Lisias
Lisias
Lisias
Biografía
A pesar de haber nacido en Atenas, fue meteco “Un simple
extranjero” y nunca gozó del derecho de ciudadanía ya que su
padre, Céfalo, era de Siracusa.
En el año 404 a. C., el régimen oligárquico “forma de gobierno en
la cual el cargo lo suceden los deecndientes” de los Treinta
Tiranos privó a Lisias y a su hermano Polemarco de todas sus
posesiones. Cuando mataron a este último, Lisias huyó a una
población vecina.
Regresó a Atenas en el año 403 a. C., tras la derrota de los Treinta
Tiranos y el restablecimiento del gobierno democrático.
Emprendió entonces acciones legales contra Eratóstenes, el
tirano responsable de la muerte de su hermano.
Platón alude a Lisias y a su familia en la República y en el Fedro.
Obra
Lisias se ganó la vida como logógrafo,
escribiendo discursos para los litigantes y transformándose en la
figura más destacada de la oratoria judicial ática. Su biografía se
refleja en la doble vertiente de su obra: por una parte, dedicado a
la enseñanza de la retórica y a escribir discursos por encargo; y,
por otra, consagrado a la tarea política de la restauración de
la democracia en Atenas y a la persecución de los tiranos
mediante sus discursos.
Llegó a escribir 233 discursos, de los que sólo se ha conservado
una treintena.
Los más conocidos son Contra Eratóstenes (Κατά
Ερατοσθένους), Defensa en el juicio contra Simón (Πρὸς Σίμωνα
ἀπολογία) y Sobre el asesinato de Eratóstenes (Υπέρ του
Ερατοσθένους φόνου απολογία).
Estilo
Tenía un talento incomparable para adaptar sus discursos al
carácter de sus clientes. Los rasgos más destacados de su estilo,
como demuestran las obras que de él se conservan, eran la
pureza, la sencillez y la claridad.
Protágoras
Biografía
Según la mayoría de los autores antiguos, Protágoras era
originario de la ciudad de Abdera, afirmación sólo discutida por el
dramaturgo ateniense Eupolis, quien lo estimaba natural de Teos,
en Asia menor. También, con cierto consenso, se indicaba la
84 olimpiada (años 444 a 441 a. C.) como su acmé o época de
plenitud,3 dato a partir del cual, modernamente, se suele fijar la
fecha de su nacimiento en torno al año 485 a. C.
Se lo tenía por discípulo de Demócrito, aunque Filóstrato cuenta
que también se habría relacionado con magos de Persia en los
tiempos de la expedición del rey Jerjes contraGrecia. Se decía
que en su juventud había trabajado como cargador, inventando
un cojín llamado tyle que facilitaba el transporte de la carga.
Según Diógenes Laercio, Demócrito quedó tan impresionado con
el ingenio del joven Protágoras manifestó en dicho invento, que
decidió adoptarlo como discípulo.
Se contaba a Protágoras entre los creadores del
arte retórico, señalándosele como el primero en introducir los
razonamientos erísticos.
También se lo tenía por iniciador de la práctica de recibir
honorarios a cambio de enseñanzas, siendo estos
particularmente elevados. Según Platón, Protágoras habría
ganado en su comercio educativo más dinero que todo el reunido
por "Fidias y otros diez escultores más." Refiere, también Platón,
el criterio usado por el sofista para recibir el pago de honorarios;
hace decir a Protágoras: "Cuando [un discípulo] ha aprendido
conmigo, si quiere me entrega el dinero que yo estipulo, y si no,
se presenta en un templo, y, después de jurar que cree que las
enseñanzas valen tanto, allí lo deposita.”
Era famosa en la antigüedad una anécdota acerca de un pacto de
honorarios entre Protágoras y un discípulo suyo, llamado Evatlo.
Habían acordado el pago sólo para el evento de que el aprendiz
llegara a ganar un juicio haciendo uso de las adquiridas dotes
retóricas. Evatlo, como no ganaba caso alguno, se negaba a
pagar. Entonces, Protágoras lo llevó a juicio, diciéndole: "Si yo
gano, es preciso que por haber ganado me entregues los
honorarios; si tú ganas, por haberse cumplido la condición,
también deberías pagarme." A esto se le conoce como paradoja
de Protágoras.
