Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Sectas 1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 88

Luego de la lectura del “articulo” y tomando en cuenta la conceptualización hecha respecto a los

«judaizantes», por medio de la cual se entiende que son los conversos al cristianismo de
procedencia judía que querían imponer la circuncisión y la observancia de la Ley de Moisés a los
conversos de procedencia gentil, con el argumento de que era necesaria para la salvación (en el
contexto de la iglesia primitiva), podríamos complementar, para señalar su influencia actual en las
iglesias, agregando que no son únicamente los judeocristianos los encargados de introducir estas
prácticas/doctrinas/costumbres como complemento necesario a la Fe en el Sacrificio de Cristo.
Hoy en día, esta yuxtaposición de elementos de la religión judía en el cristianismo se puede
observar en muchas sectas como los adventistas del séptimo día o el neo-judaísmo mesiánico

que eran todos aquellos, judíos o gentiles, que consideraban necesaria la observancia de la
circuncisión y de la Ley para salvación, además de la fe en Cristo cfr. (Gálatas 3:1-18).

Nombre dado a los judíos convertidos al evangelio que querían imponer a los creyentes gentiles la
CIRCUNCISIÓN, la fidelidad a la Ley y otras prácticas judías como medio de salvación (Hch 15.5).

El término no aparece en el Nuevo Testamento, pero los judaizantes constituyeron un verdadero


peligro para la naciente iglesia porque estaban dentro de ella misma. Además, constituían una
negación del genuino evangelio, que rompe las barreras raciales y es poder de salvación tanto
para el judío como para el gentil (Ro 1.16). El problema era delicado por cuanto los primeros
cristianos provenían del judaísmo (® PENTECOSTÉS) y no les era fácil un cambio radical de criterios.
Para resolverlo se convocó el ® CONCILIO DE JERUSALÉN (Hch 15). El gran defensor del evangelio
frente a los judaizantes fue Pablo (cf. 1 y 2 Co, Ro, Flp, y sobre todo Gl), y por tanto constituyeron
para él encarnizados enemigos; siempre procurando contrarrestar la obra misionera.

Los primeros disturbios para aquellas congregaciones no se originaron en el mundo pagano


circundante, ni en las autoridades romanas, sino en el judaísmo. Desde un principio los judíos
habían opuesto fuerte resistencia al ministerio de Pablo y lo habían atacado a él juntamente con
su mensaje. La fundación de las iglesias del sur de Galacia fue acompañada por la persecución de
las sinagogas locales (Hch. 13:45-50; 14:2ss, 19). Sin embargo, la ocasión directa de la carta debe
haber sido la visita de una delegación de judaizantes de la Iglesia cristiana de Jerusalén y su fuerte
influencia. La amenaza inminente no era la resistencia de los judíos o sus intentos de captar
adherentes al cristianismo, sino los judaizantes cristianos. «Judaizar» se refiere a la tendencia a
introducir elementos de la religión judía en el cristianismo (el término proviene del griego
iudaízein, υ α = «vivir según costumbre judía» en Gal. 2:14). Los primeros cristianos de la Iglesia
primitiva de Jerusalén eran judíos, cuya conversión y fe en Cristo no constituyeron ningún motivo
para renunciar al judaísmo. Pero cuando se convirtieron los primeros gentiles, se originó el
problema (Hch. 10-11). Algunos cristianos judíos creyeron que era necesario judaizar a los gentiles
como condición previa para que pudieran ser cristianos genuinos. Al mismo tiempo, con esta
actitud se podrían calmar los ánimos hostiles de los judíos y eludir la persecución (lo que se
trasluce en Gal. 5:11; 6:12).

Tratando de reconstruir la situación, el ambiente y los sucesos de aquel entonces, se supone que
poco después de la obra de Pablo en Antioquía (Hch. 11:25ss), llegaron aquellos judaizantes de
Jerusalén y causaron mucha inquietud doctrinal (vemos los resultados en Gál 2:11-14; Hch. 15:1).
Evidentemente, siguieron a Pablo cuando viajó con Bernabé por el sur de Asia Menor (primer viaje
misionero, Hch. 13-14).

Los judaizantes causaron gran confusión en las iglesias recién fundadas. Cuando Pablo regresó a
Antioquía (de Siria), se enteró del problema y de la inseguridad e inconstancia de los gálatas, por
lo cual escribió la carta inmediatamente para aclarar el asunto, a fin de confirmar el verdadero
Evangelio y fortalecer a los gálatas en la sana doctrina. Debido a los mismos problemas en
Antioquía, no pudo viajar inmediatamente a Galacia. Además, era inminente el viaje a Jerusalén
para tratar el asunto con las autoridades de la Iglesia madre. Tal fue el origen de esta epístola.

Los judaizantes que llegaron a Galacia eran probablemente una rama radical de los cristianos
judíos de Jerusalén (cf. 2:12), que querían imponer las exigencias de la Ley Mosaica a los cristianos
de la gentilidad (los hermanos de las Iglesias de Galacia eran,

Descargado de: http://www.yahwehjireh.org

1724

seguramente en su gran mayoría, gentiles: 4:8; 5:2s; 6:12s). Anteriormente, algunos de aquellos
judaizantes podrían haber sido fariseos (Hch. 15:5). Varios indicios de la carta incluso permiten
pensar que, por lo menos algunos, no eran verdaderos creyentes, sino hipócritas, intrusos hostiles
que solo pretendían difundir una versión doctrinal errónea (2:4: «falsos hermanos»; y compárense
las alusiones indirectas frecuentes: 1:7.9; 3:1; 4:17; 5:7, 10, 12; 6:12-13). De ahí se explica su
evidente posición discrepante con los apóstoles de Jerusalén, que apoyaban a Pablo (2:7-10).

La carta refleja algunas de aquellas falsas enseñanzas. Por ejemplo: la circuncisión es necesaria
para ser salvo (5:2-12; 6:12); se deben guardar ciertos meses o días festivos (4:10); se deben
observar los mandamientos acerca de las comidas (2:12ss). En general, enseñaban que por la
observancia de la Ley Mosaica, o por lo menos de algunos mandamientos que ellos estimaban
como de mayor importancia, se llegaría a estar en condición de alcanzar la salvación (2:16, 21;
3:11). Dicho en pocas palabras, exigían que los gentiles se convirtieran primero al judaísmo
mediante la circuncisión (proselitismo) para poder ser verdaderos cristianos. Pablo juzga que esta
actitud sería como un equivalente a un regreso a los antiguos esquemas paganos y sistemas de
auto-salvación (4:3, 8-9). Es un evangelio distorsionado y falso, y así deja de ser «evangelio» (1:6-
9). Es posible que algunos judaizantes quizás no fueran tan radicales, sino que se limitaran a
insinuar la necesidad de perfeccionar la fe en Cristo de los gentiles por medio de la observancia de
ciertos elementos de la Ley. A veces no se puede deducir con nitidez del texto si exigían la
obediencia a la Ley como condición para ser salvo, o para perfeccionar la salvación. De todos
modos, se trataba de una mezcla indebida de conceptos cristianos y judíos, y constituía una
confusión peligrosa de Ley y gracia.
JUDAIZANTES

Sustantivo que no aparece en las Escrituras, pero sí el verbo «judaizar», gr. iudaízo, υ α ω (Gal.
2:14). Por judaizantes se entiende a los conversos al cristianismo de procedencia judía que querían
imponer la circuncisión y la observancia de la Ley de Moisés a los conversos de procedencia gentil,
con el argumento de que era necesaria para la salvación. Esta tendencia, tan arraigada como
natural en el contexto judío, puso en peligro la novedad y universalidad de la naciente Iglesia
cristiana. Tuvo que ser examinada a fondo y combatida, especialmente por el apóstol Pablo. El
Concilio de Jerusalén ofreció una declaración terminante respecto a la libertad cristiana (Hch. 15).
Pablo, por su parte, presenta una poderosa refutación de la línea judaizante, que quería esclavizar
a los cristianos bajo el yugo de la Ley de Moisés, de la que habían quedado libertados, al estar bajo
la gracia por la obra redentora de Cristo (cf. 1 Cor. 7:19; Gal. 5:6; 6:15; Col. 3:11).

No hay que confundir a los judaizantes, que es una tendencia herética dentro del cristianismo, con
el judeocristianismo, que fue una rama dentro del mismo, de origen y naturaleza judía.

En su debate con los judaizantes, Pablo asume su herencia judía y su esperanza en el futuro de
Israel: de ninguna manera ha rechazado Dios a su pueblo. Pablo reivindica su pertenencia al
partido fariseo (Hch. 23:6), su educación en la Ley y religión judías (Hch. 22:3), enseñando así que
es uno de ellos y por su pueblo estaría dispuesto a perder lo que más quiere, la vida eterna:
«Desearía yo mismo ser separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los que son mis
familiares según la carne» (Ro. 9:3). De los judíos «es la alianza, la ley, el culto y las promesas» (Ro.
9:4s). Y la promesa incluye la entrada de los gentiles en la comunión de la nueva alianza, la cual se
funda en Jesús y su palabra. El Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree,
«al judío primero y también al griego» (Ro. 1:16). Jesús ha hecho de dos pueblos uno solo,
derribando la barrera intermedia de separación (Ef. 2:14). En esta nueva comunidad espiritual, la
justicia no se alcanza ni se manifiesta por la observancia de la Ley, sino mediante la fe, que asume
lo mejor del pasado y cumple lo que la letra fue incapaz de lograr: «La justicia de Dios se revela por
fe y para fe, como está escrito: Pero el justo vivirá por la fe» (Ro. 1:17; cf. Heb. 11). Véase
CONCILIO DE JERUSALÉN, IGLESIA, JUDEOCRISTIANOS, LEY.
VIII. CONFLICTO CON LOS CRISTIANOS JUDAIZANTES. El éxito de la obra de Pablo entre los gentiles
provocó entonces un conflicto en el seno de la Iglesia. Ciertos cristianos de origen judío, todavía
aferrados a la Ley de Moisés, fueron de Jerusalén a Antioquía con el fin de anunciar a los
convertidos salidos de la gentilidad que la salvación dependía de la circuncisión (Hch. 15:1).
Algunos años atrás, Dios se había servido de Pedro para revelar a la Iglesia que no tenían que
obligar a los discípulos de origen gentil a observar la Ley mosaica (Hch. 10:1-11:18). Pero los
cristianos judaizantes, en su mayor parte fariseos convertidos (Hch. 15:5), no siguieron las
instrucciones de Pedro. Cuando la Iglesia de Antioquía vio lo que estos enseñaban, envió a Pablo,
Bernabé y otros hermanos a Jerusalén, a fin de que sometieran la cuestión a los apóstoles y
ancianos (Hch. 15; Gal. 2:1-10; estos dos relatos concuerdan totalmente, a pesar de la diferencia
de perspectiva entre ambos redactores). A esta reunión se le da el nombre de Concilio de
Jerusalén, que debió tener lugar hacia el año 48 o 49 d.C.

Pablo dice que se puso en marcha después de una revelación directa de Dios (kat’apok|lypsin, α ϊ
υψ , Gal. 2:2). Estaba en juego el porvenir del testimonio cristiano. Triunfaron la fidelidad a la
doctrina cristiana y el amor. Pablo y Bernabé expusieron ante la Iglesia de Jerusalén la obra que
Dios había llevado a cabo por medio de ellos. Los cristianos judaizantes respondieron insistiendo
en la necesidad de la circuncisión y de la Ley de Moisés, lo que obligó a los apóstoles y ancianos a
reunirse para estudiar el

Descargado de: http://www.yahwehjireh.org

3294

problema (Hch. 16:6-29). Pedro les recordó que Dios había revelado su voluntad a este respecto
cuando Cornelio había sido convertido, y que los mismos judíos no habían podido llevar el yugo de
la Ley. Pablo y Bernabé mostraron asimismo cómo Dios había bendecido su obra entre los gentiles.
Santiago, el hermano del Señor, declaró que los profetas del AT habían anunciado que los gentiles
serían llamados. Se resolvió reconocer como hermanos a los convertidos incircuncisos,
liberándolos de la Ley, pero demandándoles sin embargo que respetaran unas prohibiciones
necesarias por su universalidad (la idolatría, la ingesta de sangre y comer animales ahogados,
prohibiciones impuestas a Noé y su descendencia, cf. Gn. 9:3, 4; y también la fornicación). Estas
interdicciones no eran ninguna concesión a los escrúpulos judíos, como algunos expositores han
alegado. No tendrían ningún sentido como mera concesión después de haber negado la necesidad
de la circuncisión, de importancia capital para ellos. La base sobre la que se dan a los cristianos
surgidos de la gentilidad es la de la voluntad expresa de Dios a nivel universal, ya que se trata de
«cosas necesarias» (Hch. 15:28, 29).
En la Epístola a los Gálatas, Pablo afirma que la Iglesia de Jerusalén le prestó su apoyo contra los
«falsos hermanos», y que Jacobo, Pedro y Juan le dieron la mano de comunión, reconociendo que
Dios, que les había dado a ellos el apostolado entre los judíos, había comisionado a Pablo y a
Bernabé para que evangelizaran a los gentiles. Así, Pablo quedó en comunión con los apóstoles, y
también en libertad para cumplir su misión. Los judaizantes mostraron entonces su
encarnizamiento, manifestando más tarde hostilidad e incluso odio contra Pablo, cuya opinión
había prevalecido. Los argumentos del antiguo fariseo habían salvaguardado la unidad de la Iglesia
y la libertad de los conversos incircuncisos. La decisión emitida daba la exacta relación de los
cristianos de origen gentil con la Ley, que quedaban libres de ella, poniéndolos sin embargo en
guardia contra unas prácticas que afectaban a la relación de toda la descendencia de Noé con el
Dios único soberano de este mundo, salvaguardando sus derechos sobre sí mismo (no a los dioses
falsos), sobre la Creación (permiso a Noé y a su descendencia para comer la carne de los animales,
pero no su sangre), y sobre el hombre mismo (el cuerpo no es para la fornicación, sino para el
Señor).

Sin embargo, la controversia se volvió a desencadenar poco después en Antioquía (Gal. 2:11-21).
Pedro, que había llegado a la capital de Siria, participaba al igual que Pablo en las comidas de los
creyentes incircuncisos. Después de la llegada de ciertos judíos de Jerusalén, Pedro, e incluso
Bernabé, dejaron de comer con los gentiles conversos. Pablo reprendió públicamente a Pedro, y
reafirmó los principios doctrinales sobre los que reposaban los derechos de los gentiles en la
Iglesia: la salvación solo se obtiene por la fe en Cristo, por cuanto el cristiano, crucificado con
Cristo, está muerto a la Ley de Moisés. Al morir, Cristo ha cumplido por su pueblo todas las
obligaciones legales. Es suficiente poner la fe en Cristo para venir a ser cristiano; no hay ninguna
otra condición que cumplir. Pablo sabía que no se trataba solo de preservar la unidad de la Iglesia,
sino de mantener la base fundamental del Evangelio. Al defender el principio de la salvación por la
fe y al dar a conocer por todas partes la Buena Nueva, contribuyó más que nadie a imprimir
carácter universal al testimonio cristiano.
¿Hay doctrinas, normas o costumbres judaizantes en nuestras iglesias actualmente?

Judaizantes En La Iglesia De Hoy

UDAIZANTES EN LA IGLESIA DE HOY

Por Dr. Víctor M. Centeno, Th.D.

El relativismo teológico actual, ha llevado a muchos líderes eclesiásticos a un raro sincretismo que
incorpora elementos judíos en la adoración. La creatividad y la espontaneidad, son elementos
positivos, pero ¿debe la iglesia gentil, apartarse de sus raíces culturales para adorar a Dios, según
la cultura, tradición y religión judía?

Primero, debo de explicar que, aunque se utilizan los términos “judío”, “Israelita” y “Hebreo”
intercambiablemente, como si significaran lo mismo, eso no es así. Israelitas son las personas
nacidas en Israel; Hebreo es el idioma que hablan y Judíos son los que practican el judaísmo.

La iglesia gentil ni es israelita ni está llamada a practicar el judaísmo. Si el judaísmo hubiera sido el
plan de Dios para la Iglesia, entonces ¿por qué tuvo que morir Jesucristo?, ¿Por qué el Señor eligió
y sacó a Pablo, precisamente, del Judaísmo?

En la actualidad ha resurgido una vieja herejía llamada “neo-judaísmo mesiánico”, que se está
infiltrando en algunos círculos evangélicos que, después de haber gustado las riquezas del Nuevo
Pacto y haber sido “aceptos en el Amado”, ahora se sienten incompletos y creen que tienen que
adorar a Dios, según el modelo judío. ¿Olvidan éstos que en Cristo estamos completos?
(Colosenses 2:10)

Las danzas hebreas, las vestimentas con colores simbólicos, el toque de “Shofar” o cuerno,
durante los cultos, el Menorah (candelero simbólico), la celebración de las fiestas judías, etc., han
sido incorporados en muchas iglesias evangélicas.

¿No han leído Gálatas 4:21-31? Allí, Pablo, utilizando una alegoría, usa a Sara y Agar como
representativas de dos pueblos. Israel, que es la Jerusalén actual que está, junto a sus hijos, en
esclavitud, y la Iglesia, “la Jerusalén de arriba, la cual es la libre”.

En Gálatas 4:30-31, Pablo concluye su pensamiento expresando: “¿Qué dice la Escritura? ¡Echa de
aquí a la esclava y a su hijo! El hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la
libre. Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava sino de la libre.”

A esta altura, alguien preguntará: ¿Qué hay de malo en utilizar ciertos símbolos y ritos de la
religión judía? No es que sea malo, por ejemplo, practicar las danzas. Aunque en el Nuevo
Testamento no se mencionan, reconocemos que son una expresión de adoración al Señor. El
peligro está cuando sólo se danza al estilo judío y se introducen los vestuarios, los símbolos, etc.

En esa línea, podríamos preguntar, ¿en qué se distinguen los símbolos de la religión judía a los
símbolos de la religión católica?
¿Por qué la iglesia evangélica no utiliza los escapularios, el rosario, los velones y las imágenes del
catolicismo? Creo que me he hecho comprender.

En ambos casos, dichos símbolos representan sistemas religiosos que no tienen nada que ver con
el cristianismo bíblico.

La iglesia del nuevo pacto no está llamada a adorar a Dios, mediante objetos visibles. Los
emblemas religiosos eran sólo sombra de lo que había de venir. El Apóstol Pablo fue claro en
puntualizar: “Pero el que se une al Señor, se hace uno con él en espíritu” - 1 Corintios 6:17.

En Juan 4:24 dice que “Dios es Espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en
verdad”. ¿Dónde queda espacio para los símbolos del judaísmo?

Asumamos, de manera hipotética, que Dios requiera símbolos en la adoración. Si así fuera, ¿por
qué la iglesia, que es el cuerpo espiritual de Jesucristo, en la dispensación de la gracia, tiene que
tomar prestados los símbolos y prácticas de una religión terrenal?

En 1 Corintios, capítulo 10, verso 32, Pablo hace una diferenciación meridianamente clara, entre
“judíos, gentiles y la iglesia de Dios”.

¿Por qué la iglesia que ha recibido el glorioso evangelio de Jesucristo, tiene que volver al
judaísmo? Las fiestas y símbolos de los judíos, vienen del Antiguo Testamento y fueron,
específicamente, para la nación de Israel. ¿Por qué cruzar el túnel del tiempo y meter a la Iglesia
en el desierto?

La Iglesia, no estaba en el Antiguo Testamento. La Iglesia nace en la cruz. Por eso, Jesús, utilizando
una terminología futurística, expresó: “Edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella”. (Mateo 16:18—Versión Reina Valera 1960) Entonces, ¿por qué celebrar
“años de jubileo” y “años sabáticos”? ¿Por qué tocar cuernos y vestirse como judíos? ¿Acaso la
iglesia se siente inferior con su posición en Cristo?

El Apóstol Pablo, quien escribió la epístola a los Gálatas, precisamente, para enfrentar la herejía de
los judaizantes, en Gálatas 4:9-11 expresa: “Pero ahora que conocen a Dios, o más bien que Dios
los conoce a ustedes, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor?
¿Quieren volver a ser esclavos de ellos? ¡Ustedes siguen guardando los días de fiesta, meses,
estaciones y años! Temo por ustedes, que tal vez me haya estado esforzando en vano.”

Cuando la iglesia cristiana se ha mezclado con elementos de otras religiones, el resultado siempre
ha sido negativo. Para los años 313 al 315, la iglesia cristiana, bajo el tratado de tolerancia de
Constantino, se obsesionó con los símbolos del paganismo y los incorporó en su adoración. ¿Cuál
fue el resultado? La iglesia se paganizó.

El reconocido teólogo Dr. Lewis Sperry Chafer, ha dicho: “El cristianismo está en contraposición al
judaísmo y cualquier mezcla entre ambos resultará en la pérdida de todo lo que es vital en el plan
de salvación”.

La estrategia de los propulsores del movimiento mesiánico consiste en utilizar las danzas davídicas,
el shofar, las vestimentas con colores simbólicos, etc., para crear fascinación en los creyentes y
luego, gradualmente, introducir su verdadera agenda doctrinal venenosa.
El Neo-judaísmo afirma que la iglesia gentil es pagana, anti-semita y apóstata. Alegan que las diez
tribus perdidas de Israel, están dispersas por la América Latina y que todos esos millones de
descendientes de antepasados judíos deben volver a sus raíces originales.

Como si eso fuera poco, el neo-judaísmo, al igual que el judaísmo ortodoxo, niega la divinidad de
Jesucristo.

La iglesia evangélica, en cada nación, posee un vehículo cultural hermoso para expresar su
adoración al Señor. Después de todo, la adoración es algo sublimemente espiritual.

ALERTA:

Apocalipsis 2:9 habla de la blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son.
Judaizando la fe cristiana: Sincretismo peligroso

Share

Tweet

Print

Desde tiempos del Nuevo Testamento (NT), y en base a la evidencia bíblica que nos brinda el libro
de Hechos desde el capítulo 11, ha existido la tendencia a incluir en la cristiandad conceptos
distintivos del judaísmo. En este capítulo, y a través de todo el NT, se aprecia claramente el gran
debate que generó la llegada del Espíritu Santo a los gentiles y cómo estos se debían incorporar a
la iglesia naciente. Estos debates llevaron a Pablo a mantener una ardua lucha para evitar someter
a los gentiles a costumbres y modalidades religiosas típicas del judaismo y que no necesariamente
eran características de la cristiandad que florecía en ese momento. Pablo entendía que todas las
cosas pertenecientes a la ley judía y sus hábitos litúrgicos sólo eran la sombra de Cristo y habían
quedado atrás.

Durante décadas han surgido movimientos con la intención de “rescatar” las prácticas típicas del
judaísmo tradicional e incorporarlas en la cristiandad. Una de esas herejías se llama neo-judaísmo
mesiánico. A diferencia de los judíos mesiánicos, que son judíos de nacimiento que han creído en
Jesús pero que mantienen su practicas tradicionales sin que afecten a las doctrinas esenciales de
la cristiandad, los neo-judíos mesiánicos son personas no judías que pretenden que los cristianos
practiquen como parte de su liturgia ritos, costumbres y doctrinas típicas del judaísmo, en otras
palabras, se trata de “prosélitar” al cristiano. Existe una variedad enorme de estas
congregaciones, algunas de corte pentecostalista o carismático, así como también podemos
encontrar ciertos rasgos de estas prácticas infiltradas en iglesias de concilios evangélicos
históricos.

