectos. Los estados-nación requerían habitantes y ciudadanos alfabetizados y una
educación publica general. Hobsbawm sostiene que el periodo de 1870-1914 fue la era de
la escuela primaria en casi todos los países europeos. Y que cada sistema educativo
nacional exigía una lengua nacional de instrucción. En consecuencia, la escuela apunto
a la lengua como requisito de nacionalidad. En cientos de aulas los docentes encuentran
el silencio y la diversidad cultural e idiomática en la presencia de niños, jóvenes y adultos
migrados o hijos de migrantes. Gramsci establece que la gramática normativa escrita
64
presupone siempre una elección, una dirección cultural, un acto de política cultural-
nacional.
Al definir a la filosofía como concepción del mundo y la labor filosófica como tarea cultural
para transformar la mentalidad popular, la cuestión del lenguaje y de los idiomas pasa a
un primer plano. En su lucha por la formación del hombre colectivo, plantea que se debe
revelar la importancia de la cuestión lingüística general, logro de un mismo clima cultural
colectivo. Este ve necesaria una lengua común, como parte del proceso de construcción
de una mirada coherente, unitaria. También sostiene que cada idioma tiene los elementos
de una concepción del mundo y de una cultura, y quien habla solamente un dialecto, tiene
una mentalidad estrecha y provinciana.
A principios del siglo XIX, como a principios de siglo XX, la problemática lingüística sigue
viva; la globalización y las migraciones replantean un reverdecimiento de las cuestiones
nacionales e idiomáticas. Y también los procesos de descolonización cultural, en particular
en los países que fueran conocidos como integrantes del tercer mundo y hoy actualizan
sus procesos de liberación. Lo rural y lo lingüístico son cuestiones de un peso especial.
El problema de la lengua persiste como cuestión a trabajar en los procesos de liberación,
descolonización, construcción del campo popular, construcción de una cultura renovada,
popular. La escuela y la lengua, transitan juntas los desafíos de la historia.
Por otro lado, los argentinos tenemos nuestra propia saga de enfrentamientos y
encuentros en la construcción de la unidad nacional: oposición entre buenos aires y el
interior, entre pueblos originarios y españoles, criollos e inmigrantes, no hallaron todavía
respuestas con efectos profundos en la ideología y la cultura de capas medias, sectores
más postergados, ni los intelectuales. Se dan expresiones xenófobas y racistas. Por eso,
se sostiene que las notas de Gramsci tienen un sabor argentino, una virtualidad argentina
que estremece.
En cada caso, el nuevo Príncipe debería proceder del pueblo o confundirse e identificarse
totalmente con el, sentirse su conciencia y su expresión. Autorreflexión, conciencia,
pasión, acción, nos colocan en el terreno de la modernidad y la emancipación, de la praxis
revolucionaria y de la praxis pedagógica, un maestro que ha formado mayor conciencia.
Pero que, a diferencia del modelo de la modernidad, no lo ha logrado en un proceso
individual, sino como reflexión de un conjunto. La pregunta de Marx- quien educara al
educador- continua siendo el problema central de la reflexión y la elaboración
pedagógicas. Marx concluye que educador y educando se educan en la práctica
revolucionaria, transformadora en sentido progresista.
Relación dialéctica entre los intelectuales de carácter popular y las masas: cuando el autor
analiza procesos históricos concretos, ve momentos de distanciamiento intelectuales-
masas, así como momentos de aproximación e identificación entre ambos. Pero
aproximación y fusión no suponen indiscriminación entre intelectuales y masas. Todo
salto hacia una nueva amplitud y complejidad de estrato de los intelectuales esta ligado a
un movimiento análogo de la masa simple. Distinto es lo que sucede en la relación
intelectuales-masas cuando se dirigen a ellas para mantenerlas en una situación de
subordinación ideológica.
El tema del nuevo príncipe nos coloca frente al problema del sujeto social dirigente de las
transformaciones culturales y políticas. En tiempos de Gramsci, las condiciones en Italia
mostraban la falta de una autentica revolución burguesa que hubiera llevado a cabo una
revolución agraria; en cambio, había habido una revolución pasiva, conservadora, que dio
lugar a un rápido desarrollo capitalista. A esto se agregaba la ausencia en Italia de la
Reforma religiosa, del protestantismo, que en Europa hacia acompañado la acumulación
capitalista con una revolución en la cosmovisión ideológica de la sociedad. Desde estas
condiciones, para Gramsci el problema era como construir un Estado dirigido por la clase
66
obrera industrial, como construir en las condiciones concretas de Italia la hegemonía
proletaria y el socialismo. Para este, el problema nacional se inscribe en el marco de la
hegemonía obrera: la clase obrera debe ganar y dirigir a los campesinos, y ganar a los
intelectuales como masa, construir un nuevo bloque histórico. Alianza de clases entre
obreros y campesinos. Al estudiar la cuestión campesina, encuentra que esta tiene en
Italia dos formas peculiares: la cuestión meridional y la cuestión vaticana.
En la argentina, en los años cuarenta y cincuenta se produjo un fuerte éxodo del campo a
las ciudades, pero la población de origen rural no fue a alimentar a la administración, sino
a la clase obrera industrial y a las capas medias bajas y , muchos de ellos, por su
ocupación, a las nuevas villas miserias.
También en nuestro país, se gestaron alianzas lideradas por el sector rural. Sin embargo,
demográfica y culturalmente, la ciudad predomina sobre lo rural, que persiste en forma
marginada. La pregunta que se plantea el autor es: ¿Qué cabida tiene en los contendidos
escolares los modelos no urbanos, la cultura de nuestra amplia geografía, variaciones del
lenguaje, expresión, cuya diversidad existe y se manifiesta también en las aulas de las
grandes ciudades? ¿Qué atención tiene la educación rural en el marco de las políticas
educacionales?
67
Concordato lo autorizaba a avanzar en educación elemental y media y a avanzar también
en la educación universitaria, por reconocimiento de las universidades eclesiales en pie
de igualdad con las estatales. Gramsci denuncia que la Iglesia incide así en el periodo
mas maleable de la formación, y pasa a participar de la educación de los grupos dirigentes,
de la futura burocracia estatal: el estado salvo a la iglesia con el Concordato. En la
argentina, la pugna con la Iglesia es permanente en relación con los subsidios a la
educación confesional y con los contenidos generales de la educación.
Gramsci dice que el significado de la expresión “clase media” varía de un país a otro. Y en
un mismo país, en distintos momentos históricos. En Italia, clase media significa
negativamente no pueblo, es decir, no obreros y campesinos, significa positivamente las
capas intelectuales, profesionales y empleados.
Más determinante que el perímetro de la clase media es el peso que tiene por su amplitud,
su incidencia sobre los sectores sociales de los que proviene y con los que se vincula, su
68
papel en la formación de la opinión publica y en los cambios de humor social. Pesan más
sus elementos subjetivos, psicológicos, e ideológicos, que los objetivos o materiales.
Gramsci analiza reiteradamente el papel de las capas medias, sea como burocracia, como
intelectuales, como docentes, como fuerzas de seguridad, como eclesiásticos y otros
profesionales, su profunda incidencia en el conjunto social. En el caso concreto de Italia,
su peso en el surgimiento y difusión del fascismo.
La historia de la educación muestra que en todo sistema educativo se han plasmado una
formación clásica para la continuidad de los estudios superiores y una formación
profesional para el trabajo. Los cursos profesionales, las carreras técnicas y las ingenieras
forman para la producción de las cosas, inspirando en los estudiantes un sentido limitado
de responsabilidad ético-política. En cambio estudios como derecho, economía, etc.,
forman para la administración de los hombres, para mandar o dominar a otros.
Concibe al trabajo como actividad teórico-practica, y propone una escuela única, común,
de desarrollo intelectual y manual que enseñe la historia humana y la historia de las cosas,
que reúna la educación primaria y secundaria y tenga al trabajo como principio educativo.
No una formación interesada para el empleo, sino una formación general desinteresada,
que vincula el conocimiento de las leyes de la naturaleza para transformarla con el
conocimiento de las leyes de la sociedad. Gramsci sostiene que la educación tradicional
giraba en torno del trabajo, porque trasmitía ambos órdenes de conocimiento y se
correspondía con el desarrollo productivo y cultural de la sociedad. Pero el avance
tecnológico genero una dislocación política y de sentidos que se extendió a la escuela, y
el fascismo impuso las peores respuestas a esa crisis.
