Coautoria No Ejecutiva
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SUMARIO:
I. Introducción. II. Concepto de autor en las Teorías Objetivas y
Subjetivas. 2.1. Teoría Objetivo Formal. 2.2. Teoría Objetivo –
Material. 2.3. Teorías Subjetivas de Autor: Del Dolo y del Interés. III.
Teoría del Dominio del Hecho: Hacía un Dominio Funcional del
Hecho. IV. La Coautoría en el Perú. 1. Elementos que configuran la
Coautoría. 1.1. Decisión Común. 1.2. Aporte Objetivo: Ejecución
Común. 2. Críticas a los Elementos Esenciales: Propuestas. V. Límites
de la Coautoría. El exceso cometido por el Coautor. 1. Coautoría
Alternativa. 2. Coautoría Aditiva. 3. Coautoría Accesoria. 4. Coautoría
Sucesiva.
1 Integrante del Centro de Estudios de Derecho Penal de la Universidad de San Martín de Porres.
Colaborador del Taller de Investigación Jurídica de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
psota@tc.gob.pe / andre.sota@hotmail.com
2 Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República. R. N. N° 825 – 2007. Lima. En:
http://historico.pj.gob.pe/enlaces.asp?opcion=jurispridencia
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I. Introducción
En el universo empírico criminal, la lesión o puesta en peligro de
uno o más bienes jurídicos no siempre son cometidos por una
sola persona (autor), sino que en el actual contexto social los
delitos cada vez son cometidos mediante la intervención de varias
personas. La aparición de estos casos hace necesaria la
intervención del Derecho penal, a través del cual tendrán que
distinguirse quienes actúan como autores y partícipes.
En la Legislación y en la Doctrina es posible distinguir dos
sistemas fundamentales en el tratamiento de la participación3.
Estos son: el Sistema Unitario, basado en criterios puramente
causalistas, y el Sistema Diferenciador, de fines
individualizadores. La presente investigación la hemos realizado
sobre la base de las tesis elaboradas en virtud del Sistema
Diferenciador.
La diferenciación entre los distintos grados de participación ha
llevado a la doctrina a grandes discusiones, trayendo como
consecuencia el establecimiento de varias teorías al respecto, así
tenemos: la teoría objetivo formal, la teoría objetivo material, la
teoría subjetiva de autor y la teoría del dominio del hecho.
En nuestro análisis se desarrollará estas teorías en relación con la
coautoría, principalmente la del “dominio del hecho”,
considerada actualmente como doctrina dominante.
3 HURTADO Pozo, José (1987). Manual de Derecho Penal. Parte General. Lima, Editorial Edilli, p.
345.
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Especial4. Por lo tanto, el autor debe realizar el verbo rector
comprendido en la acción típica de propia mano.
Para la Teoría Objetivo – Formal lo decisivo es solo y siempre la
realización de todos o algunos de los actos ejecutivos previstos
expresamente (literalmente) en el tipo legal5.
Tomando en cuenta que la Teoría Objetivo – Formal solo
considera autor a quien realiza por sí el tipo penal, entonces las
personas que concurran a la comisión del delito, pero no realicen
por sí el verbo de la acción típica, sino que presten auxilio al
autor para realizarlo, serán considerados partícipes: cómplices
primarios y/o secundarios.
Esta Teoría actualmente ha dejado de tener gran aceptación en la
Dogmática penal, pues no puede explicar otros tipos de
participación como serían: la Autoría Mediata y la Coautoría,
esta última, por ejemplo, en el supuesto en que uno de los
coautores no se encuentre presente en el momento de ejecución
de los hechos (Coautoría Ejecutiva).
Es decir, siguiendo la Teoría Objetivo – Formal, no podríamos
explicar la Autoría Mediata, por medio de la cual el autor no
realiza por sí el hecho, sino a través de otra persona que bien
actúa por error, coacción, etc., pero sin dolo. Tampoco se podría
fundamentar la Coautoría, ya que, explica Bustos Ramírez 6, las
tesis puramente objetivas no logran dar una solución. En efecto,
conforme a la tesis objetivo – formal, solo podría ser coautor
quien realiza un acto ejecutivo típico lo que, como hemos visto,
restringe excesivamente su ámbito de la autoría. Tampoco
bastaría decir que es coautor quien realiza el tipo legal, pues lo
determinante es el dominio sobre esa realización.