El gran problema con estas prácticas es que un gran número de cristianos no tienen los
argumentos necesarios para refutar coherente y teológicamente estas modalidades. Esto surge
como consecuencia de la falta de una teología concreta, el relativismo religioso, misticismos, la
música carente de profundidad teológica, predicadores y maestros que no tienen un fundamento
adecuado de la fe y que, a través de medios masivos exponen discursos sin sustancia bíblica…
Estos y otros elementos han llevado a nuestra cristiandad a ser liviana y frágil en su apologética.
Lo lamentable del asunto es que muchas de estas prácticas hicieron su aparición años atrás y no
hicimos nada al respecto. Llegaron las danzas hebreas con su colorido, particular vestuario e
instrumentos musicales. Después, los símbolos judíos: la estrella de David, el candelabro, el uso
del “shofar” en la adoración y la celebración del culto. Además, en algunos casos, se ha quitado
la cruz de los altares para sustituirlo por el “menorah” y otros símbolos judíos. Estas prácticas se
adoptan utilizando pretextos que no pueden sostenerse en un estudio serio de la teología
cristiana, ignorando la gran riqueza que posee la cristiandad para desarrollar una adoración
completa y con sustancia teológica.

Varias son la preguntas que podemos exponer para un cuestionamiento adecuado del asunto;
¿Por qué se dan estas prácticas en la cristiandad occidental? ¿Qué argumentos existen para
sostenerlas? ¿Existe conexión entre la cristiandad neo-testamentaria y el judaísmo? y ¿Cuál es el
pueblo de Dios? Son muchos los elementos bíblica e históricamente sustentables para rechazar
cualquier intento de judaizar o aplicar ciertas prácticas a la cristiandad.

En primer lugar, el apóstol Pablo en Efesios 2:11-22 expone claramente que los gentiles éramos
extranjeros y estábamos lejos de las promesas de Dios. Ahora bien, una vez venido Cristo esa
“muralla” que nos separaba fue derribada, y “de ambos pueblos Dios hizo uno, edificado en el
fundamento de los Profetas y Apóstoles siendo la piedra angular Cristo mismo”. Como vemos,
según el apóstol no existen dos pueblos sino uno cuyo fundamento es Cristo, la Iglesia (el Israel
Espiritual). En Gálatas 3:27-29 el mismo Pablo dice “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni
libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” Está claro para
Pablo que ya no hay dos pueblos, sino uno sólo, la Iglesia y su doctrina está basada en Cristo.
Además, no podía existir otro criterio de adoración, si Cristo es el fundamento lo demás es cosa
del pasado.

No obstante, la lucha de Pablo por erradicar el acecho del judaísmo en la cristiandad era muy
evidente en casi todos sus escritos, más aún, se atrevió a llamar la atención al apóstol Pedro por
actitudes como esa. De todos modos, la iglesia cristiana no tenía por qué mantener o practicar las
costumbres del judaísmo para salvarse, sólo la fe en Jesucristo era suficiente para los apóstoles y
lo ha sido para la toda la cristiandad hasta el día de hoy. Este intento de judaizar a los cristianos a
través de danzas e instrumentos judíos es contrario a la escritura y a la tradición de nuestra fe.

Muchas iglesias de corte protestante carismático han adoptado estas prácticas sin la más mínima
investigación. Son víctimas más de una estimación judeo-histórica-cultural que del judaísmo en sí.
Han asumido como propias prácticas culturales-religiosas que no tiene nada que ver con la
cristiandad. La estrella de David, el candelabro, el arca y otros, no son símbolos cristianos. Una
simple búsqueda en internet bastaría para que nos diéramos cuenta de la diferencia entre ambas
religiones. No obstante, es importante señalar que ninguno de estos símbolos judíos le añade más
espiritualidad a una iglesia o al servicio religioso, simplemente es una percepción equivocada creer
que aportan un ambiente más espiritual por el solo hecho de ser judíos. Lo que da vida a la Iglesia
es la exposición de las Sagradas Escrituras, la fe en Jesucristo y la obra del Espíritu Santo en ella. Sé
que estamos de acuerdo con que esto sería suficiente, por lo tanto ¿Por qué lo otro?
Lo peligroso de estas prácticas es introducir a los cristianos en un legalismo basado en la cultura
judía, puesto que se tiende a sacramentar o a otorgarles un cierto nivel de santidad a elementos
del judaísmo que en sí mismos no tienen valor ni significado para un cristiano. Por otro lado, para
defender estas prácticas o posturas se apela a elementos o citas del Antiguo Testamento (AT) con
el objetivo de justificar aparentes ministerios. Evidentemente, se puede pensar que omitimos el
AT, pero en realidad no es así, ya que éste sigue siendo palabra inspirada y apunta a Cristo. El error
básico de estas prácticas es que se toman de forma aislada elementos del AT para hacer doctrina
en la iglesia del NT; algo realmente imposible de mezclar. La manera correcta de aplicar e
interpretar el AT es filtrando sus enseñanza a la luz del NT y no utilizando textos aislados que lo
único que provocan es caer en herejías y en deformaciones de la fe.

Resulta interesante notar que estas prácticas, que tanto proliferan en la actualidad, nunca han
formado parte de la cristiandad, lo cual indica que en la tradición de la iglesia no se han
considerado como un elemento importante para el desarrollo de la misma. Los grandes
pensadores y educadores de nuestra actual teología entendieron claramente lo que era la
cristiandad basada en Cristo. No se encuentra ni un solo dato en el que estos pensadores de la fe
insinuaran o apelaran a prácticas distintivas del judaísmo. Por otro lado, los que sostienen esta
práctica pretenden que se entienda como una nueva revelación para la iglesia, convirtiéndola en
una acción totalmente extrabiblica. Pretenden también la restauración de las fiestas judías en
iglesias cristianas (Yom Kipur, Rosh Hashana, Hannukah, etc). Estas fiestas se establecieron para
conmemorar eventos de la historia o como momentos de la adoración específicamente judías.
Además, se les atribuye a ciertos elementos de estas prácticas un valor profético-escatológico que
en realidad no tienen. Todas estas fiestas y días celebrados por los israelitas en el Viejo
Testamento, o fueron específicamente diseñados para la nación de Israel o bien fueron sombra y
figura de Cristo. Por esto entendemos que si Cristo ya vino y cumplió lo que estaba escrito sobre él
y nos ha dejado un mejor pacto establecido sobre mejores promesas, entonces ¿para qué vivir
bajo estos preceptos?

Es evidente que muchas congregaciones han adoptado estas prácticas y las han convertido en
ministerios locales. Aunque no expliquen su valor teológico, estas iglesias le sacan el beneficio de
la participación congregacional. En algunos casos, los pastores utilizan estos llamados
“ministerios” para mantener una participación activa de su juventud y su feligresía, además de que
ubica a la iglesia como parte de una vanguardia. Fuera de esto no tiene nada más, ya que como se
explicó anteriormente carece de valor teológico en un culto cristiano.

A lo largo de este artículo se han formulado algunas preguntas simples sobre estas prácticas, pero
podemos reflexionar sobre las siguientes:
¿Cómo llegó esto al culto cristiano, si la evidencia neo-testamentaria no lo sostiene?

¿Por qué en casi dos siglos de cristiandad es ahora precisamante cuando se ve?,

¿Estuvo oculta esta revelación a la iglesia por tanto tiempo que ni los teólogos que le dieron forma
a nuestra fe se dieron cuenta?

Si no tiene sentido teológico, ¿Por qué se sigue practicando? ¿Para qué?

Como ya he mencionado con anterioridad, el cristianismo no tiene nada que ver con el judaísmo.
La práctica de estos elementos, ya sea por malas interpretaciones o por modelos modernistas de
entretenimiento son contrarias a la doctrina basada en Cristo. Su continua practica no aportará
nada a la profundidad teológica, solo mantendrá ocupado a un sector de la iglesia en un ministerio
que está lejos de su verdadero sentido.

*Algunos apuntes tomados de: http://www.biblicaemanuel.com/Los%20Judaizantes%20del


%20Siglo%20XXI.htm
Judaizantes en el pentecostalismo de hoy.

14 febrero, 2019

pensamientopentecostalarminiano

Por: Fernando Ernesto Alvarado.

INTRODUCCIÓN.

Los cristianos evangélicos, y sobre todo los pentecostales, amamos al pueblo judío y oramos por la
paz de Jerusalén y la salvación de la nación de Israel. Sin embargo, Israel no es ni debería ser
nuestro ídolo. Es un error suponer que todas las decisiones políticas del actual Estado de Israel
sean correctas. Eso es cegarnos a la realidad de que los judíos también son seres humanos caídos,
que cometen errores y están muertos espiritualmente en tanto no reconozcan a Jesús como su
Salvador. En algunas iglesias, sin embargo, se oye a pastores y laicos afirmar que todos los judíos
serán salvos por el simple hecho de ser judíos y pertenecer al linaje escogido. No adoro ni venero
de forma enfermiza o fanática a la nación de Israel. Yo adoro al Dios de Israel y he depositado mi
fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, el Mesías judío. Tampoco sueño con ser judío ni busco en las
genealogías cualquier herencia sefardí basada en mi apellido (como se ha puesto de moda en
muchos círculos evangélicos latinoamericanos que desearían ser más judíos que los fariseos), no
me interesa tener vínculos de sangre con Israel o practicar costumbres judías como es el sueño de
muchos. Bendigo a Israel y lo amo, punto. Me siento orgulloso de ser un gentil pues, al igual que
los apóstoles Pedro y Pablo “…Comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en
toda nación se agrada del que le teme y hace justicia…” (Hechos 10:34-35; Romanos 2:11; Gálatas
2:6; Efesios 6:9).

¡CUIDADO! PELIGRO A LA VISTA…

Lamentablemente una tendencia judaizante y de veneración hacia Israel, sus costumbres y


símbolos, se ha infiltrado en muchas iglesias, principalmente neo pentecostales e insanas doctrinal
y litúrgicamente. Está comprobado que en ciertas congregaciones auto definidas como ‘iglesia
cristiana evangélica’, o que confiesan serlo, pero se identifican con nombres alusivos al Antiguo
Testamento, se ocupan más de Israel y de la cultura judía que del Señor Jesucristo y Su Evangelio.
Pero, ¿Por qué lo hacen? Causa sorpresa que, al entrar a muchas congregaciones evangélicas, lo
primero que ves son textos mencionando a Israel, escritos hebraicos y símbolos religiosos judíos.
¿Qué relación existe entre los decorados de muchas iglesias y el culto y la liturgia cristiana? Por si
eso no fuera suficiente, en muchas iglesias evangélicas sobresalen más los niños del ‘ballet
cristiano’ ataviados como judíos y danzando al son de la típica música israelí que la presencia
misma del Espíritu Santo o la búsqueda sincera de Dios. El espectáculo resulta a la vez tanto
atractivo como conmovedor. Niños y jóvenes, principalmente señoritas, pasan mucho tiempo
ensayando para brindar a la congregación un tremendo espectáculo al mejor estilo judío. En tales
congregaciones abundan los mensajes basados en el Antiguo Testamento sobre el ofrendar a Dios
y su complacencia con nuestros diezmos y ofrendas. Es decir, con dinero. No faltan los llamados a
‘pactar con Dios’ y se menciona con frecuencia el pacto de Dios con Abraham con el que ese varón
fue grandemente enriquecido con todo tipo de bienes. Cada vez que alguien se levanta para
recibir el sobre del ‘pacto’, la congregación prorrumpe en aplausos y el oficiante alaba la humildad
y valentía del ‘siervo’ o ‘sierva’ que ‘pacta’ con Dios. Al finalizar tales demostraciones se amonesta
a los remisos, reiterándoles que Dios castiga con pobreza material al que le roba.

Muchos de los líderes de tales congregaciones creen sinceramente lo que predican. Otros, a los
que por razones obvios prefiero llamar “apostolobos”, se aprovechan descaradamente de esa
pobre gente que no tiene argumentos necesarios para enfrentar a esos líderes; gente sencilla que
obedece mansamente por temor a perder su salvación; que carecen de enseñanza bíblica sólida
para ver la diferencia entre Evangelio y el error. Tales aberraciones han mal parido la denominada
Teología de la Prosperidad, combinando de forma irracional y absurda pasajes del Antiguo y del
Nuevo Testamento. Esto está produciendo congregaciones híbridas, fenómenos anormales que ni
son iglesia ni sinagoga. Y yo me pregunto: ¿Por qué se está regresando al Antiguo Testamento en
tantas iglesias cristianas? ¿Qué pasó con el Mensaje de la Gracia que se predicaba desde el
púlpito? ¿Dónde quedaron las enseñanzas de Jesús y los apóstoles sobre no volver atrás? ¿Qué es
lo que predicamos hoy? Con el ánimo de contribuir a despejar dudas y confusiones causadas
involuntaria o voluntariamente, analicemos qué nos dice la Palabra de Dios sobre esta moda
abrazada por muchos cristianos que se vuelcan a las tradiciones judías y a teologías defectuosas (o
debería decir herejías).

MANIFESTACIONES DE LA HEREJÍA JUDAIZANTE EN LAS IGLESIAS MODERNAS.

Pero la tentación de judaizar, de pervertir el Evangelio adoptando interpretaciones judías que no


proceden de la Biblia sino de tradiciones humanas, no es nueva. Ciertamente, hoy podemos hallar
manifestaciones de semejante conducta en aquellos cristianos que se empeñan en colocarse una
kipá argumentando su origen judío, cuando lo cierto es que la costumbre era desconocida en la
época de Jesús y sólo tiene unos siglos; en los que leen la Biblia desde una perspectiva talmúdica y
no neotestamentaria, en los que insisten en usar sólo nombres hebreos para referirse a Jesús o
demás personajes bíblicos, o en los que abogan por libros que pervierten el texto del Nuevo
Testamento como es el caso del llamado Código Real, una versión del Nuevo Testamento que se
presenta como traducción realizada de los manuscritos hebreos y arameos más antiguos a la luz
del pensamiento hebraico del primer siglo. La obra tiene la pretensión de poner al alcance de los
lectores el texto verdadero del Nuevo Testamento, pero en realidad es una verdadera estafa
científica, intelectual y espiritual que sirve de cobertura para algunas de las herejías más
destructivas. La inclusión de lenguaje y terminología hebrea, el uso de talits o mantos de oración,
los cánticos en hebreo, la danza hebrea, el uso del shofar, la estrella de David, la menorah
(candelero de 7 brazos), banderas de Israel adornando permanentemente los templos cristianos,
etc., son otros ejemplos claros de la introducción de estas modas heréticas en muchas iglesias
evangélicas. Sin embargo, esa moda (herejía más bien) no es nueva. La tendencia a judaizar la fe
cristiana proviene de tiempos bíblicos cuando los judaizantes pretendieron introducir en la
congregación cristiana rituales y costumbres judías como la circuncisión, las regulaciones
dietéticas, la observancia de días sagradas y muchos otros elementos. El judío Pablo ya tuvo que
enfrentarse con ella en el siglo I en pleno proceso de expansión del cristianismo. El apóstol Pablo
defendió a la naciente iglesia gentil de ese peligro espiritual a través de su carta a los gálatas.

Lamentablemente, el problema de la Iglesia de Galacia ha resurgido en estos postreros días con un


sin número de “creyentes” que sutilmente están introduciendo la doctrina de que el pueblo de
Dios ha perdido sus “raíces hebreas”; y que es necesario retornar a esas raíces. Esta invasión, no
procede en su mayoría de judíos convertidos al cristianismo; sino más bien, de gentiles cristianos
que se ponen a estudiar esas raíces hebreas y las quieren traer a las Iglesias. Pablo usa un fuerte
calificativo para los tales: “insensatos” (Gálatas 3:1). Estas iglesias judaizadas piensan que son más
espirituales por cantar en hebreo o arameo, usar vestimentas judías, hacer sonar los shofares o
incluir danza hebrea en sus servicios. Otros llegan incluso a abstenerte de ciertos alimentos y
guardar el día de reposo judío. Con ello pretenden volver a las “raíces hebreas” del cristianismo y
“liberarse” de la mentalidad “grecorromana” y gentil que, según ellos, tanto mal le hace a la
iglesia. Pareciera que no han leído estas palabras: “…Por tanto, nadie os juzgue en comida o en
bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que
ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo…” (Colosenses 2:16-17).

Nuestro Señor Jesucristo se opone firmemente a dichas tendencias judaizantes. En Apocalipsis 3:9
Jesús aseguró a los gentiles que le seguían según las decisiones del Concilio de Jerusalén (el cual se
opuso a los planes de judaizar la iglesia), que ellos hacían lo correcto y que serían final y
públicamente aprobados por Él: “…He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se
dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies,
y reconozcan que yo te he amado…” (Apocalipsis 3:9).

¿Por qué no vale la pena convertir la iglesia en una imitación de la cultura judía? En primer lugar
porque DIOS NO NOS HA LLAMADO A SER JUDÍOS NI ESPERA QUE LA IGLESIA LO SEA (Gálatas 2:11-
19; 3:28-29). Dios desea la formación de iglesias autóctonas en cada tribu, lengua, pueblo y nación
que lo alaben según su propia cultura (Apocalipsis 7:9). En la dispensación de la Gracia, ser judío o
no serlo es irrelevante para la salvación (Isaías 42:6; 49:6; Oseas 2:23, Hechos 13:47; Romanos
9:23-33).
Tras la glorificación de Jesucristo, llegó el Espíritu Santo tal como Él había prometido y empoderó a
los que creyeron convirtiéndolos en testigos de Su Persona y Obra Redentora; y lo sigue haciendo
aun hoy (Hechos 1-3). Los discípulos, que poco antes se preocupaban por la manifestación terrenal
del Reino prometido a David (Hechos 1:6-9 3), fueron sacudidos en su condición humana viviendo
el derramamiento pentecostal y siendo partícipes del evento más trascendental después de que la
cruz del Gólgota y el sepulcro de José de Arimatea quedaran vacíos. Los apóstoles y con ellos los
más de tres mil nuevos creyentes fueron testigos del nacimiento de la nación prometida a
Abraham y que Jesús anunció a Pedro que habría de edificar: Su iglesia (Mateo 16:16-18 4). En ese
solo día de Pentecostés se cumplieron la profecía de Isaías y la promesa de Jesús (Isaías 66:8). Los
primeros meses de la comunidad de fe fueron causa de admiración entre los judíos. Pero, poco
más tarde, el celo de los líderes judíos pudo más y originó la cruel persecución a los primeros
cristianos. Es lo que se lee en los primeros diez capítulos del libro de los Hechos. A partir del
capítulo 11, después que el Evangelio fuera predicado en Jerusalén, Judea y Samaria se nos revela
el carácter inclusivo de la iglesia. A diferencia del judaísmo que los excluye el Evangelio de
Jesucristo incluye a los gentiles. Este hecho glorioso de la misericordia de Dios fue acompañado,
sin embargo, por el esfuerzo ininterrumpido de parte de los judíos para introducir conceptos
propios de su religión en la doctrina cristiana. Por un lado, no cabían en su asombro de que el
Espíritu Santo pudiese operar en los que ellos consideraban impuros; por el otro, se conjuraron
para hacerlos volver a la religión ancestral, o eliminarlos definitivamente como hicieron con los
primeros mártires cristianos. Por eso el apóstol Pablo, judío de pedigrí si los hubo y habrá, se
ocupó en explicar con todo denuedo a los nuevos creyentes; les enseñó que todas las cosas
pertenecientes a la ley judía y su liturgia eran la sombra de Cristo y que, con la llegada del Hijo de
Dios a la tierra, aquellas y las tradiciones judías ya eran cosas del pasado (Hebreos 8:5; 9:23,24;
10:1; Colosenses 2:8, 17,18, 20; 2 Corintios 5:17; Gálatas 4:3,9). ¿Por qué muchos evangélicos hoy
en día quieren revivir lo que ya está muerto y ha sido anulado bajo el nuevo Pacto? Si eres judío y
esa es tu cultura, lo entiendo y lo acepto. Hazlo. Pero si eres gentil y solo quieres judaizar imitando
lo judío, no solo es medio ridículo lo que haces, sino que quizá debas tener cuidado, no sea que
introduzcas fuego extraño en la adoración a nuestro Dios. El Dios verdadero no es un dios tribal
judío, sino el Dios de toda la tierra y de todas las naciones (Salmo 24:1).
El filosemitismo evangélico y sus peligros

7 junio, 2019

pensamientopentecostalarminiano

Por: Fernando E. Alvarado.

INTRODUCCIÓN.

El filosemitismo es un fenómeno cultural caracterizado por el interés y respeto hacia la cultura y el


pueblo judío, por su significado histórico, el impacto que el judaísmo ha tenido sobre el mundo
occidental a través del cristianismo y durante la diáspora, su estatus de pueblo elegido por Dios
que aparece en la Biblia (Éxodo 6:6-7) o las cualidades atribuidas colectivamente a los judíos. Así
pues, el filosemitismo implica un sentimiento o acción que apoya o protege al pueblo judío, bajo el
fundamento de que los judíos, en virtud de su judaísmo, poseen cualidades deseables[1] El
término filosemitismo proviene del prefijo griego philos (amor) y de semita (relativo a los «hijos de
Sem», esto es, a los judíos). En el ámbito evangélico el filosemitismo ha cobrado niveles de
popularidad sumamente altos, convirtiéndose en la norma para ser medido como un buen
cristiano y considerándose, a veces de forma supersticiosa, como un requisito indispensable para
contar con el favor de Dios. El filosemitismo halla su razón de ser en pasajes bíblicos como Génesis
12:3-5; Isaías 62:1 y Salmo 122:6-9.

¿ES INCORRECTO AMAR A ISRAEL?

¡En ninguna manera! Nosotros los gentiles estamos en deuda con la nación judía. Pablo nos aclara
este punto: “En primer lugar, a los judíos se les confiaron las palabras mismas de Dios.” (Romanos
3:2, NVI). Los escritores del Antiguo y del Nuevo Testamento (exceptuando a Lucas) fueron judíos.
En otras palabras, los judíos son nuestros hermanos mayores en la fe, pues de ellos, del “pueblo
de Israel… son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la ley, el privilegio de adorar a
Dios y el de contar con sus promesas. De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza
humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre! Amén.”
(Romanos 9:4-5). No sólo la fe cristiana se fundamenta en la revelación original dada por Dios a
Israel, sino que nuestro Señor Jesucristo, el Dios hecho hombre, el Salvador del mundo, ¡Era judío!
¿Puedes imaginar una razón mayor para amar a Israel?

