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La herencia política.
Durante casi 3 siglos, América Latina fue Europa, desde que la conquista se volvió colonización
hasta que se independizaron las colonias.
Cambiaron:
- ideas, tecnologías y formas de comercialización, sociedades y formas de organización social.
- el equilibrio entre potencias europeas, mientras que otras emergieron (Gran Bretaña-Francia).
América Latina compartió rasgos y destino de civilización hispánica, cuyo elemento inspirador
residía en la catolicidad donde se encontraba su misión política.
Los imperios ibéricos, en términos políticos, fueron organizaciones, concebidos para dejar en
herencia tanto un principio de unidad como uno de fragmentación.
El Imperio Español, se concibió así mismo como gran organismo que ponía de manifiesto el
ordenamiento divino; orden cuya unidad política y espiritual el rey era el garante, titular de la ley y
protector de la iglesia.
A cambio de su reconocimiento de su soberanía, el rey hacia concesiones a súbditos. Sus leyes
eran fundadas sobre usos, costumbres y poderes de elites locales. Parte de un imperio unitario
extendido desde los altiplanos mexicanos hasta los andinos, unido por la obediencia a un solo rey
y a un solo Dios.
Los monarcas admitían el principio de fragmentación, el cual prevaleció una vez caído el imperio:
para mantener unidos con eficacia a los miembros, solo existía la obediencia al rey, junto con la
pertenencia a una misma civilización, concepción fuerte en lo espiritual, pero débil en lo político.
La sociedad orgánica.
No existe un único modelo social entre los territorios de coronas ibéricas, los derechos y las tareas
de cada individuo no eran igual a los otros; sino que dependían del cuerpo social al que
pertenecía.
Era una sociedad sin individuos, en el sentido de que los individuos se veían sometidos al
organismo social en su conjunto; y era jerárquica, como en todo cuerpo orgánico, no tenían la
misma relevancia, se consideraba que cada uno debía desempañar el papel que Dios y la
naturaleza le habían asignado.
Elaborado por Yamila García y Giuliana Quadrini
Las sociedades, a pesar de haber sido fundadas sobre instituciones desiguales, estaban sujetas o
revueltas contra el orden establecido.
La naturaleza orgánica de la sociedad dejaba a los más oprimidos, posibilidades de autogobierno
una vez satisfechas las obligaciones preestablecidas. Aquellas sociedades presentaban también en
sus rígidos estratos algunos aspectos que luego serían idealizados.
Economía periférica.
América Ibérica ingresó a los imperios de España y Portugal para desarrollar la vocación
económica complementaria a sus necesidades.
La herencia económica que dejó la era colonial a la América independiente es que esa parte de
américa se volvió periferia de un centro económico lejano. Un centro que ejercitó el monopolio
comercial con los territorios americanos y que buscó conservarlo, porque era un instrumento de
poderío, que debía salvaguardarse a toda costa de la competencia de las naciones.
Esta condición de periferia es una de las principales herencias económicas de la era colonial. La
economía de la América ibérica tendió a organizarse hacia el exterior en función del comercio,
tanto para obtener ingresos financieros de la exportación de materias primas como para dotarse,
por importaciones, de bienes fundamentales que el centro del imperio le proporcionaba.
Esta vocación periférica, siguió caracterizando a la economía latinoamericana aun cuando el
monopolio comercial con la Península Ibérica comenzó a peligrar por la competencia inglesa,
francesa u holandesa y cuando se cortaron las relaciones como España y Portugal; momento en el
que la economía de América Latina queda huérfana, hasta que se da el vínculo con Gran Bretaña.
Esto se sumó a otros factores; debilidad del mercado interno, obstaculizado por los espacios
continentales y estructuras políticas del imperio, entre otros.
Régimen de Cristiandad.
Diseñaba una sociedad organizada entendida como reflejo del orden divino y donde no existía
distinción entre unidades políticas y espirituales.
El régimen tuvo lugar en imperios ibéricos → lugares donde el orden político se asentaba sobre la
correspondencia de leyes temporales con la ley de Dios y donde el trono (soberano) estaba unido
al altar (iglesia).
Aspectos claves:
• América Ibérica quedo fuera de la reforma protestante y ajena a la ruptura de la cristiandad
occidental se tornó tierra de Contrarreforma y trinchera de la conciencia absoluta entre unidad
política y religiosa.
• La iglesia católica asumió el rol sin parangón. Se debió a que constituía el pilar ideológico del
orden político. Legitimar la soberanía del rey sobre estas tierras era la obra de evangelización que
habían emprendido los misioneros en América, así como su preservación del cisma religioso. El
peso único de la iglesia se debía a que la catolicidad era el eje de la unidad de un territorio y una
comunidad muy fragmentados en todo otro aspecto.