Al parecer llevó una vida errante, enseñando durante cuarenta
años en las distintas ciudades griegas. Se sabe que
visitó Atenas al menos en dos ocasiones, y Platón lo sitúa, ya de
avanzada edad, viviendo en Sicilia.
Su relación con los atenienses tuvo dos momentos; uno en que
fue bien acogido y mantuvo estrechas relaciones con los círculos
de poder de la ciudad, seguido por otro, de repudio y condena.
El primero de los períodos está marcado por su amistad
con Pericles, con quien, se conjetura, compartía ideales
filosóficos y políticos. Eran famosos los largos debates que
solían mantener ambos. En cierta ocasión, según refiere Plutarco,
discutieron todo un día a propósito de la muerte del atleta
Epitimio de Farsalia; se preguntaban quien había sido culpable de
su muerte, si la jabalina que lo hirió, si el que la lanzó o si los
organizadores del certamen.
Bajo el alero de Pericles, Protágoras tuvo gran prestigio entre los
atenienses, el cual se vio reflejado en el hecho de que le
encargaran la redacción de una constitución para la nueva
colonia de Turios, en el año 443 a. C.; texto que estableció, por
primera vez, la educación pública y obligatoria.
La filosofía de Protágoras encajaba bien con las ideas del círculo
gobernante liderado por Pericles, dentro del cual
el agnosticismo del sofista no generaba rechazo; pero una vez
muerto Pericles, los nuevos líderes de la ciudad dejaron de lado
la actitud tolerante.
Diógenes Laercio afirma que los problemas comenzaron para el
sofista cuando leyó, en casa de Eurípides (o de Megaclides), su
libro Sobre los dioses, en el cual señalaba desconocer la
existencia o inexistencia de seres divinos. A raíz de ello fue
acusado de impiedad por Pitidoro, hijo de uno de los
Cuatrocientos (Según Aristóteles, el acusador fue Evatlo,
discípulo del sofista ). Filostrato señala que no está claro si hubo
o no un proceso para llegar a la condena, que algunos dicen que
fue el destierro y otros, la muerte. En todo caso, se ordenó que
sus obras fueran quemadas. E. Derenne sitúa tales
acontecimientos en torno al año 416 a. C., en vísperas de que la
flota ateniense marchara en expedición contra Siracusa.
Ya sea para huir de la pena de muerte, o en cumplimiento de la
orden de destierro, Protágoras se embarcó rumbo a Sicilia. A
mitad del viaje el barco zozobró, a causa de lo cual el sofista
murió ahogado. La mayoría de las fuentes señalan que contaba
con 90 años, si bien hay algunas que refieren la edad de 70.
Obra
No nos ha llegado ninguna obra completa escrita por Protágoras,
pero se conservan valiosos fragmentos en los diálogos
de Platón (Protágoras Crátilo,Gorgias y Teeteto) y en textos de
otros autores como Aristóteles, Sexto Empírico y Diógenes
Laercio.
Los libros que se conservan de él son los siguientes: El arte de la
erística, Sobre la lucha, Sobre las matemáticas, Sobre el
Estado, Sobre la ambición, Sobre las virtudes, Sobre el estado de
las cosas en el principio, Sobre el Hades, Sobre las malas
acciones de los hombres, El discurso preceptivo, La disputa
sobre los honorarios, dos libros deAntilogías. Éstos son sus
libros.
La lista no contempla tres títulos conocidos a partir de otras
fuentes: Sobre la verdad (llamada también Refutaciones o Sobre
los discursos convincentes), Sobre los dioses ySobre el
Ser. Bodrero explica la omisión reparando en la frase "Los libros
que se conservan de él son los siguientes" y señalando que lo
textos no incluidos en la enumeración ya constituían obras
perdidas en tiempos de Diógenes Laercio. Untersteiner, por su
parte, conjetura que los títulos nombrados en la lista no serían
sino capítulos de las Antilogías. Según Untersteiner, Protágoras
habría escrito sólo dos obras: Sobre la verdad y las Antilogías.