Un verdadero cristiano amará a Israel, deseará el bienestar del pueblo judío, pedirá en oración por
la paz de Jerusalén. Un verdadero creyente en Cristo jamás procurará el mal para la nación judía ni
apoyará forma alguna de antisemitismo. Sin embargo, eso no es todo: un verdadero creyente
anhelará y trabajará por la conversión del pueblo judío a Cristo, pues sabe que, ni siquiera los
judíos, podrán salvarse si no reconocen a Jesús como Salvador (Hechos 2:14-42; 4:12; 7:1-60; Juan
3:35; 1 Juan 5:12).
CUANDO LA ADMIRACIÓN SE CONVIERTE EN ENFERMEDAD Y EL AMOR EN OBSESIÓN.

Los cristianos evangélicos debemos ser muy cuidadosos en esta área. Jamás debemos permitir que
nuestro amor por el pueblo hebreo nos lleve a una veneración enfermiza por Israel y todo lo
relacionado con la cultura judía ¡Dicho extremo no es bíblico! Entonces ¿Por qué vemos en
muchas iglesias evangélicas una obsesión fanática por la cultura judía? ¿Por qué algunos cristianos
anhelan convertir sus iglesias en sinagogas adoptando emblemas, rituales, vestimenta,
instrumentos y cualquier otro elemento judío? ¿Por qué muchos cristianos se obsesionan con las
genealogías judías, los apellidos judíos y hasta buscan anhelosamente un supuesto linaje judío?
¿Por qué muchas iglesias realizan ceremonias de ordenación para sus ministros usando talits, kipás
y rituales similares al judaísmo? Simplemente porque muchos cristianos no comprenden el actual
estatus de Israel ante Dios ni su posición como creyentes en Cristo. El cristianismo moderno sufre
de la misma enfermedad que la iglesia en los tiempos de Pablo: las tendencias judaizantes.

¿HA PERDIDO LA IGLESIA SU IDENTIDAD EN CRISTO?

La raíz del problema se encuentra en que muchos cristianos evangélicos hemos olvidado nuestra
posición e identidad en Cristo. Por eso muchos están buscando en el judaísmo la respuesta a su
pérdida de identidad. Lo más triste de esto es que, en el proceso, están convirtiendo iglesias
cristianas legítimas en meras imitaciones de una secta judía con sus sinagogas y rituales
¡Necesitamos recuperar nuestra identidad cristiana, multiétnica y universal! ¿A qué me refiero con
eso? ¿A que debemos rechazar a los judíos? ¡Jamás! He dejado en claro que un verdadero
cristiano debe amar a Israel y orar por su salvación. Lo que quiero decir es que debemos equilibrar
nuestra devoción por Israel y adorar al Dios de Israel, no a los israelíes, sus logros, símbolos,
rituales y cultura. Sobre todo, debemos recordar ciertas verdades claras de la Palabra.

Para empezar, los cristianos dejaríamos de querer imitar las prácticas judías e incorporarlas en
nuestra liturgia, si tan solo recordamos que la condición especial de Israel como única nación
elegida por Dios cesó con la muerte de Cristo. La iglesia, conformada por personas de toda tribu,
lengua, pueblo y nación, es ahora, tanto o más que el Israel físico, el pueblo elegido de Dios:

El apóstol Pablo, un hebreo de hebreos (Filipenses 3:5) nos dice en sus epístolas: “Por lo tanto,
recuerden ustedes los gentiles de nacimiento —los que son llamados «incircuncisos» por aquellos
que se llaman «de la circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—, recuerden
que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y
ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo
Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo.
Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su
sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la ley con sus mandamientos y
requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la
paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a
la enemistad. Él vino y proclamó paz a ustedes que estaban lejos y paz a los que estaban cerca.
Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu. Por lo tanto, ustedes ya no
son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra
angular. En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en
el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su
Espíritu.” (Efesios 2:11-22, NVI).

Por tanto, actualmente es la iglesia la que tiene algo que ofrecerle al pueblo judío en cuanto a fe,
no al revés. Es la iglesia, no el Israel moderno, a quien Dios ha denominado “columna y baluarte de
la verdad” (1 Timoteo 3:15). ¿Acaso lo hemos olvidado?

En el Antiguo Testamento se dijo de Israel:

“Así que ve y diles a los israelitas: “Yo soy el Señor, y voy a quitarles de encima la opresión de los
egipcios. Voy a librarlos de su esclavitud; voy a liberarlos con gran despliegue de poder y con
grandes actos de justicia. Haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios. Así sabrán que yo soy el
Señor su Dios, que los libró de la opresión de los egipcios.” (Éxodo 6:6-7, NVI).

“«Anúnciale esto al pueblo de Jacob; declárale esto al pueblo de Israel: Ustedes son testigos de lo
que hice con Egipto, y de que los he traído hacia mí como sobre alas de águila. Si ahora ustedes
me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las
naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una
nación santa. Comunícales todo esto a los israelitas»” (Éxodo 19:3-6, NVI).

Mas ahora, en la dispensación de la gracia, es a la iglesia (la cual está formado por gente de todo
origen étnico) a quien Dios dirige estas palabras:

“Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios,
para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz
admirable. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían
recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido.” (1 Pedro 2:9-11, NVI).

En cuanto a la posición actual de Israel se nos dice:


“Hermanos, quiero que entiendan este misterio para que no se vuelvan presuntuosos. Parte de
Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. De
esta manera todo Israel será salvo, como está escrito:

«El redentor vendrá de Sión y apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos cuando
perdone sus pecados». Con respecto al evangelio, los israelitas son enemigos de Dios para bien de
ustedes; pero, si tomamos en cuenta la elección, son amados de Dios por causa de los patriarcas,
porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es también su llamamiento.” (Romanos
11:25-29, NVI).

¿Hemos leído bien? Sí, Dios llama a Israel “endurecidos”, “enemigos de Dios”. Entonces ¿Por qué
la iglesia debería imitar los rituales, prácticas y costumbres de Israel? ¡No tiene sentido!

Si bien Dios no ha desechado a Israel para siempre, su condición exclusiva como pueblo de Dios ya
no está vigente: judíos y gentiles tienen libre acceso por igual a la presencia de Dios. Un día Israel
volverá a su Dios y reconocerá a Jesucristo como su Mesías. Mientras tanto, la iglesia goza
plenamente de los privilegios, derechos y responsabilidades inherentes de ser considerados el
pueblo elegido, tal como lo hizo el Israel de antaño. La etnicidad (la afiliación al Israel natural) dejó
de ser, de una vez para siempre, requisito para ser considerado pueblo de Dios. Hoy, judíos y
gentiles creyentes en Jesucristo, somos un solo pueblo, sus elegidos:

“Esos somos nosotros, a quienes Dios llamó no solo de entre los judíos, sino también de entre los
gentiles. Así lo dice Dios en el libro de Oseas: «Llamaré “mi pueblo” a los que no son mi pueblo; y
llamaré “mi amada” a la que no es mi amada», «Y sucederá que en el mismo lugar donde se les
dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, serán llamados “hijos del Dios viviente”». Isaías, por su parte,
proclama respecto de Israel: «Aunque los israelitas sean tan numerosos como la arena del mar,
solo el remanente será salvo…” (Romanos 9:24-28, NVI).

Lo que ahora cuenta es estar en Cristo, no ser judío: “Todos ustedes son hijos de Dios mediante la
fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo
en Cristo Jesús. Y, si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos
según la promesa.” (Gálatas 3:26-29, NVI).

Bajo el nuevo pacto de gracia el “Israel de Dios”, no es el Israel racial, sino más bien el Israel
espiritual (Romanos 2:28-29; Romanos 4:13-16; Romanos 9:6-8). Este “Israel espiritual”, por
supuesto, incluye a todas las razas. El “Israel de Dios” significa la iglesia de Dios, la cual consiste en
todos aquellos y sólo aquellos, de toda nación, tribu y lengua, que caminan por esta norma. Si esto
es así ¿Qué sentido tiene venerar de forma insana y antibíblica a los judíos étnicos y su cultura?
Mas aún ¿Por qué hacer de la cultura y símbolos judíos parte de la liturgia cristiana?

IMITANTO LO QUE DIOS YA DECLARÓ INACEPTABLE COMO ADORACIÓN.

Considerando lo anteriormente dicho nos preguntamos: ¿Qué sentido tiene para el cristiano imitar
la fe y prácticas de aquellos cuyo sistema de adoración fue rechazado por Dios bajo el nuevo
pacto? ¡Ninguno! ¡Es totalmente inútil! Sin embargo, muchas iglesias evangélicas modernas
insisten en observar el sábado, utilizar candelabros de siete brazos, estrellas de David, banderas de
Israel en sus púlpitos, letras hebreas en su decoración, shofares, mantos de oración, kipás y hasta
danza hebrea en sus cultos. ¡Otros incluso llegan al extremo de celebrar festividades judías como
la Pascua, la fiesta de los Tabernáculos y muchas otras tradiciones judías! Todo esto en
contradicción con la palabra de Dios revelada en el Nuevo Testamento.

Este intento por judaizar el cristianismo fue duramente atacado por el apóstol Pablo en sus
epístolas:

“¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido
presentado tan claramente? Solo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las
obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son?… Todos los
que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición… Cristo nos rescató de la
maldición de la ley.” (Gálatas 3:1-14, NVI).

“Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley han roto con Cristo; han caído
de la gracia… Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a
la verdad? Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado.” (Gálatas 5:4-7,
NVI).

Pablo advirtió contra aquellos que pretendieran judaizar la fe cristiana:

“Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los
requisitos de la ley… anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los
poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile
triunfal. Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de
fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por
venir; la realidad se halla en Cristo. No dejen que les prive de esta realidad ninguno de esos que se
ufanan en fingir humildad y adoración de ángeles. Los tales hacen alarde de lo que no han visto; y,
envanecidos por su razonamiento humano, no se mantienen firmemente unidos a la Cabeza. Por
la acción de esta, todo el cuerpo, sostenido y ajustado mediante las articulaciones y ligamentos, va
creciendo como Dios quiere. Si con Cristo ustedes ya han muerto a los principios de este mundo,
¿por qué, como si todavía pertenecieran al mundo, se someten a preceptos tales como: «No
tomes en tus manos, no pruebes, no toques»? Estos preceptos, basados en reglas y enseñanzas
humanas, se refieren a cosas que van a desaparecer con el uso.” (Colosenses 2:13-22, NVI).

En su lucha contra los judaizantes, Pablo utilizó palabras duras de reprensión y repudio hacia
aquellos que querían convertir la fe cristiana en una extensión del judaísmo:

“Cuídense de esos perros, cuídense de esos que hacen el mal, cuídense de esos que mutilan el
cuerpo. Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos,
nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos. Yo
mismo tengo motivos para tal confianza. Si cualquier otro cree tener motivos para confiar en
esfuerzos humanos, yo más: circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de pura cepa; en cuanto a la interpretación de la ley, fariseo; en cuanto al celo,
perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable. Sin embargo, todo
aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. Es más, todo lo
considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo
he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No
quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la
justicia que procede de Dios, basada en la fe.” (Filipenses 3:2-9, NVI)

Pablo incluso confrontó personalmente a Pedro para evitar cualquier tendencia judaizante en la
iglesia:

“Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable. Antes
que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles. Pero, cuando aquellos
llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la
circuncisión. Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo
Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita. Cuando vi que no actuaban rectamente,
como corresponde a la integridad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres
judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los gentiles a practicar el judaísmo? Nosotros
somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos”. Sin embargo, al reconocer que nadie es
justificado por las obras que demanda la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos
puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley;
porque por estas nadie será justificado.” (Gálatas 2:11-16, NVI).

Que la voluntad de Dios es que la iglesia cristiana evite cualquier tendencia hacia lo judío queda
claro en la resolución del concilio de Jerusalén registrado en el libro de Hechos:
“Entonces los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a
algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Escogieron a Judas, llamado
Barsabás, y a Silas, que tenían buena reputación entre los hermanos. Con ellos mandaron la
siguiente carta: Los apóstoles y los ancianos, a nuestros hermanos gentiles en Antioquía, Siria y
Cilicia: Saludos. Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, los
han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les han dicho. Así que de común acuerdo
hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros queridos hermanos
Pablo y Bernabé, quienes han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Por
tanto, les enviamos a Judas y a Silas para que les confirmen personalmente lo que les escribimos.
Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de
los siguientes requisitos: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de
animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Bien harán ustedes si evitan estas cosas. Con
nuestros mejores deseos. Una vez despedidos, ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la
congregación y entregaron la carta. Los creyentes la leyeron y se alegraron por su mensaje
alentador.” (Hechos 15:22-31, NVI).

CONCLUSIÓN.

¿Por qué los apóstoles tomaron serias medida para evitar la judaización de la iglesia? Porque
entendían que la ley y sus requisitos habían pasado. Además, ellos jamás pretendieron que los
gentiles se convirtieran en judíos y adoptaran su cultura. Ellos sabían muy bien que, aún antes de
la venida de Cristo y la instauración del pacto de gracia, Dios había expresado la ineficacia del
sistema de adoración judío:

“«¿De qué me sirven sus muchos sacrificios? —dice el Señor—. Harto estoy de holocaustos de
carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de toros, corderos y cabras no me
complace. ¿Por qué vienen a presentarse ante mí? ¿Quién les mandó traer animales para que
pisotearan mis atrios? No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una
abominación. Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto que con su
adoración me ofendan! Yo aborrezco sus lunas nuevas y festividades; se me han vuelto una carga
que estoy cansado de soportar.” (Isaías 1:11-14, NVI).

En el Nuevo Testamento, la ineficacia y caducidad del viejo pacto no solo es insinuada, sino
explicada con claridad:

“El ministerio que causaba muerte, el que estaba grabado con letras en piedra, fue tan glorioso
que los israelitas no podían mirar la cara de Moisés debido a la gloria que se reflejaba en su rostro,
la cual ya se estaba extinguiendo. Pues bien, si aquel ministerio fue así, ¿no será todavía más
glorioso el ministerio del Espíritu? Si es glorioso el ministerio que trae condenación, ¡cuánto más
glorioso será el ministerio que trae la justicia! En efecto, lo que fue glorioso ya no lo es, si se le
compara con esta excelsa gloria. Y, si vino con gloria lo que ya se estaba extinguiendo, ¡cuánto
mayor será la gloria de lo que permanece! Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con
plena confianza. No hacemos como Moisés, quien se ponía un velo sobre el rostro para que los
israelitas no vieran el fin del resplandor que se iba extinguiendo. Sin embargo, la mente de ellos se
embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el mismo velo al leer el antiguo pacto. El
velo no les ha sido quitado, porque solo se quita en Cristo. Hasta el día de hoy, siempre que leen a
Moisés, un velo les cubre el corazón. Pero, cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es
quitado.” (2 Corintios 3:7-16, NVI).

“La ley es solo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas realidades.
Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer
perfectos a los que adoran. De otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios? Pues los
que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado.
Pero esos sacrificios son un recordatorio anual de los pecados, ya que es imposible que la sangre
de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo:
«A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo; no te
agradaron ni holocaustos ni sacrificios por el pecado. Por eso dije: “Aquí me tienes —como el libro
dice de mí—. He venido, oh, Dios, a hacer tu voluntad”». Primero dijo: «Sacrificios y ofrendas,
holocaustos y expiaciones no te complacen ni fueron de tu agrado» (a pesar de que la ley exigía
que se ofrecieran). Luego añadió: «Aquí me tienes: He venido a hacer tu voluntad». Así quitó lo
primero para establecer lo segundo. Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el
sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre. Todo sacerdote celebra el
culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los
pecados. Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre,
se sentó a la derecha de Dios, en espera de que sus enemigos sean puestos por estrado de sus
pies. Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.”
(Hebreos 10:1-14, NVI).

El nuevo pacto es perfecto ¿Por qué deberíamos volver a lo imperfecto? Si Dios nos llamó de toda
tribu, lengua, pueblo y nación ¿Por qué querer volvernos más judíos que los mismos judíos? ¿Qué
ganamos al adoptar sus prácticas, rituales y símbolos? ¿Qué le falta al Evangelio de gracia para
estar completo? ¿Añadiduras tomadas del judaísmo? ¡No lo creo! ¿Un amor idolátrico por Israel?
¡Tampoco! El Evangelio es perfecto tal cual es. No mezclemos vino nuevo en odres viejos:

“Ni echa nadie vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, el vino hará reventar los odres y se
arruinarán tanto el vino como los odres. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos.”
(Marcos 2:22, NVI)
Amar a Israel es bueno, pero debemos tener mucho cuidado con los extremos. El equilibrio bíblico
y la sana doctrina deben imponerse ante cualquier moda religiosa o tendencia del evangelicalismo
de hoy, tan propenso a acoger en su seno herejías y modas sin sustento bíblico.

REFERENCIAS.

[1] Alain Edelstein, An Unacknowledged Harmony, Philosemitism and the Survival of European
Jewry, Greenwood Press, London, 1982 (en inglés)., pp. 11 y 13.
JUDAIZANTES

Movimiento judeocristiano. Un buen número de gentiles, en iglesias como la de Galacia, se


sometieron a ciertas prácticas de la ley judía. En términos de la iglesia primitiva, judaizantes eran
los que consideraban esa observancia como necesaria o conveniente para la vida cristiana. En la
Iglesia han aparecido tendencias judaizantes en diversas épocas.

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

tip, RELI

ver, CONCILIO, APí“CRIFOS, GNOSTICISMO, EBIONISMO

vet, Eran aquellos que querían imponer la observancia de la ley de Moisés a los cristianos
convertidos de entre los gentiles, con el argumento de que era necesaria para la salvación. Este
sustantivo no aparece, sin embargo, en las Escrituras, donde lo que sí aparece es el verbo
“judaizar” (Gá. 2:14). Esta fue una fuerte tendencia en el seno de la iglesia apostólica, y que tuvo
que ser examinada a fondo y combatida. El concilio de Jerusalén había ya dado una declaración
terminante respecto a la libertad cristiana (Hch. 15, cfr. CONCILIO DE JERUSALEN), y Pablo da, en
su Epístola a los Gálatas, una poderosa refutación de la línea judaizante, que quería esclavizar a los
cristianos bajo el yugo de la ley de Moisés, de la que habían quedado libertados, al estar bajo la
gracia por la obra redentora de Cristo. Entre los grupos que surgieron de los tempranos
judaizantes se puede mencionar la secta de los ebionitas, que cayeron en profundos errores con
respecto a la persona de Cristo, habiendo surgido de un rechazo de la eficacia y carácter de su
obra. Ireneo (Contra Herejías, I, 26:2) refiere que rechazaban la divinidad de Cristo. Usaban el
llamado Evangelio según los Hebreos, conocido sólo a través de citas fragmentarias (véase
APí“CRIFOS). Rechazaban a Pablo como renegado. Había ebionitas de corriente gnóstica. (Véase
GNOSTICISMO. cfr. ISBE, “Ebionism”.)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[017]
Cristiano de los tiempos primitivos que entendieron el mensaje cristiano como continuidad del
judío. Pretendieron mantener costumbres, cultos y actitudes éticas judías y crearon diversas
tensiones en la primitiva Iglesia (Hech. 15.5)

El más adversario de esas actitudes fue Pablo (Gal. 2.14) que había sido fariseo e hijo de fariseos,
antes de su conversión. El emblema de los juidaizantes era la circuncisión y sus preocupaciones los
tiempos de alimentos,

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú
2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa


LOS JUDAIZANTES UNA NUEVA AMENAZA A LA PUREZA DEL EVANGELIO

Publicado el mayo 7, 2017por unidoscontralaapostasia

Juan A. Cordova

judaizantes“Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros


ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto
solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?
¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” Gálatas
3:1-3

INTRODUCCIÓN:

Tal como Cristo en Mateo 24; y Pablo en muchas de sus epístolas, la Iglesia de Cristo está siendo
zarandeada como el trigo con una desviación de la pureza del Evangelio, en este caso nos
referimos a Los Judaizantes. Numerosas Iglesias que erróneamente profesan “regresar a sus
raíces”, están sutilmente regresando a las practicas judaicas del Antiguo Testamento. Como la
Iglesia de Galacia, están retornando a los rudimentos legalistas del pueblo de Israel. Están
sumándole “Ley, tradiciones, costumbres judaicas a LA GRACIA; de tales Judaizantes debemos dar
un ÉXODO porque es un evangelio leudado.

¿QUÉ ES JUDAIZAR?

En la Iglesia primitiva, siempre existieron grupos de judíos cristianos que consideraban que las
leyes Levíticas aún estaban vigentes para los gentiles que se habían convertido a Cristo. Entre las
prácticas que querían implementar está el rito de la circuncisión. Podríamos decir que “JUDAIZAR”
es “querer vivir como judío” siendo que una vez salvos ni judío ni gentil está obligado a
circuncidarse. En Gálatas 2:14, Pablo llama a estas personas introducidas en la Iglesia de Galacia;
“falsos hermanos” (2:4). Los Judaizantes decían “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés,
no podéis ser salvos.” (Hechos 15:1). Tenemos aquí que distinguir entre los judíos (no salvos) que
siempre practicaban el rito de la circuncisión; y a los judíos que les había llegado el Evangelio
llamados por Pablo en Hechos 11:2; Gálatas 2:12 y Tito 1:10 “los de la circuncisión porque aun
querían imponer el rito a todos los creyentes.

LOS JUDAIZANTES MODERNOS.

El problema de la Iglesia de Galacia está siendo “revisitado” en estos postreros días con un sin
número de “creyentes” que sutilmente están introduciendo la doctrina de que el pueblo de Dios
ha perdido sus “raíces hebreas”; y que es necesario retornar a esas raíces. Esta invasión, no
procede en su mayoría de judíos convertidos al cristianismo; sino más bien, de gentiles cristianos
que se ponen a estudiar esas raíces hebreas y las quieren traer a las Iglesias. Pablo usa un fuerte
calificativo para los tales: “INSENSATOS” (Gálatas 3:1).

III. ADVERTENCIAS A LOS INSENSATOS QUE QUIEREN REGRESAR AL LEGALISMO.

PASTORES: Arrepiéntete de tu sutil intento de querer dizque llevar a la Iglesia a sus “raíces
judaicas”. Nuestra raíz procede del tronco de Isaí, a saber, Cristo.

“JUDAIZAR”, es retornar al camino a el Monte Sinaí, a la sombra, dejando paso a paso el nuevo
camino que Cristo por su muerte expiatoria nos abrió por medio del velo que es su carne.

“JUDAIZAR” , es predicar un “evangelio” por obras y haces inútil la cruz.

“JUDAIZAR”, es militar en la carne cuando somos llamados a vivir en el Espíritu.

“JUDAIZAR”, es un retorno a la letra de la ley ceremonial que fue dada SOLO a Israel.

”JUDAIZAR”, es desligarse de Cristo y abrazar costumbres y practicas SOLO dadas a Israel.

¡PELIGRO! “JUDAIZAR”, entra en la categoría “de otro evangelio”, y Dios maldice a todos los que
predican un evangelio diferente.

¡PELIGRO! Cuando Cristo dijo en la Cruz: ¡Consumado es! cumplió todas las demandas de la ley;
pues ningún hombre judío o gentil pudo cumplirla.

HERMANO: No pertenezca a una Iglesia que se está desviando del camino de la Cruz; regresando
al camino del error doctrinal.

