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777 - CSJ SP R 42087

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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACION PENAL

EUGENIO FERNANDEZ CARLIER


MAGISTRADO PONENTE

AP1672-2014
Radicado 42.087
Aprobado acta n°93

Bogotá, D.C., dos (2) de abril de dos mil catorce (2014).

Decide la Corte el recurso de apelación interpuesto por


FIDEL ESPINOSA CHACÓN contra la decisión proferida el
16 de julio de 2013 por la Sala de Decisión Penal del
Tribunal Superior de Cali, mediante la cual precluyó la
actuación adelantada contra la doctora MYRIAM NOLMY
ARIAS DEL CARPIO.

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HECHOS

En el año 2007, MYRIAM NOLVI ARIAS DEL CARPIO


y FIDEL ESPINOSA CHACÓN trabajaban en el Juzgado 14
Civil del Circuito de Santiago de Cali, como Juez y Asistente
Judicial, respectivamente, en medio de un ambiente hostil
por la tensa relación que se había propiciado en el despacho
con ocasión del complicado carácter de los funcionarios.

A consecuencia de esas tensiones, FIDEL ESPINOSA


CHACÓN instauró una acción de tutela ante la Sala Civil de
Decisión del Tribunal Superior de Cali, autoridad ante la
cual, el 14 de agosto de 2007, al responder esa demanda, la
Juez empleó fuertes expresiones e hizo alusiones al estado
de salud mental del empleado, manifestaciones que a juicio
del denunciante constituyen un ataque a su honra y buen
nombre. En el escrito, en algunos apartes la imputada
manifestó:

“Desde hace más de un año el señor Espinosa Chacón


refirió en esta oficina y de manera informal que había sido
diagnosticado del padecimiento de una enfermedad catastrófica,
exhibiendo una fórmula médica donde decía ‘requiere tratamiento
permanente’.”

Y en otro párrafo señaló:

“Como si fuera poco, este personaje, en su desfasada


mente, en el numeral 14 de los hechos que narra como
vulneratorios (sic) de sus derechos fundamentales pretende que
sean bien recibidos por la suscrita juez y el secretario la

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devolución del trabajo asignado a través de escritos con copia al
Consejo Seccional de la Judicatura, solo falta, que disponga
remitir sus escritos a mi hoja de vida, así es Fidel Espinosa, con
una mente tan espinosa como su apellido.”

Tres días más tarde, la Juez le reiteró con cierto tono


mortificante, que cumpliera las tareas que tenía a su cargo
desde el día 24 de julio, hecho que en criterio del empleado
constituye una reiteración de las ofensas en su contra. En
esta ocasión la imputada manifestó:

“Ruégole entregar elaborado el trabajo asignado en reparto,


el día 24 de julio de la corriente anualidad, el cual fue devuelto
por Usted el día 6 de agosto en la secretaría de este despacho y el
que a su vez, se le reenviara con oficio No. 877 de (sic) del mismo
día. Resulta, impertinente que con este actuar pretenda
preconstituir prueba dirigida a demostrar un presunto acoso
laboral, el cual no tiene cabida sino en su perturbada psiquis…”

ANTECEDENTES PROCESALES

1.- El 17 de septiembre de 2007, FIDEL ESPINOSA


CHACÓN presentó denuncia penal contra la Juez MYRIAM
NOLVI ARIAS DEL CARPIO por la presunta comisión del
delito de injuria, asunto que en principio conoció la Fiscal
45 Local adscrita a la Unidad de delitos querellables, quien
en audiencia preliminar llevada a cabo el día 31 de enero de
2012, le imputó a la Juez la comisión del delito de injuria
(fs. 31 y minuto 1.12 de la audiencia).

2.- El 20 de abril de 2012, con fundamento en el


numeral 4º, del artículo 332 de la Ley 906 de 2004, el Fiscal

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Sexto Delegado ante el Tribunal Superior radicó la solicitud
de preclusión, la cual fue resuelta favorablemente en
audiencia llevada a cabo los días 8 y 16 de julio de 2013 (fs.
140), en la que mayoritariamente la Sala decidió:

“Precluir la actuación a favor de la doctora MYRIAM NOLVI


ARIAS DEL CARPIO por el delito de injuria de conformidad con el
artículo 332 numeral 4º del Código de Procedimiento Penal, Ley
906 de 2004, según lo dicho en la parte motiva de esta
providencia.”

