Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

El Rollo y El Cordero

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Versículo 1

La primera cosa que llama la atención de Juan en este momento es que el


que estaba sentado en el trono tenía en su mano un libro escrito por dentro
y por fuera. En cuanto a este "libro", debemos recordar que en aquel
tiempo los libros no eran como los nuestros de hoy, sino que se usaban
rollos confeccionados con hojas de papiro unidas entre sí. En estos libros
antiguos normalmente sólo se escribía por uno de los lados del papiro,
pero en este caso estaba escrito por los dos, lo que nos da a entender que
estaba completamente lleno. La escena nos recuerda a otra que
encontramos en (Ez 2:9-10).

Versículo 2
quien es digno de revelar o abrir el libro
No había ni uno digno de abrir el libro
No había alguien idóneo, cual sagrado, cual digno.
Ni los angeles, ni el hombre debajo de la tierra ni los demonios tiene poder
para hacerlo
Esto es un golpe para el ego, que se cree digno de esto, yo soy mejor, yo
tengo, el que se cree mas que otro, no hay nadie no hay

la cuestión es que "ninguno podía abrir el libro, ni aun mirarlo". Después de


buscar en cada región, todas las criaturas se mostraron completamente
impotentes para poner en marcha los planes eternos de Dios. Ni ángeles ni
hombres pueden conseguirlo. Ni la ciencia, ni tampoco los mejores deseos
de los hombres pueden conducir este mundo al establecimiento del reino
de Dios en esta tierra

DIOS ES DIGNO PARA ADORARLO, AMARLO, DAR MI VIDA


COMPLETA AL SERVICIO DE DIOS

DIOS QUITO MI PECADO POR TI Y POR MI DIOS QUITO EL PECADO


DEL MUNDO, QUE HIZO EL POR MI, EL CORDERO INMOLADO
versículo 4

llorar, lloramos por lo que vemos en este mundo, niños asesinados,


personas adictas a la pornografía

Ante esta situación Juan lloraba mucho. Sin duda, lo que a él le


preocupaba no era quedarse sin saber lo que había escrito en el libro
acerca de los acontecimientos futuros, sino el hecho de que los planes de
Dios permanecieran sin cumplirse. Eso implicaba que esta tierra seguiría
bajo la maldición del pecado, sufriendo sus desgraciadas consecuencias
por los siglos de los siglos. Significaba igualmente que este mundo
seguiría en las manos de Satanás y la soberanía de Dios continuaría
siendo puesta en duda. 

Versículo 5

En este momento, "uno de los ancianos" presenta al único que es digno de


abrir el libro y ejecutar los propósitos de Dios para este mundo. Se trata del
"León de la tribu de Judá, la raíz de David". ¿A quién se refiere? Como
vamos a ver usa diferentes descripciones sacadas de las profecías del
Antiguo Testamento para finalmente presentarnos al Señor Jesucristo.

1. "El león de la tribu de Judá"

Por ejemplo, el título, "el León de la tribu de Judá", proviene de la


bendición que Jacob dio a la tribu de Judá (Gn 49:8-10) y que anticipaba
que sería de ella de donde procederían los reyes de Israel y de donde
finalmente vendría el Mesías de Dios. Y como sabemos, nuestro Señor
Jesucristo vino de la tribu de Judá (Mt 1:1-3).

Además, es un título apropiado, porque la imagen del león nos sugiere


dignidad, poder, dominio, victoria. Y el Señor Jesucristo encarna
perfectamente en su persona todos estos valores.
La raíz de David"

El Antiguo Testamento no sólo anunciaba de qué tribu vendría el Mesías,


sino también de qué familia. El Mesías sería un descendiente del rey
David. Recordemos que esto fue anunciado cuando Dios estableció un
pacto con el rey David por medio del cual le garantizaba que de su
descendencia vendría uno que se sentaría en su trono y que haría que su
reino fuera estable eternamente (2 S 7:8-16). Y lo mismo había confirmado
el profeta Isaías (Is 11:1).

Por lo tanto, aquí tenemos dos importantes títulos con los que el Antiguo
Testamento describió al Mesías y que se cumplieron perfectamente en el
Señor Jesucristo.

Ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos"

El Señor Jesucristo realizó victoriosamente la labor que se le había


encomendado como Mesías, lo que ahora le capacitaba para llevar a cabo
la realización del programa de Dios en este mundo.

Ahora bien, el hecho de que "venció" sugiere necesariamente que hubo


una lucha en la que él fue el vencedor. ¿Cómo venció? ¿A qué lucha se
refiere?

Aunque resulta paradójico, Cristo venció muriendo en una cruz. Sin duda,
esto desafía nuestra forma de hacer las cosas. A diferencia de nosotros, él
no eligió el camino del poder y la gloria, sino el de la humillación y el
sacrificio. De este modo venció:
Porque demostró que el diablo había engañado a la humanidad cuando les
hizo creer que Dios no los amaba. ¿Puede haber una prueba mayor del
amor de Dios hacia la humanidad que entregar a su propio Hijo?
Porque al precio de su vida consiguió la redención de todos aquellos que
ahora creen en él, teniendo la posibilidad de ser librados del reino de
Satanás.
Porque adquirió el derecho de juzgar a los hombres, porque él mismo fue
un hombre, aunque sin pecado. Por lo tanto, es el único con capacidad
moral para juzgar los pecados de otros por cuanto es inocente y puro.

"Un Cordero como inmolado"

Este es uno de los momentos más importantes del libro de Apocalipsis,


cuando el Cordero aparece por primera vez en el trono. Sin duda, se trata
de una referencia al Señor Jesucristo, quien murió en una cruz como el
"Cordero de Dios que quita el pecado" (Jn 1:29) (1 P 1:19) (Is 53:7). Esta
mención al Cordero se repite treinta veces en el libro de Apocalipsis y es la
forma más usual que el autor tiene para referirse al Señor Jesucristo.

En este punto es posible que algunos se pregunten: ¿es así como Dios
piensa resolver los problemas de este mundo; por medio de un "Cordero
como inmolado"?

Vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el


trono

Tenemos ahora una escena de máxima solemnidad. El Cordero se acerca


hasta el trono y toma el libro de la mano de Dios. Esto ya había sido
profetizado en el libro de Daniel (Dn 7:13-14).

Primero notemos que cuando el Cordero se acerca al trono, no se postra ni


se inclina como lo hacen los demás. Esto es porque tiene la misma
autoridad y poder que el que está sentado en el trono. En segundo lugar, a
partir de este momento el cumplimiento de los propósitos de divinos para
este mundo están en sus manos porque él es digno de ello. Y no debemos
olvidar que esto es un resultado de su victoria sobre Satanás por medio de
su muerte y resurrección. La obra de la redención ya está completa, pero
queda que sus enemigos sean derrotados (He 10:13), y cuando lo haya
hecho, entonces él entregará el reino a su Padre (1 Co 15:24-28).

También podría gustarte