TUS RAÍCES: están solamente en Cristo y en el Evangelio SOLO por Gracia SOLO por la Fe.

¿QUIÉN TE FASCINÓ? Seguramente tu pastor o un maestro o las redes sociales. Renuncia a esas
prácticas porque son perniciosas a la Salvación SOLO por Gracia.

PASTORES: Deja de arrastrar a la Iglesia de Cristo quien Él compro a precio de Sangre, llevándole a
laberintos que tú ni aun conoces porque no eres un judío.

IGLESIAS JUDAIZADAS Y MESIÁNICAS, si piensan que son más espirituales por: Cantar en hebreo o
arameo, usar vestimentas judías, abstenerte de ciertos alimentos y guardar el día de reposo;
parece que no habéis leído estas palabras: ” Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o
en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de
venir; pero el cuerpo es de Cristo.” (Colosenses 2:16-17).

DESVIACIÓN DE LA VERDAD; es el camino peligroso de todos los que “le quitan o le suman” a la
simplicidad del Evangelio de Cristo.
ES OTRO EVANGELIO, (aunque sabemos que solo existe uno); porque lleva a los incautos y a los
ignorantes por un camino que desmerita los logros expiatorios de Cristo.

ES OTRO ESPÍRITU, el mismo que fascino a Eva en el huerto escuchando la mentira satánica
predicada por la serpiente antigua, Satanás.

“JUDAIZAR”, es comenzar tu vida cristiana en “el Espíritu”; y terminar “en la carne”.

Escrito: Juan A. Cordova

Edicion: Lupita Anaya


LOS JUDAIZANTES

Gentiles y Judíos judaizando a gentiles

Ellos creen que el apóstol Pablo cuando predicaba el evangélio de Cristo a los gentiles, les
enseñaba el Judaismo (la Torah).

Esto no puede ser cierto, Porque, el apóstol Pablo afirmó que el evangelio que él predicaba entre
los gentiles, ni lo recibió, ni lo aprendió de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo
(Galatas 1:11-20).

¿Acaso mintió Pablo?,

No, Porque todos sabemos que el Apóstol Pablo recibió instrucciones de la Ley de un Judío fariseo
llamado Gamaliel (Hechos 22:3), y todos sabemos que Pablo no se refirió a la torah de los Judios
cuando dijo que el evangelio que él anunciba a los gentiles, ni lo recibió ni lo aprendió de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo; Por lo tanto, el Apóstol Pablo aunque era Judío y era
irreprensible en cuanto a la Ley, no predicaba ni enseñaba el Judaísmo (la Torah) entre los
gentiles.

Claro está que usó la Ley y los profetas (en las sinagogas Judías cada sábado) para probarles a los
judíos (por las Escrituras) que Jesucristo era el Mesía; pero no predicó la Ley como doctrina a
seguir para los gentiles creyentes.

Fíjense en el texto:

Gálatas1:11-20. -Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según
hombre; pues yo NI LO RECIBÍ NI LO APRENDÍ DE HOMBRE ALGUNO, SINO POR REVELACIÓN DE
JESUCRISTO. Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo EN EL JUDAISMO, que
perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; y EN EL JUDAISMO aventajaba a muchos
de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.
Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
REVELAR A SU HIJO EN MÍ, para que yo le predicase ENTRE LOS GENTILES, no consulté en seguida
con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia,
y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y
permanecí con él quince días; pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano
del Señor. En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento.

Por lo tanto, cuando se aplican cosas de la Ley (la torah) a los creyentes gentiles (dias de reposo,
diezmos, alimentos limpios e inmundos, circuncisión, idioma, dialectos, costumbres y culturas
judías, etc.), con el propósito marcado de que son imprescindible para salvación; están enseñando
otro evengelio diferente al que Pablo recibió de Jesucristo, para predicarlo los gentiles y se están
acarreando maldición y perdición (Gálatas 1:6-9).

Fíjense en el texto:

Gálatas 1:6-8. -Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia
de Cristo, para SEGUIR UN EVANGELIO DIFERENTE. No que haya otro, sino que hay algunos que os
perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. MAS SI AUN NOSOTROS, O UN ÁNGEL DEL
CIELO, OS ANUNCIARE OTRO EVENGELIO DIFERENTE DEL QUE OS HEMOS ANUNCIADO, SEA
ANATEMA (maldito).

Si usted no es Judío, entonces no presuma serlo, ni trate de Judaizar a los gentiles, porque
entonces sería un blasfemo (apocalipsis 2:9; 3:9); enseñaría otro evangelio (Gálatas 1:6-8); y sería
un apóstata de la Fé (1 Timoteo 4:1).

JESUCRISTO DIJO:

– Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), Y LA BLASFEMIA DE LOS
QUE DICEN SER JUDIOS Y NO LO SON, SINO SINAGOGA DE SATANÁS. (Apocalipsis 2:9).

– He aquí, yo entrego de la SINAGOGA DE SATANÁS A LOS QUE DICEN SER JUDIOS Y NO LO SON,
SINO QUE MIENTEN; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te
he amado. (Apocalipsis 3:9).

EL APÓSTOL SANTIAGO ESCRIBIÓ:

– Hermanos míos, no os hagáis MAESTROS MUCHOS DE VOSOTROS, sabiendo que recibiremos


MAYOR CONDENACIÓN.- (Santiago 3:1).

EL HERMANO ESTEBAN LE DIJO A LOS RELIGIOSOS Y FARISEOS JUDÍOS:

¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo;
como vuestros padres, así también vosotros. (Hechos 7:51)

MUCHOS RESISTEN AL ESPÍRITU SANTO contradiciendo sus mandamientos con relación a nosotros
los gentiles creyentes, cuando aplican cosas de la Ley (la Torah) a los gentiles.
EL CRISTIANO SE CARACTERIZA POR TENER EL ESPÍRITU SANTO Y SE RIGE POR ÉL.

El Espíritu Santo y los Apóstoles tomaron una decisión sobre nosotros los gentiles, con relación a la
Ley de Moisés: Fíjense:

– PORQUE HA PARECIDO BIEN AL ESPÍRITU SANTO, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más
que estas cosas necesarias, que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y
de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien (Hechos 15:28-29)

– Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando QUE NO
GUARDEN NADA DE ESTO; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de
ahogado y de fornicación. (Hchos 21:24-25)

– Y al pasar por las ciudades, LES ENTREGABAN LAS ORDENANZAS QUE HABÍAN ACORDADO LOS
APÓSTOLES Y LOS ANCIANOS QUE ESTABAN EN JERUSALÉN. Así que las iglesias eran confirmadas
EN LA FE, y aumentaban en número cada día. (Hechos 16:4-5)

Nosotros los gentiles creyentes debemos seguir el mandamiento dado por el Espíritu Santo y los
Apóstoles en aquel concilio: Hechos 15:1-32; 16:4-5; 21:24-25.

Si el Espíritu Santo hubiera querido que (nosotros los gentiles creyentes) diezmáramos, o que
guardáramos días de reposo, observáramos los alimentos limpios o inmundos, Luna nueva, etc.
etc.

Nos lo hubiera dicho en este concilio (reunión extra-oficial) que sucedió en Jerusalém (Hechos
15:1-35) y que fué efectuada precisamente para nosotros los gentiles creyentes (las naciones).

DEBEMOS PERSEVERAR EN LA DOCTRINA APOSTÓLICA NO EN LA JUDAÍCA

Hechos 2:42 Y PERSEVERABAN EN LA DOCTRINA DE LOS APÓSTOLES, en la comunión unos con


otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

Pero muchos arrastran el zumo y el asiento de los libros que de largo tiempo consumen,
quedándose leudados y resistiendo al Espiritu Santo.
No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
(Gálatas 2:21)

¡¡¡ A DIOS SIEMPRE TODA LA GLORIA !!!


Los Judaizantes del Siglo XXI

Por René X. Pereira

Resulta interesante cómo están reapareciendo las viejas herejías que hace mucho tiempo
amenazaron al cristianismo y fueron en aquellos tiempos contrarrestadas por los cristianos de
entonces. Sin embargo, el pueblo cristiano de hoy no es el mismo de aquél tiempo. En los
primeros siglos de la fe cristiana se levantaron los apologistas. Eran líderes capaces que
enfrentaron aquellas herejías con sólidos argumentos y un vasto conocimiento de las Sagradas
Escrituras. Desafortunadamente el pueblo cristiano, envuelto más en el misticismo, el relativismo
y el neocarismatismo, carece de las herramientas necesarias para enfrentar las falsas doctrinas con
argumentos sólidos y presentar una defensa coherente de la fe bíblica. En ocasiones, cristianos de
débil fundamento en la Palabra y pobre compromiso con la verdad, son presa fácil de estos vientos
de doctrina y estratagema de engañadores. Su alimento no es la Palabra, sino otras fuentes de
dudosa confiabilidad, como lo es mucha de la literatura cristiana actual, una buena parte de la
música que se produce y la pobreza teológica de la mayoría de los predicadores y maestros que
aparecen en los medios masivos.

Una de las últimas herejías que han surgido es el neo-judaísmo mesiánico. Debemos distinguir
entre éstos y los judíos mesiánicos, que son judíos de nacimiento que han creído en Jesucristo y en
su liturgia conservan sus raíces judías, manteniendo íntegras las doctrinas esenciales del
cristianismo. El neo-judaísmo mesiánico, también conocido como el movimiento de los nazarenos
(no la iglesia del Nazareno que es una denominación evangélica), es una secta que procura
proselitar a los cristianos evangélicos para que abandonen sus congregaciones cristianas y adopten
las costumbres, ritos y doctrinas judaizantes de este movimiento. Este grupo parte de la creencia
de que las diez tribus perdidas de Israel están dispersas en América latina y todos esos millones de
descendientes de antepasados judíos deben volver a sus raíces originales. Afirman también que la
iglesia cristiana se gentilizó y abandonó su origen judío, se volvió anti-semita y hasta adulteró la
Biblia para romper con sus raíces judaicas. Y lo peor aún, rechazan doctrinas claves de la fe
cristiana como la Trinidad, la eternidad de Jesús, y declaran además que las Escrituras en sus
traducciones modernas han sido adulteradas y no son fidedignas.

Antes de pasar a discutir y refutar bíblicamente las creencias y enseñanzas de esta secta, deseo
hacer el siguiente comentario. Todo esto que ha surgido ha sido en gran parte causado por la
misma iglesia cristiana. Hace un tiempo atrás llegó la moda de las danzas hebreas, el uso de
símbolos judíos, tocar el “shofar” o cuerno para comenzar los cultos y la celebración de fiestas
judías. Sin ser judíos, y teniendo ya una rica cultura propia en donde celebrar la presencia de Dios,
muchas iglesias comenzaron a copiar esos estilos. Llegó el momento que se levantó una pasión por
lo judío donde algunas iglesias hasta quitaron la cruz de sus púlpitos para poner el “menorah” o
candelabro de los siete brazos, estrellas de David y cosas por el estilo. ¿Por qué? ¿Qué de malo
hay en adorar en el estilo de nuestra propia cultura? Si no somos judíos y pertenecemos al pueblo
santo de Dios, que es su iglesia, ¿para qué adoptar estas prácticas? El resultado de todo esto es
que muchos pastores y líderes han preparado el camino para que surja esta nueva forma de
apostasía. Lo que están haciendo muchos cristianos es simplemente dar el próximo paso: ser
judíos completos.

ADVERTISEMENT

REPORT THIS AD

Cuando se abre la puerta a prácticas que no tienen respaldo alguno de la Palabra, en especial, de
la doctrina apostólica contenida en las epístolas, se infiltrarán toda clase de herejías destructoras y
confusión. Nosotros funcionamos bajo un mejor pacto establecido sobre mejores promesas.

¿Cuál es el verdadero pueblo de Dios, Israel o la Iglesia?

Tanto los apóstoles como los padres de la iglesia reconocieron que la Iglesia de Jesucristo es el
pueblo de Dios y el nuevo Israel espiritual. Sin embargo, en el siglo XIX nació el dispensacionalismo
trayendo consigo una interpretación totalmente novel de interpretar la Biblia, estableciendo una
dicotomía que persiste en la actualidad en algunas iglesias cristianas. La teología dispensacional
enseñó que la Iglesia gentil fue un “paréntesis” de Dios ante el rechazo del pueblo hebreo y que
los judíos permanecían como pueblo escogido. Todo esto en contradicción a la enseñanza de los
apóstoles, como vemos en Efesios 2:11-22:

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais
llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo
estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que
de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne
las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de
los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos
en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a
vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos,
sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en
quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en
quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
¿Cómo interpretan este pasaje los judaizantes? En un escrito titulado “Preguntas más frecuentes”
dicen: “Las buenas nuevas (evangelio) es que la muralla de separación no existe más y que los
gentiles están invitados a ser parte de la República de Israel…” Obviamente el texto para nada
afirma esto. Al contrario, lo que dice es que para Dios hay un solo pueblo, los que se han acercado
a través de la sangre de Cristo, que la ley de mandamientos expresados en ordenanzas fue abolida
y que por un mismo Espíritu tanto judíos como gentiles tienen entrada al Padre. En Cristo, judíos y
gentiles pertenecen a la misma familia de Dios, que es su Iglesia, que es la única que está edificada
sobre el fundamento de Cristo y los apóstoles. La república de Israel es un estado completamente
secular para nada identificado con la doctrina de Cristo y los apóstoles. Otros pasajes que apoyan
esta verdad son Rom. 9:1-8, y Gál. 4:21-26. Este último pasaje dice:

“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que
Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la
carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos
pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar
es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos,
está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.”

Pablo hace una clara distinción entre la condición de la Jerusalén actual que produce hijos de
esclavitud, y la Jerusalén de arriba, la celestial, que son los hijos de la promesa, quienes gozan de
la libertad en Cristo. Nosotros los cristianos no somos hijos de la esclava, sino de la libre. Y por ser
de la fe, somos hijos de la promesa, descendientes espirituales de Abraham, marcados con la
circuncisión espiritual de Cristo, hecha no en la carne, sino en el corazón. La esclava, que Pablo
mismo la identifica con la Jerusalén actual, no produce hijos libres. Es interesante que la carta de
Pablo a los Gálatas precisamente fue escrita con el fin de rebatir las falsas doctrinas de los
judaizantes que pretendían obligar a los cristianos gentiles a vivir bajo los rudimentos de la ley
mosaica.

Nadie se salva por ser judío, ni tampoco es necesario el adoptar la cultura y las prácticas del
judaísmo para ser fieles discípulos de Jesucristo. Parece ser que los judaizantes modernos no han
leído el libro de los Hechos de los Apóstoles y lo que resolvió el Concilio de Jerusalén ante una
amenaza similar por parte de los judaizantes (Hch. 15:1-21).

“Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme
al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda
no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de
ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, habiendo sido
encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles;
y causaban gran gozo a todos los hermanos. Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y
los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero
algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario
circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Y se reunieron los apóstoles y los
ancianos para conocer de este asunto. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo:
Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles
oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio
testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre
nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios,
poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos
podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que
ellos. Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes
señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. Y cuando ellos
callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios
visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto
concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré Y reedificaré
el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, Para que el
resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi
nombre, Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. Por lo cual yo juzgo
que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten
de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés
desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído
cada día de reposo.”

¿Cuál fue el veredicto de los ancianos de Jerusalén? Que dejaran tranquilos a los gentiles que se
convertían a Dios y no se les impusiera otra carga sino las instrucciones que se mencionaban en la
carta que se hizo circular por las iglesias. Ni el sábado, ni los alimentos, ni la circuncisión, ni las
fiestas judías debían imponerse a los gentiles; cargas que ni los judíos mismos habían podido
sobrellevar en el pasado. El mismo Pedro había entendido que para Dios no hay diferencia entre
ser judío o gentil cuando tuvo la visión del lienzo y luego vio cómo Cornelio el romano recibió el
Espíritu Santo de la misma manera que ellos al principio. Para efectos de la salvación, ¿cuál es la
importancia que hay entre ser o no ser judío? Realmente ninguna. Y esto lo confirma el mismo San
Pablo cuando declara: “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino
la fe que obra por el amor.” En otras palabras, el ser judío (los apóstoles les llamaban los de la
circuncisión), o el no serlo es inmaterial para fines de la herencia de la vida eterna. Sólo la fe en
Cristo es lo que cuenta. Por eso dice también el apóstol en Romanos: “¿Qué, pues? ¿Somos
nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que
todos están bajo pecado.” En términos espirituales para Dios es lo mismo un judío impío que un
gentil impío. No hay una salvación especial para el pueblo judío. La única puerta para ellos, al igual
que para nosotros es su conversión a Cristo.

Pablo y su trasfondo israelita


Los mesiánicos judaizantes sostienen que la iglesia cristiana se prostituyó cuando abandonó sus
raíces judías y se tornó una iglesia gentil. Pero, ¿acaso el testimonio de la Palabra de Dios
demandaba que la iglesia gentil se mantuviera bajo tales rudimentos? Eso no era lo que pensaba
el apóstol Pablo quien se llamaba a sí mismo hebreo de hebreos y un celoso practicante del
judaísmo, aventajando por mucho a sus contemporáneos. Además de los gálatas, la iglesia de
Filipos fue también confundida y afectada por los falsos maestros judaizantes. A ellos Pablo le
escribe esta carta y les habla acerca de su pasado como judío celoso.

“Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en
Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la
carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día,
del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en
cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero
cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y
ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe
de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.”

Los pertenecientes a la iglesia, por la sangre de Cristo y su sacrificio expiatorio, somos la verdadera
circuncisión, no los israelitas que llevan la marca física, pero no la espiritual. Y Pablo en el pasaje
anterior precisamente muestra cómo ahora que está en Cristo, su trasfondo y herencia judía que
para él eran ganancia y motivo de orgullo, ahora lo tiene por basura, porque reconoce que su
herencia en Cristo como redimido es superior. Es cierto que Pablo amaba a sus compatriotas
israelitas y oraba para que ellos conocieran la verdad del evangelio, pero a la misma vez reconocía
que Dios es soberano y que no todos los descendientes físicos de Jacob, por ser descendientes
naturales, eran herederos de la promesa, sino aquellos que Dios en su gracia ha querido llamar
para formar parte de su pueblo. “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que
descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En
Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de
Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes.”

Pablo prueba fuera de toda duda en este pasaje de Romanos que no por ser descendientes
naturales de Abraham, por eso fueron hijos de Dios, sino por la promesa. Así como la promesa no
fue invalidada cuando Dios decidió escoger a Isaac y no a Ismael, y a Jacob en lugar de a Esaú
(todos ellos siendo hijos naturales de Abraham), de igual forma Dios continúa llamando a los que
quiere, por su gracia soberana, para formar parte de ese pueblo santo, que es su Iglesia, verdadera
Israel.

¿Cuál es el remanente fiel?


Pablo trae esta interrogante ante los romanos: “¿Entonces ha desechado Dios a su pueblo? En
Ninguna manera porque yo (Pablo) también soy israelita…” El hecho de que Pablo, al igual que
muchos otros judíos pertenezcan a la esposa del Cordero, su Iglesia, es evidencia de que no ha
habido un rechazo total hacia los hijos naturales de Abraham. En aquél entonces, al igual que hoy,
muchos judíos nacionales están viniendo a los pies de Cristo, lo que evidencia que ellos no han
sido del todo desechados. Dice más adelante: “aún así también en este tiempo ha quedado un
remanente escogido por gracia.” Los gentiles, que eran ramas silvestres, han estado siendo
injertados en el tronco, que es Cristo. Aunque no eran parte natural del olivo (que representa a
Israel), por gracia y por la fe fueron injertados. Muchas ramas han sido desgajadas del tronco
porque no creyeron en el Mesías. Pero de la misma manera: “…aun ellos, si no permanecieren en
incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar.” La fe en Cristo es
lo que le permite al ser humano estar injertado en el tronco santo. Y queda demostrado que para
Dios, un judío incrédulo y un gentil incrédulo son una misma cosa; y de igual forma, un judío
creyente y un gentil creyente son ramas de un mismo olivo: su santa iglesia.

Algunos creyentes que sostienen la posición de la dicotomía (dos pueblos de Dios, Israel y la
Iglesia), afirman que antes del tiempo del fin, Israel completa, como nación se volverá a Dios,
reconociendo a Jesús como Mesías. ¿Es eso lo que realmente declara la Palabra? Todo esto
proviene de la creencia de que la iglesia surgió como un “accidente” en el plan de Dios, ante el
rechazo de los judíos al verdadero Mesías. Pero cuando la iglesia gentil sea levantada en el rapto,
entonces Dios volverá a ocuparse de su verdadero pueblo. Esta interpretación y sus variantes han
estado por décadas en el pensamiento de muchos cristianos, debido a la propagación de las
doctrinas dispensacionales. Pero existen otras interpretaciones que se ajustan mejor al texto
bíblico. ¿Cómo podemos interpretar el pasaje que afirma que “todo Israel será salvo, porque
vendrá de Sión el libertador, que apartará de Jacob la impiedad”? ¿Se refiere a todo Israel como
una nación o al número completo de aquellos judíos que han sido escogidos por gracia; el
remanente fiel?

Romanos 11:5 nos contesta esta pregunta: “Aún en este tiempo ha quedado un remanente
escogido por gracia” (subrayado añadido). Note que el remanente de judíos que habrán de creer
en Jesús como Señor y Mesías proviene de una elección por gracia, al igual que los demás
creyentes. Y el hecho de que aún Dios tenga dentro de ese pueblo a un número de escogidos para
salvación, es prueba de que Israel no ha sido olvidado.

La historia de la Iglesia, según los judaizantes

Para los judaizantes modernos, la iglesia cristiana que fundaron los apóstoles, siendo la piedra
principal Jesucristo, se contaminó de tal manera con el paganismo y las costumbres gentiles del
imperio romano, que dejó de ser una verdadera iglesia cristiana. Sostienen que las iglesias
cristianas de hoy tienen muchos elementos del paganismo romano, adoptados por los
emperadores romanos. “El cristianismo es una religión bastante diferente de la fe original de los
apóstoles, como demostraremos más adelante. Las denominaciones, sectas, iglesias o grupos que
componen la cristiandad quieren ser seguidores del Salvador del mundo, pero la doctrina que
vivió, la adoración que practicó, no son las mismas del cristianismo moderno.”

¿Y en qué estriba la diferencia que tiene el cristianismo actual de la fe predicada por Cristo y los
apóstoles, según los judaizantes? Primero, porque se eliminó el sábado y se adoptó el domingo
como, según ellos, “día de los paganos romanos”. Rechazaron la pascua, y la fiesta de los panes sin
levadura, igualmente el día de la expiación y la fiesta de las cabañas o los tabernáculos. Lo primero
que debemos responder a estas erróneas afirmaciones es que mucho de lo que estos judaizantes
señalan como desviaciones del cristianismo solamente se pueden aplicar a la Iglesia Católica
Romana, que ha mezclado muchos elementos cristianos con tradiciones paganas. Los mesianistas
cometen el error de culpar por asociación a todos los cristianos por las desviaciones de Roma y del
papado. En segundo lugar y con relación al abandono de las mencionadas fiestas judías, los
judaizantes en su deseo de identificarse con las prácticas judías veterotestamentarias, olvidan e
ignoran todas las enseñanzas neotestamentarias dadas por los apóstoles con relación a la
observancia de tales festividades. Pablo mismo declaró: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o
en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo
que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”

Todas estas fiestas y días celebrados por los israelitas en el Viejo Testamento, o fueron
específicamente para la nación de Israel o fueron sombra de lo que habría de venir con Cristo. Si
ya Cristo vino y cumplió lo que estaba escrito sobre él, y nos ha dejado un mejor pacto establecido
sobre mejores promesas, ¿para qué vivir bajo los viejos rudimentos del pacto de la ley? Por esto
mismo fueron amonestados los gálatas: “Mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo
conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los
cuales os queréis volver a esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.”

