C-583-16 Exequibilidad Oralidad Proceso Laboral
C-583-16 Exequibilidad Oralidad Proceso Laboral
C-583-16 Exequibilidad Oralidad Proceso Laboral
Magistrado Ponente:
AQUILES ARRIETA GÓMEZ (e)
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
[…]
III. LA DEMANDA
IV. INTERVENCIONES
6. Universidad de la Sabana
2. Así mismo, sostuvo que el contenido del artículo 229 Superior implica “el
derecho a un proceso sin dilaciones injustificadas, lo cual significa, además
de la posibilidad de acceder a la jurisdicción y obtener una respuesta
jurídica a las pretensiones, que el procedimiento se adelante en un plazo
razonable, lo que comporta uno de los objetivos que persigue el sistema
oral en la jurisdicción laboral”. Para el Ministerio Público, la restricción
que la norma demandada hace es mínima. A pesar de que acorta el tiempo
con el que el juez cuenta para analizar los alegatos de conclusión
presentados por las partes, los principios de inmediación y concentración de
pruebas inherentes a la oralidad que rige el proceso laboral le permiten al
fallador llegar al final de la audiencia con los elementos necesarios para
dictar una sentencia ajustada a los hechos y al derecho, con base en todo el
material probatorio. Teniendo en cuenta que los alegatos de conclusión no
consisten en la sustentación de la demanda ni en la contestación de la
misma, sino en la oportunidad que tienen los apoderados de señalarle al juez
de manera contundente y concreta aspectos relevantes que se hayan dado
dentro del proceso y que pueden incidir en la decisión final del caso, la
Procuraduría observó que no se puede alegar que se esté cercenando el
derecho al debido proceso.
1. Competencia
2. Problema jurídico
3.3. Ahora bien, la cosa juzgada puede ser absoluta o relativa; formal o
material; aparente o real; y explícita o implícita, tal como lo ha sostenido la
jurisprudencia constitucional. En el presente caso, una de las intervenciones
considera que se ha dado el fenómeno de la cosa juzgada material y que, por
tanto, la Corte se ha de estar a lo resuelto previamente. De acuerdo con la
jurisprudencia, se “[…] ha desarrollado la noción de cosa juzgada material
a partir de la constatación de una realidad a la que se enfrenta el juez
cuando se demanda una disposición legal que, aunque no es la misma que
ya fue materia de estudio y decisión por parte de este Tribunal (caso en el
que opera el fenómeno de cosa juzgada formal), sí refiere normas ‘cuyos
contenidos normativos son idénticos’ al de otros preceptos que ya han sido
objeto de revisión por la Corte y el contexto en el que se aplican no
modifica su significado. || El fenómeno de la cosa juzgada material opera,
así, respecto de los contenidos específicos de una norma jurídica, y no
respecto de la semejanza del problema jurídico planteado en la demanda
con el ya decidido en un fallo anterior. Por eso, la Corte ha dicho que la
cosa juzgada material ‘tiene lugar cuando la decisión constitucional resuelve
el fondo del asunto objeto de su juicio que ha sido suscitado por el contenido
normativo de un precepto, de acuerdo con el artículo 243 de la Carta
Política’, […]” Se trata de una perspectiva jurisprudencial que parte de la
diferencia entre norma y disposición normativa, así, “la cosa juzgada formal
recae sobre disposiciones o enunciados normativos, mientras que la cosa
juzgada material se estructura en relación con las normas, o los contenidos
normativos de cada disposición. En consecuencia, la cosa juzgada formal se
configura cuando se presenta una demanda contra una disposición sobre
cuya constitucionalidad la Corte se había pronunciado previamente,
mientras que la cosa juzgada material se produce cuando, a pesar de
demandarse una disposición distinta, el Tribunal constitucional constata
que su contenido normativo coincide con el que ya había analizado.”
Existen muchos casos en los que la Corte ha declarado la existencia de una
cosa juzgada formal o de una cosa juzgada material. En cualquier caso, la
clara y reiterada jurisprudencia de la Corporación, sostiene que en ambos
casos la Corte debe ‘estarse a lo resuelto’ en la decisión previa de
constitucionalidad que haya tenido lugar.