En resumen, hay que señalar que: la fortaleza de la teoría objetivo
– formal reside en que entiende el hecho individual en su
totalidad como acción con sentido social, situando a aquel que
ejecuta por sí mismo, como autor, en el centro de su
consideración. Sus defectos consisten en que desde su punto de
partida no cabe entender a la autoría mediata y en que en el
tratamiento de la coautoría se llega a un deshilachamiento
4 ROXIN, Claus (1999). Autoría y Dominio del Hecho en Derecho Penal. 7ma Edición, Madrid, Editorial
MARCIAL PONS, EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES S.A., p. 54.
5 MIR-PUIG, Santiago (2005). Derecho Penal: Parte General. 7ma Ed., Buenos Aires,
Editorial IB y F S.A., p. 370. Cfr. GIMBERNART, Ordeig (1996). Autor y Cómplice, en el
Derecho Penal. Madrid, p. 217.
6 BUSTOS Ramírez, Juan (2004). Obras Completas. Tomo I. Derecho Penal Parte General. Lima,
Editorial ARA Editores, p. 1079.
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(absurdo e insatisfactorio incluso por su resultado) de un proceso
unitario en actos individuales sin relación entre sí7.
Por este último motivo, concluimos que la Teoría Objetivo-
Formal no puede explicar la figura jurídica de la Coautoría, es
renuente al aceptarla, por ello debemos dejarla de lado a efectos
del presente análisis.
25 VILLAVICENCIO Terreros, Felipe (2006). Derecho Penal: Parte General. Lima, Edit. Jurídica
GRIJLEY E.I.R.L., p. 467.
26 JAKOBS, Günther. Derecho Penal: Parte General. Fundamento y Teoría de la Imputación. 2da Ed.,
Madrid, Editorial MARCIAL PONS EDICIONES JURÍDICAS S.A., p. 744.
27 ROXIN, Claus (1970). “Sobre la autoría y participación en el derecho penal”. En: Problemas Actuales
de las Ciencias Penales y la Filosofía del Derecho, en Homenaje al Profesor Luis Jiménez de Asúa.
Traducción de Enrique Bacigalupo. Buenos Aires, p. 62.
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en la realización del delito en los que la acción típica lleva a
cabo otros.
Sobre la base de la Teoría del Dominio del Hecho, el profesor
Günther Jakobs28 propone la siguiente clasificación: Dominio del
Hecho Formal (realización de la acción típica), Dominio del
Hecho como Dominio de la Decisión (dominado el hecho
mediante la decisión de si se realiza o no) y Domino del Hecho
Material como Dominio de la Configuración.
Sea en la clasificación clásica, la que planteamos según la
estructura desarrollada por Villavicencio, o sea en la clasificación
propuesta por Jakobs, para los fines de este capítulo nos interesa
el Dominio del Funcional Hecho o el Dominio de la
Configuración (en términos de Jakobs). Sobre la base del
Dominio Funcional del Hecho se desarrolla la Coautoría.
Habrá un verdadero Dominio Funcional del Hecho cuando, como
expresa Zaffaroni29, el aporte al hecho que cada uno hace es de
naturaleza tal que, conforme al plan concreto del hecho, sin ese
aporte el hecho no podría haberse realizado. El dominio
funcional representa un proceder bajo condiciones de división del
trabajo, en el marco del cual los coautores ejercitan una medida
esencialmente equivalente de dominio del hecho. Un plus de
dominio de decisión puede compensar un minus de dominio de
configuración, y viceversa30.
El coautor es autor, luego para ser tal requiere reunir todas las
calidades propias de éste29. Muñoz Conde31 nos expresa que lo
decisivo en la coautoría es que el dominio del hecho lo tienen
varias personas que, en virtud del principio del reparto funcional
de papeles, asumen por igual la responsabilidad de su realización.
Las distintas contribuciones deben considerarse como un todo y
el resultado total debe atribuirse a cada coautor,
independientemente de la entidad material de su intervención.
Es interesante remarcar, como lo hace Donna32 que la posibilidad
de la coautoría se limita a los hechos dolosos. En este sentido,
35 Ídem., p. 74.
36 Ídem., p. 75.
