Ultra Marines
Ultra Marines
Ultra Marines
Orígenes
De entre las legiones de la Primera Fundación, solo la historia de los Ultramarines está
relativamente bien documentada y existe una extensa información sobre la formación de
este tan ilustre capítulo. Uno de los grandes misterios que pesan sobre los primarcas de
las legiones de Marines Espaciales y que ha mantenido ocupados a los eruditos durante
milenios son las circunstancias que propiciaron su separación del Emperador. Existen
muchas teorías disparatadas a este respecto, pero ninguna de ellas explica
completamente cómo pudo acontecer una catástrofe de este tipo. Aunque este es un
misterio que no llegará a resolverse por completo jamás, cuando Roboute Guilliman fue
descubierto en Macragge, los eruditos imperiales obtuvieron la prueba más importante
para llegar a determinar cómo sucedió todo.
Este régimen castigador aseguraba que el poder militar de Macragge no estuviera por
debajo de ningún otro y que los sistemas vecinos adoptasen el mismo método de
entrenamiento. Mientras el resto de la galaxia amenazaba con volver a sumergirse en la
Era de los Conflictos, Macragge y sus vecinos prosperaban y sus disciplinados ejércitos
compuestos por guerreros duramente entrenados acababan, una y otra vez, con las
invasiones alienígenas, los piratas y los humanos renegados. Los soldados servían hasta
que llegaban a los treinta años, momento en que se les permitía abandonar el servicio y
formar una familia. Sin embargo, a pesar del éxito militar, el planeta Macragge
permanecía salvaje y sin domesticar, incluso con bandidos que llevaban a cabo
incursiones desde Illyrium, en el Norte. Konor, el más poderoso Rey Guerrero de
Macragge, había dirigido ejércitos contra los bárbaros norteños, pero ni siquiera él había
sido capaz de pacificar la región.
La llegada de Roboute Guilliman fue un buen augurio para la gente de Macragge. Los
escribas grabaron muchos acontecimientos extraños y un pasaje en el diario de Konor
ofrece una pista significativa respecto al misterio que rodea a los primarcas de los
Marines Espaciales. Estos escritos han sido preservados por los bibliotecarios de los
Ultramarines y su palabra ha iluminado y dividido a los historiadores imperiales en
igual medida.
"Tales sueños, que podrían hacer pensar a un hombre que ha perdido la cabeza o, peor,
que es presa de un demonio, me asaltan cada noche. Hace tres meses que no hay una
noche en la que no me despierte al oír un grito tan terrible que no puedo creer que sea
proferido por mí mismo. Cada noche oscuros terrores con garras y dientes intentan
rasgar mi carne y darse un festín con mi alma. Los físicos me preparan infusiones de
raíz de lassiam, pero esto tampoco me ayuda. Hasta anoche pensé que iba a enloquecer.
Pero, mientras soñaba con monstruos que querían beberse el tuétano de mis huesos, vi
una figura vestida con una armadura de hierro tocada por un águila tan bruñida que
parecía de plata. Un yelmo de bronce oscurecía la cara del guerrero mientras él
permanecía de pie, sosteniendo una espada que vibraba con poderosas energías. Las
bestias oscuras se arremolinaban en torno a él, pero se las quitaba de encima fácilmente
con su poderosa arma y estas desaparecían aullando. Cuando acabó con la última bestia,
el guerrero se dio la vuelta y de repente me encontré junto a las Cataratas de Hera, en el
Valle de Laponis. Mientras el rocío de la gran catarata me empapaba, vi un niño con
cabellos dorados sentado en el suelo. El guerrero me pidió que protegiera al niño y,
cuando estaba cogiéndolo en mis brazos, me desperté sintiéndome mucho más
descansado que hace meses. ¿Un sueño o una visión? No lo sé, pero me desperté con la
cara aún húmeda por el fresco rocío de montaña".
