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Lisias

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Lisias

Jean Dedieu (1646 - 1727): estatua de Lisias. Jardines de Versalles.

Uno de los 10 oradores Áticos

Biografía
A pesar de haber nacido en Atenas, fue meteco  “Un simple
extranjero” y nunca gozó del derecho de ciudadanía ya que su
padre, Céfalo, era de Siracusa.
En el año 404 a. C., el régimen oligárquico “forma de gobierno en
la cual el cargo lo suceden los deecndientes” de los Treinta
Tiranos privó a Lisias y a su hermano Polemarco de todas sus
posesiones. Cuando mataron a este último, Lisias huyó a una
población vecina.
Regresó a Atenas en el año 403 a. C., tras la derrota de los Treinta
Tiranos y el restablecimiento del gobierno democrático.
Emprendió entonces acciones legales contra Eratóstenes, el
tirano responsable de la muerte de su hermano.
Platón alude a Lisias y a su familia en la República y en el Fedro.

Obra
Lisias se ganó la vida como logógrafo,
escribiendo discursos para los litigantes y transformándose en la
figura más destacada de la oratoria judicial ática. Su biografía se
refleja en la doble vertiente de su obra: por una parte, dedicado a
la enseñanza de la retórica y a escribir discursos por encargo; y,
por otra, consagrado a la tarea política de la restauración de
la democracia en Atenas y a la persecución de los tiranos
mediante sus discursos.
Llegó a escribir 233 discursos, de los que sólo se ha conservado
una treintena.
Los más conocidos son Contra Eratóstenes (Κατά
Ερατοσθένους), Defensa en el juicio contra Simón (Πρὸς Σίμωνα
ἀπολογία) y Sobre el asesinato de Eratóstenes (Υπέρ του
Ερατοσθένους φόνου απολογία).

Estilo
Tenía un talento incomparable para adaptar sus discursos al
carácter de sus clientes. Los rasgos más destacados de su estilo,
como demuestran las obras que de él se conservan, eran la
pureza, la sencillez y la claridad.
Protágoras

Demócrito (centro) y Protágoras (derecha) por Salvator Rosa.


Protágoras de
Abdera (en griego Πρωταγόρας; Abdera, c. 485 a. C.- c. 411 a. C.)
fue un sofista griego. Admirado experto en retórica que recorría el
mundo griego cobrando elevadas tarifas por sus conocimientos
acerca del correcto uso de las palabras u ortoepeia.Platón le
acredita como el inventor del papel del sofista profesional o
profesor de "virtud" (entendida no como "bondad" sino como
conocimiento y habilidad para tener éxito mundano).
Protágoras fue un pensador viajero, celebrado y necesitado allí
donde fuera. Vivió durante largas temporadas en Atenas, donde
fue conocido de Sócrates y amigo de Pericles, quien le encargó la
constitución para la nueva colonia de Turios, que redactó
hacia 444 o443 a. C. y en donde por primera vez en la historia, se
estableció la educación pública y obligatoria. También viajó
a Sicilia y a otras ciudades de Asia Menor en funciones de
maestro de retórica y conducta, recibiendo a cambio cantidades
notables de dinero, como el resto de sofistas. El magisterio que
llegó a ejercer en el área de influencia griega se extendió en el
tiempo durante cuarenta años, según nos cuenta Platón.
Platón le dedicó uno de sus diálogos, el Protágoras, que aún hoy
puede leerse como un cuadro vivo, animado y colorido, aunque
con escaso rigor histórico, sobre los distintos tipos de sofistas
que habitaban en la mansión de Calias –rico ateniense, una
especie demecenas, rodeado de intereses comerciales, políticos,
artísticos y militares-. Junto a Gorgias, fueron los únicos sofistas
en ser considerados en calidad de filósofos por Platón y
Aristóteles. Sócrates guardaba gran estima de ellos por sus
cualidades retóricas y la profundidad de sus predicados, a pesar
del uso que podían hacer de ellos.

