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Sigmund Freud-Comprende La Psicologia PDF

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COMPRENDE

LA PSICOLOGÍA

El fundador del psicoanálisis


SIGMUND FREUD
ÍNDICE

Título original: Capire la psicologia


© 2016, Hachette Fascicoli s.r.l., edición original
© 2017, Editorial Salvat, S.L., presente edición

Editorial Salvat, S.L.


C/ Amigó, 11, 5ª planta
08021 Barcelona, España

El material gráfico utilizado en esta obra es de dominio público


Introducción 5
Textos: Anna Giardini, Ilaria Baiardini, Barbara Cacciola, Marina Maffoni, Laura
Ranzini, Francesca Sicuro
Revisión original: Marco Barbieri LA VIDA Y LA ÉPOCA
Diseño: Studio Dispari
Traducción: Javier Lorente Cronología 8
Realización editorial: Ormobook, Servicios Editoriales
La vida 11
ISBN Colección: 978-84-471-3172-3
La época 27
ISBN Tomo: 978-84-471-3173-0
Depósito legal: B 25048-2016
LA IMPORTANCIA DE FREUD Y SU MÉTODO
Impreso en España
El método freudiano 37
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transforma-
ción de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo
excepción prevista por la ley.
EL PENSAMIENTO
La norma del editor es utilizar papeles fabricados con fibras naturales, renovables y
reciclables a partir de maderas procedentes de bosques que se acogen a un sistema La teoría general de la psique 67
de explotación sostenible. El principio de placer y el principio de realidad 79
El editor espera de sus proveedores de papel que gestionen correctamente sus deman- Lapsus y actos fallidos 85
das con el certificado medioambiental reconocido. Pulsiones, angustia y defensas 93
El desarrollo de la sexualidad y el complejo de Edipo 105
Civilización, colectividad y arte 121 INTRODUCCIÓN
Luces, sombras, herencia 129
Lecturas recomendadas 135
Bibliografía 137
Comité científico 141

Han pasado más de cien años desde que Freud comenzase a publicar
sus obras, unos libros que han cambiado la historia del pensamiento
sobre el funcionamiento del ser humano.
Freud representa en la psicología un papel análogo al de Eins-
tein en la física. Leerlo hoy quizá parezca anacrónico, aun cuando
todos los que han venido después han pensado y escrito siguiendo o
enfrentándose a sus análisis e incluso los psicólogos teóricos contem-
poráneos, a pesar de que no se refieran directamente a sus trabajos,
pueden considerarse sus herederos. Conviene tenerlo en cuenta.
Irma, Dora, Elisabeth von R. o Hans se han convertido en pacien-
tes célebres en todo el mundo y han espoleado el pensamiento y la
imaginación de un gran número de futuros profesionales, y también
de profanos.
Como puede imaginarse, los intentos por dar un significado a los
sueños son muy anteriores a Freud, pero solo tras su gran esfuerzo se
ha pretendido hacerlo de una manera científica y, aunque su ensayo
al respecto ya pertenece a la historia, quien acometa tal tarea en la
actualidad necesariamente se habrá visto influido por la obra.
No menos revolucionaria es su lectura sobre el sufrimiento psicoló-
gico: todos padecemos, en mayor o menor medida, ciertas psicopato-
6 SIGMUND FREUD

logías relacionadas con la vida cotidiana. Asimismo, el inconsciente


es una parte intrínseca de nosotros y la interacción entre Ello, Yo y
Superyó da lugar a comportamientos que se manifiestan a diario.
Quizá su incidencia varíe –ahí radica la diferencia entre normalidad
y enfermedad–, pero no hay nadie cuya psique carezca de pulsiones
y mecanismos de defensa universales.
La angustia, el miedo, los deseos difíciles de expresar: nada nos es
ajeno, ni siquiera lo más oscuro, y Freud tuvo la valentía de observar-
los y comprender que, precisamente, vivimos gracias a su existencia.
Todos experimentamos pulsiones sexuales, pulsiones de vida (Eros)
y pulsiones de muerte (Tánatos): si aprendemos a sobreponernos al
miedo y utilizarlo en nuestro favor, la vida nos deparará grandes
sorpresas.
Sigmund Freud es el hito, el punto de partida de un viaje que re-
correremos para descubrir la riqueza que puede depararnos el saber
psicológico. LA VIDA
Tan solo necesitamos curiosidad. Curiosidad para comprender y
para comprendernos. Y LA ÉPOCA
Buen viaje.
Anna Giardini
CRONOLOGÍA Freud se matricula en la
Facultad de Medicina, aunque
1873
no abandona su interés por la
filosofía.
HISTORIA SIGMUND FREUD 1881 Freud se licencia.
Freud trabaja en París con Jean-
Martin Charcot. A su regreso a
1886
Viena, contrae matrimonio con
Francisco José de Habsburgo Martha Bernays.
sube al trono del Imperio 1848
austriaco. Se inaugura la Exposición
Internacional de París, así
1889
En Europa se desarrollan varias como su mayor atracción:
revoluciones conocidas como la Torre Eiffel.
«la primavera de los pueblos»
1848-1849 Freud publica, con Josef Breuer,
que ponen fin a los regímenes 1895
absolutistas impuestos tras el Estudios sobre la histeria.
Congreso de Viena (1814-1815). España y Estados Unidos firman
6 de mayo: nace Sigmund el Tratado de París, que pone fin
1856 a la Guerra de Cuba y por el que
Freud. 1898
se ceden los territorios de Cuba,
Las tropas francoespañolas Puerto Rico y Filipinas. El
conquistan la ciudad de Saigón. Imperio español llega a su fin.
1859
Comienza la colonización
francesa de Indochina. 1900 La interpretación de los sueños.

La familia Freud se traslada Psicopatología de la vida cotidiana.


1860 Primer viaje de Freud a Roma,
a Viena. 1901
a la que regresará en diversas
Abraham Lincoln asume la ocasiones.
presidencia de Estados Unidos y,
en Europa, Víctor Manuel II se 1861 1905 Tres ensayos sobre teoría sexual.
convierte en el primer rey de la Primer Congreso Internacional
Italia unificada. 1908
de Psicoanálisis.
Italia y Prusia firman una Viaje a Estados Unidos para
alianza contra el Imperio 1866 1909 dictar un ciclo de conferencias
austriaco. en la Clark University.
Austria reconoce la autonomía Fundación de la Asociación
de Hungría y nace el Imperio 1867 1910
Psicoanalítica Internacional.
austrohúngaro.
Napoleón III asume la dignidad
de rey de Francia. La república
1870
se convierte en una monarquía
constitucional.
José Ortega y Gasset publica en
el periódico La lectura un largo
LA VIDA
artículo, dividido en tres partes,
titulado «Psicoanálisis, una
1911
ciencia problemática». Se trata
de la primera noticia que se tiene
de las investigaciones de Freud y
Breuer en España.
1913 Tótem y tabú.
Estalla la I Guerra mundial. 1914
Batallas del Somme y de
1916
Verdún.
Lenin da el golpe de Estado que
1917
pone fin a la monarquía zarista.
Fin de la guerra y disolución del
1918
Imperio austrohúngaro.
1920 Más allá del principio de placer. PRIMEROS AÑOS
Mussolini toma el poder en
1922
Roma. Sigismund Schlomo Freud nació el 6 de mayo de 1856 en la loca-
El yo y el ello. Primera lidad de Freiberg in Mähren (hoy Príbor, en la República Checa),
1923 manifestación del cáncer de situada en el corazón de Moravia, una región del Imperio austriaco
mandíbula.
a la que su familia –dedicada al comercio– se había trasladado. El
1927 El porvenir de una ilusión. padre, Jakob, de carácter débil y acomodaticio, se había casado en
Se hunde la Bolsa de Wall dos ocasiones anteriores y, al contraer matrimonio por tercera vez,
Street. Se inicia la crisis 1929 contaba ya con dos hijos, Emanuel y Philipp. La situación resultó
económica.
algo peculiar, ya que su nueva esposa, Amalia Nathanson, era más
1930 El malestar en la cultura.
joven que el primogénito.
Hitler alcanza el poder en
1933 De acuerdo con la costumbre judía, el nacimiento de Sigismund y
Alemania.
su posterior circuncisión quedó anotado en el libro de registro fami-
Alemania se anexiona Austria
1938 Freud huye a Londres. liar. Sin embargo, su niñez no estuvo marcada por una rígida obser-
(Anschluss).
vancia de la ley mosaica. Su familia, muy numerosa, no se mostra-
El 1 de septiembre, estalla la Freud fallece el 23 ba demasiado apegada a las tradiciones y el joven Sigismund creció
1939
II Guerra mundial. de septiembre.
bastante al margen de las creencias de sus antepasados. Para Freud,
quien no dudó en declararse ateo y contrario a cualquier religión, el
judaísmo fue ante todo un acervo cultural al que se sentía ligado y no
un culto con sus ritos y obligaciones.
12 SIGMUND FREUD L A VIDA 13

Sigmund Freud con su padre


Diversos reveses económicos obliga- to premeditada, decidió dedicarse al estudio de la naturaleza como si
ron a la familia a trasladarse a Leipzig, de una misión vital se tratase. Por aquel entonces, dejó de firmar con
primero, y a Viena, después. Transcurrie- su nombre completo en favor de la forma abreviada, Sigmund. La
ron varios años antes de que Sigismund investigación y la lectura ocupaban todo su tiempo. Se adentró con
y sus hermanos –Julius, Anna, Regina, pasión en la obra del filósofo Ludwig Feuerbach, uno de sus favoritos.
Marie, Esther, Pauline y Alexander– dis- Sus meditaciones sobre la realidad; su lucha contra los prejuicios, las
frutasen de una cierta estabilidad. No fue creencias y la superstición; y su actitud crítica hacia la religión fasci-
una infancia fácil. En una obra de 1899, naron al joven estudiante. Con todo, sus querencias eran mucho más
Sobre los recuerdos encubridores, la describe amplias. Solía leer a autores como Aristóteles, el pedagogo alemán
como un periodo duro e insignificante, Jean Paul o el filósofo y economista inglés John Stuart Mill, de quien
marcado por las estrecheces económicas. llegó a traducir algunos ensayos. También comenzó a asistir a las cla-
En el Freud adolescente se mezclan el ses del filósofo Franz Brentano, defensor de Darwin y gran conocedor
poco apego a Viena, un fuerte deseo de de la psicología y del pensamiento aristotélico.
promoción social, el hastío por las con- Al parecer, el estudio del sistema nervioso le atrajo poderosamente,
tinuas ofensas que sufre a causa de sus aunque se interesó más por la observación de ciertos fenómenos que
orígenes judíos y una gran confianza en sus capacidades intelectuales, por la experimentación en sentido estricto. Siguió con pasión los cursos
alentada por sus padres, convencidos del talento de su hijo. En casa, el del fisiólogo Ernst Brücke, en el que vio una suerte de figura paterna, y
joven llega a imponerse a sus cinco hermanas y a su hermano menor se codeó con sus alumnos y colaboradores, en especial con Josef Breuer,
hasta el punto de dirigir sus estudios y lograr que se cancelasen unas muy interesado por la fisiopatología, y que, en poco tiempo, se convir-
clases de piano que perturbaban su lectura sin que nadie le llamase tió en otro de sus referentes, hasta el punto de garantizarle apoyo pro-
la atención. La situación en la escuela era muy distinta, ya que debió fesional e incluso económico después de que Jakob, el padre de Freud,
vérselas con unos profesores a los que consideraba mediocres. No sufriese un grave revés tras la quiebra de la Bolsa en 1873.
cabe duda de que fue un estudiante modélico, entusiasta de la cultura
antigua y muy dotado para las lenguas: además del francés, el inglés
y el italiano, dominó el griego y el latín, y aprendió el español de LA FAMILIA Y LAS PRIMERAS TEORÍAS
manera autodidacta. Aquellos fueron años de grandes lecturas y de
apasionados idilios, aunque su timidez siempre le impidió declararse. Su licenciatura, obtenida en 1881, no cambió mucho su vida ni tam-
poco mejoró sus ingresos. Poco después de que Brücke lo convenciese
para que se dedicase de manera exclusiva a la medicina, comenzó
LOS ESTUDIOS Y EL MUNDO DEL TRABAJO a trabajar como ayudante en el Hospital General de Viena, donde
pasó por varios departamentos hasta conocer al neurólogo Hermann
Tras haber considerado la posibilidad de cursar derecho movido por Nothnagel y, sobre todo, al neuropsiquiatra Theodor Meynert, quien
su interés por los problemas sociales, Freud optó por medicina. Tal supo reconocer su valía frente a otros aspirantes menos dotados y le
como cuenta en sus memorias, se sintió atraído por la disciplina al re- permitió proseguir su carrera profesional. En 1884, un tanto desa-
flexionar sobre algunos fragmentos de Goethe. De manera en absolu- zonado por su experiencia laboral, inició una investigación sobre los
14 SIGMUND FREUD L A VIDA 15

efectos de la cocaína y, pese a que llegó a publicar un artículo al res- obtuvo una beca para ampliar sus estudios en París, a donde llegó en
pecto, vio cómo otro colega se le adelantaba. El oculista Karl Koller otoño de 1885.
había experimentado el fármaco con cobayas y realizó una contri- Si bien en un primer momento se dedicó a la investigación anató-
bución significativa a la cirugía oftálmica utilizando este producto mica en el hospital de La Salpêtrière, muy pronto se interesó por los
como anestésico local. Por si fuera poco, su estudio recibió críticas avances que Jean-Martin Charcot estaba realizando en el tratamien-
muy severas, ya que Freud había prestado poca importancia a los to de la histeria. Sus clases prácticas lo
efectos colaterales de la droga. Decepcionado, se refugió en los libros. familiarizaron con una manera com- Sigmund Freud (1885)

El joven médico gastaba todo cuanto ganaba en formar una nutrida pletamente desconocida de considerar
biblioteca en la que no faltaban obras de Cervantes, Shakespeare, los trastornos psiquiátricos y, sobre
Schiller, Molière, Goethe o Nietzsche. todo, le mostraron las posibilidades
Con todo, si bien su profesión no le deparaba demasiadas sa- terapéuticas de la hipnosis, que el mé-
tisfacciones, el amor se presentó de manera inesperada. En 1882 dico francés empleaba con gran éxito.
conoció a una joven judía de buena familia, Martha Bernays, de la Los seis meses en la capital france-
que se prendó apasionadamente, casi de una manera novelesca. El sa pasaron con demasiada rapidez. En
noviazgo fue breve y los esponsales se celebraron al cabo de muy la primavera de 1886, se encontraba
poco tiempo, no sin la oposición de la familia de la novia, que consi- de nuevo en Viena. En el periódico
deraba a Freud un pobre diablo sin apenas prestigio. Por desgracia, Neue Freie Presse apareció un pequeño
la precariedad económica los obligó a posponer la boda. No sin iro- anuncio: «El doctor Sigmund Freud,
Retrato de familia (1876)
nía, Freud, citando a profesor de enfermedades nerviosas
Schiller, le comentó en la universidad, ha regresado de su
a su futura esposa viaje de estudios y abre su consulta en
que su relación esta- el número 7 de la Rathausstrasse, dis-
ba marcada por «el trito I, de 13:00 a 14:30». Gracias a
hambre y el amor». los primeros pacientes y la reanudación de la actividad hospitalaria,
Pese al revés sufrido así como a la ayuda económica de algunos amigos y colegas, además
tras sus trabajos sobre de los regalos paternos y la dote de la novia, pudo disponer del dinero
la cocaína y el desen- suficiente para desposar, al cabo de cuatro años de matrimonio, a su
canto que le producía amada Martha.
el trato con ciertos co- La felicidad por la boda se vio turbada por la ley austríaca, que
legas que entorpecían imponía a los contrayentes una celebración religiosa, algo que mo-
su carrera profesional, lestó notablemente a Freud. Un año después, se comunicó a los fami-
Freud prosiguió con liares el nacimiento de la primera hija, Mathilde –el mismo nombre
sus tareas hasta que, que la esposa de Breuer–. Con el paso de los años, la pareja tuvo otros
gracias a una reco- cinco vástagos: Jean-Martin, como Charcot; Oliver, en homenaje a
mendación de Brücke, Cromwell; Ernst, en honor a Brücke; Sophie, como la sobrina de su
16 SIGMUND FREUD L A VIDA 17

profesor; y, por último, Anna, como la hija de este, la única que, en el autoanálisis. Así inició una investigación sobre el paciente que más
el futuro, se interesaría por el psicoanálisis. le preocupaba: él mismo. Tras abandonar las teorías iniciales sobre la
En la universidad, Freud conoció al médico Wilhelm Fliess, recién seducción –según la cual, las neurosis se deberían a los recuerdos repri-
llegado de Berlín. Poco después entablaron una amistad que duró midos, en un primer momento, o a las fantasías, en una fase más desa-
casi veinte años y que dejó un centenar de cartas. Freud encontró en rrollada, de presuntos abusos sexuales experimentados en la infancia–,
Fliess un interlocutor comprensivo al que plantearle dudas, reflexiones se interesó por los procesos de la asociación libre y comparó su labor con
e ilusiones. Cuanto más aislado se sentía en el campo médico, más se la que realizan los arqueólogos, dedicados a excavar para completar y
confiaba a su amigo. La colaboración con el doctor Breuer parecía reconstruir aquello que los fragmentos parecen sugerir. La metáfora no
dar resultados excelentes, sobre todo por lo que respectaba al uso te- era casual: durante toda su vida, la arqueología y el arte antiguo fueron,
rapéutico de la hipnosis. De hecho, habían probado algunas variantes junto con la lectura y los cigarros, sus grandes pasiones.
de los procedimientos que se habían utilizado hasta entonces y, a co-
mienzos de 1893, presentaron sus conclusiones a la Sociedad Médica
Vienesa. Los éxitos obtenidos los animaron a proseguir sus investiga- ENTRE DOS SIGLOS
ciones y ambos escribieron los Estudios sobre la histeria (1895), en los que
se recogían los casos clínicos más interesantes, como el de Anna O. La pérdida del padre, acaecida en 1896, sumió a Freud en un pro-
Sin embargo, ni la opinión pública ni el mundo académico vienés los fundo estado de desorientación que pareció interrumpir su proceso
consideraron dignos de atención, hasta el punto de que el número de creativo. Sin embargo, tras el duelo,
reseñas superó al de ejemplares vendidos (326 en trece años). profundizó en su propio análisis y co- Frontispicio de La interpretación de los
sueños (1900)
Pronto aparecieron las primeras divergencias científicas entre menzó a cartografiar los sueños, con-
Freud y Breuer acerca del significado de la histeria. El futuro padre vencido de encontrarse ante su descu-
del psicoanálisis la consideraba el rechazo de algunos elementos de la brimiento más importante.
realidad cotidiana y otorgaba gran importancia a la esfera sexual a Tal como explicó a Fleiss, some-
la hora de determinar la naturaleza de la neurosis. Tal punto de vista tió el borrador de la obra que había
suscitó no pocas dudas y perplejidades a Breuer, quien no soportaba comenzado a escribir, La interpretación
demasiado bien las presiones ni los fracasos. Freud, por el contrario, de los sueños, a un control implacable.
mostró una resistencia y combatividad mayores, y se enfrascó con Aunque el contenido parecía irrepro-
denuedo en los trabajos de investigación. Cuando expuso sus propias chable y las ideas, muy evocadoras, no
teorías sobre el origen de la histeria y estas fueron descartadas por se trataba de un libro de fácil lectura,
considerarse una fábula científica carente de todo fundamento, Freud a pesar de estar escrito con un estilo
confesó a Fliess su malestar. El joven médico pasaba las noches en sencillo e inmediato. Como rezaba la
blanco, desarrollando teorías y nuevas formulaciones, en el aparta- cita de Virgilio que tomó de la Enei-
mento de Berggasse 19, al que se había mudado la familia en 1891 y da (Flectere si nequeo superos, acheronta
donde permaneció hasta 1938. movebo, «Si no puedo persuadir [a los
Freud se sentía atrapado, aislado. Al carecer de discípulos y ayu- dioses] del cielo, moveré [a los] del in-
dantes, optó por centrarse en el estudio de los sueños y, en especial, fierno»), asumió el desafío.
18 SIGMUND FREUD L A VIDA 19

Estaba tan seguro de la importancia y la validez de sus conclusio- los fantasmas que llenan el aire, como se desprende de los versos del
nes que pensó que ya no volvería a leer nada que se publicase acerca Fausto de Goethe que abren el volumen.
de los sueños. El libro apareció a finales 1899, si bien Freud pidió al Freud se disponía a completar una trilogía que compendiase la
editor que, en el frontispicio, figurase el año 1900. Deseaba inaugurar esencia de toda la teoría psicoanalítica y que desarrollaría y refinaría
una nueva centuria para la investigación científica. en trabajos posteriores. En 1905 apareció El chiste y su relación con el
Sin embargo, como era de esperar, los círculos médicos y aca- inconsciente. En una carta dirigida a Fleiss, confesaba que había reu-
démicos no se mostraron muy interesados por la obra, que cosechó nido innumerables chistes tomados de la tradición judía, así como
numerosas críticas negativas. Amparándose en citas de Goethe, Sha- fragmentos de autores tan importantes como Rabelais, Cervantes,
kespeare, Sófocles y Molière, Twain, Kant o Bergson. Para Freud, el chiste se revelaba
De izquierda a derecha: (abajo) Sigmund Freud, Sándor
Ferenczi y Hanns Sachs; (arriba) Otto Rank, Karl Abraham,
Mozart, Freud argüía como una herramienta para determinar lo que yace oculto de mane-
Max Eitingon y Ernest Jones que los sueños son ra subconsciente y que se libera mediante la risa. El psicoanálisis se
una suerte de rom- había convertido en la ciencia del alma; una disciplina rigurosa con
pecabezas cuyo con- la que explorar el inconsciente y su lógica.
tenido inconsciente y El siglo xx inició su andadura con algunos acontecimientos sig-
latente dialoga con el nificativos en su vida personal y profesional. Desde su niñez, Freud
contenido explícito de se había sentido fascinado por la ciudad de Roma y el aura que la
la historia en un ejer- envuelve. Había estado varias veces en Italia, pero siempre había
cicio de traducción alguna razón que lo obligaba a aplazar la visita a la capital. Y pudo
que debía realizarse hacerlo en septiembre de 1901. La ciudad lo embrujó y lo sedujo. Se-
de acuerdo con unas gún escribió, había recogido tantas impresiones que podría utilizarlas
normas que había es- durante años y estaba decidido a volver en más ocasiones.
tablecido. El hecho de que hubiese cumplido al fin un deseo largamente
Ya con el ma- anhelado le permitió romper su «espléndido aislamiento», como si
nuscrito terminado, hubiese llegado el momento del cambio. En 1902, gracias a las ges-
Freud comenzó a es- tiones de la baronesa Von Ferstel, obtuvo una plaza de profesor aso-
tudiar las nuevas con- ciado en la Universidad de Viena, después de que su petición hubiese
diciones de la vida psíquica. Comentó a Fliess que el texto contenía sido rechazada en repetidas ocasiones. Aquel mismo año, un grupo
al menos 2.467 errores. El número no era casual. Cuando escribió de jóvenes médicos le pidió que pudieran reunirse periódicamente
la obra, contaba 43 años y estaba seguro de que no podría publicar para discutir casos médicos y mantener sus conocimientos al día.
más de 24 trabajos. Así, 43 más 24 dan 67 y ambos, juntos, 2.467. Las Así nacieron las llamadas veladas psicológicas de los miércoles, a las que
cifras que aparecen en la carta, en apariencia accidentales, serían un asistieron seguidores y estudiantes entre los que figuraban Alfred Ad-
efecto inesperado del inconsciente. ler, Wilhelm Stekel o Carl Gustav Jung, quienes en 1908 crearon
Todo ese material se condensó en una nueva obra, aparecida en la Sociedad Psicoanalítica Vienesa. Por aquel entonces comenzó a
1901: Psicopatología de la vida cotidiana (sobre el olvido, los deslices en el habla, enfriarse su relación con Fliess, que acabaría en 1904 tras diversos
el trastrocar las cosas confundido, la superstición y el error), dedicada a todos malentendidos y reproches mutuos.
20 SIGMUND FREUD L A VIDA 21