Gramsci sostiene que todos los hombres son intelectuales, seres pensantes con
determinada concepción del mundo, pero existen grados en el ejercicio de esta función
intelectual, desde los semi-intelectuales hasta los filósofos, escritores, artistas y grandes
69
pensadores, desde los administradores hasta los creadores. La actividad intelectual debe
ser distinta también en grado desde el punto de vista intrínseco, grados que en los
momentos de extrema oposición dan una verdadera y propia diferencia cualitativa, en el
mas alto grado se colocaran los creadores de las ciencias, de la filosofía, del arte, en el
nivel mas bajo, los humildes administrativos, y divulgadores de la riqueza intelectual ya
existente. Por eso, define a los intelectuales como la “capa de personas especializadas”
en la elaboración conceptual y filosófica. Destaca que cada grupo social, para alcanzar su
autoconciencia critica, histórica y políticamente debe crear su propia elite de intelectuales.
Una atención especial merecen para el autor las funciones organizativas de los
intelectuales, las de aquellos que piensan en la dirección del trabajo del conjunto, en la
distribución de tareas, en la conducción.
Situación Y Posición:
70
ella, e ideológica y psicológicamente se considera miembro de ese sector, es parte del
conformismo de ese sector, participe o no formalmente de sus movimientos o partidos.
Si llevamos esto al análisis del gremio docente, podemos recordar que durante décadas
los docentes se resistieron a considerarse a si mismo como trabajadores asalariados como
otros, y a conformar una asociación gremial docente. Como trabajadores, los educadores
se identificaron a si mismos por largos años como los “obreros de la tiza” y circunscribieron
sus luchas a las reivindicaciones económicas y presupuestarias, junto con la defensa
general de la escuela publica, pero eludiendo su papel como trabajadores intelectuales.
Finalmente asistimos a luchas sindicales y practicas docentes dirigidas a los contenidos y
a la calidad de la enseñanza, por una educación emancipadora, nacional, popular,
incluyente. Lo que implica poner en juego una amplia diversidad de alternativas
pedagógicas, anticipatorias de una educación y un mundo mejor y posible. Implica quebrar
en la práctica el límite tradicional que les asigna el lugar de meros aplicadores de lo que
otros intelectuales crean y elaboran, según su situación, objetiva o material, en el lugar de
trabajo.
El estado (el bloque de clases y sectores en el poder) ejerce sus funciones mediante la
COERCION Y EL CONSENSO, como dominación y como dirección.
Cuando Gramsci describe el modo de vida americano impuesto por el fordismo, aparece
la imposición de una hegemonía que surge de la producción y se extiende a la cotidianidad,
al consumo, al tiempo libre, a la relación entre géneros, a la intimidad. Por un lado, el
trabajo del varón: las jornadas extenuantes, el desgaste físico, y nervioso unido a los altos
salarios, rotación del personal, imposición de disciplina y control patronal sobre la vida
sexual. En lo domestico la mujer cumple con la función económica de garantizar el
consumo, de comprar, se promueven concursos de belleza, la personalidad de la mujer
se banaliza. El fordismo constituye un modelo completo de hegemonía cultural que abarca
todas las esferas.
72
profesores, dado que las condiciones de trabajo docente reproducen hegemonía o
permiten una praxis cuestionadota.
Indaga también las orientaciones de la escuela y el aula como bloques históricos, como
espacios interculturales posibles. Ambos pueden constituirse y analizarse en torno de tres
elementos: el alumno como bloque histórico, el maestro como bloque histórico y el
ambiente como bloque histórico. Alumno y docente tienen determinaciones de género,
clase social, historias personales, intereses, saberes etc. Del docente se espera que sea
el mismo una síntesis de historia socio-cultural y que posea conocimientos especificos que
ha absorbido en su vida y sus estudios, que pueda tener ascendiente moral sobre los
alumnos y que sea conciente de las diversas tensiones que lo determinan a el mismo y a
los educandos, lo cual implica autorreflexión. Pero además, docente y alumno comparten
un ambiente que constituye un bloque histórico de elementos materiales y culturales. El
desafío consiste en construir un mimo clima cultural entre docentes y alumnos, escuela y
73
ambiente, construir una dirección cultural compartida. En este proceso, al tiempo que
educa al ambiente y los alumnos, el docente es educado por estos.
La Cuestión Cultural
En relación con la nacionalidad, la escuela de nuestro país sostuvo distintas imágenes del
ser nacional, con versiones objeto de pugnas ideológicas. En lo social, la escuela moderna
sustenta un modelo de uniformidad en torno de representaciones de capas medias
urbanas (su estructura familiar, ocupaciones, gustos uso del tiempo libre) y sexista, con
acentuadas representaciones machistas. Por eso esta planteado, como parte de la
construcción de un mismo clima cultural, transitar de la uniformidad al reconocimiento de
la diversidad, avanzando en diálogos interculturales. También se impone combatir la
desigualdad en todos os ámbitos, respetar la diversidad y construir la interculturalidad.
Gran parte de la cultura familiar e infantil esta vinculada a los folclores. Gramsci destaca
los elementos de diferencia y oposición contenidos en la cultura popular como una
cosmovisión del mundo y la vida que contrasta con la sociedad oficial. Describe la
presencia de folclore como cultura con sentido popular, heterogénea en diversas esferas
de la vida social. En el campo del derecho, el derecho popular o folclore jurídico se
materializa por ejemplo, en la opinión publica. En el terreno moral, existe una moral del
pueblo, con imperativos mucho mas fuertes que aquellos de la moral oficial, algunos de
los cuales están en contradicción o en relación con la moral de los estratos dirigentes. El
folclore guarda una estrecha relación con el sentido común. Gramsci reconoce que no hay
nada más fragmentario y contradictorio que el folclore, concepción del mundo no
elaborada, sistemática y múltiple. Se opone con fuerza a incluir el folclore en la formación
docente, sostiene que el maestro debe conocerlo solo porque tiene que saber cuales son
toda las concepciones del mundo y de la vida que inciden sobre las nuevas generaciones,
para extirparlas y sustituirlas con concepciones consideradas superiores, lo que permitirá
el nacimiento de una nueva cultura en las masas populares, y desaparecerá la separación
entre cultura moderna y cultura popular. Claramente estas expresiones están colmadas
de racionalismo y positivismo. Freire, por el contrario, insiste en la necesidad de conocer
lo que saben los sectores populares rurales e indígenas, estando demostrada la exactitud
de los descubrimientos del poder. Discutir con campesinos, sectores populares alguno de
sus saberes, pueden ayudar a que estos sectores adquieran mas confianza. ALGO de
esto defendía Gramsci cuando invitaba a rescatar los núcleos de buen sentido en el interior
del sentido común popular.
Lejos de la idea de extirpación del folclore propuesta por Gramsci, los preámbulos de las
constituciones de ecuador y Bolivia, plantea el problema de la relación entre folclore y
74
conocimiento elaborado en el nivel estatal: reconociendo la pluralidad, sus raíces, las
diversas culturas presentes en la sociedad, el colonialismo. En relación con la escuela,
estos temas alcanzan también al problema de la selección de contenidos de la enseñanza,
conocimientos y saberes, como un desafío pedagógico. Justamente se trata de reivindicar
otros saberes, otras construcciones discursivas, del conocimiento.
Para los educadores e intelectuales que juegan un papel educativo, el tema de mayor
interés del pensamiento de Gramsci es la relación pedagógica como relación de
hegemonía. Se trata de una relación entre diferentes y desiguales (desiguales
materia,social y culturalmente). Relación que se ha propuesto como asimétrica, por Freire
como simétrica, y entre los autores de este texto como disimétrica: educador y educando
enseñan, aprender e intercambian contenidos diferentes, asimétricos en distintos sentidos;
en relación con el conocimiento mas elaborado, es el docente quien se ha apropiado del
mismo antes que el alumno, por lo que existe una asimetría especifica en el marco de una
disimetría general. Se espera que esta relación habilite el dialogo, los mutuos aprendizajes
entre diferentes, y avance hacia una mayor igualdad en la apropiación de conocimientos
y saberes entre desiguales.
75
Transformar el ambiente y a si mismos como alumnos y docentes implica no quedarse en
el verbalismo pedagógico, asumir una relación pedagógica activa de cuidado de planeta ,
ejercicio de la ciudadanía, construcción ética, que dan sentido a la pedagogía como praxis.
Fue Gramsci quien sentó las bases teóricas de la mayor parte de las ideas de la pedagogía
crítica.
La noción de hegemonía, antes de que Gramsci la adoptara, tenía una larga historia
anterior. El término hegemonía fue una de las consignas políticas más centrales en el
movimiento social-demócrata ruso desde finales de 1908 hasta 1917.
Plejanov insistía en la imperativa necesidad para la clase obrera rusa de emprender una
lucha política contra el zarismo, y no solamente una lucha económica contra sus patrones.
La clase obrera organizada debía tomar las consigas de la revolución democrático-
burguesa.