3.5.1. Sin lugar a dudas existe relación entre las normas y los cargos
analizados en aquella ocasión y los analizados en la presente. Ambas
disposiciones están destinadas a brindar celeridad a los procedimientos en el
marco de la implementación de la oralidad. Sin embargo los parámetros
normativos tienen diferencias, pues mientras en el caso ya decidido se
analizó la restricción temporal a la suspensión que el juez puede hacer en la
audiencia, antes de dictar su sentencia, en el presente caso, el problema se
fundamenta en la duración total de la audiencia y en la supuesta
imposibilidad de aplazarla o suspenderla por más de una (1) hora.
3.5.2. Como se indicó, la cosa juzgada material tiene lugar ante normas con
idéntico contenido normativo, lo cual no ocurre en el presente caso. Las
disposiciones comparadas, si bien tienen un objeto y fin asimilables,
presentan diferencias sustanciales. En primer lugar, el contexto normativo en
el que se inscribe cada disposición es distinto. Las normas ya examinadas se
refieren al procedimiento de un asunto civil, en el que se debaten intereses
privados. Las normas objeto de actual examen están relacionadas con la
protección de los derechos del trabajador. Se trata de un proceso sobre un
derecho humano, y en el que se ponen en juego derechos fundamentales. En
segundo lugar, la disposición reformada por el Art. 25 de la Ley 1395 de
2010 y que fue objeto de examen de proporcionalidad, establece un término
máximo de dos (2) horas para el receso de la audiencia, previo al
pronunciamiento del juez. En el caso estudiado, el Art. 5 de la Ley 1149 de
2007, fija un término de receso en la audiencia de una (1) hora, sin
establecer ninguna prohibición para que el término sea ampliado o reducido.
Esto significa que la norma declarada exequible con anterioridad fijaba de
forma perentoria el doble de tiempo para la suspensión de la audiencia, y es
justamente sobre la proporcionalidad de dicha restricción que se concentró el
examen. Tal diferencia semántica entre las normas recae sobre un aspecto
nuclear del examen de constitucionalidad, y no simplemente sobre un
elemento accidental que pueda obviarse. Claramente, por lo tanto, no son
disposiciones de idéntico contenido normativo.
La norma demandada forma parte de la Ley 1149 de 2007, que tiene por
objeto reformar el Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social
“para hacer efectiva la oralidad en sus procesos”. Las modificaciones a que
la ley se refiere, tienen efecto en diversos aspectos a lo largo y ancho del
proceso laboral. A saber: en el trámite de las excepciones; en la proposición
y trámite de incidentes; en el principio de oralidad y de publicidad; en las
clases de audiencias, el señalamiento de las mismas, y las actas y grabación
de éstas; en el juez como director del proceso; en el rechazo de pruebas y
diligencias inconducentes; en la comparecencia de las partes; en la apelación
de las sentencias de primera instancia; en la audiencia obligatoria de
conciliación; en la decisión de excepciones previas; en el saneamiento y
fijación del litigio; en la audiencia de trámite y juzgamiento en primera
instancia; en la audiencia de trámite y fallo en segunda instancia así como en
la procedencia de la consulta. Se trata pues de un conjunto de reformas
dirigidas a la implementación del sistema oral en los juicios laborales, con la
finalidad de hacer más expedito el proceso. El fin último, es procurar hacer
más eficiente la justicia y que ésta sirva de garante de las formas propias del
juicio, a través de las nuevas maneras de inmediación que surgen de la
celeridad del proceso laboral mismo.