Siglo XVIII → reformas de Borbones y el marqués de Pombal, Portugal. Erosionaron el pacto que
hasta entonces había mantenido unidos a los imperios ibéricos.
Las reformas afectaron los centros vitales de la vida imperial. Los ganglios políticos, militares,
religiosos y los económicos.
Lo que buscaban era encaminar un proceso de modernización de los imperios y de centralización
de la autoridad a través del cual la Corona pudiera administrarlas mejor, gobernarlas de manera
más directa y extraer recursos de modo más eficiente.
Las reformas no siempre fueron eficaces. Pero, lo que se logró con ellas es de suma importancia:
- en las Américas, difundieron la percepción de que el vínculo con la Madre Patria había cambiado
y que ahora existían jerarquías entre las metrópolis y las colonias, donde las primeras detentaban
la primacía. Ya no era la obediencia al rey lo que mantenía unidas a las partes, sustituida por la
obediencia a España y Portugal, a partir de entonces unida en su interior y entendida como
modernos estados-nación. Las elites criollas en América empezaron a sentirse traicionadas en lo
político y perjudicadas en lo económico.
Entre los americanos, fueron brotando sentimientos patrióticos, lo que da lugar a las futuras
naciones. El panorama económico y demográfico americano empezó a cambiar; surgieron otros
núcleos coloniales, entre los más importantes: Caracas y Buenos Aires.
Reformas borbónicas.
El principal objetivo de las reformas introducidas en el siglo XVIII y desarrolladas luego por Carlos
III, era el cobro efectivo de los impuestos en las posesiones americanas, para abastecer la
creciente demanda de la Corona y para asegurar la defensa de las colonias.
El inicio del derrumbe de los imperios en América fue desencadenado por la invasión de ejércitos
franceses de Napoleón (primero Portugal, después España).
La restauración absolutista impuesta por Fernando VII terminó con el último vínculo entre reinos
americanos abriendo puertas a guerras independentistas donde los ejércitos de Simón Bolívar y J.
de San Martin expulsaron a españoles de América del Sur.
Invasiones Napoleónicas.
Lo que terminó con los viejos imperios y condujo a la independencia de América Latina fue
desencadenado por acontecimientos europeos, por Napoleón Bonaparte con sus guerras e
invasiones; Portugal en 1807 y España 1808. Así en los reinos americanos de España y Portugal
comenzó a desarrollarse un proceso histórico largo. Lo que se debió a varias razones:
- se sancionó el declinar de los grandes imperios católicos y universales de las potencias ibéricas
- se allanó el camino al ascenso político, comercial y militar de los estados-nación europeos.
- abrió las puertas de la parte de América a las ideas modernas del Siglo de las Luces
- favoreció la emancipación política del Nuevo mundo, corte de la unión con Europa y así instauro
las premisas para su americanización.
¿Por qué las invasiones napoleónicas, que culminaron con la derrota francesa de 1815, tuvieron
efecto en las Américas?
El imperio de Portugal, no fue privado de su unidad y legitimidad, el rey, que al ponerse a salvo
con la familia reinando en Rio de Janeiro, dio su sanción al peso y a la importancia de la Colonia
brasileña. Por eso a su imperio no le toco lo que si le toco al hispánico: la decapitación.
Opuesto fue el caso de España y de su imperio. Napoleón encarceló al rey Carlos IV y al hijo,
Fernando VII. Impuso en el poder a su hermano José. La figura del soberano desaparecía. En su
lugar, se encontraba un monarca impuesto por la potencia invasora.
Muy pronto en España se organizó una resistencia contra los franceses y en el puerto atlántico de
Cádiz se formó una Junta que reivindicó el poder en nombre del rey prisionero y reclamó
obediencia a los súbditos americanos. El español encontró que había perdido su principio de
unidad.
La fase autonomista.
• una vez conocida la caída del rey y aún antes de plantearse el problema de quién tenía ahora el
derecho de ejercer el poder de modo legítimo, los principales centros administrativos americanos
reaccionaron de la misma manera que lo habían hecho las ciudades españoles: creando juntas,
órganos políticos para la autoridad, consolidándose solo algunas, mientras otras cayeron por
diferencias entre criollos y españoles.
• Las juntas nacidas en América declararon que asumían el poder como solución transitoria; es
decir, lo hacían en nombre de Fernando VII y hasta tanto retornara al trono, pero no proclamaron
Elaborado por Yamila García y Giuliana Quadrini
la intención de separarse de la Madre Patria ni de abandonar para siempre el imperio. Los criollos
que guiaron juntas fueron conscientes de las implicancias de sus actos: tenían claro que dicha
ausencia les brindaba la oportunidad de recuperar la autonomía perdida o reducida a causa de la
voluntad centralizadora de los Borbones, y de reformular, con ventaja, el vínculo con la Corona.
