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Puebla y La Catequesis

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PUEBLA Y LA CATEQUESIS

Reflexiones de los responsables del Area de Catequesis


de la Facultad de Teología:
Lucíla Acosta Soto
Ignacio Alvarez Gómez
Abraharn Escudero Montoya
Luis B. Pérez Rojas
Andrés Rosero BoIaños

Puebla con el solo título de "Evangelización en el presente y en el futuro de .


América Latina" nos da una idea de unidad completa a través de todas sus páginas.
En efecto, en la Primera Parte nos presenta una visión pastoral de la realidad lati-
noamericana; en la Segunda, de la evangelización y su contenido; en la Tercera, de
cómo debe realizarse esa evangelización en la comunión y la participación; en la
Cuarta, de la Iglesia Pueblo de Dios al servicio de esta evangelización.
Todo el Documento de Puebla, Discursos de ínauguracíón y sus 1309 numerales,
recalcan y orientan la necesidad de una catequesis evangelizadora "si queremos lle-
gar a una renovación profunda de la vida cristiana y por lo tanto a una civilización
que sea participación y comunión de personas en la Iglesia y en la sociedad"
(N. 977) ..
El área de catequesis de la Facultad de Teología, con el fín de desentrañar, en
parte, la riqueza de algunos de los aportes de Puebla, ha reflexionado individual y
colectivamente sobre varios temas y en la misma forma expone su reflexión, siem-
pre centrada en los Documentos de Puebla, bajo los siguientes títulos:

1. Presupuestos para una realización de la actividad catequética


Ll Antropología y catequesis
1.2 Cultura y catequesis
1.3 Sicología y Catequesis
2. Relaciones entre la liturgia Y la catequesis
3. La catequesis como proceso gradual, permanente y prioritario

1. PRESUPUESTOS PARA UNA REALIZACION DE LA ACTNIDAD CATE-


QUETICA

1.1 La Antropología en Puebla como presupuesto para una acción catequística


eficaz.

Puebla cuenta con un mensaje determinado: Ofrecer orientaciones pastorales y


doctrinales como criterios válidos para la evangelización en el presente y en el futu-
ro de América Latina; mensaje que va dirigido a un hombre determinado el cual
se encuentra compartiendo situaciones comunes con todos sus hermanos del conti-
nente.
El mensaje emanado de la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano,
presenta las orientaciones de la Iglesia, surgidas de la necesidad de ofrecer un punto
de apoyo frente a las inadecuadas concepciones que el hombre se ha formado sobre
sí mismo y que se han expandido rápidamente, por todas partes, tomando cada vez
más fuerza y haciéndose resistentes a la extinción.
"La nuestra es sin duda, la época en que más se ha escrito y hablado sobre el
Puebla y la Catequesis 59

hombre, la época de los humanismos y de los antropocentrismos ... " (Discurso


inaugural. Puebla-Celam, pág. 10). Sin embargo, un enfoque equivocado de estas
sables del Area de Catequesis realidades hace que al mismo tiempo los que se han considerado valores trascenden-
de la Facultad de Teología: tales del hombre hayan sido estropeados y violados frecuentemente. .
Lucila Acosta Soto La causa de estas anomalías no puede ser otra que la falsa concepción elaborada
Ignacio Alvarez Gómez
Abraham Escudero Montoya
a partir de ciencias tales como: la Filosofía, la cual ha presentado como valores del
Luis B. Pérez Rojas hombre, los valores de tipo hedonista transtornando por completo la verdadera
Andrés Rosero Bolaños axiología. La Sicología, que ha llevado a la falsa concepción que el hombre depende
en última instancia de su siquismo. La Economía, que ha llegado a plantear la reali-
dad de la persona humana bajo la perspectiva consumista solamente. La Sociología,
resente y en el futuro de . etc. Todas ellas han llegado a considerar al hombre como objeto, como resultado
vés de todas sus páginas. del proceso de las mismas y no como sujeto dinámico y creador, el cual se vale de
pastoral de la realidad latí- ellas. como elementos fundamentales para lograr su plena realizaci6n.
ntenido; en la Tercera, de Lentamente el hombre ha llegado a concebirse como resultado de las ciencias a
y la participación; en la las cuales tiene que acudir en forma inmediata aceptando sus postulados y posicio-
gelización. nes frente al mundo (a las realidades), para sentirse acorde a las exigencias que el
ión y sus 1309 numerales, científísmo lenta pero seguramente ha ido creando en el mundo actual.
elizadora "si queremos Ile- Qué hacer frente a estas falsas concepciones antropológicas? Cómo presentar una
lo tanto a una civilización respuesta clara y precisa ante este conflicto del Ser y del Deber-Ser?
Iglesia y en la sociedad" Sólo una puede ser la respuesta verdadera que presente soluciones adecuadas y
satisfactorias para el hombre de hoy.
el fin de desentrañar, en Esa respuesta antigua y siempre nueva no es otra que la concepción evangélica
reflexionado individual y sobre el hombre: "la Iglesia posee, gracias al Evangelio, la verdad sobre el hombre.
expone su reflexión, síem- Esta se encuentra en una antropología que la Iglesia no cesa de profundizar y de co-
ntes títulos: municar. La afirmación primordial de esta antropología es la del hombre como ima-
gen de Dios" (Discurso inaugural. Puebla-Celam, pág, 11).
uética La enseñanza social de la Iglesia encuentra su objeto en la proclamación de la
verdad sobre el hombre a través de todas las épocas y situaciones.
Esta verdad comporta la concepción del hombre como persona, como ser sacra-
mental ya que ha sido creado por Dios a su Imagen y como tal debe revelarlo a tra-
vés de todas sus manifestaciones.
La proclamación del hombre como ser LIBRE, el cual ha obtenido este precioso
don de Jesucristo, ha de ser otro de los elementos básicos que conlleva una verdade-
LA ACTIVIDAD CAT~ ra concepci6n del hombre.
:La libertad tiene infínidad de implicaciones, entre ellas, "la capacidad que en
principio tenemos todos para disponer de nosotros mismos a fin de ir construyendo
una acción catequística
una comunión y una participación que han de plasmarse en realidades defmitivas,
sobre tres planos inseparables: la relación del hombre con el mundo, como Señor;
orientaciones pastorales y con las personas corno hermano, y con Dios como hijo" (N. 322).
en el presente y en el futu- La libertad del hombre se fundamenta en la dignidad que implica su ser Imagen
mbre determinado el cual de Dios; a la vez, a través de la libertad el hombre alcanza la realización de su dig-
os sus hermanos del conti- nidad. Un gran obstáculo aparece frente a este ideal el cual abunda en América La-
tina, es el pecado contra la dignidad de la persona humana.
iscopado Latinoamericano, El hombre al encontrarse en el mundo, como ser social, debe establecer relacio-
sidad de ofrecer un punto nes con sus hermanos, capaces de transformar el mundo y enriquecerlo con sus
mbre se ha formado sobre aportes en todos los niveles; es condición indispensable para establecer dichas rela-
partes, tomando cada vez ciones, un estado de liberación integral, el cual se va construyendo paulatinamente
y se constituye en meta del hombre según la fe.
escrito y hablado sobre el Todos los esfuerzos del hombre moderno deben estar encaminados hacia un
60 Area de Catequesis

ideal común: llegar al encuentro con el Padre en el cual hallará la plenitud que fre-
cuentemente tratará de encontrar fuera de él.
Una Catequesis cuyo dinamismo interno consista en la educación ordenada y
progresiva de la fe, deberá impartir y profundizar la visión cristiana del hombre
anunciando a todos los pueblos su verdadero sentido.
La proclamación de los valores evangélicos tendrá que suscitar necesariamente
una alta confrontación con los valores proclamados por el cientifismo y llevar a
una verdadera opción por Jesucristo.
La claridad necesaria de una antropología verdadera, será el fundamento impres-
cindible para que la acción catequística presente al hombre moderno caminos váli-
dos que den respuesta a la creciente ansiedad y búsqueda de su plenitud.

1.2 Cultura y Catequesis

A. Cultura desde Pueblo en su reloción con lo catequesis.

Entre las líneas de fuerza de Puebla está la reflexión sobre la cultura y las cultu-
ras en América Latina y su Evangelización. Ya Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi,
invitaba a evangelizar las culturas (n. 20) y allí "cultura" indica el modo particular
como los hombres se relacionan con la naturaleza, con los otros hombres y con
Dios (N. 386).
Abarcar entonces la totalidad de la vida de un pueblo, el conjunto de valores y
desvalores, las formas de expresión (N. 387).
Vida, valores, formas de expresión hablan de cultura y a la raíz de ésta ha de lle-
gar la evangelización, lo cual significa "alcanzar y transformar con la fuerza del
Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés,
las líneas de pensamiento, los modelos de vida" (N. 394) para ayudar al hombre en
la realización humana y cristiana.
La Catequesis es una acción al servicio del hombre, de su realización integral.
Ilumina los acontecimientos y las situaciones de ese mismo hombre y es, en definí-
tiva, la educación permanente en la fe con proyección apostólica. Abarca la totali-
dad de la persona y es asunto de toda la comunidad cristiana. El hombre, sujeto de
la Catequesis, nace bajo una cultura pero puede modiftcarla. Es más, el hombre
con su actividad creadora responde a la vocación que Dios le dió de perfeccionar
toda la creación (N. 391) Y la cultura de los pueblos ayuda a que ésta se vaya trans-
formando. La Catequesis como proceso continuo y creciente de educación para la
madurez de la fe y como acción que da respuesta a interrogante s esenciales del pue-
blo, no puede desdeñar ninguna dimensión de la existencia humana y es en este
punto en donde se inserta su relación con la cultura.
Los contrastes que hay en la cultura latinoamericana están invitando a la
. Catequesis a una mayor adaptación y a un cuestionarniento continuo y decidido.
Por un lado encontramos una base cultural católica frente a la secularización que
raya en secularismo. Hay que llevar el Evangelio a las culturas populares y purífícar
la religiosidad popular, razón por la cual la Catequesis se enfrenta hoya opciones
y nuevas realidades a las que tiene que responder. Por otro lado, el hombre tiende
a ser sujeto, agente de su éxito o de su fracaso. Busca realizarse personalmente, y
esto es cultura porque habla de relación con la naturaleza, los otros y Dios, que
ayudan al hombre en su proceso de desarrollo.
Con ayuda de esas tres realidades anteriores el hombre se está haciendo y está
haciendo cultura y por la "Evangelización la Iglesia busca que las .culturas sean re-
Puebla y la Catequesis 61

