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Tetlán, Importancia Histórica y Arte

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Capítulo I: Tetlán

La ciudad de Guadalajara –así como otras ciudades importantes de México- tiene


muchas colonias antiguas de invaluable tradición e historia, varias de ellas, que en su
tiempo fueron pequeños pueblos alejados de lo que hoy es el centro de Guadalajara
han sido devorados por el crecimiento urbano y se han revuelto entre la mancha que
forma su Zona Metropolitana.

De varios barrios existentes desde antes de la llegada de los españoles o fundados


durante la época colonial podemos mencionar a Analco, Mexicaltzingo, San Andrés,
San Miguel de Mezquitán, Atemajac, Tetlán entre otros.

Fuera del territorio que hoy ocupa la ciudad de Guadalajara, si nos ocupamos de los
municipios colindantes con ésta, en varios de ellos también se ubican pueblos antiguos
devorados por el crecimiento urbano, pero que aún conservan gran patrimonio
histórico y cultural, como lo puede ser su arquitectura, producción artesanal, fiestas o
tradiciones populares.

Así podemos mencionar pueblos ubicados en las periferias de la ciudad como San
Lucas Evangelista, Cajititlán o San Agustín en Tlajomulco; San Martín de las Flores o
Tateposco en Tlaquepaque; Zalatitán, Coyula, Tololotlán o San Gaspar en Tonalá.

En las siguientes entradas publicadas en éste blog, nos ocuparemos de estudiar y


mostrar la historia de los pueblos antiguos de Tonalá, con un recorrido que dará la
vuelta a dicho municipio en busca del pasado, memoria, tradiciones, gente,
transformaciones y actividades cotidianas de estos.

Espero lectores que las próximas entradas a publicar sean de su agrado y les sirvan
para enriquecerse y conocer aquellos lugares que la ciudad tiene escondidos y casi en
el olvido.

Tetlán:

Aunque Tetlán no pertenece al municipio de Tonalá, lo he tomado en cuenta en primer


lugar por la importancia histórica de dicho pueblo. Este está ubicado en el extremo
oriente de la ciudad de Guadalajara, muy cerca de los límites entre esta y Tonalá.

Tetlán es famoso por los habitantes de la Zona Metropolitana por ser un lugar de paso
obligatorio para varios pobladores de Tonalá y del extremo oriente de la ciudad. Aquí
se ubica la última estación de la línea dos del tren ligero, la cual lleva el mismo nombre
de la colonia donde se ubica. La calle de “Gigantes” –misma en la que se encuentra la
estación- es un punto de transbordo a varias rutas de camión que cruzan desde el
oriente hacia varios puntos de toda la ciudad.
En las mismas cuadras donde la gente acostumbra esperar sus rutas de camión y
abordar o salir del tren ligero, se ha vuelto una zona totalmente comercial, en la que se
puede encontrar tiendas de abarrotes, ropa, zapaterías, artículos electrónicos,
negocios de comida, así como comercio informal en las banquetas, mismos que
ofrecen comida, discos “piratas”, artículos electrónicos e incluso frutas y verduras; en
las mismas cuadras se puede encontrar una tienda departamental y dos clínicas.

En la plaza principal de la colonia se puede encontrar un mercado, tiendas y oficinas


del registro civil.

¿Por qué empezar con Tetlán?

Si bien Tetlán es un lugar geográfico importante de la ciudad al ser el punto de


conexión entre las calles y avenidas que unen a Guadalajara con Tonalá, tiene una gran
importancia histórica que muy pocos conocen y de la que ya veremos que incluso su
fundación es más antigua que la que tuvo la Guadalajara definitiva.