Nos preguntamos, ¿para qué los cristianos debemos celebrar la fiesta de la expiación, por
ejemplo? Si ya Jesús murió en la cruz, cumpliendo así lo que representaba el sacrificio del cordero
en el tabernáculo de reunión. En la carta a los Hebreos (y sería bueno que nuestros amigos
judaizantes leyeran esta carta y por qué fue escrita), precisamente anuncia el fin de aquello que
hacían los sacerdotes continuamente cada año: “…y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios,
para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos
santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y
ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos
sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.”

Los judaizantes modernos acusan a la iglesia cristiana de haberse desviado de la enseñanza


original de los apóstoles, y de la adoración que en sus comienzos se practicó entre los primeros
cristianos. Este tipo de acusación suele utilizarse por los falsos maestros para así restarle autoridad
a la iglesia e intentar demostrar que se ha apartado de la sana doctrina. Sin embargo un análisis
serio de la historia del cristianismo y las enseñanzas de la Biblia demostrarán que tales
acusaciones representan una farsa. En primer lugar, durante los primeros tres siglos de la historia
de la iglesia, esta se vio azotada por diversas herejías que intentaron socavar sus mismos
cimientos. Interesantemente la primera de estas herejías fue el intento de los judaizantes de
arrastrar a los creyentes gentiles a los rudimentos de la ley, lo cual fue duramente combatido por
los apóstoles. Y nos llama la atención el hecho de que estos judaizantes también estén
defendiendo la herejía de los arrianos, los cuales durante el siglo tercero negaron la doctrina
bíblica y apostólica de la Trinidad.

Se valen de medias verdades para acusar a todos los cristianos de eventos que solo pueden
achacarse a lo que eventualmente se convirtió en la Iglesia Católica Romana. La fusión de la iglesia
y el estado bajo Constantino, solamente afectó a los cristianos que habitaban en la región de Italia
y sus alrededores. No así otras iglesias que se hallaban en las regiones del norte de África, en Asia
Menor y Egipto sobre las cuales Roma no tenía entonces ninguna autoridad ni ingerencia. Ignoran
totalmente que aún en tiempos donde el cristianismo se vio a punto de ser arropado por las
herejías, siempre hubo cristianos que mantuvieron una doctrina íntegra y fiel al cristianismo
ortodoxo.

En cuanto a la adoración, ningún intérprete serio de la Biblia podrá encontrar una descripción
metódica y clara de cómo se rendía culto a Dios en el Nuevo Testamento. No hay un solo mandato
neotestamentario que indique de qué forma y manera se debe adorar a Dios; a diferencia de lo
que vemos en Antiguo Testamento. Solamente hallamos principios de la adoración y algunas
referencias vagas. Jesús le indicó a la samaritana que el Padre busca adoradores que le adoren en
espíritu y en verdad. Y en los Hechos de los Apóstoles se hace referencia a la vida de los primeros
cristianos diciendo que se reunían en las casas y adoraban a Dios con alegría y corazón sencillo. Los
cristianos judíos iban al templo a orar. Pero ya tan temprano como en los Hechos, se indica que se
reunían el primer día de la semana (domingo) para partir el pan y adorar juntos.

Los mismos apóstoles claramente enseñaron que el asunto de guardar el shabbath o cualquier
otro día era un asunto de la conciencia de cada creyente. En Romanos nos dice: “Uno hace
diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido
en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día,
para el Señor no lo hace”. Los que hemos creído entramos ya en su reposo. Cristo es nuestro
Shabbath, y en él se cumple lo que la ley anunciaba como sombra de los bienes venideros.

El Dr. Donald Moore escribe: “El primer día de la semana es el que conmemora la resurrección de
nuestro Señor y el día cuando el Cristo resucitado se presenta entre los suyos. Nos recuerda el
inicio del nuevo pacto que tiene como base la muerte del Mesías con su significado inigualable y
su victoria sobre la muerte. De manera que es el día predilecto en el cual el cristiano celebra su
libertad de la esclavitud del pecado y conmemora su nueva creación en unión con Cristo. Es
también un día de esperanza para la pronta venida del Señor. De manera que el día del Señor es
tanto memorial de la resurrección como anticipación de su regreso. Por eso muchos cristianos nos
reunimos voluntariamente para adorar al Dios de la gracia, pues no hay una ley escrita que nos
obligue a reunir, nos encontramos libres del legalismo del antiguo pacto y sus tradiciones”.

Resulta sumamente importante que los verdaderos judíos mesiánicos rechazan tajantemente lo
que pretenden hacer los judaizantes: “Me encanta ser judío. Me encanta el estilo de vida distintivo
que Dios le ha dado a Su pueblo elegido, enraizada en la Torá, costumbres y tradiciones antiguas.
Animo a otros judíos mesiánicos a abrazar este estilo de vida distintivo. Pero, me preocupan
profundamente aquellos que presionan a nuestros hermanos cristianos gentiles para que vivan
como nosotros”.

Continúa diciendo… “Como cristianos, al acercarse más al Mesías, son santos, completos y rectos.
El Rabino Pablo, comunicándose específicamente con los creyentes gentiles, escribe: “En El
(Yeshúa) habita la plenitud de la deidad en forma corporal, y en El han sido ustedes hechos
completos… en El han sido asimismo circuncidados con una circuncisión hecha sin manos, al ser
removido el cuerpo de la carne por la circuncisión del Mesías… El los ha hecho vivir junto con El,
habiéndonos perdonado todas nuestras transgresiones… Por lo tanto nadie podrá juzgarlos
respecto a comidas o bebidas o respecto a una festividad o una luna nueva o el día del Sábado,
cosas que son una mera sombra de lo que ha de venir; pero la sustancia pertenece al Mesías”
(Colosenses 2:9-17). ¿Quiere usted decir que un gentil que se ha unido al Mesías judío por haber
creído en El, ha sido hecho completo en un 100%? ¿No le falta nada? ¡Exactamente eso es lo que
significa! Dios lo considera espiritualmente circuncidado y por lo tanto un participante completo
del Nuevo Pacto. Está lleno de vida espiritual y todos sus pecados han sido perdonados. Tiene
libertad acerca de lo que come o bebe y acerca de celebrar o no las festividades judías y el Sábado.
Ellas son, después de todo, solo sombras, y él está unido a la Realidad, que es mayor que las
sombras. Pero tiene la libertad de celebrar el Sábado y observar las festividades y guardar kosher
si lo escoge. Si un cristiano desea observar una festividad o costumbre bíblica, hay libertad para
hacerlo, pero no hay obligación. Si un cristiano dice, “Sé que el Mesías es mi pascua y no necesito
celebrar un Seder de Pascua”, está en lo correcto. Si otro dice, “Deseo celebrar la pascua porque
me ayuda a acercarme más a mi maravilloso Mesías Judío, mi Cordero pascual”, también está en lo
correcto. Si un cristiano dice, “Se que Yeshúa es mi Sábado y me da reposo, pero quiero adorar a
Dios el Domingo, como lo han hecho los cristianos durante siglos”, también está bien. Tampoco
debemos centrarnos en la comida ya que “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino la rectitud
y la paz y la alegría en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17). Aunque este gran embajador judío a los
gentiles guardaba kosher, Pablo entendió que lo que come y bebe un cristiano no es lo esencial”.

Este rabino cristiano ha entendido claramente la enseñanza bíblica y él al igual que muchos otros
judíos convertidos ha elegido voluntariamente practicar su fe dentro de las costumbres y
tradiciones de su pueblo. Pero claramente afirma que los gentiles no están obligados a hacerlo
pues el que ha creído en Él ya está completo. De hecho no hay nada malo en que un cristiano
gentil desee por voluntad y convicción propia practicar algunas de las costumbres judías. Pienso
que no hay necesidad de ello, teniendo en Cristo el cumplimiento de lo que los rudimentos de la
ley anunciaban. Pero si deseara hacerlo, no peca contra Dios. El problema está cuando se procede
a menospreciar y a condenar a aquellos que bajo la libertad de la gracia de Dios no desean
hacerlo. El problema de los judaizantes contra los cuales Pablo combatió no era que ellos como
judíos querían seguir circuncidando a sus hijos y guardando el sábado. Lo que fue condenado por
los apóstoles fue el intento de inquietar y perturbar a los cristianos que no deseaban hacerlo.

Y ese ha sido siempre el problema del legalismo: pretender hacer superior a unos por ciertas cosas
que practican, sea por la comida, por los días o por el vestido, cuando ya los redimidos hemos sido
hechos aceptos en el Amado; ya estamos completos en Cristo por medio de la justicia perfecta que
nos ha imputado. Ningún cristiano que de verdad ha gustado la gloriosa libertad que tenemos en
Cristo, y el maravilloso pacto cuyas promesas son superiores, querrá en su sano juicio volverse a
pobres y débiles rudimentos. Debemos concluir que los que lo hacen realmente no han gustado o
no han conocido realmente lo que Cristo nos ha concedido. Esa gracia que los profetas del Antiguo
Testamento hablaron y diligentemente indagaron acerca de ella, y que entendieron que no era
para ellos, sino para nosotros.

Otro argumento con los cuales acusan los judaizantes a los cristianos es que el Dios que adoramos
es una deidad falsa pagana, y no el verdadero Dios de la Biblia. Así lo afirman en uno de sus
escritos: “El dios del noventa y nueve por ciento del mundo cristianos es simplemente Bel, Moloc,
Zeus, o cuando mucho Osiris, Mitra, o Adonis, aunque con otros nombres modernos, a quienes la
gente adora con las antiguas ceremonias paganas y fórmulas ritualistas… Yahweh no es el Ser
Supremo del cristianismo… la religión moderna ignora el nombre de Yahweh”.

Esta acusación no es verdadera. El Dios de la cristiandad es el mismo Yahweh/Jehová, de la Biblia y


así lo confirman los credos y las confesiones más antiguas de la teología cristiana ortodoxa. Basta
hacer un examen al Credo Apostólico, a la Confesión Belga, la Helvética, el Catecismo Menor y
Mayor, Westminster, las Confesiones de Londres y otras, para darse cuenta de la fidelidad de las
mismas al cristianismo histórico.

Alegan además que los griegos se apartaron de la verdadera fe al cambiar el nombre hebreo
inspirado de Yeshúa ha Mashah (Jesús el Mesías) por el título de Cristo. Al hacer esto, el
cristianismo moderno se apartó de la senda antigua, del camino de la dedicación y de la adoración
pura. Nuevamente esta acusación carece totalmente de fundamento. Estos judaizantes cometen
el mismo error de los romanistas cuando rechazaban el que las Escrituras se tradujeran del latín de
la Vulgata a las lenguas más modernas. Con la Reforma, Martín Lucero tradujo la Biblia al Alemán,
poniendo así la Palabra de Dios en las manos del pueblo común. En segundo lugar, dan la
impresión de que no han leído el Nuevo Testamento. Cristo es una traducción griega del vocablo
hebreo Mesías. Es un título que los mismos apóstoles utilizaron cuando escribieron en griego
koiné a las iglesias gentiles: “…y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús,
llamado el Cristo”. El Evangelio de Mateo claramente afirma que Jesús es llamado “el Cristo” o el
Ungido, lo mismo que otros pasajes como Mateo 11:2, Marcos 9:41, Lucas 2:11, Romanos 5:6, 6:8,
etc.

Resultan extraños estos argumentos cuando los mismos judíos, temiendo utilizar en vano el
nombre santo de Dios, YHWH, empleaban en sustitución el nombre “Adonai” que se traduce como
el Señor. ¿Acusaremos por ello a los judíos de haber abandonado o haberse desviado de la Torah?
Por supuesto que no. Así como Dios se reveló con muchos nombres en el Antiguo Testamento:
Nisi, Jireh, Rafá, etc., el Nuevo Testamento nos provee diversos nombres para referirnos a Jesús, el
Mesías. Todos estos nombres bíblicos son legítimos y podemos emplearlos para adorar a Dios y a
Jesucristo, pues manifiestan sus diversos atributos. Estos argumentos representan una forma más
de legalismo innecesario.

Los judaizantes y la herejía arriana

El arrianismo, como hemos indicado, fue una herejía que se propagó ampliamente durante el
segundo y parte del tercer siglo de la era cristiana. Negaban la doctrina de la Trinidad, alegando
que Jesús no era coeterno y consustancial con el Padre, sino el primer ser creado por él.
Básicamente lo mismo que enseñan hoy día los Testigos de Jehová. Los mesiánicos judaizantes o
nazarenos como se denominan algunos, adoptan esta interpretación, negando así una esencial y
fundamental doctrina cristiana. El argumento es que esta doctrina no tiene realmente base en las
Escrituras. Sin embargo, al citar varios pasajes bíblicos, deliberadamente excluyen ciertos textos
claves que hacen a Jesucristo igual a Dios, copiando la estrategia de los Testigos de Jehová.

Pasajes como Isaías 9:6, donde se le llama al Mesías que nacerá con los títulos de Dios fuerte y
Padre eterno; Romanos 9:5, Filipenses 2:6, y otros más son pasados por alto. Además, ¿por qué
causa los sacerdotes y escribas condenaron a Jesucristo bajo el cargo de blasfemia? ¿En qué
consistía esa blasfemia? La Escritura nos lo muestra con claridad en Juan 5:18 nos dice que más
que quebrantar el día de reposo, lo que más le molestaba a ellos era que Jesús se estaba haciendo
igual a Dios mismo.

Hallamos otros pasajes en el Antiguo Testamento que utilizan el plural al referirse a Dios. Por
ejemplo, Génesis 1:26 “Hagamos al hombre a nuestra imagen…”. También Génesis 3:22, “He aquí
que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Génesis 11:7,
“Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su lenguaje…”. Y también Isaías 6:8, “¿A quién
enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”
Según progresa la revelación acerca de Dios, en el Nuevo Testamento hallamos suficientes
referencias que presentan al Mesías como divino e igual al Padre. La doctrina bíblica del Dios
Triuno establece que aunque Jesús es igual a Dios, es a la misma vez una Persona distinta. Por eso
podía hablar con el Padre y este le respondía. Esta doctrina representa uno de los más grandes
misterios que no pueden ser entendidos por la mente humana finita. Estos judaizantes hacen el
intento de pretender racionalizar el misterio de la Trinidad y como encuentran que no se ajusta a
la lógica humana, entonces proceden a rechazarlo y ridiculizarlo. Dicen: “Si Yahweh es un ser
inmortal, no puede morir; entonces no fue Yahweh quien murió en el Gólgota, tuvo que haber
sido un ser mortal. Ese fue el hombre Yeshúa…”

Pasan por alto el pasaje que dice: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Jesús se despojó de su gloria y se hizo hombre y
se humilló hasta la muerte de la cruz. Por eso dice que fue exaltado y se le dio un nombre que es
sobre todo nombre. ¿Y cuál es ese nombre? Lo dice el texto mismo, que toda lengua declare que
Jesús es “Adonai”, “kurios”, el Señor. El título que solamente puede utilizar Dios, cuyo nombre es
sobre todo nombre, es el mismo que posee Jesús.

Históricamente los que niegan la Trinidad se agrupan principalmente bajo dos tendencias: los
arrianos y los modalistas. Los primeros declaran que Jesús es un ser creado y aparte de Dios,
mientras que los segundos afirman que las tres personas de la Trinidad son únicamente
manifestaciones o modalidades de Dios. Ambos fallan en expresar la verdadera doctrina de la
Santa Trinidad, la cual sostiene que Dios, dentro de la unidad y la perfección de su ser eterno, es
tres además de ser uno, estando los divinos tres relacionados el uno con el otro mutua y
personalmente. Otro error que cometen los judaizantes consiste en afirmar que la doctrina
cristiana de la Trinidad ha sido copiada de otras religiones no cristianas, y por ende es una
enseñanza de origen pagano. No es la primera vez que los enemigos de la doctrina de la Trinidad
hacen esta clase de acusación que carece totalmente de fundamento alguno. Se ha citado el
ejemplo de la triada egipcia de Osiris (el padre), Isis (la madre) y Horus (el hijo). Otro ejemplo se
puede observar en el hinduismo: Brama (la realidad última), Siva (el destructor) y Visnú (el
restaurador). Sin embargo, estos ejemplos en nada constituyen una trinidad pagana, sino que son
esencialmente triteístas (tres dioses). La doctrina cristiana de la Trinidad es una exclusiva del
cristianismo histórico. De hecho, los rechazos de esta doctrina tienden a repetir los puntos de vista
heréticos que se establecieron durante los períodos patrístico, medieval o de la reforma con la
herejía de Miguel Servet.
Hay aspectos de la naturaleza divina, que los seres humanos jamás llegaremos a comprender por
nuestra capacidad limitada. Nuestro Dios, Yahvéh es tan trascendente y glorioso, que va por
encima de cualquier ejercicio humano de raciocinio. En palabras del Dr. Donald Moore, “Podemos
concluir que este aspecto de la pluralidad entre la unidad de Dios solo refleja para nosotros parte
de su misterio impenetrable por la mente finita del ser humano. Siempre hay algo de Dios
inexplicable, que el ser humano es capaz de recibir como una revelación de una realidad
inalcanzable a través de su mente racional o sus sentidos”.

Conclusión

Como expresé al inicio de este escrito, practicar las costumbres y tradiciones judías cuando se es
judío, y a la vez reconocer a Jesús como verdadero Mesías es algo positivo y aceptable. Existen en
la actualidad muchos grupos mesiánicos que se mantienen fieles a las doctrinas esenciales del
cristianismo y a la misma vez celebran sus festividades bajo su contexto cultural. Lo que es
totalmente inaceptable, antibíblico y nocivo para la fe cristiana es pretender judaizar a gentiles,
bajo la excusa de rescatar una fe que supuestamente fue adulterada después de los apóstoles,
cosa que no aguanta un análisis bíblico e histórico serio. Hay evidencia de sobra en las epístolas
apostólicas para condenar y censurar esta práctica. Pero más nocivo y peligroso aún que lo
anterior, es el rechazo a las doctrinas más fundamentales de la fe cristiana histórica, como la
divinidad de Cristo, la suficiencia de su sacrificio expiatorio para presentar perfecto (a parte de la
ley) a todo el que cree y la inerrancia de las Escrituras. Esto indudablemente convierte a este
grupo de pseudo mesiánicos en una secta falsa y una herejía blasfema.

Material escrito anónimo, redactado por miembros de la secta de judíos mesiánicos, p. 1

Moore, Donald, T., Las doctrinas sanas y las sectas malsanas. Tomo I, P. 142.

Rabino Loren, Congregación Shema Ysrael

Rabino Loren, Congregación Shema Ysrael. Página Internet: http://www.shemaysrael.org

Pike, Moral y Dogma, p. 296.

Material escrito por judíos mesiánicos, p. 21.

Ramos, M. A., Nuevo diccionario de religiones denominaciones y sectas, p. 208.

Garret, Teología Sistemática I, p. 302.

Moore, Donald, T., Doctrinas Sanas y las sectas malsanas, Tomo I, p. 3.


El Judeoislanismo postula que, la Fe Nazarena es válida; pero el “B’rit Hadasha” (el Evangelio) es
teológicamente errado, pues menoscaba, niega, y contradice las grandes verdades Divinas,
previamente reveladas por Dios a Moisés y a los Profetas.

La noble religión Nazarena, es un camino perfectamente válido para agradar al Creador, pues
alienta a sus adeptos a volverse a Dios en sincero arrepentimiento. Pero, a pesar de sus muchas [y
grandes] virtudes de esta noble fe, sus postulados teológicos niegan y contradicen todo lo
revelado por Dios a los Hijos de Israel. Y es por esto que, la persona que ha conocido el mensaje de
la Ley Divina [que no es otro sino tratar a todos con la misma bondad, justicia, y humildad con que
desearíamos ser nosotros mismos tratados], no puede asentir con la teología Nazarena; pues,
afirmando como cierto, algo que niega la verdad Divina, comete un tipo de “suicidio intelectual”; y
viola el mandato Divino que le ordena alejarse de toda falsedad (Éxodo 23:7). ¿Y por que debe el
creyente alejarse de la falsedad? ¡Pues porque, la mentira, es como la arena movediza; donde,
cada movimiento que hacemos, nos hunde mas en ella! Es decir, por cada nueva mentira que
decimos, nos vemos forzados a urdir una mentira adicional [a fin de poder justificar nuestra
anterior mentira]. Y es por eso que, el Dios de Israel, odia a los mentirosos, y ha prometido
cerrarles la boca (Proverbios 13:5, & Salmo 63:11).

La realidad es que, aunque los reclamos que hace la teología Nazarena, parecen ser tan grandes
como una montaña, la evidencia que de ellos provee la Tanak (la Ley, los Profetas, y los Escritos),
es tan pequeña, que parece ser un cabello de la barba [de suerte que, la poderosa montaña de
reclamos, termina colgando de un débil cabello de evidencia). Es que, si interpretamos
literalmente la Biblia Hebrea (o “Tanak”), descubriremos que, esta última, echa por tierra todos y
cada uno de los grandes reclamos teológicos esbozados por nuestros hermanos Edomitas
(Nazarenos). Por ejemplo:

1) Es falso que los creyentes Hebreos deban seguir a los creyentes Nazarenos; pues la Ley muestra
que, al final de los tiempos, todas las naciones subirán a Jerusalén, a fin de celebrar la fiesta
Hebrea de los Tabernáculos, la fiesta de la Luna Nueva, y la fiesta del Sábado Hebreo (Zacarías
14:16, & Isaías 66:23). En adición, la Ley dice que 10 hombres [gentiles] echarán mano de un
creyente Hebreo, para acompañarle a Jerusalén, pues reconocerán que Dios está de parte de los
Hebreos (Zacarías 8:23). Finalmente, será la Ley de los Hebreos [y no la Gracia de los Nazarenos] la
que saldrá de Sion (Jerusalén), hacia el resto de las naciones del Mundo, a fin de que todos puedan
aprenderla (Isaías 2:3). ¿Y que harán las naciones gentiles, que se obstinaron en desobedecer la
Ley? Pues que vendrán, y confesaran el extravío de sus tradiciones religiosas; como está escrito-
«… A ti vendrán Naciones [gentiles] desde los extremos de la Tierra, y dirán: “Ciertamente mentira
poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho”» (Jeremías 16:19).

