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Deyvis Ramirez Resumen Ley No. 141-15

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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Primada de América / Fundada 28 Octubre 1538

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas


Escuela de Derecho
División de Postgrado y Educación Permanente

PROGRAMA ACADEMICO

Maestría en Derecho Económico y Financiero


Derecho Societario y Empresarial

LEY NO. 141-15 DE REESTRUCTURACIÓN Y LIQUIDACIÓN DE


EMPRESAS Y PERSONAS FÍSICAS COMERCIANTES Y
SU REGLAMENTO DE APLICACIÓN.

En este resumen de la Ley de Reestructuración y Liquidación de Empresas y


Personas Físicas Comerciantes (Ley No. 141-15), que tiene por objeto
establecer los mecanismos y procedimientos destinados a proteger a los
acreedores ante la dificultad financiera de sus deudores como data en el
artículo siguiente:

Artículo 1. Objeto. Esta ley tiene como objeto establecer los mecanismos y
procedimientos destinados a proteger a los acreedores ante la dificultad
financiera de sus deudores, que puedan impedir el cumplimiento de las
obligaciones asumidas, y lograr la continuidad operativa de las empresas y
personas físicas comerciantes, mediante los procedimientos de
reestructuración o liquidación judicial, conforme se definen en esta ley. Párrafo.
A su vez, esta ley tiene como objeto establecer el marco jurídico aplicable en
cuanto a la cooperación y coordinación de los procesos de reestructuración e
insolvencia transfronterizos1.

El 7 de agosto de 2015 el Poder Ejecutivo promulgó la Ley No. 141-15 de


Reestructuración y Liquidación de Empresas y Personas Físicas Comerciantes
de la República Dominicana (en lo adelante “la Ley ”), que entrará en vigor el 7
de febrero de 2017. Esta ley marca un antes y un después en el sistema
normativo dominicano al tratarse de una pieza adaptada a nuestros tiempos y a
las circunstancias reales de las actividades de comercio y de negocios.

Antes de la promulgación de esta Ley no existía un marco jurídico que


contemplara la reestructuración financiera de las empresas y las personas
físicas comerciantes solo podía recurrirse a las figuras de la quiebra y la
liquidación, la primera contenida en los artículos 437 al 614 del Código de
Comercio y en la Ley No. 4582 sobre Declaración de Estado de Quiebra de
1956, y la segunda en los artículos 408 al 439 de la Ley. 479-08, General de
Sociedades Comerciales y Empresas Individuales de Responsabilidad
Limitada, modificada por la Ley 31-11. Además, la Ley 141-15 ha creado
novedosas figuras propias a fin de viabilizar la efectiva aplicación de sus
disposiciones y ordena el establecimiento de tribunales especializados para
conocer de los procesos judiciales.

De la lectura previa podemos colegir el doble objeto que tiene la ley: i) proteger
a los acreedores frente a la insolvencia de sus deudores; ii) contribuir a que los
deudores superen su situación de insolvencia, garantizando su continuidad
operativa.

Consideramos interesante el hecho de que la Ley convierte a la


reestructuración en regla y a la liquidación en excepción, supeditando la
segunda a la obligatoria ocurrencia previa de la primera, lo que constituye una
positiva transformación en los efectos jurídicos, económicos y sociales que
envuelven la dinámica de la insolvencia. La idea es que mediante los procesos
previstos en la Ley los deudores recuperen sus acreencias, la empresa

LEY_ley_no._141_15_de_reestructuracion_y_liquidacion_de_empresas_y_personas_fisicas_comerciant
es.pdf
continúe sus operaciones y los trabajadores sigan laborando, todo lo cual
contribuye a una fluidez y resiliencia en la dinámica económica nacional.

El artículo 2 establece el alcance de la Ley e indica que su ámbito de aplicación


comprenderá las siguientes categorías:

a) Personas físicas comerciantes nacionales o extranjeras

Esta categoría especifica que no todas las personas físicas pueden ampararse
por esta Ley, sino solo aquellas que posean la calidad de comerciantes; por
comerciantes deben entenderse las personas que realicen actos de comercio y
hacen de ello su profesión habitual, tal como indica el artículo 1 del Código de
Comercio de la República Dominicana.