allará la plenitud que fre- novadas, elevadas y perfeccionadas" (N. 407) insistiendo en el dinamismo y capa-
cidad de crecimiento que tiene, siendo como son fruto de la actividad creadora
la educación ordenada y del hombre (N. 391).
.ón cristiana del hombre
B. Unidad Fe-Cultura, tarea de la Iglesia
e suscitar necesariamente
el cíentífísmo y llevar a "La Iglesia ha de conocer y amar la cultura" (N. 397). La Iglesia tiene la misión
de anunciar a Jesucristo en todos los ambientes para suscitar la fe, o sea no sólo una
rá el fundamento impres- adhesión especulativa a verdades sino una práctica, una vida.
re moderno caminos váli- Por la fe, las realidades que contribuyen en la realización personal del hombre,
e su plenitud. naturaleza, otros y Dios son vistas de modo nuevo. Por el amor "La Iglesia podrá
discernir las modalidades propias de nuestra cultura, sus crisis y desafíos históricos
y solidarizarse en consecuencia con ella en el seno de la historia" (N. 397) Y ésto
para poder llegar hasta el hombre del momento actual con una cultura propia y
llevarle el mensaje.
Para ésto se da un criterio importante en Puebla en el sentido de que "hay que
obre la cultura y las cultu- atender hacia dónde se dirige el movimiento general de la cultura" para ir respon-
en la Evangelii Nuntiandi, diendo adecuadamente a las necesidades de las personas catequizadas. Fe y cultura
, indica el modo particular no podrían estar separadas porque a partir de una actitud que abarca toda la vida
los otros hombres y con del hombre, como es la fe, el mismo hombre realiza su proceso cultural ya que
cultura es también englobante de toda la persona.
, el conjunto de valores y Pablo VI en la E. N. habla del drama de nuestro tiempo insistiendo precisamente
en la separación Evangelio-Cultura y presenta como solución "Evangelizar la cultura
a la raíz de ésta ha de lle- y las culturas" (E. N. n. 20). La fe cristiana y la cultura están en estrecha vincula-
sformar con la fuerza del ción pero sin identificarse (N. 400). Esto implica profunda adaptación de la Evange-
tes, los puntos de interés, lización a la cultura descubriendo la acción del 'Espíritu Santo que trabaja en el
para ayudar al hombre en Pueblo de Dios. Tanto la cultura como la Catequesis ayudan en la construcción
del hombre. Se trata de una encarnación y de un llegar al hombre de hoy con
de su realización integral. un mensaje siempre nuevo: el de. Cristo, que invita a realizarse en plenitud y en
o hombre y es, en definí- las circunstancias culturales, familiares, sociales y económicas de cada hombre.
postólica. Abarca la totali-
iana. El hombre, sujeto de C. Consecuencias para la Catequesis hoy.
icarla, Es más, el hombre
ios le dió de perfeccionar Los cambios que experimenta el mundo de hoy, dan lugar a problemas en la
da a que ésta se vaya trans- Catequesis, razón por la cual ésta debe revisarse en cuanto a sus elementos esen-
.ente de educación para la ciales y adaptarse de nuevo. Se presenta entonces "el desafío de renovar su Evan-
ogantes esenciales del pue- gelización, de modo que pueda ayudar a los fieles a vivir su vida cristiana en el
ncia humana y es en este cuadro de los nuevos condicionamientos que la sociedad crea" (N. 433).
La cultura enriquece al hombre pero también lo condiciona, lo sitúa y es un
ana están invitando a la dato concreto de cada uno. Los elementos esenciales de la Catequesis están cues-
ento continuo y decidido. tionados y se les presenta un desafío, así:
te a la secularización que '1. En cuanto al sujeto: hay que ver cómo es el hombre de hoy, influenciado
turas populares y purificar por la cultura, marcado por ella, para poder ayudarle en su proceso de construc-
enfrenta hoy a opciones ción: hombre con nuevos ídolos, nuevas sacralizaciones, necesitado de impactos,
tro lado, el hombre tiende sensible a los medios de comunicación y oprimido por las necesidades que éstos
ealizarse personalmente, y le crean lo cual está sugerido por Puebla cuando dice: "La cultura en que vive
eza, los otros y Dios, que una persona influye en su comportamiento, valores, religiosidad para bien o para
mal" (N. 394).
re se está haciendo y está El Catequista, también sujeto de la Catequesis, está llamado a "amar esa cultu-
a que las culturas sean re- ra, a conocerla y a estar atento a sus tendencias actuales". Conociéndola y amán-
62 Area de Catequesis

dola está ayudando a las personas que le escuchan y comparten su fe. Es un hombre
de la época y. tiene que estar en la cultura actual y hacerse incluso a la cultura del
catequizando. Sujeto de la Catequesis. es pues. tanto el que escucha como el que
habla y los dos están llamados a ser activos y a "modificar la cultura" (N. 392).
2. En cuanto al objetivo: muy claro y concreto aparece en el documento así
como también su vinculación con el contenido. Se trata de "Evangelizar la propia
cultura en el presente y hacia el futuro" (N. 394-399). "Hay que propiciar la cons-
tante renovación y transformación evangélica de nuestra cultura" (N. 395) Y
"anunciar a Cristo" (N. 407). También "invitar a las culturas a acoger por la fe el
señorío espiritual de Cristo" (N. 407). El Catequista por su parte. que tiene que
trabajar en esta .línea. debe tener especial preocupación en estimular y favorecer
la conversión procurando un clima comunitario, lugar propicio para la educación
de la fe ya que es dimensión comunitaria y conducente a la vivencia del Evangelio.
3. En cuanto al método: El método "implica un esfuerzo de traducción del
lenguaje evangélico a lenguaje antropológico y a los símbolos de cultura en que
se inserta" (N. 404). La Catequesis es una acción que se realiza en clave pedagógica
y que tiene que aplicar la pedagogía de Dios. Esta consiste precisamente en encar-
narse en la realidad humana e histórica. Esta cambia así como las mentalidades y
el medio pero el mensaje de Dios sigue ahí para encarnarse y a nosotros nos toca
continuar su realización, por medio del anuncio, de la Palabra.
Lo anterior exige, pues. un lenguaje de acuerdo a la cultura y sus características
podrían ser: menos sacralizado y patemalista; más existencial que académico; cues-
tionador desde el Evangelio y con miras a la madurez en el interior de la comuni-
dad. Un lenguaje claro, directo. sencillo,liberador, vivo. expresivo, educativo, res-
petuoso, purificador. También un lenguaje lleno de simpatía por el hombre. de
amor auténtico, solidaridad, servicio. Diversificado y flexible a fín de poder adap-
tarse a los diversosgrupos, modalidades, situaciones, culturas.
Además un lenguaje capaz de dialogar con las ideologías y sistemas filosóficos
de A. L. que incida en los valores más profundos del hombre contemporáneo y que
traduzca las experiencias del hombre secularizado o en vías de secularismo. Se trata
de un lenguaje encarnado, es decir, acorde a los modos de comunicación que tiene
el hombre de hoy y con los medios que para ésto emplea. Un lenguaje que no se re-
duzca a verbalismos vacíos sino que fluya del testimonio y compromiso personales.
Un lenguaje que sea fiel a Dios, a la Iglesia y al hombre latinoamericano porque
éste exige de la Catequesis "que penetre, asuma y purifique los valores de su cultu-
ra. Por lo tanto que se empeñe en el uso y adaptación del lenguaje catequístico"
(N. 996).
4. En cuanto al contenido: Una de las cosas que ha de tener presente la Cate-
quesis para cumplir con su misión evangelizadora en América Latina es: "formar
hombres comprometidos personalmente con Cristo, capaces de participación y
comunión en el seno de la Iglesia y entregados al servicio salvífico del mundo"
, (N. 1000).
Se deduce, entonces, que se trata de un contenido personalizante porque Dios
llama personalmente a vivir en plenitud. La respuesta que el hombre va a dar es
también personal y la Catequesis debe ayudar al desarrollo integral del hombre
considerándolo como ser situado en el mundo y con los demás.
Es también un contenido comunitario porque e.l flamado es a vivir la fe en
comunidad. a responder en comunidad y para acrecentar la comunidad: "La obra
Evangelizadora que se realiza en la Catequesis exige la comunión de todos; pide
ausencia de divisiones y que las personas se encuentren en una fe adulta y en un
Puebla y la Catequesis 63