En 1889 la libertad política sería ahora conquistada por la clase obrera. Axelrod manifestó
que la clase obrera rusa podía y debía jugar un papel independiente y dirigente en la lucha
contra el absolutismo, puesto que la impotencia política de todas las otras clases daba una
importancia preeminente, central al proletariado. Sin embargo, su hincapié cada vez mayor
en el significado revolucionario totalmente nacional de la clase obrera rusa, cristalizó
pronto en un cambio teórico cualitativo. Por ello, en adelante, lo que debía manifestarse
claramente era la primacía del proletariado en la revolución burguesa en Rusia.
Una estrategia correcta para conquistar la hegemonía para la clase obrera plantearía una
orientación externa, no hacia elementos inestables como los disidentes acomodados o los
estudiantes, sino hacia los liberales demócratas, y no negar, sino respetar, su autonomía
organizativa.
76
Hegemonía y la Comintern
El término hegemonía fue uno de los más ampliamente utilizados y una de las nociones
más familiares en los debates del movimiento obrero ruso antes de la Revolución de
Octubre. Tras la revolución, cayó en un relativo desuso en el partido bolchevique. Forjado
para teorizar el papel de la clase obrera en una revolución burguesa, se hizo inoperante
con el advenimiento de la revolución socialista.
El termino hegemonía dejó de tener mucha actualidad interna en la URSS. Sobrevivió, sin
embargo, en los documentos externos de la Internacional Comunista. En los dos primeros
congresos de la Tercera Internacional, a Comintern adoptó una serie de tesis que por
primera vez internacionalizaron la utilización rusa de la consigna de hegemonía.
El deber del proletariado era ejercer la hegemonía sobre los otros grupos explotados que
eran sus aliados de clase en lucha contra el capitalismo dentro de sus propias instituciones
soviéticas; así, su hegemonía posibilitará la elevación progresiva del semi-proletariado y
el campesino pobre.
77
El hecho de la hegemonía presupone que se tienen en cuenta intereses y tendencias de
los grupos sobre los cuales se va a ejercer la hegemonía, y que debe darse un cierto
equilibro de compromiso.
Gramsci afirma que existe una necesidad de absorber fuerzas sociales aliadas, para crear
un nuevo bloque histórico político-económico, homogéneo, sin contradicciones internas.
Simbólicamente, Gramsci, tomó la obra de Maquiavelo como su punto de partida para esta
nueva extensión de la teoría. Argumentando la necesidad de una perspectiva dual en toda
acción política, escribió que, en sus niveles fundamentales, las dos perspectivas
correspondían a la naturaleza dual del Centauro de Maquiavelo. Para Gramsci estos eran
los niveles de fuerza y consentimiento, dominación y hegemonía, violencia y
civilización.
78
¿Dónde se ejercen las dos funciones de dominación y dirección/hegemonía? o ¿Cuál es
el lugar de la hegemonía? La primera y más firme respuesta de Gramsci es que la
hegemonía (dirección) pertenece a la sociedad civil y la coacción (dominación) al estado.
Estos dos niveles corresponden por una parte a la función de la hegemonía que ejerce el
grupo dominantes a través de la sociedad; y por otra a la de la dominación directa o mando
de ejercicio a través del esto y del gobierno jurídico.
Gramsci no utilizaba unívocamente los antónimos de estado y sociedad civil. Tanto los
términos como las relaciones entre ellos sufrieron diferentes cambios en sus escritos.
Exactamente lo mismo es aplicable al término de hegemonía.
Gramsci escribe sobre la diferencia entre Oriente y Occidente y dice que en el Oriente el
estado lo es todo, mientras que en el Occidente el estado es una trinchera avanzada de
la fortaleza interior de la sociedad civil, la cual puede sobrevivir a los peores temblores del
estado porque no es primitiva y gelatinosa cono en el Oriente, sino robusta y estructurada.
79
El estado es el lugar de dominación armada o coerción de la burguesía sobre las clases
explotadas, mientras que la sociedad civil es el terreno de su dirección cultural o
hegemonía consentida sobre ellas- la oposición entre fuerza y consenso, coerción y
persuasión, estado e iglesia, sociedad política y sociedad civil. El resultado es agregar una
serie combinada de oposiciones para la distinción entre Oriente/Occidente:
Oriente Occidente
Estado Sociedad Civil
Sociedad Civil Estado
Coerción Consenso
Dominación Hegemonía
Maniobra Posición
El gran mérito teórico de Gramsci fue el de haber planteado el problema de esta diferencia
mucho más persistente y coherentemente que cualquier otro revolucionario antes o
después de él.
El Estado solo tiene sentido en función del poder de Estado. Toda la lucha política de las
clases gira alrededor del Estado. Es necesario distinguir el poder del Estado, objetivo de
la lucha política de clases por una parte, y el aparato de Estado por la otra.
Sabemos que el aparato de Estado puede seguir en pie a pesar de revoluciones, golpes
de estado, etc. Es decir, el aparato de Estado no es afectado ni modificado, puede seguir
en pie bajo acontecimientos políticos que afecten a la posesión del poder de Estado.
Se puede decir que esta distinción entre poder de Estado y aparato de Estado forma parte,
de manera explicita, de la “teoría marxista” del Estado.
Para resumir este aspecto de la teoría marxista del Estado, podemos decir que los clásicos
del marxismo siempre han afirmado que:
1) El Estado es el aparato represivo de Estado; 2) se debe distinguir entre el poder de
Estado y el aparato de Estado; 3) el objetivo de las luchas de clases concierne al poder de
80
Estado y en consecuencia, a la utilización del aparato de Estado por las clases que tienen
el poder de Estado en función de sus objetivos de clase, y 4) el proletariado debe tomar el
poder de Estado para destruir el aparato de burgués existente, reemplazarlo en una
primera etapa por un aparato de Estado completamente diferente, proletario, y elaborar en
las etapas posteriores un proceso radical, el de la destrucción del Estado.
Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tener en cuenta no sólo la
distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se
manifiesta junto al aparato (represivo) de Estado, pero que no se confunde con él.
Llamaremos a esa realidad por su concepto: los aparatos ideológicos de Estado.
81
Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato (represivo) de Estado: el aparato
represivo de Estado funciona mediante la violencia, en tanto que los AIE funcionan
mediante la ideología.
Todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico, funciona a la vez mediante la violencia
y la ideología, pero con una diferencia muy importante que impide confundir los aparatos
ideológicos de Estado con el aparato (represivo) de Estado. Consiste en que el aparato
(represivo) de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represión (incluso
física), como forma predominante y sola secundariamente con la ideología. Ejemplos: la
policía y el ejército. De la misma manera, pero a la inversa, se debe decir que los AIE
funcionan masivamente con la ideología como forma predominante, pero utilizan
secundariamente y en situaciones límites una represión muy atenuada, disimulada, es
decir simbólica. Así la escuela y las iglesias “adiestran” con métodos apropiados.
¿Sería útil mencionar que esta determinación del doble funcionamiento con la represión y
la ideología, según se trate del aparato (represivo) de Estado o de aparatos ideológicos
de Estado (AIE), permite comprender que se tejan constantemente sutiles combinaciones
explícitas o tácitas entre la acción del aparato (represivo) de Estado y la de los AIE?
Si aceptamos que, en principio, “la clase dominante” tiene el poder del Estado y dispone
lo tanto del aparato (represivo) de Estado, podremos admitir que la misma clase dominante
sea parte activa de los aparatos ideológicos de Estado, en la medida que, en definitiva, es
la ideología dominante la que se realiza, a través de sus contradicciones, en los AIE.
Ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer
al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado.
Los AIE pueden no solo ser objeto sino también lugar de la lucha de clases, y a menudo
de formas encarnizadas de luchas de clases. La clase en el poder no puede imponer su
ley en los aparatos ideológicos de Estado tan fácilmente como en el aparato (represivo)
de Estado, no solo porque las antiguas clases dominantes pueden conservar en ellos
posiciones fuertes durante mucho tiempo, sino además porque la resistencia de las clases
explotadas puede encontrar el medio y la ocasión de expresarse en ellos, ya sea utilizando
las contradicciones existentes, ya sea conquistando allí posiciones de combate mediante
la lucha.
82
tienen el poder de Estado –, los aparatos ideológicos de Estado son múltiples, distintos,
“relativamente autónomos”, y susceptibles de ofrecer un campo objetivo a contradicciones
que, bajo formas unas veces limitadas, otras extremas, expresan los efectos de los
choques entre la lucha de clases capitalista y la lucha de clases proletaria, así como sus
formas subordinadas.
“La síntesis neomarxista de Marx y Weber sobre las clases” – Val Burris
✓ Estructura vs Acción
Una de las discrepancias fundamentales entre las teorías marxistas y weberiana clásica
es la diferente importancia que dan a la acción humana en la explicación de los fenómenos
sociales. En el análisis de la clase social, la teoría marxista confiere un peso causal mucho
mayor al funcionamiento de las estructuras objetivas que constriñen, de forma predictible,
el comportamiento humano. La más importante de dichas estructuras es el “modo de
producción”, que Marx concibe como un complejo históricamente especifico de relaciones
sociales a cuyo través las sociedades humanas producen colectivamente sus medios
materiales de existencia.