Variaciones:
4.2. Para la Sala, las modificaciones se dan en el marco de una reforma que
organiza los procesos laborales adecuándolos a la oralidad, y procurando dar
coherencia a los términos. Así, el proceso queda estructurado en dos (2)
audiencias una de conciliación, decisión de excepciones previas,
saneamiento y fijación del litigio; y otra, que deberá celebrarse durante los
tres (3) meses siguientes, de trámite y de juzgamiento, incorporando en cada
una de ellas los trámites que son necesarios para el desarrollo del proceso y,
ajustando su duración a la regla de audiencias sin solución de continuidad y
sin que exista la posibilidad de suspenderlas o celebrarse otra más. Para
hacer viable un proceso tan célere, se desarrollaron herramientas dirigidas a
ello, así: (i) se ordena grabar las audiencias para dejar constancia y memoria
de lo realizado; (ii) se refuerza el papel del Juez como director del proceso,
encargado de velar por los derechos de las partes, rechazar las pruebas y
diligencias inconducentes o superfluas y (iii) se establece la oportunidad de
la apelación de la decisión de primera instancia en el momento de la
notificación (por estrados durante la audiencia) con respuesta judicial
inmediata.
4.3. La reforma legal de la que hacen parte las normas acusadas, se enmarca
en los esfuerzos adelantados por implementar la oralidad, prevista en el
Código de Procedimiento Laboral y de Seguridad Social desde su
expedición en 1948, la cual no había podido ser efectuada. Para la redacción
del proyecto, el Gobierno Nacional mediante Decreto 1698 de 2005 creó la
Comisión Intersectorial para la Efectividad del Principio de la Oralidad en el
Régimen Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social que estuvo integrada
por los Ministros del interior y de Justicia, Hacienda y Protección Social,
Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Consejo Superior de la
Judicatura, un representante de los Tribunales y Juzgados Laborales del
Circuito, así como de un representante de los abogados litigantes.
La Ley 1149 de 2007 que implementó las reformas para “hacer efectiva la
oralidad” en los procesos laborales ha sido objeto de catorce (14) demandas
de constitucionalidad ante esta Corporación, de las cuales, solo se ha
procedido al examen en cuatro (4) ocasiones anteriores.
6.1. La primera de las decisiones fue la sentencia C-317 de 2008 que
resolvió sobre la demanda contra el artículo 11 de la Ley, que modifica el
artículo 77 CPTSS, sobre la Audiencia obligatoria de conciliación, decisión
de excepciones previas, saneamiento y fijación del litigio. La expresión
demandada era la siguiente: “Si antes de la hora señalada para la
audiencia, alguna de las partes presenta prueba siquiera sumaria de una
justa causa para no comparecer, el juez señalará nueva fecha para
celebrarla, la cual será dentro de los cinco (5) días siguientes a la fecha
inicial, sin que en ningún caso pueda haber otro aplazamiento”. En
aquella decisión el problema a resolver se concentró en definir si “vulnera
los valores rectores del Estado Social de derecho, el derecho a la igualdad y
el derecho al debido proceso una norma que establece que una vez una de
las partes de un proceso laboral ha solicitado el aplazamiento de la
audiencia de conciliación, no puede existir un segundo aplazamiento.” Para
el examen, la Corte tomó en consideración el margen de configuración
legislativa y concluyó que, a la luz de los principios que la motivan, la
expresión cuestionada es el resultado legítimo de la potestad de
configuración del legislador en materia procesal.
6.5. En resumen, la Corte ha establecido que: (i) las medidas que adecuan
los procedimientos laborales a la oralidad se desarrollan en el marco de un
amplio margen de configuración por parte del legislador, (ii) en
consecuencia, se debe realizar un juicio de razonabilidad frente a cada
medida que, en principio debería ser ordinario (leve), salvo que existan
razones para hacerlo más exigente. Y (iii) la finalidad de dar celeridad al
proceso laboral mediante la oralidad, busca hacer efectivo el derecho de toda
persona a acceder a una justicia sustantiva, pronta y cumplida. Pasa la Sala,
por tanto, a analizar la razonabilidad de las normas acusadas.
El tiempo breve de receso tiene como fin permitir al juez reflexionar sobre la
decisión a proferir y no el de estudiar los elementos que ya ha conocido de
primera mano en el proceso. Se busca evitar dilaciones y permitir al Juez
tomar una decisión con base en el conocimiento inmediato de los hechos, las
pruebas y los alegatos que se han surtido en la audiencia. La reducción del
tiempo, en tal sentido, supone para los litigantes la necesidad de adaptar sus
prácticas anteriores, si pretenden eficacia en sus recursos.
