Tarea. Advocaciones Marianas. Raimundo Luna
Tarea. Advocaciones Marianas. Raimundo Luna
Tarea. Advocaciones Marianas. Raimundo Luna
MARIOLOGÍA
Prof. Rvdo. Padre Elvin Ismael Domínguez
En nuestro país existen tres imágenes de la Virgen María muy veneradas. Nuestra Señora de las
Aguas Santas en Boyá de Monte Plata, Nuestra Señor de las Mercedes en el Santo Cerro de La
Vega y Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, Provincia La Altagracia. Aunque la que ha
dado nombre y espiritualidad mariana a este país es Nuestra Señora de la Altagracia, ubicada, su
imagen principal en la Basílica de Higüey.
Su devoción, por parte de la población católica, se inició en el país durante el período colonial, de
donde pasó a otras regiones de América.
Según la historia, un jefe de familia salió de su casa y su hija le pidió encarecidamente le buscara
una imagen de la Virgen de la Altagracia que había visto en sueños. El buen padre deseoso de
complacerla hizo cuanto pudo sin poder encontrar la Virgen solicitada, deprimido regresa a su
casa cuando en la posada del camino se encuentra con un peregrino y le cuenta entre otras cosas,
la pena que sentía por no haber encontrado la imagen, entonces el peregrino tomando un rollo le
dice: llévele esta imagen, como no quiso nada, el señor pensó regalarle algo, pero el peregrino se
había marchado.
Al llegar a la casa entregó el lienzo a su hija, la chica al ver la imagen cae de rodillas y dice:
“¡Ave María, llena de Gracia!”, esta es la imagen que vi en mi sueño, ella será aquí alabada y
bendecida y nos dispensará grandes favores." La imagen fue bendecida por el párroco y desde
ese momento comenzó a ser visitada por el pueblo y sus alrededores; le pedían ayuda y siempre
la Virgen escucha sus súplicas.
A principio del siglo 20, Monseñor Arturo de Meriño, arzobispo de Santo Domingo, pidió a la
Santa Sede la concesión de Oficio Divino y Misa Propia para el día de la Virgen de la Altagracia
suplicando, además, que fuese como festividad de precepto los 21 de enero. El pedimento fue
aprobado y la concesión es efectiva para toda la Arquidiócesis de Santo Domingo. El 21 de enero
fue declarado oficialmente día no laborable y de fiesta nacional en todo el territorio nacional
durante el gobierno de Horacio Vásquez.
Su imagen tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces. El 15 de agosto de 1922,
en el pontificado de Pío XI y por el Papa Juan Pablo II, durante su visita al país, coronó
personalmente el 25 de enero de 1979 a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo
personal suyo a la virgen.
Una de las imágenes de gran devoción en Santo Domingo, y la más antigua es la de Nuestra
Señora de las Mercedes. Es la Patrona de la República Dominicana. Su devoción por parte de la
población católica del país se inicia casi desde el descubrimiento de la isla.
Con la Independencia nacional, en 1844, la Virgen de las Mercedes fue declarada Patrona de la
República Dominicana. En el país, su santuario se encuentra en un pequeño cerro, el Santo Cerro,
a cuyo pie se encontraba la antigua ciudad de La Concepción de La Vega (La Vega Vieja).
Nuestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario es una advocación de María venerada por la
Iglesia católica, que celebra el 7 de octubre la fiesta de la Bienaventurada Virgen María del
Santísimo Rosario. Es Patrona del pueblo Mocano. Esa advocación nos recuerda la importancia
de dirigirnos a Nuestra Madre a través del rezo del Santo Rosario. Fue la misma Madre de Dios
quien nos pidió que lo recemos y lo difundamos para que, a través de esta oración, podamos
obtener gracias abundantes.
En el año 1208 la Virgen María se le apareció a Santo Domingo de Guzmán, le entregó el Santo
Rosario -en la forma como lo conocemos hoy- y le enseñó cómo rezarlo. Nuestra Santa Madre le
encomendó entonces al santo español que se convirtiese en propagador de esta devoción. Así lo
hizo Santo Domingo y el Rosario, a lo largo de los siglos, caló hondo en el alma de todos los
católicos.