De acuerdo con la leyenda, el Valle de Laponis era el lugar en el que se había coronado
al primer Rey Guerrero de Macragge y, al día siguiente, Konor se dirigió a las Cataratas
de Hera junto con su escolta. Semanas después, la expedición del rey llegó a las vastas
cataratas cuyas glaciales aguas tenían una caída de miles de metros y producían un
sonido como de truenos. Allí, y envuelto en pañales, descubrieron al niño que Konor
había visto en su visión. Cómo llegó aquel niño a aquel aislado valle es un misterio que
nunca podrá resolverse, pero en Macragge se consideró un muy buen augurio que el
niño fuese encontrado en un lugar de tal significado histórico. Konor llevó el niño al
palacio y lo llamó Roboute, que significa "el más grande".
Cuando Roboute ocupó su sitio entre los militares, Macragge estaba sumergido en un
proceso de cambio. Konor era un gobernante querido, pero el otro cónsul, un hombre
vano y celoso llamado Gallan, conspiraba contra él. En estos prósperos tiempos, Gallan
y un grupo de los más ricos integrantes de la elite de Macragge se habían acomodado
gracias al trabajo de sus esclavos y se oponían vigorosamente a las reformas propuestas
por Konor, mediante las cuales se verían obligados a ofrecer mayor cantidad de comida
a sus esclavos y proporcionarles una mejor acomodación. Konor también quería ampliar
las leyes que forzaban a los ricos a contribuir a su ambicioso programa para ampliar y
mejorar la ciudad principal del planeta. Sus reformas eran muy beneficiosas para las
gentes de Macragge, pero Gallan y los que le apoyaban tenían miedo de perder su
riqueza y poder. La reputación de Roboute era tan temible que Gallan sabía que no
podría dar ningún golpe mientras el hijo de Konor estuviese en la capital, por lo que
trazó un plan para mantenerlo alejado de la ciudad. Gallan repartió oro entre las tribus
de Illyrium para que llevasen a cabo una serie de sangrientas incursiones en las
comunidades norteñas de Macragge. Luego aconsejó a Konor que la pacificación de
estas tribus sería una tarea perfecta para Roboute. Konor accedió; había estado
buscando una tarea digna de su hijo y creía que esta era la oportunidad perfecta para
demostrar que estaba listo para gobernar.
Roboute marchó hacia las indómitas tierras norteñas de Illyrium y llevó a cabo una
brillante campaña contra las tribus. Su genio para la estrategia y la organización militar
era legendario, y en el plazo de dos meses no solo había conseguido pacificar la región
entera, sino que se había ganado el respeto de los salvajes integrantes de las tribus.
Roboute se convirtió en hermano de sangre de Bardylis, cabecilla de la tribu más
poderosa, después de haberle perdonado la vida en batalla y aceptar los votos de lealtad
de los líderes de todas las tribus en la Reunión de Paonia. Luego, Bardylis le habló a
Roboute del oro que Gallan había dejado en el Norte. Roboute reunió a sus hombres
enseguida para marchar de vuelta al Sur, a la capital, pero en cuanto se acercaron a la
ciudad divisaron densas columnas de humo que procedían de grandes fuegos.
Roboute dirigió a sus ejércitos hacia las puertas de la ciudad mientras avanzaba entre
hordas de ciudadanos que huían del terror. La ciudad era presa de la anarquía total:
soldados borrachos mataban a placer y los fuegos que le devoraban amenazaban con
extenderse por todos lados. Roboute se dirigió al Senado mientras ejecutaba a todos los
rebeldes que se encontraba en su camino y formaba destacamentos para combatir los
diferentes focos del fuego. Un centenar de soldados pagados por Gallan bloqueaban las
puertas del Senado, pero Roboute acabó con todos ellos y entró al edificio. Tras dejar a
sus tropas fuera para que se enfrentasen a los borrachos, se abrió camino por el Senado
hasta encontrar a Konor al borde de la muerte, con la daga de un asesino clavada en su
corazón. Las últimas palabras de Konor fueron para desvelar la traición de Gallan y para
implorarle que siguiera con sus obras. Los médicos hicieron lo que pudieron por el Rey
Guerrero, pero la daga estaba envenenada y no fue posible salvarlo. La cabeza de
Roboute se llenó con pensamientos de venganza en cuanto empezó a restaurar el orden
en la ciudad. Los soldados que habían permanecido leales a Konor estaban asediados en
el interior de sus barracones, pero en cuanto conocieron la noticia de la vuelta de
Roboute salieron de ellos y se unieron a las fuerzas leales al Rey Guerrero.