arten su fe. Es un hombre amor evangélico" (N. 992) Y agrega: "una de las metas de la Catequesis es, preci-
incluso a la cultura del samente la construcción de la comunidad" (N. 992). Este llamado de Dios se cris-
que escucha como el que taliza en la comunidad eclesial y la respuesta se traduce en crear comunidad porque
la cultura" (N. 392). ''todo el que Catequiza sabe que la fidelidad a Jesucristo, va unida indisolublemen-
ece en el documento así te a la fidelidad a la Iglesia" (N. 995).
de "Evangelizar la propia El contenido tiene que ser también liberador porque Dios llama pero deja libres
Hay que propiciar la cons- para dar la respuesta. El llama a salvarse, a liberarse progresiva, personal y comuni-
tra cultura" (N. 395) Y tariamente; y la respuesta es aceptación, adhesión libre y opción. Se traduce en co-
s a acoger por la fe el laboración a la Obra de Jesucristo, que es salvación del hombre y que se concreta
r su parte, que tiene que en "liberación de lo que oprime al hombre, pero sobre todo liberación del peca-
en estbnular y favorecer do" (N. 354).
ropicio para la educación
vivencia del Evangelio. 1.3 Sicología y Catequesis
erzo de traducción del
bolos de cultura en que Si se considera la Sicología como una disciplina auxiliar de la Teología en la ta-
realiza en clave pedagógica rea de la Evangelización, estamos convencidos del valioso servicio que presta a la
te precisamente en encar- mejor comprensión del hombre, al re-encuentro consigo mismo; al proceso de una
, como las mentalidades y madurez mayor en su ser y en su quehacer histórico, comunitario y en la disposi-
y a nosotros nos toca ción frente a lo trascendental, además, para ayudarle a vivir una vida armónica, in-
bra. tegrada, que pueda disfrutar de paz interior, de libertad espiritual y apertura a la
ultura y sus características realización total mediante la comunión en su triple dimensión: con el mundo, con
ncial que académico; cues- los hombres y con Dios, sabiendo que esta comunión se ve bloqueada o deformada
el interior de la comuní- por condicionamientos patológicos, en muchas ocasiones.
, expresivo, educativo, res-
patía por el hombre, de A. Ataca la Plicologra el sentido religioso del hombre?
xible a fín de poder adap-
ras. Sabemos que este problema ha tenido un proceso largo desde el principio del
gías y sistemas ñlosófícos siglo, desde los estudios de William James, Flournoy, Jung, Nuttin y aún un Roma-
bre contemporáneo y que no Guardini, en donde se clarifica la necesidad que tiene el hombre de lo trascen-
ías de secularismo. Se trata dente.
de comunicación que tiene No todos los enfoques sicológicos coinciden y es por esto por lo que ciertas
. Un lenguaje que no se re- posiciones reductivistas se quieren tomar el monopolio de la Sicología y compro-
y compromiso personales. meter así dicha disciplina, haciendo creer a muchos que la Sicología considera toda
re latinoamericano porque manifestación religiosa como algo patológico, alienante, fruto de la ignorancia, co-
que los valores de su cultu- mo manifestación de neurosis (N. 310).
del lenguaje catequístico"
1. A taque« o reductivumo« en la Sicologra.
de tener presente la Cate-
méríca Latina es: "formar Mencionaremos someramente a tres Sicólogos, ya que el objeto del artículo no
paces de participación y es hacer un estudio de Sicología Religiosa, sino ver si la Sicología puede decir algo
ícío salvífico del mundo" a los planteamientos de Puebla y, sobre todo, cómo se puede aprovechar positiva-
mente. Dichos autores son: Sigmund Freud, Skinner y Fromm.
ersonalizante porque Dios Freud dice que la religión es originada del sentimiento de culpa o como una for-
que el hombre va a dar es ma de explicación de dichos sentimientos; como la búsqueda de la imagen paterna
0110 integral del hombre magnificada; como un mecanismo de defensa contra la impotencia, el miedo, como
emás. una neurosis colectiva, como una sublimacíón que desgraciadamente pocos alcan-
amado es a vivir la fe en zan con éxito.
r la comunidad: "La obra Skinner presenta la persona como un simple organismo capaz de respuestas a es-
comunión de todos; pide tímulos dados y carente de dignidad y libertad, diciendo que la inquietud religiosa
en una fe adulta y en un es fruto de la ignorancia y un refuerzo del miedo y del conformismo.
64 Afea de Catequesis

Frornrn. Aunque es difícil sintetizarle debido a la evolución de sus posiciones


• frente a lo religioso, ya que da elementos claves frente a las grandes exigencias del
amor maduro y de una concepción religiosa comprometida que se conocerá por sus
frutos y que presenta como ideal la religión que pone como meta última la realiza-
ción del hombre como imagen de Dios que es la suma de todos los valores, dice,
hay un enfoque religioso que es destructivo del hombre y es el basado en la con-
cepción autoritaria de la misma, en la que Dios es el omnipotente y lo Absoluto,
que recibe la glorificación, en tanto que la creatura se rebaje y en que las virtudes
son pasivas como la humildad, la pobreza, la castidad, la obediencia, pero mal en-
tendida. El pecado será la desobediencia o sea orgullo y no la destrucción del pro-
yecto de realización personal y comunitarlamente en la óptica de imagen de Dios.
Critica las personalidades disminuídas, inhíbidas, sumisas y a las personalidades que
estimulan lo religioso para hacerse venerar en nombre de Dios, proyectando com-
portamientos sadistas y de dominio y posesión sobre su "rebaño". O cómo la reli-
gión cumple una función gratificante frente a las frustraciones que engendra la so-
ciedad a partir de la gama de necesidades, aspiraciones y deseos que crea y la mí-
nima posibilidad de realizaciones.

2. Aportaciones de 10 Sicologra a 10madurez religiosa.


El crecimiento religioso es algo inacabado; hacia su perfeccionamiento camina
el niño; el adolescente, el adulto, el anciano, dentro de características que son
muy propias de cada etapa evolutiva, no sólo en el aspecto sicológico, sino dentro
del sentido y énfasis religioso.
Por esto hay que hablar de proceso gradual y permanente, al definir lo que se
debe entender como Catequesis: Educación ordenada y progresiva de la fe (N. 977);
proceso dinámico, gradual y permanente (N. 984); debe llevar un proceso de con-
versión y crecimiento permanente y progresivo en la fe (N. 998, 1(07); tanto a
nivel individual como grupal(N. 1010), debe ser una educación integradora (N. 999,
1(08) Y permanente (N. 1(01).
A esa meta de la madurez religiosa se aproximan los grandes genios religiosos,
los místicos, los grandes apóstoles con proyección social, pero por más que se avan-
ce, quedará mucho por hacer; siempre podré ser mejor, siempre queda abierto un
ideal al que se va pero no con la tensión del neurótico cuyo yo ideal es tan fuerte
en muchos casos que nunca podrá disfrutar de la paz interior y del gozo para sacar
motivos de crecimiento espiritual aún a partir de sus fracasos y, por más esfuerzos
que hace, tiene la sensación de frutración espiritual. Podríamos afmnar que el ideal
alcanzado sólo se dió plenamente en Cristo, en este proceso.

J. Lo madurez religioSll no siempre coincide con 10 madurez /lncll.

Se puede alcanzar una madurez emocional, intelectual, pero la madurez religio-


sa puede haber quedado estancada en la niñez o en la adolescencia. Hay personas,
aún profesionales, con un pensamiento religioso mágico o egocéntrico; sus creen-
cias poco críticas o con críticas que se van por lo periférico mostrando el descono-
cimiento de lo esencial; con una religión impuesta por herencia, quedando en un
marco de referencia externo que no compromete en el fondo la vida; con prácticas
ritualistas, manifestando en todo esto el estancamiento en una religiosidad pueril
(N. 453).
En Colombia en donde la tradición es tan grande, muchos toman la religión co-
Puebla y la Catequesis 65

olucíón de sus posiciones mo 10 heredado; algo así como el apellido, pero que en muchos casos no se asimiló.
las grandes exigencias del Esto tiene que ver con la corriente machista que se da en nuestros pueblos, donde
a que se conocerá por sus el hombre cree que todo 10 sabe, que no necesita de nada ni de nadie, especialmen-
o meta última la realiza- te, en este campo religioso que 10 han clasificado en muchos ambientes como un
e todos los valores, dice, rol femenino.
y es el basado en la con- La piedad popular que tuvo tanta relievancia en Puebla sintiéndola como la raíz
'potente y 10 Absoluto, unificante de nuestros pueblos, como expresión de la fe (N. 911, 960) Y con todos
baje y en que las virtudes sus elementos positivos, plantea también grandes desafíos a partir de sus diferentes
obediencia, pero mal en- formas y expresiones porque en muchas ocasiones dan elementos patológicos aún
no la destrucción del pro- en quienes tienen la misión de orientada. Tales síntomas serían entre otros: el fa-
ptica de imagen de Dios. natismo, el delirio, la angustia, y las manifestaciones expiatorias compulsivas por
y a las personalidades que sentimientos de culpa, deformaciones de conciencia y otros aspectos que nos narra
Dios, proyectando com- Evangelii Nuntiandi y también Puebla 456, 914. Como dato curioso anotamos la
"rebaño". O cómo la reli- fuerte carga de religiosidad popular que hemos detectado en los que se están pre-
iones que engendra la so- sentando para los seminarios, como candidatos, en estos dos últimos años.
deseos que crea y la mí- Por otra parte se dan personas que no han logrado una madurez física, o que
aún presentan problemas a nivel síquico pero que han llegado a grandes alturas
en su dimensión espiritual; así en las vidas de grandes santos, encontramos rasgos
o comportamientos en alguna área que no se podrían justificar o aceptar como nor-
males desde la Sicología y no por esto se les deja de reconocer los servicios que
rfeccionamiento camina prestaron a la Evangelización y la admiración y estímulo que suscitan en nosotros.
e características que son
to sicológico, sino dentro 4. Características de una religiosidad madura.