En el caso de las personas físicas comerciantes extranjeras consideramos que,


aunque la Ley no lo indica, debe considerarse el criterio de constancia o
habitualidad en los actos de comercio que realicen, es decir, que aquel
extranjero que circunscribe sus acciones comerciales a actos únicos,
temporales o aislados no debería caer bajo el amparo de esta Ley.

b) Empresas nacionales y las domiciliadas o con presencia permanente en el


país

Esta categoría no requiere de mayores explicaciones, pero no podemos dejar


de comentar que se ha tomado un criterio amplio que abarca a la mayoría de
las empresas que operan en el país. La distinción entre domiciliadas y con
presencia permanente no es una necedad gramatical del legislador, en tanto la
primera es aquella que se encuentra registrada como empresa extranjera en
registro mercantil de su domicilio principal en el país, mientras que la segunda
corresponde a las que operan habitualmente, aun sin tener el referido registro
mercantil como empresa extranjera2.

2
LÓPEZ LUBIAN, Francisco. Reestructuración financiera: Algunas lecciones prácticas. El País,
16 de noviembre de 2012 (consultado el 28/07/2016). Disponible en:
http://blogs.elpais.comvia-ie-business/2012/11/reestructuraci%C3%B3n-financiera-algunas-
lecciones-pr%C3%A1cticas.html.
La Ley indica que se excluyen de su alcance: i) las empresas y sociedades
comerciales cuya participación mayoritaria o control es ejercido por el Estado;
ii) las entidades de intermediación financiera, y iii) los intermediarios de valores,
sociedades administradoras de fondos de inversión, depósitos centralizados de
valores, bolsas de valores, sociedades titularizadoras y cualquiera considerada
participante del mercado, con excepción de las sociedades de suscripción
pública, regidas por la Ley de Mercado de Valores No. 19-00.

PRINCIPIOS DE LA LEY

La Ley contiene diez principios rectores que constituyen las directrices de las
disposiciones y actuaciones que contempla. Estos principios son: celeridad,
conducta ética, eficiencia, gobernabilidad económica y corporativa, igualdad,
maximización de activos, negociabilidad, reciprocidad, transparencia e
información y universalidad.

De estos principios resaltamos los de celeridad y eficiencia, ya que el estado de


insolvencia genera incertidumbre en todas las partes involucradas y debe ser
resuelto con urgencia; también los de gobernabilidad económica y corporativa,
maximización de activos y negociabilidad, puesto que juntos garantizan que el
proceso se realice con equidad y con las debidas garantías de los intereses de
las partes intervinientes.

LA JURISDICCIÓN DE LIQUIDACIÓN Y REESTRUCTURACIÓN JUDICIAL

El capítulo III de la Ley está dedicado a la jurisdicción de reestructuración y


liquidación: un nuevo tribunal cuya función es conocer de los procesos de
reestructuración y liquidación de empresas y personas físicas comerciantes y
de las acciones judiciales vinculadas a estas.

Se indica que la jurisdicción estará integrada por tribunales de reestructuración


y liquidación de primera instancia y cortes de apelación de reestructuración y
liquidación, y que las decisiones de estas últimas podrán ser recurridas en
casación ante la Sala Civil y Comercial de la Suprema Corte de Justicia.
La Ley crea dos tribunales especiales, uno en el Distrito Nacional y el otro en
Santiago, que serán competentes territorialmente para conocer todos los
asuntos en esta materia, según lo indica la Ley.

Sobre esta apartado queremos resaltar dos puntos: i) claramente estos


tribunales deberán contar con jueces especializados en la materia, por ende
tanto el Poder Judicial como la Escuela Nacional de la Judicatura deben, desde
ya, aplicar programas especiales para la formación de los jueces que
integrarán estos tribunales, a fin de garantizar su capacidad; ii) por lo novedoso
y especializado de la Ley, consideramos que los primeros años podrían ser
tímidos los casos que conozcan los tribunales, sin embargo, conforme se vaya
entendiendo la relevancia de los procesos, tanto para deudores como para
acreedores, veremos un crecimiento exponencial de los asuntos, razón por la
cual dos tribunales no darán abasto. A lo antedicho se suma la valoración
sobre el costo económico del traslado hacia la ciudad de Santiago o al Distrito
Nacional, que deberán cubrir los interesados. Definitivamente llegará el
momento de crear nuevos tribunales, algo que se pudo prever desde ya en la
Ley3.