El Codex Astartes sentó las doctrinas tácticas de las fuerzas de combate del Imperio y
creció y evolucionó a lo largo de los milenios hasta convertirse en un masivo tomo que
detalla desde las estrategias de batalla hasta las insignias de los uniformes de los
diferentes tipos de escuadras. El cambio inmediato más importante fue el decreto de que
toda legión sería dividida en unidades más pequeñas conocidas como capítulos. Uno de
los capítulos mantendría el nombre y la heráldica original de la legión, mientras que el
resto buscaría un nombre y una iconografía nuevos. Nunca volvería a recaer el poder de
toda una legión de Marines Espaciales sobre un solo hombre. Algunas legiones se
resistieron a poner en práctica este cambio y se negaron a acatar la orden de Guilliman,
pero, cuando el asunto amenazó con convertirse en una nueva guerra civil, entraron en
razón. La mayoría de legiones originales se dividieron en cinco o menos capítulos, pero
se desconoce el número exacto de capítulos que se crearon a partir de los Ultramarines.
De acuerdo con la copia más antigua conocida del Codex Astartes, la llamada apócrifa
de Skaros, los Ultramarines se dividieron en veintitrés capítulos, aunque no se les da
nombre a todos.
Roboute Guilliman siguió dirigiendo a los Ultramarines durante los siguientes cien
años, hasta que sus guerreros y él se enfrentaron al primarca traidor Fulgrim y a los
Hijos del Emperador en el mundo de Thessala. Fulgrim había cambiado hasta el punto
de resultar irreconocible. La noble persona que fuera antaño había muerto hacía tiempo,
desde su ascensión a príncipe demonio de Slaanesh, y ahora estaba corrupto hasta la
médula. Su cuerpo con forma serpentina tenía varios brazos y en cada uno de ellos
portaba una espada envenenada. Nubes de humo de incienso envolvían a ambos
primarcas mientras se enfrentaban en combate singular en los campos de Thessala.
Nadie de quien estuvo allí aquel día puede decir a ciencia cierta qué pasó, pero, cuando
las nubes de humo se disiparon, los Hijos del Emperador se habían ido y Roboute
Guilliman yacía en el suelo inmóvil con una raya de sangre en su cuello. Ni siquiera el
cuerpo celestial del primarca pudo detener el veneno de Fulgrim y, mientras Guilliman
moría, los apotecarios colocaron un campo de estasis en torno a su cuerpo y lo
transladaron a Macragge. Desde este día, Roboute Guilliman permanece encerrado en
este campo de estasis, inmóvil sobre el Trono de la Corrección que se alza en Macragge.
Algunos dicen que las heridas del primarca se están curando, pero esto es claramente
imposible en el interior de la burbuja del campo de estasis, en la que el tiempo
permanece detenido. A pesar de esta evidencia, son muchos los que creen que esta
historia es cierta y aguardan el momento en que Guilliman esté recuperado del todo.
Mundo natal
Los mundos natales de los Ultramarines están situados en la parte sudeste del
Segmentum Ultima. Mientras la mayoría de los capítulos tienen su fortaleza monasterio
en un solo mundo, los Ultramarines controlan al menos ocho de los sistemas vecinos.
Este colectivo de sistemas se conoce como Ultramar y, aunque cada uno tiene su
sistema de gobierno, fuerza armada y cultura, todos buscan el liderazgo de los
Ultramarines de Macragge.
