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Expediente 699-2018 Página No.1: República de Guatemala, C.A

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CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD

REPÚBLICA DE GUATEMALA, C.A.


Expediente 699-2018
Página No.1

AMPARO EN ÚNICA INSTANCIA

EXPEDIENTE 699-2018

CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD, EN CALIDAD DE TRIBUNAL

EXTRAORDINARIO DE AMPARO: Guatemala, veintiuno de junio de dos mil

dieciocho.

Se tiene a la vista para dictar sentencia, la acción constitucional de amparo en

única instancia promovida por Helbert Aroldo Godoy Valdez y/o Helbert Aroldo

Godoy Váldez y/o Helberth Aroldo Godoy Valdez contra la Corte Suprema de

Justicia, Cámara Penal. El postulante actuó con el patrocinio de la Abogada Ana

Patricia Secaida Marroquín. Es ponente en el presente caso el Magistrado Vocal

I, Bonerge Amilcar Mejía Orellana, quien expresa el parecer de este Tribunal.

ANTECEDENTES

I. EL AMPARO

A) Solicitud y autoridad: presentado el once de febrero de dos mil dieciocho, en

esta Corte. B) Acto reclamado: sentencia de doce de junio de dos mil diecisiete,

dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal, que declaró

improcedente el recurso de casación, por motivo de forma, y procedente el

recurso de casación, por motivo de fondo, planteado por el Ministerio Público

contra el fallo que no acogió el recurso de apelación especial que instara el ente

investigador, en el proceso penal incoado contra Helbert Aroldo Godoy Valdez y/o

Helbert Aroldo Godoy Váldez y/o Helberth Aroldo Godoy Valdez, por el delito de

Violencia contra la mujer en su manifestación física, condenando al acusado por

la comisión del delito de Femicidio, en grado de tentativa, imponiéndole la pena

de dieciséis años y ocho meses de prisión, inconmutables. C) Violaciones que


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denuncia: a los derechos de defensa y a una tutela judicial efectiva; así como a

los principios jurídicos del debido proceso, imperatividad y de seguridad y certeza

jurídica. D) Hechos que motivan el amparo: de lo expuesto por el postulante y

del estudio del antecedente, se resume: 1) Producción del acto reclamado: a)

el Tribunal Segundo Pluripersonal de Sentencia Penal de Delitos de Femicidio y

Otras Formas de Violencia contra la Mujer, Violencia Sexual, Explotación y Trata

de Personas del departamento de Guatemala emitió fallo condenatorio contra

Helbert Aroldo Godoy Valdez y/o Helbert Aroldo Godoy Váldez y/o Helberth

Aroldo Godoy Valdez, por el delito de Violencia contra la mujer en su

manifestación física; b) contra esa decisión, el sindicado y el Ministerio Público

interpusieron recursos de apelación especial, por motivos de forma y fondo,

respectivamente, que la Sala de la Corte de Apelaciones del ramo Penal de

Delitos de Violencia contra la Mujer y Otras Formas de Violencia contra la Mujer

del departamento de Guatemala no acogió, dejando incólume el fallo apelado; c)

por lo anterior, el ente investigador promovió recurso de casación, por motivos de

forma y de fondo, ante la Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal –autoridad

cuestionada– que, en sentencia de veinticinco de febrero de dos mil dieciséis,

declaró improcedente; d) inconforme con tal decisión, el ente fiscal promovió

amparo ante la Corte de Constitucionalidad y este Tribunal, en sentencia de

diecisiete de mayo de dos mil diecisiete, emitida en el expediente 4578-2016,

otorgó parcialmente el amparo solicitado, únicamente en cuanto al motivo de

fondo invocado y e) en cumplimiento de lo resuelto por esta Corte, la Corte

Suprema de Justicia, Cámara Penal, –autoridad cuestionada–, en sentencia de

doce de junio de dos mil diecisiete –acto reclamado–, declaró improcedente el

recurso de casación, por motivo de forma, y procedente el recurso de casación,


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por motivo de fondo, planteado por el Ministerio Público contra el fallo que no

acogió el recurso de apelación especial que instara el ente investigador en el

proceso penal de mérito, condenando al sindicado –hoy postulante– por la

comisión del delito de Femicidio, en grado de tentativa, imponiéndole la pena de

dieciséis años y ocho meses de prisión, inconmutables. 2) Agravios que se

reprochan al acto reclamado: estima vulnerados los derechos y principios

jurídicos enunciados, porque el fallo emitido en su contra no fue motivado

conforme con lo regulado en el Artículo 11 Bis del Código Procesal Penal y, al

variar la autoridad cuestionada la calificación jurídica, condenándole a dieciséis

años con ocho meses de prisión por el delito de Femicidio, en grado de tentativa,

