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Ensayo

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República Bolivariana de Venezuela

Instituto Universitario Marilis Mendez- Enka Sistems C.A


Diplomado Gerencia De Recursos Humanos
LEGISLACION

LEGISLACION LABORAL DE VENEZUELA

Profesor: Participante:
Enrrique Ysasis Rutgenys Herrera C.I. 25.611.610

San Fernando de Apure 07 de Noviembre de 2020


Antecedentes de la legilacion laboral de Venezuela

En el desarrollo de la reseña histórica del Derecho del Trabajo venezolano es conveniente

distinguir dos periodos que se demarcan con claridad: el comprendido desde la constitución de

la República independiente de Venezuela, una vez desmembrada de la Gran Colombia en

1830, hasta la Ley de Talleres y Establecimientos Públicos de 1917; y en segundo término, el

que se extiende desde esta última fecha hasta nuestros días.

En ese orden podemos exponer esta breve relación histórica:

PRIMER PERIODO: 1830-1917

Gran parte de las provincias, estados y municipalidades de la República sancionaron códigos,

leyes y ordenanzas de policía, en los cuales habitualmente se insertaban reglas de aplicación

regional sobre el trabajo de jornaleros, artesanos y sirvientes. Tales normas carecen de

verdadero valor de antecedentes de la actual legislación, ya que poseían un carácter

estrictamente policial, atento mas bien al cuidado del orden público y de las buenas costumbres

que a la regulación moderadora del trabajo y a la protección del trabajador asalariado.

Resultaría prolijo elegir en ese abigarrado conjunto de preceptos algo más que algunos

institutos jurídicos de interés ejemplar, referentes a la prestación personal de los servicios,

jornadas, días feriados, salario, preaviso, causas de resolución y sanciones aplicables.

Dichas disposiciones se aplicaban simultáneamente con las previstas en los Códigos Civiles,

los cuales, hasta 1942, solían incluir entre las especies de contratos de arrendamiento, el de
las personas "que comprometen su trabajo al servicio de otra" (Art. 1.678 del Código Civil de

1916, equivalente al 1.577 y 1.585 de los Códigos Civiles de 1896 y 1904, respectivamente).

Los códigos y ordenanzas de policía promulgados con posterioridad a 1820 establecían reglas

expresas sobre el preaviso, si bien no faltan ejemplos de ordenamientos de ese cuño que

llegaban a contemplarlo como una obligación unilateral del peón o jornalero para con su

empleador. En relación con los daños y perjuicios causados por el despido o el retiro antes del

vencimiento del contrato a término cierto, los Códigos Civiles de 1896, 1904, y 1922, preveían

expresamente la obligación de las partes de indemnizarse recíprocamente. Mas, los dueños,

patronos o arrendadores, conservaban la facultad de compeler a su jornalero o sirviente a

cumplir el contrato mediante denuncia policial.

SEGUNDO PERIODO: 1917 A NUESTROS DIAS

Nuestra moderna legislación laboral comienza propiamente el 26 de junio de 1917, con la Ley

de Talleres y Establecimientos Públicos. Precedentemente, las leyes de Minas de 1904, 1909 y

1915, contenían disposiciones muy particulares referentes al trabajo subterráneo en las minas;

en especial, la ley de 1915 estableció el sistema de reparación de accidentes de trabajo, base

del régimen mas elaborado que la Ley del Trabajo de 1928 adoptó posteriormente. Pero es la

mencionada Ley de Talleres y Establecimientos Públicos, el inicio de la actual legislación del

trabajo en el país, por su propósito tuitivo del trabajo humano, el carácter orgánico de sus

reglas y por su aplicación generalizada a todos los trabajadores de la nación.