Los mundos que rodean Macragge son de naturaleza altamente industrial y bajo el
mando de Roboute Guilliman sufrieron una revolución hasta convertirse en prósperos y
productivos planetas donde se recompensan la honestidad y la virtud. Los habitantes de
estos mundos son disciplinados y muy leales a los Ultramarines.
En cuanto a sus defensas, cada mundo tiene un ejército propio, aunque también puede
pedir la protección de los Ultramarines. Están exentos de reclutar tropas para la Guardia
Imperial, pero la prosperidad y disciplina de Ultramar es tal que hay cientos de
regimientos preparados para combatir a lo largo de toda la galaxia. Además de ocuparse
de su propia defensa, los planetas de Ultramar proveen de reclutas a los Ultramarines y
es un gran orgullo para una familia poder decir que uno de los suyos fue elegido para
formar parte de los Marines Espaciales.
Talassar es un planeta que sufre tormentas constantes, que posee violentos mares y que
solo tiene un continente, cuyo nombre es Glaudor. Por el contrario, los tres mundos de
Quintarn, Tarentus y Masali comparten un mismo centro de gravedad y, exceptuando
las enormes y cercadas ciudades agrícolas, su tierra es árida y desolada. Los ingenios
eólicos ayudan a transportar el agua a ciudades con cientos de kilómetros cuadrados de
tierra de labranza. La población de Calth vive bajo el suelo, lejos de los letales rayos de
su sol azul, envenenado hace tiempo por la legión traidora de los Portadores de la
Palabra. Vastas cavernas subterráneas recorren la superficie terrestre y, aunque el
planeta es autosuficiente (como el resto de los planetas de Ultramar), recibe gran
cantidad de víveres de Iax. Sus astilleros son famosos y construyen gran parte de las
naves que componen la flota de los Ultramarines y de otras del Imperio.
Tanto Iax como Espandor son mundos con una baja densidad de población que se
encuentran en los límites de Ultramar. Iax es un mundo agrícola y uno de los planetas
más productivos del Imperio, mientras que Espandor está compuesto básicamente por
bosques y se rumorea que fue poblado cuando un grupo de comerciantes se vio
desviado de su ruta por culpa de una tormenta de disformidad durante la Era de los
Conflictos. Prandium fue en su tiempo la joya de la corona de Ultramar y su belleza
natural era famosa en todo el Imperio. Hoy en día el planeta es estéril, cubierto de rocas
áridas, desposeído de vida hace doscientos cincuenta años por la rapaz Flota Enjambre
Tiránida Behemoth.
Doctrina de combate
Como corresponde al capítulo de Roboute Guilliman, los Ultramarines se adhieren
rígidamente a los principios contenidos en el
Codex Astartes. Durante diez mil años han combatido tal y como se describe en tan
sagradas páginas. Puede que otros capítulos interpreten libremente las palabras de
Guilliman, pero, para los Ultramarines, tal desviación es impensable. El Codex Astartes
es un trabajo de inspiración divina, santificado por el propio Emperador, y los
Ultramarines no ven razón alguna para apartarse de esta sabiduría. Las experimentadas
lecciones de disciplina y autoconfianza que se enseñan a las gentes de Ultramar desde
su nacimiento fortalecen su carácter para que el día de mañana se mantengan fieles a
unas enseñanzas que tienen más de mil décadas.
El codex tiene cientos de páginas para describir cómo enfrentarse y superar cada una de
las situaciones tácticas que pueden darse sobre un campo de batalla. Cada guerrero del
capítulo debe memorizar secciones enteras del codex de manera que entre todos los
miembros de una compañía puedan recitar el Codex Astartes entero. La sabiduría de
miles de soldados imperiales ha contribuido al codex y en estas páginas se contiene todo
detalle militar, desde los detalles de los símbolos de una unidad hasta cómo realizar un
asalto planetario a gran escala.
