Este documento describe un sabio llamado el Lequecho que vivía en una comunidad andina. El Lequecho predecía el clima y las cosechas mediante su canto y el aspecto de su nido y huevos. Un joven agricultor escuchó el consejo de un anciano de seguir las señales del Lequecho, lo que le permitió tener cosechas exitosas, al contrario de antes. La gente aprendió a prestar atención a las señales del sabio Lequecho para cultivar con éxito y resolver sus problemas.
Este documento describe un sabio llamado el Lequecho que vivía en una comunidad andina. El Lequecho predecía el clima y las cosechas mediante su canto y el aspecto de su nido y huevos. Un joven agricultor escuchó el consejo de un anciano de seguir las señales del Lequecho, lo que le permitió tener cosechas exitosas, al contrario de antes. La gente aprendió a prestar atención a las señales del sabio Lequecho para cultivar con éxito y resolver sus problemas.
Este documento describe un sabio llamado el Lequecho que vivía en una comunidad andina. El Lequecho predecía el clima y las cosechas mediante su canto y el aspecto de su nido y huevos. Un joven agricultor escuchó el consejo de un anciano de seguir las señales del Lequecho, lo que le permitió tener cosechas exitosas, al contrario de antes. La gente aprendió a prestar atención a las señales del sabio Lequecho para cultivar con éxito y resolver sus problemas.
Este documento describe un sabio llamado el Lequecho que vivía en una comunidad andina. El Lequecho predecía el clima y las cosechas mediante su canto y el aspecto de su nido y huevos. Un joven agricultor escuchó el consejo de un anciano de seguir las señales del Lequecho, lo que le permitió tener cosechas exitosas, al contrario de antes. La gente aprendió a prestar atención a las señales del sabio Lequecho para cultivar con éxito y resolver sus problemas.
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EL SABIO LEQUECHO
Se dice que en nuestra
comunidad había un sabio muy inteligente, de cabeza plana y pies rosados. Este sabio vestía con un poncho de color plomo y volaba alegre de arriba hacia abajo. El sabio anunciaba lo que iba a suceder en la comunidad mediante su canto. Este personaje cantaba así: “liw, liw, liw”. Unas personas atendían sus anuncios y otras, no lo tomaban en cuenta.
En la comunidad vivían dos personas: uno de ellos era un
anciano y el otro, un joven. Ellos hacían sus chacras siguiendo su buen criterio. Sembraban papas y otros productos. Llegada la cosecha el anciano obtenía una gran producción de papas, mientras que el joven al escarbar encontraba pocos productos y de mala calidad. Entonces el joven agricultor fue a la casa del anciano a preguntarle: “¿Por qué mi chacra no produce bien cada año?” El anciano le respondió: “Escúchame, yo trabajo la chacra obedeciendo al sabio que vive en esta comunidad. Ese sabio se llama el lequecho. Cuando hace su nido en las partes altas, dentro de él hay bastante pasto, sus huevos son de color verde oscuro brilloso y tienen grandes puntos negros; quiere decir que va a ser buen año y lluvioso. En las ocasiones que hace su nido en las partes bajas donde se estanca el agua quiere decir que será año seco. Si además, dentro de su nido pone pequeñas piedrecillas quiere decir que va a ser año de granizada. Cuando dentro de su nido pone el pasto llamado ch’ihi va a ser un año de helada. Además sus huevos van a ser de color plomo gris y con pequeños puntos negros. Todo esto hay que observar con mucha atención y de acuerdo a eso debemos trabajar nuestra chacra”.
Al escuchar ese consejo el joven se puso muy contento y
dijo: “Ahora ya no voy a ser pobre.” Desde ese día él y toda la gente escuchan el canto del lequecho y lo interpretan para hacer todas sus cosas y solucionar sus problemas. Para cultivar la chacra miran la forma como el lequecho ha puesto sus huevos. De este modo obedecen al sabio de la comunidad.
REFLEXIÓN: La naturaleza, las personas mayores y los
ancianos, por su experiencia, nos dan sabias enseñanzas. Éstas nos ayudarán a vivir mejor y evitarnos de problemas.