Una jornada diaria de ocho horas y media, aunque prorrogable por convenio entre las partes,

ofrece la evidencia de la preocupación del Estado ante la abusiva duración del trabajo diario. La

fijación de los días de descanso obligatorio, y la declaración del deber del patrono de garantizar
la seguridad del trabajador y las condiciones de aseo, ventilación y salubridad de los talleres,

constituyen los aspectos mas importantes de ese conjunto normativo, que no alcanzó sin

embargo a divorciar con precisión los campos propios del derecho común y del Derecho del

Trabajo. El peso de una inveterada tradición jurídica, empeñada en mirar la prestación de

servicios subordinados como modalidad del contrato de arrendamiento, el mezquino desarrollo

industrial y el resquemor de la dictadura de entonces hacia la cuestión obrera, fueron los

factores relevantes que explican la anterior afirmación.

Las disposiciones del Código Civil de 1916 sobre el arrendamiento de servicios, así como las

diseminadas en los códigos, leyes y ordenanzas de policía de las provincias, estados y

municipalidades de la República, continuaban en vigor en todo cuanto no hubiere sido

especialmente regulado.

Ley del Trabajo de 1928

El 23 de julio de 1928 se promulgó la primera Ley del Trabajo. Fue una forzada concesión, para

los solos efectos de la política exterior, del Gobierno de Gómez. Nunca se hizo nada por

cumplirla, si se exceptúa la materia de los riesgos profesionales, única reglamentada por el

Ejecutivo, que dio lugar a alguno que otro litigio.

La Ley del Trabajo de 1928 prescribía la jornada de trabajo de nueve horas. De hecho, pudo

comprobarse en 1936, que existían jornadas de trabajo de 12 y 16 horas, no por vía de

excepción, sino como sistema normal, en empresas de importancia. (La jornada de 8 horas,

fijada en la Ley de 1928 para trabajos en el interior de las minas, fue introducida como norma

general en 1936).
Importantes disposiciones de principios sobre higiene y seguridad industrial, días hábiles para

el trabajo, trabajo de mujeres y menores y riesgos profesionales, formaban parte de la Ley. Así

mismo, normas fundamentales sobre la propia legislación del trabajo; la reglamentación del

salario, que debía pagarse en dinero, diariamente o por semana, si no se hubieran convenido

plazos mas largos, con expresa prohibición del truck system y de pagar en lugares de recreo,

tabernas, cantinas, tiendas o pulperías; ciertas reglas - muy deficientes - sobre conflictos

colectivos, y la prohibición para las asociaciones profesionales de federarse con asociaciones o

partidos extranjeros ni adscribirse a ellos, ni hacerse representar en congresos o juntas

internacionales sin el previo permiso del Gobierno, que ha sobrevivido a las reformas de 1936,

1945 y 1947.

Se puede afirmar sin temor a errar que, excepto en raros casos de accidentes del trabajo, la

vigencia de esta ley sólo duró los primeros meses del año 1936. Se comenzó a pensar en ella

cuando ocurrió el cambio de régimen por la muerte del General Gómez; y la Oficina Nacional

del Trabajo, creada el 29 de febrero del citado año, puso un empeño activo en hacerla regir. De

este modo, obtenida una breve experiencia de legislación social y contando con aquella base

constituida por un texto reposadamente meditado, se dispuso de un material insospechado

para echar los cimientos de nuestra verdadera legislación del trabajo.

La Ley del Trabajo de 1928 constituye, pues - hay que reconocerlo así -, el punto cierto de

donde arranca nuestra tradición legislativa en materia de Derecho del Trabajo.

La Ley del Trabajo de 1928, que deroga la anterior, constituye un cuerpo normativo de

concepción más técnica dedicado al trabajo subordinado. Establece la obligación patronal de

pagan las indemnizaciones previstas por vez primera con carácter general en los casos de

accidentes y enfermedades profesionales, ya que hasta la fecha la materia se regía por las
reglas de las leyes de Minas y por las disposiciones del Código Civil acerca de la

responsabilidad del arrendador de servicios. Es de advertir que esta responsabilidad, de

naturaleza jurídica civil, se asentaba en la teoría contractual según la cual el patrono

(arrendador) responde del riesgo en todo caso, salvo en el de culpa del obrero o sirviente.