haciendo mérito de la prueba y obviando los hechos acreditados por el tribunal

sentenciador, le deja en estado de indefensión, no obstante, la sentencia emitida

por la Sala Jurisdiccional sí contiene una clara y precisa fundamentación de la

decisión asumida de no acoger el recurso de apelación instado por el Ministerio

Público y dejar incólume la condena emitida en su contra por el delito de

Violencia contra la mujer en su manifestación física. 3) Pretensión: solicitó se

otorgue amparo y, como consecuencia, dejar en suspenso definitivo la resolución

que constituye el acto reclamado, ordenándose a la autoridad reprochada emita

la que en Derecho corresponde. E) Uso de procedimientos y recursos:

ninguno. F) Casos de procedencia: invocó el contenido del Artículo 10 de la Ley

de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, sin precisar literal

alguna. G) Leyes que estima vulneradas: citó los Artículos 2º y 12 de la

Constitución Política de la República de Guatemala y 3 del Código Procesal

Penal.

II. TRÁMITE DEL AMPARO


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A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Terceros interesados: a) Ana Patricia

Secaida Marroquín, –Abogada– y b) Ministerio Público. C) Remisión de

antecedente: expediente de casación 01004-2015-1145 de la Corte Suprema de

Justicia, Cámara Penal. D) Medios de comprobación: en resolución de

veintiséis de abril de dos mil dieciocho, se prescindió del periodo probatorio y se

incorporaron como medios de comprobación: a) copia digital electrónica en disco

compacto del antecedente del amparo y b) copias certificadas de las sentencias

de: i) diez de julio de dos mil catorce, dictada por el Tribunal Segundo

Pluripersonal de Sentencia Penal de Delitos de Femicidio y Otras Formas de

Violencia contra la Mujer, Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas del

departamento de Guatemala, en el expediente 1079-2013-153 y ii) dieciocho de

agosto de dos mil quince, emitida por la Sala de la Corte de Apelaciones del ramo

Penal de Delitos de Violencia contra la Mujer y Otras Formas de Violencia contra

la Mujer del departamento de Guatemala, en el expediente 321-2014.

III. ALEGACIONES DE LAS PARTES

A) El postulante, reiteró lo expuesto en el escrito inicial y agregó que en

sentencia de dieciocho de agosto de dos mil quince, la Sala jurisdiccional no

acogió los recursos de apelación especial interpuestos, dejando incólume el fallo

proferido por el Tribunal de Sentencia, en el que se le condenó por el delito de

Violencia contra la mujer en su manifestación física y en resolución de veinticinco

de febrero de dos mil dieciséis, la hoy autoridad cuestionada declaró

improcedente el recurso de casación instado, por motivos de forma y de fondo;

pese a ello y contrariamente al razonamiento efectuado en los tres fallos

aludidos, la referida autoridad en la sentencia proferida el doce de junio de dos

mil diecisiete, declaró la procedencia del recurso de casación, por motivo de


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fondo interpuesto por el Ministerio Público, condenándole por la comisión del

delito de Femicidio, en grado de tentativa, dejándole en estado de indefensión, al

no existir fundamento jurídico y razón suficiente para tal condena. Solicitó se

otorgue el amparo pedido y se suspenda en definitiva la resolución reprochada,

ordenándose a la autoridad cuestionada dicte la que en Derecho corresponde, en

respeto de las garantías vulneradas. B) El Ministerio Público, por medio de

la Unidad de Impugnaciones –tercero interesado– manifestó que comparte el

criterio vertido por la autoridad cuestionada, por cuanto que la resolución objeto

de reproche se encuentra apoyada en argumentaciones que permiten conocer el

criterio jurídico esencial de la misma, al haber resuelto, en forma fundamentada,

que del análisis de los tipos penales en cuestión y de los hechos acreditados por

el Tribunal Sentenciante, resulta pertinente su encuadramiento en el tipo penal de

Femicidio, como lo solicitó el ente fiscal, pero en grado de tentativa, al haberse

determinado la causa de la muerte de la víctima, y no en el delito de Violencia

contra la mujer en su manifestación física, debido al animus necandi o ánimo de

muerte que el acusado imprimió en su actuar. Solicitó se deniegue el amparo

requerido y se emitan las demás declaraciones que en Derecho correspondan.

CONSIDERANDO

-I-

Debe denegarse el amparo cuando del análisis del acto reclamado, se

evidencia que la autoridad reprochada, al resolver la casación interpuesta,

efectuó el examen jurídico correspondiente en congruencia con el submotivo de

fondo invocado por el casacionista, motivando de forma clara y suficiente su

decisión, por la cual declaró la procedencia, en forma parcial, del recurso instado.

