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La Enseñanza de La Literatura

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Educere v.10 n.35 Mérida dic.

2006

La enseñanza de la literatura: ¿un proceso dialógico?

Alexis del C. Rojas

Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” Trujillo - Venezuela


acaroja8@yahoo.com

Resumen

La investigación tuvo como propósito fundamental interpretar las actuaciones


encontradas en la práctica de la enseñanza de la Literatura en Educación Media,
Diversificada y Profesional desde los actores intervinientes del proceso, bajo la
perspectiva de un proceso dialógico con espacios de subjetividad y valor estético. Para
tal fin, se siguió una metodología cualitativa-etnográfica realizada en los tres planteles
públicos del nivel Medio de la ciudad de Valera. Los resultados de la investigación
demostraron que la dinámica pedagógica para la enseñanza de la Literatura no se
desarrolla, realmente, desde un proceso formativo dialógico, donde interactúen
armónica y conjuntamente docente, alumno y texto literario. Experiencia personal que
desarrolla la sensibilidad e inteligibilidad del educando desde la palabra literaria.

Palabras clave: enseñanza de la literatura, proceso dialógico, espacios de


subjetividad, experiencia personal

Teaching literature: ¿a dialogical process?

Abstract

The main purpose of this research was to interpret the behavior found in the practice
of teaching literature in Middle School and High School, from the actors that intervene
in the process from the perspective of a dialogical space with subjectivity spaces and
aesthetic values. For this purpose, a qualitative-ethnographic methodology was
employed in the three public middle school institutions of the city of Valera. The results
of the research proved that the pedagogical dynamics for teaching literature are not
really developed from a formative dialogical process where the teacher, student and
literary text interact harmoniously. This personal experience develops the sensitivity
and intelligibility from the educated to the literary masterpiece.

Key words: teaching literature, dialogical process, subjectivity spaces, personal


experience

Fecha de recepción: 04-07-06 Fecha de aceptación: 31-10-06


Una verdadera pedagogía del hacer literario implica que la enseñanza de la literatura
se desarrolle en un contexto donde docente y educandos graviten alrededor del texto
literario, y se estimulen para alcanzar un conocimiento intersubjetivo de sentimientos y
pensamientos que abra un horizonte de sentidos.

El docente, tiene la tarea de orientar y conducir eficientemente el proceso dialógico


que debe establecer el alumno lector de manera activa, participativa y con propósitos
bien definidos, a fin de construir desde su interactuar un mundo de significados; es
decir, su propia representación del contenido leído. (Freire, 1999; Gadamer, 1996).

Sin lugar a dudas, esta interrelación entre los actores del proceso formativo no ha sido
lo usual o común en la dinámica de las clases de literatura, según los resultados de la
investigación. No obstante, se pretende suscitar una relación, tal vez problemática,
entre docente, alumno, texto literario, con el propósito de interpretar algunas
actuaciones verbalizadas a través de las entrevistas y relatorías con las observaciones
de aula.

Para ello, se confrontaron las posturas de los docentes y los alumnos a través de
varias interrogantes, mostrándose en la presente entrega dos de ellas: ¿Cuáles han
sido los alcances con los alumnos a través de la lectura de los diferentes textos
literarios? y ¿Qué ha significado la literatura en el alumno? Formulaciones que
permitieron vislumbrar el tratamiento pedagógico de la literatura en los jóvenes de
Educación Media, Diversificada y Profesional.

1. ¿Cuáles han sido los alcances con los alumnos a través de la lectura de los
diferentes textos literarios?

Esta interrogante pretende demostrar el propósito fundamental que desea lograr el


docente en la formación del educando durante las clases de literatura, que tiene su
recepción en la lectura de las distintas obras literarias, donde no sólo se encuentra lo
cognitivo, sino también lo volitivo y lo afectivo; hecho posible sólo desde una relación
dialógica, es decir, el encuentro dinámico que establece el alumno con su mundo y el
texto.

Lo que implica que el intérprete (Yo-lector), no simplemente reproduce la realidad del


interlocutor que interpreta (Tú-escritor) –lectura de la palabra– sino su propia
interpretación –lectura del mundo para Freire– (1999, p. 105), el de las vivencias,
experiencias, sentimientos y del conocimiento, de manera tal, que “la lectura del
mundo precede siempre a la lectura de la palabra y la lectura de ésta implica la
continuidad de la lectura de aquél”. Este movimiento interactivo del mundo a la
palabra y de la palabra al mundo debe estar siempre presente, en tanto que permite
una conciencia crítica y transformadora del mundo.