ente, al definir 10 que se • Una relación del hombre con el trascendente.


rogresiva de la fe (N. 977); • Una experiencia interior de Dios.
llevar un proceso de con- • Una manifestación social de ella: en el culto, la moral, la expresión pública de
(N. 998, 1007); tanto a su fe y un compromiso concreto con su forma de vivir en consecuencia (N. 1008).
ación integradora (N. 999, • Debe satisfacer las necesidades sicológícas del individuo: seguridad, reconoci-
miento, experiencias nuevas, amor.
grandes genios religiosos, • Que el objetivo religioso sea útil a todos.
, pero por más que se avan- • Que el individuo sea leal con su objetivo religioso.
, siempre queda abierto un • Que luche por alcanzar dicho objetivo y esté dispuesto a jugarse todo por él.
cuyo yo ideal es tan fuerte • Hacer una jerarquía de valores a partir del objetivo.
terior y del gozo para sacar • Ir tendiendo a metas intermedias que vayan concretando las lealtades.
casos y, por más esfuerzos • Paz y gozo interior.
íamos afirmar que el ideal • El centro de gravitación de su vida no es su ego sino el trascendente.
William James dice que el Santo es el que vive con la certeza continua de habitar
so.
en una vida más amplia que lo limitado del mundo.
Esta trascendencia del yo hace posible el ascetismo, la mística y la vivencia de
la caridad y crea una fllosofía unificadora de la vida.
al, pero la madurez relígío- '. El sentido religioso maduro es rico y complejo (N. 1008), va hacia lo divino y
dolescencia. Hay personas, a la comunión integradora con el mundo y los hombres. Por esto se contrapone al
o o egocéntrico; sus creen- simplísmo de aceptar o rechazar en bloque la religión transmitida o impuesta sin
rico mostrando el descono- que medie una reflexión crítica personal. El adulto que acepta todo sin reflexión,
herencia, quedando en un sin critica constructiva, activa, cooperadora y comprometida no tiene una posición
fondo la vida; con prácticas madura a nivel religioso.
en una religiosidad pueril También es posible que existan en un individuo, conflictos reprimidos que dan
origen a hostilidad y a prejuicios, de tipo religioso. Un hijo sicológicamente maduro
uchos toman la religión co- puede respetar y querer a su padre, sin cegarse a los defectos del mismo. Un patriota
66 Area de Catequesis

puede defender a su patria reconociendo las lacras de la sociedad.


Un hombre religioso cuya madurez es rica, no simplista, bien diferenciada, podrá
seguir amando su religión sin escandalizarse del fanatismo, de la mojigatería, del
egoísmo y de las inconsecuencias a nivel de vida de los otros. Se siente capacitado
para matizar sus juicios y hacer las distinciones necesarias entre lo religioso y sus
experiencias concretas, entre lo divino y lo humano, 10 que le da objetividad y rea-
lismo. Por tanto la crítica madura y constructiva no tiene que ver nada con el cri-
ticismo negativista del amargado o del derrotado.
• El sentido relígioso es dinámico y autónomo: La religiosidad inmadura es má-
gica y busca la satisfacci6n de su propia comodidad. En cambio el carácter dinámi-
co es trascendencia de la vida, para encontrar el apoyo en un ser trascendente y que
hace cambiar a partir de él. Así se explican las conversiones auténticas y no las que
aparentan como conversiones pero que no pasan de formaciones reactivas o compul-
siones expiatorias de culpa.
• El sentido religioso maduro exige correspondencill entre IUI principio, y com-
portamiento'. Quien es escrupuloso en los ritos y trata mal a la gente, podría ser
ejemplo de inmadurez.
• El sentido religioso maduro es integrante y armonizado, de todos los detalles
de la vida y de la personalidad. Dentro del sentido último y total, cobran sentido
para su vida, todos los pequeños detalles que enmarcan su existencia.

Resumiendo las Características de la Religiosidad Madura.

La religiosidad madura es personal e interior, no copia o sólo manifestaci6n ex-


terna; se requiere experiencia interior, diferenciada para no aceptar en bloque sin
reflexi6n, o rechazar en bloque sin discernimiento.
Desde este sentido religioso se ilumina una jerarquía de valores y una concep-
ción y sentido de la vida que es oblativo, leal y disponible a las exigencias de fide-
lidad al trascendente (y para nuestro caso a Dios que se hace don y posibilidad en
Jesucristo vivo y actuante por su Espíritu en la Iglesia). Este sentido oblativo es
contrario a la religi6n mágica.
Otro signo de madurez religiosa es la proyecci6n social a partir de los principios
religiosos y sin quedarse en el egocentrismo.
Si la religi6n cumple estas características y criterios, lejos de ser alienante y sín-
toma o causa de patologías, es crecimiento e incentivo unificador y realizador de
una auténtica madurez. Además, se constituye en una fuerza motivacional grandí-
sima porque en "el sentido último y total de la vida encontrará el hombre respuesta
plena a todas sus necesidades e interrogante s más profundos.
A partir de lo dicho debe quedar muy claro:

• Que la Sicología de por sí no ataca ni desconoce el valor de la experiencia


religiosa del hombre, aunque haya algunas escuelas reductiviatas y sicologismos
que imposibilitan una verdadera concepci6n del hombre tal como se anota en el
Documento de Puebla 310.
• Que para una adecuada educación ordenada y progresiva de la fe, como pro-
ceso dinámico gradual y permanente (N. 977), que lleve a un proceso de conversión
normal y maduro y no a algo patológico o externo; que el crecimiento permanente
y progresivo se haga respetando las diferentes etapas evolutivas del individuo o del
grupo, para estudiar las grandes momaciones que mueftn a las diferentes personas
de acuerdo a su edad, su situación cultural; de acuerdo con los nuevos condiciona-
Pueblo y lo Catequesis 67

iedad. mientos que crea la sociedad y que produce un nuevo tipo de hombre no ya con
, bien diferenciada, podrá una visión rural de su vida y de sus relaciones, sino afectado por el urbanismo
o, de la mojigatería, del (p. 496) por la industrializaci6n (p. 430) que. genera nuevas formas y símbolos (no
otros. Se siente capacitado tanto los relacionados con la naturaleza) sino con algo que toca más fuertemente
.as entre 10 religioso y sus su vida, como el amor, la soledad, la muerte, la comunidad, la libertad, pero a la
que le da objetividad y rea- vez el miedo que siente al enfrentamiento a los valores anteriores.
e que ver nada con el crí- Para una más honda comprensión y eficacia en el logro de una Catequesis Evan-
gelizadora habría que tener en cuenta todos los factores, algunos de los cuales to-
ligiosidad ínmadura es má- camos en este artículo. Debemos concluir que la Sicología es arma necesaria e in-
cambio el carácter dinámi- dispensable en esta tarea.
un ser tr~ndente y que
nes auténticas y no las que B. Para un recto cumplimiento de Puebla es muy importante la SicologÍlz.
ciones reactivas o compul-
Ya se anota en la primera parte c6mo para muchos estudiantes y colegios que se
en'" IUI principiol y eom- dicen ser católicos, la educación en la fe y de la fe se hace lo menos importante y
mal a la gente, podría ser en las Catequesis, reducidas a lo mínimo, se quejan por ser obsoletas y aburridas,
tomándose en la mayoría de los casos como relleno.
zador de todos los detalles Creemos que todo parte de no haber MOTIV ACION adecuada, que realmente
o y total, cobran sentido vaya creando la necesidad de reflexión e interiorización, por planteamientos que
existencia. .se hagan sobre el sentido; creándoles NECESIDADES vitales de tipo comunitario y
trascendente para que encuentren el mensaje como una relpueltQ super-abundante
a sus interrogantes más íntimos; no a nivel de conceptualización, lo cual puede ser
un mecanismo para cerrarse a todo cambio interior y compromiso. Dada la fuerte
ia o s610 manifestación ex- necesidad de afirmación del adolescente podemos brindar no un mensaje evangeli-
no aceptar en bloque sin zador sino presentarie un juguete para que elpe~ule, discuta y se manifieste sufi-
ciente y liberado de todo condicionamiento cultural o de autoridad que pueda ame- .
a de valores y una concep- nazar su autonomía mal entendida (N. 545,1041).
le a las exigencias de fide- En la parte dedicada a la cultura y a la Catequesis analizamos y enfatizamos las
hace don y posibilidad en características y formación no sólo doctrinal sino también ncológica de 101 Cate-
). Este sentido oblativo es quistlll o 101agentes de la Evangelización (N. 439) para saber motivar, comprender
y ayudar al crecimiento progresivo en lo religioso (N. 1007).
. a partir de los principios Los sacerdotes, por ejemplo, necesitan el conocimiento de ciertos problemas
sicológicos, que aparecen disfrazados en problemática religiosa, para saberlos tra-
lejos de ser alienante y sín- tar adecuadamente o hacer las referencias necesarias a expertos (N. 676).
unificador y realizador de La misma opción por 101 pobre» exige una personalidad madura y estar revisan-
erza motivacional grandí- do continuamente las motivaciones para hacerlo o no hacerlo, porque se pueden
ntrará el hombre respuesta detectar muchos problemas; o no ser capaz de optar por nada (N. 1134, 1165,
os. 1153).
Por esto en la Formaci6n Pastoral de los candidatos al sacerdocio o a la vida
consagrada o a los agentes en general de la Evangelización, debe brindárseles una
el valor de la experiencia formación sicológica que les sirva como arma auxiliar para la vivencia madura y la
ductivistas y sicologismos transmisión eficaz del mensaje evangelizador (N. 852).
e tal como se anota en el

