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Analisis Tema Ii El Proceso Penal

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA


EDUCACION UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS
LLANOS CENTRALES RÓMULO GALLEGOS (UNERG)
SAN JUAN DE LOS MORROS-ESTADO GUÁRICO
ÁREA DE POSTGRADO
ESPECIALIZACION CIENCIAS PENALES CRIMINOLÓGICAS
AULA TERRITOTIAL GRAN CARACAS-MIGUEL ANTONIO CARO
PARQUE ALÍ PRIMERA-CATIA / CÁTEDRA: DERECHO PENAL SUPERIOR I
2 TRIMESTRE- SECCIÓN ÚNICA

TEMA II: EL PROCESO PENAL


1) EL PERIODO PREPARATORIO PENAL DENTRO DE LA TEORIA GENERAL DEL PROCESO, 2)
CONCEPTO DEL DEBIDO PROCESO COMO INSTRUMENTO DE JUSTICIA PENAL,
3) EL DEBIDO PROCESO PROCESAL SUSTANTIVO Y LEAL.

DOCENTE: POST-GRADUANTE:
Prof. Abg. Luis Monzón Abg. Francis Montenegro V-
16.097.573
Abg. Luis Camacho V-16.809.610
Abg. Jorge Isturiz V-19.788.861
CARACAS 03 DE ABRIL DEL 2021

EL PERIODO PREPARATORIO PENAL DENTRO DE LA TEORIA GENERAL DEL PROCESO:


Se define el periodo preparatorio penal como la primera etapa o fase preparatoria o
de investigación, que se inicia formalmente luego de que el fiscal del Ministerio Publico, al
tener conocimiento por cualquier medio de que se ha cometido un delito de acción
pública, ordena el inicio de la respectiva averiguación penal, con el fin de investigar la
verdad y recabar todos los elementos de convicción (pruebas) que sirvan para demostrar
el delito cometido y la responsabilidad de quienes han intervenido en su comisión.
(art.262COPP).

La teoría general del proceso es una institución integrante del derecho procesal
puede definirse como un conjunto de actos desarrollados en forma sistemática y
progresiva por los sujetos procesales e interesados, para la solución del caso planteado
mediante la aplicación de normas jurídicas sea en materia penal o civil o cualquier rama
del derecho. En el caso que nos ocupa el ámbito penal cuando se dice que la serie de actos
suceden en forma sistemática y progresiva, viene a significar que ese conjunto de actos
jurídicos no deben existir todos a la vez, sino que se presentan en un momento
determinado, uno primero y otro después. Por ejemplo; a la hora de iniciar un proceso
penal no se presenta la denuncia o la querella y los actos conclusivos a la vez, sino que
uno va primero y luego va el otro, en un orden lógico y cronológico.

En nuestro ordenamiento jurídico el establecimiento del sistema penal


predominantemente es el acusatorio, este divide el proceso en diferentes fases donde se
advierte un clara definición y delimitación entre las funciones fundamentales del mismo,
como son las de acusar, defender y decidir. Así tenemos, que el legislador procesal penal
atribuye a un Órgano del Estado las funciones de averiguar la verdad (El Fiscal del
Ministerio Publico) y a otro las funciones de decidir (El Juez de la causa); lo que supone
colocar al Ministerio Público y a los jueces en el lugar que verdaderamente le corresponde

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conforme al rol que tienen establecidos, actuando de acuerdo con el desempeño y
atribuciones que les asigna la ley.
En tal sentido, se puede afirmar que, en el procedimiento ordinario en el proceso
penal, conforme al COPP, se distinguen cuatro fases:
1. FASE PREPARATORIA: Denuncia o querella. Fase de investigación. Audiencia de
imputación.
2. FASE INTERMEDIA: Presentación de los actos conclusivos. Audiencia Preliminar.
Pase a Juicio de ser el caso.
3. FASE DE JUICIO: Preparación y desarrollo del debate. Sentencia condenatoria o
absolutoria.
4. FASE DE EJECUCIÓN PENAL: Ejecución de la sentencia. Vigilar el cumplimiento de
la pena asegurando el respeto de los derechos humanos de los penados.

CONCEPTO DEL DEBIDO PROCESO COMO INSTRUMENTO DE JUSTICIA PENAL:


El debido proceso es un derecho fundamental contentivo de principios y garantías
que son indispensables de observar en diversos procedimientos para que se obtenga una
solución sustancialmente justa, requerida siempre dentro del marco del estado social,
democrático y de derecho.