Para tal fin, se examinaron los argumentos emitidos en las entrevistas, las cuales
revelaron que en los docentes investigados los alcances obtenidos deducen las
siguientes categorías: cognoscitivos, experienciales y estéticos.

Cognoscitivos

Está relacionado con los procesos de memoria y percepción. Comprende las


actividades de la mente como pensar, saber, recordar, reconocer, generalizar,
relacionar, entre otros. Incluye las conceptualizaciones que el ser humano hace del
mundo y de sí mismo. Las corrientes cognoscitivas en psicología centran su estudio en
esta dimensión; un ejemplo de ello es la teoría de Piaget acerca del desarrollo
humano, dirigida exclusivamente a los procesos intelectivos o estructuras cognoscitivas
del educando, dejando de lado los procesos afectivos y volitivos (Hurtado, 2001;
Klingler y Vadello, 2000).

Desde este enfoque, algunos docentes consideran que los logros obtenidos son de
orden cognoscitivo, pues lo fundamental “es que ellos tengan el conocimiento sobre lo
que se está dando… que comprendan el contenido y lo relacionen con lo cotidiano de la
vida” (D1)* y, antes de hacer la lectura “ubicarlos en el momento histórico literario del
autor para que así le puedan dar mayor comprensión a lo leído” (D1).

Así mismo, que el alumno aprenda a efectuar lecturas interpretativas, que diferencie
los estilos o formas de los diferentes géneros literarios y conozca los diferentes planos
del discurso (D2); como también, el enriquecimiento del vocabulario,“conozcan el
significado de las palabras, manejo de sinónimos y fluidez de expresión” (D1, D2, D5).

Como puede observarse, la práctica pedagógica utilizada, responde en gran medida a


un conocimiento de orden racional, de nociones de verdad y de obligaciones; que si
bien es absolutamente válido, no debe ser lo único o exclusivo. Así por ejemplo, el
manejo del lenguaje literario, no sólo permite el enriquecimiento del vocabulario con
un fin meramente utilitario o práctico, sino también el de sentir la belleza de la
palabra, entrar en la multiplicidad de sentidos, a través de la connotación que las
palabras designan, propio de la subjetividad del lenguaje literario. Esto implica,
alcanzar lo que podría llamarse la experiencia de la sensibilidad.

De igual manera cabe destacar, que estas referencialidades de los docentes, se


afianzan con algunas observaciones en el aula, al seguir el modelo de los esquemas
tradicionales de clase bajo el método deductivo? inductivo (D1, D5); revisión de tareas
en el cuaderno en forma directa, individual, cerrada (D3); manejo de textos
fragmentados con esquemas de análisis rigurosos y lineales (D2, D4), donde se
observó, por referir un caso, que si están ubicando figuras literarias, por ejemplo, la
metáfora, es esa y no otra figura que oportunamente localice el estudiante.

Aquí, el propósito del docente es formar al joven en el saber de la literatura: contexto


de los autores, movimientos, géneros, elementos o características constitutivos de la
literatura. Tal como lo señala Rosenblatt (2002, p. 84), “La novela, la obra de teatro,
el poema han sido convertidos por ellos en algo sobre lo que tienen que saber, algo
que hay que revisar, analizar o definir, algo que se tiene que identificar”.

Ir más allá de una formación literaria entendida como transmisión, adquisición e


intrumentalización del conocimiento y, como enseñanza y aprendizaje de la lengua,
debe ser el norte del docente que desea una práctica pedagógica abierta, libre, donde
se logre efectiva y significativamente una relación dialógica con el texto literario.

Experienciales

Una formación humana y pedagógica de la literatura considera la experiencia como un


valor fundamental que debe producirse en el joven al momento de efectuar la lectura
literaria. Esa vivencia personal involucra el sentir y representar de las imágenes e
ideas registradas en la obra. Implica efectuar una aprehensión de realidades que
trasciende la vida diaria y concreta del educando, que le permite descubrir, y construir
significados reales y auténticos. De lo contrario, “el conocimiento que tenga el
estudiante sobre la historia de la literatura, sobre autores, períodos y tipos literarios,
será una carga inútil si no se ha llevado primordialmente a buscar en la literatura una
experiencia personal vital” Rosenblatt (2002, p. 85). Esta “experiencia vital” señalada
por Rosenblatt es lo que, mutatis mutandis, se ha señalado como experiencia de la
sensibilidad o experiencia amorosa del texto literario.