37 Ídem., p . 89.
38 MUÑOZ Conde, Francisco. Óp., cit., p. 157.
39 Aunque, también se aplica la pena concebida para el autor en el caso del Cómplice
Primario y al Instigador. Esto, sobre la base del criterio de lesividad al bien jurídico
protegido en cada tipo penal. 39 DONNA, Edgardo Alberto (2002). Loc. cit., p. 43
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portador de la decisión común respecto al hecho y en virtud de
ello tome parte en la ejecución del delito39.
Entonces, siempre que en un caso delictivo de concurrencia de
sujetos, para hallar al autor del mismo (en todo caso, también a
los coautores) es indispensable analizar el hecho, además de los
criterios antes expuestos sobre el concepto de autor, analizar si
concurre o no los elementos configuradores de la Coautoría.
1.1. Decisión Común.
La coautoría implica la existencia de un mutuo acuerdo o plan
común, el cual no ha de ser necesariamente anterior o previo a la
realización del delito, ni tampoco expreso, ya que puede ser
también coetáneo y tácito, pero en todo caso aparece vinculado al
principio de culpabilidad, ya que nadie puede responder de lo que
no quiere o no conoce40.
La Decisión Común constituye un requisito sine qua non para
que se configure la coautoría. Implica llegar a un acuerdo común
sobre cómo realizar el hecho y la distribución de funciones. Este
elemento es de tal importancia que delimitará el ámbito de
responsabilidad de cada coautor; es decir, cada Coautor solo
responderá hasta el límite del acuerdo adoptado y no responderá
por los excesos del otro.
La decisión común al hecho es el acuerdo recíproco, expreso o
tácito, sobre la perpetración común de aquel que puede
establecerse hasta el momento de la consumación41.
Para Bacigalupo42, el codominio del hecho es consecuencia de
una decisión conjunta al hecho. La Coautoría concurre cuando,
según el plan de los intervinientes, se distribuyen las aportaciones
necesarias para la ejecución, sea en todos los estadios del delito,
sea entre los distintos estadios, de manera que también personas
no participantes en la ejecución codeterminan la configuración de
esta, o el que se lleve o no a cabo43.
Ahora bien, este acuerdo previo puede ser consciente, querido y
siempre en forma conjunta; es decir, no basta el simple acuerdo
unilateral de uno de los coautores. Sin embargo, según nos indica
43 Ídem, p. 746.
44 VILLAVICENCIO Terreros, Felipe (2006). Óp.cit., p. 484.
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aportaciones propias de la decisión común se planeen en plano de
igualdad de tal forma que se den sin subordinación entre quienes
son los coautores.
1.2. Aporte Objetivo: Ejecución Común
El segundo requisito sine qua non y determinante para la
Coautoría es el Aporte Objetivo al Hecho. Este elemento implica,
a la vez, que los sujetos realizarán la acción típica en conjunto,
tomando en consideración el reparto funcional de roles; es decir,
el aporte de cada uno de ellos formará, en su conjunto, el tipo
penal que será atribuible a todos por igual. En este sentido,
Villavicencio45 nos indica que será coautor quien realiza
parcialmente las características del tipo, siempre que,
considerando todos los aportes en su conjunto, originen el tipo.
Además, es indispensable que este aporte se dé como
consecuencia directa de la Decisión Común.
En esta etapa es indispensable que se analice la naturaleza del
aporte al hecho, pues ella establecerá la existencia o no del
Codominio del hecho47. En otras palabras, no toda función
realizada en el seno de la división del trabajo convierte al sujeto
en coautor, porque no toda función desarrollada le confiere el
dominio funcional del hecho. Es preciso que esa función sea
necesaria para la realización del hecho y por necesaria suele
entenderse lo que es esencial, en oposición a lo accidental o
subsidiario46.
El aporte objetivo al hecho, para que sea configurador de la
Coautoría debe de cumplir con otro requisito: el darse en la fase
de ejecución del delito, y según Villavicencio 47, durará hasta la
consumación del delito siempre que este aporte sea de tal
importancia hasta el extremo que el hecho “no habría podido
perpetrase” sin su existencia.
Íde
m.,
p.
69.
