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Un Nombre Literario - María Enriqueta

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Bulletin Hispanique

Un nombre literario : María Enriqueta


S.L. Millard Rosenberg

Citer ce document / Cite this document :

Rosenberg S.L. Millard. Un nombre literario : María Enriqueta. In: Bulletin Hispanique, tome 37, n°1, 1935. pp. 57-79;

doi : https://doi.org/10.3406/hispa.1935.2663

https://www.persee.fr/doc/hispa_0007-4640_1935_num_37_1_2663

Fichier pdf généré le 06/05/2018


UN NOMBRE LITERARIO : MARIA ENRIQUETA

Aquí en los Estados Unidos nos: hemos .habituado a pensar


en Méjico relacionando su- nombre, según nuestras personales
circunstancias y. aficiones, ya al oro negro que por un tiempo
se extrajo de los ricos yacimientos de ese país, ya a los
frecuentes trastornos de origen brumoso que lo sacuden con
excesiva frecuencia en lo político, lo económico, y lo social;
ora, en el sector de nuestros imprevisores y candidos
sociólogos, asociando a Méjico con là idea -de ciertos experimentos
radicales que unos llaman nobles y otros tildarán de
innobles; ora con impresiones vivas y plausibles de arte musical,
de pinturas murales, de estrellas de cine y de bandoleros
convencionales.
La fundamental y tradicional significación de la cultura
mejicana, que data >de siglos y suele dar flores de primer
orden en lo literario sobre todo, se nos esconde comúnmente
tras tan diversas consideraciones 'de carácter práctico y
mezquino en que el mejicano en general acaba representando
para la vasta república saxoamericana un simple ente
económico y su país una fuente de riquezas potenciales que los
nativos desdeñan;
Hasta se tiene por dogma intocable aquello de la
inferioridad étnica, y, generalizando con pueril vanidad, con
erróneo concepto de las cosas, se traza -una inflexible línea entre
lo que se cree y se formula como « dos colores diferentes ».
jComo si se pensara con el pigmento o como si las razas
meridionales tuviesen realmente signo alguno de inferioridad
mental y espiritual respecto de los nórdicos 1
Funesta consecuencia de falsos orgullos de raza — j siendo
la humanidad, en final resumen, una y la misma siempre y
donde quiera] — es el hecho de que nosotros los vecinos de
58 BULLETIN HISPANIQUE

Méjico somos los últimos en enterarnos de aquellos aspectos


edificantes, útiles en extremo, ennoblecedores y bellos, de la
verdadera vida mejicana.. Cuando ya todo el mundo civilizado
conoció y gozó y aplaudió sin reservas tal o cual obra de
arte mejicano, entonces viene llegando ésta a nosotros como
una tardía sorpresa.
Y sin embargo, no menosprecian nuestra consagración, y
la buscan, por leales medios y con nobles fines, ávidos de
una universal comunión espiritual, los grandes pensadores
del Méjico mejor, del Méjico auténtico, del Méjico que es
depositario de la herencia cultural de la raza formada en
cuatro siglos.
Afortunadamente para ellos y para nosotros, surge ya en
los Estados Unidos una falange de curiosos y bien dispuestos
lectores de las literaturas extranjeras, que se han echado a
cuestas la tarea de abrir al escritor mejicano la puerta antes
infranqueable de nuestra muralla intelectual. El mérito se
impone. Lo demás es obra del tiempo.

Al asomarnos ahora al horizonte literario de Méjico, una


figura femenil nos deslumhra. Su nombre aparece en la
prensa de toda Europa, glorificado por escritores de
reconocida prestancia. « Admirable et féconde », la llama un crítico
francés. « Um dos espiritos femeninos mais intéressantes do
mundo das letras », le dice un crítico de Portugal. « La más
notable poetisa de la América Hispana », la juzga un crítico
madrileño. « La más ilustre novelista de la América
española », según la crítica del Brasil. Italia, Argentina}/
Francia, los más cultos países del Nuevo Mundo, y su propia
patria, Méjico, le rinden homenaje.
Lleva un nombre largo, muy a la hispana, en su vida
social : la señora María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra.
En el mundo de las letras su nombre consagrado es María
Enriqueta.
Pocos son los datos biográficos que pueden ofrecerle en
MARÍA ENRIQUETA 59

vida de un escritor, especialmente cuando se trata de una


dama cuya vida ha sido dedicada por entero al arte y al
hogar, al estudio j al -desempeño de los deberes sociales
que una alta posición impone. Sabemos que María Enriqueta
nació en un ameno rincón del dilatado imperio de habla
española, en una población que se llama Coatepec, en el
Estado de Veracruz. donde la naturaleza es pródiga en exceso,
un exuberante jardín tropical. Allí pasó María Enriqueta su
infancia. ..
Sabemos que María Enriqueta pertenece a una familia de
literatos. El círculo de- sus amistades era muy selecto. El
ilustre poeta Roa Barcena era tío suyo. Doña Dolores Roa
Barcena de Camarillo, madre de María Enriqueta, era una
escritora que « manejó también la pluma al impulso de su
gran . corazón, y de su imaginación ardorosa». Su padre,
don Alejo A. Camarillo, era hombre de sólida cultura y de
gran afición por las letras.
Cuando tenía siete años de edad, cambió el panorama de
su vida : se trasladó con sus padres a la capital de Méjico,
donde había de adquirir la preparación necesaria para el
pleno florecimiento de su facultad creadora, fecunda como
los campos de su tierra natal.
El medio en que vivía la inclinaba al arte, a todas las artes,
a la belleza, al sentimiento hondo y delicado, a la reflexión,
al estudio de todos los secretos nobles de la naturaleza y de
la vida. ¿Cual arte sería el más adecuado a la manifestación
plena de su talento? Fiel a las mejores costumbres de su
país, se inició en la música, y terminó una carrera pianística
brillante con un viejo y prestigiado músico mejicano, Mene-
ses, en el Conservatorio Nacional de Música de la ciudad de
Méjico. No hay quien sepa algo del arte musical serio de
Méjico, que no esté familiarizado con ese nombre esclarecido :
Menesfes.
Sin abandonar el piano, María Enriqueta quiso probar su
mano en las artes plásticas y la pintura la atrajo
especialmente. De aquí que en su obra literaria abunden el ritmo
y el color, la melodía y las vibraciones luminosas. Música
60 BULLETIN HISPANIQUE