-II-
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Del examen de las constancias procesales, se determina que la pretensión

de tutela constitucional la formula Helbert Aroldo Godoy Valdez y/o Helbert Aroldo

Godoy Váldez y/o Helberth Aroldo Godoy Valdez, ante la sentencia que declaró

procedente, en forma parcial, el recurso de casación, por motivo de fondo,

interpuesto por el Ministerio Público, contra el fallo que no acogió la apelación

especial, por motivo de forma y fondo, instada por el ente investigador y, como

consecuencia, casó la sentencia impugnada y declaró al hoy postulante

responsable del delito de Femicidio, en grado de tentativa, imponiéndole la pena

de dieciséis años y ocho meses de prisión, inconmutables.

Al interponer el recurso de casación, por motivos de forma y de fondo, el

ente fiscal invocó como casos de procedencia los contenidos en el numeral 1) del

Artículo 440 y en el numeral 5) del Artículo 441, ambos del Código Procesal

Penal, que en sentencia de veinticinco de febrero de dos mil dieciséis, la Corte

Suprema de Justicia, Cámara Penal, declaró improcedente; ante tal decisión, el

ente fiscal promovió amparo ante la Corte de Constitucionalidad y este Tribunal,

en sentencia de diecisiete de mayo de dos mil diecisiete, emitida en el expediente

4578-2016, otorgó parcialmente el amparo solicitado, únicamente en cuanto al

motivo de fondo invocado y en cumplimiento de lo resuelto por esta Corte, la hoy

autoridad cuestionada en sentencia de doce de junio de dos mil diecisiete –acto

reclamado–, de nuevo declaró improcedente el recurso de casación, por motivo

de forma, y procedente el recurso de casación, por motivo de fondo, el cual

establece: “Si la resolución viola un precepto constitucional o legal por errónea

interpretación, indebida aplicación o falta de aplicación, cuando dicha violación

haya tenido influencia decisiva en la parte resolutiva de la sentencia o del auto”.

Para el efecto, en cuanto a primer submotivo de fondo, el casacionista


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denunció inobservancia del artículo 6 de la Ley contra el Femicidio y Otras

Formas de Violencia contra la Mujer, en relación con el artículo 11 del Código

Penal, argumentando que la Sala incurrió en violación de ley sustantiva por falta

de aplicación, específicamente por haber errado en cuanto a la norma aplicable al

caso concreto, por cuanto en el hecho que se tuvo por acreditado en la sentencia,

concurren los presupuestos de la norma jurídica invocada, debido a la clara

manifestación de dolo, cuyo único fin era darle muerte a la víctima, provocándole

heridas por proyectil de arma de fuego en el tórax, toraco abdominal izquierda,

glúteo y pie izquierdo y equimosis facial, en virtud de que esa acción cometida se

le presentó como posible por portar un arma de fuego de su propiedad, por lo que

ejecutó el acto, tal y como lo regula el artículo 11 del Código Penal, cumpliéndose

de esta manera el verbo rector del delito de Femicidio. Señalo también violación

del artículo 7 de la Ley ya relacionada, advirtiendo errónea interpretación de la

norma en mención, al haber avalado la Sala jurisdiccional el cambio de

calificación jurídica del delito de Femicidio al de Violencia contra la mujer, no

obstante, según los hechos acreditados, las acciones realizadas cumplieron con

el verbo rector de Femicidio, que consiste en dar muerte a una fémina, en el

marco de las relaciones desiguales de poder, por su condición de mujer.

La Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal, en la sentencia que

constituye el acto reclamado, declaró improcedente el recurso de casación, por

motivo de forma, y procedente el recurso de casación, por motivo de fondo,

interpuestos, considerando para ello: “(…) En el presente caso, la discusión

jurídica consiste en determinar si los hechos que el Tribunal de Sentencia tuvo

por acreditados, realizados por el acusado, encuadraban en el tipo penal de

femicidio, tal y como lo acusó el Ministerio Público o si los hechos acreditados


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encuadraban en el delito de violencia contra la mujer en su manifestación física,

tal y como resolvió el Tribunal y avaló la Sala impugnada. Para que un hecho

acreditado pueda encuadrarse dentro de determinada norma penal, es necesario

que concurran los elementos específicos, objetivos y subjetivos que esta

contiene, ya que solo en la concurrencia fáctica y total de los mismos se podrá

determinar la responsabilidad penal del sujeto activo. El tipo penal es la

abstracta descripción de las acciones u omisiones consideradas como delito,

establecidas en el presupuesto jurídico de una ley penal. El tipo penal, en

términos generales, se encuentra compuesto por lo siguiente: a) el sujeto activo:

quién es el autor, es decir, aquella persona que comete la acción u omisión penal

prohibida; b) la conducta: es la acción u omisión humana descrita en la ley penal

por el verbo rector; y c) el bien jurídico tutelado: es el valor que protege la norma

penal. La Ley contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer

regula el delito de femicidio, así como el delito de violencia contra la mujer en su

manifestación física, aunado a ello, además de describir los tipos penales, el

mismo cuerpo legal define en los incisos e) y l) del artículo 3, las definiciones de

las palabras femicidio y violencia física de la siguiente manera: Femicidio:

muerte violenta de una mujer, ocasionada en el contexto de las relaciones

desiguales de poder entre hombres y mujeres, en ejercicio del poder de género

en contra de las mujeres; violencia física: acciones de agresión en las que se

utiliza la fuerza corporal directa o por medio de cualquier objeto, arma o sustancia

con la que se causa daño, sufrimiento físico, lesiones o enfermedad a una mujer.