Con frecuencia los marxistas definen la clase como una estructura de “lugares vacíos”, en
el sentido de que las posiciones de clase entrañan intereses materiales, capacidades y
constricciones que existen objetiva e independientemente de las personas particulares
que ocupan esas posiciones. En contraste, la teoría weberiana asigna una importancia
causal mucho mayor a la acción humana. En la teoría weberiana las clases no son el
efecto de una estructura objetivo, como el modo de producción sino un resultado del
comportamiento motivado de actores humanos racionales. Más específicamente, las
clases se identifican con una particular forma de acción social, a saber: aquella acción que
conscientemente pretende restringir el acceso a recursos valiosos y que se orienta hacia
la maximización del beneficio del mercado.
Los marxistas defienden un mayor nivel de abstracción de lo que los weberianos están
dispuestos aceptar. Las críticas weberianas del marxismo se basan con frecuencia en la
dimensión estructuralista de la teoría marxista, dimensión que rechaza argumentando que
impide prestar la atención debida al papel de la acción.
Una segunda diferencia entre las teorías marxistas y weberiana clásicas de las clases
tiene que ver con la importancia relativa de la clase en comparación con otras bases de
asociación y lucha. Para Marx, es la división mas importante en torno a la cual los grupos
sociales se organizan y luchan por el poder político. La lucha de clases es así el vehículo
del cambio. Para Weber, en cambio, la importancia de las divisiones de clase es
históricamente variable y contingente. Las relaciones de clase coexisten con otras formas
de opresión y otras bases de asociación que son independientes de las clases y de no
menor importancia potencial para la organización de las sociedades particulares o para la
transición entre tipos de sociedad.
83
✓ Explotación vs Dominación
Una tercera diferencia entre las teorías marxistas y weberianas concierne a la relación
entre explotación y dominación o, más en general, entre relaciones económicas y
relaciones politicoideológicas.
Por “explotación” entiendo la capacidad de un individuo o una clase de apropiarse del
trabajo ajeno, mientras que el concepto de “dominación” denota la capacidad de exigir la
obediencia ajena. Para Marx las relaciones de clase, concebidas como relaciones de
explotación económica, son claramente prioritarias. Las relaciones de dominación política
e ideológica, por el contrario, son secundarias en el sentido de que surgen bien como
medios para asegurar las condiciones de explotación, bien como medios para realizar o
intensificar el grado de explotación, o como medios para estabilizar y reproducir las
relaciones de explotación.
Para Weber las relaciones de dominación en absoluto se subordinan al objetivo de la
explotación. Los individuos a veces persiguen el dominio sobre otros con el fin de explotar
su trabajo, pero también lo persiguen por el prestigio social que encierra, y a veces también
por el poder en sí mismo. En cualquier caso, la dominación es el concepto más
fundamental de la teoría weberiana. En la obra de Weber los sistemas de significado que
apuntalan las diferentes formas de autoridad son más importantes para definir la
naturaleza de las sociedades que cualquier tipología basada en las formas de explotación.
Weber concibe los conflictos económicos entre clases como un mero exponente del
fenómeno más general de las luchas políticas entre grupos dominantes y subordinados.
Una última distinción entre las teorías marxista y weberiana clásica gira en torno al peso
relativo de las relaciones de producción frente a las relaciones de mercado en la definición
de clase. Mientras que Marx sitúa la división central de clase en las relaciones de
producción, Weber define las clases según el acceso diferencial a las recompensas del
mercado. En cierto modo, en esta diferencia están condensadas las otras tres previamente
analizadas. Marx concibe la producción como una estructura objetiva de relaciones entre
clases, mientras que Weber analiza las relaciones de mercado desde el punto de vista de
los motivos y las estrategias de los agentes humanos conforme luchan por aumentar su
participación en los beneficios sociales. El interés de Marx en la explotación también le
lleva a centrar su atención en la producción, dado que las transacciones de mercado son
para él relaciones de intercambio libre e igual y, por lo tanto, la apropiación del plusvalor
solo tiene lugar en el proceso de producción.
Finalmente, para Marx las relaciones de producción están polarizadas en torno a una única
dimensión de explotadores y explotados, es decir: burgueses y proletariados. Para Weber,
por el contrario, hay una multiplicidad de ejes en torno a los cuales los grupos organizan
su lucha por conseguir un acceso privilegiado al mercado.
84
Conclusión.
Enfoque neomarxista: una nueva perspectiva.
Desde esta perspectiva, el antagonismo básico de clase entre capitalista y trabajadores
esta estructuralmente determinado por el modo de producción. Los factores estructurales
juegan un importante papel porque condicionan los intereses y capacidades para la acción
de las clases en conflicto y también fijan límites objetivos a la posible variación de las
instituciones y prácticas centrales dentro de la sociedad capitalista.
Las relaciones de clase, concebidas como relaciones de explotación económica, siguen
siendo centrales para explicar el cambio macro social, pero en un sentido mucho más débil
que en el marxismo clásico. A las relaciones no clasistas (por ejemplo, las de raza y sexo)
y a las prácticas no económicas (por ejemplo, la dominación política e ideológica) se les
atribuye un grado considerable de autonomía y efectividad en el funcionamiento y
transformación histórica de las sociedades de clase.
Finalmente, aunque se entiende que las relaciones de clase echan sus raíces en las
relaciones sociales de producción, se presta gran atención a las relaciones de mercado,
especialmente en el análisis de las clases intermedias y de las escisiones interclasistas.
Unidad 4
Postulado de la propiedad: El poder es una cosa que se posee. Concepción sustancial del
poder, es un objeto. Foucault responde: el poder es racional. No es una propiedad sino
una estrategia. Es algo que circula entre las redes.
Postulado de la esencia o atributo: Consideran al poder como una esencia o atributo que
estaría cualificado a aquellos que lo poseen distinguiéndose de los que no. Foucault
responde: las relaciones de fuerza, son múltiples. El poder carece de esencia, es
operativo.
85
¿Cómo se Ejerce el Poder?
La clave está en volver a los cuerpos dóciles. La sanción normalizadora/ las micro-
penalidades (del tiempo, de la actividad, de la manera de ser. Se castiga todo lo que no
se somete a la regla) y el examen (Foucault lo localiza en la escuela, ella como dispositivo
de poder disciplinario y aparato de examen).
Finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en el momento en que se constituye la
sociedad disciplinaria o sociedad contemporánea. La formación de dicha sociedad puede
ser caracterizada por la aparición de un hecho que tiene dos aspectos, dos lados que son
aparentemente contradictorios: la reforma y reorganización del sistema judicial y penal en
los diferentes países del mundo. Esta transformación no presenta las mismas formas,
amplitud y cronología en los diferentes países
¿En qué consisten las transformaciones de los sistemas penales? Beccaria, Bentham,
Brissot.
1. El principio fundamental del sistema teórico de la ley penal definido por los autores es que
el crimen, en el sentido penal del término, no tiene relación alguna con la falta moral o
religiosa.
La falta es una infracción a la ley natural, a la ley religiosa, a la ley moral; por el contrario,
el crimen o la infracción penal es la ruptura con la ley civil.
Para que haya infracción es preciso que haya un poder político, una ley, y que esa ley
haya sido efectivamente formulada. Antes de la existencia de la ley no puede haber
infracción.
2. Un segundo principio es que estas leyes positivas formuladas por el poder político de una
sociedad, para ser consideradas buenas, no deben retranscribir en términos positivos los
contenidos de la ley natural o ley moral. Una ley penal debe simplemente representar lo
que es útil para la sociedad, definir como reprimible lo que es nocivo, determinando así
negativamente lo que es útil.
3. El tercer principio se deduce naturalmente de los dos primeros: el crimen no es algo
emparentado con el pecado y la falta, es algo que damnifica a la sociedad, es un daño
social, una perturbación, una incomodidad para el conjunto de la sociedad.
86
La ley penal debe permitir sólo la reparación de la perturbación causada a la sociedad. La
ley penal debe reparar el mal o impedir que se cometan males semejantes contra el cuerpo
social.
1. El castigo expresado en la afirmación “tú has roto el pacto social, no perteneces más al
cuerpo social, nosotros te expulsaremos del espacio social donde funciona la legalidad
que has corrompido”. Es la idea que se encuentra frecuentemente en los autores antes
mencionados, de que en realidad el castigo ideal sería simplemente expulsar a las
personas, exiliarlas, destinarlas o deportarlas.
2. El castigo es una especie de exclusión. Su mecanismo es el aislamiento dentro del espacio
moral, psicológico, público, constituido por la opinión. Es la idea de los castigos al nivel de
escándalo, vergüenza, humillación de quien cometió una infracción. Se publica su falta.
