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Acento, Ritmo PDF

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El acento, el ritmo y la entonación en la enseñanza del

español como LE
Adriana María Ramos Oliveira
Instituto Cervantes de São Paulo

1. INTRODUCCIÓN

El habla está constituida por sonidos, como hemos visto, pero también
por otros fenómenos que relacionan y se superponen a los sonidos: los lla-
mados fenómenos suprasegmentales (llamados así porque afectan a varios
sonidos —o segmentos— a la vez). Tales fenómenos: el acento, el ritmo y la
entonación, constituyen la personalidad de la lengua, más allá de la mera
pronunciación de los segmentos, porque son los que permiten producir
discursos orales coherentes y llenos de sentido.
Si imaginamos una máquina capaz de emitir los sonidos que compo-
nen un enunciado, uno tras otro, ¿podemos suponer que un oyente normal
entendería ese enunciado? La respuesta es, evidentemente, no, de ningún
modo. Los sintetizadores de voz emiten sonidos, pero no hablan. Para ha-
blar hacen falta más cosas: hace falta que los sonidos estén relacionados,
organizados, jerarquizados e integrados (este fenómeno lo examinaremos
en la siguiente sesión: la integración de los sonidos del habla). Los medios
que permiten esta organización de los sonidos en el habla son, precisamen-
te, los fenómenos suprasegmentales (también llamados hechos prosódicos
o, simplemente, prosodia).
Así, la enseñanza y el aprendizaje de la pronunciación debe incluir,
además de los sonidos propios del idioma, los fenómenos que los organi-
zan en el habla.
El acento, el ritmo y la entonación, que a menudo se quedan para las últimas lec-
ciones en los manuales de fonética, y que muchas veces ni siquiera se explican
porque no parecen tan importantes, en realidad constituyen los elementos más
importantes del habla, y su enseñanza debe considerarse prioritaria.

No hay habla sin entonación, ni puede haberla. No hay habla sin ritmo,
ni puede haberla. ¿Acaso nuestros alumnos podrían hablar sin ritmo ni
entonación?

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2. DEFINICIÓN DE ACENTO

El acento es un fenómeno de prominencia que permite poner de relieve


unos sonidos sobre otros: unas vocales sobre otras. Las vocales tónicas se
ponen de relieve frente a las vocales átonas.
Esta prominencia se manifiesta, en primer lugar, en que las vocales tó-
nicas tienen un tono más alto que las vocales átonas (de ahí los nombres
«tónica» y «átona»). También, en que las vocales tónicas son más largas
que las átonas y tienen una mayor intensidad.
Las vocales tónicas son tan diferentes de las átonas, y tan importantes
en comparación, que en muchas lenguas se produce el fenómeno de «re-
ducción vocálica»: las vocales átonas pierden su timbre propio, su propia
naturaleza sonora, y se convierten en vocales indistintas, muy breves, que
hasta llegan a desaparecer en ocasiones. Así ocurre en inglés, cuyas 19 vo-
cales se convierten en una única vocal neutra cuando son átonas; también
se observa el fenómeno en francés, en portugués, en catalán, etc. En espa-
ñol no llega a haber una clara reducción vocálica, pero sí se observa una
evidente relajación en las vocales átonas, y en estilo descuidado también
llegan a desaparecer.

3. ACENTO DE PALABRA Y ACENTO DE FRASE

La diferenciación entre vocales tónicas y átonas tiene que ver con el


acento propio de las palabras: todas las palabras significativas de la lengua
tienen un acento, una vocal tónica (excepto los elementos gramaticales
átonos: conjunciones, preposiciones, artículos, pronombres o fórmulas de
tratamiento). Esto es lo que llamamos el acento de palabra.
Pero hay otro de tipo de acento que conviene tener en cuenta: el acento
de frase. En cada enunciado, entre las sucesivas vocales tónicas (una por
palabra) hay una que es más prominente que las demás, que ejerce de
núcleo de la frase. Sobre ella recae una inflexión tonal, es decir, no está
formada por un solo tono, sino por dos tonos.
En la frase «hoy me encuentro bien» tenemos tres vocales tónicas (en ne-
grita): «hoy», «me encuentro», «bien». La última («bien») es el núcleo del
enunciado, porque sobre ella recae la inflexión tonal que indica que ahí
acaba la frase, y que la frase es declarativa. En su forma interrogativa: «¿hoy
me encuentro bien?», observamos que la inflexión tonal de «... bien?» es
ascendente, y que así se marca la interrogación de la frase.