Es un derecho de toda persona a participar en un procedimiento dirigido por unos


sujetos con unas cualidades y funciones concretas, desarrollado de conformidad con las
normas preestablecidas en el ordenamiento jurídico, en los que se debe decidir conforme
al derecho sustancial preexistente, siempre y cuando se dé la oportunidad de oír o
escuchar a todos los sujetos que puedan ser afectados con las resoluciones que allí se
adopten.

DEBIDO PROCESO PROPIO Y EXTENSIVO.


Debido proceso propio: Es cuando se toman acciones emprendías por una parte para
garantizar cualquier normativa legal existente y que por naturaleza del acto jurídico.

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Debido proceso extensivo: Es cuando de un acto jurídico derivan una acción extensiva a
otras u otros de cuyos fines radica en salvaguardar las garantías de un proceso judicial.
En la Legislación Venezolana, Nuestra Carta Magna Consagra El Debido Proceso en El
Artículo 49: El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas; en consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado
de la investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de
los cargos por los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del
tiempo y de los medios adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas
obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda persona declarada
culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en esta
Constitución y la ley.
2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las
debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente, por un
tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad.
Quien no hable castellano o no pueda comunicarse de manera verbal, tiene
derecho a un intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en esta
Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la
identidad de quien la juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o
por comisiones creadas para tal efecto.
5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí
misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión solamente será válida si fuere
hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren
previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.

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7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de
los cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
8. Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación de la
situación jurídica lesionada por error judicial, retardo u omisión injustificados.
Queda a salvo el derecho del o de la particular de exigir la responsabilidad personal
del magistrado o de la magistrada, del juez o de la jueza; y el derecho del Estado
de actuar contra éstos o éstas.

EL DEBIDO PROCESO PROCESAL SUSTANTIVO Y LEAL:


DEBIDO PROCESO EN LA HISTORIA.
Hablar hoy del debido proceso en el ámbito jurídico, es obligado remontarse a la
época de Juan sin Tierra, a quien no sin razón la historia nos presenta como un verdadero
tirano, dejo ver en todos los actos de su vida tanta barbarie, y cometió tal serie de
ingratitudes y violencias, que no era posible que por mucho tiempo las toleraran súbditos
celosos de su dignidad; así fue, que, formando el clero, la nobleza y el pueblo una
confederación general, el 25 de agosto de 1213 en la iglesia de San Pablo de Londres, en
donde el arzobispo Cantorbery les notificó el hallazgo de la Carta otorgada por Enrique I,
en que estaban recopiladas las buenas leyes de rey Eduardo; y, nuevamente reunidos en
la abadía de Edmosburgo, juraron sacrificarlo todo hasta lograr su establecimiento.

Relata el pre mencionado autor, que inútiles fueron desde aquel punto todos los
medios de transacción a que apeló Juan sin Tierra, porque al fin, abandonado de los suyos
y fuertes en su unión los descontentos, hubo que ceder y otorgar dos célebres actas: la
Charta Foresta, por la que quedaron abolidas las leyes absurdas expedidas sobre el
derecho de la casa, y la Charta Magna, que preparó la felicidad del pueblo inglés,
quedando asentado.

“Que ningún hombre libre sea detenido, expropiado ni privado de sus franquicias, ni
puesto fuera de la ley, sino por el juicio de sus iguales, y con el arreglo a las leyes del país”

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Según el pasaje de la Magna Charta que interesa: "Ningún hombre libre deberá ser
arrestado, o detenido en prisión, o desprovisto de su propiedad, o de ninguna forma
molestado; y no iremos en su busca, ni enviaremos por él, salvo por el juzgamiento legal
de sus pares y por la ley de la nación".

EL TÉRMINO DEL DEBIDO PROCESO.


Éste procede del derecho anglosajón, en el cual se usa la expresión "due process of
law", aunque su nacimiento se remonta en la "Magna Carta Libertatum", texto sancionado
en Londres el 15 de junio de 1215 por el rey Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan
sin Tierra y cuyo principal propósito fue procurar tanto el bien de las personas, como de la
sociedad en su conjunto.

En la actualidad el debido proceso está recogido en diferentes instrumentos, todos


con el fin de asegurar los derechos del ciudadano frente al poder judicial y así, establecer
límites al poder jurisdiccional del estado para afectar los derechos de las personas. Entre
los instrumentos en el que el derecho al debido proceso está recogido expresamente, se
pueden citar el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de las Naciones
Unidas de 1996, en el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos de
1969, e incorporado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999
en su artículo 49 y 51.

EL DEBIDO PROCESO SUSTANTIVO. 