y pintora, en posesión de todos los elementos precisos para


la comprensión de la belleza, para percibirla e interpretarla,
sintió una vez más la necesidad de las fórmulas concretas
que nada más el lenguaje puede' proporcionar. Ya desde
los albores de su pubertad se había sentido poetisa y había
recibido prematuramente el beso de la gloria, ganado con
toda precocidad, en los elogios que tributaron a su
inspiración los altos intelectuales, parientes y amigos, para quienes
había sido una revelación admirable su producción poética
inicial.
Era indudable que María Enriqueta, tanto por virtud
ingénita como por influjos atávicos, había nacido poeta. La
intuición del ritmo interno y externo, la sensibilidad hiperesté-
sica, la espontaneidad y la fluidez en la expresión, la viva
curiosidad mental, la percepción clarísima y el siempre alerta
sentido crítico que son facultades del poeta nato, estaban
en ella. Para sus primeros cantos le era suficiente la
instrucción, la cultura fundamental adquirida en el seno de la docta
familia, oyendo las amenas y substanciosas charlas del hogar;
y le era bastante el participar del temperamento maternal.
A ese primer período de la vida literaria de María Enriqueta
corresponde Rumores de mi huerto (Poesías, Méjico, 1908),
libro de versos que lleva ya varias ediciones y tiene aún
demanda en los países de habla española, pese a las
volubilidades de la moda. ¿Qué caracteres tiene su lírica? Los
define a conciencia un crítico mejicano : « Poesía siempre
triste y dulce la de María Enriqueta, auténtica poesía; el
hilo de agua qué murmura, el gorgeo del pájaro libre,, la
fronda que secretea, el perfume de la flor... siempre el
perfume. |Y qué resonancias tan hondas! ¡Y qué ternuras! »
Pero María Enriqueta no se ha limitado a cultivar su
propio espíritu, sino que ha resuelto ser maestra, y para ello
produce cinco tomos de Lecturas escolares tituladas Rosas
de la Infancia, que son actualmente obras de texto en las
escuelas de su país *.

1. Son seis los tomos que escribió María Enriqueta para esta serie de
lecturas escolaros, pero sólo se publicaron cinco, por haberse desorganizado
la casa editorial.
MABÍA ENRIQUETA 61

Entre una tarea y otra, termina un ramillete de versos,


Rincones románticos, que confirma el mérito esencial de la
poetisa. No se había equivocado aquel crítico de Colombia,
Ricardo Arenales, que, cuando apareció la última edición de
Rumores de mi huerto, decía : « Se trata de una obra
profundamente significativa... Este libro... no es obra de un espíritu
cristalizado al amparo de esta o de aquella tendencia : es,
• ante todo, revelación de una personalidad sobresaliente,
robusta, virtual y efectivamente propia. Se encuentra en sus
páginas un alto dominio de las emociones y una poderosa
energía en lo que hace a la manera de exteriorizar el
pensamiento musical... »
Así como había resuelto probar facultades en la música y
la pintura, no sólo en la poesía, su sed de universalización
la llevó a internarse en el campo de la novelística, de donde
volvió con admirables primicias : Mirliton (Madrid, 1918),
una novela que hoy se lee también en francés, pues fue
traducida y publicada en París en bella edición de la Librería
Gedalge.
Mirliton es una novela infantil, como pocas hay en lengua
castellana, pues la mayoría de los grandes autores del mundo
hispano parece desdeñar el género. Don Enrique Díez-Canedo
decía de María Enriqueta a propósito de esta obra : « Es,
quizá, de los escritores de habla castellana el único original
capaz de escribir para los niños. » A lo cual debe agregarse
con otro crítico-hispano-americano — don Rufino Blanco
rumbona, de Venezuela — , que es « una novelista de primer
orden; su figura es excelsa en las letras ».
En lenguaje claro, sencillo, diáfano y de una precisión y
un casticismo admirables, nos relata María Enriqueta las
edificantes aventuras de un pequeñuelo llamado Juanillo, a
quien « un caballero adusto, viejo y cruel », el Sino, lanza
a un viaje azaroso « para conocer el mundo », obligándole a
dejar en casa a la abuelita senecta y pobre, hecha un mar
de lágrimas. Iba el pequeño con humildes alforjas, pero
llevaba por compañía todo un tesoro : su pajarillo Mirliton,
que era el compañero inseparable de su niñez y que durante
la forzosa jornada se convierte en su mentor y guía.
62 BULLETIN HISPANIQUE

Ingenuas peripecias, sentimentales vicisitudes, triunfos del


bien, castigos del mal, todo esto perfumado de poesía y de
ensueño, hace de Mirliton una de las más bellas obras
infantiles en todo el mundo de cultura latina. Viene a cuento decir
que uno de los principales puntos de diferencia entre la
educación que se imparte a los niños en los países anglosajones
y la que se da en los países meridionales, consiste en que en
aquéllos deliberadamente se huye de cuanto pudiera debilitar
el carácter, y se tiene un concepto popular muy adverso del
sentimentalismo; en tanto que en los últimos se considera
como parte forzosa de la buena educación, del refinamiento,
de la cultura exquisita, el ablandar el ánimo de los niños,
cultivar en ellos una sensibilidad delicadísima, hacerlos
tiernos, amantes, compasivos.
Después de Mirliton aparece Jirón de Mundo (1918), novela
en que la autora, en posesión ya de una marcada habilidad
novelística, se revela como una gran conocedora del alma
humana. Es la historia fugacísima de una sola aventura en
una vida de predestinación dolorosa. La heroína, Teresa,
llega a nosotros después de veinte años de ser una huérfana
asilada en un convento maternal, a cuya puerta fue
abandonada por sus padres desconocidos cuando apenas acababa
de nacer. Recogida en el claustro bienhechor, recibe de él
asilo, refugio, instrucción, educación, y, finalmente, la
oportunidad de salir, libre, en pos del pájaro azul de la felicidad.
Teresa no quiere ser monja y vincular para siempre su vida
con el convento en que tuvo amparo veinte largos años. Con
anuencia de las monjas para quienes es un deber triste pero
ineludible espetar su libertad, Teresa busca y halla empleo
de institutriz en una casa honorable. Su salida al siglo, al
mundo, se pinta con todos los tonos de la incertidumbre,
del temor, del afán vago, del ansia secreta largo tiempo
contenida, de* pasmo y el asombro ante lo nunca visto.
Teresa carecía de vocación monjil porque era una
naturaleza propensa al amor, cierto que a un amor platónico,
espiritual, pero amor mundano al fin. Secretamente ha sostenido
correspondencia, estando aún recluida en el convento, con
MABÍA ENRIQUETA 63