Uno de los episodios históricos que ha sido determinante en la historia de la difusión del Rosario
fue la “Batalla de Lepanto” (7 de octubre de 1571). En ella una coalición de tropas y fuerzas
navales cristianas se enfrentaron a la armada del Imperio (turco) Otomano con el propósito de
detener sus ambiciones expansionistas en Occidente y recuperar soberanía alrededor del
Mediterráneo. Los cristianos, antes de la batalla, se encomendaron a la Virgen y rezaron el Santo
Rosario. La victoria contundente que se produjo posteriormente fue atribuida a la intercesión de
la Virgen.
El Papa San Pío V, en agradecimiento a la Virgen María, instituyó la fiesta de la “Virgen de las
Victorias” el primer domingo de octubre y añadió el título de “Auxilio de los Cristianos” a las
letanías a la Madre de Dios.
Más adelante, el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la Fiesta por el de “Nuestra Señora del
Rosario”; y Clemente XI extendió la celebración a toda la Iglesia de Occidente. Posteriormente,
San Pío X fijó la Fiesta para el 7 de octubre e inmortalizó estas palabras: “Denme un ejército que
rece el Rosario y vencerá al mundo”.
Rosario significa “corona de rosas” y, tal como lo definió el propio San Pío V, “es un modo
piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le
dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando
mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor".
MARÍA AUXILIADORA DE LOS CRISTIANOS
El nombre de Auxiliadora se le daba ya en el año 1030 a la virgen María, en Ucrania (Rusia), por
haber liberado aquella región de la invasión de las tribus paganas. Desde entonces en Ucrania se
celebra cada año la fiesta de María Auxiliadora el 1ro de octubre.
Se tiene constancia de que hacia el año 1558 ya figuraba en las letanías que se acostumbraban a
recitar en el santuario de Loreto Italia.
Victoria de 1571
Ante la invasión turca a Europa. El 7 de octubre, con auxilio de María, la flota naval de Juan de
Austria venció a las naves turcas en Lepanto. San Pío V consagra este día a Santa María de la
victoria y del rosario y la invocación. "María Auxiliadora de los cristianos" se difunde entre el
pueblo.
El centro de expansión, de este título, radicó en Alemania meridional, que, a pesar del triunfo
protestante, se propusieron mantenerse fieles al catolicismo. En 1618 estallan las guerras de
religión conocidas como "guerras de los 30 años". Los príncipes católicos y el pueblo
comenzaron a invocar a la virgen Santísima.
Este movimiento mariano estuvo alentado y guiado por los Padres Capuchinos y por la Cofradía
de María Auxiliadora, promotora de la nueva devoción mariana. En ella muchos creyeron
encontrar un medio seguro para salvar su Fe católica y la libertad de sus tierras.
Junto a las convulsiones religiosas y sociales provocadas en el centro de Europa por la crisis
protestante, surgió el ímpetu del islam. La victoria fue para las fuerzas cristianas, aunque las
islámicas eran tres veces superiores. Viena quedó liberada. Una vez más los pueblos
experimentaron la ayuda de la virgen María Auxiliadora.
Estas y otras narraciones nos hablan de historias de liberación, por medio de la Virgen María
Auxiliadora.
Por eso es posible desarrollar la fe en una advocación mariana específica, que representa un valor
común para todo un pueblo, por estar inscrita dentro de su historia precisa, dentro de
acontecimientos en lugares con fechas que ocurrieron y tienen que ver con la búsqueda de la
salvación espiritual y general como pueblo.: “La devoción siempre responde a una actitud interior
de fe que se manifiesta en la relación del fiel con las Divinas Personas o con la Virgen María”.
En cada una de las advocaciones, puede notarse en común la mediación de la Virgen ante su Hijo,
para salvar una situación de peligro de aquellos que piden su auxilio. Por medio de ella piden un
milagro y entre los ya concedidos en cada aparición puede verse su efecto espiritual y gran
bendición para un pueblo.