Biografía
Según la mayoría de los autores antiguos, Protágoras era
originario de la ciudad de Abdera, afirmación sólo discutida por el
dramaturgo ateniense Eupolis, quien lo estimaba natural de Teos,
en Asia menor. También, con cierto consenso, se indicaba la
84 olimpiada (años 444 a 441 a. C.) como su acmé o época de
plenitud,3 dato a partir del cual, modernamente, se suele fijar la
fecha de su nacimiento en torno al año 485 a. C.
Se lo tenía por discípulo de Demócrito, aunque Filóstrato cuenta
que también se habría relacionado con magos de Persia en los
tiempos de la expedición del rey Jerjes contraGrecia. Se decía
que en su juventud había trabajado como cargador,  inventando
un cojín llamado tyle que facilitaba el transporte de la carga.
Según Diógenes Laercio, Demócrito quedó tan impresionado con
el ingenio del joven Protágoras manifestó en dicho invento, que
decidió adoptarlo como discípulo.
Se contaba a Protágoras entre los creadores del
arte retórico, señalándosele como el primero en introducir los
razonamientos erísticos.
También se lo tenía por iniciador de la práctica de recibir
honorarios a cambio de enseñanzas, siendo estos
particularmente elevados. Según Platón, Protágoras habría
ganado en su comercio educativo más dinero que todo el reunido
por "Fidias y otros diez escultores más." Refiere, también Platón,
el criterio usado por el sofista para recibir el pago de honorarios;
hace decir a Protágoras: "Cuando [un discípulo] ha aprendido
conmigo, si quiere me entrega el dinero que yo estipulo, y si no,
se presenta en un templo, y, después de jurar que cree que las
enseñanzas valen tanto, allí lo deposita.”
Era famosa en la antigüedad una anécdota acerca de un pacto de
honorarios entre Protágoras y un discípulo suyo, llamado Evatlo.
Habían acordado el pago sólo para el evento de que el aprendiz
llegara a ganar un juicio haciendo uso de las adquiridas dotes
retóricas. Evatlo, como no ganaba caso alguno, se negaba a
pagar. Entonces, Protágoras lo llevó a juicio, diciéndole: "Si yo
gano, es preciso que por haber ganado me entregues los
honorarios; si tú ganas, por haberse cumplido la condición,
también deberías pagarme." A esto se le conoce como paradoja
de Protágoras.
Al parecer llevó una vida errante, enseñando durante cuarenta
años en las distintas ciudades griegas. Se sabe que
visitó Atenas al menos en dos ocasiones, y Platón lo sitúa, ya de
avanzada edad, viviendo en Sicilia.
Su relación con los atenienses tuvo dos momentos; uno en que
fue bien acogido y mantuvo estrechas relaciones con los círculos
de poder de la ciudad, seguido por otro, de repudio y condena.
El primero de los períodos está marcado por su amistad
con Pericles, con quien, se conjetura, compartía ideales
filosóficos y políticos. Eran famosos los largos debates que
solían mantener ambos. En cierta ocasión, según refiere Plutarco,
discutieron todo un día a propósito de la muerte del atleta
Epitimio de Farsalia; se preguntaban quien había sido culpable de
su muerte, si la jabalina que lo hirió, si el que la lanzó o si los
organizadores del certamen.
Bajo el alero de Pericles, Protágoras tuvo gran prestigio entre los
atenienses, el cual se vio reflejado en el hecho de que le
encargaran la redacción de una constitución para la nueva
colonia de Turios, en el año 443 a. C.; texto que estableció, por
primera vez, la educación pública y obligatoria.
La filosofía de Protágoras encajaba bien con las ideas del círculo
gobernante liderado por Pericles, dentro del cual
el agnosticismo del sofista no generaba rechazo; pero una vez
muerto Pericles, los nuevos líderes de la ciudad dejaron de lado
la actitud tolerante.
Diógenes Laercio afirma que los problemas comenzaron para el
sofista cuando leyó, en casa de Eurípides (o de Megaclides), su
libro Sobre los dioses, en el cual señalaba desconocer la
existencia o inexistencia de seres divinos. A raíz de ello fue
acusado de impiedad por Pitidoro, hijo de uno de los
Cuatrocientos (Según Aristóteles, el acusador fue Evatlo,
discípulo del sofista ). Filostrato señala que no está claro si hubo
o no un proceso para llegar a la condena, que algunos dicen que
fue el destierro y otros, la muerte. En todo caso, se ordenó que
sus obras fueran quemadas. E. Derenne sitúa tales
acontecimientos en torno al año 416 a. C., en vísperas de que la
flota ateniense marchara en expedición contra Siracusa.
Ya sea para huir de la pena de muerte, o en cumplimiento de la
orden de destierro, Protágoras se embarcó rumbo a Sicilia. A
mitad del viaje el barco zozobró, a causa de lo cual el sofista
murió ahogado. La mayoría de las fuentes señalan que contaba
con 90 años, si bien hay algunas que refieren la edad de 70.