Cámara Penal para poder establecer si los hechos acreditados por el Tribunal de

Sentencia encuadran en el tipo penal de femicidio, tal y como alega el Ministerio

Público, o en el delito de violencia contra la mujer en su manifestación física,


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parte de la interpretación de dichos tipos penales; el primero se encuentra

regulado en el artículo 6 de la Ley contra el Femicidio y Otras Formas de

Violencia contra la Mujer y regula que: „Comete el delito de femicidio quien en el

marco de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, diere

muerte a una mujer, por su condición de mujer, valiéndose de cualquiera de las

siguientes circunstancias (…) b. Mantener en la época en que se perpetre el

hecho, o haber mantenido con la víctima relaciones familiares, conyugales, de

convivencia, de intimidad o noviazgo, amistad, compañerismo o relación laboral‟.

(El resaltado es propio). El bien jurídico tutelado es la vida y la conducta realizada

consiste en que el sujeto activo de muerte a una mujer por su condición misma,

en el marco de las relaciones desiguales de poder, bajo alguna de las

circunstancias que establece el mismo artículo o las establecidas para el delito de

asesinato. El segundo delito se encuentra regulado en el artículo 7 de la Ley

contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer y establece que:

„Comete el delito de violencia contra la mujer quien, en el ámbito público o

privado, ejerza violencia física, sexual o psicológica, valiéndose de las siguientes

circunstancias: (…) b. Mantener en la época en que se perpetre el hecho, o

haber mantenido con la víctima relaciones familiares, conyugales, de convivencia,

de intimidad o noviazgo, amistad, compañerismo o relación laboral, educativa o

religiosa‟. El bien jurídico tutelado es la integridad física de la mujer víctima y la

conducta realizada consiste en que el sujeto activo agreda a una mujer utilizando

la fuerza corporal directa o por medio de cualquier objeto, arma o sustancia con

la que pueda causarle daño, sufrimiento físico, lesiones o enfermedad en el

marco de las relaciones desiguales de poder. Es imprescindible hacer mención

que en el presente caso, la circunstancia que quedó acreditada como vinculante


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entre el acusado y la víctima resulta ser la relación de intimidad que iniciaron y

que entablaron debido a que la víctima trabajaba como sexoservidora,

circunstancia que produjo la existencia del vínculo necesario para la tipificación

de cualquiera de los dos delitos en cuestión regulados por la Ley contra el

Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer. Para resolver la

controversia planteada y dar respuesta a la supuesta infracción cometida en la

calificación jurídica de los hechos acreditados, debe tomarse en consideración

lo advertido por la Corte de Constitucionalidad, en cuanto a analizar la

existencia del animus necandi en las acciones desplegadas por el acusado,

es decir, que para encuadrar las mismas en el tipo penal de femicidio, se

debe partir de la premisa de si tales acciones estaban encaminadas a darle

muerte a la víctima y no solo agredirla físicamente, pues, realizando tal

diferenciación se podrá establecer si es correcta la calificación de violencia

contra la mujer en su manifestación física, o esta debe modificarse a la

figura penal de femicidio. Así las cosas, el delito de femicidio encierra el

elemento subjetivo del animus necandi, es decir, el deseo de matar, el dolo o

intención de consumar la acción prohibida por la ley penal; este último puede

surgir en la mente del autor del delito, o sea ser originario o directo, en ese caso

el delincuente ha planeado la ejecución del delito y lo ejecuta, o bien puede surgir

por eventualidad, es decir, que no estaba concebido por el autor antes de la

ejecución, pero surge ante determinada circunstancia y resulta ejecutable y

despliega las acciones delictivas; por lo que para establecer si existió el dolo, es

decir, la intención de dar muerte en las acciones desplegadas por el acusado, es

necesario revisar nuevamente los hechos acreditados, los cuales, en cuanto a las

heridas causadas relatan: „… Helbert Aroldo Godoy Valdéz le hala el cabello, la


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golpea con el arma de fuego que portaba y le dispara provocándole heridas en el

