6 Autismo Existencial
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AUTISMO EXISTENCIAL
Carlos Díaz
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(las horas que ahora tenemos son horas que primeramente eran horas
de oración: tercia, sexta, nona, laudes…). Ahora no son esas horas
(horas religiosas) que dan ritmo al día, hoy son horas sociológicas.
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Pero este hombre no sabía tener un “tú”, sólo se daba cuenta de que
tenía un yo y no un tú: mis joyas, mis perfumes, etc. Por eso la tragedia
también acaba con él: al pasar por un charco de agua límpida, cristalina,
se contempló por vez primera de cuerpo entero, se emborrachó de tal
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Verdad es que no todo el mundo tiene esta actitud, gracias a Dios, pero
es la dominante; la actitud de ser imperial, de ser más grande que nadie,
dominar más países que nadie: es la posición del imperialismo. (El
imperialismo no admite estados libres asociados, si es libre y asociado es
una contradictio in terminis, o es libre o es asociado; un león no se puede
libre-asociar con un conejo, ni el conejo se puede libre-asociar con un
león: ustedes los puertorriqueños son una colonia y también el mundo es
una colonia, una colonia de los más ricos, ya sean americanos, europeos
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o quienes sean; los europeos quieren ser como los americanos…). Malo
es que estas cosas no se lean con racionalidad crítica en las
universidades, ni en ningún sitio. El sano espíritu crítico puede resultar
simpático en la primera conferencia, pero cuando empiezas a desglosar
sistemáticamente la critica a este mundo perverso terminas sin donde
reclinar la cabeza, eso es lo normal. Y es aquí donde uno, o es de la
estirpe de Abraham, trabajando por lo que Dios le diga, o uno es de la
estirpe del dinero, porque no se puede servir a la vez a esas dos
estirpes, Dios y el dinero (la palabra “señor” está mal traducida, es más
bien “estirpe”, lo que dice el término hebreo). Esto exige dentro de la
Iglesia más cercanía con los pobres.
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Dirán: ¿por qué nos ataca? Miren, si alguno piensa que le estoy
agrediendo está muy enfermo. Ahí es adonde voy. Si alguno cree que yo
con este discursito estoy afrentándole es porque está tan enfermo, que
no tiene solución. No reconoce el mal en sí mismo y no se reconoce a sí
mismo como agente propagador del mal. ¿Qué medicina se le puede dar
a esta gente? Ninguna. ¡Que se mueran llenos de placer! Por cierto, me
irrita cuando los universitarios (ignoro si acá en Puerto Rico hacen lo
mismo, pero en casi todo el mundo) en sus grandes ceremonias de
apertura y clausura de curso académico –así los llaman: dime de qué
presumen y te diré de que carecen- cantan en un latín que ellos mismos
no entienden lo siguiente: “Alegrémonos mientras somos jóvenes,
después de la alegre juventud y de la triste senectud sólo nos espera la
muerte”. Gaudeamus igitur: gran proyecto académico. Certificado de
defunción, el título como arma “defuncional” (hay muchas armas que
matan, no solamente las conocidas).
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8 de septiembre de 2005
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