4.- La víctima interpuso en la audiencia el recurso de


reposición, que fue resuelto negativamente, y en subsidio el
de apelación, impugnación de la cual se ocupa la Sala.

El defensor de la imputada solicitó que se declare


desierta la impugnación por falta de sustentación.

LA DECISION IMPUGNADA

A juicio del Tribunal, de los elementos probatorios que


obran en la actuación, se colige sin ninguna duda que se
trata de una conducta aparente, pues la doctora ARIAS
DEL CARPIO no tenía ánimo de injuriar al empleado sino de
defenderse de sus incriminaciones.

Considera que si se aprecia la conducta aislada de sus


circunstancias, las expresiones utilizadas por la funcionaria
podrían considerarse ofensivas, pero en contexto y en la
forma en que manifestó su disgusto, los escritos en que

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consignó su malestar con el empleado no contienen una
“actitud malintencionada dirigida a desprestigiar al señor
ESPINOSA CHACÓN.”

Agrega que las expresiones que utilizó la funcionaria


fueron consignadas en el oficio 910 del 14 de agosto de
2007 al contestar la tutela que formuló FIDEL ESPINOSA
CHACÓN, y en el oficio dirigido al empleado el 17 de agosto
del mismo año, en los cuales utilizó expresiones que no
pueden considerarse injuriosas, pues actuó sin dolo, en la
medida que:

“su comportamiento no estaba dirigido a faltarle el respeto


en forma consciente y voluntaria al señor ESPINOSA CHACÓN¸
por el contrario, la señora Juez orientó sus actos a defenderse de
los reclamos que él le estaba haciendo a través de una acción de
tutela.”

En síntesis, según el Tribunal, la conducta desplegada


por la Juez MYRIAM NOLVI ARIAS DEL CARPIO:

“no se adecúa subjetivamente al delito de injuria previsto en


el artículo 220 de la Ley 599 de 2000, ya que no puede
catalogarse como un trato humillante o degradante, ni tildarse de
desobligante, denigrante, descortés o grosero, pues de su parte
nunca existió la voluntad de denigrar a nadie.”

En su apoyo, cita en extenso la providencia de la Sala


de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia del 14
de diciembre de 2011, radicado 34.093, en la cual se dijo
que “no basta que una persona consciente y voluntaria le

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atribuya a otra un hecho suficiente para lesionar su honra,
lo debe hacer con conocimiento del carácter deshonroso de
la imputación y que el hecho atribuido posea la intensidad o
fuerza para ofender y menoscabar la integridad moral de la
víctima.”

Con base en esos razonamientos y con fundamento en


lo dispuesto en el numeral 4º. del artículo 332 de la Ley 906
de 2004, el Tribunal aceptó la petición formulada por el
señor Fiscal Sexto Delegado y precluyó la investigación.

En el salvamento de voto se expresó que se trataba de


una discusión acerca del tipo subjetivo, la causal no era
procedente y por lo tanto debía desestimarse la petición del
Fiscal delegado.

ARGUMENTOS DEL IMPUGNANTE

Al sustentar el recurso, la víctima se refirió a diversos


tópicos y citó la más variada jurisprudencia acerca de lo que
debe entenderse por honra.

Señaló que de la evidencia incorporada por la Fiscalía


se puede deducir que la conducta obedece a un retaliación
laboral y afirmó que la funcionaria debe conocer, por
haberse desempeñado en otras épocas como Juez Penal del
Circuito, los elementos estructurales del injusto de injuria y
el significado de las imputaciones deshonrosas. Por eso, no
entiende cómo, si en la audiencia de imputación la Fiscalía
señaló que de acuerdo con los elementos materiales de

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prueba se tipificaba el delito por haber utilizado expresiones
deshonrosas, ahora se afirme lo contrario.