esiva de la fe, como pro- 2. RELACIONES ENTRE LA LITURGIA Y LA CATEQUESIS


a un proceso de conversión
el crecimiento permanente A. La Evangelización en la raíz misma de las culturas, marco propio de la Catequesis
olutivas del individuo o del Y de la Uturgia.
n a las diferentes personas
con los nuevos condiciona- La Iglesia como evangelizadora, tiene su fuente originaria en la persona de Jesús
68 Area de Catequesis

quien al convocar a sus discípulos y al hacerlos partícipes de su mismo ser y misión


por la fuerza de su Espíritu, la constituyó como sacramento universal y necesario
de salvación. Por eso ella es depositaria y transmisora -es decir servidora- del Evange-
lio: "Ella prolonga en la tierra, fiel a la ley de la encarnación visible, la presencia y
acción evangelizadora de Cristo. Como El, la Iglesia vive para evangelizar ... (N. 224).
Esta vocación de la Iglesia a ser presencia visible y transparente de Jesucristo im-
plica una tarea en la que ella manifiesta su identidad y en la que ofrece su servicio
específico: ella existe para ser signo activo de comunión con Dios y con los hom-
bres; es esto, precisamente, lo que exige que su carácter de evangelizadora "penetre
en el corazón de las personas, en sus experiencias y modelos de vida, en su cultura y
ambientes, para hacer una nueva humanidad con hombres nuevos y encaminar a to-
dos hacia una nueva manera de ser, de juzgar, de vivir y de convivir" (N. 350).
Es aquí en donde encontramos el ministerio profético de la catequesis para ir
presentando el mensaje de salvación que da razón de la persona, misterio, mensa-
je y obra de Jesucristo, y muestra el camino de compromiso que implica una nueva
conducta de vida. Pero no basta este conocimiento comprometedor de la persona y
el mensaje de Jesús; la catequesis integral ha de estar siempre ligada a la celebra-
ción de la fe en los sacramentos y la confesión de la fe en la vida cotidiana. (N. 999).
O sea que, si la catequesis va llevando dentro de un "proceso dinámico, gradual y
permanente de educación en la Fe" (N. 984), a las personas; si, para decirlo con
otras palabras, la tarea de la catequesis es camino de conocimiento cada vez más
profundo del mensaje de Jesús de manera que los catequizandos aprendan a vivir
la historia humana como historia salvífica, ellos no se apropiarán, no llegarán a
identificarse como agentes de esa historia sino en la medida que también lleguen
a celebrarla, porque las acciones sacramentales son signos de la fe.
La 'atención que debe prestarse al ámbito cultural es una verdad que por mucho
tiempo había olvidado la catequesis y en gran manera el quehacer teológico, al
apartarse de lo que encontramos en la Biblia: la concreción escrita de la Revela-
ción histórica. Por otro lado es una recuperación a la que ha ayudado la antropo-
logía al hacemos descubrir al hombre como ser situado, inacabado y por lo tanto
siempre en crecimiento. No sobra decir que ha habido igualmente una transfor-
mación en el concepto mismo de cultura. Antes era un término cuyo empleo era
restringido a determinado grupo social que adquiría unos conocimientos; hoy
hemos llegado, y en la Iglesia misma encontramos una profunda riqueza en la re-
flexión, sobre todo en los documentos del Vaticano 11, de manera particular en el
documento Gaudium et Spes, y en posteriores documentos, ante todo, en el Do-
cumento de Puebla, a una nueva concepción de la cultura.
La Evangelización por lo tanto, no puede hacer caso omiso de la cultura, ya que
ésta, es el "diseño de la vida" que cada pueblo va vertebrando para buscar un senti-
do a la existencia; orientarla, buscar un asentamiento, construir su morada, organi-
zarse en un grupo de familia, cultivar la tierra, inventarse utensilios, ritualizar los
momentos más significativos de la vida, y por lo tanto, festejar la fuerza y sentido
de la misma. A toda esta trayectoria que está configurada por altibajos, por con-
tradicciones, por períodos de prosperidad en el crecimiento del hombre como ser
espiritual y por períodos de decadencia, tiene que enfocarse la evangelización y de
manera más precisa la catequesis y la Liturgia para "alcanzar y transformar", con
la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos
de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de la
vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el desig-
Puebla y la Catequesis 69

de su mismo ser y misión nio de salvación ... Lo que importa es evangelizar -no de una manera decorativa,
nto universal y necesario como un barniz superficial, sino de manera vital en profundidad y hasta sus mis-
cir servidora- del Evange- mas raíces la cultura y las culturas del hombre-" (E. N. 19-20).
ión visible, la presencia y
evangelizar... (N. 224). B. Lo específico de la Liturgia y de la Catequesis, y su interrelación.
sparente de Jesucristo im-
n la que ofrece su servicio Podemos empezar diciendo que la liturgia está en el corazón de la catequesis y
con Dios y con los hom- que ésta igualmente está en el corazón de la liturgia. Esto marca un ámbito de cír-
e evangelizadora "penetre cularidad de manera que no hay auténtica catequesis si no confluye en la liturgia
os de vida, en su cultura y y ésta no es tal, si no va precedida de la debida catequesis, y aún, si en la celebra-
nuevos y encaminar ato- ción misma por la manera de realizarla, no se da el aspecto catequético.
convivir" (N. 350). Liturgia y catequesis abarcan entonces la misma realidad: el misterio del Señor.
o de la catequesis para ir La catequesis es dentro de la Evangelización, la tarea específica que 'busca una
persona, misterio, mensa- educación ordenada y progresiva de la fe, dentro de un proceso dinámico, gradual
. o que implica una nueva y permanente (Nos. 977 y 984) .
ometedor de la persona y Es de gran importancia, tener presente que esta educación ordenada y progresi-
empre ligada a la celebra- va de la fe, no puede delimitarse a lo meramente nocional y descuidar lo vivencial,
vida cotidiana. (N. 999). o al contrario. O de otra parte, catequesis situacional y catequesis doctrinal. Tene-
ceso dinámico, gradual y mos aquí dualismos y falsas oposiciones como lo indica Puebla (N. 988). Cateque-
onas; si, para decirlo con sis y liturgia tienen así, el mismo fín: hacer vivir y crecer la fe viva del bautizado
nocimiento cada vez más para que ésta confiese la fe en la vida diaria.
uizandos aprendan a vivir La Liturgia, ya se ha dicho, tiene autenticidad si va precedida y lleva en su en-
apropiarán, no llegarán a traña misma la catequesis; pero su tonalidad propia, es la de la celebración festiva
dida que también lleguen de la fe.
de la fe. El conocimiento de la persona de Jesucristo en su misterio de Dios-hombre que
na verdad que por mucho padeció y sufrió una muerte gloriosa y que por la fuerza del Espíritu está viviente
el quehacer teológico, al entre nosotros para iluminar y dar sentido a nuestra historia como realidad salví-
ción escrita de la Revela- fica, lo tenemos fundamentalmen~ por el mensaje que es proclamado dentro de la
e ha ayudado la antro po- comunidad de fe: la Iglesia. . '
inacabado y por 10 tanto La Iglesia misma en su. primera realidad: la Iglesia Apostólica, ha nacido de la
igualmente una transfor- fuerza viviente de La Palabra de Dios: Jesucristo. Posteriormente, ellos, los após-
término cuyo empleo era toles, cuya existencia es ser testigos y por lo tanto, servidores, al comunicar este
unos conocimientos; hoy mensaje, hacen posible en las sucesivas comunidades que él origina, que la comu-
rofunda riqueza en la re- nidad convocada por la Buena Nueva, crezca, se renueve y llegue a su plenitud en
e manera particular en el Cristo.
tos, ante todo, en el Do- El mensaje que proclamado y acogido por los hombres ha engendrado la exis-
tencia cristiana, lleva inherente así mismo, una fuerza vital que exige ser celebra-
miso de la cultura, ya que da; aparecen entonces las diferentes expresiones de fe: el credo, la oración de sú-
ando para buscar un sentí- plica y de alabanza y de manera más plena la celebración de la Eucaristía. El en-
nstruir su morada, organi- cuentro entre Dios y los hombres, en términos de diálogo entonces, tiene caracte-
utensilios, ritualizar los rísticas en las que se mezclan las palabras y los gestos; Dios viene al encuentro de
festejar la fuerza y sentido los hombres y toma sus propios caminos para hacerles entender cuáles son sus de-
da por altibajos, por con- signios; y toma sus propias palabras para hacerles entender cuáles son sus pensa-
nto del hombre como ser mientos.
arse la evangelización y de Este encuentro, tiene su particular realización en la Liturgia en donde mediante
zar y transformar", con acciones significativas de la presencia de Dios entre nosotros y de nuestra vida para
determinantes, los puntos Dios, como comunidad de fe nos unimos a Cristo para adentrarnos en la historia de
doras y los modelos de la la salvación y llevar a cabo "la realización plena del Reino, según el plan de Dios"
bra de Dios y con el desíg- (N. 918).
70 Afea de Catequesis