EL PROCESO DE REESTRUCTURACIÓN

En la reestructuración de deuda se trata de lograr un acuerdo sobre los futuros


términos y condiciones de la deuda con el objetivo de hacer viable la empresa
cuando ya existe una situación actual o inminente de insuficiencia financiera ”.

En ese sentido, el proceso de reestructuración debe ser requerido al tribunal de


reestructuración y liquidación competente, ya sea por parte del deudor o de
cualquiera de los acreedores con calidad, según lo indicado en el artículo 33 de
la Ley.

La instancia de solicitud de reestructuración debe depositarse por escrito,


debidamente motivada y con los requisitos establecidos en la Ley y su
reglamento. El solicitante debe establecer claramente en la instancia al menos
3
LÓPEZ LUBIAN, Francisco. Reestructuración financiera: Algunas lecciones prácticas. El País,
16 de noviembre de 2012 (consultado el 28/07/2016). Disponible en:
http://blogs.elpais.comvia-ie-business/2012/11/reestructuraci%C3%B3n-financiera-algunas-
lecciones-pr%C3%A1cticas.html.
una de las condiciones indicadas en el artículo 29 de la Ley, so pena de que la
instancia sea rechazada.

Ante la solicitud de reestructuración, el tribunal debe ordenar la designación de


un verificador, que será una persona física autorizada para dichas funciones
cuyo objetivo será confirmar la situación financiera del deudor y comunicar al
tribunal los resultados de sus pesquisas.

En caso de acuerdo entre las partes, la norma permite que estas presenten un
acuerdo previo de plan que, en caso de ser aceptado por el tribunal, tendrá el
mismo efecto que la reestructuración ordenada judicialmente. El deudor deberá
colaborar con las tareas del verificador aunque la Ley establece medios de
defensa para este, respecto de la procedencia o no de la o las solicitudes de
reestructuración realizadas.

Si el tribunal acoge el proceso de reestructuración, se ordenará la notificación y


se iniciará el proceso de conciliación y negociación, que será guiado por un
conciliador, persona física designado por el mismo tribunal. Durante este
proceso quedarán suspendidas todas las acciones judiciales, administrativas o
arbitrales ejercidas contra la masa, de manera que el deudor pueda continuar
con el funcionamiento del negocio.

Precisamente, para la continuidad del negocio durante el proceso de


conciliación se prevé que el tribunal pueda, a petición del conciliador y sin
mediar objeción de la mayoría de acreedores, autorizar nuevos financiamientos
a cargo del deudor para asegurar la continuidad de las operaciones ordinarias.
Sin embargo, se protege por igual a los acreedores en tanto a que, a solicitud
fundamentada de estos, el conciliador podrá accionar en nulidad contra los
actos realizados por el deudor dentro de los dos años anteriores a la fecha de
la solicitud de reestructuración, cuando esos actos hayan constituido una
distracción injustificada de los bienes de la masa 4.

4
LÓPEZ LUBIAN, Francisco. Reestructuración financiera: Algunas lecciones prácticas. El País,
16 de noviembre de 2012 (consultado el 28/07/2016). Disponible en:
http://blogs.elpais.com/via-ie-business/201211/reestructuraci%C3%B3n-financiera-algunas-
lecciones-pr%C3%A1cticas.html.
El pago de las deudas posteriores al inicio del proceso de conciliación y
negociación deberá hacerse en el orden siguiente:

1. las deudas de naturaleza laboral cuyo importe no haya sido avanzado en


aplicación del Código de Trabajo u otras leyes referentes a la seguridad
social o salud del trabajador;
2. los gastos del procedimiento de reestructuración, incluyendo los
honorarios de los funcionarios y auxiliares involucrados en el proceso;
3. los préstamos consentidos por entidades de intermediación financieras u
otros terceros aportantes de financiamientos autorizados por el tribunal;
4. las acreencias de los proveedores o suplidores esenciales y de servicios
públicos autorizados por el tribunal;
5. las acreencias resultantes de la ejecución de los contratos que continúen
vigentes luego del inicio del proceso de reestructuración, conforme a las
disposiciones del artículo 88 de esta ley y de los cuales el acreedor
acepta recibir un pago diferido. En caso de rescisión de un contrato que
continúe vigente, las indemnizaciones y penalidades serán excluidas del
beneficio de esta disposición, y
6. los otros créditos según su rango.
No podemos dejar de comentar que la Ley contempla para el proceso de
reestructuración disposiciones que salvaguardan los contratos convenidos por
el deudor, así como las relaciones con sus trabajadores, siempre que se
cumplan las normas laborales.