2) Es falso que el Creador haya hecho de “Yeshua” (paz y bendición sean con él) “la imagen visible
del Dios invisible”; pues es inconcebible que, el Dios que catalogó de corrupto, el que su Pueblo
adorase la imagen de algún hombre (Deut. 4:23, & Deut. 4:15-16), venga luego y asuma la imagen
del hombre llamado Yeshua, [¡un hombre que demandaba ser adorado!]. Y es desquiciado creer
que, el Padre Celestial, que dijo que “los hijos de los hombres” son vanidad, son mentira, y son
menos que nada (Salmo 62:9 ), venga luego y se convierta a si mismo en un hijo de hombre (Juan
10:30, & Juan 14:10), haciéndose de ese modo vanidad, mentira, y menos que nada. Finalmente,
Dios es un Espíritu (Salmo 139:7); pero Yeshua admitió en cambio ser un hombre de carne y hueso
(Lucas 24:39).

3) Es falso que Yeshua haya sido la encarnación de la Deidad [pues Dios no es hombre, ni Hijo de
hombre, según Números 23:19, & 1 Samuel 15:29].

4) Es falso que Yeshua haya sido el Creador, que vino [literalmente] a la Tierra; pues el Creador es
demasiado grande como para morar [literalmente] en la Tierra, según 1 Reyes 8:27.

5) Es falso que Yeshua sea parte de una Trinidad con el Dios de Israel, pues no hay otros dioses con
el Creador [es decir, no hay nadie que sea un “co-Dios” con el Creador], según Deuteronomio
32:39.

6) Es falso que la Ley fuese una “barrera de separación”, que mantuviese a los Gentiles alejados
del Pueblo de Dios; pues, la Ley, siempre alentó a los gentiles a convertirse a la Fe Hebrea, según
Isaías 56:6-7.

7) Es falso que el Creador haya decidido salvar al mundo por medio de “la locura de la prédica”
[del Evangelio]; pues Dios prohíbe a su Pueblo volverse a la locura (Salmo 85:8).

8) Es falso que el creyente deba a Yeshua, la misma gloria que debe al Dios de Israel; pues, este
último, no comparte su gloria con nadie, y no desea que sus hijos mencionen el nombre de otros
dioses (Yeshua, Allah, Krishna, etc), según Isaías 42:8 & Éxodo 23:13. Y Yeshua también lo
confirma, cuando rehúsa aceptar la gloria que le ofrecen los hombres (Juan 5:41).

9) Es falso que el hombre no pueda escoger abandonar la maldad, para hacer en cambio lo bueno;
pues “aunque el pecado está a la puerta, el hombre puede enseñorearse de él” (Génesis 4:7).

10) Es falso que Dios espere que el hombre obedezca perfectamente la Ley, a fin de obtener el
beneplácito Divino. ¿Por que? Pues porque, el Creador, dio testimonio de haberse agradado del
Rey David, a pesar de que David no obedeció perfectamente la Ley (1 Reyes 14:8). En adición, Dios
juzgó que, la conducta de Job, era perfecta; a pesar de que Job era un hombre imperfecto (Job
1:8 , & 2:3).

11) Es falso que la Ley haya sido abrogada, para ser en cambio sustituida por la Gracia. ¿Por que?
Pues porque no podemos quebrantar la Ley (quitándole ni añadiéndole nada), según
Deuteronomio 12:32; porque, quienes rehúsan obedecer la Ley, terminan siendo cola, en vez de
cabeza (Deut. 28:44); porque, quienes abandonan la Ley, son castigados con ceguera, locura, y
turbación de espíritu (Deut. 28:15&28); porque, la locura de abandonar la Ley, conduce al hombre
a alabar a los impíos (Prov. 28:4); y porque, la Ley, es perfecta [y, lo que ya es perfecto, nunca
tendrá necesidad de ser mejorado, sustituido, ni abrogado por ninguna otra cosa, según el Salmo
19:7].

12) Es también falso que los mandamientos sean una maldición; pues los mandamientos alegran el
corazón (Salmo 19:8), y son la sabiduría y la inteligencia del Pueblo Santo (Deut. 4:6).

13) Es falso que el creyente no tenga que seguir obedeciendo los 10 Mandamientos. ¿Por que?
Pues porque, el hecho de que fueron escritos en Piedra (Deut. 4:13), significa que los
Mandamientos son para siempre, habiendo sido afirmados eternamente (Salmo 111:7-8); porque,
guardar los mandamientos, son el todo del hombre (Eclesiastés 12:13); porque, los que dejan los
mandamientos, son gente soberbia y maldita (Salmo 119:21); porque, Dios no escucha la oración
del que no hace caso de la Ley (Prov. 28:9); y porque, el Creador, ha ordenado que meditemos día
y noche en la Ley, a fin de obedecer lo que en ella se nos ordena [si es que deseamos obtener la
bendición y la prosperidad Divina, según Josué 1:8].

14) Es falso que, el “B’rit Hadasha” [que predica “el abandono de la Ley”], sea el cumplimiento del
“Nuevo pacto” aludido en Jeremías 31:31; pues, cuando llegue ese nuevo pacto, Israel no
abandonará la Ley, sino que la tendrá en lo mas profundo de su mente, y de su corazón (Jeremías
31:33); Cuando llegue ese nuevo pacto, todo Israel conocerá a Dios (Jeremías 31:34); y, cuando
llegue ese nuevo pacto, el Creador hará solamente bien a Israel, no teniendo que reprocharle sus
pecados, ni su incredulidad (Jer. 32:38-42).

15) Es falso que Yeshua sea “la roca” a la cual deben mirar los creyentes Hebreos [pues la Escritura
muestra que esa roca es Avraham, según Isaías 51:1-2].

16) Es falso que Yeshua haya sido tanto “el Hijo de Dios”, como “el Siervo de Dios” [pues, estos dos
títulos, pertenecen a Israel, según Éxodo 4:22 & Isaías 44:21].

17) Es falso que Yeshua haya sido el “Rey ungido” [o “Rey Mesías”] que habrá de reinar un día
sobre Israel [pues, este puesto, corresponde al Rey David, según Jeremías 30:8-9, y Ezequiel
37:24].

18) Es falso que Yeshua haya sido el alegado Mesías de Isaías 53:1-7; pues, el personaje allí
descrito, engendraría tantos hijos biológicos, que “su generación” [es decir, sus descendientes] no
podría ser contada (Isaías 53:8). Pero en cambio Yeshua, no engendro ni siquiera un solo hijo [pues
nunca se casó].

19) Es falso que Yeshua haya sido “el Hijo” [o “renuevo”] de David, descrito en Isaías 11:1-5. ¿Por
que? Pues porque, según la Ley, la descendencia sigue la linea del Padre biológico de la criatura
(Génesis 5:1-32); y, como el B’rit Hadasha afirma que Yeshua no tuvo un padre biológico [pues
alegadamente fue engendrado por el Espíritu Santo], entonces Jesus no era un descendiente
biológico de David. En adición, Isaías dice que, la manera en que sabremos que el personaje
descrito en su libro, finalmente ha llegado, es que veremos una transformación milagrosa en la
naturaleza; pues el león dejará de comerse al becerro, y comerá en cambio paja; el lobo no
comerá mas al cordero, ni el leopardo comerá al cabrito; la serpiente no morderá a ninguna
persona; y un niño podrá pastorear [confiadamente] una manada de fieras salvajes (Isaías 11:6-9).

20) Es falso que Yeshua haya sido el sacrificio expiatorio por los pecados del mundo, pues nadie
puede morir por la maldad de alguna otra persona, sino que “cada cual morirá por su propia
maldad” (Jer. 31:30, Ezeq. 18:20-22, & Deut. 24:16). En adición, las ofrendas por el pecado, tenían
que ser sin defecto (Lev. 22:19); Pero, desafortunadamente, Yeshua tenía defectos; pues, siendo
un hombre de carne y hueso, es imposible que haya hecho solamente el bien, sin nunca haber
pecado (Eclesiastés 7:20). De hecho, en Mateo 19:17, el B’rit Hadasha admite que Yeshua no era
“bueno”; y esto es prueba adicional de que, Yeshua, no era el Dios de Israel, quien es
absolutamente bueno (Salmo 106:1). En adición, Lucas 7:28 admite que, Juan el Bautista, era
mayor que Yeshua; pues, a diferencia de este último, estuvo dispuesto a ser decapitado (Lucas
3:19-20, & Marcos 6:27), obedeciendo el mandamiento que ordena al verdadero profeta,
amonestar al impío (Ezequiel 3:18).

21) Yeshua tampoco pudo haber sido el Sumo sacerdote que oficiase el sacrificio expiatorio por los
pecados de todo Israel; pues, según Éxodo 28:1, & Núm. 18:7, ese Sumo Sacerdote tenía que ser
un descendiente de la tribu de Leví, y Yeshua no cumplía con ese requisito; pues, su familia
biológica, pertenecía a la tribu de Judá (Lucas 3:33-34).

22) Es falso que María (paz sea con ella) haya sido “la virgen” de Isaías 7:14; pues, esa “virgen”, es
en realidad una personificación alegórica de la comunidad compuesta por las casas, las ciudades y
las tribus de Israel, según Isaías 37:22, Amos 5:2-3, & Jeremías 18:13.

23) Es falso que Yeshua haya sido el “Emanuel” que habría de ser engendrado por la Virgen de
Isaías 7:14; pues, como el nombre “Emanuel” literalmente significa “Dios (está) con nosotros”, es
obvio que “Emanuel” no es una persona, sino una pluralidad [o “comunidad”] de individuos. Esta
comunidad, sería testigo de una liberación tan grande, que no tendría otro remedio que proclamar
que Dios estaba con ellos [¡Emanuel!]. ¿Cual sería esa comunidad? Pues la de los creyentes que
verían como, la Tierra de Rezín y de Peka [los reyes de Siria e Israel que se habían levantado contra
Judá, según Isaías 7:1-2], sería arrasada por el rey de Babilonia; como está escrito- «he aquí, por
tanto, que el Señor hace subir sobre ellos (Peka y Rezín) aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto
es, al rey de Asiria, con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus
riberas… y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel»- Isaías 8:7-8. ¿Y que
proclamaría esta comunidad, luego de ver esta gran liberación? Pues proclamarían: «Tomad
consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque ¡Dios está con nosotros!
[¡Emanuel!]»- Isaías 8:10.

24) Es falso que Yeshua haya sido el cordero pascual, cuyo sacrificio cargaría con los pecados de
toda la nación Israelita; pues, los pecados de Israel, no eran expiados por nada de lo que acaecía
en la fiesta de la Pascua, sino por lo acaecido en la fiesta de Yom Kippur (es decir, en la gran fiesta
de la Expiación), según Levítico 16:19. Y, el animal que cargaba con el pecado de Israel [durante
esta fiesta de Yom Kippur], no era un cordero, sino un macho cabrío. No solamente esto, sino que,
ese macho cabrío [que se llevaba los pecados de toda la Nación], no era sacrificado por el Sumo
sacerdote, ni tampoco era su sangre derramada [como se alega que sucedió con Yeshua], sino que
era en cambio enviado [vivo] al desierto (Lev. 16:20-22). En adición, los pecados individuales no
eran expiados por un cordero, sino por una cabra (Levítico 4:27-28).

25) Es falso que, el perdón de pecados, demande el derramamiento de sangre inocente. ¿Por que?
Pues porque, el sacrificio de animales, es solo sombra y figura del verdadero sacrificio que agrada
al Creador; que no es otro sino el corazón contrito y humillado (Salmo 51:17); y porque, el
Creador, ha prometido perdonar el pecado de todo aquel que se humilla, invocando Su Nombre, y
convirtiéndose de su maldad (2 Cron. 7:14, Prov. 28:13, Jer. 36:3, Isaías 1:16-18, & Isaías 55:7). Y,
estas promesas de perdón, no demandan sangre alguna, fuera de la que sube al sonrojado rostro
del pecador, que se avergüenza de su pecado, y que abandona su vida de maldad.

26) Es falso que Yeshua haya sido el Salvador del Mundo [pues no hay otro Salvador fuera de ‫ יהוה‬,
según Isaías 43:11, & 43:3]. En adición, Yeshua reconoció ser un “hijo del Hombre” (Mateo 18:11);
Y, la Tanak, enseña que no hay salvación alguna en el Hijo del Hombre (Salmo 146:3). No solo eso,
sino que, la palabra Hebrea que traducimos como “Mesías”, literalmente significa “Ungido”; un
titulo que nunca tuvo la intención de aplicarse a una persona exclusiva; pues, tanto Aarón, como
Saúl, David, y el Rey [pagano] Ciro [entre muchos otros], fueron llamados “Mesías” (o “Ungido”),
según Levítico 4:3&5, 1 Samuel 2:35, 1 Sam. 12:5, 15:17, 24:6, 2 Sam. 22:51, & Isaías 45:1. Y la
Tanak enseña que, aún el hombre que ha sido hecho un “Ungido” de Dios (o “Mesías” de Dios),
necesita en si mismo ser salvado [por ‫ ;] יהוה‬como está escrito- «Ahora conozco que ‫ יהוה‬salva a
su “Ungido” (o “Mesías”)»- Salmo 20:6. Y el B’rit Hadasha también lo confirma, cuando dice que
Yeshua necesitó ser “salvado” [o “librado”] de la muerte (Hebreos 5:7).

27) Es falso que Yeshua haya vivido una vida libre de pecados; pues “todos los hombres son
concebidos en pecado” [por sus respectivas madres], según el Salmo 51:5; y porque, “no hay
hombre que haga solo el bien, y nunca peque”, según Eclesiastés 7:20.

28) Es falso que Yeshua haya sido el único hombre justo que jamás haya existido [pues tanto Noé,
como Lot, fueron justos ante Dios, según Gén. 6:9, Y Gén. 18:23].

29) Es falso que, fuera de Yeshua, no exista hombre que haya hecho lo bueno; pues tanto Asa,
como Ezequías, fueron hombres que hicieron lo bueno (2 Cron. 14:2, & 2 Cron. 31:20).

30) Es falso que Yeshua haya hecho mayores milagros que cualquier otro profeta [pues nadie hizo
mayores milagros que Moisés, según Gen. 34:11].

31) Es falso que, la Vida Eterna, sea el producto de creer que Yeshua haya sido el Mesías; pues, la
Vida Eterna, en realidad es el producto de apartarse del mal, para hacer en cambio el bien (Salmos
37:27).

32) Es falso que Yeshua haya sido “la Verdad”; pues, es “la Ley”, y no el Nazareno, lo que
realmente es “la Verdad” (Salmos 119:142).

33) Es falso que Yeshua haya sido “el Camino”; pues, “el Camino” que Dios ha dispuesto para los
creyentes, es la obediencia a los 10 mandamientos de la Ley, según Salmo 119:27&32, Jueces 2:17,
Deut. 5:29-33, y Deut. 11:22-23.

34) Es falso que Yeshua haya sido “la Vida” [pues, “la Vida”, es cumplir todas las palabras de la Ley
de Dios, según Deut. 32:46-47].

35) Es falso que hayamos heredado la muerte espiritual, a consecuencia del pecado de nuestros
Padres [Adán y Eva]; pues, los hijos, no han de morir por el pecado de sus padres (Deut. 24:16).

36) Es falso que, Yeshua, haya sido mayor que Moisés; pues, cuando Moisés hablaba con el Padre
Celestial, la conversación era tan real y certera, que nadie en la multitud dudaba de su
autenticidad (Éxodo 33:11, Éxodo 19:17-19, & Deut. 5:22-27); pero, cuando Yeshua hablaba con el
Padre Celestial, la conversación era tan confusa y dudosa, que la multitud dudaba que hubiese
realmente ocurrido (Juan 12:28-29). En adición, la Ley dice que, nunca se levantó en Israel, otro
profeta mayor que Moisés (Deut. 34:10).

37) Es falso que, lo que Dios pide del Hombre, es que crea en Yeshua; pues, lo que Dios realmente
pide, es que amemos “obrar con justicia, con misericordia, y con humildad” (Miqueas 6:8).
38) Es falso que, “la Gracia”, viniese por medio de Yeshua; pues Noé halló “gracia” ante los ojos de
Dios (Gen. 6:8); y Moisés invocó sobre Israel “la gracia del que habitó en la zarza” (Deut. 33:16).

39) Es falso que Dios espere que los creyentes Hebreos acepten “el presente” [o “regalo”], de “la
Salvación gratuita”; pues, los regalos, impiden juzgar con claridad, pervierten la Justicia divina, y
corrompen el corazón (Éxodo 23:8, & Eclesiastés 7:7).

40) Es falso que Yeshua justifique al impío [es decir, al hombre que rehúsa arrepentirse, y
comenzar a obedecer los mandamientos]; pues, si fuese cierto que Yeshua justifica la impío,
entonce Yeshua sería abominable ante ‫ יהוה‬, según Prov. 17:15.

41) Es falso que la Justicia se alcance solo por la Fe, y no por obrar según lo ordenado en la Ley.
¿Por que? Pues porque, Finees, obró según lo ordenado en la Ley [dando muerte a los dos
adúlteros, según Lev. 20:10]; y, su obrar según la Ley, le fue contado por Justicia (Salmo 106:29-
31).

42) Es falso que, nuestro bienestar eterno, dependa de aceptar la religión [o teología] correcta;
pues, en realidad, depende de que conozcamos a Dios, dando “buen fruto”, y haciendo [con
nuestras propias manos] el bien y la justicia que encarnan los mandamientos dados por ‫ יהוה‬a
Moisés [según grabados sobre las dos Tablas de Piedra]. ¿Por que? Pues porque, la Ley, muestra
que cada persona recibirá el mismo bien [o mal] que haya sembrado (Jeremías 22:15-16, Génesis
4:6-7, Prov. 22:8, Jueces 1:7, Isaías 58:7-12, Isaías 3:10-11).

43) Es falso que, el hombre que escribió casi la mitad de las epístolas que conforman el B’rit
Hadasha [el apóstol Pablo, paz sea con él], haya sido una fuente confiable de sabiduría y
conocimiento de la Fe Hebrea [¡pues ni siquiera sabía quien era el Sumo sacerdote Hebreo, según
Hechos 23:3-5!].

Finalmente, si la Ley dice una cosa, y el B’rit Hadasha dice otra cosa [o algo contrario], entonces es
el B’rit Hadasha [y no la Ley], el que está equivocado. ¿Por que? Pues porque sería extraviado
creer que, las enseñanzas de Yeshua, son “el cumplimiento de la Ley” (Mateo 5:17), si tales
enseñanzas “no cumplen” con lo que la Ley enseña y ordena. En adición, las verdades Divinas
reveladas en la Escritura Hebrea, son finales e irrevocables; pues, la Ley, no puede ser abrogada, ni
mucho menos quebrantada, según Deut. 4:2. Y, el B’rit Hadasha, confirma esta misma verdad,
cuando cita a Yeshua diciendo: «la Escritura [es decir, la Ley], no puede ser quebrantada» (Juan
10:35).

Y, las anteriores, son algunas de las razones por las cuales, los Hijos de Israel, respetan y admiran
la figura de Yeshua (paz sea con él), pero rechazan tajantemente las cosas que, acerca de Yeshua,
afirma la noble teología Nazarena. ¿Quien es un “Hijo e Israel”? Pues es todo hombre y toda mujer
que cree en hacer el bien que ordena la Ley: en no juzgar injustamente a nadie, en no aceptar [o
“aprobar”] la conducta de los impíos, en defender al débil y al huérfano, en hacer justicia [dando
caridad] al afligido y al menesteroso, y en librar a los afligidos y necesitados de mano de los
impíos. Estos creyentes, son aquellos a los cuales alude la Escritura Hebrea, cuando dice:
“Vosotros sois dioses, y todos vosotros [sois] “Benei Elyon” (hijos del Altísimo)- Salmo 82:6. ¿Por
que rechazan los Hijos de Israel las cosas que, acerca de Yeshua, postula la noble teología
Nazarena? Pues porque, como hemos demostrado, cada una de ellas niega y contradice lo
claramente revelado por ‫ יהוה‬en la Ley, en los Profetas, y en los Escritos (la Tanak). Y, la palabra
Hebrea que la Tanak utiliza para designar a quien se opone a la dicho y ordenado por el Creador,
es “Ha Satán”; un termino Hebreo que literalmente significa “El Satanás”.

¿Que debe hacer entonces el Hombre que desea abandonar las mentiras en las cuales ha sido
instruido, para volver en cambio a la senda antigua de la pura, clara, y sencilla fe en la Ley de Dios?
Pues debe renunciar al engaño y la maldad; jurando fidelidad y obediencia a ‫( יהוה‬Adonai Yah, el
Dios de Israel, bendito sea); y haciendo la siguiente confesión pública- «Oh ‫( יהוה‬Adonai Yah),
Señor Dios de Abraham, Confieso que No hay otro Dios, ni hay otro Salvador, tan grande como Tu;
Confieso que no hay otro profeta, tan grande como Moisés; ni hay otra Ley, tan grande como Tus
Diez Mandamientos. Confieso que no hay otra Escritura, tan grande como Tu Torah; ni hay otro
pueblo, tan grande como Israel. Y confieso que no hay otra teología tan grande, verdadera, y justa,
como la de “Medida por Medida” (o “Siembra y Cosecha”): recompensar a cada uno, con el mismo
bien que, con sus obras, haya voluntariamente sembrado; y castigar a cada uno con el mismo mal
que, con sus obras, haya voluntariamente sembrado (sin nunca haberse arrepentido). Gracias,
porque has escuchado mi oración, y has perdonado [como prometiste] mis pecados. Y gracias por
haberme hecho en este día, miembro integral de tu Pueblo Santo; el Pueblo de Dios que está
prefigurado en la Nación de Israel. Amén».

Me gusta

CANDIDO GARCIA RODRIGUEZ

septiembre 25, 2017 a las 7:33 am

El artículo es muy bueno, en cuanto a desenmascarar las falsas doctrinas de los “judaizantes”
actuales. Creo que todo el error de éstos proviene de no diferenciar adecuadamente entre Israel y
la Iglesia.

El autor del artículo también los confunde, y además acusa erróneamente al dispensacionalismo
de ser el origen o causa de este viejo, craso y nefasto error.

Precisamente, una de las afirmaciones básicas del dispensacionalismo es sostener que Dios tiene
distintos “tiempos” en Sus tratos con la humanidad. Que no todo es “lineal”. Dispensación, o
economía, o época, o administración, o -a veces, según el contexto- la expresión “en otro tiempo”,
significa justamente eso, que no es idéntica la relación de Dios con el hombre en las diferentes
épocas en que Él se propuso administrar Sus misterios y tratos con el ser humano.

Así, vemos que esta relación es diferente (en ciertos aspectos; pero Dios no lo es, ni el hombre
tampoco) si tenemos en cuenta épocas (“tiempos”) como la anterior a la caída,o en la era de los
patriarcas, o posteriormente con Israel; y aún aquí, habría que diferenciar el tiempo anterior a que
les fuese dada la Ley, y la subsiguiente etapa bajo la ley. Ni tampoco lo es ahora con la Iglesia, ni lo
será en el futuro, durante Su reino milenario.

Una de las mayores fuentes de confusión,sino lo que más, es no ver esa diferencia. De ese modo, y
ciñéndonos sólo a lo concerniente a Israel y a la Iglesia, muchos no ven que Israel es un pueblo
“nacional”, donde se entraba por nacimiento físico, y se consagraba o dedicaba uno a Dios (o se
declaraba perteneciente a Él) por medio del rito de la circuncisión física.