En 1906, Freud cumplió cincuenta años. Su vida cotidiana transcu- nacional a raíz del segundo congreso, celebrado en aquella ocasión
rría con un ritualismo complaciente. Todo se desarrollaba de acuerdo en Núremberg, confirmó la popularidad internacional de la nueva
con un programa muy preciso. Se despertaba a las siete, pasaba consul- disciplina. La presidencia de la recién nacida organización recayó en
ta desde las ocho hasta el mediodía, comía a la una en punto con el res- el joven médico suizo
to de la familia… Por la tarde daba un paseo, adquiría algún cigarro Carl Gustav Jung, al HallDey C. izquierda a derecha: (abajo) Sigmund Freud, Stanley
G. Jung; (arriba) Abraham A. Brill, Ernest Jones y
si lo estimaba oportuno y proseguía con las visitas desde las tres hasta que todos reconocían Sándor Ferenczi
las nueve. Tras la cena jugaba una partida de cartas o se dejaba caer como el principal dis-
por algún café. Luego, investigaba o escribía hasta la una, momento en cípulo de Freud y su
que se iba a dormir. El sábado, daba clases en la universidad de cinco más probable sucesor.
a siete y, posteriormente, rendía su visita semanal a su amigo Leopold Jung había cono-
Königstein para la habitual partida de cartas. Las vacaciones de vera- cido a Freud en 1907
no transcurrían con la misma regularidad. Freud las programaba con tras un intenso inter-
mucha anticipación. Escogía una localidad de montaña en Baviera o cambio epistolar y no
Austria, y se desplazaba hasta allí con su mujer, los hijos y la cuñada. tardó en convertir-
Pasaba los días dedicándose a la pesca o a las excursiones. A finales de se en su más direc-
agosto, se permitía un viaje con su hermano Alexander, quizá a Italia to colaborador. Sin
o Atenas –como ocurrió en 1904–. Tal era la vida apacible de una embargo, el brillante
familia de la alta burguesía vienesa. joven, en el que Freud
Además de las críticas habituales, que continuaban siendo despia- depositó todas sus ex-
dadas e incluso feroces, comenzaban a menudear los reconocimientos, pectativas y esperan-
provenientes incluso del extranjero. En 1908 se celebró en Salzbur- zas, emprendió muy
go el primer Congreso Internacional de Psicoanálisis, que reunió a pronto una línea de investigación propia que lo alejó bastante de las
42 participantes de seis países distintos (Austria, Reino Unido, Alema- conclusiones del maestro, hasta el punto de provocar un abismo in-
nia, Hungría, Suiza y Estados Unidos). Al año siguiente, Freud recibió salvable entre los dos a causa de su disparidad en las interpretaciones
una invitación de la Clark University, en Worcester (Massachusetts), de la sexualidad y del inconsciente. Las últimas cartas de aquella
que le concedió el doctorado honoris causa en derecho y donde dictó las relación que había durado entre 1906 y 1913 muestran un cruce de
Cinco conferencias sobre psicoanálisis, en las que compendia sus actividades acusaciones despiadado: Jung culpaba a Freud de ser un padre severo
y descubrimientos. que esclavizaba a sus propios hijos y este le pidió que cesasen todo
contacto, ya que lo único que quedaba entre ambos era una profunda
desilusión. Jung abandonó la presidencia de la Asociación y, junto con
EL ÉXITO DEL PSICOANÁLISIS Y LA GUERRA los demás socios suizos, se dio de baja y rompió toda relación con su
antiguo maestro.
Tras su éxito en el otro lado del Atlántico, Freud acometió la difícil Hubo, no obstante, otros discípulos que mantuvieron un contacto
tarea de organizar y profundizar en lo obtenido tras casi veinte años más estrecho. En 1912, el británico Ernest Jones, quien lo había cono-
de investigaciones. La creación de la Asociación Psicoanalítica Inter- cido en el primer Congreso de Salzburgo, decidió crear una suerte de
22 SIGMUND FREUD L A VIDA 23

comité secreto que se encargase de defender las teorías psicoanalíticas trabajo, titulado Lo ominoso, en el que recuperaba y desarrollaba ma-
y favoreciese la profundización de las conclusiones de Freud así como teriales anteriores. Un año después, apareció otra de sus obras fun-
el desarrollo de nuevas investigaciones que siguiesen su misma línea. damentales, Más allá del principio de placer. En 1921 publicó Psicología de
Sea como fuere, la producción freudiana proseguía. En 1913 apa- las masas y análisis del yo, en la que emergía la tragedia bélica apenas
reció otra de sus obras fundamentales, Tótem y tabú, en la que, a través conclusa, y en 1923, El yo y el ello, en la que definía la tríada formada
de la religión y la antropología, se asiste a la sistematización definitiva por el Yo, el Superyó y el Ello, y establecía sus relaciones.
de un elemento fundamental de su teoría: el mito del padre. Por lo que respecta al ámbito internacional, el prestigio de Freud
Poco después, y de una manera muy poco inesperada, estalló la era cada vez mayor, aunque siempre se mostró un tanto reticente. En
I Guerra mundial tras el asesinato del heredero del trono de Austria, 1920 participó en el Congreso Internacional de Psicoanálisis que se
el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo. Con el paso del celebró en La Haya, el primero tras el conflicto y al que asistieron
tiempo, Freud admitió que, al igual que sus amigos, sintió un impulso cerca de 150 miembros. Al mismo tiempo, aparecieron nuevas orga-
patriótico inesperado, aunque sin llegar a la exaltación belicista de nizaciones profesionales, muchas en el extranjero, aumentó el número
otros intelectuales austriacos. de inscripciones a la Asociación y se fundaron clínicas dedicadas de
Con todo, su entusiasmo se atenuó con rapidez cuando el conflicto manera casi exclusiva a las terapias psicoanalíticas.
llamó a las puertas de su domicilio: los pacientes disminuyeron, sus Sin embargo, la enfermedad y la muerte comienzan a acechar a
amigos y colegas se fueron al frente y las veladas de los miércoles se Freud, que ya contaba 67 años. A principios de 1923, una molestia
espaciaron. Sus tres hijos parecían a salvo, ya que no se los había en la boca lo llevó a la consulta de Felix Deutsch, quien le aconsejó
llamado a filas, pero no contó con la posibilidad de que se alistasen que dejase de fumar. Por desgracia, la extirpación del nódulo no era
voluntarios. Cuando se firmó el armisticio, su hijo mayor, Martin, sencilla y menos si se tiene en cuenta que el doctor no era muy buen
estaba preso en Italia. Freud anotaba, casi a diario, sus impresiones cirujano y se arriesgaba a que, en el caso de que algo saliese mal,
sobre la disolución del Imperio austrohúngaro, convencido de que, el paciente muriese desangrado. De una manera un tanto extraña,
de la dinastía que había gobernado desde que había nacido, «solo nadie había informado a Freud de la gravedad real de la situación a
quedaría estiércol». Los meses siguientes transcurrieron entre el en- pesar de que este era plenamente consciente del problema. Al parecer,
frentamiento social y la precariedad económica. Los Freud sobrevi- Deutsch temía que, si le contaba a Freud lo que realmente pasaba,
vieron gracias a la ayuda de amigos y familiares en el exterior que podría suicidarse para evitar el dolor. Sea como fuere, a lo largo de
les enviaban alimentos, ropa y otras vituallas, incluidos los cigarros, los años siguientes, Freud se sometió a casi una treintena de inter-
indispensables para afrontar las fatigosas horas de trabajo. venciones menores para controlar la enfermedad. Se le implantó una
prótesis que le impedía hablar y oír con naturalidad, aunque no por
ello interrumpió su labor investigadora.
ÚLTIMOS AÑOS Y EXILIO En 1930 la ciudad de Frankfurt le concedió el prestigioso premio
Goethe, un honor –muy bien dotado económicamente– que aceptó con
La situación comenzó a estabilizarse. Freud retomó sus investigacio- gusto y que reparaba en cierto modo la desazón que le produjo saber
nes y llegaron nuevos pacientes, en gran número además e incluso de que, una vez más, se había rechazado su candidatura para el Nobel.
otras nacionalidades, sobre todo británicos y estadounidenses –hecho El verano de 1933 no deparó demasiadas esperanzas. Tras el as-
que lo obligó a tomar clases de inglés–. En 1919 publicó un breve censo de Hitler al poder, los nacionalsocialistas declararon que el
24 SIGMUND FREUD L A VIDA 25

psicoanálisis era una ciencia judía que exaltaba los instintos animales pretendía que se saldasen unas presuntas deudas y los Freud se vieron
del ser humano. Freud comentó con sarcasmo que, al menos, algo se constreñidos a pagar una tasa especial impuesta a aquellos judíos que
había avanzado desde la Edad Media, ya que se habían limitado a se propusiesen cruzar las fronteras. La suma era astronómica y solo
quemar sus libros y no a él. Sin embargo, la persecución era cada vez pudieron solventar el problema gracias a la intervención de la prin-
más implacable: no cesaban de subrayarse sus orígenes judaicos, aun cesa María Bonaparte.
cuando Freud siempre se había mantenido ajeno a cualquier inclina- Sin embargo, Freud debía afrontar aún otra humillación más: fir-
ción religiosa. Los acontecimientos lo mó un documento por el cual declaraba no haber sufrido ningún
Sigmund Freud (1922)
obligaron a exiliarse. El 11 de marzo trato vejatorio. No se amedrentó y, con un toque de ironía, añadió
de 1938, cuando las tropas alemanas que se comprometía además a recomendar los servicios de la Gestapo
entraron en territorio austriaco para a quien le preguntase.
consumar la anexión del país al Ter- El 6 de junio de 1938, Freud desembarcó en Londres en com-
cer Reich, Freud se limitó a escribir pañía de su familia. Una multitud formada por curiosos, políticos,
dos palabras en su diario: «Finis Aus- científicos, profesores universitarios y artistas de lo más variopinto se
triae». Casi en el mismo momento en agolpaba a la puerta de su casa para darle la bienvenida y entregarle
que sus conciudadanos se negaron a toda clase de misivas. A comienzos de 1939, sus condiciones de salud
ser independientes, afloró de nuevo empeoraron, el cáncer se había extendido y no podía operarse. Aun
la plaga del antisemitismo, esta vez así, continuaba recibiendo a pacientes y atendiendo personalmente
de un modo fanático y violento. La la correspondencia. Le quedaba el consuelo de la lectura. El último
población judía padeció agresiones, libro que leyó completo fue La piel de zapa, de Honoré de Balzac.
saqueos, humillaciones y, por impo- Max Schur, su médico desde 1939, viajó a Londres a finales de
sición de las autoridades germanas, septiembre, poco después de que Europa se hubiese sumergido en
desapareció prácticamente de la vida un nuevo conflicto. Freud, ya al límite de sus fuerzas, le recordó un
pública. Solo el prestigio internacio- viejo trato y Schur cumplió con lo prometido. El 21 de aquel mes, le
nal garantizaba a Freud, en principio, inyectó una dosis de morfina más alta de lo normal e hizo otro tanto
ser víctima de las persecuciones. al día siguiente hasta inducirle el coma.
Con todo, a sus 82 años, se resistía a la idea de traicionar y aban- Falleció a las tres de la madrugada del 23 de septiembre de 1939.
donar la ciudad donde siempre había vivido, a pesar de la insistencia
de sus amigos y colaboradores. Su fiel amigo Ernest Jones contaba
una anécdota nacida a raíz de su empeño por vencer sus últimas
reticencias: durante el naufragio del Titanic, las calderas estallaron
y el capitán cayó al mar. Al ser rescatado, argumentaba una y otra
vez que había cumplido con sus obligaciones como oficial, ya que no
había abandonado la nave, sino todo lo contrario.
Freud se dio por vencido, pero las autoridades alemanas no, sobre
todo en ciertos aspectos relacionados con la economía. La Gestapo
LA ÉPOCA

UN MUNDO DE CONTRADICCIONES
Los valses de la familia Strauss, los cafés, el Danubio, los cuadros
dorados de Klimt o los retratos del emperador Francisco José son
imágenes que suelen asociarse a la Viena de finales del siglo xix. En
ese ambiente tan deslumbrante el padre del psicoanálisis creció, estu-
dió, trabajó, desarrolló su pensamiento y cosechó una fama a escala
internacional.
Sin embargo, aquel mundo, pese a su aparente serenidad, ocul-
taba unas contradicciones insalvables. Desde 1848, el Imperio aus-
triaco se hallaba bajo la égida de Francisco José I de Habsburgo,
quien ocupó el trono hasta 1916. Su excepcional longevidad lo con-
virtió en autor y testigo involuntario del desmoronamiento de todo
un mundo. Guardián vocacional del orden y la tradición, tuvo que
vérselas –con éxito bastante dispar– con políticos tan hábiles y des-
prejuiciados como el italiano Camilo Benso, conde de Cavour, el
emperador francés Napoleón III o el canciller prusiano Otto von
Bismarck.
El ojo crítico de la sátira ilustra muy bien el dramatismo de la si-
tuación. Anton Menzel, uno de los pintores alemanes más importantes
28 SIGMUND FREUD L A ÉPOCA 29

del siglo xix, dibujó una viñeta que representaba con gran eficacia el además, satisfacer las exigencias de las diversas y distintas nacionali-
choque entre Prusia y Austria: el elefante austriaco, viejo y cansado, dades que amenazaban con desintegrar la unidad del Imperio. Tras
aunque todavía imponente, miraba con suspicacia al joven león pru- la inmediata posguerra, Hungría, una provincia que siempre se había
siano hambriento que merodea a su alrededor, presto a abalanzarse. mostrado altiva ante Viena, presionó para obtener un mayor grado
Y en 1866, transcurridos unos pocos meses de la Guerra Austro-Pru- de autonomía. De manera insospechada, la emperatriz fue una de
siana, el león abatió al elefante. Había comenzado el declive definitivo sus más decididas defensoras. Nunca ocultó sus simpatías por la causa
del Imperio, convertido ya en una potencia secundaria tras las cesio- húngara e hizo todo lo posible por influir en la política de su marido.
nes territoriales y el debilitamiento de su esfera de influencia. El Compromiso firmado en 1867 instituyó la creación de dos par-
Durante aquellos años de derrotas militares, Isabel de Baviera lamentos y dos sistemas legislativos separados para ambos países, a
(1837-1898), más conocida como Sissi, con quien se había casado en partir de entonces unidos solo por la figura del soberano. La creación
1854, se convirtió en un oasis de paz y felicidad para el joven empera- del nuevo Imperio austrohúngaro calmó ciertas ansias, pero también
dor. Su carácter, reflexivo y timorato, no pudo resistirse a la vitalidad acrecentó el descontento de otras minorías bajo el dominio austriaco,
y la energía de su prima. La joven, con todo, hubo de hacer frente a como la checa, la eslava o la italiana.
un protocolo férreo, una suegra obsesiva y unas obligaciones que aca-
El Staatsoper, el célebre Teatro de la Ópera de Viena (1898) baron por asfixiarla.
En 1857, en el trans- ARTE Y CULTURA A FINALES DEL SIGLO XIX
curso de un viaje que
realizó junto con su Durante estos años tan intensos y comprometidos, Viena se halla-
marido y su hija por ba en plena transformación. La población de la ciudad se duplicó
las provincias italianas y se derribaron las murallas medievales para dejar paso a avenidas
y húngaras del Impe- amplias que recordaban a los bulevares parisinos. A lo largo de la
rio, se encontró con nueva Ringstrasse se sucedían los palacios de la rica burguesía, los
un frío recibimiento. edificios administrativos y los cafés, que se convirtieron en el lugar
La visita acabó de la de encuentro por excelencia de la buena sociedad, con sus usos, tiem-
peor manera imagi- pos y costumbres, y que frecuentaban escritores, periodistas, poetas,
nable, con la muerte músicos, arquitectos y pintores. Una nueva generación de artistas e
de la pequeña Sofía intelectuales, la Jung Wien (o «Joven Viena»), aspiraba a distinguir-
en Budapest. El terri- se de sus predecesores y enfrentarse a la tradición y la cultura del
ble trauma sumió a la pasado. Hugo von Hofmannsthal, una de sus figuras más destaca-
emperatriz en una profunda depresión que solo alivió el nacimiento, das, representaba la decadencia y el descaro de la época mediante
un año después, de Rodolfo, el esperado heredero. el recurso de la máscara, convertida en la metáfora de una sociedad
La derrota infligida por Prusia brindó la ocasión de afrontar cier- sumida en el sueño, la ilusión y el simulacro que intentaba afrontar la
tas reformas políticas y constitucionales ya urgentes. Había que dar crisis mediante el encantamiento del arte y la palabra. Karl Kraus,
con el modo de que Austria disfrutase de una mayor estabilidad y, en cambio, se enfrentó a la descomposición reinante con una ironía
30 SIGMUND FREUD L A ÉPOCA 31

cruel y despiadada que no respetaba ni al emperador ni a la nueva Marcha Radetzky. Su hijo, del mismo nombre y conocido como «el
disciplina psicoanalítica. rey del vals», compuso además diversas operetas, un género muy re-
Viena asimismo acogía a una gran comunidad judía a cuyos presentativo de la época que mostraba una imagen idealizada de las
miembros se les concedió, por fin, en la década de 1870, los mismos diversas nacionalidades que turbaban la tranquilidad del Imperio.
derechos que al resto de ciudadanos. Aunque podían desempeñar con La crisis parecía haber desaparecido
libertad cualquier profesión, no estaban bien vistos, tal como ocurrió entre fiestas, mujeres, champán y las Gustav Mahler

durante la crisis económica de 1873, que tanto daño hizo a Jakob notas de la orquesta. Sin embargo,
Freud y en la que se los acusó de especular abusivamente y dañar poco antes de que terminase el siglo
los intereses austriacos. Pese a la abierta hostilidad con que se los irrumpió Gustav Mahler, un compo-
trataba, los judíos vieneses participaban en la vida del país y habían sitor casi contemporáneo de Freud y
asumido las costumbres y la identidad germánicas, hasta el punto de también de origen judío. Tras una ca-
acostumbrarse a vivir con los prejuicios que, ya en la década de 1930, rrera dispar y una conversión sospe-
rebrotaron con inusitada virulencia. chosa al cristianismo, obtuvo el pues-
A Freud nunca le gustó Viena, en parte por el antisemitismo y las to de director de la Ópera de la Corte
condiciones en las que vivía la comunidad judía. En su obra Contri- –que le habría sido vetado en el caso de
bución a la historia del movimiento psicoanalítico (1914), la acusa de haber que hubiese mantenido la fe hebrea–,
entorpecido por todos los medios el desarrollo del psicoanálisis y se si bien los ataques de ciertos sectores
lamenta de la indiferencia con que lo acogieron los círculos culturales antisemitas lo obligaron a dimitir. El
y universitarios, que nunca se lo tomaron en serio. Le molestaban no hecho de que su matrimonio no fuese
solo aquel desdén por su actividad científica, sino también la hipocre- demasiado afortunado le permitió tra-
sía y el estado de ánimo de la capital. tar, aunque durante unas pocas horas,
Entre los aspectos más llamativos de la época figuraba sin duda con el padre del psicoanálisis después
la propia concepción de la sexualidad. En una sociedad fuertemente de haber cancelado la cita varias veces. A su muerte, la escena musi-
patriarcal y machista, se había convertido en una cuestión que se cal vienesa quedó literalmente hecha trizas por el estridente Arnold
trataba en privado. Las mujeres, sofocadas por vestidos incómodos Schönberg, cuyas nuevas formas escandalizaron a la alta burguesía.
que ocultaban las formas, se veían obligadas a contraer matrimonios En 1913, una de sus audiciones despertó tal malestar en el público que
de conveniencia. Los afectos y la sexualidad quedaban relegados a un pasó a la historia con el sobrenombre de El concierto de la bofetada.
segundo plano, y acababan dando pie a una especie de doble moral. Las artes plásticas no iban a la zaga, gracias a las propuestas de
A la castidad y la integridad públicas se contraponía, en la esfera la llamada Secesión Vienesa y de creadores del calibre de Gustav
privada, una curiosidad morbosa por el sexo. Klimt y Egon Schiele. El nuevo estilo del arte austriaco, equiparable
La alta burguesía vienesa que frecuentaba los cafés y condenaba al Jugendstil alemán o al Art Nouveau francés, se rebelaba contra el
la prostitución –aunque disfrutaba de sus servicios– encontraba en academicismo y la tradición. Los nuevos tiempos necesitaban nuevas
el baile otros de sus pasatiempos preferidos. Durante años, la esce- artes y se creó un grupo vivo y genial que promovió el renacimiento
na musical estuvo dominada por la familia Strauss. Johann Strauss de las formas para dar «a cada época su arte y a cada arte, su liber-
padre alcanzó una gran fama gracias a sus valses así como por la tad».
32 SIGMUND FREUD L A ÉPOCA 33

GUERRA, CRISIS Y DISOLUCIÓN guerra que, en 1914, conmocionó a Europa y al resto del mundo. Al
inicio de las hostilidades, bajo la corona del viejo emperador se am-
El brillo del oro de los cuadros de Klimt recuerda al esplendor de la paraban 11 nacionalidades distintas. El 28 de junio de aquel año, en
sociedad austríaca de finales del siglo xix. Un esplendor superficial Sarajevo, el joven serbio Gavrilo Princip mató con sendos disparos
que esconde problemas y tensiones muy profundas que no se resol- al archiduque Francisco Fernando, nieto de Francisco José, y a su
vieron tras la firma del Compromiso de 1867. Francisco José conti- mujer, Sofía. La tragedia elevó hasta lo insoportable las tensiones que
nuaba representando el impasible respeto a la tradición y la vida en agitaban el Imperio y, en especial, la región de los Balcanes. Austria
la corte seguía su ritmo antiguo y pausado, si bien muy pronto sufrió declaró la guerra a Serbia, que se negaba a perseguir al responsable
una grave conmoción: en poco más de una década, el emperador del delito. En un primer momento se pensó que se trataría de un con-
hubo de asistir al funeral de su hijo Rodolfo y, posteriormente, al de flicto breve y muy localizado, pensado para pacificar el área, mien-
su esposa Isabel. El príncipe heredero, con un carácter tan inquieto tras el emperador confiaba en que Dios y su pueblo comprenderían
y explosivo como el de su madre, se mostraba proclive a posiciones los sacrificios que estaban por venir.
políticas más liberales que las de su padre. La tragedia se consumó en Sin embargo, una cadena de alianzas y pactos secretos acabó por
1889, cuando se enamoró de la joven baronesa María Vetsera, aún desencadenar lo que se convertiría en la I Guerra mundial. Francis-
menor de edad. Las razones que llevaron a Rodolfo a asesinarla y a co José no sobrevivió al conflicto. Falleció a los 86 años, tras 68 de
suicidarse a continuación no están claras: quizá lo hizo para evitar la reinado, el 21 de noviembre de 1916. En su tumba, situada en el con-
frustración que supondría el veto de la corte o tal vez hubiese alguna vento vienés de los capuchinos, donde desde siglos atrás descansan los
motivación política. Nueve años después, en 1898, el Imperio quedó Habsburgo, no solo yace su cuerpo, sino el Imperio austrohúngaro.
Estación de ferrocarril de Viena (1900)
conmocionado por la Le sucedió en el trono Carlos I, su bisnieto, que intentó en vano
noticia del homicidio resolver el conflicto de manera pacífica. Tras la conferencia de paz
de Sissi en Ginebra: de París, el Imperio quedó desmantelado: algunas regiones pasaron a
el anarquista italiano otros países, como Italia, y otras adquirieron la independencia. Aus-
Luigi Lucheni la apu- tria se convirtió en una pequeña república, con una capital roja, muy
ñaló para vengarse pendiente de cuanto ocurría en Rusia, y un campo muy apegado a los
del sufrimiento de los valores religiosos y tradicionales. Hubo que pagar un precio altísimo:
más pobres. El dolor casi dos millones de muertos y cuatro de heridos. Entre los prisione-
por ambas pérdidas ros de guerra se encontraba uno de los hijos de Freud. El padre del
acompañó al anciano psicoanálisis contempló impertérrito el fin del mundo en el que había
emperador hasta el fin crecido y, tal como reconoció más tarde, no derramó ni una lágrima
de sus días. por la vieja Austria.
Los intentos de re- En la nueva Europa, la república austríaca se vio sumida en un
forma iniciados a co- periodo de agitación social y política que se agravaría con la terrible
mienzos del siglo xx crisis económica de 1929. Al igual que en Italia, donde Benito Mus-
no bastaron para sal- solini tomó el poder en 1922, y en Alemania, donde Hitler hizo otro
var el Imperio de la tanto en 1933, Austria se vio sumida en una dictadura. En 1932,
34 SIGMUND FREUD

Engelbert Dollfuss creó un gobierno nacionalista próximo al fascis-


mo italiano que disolvió los partidos políticos y limitó las libertades
y derechos civiles.
En 1934 la situación se hizo insoportable: Alemania intentó in-
vadir el país, Dollfuss fue asesinado y el régimen autoritario se for-
taleció. Cuatro años después, se resolvió con éxito el nuevo intento
de anexión por parte de Hitler. Había terminado la independencia
austríaca. El Anschluss coincidió con el viaje de Freud al Reino Unido
para escapar de la persecución de los nazis contra los judíos.
El viejo Imperio austrohúngaro no sobrevivió a la guerra y la jo-
ven república tampoco pudo hacer frente a los grandes cambios que
se dieron en las décadas de 1920 y 1930. El público de entreguerras se
distraía con novelitas que evocaban el esplendor de la Viena de los
últimos años del siglo anterior, si bien hubo escritores que optaron
por describir la crisis de manera despiadada. Con una ironía feroz y
vehemente, Robert Musil evoca, en su novela inconclusa El hombre sin
atributos, el viejo mundo y su presunta placidez. Joseph Roth, de ori-
LA IMPORTANCIA DE FREUD
gen judío y –al igual que Freud, exilado–, representó a la perfección Y SU MÉTODO
el dolor, la tristeza y la desesperación que siguió a la disolución de
la Austria de los Habsburgo. Junto con Francisco José se desvaneció
todo valor y toda seguridad. Y Roth lo cuenta sin nostalgia, aunque
con la impresión de que aquel mundo ya no era posible. Una de sus
obras más conocidas, La cripta de los capuchinos, termina, de manera
emblemática, con la imagen del protagonista refugiándose cerca de
la tumba de Francisco José al enterarse de la llegada de los nazis. Sin
duda, aquel mundo había llegado a su fin.
EL MÉTODO FREUDIANO

EN EL DIVÁN
El paciente que entraba en el estudio de Freud quedaba impresionado
tanto por la cantidad y la variedad de objetos que había como su apa-
rente desorden: las dos habitaciones, una en la que el doctor recibía y
otra en la que se dedicaba a sus investigaciones, están sobrecargadas.
Los estantes se doblaban bajo el peso de los libros, las paredes estaban
cuajadas de pinturas y fotografías, había por doquier copias de bajo-
rrelieves y hallazgos arqueológicos, así como esculturas que invadían
el escritorio y el resto del mobiliario. Su pasión por la Antigüedad
era tan fuerte como la que sentía por los libros y los cigarros. Había
quien tenía la impresión de entrar en algo parecido a un museo o un
templo.
Y luego, frente a la mesa, el diván.
El célebre diván de Freud. Donado por un paciente en 1890, es-
taba colocado contra una pared, cubierto de almohadas y alfombras
orientales. Aunque la foto de Freud, cigarro en mano y con la vista
fija en el observador, se ha convertido en un icono, no es menos cierto
que el diván se ha hecho un hueco en la imaginación popular hasta
convertirse en el objeto paradigmático del psicoanálisis. Cuando el
38 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 39

paciente se tendía, Freud se colocaba detrás, sentado en una cómoda Emmy von N., lo reprendió por haber interrumpido el libre flujo de sus
silla tapizada en verde: «Y como, mientras escucho, yo mismo me pensamientos con sus preguntas. Freud entendió que era mejor aprove-
abandono al decurso de mis pensamientos inconscientes, no quiero char las palabras incontroladas de los pacientes y rastrear su huella en
que mis gestos ofrezcan al paciente material para sus interpretaciones sus recuerdos e inquietudes. Asimismo, y de manera paralela, se sirvió
o lo influyan en sus comunicaciones» (Sobre la iniciación al tratamiento. del autoanálisis para enfrentarse a su paciente más difícil –él mismo– y
Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, 1913). comenzó a tomar nota de sus sueños. Su experiencia entre 1892 y 1898
El trabajo ya puede comenzar. Los estudios sobre la histeria que le permitió abandonar la práctica de la hipnosis y experimentar el mé-
realizó con Charcot y Breuer le permitieron avanzar en la hipótesis de todo de la asociación libre, la «curación mediante la palabra». Como
que los síntomas histéricos poseen un significado oculto. Los síntomas, reconoció posteriormente, el método resultaba bastante agreste, casi
de hecho, parecen cesar tan pronto como el paciente, bajo hipnosis, primitivo, pero le permitió descubrir y poner a prueba los conceptos
recuerda un trauma olvidado. básicos de su propia disciplina. El psicoanálisis nació y dio sus primeros
Al narrarlo, revive lo ocurrido, pasos a partir de este «arte de la escucha».
HISTERIA experimenta ciertas emociones
relacionadas con su memoria y
Término utilizado en la psiquiatría
se libera en cierto modo de la ¿QUÉ ES LA ASOCIACIÓN LIBRE DE IDEAS?
carga emocional que arrastra-
del siglo XIX para referirse a proble-
ba. La hipnosis, sin embargo, se El término alemán Freie Einfälle, que en este caso se traduce como
mas psicopatológicos de índole neu-
mostró muy pronto como una asociación libre, podría definirse como el flujo de ideas que vienen a la
rótica que solían padecer pacientes
solución paliativa: alivia los mente de manera repentina y espontánea, sin que sea preciso reali-
femeninos. La palabra procede del
síntomas, pero no puede elimi- zar un esfuerzo de concentración. Freud pedía a sus pacientes que,
griego hysteron («útero»), ya que en
narlos por completo. El trauma a partir de un elemento dado (una palabra, un número, una imagen
la antigua Grecia se consideraba que
persiste y el paciente no puede onírica) o sin ninguna razón aparente, le explicasen todo cuanto se
este sufrimiento psicológico feme-
dominarlo ni, evidentemente, les ocurría: pensamientos, fantasías, sueños, emociones… Se creaba
nino podría deberse a un desplaza-
miento uterino. curarse. Freud, tras diversas así un flujo libre, sin filtrar, en el que ningún elemento quedaba de
pruebas, adoptó una técnica lado por muy ofensivo, absurdo, trivial o embarazoso que resultase.
distinta para el tratamiento de Durante esta fase, el paciente debía encontrarse lo más relajado po-
las enfermedades mentales. sible –Freud se colocaba en una posición en que su interlocutor no
La solución parecía ocultarse en el comportamiento de algunos pa- pudiera verle la cara– y abandonar cualquier mecanismo de control
cientes. Freud, en algunas cartas, los define como «sus instructores» y o selección de ideas. Había de ser sincero y el analista debía evitar
señala que los secretos de sus adinerados pacientes vieneses son, en la cualquier enjuiciamiento.
mayor parte de casos, «de alcoba»: los conflictos y las tensiones sexua- Para Freud, aquellas sesiones le brindaban la oportunidad de li-
les, ignoradas por quienes los padecen, se escondían tras síntomas muy brarse de la presencia incómoda de Breuer. Cuanto más avanzaba
dispares. Freud los invitaba a recordar las circunstancias en las que en sus estudios, más se convencía de que la hipnosis era, antes que
estos habían aparecido, a que le contasen de forma espontánea sueños una práctica médica, una suerte de atracción circense: al descartarla
y pensamientos, sin seguir ningún orden aparente. En una ocasión, como algo absurdo e inútil, se desentendía también de su colega.
40 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 41