En este sentido, algunos docentes estiman que el registro experiencial del joven con el
texto ha sido uno de los mayores alcances en las clases de literatura, en la medida en
que logran relacionar situaciones de la obra con la vida diaria (D1); al vincularlos con
todos los aspectos de la vida y con el hombre mismo, porque en la obra literaria hay
un contenido o mensaje para descubrirlo e interpretarlo (D2); al compartir con los
alumnos un contenido o una lectura (D3); o, dándoles oportunidad a que los alumnos
emitan sus propias opiniones e inquietudes personales (D4).

Estas referencias vislumbran la escasa experiencia literaria personal que el joven


registra al sentir realmente la lectura del texto; es decir, el impacto que la obra
representa para él, sus propias reacciones, emociones y pensamientos sobre la vida y
la literatura. Aspectos fundamentales para lograr una apreciación favorable hacia la
literatura.

Por consiguiente, es necesario que el docente promueva en el aula permanentemente


la lectura, bien, en forma silenciosa, en voz alta o colectivamente, en períodos de
tiempo acordes para tal fin, aunque ello implique romper pautas, planificaciones
estandarizadas, alejados, generalmente, de las necesidades, preocupaciones e
intereses de los educandos, con el propósito de lograr actuaciones realmente dialógicas
con el texto literario. Cabe mencionar, aquí, la ausencia de esta práctica durante las
observaciones en el aula.

Estéticos

La función estética se constituye en la premisa fundamental de la literatura y, en


consecuencia en la razón esencial de este estudio; de allí, que ha venido
examinándose a lo largo de la investigación con mucho esmero. Concibiéndose los
valores artísticos, esto es la belleza y la libertad de la expresión, como formación de
las ideas más avanzadas.

Su función distintiva consiste en propiciar en los jóvenes el gusto estético, el deleite de


las palabras que el texto posee, con el fin de que desarrollen su sensibilidad y su
capacidad de expresarlos con los medios de que disponen.

Toda obra literaria busca producir goce y provocar emociones que estimulen y
alimenten la imaginación, la creatividad y los sentimientos. Así pues, la lectura de
poemas, cuentos, novelas, ensayos, biografías y dramatizaciones, promueve en el
joven un sin fin de respuestas placenteras. Tal como lo señala Rosenblatt (2002, p. 99)

“El estudio de la literatura deberá dar al alumno la forma de liberación emocional que
todo arte ofrece y, al mismo tiempo, sin esfuerzo ni presión ayudarle a obtener
siempre múltiples satisfacciones”.

El educador realmente consciente de esta noción estética y ganado personalmente por


la enseñanza de la literatura desde la sensibilidad estética, intenta provocar en el
alumno encuentros favorables con el texto literario para que obtenga el mayor goce
posible de múltiples sensaciones: ritmo, color, sonido, movimiento y emociones:
alegría, tristeza, compasión, entre otros.

En este orden de ideas, los docentes investigados, específicamente dos de los cinco,
estimaron que la literatura en su dimensión de lo estético abre un mundo de
posibilidades, en tanto que “brinda agrado, placer al máximo y cuando nos adentramos
a ella nos relaja, creando un placer casi infinito. La literatura es satisfacción de conocer
al autor, a su obra traducida en belleza” (D3), porque a través de las obras literarias
se puede lograr en el joven “el crecimiento del ser humano, estimular su creatividad,
acrecentar la posibilidad de soñar al abrir ante sus ojos una ventana hacia mundos
distintos de fantasía pero posibles en el tiempo” (D5).

Además contribuye al descubrimiento de “situaciones nuevas, darse cuenta de que los


límites se los impone uno o la sociedad, pero la literatura es libre e ilimitada” (D5); por
ello el deseo es “que se enamoren de la literatura y ¿por qué no? despertar en alguno
de ellos a un posible escritor dormido en el alma de esos muchachos” (D5). En fin,
desarrollar en el joven la sensibilidad, para que se identifique con el texto y asuma el
mundo literario con placer. Otro alcance significativo dentro del carácter estético es
que en el joven se fomente “el gusto por la lectura” (D3); que leer “se vuelva una
necesidad” (D5); más que el simple “hábito de la lectura” (D1). Es decir, crear lectores
placenteros, que vayan al texto literario fascinados por la búsqueda de nuevos
mundos, descubrir situaciones, experimentar emociones y sentimientos, representar
las imágenes y construir significados, sentidos desde sus propias interpretaciones.

