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Hefesto

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Hefesto

Hefesto en la forja por Guillaume Coustou (hijo), Louvre.

En la mitología griega, Hefesto (en griego Ἥφαιστος Hêphaistos, quizá de φαίνω phainô, ‘brillar’)
es el dios del fuego y la forja, así como de los herreros, los artesanos, los escultores, los metales y
la metalurgia. Era adorado en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia,
especialmente en Atenas. Su equivalente aproximado en la mitología romana era Vulcano, en la
japonesa Kagutsuchi, en la egipcia Ptah y en la hindú Agni.

Hefesto era bastante feo, aunque su esposa era Afrodita y estaba lisiado y cojo. Incluso el mito
dice que, al nacer, Hera lo vio tan feo que lo tiró del Olimpo y le provocó una cojera. Tanto es así,
que caminaba con la ayuda de un bastón y, en algunas vasijas pintadas, sus pies aparecen a veces
del revés.

En el arte, se le representa cojo, sudoroso, con la barba desaliñada y el pecho descubierto,


inclinado sobre su yunque, a menudo trabajando en su fragua.

La apariencia física de Hefesto indica arsenicosis, es decir, envenenamiento crónico por arsénico
que provoca cojera y cáncer de piel. El arsénico se añadía al bronce para endurecerlo y la mayoría
de los herreros de la Edad de Bronce habrían padecido esta enfermedad.

Nacimiento

Hefesto era hijo de Hera, junto a Zeus. En la Teogonía de Hesíodo, Hera lo concibió sola, celosa
porque Zeus había dado a luz a Atenea, que le había brotado de la cabeza.1 En la Ilíada, se afirma
que Zeus fue padre de Hefesto.2

La tensión entre ambas versiones era tal que aunque en una y en otra se narra que Atenea
terminó naciendo de Zeus, en la que Hefesto era anterior se decía que había sido él quien había
abierto la cabeza del padre para liberar a la hermana, mientras que en la otra versión se sostenía
que había sido Prometeo.

De cualquier forma, en el pensamiento griego los destinos de Atenea, diosa de la sabiduría y la


guerra, y Hefesto, dios de la forja que fabricaba las armas de la guerra, estaban relacionados.
Hefesto y Atenea Ergane (como patrona de los artesanos) se honraban en una fiesta llamada
Calqueas en el trigésimo día del mes Pianepsio. Hefesto también fabricó muchos de los pertrechos
de Atenea.

Hera, mortificada por haber alumbrado tan grotesca descendencia, no tardó en arrojarlo del
Olimpo. Hefesto cayó durante nueve días y nueve noches hasta el mar, donde, como cuenta su
mismo personaje en la Ilíada, dos diosas del mar, la nereida Tetis (madre de Aquiles) y la oceánide
Eurínome, lo recogieron y lo cuidaron en la isla de Lemnos, y allí creció hasta convertirse en un
maestro artesano.3

Otras versiones afirman que fue su padre Zeus quien lo arrojó a causa de una conspiración de Hera
y Hefesto para derrocarlo, y en la Ilíada se narra que fue porque liberó a su madre, que estaba
presa con una cadena de oro entre la tierra y el cielo tras una pelea con Zeus.4 Hefesto cayó en la
isla de Lemnos, y quedó lisiado con cojera.

Tras haber fabricado tronos de oro para Zeus y otros dioses, Hefesto se vengó elaborando uno
mágico de oro5 que envió como regalo a Hera. Cuando esta se sentó en él, quedó atrapada,
incapaz de levantarse. Los demás dioses rogaron a Hefesto que volviese al Olimpo y la liberase,
pero él se negó, enfadado aún por haber sido expulsado. Intervino entonces Dioniso, quien
emborrachó a Hefesto y lo llevó de vuelta al Olimpo a lomos de una mula. Hefesto, contrariado
por la treta y dueño de la situación, impuso severas condiciones para liberar a Hera, una de las
cuales fue a contraer matrimonio con Afrodita.

Hefesto y Afrodita

En el panteón olímpico, Hefesto estaba formalmente casado con Afrodita, a quien nadie podía
poseer. Hefesto estaba contentísimo de haberse unido con la misma diosa de la hermosura y forjó
para ella magnífica joyería, entre ella un cinturón que la hacía más irresistible aun para los
hombres. Afrodita fue entregada a Hefesto por Zeus como agradecimiento por haberlo ayudado
en el nacimiento de Atenea, puesto que Zeus tenía un fuerte dolor de cabeza tras haberse tragado
a la embarazada oceánide Metis y Hefesto lo ayudó a extraerla. También, hay que recordar que
algunas versiones mitológicas indican a Zeus como padre de Afrodita.