Esta concepción presupone que el paciente, al dejar que su mente mas y restituir la continuidad psíquica antes de que se impusieran sus
vague en libertad, elude la censura –particularmente activa durante el necesidades defensivas y dieran lugar a las neurosis.
día– y reduce la presión sobre las defensas que impide que emerjan
los contenidos inconscientes. Freud comparaba tal actividad con las
excavaciones arqueológicas que sacaban a la luz una ciudad enterra- COMPROMISOS Y RESISTENCIAS
da. Los restos olvidados se abren paso tras la arena que los cubre y
los oculta, y que durante mucho tiempo ha engañado al observador En el caso de que el terapeuta note que el paciente es incapaz de de-
desprevenido. Evidentemente, las cadenas de asociaciones no guar- jarse ir y no le cuenta todo cuanto le viene a la mente, se hallará ante
dan una relación estricta con esos vestigios, pero aportarán ciertas una resistencia y un mecanismo defensivo que va mucho más allá de
pistas para detectar aquello que se mantiene censurado. Con todo, la censura, ya que muy probablemente se estarán desarrollando a un
no existe ninguna certeza de que tales asociaciones sean libres. Quizá nivel inconsciente.
su falta de ilación sea aparente. A decir verdad, las necesidades tera- La resistencia es un principio fundamental de la teoría freudiana.
péuticas del paciente, así como su conciencia de que se ha sometido a En el ámbito clínico, el término se refiere a la tendencia de cier-
un tratamiento bajo la guía experta del terapeuta, permiten orientar tas personas a mantener la misma situación emocional que causa
esas asociaciones para que co- su sufrimiento y, por lo tanto, a oponerse a los intentos necesarios
bren sentido. De este modo, el para efectuar el cambio. Si qui-
CENSUR A siéramos simplificar el concep-
analista puede identificar aque-
llos elementos de la historia con to, la resistencia sería una espe- NEUROSIS
Mecanismo que impide el acceso a la que restaurar, tras un medi- cie de barrera entre las fuerzas
esos deseos inconscientes que se tado trabajo de interpretación, que tienden a la curación y el
Conjunto de trastornos psíquicos
consideran inaceptables por la mo- la causa de los síntomas de una bienestar, y las que obstaculi-
asociados al sufrimiento psicológico
ral propia o compartida. Freud con- manera similar a como un ar- zan la mejora. La reflexión de
y originados por conflictos incons-
sidera que se muestra muy activa queólogo, en su excavación, Freud sobre la resistencia nace
cientes. Según la teoría freudiana,
durante la fase de vigilia para evi- identifica fragmentos, estudia de su experiencia como tera-
se fundamentan en un conflicto no
tar que tales pulsiones afloren a la su forma, e intenta reconstruir peuta. De sus muchas lecturas,
resuelto relacionado con la esfera
consciencia. Sin embargo, durante el objeto exhumado. Aunque recordaba con cariño un pasaje
sexual.
el sueño, su control se debilita y el Freud nos recuerda que algu- del filósofo Friedrich Nietzsche
deseo emerge en forma de imáge- nos de sus primeros pacientes en Más allá del bien y del mal:
nes oníricas. se negaban a admitir el origen «“Yo he hecho eso”, dice mi memoria. “Yo no puedo haber hecho
sexual de su histeria –posible- eso”, dice mi orgullo y permanece inflexible. Al final la memoria
mente dominados por la moji- cede». Durante sus sesiones, sentado tras el paciente, reconoce como
gatería imperante en la sociedad vienesa–, el análisis permite que el legítimos esos intentos por resistirse al tratamiento y acuña el térm-
paciente tome conciencia de las razones de su enfermedad y llevar a ino. La práctica y la investigación le permitieron definir mejor el
cabo un proceso encaminado a procurar la desaparición de los sínto- concepto y distinguir entre dos fenómenos distintos. El primero se
manifiesta mediante una obstrucción mientras discurren las asocia-
42 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 43

ciones libres: el paciente se bloquea, no sabe qué decir y manifiesta la resistencia del superyó, determinado por la culpa («mis sufri-
que no se le ocurre nada más. El segundo, con el que Freud hubo de mientos son las consecuencias de mis errores») y la necesidad
vérselas en muchas ocasiones, se produce cuando se repite una forma masoquista de ser castigado («no merezco sentirme bien»), que
de relación con una persona muy significativa para el paciente y la dificultan el progreso terapéutico que aliviarían sus cuitas.
superpone a la que mantiene con el terapeuta o con otra persona.
Emerge así una manera de comportarse y relacionarse con el pasado Tras esta larga lista se ocultan trucos y subterfugios que tal vez
en la que se soslaya el hecho de que la persona con la que se mantiene parezcan inofensivos pero que el terapeuta debe reconocer de in-
esa relación en el presente es muy distinta. mediato. Por ejemplo, el hecho de llegar tarde o de no presen-
El proceso terapéutico depende en gran medida del grado de tarse a una cita puede considerarse un típico caso de resistencia.
comprensión que se tenga de esas resistencias y, sobre todo, del También lo son olvidarse de las interpretaciones del terapeuta,
hecho de que la persona se dé cuenta de su existencia. Ya en sus mantenerse en silencio durante las sesiones, dejar de abonar la
primeros escritos sobre la técnica psicoterapéutica, Freud señalaba
minuta, bostezar, mostrar una hostilidad repentina con el analis-
que este mecanismo ejerce una fuerza muy poderosa que acompaña
ta o desinteresarse de la terapia. Al principio, Freud pensaba que
al tratamiento en cada fase. Los pacientes ponen en marcha estas
podía superar este obstáculo explicando al paciente, de manera
estratagemas para defenderse de la intrusión del terapeuta, como si
comprensiva, pero insistente, la naturaleza y el significado de la
prefiriesen sufrir en lugar de recordar y aceptar ciertas verdades que
resistencia. Sin embargo, no tardó en desechar la idea e incluso se
resultan embarazosas y, sobre todo, muy dolorosas. El ardid adopta
convenció de que era perjudicial. A partir de entonces, contempló
muchas formas, como
el problema desde un ángulo distinto: como una consecuencia de
la represión, que impide que esos deseos, pensamientos y emo- la historia médica de la persona, un síntoma de lo eliminado y,
ciones afloren a la conciencia a fin de evitar la ansiedad y la por lo tanto, «el mayor obstá-
angustia que originan; culo para el trabajo terapéuti-
co». El proceso de análisis te- COACCIÓN
nía como objetivo descubrir, A L A REPE TICIÓN
la resistencia del ello, mediante una tendencia inconsciente a repe-
tir, en las relaciones adultas, mecanismos, patrones y compor- paso a paso, toda resistencia,
tamientos que son una expresión de los impulsos y sufrimientos desmantelarla, averiguar qué Tendencia incontrolable, completa-
infantiles; está protegiendo y superar la mente inconsciente, a ponerse en si-
barrera que supone. tuaciones dolorosas sin darse cuenta
la resistencia de transferencia, que conduce a la repetición com- Desde este punto de vista, de que se han originado por iniciati-
pulsiva de relaciones y conflictos pasados; el método freudiano se centra, va propia con el afán de recrear una
en gran medida, en la com- vieja esperanza. El paciente, de este
la resistencia a los beneficios secundarios, vinculada a lo que esos prensión de esos mecanismos modo, recrea por obligación –coac-
síntomas deparan al paciente (más atención de los suyos, una de resistencia. Y léase bien: cionado– situaciones que le causan
excusa en la que ampararse para evitar compromisos o situa- comprensión, no ataque frontal. sufrimiento y malestar.
ciones no deseadas, etc.); Freud se indignaba cuando se
44 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 45

enteraba del comportamiento de supuestos seguidores que optaban EL CASO DE ANNA O.


por echar en cara al paciente estos comportamientos en lugar de
centrarse en la identificación de estas resistencias, desmontarlas y per- Una de las páginas más célebres de Estudios sobre la histeria (1895),
mitir que el trauma aflorase con toda su complejidad. que Freud escribió con Breuer, trata este caso de una manera muy
específica, ilustrando el funcionamiento y los efectos que puede te-
ner –algunos, de considerable gravedad–. Este es uno de los casos
DEL PASADO AL PRESENTE clínicos que Freud presenta a sus lectores como si de una historia
se tratase, aunque completamente real. La curación por la palabra,
La transferencia es otro mecanismo mental que entra en juego y con que en aquel momento estaba tomando forma y comenzaba a esbo-
el que debe enfrentarse el terapeuta. La persona, en este caso, tiende zar la futura práctica terapéutica, encontró un aliado eficaz en el
a trasladar los patrones característicos de su infancia (pensamientos, modelo narrativo. El arte de la narración es tan importante como
emociones y reacciones) desde una relación significativa del pasado el de la escucha.
a otra actual. Este proceso, en gran parte inconsciente, se activa de Anna O. era una joven de veintiún años que mostraba síntomas
forma espontánea en cualquier relación importante, y la psicoterapia alarmantes: parálisis severa en ambas piernas y el cuello, problemas
es el contexto ideal para localizarlo, analizarlo y superarlo. de visión, estrabismo convergente, trastornos de la audición, difi-
Freud lo describe así: «el paciente no se reduce a considerar al ana- cultad en la postura, fuerte tos nerviosa... Un cuadro inquietante.
lista, a la luz de la realidad objetiva, como el auxiliador y consejero a La paciente también tenía problemas del habla y padecía estados
quien además se retribuye por su tarea, y que de buena gana se con- alternos de confusión y delirio. Los primeros síntomas se produjeron
formaría con el papel, por ejemplo, de guía para una difícil excursión unos meses después de que hospitalizasen a su padre, gravemente
por la montaña; no, sino que ve en él un retorno –reencarnación– de enfermo. Anna O. lo cuidaba hasta el límite del agotamiento. Tras
una persona importante de su infancia, de su pasado, y por eso tras- excluir la posibilidad de una lesión cerebral así como de cualquier
fiere sobre él sentimientos y reacciones que sin duda se referían a ese otro trastorno orgánico responsable de este cuadro clínico, se pensó
arquetipo» (Esquema del psicoanálisis, 1938). El analista se reviste con las en una posible histeria, un trastorno neurótico capaz de simular
características de esa persona y, en consecuencia, durante la relación toda una serie de síntomas relacionados con diversas enfermedades.
terapéutica se pondrán a prueba las emociones que estén asociadas En un primer momento, Breuer recurrió a la hipnosis, con un cier-
a la misma. El paciente, durante el tratamiento, no solo recuerda la to éxito: los síntomas desaparecieron y la joven había recuperado
relación que tuvo en el pasado, sino que la recupera y la revive de ma- el equilibrio y la vitalidad. Sin embargo, Anna O. estableció una
nera inconsciente. Así, el terapeuta tiene acceso a una gran cantidad fuerte relación de dependencia con el médico. Se negaba a que la
de información acerca de la infancia y de las relaciones significativas atendiese otra persona. Cuando Breuer debió ausentarse por unos
que tuvo la persona que descansa en el diván. La transferencia puede días, todos los progresos alcanzados desaparecieron y Anna O. re-
ser vista como una especie de puesta en escena, un juego mediante el cayó en un estado de agitación intratable. Una tarde, se requirió la
cual el analista conoce aspectos muy relevantes de la vida del paciente. presencia de Breuer con urgencia. Los síntomas habían reapareci-
La emotividad que el paciente desarrolla hacia el analista no depen- do. Anna O. se hallaba muy alterada y se quejaba de unos dolores
de de este, sino del personaje con que se le reviste (por lo general, la abdominales terribles. Cuando le preguntó qué ocurría, la joven le
madre o el padre). respondió: «Está a punto de nacer el hijo del doctor B.», algo que
EL MÉ TODO FREUDIANO 47
46 SIGMUND FREUD

meno de la transferencia es algo demasiado importante como para


molestó profundamente al médico, quien decidió suspender el tra-
desecharlo. Había que entender su funcionamiento y su dinámica.
tamiento, viajar a Venecia de inmediato en compañía de su mujer
Cuando la transferencia se realiza en términos de respeto, afecto,
para celebrar una segunda luna de miel –cabe decir que la presen-
admiración, amor o gratitud, se considera positiva. Sin embargo, no
cia de la muchacha había comenzado a afectar a su vida conyugal–
es raro que albergue, de manera inconsciente o subconsciente, ciertas
y encomendar a la paciente a otro colega.
expectativas de que su amor sea correspondido, por lo que inevita-
Este caso proporcionó mucha información a Freud, hasta el pun-
blemente surgirán emociones ligadas a la decepción. La transferencia
to de permitirle esbozar una primera definición de la transferencia
negativa, en cambio, se produce en presencia de una actitud hostil
y aventurar el alcance de este fenómeno dentro del proceso terapéu-
más o menos evidente. En este caso, entran en juego emociones rela-
tico. El episodio final, que Breuer prudentemente silenció al contar
cionadas con la competencia, la envidia, los celos o la agresión. Tam-
la historia, Freud lo consideró un ejemplo típico de este fenómeno.
poco es raro que se dé una cierta ambivalencia en la que coexisten y
La transferencia se origina en el momento en que es el paciente
entran en conflicto emociones positivas y negativas.
entra en contacto con el terapeuta y, durante un tiempo, es el prin-
Además, cabe tener en cuenta que los sentimientos negativos pueden
cipal impulso para continuar el tratamiento. De hecho, el paciente
convivir con una transferencia positiva. En ciertas ocasiones, el pacien-
atribuye –o, mejor dicho, transfiere– ciertos rasgos y cualidades al
te puede utilizar un elemento de la transferencia para protegerse de la
analista a partir de la información disponible («por su voz, parece
turbación que puede sentir. La hostilidad, por ejemplo, permite hacer
joven»; «debe de ser bueno porque su consulta está en un barrio
frente a los fuertes impulsos sexuales que se sienta hacia el terapeuta.
acomodado»), su experiencia previa («no quiero un terapeuta de
La transferencia es el peor enemigo de la cura y, a la vez, su mejor
sexo masculino; prefiero a una mujer») o su actitud ante las figuras
aliado. En particular, la transferencia positiva constituye el resorte que
de autoridad («se interesa por mí porque le pago»). Según Freud,
empuja al paciente a cooperar. Permite poner de relieve, en la relación
la transferencia es una especie de enamoramiento en el que nada
terapéutica, emociones y pensamientos quizá olvidados, pero importan-
tienen que ver el sexo, la edad y las características del analista, y
tes en las relaciones pasadas y muy activos todavía. Por cuanto, en últi-
que se manifiesta con independencia de la actitud que este adopte
ma instancia, son los responsables de la aparición de algunos síntomas.
durante la terapia.
Freud estaba convencido de que la transferencia es el instrumento
más potente del que dispone el analista, ya que le permite sacar a la
luz emociones, recuerdos y conflictos infantiles en apariencia olvida-
¿POSITIVO O NEGATIVO?
dos, revivirlos en el presente y reproducir sus efectos. No puede curar-
En una discusión que tuvo con Jung en 1906, Freud definió la trans- se ningún conflicto del pasado si no se vive en relación con el analista.
ferencia como el impulso necesario para la comprensión del lenguaje
secreto del inconsciente. Sin embargo, es un impulso que puede ser
perjudicial si no se maneja adecuadamente. Para un observador ex- DEL ANALISTA AL PACIENTE
terno, esta relación creada entre el analista y el paciente puede dar
Sin embargo, según Freud, el analista, en la medida en que se con-
pie a un sinfín de rumores o bromas de mal gusto. Freud lo sabía
vierte en objeto de la transferencia del paciente, también experimenta
muy bien. El psicoanálisis ya había perturbado el sueño plácido de la
un conjunto de reacciones inconscientes. Los mecanismos psicológicos
sociedad vienesa, demasiado pacata e hipócrita. Daba igual. El fenó-
48 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 49

activos en los pacientes –sometidos a una forma de sufrimiento men- conclusiones quedaron plasmadas en su obra más célebre, La interpre-
tal– pueden considerarse una extensión de los procesos típicos de fun- tación de los sueños (1900). A medida que trabajaba en su redacción, era
cionamiento fisiológico de la mente humana. Cualquier relación inter- muy consciente de que no era el primero que se había preocupado
personal significativa se construye a partir de la experiencia nacida de por la cuestión. Este tipo de fenómenos habían suscitado un gran
otras relaciones: la transferencia del paciente y la contratransferencia interés desde la Antigüedad. Artemidoro, por ejemplo, en el siglo ii,
del terapeuta son esencialmente dos procesos idénticos en los que cada escribió un tratado del mismo título que no es más que un compendio
uno vive al otro como alguien importante de su propio pasado. de interpretaciones muy arbitrarias. Su aproximación, precientífica
La diferencia reside en el modo como estas se gestionan dentro de a juicio de Freud, está muy lejos de la nueva concepción, ya que los
la relación terapéutica. La transferencia, tras ser revelada, analizada hombres se limitaban a atribuir un significado a los sueños creyendo
y discutida, se convierte en una parte fundamental y compartida del que eran la manifestación de poderes superiores, fuesen benignos o
proceso de curación. La contratransferencia, por el contrario, debe malignos. En algunas ocasiones, agobiado por la complejidad de la
ser muy tenida en cuenta por el terapeuta, quien ha de detectarla y materia –llegó a confesar a Fliess que la obra se había convertido en
analizarla, aunque evitando en todo momento que se manifieste. El su cruz–, se indignaba por la ínfima calidad de la bibliografía exis-
terapeuta debe vigilar constantemente sus sentimientos hacia el pa- tente y temía, cada vez con más razón, de que su trabajo le acarrearía
ciente, sean positivos o negativos, y reflexionar con calma sobre su un sinfín de críticas.
origen y su relación con su historia personal. Bajo ningún concepto
habrá de atribuirlos al paciente ni proyectar los patrones que haya
podido aplicar en otras relaciones significativas. El terapeuta tiene EL SUEÑO: LA PUERTA AL INCONSCIENTE
que mantenerse firme en sus convicciones, pues de lo contrario pon-
drá en riesgo la terapia y, lo más importante, la curación del paciente. Pero demos un paso atrás y veamos de dónde viene este interés de
Freud recurre a una anécdota para mostrarlo con mayor claridad. Freud por el material onírico. Sabemos que este proponía a sus
Un agente de seguros, ateo convencido, se encuentra en su lecho pacientes que recurriesen a la asociación libre para acceder al in-
de muerte. Sus parientes, muy piadosos y de gran religiosidad, llaman consciente en busca de algo que estuviese oculto y censurado. Freud
a un sacerdote para que lo asista, lo convenza para convertirse y, así, animaba a sus pacientes a relajarse y contarle todo cuanto se les ocu-
muera en paz con Dios. El sacerdote llega y se queda a solas con el rriera de manera espontánea sobre una cuestión en particular, con la
enfermo. Pasa una hora. Todos están convencidos de que el religioso idea de que sus palabras, engarzadas en una cadena de asociaciones,
ha cumplido con éxito su menester. De pronto, la puerta se abre: el revelarían lo que permanece disimulado. Yendo un poco más allá,
moribundo persiste en ser ateo, pero ha convencido al cura para que no resultaría absurdo pensar que los sueños pueden ser un síntoma
suscriba una póliza. de algo.
En 1895 comenzó a bosquejar un «mapa rudimentario» de la acti-
vidad onírica basándose en su autoanálisis. Freud probó a interpretar
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS sus sueños mediante la asociación libre, teniendo en cuenta todos los
pensamientos que brotan cuando se centra en algún detalle, sobre
En el elaborado proceso de construcción de su propio método, Freud todo después del fallecimiento de su padre, acaecido en 1896, y la
dedicó una gran atención al estudio de la actividad onírica, cuyas intensificación de algunos conflictos internos. El 24 de julio de 1895
50 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 51

realizó la primera interpretación completa de un sueño que había de algo reprimido y acallado que hunde sus raíces en la infancia y se
tenido la noche anterior: la inyección que administró a Irma. Lo halla anclado en el inconsciente. En este «continente inexplorado», la
veremos más adelante. interpretación de los sueños es «el camino real hacia el conocimiento
La ciencia oficial consideraba los sueños como un fenómeno alea- del inconsciente» y «la base más segura del psicoanálisis».
torio producido mientras la mente duerme. Freud no compartía tal
idea; consideraba que los sueños poseen un significado que puede
analizarse y comprenderse. Aunque a menudo se presenta con una PERO ¿CÓMO DEBEN INTERPRETARSE LOS SUEÑOS?
apariencia confusa e incluso enigmática, el sueño no es un proceso
puramente físico e insignificante, producto de la actividad aislada El primer paso consiste en separar el contenido manifiesto –es decir,
de un grupo de células del cerebro que se mantienen despiertas. Los el sueño tal como ha quedado registrado en la memoria al despertar-
sueños poseen un significado coherente que puede comprenderse se (los personajes, la trama, la escenografía)– del contenido latente,
mediante un método de interpretación adecuado: «el sueño es exac- de los pensamientos inconscientes y olvidados, que a primera vista no
tamente uno de estos jeroglíficos, y nuestros predecesores en la inter- parecen estar relacionados con el sueño propiamente dicho pero que
pretación onírica han incurrido en la falta de considerar el jeroglífico son lo verdaderamente importante. Según Freud, la censura opera
como una composición pictórica. De este modo no tenía más remedio incluso mientras dormimos y soñamos, enmascarando el verdadero
que parecerles insensato y sin valor alguno». significado del sueño. Para comprenderlo, el soñador, junto con el
El sueño es un jeroglífico que oculta una representación del in- analista, recurrirá al método de la asociación libre. No es posible
consciente que expresa deseos, sobre todo de naturaleza sexual, que descifrar un sueño sino mediante la reconstrucción y la interpretación
se censuran por considerarlos inaceptables. Tales representaciones se que lleva a cabo el propio paciente cuando se le invita a hablar en
mezclan con experiencias vividas durante la vigilia –por lo general, libertad. A continuación, el terapeuta deberá emerger el significado
acaecidas ese mismo día o recientemente–, a las que se considera el que la elaboración onírica ha ocultado.
residuo diurno. Así, el sueño puede estar formado por recuerdos, frag- Según la relación que se establece entre el contenido manifiesto,
mentos de hechos reales o situaciones ya vividas por el paciente, com- que se muestra con claridad, y el contenido latente, que tanto cuesta
binados con estímulos sensoriales como el hambre, la sed, los trastor- descubrir, Freud distingue tres categorías de sueños:
nos digestivos, el dolor, el calor, el frío o el ruido del despertador (no
es raro que, este último, se presente en el sueño bajo la forma, por Sueños razonables y comprensibles, que representan claramente
ejemplo, del tañido de una campana). un deseo no reprimido. Suelen ser cortos y no nos asombran ni
Con todo, los residuos diurnos y los estímulos sensoriales no son los incomodan.
factores específicos que originan el sueño. Contribuyen a su creación,
constituyen, en cierto modo su esencia, pero no lo causan ni tam- Sueños que, pese a poseer sentido y coherencia interna, causan
poco lo explican. El sueño nace de los deseos del sujeto y, en cierto sorpresa porque no se adecuan a nuestra vida diaria y nos lle-
modo, pueden considerarse su manifestación, aunque sea de forma van a preguntarnos por qué hemos llegado a tenerlos.
alucinatoria, deforme y enmascarada. Quizá se trate de un anhelo
tan sencillo como dormir, de cumplir algún hecho frustrado durante Sueños aparentemente incoherentes, confusos y sin sentido. Son
la vigilia o, en el caso de aquellos que se muestran con mayor poder, los más frecuentes.
52 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 53

Los sueños de la primera categoría constituyen el ejemplo más manifiestan con frecuencia en la cultura popular y que tanto difieren
simple de cumplimiento de un deseo y se da con frecuencia en la de los resultados que puede obtener el terapeuta.
infancia, cuando el niño sueña con hacer o tener algo que, durante Si bien los símbolos sexuales
el día, le ha sido negado. En la edad adulta suele ser más raro y, descubiertos por el psicoaná-
por lo general, se inscribe en un contexto más amplio en el que lisis son muy numerosos, por EL ABOR ACIÓN ONÍRICA
subyace oculto algún significado distinto. Por lo que respecta a los no decir infinitos, pues cada
del resto de categorías, la única diferencia reside en el hecho de que persona, cada objeto o cada
el contenido sea manifiesto o latente, ya que ambos representan un situación pueden convertirse Transformación del contenido laten-
deseo inconsciente. Ambos constituyen la materia para la elabora- en un símbolo, su significado, te en un sueño (es decir, sus signi-
ción onírica. aquello que representan es re- ficados psicológicos reales, que po-
lativamente limitado. Dicho de drían causar una ansiedad severa)
otro modo: hay muchos símbo- en un contenido manifiesto y, por lo
EL SIMBOLISMO EN EL SUEÑO los pero pocos significados. Los tanto, más aceptable para la perso-
deseos realizados en el sueño na. Freud desarrolló el concepto en
En algunos casos, el paciente, tendido en el diván, se ve incapaz están, en su mayor parte, re- La interpretación de los sueños.
de decir algo acerca de su sueño cuando el terapeuta lo interroga lacionados con los padres, los
mediante el método de la asociación libre. Según Freud, habrá que hijos, los hermanos, la casa, el cuerpo humano y sus partes –y, en
recurrir entonces a la interpretación simbólica, una tarea comple- especial, los órganos sexuales masculinos y femeninos–, la desnudez,
ja que solo puede llevarse a cabo cuando se posee una experiencia las relaciones sexuales, el nacimiento y la muerte.
sólida y extensa, ya que el analista debe emplear su intuición. El De acuerdo con la teoría freudiana, la función principal del sím-
dominio de este recurso se adquiere con el tiempo, pues hay que bolo onírico es ocultar, distorsionar y ocultar un deseo irracional. El
desarrollar paulatinamente un repertorio interpretativo complejo soñador, como puede imaginarse, hace caso omiso de estos símbolos
que permita asociar a cada elemento onírico un significado sim- que solo pueden ser comprendidos con la ayuda de un terapeuta bien
bólico preciso. preparado. Así, por ejemplo, cualquier objeto que pueda contener
En el sueño, la censura se muestra menos activa que en el estado algo (como un florero, una cueva, una caja, un joyero o un jardín)
de vigilia y pueden manifestarse los deseos inconscientes. Sin embar- puede simbolizar el cuerpo de la mujer o de los órganos genitales
go, esto no significa que su actividad cese por completo. Entre los mu- femeninos; la fruta, sus pechos; cada objeto alargado (un lápiz, un
chos recursos de los que dispone, se vale de símbolos para representar palillo, un cigarrillo, un arma, un árbol, un avión), el órgano geni-
indirectamente algo que permanece oculto. tal masculino; el emperador y la emperatriz, o el rey y la reina, los
Freud explica así las típicas representaciones, tan parecidas en los padres de la persona que sueña; y pequeños animales o insectos, los
sueños de diversos pacientes, que pueden interpretarse sin que sea hermanos. El nacimiento a su vez está representado por una rela-
preciso recurrir a la asociación libre –piénsese, por ejemplo, en los ción con el agua; acciones como bailar, pasear, volar o ascender se
símbolos relacionados con elementos sexuales–. Esas imágenes serían refieren al deseo sexual, mientras que la caída de los dientes o el pelo
traducciones inmutables que, de alguna manera, habrían motivado esconden el miedo a la castración. Tras el mero hecho de partir se
las interpretaciones que se llevaron a cabo en la Antigüedad o que se oculta la muerte y la desnudez se representa con ropa y uniformes.
54 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 55