tórax, toraco abdominal izquierda, glúteo izquierdo y en el pie izquierdo, así

también le provoca equimosis en el rostro b) la víctima Mara Ninneth Lázaro

Ramos logra salir del referido vehículo con el fin de resguardar su vida y huye…‟;

al respecto y al hacer el análisis del caso, se advierte que en los hechos

acreditados se encuentra la concurrencia del dolo o intención del acusado de

causar un mal de muerte a la víctima, el cual en principio, debe estimarse por la

forma en que se consigue, pues en el presente caso, la voluntad del agente se

suma a que el mismo llevaba un arma preparada para disparar, la cual era útil y

suficiente para causar daño mortal a una persona, en este caso a la víctima

mujer, además de ellos, el dolo –animus necandi– también se infiere al

determinar que el agente era consciente de la potencialidad de peligro que

conllevaba disparar en múltiples ocasiones a una persona, a una distancia corta,

es decir, que el peligro supuesto, por el tipo penal, para el bien jurídico tutelado

de la vida de la víctima, estaba plenamente identificado y no fue barrera para la

ejecución de los múltiples disparos que realizó en su contra, por ello, para poder

encuadrar sus acciones en el tipo penal de femicidio a título doloso, bastaba con

que el acusado tuviera información de que iba a realizar lo suficiente para poder

explicar un resultado de muerte y, por ende, que previera el resultado como una

consecuencia de ese riesgo, es decir, que intelectualmente supiera el riesgo del

resultado de los disparos que estaba a punto de realizar, por lo que desde luego

la decisión del autor estaba vinculada a dicho resultado, se produjera o no. Es así

que, el animus necandi, tanto inmerso en el dolo directo como en el eventual,

comprende en el primero que la acción sea guiada por la intención de causar la

muerte, y en el segundo caso en el que la intención no puede ser afirmada, que


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el autor conozca los elementos del tipo objetivo –múltiples disparos como medio

idóneo para matar–, de manera que, a pesar del peligro concreto que crea con su

conducta para el bien jurídico protegido –en este caso a la vida–, continuó su

ejecución, bien porque aceptó el resultado probable o bien porque su producción

le resultó indiferente, lo que en cualquiera de los casos, el conocimiento de ese

riesgo no impidió la acción, y entonces, es existente el deseo de matar, es decir,

el animus necandi. En apoyo a lo anterior, debe señalarse que el acusado a partir

de portar un arma con capacidad para ser disparada, la cual resulta medio idóneo

para causar la muerte de una persona y, al estar consciente de los resultados de

peligro a la vida de la víctima al realizarle múltiples disparos a distancia corta –

como ya se coligió–, tuvo conocimiento del peligro propio de una acción que

supera el límite de riesgo permitido –impuesto por la norma prohibitiva–, lo que

resulta suficiente para acreditar el carácter doloso del comportamiento, al

someter a la víctima a situaciones que no tenía seguridad de controlar, es decir,

los resultados de los disparos, aún y cuando la víctima no hubiere muerto por

estos. Ahora bien, concatenado al análisis relacionado anteriormente, se advierte

que, con base a las constancias procesales, hechos acreditados y líbelo

sentencial, en atención al principio de unidad de sentencia, resulta claro

establecer que la muerte de la víctima se originó debido a las afecciones de salud

distintas de los disparos de arma de fuego que recibió, pues si bien consideró

que mediante dictámenes periciales debidamente ratificados en el debate, que la

víctima al momento de su ingreso al Hospital San Juan de Dios, mostraba las

heridas causadas por múltiples disparos de arma de fuego, las cuales, para el

día veintidós de diciembre de dos mil doce, mostraban sendas mejorías, al

grado que la víctima solicitó su egreso del hospital, el cual se le dio, pero
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retornó y fue ingresada nuevamente tres días después, también lo es que se

acreditó por parte del Tribunal que el día veinticinco de diciembre de dos

mil doce, mostrando señales de sufrimiento causadas por las enfermedades

pulmonares, gastrointestinales y hepáticas que sufría con anterioridad a la

comisión del delito en su contra, fueron las que devinieron en su deceso el

día veintiséis de diciembre de dos mil doce; por lo anterior, quedó

acreditado que la causa de la muerte de la víctima fue causada por las

afecciones de salud que padecía, consistentes en hemorragia

gastrointestinal, neumonía lobar y cirrosis hepática; así entonces, con base

a que cada sujeto es responsable penalmente únicamente de las acciones

que despliegue y los daños que produzcan, estas no pueden atribuirse

como causa de la muerte de la víctima provocada por el acusado, pues

sucedió por razones de salud ajenas a los hechos delictivos que cometió.