Todo aspecto de su culto y de su adoración a Dios está regulado en la Ley (dada por medio de
Moisés). Y, aunque todos ellos conformaban la nación santa (apartada para Dios), “…de los más de
ellos no se agradó Dios” (1 Co.10:5). Pues estaban bajo otra economía divina, y no podían discernir
(no les fue dado entender claramente) que la justicia de Dios no se alcanzaba por medio de
nuestra propia justicia (en su caso, las obras de la Ley), sino únicamente por fe (Ro. 9:30-33).

De igual modo, el Espíritu Santo no había descendido sobre el hombre (sólo ocasionalmente lo
“poseía”, Sal.51:11). No había nadie “nacido de nuevo” (nacer de nuevo equivale a haberle sido
dada por Dios la [nueva] vida [espiritual], juntamente con Cristo, cuando Éste resucitó, Ef. 2: 5).

Como elocuente muestra, podemos ver que las bendiciones y maldiciones para Israel eran dadas
en base a su obediencia o desobediencia a la Ley eran todas de orden material y terrenal (Dt. 28);
mientras que las de los cristianos de la Iglesia, lo son de tipo espiritual (Ef. 1:3). La vocación de
Israel fue, y seguirá siendo, “ser testigos de Dios a / entre las naciones”, es decir, únicamente en la
tierra (Is. 43-44:8; 66: 10-24; Zac.14; 2 S. 22:50; Sal. 18:14; 46:10; 57:9; 106: 27, 47; 108: 3; 126: 2;
etc.).

Dice Dios a Moisés, por ejemplo: “Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del
cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad
para siempre” (Ex. 32:13 => Ro.4:13).

Sin embargo, la vocación de la Iglesia es doble. Por un lado ser testigos de Su gracia, en el universo
(en el cielo), Ef. 2: 6 => 2:7; 3:10; Col. 3:1-4; y, por otro, ser la “esposa” o “cuerpo” del Hijo hecho
hombre glorificado. La Iglesia, disfrutará de toda la gloria del Hijo (Jn. 17: 24). Todo lo cual es ajeno
a Israel.

Otro punto que el autor del artículo malentiende es el asunto de los pactos de Dios. Aunque Dios
estableció varios pactos en el Antiguo Testamento, se refiere por antonomasia al establecido por
medio de la Ley, que fue promulgado en el monte Sinaí. El cual, la nación debió conocer, y aceptar.
Este pacto fue establecido únicamente con Israel.

De igual modo, Dios establecerá nuevo pacto con las casas de Israel y de Judá (pues son Su pueblo
terrenal, en la tierra y para la tierra), Jer. 31:31-34 => He. 8. Igualmente, ese pacto nuevo ha de ser
promulgado y establecido (con Israel). Sin estos requisitos, tal pacto no entrará en vigor.

Con la Iglesia jamás Dios hace pacto, ni dice en lugar alguno que lo hará. Ella no es
fundamentalmente una nación, un pueblo (aunque es comparada a eso por el apóstol Pedro (1 P.
2:9), sino la esposa de Dios el Hijo. Es, de ese modo, Su cuerpo, ¿cómo haría un pacto con Su
cuerpo o esposa?. La Iglesia está “desposada” con Cristo, Su esposo (2 Co. 11:2), al cual aguarda
para [ser arrebatada por Él al cielo, 1 Ts. 4:13-18), y celebrar la bodas con Él allí (Ap. 19: 1-9;
22:17). Del mismo modo que en el Nuevo Testamento, la Iglesia nunca llama a Cristo “su rey”, sino
“Señor”.

Lo que sí hace es ser beneficiaria de las ricas bendiciones que “la sangre ya derramada, que es la
base para el establecimiento de ese Nuevo Pacto” ha traído a la humanidad (Lc. 22:20; He. 9:15;
10:29; 12:24; 13:20). La expresión del apóstol Pablo , “… nos hizo ministros competentes de un
nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu” (2 Co. 6:3), es obvio que no está hablando del Nuevo
Pacto que Dios hará con Israel (futuro, y que ya hemos mencionado). Ahí Pablo habla de “un”
nuevo pacto. No “del” Nuevo Pacto prometido a Israel y Judá, y profetizado en Jeremías, por
ejemplo.

Hay una tercera cosa, que el autor del artículo desdibuja artificiosamente. Se trata del significado
atribuido “al buen olivo” y “al olivo silvestre” (Ro. 11). El autor del artículo le asigna al primero los
siguiente significados: “el tronco es Cristo”, “el olivo es Israel”, “el olivo es la Iglesia”. Es evidente
que no puede ser tres cosas (diferentes entre sí) a la vez. Es cierto que alguien puede ser “raído”
del pueblo nacional (no convertido, aunque “santo” en su vocación) de Israel (Ex. 32:32-33), pero
nadie puede ser “desgajado” de Cristo, una vez que Dios lo puso allí.(Jn. 10:28). Cuando Dios le da
vida a alguien, juntamente con Cristo, esto no tiene “vuelta atrás”. Dios no se equivoca nunca. (1
Co. 1:8; Fil 1:6; 2 Ti. 1:12).

Respecto a la distinción que Dios mantiene (actual) entre Israel y la Iglesia, puede verse este texto:
“No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (1 Co. 10:32).
LOS JUDAISANTES DEL SIGLO XXI Escrito por René X. Perei Recopilado Por: Jesus Estrada Tapia e
Hilda Sanvicente

Los Judaizantes del Siglo XXI

Escrito por René X. Perei

Recopilado Por: Jesus Estrada Tapia e HildaSanvicente

Reaparecen practicas neo-judaísmo mesiánico

Resulta interesante cómo están reapareciendo las viejas herejías que hacemucho tiempo
amenazaron al cristianismo y fueron en aquellos tiemposcontrarrestadas por los cristianos de
entonces. Sin embargo, el pueblocristiano de hoy no es el mismo de aquél tiempo.

En los primeros siglos de la fe cristiana se levantaron los apologistas.Eran líderes capaces que
enfrentaron aquellas herejías con sólidos argumentos yun vasto conocimiento de las Sagradas
Escrituras.

Desafortunadamente el pueblo cristiano, envueltomás en el misticismo, el relativismo y el


neocarismatismo, carece de lasherramientas necesarias para enfrentar las falsas doctrinas con
argumentossólidos y presentar una defensa coherente de la fe bíblica.

En ocasiones, cristianos de débil fundamento en la Palabra y pobrecompromiso con la verdad, son


presa fácil de estos vientosde doctrina y estratagema de engañadores.

Su alimento no es la Palabra, sino otras fuentes de dudosa confiabilidad,como lo es mucha de la


literatura cristiana actual, una buena parte de lamúsica que se produce y la pobreza teológica de la
mayoría de los predicadoresy maestros que aparecen en los medios masivos.

Una de las últimas herejías que hansurgido es el neo-judaísmo mesiánico.


Debemos distinguir entre neo-judaismo mesiánicoy los verdaderos judíos mesiánicos, que
sonjudíos de nacimiento que han creído en Jesucristo y en su liturgia conservansus raíces judías,
manteniendo íntegras las doctrinas esenciales delcristianismo.

El neo-judaísmo mesiánico, también conocido como elmovimiento de los nazarenos (no la iglesia
del Nazareno que es una denominación evangélica), es una secta que procura proselitar a
loscristianos evangélicos para que abandonen sus congregaciones cristianas yadopten las
costumbres, ritos y doctrinas judaizantes de este movimiento.

Este grupo parte de la creencia de que las diez tribus perdidas de Israel estándispersas en América
latina y todos esos millones de descendientes deantepasados judíos deben volver a sus raíces
originales. Afirman también que la iglesia cristiana se gentilizó yabandonó su origen judío, se
volvió anti-semita y hasta adulteró la Biblia pararomper con sus raíces judaicas.

Y lo peor aún, rechazan doctrinas claves de la fe cristiana como laTrinidad, la eternidad de Jesús, y
declaran además que las Escrituras en sustraducciones modernas han sido adulteradas y no son
fidedignas.

Antes de pasar a discutir y refutar bíblicamente las creencias yenseñanzas de esta secta, deseo
hacer el siguiente comentario.

Todo esto que ha surgido ha sido en gran parte causadopor la misma iglesia cristiana

. Hace un tiempo atrás llegó la moda delas danzas hebreas, el uso de símbolos judíos, tocar
el“shofar” o cuerno para comenzar los cultos y la celebración de fiestasjudías. Sin ser judíos, y
teniendo ya unarica cultura propia en donde celebrar la presencia de Dios, muchas
iglesiascomenzaron a copiar esos estilos.

Llegó el momento que se levantó una pasión porlo judío donde algunas iglesias hasta quitaron la
cruz de suspúlpitos para poner el “menorah” o candelabro de los siete brazos,estrellasde David y
cosas por el estilo.

¿Por qué? ¿Qué de malo hay en adorar en el estilo de nuestra propiacultura? Si no somos judíos y
pertenecemos al pueblo santo de Dios, que es suiglesia, ¿para qué adoptar estas prácticas? El
resultado de todo esto es quemuchos pastores y líderes han preparado el camino para que surja
esta nueva forma de apostasía. Lo que estánhaciendo muchos cristianos es simplemente dar el
próximo paso: ser judíoscompletos.

Cuando se abre la puerta a prácticas que no tienen respaldo alguno de laPalabra, en especial, de la
doctrina apostólica contenida en las epístolas, seinfiltrarán toda clase de herejías destructoras y
confusión.

Nosotros funcionamos bajo unmejor pacto establecido sobre mejores promesas

[1]

[1].

¿Cuál es el verdadero pueblo de Dios, Israel ola Iglesia?

Tanto los apóstoles como los padres de la iglesia reconocieron que laIglesia de Jesucristo es el
pueblo de Dios y el nuevo Israel espiritual.

Sin embargo, en el siglo XIX nació el dispensacionalismo trayendo consigouna interpretación


totalmente novel de interpretar la Biblia, estableciendo unadicotomía que persiste en la
actualidad en algunas iglesias cristianas. Lateología dispensacional enseñó que la Iglesia gentil fue
un “paréntesis” deDios ante el rechazo del pueblo hebreo y que los judíos permanecían como
puebloescogido. Todo esto en contradicción a la enseñanza de los apóstoles, comovemos en
Efesios 2:11-22:

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais
llamados incircuncisión por la llamada circuncisiónhecha con mano en la carne. En aquel tiempo
estabais sin Cristo, alejados de laciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotrosque en otro tiempo estabais
lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que deambos
pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las
enemistades, la ley de los mandamientos expresados enordenanzas, para crear en sí mismo de los
dos un solo ynuevo hombre, haciendo la paz, ymediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un
solo cuerpo, matando enella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a
vosotros queestabais lejos, y a los que estabancerca; porque por medio de él los unos y losotros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjerosni advenedizos,
sino conciudadanos delos santos, y miembros de la familia deDios, edificados sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ánguloJesucristo mismo, en quien todo el
edificio, bien coordinado, va creciendo paraser un templo santo en el Señor; en quien vosotros
también sois juntamenteedificados para morada de Dios en el Espíritu.”

¿Cómo interpretan este pasaje los judaizantes?

En un escrito titulado “Preguntas más frecuentes” dicen: “Las buenas nuevas (evangelio) es que
lamuralla de separación no existe más y que losgentiles están invitados a ser parte de la República
de Israel…”

Obviamente el texto para nada afirma esto. Al contrario, lo que dice es que para Dios hay unsolo
pueblo, los que se han acercado a través de la sangre de Cristo, que la ley de mandamientos
expresados en ordenanzas fueabolida y que por un mismo Espíritu tanto judíos como gentiles
tienen entradaal Padre.

En Cristo, judíos y gentiles pertenecen a la misma familia de Dios, que essu Iglesia, que es la única
que está edificada sobre el fundamento de Cristo ylos apóstoles.

La república de Israel es un estado completamentesecular para nada identificado con la doctrina


de Cristo y los apóstoles. Otros pasajes que apoyan esta verdad son Rom.9:1-8, y Gál. 4:21-26. Este
último pasaje dice:

“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque estáescrito que
Abraham tuvo dos hijos; unode la esclava, el otro de la libre. Peroel de la esclava nació según la
carne; mas el de la libre, por lapromesa. Lo cual es una alegoría, puesestas mujeres son los dos
pactos; el unoproviene del monte Sinaí, el cual dahijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar
es el monte Sinaí en Arabia, ycorresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está
enesclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.”
Pablo hace una clara distinción entre la condición de la Jerusalén actualque produce hijos de
esclavitud, y la Jerusalén de arriba, la celestial, queson los hijos de la promesa, quienes gozan de la
libertad en Cristo.

Nosotros los cristianos no somos hijos de la esclava,sino de la libre. Y por ser de la fe, somos
hijosde la promesa, descendientes espirituales de Abraham, marcados con la circuncisión
espiritual de Cristo, hecha no en la carne, sino en el corazón. Laesclava, que Pablo mismo la
identifica con la Jerusalén actual, no producehijos libres. Es interesante que la carta de Pablo a los
Gálatas precisamentefue escrita con el fin de rebatir las falsas doctrinas de los judaizantes
quepretendían obligar a los cristianos gentiles a vivir bajo los rudimentos de laley mosaica.

Nadie se salva porser judío, ni tampoco es necesario eladoptar la cultura y las prácticas del
judaísmo para ser fieles discípulos deJesucristo.

Parece ser que los judaizantes modernos no han leído el libro de los Hechosde los Apóstoles y lo
que resolvió el Concilio de Jerusalén ante una amenazasimilar por parte de los judaizantes (Hch.
15:1-21).

“Entonces algunos que venían deJudea enseñaban a los hermanos: Si no oscircuncidáis conforme
al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusióny contienda
no pequeña con ellos, sedispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de
ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, habiendo sido
encaminadospor la iglesia, pasaron por Fenicia ySamaria, contando la conversión de losgentiles; y
causaban gran gozo a todoslos hermanos. Y llegados aJerusalén, fueron recibidos por laiglesia y los
apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero algunos
de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesariocircuncidarlos, y
mandarles que guardenla ley de Moisés. Y se reunieronlos apóstoles y los ancianos para conocer
de este asunto. Y después de muchadiscusión, Pedro se levantó y les dijo:Varones hermanos,
vosotros sabéis cómoya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca
lapalabra del evangelio y creyesen. YDios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles
el Espíritu Santo lo mismo que anosotros; yninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos,
purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz
de los discípulos unyugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antescreemos
que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Entonces toda
lamultitud calló, y oyeron a Bernabé y aPablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas
había hecho Dios pormedio de ellos entre los gentiles. Ycuando ellos callaron, Jacobo
respondiódiciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primeravez
a los gentiles, para tomar de ellospueblo para su nombre. Y con estoconcuerdan las palabras de los
profetas, como está escrito: Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculode David, que
está caído; Y repararé susruinas, Y lo volveré a levantar, Para que el resto de los hombres busque
alSeñor, Y todos los gentiles, sobre loscuales es invocado mi nombre, Dice el Señor, que hace
conocer todo esto desdetiempos antiguos. Por lo cual yo juzgo que no seinquiete a los gentiles que
se convierten a Dios, sino que se les escriba quese aparten de las contaminaciones de los ídolos,
de fornicación, de ahogado y de sangre.

Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cadaciudad quien lo predique en las sinagogas,
donde es leído cada día de reposo.”

¿Cuál fue el veredicto de los ancianos deJerusalén? Que dejaran tranquilos a los gentiles quese
convertían a Dios y no se les impusiera otra carga sino las instruccionesque se mencionaban en la
carta que se hizo circular por las iglesias.

Ni el sábado, ni los alimentos,ni la circuncisión, ni las fiestas judías debían imponerse a los
gentiles;cargas que ni los judíos mismos habían podido sobrellevar en el pasado.

El mismo Pedro había entendidoque para Dios no hay diferencia entre ser judío o gentil cuando
tuvo la visióndel lienzo y luego vio cómo Cornelio el romano recibió el Espíritu Santo de lamisma
manera que ellos al principio.

Para efectos de lasalvación, ¿cuál es la importancia que hay entre ser o no ser judío?

Realmente ninguna. Y esto lo confirma el mismo SanPablo cuando declara: “porque en CristoJesús
ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obrapor el amor.”

[2]

[2]

En otras palabras, el ser judío(los apóstoles les llamaban los de la circuncisión), o el no serlo
esinmaterial para fines de la herencia de la vida eterna.

Sólo la fe en Cristoes lo que cuenta.


Por eso dice también el apóstolen Romanos: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos?
Enninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos estánbajo pecado.”

[3]

[3]

En términos espirituales paraDios es lo mismo un judío impío que un gentil impío. No hay una
salvaciónespecial para el pueblo judío. La única puerta para ellos, al igual que para nosotros es su
conversión a Cristo.

Pablo y sutrasfondo israelita

Los mesiánicos judaizantes sostienen que la iglesiacristiana se prostituyó cuando abandonó sus
raíces judías y se tornó una iglesiagentil.

Pero, ¿acaso el testimonio de la Palabra de Diosdemandaba que la iglesia gentil se mantuviera


bajo tales rudimentos? Esono era lo que pensaba el apóstol Pablo quien se llamaba a sí mismo
hebreo dehebreos y un celoso practicante del judaísmo, aventajando por mucho a
suscontemporáneos

[4]

[4].

Además de los gálatas, la iglesia deFilipos fue también confundida y afectada por los falsos
maestros judaizantes.A ellos Pablo le escribe esta carta y les habla acerca de su pasado como
judíoceloso.

“Porquenosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nosgloriamos en


Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yotengo también de qué confiar en la
carne. Si alguno piensa que tiene de quéconfiar en la carne, yo más:circuncidado al octavo día, del
linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a
celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a lajusticia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas
cosas eran paramí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Yciertamente, aun
estimo todas las cosascomo pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor,
poramor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él,
no teniendo mi propia justicia, que es por la ley,sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es
de Dios por la fe.”

[5]

[5]

Los pertenecientes ala iglesia, por la sangre de Cristo y su sacrificio expiatorio, somos laverdadera
circuncisión, no los israelitas que llevan la marca física, pero nola espiritual

[6]

[6]

Y Pablo en el pasaje anteriorprecisamente muestra cómo ahora que está el en Cristo, su trasfondo
y herenciajudía que para él eran ganancia y motivo de orgullo, ahora lo tiene por basura,porque
reconoce que su herencia en Cristo como redimido es superior.

Es cierto que Pablo amaba a sus compatriotas israelitas y oraba para queellos conocieran la verdad
del evangelio, pero a la misma vez reconocía que Dioses soberano y que no todos los
descendientes físicos de Jacob, por serdescendientes naturales, eran herederos de la promesa,
sino aquellos que Diosen su gracia ha querido llamar para formar parte de su pueblo.

“No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todoslos que descienden de Israel son
israelitas, ni por ser descendientes deAbraham, son todos hijos; sino:En Isaac te será llamada
descendencia. Esto es: No los que son hijos según lacarne son los hijos de Dios, sino que los que
son hijos según la promesa soncontados como descendientes.”
[7]

[7]

Pablo prueba fuera de toda duda en este pasaje de Romanos que no porser descendientes
naturales de Abraham, por eso fueron hijos de Dios, sino porla promesa.

Así como la promesa no fue invalidada cuando Dios decidió escoger a Isaac yno a Ismael, y a Jacob
en lugar de a Esaú (todos ellos siendo hijos naturalesde Abraham), de igual forma Dioscontinúa
llamando a los que quiere, por su gracia soberana, para formar partede ese pueblo santo, que es
su Iglesia, verdadera Israel.

¿Cuál es elremanente fiel?

Pablo trae esta interrogante ante los romanos: “¿Entonces ha desechado Dios a su pueblo? En
Ninguna manera porque yo(Pablo) también soy israelita…”

[8]

[8]

El hecho de que Pablo, al igual que muchos otros judíos pertenezcan a laesposa del Cordero, su
Iglesia, es evidencia de que no ha habido un rechazototal hacia los hijos naturales de Abraham.

En aquél entonces, al igual que hoy, muchos judíosnacionales están viniendo a los pies de Cristo, lo
que evidencia que ellos nohan sido del todo desechados.

Dice más adelante: “aún así tambiénen este tiempo ha quedado un remanente escogido por
gracia.”
[9]

[9]

Los gentiles, que eran ramas silvestres, han estadosiendo injertados en el tronco, que es Cristo.

Aunque no eran parte natural del olivo (que representa a Israel), porgracia y por la fe fueron
injertados.

Muchas ramas han sido desgajadas del tronco porque no creyeron en elMesías. Pero de la misma
manera: “…aunellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso esDios
para volverlos a injertar.”

[10]

[10]

La fe en Cristo es lo que le permite al ser humano estar injertado en el tronco santo.

Y queda demostrado que para Dios, un judío incrédulo yun gentil incrédulo son una misma cosa; y
de igual forma, un judío creyente yun gentil creyente son ramas de un mismo olivo: su santa
iglesia.

Algunos creyentes que sostienen la posición de la dicotomía (dospueblos de Dios, Israel y la


Iglesia), afirman que antes del tiempo del fin,Israel completa, como nación se volverá a Dios,
reconociendo a Jesús comoMesías.

¿Es eso lo que realmente declara la Palabra? Todo esto proviene de lacreencia de que la iglesia
surgió como un “accidente” en el plan de Dios, anteel rechazo de los judíos al verdadero Mesías.
Pero cuando la iglesia gentil sea levantada en el rapto, entonces Dios volveráa ocuparse de su
verdadero pueblo.

Esta interpretación y sus variantes han estado pordécadas en el pensamiento de muchos


cristianos, debido a la propagación de lasdoctrinas dispensacionales.

Pero existen otras interpretaciones que se ajustan mejor al texto bíblico.

¿Cómo podemos interpretar el pasaje que afirma que “todo Israel será salvo,porque vendrá de
Sión el libertador, que apartará de Jacob la impiedad”

[11]

[11]?

¿Se refiere a todo Israel como una nación o al número completo de aquellosjudíos que han sido
escogidos por gracia; el remanente fiel?

Romanos 11:5 nos contesta esta pregunta:“Aún en este tiempo ha quedado unremanente
escogido por gracia” (subrayado añadido).

Note que el remanente de judíos que habrán de creer en Jesús como Señor yMesías proviene de
una elección por gracia, al igual que los demás creyentes.

Y el hecho de que aún Dios tenga dentro de ese pueblo a un número deescogidos para salvación,
es prueba de que Israel no ha sido olvidado.

La historia dela Iglesia, según los judaizantes

Para los judaizantes modernos, la iglesia cristiana que fundaron los apóstoles,siendo la piedra
principal Jesucristo, se contaminó de tal manera con elpaganismo y las costumbres gentiles del
imperio romano, que dejó de ser unaverdadera iglesia cristiana.
Sostienen que las iglesias cristianas de hoy tienen muchos elementos del paganismoromano,
adoptados por los emperadores romanos.