Sea como fuere, según Freud, los símbolos oníricos, en su mayoría, y el soñador es castigado. Sin embargo, los sueños angustiosos re-
son de naturaleza sexual. presentan un deseo inconsciente en el que la censura no actúa, ya
que la angustia se ocupa de interrumpir el sueño y dejar ocultos
esos contenidos.
LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES
¿Por qué los sueños suelen ser tan extraños?
Las preguntas clásicas sobre el significado del sueño (¿qué consecuen-
cias tiene?, ¿por qué soñamos y luego lo olvidamos?, ¿de dónde pro- Todos hemos experimentado sueños en los que el tiempo, el espacio y
cede lo que soñamos?) solo pueden responderse, según Freud, partiendo las personas cambian de un modo absurdo. Los acontecimientos so-
del contenido latente, de nuestros deseos inconscientes. ñados, en apariencia sin sentido, están determinados en realidad por
la censura, que impide que los deseos se manifiesten de una manera
¿Por qué soñamos? demasiado evidente que afronte contra los valores individuales o la
moral común. En tales circunstancias, los deseos se expresan de for-
Freud consideró al sueño como «el guardián del reposo». Nos protege ma alegórica, en un intento de «engañar» a la censura, que no puede
de estímulos internos y externos que podrían perturbarnos y atiende, vetarla, y pueden ser satisfechos. Cuanto más complejos, raros y ale-
aunque de manera enmascarada, a deseos que, de no cumplirse, nos jados de la realidad sean los sueños, menor será la intervención de la
sumirían en un estado de agitación tal que alterarían nuestro descan- censura y mayor la satisfacción de los deseos. La apariencia extraña e
so. Si durante la noche tuviésemos sed, soñaríamos que bebemos para incomprensible se debe a un proceso que Freud denominó deformación
eliminar esa sensación y continuar durmiendo. onírica, obra del mismo proceso de soñar, y cuya incidencia se acentúa
a medida que se incrementa la necesidad de censurar.
¿Por qué olvidamos lo que soñamos?
Todo se debe a la acción de la censura y la represión. Conviene tener LOS MECANISMOS DEL SUEÑO
en cuenta que el contenido manifiesto de un sueño –en tanto que
objeto de censura– puede ser turbador o incluso molesto, y nuestra La censura camufla el verdadero contenido del sueño mediante un
psique se ve obligada a empujarlo hasta el inconsciente. A veces se conjunto de funciones que Freud considera mecanismos de defensa.
da también una censura secundaria cuando contamos un sueño, lo Son las siguientes:
reelaboramos y enmascaramos y neutralizamos ciertos deseos que
nos resultan incómodos. La dramatización: mediante este proceso, el sueño y los pensa-
mientos se transforman en imágenes visuales. El sueño puede
Los sueños tristes o angustiosos, ¿también corresponden a describirse como una película o una obra de teatro cuyo di-
un deseo inconsciente? rector vendría a ser el soñador –quien, a su vez, puede apa-
recer como actor o bien limitarse a ser un mero espectador–.
Según Freud, incluso en los sueños dolorosos o tristes puede ras- Según Freud, el contenido del sueño se nos presenta como
trearse un deseo inconsciente en el que se hace presente la censura una escritura jeroglífica cuyos signos deben traducirse uno a
56 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 57

uno teniendo en cuenta su realización simbólica a pesar de ble, lo hará bajo una apariencia distinta a la suya; si manifiesta
que, a primera vista, nada tenga sentido. El significado puede una atracción o un deseo de venganza, no le dará demasiada
determinarse solo en aquellos casos en que no haya ninguna importancia; si disfruta de un placer prohibido, en la vigilia
objeción. Con todo, la tarea requiere un esfuerzo considera- lo recordará de un modo vago y confuso. La censura lo habrá
ble, pues hay que adjudicar a cada elemento una sílaba o una camuflado todo y podremos continuar durmiendo, soñando y
palabra que guarden relación con la imagen. De este modo, satisfaciendo nuestros deseos. Lo significativo se vuelve margi-
sustituyendo las imágenes por palabras, puede obtenerse una nal y lo nimio pasa a un primer plano. El analista debe prestar
frase con sentido. mucha atención a aquellas situaciones en las que el paciente, al
narrar lo soñado, indica que algo no importa o no tiene nada
La condensación: Freud, al comparar los sueños narrados con que ver con el resto, o que no recuerda bien un episodio en
sus interpretaciones, se dio cuenta de que el sueño era breve y concreto. El desplazamiento, en la medida en que procesa los
condensado, una suerte de resumen si se tiene en cuenta el nú- pensamientos latentes en el sueño, impide que estos afloren y
mero y la complejidad de los pensamientos que oculta. Ciertos sean reconocidos durante la terapia.
elementos se concentran en una sola imagen que, durante la
vigilia, se convierte en omnipresente y no podemos «eliminar». La simbolización: se la considera una forma particular de despla-
Es más: no es raro encontrarse con que un tema, un aconte- zamiento. Cualquier elemento censurado y oculto puede adop-
cimiento o un personaje aparecidos en el sueño encierran –o tar en el sueño la forma de otro. Así, un símbolo o un detalle del
«comprimen»– varios temas, acontecimientos o personajes. Por sueño manifiesto puede remitir a otro que permanece acallado.
ejemplo, imaginemos que, en un sueño, se nos presentase A
vestido como B, comportándose como C y viviendo en la casa La representación plástica: la combinación de elementos durante
de D. En tal caso, en el contenido manifiesto, una persona se la elaboración onírica puede originar una trama narrativa que
correspondería con otras tres que se hallan en el contenido la- carezca de toda ilación lógica. Sin embargo, cuando soñamos,
tente. En casi todos los sueños aparecen elementos inconscientes las imágenes se nos presentan de manera nítida y ordenada,
que buscan similitudes y puntos de contacto para condensarse siguiendo diversos patrones que confieren al conjunto una apa-
en uno solo. rente coherencia. Este fenómeno se debe a que la psique se vale
de repeticiones y reelaboraciones de sueños infantiles o ensoña-
El desplazamiento (de emociones y personas): en algunos sueños, se ciones tenidas durante la vigilia.
atribuye un papel insignificante a algo importante y, por el con-
trario, se da mayor relevancia a algo secundario en el mundo La elaboración secundaria: entra en funcionamiento cuando el
real. Este mecanismo permite, una vez más, eludir la censura sujeto se despierta y trata de dar una forma relativamente
transfiriendo el significado emocional de ciertos elementos a consistente al sueño. Aquí también actúa la censura mediante
otros. Asimismo, el tono emocional de un elemento puede in- supresiones y adiciones que hacen el sueño más inteligible y
vertirse y convertirse en su contrario (un hecho luctuoso se pre- aceptable.
senta como motivo de alegría, el sentimiento amoroso se torna
odio, etc.). De ese modo, si el soñador efectúa un acto indesea- La dispersión: es el mecanismo contrario a la condensación.
58 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 59

Conviene tener en cuenta además que en el sueño pueden aparecer placa de mármol que diga: “Aquí se reveló al Dr. Sigm. Freud el
varios elementos referidos a una sola persona o a un solo sujeto del enigma de los sueños el 24 de julio de 1895”? Por ahora hay pocas
contenido latente. Así, no es raro descubrir que, en ciertas ocasiones, perspectivas de ello».
soñamos acontecimientos o personajes distintos que, al analizarlos, Pero ¿qué soñó? ¿Qué representaba aquel sueño? A continuación
remiten a un recuerdo o deseo único y concreto. puede verse. En cursiva se han transcrito fragmentos de la narra-
ción que incluyó en su magna obra y al lado se da la interpretación.

FREUD SUEÑA CON IRMA


Tras familiarizarnos con el método freudiano y su sistema de inter-
pretación, volvamos al primer sueño que el padre del psicoanálisis
descifró por completo. El 24 de julio de 1895, Freud soñó con Irma,
una paciente joven amiga de la familia. La terapia psicoanalítica ha-
bía tenido un éxito parcial: la histeria y la angustia se habían atenua-
do mucho, pero se mantenían los síntomas somáticos, la manifesta-
ción física del sufrimiento psicológico. Poco antes de tener el sueño,
Freud había recibido la visita de Oscar Rie –el pediatra que atendía
a sus hijos y que aparece con el pseudónimo de Otto– en su casa de
Bellevue, una zona residencial de Viena donde solían pasar las vaca-
ciones. Rie le informó de que Irma no había mejorado. La noticia,
o tal vez el tono en que se la comunicaron, le causó una gran inco-
modidad, ya que la consideró como una amonestación mediante la
cual, los parientes de Irma –de gran posición social y muy escépticos
respecto al psicoanálisis–, con gran educación, le hacían saber su de-
cepción. Su malestar fue tal, que se sintió en la obligación de redactar
un informe sobre el caso que, poco después, entregó a Breuer, a quien
todavía consideraba una autoridad y un interlocutor fiable pese a que
la relación se había vuelto muy tensa.
Freud tuvo el sueño durante la noche del 23 al 24 de julio y proba-
blemente lo tuvo muy presente durante los días posteriores, mientras
lo interpretaba. En todo momento guardó un silencio muy prudente
y ni siquiera llegó a comentar su trabajo a Fliess, su confidente más
íntimo durante esta época. Solo cinco años más tarde, cuando ya
había publicado La interpretación de los sueños, le comentó a su amigo:
«¿Crees en verdad que alguna vez se podrá leer en esta casa una
60 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 61

Freud, a través de un amasijo Ella me responde: «¡Si supieras qué


de hechos que atañen a su vida dolores siento ahora en la garganta,
doméstica y a sus intereses el vientre y el estómago...! ¡Siento Si los dolores de Irma fuesen
profesionales, enmarca la una opresión...!». Asustado, la físicos, Freud no podría hacer
acción en la que se desarrolla contemplo atentamente. Está pálida nada por curarla y no podría
En un amplio hall. Muchos el sueño, la casa de Bellevue, y abotagada. Pienso que quizá me achacársele ningún fracaso.
invitados, a los que recibimos. y se anticipa al cumpleaños haya pasado inadvertido
de su esposa, al que tenía algo orgánico.
previsto invitar a muchos
amigos, incluida Irma. Así
pues, la imagen procede de
un residuo de la vigilia.

La conduzco junto a una ventana


En la época en que tuvo el y me dispongo a reconocerle la
sueño, Freud continuaba Irma presenta ciertas
garganta. Al principio se resiste un
convencido de que su única características que recuerdan a
poco, como acostumbran hacerlo en
Entre ellos, Irma, a la que me acerco labor consistía en comunicar Freud otras personas a las que
estos casos las mujeres que llevan
enseguida para contestar, sin pérdida a los pacientes el significado preferiría tratar en lugar de
dentadura postiza. Pienso que no la
de momento, a su carta y reprocharle oculto de sus síntomas. Irma por ser más inteligentes
necesita. Por fin abre bien la boca y
no haber aceptado aún la «solución». Los pacientes deben asumir y, seguramente, mostrarse más
veo a la derecha una gran mancha
Le digo: «Si todavía tienes dolores es la responsabilidad completa predispuestas a colaborar, tal
blanca, y en otras partes,
exclusivamente por tu culpa». del éxito del tratamiento, de como se intuye en la frase «por
singulares escaras grisáceas,
ahí que informe a Irma fin abre bien la boca».
cuya forma recuerda al de los
de que la causa de su dolor cornetes de la nariz.
solo es ella misma.
62 SIGMUND FREUD EL MÉ TODO FREUDIANO 63

Así pues, ¿qué deseo se cumple inconscientemente en el sueño?


Freud quiere despojarse de cualquier responsabilidad respecto al
malestar de Irma culpándola a ella misma, achacándolo a un mal
Apresuradamente llamo al doctor diagnóstico o a un error ajeno. De este modo, se liberaría del fracaso
M., que repite y confirma el parcial de su método terapéutico y, de paso, se vengaría de su amigo
reconocimiento... El doctor M. Otto criticándolo, aunque de manera encubierta.
presenta un aspecto muy diferente al
acostumbrado: está pálido, cojea y
se ha afeitado la barba... Mi amigo
Otto se halla ahora a su lado, y mi Freud había consultado el
amigo Leopold percute a Irma por caso de Irma con un colega, el
encima de la blusa y dice: «Tiene doctor M., al que, en el sueño,
una zona de macidez abajo, a la se le atribuye un dictamen
izquierda, y una parte de la piel, superficial: la disentería se
infiltrada, en el hombro izquierdo» encargará de acabar con la
(cosa que yo siento como él, a pesar infección. Su amigo Otto es
del vestido). M. dice: «No cabe acusado de haber utilizado
duda, es una infección. Pero no hay una jeringuilla sucia. Freud
cuidado; sobrevendrá una disentería muestra un gran aprecio por
y se eliminará el veneno...». Sabemos el doctor Leopold, médico
también inmediatamente de qué también y pariente de Otto,
procede la infección. Nuestro amigo dada su gran escrupulosidad.
Otto ha puesto recientemente a Sus palabras, que atribuyen
Irma, una vez que se sintió mal, una causa orgánica al malestar
una inyección con un preparado a de la joven, lo eximen de toda
base de propil, propileno..., ácido responsabilidad.
propiónico.... trimetilamina (cuya
fórmula veo impresa en gruesos
caracteres). No se ponen inyecciones
de este género tan ligeramente...
Además, probablemente estaría
sucia la jeringuilla.
EL PENSAMIENTO
LA TEORÍA GENERAL
DE LA PSIQUE

En las páginas anteriores hemos recorrido brevemente las principales


etapas de la vida de Freud, aunque sin perder de vista el contexto en el
que vivió y trabajó el padre del psicoanálisis para comprender mejor
su aproximación al problema y el método que desarrolló. Ya sabemos
que la metáfora de la arqueología le permitió acometer el trabajo nece-
sario para comprender al paciente y sus neurosis, y no es casual que la
historia antigua fuese una de sus grandes pasiones. El psicoanalista, de
un modo similar a como procede un arqueólogo en sus excavaciones,
debe desvelar, uno tras otro, los diferentes estratos de la psique del pa-
ciente. Las estatuillas y demás vestigios que atesoraba en su despacho,
evidencias de civilizaciones que yacen enterradas, guardan una fuerte
analogía con los descubrimientos del trabajo psicoanalítico. «Supon-
gamos que un explorador llega a una comarca poco conocida, en la
que despiertan su interés unas ruinas consistentes en restos de muros
y fragmentos de columnas y de lápidas con inscripciones borrosas e
ilegibles. Puede contentarse con examinar la parte visible, interrogar a
los habitantes, quizá semisalvajes, de las cercanías sobre las tradiciones
referentes a la historia y la significación de aquellos restos monumen-
tales, tomar nota de sus respuestas... y proseguir su viaje. Pero también
puede hacer otra cosa: quizá ha traído consigo útiles de trabajo, pedir
68 SIGMUND FREUD L A TEORÍA GENER AL DE L A PSIQUE 69

a los indígenas que le ayuden en su labor investigadora, atacar con ellos que tales funciones podían rastrearse en las diversas características y
el campo en ruinas, practicar excavaciones y descubrir, partiendo de modos de actuación de los espacios psíquicos.
los restos visibles, la parte sepultada. Si el éxito corona sus esfuerzos, En una primera versión de su mapa de la mente, Freud distinguió
los descubrimientos se explicarán por sí mismos; los restos de muros tres regiones, inconsciente, preconsciente y consciente, sobre las que
se demostrarán pertenecientes al recinto de un palacio; por los frag- descansó durante mucho tiempo el andamiaje teórico y funcional de
mentos de columnas podrá reconstituirse un templo y las numerosas su obra.
inscripciones halladas, bilingües en el caso más afortunado, descubri- Adentrémonos en este continente inexplorado.
rán un alfabeto y un idioma, proporcionando su traducción insospe-
chados datos sobre los sucesos pretéritos, en conmemoración de los
cuales fueron erigidos tales monumentos» (Etiología de la histeria, 1896). LOS LUGARES DE LA PSIQUE: INCONSCIENTE,
Sin embargo, ¿qué son realmente esos vestigios, esas piedras, esos PRECONSCIENTE Y CONSCIENTE
restos de edificios que yacen sepultados bajo la arena de la mente
El inconsciente es una tierra primitiva y salvaje, el suelo donde se origi-
humana?
na la psique, el lugar de las pulsiones que exigen una satisfacción inme-
diata y rehúyen el malestar. Asimismo, es el reino de la irracionalidad
suprema, la atemporalidad y la
LA MENTE COMO UN MAPA ausencia de cualquier contra-
En toda la producción freudiana, es evidente el empeño constante dicción. Aunque nunca recurre PULSIÓN
a la palabra, es una fuerza libre
por comprender la psique humana, y captar y describir sus reglas de
y dinámica que desea, en vano,
funcionamiento, su estructura y los procesos que lleva a cabo. Un
el reconocimiento del conscien- Energía que se mueve con fuerza en
trabajo que nunca abandonó y que le supuso un recorrido tortuoso a
te, de ahí su pugna por emerger. una dirección determinada. Según
través de su propio pensamiento. El preconsciente es una zona Freud, proviene de un estado de ex-
En este intento fascinante de desvelar la estructura de la psique, intermedia que actúa como fil- citación interna ligado a un objeto en
Freud adoptó en un primer momento una visión tópica, espacial, que tro y barrera entre la lucha con- particular que origina y, a la vez, pro-
le permitiese cartografiar la mente en diversos ámbitos. Como un tinua que se desarrolla entre el mete su satisfacción. Podría com-
explorador del pasado que se aventura en las regiones ignotas de inconsciente y el consciente. Se pararse la psique con un sistema
un nuevo continente, Freud se dispuso a delimitar las áreas que con- encarga, entre otros cometidos, hidráulico en el que el agua (las pul-
trolan el funcionamiento psíquico. No en vano, estaba convencido de de seleccionar aquellos conteni- siones) debe canalizarse de tal ma-
que su descripción de la mente podía considerarse un auténtico mapa. dos que pueden llegar hasta el nera que nunca llegue a desbordar-
Con todo, sus conclusiones no son de naturaleza orgánica o anató- consciente y disfrutar de una se. El terapeuta, pues, debe hacer
mica: Freud no relaciona las áreas específicas de la psique humana atención adecuada. Allí reside todo lo posible por eliminar el estado
con una región del cerebro en particular. Tal característica poseía, todo el material psíquico latente de tensión y propiciar la descarga de
a su juicio, una importancia fundamental, ya que deseaba separar que, aun no siendo inmediata- esa energía psíquica puesta en juego.
por completo el psicoanálisis de la neurología, si bien consideraba mente presente, puede evocarse
70 SIGMUND FREUD L A TEORÍA GENER AL DE L A PSIQUE 71

y actualizarse con facilidad. Lo que permanece inconsciente no puede humano. A decir verdad, nunca dio su investigación por concluida y
ser conocido por la mente humana mediante el lenguaje; solo puede la sometió a un cuestionamiento y una reescritura continuos. En El
surgir a través de diversas fuentes como los sueños, lapsus, actos fallidos yo y el ello (1923), expuso un nuevo modelo estructural conocido como
u otros síntomas. Sin embargo, el contenido del preconsciente, aunque «segunda tópica» o «teoría general de la psique» que incorpora y
en un principio es puro pensamiento, puede acceder a la consciencia complementa la estructura anterior.
gracias a un trabajo psíquico individual en el que cada uno de nosotros En este caso, se identifican tres estructuras fundamentales, lla-
atribuye palabras y pensamientos concretos a conceptos que, en un madas instancias, distintas pero relacionadas entre sí: el ello, el yo
principio, carecían de forma precisa. y el superyó, también conocidas como id, ego y superego. Los lugares
El consciente es la última región de la psique. Nos encontramos de ambas estructuras mentales –que Freud considera distintas y no
en la periferia, en la zona en contacto con el mundo exterior, que, en completamente superponibles– no son regiones de la psique pro-
cierto modo, regula y restringe. Alberga contenidos conscientes, do- piamente dichas, sino más bien componentes psíquicos a los que
tados de tiempo y de lenguaje, que se organizan de acuerdo con unas personifica y convierte en actores de una difícil obra de teatro.
normas muy estrictas que siguen la lógica del mundo (lo que Freud Dichas instancias, en pugna dentro de la psique, vendrían a ser
denomina principio de realidad). tres fuerzas que deben mantenerse en constante equilibrio para
En su correspondencia con Fleiss, su confidente y amigo, Freud garantizar el buen funcionamiento del individuo. Freud los deno-
trata ampliamente esta cuestión y se muestra muy interesado en de- minó valiéndose de los pronombres personales, a los que adjuntó
tallar las relaciones que establecen las tres «regiones» de la psique. un artículo determinado.
A juzgar por sus explicaciones, su principal interés radica en com-
prender la manera como un contenido psíquico se mueve a través de El ello, la reserva de energía
ese continente aún inexplorado. Valiéndonos de metáforas, podría-
mos imaginar un contenido psíquico que, «culpable» de propugnar La primera estructura psíquica es el ello. Freud lo denominó Es –el
un comportamiento que el mundo exterior rechaza, se refugia en el pronombre correspondiente a
inconsciente y se sumerge en aquella zona desconocida y profunda. la tercera persona neutra del
Ciertos síntomas como la ansiedad o la neurosis deben considerarse, singular de la lengua alema- I N S TA N C I A
en consecuencia, como efectos, rastros, pistas que su paso deja en na– y su concepción nace de las
la vida psíquica. El terapeuta, mediante la escucha y el trabajo con la lecturas de Nietzsche y Georg Cada una de las partes que compo-
palabra, puede perseguir al fugitivo, desenmascarar sus tretas y tra- Groddeck. El ello representa nen la psique humana según Freud,
zar su fuga a lo largo de la compleja geografía de la mente humana. la masa de contenidos psíqui- quien distingue tres: el ello, el yo y el
cos permanente y primordial superyó. Estos componentes, pese a
del ser humano, presente des- tener características propias que los
LOS COMPONENTES DE LA PSIQUE: de su nacimiento y libre de las hacen muy distintos entre sí, deben
EL ELLO, EL YO Y EL SUPERYÓ influencias de la educación o mantenerse en comunicación para
el ambiente exterior. El ello es garantizar el buen funcionamiento
Las revisiones posteriores, así como un mayor desarrollo de su pensa- energía pura, desestructurada, del individuo.
miento, llevaron a Freud a redefinir todo el sistema psicológico del ser que se vive de manera incons-
72 SIGMUND FREUD L A TEORÍA GENER AL DE L A PSIQUE 73

ciente, hasta el punto de que puede afirmarse que esas fuerzas, lejos se imbrica en lo consciente y establece una relación de confron-
de controlarlas, nos controlan a nosotros. tación con el ello, hasta el punto de ser capaz de actuar también
El ello es el componente psíquico de las energías objetivas e imper- sobre la dimensión inconsciente. Freud, siempre tan sugerente para
sonales que destemplan al individuo; alberga contenidos en su mayor el lector, recurre a una metáfora para entender esa relación: com-
parte instintivos, dinámicos y pulsionales; y constituye el núcleo ori- para la psique con un iceberg cuya parte sumergida sería el ello y
ginario, primordial, de todo cuanto se ha ido acumulando durante el pico que aflora por encima de las aguas, el yo. A ese «actor» le
la evolución de las especies y se ha ido relegando paulatinamente en corresponde conocer y describir el mundo mediante el lenguaje, la
el curso de la existencia. En su naturaleza hay algo que lo convierte percepción y la atención, desenvolverse de acuerdo con el principio
en algo muy corporal e íntimo; es la parte más arcaica de la psique de realidad. Esa «regla» le permite tener en cuenta los límites y las
y se ha convertido en su reserva de energía psíquica. El ello personifica contingencias del mundo real, así como sobrellevar las tensiones que
los instintos; es la reserva psíquica, en constante evolución, de todos los surgen entre los deseos y las normas de convivencia, y la renuncia
contenidos naturales, ahistóricos, irracionales, no contradictorios, a las exigencias de las pulsiones para buscar soluciones más conve-
carentes de todo marco espacial y temporal. Es la morada de los nientes.
instintos más primitivos y feroces, los impulsos de naturaleza erótica, El yo actúa principalmente como un mediador. Podría comparar-
así como de aquellos más agresivos y autodestructivos. se con un diplomático que sirve como intermediario entre los elemen-
Su naturaleza es completamente inconsciente, oculta, desconec- tos de la realidad y la psique. De carácter eminentemente defensivo,
tada de la conciencia y la percepción sensorial. La única ley que lo busca ante todo la conservación velando, vigilando y supervisando las
mueve es el principio de placer y su objetivo, la satisfacción inmediata otras instancias psíquicas para eliminar cualquier presencia inquie-
de los deseos e impulsos, haciendo caso omiso de los límites impuestos tante, cualquier pensamiento o emoción que amenace el equilibrio.
por la realidad. El ultimátum típicamente infantil «lo quiero todo y Gracias a su esfuerzo la persona puede mantenerse estable y tender
lo quiero ahora» es la voz de la eternidad atemporal del inconsciente hacia la armonía. Al igual que un diplomático debe atender cons-
y del ello, desestructurada y desorganizada, formada únicamente por tantemente a todo lo que pasa por su escritorio y ser consciente de su
fuerzas instintivas en flujo y confusión perpetuos. El ello es la parte entorno, atendiendo sin descanso cuanta información le llegue acerca
desconocida y misteriosa del individuo, la materia de los sueños, el de posibles amenazas y oportunidades, el yo debe realizar un examen
lugar donde las fantasías cobran cuerpo, la tensión que se aprecia eficiente de la realidad, distinguiendo qué procede del exterior y qué
tras los síntomas neuróticos en el momento en que nuestro delicado procede del ello. Para conseguirlo dispone del cuerpo, la superficie
equilibrio psíquico se rompe. física que capta los estímulos del mundo real.
El yo debe afrontar una tarea nada sencilla: lidiar con las necesi-
El yo, o cómo saldar cuentas con la realidad dades y las reglas impuestas por el ambiente y domeñar las pulsiones
de un ello que, al menos en parte, tiene el derecho a recibir una
Si el ello es un caballo salvaje que galopa desenfrenado, el ego es el cierta satisfacción. Retomando la metáfora inicial, Freud nos dice
caballero que intenta domarlo e indicarle el camino. Esta segunda que el jinete, si bien debe dominar la soberbia del caballo, también
estructura psíquica, aunque nace de la anterior, cambia y adquiere habrá de darle un capricho de vez en cuando para que no se desbo-
una naturaleza distinta en virtud del contacto que mantiene con el que. Para montarlo sin que lo arroje al suelo, tendrá que compren-
ambiente circundante. El yo es la parte más superficial de la psique, der al animal.
74 SIGMUND FREUD L A TEORÍA GENER AL DE L A PSIQUE 75

El superyó, el juez interior como una conciencia moral que representa el ideal de un comporta-
miento hipercorrecto, tiene la capacidad de generar sentimientos de
La última estructura de la psique es el superyó, la parte más exigente culpa, amenazas y obsesiones cuando no se respeta. Esta estructura
de todo el sistema. Actúa como un censor moral, un vigilante estricto de la psique en parte consciente y en parte inconsciente, que encarna
que se activa para hacerla cumplir. Algunos exégetas importantes la ley y se transmite de genera-
de Freud, como el estadounidense Harold Bloom, han visto en esta ción en generación, se asemeja
figura ecos del severo Dios del Antiguo Testamento o de Moisés, a la presencia amenazante de la TR AUMA PSÍQUICO
guardián inquebrantable de una ley en cuyo seno el padre del psi- estatua del Comendador que,
coanálisis creció. El superyó constituye una amalgama de valores, en el Don Giovanni de Mozart,
prohibiciones, medidas de seguridad y códigos de comportamiento interrumpe la orgía del liberti- Cualquier hecho o experiencia que
que impiden la satisfacción y el placer inmediatos, y actúa como una no para imponer el orden y el generen miedo, ansiedad, vergüen-
voz interior, una conciencia moral que dicta sentencia, sin posibilidad cumplimiento de las normas za, incomodidad o dolor, que el indi-
de apelación, sobre lo que es justo e injusto. sociales imperantes. viduo no es capaz de afrontar como
El yo entraña un sistema de censuras y restricciones que regula «Un proverbio advierte la lo hace normalmente y que, en con-
el paso de las representaciones más atávicas e instintivas (el ello) a la imposibilidad de servir a la secuencia, afecta al buen funcio-
parte que se mantiene en relación con la realidad (el yo). Estas nor- vez a dos señores. El pobre yo namiento psíquico. El sujeto ex-
mas provienen, en un primer momento, de la internalización del su- se ve aún más apurado: sirve a perimenta un estado de desazón,
peryó de los padres y, posteriormente, del contexto socio-cultural, de tres severos amos y se esfuer- angustia y temor cuya intensidad
tal manera que la persona adquiere unos modelos que hace propios. za en conciliar sus exigencias puede variar. En estos casos, el yo
En consecuencia, el superyó es fruto de la educación que el indivi- y sus mandatos. Tales exigen- puede activar diversos mecanismos
duo recibe en el mundo. Durante este proceso, la autoridad externa cias difieren siempre, y a veces de defensa como, por ejemplo, la eli-
(los padres, los profesores y educadores, así como otras figuras norma- minación, en un intento de olvidar el
parecen inconciliables; nada,
tivas adultas) pierde corporeidad, se desliga de una presencia física y trauma. La energía psíquica ocasio-
pues, tiene de extraño que el yo
nada por este acontecimiento do-
deviene una presencia psíquica que se mantendrá siempre activa. De fracase tan frecuentemente en
loroso suele liberarse en forma de
este modo se forma un sistema de valores morales y socioculturales su tarea. Sus tres amos son el
síntomas neuróticos que manifies-
que impulsan al yo y, evidentemente, presiden toda nuestra existen- mundo exterior, el superyó y el
tan un conflicto inconsciente no re-
cia. El sistema psíquico pone freno a la imprudencia y la inmediatez ello» (Nuevas lecciones introducto-
suelto.
de los impulsos e instintos en favor de una vida más regulada pero rias al psicoanálisis, 1932; lección
también más segura, en aras de protegerse frente a ciertos elementos 31).
que pondrían en riesgo su salud física y mental. El yo, parte orga- En esta segunda tópica que
nizada de la personalidad, facilita la gestión de una vida cotidiana Freud presenta, el yo, por lo tanto, sintetiza, compensa y ordena se-
en la que se observa, por ejemplo, la necesidad de comer y dormir gún su importancia las diversas y múltiples exigencias que recibe de
siguiendo un horario regular, sin dejarse llevar por el estómago, sus tres amos, y reconoce qué exigencias pulsionales debe posponer
o limitar la ingesta de alcohol y evitar los peligros que un consu- o incluso acallar en aras de un buen funcionamiento psíquico. Para
mo desenfrenado supone. El superyó, en la medida que se presenta conseguirlo, dispone de una gran constelación de mecanismos de de-
Sus contenidos se expresan con
76 SIGMUND FREUD

realidad, alberga material

Posee sentido del tiempo


CONSCIENTE

psíquico consciente
En contacto con la
fensa más o menos útiles y eficaces en función de las circunstancias.
Según Freud, el yo «se siente asediado por tres lados y amenazado

palabras
por tres peligros a los que, en caso de presión extrema reacciona con
el desarrollo de angustia». Sin embargo, conviene tener en cuenta

