La Redemptoris Missio se mueve en diversas dimensiones estrechamente relacionadas: trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica, antropológica, sociológica, pastoral y espiritual. El dimensión "espiritual" significa la vivencia, a modo de "vida según el Espíritu" (cfr. Gal 5,25), de la misma misión en todas sus otras dimensiones.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
23 vistas3 páginas
La Redemptoris Missio se mueve en diversas dimensiones estrechamente relacionadas: trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica, antropológica, sociológica, pastoral y espiritual. El dimensión "espiritual" significa la vivencia, a modo de "vida según el Espíritu" (cfr. Gal 5,25), de la misma misión en todas sus otras dimensiones.
La Redemptoris Missio se mueve en diversas dimensiones estrechamente relacionadas: trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica, antropológica, sociológica, pastoral y espiritual. El dimensión "espiritual" significa la vivencia, a modo de "vida según el Espíritu" (cfr. Gal 5,25), de la misma misión en todas sus otras dimensiones.
La Redemptoris Missio se mueve en diversas dimensiones estrechamente relacionadas: trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica, antropológica, sociológica, pastoral y espiritual. El dimensión "espiritual" significa la vivencia, a modo de "vida según el Espíritu" (cfr. Gal 5,25), de la misma misión en todas sus otras dimensiones.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3
Diócesis de Trujillo
Seminario mayor Sagrado Corazón de Jesús
Etapa Configurativa Trujillo- Trujillo.
REDEMPTORIS MISSIO CAPITULO VIII
Seminarista: Richard Yépez.
Jesús Mendoza. Catedrático: Pbro. Juan C. Mendoza. Catedra: Misionologia. III De Teología. La Redemptoris Missio se mueve en diversas dimensiones estrechamente relacionadas: trinitaria, cristológica, pneumatológica, eclesiológica, antropológica, sociológica, pastoral y espiritual. El dimensión "espiritual" significa la vivencia, a modo de "vida según el Espíritu" (cfr. Gal 5,25), de la misma misión en todas sus otras dimensiones. La misión se debe, se puede y se quiere vivir, en sintonía con Cristo, es decir, vivir lo que uno es ("apóstol", "misionero")) y lo que uno hace ("misión", "evangelización"). Es, pues, relación personal con Cristo, imitación, prolongación, transformación propia, vivencia, disponibilidad, generosidad.
Los contenidos de la espiritualidad misionera, tal como se establece en este capítulo, se
puede sintetizar clasificándola según diversas dimensiones. En pocas palabras se podría decir que, puesto que en Cristo se manifiesta el designio salvífico de Dios Amor uno y trino, la espiritualidad misionera equivale a la actitud misionera del mismo Cristo, el Hijo de Dios hecho nuestro Salvador.
Por lo tanto, podemos hablar de dimensión cristológica, pneumatológica, eclesiológica,
pastoral, antropológica, contemplativa y mariana. La dimensión cristológica de la espiritualidad misionera es también vivencia, con Cristo, de la dimensión teológica y trinitaria. Se concreta en la relación personal con él, imitación y seguimiento. La dimensión pneumatológica de la espiritualidad misionera se concreta en el discernimiento y fidelidad al Espíritu Santo. "Esta espiritualidad se expresa, ante todo, viviendo con plena docilidad al Espíritu; ella compromete a dejarse plasmar interiormente por él, para hacerse cada vez más semejante a Cristo" (RMi 87).
La dimensión eclesiológica de la espiritualidad misionera se expresa en amor a la Iglesia
como la ama Cristo. La dimensión pastoral de la espiritualidad está en la línea de la "caridad apostólica": "La espiritualidad misionera se caracteriza, además, por la caridad apostólica" (RMi 89). La dimensión antropológica de la espiritualidad está en estrecha relación con Cristo "que conocía lo que hay en el hombre (Jn 2,25) . La dimensión contemplativa se concreta en poder "transmitir a los demás" la propia "experiencia de Jesús" (RMi 24). Las dimensiones de la espiritualidad misionera, tal como se desprende de la encíclica Redemptoris Missio, coinciden con las dimensiones o perspectivas de la misión "ad gentes": dimensión trinitaria, teológica, salvífica (cumplir los designios salvíficos según el plan de Dios Amor); cristológica (encuentro, seguimiento, relación personal, imitación, configuración con Cristo); pnematológica (fidelidad a la acción del Espíritu Santo; eclesiológica-mariológica ("comunión", amor y sentido de Iglesia); pastoral (profética, litúrgica, diaconal); antropológica (compromiso fraterno de inserción en la situación concreta), etc.
La encíclica, después de exponer y motivar los contenidos de la espiritualidad
misionera, termina con una nota de esperanza, que es siempre de confianza, de audacia y también de reto: "Nunca como hoy la Iglesia ha tenido la oportunidad de hacer llegar el Evangelio, con el testimonio y la palabra, a todos los hombres y a todos los pueblos. Veo amanecer una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las jóvenes Iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitaciones y desafíos de nuestro tiempo" (RMi 92).
La espiritualidad misionera se disuelve la dicotomía entre vida interior y misión. La
vivencia de la espiritualidad se convierte en sensibilidad respecto a las situaciones humanas concretas y actuales, a la luz del evangelio. Entonces se adquiere un verdadero sentido de la historia humana, afrontando los acontecimientos con los criterios, escala de valores y actitudes de Cristo Buen Pastor, en la perspectiva de las bienaventuranzas (cfr. RMi 60 y 91). De esta espiritualidad nace espontáneamente el sentido de comunión fraterna y el compromiso misionero, para orientar toda la humanidad hacia la verdad de Cristo y, por tanto, hacia el amor, la solidaridad, la libertad, la igualdad, la justicia y la paz.