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4. EL RITMO EN ESPAÑOL

El ritmo consiste en la recurrencia de los acentos a lo largo del enuncia-


do. Los constituyentes del ritmo en español son la sílaba y la palabra: en
nuestro idioma, el ritmo obliga a que cada sílaba y, sobre todo, cada pala-
bra tengan una duración aproximadamente igual. Así, en el ejemplo ante-
rior pronunciaremos las tres palabras «hoy» — «me encuentro» — «bien»-
con la misma duración aproximada: esto implica que «hoy» y «bien», que
sólo tienen una sílaba, duran tanto como «me encuentro», que tiene tres
sílabas; estas tres sílabas, entonces, deben ser más breves que las otras dos.
Ese juego entre la duración de las sílabas y las palabras es el que ca-
racteriza el ritmo del español. En otros idiomas, como el portugués o el
inglés, la unidad rítmica es el «pie acentual»: la distancia que hay entre
vocal tónica y vocal tónica. En una frase como “onde está o menino?” hay
tres pies acentuales: «ond’ — ‘stá‘— m’nin’». Con el apóstrofe marcamos
las vocales que prácticamente desaparecen (es el fenómeno de la reduc-
ción vocálica) porque son átonas, lo cual permite que los pies acentuales
puedan durar igual. En portugués prima la duración del pie acentual; en
español, en cambio, la duración de la palabra debe compaginarse con la
duración de cada sílaba. Sólo en un estilo muy descuidado se produce el
mismo fenómeno de reducción masiva de vocales átonas y sílabas.

5. LA ENTONACIÓN: NATURALEZA Y FUNCIONES

La voz con la que hablamos (cuyo núcleo son las vocales, porque las vo-
cales son voz, frente a las consonantes que pueden no serlo) tiene un tim-
bre determinado (el timbre de nuestra voz personal, pero también el timbre
de cada sonido individual, de cada segmento), una intensidad y un tono.
En realidad, cada sonido sonoro (con voz) tiene su propio tono. La suce-
sión de estos tonos constituye una especie de melodía, a la que llamamos
entonación. La entonación, entonces, viene a ser la «melodía del habla».
Pero no es una melodía infinita, sino una sucesión de pequeñas me-
lodías bien delimitadas, llamadas contornos entonativos. Cada contorno
entonativo tiene un núcleo que lo delimita, que es una inflexión tonal: el
acento de frase.
Así, vemos que los fenómenos del acento y la entonación funcionan al
mismo tiempo:

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El acento de frase es el núcleo del enunciado, y su inflexión tonal es el núcleo del
contorno entonativo.

La entonación en la comunicación sirve para:


 Unir los sonidos del habla en contornos;
 Distinguir frases;
 Aportar rasgos emocionales y expresivos al discurso con las
funciones: integradora, distintiva y expresiva.
La función integradora de la entonación actúa solidariamente y demues-
tra que no hablamos con «sonidos aislados uno tras otro», sino con «sonidos
agrupados, por bloques». La manera de agrupar los sonidos es diferente en
cada dialecto, y por eso tenemos diferentes acentos. Del mismo modo, un
alumno extranjero lo que hace es emitir los sonidos del español, en efecto,
pero integrándolos según los mecanismos propios de su lengua: es como si
hablara en su propia lengua aunque con los sonidos —y las palabras— del
español. Ya la función expresiva, por su parte, apenas puede esbozarse aquí
porque excedería los límites de esta comunicación pero está relacionada
con las diferencias en el estilo del hablante, su estado de ánimo, su inten-
ción comunicativa, etc., son diferencias entonativas, en efecto, pero no son
lingüísticas, es decir, no son propias de un idioma en particular, sino de un
carácter personal o de una cultura.
Por ejemplo, la entonación de tristeza es muy similar en cualquier idio-
ma; la entonación de alegría o de ira, en cambio, son propias de un grupo
cultural; la entonación sarcástica, en fin, es característica en cada persona.
Ante un panorama tan diverso, entonces, es muy difícil ofrecer modelos
concretos.