Empero, la referida ley de 1928 fue letra muerta desde su promulgación, pues no existían

funcionarios públicos especialmente encargados de velar por su cumplimiento, ni fueron

creados los órganos jurisdiccionales para impartir la justicia, ni tampoco fue dictado un

procedimiento especial para resolver los diferendos obrero-patronales. Los tribunales comunes

ejercían la competencia en el ramo, aun cuando se previó la designación de árbitros para

ciertas situaciones.

El reglamento de esta ley no llegó a sancionarse más que en lo concerniente a riesgos

profesionales, y el encargo de velar por el cumplimiento de sus disposiciones se encomendó al

Ministerio de Policía (Relaciones Interiores).

Ley del Trabajo de 1936

La historia definitiva de un Derecho venezolano del Trabajo comienza con la Ley del Trabajo de

1936. Creada el 29 de febrero de aquel año la Oficina Nacional del Trabajo, uno de sus

primeros objetivos fue la preparación de un Proyecto de Ley del Trabajo, entregado el 28 de

abril al Ministro de Relaciones Interiores, Dr. Diógenes Escalante, e introducido al Senado el

mismo día. En la Exposición de Motivos se expresa la idea inspiradora del Proyecto. Al principio

se pensó solamente en una reforma de la Ley 1928, ampliándola en algunos aspectos,

estableciendo la jornada de 8 horas, introduciendo sanciones que permitieran hacer efectivo el

cumplimiento de sus normas y echando bases generales de los estudios técnicos necesarios
para establecer el Seguro Social Obligatorio, que era preocupación fundamental del Ministro o

del propio Ejecutivo.

Se pensaba dejar para 1937 la preparación de un instrumento legal más meditado y más

completo. "Pero -decía la Exposición- realmente se ha dado al Proyecto una amplitud mucho

mayor. Se ha considerado necesario comprender numerosas previsiones, consideradas

urgentes en nuestras incipientes sociedades y sobre las cuales se deja sentir una justa

impaciencia en el público. Al mismo tiempo, se ha creído indispensable sistematizar de una

manera más adecuada en la reforma, las disposiciones contenidas en la Ley".

Esta ley representaba un notable esfuerzo técnico realizado con la cooperación de la

Organización Internacional del Trabajo. Se inspira en la Ley Federal de la Republica de México,

de 18 de agosto de 1831, y en el Código del Trabajo de la Republica de Chile, de 13 de mayo

del mismo año.

Con las reformas sucesivas de 1945, 1947, 1966,1974, 1975 y 1983, se mantuvo en vigencia

hasta el 1° de mayo de 1991.

Acogió los lineamientos de diversos Convenios de la O.I.T. ratificados con mucha posterioridad

por Venezuela, e hizo el primer reconocimiento expreso de los derechos de asociación, de

contratación colectiva y de huelga, acerca de los cuales la ley de 1928 guardaba un absoluto

silencio. Esta trípode institucional basta, por si sola, para justificar históricamente su

promulgación y explicar su larga vigencia.

El 30 de noviembre de 1938 fue sancionado el Reglamento de dicha ley, que rigió con la

explicable discordancia entre la numeración de su articulado con la del texto legal -tres veces
modificado desde su promulgación, en 1936,- hasta el día 31 de diciembre de 1973, fecha en

que fue derogado.

Proyectos de reforma de 1937 y 1938

En sus sesiones ordinarias de 1937, el Senado nombró una Comisión especial para el estudio

de la Ley del Trabajo. Como resultado de sus labores presentó: 1) un proyecto de Ley Orgánica

de Tribunales y de Procedimiento del Trabajo, destinado a sustituir el sistema transitorio

introducido por el Titulo IX de la Ley del Trabajo; 2) un proyecto de reforma de la Ley Orgánica

de la Corte Federal y de Casación, para armonizarla con el proyecto antedicho, y 3) un

proyecto de reforma parcial de la Ley del Trabajo.