Antes de la llegada de los españoles, Tetlán era una población indígena que dependía
del cacicazgo de Tonalá, Anesagasti dice que de los señoríos que dependían de este
último, Tetlán era el principal donde habitaban diez mil almas1 al mando de
Tlacuiteuhtli, cacique de dicho lugar y yerno de la reina Cihualpilli, esta última, quien
gobernaba Tonalá y tenía a su mando otros señoríos como el de Zalatitán, Tololotlán,
Coyula, Tlaxomulco, entre otros.

Tetlán en la época prehispánica

El cura Anesagasti menciona que los hombres de Tetlán tenían un espíritu


“eminentemente belicoso”2, utilizaban como armas piedras y flechas labradas de
pedernal. El mismo menciona que los señores y capitanes utilizaban macanas para
apalear a los que no guerreaban o faltaban a la disciplina militar.

Cuando los locales no guerreaban, se dedicaban a la caza de venados –abundantes en


la región- otros se dedicaban a pescar ayudados de sus perros “a quienes siempre les
han tenido un cariño particular”3. Tanto en la guerra como en la paz usaban un cendal
de plumas y calzaban huaraches de piel. En su tiempo de ocio “se entregaban a la
embriaguez y a la danza” donde el mismo Anesagasti menciona que bebían un “licor”
llamado texuino.4

1
Anesagasti y Llamas, Jaime de, “Tonalá, Ayer y Hoy, Apuntes para escribir la historia antigua y moderna
de esta villa por el presbítero Jaime de Anesagasti y Llamas, 1892”, en González Ramírez, Laura (coord.),
Vida y obra de Jaime de Anesagasti y Llamas, Tonalá, H. Ayuntamiento de Tonalá, 2014, p. 111
2
Ibídem, p. 112
3
Ibídem, p. 112
4
Ibídem, p. 112
Tetlán en la conquista de la Nueva Galicia

En el año de 1530 entrarían los hombres de Nuño Beltrán de Guzmán (conquistador de


la Nueva Galicia) quién llegaría a tierras tonaltecas y sería recibido por la reina
Cihualpilli Tzapotzinco, quién no sólo gobernaba Tonalá, sino varios señoríos
mencionados en un párrafo anterior. Sabiendo de su próximo arribo, los locales se
dividieron en dos bandos: la cacique y algunos señores que opinaban en darles una
recepción pacífica y otros que pretendían se les ofreciera resistencia.5

Según se ha hecho mención en varias crónicas, quienes querían recibirlos en paz


mandaron una delegación formada por los señores de Tlaquepaque, Tetlán, Tzalatitán,
Atemaxac, Ichcatlán, Xocotlán, entre otros, los cuales les llevaron algunos obsequios
como gallinas, huevos, miel, aguacates, cebollas y frutas; a la llegada de Nuño de
Guzmán, Cihualpilli le ofreció “un hermoso xúchitl por cetro”6, mientras –en crónica de
Anesagasti- los tonaltecas “se dirigían a los demás españoles y colocaban en sus
cuellos sartas de conejos y codornices en señal de amistad”.7

Mientras los indígenas de Tonalá daban hospedaje a los soldados españoles, Cihualpilli
y su corte subían con Nuño de Guzmán a la cumbre de llamado Cerro Hitepe o Iztépetl,
vocablo náhuatl que quiere decir: cerro de obsidiana.8 Hoy el mencionado lugar es el
conocido Cerro de la Reina, el cual corona el extremo norte de la cabecera municipal
de Tonalá.

La rebelión de los caciques

El segundo bando se reunió en la plaza de Tetlán con Tacuiteuhtli, señor del


mencionado lugar, junto con los caciques de Coyolán, Ichcatán y Tzalatitán para
organizar la resistencia con tres mil hombres a su mando, batalla que dieron contra el
ejército español en el cerro del Iztépetl.9

5
Sandoval Linares, Carlos, “Tetlán y su importancia en la Fundación Definitiva de Guadalajara”,
en Gaceta municipal, publicación del archivo municipal de Guadalajara, México, año 99, marzo
2016-6 de mayo de 2016, p. 8 consultada en
https://transparencia.guadalajara.gob.mx/sites/default/files/GacetaMarzo2016.pdf (consultado el 24-
11-2019).