Considera que la conducta se configuró al haber


utilizado en sus escritos expresiones que ofenden su buen
nombre, atributo que la Corte Constitucional ha definido
con precisión y claridad en la sentencia T 106 de 2005. Sin
embargo, sostiene que la imputada ha ofendido su dignidad
al tratarlo de demente, pese a que ese término, de acuerdo
con la Ley 306 de 2009, fue reemplazado por el de
discapacitado mental, precisamente para evitar ese trato
desconsiderado y degradante.

No cree que la funcionaria haya buscado defenderse,


pues hasta el derecho de defensa tiene límites, y estima que
se le ha causado tanto daño, que algunas personas se
refieren a él como una persona conflictiva que evita el
trabajo y que tiene serias dificultades para integrarse al
grupo.

Cómo, se pregunta, entonces, se puede decir que la


conducta de la Juez es atípica, que falta el dolo o que buscó
defenderse, si lo que surge de los elementos probatorios es
que su honra y buen nombre fue mancillado por la Juez.

Solicita, en consecuencia, que se revoque la decisión y


se continúe la actuación.

ARGUMENTOS DE LOS NO RECURRENTES

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El defensor de la imputada señala que con los recursos
se busca corregir la equivocación en que pudo incurrir el
fallador y por lo mismo el impugnante tiene la carga de
probar el error en que pudo incurrir el funcionario judicial.

Sin embargo, la víctima se dedicó a exponer temas que


no tienen vinculación con la decisión; habló de todo – dice–,
menos de los eventuales desaciertos de la providencia. Por lo
tanto, solicita que se declare desierto el recurso, petición
que coadyuva la incriminada.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Primero. De conformidad con el numeral 3º, del


artículo 32 de la Ley 906 de 2004, la Corte es competente
para conocer del recurso de apelación interpuesto contra el
auto proferido el 16 de julio de 2013 por la Sala de Decisión
Penal del Tribunal Superior de Cali, mediante el cual
precluyó la actuación que se adelantaba contra la Juez 14
Civil del Circuito de la misma sede, doctora MYRIAM
NOLMY ARIAS DEL CARPIO.

Al respecto se debe precisar que si bien la actuación la


inició la Fiscal 45 Local por tratarse de un delito querellable,
la Sala Penal del Tribunal Superior de Distrito Judicial es la
competente para conocer de la solicitud de preclusión,
previa solicitud del Fiscal Delegado ante esa instancia
judicial, al procederse por un delito cometido por un aforado
legal.

8
En efecto, el numeral 2º. del artículo 34 de la Ley 906
de 2004, dispone que los Tribunales Superiores de Distrito
Judicial conocen:

“En primera instancia, de las actuaciones que se sigan a los


jueces del circuito, de ejecución de penas y medidas de seguridad,
de menores, de familia… por los delitos que cometan en
ejercicio de sus funciones o por razón de ellas.” (se resalta)

En este sentido, véase que el delito de injuria que se le


imputa a la doctora ARIAS DEL CARPIO tiene una íntima e
indispensable relación con su función, pues las supuestas
injurias se profirieron al contestar la acción de tutela
interpuesta en su contra con ocasión de su desempeño
como Juez, y al dirigirle al empelado el oficio número 946
del 17 de agosto de 2007, en ejercicio de las atribuciones
conferidas por el numeral 5 del artículo 145 de la Ley 270
de 1996, que dispone: “Velar por el estricto cumplimiento de los
deberes por parte de los empleados de su Despacho”.

Por lo tanto, como al tribunal le corresponde conocer


de los delitos propios y de los comunes en los cuales existe
una indispensable relación de imputación entre la conducta
y la función, aún tratándose de delitos querellables, la
competencia para el conocimiento en primera instancia le
está asignada, en este caso, al Tribunal Superior, pues la
conducta surge como consecuencia del ejercicio de la
función o por razón de ella.