“El cristianismo es una religión bastante diferentede la fe original de los apóstoles, como
demostraremos más adelante. Lasdenominaciones, sectas, iglesias o grupos que componen la
cristiandad quierenser seguidores del Salvador del mundo, pero la doctrina que vivió, la
adoraciónque practicó, no son las mismas del cristianismo moderno.”

[12]

[12]

¿Y en qué estriba la diferencia que tiene elcristianismo actual de la fe predicada por Cristo y los
apóstoles, según losjudaizantes?

Primero, porque se eliminó el sábado y seadoptó el domingo como, según ellos, “día de los
paganos romanos”

[13]

[13].

Rechazaron la pascua, y la fiesta de los panes sinlevadura, igualmenteel día de la expiación y la


fiesta de las cabañas o los tabernáculos.

Lo primero que debemos responder a estas erróneas afirmaciones es que muchode lo que estos
judaizantes señalan como desviaciones del cristianismo solamente se pueden aplicar a la Iglesia
Católica Romana,que ha mezclado muchos elementos cristianos con tradiciones paganas.

Los mesianistas cometen el error de culpar por asociación a todos loscristianos por las
desviaciones de Roma y del papado.
En segundo lugar y con relación al abandono de las mencionadas fiestasjudías, los judaizantes en
su deseo de identificarse con las prácticas judíasveterotestamentarias, olvidan e ignoran todas las
enseñanzas neotestamentariasdadas por los apóstoles con relación a la observancia de tales
festividades.Pablo mismo declaró: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto
a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual essombra de lo que ha de venir; pero
elcuerpo es de Cristo.”

[14]

[14]

Todas estas fiestas y días celebrados por los israelitas en el ViejoTestamento, o fueron
específicamente para la nación de Israel o fueron sombra de lo que habría de venir con Cristo.

Si ya Cristo vino y cumplió lo que estaba escrito sobre él, y nos ha dejadoun mejor pacto
establecido sobre mejores promesas, ¿paraqué vivir bajo los viejos rudimentos del pacto de la ley?
Por esto mismofueron amonestados los gálatas: “Masahora, conociendo a Dios, o más bien,
siendo conocidos por Dios, ¿cómoes que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a
los cuales os queréis volver a esclavizar?Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.”

[15]

[15]

Nos preguntamos, ¿para qué los cristianos debemoscelebrar la fiesta de la expiación, por ejemplo?
Si ya Jesús murió en la cruz, cumpliendo así lo que representaba elsacrificio del cordero en el
tabernáculo de reunión.

En la carta a los Hebreos (y sería bueno quenuestros amigos judaizantes leyeran esta carta y por
qué fue escrita),precisamente anuncia el fin de aquello que hacían los sacerdotes
continuamentecada año: “…y diciendo luego: He aquí quevengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quitalo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificadosmediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Yciertamente todo sacerdote está
día tras día ministrando y ofreciendo muchasveces los mismos sacrificios, que nuncapueden quitar
los pecados.”

[16]

[16]

Los judaizantes modernos acusan a la iglesia cristiana de habersedesviado de la enseñanza original


de los apóstoles, y de la adoración que ensus comienzos se practicó entre los primeros cristianos.

Este tipo de acusación suele utilizarse por los falsos maestros para asírestarle autoridad a la iglesia
e intentar demostrar que se ha apartado de lasana doctrina.

Sin embargo un análisis serio de la historia del cristianismo y lasenseñanzas de la Biblia


demostrarán que tales acusaciones representan unafarsa.

En primer lugar, durante los primeros tres siglos de la historia de laiglesia, esta se vio azotada por
diversas herejías que intentaron socavar susmismos cimientos.

Interesantemente la primera de estas herejías fue el intento de losjudaizantes de arrastrar a los


creyentes gentiles a los rudimentos de la ley,lo cual fue duramente combatido por los apóstoles.

Y nos llama la atención el hecho de que estosjudaizantes también estén defendiendo la herejía de
los arrianos, loscuales durante el siglo tercero negaron la doctrinabíblica y apostólica de la
Trinidad.

Se valen de medias verdades para acusar a todos loscristianos de eventos que solo pueden
achacarse a lo que eventualmente seconvirtió en la Iglesia Católica Romana.

La fusión de la iglesia y el estado bajo Constantino, solamente afectó a los cristianos que habitaban
en laregión de Italia y sus alrededores. No así otras iglesias que sehallaban en las regiones del
norte de África, en Asia Menor y Egipto sobre lascuales Roma no tenía entonces ninguna autoridad
ni ingerencia.

Ignoran totalmente que aún en tiempos donde el cristianismo se vio a puntode ser arropado por
las herejías, siempre hubocristianos que mantuvieron una doctrina íntegra y fiel al
cristianismoortodoxo.

En cuanto a la adoración, ningúnintérprete serio de la Biblia podrá encontrar una descripción


metódica y clarade cómo se rendía culto a Dios en el Nuevo Testamento.

No hay un solo mandato neotestamentario que indique de qué forma y manerase debe adorar a
Dios; a diferencia de lo que vemos en Antiguo Testamento.

Solamente hallamos principios de la adoración y algunas referencias vagas.Jesús le indicó a la


samaritana que el Padre busca adoradores que le adoren enespíritu y en verdad

[17]

[17].

Y en los Hechos de los Apóstoles se hace referencia a la vida de los primeroscristianos diciendo
que se reunían en las casas y adoraban a Dios con alegría ycorazón sencillo

[18]

[18].

Los cristianos judíos iban al templo a orar

. Pero ya tan temprano como en los Hechos, seindica que se reunían el primer día de la semana
(domingo) para partir el pan yadorar juntos
[19]

[19].

Los mismos apóstoles claramente enseñaron que el asunto de guardar el shabbath o cualquier
otro día era un asunto dela conciencia de cada creyente. En Romanos nos dice: “Uno hace
diferencia entre día y día; otrojuzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido
en su propiamente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace casodel día,
para el Señor no lo hace”.

[20]

[20]

Los que hemos creído entramos ya en su reposo

[21]

[21].Cristo es nuestro Shabbath, y en él se cumple lo que la ley anunciaba comosombra de los


bienes venideros.

El primer día de la semana es el que conmemora la resurrección de nuestroSeñor y el día cuando


el Cristo resucitado se presenta entre los suyos.

Nos recuerda el inicio del nuevo pactoque tiene como base la muerte del Mesías con su significado
inigualable y suvictoria sobre la muerte.

De manera que es el día predilecto en el cual elcristiano celebra su libertad de la esclavitud del
pecado y conmemora su nuevacreación en unión con Cristo.

Es también un día de esperanza para la pronta venidadel Señor.


De manera que el día del Señores tanto memorial de la resurrección como anticipación de su
regreso. Por esomuchos cristianos nos reunimos voluntariamente para adorar al Dios de lagracia,

pues no hay una ley escrita que nos obliguea reunir, nos encontramos libres del legalismo del
antiguo pacto y sustradiciones”

[22]

[22].

Resulta sumamente importante que los verdaderos judíosmesiánicos rechazan tajantemente lo


que pretenden hacer los judaizantes:

Me encanta ser judío. Me encanta el estilo de vida distintivo que Dios leha dado a Su pueblo
elegido, enraizada en la Torá, costumbres y tradicionesantiguas. Animo a otros judíos mesiánicos a
abrazar este estilo de vidadistintivo

. Pero, me preocupan profundamenteaquellos que presionan a nuestros hermanos cristianos


gentiles para que vivancomo nosotros”

[23]

[23].

Continúa diciendo… “Como cristianos, al acercarse más al Mesías, sonsantos, completos y rectos.
El Rabino Pablo, comunicándose específicamente conlos creyentes gentiles, escribe:

"En El (Yeshúa) habita la plenitud de ladeidad en forma corporal, y en El han sidoustedes hechos
completos... en El hansido asimismo circuncidados con una circuncisión hecha sin manos, al
serremovido el cuerpo de la carne por la circuncisión del Mesías... El los ha hecho vivir junto con
El, habiéndonos perdonado todas nuestras transgresiones...Por lo tanto nadie podrá juzgarlos
respecto acomidas o bebidas o respecto a una festividad o una luna nueva o el día delSábado,
cosas que son una mera sombra de lo que ha de venir; pero la sustanciapertenece al Mesías”

(Colosenses 2:9-17).

¿Quiere usted decir que un gentil que se ha unido alMesías judío por haber creído en El, ha sido
hecho completo en un 100%? ¿No lefalta nada? ¡Exactamente eso es lo quesignifica! Dios lo
considera espiritualmente circuncidado y por lo tanto unparticipante completo del Nuevo Pacto.

Está lleno de vida espiritual y todos sus pecados han sido perdonados. Tiene libertad acerca de lo
que come o bebe y acerca decelebrar o no las festividades judías y el Sábado. Ellas son, después de
todo,solo sombras, y él está unido a la Realidad, que es mayor que las sombras.

Pero tiene la libertad de celebrar el Sábado y observar las festividades yguardar kosher si lo
escoge. Si un cristiano deseaobservar una festividad o costumbre bíblica, hay libertad para
hacerlo, pero nohay obligación.

Si un cristiano dice, “Sé que el Mesías es mi pascua y no necesito celebrarun Seder de Pascua”,
está en lo correcto. Si otro dice, “Deseo celebrar lapascua porque me ayuda a acercarme más a mi
maravilloso Mesías Judío, miCordero pascual”, también está en lo correcto. Si un cristiano dice,
“Se queYeshúa es mi Sábado y me da reposo, pero quiero adorar a Dios el Domingo, comolo han
hecho los cristianos durante siglos”, también está bien. Tampoco debemoscentrarnos en la comida
ya que "elreino de Dios no es comida ni bebida, sino la rectitud y la paz y la alegría enel Espíritu
Santo” (Romanos 14:17). Aunque este gran embajador judío a losgentiles guardaba kosher, Pablo
entendió que lo que come y bebe un cristiano noes lo esencial”

[24]

[24].
Los rabinos cristianos haentendido claramente la enseñanza bíblica y él al igual que muchos otros
judíos convertidos ha elegido voluntariamentepracticar su fe dentro de las costumbres y
tradiciones de su pueblo.

Pero claramente afirma que los gentiles no están obligados a hacerlo puesel que ha creído en Él ya
está completo.

De hecho no hay nada malo en que un cristiano gentil desee por voluntad yconvicción propia
practicar algunas de las costumbres judías.

Pero Pienso que no hay necesidad de ello, teniendo en Cristo elcumplimiento de lo que los
rudimentos de la ley anunciaban.

Pero si deseara hacerlo, no peca contra Dios.El problema está cuando se procede a menospreciar
ya condenar a aquellos que bajo la libertad de la gracia de Dios no deseanhacerlo. El problema de
los judaizantes contra los cuales Pablo combatióno era que ellos como judíos querían seguir
circuncidando a sus hijos yguardando el sábado. Lo que fue condenado por losapóstoles fue el
intento de inquietar y perturbar a los cristianos que nodeseaban hacerlo.

Ese ha sido siempre el problema del legalismo: pretender hacer superior a unos por ciertas cosas
que practican,sea por la comida, por los días o por el vestido, cuando ya los redimidos hemossido
hechos aceptos en el Amado; ya estamos completos en Cristo por medio de lajusticia perfecta que
nos ha imputado.

Ningún cristiano que de verdad ha gustado la gloriosa libertad que tenemos en Cristo, y
elmaravilloso pacto cuyas promesas son superiores, querráen su sano juicio volverse a pobres y
débiles rudimentos.

Debemos concluir que los que lo hacen realmente no han gustado o no hanconocido realmente lo
que Cristo nos ha concedido.

Esa gracia que los profetas del Antiguo Testamento hablaron ydiligentemente indagaron acerca de
ella, y que entendieron que no era paraellos, sino para nosotros
[25]

[25].

Otro argumento con los cuales acusan los judaizantes a loscristianos es que el Dios que adoramos
es una deidad falsa pagana, y no elverdadero Dios de la Biblia.

Así lo afirman en uno de sus escritos: “El dios del noventa y nueve porciento del mundo cristianos
es simplemente Bel, Moloc, Zeus, o cuando muchoOsiris, Mitra, o Adonis, aunque con otros
nombres modernos, a quienes la genteadora con las antiguas ceremonias paganas y fórmulas
ritualistas…

Yahweh no es el Ser Supremo del cristianismo… la religiónmoderna ignora el nombre de Yahweh”

[26]

[26].

Esta acusación no es verdadera. ElDios de la cristiandad es el mismo Yahweh/Jehová, de la Biblia y


así loconfirman los credos y las confesiones más antiguas de la teología cristianaortodoxa.

Basta hacer un examen al Credo Apostólico, a la Confesión Belga, laHelvética, el Catecismo Menor
y Mayor, Westminster, las Confesiones de Londresy otras, para darse cuenta de la fidelidad de las
mismas al cristianismohistórico.

Alegan además que los griegos se apartaron de laverdadera fe al cambiar el nombre hebreo
inspirado de Yeshúa ha Mashah (Jesúsel Mesías) por el título de Cristo.

Al hacer esto, el cristianismo moderno se apartó de la senda antigua, delcamino de la dedicación y


de la adoración pura.
Nuevamente esta acusación carece totalmente de fundamento. Estos judaizantes cometen el
mismo error de los romanistascuando rechazaban el que las Escrituras se tradujeran del latín de la
Vulgata alas lenguas más modernas.

Con la Reforma, Martín Lutero tradujo la Biblia al Alemán, poniendo así laPalabra de Dios en las
manos del pueblo común.

En segundo lugar, dan la impresión de que no han leído el Nuevo Testamento.

Cristo es una traducción griega del vocablo hebreoMesías.

Es un título que los mismos apóstoles utilizaron cuando escribieron engriego koiné a las iglesias
gentiles: “…y Jacob engendró a José, marido deMaría, de la cual nació Jesús, llamadoel Cristo”

[27]

[27]. El Evangelio de Mateoclaramente afirma que Jesús es llamado “el Cristo” o el Ungido, lo
mismo queotros pasajes como Mateo 11:2, Marcos 9:41, Lucas 2:11, Romanos 5:6, 6:8, etc.

Resultan extraños estos argumentos cuando los mismosjudíos, temiendo utilizar en vano el
nombre santo de Dios, YHWH, empleaban ensustitución el nombre “Adonai” que se traduce como
el Señor.

¿Acusaremos por ello a los judíos dehaber abandonado o haberse desviado de la Torah? Por
supuesto que no.

Así como Dios se reveló con muchos nombres en el Antiguo Testamento: Nisi,Jireh, Rafá, etc., el
Nuevo Testamento nos provee diversos nombres parareferirnos a Jesús, el Mesías.

Todos estos nombres bíblicos son legítimos y podemos emplearlos para adorara Dios y a
Jesucristo, pues manifiestan sus diversos atributos. Estos argumentos representan una forma más
de legalismoinnecesario.
Los judaizantesy la herejía arriana

El arrianismo, como hemos indicado, fue una herejía que se propagó ampliamente durante el
segundo y parte deltercer siglo de la era cristiana.

Negaban la doctrina de la Trinidad, alegando que Jesúsno era coeterno y consustancial con el
Padre, sino el primer ser creado por él.

Básicamente lo mismo que enseñan hoy día los Testigos de Jehová. Y algunosgrupos pseudo-
cristianos.

Los mesiánicos judaizantes o nazarenos como sedenominan algunos, adoptan esta interpretación,
negando así una esencial y fundamental doctrina cristiana.

El argumento es que esta doctrina no tiene realmente base en lasEscrituras.

Sin embargo, al citar varios pasajes bíblicos, deliberadamenteexcluyen ciertos textos claves que
hacen a Jesucristo igual a Dios, copiando laestrategia de los Testigos de Jehová.

Pasajes como Isaías 9:6, donde se le llama al Mesías que nacerá con lostítulos de Dios fuerte y
Padre eterno; Romanos 9:5, Filipenses 2:6, y otros másson pasados por alto. Además, ¿por qué
causa lossacerdotes y escribas condenaron a Jesucristo bajo el cargo de blasfemia? ¿Enqué
consistía esa blasfemia?

La Escritura nos lo muestra con claridad en Juan 5:18 nos dice que más quequebrantar el día de
reposo, lo que más le molestabaa ellos era que Jesús se estaba haciendo igual a Dios mismo.

Hallamos otros pasajes en el Antiguo Testamento queutilizan el plural al referirse a Dios. Por
ejemplo,

Génesis 1:26 “Hagamos al hombre a nuestraimagen…”. También Génesis 3:22, “He aquí que el
hombre ha llegado a ser comouno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Génesis 11:7, “Vamos,
pues, descendamos y confundamos allísu lenguaje…”. Y también Isaías 6:8, “¿Aquién enviaré?
¿Quién irá por nosotros?”

Según progresa la revelación acerca de Dios, en el Nuevo Testamentohallamos suficientes


referencias que presentan al Mesías como divino e igual alPadre.

La doctrina bíblica del Dios Triuno establece que aunque Jesús es igual a Dios, es ala misma vez
una Persona distinta.

Por eso podía hablar con el Padre y este le respondía. Esta doctrina representa uno de los más
grandes misteriosque no pueden ser entendidos por la mente humana finita.

Estos judaizantes hacen el intento de pretender racionalizar el misterio dela Trinidad y como
encuentran que no se ajusta a la lógica humana, entoncesproceden a rechazarlo y ridiculizarlo.
Dicen: “Si Yahweh es un ser inmortal, nopuede morir; entonces no fue Yahweh quien murió en el
Gólgota, tuvo que habersido un ser mortal. Ese fue el hombre Yeshúa…”

[28]

[28]

Pasan por alto el pasaje que dice

: “el cual,siendo en forma de Dios,

no estimó el ser igual aDios

como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en lacondición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta lamuerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre, paraque en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de
los que están en los cielos,y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo
esel Señor, para gloria de Dios Padre”

[29]

[29].

Jesús se despojó de su gloria y se hizo hombre y se humilló hasta la muertede la cruz. Por eso dice
que fue exaltado y se le dio un nombre que es sobretodo nombre. ¿Y cuál es ese nombre? Lo
diceel texto mismo, que toda lengua declare que Jesús es “Adonai”, “kurios”, el Señor. El título que
solamente puede utilizar Dios, cuyonombre es sobre todo nombre, es el mismo que posee Jesús.

Históricamente los que niegan la Trinidad se agrupan principalmente bajodos tendencias:

los arrianos y los modalistas

[30]

[30].

Los primeros declaran que Jesús es un ser creado yaparte de Dios, mientras que los segundos
afirman que las tres personas de la Trinidadson únicamente manifestaciones o modalidades de
Dios.

Ambos fallan en expresar la verdadera doctrina de la Santa Trinidad, lacual sostiene que Dios,
dentro de la unidad y la perfección de su ser eterno,es tres además de ser uno, estando los divinos
tres relacionados el uno con elotro mutua y personalmente

[31]

[31].
Otro error que cometen los judaizantes consiste enafirmar que la doctrina cristiana de la Trinidad
ha sido copiada de otrasreligiones no cristianas, y por ende es una enseñanza de origen pagano.

No es la primera vez que los enemigos de la doctrina de la Trinidad hacenesta clase de acusación
que carece totalmente de fundamento alguno.

Se ha citado el ejemplo de la triada egipcia de Osiris (el padre), Isis (lamadre) y Horus (el hijo).

Otro ejemplo se puede observar en el hinduismo: Brama (la realidad última),Siva (el destructor) y
Visnú (el restaurador).

Sin embargo, estos ejemplos en nada constituyen unatrinidad pagana, sino que son esencialmente
triteístas (tres dioses).

La doctrina cristiana de la Trinidad es una exclusivadel cristianismo histórico. De hecho,


losrechazos de esta doctrina tienden a repetir los puntos de vista heréticos quese establecieron
durante los períodos patrístico, medieval o de la reforma conla herejía de Miguel Servet.

Hay aspectos de la naturaleza divina, que los sereshumanos jamás llegaremos a comprender por
nuestra capacidad limitada.

Nuestro Dios, Yahvéh es tan trascendente y glorioso, que va por encima decualquier ejercicio
humano de raciocinio.

“Podemos concluir que este aspecto de la pluralidad entre la unidad de Diossolo refleja para
nosotros parte de su misterio impenetrable por la mentefinita del ser humano. Siempre hay algo
de Dios inexplicable, que el ser humanoes capaz de recibir como una revelación de una realidad
inalcanzable a travésde su mente racional o sus sentidos”

[32]

[32]
. Conclusión

Como expresé al inicio de este escrito, practicar las costumbres ytradiciones judías cuando se es
judío, y a la vez reconocer a Jesús comoverdadero Mesías es algo positivo y aceptable. Existen en
la actualidad muchosgrupos mesiánicos que se mantienen fieles a las doctrinas esenciales
delcristianismo y a la misma vez celebran sus festividades bajo su contextocultural. Lo que es
totalmente inaceptable, antibíblico y nocivo para la fecristiana es pretender judaizar a gentiles,
bajo la excusa de rescatar una feque supuestamente fue adulterada después de los apóstoles, cosa
que no aguantaun análisis bíblico e histórico serio. Hay evidencia de sobra en las
epístolasapostólicas para condenar y censurar esta práctica. Pero más nocivo y peligrosoaún que
lo anterior, es el rechazo a las doctrinas más fundamentales de la fecristiana histórica, como la
divinidad de Cristo, la suficiencia de susacrificio expiatorio para presentar perfecto (a parte de la
ley) a todo el quecree y la inerrancia de las Escrituras. Esto indudablemente convierte a estegrupo
de pseudo mesiánicos en una secta falsa y una herejía blasfema.

[1][1] Hebreos 8:6

[2][2] Gálatas 5:6

[3][3] Romanos 3:9

[4][4] Gálatas 1:14

[5][5] Filipenses 3:3-9

[6][6] Colosenses 2:11

[7][7] Romanos 9:6-8


[8][8] Romanos 11:1-2

[9][9] Romanos 11:5

[10][10] Romanos 11:23

[11][11] Romanos 11:26

[12][12] Material escrito anónimo, redactado pormiembros de la secta de judíos mesiánicos, p. 1

[13][13] Ibid. p. 5

[14][14] Col. 2:16-17

[15][15] Gál. 4:9-10

[16][16] Heb. 10:9-11

[17][17] Juan 4:23

[18][18] Hechos 2:46

[19][19] Hechos 20:7

[20][20] Romanos 14:5-6

[21][21] Hebreos 4:3

[22][22]
Moore, Donald, T., Lasdoctrinas sanas y las sectas malsanas. Tomo I, P. 142.

[23][23] Rabino Loren,Congregación Shema Ysrael

[24][24]

Rabino Loren, Congregación ShemaYsrael. Página Internet: www.shemaysrael.org

[25][25] 1 Pedro 1:10

[26][26]

Pike, Moral y Dogma, p. 296.

[27][27] Mateo 1:16

[28][28] Material escrito por judíos mesiánicos, p. 21.

[29][29] Filipenses 2:6-11

[30][30]

Ramos, M. A., Nuevodiccionario de religionesdenominaciones y sectas, p. 208.

[31][31] Garret, TeologíaSistemática I, p. 302.

[32][32]
Moore, Donald, T., DoctrinasSanas y las sectas malsanas, Tomo I, p. 3.

También podría gustarte