Mauricio, persona a quien no conoce y que tampoco la conoce


a ella, un desilusionado que imploró por la prensa,
escondiendo su identidad, el consuelo de alguna alma compasiva
con quien sostener relaciones amistosas por correspondencia.
Presentábase el aludido como un ser condenado a próxima
muerte por serios padecimientos físicos, y Teresa empezó
a cartearse con el Incógnito, para realizar así una obra de
caridad o misericordia : consolar al aflijido.
Teresa es institutriz de la hija enfermiza de un médico
a quien persiguen ciertas calamidades : la esposa fue
depravada y frivola; la hija' mayor lo es también : le hereda. La
hija menor, la más amada por muy visibles afinidades
espirituales, es un capullo de rosa que está próximo a
marchitarse. El médico viudo no halla consuelo.
Teresa llega a su casa sin más equipo que unos cuantos
trapos modestos, un atadillo de cartas llenas de amor místico
escritas por un galán anónimo, el Mauricio incógnito, la
virtud de saber sufrirlo todo y un alma rebosante de ternura.
La enf ermita mejora de salud con sus caricias. El Doctor se
siente aliviado en gran parte de sus padecimientos morales.
La casa podría aún ser feliz.
Pero Teresa, embellecida al mejorar de indumentaria,
resulta demasiado bella, y la hija mayor del médico ve en
Teresa a una rival. Se esboza el conflicto desde luego. A poco
la pugna estalla en una lucha violenta, y Teresa, a quien
Laura acusa de quererle arrebatar al novio, se justifica
pregonando que ama a otro. Después el hijo del médico, que
vuelve de la escuela en vacaciones forzadas porque así lo
requiere la salud quebrantada de la niña enfermiza, se
enamora de Teresa y Laura ve en ello una oportunidad para
lanzar al rostro de la institutriz esta acusación más : « Usted
trata de robarse nuestra fortuna, ya quitándome al novio, ya
enamorando a mi hermano ». Teresa entonces enseña el
paquete de cartas del amado desconocido, en prueba de que
ya tiene dado su corazón a otro y de que ni pide ni busca
amor ni fortuna. Y entonces el doctor, que está presente, al
ver esas cartas, las reconoce como suyas. Teresa trata de huir
6£ ' BULLETIN HISPANIQUE