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En doctrina es muy discutida la importancia que tiene que tener
el aporte del partícipe para que sea considerado Coautor y no
Cómplice Primario. Si nos remitimos al criterio conforme al cual
si el aporte no se hubiera efectuado, entonces el delito no se
hubiera realizado, esteraríamos cometiendo una ambigüedad,
pues tanto también en la complicidad necesaria es menester que
el aporte sea de tal magnitud que en caso no existiera este, el
delito no se hubiera realizado.
Según explica Márquez50, la doctrina científica y la
jurisprudencia han aportado distintas fórmulas para definir el
aspecto esencial o necesario de la función desarrollada, que da
lugar a que el sujeto se considere que domina el hecho: a) la que
alude a que el sujeto domina funcionalmente el hecho si puede
interrumpir la realización del hecho, y b) la propuesta por Roxin,
que estima que se confiere tal dominio al aporte que puede
producir el desbaratamiento del plan total si no realiza su función
o aporte al hecho.
Así mismo, estas teorías son tan profundamente críticas
básicamente por plantear supuestos hipotéticos donde la
causalidad tiene preeminencia. Es decir, de los “Interrumpir el
hecho”, “desbaratamiento del plan”, resultan términos
escasamente útiles, pero no se puede deducir de ellos claramente
cuándo una aportación ha sido efectivamente necesaria, esencial
para dar lugar a desbaratar el plan o interrumpir le hecho, aunque
sí se puede llegar a establecer una hipótesis causal: si el
interviniente no hubiera actuado como lo hizo, el hecho tal, en
concreto o en abstracto, no se habría realizado (juicio hipotético
de necesidad, en abstracto o en concreto). La realidad es que le
interviniente actuó y que, por lo tanto, no es válido preguntarse
qué habría pasado si no hubiese actuado48.
Otro criterio que pretende explicar qué aporte es el “esencial” y
que configurará la Coautoría, es el explicado por el profesor
Bacigalupo49, quien nos explica que para determinar cuándo hay
un aporte sin el cual el hecho no se hubiera podido cometer es de
utilidad el criterio de la fórmula de la supresión mental y de la
teoría de la conditio sine qua non. Si se suprime mentalmente el
aporte y la ejecución no puede llevarse a cabo, es evidente que se
trata de un aporte necesario.
48 Íbidem.
49 BACIGALUPO, Enrique (1987). Derecho Penal: Parte General. Buenos Aires, Editorial Hammurabi,
p. 199.
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Finalmente, consideramos pertinente exponer la tesis de
Gimbernat, la misma que creemos que es la más acertada para
explicar estos casos problemáticos. Según Gimbernat50, se debe
acudir al criterio objetivo de la escasez. Según esta, sería
necesaria la aportación de un bien o una conducta escasos. Sería
por escasa la entrega de una pistola a quien va a ejecutar un
homicidio, si existiesen serías dificultades para que dicho sujeto
consiguiera el arma. Este juicio se considera no depende de
juicios hipotéticos, porque la entrega de la pistola es escasa en el
caso concreto, con independencia de si el sujeto podría haberla
conseguido de otra manera.
Entonces, podemos concluir que habrá un Aporte Objetivo al
Hecho en el seno de una Coautoría, cuando este aporte se realice
durante la ejecución del delito, sea de especial importancia en
atención al criterio de la escasez y cuando la suma de aportes
configuren el tipo penal (teniendo presente que ninguno por
separado podría configurar el tipo penal, porque entonces no
habría reparto funcional de roles sino Autoría en el concepto
Objetivo – Formal).
Por último es menester hacer mención que puede configurarse el
aporte objetivo al hecho sin necesidad de la presencia del
coautor, a través de la denominada “Coautoría no Ejecutiva”.
Esta categoría dogmática la encontramos en los planteamientos
de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.
En este sentido, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema
dejó establecido el criterio de la Coautoría no Ejecutiva, en el
siguiente sentido:
“Es menester precisar, a este respecto, que la coautoría importa
la realización conjunta de un delito por varias personas que
colaboran dolosamente; que, a su vez, la coautoría no ejecutiva,
exige a sus autores la prestación de tareas, por su nivel de
integración al plan criminal, necesarias para comisión del
delito51”.