Lo anotado anteriormente nos lleva a decir algo de la catequesis respectiva al


sacramento de iniciaci6n y respecto a la catequesis que debe abrir camino a la re-
laci6n cada vez más consciente y profunda entre sacramento y vida.
1) Catequesis para el sacramento de iniciaci6n.
El sacramento de iniciaci6n involucra al nacimiento, alimentación y crecimiento
de' la existencia cristiana; dice relaci6n al Bautismo, Confirmación y Eucaristía, cada
uno de los cuales implica todo el trabajo de aproximarse al hombre situado en dife-
rentes ambientes culturales, justipreciar sus valores y discernir lo que constituye su
pobreza; prestar atenci6n a sus esperanzas, logros y frustraciones; interpretar los
signos de los tiempos para saber leer en ellos las interpelaciones de Dios y aportar el
testimonio originado en el evangelio para llegar al anuncio explícito de 10 que cons-
tituye el mensaje de salvaci6n. Es esta tarea procesual que por una parte es servido-
ra del Evangelio y por otra busca situarse frente al hombre para hacerle una oferta
que tiene que ver con el sentido total de su existencia, la que posibilitará iniciar la
catequesis en la que el catequizando irá descubriendo a la luz de la persona de Cris-
to, qué está llamado a ser y qué conducta debe asumir para poder celebrar el sacra-
mento de la Iniciaci6n como signo vivo de la fe personal vivida en la comunidad
eclesial.
Si bien con el sacramento de iniciaci6n se llega a configurar la existencia del
cristiano, tal realidad no ha de concebirse dentro de un esquema estático. Ya he-
mos anotado anteriormente c6mo el hombre tiene entre manos la tarea permanen-
te de asumir la vida como un don y como una llamada al crecimiento, al decir que
es un ser inacabado: Se impone por lo tanto, una continua reasunci6n del sentido
de la fe mediante la catequesis, para el crecimiento.
2) Si se afirma lo anterior con respecto a la iniciaci6n, con igual o mayor raz6n,
para los sacramentos que siguen y esto no s610 para atender a la preparaci6n sino
para buscar acompañar y promover el crecimiento de la fe. Solamente, si hay aten-
ci6n y trabajo antes, durante y después de las acciones sacramentales mediante la
catequesis, podrá garantizarse una madurez en la vida de la fe. De lo contrario serán
esfuerzos entrecortados, esfuerzos que no guardan una articulaci6n correspondiente
a la circularidad vital de catequesis y liturgia.
C. Autentico sujeto de la liturgia: el catequizando.

El sujeto de la liturgia es la comunidad, unida a Cristo. La Iglesia por ser el sacra-


mento de Cristo, es realidad mistérica y por lo mismo, es servidora; en ella se da la
ministerialidad de manera diferenciada pero unos miembros y otros son animados
por el mismo Espíritu. Si toda la Iglesia es servidora, lleva en su mismo ser una exi-
gencia de fidelidad; por eso al mismo tiempo que es evangelizadora, es también
evangelizada. Gracias a esta doble actitud puede crecer como cuerpo de Cristo y
realizar su misi6n. El documento de Puebla (No. 927), al hablamos de los criterios
doctrinales y pastorales de la Liturgia nos dice: "Ninguna actividad pastoral puede
realizarse sin referencia a la liturgia. Las celebraciones litúrgicas suponen iniciaci6n
en la fe mediante el anuncio evangelizador, la catequesis y la predicaci6n bíblí-
ea ... "
Parodiando el texto de San Pablo en Romanos 10, 14 ... podemos decir: c6mo
celebrarán su fe si no han sido catequizados?

D. La Catequesis en la misma celebración.

Qué es una celebraci6n?


Puebla y la Catequesis 71

catequesis respectiva al De inmediato pensamos en una presencia invitante o en algún acontecimiento


ebe abrir camino a la re- cuya significación está en íntima relación con el sentido de nuestra vida. Dicha
o y vida. realidad con la cual nos sentimos ligados de manera profunda, produce una acti-
tud de acogida que expresamos de múltiples maneras que no es preciso explicitar
. entación y crecimiento aquí sino en cuanto dicen relación con la celebración de nuestra vida de fe.
ción y Eucaristía, cada La Constitución sobre la Liturgia en el No. 26 nos indica que "las celebraciones
hombre situado en dife- litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es sacra-
emir lo que constituye su mento de unidad, es decir pueblo santo congregado y ordenado bajo la dirección
straciones; Interpretar los de los Obispos. Por eso pertenecen a todo el cuerpo de la Iglesia, 10 manifiestan y 10
iones de Dios y aportar el implican; pero cada uno de los miembros de este Cuerpo recibe un influjo diverso
explícito de lo que cons- según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual".
por una parte es servido- Una celebración litúrgica entonces es una acción de la Iglesia que es cuerpo de
re para hacerle una oferta Cristo a quien vivifica el Espíritu Santo. Es acción de Cristo y de la Iglesia; y para
que posibilitará iniciar la que este misterio de comunión entre Cristo y la Iglesia se realice, se necesita en los
luz de la persona de Cris- miembros de este Cuerpo, que haya una participación consciente, activa y fructuo-
, poder celebrar el sacra- sa. Tal actitud es necesaria para que la celebración llegue a ser "fiesta de comunión
al vivida en la comunidad eclesial, en la cual el Señor Jesús, por su misterio pascual asume y libera al Pueblo
de Dios y por él a toda la humanidad cuya historia es convertida en historia salvffí-
nfigurar la existencia del ea para reconciliar a los hombres entre sí y con Dios" (n. 918). Esta exige que den-
esquema estático. Ya he- tro de la celebración misma, esté operando la catequesis unida a la proyección evan-
manos la tarea permanen- gelizadora, adaptada a las distintas asambleas de fieles, pequefios grupos, niños, gru-
crecinúento, al decir que pos populares, etc. (N. 928). Esto que es válido para todos los que conforman la
ua reasunción del sentido asamblea celebrante, tiene una validez trascendental para quienes presiden una ce-
lebración.
, con igual o mayor razón,
nder a la preparación sino Exigencias para los presidentes o los orientadores de las asambleas Litúrgicas:
fe. Solamente, si hay aten-
sacramentales mediante la Se puede afirmar, que un gran porcentaje de la dinámica de una celebración co-
la fe. De lo contrario serán rresponde a quien preside. En efecto, él está llamado a aglutinar, sin diluir su propia
iculación correspondiente identidad ni absorber la de los demás miembros, a orientar el desarrollo de la cele-
bración sin marginar a los otros ministros y a buscar que haya el sentido de las pro-
porciones entre los diferentes servicios que están encaminados a activar la celebra-
ción.
Ciertamente que muchos de estos aspectos están compartidos con otros minis-
. La Iglesia por ser el sacra-
terios (diácono, comentador, "maestro de ceremonias", etc.); pero la manera de
s servidora; en ella se da la
proceder del presidente en gran parte va dando la tónica porque sus intervenciones
bros y otros son animados
irán marcando la buena o mala suerte que al fin de cuentas, corra la celebración.
a en su mismo ser una exi-
Podrá darse el caso de fallas entre los que tienen el oficio de acólitos, comentadores,
vangelizadora, es también
cantores; pero el que realmente puede "dejar ir la nave a pique" será el que la con-
como cuerpo de Cristo y
duce.
hablamos de los criterios
, Esto no obedece a una sobrevaloración del ministerio de la presidencia sino a que
a actividad pastoral puede
precisamente en razón de su servicio, él es, tanto unmiembro con los demás, como
túrgicas suponen iniciación
un ministro para los demás; él, de manera especial, es "el animador de la comunidad
sis y la predicación bíblí-
y por su actuación favorece la participación de los fieles; de ahí la importancia de
una digna y adecuada forma de celebrar" (N. 930).
4 ... podemos decir: cómo
Conducir la comunidad celebrante hasta la comunión más profunda con Dios,
exige alirnentarla no sólo antes sino dentro de la celebración misma con una cate-
quesis que va dinamizando las diferentes partes de la celebración. Concretamente en
las moniciones penitencial, la introductoria al Padrenuestro, a la presentación de la
Eucar!stía antes de la comunión; la homilía que "es ocasión privilegiada para expo-
72 Area de Catequesis

ner el misterio de Cristo en el aquí y ahora de la comunidad, partiendo de los textos


sagrados, relacionándolos con el sacramento y aplicándolos a la vida concreta ... "
(N. 930). De otra parte podemos señalar que la forma misma de proclamar las lectu-
ras y la plegaria Eucarística; la forma de hacer las oracíones y de saber hablar con
los gestos y con el mismo silencio, son parte de ese proceso dinámico -podemos de-
cir catequético- que hace de la celebración tanto el culmen de la vida de fe celebra-
da como el comienzo renovador de lo que hay que hacer como fruto de dicha cele-
bración.