Además de declararse soberanas y de ejercer los poderes del estado, en muchos casos, dichas
juntas revocaron el monopolio comercial con España y liberalizaron el comercio con los ingleses.
Por esto, la primer fase de la independencia, suele ser llamada ‘’autonomista’’, dado que la
autonomía –y no la independencia- era, el horizonte de las elites criollas que por primera vez en
América asumieron el poder en primer persona.
España- Cádiz: llamaron a la elección de las cortes, una asamblea de representantes, encargada de
redactar una Constitución. Votada en 1812, tenía la expresa función de crear un poder legítimo en
ausencia del rey, también debía poner límites al poder absoluto del soberano una vez que este
expulsado por franceses, hubiera retornado al trono → constitución liberal. Fueron invitados
también representantes americanos.
Esa experiencia fue de importancia por dos motivos:
- gran parte de América hispánica vivió su primera experiencia electoral, en la que tomaron parte
incluso vastos estratos populares.
- aun cuando manifestaban buena disposición respecto de los pedidos de los americanos, los
constituyentes españoles reafirmaron el principio de la primacía peninsular, con lo que asestaron
un nuevo golpe a la fe y las expectativas de los criollos de ultramar.
La política moderna.
Según algunos historiadores, los móviles que dirigieron a los americanos a la independencia eran
liberales; derrumbar los fundamentos de la sociedad corporativa para crear una sociedad de
‘’iguales’’, fundada sobre individuos autónomos, responsables, propietarios, todos dotados de los
mismos derechos civiles, hasta prescindir de su ubicación en la escala social o en el espectro
étnico. Eje de aquel nuevo mundo era la Constitución; se buscaba un nuevo pacto social y político
que codificara, organizara y delimitara el poder político, y lo legitimara en nombre del pueblo
soberano y no de la voluntad de Dios.
Para otros historiadores, el golpe decisivo al vínculo de América con España habría sido resultado
de la progresiva transformación de esta última: de imperio católico a moderno estado-nación. En
este caso, la independencia de América Latina no habría sido fruto de una revolución liberal contra
el absolutismo español que negaba las libertades modernas (civiles e individuales), sino de la
reacción americana en defensa de las libertades antiguas (corporativas y coloniales) contra la
modernización impuesta por España. Las cortes (elecciones y constituciones) no habrían sido
órganos de la moderna soberanía popular expresada por ciudadanos dotados de iguales derechos
políticos, sino, en cambio, de la antigua soberanía corporativa, donde las corporaciones eran los
sujetos del orden político y social, y donde la soberanía, en última instancia, tenía su origen y
legitimidad en Dios y en su ley.
Quienes llevaron a su término la guerra de independencia fueron los dos militares más celebres de
aquella epopeya combatida en condiciones extremas, climas insalubres y enormes obstáculos
naturales;
- Simón bolívar, penetrado en Nueva Granada, logro la liberación de Colombia y Venezuela, antes
de dirigirse a Ecuador y Perú.
- José de San Martin, partiendo del Rio de la Plata, atravesó los Andes y libero Chile, para dirigirse,
también, a Perú.
1822, los dos libertadores, bloqueados por la última resistencia española, se encontraron en
Guayaquil y reunieron sus ejércitos. Bolívar era el animador de una confederación de repúblicas
independientes y San Martin tendía a buscar una solución monárquica constitucional bajo la
Corona de un príncipe extranjero.
Bolívar, dirigió el último asalto contra los españoles en la sierra peruana. Su éxito se debió también
a España, que en 1820, el general Riego había impuesto nuevamente a Fernando VII la
Constitución de Cádiz y las libertades modernas que no todos en América estaban ansiosos por
introducir. Esa trinchera cayó, poniendo fin al imperio español en América del Sur.
La independencia para América ibérica –con excepción de la isla de Cuba y Puerto Rico- no se
produjo de manera lineal.
En la América hispánica, las cosas no ocurrieron todas partes del mismo modo. Lo que sucedió en
su franja meridional, no se replicó en México.
El hecho es que los independentistas fueron durante mucho tiempo derrotados por el ejército
español, guiado por un oficial criollo conservador, Agustín de Iturbide, hasta que éste, enterado de
que los liberales españoles habían impuesto a Fernando VII el retorno a la Constitución de Cádiz,
se decidió a volverse garante de la independencia mexicana. La pretensión de Iturbide de asumir
él mismo el título de emperador cayó en virtud de la reacción liberal y republicana, que lo derrocó
e instauró la república.