Las apreciaciones sobre la noción estética de la literatura, argumentadas por los


docentes (3 y 5) son sumamente valiosas en el proceso de enseñanza de la literatura,
pues promueven al alumno al goce, al disfrute, a la empatía e interés por la literatura.
Implican por lo tanto un valor significativo y no un encuentro con el libro bajo fórmulas
frías, vacías, sistematizadas, desprovistas de cualquier realidad cónsona con sus
inquietudes, aunque la praxis, lamentablemente tiende a sujetarse a la descripción
final, tal como fue comprobado a través de la mayoría de las observaciones en el aula.

En síntesis, es importante señalar que las tres categorías examinadas: cognoscitivas,


experienciales y estéticas, como producto de la práctica pedagógica de los docentes en
estudio, son realmente las nociones que sustentan el quehacer literario. Sin embargo,
no están asumidas por el docente en forma integral, conjunta, sino una en privilegio o
detrimento de la otra; pues dependiendo del propósito o visión que tenga el docente
de su hacer literario se ciñe a una de ellas, cuando lo fundamental es la conjugación de
las tres categorías.

Ahora bien, si se parte de la percepción de la experiencia estética, dado a que la


intencionalidad primera de toda obra de arte es producir un efecto estético, si se pasa
por el registro experiencial de sensaciones, emociones y representaciones de ideas,
con plena seguridad se llega al orden cognoscitivo, al conocimiento como un proceso
de comprensión interpretativo. Así pues, cada uno de ellos se hará posible ante la
presencia del otro. Este transitar pedagógico permitirá eficientemente la triangulación
propuesta: docente-alumno-texto literario.

2. ¿Qué ha significado la literatura en el alumno?


La enseñanza de la literatura debe concederle privilegio al educando, desde sus
aciertos, desaciertos, inquietudes y dudas. Debe brindarle oportunidades para
participar libremente de las experiencias literarias, para que el acercamiento gustoso y
permanente con el texto literario le permita descubrir y comprender situaciones, llegar
a alcanzar interpretaciones cada vez más complejas y significativas.

No es sorprendente reconocer que, por lo general, el joven está desprovisto de una


formación artística, que la caracteriza la ingenuidad de la mirada ante la obra, dado
que existe una desviación entre el nivel de emisión y el nivel de recepción de la obra,
al decir de Bourdieu (2003). Esto, indudablemente, limita en el joven, concebido
generalmente como lector incipiente o promedio, la adecuada apreciación y
aprehensión de la obra literaria.

No obstante, “el hecho de estar desprovisto de claves no predispone de ningún modo a


comprender obras que exigen solamente que se rehagan todas las claves para esperar
de la obra misma que entregue la clave de su propio desciframiento”, Bourdieu (2003,
p.84). En tal sentido, es fundamental el interés, intención y grado de sensibilidad que
el joven muestre hacia la obra, pues de lo contrario se sumerge en el desinterés por
considerarla difícil de acceder.

Es importante señalar que el propósito que guía el estudio es el de conducir al joven al


tercer anillo o nivel de la lectura, denominado la experiencia estética, en tanto que “es
el camino hacia la conciencia crítica, es el camino hacia la subjetividad: hacia los
mundos internos del ser”, Bravo (2004, p. 73). Competencia lectora que implica un
especial acto de lectura.

Los argumentos presentados por los alumnos en las relatorías, en cuanto a la


significación que tienen de la literatura, conforman una amplia visión, ya que son
distintas y variadas las expresiones que tienen al respecto. Estas significaciones en
cierta medida son coincidentes con los alcances expuestos por los docentes.

La primera se enmarca en la habilidad, al ser considerada la literatura como un medio


que les permite leer mejor, expresarse debidamente y tener un mayor manejo del
lenguaje, “significa mucho para mí como para los demás, de ella podemos desarrollar
nuestro lenguaje, nuestras expresiones” (A-GB2)**; “ha sido de gran beneficio, ya que
gracias a ella ha permitido que conozca palabras nuevas y me doy cuenta que soy
capaz de leer mejor que antes” (A-GC1).