Sin embargo, Afrodita se entregaba en secreto a Ares, el dios de la guerra, según se narra en la
Odisea. Cuando Hefesto tuvo noticia de estos amores por medio de Helios, el sol, que todo lo ve,
tejió una red de oro irrompible casi invisible con la que atrapó en la cama a los amantes en uno de
sus encuentros. Hesíodo cuenta que el suceso fue motivo de gran algarabía en el Olimpo, pues
Hefesto llamó a todos los demás dioses olímpicos para que se burlaran de la pareja de amantes.
Hermes, el Argifonte, el mensajero de los dioses comentó que no le habría importado sentir tal
vergüenza. Hefesto no quiso liberarlos hasta que prometieran terminar su romance, y así lo
hicieron, pero escaparon ambos tan pronto como levantó la red Hefesto, y no mantuvieron su
promesa.

Según algunos autores, su desgraciado matrimonio con Afrodita fue lo que le impulsó a asaltar a
Atenea cuando esta acudió a él por nuevas armas.

Prometeo

Prometeo había creado al ser humano a semejanza de los dioses, pero tardó tanto que no le
quedó con qué protegerlo. Apiadándose de su indefensa creación, robó el fuego del Olimpo para
que la humanidad pudiera calentarse. Según algunas versiones, Prometeo robó el fuego del carro
de Helios (en la mitología posterior, de Apolo) o de la forja de Hefesto. En otras (notablemente, el
Protágoras de Platón), Prometeo robaba las artes de Hefesto y Atenea, llevándose también el
fuego porque sin él no servían para nada. Obtuvo así el hombre los medios con los que ganarse la
vida.

Para aplacar la furia de Zeus, Prometeo dijo a los humanos que quemasen ofrendas a los dioses,
pero entonces le engañó de nuevo dándole los huesos y tendones del sacrificio en lugar de la
carne. Para vengarse, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla, a la que llamó
Pandora. Zeus le infundió vida y la envió a Prometeo, junto al ánfora que contenía todas las
desgracias con las que quería castigar a la humanidad. Prometeo sospechó y no quiso tener nada
que ver con Pandora, por lo que fue enviada con Epimeteo, quien la desposó. Pandora terminaría
abriendo la caja a pesar de las advertencias de su marido.

Zeus se enfureció al ver cómo Prometeo se libraba de Pandora, e hizo que lo llevaran al monte
Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Envió entonces un
águila para que se comiera el hígado de Prometeo. Al ser inmortal, el hígado volvía a regenerarse
cada día, y el águila volvía a comérselo cada noche.

Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de
Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y lo liberó disparando una flecha al águila.
Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que
fue encadenado.

La fragua de Hefesto

La fragua de Vulcano, de Velázquez. Museo del Prado, Madrid.


Según la Ilíada, la forja de Hefesto estaba en el monte Olimpo.6 Pero lo habitual era situarla en el
corazón volcánico de la isla egea de Lemnos. Hefesto era identificado por los griegos con los
dioses-volcanes del sur de Italia Adranos y Vulcano. Escritores clásicos posteriores siguieron esta
idea describiendo una forja del dios en las islas volcánicas de Lipari, cerca de Sicilia. Los
colonizadores griegos de esta isla terminarían asociando la fragua de Hefesto con el Etna.

Hefesto fabricó muchos de los accesorios que lucían los dioses, y se le atribuye la forja de casi
todos los objetos metálicos con poderes finamente trabajados que aparecen en la mitología
griega: el casco y las sandalias aladas de Hermes, la égida de Zeus, el famoso cinturón de Afrodita,
la armadura de Aquiles, las castañuelas de bronce de Heracles, el carro de Helios, el hombro de
Pélope, el arco y las flechas de Eros, el casco de invisibilidad de Hades, el collar que regaló a
Harmonía y el cetro de Agamenón. Asimismo era el forjador de los rayos de Zeus.

Criaturas

Hefesto también creó diversas criaturas:

Según algunas fuentes, Talos, el gigante de bronce que Zeus dio a Europa para que fuese el
guardián de Creta. Curiosamente, otros afirmaban que era Hefesto el hijo de Talos, que este era
hijo de Cres (o el último de una generación de hombres de bronce, surgidos de los fresnos). Pero,
como señalaba Pausanias, «las leyendas de Grecia suelen tener diferentes formas, lo que es
particularmente cierto en la genealogía».

Las Kourai Khryseai (Κουραι Χρυσεαι, ‘doncellas doradas’) eran dos autómatas de oro con la
apariencia de jóvenes mujeres vivas. Se decía que poseían inteligencia, fuerza y el don del habla.6
Atendían a Hefesto en su palacio del Olimpo.

Talla dulce de 1795, obra de Tommaso Piroli (1752 – 1824) a partir de un dibujo de 1793 de John
Flaxman, empleada en una edición de la Ilíada: Tetis en el palacio de Aglaya y Hefesto, sostenido
éste por dos autómatas de oro.

