Valores y Virtudes
Valores y Virtudes
Valores y Virtudes
vida personal
Juan Gerardo Garza
Sin embargo, es necesario aclarar que las organizaciones son solamente un medio
para realizar o conseguir los valores. Somos las personas las que con entusiasmo,
entrega y convicciones hacemos posible que la empresa sea productiva, que la
familia sea una comunidad de afecto; el club, una organización de convivencia;
nuestro país, una nación con identidad y potencial de desarrollo.
Los valores están presentes en todas las dimensiones de los seres humanos. En un
individuo se manifiestan en sus convicciones; en una familia, en su estilo de vida;
en las empresas, en su cultura organizacional; en un país, en los principios que le
dan identidad.
Las personas aspiramos a los valores cuando nos formulamos criterios para
nuestras acciones... “No hay mal que por bien no venga...” “Haz el bien y no mires
a quien...” Todo ser humano tiene que formularse criterios de actuación para
distinguir entre lo que es y lo que debe ser, para distinguir lo bueno de lo malo, lo
correcto de lo incorrecto. Aspiramos a realizar los valores en nuestra propia vida
cuando nos parece importante distinguir entre una acción justa, de una que es
injusta; cuando apreciamos y reconocemos el valor de ser honestos, así como
también cuando criticamos o rechazamos el comportamiento deshonesto.
Nuestra vida busca la realización de los valores cuando nos sentimos responsables
de nuestras propias acciones. Responsabilidad es responder por lo que hacemos o
lo que omitimos. Cuando nos damos cuenta de que la vida, nuestra vida, la
tenemos que hacer por nuestras decisiones.
Por esta razón, en nuestro lenguaje hay dos palabras muy importantes. Estas
palabras son las más humildes, y las pronunciamos innumerables veces. Son las
palabras: sí y no. Detrás de ellas está la historia de cada vida humana. Para
comprender mejor la trascendencia de los valores, es necesario apreciar y valorar
cuándo debemos pronunciarlas, concientes de que comprometemos con ellas, el
rumbo de nuestra existencia.
Los valores admiten alguna clasificación. Si esto es posible, ¿cómo clasificar los
valores? Una manera de visualizarlos con cierto orden sería la siguiente:
a. Valores vitales: los seres humanos tenemos, como los animales, instintos de
conservación y de supervivencia. Nos preocupa la salud o la enfermedad.
Hablamos de malestar o bienestar, porque es esencial para todo ser humano
acrecentar, proteger y cuidar nuestra vida, en el sentido biológico del término.
La esencia de los valores vitales es la protección de la vida.
Los valores son una realidad de la existencia. Los clasificamos para entenderlos;
en la realidad cotidiana se entremezclan. Constituyen las intenciones de los actos
humanos. Hacemos juicios de valor cuando elegimos o decidimos. Se nos
manifiestan como dilemas. ¿Qué debo hacer? ¿Qué es lo adecuado? Cada día
enfrentamos dilemas de juicios de valor. Toda decisión supone enfrentarse uno a
la necesidad de seleccionar qué valor es más importante realizar en un
determinado momento. Los valores no son solamente un contenido (verdad,
justicia, seguridad), sino un proceso de realización y de búsqueda cotidiana.
Enseñar valores es aprender a decidir con sabiduría.
5. Visión del mundo: los valores son una concepción, explícita o implícita, de lo
deseable, que distingue a una persona o que caracteriza a un grupo social y que
influye en la elección de los modos, medios y fines disponibles para la acción.
Permiten la ubicación del individuo y de la sociedad frente a sí mismos y
frente a los demás a través de una comprensión del mundo en un consenso de
percepción, creencia, ideas y normas, así como en el establecimiento de
ideologías y de cultura.
6. Integración e identidad y cohesión social: los valores son ideas que implican un
compromiso de comportamiento. A ellos se asocian nociones de aprobación o
reprobación. Los sistemas simbólicos internalizados, especialmente los valores,
crean un marco de referencia común que permite la convivencia y la cohesión
social. De ello se deriva la identidad y la integración del grupo social.
Los valores existen por sí mismos, pero requieren de actos humanos para su
realización. No existiría la belleza en el arte sin escultores, pintores, músicos o
poetas. Ellos transmutan la forma, el color, los sonidos o la palabra. No
existiría la justicia como valor, si legisladores, magistrados, jueces o policías
de tránsito no trataran de alcanzarla. La verdad en la ciencia no existiría sin la
búsqueda paciente de los investigadores. La bondad no se daría sin la generosa
disposición de ayuda de personas altruistas. Al decir que la belleza existe por sí
misma se requiere destacar que ella es independiente de la excelente, regular o
mala realización.
Hoy en día en los centros universitarios también nos preocupan los valores. Pero
es necesario aceptar que las instituciones educativas apoyan, mejoran, desarrollan
o fomentan los valores. Normalmente no los crean. La familia es quien transmite
un estilo de vida, una serie de creencias y principios que habrán de perdurar toda
la vida.
Una institución educativa (no solamente las universitarias) enseña valores. Los
medios que pueden utilizar son dos: la educación informal y la educación
formal.
La enseñanza de los valores resulta una tarea inevitable para una institución de
educación cuando nos referimos a la educación informal. Simplemente porque está
constituida por el mismo estilo de la institución, de manera especial por la tarea
que desempeñan los maestros.
Enseñar valores es ayudar a que los demás se descubran a sí mismos, con sus
potencialidades y limitaciones; es conducir a alguien a que logre lo que nadie
puede hacer por él. Porque la finalidad en la existencia no es hacer más que los
demás, sino más de lo que cada uno debe o puede hacer. La competencia no debe
ser con los demás, no contra los demás, sino consigo mismo.
Enseñar valores es ayudar a resolver los problemas de cada día sin que estos
gesten frustración, sino aprendizaje; enseñar valores es ayudar a ver los problemas
como retos para enfrentarlos y resolverlos.
Todos los seres humanos, en nuestro desarrollo, pasamos por tres etapas. La
primera de ellas es la de dependencia. Ninguna especie de la creación nace con tal
debilidad para sobrevivir por sí mismo como el hombre. Desde el nacimiento
hasta los primeros años de vida somos dependientes. En esta primera etapa
asimilamos los valores como las normas de lo que debe ser. Los adultos
enseñamos a los niños qué es el bien y el mal, qué debe o no debe hacer.
Utilizamos todos los medios para lograr que estos principios de comportamiento
sean no sólo aprendidos, sino respetados.
Conclusión