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Clase 9 - 05 DE SETIEMBRE

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¿Cómo se debe cargar a un bebé?

Judit Falk (pediatra) manifiesta que la manera de tomar en brazos a un bebé es muy importante. El sentirse
mal sostenido al ser cargado le genera sensación de caer al vacío y esto le produce miedo o angustia,
podemos evitarlo tomando al niño de manera suave pero a la vez segura.
Cuando se los levanta, el tronco y la cabeza deben ser sostenidos con el mismo brazo. Al momento de
acostarlo se le acompaña con el cuerpo (nunca levantarlo por las axilas y elevarlo en forma vertical).
Chantal De Truchis (2003) afirma que si las primeras experiencias corporales del niño son positivas, aguardará
las siguientes con confianza, constituyendo en este proceso la primera representación de sí mismo
El bebé nos avisa cuando la manera de cargarlo no fue adecuada, primero su cuerpo se crispa, su gesto, la
expresión de su cara se pone tenso, doloroso y finalmente estallan con un llanto fuerte y profundo.
Un buen sostén ayuda a la tranquilidad del niño, a su distensión y para un buen sueño.

“Reflejo de Moro”: se llama así a la reacción del bebé cuando se sobresalta en respuesta a un fuerte e
inesperado ruido, o se sobresalta cuando siente que se está cayendo de espalda; es una respuesta normal de
miedo, de urgente protección. El bebé echa la cabeza hacia atrás, abre los brazos y piernas, llora, y después
vuelve a colocar los brazos y piernas en la posición original.
Algunas veces el bebé puede sobresaltarse con su propio llanto, lo cual inicia este reflejo o por
manipulaciones bruscas en el cambio de ropa o en el baño o en el traslado.
El Reflejo de Moro dura hasta que el bebé tiene 5-6 meses aproximadamente.
Al recién nacido se le hace generalmente la prueba de los reflejos al nacer y se observa si tiene el reflejo de
moro, al comprobarlo se verifica que está en un buen desarrollo de su sistema nervioso.
Una señal de alerta es si el bebé no reacciona ante la caída o el sobresalto, es decir que no tenga dicho reflejo.
Por supuesto es bueno no exagerar con el uso de este tipo de evaluación, ya que genera mucha angustia, tensión
y fragilidad en el niño. Es importante tener presente que el bebé es una persona y no un objeto de estudio.
El reflejo de moro es una respuesta muy elocuente ya que anuncia que el niño está sintiendo una sensación de
desintegración de su cuerpo. Esta terrible sensación pasa cuando el niño es abrazado y contenido por el adulto,
pero si se repite varias veces contribuye a fomentar una personalidad insegura y frágil.
En los cambios de pañales o de ropa: evitar los estiramientos o
movimientos bruscos de la cabeza o del tronco para que no sufra la
sensación que su cuerpo se separa en partes. Si esto sucede es necesario
tranquilizarlo para continuar el cambio de pañal o ropa. Cuando está
relajado, distendido, su cuerpo está abierto a la comunicación, se siente
tranquilo y eso permite construir experiencias positivas de los cambios. En
esta etapa, observar si cuando se le baña está plácido o distendido y no
tenso o crispado, tanto cuando está en el agua como mientras se le viste y
desviste. Asimismo, observar si se deja hacer, si está relajado, no llora y no
retrae ninguno de sus miembros (retraer es contraer, cerrarse por algo que
lo hizo sentirse amenazado).
La distensión y la tranquilidad de un niño nos hablan de la buena interacción que vive con el adulto,
especialmente en los cuidados.
Hay que observar su mirada: cuando el adulto que atiende al bebe , juega con él a esconderse y aparecer,
este siente placer de ir descubriendo su rostro, el cabello, la frente y sin duda la mirada del otro.