3. El castigo es una reparación del daño moral, el trabajo forzado, que consiste en obligar a
las personas a realizar una actividad útil para el Estado o la sociedad de tal manera que
el daño causado sea compensado.
4. El castigo consiste en hacer que el daño no pueda ser cometido nuevamente, que el
individuo en cuestión no pueda volver a tener deseos de causar el daño a la sociedad. Ej:
Se mata a quien mató.
Los autores notaron que el sistema de penalidades adoptado por las sociedades
industriales en vías de desarrollo, fue enteramente diferente del que se había proyectado
años antes. No es que la práctica haya desmentido a la teoría, sino que se desvío
rápidamente de los principios teóricos enunciados por Beccaria y Bentham.
Estos proyectos muy precisos de penalidad fueron sustituidos por una pena muy particular,
el encarcelamiento, la prisión. La prisión no pertenece al proyecto teórico de la reforma de
la penalidad del siglo XVIII, surge a comienzos del siglo XIX como una institución.
Desde comienzos del siglo XIX, la legislación penal se irá desviando de lo que se llama
utilidad penal, intentará ajustarse al individuo. Ésta es una forma de penalidad totalmente
diferente de la prevista en el siglo XVIII.
Toda la penalidad del siglo XIX pasa a ser un control que existe sobre lo que pueden hacer,
son capaces de hacer, están dispuestos a hacer o están a punto de hacer. La institución
penal no puede estar en adelante enteramente en manos de un poder autónomo, el poder
judicial.
87
escuela, psicológicas o psiquiátricas como el hospital, etc. Esta red de poder tiene como
función corregir las virtualidades de los individuos y no sus infracciones.
Entramos así en una edad de ortopedia social. Se trata de una forma de poder, de un
tipo de sociedad que yo llamo sociedad disciplinaria por oposición a las sociedades
estrictamente penales del siglo XIX. Es la edad del control social.
Jeremy Bentham fue quien programó, definió y describió de manera precisa las formas de
poder en que vivimos, presentándolas en un maravilloso y célebre modelo de esta
sociedad de ortopedia generalizada que es el famoso panóptico, forma arquitectónica
que permite un tipo de poder del espíritu sobre el espíritu, una especie de institución que
vale tanto para las escuelas como para los hospitales, prisiones, reformatorios, fábricas,
etc.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, se forman grupos espontáneos de personas que
se atribuyen la tarea de mantener el orden y crear, para ellos mismos, nuevos instrumentos
para asegurarlo.
Según el orden cronológico, hubo en primer lugar comunidades religiosas. Las sociedades
tenían la doble tarea de vigilar y asistir. Asistían a los que carecían de medios de
subsistencia, enfermos o padecían de alguna enfermedad mental; pero al mismo tiempo
que los ayudaban, se asignaban la posibilidad y el derecho de observar en qué
condiciones era dada la asistencia: observar si el individuo que no trabaja estaba
efectivamente enfermo, etc. Eran grupos de vigilancia espontáneos de origen,
funcionamiento e ideología profundamente religiosos.
88
En segundo lugar, hubo al lado de estas comunidades propiamente religiosas unas
sociedades relacionadas con ellas, aunque se situaban a cierta distancia.
En una última categoría de sociedad están las propiamente económicas. Las grandes
compañías y sociedades comerciales se organizan como policías privadas para defender
su patrimonio. Respondían a una necesidad demográfica o social, la urbanización.
A modo de conclusión
La aparición del personaje del anormal y el dominio de las anomalías como objetivo
privilegiado de la psiquiatría.
Vallejos, I. –La categoría de normalidad: una mirada sobre viejas y nuevas formas
de disciplinamiento social-
Recién a partir del siglo XIX cuando Normalidad se constituye como un concepto potente
en el establecimiento de demarcaciones entre lo Mismo y lo Otro, y que incluye bajo la
dominación de anormales a grupos cada vez más numerosos de los que poder ser
agrupados como “el resto”.
89
Siguiendo el planteo de Foucault, podemos sostener que Normalidad-Anormalidad es un
par conceptual que emerge en el contexto de la modernidad, buscando ordenar y tornar
previsibles, dóciles y útiles a los sujetos; y que ha sido posible a partir de 3 estrategias
complementarias: la constitución discursiva del concepto anormal, la medicalización de la
sociedad y la moralización de la sociedad.
Skliar propone que en ese tránsito hacia lo positivo, el Otro fue convencido de que está
mal ser lo que es, fue persuadido para que deje de ser. Un proceso que, a la vez que
naturalizó la normalización, instaló al Otro como anormal.
90
Según Canguilhem, no se establece ningún tipo de criterio para decidir qué es lo que debe
entenderse por normal, y se limita a igualar lo normal con lo natural y lo fisiológico. Lo
normal se reduce entonces a naturaleza o a armonía, y consecuentemente lo anormal a
desvío de la naturaleza o a desarmonía.
Emile Durkheim llamara normales a los hechos que presenten las formas más generales
y dará a los otros el nombre de mórbidos o patológicos. Durkheim solo plantea que la
normalidad es independiente de cada individuo, que éste no tiene el poder de cambiar las
expectativas y creencias del colectivo en torno a su definición, y que está generalizada
porque tiene sustrato social.
Rota la unidad del universo y escindido en el mundo en naturaleza y sociedad, esa idea
se trasladó a la comprensión de la sociedad: aquel que conociera el lenguaje científico
podría conocer objetivamente la sociedad, y predecirla. La naciente estadística contribuyó
notablemente a esa traslación y a la consecuente naturalización del orden social y político.
91
Skliar, C. y Magaldy, T. –El secuestro de lo imprevisible: una aproximación al meta-
relato pedagógico-
La depredación de la pedagogía
Las modalidades bajo las cuales leer, decir, escuchar y creer que ya no se educa, que
hemos perdido los valores fundacionales del sentido de la educación, que es preciso
restituirlo conforme a un proyecto de sociedad y a un modelo de hombre, se ha convertido
en una especie de ingrediente de nuestras vidas cotidianas. O, para decirlo de otra
manera, los discursos que, frente al predominio de la lógica tecno-instrumental, al
descentramiento de las instancias y formas de modelación de conductas, a la hegemonía
mass-mediática y a la pérdida de capacidad de las instituciones educativas respecto de
sus funciones y efectos de socialización, convocan a la restitución de los grandes ideales
de los que se nutrió la utopía educacional moderna.
George Steiner expone determinadas condiciones para que una doctrina o cuerpo de
pensamiento adquiera el estatuto de mitología. La primera de ellas es “la pretensión de
totalidad” o de explicación total acerca de la condición humana; la segunda refiere a su
organización canónica, que da forma a su comienzo como “un momento de revelación
crucial o un diagnóstico clarividente del que surge todo sistema”; la tercera es la
construcción de un lenguaje propio hecho de imágenes emblemáticas y escenarios
dramáticos, “la generación de su propio cuerpo de mitos”.
Desde el punto de vista cultural e intelectual, el siglo XVIII fue el escenario de la irrupción,
en la historia de Occidente, de lo que conocemos como Modernidad, autoconciencia de
una época que planteaba la necesidad de una nueva interpretación del mundo y del lugar
de los hombres en él; razón por la cual constituye a la vez una determinada matriz de
pensamiento y un determinado proyecto civilizacional. El escenario, para decirlo de otra
manera, habitado por el proyecto de Ilustración y sus grandes relatos que fungieron no
sólo como claves de inteligibilidad del mundo sino también como ideas-fuerza que
otorgaron sentido a las acciones en un presente percibido y vivido como tránsito hacia la
realización plena de la emancipación humana.
Con respecto a los meta-relatos, se trata del tipo de relatos fundacionales de otros relatos,
es decir, de aquellos que otorgaron autoridad y sentido a prácticas institucionales y
discursivas, marcando la trayectoria del pensamiento filosófico, político, social, moral y
pedagógico, y articulando experiencias históricas a lo lardo de los dos últimos siglos.
De esos meta-relatos puede decirse que plasmaron una petición de principios cuyo núcleo
fundamental y fundacional fue el ideal de emancipación respecto de las ataduras de los
dogmas y de cualquier tutela, particularmente de la religiosa que esclavizaba la conciencia.
Por ello, al pensamiento ilustrado le fue consustancial el postulado de la acción libre y la
voluntad racional y, con éste, el nexo entre autonomía individual e ideales emancipatorios
fundados en el concepto universal de hombre.
92
Uno de esos principios de el de la Razón que se consolidó como fuerza inherente a la
naturaleza humana, sin límite alguno a sus proyectos de dominio del mundo natural, de la
sociedad y de las relaciones entre los hombres, como poder ilimitado para el conocimiento
y la acción.