En otra oportunidad, la misma Sala Penal sobre la base de la
Coautoría no Ejecutiva concluyó que:
“Así las cosas, se concretó, de un lado, una Coautoría Ejecutiva
parcial pues se produjo un reparto de tareas ejecutivas, y, de
otro, lado, como en el caso de Bardales Caballero, se produjo
una Coautoría No Ejecutiva, pues merced al reparto de papeles
50 GIMBERNAT citado por MÁRQUEZ Cárdenas, José Luis (2008). Óp. cit., p. 69.
51 Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República. R. N. N° 828 – 2007. Lima.
En: http://historico.pj.gob.pe/enlaces.asp?opcion=jurispridencia
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entre todos los intervinientes en la realización del delito, este
último no estuvo presente en el momento de su ejecución, pero
desde luego le correspondió un papel decisivo en la ideación y
organización del delito, en la determinación de su planificación y
en la información para concretar y configurar el rescate52”.
52 Corte Suprema de Justicia de la República. Sala Penal Permanente. R. N. N° 488 – 2004. Lima. En:
http://historico.pj.gob.pe/enlaces.asp?
opcion=jurispridencia 56 JAKOBS, Günther.
Óp., cit., p. 746.
53 Ídem., p. 747.
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Por otro lado, Sánchez Lázaro54 propone algunas críticas muy
interesantes. Ahora bien, las críticas que plantea las realiza sobre
la base del entendimiento de la Teoría Objetivo – Formal de
Autor, la misma que, como mencionamos líneas arriba, tiene gran
influencia en la doctrina Española. Entre sus críticas nos
menciona que resulta absurdo hablar de responsabilidad penal en
coautoría pretendiendo la existencia de criterios diferentes a los
mantenidos en la responsabilidad por autoría individual. Si la
responsabilidad penal del autor de un delito presupone siempre su
propio hecho en sentido normativo responsabilidad ésta
autónoma e individual, entonces el mutuo acuerdo resulta
innecesario para hacer responder al coautor por el hecho
conjunto55.
En este sentido se plantea una crítica a la responsabilidad de cada
coautor, entendiendo que si la contribución individual de un
coautor se agota en la realización parcial del tipo evidentemente
solo podría responder como máximo de una tentativa, pues
entiende que la imputación de las aportaciones ajenas que
permitiría la responsabilidad por el hecho completo, resultaría
contraria a los principios de responsabilidad personas,
responsabilidad por el hecho, proporcionalidad y, por tanto, sería
inconstitucional56.
Finalmente, última crítica, aunque también podría entenderse
como una excepción, se centra en la praxis del Derechos Penal
Internacional. Como nos recuerda Héctor Olásolo 57, comentando
la jurisprudencia de la Corte Penal Internacional nos menciona
que la SCP I ha rechazado, en las decisiones de confirmación de
cargos en los casos Katanga y Lubanga, la limitación que el
carácter esencial de la contribución –y por tanto la capacidad
para ostentar el codominio del hecho- requiere que la misma se
realice durante la fase de ejecución del delito, tomando en cuenta
que no aparece recogida en el Estatuto de Roma, de manera que
como la propia SCP I en el caso Katanga ha señalado, diseñar el
ataque, proveer armas y municiones, enviar refuerzos y coordinar
y monitorear las actividades de las tropas, son actividades de
carácter esencial con independencia de que se realicen con
anterioridad al inicio de la fase de ejecución del delito.
54 SÁNCHEZ Lázaro, Fernando Guanarteme. “El Ocaso de la Resolución Conjunta”. En: Indret: Revista
para el Análisis del Derecho, ISSN 1698-739X, Nº. 2, 2007.
55 Ídem., p. 7.
56 Ídem., p. 9.
57 OLÁSOLO, Héctor. Óp., cit., p. 88.
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Entonces, podemos concluir que a partir del caso citado por
Héctor Olásolo, la nueva excepción a la Coautoría, en el ámbito
del Derecho Penal Internacional, radica en la inncesariedad en
que la contribución o aportación objetiva se realice
necesariamente en la fase de ejecución del delito, sino que
bastará que la contribución sea esencial y escaza, y que pueda
prestarse en la etapa preparatoria.