6
Al parecer una flor, Anesagasti, op.cit. p. 118.
7
Anesagasti, op. Cit. p. 118.
8
“Hitepe” es mencionado por Anesagasti en las páginas 113 y 118 de la mencionada obra, mientras que
Iztépetl es mencionado por Sandoval Linares en op. Cit. P. 8.
9
González Corona, Lino, “El espejo: La Purísima Concepción en Tetlán, templo rodeado de
historia”, en Crónica Jalisco, Guadalajara, México, recuperado de:
http://www.cronicajalisco.com/notas/2018/87980.html (consultado el 14-11-2019); Sandoval Linares,
op. Cit. P. 9.
Nuño de Guzmán fue informado y mientras se escuchaba el pregón de los rebeldes
“¡arma! ¡Arma! ¡Enemigos! ¡Traición!”, se dice que el conquistador intentó dar muerte
a los cortesanos y a la reina, más luego, unas palabras dichas por la reina y traducidas
por los intérpretes convencieron a este de dejarla y dirigirse hacia los rebeldes,
quienes se abalanzaron contra él y su caballo y “dieron con él en tierra”.10

Durante esta batalla es cuando los españoles invocaron a Santo Santiago bajo el grito
“¡Santiago y cierra España!”, es aquí donde se dice ocurrió la intervención del
mencionado apóstol en forma de guerrero ayudando a los ibéricos e hiriendo a los
indígenas, de quiénes se dice, quedaron maravillados; desde ahí fue creciendo la
devoción y respeto a este santo, el cual tiene su fiesta anual el 25 de julio con las
llamadas corridas de “tastoanes”.11

En una entrada posterior describiremos con más detalle la batalla del cerro de la reina,
en la que Fray Antonio Tello menciona que tuvo duración de tres horas y se hallaron
más rebeldes muertos,12 no hay que omitir mencionar que también los españoles y sus
aliados tuvieron bajas considerables.

La conquista espiritual

El primer fraile que arribó a estas tierras a evangelizar a los naturales fue el misionero
franciscano Fray Antonio de Segovia, de quien se dice fue testigo de la aparición del
apóstol Santiago en el cerro del Iztépetl donde posteriormente mandó erigir una
capilla consagrada a este santo, siendo este el primer templo levantado en tierras
jaliscienses.13

Más tarde, Fray Antonio de Segovia –a quien dedicaremos una entrada


posteriormente- fundaría en 1531 el monasterio franciscano dedicado a la Asunción de
Nuestra Señora en el poblado de Tetlán (el primero en levantarse en occidente), dicho
lugar se convertiría en la sede de la evangelización en el occidente del actual México.14
En el mismo lugar se levantaría un templo consagrado a la misma advocación, en el
lugar donde actualmente se encuentra el templo de la Purísima Concepción –erigido
en el siglo XVI- en la misma localidad.

10
Anesagasti, op. Cit. p. 119.
11
Anesagasti, op. Cit. pp. 119-120; González Corona, Lino, op. Cit.
12
Reyes Esparza, Luis Enrique, “La batalla en el Cerro de la Reina”, recuperado de
http://www.geocities.ws/enriquereyes72/tonala/historia2.html, México, (consultado el 24-11-19).
13
Anesagasti, Op. Cit. p. 123; Tello, Antonio, Libro segundo de la crónica misceláneaen que se trata de la
conquista espiritual y temporal de la Santa Provincia de Xalisco en el Nuevo Reino de Galicia y Nueva
Vizcaya y descubrimiento de Nuevo México, compuesto por Fray Antonio Tello, México, Imprenta de la
República literaria de Ciro I. de Guevara y Cía. 1981, recuperado de
https://archive.org/details/librosegundodel00rojagoog/page/n946 p. 84 (consulta 24-11-2019);
Sandoval Linares, op. Cit. P. 9.
14
Sandoval Linares, op. Cit. P. 9.
Una vez fundada la Guadalajara definitiva, el convento franciscano en Tetlán sólo
duraría unos años, ya que posteriormente sería trasladado a Analco y más adelante al
otro lado del río San Juan de Dios, en el lugar donde actualmente se ubican los templos
de San Francisco y Aranzazú, entre las calles Prisciliano Sánchez y 16 de septiembre,
lugar conocido coloquialmente como “los dos templos”.15