En 1938 volvió al tapete la reforma de la legislación laboral. El Proyecto de Ley Orgánica de

Tribunales y de Procedimiento del Trabajo volvió a introducirse al Senado, con algunas

mejoras. Además de establecer un nuevo sistema de jurisdicción, traía normas procesales,

estimadas en su mayoría como de gran utilidad. También fue introducido un proyecto de Ley de

Seguro Social Obligatorio. Este proyecto fue calurosamente elogiado por especialistas de valor,

pero ni fue suficientemente estudiado por nuestros legisladores, ni visto con la debida

conciencia por quienes pretendieron hacerle reformas escasamente meditadas. Ni uno ni otro

proyecto recibieron la aprobación final.

El Proyecto de Código de 1938

El Proyecto tiene un inmenso valor doctrinal. Más que texto legal, daba la impresión de una

compilación orgánica de las soluciones jurídicas que se estimaron aconsejables a nuestros

problemas de trabajo. En cuanto a su estructura, se conservaba sustancialmente la de la Ley


vigente: los Libros del Código correspondían a los Títulos de la Ley actual. Se mantenían y

ampliaban las mejores disposiciones de la Ley, mejorando muchas veces el aspecto técnico de

su confección. Se llevaban al texto matriz casi todas las disposiciones del Proyecto de

Reglamento elaborado ya para entonces, sobre las cuales se había oído la opinión de los

sectores interesados. Se corrigieron numerosas deficiencias de la legislación vigente y se

tomaron en cuenta opiniones sugeridas por la experiencia y decisiones de la jurisprudencia en

casos litigiosos. Pero, desde el punto de vista legislativo, merecía una objeción fundamental: la

de ser un Código, y un Código de casi mil artículos.

La reforma parcial de 1945

A los ocho años de existencia fue cuando se hizo a la Ley del Trabajo de 1936 su primera

reforma. Introducida a las Cámaras Legislativas en sus sesiones de 1944 por el Ministro doctor

Julio Diez, quedó sancionada en aquel mismo año, pero sólo fue puesta en vigencia por el

Ejecutivo un año después, en mayo de 1945. Sus principales aspectos fueron:

1°: En cuanto a los servidores del Estado y demás personas colectivas de Derecho Público, el

Proyecto acogía la excepción integral del Reglamento respecto de funcionarios y empleados

públicos y daba validez legal a la tesis del nombramiento como determinante del carácter de

empleado público;

2°: Imponía mayor claridad en las obligaciones de las empresas en casos de intermediarios-

contratistas que realizaran obras inherentes o conexas a la actividad a que se dedicaran

aquéllas;
3°: Excluía a los trabajadores del campo, del texto legal y los dejaba íntegramente sometidos al

Decreto Reglamentario que según previsión constitucional -incorporada a la Ley por la reforma-

debía dictar el Ejecutivo;

4°: Sistematizaba las disposiciones relativas a la duración y terminación del contrato de trabajo;

5°: Introducía en la Ley el sistema de participación en los beneficios de las empresas, regido

hasta entonces por el Decreto de 17 de diciembre de 1938 que, mas que participación en las

utilidades, había en verdad establecido primas anuales sobre el salario;

6°: Adoptaba las normas fiscalizadoras del movimiento sindical contenidas en el Proyecto de

Código con modificaciones importantes, entre las cuales estaba el fuero de inamovilidad en

favor de los dirigentes sindicales con prohibición de reelegirlos por mas de dos años;

7°: Suprimía de la Ley las normas procesales, haciendo el envío a la Ley Orgánica, de

Tribunales y de Procedimiento del Trabajo adoptada desde 1940;

8°: Eliminaba toda referencia a la Oficina Nacional del Trabajo, desaparecida también en 1940,

y sustituía su nombre por "el Ministerio del Ramo".

