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La Palabra de Dios y La Catequesis

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LA PALABRA DE DIOS Y LA CATEQUESIS

La naturaleza misma de la catequesis, la de acompañar y hacer madurar la respuesta de los


cristianos, sea cual sea su edad, a la llamada de Dios, comporta su íntima unión con la Biblia.
No podemos separar la Sagrada Escritura de la Catequesis, porque en ella se encuentran
expresadas el misterio de Dios y de Cristo que la catequesis debe ayudar a descubrir y vivir:
porque el alma de toda catequesis es el plan de salvación de Dios para con los hombres y en
la Biblia lo encontramos escrito, centrado en la persona de Cristo.

Está claro que la Biblia debe hallarse presente en toda catequesis, pero no de cualquier
manera. Las características propias que hacen que la Biblia sea Palabra de Dios para el
creyente, deben ser respetadas. La Biblia no es un libro de moral, ni de Teología Dogmáticas,
ni de Arqueología, ni de curiosidades históricas o de narraciones antiguas.... La Biblia es el
libro que contiene la experiencia fundamental de un pueblo creyente.

Estamos viviendo en nuestras catequesis una creciente conciencia de la importancia de la


centralidad de la Palabra en nuestros encuentros, pero aún no es suficiente el espacio, la
rumia, que favorezca el encuentro personal con Jesús, fundamentalmente en la vida de los
catequistas y en consecuencia en la de los catequizandos. Falta formación Bíblica
especialmente en los catequistas que recién comienzan, porque muchas veces se los
convoca y aún no han sido iniciados al discipulado.

También aún en los catequistas que poseen una formación que los preparó más en
contenidos que en hacer experiencia de Dios, hay un modo deficiente de presencia de la
Biblia en sus vidas y en la del grupo:

- Hacen de ella un uso marginal: como fuente de episodios didácticos. Corren el peligro de


reducir la Biblia a lo puramente anecdótico, las personas que han conocido la Palabra de Dios
a través de este medio, llegan a pensar que la Biblia es algo infantil (cuento para niños),
basados en hechos que sucedieron hace siglos y no tienen ningún tipo de influencia en
nuestra vida personal.

Solo informan sobre la Biblia: corren el peligro de conformarse en una serie de


conocimientos sobre la Biblia, pero sin llegar a la experiencia de fe contenida en ella.

-La ponen al servicio de la doctrina: usan la Biblia para demostrar las verdades de fe que
quieren enseñar, instrumentalizando el texto sagrado, al servicio de los contenidos
catequéticos. A este tipo de uso le interesan aquellos textos Bíblicos que corroboran lo
enseñado en el Credo, los Mandamientos, o el Magisterio Eclesiástico.

-La convierten en un instrumento moralizante: la instrumentaliza al servicio de la moral, o


de unas normas de conducta. La Biblia no es un libro de normas morales, sino un libro que
recoge una experiencia profunda de fe y como tal debemos presentarla sin manipulaciones.

-Hacen arqueologismo Bíblico: la Exégesis es un estudio científico de los textos Bíblicos,


considera a la Biblia como un objeto a estudiar (es una experiencia que puede ocurrir en
algunos cursos en la formación de catequistas). La Biblia no es un libro para analizar, sino una
experiencia de fe para ser vivida hoy.

-Hacen una lectura reduccionista: reducen la totalidad del mensaje, aceptando solo unos
aspectos que les interesan más de cerca. Centran la lectura en algunos problemas del
momento o en los interrogantes particulares del grupo, y solo atienden a los textos Bíblicos
que aluden a ellos.

-Interpretan a su gusto: hacen una lectura libre o individualista de la Biblia dando sus


propias interpretaciones personales a los textos que utilizan. Este modo libre y personal de
leer la Biblia olvida que esta nació como la reflexión a la luz de la fe que un pueblo hizo de su
propia historia y está destinada a ser norma de fe de ese pueblo a lo largo de los tiempos.

La presencia auténtica de la Biblia en la catequesis

Centrada en Dios Centrada en el hombre:


La Palabra de Dios se dirige a personas concretas, con una historia personal propia, con sus
alegrías y penas, sus problemas y su ritmo de vida (Abraham, David, los demás apóstoles...)
es una Palabra actual que le habla a las situaciones vida del hombre. Nuestra respuesta es
también distinta de la que Dios pedirá a los creyentes del mañana. Nos exigen valentía y
creatividad para buscar los caminos que nos presenta Dios a nosotros.

Centrada en la Iglesia: Dios ha querido llamar a toda una comunidad humana, para ser signo
y testimonio a todos los hombres. Ha querido encarnar su presencia en nuestro mundo, no en
personas individuales aisladas del resto, sino personas, que forman parte de un pueblo fiel.