Cabe mencionar que fue el mismo fray Antonio de Segovia quien trajo desde
Michoacán las imágenes de las vírgenes de San Juan de los Lagos y Zapopan –también
conocida como Nuestra Señora de la Expectación-; el primer lugar en el que vivió esta
última fue en Tetlán, hasta que posteriormente fue regalada a los franciscanos de
Zapopan una vez que se fundó el monasterio franciscano en dicho lugar, mismo que
fundaría el fraile del que hemos hecho mención en este párrafo.16

Desde el mismo monasterio de la Asunción saldrían los frailes Fray Juan de Badillo y
Fray Antonio de Segovia a evangelizar las tierras de Tequila, Zacatecas, Cuitzeo y
Tlajomulco.17 En los inicios de la conquista espiritual de occidente, Tetlán se convertiría
históricamente en el punto clave de la evangelización de los naturales a manos de los
franciscanos.

Tetlán: Punto histórico predecesor de la fundación de Guadalajara

La ciudad de Guadalajara tuvo tres anteriores fundaciones: Nochistlán, Tonalá y


Tlacotán, mismas que fracasaron por la hostilidad de los indígenas que no permitían a
los españoles asentarse en un lugar definitivo.

Una vez concluida la conquista militar de los naturales de Tonalá, se vio la opción de
fundar Guadalajara por cuarta vez en el valle de Atemajac –donde quedaría la ciudad
definitiva- para lo cual el 9 de octubre de 1541 se abriría en Tetlán el padrón de los
fundadores de Guadalajara, firmado por 63 jefes de familia quienes se inscribieron
para poblar la mencionada ciudad, misma que fue fundada por vecinos de Tonalá y
Tetlán.18

Sabemos que Guadalajara fue fundada en febrero de 1542 en lo que hoy es la Plaza
Fundadores, donde quedaría definitivamente asentada; respecto a lo que hasta ahorita
personalmente he investigado sobre Tetlán posterior a la firma del padrón, fue que en
1544 el cabildo le concedió a Juan de Saldívar –vecino fundador de Guadalajara- el
permiso para instalar un molino de trigo junto al río, cosa que asombró a los indígenas,
quienes comenzaron a llamar “el Molino” a Guadalajara.

15
González Corona, Lino, op. Cit.
16
Loza Gutiérrez, Carlos H. “Tetlán, la fundación española más antigua en la Nueva Galicia” en “Las
historias de Carlitos” recuperado de http://historiascarlitos.blogspot.com/2018/03/tetlan-la-fundacion-
espanola-mas.html, Guadalajara, México, Marzo 2018, (consultado el 22-10-2019); Anesagasti, op. Cit.
p. 123
17
Sandoval Linares, op. Cit. P. 10.
18
González Corona, Lino, op. Cit.
Se sabe que en 1717 los pueblos de Toluquilla, San Gaspar, San Pedro Tlaquepaque y
Tetlán pertenecían a la parroquia de Analco.19

Etimológicamente, Tetlán viene de los vocablos nahuas “Tetl” (piedra) y “Tlán” (lugar),
lo que por resultado da el significado de “lugar de piedras”. Se dice que el lugar era
llamado así por una enorme piedra a la cual llamaban “bullidora”, la cual era lugar de
culto para los indígenas; ésta fue destruida en 1853 por un hombre harto de las
personas que transitaban ahí para visitar el sitio.20

La purísima concepción

Para finalizar este pequeño estudio, quiero hacer una breve descripción acerca de la
arquitectura de la parroquia de La Purísima Concepción, que podemos decir es el
monumento más emblemático de Tetlán.