3. LA CATEQUESIS COMO PROCESO GRADUAL, PERMANENTE Y PRIORI-


TARIO.

Estos tres aspectos de la acción catequética han llamado la atención de los cate-
quistas y los exponemos a modo de reflexión y de búsqueda de nuevos horizontes
para la catequesis, desde la perspectiva de Puebla, y como conclusión.

A. Catequesis como proceso.

En el número 984, Puebla nos dice: "La Catequesis es un proceso gradual y


permanente de educación en la fe".
Para los Catequistas es de importancia entender la Catequesis como un proceso,
esto es como un conjunto de etapas, como una evolución que hay que seguir y es-
perar que se desarrolle, acompañándola activa y metodológicamente.
La misma palabra educación tiene para muchos pedagogos el alcance de desarro-
llar algo que ya está en la persona o que ha comenzado a iniciarlo la comunidad.
La fe está en este proceso que hay que acompañar con paciencia pastoral: se
inicia con la respuesta a la iniciativa de Dios en la comunidad de la familia, se sigue
en la comunidad escolar, en la comunidad parroquial, hasta que se llegue a la plena
conciencia de la comunidad eclesial.
Así, la comunidad-familia, "Iglesia doméstica", presenta al niño con su fe co-
munitaria como respaldo a la celebración del bautismo. El niño, en el bautismo,
recibe el don de la fe.
Se inicia un proceso de crecimiento en la fe, de búsqueda de Cristo para llegar al
Padre hasta que venga el encuentro definitivo y "verle tal como es" (1 Jn 3, 2).
Este PROCESO comienza en un encuentro real que lleva a la interacción de las
personas encontradas; esa interacción se manifiesta en la COMUNICACION recí-
proca, en el CONOCIMIENTO no intelectualista sino bíblico que trata de una rela-
ción personal que lleva a la comunión de pensamiento y de vida; en un COMPRO-
MISO que sólo puede venir al fmal de este proceso.
Se trata de un encuentro personal y comunitario con Cristo, porque como nos
dice San Justino, el Cristianismo no es "ante todo una Doctrina sino una persona:
El Verbo Encarnado y Crucificado en Jesús".
Esto mismo afirma Juan Pablo 11 en la Introducción a Puebla: "El Señor Jesús
Evangelizador por excelencia y Evangelio El mismo".
Unicamente cuando en nuestras Catequesis hagamos ver que el contenido es el
mismo Cristo, podremos hablar de un verdadero encuentro que se va desarrollando
en las diversas etapas del proceso que tampoco se pueden delimitar estrictamente,
pero sí tenerlas en cuenta como pasos sucesivos y metodológicos que forman un
todo único.
Así como en todo encuentro hay comunicación hay que hacer ver a los alumnos
Puebla y la Catequesis 73

d, partiendo de los textos que en el encuentro con Cristo también la hay. Se nos comunica con su Palabra,
os a la vida concreta ... " por su Iglesia que lo continúa. por sus signos que son los Sacramentos. Esa comuni-
a de proclamar las lectu- cación debe hacerse en la "Comunión y Participación" "porque cada bautizado se
nes y de saber hablar con siente atraído por el Espíritu de Amor quien le impulsa a salirse de sí mismo, a
so dinámico -podemos de- abrirse a los hermanos ya vivir en comunidad" (N. 566).
n de la vida de fe celebra- Siguiendo estos pasos del PROCESO iría, entonces, dándose el CONOCIMIEN-
como fruto de dicha cele- TO, no tanto el saber de, ni el saber sobre ... sino el conocer a, esto es la comunión
de pensamiento y de vida. Porque el conocer intelectual, la ciencia, "hincha"; el
verdadero conocimiento basado en el amor, en la caridad "edifica" (1 Cor 8, 1).
Este conocimiento es una gracia de Dios porque según San Pablo "Conocer a
Dios" es también "ser conocido por El" (Gal 4, 9). Conocer su nombre o conocerle
a El, significa rendirle homenaje y sometérsele (Sal 9, 11; 36, 11).
do la atención de los cate- A este sentido de vivir a Dios en Cristo se refiere Juan cuando en la oración sa-
eda de nuevos horizontes cerdotal, dice: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a tí, el único Dios verdade-
conclusión. ro y a tu enviado, Jesucristo" (I 7,3).
Este conocimiento lleva a una RELACION que se manifiesta en comunión,
amor, oración. Se trata de una oración o nueva" relación en que ha entrado el hom-
bre con Dios por medio de Cristo. Dios es "el Padre que está en los cielos" y el
es un proceso gradual y hombre es su hijo. Y esta oración o relación debe estar fundada en la fe y confianza
(Mc 11, 24; Le 17, 5), perseverancia (Le 11, 1-13), humildad y cumplimiento de la
tequesis como un proceso, voluntad divina y una interioridad absolutamente sincera."
n que hay que seguir y es- En esta etapa de relación cuya manifestación principal es la oración hay que ha-
gicamente. cer ver las diversas maneras de esta relación: alabanza, petición, glorificación, agra-
ogos el alcance de desarro- decimiento.
iciarlo la comunidad. La oración es uno de los objetivos que debe tener la Catequesis porque es la ex-
con paciencia pastoral: se presión de una relación cada vez más intensa y comunitaria y de la cual tendrá ne-
idad de la familia, se sigue cesidad el hombre durante toda su existencia.
sta que se llegue a la plena Así llegaremos paulatinamente, pero de modo seguro, al COMPROMISO el cual
se deduce del objetivo que nos hayamos propuesto en la Catequesis.
nta al niño con su fe co- Los pasos anteriores (pR0CESO) gradualmente llevados, como lo aconseja Pue-
. El niño, en el bautismo, bla, tendrán como fruto este COMPROMISO que no puede venir solo, sino después
de una serie de etapas que lo preparan y promueven. Aquí es en donde se entiende
eda de Cristo para llegar al que toda la Catequesis es evangelizadora, es decir, que lleve a la fe en Cristo y por
como es" (1 Jn 3, 2). consiguiente a la conversión, al cambio de vida.
eva a la interacción de las Este proceso debemos tenerlo en cuenta en todas las etapas de la vida del hom-
la COMUNICACION recí- bre: niñez, adolescencia, madurez, senectud. Siendo proceso no se pueden quemar
lico que trata de una rela- etapas porque sería echar a perder el proceso. _
de vida; en un COMPRO- Todo lo anterior tiene que llevamos necesariamente a una adecuada planeación
de la Pastoral Profética, porque sin esto estaremos repitiendo siempre los mismos
Cristo, porque como nos temas, lo cual será para nuestros catequizados, fatigoso y poco provechoso. Planea-
octrina sino una persona: ción y programación a nivel Nacional, Díocesano, Parroquial y Escolar ... todo con
urieje central que lo encontramos en el directorio general de la Catequesis.
a Puebla: "El Señor Jesús Esto nos ayudará a seguir un proceso en cada curso tanto de la enseñanza prima-
ria como secundaria y aún en la catequesis extra-escolar, según la edad y prepara-
ver que el contenido es el ción de nuestros educandos.
tro que se va desarrollando
n delimitar estrictamente, B. Catequesis como proceso permanente.
odológicos que forman un
Nuestros sistemas escolarizados han traspasado la Evangelización y la Catequesis
ue hacer ver a los alumnos a la Escuela. Sin quererlo, hemos ido quitando poco a poco la gran misión de'la fa-
74 Area de Catequesis

milla. Como nos lo dice claramente el Vaticano 11: "Los cónyuges cristianos son
mutuamente para sí, para sus hijos y demás familiares, cooperadores de la gracia y
testigos de la fe. Ellos son para sus hijos los primeros predicadores y los primeros
educadores, los forman q.on su palabra para la vida cristiana y apostólíca'(Aá, 30).
Pero sucede que cuando ya los mandan al colegio o a la escuela trasladan tam-
bién su misión y se creen ya libres de todos estos deberes sagrados que en rea-
lidad sí los pueden delegar, pero no abandonar por entero. Los Sacerdotes, los ase-
sores de grupos juveniles, los maestros, etc ... son delegados de los padres pero no
sustitutivo s, en.la Formaci6n Cristiana.
Sin embargo, han sido los mismos Planteles educativos los que han transforma-
do, en virtud de sus horarios, la Evangelización y la Catequesis, en clases que se
dan únicamente en determinadas horas. Así el alumno se va creando una mentali-
dad de que la Religión es de momentos, como figura en el horario: cuando se reza,
cuando se asiste a determinada hora de Catequesis, cuando se celebra un sacramen-
to, etc. Una vez consumados estos actos parece que la Religión también se termina-
ra. En esta forma falseamos el sentido de la Religión, como vivencia, como vida,
como proceso permanente.
Esto mismo sucede en la preparación para la Celebración de los Sacramentos en
los momentos de oración. Todo parece como si se tratara de actos que se terminan,
cuando deben ser vida que se inicia de nuevo con más fuerza, acción que se conti-
núa pero con una nueva síntesis del pasado y que al ser iluminada por la Palabra,
se transforma en vida nueva.
Ahora se está hablando, y muy bien por ello, de planteles educativos en Pasto-
ral para significar, precisamente, que no se trata de sesiones o clases de catequesis
aisladas, sino de actos que tienen una continuidad en la vida de cada uno de los par-
ticipantes y con una conversión hacia el Evangelio, en todo cuanto estemos hacien-
do.
Pero no solo los colegios deben estar en esta tónica sino también todas las enti-
dades que constituyen nuestra sociedad: familia en pastoral, parroquia en pasto-
ral, grupos juveniles en pastoral, porque se trata de un proceso permanente de Evan-
gelización y Catequesis y, para que sea permanente, no puede haber discontinui-
dad.
Este sentido de permanencia debemos tenerlo en cuenta en todos los medios en
que nos movemos, empresa, industria, política, comercio. La Religión, la moral de-
be acompañar en todos estos lugares y se le debe promover por todos los medios.
A veces se le da importancia en los planteles educativos y una vez abandonados
éstos, parece que ya no se tuviera necesidad de seguir esa promoción cristiana. Pue-
bla nos pide que estos esfuerzos sean permanentes y sean tareas de todos: "La obra
evangelizadora que se realiza en la Catequesis exige la comunión de todos, cada uno
según su ministerio y Carisma. Sin eludir responsabilidades apostólicas y misioneras
para que en la Catequesis la Iglesia edifique a la Iglesia. La Iglesia es constantemen-
te Evangelizada y Evangelizadora" (N. 993).

