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Bloque 2

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BLOQUE 2.

La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio


(711-1474)

2.1.- Al-Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato


de Córdoba.
La conquista de la Península Ibérica por los árabes se puede explicar por: la crisis interna
de la monarquía visigoda, las intrigas políticas y las rivalidades entre bandos por ocupar el
trono eran frecuentes; y, en segundo lugar, el movimiento expansivo del Islam a partir del
año 634. El rey visigodo Witiza había dejado en herencia su trono a Agila. Cuando éste
murió (710), el duque de la Bética, D. Rodrigo, organizó una revuelta y ocupó el trono, lo
que desencadenó una guerra civil. Los nobles que apoyaban a Witiza pidieron entonces la
ayuda de los árabes. El gobernador del norte de África: Musa, aprovechó esta
circunstancia para expandirse por la península Ibérica. Musa envió una expedición dirigida
por Tarik, atravesó el estrecho llegando a Gibraltar. Tarik venció a D Rodrigo en la batalla
del Guadalete del 711. El 712 Musa cruzó el estrecho con un nuevo ejército y se unió a
Tarik en Toledo. En poco tiempo se consumó la conquista (712-714). La conquista fue
rápida y los musulmanes apenas encuentra resistencia, en algunas zonas la conquista no
fue por las armas sino mediante Capitulaciones.
En los primeros años de la conquista la Península fue una provincia del califato de
Damasco, que era gobernada por un Emir o un valí (gobernador). Esta época es conocida
como el Emirado dependiente de Damasco 714-756. En el 722 los musulmanes son
derrotados en la Batalla de Covadonga y en el 732 en la Batalla de Poitiers por los francos.
Queda fuera del control musulmán los valles cántabros y los Pirineos. En el 750 se produjo
una confrontación en Oriente Medio de la que salieron triunfantes los persas, expulsando al
califa de Damasco y asesinado a su familia: los omeyas. El nuevo califa, Abul-Abbas fundó
una nueva dinastía: la Abbasí, trasladando la capital a Bagdad. Uno de los omeyas
supervivientes: Abd-al Rahmán I, logró huir y se refugió en la Península Ibérica, fundando
el Emirato independiente de Bagdad del 756 al 929 . Durante los años siguientes se
produjo la consolidación de los omeyas en la Península, hasta que en el 929 Abd-al-
Rahamán III se autoproclamó califa. Este periodo es conocido normalmente como el
Califato de Córdoba 929-1031.El califato reivindicaba la legitimidad de la dinastía omeya,
y con él se alcanzó el máximo esplendor de Al-Ándalus. Desde el punto de vista del
desarrollo cultural, el punto culminante se alcanzó con Abd-al-Rahamán III; el máximo
esplendor político, con su hijo Al-Hakam II; y la figura militar más sobresaliente fue
Almanzor.
Con la muerte de Almanzor la inestabilidad política provocó la desintegración del califato y
dio lugar al primer periodo conocido como reinos de taifas.
2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí. (El desarrollo del tema ha de incluir los
imperios norteafricanos).
La llegada de los árabes a la península Ibérica marcó un periodo de esplendor en el plano
económico, político, social y cultural sin parangón, que alcanzó su punto culminante con el
Califato de Córdoba (929-1031) y Abderramán III. Desde comienzos del siglo XI comienza
una fuerte inestabilidad política en la que algunos territorios empiezas a independizarse.
En 1031, una rebelión depuso al último califa: Hisham III, desapareciendo el símbolo de la
unidad de Al-Ándalus, que se fragmentó en una gran cantidad de reinos: los reinos de
Taifas (taifa significa facción o bandería).
La inestabilidad política se acentúo, con lo que se establecieron conflictos armados entre
las distintas taifas. Fruto de ese proceso fue que los reinos más grandes absorbieron a los
más pequeños, como por ejemplo el reino de Sevilla que se anexionó a una decena de
pequeños reinos: Algeciras, Cardona, Córdoba, Huelva…
La debilidad política y militar de Al-Ándalus no se tradujo ni en crisis económica ni cultural.