Obra
No nos ha llegado ninguna obra completa escrita por Protágoras,
pero se conservan valiosos fragmentos en los diálogos
de Platón (Protágoras Crátilo,Gorgias y Teeteto) y en textos de
otros autores como Aristóteles, Sexto Empírico y Diógenes
Laercio.
Los libros que se conservan de él son los siguientes: El arte de la
erística, Sobre la lucha, Sobre las matemáticas, Sobre el
Estado, Sobre la ambición, Sobre las virtudes, Sobre el estado de
las cosas en el principio, Sobre el Hades, Sobre las malas
acciones de los hombres, El discurso preceptivo, La disputa
sobre los honorarios, dos libros deAntilogías. Éstos son sus
libros.
La lista no contempla tres títulos conocidos a partir de otras
fuentes: Sobre la verdad (llamada también Refutaciones o Sobre
los discursos convincentes), Sobre los dioses ySobre el
Ser. Bodrero explica la omisión reparando en la frase "Los libros
que se conservan de él son los siguientes" y señalando que lo
textos no incluidos en la enumeración ya constituían obras
perdidas en tiempos de Diógenes Laercio. Untersteiner, por su
parte, conjetura que los títulos nombrados en la lista no serían
sino capítulos de las Antilogías. Según Untersteiner, Protágoras
habría escrito sólo dos obras: Sobre la verdad y las Antilogías.
Esta última, que constaba de dos libros, habría estado dividida en
cuatro secciones subdivididas, a su vez, en los títulos señalados
por Diógenes Laercio. El esquema que propone Untersteiner es el
siguiente:

Sección Capítulos

Sobre los
Sobre los dioses; Sobre el Hades
dioses

Sobre el Sobre el Ser; El arte de la erística; La disputa sobre


Ser los honorarios

Sobre el Estado; Sobre la ambición; Sobre las


Sobre el virtudes; Sobre el estado de las cosas en el
Estado principio; Sobre las malas acciones de los
hombres, El discurso preceptivo

Sobre las
Sobre la lucha; Sobre las matemáticas
artes

Pensamiento
El hombre como medida de todas las cosas
El principio filosófico más famoso de Protágoras alude al estatus
del hombre enfrentado al mundo que lo rodea. Habitualmente se
designa con la expresión Homo mensura («El hombre es la
medida»), fórmula abreviada de la frase Homo omnium rerum
mensura est («El hombre es la medida de todas las cosas»), que
traduce al latín la sentencia original en griego. Esta última,
según Diógenes Laercio, habría sido la siguiente:
πάντων χρημάτων μέτρον El hombre es la medida de
ἔστὶν ἄνθρωπος, τῶν δὲ μὲν todas las cosas, de las que son
οντῶν ὡς ἔστιν, τῶν δὲ οὐκ en cuanto que son, de las que
ὄντων ὠς οὐκ ἔστιν37 no son en cuanto que no son.

La frase figuraba, según refiere Sexto Empírico, en la obra


perdida de Protágoras Los discursos demoledores, y ha llegado
hasta nosotros a través de la transcripción de varios autores
antiguos. Aparte de Diógenes Laercio, es citada
por Platón, Aristóteles, Sexto Empírico y Hermias.
Interpretaciones
La sentencia acusa diversas interpretaciones, como resultado de
la dificultad que implica determinar el sentido y alcance de sus
tres expresiones fundamentales, a saber: a) El hombre
(ἄνθρωπος); b) La medida (μέτρον); c) Las cosas (χρηματὰ).
a) Se discute si la expresión "el hombre" (ἄνθρωπος) se
refiere al hombre en sentido individual o en sentido
colectivo. A saber:
1) La interpretación en sentido individual señala que el
hombre al que hace mención la frase de Protágoras es cada
hombre concreto, cada individuo, de tal forma que habría
tantas medidas distintas para las cosas como hombres
individuales hay. A tal lectura adhiere Platón, quien, por
medio de Sócrates, señala en el Teeteto:
¿No es verdad que [Protágoras] dice algo así: Tal como me
parecen las cosas, tales son para mí, tal como te parecen,
tales son para ti. Pues tú eres hombre y yo también.
2) La interpretación en sentido colectivo, a su vez, tiene dos
enfoques distintos: uno que entiende que la expresión alude
a cada grupo social humano; otro, que la considera en
sentido genérico, es decir, referida al género humano:
a) El primer enfoque, que podemos
denominar sociológico, ha sido defendido por Eugène
Dupréel, e implica plantear que la frase de Protágoras
alude a cierta forma de relativismo cultural, donde cada
sociedad, cada polis, actuaría como medida de las
cosas.
Hay autores (como Untersteiner y Schiappa) que,
adhiriendo a la tesis sociológica, consideran que ella
no es incompatible con el sentido individual del
término, ya que Protágoras habría contemplado ambas
visiones al formular su sentencia.
b) El segundo enfoque, que podemos
denominar genérico, fue formulado por Goethe y
defendido especialmente por Theodor Gomperz, e
implica entender la existencia de una única medida
común para todos los hombres individuales; una
misma forma, compartida por el género humano, para
tasar la totalidad de las cosas.
A veces se interpreta este dicho como
simple antropocentrismo,
como relativismo de la verdad de las cosas,
como que cada hombre es la norma de lo que
es verdad para sí mismo, y que toda verdad
es relativa para el individuo que la sostiene y
que no podría tener validez más allá de él. Él,
con su frase célebre, se refería al ser humano
y no a cada sujeto, por eso tenía fama de
moderado, no era radical. Heidegger propone
una interpretación más penetrante de él en su
curso Introducción a la Filosofía (Ed. Cátedra,
Madrid, 1999, pp. 166 ss. Trad. de Manuel
Jiménez Redondo).
La teoría de los juicios contrarios
El dominio de esta técnica ofrecería al
poseedor -el dialéctico- la disposición, por
medio de su arte, de convertir en más fuerte
el argumento más débil. Sin embargo, es
importante señalar que Protágoras no
contemplaba el uso de esta técnica de forma
meramente instrumental, por mero afán
oportunista, sino que la apoyaba en un
complejo discurso en el que se debatía la
virtud.
Escepticismo y agnosticismo
También hizo una proposición
de agnosticismo: respecto a los dioses, no
tengo medios de saber si existen o no, ni cuál
es su forma. Me lo impiden muchas cosas: la
oscuridad de la cuestión y la brevedad de la
vida humana.