Cámara Penal con base al argumento detallado anteriormente, se ve impedida de

encuadrar la conducta del acusado en el delito de femicidio en grado consumado,

pues quedó acreditado y suficientemente argumentado que las heridas causadas

por los proyectiles de arma de fuego en la víctima, no fueron la causa de la

muerte, empero, ello no impide que del análisis anterior en el cual se determinó la

intención mortal o animus necandi que el acusado imprimió en su actuar, se

encuadre su conducta en el tipo penal de femicidio, por lo que, para dar solución

jurídica a los agravios presentados, debe analizarse si es posible encuadrar su

conducta en la figura de femicidio en grado de tentativa; para tal efecto, la

tentativa se encuentra regulada en el artículo 14 del Código Penal de la siguiente

manera: „Hay tentativa, cuando con el fin de cometer un delito, se comienza su

ejecución por actos exteriores, idóneos y no se consuma por causas


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independientes de la voluntad del agente‟; por ello, para poder encuadrar la

conducta desplegada por el acusado en el delito de femicidio en grado de

tentativa, se tuvo que haber acreditado, en primer lugar, la relación o vínculo que

tenía con la víctima al momento de los hechos, el cual extraído de los hechos

acreditados y del líbelo sentencial, resulta ser un vínculo de intimidad, pues al

momento de los hechos el acusado y la víctima estaban teniendo un encuentro

sexual, el cual se vio interrumpido por la acción delictuosa del acusado; además

del vínculo que quedó debidamente probado y acreditado, el acusado debió

desplegar una conducta típica que revelara el animus necandi, es decir, el deseo

de dar muerte a la víctima, el cual en su momento y argumento detallado ut supra

quedó advertido; así las cosas, únicamente resulta establecer de qué manera y

por qué causas independientes a la voluntad del agente fue que no se consumió

el delito de femicidio; al respecto se considera que, las acciones delictuosas

desplegadas por el acusado, en el momento específico y determinado en que

ocurrieron „… Helbert Aroldo Godoy Valdéz le hala el cabello, la golpea con el

arma de fuego que portaba y le dispara provocándole heridas en el tórax, toraco

abdominal izquierda, glúteo izquierdo y en el pie izquierdo, así también le provoca

equimosis en el rostro…‟, constituyen el inicio de la ejecución del delito de

femicidio, pues resulta objetivo determinar que al disparar a una persona a

distancia corta en múltiples ocasiones, puede ocasionársele la muerte, por lo que,

como ya se analizó anteriormente, el acusado conocía los límites y posibles

consecuencias que causarían dichos disparos a la vida de la víctima, la cual, en

el afán por salvar su vida, logró salir del vehículo en donde ocurrió el ilícito y

buscó ser auxiliada, lo cual se puede establecer que fue la causa que impidió que

las heridas de bala provocadas por el acusado le causaran la muerte, es decir,


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que su huida y la rápida intervención de quienes la auxiliaron, así como el

tratamiento que se le dio en el nosocomio al cual asistió, evitaron que la víctima

perdiera la vida debido a las consecuencias del delito; así las cosas, la huida, el

rápido auxilio, ayuda y tratamiento que la víctima recibió, constituyen causas

independientes de la voluntad del acusado, por lo que resulta procedente

encuadrar su conducta y las acciones penales reprochables que desplegó en el

delito de femicidio en grado de tentativa y no en el de violencia contra la mujer en

su manifestación física, pues para que este último pudiera encuadrarse, no debió

mediar ánimo de dar muerte a la víctima, sino que únicamente debió existir el

ánimo de lesionar su integridad física, por lo que como consecuencia de haberse

encontrado inmerso el animus necandi en las acciones del acusado, se

descalifican las acciones de tal delito y estas deben encuadrarse en el regulado

en el artículo 6 de la Ley contra el Femicidio y Otras formas de Violencia contra la

Mujer, en grado de tentativa, por haberse determinado fehacientemente que la

causa de la muerte de la víctima fueron agentes externos independientes a la

comisión del delito del que se le acusó. De conformidad con lo anterior, Cámara

Penal concluye que del análisis de los tipos penales en cuestión y de los

hechos acreditados por el Tribunal de Sentencia, si es susceptible

encuadrar los hechos acreditados en el tipo penal de femicidio como lo

solicita la institución recurrente, pero en este caso, en grado de tentativa,

por haberse determinado la causa de la muerte de la víctima, y por ende,

resultan mal encuadrados los hechos en el delito de violencia contra la

mujer en su manifestación física, delitos que se diferenciaron en el presente

caso por hallarse inmerso el animus necandi o ánimo de dar muerte que el

acusado imprimió en su actuar. Por lo tanto, los hechos acreditados en el


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presente caso integran la comisión del delito de femicidio en grado de tentativa,

regulado en el artículo 6 de la Ley contra el Femicidio y Otra Formas de Violencia

contra la Mujer inciso b), por lo que con base en el artículo 63 del Código Penal,