C. Catequesis Acción Prioritaria.

Puebla habla de "El florecimiento de la acción catequística a través de nuevas y


ricas experiencias en los diferentes países" (N. 978).
No cabe duda de que en los últimos tiempos hay una gran preocupación por la
Evangelización y la Catequesis. Principalmente desde Medellín (68) se ha notado
el "esfuerzo sincero para integrar vida y fe"; "una pedagogía catequística basada
Pueblo y lo Catequesis 75

s cónyuges cristianos son en la persona de Cristo"; "amor a la Sagrada Escritura"; "redescubrírniento de la


ooperadores de la gracia y dimensión comunitaria"; "proliferación de textos catequísticos"; "aumento de Ins-
redicadores y los primeros titutos para formación de Catequistas", etc.
a y apostólica:(AA. 30). y ahora después de Puebla surge aún, más vivo, el interés por la Evangelización
a la escuela trasladan tam- y la Catequesis; y, precisamente, todos estamos buscando cómo hacer efectivo este
eres sagrados que en rea- gran deseo de que la Catequesis "debe ser ACCION PRIORITARIA en América
ro. Los Sacerdotes, los ase- Latina" (N. 977).
dos de los padres pero no Nuestros colegios han sido en general, "colegios de enseñanza" y no propia-
mente "colegios en pastoral" y esto como dice "Iglesia ante el cambio" "sin enjui-
s los que han transforma- ciar a nadie ni desconocer los esfuerzos hechos por acertar" (Iglesia ante el Cam-
atequesis, en clases que se bio. N. 232).
e va creando una mentali- En las programaciones del gobierno hemos seguido normalmente el número de
el horario: cuando se reza, horas que se nos ha puesto como materia programada en los diversos cursos tanto
do se celebra un sacramen- de primaria como de secundaria. Y esto ha sido tan matemáticamente seguido que
ligión también se termina- nos contentamos con una hora semanal de educación religiosa en los quintos y
omo vivencia, como vida, sextos de bachillerato. .
Sin embargo, tenemos las horas programáticas que deben ser repartidas según la
ión de los Sacramentos en "orientación" que se quiera dar al plantel. Pero sucede que casi nadie o muy pocos
de actos que se terminan, de nuestros planteles educativos toman algunas de estas horas para la orientación
uerza, acción que se conti- cristiana, que debe ser prioritaria.
iluminada por la Palabra, Nuestra razón de ser como colegios de Iglesia y con el gran porcentaje que tene-
mos en la Educación Colombiana, debe ser razón suficiente para una reflexión seria
teles educativos en Pasto- y una interpelación profunda sobre este campo de la PRIORIDAD en la formación
nes o clases de catequesis cristiana, que nos presentan los documentos de Puebla en forma insistente.
ida de cada uno de los par- Es de temer que esta PRIORIDAD se vaya formando un ambiente conceptual
do cuanto estemos hacien- que con darle.la importancia y ponerlo en primera línea en todo cuanto hablamos
no llegamos a lo que significa y pide Puebla como PRlORIDAD.
ino también todas las en ti- y ya no podemos estar indecisos en la validez de la escuela como medio adecua-
toral, parroquia en pasto- do para la Evangelización y la Catequesis, pues, se levantaban ciertas dudas.
oceso permanente de Evan- Puebla recogiendo los aportes del Documento de la Sagrada Congregación para la
o puede haber discontinui- Educación Católica deja ver la importancia de la escuela en el apostolado, insistien-
do en: "reafirmar eficazmente, sin olvidar otras responsabilidades de la Iglesia en el
nta en todos los medios en campo educativo, la importancia de la escuela a todos los niveles", favoreciendo su
. La Religión, la moral de- transformación en el "lugar más apto para el diálogo entre la fe y la ciencia"; "am-
r por todos los medios. biente privilegiado, que favorezca y estimule el crecimiento de la fe, lo que no de-
os y una vez abandonados pende sólo de los cursos programados de Religión"/(N. 1040).
promoción cristiana. Pue- Debido a esta importancia, la misma Conferencia Episcopal Colombiana ha fija-
tareas de todos: "La obra do como tema para la reunión de 1980: "Educación Católica y Pastoral Educativa
unión de todos, cada uno de la Iglesia en Colombia".
es apostólicas y misioneras Esta PRIORIDAD tiene que comenzar en una motivación seria y a todos los ni-
a Iglesia es constantemen- veles, teniendo en cuenta que motiyar es descubrir y encauzar las fuerzas de energía
que tiene cada persona.
En esta motivación debe tenerse muy en cuenta el testimonio de toda la comu-
nidad educativa, pues, "siendo el testimonio elemento primero de la Evangeliza-
ción y condición esencial en vista de la eficacia real, en la predicación, es necesario
uística a través de nuevas y que esté siempre presente en la vida y en la acción evangelizadora de la Iglesia de
manera que en el contexto de la vida Latinoamericana sea un "signo" que conduz-
gran preocupación por la ca al deseo de conocer la Buena Nueva y atestigüe la presencia del Señor entre no-
edellín (68) se ha notado sotros" (N. 971).
gogía catequística basada Motivar al alumno para que realmente comprenda que la Religión, el cristianis-
76 Area de Catequesis

mo, tiene importancia en su vida, que ella es una línea directriz de su conducta y
una fuente de felicidad. Creo que de esta carencia de motivación nace una de las
principales dificultades para la Catequesis. Como no se les ha hecho ver la tras-
cendencia que tiene en la vida, ni la ven en los diferentes estamentos con los cua-
les se entienden, acaban por convencerse de que no es importante.
En realidad nuestros alumnos no valorarán suficientemente la Religión sino
cuando lean esos valores a través de las directivas del Plantel Educativo, en toda la
comunidad educadora que debe estar anunciando el Evangelio con sus actitudes;
cuando el departamento de educación en la fe se note a la altura, y aún diría, sobre
todos los otros departamentos; cuando nuestros alumnos noten que se trata de un
plantel en Pastoral, como se dice actualmente.
Un plantel en Pastoral, es un plantel que asume primordialmente los valores
evangélicos dentro de su propia realidad y vive comunitariamente (a nivel de todos
los estamentos) un proceso planificado de educación en la fe.
Allí ya no se trata únicamente de unas sesiones de Religión que se ven en un ho-
rario, a igual que todas las otras asignaturas, sino que se trata de un proceso conti-
nuo de educación cristiana; de un proceso prioritario, como primer objetivo, con
el cual se relacionan todas las actuaciones del plantel.
La Evangelización y la Catequesis estarían operantes en todas las estructuras in-
ternas, llámense comunidad educativa, comunidad escolar, comunidad de servicio.
Esta PRIORIDAD catequística y evangelizadora se impone si deseamos llegar co-
mo dice Puebla "a una renovación profunda de la vida cristiana y por tanto a una
civilización que sea participación y comunión de personas en la Iglesia y en la so-
ciedad" (N. 977).
Hemos hablado de la PRIORIDAD en la Catequesis escolar, pero esa prioridad
se puede trasladar a todos los centros de apostolado, ya sean grupos juveniles, pa-
rroquia, familia ... Todos estos centros en donde se trate de madurez o crecimien-
to en la fe, deben estar en Pastoral, esto es, en un proceso permanente y prioritario
de vivencia cristiana; que no se limiten a ciertos momentos en que se habla de Reli-
gión, sino que esos momentos, si los hay, sean a manera de refuerzos de lo que se ha
iniciado y se continúa viviendo.
En este sentido de proceso permanente y prioritario deben tomarse también las
celebraciones de los actos culturales y sobre todo de los Sacramentos. Los Sacra-
mentos no son actos que terminan tan pronto como se fínalízan las celebraciones,
sino que son el inicio de nueva vida ya que se trata de signos de encuentro con el
Señor, que alimentan el proceso permanente de crecimiento en la fe.
Aquí es en donde la Pastoral de Conjunto se presenta con todo su verdadero vi-
gor. Lo iniciado en la escuela se sigue en la familia, en la parroquia, en los grupos de
apostolado y viceversa. Sólo con una Pastoral Orgánica bien entendida, amplia y
prioritariamente, llegaremos a la participación y comunión con buena integración
.de los miembros del Pueblo de Dios, con metas comunes y actitudes comunitarias
evangélicas, permanentes y prioritarias.

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