De otra parte, la actuación procesal indica que la


audiencia de imputación fue solicitada por la Fiscalía Local

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y no por el Delegado ante el Tribunal, situación que no
afecta la validez del trámite, pues de una parte la
competencia se determina por el Juez a quien legalmente se
atribuye el conocimiento del asunto, y no por el fiscal que
realiza un acto de parte en el proceso penal (artículo 113
Ley 906 de 2004). En ese sentido, la Sala ha señalado que
en el sistema acusatorio los actos de parte, y entre ellos
incluso el escrito de acusación, no pueden declararse nulos
en tanto “dentro de un proceso penal las peticiones de las partes no
se afectan de invalidez.” (CSJ AP, radicado 38.526 del 21 de

marzo de 2012). Por lo tanto, con mayor razón, la


imputación como acto de comunicación al procesado, no
puede ser objeto de una declaración de esa naturaleza,
sobre todo si la misma se realiza ante el Juez Municipal con
Funciones de Control de Garantías, funcionario competente
para llevar a cabo la audiencia de imputación, tratándose,
como en este caso, de un “aforado legal”.

Segundo. Según el artículo 250 de la Constitución


Política, la Fiscalía General de la Nación está obligada a
adelantar el ejercicio de la acción penal y realizar las
investigaciones que revistan las características de un delito,
pero también a solicitar ante el Juez de Conocimiento la
preclusión de la investigación cuando según lo dispuesto en
la ley no hubiere mérito para acusar.
En ese orden, el numeral 4º del artículo 332 de la Ley
906 de 2004 autoriza la preclusión por:

“4. Atipicidad del hecho investigado.”

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Tercero. Según la decisión que se impugna, la doctora
MYRYAM NOLVI ARIAS DEL CARPIO actuó sin dolo y por
lo tanto su conducta es atípica. En tal virtud, y entre otras
razones porque en el salvamento de voto a la decisión
mayoritaria se considera que el tipo subjetivo es un tema
que se debe debatir en el juicio oral, la Sala examinará si
por los argumentos señalados en la decisión que se
impugna, o por otros que llevan a la misma conclusión, la
providencia debe ser confirmada.

Véase:

Con la expedición de la Ley 599 de 2000 se delineó una


propuesta dogmática dirigida a definir el contenido de las
instituciones penales de acuerdo con la evolución de la
ciencia penal del momento, y de acuerdo con los principios
de un modelo de Estado democrático en el cual el “control
social mediante la protección de bienes jurídicos fundamentales

constituye la razón de ser del derecho penal” (Corte Constitucional,

sentencia C 549 de 1994 , y CSJ SP del 1 de octubre de


2009, radicado 29.110) En ese orden, de acuerdo a las
tendencias del derecho penal contemporáneo, el legislador
moldeó las instituciones penales distanciándose de
esquemas que separaban lo objetivo de lo subjetivo del tipo
penal y que, con base en las reglas del esquema clásico,
ubicaban lo subjetivo en la culpabilidad.

En efecto, a partir del diseño dogmático de la teoría del


error (numerales 10 y 11 del artículo 32 de la Ley 599 de
2000) y de la función de prevención general de la pena

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(artículo 4º. idem), se puede sostener que la conducta que
interesa al derecho penal es un proceso de interferencia
intersubjetivo dirigido a lesionar o poner en riesgo el bien
jurídico tutelado por la ley, y no la mera transformación del
mundo exterior o la simple materialidad, como se suele
decir en el lenguaje propio de lo causal; de manera que para
demostrar la “tipicidad del hecho investigado” no basta un
proceso de simple verificación o de constatación objetiva,
sobre todo tratándose de tipos penales con alta carga de
ingredientes normativos que conllevan el análisis de juicios
de valor jurídicos y extrajurídicos.

En ese orden, si de acuerdo con la primera hipótesis


del numeral 10 del artículo 32 de la Ley 906 de 2004, se
excluye la responsabilidad para quien obra con “error
invencible de que no concurre en su conducta un hecho
constitutivo de la descripción típica”; entonces, a contrario
sensu, será relevante para el derecho penal la de quien
conoce los elementos estructurales del tipo penal y obra en
consecuencia, o lo que es lo mismo, con dolo neutro o
avalorado como elemento del tipo subjetivo. Por lo tanto, la
afirmación del voto disidente – que el recurrente hace suyo
en la impugnación – en el sentido de que el tipo subjetivo,
entendido como el conocimiento de los hechos constitutivos
de la descripción típica, es un tema que debe resolverse en
sede de culpabilidad, corresponde a una visión que,
haciendo gala del lenguaje causal, encuentra en la
“materialidad de la conducta” la única razón explicativa de
la tipicidad o atipicidad del comportamiento.