También se encuentra, junto al ideal de Razón y Sujeto, la idea de Futuro como tiempo
de redención ocupó un lugar central en el proyecto de la Ilustración. Desde él, el
diagnóstico del presento lo admite como tiempo cargado de déficits pero la marcha de la
historia dirigida por la acción consciente de los hombres significaría, indudablemente, la
llegada de un futuro mejor.
Además está el ideal de Progreso como marcha hacia un futuro redentor, la expectativa
y esperanza del progreso anudó pasado, presente y futuro en un hilo firme y único de
continuidad histórica, disolvió los tiempos singulares y dispersos de los acontecimiento en
la representación de un tiempo lineal y homogéneo en el cual el presente, sacrificado y
despojado de su densidad propia, pasa a ser concebido sólo como ese momento de
transición entre pasado y futuro.
Por último se encuentra el ideal de Libertad que se constituyó en los telos de la Historia
de la Humanidad. Narrada como el ideal de la emancipación, se hizo de ella la propiedad
o bien inalienable del sujeto constituido en la síntesis de autodeterminación y
autoconciencia, del Sujeto que, libreado de toda formación de sujeción, se expresa en su
capacidad de obedecer a la ley que se da a sí mismo, guiado por los principios de la razón.
De esta manera, la libertad fue considerada como libertad total y soberana.
Los principios sobre los que se edificó el proyecto moderno, organizaron una determinada
cosmovisión del mundo y un horizonte teleológico para la acción heroica de los hombres
en él.
Podría afirmarse que los mitológicos principios con los que la modernidad se narró a sí
misma condensan la pretensión totalizadora inherente al afán de cumplimiento pleno de
todo ideal.
93
Unidad 5
Para la razón ilustrada burguesa, que nace de la lucha contra el Estado absoluto, la
modernidad es la salida del hombre de su madurez. Su tarea es la de conseguir un mundo
inteligible, donde la razón institucionalice el juego de las fuerzas políticas, económicas y
sociales en base al libre contrato entre seres iguales. El Estado sólo tendrá un papel
arbitrario conciliador entre el interés particular y el universal. Así la razón irá construyendo
a través de la historia el proceso emancipador de la humanidad, conjugando libertad y
necesidad.
El fracaso de esta razón burguesa, se pone de manifiesto a lo largo de los siglos XIX y XX
en todos los aspectos deshumanizadores y alienantes de la sociedad capitalista, y da pie
a la economía política de Marx.
94
aprisionamiento progresivo del hombre moderno en un sistema deshumanizado, que se
traduce en un crecimiento irreversible de la reificación.
Weber arguyó que la esperanza y expectación de los pensadores ilustrados fue una ilusión
amarga e irónica. Estos sostuvieron que existía un vínculo fuerte y necesario entre el
desarrollo de la ciencia, la racionalidad y la libertad humana universal. Pero cuando el
legado de la Ilustración se extendió y fue desenmascarado se puso al descubierto el triunfo
de la razón instrumental. Dicho crecimiento conduce a la creación de una “jaula de hierro”
de racionalidad burocrática de la cual nadie puede escapar.
La crisis del proyecto de la modernidad supone, al mismo tiempo, una crisis de las teorías
críticas de la sociedad y de la cultura, que han cuestionado radicalmente la cultura
burguesa y la sociedad capitalista desde la perspectiva de una racionalidad ilustrada
utópica.
Existieron ciertas discusiones acerca de la crisis de legitimación del capitalismo tardío, los
límites de las actitudes centralistas sistemáticas, y las posibilidades de autodeterminación
individual y colectiva en el nivel sociopolítico, en los que los presupuestos tradicionales y
las finalidades de las teorías críticas han sido desafiadas, revisadas o refutadas.
La crisis política y social, a menudo definida en el contexto del debate sobre el proceso de
la modernización histórica y social, y el advenimiento de la sociedad postindustrial, ha de
ser entendida, sin embargo, en su relación dialéctica con la crisis de la cultura, el final de
la modernidad, el nacimiento de una contracultura y las perspectivas y políticas de la
postmodernidad.
95
calidad de vida, y la cultura personalizada. La atención por lo social se vuelve hacia el
individuo.
Se produce aquí un divorcio entre esferas de valor, una tensión estructural entre 3 órdenes
distintos que se basan en lógicas antinómicas: el hedonismo, la eficacia y la igualdad. La
organización de la producción y la tecnología están regidas por la racionalidad funcional
es decir la eficacia, la utilidad y la productividad, mientras que el principio fundamental que
regula la esfera del poder y la justicia social es la igualdad.
La postmodernidad es la continuidad del modernismos al prolongar y generalizar una de
sus tendencias constitutivas; el proceso de personalización.
96
La diferenciación entre ciencia, moral y arte ha terminado por significar la autonomía de
los segmentos tratados el especialista, y al mismo tiempo la separación de la hermenéutica
de la comunicación cotidiana.
Para él el proyecto de la modernidad no es una causa pérdida, sino más bien una
trayectoria recuperable siempre y cuando se enderece el proceso racionalizador desde
posturas teóricas de reconstrucción, y se eliminen los aspectos patológico que han ido
apareciendo a lo largo del desarrollo de la modernidad.
Hablar de patología de la modernidad y de la realización deformada de la razón en la
historia presupone un estándar normativa para juzgar lo que es patológico y deformado, y
ésa es la tarea que ya se propuso en Conocimiento e interés.
La ciencia social crítica se mostraba allí como una síntesis dialéctica de las disciplinas
empírico-analíticas e histórico-hermenéuticas que poseía un interés emancipador.
La teoría de la acción comunicativa: en ella el autor trata de elaborar una síntesis dialéctica
de la mayor parte de las aportaciones de los clásicos de la sociología y de sus relatos
competitivos. En esta teoría Habermas forja una síntesis dialéctica de las aproximaciones
hermenéuticas rivales, tratando de integrar la vida-cotidiana y los sistemas sociales y
mostrando cómo cada una presupone al otro.
97
Lyotard, J.F. –La condición postmoderna-
La hipótesis del autor es que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las
sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada
postmoderna. Característica de la postmodernidad: el saber científico es una clase de
discurso. Pues se puede decir que desde hace 40 años las ciencias y las técnicas llamadas
de punta se apoyan en el lenguaje.
Con la hegemonía de la informática, se impone una cierta lógica, y, por tanto, un conjunto
de prescripciones que se refieran a los enunciados aceptados como de saber.
Se puede, por consiguiente, esperar una potente exteriorización del saber con respecto al
sabiente, en cualquier punto en que éste se encuentre en el proceso de conocimiento. El
saber es y será producido para ser vendido, y es y será consumido para ser valorado en
una nueva producción: en los dos casos, para ser cambiado. Deja de ser en sí mismo su
propio fin, pierde su valor de uso.
Si se quiere tratar del saber en la sociedad contemporánea más desarrollada, una cuestión
previa es decidir la representación metódica que se hace de esta última. Esta
representación se ha dividido en principio entre dos modelos: la sociedad forma un todo
98
funcional, la sociedad está dividida en dos. Se puede ilustrar el primer modelo con el
nombre de Parsons, el otro con la corriente marxista. Este corte metodológico que
determina dos grandes tipos de discursos sobre la sociedad provine del siglo XIX.
El autor plantea que la alternativa que trata de resolver, pero que no hace sino reproducir,
ha dejado de ser pertinente en lo que se refiere a las sociedades que nos interesan, y
todavía pertenece a un pensamiento por oposiciones que no corresponde a los modos
más vivos del saber postmoderno.
Las funciones de regulación y, por tanto, de reproducción, se les quitan y se les quitarán
más y más a los administradores y serán confiadas a autómatas. La cuestión principal se
convierte y se convertirá más aún en poder disponer de las informaciones que estos
últimos deberán tener memorizadas con objeto de que se tomen las decisiones
adecuadas. La disposición de las informaciones es y será más competencia de expertos
de todos los tipos.
La novedad es que en ese contexto los antiguos polos de atracción constituidos por los
Estado-naciones, los partidos, las profesiones, las instituciones y las tradiciones históricas
pierden su atracción. Y no parece que deban ser reemplazados, al menos a la escala que
les es propia.
99
Vattimo, G. –Posmodernidad: ¿una sociedad transparente?
El autor sostiene que el término posmoderno sigue teniendo un sentido, y que este sentido
está ligado al hecho de que la sociedad en que vivimos es una sociedad de la
comunicación generalizada, la sociedad de los medios de comunicación (mass media).
Con el paso de los siglos se hará cada vez más claro que el culto por lo nuevo y por lo
original en el arte se vincula a una perspectiva más general que, como sucede en la época
de la Ilustración, considera la historia humana como un proceso progresivo de
emancipación, como la realización cada vez más perfecta del hombre ideal.