Finalizado el proceso de reestructuración, el deudor, el conciliador o cualquier


acreedor con calidad puede solicitar su terminación y el inicio del proceso de
liquidación judicial. La conversión no ocurre de manera automática, sino
mediante sentencia del tribunal competente5.

5
LÓPEZ LUBIAN, Francisco. Reestructuración financiera: Algunas lecciones prácticas. El País,
16 de noviembre de 2012 (consultado el 28/07/2016). Disponible en:
http://blogs.elpais.com/via-ie-business/2012/11/reestructuraci%C3%B3n-financiera-algunas-
lecciones-pr%C3%A1cticas.html.
EL PROCESO DE LIQUIDACIÓN JUDICIAL

El procedimiento de liquidación judicial puede ser iniciado ante el tribunal por


cualquiera de las siguientes partes legitimadas y ante la ocurrencia de una o
alguna de las situaciones siguientes:

i) la solicitud, en cualquier momento, del deudor;

ii) la solicitud del verificador, ante la falta de información u obstaculización de


sus labores por parte del deudor o de los sujetos obligados a cooperar de
acuerdo a lo previsto en esta ley o mediante el informe de verificación cuando
determine que el deudor se encuentra en una situación de una reestructuración
manifiestamente inviable;

iii) la solicitud del conciliador durante el proceso de conciliación y negociación,


bien sea por la imposibilidad de asumir sus funciones debido a la falta de
cooperación o disposición de las partes obligadas, por la manifiesta inviabilidad
del deudor en proceso de reestructuración razonablemente demostrada o por la
terminación del plazo para la aprobación del plan sin su aprobación;

iv) por el deudor, el conciliador, un acreedor reconocido, o por decisión de la


mayoría de acreedores tramitada a través del asesor de los acreedores, ante el
incumplimiento de las previsiones del plan de reestructuración durante su
ejecución según prevé el artículo 144 de la Ley. En estos casos, la simple
solicitud no tiene efectos suspensivos, modificadores o condicionantes sobre el
plan de reestructuración en ejecución6.

A tales efectos, y en caso de que el tribunal decida iniciar el proceso, designará


inmediatamente a un liquidador, que será una persona física encargada de
actuar como administrador o guía del proceso en cuestión.

La sentencia que ordena la liquidación judicial implica de pleno derecho, a


partir de su notificación, el desapoderamiento del deudor en cuanto a la

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LÓPEZ LUBIAN, Francisco. Reestructuración financiera: Algunas lecciones prácticas. El País,
16 de noviembre de 2012 (consultado el 28/07/2016). Disponible en:
http://blogs.elpais.com/via-ie-business/2012/11/reestructuraci%C3%B3n-financiera-algunas-
lecciones-pr%C3%A1cticas.html.
administración y disposición de los bienes adquiridos a cualquier título hasta
que la liquidación judicial sea clausurada. El liquidador asume desde este
momento todas las prerrogativas y facultades de administración.

El liquidador debe presentar ante el tribunal un plan de liquidación de los


bienes y derechos que integran la masa, para lo cual contará con un plazo de
quince días hábiles a partir de la aprobación de la lista definitiva de acreencias.

El tribunal dará por clausurado el proceso de liquidación en caso de que: i) no


exista más pasivo exigible o el liquidador disponga de suficientes sumas para
desinteresar a los acreedores, y ii) en caso de imposibilidad de continuación
debido a la insuficiencia del activo.

Las acreencias en la liquidación judicial deben pagarse de conformidad con las


disposiciones legales vigentes, respetando siempre el orden de prelación de los
acreedores participantes.

Cabe mencionar que en el capítulo v de la Ley se indican los recursos


disponibles contra las decisiones de los tribunales de jurisdicción de liquidación
y reestructuración judicial, así como aquellas decisiones o acciones que no son
susceptibles de recurso.