Jenofonte
Jenofonte (en  griego Ξενοφῶν Xe
nofṓn,
ca. 431 a. C. - 3 54 a. C.) fue
un historiador,  militar y filósofo gri
ego, conocido por sus escritos
sobre la cultura e historia
de Grecia.

Biografía
Nació en las cercanías
de Atenas, en la región de Ática,
durante la segunda mitad
del siglo V a. C., en el seno
de una familia acomodada. Su infancia y juventud transcurrieron
durante la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), en la que
participó formando parte de las fuerzas ecuestres.

Recorrido de Jenofonte y la Expedición de los Diez Mil.


Fue discípulo de Sócrates y escribió diálogos inspirados en su
persona. Durante el gobierno de los Treinta Tiranos, Jenofonte se
unió a una expedición de mercenarios griegos a Persia conocida
como la Expedición de los Diez Mil, contratados por el príncipe
persa Ciro el Joven (con quien trabó amistad), que se enfrentaba
con su hermano mayor Artajerjes II, el rey de Persia. A la muerte
de Ciro en la batalla de Cunaxa, la expedición quedó abandonada
a su suerte, por lo que se tuvo que abrir paso a través de
1.500 km de territorio hostil hasta conseguir volver a Grecia.
El relato de Jenofonte sobre esta expedición lleva por
nombre Anábasis y es su obra más conocida. Alejandro
Magno consultó durante su invasión al Imperio aqueménida este
excelente escrito, que lo ayudó incluso a tomar serias decisiones
en el ataque yasedio a diferentes ciudades y fortificaciones.
Tras regresar a Grecia, Jenofonte entra al servicio del
rey espartano Agesilao II, que comandaba un cuerpo
expedicionario griego para proteger las ciudades griegas de Asia
Menor de los persas (396 a. C.).
Sin embargo, la alianza griega pronto se rompió y en el 394 a. C.
tuvo lugar la batalla de Coronea, en la que Esparta se enfrentó a
una coalición de ciudades griegas de la que formaba parte
Atenas. Jenofonte tomó parte en la batalla, al servicio de
Agesilao, por lo que fue desterrado de su patria. En cualquier
caso, los espartanos le distinguieron primero con
la proxenía (honores concedidos a un huésped extranjero) y más
tarde con una finca en territorio eleo, en Escilunte, cerca
de Olimpia, en la que comenzó a escribir parte de su prolífica
obra. Aquí se le unieron su esposa, Filesia, y sus hijos, los cuales
fueron educados en Esparta.
En el 371 a. C. se libró la batalla de Leuctra, tras la cual los eleos
recuperaron los territorios que les habían sido arrebatados
previamente por Esparta, y Jenofonte tuvo que trasladarse
a Corinto. Al tiempo, el poder emergente de Tebas originó una
nueva alianza espartano-ateniense contra Tebas, por lo que le fue
levantada la prohibición de volver a su patria. Sin embargo, no
hay evidencia de que Jenofonte retornara a Atenas.
Jenofonte es considerado por algunos autores, entre ellos Jacob
Burckhardt, como partícipe de la idea del panhelenismo, ya que, a
pesar de su simpatía por Esparta en detrimento de Atenas, apoyó
la idea de unir políticamente todas las polis griegas.