se le impone la pena mínima para el delito de femicidio, rebajada en una tercera

parte, haciendo un total de dieciséis años y ochos meses de prisión

inconmutables, ya que las agravantes acreditadas por el Tribunal de Sentencia

para el delito de violencia contra la mujer en su manifestación física, no pueden

ser aplicadas al delito de femicidio en grado de tentativa, pues ellas no exceden

los resultados normales establecidos por el tipo penal, es así que, en cuanto a la

agravante de nocturnidad solamente se acreditó como una circunstancia

cronológica, es decir, que sirvió para establecer el momento de la comisión del

delito, mas no se acreditó que el acusado se haya aprovechado de ella para

asegurar la ejecución del delito o bien para evitar ser capturado o identificado; en

cuanto a las agravantes de menosprecio a la ofendida y abuso de superioridad

que el Tribunal estableció, no es posible aplicarlas al delito de femicidio en grado

de tentativa, pues ya se encuentran inmersas dentro de las consecuencias

lógicas de la realización del tipo en cuestión, es decir, que el abuso de

superioridad está inmerso en la relación desigual de poder entre hombre y mujer

que quedó establecida, al igual que el menosprecio a la ofendida, pues en el

presente caso el delito se juzgó bajo un delito exclusivo de protección a las

mujeres como grupo vulnerable; por último, en cuanto al ensañamiento que

señaló el Tribunal como agravante, tampoco puede ser utilizado para graduar la

pena en el caso de análisis, pues para que este sea operante, los efectos del

delito debieron ser aumentados deliberadamente, es decir, que causara daño

mayor e innecesario a la víctima o que se utilizaran medios que denotaran saña


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inusual en la acción delictual, lo cual no ocurrió; así las cosas, los parámetros

establecidos en el artículo 65 del Código Penal no se encuentran sobreexcedidos

para el delito de femicidio en grado de tentativa, pues no superaron las

consecuencias normales que regula el tipo penal, por lo que corresponde la

imposición de la pena mínima rebajada en una tercera parte debido a la tentativa

en que quedó su consumación. Por lo anterior, resulta procedente el recurso de

casación por motivo de fondo interpuesto por el Ministerio Público, y así debe ser

declarado en la parte resolutiva del presente fallo (…)”. [Las negrillas son

propias].

-III-

La debida motivación de un fallo judicial obedece a la garantía del derecho

a una tutela judicial efectiva, exigiendo que los órganos jurisdiccionales, al

pronunciarse respecto de los casos sometidos a su conocimiento y decisión,

expresen siempre una argumentación fáctica y jurídica que evidencie los

fundamentos de la decisión.

Del estudio de las constancias procesales y de conformidad con lo antes

transcrito, se advierte que la Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal –

autoridad reprochada–, contrario a lo manifestado por el postulante, emitió su

decisión con el sustento jurídico y doctrinario suficiente, evidenciando las razones

por las que estimó la procedencia, en forma parcial, del recurso de casación, por

motivo de fondo, que resolvió, al haber considerado que del análisis de los tipos

penales en cuestión y de los hechos acreditados por el Tribunal de Sentencia,

resultaba factible encuadrar los hechos acreditados en el tipo penal de Femicidio,

tal y como lo solicitara el ente investigador, pero, en grado de tentativa, al haber

determinado que la causa de la muerte de la víctima devino de circunstancias


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ajenas, relacionadas con complicaciones por afecciones de salud que esta

padecía con anterioridad. En tal virtud, detalló la hoy autoridad cuestionada, que

resultaban mal encuadrados los hechos en el delito de Violencia contra la mujer

en su manifestación física, luego de haber efectuado un estudio y análisis

pormenorizado del animus necandi o ánimo de dar muerte que el sindicado, hoy

postulante, imprimió en su actuar, tal y como le fue requerido por esta Corte en

sentencia de diecisiete de mayo de dos mil diecisiete, emitida en el expediente

4578-2016.

En ese orden de ideas, la Cámara objetada concluyó que con base a los

hechos acreditados, era posible la subsunción de los mismos en el delito de

Femicidio, en grado de tentativa, según lo normado en los artículos 3 y 6, literal b)

de la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer y 14 y

63 del Código Penal, aplicándole la pena mínima, correspondiente al delito de

Femicidio, rebajada en una tercera parte, imponiéndole dieciséis años con ocho

meses de prisión.

Cabe acotar que para determinar un juicio de imputación objetiva debe

escudriñarse la relación a través del nexo causal, pero no de forma mecánica o

de un fenómeno físico, en el cual al realizar determinada conducta, siempre va a

producir uno o varios resultados. Deberá considerarse dentro de las condiciones,

la más probable de producir el resultado típico, buscarse como causa adecuada y

relevante, solamente la condición que, al suprimirla mentalmente, permita

también desaparecer el resultado. Desde la posición del sujeto activo, puede

deducirse que el mismo no tuvo a su alcance el control del hecho de que

apareciesen o desapareciesen las afectaciones físicas que provocaron el deceso

de la víctima, las cuales eran preexistentes y no fueron producto de un riesgo


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creado por el sujeto activo, al agredirla físicamente de las múltiples maneras que

se acreditaron.