Consiste en una pequeña iglesia situada en el costado este de la plaza del mencionado
lugar, aunque ha sufrido algunas modificaciones o, mejor dicho, “remodelaciones”,
conserva algo de su arquitectura original.

La fachada consiste en un arco de medio punto sin clave que descansa sobre dos
pilastras toscanas, mismo que tiene a sus extremos otras dos pilastras toscanas con
fuste acanalado que sostienen el arquitrabe; a los extremos del friso se encuentran dos
relieves en forma de corazón, probablemente representando el Sagrado Corazón de
Jesús o el Inmaculado Corazón de María.

En la misma fachada, arriba del friso, existen dos cornisas, una sobre las cuales se
encuentra una ventana con un vitral que representa la escena de San Francisco de Asís
bajando a Cristo de la cruz; en la parte superior a ésta se encuentra un nicho con arco
de medio punto vacío; arriba de este último se encuentra, en el remate de la fachada,
unas letras “M” y “A” entrecruzadas sobre un corazón, y sobre estas un relieve de una
corona labrada en cantera.

En la parte superior del remate, se ubica una cruz y delante de ella una pequeña
escultura –que pareciera de manufactura indígena- que hace referencia a San
Francisco de Asís; a los extremos de la entrada, la misma fachada cuenta con dos
contrafuertes; la iglesia en su extremo izquierdo cuenta con un campanario de dos
cuerpos.

Al interior de la iglesia se encuentra una capilla del lado derecho y dos pilas de agua
bendita; la planta consta de tres naves con 12 columnas de tipo toscano con arcos de
medio punto y bóveda de arista; al fondo se ubica un arco triunfal y el retablo; a los

19
Sandoval Linares, op. Cit. P. 10.
20
Anesagasti, op. Cit. pp. 115-116; González, Lino, op. Cit.
costados superiores de la iglesia se encuentran tres óculos en cada uno; en el costado
derecho hay un retablo dedicado a la virgen de Guadalupe.

El retablo, de estilo neoclásico, está dividido en tres partes, que son separadas con dos
columnas corintias que sostienen dos frisos a los costados con capiteles en su parte
superior, mientras que en la parte central, al lado superior del sagrario, se encuentra
un nicho con la imagen de la virgen de la purísima concepción, rodeada de dos
columnas corintias y una cornisa y arco de medio punto en la parte superior, la imagen
es sostenida en la parte inferior por dos columnas del mismo estilo.

A los extremos del retablo se tienen dos nichos con figuras de santos, en el izquierdo a
San Francisco de Asís y en el derecho a San José; al lado izquierdo del presbiterio se
encuentra un salón contiguo con una entrada de tipo arco adintelado, con imágenes
en el costado izquierdo de los mártires cristeros y un óculo que ilumina el costado
derecho.

Cabe hacer mención importante que en el muro norte al exterior del templo, se
encuentra una ventana sellada y debajo de ella tres placas, una dedicada a la memoria
de Tlacuiteuhtli, otra a la memoria de la firma del padrón de la Guadalajara definitiva y
la última reproduce los nombres y apellidos de los jefes de familia adscritos al padrón
de la última fundación de Guadalajara.

Si hablamos de lo que se encuentra al exterior de la iglesia, en su costado sur, se tiene


un nicho con una imagen de Santa Cecilia, lugar que se le ha nombrado “andador del
músico” y en el costado norte del templo se tienen las oficinas del registro civil,
mientras que al frente de éste se ubica un jardín con un kiosco en medio.

José Eduardo González Amador.

Pasante de Licenciatura en Historia.

Universidad de Guadalajara.

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