Las investigaciones realizadas por Stern (psicólogo) respecto a este aspecto nos dicen lo siguiente:
Que muchos recién nacidos mueven los ojos independientemente uno del otro, por ejemplo: uno se
mueve hacia arriba y el otro hacia afuera; uno permanece estacionario, el otro hacia abajo.
Que el reflejo de la luz atrae y retiene la atención del bebé. Su brillo e intensidad le resultan cautivadores.
A las 6 semanas pueden ver muy bien, aunque todavía no perfectamente, pudiendo percibir los diferentes
colores, formas e intensidades
El bebé está preparado para evaluar la intensidad de la luz. Rehuir es la señal ante mucha intensidad o
atiende y despierta su curiosidad, si la intensidad de la luz es aceptable. El grado justo de intensidad
incrementa su animosidad, activa todo su ser.
La luz del sol lo atrae y los bordes lo capturan, es decir que los bebés miran intensamente a los bordes atrapados
por el contraste de la luz y el fondo oscuro. Por ejemplo, si se le acerca una persona a una distancia de 20
centímetros no mira directamente su rostro, sino el borde de la cara que provoca el contraste, con el fondo por
más que se trate de llamar su atención por otros medios. Algunas personas pueden interpretar esto como
rechazo, no se trata en absoluto de un rechazo, sino de un fenómeno normal, que Stern denomina atención
obligatoria.
Entre el primer y el segundo mes los bebés, al mirar a los otros, tratan a los ojos como centro geográfico de las
personas. Pueden quedarse detenidos, tanto el adulto como el bebé, mirándose a los ojos sin hablar, abstraídos
en ellos por varios segundos; como lo menciona Stern, los bebes actúan como si sus ojos fueran realmente
ventanas al alma.
Cuando uno juega con el bebé a esconderse y aparecer, este siente placer de encontrar al otro, a través de sus
ojos. A medida que va creciendo el bebé ya puede controlar la mirada casi como el adulto controla dónde mira, lo
que mira y cuánto tiempo mira. Teniendo esta capacidad ya puede iniciar o detener la interacción cara a cara,
siendo la base para la mirada recíproca (corresponderse con la mirada del otro).

La comunicación: desde que nace, el bebé emite señales para ser


escuchado. Señales a través de su cuerpo llamadas tónico – posturales;
por ejemplo: la sonrisa, el llanto, el pataleo o la crispación. Es importante
“mirar al bebé” para tratar de entenderlo y conocer sus necesidades. El
responder a sus demandas le brinda un sentimiento de confianza, que se
va consolidando a lo largo del primer año de vida y es de enorme
importancia para su desarrollo integral.
Si el bebé puede confiar en las personas que lo cuidan, se sentirá competente, comprendido en lo que va
comunicando a su entorno y aprenderá a confiar en los demás. Luego, tratará a otros como ha sido
tratado. Los bebés que crecen sintiéndose seguros y confiados, después son niños y niñas con iniciativa y
capacidad de decisión, que pueden concentrarse mejor, jugar con más creatividad, relacionarse fácilmente
con otros niños y niñas, desarrollando un elevado sentimiento de autoestima.
El primer diálogo que aparece es entre el cuerpo del niño y el cuerpo de la madre. Este es denominado
“diálogo tónico” en el que se fundan, como menciona Julian Ajuriaguerra (psicoanalista), los principios del
diálogo verbal entre los seres humanos. Podemos decir entonces que el proceso de adquisición del
lenguaje comienza antes de que el niño exprese sus primeras palabras.
Por ejemplo, si ante el llanto de un bebé la persona que lo cuida, se acerca, lo calma con su voz y este se
tranquiliza, podemos decir que ya se constituyó ese sistema de señales recíprocas.
Es muy importante comunicarnos también a través de la mirada. Una mirada entre la madre/padre y el
bebé juega un papel fundamental en el apego. El bebé tiene una tendencia innata a prestar atención al
rostro humano. La voz y el rostro son los estímulos que más lo atraen. Al final del primer mes, localiza de
manera prolongada la mirada en los ojos de la madre o el adulto significativo (atrapa la mirada) y sigue con
la mirada a otros rostros.
En los cuidados debe haber riqueza de mirada, gestos y palabras del adulto sobre los acontecimientos que
están ocurriendo.
Frases como: “te voy a poner la media”, “te voy a levantar”, “te voy a limpiar la carita”, permiten al bebé
anticipar lo que le va a suceder. Por eso, los momentos más importantes de la interacción adulto-niño son
justamente los cuidados corporales. Es fundamental anticipar, esperar y observar las respuestas gestuales y
corporales del bebé.
En el primer mes, el bebé se comunica fijando la mirada cuando la distancia al rostro de la persona que lo
cuida es de 19 a 20 centímetros. Esto lo podemos observar, por ejemplo, cuando el bebé de esta edad es
amamantado. Las vocalizaciones, al igual que la sonrisa, comienzan alrededor del segundo mes y están
determinadas genéticamente, ambas juegan un papel importante en la socialización.
A los 3 meses aproximadamente, en el encuentro cara a cara entre el adulto y el bebé, es un momento que
él espera y queda afectado si el adulto interrumpe de forma súbita dicha interacción o si el rostro de este
queda sin expresión, pensando en otra cosa. El bebé al mirarlo y no conseguir respuesta, posiblemente se
desconcierte y tome la misma actitud que el adulto, perdiéndose experiencias valiosas de comunicación.