Al respecto: “(…) la imputación al tipo objetivo presupone que en el

resultado se haya realizado precisamente el riesgo no permitido por el autor. Por

eso está excluida la imputación, en primer lugar, si aunque el autor haya creado

un peligro para el bien jurídico protegido, el resultado se produce, no como efecto

de la plasmación de ese peligro, sino sólo (sic) en conexión causal con el mismo.

Aquí se cuentan sobre todo los casos en que un delito doloso en un primer

momento se queda en fase de tentativa, pero después acaba provocando el

resultado como consecuencia de un curso causal imprevisible. (…) Así porque,

en el caso de partida el autor ha creado ciertamente un peligro para la vida de la

víctima y también ha causado su muerte; pero como no se le puede imputar ese

resultado, porque este no supone la realización del peligro creado, sólo (sic)

habrá cometido una acción homicida intentada y no consumada (…)” [Roxin,

Claus. Derecho Penal. Parte General, Tomo I, Editorial Civitas, Madrid, España,

1997, página 373].

Con fundamento en lo considerado, esta Corte concluye que la autoridad

cuestionada limitó su actuar de conformidad con las facultades otorgadas por la

ley rectora del acto reclamado, actuando en ejercicio de la exclusiva potestad de

juzgar conferida a jueces y magistrados por los Artículos 203 de la Constitución

Política de la República de Guatemala y 447 del Código Procesal Penal.

En ese sentido, resulta importante destacar que el amparo no puede

operar como mecanismo para revisar el criterio de fondo expresado por los

órganos de la justicia ordinaria, por cuanto que, con ello, se desnaturalizaría la

garantía constitucional, lo cual se encuentra taxativamente prohibido en los


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Artículos 203 y 211 constitucionales.

De esa cuenta, se advierte que la sentencia señalada como agraviante

contiene la motivación suficiente, clara y precisa para hacerla sostenible y, de

ahí, la inexistencia de agravio susceptible de ser reparado por la vía

constitucional, por lo cual el amparo resulta notoriamente improcedente y así

deberá declararse al hacer el pronunciamiento legal correspondiente.

-IV-

De conformidad con lo regulado en los Artículos 44 y 46 de la Ley de

Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad, es obligación del Tribunal

decidir sobre la carga de las costas, así como la imposición de multa al abogado

patrocinante. En el presente caso, al no existir sujeto legitimado para el cobro de

las costas procesales, deviene procedente no condenar al pago de este rubro,

pero sí imponer multa de un mil quetzales a la Abogada patrocinante, por ser la

responsable de la juridicidad del planteamiento.

LEYES APLICABLES

Artículos citados, 265, 268 y 272, literal b), de la Constitución Política de la

República de Guatemala; 8º, 10, 42, 44, 46, 47, 48, 149, 163, literal b), y 185 de

la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad y 29 y 35 del

Acuerdo 1-2013 de la Corte de Constitucionalidad.

POR TANTO

La Corte de Constitucionalidad, con base en lo considerado y leyes

citadas, al resolver, declara: I. Por inhibitoria de la Magistrada Dina Josefina

Ochoa Escribá, se integra el Tribunal con el Magistrado Henry Philip Comte

Velásquez, para conocer y resolver del presente asunto. Asimismo, asume la

Presidencia en forma interina el Magistrado Bonerge Amilcar Mejía Orellana, de


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conformidad con lo establecido en el artículo 1 del Acuerdo 3-89 de la Corte de

Constitucionalidad. II. Deniega el amparo solicitado por Helbert Aroldo Godoy

Valdez y/o Helbert Aroldo Godoy Váldez y/o Helberth Aroldo Godoy Valdez contra

la Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal. III. No condena en costas al

postulante. IV. Impone multa de un mil quetzales (Q1,000.00) a la Abogada

patrocinante, Ana Patricia Secaida Marroquín, la cual deberá hacer efectiva en la

Tesorería de esta Corte dentro de los cinco días siguientes a que este fallo se

encuentre firme y en caso de incumplimiento, su cobro se hará por la vía legal

correspondiente. V. Notifíquese y oportunamente, remítase la ejecutoria del

presente fallo.

BONERGE AMILCAR MEJIA ORELLANA


PRESIDENTE A.I.

HENRY PHILIP COMTE VELÁSQUEZ JOSE FRANCISCO DE MATA VELA


MAGISTRADO MAGISTRADO

GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR NEFTALY ALDANA HERRERA


MAGISTRADA MAGISTRADO

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

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