de aquella casa en que esperaba la paz y donde se le echa


encima la tormenta. El médico la sigue y la detiene en el
jardín. Laura acecha y sorprende a su padre y a la
institutriz en la inocente conversación que sostienen. Entonces la
hija perversa acusa a Teresa de no conformarse con intrigar
para atrapar a su novio y a su hermana, sino de estar
seduciendo al médico. El Doctor, en trance tan penoso, sufre un
ataque mortal del corazón. Teresa quiere sostenerlo, pero le
faltan fuerzas. Lo deja caer al suelo y huye, huye... vuelve
al convento. Al llegar al umbral de la santa casa; se -desmaya.
De allí la recogen las piadosas manos que veinte años antes
la recogieran cuando sus padres la abandonaron. Una vieja
monja sentencia al asignarle una celda para siempre :
« — Deja que tu corazón eche aquí raíces hondas : tus padres
quisieron dejarte en esta casa... »
'
María, Enriqueta es ya una novelista en sazón, no en cierne,
y su manera de narrar es cautivadora. Su esfuerzo siguiente
da por fruto una serie de relatos de exquisita brevedad :
Sorpresas de la vida (1921). Son veintitantos novelas cortas en
que se exhibe toda la gama de los sentimientos y las pasiones
humanas. El talento de la escritora mejicana se universaliza
más y más, apartándose de aquel delicioso infantilismo de
sus obras escolares, infantilismo que si llena de satisfacción
a los menores, no por ello deja de cautivar a los adultos.
La revelación de las ánforas y Pedro y la Muerte, figuran
en esta colección y son dos de sus relatos breves más
celebrados. Como todo lo de María Enriqueta, el primer Telato que
se menciona tiene una alta significación filosófica. La
revelación de las ánforas es un diálogo que sostienen las obras
de dos alfareros, uno de ellos victorioso, Tausilio, y el otro
fracasado, Kimes. ¿Por qué se venden más las obras de aquél
que las de éste? Las ánforas alineadas en los dos escaparates
fronteros de la angosta calle, lo dicen elocuentemente :
« — El trabajo que empleó Tausilio en lograr la armonía
de mis líneas, le costó una intensa fiebre.
— Y mi belleza, otra. — Y la mía otra. -
Y hablan las ánforas de Kimes :
MARÍA ENRIQUETA . 65
— El maestro Kimes no se ha enfermado minea. El color
que a veces nos falta, se «encuentra entero en sus mejillas.
Y una de las ánforas decidoras de Tausilio :
— El maestro Tausilio nos ha sacrificado el color de su
tez, la luz de sus pupilas ardientes, el fuego de su corazón,
la sangre de sus venas, su libertad, su inteligencia, sus
lágrimas, su amor, sus besos, su salud, su vida, todo! ... No vivirá
largo tiempo; mas nosotras, sus ánforas amadas,
prolongaremos su vida, y cuando él haya partido quedará su gloria. »
Pedro' y la Muerte es un trozo de ficción que confirma la
aptitud de María Enriqueta como narradora de fantasías y
realidades. El guardamonte Pedro es feliz, y sólo una cosa empaña
su dicha de hombre rudo y conforme, pero esa sola cosa es
la más importante en la vida de los' mortales cuando hacemos
resumen de la existencia : el temor a la muerte. ¡Si pudiera
tener a la Muerte cogida en una trampa, como lo hace con
las raposas que amagan sus gallineros!...
Expresa este imposible deseo, y de pronto un viandante
inesperado se le aproxima y le concede la realización de él :
la Muerte estará cautiva en una de sus trampas. Pedro quiere
hablar más con el advenedizo, pero éste desaparece tan de
súbito como apareció. Y cuando Pedro vuelve la vista al lado
de sus tierras donde están las trampas, en una de ellas ve.
con pavor que se agita furiosa la Muerte. Pedro tiene lo que
pedía. Pero la Muerte lucha por desasirse de redes y
quebrantar los barrotes que la aprisionan. ¿Lo logrará? c* cuándo?
¿será demaiado pronto?
Pedro no come, no duerme, no vive en paz. En su soledad
montaraz, siente un pavor mayor que cuando no tenía a la
muerte ante sus ojos,, cautiva suya. Advierte que el impulso .
de la Esquelética va ya destruyendo las ligaduras que la
tienen presa. No está remoto el minuto de su liberación.. En
el silencio de la noche rústica, se oye él incesante debatirse
de la Muerte en la trampa Pedro no come, no duerme, no
vive.
Resuelve matar a la Muerte con su agudo puñal de
guardamonte-. Va, bravo y corajudo, a la trampa. Suelta a la Muerte
66 BULLETIN HISPANIQUE
y espera su embestida, listo para destrozar su óseo cuerpo
a puñaladas. En el alba desteñida, los campesinos de los
contornos que van a ver a Pedro, se encuentran con un
macabro hallazgo : una trampa rota y vacía, un puñal sin
sangre... y un cadáver : el cadáver de Pedro. « No hay dicha
igual a gozar la vida, sin saber la fecha en que vendrá la
muerte;.. »
Mucho más aún encontramos deleitable, en Sorpresas de la
vida. Para muestra basten estos dos botones.
La evolución de María Enriqueta como poetisa había sido
precoz y rápida; su desarrollo como noveladora es igualmente
admirable. Su producción próxima lo atestigua, pues ha sido
un triunfo literario universal. Saca a luz El Secreto y gana
desde luego el homenaje unánime de la intelectualidad de
habla española. Es una narración de verdadero realismo.
Aprovecha la autora a las mil maravillas su profundo
conocimiento de la psicología infantil, y nos pinta a un muchacho
netamente latino, que tiene ciertas semejanzas con los
chiquillos que desfilan por las páginas de Edmundo D'Amicis;
un pequeño nervioso, travieso, de curiosa duplicidad interior,
desobediente consigo mismo, que sabe el mal que hace con
sus travesuras y se arrepiente de ellas, pero vuelve a
cometerlas, no sólo para dar tema al autor, sino por esa ley
fatal que rige ciertas vidas y las señala como involuntarios
causantes de tragedias minúsculas o mayúsculas.
La familia de Pablo viene a menos, y la noticia del brusro
revés de la fortuna inicia el caso psíquico del muchacho. Se
da cuenta de que es desidioso e indolente en la escuela,
desordenado y falto de consideración en casa, apático e irresoluto
en todas partes. Es, fundamentalmente, el niño mimado de
una familia latina acomodada. Sus travesuras van del « faux
pas » intrascendente pero embarazoso, al acto eversivo en
que hay barruntos de dementia praecox. Devasta el gallinero;
incendia las cuadras de la casa, desbarata algún negocio de
su padre,, frustra su propia carrera por su renuncia a
concentrar la atención en los estudios. Pero todo lo hace con bondad
ingénita, acompañando al delito el arrepentimiento.
MARÍA ENRIQUETA 67.

Su. padre parte a América, dejando a la familia en


orfandad dolorosa. La sensibilidad latina considera esto una
tragedia máxima. « Partir est mourir un peu », y ver partir a
un ser amado es la peor agonía. Pero la marcha es
indispensable para salvar del hambre a la familia. La abuelita, la
madre y la hermana de Pablo ven alejarse al jefe de la casa
con un dolor que en él, en Pablo, repercute hondamente,
pero que no modifica su conducta, no lo libra de esos impulsos
atávicos que lo hacen destrozar un objeto amado para después
llorarlo deshecho.
Penurias, estrecheces, la pena del padre ausente, muy
lejano, hasta Buenos Aires, y luego la fundada sospecha de
que el padre había muerto en aquel remoto país, acabaron
con rebeldías y malas inclinaciones, pero también minaron
la salud del muchacho, y lo pusieron al borde de la tumba.
Es que llegaba la crisis suprema. El trabajo estrenuo y el
retorno del padre a quien juzgaba muerto en la ausencia,
ponen fin en la vida de Pabro a la etapa del muchacho
travieso e inician la del hombre forjado en yunques de dolor
por él mismo dispuestos.
Y luego, se acaba el relato con un atisbo de la dicha que
ahí empieza, y no se dice más de ésta, « porque la dicha
verdadera y amplia es breve. Sólo el dolor es largo... »
El Secreto es una de las obras más celebradas de María
Enriqueta. La señala el crítico español don José María Sala-
verría como « una consumada obra de psicología ». El crítico
portugués D. Fidelino de Figueiredo la llama « una obra
maestra de introspección, de sinceridad moral y artística ».
Paul Valér^, académico francés, juzga que El Secreto es « un
profundo y hermoso libro de psicología admirable ».
Tradúcese la obra a todos los idiomas de Europa. « Con esta obra
— profetiza "Wanda Gorjux en La Gazzetta di Puglia que se
edita en Bari, Italia — María Enriqueta ha pasado los
Pirineos : estamos seguros de que pasará también los Alpes. »
De Portugal, de Italia, de toda la América hispana, surgen
los tributos de admiración para María Enriqueta. Méjico,
pese al viejo adagio que afirma que « nadie es profeta en su
68 BULLETIN HISPANIQUE