COOPERACIÓN CON TRIBUNALES Y REPRESENTANTES EXTRANJEROS

El capítulo IV del título IV de la Ley contempla disposiciones especiales


respecto de los procesos judiciales o administrativos para casos
internacionales de reestructuración o liquidación, en cuatro supuestos:

i) un tribunal extranjero o un representante extranjero solicita asistencia en la


República Dominicana en relación con un procedimiento extranjero;

ii) se solicita asistencia en un Estado extranjero en relación con un


procedimiento de reestructuración o liquidación judicial que se tramita con
arreglo a la Ley.
iii) se tramitan simultáneamente y respecto de un mismo deudor un
procedimiento extranjero y un procedimiento en la República Dominicana con
arreglo a la Ley.

iv) los acreedores u otras personas interesadas, que están en un Estado


extranjero, tienen interés en soliciten la apertura de un procedimiento de
reestructuración o liquidación judicial, o en participar, en un procedimiento que
se esté tramitando con arreglo a la Ley.

Las disposiciones previstas en el capítulo IV entrarán en vigor si no se dispone


de otro modo en los tratados internacionales de los que República Dominicana
sea parte.

INFRACCIONES, SANCIONES Y DELITO DE BANCARROTA

No podemos finalizar este análisis de la Ley sin mencionar que su título V


dispone sanciones penales para diversas infracciones y el delito de bancarrota.
Las sanciones previstas llegan hasta los tres años de reclusión y multas de
hasta 1,250 salarios mínimos.

De su parte, la condena por delito de bancarrota contempla sanciones de hasta


tres años de reclusión y multas de hasta 3,500 salarios mínimos, además de
que los individuos declarados culpables del delito de bancarrota podrán recibir
las penas complementarias de interdicción para el ejercicio de las funciones
que ocupaban o las actividades que realizaban. Las referidas disposiciones
abarcan a todas las partes involucradas en los procesos contenidos en la Ley,
deudores, acreedores, verificadores, conciliadores y liquidadores 7.

Este marco sancionador recibe todos nuestros elogios, pues su carácter rígido
constriñe a la necesaria transparencia que requiere tanto el proceso de
reestructuración financiera como el de liquidación judicial.

7
LÓPEZ LUBIAN, Francisco. Reestructuración financiera: Algunas lecciones prácticas. El País,
16 de noviembre de 2012 (consultado el 28/07/2016). Disponible en:
http://blogs.elpais.com/via-ie-business/2012/11/reestructuraci%C3%B3n-financiera-algunas-
lecciones-pr%C3%A1cticas.html.
Mediante la Ley No. 141-15 de Reestructuración y Liquidación de Empresas y
Personas Físicas Comerciantes de la República Dominicana, el legislador ha
creado un régimen legal que brinda ayuda tanto a las empresas y comerciantes
personas físicas como a los acreedores, ya que permite, en primer orden, que
las empresas y comerciantes personas físicas puedan normalizar sus
relaciones comerciales y crediticias, mediante la reestructuración operacional,
administrativa, de activos o pasivos. La liquidación judicial queda como una
última y excepcional fase.

La ley considera la realidad del mundo globalizado al contemplar la


cooperación internacional, la cual está llamada a facilitar los procesos judiciales
o administrativos internos con elementos extranjeros, o viceversa.

Muy importante ha sido el establecimiento de un régimen sancionador que


promueve la transparencia en todos los actores involucrados en cada una de
las fases dispuestas por la Ley.

Esperamos que a la entrada en vigor de la Ley en febrero de 2017 cuente con


su respectivo reglamento de aplicación y la habilitación de los tribunales
especializados. Igual de importante será la difusión de la norma entre los
operadores y auxiliares de la justicia, la celebración de actos académicos, de
debate y el acercamiento lato de los elementos esenciales al público en
general.

La reestructuración puede ser solicitada al Tribunal de Reestructuración y


Liquidación competente, tanto por el deudor como por alguno de los
acreedores a los cuales la Ley 141-15 otorga calidad para ello.  Una vez
introducida la solicitud de reestructuración, el Tribunal debe ordenar la
designación de un Verificador para confirmar la situación financiera del Deudor
y comunicar al Tribunal los resultados de sus investigaciones 8.