Esta última, que constaba de dos libros, habría estado dividida en
cuatro secciones subdivididas, a su vez, en los títulos señalados
por Diógenes Laercio. El esquema que propone Untersteiner es el
siguiente:
Sección Capítulos
Sobre los
Sobre los dioses; Sobre el Hades
dioses
Sobre las
Sobre la lucha; Sobre las matemáticas
artes
Pensamiento
El hombre como medida de todas las cosas
El principio filosófico más famoso de Protágoras alude al estatus
del hombre enfrentado al mundo que lo rodea. Habitualmente se
designa con la expresión Homo mensura («El hombre es la
medida»), fórmula abreviada de la frase Homo omnium rerum
mensura est («El hombre es la medida de todas las cosas»), que
traduce al latín la sentencia original en griego. Esta última,
según Diógenes Laercio, habría sido la siguiente:
πάντων χρημάτων μέτρον El hombre es la medida de
ἔστὶν ἄνθρωπος, τῶν δὲ μὲν todas las cosas, de las que son
οντῶν ὡς ἔστιν, τῶν δὲ οὐκ en cuanto que son, de las que
ὄντων ὠς οὐκ ἔστιν37 no son en cuanto que no son.
Jenofonte
Jenofonte (en griego Ξενοφῶν Xe
nofṓn,
ca. 431 a. C. - 3 54 a. C.) fue
un historiador, militar y filósofo gri
ego, conocido por sus escritos
sobre la cultura e historia
de Grecia.
Biografía
Nació en las cercanías
de Atenas, en la región de Ática,
durante la segunda mitad
del siglo V a. C., en el seno
de una familia acomodada. Su infancia y juventud transcurrieron
durante la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), en la que
participó formando parte de las fuerzas ecuestres.
Obras
En sus obras se manifiesta hostil hacia la democracia ateniense y
se orienta hacia formas más autoritarias, como las que conoció
en Esparta y en Persia.
Históricas y biográficas
Anábasis
Ciropedia, una semblanza del rey persa Ciro II el Grande de
intención moralizante.
Helénicas, historia de la Guerra del Peloponeso que
continúa la obra inacabada de Tucídides.
Agesilao, sobre Agesilao II.
Sobre la constitución de los atenienses (Περὶ τῆς Ἀθηναίων
πολιτείας); obra en contra de la situación política de Atenas.
Obras socráticas y diálogos
Memorables
Económico
El banquete
Apología de Sócrates
Hierón, diálogo entre Hierón I y Simónides de Ceos.
Tratados menores
Estilo
Como historiador, Jenofonte tiene notables defectos: no es
exhaustivo en la recogida de datos, es olvidadizo y margina
hechos de primera importancia. Cuenta las cosas desde su propia
perspectiva.
Sus escritos son un reportaje de sus propias experiencias en el
ejército. Su escritura es fresca, precisa, rápida, tan sólo alterada
por la longitud de algunos discursos.
La claridad y sencillez de sus escritos hicieron que ganara
multitud de lectores.
La oratoria
La notoriedad como orador de Cicerón en vida aumentaría tras su
muerte. Pierre Grimal considera que no hubo nadie más capaz de
elaborar una teoría romana de la elocuencia, descrita como
vehículo de expresión e instrumento político.
El tusculano trata el tema en muchas de sus obras, tanto
didácticas como teóricas, e incluso históricas - Brutus; en el que
traza una breve historia de los oradores romanos más célebres
hasta César, del que destaca la calidad de su expresión.
Obra
Escribió distintos diálogos sobre varios temas:
Laelius, sive De amicitia, "Lelio, o Sobre la amistad" diserta sobre
este tema afirmando que la única amistad posible es entre iguales
y pondera la importancia de la misma para la felicidad humana,
elevando su principio a lo más digno de la naturaleza humana.
En el diálogo, Cato maior, sive De senectute, "Catón el Viejo, o
Sobre la vejez" manifiesta los beneficios que proporciona una
vejez sana y las ventajas que reporta en experiencia y sabiduría.
Conocido es también De officiis (Sobre las obligaciones), obra
que consta de tres libros, escritos en género epistolar. Estaban
dirigidos a un "tú", que era su hijo Marco. El último libro es el
más original y contiene un serio ataque contra los gobiernos
dictatoriales; fue escrito cuando se hallaba huído de la
persecución de Marco Antonio, poco antes de su muerte.
Como jurista Cicerón fue el mayor y más influyente de los
abogados romanos de su época, usando de sus aptitudes en
retórica y oratoria para sentar numerosos precedentes que fueron
largamente usados. Como escritor, aportó al latín un léxico
abstracto del que carecía, transvasó y tradujo numerosos
términos del griego y contribuyó al idioma latín, transformándolo
definitivamente en una lengua culta, apta para la expresión del
pensamiento más profundo. Escribió numerosos Discursos, a
veces agrupados por ciclos temáticos (las tres Catilinarias,
las Verrinas, las catorce Filípicas contra Marco Antonio...) y
bastantes tratados sobre Retórica yOratoria, como el De oratore.