tierra », le rinde homenaje, dando su nombre a muchas


escuelas y bibliotecas; y Coatepec, la villa veracruzana en que
nació, la proclama su Hija Predilecta, pone. una lápida en
la casa en que vio la primera luz, y le erige un monumento
en el Parque Hidalgo de dicha ciudad. Ese monumento /.'que
está constituido por una grandiosa estela de granito, lleva
delante un alto relieve en bronce con el busto de María
Enriqueta, relieve trabajado por el gran escultor español
don Mariano Benlliure; debajo del relieve, sobre la estela,
se leen estas cuatro inscripciones, de bronce también : « A
María Enriqueta Camarillo y Roz de Pereyra. Hija Predilecta
de Coatepec. Insigne poetisa. Y novelista genial. » A los pies
del monumento, por la parte delantera, hay un estanque de
agua cristalina, revestido de mosaicos de colores,. y detrás,
un camellón con césped, rodeado de columnas y cadenas.
Nuestra autora, sin embargo, no se siente envanecida por
los humos de la admiración universal : acoge con natural
agradecimiento esos homenajes, y prosigue su tarea. Su libro
próximo es una serie de cuentos para los niños,
deliberadamente a tono con el fin a que se les destina, pero no exentos
de interés para los adultos : Entre el polvo de un castillo
(1924), título tomado de uno de los cuentos inclusos. Ocho_
son las sutiles, ingeniosas y edificantes ficciones que se
encierran en este libro, y todas ellas revelan a la vez una
exaltada fantasía, una pasmosa originalidad y la aptitud
insólita que caracteriza las obras de María Enriqueta para
menores : la de saberse agachar sin esfuerzo aparente para
que la escuchen y la comprendan los párvulos sentados en
torno de ella.
Aun cuando el tema pueda aparecer trivial, se ennoblece
y dignifica en el relato de singular llaneza y salpicado de
accesibles filosofías basilares. En la formación del carácter
del niño, este género inusitado debe de ser muy influyente
sin duda.
Poco tarda María Enriqueta en volver a las narraciones
para adultos. En 1926 aparecen sucesivamente dos ramilletes
de novelas cortas en que florece en plenitud definitiva su
MARÍA ENRIQUETA 69

talento creador y se ratifican las donosuras de su estilo :


El misterio de su muerte y Enigma y Símbolo.
El misterio de su muerte contiene diez novelas cortas, una
de las cuales da su nombre a la obra, y es, sin duda, de las
más intensas del libro. No puede decirse de ninguna novela
breve de María Enriqueta que sea típica de las que figuran
en cada libro suyo (pasan de cinco los volúmenes de este
género que ha producido su fecundo cálamo), porque otra
de las más apreciables características de esta escritora es
su multiplicidad, su diversidad dentro de la genial unidad
de estilo que es propia de todo escritor de mérito. Así, pues,
no podría señalarse la novela titulada como el libro, y
ofrecerla de muestra para que el lector adivinara el resto. Sin
embargo, la disposición de la intriga y el desenlace en esta
obra, suele aparecer en otras producciones de María
Enriqueta, por lo cual conviene analizarla.
Alicia retorna al hogar tras un período de varios años que
ha pasado educándose en el Extranjero, y su primer impulso
es buscar a su tío Rafael, hermano menor de su padre, por
quien siente un afecto muy hondo, un cariño en que hay
algo más que la ternura y el apego del vínculo familiar. No
se borra de su mente la figura del tío Rafael. Recuerda sus
gestos más nimios y sus frases más triviales. Ella salió de
casa a los catorce años y vuelve a los diecinueve, ya formada,
ya toda una mujercita rebosante de vida, con la ilusión de
volver a verlo.
Pero dos grandes penas salen a su encuentro en el hogar
paterno : la noticia de que el tío Rafael ha muerto y la
sorpresa dolorosa de que la hacienda de la familia ha- estado en
la ruina y apenas comienza su padre a rehacerla con gran
esfuerzo. La casa desmantelada lo pregona. El aire de tristeza
y abandono de la casona señorial, en otro tiempo albergue
" de la abundancia y la alegría, lo denuncia. Pero lo más grave
del caso es que Alicia no logra obtener pormenores de la
muerte de su tío. Su padre se rehusa a hablar de esto. Su
madre insiste en imponerle silencio cuando trata de
averiguarlo. Es preciso ahorrar mayores congojas. Es necesario no
70 BULLETIN HISPANIQUE
causar a su padre la honda amargura de pensar más en su
hermano muerto, el hermano menor a quien él había querido
siempre como a un hijo predilecto. Alicia no tendrá ni

,
siquiera el consuelo de ver los retratos y otras prendas
amadas del desaparecido, pues no están ya en la estancia, hoy
abandonada, que fue la alcoba del tío Rafael,
Cierto día, Alicia permanece en casa mientras sus padres
han ido a la calle, y de pronto llega un visitante desconocido,
un caballero anciano que va en busca del jefe de la familia.
Alicia lo recibe, y en vista de la inclemencia de la noche
invernal, lo invita a que espere en la sala de su casa la
llegada -de su padre. Durante la espera, Alicia pregunta al
desconocido si es vieja la amistad que le une con la familia,
y el anciano dice que sí. ¿Habrá conocido entonces al tío
Rafael? En efecto, mucho y muy íntimamente. Y el anciano
revela un secreto penoso que tiene feliz remate : el tío .Rafael
no ha muerto sino para su hermano y los suyos. Abusó de la
confianza y el cariño de su hermano, y jugó dinero que no
tenía, exponiéndose a que lo acusaran de robo. Hubo
necesidad de salvar el honor de la familia, y esto se hizo a costa
dó la fortuna del padre de Alicia. Rafael huyó a América
para esconder su bochorno, apartarse del vicio de los tahúres
y ver de enderezar su vida por mejores senderos. La suerte
le fue propicia, y habiendo acumulado en breve lapso lo
suficiente para borrar sus manchas del pasado, volvía ahora
a restituir a su hermano la suma con que le ahorró la prisión
y el deshonor, y a pedirle perdón y buscar de nuevo su cariño
casi paternal.
Alicia vuelve a ver al tío. Rafael,. aclarado el misterio de
su ficticia muerte, y perdura y se agranda en ella el. amor
que siempre le tuvo.
Hay en este volumen unos relatos breves maravillosamente
logrados, como El retrato, El ardid, El niievo pretendiente y
otros en que hay intriga desconcertante, feliz desarrollo del
tema para que la sorpresa dé en el blanco, desenlace
oportuno y, adornando- a maravilla la relación, una fluidez y un
casticismo en el estilo que revelan la.maestría ya conquistada.
MARÍA ENRIQUETA 71