Sin embargo, permitieron el avance de los reinos cristianos que se encontraban en plena
fase de expansión, por lo que tuvieron que pagar parias o tributos a los cristianos para
poder sobrevivir. El avance cristiano se mostraba imparable, como lo muestra la conquista
de Toledo en 1085. Por este motivo los reinos de taifas tuvieron que pedir ayuda a los
almorávides del norte de África. La dinastía almorávide defendía la guerra santa o yihad, lo
que le permitió expandirse entre los siglos XI y XII tanto en el norte de África como en la
península Ibérica, formando un importante imperio.
Su llegada provocó la derrota de Alfonso VI en Sagrajas, Badajoz. Posteriormente pasaron
a conquistar el resto de los reinos de taifas. Los almorávides no llegaron a consumar la
unificación y su hegemonía fue muy breve (1090-1145). En primer lugar, porque su
fanatismo religioso provocó el descontento no sólo de cristianos y judíos, sino también el
de amplios sectores de la población musulmana. En segundo lugar, porque sus éxitos
militares pronto tocaron techo: la pérdida de Zaragoza o la imposibilidad de reconquistar
Toledo provocaron el desprestigio de los almorávides dentro de la población musulmana.
Un tercer factor que aceleró la caída de los almorávides y la descomposición de Al-Ándalus
en los segundos reinos de taifas hacia 1145, fue la aparición en el norte de África del
movimiento almohade que surge en parte por la relajación religiosa en que habían caído
los almorávides. Almohade, viene a significar "el que reconoce la unidad de Alá".
Los almohades protagonizaron una unificación de Al-Ándalus en los siglos XII y XIII, más
concretamente entre 1146-1232. Los almohades fueron definitivamente derrotados en la
batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212 por el rey Alfonso VIII de Castilla y el territorio
Andalusí queda reducido al Reino Nazarí de Granada (1238-1492) obligado a pagar
parias a Castilla hasta su desaparición en 1492 con los RRCC.
2.3. Al Ándalus: economía, sociedad y cultura.
La base económica de Al-Ándalus era la agricultura, se perfeccionaron las técnicas de
regadío, gracias a la generalización de acequias y norias. Se introdujeron nuevos cultivos,
como el arroz, cítricos, caña de azúcar, azafrán y algodón.
Con la llegada de los árabes la ciudad cobró un nuevo esplendor, convirtiéndose no sólo
en centros culturales y políticos, sino también en centros de producción manufacturera y de
comercio. El zoco o mercado adquirió un gran significado.
Las manufacturas adquirieron un gran desarrollo, sobre todo el textil, la cerámica, el vidrio
y la industria del cuero, adquiriendo gran fama los cordobanes. Especial importancia
adquirió el papel, que fue introducido por los árabes y que resultaba mucho más barato
que el pergamino. La economía monetaria también se extendió en Al-Ándalus basada en el
dírham de plata y el dinar de oro.
La estructura social en Al-Ándalus era muy compleja. Por una parte, encontramos a la
aristocracia, integrada por árabes y sirios que ocupaban los altos cargos de la
administración del estado y eran grandes latifundistas; los bereberes, ocupaban un rango
inferior, ocuparon las tierras más pobres y se dedicaron básicamente a la ganadería, los
muladíes eran los cristianos convertidos al Islam. También existían otras minorías no
musulmanas: los judíos que vivían en las ciudades y se ocupaban de actividades
mercantiles y manufactureras; los mozárabes eran cristianos que vivían en territorios de Al-
Ándalus, la tolerancia inicial de los árabes hizo que judíos y mozárabes pudieran alcanzar
una importante pujanza.
La cultura andalusí gozó de gran esplendor; se edificaron Mezquitas como la de Granada y
la Alhambra de Granada, símbolos de esplendor del Califato de Córdoba y el reino Nazarí
de Granada, respectivamente. En el Al-Ándalus hubo grandes filósofos como Averroes y
escritores como Ibn Hazm.
2.4. Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la
Reconquista. Modelos de repoblación.