La exploración y apropiación del mundo externo


La exploración está presente desde los primeros momentos de la vida y permite al bebé conectarse y
conocer el mundo exterior. Las funciones de apego y exploración son contrarias y al mismo tiempo
complementarias al bebé; un adulto que no puede despegarse del bebé, que lo tiene permanentemente
en brazos limita la exploración y no le va a permitir conectarse con otros seres u objetos. Por otro lado, el
bebé solo puede conectarse y explorar en la medida que disponga de figuras de apego (los adultos que
cuidan de ellos) y a la distancia necesaria para sentirse seguros.
¿Cómo se sentiría un bebé, si lo cambian de una manera rápida, brusca, y luego lo dejan para que juegue
solo?
¿Qué tan cerca debe estar el adulto del bebé para cuidarlo pero a la vez permitirle explorar el mundo?
Cuando el bebé establece la relación social con otros, está más abierto a relacionarse con los objetos. Lo
primero que jerarquiza para adaptarse al medio es encontrar al otro que cubre sus necesidades y luego
puede pensar en encontrarse con el mundo que lo rodea.
Primero se encuentra con la persona que cubre sus necesidades…

Luego ... se encuentra con el mundo.


El bebé que está alimentado, tranquilo, sin sueño, dirige la atención a su entorno, le llama la atención la luz, las
diferencias con la sombra, los sonidos, la voz humana, las texturas que siente a su alrededor (la suavidad de una
manta o una sábana, sus dedos, un pañuelo, un pequeño muñeco de tela, etc.; quiere conocer, interactuar a su
manera con el entorno.
Los bebés cuando se despiertan y están solos, sin un adulto cerca de su entorno, comienzan un conjunto de
acciones, algunos balbucean, otros observan el mundo circundante y miran su mano que al moverla de manera
involuntaria pasó frente a sus ojos, o hacen intentos de elevar los hombros y/o la cadera del mismo lado; este
esfuerzo pronto le servirá para girar a la posición de costado. En todas estas acciones demuestran la capacidad
de estar concentrados, distendidos y alegres, sin necesitar la intervención directa del adulto.
La posición apoyado de espalda (decúbito dorsal) sobre una superficie firme pero
segura (colchón, colchoneta, petates de paja, alfombra), permite la exploración
ocular de objetos cercanos. Apoyada la espalda, cabeza y piernas en el piso, deja a
los brazos piernas y cabeza libres para explorar, no tiene que hacer grandes
esfuerzos, su concentración está en lo que le interesa.
Es fundamental usar ropa cómoda para que se pueda mover con libertad y sobre
todo que pueda estirarse. Estos estiramientos cumplen la función de
autorregulación y descarga de tensiones.
Es recomendable evitar colocar al bebé de manera vertical. Hagámoslo para sacar los eructos o sobrantes de la
leche, calmarlo y luego volverlo a la posición horizontal, para que no se acostumbre a ver el mundo desde una
posición para la que todavía no tiene la madurez neurológica. Llegará el momento en que lo hará por sí mismo.
Al bebé de 0 a 3 meses se le sostiene y se le traslada en muchas oportunidades en posición vertical, parado,
mirando el entorno, posiblemente predomine en él el apuro de sentarse, pararse o demande mucho estar
alzado para ver el mundo desde esa posición, disminuyendo la exploración y actividades en el momento de
juego libre, en posición horizontal o en posturas que él o ella maneja. Es necesario brindar a los bebés
condiciones de seguridad para explorar libremente, evitando dejarlos solos en algún lugar de altura cuando ya
se mueven y dan vueltas (por ejemplo, en la cama) o dejarlos con animales que puedan morderlo o lastimarlo.
Podemos motivar su atención colocando, por ejemplo, pañuelos de colores variados y pequeños objetos de tela