6. MODELOS ENTONATIVOS EN ESPAÑOL

Aunque no entremos de manera profunda en los aspectos de las entona-


ciones integradora y expresiva, sí podemos ofrecer modelos de entonación
distintiva, o entonación lingüística, que es la que nos permite distinguir
enunciados «iguales»: una misma frase puede ser, por ejemplo, declarativa
o interrogativa. Estas distinciones sí que son propias del idioma, son dife-
rencias lingüísticas, y en cada lengua se realizan de un modo. En español,
la entonación declarativa es, típicamente, descendente; la entonación in-
terrogativa, en cambio, típicamente ascendente. En otros idiomas, sin em-

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bargo, la interrogación puede ser descendente, como ocurre en catalán o
en húngaro.
Las entonaciones lingüísticas del español son las siguientes (véase la
figura a continuación):
 Entonación declarativa (o «neutra»): con una línea melódica plana
(un primer pico bajo y una declinación mínima) y una inflexión final
descendente, que la caracteriza.
 Entonación interrogativa: con una línea melódica que hace subi-
da-bajada (un primer pico alto y una declinación pronunciada), y una
inflexión final ascendente.
 Entonación enfática: con una línea melódica ondulada, quebrada,
que no sigue el esquema normal (con diversos picos y declinaciones);
puede ser declarativa enfática (final descendente) o interrogativa enfáti-
ca (final ascendente).
 Entonación suspendida: como la declarativa o interrogativa, pero sin
la inflexión final.
 Entonación suspendida: como la declarativa o interrogativa, pero sin
la inflexión final.

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7. CONCLUSIÓN

En conclusión, en la capacidad de adquirir una pronunciación experta


de una LE existen grandes diferencias individuales, condicionadas por fac-
tores tanto lingüísticos como afectivos y, por tanto, cabe al profesor valerse
de un eclecticismo bien informado a la hora de enseñar la pronunciación
a sus alumnos.
Asimismo, el hecho de que el profesor conozca y domine conceptos
como los del acento, el ritmo y la entonación es condición sine qua non
a la hora de comprender los mecanismos de una posible interferencia en
la pronunciación del alumno para, a partir de una información adecuada
sobre las diversas estrategias, facilitar la integración de los sonidos de la
lengua extranjera.

BIBLIOGRAFÍA

Canellada, J. y Kuhlmann, J., 1987, Pronunciación del español, Madrid, Castalia.


González Hermoso, A. y Romero Dueñas, C., 2002, Fonética, entonación y
ortografía, Madrid, Edelsa.
Martínez, E., 1996, El sonido en la comunicación humana. Introducción a la
fonética, Barcelona, Octaedro.
Navarro, T., 1944, Manual de entonación española, Madrid, Guadarrama.
Quilis, A., 1981, Fonética acústica de la lengua española, Madrid, Gredos.
__________, 1993, Tratado de fonología y fonética españolas, Madrid, Gredos.

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ANEXO 1

PROPUESTAS DE EJERCICIOS Y ACTIVIDADES

1. Encuentre las vocales tónicas del siguiente párrafo, y separe las palabras,
agrupando con ellas los elementos átonos:
La enseñanza de la pronunciación debe incluir, además de los sonidos propios
del idioma, los fenómenos que los organizan en el habla: el acento, el ritmo y
la entonación.

2. En el mismo párrafo, señale las vocales sobre las que recae el acento
de frase y separe los contornos entonativos.
3. Explique qué relación hay entre los tres fenómenos suprasegmentales:
entre el acento y el ritmo, y entre el acento y la entonación.
4. Reflexione sobre qué aspectos de la entonación deberían ser tratados
en el aula, y con qué finalidad.
5. Explique por qué un brasileño que aprende español tiene esa irresisti-
ble tendencia a eliminar las vocales átonas y a pronunciar sólo las vocales
tónicas: ¿es un fenómeno segmental o suprasegmental? ¿A qué se debe?
6. Teniendo en cuenta la sistematización a continuación, lee los si-
guientes textos intentando respetar los elementos suprasegmentales de
entonación, acento y ritmo que se indican:

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