Elaborado por Freud a finales de siglo XIX , lo denominó Primera tópica


que el uso de esos mecanismos comporta el riesgo de reactivar algún

PRIMER MODELO DE LA ESTRUCTURA DE LA PSIQUE


trauma psíquico anterior y que, cuando se recurre con frecuencia a
unas modalidades de defensa concretas, estas tienden a repetirse y a
dar forma y moldear la personalidad del individuo.
Cuando el yo se siente abrumado por otras instancias psíquicas (el
ello y el superyó), las dificultades se convierten en neurosis que, a su
vez, se manifiestan mediante síntomas neuróticos. En este sentido, las
diversas manifestaciones psicopatológicas de la persona, que por lo

inconsciente y el consciente; con-


general mantiene un buen contacto con la realidad y con las exigen-

tiene material psíquico latente


PRECONSCIENTE

Actúa como filtro entre el


cias del entorno, se derivan directamente de conflictos inconscientes
no resueltos que se han hecho crónicos.

pueden acceder
a la consciencia
Sus contenidos

del tiempo ni contradicciones


INCONSCIENTE

sede de las pulsiones

Irracional, sin noción


Parte más primitiva,

y evita el malestar
Busca el placer
Representa las leyes y los valores

Genera el sentimiento de culpa


Cada individuo lo interioriza y
morales y socioculturales
Actúa como censor moral
Elaborado por Freud en 1923, se lo conoce como Segunda tópica o Teoría general de la psique

considera como propio


EL PRINCIPIO DE PLACER

SUPERYÓ
Y EL PRINCIPIO DE REALIDAD
NUEVO MODELO DE LA ESTRUCTURA DE LA PSIQUE

Media entre los otros elementos de

Predomina el principio de realidad

Es consciente en gran medida

Posee una función defensiva


La parte más superficial

la psique y la realidad

DOS MECANISMOS CLAVE DE LA MENTE


Nace del ello
YO

Anteriormente se han mencionado el principio de placer y el prin-


cipio de realidad. Estos dos mecanismos, que Freud sitúa en la base
del funcionamiento mental, ocupan numerosas páginas en su vasta
producción y, en particular y respectivamente, en La interpretación de
los sueños (1900) y Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico
(1911). De hecho, los consideraba dos hitos fundamentales en su in-
vestigación aun cuando, al presentarlos a la Asociación Psicoanalítica
Vienesa, solo obtuviese objeciones –algo que, por otra parte, no afec-
tó a sus convicciones.
Al revisar su Segunda tópica, descubrió cómo ambos principios re-
Predomina el principio de placer
La parte más arcaica y primitiva

Sede de pulsiones heredadas,


Reserva de energía psíquica

presentaban las directrices que cabe seguir para lograr un objeti-


impersonales, prepotentes

Totalmente inconsciente
Atemporal y ahistórico

vo personal, ya fuese a nivel consciente o bien a través de procesos


inconscientes o parcialmente conscientes. Conviene tener en cuenta
ELLO

que, según Freud, el funcionamiento psíquico se basa en un flujo cons-


tante de energía. Así, cualquier incremento inesperado del caudal se
convierte en algo desagradable y origina sufrimiento, mientras que el
proceso contrario se considera agradable y satisfactorio. Entre líneas,
se intuye un eco de los intereses científicos del padre del psicoanálisis.
80 SIGMUND FREUD EL PRINCIPIO DE PL ACER Y EL PRINCIPIO DE RE ALIDAD 81

De acuerdo con el principio de placer, el propósito de toda actividad retrasan la entrega de alimento, berrea hasta que recibe su comida.
psíquica –es decir, el trabajo psicológico consciente e inconsciente de Cuando la obtiene, la sensación de saciedad disminuye la tensión y
cada individuo– se centra en la consecución del placer y la evitación experimenta placer.
del dolor. Se trata de algo más que una búsqueda; es el ansia por ob- El principio de realidad toma forma más tarde, cuando el niño se
tener la satisfacción inmediata de un deseo, expresada en la conocida da cuenta de que en el mundo real no puede recibir una gratificación
frase «lo quiero todo y lo quiero ya». Según la idea del equilibrio de inmediata y, en consecuencia, atenuar o eliminar la excitación. Esta
energía, el placer se alcanzará con la disminución de esta excitación, nueva norma, que no prescinde del objetivo de obtener placer, sugie-
mientras que el desagrado será proporcional a su incremento. re la posibilidad de tolerar una frustración temporal en aras de una
Este principio no tiene en cuenta las circunstancias, las oportu- mayor satisfacción. El análisis de los distintos aspectos del ambiente
nidades o la conveniencia: su único propósito es reducir el malestar, que rodea a la persona es crucial para determinar cuándo y cómo
muy relacionado con la acumulación de energía psíquica, drenándolo debe actuarse.
con la mayor rapidez posible y sin importar los medios. El principio Al crecer, el niño aprende a «ponerse de acuerdo» con la reali-
de realidad, sin embargo, requiere que la psique, en la búsqueda de su dad. Experimenta de manera directa que los estímulos no siempre
propia satisfacción, tenga en cuenta las restricciones y las condiciones pueden satisfacerse de una manera completa y a la vez, y empieza
impuestas desde el exterior mediante un análisis exhaustivo de cos- a construirse una imagen propia del mundo, de sus elementos, sus
tes y beneficios. Aunque siempre existe un deseo que debe cumplirse, normas y sus limitaciones. A partir de este descubrimiento, busca la
cambia el modo en que la psique logra su objetivo. La satisfacción de- manera de contentar sus pulsiones controlándolas y postergándolas
pende siempre de una disminución de la excitación que debe ajustarse de acuerdo con las posibilidades y las respuestas del mundo que lo
al contexto en el que se encuentra el sujeto. Así, de acuerdo con este rodea. Sin embargo, el principio de placer no lo ha abandonado; tan
principio, la gratificación de los instintos no es inmediata, sino que solo tiene en cuenta que el mundo exterior también importa. Para
surge en un momento y de una forma compatible con las exigencias obtener algo, hay que comprometerse, renunciar a ciertas apetencias,
objetivas de la realidad. Respetar el principio de la realidad implica aceptar las restricciones externas. Recordemos que el joven Freud
la capacidad de analizar las diferentes variables relacionadas con los rehuyó la práctica de la medicina para dedicarse a la investigación y
deseos teniendo en cuenta los aspectos sociales, la presencia de otras que Brücke lo convenció para que no lo hiciese y, así, pudiese ganarse
personas, los riesgos y las posibles consecuencias para el futuro. Ahí el sustento. Cuando logró una cierta estabilidad económica, pudo
interviene el yo, que Freud consideró al servicio de tres amos distintos. recuperar sus antiguos intereses.
El principio de placer, por el contrario, estimula el incremento de Obedecer el principio de la realidad no anula el deseo; simplemen-
energía de las pulsiones hasta lograr su completa satisfacción. Es el te se lo posterga. Tras la renuncia sobreviene una satisfacción –con la
primero que aparece en la vida del ser humano. Pensemos en los re- consiguiente disminución de la carga de energía instintiva– mucho
cién nacidos: ajenos al mundo exterior y absolutamente dependientes más sustancial y duradera. Asimismo, conviene tener en cuenta que
de quienes los cuidan, actúan solo de acuerdo con los dictados del este tipo de satisfacción, en la medida en que se extiende en el tiempo
principio de placer. Por ejemplo, la sensación de hambre provoca un y en el espacio, resulta esencial a la hora de relacionarse con la reali-
aumento de tensión, lo que desencadena sentimientos desagradables dad. Hay que superar los deseos y los caprichos del momento, yendo
que se expresan mediante el llanto. El niño de pecho, que ignora más allá del aquí y ahora, y sopesando los costes y los beneficios de las
el mundo exterior con sus limitaciones y su sistema de reglas que diversas opciones posibles. El principio de placer se mantiene activo
82 SIGMUND FREUD EL PRINCIPIO DE PL ACER Y EL PRINCIPIO DE RE ALIDAD 83

a lo largo de nuestra vida, actuando como si fuese un interlocutor, o comprenden los mecanismos psíquicos y del pensamiento que evi-
incluso un antagonista, del principio de realidad y rige tanto los me- tan los vínculos espaciotemporales y las relaciones de causa-efecto.
canismos inconscientes como los conscientes y preconscientes. Freud los consideraba el primer modo –y el más arcaico desde un
En cambio, el principio de realidad se constituye como un regu- punto de vista evolutivo– como funciona el aparato psíquico (de
lador del principio de placer, dada la necesidad de enfrentarse con el ahí que los considere primarios). Los niños más pequeños actúan
mundo exterior y con los propios deseos y necesidades. únicamente movidos por procesos de este tipo y el inconsciente los
A partir de una distinción tan simple como la que se desprende del mantiene activos durante toda su vida.
hecho de experimentar placer o dolor, y mediante la relación con la Los procesos secundarios, por el contrario, se caracterizan por
realidad, el sujeto desarrolla mecanismos mentales como la atención, el principio de realidad y se refieren a los mecanismos psíquicos orien-
el juicio, la memoria o el pensamiento que permiten relacionarse con tados en el tiempo y el espacio, al pensamiento racional, así como
el mundo y mediar entre el contexto y los deseos personales. a las representaciones del mundo coherentes y conectadas entre sí.
En otras palabras, el yo evoluciona del yo-placer, completamente Constituyen una característica del yo maduro y se centran en la po-
orientado a buscar satisfacción y rehuir el dolor, al yo-realidad, más sibilidad y la capacidad de aplazar una gratificación y, por lo tanto,
interesado en lo que es útil y eficaz, y constituye una garantía con de diferir en el tiempo la descarga de energía psíquica hasta que las
respecto a lo que puede ser perjudicial. Cuando, en 1911, Freud es- circunstancias externas sean más favorables.
cribió este pasaje, era muy consciente de la imposibilidad de desligar De acuerdo con la teoría freudiana, nuestro aparato mental fun-
al individuo del contexto. Las fuerzas que regulan los deseos indi- ciona mediante procesos primarios y secundarios, cuyas caracterís-
viduales y los vinculan a la realidad indican que el inconsciente no ticas son las siguientes:
puede escapar de la cultura en la que se desenvuelve el sujeto. Freud
prestó atención al modo en que la realidad condiciona las elecciones PROCESOS PROCESOS
individuales en un breve ensayo de 1908 titulado La moral sexual «cul- PRIMARIOS SECUNDARIOS
tural» y la nerviosidad moderna, y en el que concluye que el pudor y la
modestia exagerados de la sociedad burguesa sofocaban y reprimían Pensamiento onírico
CARACTERÍSTICAS Pensamiento racional
los deseos con una virulencia tal que estos jamás podían cumplirse y Chiste
PSÍQUICAS Leyes lógicas,
originaban desequilibrios psíquicos que se manifestaban en forma de Actos fallidos
espaciales y temporales
traumas y neurosis. Simbolismo

PROCESOS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS RECORRIDO Energía libre,


Energía vinculada
DE LA ENERGÍA no vinculada
En los años posteriores, Freud profundizó en el estudio del prin-
cipio de placer y del principio de realidad, y precisó aún más sus
funciones, hasta el punto de identificar dos tipos de procesos que les LUGAR preconsciente-
inconsciente
afectan: los primarios y los secundarios. EN LA PSIQUE consciente
Los procesos primarios, regulados por el principio de placer,
LAPSUS Y ACTOS FALLIDOS

LOS MECANISMOS DE LA VIDA COTIDIANA


Al describir los aspectos psicológicos de los procesos primarios, Freud
se refería a los sueños, los chistes y los actos fallidos. Pero ¿qué quería
decir exactamente?
En 1901 publicó Psicopatología de la vida cotidiana, después de haber
realizado el curioso recuento de errores que habían aparecido en La
interpretación de los sueños (y del que se ha tratado en la página 19 de
este libro). Freud se mostró muy satisfecho del trabajo tras terminar
la lectura del primer borrador.
No en vano, esta es una de sus
obras más célebres. Al escri- L APSUS
birla, evitó casi por completo
el uso de tecnicismos e incluyó
decenas de anécdotas propias y La palabra, de origen latino, signi-
ajenas. En buena parte, recu- fica literalmente «caída». En el len-
peró material de artículos an- guaje coloquial se emplea para refe-
teriores para presentar de una rirse a un error no intencionado en
manera más sistemática las el que se incurre por distracción.
causas y los mecanismos que
86 SIGMUND FREUD

explican fenómenos tan corrientes como los lapsus y las equivocacio-


nes. Los descuidos, los falsos recuerdos o los olvidos momentáneos
constituyen, en apariencia, errores sin importancia a los que no suele
prestarse atención, dada su insignificancia y su ausencia de intención.
Freud prescinde de tal apriorismo y acomete la tarea de explicar su
significado desde un punto de vista psicológico. Contrariamente a lo
que suele creerse, tales equívocos no son resultado de la casualidad,
el cansancio o la falta de aten-
ción, sino que revelan ciertos
ACTO FA L L IDO hechos de los que no se es cons-
ciente y que, por lo tanto no
pueden expresarse, tales como
Fenómeno psíquico que se manifies-
intenciones, impulsos o deseos
ta mediante un lapsus en la acción.
reprimidos.
Sucede cuando se desea realiza un
Las reflexiones de Freud so-
acto y, en su lugar, se efectúa otro.
bre esta cuestión nacieron del
estudio de las peculiaridades
del funcionamiento de la memoria. En ciertas situaciones, y siempre
de manera temporal, se dan singularidades que también pueden ob-
servarse en los lapsus y los actos fallidos, y en los que entran en juego
mecanismos similares a los que causan las remociones.
Al arrojar luz sobre estas pequeñas «psicopatologías de la vida
cotidiana» y entender sus causas, se abre una ventana que da direc-
tamente a nuestro inconsciente, a los deseos, pulsiones y complejos
reprimidos que pueden causar sufrimiento. Para explicar su teoría,
Freud se basó en diversas situaciones de la vida real, fáciles de enten-
der porque pertenecen a una experiencia compartida por todos no-
sotros. Contó, por ejemplo, el caso de un empleado que, durante una
ceremonia oficial, al levantar su copa para brindar por su superior
–y por quien no sentía ninguna simpatía– dijo «les invito a eructar
a la salud de nuestro jefe» en lugar de «a brindar». La importancia
de este cambio involuntario y surrealista, propiciado por la similitud
entre las palabras alemanas anstoßen («brindar») y aufstoßen («eructar»),
reside en que constituye una expresión del desprecio inconsciente que
experimentaba el sujeto.

86 SIGMUND FREUD EL PRINCIPIO DE PL ACER Y EL PRINCIPIO DE RE ALIDAD 87

explican fenómenos tan corrientes como los lapsus y las equivocacio- Las analogías que Freud estableció entre el proceso psíquico que
nes. Los descuidos, los falsos recuerdos o los olvidos momentáneos subyace a una neurosis (la remoción) y el proceso responsable de fe-
constituyen, en apariencia, errores sin importancia a los que no suele nómenos muy generalizados en personas sanas representan un gran
prestarse atención, dada su insignificancia y su ausencia de intención. descubrimiento para comprender el funcionamiento de nuestra men-
Freud prescinde de tal apriorismo y acomete la tarea de explicar su te. Si podemos observar los mismos mecanismos en la raíz de diversos
significado desde un punto de vista psicológico. Contrariamente a lo trastornos psicopatológicos, la división entre lo normal y lo patológico
que suele creerse, tales equívocos no son resultado de la casualidad, se vuelve más confusa, lo cual no significa que los lapsus deban con-
el cansancio o la falta de aten- siderarse siempre como síntomas de alguna dolencia; simplemente
ción, sino que revelan ciertos demuestran cómo funciona la mente en personas sanas como en otras
ACTO FA L L IDO hechos de los que no se es cons- que padecen algún tipo de pro-
ciente y que, por lo tanto no blema. El hecho de prestar aten-
REMOCIÓN
pueden expresarse, tales como ción a ciertos comportamientos
Fenómeno psíquico que se manifies-
intenciones, impulsos o deseos o deslices que, a primera vista,
ta mediante un lapsus en la acción.
reprimidos. parecen triviales e insignifican- Considerada por Freud un mecanis-
Sucede cuando se desea realiza un
Las reflexiones de Freud so- tes nos permite comprender mo de defensa, se encarga de elimi-
acto y, en su lugar, se efectúa otro.
bre esta cuestión nacieron del mejor ciertos aspectos de nues- nar de la conciencia todos aquellos
estudio de las peculiaridades tra experiencia psicológica que, contenidos psíquicos como recuer-
del funcionamiento de la memoria. En ciertas situaciones, y siempre hasta entonces, no conocíamos dos, imágenes o pensamientos liga-
de manera temporal, se dan singularidades que también pueden ob- plenamente. dos a una pulsión que no puede satis-
servarse en los lapsus y los actos fallidos, y en los que entran en juego Los lapsus y los actos fallidos, facerse en ese momento y que entran
mecanismos similares a los que causan las remociones. al igual que los sueños, son otra en conflicto con el yo y el superyó.
Al arrojar luz sobre estas pequeñas «psicopatologías de la vida de las maneras en que se expre- Sin embargo, no llega a anularlos
cotidiana» y entender sus causas, se abre una ventana que da direc- sa el inconsciente. En el sueño, por completo, sino más bien a cam-
tamente a nuestro inconsciente, a los deseos, pulsiones y complejos ciertos elementos reprimidos biarlos de lugar, aun cuando su efec-
reprimidos que pueden causar sufrimiento. Para explicar su teoría, tienden a reaparecer, si bien, to es comparable al de una elimi-
Freud se basó en diversas situaciones de la vida real, fáciles de enten- al considerarse inaceptables, se nación total de dicho contenido. En
der porque pertenecen a una experiencia compartida por todos no- transfiguran y adoptan la forma cierto modo, podría compararse con
sotros. Contó, por ejemplo, el caso de un empleado que, durante una de algo que la conciencia pueda lo que sucede cuando, en el escrito-
ceremonia oficial, al levantar su copa para brindar por su superior tolerar. En estos otros casos, en rio de un ordenador, se mueve un ar-
–y por quien no sentía ninguna simpatía– dijo «les invito a eructar cambio, nos encontramos con chivo a la papelera: creemos que ha
a la salud de nuestro jefe» en lugar de «a brindar». La importancia conductas o expresiones verba- desaparecido pero no es así; sigue
de este cambio involuntario y surrealista, propiciado por la similitud les chocantes ocasionadas por la existiendo. De hecho, podemos re-
entre las palabras alemanas anstoßen («brindar») y aufstoßen («eructar»), injerencia perturbadora del in- cuperarlo o bien borrarlo de mane-
reside en que constituye una expresión del desprecio inconsciente que consciente en nuestro compor- ra permanente.
experimentaba el sujeto. tamiento cotidiano. Tras estas
88 SIGMUND FREUD EL PRINCIPIO DE PL ACER Y EL PRINCIPIO DE RE ALIDAD 89

escenas, a menudo cómicas, se oculta un deseo del que no queremos toma forma en función de los deseos e intereses personales. Pensemos,
o no podemos librarnos. En una ocasión, Freud, hojeando las páginas por ejemplo, en lo que ocurre cuando leemos por equivocación «el
del conocido diario vienés Neue Freie Presse, dio con una anécdota que restaurante estará abierto el domingo por la noche» en lugar de «ce-
no dudó en incluir en la obra. Al parecer, al presidente de una de las rrará el domingo por la noche» porque estamos pensando en acudir
cámaras del Parlamento de Austria, al iniciarse una sesión que pro- allí ese día. O cuando nos vemos en la tesitura de leer o escribir algo
metía ser muy acalorada, se le escapó un «Honorables colegas, declaro doloroso o desagradable para nosotros. Existen, además, los lapsus
terminada la sesión». Ni más ni menos. de escucha, que se producen cuando oímos una cosa en lugar de otra
llevados por nuestras necesidades inconscientes.
Tampoco es raro que olvidemos ciertas palabras, sobre todo nom-
LOS LAPSUS bres propios. A menudo, estos olvidos suelen combinarse con fenó-
menos de cambio: cuando nos esforzamos por recordar un nombre
En su obra, Freud ilustró varios tipos de lapsus. Los clasificó teniendo
olvidado, se nos viene a la mente otros que, aun sabiendo que no son
en cuenta el contexto en el que se manifestaban. Los de naturaleza
el correcto, no podemos reprimir porque no podemos dar la espalda a
verbal pueden expresarse de maneras distintas:
nuestros pensamientos. Un análisis en profundidad sacaría a la luz la
asociación que se oculta tras el lapsus y que une la palabra reprimida
Cambios: permutación de letras, sílabas o palabras, o su reem-
con la que parece recordarse con tanta insistencia.
plazo por otras parecidas en su pronunciación pero con un sig-
nificado diferente («¿me das un queso… digo… un beso?»). Freud también profundizó en el significado de las acciones sin-
tomáticas, que suelen darse con cierta regularidad en función de
Anticipaciones: conmutación, en el orden de la frase, de algunas determinadas circunstancias o incluso de manera aislada. Tal sería
palabras («abre la leche y coge la nevera»). el caso de aquellas personas que padecen tics nerviosos (mesarse
el cabello, martillear con los dedos, morderse el labio) o efectúan
Sustituciones: reemplazo de una palabra por otra que pertenece acciones automáticas con un objeto particular (garabatear con un
a la misma categoría («no pienso ir al funeral de Juana» en lu- lápiz, jugar con el llavero, frotarse la ropa). Esos gestos representan
gar de «a la boda de Juana») o que tiene un sonido similar («le la aparición de una emoción inconsciente difícil de reconocer y ex-
agradezco mucho su hostilidad… digo… su hospitalidad»). presar hacia la persona olvidada, posiblemente porque se trate de
rabia, aburrimiento, hostilidad o preocupación. Por lo tanto, no es
Repeticiones: se emplea, sin proponérselo, un elemento ya usado la emoción en sí inaceptable, sino el objeto o la persona hacia la que
en la frase («Rómulo y Rémolo»). se dirige. En consecuencia, si en una reunión de trabajo importante
nos aburrimos, no se debe al tema que se trata, sino al mismo hecho
Mezclas: se originan por la fusión de dos o tres palabras («Nos de estar en una sala con otra gente. Por eso algunas personas, en lu-
vemos mañanlunes»). gar de expresar su fastidio con palabras, pasan el rato garabateando
en un papel.
Los lapsus de lectura y escritura obedecen a los mismos mecanis- Algo similar sucede cuando perdemos algo. Freud considera este
mos que rigen los lapsus verbales. El texto que leemos o escribimos descuido como la manifestación de una aversión inconsciente por el
90 SIGMUND FREUD EL PRINCIPIO DE PL ACER Y EL PRINCIPIO DE RE ALIDAD 91

objeto en cuestión –sobre todo si apenas tiene valor– o de un senti- Psicopatología de la vida cotidiana es, sin duda, la obra de Freud que
miento o una idea sobre el mismo que se mantienen reprimidos. ha gozado de una mayor difusión –en vida del autor, se tradujo a
Freud describió otro lapsus de escritura especialmente curioso. En doce idiomas–. La razón de su éxito depende en buena medida del
1909, en una carta a Jung, le confesaba una vez más su decepción hecho de versar sobre experiencias compartidas y analizarlas con un
por Viena y los vieneses, parafraseando al autor latino Suetonio. Sin estilo carente de tecnicismos y sin adentrarse en aspectos teóricos de
embargo, si, según el historiador, el emperador Calígula deseaba cierta complejidad. Al leerla, podemos contemplar bajo una nueva luz
que todos los romanos formasen un cuerpo con una sola cabeza para comportamientos y acciones ya vividas que, hasta ese momento, nos
decapitarlos de un tajo, el padre del psicoanálisis expresó una idea parecían bastante insignificantes e intentar identificar los conflictos
menos violenta pero de una contundencia similar, aunque con un y defensas que quizá expliquen la presencia de esas pequeñas disfun-
resultado imprevisto. Freud habría deseado que todos los vieneses ciones en nuestro acontecer diario.
tuviesen un único trasero para darles una buena tunda, pero, en Los lapsus y los actos fallidos expresan un conflicto y nos recuer-
lugar de escribir golpearlos, anotó golpearlo. El cambio sugiere que, dan la presencia constante del inconsciente tras nuestras acciones y
antes que a sus conciudadanos, más bien ansiaba ajustar las cuentas preferencias. Lejos de asustarnos, nos brindan la oportunidad de des-
con un discípulo cada vez más díscolo y con el que comenzaba a cubrirnos y conocernos mejor.
llevarse mal.