a su lado y no colgados frente a él. Si los objetos están al costado del bebé, éste puede girar la cabeza, mirarlo,
sentirlo y tocarlo. Si están al frente o arriba de él es muy incómodo para su exploración. La idea es facilitar el
placer de sentir, de explorar, de descubrir.
La salud general del bebé depende del respeto a sus ritmos de madurez y a la forma particular de “ser y estar en
este mundo”.
La exploración del mundo externo es posible cuando respetamos la actividad que de manera espontánea surge
del bebé. Cuando este llega a las distintas posturas y posiciones por propia iniciativa y competencia, adquiere el
conocimiento de su propio cuerpo y del medio de una manera mucho más rica, así como una mejor postura y
armonía en sus movimientos.
La seguridad postural: la manera como el bebé construye las funciones de equilibrio, sus posturas y
desplazamientos (girar, arrastrarse, sentarse, gatear, etc.) o la forma como va logrando el dominio progresivo del
propio cuerpo, en cada momento, a su nivel, le va a permitir o no, organizar sus movimientos manteniendo el
íntimo sentimiento de seguridad postural. Este sentimiento, como afirma Dra. Myrtha Chokler es esencial para
la armonía del gesto, la eficacia de las acciones y para la constitución de la imagen del cuerpo con repercusiones
importantes en la personalidad en su conjunto.
Señales de alerta: nuestra diversidad cultural también podría llevarnos a pensar que, como cada bebé es
particular, se hace muy difícil caracterizar el desarrollo infantil, por ello es pertinente presentar al mismo tiempo
algunos signos de alerta que se tendrían que observar cuando se realiza el seguimiento del desarrollo infantil,
para que se pueda actuar y acompañar de manera particular en aquellos casos que así lo requieran.
Desde recién nacidos hasta los 3 meses aproximadamente:
1. No se establece el contacto visual entre el bebé y la madre.
2. Indiferencia del bebé a la voz, el rostro y las proposiciones lúdicas de los adultos, cuando está
completamente despierto y en calma.
3. Imposibilidad de calmar al bebé . Irritabilidad. Falta de respuesta o de saber las probables causas sobre el
llanto y las demandas del bebé.
4. Dificultad para el logro de una posición confortable y efectiva de sostén, bebé “torcido” o con sobresaltos
por falta de apoyo suficiente.
5. Bebé que no crece bien a pesar de no detectar patología orgánica.
6. Madre muy deprimida.
7. Tensiones durante los momentos de cuidados (el bebé llora al ser cambiado, bañado, alimentado, etc.).
DESARROLLO DEL BEBÉ EN LOS TRES PRIMEROS MESES
El desarrollo del bebé por lo general se divide en las siguientes áreas: Cognitiva. Lenguaje. Física,
motricidad fina (sostener una cuchara, empuñar pinzas); motricidad gruesa (controlar la cabeza sentarse,
caminar). Social.
Desarrollo físico: el desarrollo físico de un bebé comienza en la cabeza y luego progresa a otras partes del
cuerpo (por ejemplo, el acto de chupar precede al acto de sentarse y éste a su vez precede al acto de
caminar).
El primer mes del bebé: crea cierto contacto contigo, por la empatía de tu cuidado y protección, el olor y
tacto lo refuerzan, indica el estar satisfecho o no en el momento de comer, porque deja de succionar o se
queda dormido; o por el contrario llora, si quiere más.
El bebé puede levantar y voltear la cabeza cuando está acostado boca arriba.
El bebé empuña la mano y flexiona los brazos.
Un reflejo es una reacción muscular que sucede automáticamente en respuesta a cierto tipo de
estimulación. Ciertas sensaciones o movimientos producen respuestas musculares específicas.
Los reflejos primitivos abarcan:
• Reflejo de Babinski: los dedos de los pies se abren hacia afuera en forma de abanico cuando hay roce