En el siglo IV de nuestra era, la lectura del Hortensius de Cicerón
(obra actualmente perdida) despertó en la mente de San
Agustín el espíritu de especulación. Durante
elRenacimiento Cicerón fue uno de los modelos de la prosa y se
leyeron ávidamente sus cuatro colecciones de cartas,
conservadas y editadas por su secretario personal Tirón (al que
se atribuye el perfeccionamiento de la taquigrafía), entre las
cuales destacan las Epistulae ad familiares (Cartas a los
familiares), donde se perciben sus veleidades políticas, sus
gustos filosóficos y literarios, y la vida cotidiana de su casa y de
la Roma de su tiempo.
Casi toda su obra manifiesta una gran preocupación sobre cuál
debe ser la formación del orador, que estima que ha de ser
integral y emprenderse desde la cuna, en lo que tuvo por mayor
seguidor en fechas muy posteriores a Marco Fabio Quintiliano.
Como moralista, defendió la existencia de una comunidad
humana universal más allá de las diferencias étnicas
(Humanismo) y la supremacía del derecho natural en su obra
maestra, el De officiis o "Sobre las obligaciones" y se manifestó
contra la crueldad y la tortura.
Como filósofo no le satisfizo ninguna escuela griega y prefirió
adoptar el pensamiento del Eclecticismo, tomando lo mejor de
unos y de otros. Contrario al escepticismo radical, sostenía la
necesidad de conceptos innatos e inmutables necesarios para la
cohesión social y los vínculos relacionales de los individuos. Sus
ideas sobre religión, expresadas enDe natura deorum, (Sobre la
naturaleza de los dioses), revelan sus creencias y su apoyo al
libre albedrío. Casi todos sus trabajos filosóficos deben mucho a
fuentes griegas, que trata con familiaridad y enriquece con su
propio juicio; fue, pues, un gran divulgador y preservador de la
filosofía helénica.
En política fue un republicano convencido, absolutamente
enemigo de la tiranía, y se le deben obras dialogadas como el De
re publica y De legibus ("Sobre la república" y "Sobre las leyes").
Compuso además un tratado De gloria que no se ha conservado y
cuyo rastro se pierde en las manos del humanista Francesco
Petrarca, que alcanzó a leerlo en la Edad Media.
Obras de Cicerón
Obras
Las obras que nos quedan de Séneca se pueden dividir en cuatro
apartados: los diálogos morales, las cartas, las tragedias y
losepigramas. La filosofía de Séneca se diluye en estas obras. No
escribió una obra sistemática de filosofía; su pensamiento
filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su
obra y llenan el comentario de todas las situaciones.
Los diálogos son once obras morales conservadas en un
manuscrito de la Biblioteca Ambrosiana. Si se exceptúa el
conocido con el nombre de Sobre la ira, son relativamente cortos.
El largo diálogo Sobre la ira está dedicado a su hermano Novato,
que le había pedido que le escribiera sobre el modo de mitigar la
ira.
En el exilio escribió el tratado Sobre la providencia, dedicado a
Lucilio hijo. De su exilio es también el diálogo más delicioso y el
más lleno de detalles personales, que escribió a su madre: De la
consolación a Helvia. Junto al tratado Sobre la providencia hay
que colocar el De la constancia del sabio, escrito probablemente
después del año 47. Vuelto a las tareas de gobierno redacta el
diálogo Sobre la brevedad de la vida, escrito con toda
probabilidad en el año 55. A su suegro Paulino le dedicó el
diálogo La vida bienaventurada, una curiosa defensa de su forma
de vida de filósofo estoico.
Durante el período de retiro de la vida política escribió un libro
de Cuestiones naturales, dedicado a Lucilio, que trata de
fenómenos naturales, y donde la ética se mezcla con lafísica.
Escrita en prosa y en verso, pero aislada de sus demás obras,
como caso único está la Apocolocyntosis, una sátira feroz de la
deificación de Claudio, con crítica política y malicia personal.
De toda la obra poética de Séneca, sus diez tragedias son el fruto
de una actividad creativa, independiente, que ejerció a lo largo de
su vida, pero especialmente en el periodo intermedio de la
educación de Nerón. Diez tragedias han llegado hasta nosotros.