El otro volumen mencionado, Enigma y Símbolo, contiene


veintitantas novelas cortas que se inician con El arcano, la
triste historia sintética de un soldado que burla a la muerte
en el campo de batalla, y al volver, sano y salvo, al hogar
de la anciana madre, rinde la jornada. Ironías de la vida
Recibir el golpe de la guadaña letal en plena paz, lejos del
peligro, cuando se acaba >de salir de riesgos en que la Muerte
es reina y señora!
Figuran en esta colección historias del más variado género,
todas ellas con seguro valor emblemático. La autora entra
de lleno en un plano de espiritualidad en que todo tiene un
alto sentido, y no por ello menosprecia galas de estilo ni se
aparta de las normas de belleza que son comunes a sus libros
todos. Enigma y Símbolo tiene verdaderas joyas que hacen
pensar en la frase D'Annunziana : « Pequeñas como unas
gemas; grandes como el destino ». Así, por ejemplo, El
pasado..., glosa muy atinada del eterno lamento de los
ancianos ante la fugacidad del tiempo y los ineludibles cambios
que su paso impone en las cosas amadas. El pasado es algo
qué todos hemos sentido ante las ciudades vetustas muy
amadas que se transforman; los rincones asociados a remotos
recuerdos queridos que desaparecen o se modernizan, con
lo cual pierden su prístino encantó; la desaparición de viejas
amistades por la acción de la muerte o por ausencia que lo
mismo puede ser temporal que eterna; y el ansia que
sentimos a veces de volver a ver lo que un día amamos, sin pensar
en que ya no lo encontraremos igual, porque todo pasa y
todo muda y todo se aleja de nosotros... Otra historia
brevísima que figura en Enigma y Símbolo y tiene una gran
fuerza subyugadora para el lector, es Las gafas de don
Marcos, donde aparece el dómine típico de antaño, cuya
maestría pedagógica se basaba en hacerse temer, aunque para ello
tuviese que esconder,, como el buen don. Marcos, unos ojos
llenos de dulzura y de bondad, tras negras gafas que daban
a su rostro' un. aire de.Moloch despiadado.
Cosa sería-de reseñar cada una de las novelas cortas. que
ha. producido María Enriqueta pata dar idea cabal de su
72 BULLETIN HISPANIQUE

fecundidad en temas, su variedad de estilos, y lo original


e ingenioso de esos temas que trata.
La obra siguiente de María Enriqueta es Album
sentimental, Poemas (Madrid, 1926). Ya el marqués de Lozoya, poeta
español muy reputado, autor de los Sonetos espirituales, hizo
esta observación : « Con elegante sobriedad de buena cepa
española, María Enriqueta describe magistralmente las más
recónditas sutilezas del alma humana, tan rica en facetas y
matices. Viendo el maravilloso genio poético de esta
escritora, afirmo mi creencia de que en todas las Españas de acá
y de allá de los mares, no se escriben por mano de mujer
poemas de tan exquisita calidad y de tan alta perfección como
los de María Enriqueta. » A lo cual Diez Cañedo agrega : « A
todos encanta, a todos cautiva su manera estilizada, su
delicadísimo arte de escritor y el noble espíritu de mujer que en
cada página se advierte. » Y como anotación que salta a la
vista desde luego, otro crítico advierte que « entre su poesía
y su prosa hay parentesco estrechísimo, unidad perfecta ».
No han de hallarse en los versos de María Enriqueta ni la
influencia revolucionaria de nuestros días ni el vacuo
estrépito de los rebeldes y reformadores de hogaño. Tampoco se
les verá el sello de una catalogación que los condene a
determinado casillero. No son obra de escuela, sino netamente
personal. Ni siquiera se tiñen de nacionalismo como ahora
lamentablemente se estila. Son universales sus versos, y,
sin embargo, reflejo de impresiones reales, poseen ese
aristocrático tinte otoñal que mucho se ve en las grandes obras
de sus mejores compatriotas. Dos juicios la definen y
consagran mejor que cuanto pudiera formularse : uno, del
historiógrafo y polígrafo mejicano don Luis González Obregón;
el otro, del vate y crítico hondureno Rafael Heliodoro Valle.
Dice el primero :
« A mi juicio, entre todas las escritoras de mi país, sólo
Juana de Asbaje — la inmortal Sor Juana Inés de la Cruz —
y María Enriqueta han tenido el talento, la inspiración, las
virtudes y la cultura que las caracterizan, a una en el
claustro y a otra en el hogar. Pero María Enriqueta, sobre la monja
MARÍA ENRIQUETA 73

jerónima, tiene el mérito de no haber rendido pleito


homenaje a las escuelas literarias de moda en nuestros días, como
Sor Juana lo rindió al culteranismo y al gongorismo, tan en
boga en su época. María Enriqueta está limpia y sana dé
modernismos, de estridentismos y de otros ismos que, por
singularizarse o por reírse a solas de los bobos, cultivan a
veces hasta geniales literatos. »
Esta independencia de su personalidad, aun llega a
desconcertar a sus críticos, y uno de ellos, el erudito dominicano
Henríquez Ureña, le atribuye una inspiración « de tragedia
honda y contenida » que él juzga « cosa sin precedente en
Méjico ».
El Album sentimental está ilustrado por su autora con
dibujos que son también una eminente obra de arte. La portada
es un jardín de ensueño y de poesía con su estanque en que
bogan dos cisnos blancos, y sus avenidas con cipreses
recortados, y lindos tonos en el tasón de la fuente donde un
surtidor yergue su chorro de plata. Recuérdese que María
¡Enriqueta es artista de la pluma, del pincel y del piano. Fs artista
por los cuatro costados. i
Empieza por definirnos la intención y el objeto de sus
cantos. Aspiración sencilla es el soneto inicial. ¡Y qué aèpira-
ción! Lo insólito en la poesía de María Enriqueta es la
conjunción admirable de lo intuitivo con lo elaborado gracias
a un proceso de cultivación muy acendrado y rico.