La primera mujer que existió, Pandora.

Ayudantes

Hefesto trabajaba ayudado por:


Cedalión era aprendiz en la forja de la isla de Lemnos. Allí llegó el gigante Orión tras haber sido
cegado por Enopión como castigo por violar a una de sus hijas. Hefesto se apiadó de él y le dio a
Cedalión para que le sirviera de lazarillo sentado en su hombro.

Dos Cabiros: Alcón y Eurimedonte, hijos gemelos de Hefesto, ayudaban a su padre en la forja de
Lemnos. Análogamente, los Palicos, también sus hijos gemelos, le ayudaban en la forja de Sicilia.

Los tres Cíclopes inmortales y sus hijos trabajaban en la fragua de Hefesto en la isla Vulcano
(cerca de Sicilia).

Consortes y descendencia

A pesar de estar casado con Afrodita, Hefesto no tuvo descendencia con ella, salvo que Virgilio
hablase en serio cuando afirmaba que Eros era su hijo.7

Aglaya

Artículo principal: Aglaya

En la Ilíada, la consorte de Hefesto es llamada Caris.8 Hesíodo afirmaba que era la más joven de las
tres Cárites: Aglaya, ‘la gloriosa’.9 Según la tradición órfica, fueron padres de:

Eukleia (Ευκλεια), diosa de la buena reputación y la gloria.

Eupheme (Ευφημη), diosa del correcto discurso.

Euthenia (Ευθηνια), diosa de la prosperidad y la plenitud.

Philophrosyne (Φιλοφροσυνη), diosa de la amabilidad y la bienvenida.

Atenea y Erictonio

Templo de Hefesto en Atenas (Grecia)

Según Apolodoro, Hefesto intentó violar a Atenea pero no lo logró. Su semen cayó al suelo, y así
Gea engendró a Erictonio, uno de los reyes de Atenas. Atenea crio entonces al bebé como una
madre adoptiva. Alternativamente, el semen cayó en la pierna de Atenea, y esta lo limpió con un
trozo de lana que tiró al suelo, surgiendo entonces Erictonio de la tierra y la lana. Otra versión dice
que Hefesto quería que Atenea se casase con él, pero que desapareció en el lecho nupcial, y
Hefesto terminó eyaculando en el suelo.
Higino propuso una etimología, según la cual Erictonio procede del ‘conflicto’ (Eri-) entre Atenea y
Hefesto, y ‘de la Tierra’ (-ctonio). Algunos autores sugieren que una Atenea más antigua y menos
virginal se oculta tras esta retorcida reelaboración del mito.

En cualquier caso, hay un Templo de Hefesto (llamado «Hefesteo» o también «Teseo») situado a
los pies de la Acrópolis, cerca del ágora de la ciudad.

Se decía que Erictonio creó los carros para ocultar la deformidad de las piernas de Hefesto.

Otros descendientes

Inmortales

A veces se consideraba a Hefesto padre con Etna de los Palicos, los daimones ctónicos de los
géiseres y los manantiales de aguas termales de la región de Palacia (Sicilia).

Hefesto estaba de algún modo conectado con la arcaica religión mistérica frigia y tracia de los
Cabiros, que eran llamados los Hephaistoi (‘hombres de Hefesto’) en Lemnos. Estos, hijos de
Hefesto con la ninfa Cabiro, eran daimones que moraban en la isla de Samotracia (mar Egeo) junto
con sus hermanas, las ninfas Cabírides.

También se cuenta entre su descendencia a Talía, la ninfa siciliana a la que amó Zeus.

Mortales

Hefesto fue también padre de los siguientes mortales:

Ardalos, un escultor inventor de la flauta.

Caco, un bárbaro gigante lacio al que mató Heracles.

Caca, hermana de Caco y diosa del hogar en los principios.

Cécrope, rey de Atenas, según una versión minoritaria.

Cerción, un bandido de Eleusis que solía luchar y matar a los viajeros, a quien mató Teseo.

Filamón, músico y rey de la Fócide (Grecia).

Óleno, un rey de la ciudad griega del mismo nombre.


Palemón, habitante de Olenio y uno de los argonautas.

Perifetes (también llamado Corinetes, con Anticlea), un bandido de Epidauro que solía aporrear
con su garrote a los viajeros hasta que lo mató Teseo.

Pilio, un hombre de la isla de Lemnos que curó de su mordedura de serpiente a Filoctetes, héroe
de la Guerra de Troya.

Servio Tulio (con Ocresia), rey del Lacio (en la mitología romana).

Higino nombra también a Filoto (Philottus) y Espínter (Spinther) entre los hijos de Hefesto, sin dar
más detalles

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