ACTOS FALLIDOS
Con este nombre se conoce a los lapsus de acción que se producen
cuando nos proponemos hacer algo y, sin darnos cuenta, lo olvida-
mos o hacemos lo contrario. Todo acto fallido puede interpretarse de
acuerdo con la relación que existe entre acto en sí mismo y el impulso
reprimido que encuentra una vía secundaria para expresarse.
Italo Svevo, en su novela La conciencia di Zeno, describe un ejemplo
típico de acto fallido. El episodio, uno de los más célebres de la obra,
permite rastrear además la influencia de las teorías freudianas. Cuan-
do Zeno abandona la oficina para asistir al sepelio de su cuñado –que
se había suicidado–, ve un cortejo fúnebre en el que cree distinguir
el coche de un amigo de la familia y decide seguirlo. Al cabo de un
rato, se da cuenta de que no conoce al finado. En puridad, no se tra-
ta de un error, ya que Zeno se resiste a participar en el acto porque,
en su fuero íntimo, se niega a hacerlo. En el fondo, no soportaba a
su cuñado y, llevado por sus sentimientos de menosprecio, consuma su
desprecio mediante esta aparente equivocación.
PULSIONES, ANGUSTIA Y DEFENSAS

LAS PULSIONES
El sistema que Freud elaboró, por su propia naturaleza, siempre se
halló sometido a un proceso de investigación continuo cuyos progre-
sos no se daban de manera lineal. Reivindicar el carácter científico
del psicoanálisis y diferenciarlo de la filosofía, las creencias o la medi-
cina, implicaba buscar explicaciones continuamente, iluminar zonas
de penumbra, revisar conceptos y afinar categorías y definiciones.
Como se ha visto anteriormente, uno de los fundamentos de ese
sistema es la concepción de la psique como un sistema bioenergéti-
co complejo que tiende, de manera constante, a crear y, sobre todo,
a mantener el equilibrio. La mente humana se compone de varias
partes (las tres regiones: el inconsciente, el preconsciente y el cons-
ciente; y los tres «actores»: el ello, el yo y el superyó), está gobernada
por mecanismos distintos y a menudo contradictorios, y se halla en
contacto con la realidad externa, de la que capta una gran cantidad
de información cambiante que la obliga inevitablemente a tomar de-
cisiones y actuar en consecuencia.
Esta tensión continua, este juego entre varios actores, implica
que la psique nunca alcanza un equilibrio perfecto y estable, sino
94 SIGMUND FREUD PUL SIONE S, ANGUSTIA Y DEFENSA S 95

que se halla inmersa en su continua búsqueda, hecho que le causa AMOR Y MUERTE (EROS Y TÁNATOS)
más tensión que tranquilidad. Al analizar la Segunda tópica, ha-
blamos también de las pulsiones. Si quisiéramos ampliar esta idea, En el texto que se acaba de mencionar –uno de los menos lineales
podríamos decir que las pulsiones son precisamente esos estímulos de su obra–, Freud se inspiró en la mitología griega para introducir
«internos» que perturban dicho equilibrio, un concepto que se ha- los conceptos de Eros y Tánatos para representar, respectivamente, los
lla en el límite entre el cuerpo y la mente que permite dar cuenta, instintos de vida y de muerte. El Eros es, en términos generales,
en términos generales, de una cierta cantidad de energía que se la fuerza psíquica que nos lleva a actuar en pos del placer, entendi-
proyecta en una dirección determinada y busca una satisfacción do no solo en un sentido sexual o erótico, sino como un deseo, como
inmediata. una presión creativa y constructiva, una voluntad de ir más allá y
En su ensayo Pulsiones y destinos de pulsión, de 1915, Freud descri- establecer relaciones con otros sujetos. A esta tendencia fundamen-
be diversos mecanismos relacionados con este tipo de impulsos de tal se opone Tánatos, la pulsión de muerte, una unidad agresiva
energía, que pueden además transmitirse en distintas direcciones. que anima al caos y la destrucción. De este modo, si el propósito
El proceso pulsional posee un recorrido dinámico, una proyección de Eros es establecer la unidad y la armonía, Tánatos, por el con-
psíquica hacia una meta, y se caracteriza en función de tres aspectos: trario, se esfuerza por sembrar la discordia y destruir cualquier
el origen, el objeto y el objetivo. La fuente es una excitación somática lazo. Ambos conceptos, al menos en un primer momento, Freud los
localizada en una zona de nuestro cuerpo, que varía dependiendo de tomó de sus numerosas lecturas y, en especial, de Schopenhauer y
la situación y el estado de desarrollo psicosexual, tal como se ha visto su concepción de la vida, a la que consideraba una insatisfacción
anteriormente. El objeto es el medio por el cual la pulsión alcanza su constante y dolorosa. Quizá no sea fortuito que el padre del psicoa-
objetivo. Es la parte más variable de todas cuantas participan: puede nálisis acuñase ambas ideas en una época en que había perdido a
ser un objeto o bien una parte del cuerpo del sujeto, y cambiar a lo una de sus hijas, Sophie.
largo del itinerario que sigue una pulsión en pos de su satisfacción. La Asimismo, al interesarse por los supervivientes a la I Guerra mun-
meta, como puede imaginarse, es la consecución de ese objetivo y se dial, Freud detectó la presencia de un mecanismo muy peculiar, ba-
salda con el aminoramiento o la desaparición de esa tensión inicial. sado en la compulsión de repetición, la tendencia arcaica y dolorosa a
Pero aunque la satisfacción solo puede lograrse cuando se elimina el replicar en el curso del tiempo experiencias muy dolorosas. Ese re-
estado de estimulación de la fuente de la pulsión, conviene tener en torno instintivo y constante a las experiencias traumáticas –que no
cuenta que existen más formas de llegar. dudó en motejar de «demoníacas»– emerge sistemáticamente cuando
Las pulsiones no están determinadas por sus efectos, ya que exis- se pide al paciente que hable con plena libertad para traer de vuelta
ten diversas formas de desviarlas y redirigirlas a un destino distinto lo que previamente había sumergido. En la transferencia analítica,
o bien aplazarse si fuese necesario. En el movimiento que se genera, este rebrote del dolor debe responder en algún modo al principio de
las energías pulsionales, transformadas de manera diversa, se confi- placer. Y precisamente ese es el instinto primordial de muerte. La
guran como algo equivalente, a nivel simbólico, del deseo inicial y de mente humana se convierte así en un campo de batalla en el que se
la meta que deseamos alcanzar. Con el paso del tiempo, Freud desa- enfrentan ambos principios, Eros y Tánatos, para tomar el control,
rrolló y enriqueció sus hipótesis acerca de cómo pueden clasificarse aunque la lucha será eterna y sin un vencedor claro. Este choque sin
tales pulsiones. No en vano, la publicación, en 1920, de Más allá del descanso –y no la victoria, aunque sea momentánea, de uno u otro–
principio de placer marcó un punto de inflexión. explica la variedad de los fenómenos vitales.
96 SIGMUND FREUD PUL SIONE S, ANGUSTIA Y DEFENSA S 97

Impulsadas por el principio de placer, las pulsiones eróticas se hallan derivadas de la dinámica de la mente y el cuerpo. Como si de una
en el origen de todas las tendencias que favorecen la vida, sean propias suerte de combustible se tratase, estos estímulos internos nos impulsan
y ajenas, así como los lazos emocionales (amistad, amor, protección, a actuar y promover un cambio, sea positivo o negativo. No en vano,
atención). Asimismo, son la manifestación psíquica de las fuerzas con la libido se define como una energía constructiva, mientras que la
que los organismos vivos resisten todo conato de disgregación. agresividad entraña una fuerza disruptiva e incluso autodestructiva
Las pulsiones de muerte, por su parte, expresan la tendencia de si se vuelve contra sí misma.
todos los seres vivos a regresar a un estado inorgánico, a ese equili- La pulsión de vida, movida por energía libidinal, pretende esta-
brio definitivo que es la muerte. A la acción de Tánatos se deben los blecer lazos o conexiones entre diversos organismos. La pulsión de
sentimientos de envidia, odio, destrucción o agresión. Tomados en muerte, por el contrario, expresa una tendencia hacia la materia or-
conjunto, estos instintos desembocan en la destrucción y la guerra, gánica, preexistente a la vida, a la inactividad extrema, a la muerte.
mientras que la vida en sociedad toma forma gracias a las pulsiones Ambas pulsiones, aunque opuestas, pueden entrecruzarse y fundirse
de vida, que empujan a los sujetos a unirse y colaborar mediante la no solo en el ámbito clínico –tal como se observa en las sesiones de psi-
creación de lazos. coterapia–, sino también en la actividad mental de cualquier persona
Por encima de ambos procesos se hallan sendas fuerzas opuestas: sana. La pulsión de muerte se halla presente incluso en las relaciones
la agresión y la libido, a la que Freud considera una forma de ener- amorosas y, por el contrario, no es raro que un episodio de crueldad
gía psicosexual que se mueve depare algún tipo de satisfacción libidinal. De hecho, no hay por qué
sin un propósito o una direc- considerar a Tánatos como un freno o un obstáculo que se interponga
LIBIDO ción definida. Si volvemos por a la consecución de un objetivo. Si se canaliza adecuadamente, puede
un momento a los principios de convertirse en una herramienta valiosa para alcanzar una meta.
placer y de realidad, veremos Al entablar amistad, por ejemplo, luchamos contra ciertas difi-
Manifestación de energía psíqui-
que Freud nos mostró cómo cultades que se oponen a la unión, como la distancia o la falta de
ca desencadenada por el instinto de
la energía psíquica sigue una tiempo libre. Y si pensamos en el mundo del trabajo, ¿cuántas veces
conservación. La pulsión, de natura-
regla muy simple: la descarga, es necesario recurrir a una dosis de agresividad controlada para en-
leza puramente sexual, integra a to-
ligada siempre a la satisfacción frentarnos a nuestros adversarios y concluir una tarea con éxito?
das las pulsiones eróticas.
y el placer. En consecuencia, Sea como fuere, es preciso que Eros controle la pulsión de muerte
cualquier acumulación o au- para evitar consecuencias perjudiciales e incluso fatales, tal como ocu-
mento de energía que no logre descargarse ocasionará un estado de rre con los comportamientos autodestructivos, cuando la descarga se
tensión interna y, por lo tanto, de desapacibilidad. dirige hacia uno mismo, o con las acciones violentas hacia el entorno.
Sin embargo, los seres humanos tendemos a percibir la energía
libidinal y la agresiva, que son innatas y completamente psíquicas,
como sensaciones somáticas, más ligadas al cuerpo. LA ANGUSTIA: DE SÍNTOMA A SEÑAL DE ALARMA
La hipótesis –pues Freud siempre se cuestionó su teoría, ya que
consideraba que solo podía avanzar a tientas– en la que se basan esos En su reflexión acerca de la constitución de la psique, Freud deter-
mecanismos propone que los seres humanos no actúan solo movidos minó un estado de sufrimiento y miedo que identificó con la palabra
por los estímulos del entorno, sino también por las presiones internas, alemana Angst («angustia»).
98 SIGMUND FREUD PUL SIONE S, ANGUSTIA Y DEFENSA S 99

Una vez más, el significado del término cambió y se precisó con el y reformulación de pensamientos como una suerte de detonador, una
tiempo hasta unirse indisolublemente con el yo, el «diplomático» que señal que desencadena los mecanismos de defensa a los que recurre
media entre las diversas exigencias del individuo e intenta conciliar el el yo para protegerse de cualquier trauma psicológico. La angustia,
ello con el superyó. El concepto de angustia adquirió paulatinamente pues, deja de ser una reacción pasiva y pasa a convertirse en una
una importancia considerable y acabó por convertirse en uno de los actividad real de la mente. Sin embargo, esta nueva concepción no
aspectos fundamentales de la teoría psicoanalítica. Freud lo integró implica que haya descartado su teoría inicial: Freud tan solo modifi-
en la estructura y el funcionamiento del aparato psíquico humano, y có el punto de vista para centrarse en la función de la angustia en la
otorgó a este estado emocional negativo una explicación psicógena vida cotidiana, dejando de lado su origen. De acuerdo con su razona-
–es decir, un origen puramente psicológico–, desligándolo de cual- miento, el cuerpo humano, en situaciones potencialmente peligrosas,
quier causa orgánica. Tal concepción se oponía frontalmente a la experimenta ansiedad y miedo, y la angustia alertaría al yo de las
psiquiatría de finales del siglo xix, que situaba la angustia en el plano amenazas que se ciernen sobre el equilibrio psíquico y mental, con
físico y la consideraba una disfunción del sistema vegetativo tal como independencia de que estas sean reales o imaginarias, o provengan
parecían demostrar ciertas manifestaciones neurogenerativas como la del ello o del mundo exterior, ya que lo verdaderamente importante
sudoración, la taquicardia, los temblores, etc. serían los efectos nocivos que podrían acarrear.
En sus primeros escritos, el padre del psicoanálisis la relacionó con
una falta de satisfacción de las pulsiones. La angustia sería, pues, un
síntoma de esa remoción. Así, cuando una pulsión –de la naturaleza EL YO COMO GUARDIÁN
que fuese– no logra satisfacerse, la energía psíquica se acumula y ori-
gina angustia. En tales circunstancias, se crea un estado de tensión El yo, advertido por la señal de alarma de la angustia, entra en liza
que no puede ser controlado ni descargarse y, en consecuencia, se activando diversos mecanismos de defensa para evitar que pensa-
genera incomodidad, dolor y miedo en respuesta a un sistema que mientos y emociones no deseadas lleguen al consciente. De acuerdo
no funciona. con la comparación que se ha establecido páginas atrás, la angustia
El hecho de que la energía pulsional no decrezca puede deberse a sería el funcionario de la embajada que comunica al yo una amena-
un mecanismo de defensa: el yo se ve obligado a rechazar instintos za inminente y nuestro diplomático debe emplear todos sus recursos
que no se ajustan a las normas sociales y morales que el sujeto com- para frenarla.
parte, como ciertos impulsos sexuales o destructivos. Con indepen- El conjunto de todos esos procedimientos que el yo pone en marcha
dencia del motivo específico que impide satisfacer la pulsión, durante para protegerse de esos contenidos amenazantes, así como la angus-
las situaciones de angustia se experimenta una incomodidad muy tia, constituyen los mecanismos de defensa, operaciones automáticas
desagradable originada por una acumulación de energía psíquica que e inconscientes que se implementan con independencia de la voluntad
no halla una salida. Dicho de otro modo, la falta de acuerdo entre el del sujeto y con las que el yo intenta alejar de la consciencia cualquier
pobre yo y sus amos impide cualquier negociación. contenido angustioso o traumático que le resulte molesto y que, además,
Tiempo después, en un ensayo de 1926 titulado Inhibición, síntoma sea inaceptable para el superyó. Dichos mecanismos son, ante todo, me-
y angustia –y que, pese a ser un tanto desordenado, constituye uno de didas de salvaguarda que no deben considerarse necesariamente como
los más importantes de toda la producción–, Freud aportó una inter- un elemento negativo o patológico, sino más bien como una medida que
pretación diferente de la angustia. Pasó a considerar la reelaboración nos permite afrontar con mayor seguridad nuestro quehacer cotidiano y
100 SIGMUND FREUD PUL SIONE S, ANGUSTIA Y DEFENSA S 101

vivir mejor. Solo dan lugar a trastornos psicológicos en aquellos casos Remoción
en que se manifiestan con una rigidez y una severidad excesivas. En
tales situaciones, los mecanismos de defensa se endurecen demasiado, Constituye el principal mecanismo de defensa. Se encarga de borrar
coartan la libertad de acción del individuo, impiden la satisfacción o, más bien, negar cualquier tipo de contenido –ya sea una emoción o
de las necesidades instintivas y, en lugar de desaparecer, permanecen un pensamiento– presente o en potencia que se considera una amena-
latentes en silencio en el inconsciente y pugnan por emerger hacia la za en el caso de que aflore en el consciente. De este modo, es posible
consciencia. eliminar impulsos, deseos, fantasías y sentimientos provenientes del
Los mecanismos de defensa, de hecho, solo neutralizan la repre- ello que pueden resultar demasiado intensos o sencillamente irre-
sentación (es decir, la forma) de ciertas peticiones, no su energía pul- conciliables con la voluntad del superyó y el ideal perseguido. Dicho
sional, que puede dañar el sistema mediante la creación de conflictos mecanismo funciona en un nivel subconsciente e impide que todos
psíquicos –por ejemplo, entre el consciente y el inconsciente, o entre esos contenidos accedan a la conciencia. Se lo considera, además, un
las exigencias del ello y las ne- proceso universal y básico en el ello que permite mantenerlo separado
cesidades del superyó– de difí- del resto de la psique y opera en todas las acciones que desarrollamos
cil resolución. En ese momen- en nuestra vida, sin que necesariamente entrañe el desarrollo de nin-
FORMACIONES
to, según Freud, se originan los gún trastorno. Sin embargo, aunque pueda negar las representaciones
DE COMPROMISO de pulsiones inaceptables, no puede neutralizar la energía psíquica del
síntomas neuróticos que sirven
como formaciones de compro- ello, que se mantiene a pesar de que los pensamientos y emociones se
También conocidas como formaciones miso entre las exigencias del mantengan a un nivel inconsciente. También puede fallar en ciertos
transaccionales, representan la unión ello y las defensas del yo y que casos y emerger ciertos contenidos reprimidos, aunque de manera
simbólica de un deseo inaceptable o deben interpretarse como ma- incompleta, ya que los mecanismos de defensa logran alterar su apa-
inalcanzable y la defensa de dicho de- nifestaciones de conflictos psí- riencia y tornarlo irreconocible. Su aparición, pues, se lleva a cabo
seo. Los síntomas –tales como el su- quicos que se han vuelto cróni- de manera parcial, atenuada, en virtud de una formación de com-
frimiento o las dificultades percibi- cos. promiso, y siempre como lapsus, actos fallidos o sueños. Piénsese,
das– surgen como un compromiso por ejemplo, en el caso de aquella persona que está convencida de
entre el yo que se defiende y la repre- que nunca ha tocado un cigarrillo y «se olvida» de que lo castigaron
sentación inaceptable rechazada. LOS MECANISMOS en el colegio por pillarla fumando en los lavabos. No se trata de una
DE DEFENSA mentira: el yo ha eliminado un contenido doloroso y un deseo que,
desde entonces, se considera negativo.
Optar por un solo mecanismo de defensa o más depende de diversos
factores, como las características individuales y las circunstancias del Proyección
momento. El mecanismo escogido con más frecuencia tiende a repe-
tirse de manera mecánica y llega a convertirse en un hábito que se Este mecanismo de defensa se encarga de expulsar pulsiones, ideas,
integra en la personalidad del individuo. Incluso el yo tiene sus pre- fantasías y sentimientos irreconciliables con uno mismo que, a par-
ferencias. Aunque Freud describió algunos, su análisis y desarrollo se tir de ese momento, pasan a considerarse extraños. En virtud de la
deben al trabajo de su hija Anna. proyección, el individuo se niega a poseer ciertas representaciones y
102 SIGMUND FREUD PUL SIONE S, ANGUSTIA Y DEFENSA S 103

los atribuye a personas u objetos del mundo exterior, como si el yo recurre a esta treta para librarse de su hermano –que, a su juicio, sin
dijese «ese pensamiento no es mío, sino tuyo». No en vano, al acti- duda estará mejor lejos de casa– y disfrutar por completo del cariño
varlo, podemos llegar a creer que esa presencia molesta y expulsada de su madre.
sea, en verdad, la realidad como se presenta al resto del mundo y no
un producto de la imaginación. En algunos casos, la proyección se Sublimación
halla en la base de ciertas formas de delirio –que no es más que una
Gracias a este mecanismo de defensa se consigue que el objeto de
interpretación equivocada de la realidad.
una pulsión se desplace a un área social y moralmente aceptable.
Al igual que la remoción, la proyección se halla presente y activa
De este modo, una persona puede realizar ciertas actividades en las
a lo largo de la vida de la persona. Imaginemos que nuestro mejor
que canalice sus impulsos agresivos o eróticos de una manera que
amigo nunca hubiese estado seguro de sus habilidades como músico.
no se considere censurable y descargar una energía pulsional que,
Sin embargo, cuando le preguntan al respecto, se excusa diciendo
en otras circunstancias, quedaría atascada en un nivel psíquico.
que son los otros quienes piensan así. El yo, ese guardián, confía a los
Basta con cambiar la forma para que una pulsión, por muy intensa
demás –y no a nuestro amigo– esa creencia, pues considera que un que sea, se convierta en algo asumible.
músico no puede permitirse tales vacilaciones. La sublimación es, por lo tanto, uno de los mecanismos de defensa
más útiles y eficaces, ya que da lugar a comportamientos por lo gene-
Formación reactiva ral tan sanos y ventajosos como la creación artística, la investigación
Mediante esta operación automática e inconsciente se transforma un científica o el deporte.
contenido inaceptable en su contrario. Así, por ejemplo, una persona
con impulsos agresivos puede comportarse con gran educación. Este
mecanismo de defensa nos protege de pulsiones violentas o eróticas
demasiado intensas y, en consecuencia, incompatibles con las normas
sociales, el yo y el superyó.
La transformación de un contenido en su contrario tampoco es
necesariamente negativa y constituye un rasgo más de la personali-
dad, aunque puede convertirse en algo patológico si se utiliza de una
manera estricta y exclusiva, o cuando se experimenta dolor o inco-
modidad si no se consigue transformar un contenido en su contrario.
Supongamos que una niña, a la que llamaremos Ana, no soporte a
su hermanito desde hace un par de semanas porque no hace más
que llorar y, además, acapara toda la atención de la madre. Un buen
día, sin malicia alguna, se le ocurre sugerir que podrían enviar al
pequeño a casa de sus tíos, que viven en las montañas, porque allí
quizá esté más tranquilo y deje de llorar. Como no puede expresar su
agresividad de una manera más directa, pues sería inaceptable, Ana
EL DESARROLLO
DE LA SEXUALIDAD
Y EL COMPLEJO DE EDIPO

LA SEXUALIDAD EN LA INFANCIA

En 1909, durante su estancia en Estados Unidos, y mientras dictaba


su cuarta conferencia en la Universidad de Clark, Freud se formuló
varias preguntas sobre la sexualidad en la etapa infantil, ya que no
estaba seguro de si podría afrontar la cuestión. Para la mentalidad
puritana de la época, el padre del psicoanálisis se había convertido en
todo un revolucionario, algo que le gustó mucho. Algunos de sus pri-
meros discípulos y colaboradores comentaban, entre bromas y veras,
que pronunciar el nombre del maestro ante la comunidad médica se
había convertido en algo parecido a agitar un trapo rojo delante de
un toro. Sin embargo, el asunto no pasó a mayores y, a juzgar por su
correspondencia, no tardó en descartarlo por considerarlo irrelevante
y demasiado proclive a despertar suspicacias en personas mediocres y
maliciosas.
Schnitzler ya había señalado en sus obras de teatro el peso que
tenía la sexualidad en la sociedad de su época, parapetada tras la
moral judeocristiana, y Freud pudo comprobar las contradicciones
que ello implicaba al atender a sus primeros pacientes. En Tres ensayos
106 SIGMUND FREUD EL DE SARROLLO DE L A SE XUALIDAD Y EL COMPLE JO DE EDIPO 107

sobre teoría sexual, publicado en 1905, Freud reflexiona sobre la impor- impulso sexual no tenga una finalidad eminentemente reproductiva
tancia que la vida sexual tiene en el desarrollo del individuo ya desde sino más bien la consecución de sensaciones agradables y, en especial,
los primeros años de vida. A partir de esta observación, sus teorías que los niños, «a la tierna edad de tres, cuatro y cinco años», busquen
sobre la sexualidad tendrán una extraordinaria influencia en la cul- el placer erótico.
tura en general y en la ciencia psicológica en particular. El padre del Freud dejó bien claro que la pulsión sexual nace de una libido que
psicoanálisis provocó un cambio revolucionario y, por si fuera poco, busca su satisfacción. Pero ¿y si no lo consigue? ¿Y si los deseos ali-
sin andarse con rodeos: no le asustaban ciertas palabras consideradas mentados por la libido, convertidos en pulsiones sexuales, no logran
por aquel entonces malsonantes y mucho menos los conceptos per- cumplirse?
turbadores. No en vano, al adentrarse en el mundo de la infancia, Según Freud, la dificultad
sentenció, ni más ni menos, que el niño es un perverso polimorfo. que entraña pasar de una pul- FIJACIÓN
La investigación psicoanalítica de Freud y sus seguidores ha pres- sión a otra genera un estado de
tado mucha atención al desarrollo infantil, sobre todo en aquellas neurosis que provoca a su vez
cuestiones referidas a la formación gradual de su individualidad. De que esa pulsión quede fijada Bloqueo temporal o duradero de la
hecho, este periodo vital se convierte en la piedra angular del sujeto: durante la fase del desarrollo libido sobre un objeto pulsional o so-
durante las sesiones, el analista ve, observa y cura al niño que fue psicosexual o, por el contrario, bre unas zonas erógenas específicas
el adulto que ha acudido a la consulta. Según Freud, todo niño es una regresión en el desarrollo que caracterizan el desarrollo psi-
perverso porque está dominado por pulsiones eróticas que no están del niño. El mecanismo de esa cosexual. Puede darse como resul-
encaminadas a la reproducción y, además, es polimorfo porque busca fijación –consistente en el blo- tado de una gratificación excesiva o,
el placer mediante la estimulación de distintas zonas erógenas, más queo temporal o permanente por el contrario, de una gran frus-
allá de los genitales. de una pulsión específica– pue- tración acumulada durante el desa-
de estar determinado por va- rrollo del niño.
No es difícil imaginar el asombro y el escepticismo con que el
mundo científico y cultural de la época acogió tales afirmaciones, que rios factores, internos o exter-
distorsionaban la imagen pura y angelical de la infancia, y ponían en nos, del individuo. Entre los factores internos puede haber diversos
cuestión la idea de que la sexualidad es un asunto propio únicamente acontecimientos históricos, un trauma, la influencia de la familia o
de la edad adulta. Sin embargo, Freud no usaba el término perverso del sistema social, el modelo educativo e incluso una situación emo-
con ninguna connotación negativa, sino más bien en su acepción eti- cional compleja. Los factores internos, por su parte, incluyen la gra-
mológica (perversus, en latín, significa «vuelto del revés»). De nuevo, su tificación excesiva en una etapa de desarrollo de la sexualidad o bien
pensamiento se convierte en un ataque frontal a la moral burguesa y una frustración creada como respuesta a las dificultades que impiden
su difícil relación con el mundo de los afectos y la sexualidad. la transición a la siguiente etapa.
Mediante estas teorías, Freud quería mostrar que la neurosis y los
deseos inconscientes, que ya había descrito y analizado al abordar el
LA ENERGÍA DISRUPTIVA DE LA LIBIDO tratamiento psicoanalítico, hunden sus raíces en la esfera sexual mo-
vidos por las propias pulsiones. Durante la práctica clínica, el analista
Esta nueva concepción psicoanalítica se basa en un supuesto teórico logra que el paciente reviva el niño que fue y exprese un estado de
que ha suscitado gran controversia y animosidad: el hecho de que el sufrimiento a través de unos síntomas muy precisos.
108 SIGMUND FREUD EL DE SARROLLO DE L A SE XUALIDAD Y EL COMPLE JO DE EDIPO 109

UN VIAJE AL PASADO Durante este proceso de estructuración, el paso de una etapa a


otra implica una modificación del objeto, la meta y la intensidad de la
Freud no se refirió directamente a casos clínicos observados en ni- pulsión. En Tres ensayos sobre teoría sexual, Freud formuló, junto con los
ños –años más tarde lo haría su hija Anna–, sino que prefirió re- conceptos más generales de la libido y la pulsión sexual que intervie-
construir el mundo inconsciente de los adultos, a los que consideraba nen en el proceso, otro referido a las zonas erógenas que caracterizan
«hijos» de los niños que fueron una vez. En aquellas sesiones, trataba de una manera muy significativa los diversos estadios del desarrollo
la edad adulta como si fuese un fiel reflejo de la niñez vivida, como psicosexual del niño.
si fuese su prolongación, formada y cristalizada a partir de experien- Estas fases psicosexuales requieren periodos de ajuste y restaura-
cias pasadas. El adulto, pues, ción del equilibrio a lo largo del desarrollo cuyo éxito o fracaso puede
se convierte en el resultado de generar satisfacción o frustración. De hecho, cabe la posibilidad de
REGRESIÓN una cadena de acontecimien- que estos conflictos evolutivos se conviertan en un obstáculo o un re-
tos que están determinados por fuerzo, en el caso de la fijación, de la satisfacción pulsional específica
sus precedentes y que, a su vez, de cada fase psicosexual. Asimismo, en el caso de la regresión, se lleva
Describe la naturaleza dinámica de
determinarán a los que ven- a cabo un retorno a una etapa psicosexual anterior que compromete,
la libido, que retrocede o se retro-
drán posteriormente. El modo de forma temporal o permanente, el desarrollo normal.
trae a formas de experiencias grati-
en que se determina esta pro- En cierto modo, podemos concebirlo como un camino organizado
ficantes anteriores al estadio evolu-
gresión evoluciona constante- en varias etapas en las que se avanza o retrocede en el caso de que no
tivo alcanzado. Entraña un auténtico
mente, si bien en algunos casos se mantengan las condiciones que han permitido la realización de la
regreso a modalidades de funciona-
miento emotivo, físico y comporta-
implican también la presencia fase de desarrollo. Por esta razón, en cada etapa podrían detectarse
mental propias de una fase anterior.
de fijaciones y regresiones que elementos de otras ya adquiridas que se integrarán por completo al
interrumpen o alteran el flujo final, en la fase genital.
evolutivo. Durante el desarrollo En la fase oral, la primera etapa del desarrollo de la sexualidad del
psicosexual, la libido, con sus pulsiones, puede encontrar obstáculos niño, centrada en la zona erógena comprendida por la cavidad oral,
que la desvíen de su curso normal y despejen el camino a la neurosis. la boca y los labios se convierten en el medio para obtener placer y
satisfacción. Desde que nace hasta que cumple unos 18 meses, el niño
explora el mundo y lo conoce mediante actos tan simples como chu-
LAS ETAPAS DEL DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD par, morder y comer. Mediante estas experiencias asimila los aspectos
placenteros y dolorosos de la existencia.
De acuerdo con esta teoría, el desarrollo normal de la sexualidad Cuando las necesidades del niño cambian a causa de la evolución
atraviesa una serie ordenada de fases o etapas psicosexuales. Freud biológica y fisiológica, se inicia la fase anal. En esa etapa, compren-
identificó cuatro: la fase oral, la fase anal, la fase fálica y la fase ge- dida entre los 18 y los 36 meses, el niño debe aprender a controlar
nital. Las dos primeras, conocidas también como fases pregenitales, los esfínteres. El proceso, de carácter eminentemente fisiológico,
poseen una importancia considerable en la organización de la vida no excluye estados de placer y dolor. El placer dirige las pulsiones
sexual adulta, ya que para el bebé constituyen el primer modo, inde- en pos de una meta así como para encontrar alivio cuando el do-
pendiente y no organizado, de explorar y conocer el mundo. lor despierta la frustración que causa la detención del mecanismo.
110 SIGMUND FREUD EL DE SARROLLO DE L A SE XUALIDAD Y EL COMPLE JO DE EDIPO 111