Justo es que aspiren al laurel divino


los que al variar su estrofa en molde- puro,
cíñense a él, como a la copa el vino.
Ganar ese laurel yo no procuro, \
porque es otro; y 'humilde, mi camino.
1 Siga el hábil, con ánimo seguro,
buscando honor para su verso o trino !
Yo me conformo con el nombre oscuro
del que entona, sin miras, au querella.
Bajo naves acordes con la acústica,
no pretende mi canto dejar huella :
quiero, alumbrada por alguna' estrella,
toôar, como el pastor, mi flauta rústica, '
I sólo para alegrarme yo con ella !
74 BULLETIN HISPANIQUE
Sin embargo, la poetisa logra mucho más sin duda de lo
que modestamente se proponía. Todos nos conmovemos por
igual leyendo el Ruego, en que nos habla -de un pliego que
tarda y que llegará cuando ya estemos en la casa sin puerta.:.;
o Lección, ingenua nota marginal a la melodiosa música de
Chopin; o Puedes morir, corazón, o Señas claras, límpidas
lágrimas de corazones amantes; o Porfía o Mientras llueve,
poemas perfumados de añoranza y de melancolía.
Después de Album sentimental, María Enriqueta da a las
prensas Lo irremediable,, muy cerca de veinte novelas cortas
por cuyas páginas desfilan muchas existencias sonámbulas,
alumbradas en su camino solamente por la nocturna
lámpara de la fatalidad. Querer señalar la mejor de estas novelas
sería audaz. Todas ellas tienen muy alta significación, desde
la primera hasta la última. Octavio y su secreto, abre el
campo y nos invita a proseguir la lectura. Dialogan una dama
joven y coqueta y una señora que ha sido siempre bella y
está en el otoño de la vida. Ésta relata los extremos y los
lances de sus enamorados de otro tiempo, que fueron miles.
Pero ella no amó más que a uno y cree haber sido amada
realmente nada más por él. Pero el único por antonomasia,
curioso caso, fue el que menos contacto tuvo con ella : jamás
se revelaron mutuamente su pasión. ¿Cortedad de él?
¿orgullo de ella? ¿temor de errar el golpe? Lo cierto
fué que sus vidas coincidieron breves instantes en que
pudieron haberse vinculado para siempre, como su
corazón se lo pedía, pero ninguno de los dos supo aprovechar el
momento psicológico. El se llamaba Octavio, sí, Octavio Mark.
La coqueta, al oír este nombre, explica conmovida : « Ya
no está en el mundo. Era mi marido. Tuvo usted razón en
amarle : fué un hidalgo caballero. »
El tesoro de Irene' nos pinta a la virgen fea que tras mucho
esperar al esposo predestinado, lo cree ya a su vera, pero
resulta ser de otra. Una infeliz coincidencia de nombres
produce el chasco. La Irene a quien él amaba era otra, y para
ella estaban destinadas las cartas amorosas .del esposo
frustrado. Soledad y los gitanos pinta un amor que se desvanece
MARÍA ENRIQUETA 75
i
ante el funesto sortilegio de una perversa decidora de. la
buena ventura, y es un cuadrito lleno de vida y de
sentimiento. La lotería de la tía Clemencia es un cuento tejido, de
dolor humano y de muy noble generosidad. La viuda, La
'primavera de María, Viajero que vuelve ... a partir, El maes*
tro Floriani, en fin, todas las novelas de esta colección son
bellos poemas en prosa, relatos conmovedores de cuantos
trucos nos juega el destino...
Tras de Lo irremediable, como aligerado el espíritu de
María Enriqueta de los fardos dolorosos, se vuelve
nuevamente hacia los niños, y les ofrece Cuentecillos de cristal
(Barcelona, 1928), preciosa colección infantil que se ha
traducido ya a varios idiomas y que ha sido un éxito editorial
en portugués lo mismo que en español. Los seis cuentos
tintinean como unos cascabelitos. Son, por supuesto, cuantos
sabios, con moraleja bien surtida de enseñanza elemental.
La edición de Lisboa, en portugués, lleva unas magistrales
ilustraciones de Alfredo Moraes.
Poco después, vuelve María Enriqueta a su género preferido
y nos da El arca de colores (Novelas, Madrid, 1929), con
quince narraciones de muy variados matices en efecto, como
el título general lo promete. Quien lee cualquiera de ellas,
abriendo el libro al azar, no podrá menos de devorar el resto.
Desfilan en esta obra un estudiante que se hace amar, sin
proponérselo, por la hija de su maestro, y acaba disfrutando
al lado de ella de la rica biblioteca que tanto envidiara en
sus días estudiantiles; y el paso de fuga de la Muerte, vieja
incansable y diligentísima,, por entre las penas y los ajetreos
de la grey campesina; y un trabajador que retorna a su
patria después de penosas peripecias en tierra extraña e
inhospitalaria; y el chasco formidable de un viudo reciente
que al entregarse devotamente a hurgar entre las ropas y los
recuerdos de la esposa amada, tropieza Gon unas cartas
amorosas que parecen denunciar un grave caso de -infidelidad...,
para resultar al fin que eran un depósito confidencial .dado a
ella, la esposa amadla recientemente muerta, por una señorita
amiga suya; y- las trabajadoras empleadas de una tienda de
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sedería, entre las cuáles vemos a una señorita venida a menos
que acaba casándose con el acaudalado propietario de la
tienda; y otros muchos personajes tomados de la vida,
pintados a conciencia. Almas y casos son estos relatos. Muy en
lo justo está María Enriqueta al asegurar que a ella lo único
que le interesa es el estudio de las almas, porque las almas
son la humanidad entera, y bien se ajusta su obra completa
a este juicio, que ha sido de hecho fundamental en toda la
literatura española.
Extrañaría el lector de María Enriqueta que siendo ella
tan viajadora, no hubiese consignado en alguna obra sus
impresiones de diversos países. Una sola obra de este género
ha dado a luz hasta hoy, pero su mérito equivale al de
muchos libros de viajes que por ahí andan impresos. Brujas,
Lisboa, Madrid, nos ofrece vislumbres luminosísimas del
alma de esas ciudades, la primera entre brumas, la segunda
llena de azul, la última compleja y plena de contrastes. El
propósito de la autora al trazar el espíritu de esas urbes, es
suscitar en nosotros la emoción que ella experimentó, y
vale la pena decir a este respecto que ya un crítico la
bautizó con el nombre de « hechicera de la emoción », por lo
hábil que es para conjurar y adueñarse de las emociones
nuestras.
Dos capítulos sobre Brujas nos dan la historia romántica
de la ciudad que antaño fue gran señora del mar del Norte;
y la historia de su poeta Rodenbach y de su obra maestra,
Brujas la muerta. Estos dos capítulos que se completan y
confabulan para hacernos amar y comprender a la Venecia
del Norte, bien pueden preceder al capítulo que se intitula
La Bella Portugal, pues como acertadamente explica la
autora : « ... hablar de Portugal después de visitar a la reina
del Norte, es como pasar de un preludio de Chopin a un
andante de Mendelssohn. » En ambas hay poesía y ensueño :
« sale de ellas dulcemente como un vaho, y las envuelve
enteras... »
Ha sido admirable el tino de María Enriqueta al escoger
la calle de- Coimbra — ciudad portuguesa que está saturada
MARÍA ENRIQUETA 77