Otra significación que tienen de la literatura es que ella implica conocimiento, en tanto
que les permite estudiar autores, conocer personajes, diferentes géneros literarios,
aprender cosas del pasado y del presente, formas de ser de las personas de épocas
pasadas, aprender sobre historia o cualquier otra materia. Expuestas en expresiones,
tales como: “ha sido una fuente de conocimiento y un apoyo al momento de realizar
un trabaj o” (A-GB 1); “ha sido importante porque con ella he aprendido y conocido
muchos personajes” (A-GA3).

Así mismo, porque “a través de las lecturas he aprendido la forma de ser de las
personas en épocas pasadas, su forma de pensar que es muy diferente a la de ahora”
(AGA1); “ a través de ella podemos capacitarnos y aprender sobre historia, novelas,
cuentos ya que tienen un mensaje muy importante” (A-GA2); “ha sido de gran ayuda
ya que nos ha permitido aprender más sobre la historia pasada y nos ayuda a
acercarnos un poco más a ese mundo de la literatura y las artes” (A-GA2).
Para otro grupo de alumnos, la significación de la literatura encierra la comprensión, al
permitirles entender muchos aspectos de la vida y la literatura, analizar textos,
interpretar y reflexionar las obras, conocer diferentes puntos de vista y hasta llegar a
entender diferentes culturas. Por ejemplo, “porque la lectura es el proceso que nos
ayuda a entender muchas cosas que para mí eran extrañas” (A-GA1); “conocer las
diferentes posiciones de cada autor para luego saber interpretarlos y analizarlos” (A-
GC1); “porque ha sido un punto de apoyo para entender las diferentes culturas que
existieron y existen en el mundo entero” (A-GA3); “por medio de ella hemos aprendido
a analizar e interpretar las lecturas” (A-GB1).

Por otra parte, se tiene un grupo de alumnos a quienes la literatura les ha significado
sentimiento, puesto que les ha facultado ver los sentimientos que refleja el autor,
saber expresar los suyos propios así como entender los de los demás, madurar
humanamente, crecer como persona y entender aspectos de la existencia humana.
Entre algunas referencias al respecto, se tienen: “la lectura ha sido fundamental para
mí, ella ha desarrollado mi parte afectiva, ella me ha ayudado a crecer como persona,
por esta razón la literatura ha cambiado mi vida, sin ella no entenderíamos parte de la
vida” (A-GA2); “tiene un sentido muy especial, el sentimiento que una persona puede
expresar a través de un poema, podemos ver los sueños, la tristeza que puede reflejar
un autor”. (A-GA2).

Además del sentimiento, también ha representado para los jóvenes, aunque en menor
grado, experiencia y disfrute, en virtud de que algunas obras literarias les son
ilustrativas, vivenciales, ayudándolos a entender aspectos de la vida diaria, a
interesarse por cosas desconocidas y, a sentir gusto, entretenimiento por la lectura.
Vistos en expresiones como: “la literatura es lo más importante del ser humano,
porque a través de ella podemos leer relatos, historias que nos sirven de experiencia
para nuestra vida” (A-GC1); “es una materia muy recreativa, ilustrativa, que despierta
interés por cosas que no conocía” (A-GB1); “nos enseña un mundo que no conocemos
pero que forma parte en nuestra vida, por ejemplo la novela María, esa experiencia
nos hace enamorarnos y darle valor a la vida” (A-GA2).

Finalmente, de forma aislada o excepcional, la literatura representa cultura, al


estimarla como “una materia imprescindible en la formación de un individuo para
desarrollarse dentro de la sociedad” (A-GA1); horizonte en tanto que constituye “una
puerta a un mundo diferente” (A-GC1); y complejidad al ser “una materia que hay que
prestarle cuidado, por ser profunda en su contenido” (AGA2).

Toda esta gama de enunciados conforman una experiencia literaria específica de los
jóvenes los cuales derivan en una diversidad de sentidos, donde se deja ver que los
aportes brindados por la lectura literaria han sido parcelados, desmembrados; en
virtud de que han significado sólo una parte del todo. De tal manera, que para unos
sólo representa conocimiento y a lo sumo comprensión, para otros es meramente
habilidad, mientras otros la conciben como sentimiento, y en menor grado experiencia
y disfrute.