Si la historia tiene este sentido progresivo, es evidente que tendrá más valor lo que es más
avanzado en el camino hacia la conclusión, lo que está más cerca del final del proceso.
Ahora bien, para concebir la historia como realización progresiva de la humanidad
auténtica, se da una condición: que se la puede ver como un proceso unitario. Sólo si
existe la historia se puede hablar de progreso.
La filosofía surgida entre los siglos XIX y XX ha criticado radicalmente la idea de historia
unitaria y ha puesto de manifiesto cabalmente el carácter ideológico de estas
representaciones. Así Benjamin, sostenía que la historia concebida como un decurso
unitario es una representación del pasado construida por los grupos y las clases sociales
dominantes. ¿Qué es, en efecto, lo que se transmite del pasado? No todo lo que ha
acontecido sino sólo lo que parece relevante.
Así, se llega a disolver la idea de historia entendida como decurso unitario. No existe una
historia única, existen imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de vista, y
es ilusorio pensar que exista un punto de vista supremo, comprehensivo, capaz de unificar
todos los demás.
Filósofos de la Ilustración (Hegel, Marx) pensaban, más o menos todos ellos del mismo
modo, que el sentido de la historia era la realización de la civilización, es decir, de la forma
del hombre europeo como moderno. Como la historia se concibe unitariamente a partir
100
sólo de un punto de vista determinado que se pone en el centro, así también el progreso
se concibe sólo asumiendo como criterio un determinado ideal del hombre; pero habida
cuenta que en la modernidad ha sido siempre el del hombre moderno europeo, todo el
decurso de la historia se ordena según que realice más o menos completamente este
ideal.
El ideal europeo de humanidad se ha manifestado como un ideal más entre otros muchos,
no necesariamente peor, pero que no puede pretender, sin violencia, el derecho de ser la
esencia verdadera del hombre, de todo hombre (eurocentrismo)
Juntamente con el final del colonialismo y del imperialismo ha habido otro gran factor
decisivo para disolver la idea de historia y acabar con la modernidad: a saber, la irrupción
de la sociedad de la comunicación. Llegamos así a la sociedad transparente.
101
Lander, E. –Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos-
102
Es a partir de la Ilustración y con el desarrollo posterior de las ciencias modernas cuando
se sistematizan y se multiplican estas separaciones. Un hito significativo en estos
sucesivos procesos de separación lo constituye la ruptura ontológica entre cuerpo y mente,
entre la razón y el mundo.
Fue necesario establecer un orden de derechos universales de todos los seres humanos,
como paso precisamente para negar el derecho a la mayoría de ellos. El efecto es, no la
universalización del derecho, sino la entronización del propio universo jurídico, con
expulsión radical de cualquier otro.
La cultura plebeya es rebelde, pero rebelde en defensa de las costumbres. Las costumbres
defendidas son las de la propia gente, y algunas de ellas están, de hecho, basadas en
recientes aserciones en la práctica.
Las ciencias sociales tienen como piso la derrota de esa resistencia, tienen como sustrato
las nuevas condiciones que se crean cuando el modelo liberal de organización de la
propiedad, del trabajo y del tiempo dejan de aparecer como una modalidad civilizatoria
en pugna con otras que conservan su vigor, y que adquiere hegemonía como la única
forma de vida posible (eurocentrismo).
A partir de este momento, las luchas sociales ya no tienen como eje al modelo civilizatorio
liberal y la resistencia a su imposición, sino que pasan a definirse al interior de la sociedad
liberal. Estas son las condiciones históricas de la naturalización de la sociedad liberal de
mercado.
103
cosmovisión que aporta los presupuestos fundantes a todo el edificio de los saberes
sociales modernos. Esa cosmovisión tiene como eje articulador central la idea de
modernidad, noción que captura complejamente 4 dimensiones básicas: 1) la visión
universal de la historia asociada a la idea del progreso 2) la naturalización tanto de las
relaciones sociales como de la naturaleza humana de la sociedad liberal-capitalista 2) la
naturalización u ontologización de las múltiples separaciones propias de esa sociedad 4)
la necesaria superioridad de los saberes que produce esa sociedad.
Conclusión
104
Walsh, C. -¿Son posibles unas ciencias sociales/culturales otras? Reflexiones en
torno a las epistemologías decoloniales-
En América Latina el campo de las ciencias sociales ha sido parte de las tendencias
neoliberales, imperiales y globalizantes del capitalismo y de la modernidad. Son
tendencias que suplen la localidad histórica por formulaciones teóricas monolíticas mono-
culturales y “universales” y que posicionan el conocimiento científico occidental como
central, negando así o relegando al estatus de no conocimiento, a los saberes derivados
del lugar y producidos a partir de racionalidades sociales y culturales distintas. Claro es
que en esta jerarquización, existen ciertos supuestos como la universalidad, la neutralidad
y el no-lugar del conocimiento científico hegemónico y la superioridad del logo-centrismo
occidental como única racionalidad capaz de ordenar el mundo.
Son estos supuestos asumidos como verdad los que han venido organizando y orientando
las ciencias sociales hegemónicas desde su origen. Desde los ´90 se observa un
fortalecimiento de estos supuestos como parte de la globalización neoliberal extendida a
los campos de la ciencia y el conocimiento. A partir de este fortalecimiento, la escisión
cartesiana entre el ser, hacer y conocer, entre ciencia y práctica humana, se mantiene
firma; el canon eurocéntrico-occidental se reposiciona como marco principal de
interpretación teórico: y el borramiento del lugar se asume sin mayor cuestionamiento.
1) Colonialidad del poder: entendida como los patrones del poder moderno que vinculan la
raza, el control del trabajo, el Estado y la producción de conocimiento. Instauró en América
Latina una estratificación social que ubica al blanco europeo en la cima mientras el indio y
el negro ocupan los últimos niveles.
2) Colonialidad del saber: Fue el uso e institucionalización de la raza como sistema y
estructura de clasificación el que sirvió como base para posicionar jerárquicamente ciertos
grupos sobre otros en los campos del saber. No sólo esta colonialidad estableció el
eurocentrismo como perspectiva única de conocimiento, sino que al mismo tiempo,
descartó por completo la producción intelectual indígena y afro como “conocimiento” y,
consecuentemente, su capacidad intelectual.
3) Colonialidad del ser: ocurre cuando algunos seres se imponen sobre otros, ejerciendo así
un control y persecución de diferentes subjetividades como una dimensión más de los
patrones de racialización, colonialismo y dominación. Señala el carácter preferencial de la
violencia que está claramente explicado por la colonialidad del poder.
4) Colonialidad de la naturaleza: Hace referencia a la división binaria cartesiana entre
naturaleza y sociedad, una división que descarta por completo la relación milenaria entre
seres, plantas y animales como también entre ellos, los mundos espirituales y los
ancestros. Esta colonialidad añade un elemento fundamental a los patrones del poder
discutidos: el dominio sobre las racionalidades culturales, las que en esencia forman los
cimientos del ser y del saber. Es la relación continua del ser con el pensar, con el saber y
el conocer, que parte de un enlace fluido entre 3 mundos: el mundo biofísico de abajo, el
mundo supra-natural e arriba y el mundo humano de ahora, así como las formas y
condiciones tanto del ser como del estar en ellos.
Para Santos, esta operación epistemológica consiste en 2 procesos que podrían enfrentar
el sentido común de las ciencias sociales hegemónicas, lo que él llama la sociología de
las ausencias (se basa en el reconocimiento y la valoración de diferentes racionalidades,
conocimientos, prácticas y actores sociales moviéndose así en el campo de las
experiencias sociales) y la sociología de las emergencias (pretende identificar y ampliar
los indicios de las posibles experiencias futuras, bajo la apariencia de tendencias y
latencias que son activamente ignoradas por la racionalidad y el conocimiento
hegemónico, actuando de esta manera en el campo de las expectativas sociales a partir
de posibilidades radicales y concretas).
106
Otra perspectiva está reflejada en los procesos políticos y epistemológicos de las
comunidades y organizaciones indígenas y afros de la región, procesos que parten de la
racionalización, el colonialismo y la dominación con la exigencia de enfrentar lo que
Manuel Zapata Olivella ha denominado como las cadenas que ya no están en los pies sino
en las mentes.
Reflexiones finales
1) Primero se debe considerar los conocimientos que han sido considerados no-
conocimientos.
2) Es necesario considerar el posicionamiento de pensamientos/conocimientos otros,
entendidos no como un pensamiento o conocimiento más que podría ser sumado al
conocimiento universal, sino como un pensamiento o conocimiento plural desde la
diferencia colonial.
3) ¿Cómo pensar nuevos lugares de pensamiento dentro y fuera de la universidad? Lugares
de pensamiento que permitan trascender las limitaciones puestas por la ciencia y los
sistemas de conocimiento de la modernidad.