El viejo Galatan,
portador del estandarte de Macragge
Los Ultramarines fueron escogidos para planear el asedio y, en cuestión de tres meses,
las fuerzas imperiales habían destruido las defensas exteriores y la artillería de la
Guardia Imperial empezó a disparar sobre la ciudadela principal de Corinth. Cuando
consiguieron abrir una brecha lo suficientemente grande en sus muros, una fuerza
dirigida por el Viejo Galatan, el Portador del Estandarte de Macragge, lanzó el asalto
final. El propio Kaudillo Skargor dirigió la defensa que se llevaba a cabo en la brecha,
ya que sabía que, ganase o perdiese, la batalla estaba cercana a su final. La batalla fue
cruenta en todo el kilómetro de brecha y duró nueve días completos. Ambos bandos
sufrieron un gran número de bajas. Cada vez que las fuerzas imperiales atacaban,
Galatan alzaba el estandarte e infundía valor a todos los hombres. Metro a metro, los
atacantes fueron avanzando hasta que el sol se puso sobre un mar de sangre y, en el
noveno día, Skargor y Galatan se enfrentaron en combate singular en medio de la
brecha.
El kaudillo era enorme, incluso para el estándar de un Orko, y su fuerza era comparable
a la de un Marine Espacial. La enorme garra de combate del piel verde cortó de un tajo
el brazo derecho de Galatan y los Ultramarines rugieron enfurecidos al ver que el
estandarte caía. El kaudillo se agachó para destrozar el estandarte mientras las energías
envolvían su garra de combate. Pero era un icono tocado por la mano del mismísimo
Emperador y el kaudillo no podría romperlo. El Viejo Galatan se situó tras Skargor y
clavó su espada de energía en la cabeza del Orko, tras lo que recogió el pendón del
suelo y volvió a alzarlo una vez más. Volvió a dirigir la carga a la brecha y sus
suprahumanos poderes de resistencia le empujaban a seguir adelante y adelante. Fue
herido tres veces más, pero su poder de voluntad no le permitió clavar la rodilla en tierra
hasta que la batalla estuvo ganada. Cuando las fuerzas imperiales acabaron por tomar la
brecha, millones de soldados entraron en la ciudad y Galatan puso el estandarte en lo
más alto de sus torres, tras lo que se dejó resbalar por su mástil y murió.
Los Ultramarines ocuparon el búnker y los nidos de armas que había al final del puente
y se prepararon para mantener su posición hasta el último hombre. Idaeus mandó un
aviso a las fuerzas imperiales y pidió que otra Thunderhawk sacase de allí a sus
hombres. Los sirvientes del Caos asaltaron el puente durante toda la noche, pero fueron
repelidos cada vez con disciplinadas ráfagas de bólter. Idaeus sabía que no podrían
mantener la posición durante mucho tiempo y envió a una escuadra de incursores para
que intentase detonar las cargas manualmente. El intento fracasó estrepitosamente y
ninguno de los hombres que lo había llevado a cabo fue visto de nuevo hasta el
amanecer. Cuando el sol empezó a salir, unos Rhinos empezaron a cruzar el puente
lleno de escombros. Los Ultramarines que habían sido apresados durante la noche
estaban clavados a los habitáculos de los vehículos y les habían abierto la caja torácica.
Aunque el ataque fue repelido, no había duda de que habría muchos más durante el
resto del día.
No es este el lugar para hablar de los horrores que los Amos de la Noche hicieron
padecer a los Ultramarines, pero es cierto que los Marines Espaciales traidores
utilizaron todas las más sucias estratagemas para minar la disciplina y la moral de sus
adversarios y conseguir romper así su resistencia. Quedaban con vida menos de la mitad
de los Ultramarines que habían empezado la operación e Idaeus sabía que, si recibían un
ataque más, estarían acabados. Ignoró los consejos de sus oficiales y se lanzó en una
carrera desesperada por llegar al puente y detonar las cargas él mismo. Se las arregló
para llegar hasta la primera carga justo cuando una segunda Thunderhawk rugía sobre
su cabeza y tomaba tierra lejos del alcance de las armas antitanque del enemigo. Idaeus
ordenó al resto de Ultramarines que se retiraran bajo el mando del sargento veterano
Uriel Ventris justo en el momento en que los Amos de la Noche comenzaban un nuevo
ataque. Los Ultramarines se retiraron a la Thunderhawk e Idaeus aguardó hasta el
último momento posible para detonar la primera carga. A continuación, se produjo una
cadena de explosiones que destruyó a Idaeus y el puente. El ataque del Caos a través del
puente dos-cuatro había sido frustrado y, en cuestión de dos meses, el planeta volvía a
estar bajo control imperial una vez más.