7.1.3.2. La restricción de modo se refiere a los ajustes que se debe tener con
la manera con la que se presenten los alegatos de conclusión. En tanto la
reforma está dirigida a lograr que exista una unidad de tiempo que permita la
participación directa del juez en toda la etapa de pruebas, alegatos finales y
decisión, en el marco de un proceso guiado por la oralidad y la mediación
judicial, las reglas procesales se ajustan para que los alegatos sean
presentados en consideración al desarrollo de la oralidad. En el debate
legislativo se tomó en consideración que, tal como está diseñado el proceso,
el juez está presente y participa activamente como “director del proceso”,
haciendo efectivo el principio de inmediación judicial. En tal medida, los
abogados no sólo deben ajustarse a las condiciones de tiempo, sino a la
manera y el modo en que se han de presentar los alegatos de conclusión,
para mantener y aprovechar la dinámica procesal de la audiencia. La
concepción según la cual se requeriría un término amplio para desarrollar los
alegatos de conclusión y para que luego sean evaluados por el Juez, es
admisible en un modelo procesal escrito, en el que las partes necesitan
complementar y perfilar sus argumentos de forma sofisticada y compleja por
escrito, y por supuesto, el juez precisa de un tiempo considerable para leer y
valorar tales textos. Por ello, se insiste, la implementación de la oralidad en
el proceso no solo implica la reducción de tiempo sino un verdadero cambio
en la cultura jurídica.
7.2.3. En cuanto a los medios elegidos por el legislador, la Sala advierte que
estos no se encuentran prohibidos o proscritos de la democracia, como
pasaría, por ejemplo, con los actos enunciados en el artículo 12 de la Carta.
La primera expresión demandada, la existencia de una única audiencia de
trámite y juzgamiento en que se practican las pruebas testimoniales y
periciales, se escuchan los alegatos de las partes, se dicta sentencia y, se
resuelve la posible apelación; es la fórmula utilizada por el legislador para
implementar la celeridad y la inmediación que requería la descongestión de
la justicia laboral. Ninguna disposición de la Carta prohíbe que el legislador
diseñe el proceso laboral de primera instancia de tal forma que sea
desarrollado en dos (2) audiencias que no puedan ser suspendidas. Las
restricciones temporales y de espacios propios de un proceso judicial, no
sólo no son medios prohibidos en una democracia, sino que son, justamente,
las herramientas legales legítimas que puede emplear el legislador para crear
y diseñar los procesos judiciales.
7.2.4. Con relación a la razonabilidad del medio elegido para alcanzar el fin
perseguido, es claro que la reforma implementada sí es adecuada para lograr
celeridad por un lado, evitando que la audiencia se prolongue
indefinidamente, y evitando que el juez se distancie y pierda el contacto
directo, completo y presente con las pruebas y alegatos presentados. El
artículo 5º de la Ley establece la prohibición de suspender las audiencias y la
imposibilidad de que se realicen más de dos audiencias. En la reforma
introducida por la ley 712 de 2001 se diseñaba el proceso en no más de 4
audiencias y se permitía suspender, por una sola vez, la audiencia. Según
señalan algunos autores, la posibilidad de suspender se convirtió en la regla
general, y ello generaba aplazamientos que redundaban en demoras en la
solución de cada caso. Por lo tanto, al prohibir la suspensión de las
audiencias, el legislador buscó superar este obstáculo para la celeridad del
proceso. El efecto logrado con la reforma es que el proceso tiene una
duración determinada, célere y en la que el juez participa de forma constante
y directa. Una vez iniciada la segunda audiencia, la misma solo puede
terminar con una decisión, sin lugar a aplazamientos ni a dilaciones. Sin
duda ello obliga a las partes y al juez a adaptar su proceder, pero cumple con
el objetivo de dar celeridad e inmediación al proceso.
VII. DECISIÓN
RESUELVE: