Autoria y Participación Según El TC - Es Necesaria Una Nueva Teoría de La Intervención Delictiva
Autoria y Participación Según El TC - Es Necesaria Una Nueva Teoría de La Intervención Delictiva
Autoria y Participación Según El TC - Es Necesaria Una Nueva Teoría de La Intervención Delictiva
CONSTITUCIONAL
¿Es necesaria una nueva teoría de la intervención delictiva?
I. INTRODUCCIÓN
Hace ya buen tiempo que el Tribunal Constitucional (en adelante TC)
viene dictando sendas resoluciones en materia penal-constitucional,
bajo el entendido que como supremo intérprete de la Constitución debe
suministrar líneas claras en cuanto al sentido y alcance de ciertas
normas, principios o institutos dogmáticos. No obstante, esta labor no
está exenta de críticas, por cuanto si bien nadie duda que toda labor
jurisdiccional está vinculada y sujeta a la Constitución, tampoco son de
recibo todos los conceptos y definiciones que establece el TC, en ramas
tan especializadas como el Derecho penal o procesal penal. De ser así,
habría que convencernos que los miembros del TC son seres
omnipotentes, una suerte de dioses a los que cualquier especialista del
Derecho debe recurrir para tener certeza acerca de si los conceptos con
los que trabaja diariamente son legítimos o válidos, pues, según el
pensamiento del máximo órgano colegiado nacional, las categorías, por
ejemplo, del Derecho penal, sólo tienen legitimidad en tanto sean
conceptos precedidos de la palabra constitucional, es decir, existiría un
concepto de acción-constitucional, de culpabilidad-constitucional, de
pena-constitucional e inclusive de intervención delictiva -
constitucional. Precisamente, en esta ocasión abordaremos el análisis
de la Sentencia Nº 1805-2005-HC/TC, Lima, Máximo Humberto Cáceda
Pedemonte, del 29 de abril de 2005, y si bien en dicha resolución se
abordan temas referidos a los plazos de precripción, a la detención
domiciliaria, al conflicto de leyes en el tiempo y a las formas de
intervención delictiva, nos circunscribiremos a analizar sólo este último
tópico. En este punto, como ya se verá en detalle más adelante, el TC
toma partido por una determinada posición doctrinal acerca de la
intervención delictiva, definiendo quién es autor y quién es partícipe,
afiliándose a la teoría del dominio del hecho, según la cual es autor
quien ostenta dominio sobre el resultado del hecho, y es participe quien
contribuye con el actuar del denominado autor, no teniendo aquél
dominio del hecho. Asimismo, el TC se pronuncia acerca del
fundamento de la responsabilidad penal del partícipe, afirmando que
éste responde por brindar un aporte accesorio al autor, para la
realización del hecho punible. Con esto el TC no hace más que recoger
una posición doctrinal de larga tradición, que incluso es doctrina
1
Profesor de Derecho Penal. Docente adscrito a la Escuela de Postgrado de la
Universidad Nacional de Trujillo. Fiscal de la Primera Fiscalía Provincial Penal
Corporativa de Trujillo.
1
ampliamente mayoritaria tanto en nuestro país, como en los países de
nuestra órbita cultural, y que, además, ha servido de fundamento para
todos los pronunciamientos judiciales de los últimos años.
Por ello, en el presente trabajo explicaremos que la tesis asumida por el
TC, aún siendo ampliamente mayoritaria, viene siendo seriamente
cuestionada, y trataremos de persuadir al lector –seguramente aferrado
al peso de la tradición-, que, respecto a la intervención delictiva, no es
cierto que sólo el autor domine el hecho, que entre éste y el partícipe
no existe diferencia cualitativa alguna, que todos los competentes
responden por un injusto único y que, en todo caso, el quantum de pena
que merezca cada uno de los intervinientes depende de la relevancia
normativa de su aporte; quien tenga un mayor dominio del riesgo típico
merecerá más pena que aquél cuyo dominio es menor. Para lograr
dicha labor, iniciaremos realizando un muy breve esbozo acerca del
estado actual de la teoría de la autoría y participación, con minúsculas
reminiscencias históricas (para lo cual incluso se obviarán en lo posible
notas al pie), para posteriormente, ya con mayor detalle, analizar las
diversas tesis que se han elaborado a nivel doctrinal acerca del
fundamento de la participación delictiva, decantándonos por una de
ellas y, finalmente, cotejar nuestros resultados con la sentencia bajo
comentario.
