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Fractura de Cadera

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FRACTURA DE CADERA

La cadera es una articulación grande. En ella, la cabeza del fémur se introduce en una
cavidad formada por el hueso de la cadera denominada acetábulo. Una fractura de
cadera es una rotura de la cabeza del fémur. Se trata de un tipo de fractura que se
observa habitualmente en personas de edad avanzada.

Existen varios tipos de fractura en función de su localización:

Zona 1

 Fracturas subcapitales: Son las que se producen justo por debajo de la


cabeza femoral (la parte esférica del hueso).
 Fracturas cervicales o del cuello femoral: Tienen lugar en el cuello del
fémur (el parte tubular justo por debajo de la cabeza).
 Fracturas basicervicales o de la base del cuello femoral: Su trazo principal
está localizado en la unión entre el cuello femoral y la región trocantérica
(zona de ensanchamiento del fémur por debajo del cuello).

Zona 2

 Fracturas trocantéricas o pertrocantéricas: Se producen en el área


coloreada de color rojo.

Zona 3
 Fracturas subtrocantéricas: Por debajo de la región trocantérica. Son las que
tienen su trazo principal en la parte coloreada de azul.

CAUSAS
La fractura de cadera suele ser consecuencia de 2 circunstancias que habitualmente
afectan a las personas de edad avanzada: la pérdida del equilibrio y la descalcificación
de los huesos (osteoporosis).
La pérdida de equilibrio favorece las caídas, que frecuentemente recaen sobre un hueso
poco calcificado. Debido a la osteoporosis. Con los años, el hueso pierde densidad y por
ello es más fácil que se rompa. La cadera es una zona muy afectada por la osteoporosis
y, además, está sometida a los impactos repetidos que se producen al caminar. Por ello
las fracturas de cadera en el anciano son muy habituales. Como la osteoporosis afecta
más al sexo femenino, es habitual encontrar tres fracturas de cadera en mujeres por cada
una que se registra en hombres.
En ocasiones las fracturas son espontáneas, es decir, sin caída previa, siendo la caída
consecuencia y no causa de la fractura del hueso. En personas jóvenes las fracturas de
cadera pueden observarse tras accidentes, generalmente de tráfico.
FACTORES DE RIESGO
Edad. La densidad ósea y la masa muscular tienden a disminuir con la edad. Las
personas mayores también pueden tener problemas de vista y de equilibrio que pueden
provocar caídas.
Sexo. Las mujeres tienen fracturas de cadera con una frecuencia aproximadamente tres
veces mayor que los hombres. Las mujeres pierden densidad ósea más rápido que los
hombres, en parte porque la caída de los niveles de estrógeno que se produce con la
menopausia acelera la pérdida de la masa ósea. Sin embargo, los hombres también
pueden tener niveles peligrosamente bajos de densidad ósea.
Osteoporosis. Si tiene esta afección, que causa que los huesos se debiliten, corre un
mayor riesgo de tener fracturas.
Otras afecciones médicas crónicas. Los trastornos endocrinos, como tener una tiroides
hiperactiva, pueden crear huesos frágiles. Los trastornos intestinales, que pueden reducir
la absorción de vitamina D y de calcio, también pueden producir un debilitamiento
óseo. Las afecciones médicas que afectan al cerebro y al sistema nervioso, como la
discapacidad cognitiva, la demencia, la enfermedad de Parkinson, los accidentes
cerebrovasculares y la neuropatía periférica, también aumentan el riesgo de tener caídas.
Tener un nivel bajo de glucosa en la sangre y una presión arterial baja también puede
contribuir al riesgo de tener caídas.
Ciertos medicamentos. Los medicamentos con cortisona, como la prednisona, pueden
debilitar los huesos si se toma de manera prolongada. Determinadas medicinas o ciertas
combinaciones de medicamentos pueden provocarte mareos, por lo que tendrás una
mayor propensión a las caídas. Los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso
central, como los somníferos, los antipsicóticos y los sedantes, se asocian más
comúnmente con las caídas.
Problemas de nutrición. La falta de calcio y de vitamina D en la dieta cuando se es
joven disminuye el pico de masa ósea e incrementa el riesgo de tener una fractura en los
años venideros. También es importante obtener suficiente calcio y vitamina D en la
edad adulta para tratar de mantener la densidad ósea. A medida que se envejece, se debe
tratar de mantener un peso saludable. Tener un peso inferior al normal aumenta el riesgo
de pérdida de la masa ósea.
Inactividad física. La falta de ejercicio regular para soportar el peso, como las
caminatas, puede debilitar los huesos y músculos, lo que aumenta la probabilidad de
caídas y fracturas.
Consumo de tabaco y de alcohol. Ambos pueden afectar los procesos normales de
construcción y de mantenimiento de los huesos, lo que provoca la pérdida de la masa
ósea.
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS

A menudo, el médico puede determinar una fractura de cadera en función de los


síntomas y de la posición anormal de la cadera y la pierna. Por lo general, una
radiografía confirma una fractura y mostrará con exactitud su ubicación en el hueso.