Es una noción compleja de la cual pueden visualizarse dos dimensiones:
Una procesal y otra sustancial, sustantiva o material. Igualmente, afirma la necesidad
del debido proceso como instrumento que garantiza el derecho a la defensa y posibilita la
tutela judicial efectiva. El debido proceso, es un principio general del derecho, que
establece que el Estado, tiene la obligación de respetar la totalidad de los derechos que la
ley reconoce a cada individuo.

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En tal sentido, el debido proceso sustantivo sirve para controlar eventuales sentencias
(o decisiones de otra índole) injustas, toda vez que a través de él se protege a los
ciudadanos de aquéllas que puedan ser contrarias a los derechos fundamentales y al
ordenamiento jurídico en su conjunto. Para algunos autores e incluyendo la doctrina
patria, lo consideran como un principio jurídico procesal o sustantivo según el cual toda
persona tiene derecho a ciertas garantías mínimas, tendientes a asegurar un resultado
justo y equitativo dentro del proceso, y a permitirle tener oportunidad de ser oído y hacer
valer sus pretensiones frente al juez.

Sin embargo, el alcance y definición del debido proceso no está plenamente claro, lo
que crea ambigüedades en el marco de aplicación, de allí la propuesta de realizar un
análisis hermenéutico jurídico a dicho principio, a fin de establecer en un naciente código
procesal constitucional, su posible incorporación y determinar si se trata de un simple
principio o derecho en el ámbito del derecho procesal.

El concepto del debido proceso, en el marco de la tradición británica, y muy


especialmente en la jurisprudencia constitucional de los Estados Unidos, se ha
desarrollado tres grandes sentidos:
a) El del debido proceso legal, adjetivo o formal, entendido como reserva de ley y
conformidad con ella en la materia procesal;
b) El del debido proceso constitucional o debido proceso a secas, como
procedimiento judicial justo, todavía adjetivo o formal procesal; y
c) El del debido proceso sustantivo o principio de razonabilidad, entendido como la
concordancia de todas las leyes y normas de cualquier categoría o contenido y de
los actos de autoridades públicas con las normas, principios y valores del Derecho
de la Constitución.

EL DEBIDO PROCESO EN LA DOCTRINA VENEZOLANA.

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Desde que en la Constitución de 1999 se adoptó el sistema de Derecho que propicia la
corriente del Estado social democrático de justicia y equidad y con ello el imperio del
debido proceso y la tutela judicial efectiva, como una garantía de la recta aplicación de la
justicia para la protección de los derechos de los ciudadanos, tales enunciados pasaron a
constituir una garantía procesal de todo y cualquier proceso judicial. En la legislación
venezolana, está contemplado en los artículos 49 y 51 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. El Artículo 49 de la vigente Constitución reza: “El debido
proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas…….”

El artículo 51 ejusdem, señala:


“Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier
autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la
competencia de éstos o éstas, y de obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes
violen este derecho serán sancionados o sancionadas conforme a la ley, pudiendo ser
destituidos o destituidas del cargo respectivo”.

Al respecto, La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha señalado que:


El derecho al debido proceso se consagra como un derecho fundamental, tendente a
resguardar todas las garantías indispensables que deben existir en todo proceso para
lograr una tutela judicial efectiva. En este sentido, la Sala, mediante decisión del 15 de
marzo de 2000, (caso: Enrique Méndez Labrador), señaló la necesidad de que cualquiera
sea la vía procesal escogida para la defensa de los derechos o intereses legítimos, las leyes
procesales deben garantizar la existencia de un procedimiento que asegure el derecho de
defensa de la parte y la posibilidad de una tutela judicial efectiva (15-11-2001).

El propio Supremo Tribunal, con relación al derecho de defensa señala en decisión de


Sala Político Administrativa de fecha 26-06-2001 que “se concibe el derecho a la defensa,
entre otras manifestaciones, como el derecho a ser oído, puesto que no podría hablarse
de defensa alguna, si el administrado no cuenta con esta posibilidad; el derecho a ser

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notificado de la decisión administrativa a los efectos de que le sea posible al particular,
presentar los alegatos que en su defensa pueda aportar al procedimiento, más aún si se
trata de un procedimiento que ha sido iniciado de oficio; el derecho a tener acceso al
expediente, justamente con el propósito de examinar en cualquier estado del
procedimiento, las actas que lo componen, de tal manera que con ello pueda el particular
obtener un real seguimiento de lo que acontece en su expediente administrativo.

