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Ensayo "Estilos de Vida Saludables en La Juventud. Una Perspectiva A Partir Del Género"

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Ensayo “Estilos de vida saludables en la juventud. Una perspectiva a partir del


género”

Preprint · August 2019


DOI: 10.13140/RG.2.2.36472.60161

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Adrian Pelayo
University of Guadalajara
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ADRIAN RICARDO PELAYO ZAVALZA

Ensayo “Estilos de vida saludables en la juventud: Una


perspectiva a partir del género”

Introducción

Es importante siempre contextualizar y conceptualizar los temas que querernos abordar,


es por ello que comenzaré definiendo tres conceptos claves del tema, que son: los estilos
de vida saludables, la etapa de la adolescencia y el género.

Para comenzar hablaremos de los Estilos de vida saludables. La promoción de estilos de


vida saludables va dirigida, por una parte, a mejorar el entorno y la sociedad en que se
vive (entornos saludables) y, por otra, a mejorar las capacidades de las personas para
llevar una vida más sana (PAHO, 2016).

Marques, A. (2012: 23) quien dice que “el estilo de vida es una expresión moderna que
describe un conjunto de comportamientos, expresados generalmente sobre la forma de
patrones de consumo, que caracterizan la manera que un individuo o grupo social se
encuadra en la sociedad”. Así pues, los estilos de vida saludables son aquellos en el que
se mantiene una armonía y equilibrio en su dieta alimentaria, actividad o ejercicio físico,
vida sexual sana, conducción segura, manejo del estrés, capacidad intelectual,
recreación (sobre todo al aire libre) descanso, higiene, paz espiritual buenas relaciones
interpersonales, así como también la relación con nuestro entorno entre otras

Como segundo concepto tenemos la adolescencia, y Estéves (2013:13) plantea que la


adolescencia constituye un periodo de riesgo especial para la presencia de ciertos
problemas. Desde un punto de vista científico, la etapa de la adolescencia se ubica en el
periodo de la vida comprendido entre, aproximadamente, los 12 y los 20 años, y se
caracteriza por numerosos cambios que acontecen en múltiples niveles y que suponen
desafíos y demandas desconocidos por la persona hasta el momento. Estas
transformaciones tienen lugar en los cambios fisiológico, psicológico y social, y son
precisamente el origen de que consideremos la adolescencia como una etapa evolutiva
particularmente compleja.
ADRIAN RICARDO PELAYO ZAVALZA

Y, por último, respecto a nuestro tercer concepto Lamas (1996) considera que el género
es entendido como el resultado de la creación de normas culturales, mediante la compleja
interacción de un amplio espectro de instituciones económicas, sociales, políticas y
religiosas (citado por Fonseca, 2008: 131), sobre el comportamiento de hombres y
mujeres.

Para algunos autores, el término de géneros es entendido como la manera de representar


la cultura en el comportamiento de las mujeres y de los hombres. En la cultura mexicana
tanto al hombre como a la mujer se les educa de modo distinto. Por un lado, las mujeres
se les ha etiquetado para realizar labores domésticas y a los hombres, como proveedores
del sustento económico de la familia. Así que la sociedad, mediante la cultura, va a educar
de forma diferente a un hombre y a una mujer por la presencia o ausencia de un órgano
sexual. Sin embargo, nos encontramos en diferentes momentos históricos, de manera
que estas concepciones se han ido modificando (Padilla, S., Quintero, M. & Velázquez,
E., 2012).

También, Lamas (2002: 52) describe el género como una “simbolización de cada una
cultura sobre la diferencia sexual, estableciendo normas y expectativas sociales sobre
los papeles, las conductas y los atributos de las personas a partir de sus cuerpos”.

La necesidad de un planteamiento de este tipo tiene su origen en los avances


económicos, sociales y culturales, que han modificado el entorno donde nos
desenvolvemos, como el trabajo, lo que comemos, si nos movemos o no, el estrés,
inadecuados hábitos de sueño, entre otras. Estos han cambiado nuestros estilos de vida
y los comportamientos que se asocian a estos entornos, siendo la adolescencia un
momento crítico en la construcción de la identidad del adolescente, y con la posibilidad
de una orientación hacia los estilos de vida saludables.

Análisis y argumentos

Martínez Pastor, A. et al. (2010) plantean que la salud tiene que ver con múltiples
aspectos entre los que se encuentra la forma en que vivimos, trabajamos o nos
relacionamos. La atención a la salud de hombres y mujeres no puede ser ajena a sus
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condiciones de vida, estilos de vida, condiciones laborales, ni a los roles sociales


relacionados con el género, como tampoco a sus creencias, valores o actitudes.

Estoy convencido de que la salud y la atención médica debe ser para todos, incluyente y
sin restricción de género o nuestro estilo de vida, aunque muchas veces el sistema de
salud público no brinda la atención necesaria ni la calidad de la misma a los usuarios,
llegando a existir casos de discriminación por identidad de género.