Si en la radiografía no se observa una fractura, pero todavía persiste el dolor de cadera,


el médico puede indicar una resonancia magnética o una gammagrafía ósea para
buscar una fractura fina.

El tipo de cirugía que se realiza generalmente depende del lugar y la gravedad de la


fractura, de si los huesos fracturados no están bien alineados (fractura desplazada), de la
edad y de las afecciones preexistentes. Estas son algunas de las opciones:
 Reparación interna con tornillos. Se insertan tornillos de metal en el hueso para
mantenerlo unido mientras la fractura se cura. A veces, los tornillos están sujetos a
una placa de metal a lo largo del fémur.

 Reemplazo total de cadera. El extremo superior del fémur y la cavidad del hueso
pélvico se reemplazan con dispositivos artificiales (prótesis). Los estudios
muestran cada vez más que el reemplazo total de cadera es más conveniente y está
relacionado con mejores resultados a largo plazo en adultos sanos que viven de
forma independiente.

 Reemplazo parcial de cadera. Si los extremos del hueso fracturado se desplazan


o dañan, el cirujano podría extraer la cabeza y el cuello del fémur e instalar un
reemplazo de metal. El reemplazo parcial de cadera puede ser recomendable para
adultos que tienen otras afecciones de salud o deterioro cognitivo, o que ya no
viven de manera independiente.

Rehabilitación

El equipo de atención médica probablemente sacará de la cama y hará caminar al


paciente el primer día después de la cirugía. Al comienzo, la fisioterapia se centrará en
ejercicios de amplitud de movimiento y fortalecimiento. Según el tipo de cirugía que
haya tenido y de la ayuda que se tenga en casa, es posible que al salir del hospital se
deba acudir a un centro de atención prolongada.
En el centro de atención prolongada y en el hogar, es posible que se trabaje con un
terapeuta ocupacional que le enseñará técnicas para lograr la independencia en la vida
diaria, como usar el baño, bañarse, vestirse y cocinar. El terapeuta ocupacional
determinará si un andador o una silla de ruedas puede ayudar a recuperar la movilidad y
la independencia.

COMPLICACIONES

 Una trombosis venosa profunda y/o un tromboembolismo pulmonar. La


inmovilidad de la pierna tras la fractura o tras la intervención quirúrgica
favorece que se desarrolle una trombosis de las venas de la pierna y que los
trombos formados puedan soltarse hacia el pulmón. Por ello, todo paciente con
una fractura de cadera debe recibir tratamiento con anticoagulantes
(generalmente HBPM, vía subcutáneo) durante varias semanas.

 Durante la fase de convalecencia, estos pacientes tienen un mayor riesgo para


desarrollar úlceras por presión (úlceras por el encamamiento) en la espalda o en
los tobillos, neumonías y/o infecciones de orina.

CUIDADOS DE ENFERMERÍA

 Control de constantes vitales.

 Realizar curación de herida quirúrgica de forma aséptica.

 Animar a la paciente a empezar a moverse y sentarse en la silla.

 Ayudar a la paciente en el traslado cuando sea necesarios.

 Referir a la paciente al fisioterapeuta y terapeuta ocupacional.

 Subir las barras de la cama para prevenir caídas.

 Evitar excesiva humedad en la piel.

 Asegurar regulares cambios posicionales cada 2 horas.

 Comprobar y mantener miembros inferiores en abducción y el cuerpo alineado.


 Colocar o verificar medias antiembólicas.

 Colocar un colchón de aire para prevención de úlceras por presión.

 Mantener las sábanas sin arrugas, limpia y seca.

 Valorar la necesidad de suplementos nutricionales.

 Proporcionar tratamiento farmacológico prescrito (analgésicos, antibióticos y


anticoagulantes).

 Instruir a la paciente y familia acerca de signos y síntomas de infecciones.

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