Asimismo, se ha sostenido doctrinariamente que la defensa tiene lugar cuando el


administrado tiene la posibilidad de presentar pruebas, las cuales permitan desvirtuar los
alegatos ofrecidos en su contra por la Administración y finalmente, con una gran
connotación, el derecho que tiene toda persona a ser informado de los recursos y medios
de defensa, a objeto de ejercer esta última frente a los actos dictados por la
Administración”

De acuerdo a lo anteriormente expuesto, el debido proceso es concebido como una


noción compleja, de la cual, según las jurisprudencia señaladas, éste puede visualizarse en
dos dimensiones: una procesal y otra sustancial, sustantiva o material. La dimensión
procesal es aquella que engloba las instituciones jurídicas necesarias para obtener un
proceso formalmente válido, por ejemplo, juez natural, derecho de defensa, cosa juzgada,
derecho a probar, la prohibición de la reforma en peor, etcétera.

Al estudiar el contenido y alcance del derecho al debido proceso en Venezuela, puede


observarse que nuestro Máximo Tribunal no ha recorrido las sendas de la noción de
debido proceso sustantiva y se ha conformado con precisar que se trata de un derecho
complejo que encierra dentro de sí, un conjunto de garantías que se traducen en una
diversidad de derechos para el procesado, entre los que figuran, el derecho a acceder a la
justicia, el derecho a ser oído, el derecho a la articulación de un proceso debido, derecho
de acceso a los recursos legalmente establecidos, derecho a un tribunal competente,
independiente e imparcial, derecho a obtener una resolución de fondo fundada en

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derecho, derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, derecho a la ejecución de las
sentencias, entre otros.
La constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 257,
contempla una definición constitucional del proceso, según la cual este es un medio para
la realización de la justicia. No obstante, el constituyente docto al proceso de contenido
propio, estableciendo garantías y principios que deben ser cumplidos para garantizar que
el proceso cumpla la misión que el propio texto constitucional le ha asignado. De este
modo, para que el acceso a la jurisdicción conduzca a resultados efectivos y justos, debe
realizarse a través del doctrinalmente denominado debido proceso.

En el derecho procesal contemporáneo, existe la marcada tendencia a consagrar en


los distintos ordenamientos jurídicos, de manera expresa, principios que deben regir en
los procesos judiciales, y el ordenamiento jurídico venezolano no escapa de esa tendencia.
En este sentido nuestra carta magna establece tres principios procesales de gran
importancia; el principio del libre acceso a la jurisdicción, el principio de igualdad ante la
ley y el principio del debido proceso.

EL DEBIDO PROCESO LEAL.


Principio de la buena fe procesal, La buena fe como principio inherente al proceso,
admite en la conformación de su orden normativo una variedad de principios, que al
revisar su génesis encontramos en ellos que corresponden a máximas generales del
Derecho, y que luego conforman matices para cada rama de la ciencia jurídica,
correspondiéndonos en este caso, del Derecho Procesal, especificar que algunos
acompañan todo el tránsito de la vía jurisdiccional y otros son realizados en etapas
específicas, sin que ello obviamente, le reste su consideración para informar al proceso y
su técnica.

Tiene su relevancia en el desarrollo del proceso influyendo sus actores, y más


específicamente, imponiendo al Tribunal la valoración de los hechos ocurridos en el

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mismo, en función de que el fin último del proceso no se desvirtué en decremento del
sistema de Justicia en especial de los justiciables.
En ese sentido, el principio mencionado sirve para tener advertido al juez de la
necesidad de valorar los comportamientos de los sujetos en todas las fases del proceso
penal, valorando el juego de los intereses de las partes y sus reciprocas posiciones; de tal
manera que la regla de la buena fe representa una de las más relevantes expresiones y
uno de los más eficaces medios de actuación.

Este principio es común en todas las especializaciones del derecho, el mismo se


entiende como confianza, certeza o verdad del debido proceso, consecuentemente se le
considera a la buena fe como un principio jurídico existente. La Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela establece en su Artículo 2° Venezuela se constituye en
un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la
igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.

La buena fe en el proceso supone el acoplamiento a un recto proceder y desechar la


inconducta procesal, pero sin olvidar que la primera es una aspiración o confianza que
acompaña a todos los sujetos en el proceso, de manera que, como ha sido indicado, el
proceso pone de relieve la sanción a la ausencia de buena fe; por lo tanto, corresponde
apreciar en su justa medida, lo que se delate como ausente de buena fe; a saber, el dolo,
el fraude o la simulación.

Precisamente, en aras de asegurar la vigencia del principio, su desatención conlleva,


para la parte limitaciones que alcanzan el derecho a la defensa, por lo que esto da medida
a la cuidadosa tarea del juzgador, cuando de invalidar los actos de una conducta ímproba
de los litigantes se trata y cuando la propia norma adjetiva le otorga el poder de valorar la

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conducta de las partes, envolviendo también la directriz a las partes para ajustar su
proceder a la buena fe, sin temeridad.

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