Obras
En sus obras se manifiesta hostil hacia la democracia ateniense y
se orienta hacia formas más autoritarias, como las que conoció
en Esparta y en Persia.
Históricas y biográficas

 Anábasis
 Ciropedia, una semblanza del rey persa Ciro II el Grande de
intención moralizante.
 Helénicas, historia de la Guerra del Peloponeso que
continúa la obra inacabada de Tucídides.
 Agesilao, sobre Agesilao II.
 Sobre la constitución de los atenienses  (Περὶ τῆς Ἀθηναίων
πολιτείας); obra en contra de la situación política de Atenas.
Obras socráticas y diálogos

 Memorables
 Económico
 El banquete
 Apología de Sócrates
 Hierón, diálogo entre Hierón I y Simónides de Ceos.
Tratados menores

 Sobre la caballería o Sobre la equitación, en el que sienta las


bases de la doma clásica.
 Hipárquico, sobre el oficial de caballería.
 Cinegético
 Ingresos
 La Constitución de los lacedemonios o La república de los
lacedemonios.

Estilo
Como historiador, Jenofonte tiene notables defectos: no es
exhaustivo en la recogida de datos, es olvidadizo y margina
hechos de primera importancia. Cuenta las cosas desde su propia
perspectiva.
Sus escritos son un reportaje de sus propias experiencias en el
ejército. Su escritura es fresca, precisa, rápida, tan sólo alterada
por la longitud de algunos discursos.
La claridad y sencillez de sus escritos hicieron que ganara
multitud de lectores.

Marco Tulio Cicerón


Para otros nobles romanos llamados Cicerón y otros usos del

término Cicerón, véase Cicerón (desambiguación).


Marco Tulio Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero, pronunciado
['mar.kʊs 'tul.liʊs ˈkɪkɛroː] (Arpino, 3 de enero de 106 a. C. -
Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue
un jurista, político, filósofo, escritor, y orador romano. Es
considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la
prosa en latín de la República romana.
Reconocido universalmente como uno de los más importantes
autores de la historia romana, es responsable de la introducción
de las más célebres escuelas filosóficas helenas en la
intelectualidad republicana, así como de la creación de un
vocabulario filosófico en latín. Gran orador y reputado abogado,
Cicerón centró —mayoritariamente— su atención en su carrera
política. Hoy en día es recordado por sus escritos de carácter
humanista, filosófico y político. Sus cartas, la mayoría enviadas
a Ático, alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura
europea por la introducción de un depurado estilo
epistolar. Cornelio Nepote destacó la riqueza ornamental de estas
cartas, escritas «acerca de las inclinaciones de los líderes, los
vicios de los comandantes y las revoluciones estatales», que
transportaban al lector a esa época.
Constituido en uno de los máximos defensores del sistema
republicano tradicional combatió, usando cualquier recurso,
ladictadura de César. No obstante, durante su propia carrera no
dudó en cambiar de postura dependiendo del clima político. Esta
indecisión es fruto de su carácter sensible e impresionable.
Intemperante, era propenso a reaccionar de manera excesiva ante
los cambios. El escritor Asinio Polión escribió de él:
¡Ojalá hubiera sido capaz de soportar la prosperidad con mayor
autocontrol y la adversidad, con mayor energía!

La oratoria
La notoriedad como orador de Cicerón en vida aumentaría tras su
muerte. Pierre Grimal considera que no hubo nadie más capaz de
elaborar una teoría romana de la elocuencia, descrita como
vehículo de expresión e instrumento político.
El tusculano trata el tema en muchas de sus obras, tanto
didácticas como teóricas, e incluso históricas - Brutus; en el que
traza una breve historia de los oradores romanos más célebres
hasta César, del que destaca la calidad de su expresión.