En cuanto a América del Sur, primero las guerras y después la caída del imperio español pusieron a
las elites liberales americanas frente a la realidad que les toco afrontar;
Elaborado por Yamila García y Giuliana Quadrini
- constataron que el pueblo soberano que convocaban como fundamento del nuevo orden político
era imaginario más que real y que aquellas sociedades llenas de indios, esclavos y mestizos de
todo tipo, eran intrincados rompecabezas y no el pueblo virtuoso presupuesto por los liberales y
sus constituciones.
- los líderes independentistas no pudieron impedir que, desaparecido el soberano, quien había
encarnado la unidad política del imperio, el entero organismo se hiciera pedazos, y que cada uno
de ellos, libre del pacto de lealtad al rey, se considerara en posesión de una soberanía plena. De
un imperio nacieron numerosos estados, libres y soberanos.
Inestabilidad y estancación.
Por otro lado, parece posible explicar estos fenómenos a partir de factores culturales. La
desaparición del principio de unidad (el imperio. Los principios liberales habían sido lo bastante
fuertes para erosionar el viejo orden orgánico, las nuevas elites liberares se encontraron con los
límites de la revolución, la independencia. Un orden liberal que se esforzaba por afirmarse,
enfrentado con un orden corporativo resistente, donde la estabilidad parecía posible sólo cuando
un líder ocupaba el lugar del rey en el viejo imperio. Así prosperó la inestabilidad política, causa a
su vez, de la estancación económica.
Las constituciones.
Siglo XIX; el panorama político de América Latina fue dominado por notorios contrastes:
- caídos la monarquía y el tipo de legitimidad antigua que ésta confería al orden político, no quedó
a las repúblicas más que fundar una legitimidad nueva, basada sobre el principio liberal por
Elaborado por Yamila García y Giuliana Quadrini
excelencia: la soberanía del pueblo. Encontraba en la Constitución su expresión lógica.
Éstas constituciones fueron instrumentos políticos para legitimar poderes conquistados por la
fuerza y mantenidos a través de métodos muy distintos de los sostenidos por los principios
liberales, hasta el punto que, en un mismo país, diversas constituciones se sucedieron una a otra
con un alto grado de frecuencia, desprovistos de toda consecuencia práctica.
Esto ocurría mientras el poder real, se organizaba por fuera de aquellas constituciones, mientras la
autoridad política caía en manos de los caudillos, jefes políticos y militares que estaban en
condiciones de ejercer el poder sobre un territorio determinado.
Las constituciones de la primera ola, expresaron un liberalismo romántico optimista, doctrinario,
no se limitaron a introducir las libertades civiles individuales y abolir algunos de los legados
corporativos, como la esclavitud y los impuestos a las comunidades indias, sino que previeron un
poder ejecutivo débil, parlamentos con poderes amplios, estados federales y un extendido
derecho al voto.
La segunda ola expreso principios conservadores y centralistas. Se postuló la necesidad de adaptar
el principio liberal de la Constitución a las tradiciones y realidades sociales locales, sobre las cuales
prevaleció el juicio amargo y las nuevas constituciones atendieron más al orden que a las
libertades. Establecieron gobiernos fuertes y estados centralistas, entusiasmo federalista de los
primeros años de vida independiente. En la mayoría de los casos el poder político fue ejercido por
caudillos, el cual garantizaba protección a cambio de lealtad.
Era necesario ir más allá: cortar y erradicar para siempre las raíces del pasado, hispánicas y
católicas, orgánicas y corporativas, responsables de impedir el desarrollo económico al bloquear el
libre flujo de mercancías y de riqueza, y de obturar la afirmación de las libertades civiles; para
crear naciones nuevas y progresistas, pobladas de ciudadanos independientes, iguales ante la ley,
y era necesario adoptar medidas drásticas:
Se trataba de atacar el histórico pilar del viejo orden, la iglesia católica. A esto se sumaba su
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monopolio sobre la educación.
La elite social y económica, a pesar de guardar tantas afinidades, se dividió en dos partidos:
liberales y conservadores.
Una vez derrocado el rey, cada territorio o ciudad se adueñó de su soberanía o retomó la posesión
de lo que consideraba una libertad antigua que le correspondía apenas estuviera disuelto el pacto
con el soberano, de la cual ningún otro territorio, y menos que nadie una ciudad vecina o una
capital amenazadora, podía declarar vocación hereditaria.
Además de estar enfrentados y de no contar con fronteras precisas, desde un primer momento los
nuevos estados se vieron surcados por profundos desgarramientos, aunque en el fondo todos
guardaran similitudes.
Sobre este fondo, que dominó el panorama político de América Latina hasta más allá de mediados
del siglo XIX, las excepciones son raras pero significativas. La primera es la de Brasil; garantizaron
estabilidad, gracias a la función de poder moderador, garante de la unidad política y territorial, por
la Constitución de 1824.
Quadrini Giuliana
Elaborado por Yamila García y Giuliana Quadrini
Yamila García