2
sustancial con los acontecimientos por fuerzas de la naturaleza. A ello
hay que agregar que antiguamente regía un concepto causal de acción,
de modo tal que todo movimiento corporal que producía una
modificación en el mundo externo, era una conducta de interés para el
Derecho penal. Así, bastaba que un sujeto realice cualquier tipo de
prestación causal para la realización del hecho punible, para ser
considerado autor; ello incluso con prescindencia del elemento
subjetivo.
3
MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCÍA ARÁN, Mercedes, Derecho Penal.
Parte General. 3ª ed., Tirant lo Blanch, 1998, p. 480.
4
Vid. BACIGALUPO ZAPATER, Enrique, Derecho Penal. Parte General, ARA,
Lima, 2004, p. 463.
3
por tanto, no realiza el verbo rector del tipo penal, sino que, por el
contrario, quien lo realiza es un intermediario.
4
participación5. En nuestro caso, los artículos 24º y 25º del CP. En lo que
sigue señalaremos las bases teóricas sobre esta institución de la
dogmática penal.
5
responsabilidad penal del partícipe se fundamenta en un acto corruptor
sobre la culpabilidad del autor y, por el contrario, el injusto de la
participación radica ahora en la colaboración o favorecimiento al hecho
del autor. De esta manera se erige una relación entre el hecho del
autor, como hecho principal, y el hecho colaborador o favorecedor del
partícipe. Con esto, el plano subjetivo ya no es más el ámbito en el que
hay que tratar la participación, sino, mas bien, la problemática se ha
trasladado al ámbito objetivo. La doctrina moderna, en su mayoría, se
ha decantado por esta última teoría y aunque en estudios posteriores se
hayan dado variantes sobre el particular8, su núcleo se mantiene
incólume.
8
Por ejemplo, ROXIN, Claus, Acerca del fundamento de la participación, en:
Dogmática Penal y Política Criminal, Trad. Manuel Abanto Vásquez, IDEMSA,
Lima, pp. 378 ss, defiende su teoría del “ataque al bien jurídico” y asume
expresamente una posición “mixta” respecto a las teorías de la participación
dentro de la genérica teoría de la causación, p. 397.
9
Un estudio sobre su origen y evolución hasta el estado actual, en donde se
relativiza la antes sostenida dependencia absoluta, Cfr., por todos,
PEÑARANDA RAMOS, Enrique, La participación en el delito y el principio de
accesoriedad, Tecnos, Madrid, 1990.
10
Esta fórmula es reconocida por la doctrina mayoritaria. Por ejemplo,
JESCHECK, Hans-Heinrich, Tratado de Derecho Penal, Trad. de José Luis
Manzanares Samaniego, Comares, Granada, 1993, p. 596; BACIGALUPO,
6
La incógnita que se suscitó en torno a este planteamiento fue acerca
del grado de dependencia que abarca la accesoriedad o, dicho de otro
modo: cuánto y en qué forma depende la participación del hecho
principal. Así pues, se afirma unánimemente que la accesoriedad
admite dos tipos de dependencias: dependencia del grado de
realización del hecho del autor y dependencia de los elementos
analíticos del delito. Parte de la doctrina 11 utiliza como términos
sinonímicos de los señalados: la accesoriedad cuantitativa y la
accesoriedad cualitativa, respectivamente. Por nuestra parte
preferimos hacer uso de los últimos por razones de brevedad.
7
colaboró en un acto de legítima defensa. Por otro lado, desde la
perspectiva de un Estado de libertades, la culpabilidad es individual y
determinable en cada uno de los intervinientes en un evento criminal, y,
por tanto, no puede hacerse depender la culpabilidad del partícipe de
los elementos que constituyen el reproche penal del autor 13.
Finalmente, tampoco se puede aceptar el último de los tipos de la
accesoriedad, puesto que se refieren a elementos que modifican la
responsabilidad penal en virtud a ciertas circunstancias o condiciones
que la ley penal expresamente prevé como agravantes y atenuantes, las
que sólo influirán en los sujetos en los que concurran, mas no en todos.
En otras palabras, también estamos frente a elementos que atañen a la
responsabilidad individual. Con esto, no cabe duda que la accesoriedad
limitada es la tesis menos objetable, ya que hace depender
necesariamente de las cosas que pueden ser comunes o compartidas en
toda intervención delictiva para el Derecho penal: la tipicidad y la
antijuricidad. En otras palabras, lo único que se puede exigir tener en
común entre el sujeto que domina el hecho y el que no lo hace, para
que sea responsable indirectamente por aquél, es que se realice un
hecho típico y antijurídico. Así pues, el hecho principal,
cualitativamente hablando, debe ser un injusto.
13
GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones, p. 584.
14
BACIGALUPO, Enrique, Manual, p. 2001. Así también, PEÑA CABRERA,
Tratado, p. 316, la reconoce como adecuada.
15
Por todos, HURTADO POZO, José, Manual, pp. 885-889.
16
Por ejemplo, en la justicia ordinaria, R.N. N° 64-99, R.N. N° 5163, R.N.N°
2924-99; y, en la justicia constitucional, Exp. N° 1805-2005-HC/TC,
fundamentos 34° y 35° (precisamente el caso que comentamos).
8
hecho de otro (el autor), no es compatible con el mencionado
principio17. Si aceptamos esta incompatibilidad, no cabe otra respuesta
que la de rechazar esta tesis de participación, pues no pueden
defenderse construcciones dogmáticas que se alejen de los principios
que inspiran al Derecho penal contemporáneo.
2. Teoría de la causalidad.
Una variante de la teoría del favorecimiento es la llamada teoría de la
causalidad. Para la teoría de la causalidad lo importante es el aporte,
influencia o contribución que ha tenido el partícipe en el hecho ajeno 18.
Y sólo en aquel acto se fundamenta su punición. Además, se afirma que
es el mismo partícipe quien lesiona el bien jurídico 19. Es decir, no existe
una dependencia con el hecho principal ajeno, el desvalor y fundamento
de la responsabilidad penal del partícipe radica exclusivamente en su
aporte, en su hecho. Por lo que la accesoriedad y sus consecuencias
resultan innecesarias. En su desarrollo científico se han presentado
diversas tesis o variantes dentro del mismo esquema de postulados,
como la del Delito Autónomo (Lüderssen, en Alemania), Delito de
Participación (Schmidhäuser, en Alemania) y la del Injusto Autónomo
de Participación (Marcelo Sancinetti, en Argentina).
9
ponga en peligro el interés protegido penalmente; arribando
nuevamente a la afirmación de que se estaría violentando la máxima
dogmática señalada. En suma: su excesiva consecuencia punitiva o
aumento de razones de punibilidad, que en “condiciones normales” no
produciría imputación alguna, hace que esta tesis quede alejada del uso
dogmático en el debate contemporáneo dominante.
20
Los referentes, hasta donde se ha podido revisar en la literatura científica,
son: en Alemania, Günther JAKOBS, Derecho Penal. Parte General.
Fundamentos y teoría de la imputación, 2ª ed., Trad. de Joaquín Cuello
Contreras y José Luis Serrano González de Murillo, Marcial Pons, Madrid,
1997, pp. 796-803; y La imputación objetiva en Derecho Penal, Trad. de
Manuel Cancio Meliá, Grijley, Lima, 1998, pp. 67-89; y Heiko LESCH,
Intervención delictiva e imputación objetiva, Trad. de Javier Sánchez-Vera
Gómez Trilles, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1995, pp. 15-80.
En España, Ricardo ROBLES PLANAS, La participación en el delito:
fundamento y límites, Pons, Barcelona, 2003. Y, en Perú, José Leandro REAÑO
PESCHIERA, El sistema del injusto único, pp. 191-208; y Percy GARCÍA
CAVERO, Lecciones, pp. 582 y ss.
10
El elemento que juega un rol protagónico y que constituye la piedra
argumentativa sobre la que se sostiene la teoría del injusto único de
intervención delictiva, es la imputación objetiva. Como se verá, gracias
a este instituto dogmático, el entendimiento de las razones de la
atribución de la responsabilidad jurídico penal ha permitido determinar
cómo y a quién imputar el injusto. Constituyendo lo último dicho, o sea
respecto a quiénes se dirige la imputación, lo nuclear en el tema de la
intervención delictiva.
21
ROXIN, Claus, Acerca del fundamento de la participación, pp. 398ss y EL
MISMO, ¿Qué es la complicidad?, en: Derecho Penal y Política Criminal, pp.
419-425.
22
LÓPEZ PEREGRÍN, María del Carmen, La complicidad en el delito, Tirant lo
Blanch, Valencia, 1997, pp. 230-357.
23
La formulación originaria de Jakobs sobre esta nueva visión del fundamento
de la participación la expuso y fundamento bajo el rótulo: Teoría de la
participación en el injusto referida al resultado, en su ya clásico y monumental
tratado, Derecho Penal, pp. 796 ss; y en donde, aun cuando no desarrolla sus
tesis con ayuda a los criterios de imputación objetiva de modo expreso, ya
concibe la idea de que el hecho no sólo le pertenece al autor, sino que,
también, pero en medida distinta, al partícipe.
24
Esto se da por una lógica sencilla. Debido a que, por un lado, la imputación
objetiva analiza al tipo del injusto y, por otro, como en el campo de la
participación delictiva no se trata de otra cosa que del alcance del tipo a las
conductas intervinientes, resulta inexorable el encuentro de ambas categorías
jurídico penales.
11
objetiva y la teoría de la participación delictiva: la teoría del injusto
único de intervención delictiva.26
a. Tesis de Jakobs:
Jakobs sostiene que la responsabilidad jurídico penal se fundamenta en
el quebrantamiento de roles27, el especial, basado en una institución
positiva, y el general de persona o ciudadano, el que se asienta en la
institución básica de toda estructura social: el neminen laede o el
sinalagma libertad de organización/responsabilidad por las
consecuencias de la organización . El rol común, en su lado positivo,
28
25
ROXIN, Claus, Acerca del fundamento de la participación, p. 399, mencionó
expresamente que constituye tarea para la dogmática penal integrar
totalmente la imputación objetiva y la participación delictiva. Tarea que como
estamos viendo se está llevando a cabo.
26
LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo, La participación y los delitos
especiales, p. 140; ubica la tesis sobre la participación de Jakobs dentro de la
teoría la participación en el ilícito. Sin embargo, reconoce la peculiaridad de
su fundamentación, basándose sobretodo en su modelo de imputación
objetiva. Por su parte, el mismo Jakobs, vide, DPPG, p. 798, afirma: “esta
teoría sobre la la participación en el injusto referida al resultado se
corresponde, en sus consecuencias, con la “teoría de la causación orientada
a la accesoriedad”, propugnada por la doctrina dominante, es decir a una
teoría que complementa la causación con la participación en el injusto”. El
subrayado es nuestro. En la actualidad se prefiere utilizar el título que hemos
colocado en esta parte de la monografía por su mayor facilidad en su uso. Así
por ejemplo, REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único.
27
Vid., JAKOBS, Günther, La imputación, p.67.
28
En torno a estas instituciones, fundamentalmente, SÁNCHEZ-VERA
GÓMEZ-TRELLES, Javier, Delitos de infracción de deber y participación
delictiva, Marcial Pons, Madrid/Barcelona, 2002, pp. 86-105.
29
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 68.
30
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 69.
31
Para efectos del desarrollo de la teoría del injusto único de intervención,
solamente nos referiremos a la participación en los delitos de dominio, o
clásicamente denominados “comunes”.
12
por el contrario, que todos se unan en una sola obra. Puesto que, en
definitiva, el campo de la participación consiste en lo que suele
denominarse reparto de trabajo: “el trabajo para lograr una obra única
se reparte entre varias personas cada una de las cuales aporta su
parte”32. De este modo, es inexorable una conclusión que vaya en el
sentido de que el mismo injusto se tiene que imputar a todos los
intervinientes que se organizaron en forma conjunta: a todos les
pertenece, a cada uno le es propio 33. Precisamente de esta última
afirmación es de donde se origina el primer cuestionamiento a este
planteamiento. La crítica va por el hecho de que si supuestamente cada
uno responde por el injusto propio, cómo puede imputársele a aquel
participe que no realice un acto ejecutivo -acto que no punible desde el
iter criminis-. Ante esto, Jakobs señala que este dilema sólo puede ser
resuelto de un modo: “ha de reconocerse que quien realiza actos
ejecutivos no solo ejecuta su propio hecho, sino el hecho de todos, en
cuyo caso, la ejecución es al mismo tiempo su propio injusto y también
el injusto de cada uno de los participes”. Continua: “todos responden
exclusivamente de su propio injusto, pero no es cierto que el injusto
propio sólo pueda ser el injusto realizado de propia mano; tal
afirmación llegaría a excluir completamente toda participación en la
fase previa”34. Con todo esto, el profesor de Bonn arriba a la siguiente
conclusión: “quien participa en la fase previa no responde jurídico-
penalmente por coproducir el hecho de otro, sino porque el hecho
resultante también es suyo”35.
32
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 70.
33
JAKOBS, Derecho Penal, p. 796, señalaba en su inicio que “el concepto de
autor vincula la responsabilidad a la configuración de la concreta realización
del tipo o de la decisión sobre si ésta se lleva a cabo; en todo caso, queda una
relación estrecha entre el comportamiento del autor y la descripción del delito
de la parte especial. En la participación esa relación es más laxa, ya que el
participe no configura el hecho igual que el autor, ni tampoco decide éste
como el autor. Por eso, el hecho no es obra suya en la medida en que lo es el
autor; pero, desde luego, el partícipe tiene una parte en el hecho, sólo que
reducida cuantitativamente”.
34
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 72.
35
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 73.
36
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 73.
13
personas como un destinario de la imputación. Concibiendo que este
colectivo está compuesto por “todas aquellas personas que se hayan
organizado de modo tal, que lo organizado objetivamente tenga sentido
como para alcanzar consecuencias delictivas; la expresión de sentido de
quien realiza actos de ejecución ha de serle imputada a estos sujetos
como el sentido que ellos mismos perseguían”37. Y dentro de este
colectivo, se encuentran tanto los inductores como los cómplices y el
mismo autor o ejecutor, quién solamente ocupa, en este marco de
imputación común, un caso especialmente drástico38. En buena cuenta,
y a modo de resumen, lo que hace propio un hecho es que sea la
expresión de sentido de consecuencias delictivas producto de una
organización defectuosa. La acción del ejecutor tan sólo materializa o
culmina la expresión de sentido de todo lo organizado por el colectivo,
la cual sirve para concretizar la imputación. O, lo que es lo mismo, pero
en palabras finales de Jakobs: “injusto propio es el injusto que es
imputable; se le imputa a todo aquel que organiza un contexto con
consecuencias objetivamente delictivas (…)” 39. A fin de cuentas, se trata
de un colectivo que infringe un deber.
b. Tesis de Lesch:
Heiko LESCH también sostiene la tesis de que el injusto se imputa a todo
los que intervienen, sea que el aporte de cualquiera de ellos se haya
dado en la fase preparatoria o en la ejecutiva. Los argumentos de este
autor alemán están contenidos de un radicalismo bastante marcado en
37
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 74.
38
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 74.
39
JAKOBS, Günther, La imputación, p. 75.
14
la tarea de alejar a la dogmática penal de toda idea de causalismo y
finalismo. Su posición teórica es confesamente normativista40. Para
LESCH la dogmatica tradicional de la intervención delictiva realiza y
mantiene una diferenciación de orden cualitativo entre autoría y
participación, fundamentándose en la idea de que el autor lleva a cabo
su propio hecho específico, injusto que le es propio, pero diferente a de
los partícipes41. Y, a su vez, esta diferenciación se presenta gracias a la
confluencia de tres elementos o pilares: la teoría de las normas (base de
la teoría personal del injusto, muy sentada en la dogmática desde
ARMIN KAUFMANN), el concepto restrictivo de autor y criterio del
dominio del hecho. En buena cuenta, si nos percatamos un poco,
estamos ante lo que resultan ser los postulados del sistema
diferenciador de autoría. Por tanto, de esto se tiene que LESCH busca
reformular las tesis de la intervención delictiva.
15
del concepto restrictivo de autor. Para LESCH la dogmática tradicional
identifica a la autoría con la ejecución de lo recogido en el tipo 48. Lo
opuesto viene a ser la participación, es decir “algo cualitativamente
distinto a la autoría”49. Y en esto, precisamente, radica su error. Este
autor replica a los argumentos que sostiene la dogmática tradicional
mediante algunas observaciones a las figuras de la coautoría, tentativa
y, asimismo, de las consecuencias que se origina, en esta concepción,
en lo relativo a la punibilidad del participe (el injusto autónomo del
partícipe y injusto ajeno desde la accesoriedad) 50. Así pues, de esta
manera, LESCH, arriba a lo siguiente: “La imputación de aportes ajenos
sólo puede legitimarse, si tiene éxito definir la ejecución conjunta,
también como injusto propio del que simplemente intervino en acciones
preparatorias o en parte de la ejecución.(…) El principio de
autoresponsabilidad no marca pues una diferencia cualitativa entre
autoría y participación, sino tan sólo una frontera de responsabilidad en
general”51. Líneas seguidas, continua: “Esto significa que el tipo no
recoge ninguna diferencia cualitativa entre autoría y participación; en
otras palabras, que ya es hora de despedirse del concepto restrictivo de
autor, el cual no ofrece en absoluto solución para los casos de ejecución
en forma de división de trabajo” 52. Además, dentro del mismo orden de
sus ideas, señala que el concepto restrictivo de autor es solo un factor
aparentemente delimitador, pues el espacio de la participación es
excesivo, espacio que lo deja en manos de la imputación 53. “En cambio,
una delimitación de la responsabilidad razonable, y en general
considerablemente más extensa, puede prestarse de mejor forma
mediante una imputación de carácter normativista (…) no es pues la
noción de autor la que debe ser formulada de modo restrictivo, sino los
conceptos de tipo e injusto, así como el de imputación”54.
16
la de JAKOBS56: El fundamento de la responsabilidad es idéntico para
todos los intervinientes, empero las cuotas de responsabilidad son
distintas57. Así pues, primero, se debe averiguar quién o quiénes deben
responder dentro del colectivo y, segundo, en virtud de qué responde
cada uno de los integrantes del colectivo58.
56
Cabe hacer mención de que otra similitud con los postulados de Jakobs es
que también maneja un esquema de imputación en base a roles sustentados
en instituciones sociales tuteladas por el Derecho penal. Vid., LESCH, Heiko,
Intervención delictiva, pp. 67-72
57
Vid., LESCH, Heiko, Intervención delictiva, p. 66.
58
Vid., LESCH, Heiko, Intervención delictiva, p. 66
59
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 145. Además implicaría el
abandono al principio del hecho, p. 147.
60
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 145. En buena cuenta, la
diferencia entre ambos sistemas radica en la aparición o no de un hecho en la
cual se objetiviza la lesión de la norma. Siendo que, a efectos de entrar al
campo de la participación, resulta obvio por qué el autor se decanta por la
segunda.
17
responde por el hecho, si bien en manera distinta” 61. Por esta razón,
Robles Planas señala que, como consecuencia del sistema acogido,
dentro del concepto conducta típica de intervención en el delito caben
toda las formas de autoría y participación62.
61
Vid., ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 146.
62
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 148.
63
ROBLES PLANAS, La participación, p. 153, reconoce que un sector de la
doctrina se inclina, en contraposición a lo tradicional, por un “sistema unitario
de participación”, donde los planteamientos de Jakobs y Lesch destacan, pero
también están otros autores alemanes que tienen posiciones próximas.
64
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, pp. 156s.
65
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 157.
66
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 157.
67
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, pp. 159s.
68
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 160.
18
mismo autor español señala que para la existencia de relevancia
jurídico penal del hecho conjunto, éste por lo menos debe estar en el
estadío del inicio de la tentativa: accesoriedad cuantitativa. Afirma que:
“Con el inicio de la tentativa se externaliza lo que hasta ese momento
sólo permanecería en la esfera “privada” de los intervinientes y, por
ello, era aún irrelevante en el sentido del tipo”69. De esta forma se tiene
que la ejecución afecta a todos los intervinientes, es decir: “otorga la
relevancia típica a todas las aportaciones realizadas anterior,
simultánea o posteriormente”70. Por estas consideraciones y tomando
en cuenta lo expresado en el párrafo anterior, desde el esquema de
Robles Planas, es perfectamente imputable el mismo injusto a todos los
intervinientes.
En buena cuenta Robles Planas afirma que para poder fundamentar una
responsabilidad del interviniente en concordancia con el principio de
autorresponsabilidad o de responsabilidad por el propio injusto, se debe
entender que el interviniente con su conducta dispone una razón para
que le sea imputado como propio el hecho típico 71. Siendo que la razón
está determinada por la relación normativa de sentido. Así pues, el
fundamento para todos los intervinientes es idéntico, consiste en la
fundamentación de la idoneidad de la comisión del delito 72. Asimismo,
en la misma línea del discurso, se da una nueva concepción de
accesoriedad, la misma que trata de mantener armonía con el principio
del Derecho penal antes señalado. Robles entiende por aquélla a la “(…)
regla que permite imputar un tipo a una conducta de participación (en
sí misma atípica). El sentido de la misma es la retroacción de la
tipicidad propia de quien exterioriza un hecho con significado delictivo
a quien no exterioriza nada típicamente relevante pero ha puesto una
razón (que materialmente es la idónea de la comisión del delito) para
que opere tal forma de imputación”73.
d. Doctrina nacional:
Ya en nuestra doctrina nacional se han dado muestras de la recepción
de esta nueva concepción del fundamento de la participación en el
delito. Obviamente inspiradas por las influyentes dogmáticas alemana y
española. Así, por ejemplo, tenemos los trabajos de José Leandro
REAÑO PESCHIERA y Percy GARCÍA CAVERO.
69
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 160. Asimismo, señala que
no siempre el paso de lo “interno” a lo “externo” se debe al acto del autor,
también hay hipótesis en las que se produce el inicio de la ejecución por el
acto del partícipe, p. 161.
70
Vid., ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 161.
71
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 178.
72
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 179.
73
ROBLES PLANAS, Ricardo, La participación, p. 179s.
19
REAÑO PESCHIERA comienza por cuestionar la doctrina dominante
que distingue ya a nivel de tipicidad tanto las responsabilidades del
autor como de los partícipes. Así pues, hace ver cómo en la tesis de la
autonomía de la participación, si bien guarda coherencia con el
principio de autoresponsabilidad, vulnera el principio de lesividad 74.
Mientras que, de modo contrario, la tesis de la accesoriedad o
dependencia, respeta el principio de lesividad, pero no el principio de
autoresponsabilidad75. Ambas teorías yerran en el punto de partida,
puesto que consideran que la distinción entre autoría y participación
reside en un injusto diferente76, el cual fundamenta la responsabilidad
jurídico penal. En virtud a esto, Reaño Peschiera afirma que la
respuesta a la pregunta de por qué debe castigarse la participación
“debe desligarse del entendimiento de la accesoriedad como
dependencia de la participación al hecho del autor, y acometerse a
partir de la reformulación de la accesoriedad como aquel nexo que debe
existir entre el suceso y todos los intervinientes” 77. Seguidamente, y ya
entrando al tema de fondo, señala que: “la construcción de la teoría de
la intervención en el delito debe partir de la siguiente premisa: El
hecho principal le pertenece tanto a autores como a partícipes, aunque
en distinto grado78”. Sólo así, se podrá compatibilizar la accesoriedad
con la autoresponsabilidad79.
74
Vid., REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 193.
75
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, pp. 195s.
76
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 196.
77
Vid., REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 196.
Adicionalmente, el mismo autor afirma que debido a esta nueva concepción de
accesoriedad, cada interviniente “accede” al hecho principal en función de su
propio aporte, p. 197 y nota 17.
78
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, P. 196.
79
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, P. 197.
80
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, P. 197.
81
Vid. REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 199.
20
categorías de intervención se encuentra en el grado de dominio que
posean en un determinado hecho típico 82. Y, la tercera, el
comportamiento del autor es sólo una parte (la más drástica) del
injusto, “cuyo sentido se aprecia de modo completo cuando se toma en
cuenta el resto de aportaciones”83. Esta última consecuencia resalta la
vigencia de la accesoriedad cuantitativa en tema de participación
delictiva.