Los primeros núcleos de resistencia cristiana se consolidan entre los siglos VIII y X en
la Cordillera Cantábrica y los Pirineos, y desde allí, Don Pelayo, proclamado rey en el 718,
extendió su poder a Galicia y País Vasco. En el 910, Alfonso III trasladó la capital a León,
haciendo a Castilla independiente en el 930, y cuyo primer conde fue Fernán González. En
el siglo X, el reino de Navarra se consolidó, inició su expansión por La Rioja y fue
convertido en el más poderoso de los reinos cristianos por Sancho III; y el reino de Aragón
(rey Ramiro I) incorporó los condados de Sobrarbe y Ribagorza. Y en los siglos IX y X, los
Condados catalanes se independizan del reino Franco gracias a Wilfredo y Borrell II.

La Reconquista, iniciada en el norte y extendida hacia el sur, fue un proceso que duró
ocho siglos. Del siglo VIII al X: los cristianos avanzaron sobre el valle del Duero. De los
siglos XI al XIII: los reinos de León y Castilla ocuparon el valle del Tajo y de Aragón y los
Condados catalanes el del Ebro. En 1085, Alfonso VI conquista Toledo, y Alfonso I en 1118
Zaragoza. Entre 1150 y 1212, se conquistó el curso medio del río Guadiana; el reino de
León se extendió por Extremadura, el de Castilla por la sub-meseta sur y el de Aragón por
Teruel. En el siglo XIII, el reino de Castilla reconquistó el valle del Guadalquivir y Murcia,
Alfonso VIII derrotó a los almohades en Navas de Tolosa en 1212 y en 1248, Fernando III
tomó Sevilla. La Corona de Aragón conquistó el reino de Valencia (Jaime I en 1236) y
Baleares. Así, solo quedaba el reino de Granada, conquistado finalmente por los Reyes
Católicos en 1492.

La repoblación fue el proceso de colonización cristiana de las tierras reconquistadas. Los


modelos fueron: presura, siglos IX y X en el valle del Duero, ocupación de tierras sin
dueño reconocido; concejil, siglo XI entre los ríos Duero y Tajo, se creaban concejos que
con milicias encargadas de defender y repoblar la frontera y a los pobladores se les
concedían privilegios; órdenes militares, primera mitad del siglo XIII en la sub-meseta
sur, dividían la tierra y en ella se situaba un caballero con título de comendador; y
repartimiento, segunda mitad del siglo XIII en el valle del Guadalquivir, repartían los
bienes obtenidos en una conquista entre los participantes y su tamaño y valor estaba en
función del rango social del receptor.
2.5.  Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y
sociedad estamental.