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De otra parte, si bastase para el juicio de tipicidad con
la constatación empírica de un comportamiento, cualquier
expresión displicente o mortificante podría considerarse
lesiva de la integridad moral, lo que incluso podría conducir
a paralizar la dinámica social mediante la creación de un
mundo de buenas maneras o de buenos modales. Sin
embargo, frente a tipos penales como el de injuria, que
contiene juicios de valor que a manera de ingredientes
normativos le imprimen sentido a la conducta, es imperioso
analizar las circunstancias, la finalidad y la teleología de la
conducta, en orden a establecer si se trata de imputaciones
deshonrosas que constituyen un delito o un obrar inherente
a la dinámica social.

Cuarto. De acuerdo con lo expresado y según se infiere


de los elementos materiales probatorios aportados a la
actuación, las expresiones empleadas por la doctora
MYRIAM NOLMY ARIAS DEL CARPIO para describir y
definir la personalidad de FIDEL ESPINOSA CHACÓN,
fueron consignadas en la respuesta a la acción de tutela
interpuesta por éste último en defensa de su derecho al
trabajo por el acoso laboral del que, según dijo, era objeto.

En la actuación judicial, la doctora Myriam ARIAS


DEL CARPIO manifestó que FIDEL ESPINOSA CHACÓN es
una persona conflictiva, sin sentido de pertenencia y
colaboración en el trabajo, el cual evade algunas veces
excusándose en enfermedades catastróficas que lo afectan o
con incapacidades injustificadas, cuando no cuestionando la
autoridad de la Juez, lo cual a su juicio es consecuencia de

13
la “desfasada mente del accionante”, o de una persona tan
incisiva y espinosa como su apellido. Asimismo, en escrito
dirigido al denunciante tres días después, le solicitó cumplir
el trabajo asignado y desistir del propósito de preconstituir
pruebas de un acoso laboral que solo tiene cabida en su
“perturbada psiquis”.

En esas circunstancias es evidente que la funcionaria


lanzó los epítetos en respuesta a la acción de tutela que fue
propuesta en su contra por ESPINOSA CHACÓN y por lo
mismo, más allá de la ausencia de dolo, es evidente que de
acuerdo con el artículo 228 de la Ley 599 de 2000, no puede
existir injuria en actuaciones ante los tribunales, siempre y
cuando, como ocurre en este caso, se hayan expresado por
los litigantes ante los jueces, no se hubiesen dado por sus
autores a la publicidad, y se mantenga una ponderada
relación entre lo dicho y el objeto del proceso, caso en el
cual de configurarse la injuria, queda sujeta a correcciones
disciplinarias, como corresponde al carácter fragmentario
del derecho penal.

En ese entorno, lo expresado por la funcionaria en la


comunicación que le envió al empleado el día 17 de agosto
de 2007 - en la cual lo instó a cumplir sus funciones y le
reclamó que tratara de preconstituir pruebas de un acoso
laboral que solo tiene cabida en su “perturbada psiquis” -,
no puede aislarse de esa finalidad inicial que corresponde a
manifestaciones que se profieren en un ambiente de trabajo
hostil y que tiene en el denunciante a un protagonista de
primer orden.

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Al respecto, en la actuación reposan entrevistas y
elementos materiales probatorios que hablan de un caótico
ambiente laboral y de una falta de respeto inadmisible. Así,
el 19 de febrero de 2008, empleados del Juzgado Catorce
Civil del Circuito de Cali, dirigieron una comunicación a la
doctora GLORIA ESTELA CARVAJAL, Magistrada de la
Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, en
la cual solicitan el traslado de FIDEL ESPINOSA CHACÓN,
por cuanto “se niega rotundamente a la realización de las funciones
´propias de su cargo afectando gravemente todo el equipo de trabajo.”

