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Apuntes de Dinámicas Traumatogénicas

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APUNTES DE DINÁMICAS TRAUMATOGÉNICAS

En un artículo clásico, Finkelhor y Browne (1985), señalan que existirían cuatro esquemas
cognitivos, denominados “Dinámicas traumatogénicas”que mediarían entre el evento de abuso y
el ajuste psicológico posterior. Estas dinámicas, alterarían la orientación cognitiva y emocional del
niño hacia el mundo creando una distorsión en su capacidad afectiva, autoconcepto y visión de
mundo. Las dinámicas traumatogénicas descritas por Finkelhor et al. (1985) son: a) “sexualización
traumática”, refiere al proceso en que las víctimas evidencian un comportamiento y una
preocupación sexual (interés o aversión) inapropiados para su edad, generando una
conceptualización distorsionada acerca de las relaciones sexuales como resultado de cosas que los
ofensores les ha dicho y hecho; b) “estigmatización”, donde los niños y niñas que son víctimas a
menudo se sienten aislados, culpables y avergonzados como resultado de este abuso;
c)“Traición”, es una reacción sobre la pérdida de una figura significativa de confianza (en casos
que el agresor sea conocido de la víctima), y que puede generar una intensa necesidad de lograr
confianza y seguridad manifestando una extrema dependencia y búsqueda de una relación
protectora o por el contrario, caracterizarse por la hostilidad, la ira, el aislamiento, agresividad y
rechazo a las relaciones íntimas; y d) “Pérdida de control» (indefensión), que se relaciona con el
miedo y ansiedad ante la creencia de incapacidad de controlar los acontecimientos nocivos, estas
creencias ponen en peligro el sentido de eficacia y habilidades de afrontamiento. La sensación de
pérdida de control podría asociarse a la desesperanza, depresión y conductas que podrían generar
la incapacidad de hacer frente a su entorno, además de aumentar el riesgo de una victimización
posterior.

En síntesis, es posible afirmar del modelo traumatogénico, que la estigmatización se asocia


directamente con la culpa, la sexualización traumática se focaliza en los efectos en el
comportamiento sexual, el sentimiento de traición se enfoca en las dificultades para formar
relaciones y, finalmente, la pérdida de control se relaciona con el miedo, ansiedad y
sintomatologías asociadas al estrés post traumático. En una misma línea teórica, Celano (1992),
plantea un MODELO DE ATRIBUCIONES DE RESPONSABILIDAD PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES
VÍCTIMAS, las cuales se resumen en un pensamiento global de auto desaprobación y culpa. Las
atribuciones de culpa y responsabilidad se agrupan en las siguientes dimensiones: a)
responsabilidad por no reconocer la interacción abusiva (ej. “no sabía que eso era abuso”, “no
sabía que esa forma de tocarme era inapropiada”; b) responsabilidad de participación (ej. “Nunca
dije que se detuviera”, “era como un juego”); c) responsabilidad por las consecuencias familiares
de la develación (ej. “he causado problemas a mi familia”, “ahora que conté lo ocurrido mi papá
fue detenido”); d) responsabilidad por fallar en buscar ayuda (ej. “debí haber contado antes”); e)
responsabilidad por haber obtenido placer o ganancias (ej. “yo recibía regalos por esto”, “me decía
que éramos como pololos”); y e) responsabilidad por no auto protegerse (ej. ”Nunca supe que
esto me iba a afectar después”, “no supe defenderme”). Las atribuciones de responsabilidad
serían un mediador entre el evento abusivo y las consecuencias psicológicas posteriores, no
obstante, su génesis se relaciona tanto con la dinámica propia del abusador sobre la víctima, como
en la respuesta del contexto familiar y/o institucional ante la develación de la víctima,
adicionalmente incidiría el estilo atribucional de la víctima. En tanto, Mannarino, Cohen y Berman
(1994), plantean que niños y niñas víctimas, pueden desarrollar percepciones y atribuciones
particulares sobre su experiencia de victimización. Estas atribuciones y percepciones incluyen: a)
sentirse distinto a sus pares, en el sentido de creer que la condición traumática los diferencia del
tránsito evolutivo de sus pares, en cuanto a un sentimiento de estigmatización que condiciona sus
intereses, sus habilidades, su esquema corporal; b) autoinculpación por el abuso, relacionado con
creencias de no haber podido evitar que el abuso ocurriera, por haber participado activamente de
tales prácticas, de provocar consecuencias negativas para la familia a raíz de la develación del
abuso; c) creencias de no ser veraces, asociado a la respuesta de la familia y el contexto de la
víctima posterior a su develación, se trata de un sentimiento de baja credibilidad percibida; y d)
reducción de la confianza interpersonal, frente a esta dimensión la víctima posterior al abuso
establecería un patrón de evitación por establecer relaciones con otros, conductualmente se
caracterizaría por evitación o agresión interpersonal.

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