Obra
Escribió distintos diálogos sobre varios temas:
Laelius, sive De amicitia, "Lelio, o Sobre la amistad" diserta sobre
este tema afirmando que la única amistad posible es entre iguales
y pondera la importancia de la misma para la felicidad humana,
elevando su principio a lo más digno de la naturaleza humana.
En el diálogo, Cato maior, sive De senectute, "Catón el Viejo, o
Sobre la vejez" manifiesta los beneficios que proporciona una
vejez sana y las ventajas que reporta en experiencia y sabiduría.
Conocido es también De officiis (Sobre las obligaciones), obra
que consta de tres libros, escritos en género epistolar. Estaban
dirigidos a un "tú", que era su hijo Marco. El último libro es el
más original y contiene un serio ataque contra los gobiernos
dictatoriales; fue escrito cuando se hallaba huído de la
persecución de Marco Antonio, poco antes de su muerte.
Como jurista Cicerón fue el mayor y más influyente de los
abogados romanos de su época, usando de sus aptitudes en
retórica y oratoria para sentar numerosos precedentes que fueron
largamente usados. Como escritor, aportó al latín un léxico
abstracto del que carecía, transvasó y tradujo numerosos
términos del griego y contribuyó al idioma latín, transformándolo
definitivamente en una lengua culta, apta para la expresión del
pensamiento más profundo. Escribió numerosos Discursos, a
veces agrupados por ciclos temáticos (las tres Catilinarias,
las Verrinas, las catorce Filípicas contra Marco Antonio...) y
bastantes tratados sobre Retórica yOratoria, como el De oratore.
En el siglo IV de nuestra era, la lectura del Hortensius de Cicerón
(obra actualmente perdida) despertó en la mente de San
Agustín el espíritu de especulación. Durante
elRenacimiento Cicerón fue uno de los modelos de la prosa y se
leyeron ávidamente sus cuatro colecciones de cartas,
conservadas y editadas por su secretario personal Tirón (al que
se atribuye el perfeccionamiento de la taquigrafía), entre las
cuales destacan las Epistulae ad familiares (Cartas a los
familiares), donde se perciben sus veleidades políticas, sus
gustos filosóficos y literarios, y la vida cotidiana de su casa y de
la Roma de su tiempo.
Casi toda su obra manifiesta una gran preocupación sobre cuál
debe ser la formación del orador, que estima que ha de ser
integral y emprenderse desde la cuna, en lo que tuvo por mayor
seguidor en fechas muy posteriores a Marco Fabio Quintiliano.
Como moralista, defendió la existencia de una comunidad
humana universal más allá de las diferencias étnicas
(Humanismo) y la supremacía del derecho natural en su obra
maestra, el De officiis o "Sobre las obligaciones" y se manifestó
contra la crueldad y la tortura.
Como filósofo no le satisfizo ninguna escuela griega y prefirió
adoptar el pensamiento del Eclecticismo, tomando lo mejor de
unos y de otros. Contrario al escepticismo radical, sostenía la
necesidad de conceptos innatos e inmutables necesarios para la
cohesión social y los vínculos relacionales de los individuos. Sus
ideas sobre religión, expresadas enDe natura deorum, (Sobre la
naturaleza de los dioses), revelan sus creencias y su apoyo al
libre albedrío. Casi todos sus trabajos filosóficos deben mucho a
fuentes griegas, que trata con familiaridad y enriquece con su
propio juicio; fue, pues, un gran divulgador y preservador de la
filosofía helénica.
En política fue un republicano convencido, absolutamente
enemigo de la tiranía, y se le deben obras dialogadas como el De
re publica y De legibus ("Sobre la república" y "Sobre las leyes").
Compuso además un tratado De gloria que no se ha conservado y
cuyo rastro se pierde en las manos del humanista Francesco
Petrarca, que alcanzó a leerlo en la Edad Media.
Obras de Cicerón

 Los 16 libros de las Epistulæ ad familiares (escritas entre


el 62 y el 43 a. C.) se agrupan por destinatarios.
 Epistulæ ad Atticum, igualmente en 16 libros (escritas
entre el 68 y el 43 a. C.), dispuestos en su mayor parte por
orden cronológico.
 Epistulæ ad Quintum fratrem, en 3 libros (escritas entre el
60 y el 54 a. C.), recogen las escritas entre Cicerón y su
hermano Quinto.
 Epistolæ ad Marcum Brutum, originalmente recogidas en
9 libros.
 De oratore (acerca de la formación del orador).
 Orator (retrato del orador ideal).
 Brutus, historia de la elocuencia griega y romana.
 De optimo genere oratorum, que versa sobre el mejor tipo
de elocuencia.
 Partitiones oratoriae se refiere a las divisiones de los
discursos.
 Topica, sobre los lugares comunes de los discursos.
 Discursos judiciales de defensa (Pro Archia poeta, Pro
Roscio Amerino, Pro Murena, Pro Milone...).
 Discursos judiciales de acusación (In Verrem,
o Verrinas etc).
 De re publica, que propone como mejor sistema político
el resultante de la fusión de la «monarquía», la
«aristocracia» y la «democracia». El Libro VI incluye el
«Sueño de Escipión», comentado por Macrobio.
 De legibus, sobre el derecho natural, las leyes sagradas y
el orden estatal, así como sobre las funciones propias de
los magistrados.
 De finibus bonorum et malorum  (Sobre el sumo bien y el
sumo mal, contraposición de las teorías epicúreas,
estoicas, platónicas y peripatéticas).