8
https://www.castillo.com.do/ley-de-reestructuracion-financiera-y-su-reglamento/#:~:text=El
%207%20de%20agosto%20de,Ejecutivo%20promulg%C3%B3%20la%20Ley%20No.
Otro aspecto interesante de la Ley No. 141-15 es la clasificación de algunas
figuras jurídicas en el marco de aplicación de dicha ley y el régimen de
regulación de insolvencia comercial; estableciendo los diferentes tipos de
deudores y acreedores en el ámbito comercial, e instaurando nuevas figuras
como “el verificador” (la persona designada para realizar el levantamiento
respecto de la situación financiera del deudor e informarle al tribunal) y “el
conciliador” (persona encargada de procurar el acuerdo entre el deudor y sus
acreedores), entre otros. Dicha normativa establece la jurisdicción competente
de conocer estos procedimientos, específicamente ante jueces especializados
en la materia. Por tanto, estamos frente a una ley que estratégicamente
adecúa, clasifica y regula los agentes que intervienen en el comercio, organiza
toda una estructura procedimental y sistemática, de acuerdo al orden lógico
jurídico preexistente, para  “proteger a los acreedores frente a la insolvencia de
sus deudores, y contribuir a que los deudores superen su situación de
insolvencia, garantizando su continuidad operativa”.

on el objetivo de instaurar los procedimientos y mecanismos necesarios para 


la protección efectiva y una preservación eficiente de los derechos de los
acreedores frente a la insolvencia o deficiencia económica de sus deudores,
fue promulgada el 7 de agosto del 2015 la Ley No. 141-15 de Reestructuración
Mercantil y Liquidación de Empresas y Personas Físicas Comerciantes (en
adelante, “Ley No. 141-15), la cual también tiene como finalidad complementar
y adecuar la legislación dominicana en el ámbito comercial.

De acuerdo con dicha normativa, a través de la reestructuración y liquidación


de empresas y personas físicas comerciantes, la legislación dominicana se
sitúa a la altura de otras legislaciones en el derecho comparado, cuya
herramienta ha sido sumamente efectiva para disminuir y regular los niveles de
insolvencia en el ámbito comercial, a través de los tribunales e instituciones
especializadas creados para conocer procedimientos de tal índole.

El carácter de orden público que reviste a esta ley resulta ser uno de los puntos
más interesante, ya que denota el interés del legislador y su valoración a las
disposiciones constitucionales que establecen la obligación del Estado de
procurar la impulsión de la economía, el comercio y la industria; y
consecuentemente, de esta manera asegurar el desarrollo sostenible de las
mismas; dejando a un lado la concepción común de asimilar las deudas entre
comerciantes como situaciones jurídicas de interés netamente privado, para
otorgarles un carácter de interés social.

Igualmente, esta ley instaura sus propios principios rectores de aplicación,


entre los cuales están la celeridad y la eficiencia, así como principios muy
particulares propios de la materia, como son la negociabilidad y maximización
de activos. Todo esto, con miras a resguardar la efectividad de la aplicación de
la ley y optimizar su alcance y aplicación, en armonía con su objetivo principal.

Así pues, con la introducción de esta disposición legal quedan desfasadas las
figuras jurídicas que anteriormente eran las únicas que se presentaban en los
momentos de deficiencia económica o insolvencia extrema de los deudores: la
quiebra, bancarrota y la liquidación de empresas de acuerdo con la ley de
sociedades comerciales. Es decir, se modifican estas disposiciones para
introducir mecanismos más eficientes de regulación del régimen comercial,
previniendo la decadencia prematura de los activos del deudor.

Precisamente a los fines de la continuidad del negocio durante el proceso de


Conciliación se prevé que el Tribunal puede, a petición del conciliador y sin
mediar objeción de la mayoría de acreedores, autorizar nuevos financiamientos
a cargo del deudor para asegurar la continuidad de las operaciones
ordinarias.A solicitud de los acreedores debidamente fundamentada, el
Conciliador puede accionar en nulidad contra de actos realizados por el Deudor
dentro de los 2 años anteriores a la fecha de la solicitud de reestructuración,
cuando esos actos hayan constituido una distracción injustificada de los bienes
de la masa9.
9
https://www.castillo.com.do/ley-de-reestructuracion-financiera-y-su-reglamento/#:~:text=El
%207%20de%20agosto%20de,Ejecutivo%20promulg%C3%B3%20la%20Ley%20No.
¿Cuáles son las principales características de la Ley de Reestructuración de
Empresas en el país?