Organización
Tras la división de las legiones de Marines Espaciales en fuerzas de combate menores,
Guilliman dictó los preceptos organizativos de un capítulo. Aunque algunos
mantendrían más tarde organizaciones ligeramente diferentes a la descrita en el Codex,
la mayoría de capítulos permanecen fieles a sus enseñanzas. Los Ultramarines están
divididos en diez compañías, cada una compuesta por cien Marines Espaciales y
dirigidas por un capitán. La primera compañía está formada por veteranos de batalla y
es, invariablemente, la más poderosa del capítulo. También se trata de la única
compañía capaz de desplegar guerreros equipados con armadura de exterminador. Tras
ser destruida completamente por la Flota Enjambre Behemoth, la 1ª Compañía de los
Ultramarines ha sido reconstruida poco a poco y ahora, doscientos cincuenta años
después, vuelve a encontrarse completamente operativa.
Las compañías 2 a 5 son las compañías de batalla y están compuestas por una mezcla de
escuadras tácticas, de asalto y de devastadores. Cada compañía de batalla es una unidad
de combate autosuficiente, capaz de enfrentarse y superar cualquier amenaza.
Conforman la espina dorsal del capítulo y soportan el peso de la batalla. Las compañías
6 a 9 son compañías de reserva y cada una de ellas está compuesta por escuadras de un
solo tipo. Las compañías 6 y 7 son compañías tácticas, la 8 es la compañía de asalto y la
9 es la compañía de devastadores. La 10ª Compañía está integrada por exploradores y
por los más nuevos reclutas del capítulo. Roboute Guilliman diseñó esta división hace
diez mil años y ha sido beneficiosa para el capítulo desde entonces.
Creencias
La dura vida de Macragge convierte a sus habitantes en personas con unos valores
marciales muy fuertes y con una naturaleza trabajadora. La disciplina, la autoconfianza
y el honor son virtudes cardinales y a los niños de Ultramar se les enseñan estos valores
desde su más tierna infancia. Luego, estos valores se refuerzan en las academias
militares y, para cuando los estudiantes se gradúan, se hallan entre los humanos más
disciplinados de toda la galaxia. A las gentes de Ultramar se les enseñó a respetar el
poder del Imperio y que luchar en su nombre es el mayor servicio que una persona
puede ofrecer al Emperador. Por ello, los guerreros y trabajadores de Ultramar son muy
respetados en toda la galaxia y son ejemplo de fuerza, valentía y honor.
Semilla genética
La Herejía de Horus hizo evidente las debilidades de la semilla genética de las
diferentes legiones de Marines Espaciales, lo que fue exacerbado gracias a las técnicas
aceleradas de cosecha de cigotos usadas por las propias legiones. Cuando las legiones se
dividieron en capítulos, en Terra se construyó un depósito genético para almacenar y
controlar la pureza de esta semilla genética. Al ser la mayor legión de Marines
Espaciales, la contribución de los Ultramarines a este depósito fue mayor que la de
ninguna otra legión y, como resultado, su semilla genética se convirtió en la plantilla de
la semilla genética de muchos capítulos de la Segunda Fundación.
La semilla genética de los Ultramarines es, con mucho, la más pura de todas y no se
conocen aberraciones en su estructura. Cada uno de los órganos esotéricos utilizados en
la ardua creación de un Marine Espacial de los Ultramarines es totalmente funcional y
se puede decir de este capítulo que es tan perfecto hoy como lo era en tiempos del
propio Guilliman.
Grito de batalla
"¡Coraje y honor!".