V. Límites de la Coautoría. El exceso cometido por el Coautor.
Establecidos los elementos que configuran la Coautoría y
tomando en cuenta que cada coautor solo debe realizar
parcialmente el tipo penal, es menester preguntarse ¿en qué caso
estaríamos si el coautor sobrepasa su función, sea realizando
totalmente el tipo penal u otro delito, no concertado en el acuerdo
común? Estos son los supuestos de Exceso en la Coautoría. Es
indispensable delimitar los alcances de la Coautoría, para saber
sobre la base de qué acción imputar, en los supuestos
problemáticos como el planteado, a los participantes en el hecho
delictivo.
Y es que los coautores solo responden por lo acordado y
ejecutado, no por los excesos que puedan haber cometido cada
uno de ellos58.
1. Coautoría Alternativa.
Se dice que hay Coautoría Alternativa cuando los intervinientes
en el plan común acuerdan realizar el delito, empero al momento
de ejecutar los aportes, solo uno de ellos será el idóneo y
realizará por completo el tipo penal.
Para López Barja de Quiroga59, esta forma de Coautoría aparece
cuando se trata de aportes de distintas personas, en las que cada
aporte previsto realiza por completo el tipo, pero que únicamente
pueden producirse en forma alternativa, bien el aporte de una o
de la otra persona.
Para Villavicencio60, esta forma de Coautoría se presenta cuando
los coautores realizan su propio aporte potencial que resulta
idóneo para la comisión típica, pero solo una de ellas se ejecutará
excluyendo la posibilidad a las restantes.
2. Coautoría Aditiva.
En la Coautoría Aditiva, los intervinientes en razón al acuerdo
común, ejecutan sus aportes esenciales directamente sobre su
objetivo, siendo que solo uno de estos aportes será el que consiga
realizar el tipo. Lo interesante de esta Coautoría, como expresa
Márquez62, es que se desconoce qué acción será la que cause el
resultado típico.
Como nos expresa Jakobs, es difícil decidir en los supuestos en
que coinciden un gran número de intervinientes en acciones
paralelas dirigidas a ejecutar un único resultado delictivo, pero en
definitiva no todos los participantes, mediante sus acciones
ejecutivas, llegan a ser causales del resultado: Una multitud
61 VILLAVICENCIO Terreros, Felipe (2006). Óp. cit., p. 489.
62 MÁRQUEZ Cárdenas, José Luis (2008). Óp. cit., p. 76
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Arroja teas sobre el techo de una casa, dispara con dolo de
homicidio a una víctima, arroja piedras a un policial o un
escaparate, etc., determinando solo uno cada resultado
respectivo63.
Se diferencia de la Coautoría Alternativa, debido a que esta
forma de intervención es concebible, generalmente, para ciertos
delitos, como los delitos simples, en los que debido a que tienen
un solo verbo rector.
Un ejemplo podría ser el siguiente. En un contexto especial,
cinco sujetos guardar una rencilla contra una persona que los
estafo. En este sentido, deciden agruparse para darle muerte a
balazos. Realizan un acuerdo común y al ejecutar conjuntamente
el hecho, todos disparan a la vez sobre el estafador, siendo que
solo el disparo de uno o dos de ellos, pudo darle muerte a la
víctima (en el supuesto que estos hayan dado muerte inmediata
por ir directo al corazón). O siendo que todos estos disparos
pueden haber dado muerte inmediata a la víctima (razón por la
cual, debido a que todos fueron al corazón será el criterio del
tiempo el que determine cuál pudo llegar primero).
En este tipo de casos, no podemos entender que hay una
verdadera Coautoría, pues todos realizan su aporte no para
realizar el delito en común, sino que el aporte de cada
interviniente tiene como finalidad conseguir el resultado por sí
mismo o en todo caso asegurarlo, independientemente del aporte
de los demás.
Si admitiéramos que es una Coautoría, tendríamos que admitir,
también, que la regla general para la Coautoría (en donde todos
deben realizar parcialmente el tipo) admite excepciones, por ende
no podríamos hablar ya de una regla general, quedando aceptar
también a la Coautoría Alternativa como una verdadera
Coautoría.
3. Coautoría Accesoria.
Este tipo de Coautoría, se configura cuando dos o más personas,
sin común acuerdo, actuando cada una de una forma
independiente de la otra y desconociendo la actuación de las
otras, producen un resultado típico64. Es el típico caso de
aprovechamiento del plan ajeno en beneficio propio.