1. De officiis (Sobre los deberes, quizá la obra maestra de


Cicerón; el último de sus tres libros es el más personal, escrito
en parte bajo su aversión contra la tiranía de Marco Antonio).
2. Cato Maior De senectute (Sobre la vejez).
3. Laelius de amicitia (Sobre la amistad).
4. De natura deorum (Sobre la naturaleza de los dioses).
5. De divinatione (Sobre la adivinación).
6. De fato (Sobre el destino).
7. Catilinarias y Filípicas.
8. De inventione (Sobre la invención retórica).
9. De lege Manilia o De imperio Cn. Pompeii (Sobre la ley
Manilia).
Séneca

Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca),


llamado Séneca el Joven (Corduba, 4 a. C. – Roma, 65 d. C.), fue
unfilósofo, político, orador y escritor romano, conocido por sus
obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca,
fue Cuestor, Pretor y Senador del Imperio Romano durante los
gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además
deministro, tutor y consejero del emperador Nerón.
Séneca destacó tanto como pensador, intelectual y político.
Consumado orador, fue tanto una figura predominante de la
política romana durante la era imperial como uno de los
senadores más admirados, influyentes y respetados, y fue
objetivo tanto de enemigos como de benefactores, a causa de
este extraordinario prestigio.
De tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el
máximo representante del estoicismo y moralismo romano tras la
plena decadencia de la república romana. La sociedad romana
había perdido los valores de sus antepasados y se trastornó al
buscar el placer en lo material y mundano, dando lugar a una
sociedad turbulenta, amoral y antiética, que al final la condujo a
su propia destrucción.

Obras
Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro
apartados: los diálogos morales, las cartas, las tragedias y
losepigramas. La filosofía de Séneca se diluye en estas obras. No
escribió una obra sistemática de filosofía; su pensamiento
filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su
obra y llenan el comentario de todas las situaciones.
Los diálogos son once obras morales conservadas en un
manuscrito de la Biblioteca Ambrosiana. Si se exceptúa el
conocido con el nombre de Sobre la ira, son relativamente cortos.
El largo diálogo Sobre la ira está dedicado a su hermano Novato,
que le había pedido que le escribiera sobre el modo de mitigar la
ira.
En el exilio escribió el tratado Sobre la providencia, dedicado a
Lucilio hijo. De su exilio es también el diálogo más delicioso y el
más lleno de detalles personales, que escribió a su madre: De la
consolación a Helvia. Junto al tratado Sobre la providencia hay
que colocar el De la constancia del sabio, escrito probablemente
después del año 47. Vuelto a las tareas de gobierno redacta el
diálogo Sobre la brevedad de la vida, escrito con toda
probabilidad en el año 55. A su suegro Paulino le dedicó el
diálogo La vida bienaventurada, una curiosa defensa de su forma
de vida de filósofo estoico.
Durante el período de retiro de la vida política escribió un libro
de Cuestiones naturales, dedicado a Lucilio, que trata de
fenómenos naturales, y donde la ética se mezcla con lafísica.
Escrita en prosa y en verso, pero aislada de sus demás obras,
como caso único está la Apocolocyntosis, una sátira feroz de la
deificación de Claudio, con crítica política y malicia personal.
De toda la obra poética de Séneca, sus diez tragedias son el fruto
de una actividad creativa, independiente, que ejerció a lo largo de
su vida, pero especialmente en el periodo intermedio de la
educación de Nerón. Diez tragedias han llegado hasta nosotros.
Una, no obstante, es dudosa en la atribución: Hércules en el Eta;
y otra ciertamente esapócrifa: Octavia.
Consolaciones

 Consolación a Marcia (40 d. C.)


 Consolación a Helvia (42 d. C.)
 Consolación a Polibio (43 d. C.)
Diálogos

 De la ira (41 d. C.)
 De la serenidad del alma (53 d. C.)
 De la brevedad de la vida (55 d. C.)
 De la firmeza del sabio (55 d. C.)
 De la clemencia (56 d. C.)
 De la vida bienaventurada o De la felicidad (58 d. C.)
 De los beneficios (59 d. C.)
 De la vida retirada o Del ocio (¿62? d. C.)
 De la providencia (63 d. C.)
Tragedias

 Hércules furioso
 Las troyanas
 Medea
 Hipólito9
 Edipo
 Agamenón
 Tiestes
 Hércules en el Eta
 Las fenicias
 Fedra
 Octavia
Otras