en la planta del pie.
• Reflejo de Moro (reflejo del sobresalto): extiende los brazos y luego los dobla y los empuja hacia el
cuerpo con un breve llanto, a menudo desencadenado por sonidos fuertes o movimientos súbitos.
Reflejo prensil palmar: (desaparece a los 6 meses) es conocido el reflejo de prensión en los bebés, aquel
que hace que ante cualquier contacto en sus palmas de las manos o en las plantas de los pies los bebés
efectúen un movimiento de intento de agarre. El reflejo de prensión plantar se refiere al movimiento de
arqueo que realizan los dedos de los pies del bebé ante un contacto. El reflejo de prensión plantar puede
lograrse cuando, rozando con un lápiz la parte posterior del dedo pulgar del pie, se provoca que los dedos
se flexionen, llegando incluso a retener el objeto. Este reflejo, presente desde el nacimiento del bebé,
desaparece más tarde, aproximadamente a los nueve meses.
Reflejo postural: la pierna se extiende cuando se toca la planta del pie.
Reflejo prensil plantar: flexión del dedo del pie y de la parte delantera del pie.
Reflejo de búsqueda o de los puntos cardinales o también conocido como hociqueo: se presenta cuando
uno acaricia la mejilla del bebé. El bebé girará la cabeza hacia el lado acariciado y comenzará a hacer
movimientos de succión con la boca. Esto dura de tres a cuatro meses.
Reflejo de la marcha: cuando le ayudamos a sostenerse erguido con los pies contra una superficie plana y
lo movemos hacia delante, el bebé camina en forma coordinada. Este reflejo desaparece al cabo de dos o
tres meses. Aparece generalmente a partir del cuarto día de vida cuando se sujeta al bebé por debajo de
las axilas sobre un plano recto y éste flexiona o estira sus piernas alternativamente como si quisiera
caminar. Si este reflejo se extiende más allá del primer mes de vida y continúa su conducta refleja se
considera como signo patológico en el desarrollo del sistema nervioso.
Un reflejo que tiene una especial importancia en el bebé, es el reflejo de succión. Este reflejo asegura la
supervivencia del bebé, ya que es la conducta que le va a permitir alimentarse. La succión, que a simple
vista puede parecer una conducta sencilla, es en realidad un conjunto de conductas que el bebé sabe
combinar a la perfección desde que nace. El reflejo de succión es un reflejo arcaico que se da en los seres
humanos durante las primeras semanas de vida, generalmente hasta los cuatro o seis meses.
Se activa cuando un objeto entra en contacto con los labios del recién nacido proporcionando que la boca
se ponga a succionarlo. Su función es la de succionar el pezón de la madre para garantizar un
amamantamiento más eficaz. Su existencia es prueba de madurez en el bebé. Con el tiempo, adquirirá un
valor funcional que permita al bebé succionar de modo consciente. La succión implica, no solo
movimientos de la boca, sino también de la garganta y de la cabeza. En primer lugar, el bebé muestra
desde que nace una conducta de búsqueda cuando un objeto roza su mejilla. Este comportamiento es
vital para buscar el pezón o la tetilla del biberón, así como para mantenerlos en su boca. Por el contrario,
si más allá de los seis meses continua como conducta refleja se puede considerar como signo patológico
en el desarrollo. Este reflejo de succión es involuntario al nacer, de manera que cualquier bebé a quien se
le acerque un objeto a la boca responde con movimientos de succión. Con el tiempo, el bebé irá
aprendiendo a manejar este comportamiento y utilizarlo en su vida adulta de una manera diferente. y de
forma voluntaria.
0-2 meses
Se alerta ante las voces. Usa rango de ruidos para indicar necesidades, como hambre o dolor.