de .vagas saudades . — y el caduco y extinto esplendor de


Brujas como tema de sus poéticas lucubraciones.. Pero su
acierto mayor en cierto modo está en las impresiones que
nos transmite de La sugestiva Madrid, a la que dedica cerca
de veinte crónicas aladas y preciosas.
Mucha belleza se encierra en la Brujas que nos pinta la
célebre escritora mejicana, y muy oportunas son. sus
evocaciones históricas. Acabamos amando a Brujas como a una
hermana muerta en flor. Esto confirma lo acertado del epíteto
consagrado a María Enriqueta : la hechicera de las emociones
Después de Brujas, Lisboa, Madrid, apareció Del tapiz de
mi vida, una obra de cuya índole da idea exacta el sugestivo
título. Son impresiones personales, de alto valor
autobiográfico narradas por la autora en forma sugestiva, muy
amena, sin pretensión de memorias ni de diario, pero con
toda la fuerza de los relatos vividos. Algunos de ellos nos
dan idea cabal del medio en que se desarrollaron la infancia
y la niñez de María Enriqueta y de cuanto contribuyó a darle
el preciado don poético y literario que la distingue. Otros
nos dan a saber el agudo poder de observación de la
escritora y su simpatía plena para con todas las cosas que la
rodean. Mucho dice, por ejemplo, en este sentido, La polilla,
deliciosa paradoja, lo mismo que En el corral, El gato, El
año y otros muchos de los artículos que figuran en este
variadísima colección.
Hay en Del tapiz de mi vida una página enternecedora en
extremo : la transcripción que hace María Enriqueta de una
bella elegía escrita por la poetisa . mejicana doña Dolores
Roa Barcena de Camarillo,, madre de la autora, y que se
intitula Duerme en paz...
Vienen luego impresiones de otros países : Bélgica, Suiza,
España; pero siempre relacionando lo externo con lo interno
en una asociación inteligente, lógica, como la sombra va tras
el cuerpo o delante de él, sin que se pueda decir cuál elemento
predomina, si el objetivo o el subjetivo.
Todo el libro revela una gran aptitud para el autoanálisis
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y la facultad de recoger el latido universal en el latido del
propio corazón.
La última obra de María Enriqueta se llama Fantasia y
Realidad, y contiene prosa y verso. Ensayos breves,
narraciones cortísimas pero muy enjundiosas, trozos de ficción
amable y edificante; pensamientos d filosofías personales;
anotaciones oportunas al margen de la vida moderna; y,
como notas de vivo color, versos de los más variados metros,
de las combinaciones estróficas más diversas, de temas de
todo género : amorosos como A las diez; desilusionados como
Temores; edificantes como Leyendo; de síntesis admirable,
como La vida — cuatro renglones que la definen a la manera
eterna e inmutable; dolorosos, como A unrayo de sol, y luego
más prosa que mucho tiene también de poesía, como la de
Temas sentimentales.
Mucho se espera aún de María Enriqueta, y hay otras
producciones suyas que permanecen inéditas todavía. Por
ejemplo, a su obra original hay que agregar sus versiones de
célebres autores de gran fama. María Enriqueta ha traducida
bastante. El teatro clásico francés, de Sainte-Beuve, La mujer
y el amor en la literatura francesa del siglo XVII, del mismo
autor; Los grandes testigos de la Revolución francesa, del
propio SaintenBeuve; el Diario íntimo de Federico Amiel; La
biblioteca de mi tío, de Toepffer, y los Cantores de la
Naturaleza, de Sainte-Beuve.
La ilustre escritora mejicana, joven aún, en pleno período
de fecundidad literaria, nos tiene reservadas muchas otras
sorpresas indudablemente. Su vida es intensa y su actividad
es pasmosa. Su talento y su acucia le han dado ya éxitos
decisivos, gloria inmarcesible; pero es obvio el proceso de
auto-superación que en María Enriqueta se efectúa
incesantemente y que nos hace esperar siempre de ella frutos de
mayor exquisitez, si cabe en lo posible.
Y asómbrese el lector : María Enriqueta, que tanto suele
hablarnos de dolor, de angustias, de calamidades, de
desengaños y desilusiones, ha logrado cúlmenes de felicidad que
para el común de los mortales son inaccesibles : aparte de
MARÍA ENRIQUETA 79

sus triunfos literarios de resonancia mundial, vive en Madrid,


en un bello hogar que tiene el calor de la llama 'Sagrada que
es el afecto, al lado <te su esposo, el insigne historiógrafo, y
diplomático mejicano don Carlos Pereyra.
María Enriqueta, exquisita flor de femineidad, es una
eximia artista de la pluma y de la Vida — el arte supremo.

S. L. Millard ROSENBERG.

University of California at Los Angeles.

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