 Apocolocyntosis divi Claudii (Calabacificación del divino


Claudio), una obra satírica, también contiene referencias a
Nerón, al que compara con Néstor en sabiduría y longevidad,
en un ejercicio de inaudita adulación.
 Naturales quaestiones, en 7 libros de poca originalidad, pero
aun así tremendamente populares durante la Edad Media,
incluyen todo lo relacionado
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con meteorología,mineralogía y oceanografía.
 Epistulae morales ad Lucilium (Cartas a Lucilio), conjunto
de 124 cartas de temática moral dirigidas a Lucilio.
 Cujus etiam ad Paulum apostolum leguntur epistolae ,
correspondencia apócrifa mantenida entre Séneca y San
Pablo. Fueron fechadas en torno al año 370 d. C. por
expertos latinistas durante el Renacimiento, y desde entonces
se consideran una falsificación.
Quintiliano

Estatua a Quintiliano en su Calahorra natal,


por Antonio Loperena Eseverri.
Marco Fabio Quintiliano, en latín Marcus Fabius
Quintilianus (Calagurris,
actual Calahorra, c. 35 –  Roma, c. 95). Fue
unretórico y pedagogo hi spanorromano.

Biografía
Nació en Calagurris Nassica, actual Calahorra, cerca de Logroño,
en la provincia hispanorromana de la Tarraconense. Hizo sus
primeros estudios en Roma, donde su padre ejercía la profesión
de rétor o abogado; allí adquiere una cultura general muy
completa siguiendo las lecciones de Remio Palemón y Servilio
Nonanio en literatura y de Domicio Afer en elocuencia. Regresa a
Hispania en el año 61 cuando Nerón nombra a Galba gobernador
de la Tarraconense. Durante siete años, es profesor de elocuencia
y abogado.
Vuelve a Roma en el año 68 tras el asesinato de Nerón, cuando es
proclamado Galba emperador, y desarrolla una brillante y
reconocida carrera de veinte años como abogado y profesor de
retórica en la Roma de Vespasiano, Tito y Domiciano. Abrió una
escuela pública de retórica que obtuvo un gran éxito y le hizo
ganar alrededor de cien mil sextercios al año. Le fue
encomendada la educación de los sobrinos de Domiciano y los
hijos de la emperatriz Domitilla.
Su fama proviene sin embargo de ser el mejor profesor
de retórica del mundo antiguo junto a Isócrates. En esta materia
alcanzó un prestigio tal que se le nombró profesor oficial de la
materia con retribución pública. Era amigo del científico Plinio el
Viejo; el escritor romano Plinio el Joven fue alumno suyo y quizá
lo fue incluso el historiador Tácito. Tras consumir esos veinte
años como abogado y profesor, se retiró el año 89 para dedicarse
a escribir rodeado de honores (los ornamenta, los consulariay
la laticlavia —toga con una banda en su borde de color púrpura
que sólo podían vestir los nobles romanos-). El fin de su vida está
señalado con una serie de dramas familiares: el mismo año de su
retiro, 89, perdió a su mujer, que tenía 19 años; en el 90, a su hijo
primogénito, que contaba cinco; en 95, al segundo, con diez.
Escribió primero un diálogo que se ha perdido en que expone su
propia posición sobre la creciente corrupción del arte de la
elocuencia (De causis corruptae eloquentiae) y, poco antes de
fallecer, divulgó su obra mayor: De institutione oratoria. Son
espurias dos colecciones de declamaciones que se le atribuyen
(Maiores y Minores). Murió probablemente poco antes del
asesinato del emperador Domiciano, en el año 95.

Obra
Su fama proviene de su Institutio oratoria (c. 95 d. C.), una obra
enciclopédica que recoge todo cuanto es necesario para formar a
un orador, en doce volúmenes. Como modelo supremo propone
a Cicerón. En los dos primeros libros, Quintiliano trata la
educación elemental y los métodos para la formación básica en el
campo de la Retórica. Dedica los nueve libros siguientes a los
fundamentos y técnicas de la oratoria. El Libro X es el más
conocido; en él aconseja la lectura como elemento fundamental
en la formación de un orador y contiene un famoso estudio sobre
las personas que escribieron en griego y latín. El último libro
presenta el conjunto de cualidades que debe reunir quien se
dedique a la Oratoria, tanto en lo referente al carácter como a la
conducta.
La obra defiende la formación íntegra del orador como ser
humano y como hombre público y presenta una originalidad
notable con un estilo ciceroniano lúcido y brillante; ejerció una
gran influencia sobre la teoría pedagógica que sustenta
el Humanismo y el Renacimiento y fue traducida directamente del
latín al español en dos volúmenes por Ignacio Rodríguez y Pedro
Sandier (Madrid: Librería de Ranz, 1799).

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