El Proyecto suscito debates acalorados. Muchas de sus disposiciones mejoraban el texto de la

Ley, pero el carácter fragmentario de la reforma parecía un tanto arbitrario en cuanto a los

puntos escogidos, y algunas de sus previsiones fueron vivamente criticadas. La Comisión del

Trabajo de la Cámara de Diputados le hizo ciertas modificaciones; con excepción de ellas, el

texto propuesto fue aprobado casi en su integridad. Las modificaciones versaron especialmente

acerca de los obreros al servicio de los entes de Derecho Público, a quienes se mantuvo
protegidos por la legislación laboral mientras se dictara un estatuto de servidores del Estado y

demás organismos públicos; acerca de las normas sobre terminación del contrato de trabajo,

que sufrieron pequeñas enmiendas, y sobre suspensión del contrato, que se eliminaron por

estimarse inoportunas en aquellos momentos.

Sancionada la reforma en 1944, fue promulgada en mayo de 1945: conjuntamente con el

Reglamento del Trabajo en la Agricultura y en la Cría y con la reforma constitucional (que no

alteró las disposiciones de la carta fundamental sobre el trabajo).

La reforma parcial de 1947

La otra reforma parcial que ha sufrido la Ley del 36 fue la de 1947. Dictada una nueva

Constitución, la Asamblea Nacional Constituyente se abocó en sus últimos días de sesiones a

una reforma parcial de la Ley del Trabajo. La reforma se motivó en la necesidad de adaptar la

Ley al nuevo texto fundamental, pero abarcó algunos puntos no tocados por la reforma

constitucional, mientras dejo de tocar algunas disposiciones que habían quedado afectados por

aquella. Quedó promulgada el 3 de noviembre del citado año.

Algunos de los puntos de la reforma son inobjetables. En otros se cometieron errores de

técnica debidos en parte a la precipitación con que se hizo. En términos generales, se expresó

el deseo de resolver cuestiones estimadas urgentes, dejando a los congresos ordinarios de

años posteriores la tarea de emprender el estudio y revisión completa de la Ley.

La reforma parcial de 1947 dio lugar a un nuevo cambio en la numeración del articulado legal.
Después se ha hablado en varias ocasiones de otros proyectos de reforma. En 1952 llegó a

distribuirse un proyecto mimeografiado de reforma parcial, referente a prima de antigüedad,

auxilio de cesantía, participación en las utilidades, campamentos de trabajadores, escuelas y

hospitales sostenidos por las empresas, y aclaratoria de la presunción legal de existencia de un

contrato de trabajo entre quien presta un servicio personal y quien lo recibe. Esta reforma no

alcanzó a formalizarse. En 1956 se habló nuevamente de que el Gobierno tenía en estudio

algunas reformas.

Reglamento de la Ley del Trabajo de 1973

Este Reglamento, vigente desde el 1° de febrero de 1974, incorpora los textos dispersos de

algunos decretos-leyes, reglamentos y resoluciones dictados desde 1945. No fue

expresamente derogado por la L.O.T., por lo cual sus disposiciones son aplicables en cuanto no

estén modificadas o contradichas por esa Ley. Equiparó las condiciones de los trabajadores

rurales a la de los trabajadores urbanos, en cuanto a los derechos pertinentes por concepto de

jornales, vacaciones, preaviso, antigüedad y auxilio de cesantía, en el entendido de que

respecto a los años de servicios prestados con anterioridad a su promulgación, la

indemnización por antigüedad sería pagada con base de seis (6) días de salarios por cada año

de servicio interrumpido, tal como lo estableció el Reglamento del Trabajo en la Agricultura y

Cría, de 4 de mayo de 1945; suplió manifiestas lagunas de la Ley abrogada en lo atinente a

algunos institutos jurídicos: las invenciones y mejoras de procesos industriales; suspensión de

los efectos del contrato de trabajo; trabajo de los aprendices, de los trabajadores domésticos, a

domicilio, de los conserjes, de los deportistas profesionales y de los trabajadores rurales, ya

mencionados.
En otro orden de iniciativas, el Reglamento de la Ley del Trabajo de 1973 introdujo

modificaciones sensibles a los conceptos de patrono, intermediario, contratista y empleados de

confianza; exigió formalidad escrita a los contratos para obra determinada o por tiempo

determinado y modificó importantes elementos del régimen de salarios, utilidades, libertad

sindical y conflictos colectivos.