Ahora bien, para concluir, este profesor nos muestra de una manera
analítica cómo se produce la atribución del suceso a los intervinientes.
Esta atribución se da en dos niveles. El primer nivel de atribución, de
carácter cualitativo, está referido a determinar qué aportes han creado
un riesgo jurídico penalmente prohibido. Es decir, cuál es la razón para
imputar el injusto a los intervinientes. Por lo que a este nivel de
atribución nos encontramos con los criterios de imputación objetiva del
comportamiento84. Y, el segundo nivel de atribución, que es de carácter
cuantitativo, determina los concretos títulos de imputación dentro del
conjunto de los intervinientes o, en otras palabras, quiénes son autores
y quiénes partícipes85. Para este efecto se recurre al dominio del hecho,
pero se hace la atingencia de que el quantum del aporte del
interviniente está definido de modo normativo86.
82
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 199.
83
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 200.
84
Este autor sigue los postulados de Jakobs en materia de imputación objetiva,
por lo que sus criterios estarán sujetos a la idea de una imputación en base a
roles, Cfr. El sistema del injusto único, pp. 202-206.
85
REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 202.
86
Vid., REAÑO PESCHIERA, José, El sistema del injusto único, p. 208.
87
Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones, p. 582.
88
Vid., GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones, p. 582.
89
GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones, p. 582.
90
GARCÍA CAVERO, Percy, Lecciones, p. 583. Precisando que esta afirmación
no significa el abandono de la imputación subjetiva.
21
resultan competentes, se precisará, sobre la base de criterios
cuantitativos, si deben responder como autores o partícipes91.
22
del tipo. Agrega: el autor puede manipular sobre el resultado del hecho
y puede desistirse inclusive. En tanto que el partícipe está supeditado a
la actuación del autor, pues su intervención solamente se produce
siempre que el autor, por lo menos, arriba al grado de tentativa, sin el
cual no hay complicidad ni instigación. Sobre este punto es importante
recodar que, conforme ya se ha anotado, el inicio de la ejecución del
ilícito constituye el listón que debe superar el hecho para adquirir
relevancia jurídico-penal. De modo tal que no se puede afirmar
simplemente que la intervención del partícipe sólo se produce si el
autor llega al grado de tentativa, pues ésta constituye el límite que
marca la relevancia penal del hecho, para todos los que intervienen en
él, se denomine autor o partícipe. De otro lado, si, según el TC, autor es
quien domina el hecho, es claro que “el partícipe no tiene dominio del
hecho”. Esta idea, tan asentada en la doctrina y jurisprudencia
nacional, conforme hemos ido demostrando a lo largo del presente
trabajo, no es exacta. Todos dominan el hecho de alguna manera, y todo
responden por la infracción colectiva del deber, sucediendo
simplemente que, como es de esperar, algunos tienen un mayor
dominio del riesgo típico que otros, lo cual sólo cobrará relevancia al
momento de la determinación judicial de la pena, pero no marca
diferencia alguna a nivel de tipicidad, conforme cree la doctrina
mayoritaria, la jurisprudencia nacional y el propio TC.
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competentes, por haber brindado una razón para ello, un aporte que los
vincula normativamente: ese es el fundamento de la responsabilidad
penal, pero no sólo del llamado “partícipe”, sino de todo aquel que, de
acuerdo a los criterios cualitativos de la imputación objetiva, resulte
competente por el injusto.
Finalmente, debe descartarse la idea naturalista de que el hecho sólo
pertenece al autor porque éste lo ejecuta, lo lleva a cabo, lo domina en
su momento más importante (la realización), pues no se trata de
imputar responsabilidad en su máxima expresión (autor) basado en
quién derrama más sangre o más gotas de sudor, sino en quién brinda
el aporte más importante de cara al hecho típico, el cual, por cierto, se
determina normativamente. Por ello, a estas alturas, espero haya
quedado claro que se presenta como necesaria la búsqueda de una
nueva teoría de la intervención delictiva, y la teoría del injusto único de
participación, con límites cualitativos en la teoría de la imputación
objetiva, y, cuantitativos, en el inicio de la ejecución del hecho (estadio
punible) resulta una alternativa que obligatoriamente debe
considerarse en la discusión actual.
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