2-4 meses
Se arrulla. En el segundo mes del bebé ya su cuerpo expresa más y estará un poco más rígido
en su aguante, esto no quiere decir que ya lo puedes cargar como un muñeco, sus impulsos no
son controlados y te puedes llevar un susto de no tenerlo bien sujeto, tanto en tus brazos como
en cualquier lugar donde lo dejes. Y por supuesto el tercer mes del bebé es donde ya es menos
frágil, y te reconoce como parte de él, su llanto es más controlado, y el lapso de adaptación es
mayor y rápido; es el momento preciso para agudizar la estimulación, porque ahora empezarán
los cambios totales; su desarrollo por el espacio.

Desarrollo infantil: desde el nacimiento hasta los 3 meses


El desarrollo infantil comienza en el momento del nacimiento. Ten en cuenta los principales
hitos del desarrollo infantil desde el nacimiento hasta los 3 meses y asegúrate de saber qué
hacer cuando algo no está bien.
Habilidades motoras. La cabeza del recién nacido tambaleará al principio y los movimientos serán bruscos. Pero
pronto, tu bebé podrá levantar la cabeza y el pecho mientras se acuesta boca abajo, así como estirar y dar patadas
con las piernas en esa posición. Si le ofreces un juguete, tu bebé podría tomarlo y sujetarlo firmemente durante
unos momentos.

Audición. Tu bebé será sensible a los niveles de ruido. Es previsible que el bebé comience a responder al sonido de
tu voz sonriéndote y gorjeando. También empezará a girarse hacia la dirección de los sonidos.

Vista. Probablemente, tu bebé se centrará en tu rostro, particularmente en los ojos, durante la alimentación. Al
mes de edad, el bebé preferirá mirar patrones llamativos en colores con contrastes definidos o en blanco y negro.
Aproximadamente, a los 2 meses, los ojos del bebé estarán más coordinados, lo que le permitirá seguir un objeto.
Pronto, tu bebé comenzará a reconocer objetos y personas conocidas a la distancia.

Comunicación. A los 2 meses, tu bebé podría hacer sonidos típicos de los bebés y repetir vocales cuando hablas o
juegan juntos suavemente. A partir de los 3 meses, al pequeño le gustará estar boca abajo la mayor parte del
tiempo, levantando la cabeza y el tronco. Además, comenzará a apoyarse en los antebrazos y empezará a coger
fuerza. Sus movimientos serán más intencionados, aunque no sincronizados totalmente.
Comenzará a balbucear de forma espontánea y se mostrará mucho más expresivo. Además, también empezará a
sentir curiosidad por sus manos, por lo que no parará de mirarlas. No obstante, cabe destacar que el desarrollo
dependerá mucho del propio bebé. No todos son iguales, por lo que cada bebé tiene un ritmo y es importante
respetarlo.
Desarrollo del cerebro del bebé
Es durante los primeros meses y años de vida cuando notamos una mayor evolución del cerebro.
Así, el desarrollo psicomotor del bebé de 3 meses producirá una serie de cambios, tanto en la
movilidad como en la forma de percibir e identificar estímulos.
Desarrollo del lenguaje
El llanto es una manera muy importante de comunicación. Al
tercer día de vida, las madres pueden distinguir el llanto de
su bebé de otros y al primer mes de vida, la mayoría de los
padres pueden decir si el llanto de su bebé significa hambre,
dolor o enfado. El llanto también produce la bajada o salida
de la leche (llenar la mama) de la madre lactante.
La cantidad de llanto en los primeros tres meses varía en un
bebé sano entre 1 y 3 horas diarias. Se cree que los bebés
que lloran más de 3 horas al día con frecuencia presentan
cólicos.
El llanto excesivo puede deberse a maltrato infantil. Sin importar la causa, el llanto excesivo necesita
evaluación médica.
Reflejo Moro: en Neonatología, el Reflejo de Moro (también llamado respuesta de sobresalto y reflejo de abrazo) es
uno de los reflejos infantiles observado de manera completa en recién nacidos que nacen después de la semana 34 del
embarazo, y en forma incompleta en los que nacen de un parto prematuro a partir de la semana 28. El bebé tiene
miedo a caerse, ya que durante el tiempo que ha estado en la barriga de la madre ha estado rodeado del líquido
amniótico todo el tiempo y al salir al exterior ha dejado de estar como en una piscina para pasar a un lugar seco,
aireado, donde la gravedad le desconcierta. Por lo general, su ausencia indica un trastorno profundo en el cerebro y en
el sistema motor del sistema nervioso (médula espinal). El Reflejo de Moro dura hasta los tres o cuatro meses. La
persistencia del reflejo de Moro más allá del 4° o 5° mes de edad, puede igualmente indicar defectos neurológicos
severo.
Su descubrimiento, primera descripción y nombre se debe al pediatra austriaco Ernst Moro.
El Reflejo de Moro aparece en recién nacidos de manera involuntaria como respuesta a un fuerte e inesperado ruido o
cuando el bebé siente que se está cayendo de espaldas. Se cree que éste es el único miedo o temor en los seres
humanos que no es aprendido.
La maniobra que comprueba el Reflejo de Moro: se coloca al bebé boca arriba sobre una superficie acolchada. Sin
levantar las extremidades inferiores, se alza la cabeza y el tórax del bebé, sosteniendo sus brazos plegados sobre su
propio pecho. Al dejar caer al bebé unos 10 cm hacia atrás, sobre la misma mano del examinador que sostiene al bebé,
se espera ver una mirada de “sobresalto” y, al mismo tiempo, el recién nacido echará los brazos hacia el aire, con las
palmas de sus manos hacia arriba y los pulgares flexionados. El reflejo debe terminar con la retracción de los brazos de
vuelta al pecho del bebé.