Una, no obstante, es dudosa en la atribución: Hércules en el Eta;
y otra ciertamente esapócrifa: Octavia.
Consolaciones
De la ira (41 d. C.)
De la serenidad del alma (53 d. C.)
De la brevedad de la vida (55 d. C.)
De la firmeza del sabio (55 d. C.)
De la clemencia (56 d. C.)
De la vida bienaventurada o De la felicidad (58 d. C.)
De los beneficios (59 d. C.)
De la vida retirada o Del ocio (¿62? d. C.)
De la providencia (63 d. C.)
Tragedias
Hércules furioso
Las troyanas
Medea
Hipólito9
Edipo
Agamenón
Tiestes
Hércules en el Eta
Las fenicias
Fedra
Octavia
Otras
Biografía
Nació en Calagurris Nassica, actual Calahorra, cerca de Logroño,
en la provincia hispanorromana de la Tarraconense. Hizo sus
primeros estudios en Roma, donde su padre ejercía la profesión
de rétor o abogado; allí adquiere una cultura general muy
completa siguiendo las lecciones de Remio Palemón y Servilio
Nonanio en literatura y de Domicio Afer en elocuencia. Regresa a
Hispania en el año 61 cuando Nerón nombra a Galba gobernador
de la Tarraconense. Durante siete años, es profesor de elocuencia
y abogado.
Vuelve a Roma en el año 68 tras el asesinato de Nerón, cuando es
proclamado Galba emperador, y desarrolla una brillante y
reconocida carrera de veinte años como abogado y profesor de
retórica en la Roma de Vespasiano, Tito y Domiciano. Abrió una
escuela pública de retórica que obtuvo un gran éxito y le hizo
ganar alrededor de cien mil sextercios al año. Le fue
encomendada la educación de los sobrinos de Domiciano y los
hijos de la emperatriz Domitilla.
Su fama proviene sin embargo de ser el mejor profesor
de retórica del mundo antiguo junto a Isócrates. En esta materia
alcanzó un prestigio tal que se le nombró profesor oficial de la
materia con retribución pública. Era amigo del científico Plinio el
Viejo; el escritor romano Plinio el Joven fue alumno suyo y quizá
lo fue incluso el historiador Tácito. Tras consumir esos veinte
años como abogado y profesor, se retiró el año 89 para dedicarse
a escribir rodeado de honores (los ornamenta, los consulariay
la laticlavia —toga con una banda en su borde de color púrpura
que sólo podían vestir los nobles romanos-). El fin de su vida está
señalado con una serie de dramas familiares: el mismo año de su
retiro, 89, perdió a su mujer, que tenía 19 años; en el 90, a su hijo
primogénito, que contaba cinco; en 95, al segundo, con diez.
Escribió primero un diálogo que se ha perdido en que expone su
propia posición sobre la creciente corrupción del arte de la
elocuencia (De causis corruptae eloquentiae) y, poco antes de
fallecer, divulgó su obra mayor: De institutione oratoria. Son
espurias dos colecciones de declamaciones que se le atribuyen
(Maiores y Minores). Murió probablemente poco antes del
asesinato del emperador Domiciano, en el año 95.
Obra
Su fama proviene de su Institutio oratoria (c. 95 d. C.), una obra
enciclopédica que recoge todo cuanto es necesario para formar a
un orador, en doce volúmenes. Como modelo supremo propone
a Cicerón. En los dos primeros libros, Quintiliano trata la
educación elemental y los métodos para la formación básica en el
campo de la Retórica. Dedica los nueve libros siguientes a los
fundamentos y técnicas de la oratoria. El Libro X es el más
conocido; en él aconseja la lectura como elemento fundamental
en la formación de un orador y contiene un famoso estudio sobre
las personas que escribieron en griego y latín. El último libro
presenta el conjunto de cualidades que debe reunir quien se
dedique a la Oratoria, tanto en lo referente al carácter como a la
conducta.
La obra defiende la formación íntegra del orador como ser
humano y como hombre público y presenta una originalidad
notable con un estilo ciceroniano lúcido y brillante; ejerció una
gran influencia sobre la teoría pedagógica que sustenta
el Humanismo y el Renacimiento y fue traducida directamente del
latín al español en dos volúmenes por Ignacio Rodríguez y Pedro
Sandier (Madrid: Librería de Ranz, 1799).