Conceptos Fundamentales
Conceptos Fundamentales
Conceptos Fundamentales
Por lo tanto, diremos que la antropología es la ciencia que estudia al hombre en sus
diversos aspectos. De hecho, el concepto central de nuestra asignatura será el de
“persona humana”, que es un equivalente de “hombre”.
Ahora bien, nos falta la otra palabra: “teológica”, de la cual también podemos rastrear
su origen griego. Es el adjetivo de “Teología”, que está formada por:
Theo: que significa “Dios”
Logía (como la palabra anterior)
Es decir, que la Teología es la ciencia sobre Dios. Por lo tanto, la perspectiva desde la
cual estudiaremos al hombre será justamente en su relación con Dios, Creador y Padre.
Así la perspectiva de nuestra materia será doble:
La visión realista del hombre, que se basa en la perspectiva filosófica del realismo
Metafísico. Los aspectos sobre los que se estudiará al hombre es en su ser personal, su
ser
espiritual y su ser social.
La visión sobrenatural del hombre: se lo estudiará como una ser creado a imagen y
semejanza de Dios y llamado a la salvación, que va a encontrar en Cristo la respuesta
definitiva de su existencia. La Iglesia, parte del plan de Dios, será la que haga llegar a
todos los hombres esos medios para alcanzar la salvación.
¿La Teología es una ciencia? Si, lo es. Ahora bien, hay que distinguir entre los tipos de
ciencia, y en esto, Ramos sigue a Santo Tomás de, quien a su vez utiliza la teoría
aristotélica de la subalternación de las ciencias, según la cual una ciencia toma sus
principios de otra superior. Santo Tomás distingue, entonces, dos tipos de ciencias:
Las que toman como punto de partida principios que no se demuestran porque son
evidentes; por ejemplo, la biología o la química.
Las que toman sus principios de otras ciencias para poder conocer; por ejemplo, la
medicina toma sus principios de la biología o de la química.
UNIDAD 1: LA REVELACIÓN
¿Qué significa esto? Que los bautizados (los miembros de la Iglesia católica) tenemos
como fin último llegar al Padre, es decir, ir al Cielo. Esto podemos saberlo porque
Jesús (Cristo) vino a la tierra (tal como cuenta la Biblia) para hablarnos del Padre (cf.
Jn 14,2); pero también para mostrarnos el Camino para llegar a Él. Ese Camino es
Jesús mismo.
Pero este Camino no podemos seguirlo con nuestra sola fuerza, sino que necesitamos
una ayuda extraordinaria que también nos la da Dios: la gracia sobrenatural y un
vehículo que nos mandó el mismo Jesús: el Espíritu Santo, que es quien nos da esa
gracia sobrenatural y nos lleva hacia el Padre (Jn 14,16).
Éste es, entonces, el objeto de la Revelación: Dios (Uno y Trino) y su designio sobre
los hombres.
Cuando hablamos de la naturaleza de la Revelación Divina, hacemos referencia
básicamente a tres puntos que la caracterizan:
el diálogo de amistad entablado por Dios;
el amor de Dios para con los hombres;
el modo de revelarse de Dios por medio de hechos y palabras.
En la historia, tal como podemos verlo en las dos partes de la Biblia, Dios se revela con
obras concretas:
En el Antiguo Testamento: los acontecimientos del Éxodo (Ex 7-14);
En el Antiguo Testamento, los profetas interpretan las intervenciones de Dios en la
historia del pueblo de Israel.
“La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del
Espíritu Santo” (DV 9).
La Biblia no es sólo el libro más leído de todos los tiempos, sino que tiene una
característica única: es obra de Dios Espíritu Santo, quien inspira a los hombres para
que pongan por escrito todo y sólo lo que Dios quiere (DV 11).
El término “Biblia” viene del griego; es el plural de biblon, que significa `libro´. Por
tanto, Biblia significa “varios libros” y podríamos definirla como “una pequeña
biblioteca sagrada que contiene el mensaje escrito por Dios para los hombres”.
Toda religión revelada termina por sentir, tarde o temprano, la necesidad de fijar un
canon, es decir, un conjunto de libros sagrados, pues si Dios ha querido comunicar su
voluntad a los hombres, debe haber algún modo de saber con toda seguridad dónde se
encuentra esa Revelación. Esto es precisamente lo que garantiza el canon: señala los
límites entre lo que es y lo que no es Revelación.