Reflejo de nadar: los infantes tratarán de nadar en forma coordinada, este reflejo está asociado a otro reflejo innato, el
de buceo. Algunos científicos relacionan este reflejo con el periodo intrauterino, desaparece entre cuatro a seis meses.
Reflejo de succión: el bebé, al contrario que los adultos, puede succionar a la vez que respira ya que los pulmones no
intervienen en la succión. Es por este motivo por el que al terminar de comer es necesario facilitar que el bebé expulse los aires
que han llegado a su estómago. Para facilitarlo, se recomienda situar al bebé apoyado contra el pecho del adulto, con su cabeza
sobre el hombro en posición vertical, y, en caso necesario, ayudarle con pequeñas palmaditas en la espalda .
El bebé muestra el reflejo de succión, propiamente dicho, cuando un objeto es introducido en su boca. La succión de los bebés
es muy distinta a la de los adultos y, en cierta manera, bastante más eficaz. El bebé mueve la lengua adelante y atrás, exprime el
pezón para extraer la leche y después reduce la presión para que la leche fluya más rápidamente hacia el pezón nuevamente. Se
trata de un movimiento rítmico que permite succionar muy rápidamente sin atragantarse.
Durante las primeras semanas de vida, los ojos de los bebés suelen ser azules o grises. El iris alcanzará su color definitivo entre
los seis meses y los tres años.
Muchos recién nacidos tienen marcas de nacimiento , sobre todo en párpados y nuca, que desaparecen con el tiempo.
La piel del bebé: la piel de su bebé parecerá muy delicada después de que lo bañe y seque. Si nació después de la fecha
prevista de parto, posiblemente se le caerá la piel y parecerá arrugada como resultado de haber perdido el vérnix (una
sustancia cremosa y blancuzca que cubre la piel). Si nació a término o antes, posiblemente se le caerá un poco como
cualquier recién nacido debido a la exposición repentina de su piel al aire después de que se lava el vérnix. De cualquier
forma, este es un proceso normal en los recién nacidos y no requiere tratamiento. Todos los bebés, incluyendo aquellos con
piel oscura, tienen una piel de apariencia más clara al nacer. Esta gradualmente se vuelve más oscura a medida que crecen.

Cuando examine los hombros y espalda de su bebé, también podrá notar vello corporal fino, llamado lanugo. Este vello
corporal crece al final del embarazo; sin embargo, por lo general, se cae antes o poco después del nacimiento. Si su bebé
nació antes de la fecha prevista de parto, es más probable que aún tenga este vello y puede tomar un par de semanas que
desaparezca.

A través de los sentidos del olfato y el gusto, su recién nacido es capaz de distinguir la leche materna de cualquier otro
líquido. Su bebé nace con un gusto por lo dulce, por lo que preferirá agua con azúcar en lugar de agua pura y arrugará su
nariz cuando sienta olores y sabores ácidos o amargos. Aunque su bebé podrá distinguir la luz de la oscuridad desde su
nacimiento, no verá la gama total de colores.

