Carta de Otawa
Carta de Otawa
Carta de Otawa
Esta conferencia fue, ante todo, una respuesta a la creciente demanda de una nueva
concepción de la salud pública en el mundo. Si bien las discusiones se centraron en
las necesidades de los países industrializados, se tuvieron también en cuenta los
problemas que atañen a las demás regiones. La conferencia tomó como punto de
partida los progresos alcanzados tras la Conferencia de Alma-Ata sobre la atención
primaria, el documento "Los Objetivos de la Salud para Todos" de la Organización
Mundial de la Salud, y el debate sobre la acción intersectorial para la salud sostenido
recientemente en la Asamblea Mundial de la Salud. Surgió como respuesta a la
necesidad de buscar un nuevo acercamiento a los múltiples problemas de salud que
aún hoy exigen solución en todas las partes del globo. Los cambios tan rápidos e
irreversibles que caracterizan a los tiempos en que vivimos, obligan a proyectarse
constantemente hacia el futuro, pero los sistemas de salud ni siquiera han logrado
avanzar al ritmo que imponen las necesidades sentidas por las poblaciones.
Además de decir que la salud no es un fin sino un medio, la Carta de Ottawa considera que
la participación de la comunidad es esencial para sostener la acción en materia de
promoción de la salud. En este contexto, los criterios que guían a los municipios saludables
contienen y expresan con integralidad las acciones prioritarias de promoción de la salud
expresadas en la Carta de Ottawa, así como las acciones señaladas y priorizadas en las
Cartas y Declaraciones producidas en las Conferencias sobre Promoción de la Salud,
realizadas posteriormente.
Para muchos, la promoción de la salud es un campo de acción profesional que exige a la
vez el apoyo de la población, pero al mismo tiempo se observa la tendencia a tratar de
incorporarla como movimiento social. Quienes temen que esta postura dicotómica impida
cualquier avance teórico y práctico proponen un enfoque moderado que dé cabida
simultánea al determinismo social y al conductismo individual, posición que abre paso a
una relación dialéctica entre los dos extremos, con la mediación de las organizaciones
sociales.
Numerosos son los retos que se avecinan en las próximas décadas. En el campo de la
promoción de la salud, las posibilidades de éxito dependerán, por un lado, del apoyo
brindado por la sociedad y las autoridades sanitarias a ciertas tareas críticas, y por otro de la
capacidad de aunar los esfuerzos de los profesionales, técnicos y trabajadores de todas las
disciplinas sociales y de la salud, y particularmente de los miembros de la comunidad.
R: La promoción de la salud permite que las personas tengan un mayor control de su propia
salud. Abarca una amplia gama de intervenciones sociales y ambientales destinadas a
beneficiar y proteger la salud y la calidad de vida individuales mediante la prevención y
solución de las causas primordiales de los problemas de salud, y no centrándose únicamente
en el tratamiento y la curación.
Estas políticas deben ser respaldadas por regulaciones que combinen los incentivos
del sector privado con los objetivos de la salud pública, por ejemplo armonizando las
políticas fiscales que gravan los productos nocivos o insalubres, como el alcohol, el
tabaco y los alimentos ricos en sal, azúcares o grasas, con medidas para estimular el
comercio en otras áreas. Asimismo, hay que promulgar leyes que respalden la
urbanización saludable mediante la facilitación de los desplazamientos a pie, la
reducción de la contaminación del aire y del agua o el cumplimiento de la
obligatoriedad del uso del casco y del cinturón de seguridad.
2. Educación sanitaria
3. Ciudades saludables