Una presencia válida de la Biblia en la catequesis, debe ayudar a comprender el misterio de la


Salvación de Dios en la Historia. Debe presentar las acciones salvíficas de Dios en el pasado,
para ayudar a descubrir las acciones salvíficas y operantes de Dios en el presente. Debe
llevar a dialogar, iluminar la realidad cotidiana, con el misterio de Jesucristo.

La catequesis hoy siente la necesidad de seguir la misma pedagogía que Dios usó al
revelarse a nosotros. Por eso, las características que encontramos en el proceso revelador de
Dios al mundo, serán también las características de la catequesis. Entre ellas sobresalen:

• La dimensión personal y al mismo tiempo comunitaria,


• el cristocentrismo de la catequesis,
• un dinamismo propio del crecimiento humano: etapa de de la vida – psicología evolutiva
-religiosidad...
• la dimensión histórica y existencial
• y la dimensión socio-transformadora.

Al seguir la pedagogía de Dios la catequesis se orienta por el principio de la interacción: la


mutua influencia entre el mensaje y la existencia, entre la formulación de la fe y la experiencia
de vida, entre fe y cultura (inculturación).
La catequesis busca manifestar la unidad entre el proyecto salvífico de Dios y las aspiraciones
de las personas. Entre los documentos más importantes de esta a visión renovada de la
Revelación y de la evangelización inculturada.

Conclusiones
La experiencia hace ver y nos hace enfrentarnos con ciertas dificultades que tienen los
catequistas por ausencia de una vida espiritual y praxis centrada en la Palabra: falta de
docilidad al Espíritu, que conduce a interpretarla y actualizarla según el mismo espíritu con
que fueron redactadas, modo deficiente de presentarla, falta de formación.

La centralidad de la Palabra en la catequesis hace que debamos vivirla con un trato “familiar”,
cercano, como alimento, sostén, guía de toda nuestra tarea. El encuentro de los discípulos de
Emaús con Jesús, descrito por el evangelista Lucas (cf. Lc 24, 13-35), representa en cierto
sentido el modelo de una catequesis en cuyo centro está la « explicación de las Escrituras»,
que sólo Cristo es capaz de dar (cf. Lc 24, 27-28)”

Por esta razón el catequistas, como Moisés frente a la zarza ardiente, se adentrará en el
misterio de Dios que nunca podrá terminar de abarcar o de comprender“. ..sácate tus
sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada” (Ex 3, 1ss ) en actitud de escucha y
admiración ante el Creador.

La comunidad es el lugar donde la Palabra debe ser escuchada y acogida, como realidad viva
y actual para ser interpretada en común. Las motivaciones, lo que constituye la razón por la
que deben reunirse o “estar juntos”, no son de orden psicológico y pedagógico (necesidad del
grupo para el crecimiento de la persona...), ni de evasión de la realidad, ni compensación de
otras frustraciones... es porque la identidad del catequista y del grupo viene referida al
encuentro con Jesús que les habla en su Palabra a cuyo servicio llama a los catequista.

Nos dice el Sínodo que el grupo es el lugar adecuado para escucha la Palabra. Es una
escucha de fe, capaz de captar la voz de Dios. Trata de hacer del catequista, del grupo,
“oyentes de la Palabra de Dios”, para ser servidores fieles. El área de escucha es doble: los
textos bíblicos (o los documentos eclesiales o carismáticos) y la vida de los componentes del
grupo. Escucha humilde, disponible, que penetra la vida para iluminarla, corregirla, y
transformarla. Afirma san Gregorio Magno: “La Sagrada Escritura es como un espejo puesto
ante los ojos de nuestra mente para que podamos ver en él nuestro rostro interior”. Prosigue
san Gregorio: “La Palabra de Dios crece con el que la lee.”

Todo se convierte en un encuentro de experiencias y en un testimonio de la presencia del


Señor en medio de la comunidad. Los catequistas comparten interrogantes y dificultades
existenciales acerca del modo de vivir, testimoniar y servir el mensaje cristiano para que su
Palabra no quede vacía de eficacia. La finalidad de la catequesis es formar testigos, no de
“preparar expertos”, capaces de dar razón, con su propia vida de la Palabra que transmiten.
Actividades:

• Los estudiantes leen el material y realizan:

• Explica: ¿Qué importancia tiene la Biblia en el quehacer catequético?

• ¿Estás de acuerdo con las deficiencias en la aplicación y utilización de la palabra de Dios,


según lo presentado en el artículo de estudio? Justifica tu respuesta

• Explica cómo debe ser la presencia auténtica de la Biblia en la catequesis

• Realiza un comentario sobre cómo debe ser la centralidad de la palabra de Dios

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