La Ley 141-15 sobre reestructuración de empresas y personas físicas


comerciantes (Ley de Reestructuración), tiene como objetivo principal el
establecimiento de procedimientos tendentes a que las empresas y personas
físicas comerciantes en situación real o potencial de insolvencia, puedan optar
por un esquema de continuidad del negocio, y no por la opción de liquidación
directa.

En este sentido, esta legislación se fundamenta en la tendencia global y


desarrollada en los últimos 30 años, que busca fomentar mayor equilibrio entre
deudores y acreedores, con el fin de que los negocios en riesgo puedan tener,
como primera opción, una oportunidad de continuidad a través de una
reestructuración mercantil.

Cabe resaltar que este mecanismo constituye una novedad en República


Dominicana, en tanto la normativa anterior, con cerca de un siglo de vigencia,
se concentraba esencialmente en un modelo dirigido a la liquidación de los
activos de la empresa.

A partir de esta ley, ¿podrán las empresas declararse en quiebra como ocurre
en otros países?

La Ley de Reestructuración permite que las empresas y personas físicas


comerciantes que se encuentren en alguna de las condiciones de real o
potencial insolvencia se acojan a este procedimiento especial, como ocurre
actualmente en la inmensa mayoría de los países. Los umbrales para el mismo
se contemplan en el artículo 29 de la Ley. Es importante destacar que, por un
lado, los deudores (empresas o personas físicas comerciantes) pueden
acogerse a esta Ley de dos formas: i) activando un mecanismo de negociación
con los acreedores previo al inicio del proceso ante el Tribunal especial (este
es el llamado Plan Previo de Reestructuración); o, ii) directamente solicitando la
reestructuración ante el Tribunal especial, una vez la existencia de una o varias
de las causales de Ley previstas. El proceso, en razón de los montos de
acreencias involucradas, puede ser abreviado (plazos se reducen a la mitad) o
común (plazos normales previstos), y se lleva a cabo ante un Tribunal especial
(salas de primera y segunda instancia especialmente designadas al efecto) 10.

Resulta esencial tener en consideración que, conforme a esta Ley, los


acreedores también tienen la potestad de solicitar la reestructuración de sus
deudores (empresas o personas físicas comerciantes), siempre que se
cumplan con los criterios de acceso e insolvencia previstos en la Ley.

¿Qué impacto tiene para las empresas la aplicación de esta legislación?

Para las empresas esta legislación se convierte en una herramienta que les
permite acceder a una vía de negociación en aquellos casos de crisis que real
o potencialmente puedan comprometer su continuidad. De esta forma, la
legislación establece una serie de derechos y obligaciones para fomentar una
conciliación entre deudores y acreedores, no siendo la primera opción el cierre
y la liquidación del negocio. No obstante, en aquellos casos de inviabilidad
manifiesta, la liquidación de los activos y la disolución de la empresa es
prevista por la Ley.

Resulta importante resaltar que la Ley es severa en los casos en que este
proceso especial, en cualquiera de sus formas, es utilizado de mala fe, es
decir, con el objeto de evadir, incumplir o limitar el cumplimiento de las
obligaciones de los deudores respecto de sus acreedores 11.

Y en el caso de las personas físicas, ¿qué implicaciones tiene la ley para ellos?
¿podrían declararse en bancarrota?

La Ley de Reestructuración aplica de igual manera y bajo los mismos criterios y


procesos generales para las personas físicas que tengan el carácter de
comerciantes, de acuerdo a las reglas del Código de Comercio dominicano. Es
importante resaltar que las personas físicas no comerciantes (personas
naturales comunes) no se encuentran bajo el alcance de esta Ley, y no aún no
cuentan con un régimen similar.

10
https://amcham.org.do/index.php/sala-de-prensa-noticias-amcham/noticias-amcham/821-
entendiendo-la-ley-de-reestructuracion-de-empresas-en-rd
11
https://amcham.org.do/index.php/sala-de-prensa-noticias-amcham/noticias-amcham/821-
entendiendo-la-ley-de-reestructuracion-de-empresas-en-rd

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