El género es un determinante de salud de primera magnitud, que condiciona


desigualdades de salud de hombres y mujeres e interacciona con otras categorías o
determinantes de salud como etnia, clase social, edad, origen geográfico, etc. Es
obligada su inclusión si pretendemos analizar y explicar posibles diferencias en los
hábitos y estilos de vida con influencia sobre el riesgo cardiovascular de las personas de
ambos sexos, ya que las intervenciones y medidas preventivas a adoptar deberán ser
diferentes (Papi Gálvez, N. & Ruiz Cantero MT, 2007; Bosner, S., Haasenritter, J., Hani,
MA., Keller, H., Sonnichsen, AC., Karatolios, K., et al., 2009; Lerner, DS. & Kannel, WB.,
1986; Lee, P., Alexander, K., Hammill, B., Pascuali, S. & Peterson, E., 2001). De hecho,
hay que tener en cuenta que el patrón de enfermedad cardiovascular es distinto entre
mujeres y varones (Rohlfs, I., García, M., Gavalda, L., Medrano, M., Juvinya, D., Baltasar,
A., et al. 2004).

Si bien es cierto que las mujeres y los hombres no somos iguales y tenemos nuestras
particularidades, las desigualdades de atención y oportunidades de salud entre hombres
y mujeres son notorias. Los profesionales de la salud y las personas encargadas de la
atención primaria como las secretarias, deben poner un esfuerzo mayor para cambiar el
sistema en el que estamos inmersos, donde la burocracia y las “palancas”, parecieran
que con el eje de funcionamiento de nuestro sistema de salud. Dichos profesionales de
la salud y encargados de atención primaria, deben ser formados con un enfoque
humanista, donde se aprenda a tratar a todos por igual, de manera incluyente, eficiente
y con un trato humano digno. Claro, el camino no es sencillo, pero nuestro país requiere
dar un paso hacia la mejora y con pequeños cambios se puede llegar a hacer una
diferencia, se puede llegar a reducir la distancia que existe entre el respeto y la exclusión
ADRIAN RICARDO PELAYO ZAVALZA

por distintas condiciones, llámese raza, condición socioeconómica, de preferencia sexual,


etc.

Hablando de esta perspectiva de género y su inclusión los investigadores Martínez


Pastor, A, et al. (2010) mostraron en un estudio en estudiantes universitarios (EU) que el
68,7% de ellos desconocen que la mayor causa de fallecimiento en su país (España) son
las Enfermedades Cardiovasculares (ECV), no existiendo diferencias en función del
género, (68,0% en los hombres frente al 69,5% en mujeres (p<0,590).

Yo desconozco el dato oficial de este mismo caso, pero en México, pero pudiera entender
que los estudiantes universitarios no tienen un interés por conocer los datos demográficos
de su país, yo lo atribuiría a la falta de interés de la población, incluso en general, no solo
de los estudiantes universitarios.

Continuando con el mismo estudio, un 86,3% de los EU consideran que la obesidad es


un factor que influye (mucho o muchísimo) en la causa de ECV, presentando la mayor
frecuencia, seguido de la HTA, hipercolesterolemia y tabaquismo, 85,7%, 85,3% y 82,6%
respectivamente. La diabetes es un factor de riesgo que consideran menos influyente,
sólo un 38,7% consideran que influye (mucho o muchísimo).

Creo que actualmente todos sabemos que la obesidad es un problema de salud pública
que ataca a todos desde el ámbito local, hasta el internacional, y muchos somos
conscientes que obesidad es sinónimo de enfermedad, entre una de ellas, las
enfermedades cardiovasculares. Lo que me llama la atención es que estos chicos
españoles no consideran tan influyente la diabetes, como con la HTA, el alto índice de
colesterol o el tabaquismo. Creo que hace falta hacer conciencia en la población respecto
a los problemas de salud actual, y los factores desencadenantes de los mismos, ya sean
otras patologías o hábitos no saludables.

En el mismo estudio se encontró que en relación al género y grado de información se


objetiva que son los hombres los que están más desinformados sobre factores de riesgo
cardiovascular (p<0,001).
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Creo que es una cuestión de género, las mujeres se preocupan más por la salud o por el
bienestar, que los hombres, siendo estos últimos los más desinformados, según el
estudio de Martínez Pastor, A, et al. (2010).

Con relación al concepto que tienen sobre el alcohol y la salud, se han encontrado
diferentes percepciones en función del género, el 41,3% de las mujeres opinan que el
alcohol siempre daña la salud, frente al 30,5% de los hombres con la misma opinión, y
el 2,7% de los hombres opinan que no daña, cuando esta opinión solamente la tienen el
0,9% de las mujeres encuestadas (p<0,001).

Este dato es curioso pero muy acertado, yo percibo que los hombres consumimos más
alcohol que las mujeres, incluso socialmente, y me parece algo muy tonto, está mal visto
que una mujer beba alcohol, incluso cuando un hombre si lo hace, se le reconoce y se le
aplaude, haciendo hasta presunción de la alta cantidad de consumo del mismo como un
signo de hombría.

Respecto a la relación entre consumo de alcohol y grado de información percibida,


observamos que aquellos estudiantes que refieren consumo de alcohol tienen menor
grado de información (están peor informados) (p<0,001).