Tal vez el sentido más importante de los recién nacidos es el tacto. Después de haber estado por meses bañado de un
líquido tibio en el vientre, su bebé ahora estará expuesto a todo tipo de nuevas sensaciones, algunas fuertes, algunas
maravillosamente reconfortantes.
Abrazar a su bebé le dará tanto placer a él como a usted. A él le dará una sensación de seguridad y comodidad, y lo hará sentir
amado. Los estudios demuestran que la formación de vínculo emocional cercano estimulará su crecimiento y desarrollo.
Después del baño, puede hacer masajes al bebé, cosquillas. Además de ayudar a desarrollar el sentido del tacto, favorece
que mueva piernas y brazos como respuesta a lo que se le hace y que vaya incrementando su fuerza y mejorando la
coordinación de sus miembros. Hacer cosquillas en las plantas de los pies o en las palmas de las manos favorecerá también su
movimiento.

Estados de consciencia en los recién nacidos

A medida que conoce al bebé, pronto se dará cuenta de que hay momentos en los que está muy alerta y activo, momentos en
los que está atento, en vez de pasivo, y momentos en los que está cansado e irritable. Debe intentar programar sus actividades
diarias para aprovechar los momentos en los que está "activo" y evitar prolongar demasiado los períodos en los que esté
pasivo. Estos supuestos estados de conciencia cambiarán dramáticamente en este primer mes.
En realidad existen seis estados de conciencia por los cuales su bebé pasa varias veces al día. Dos son estados de sueño, los
otros son estados cuando despierta. El estado 1 es un sueño profundo, cuando el bebé descansa tranquilo sin moverse y está
relativamente inconsciente. Si usted sacude un sonajero con fuerza en su oído, posiblemente se agite un poco, pero no mucho.
Durante un sueño más ligero y activo (estado 2), el mismo sonido la asustará y posiblemente lo despierte. Durante este sueño
ligero, también puede ver los movimientos rápidos de sus ojos por debajo de sus párpados cerrados. Él alternará entre estos
dos estados de sueño, pasando por cada uno de ellos a determinada hora. Algunas veces saldrá de estos estados de sueño
cuando se le estimule de sobremanera y cuando esté físicamente cansado.
Los estados de consciencia de su bebé
Cuando su bebé se despierte o empiece a quedarse dormido, pasará a la etapa 3. Sus ojos se harán hacia atrás bajo sus párpados
y posiblemente se estire, bostece o levante sus brazos y piernas. Una vez que se despierta, pasará a uno de los tres estados
restantes. Puede ser que se despierte, esté feliz y alerta pero relativamente sin movimiento (estado 4). O bien, puede estar
alerta, feliz y muy activo (estado 5). O también, puede que llore y esté agitado (estado 6).
Si usted agita un sonajero en el oído de su bebé cuando está feliz y alerta (estado 4 y 5), probablemente se quede quieto y voltee
su rostro para ver el origen de este extraño sonido. Este es el momento en el que parecerá más receptivo a usted y a la actividad
a su alrededor y estará más atento y participará más en los juegos. A medida que el sistema nervioso de su bebé se desarrolla,
empezará a establecer un patrón de llorar, dormir, comer y jugar que coincidirá con su propio programa diario. Es posible que aún
necesite comer cada tres o cuatro horas, pero al final del mes se despertará por período más largos durante el día y estará más
alerta y receptivo en esos momentos.

Estado Descripción Lo qué hace su bebé

Estado 1 Sueño profundo Duerme tranquilo sin moverse.

Estado 2 Sueño ligero Se mueve mientras duerme, se sobresalta con los ruidos.

Estado 3 Somnolencia Sus ojos se empiezan a cerrar, posiblemente adormilado.

Estado 4 Bastante alerta Los ojos bien abiertos, la cara radiante, el cuerpo quieto.

Estado 5 Alerta y activo Mueve activamente el rostro y el cuerpo.

Estado 6 Llorar Llora, quizás grita; el cuerpo se mueve en formas muy desorganizadas.

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