El aprendizaje de esta tarea depende en gran medida de la educa- El sujeto, ahora adolescente, encuentra un cuerpo erotizado por-
ción y, en especial, de las reglas y prohibiciones que imponen los que la pulsión libidinal identifica en los genitales ciertas zonas eróge-
padres, quienes de una manera más o menos implícita facilitan la nas de donde brota el placer, de un modo similar a como ocurrió en
transición a la etapa siguiente. la etapa fálica. La pubertad marca la transición de las fases pregenitales
Como puede verse, la teoría prescinde de todos aquellos aspectos (oral y anal) a la sexualidad adulta, marcada por la superación de las
relacionales que se hallan en la base del desarrollo psíquico y emo- pulsiones libidinales parciales (típicas de ese «perverso polimorfo»
cional del niño, y que hoy se consideran de gran importancia. Freud que es el niño) que se integran y organizan, así como la transforma-
se centró exclusivamente en la relación que el niño establece con el ción del placer sexual, que pierde su connotación autoerótica para
propio cuerpo y, en especial, con las zonas erógenas que orientan de buscarlo fuera del núcleo familiar. El amor por uno mismo se trans-
forma activa su comportamiento fase tras fase. forma en amor por los otros.
El proceso de maduración de la personalidad continúa en la fase
fálica, cuando, entre los tres y los cinco años, descubre los órganos
genitales como fuente de sensaciones físicas agradables. El niño co- EL COMPLEJO DE EDIPO: EL MITO GRIEGO
noce su cuerpo tocando y mirando sus genitales, movido por pul-
siones libidinales que buscan un modo de descargarse. En esta eta- El complejo de Edipo –uno de los pilares fundamentales de la teoría
pa, el desarrollo de la personalidad gira principalmente alrededor freudiana– se da durante la fase fálica y constituye un paso funda-
de la presencia del pene, en los mental en el desarrollo afectivo del niño. Su formulación se debe a un
hombres, o de su ausencia, en largo proceso que se inicia en los primeros esbozos de La interpretación
las mujeres. Los niños y las ni- de los sueños, cuando analiza los sueños centrados en la muerte de seres
FA S E D E L AT E N C I A
ñas comienzan a reconocerse queridos. Este conflicto, quizá el más conocido de su pensamiento,
como sujetos distintos, ya que gira en torno al amor que siente el sujeto por uno de los padres y
Pausa en el desarrollo de la sexuali- en ese momento comienzan el odio que experimenta por el otro. De su superación depende la
dad que suele darse a los once años, a darse cambios fisiológicos y formación del superyó y entraña un ajuste de cuentas con la propia
cuando la libido se atenúa para facili- psicológicos de gran importan- sexualidad desde un punto de vista despojado de cualquier valoración
tar la relación del niño con el mundo cia y complejidad. Al mismo de carácter moral, normativo o pedagógico.
exterior. No en vano, a esa edad sue- tiempo, el sujeto se ve compe- Con todo, antes de describir este concepto teórico tan importan-
len establecerse las primeras rela- lido a establecer una relación te y analizar el modo en que contribuye a la estructuración de la
ciones y amistades en la escuela. afectiva con el progenitor del personalidad, no estará de más detenerse por unos instantes en el
sexo opuesto, así como desa- mito griego que Freud conoció a partir de Edipo rey, la tragedia de
rrollar sentimientos de celos y Sófocles.
rivalidad hacia el otro. Este proceso, el llamado complejo de Edipo, se Según la leyenda, el oráculo de Delfos predijo a Layo, rey de Te-
da durante la fase fálica, a la que sigue la postrera del desarrollo bas, que su hijo Edipo lo mataría y se casaría con su esposa. Para evi-
psicosexual. La fase genital, el final del viaje que emprendió la libi- tarlo, el rey ordenó matar a su vástago. Sin embargo, el siervo al que
do, constituye también la transición de la niñez a la adolescencia tras se lo había mandado, movido por la compasión, decidió salvar al niño
cumplirse la fase de latencia. y lo abandonó en el bosque, donde lo halló un pastor que lo entregó
EL NIÑO
(perverso polimorfo)

al crecer, atraviesa

L A S FA SE S D E L Pueden FIJACIONES
DESARROLLO quedar
alteradas por REGRESIONES
PSICOSEXUAL

FA S E S P R E G E N I TA L E S

FA SE FA SE FA SE PERIODO DE FA SE
OR AL ANAL FÁ L ICA L AT E N C I A G E N I TA L

Edad Del nacimiento a De los 18 a los 36 De los 3 a los De los 6 a los 11 De los 12 años a la
los 18 meses meses 5 años años edad adulta

Zonas Cavidad bucal Zona anal Genitales Genitales


erógenas y labios

Características Placer y Placer obtenido Descubrimiento Pausa en el Placer obtenido


conocimiento del mediante el control de las diferencias desarrollo en las relaciones
mundo comiendo, de los esfínteres entre el cuerpo sexual. La libido sexuales con
succionando y masculino y el se adormece personas del otro
femenino (pene): para favorecer el
mordiendo sexo
complejo de Edipo acercamiento al
mundo exterior

Origen de la
pulsión

FUENTE Parte del cuerpo en


la que se localizan
las tensiones eróticas
(zonas erógenas)

Persona
LIBIDO o cosa
Toma forma
PULSIÓN – Formada por OBJE TO
Energía biológica de en la Medio para alcanzar
naturaleza sexual la meta

Obtención
de placer

M E TA Satisfacción de
las necesidades y
relajamiento de las
tensiones
114 SIGMUND FREUD EL DE SARROLLO DE L A SE XUALIDAD Y EL COMPLE JO DE EDIPO 115

al rey de Corinto, quien decidió criarlo como si fuese su propio hijo. válida, escogió un pasaje de Edipo rey para su examen de griego –una
Edipo creció sin conocer su auténtico origen. Un buen día, acusado obra que, como confesó envanecido a un amigo suyo, conocía muy
por sus adversarios de ser un niño abandonado, decidió consultar al bien–. Años más tarde, ya adulto, al sentarse en su butaca cerca del
oráculo para averiguar la verdad. Por desgracia, sus palabras lo ho- diván en el que se tenían los pacientes, le bastaba con alzar un poco
rrorizaron, ya que, al igual que se le reveló a Layo tiempo atrás, supo la vista para contemplar una reproducción de Edipo resuelve el enigma
que acabaría con su padre y se casaría con su madre. de la Esfinge, el célebre óleo de Ingres. Es más: con ocasión de su
Edipo, apesadumbrado, dejó Corinto. Días después, se encontró 50 aniversario, amigos y discípulos mandaron acuñar una medalla
con un extraño al que asesinó tras una violenta discusión. Ignoraba en una de cuyas caras figuraba el perfil adusto del maestro y, en la
que el viajero era Layo, rey de Tebas, el padre al que nunca había otra, Edipo y la Esfinge con el lema «Quien resolvió el famoso enig-
conocido. Más adelante, Edipo hubo de enfrentarse con la terrible ma y fue hombre de muy gran poder». El explorador del inconsciente
Esfinge. El monstruo se había apostado en el camino que llevaba a se había convertido en una figura señera entre sus contemporáneos.
Tebas y proponía a quien se acercase un acertijo. Si el incauto no Freud atribuyó al mito griego, por el que siempre sintió una enor-
lo respondía correctamente, moría devorado. Por fortuna, Edipo lo me fascinación, un significado universal. El itinerario del desarrollo
resolvió sin esfuerzo y derrotó a la criatura. Los tebanos, en señal no permitía solo realizar un recuento de la historia personal, sino
de agradecimiento, le ofrecieron la corona y la mano de Yocasta, la comprender a todos los seres humanos. El mito de Edipo, en la teoría
viuda de Layo, quien había muerto de manera misteriosa. freudiana, se convirtió en el complejo de Edipo. Este término –complejo–
La pareja tuvo cuatro hijos y pasaron los años felizmente. La ar- permite referirse a un intrincado conjunto de conflictos, fantasmas y
monía se quebró cuando, de improviso, una plaga se cernió sobre la angustias que conforman el denominado triángulo edípico, protagoniza-
ciudad y se avisó al rey de que, para erradicarla, había que encon- do por los niños y sus padres, quienes se ven obligados a representar
trar al asesino de Layo. La ciudad había quedado manchada por unos papeles y unos guiones muy determinados.
un crimen que se mantenía impune y los dioses estaban dispuestos a Hacia los tres años, durante la fase fálica, y tras tomar concien-
castigarla. Edipo consultó al adivino Tiresias para conocer la identi- cia de las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres, los niños
dad del asesino, darle su merecido castigo y salvar a sus súbditos. Las experimentan y afrontan este complejo, que constituye todo un de-
pistas lo conducen a un descubrimiento terrible: sin saberlo, había safío para el desarrollo de su sexualidad. El camino –en el que el
matado a su padre, Layo, y se había casado con su madre, Yocasta, niño adquiere conciencia de la presencia del pene y la niña, de su
quien se suicidó, incapaz de soportar tal horror. ausencia– tiene un objetivo común para ambos: organizar la propia
Edipo, al conocer la verdad, se arranca los ojos porque no le han personalidad individual. La resolución de los conflictos y fantasías
servido para ver la realidad y abandona la ciudad. que convergen en el niño, la madre y el padre determina el éxito del
desarrollo.
El niño no está solo: para continuar con su desarrollo, descrito
DEL MITO AL COMPLEJO: por Freud mediante el mito edípico, el pequeño necesita el apoyo de
UN SIGNIFICADO UNIVERSAL ambos padres. Se trata de un reto muy importante para el triángulo
familiar: si se resuelve correctamente, el niño se convertirá en hombre
Freud tuvo muy en cuenta este mito griego tan elaborado no solo a y la niña, en mujer.
causa de su pasión por la literatura. En 1873, al presentarse a la re- En la teoría freudiana, la figura paterna adquiere una importan-
116 SIGMUND FREUD EL DE SARROLLO DE L A SE XUALIDAD Y EL COMPLE JO DE EDIPO 117

cia creciente. Basta con pensar en la fascinación que el padre del igual que la calma después de la tormenta, se da una suspensión de la
psicoanálisis llegó a sentir por Moisés, «padre» de su propio pueblo. libido y de las pulsiones sexuales, y el complejo queda resuelto hasta
En el complejo de Edipo, el padre desempeña un lugar preeminente que, a los doce años aproximadamente, comienzan la etapa genital y
en el desarrollo del niño, tal como ocurre en la tragedia griega. En la adolescencia. Durante esta etapa, en que las emociones adquieren
un principio, las relaciones emocionales son exclusivas de la pareja una gran intensidad y las pulsiones sexuales emergen con un vigor
que forman la madre y el hijo, quedando el padre en un discreto renovado, el adolescente sigue las huellas que en la infancia dejaron
segundo plano. Al iniciarse el conflicto, sin embargo, el padre ad- su temperamento y el complejo de Edipo –a punto ya de darse por
quiere gran relevancia, ya que concluido– para iniciar un viaje hacia el mundo exterior, más allá del
representa el castigo y la ame- padre y la madre.
naza de castración que aparta
FA N TA S M A
al niño del afecto de la madre,
que llega a imaginarse como
EL COMPLEJO DE CASTRACIÓN
Conjunto de deseos que no han llega- incestuoso. Conviene precisar,
do a realizarse en la vida concreta del no obstante, que nos encontra- En la tragedia griega, el cumplimiento de la profecía implica tam-
individuo y encuentran en el incons- mos en un plano muy distinto bién un castigo: Edipo se ciega tras saber que ha matado a su padre
ciente una vía alternativa a su satis- de la realidad. Dicha amenaza y ha desposado a su madre, y esta, Yocasta, se suicida. De un modo
facción. El término se refiere al mun- opera solo sobre el deseo y las
análogo, en el niño emergen sentimientos amorosos –siempre sexua-
do imaginario y a sus contenidos. fantasías del niño, quien teme
lizados– hacia la madre y hostiles hacia el padre. Sin embargo, si
que la castración represente
bien en el mito los actos y el castigo son reales, el pequeño Edipo
un acto punitivo por su afecto
freudiano vive sus fantasías de un nivel imaginario y subconsciente,
hacia la madre, de una manera análoga a la que Edipo, en la trage-
dia, no pudo zafarse del destino y acabó yaciendo con Yocasta, sin y en ese mismo nivel coloca el castigo paterno. El niño tiene miedo
saber quién era realmente. de ser privado de su órgano genital, que en esta fase del desarrollo es
Freud describió dicho complejo de una manera muy sucinta: el el objeto con el que poner a prueba su propia capacidad de conocer
niño experimenta una gran hostilidad hacia su padre, al que se opo- e imaginar el mundo. Así, en su imaginación, vive al mismo tiempo
ne abiertamente, mientras que, por el contrario, manifiesta un gran las fantasías eróticas relacionadas con la madre y el temor de que su
amor por su madre. La situación, sin embargo, no siempre se da con padre podría infligirle ese terrible daño, privándolo del pene para
tanta claridad: en algunos casos, se muestra complaciente con el pa- evitar el incesto.
dre y agresivo con la madre. Este miedo íntimo atenúa el conflicto edípico, extingue el deseo
Este primer gran conflicto, este primer gran desafío que debe del niño y disminuye la energía libidinal. El padre se inserta en la
afrontar el individuo, lo mantiene el niño frente a sus padres, quienes pareja formada entre la madre y el hijo para ejercer una función nor-
sientan las bases para el desarrollo de sus emociones y su personali- mativa y convertirse en el auténtico pilar que sostiene el edificio de
dad. La superación del complejo de Edipo suele coincidir con el inicio la vida psíquica del niño. La figura del padre, el hecho de que niegue
de la fase de latencia. El conflicto entre el niño y los deseos que siente al niño el deseo de poseer a la madre recurriendo a la amenaza de
frente sus padres sufre una pausa y reaparece durante la pubertad. Al castración, restablece el equilibrio en la relación y ayuda al niño a
118 SIGMUND FREUD EL DE SARROLLO DE L A SE XUALIDAD Y EL COMPLE JO DE EDIPO 119

afrentar y resolver el reto edípico, así como a trazar un camino para cambio de rumbo: se separa de la madre –a partir de ese momento,
que el pequeño se desarrolle plenamente sano. el primer objeto de su amor se convierte en culpable por no haberle
De hecho, la capacidad del padre para imponer la ley y marcar dado el pene– y se acerca al padre, tratando de ganar su atención.
ese camino constituye una liberación para el niño, quien podrá, a Así, el complejo de Edipo comienza precisamente con el traspaso al
partir de ese momento, establecer nuevas relaciones sentimentales. padre del amor que sentía por la madre.
En este sentido, el padre brinda protección y mantiene alejado a su
La niña lleva a cabo tal proceso devaluando, en cierto modo, a la
hijo de la culpa y la vergüenza que padeció Edipo en la tragedia de
madre, a la que considera un ser con los genitales castrados, privado
Sófocles. La tarea del padre consiste en separar al niño de la madre
y viceversa, así como aportar un nuevo valor a la pareja parental. La del sexo masculino que desea. No se trata de un cambio inmediato,
forma en que los padres construyen la relación entre ellos y con sus sino paulatino y mucho más tortuoso que en el caso de los niños. El
hijos influye mucho en la superación del complejo de Edipo. La an- ansia de pene adquiere diversas formas que van desde su reclamación
gustia derivada del miedo a la castración es el gran hito de esta etapa hasta el intento de sustituir a la madre y ocupar su lugar al lado del
y una premisa clave para su resolución tanto en los niños como en las padre –en un plano simbólico, se da incluso el deseo de tener un hijo
niñas. No obstante, existe una diferencia notable entre ambos sexos, con el padre.
pues si en ellos implica una prohibición y un castigo que atempera sus En este caso, sin embargo, no existe ninguna prohibición basada
pulsiones sexuales y los empuja a dejar atrás dicho complejo, en ellas en una amenaza de castración, hecho que tiene graves consecuencias,
marca precisamente el principio. ya que, si en el niño este miedo lo azuza a resolver el conflicto y a
renunciar a la madre cuanto antes, en la niña, al ser inexistente, la
condena a superarlo de una manera mucho más lenta y laboriosa.
LA ENVIDIA DE PENE
Freud retomó tales cuestiones una y otra vez movido por las críti-
La diferenciación sexual estriba en un solo genital: el masculino. La cas –algunas feroces–, observaciones y argumentaciones provenientes
niña no percibe la ausencia del pene como un rasgo distintivo, sino tanto de sus seguidores como de sus detractores. No en vano, incluso
como una carencia. Para ella, el pene es algo que no se le ha dado en una obra tan tardía como las Nuevas conferencias de introducción al
o que incluso se le ha arrebatado (de ahí el complejo de castración). psicoanálisis (1932) volvió a reflexionar sobre el complejo de Edipo y
El mismo Freud admitía que, en las niñas, esta fase posee un de- su dinámica. En esta obra, propuso que su superación y la forma-
sarrollo más complejo y elaborado. Quizá por esta razón lo revisó en ción del superyó iban entrelazadas, ya que el deseo por el padre se
diversas ocasiones, tal como atestiguan El sepultamiento del complejo de
transformaba en una interiorización psíquica que recoge valores y
Edipo (1924), Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre
referencias transmitidos de generación en generación. El complejo
los sexos (1925), Sobre la sexualidad femenina (1931) o su breve conferencia
La feminidad (1932). de Edipo se supera y deja su herencia en ese ideal del yo que regula
En el desarrollo de la niña, la conciencia de su diferencia anató- el comportamiento y los deseos.
mica respecto al varón nace del descubrimiento de su ausencia de
pene y viene acompañado del deseo de tener algo de lo que se sien-
te privada. Para conseguir lo que quiere, la niña debe adoptar un
CIVILIZACIÓN,
COLECTIVIDAD Y ARTE

DE LA CIVILIZACIÓN PRIMITIVA A LA GUERRA


Cuando el psicoanálisis comenzó a gozar de una amplia acepta-
ción –aunque no por ello cesaron las críticas, las controversias y el
rechazo más o menos explícito por parte de la comunidad médica
y científica–, Freud amplió el campo de investigación y se interesó
por cuestiones a primera vista tan alejadas como la religión y el
concepto de civilización que lo animaron a escribir algunas de sus
obras más originales.
Entre 1911 y 1913, tras leer algunas páginas de La rama dorada,
del antropólogo escocés James Frazer, Freud se sintió inspirado para
acometer un nuevo trabajo: Tótem y tabú, un volumen compuesto de
cuatro artículos que lo obsesionaron hasta el punto de reescribirlos,
corregirlos, cambiarlos y enmendarlos una y otra vez, como infor-
maba a quienes le escribían interesándose por el progreso de sus in-
vestigaciones. Preparó la introducción durante una de sus estancias
en Roma. Como es de esperar, la antropología y la arqueología –sus
grandes pasiones– se entrelazan e interactúan en esas líneas. La obra,
con un límite que el propio autor confiesa en las primeras páginas, es
una suerte de fresco variado y complejo. En las sociedades arcaicas
122 SIGMUND FREUD

y primitivas, Freud detectó mecanismos similares a los que muestran


los neuróticos. Así, las condiciones primordiales de la humanidad y
las condiciones de desarrollo establecido en las primeras etapas de la
personalidad deben tener necesariamente algo en común. Sin embar-
go, la intención del autor no es realizar una interpretación psicoanalí-
tica de los pueblos primitivos, sino encontrar el mito del padre y estu-
diar el problema del parricidio, ya presente en el complejo de Edipo.
De acuerdo con sus postulados, en las sociedades primitivas, el pa-
dre y jefe de la tribu podría haber muerto a manos de sus hijos, quienes
lo habrían expulsado para librarse de su monopolio sobre las mujeres
del grupo. Los jóvenes, incapaces de actuar de manera individual, se
unieron para disponer de la fuerza y el valor necesarios para matarlo y
devorarlo. Sin embargo, el sentimiento de culpa suscitado por el crimen
terminó de atar a los individuos con esas mismas prohibiciones que el
padre había impuesto en vida. La figura paterna se transformó en el
tótem, el líder de la tribu, la representación de todo lo que es justo y
sagrado, y la nueva sociedad pasó a fundarse sobre el tabú del asesina-
to, el incesto y la agresión contra el rey, los sacerdotes y los difuntos. El
complejo de Edipo, con el que un sujeto sienta las bases de su indivi-
dualidad, se remonta a los orígenes de la humanidad y la aparición de
las primeras normas de convivencia.
En 1914, el estallido de la I Guerra mundial empujó a Freud a
un extraño momento de exaltación patriótica, aunque se extinguió
con rapidez. La extensión del conflicto y el hecho de que sus hijos
se alistasen como voluntarios arrojaron una sombra tenebrosa so-
bre la realidad. Durante la primavera del año siguiente se enfrascó
en la redacción de dos textos, «Nuestra decepción ante la guerra» y
«Nuestra actitud ante la muerte», que recogió bajo el título De guerra
y muerte. Temas de actualidad. El punto de partida, tal como confesó en
una carta a su colega holandés Frederik van Eeden, se hallaba en la
amarga observación de cómo los primitivos impulsos primordiales
de la humanidad, salvajes y destructivos, no han desaparecido pese
al desarrollo de la civilización, sino que perviven en lo más íntimo de
cada persona, a la espera de brotar de nuevo en cuanto el yo mues-
tre alguna debilidad, tal como había aventurado el psicoanálisis y

122 SIGMUND FREUD CIVILIZ ACIÓN, COLECTIVIDAD Y ARTE 123

y primitivas, Freud detectó mecanismos similares a los que muestran la guerra se ha encargado de demostrar. Todo aquello que se veta
los neuróticos. Así, las condiciones primordiales de la humanidad y al individuo se convierte en lícito si así lo dispone la comunidad.
las condiciones de desarrollo establecido en las primeras etapas de la Ninguna moral guía el comportamiento de países involucrados en el
personalidad deben tener necesariamente algo en común. Sin embar- conflicto y el individuo se ha retrotraído a un estado de brutalidad
go, la intención del autor no es realizar una interpretación psicoanalí- incomprensible e inaceptable para cualquier civilización avanzada.
tica de los pueblos primitivos, sino encontrar el mito del padre y estu- El psicoanálisis sugiere, con un realismo en absoluto reconfor-
diar el problema del parricidio, ya presente en el complejo de Edipo. tante, que un fenómeno como la guerra no es ajeno a nosotros ni a
De acuerdo con sus postulados, en las sociedades primitivas, el pa- nuestra psique. La búsqueda del equilibrio, crucial para el bienestar
dre y jefe de la tribu podría haber muerto a manos de sus hijos, quienes psíquico, se basa en la satisfacción de las pulsiones –que, recuérdese,
lo habrían expulsado para librarse de su monopolio sobre las mujeres no son buenas ni malas– que experimentamos en tanto que somos
del grupo. Los jóvenes, incapaces de actuar de manera individual, se humanos. La búsqueda de esta satisfacción, ya sea inmediata o apla-
unieron para disponer de la fuerza y el valor necesarios para matarlo y zada mediante la sublimación o la represión, se desarrolla mediante
devorarlo. Sin embargo, el sentimiento de culpa suscitado por el crimen el complejo juego de acuerdos que se da entre las diversas instancias
terminó de atar a los individuos con esas mismas prohibiciones que el psíquicas y que siempre está expuesto al riesgo de regresión.
padre había impuesto en vida. La figura paterna se transformó en el Al igual que en la experiencia onírica la psique abandona todo com-
tótem, el líder de la tribu, la representación de todo lo que es justo y promiso formal para dejarse llevar por la aparición de algo profundo y
sagrado, y la nueva sociedad pasó a fundarse sobre el tabú del asesina- oculto, la guerra conlleva el abandono de cualquier acuerdo, la apari-
to, el incesto y la agresión contra el rey, los sacerdotes y los difuntos. El ción de una primitiva y brutal fuerza instintiva. El horror que suscita el
complejo de Edipo, con el que un sujeto sienta las bases de su indivi- conflicto debe entenderse como una proyección del modo en que nues-
dualidad, se remonta a los orígenes de la humanidad y la aparición de tra conciencia se niega a imaginar la propia muerte. El deseo de que el
las primeras normas de convivencia. enemigo muera es fruto de la proyección de los impulsos destructivos
En 1914, el estallido de la I Guerra mundial empujó a Freud a que dificultan el logro de nuestro placer. No es casualidad que Freud
un extraño momento de exaltación patriótica, aunque se extinguió formulase por aquel entonces la existencia de Tánatos.
con rapidez. La extensión del conflicto y el hecho de que sus hijos El apego de este trabajo a la realidad más inmediata, un rasgo que
se alistasen como voluntarios arrojaron una sombra tenebrosa so- contrasta con la producción freudiana anterior, permite, no obstante,
bre la realidad. Durante la primavera del año siguiente se enfrascó revelar uno de los hallazgos más meritorios durante estos años de con-
en la redacción de dos textos, «Nuestra decepción ante la guerra» y flicto y destrucción: la existencia del humano primitivo que mora en
«Nuestra actitud ante la muerte», que recogió bajo el título De guerra nuestro interior. La humanidad no ha caído tan bajo como creemos.
y muerte. Temas de actualidad. El punto de partida, tal como confesó en Simplemente, nunca ha alcanzado las cotas que habíamos imaginado.
una carta a su colega holandés Frederik van Eeden, se hallaba en la
amarga observación de cómo los primitivos impulsos primordiales
de la humanidad, salvajes y destructivos, no han desaparecido pese RELIGIÓN Y CIVILIZACIÓN
al desarrollo de la civilización, sino que perviven en lo más íntimo de
cada persona, a la espera de brotar de nuevo en cuanto el yo mues- En obras posteriores, Freud prosiguió con sus reflexiones en torno
tre alguna debilidad, tal como había aventurado el psicoanálisis y a las relaciones que se establecen entre la cultura y la civilización.
124 SIGMUND FREUD CIVILIZ ACIÓN, COLECTIVIDAD Y ARTE 125