107
Walsh, C. –Interculturalidad, colonialidad y educación-
Introducción
¿Cuáles son las perspectivas, creencias, esperanzas y visiones de cada uno en torno a la
sociedad? y ¿cuál es el significado práctico de estas perspectivas, creencias, esperanzas
y visiones?
Las cadenas ya no están en los pies, sino en las mentes. Al parecer, la preocupación de
Zapata Olivella era cómo la dominación colonial y racial ha implicado y requerido una
forma particular de pensamiento. Son estas cadenas puestas por las estructuras y
sistemas del poder y saber coloniales, y aún mantenidas y reproducidas por la institución
educativa, las que dirigen y organizan las maneas tanto de pensar como de ver el mundo.
El problema del conocimiento no puede ser visto simplemente como parte de la geopolítica
norte-sur. También es elemento clave de un modelo hegemónico, y global, del poder. Eso
es lo que Quijano denomina colonialidad del poder, al uso de raza como criterio
fundamental para la distribución de la población en rangos, lugares y roles sociales, y con
una ligazón estructural a la división del trabajo, lo que Zapata Olivella explicó como: “los
lazos que ligan los conceptos de raza, clase y cultura en el contexto de la explotación del
indio y del negro en nuestro continente”.
Al instaurar una jerarquía racial de identidades sociales borrando así las diferentes
culturales de estas últimas, subsumiéndolas en identidades comunes y negativas de indios
y negros, la colonialidad del poder contribuyó de manera clave a la configuración del
capitalismo mundial como modelo de poder global, concentrando todas las formas del
108
control de la subjetividad, la cultura y la producción de conocimiento bajo su hegemonía
occidental.
Colonialidad del saber es dar cuenta de la negación de otras formas de producción del
conocimiento que no sean blancas, europeas y científicas en el sentido cartesiano y
newtoniano. El asunto, entonces, no es sólo la elevación de la perspectiva eurocéntrica
del conocimiento como perspectiva única, sino también la autoridad que esta hegemonía
tiene en determinar qué es conocimiento, y quiénes lo producen.
Nuevo orden multiculturalista: del capitalismo neoliberal y tardía intenta hacernos pensar
lo contrario. Este nuevo orden ha significado algunos pasos atrás para las luchas socio-
históricas y políticas de los movimientos, una maniobra desde arriba que desplaza el
problema colonial y racial, poniendo en su lugar la preocupación por las políticas de
inclusión.
La nueva, o mejor dicho, renovada atención puesta por grupos indígenas y afros al
pensamiento como campo de lucha, intervención y creación, haciendo así evidente un
proyecto de la interculturalidad que no es sólo político, sino también epistémico.
Casa adentro: indica los procesos internos de las organizaciones, pero más que todo de
las comunidades, para construir y fortalecer un pensamiento y un conocimiento propios.
Significa asumir una agencialidad y posicionamiento hacia la producción de conocimiento,
a cambiar el lente eurocéntrico y ver desde las historias vividas, promoviendo así una
fortaleza colectiva.
Casa afuera: es la fortaleza de la casa adentro la que permite negociar de otra manera el
trabajo de la casa afuera.
109
El proyecto político de la interculturalidad, así enlazado con una pedagogía crítica, parte
de la necesidad de implosionar epistémica en el conocimiento hegemónico y dominante;
no buscar ser incluido en él, sino intervenir en él, generando participación y provocando
una contestación y cuestionamiento.
El subdesarrollo aparece como una carencia que es posible superar con la condición de
ajustarse al modelo de desarrollo que se corresponde con la situación económica y social
lograda por los países hegemónicos.
Esta teoría percibió la educación como un sector auxiliar para sus propósitos económicos.
Le adjudicó la preparación de los recursos humanos para lograr llegar al fin de ese proceso
lineal, es decir, al desarrollo, a través de la industrialización.
La economía de los países del sur es economía condicionada por otra sociedad a la que
Freire denominó sociedad matriz. Ésta establece imposiciones, la dependiente, en
consecuencia, recibe prescripciones. El subdesarrollo se corregiría con la trasformación
de las relaciones entre el Norte y el Sur.
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De la práctica educativa a la elaboración de una teoría pedagógica
La práctica y las reflexiones sobre ella le permiten afirmar que los poderes imponen sus
modelos educativos como elementos de estabilidad de un sistema social que los favorece
y que, por eso mismo, nunca van a modificar voluntariamente a favor de las clases
oprimidas.
Su pedagogía se construyó desde y con los oprimidos antes que para los oprimidos, como
él mismo manifestara. Teoría y práctica en relación dialéctica, reelaboran constantemente
su pensamiento.
Hay situaciones históricas que obstaculizan esa conciencia. Son aquéllas que derivan de
la dominación de unas sociedades por otras o de unos grupos por otros, dentro de las
sociedades. En estas circunstancias, el hombre no llega a tener conciencia de sí y del
mundo, pierde esa característica propiamente humana y, en consecuencia, su capacidad
crítica.
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Contrariamente, la integración supone la capacidad de ajustarse a la realidad más la de
transformarla que se une a la capacidad de optar. Freire señala la necesidad de una
permanente actitud crítica para evitar la acomodación. Es la lucha por la humanización,
siempre difícil, amenazada por la opresión.
La división entre oprimidos y opresores está vinculada, según Freira, a distintos niveles de
conciencia cuyos dos extremos serían los correspondientes a la conciencia intransitiva
(históricamente se corresponde con lo que denomina Sociedades Cerradas. Éstas se
caracterizan por el autoritarismo, la escasa o nula movilidad social, la conservación de los
privilegios, un sistema educativo poco extendido y que funciona como instrumento de
salvaguarda de los privilegios de las clases altas. Genera una sociedad sin diálogo, sin
comunicación que conduce a la cultura del silencio. No supone un total encerramiento del
hombre, aunque sea oprimido, porque el ser humano es un ser inacabado, inconcluso y
por eso es un ser abierto y sujeto de educación. De ahí que esta conciencia puede
superarse y recorrer el camino hacia los otros niveles de la conciencia llegando al otro
extremo que es la conciencia crítica) y a la conciencia crítica (se lograría con una
educación dialogal y activa, se caracteriza por la profundidad en la interpretación de los
problemas por la sustitución de explicaciones mágicas por principios causales).
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Esta educación se caracteriza por una relación entre educando y educador que Freire
denomina “narrativa”, ya que supone un sujeto (el profesor) que narra y unos objetos
pasivos (los alumnos) que escuchan. El proceso del aprendizaje en la concepción bancaria
es el acto de depositar, de transferir, de transmitir valores y conocimientos. En esta
relación el educador aparece como el que sabe y tiene la tarea de “llenar” a los educandos
con sus conocimientos y el educando, a su vez, aparece como el que ignora y debe
guardar los depósitos y archivarlos utilizando la memoria.
“En la medida en que esta visión bancaria anula el poder creador de los educandos o lo
minimiza, estimulando así su ingenuidad y no su criticidad, satisface los intereses de los
opresores”.
En este tipo de educación está ausente la comunicación, ya que el saber es una donación
de los que están en posesión del conocimiento hacia los ignorantes, en un proceso
unilateral.
A esta educación opone la educación liberadora o problematizadora que, para ser tal,
debe superar la contradicción educador-educando. Debe fundarse en la conciliación de
sus polos, de tal manera que ambos se hagan, simultáneamente, educadores y
educandos, eliminando así las consecuencias negativas que trae consigo la educación
bancaria. En la educación liberadora se juega un papel fundamental el diálogo que va
unido a las circunstancias existencias de quienes dialogan, es decir, a la realidad.
Este diálogo que problematiza la realidad rompe con los esquemas tradicionales de la
educación que separa educando y educador. A partir de la situación de diálogo no es el
educador el que educa en exclusividad, sino que éste es también educado mediante la
conversación con el educando; así se elimina la dicotomía sujeto-objeto en el proceso
educativo.
“Nadie educa a nadie, así tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en
comunión mediatizados por el mundo”.
El proceso de la alfabetización
Freire propone un método que define como activo, dialogante y participativo. La educación
fundamentada en el diálogo es una de las piezas clave de su concepción educativa. El
diálogo debe trascender lo puramente pedagógico para incluir aspectos de la praxis. Por
eso, si bien el diálogo debe formar parte ineludible del método, su contenido debe variar
en función de las condiciones históricas, en función del nivel de percepción de la realidad
que tengan los oprimidos. De esta manera, la educación se transforma en instrumento de
concientización, de formación de la conciencia crítica que, para este pedagogo, es
conciencia política.
Este proceso no puede hacerse desde arriba, desde el educador al educando como si
fuese una donación o como una imposición; por el contrario, debe realizarse desde dentro
hacia afuera, lo que significa que el propio analfabeto es protagonista de su educación y
el educador es un colaborador.
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