El 28 de marzo del mismo año, reiteraron a la


Magistrada “la necesidad de intervenir para que el señor FIDEL
ESPINOSA CHACÓN cumpla con las funciones propias de su cargo,
pues se trata de un comportamiento abusivo que está vulnerando día a
día los derechos fundamentales de todo el equipo de trabajo, ya que el
asistente judicial no atiende instrucciones de ninguna clase, auto
asignándose el trabajo que considera pertinente.”

De otra parte, la alusión a la enfermedad catastrófica


es un tema del cual se conocía por cuanto el denunciante
hizo mención de ese asunto al proponer la acción de tutela e
incluso el mismo empleado hacía gala de esa situación,
como lo manifestaron en entrevista ante Policía Judicial
MARIO HERNÁN MORA, ex secretario del Juzgado, y el
Juez GUILLERMO DE JESÚS URAZÁN PEÑA, actual jefe de
ESPINOSA CHACÓN.

De manera que en una relación de trabajo conflictiva,


las expresiones utilizadas por la Juez MYRIAM ARIAS DEL

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CARPIO se producen en el margen de una dinámica social
admisible en la que, teniendo en cuenta el grado de
proporcionalidad de la ofensa, no corresponden a una
imputación deshonrosa, porque como se ha visto, la Juez
que por supuesto debe conocer la dogmática del tipo penal,
lo hizo con la convicción errada de que con su conducta no
actualizaba el tipo penal, pues se limitaba a llamar la
atención al funcionario y recriminarle su indebido juicio,
según se deduce del contenido de la carta y de las
circunstancias en que se produce el llamado de atención,
mas no con la pretensión de realizar una imputación
deshonrosa.

Por lo tanto, la conducta no es atípica exclusivamente


por falta de dolo, como lo expresó el Tribunal, sino por estar
autorizada por el ordenamiento jurídico, lo cual conduce
igualmente a la atipicidad del comportamiento, y en ese
sentido es perfectamente admisible la preclusión de la
investigación con fundamento la causal cuarta del artículo
332 de la Ley 906 de 2004.

Sin embargo, desde otra óptica se pretende magnificar


el comportamiento a partir de la impresión personal que
tiene el ofendido del mismo, incluso tratando de separar las
diferentes manifestaciones de la conducta para atribuirle a
cada momento o segmento un desvalor autónomo por fuera
del entorno en que se manifiesta, en perjuicio de su unidad
y de sus circunstancias. En éste sentido, precisamente la

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Corte Constitucional en la sentencia C 392 de 2002, se
indicó lo siguiente:

“La Corporación ha precisado que no todo concepto o expresión


mortificante para el amor propio puede ser considerada como
imputación deshonrosa. Esta debe generar un daño en el
patrimonio moral del sujeto y su gravedad no depende en ningún
caso de la impresión personal que le pueda causar al ofendido
alguna expresión proferida en su contra en el curso de una
polémica pública, como tampoco de la interpretación que éste
tenga de ella, sino del margen razonable de objetividad que
lesione el núcleo esencial del derecho. Por esta razón, la labor del
Juez en cada caso concreto, tomando en consideración los
elementos de juicio existentes y el grado de proporcionalidad de
la ofensa, es la de determinar si ocurrió una verdadera amenaza
o vulneración del derecho en comento.”

Al margen de ello, como antes se dijo, si bien este tipo


de expresiones en las condiciones indicadas no implican
una respuesta penal, si es posible que eventualmente sea
objeto de investigación disciplinaria, pues al Juez se le exige
mesura y ponderación en el trato, precisamente frente a la
altanería del empleado de menor nivel.
Por lo tanto, la Sala, con las aclaraciones expuestas,
confirmará la decisión motivo de apelación.

Por lo expuesto, La Sala de Casación penal,


administrando justicia en nombre de la República de
Colombia y por autoridad de la ley,

17
RESUELVE

Confirmar, con las aclaraciones expuestas, la


providencia de fecha y origen indicado, por medio de la cual
se precluyó la actuación adelantada contra la doctora
MYRIAM NOLVI ARIAS DEL CARPIO.

Vuélvase el expediente al Tribunal de origen.

Notifíquese y Cúmplase

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

18
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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