Durante los duros años de posguerra que atravesaron la década de na, incluida la religión, a la que no se puede otorgar ningún estatus
1920, el estado de ánimo de Freud no era mucho mejor: ya entrado privilegiado. Tal concepción cuenta con predecesores ilustres cuyo
en la setentena y con una salud cada vez más precaria, agravada por nombre omite pero que son fácilmente identificables: Voltaire y Di-
el cáncer, se dejó invadir por una enorme amargura. En algunas derot; Feuerbach, objeto de sus lecturas juveniles; o Darwin, a quien
cartas a su amiga Andreas Salomé le confesó el abatimiento en que le debía su vocación investigadora. El punto de partida es la observa-
sumía la vejez así como su creciente desilusión por todas las cosas. La ción de la impotencia del hombre frente a la naturaleza. La cultura
lucha contra la mentira que siempre había caracterizado su actividad es el esfuerzo colectivo por dominarla y, al mismo tiempo, regular las
intelectual lo llevó a expresar este desencanto en una de sus obras relaciones entre los seres humanos. Dicho concepto coincide con el
más personales. El porvenir de una ilusión (1927) es una defensa de la de civilización –Freud los consideraba inseparables–. Con todo, esta
actividad psicoanalítica. Tras haberla protegido de los médicos y sus «conquista» dista mucho de ser evidente y fácil de alcanzar. El ser hu-
intentos de monopolizarla en ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos mano tiene que lidiar continuamente con una naturaleza que puede
con un juez imparcial (1926), había llegado el momento de poner coto a superarlo y aplastarlo, incapaz de compadecerse de su pequeñez. En
los sacerdotes. esta amarga sensación se inscribe la crítica de la religión. El adulto
El ateo Freud se dejó llevar por una especie de arrebato personal devoto es el eco del niño vulnerable. Con enfoque estrictamente psi-
en contra de las creencias religiosas para defender ciertas convic- coanalítico, Freud descubre un paralelismo entre la típica necesidad
ciones no demasiado nuevas, pero interesantes por hacerlo desde el de protección que siente el niño –y frustrada por el complejo de Edi-
punto de vista psicoanalítico. Diversos análisis y analogías le habían po– y el sentimiento religioso del adulto, quien busca una respuesta
sugerido la posibilidad de considerar la neurosis como una forma con la que hacer frente a su fragilidad frente a la naturaleza. El Padre
de religiosidad individual y, a su vez, la religión como una neu- Celestial, amado y temido a la vez, se convierte en una proyección del
rosis colectiva. Tal afirmación le valió un alud de críticas feroces padre terrenal. En consecuencia, Dios no habría hecho al hombre y
y despiadadas, algo que, por otra parte, le trajo sin cuidado, pues su imagen y semejanza, sino todo lo contrario: el hombre habría crea-
estaba proponiendo una hipótesis, no emitiendo un juicio sumario. do a Dios a imagen y semejanza de su padre, una idea que desarrolló
La palabra ilusión no debía confundirse con error. El psicoanálisis es en Moisés y la religión monoteísta (1938), su última obra.
una herramienta científica y completamente neutral, comparable al La vocación consolatoria de las creencias religiosas está destinada
cálculo infinitesimal. La religión, en su naturaleza ilusoria, ejerce un al fracaso, dada su incapacidad por cumplir con la tarea encomen-
impacto muy profundo en el individuo y la comunidad. El problema dada. El psicoanálisis, sin embargo, podría convertirse en un aliado
no es la religión en sí, sino el camino y la meta a la que se dirige. de la ciencia en su trabajo civilizatorio (Kulturarbeit), esforzándose ac-
Durante demasiado tiempo, el ser ha puesto la mirada en el cielo y tivamente por la conquista de la felicidad y la realización terrenal.
el más allá y se ha olvidado del aquí y el ahora. Todo ese empeño, La aceptación de ese desafío no significa olvidar que el ser huma-
tan disperso, si se dirigiese bien, podría utilizarse para mejorar la no alberga un elemento egoísta y destructivo, del que Freud ya había
civilización y la vida misma. Había llegado el momento de dejar el hablado en De guerra y muerte. La civilización ha supuesto un gran
cielo «a los ángeles y los gorriones». sacrificio en términos libidinales, tal como argumentó en un libro
Para Freud, en el templo no hay sombras que la luz de la razón anterior, que preparó en el verano de 1929, y que tituló en un princi-
no pueda explorar. La investigación científica debe ser libre para so- pio La infelicidad en la civilización y que no tardó en cambiar por el de
meter a un examen crítico cualquier campo de la actividad huma- El malestar en la cultura. El cambio obedecía a las cuestiones tratadas:
126 SIGMUND FREUD CIVILIZ ACIÓN, COLECTIVIDAD Y ARTE 127

no pretendía de ninguna manera enunciar una promesa de felicidad una manera tan desafinada que no había quien lo soportase cuando
–si así fuese, caería en el pensamiento religioso–, sino que más bien intentaba interpretar un aria. No resulta extraño, pues, que la expre-
deseaba mostrar el difícil camino que entraña toda investigación que sión artística se convirtiese también en objeto de sus investigaciones.
desee reforzar la civilización. Como bien dirá en dicha obra, «me De hecho, la consideró un fenómeno paralelo a la actividad onírica,
falta el ánimo necesario para erigirme en profeta ante mis contempo- por cuanto esta crea un universo de ficción en el que afrontar, aunque
ráneos, no quedándome más remedio que exponerme a sus reproches sea de manera indirecta, diversas pulsiones que no podrían manejarse
por no poder ofrecerles consuelo alguno. Pues, en el fondo, no es otra de otra manera. De todos los mecanismos de defensa, el arte sea qui-
cosa lo que persiguen todos: los más frenéticos revolucionarios con el zá el mejor, ya que su efecto sublimatorio constituye una auténtica
mismo celo que los creyentes más piadosos». El análisis personal que terapia.
realizó Freud sobre la naturaleza humana lo llevó a buscar ecos de los Una de las razones que llevaron a Freud a sus frecuentes viajes
conflictos dinámicos entre el ello, el yo y el superyó en un escenario a Italia fue su atracción por la figura de Leonardo da Vinci. Sintió
mayor. La supervivencia queda garantizada gracias a un compromiso una admiración tal que, entre 1909 y 1910, escribió a sus amigos que
constante que termina por convertirse en la propia causa de la insa- está a punto de dedicarse a un nuevo caso clínico: Un recuerdo infantil
tisfacción. El ser humano, por su naturaleza, no puede vivir sin civi- de Leonardo da Vinci (1910). El hecho de que fuese uno de los mayores
lización, pues lo abocaría a esa «guerra de todos contra todos» de la artistas del Renacimiento no lo eximió de experimentar los diversos
que había hablado el filósofo inglés Thomas Hobbes y Freud retomó fenómenos psíquicos de una persona normal. El cuento biográfico
en diversas ocasiones. Sin embargo, la civilización no puede hacerlo –o «divertimento», por usar sus palabras– reelaboraba un sueño de
completamente feliz, de ahí que sienta un rechazo por la cultura y Leonardo que figura en los cuadernos del artista, buscando una clave
prefiera abandonarse a ciertas ilusiones. Los sacrificios necesarios, sea que anticipe su producción artística futura. Freud examinó la historia
en términos de agresividad como de sexualidad, se consuman en una personal del genio: su bastardía, los primeros años con su madre, la
lucha titánica entre Eros y Tánatos que se da a escala individual y co- posterior adopción por el padre, el periodo que pasó con este y su
lectiva. La cultura nos ayuda a «domesticar» ese conflicto mediante segunda esposa, así como la aparición de Ludovico el Moro, una
el superyó cultural, una encarnación de las prohibiciones y regulaciones «segunda figura paterna» que resultó crucial en el desarrollo de su
que rigen la convivencia. El reto que tenemos ante nosotros –y que personalidad. Freud encontrará una explicación para su inestabilidad
Freud, para concluir el trabajo, dejando deliberadamente pendien- artística, su tendencia a dejar el trabajo inconcluso, la sublimación
te– es lograr, como si de un «experimento terapéutico» se tratase, un de sus impulsos sexuales en la pasión por la investigación científica y
grado de civilización que permita contener las pulsiones destructivas la atención casi maternal que deparaba a sus asistentes, así como la
sin tener que recurrir a mecanismos no menos devastadores. clave de lectura de algunas de sus obras más enigmáticas como, por
ejemplo, Santa Ana, la Virgen y el Niño –en la que aparecen, y no por
casualidad, dos madres.
EL ARTE Y EL ARTISTA Otra obra corta entrelaza la experiencia psicoanalítica con el aná-
lisis artístico y la vida personal de Freud: El Moisés de Miguel Ángel
El interés de Freud por el arte no solo se manifestó en la colección de (1913), nacida tras otro viaje a Italia. Desde que visitó el país por pri-
pinturas y piezas arqueológicas que enriquecían su estudio o en su mera vez, en 1901, la colosal estatua conservada en la iglesia romana
pasión por la ópera, a pesar de que, como llegó a confesar, cantaba de de San Pietro in Vincoli nunca dejó de fascinarlo. Tras su estancia de
1912, durante la cual iba todos los días a contemplarla, decidió dedicar-
le un texto breve, curiosamente publicado de forma anónima (aunque
LUCES Y SOMBRAS
no se tardó en atribuirlo a su pluma). El patriarca bíblico, ¿se dispone DE SU LEGADO
a alzarse para castigar la infidelidad del pueblo de Israel o bien perma-
nece sentado y observa con ira contenida a «la chusma» que lo rodea?
Freud opta por la segunda interpretación. Miguel Ángel, de personali-
dad irascible, al esculpir la obra, reflejó la violencia que a duras penas
podía refrenar, en un intento por sublimar la ira que sentía así como la
difícil relación que mantenía con el papa Julio ll, su principal cliente y
no menos intratable que el artista.
La estatua sería pues una «advertencia» que le permitiría elevarse
por encima de su propia personalidad. Con todo, el análisis también
arroja más luz sobre la compleja personalidad de Freud y su experien-
cia personal. Tras el patriarca que lucha contra sus pasiones, no se
oculta solo el escultor florentino, sino también el padre del psicoanáli-
sis, ya al borde de su inevitable ruptura con Jung. La escritura del ensa- LA NOVEDAD DEL PSICOANÁLISIS
yo coincidió con el enconamiento en su controversia con los discípulos
«rebeldes»: mientras Moisés luchaba para silenciar la ira en contra de En medio del fragor de la I Guerra mundial, y mientras parecía de-
sus «hijos», Freud sublimaba en estas páginas su decepción por Adler tenerse el flujo de pacientes que solía perturbar su estudio, Freud
y Jung: «[Miguel Ángel] ha integrado algo nuevo y sobrehumano en la continuaba investigando sin tregua y pese a estar enfrascado en la
figura de Moisés, y la enorme masa corporal y la prodigiosa muscula- escritura de algunas de las obras más significativas de su producción,
tura de la estatua son tan solo un medio somático de expresión del más encontró tiempo para responder a un encargo de la revista Nyugat, di-
alto rendimiento psíquico posible a un hombre, del vencimiento de las rigida por su amigo húngaro Hugó Veigelsberg, y enviar un artículo
propias pasiones en beneficio de una misión a la que se ha consagrado». titulado «Una dificultad del psicoanálisis».
El breve ensayo, dirigido a un público culto aunque no especiali-
zado, retoma cuestiones que había tratado anteriormente y se centra
en las numerosas polémicas que, todavía en 1916, continuaba susci-
tando su método. Las críticas y resistencias –como subraya– no deben
imputarse a presuntas dificultades conceptuales o a ciertos requisitos
intelectuales que impiden que el «lector común» lo comprenda. Al
contrario: más bien se trata de dificultades «afectivas», prejuicios que
le impiden concederle confianza.
El psicoanálisis pretende explorar el abismo del inconsciente y lle-
var la luz hasta los rincones más oscuros, poner en crisis las plácidas
certezas de una cultura occidental que pretende exorcizar el miedo
130 SIGMUND FREUD LUCE S Y SOMBR A S DE SU LEGADO 131

a la muerte y a lo desconocido colocando al ser humano en el centro nes originales, como las de Jacques Lacan, quien, rompiendo con los
de un mundo que parece amoldarse a sus necesidades. Por decirlo de círculos oficiales, subrayó la necesidad de regresar a las enseñanzas de
algún modo, el psicoanálisis ha dado el golpe de gracia a una concep- Freud, convencido de que las generaciones posteriores habían desna-
ción ya inestable. En primer lugar, Copérnico expulsó al hombre del turalizado su legado.
centro del universo, del que dejó de ser amo y señor. Posteriormente, Al mismo tiempo, otros optaron por abandonar al maestro. Algu-
Darwin desmintió la presunción de que el ser humano era mejor y nos de sus primeros discípulos y colaboradores, tras rechazar algunas
distinto del resto de animales. Y por último, Freud brindó la revela- de sus definiciones o haber llegado a conclusiones completamente dis-
ción más dolorosa: el psicoanálisis nos ha obligado a reconocer que tintas, emprendieron un camino propio después de enfrentamientos
ni siquiera somos «los dueños de nuestra propia casa» al no tener y separaciones dolorosas. Alfred Adler, Carl Jung, Wilhelm Reich u
más remedio que admitir la existencia del inconsciente y del impor- Otto Rank fueron expulsados de la Asociación o bien la abandona-
tante papel que desempeña. He ahí lo que realmente impide que el ron motu proprio para desarrollar sistemas y terapias relacionados con
psicoanálisis reciba el respeto que merece: las tres terribles «heridas el psicoanálisis como la psicología analítica ( Jung) o la psicología indi-
narcisistas de la humanidad». vidual (Adler). Asimismo, cabe destacar la obra de Wilfred Ruprecht
Bion sobre el psicoanálisis de grupo, la de Steven Mitchell sobre el
psicoanálisis relacional o la de Donald Winnicott, quien se preocupó
EL DEBATE por estudiar la relación entre la madre y el lactante.
Sea como fuere, la disciplina sigue aún hoy vigente: la Asociación
Al parecer, aún cuesta aceptar estas revelaciones y, en especial, las Psicoanalítica Internacional reúne a 72 filiales de 63 países distintos,
que realizó Freud. Una larga estela de imitadores, seguidores, dis- cuenta con unos 12 000 miembros cuya profesionalidad y competen-
cípulos, adversarios y calumniadores sigue los pasos del padre del cia garantiza y promueve el desarrollo de la investigación, la contras-
psicoanálisis. Nos guste o no, nadie, sea un profesional o un profano, tación y el intercambio de resultados.
puede adentrarse en el terreno de la psicología sin darse de bruces Con todo, los prejuicios y las críticas continúan. La objeción más
con su figura y su pensamiento. severa que suele esgrimirse contra Freud es que, pese a su feroz crítica
Con el paso del tiempo, el psicoanálisis se ha ramificado en escuelas de todas las creencias religiosas, haya creado algo más parecido a un
y direcciones a menudo muy diferenciadas que, pese a todo, conti- culto que a una disciplina científica. No en vano, algunos seguidores
núan –no sin controversias– agrupadas en la Asociación Psicoanalí- demasiado celosos han convertido sus postulados en una suerte de
tica Internacional que Freud creara en 1910. Si bien sigue vigente un dogma inatacable e inmune a cualquier debate. Asimismo, se repro-
modelo «clásico» que se vincula directamente con el que desarrolló el cha al psicoanálisis que no siga el modelo de las ciencias naturales y
fundador, existen otros como el psicoanálisis de las relaciones objeta- sea incapaz de proporcionar datos reproducibles en un laboratorio
les, basado en las investigaciones de Melanie Klein; el psicoanálisis del y mensurables cuantitativamente. Hay quien incluso acusa a Freud
yo, nacido del trabajo de Anna Freud; la psicología del ser, iniciada de haber transformado su fracaso profesional en una mistificación.
por Heinz Kohut y que, a tenor de las diversas contribuciones realiza- Cuando ha transcurrido más de un siglo desde La interpretación de los
das, cuesta más definir; el psicoanálisis intersubjetivo, iniciado en la sueños, su figura continúa estando envuelta en controversias muy si-
década de 1980 gracias a la labor de algunos importantes estudiosos milares a las que hubo de soportar cuando intentaba abrirse paso en
estadounidenses. Tampoco deben pasarse por alto ciertas contribucio- el mundo académico vienés.
132 SIGMUND FREUD LUCE S Y SOMBR A S DE SU LEGADO 133

UN REGALO CIVILIZATORIO cambia de forma pero siempre se conserva, la energía psíquica de la


pulsión sexual puede ser canalizada y sublimada mediante la produc-
Precisamente esos debates deberían restituirle su grandeza. El psi- ción artística o la investigación científica, o bien degenerar en una
coanálisis se resiste, escapa a cualquier intento de falsificación, sigue neurosis. Pese a que esta idea ha sido muy cuestionada –no en vano
suscitando discusiones y continúa interesando a los lectores. Hoy fue una de las causas del distanciamiento entre Freud y Jung–, la ma-
como ayer, sus obras, que unas veces pueden parecer «románticas» nera en que el inconsciente y la libido se mueven y se manifiestan en
por adentrarse en una tormenta de sentimientos y pasiones, y otras el comportamiento tanto individual como colectivo sigue poseyendo
«ilustradas» por su voluntad de aportar claridad y progreso, nos una gran vigencia a la hora de interpretar los fenómenos humanos.
hablan, nos desafían y nos acompañan en ese mundo subterráneo Conocemos prácticamente todo acerca de Freud. La cantidad de
de pulsiones y deseos llamado inconsciente. Freud no se limitó a material que nos ha dejado es inmensa. De hecho, en varias cartas
revelar la existencia de ese continente sumergido que antes había confesó que cada cierto tiempo quemaba pilas de notas, manuscri-
sugerido la filosofía pero que nunca había definido con precisión: tos y correspondencia: a veces se sentía sepultado bajo montañas de
también siguió las huellas en cada manifestación humana y nos ha papel, como si fuese una esfinge cubierta por la arena. Hoy en día, y
permitido entender su lenguaje. Y las consecuencias no solo se dan más después de que, en 1989, expirasen los derechos de autor, toda
en un nivel estrictamente científico, sino que «significa dar un paso su obra está disponible para el lector que desee iniciar un viaje que,
lleno de consecuencias para la ciencia y para la vida» (El porvenir de a través de diversos ensayos y análisis de casos clínicos, lo llevará
una ilusión, 1927). por el psicoanálisis, la psicopatología, el arte, el mito, la literatura, la
La vida refleja el dinamismo y el conflicto que se agitan en el in- historia o la sociedad.
consciente, una prisión de máxima seguridad de la que las pulsiones, Además de la aventura implícita en el desarrollo de la disciplina,
sometidas a un bloqueo constante, pugnan por escapar. Los sueños, con sus luces y sombras, Freud ha legado al hombre contemporáneo
los lapsus, los olvidos y los actos fallidos quizá parezcan fortuitos, pero un «trabajo intelectual […] portador de civilización». En 1936, con
nada queda al azar: su presencia debe interpretarse como señales de motivo de su 80 cumpleaños, el padre del psicoanálisis recibió un
intentos de fuga que las investigaciones de Freud nos han permitido gran número de felicitaciones. Además de las visitas, recibidas con
reconocer y manejar. El condicionamiento que ejerce la sociedad, la mayor o menor agrado, y las notas que se sintió obligado a responder,
cultura dominante, con sus normas de convivencia diaria, han de el célebre escritor Thomas Mann dio una breve conferencia privada
interpretarse como vínculos y condicionamientos que contribuyen a para el homenajeado y su familia titulada Freud y el porvenir, un porve-
bloquear, reprimir y sofocar dichas pulsiones. Y ahí precisamente nir que, sin duda, sería mejor gracias a la contribución de ese hombre
emerge un concepto tan fundamental como el de libido. Orgulloso extraordinario. «Pese a que el futuro reformulará o modificará algu-
de su furia iconoclasta, Freud no vaciló en atacar a la mojigatería y la nos de los resultados de su investigación, nunca podrán silenciarse las
hipocresía de la clase media acerca de la moral sexual. Consideraba preguntas que Sigmund Freud ha lanzado a la humanidad. Sus des-
que el rigor con el que se juzgaba al sexo opuesto –y que rara vez se cubrimientos científicos no pueden negarse ni ocultarse. Los concep-
correspondía con los hechos– de acuerdo con «principios éticos y de tos que ha acuñado, las palabras que escogió para expresarlos ya han
higiene, así como a experiencias psicológicas importantes» subestima- adquirido carta de naturaleza en la lengua viva. En todos los campos
ba «el poder de la pulsión sexual» y, más concretamente, de la libido. de la ciencia y el espíritu, en la investigación sobre la literatura y el
Al igual que, para la física, la energía, según la ley de conservación, arte, en la historia de la religión y en el estudio de la prehistoria, en la
134 SIGMUND FREUD

mitología, el folclore y la pedagogía, e incluso en la creación poética, LECTURAS RECOMENDADAS


su obra ha dejado una huella muy profunda. Y estamos seguros de
que si existe alguna empresa humana que merezca ser inolvidable,
esta será la empresa de Sigmund Freud, quien ha penetrado en las
profundidades del alma humana. Ninguno de nosotros podría ima-
ginarse nuestro mundo espiritual sin la valiente labor que Freud ha
realizado a lo largo de su vida».

La interpretación de los sueños (1900)


Constituye el punto de partida indispensable para acercarse a los tex-
tos freudianos. Escrita en 1899, la obra se publicó con fecha del año
siguiente –como si se dispusiese a abrir el nuevo siglo– con el fin de
enfatizar el punto de inflexión que Freud creía haber alcanzado en
el estudio de la mente humana y sus mecanismos (no en vano, llegó a
afirmar que nunca estuvo tan satisfecho con los resultados). Tan que-
rida como despreciada por muchos de sus contemporáneos, se centra
en el estudio de los sueños, un fenómeno que hasta entonces se consi-
deraba irrelevante y cuyo análisis, según el autor, nos permite acceder
al contenido reprimido, sin el filtro regulador de la vida consciente, y
estudiar esas manifestaciones deformadas que nos asaltan y tras las que
se ocultan nuestros deseos más íntimos.

Psicopatología de la vida cotidiana (1901)


Sin duda se trata de la obra menos técnica del corpus freudiano y
la más asequible para un lector lego. Basándose en observaciones
concretas antes que en elaboraciones teóricas, de la genial pluma
136 SIGMUND FREUD

de Freud fluye una animada y a veces irónica galería de imágenes,


episodios y anécdotas que podemos reconocer fácilmente en nuestra
BIBLIOGRAFÍA
experiencia diaria. A lo largo de doce capítulos, nos lleva a través de
una infinita variedad de pequeñas acciones aparentemente sin sentido
que en realidad nos dice mucho más de lo que pensamos. Los olvidos,
los falsos recuerdos o los errores se convierten en «fantasmas» o pistas
que revelan nuestros impulsos inconscientes.

El malestar en la cultura (1930)


De todas las obras que el padre del psicoanálisis nos ha legado, esta
es una de las más complejas y controvertidas, aunque también indis-
pensable. Freud extiende la teoría y la práctica psicoanalíticas a la
civilización contemporánea y al estudio de la evolución de la sociedad
humana en su conjunto. Escrito tras la tragedia que supuso la I Gue-
rra mundial, en una época marcada por los conflictos y divisiones OBRAS DE FREUD
del movimiento psicoanalítico y por la crisis política y económica que
atravesaba el Viejo Continente –sin olvidar el espectro del nacional- Entre 1953 y 1975, James Strachey y Anna Freud supervisaron la traducción al inglés de
socialismo, cada vez mayor en Alemania–, el texto sorprende por el todos los escritos de Sigmund Freud. La obra, conocida como Standard Edition y compuesta
pesimismo de sus conclusiones. Las pulsiones individuales que tanto de 24 volúmenes, sirvió como referencia para la versión que, del alemán, preparó José Luis
Etcheverry para la editorial Amorrortu y que se publicó entre 1976 y 1980.
ha costado domar no parecen estar tan controladas en una sociedad
que precisamente nació para garantizar protección y seguridad, y No obstante, existen ediciones más asequibles de algunos títulos, entre las que destacan las
que, por el contrario, ofrece a los seres humanos unas herramientas publicadas por Alianza Editorial, que –a diferencia de otras– agrupan los distintos escritos
en volúmenes temáticos, como puede verse a continuación:
cada vez más sofisticadas para amenazar la propia convivencia. Sin
hacer concesiones a la esperanza, El malestar en la cultura es un lúcido Autobiografía. Historia del movimiento psicoanalítico (traducción de Luis López-Ballesteros de
Torres).
ejercicio de comprensión del mundo que nos rodea.
El chiste y su relación con lo inconsciente (traducción de Luis López-Ballesteros de Torres).

El malestar en la cultura (traducción de Luis López-Ballesteros de Torres).

El yo y el ello y otros ensayos de metapsicología (traducción de Luis López-Ballesteros de Torres y


Ramón Rey Ardid).

Ensayos sobre la vida sexual y la teoría de las neurosis (traducción de Luis López-Ballesteros de Torres).

Escritos sobre la histeria (traducción de Luis López-Ballesteros de Torres y Ramón Rey Ardid).

Esquema del psicoanálisis y otros escritos de doctrina psicoanalítica (traducción de Luis López-
Ballesteros de Torres y Ramón Rey Ardid).
138 SIGMUND FREUD BIBLIOGR AFÍA 139

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Ramón Rey Ardid).

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– y Freud, Anna, Correspondencia. Barcelona: Paidós, 2013.

– y Jung, Carl-Gustav, Correspondencia. Madrid: Trotta, 2012.


142 SIGMUND FREUD

COMITÉ CIENTÍFICO
de trastornos específicos del aprendizaje (TEA) y forma parte del Circle of Security
Parenting (COS-P), un programa de intervención en apoyo de los padres.

MARINA MAFFONI

Licenciada summa cum laude en Psicología por la Universidad de Pavía en 2015, vive entre
esta ciudad y la provincia de Piacenza. Entre su obra cuenta con la novela Nel vuoto che ho in
me, publicada en 2009 con Berti Editore, así como con diversos textos en prosa y verso en
antologías de concursos literarios nacionales e internacionales.

LAURA RANZINI

Licenciada summa cum laude en Psicología, Dirección Experimental y Neurociencias


Cognitivas en la Universidad de Pavía en 2014, vive en Vigevano. Ha completado su
formación en los campos de la psicología de la salud y la neuropsicología. Estudiante de
postgrado en psicoterapia cognitiva, trabaja como profesional independiente atendiendo a
adultos, adolescentes y niños en Vigevano, Pavía y Voghera, donde se ocupa del diagnóstico
neuropsicológico, la rehabilitación y la estimulación cognitiva.
ANNA GIARDINI

Psicóloga y psicoterapeuta de orientación cognitiva, socio de la Sociedad Italiana de FRANCESCA SICURO


Terapia Cognitivo-Conductual (SITCC), desde 1997 trabaja en el Servicio de Psicología del
Instituto Científico de Montescano - Fundación S. Maugeri IRCCS. Desarrolla su actividad Psicóloga y psicoterapeuta de orientación cognitiva y socia de la SITCC, trabaja en Turín
clínica en Pavía, en cuya universidad es profesora adjunta. Ha impartido conferencias como profesional independiente, donde se ha especializado en la psicoterapia individual
sobre psicología de la salud y tanatología en algunas escuelas de psicoterapia de orientación del adulto y el apoyo a las personas con discapacidades cognitivas. Asimismo, trabaja como
cognitiva. Es autora de numerosas publicaciones sobre psicología de la salud de ámbito especialista en neuropsicología en una residencia de ancianos e imparte cursos de formación
nacional e internacional. sobre métodos de educación, acogida y atención a las personas con discapacidad.

ILARIA BAIARDINI

Psicóloga y psicoterapeuta de orientación cognitiva, es socia ordinaria de la SITCC.


Doctorada por la Universidad de Turín, desarrolla su actividad clínica en Alejandría y
colabora con la Universidad de Génova en diversos proyectos de investigación y divulgación
científicas. Es autora de numerosas publicaciones sobre psicología de la salud de ámbito
nacional e internacional.

BARBARA CACCIOLA

Psicóloga y psicoterapeuta cognitivo-constructivista, es socia correspondiente de la SITCC.


Desarrolla su actividad clínica con adultos, niños y adolescentes en Pavía, Lodi y Piacenza
(y, más en concreto, en los centros de Associazione Omega, Psicologia Lodigiana y
Psychoarea, respectivamente). Se ocupa de las intervenciones de diagnóstico y rehabilitación
Nacido en el corazón del esplendoroso y con-
tradictorio Imperio Austro-húngaro, testigo del
ocaso de la Belle Époque y de las masacres de
la Primera Guerra Mundial y exiliado durante sus
últimos días en el Reino Unido para evitar la tra-
gedia del nacionalsocialismo, Sigmund Freud es
una de las figuras más importantes del pensa-
miento contemporáneo.
A partir de la búsqueda de nuevas terapias para
las enfermedades mentales, el padre del psicoa-
nálisis exploró, como si de un arqueólogo se tra-
tase, los abismos del inconsciente y la estructu-
ra de la mente; se preguntó por la naturaleza de
los sueños y los lapsus; y desafió la moral de su
época interrogándose por la sexualidad y su in-
fluencia en nuestro equilibrio psíquico.
Hoy, su extensa producción intelectual —muy
cuestionada, pero de incalculable valor científi-
co— nos ofrece la posibilidad de acometer una
impresionante aventura cultural a través de te-
rritorios tan fascinantes como el psicoanálisis, la
psicopatología, el arte, la mitología, la literatura,
la historia o la sociología.

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