Al Decreto Presidencial del 31 de diciembre de 1973, que pertenece por su naturaleza al tipo

de reglamentos administrativos denominados de ejecución, le fueron señalados graves vicios,

pues con la intención de consolidar a prisa algunas conquistas sociales, incurrió en el extremo

de modificar la letra, el propósito y razón de expresas disposiciones legales; creó situaciones

jurídicas no previstas en el campo normativo de la Ley; introdujo conceptos que, a su vez,

requerían ser reglamentados y, finalmente, invadió materias de la llamada reserva legal, al

regimentar por decreto reglamentario la garantía constitucional de la libertad de trabajo.

En sentencia de 13-6-84, la Corte Suprema de Justicia, SPA, declaró la nulidad de varias

disposiciones del citado Reglamento a solicitud del Fiscal General de la República, por

considerarlas violatorias de los artículos 92 y 190, ord. 10° de la Constitución Nacional. Estimó

la Corte que los preceptos anulados contenían modificaciones de la Ley, o creaban condiciones

para el ejercicio o goce de los derechos en ella establecidos. Refiriéndose a este fallo, la

Exposición de Motivos del Anteproyecto de la Ley Orgánica del Trabajo presentado al Congreso

Nacional el 2 de julio de 1985, reconoce que "con los razonamientos de la Corte, ésta hubiera

podido anular todo el Reglamento, o por lo menos gran parte de él" .

La Ley Orgánica del Trabajo y su reforma de 19/06/97


El 20 de diciembre de 1990 entra parcialmente en vigor la Ley Orgánica del Trabajo (G.O. No

4240), destinada a sustituir desde el 1° de mayo de 1991 la que, con ligeras modificaciones,

rigiera durante casi 55 años las relaciones de trabajo en el país.

El nuevo instrumento concentró en seiscientos sesenta y cinco (665) artículos casi toda la

legislación dispersa sobre la materia dictada desde 1936, pues constituye un agregado de

disposiciones de la Constitución Nacional; de la Ley del Trabajo de 16 de julio de 1936; del

vigente Reglamento de la Ley del Trabajo, de 31-12-1973; de los siguientes Decretos Leyes:

No 440, sobre Contratos Colectivos por Ramas de Industrias, de 21 de noviembre de 1958; No

125, sobre Revisión de Inventarios y Balances para la determinación de las utilidades; No 540,

de 16 de enero de 1959, que aumenta la multa por infracción del porcentaje de trabajadores

venezolanos; y de la Ley Contra Despidos Injustificados y su Reglamento, de 8 de agosto de

1974 y 19 de noviembre de 1974, respectivamente.

I. Su novedad, jurídicamente considerada, estribó:

a) En su carácter orgánico, que le imprime primacía sobre las leyes ordinarias de idéntica

materia. Es, además, declarada de aplicación supletoria a los empleados o funcionarios

públicos nacionales, estadales o municipales, en todo lo no previsto en las respectivas leyes de

Carrera Administrativa (art. 8, L.O.T.).

b) En la inserción de la relación de trabajo como figura eje de todo el sistema legal, aunque

concomitante con la del contrato individual del trabajo, para entender el origen y desarrollo del

nexo entre el patrono y su trabajador, así como la causa de la intervención tutelar de la ley.
c) En la incorporación de algunas relaciones especiales de trabajo no incluidas en el

Reglamento de 1973, como las propias del transporte aéreo, lacustre, fluvial y marítimo; de los

trabajadores motorizados, de los minusválidos, de la mujer y de la familia.

ch) En la supresión del derecho adquirido de auxilio de cesantía, vigente desde la reforma

parcial de 1947, si bien su monto se acumuló al derecho de antigüedad.

d) En la prolongación del término de prescripción a un (1) año, contado desde la terminación de

la relación de trabajo, salvo en los supuestos de las utilidades del último ejercicio económico de

la empresa (art. 63); de la sustitución de patronos (art. 90), y del previsto en el art. 146.

e) Dentro del campo de las relaciones colectivas, la L.O.T. procuró nombres nuevos a los viejos

institutos del contrato colectivo y de la convención obrero-patronal, para denominarlos

''''Convenciones Colectivas de Trabajo" y "Reuniones Normativas Laborales", respectivamente.