Pienso que este párrafo anterior es muy sencillo de entender, el desconocimiento nos
hace ciegos a los riegos que pudiéramos correr. Aunque contextualizándonos en México,
pienso que a pesar de que la gente conozca de lo dañino que puede llegar a ser el
consumo de alcohol, se seguirá consumiendo de la misma manera.

En relación al género y hábito tabáquico, se objetiva un mayor consumo en las mujeres


(p<0,001). Así mismo fuman más tiempo de forma regular que los hombres (aunque estos
experimentaron antes el tabaco) (p<0.001).

Este dato si me sorprendió, puesto que yo conozco más hombre que mujeres que fuman.
Pienso que las mujeres tienen a recurrir al cigarro como una opción para relajarse, por el
estrés cotidiano que viven día a día, quizá por la inseguridad, por el latente acoso, por la
búsqueda de la igualdad de oportunidades, etc. Por otra parte, pienso que a las mujeres
se sienten empoderadas al sostener un cigarro entre los dedos, es una forma de elevar
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la imagen de fortaleza, madurez e incluso solvencia económica, puesto que fumar no es


económico, y menos en España.

En el ámbito de la actividad física, la escala utilizada para medir el ejercicio físico en EU,
se ha construido en función de los valores ordenados de 3 preguntas, con un rango de
valor posible entre 3–15 puntos, a mayor puntuación más falta o menor ejercicio físico. El
valor medio del total de la muestra para esta escala es de 9,074,4 puntos (IC al 95% 8,7–
9,3 puntos), correspondiendo la mayor puntuación, menos realización de ejercicio, al
grupo que representa a las mujeres, 10,674,4 puntos, bastante superior a los hombres,
7,674,0 puntos, p<0,001). En relación a la influencia del paso por la universidad y la
realización de ejercicio físico, se objetiva que no hay modificación de hábitos en hombres
ni en mujeres persistiendo en estas últimas la menor realización de ejercicio físico
(p<0,001).

Creo que es evidente que los hombres se mantengan más activos que las mujeres,
pienso que las mujeres son conscientes que deben realizar actividad física, sin embargo,
no la hacen en igual medida que los hombres, y como lo mencioné anteriormente, las
mujeres siempre están en una posición vulnerable, y la actividad física no es la excepción.
Muchas de las veces el hacer ejercicio al aire libre es motivo de acoso sexual, de
exponerse a que las toquen o incluso el realizar ejercicio en recintos deportivos donde se
conviva con hombres, tiende a ser un espacio para que los hombres busquen “ligar” con
las chicas y posiblemente eso las incomoda y las alejas de la práctica deportiva.

Conclusiones

La adolescencia y la juventud son etapas críticas en el desarrollo del ser humano y con
este la adquisición de estilos de vida saludables. Si el individuo, desde el inicio de estas
etapas, está ante un ambiente social con tendencia a los estilos de vida inadecuados,
tales como consumo de alcohol, consumo de tabaco, falta de actividad física, inadecuada
dieta, entre otros, estamos ante la presencia de factores de riesgo para la salud individual
y colectiva.

Hace falta mucha conciencia, educación y trabajo desde la familia y las escuelas para
reducir la diferencia que existe entre ser mujer y ser hombre, hace falta educar en el
ADRIAN RICARDO PELAYO ZAVALZA

respeto, la tolerancia a la diversidad, y realizarlo en la etapa de la adolescencia puede


contribuir a generar mujeres y hombre adultos con estilos de vida saludables, que
convivan en una sociedad diversa e incluyente, permitiendo a todos tener las mismas
oportunidades.

Por último, quiero mencionar, que como sociedad actual tenemos muchos retos a
desafiar, uno de ellos es la salud pública a través de la promoción de estilos de vida
saludables desde las primeras etapas de la vida con un enfoque de género para romper
las barreras de la desigualdad, esto como un índice de desarrollo que permita tener una
sociedad saludable, productiva y en pro del desarrollo social, económico y sustentable
para una mejor sociedad en el futuro.

Referencias bibliográficas

-Marques, A. (2012). Atividades Física e Saúde. A importancia da promoçao de estilos


de vida ativos e saudáveis. Portugal: Chiado Editora.

-Organización Panamericana de la Salud. (2016). Guía de entornos y Estilos de vida


saludables en Comunidades Indígenas Lencas. Honduras. Recuperado de:
http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/34580/vidasaludable2016-
spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y

-Estéves, E. (coord.). (2013). Los problemas en la adolescencia. España: Editorial


Sintesis.

-Padilla, S., Quintero, M. & Velázquez, E. (2012). Género y Salud. Visiones


multirreferenciales. México: Editorial: Miguel Ángel Purrúa.

- Martínez Pastor, A., Balanza Galindo, S., Leal Hernandez, M., Martínez Navarro, A.,
Conesa Bernal, C. y Abellán Alemán, J. (2010). Influencia del género en los estilos de
vida que se asocian a enfermedades vasculares en Universitarios. Hipertensión y riesgo
vascular. 27(4):138-145. doi:10.1016/j.hipert.2009.12.003

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