Canonizar significa declarar, con autoridad, que un libro es inspirado y que, por lo
tanto, forma parte de la Escritura.
Pero si bien Dios es el Autor primario, se valió de hombres elegidos, que usaban de
todas sus facultades y talentos para escribir (DV 11). Entonces, podemos afirmar que la
Biblia tiene dos autores: uno humano y otro divino.
El autor humano aparece como un simple transmisor pasivo del mensaje divino,
cumpliendo las órdenes del Espíritu Santo. La concepción judaica tendía a considerar
que los autores humanos caían en una especie de éxtasis religioso, durante el cual Dios
le dictaba el mensaje.
Pero a lo largo de la Biblia, encontramos testimonios que muestran a los autores
humanos como factores creativos y activos, que nos hablan del esfuerzo del autor
para la composición del libro (Ecl 1,30-32: 2 Mac 15,38). Es decir, que los hombres
inspirados pusieron en juego sus facultades y talentos al momento de escribir.
Revelación, unidad, integridad y sacramentalidad
a) Revelación: la inspiración hace que la Biblia en su conjunto sea Revelación (no sólo
ella, no olvidemos la Tradición). Es Dios quien se revela en la Biblia hablando al
hombre.
b) Unidad: aunque materialmente (humanamente) parece una antología de textos, a la
luz de la Fe, es un solo libro que tiene una sola fuente de origen: Dios. Por lo tanto, los
estudios que se realizan de la Biblia deben considerar seriamente esta unidad.
c) Integridad: significa que Dios ha logrado alcanzar en la Biblia lo que pretendía
perfectamente. A pesar de las limitaciones y defectos aportados por los autores
humanos, Dios ha logrado dar la imagen exacta de sí mismo y de Cristo que quería
transmitir.
d) Sacramentalidad: la Biblia ofrece un signo visible de Dios, que es invisible. Rezar
con ella nos permite encontrarnos con Cristo a través de las palabras que leemos. Por
ejemplo, ese modo de oración se llama “Lectio Divina”.
Podemos distinguir:
Verdades saludables reveladas: aquellas verdades que hacen referencia directa a
nuestra salvación o a Dios mismo y son esencialmente inerrantes; por ejemplo, Ex
3,14: “Yo soy el que soy”, o Jn. 1,14: “y el Verbo se hizo carne y puso su Morada entre
nosotros”, etc.
Verdades naturales: aquellas verdades que hablan de los ámbitos no pertenecientes
directamente al objeto formal de la inspiración. En estas últimas, algunas son
verdaderas, y las otras lo son en cuanto configuran el marco o medio de las verdades
directamente salvíficas, es decir, sirven para dar a conocer la Palabra de Dios
“La Escritura debe ser leída con el mismo Espíritu con que fue escrita
Las condiciones a tener en cuenta para una correcta interpretación de la Biblia son las
siguientes:
1. Estudiar con atención lo que los autores querían decir y lo que Dios quería dar a
conocer con esas palabras.
2. Tener en cuenta los géneros literarios, porque la Verdad se presenta y se enuncia de
modo diverso en obras de diversa índole.
3. Considerar el tiempo y la cultura, por medio de los géneros literarios propios de la
época.
4. Reparar en el modo de pensar, de expresarse y de narrar, así como en las
expresiones que se usaban en las conversaciones ordinarias.
5. La Biblia se debe leer con el mismo espíritu con fue escrita, teniendo en cuenta el
contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradición de la Iglesia y la analogía de la
Fe.
6. Todo lo que los exégetas estudian (los que aplican estos criterios para la
interpretación de la Biblia) queda sometido al juicio definitivo del Magisterio de la
Iglesia.
Podemos aclarar previamente dos términos: hermenéutica y exégesis, que hoy en día se
utilizan, muchas veces, como sinónimos:
La hermenéutica consiste en los principios según los cuales debe interpretarse la
Biblia.
La exégesis es la aplicación práctica de aquellos principios.
2. La Tradición viva de la Iglesia: decir que hay que tener en cuenta la Tradición
de la Iglesia para la interpretación de la Biblia significa que la Escritura se debe
interpretar en la Iglesia, ya que nace en ella y constituye una de sus fuentes
fundamentales
Se entiende por género literario, “las formas o modos de expresión de que se sirven,
para expresar su pensamiento, las gentes de una época determinada y un país
determinado”