Durante los siglos XI, XII y XIII, la monarquía tiene poco poder sobre los territorios de su
reino, los reyes son incapaces de imponer su poder sobre los señores feudales, ya que no
disponen de recursos para mantener un ejército y una administración en todo el territorio.
En el s.XIII los monarcas aprovechan el crecimiento económico y el auge de la burguesía
para imponer su poder sobre la nobleza feudal y garantizar la unidad del territorio.
La Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y el Reino de Navarra presentan una
estructura política similar, basada en tres instituciones: Monarquía, Cortes(reunión de
nobles, clérigos y estado llano para discutir y votar las peticiones del rey) y Municipios (en
manos de la oligarquía urbana. En Castilla y Aragón: Concejo, en Cataluña: Consell.
Existían algunas diferencias en la política ya que Castilla y Navarra formaban un único
estado, con las mismas Cortes y la misma ley y Aragón era una monarquía pactista, una
asociación de estados, cada uno con leyes e instituciones de gobierno propias.
La sociedad en los reinos cristianos era estamental. Dividida en tres estamentos: los que
luchan (nobleza), los que rezan (clero) y los que trabajan (campesinos). Los privilegiados
son los dueños de la tierra y están exentos de pagar impuestos. Son los nobles Tienen el
poder jurisdiccional en sus tierras, poseen grandes propiedades llamadas “señoríos” que
trasmite por el sistema de mayorazgo y el clero que se divide en alto clero , los obispos y
arzobispos; y el bajo (pueblo llano. Los no privilegiados se denominan pecheros, pagan
tributos. Es el grupo más numeroso, la mayoría campesinos. En las ciudades aparece la
burguesía, dedicados a tareas artesanales y comerciales. Las dos minorías religiosas son:
los judíos y los mudéjares, musulmanes que viven en territorio cristiano. Era una sociedad
agraria y como resultado de las relaciones de dependencia personal surge el régimen
señorial.
2.6. Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de
Navarra al final de la Edad Media.

En los siglos XIV y XV, en la Corona de Castilla son continuos los enfrentamientos
entre la monarquía y la nobleza. Se producen enfrentamientos civiles en la época de Juan
II y Enrique IV. Finalmente, en la Corona de Castilla se impuso el autoritarismo real sobre
la nobleza. Los enfrentamientos desaparecen en 1474, inicio del reinado de los RRCC, que
establecen una Monarquía Autoritaria. Las principales instituciones de Castilla son:
monarquía, las Cortes y los municipios. Las Cortes son un órgano consultivo, sin
capacidad de legislar, las convoca el rey para asuntos económicos. Las Cortes se
profesionalizaron y se creó la Cancillería, departamento burocrático para la
documentación regia, y el Consejo Real para las tareas de gobierno. Las Audiencias o
Chancillerías tienen función de Tribunal de Justicia, la Hacienda es el órgano de
administrar la economía, el órgano municipal más importante es el Concejo, dominado
por la oligarquía local. En la administración territorial, destacan las merindades y
adelantamientos. El gobierno de los municipios recae en los Regidores y en el s. XIV
surge la figura del Corregidor, representante del Rey en las ciudades.

La Corona de Aragón no era un Estado único, sino una unión de estados (Cataluña,
Valencia, Baleares, Aragón), en la que cada uno conservaba instituciones y leyes
particulares. La debilidad del poder real se manifiesta en el pactismo, por el que se
respetaban fueros y privilegios en esos territorios y los nobles tenían libertad y autonomía
en sus señoríos. En la administración central destacan el Consejo Real, las Cortes, con
poder legislativo; las Diputaciones, órgano de vigilancia de las Cortes para que se cumpla
lo aprobado, a mediados del siglo XIV se crea la Generalitat : comisión permanente de las
cortes catalanas que vigila el respeto de sus leyes. En la administración territorial, en
cada reino el rey tenía un lugarteniente o gobernador (virrey en Mallorca). Los territorios
se dividían en honores, en Cataluña en veguerías. Aragón vivió varias crisis políticas: al
morir Martin I en 1410 sin descendencia, en la ciudad de Caspe se reúnen
compromisarios de cada reino firmando EL Compromiso de Caspe de 1412 en el que
Fernando I de Trástamara es nombrado rey de Aragón.
En Navarra, las instituciones representativas fueron las siguientes: el Rey, las Cortes, el
Consejo Real, la Corte mayor o Cort general y la Cámara de Comptos. Durante los siglos
XIV y XV por motivos matrimoniales está más orientado a Francia que a los reinos
hispanos. A la muerte de Dña. Blanca a mediados del s. XV, comienza una guerra civil. En
1512 Fernando el Católico conquista Navarra y la incorpora al Reino de Castilla. La
incorporación de Navarra a Castilla se hizo bajo el principio de que Navarra conservaba su
condición de Reino (virrey) y sus instituciones privativas.

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