Tal vez, por distintas razones personales, por la limitada o precaria formación literaria
o por la forma tradicional como se le ha enseñado la literatura. En todo caso esta
fragmentación genera vacíos, extravíos en la práctica literaria, dificultando al joven
tener una visión integradora, de amplitud hacia la literatura, donde todos y cada uno
de esos aspectos se conjuguen y formen nuevos horizontes, lo que supone una nueva
experiencia y un mejor saber.
Es necesario desarrollar en los jóvenes apreciaciones cada vez más intensas y
complejas, mediante oportunidades permanentes de lectura libre, flexible, emotiva,
reflexiva, a través de la dinámica interactiva con el texto literario que los conduzca a la
ampliación y creación de nuevos horizontes. Esto supone una nueva experiencia y un
mejor saber, “se debe, por lo tanto, ayudar a los lectores a desarrollar la flexibilidad
mental, así como la libertad de los hábitos emocionales rígidos, a fin de que puedan
entrar en las experiencias estéticas que el artista ha hecho posible”, Rosenblatt (2002,
p. 128).

Indudablemente, que el educando juega un papel esencial en las clases de literatura,


en tanto que se constituye en el intérprete del texto literario, y ello exige la presencia
de un docente dialógico, potenciador, perspectivista, sensible y respetuoso; es decir,
un verdadero pedagogo a fin de lograr una construcción conjunta de sentidos.

3. Consideraciones finales

La dinámica pedagógica para la enseñanza de la literatura no se desarrolla realmente


desde un proceso formativo dialógico, donde interactúen armónica y recíprocamente:
docente, alumno y texto literario.

Los alcances con los alumnos a través de la lectura de los diferentes textos literarios:
cognoscitivos, experienciales y estéticos, no son asumidos en forma integral, conjunta;
sino dependiendo del propósito o visión que tenga el docente de su hacer literario se
ciñe a una de ellas, dejando de lado la posibilidad de la presencia de las otras. En tal
sentido, los alcances con los alumnos son limitados.

La significación que tienen los alumnos de la literatura es bastante diversificada


(habilidad, conocimiento, comprensión, disfrute…), pero al igual que los alcances de los
docentes con los alumnos, se aprecia como para cada joven la literatura significa sólo
una de esas categorías, bien conocimiento, habilidad o cualquier otra. No hubo un
alumno que expresara por lo menos 2 ó 3 de ellas de manera conjunta, lo que
igualmente implica una reducción de la formación literaria en el joven.

Estas consideraciones exponen la necesidad de que el docente, pese a la no


actualización del Programa Oficial en el nivel de Educación Media Diversificada y
Profesional de forma generalizada, reelabore en la materia Literatura una práctica
pedagógica que dimensione y actualice el hacer literario hacia horizontes de mayor
amplitud y profundidad, conducente a la formación de la sensibilidad estética y el
pensamiento reflexivo, interpretativo del educando, pues la circunstancias históricas de
nuestro país y las exigencias de los alumnos, obligan al docente a romper esquemas y
ajustarse a los nuevos paradigmas educativos y teorías de aprendizaje.

BIBLIOGRAFÍA

1. Bravo, V. (2004). El mundo es una fábula y otros ensayos. Mérida: Litorama.


[ Links ]

2. Bourdieu, P. (2003). Creencia artística y bienes simbólicos. Buenos Aires:


aurelia*rivera. [ Links ]
3. Freire, P. (1999). La importancia de leer y el proceso de liberación. México: Siglo
Veintiuno. [ Links ]

4. Gadamer, H. (1996). Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica


filosófica. Salamanca: Sígueme. [ Links ]

5. Hurtado, J. (2001). Procesos grupales y psicología de la integración. Caracas: Sypal.


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6. Klingler, C. y J. Vadello. (2000). Psicología cognitiva. Estrategias en la práctica


docente. México: McGraw.-Hill. [ Links ]

7. Rosenblatt, L. (2002). La literatura como exploración. México: F.C.E. [ Links ]

Notas:

* Licenciada en Educación, Mención Castellano y Literatura. Magíster en Literatura


Latinoamericana. Doctorado en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad
Experimental “Simón Rodríguez”, Núcleo Valera. Coordinadora de la Línea de
Investigación “Investigadores de Lengua, Literatura y Arte”. Fundadora de
FUNDALETRAS (ULANURR), Ateneo de Valera. Cátedra Abierta de Literatura Trujillana
(ULA - NURR). Instituto de Investigaciones Literarias y lingüísticas del Núcleo
Universitario “Rafael Rangel” (ULA - NURR).

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