El Título VII incluyó una antigua aspiración del movimiento sindical organizado: los sindicatos

nacionales y regionales, con actuación válida en todo el territorio del país o en jurisdicción de

varios Estados.

f) Las sanciones (Título XI) se han de aplicar con base en el salario mínimo vigente en la capital

de la República para el momento de la infracción.

II. Económicamente, las más trascendentes innovaciones se centraron:


a) En la universalización de la estabilidad, con derecho a reenganche, para todos los

trabajadores permanentes con más de tres meses de servicio, con excepción de los de

dirección, temporeros, eventuales, domésticos y de patronos con menos de 10 trabajadores.

b) En la reducción de la jornada efectiva de trabajo semanal, diurna, nocturna y mixta.

c) En el incremento del recargo porcentual del valor de las horas extraordinarias y del trabajo

nocturno.

ch) En el aumento de la participación del trabajador en los beneficios de la empresa.

d) En la ampliación del concepto salarial, dentro del cual sólo algunos contados elementos

quedaron excluidos.

e) En la duplicación del derecho adquirido de antigüedad a treinta (30) días de salario por año

de servicios, o fracción superior a seis meses.

f) La duración de la vacación anual se extendió hasta un total de treinta (30) días hábiles, al

quedar reconocido el derecho del trabajador a vacar un (1) día hábil remunerado por cada año

de servicios contado desde la vigencia de la nueva ley, adicionalmente a los quince (15) días

hábiles de descanso anual.

La Ley Orgánica del Trabajo, de 20 de diciembre de 1990, plenamente en vigencia desde el 1-

5-91, fue parcialmente reformada el 19 de Junio de 1997. En las disposiciones modificadas,

principalmente concretadas a las indemnizaciones de antigüedad y preaviso, así como al

salario, nos explanaremos más adelante.


III. La Ley Orgánica del Trabajo, aprobada el 20 de diciembre de 1990, que cimenta todavía la

estructura de la normativa vigente, posee visibles vicios de forma y fondo que empañan la

unidad del resultado esperado, después de los cinco años que tardó el dilatado proceso de su

elaboración.

Reforma de 19-06-97

Fundamentada en el Acuerdo de la Comisión Tripartita designada por el Ejecutivo Nacional,

publicado el 17-03-97, y en el Proyecto del Ministerio del Trabajo presentado el 08-05-97 al

Congreso de la República, fue promulgada en fecha 19-06-97 la Ley de Reforma de la Ley

Orgánica del Trabajo, vigente a plenitud desde 1991. Fue propósito explícito de la reforma

declarar como parte del salario los subsidios previstos en los Decretos No 617,1055 y 1786, de

fechas 11-04-95,07-02-96 y 05-04-97, respectivamente, para los empleados del sector público,

y en los Decretos No 617, 1240 y 1824 de fechas 11-04-95, 06-03-96 y 30-04-97,

respectivamente, para los trabajadores del sector privado (art. 670 L.O.T.), así como limitarla

antigüedad del trabajador en el servicio, reduciendo con ello la carga refleja del salario sobre

las prestaciones sociales, e insertar los beneficios de orden laboral en el marco de una

proyectada ley de Seguridad Social Integral. Propender a la estabilidad del trabajador y

favorecer las negociaciones colectivas y el tripartismo, "como elemento esencial de un sistema

democrático de relaciones de trabajo", formó parte también, según la correspondiente

Exposición de Motivos del proyecto del nombrado Despacho, de la intención de los

proponentes y del legislador.

Empero, el propósito íntimo no revelado jamás a viva voz, fue capitalizar en manos de la

administración privada los ingentes recursos económicos que ha de suponer la prestación de


antigüedad acumulada de todos los trabajadores y funcionarios públicos nacionales, estadales

y municipales de Venezuela entera.

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